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Literatura del Perú

Literatura peruana es un término que se refiere a las manifestaciones literarias producidas


por autores de nacionalidad peruana, desde las tradiciones prehispánicas hasta la actualidad,
lo que engloba la literatura cuzqueña, arequipeña, puneña, amazónica y de otras regiones del
territorio del Perú, y que ha alcanzado mayor brillo en el siglo XX con nombres indispensables
para la literatura universal, como el poeta César Vallejo o el novelista Mario Vargas Llosa. La
pertenencia al canon de los cronistas de Indias es comúnmente más aceptada que otras
manifestaciones paraliterarias, como la literatura infantil peruana o la literatura peruana de
ciencia ficción.

Índice
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 1Tradición andina prehispánica


 2Colonia
o 2.1Literatura del Descubrimiento y la Conquista
 2.1.1Cronistas españoles
 2.1.1.1Cronistas de la Conquista
 2.1.1.2Cronistas de la colonización
 2.1.2Cronistas indígenas
 2.1.3Cronistas mestizos
 2.1.4Cronistas criollos
 2.1.5Otros cronistas
o 2.2Literatura de los inicios del Virreinato
o 2.3Clasicismo (mediados del siglo XVI y comienzos del XVII)
o 2.4Barroquismo (siglo XVII)
o 2.5Afrancesamiento y Neoclasicismo (siglo XVIII)
o 2.6Emancipación (siglos XVIII y XIX)
 3República
o 3.1Siglo XIX
 3.1.1Costumbrismo
 3.1.2Romanticismo
 3.1.3Realismo y naturalismo
o 3.2Siglo XX
 3.2.1Modernismo
 3.2.2Vanguardismo
 3.2.3Indigenismo
 3.2.4Generación del 50
 3.2.5Generación del 60
 3.2.6Generación del 70
 3.2.7Décadas de 1980 y 1990
o 3.3Siglo XXI
 4Premios Nobel
 5Referencias
 6Véase también
 7Enlaces externos

Tradición andina prehispánica[editar]


Artículo principal: Literatura quechua
La producción literaria del período prehispánico en el territorio centro-andino (que abarca
territorios de las actuales repúblicas de Perú, Ecuador, Bolivia y Chile), está especialmente
vinculada al Imperio de los Incas, siendo su principal vehículo de transmisión el idioma
quechua o runa simi, que los incas impusieron como lengua oficial. Los cronistas de la
conquista y de la colonia han dado fe de la existencia de una literatura quechua, que se
transmitió de manera oral y que se suele dividir en cortesana y popular.

 La literatura cortesana, llamada así por haberse realizado en la corte de los incas, era la
literatura oficial, cuya ejecución estaba encargada a los amautas o profesores y a los
quipucamayos o bibliotecarios, que usaban el sistema nemotécnico de los quipus o
cordones anudados. Tres fueron los géneros principales que cultivaron: el épico, el
didáctico y el dramático.
 El género épico está representada por los poemas que expresaban la cosmovisión del
mundo andino (mitos de la creación, el diluvio, etc.), así como las que relataban el
origen de los incas (leyendas de los hermanos Ayar, de Manco Cápac y Mama Ocllo,
etc.).
 El género didáctico abarcaba fábulas, apólogos, proverbios y cuentos, ejemplares de
los cuales han sido recogidos modernamente por diversos estudiosos.
 El género dramático, que a decir del Inca Garcilaso, abarcaba comedias y tragedias
(obviamente, buscando sus equivalentes en la cultura occidental). En realidad eran
representaciones teatrales en donde se mezclaban danza, canto y liturgia. Se afirma
que el famoso drama Ollantay, cuya versión escrita data de la época colonial, tendría
un núcleo fundamental de origen incaico y una serie de interpolaciones posteriores
enderezadas al amoldarla al teatro hispano.

 La literatura popular es la que surgió espontáneamente en el pueblo y en el campo.


Abarca masivamente el género lírico, es decir, composiciones poéticas que estaban
unidas a la música y la danza, y que por lo general eran entonadas en grandes masas
corales, alternándose hombres y mujeres. Estas manifestaciones formaban parte del que
hacer cotidiano. Funerales, fiestas, nupcias, peleas, guerras, etc. estaban enmarcados en
una ritualización expresada a través del arte. Son dos sus manifestaciones principales:
 El harawi, canción de diversos tipos (de amor, de arrepentimiento, de alegría, etc.).
Tenía un carácter intimista y estaba a cargo de un aeda,
denominado harawec o haravicu. En la época colonial derivó en el huayno y en
el yaraví.
 El haylli, himno de alegría, se entonaba en las fiestas religiosas o en celebraciones de
triunfos.
Muchas de estas creaciones han llegado a nuestros días de forma diferida, plasmadas en los
trabajos de los primeros cronistas (el Inca Garcilaso de la Vega recupera poesía quechua,
mientras que Felipe Guaman Poma de Ayala relata el mito de las cinco edades del mundo).
Adolfo Vienrich, autor de Azucenas quechuas.

La literatura indígena fue desconocida o relegada hasta el siglo XX. Su inclusión en el canon
oficial fue lenta. Ya en su tesis El carácter de la literatura del Perú Independiente (1905), José
de la Riva Agüero y Osma consideró "insuficiente" la tradición quechua como para
considerarla un factor predominante en la formación de la nueva tradición literaria nacional.
Posteriormente Luis Alberto Sánchez reconoció ciertos elementos de tradición y su influencia
en la tradición posterior (en autores como Melgar) para dar base a su idea de
literatura mestiza o criolla (hija de dos fuentes, una indígena y otra española), para lo que
consulta fuentes en las crónicas coloniales (Pedro Cieza de León, Juan de Betanzos y
Garcilaso).
La apertura real a la tradición prehispánica surge en las primeras décadas del siglo XX gracias
al trabajo de estudiosos literarios y antropólogos que recopilaron y rescataron mitos y
leyendas orales. Entre ellos se destacan Adolfo Vienrich con Tarmap pacha huaray (Azucenas
quechuas, 1905) y Tarmapap pachahuarainin (Fábulas quechuas, 1906); Jorge Basadre en La
literatura inca (1938) y En torno a la literatura quechua (1939); y los estudios antropológicos y
folclóricos de José María Arguedas (en particular , su traducción de Dioses y hombres de
Huarochirí). Los trabajos más contemporáneos incluyen a Martín Lienhard (La voz y su huella.
Escritura y conflicto étnico-cultural en América Latina. 1492-1988, 1992), Antonio Cornejo
Polar (Escribir en el aire. Escribir en el aire: ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural en
las literaturas andinas. 1994), Edmundo Bendezú (Literatura Quechua, 1980 y La otra
literatura, 1986) y Gerard Taylor (Ritos y tradiciones de Huarochirí. Manuscrito quechua del
siglo XVII, 1987; Relatos quechuas de la Jalca, 2003).
Bendezú afirma que la literatura quechua se constituye, desde la conquista, en un sistema
marginal opuesto al dominante (de vena hispánica) y postula la existencia permanente y
cubierta de una tradición de cuatro siglos. Habla de una gran tradición ("enorme masa textual")
marginada y dejada de lado por el sistema escritural occidental, ya que esta "otra" literatura
es, como el quechua, plenamente oral.

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