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CARACTERISTICAS DE LA REACTIVACIÓN ECONÓMICA DE 1978 A 1981


A) El auge petrolero
A partir de 1978 se presentaron elementos en gran medida exógenos al sistema
económico nacional, que generaron solvencia financiera capaz de cubrir las
obligaciones externas y permitir un flujo de importaciones. El petróleo, posibilito un
breve lapso de reactivación de la economía.
El auge petrolero incremento la disponibilidad de divisas, tanto por las exportaciones
como por el mayor endeudamiento externo. Las exportaciones de petróleo se
multiplicaron por 13.9 veces de 1977 a 1981: pasaron de 993.5 a 13,827.5 millones
de dólares. Esto configuro un crecimiento de las exportaciones de mercancías en
mayor proporción que en el periodo de 1971 a 1976. La deuda externa total, de ser
29,894 millones de dólares de 1977, paso a 72,007 millones en 1981.
Ello vino a resolver transitoriamente la problemática del sector externo que había
frenado la actividad económica en 1977. Algunos aspectos del contextos
internacional contribuyeron favorablemente a la expansión de la economía
mexicana lograda a partir de 1978 y que continuo hasta 1981. Entre estos aspectos
está la situación del mercado petrolero, la cual permitió precios crecientes del crudo,
debido tanto a la escasez de dicho producto como el poder monopólico de los países
productores y al grado de cohesión logrado a través de la Organización de Países
Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP).
La cuantía de recursos financieros financieros disponibles a nivel mundial determino
un bajo nivel de las tasas de interés.
B) Flexibilización de la política ortodoxa
El auge petrolero y la mayor disponibilidad de crédito externo fueron los que
flexibilizaron la política ortodoxa, que prevaleció íntegramente parte de 1976 y en
1977. La política de tipo de cambio seguida no se inserta en la concepción
neoliberal, ya que en 1977 a 1081 prácticamente no se modifica el tipo de cambio,
lo cual contribuyo a evitar fuertes presiones inflacionarias. Prosiguieron medidas de
corte neoliberal que eran congruentes con la necesidad de lograr estabilidad de la
economía, como la política de flexibilización de las tasas de interés, dirigida a
recatar la función de intermediación financiera, y para proteger el ingreso del capital
financiero. Ante la escasa generación de ahorro interno y la desintermediación
financiera originada a partir de los problemas de 1976 y 1977 a disminuir la brecha
entre la tasa de interés y el aumento de precios para evitar el proceso de
dolarización creciente del sistema financiero y las salidas de capital al exterior. A
pesar del alza de dichas tasas, estas crecieron entre 1979 y 1980 por debajo del
aumento de precios, aunque esto no afecto la captación monetaria, dado el
crecimiento de la economía. La captación bancaria aumento de 1977 a 1981 de
20.9% promedio anual a precios consistentes. Ello permitió un alto crecimiento de
crédito, otorgado por la banca comercial, a organismos, empresas y particulares, de
16.6% promedio anual para el periodo de 1978 a 1981, lo cual hizo posible encarar
los requerimientos financieros existentes. El crecimiento del crédito interno se
orientó en mayor medida al sector público, dadas las exigencias para cubrir el
financiamiento del déficit público. El menor nivel de las tasas de interés internas,
respecto a las externas, junto con la estabilidad cambiaria que predomino de 1977
a 1981, propiciaron mayor endeudamiento externo, ya que era muy redituable. El
mayor endeudamiento externo se originó también por la creciente captación de
moneda extranjera por el sistema financiero lo que limitaba aumentar la
disponibilidad crediticia en los niveles requeridos. En el momento en que se
recrudecían los problemas económicos y se debilita la postura del peso frente al
dólar, los depositantes proseguían con depósitos en la moneda fuerte, dada las
facilidades que concedía el propio sistema financiero nacional.
Se mantuvo la política de liberalización del comercio exterior con objeto de agilitar
y facilitar la entrada de importaciones necesarias para lograr una oferta tal que las
deficiencias productivas internas frenara la reactivación económica en marcha. Las
política de precios y salarios fueron importantes para asegurar altos niveles de
rentabilidad para recupera la confianza de los capitalistas. Se mantuvo la política
salarial contraccionista vigente desde el 1° de enero de 1977, cuyo propósito era
reducir los costos de producción e impulsar el proceso de acumulación bajo la
justificante de contener la inflación e incrementar la inversión y el empleo. Las
remuneraciones totales de la economía crecieron de 1978 a 1981 a 9.0% promedio
anual, lo cual se explica en mayor medida por un crecimiento de la ocupación, de
6.0% promedio anual, que por la evolución de la las remuneraciones medias, que
solo lo hicieron en 2.9% anual en el periodo. Como las remuneraciones totales
crecieron casi en forma parecida al PIB, ello hizo que no se modificara su
participación en el conjunto del valor agregado en dicho lapso.
La política económica de 1978 a 1981 se caracteriza por ser keynesiano en lo
referente a la gran expansión del gasto público y la política crediticia seguida, así
como por la política de tipo de cambio en gran medida controlado, que terminaba
subsidiando las importaciones para facilitar la inversión y el crecimiento de la
actividad económica. En cambio, las políticas de precios, de interés y de salarios
siguieron el corte neoclásico de la política ortodoxa de flexibilizarlos en función de
incentivar la inversión y el ahorro. Asimismo las políticas de liberalización del
comercio se insertan en este contexto de dejar a las fuerzas de mercado, de
economía abierta, el proceso de reestructuración y modernización de la economía.
C) El crecimiento del déficit publico
Desempeño un papel importante en la reactivación económica lograda en el
periodo. Los ingresos públicos si bien se incrementaron a raíz de los impuestos
derivados del petróleo, y por la modernización de la política de impuestos indirectos
(entre los cuales destaca el IVA), no fueron suficientes para financiar los mayores
gastos. El déficit del sector público en el PIB se incrementa de 5.1% en 1977 a
14.5% en 1981. Ello implico a mayor endeudamiento interno y externo.
El déficit público creciente refleja una gran transferencia de recursos (derivados del
petróleo y del endeudamiento) hacia el sector privado de la economía por el
mecanismo de subsidios, apoyos tributarios y por el mayor gasto público, cuyo
propósito era generar condiciones de rentabilidad para impulsar la dinámica de
acumulación de capital en el país.
D) Planes y programas
Ante las expectativas de que el auge petrolero generaría grandes recursos
financieros, el gobierno federal elaboro diversos planes de desarrollo para encarar
los problemas manifiestos en las crisis de 1976-1977. Entre estos planes sobresale
el Plan Global de Desarrollo Industrial (PNDI). Las condiciones materiales para
enfrentar los desequilibrios económicos y sociales. Ya que el petróleo daría el
financiamiento necesario para llevar a cabo las medidas que impulsarían la
reestructuración de la economía en la perspectiva de lograr una estructura
productiva más coherente que permitiera un crecimiento más independiente y
autosustentado, para ello se señalaban como sectores prioritarios a los alimentos y
a los bienes de capital. Se pretendía desconcentrar territorialmente la actividad
económica, promoviendo coherencia sectorial y global a fin de dar fluidez a la
producción.
Dichos planes consideraban políticas preferenciales de subsidios y estudios fiscales
para crear condiciones de rentabilidad en favor de los sectores y ramas productivas
que deseaba impulsar, para así incentivar la inversión y alcanzar los objetivos
planteados. Las metas que se establecen para el sector privado y social son
indicativas, ya que se determinarían en función del dialogo permanente y del
convencimiento entre todos los grupos de la industria. Estos planes se basaban en
la concertación de acciones entre el sector privado y social para el logro de sus
objetivos, proponiendo que fuesen las cámaras y las asociaciones industriales las
que organizaran a los productos para que cumplieran los compromisos contraídos
al ser beneficiados al ser beneficiados por la política de estímulos.
Las políticas contenidas en los planes y programas para propiciar la inversión y la
movilización de capitales, no tuvieron la eficacia esperada, ya que no afectaron los
factores estructurales que han conformado el patrón de acumulación prevaleciente.
Los objetivos de desconcentración industrial no se lograron ya que las zonas
geográficas consideradas como prioritarias no significaron una importante medida
de alternativa de inversión rentable, respecto a la obtenida en las grandes urbes.
Se debe considerar que paralelamente a las políticas presentes en los planes y
programas actuaron otras que contrarrestan la gran medida de los objetivos de
estos, como es el caso de la política de liberalización del comercio exterior, la cual
actuó en detrimento del avance de la industrialización y del crecimiento
interindustrial coherente que los planes perseguían.
E) Caracteristicas relevantes de la reactivación económica
El aumento del precio internacional implico una transferencia de poder de compra
de los países consumidores de dicho insumo hacia los países exportadores,
traduciéndose, en el caso de México, en mayor ingreso. Dicho sector constituía,
además la única posibilidad inmediata de obtener divisas para hacer frente a los
problemas que habían frenado la actividad económica en 1976-1977, ya que el resto
de los sectores no podían ser dinamizados porque no existían condiciones para ello.
El crecimiento de la inversión pública no se encamino a alcanzar los objetivos
propuestos en los planes y programas de mayor integración sectorial y regional de
la industria, por lo que se profundizaron las desigualdades productivas existentes,
así como prosiguieron las presiones sobre el sector externo.
Ello origino que el crecimiento del PIB de 1978 a 1981 se diera en forma muy
diferenciada entre los sectores de la economía, descansando básicamente el mayor
dinamismo en el sector petrolero. En cambio el sector no petrolero crece a 8.8%
promedio anual. El gran crecimiento de la demanda del sector público en el periodo
1978-1981, genero condiciones y perspectivas optimistas que incentivaron la
inversión privada, la cual aumento, en el periodo, 16.7% promedio anual.
Los sectores productivos internos habían demostrado no tener condiciones para
salir de dicha situación por si solos. A pesar del gran crecimiento de la inversión
privada, lo que permitió un acelerado crecimiento del PIB esto no fue de la suficiente
magnitud para satisfacer el fuerte aumento de la demanda, el cual era difícil que
fuera cubierto por cualquier economía como la nuestra.
Se tuvo que recurrir a las importaciones para satisfacer los requerimientos
planteados de la esfera de la circulación y mantener así el circuito de reproducción
del sistema. Todo crecimiento de la esfera de circulación que no correspondiera a
las condiciones productivas internas tenía que reciclarse al exterior de la esfera
productiva interna, porque esta no respondió ni se adecuo a las necesidades
impuestas por la esfera de la circulación. El déficit público se tradujo en déficit
externo por la falta de capacidad productiva interna para satisfacer el crecimiento
de demanda y por el carácter dependiente del proceso de industrialización.
El gran crecimiento de las importaciones que se dio en el periodo de 1978-1981 está
íntimamente ligado a la política de liberalización creciente del comercio exterior. Las
características de la economía son difíciles de revertir conforme avanzan las
prácticas de acumulación de capital, de ahí que el crecimiento configurado en ese
periodo estuvo acompañado de un incremento acelerado de importaciones. Lo
mismo aconteció con los requerimientos de importación de bienes de capital para
evitar que las deficiencias productivas internas frenaran la dinámica económica. En
este periodo las importaciones de mercancía crecieron en 45.8% promedio anual,
siendo las de bienes de consumo las más notables, frente a 42.7% anuales de los
bienes de producción, lo cual refleja la dilapidación que en gran medida se hizo de
las divisas disponibles, ya que se importaban en forma creciente bienes
susceptibles de ser producidos internamente.
F) Repercusiones de la liberalización creciente del comercio
Se consideró que facilitar la entrada de importaciones implicaba generar un proceso
de competencia interno que obligaría a las empresas a modernizar sus procesos
productivos para aumentar la productividad y poder permanecer en el mercado; y
lograr niveles de competitividad internacional, que incrementarían las
exportaciones. Además se argüía que la liberalización del comercio permitiría
reciprocidad por parte de los países desarrollados en el trato comercial hacia el país.
Esto mantenía la pretensión de que se podría dinamizar la industria manufacturera,
aprovechando el mercado externo, lo que a su vez permitiría diversificar la
estructura de exportaciones de mercancías y mejorar la balanza de pagos.
La estructura del comercio mundial refleja cierta especialización entre los países
desarrollados y los subdesarrollados. Los primeros exportan bienes exportan bienes
manufacturados y los segundos, materias primas. Los países subdesarrollados
destacan por su exportación de manufacturas, esto obedece a estrategias de
desarrollo configuradas para ello, con gran presencia de empresas trasnacionales
y fuertes restricciones político-sindicales, además de contar con un mercado
internacional creciente.
Los países más favorecidos son aquellos con procesos productivos más
desarrollados y que monopolizan la tecnología y la fabricación de bienes
manufacturados sofisticados. Esto les permite vender caro pero también comprar
barato, dado el poder monopsonio que ejercen y el contexto competitivo que existe
entre los países productores de materias primas.
Las diferencias de las estructuras de exportación de mercancías entre los países
desarrollados y los subdesarrollados reflejan, en gran medida, las diferencias de
estructuras y de procesos productivos que predominan en ellos. Mientras los países
desarrollados tienen una estructura de exportaciones muy diversificada, los
subdesarrollados presentan una estructura de exportaciones mucho menos
diversificada y muchos de ellos casi monoexportadora, la cual los hace más
propensos a las fluctuaciones del mercado mundial, a diferencia de los países
desarrollados.
El país no ha avanzado en la diversificación de sus exportaciones, lo cual es
consecuencia tanto del rezago tecnológico y de la incapacidad del aparato
productivo interno para generar excedentes y ubicarlos en el mercado internacional
como de las políticas que prevalecen en las relaciones del comercio internacional,
las cuales marginan muchos países subdesarrollados del mercado mundial de
manufacturas.

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