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Instituto tecnológico superior central técnico

Nombre: Jonathan chiguano


Asignatura: comunicación y liderazgo
Carrera: electricidad dual
Ensayo
Dime cómo hablas y te diré quién eres

El lenguaje es la capacidad que mejor nos diferencia del resto de animales.


A pesar de que es lo que nos hace realmente únicos frente a las demás especies, hay quien
todavía no es consciente de la verdadera importancia que las palabras tienen en nuestra vida, o,
mejor dicho, en nuestra forma de vivir la vida.
Seguro que has oído mil veces eso de “las palabras se las lleva el viento”… pues permíteme
que te diga que eso no siempre es así.
Seguro que hay palabras que te han dicho o incluso frases que tú mismo te repites a menudo
que no se las lleva nadie; más bien parece que se te han quedado clavadas, bien en la cabeza,
bien en el corazón.
Las palabras nos delatan mucho más de lo que nos podemos imaginar. Lo que decimos es un
reflejo de lo que pensamos, y en función de lo que pensamos, sentimos.
Con algo tan sencillo como cambiar las palabras que utilizamos estaremos forzando a nuestro
sistema a procesar las ideas de otra manera.
Esto, a su vez, nos ayudará a sentirnos mucho mejor. Es hora de reconocer el poder de
transformación que tienen las palabras.
Lenguaje positivo
Nuestro lenguaje cotidiano, las palabras del día a día, nos definen como personas. Son una
muestra clara de nuestra actitud ante la vida, e incluso pueden predecir nuestras acciones.
Un lenguaje pobre, mediocre y negativo a menudo está detrás de una vida pobre, mediocre y
negativa.
Te propongo que empieces a prestar atención a las palabras que utilizas y diferencies aquellas
que contienen energía negativa (desastre, terrible, incapaz, inútil) de aquellas que trasmiten
energía positiva (genial, responsable, estupendo, agradable) y te ayudan a ver las cosas de otro
color.
Si cada día dices adiós a una del primer grupo y la sustituyes por otra mucho más potenciadora
estoy segura de que en poco tiempo notarás el cambio.
La importancia de elegir bien las palabras tiene que ver con el efecto que éstas tienen en las
emociones, tanto en las propias como en las ajenas.
Las palabras pueden sanar, consolar y elogiar, pero también pueden herir, dañar, arruinar y
destruir. Es por eso que hay que poner atención en aquello que decimos, porque una vez dicho
ya no hay vuelta atrás.
Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior; al cuidar el lenguaje estamos
trabajando en depurar nuestros pensamientos, en modificar nuestras creencias y en purificar
nuestro ser para dar lo mejor.
Influencia del lenguaje
Y si hay algo que realmente merece la pena plantearse es qué clase de mundo queremos trasmitir
a nuestros hijos.
De niños somos capaces de entender el lenguaje incluso antes de desarrollar la capacidad de
expresarnos verbalmente.
Las personas que se encargan de la crianza de los más pequeños son la principal fuente de
influencia para ellos; por eso es necesario que tomen conciencia de la relevancia que tiene un
uso adecuado del lenguaje.
La forma en que los padres hablan a los niños es la manera más potente de influir en ellos. Hasta
esos comentarios sin importancia, esos gritos o palabras que decimos sin querer, pueden ser la
base sobre la que más tarde descansará una creencia limitante.
Hay estudios que aseguran que un niño de siete años ha escuchado la palabra “no” más de
100.000 veces, lo que puede ser un buen caldo de cultivo para crecer con programas mentales
del tipo “no puedo”, “no soy capaz”, “no merezco”, “no estoy seguro”, “no sé”.
Acabamos por creernos las cosas que oímos una y otra vez.
Es por eso que, si quieres contribuir a que los pequeños crezcan desarrollando una buena
autoestima y un alto nivel de confianza en ellos mismos, lo mejor que puedes hacer es
trasmitirles pensamientos positivos y hablarles con afirmaciones del tipo: “Tú puedes conseguir
lo que te propongas”, “hoy es un día precioso y lo vamos a vivir con alegría” o “tienes todo lo
que necesitas para ser feliz”.
Habla y habla bien. Habla y conmueve. Habla y convence. Si hablas, es probable que puedas
hablar bien. Si hablas bien, es probable que conmuevas. Si conmueves, es probable que
convenzas.

Dime como hablas y te diré quién eres. Solamente el 7% de nuestra comunicación es verbal,
pero, ese pequeño porcentaje es capaz de marcar una gran diferencia entre líderes y seguidores,
entre muchedumbre y transformadores.

En la escuela nos han enseñado innumerables cosas, muchas, gran parte de ellas, ya ni se
recuerdan. Una habilidad, vital para marcar la diferencia con los demás, nunca se ha enseñado:
cómo hablar en público. No se le prestó atención a esta habilidad porque como el niño llega a
la escuela sabiendo hablar, para qué dedicarle más tiempo.
Saber hablar en público es un arma poderosa, es tu herramienta para venderte a los demás. No
saber hablar en público te hace perder grandes oportunidades laborales y personales.

Con un solo oyente, con un solo espectador, ya estás hablando en público. La mayor parte del
tiempo estamos hablando en público. A pesar de ello, no consideramos conocimiento
importante hablar en público, la gente prefiere hablar inglés, u otro idioma, antes que mejorar
su técnica con su lengua madre.

Consejos para hablar en público


Entusiasmo: Tenemos 30 segundos para cautivar a una audiencia o perderla. El secreto del éxito
de Twitter se debe a que nos enseñó que se pueden decir muchas cosas en 140 caracteres,
pueden darse noticias completas. No importa el escenario, importa los primeros 30 segundos.
Pasión: La pasión descansa en el cuerpo, en el movimiento. Sabemos que hay pasión porque
hemos evolucionado para detectarla. Hemos aprendido a comunicarnos con el cuerpo. Lo más
importante no es qué se dice, es cómo se dice. La pasión es movimiento. El 60% de lo que
decimos lo comunicamos con el cuerpo.
Compromiso: El compromiso se aprecia cuando una persona sube al escenario y sabe que va a
decir, no juega a improvisar algo. Compromiso es conocimiento, es investigación y experiencia.
El compromiso es tomarse en serio las cosas, otorgarle a cada momento la atención que se
merece.
Humildad: La grosería, los malos modales o la falta de educación hacen que se nos caiga la
venda hacia aquellas personas que admiramos. Humildad es responder a una crítica, a un
insulto, con educación.
En la escuela sigue proliferando el dicho “siéntate, cállate y escucha“. Ahora, ha llegado el
momento de cambiar el sistema educativo, es hora de decir “levanta, habla y actúa“.
Instituto tecnológico superior central técnico
Nombre: Jonathan chiguano
Asignatura: comunicación y liderazgo
Carrera: electricidad dual
Ensayo
Comunicación el arte de crear momentos

La inteligencia interpersonal no sólo es hablar y hacer gestos. Hay personas que manejan la
comunicación como un verdadero arte; personas con mucho carisma que saben transmitir ideas,
proyectos, sueños y retos.

Algunas de estas personas tienen un don especial y parecen hipnotizar a las multitudes, pero
esto no es lo normal. Por ello, tenemos la posibilidad de poder aprender a comunicarnos y a
exponer nuestras ideas de una forma mucho más fascinante, atrayente y atractiva. El arte se
aprende, pero debemos querer aprender.

Un buen método que nos lleve al arte de la comunicación


Comienza con el respeto que merece tu oyente. Ya sea un individuo o un auditorio, él es una
persona importante y espera que se respete su punto de vista.
Después sigue el impacto que consigas al dar la información, siempre debe comenzar con algo
sorpresivo, algo fuera de lo común. En el mundo de hoy, existe un bombardeo constante de
información y sólo aquel que se destaca puede llegar más rápido a su target.
Comienza con las ventajas. Tu auditorio sólo se interesará en tu idea, si ésta presenta algún
beneficio. Después de tener la atención de tu oyente, no desperdicies energía con
conversaciones inútiles, trata de trasmitir tu idea con claridad, para que los demás te
comprendan, siempre asegúrate que has sido totalmente entendido, haz preguntas para
confirmarlo.
Al exponer tus ideas hazlo de forma segura y con calma, no uses palabras que indiquen
inseguridad. No hables de temas de poca importancia, ni distraigas la atención de tu oyente, usa
palabras que creen realidad y generen acción.
Después de exponer tu idea, tu oyente querrá detalles, mostrará obstáculos, o simplemente
rechazara de plano tu idea. Debes escuchar con atención para identificar necesidades, este
método se usa mucho en los procesos de ventas, escuchar las necesidades de los clientes, vencer
los obstáculos.
No caigas en la tentación de prometer lo que no puedes conseguir, debes mantener tu
credibilidad intacta.

Cultiva las relaciones personales, no te conviertas en ermitaño. Usa la asertividad y empatía


como principios fundamentales. Desarrolla tu maestría personal que se define como la
capacidad de generar energía y de canalizar las fuerzas emocionales hacia el cumplimiento de
objetivos comunes.

Un proceso comunicativo es, en efecto, el simple paso de una señal que tiene una fuente y que,
a través de un emisor y a lo largo de un canal, llega a un destinatario. Pero esta condición sólo
ratifica que la señal produce una reacción en el destinatario como respuesta a un estímulo, y no
que la señal tenga la capacidad de significar algo. Cuando la comunicación se produce entre
máquinas, por ejemplo, se tiene comunicación porque hay un pasaje de señales de una máquina
a la otra y la segunda reacciona frente a esa señal, pero no se tiene significación. En cambio,
cuando el destinatario es un ser humano (y no importa que lo sea la fuente: basta con que ésta
emita mensajes construidos según reglas conocidas por el destinatario humano), estamos en
presencia de un proceso de significación que requiere una interpretación por parte del
destinatario mismo. En este sentido “la semiótica tiene que ver con cualquier cosa que pueda
ser asumida como signo. Es un signo toda cosa que pueda ser asumida como un sustituto
significante de cualquier otra cosa. Esta otra cosa no debe existir necesariamente, pero debe
subsistir de hecho en el momento en el cual el signo está en su lugar

En ese sentido, la semiótica es, en principio, la disciplina que estudia todo aquello que puede
ser usado para mentir". A partir de estas definiciones, se puede decir que la semiótica tiene
frente a sí un campo de intervención extremadamente amplio: se ocupará del lenguaje animal
(partiendo de un límite no cultural hasta un límite superior y complejo), de la comunicación
táctil, de los sistemas del gusto, de la paralingüística, de la semiótica médica, de cinésica y
prosémica (gestos, posturas, distancias), de los lenguajes formalizados (álgebra, lógica;
química, por ejemplo), de los sistemas de escritura, de los sistemas musicales, de las lenguas
naturales, de las comunicaciones visuales, de las gramáticas narrativa y textual, de la lógica de
las presuposiciones, de la tipología de la cultura, de la estética, de las comunicaciones de masa,
de los sistemas ideológicos.
De todo, si se quiere. Pero de todo siempre desde el punto de vista de la comunicación y de la
significación.

En este punto, comienza a ser claro el significado del binomio "arte y comunicación". Quiero
poner en claro que el arte, como condición de ciertas obras producidas con fines estéticos y de
la producción de objetos con efecto estético, es un fenómeno de comunicación y de
significación, y puede ser investigado como tal. Esto significa que tendremos que partir de
algunas premisas:
a) que el arte sea un lenguaje

b) que la cualidad estética, necesaria para que un objeto sea artístico, también pueda ser
explicada como dependiente de la forma de comunicar de los objetos artísticos mismos

c) que el efecto estético que es transmitido al destinatario también dependa de la forma en que
son construidos los mensajes artísticos.

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