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10 Señales para Saber si estás Bajo Ataque Espiritual

Cómo armarse en contra de los planes del enemigo para luchar y ganar

Uno de los problemas principales de estos tiempos es que hemos perdido la noción que buena
parte de lo que nos sucede, en realidad la mayoría, tiene como motor un mundo sobrenatural que
no vemos, pero está ahí enviándonos mociones positivas y negativas.
Esto nos dificulta comprender cuando es que estamos bajo ataque espiritual. Y es más, los ataques
espirituales se están volviendo tan frecuentes para la gente de fe en estos tiempos, que resultan
casi en un estado permanente.

ATAQUE-ESPIRITUAL

Más de la mitad de la batalla se gana con la identificación de que algo que nos pasa es
consecuencia de un ataque del mundo sobrenatural que no vemos, o sea del maligno.
Es por eso que somos más propensos a sentir los efectos negativos y destructores de los ataques
cuando bajamos la guardia. En cambio logramos sentir nuestra fortaleza cuando caemos en la
cuenta que algo que nos pasa es fruto de un ataque espiritual.
Recomendamos también leer 10 Estrategias que Funcionan, para Superar las Tentaciones.

TODOS ESTAMOS BAJO ATAQUE ESPIRITUAL

Todas las personas enfrentan luchas espirituales en su intento de avanzar en las cosas de Dios.
Uno de los trucos principales del enemigo es conseguir que la persona engañada no se dé cuenta
de la profundidad de lo que está sucediendo en su vida.
A menudo la gente asume que la lucha que se enfrentan es sólo una batalla física, que hay un
problema personal con su vida, pero bajo la superficie hay algo mucho más complejo que está
teniendo lugar. Las personas están bajo un ataque espiritual.
¿Qué es un ataque espiritual? Un ataque espiritual es una serie de eventos coordinados por el
mundo demoníaco con el fin de hacer abortar las promesas, de hacer naufragar la fe, de oprimir a
un creyente y sacarle fuera del trayecto y que no llegue a destino.
San Pablo nos recuerda: “que Satanás no saque ventaja de nosotros, ya que conocemos bien sus
intenciones” (2 Corintios 2:11).
La Biblia nos dice que el diablo tiene varias estratagemas que utiliza contra los seres humanos.
Muchas personas asumen erróneamente que Satanás es estúpido, pero él ha estado estudiando
los pensamientos, las acciones y el comportamiento de la humanidad desde el principio de los
tiempos. Él sabe cómo tentar a la gente.
Sus secuaces son maestros en apretar los botones adecuados en el momento adecuado. No
debemos ignorar las estrategias del enemigo. No podemos vivir nuestras vidas con nuestros ojos
espirituales cerrados. Debemos andar en el Espíritu y ser conscientes de lo que está sucediendo a
nuestro alrededor.

10 SÍNTOMAS DE QUE ESTÁS BAJO ATAQUE ESPIRITUAL

¿Cómo se puede identificar un ataque espiritual? Aquí hay diez síntomas de un ataque:
1 – Falta de pasión espiritual
El enemigo trata de robar tu tenacidad para las cosas de Dios. De repente, tu vida de oración
parece estancada. Tu compromiso puesto a prueba y parece que no puedes ir para delante y ni tan
siquiera mantener lo que has conseguido. Te sientes como si sólo estuvieras haciendo
movimientos mecánicos.

2 – Frustración extrema
Durante un ataque espiritual el enemigo usa una variedad de circunstancias para oprimir a la
mente y traer una gran frustración. Una persona que está en estado de sitio se percibe a sí mismos
en el borde del precipicio y ansioso. Insatisfecho con lo que tiene aunque haya logra las metas que
se ha propuesto, y con el rumbo que está recorriendo. Tiene más que ver con la sensación que con
una realidad objetiva frustrante en tu vida.

3 – La confusión acerca de tu propósito


Durante un ataque espiritual a menudo hay una gran confusión acerca de la dirección espiritual.
Este es uno de los principales objetivos de un ataque, conseguir que un creyente de se aparte de
destino. Las malas mociones comienzan trayendo confusión.

4 – Falta de paz
El enemigo te bombardea la mente con pensamientos dispersivos y tentaciones permanentes con
el fin de robarte la paz. La mente se irrita y te sientes agotado. El enemigo hace todo lo que puede
para llevarte a la fatiga mental.

5 – Te sientes inusualmente débil y cansado


La falta de energía y vitalidad son a menudo el resultado de un ataque prolongado. Ciertamente,
estos problemas pueden ocurrir por vivir de otra forma los problemas naturales, falta de sueño,
batallas sobre tu salud. En este caso, sin embargo, la causa raíz es el efecto de las batallas
espirituales prolongadas.

6 – Percibes una falta de ataques


Otra señal de que estás bajo ataque es que se trata de un ataque tan masivo que pareciera que no
hay ningún ataque sino que sencillamente tú has cambiado. Hay momentos en que parece que
todos los recursos se secan al mismo tiempo. Los ataques del enemigo son para que pongas tus
ojos fuera de Dios y los pongas en el dinero y otros placeres.
Si él puede conseguir que te preocupes en lugar de que le adores, comenzarás a tomar decisiones
basadas en la oportunidad en lugar de la unción. Recuerda siempre que hay dos veces en tu vida
cuando eres especialmente vulnerable a la tentación: cuando no tienes nada, y cuando tienes
todo. Mantente cerca de Dios, tanto en los tiempos buenos como en los malos momentos.

7 – Fuerte impulso para salir de tu propósito


Cada creyente nace con un propósito único. Y así como Dios creó con un propósito a cada
creyente, Él también le dio regalos y gracias únicos, para cumplir con ese plan. Cuando una
persona está viviendo en forma fuerte el llamado, va a prosperar en diversas áreas: recibirá la
bendición de recursos en el área en que Dios lo ha llamado. Él se sentirá la mayor cantidad de
tiempo satisfecho y realizado de vivir su destino.
Pero el enemigo también tiene un plan para cada persona y odia cuando un creyente audazmente
saliendo de su propósito y plan. Él hace todo lo que podamos para que el cristiano se aleje de su
destino. Durante un ataque te abrumará con pensamientos y deseos de renunciar y abandonar su
puesto. Esta es uno de los mayores propósitos detrás de los ataques espirituales.

8 – Te retrotraes a viejas ataduras


En una larga batalla espiritual, como son casi todas, la persona es empujada a menudo hacia ciclos
negativos de los que ya se liberó. El enemigo quiere esclavizarte una vez más en las mismas
ataduras viejas.
Él puede desanimarte en tus esfuerzos convenciéndote que tus pecados no son suficientemente
malos, para liberarte de pensar que cometes pecados, y así puedes perder la noción de lo malo y
lo bueno, lo que agrada a Dios o no, y sobre la condenación, lo que te lleva de nuevo en un espiral
hacia una derrota más profunda.

9 – Te apartas de las relaciones sanas


Cuando las iniquidades antiguas comienzan tentándote, el siguiente signo del ataque espiritual
seguramente será alejarte de las relaciones santas. Mira a tu alrededor.
¿Has salido de tener relaciones con la gente que te provee de mociones sanas y santas? ¿Tus
amigos de ahora se ocupan más de la carne que del Espíritu? Si es así, estás tropezando en el
campo de batalla y el enemigo te tiene a merced.

10 – Cuestionas la dirección y el llamado que has sentido claramente


A medida que el enemigo ataca la vida de un creyente, comienza a darle razones para renunciar a
la misma cosa que Dios le llama. Esta es una de sus herramientas principales. Él desata la
confusión, la vergüenza, la intimidación y una variedad de esquemas viles para crear una nube de
incertidumbre. Una vez más, su objetivo final es conseguir que un creyente salga fuera del sendero
de su destino; de modo que una persona que está bajo ataque puede encontrarse profundamente
cuestionando el camino por el que está viajando.
Por lo general, comienza a reexaminar las decisiones que antes eran muy claras. Muchas veces una
persona en medio de un ataque cuestionará palabras proféticas, avances espirituales y
experiencias significativas que tuvo. Este es un paso que te mueve hacia atrás en el Espíritu.

4 CLAVES PARA LA LIBERARTE

La primera cosa es tomar conciencia de que estas bajo ataque.


Una vez que reconoces el ataque comenzarás a levantarte en la fe y la autoridad que Jesús te ha
dado. Reprende al atacante aunque no lo veas, pero está ahí, y rompe su poder sobre tu vida.
Recuerda que Jesús nos dio poder y autoridad para expulsar a los demonios y para sanar
enfermedades (Lucas 9: 1).

Aquí hay cuatro claves para tu liberación:

A – Rompe este proceso con tu fe


“Sin la fe es imposible agradar a Dios, porque aquel que se acerca a Dios debe creer que él existe y
es el justo remunerador de los que lo buscan” (Hebreos 11: 6).

B – Rómpelo con la oración


“Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu. Dedíquense
con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos, y también por mí, a fin de que
encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio” (Efesios 6:
18-19.).

C – Rómpelo con tu resistencia


“Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes” (Santiago 4: 7).

D – Rompe el ataque con los 5 “no hagas”


Una vez que hayas tomado una posición contra el ataque del enemigo, aquí están cinco cosas que
NO debes hacer y que debe recordar.

-No olvides quien lo hizo. Dios te creó con tormentas en la mente. Él te ha equipado y podrás
vencer a través de Él.

-No abandones la hora y el lugar de la oración. Hay dos cosas que son vitales para una vida de
oración exitosa: un tiempo de oración y un lugar de oración.

-No abandones los lugares de poder. Tu iglesia y tu familia son lugares de poder.

-No abandones el poder de la asociación. Es bueno estar cerca de personas que han vivido más
tiempo, que han hecho más y pueden darte un consejo sabio, y de los amigos fieles y sencillos.
-No te desconectes de la protección pastoral. Muchas veces hay gente bajo ataque que se niegan a
ser ayudados; la confesión, la dirección espiritual y el frecuentar amigos de fe son el antídoto.

SIEMPRE ALERTA

Al enemigo le gusta permanecer oculto. Él engaña y trata de volar bajo el radar, pero el Señor está
brillando con Su potente luz sobre los ataques.

Sobre cada cosa que te suceda que cuestione tu camino adquiere al acto de reflejo de preguntarte
si no será una moción del enemigo y un ataque espiritual.

No esperes hasta que el enemigo te esté rompiendo en pedazos para buscar la ayuda de aquellos
que tienen un papel sano y pastoral en su vida.

Siempre los ojos espirituales se pueden abrir y la libertad surgir. Ejercita tu autoridad y quiebra el
ataque hoy.

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