El intervalo de lectura corresponde al prólogo de la obra del Papa Benedicto XVI.
Textualmente nos aclara el autor que es fruto de un largo caminar interior, narra después desde la propia vivencia histórica, los autores que durante su juventud abordaron la vida de Jesús, pero a la mitad del siglo XX la brecha entre el «Jesús histórico» y el «Cristo de la fe» se ensanchó. Y es que la reconstrucción histórica de Jesús a través de los evangelistas y otras fuentes acentuaron la polarización entre el revolucionario fracasado y el moralista benigno que marcó su propio fin. Cabe destacar que dicho rescate histórico, está más impregnado del mismo autor que del ícono al que se pretende revelar. Así, desconocemos a Jesús, pero contamos con la fe en su divinidad, y eso representa un gran riesgo, pues nos desvinculamos de la íntima amistad con Jesús. Dicha amenaza fue percibida por Rudolf Schackenburg, quien en la obra La persona de Jesucristo reflejada en los cuatro evangelios, descubre que la pregunta recae en las tradiciones y que se puede extender al infinito, declarando así que con el método histórico-crítico no se logra una figura viable del Jesús histórico: sigue imperando la visión de la fe. Este es el punto de ancla para la redacción de la obra propuesta, pues la importancia de Jesús radica en la relación con el Padre, sin ella no se puede entender a Jesús. La investigación en torno al tema se vio favorecida por la encíclica Divino aflante Spiritu, esto por la inclusión del método histórico-crítico. Pero fue la Constitución conciliar Dei Verbum, la que volcó la atención al tema de la Revelación (los evangelios se esfuerzan en demostrar la carne de Jesús Hijo de Dios; él mismo se hizo carne), y puso las bases para su interpretación. Otros documentos que hicieron grandes aportes fueron: La interpretación de la Biblia en la Iglesia y El pueblo judío y sus Sagradas Escritura en la Biblia cristiana. El Papa luego expone cinco orientaciones metodológicas: 1) no se puede renunciar al método histórico crítico, debido a que la fe bíblica hace referencia a hechos históricos reales; 2) hay que reconocer los límites del método histórico-crítico, debe dejar las palabras en el pasado, considerando el contexto y el pensamiento del autor; 3) las palabras aunque humanas, encierran un «valor autotrascendente añadido»; 4) la unidad de los escritos (Biblia) no es un dato histórico inmediato, por lo que el método se enfoca a subdividirlos, para luego progresivamente recomponerlos con una mirada hacia atrás; 5) no se puede recomponer el pasado a partir del presente, por lo que se queda en el nivel de hipótesis. Con respecto a la unidad bíblica, en América se han realizado esfuerzos para realizar una «exégesis canónica», aspecto ya previsto en Dei Verbum §12. A partir de la progresión AT-NT se descubre que la clave es Cristo Jesús, en él se encuentra la unidad, queda solventado el problema histórico-critico: la fe tiene una razón histórica, así el método se convierte en verdadera teología, en donde la exégesis descubre las posibilidades del pasado para el futuro y debido a que el autor se encuentra encajado en un movimiento histórico vivo, no se encierra en sí mismo, sino que se abre a la comunidad viva, en correspondencia a una fuerza directriz superior (inspiración). Así, el Papa descubre que la Escritura remite a los tres sujetos que interactúan entre sí: el autor o autores de determinado libro; el sujeto común «pueblo de Dios», a quien pertenecen el autor o autores; Dios mismo, quien llama y guía a dicho pueblo que hace referencia a toda la humanidad. El Papa recalca los aportes que han favorecido a la exégesis moderna, inclusive los ha aplicado más allá de la interpretación histórico-crítica para lograr una interpretación propiamente teológica de la Biblia, con exigencias de fe que no renuncian a la seriedad histórica. La obra, a fin de cuentas, revela Benedicto XVI, no es un acto magisterial, sino una búsqueda personal del «rostro del Señor» que puede favorecer el crecimiento de la relación con él.
1RATZINGER, Joseph, Jesús de Nazaret, (Del Bautismo a la Transfiguración), Planeta,