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58 literatura Norteamericana T.S. Eliot La tradicién y el talento individual Poemas y Ensayos Grandes Encayisss COORDINACION DE HUMANIDADES Programa Eaicorial T., ELIOT Ensayos escogidos Seleeién y prlogs Pura Lipes Colom & !DAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO México, 2000 LA TRADICION ¥ EL TALENTO INDIVIDUAL* 1 t En el dmbito de las letras inglesas ara ver hablamos detradici6n, aunque ocasionalmente aplicames el tér- rino al deplorar su ausencia. No podemds «eferr nota “latradicin”o a "una tadicin’s a lo sumo, em pleamos el adjetivo al decir que la poesia de Fulana ex “eadicionl” 0 incluso “demasiado tradicional”. Rara ver, pues, aparece [a palabra, salvo en una frase de cen sura. De otro modo, es vagamente aprobatoria, con la implicacién, en cuanto a 1 obra aprobada, de cierta placenters reconscruccia arqueolégics, Apenas se puede hacer de la palabra algo grat alos ofdosingle- ss sn esta cmoda referencia ala apaciguance ciencia de la arqueologia. Ciertamente, ¢s poco probable que 1a palabra aparezca'en relacién a auestras apreciaciones de es critores vives o muertos. Toda nacién, toda eaza, no sélo cuenta con sus propios giros menzales creativas, sino con sus gros eritcas yes incluso mds olvidadiza de las defciencias y limitaciones de sus habieos crit cos, que de los de su genio creative. Conocemos 0 creemos conocer el mécodo 0 hibico critica de los franceses, a partir de la enorme cantidad de exci tor exticos publieada en fancéss y coneluimos (somos gente tan inconsciente) que los franceses son “més crlticos” que nosotros, ya veces como que nos ador- ‘amos con esa aseveracién, dando a entender con ello que los franceses son menos expentineos, Acato lo sean; péto deberiamos recordar que la critica es tan inevitable como la respitacién, y que no redundaria fen nuestro desdoro articular lo que nos pasa por Ia cabeza cuando leemos un libro @ sentimes una emo- cidn al rexpecto, o criicar nuestro propio modo de pensar en sus procedimientos criticos. Uno de los he- chos que podria arrojat luz sobse este procezo radica en nuestra tendencia a insist, al alabara un poeta, en aquellos aspectos de su obra en que menos se asemeja a los demas. En estos aspectos 0 partes desu obra pre rendemos hallar lo individual, lo que constieuye la ‘esencia propia del hombre. Habitamos, satisechos, cen ls diferencias ence este poeta y sus predecesores, en ‘especial sus predecesores inmediacos; nos empefiamos ce encontrar algo que pueda aslarse para poder dis frucarse. Mientras que, i nos aproximamos 2 un poe- ‘a sin este prejuicio, con frecuencia encontraremos due no s6lo las mejores partes de su obra, sino las més individuals, acaso resulten aquellas en las cuales los poetas muertos, sus ancesttos, confirmen su inmor- talidad més vigorosamente. Y na me refiro al do impresionable dela adolescencia, sino al dela ple- pa maduces, ‘Yaun sila tniea forma de wadieién, de transmis,

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