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Semiología

PID_00236867

Rubén Muiños Martínez


Elena Requena Varón
Rosa Sáez Codina
© FUOC • PID_00236867 Semiología

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Índice

1. ¿Qué es la Semiología?...................................................................... 5

2. Semiología de la conciencia............................................................ 9
2.1. Vigilancia o estado de vigilia (arousal) ....................................... 10
2.2. Claridad de conciencia ............................................................... 13
2.3. Campo de conciencia ................................................................. 13
2.4. Conciencia del yo ....................................................................... 14
2.4.1. Conciencia del yo corporal ........................................... 14
2.4.2. Conciencia del yo psíquico ........................................... 14

3. Semiología de la atención............................................................... 16

4. Semiología de la orientación.......................................................... 18

5. Semiología de la memoria............................................................... 21

6. Semiología de la percepción........................................................... 25
6.1. Trastornos de la percepción ........................................................ 25

7. Semiología del pensamiento........................................................... 28


7.1. Trastornos del curso del pensamiento ........................................ 29
7.2. Trastornos del contenido del pensamiento ................................ 32

8. Semiología del lenguaje................................................................... 39


8.1. Comunicación no verbal ............................................................ 39
8.2. Comunicación verbal .................................................................. 40
8.3. Alteraciones de origen neurológico ............................................ 42
8.3.1. Afasias ............................................................................ 42
8.3.2. Trastornos en la articulación del lenguaje ..................... 43

9. Semiología de la afectividad.......................................................... 44
9.1. Trastornos de la afectividad ........................................................ 46

10. Semiología de la psicomotricidad................................................. 50


10.1. Agitación psicomotriz ................................................................. 50
10.2. Disminución (inhibición) de la actividad psicomotriz ............... 51
10.3. Otros trastornos psicomotrices ................................................... 52

11. Semiología del sueño........................................................................ 55

Bibliografía................................................................................................. 59
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1. ¿Qué es la Semiología?

Rubén Muiños Martínez


Elena Requena Varón
Rosa Sáez Codina

En Psicopatología, se denomina Semiología aquella parte de la discipli-


na que se encarga de estudiar los signos y los síntomas de los diferentes
trastornos mentales, signos y síntomas que se expresan a través de alte-
raciones en los procesos psicológicos.

A manera de símil o comparación, podríamos decir que la semiología es como


una caja de piezas de Lego (juego de construcciones que consiste en diferentes
piezas de plástico de diferentes medidas y colores, que se encajan unas con
otras y con las cuales se pueden construir diferentes objetos: casas, coches,
naves espaciales, etc.) llena con la que “construir” los diferentes trastornos.
Los signos y los síntomas serían las “piezas específicas” que se combinarían
para construir los diferentes tipos de trastornos. Igual que para la construcción
de una casa, por ejemplo, harían falta diferentes piezas de Lego (de diferentes
colores, formas y/o medidas), para el diagnóstico de determinado trastorno
será necesario la presencia y la confluencia de diferentes signos y/o síntomas.

Un síntoma corresponde a la referencia subjetiva que da la persona de


una percepción o cambio que reconoce como anómalo o causado por
un estado patológico.

El DSM-5 (APA, 2013) define el síntoma como una manifestación subjetiva de


una afección patológica. Los síntomas los expone el individuo afectado y no
los observa el examinador.

En cambio, el signo es un dato objetivo y objetivable. Se entiende por


signo cualquier manifestación objetivable consiguiente a una enferme-
dad o trastorno e, idealmente, se hace evidente en la biología de la per-
sona afectada.

Los signos se hacen objetivables durante el examen físico realizado por el pro-
fesional de la salud, por ejemplo, por medio de la palpación de la zona dolori-
da o de la observación de diferentes zonas de la piel, es decir, el signo es la va-
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loración objetivable del profesional sobre el cuadro clínico del paciente. Para
el DSM-5, el signo es una manifestación objetiva de un estado patológico. Los
signos los observa el examinador en vez de comunicarlos la persona afectada.

En el caso de la Psicopatología, se podría añadir que el signo se hace evidente


no solo a través de la biología sino también (o en vez de) por el entorno más
cercano. Es decir, en Psicopatología hay signos que pueden ser detectados no
solo por el profesional, sino también por las personas del entorno y que no
se expresan a través de la biología, como tener la casa completamente desor-
denada, la nevera llena de alimentos caducados... Por otro lado, también hay
signos que se expresan en el área corporal y observables tanto por no profesio-
nales como por profesionales (aunque estos están capacitados para hacer una
interpretación de ellos), como, por ejemplo, una persona que lleva las uñas
mordidas, que huele mal por falta de higiene, a la que le falta pelo en alguna
zona del cuerpo con claras señales de que han sido arrancados...

En la tabla 1, se exponen ejemplos de síntomas y signos.

Tabla 1. Ejemplos de signos y síntomas

Signos Síntomas

Uñas mordidas “No tengo ganas de hacer nada...”


Rascarse de forma compulsiva “Noto que por mi cuerpo andan hormigas...”
Fuerte olor corporal por falta de higiene “Me da miedo bañarme y lavarme...”
Cortes en los brazos “Oigo voces que dicen que me haga daño”
Temperatura corporal alta “Me da vueltas la cabeza y creo que me marearé”
Presión arterial baja “Hay alguien que me agarra y me quita la ropa con la que me he de vestir”
Llevar la ropa puesta del revés “A veces me da la sensación de que mi corazón explotará porque va muy rápido”
Taquicardia

En estos ejemplos, se puede ver que el signo es mucho más objetivable, mien-
tras que el síntoma lo es menos y depende de la apreciación tanto de la perso-
na afectada como del profesional que lo tiene que dotar de significado.

Tanto los síntomas como los signos pueden ser clasificados, por un lado, como
primarios o secundarios; y, por otro lado, como orgánicos o funcionales. Aun
así, estos dos tipos de diferenciación no son excluyentes, sino complementa-
rios.

1)�Primario�frente�a�secundario

Se entiende por signo o síntoma�primario aquel que es genuino del trastorno;


en teoría, sería suficiente con su presencia para diagnosticarlo.

Por ejemplo, las alucinaciones serían un síntoma primario de la esquizofrenia.


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En cambio, el signo o síntoma�secundario no es específico del trastorno en


el cual se presenta, puede presentarse en diferentes trastornos y a menudo
aparece como consecuencia de uno primario.

Continuando con el ejemplo de la esquizofrenia, las alucinaciones auditivas generan


mucha ansiedad: en este caso, la ansiedad es un síntoma secundario porque sería una
consecuencia de las alucinaciones. En cambio, en el trastorno de ansiedad generalizada,
la ansiedad es un síntoma primario.

2)�Orgánico�frente�a�funcional

Un signo o síntoma�orgánico, tal como el nombre indica, tiene un origen


biológico.

Sería el caso del vértigo provocado por una disfunción en el oído.

Mientras que un signo o síntoma�funcional tiene un origen psicológico.

Por ejemplo, el vértigo provocado por una fobia a la altura.

Por otro lado, los signos y síntomas se pueden conceptualizar de forma cate-
gorial o de forma dimensional. La conceptualización de un signo o síntoma de
forma categorial solo tiene en cuenta dos posibilidades: la persona lo presenta
o no lo presenta. En cambio, en la conceptualización dimensional, signos y
síntomas se valoran en función de un continuo, por ejemplo, en función de
la intensidad (así, la intensidad puede ser alta, baja o moderada). Tal como
se ha visto en el módulo “Bases conceptuales y sistemas de clasificación de la
psicopatología”, tanto la CIE como el DSM hacen una valoración categorial
de signos y síntomas, a pesar de las limitaciones de este enfoque.

Para acabar, hay que hablar de los términos síndrome y cuadro clínico.

Un síndrome es el conjunto de signos y síntomas que concurrirían en


tiempo y forma, y que caracterizan un trastorno o que tienen una sig-
nificación clínica.

Un mismo síndrome puede tener diferentes etiologías. Síndromes

Ejemplos de síndromes en Psi-


En medicina, estrictamente, un síndrome recibe el nombre de enfermedad copatología serían el síndrome
cuando se sabe su causa, pero esta apreciación es difícilmente aplicable en el de Capgras o el síndrome de
Clérambault.
campo de la Psicopatología.

Algunos síndromes se pueden presentar solos, de manera independiente, y


otras veces pueden darse en el contexto más amplio de un trastorno mental.

Así, el síndrome de Clérambault se da cuando una persona está patológicamente enamo-


rada de un personaje público, famoso... y cree que es correspondida, de manera que cual-
quier gesto que haga el personaje lo interpretará como una muestra de su amor. Este sín-
drome puede aparecer en el contexto de un trastorno delirante.
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Un cuadro�clínico es el conjunto de signos y síntomas que presenta


una persona, pero el cual todavía no ha sido diagnosticado y no se sabe
su causa.

Por ejemplo, en una primera entrevista se detecta que la persona que consulta presenta
febrícula postcoital, ideación autolítica, sudoración, sensación de que tiene el cuerpo
lleno de hormigas que andan por encima, temblores, le cuesta fijar la mirada en un punto
concreto, habla muy rápido y dice palabras que no entendemos y no existen. Este es el
cuadro clínico (descripción de signos y síntomas que presenta) pero todavía no se ha
determinado qué trastorno presenta y/o cuál es la causa.

En resumen, la Semiología estudia los signos y síntomas que se presentan en


los diferentes trastornos mentales. Los signos y síntomas se expresan a través
de alteraciones en las diferentes funciones o procesos psicológicos. Por eso,
hablaremos de la Semiología de la conciencia, de la atención, de la orienta-
ción, de la memoria, de la percepción, del pensamiento, del lenguaje, de la
afectividad, de la psicomotricidad y del sueño.
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2. Semiología de la conciencia

La palabra conciencia viene del latín conscientia y hace referencia al co-


nocimiento que acompaña a nuestras impresiones y acciones.

Hay muchas definiciones de conciencia. Por ejemplo, percepción de la propia


capacidad de respuesta ante los estímulos. O bien la conciencia como la pro-
piedad de darse cuenta de la propia existencia, condición, sensaciones, opera-
ciones mentales, actos, etc.

La conciencia es la primera función psicológica que hay que evaluar porque si


está afectada, todo el resto de las funciones psicológicas estarán alteradas.

Hemos de tener en cuenta que las posibles manifestaciones de la alteración


de la conciencia se expresan a través de un continuum que puede ir desde la
más absoluta inmovilidad de un estado de coma hasta una agitación extrema.
Por otro lado, las alteraciones de la conciencia se manifestarán en comporta-
mientos verbales y motores patológicos, tanto signos como síntomas.

En Psicopatología se estudia la conciencia desde dos acepciones o vertientes:

1) Conciencia de aquello externo a uno mismo, es decir, la capacidad para


captar el mundo externo.

2) Conciencia del yo o la capacidad para captar el mundo interno y poseer el


sentido de integridad.

Las alteraciones de la conciencia mayoritariamente suelen presentarse en pa-


tologías orgánicas cerebrales, aunque no siempre. Por eso, cuando hay altera-
ciones en esta función habría que descartar primeramente la presencia de un
trastorno orgánico cerebral.

En la tabla 2, se estructuran las diferentes alteraciones que conforman la se-


miología de la conciencia.
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Tabla 2. Alteraciones de la conciencia

Conciencia de aquello externo a un mismo

Vigilancia�o�estado�de�vigilia�(arousal) Hipovigilancia. Manifestaciones:


• Somnolencia
• Obnubilación
• Sopor-estupor
– Psiquiátrico
– Orgánico
• Coma
Hipervigilancia

Claridad�de�conciencia Cuadros confusionales


Campo�de�conciencia Cuadros confuso-oníricos
Cuadros crepusculares

Conciencia del yo

Conciencia�del�yo�corporal Anognosia y/o asomatognosia

Conciencia�del�yo�psíquico Despersonalización
Desrealización
Trastorno de la identidad del yo

2.1. Vigilancia o estado de vigilia (arousal)

Por vigilancia se entiende un grado elevado de eficiencia en el nivel


de las coordinaciones involuntarias, correspondiente a la atención en
el plano de los procesos psicológicos (Diccionari enciclopèdic de medicina,
2000).

Es el estado psicológico del cual depende el hecho de que seamos conscientes


o no del mundo que nos rodea y de lo que nos pasa dentro de nosotros mismos
(Butcher et. al., 2006). Evalúa el estado de la conciencia cualitativamente, dado
que explora el nivel de conciencia.

Clásicamente se han clasificado los niveles o grados de conciencia en seis,


teniendo en cuenta las diversas oscilaciones de la vigilancia o estado de vigilia
tal como se muestra en la tabla 3.

Tabla 3. Niveles o grados de conciencia

Grado Aspecto�subjetivo Aspecto�objetivo Electroencefalograma

I Vigilancia�excesiva: durante emociones Conducta ineficaz: pobre adaptación y Desincronización: amplitud media o ba-
fuertes no existe adaptación óptima a la escaso autocontrol. ja, frecuencias rápidas.
realidad.
La atención no se puede fijar, es débil y
difusa.

II Vigilancia�atenta: flexibilidad y selecti- Conducta eficaz: autocontrol y adapta- Sincronización parcial: amplitud baja,
vidad de acción. ción. frecuencia rápida.

III Vigilancia�relajada: atención flotante, Conducta relajada: buena adaptación Sincronización: ritmo alfa óptimo.
asociaciones libres de pensamiento y relativa, tendencia a actitudes automá-
disminución de la conciencia del mun- ticas.
do.

Fuente: Extraído de Mesa y Rodríguez Testal (2007).


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Grado Aspecto�subjetivo Aspecto�objetivo Electroencefalograma

IV Somnolencia: atenuación en el proceso Adormecimiento: conducta pobre y Ondas lentas: disminuye el ritmo alfa y
perceptivo. desadaptada, mala coordinación y des- aparecen ondas de baja amplitud (be-
orientación. ta).

V Sueño�ligero: mínima percepción de la Inmovilidad: no existe adaptación al Ondas fusiformes: voltaje bajo y un po-
realidad. mundo exterior. co rápido.

VI Sueño�profundo: nula percepción de Inmovilidad: no existe adaptación al Ondas delta: gran amplitud y lentitud.
los estímulos externos. mundo exterior.

Fuente: Extraído de Mesa y Rodríguez Testal (2007).

A grandes rasgos, las alteraciones que se pueden observar en este nivel son las
de hipovigilancia e hipervigilancia.

En la hipovigilancia, la vigilancia o estado de vigilia está disminuida. Algún


grado de hipovigilancia suele aparecer en trastornos orgánicos, intoxicaciones
por drogas y en trastornos disociativos.

La hipovigilancia se puede expresar a través de diferentes niveles:

1)�Somnolencia

Estado intermediario entre el sueño y la vigilia en el que la persona no ha


perdido del todo la conciencia.

La persona se muestra apática; si no se le estimula, se duerme; está parcialmen-


te orientada con posibilidad de errores; aparece una reducción de los movi-
mientos espontáneos, y se conserva la respuesta al dolor, reflejos y tono mus-
cular.

Puede aparecer por ingesta de sustancias tóxicas, falta de descanso, intoxica-


ciones, variación circadiaria normal, insolaciones, efectos secundarios de al-
gunos fármacos o cuadros premigrañosos, entre otros.

2)�Obnubilación

(1)
Turbiedad y lentitud de pensamiento1. La claridad mental está incompleta con Diccionari enciclopèdic de medici-
na, 2000.
alteraciones perceptivas y en las actitudes (Kaplan, Sadock y Grebb, 1996).

La persona se muestra con una gran tendencia a dormirse, atención desorde-


nada, gran lentitud motora, manifestaciones verbales mínimas (respuestas ti-
po sí, no), obediencia de órdenes sencillas de manera descoordinada, hay con-
servación de respuesta al dolor y reflejos pero disminución del tono muscular.
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Puede aparecer en trastornos orgánicos (alteraciones del sistema nervioso cen-


tral), intoxicaciones por ingesta de sustancias tóxicas (cannabis, alcohol...),
traumatismos craneales, hipertensión endocraneal, isquemias o trastornos del
riego cerebral, hipoxias, crisis epilépticas, meningitis y encefalitis.

3)�Sopor-estupor

Estado intermedio entre el amodorramiento (adormecimiento) y el coma. Es


un estado de inconsciencia parcial con ausencia de movimientos y sin reacción
a estímulos, hay una falta de reactividad y desconexión con el entorno.

Es un estado de obnubilación más profundo que el que se ha descrito ante-


riormente y, por lo tanto, con un nivel más bajo de vigilancia y con funciones
más inhibidas.

Puede aparecer en los mismos trastornos descritos en la obnubilación, y ade-


más también se puede presentar en episodios de depresión mayor y en la fase
inhibida de la esquizofrenia catatónica.

4)�Coma

Es la ausencia total de respuesta a estímulos externos o internos, incluso los


más intensos, y el nivel de conciencia es nulo.

Existen diferentes niveles del estado de coma en el que puede estar una perso-
na, que se miden por la escala de Glasgow (Teasdale, 1974); el nivel más grave
es la muerte cerebral. Originalmente, esta escala fue creada para proporcionar
un método sencillo para valorar el nivel de conciencia de las personas que
habían sufrido un traumatismo craneal.

En cambio, en la hipervigilancia, la vigilancia o el estado de vigilia está al-


tamente aumentado. Es un estado caracterizado por un exceso del nivel de
alerta secundario en la hiperactivación de los sistemas neurofisiológicos que
modulan la vigilia y la atención.

La persona muestra taquipsiquia, logorrea, mayor asociación de ideas de for-


ma desordenada, percepciones más vivas, impresión subjetiva de más agilidad
mental y más memoria e hiperactividad motora.

Puede aparecer por ingesta de sustancias tóxicas (cocaína, anfetaminas, bebi-


das estimulantes, exceso de cafeína y derivados, éxtasis, “tripis”, “pastillas”,
alucinógenos), en episodios maníacos e hipomaníacos, en episodios esquizo-
frénicos (síndrome de excitación en el contexto de episodio de descompensa-
ción aguda esquizofrénica) y en los periodos iniciales de algunas esquizofre-
nias.
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2.2. Claridad de conciencia

Corresponde a la claridad con la que la persona percibe los estímulos


del ambiente; por lo tanto, se evalúa el estado de la conciencia en un
sentido cualitativo.

Son alteraciones que pueden aparecer en la claridad de la conciencia:

1)�Cuadros�confusionales. Se componen siempre de dos elementos: un grado


variable de obnubilación y una actividad desordenada, fantástica o limitada
de la conciencia, que puede provocar una afectación total o parcial.

2)�Cuadros�confusooníricos. Son cuadros confusionales a los que se añade


la siguiente sintomatología: pensamiento desorganizado e incoherente, tras-
tornos de la percepción (alucinaciones y/o ilusiones), agitación psicomotriz,
hiperactividad vegetativa (sudoración, taquicardia, bradicardia, hiperventila-
ción, dilatación pupilar...) y trastornos sueño/vigilia. Pueden aparecer en tras-
tornos orgánicos del sistema nervioso central, intoxicaciones por drogas, y
síndromes de privación y abstinencia por sustancias.

2.3. Campo de conciencia

El campo de conciencia se refiere a la extensión del campo en el que se


percibe el ambiente, es decir, se evalúan las limitaciones en la extensión
y la cantidad de estímulos externos a los que la conciencia tiene acceso.

Dentro del campo de la conciencia, destaca la alteración llamada cuadro cre-


puscular:

1)�Cuadros�crepusculares

Es un estado confusional parcial, que consiste en un estrechamiento del cam-


po de la conciencia, con disminución de respuestas a estímulos externos, en el
que la persona enfoca exclusivamente la atención hacia determinadas viven-
cias interiores a la vez que disminuye la atención hacia el entorno exterior. El
resultado final es un estado de conciencia hipovigilante y confuso.

La sintomatología de los estados crepusculares es muy variada dependiendo


del grado de afectación de la conciencia:

• Conductas automáticas en los campos hacia los que se considera que la


conciencia está abierta.
• Afectividad centrada en una emoción que experimenta con gran intensi-
dad.
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• Disminución de la atención hacia los estímulos y campos de conciencia.

Estos cuadros duran pocos minutos y suelen acabar en sueño, con amnesia
respecto al cuadro cuando la persona despierta.

Pueden aparecer en trastornos orgánicos cerebrales (epilepsias, traumatismo


craneoencefálico...), trastornos del sueño (sonambulismo, parasomnios, terro-
res nocturnos...), trastornos disociativos (histeria de disociación, trastorno de
identidad disociativo, amnesia disociativa), en la pseudodemencia y en las
reacciones agudas postraumáticas.

2.4. Conciencia del yo

La conciencia del yo es la manera como las personas nos vemos a noso-


tras mismas tanto física (yo corporal) como mentalmente (yo psíquico).

2.4.1. Conciencia del yo corporal

La persona percibe mal su físico, ya sea de forma global o parcial.

Aquí destacan dos alteraciones:

1)�Asomatognosia: Pérdida de la conciencia de una parte o totalidad del pro-


pio cuerpo. Cuando se refiere a una mitad del cuerpo, se habla de hemiasoma-
tognosia. Aparece principalmente en trastornos organicocerebrales (acciden-
tes cerebrovasculares, síndrome de Gerstmann...).

2)� Anosognosia: Corresponde a la situación en la que la persona no tiene


percepción y no admite sus déficits funcionales, generalmente neurológicos
(no se tiene que confundir con la negación). Puede aparecer en el deterioro
de las funciones ejecutivas asociadas a daño en el lóbulo frontal, síndrome de
Korsakov y ceguera cortical, entre otros.

2.4.2. Conciencia del yo psíquico

La persona percibe mal su realidad psíquica, de forma global o parcial:


es una pérdida de la continuidad de la propia identidad.

Se puede expresar a través de diferentes alteraciones:

1)�Despersonalización: Sensación de extrañeza respecto a la propia realidad


psíquica, generalmente acompañada de angustia y miedo. Sentimiento de ex-
trañeza y de estar alejado de uno mismo, sensación de pensar y percibir como
si fuera otra persona y que se puede salir del cuerpo y verse a sí mismo, impre-
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sión de que las palabras y pensamientos vienen de fuera, etc. Puede aparecer
en los trastornos de ansiedad (crisis de angustia, trastorno de ansiedad gene-
ralizada y trastorno de estrés postraumático), trastorno de despersonalización,
depresión mayor, cuadros de intoxicación (cannabis, alucinógenos...) y en si-
tuaciones de fatiga y estrés.

2)�Desrealización: Sensación de extrañeza respecto al ambiente habitual de la


persona, generalmente acompañada de angustia y miedo. Es un sentimiento
de extrañeza en ambientes conocidos, impresión de que las cosas han cambia-
do a pesar de que no se sabe concretar en qué. Puede aparecer en los trastornos
de ansiedad (crisis de angustia, trastorno de ansiedad generalizada y trastorno
de estrés postraumático), trastorno de despersonalización, depresión mayor,
cuadros de intoxicación (cannabis, alucinógenos...) y también en situaciones
de fatiga y estrés.

3)�Trastorno�de�identidad�del�yo: Extrañeza de la propia identidad y vivencia


de que esta no es real o ha sido cambiada. Puede aparecer en las fases iniciales
de la esquizofrenia, en cuadros causados por intoxicación de drogas (cannabis,
alucinógenos...) y fuga psicógena.
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3. Semiología de la atención

Entendemos la atención como la capacidad del cerebro de focalizar,


seleccionar e integrar la información.

La atención resulta fundamental para la actividad consciente y para la adapta-


ción a un mundo complejo. Nos permite controlar el flujo del procesamiento
de la información.

Entre los diferentes atributos de la atención, destacamos los siguientes:

• Volumen: cantidad mínima de estímulos a los que el paciente puede aten-


der.
• Estabilidad: capacidad para no perder la atención puesta a un estímulo
o situación.
• Oscilación: capacidad para cambiar de estímulo o situación a otro dife-
rente.

Las alteraciones en la atención son muy frecuentes, se observan prácticamente


en todos los trastornos psicopatológicos y son muy inestables en su presenta-
ción. Son, por tanto, muy inespecíficas por lo que orientan muy poco el diag-
nóstico.

La atención se explora esencialmente mediante el discurso de la persona (por


ejemplo, si hay coherencia del discurso, si se centra en un tema concreto o
pasa de un tema a otro, si persevera en una idea o bien se muestra distraído
y ensimismado, si hay lentitud, retardo de las respuestas o repetición de las
preguntas que se le hacen). Pero también mediante la comunicación no verbal
(dirección de la mirada, si mantiene la mirada al examinador o cambia ante
pequeños estímulos, entre otros) y a través de pruebas psicométricas, como la
repetición de dígitos.

Las alteraciones de la atención más frecuentes son las siguientes:

1)�Hipoprosexia

Hace referencia a la disminución de la atención, la cual puede presentarse


como:

a)�Inhibición�de�la�atención: el paciente muestra falta de interés, dificultades


para fijar los estímulos. Puede presentarse en la esquizofrenia o en la depresión.
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b)�Labilidad�atentiva: el paciente muestra alternancia de atención y no fija-


ción de estímulos. Puede presentarse en cuadros de ansiedad.

c)�Distraibilidad: el paciente muestra déficit de la estabilidad de la atención.


Puede presentarse en cuadros maníacos.

El grado más intenso de atención disminuida, es decir, la ausencia completa


de atención recibe el nombre de aprosexia. Suele presentarse en trastornos
inducidos por tóxicos.

2)�Hiperprosexia

Se entiende la hiperprosexia como la atención aumentada. El paciente presen-


ta un aumento de volumen y oscilación de la atención, que provoca una dis-
minución de la estabilidad. El paciente tiene la sensación subjetiva de que
mejora su capacidad cognitiva. La hiperprosexia puede aparecer en cuadros
maníacos y debidos a la ingesta de tóxicos.

3)�Paroprosexia

Significa atención desviada. El paciente presenta disminución de la oscilación,


hasta el punto de no poder abandonar un estímulo. Es característica del tras-
torno obsesivo-compulsivo.
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4. Semiología de la orientación

La orientación es la función psicológica que permite a la persona ubi-


carse espacial y temporalmente respecto a ella misma y respecto al con-
texto situacional, es decir, precisar datos espaciales y temporales.

Cuando esta función psicológica está alterada, aparece la desorientación, que


–como se verá más adelante– puede tener etiologías diversas.

Se ha hablado de dos tipos de orientación: la orientación alopsíquica y la orien-


tación autopsíquica.

La orientación�alopsíquica hace referencia a la orientación sobre el exterior y


tendría dos vertientes: la orientación en el tiempo y la orientación en el espa-
cio. Para que las dos sean correctas, hace falta que funcionen correctamente,
entre otras funciones, la conciencia, la memoria y la atención.

La orientación alopsíquica en el tiempo se expresa a través del conocimiento


que tiene la persona del año, la estación, el mes, el día del mes, el día de la
semana y el momento del día (día/noche; mañana/tarde). La orientación en
el tiempo también permite captar y recordar posteriormente el orden en que
han sucedido los acontecimientos. Esto es fundamental para ordenar nuestras
vivencias pasadas y dotar de sentido el presente, así como poder crear expec-
tativas sobre el futuro.

Se ha hecho la distinción entre el tiempo cronológico, que permite tener un


recuerdo ordenado de los hechos; y el tiempo inmanente, referido a la cuestión
subjetiva de cómo se siente el paso del tiempo (si pasa rápida o lentamente).

La orientación alopsíquica en el espacio consiste en saber en qué lugar se está,


reconociendo el espacio y los objetos que rodean a la persona. Se puede dife-
renciar entre orientación en el lugar y orientación espacial. El primer tipo de
orientación, la orientación en el lugar, corresponde a la capacidad del indivi-
duo para identificar y saber dónde está: la persona es capaz de identificar el
país, la ciudad, la calle, el lugar concreto donde se está en un momento dado.
Mientras que la orientación espacial permite captar la proporción y distribu-
ción de los objetos del entorno.

La orientación�autopsíquica es la orientación respecto a la propia persona,


es decir, reconocerse física y psíquicamente. Permite el recuerdo de uno mis-
mo, de sus cualidades y sus acciones pasadas, por lo tanto, la autobiografía, lo
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que posibilita desarrollar un sentimiento de continuidad y recordar a las otras


personas con quienes se interacciona. En definitiva, consiste en saber quién
se es y qué se es.

Cuando se pierde la capacidad de orientarse, aparece la desorientación, que se


puede manifestar de diferentes maneras y en diferentes grados: la persona no
sabe el momento del día, dónde se encuentra, no reconoce su rol familiar.... Se
explora a través de preguntas cortas, cerradas y directas dirigidas a la persona.
Personas significativas del entorno del individuo también suelen ser buenos
informantes del nivel de afectación que tiene esta función.

Algunos autores consideran que la orientación es una función de la concien-


cia y que la separación entre conciencia y orientación es arbitraria (por ello,
ahora se volverá a hablar de algunas alteraciones que ya están descritas en la
semiología de la conciencia). En todo caso, lo cierto es que cuando hay altera-
ciones importantes de la conciencia aparece desorientación; pero esta también
aparece cuando la memoria y la atención no funcionan correctamente.

El origen de las alteraciones en la orientación es frecuentemente orgánico. Así,


aparece desorientación, por ejemplo, en las demencias y a consecuencia de
lesiones cerebrales, y por la toma de drogas. También se manifiesta desorien-
tación en estados alterados de la conciencia, la memoria y la atención. Justo
es decir que las alteraciones en estas tres funciones –conciencia, memoria y
atención– a menudo tienen una etiología orgánica. Aun así, también pueden
aparecer alteraciones de la orientación en el contexto de un trastorno mental,
especialmente en el curso de los trastornos disociativos y de la esquizofrenia.

Además de la desorientación en espacio, tiempo y/o persona (total o parcial),


se han descrito alteraciones específicas relacionadas con esta función que a
menudo suelen tener una etiología orgánica. Algunas de estas alteraciones son:

1)�Doble�orientación. La persona se orienta a la vez con parámetros espacio-


temporales correctos y anormales. Así, la persona con esquizofrenia ingresada
puede orientarse correctamente respecto al espacio real del hospital, al mismo
tiempo que sustituye algunos elementos de este espacio congruentes con ele-
mentos de su delirio (Gastó y Navarro, 2011).

2)�Falsa�orientación. También llamada orientación confabulada, la persona ig-


nora los parámetros espaciotemporales reales, que han sido sustituidos por pa-
rámetros personales e incorrectos. No está claro que la persona presente am-
nesia.

3)�Miembro�fantasma. Corresponde a la percepción de sensaciones de una


parte del cuerpo que ya no existe porque ha sido amputada. Esta parte del
cuerpo suele ser brazos o piernas, pero también la sensación del miembro fan-
© FUOC • PID_00236867 20 Semiología

tasma ha sido descrita en casos de pérdida de dientes, ojos o pechos. Entre el


50 y el 80% de las personas amputadas dicen sentir este tipo de sensaciones,
sensaciones que suelen ser dolorosas (Sherman, Sherman y Parker, 1984).

4)�Despersonalización. Consiste en la vivencia de extrañeza respecto a la pro-


pia realidad, psíquica o física. La persona experimenta cambios subjetivos en
el yo: se siente extraña, diferente, como si su cuerpo cambiara o le costara re-
conocerse, percibe sus pensamientos como una cosa irreal, falsa, desconocida.
A este fenómeno corresponden las sensaciones subjetivas de pensar como si
fuera otra persona, de sentir que se puede salir del cuerpo y verse a sí mismo,
de experimentar que los propios pensamientos y palabras vienen de fuera. A
menudo, este fenómeno aparece en el trastorno de despersonalización y en la
esquizofrenia, pero también en trastornos de ansiedad, cuadros por intoxica-
ción de sustancias y en situaciones de gran fatiga y estrés.

5)�Anosognosia. Se define por la incapacidad de la persona de reconocer los


déficits cognitivos causados por alguna disfunción o trastorno neurológico.
Hay que diferenciarla de la negación entendida como mecanismo de defen-
derse ante la reacción emocional dolorosa que provocaría darse cuenta de ello;
en el caso de la auténtica anosognosia, la propia disfunción cognitiva genera
esta falta de conciencia. Aparece en trastornos organicocerebrales.

6)�Asomatognosia. Es una incapacidad para reconocer, diferenciar e integrar


las diferentes partes del esquema corporal. Implica la pérdida de la conciencia
de una parte o de la totalidad del cuerpo. Suele estar asociada a lesiones del
lóbulo parietal. También se denomina somatoagnosia.

7)�Autotopoagnosia. También tiene que ver con alteraciones importantes del


esquema corporal como en el caso anterior e igualmente es característica de
lesiones cerebrales. La persona es incapaz de localizar y orientar las diferentes
partes del cuerpo así como reconocer la posición en el espacio.

En conclusión, el correcto funcionamiento de la orientación está íntimamente


relacionado con las funciones de la conciencia, la memoria y la atención, y a
menudo su mal funcionamiento tiene un origen orgánico.
© FUOC • PID_00236867 21 Semiología

5. Semiología de la memoria

Entendemos la memoria como la capacidad que permite adquirir, co-


dificar, almacenar y recuperar información del cerebro.

Lo que memorizamos y aprendemos nos permite poder responder de manera


adecuada a las distintas situaciones que se presentan en nuestro medio y, por
tanto, adaptarnos a él. La memoria parece responsable del funcionamiento en
tareas muy dispares, funcionamiento que no siempre se lleva a cabo de for-
ma satisfactoria. De hecho, mientras que algunos fracasos, como no recordar
dónde dejamos las llaves de casa, no nos parecen muy graves, en otras ocasio-
nes el fracaso puede parecernos preocupante, como cuando no conseguimos
recordar con quién hemos hablado hace un rato.

Es posible clasificar la memoria en función de diferentes criterios, los más ha-


bituales son en función de parámetros temporales y en función de su conte-
nido.

Si se siguen parámetros temporales, podemos clasificar la memoria en memo-


ria a corto y en memoria a largo plazo.

La memoria�a�corto�plazo es un tipo de memoria de capacidad limitada que


se refiere al material que se recuerda inmediatamente después de ser presen-
tado o durante un ensayo ininterrumpido del material expuesto. La memo-
ria�a�largo�plazo se refiere al recuerdo de la información después de un pe-
riodo de demora durante el cual el sujeto ha localizado su atención lejos del
estímulo presentado. En ella diferenciaremos entre aspectos relacionados con
la memoria�episódica, que se refiere a la memoria de experiencias persona-
les adscritas a un marco temporal, y la memoria�semántica, que se refiere al
conocimiento de las cosas que tiene un individuo, sin que se inscriba en un
marco temporoespacial definido.

Atendiendo al contenido de la memoria, podemos distinguir sobre lo que son


las cosas, los lugares o las personas –que denominamos memoria declarativa o
explícita–, y el conocimiento sobre cómo hacemos las cosas, que denomina-
mos memoria procedimental o implícita.

La memoria�declarativa�o�explícita es aquella en la que se almacena infor-


mación sobre hechos. La memoria declarativa contiene información referida
al conocimiento sobre el mundo y las experiencias vividas por cada persona
© FUOC • PID_00236867 22 Semiología

(memoria episódica), así como información referida al conocimiento general,


más bien referido a conceptos extrapolados de situaciones vividas (memoria
semántica).

La memoria� procedimental� o� implícita sirve para almacenar información


acerca de procedimientos y estrategias que permiten interactuar con el en-
torno, pero cuya puesta en marcha tiene lugar de manera inconsciente o au-
tomática, con lo que resulta prácticamente imposible su verbalización.

Las alteraciones de la memoria se han convertido en un tema fundamental en


psicopatología. Los trastornos de la memoria y las quejas mnésicas son hechos
habituales que se presentan en los distintos trastornos mentales.

La memoria se explora mediante entrevista y con preguntas directas. Se puede


preguntar sobre hechos del pasado y sobre actividades diarias. Es importante
contrastar las respuestas del paciente.

A continuación, se exponen las alteraciones de memoria más frecuentes.

1)�Amnesia

Significa pérdida de la memoria. Es una alteración que impide de una mane-


ra total o parcial aprender, memorizar, retener y/o evocar una información o
periodo de la vida de la persona. La amnesia puede aparecer en el trastorno de
estrés postraumático, en los trastornos disociativos, en el síndrome Korsakoff
o en los traumatismos craneoencefálicos.

Existen diferentes tipos de amnesia:

a)�Amnesia�retrógrada: Pérdida de memoria que abarca el periodo previo a la


aparición de un trastorno, generalmente médico, que provoca la amnesia. Hay
una incapacidad para recordar el pasado. Suele presentarse en traumatismos
craneoencefálicos; la persona no recuerda los minutos, las horas o los días
antes del accidente.

b)�Amnesia�anterógrada: Pérdida de la capacidad de fijar y/o retener infor-


mación nueva a partir del periodo posterior de la aparición de un trastorno,
generalmente médico, que provoca la amnesia. Se trata de incapacidad para
adquirir nueva información.

c)�Amnesia�postraumática: Pérdida de memoria vinculada a un suceso estre-


sante para el paciente. Esta pérdida de memoria puede ser de toda la informa-
ción del suceso en sí (el sujeto no recuerda nada del suceso) o de la informa-
ción anterior (amnesia retrógrada) o posterior (memoria anterógrada). Puede
darse por una agresión violenta sin traumatismo craneoencefálico.
© FUOC • PID_00236867 23 Semiología

d)�Amnesia�lacunar: Pérdida parcial de memoria de un momento concreto de


la vida del paciente. Puede presentarse en trastornos disociativos, fugas psicó-
genas, depresión o abuso del alcohol.

e)�Amnesia�orgánica: Pérdida de memoria a causa de una enfermedad médica.

2)�Hipermnesia

Se entiende como aumento de la capacidad de evocación. Es un incremento


anormal de la capacidad de aprendizaje o memorizar (fijar, retener y evocar
información).

La hipermnesia puede aparecer en el trastorno bipolar en la fase maníaca, en el


trastorno obsesivo-compulsivo, en el trastorno de estrés postraumático o bajo
efectos de sustancias estimulantes.

Podemos distinguir tres tipos de hipermnesias:

a)�Permanente-global: la mayor capacidad mnésica se produce para todo ti-


po de información. Es característica de personas consideradas superdotadas y
talentosas y no tiene significación clínica.

b)�Selectiva: la capacidad mnésica se produce para un tipo determinado de


información. Puede presentarse en deficiencias mentales o en el trastorno ob-
sesivo-compulsivo.

c)�Paroxística: la capacidad mnésica solo se produce en momentos puntua-


les del paciente. Puede presentarse como respuesta a estrés agudo y aconteci-
mientos traumáticos agudos, o en el trastorno de estrés postraumático.

3)�Paramnesias

Es una alteración respecto a la calidad o el tipo de recuerdo o reconocimiento.


Este tipo de alteraciones provocan distorsiones y errores de la memoria, como,
por ejemplo, recuerdo deficitario, identificación distorsionada, identificación
de detalles falsos, referencias temporales incorrectas. Puede aparecer en esta-
dos confusionales, estados de manía, depresión, rasgos histriónicos, demen-
cias o ideas delirantes.

Las paramnesias se pueden producir tanto en el recuerdo como en el recono-


cimiento.

a)�Paramnesias�del�recuerdo:
© FUOC • PID_00236867 24 Semiología

• Mentiras�patológicas�o�pseudología�fantástica: Alteración que provoca


que el paciente recurra a explicaciones e historias inventadas que describe
como si fueran realidad.

• Confabulaciones: Aparición de una falsa memoria. Mecanismo por el cual


una laguna de memoria se completa con material inventado, que puede
estar intercalado con recuerdos verídicos.

b)�Paramnesias�del�reconocimiento:

• Dejàvu: El sujeto identifica y vive una situación o ambiente como ya re-


conocida o vivida anteriormente, aunque sabe que es una situación total-
mente nueva.

• Jamaisvu: El sujeto vive como una novedad una situación o ambiente que
conoce ampliamente.

• Criptomnesia: Alteración que consiste en experimentar como propia una


idea que es ajena. La persona puede creer que la idea es suya cuando en
realidad procede de un texto que ha leído (Perpiñá y Baños, 1991).

• Falsos�reconocimientos: Alteración que hace que el paciente identifique


como conocida una persona que ve por primera vez. Pueden aparecer fal-
sos reconocimientos en el trastorno delirante (síndrome de Capgras).

4)�Ecmnesia

Es una alteración que consiste en la verbalización de recuerdos de una época


de la vida, asumiéndose la conducta que se tenía en el momento en el que
ocurrieron estos hechos (Subirá y Jódar, 2008). Por ejemplo, un hombre de
65 años de edad relata sucesos de cuando tenía 6 años, hablando y actuando
como si tuviera 6 años de edad. Este tipo de alteración puede observarse en
trastornos conversivos, en síndromes confusionales o bajo los efectos de algu-
na intoxicación.
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6. Semiología de la percepción

Entendemos la percepción como la interpretación activa que hace la


persona de aquello que está captando con sus sentidos; y esa interpreta-
ción se fundamenta a su vez en las experiencias previas, las expectativas
y las predisposiciones personales.

Las alteraciones perceptivas pueden orientarnos en el diagnóstico del pacien-


te, pero no son fáciles de explorar ni pueden deducirse rápidamente de la con-
ducta del paciente. La fuente de información de la exploración de la percep-
ción es directamente la que nos proporciona el paciente (lo que dice que ve,
lo que dice que oye, etc.).

6.1. Trastornos de la percepción

Belloch, Baños y Perpiñán (2010) clasifican las alteraciones de la percepción


en dos grupos: distorsiones perceptivas y engaños perceptivos. Dentro de las
distorsiones�perceptivas, destacamos las alteraciones en la intensidad de la
percepción. Y dentro de los engaños�perceptivos, las ilusiones, las alucinacio-
nes y las pseudoalucinaciones.

1)�Alteraciones�en�la�intensidad�de�la�percepción

En este grupo se incluyen las anomalías que se producen en la intensidad con


la que solemos percibir los estímulos. Estas anomalías pueden producirse tanto
en exceso como por defecto.

a)�Hiperestesia: Percepción excesiva de las sensaciones (como, por ejemplo,


ver los colores más intensos, oír los sonidos a un volumen más elevado). Puede
presentarse en cuadros tóxicos, epilepsia, psicosis (esquizofrenia y paranoia),
ansiedad, hipocondría, histeria de conversión y estados de manía.

b)� Hipoestesia: Es el efecto contrario a la hiperestesia, es decir, percepción


disminuida de las sensaciones. Puede presentarse en cuadros confusionales,
depresión e hipoalgias histéricas.

2)�Ilusiones
© FUOC • PID_00236867 26 Semiología

Es una percepción errónea o una mala interpretación de un estímulo externo


real. La mayoría de las veces el paciente corrige rápidamente el error de per-
cepción. Pueden darse en personas sin patología y en personas con ideas deli-
rantes, ansiedad o depresión.

3)�Alucinaciones

Percepción sin objeto. El paciente percibe un estímulo externo que no existe.


El paciente sitúa la alucinación en el espacio exterior. Pueden presentarse por
abuso de sustancias, en diferentes condiciones médicas (por ejemplo, fiebre
alta, trastornos neurológicos), en trastornos psicóticos como la esquizofrenia,
en la depresión, en episodios de manía y en el trastorno de conversión. Por
tanto, las alucinaciones pueden o bien deberse a una determinada condición
fisiológica (drogas, enfermedad física) o bien tener un origen psicopatológico.
Dentro de esta segunda casuística, sin duda la esquizofrenia es el trastorno
mental al cual más claramente se asocia la presencia de alucinaciones.

Podemos clasificar las alucinaciones en simples o complejas:

a)�Simples: Son aquellas en las que solo se perciben luces, sonidos, colores,
etc., sin ninguna forma determinada. Este tipo de alucinaciones son más pro-
pias de alteraciones orgánicas o neurológicas que de trastornos psicológicos.

b)�Complejas: La percepción tiene una figura determinada y prácticamente


puede adquirir cualquier tipo de modalidad perceptiva.

Pero sin duda la clasificación más habitual es según la modalidad sensorial en


la que es percibida:

a)� Auditivas-verbales: Son probablemente la modalidad sensorial más fre-


cuente (Belloch, Baños y Perpiñá, 2010). El paciente escucha voces, sonidos,
cuchicheos, etc. Pueden presentarse en la esquizofrenia o en la depresión.

b)�Visuales: El paciente puede percibir alucinaciones simples: luces, colores,


destellos, figuras geométricas, etc. También puede percibir imágenes comple-
tas (personas, animales...). Pueden presentarse debido a enfermedades médi-
cas del sistema nervioso central, esquizofrenia o trastorno de conversión.

c)�Táctiles: Son sensaciones asociadas con la piel (tacto, temperatura, presión


y localización). Pueden aparecer en la esquizofrenia y suelen estar relaciona-
das con la idea delirante, en psicosis por tóxicos o en algunas enfermedades
médicas.

d)�Olfativas: El paciente indica que percibe olores extraños, normalmente des-


agradables. Pueden presentarse en la esquizofrenia asociada a una idea deli-
rante o en la depresión (delirio de negación, síndrome de Cotard).
© FUOC • PID_00236867 27 Semiología

e)�Gustativas: El sujeto indica que percibe gustos extraños, normalmente des-


agradables. Suelen presentarse junto con alucinaciones olfativas. Si se presen-
tan de manera aislada, sin idea delirante, lo más frecuente es que sea causa de
una enfermedad médica (Subirá, 2008).

f)�Cenestésicas: Sensaciones que aparecen dentro del propio cuerpo. Pueden


presentarse en depresiones con delirio de negación (síndrome de Cotard) o en
enfermedades médicas.

g)�Cinestésicas: Sensación de movimiento del cuerpo, de que uno se mueve


o es movido, cuando realmente el cuerpo está estático.

Dentro de la psicopatología, las alucinaciones auditivas y las visuales son los


tipos más frecuentes de presentación, aunque hay que tener en cuenta que
también son las modalidades más fáciles de identificar por parte del observa-
dor.

4)�Pseudoalucinaciones

Las pseudoalucinaciones tienen las mismas características que las alucinacio- Pseudoalucionaciones
nes, pero la persona las sitúan en su espacio interior. Principalmente se pro-
Un ejemplo de pseudoalucina-
ducen en las modalidades visual y/o auditiva. ción sería si la persona relata
que escucha voces que le ha-
blan y que esas voces provie-
5)�Otras�alteraciones�de�la�percepción nen del interior de su cabeza.

a)�Autoscopia�(Doppelgänger): Consiste en verse uno mismo como si estu-


viera delante de un espejo.

b)�Poliopía: Consiste en la percepción múltiple de un mismo estímulo.

c)�Metamorfopsia: Son distorsiones en la percepción visual de la forma o ta-


maño de un estímulo externo.

d)�Imagen�eidética: Es la sensación de seguir viendo con precisión una imagen


pasada.

e)�Alucinaciones�hipnopómpicas: Son alucinaciones que se presentan al pa-


sar del sueño a la vigilia.

f)� Alucinaciones� hipnagógicas: Son alucinaciones que se presentan en los


minutos en los que se pasa de la vigilia al sueño.
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7. Semiología del pensamiento

(2)
Citado por Pifarré, 2011.
Se podría definir el pensamiento como un proceso mental propio del
hombre, que le permite reflexionar, juzgar, realizar abstracciones y pro-
2
ceder al análisis y a la síntesis (Moor ).

El pensamiento se explora a partir del lenguaje, del discurso que presenta la


persona y, en menor medida, por las manifestaciones no verbales que se pue-
dan presentar.

Hay que diferenciar entre alteraciones�o�trastornos�del�curso�del�pensamien-


to, y trastornos�del�contenido�del�pensamiento. Hay autores que añaden un
tercer grupo, los trastornos de la experiencia del pensamiento o de la vivencia
del yo (Pifarré, 2011), los cuales nosotros englobaremos dentro de los trastor-
nos del contenido. En la tabla 4 quedan recogidas las alteraciones que se ve-
rán en este apartado. Algunas de estas alteraciones van asociadas, en la gran
mayoría de los casos, con la presencia de ciertos tipos de psicopatología (pero
nunca con carácter patognomónico) y otras pueden aparecer en contextos no
patológicos. Se ha hecho una selección de las principales alteraciones, por lo
que la lista que aparece en la tabla 4 no es exhaustiva.

Tabla 4. Trastornos del curso y del contenido del pensamiento

Trastornos del curso del pensamiento Trastornos del contenido del pensamiento

Trastornos�de�la�velocidad Ideas fijas


Ideas sobrevaloradas
Bradipsiquia Ideas obsesivas
Taquipsiquia, fuga de ideas Ideas delirantes
Bloqueo del pensamiento

Trastornos�de�la�forma

Disgregación
Incoherencia
Perseveración
Tangencialidad
Circunstancialidad
Alogia

La historia de los trastornos del pensamiento se encuentra especialmente re-


lacionada con la historia de la esquizofrenia porque la mayoría de estos tras-
tornos se han descrito en el contexto de este trastorno psicótico.
© FUOC • PID_00236867 29 Semiología

7.1. Trastornos del curso del pensamiento

El curso del pensamiento se refiere a cómo se piensa, cómo se organizan y se


relacionan las ideas: si el pensamiento en situaciones normales está regido por
una idea central, es coherente y con capacidad de síntesis, en el supuesto de
que haya alteraciones en el curso falla la capacidad de realizar asociaciones
lógicas y el resultado es un discurso ininteligible.

En la bradipsiquia, la taquipsiquia, la fuga de ideas y el bloqueo del pensa-


miento está afectada la cantidad y la velocidad con la que se presentan los
pensamientos; son trastornos de la velocidad. Mientras que en los trastornos
de la forma –disgregación, incoherencia, perseveración, tangencialidad, cir-
cunstancialidad, alogia– está afectada la continuidad y la direccionalidad del
pensamiento.

1)�Bradipsiquia

No se considera únicamente una alteración del pensamiento, puesto que afec-


ta a todas las funciones psicológicas de la persona (memoria, atención, len-
guaje, etc.).

Consiste en una inhibición o lentitud en las funciones mentales y en los pro-


cesos psíquicos. Se observa que la persona habla poco y lentamente, lo que
en el observador produce la impresión de que le cuesta pensar. Las principales
manifestaciones externas de la bradipsiquia son:

• Anomalías en la asociación de ideas.


• Aumento del periodo de latencia de respuesta.
• Disminución en la velocidad del habla.
• Baja producción verbal (tendencia a responder con monosílabos).
• Sensación subjetiva de dificultad para pensar tanto por parte del afectado
como del observador.
• Hipoprosexia.

Suele ir acompañada de lentitud motriz.

Las situaciones clínicas más frecuentes que cursan con bradipsiquia son los
trastornos depresivos, la catatonia inhibida y las intoxicaciones por drogas
(como por ejemplo heroína).

2)�Taquipsiquia

Sería justamente lo contrario de la alteración anterior. También se considera


una alteración que afecta a todo el psiquismo de la persona.
© FUOC • PID_00236867 30 Semiología

Se define por la aceleración en las funciones mentales y los procesos psíquicos.


Las principales manifestaciones son:

• Logorrea.
• Disminución del periodo de latencia de respuesta.
• Alta producción verbal (a menudo no se ha acabado una frase o expuesto
una idea cuando se inicia una de nueva).
• Cambios rápidos de tema.
• Sensación subjetiva de gran afluencia de ideas.
• Hiperprosexia.

Suele a ir acompañada de agitación motriz.

Característicamente, la taquipsiquia se presenta en la hipomanía y la manía,


así como en intoxicaciones por drogas (por cocaína y anfetaminas, por ejem-
plo).

3)�Fuga�de�ideas

La taquipsiquia manifestada en grado extremo se denomina fuga de ideas. Tam-


bién se denomina pensamiento ideofugal o ideofugitivo. La persona habla sin ce-
sar, a una gran velocidad y saltando bruscamente de un tema a otro. Las ma-
nifestaciones externas son las siguientes:

• Asociación muy rápida de ideas que provoca un discurso incoherente, sin


sentido ni idea directriz porque los cambios de tema se suceden rápida-
mente y son expuestos de manera incompleta. Fácilmente la persona se
desvía de la idea que apenas empieza a exponer, no se concluye ningún
tema.

• Gran capacidad asociativa. La asociación de ideas puede ser por asonancia


fonética o gramatical. Son frecuentes las rimas y juegos de palabras.

• Producción verbal todavía más elevada que en la taquipsiquia. Tendencia


al monólogo.

• Hiperprosexia.

Como en el caso de la taquipsiquia, correlaciona con gran agitación motriz.

La fuga de ideas es característica del episodio maníaco grave.

4)�Bloqueo�del�pensamiento
© FUOC • PID_00236867 31 Semiología

Corresponde a la sensación subjetiva de que, de repente, la mente se ha que-


dado en blanco, se ha producido una ruptura brusca en el curso y en la pro-
ducción de las ideas. Externamente se observa una pausa en el discurso de la
persona, quien puede no recordar lo que está diciendo o lo que quería decir.

Aparece en la esquizofrenia principalmente. Es un fenómeno que se experi-


menta acompañado de una fuerte ansiedad y del que se puede hacer una in-
terpretación delirante (por ejemplo, robo del pensamiento). Aun así, también
puede ser resultado de un nivel elevado de ansiedad en condiciones de nor-
malidad.

5)�Disgregación

Este trastorno del curso del pensamiento es consecuencia de una desorgani-


zación de los procesos del pensamiento que no permiten una asociación lógi-
ca de las ideas. Suele correlacionarse con la gravedad del trastorno en que se
presenta.

En el pensamiento disgregado, a pesar de que las oraciones que forman el


discurso son correctas gramaticalmente y tienen sentido consideradas aislada-
mente, el discurso en conjunto no tiene sentido porque las frases que lo for-
man no están relacionadas lógicamente, no hay una idea directriz. El resulta-
do es un discurso ininteligible.

La disgregación es característica de la esquizofrenia.

6)�Incoherencia

Corresponde a un nivel más elevado de gravedad que la disgregación e indica-


ría una mayor gravedad del trastorno donde aparece. En este caso, ni siquiera
se puede entender el sentido de las frases tomadas por separado. El discurso
es totalmente incomprensible y se observa una cierta tendencia a responder
con monosílabos.

Continúa siendo característica de la esquizofrenia y también de los cuadros


confusionales.

7)�Perseveración

O pensamiento perseverante, responde a dificultades en la fluidez en el curso


del pensamiento que harían que la persona se quede fijada en una idea que no
puede abandonar y que se va repitiendo en diferentes contextos, aunque no
se relacione. Se manifiesta por la tendencia a mantener el mismo tipo de res-
puesta o hablar de los mismos temas ante preguntas o situaciones diferentes.
© FUOC • PID_00236867 32 Semiología

Es característica de la esquizofrenia, del trastorno obsesivo-compulsivo, así co-


mo de diferentes tipos de demencia.

8)�Tangencialidad

Se define como la dificultad para centrarse en una idea, con tendencia a desa-
rrollarla mediante ideas relacionadas. Hay incapacidad para asociar pensa-
mientos en función de un objetivo. En respuesta a una pregunta, la persona
da información relacionada, pero realmente no se responde a la pregunta en
concreto.

De nuevo, la esquizofrenia es el trastorno donde se presenta característicamen-


te.

9)�Circunstancialidad

Se define como la dificultad para exponer claramente una idea, con tenden-
cia a detenerse en detalles, aclaraciones y paréntesis innecesarios sin llegar al
núcleo central de la idea. Aun así, la persona es capaz finalmente de exponer
la idea si se le deja el tiempo suficiente, a diferencia de lo que sucede en la
tangencialidad.

Se observa especialmente en la esquizofrenia.

10)�Alogia

Alogia se refiere al empobrecimiento del pensamiento, que se expresa median-


te pobreza del habla y pobreza del contenido del pensamiento. La pobreza
del habla implica una disminución de la cantidad de habla espontánea y una
disminución de la calidad del habla, con falta de adjetivos calificativos y de
riqueza de lenguaje. Mientras que la pobreza del contenido del pensamiento
se expresa por la escasez de ideas y de información proporcionada.

La alogia forma parte de los síntomas negativos de la esquizofrenia.

7.2. Trastornos del contenido del pensamiento

El contenido del pensamiento hace referencia a “qué” se piensa. Los trastornos


del contenido del pensamiento son alteraciones del juicio que generalmente
transforman el pensamiento en razonamientos ilógicos e incoherentes.

Destacan los siguientes trastornos: ideas fijas, ideas sobrevaloradas, ideas ob-
sesivas e ideas delirantes.

1)�Ideas�fijas
© FUOC • PID_00236867 33 Semiología

Se trata de ideas que aparecen de manera repetitiva en la mente de la persona


después de haber vivido un hecho de gran impacto afectivo. Son vividas de
manera molesta.

A diferencia de las ideas obsesivas, las ideas fijas tienen relación con algún
acontecimiento vivido por la persona, normalmente de fuerte carga emocio-
nal, como se ha dicho.

2)�Ideas�sobrevaloradas

Las ideas sobrevaloradas son creencias mantenidas por la persona con gran
convicción aunque la realidad objetiva no las confirme. Generalmente, de-
trás de este convencimiento, hay una implicación emocional importante que
mantiene la idea más allá de lo que sería razonable esperar. También las ideas
sobrevaloradas pueden estar sustentadas por creencias religiosas, éticas, polí-
ticas o sociales.

Por la implicación emocional de este tipo de ideas, preocupan a la persona que


las presenta y, como tema, tienden a dominar su pensamiento.

A menudo, las ideas sobrevaloradas son comprensibles desde el punto de vista


de la biografía de la persona o del momento vital que está viviendo.

Igual que el delirio, las ideas sobrevaloradas son ideas falsas y mantenidas con
gran convicción; pero, a diferencia del delirio, las ideas sobrevaloradas no son
incorregibles: es decir, se mantiene la idea con menos intensidad que en el
caso del delirio y esto hace que la persona pueda hacer una crítica y corregir-
la (por ejemplo, cuando se la confronta con evidencias en contra o con argu-
mentos lógicos, o sencillamente cuando desaparece la carga emocional que la
sustenta). Aun así, la frontera entre idea delirante e idea sobrevalorada puede
ser difusa.

A diferencia de las ideas obsesivas, la persona con ideas sobrevaloradas, mien-


tras las mantiene, no considera que sean absurdas.

Las temáticas más frecuentes de ideas sobrevaloradas son la litigación, los celos
hacia la pareja, la hipocondría, la dismorfofobia e ideas relacionadas con las
propiedades (calorías, etc.) de los alimentos.

3)�Ideas�obsesivas

Las ideas obsesivas u obsesiones son contenidos mentales como, por ejemplo,
una idea, una palabra, un recuerdo, una imagen... que se imponen en el pen-
samiento reiteradamente y de manera intrusiva (involuntaria, no deseada) y
producen malestar y ansiedad.
© FUOC • PID_00236867 34 Semiología

El individuo reconoce que son producto de su mente. Aun así, las considera
absurdas, ya sea por el contenido, ya sea por la frecuencia desproporcionada
en que aparecen, por lo que lucha contra ellas para que no vuelvan a aparecer.
Por lo tanto, son egodistónicas y escapan del control voluntario.

Las obsesiones pueden consistir en dudas, temores, cavilaciones, prohibicio-


nes, etc. Siguiendo a Coderch (1982), se pueden agrupar en tres grupos:

a)�Obsesiones�ideativas: Ideas obsesivas, esencialmente de tipo intelectual,


como por ejemplo obsesiones metafísicas (la idea intrusiva tiene que ver con
cuestiones de apariencia filosófica, religiosa o trascendente), obsesiones noso-
fóbicas (cavilaciones que parten del temor de contraer enfermedades o ideas
de contaminación), escrúpulos religiosos o morales, pensamiento mágico, du-
das y aritmomanía.

b)�Obsesiones�fóbicas: La persona teme el pensamiento de una situación o


de un determinado estímulo.

c)�Obsesiones�impulsivas�o�fobias�de�impulsión: Consisten en el temor de


cometer un acto agresivo en el sentido amplio de la palabra, ya sea por acción u
omisión, ya sea verbal o físico, ya sea contra uno mismo o contra los otros. En
definitiva, el individuo tiene miedo de tener un impulso agresivo y no poderlo
parar. El paso a la acción casi nunca sucede.

Las ideas obsesivas suelen ir acompañadas de compulsiones, que son conduc-


tas observables u operaciones mentales que calman momentáneamente la an-
siedad producida por la obsesión.

Las ideas obsesivas son características del trastorno obsesivo-compulsivo.

4)�Ideas�delirantes

Una idea delirante o delirio es una idea falsa mantenida con gran convicción
por la persona y no modificable por argumentos lógicos o por evidencias em-
píricas en contra. El delirio presenta las características de incorregibilidad y
de irreversibilidad: la persona no tiene ninguna duda sobre la veracidad, la
idea delirante se mantiene inalterable incluso ante la prueba de realidad, no
es influenciable por la experiencia.

Para que una idea falsa sea considerada de tipo delirante, es necesario que
no se pueda justificar por el contexto social, político, cultural o religioso del
sujeto y que no sea compartida por los miembros del grupo social o cultural
al que pertenece.
© FUOC • PID_00236867 35 Semiología

La idea delirante es fuente de importante malestar subjetivo e interfiere en las


actividades de la vida diaria de la persona: le es difícil no pensar en ello. A
diferencia de las ideas obsesivas, la persona no hace ningún tipo de maniobra
para evitar la aparición ni considera que sean absurdas.

La aparición de la idea delirante marca una ruptura en la biografía de la perso-


na y a menudo el delirio se constituirá en el eje de su vida. Esto se cumple es-
pecialmente en los trastornos psicóticos, entre los que destaca el caso paradig-
mático de la esquizofrenia, en que el delirio invade la personalidad del sujeto.

Se han distinguido los delirios de las reacciones�delirantes, entendidas como


cuadros delirantes de duración breve y perfectamente delimitadas en el tiem-
po que aparecen en situaciones de alto estrés y en personas predispuestas. El
contenido del delirio suele ser comprensible porque está relacionado con la
situación vivida. Son de buen pronóstico.

Los delirios se pueden clasificar atendiendo a la temática y a la organización.

Atendiendo a la temática o contenido�del�delirio, se pueden diferenciar dis-


tintos tipos de delirios. A menudo, el contenido de las ideas delirantes es fan-
tástico o intrínsecamente improbable. Se debe tener en cuenta el hecho de
que, a veces, la diferenciación entre un tipo de delirio y otro no es del todo
clara, puesto que hay una cierta superposición entre las diferentes categorías.

a)�Delirio�persecutorio�o�paranoide: Es una de las formas más frecuentes de


delirio; el individuo se siente perseguido y amenazado por personas o institu-
ciones con el objetivo de infligirle un daño. Esta persecución o daño puede
ser físico (hay una amenaza de muerte hacia él y/o hacia la familia) o puede
ser una persecución psíquica (se intenta un daño moral, por difamación o des-
prestigio). Las armas de persecución pueden ser muy sofisticadas (micrófonos,
por satélite...) o inverosímiles (telepatía).

b)�Delirio�de�referencia�o�autorreferencial: El individuo se siente el centro de


todo aquello que sucede a su alrededor, la acción de los otros se refiere a uno
mismo (las noticias de la televisión hablan de él; dos personas que hablan lo
hacen despectivamente sobre él...). Puede tener también un cariz persecutorio
o paranoide, en el supuesto de que la persona no solo se sienta observada u
objeto de comentario de los otros, sino también perseguida.

c)�Delirio�religioso,�místico�o�de�posesión: En este tipo de delirio, la temática


es de tipo religioso (la persona se cree Dios o que está poseída por el demonio,
por ejemplo).
© FUOC • PID_00236867 36 Semiología

d)�Delirio�de�control�o�de�influencia: Las acciones, los pensamientos y los Ved también


sentimientos propios están controlados por una fuerza externa (los extrate-
Más adelante se tratan los tras-
rrestres, la CIA, etc.). Como en el caso del delirio autorreferencial, este tipo de tornos de la vivencia del yo.
delirio puede tener un cariz persecutorio con el objetivo de provocar un daño
físico o moral; y también se puede asociar a trastornos de la vivencia del yo.

e)�Delirio�de�significación: La persona dota de significados especiales a los


hechos cotidianos, que solo ella puede descifrar. Lo puede interpretar como
pruebas que tiene que ir superando.

f)�Delirio�de�Capgras�o�ilusión�de�Sosias: En este delirio, el individuo cree


que personas significativas de su entorno han sido sustituidas por impostores
que son dobles exactos.

g)�Delirio�somático,�hipocondríaco�o�corporal: El cuerpo se encuentra en


el núcleo de la idea delirante, como creerse portador de una enfermedad in-
curable, que algún órgano se está pudriendo, etc. Una forma especial de este
tipo de delirio es el delirio de infestación o de posesión zoopática, en el que la
persona cree que está infectada por pequeños animales que no la dejan vivir.

h)�Delirio�de�negación,�delirio�nihilista�o�síndrome�de�Cotard: Este tipo


de delirio puede tener varias manifestaciones. Así, la persona puede tener la
idea delirante de haber muerto o de que le falten partes del cuerpo, como
por ejemplo los pulmones, el corazón o el propio cuerpo (puede ser difícil de
distinguir del delirio somático); también se puede expresar a través de la idea
de que la persona se crea incapaz de morir, y también puede presentar otras
manifestaciones, como que los otros no existen o que el mundo no existe.

i)�Lectura�del�pensamiento: Con este nombre se designa la idea delirante de


estar convencido de que los otros pueden leer o conocen nuestro pensamiento.

j)�Inserción�del�pensamiento: Se refiere al hecho de creer que alguien inserta


pensamientos en nuestro cerebro; esto hace que se vivan subjetivamente como
extraños y ajenos, no se piensa lo que se quiere. El mecanismo de inserción
puede ser variado, como por ejemplo telepatía, chips... Tanto a la lectura como
a la inserción del pensamiento se puede superponer un cariz persecutorio.

k)�Robo�del�pensamiento: La persona cree que no tiene pensamientos porque


alguien se los ha extraído en contra de su voluntad.

l)�Difusión�del�pensamiento: En este caso, la persona está convencida de que


sus pensamientos se difunden fuera de su mente, lo que permite que los otros
los conozcan.
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m)�Delirio�querulante�o�de�reivindicación: El individuo se siente desampa-


rado o desatendido porque no se respetan sus derechos como ciudadano, ya
sea en el ámbito judicial, sanitario, etc. La consecuencia más característica de
este delirio es la profusión de reclamaciones, denuncias y cartas de queja pre-
sentadas por la persona.

n)�Delirio�celotípico�o�de�celos: Referido a la idea irrefutable de que la pareja


continuamente es o intenta ser infiel. Este tipo de delirio suele a ir acompaña-
do de una búsqueda incansable de indicios de la infidelidad.

o)�Delirio�erotomaníaco,�erótico,�de�amor�o�síndrome�de�Clérambault: Co-
rresponde a la convicción de que se es querido por alguien que, generalmente,
ocupa un rango social superior al propio, como por ejemplo un locutor de te-
levisión o una estrella de cine. A menudo, existe la convicción de que terceros
impiden que la pareja se encuentre. Frecuentemente, la persona con este tipo
de delirio intenta ponerse en contacto con su enamorado, hecho que le puede
ocasionar problemas legales.

p)� Delirio� de� grandeza� o� megalomaníaco: La persona se sobrevalora y se


siente portadora de capacidades, habilidades, posesiones, etc., extraordinarias
(por ejemplo, está convencida de que tiene una gran fortuna, belleza, inteli-
gencia, o un gran talento para los negocios).

q)�Delirio�de�ruina: Existe la creencia delirante de que se vive en un estado de


pobreza económica, sin tener las necesidades más básicas cubiertas ni ahora
ni en el futuro. A menudo este estado de ruina económica se hace extensible
a la familia.

r)�Delirio�de�culpa�o�pecado: En este tipo, la idea dominante es que la perso-


na es responsable de acciones imperdonables y que uno mismo o la familia
merecen ser castigados. La persona insiste en tener un castigo.

s)�Delirio�compartido,�inducido�o�folie�à�deux: Es el nombre que recibe el


delirio que presenta la persona a quien otro le ha “encomendado” su delirio.
Es el delirio compartido por terceras personas, normalmente familiares, que se
creen el delirio de alguien significativo para ellas. Este fenómeno suele presen-
tarse en grupos familiares nucleares aislados socialmente y con delirios muy
sistematizados y con cierta lógica y coherencia.

La lectura, la inserción, el robo y la difusión del pensamiento es lo que algunos


autores han clasificado como trastornos de la experiencia del pensamiento o
de la vivencia del yo. Este grupo se caracteriza por que la persona tiene la
creencia delirante de que su mundo interno, en este caso su pensamiento, ya
no es privado sino que puede ser conocido o manipulado por terceras personas.
Hay autores que consideran que estos tipos de delirios son casos especiales del
delirio de control.
© FUOC • PID_00236867 38 Semiología

Las personas que presentan delirios actúan en consonancia, puesto que para Otro ejemplo
ellas son reales. Así, la persona que tiene el delirio místico de creerse Jesucristo
Una posible consecuencia de
puede intentar suicidarse porque con su muerte salvará a la humanidad. la presencia de ideas deliran-
tes de ruina y pecado es que
el portador del delirio asesina
Las ideas delirantes preferentemente se presentan en los trastornos psicóticos, a los miembros de una misma
familia y posteriormente se sui-
pero también en otros trastornos que pueden cursar con síntomas psicóticos, cida.
esencialmente los trastornos de la afectividad. Aun así, el delirio puede apare-
cer igualmente en determinadas condiciones orgánicas, producto del abuso de
drogas o de situaciones médicas (por ejemplo, en el contexto de una demencia
o de un cuadro clínico que cursa con fiebre elevada).

Las temáticas delirantes pueden ser variadas en los diferentes trastornos, pero
hay ciertos temas que tienden a presentarse en determinados trastornos. Así,
en la esquizofrenia, las temáticas suelen ser extrañas, extravagantes e invero-
símiles, como la inserción del pensamiento, los delirios de posesión o los de-
lirios de control. En la paranoia, los delirios más característicos son las ideas
delirantes paranoides, las querulantes, las celotípicas y las erotomaníacas. Los
delirios celotípicos también son característicos de individuos que presentan
alcoholismo crónico, mientras que los delirios megalomaníacos lo son de los
episodios maníacos, y los delirios de ruina, culpa y pecado, de los episodios
depresivos. Los delirios somáticos pueden aparecer también en episodios de-
presivos y en casos graves de hipocondría, además de la esquizofrenia.

Atendiendo a la organización, los delirios pueden ser sistematizados o no


sistematizados.

a) El delirio�sistematizado, muy estructurado, tiene una idea central alrededor


de la cual se vertebra el resto de las ideas, con estructura y cohesión interna.
La persona sabe argumentar muy bien las ideas y es posible que haya buscado
pruebas.

b) En cambio, en el�delirio�no�sistematizado, las ideas están poco estructu-


radas, con nula o deficiente coherencia interna.

El tipo de delirio que predomina en la esquizofrenia suele ser poco estructura-


do. En cambio, las ideas delirantes presentes en la paranoia son estructuradas,
verosímiles y elaboradas.
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8. Semiología del lenguaje

Podemos definir el lenguaje como el intercambio comprensible de ideas,


siendo este la forma de expresión del pensamiento (Arrufat, 2008).

Según el Diccionari enciclopèdic de medicina (2000), el lenguaje es la facultad


humana de poder comunicar los propios pensamientos o sentimientos a un
receptor o interlocutor mediante un sistema o código determinado de signos
interpretable por él. Por eso el lenguaje supone un aspecto individual y un
aspecto social.

El lenguaje articulado es el que se realiza gracias a un sistema de signos orales,


reflejado a menudo en un código escrito, al que el hombre ha atribuido un
valor objetivo. Este sistema se denomina lengua y distingue cada comunidad
de las otras mediante los diferentes idiomas.

A menudo, el estudio de la semiología del lenguaje se superpone con el estu-


dio de la comunicación, sin que se haya establecido una clara diferenciación
entre los dos constructos. Teniendo en cuenta este aspecto, podemos diferen-
ciar la comunicación estudiándola en dos bloques: comunicación no verbal y
comunicación verbal.

La comunicación�no�verbal es aquella en la que la persona hace un intercam-


bio comunicativo, de forma voluntaria y/o involuntaria, mediante el cuerpo,
el tacto, los gestos, etc.

La comunicación�verbal es la efectuada mediante la palabra.

Tanto un tipo de comunicación como el otro tienen que ser explorados y esto
se hace principalmente mediante la observación y la entrevista; es decir, el
lenguaje se explora a partir del discurso de la persona y, en menor medida, por
las manifestaciones no verbales que se puedan presentar.

8.1. Comunicación no verbal

En esta área, hay diferentes alteraciones; las más frecuentes en Psicopatología


son las siguientes:

1)�Hiponimia: La persona presenta pobreza mímica, es decir, hace pocos ges-


tos, parpadea poco, prácticamente no mueve los labios... También presenta
una expresión disminuida de las emociones (falta de sonrisa, no arruga la fren-
© FUOC • PID_00236867 40 Semiología

te, ojos inexpresivos...). Se acompaña de un uso escaso de gestos al hablar.


Puede aparecer en la esquizofrenia de curso crónico, demencias y cuadros de-
presivos.

2)� Animia: La persona no expresa ninguna emoción a través de la cara, se


podría decir que tiene una “cara inexpresiva”. Puede aparecer en cuadros de-
presivos, cuadros catatónicos, cuadros confusionales, cuadros facticios y/o de
histeria.

8.2. Comunicación verbal

Tal como se ha hecho en el apartado anterior, solo se hará referencia a aque-


llas alteraciones de la comunicación verbal que más a menudo se dan en los
trastornos mentales. Hay que decir que no siempre es fácil diferenciar entre
lenguaje y pensamiento, puesto que el pensamiento se expresa y explora a
través del lenguaje. Por eso algunas de las alteraciones que se describen aquí
se mencionarán de nuevo al hablar de la semiología del pensamiento.

1)�Pobreza�del�lenguaje: El lenguaje es simple, empobrecido, con poco con-


tenido y claramente por debajo del nivel educativo de la persona. Puede apa-
recer en la esquizofrenia crónica y en demencias.

2)�Verborrea: Hablar de manera excesiva y demasiado rápida, muchas veces


no se entiende lo que se dice. Se podría decir que se trata de un afán irresisti-
ble de hablar. Puede aparecer en cuadros maníacos, ansiosos, y como efecto
secundario de algunas sustancias (como por ejemplo la marihuana).

3)�Estereotipias�verbales: Consiste en la repetición persistente de palabras o


frases cortas, muchas veces sin sentido. Suelen ir acompañadas de estereotipias
motrices. Pueden aparecer en cuadros de deterioro, en la esquizofrenia crónica
y en las demencias.

4)� Palilalia: Repetición involuntaria una o más veces de una frase o de la


última palabra de la frase. Puede aparecer en esquizofrenia crónica, demencias
y otros cuadros de deterioro.

5)�Ecolalia: Repetición de manera inmediata y automática de palabras o frases


que se acaban de escuchar. Hay una variante llamada ecolalia referida, que es
aquella en que la repetición no se produce inmediatamente, es decir, se puede
dar días o semanas después. Puede aparecer en esquizofrenia crónica, demen-
cia y otros cuadros psicóticos y/o de deterioro.

6)� Mutismo: Corresponde a no articular ningún tipo de palabra y guardar


completamente silencio sin tener ninguna alteración en los centros del len-
guaje y los medios de expresión, es decir, no hay ninguna alteración ni bio-
© FUOC • PID_00236867 41 Semiología

lógica ni neurológica, sino que se da por causas psicológicas. Puede aparecer


en cuadros depresivos con inhibición, esquizofrenia, cuadros catatónicos, cua-
dros de negativismo, mutismo selectivo y cuadros histriónicos.

El mutismo puede ser total (en cualquier contexto y con cualquier interlocu-
tor) o selectivo (solo se presenta mutismo en determinados contextos y/o con
determinados interlocutores).

7)�Neologismos: Aquí se utilizan palabras nuevas, inventadas por la persona,


que no tienen ningún sentido ni existen en su idioma ni en ningún otro.
Puede aparecer en trastornos psicóticos como por ejemplo la esquizofrenia.

(3)
8)�Pararrespuestas: Es el caso en que se da una respuesta que no tiene ningún Conducta paradójica en el con-
texto de una privación de libertad.
tipo de relación lógica con la pregunta o demanda que se ha realizado. Puede
aparecer en cuadros confusionales, intoxicaciones por sustancias, esquizofre-
nia, cuadros histriónicos y síndrome de Gerstmann3.

9)�Bradifasia: Lentitud anormal en la articulación de las palabras, también se


puede denominar bradiartria o bradifemia. Puede aparecer en cuadros confu-
sionales, intoxicaciones por sustancias, esquizofrenia, cuadros histriónicos y
cuadros depresivos.

10)�Aumento�en�la�latencia�de�la�respuesta: En este caso, la persona tarda


mucho en empezar a responder a la pregunta que le han hecho. Puede apare-
cer en cuadros depresivos, cuadros de intoxicación por sustancias y cuadros
confusionales.

11)�Disfemia: Alteración del ritmo de pronunciación de los fonemas con una


tendencia a repetir las sílabas iniciales de las palabras. También se puede de-
nominar tartamudeo o espasmofenia. Puede aparecer en cuadros de ansiedad,
histriónicos, maníacos y de intoxicación por sustancias.

12)� Presión� del� habla: Incremento de la cantidad del lenguaje espontáneo


si se compara con lo que se considera normal o socialmente adecuado. La
persona habla de manera muy rápida y es casi imposible interrumpirla. Puede
aparecer en cuadros maníacos e intoxicación por sustancias.

13)�Parafemia: Se refiere a cuando se pronuncian las palabras de manera de-


formada. Puede aparecer en cuadros maníacos, cuadros psicóticos e intoxica-
ción por sustancias.

14)�Logoclonia: Repetición espasmódica de las sílabas finales de las palabras.


Puede aparecer en cuadros psicóticos y en intoxicación por sustancias.
© FUOC • PID_00236867 42 Semiología

15)�Verbigeración: Corresponde a la repetición de las mismas palabras, casi


siempre tiempos verbales. Puede aparecer en cuadros maníacos, cuadros psi-
cóticos, intoxicación por sustancias y cuadros de ansiedad muy alta.

16)�Coprolalia: Hacer uso repetido de palabras y de interjecciones obscenas,


especialmente relacionadas con los excrementos. Puede aparecer en trastornos
psicóticos y es característico del síndrome de Gilles de la Tourette.

17)� Paralogismos: Razonamientos formalmente falsos pero que se usan di-


ciendo que son ciertos. Puede aparecer en afasias sensoriales y esquizofrenia.

18)�Glosomanía: Preocupación “hipocondríaca” del estado de la lengua (ha-


bla-idioma) de la persona, que es examinada en todo momento: la persona
continuamente analiza y se pregunta si lo que dice está o no bien dicho. Puede
aparecer en trastornos psicóticos y afectaciones neurológicas.

19)�Glosolalia: Emisión de fonemas sin significado, como si fuera un idioma


propio, por ejemplo “glo, glo, glo....”. Puede aparecer en estados de éxtasis
religioso, trastornos psicóticos y trastornos por abuso de sustancias.

20)�Ensalada�de�palabras: Hablar con palabras sin sentido, palabras que no


siguen ninguna regla gramatical y que no tienen ningún significado en con-
creto. Puede aparecer en esquizofrenia, episodios maníacos y trastornos neu-
rológicos con síntomas psicóticos.

21)�Descarrilamiento: También lo podemos denominar asociaciones laxas de


ideas porque se produce una rotura de la lógica conexión de las ideas y el
pensamiento. Se pasa rápidamente de un tema a otro a pesar de que lo que
se dice es coherente y con sentido. Puede aparecer en cuadros de ansiedad,
episodios de manía e hipomanía, o abuso de sustancias.

8.3. Alteraciones de origen neurológico

A pesar de que estas alteraciones de origen básicamente neurológico tienen


poca repercusión en la psicopatología, haremos una breve descripción por la
importancia cada vez mayor de la comorbilidad.

8.3.1. Afasias

La afasia es una alteración de la comprensión y la expresión del lenguaje


debida a lesiones en diferentes áreas cerebrales.

Existen de diferentes tipos:


© FUOC • PID_00236867 43 Semiología

1)� Afasia� de� Broca� o� motora: La persona no puede decir palabras, a pesar
de que la musculatura del lenguaje no tiene ninguna alteración; la persona
comprende pero es incapaz de hablar. La alteración se da en la producción.

2)�Afasia�de�Wernicke�o�sensorial: La persona habla de forma prolongada e


incomprensible, no comprende y no es consciente del problema. Es decir, hay
una producción verbal normal o aumentada sin contenido lingüístico en lo
que se dice. Hay también una alteración en la comprensión.

3)�Afasia�mixta: Es la suma de las dos anteriores.

4) Otras afasias: afasia�transcortical y afasia psicógena (esta última, a pesar


de que el origen no es neurológico, la mencionamos porque se da en muchos
trastornos orgánicos).

8.3.2. Trastornos en la articulación del lenguaje

Los trastornos en la articulación del lenguaje son los siguientes:

1)�Disartria: alteraciones en el tono y articulación de las palabras.


2)�Disfonías: alteraciones en la emisión de la voz.
3)�Dislalias: emisión defectuosa de los sonidos.
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9. Semiología de la afectividad

Definir en qué consiste la afectividad no es una tarea fácil. Términos como por
ejemplo emociones, sentimientos, humor y estado de ánimo se toman a menudo
como sinónimos cuando estrictamente no lo son.

Se puede entender la afectividad como el conjunto de experiencias que


definen y delimitan la vida emocional de la persona.

Estaría formada por diferentes elementos, como por ejemplo sentimientos,


emociones y deseos. Intentaremos definir algunos de los términos ligados a
la semiología de la afectividad, pero no es fácil puesto que la diferencia entre
ellos no es nítida.

La emoción es una respuesta afectiva brusca y aguda, de duración breve, des-


encadenada por un estímulo interno o externo. La emoción va acompañada
de una intensa respuesta somática, en concreto, del sistema nervioso vegeta-
tivo (sudoración, alteraciones respiratorias y en el ritmo cardíaco...).

Ejemplos de emociones son el miedo, la angustia, la rabia o la ira.

Los sentimientos serían la experiencia subjetiva de la emoción. A diferencia de


esta, los sentimientos duran más, son menos intensos y no van acompañados
de todo el abanico de manifestaciones somáticas.

Ejemplos de sentimientos son el amor, el orgullo o el respeto.

Aun así, por tradición en psicopatología, interesa especialmente mencionar


los términos afectos y humor o estado de ánimo, porque llevan asociados unos
trastornos o alteraciones que clásicamente han sido recogidos en la clínica.

Siguiendo a Crespo (2006), el afecto consiste en la respuesta emocional de


la persona en un momento dado. La tristeza, la alegría y la irritabilidad son
ejemplos de afectos. Los afectos pueden ser congruentes o no con el humor.
En la tabla 5, se recogen los trastornos más relevantes del afecto.

Tabla 5. Trastornos del afecto más relevantes

Trastorno�del�afecto Definición

Afecto aplanado Ausencia o casi ausencia de cualquier signo de expresión afectiva.

Afecto embotado Reducción significativa de la intensidad de la expresión emocional.

Fuente: Extraído de J. M. Crespo (2006). Psicopatología de la afectividad. En J. Vallejo (Ed.), Introducción a la psicopatología y la
psiquiatría. Barcelona: Elsevier Mason.
© FUOC • PID_00236867 45 Semiología

Trastorno�del�afecto Definición

Afecto lábil Variabilidad anormal en el afecto, con cambios repetidos, bruscos y rá-
pidos de la expresión afectiva.

Afecto restringido Reducción de la gama y la intensidad de la expresión emocional.

Afecto inapropiado Discordancia entre expresión afectiva y el contenido del habla o de las
ideas de la persona.

Fuente: Extraído de J. M. Crespo (2006). Psicopatología de la afectividad. En J. Vallejo (Ed.), Introducción a la psicopatología y la
psiquiatría. Barcelona: Elsevier Mason.

En los trastornos de la personalidad esquizoide y esquizotípico y en la esqui-


zofrenia, especialmente en la esquizofrenia hebefrénica, es fácil encontrar un
afecto aplanado, embotado o inapropiado. También el afecto aplanado, embo-
tado y restringido se puede encontrar en episodios depresivos. Y el afecto lábil
sobre todo sería característico de episodios maníacos, hipomaníacos y mixtos,
así como del trastorno límite de personalidad.

El humor o estado de ánimo corresponde al estado emocional basal de la per-


sona; este estado emocional es generalizado y persistente, y tiene una gran
influencia en cómo se perciben e interpretan los acontecimientos. Se podría
entender el humor o estado�de�ánimo como la tendencia o predisposición a
presentar una determinada sensibilidad emocional. En la tabla 6, se describen
los tipos de estado de ánimo más relevantes. Un punto importante en la valo-
ración del tipo de estado de ánimo que presenta la persona es si la reacción
emocional que presenta es congruente o no con las circunstancias vitales del
momento.

Tabla 6. Tipos de estado ánimo

Tipos�de�estado�de�ánimo Definición

Eutímico Ánimo normal.

Deprimido Estado de ánimo bajo, como por ejemplo la tristeza.

Disfórico Estado de ánimo desagradable con predominio de sensación de


malestar.

Elevado Ánimo elevado con sentimiento exagerado de bienestar, euforia o


alegría.

Expansivo Ausencia de control sobre la expresión de los propios sentimien-


tos con tendencia a la desinhibición.

Irritable Fácilmente enojable.

Fuente: Extraído de J. M. Crespo (2006). Psicopatología de la afectividad. En J. Vallejo (Ed.), Introducción a la psicopatología y la
psiquiatría. Barcelona: Elsevier Mason.
© FUOC • PID_00236867 46 Semiología

En este caso, el estado de ánimo deprimido es característico de los episodios


depresivos mayores y el disfórico es más fácil que se presente en la distimia
o en trastornos de ansiedad. En cambio, los estados elevados, expansivos e
irritables son claramente típicos de los episodios eufóricos de los trastornos
bipolares.

Una fuente importante de información en la exploración de la afectividad son


los datos subjetivos proporcionados por la persona respecto a cómo se siente
anímicamente, cuáles son sus emociones predominantes y su estado de ánimo.
Estas expresiones irán acompañadas de un nivel de expresividad y una actitud
durante la entrevista que habrá que tener en cuenta.

Pero también hay otras fuentes de información muy valiosas para valorar cuál
es el estado de ánimo de la persona. Estas otras fuentes de información son
las siguientes:

• La�apariencia�externa: en estados no eutímicos, frecuentemente la apa-


riencia externa e higiene personal está descuida o la vestimenta se muestra
extravagante.

• Las� características� del� discurso: la latencia de respuesta, la riqueza de


vocabulario y temas, la fluidez de las ideas... ayudan en la valoración del
estado de ánimo. Un discurso inhibido en temas y forma es propio de es-
tados depresivos, mientras que un discurso expansivo, con cambios cons-
tantes de tema, apunta a estados eufóricos.

• La�conducta�motora: el estado de ánimo deprimido se correlaciona con


inhibición motora, mientras que la agitación motora y un nivel intenso
de actividad se manifiesta especialmente en estados expansivos y elevados
de hipomanía y manía.

• Las� alteraciones� en� el� área� somática: a menudo, las alteraciones de la


afectividad suponen cambios en el apetito, el sueño y la libido.

9.1. Trastornos de la afectividad

Muchos de los trastornos que se tratan a continuación también son manifes-


taciones que pueden tener un carácter eutímico. La duración de la reacción
emocional y la existencia de un estímulo desencadenante que justifique la
reacción afectiva son dos parámetros importantes para valorar la patología o
la eutimia de las alteraciones en el estado de ánimo.

1)�Tristeza�patológica
© FUOC • PID_00236867 47 Semiología

En este estado, el individuo está pesaroso, triste y afligido sin que haya ningu-
na circunstancia que lo pueda explicar.

La tristeza como síntoma permite grados variables de intensidad: desde for-


mas más leves, que podríamos clasificar de disforia –en que la ansiedad y la
irritabilidad se mezclan con el malestar causado por la tristeza–, hasta formas
más profundas y graves que afectan significativamente a la actividad y al pen-
samiento de la persona. Se habla de tristeza vital cuando la persona siente un
vacío emocional, pérdida de interés por el entorno y anhedonia. Corresponde
a la tristeza profunda de la depresión mayor.

El estado de tristeza se expresa tanto a través de las expresiones verbales de


la persona como por otros aspectos no verbales, como llanto, expresión facial
triste, inhibición del pensamiento y la acción. También la tristeza tiene un co-
rrelato cognitivo y es que a menudo a un estado de ánimo triste lo acompañan
cogniciones negativas sobre el futuro y uno mismo.

Hay que recordar que un estado anímico triste puede expresarse a través de
la apatía y la irritabilidad, circunstancia más frecuente en niños y adolescen-
tes. También detrás de alteraciones somáticas se puede esconder un estado de
ánimo de tristeza.

La tristeza como síntoma se puede manifestar en cualquier trastorno mental,


que en el caso de las depresiones es un síntoma primario.

2)�Alegría�o�euforia�patológica

Corresponde a un estado de alegría, bienestar y vitalidad desproporcionado


sin que las circunstancias lo justifiquen. En este estado, el paso de la alegría a la
irritabilidad se produce fácilmente, sobre todo cuando el entorno contradice
o no sigue a la persona eufórica.

Cognitivamente, la persona eufórica sobrevalora sus capacidades y presenta


aceleración del curso del pensamiento y agitación psicomotriz.

La euforia es especialmente característica de los trastornos bipolares pero tam-


bién puede ser consecuencia del abuso de drogas y de algunos cuadros orgá-
nicos.

3)�Ansiedad�y�angustia

Estos son dos términos que se toman como sinónimos pero que en la tradición
de la Psicopatología tienen un matiz de diferencia. Ansiedad se relaciona con
el componente psíquico y angustia con el componente somático; pero, lo vol-
vemos a repetir, los dos términos se utilizan en la actualidad indistintamente.
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La ansiedad es una respuesta compleja, que implica tres sistemas de respuesta: Ved también
el sistema fisiológico, el sistema cognitivo y el conductual. Es una emoción
Para ampliar información sobre
que, en condiciones adaptativas, prepara el organismo para la acción. Ahora la ansiedad podéis ver el apar-
bien, cuando la ansiedad se siente en exceso o hay una respuesta de ansiedad tado “Trastornos de ansiedad
y trastorno obsesivo-compulsi-
en situaciones en las que no la tendrían que desvelar, entonces la ansiedad vo” del módulo 3.

no ayuda a dar una respuesta organizada e interfiere significativamente en las


actividades y en el funcionamiento de la persona.

A grandes rasgos, la diferencia entre la ansiedad adaptativa, la ansiedad normal


y la ansiedad clínica radica en diferencias en la intensidad y la duración de la
respuesta emocional (más intensa y duradera en la ansiedad clínica) y en el
estímulo que la provoca (el desencadenamiento de la ansiedad clínica no se
puede asociar, aparentemente, a una causa, o bien el estímulo que la provoca
es desproporcionado a la reacción ansiosa).

Además, dentro de la ansiedad clínica, se ha diferenciado entre ansiedad flo-


tante y ansiedad aguda. La ansiedad�flotante hace referencia a un estado de
ansiedad de intensidad leve o moderada pero constante y persistente en la vi-
da de la persona (es lo que sucede, por ejemplo, en el trastorno de ansiedad
generalizada), mientras que la ansiedad�aguda hace referencia a la presenta-
ción puntual pero muy intensa de la ansiedad (por ejemplo, en las crisis de
ansiedad).

La respuesta de ansiedad puede ser desencadenada por multitud de estímulos


y situaciones, y esto hace que esté presente en muchos cuadros clínicos, por
no decir potencialmente en todos. Así, como síntoma, puede estar presente en
la esquizofrenia, la distimia, las disfunciones sexuales, etc. Pero como síntoma
primario, la ansiedad es característica de los trastornos de ansiedad.

4)�Labilidad�afectiva

Esta expresión hace referencia a cambios repentinos en el estado emocional


y que son independientes de los estímulos externos. Normalmente se asocia
a incontinencia emocional, es decir, hay un descontrol en la expresión del
afecto, que suele ser desproporcionado.

La reacción emocional asociada, pues, es intensa pero generalmente de corta


duración.

Este síntoma puede aparecer en los episodios de euforia patológica de los tras-
tornos bipolares, en la distimia, en la esquizofrenia, en el trastorno límite de
la personalidad y en algunas demencias.

5)�Indiferencia�o�frialdad�afectiva
© FUOC • PID_00236867 49 Semiología

En este caso, hay nula capacidad para presentar respuestas afectivas. Se pre-
sentan como personas frías, insensibles y que no se implican emocionalmente
en las situaciones.

Este síntoma se presenta con relativa frecuencia en algunos casos de esquizo-


frenia, de demencia y de abuso de sustancias.

6)�Rigidez�afectiva

A diferencia del síntoma anterior, la persona tiene sentimientos y emociones,


pero difícilmente los modificará en consonancia con cambios en las circuns-
tancias externas.

Es especialmente característico de la paranoia, pero también se puede presen-


tar en personalidades obsesivas.

7)�Alexitimia

Este síntoma denota una imposibilidad, más o menos extensa, para identificar
los sentimientos y expresarlos mediante palabras. Implica dificultades impor-
tantes en la persona para reconocer y describir sentimientos, puesto que no se
han “mentalizado” las emociones, que se continúan expresando a través del
cuerpo, a pesar de que la vía corporal sea una forma de expresión más propia
de etapas evolutivas tempranas.

Esta alteración se ha relacionado con lo que se denomina pensamiento operati-


vo, que se encuentra asociado a los trastornos psicosomáticos. Aun así, la ale-
xitimia también se puede presentar en los trastornos de ansiedad y en lo que
clásicamente se ha denominado histeria.
© FUOC • PID_00236867 50 Semiología

10. Semiología de la psicomotricidad

El término psicomotricidad fue utilizado por primera vez en 1905 por el neuró-
logo francés Ernest Dupré (1862-1921). En 1996 el Foro Europeo de la Psico-
motricidad definió el concepto de psicomotricidad de la manera siguiente:

“Basada en una visión global de la persona, el término ‘psicomotricidad’ integra las in-
teracciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensoriomotrices en la capacidad de ser
y de expresarse en un contexto psicosocial. La Psicomotricidad, así definida, ocupa un
papel fundamental en el desarrollo armónico de la personalidad. Partiendo de esta con-
cepción, se desarrollan diferentes formas de intervención psicomotriz que encuentran
su aplicación, cualquiera que sea la edad, en los ámbitos preventivo, educativo, reeduca-
tivo y terapéutico. Estas prácticas psicomotrices tienen que conducir a la formación, a
la titulación y al perfeccionamiento profesionales y constituir cada vez más el objeto de
investigaciones científicas”.

Foro Europeo de la Psicomotricidad (1996).

Podemos decir que la psicomotricidad se basa en la concepción inte-


gral de la persona y estudia la interacción que se produce entre el cono-
cimiento, la emoción, el movimiento, el desarrollo de la persona y su
capacidad de expresión y relación con el entorno.

Se explora básicamente mediante la observación de la persona, analizando los


movimientos espontáneos, las facies, las extremidades, las posturas y gestos,
el lenguaje y los desplazamientos.

De la semiología de la psicomotricidad destacan dos grandes alteraciones: la


agitación�psicomotriz y la disminución o inhibición�psicomotriz.

10.1. Agitación psicomotriz

La agitación psicomotriz es un estado en el que la persona presenta inquietud


psicomotriz, es decir, aumenta de manera incontrolable la motilidad y a la vez
presenta una gran tensión interna.

Cuando se presenta de forma muy extrema puede implicar un importante fac-


tor de riesgo para la integridad física de la persona, su seguridad y la de su
entorno, motivo por el que generalmente es uno de los criterios de ingreso
hospitalario.
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La agitación puede aparecer en diferentes trastornos: trastornos mentales or-


gánicos, cuadros confusionales, trastornos por consumo y abuso de sustancias,
esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, cuadros de hipomanía y manía,
depresión agitada, en trastornos de la personalidad y como reacción psicógena
a circunstancias vitales estresantes.

La agitación psicomotriz se puede presentar en diferentes grados de intensi-


dad. A continuación los presentamos ordenados de menos a más afectación
o intensidad.

1)�Hiperactividad: La persona presenta una gran profusión de movimientos


pero todavía adecuados al ambiente. Puede aparecer en cuadros de ansiedad,
episodios de manía e hipomanía, abuso de sustancias y cuadros confusionales.

2)�Inquietud: Confluencia de movimientos que empiezan a escapar del con-


trol de la persona y que van acompañados de angustia y ansiedad. La persona
lo percibe como una vivencia emocional negativa. Puede aparecer en cuadros
de ansiedad, episodios de manía e hipomanía, abuso de sustancias y cuadros
confusionales.

3)�Excitación: La inquietud se agudiza y aparece una pérdida de control sobre


el movimiento. Puede aparecer en cuadros de ansiedad, episodios de manía e
hipomanía, abuso de sustancias y cuadros confusionales.

4)�Agitación: La pérdida de control es absoluta y la persona se puede lesio-


nar o lesionar a otros; presenta profusión de movimientos. Puede aparecer en
cuadros de ansiedad, episodios de manía e hipomanía, abuso de sustancias y
cuadros confusionales.

10.2. Disminución (inhibición) de la actividad psicomotriz

Podríamos decir que es el polo opuesto a la agitación psicomotriz. Se caracte-


riza por la disminución de la frecuencia e intensidad de movimientos, gestos
e impulsos.

Hemos de tener en cuenta que en las representaciones más extremas implica


también un importante factor de riesgo para la persona y que también se puede
constituir como criterio de ingreso hospitalario.

Entre las posibles manifestaciones de la disminución de la actividad psicomo-


triz, destacamos:

1)�Retardo�o�lentitud�psicomotriz: Retardo progresivo de la actividad mental


y motriz, aumento en la latencia de las respuestas, disminución en la velocidad
del pensamiento y el habla, disminución de la actividad motriz espontánea y
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de la expresividad. Puede aparecer en cuadros depresivos, abuso de sustancias,


cuadros confusionales, cuadros catatónicos, cuadros psicóticos y trastornos del
sistema nervioso central.

2)�Estupor: La persona presenta un estado de disminución de la reactividad


ante los estímulos del entorno y/o que se le presentan y cierta disminución de
la conciencia del entorno. Puede aparecer en trastornos mentales orgánicos,
cuadros catatónicos, cuadros depresivos y cuadros psicógenos (como reacción
a estímulos estresantes).

3)� Catatonia� inhibida: La persona presenta inercia y pérdida de iniciativa


motora, a veces interrumpidas por impulsiones bruscas de carácter incoercible.
También puede presentar hipertonía y rigidez de una parte del cuerpo, que
se mantiene inmóvil mucho rato en la misma postura (generalmente en las
extremidades, y es incómodo a ojos del observador), es lo que se conoce como
catalepsia. También se puede presentar flexibilidad cerea (si alguien coloca al
individuo en una postura forzada e incómoda, este no intenta recuperar la
postura original). Puede aparecer especialmente en la esquizofrenia catatónica
pero también en cuadros depresivos, cuadros tóxicos y trastorno histriónico
de la personalidad.

A menudo cuando hay disminución de la actividad psicomotriz aparece el


mutismo y el negativismo. En cuanto al mutismo, ya se ha definido antes: la
persona no habla ni hace ningún tipo de sonido, pero está en estado de vigi-
lia, consciente y entiende las órdenes que se le dan, puede escribir coherente-
mente y conservar la expresión corporal. Y en cuanto al negativismo, consis-
te en que la persona se opone a hacer los movimientos que se le ordenan. El
negativismo puede ser pasivo (la oposición no es activa; por ejemplo, tener los
ojos cerrados cuando le hacen preguntas), o activo (la oposición y resistencia
es activa y a menudo la persona hace lo contrario de lo que se le pide).

10.3. Otros trastornos psicomotrices

Otros trastornos psicomotrices son los siguientes:

1)�Estereotipias�motoras

Repetición reiterada e innecesaria que puede aparecer en la mímica facial o


en la expresión corporal general; es muy importante diferenciarlo de los mo-
vimientos y gestos automáticos de cada persona en concreto.

Puede aparecer en trastornos del sistema nervioso como las demencias, esqui-
zofrenia crónica con deterioro cognitivo importante y trastorno obsesivo-com-
pulsivo.

2)�Manierismos
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Ejecución de movimientos extravagantes, rebuscados, que interrumpen o


complican un acto usual, como el de saludar, hablar, escribir, etc. Son volun-
tarios y realizados de forma repetida.

Pueden aparecer en trastornos del sistema nervioso (demencias, efectos de un


traumatismo craneal...) y trastornos psicóticos.

3)�Tics

Movimientos rápidos y espasmódicos que aparecen en la cara, el cuello, la


cabeza y en menor medida en otras partes del cuerpo, de manera repetida e
involuntaria y que no tienen ningún sentido. Aumentan en situaciones de
tensión emocional, se acentúan con la distracción y desaparecen durante el
sueño.

El intento por parte de la persona de controlarlos voluntariamente genera gran


ansiedad, hecho que produce un aumento.

Pueden aparecer durante la infancia (pueden ser transitorios, generalmente


aparecen antes de los 12 años de edad y desaparecen en la adolescencia), pero
si se inician después de los 15 años de edad es posible que se cronifiquen.

Los tics son característicos del síndrome de Gilles de la Tourette, pero también
de cuadros de ansiedad y trastorno obsesivo-compulsivo.

4)�Temblores

Movimientos involuntarios de oscilación rítmica y regular, que afectan a las


partes distales de las extremidades, a pesar de que pueden aparecer en cual-
quier parte del cuerpo.

Podemos diferenciar dos tipos de temblor:

a)�Temblor�de�reposo: Tiende a disminuir cuando la persona inicia una acción


determinada. Puede aparecer en la enfermedad de Parkinson, como efecto se-
cundario de ciertos neurolépticos, y trastornos de ansiedad.

b)�Temblor�de�acción: El temblor aparece cuando se inicia una acción deter-


minada, especialmente si se trata de acciones que implican la motricidad fina.
Puede aparecer en cuadros de ansiedad o al recordar un hecho traumático.

5)�Convulsiones

Movimientos en forma de contracciones violentas de la musculatura volun-


taria, localizados en uno o varios grupos musculares o generalizados en todo
el cuerpo.
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Pueden aparecer en epilepsia, foco irritativo del sistema nervioso central, cua-
dros histéricos y crisis de angustia.

6)�Ecopraxia

Imitar los movimientos y gestos de una persona que se está observando.

Puede aparecer en trastornos psicóticos y trastornos histriónicos.

7)�Automatismos

Movimientos automáticos involuntarios, no controlados por la conciencia, y


que pueden ser conductas simples o muy complejas.

Puede aparecer en trastornos psicóticos, crisis epilépticas parciales o comple-


jas, traumatismos craneoencefálicos, intoxicaciones por sustancias y estados
disociativos.

8)�Acatisia

Sensación interna de inquietud que se manifiesta con la necesidad de estar


constantemente en movimiento; no se tiene que confundir con la agitación
psicótica.

Puede aparecer en trastornos psicóticos y trastornos de ansiedad.


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11. Semiología del sueño

El sueño es un estado fisiológico, activo y rítmico, que aparece cada 24 h en


alternancia con el otro estado de conciencia básico, que es la vigilia. El fenó-
meno del sueño ha sido objeto de interés durante siglos, lo cual no es sorpren-
dente ya que pasamos la tercera parte de nuestra vida durmiendo. Cuando
una persona se duerme se producen cambios en la actividad eléctrica cerebral
y también en otras funciones fisiológicas: la respiración, el funcionamiento
cardíaco, el tono muscular, la secreción hormonal y la presión arterial. Los
cambios eléctricos a nivel cerebral pueden registrarse mediante electroencefa-
lograma (EEG).

El sueño está formado por dos fases:

(4)
1) el sueño sin movimientos oculares rápidos (NREM4) y Del inglés, non rapid eyemove-
ments
2) el sueño de movimientos oculares rápidos (REM).

El sueño�NREM (formado por cuatro fases) supone cambios sucesivos de la


activación cerebral, que quedan recogidos en el EEG. Esta fase se caracteriza
por un periodo de tranquilidad y de descenso del nivel de actividad. A los
90 minutos aproximadamente del inicio del sueño, se inicia el sueño REM,
que se caracteriza por la aparición de movimientos oculares rápidos y por una
actividad cerebral y fisiológica próxima a la que se observa en la vigilia. En
esta fase se produce la actividad onírica.

Las alteraciones del sueño están bien definidas, con una prevalencia muy alta
en la población general, y cuyas manifestaciones clínicas pueden repercutir
en todos los ámbitos de la vida de la persona que las presenta. Son altamente
inespecíficas y por ello no orientan la dirección del diagnóstico.

La función del sueño se tiene que explorar siempre en el sujeto mediante pre-
guntas cortas y directas. Es importante diferenciar entre las horas de sueño real
que mantiene el paciente y la percepción subjetiva de este (calidad del sueño),
es decir, si el sueño es reparador o no. Hay que tener en cuenta las variaciones
asociadas a la edad (necesidad de menos horas de sueño y más repartido) y
otros factores, como los climáticos. Los recién nacidos duermen un promedio
de 16 a 18 horas al día. A la edad de un año, los niños usualmente duermen de
13 a 14 horas, número que va descendiendo hasta que alcanzan la adolescen-
cia. Los adolescentes generalmente requieren al menos ocho horas y media
de sueño cada día. La mayoría de los adultos necesitan ocho horas de sueño
para funcionar bien.
© FUOC • PID_00236867 56 Semiología

Las alteraciones de sueño pueden presentarse en la depresión, la ansiedad ge-


neralizada, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno por estrés postrau-
mático, la esquizofrenia, el Alzheimer y los trastornos de alimentación.

Los trastornos del sueño más frecuentes son los que siguen a continuación.

1)�Insomnio

El insomnio se caracteriza por la reducción del tiempo de sueño habitual, ya


sea por dificultad para iniciar o mantener el sueño, o por reducción de la cali-
dad del sueño (despertarse con sensación de cansancio o fatiga). Puede presen-
tarse insomnio en la depresión (con sensación de fatiga o de no haber conse-
guido descansar), en los episodios maníacos (con sensación de haber descan-
sado plenamente o de no necesitar más horas de sueño), en la ansiedad, en
los trastornos de personalidad, en los trastornos somatomorfos y en la esqui-
zofrenia. El abuso de sustancias también puede provocar insomnio.

Hay diferentes tipos de insomnio:

a)�Insomnio�de�primera�hora�o�de�conciliación�del�sueño: El paciente tiene


dificultades para dormirse.

b)�Insomnio�intermedio�o�intercalado�o�despertares�frecuentes: El paciente,
una vez iniciado el sueño, se despierta frecuentemente a lo largo de la noche.

c)�Insomnio�de�segunda�hora�o�despertar�precoz: Despertarse en medio de


la noche totalmente lúcido y no poder reconciliar el sueño. Generalmente se
acompaña de un malestar en el estado afectivo general, sensación de tristeza
y pensamientos negativos. Suele presentarse en las depresiones.

El insomnio de primera hora y despertares profundos puede presentarse en la


distimia y en los trastornos de ansiedad. El insomnio de segunda hora puede
presentarse en la depresión mayor.

2)�Hipersomnia

Se define como una somnolencia excesiva que causa malestar en el paciente.


Esta somnolencia puede aparecer en el paciente como una necesidad imperio-
sa de dormir durante el día, como una dificultad para despertarse o sensación
constante de aturdimiento durante el día o como exceso de sueño nocturno.
Puede presentarse en la depresión mayor.

3)�Narcolepsia
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Son crisis de hipersomnia de aparición repentina y de una duración corta.


En la narcolepsia se presentan cuatro síntomas: somnolencia diurna excesiva,
cataplexia (repentina disminución o pérdida de tono muscular), parálisis del
sueño (sensación de no poder mover ningún músculo, al quedarse dormir o
al despertar) y alucinaciones hipnagógicas (Buela-Casal y Sierra, 2010).

Los ataques tienen una duración de 5 a 10 minutos y terminan de la misma


forma repentina como empiezan. El paciente recuerda qué hacía antes del epi-
sodio, pero no la duración. La frecuencia de estos ataques o episodios es de
más de una vez al día.

La aparición de la narcolepsia está provocada por una intrusión del sueño REM
en la vigilia.

4)�Síndrome�Kleine-Levin

Corresponde a hipersomnia recurrente. Se caracteriza por una somnolencia


diurna excesiva que puede durar varias semanas, y que desaparece de manera
espontánea. La presencia de esta alteración se asocia a una disfunción límbica
e hipotalámica.

5)�Pesadillas

Son sueños terroríficos y prolongados que dejan recuerdos vívidos, cuyos con-
tenidos se suelen centrar en amenazas para la propia supervivencia, seguridad
o autoestima o hacen referencia al estado mental o problemas del paciente.

Debido a la intensidad de la actividad REM durante la infancia, las pesadillas


son muy comunes en este periodo. En adultos también pueden aparecer con
frecuencia, normalmente asociadas a trastornos de ansiedad (Subirá y Vicens,
2008).

6)�Miedo�o�terrores�nocturnos

Aparición repentina en el sueño de una intensa agitación corporal o vegetativa


acompañada de pánico. Este tipo de alteraciones suelen aparecer en la primera
infancia y no tienen significación clínica.
© FUOC • PID_00236867 59 Semiología

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