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La Quimera del Oro

Aguilar Sánchez Diana Monserrat

La Quimera del Oro, cuyo título en inglés es The Gold Rush, es el largometraje silente no. 3 de
Charlie Chaplin. Fue protagonizada, escrita, producida y dirigida por el mismo, estrenada el 26
de junio de 1925. En 1942 fue reestrenada en versión sonora, con una banda sonora que
introducía una narración escrita y leída por el propio Chaplin. Estuvo nominada al Oscar en las
categorías de mejor sonido y mejor banda sonora. En 1998, por iniciativa del American Film´s
Institute, destacados críticos cinematográficos votaron la película como una de las Mejores
películas de la historia .

Es una comedia silente, que constituye una obra clásica del cine. Está inspirada en la
documentación gráfica del fenómeno histórico “La fiebre del oro” en Klondyke (1896-98), y en
un suceso trágico que describe el libro sobre el desastre de la Expedición Donner (1846), un
caso real de un grupo de inmigrantes que, perdidos en las montañas Rocosas, que para
sobrevivir acabaron por devorarse entre ellos.

La primer escena que nos contextualiza en una Alaska permanentemente nevada, aporta un
escenario donde se retratan las condiciones miserables en las que los más desfavorecidos
tenían que vivir para cumplir su fantasía de lograr una fuerte riqueza basada en la búsqueda de
oro. El ambiente de nieve, hambre y frío aunado con la alucinación, logra su cometido fantástico
de acercarnos a la posibilidad del canibalismo, donde Jim imaginando a su compañero como un
pollo de humanas dimensiones, lo intenta cazar para comérselo.

Los bellos planos generales de los buscadores de oro en la nieve, donde domina el blanco y
resalta el negro, así como los planos cerrados que remarcan las expresiones y el estado anímico
de los personajes, también logran su intención de sumergirnos en la tensión cómica y la realidad
trágica de la historia.

Para mi resulta asombroso cómo Chaplin logró convertir con maestría la tragedia en algo
cómico y cómo logra burlarse del frío, el hambre y la soledad por medio de gags fabulosamente
divertidos que en ningún momento caen en lo patético o repetitivo. Pero me parece aún más
increíble cómo se apoyaba en las pantomimas y en la expresión corporal de los personajes para
sustituir lo que ellos pensaban sin articular ninguna palabra, como cuando Charlot cree que Big
Jim se había comido al perro.

El conflicto entre el débil y el fuerte, la ilusión del amor, y la comida y las dificultades para
obtenerla, han sido constantes temáticas humanistas abordadas por Chaplin en donde la risa
está presente aún cuando las historias están cargadas de conflictos y problemáticas. Estos
temas al ser tan universales, determinan gran parte de su aceptación y apreciación actual, pues
refieren a temáticas que aún son vigentes.

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