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Mayor dinamismo del mercado de trabajo, aunque con mayor rigidez en las
relaciones laborales.
7En las áreas emisoras los efectos son, en general, negativos; entre ellos:
Bolivianos con el tabaco rubio en Salta y Jujuy, con la caña de azúcar en las
mismas provincias y Tucumán, con la horticultura en Mendoza y provincia de
Buenos Aires.
40Es decir que en el proceso hay áreas que tradicionalmente tenían mayor
peso relativo de población limítrofe. Dentro de los empobrecidos NOA y
NEA, la presencia de bolivianos y paraguayos, era y continúa siendo, un
fenómeno muy habitual. Lo mismo ocurre, aunque en menor medida, con la
Patagonia respecto de los chilenos.
41Tras una primera radicación “regional”, muchos de estos inmigrantes
limítrofes se desplazaban internamente hacia el Gran Buenos Aires o
grandes ciudades de la región pampeana (Rosario, Córdoba, Mar del Plata).
Las crisis que comienzan a experimentar las economías regionales a partir
de la década del sesenta (crack algodonero en Chaco, crisis del azúcar en
Tucumán, cupificación de la yerba y crisis tabacalera en el NEA) aceleran
este proceso, haciendo que los extranjeros limítrofes adopten los mismos
patrones migratorios de los nativos del NOA y NEA. Esto incrementa el
impacto de los inmigrantes limítrofes en las mayores áreas urbanas de la
región pampeana.
42Coincidimos con Benencia (1997) en que esta migración espontánea o
voluntaria no es sinónimo de “migración anárquica”. Se trata de una
migración planeada en el seno de las familias, desde la racionalidad de los
pobres y dentro del esquema de estrategias de supervivencia. En ella, por
lo general, una parte de la familia emigra y otra permanece en el país
expulsor. Los que migran envían remesas de dinero y contribuyen a
sostener a sus familias en el lugar de origen, De este modo las familias
intentan resolver el problema del desempleo desde su ángulo más costoso:
la emigración.
43El tradicional mecanismo de las cadenas y senderos migratorios los lleva
a radicarse en la periferia urbana y a ocupar nichos del mercado laboral
habitualmente desechados por los argentinos nativos.
44Existen, sin embargo, diferencias apreciables según el país de origen en
lo que respecta al nivel educativo, tipo de ocupación, rama de actividad y
magnitud. Por ejemplo:
Los uruguayos tienen mayor nivel educativo que los restantes inmigrantes
limítrofes; sus ocupaciones revelan mayor presencia en actividades terciarias, de
tipo administrativo y en el comercio.
Los paraguayos se distribuyen, según sexo, entre el servicio doméstico para las
mujeres y la construcción particular, en pequeñas obras, entre los varones.
Los bolivianos varones trabajan fundamentalmente en la construcción, pero en
obras grandes, y las mujeres se reparten entre servicio doméstico, costura (con
características de trabajo familiar a destajo) y comercio, fundamentalmente en las
ferias y mercados de frutas y hortalizas.
Los chilenos son escasos en los grandes aglomerados urbanos y su presencia en la
economía regional de la Patagonia está en retroceso.
45En 1991 las provincias con mayor proporción de población limítrofe eran
las patagónicas y Formosa (ver mapa 3). En el escalón siguiente se situaba
otra provincia del NEA (Misiones), dos del NOA (Salta y Jujuy), la cabecera
de Cuyo (Mendoza) y la provincia y ciudad de Buenos Aires. La proporción
de limítrofes en el resto del país era menor al 1%.
46En los casos de la Patagonia y Buenos Aires esta radicación se vincula
con condiciones favorables en lo que respecta a la riqueza teóricamente
disponible. Sin embargo considerando la presencia de extranjeros limítrofes
en el NOA y NEA, ambas regiones con bajos índices de PBG per cápita,
podemos confirmar el carácter “regional” de parte de estos movimientos y
la inserción marginal de gran parte de estos inmigrantes en la sociedad
argentina.
47Por lo anteriormente expuesto consideramos que históricamente la
radicación de inmigrantes limítrofes en la Argentina obedeció a
factoresestructurales (diferencias de desarrollo entre los países), pero,
durante la década del noventa, también se agregaron
razones coyunturales.
48La sobrevaluación del signo monetario argentino durante el período de
convertibilidad instaurado por Menem-Cavallo fue un incentivo importante
para la radicación de inmigrantes limítrofes. El mecanismo migratorio se
basa, en gran medida, en cadenas preexistentes desde las décadas de
1960 y 1970 que fueron re-dinamizadas.
49En general se instalan al principio los jefes de hogar, en algunos casos
con la idea de formar un pequeño capital y retornar a sus países de origen
o, en otros, para efectuar remesas periódicas a sus familiares en Bolivia,
Perú o Paraguay, principalmente.
50Tradicionalmente estas migraciones “golondrina” terminaban
convirtiéndose en definitivas cuando se establecían lazos afectivos, mayor
vinculación con la sociedad receptora y se lograba la instalación de familias
y colonias completas.
51El incremento coyuntural de población limítrofe durante los noventa ha
sido utilizado para estigmatizarlos, adjudicándoles responsabilidad en los
crecientes problemas de la desocupación e inseguridad en la Argentina. Sin
embargo esta utilización política del tema no se corresponde con la
realidad, ya que diversos estudios han demostrado que el problema del
desempleo en los noventa está vinculado con la privatización de empresas,
el achicamiento del Estado y el perpetuo proceso de ajuste que llevaron a
una virtual implosión de la economía argentina. (Lindemboim, 1995;
Marshall, 1995; Palomino y Schvarzer, 1996). Se ha comprobado que la
influencia de los inmigrantes limítrofes sobre la desocupación es
irrelevante (Maguid, 1995). Con respecto a la inseguridad, más allá de la
impresión que pueda brindarse por parte de los partidarios de la “mano
dura” y la prensa amarillista, la tasa de hechos delictivos es sensiblemente
menor en los inmigrantes que entre los argentinos nativos.
52La brusca devaluación practicada en el primer trimestre de 2002 implicó
el retorno de parte de estos inmigrantes limítrofes “coyunturales” que,
durante la década del noventa y mediante un fuerte subconsumo, lograban
un pequeño excedente en divisas.
53Es probable que si el Censo de noviembre de 2001 se hubiera realizado
tan sólo dos meses después (luego de la caída de De la Rua y la fuerte
devaluación del signo monetario argentino), los guarismos de población
total hubieran sido menores aún.
54Si bien hoy todavía persisten diferencias estructurales de desarrollo entre
Argentina y países como Bolivia, Perú o Paraguay, no es extraño encontrar
una incipiente colonia de argentinos en Brasil e, inclusive en países como
Uruguay o Chile.
55El telón de fondo es que los gobiernos de estos países tratan de
“diferenciarse” de la estrepitosa caída Argentina para intentar obtener un
trato diferente por parte del Fondo Monetario Internacional o el ingreso a
un bloque económico más cercano al “primer mundo” como el ALCA,
poniendo en serio peligro la continuidad del MERCOSUR.
56Las nuevas condiciones generadas por el abandono del “Plan de
Convertibilidad” abren nuevos interrogantes respecto de la futura dinámica
económica y demográfica de la Argentina.
57Existe un incipiente proceso de migración de retorno. Esto es producto
de la combinación de la acumulación de experiencias negativas por parte de
argentinos que han intentado residir en el exterior, como por la posibilidad
de recuperación parcial de la economía argentina que, tras la brusca
devaluación, se ve obligada a sustituir importaciones, aumentando su
competitividad en ciertos sectores (particularmente el turismo).
58También parece haber una atenuación de los flujos limítrofes (tanto de
ingreso como de egreso). Por un lado los “consolidados” no se arriesgan a
regresar a sus países de origen, por el otro los que tendrían expectativas
de venir postergan su decisión a menos que cuenten con nexos claros para
mejorar sus posibilidades de inserción.
59Con respecto a los movimientos internos, la dinámica nacional con tasa
de crecimiento migratorio negativo (–2,5 por mil durante el último período
intercensal 1991-2001) se trasladó, en gran medida, al conjunto de las
regiones y provincias.
60Aplicando la misma ecuación demográfica para el período intercensal
1991-2001 se observa que solamente 8 provincias tuvieron saldo
migratorio positivo, en tanto las 16 restantes expulsaron población. De
estas 16 provincias expulsoras, entre las cuales se encuentran provincias
patagónicas tradicionalmente receptoras, 9 lo hicieron con una tasa
superior al promedio nacional (2,5 por mil).
Conclusiones
61La Argentina es un país contradictorio. Una tradición de recepción de
población, asimilación y apertura cultural puede ser reemplazada bastante
rápidamente por otra de expulsión de población e incipiente xenofobia
cuando la coyuntura (¿o la estructura?) socio-económica llega a cierto nivel
de deterioro.
62La fragmentación social que sufre nuestro país desde fines de la década
del setenta tiene carácter estructural por la aplicación acrítica de sucesivos
planes de ajuste en el marco del denominado “Consenso de Washington”.
El Plan de Convertibilidad aplicado durante los noventa implicó una
coyuntura inédita por constituir una “isla” de modernidad en la deprimida
región latinoamericana. La burbuja, sin embargo, terminó explotando y,
tras una fuerte crisis inicial durante el 2002, se presenta un escenario que
podría permitir otras posibilidades.
63Como la dinámica demográfica no sólo tiene que ver con condiciones
objetivas, sino también con expectativas, las definiciones que puedan
tomarse en la Argentina a partir de mayo de 2003 pueden resultar cruciales
para que nuestro país brinde posibilidades que le permitan recuperar parte
de sus exiliados económicos y pueda retomar su tradición de “puertas
abiertas” para una efectiva inserción, más digna que la actual, en el
contexto del MERCOSUR y de un nuevo orden que no asuma (o nos quiera
hacer asumir) que la actual “globalización” es la única vía posible.