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ENSAYO
La sentencia condenatoria, fue votada por sesenta y cinco contra seis votos
absolutorios: el Sanhedrín en sus resolutivos condenaba al acusado de muerte
en la cruz por haber cometido perjuicio del pueblo, blasfema y por hacerse
pasar por Hijo del Altísimo. Cabe señalar, que hasta la pena conferida adolecía
de ilegalidad, pues el Derecho Hebreo no contemplaba esta pena capital, sino
que se utilizaba la lapidación o apedreamiento como castigo, por lo que la
crucifixión (castigo penal romano) también fue un acto de ilegalidad.
Al final se llega a la conclusión de que el tal “juicio” a Cristo fue una verdadera
pantalla, que ya tenían decidido que lo iban a matar y que hicieron todo lo posible
para matarlo pronto, antes de que la multitud se enterara y tratara de salvarlo de
las garras de Caifás y de Anás o de la extrema cobardía de Pilatos.
Las fallas del tribunal judío
Por orden, las contravenciones a la ley hebraica que señala Burgoa son las
siguientes:
La cobardía de Pilatos
Los judíos condenaron a Jesús por blasfemia, pero ni ellos tenían en su código
la muerte en la cruz, ni los romanos tenían en su Derecho ese delito (que venía
de que Jesús se había declarado “Hijo de Dios”). Pero los judíos, hábilmente,
aprovecharon el miedo de Pilatos (de que fuera denunciado ante Tiberio, el
césar, por no cortar de cuajo a un rebelde) para matar a Cristo. En suma, a
Jesucristo lo condenó la política, no la justicia. El juicio ante el Sanedrín fue inútil.
Sabían que Jesús era inocente. Pero el juicio “político” fue atrozmente efectivo,
sobre todo porque la sentencia de muerte (sin juicio) que dictó Pilatos, lavándose
las manos, concluyó con la muerte de Jesús en la cruz.
CONCLUSIÒN:
Hubo condena sin delito, pues el juez que la impuso, Pilato, lo creó. Asimismo
no se respetaron las reglas procesales del derecho penal romano, y en el que se
permitía la homologación de las sentencias que pronunciaran los tribunales
locales en la que se aplicara la pena de muerte, buscando siempre la revisión
del proceso, correspondiente y se podría negar la misma cuando se encontraran
fallas graves en el proceso, como ocurrió en el sanedrín.
Es evidente que Jesús fue víctima de dos sistemas jurídicos, en cuyos
respectivos casos, se violaron las normas procesales más elementales y en
evidencia sé transgredieron los derechos fundamentales que el acusado tendría
para su defensa.
Jesús fue sentenciado por delitos que no cometió y pocas veces podemos estar
en presencia de circunstancias tan especiales en las cuáles, los intereses, las
ambiciones, los temores a la figura del salvador orillaron al hombre de su tiempo
a cometer un verdadero crimen.