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SALA CIVIL
Expediente: 117-06 - S
Distrito: La Paz
VISTOS: El recurso de casación de fojas 1415 a 1419 vuelta, interpuesto por Hernán García
Colque, por si y en representación de Jaime Veizaga Sanabria, representantes de
Agropecuaria Illimani y AGROPAC, contra el Auto de Vista número 020/2006 de 16 de enero
de 2006 (fojas 1408 a 1409 vuelta), pronunciado por la Sala Civil Tercera de la Corte Superior
del Distrito Judicial de La Paz, en el proceso ordinario sobre resolución de contrato, pago de
daños y perjuicios, seguido por los recurrentes en contra del fondo de Desarrollo Campesino,
los antecedentes del proceso, y:
En apelación del referido fallo, la Sala Civil Tercera de la Corte Superior del Distrito Judicial de
La Paz, dictó el Auto de Vista número 20/2006 de 16 de enero (fojas 1408 a 1409 vuelta),
mediante el cual revocó la Sentencia apelada y deliberando en el fondo, en aplicación de los
artículos 568, 570 y 571, declaró improbada la demanda de fojas 99 a 104, sin costas por la
revocatoria y multa de dos días de haberes a la juez a quo.
CONSIDERANDO: Que, así expuestos los fundamentos del recurso, y examinados los
antecedentes del proceso se establece:
Que de acuerdo al artículo 450 del Código Civil, existe contrato cuando dos o más personas
se ponen de acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí una relación jurídica
patrimonial. Este acuerdo tiene fuerza de ley entre las partes y no puede ser disuelto sino por
consentimiento mutuo o por las causas autorizadas por Ley, según establece la norma del
artículo 519 del sustantivo Civil citado, ello significa que las partes no pueden sustraerse al
deber de observar el contrato según lo convenido.
Celebrado el contrato, es lógico suponer que el mismo se extinguirá por el cumplimiento de las
prestaciones convenidas por las partes al momento de su celebración, por ello el cumplimiento
constituye el modo normal en que concluye un contrato. Empero, es posible que determinadas
situaciones, pongan fin al contrato cuando aún no se han satisfecho las prestaciones
acordadas.
La resolución por incumplimiento voluntario del contrato puede operar en forma judicial o
extrajudicial. La primera es consecuencia de un pronunciamiento judicial, al respecto el
artículo 568 del Código Civil, establece que en los contratos con prestaciones recíprocas
cuando una de las partes incumple por su voluntad la obligación, la parte que ha cumplido
puede pedir judicialmente el cumplimiento o la resolución del contrato, más el resarcimiento
del daño; o también puede pedir sólo el cumplimiento dentro de un plazo razonable que fijará
el juez, y no haciéndose efectiva la prestación dentro de ese plazo quedará resuelto el
contrato, sin perjuicio, en todo caso, de resarcir el daño. El segundo parágrafo de dicha norma
se refiere a la hipótesis de haberse demandado solamente la resolución, en cuyo caso, no
podrá ya pedirse el cumplimiento del contrato; y el demandado, a su vez, ya no podrá cumplir
su obligación desde el día de su notificación con la demanda.
La resolución por cláusula resolutoria expresamente convenida, opera para el caso en que las
partes hubieran convenido que cuando una determinada obligación no se cumpla en la forma
y de la manera establecida por ellas, la resolución del contrato opere de pleno derecho, sin
intervención judicial. Sin embargo, es necesario que la parte interesada declare
(extrajudicialmente) a la otra su intención de hacer valer la cláusula resolutoria, declaración
que no es una constitución en mora, sino más bien una comunicación o una notificación, la
doctrina entiende que antes de esa comunicación, el deudor está en condiciones de cumplir la
prestación. Esta forma de resolución extrajudicial se encuentra prevista en el artículo 569
del Código Civil.
La resolución por requerimiento o intimación, constituye otra de las formas de resolución por
incumplimiento voluntario extra judicial, en ella, la parte que cumplió su obligación puede
requerir, mediante diligencia notariada, a la parte incumplí-ente, para que cumpla la suya
dentro de un término razonable no menor a quince días, con apercibimiento de que,
transcurrido el término sin que se verifique el cumplimiento, el contrato quedará resuelto de
pleno derecho, quedando a cargo del incumplí-ente el resarcimiento del daño, si hubiere. Esta
modalidad de la resolución extrajudicial se encuentra regulada por el art. 570 del Código Civil.
Del análisis expuesto precedentemente se concluye que, las distintas causales de resolución,
tienen su propia concepción, sus propias causas y efectos, razón por la cual, su regulación
también es distinta. En la resolución por incumplimiento, la resolución actúa como una sanción
al incumplimiento de una de las partes, a fin de liberar a la parte que ha cumplido con la suya,
razón por la cual es procedente la reparación del daño que el incumplimiento hubiera
generado. En la resolución por incumplimiento involuntario por imposibilidad sobreviviente,
total o parcial de la prestación, y en la resolución por excesiva onerosidad, la resolución no
opera como sanción, actúa como una medida liberadora a favor de la parte cuya prestación es
imposible o de aquella respecto a la cual el cumplimiento de la prestación resulta
excesivamente onerosa, razón por la cual, en ninguno de esos dos casos hay lugar a la
reparación de daños. Cualquiera sea la causal de resolución, ésta no procede cuando el
contrato se ha cumplido, es decir cuando las prestaciones han sido satisfechas.
Como se puede advertir, son distintos los presupuestos que dan lugar a la resolución del
contrato sea que éste se alegue por incumplimiento, por imposibilidad sobreviviente o por
excesiva onerosidad, y como es lógico, la acción de resolución no puede intentarse en forma
conjunta, como pretensiones principales, por ser incompatibles y excluyentes entre si, o se
funda la resolución del contrato en el incumplimiento de la prestación debida por la
contraparte, o se invoca la imposibilidad sobreviviente de cumplir la propia prestación, o la
dificultad de cumplimiento por resultar la prestación debida excesivamente onerosa. Lo
expuesto no obsta que esas pretensiones sean planteadas en forma eventual o alternativa, es
decir, en el primer caso, para que una sea acogida cuando la otra sea desestimada, o en el
segundo, para que una u otra sean estimadas, pero jamás con la intención de que las
pretensiones sean estimadas simultáneamente; la eventualidad o la alternancia de las
pretensiones debe ser expresamente señalada por el actor en la demanda, y debe estar
planteada en forma clara e inequívoca, es decir, el demandante debe precisar que no
pretende que su acción de resolución sea acogida por todas las causales de resolución
invocadas, sino que lo que pretende es que estas sean consideradas en forma subsidiaria
eventual o alternativa por el juez a tiempo de dictar sentencia.
En el marco del análisis expuesto, y de la revisión detallada de los antecedentes del proceso
en aplicación del artículo 15 de la Ley de Organización Judicial, según el cual es obligación de
éste Tribunal examinar el proceso de oficio a tiempo de conocer una causa, para aplicar en su
caso las sanciones pertinentes, se tiene:
Que, la parte actora demandó la resolución del contrato de compra venta de fertilizantes
suscrito el 4 de agosto de 1993 entre el fondo de Desarrollo Campesino, como vendedor, y las
empresas unipersonales Agropecuaria Illimani y Agropecuaria Paceña Central "AGROPAC",
como compradores. Su pretensión la dedujo al amparo de lo previsto por los artículos 348
(culpa concurrente del acreedor), 379 (imposibilidad definitiva no imputable al deudor), 581
(resolución por excesiva onerosidad), y 984 (resarcimiento por hecho ilícito). Los hechos en
que se funda la demanda, están relacionados al aparente incumplimiento del contrato por
parte del Fondo de Desarrollo Campesino, quien no habría entregado los fertilizantes en los
plazos acordados, en la aparente actuación dolosa del FDC que originó competencia desleal
la cual habría operado a raíz de la venta de esos mismos productos por parte del Fondo de
Desarrollo Campesino a precios ostensiblemente más bajos que los acordados con los
demandantes, la imposibilidad definitiva de cancelar el saldo adeudado por parte de los
compradores, originada precisamente en la rebaja de los precios en el mercado ocasionado
por el vendedor, los daños y perjuicios ocasionados tanto por la rebaja de los precios como
por el cumplimiento inoportuno en la entrega de los fertilizantes.