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Un grupo de investigadores de la UNC analiza desde hace casi una década los
discursos humorísticos contemporáneos que se difunden por los medios. Afirman
que, en la actualidad, predomina el humor absurdo y grotesco que suele ser crítico
de la cultura hegemónica.
El humor no sólo divierte. Los sketch de Alfredo Casero en su programa Cha Cha Cha,
los monólogos de Tato Bores o Pinti y los chistes de Marcelo Tinelli, también pueden
ser útiles para estudiar y pensar cómo se configura y manifiesta la cultura. Convencidos
de que esto es posible, un grupo de investigadores de la Facultad de Filosofía y
Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) se dedica desde 1998 a
investigar la impronta humorística y sus características en la literatura y la
producción mediática contemporánea.
"El humor es una lente privilegiada para abordar la cultura ya que es una respuesta no
habitual, rupturista o cuestionadora de las reglas. De esa forma pone de manifiesto lo
que está naturalizado y automatizado en una comunidad", indica Ana Flores directora
del Grupo de Investigadores sobre Humor (GIH) de la casa de estudios.
Reirse hoy
Con el respaldo una década de trabajo, Flores visualiza algunas características de los
discursos que hoy hacen reír a los argentinos. "Predomina el humor políticamoente
incorrecto y orientado. Es decir, no es un pastiche que no toma partido y se queda
en una posición neutral, sino que contiene una fuerte crítica a las condiciones
actuales de vida y a la cultura hegemónica, a pesar de que a veces se transmite
desde la banalidad", explica.
Por otra parte, agrega que el absurdo (en algunas ocasiones acompañado por lo
grotesco) y la chanza son las formas de expresión humorística de mayor difusión
mediática. "El absurdo es un relato que desenmascara a la sociedad e invierte el
proceso del humor tradicional: lo feo, lo tonto o lo malo deja de ser objeto de burla
y es el humorista el que emite desde esos lugares. Es el caso de "Todo por dos pesos",
la literatura de César Aira, las historietas de Langer y algunos fanzines", describe
Flores.
Con respecto a la chanza, reconoce que es un humor menos elaborado y agresivo que se
ríe de las debilidades de otro. A lo largo de la historia sobran ejemplos de la
multiplicidad de sus usos y de la diversidad de sus fines. "El humor político del siglo
XIX tomó mecanismos de esta manifestación y lo complejizó, como fue el caso del
periódico satírico El Mosquito, donde fue un instrumento eficaz de acción política".
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Este tipo de discurso se puede percibir asimismo en los productos de Marcelo Tinelli y
es el que más presencia tiene en los medios masivos. "El recurso humorístico se
convierte en una forma de librar una guerra civilizada, es una agresión violenta y
elemental que se profiere desde un lugar de superioridad que no permite réplica.
La finalidad es reírse de la buena fe y la ingenuidad de las personas", destaca la
directora del GIH.
Diccionario humorístico