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Pinamar
<Portada+isologo>
Pinamar
Hernán Vanoli
<ficha>
ISBN:
Hoy, me acordé
de las tardes de verano juntos
sí, ya lo sé, tengo que seguir mi vida
pero esta es una canción
solo una canción de despedida
LOS LUNES
Y también hay
una vieja escoba
que ya no barre nada
LEÓNIDAS LAMBORGHINI
Apagué el televisor donde pasaban una y otra vez esas imágenes, periodistas que
hablaban de guerra civil, de riesgo país, de estallido social, humo negro, policías a
asco, y entonces se me ocurrió escribir un diario, hermano mío, tengo que escribir este
frustración que me produce encender la tele y ver un chino que llora porque le robaron
el arbolito de navidad, no soporto ver gente que llora, me hace mucho mal, el llanto del
chino me hace pensar en esa nena vietnamita y desnuda de la famosa foto, que dicho
sea de paso ahora preside una ONG, pero la nena llora porque atrás hay un pueblo en
llamas, incendiado con napalm, y acá en cambio el chino llora porque le robaron
simpatía de esos clientes que apenas tengan la oportunidad van a robarle todo lo que
podridos, porque por las noches el chino apaga las heladeras OK afuera, y que en caso
de no encontrar nada útil van a llevarse el arbolito para llenarlo de luces chinas y
festejar una navidad en la que ellos, sus saqueadores, tampoco creen. Atrás, en lugar
del tanque de guerra que puede adivinarse en la foto que hizo famosa a la hoy
imágenes de otro país con gente que roba comida frente a policías que lo permiten,
policías que uno podría pensar que casi lo festejan, y si lo festejan es porque esos
policías saben que después van a comerse ese pollo que está robando su hermano, o su
primito, o su sobrino, o incluso su mismísimo hijo, todo el mundo sabe que acá los
policías y los delincuentes pertenecen a la misma familia, que todos los policías y los
animal, eso no importa. Los policías no solo permiten el delito sino que también se ríen,
se burlan por la envidia que sienten y siempre sintieron con respecto al chino, porque
el chino trabaja y después vuelve a China o viaja a los Estados Unidos, y ellos se van a
quedar acá, toda su vida presos en este infierno africano, custodiando los grandes
supermercados del mismo modo en que sus jefes peronistas custodian las grandes
fortunas en sociedad con los punteros, socios del mismo club de narcotraficantes de
provincia. Tendría que analizar por qué me molesta tanto que la gente llore, la cara de
una persona que llora es espantosa, ver llorar a alguien es un momento de mucha
obscenidad, nunca podría enamorarme de alguien que llora en público, nunca podría
casarme o votar a alguien que llora frente a los demás, nunca le daría las llaves de mi
auto a alguien que llora y no le importa que el resto de la gente vea su cara deformada,
sus mocos, su saliva brillante que cuelga de los dientes a los labios. Ayer papá lloró en
el living, lloró en los hombros de mamá, lloró como el chino, o como un lactante que al
nacer comprende que toda su vida va a ser rehén de los millonarios intendentes del
conurbano bonaerense, esos son los peores, brother, nada peor que un millonario
peronista, quizás solo un universitario peronista amigo del peor es nada sea peor que
eso. Candelaria y yo nos fuimos a nuestra habitación, me di cuenta de que ella estaba
angustiada y hubiese querido consolarla pero no pude, tuve miedo de que también se
largase a llorar, de que todo el mundo se largase a llorar, de que Irene llorase en la
cocina, imagino pocas cosas más desagradables que ver llorar a Irene, quizás coger
con Irene sea todavía más desagradable. Hace unos años tuve una seguidilla de sueños
en los que cogía con Irene, nunca llegué a contártelos ni tampoco los conté en terapia.
En mis sueños Irene me ataba al sillón donde los domingos papá se sienta a leer el
medida y se quedaba en enagua, una enagua con los breteles sucios y desteñidos por su
caía al suelo, y en el suelo se abría de piernas. Para ese entonces yo también estaba
describir, pero al mismo tiempo una erección tremenda, ingobernable como este
basurero al que los medios corruptos siguen llamando país. Entonces el sueño
cuello contracturados, y con la intimidante sensación de que esa enagua con suave
despierto imaginaba las perversiones a las que me sometía esa Irene poseída por la
cuchillo que usa para cortar la carne de sus empanadas fritas, su sonrisa reflejada en
el filo del cuchillo que usa para preparar esas empanadas que papá elogia con
desmesura y mastica con desesperación, cuyo mero olor puede llegar a producirme dos
o tres días de fatídica diarrea, ardor estomacal y vómitos. Imaginaba que después de
grotesca empanada casi tan gigante como su culo, una empanada que mi propia familia
comería un sábado por la noche, mi familia devorándome sin imaginar que esa carne
era en realidad carne de su carne. Podía imaginarlo todo con una claridad
de la misma tribu aborigen de la que sin lugar a dudas proviene ella aunque cada vez
que puede me enrostra sus supuestos orígenes españoles, protegida por esos policías
verano la crisis y todo este circo obligaron a que papá decidiera que nuestra familia
tiene que pasar las vacaciones en Pinamar, un lugar horrendo, y esa es otra de las
razones por las que voy a escribir este diario, por eso y porque todos los seres humanos
Por primera vez desde mi regreso tengo en claro lo que voy a hacer. Voy a investigar
qué pasó con Lucio, cueste lo que cueste, y sospecho que en su cuaderno puede haber
alguna clave. Venía siguiendo a mi hermano desde hace alrededor de una semana,
escondido en un taxi o camuflado en la cola del banco que queda frente a su edificio,
viéndolo salir por la mañana, esperando el momento para volverle a hablar. Porque con
él sólo me interesaba conversar, no quería pedirle plata. Necesitaba explicarle muchas
cosas, preguntarle otras, estaba juntando valor. Dudo que estuviera al tanto de mi
cercanía. Hasta que en el diario de ayer leí que Lucio y su mujer están desaparecidos: la
policía los busca desde hace cuatro días. Salieron con su flamante Citroën C4 en
dirección a Pinamar, y la última imagen que se tiene de ambos es la de una cámara de
seguridad de una estación de peaje en la autopista La Plata-Buenos Aires. Sus hijas,
Rosario de dos años y medio, y María Esperanza de seis meses, a Dios gracias quedaron
en manos de nuestros padres. No hablo con ellos desde hace más de diez años, no
conozco a las bebés. Estuve lejos durante mucho tiempo. Para mitigar la soledad, esta
mañana estuve revisando las notas que escribió Lucio hace más de diez veranos. Me
llegaron en una encomienda a Coyoacán, una tarde de febrero de 2002. Se trata de un
cuaderno de hojas rayadas y tapas duras, forrado en papel araña, que aún conserva
restos de arena y olor a mar. En realidad, el material cayó en mis manos en un momento
complicado de mi vida, y hasta ahora nunca tuve el coraje de leerlo completo. Hoy, un
día de lluvia, de incógnito en Buenos Aires, sé que lo necesito para entender qué paso
con mi hermano. Esta mañana retiré el cuaderno del sobre de plástico donde lo tenía
escondido y pasé largo tiempo acariciándolo, como si fuese un gato o una reliquia.
Empecé a leerlo haciendo esfuerzos para no perderme en esa letra en imprenta que a
veces no respeta los renglones, testimonio de una gran crispación. No me hizo bien:
afrontarlo es sumergirme en la gestión de mi pasado.
Releo lo que escribí sobre Irene y siento algo parecido a la culpa, a decir verdad, Irene
es una empleada muy leal, ineficiente, haragana y mentirosa pero leal al fin, una mujer
que conoce sus limitaciones y las limitaciones de la clase social a la que pertenece y
por eso se esfuerza en progresar, una buena mujer capaz de guardarme algunos
secretos sin pedirme nada a cambio, que sabe cuándo hablar y cuándo callar, y que
mandó a sus hijos al colegio, e incluso tiene una hija que asiste a la universidad
pública. No recuerdo bien qué estudia la hija de Irene pero una vez ella le mostró su
foto a mi querido amigo Felipe, hace algunos años, cuando todavía estábamos en el
ofendí porque nunca me había mostrado esa foto, tenía esa foto escondida en la
billetera y nunca me la había mostrado, hasta que comprendí o mejor dicho confirmé
que Irene está secretamente enamorada de Felipe, que como a casi todas las mujeres,
sin distinción de nivel de inteligencia o de clase social, le gustaría coger con Felipe,
mezclar sus flujos corporales y sus genes con los de Felipe, ser castigada y humillada
por Felipe mientras cogen, y que su hija era solo la posibilidad mediada de cumplir sus
llegó a compararla con Jennifer López, mi amigo puede ser muy delirante, puede ser
muy cruel en el más amplio sentido de la palabra pero no por eso deja de ser
encantador para las mujeres, o quizás sea eso lo que lo hace encantador para todo el
mundo, o quizás pensó que la hija de Irene se parecía realmente a Jennifer López,
pedazo de bofe tibio con un conveniente agujero si está de ánimo suficiente. De todas
formas Felipe no mencionó una palabra con respecto a la posibilidad de que Irene le
presentase a su hija, ni una palabra, solamente la elogió y dijo que era parecida a
Jennifer López. Y a pesar de eso, a pesar del desprecio de Felipe hacia la maravillosa
Jennifer López que le sonreía desde esa foto carnet, a pesar de que Irene solo me pasó
la foto de su hija esa misma noche cuando terminé de cenar mi ensalada caprese con
agua mineral, a pesar del maltrato le dije a Irene que me gustaría conocer a su hija,
que estaba realmente interesado y que me entristecía muchísimo el hecho de que ella se
estos años, y de alguna manera me sentía con cierta prioridad con respecto a Felipe,
con más derecho que Felipe a conocer y abusar de su espantosa hija estudiante de la
enseñaron a tratar con gente de muy diversa calaña, gente que merecería estar presa o
al menos trabajando, gente a la que le haría muy bien trabajar alguna vez en su vida, y
cuando digo trabajar digo trabajar, vos sabés hermano mío lo que significa esa
se dictan unas carreras a las que por supuesto la hija de Irene no accede. Incluso en
una época llegué a salir con la hija de un famoso político peronista que asistía a un
taller literario, salí con la hija de un millonario peronista, de los peores, a esto no te lo
conté, salí con la hija de un político corrupto y millonario apoyado por los amigos del
peor es nada, y me da tanta vergüenza que por eso tampoco lo mencioné en terapia.
Tendrías que haber visto el regocijo de Irene, la alegría de ese parásito que día tras día
hija porque siempre hablo así sobre la gente que vive en la provincia. Y no solo hizo
eso, no solo me echó en cara mi manera de expresarme, con una pacatería insufrible,
sino que agregó que su hija estaba de novia con un compañero de su facultad, y con
siniestro orgullo agregó que el muchacho ese, que ese pobre desgraciado alumno de la
universidad pública, era hijo del dueño de una pinturería muy importante en la
provincia, no entendí muy bien si en González Catán o Tristán Suárez, o alguna otra
para drogarse con su olor. Su reacción me descolocó por completo y cuando pude
respuesta no tuve otra opción que aplicar el método que aconsejó mi psicólogo para
bloquear estallidos de ira, mover los dedos del pie al interior de mi zapatilla, cerrar los
hondo, pensar en cosas buenas, por ejemplo en mi futuro una vez que me anime a
decirle a papá que abandoné completamente la carrera de ingeniería ambiental, que
turismo. A esto nunca te lo dije y espero que me des tiempo para arreglarlo, pero lo
cierto es que abandoné la facultad hace ocho meses y medio, la abandoné porque la
recibirse de ingeniero en ese lugar, no me cabe ninguna duda. Te contaba que hice los
Irene que era una verdadera lástima, que me daba pena en serio que su hija parecida a
concederme una cita, y que cuando estuviera libre por favor no se olvidase de pasarme
su contacto, o su e-mail en el mejor de los casos, porque, como vos sabés mejor que
Lucio retomó sus estudios de ingeniería ambiental apenas volvió de esas vacaciones,
tras una discusión violenta con nuestro padre. Para esa época me mandaba mails
desgarradores pidiéndome por favor que le enviase un pasaje para venir al DF a vivir
conmigo, prometiendo que iba a ser mi secretario privado, mi esclavo. Me hubiera
encantado ayudarlo, pero yo estaba hundido. Tras el tiempo que nos habíamos tomado
durante mis vacaciones en Europa, apenas volví a México, mi pareja tuvo un accidente
de tránsito en la autopista a Toluca, donde perdió una pierna y mató a un matrimonio de
ancianos que viajaba al estado de Guerrero en una pequeña camioneta. Fue un veraño
extraño. Al volver de mis vacaciones, y por alguna extraña razón, todos mis amigos
empezaron a evitarme o me acompañaban esporádicamente, como si yo hubiera tenido
la culpa de algo, como si ellos no la hubieran tenido. Hasta que de a poco empezaron a
volver y a pedirme cosas, Lucio fue mi único cable a tierra. Cada vez que yo venía a
Buenos Aires nos encontrábamos e íbamos de copas por la zona de Retiro.
Empezábamos con gin tonics, Lucio adoraba el Bombay Sapphire, siempre con
Schweppes, si no había Bombay tenía que ser Tanqueray, nunca gin Beefeather, Lucio
adoraba despotricar contra el Beefeather, a su juicio caro y de peor calidad. Éramos
generosos, Lucio siempre andaba con sus amigos e invitábamos tragos frutales, daikiri
de ananá, de frutilla, de durazno o de limón, margaritas a chicas extranjeras, de un lado
a otro de la ciudad, de taxi en taxi, o cuando se podía en el auto de Felipe si es que
Felipe conseguía desligarse de su mujer, o en la camioneta del hermano del Duque,
varios días seguidos, días de gira. Supongo que transcribir este diario letra a letra, en la
computadora portátil que me regaló Eduardo apenas volví, resucitar esas palabras, es
una manera de sentirme cerca de mi hermano, de fortalecerme con su humor, de
entender cómo empezó todo. Con Lucio nunca hablamos con profundidad de estos
escritos. Si llego a encontrarlo voy a proponerle que los quememos juntos.
Ahora, con más distancia, puedo reconstruir lo que pasó ayer a la tarde, es muy
doloroso, papá lloró y después mamá dijo que papá lloraba porque lo traicionaron, y
acto seguido, sin que yo se lo preguntase, aclaró que podía quedarme tranquilo porque
no éramos pobres y todo estaba bajo control, y mientras me lo decía volví a tener la
aclaraba que no éramos pobres, que pasado mañana nos íbamos a Pinamar porque
mejor pasar año nuevo allá, que a papá iba a hacerle bien despegarse de todo. La voz
de mamá estuvo a punto de quebrarse un par de veces, estaba con su robe de chambre,
los ojos rojos sin maquillaje, la piel como de pasta de almendras color piel, sus dudas
cuando le pregunté por la traición, cuando me dijo que a papá lo habían traicionado
sus amigos. Mamá prefirió no contestarme cuando le recordé que cuando papá se
emborracha dice que no tiene amigos, no dijo nada cuando aclaré que cuando papá se
emborracha con las botellas de champagne que guarda para los momentos especiales
jura que sus verdaderos amigos vivían en el espantoso y gracias a Dios lejano barrio
de Mataderos, cada vez que papá se emborracha, te acordarás brother, cuenta historias
de cuando iba a las canchas de fútbol y después tomaba vino moscato en taperas que
no cumplen con los mínimos requisitos de salubridad. Ya que hablaba del moscato voy
a contarte una anécdota que se vincula con mi futuro laboral en el mundo del turismo,
hace tanto que no nos vemos que extraño contarte mis anécdotas, hermano querido,
tenés que saber que el moscato es uno de los peores brebajes que probé en mi vida.
Una mañana en que me hice la rata del colegio con Felipe y con Benny, hace un par de
años, fuimos a una pizzería de la Avenida Corrientes y pedimos pizza con moscato,
algún ensayo en esas salas que abundan alrededor de la Avenida Corrientes, Felipe,
Benjamín y yo pedimos una jarra de vino moscato, allá en Europa es todo tan distinto,
pero intentá imaginarlo por un segundo, ponete en mi lugar. Yo mismo convencí a mis
amigos de pedir pizza con moscato, les dije que la pizza y el moscato podían llegar a
ser una atracción muy redituable en caso de que trabajásemos con turistas europeos de
probásemos la pizza con moscato y cosas todavía peores, como la tripa gorda o el
del turismo, o si incluso nos atrevíamos a soñar con nuestro propio emporio en la
industria del turismo, porque como te dije no pienso terminar mi carrera de ingeniero,
no pienso perder tanto tiempo, eso nunca, y principalmente no pienso volver a pisar en
extraña jarra de metal, un brebaje amarillento que no hizo otra cosa que recordarme el
querosén o alguna otra sustancia de un nivel tóxico similar, su gusto me generó tal
ardor estomacal que sentí que mi nariz iba a achicharrarse, o que iba a hundirse en mi
cirugía estética, solo en la vida, como esos seres nauseabundos que duermen en la calle
gracias a Dios cubiertos por una gigantesca e infecta frazada, individuos que no se
sabe si están vivos o muertos pero lo que sí se sabe es que la sociedad preferiría que
estuviesen muertos. Fue así que no tuve mejor idea que obligar a Benjamín a probar el
nosotros y fuese el primero en mojar sus labios y arruinar su aparato digestivo con el
moscato, y Benny Benja no tuvo otro remedio que aceptar, el bueno de Benny tuvo que
tomar el moscato antes que nosotros, tuvo que prestarse como conejillo de indias para
que nosotros tuviésemos tiempo de asimilar la espantosa proximidad del moscato con
recuerdo su irreprimible cara de asco y su comentario de que estaba bien, los ojos
decía que era un poco dulce, que estaba bien, que era un poco dulce, que probáramos,
que no fuésemos maricones, que probar el moscato era una experiencia ineludible para
entrar al dorado mundo del turismo, la prueba de fuego antes de empezar a hacer
dinero con el morbo de europeos racistas y borrachos. Felipe se sirvió un vaso casi
hasta el tope y lo tomó sin respirar, no llegó a terminarlo pero ingirió más de la mitad
de ese vaso, las mejillas coloradas de Felipe más coloradas que nunca, la mano de
Felipe en mi hombro mientras decía esto es una terga, chicos, esta terga es el trago
más choto que probé en mi vida, debe ser de damajuana pero tenés que probar, Lucio,
tenés que probar, me dijo Felipe desde el fondo de sus ojos celestes y brillantes, con un
círculo de caramelo alrededor de las pupilas, y entonces probé, comprimí mi nariz para
no sentir ese olor a querosén peronista y probé, mojé mis labios y abrí mi boca y hundí
mi lengua, los ojos bien cerrados para sentir el regusto aborigen de ese veneno barato,
ese pesticida legal que se servía en esa pizzería con una cocina seguro meada por las
ratas, si es que todavía quedaba alguna rata, si es que no las habían combatido con
moscato o con la cerveza brasileña marca Quilmes. De un saque tomé otros dos sorbos
de moscato, y mientras hacía fuerza por no vomitar de pronto pensé en papá, quizás te
recordaba las espantosas anécdotas que papá narra cuando está borracho, cuando se
siente solo y no tiene mejor idea que evocar a sus supuestos amigos, tan diferentes a los
que lo estafaron, a esos supuestos nuevos amigos que según las palabras pronunciadas
por mamá ayer a la tarde cuando manteníamos una conversación en el balcón de casa
cargaron sus depósitos en un yate y los mandaron a Uruguay sin avisarnos. Y yo sé que
fue a propósito, gordo querido, yo lo sé, aunque mamá suponga que los padres de las
dólares, porque también son tuyos aunque seas un bohemio burgués que pasea por ese
Freud y sé que lo hicieron a propósito, por el mero sádico placer de ver rogar a papá y
de ver de rodillas a nuestra familia, porque consideran que somos nuevos ricos, y nos
lo quieren hacer sentir. Y por eso me conmoví tanto cuando mamá juró que no somos
pobres, que no somos pobres y que todo, absolutamente todo va a seguir igual que
antes porque papá ya habló con el padre de Mariángeles García Planes, la mejor
transferirle todo al exterior, no se sabe si todo pero al menos una parte importante, al
menos más de la mitad, o la mitad, no se sabe adónde pero ojalá que a algún país
donde no tomen moscato, le ruego a Dios que los ahorros de nuestra familia vayan a
parar a algún país donde los chinos no lloren en la tele porque les robaron sus lácteos
podridos y el árbol de navidad en el que no creen, algún país en serio, un capitalismo
¿Dónde van a parar nuestros pensamientos más románticos? Es una pregunta que no
pude dejar de hacerme a lo largo de todos estos años. Mi estadía mexicana fue una
vacación involuntaria en una celda VIP. Lo importante es que intuyo que Lucio está
vivo, y que la desaparición no es más que un montaje. Soy el extranjero, el hombre que
volvió de la muerte. Mis amigos me tratan bien porque me prefieren lejos. Primera
medida: dejar la pensión en Villa Santa Rita, donde estuve escondido desde que volví, y
mudarme a Palermo, para tenerlos más cerca. Segunda: volver a ponerme en contacto
con mi padre. Dejé mensajes en su contestador. Con mamá ni siquiera probé, la última
vez que intenté contactarla dijo cosas imperdonables. En tercer lugar, caminar por las
calles, escuchar el rumor de la ciudad, entrevistarme con los amigos de Lucio. Benjamín
Gamarra se hizo cura y trabaja en una parroquia de José C. Paz. Cuarta: visitar y golpear
a Benjamín, el traidor. Siento a Buenos Aires mullida y hostil, como una cama tibia con
un alacrán entre las sábanas. Soy el hombre pegamento, atrapo cucarachas, soy la ira de
Dios. Hoy voy a ver un departamento para extranjeros que ofrecen sobre la calle Oro
para concentrar ahí mi centro de operaciones. Tengo dólares. Tengo sed de justicia y de
verdad.
Me cuesta mucho encontrar una buena novela, estuve pensando que en este diario
podría contarte mis impresiones sobre alguna novela pero no encuentro ninguna que
me guste, necesito una buena novela para entretenerme, para pensar recostado en la
cama, tendría que ser una novela escrita por alguien que sepa escribir, alguien que sea
sutil y complejice las cosas, que trabaje con el lenguaje, que desafíe el orden de la
percepción, que construya a sus propios lectores, esas son las novelas que me gustan, y
también me gustan las novelas de intriga política, y las de Stephen King, y también me
gusta el ensayo político, Stany querido, vos me contagiaste el virus de leer ensayos
políticos mientras mis amigos miraban bloopers en la televisión, mi libro favorito sigue
siendo Ezeiza, de Verbitsky, gordo loco, a ese me lo recomendaste vos. Mi sicólogo
lacaniano de padres lacanianos quiso presionarme para que escribiese un ensayo pero
no quise, no me interesa, y por eso te escribo esta larga carta, porque en estos
momentos me hacés mucha falta, hermanito querido, ahora que lo pienso vos también
muertos de hambre no merece leer mis ensayos, no lo merece, y Ramón Doll no merece
que yo los escriba, porque todo, casi todo, ya lo ha dicho él, junto con Ezequiel
Martínez Estrada, un verdadero crack, lástima que sea tan aburrido. Stany querido, te
enfermedad hormonal, y nunca voy a dejar de agradecerte los hermosos libros que me
pasabas, libros de Borges por ejemplo, entre muchísimas cosas que no me gustaban me
Héroes, a ese lo leí tres o cuatro veces, El Sueño de los Héroes es un libro sobre el
peronismo, un libro extraordinario y cien mil veces mejor que las oscuras fotocopias de
teoría literaria que también me pasabas creyendo que me hacías un bien con esos
espíritu con textos que no quiero recordar, que me niego a recordar y a usar de
fundamento para un espantoso libro de ensayos que nunca voy a escribir porque
prefiero estar tirado en la cama escribiendo esta carta en lugar de copiarme de los
intelectuales de este país, que se vayan todos, este país nunca va a convertirse en una
federación de asambleas anarquistas a menos que se vayan todos los intelectuales, que
se vayan, los intelectuales argentinos son unos parásitos que lo único que produjeron
en su vida es la hiperinflación de 1989 y la guerrilla asesina, y a pesar de eso son ricos,
a pesar de eso son subsidiados por el Estado o por los periódicos, su nula producción
no solo empírica sino también intelectual y vital, el nulo beneficio social de sus
intervenciones es subsidiado por el Estado y por la prensa, que se los merecen, este
país se merece los intelectuales que tiene. Por eso prefiero contarte mis padecimientos
en estas vacaciones antes que escribir un ensayo, ni qué hablar de la poesía estúpida de
elitista, en una época estabas obsesionado con la poesía, brother querido, pero yo no
pienso escribir como ellos, esta carta me hace mucho mejor. Escribo con la cabeza
enorme ostra marina y me invita a recordar, y recuerdo entonces el día en que te fuiste
queda en Francia, qué ironía, quizás esa empresa quede muy cerca de las casas o ex
pública. El día que te fuiste llovía a cántaros, no se si te acordás, caía granizo del cielo
de este país, el país y su cielo querían vengarse de que te fueras, corazón, estabas tan
triste, tan lento, como si cada una de tus acciones tuviera el peso de lo definitivo, te
paseabas por nuestro piso con la parsimonia de un viejo cowboy que se dirige al duelo
sabías, cuando te quedabas minutos eternos mirando las cortinas de voile diseñadas
por mamá, cuando pasabas tus manos por sobre la chimenea de exquisito mármol de
nariz contra el vidrio y perdías la vista en el tránsito de Las Heras sabías que tus
prodigiosos ciento setenta kilos de sabiduría difícilmente volvieran a este país horrendo
que se pudre desde abajo del asfalto, con una elite oscura e ignorante enamorada de
los militares, del mismo modo que los negroides que pueblan el resto del país están
enamorados del peronismo. Te extraño mucho, a pesar de que los mails que nos
escribimos son cada vez más esporádicos te extraño cada día más, a pesar de que seas
bastante cagón y te hayas casado con una mexicana a la que nunca quisiste
presentarnos y de la que nunca mandaste una miserable foto, yo sería capaz de donar
uno de mis riñones, de donar un pedazo de mi hígado, sería capaz de irme arrodillado
sacrificios volvés a la Argentina, sería capaz de eso y de cosas todavía más humillantes
con tal de discutir con vos en vivo y en directo, de escuchar tus opiniones sobre lo que
está pasando en este país, de oír tu diagnóstico sobre el actual presidente, tus consejos
sobre el llanto de papá. Cierro los ojos y me siento un esqueleto que cuida su tesoro
hundido en el fondo del mar, vos sos mi tesoro, mi cabeza es una perla gigante
embarrada por el barro de este país, escribo esta larga carta pero no alcanza, la pluma
nunca alcanza, en este agujero clientelista la corrupción asesina a todas las ideas, el
peronismo de mis vecinos ladrones y estafadores que bautizan a sus hijos en la Iglesia
del Pilar y después comen masitas y locatellis de la siniestra confitería Los Dos
Escudos para festejar ese bautismo en el que ni siquiera creen me abruman, y entonces
sólo vos podés venir a rescatarme, ser la serpiente emplumada que desciende sobre las
aguas turquesas del Caribe mexicano, con un capital interesante para abrir mi propia
Papá almuerza sin ganas, con la televisión sin volumen, a veces se come mis tomates
cherry sin pedirme permiso y sale a la calle como un espectro, ayer vi que entraba a un
locutorio, uno ya no puede estar ni en su propia casa, me parece insano que papá tome
pastillas que no le fueron recetadas, que tome Rivotril, que papá hable en locutorios a
escondidas es un ejemplo horrible para Candelaria y para mí, que somos jóvenes y aún
estamos conformando nuestra personalidad. Una falta de respeto a sus hijos, eso y la
quedarnos pobres, es una chica muy sensible, vos y mi hermanita menor son las
mejores personas del mundo, nada que ver con Silvina, que ahora llama dos o tres
veces por día y anda merodeando la casa con espíritu carroñero, un buitre preocupado
por saber qué pasó con los dólares, quiere saber eso para después pedir, y también
familia tras su patético divorcio, vos debés estar a favor suyo, lechón, obsecuente con
Silvina, como siempre. En este clima, con Silvina deprimida porque no la preñaron, vos
sabés mejor que nadie que se divorció por eso, y con papá medicado, me sería
pasar año nuevo rodeado del miedo y la derrota de nuestra familia, que según parece
todavía no pudo enviar nuestro dinero a Uruguay, ni a ningún país en serio. En medio
del incendio mamá solo estaba preocupada por elegir el color de las toallas que va a
personalmente de reservar una carpa por teléfono, me resultó increíble, por eso llamé a
mi querido amigo Felipe para solucionar el tema de la noche de año nuevo, quizás te
parezca egoísta pero irte a vivir a México y estar paseando por Europa mientras la
cloaca se desborda es mucho peor. Necesitaba hablar con Felipe lo antes posible,
porque sabía que Felipe era el único capaz de salvarme de pasar año nuevo con tu
hermana mayor, imagino a Silvina pidiéndome que le presente algún amigo, nada
puede darme más miedo que Silvina entre en contacto con mis amigos, que Silvina se
acueste con alguno de mis amigos sería el garrón más abominable que podría padecer
mi delicada psique, el solo hecho de pensarlo me eriza los pelos del culo casi hasta
convertirlos en alambre de púas. Así que llamé y llamé hasta que gracias a Dios me
condición que mis amigos y yo pusimos a nuestros viejos para ir a Pinamar fue que nos
alquilaran un departamento cerca de la playa y del centro, solo para nosotros, como
compensación por no ir a Punta del Este, para paliar las incontables desventajas que
tiene la costa argentina. Con Felipe conversamos un buen rato hasta que al fin le
emocional, para no compartir una triste cena con mis padres deprimidos, para no
cenar con mi hermana ni con los fantasmas de su divorcio, y para no escuchar los
tampoco quería pensar en mi patética vida sexual desde que Rocío decidió
abandonarme por puros celos infundados. A esto también te lo conté por mail, aunque
abandonarme por mi bajo compromiso con la relación, porque sus palabras fueron
esas, Rocío dijo que mi bajo nivel de compromiso con la relación le resultaba
insoportable, dijo que yo tendría que ponerme de novio con mis amigos, te lo conté, la
envidia de mi ex novia sentenció que yo debía ponerme de novio con mis amigos porque
ella no los tiene, porque sus amigas solo le sirven para envidiarse mutuamente, para
competir y para envidiarse. Mientras yo pensaba en todo esto Felipe se puso a hablar
de campos robados a los indios haraganes por inmigrantes todavía más haraganes y
administrar alguna empresa, si hay algo más patético que las seudo elites de ignorantes
porteños eso son las seudo elites de ignorantes de provincia, y se trata de un sujeto tan
típicamente argentino que tiene una hija de dos o tres años pero en lugar de educarla
provincianas, porque el provinciano tiene muchas amantes, una sola hija pero muchas
amantes que se contentan con que las lleve a comer, con que les pague una cena que
momento del coito, y este individuo encuentra un extraño placer en exhibir a sus
amantes ante Felipe, una revancha del federalismo aborigen, porque como ya te
Felipe encuentra un placer perverso en revolcarse con chicas de provincia, con negras
cumbieras de calzas y ropa deportiva falsificada y pelusa negra esparcida por todo el
cuerpo, una vez me confesó que le encanta acostarse con su novia después de haber
cogido con alguna de estas peronistas, que cogerse a su novia con huellas de la
navidad le produce un placer tal que es capaz de irse en seco a los pocos segundos, en
seco. Pero lo que Felipe me contaba ahora no es que acostumbra a acabar en seco, eso
sentía que estaba enamorado, quiso hacerme creer que en una noche y absolutamente
borracho se había enamorado de una chica del conurbano bonaerense, una hembra de
mandril que no debe haber visto un libro ni en foto, si es que está alfabetizada. Mi
amigo Felipe quería hacerme creer en el amor a primera vista, y lo peor de todo es que
llamada Cynthia, supongo que se llamaba Cynthia porque le pregunté cómo se escribía
definitivo como la forma en que se escribe el nombre de la persona amada, le dije que
eso era algo básico pero Felipe nunca se toma en serio lo que le digo, no me toma en
serio porque no le conviene. Tuve que soportarlo oír hablar de su nueva musa del
enamorado hay que respetar sus sentimientos, pertenezca su nueva amada a la etnia
pasó a los siete años, cuando me enamoré de la sirvienta que limpiaba el departamento
terminó robando jabón en polvo, pero estoy contento y no voy a hablar de eso, no voy a
un taller literario, ni de mi ex novia, jamás hablaría mal de Rocío porque sé que fuimos
hechos el uno para el otro, que vamos a volver, sé que cuando supere los celos que le
producen mis amigos Rocío va a rogarme que volvamos a estar juntos, y Felipe quizás
esté realmente enamorado de esta chica del conurbano, aunque lo dudo, porque en
realidad al gran corazón de Felipe le va bien cualquier cosa oscura y con un agujero
entre las piernas, como te dije. Por eso su relación con Mechi Alvear no funciona,
Mechi es una buena chica pero Felipe pierde el eje, y no es culpa de Mechi pertenecer
a una elite que no solo no existe sino que nunca existió, porque cualquiera que haya
leído dos o tres fotocopias amarillentas de la universidad pública como las que me
pasabas mientras cursabas tus estudios de Letras puede comprender que la alta
peronista que uno se pueda imaginar, un rejunte de brutos que viven de sus apellidos, y
que son esos ineptos los que nos llevaron a este caos insoportable. La relación no
funciona porque Felipe no fue hecho para la monogamia, por eso Mechi no tiene la
culpa de nada, es una buena chica pero sin lugar a dudas no es para mi amigo del
comer con su familia, a pasar año nuevo con su familia y después a la fiesta que su