Concepción, junio 2016
Edgardo Campos:
EL MAGO
DEL
CLAVECÍN
Por Rodrigo Pincheira Albrecht
u curriculum dice que a los 38 años es clavecinista, organista y
pianofortista. El penquista Edgardo Campos ha tocado con todo
tipo de formaciones musicales mientras fue profesor de armonía
e improvisación en el conservatorio de la UBB, compositor de la
música para Canta y no llores corazón , película muda penquista
de 1925 restaurada en 2006. En el 2009 dejó Concepción y se fue
a Francia a perfeccionarse en el arte del clavecín. Durante cuatro
años (2010-2014) fue clavecinista y correpetidor de la Academia
de Sable-sur-Sarthe, desde el 2012 es afinador para el Vannes s
Early Music Institut y el año pasado fue contratado como pianista
y clavecinista del conservatorio Charles Munch en la Ciudad-Luz. Actualmente toca con
el Ensamble Piuke-Newen, principalmente en la capital francesa o con solistas como
Nima Ben David o Patrick Bismuth.
Sin embargo, su currículo vital es otro. A los siete años admiraba a Michael Jackson hasta
que descubrió a Bach. Todo por un casete que tenía un abuelo en la iglesia donde vivía.
Allí mismo tuvo otra epifanía: el armonio (que aún conserva) que fue su primer instru-
mento. Más tarde se encontró con un clavecín abandonado en los pasillos del antiguo
teatro penquista y a su vez descubrió el órgano de la Iglesia Luterana. Estos instrumen-
tos, además del piano, le permitieron desarrollar sus talentos y capacidades innatas.
Curioso, inquieto y alguna vez punketa, ahora parece haber entrado en otra etapa de su
vida más cercana a lo espiritual y a las esencias humanas.
En la alquimia musical
Tal vez por eso su concierto en la U. Católica penquista de hace algunas semanas lo
empezó haciendo elegir al público 10 cartas del Tarot de Marsella y así armó el programa
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Xilografías del libro Crónicas
de una muerte portentosa,
de Claudio Romo
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Biopolítica de la
Vida
Swinger
Por Oscar Vivallo
narbolando una húmeda y vanguardista pluma, la escritora
francesa Anais Nin abofeteó con su Delta de Venus , allá por
1939, la puntillosa sensibilidad de la época. Su intensidad
descarnada arrastró su exploración erótica y emotiva hacia
los imbricados recovecos del incesto y del encuentro íntimo
con hombres, mujeres y parejas. Transgrediendo los cánones
heteronormativos y judeocristianos, su itinerario vital hilvanó
lo que lentamente dio a lugar a un indeleble pacto entre la
propia vida y la combustión erótica de su obra, entre la
urgencia de la vivencia y la osadía con que observó el univer-
so de su corporalidad y de toda frágil libertad. El erotismo es una de las bases del
conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía ‒sentenció abier-
tamente, rozando en retrospectiva las huellas mnémicas de aquello que en otros
despertaría la necesidad apremiante de la reserva o el erosivo temor a la sanción
social.
Era cosa de tiempo. Después de casi tres meses de intentos por concertar una entre-
vista con parejas que han extendido su experiencia sexual al tándem erótico con
pares, sus testimonios revelaron una paradójica libertad. Profesionales o con traba-
jos en una amplia gama de producción y venta de servicios, dedicados[as] a la ma-
ternidad y paternidad, además de concentrarse en el bienestar de sus parejas, sus
vidas no difieren de los altibajos que padece y goza cualquier mortal de este plane-
ta. Provenientes de diversos sectores sociales y con una diversidad de apariencias
corporales, las parejas swingers parecen practicar una suerte de democracia
socioerótica que no vulnera ese contrato tácito ligado a la fidelidad afectiva. Se
trata de una relativización de la exclusividad sexual, que se caracteriza por la permi-
sividad del contacto íntimo ‒simultáneo o sucesivo- con otras personas, bajo el
consentimiento explícito de la pareja.
El relato de Paula [los nombres han sido cambiados], de 44 años de edad y con casi
una década de encuentros swingers, devela una ruptura con las concepciones de
pareja heteronormativas y patriarcales. Sus contactos sexuales en fiestas con otras
mujeres y hombres son valorados como un acto orientado a buscar, no sólo el propio
placer, sino que también el máximo deleite sexual de la pareja. Ahora bien, si las fies-
tas grupales donde se fraterniza sexualmente sugieren el quiebre del tradicional
imperativo monogámico, también es cierto que esa aparente libertad sexual es ejer-
cida sin obviar una dimensión intransferible que imponen a la fidelidad: se ama sólo
a la pareja. Francisca (37), otra entrevistada, revela que esta regla es transversal
dentro de la ética swinger. Nada transcurre tras bambalinas; el despliegue de contac-
tos sexuales, por múltiples que sean en un solo evento, deviene con el inequívoco
conocimiento y la aprobación de la pareja. Un encuentro sexual sin aviso puede
generar una crisis conyugal, así como aquellas expresiones de afecto con otras per-
sonas que denoten algo más que el solo deleite de la corporalidad compartida.
Desde una perspectiva foucaultiana, las prácticas swingers no están exentas de su
Fotogreafías de Gonzalo Muñoz - Cultura UCSC
El penquista radicado en París reflexiona acerca
de lo profundo de la música y las conexiones
espirituales que la gente debe buscar.
basado en obras de Doménico Scarlatti. En París lo hice el año pasado en conciertos que
damos en casas porque me interesa que haya una interacción con el público más profun-
da y cercana argumenta. Es un riesgo alto, indica, porque debes conocer toda esa
música y asumir los errores también. Pero quien controla la música controla todo , sen-
tencia.
El clavecín permite diferentes formas de escucha y de ser tocado. Puede sonar como
una guitarra, un guitarrón, salterio o una arpa, pero lo importante es expresar el senti-
miento que hay aquí. Es una profunda alquimia musical que es difícil de explicar pero de
la que no te puedes desconectar porque al clavecín le interesa también. Si vas a un
bosque antiguo sentirás algo que se pone en movimiento, una emoción inexplicable.
Cuando eso pasa con la música y percibes belleza se produce un cambio de energía y
puedes acceder a todo porque la belleza te permite volar alto e ir más allá de los estereo-
tipos que hay destruirlos refrenda.
Conexiones fundamentales
La razón y la occidentalización de la cultura, según él, nos ha hecho perder otras maneras
de entender la realidad, otras dimensiones más profundas y sensibles. Explica que todo
es una meditación y cuando esto sucede en la música, el pensamiento abandona el ser y
entramos a un territorio espiritual. La música puede ser usada de distintas maneras pero
sirve para una sola cosa: conectarte a un nivel más profundo con el ser y con el universo.
Hay personas que llegan a eso pero no lo aceptan y viven sin seguir esa misión que les ha
sido dada. Una responsabilidad que hay que acatar alegremente. Los pueblos originales
lo entiende muy bien porque están conectados con la madre tierra .
Campos dice que antes renegaba esa responsabilidad pero ahora la está asumiendo. No
lucho contra nada y jodes la vida en eso; te enrabias reclamando y lo que es peor, te
Ilustración: Jorge Zambrano
ubicación en los ámbitos del poder, del control y de la vigilancia. Y no sólo respecto
de la sociedad, sino que también al interior de los mismos espacios de intercambio
de experiencias sexuales. En otras palabras, se rigen bajo otros dispositivos biopolí-
ticos que regulan la expresión de la sexualidad, del género y los deseos. Del mismo
modo, no consistirían en prácticas que destruyen las concepciones de relación de
pareja, de fidelidad y de la sexualidad. Al contrario, se erigirían como una expresión
socioafectiva que resignifica todo eso, dependiendo de los espacios de aceptación
o rechazo establecidos por la sociedad, así como por las otras parejas o individuos
swingers.
Por otra parte, esta resignificación conduciría a un replanteamiento de la hetero-
centralidad y del machismo. Fernando (52), profesional del marketing, refiere que
para un hombre es mucho más difícil adaptar su estructura valórica a la experiencia
swinger de su pareja-mujer. Romper con el arraigado habitus cultural, que estable-
ce un dominio exclusivo del hombre sobre el cuerpo y la sexualidad de su mujer,
se experimentaría como una transformación mayúscula del propio sistema de valo-
res y de creencias. Para Fernando fue alcanzar un nivel de transparencia y de hones-
tidad que define como brutales , donde el sentido de propiedad sobre el cuerpo
de su pareja dio a lugar a la desapropiación y a su focalización en la fidelidad afecti-
va.
Así como la revelación literaria de la vida erótica de Anais Nin irrumpió con estruen-
do en la aparente solidez moral de la época, actualmente la práctica swinger se ha
erigido en las redes y espacios sociales como una concepción más, que ha ido
transformado las nociones heteronormativas y patriarcales de relación entre
cuerpo y afecto. Quizás sin concebirlo, aquellas personas que la ejercen han modifi-
cado la biopolítica de la sexualidad, con relación al entorno social. En una sociedad
patriarcal, donde la sexualidad se erige ‒bajo una óptica foucaultiana- como un
campo de batalla donde se establecen sobredeterminaciones y dominaciones,
también surgirían resistencias, negociaciones y extensiones de límites. Al transgre-
dir las normas heteronormativas y patriarcales y al ser susceptibles del rechazo
social, los individuos y parejas swingers transformarían en un proceso político su
identidad y sus concepciones eróticas y sexuales.
Así como las nociones predominantes acerca de la sexualidad establecen las posibi-
lidades del cuerpo, el control y la vigilancia de la sexualidad administran lo más pro-
fundo de la vida humana y de las relaciones sociales. De esa tensión entre domina-
ción y resistencia, surgen las transformaciones referidas a la vivencia y expresión de
la propia sexualidad, sus vectores, su estructura valórica y su poder político trans-
formador. Mirada de esta manera, la práctica swinger no se trataría de una vida de
descontrol y de libertinaje sexual, sino que de un pacto político diferente sobre la
administración de los cuerpos, de la afectividad y de la experiencia sexual. Al fin y al
cabo, se trata de una variante biopolítica que en ciertos espacios porfía por su
vigencia, aunque Anais Nin y Michel Foucault retocen -tras sus muertes- en las
inciertas dimensiones de la incorporeidad.
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alejas de lo principal hasta el suicidio y todos tus talentos se pierden. Mejor es crear y
cooperar, esa es la clave. El sistema no sirve entonces hay que evolucionar hacia un
mundo nuevo y crear una filosofía nueva también . Y es claro. Hay que cultivar valores
como la compasión, estar con el otro es el sentimiento más hermoso que podemos tener.
No lo hacemos porque hemos perdido la conexión con lo sagrado y la ciencia o el funda-
mentalismo de las creencias han aislado al ser humano. Cage dice no intentes arreglar el
mundo solo conseguirás empeorarlo. Entonces se trata de crear algo distinto .
Se reconoce en Bach y sus hijos, Scarlatti, contemporáneos como Ligetti, Xenakis, Carter
o Schoemberg, pero algunos de ellos están más cerca de su conformación mental. Es
difícil encontrar en la música contemporánea una vibración que no sea un ejercicio inte-
lectual. Me acomoda más la improvisación, lo antiguo, lo que tiene que ver con la mate-
ria, con el centro de la Tierra. Cuando hice este instrumento (un clavicordio) y lo traje a
este mundo estoy tratando de conectarme con la materia. Lo espiritual se encarna en el
cuerpo para expresarse y busca un medio para hacerlo .
En el organismo
Edgardo comenzó a adentrarse en el alma del clavecín. En el cuerpo aunque reconoce
que esto lo hizo desde niño y más tarde cuando con un amigo mexicano restauraron un
clavecín. Cuando tocas tienes que conocer a los instrumentos, reparar sus partes, afinar-
las. En París, cuando estaba estudiando mi profesora se dio cuenta que tenía facilidades
para lo manual y me llevó a conocer al maestro Emille Jobin de quien aprendí muchísimo.
Buscando un piano romántico, como los que tocaba Chopin, al escucharlo me cambió la
vida porque es otra cosa: otra sonoridad y una factura de sonido magnífica . Interesado
en la organología y en la construcción de instrumentos de teclado, durante dos años
trabajó con el constructor de clavecines y restaurador de fortepianos Olivier Fadini en
París y con el maestro Emile Jobin, con quien construyó su primer instrumento. Quizás
descubrió su alma la que sigue andando por distintos espacios infinitos para seguir
viviendo y cooperando.
Tree-D
(Arbol muerto)
Alan Muñoz
Editorial Askasis
Poesía 2016.
Por Alexis Figueroa
caba de presentarse al público de Concepción, el último libro de
Alan Muñoz. Perteneciente a las últimas -pero no tan últimas- gene-
raciones poéticas de esta ciudad, en 120 páginas reúne un trabajo
de arte que entiendo, no es fruto de un solo momentos y espíritu.
Tampoco es una antología de obra, sino más bien reúne diversos
poemarios, enlazados en una estructura que se conforma ahora
como una obra única, que muestra el tránsito de un tema- o más
bien una percepción- escritural. Es así, un libro que maneja su propio universo cultu-
ral, llamando constantemente - generalmente por medio de epígrafes- a la historia
de la literatura, expresada por nombres de poetas y autores, que conforman una
especie de educación artístico sentimental del poeta, nombres también completados
con citas a músicos, series de tv, grupos musicales, y cierta mitología de sobra y luz
que incluye ángeles, demonios y claves arcanas. La característica central de su
poesía, atendiendo a su voz, es la constante apelación, auxiliada por la teatralidad.
Son poemas que se impulsan muchas veces en base a personajes (Aliona, los Cangre-
jos, Queen, Princesa, Angeles) que mantienen un discurso dirigido constante al lector;
un discurso de rasgos sorprendentes y tono imperativo: DESLUMBRADO PUBLICO:/
Siempre pensé que los astros/ vislumbran lo que nos queda de tiempo,/ aún lo
pienso/ apágenme estos ojos/ voy a conjurarlos de poema en poema. / Así, entre per-
sianas de estrellas/ fisgonear minucioso/ como tocan sus cuerpos/ una mano y un
nombre.
En general, son poemas duros, impregnado de un imaginario urbano, y en donde de
cuando en cuando asoma la presencia -a estas alturas- convencional de la ciudad:
Concepción es ya un total paisaje para la poesía: Llueve a cantaros en La Concepción
del Nuevo Extremo/ -dice el poeta- y nadie repara en la trizadura de Dios en el ocaso,/
son de llanto las quemantes nubes en el hervidero/ son de clamor los aviones cessna
que nos bañan, / son de carbón los túneles que nos tiznan las ideas: Andres Gallardo
anota en la solapa de este libro: El escritor, es consciente de que la poesía se hace con
palabras y en marco de una tradición expresiva. Es evidente que el libro reúne y
muestra un trayecto poética, puesto que aun dentro de su particular estilo, hay dife-
rencias entre quien escribe Angeles lloviendo a cántaros, con el que anota un
poema como Juegos artificiales. Más que el imaginario usado, que se aprecia violen-
to, pasional, visceral -Nosotros, los únicos, los suicidas, / nosotros no fuimos los
asesinados,/ no fuimos nosotros los amantes, los encarcelados,/ nosotros, los produc-
tos, los voyeristas babosos,/ nosotros, los del hemisferio contiguo, / los de la luz eléc-
trica y babilónica- y que se mantiene a lo largo de todo el libro, el cambio está en los
nuevos descubrimientos del poeta: la capacidad de la simpleza, la capacidad de sus-
pender su tono, para exponer angustia y rabia , en por ejemplo, una paradoja leve,
surreal, impresionante: No podía mentirle a su tierna edad,/ nos habían marcado a
fuego,/ para el demiurgo solo éramos piezas de ajedrez:/ -Aparentemente todo era
un juego…/-¿Hasta las bengalas en el cielo?/ -No, excepto las bengalas en el cielo. Es
el poeta, hablando de la muerte, sí.