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• Resumen
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• Resumo
Ha sido una larga historia la transcurrida por la humanidad para imaginar y crear una forma para
pensar, decidir, diseñar y actuar en una sociedad que requiere de propuestas sociales de
desarrollo en un espacio compartido, no para actuar en beneficio de un segmento de la población
o de la sociedad, sino para todos y de modo igualitario, no idéntico. La planificación es una
construcción social gestada en procesos políticos particulares, que crearon una actuación estatal
particular que representaba lo común a todos y lo nacional. La representación estatal del interés
general de la pluralidad social y el desarrollo, tuvo en la planificación el medio para viabilizar una
acción pública coherente e integrada y dependiente de los intereses, necesidades y voluntad
ciudadana.
La propuesta leninista a través del Gosplán o el Comité Estatal de Planificación creado en 1921,
tenía por finalidad la elaboración de planes quinquenales para Rusia y desde 1923 para la
exURSS, en tal sentido, en el macartismo de la época, la planificación era comunista para el
extremismo ideológico de la potencia norteamericana, posición que guarda relación con su
liquidación durante el liberalismo dominante en el quehacer estatal latinoamericano
contemporáneo.
Las tendencias liberales se apropiaban de los servicios y función pública estatal para beneficios
empresariales. La desregulación liberal del laisser faire laisser passer, fue el camino para la
consecución de mayores libertades a los propietarios globales, a la vez que privatizaba las
funciones públicas. El desarrollo social o el proyecto construido colectivamente, era sustituido por
el crecimiento de las corporaciones privadas. La situación económica y poder contemporáneo, son
evidencias de la desintegración política y del ocaso de la planificación y las políticas públicas en
las últimas décadas.
Lo público y lo ciudadano es consustancial de la planificación en un régimen político democrático y
solidario. No se planifica en contextos desintegrados, autosuficientes ni en propuestas privadas.
La planificación es una relación que supone e implica decisiones políticas colectivas para la
comunidad. La planificación no es ni fue un proceso técnico ni es una relación entre cosas, es una
relación social y política en la historicidad particular de los pueblos. Tampoco fue una creación
cepalina, aun cuando fue su principal propugnador en el espacio latinoamericano[4].
La planificación para el desarrollo compromete a todos en la sociedad, no atribuible a las acciones
que hacen los dueños de recursos y propiedades. La disposición arbitraria y privada de procesos
sociales complejos y de los recursos nacionales, no es planificación es dominación. Las dictaduras
no planifican como tampoco es preocupación privada el desarrollo nacional, el bienestar, la
gobernabilidad o la paz social. Las viejas y nuevas tiranías se imponen con explotación, miedo y
coacción independientemente de las valoraciones, necesidades o problemáticas sociales en sus
ámbitos de la dominación.
La planificación es una forma de hacer menos incierto el futuro de la sociedad, en relación con el
conocimiento y tendencias de donde se actúa y de las capacidades y posibilidades orgánicas de
actuación estatal y ciudadana, no es la predicción o la determinación absoluta del devenir es el
ámbito de lo posible (Matus, 2008). El análisis de las realidades en su contexto, es el punto de
partida, como un modo de conocer la situación, problemática y alternativas de las sociedades, así
como constituye un modo de vislumbrar tendencias y perspectivas de la acción pública. Así, la
planificación para el desarrollo es el medio para aproximarnos a conocer y actuar por el desarrollo
y el bienestar en un contexto complejo, incierto y donde intervienen intereses y actores
heterogéneos con capacidad y libertad para actuar en sus ámbitos sociales.
El conocimiento de los espacios donde se pretende actuar es la condición básica previa a todo
proceso planificador[5]. El desconocimiento de la realidad o la aplicación mecánica de los medios
e instrumentos usados no constituyen insumos para la planificación, así como tampoco es posible
concebir a la planificación alejada la consecución de propósitos y metas, sin relación con la
problemática, interés ni participación ciudadana y pública, ni que omita la estimación y valoración
de la capacidad institucional estatal. No existe planificación para el desarrollo que sea extraña o
contraria al bien común[6].
La planificación estratégica cobra importancia en el proyecto liberal y privatizador de la función
pública, en oposición con la función reguladora del Estado, las políticas públicas y la planificación
para el desarrollo. Desde esta perspectiva el desarrollo es la acción espontánea, privada y
desarticulada de los propietarios. Así, ese desarrollo es privado, no es nacional ni social y deja de
tener un estatuto colectivo y social, para ser la adición de desarrollos privados que no requieren de
la acción estatal ni colectiva de la sociedad, para ser fundamentalmente una acción individualizada
que opera en razón de las desiguales libertades, capacidades y acción de propietarios, ámbito en
el cual se desenvuelve y sirve la planificación estratégica. La autodeterminación organizacional y
la concertación social, constituyen espacios diferenciales sobre las que sustentan estas visiones
sobre planificación, las cuales son radicalmente diferentes y contrarias. La agregación de
crecimientos privados e individualistas, no es planificación ni son garantía para el desarrollo social.
Así, mientras que la planificación desde el Estado regula, orienta y promueve la consecución de
propósitos comunes y donde toda la pluralidad social está implicada, no como objetos sino como
sujetos de su propio desarrollo, la planificación estratégica implementa sus decisiones para el
logro de propósitos exclusivos de la organización privada que autodefine sus fines y acciones.
La planificación estratégica asume tener la capacidad de alcanzar sus objetivos y metas por el
control y la subordinación de todos los procesos y relaciones vinculadas con la consecución de
sus propósitos. Desde esta perspectiva, la planificación no será el ámbito de lo posible, sino la
imposición privada y autosuficiente en los mercados, organizaciones o sociedades, ella está ligada
al poder unilateral, con la dominación, no con la regulación de las tendencias de una sociedad
mundial compleja, diversa, interdependiente y contradictoria.
En el espacio latinoamericano la influencia de la CEPAL, así como la relativa laxitud política de las
potencias durante las confrontaciones mundiales y las experiencias de algunos países del área,
han sido interesantes y significativas en la historia social y política latinoamericana, sin embargo,
los análisis sobre la planificación para el desarrollo particularmente a inicios de la década del
sesenta del siglo pasado, no han sido suficientemente valorados ni rescatados a pesar de los
logros y profundas diferencias con la planificación estratégica. Sin embargo, habría que decir, que
no fue un olvido en la memoria histórica de las sociedades ni de sus estudiosos, la precariedad
epistemológica, teórica, histórica, empírica de la planificación estratégica, son evidencias de la
imposición ideológica liberal que distorsionó la concepción de planificación para fines contrarios a
su estatuto originario e histórico. El silencio crítico a la planificación estratégica es una
consecuencia del influencia ideológica y la coacción política vivida en Latinoamérica en momentos
que se cercenaba todo derecho a la democracia, las políticas públicas y el desarrollo nacional.
La planificación del quehacer estatal fue relegada políticamente por la privatización de los
intereses generales de la sociedad y olvidaba del papel trascendente que tuvo de planificación en
el progreso de países latinoamericanos y particularmente el costarricense. La planificación
estratégica ha contado con la complicidad cognoscitiva de la ciencia y la investigación en la
transformación estatal contemporánea para constituirse en parte de la contrarrevolución teórica
del liberalismo y de la colonialidad del saber.
Las organizaciones que aplican procedimientos rígidos, como resultado de las aplicaciones
normativas y técnicas de la planificación estratégica, podrán jactarse de ser impermeables a las
condiciones existentes en los ámbitos de su actuación, no solamente por considerar cosas a los
objetos de su intervención, sino porque están alineados, como objetos inertes incapaces de
nutrirse de las sustancias, procesos y acontecimientos del entorno. Las organizaciones que se
imponen e imponen prácticas estandarizadas, son insensibles y ciegas, sin capacidad de pensar,
aprender o adecuarse, son entes que se han robotizado, renunciando a la vida, al dinamismo y
diversidad, dejando de ser autopoiéticos (Maturana y Varela, 2003; Maturana y Varela, 2004). El
todo y las partes se implican en el proceso planificador, aspecto que es omiso en la planificación
estratégica.
Los modelos tecnocráticos como el taylorismo (Neffa, 1990), el fordismo, el control total de
calidad, la reingeniería, el outsourcing o la planificación estratégica, son sistemas creados en
función de las creencias, percepciones e ideologías en sus tiempos y espacios, luego no es
posible esperar que los resultados de sus aplicaciones sean idénticos a los imaginados, dado que
el contexto ni las realidades organizacionales, constituyeron las fuentes para la creación de esas
técnicas. La simplicidad de concebir los espacios vivos, como cosas susceptibles de modificarse,
controladas o supeditarlas a los intereses y propósitos del poder, ha sido la ilusión común, en la
decepción y frustración en la aplicación de las técnicas y de la planificación estratégica. El estado
del conocimiento y la reflexión crítica sobre las técnicas tiene un largo camino, sin embargo, aún
perduran las visiones absolutas y mecánicas por ser funcionales a un sistema que cosifica las
relaciones sociales (Mumford, 1987; Huaylupo, 2011).
Notas:
[1] Catedrático. Escuela de Administración. Facultad de Ciencias Económicas. Universidad de
Costa Rica.
[2] El mecanicismo en el quehacer administrativo ha sido asociado erradamente con la burocracia,
cuando en realidad este es una cosmovisión del mundo reductiva y simplificadora, cuyos
destacados representantes fueron Galileo (1564-1642), Descartes (1596-1650) y Newton (1642-
1727) entre otros, durante los siglos XVII y XVIII, y en el campo de la administración tiene su
exponente en el plano administrativo a Frederick Taylor (1856-1915).
[3] El triunfo de la revolución bolchevique en Rusia sobre un régimen imperial, atrasado y tiránico,
requirió la conquista de reformas burguesas, asociadas con procesos diseñados e integrados
nacionalmente. Independientemente de la evolución política de la ex Unión Soviética, la
planificación consolidó el fin de un régimen imperial, para instaurar formas de representación
social y de desarrollo.
[4] La planificación nació en la organicidad estatal soviética, luego del triunfo de la revolución
bolchevique; por este origen fue calificada de comunista por el macartismo en la guerra fría
norteamericana de la primera mitad del siglo pasado. La promoción de la planificación por Raúl
Prebisch, a fines de la década del cuarenta del siglo pasado, cuando se creaba la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL), dependiente de Naciones Unidas; por ello fue
acremente cuestionada ideológicamente, aun cuando países nórdicos planificaban, sin ser
comunistas.
[5] El conocer, explicar o interpretar la realidad donde actuará la planificación, no es registro de
datos y gráficos cuantitativos, como regularmente se distorsionan y simplifican las realidades. Las
descripciones en cualquiera de sus formas, no explican ni expresan univocas significaciones y
menos aun cuando no guardan correspondencia con las intervenciones e intencionalidades de la
planificación.
[6] La planificación no es la administración de recursos y capacidades privadas, tampoco es una
labor administrativa ni es la priorización de acciones en razón de los recursos escasos como lo
supone la teoría neoclásica o marginalista hace más de un siglo. No se planifica acciones
individuales para propósitos individuales, ello es una programación.
[7] La planificación estratégica, “Es el proceso mediante el cual una institución define su misión y
visión de largo plazo; los objetivos, estrategias y políticas para lograr esa visión, a partir del
análisis de factores externos (oportunidades y amenazas) y de factores internos (fortalezas y
debilidades). Supone la participación activa de los actores organizacionales, la obtención
permanente de información sobre sus factores claves de éxito, su revisión, monitoreo y ajustes
periódicos, para que se convierta en un estilo de gestión que haga de la institución un entre
proactivo y que le permita anticiparse a los acontecimientos.” (Paredes y Proaño, 1997: 46).
[8] Carlos Matus afirmaba en 1993 que los organismos internacionales y las universidades tienen
entre treinta y cuarenta años de obsolescencia intelectual respecto de la planificación (Huertas,
1999).
[9] Los procesos que desregulaban al Estado y propugnaban por su transformación hacia la
privatización de la función pública acuñaron la denominación de la Nueva Gerencia Pública para
institucionalidad estatal en América Latina, en parte impulsada por el Centro Latinoamericana de
Administración para el Desarrollo (CLAD), la cual era concebida como la imitación de las prácticas
gerenciales privadas en la institucionalidad pública.
[10] La ideología liberal muestra su superficialidad al responsabilizar de la crisis económica, fiscal
o de endeudamiento, a la acción reguladora estatal, a la interpretación keynesiana y a las
propuestas planificadoras de la CEPAL. La crítica encubría la intencionalidad de desregular la
acción estatal e imponer la planificación estratégica.
[11] La expresión estratégica de confrontación es común en el medio empresarial, porque deberán
competir para su permanencia en el mercado, por esta razón se la identifica como Corporate
Planning (Fernández, 2010: 5), dado que se asume que solo los conglomerados empresariales
están en capacidad de hacer una gestión y planificación estratégica. La búsqueda por el control de
los mercados, la rentabilidad y la productividad, así como la eliminación de la competencia, otorga
una significación eufemística a la palabra estratégica.
[12] En las misiones y visiones que se imponen diferencialmente en cada parte del todo y que se
concretizan de modo distinto en sus funciones, procedimientos y acciones, están lejos de integrar,
articular o complementar. La planificación estratégica separa y atomiza a la organización, así
como la aísla de la organicidad de la totalidad social. Asimismo, la obsesión por maximizar los
recursos y esfuerzos de la planificación estratégica, ha derivado en la eliminación de toda
actividad y función igual o similar en la organización por considerarlas inútiles por encarecer,
restar competitividad o disminuir productividad.
[13] “La planeación estratégica es un proceso que se inicia con el establecimiento de metas
organizacionales, define estrategias y políticas para lograr metas, y desarrolla planes detallados
para asegurar la implementación de las estrategias y así obtener los fines buscados.” (Miklos,
2000: 33) “…la planeación es proyectar un futuro deseado y los medios efectivos para
conseguirlo.” (Ackoff, 1980:13). “La planificación puede definirse del modo siguiente: es el
procedimiento mediante el cual se seleccionan, ordenan y diseñan las acciones que deben
realizarse para el logro de determinados propósitos, procurando una utilización racional de los
recursos disponibles.” (Pichardo, 1984: 15).
[14] El Estado Social no ha sido el ente opresivo que limitara las determinaciones empresariales,
como ha sido la cantaleta liberal, no obstante, las dictaduras en América Latina han sido
funcionales a los conglomerados empresariales nacionales y globales. La creencia liberal de
sustituir al Estado por el mercado, es solo un discurso porque sin Estado dichas fuerzas no
tendrían viabilidad económica, social o política.
[15] Carlos Matus (1993) afirmaba en una época donde la planificación no era el centro del
quehacer estatal, que “Nuestros métodos de planificación son primitivos, rígidos e impotentes para
servir a una dirección política que gobierna un sistema complejo, dinámico, creativo, resistente y
plagados de elementos de incertidumbre.” (Matus, 1993: 165). La crítica de Matus es instrumental
y técnica, sin embargo, estas no determinan la planificación, sino las relaciones entre la sociedad
civil y el Estado.
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Pacarina del Sur. año 9, núm. 34, Enero-Marzo, 2018, es una publicación trimestral editada por Tirso
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