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'iir.¡lo.;rrgiriirl.ti'1,\/taJ/¿I'tttlSI'L'llRL'tL'f'tll'tT()Rl't(//¡i?(;/i[\D]'1(;!
\f rx r\:i't't¡r l n Vl,R!-.\c;. 1'Libiilgcrl' i962 La versión alemana de este manual de versificación española
los rl¡t'lt-'s biblir' ha tenido un eco positivo en las revistas cientíñcas t. En 1963 re-
i:l r,-'xtc tlc ia eCicii:n o¡lgtttai alclnan¡ lirc rcvisatltr ¡- collrplclados
dc ttt¿t'L'¡itir1' cibió el premio Dr. Ludwig Gebhard de la fundación Ober-
3r'ilicos f..or el iiuttlt-antcs
'n franken.
Los profesores de la Universidad de Sevilla, doctor Fran-
cisco López Estrada, titular de la Cátedra de Literatura Espa-
ñola, y doctor Klaus Wagner, lector de alemán, han reunido sus
esfuerzos para verter esta obra al español; la traducción cuida-
Pxl.rrt,tr Ll)tctóN. I 970 dosa de la obra fue hecha por el profesor Wagner y el profesor
5." t<Lt.rtpni'sl,'rN. López Estrada la revisó y matizó en algunas partes para adap-
tarla a las necesidades pedagógicas de los estudiantes españoles.
Este trabajo de traducción y revisión se realizó dentro de los
planes de ayuda a Ia investigación de la Cátedra mencionada,
BIBLIOTEC.T y el profesor don Pedro Manuel Piñero Ramírez cuidó de co'
rregir la edición y preparó los índices de esta versión española.
Téngase en cuenta que la obra fue en su origen destinada a
Nberto Paredes Ia enseñanza universitaria en Alemania, y puede que por esto
se encuentren formuladas en ella cuestiones que al lector espa-
ñol parezcan obvias. Pero esto mismo favoreció la claridad de
I Véase Hans Rheinfelder, "Die Neueren Sprachen', XII, 19ó-1, pá.gi
nas 9496. Erika Lorenz, RoJb, X'IIÍ, 1962, págs. 319-353. Gonzalo Sobejano,
De¡ró::ttt, Lcgai: lVl i71 I 8- l 997 RF, LXXV. l9ó3, págs. 432434; uGermanisch-Romanische Monatsschrift,,
Neue Folge, XIII,1963, págs.338-340; Contestación y palabra final: fdcin,
ISBN 8+-l1e-ll?5-X. XIV, 19ó4, págs.431434. M. de Paiva Boleo, "Revista Portuguesa de Fiio.
logian, vol. XII, II, 1962-1963, págs. 75>75ó. O. T. Myers,
l;rprcsr, cil Fi-'pañ4. Pr-lnt.-tJ ilr Sirattt'
"Erasmus", XVII,
col. l.{7-148. Gáldi l-ászló, uHelikonr, 19óó, páSs.2C0.202. Orro Jórder,
(ii¡tlc,rs ¡"olrdcl-. S.,\' ASTNS, CCIV, 1967, págs. 151-153.
!-,st!-birrr le r:¡'-lrts. I2 Pt-riigoni-' indLlsiriiri
Manuaí rie versífícación españoIa
¡leierminada, y se indica, en l¿r forma más objetiva posible, el Por necesidades pr'ácticas, se ha tomadc¡ comc
ma¡erial bá_
estado actual de Ia int'estigación con uña crítica de las dir,ersas sico para ei estudio de la Edad Media la poesía
en verso, sin
cuestiones, a veces muy embrt¡ilaclas. Por esto se intenta dar al limitación de asunto; a partir del Renacimiento, me
refiero sola-
lector uná orientacjón, basada en el estudio de la misma ma- mente a la poesía artística en verso isosilábico, pues
de esta época el estudjo especial d.el verso
a parttr
teria. irregular es menos
Partiendo de que la versificación española debe considerarse importante; Pedro Hcnriquez ureña ha deciicado
a este aspecro
como un sector dentro dei á¡ea de la métrica románica' aunque un libro ya clásico, La versi"t'icación irregurar en poesía
Ia cas-
con evjdentes rasgos individuales, se han establecido paralelos tellatta' sobre ios versos Iibres siguientes al Motle.nismc)
con las de Francia, Italia y Portugai, siernpre que esto haya pa' dan tan sóio breves indicacior,", i notas bibliográficas. se
Sin
recido úti1 para un mejor conocimiento histórico. En relación embargo, rne ha pareciclc ,rna e*igencia. indispenJar-.re
Ia poesÍa hispanoamericana en er m*arco ce ra
incluir
con la erposición cle la materia, se aspiró a mantenqr ltn eclui-
librio enlre análisis y síntesis, para que, por una parte, el con' y así lo he hecho en la medida de mi aicance. *étri.." española
junto no ¡esulte demasiado vago e inconcreto, y por otra' que Por supuesto, el presente manual se basa en los
trabajos
la investigación dei pormenor, en cierto modo microscópico, no científicos tel'ados_a cabo hasta hoy. Sin la espléndicia
síntesis
que es la obra de Tomás Navarro, Métriro
altere las proporciones del colijunto. No se han escatimado las espitlola, mi tratado
citas para poner así al lector en contacio con los mismos textos. de versificación, empezado en 1952, no hubiera
poaiOo uf"r".".
Se supone que la "Biblioteca de Autores Españoles", la "Nueva en la forma presente, sobre todo en su parte
documentai. En
algunos aspectos cle los problemas de verso
Bibliotece de Autores Españoles,, y la Antología de Poetas Lí' y forma en la poesía
ricos Castellanos de l\{arcelino l(enéndez Pelayo son obras de de Cancionero, debemos mucho a la obra de pierre
La poésie lyrique espagnole et portugaise
Le Gentil
consulta accesible en los centros universitarios; por esta razón á la firt dtt mo1,en d"ge,
se han utilizado con preferencia para las citas. Un manual no tomo II, dedicado al estud.io de lasJormas.
puede ni debe sustituir las investigaciones especializadas, y por Quiero expresar el más sincero agradecimiento
a mi querido
esto se ha procurado citarlas en notas. Cuando son de carácter maestro, el profesor doctor Gerhará Rohlfs,
que me uni*O .
monográfico o cuando exponen de manera exhaustiva aspectos emprender este trabajo, Io siguió con gran
interés y publicó
muy concretos, se las consigna en la bibliografía at findt de cada la edición alemana en- la Colección que él dirige.
Doy también
párrafo, a fin de facilitar en estos casos concretos un estudio más Ias.gracias al oBayrisches staatsministerium
für unterricht und
profundo. Me ha parecido más oportuno consignar la bibliografía Kultusu, a Ia <Deutsche Forschungsgemeinschaft,
de sus becas de viaie, y finaimenie á las
po. t.-u.r,,ra"
especial en relación con cada tema tratado, en vez de establecer bibliotecas de l{adrid
al fin del libro un excesivo indice alfabético de obras utilizadas.
y Munich, en especial a Ia Biblioteca ñacional,
ReaI Acadernia
Española. Bayerische Staatsbibliothek y
I-a bibliografía general (págs. 409 y sigs.) se limita, pues, a la Bibrioteca universita-
mención de trabajos bibliográficos y obras generales. El índice de
ria de Munich, por Ia ayuda facilitada en
mi labor.
laMétrica Española de Alfredo Carballo Picazo, y los de autores
y materias establecidos en mi libro (que no pretenden ni pueden Ruoorr Brr¡re
ser completos') facilitan la consulta de investigaciones en cada
caso especial. Las obras citadas con más frecuencia aparecen
en abreviaturas que se recogen en una tabla general (pági'
nas 12-16).
Abreviaturas ta
I,J
Burger, Recherches &{ichel Burger, Recherches sur Ia structure
et l'orígíne des t,er.s ronlans (Société des
Publications Romanes et Frangaises, to-
mo LIX), Cenéve-paris, 1957.
Canc. de Baena EI cancionero tLe Juan Allonso d.e Baena
(siglo XV), ahora por vez prítnera dado a
htz, ed. E. de Ochoa y p. J. pidal, Madrid,
l85l; facsímil por H. R. Lang, Nerv york.
1926.
INDICE DE ABREVIATURAS Canc. General Canciottero General de llernantlo del Cas-
tillo según la e,jición de t5l|, con un Apén_
dice de Io añaclído en las de 1527. i5i0 y
,/557. Sociedadde Bibliófilos Españolei
A) OBRAS Y REVISTAS XXI, 2 vols., Madrid, lgg2.
Canc. Herberay Le chansonníer espagnoi d,Herberay des
Essdrf.s ( XV, siécle ). ECición de Cha¡les
Ant. M. Menéndez Pelayo, Antotogla' ile poetas
V. Aubrun, Bordeaux, 1951.
líricos castellanos, edición nacional, 10 vo Canc. musical Cancionero musical rle los siglos Xl, y
lúmenes, Santander, 1941 15.
XVI,
transcrito y comentado por Francisco
ASTNS .Archiv fiir das Studium der Neueren Spra' Asenjo Barbieri, Madrid, 1g90.
chenr, Brau¡schweig' Canc. de Palacio El cancíonero de p¿tlacío (manuscrito n. 591).
AUCh .Anales de la Universidad de Chiler, San- Edición crítica de Francisca VenCrell de
tiago de Chile. i\{illás, Barcelona, 1945,
BAAL .BoletÍn de la Academia Argentina de Le Canc. siglo XV Cancionero castelíano del siglo XIl. Ordena-
trasr, Buenos Aires. do por R. Foulché_Delbosc, 2 vols., Madrid.
BAE Biblioteca de Autores Españoles (Rivad+ 1912 v l9l5 (NBAE, XIX v XXit).
neira). CC n icos Ca.stell an o-s,, l\f adrid-Barcel on a
CIás
Joaquín Balaguer, Aryntes Para una hístoría Clarke, Sketch _
Morley, Strophes S. Grisrvold Morley, Strophes in the Spanish Suchier, Verslehre Walter Suchier, Franzósísche Verslehre auf
drama belore Lope de Vega "Homenaje historischer Grundlage, Tübingen, 1952i 2..
a Menéndez Pidal', Madrid, 1925, tomo I, ed. revisada por Rudoif Baehr, Tübingen,
páginas 50t531. 1963.
1ó Manual de versificación española
Wolf , Studien Ferdinand Wolf, S¡¡¿dien zur Geschichte der
spanischen und portugiesischcn li ationalli'
teratur, Berlín, 1859.
ZFSL <Zeitschrift fiir franzósische Sprache und
Literatur>, Jena y Tübingen.
ZRPh u Ze itschrif t f ür romanische Philoiogieu,
Halle y Tübingen.
PRIMERA PARTE
NOTAS PRELTMINARES
El que así io crca, como en su tiempo Pliillpp Aug.rsi Beckerr. mal el velso de terminación Daroxítona, conforme al ritmo acen-
sc encucilti-a en trl caso cle er¡tender quc el verso español i:re tual de su léxico, en gran parte (o al menos, en la más caracte-
una "ianpor"tacjcin cultural", y esto ciertamente no concuerda coir rística de su evolución histórica) paroxítono. Por tanto, para
la ¡-ealici¡11. medir el verso español hay que contar desde la primera sílaba
Dete¡rnina el carácter del verso cspañol el hecho de que per- rlel mismo hasta la silaba siguiente a la tónica final ¡. En este
icncce al si.stcnra cic la nrétrica romlinic¿¡.; sUS ciemcntos consti- verso de terminación llana, el nírmero de sílabas fonéticas coin-
1ulivc-¡s so¡!: a(rt:nto cie intensiclacl. ¡:ausa mertrica (fi.nal de verso cide con el número de sílabas d.e la medida métrica que da
..' c1e hcnris'l ic¡r-ric,), cesul'a (en los vcrsos cuva naturaleza así nombre al verso; así ocurre en:
lo rcquici-c), v finalmente, con cierta 1i¡nitación, número fijc
de sílarbas. NIa¡ dridi, cas/ til llol fa/ mó/ so
en este discutido dominio, no resulta justifrcable desde un pun- En todos los tiempos se ha reconocido y observado como
to de vista científico, y mucho menos, desde el pedagógico. precepto obligatorio que el final clel verso debe marcarse con
De entre las diferentes teorías, me parece que la más apro- un acento fuerte. La necesidad de un acento rítmico al prin-
piada es la de T. Navarro; ampliando ideas y sugerencias cie cipio del verso, que aún ho-v- r'arios investigadores ponen en
Andrés Bello, Maurice Grammont, Ricardo Jaimes Freyre y cie duda, se cla no sólo por analogía con sistemas de música que
otros, y con la contribución de la fonética experimental, este nos son familiares, sino que también ha sidt¡ comprobada por
investigador desarrolló un sistema completo que ofrece un co. mediciones crperimentaies, al mellos en la pronunciacii¡n del
nocimiento esencial y matizaclo de la estructura rítmica de los vel'so. Según sea la extensión del verso o según las caracteris-
versos españoles ó. La exposición contenida en este libro tiene ticas que cleterminan un tipo autónomo, se prccisan otros acen-
como base en sus puntos esenciales el sisterna métrico de Tomás tos rítmicos e.
Navarro.
De acuerdo con las características fonéticas de la lengua, 9 il{ientras se desconozcan las melodías correspondientes, en especial
los acentos con su relieve acústico determinan clat'amente ei en lo que se refiere a su disposición rítmica, nada puede afirmarse sobre
la disposiciún cn cletalles rítmicos de ios ve¡sos c¿tntados latino-mcdie-
verso español 7, aún más de lo que ocurre, por ejemplo, con el vales, aparte dcl accnto al final de serie o de verso. Tal conro hoi' se
verso francés. Con el cultivo y aprovechamiento de las co*'bi halla ia in,,'estigación sobre cuestiones musicals-s. puede adoptarse la
naciones que ofrece la acentuación de la lengua, el rrerso espa- posición agnóstica de que nada puede afirnlarse sobre clctail(s de la dis-
ñol alcanzó una definida oriEinalidad frente a los de las otras posición ritmica de los versos cantados, que son los ntás dentro de la
traciición medieval. No obstante, hal' qne consideral' que tanlbiÚn cn la
lenguas románicás. pocsía cantada, aunque tuviera todavia rasgos primitiros, serian ercep-
El acento de palabra (oprosódico> y <etimológico,) es el que cionales las infraccir.lnes contra el acento prosóciico; por lo regular el
existe en la pronunciación común, tal como también lo tiene la ritmo clel canto coincidiría, tal como octlrre ho1', con el ritmo de la letra
palabra en el uso habitual de la prosa. Salvo unas pocas licen- puesto a la meloclia. Por tanto, no está injustificaclo en cuan!o al ritmo
cias, muy raras además, este acento no cambia en la pronun- el supueslo de que los versos antiguos dcstinados para ci c.llllo rc intcr-
prctarÍan conto si fuesen versos hablados. Comp Ilarrison HL:ikes Arnold.
ciación del i'erso en el español moderno. De otra parte, por Rlrytimtic patterns in OId Spanísh verse, en "Estudios dedicados a \{enón-
acento de verso se entienden los golpes tónicos que exige el dez Pidaln, V, Nladrid,1951, págs.15l-163. La gran importa¡cia del acento
ritmo del verso, y que en determinados casos constituyen clases de palzrbra (que por su parte es un recLlrso para clar ritmo a las mclodías)
del mismo. En la declamación cada verso autónomo (esto es, que la dcñne claramente Friedrich Gcnnricir, Ist der ntittalaltt'r'liclt¿ Lictlt'ttrs
arln'tlntúsch2, uCr,iltura Neolatina", X\', 19-i5. págs. 109-l3l (con bihlio-
posea un ritmo propio 8) tiene, por lo menos, dos acentos rítmi- grafía). Cornp. recicniemente Il. Peri, ob. cif., púgs. i75-7E2. Georges
cos: uno de ellos va siempre en la parte final del vcrso, v el Lote, Histt¡irc du tcrs frau;ais, París. 19'19, tomo I, pírg.7',), dcflcndc rtna
otro es variable, y recae en una de las cuatro primeras sílabas teijs cuntr:lri¡ en ia que cita la sigurcnte frese dc Pierrc llélie (hacia ll50l:
.Accentus es{ modulatio rocis in communi scrmone usuqtlc loquendi. Hoc
auicm dicitr,rr proptür cantil¡nls, ubi acccntum Ilun sel-ramlis." Sin cIn-
e Algunas limitaciones que más adelante se hacen respecto al período bargo, esta obscnación se hjzo posiblemcntc en viste ds casos bien clett'r-
de enlace -v a si la duración de éste se igua)a con el perÍodo interior minados 1' no prctende valiilcz general. Adernás, hai' que tcner en cucnta
n,,n r¿(
Ir cifrre¡.ión fr:ne ."" .ln¡n.^ el r¡-pnr^ É'S en CfeClO dC mCr:Of fm-
afectan a la cohesión del sistema teórico, pero nó pueden poner en duda qu!
su utilidad práctica. portanciai, no puede trasp¡sarse al esplñol. En la sugcstila crítica que
7 Comp. Juan Cano, Ia
ímportancía relatfua del actnto y de Ia sílaba deciicó a üsta nota de la edición original de mi libro, Erika Lorcnz (RoJll,
en Ia versificación española, RR, XXII, 1931, págs. 223-233, y T. Navarro. XIII, 1962, pigs.350 v srgs.) estima con más optimismo los conocirnrentos
EI acento castellano, Hisp., XVIII, 1935, págs. 375-380. de Ia rnusicología. Según ell¿r, la cc¡inciticncir de mclodÍa y letra pucde
8 E,stos son todos los versos desde el tetrasílabo. suponerse sólo para el períocio modal (ciespués de 11E0).
1A
lvIa.nual de versificación espctñola
Elementos del verso español 27
Lo expuesto hasta aquí refiriéndonos al vers<¡ simple, vaie
también para el ccmpucsto, si consideramos que cada hemis_ dos o tres sílabas, de las cuales wna, realzada por el acento,
tiquio es un verso simple indepencliente. sirve de apoyo a las otras, átonas. Ocasionalmente, una sola
Por regla general, ios acentos rítmicos caen en sírabas que sílaba puede formar también pie de verso, y en algunos tipos
están acentuaclas por la misma naturaleza de la palabra v. casi de verso se reúnen hasta cuatro de ellos 12. Estos pies de verso,
sin excepción, uno de ellos corresponcle siempie a la ,.lttima desde Nebrija y aún hoy, fundándose en la terminología de la
sílaba con acento en el verso r0, En el interior del métrica clásica, reciben el nombre de: vambo (oó); troqueo (óo);
ocurre dáctilo (óoo); anfibraco (oóo) y anapesto (ooó). Hay que consi-
'erso sobre
que los acentos rítmicos pueden a menudo recaer también
sílabas cuyo acento propio es débil, sobre todo en cl caso de derar que estos diferentes pies se basan en las condiciones de
versos que requieren varios acentos rítmicos; entonces estas la pronunciación española y en su acento de intensidad, sin
silabas quedan resartadas por dicho acento rítmico. con.frecuen- que tengan que \¡er con las características de la cantidad clásica.
cia, estos acentos rÍtmicos se apoyan en el acento secunclaric.¡ Este sistema de denominación no resulta decisivo para una cla-
existente en una misma palabra (agüdaménte), y también en sificación, porque raras veces un verso o una serie de ellos
palabras enclíticas: está compuesto de manera sistemática por pies claramente iden-
tificables, puesto que en la poesía románica no es el metro la
descójolós, y de_un dolor tamaño lt unidaá básica del ritmo, como en la métrica de los antiguos,
sino el verso entero 13.
El acento rítmico, al principio cle verso, inicia er perÍodo rít- En realidad, de todos los pies de verso mencionados solo se
mico interior. Este llega hasta la sílaba átona inmediatamente consideran como existentes de hecho el troqueo y el dáctilor{,
anterior al último acento del verso: porque, según los resultados de la fonética experimental, la
Período ritmico unidad rítmica debe iniciarse, como en el compás de la música,
por un acento más o menos fuerte para que el oído español la
Vuélveme, vuélveme, moro
Las sílabas que preceden al primer acento de un verso quedan ¡2 Estos casos especiales, que se presentan sólo después de mediados
fuera del períoclo interior, y forman anacrusis (antecompás): del siglo xrx, se omiten aquí. La cláusula de cuatro sílabas se tiene en
cuenta en el tratado de fonética experimental de Maria Josefa Caneilada
Anacrusis período rítmico de Zamora, Notas de métrica, II: La cláusula rítmica, uFilología", II, 1950,
páginas 189-20ó, en especial págs. 199 y sigs.
El a- róma de su 13 Sobre las cuestiones de la diferencia entre la poesía ciásica cuantita-
nombre
tiva y la románica rítmica, véase Mario Penna, Notas sobre eI endecasíIabo
Por su parte, el período rítmico interior se subdivide Iuego en en los sonetos del lllarqués de Santillana, en nEstudios dedicados a Me-
néndez Pidalo, V, IVIadrid, 1954, págs. 253 y sigs., y Joaquin Balaguer,
pequeñas unidades rítmicas llamadas pies de o, siguien_ Apuntes para una historia prosódica de
'el:so comprende Ia métrica castellana; Madrid,
clo a Bello, cláusuias rítmicas. Este pie de verso 1954, págs. 12 y sigs. (Anejo XIII de RdL).
normalmente, como ya lo había reconocido Antonio de Nebrija, 14 'Troqueo' y 'dáctilo' y sus adje-tivos correspondientes se usan en
este m¡nur! sólo por ser términos más familiares al lector que las expre-
t0 Las excepciones se limitan en lo fundamental a los casos de tmesis siones "ritmo binario o ternario con acento inicialr, como exige nuestro
y rima que comprenden más de una palabra (p. e., con que:ronque). sistema de cadencia. Si bien hay que conceder a E. Lorenz (RoJb, IX, 1958,
página 311) que renunciar a estos dos términos
ll En este verso de Garciraso se trata de un endecasírabo del tipo Br. "clásicos" dentro del
que tiene los acentos ñjos en cuarta, octava y décima sílabas. marco del sistema musical hubiera sido más claro respecto al método,
no es de temer que su conservación confu¡da al lector.
28 Manual de versíficación española Elementos del tterso espaítoL 29
sienta como tal t5. De esta manera el verso yámbico se siente Al perioclo ritmico interior sigue, según T. Navarro, eI pe
como una sucesión de troqueos, que eÁpiez,a por anacrusis mo ríodo de enlace. Éste cornprende la última sílaba acentuada del
nosilábica: verso, las sílabas átonas que le siguen, y la pausa del finai de
A dónde vas perdida verso y, por úItimo, sólo si existen, las silabas átonas que
lol óo óo óo forman anacrusis en eI verso siguiente. La teoría de T- Navarro
se basa sobre todo en los resultados de la fonética experimental,
Los versos anapésticos y anfíbracos aparecen en una considera- aplicada a la medición de los versos; con ellos parece demos-
ción ritmica como dactílicos, que empiezan con anacrusis de trarse que el período rítmico interior y el período rítmico de
dos o de una sílaba, respectivamente: enlace presentan casi Ia misma duración de tiempo 16.
Las objeciones al sistema expuesto pueden rest¡rriirse en
En el nido desierto de mlsera tórtola
o] óoo óoo tres Puntos:
[o óoo óoo
1.o La anacrusis en el primer verso de la poesía (y segura-
El nido desierto de mfsera tórtola
lol óoo óoo óoo óoo mente dentro de la estrofa tarnbién) forma un resto suelto.
Nido desierto de mísera tórtola Si fuese así cabria esperar que se evitase pero esto no ocurre.
óoo óoo óoo óoo 2.o Un factor qlue, a mi parecer, crea inseguridad en eI cóm'
puto es la pausa final del verso. Por diferentes razones, también
Este ejemplo clásico, tomado de Bello, deja ver en primer lugar suele atribuirse a la pausa la facultad de ajustar el equilibrio
que lo que determina el tipo rítmico del verso no es el número de los diferentes finales de versorT. T. Navarro, por su parte,
de sílabas, .sino el período rítmico. la entiende como medible en centésimas de segundo, como si
El período rítmico depende en su amplitud de Ia extensión en cada caso su duración fuese la suficiente para igualar en
del verso y de la naturaleza de la anacrusis; en los versos más forma automática este período de enlace con el interior, aun
usados se compone casi siempre de dos pies de verso, de los cuando su número de síiabas fuese mucho menor. No se sabe
cuales el primero tiene un acento más marcado que el segundo. si esta duración obedece o bien al sentido y a la condición del
Esta manera de alternar pies de tono fuerte y de tono débil se sintagma o bien a razones del ritmo.
repite también cuando el período rítmico está cornpuesto de 3.o Por norma general (y sobre todo en los primeros tiem-
varios grupos de pies. Si el período rítmico se compone unifor- pos de la literatura) se mantiene que el verso constituye unidad,
memente de troqueos o de dáctilos o de su mezcla, se distinguen que lo es de sentido, sintaxis y ritmo, señalacla en su fin por
incluso dentro de cada clase, tipos de verso: trocaicos (óo óo), el acento, la rirra v la pausa; sólo en determinadas conCiciones
dactílicos (óoo óoo) o tipos de verso mixtos (óo doo, óoo óo). El
empleo preferido de determinados tipos puede ser consecuencia ló Véanse, para más detalles, Ias explicaciones y el paradigma en T.
Navarro, lvlétrica, pág. 12, y La cantidad silábica en unos tersos de Rubén
de una intención artística, y hay que interpretarlo en cada caso Darío, RFE, IX, 1922, págs. 1-29 Comp. recientemente G. E. McSpadden,
en relación con el significado y con la forma expresiva del New ligltt ott spcech rhytns lrom Jorge Guillén's reading of his poetn
verso. qGran silencio". (Based on meast$efttents o! sound spectrograms), HR.,
XXX, 19ó2, págs. 216230 (con referencias bibliográficas).
1s Comp. T. Navarro, El grupo fónico como unidad melódica, RFH, I, u Comp. respecto a este problema, el estudio histórico, crítico y
1939, págs. !191, Manual de entonación española, New York, 1948, 2.. ed., fonético de Manuel Graña Etcheverry, La equivalencia de oxítonos, paro
páginas 37-59. Samuel Gili Gaya, Obseryaciones sobre el ritmo en la prosa útonos ¡' proparox,ítonos a. fin de v¿rso, ¡Revista do livrot, II, 8, 1957,
española, en oMadrido, Barcelona, 1938, pfus: 5*ó3. páginas *53.
30 Manual de ttersificación espuñola Elementos del verso esPañol 3l
se aceptan la sinafía, la compensación y el encabalgamiento 18. la estrofa. También coincide con el final del verso y requiere
Por esto no me convence dei todo que por principio haya de un evidente corte del sentido.
agregarse la anacrusis del verso siguiente al final rítmico del c) La más importante de iodas las pausas es la menor. Se-
verso anterior, y se sacrifique asÍ la unidad del verso en favor ñala el finai del verso o del hemistiquio en los versos compuesros;
de una determinada concepción del período de enlace, que por y separa de esta manera un verso de otro, y un hemistiquio,
otra parte, es algo insegura le. Por ello, de ahora en adelante, del otro. Por eso esta pausa va precedida, por io general, del
mantendremos el principio básico de la unidad del verso. En acento más fuerte del vefso o del hemistiquio, y pide una cierta
lugar de período de enlace usaremos el término habitual de detención, incluso entre dc¡s hemistiquios. Por ella se logra el
final de verso. En él se cornprende la última sílaba acentuada, las equilibrio de las finales agudas, llanas y esdrujulas de verso o
sílabas átonas que puedan seguir, y'la pausa. Como los hemis- de hemistiquio. Importa mucho, para notar la unidad d.el verso
tiquios de versos compuestos se comportan como los autónomos y de qué rnanera la serie de los versos forma una estructura
correspondientes, el final de verso aparece al término de cada rítmica, que el final de verso coincida con detención en el sintag-
hemistiquio. ma y con un final de palabra. Aun cuando en el caso de Ios he-
mistiquios esta suspensión es menor, hay que evitar, sin em-
bargo, que se violente el curso sintáctico separando elementos
LAs PAUSAS MÉTRICAS gramaticales que van unidos.
La variante más intportante en relación con lo expuesto res-
En la versificaciónespañola se distinguen tres clases de pecto del fin de verso es el encabalgamiento. El encabalgamiento
pausa. Como principio general se pide que las pausas ülétricas une, por razón del curso del sintagma, el fin de.un verso y el
coincidan con las gramaticales. Cada pausa exige, por io tanto, principio del siguiente, y por tanto hace desaparecer la pausa
en principio, una detención. menor, al menos en cuanto a la,audición, .sin que esto afecte a
a) La pausa mayor marca el final de la estrofa. Coincide las demás particularidades.
siempre con el final del verso, y casi siempre con el final del
sintagma o de un marcado período del mismo. El encabalga- Elisa, ya el preciado_
miento de estrofas se encuentra generalmente en el caso de las cabello que del oro escarnio hacía
cortas.
(Luis de León)
b ) l,a pausa media se halla solo en las estrofas simétricas,
como en la octava. Según indica su nombre, señala el medio de
Digo que me ha parecido
tan bien, Clara hermosa, que ll
lEVéase Paul Zumthor, Le eels comme unité d.'expression datu ia ha de pesarte algún día
poésie rotnane archaique, <Actes du X. Congrés international de Linguis- que me parezca tan bien.
tique et de Philologie romares', II, París, l9ó5, págs. 76!774.
le La unión en lo fundamental del fin de verso con la anacrusis dei (Calderón)
siguiente, estimo que sólo se justifica en estrofas de dos o tres versos,
pues como versos aislados no son independientes en el ritmo y no muestran
Ia unidad de los versos normaies. Si se suceden inmediatamente varios El encabalgamiento sirve sobre todo para poner de manifiesto
bisílabos o trisilabos, éstos se consideran, según la extensión, como hexa- un curso estilístico que propenda al uso de la lengua dialogada;
sílabos, octosílabos, etc., que sólo por la disposición gráfica y las rimas y en la poesía culta se emplea ocasionalmente para lograr deter-
se apartan de las formas habituales,
5¿ Manual de versificacíón española
Elementos del t¡erso español JJ
minados efectos rítmicos y para evitar ia monotonía ¡ü. Otros euiero con tu consejo prender forma de vida
casos, con el carácter de licencias métricas, son menos frecuerr-
(Berceo)
tes: la sinafía y la compensación 1v. págs. 51-53) y ia tmesis
(véase pág. 45). En consejar la pas, faga a su poder
(López de Ayala)
Si el huérfano guardárcdes e viucla defendéredes
CLASES DE CESURA
(López de Ayala)
NOTAS PRELIMINARES eterna: ley : léi; ley eterna = lé-ye-tÉrna. Un caso especial es
Ia h, que en español moderno sólo tiene valor ortográfico, y no
La palabra silaba es término a la vez de la fonética y de la se pronuncia (ahogar es como aogar).
métrica; sin embargo, no siempre signiñca lo mismo en uno y Para medir las sÍlabas, pues, hay que tener en cuenta las
otro sentido. Conviener pu€S, distinguir las sílabas fonéticas, com- condiciones posibles en el encuentro de dos vocales. En cuanto
ponentes de una palabra aislada, y las sílabas rÍtmicas, que lo al español antiguo, es necesario considerar los casos en que se
son del verso. El verso como entidad o cuerpo ritmico no con- encuentra la h: si es una h de carácter etimológico o sólo grá-
siste en palabras sueltas, sino en las unidades rítmicas que estas fico, de. influencia erudita, no cuenta (habitar, humano); si es
forman, La métrica no tiene en cuenta las sílabas que constituyen una h que puede ser indicio de la pronunciación de una con-
una palabra, sino que mide las rítmicas. Véase la diferencia: sonante aspirada (procedente de f ), desaparecida en condiciones
modernas, entonces sí cuenta como tal consonante.. En cuanto
l. Jamás el peso de la nube parda al español antiguo, ft- procedente de l- tiene un proceso com-
2. cuando-amanece_en la-elevada cumbre. plejo que diñere según los tiempos y lugares. En castellano l-
Ambos versos son endecasílabos. En el primero cada sílaba tiende desde antiguo a pronunciarse como una aspirada; la
de las que se compone cada una de las palabras, es también aspiración se encuentra todavía en el siglo xv, y en el xvr está
ai mismo tiempo una sílaba rítmica. En el segundo, contando desapareciendo. Garcilaso y Fray Luis consideran h- como una
palabra tras palabra, se hallan catorce sílabas, y sólo once consonante, pero algunas veces Boscán la da como inexistente.
sílabas rítmicas, porque la sinalefa, que aparece tres veces, en- A fines del siglo xvl está en trance de desaparecer la aspiración.
laza cada vez dos vocales formando una sílaba rÍtmica en el Ramón Menéndez Pidal alega el ejemplo de Ercilla (1578) y
verso. En oposición a Ia sílaba fonética, ia síiaba rítmica no escribe: nQuevedo y Calderón apenas tienen en cuenta la h->r]
está sujeta al límite de la entidad morfológica de la palabra.
En una parte del verso, como en: (sometió-a-Europar, ióaeu I Ramón Menéndez Pidal, Maru¿al de gramática históríca española,
forman una sola sílaba rítmica, aunque las vocales pertenezcan 6.' ed., Madrid, 1941,S 38, 2. T. Navarro, Garcilaso, CC, 3, Madrid, 1924, pá-
gina 10, nota l5?.
a tres palabras diferentes. Por acuerdos que se adoptan en la
Manual de tersilicación españolq las sílabas 4t
Medición de
40
limpiais
Por tanto, la medición de h- en los autores de estas épocas varía o articulatoria con respecto a las otras: buey [bwÉi]'
según los casos; el modo de tratar /r- aspirada sirve de ayuda
para documentar la cronología y en problemas de atribución r. --'16
flim'pjáisl3' juntan en
vocales iguales, cualesquiera que sean, no se
Hay dificultades en medir las sílabas cuando dos o más vo, Dronunciación cuidada, dando plenitud articulatoria a las
dos:
cales quedan juntas: a) dentro de la misma palabra; ó) si están alcotrol [al-ko-Ql], piisimo [pi-isi-mo].
unas al fin de palabra junto a otras, que son el comienzo de la
palabra siguiente. Distinguiendo ambos casos por requerir dis. expuestas para la medición se
tintos criterios en la medición, los examinarernos aquí.
cAsos ESPECIALES.
a veces
- Las normas
alteradas; y así en ocasiones el diptongo se
encuentran
deshace si ambos sonidos vocálicos se separan en la pronun-
ciación y la i o a adquieren una plenitud articulatoria que da
a gno y a otro de los sonidos entidad de vocal entera' Esto no
m¡otctóN DE LAs sÍLesas DENTRo DE LA pALABRA ocurTe siempre, pues depende de factores personales y de aso-
ciaciones con otras palabras, no siempre operantes. Si crí-o es
h primera persona de la serie crí-o crí-as crí-a, puede ocu-
vocALES INMEDIATAS.
-
Las vocales se ordenan en dos series:
rrir que al pasar aI plural - -
se mantenga la separación cri-a-mos,
Serie palatal Vocal media Serie velar cri-áis. Si na-ví-o tiene tres sílabas, puede ocurrir que naviero
ie a ou se pronuncie na-vi-e-ro o na-vie-ro, como es lo frecuente. Algunos
prefijos con una significación clara pueden mantener su entidad
y la i y la u ocupan los lrrgarei extremos de cada una de ellas. sin mezclarse con la palabra: re-in-ci-dir, pero también es posi-
Las vocales que se hallan juntas dentro de una palabra man- ble y muy frecuente la pronunciación rein-ci-dir.
tienen cada una su valor silábico en el caso de qu.e seart a, e, o;
pero si una de ellas es i o tt, entonces las dos o tres vocales
cuentan como una sílaba, y la combinación se llama dipton- LAs LLAMADAS LIcENcIAS MÉTRIcAS
go o triptongo. El diptongo se forma cuando una de las vo-
cales l, a se reúne con cualquiera de las otras que tenga plenitud A) sr¡¡Énrsrs. En cada uso del habla puede haber factores
acenrual o articulatoria con respecto a la i o la ¿r. En el sistema -
de diverso orden que maticen y alteren la articulación de las
fonético de T. Navarro se llaman semiconsonantes [j, w] si vocales reunidas. A los efectos de la medición de las sílabas
las vocales i o u ocupan el primer lugar del grupo: vien-to en el verso, la sinéresis y la diéresis se llaman licencias métri-
[bjép-to], sa-bio [sá-bjo], es-cue-la [es-kwé-la], a-hue-car [a-rve- cas, si bien también se encuentran en determinadas situaciones
kárl; y semivocales, si la d o a ocupan el segundo lugar: ai-re de la pronunciación. La sinéresis es la unión de dos vocales
[ái-re], pai-sa-je Ipai-sá-xe]. El triptongo se forma cuando estas que por su naturaleza no forman diptongo: le-al-tad sería la
vocáles extremas i, u están en principio y fin de un grupo de pronunciación cuidada de cada vocal; leal-tad es con sinéresis,
tres vocales, y la de en medio es d o e, con plenitud acentual que ocurre en cuanto la pronunciación se hace viva y se relaja
2 Comp,. J. H. Arjona, Díd Lope de Vega write <EI lacayo flngído"?, 3 Los triptongos idi, iéi y uói se encuentran en español moderno y
(studies in Philology", Ll,1954, págs.42 y sigs. \\Ialter Poesse, The in- existen sólo en el esquema de la conjugación. El español antiguo tuvo en
ternal líne st/ucture of thirty autograph plays of Lope d.e Vega, lndiana estos casos r:n diptongo, seguido de una silaba que comenzaba por con-
Univ. Publ. (Hum. series XViII), Bloomington, 1949. sonante (p. e., Iimpiades). Sólo ¡réi es también español antiguo (buey).
42 Manual de veríificación españoIa ylei!íción de las sllabas 43
Desde_el ocuJto_y venerable_asilo. Con re'lación a h véase arriba, págs'' 39-40' Los cortes de
sentido, sipgros de puntuación (inclusive el punto) la
y cesura
(Jovellanos) intensa) no
métrica (no en el caso de la que llamamos cesura
En el caso primero no se necesita explicación. En lo que res- impiden la sinalefa:
pecta al segundo conviene notar lo siguiente:
Para medir las sílabas en los grupos de vocales que pertene-
cen a palabras distintas hay que valerse de la sinalefa y el hiato yhiatofrenteaaquellosquenomuestranelencuentrodevocalesenel (Des-
(o dialefa) e. árá.n ¿" las palabias. El estudio de 1a Epístola de Fabio a Anfriso los
iripcíón ilel paular) de Jovellanos muestra el sig:iente cuadro: de
la sucesión de
2li versos, sólo ó9 no. ofrecen el encuentro de vocales en condiciones
9 Sinalefa y hiato son poco frecuentes en la poesfa clásica latina, y patabras; 146 versos presentan en repetidas ocasiones las de
'esto justifica que ambos fenómenos se consideren como licencias. La abun-
iinalefa y hiato. sólo en el siglo xv algunos poetas de cancionero, acaso
dancia del latín en consonantes finales facilita limitar sin dificultades a por influjo francés, más o menos consecuentemente, pero en todo caso
una proporción mínima el encuentro de vocales finales e iniciales. El con intención, evitaron el encuentro de vocales finales e iniciales dentro
material léxico del español es distinto en la fonética; ei encuentro de vo- del verso, si el Triato no se justificó Dor razones estillsticas o la sinalefa
cales finales e. iniciales resulta entonces dentro del verso un fenómeno no se admitió a modo de licencia auténtica, como en lópez de Ayala' Para
habitual cuya regulación mediinte la sinalefa y el hiato no pued'e consi- más detalles, comp. D. C. Clarke , Fo¡tuna del híato y de Ia sí¡alela en
derarse como licencia propiamente dicha. En efecto, en la poesÍa española la poesía llríca castellana del siglo quince, BHi' LVII, 1955, págs' 1?9132'
prevalecen con mucho los versos que ofrecen las condiciones de si¡alefa io sobr" la Edad Media, véase más adelante el resumen histórico.
48 Manual de versi-ficación española
l,leitición de las sílabas
49
trajo el torcido nervio._y cuando tuvo
(J. Gómez Hermosilla)
Si se reúnen vocales tónicas con vocales átonas, el empleo de
1a sinalefa se regula
así:
En cuanto a la poesía dramática, ocurre que a r,eces la sinalefa l) Es obligatoria'cuando la vocal tónica precede a la átona:
se presenta aun cuando las palabras en cuestión se repartan
El divino poder echó-el cimiento.
entre diferentes personajes:
(Luis de León)
-Dame una seña._-Esta mano.
-¡Ay, Aurora hermosa! _-Adiós. Z) Es habitual cuando la vocal átona precede a Ia tónica:
(Tirso de Molina)
Subido-he por tu pena.
Por razones de eufonía, se evita en Ia poesía la fusión de más (Luis de l-eón)
de tres vocales, y también la acumulación de sinalefas en un
verso ll.
La relación sintáctica impide a veces esta sinalefa. Sin em-
El empleo de sinalefa o hiato se determina:
bargo, se prefiere establecer hiato cuando en esta vocal tónica
a) 'por el modo de encontrarse las vocales. recae un acento de intensidad obligatorio, en especial al final de
b ) por la situación de los acentos. verso:
c) por razones sintácticas. Un papel discreto / es.
(Calderón)
He aquí los casos:
a) Entre dos vocales iguales ocurre siempre la sinalefa: 3) Se da en general la sinalefa cuando se ericuentran dos
la-amadá patria, gallardo hombre. Los acentos sólo se tienen vocales que tieneu ambas condición de tónicas (véase más ade-
en cuenta si la segunda de las dos vocales iguales lleva un acento lante: hiato, n." 4)'
principal; en tal caso se prefi.ere el hiato:
EL HIAro.-Las reglas para el empleo del hiato completan
En brazos de mi esposa y de mi / hija. las de la sinalefa.
(J. J. de Mora) 1) La i y la ¿¿, Ias conjunciones y y o (con las formas equi-
b ) La sinalefa es obligatoria cuando se encuentran dos valentes e y u) que quedan situadas entre vocales, para el efec-
vo-
cales átonas: to de la medición de las sílabas se han de considerar como
Dichoso-el humilde_estado. sonidos consonantes, .v establecer con las vocales extremas los
(Luis de León) enlaces silábicos correspondientes a la condición de semiconso-
nante o semivocal y aun de consonante plena que toman en
Las conjunciones y y o (y sus formas equivalentes e y tt) no esta posición; la letra ft no impide esta conexión:
están consideradas en este sentido como \¡ocales, y requieren
el hiato (véase más adelante). I Fctrhcn ñrr - r'2tpnlác lnc ¡mnrec fmrr vr'l
(Garcilaso)
ll .La sinalefa no es una ricencia, es una necesidad crel idioma, pero
muchas sinalefas en un mismo verso lo tornan duro y pesado.> R. Jaimes 2. El pobre-huerfanito suspiraba [-bre u'ér-]
Freyre, Izyes de versificación castellana, Buenos Aires, 1912, pág. 103. (Luis de Lrón)
r
50 Manual de er sif icación
t¡ es pañofu
La sinafía y la compensación, cuyas historias son paralelas, 13 Respecto a detalles y citas hay que consultar los estudios ftrnda-
se encuentran casi exclusivamente en versos cortos de tres, mentales de Aurelio Macedonio Espinosa: I-a. sinalefa entÍe eersos en la
versilicación española, RR, XVI, 1925, págs. 101121 ; It compensación
cuatro y cinco sílabas, o en poesías compuestas de versos cor. entre versos en Ia versilícación española, idem, 3M4A; La, sinalefa y la
tos y largos, especialmente en la combinación de octosllabos compensación 9n la versificación española, RR, XIX, 1928, págs. 289301, y
y tetrasílabos (verso de pie quebrado). Los primeros testi- RR, XX, 1929, páes. 4453. Sobre la si¡afía en el francés antiguo, comp.
monios de la sinafía aparecen en el Arcipreste de Hita; los Suchier, Verslehre, pág. 101. Demuestra su dependencia de la música
Fr. Gen¡rich, Musikwbsenschalt uttd tomanísche Philologie, Halle, 1918,
de compensación, en Pedro de Veragüe. Ambos fenómenos páginas 47-50.
alcanzan su. mayor difusión en el siglo xv, sobre todo en las u J. Cano, Ia importancia relatíva del acento y Qe la sílaba en la
coplas de pie quebrado, con cuya historia están unidos hasta ttersifícación española, ob cit., págs. 2J3?33, y sobre todo, Julio Saavedra
hoy. El Marqués de Santillana, J. Manrique, F. Pérez de Guz- Molina, El octosíla.bo castellano, AUCh, CIf , LW, págs. 6l?fr; en especial,
y sigs.
páginas 154
mán, Juan del Encina y otros ofrecen numerosos ejemplos. rs Comp. María Josefa Canellada de Tastora,.Notas de métrica: Sina-
Mientras en los siglos xw y xvrr no escasean (Castillejo, Fran- y Buenos Aires, '1949, pá-
"Filologíao, f,
lefa compensación entre versos,
cisco de Figueroa, Quevedo Góngora y otros), en el siglo nnn ginas 18l-186. T. Navarro, Métrica, págs. 11411ó.
sólo se dan excepcionalmente. Debido a los esfuerzos de los ló Véase más adelante el tetrasllabo.
r7 Gramó.tica castellana, Il,'cap. VII, edición de pascual Galindo Ro-
románticos por reanimar la copla de pie quebrado, han vuelto
4eo y Luis Ortiz Muñoz, Madrid, 194ó, en especial pág. 50.
a usarse durante algún tiempo; y desde el Modernismo apare- rE Arte poétíca española, Salamanca, l5g, cap. XVI.
.
f
54 Manual de versificación españofu 55
las sílabas
Meitición de
¡ro de Alexandre el isosilabismo se logra parcialmente; casi la
-"u^rru
rrrsroRrA DE LA ilfEDrcróN DE sft-¡sñ parte de los alejandrinos tienen hemistiquios de ocho
IituUu, en vez de siete, como era de esperar. A ello hay
que
rsosrlABrsMo EN LA EDAD ruEDrA. El ejemplo más antiguo ¿6 otras irregularidades, debidas al insuficiente dominio de
una poesía que aspira consciente y-expresamente al isosiiabisr¡q ^¡uai, 2r'
la técnica del metro
se remonta hacia el año 1240. Este testimonio, fundamental par¿ Finalmente por esta razón no se sigue atribuyendo el Libro
la historia de Ia métrica española, se encuentra a! principio del de Alexandre a Gonzalo de Berceo, como hacía en su tiempo
Libro de Alexandre, y dice así: Baist.
En Berceo (primera mitad del siglo xru) la poesía isosilábica
Mester trago fermoso, non es de ioglaría, de la Edad Media española alcanza su primera culminación.
mester es sen peccado, ca es de clerezía, Con todo, el isosilabismo de Berceo causa la impresión de ser
fablar curso rimado per la quaderna uía muy rebuscado y artificial, porque sólo lo consigue con un
a sillauas cuntadas, ca es grant maestría. empleo excesivo de licencias en la separación de sílabas. Hoy se
(Copla 2, BAE, LVll, 147)
sigue afirmando la procedencia francesa de la cuaderna vía, una
estrofa formada por cuatro versos monorrimos de catorce sí-
Estos versos no sólo presentan el primer caso de isosilabis labas, empleada en el Libro de Alexandre y en las obras de Ber-
mo en Ia literatura española, sino que permiten deducir al ceo. Con esta opinión se corresponde el testimonio explícito
mismo tiempo la existencia de una poesía popular (mester de de Argote de Molina, del año 1575: "Creo lo tomaron nuestros
juglaría), de carácter anisosilábico. G. Baist re, interpretando este poetas de la poesía francesa...uz. De esta manera, el influjo
pasaje, ha indicado que a ningún poeta francés de entonces se francés que se manifiesta tanto en la elección de la forma de
le hubiera ocurrido vanagloriarse de escribir versos isosilábicos estrofa como en el verso, contribuyó aI esfuerzo del mester
como si esto fuese una (gran maestríar20, pues en Francia en de clerecía por lograr versos con una medida silábica correcta.
contraste con España no existía más principio que el isosilá.
La continuación de la tradición isosilábica, iniciada por el
bico. Por consiguiente, esta estrofa es muy importante, tanto Libro de Alexatzdre y por Berceo, está vinculada hasta el fin del
para la poesía anisosilábica como para la isosilábica. Si las va. siglo xrv con la cuaderna vía, y por consiguiente con el mester
de clerecía. De sus obras y autores mencionaremos el Libro de
cilaciones silábicas de la poesía medieval en España fuesen
Apolonio, de principios del siglo xrrr, que de cada cinco versos
debjdas, como han supuesto algunos investigadores, a impericia
tiene uno irregular. En el Poetna de Fernán González (hacia 1250)
de unos poetas que no lograban alcanzar el isosiiabismo, no se
la irregularidad es todar'ía ma,t/or, pues en él se introduce en
comprendería esta ponderación de un arte o mester nuevo,
mayor escala el verso épico de dieciséis sílabas. En los Disticha
que se apartaba de Ia tradición anisosilábica. En el mismo Ll.
Ca.tonis (siglo xrr,?) los hemistiquios oscilan entre cinco y diez
sílabas. También el Poenta de YúEttf , perteneciente a la litera-
re GG Il, 2, pá9,. 390. tura aljamiada, y otras obras menos importantes, como la Vida
20 Antonio Restori, Ossen;azíoni sul metro, sul|e assonanze e suI testo
del Foema del Cid, en ,, Il Propugnatore>, XX, 1, 1887, pág. 118, remite por
lo menos a una cita de conciencia individual al principio del Poénte de 2r Comp. H. tlreña, 1/ersif icacíón, pág. 19, y Ia bibliografía que ofrece;
Ia Croissade, oRomania,, \', págs. 8-9, de manera que tales testimonios II. Ureña, Esludios, págs. 2ó ¡' sigs.
han de interprctarse con cier-ta reserva. 2 DíscuTso hecho por Gonzalo Argote d,e Molina, en Ant., IV, pág. ó9.
F
de San lldefonso, y finalmente el Libro de miseria de omne comienzos del srglo xv, pierden cada vez
(finales del siglo xlv), Iogran el isosilabismo sólo parcialmente. o"rro, cortos, de¡$e primitiva. Solamente los romances con-
M. Pidal ha dicho que el Libro de buen amor de Juan Rui¿, -'i. rr todavía
irregularidad
un cierto carácter irregular hasta entrado el
Arcipreste de Hita (aproximadamente hacia 1283-1350), está
?"á*
Itnfo Después del mencionado Libro de Alexandre, el Mar'
(exento de toda preocupación erudita de las síIabas cuntadas>zt. "ur.
Santillana, uno de los poetas seguidores de Dante, vuelve
Más que por una defectuosa transmisión manuscrita, el sister¡¡¿ lí¿, ¿" programa con la teoría del isosilabismo, esta vez
i formular un
variable del Arcipreste en la medida silábica de sus versos se italiano a. Puso esta teoría en práctica en sus
explica mejor si entendemos que en su obra se mezclan el cri.
iaio el influjo
y dos sonetos 't'echos al itdlico modo, perfecta realiza'
terio juglaresco y el clerical. Donde mejor logrado está el iso- ción del isosilabismo en la España de la Edad Media. La afor-
",ra"ntu
ünada implantación de versos y estrofas italianas que en el
silabismo de la cuaderna vía es, junto con Berceo, en el Rimado
siglo xvr realizaron Boscán y Garcilaso, suPuso la victoria defi-
de Palacio, de Pero López de Ayala (1332-1407). A pesar de que a
partir de la copla 296 prevalece el verso de dieciséis sílabas, nitiva del isosilabismo en la poesía culta española,20.sin que
podemos suponer, con H. Ureña 24, gu€ originariamente toda su
esto significase la desaparición de la poesía amétrica
obra fue escrita en alejandrinos correctos, puesto que sólo a
partir de esta copla la transmisión del texto manuscrito es
defectuosa. SOBRE LA MUTUA RELACIÓN
También los versos no pertenecientes al mester de clerecía ENTRE SINALEFA Y HIATO
tienen una evoh:ción semejante, si bien menos rigurosa y más
natural, hacia el isosilabismo. En la poesía del siglo xv esta ten- En tanto que en España la poesía, sobre todo la medieval,
dencia.conduce a un predominio de los versos correctos en el no alcanza un criterio firme en la medición silábica, no hay
uúmero, frente a los anisosilábicos. reglas para el empleo de la sinalefa y el hiato'.
El verso de arte mayor se generaliza erL Castilla a fines del Es natural, pues, que los investigadores (en especial, Fede-
siglo xrv, y sigue estando de moda durante el sigio xv, y aún rico Hanssen) se hayan dedicado en primer lugar al estudio de
penetra hasta mediados del siglo xvl. Tras de varias fluctuacio- la sinalefa y el hiato en la. obra de Gonzalo de Berceo, el más
nes, hacia la mitad del siglo xv se convirtió por obra de Juan antiguo poeta español de la poesía isosilábica. Este punto de
de Mena (1411-1456) y, sobre todo, por el Marqués de Santi- partida pareció el más adecuado en lo gue respecta al método.
Ilana (1398-1458), en un dodecasílabo fundamentalmente isosilá. E, Stengel a se adhirió con todo el peso de su autoridad al cri-
bico. En contraste con el verso épico de los primeros tiempos, terio de Hanssen. Las conclusiones generales requirieron, sin
las oscilaciones del verso de arte mayor se limitan a unas pocas
sílabas. En el Laberinto de Juan de Mena, el endecasílabo, que 2s En la carta proemio al Condestable D. Pedro de Portugal (1449),
es la variante más cercana al verso de doce sílabas, constituye Ant.,IV, págs. 2G29, 5 III.
2ó H. Ureña, Versif icación, ofrece r:¡ cuadro impresionante del alcance
Ia tercera parte aproximadamente del número total de versos,
de la poesía amétrica en los tiempos antiguos y modernos; véase también
mientras que el porcentaje de otras variantes, como el verso de sus Estadios, págs. 19-250.
diez, trece y catorce sílabas, es mínimo en la obra. También los n Con acierto dice Jules Horrent sobre el hiato: .Chaque éditeur
d'anciens textes a dü se faire une religion á ce sujetr (Roncesvalles, étude
sur le fragment de cantar de gesta conservé d I'Archivo de Novorra
23 Comp. M. Pidal, Poesía iuglaresca y iuglarcs, Madrid, 1924, pág,266, (Pampelune), Parls, 1951, pág. ó8, nota 3).
2r Ve¡sifícación, pág.21, y Estudios, pág. 27. 2t KJB, IV,.2, pág. 380.
E
Cmfru¡.o III
Br¡rrocn¡rfa: Sobre la :nedición de las sílabas en la Edad Media y¡
se dio información en las notas, asl como diferentes indicaciones biblio LA RIMA
grá6cas. Una brev.e bibliografía sobre la métrica del mester de clerecí4
ofrece H. Ureña, Versificación, págs. l? y sigs.; Estudios, págs. 25 y sigs.
Para Ia
poesfa medieval en conjr:nto, en una selección crltica, véase
A. Carballo Pícazo, La situacíón actual de los estudíos de métrica espa. NOTAS PRELTMINARES
ñol¿, <Clavileñor, año VII (1956), n." 40, págs. 54 y sigs. Un detenido eg
tudio monográfico del -mesler de cle¡ecía se encuentra en J, Saavedra Como en los demás países románicos, también en España
Molina, El verso de clerecía, aparecido póstumamente en el nBoletfn de
Filologfao (Chile), tomo VI, 195G51, páes. 25T%. Incluye la bibliografia
h rima (en sus dos formas de asonante y consonante) y
es el
distinguen tres clases de rima: esdrújula, llana y aguda. Ya en los Cancioneros del siglo xv los versos
que se dijo en la medida de las sÍlabas, la termináción
Ig¡¡¡ Á"n"iuen las rimas.
lla¡¡ lrá.¡¡'r.' llegaron u.:'Ti-' pl:,i * li
.1 ]": pesar
es también en la rima la más común y normal, mientras que más sistemático "1::l?'-il1:9::
en el Romanticismo. A
rimas esdrújulas y agudas se consideran menos frecuentes. hs ii^^,'V esto se hizoya eh el Canciottero de Baena (especialmente
una poesía suele emplearse la misma clase de rima, si Uien
¡o l- ,"á existieron los versos sueltos y rimados acabados con
nlunerosas excepciones con respecto a la esdrujula (sobre
haj ,'" üiU"rundino),
fueron descubiertos como lecurso artístico
en la literatura antigua) y a la asonante; y también existen
ts¿s lutuU.ur esdrújulas
u5ss sólo en el Renacimiento por influencia italiana, y
que permiten pasar de una clase a otra. int"n"iotru¿o
empt"uaor sobre
todo en casos como la poesía pastoril italiana,
a) La rima consonante esdrújula (váIid.o: cátido) es menos i".""tot y en versos sin rima. Siguiendo el ejemplo del esdru-
frecuente por diversas razones. palabras esdrújulas no se "n importante, Bartolomé Cairasco de Figueroa, las
da¡ iulista más
en cantidad; sin embargo, se dispone de un número suficiente,
iimas etdrújulas se pusieron de moda por algún tiempo en
como lo demuestran entre otros muchos, los Tergos esd.rucctolo5 de poesÍa itaiianizante; a fines del sigio xvr y prin-
otras formas
de la Diana enamorada de Gaspar Gil poro s, los sonetos esdru. xvrl alcanzó esta moda su culminación. En tiempos
cipios del
¡ulos de Lope de vega ó o la Fábula XLII de Iriarte ?. pres pósteriorcs las rimas esdrújulas desaparecen casi por completo,
cindiendo de las parabras esdrújulas obtenidas por añadiclura casos especiaies donde se mantienen por razo'
ialvo en algunos
de enclíticos en las formas verbales (resérvame, gustándora, nes de estilo. Sin embargo, siguen usándose generalmente sin
posibles, pero evitadas en una poesia de tono elevad-o), se
con rima y esparcidas, por sus efectos rítmicos. La poesía Il cinque
siguen en un cierto número palabras proparoxítonas; hay que maggío de Manzoni, imitada en todo el mundo, da lugar a una
contar con algunas que en otro tiempo tenían una pronuncia. ola del uso del esdrújulo en el Romanticismo español e hispa'
ción llana, o por lo menos su empleo era indeterminado, espe- noamericano
E.
cialmente en el caso de los nombres propios de la Antigüedad: consonante llana o grave (llanto: santo ) es la
Penelope y Penélope. La razón de que, con todo, la rima
b ) La rima
con. forma más común y normal de todas, conforme al predominio
sonante esdrújula se emplee poco (salvo en casos cle poesía
de las terminaciones paroxítonas en el español. Por sinéresis
humorística o satírica y circunstancial), hay que buscarla más y diástole puede absorber también palabras esdrújr:las, y por
bien en que las palabras esdrújulas por su significación son
en su mayor parte de procedencia erudita. por otro laclo, esta
clase de rima se rechaza por razones de gusto, pues alarga
el t Para más detallada orientación, indicamos: Elías Zerolo, Noticías
verso una sílaba, pudiendo cambiar de esta manera su ritmo.
de Cairasco de Figueroa y eI etnpleo d:I terso esdrúiulo en eI siglo XVI,
En especial, la repetición regurar de la rima esdrújula se sintió en Legajo de Varíos, París, 1897, págs. l"1O{. Erasmo Buceta, Una estrofa
evidentemente como forzada, y por eso desagraaatte. En cam_ de rima ínterior esdrúiula en eI "Pastor de FíIida", RR, XI, 1920, págs. ó1-
bio se consideraba favorabre en flexibiridad ritmica, y por esto 64i Proparoxitonisnto v rínta encadenada, RR, XII, 1921, págs. 187 y sigs.
se la empleaba en los primeros hemistiquios (así, Jórder, Forrnen, págs. 83-97. John T. Reid, No/es on the history of the
de arte mayor), o en versos sueltos que no tenian"., "l u".ro
correspon-
verso esdrújtrlo, HR, VII, 1939, páes.2ii-294. D. C. Clarke, El verso es-
drúiulo antes del siglo de Oro, RFH. III, 19.11, páes.372-371; Agudos and
esdrújttlos ín ltalianare verse in tlte Goiden Age, PMLA, LIV, 1939, pá-
ginas ó78{84; EI esdrújulo en eI lrcnistiquío del arte ttaj'or, RFH, V,
s NBAE, VII, págs. 440141. 1943, págs.263-275. Emilio Carilla, El terso esdrújulo en.4tnérica,.Filolo-
¿ Comp. Jórder, Formen, págs. g3-92. gia", I, 1949, págs. ló5-180. Los articulos citados ofrecen más indicaciones
7 El gato, el lagarto y el griilo, BAE, LXIII, pág. 14. bibliográfrcas.
wnsrrrcec¡ó¡¡ rsr.
- 3
{
70
_ ManualaJe persificación espaq
B) La AsoNANcr.l. Esta forma de ri uri
¿--
- paso arúi uta'- s:
a ra asonan"r,*u -"ttionada
últ¡
mente constituye el 4. Asonant eseesreti"re :1t.1^I" fl,.t1l,l"ii;Í3
:Ti1 i"fonético' hay que añadir
de manera pur."iau a la consonancia. a, que puede clasifiq .-n;^1i'áit" a su aspecto
servirse de las condiciones mencionadas
T;""!rti rf-u ypu^t¿" así murciélago..feudoimenos; metrcípoli.'
l. Asonante perf ecta o corriente. _
cia exacra de todas las ,rocal"s, Exige Ia correspo¡6u li"r"i"l y c) 3:
i1o1",".r"r 1-rjpiá"r.. o'o{rÍ'ro, fre'
Iu u'o"a""i;"1is;, sarcjn; * comienzos de la poesía estrófica en España era
i'## ffi::$: mentir¿; Á'u.uui¡
*Jni" Á"z"lat consonancias
y asonancias en la misma obra'
Dar^2medidaquerospoetasprogresaronenelusodelarima'
2. Asonante d.iptongad.a o atenuada. :.:'""; r" r¿u¿ Media iban aparrando la asonancia de Iaevitarcon-
ha de
a) Cuando un diptongo o triptongo Y^\i.¡"". Para no enturbiar el efecto de la rima' sedererminados
como no sea que se busquen
rima en asonant :::;-;"rclen,
vocal sJra: cileo'"'ino; t l*,;; estilÍsticos. En el siglo xvt se encuentran ocasionalmente
;rftl"":H:::pondiente \ .-"ies d€ versos csn rima consonante, que ademáS presentan
b) forman asonancia diptongos
Jv¡ '--
así en Boscán, Garcilaso y Luis de León
¿; más tarde'
,:::ir:" o triptonsosd como defectuosos' l¿ asonancia'
,ñ "Áo"ig", fueron criticadosmenos
"lonun"it;
o,"",,x'J;:i,"":"f,:i"x1"H:;ü:]po,o,,*,* la versificación sometida a reglas' admitió
c )
Cuando riman u.orrárrie diptonlos ""rá "r*-¿e la presencia
Ili"¿", los tiempos poética, esporádica de la consonancia.
decrecientesi p."., .g" .0, en poesías aconsonantadas y aso-
e. tierra: "r""i.rt",
.deuáa;¿lrr",-rig". é"g0" sea la forma
diptongos y triptongos sóro U en forma regular o arbitraria
Iuiru¿^, pueden aparecer a veces
como prena determina la tormacion
¿-"1"-".olrun.i, versos sin rima'
mientras que las otras vocales '';;;,]ir"rur,.,o,,,
en furrci;;;; **
vocal o semiconsonante no 2tEstonoexcluyequeenlasmismasformascultasyenlosSiglos
cuentan a efectos de I¡ Oro aÍ)arezcan ocasionalmente rimas asonantes entre las consonantes'
rima. Así quisierais es aso de
-En7i-co"r.
licencia¡ pues el de Baena se han comprobado setenta casos de esta índole;
esquema de la rima muchos. Sobre porme'
n:?2:de Jontunao con lo extenso de esta colección, no son
"" r...t, t¿ut" Le Gentil, Formes, págs' 116 y sigs' Respecto a Lope' hay
3. Asonante simulada o equivalente._Con qu. lemitit al mencionado articulo de J' H' Arjona (HR' XXIII' 1955'
este término l2g). EI mismo autor discute las faltas conrra las reglas de
denominan ras asonancias bisilabur-lr" se il;;. l0g
de atribución, en Did Lope de Vega
se consideran equival"ll:r, en ra sílaba postónica ir-¡'ou como criterio en cuestiones
¡ y i^ .n unos casos, y Ia ,r¡¡¿ 'EI lacayo.fingidou2, ostudies in Philologyr, LI, 1951, págs' 42-53;
u y o en otros: nace: cóliz; _!u
Venusi t€mplo.",_ v'.n ru¡r" ¡,náau.siai rhynes ín Lope de vega and their bearing ott the
Coqedias, HR, XXIV, 195ó, págs' 29G305'
iuthorship ol doubtfut
22 Por ejemplo:
que el más seguro tema con recelo
equivalence in Cancio perder lo que estuviere poseyendo'
Gentir,eá,^i,,";;,::".íí!':É.1T',i'iiií;'rf;,":ÍíZ.Aif::"r:,h Salid fuera sin du¿lo,
Rhyming techniqiel
,"..bi" ii v"i",i.frirraph Cómedi,as, salid sin duelo, lágrimas, corriendo'
ro{ . HR, xxilI, (Garcilaso, Egl. l, est' 11, BAE, XXXII , páe' 4)
rr"-"""*,,""r"i*^
lrjt:""1T,;,loj J,"*."i..o
á
poeta' nota *e j em pr os de ó",c
del verso W aé b' siei;.d; Eebeo ir
(cc, 3). "so
En la tercera estrofa de La Octava Rimo de Boscán alternan rimas en
n¡a 6a <.d.4
r
72 Manual de versifica"-ron
"tlonoh
o alterna: abab cdcd, etc. [¿s rimas
3, La rir.na cruzada -
se, separan por otras que se interponen entre
IIPOS FUNDAMENTALES
& cofespondientes
LA DrsPosrcróN DE ra l,itW. ¡""r"a
de su.historia como forma autónoma, véase luego
coN.
SO¡{ANCIA Y LA AS0NANCI¡ ia redon¿ilta.
Por lo demás, las rimas cruzadas se emplean a
de composición en estrofas largas. Los
Irnu¿o como elementoesta disposición de las rimas se Ilaman
A) firárttofot que tienen
LA RrMA FTNAL. El lugar de la asonancia y la consonancia
es el fin del verso.- De las múltiples posibilidades de combina. también serventesros'
ciones de la rima, que indicaremos al tratar de las clistintas
formas de estrofa, mostramos ahora los siguientes tipos fund¿. 4. La rima abrazada o chíusa: abba cddc, etc.- En ella hay
mentales: dos parejas de rimas, una de las cuales encierra la otra. Es Ia
torma más frecuente de la redondilla, por lo cual se empiea
redondilla también para esta disposición de las rimas.
l. La rima continua: a aaa, etc.- Esta forma muy sencilla, el término
conocida ya en la poesía latina de los sigios rv y v, es la propia por lo menos, es un elemento frecuente de composición para
de series de versos largos (laisses) del poema épico que emplea otras estrofas (copla de arte mayor' soneto, etc.).
De entre los juegos posibles en la rima
24, citaremos sólo la
la asonancia. Manteniendo el esquema de la asonancia, por se.
paración del verso largo en dos, nace la forma del romance rima en ecoÉ, mediante un ejemplo de Baltasar del Alcázar:
(ab cb db eb..., etc.) con enlace en los versos pares por asonan
G¡¡J¡l: En este lugar me vide
cia, mientras que los impares no tienen correspondencia. Este cuando de mi amor partí;
esquema, aplicado a la poesía estrófica, representa hasta hoy quisiera saber.de mí,
la forma rnás frecuente de poesía asonantada. La rima continua, si Ia suerte no lo impíde:
reunida en grupos de cuatro versos aconsonantados, alcanza Eco: Pide.
pasajera importancia literaria en la cuaderna vía, en la estrofa G¡tlx: Temo novedad o trueco,
que se suele llamar tetrástrofo monorrimo. que es fruto de una partida;
mas,. ¿quién me dijo que pida
2. La rima pareada; aa bb cc dd, etc.- Procede probable. con un término tan seco?
mente de la poesía latino-medieval, donde quizá se originó de Eco: Eco.
la separación de los versos largos, mediante la rirna leonina2¡.
Por lo que respecta a su empleo autónomo de estrofa o serie, B) LA RrMA TNTERNA. Las rimas que regularmente se pre-
véase luego el pareado. La rima pareada aparece además como -
sentan en el interior del verso, se llaman rimas internas o in-
elemento de composición de varias formas de estrofas (redon- teriores, y formaron parte de los artificios o galas del trovar.
dilla, octava, etc.).
2a Aunque la mayoría de los juegos de rima provenzales se documen-
tan en Cancioneros del siglo xv, cabe decir que los españoles los usan
23 En latín eersus leoninus es un hexámetro en que riman la mitad
con bastante discreción. Comp. I¿ Gentil, Formes, págs. 12i ló0.
y el final de verso: Limus ut hic durescit, et haec ut cera liquescit, Vir- 25 Marcel Gauthier, De quelques jeux d'esprit. II: Les échos, RHi,
gilio, BucóIíca VIII, El. Comp. L. Kastner,, Des diflérents se,,ts de I'ex- XXXV, 1915, págs. ,i-76. Emilio García Gómez, Una mutassaha andaluza
pressíon 'rime léonine' au moyen4ge, cRevúe de philologie franeaise et 'con eco', .Studia philologica. Homenaje a Dámaso Alonso", II, Nfadrid,
provengale>, XViI, 1903, págs. 17&185. l9ó1, págs. 7$78.
74 Manual de versificación espa¡o¡o
Según el enlace de la palabra rimáda en el interior del ve Con muY grant desseo; mi cuYta es tal
se distinguen varias clases de rimas internas, de las jlf Que por ningunt tienpo oon tomo alegria,'
cionaremos con brevedad las dos más frecuentes. "r'ruf". Con esta Pottia a guis de leal
l. Siguiendo el modelo de los rims empeutatz o mulüpli. t"'l
(canc' de Baena,D" 145)
catius de los trovadores, la rima interna fue emplea¿¿ en
h
Edad Media española como adorno adicional para aumentar h caso la rima interna sólo tiene la función
sonoridad de los versos, enlazados ya por la rima final. Las rir¡¡g También en. "sl:
internas del hemistiquio y las finales eran, por lo general, i¡¿o r- .n adorno rncrqental. Más tarde este tipo de rima interna,
provenzal, tue emplead:_::i:Y"almen-
pendientes unas de otras: ;;ft;;" laprocedencia A Matitde de Espronceda (1832)''
Tl,l¡r
íet en Poesía'
'.o'UJ,
Muy aho sseñor, non visto aduay, rt"".t"nte es el otro tipo de rima interna que en el
Nin visto colbr y Siglos de Oro tuvo por modelo la obra de los
de buen verdegay, n"í""i-i""to este. caso la rima interior, que también está en el
Nin trobo discor nin fago deslay, ilil;rt. En
Pues tanto dolor yo veo que ay; r]-irtiqoi", sustituye la rima final' y entonces la combinación
el fin de un verso y el ñn del hemis'
t...1
(Canc. de Baena, n..
il'],,,. ,Uto existe entre los finales de verso entre sí que'
452)
ñjio del siguiente, mientras
dan sin rima:
El ejemplo dernuestra que esta clase de rima interna pone
en peligro la unidad del verso. En estos casos se podría dis Ya sabes que el objeto dese¿do
cutir si todavía se puede hablar de versos largos o ya de suele hacer al cuid'ado sabio Apeles,
combinaciones de versos cortos x. tjltimamente E. de Chasca que con varios pinceles, con distirfa
defiende la existencia de una rima interna de esta naturaleza color, esmalta Y Pínta l.'.'l
en gran número de los hemistiquios de la primera parte de (Tirso, El pretendiente al revés, lf, ll
los versos del Poema del Cid:
Dixo Rey don Alfons: .mucho me avedes enbargado. El tipo italiano de la rima interior aParece por primera vez
en Espana en la Egloga II de Garcilaso, que siguió
probable-
Regibo'este don que me avedes mandado;
plega al Criador con todos los sos santos mente el modelo de Sannazaro'
t...1
(Versos 2147-9)
LA RAREZA DE I.]I RIMA
Menos frecuente, y generalmente limitada a unas pocas líneas
de la estrofa, también se encuentra en la Edad Media la rima
entre fin del verso y fin del hemistiquio siguiente: El caudal de rimas que admite la fonética del español es
muy rico y variado. La Edad Media se sirvió ampliamente de
Oydme, varones, qué cuyta e qué mal ellas demostrando, como ya mencionamos, alguna predilección
Sufro penssando de noche e de dia por las rimas homónimas. y parónimas. Sin embargo, a cG
2ó Comp. Lang, Formas, págs. 512 y sigs. (Encadenad.a, Arte ile). ? BAE, IXXII, páe.37.
{
mienzc¡s del Renacimiento el gusto literario cada vez *e.l}. A. Bello, De las tíntas consonante ! asonante, Obras com'
-n,nrrocRAFf¡: 787-20L. F. Robles Dégano, Ortología de Ia lengua caste'
gente estimulaba la renuncia consciente a las consonancias que ,^Ti--Vt.
pLa'q¿' ' págs.
Pto'--' ,.)
,r^A.i,f lon( E.
1905. F Renof f)iecionnrio de
Benot, Diccionarío r1p, asonantes !1) consonantes,
eran fáciles de encontrar. Desde entonces, además del aspectq lln¡70' wto""-'
t:::';;f,
1893. H. R. kng, observalóes as
rímas da Cancionero de Baena'
fonético de la rima, se daba importancia también a la ca[.
dad de las combinaciones, y se buscaba la rareza en la ¡¡s. iiiiJ"ia"r" de estudos em honra de D.' Carolina Michaélís de Vascon'
')1,r. Co¡^vra, 1933, <Revista da Universidade de Coimbrao, XI, pági-
ma, que según Bello es definible así: .[-a consonancia tanto ':i--íildSZ. Le Gentil, Formes, págs. 111-160 ('Simplicité, négligence et
más agrada, cuanto menos obvia parece> 4. De estas exigenci¿¡ '-'1"n"..tr.. Rimes intérieures et allitérations. Rimes rareso). R. de Balbín
se deducen las siguientes restricciones en el empleo de las rir¡¡¡. i-.1."" ¡trrto de Ia rima, RdL, 1955, págs' 103-111' A' Rabanales, Obser'
en la poesía moderna española: :,:;;;;rt acerca de Ia rima, RoJb, VII, 1955-56, págs. 31s329. Sobre la
I ) Por regla general no debe rimar la misma palabra (rir¡¿ .1I" iot"rio. en eL Poema det Cid, cap. XI, <fuma interna', de Edmund
idéntica) ni siquiera cuando una vez es empleada en sentido O.'ónur.u, El arte iuglaresco
en eI 'Cantar de Mio Cü', Madnd, 1967,
figurado 2e. No obstante, la misma palabra rima a veces en sus pásinas 217'235'
distintos usos morfológicos (el cielo : del cielo). Esta licencia
de rima, que se da, por ejemplo, en Lope de Vega, debe de dedu.
cir su justificación artística del poliptoton de la retórica.
2) Como consonante débit o pobre se señala la rima de dos
palabras fonéticalnente idénticas de significados distintos (rim¿
homónima): amo : amo (sustantivo y verbo).
3) Se debe evitar también la rima entre palabra simple y
forma compuesta (rima parónima), a no ser que no se sienta
ya Ia correlación, como, por ejemplo, en el caso de precio y
menosprecio.
4) Tienen también poco valor las rimas entre formas
morfológicas (desinencias de la conjugación, sufijos, etc.: don
mida : vivida, sentimiento : pensamiento) porque carecen de
fuerza expresiva y son fáciles de encontrar.
5) Finalmente se debe renunciar a toda clase de rimas gas
tadas por su frecüente empleo: gloria : victoria.
NOTAS PRELIMINA&
Esta forma de poesía sin rima debe su origen al empeño de
los poetas Por acercarse a la
Los versos españoles riman o en asonancia o en consonanciq poesía de la Antigüedad, incluso
Sin embargo, algunas formas de estrofa y de poesía en versg con renuncia de la rima, a veces despreciada por los humanistas
rimado contienen a veces versos sin rima, insertados regurar. como bárbara. Siguiendo los ejemplos de G. G. Trissino, L. Ala-
mente I o sueltos 2; estos versos sin correspond.encia de rinu manni y Bernardo Tasso, Garcilaso la introdujo en España
se denominan en la métrica española (con término poco acer. (Epístola a Boscán). Su estructura rítmica, poco satisfactoria
tado) versos sueltos, blancos, y a veces también libres. al principio, sólo tuvo éxito realmente en la traducción del
Aminta de Jáuregui (1ó07). Hasta muy entrado ya el siglo xvrrr
los versos sueltos, por lo general, se empleaban modestamente
Los vERSos
para forrnar combinaciones en comedias polimétricas 3, en la
SUELTOS
En el sentido estricto de la parabra se entiende por versos poesía inspirada en la Antigüedad y en algunas traducciones
a-
sueltos o blancos el empleo regular o variable de series de En estos dos últimos casos, el verso suelto se usó mucho entre
endecasílabos, heptasílabos y pentasílabos, de una sola clase Ios neoclásicos; -v tanto Io marcaron con su selio, que hay que
o en combinación, sin rima, según el modero cre ros versi sciorri emplearlo con mucho cuidado en las traducciones s, pues se des-
italianos. La renuncia a Ia rima y, por consiguiente, a la dispo liza fácilmente hacia lo que puede parecer pompa retórica y
sición estrófica rnás común permite formalmente ra expresión
de las ideas en forma más inmediata, y en Ias traducciones fa. 3 Así en las ccmedias de Cervantes su proporción oscila entre el
cilita una mayor ñdelidad al original. La falta de rima y sus 30/o (I.a Numancía) y el 21 % (EI trato de ArgeI). Yéase Obras comple'
tas, YI, ed. Scheviil-Bonilia, Madrid, 1922, al final de la Introducción y
funciones, sin embargo, tiene que compeflsarse por una estruc. páginas 2G23.
tura rítmica especialmente cuidada y fluida de los versos. 1 No obstante, las más famosas traducciones de obras clásicas de esta
I Así en los romances y en las formas arromanzadas, donde todos época, como la de la Farsalia por Jáuregui, de la Tebaida por Juan de
los Arjona y terminada por Gregorio Morillo, y otras, están escritas en
versos impares quedan sin correspondencia en la rima.
2 Así en los estribirros de tres versos (abb), que forman las octavas reales.
cabezas s Véase la reseña de una traducción de. poetas elegiacos griegos
de los villancicos. (año 1941), por lúaria Rosa Lida, en RFH, [V,1942, páe.402.
r
80 Manual de versificación es 81
lañotq Versos sin ríma
afectación vacía. La trad.ucción de la llíad.a d.e Gómez Hñ que es la tierra el camino
silla y la poesía de L. F. de Moratín Etegía a las Musa, o sirvel del cuerPo,
de ejemplo representativo. En la época modernista (Saivad¡¡ que la trar es el camino
Rueda, Rubén Darío y otros) se reanimó el empreo der ver5q del alma.
suelto después del desuso en que Io habían tenido los ro¡¿¡. (Juan Ramón Jiménez, Nocturno soñado)
ticos. También citaremos los tres mil endecasílabos sin r¡¡,
del Cristo de Velázquez de Unamuno. En menor proporción
cultivaron F. García Lorca, V. Huidobro y algunos poetas cs¡.
16 EjemPlo II:
temporáneos, en tanto que otros, como A. Machado y E. Gonzá. La esPera sosegada,
lez Martínez, lo evitan. esa espe¡anza siempre verde,
pájaro, paraíso, fasto de plumas no tocadas,
inventa los rantajcs más altos,
donde los colmillos de música,
LoS vERSoS LIBRES donde las garras poderosas, el amor que se clava,
la sangre ardiente que brota de la herida,
Hay que distinguir, tanto por su asunto como por la terr¡¡. no alcanzará, por más que el surtidor se prolongue,
nologia, los versos sueltos clásicos, de los versos libres en el por más que los pechos entreabiertos en tierra
sentido del verslibrisme francés, según se introdujo a finales del proyecten su dolor o su avidez a los cielos azules.
siglo xrx en la poesía hispánica. para distinguir este nuevo sen (Vicente Aleixandre, La selva y el mar)
tido de la libertad en el verso del antes indicado, no hay que
fiiarse tanto en la ausencia d.e Ia rima como en la variedad mé.
trica de los versos, y también en el aprecio superior en que se B¡¡rrmnerfe: aJ Verso suelto: Ant., X, págs. 206208 (erróneamente se
tiene a Ia asonancia frente a la consonancia. El uso de versos atribuye a Boscán la introducción de los 't'ersos sueltos). E. Mele, L¿s
de medida diferente tiene varios grados en su manifestación poesías latinas de Garcilaso de Ia Vega, su pernTanencia en ltalia, BHí,
que van de.sde la adopción de determinados versos v estrofas XXV, 1923, especialmente pág.367. E. L. Rivers, The Horatian Epistle
poéticas ya existentes (en especial de la silva) hasta ei sjntapma and its íntroduction into Spanish literatttre, HR, XXII, 19i-1, págs. 175
rítmico del poema enteramente libre, que se adapta sin limi. y sigs., especiaimente págs. 18.{ y sig. T. Navarro, Métrica; en el indice:
taciones a la <endecasílabo sueltoo.
de expresión del poeta, como lo hace la
prosa. 'oluntad b) Verso libre: P. Benito Garnelo, EI Modernisno literario español.
Ejemplo I: El verso libre, uLa Ciudad de Dios,, XCVI, 1914, págs. 34-16. Roger D.
Bassagoda, Del alejandríno aí vcrso libre, BLAL, XVI, 1917, págs. ó5-113.
La tierra lleva por la tierra; T. Navarro, hlétrica, pirgs. 4-13-145 -v 178-181, con más indicaciones biblio-
mas tú, mar, gráficas. Francisco López Estrada, A4étrica española del siglo -YX, Ma-
llevas por el cielo. drid, 1969, libro que complcmenta el presente estudio en lo refercnte
¡ Con qué seguridad de luz de plata y oro a las cuestiones de 1a métrica nueva.
nos marcan las estrellas c) Poema en prosa: Cuiliermr Díez-Pllja, Eí po:rnd eil prosü. en Es-
la ruta ! diría pafra. Estudio cítico y antología. Barcelona, 1956.
-Se
ó BAE, II, pág, óll
r
80 Manual de versí'ficación 81
espa¡o1o
Versos sin rima
afectación vacía. La traducción de ra llíada de Gómez Hñ que es la tierra el camino
silla y la poesía de L. F. de Moratín Elegía a las Musar u ,l.u.i del cuerPo,
de ejemplo representativo. En la época modernista (Salva¿s¡ que la trar es el camino
Rueda, Rubén Darío y otros) se reanimó el empleo del ver5q del alma
suelto después del desuso en que lo habían tenido los rorn6¡. (Juan Ramón Jiménez, Nocturno soñado)
ticos. También citaremos los tres mil endecasílabos sin rir¡¡
del Cristo de VeldTquez de lJnamuno. En menor proporción
cultivaron F. García Lorca, V. Huidobro y algunos poetas ss¡.
¡i EjemPlo II:
temporáneos, en tanto que otros, como A, Machado y E. Gonzá. La espera sosegada,
CLASES DE VERSOS
r
C,rpfrulo I
Br glsfr,lso
El verso de una sola sÍlaba no es posible según Ia manera
de medir en español; la palabra monosilábica, constituida en
verso, cuenta otra sílaba más, en la medida como tal.
por tanto, el verso español más corto es el bisílabo que
üene el acento rítmico en la primera sílaba. Cuando se su@den
varios bisílabos en serie se obtiene un ritmo de troqueo:
Noche
triste
viste
ya
aire,
cielo,
ff::
(Gertrudis Gómez de Avellaneda, La no
che de insomnio y el alba, Fantasía, 1849).
tran, entre otros, Zorcilla, Avellane <l a y Bécquer. La forma ¡q¡. . Hizo el Amor la cuerda. óoo óo óo
f'l
mal es la polirrítmica, con frecuer----:rcia en la variante dactílica. L...1
(Gutierre de Cetina, Anacreóntica:
A pesar de la predilección del Modernismo y de la poesia <De tus rubios cabelloso)
de época más reciente por los ver-sos largos, el hexasílabo ¡¿
logrado mantenerse frrme en su Lr- so como verso de combina. B Islas blancas Y verdes óo óoo óo
ción, al lado del heptasílabo, reanirr-.ado otra vez por la partició¡ flotan sobre la. niebla' óo ooo óo
del verso alejandrino. Sirvan de eje rnplo: Rubén Darío ( La dan (Francisco Yighi, Amanecída en Peña-I'abra)
za macabra y Raza), Valle Inclán tRosa de Belial, Vitrales v
otras), Villaespesa (La rueca); de l: poesía contemporánea, haí
que citar a Pedro Salinas y a Jorge Guillén.
La variante B sólo se usa en forma carente de autonomía,
por
dentro del heptasílabo de uso polimétrico, condicionado
La variante A tiene, por lo general, la misma
encabalgamiento.
sL HrprAsftABo función, pero por su acento claro en la cuarta sílaba
obtuvo en
rítmica ¡s'
el Modernismo limitada autonomía
El verso heptasílabo se presen --ta en dos tipos principales,
denominados según la terminolog--s tradicional yámbico (- -) Resumen histórico: Documentado desde San Ambrosio de
y anapéstico (- - -). Desde el puntr------r de vista del ritmo, se clasi- Milán como una forma del dímetro yámbico, especialmente en
ficarían mejor como trocaico (con una sílaba en anacrusis) v Ia poesía hímnica latina, en España, como en Provenza, Fran-
dactílico (con dos sílabas en anacr-usis): cia e ltalia, el heptasílabo es uno de los versos más antiguos.
En España aparece, sin embargo, desde el principio, bájo influen-
El sabio con corona oóa oo óo trocaico
cia extranjera. Tanto el heptasílabo español como su correspon-
como león semeja, oO< óo óo
diente francés, el hexasílabo, son de origen discutido, y no se
trocaico
la verdad es leona, OO f ¡3 óo dactílico
la mentira es gulpeja. oo ó<o óo dactílico explican satisfactoriamente partiendo de una procedencia única.
Al lado del posible origen latino, hay que tener en cuenta según
(Sem Tob de Carrión) sea el género literario, época y tipo de verso, una posible proce-
dencia desde el a(ejandrino (por emancipación de los hemisti-
Cada una de las variantes pued e continuarse en larga serie quios), v también desde los decasílabos francés y provenzal
de versos, pero, por lo general, la- s dos aparecen combinadas, (correspondientes con el endecasílabo italiano), que tienen la
con predominio de uno u otro tipr-. disposición 4 +6'ro.
3ó BAE, LXIII, pág. 587. 39 Comp. el ejernpio de Salvador Rueda, uQué viejecita eres¡, citado
37 BAE, LXVII, pág. 47.
por T. Navarro, Métrica, páe. 497.
3E BAE, LXI, págs. 82-8ó. 10 Comp. Suchier, Verslehre, págs. 72 y sig' El verso de seguidilla es,
vER.srFrcAcróN psp. 4
-
100 Manual de persificaeión españoh
^,^.o" da
gersos: el hePtasílabo 101
cada vez más el intenso empleo de la apócope y de la contr¡c. -O*""rg- se encuenffan poeslas escritas por entero en hepta'
ción, que por influjo francés, árabe y catalán hubiera podido
inclinar la lengua literaria de Castilla hacia un carácter oxíto¡q. t"33i"i; Manuel de Villegas inicia un brillante incremento
Con esto el español recobró también en la lengua poétic¿ ¡¡ -- It ,5o del heptasílabo a principios del siglo xvrr con
sus
acentuación predominantemente paroxítona que es la más apro
|fr,rW anacreónticas y traducciones (en parte, del mismo Ana'
piada para el ritmo del octosílabo. fflnrc)r; tanto por el as'nto como por la disposición poli'
II. En el segundo periodo de su historia el heptasílabo s, }rÁi* de estos heptasílabos se echa de ver el influjo del
una im¡rortación de Italia. Como pie quebrado del endecasílabq Chiabrera (1552-ló38), el cual, inspirándose en
ir¡¡,*" Gabriello
y especialmente en Ronsard, puso de rnoda en su
italiano en la canción petrarquista y en otras formas italianas, il Veyua",
se emplea regularmente, a veces más, a veces menos, desde autónomo, que había caído en olvido durante
la3¡ta- el settenario
en La Dorotea (1632) de Lope de
ílrgo ti"^Vl Las
Boscán. En su forma autónoma aparece acaso por primera vg¿ <barquillas>
en la poesía Anacreóntica, de Gutierre de Cetina'fl, escrita s¡ lií^ se¡ul^n otro período en la. historia del heptasílabo. El
ooñut" viene (como en el caso de la lira) de laprimer
forma de romancillo, que parece imitar un modelo italiano hasta palabra que
ahora desconocidos, y es de fecha muy anterior al año 1554q. ,iru" a" tema a la poesía y que aparece en el verso
Asi este uso precede a la renovación del heptasílabo realizada (upobre barquilla mía>). Lope mismo llama a estas poesÍas en
por la Pléyade bajo Joachim Du Bellay ( La chanson du vanneur heptasílabos, escritas en forma de romancillo, unas veces ende'
de bIé, 1558) y Ronsard, tan importante para la poesía occiden ctt-as, y otras, idilios
piscatorios. En ellas se aúna la disposición
tal. Este primer intento español no tuvo probablemente ningún básica de la endecha tradicional (hasta entonces de seis sílabas)
efecto. Los heptasílabos sin rima en las dos tragedias de Jeró con el heptasílabo, preferido desde Villegas para la poesía corta
nimo Bermúdez (1577) que tratan de Inés de Castro, siguen muy inspirada en la Antigüedad; la poesía elegíaca siguió así hasta
de cerca modelos portugueses e italianos s0; y la oda en hepta. entrado el sigto xrx. En cuanto aI ritmo en Lope predomina
sílabos de Francisco de la Torre, "Dafnis, estas pasionesu sr (ha. el trocaico, el mismo que luego usan los neoclásicos, Y €il
cia 1580), emparentada por su temática con ellas, tiene un¿ mayor grado los románticos.
forma completamente distinta (cuatro estrofas de quince ver. En los volúmenes de la uBiblioteca de Autores Españoles>
sos, sin rima). funto a esto, el heptasílabo persiste hasta los dedicados al siglo xvlrr, se halla un cuadro de la amplia difu-
últimos años del siglo xvt, en que Góngora aparece con algunas sión del heptasílabo en endechas, letrillas, odas, romances y
poesías escritas en este verso s2; en este período sólo muy aisla- octavillas agudas, nuevamente restablecidas, en Arjona, Arriaza,
Meléndez Valdés, Moratín, Dionisio Solís, Vaca de Guzmán
y otros.
47 BAE, XXXII, págs. 43 y sig. En el Romanticismo el heptasílabo sigue siendo un verso
lE Véase A. M. Withers, The sources of the poetry of Gutíerre de Ce- bastante frecuente, especialmente en las poesías polimétricas,
fin¿, <Publicatíons of the Univ. of Pennsylvaniao, Philadephia, 1923.
ae R. Lapesa, Gutíe¡re de Cetina; Disquisiciones biográficas. <Estudios como leyendas, escaias métricas y octavillas, entonces de moda.
Hispánicos. Homenaje a Archer M. Huntington>. Wellesley, Mass., 1952, Los neoclásicos, tras el ejemplo de Metastasio, habían enri-
páginas 3ll-326. quecido la disposición rÍtmica de este verso con las terrnina-
50 Véase Morley, RFE, XII, 1925, pág. 398.
sl CC, 124, pág.35,
s2 La más temprana de las fechables es del año 1594, y es una queja s3 Citas en T. Navarro, Métríca, pág, ?lt, nota 35.
de muerte; BAE, XXXII, pág. 532 (<Moris!e, Ninfa bellao). 5l BAE, XLII, págs. 552 y sigs.
103
tOz Manual de versi'Íicación espo¡^u
\
ciones agudas; siguiendo modeios italianos, también se r,\
esdrújulos (sin rima) en Zorrilla y en.otros.
ll'"'^in":::^'-'"Ti.'il;13T3,':.::Ti3t"'il;il"li"oni:
:L:,;í;;^, <El verso de redondilla mayor se compone de
ocho
El Modernismo renovó el cultivo del alejandrino-.-{ pol\¡. ,il]:*;" Ias cuales la séptima será siempre larga, y la ocrava
mico, y esto trajo que se volvieran a usar los heptasilabos q
tlii*"'tt. p^rriendo de esta definición, la restante disposición
usos polirrítmicos, que desde el Neoclasicismo habían quedado ":::;;" es muy libre y variada. Como un verso de esta exten-
otra sílaba tónica,
arrinconados. Algunos ejemplos se encuentran en casi to¿q* ::,lT';"" normalmente, por Io ntenos,
según
apa-
en cual de las cinco
los poetas de la época (Martí, Unamuno, A. Machado, Lugo¡q. lllrrt |tn.t formas fundamentales, de palabra:
Darío, Valencia), sin que, sin embargo, el heptasilabo p¡sda caiga este claro acento
considerarse como verso de uso frecuente.
ir*;t"t sílabas por
en la l'' sílaba: mira los capitanes
En el siglo xx el heptasílabo recibe un nuevo impuho. en la 2.'sílaba: las ,?&¿stes de Don Rodrigo
comparable al del período neoclásico, convirtiéndose, en cua¡¡s en la 3.' silaba: el caballo de cansado
a la frecuencia de su uso, en el verso más importante de la ¡6 en la 4." sílaba: sus enemigos vencian
trica regular. Salinas y Guillén vienen a ser los representantes en la 5.' sílaba: que te lo demande el diablo
más notables; y también García Lorca y muchos otros Io sn
plean bastante en variadas formas de estrofa, algunas nuevas, También cabe
una sexta forma con un solo acento al final de
verso:
Br¡rrocnr¡f¡: Marcel Bataillon, Avénement d¿ la poésie heptasyllabiqyp v sin conmiseraciones 5ó
El octosilabo doble o épico (llamado por Nebrija ef piñ del Poema det cid, representante de una situación
romance) 6 se obtenía manteniendo la conciencia de que los
formaban unidad de verso, mientras que los hemistiqüos i¡¿o
dot Tí,"^l;'*^:s,'^-'"-1i1"^1::?:'?,":::'"':T:::,0:*:r?L::l:
-**"n r"pular, entonces este verso se funda posiblemente
Yluríiu""
tt"\i-ir.i^etro trocaico, que es el verso más largo de la poesía
pendientes formaron el octosílabo simple o lírico. Por lo general Prlcr r"'^-- ') con descuido en boca del pueblo, habría
se supone que sólo el octosílabo lírico, por su carácter trocaico, l^'rular latina; usao<
procede del tetrámetro. En Io que se refrere al romance co¡¡¡ P"l::;-^ oor pcrcler su carácter trocaico y el número fijo de
en dos
verso y como estrofa, hay muchas opiniones sobre su anti$i6 ?i:i;:.;"seivando de esta manera sólo la disposición
t"t::;i""t"s,
dad, origen y procedencia. Hay que buscar la razón de tahs cu)'o fin se marcaría por un fuerte acento rítmi-
divergencias en que los romances sólo se transmitieron en for¡¡. más precisa (si bien no rigurosa) del ver-
1".^'ü;;*,arizaciónrrente al del Poema det Cid se explicaría
manuscrita desde tiempos tardíos de su historia: cEl romance Romancero
"^ del^t.t"ttaclo
lo conocemos cuando se acerca al término de su evolución hacia de una nueva marera de presentar la obra al
llrti"
el molde silábico, y la cesura se está convirtiendo en pausa, di. oe su entonación melódica en lughr del reci-
-í,hlico valiéndose
solviéndose el verso largo en dos cortos, que tienden a regula. li¿". e¿".nas hav que tener en cuenta el influjo del tetrámetro
himnos eclesiásticos, y finalmente el del
rizarse bajo la influencia del octosílabo lÍricop ó?. Del punto de í"."r., (cultoD de-los procedencia popular o gallego-portuguesa'
vista que se adopte en cuanto a los romances como género po6 ociosílabo lírico de
tico (al que llamaremos Romancero), depende el juicio sobre En el resumen siguiente de la historia dcl octosílabo se
las cuestiones relacionadas con el origen del verso del Roma¡. corrsideraráhastaquépuntopuedetenersecomoversoespañol
cero y del octosilabo. Foulché-Delbosc, D. C. Clarkg y otros, ls iui¿.to"o Y qr:é modelos ajenos han podido contribuir
a su
írltimos
consideraron como una creación relativamente tardía, y creys i.rur.otro. Los descubrimientos e investigaciones de los octo-
ron que no serían más antiguos que su tradición manuscrita, En puesto de nuevo en discusión la procedencia del
uno, rrun
este caso hay que suponer el origen lírico de los romances, ,iiuuo contra la opinión, predominante sobre todo en
"rpánol. el
viendo, por tanto, en el verso del Romancero, el heptasílabo iu inu"rrigoción extranjera, cle que España habría recibido
provenzal o francés que pasó a Castilla, especialmente a través octosílabo de Provenza y de Francia a través de la poesía gallego-
de la escuela gallego-portuguesa. La opinión contraria, reprs pruebas que son de mucho peso, si no irre-
fortuguesa, existen
sentada sobre todo por los investigadores españoles, se funda i¡tuui"t; y los estudios, en particular los de M' Pidal, ,v los aná-
que
en particular en el carácter épico de los romances más anti. lisis rítmicos de T. Navarro, lo demuestran así. Los criterios
guos; ellos señalan su condición de verso largo, la asonancia defienden esta oPinión son:
y ia fluctuación silábica, para deducir de esto que el verso del
Romancero pertenece a la misma tradición popular del verso
I. La gran antigüedad del octosílabo 6, junto con la po-
pularidad que le es propia desde los comienzos de
óó Continuaciones del tetrámetro trocaico en versos largos en uso lf. su uso,
rico se documentan por primera vez en las tres poesías de Companho de II. El gran vigor que demuestra el continuo aumento en
Guillermo IX (1070-1127), dejando aparte las jarchas cuya antigüedad no la difusión de este verso durante la Edad Media, y
prrede Íijarse exactanente: C'ambedui me son jurat e plevít per sagrarnet
(versc.r 27 del Ve¡s que comienza: Companyo, faray un eers tot cwinen),
Véase Stengel, Verslehre, 6 72. G. Lote (Histoire du vers frat4ak, lI, óE El heptasílabo provenzal por primera
aparece en uso independiente
ParÍs, 1951, págs. 53 54) señaló su poca importancia en Provenza y Fran vez acaso en Cercamon, Car vei fenir n' \¡II)'
a tot dia (Jeanroy, Origínes'
cia en comparación con España. El heptasílabo francés no puede documentarse antes del siglo xrI. comp
ó7 H. Ureña, Versificación, pág. 15. Suchier, Verslehre, Pág. 71.
!F-
r10 Manual de versilicaciótt g3'h Versos: el
¡|e -- octosíIabo lll
-. --. *=
su extraordinaria resistencia frente ¿ f6dac lo.,-l\ - ----11^.1
Clases
r,^^;^-^^ hasta
L^^.^ fi¡es
4-
*-: ti: verso y la disposición claramente estrófica indu-
vaciones del siglo xrx, y su revitatizasl{ coÍfgctv idal a ver en esta estrofa de cuatro versos el testi-
en el actual. ^---
Rn.r i"t siglo xr y comienzos del xlr, que se iJ"*:
III. Su organización rítmica, distinta de Ia disposiciq 'iii,""i"¡",T:':;,1':.,".,":::::;::t^?,.T'l',l:".f
*1y:"-; basaría
rigurosamente trocaica de su paralelo, el hep6sn,
bo francés-provenzal. t,r"i?i"rilabo como verso autóctono ya popular en tiempos
y."t el desarrollo de esta teoría, se remonta hasta
llii*"itm;_latlnos
ios tiemPos
"'
He aquí ahora el examen detenido de Ios tres puntos:
I. El octosílabo es de los versos más antiguos de la poesh ''-;; hechos apo)'an, además, el carácter autóctono del oc-
comprobado antes y ahora
-:;;^ Varios investigadores hanhacia
española. En las jarchas de fines del siglo xr y primer¿ mitad la prosa española el ritmo del octosílabo,
del siglo xrr, aparece ya como el rivar más fuerte del hepta¡¡ ll"i."l"r.t" de ver oel metro más connatural al
labo, sometido éste a influjos ajenos; y más importante le6¡. ll-"- o"rmite en este verso
la admisión, por principio, de la
'r^i"^^"". Finalmente,incluso
sina'
vía que su documentación en los testimonios más antiguos, q en el del mester de clerecía, puede
la manifestación de su carácter autóctono entre el pueblo esp¡. ;i;;; el octosítabo,
,l*ir. pu.u afirmar,.su carácter popularTs'
ñol. En las jarchas se encuentran dos estrofas de cuatro versos,
cuyo número de sílabas parece ser enteramente correcto; una II. La extraorotnaria vitalidad que el octosílabo es
español
igualmente
¿emu"stra en todas
las épocas de su historia,
de ellas es una evidente manifestación de poesía artística por su procedencia autóctona. Ni el fuerte influjo fran-
irái.io de
el empleo del eneasílabo y de las rimas consonantes; la otra. de gesta en los siglos xrr y xrrr'
en cambio, está escrita en octosílabos, y no tiene rima conso ,¿s q"" sufrieron los cantares
nante sino nsonante, sólo en las líneas pares. El texto, segu[ iilu'"ntruaa de formas italianas en la época delpuebloRenacimiento,
ian podido dejarlo de lado en el aprecio del español.
Menéndez Pidal, dice así: "-A^p"ru,
de que en el Poenta del cid y en el Roncesttalles
Garid vos, ay yermaniellas, oredominan los hemistiquios en heptasílabos sobre
los octosí-
com'contener a mieu mali, iaUos t¡S % : 24o/o y 39o/o : 26 o/0, r€spectivamente)' en Los
mistiquios en octosilabos ya vencen el predominio de los r* épocas de ia literatura española, que Tomás
tasílabos (32 0,6 : 28 ots y 3L % : 30 o/0, respectivamente) Itlflff^}" distintas
A;,ü "nlasof.rece en su Métrica, parecen adecuados para distin-
tir del último tercio del siglo xrrr, el octosílabo Se proD¡* li"lorr" los componentes autóctonos y los ajenos'
también por la poesía juglaresca de asunto diferente a"r ¿iiT *'fitor primeros tiempos de la poesía española, el octosílabo
,. Jl u"rro principal de Ia lírica fluctuante. Se le emplea
después de haber sido ya hacia 1205 el verso preaominanti'lo en
la Razón de Amor. El mismo mester de clerecía abandoni lj".,l ritmicos, y ninguna de las tres formas fundamentales
pre-
después de la mitad del siglo xrrr la corrección siiábica otras. Frente al desarrollo posterior, resulta
los versos alejandrinos de Berceo, y cede al avance del hs¡¿ l"rinu sobre-lasla gran proporción de los tipos mixtos y dactili-
mistiquio de octosílabos. La Historia troyana potimétrica loór"n¿"nte haber sido en España las primitivas
1¡u Jr. frrur formas.parecen
hacia 1270) contiene más de mil octosílabos, frente 3 r'n estrictantente autóctono, que se continúa también
sólo ciento ochenta heptasílabos. El Libro de buen amor (l¡¡3[ ti o.,oril"Uo tipo trocaico, en ulla proporción distinta en cada
Jo, Uu:o del
1343) y el Rimado de Palacio (1385-1404) en el estado acrual tipo trocaico, que, por lo general, es más tarde la
Tpoca. El
de su transmisión manuscrita muestran la infiltración del ho Jlui*t" que predomina, fue descubierto v cultivado conscien-
mistiquio de octosílabos en el verso alejandrino de la cuader. teÍrcnte por el mester cle clerecía. El primer testimonio nos lo
na víá74. El Poema de Alfonso XI, d,e fines del siglo xrv. ofrece la Historia
tro)'ana; de sus más de mil octosílabos, un
ofrece, a pesar de su contenido épico, estrofas de cuatro versos
60% es trocaico.
Algo parecído, e incluso más favorable para
octosílabos de carácter lirico (abab) con irregularidades silá. el tipo trocaico, se encuentra en la cantiga Enz ttn tierupo
cogi
bicas, y ocasionalmente con asonancias. El octosílabo en la lloreszs, de Alfonso XI
(65 96), y en las poesías líricas del R¿-
obra del Arcipreste de Hita se acerca a la corrección silábical 'mado de Palacío (más del 60 %)' Fl que la forma trocaica se
en López de Ayala y en el Cancionero de Baena las fluctua. convirtiera, de pronto, en el tipo fundamental del mester de
ciones silábicas son bastante escasas. El Marqués de Santillana clerecia (que como escuela poética se abre a influjos venidos
lo perfeccionó, y en el siglo xv inunda verdaderamente la lírica de fuera en otras cuestiones), confirma Ia suposición de que
española eliminando casi por completo a su antiguo rival, el en este caso se recibiera la influencia del verso análogo de
heptasílabo. Con esto consigue convertirse en el verso nacional los trovadores por mcciio de la poesía gallego-po¡tuguesa; y
de los españoles. Hemos visto que el octosílabo se incrementa hay que tener en cuellta, además, que el mester cie cierecÍa
de modo continuo hasta el siglo xv, y llega hasta nuestros no logra aútn la fusión del octosílabo autóctono con el octo-
días, y que los versos venidos de fuera (el heptasílabo, el sílabo trovadoresco de carácter trocaico, pues ambos tipos sc
eneasílabo del mester de clerecía, el alejandrino y el de arte tenían por octosílabos esencialmente diferentes. En cl Poettn
mayol', etc.) acusan una existencia breve. Por tanto, la razón de Alfonso X/ se mezclan, pero no se funden, el mester de
de vitalidad del octosílabo puede explicarse por su procedencia juglaría y el de clerecía; con un 48 96 de octosílabos trocaicos,
autóctona. no alcanza el promeciio de la poesía dei mester cle clerecía.
III. Esto no significa que el octosílabo haya dejado de reci De forma parecida ocurre en la obra de Juan Ruiz; en las
bir influjos ajenos en el transcurso de su desarrollo. Los resul. Cantigas de escolares, de ciegos y de serranas vuelve a encon'
tados experimentales sobre las tendencias rítmicas del octosí. trarse la variedad de los tipos que es propia de la forma es-
71 H. H. Arnold, The Octosyllabíc'caaderna vta, of Juan R¿¿í¿, HR, VIII, trictamente autóctona; en las cantigas religiosas, sin embargo,
1940, págs. 125-138, Sobre el Rimado de Palacio, véase también más arriba,
página 5ó, 7s Ant., IV, pág. 113.
{
114 Manual de versilicación espa-ñolq i15
sual de los versos fluctuantes o de la imitación directa ds ll'ou" es un préstamo de la poesía francesa'
Es digno de no-
modelos franceses, como, por ejemplo, en la Vida de Sanfu
María Egipciaca. En la poesía artística de los siglos xvr y xul *'Lt",
ü'rt" 0"" falta en. la Historia pudiera
troyana'
evolucionar' a principios
de que el eneasílabo
existe sólo como forma marginal, y alcanza cierta importancia hacia.un verso estrictamente métrico' desaparece
¿rl l,gfo xrv,
en el teatro, de Lope hasta Calderón, como verso . gue se -o,rlatináIrl€nte de
ia poesía artística' En la obra de Juan Ruiz
adapta, de manera consciente, de la poesía popular. La histo ::;;;;r, en retación con las dernás clases de verso, y sigue
ria de este verso en la poesía artística empieza sólo en el si. I*"á" n*,uante. Desde el siglo xv hasta el >o'rrr se le tiene
glo xvrtl, cuando se diferencian y cultivan los distintos tipos verso popular; en esta modalidad algunos
rítmicos. Alcanza su máximo florecimiento con Rubén DarÍo y
;;;;r característico
lo emplean ocasionalrnente' sobre todo en el
sus seguidores, y se extiende su uso unos veinte años más, í"1,* cultos
rcaro.
hasta la Primera Guerra Mundial; luego cae en desuso, has6 '--Átgurro, ejemplos ofrece el cancionero de Baena en el sr-
que se reanima de nuevo hacia. 1945. olo xi ts; en la mayoría de los casos se trata de canciones po'
Después de esta orientación general daremos una detenida :"j^r"r. De las 4ó0 poesías del Cancionero musical de los
si-
exposición histórica. 100 tienen todavía una organización
El primer testimonio del eneasílabo en la literatura espa. iti, xv y XVI, unas parte son eneasílabos. En la poesía
inisosilábica, y en su mayor
ñola aparece en la jarcha n." 9'de Judá Leví, que puede fechar. en la
irtirti"u de esta época, el eneasilabo se da sobre todomanera
se en los primeros años del siglo xrr; consta de cuatro eneasi obra de Alvarez Gato (muerto en 1496),
que lo usa de
labos, en lo fundamental correctos s, con rimas consonantes casi correcta en el número de sílabas'
(abab), por lo .que esta poesía se tiene por artística. En lo que En la poesía artística del siglo xvt el eneasílabo tiene impor-
se refiere a la clase de verso, no puede considerarse ni autóc. tancia secrrndaria. Es significativo que Gil Vicente
(h. 1470-1539),
tono, ni popular. En mayor proporción, el eneasílabo se en poeta bilingüe, lo cultive y lo combine con decasílabos' Sin'e
cuentra en el Misterío de los Reyes Magos, de condición poli esto d" punto cle apoyo para la teoría de que el eneasílabo
de
métrica, obra de un clérigo que pertenece también al siglo xrL gaita galiega se ha de considerar como variante cataléctica del
Predomina la variante trocaica; sin embargo, el tipo dactílico áecasíiabo. También Castillejo, defensor de las formas'autóc-
también está bastante representado. En el mester de juglaría tonas frente a las innovaciones italianizantes, vuelve a emplear-
del siglo xrrr, que lo usa en su variedad polirrítmica con predo lo. Escasa resulta, sin embargo, la presencia del eneasílabo en
minio de la variante trocaica, el eneasílabo es un verso fluc- e.
las obras humanísticas de los poetas italianizantes del siglo xul
tuante. Aunque no fue empleado sistemáticamente, se mezcla
s4 Las distintas transcripciones muestran algunas dudas. Comp. el E5 Números 19, 43, 314, 5óó.
conjunto de K. Heger, Die bisher veríffentlichten Hartas und ihre só Citas en H. Ureña, Versificación, págs. l9l y sigs'; Estudios, pá-
Deutungen, ob. cit., páC. 84. ginas 145 y sigs.
I
124 Manual de ver.sificación es*^: de wrsos:
el
"n*t"o''o '. '.-. '.
C6ses '"
En la poesía popular sigue estando en boga, como ¡s l-,.e le emPlea en el teatro casi sólo en piezas cortas
muestran numerosos ejernplos del Cancionero de Juan Vazo * gr.:k sainetes, etc'). Ir{oreto (1618-1óó9) y Ro.jas Zorri-
,L---
) El decasílabo
compuesto en su variante trocaica cs¡** este como decasílabo anapéstico
b
Beüo señala
de dos pentasílabos trocaicos con los acentos en la segu¡da
y cuarta sílabas: - (--- I --- I --- / ,).
oóo óo // o óo óo rtna forma especial del decasílabo dactílico, desarrollado
Con vuestros pechos el esdrújulo; fue cultivado también
que arriba i¡dican
abrís las sendas
los Dioscuros.
," ;;; Siglos de Oro,Seescaracteriza por empezar con una pa'
ilr el Modernismo'
(R. Darío, Los Cisnes,IY)
ll'i'' esdrujula; sus acentos constitutivos caen en la primera,
sílabas, y tiene a menudo también un acento
c) El decasílabo compuesto en su variante polirrítmicaes ír*r^ V novena
la combinación de los tipos dactílico y trocaico. Se realiza 6¡ ella cuattat ooo oo óoo óo
dos maneras: a) combinando hemistiquios de distinto rit[l¡ Cálamos forme el soi de sus luces,
en un mismo verso, b) alternando versos que tienen cada uno sírabas
el mismo ritmo en los hemistiquios: "L:I'ln cnz, Loa
De orgullo olímpico sois el resumen, o óo óo (-): óoo óo (troc./d¡¡¡,¡ 'T:TiT
de la Condesa de Paredes)
¡oh, bláncas urnas de la armonía! o óo óo : o óo óo (troc./troc.)
Ebúrneas joyas que anima un numen o óo óo : o óo óo 1troc./troc.l c) El tipo mixto tiene los acentos rítmicos en la segunda,
con su celeste melancolía. óoo óo : óoo óo (dact./daq.j sexta y novena sílabas. Se da a veces en la obra de Juan
(R. Darío, ídern) Manuel, y fue desarrollado como una modalidad, empleada cons-
cientemente, por Sinibaldo de Mas, que es el autor que más
II. El decasilabo simple tiene un acento invariable en la usa esta forma'
novena sílaba; requiere, además, por lo menos otro acento in o óooo óoo óo
terior. Según la posición de los acentos interiores se distinguen Destruye una tormenta la calma,
tres tipos rítmicos: al sol roba la noche su brillo
a) El tipo arcaico tiene al menos un acento, y en la ma. y pierde con el fuego de julio
yoría de los casos, otros más en el interior del verso, que cael sus rosas rubicundo el abril.
siempre en las sílabas impares: (Sinibaldo de Mas)
óo óo óo óo óo
Resumen histórico: Acerca de la procedencia del decasílabo
Qui por caballero se toviere igual que de su paralelo, el eneasílabo francés, no se
español,
(Final del Ejemplo III del Conde Lucanor) nada seguro. A pesar de que hav testimonios de decasí-
conoce
Este tipo de decasílabo se da raras veces. labos latinos en el siglo uII, y de un decasílabo latino-provenzal e2,
estos precedentes resultan demasiaclo escasos para ser tenidos
b ) El tipo dactílico es la variante más habitual del decasí
como el origen del correspondiente verso métrico románico.
labo. Sus acentos rítmicos caen en la tercera, sexta y novena Como el empleo del eneasílabo francés antiguo estuvo limitado
sílabas; Ias dos primeras sílabas quedan, por esto, en ana. además a los estribillos, esto hace poco probable el influjo
crusis, y el período rítnrico se compone de dos dáctilos: francés sobre el decasílabo castellano. Por otra parte, es casi
oo óoo óoo óo
No creáis invencibles ni bravos. e2 Comp. Suchier, Verslehre, pág. 78: L'alba part / umet mar / afta
(Jovellanos) sol.
wns\nc¡cróN xp. 5
-
130 Marutal de versificación _,""noh
españ d"'*il
dt "t
seguro que el decasÍlabo no fue verso autóctono en Castilla
das's "t""tt
7-r.r.n"ia a Judá Leví, Henríquez Ureña indica que sus
tenemos en cuenta el hecho de que el decasílabo r" .;;iü1't'
Castilla sólo en el siglo xrv, cuando al mismo.tiempo ;i;:.l ?,i"J:;*'T:-*"^:"i::':"T::"ii"1"'::xi;:i:r:"l:T"g:
]:f; iliu """t,a de
s'
los poetas gallegos" De los seis
deca-
de arte mayor penetraba desde Galicia,. se podría suponer Pidal en el Poema del Cid, uno
el decasÍlabo español procede de Galicia y Po-rtLrgal. Si orniü.
$¡e ^::i:.,o" t"gittta Menéndez
tttl*lrr-'to¿o caso, compuesto de dos hemistiquios (5 * 5) es
mos la sílaba inicial, la variante más frecuente de decasílabe t!^!*Á^t" para la historia del decasílabo bipartito
s, si no se
acentos en tercera, sexta y novena sílabas, puede a".i""r."ifl| más bien como un resultado casual'
mente del endecasílabo de gaita gallega (con acentos en cua¡q i:Z;;"" considerar
'" i,o, primeros testimonios del decasílabo en Castilla se en'
séptima ;" décima sílabas), que tiene gran importancia cqr¡h
en el siglo xw; se trata de un cuarteto en decasílabos
verso auxiliar del de arte mayor. La ligera fluctuación en el ^,lotá del ejemplo III del Conde Lucanor (1335) de Juan
mero de sílabas (de manera que se encuentran rnezclados s¡e&
N¡
ii-¡,¡^t
Debido a la mala transmisión manuscrita, este testimo-
sílabos con decasílabos), el fuerte ritmo, y su empleci en estn iiun"rl.
.¡., oo es muy seguro. Aparte de este cuarteto, el decasílabo se
billos y canciones de baile, todo indica también la procedenc¡ obra de manera aislada y como verso de
gallego-portuguesa, como sostiene Henríquez Ureña g¡. No ob$ l^ .n la mencionada
IJmbinaciOn. A fines del siglo xrv se fechan decasílabos espe
tante, da que pensar el hecho de que, entre los 2376 versos 6¡ Diego Hurtado de Mendoza, almirante
,¿¿iro, en el cosaute de
arte mayor auténticos del Laberinlo de Juan de Mena, sólo ss (muerto en 1404)e. A finales del xrv o principios
encuentren 39 decasílabos. Por adición de una sílaba al prin áe Castilla
áel xv pertenece también la Pregunta de Fray Lope del Monte
cipio del verso, el decasílabo bipartito puede derivarse de uu de tres estrofas en octosílabos con una tornada, es-
que consta
forma del eneasílabo, bien documentado en la poesía gallego en decasílabos eE.
e3 Versificación, págs. 190 y sigs.; Estudíos, págs. 144 y sigs. Versifícacíón, pág. 5(), nota 7; Estudios, pág. 45, nota l.
94 Comp. M. Pelayo, De las inlluencias semíticas en Ia literatuta es. Cídf,págs.9G9l
ct rAquel árbol que buelbe Ia foxao, Canc. de Palacio, n." 76.
pañola, Estudíos I, págs. 193-217. Las transcripciones reunidas en K. Heger, 96 cEl sol eclipsi, la luna llena", Canc, de Baena, n." 345.
ob. cit., págs. 69 y sigs., difieren considerablemente en el texto y la inter. e Sobre los tipos de los di3tintos bailes, cemp. E. Cotarelo y Mori,
pretación, pero no en lo que se refiere al número de sflabas. ob. cit., Introducción.
\r
132 It4.anual de ver sif icación espqñola 133
moda del siglo xvr al xvrrr, que emplean el decasílabo .or] clásica. El decasílabo compuesto pareció a Beilo y
verso de combinación. Algunos tipos despertaron el interés de fi@ratura
el verso que mejor reproducía el asclepiadeo Ia-
poetas importantes; así Sor Juana Inés de la Cruz (1ó51-1ó91)¡u a Nl. PelaYo
r0:
y Lope de Vega (en el auto Zos cantares ) emplear, la espano. dÍo Mecenas ínclito, de antiguos reYes
leta; Valdivielso, la tárraga en el auto de Et peregrino. clara prosapia, oh, mi refugio.
Como mencionamos al tratar de las demás clases de verso5, (Juan Gualberto González)
también el teatro es el que enlaza los l,ersos y las forrnas popu.
lares del decasílabo con la poesía artística del mismo. Lai pn En el Romanticismo emplean
el decasílabo compuesto, en su
meras comedias emplean el decasílabo en las canciones ¿¡ purr" en forma polirrítmica, Zorrilla en la Introducción
^^lo,
7-Á Uyen¿a del Cid y en diversas Serenatas moríscas;
bailes completas que mencionamos antes, y también como ver. Echeve-
so libre, en combinaciones; así lo hace Lope en El Cardenal de i_ie, en la Guitarra (con.pies quebrados); Avellaneda, qn la sere-
BeIén; Tirso de Molina, en EI invierno y el lerano, Los gorropg ,"ü Airigi¿a a la duquesa de Montpensier; Bécquer, en las
-Nmos
v otras. Con Calderón el empleo de los versos de gaita galleg¡ ("omo en las n.os XI Y XV)'
disminuye; este autor reduce la libertad existente en cuanto a El Modernismo adopta la forma polirrítmica del decasílabo
posibilidad de combinaciones en favor del uso de las regulares hioartito tal como lo desarrolló el Romanticismo. Así io de-
v fijas; y de esta manera en lugar de combinar, como era ha lu"r,.u.t Gutiérrez Nájera (La duquesa Job, El hada verde),
bitual hasta entonces, versos de 9, 10, ll y 12 sílabas con otros Salvador Rueda
(Las serpientes, El adíós de las aves), Rubén
de 5 y ó sílabas, sólo las realiza entre versos, silábicamente (¡Antes de todo, gloria a ti,
Darío (Palitnpsesto, Montévideo.
correctos, de l0 y 12 sílabas, con los de 6 sílabas. A partir de Leda!o), Valle Inclán
(Rosa hiperbóIica, El crimen de Medinica,
mediados del siglo xvll desaparecen cada vez más las combi. In tienda del herbolarlo), los numerosos ejemplos en las obras
(Adiós'
naciones irregulares de la poesía culta y también del tearro, de Nervo, Jaimes Freyre, Santos Chocano, Unamuno
Desde 1725 aproximadamente casi no se encuentra el decasílabo España del Romancero del destierro, 1922), y también algunos
tal como lo emplearon Lope, Timoneda, Góngora, Tirso, Calde uoinr", contemporáneos. En Hacia tierra baia A. Machado Io
rón y Quevedo. Una excepción es Ramón de la Cruz (1?31. combina con el Pentasílabo.
1794), que Io emplea no en combinación, sino puro, como verso De más alcance todavía fue el aumento que experimentó el
silábico en el Aire de vendimiadores del sainete La mesone. decasílabo simple desde el siglo xuII. La variante dactílicar0r,
riIIa: empleada por prirnera vez por Sor Juana Inés de la Cruz como
verso autónomo, predomina casi exclusivamente en el sigio xvrr'
}Jil:: il:l:fft i""i:.,:"' Tuvo luego un apoyo en el amplio influjo de lVleiastasio. Iriarte
lo emplea en la fábula I'a avutardat@, y combinado con hexa-
En los períodos neoclásico, romántico y modernista el de sílabos dactílicos, en El sapo y eI mocht¿elotú. Jovellanos
casílabo alcanza su máximo esplendor. Se cultivaron ampliamen. (1744-1811) lo convirtió en verso modelo para los hirnnos pa'
te los dos tipos fundamentales, el decasílabo compuesto y el trióticos en España e Hispanoamérica; en esto se basa ar'rn hoy
simple, diferencianclo, a menudo, su forma rítmica; si se r.uelve
a emplear el decasílabo bipartito, esto puede deberse a la oda to Véase M. Pelayo, Horacío en España, II, pág. 147'
dirigida a Jovellanos por Moratín, (Id en las alas del raudo céfi. l0l $sgú¡ la terminología tradicional, el tipo anapéstico.
rm BAE, LXIII, pác. 8.
ro), y también favorecieron mucho su empleo las traducciones 103 tdsrn, pág. 19.
134 Manual de versilicación esp,
135
su renombre general. Sin embargo, lo encontramo, t^o oalabra esdrújula de tres sílabas). Con el Modernismo
tarnb¡q
aplicado en la lírica; así, por ejemplo, en La pastorcilta i¡o^
radalu de Nicasio Alvarez Cienfuegos (muerto en 1g09), sq r*lr''""."*
i:1,"::lü[I :i ;,:_r:::,'r:irtr.
ausente ros de Lista, y en Vuelta al Sur de Heredi¿,. 4 Lorca (Balada de Santiago, Espigas, ?:".',*:
Idilios),
",1)^"é"i"ia(Redoble 'fúnebre a los escombros de Durango).
o!,Y'uÁ"¡o
El Romanticismo ha ampliado considerablemente el ¡5 *T"
decasílabo, que hasta entonces se había utilizatto aración con el tipo fundamental dactílico, las otras
^U,deOülr*1
en canciones. Asi se encuentra en la lírica filclsófica "orp
.,"il"r"rríimicas del decasílabo simple tienen poca importancia.
Ber¡n( combinado con tetrasÍlabos en
dez de castro ( La duda, La meditación, Tristezas del ¿rep¿.,culs¡, Y';; trocaico se encuentra
Espronceda ofrece algunos ejemplos en Et Estudiante ¿" SoJa. \';;:: de c. G' de Avellaneda; posiblemente el conde Lucanor
i\i*iO de modelo métrico. En el Modernismo fue adoptado
manca 5.en EI Diablo mundo; Zorrilla, en algunas partes de
Prada en Ternarios y en Los pdiaros
testigo de bronce, La azucena silyestre y en sus Leyendas; ¡ys
U¡
l!"uá."nt" por Goruález
llaneda, en La Cruz, El beduino, A la estatua de Cotón; Mármol v por Díez-Canedo, en
"-],,,""t El iuguete roto-
**íniUul'¿o
en In aurora, La tarde y Al Plata. La monotonía del decasíla( de Mas realizó un interesante intento con el tipo
dactflico hizo que los poetas del Romanticismo lo emple¡5g¡ n¡io det decasílabo, que quedó reducido a su obra (Pot-pou-
como verso continlro tan sólo en composiciones cortas, ssn, ¡ri 1,54)'
habían hecho ya algunos neoclásicos. En poesÍas más largas, se
BnLTGR{rfA: Milá
y Fontanals, Del decasíIabo y endecasíIabo anapés-
usa sólo en determinadas ocasiones; Bécquer lo combina cq¡ págs. 32+3+1. J. Saavedra Molina,
dodecasílabos (Rima I) y con hexasílabos (Rima VII y VIII). ti,,s. Obrcs completas, Barcelona, 1893,
Tres grandes
metros: El eneasíIabo..., AUCh, CIV, 1946, págs' ll y sigs'
Favorecido por la predilección teórica que algunos simbo C. otu Plaja, Modernísmo frente a 98, Madrid, 1951, 2.' ed'., 1966, páei'
listas franceses sintieron por el vers impair (eneasílabo francés), nlzgS, en varios lugares. L. Amarante de Azevedo Filho, O verso de-
ias
el decasílabo sigue siendo un verso estimado en el Modernismo; caillabo em portugués. Tese apresentada
á Faculdade de Filosofia, Cién-
así lo demuestran abundantemente los poetas españoles e hispa. cias e l¿tras da univ. do Estado da Guanabara, Río de Janeiro, 1962, ll3
(citado según nRev. portug. de Filologiao, vol' XII, tomo Il
(1962163\,
noamericanos, desde Rueda hasta G. Mistral. En la poesía hímni.
Trata de cuestiones de origen, técnica hel decasllabo en los
ca mantiene el prestigio que le aseguró Jovellanos; . así en el plgina ZSS.
y
tieppos antiguos modernos; bibliografÍa).
Himno de Guerra de Rubén Darío; en A la raza de G. Valencia,
y otros. También continúan en el Modernismo las combinaciones
Sjas, como las que había empleado Bécquer; la combinación EL ENDECASfLABO
alterna de decasílabos y dodecasÍlabos es menos frecuente (Díaz
Mirón, Ritmos; Unamuno en varias poesías de la colecciÍn To En español se da el nombre de endecasílabo a todo verso que,
resa; González Martínez, El forastero); lo es más la de decasi con terminación llana, cuenta con once sílabas. Bajo este nom-
labos y hexasílabos (Rubén Darío, Salmo 1//,. Unamuno, El bre se reúnen versos de muy distinta organización rítmica y prG
coco; Díaz Mirón, Idilio; Nervo, Rincón ftorido, en donde, tras ha distinguido
cedencia. Para diferenciar unos de otros, se les
el ejemplo de Sor Juana Inés de la Crtv, cada verso em¡ieza por medio de adjetivos: común, enfático, heroico, melódico y
otros 16. Menos acertados son los términos empleados en las
r0{ BAE, LXVII, pás.27. ¡l¡ó Un amplio conjunto de las ¡umerosas denominaciones de tipos del
lo5 ldem, pág. 354. endecasílabo, en Clarke, Sketch, págs. 335-336.
13ó Manual de versifica ,ión espathh : el endecasílabo t37
métricas del siglo xtx, y en parte, tambjén en las del --t cwety:e"o:
pn lnc ni--
xr o,,,
UUIi! "7;;;;rminación
Según la
, o Dtrgurr ^- terminaci del primer hemistiquio (agudo,
c2rratérí(tielc rarli¡an .]^ r,a-¡¡ +^t^^ ^^ *
:: i::'::::1 ::'
:: :l'i: yámbico, anapéstico, i:etc,, li:
: ? : :"d Jü í. grs'
,rairi¡,rto) la sexta, séptima u octava sílabas forman el
sílabo . ^n' ::.
pues1",laI i interpretaciOn
l'.',_i i
Oet rlio rlóto. -J
v nnr ¡nncimrionfa I- ^l^-;€^^^:x- J^t -.^:^^ --' rrtQ0 i',7*" de Palabra'
verso puede
---^, ."'urü Lste final _de palabra sigue una pausa justificada por
I:,331.i'lilfl'":l?11
diferente según distinta :t::lTr1"l,-der
apreciación rm. '-i." ¡
sintác tico'
Para conseguir que las denominaciones de los sndecasÍlabq¡ a .'u*o
ll,"L o""
ll t:l'l :: ::'i:l :", ::li^::::l
se sabe que la cesura admite la sinalefa; sin embargo,
:i:'::i ::i:'
resulten unÍvocas, señalaremos de aquí en adelante IoS ¿istü y'-'- -- cpn212r nelahr¡s rnrrv frnirles
no debe separar
-^,l-xo palabras muy lrnidas'
tos tipos rítmicos (en cuanto no represe"t1.y" tipo espeqal¡ líut";^
con siglas. La letra común indicará la condición anáioga, y EjemPlos:
índices numéricos, la diferenciación rítmica. Henríquez ¡¡sin
¡0, 1. Flérida Para mi / dulce Y sabrosa
e.nr¡leó esta clase de notación por vez primera en su traba¡ 2. nMañana le abriremoso, / respondia
fundamental sobre el endecasílabo 10s. Hemos ampliado el grupo
3. y Ia cándida victima / levanto
del tipo a, cuidando que las siglas empleadas no sean distintas
Conclusiones análogas se dan para el grupo del tipo a
ttti-
de. las. de Henríquez ureña. Las denominaciones tradicionalq
fiore, que, a partir de ahora, señalaremos por B, con la dife-
más comunes quedan mencionadas cuando tratamos de los dis. 'r"odu,
tintos tipos. sin embargo, de que el acento decisivo en eJ interior del
orrro en la cuarta sílaba; el límite de palabra y el corte
En el endecasílabo español se distinguen en primer lugar "u"
iustificado en el curso de la sintaxis en la terminación liana
dos grupos, que Pio Rajna señaló como endecasitlabo a maiore después de la quinta sílaba.
y endecasillabo a minore (o también maiori o minori). El fun áel primer hemistiquio, se realizan
EjemPlos:
damento de esta división es la cesura. Si tomamos por base Ia
terminación llana en el primer hemistiquio, la cesura divide el 1. sueño cruel, / no turbes más mi pecho
endecasílabo en 7*4 sílabas (a maiore),.o en 5*ó sílabas 2. consuelo sólo / de mi adversa suerte.
(a minore). Según la definición de Suchier. la cesura es (la
cúspide rítmica en el interior del verso, que consiste en un Para evitar falsas conclusiones y por necesidad analítica,
final de palabra acentuada con fuerza seguida por una pausa indicamos ya ahora que si bien un determinado fipo rítmico
sintácticamente justificada> rú. Por esto en el grupo del tipo a puede emplearse de manera exclusiva en una poesía o estrofa,
maiore, que de aquí en adelante señalaremos por A, resulta .l r.rso no.-al del endecasílabo en la poesía es el poiirrítmico.
que: Los tipos más empleados en las combinaciones polirrítmicas
son los de los grupos A en sus variantes v B:.
l.o La sexta sílaba tiene que llevar siempre un fuerte acento
rítmico. La característica de los tres
ENDEcASfLABos DEL cRUPo A.
-
que pertenecen a este grupo es el acento
tipos de endecasílabo
r'0' Algu-
constitutivo en la serta silaba -v la cesura que le sigrue
lo7 V{¿ss antes, pág. 2?. nos teóricos, v entre elios Henríquez Ureña, renuncian a esia-
los RFE, VI, 1919, págs. 132-157; artículo revisado y ampliado bajo el blecer más subdivisiones. Si se tiene en cuenta sólo el acento
título El endecosílabo castellano, en BAAL, XIII, 1944, págs, ?29g24, y
H. Ureña, Estudios, págs. nl-A7. lr0 p¿¡3 más facilídad en la exposición omitimos el acento 6jo en
r@ Verslehre, pág. ll5.
la décima sllaba, que siempre sobreentendemos.
138 Manual de versificación de el e"de"*il 139
ÍIEñoa CWes "ersts:
*:t ra 'isra 1i"",^TÍl:Ti::::: t^"^lli: :1'-T::.:,i^o'.'l?
d.ecisivo en la sexta sÍlaba, este tipo de endecasitaUo se B
mina endecasílabo común, propio, real o italiano.
¿¡-[
El tipo A puro (o sea con sólo el acento en sexta sÍlab¡\
";" ;*
|rií" tt
oT
P : y 1l- *o:n"^
cinco
"o",
silabas^" ::: :
entre i la":::
átonas ::::i :1': :i":,
cuarta ^
:: :i
y décima:
tan sólo resulta posible desde el punto de vista Oe ta prosoj¡¿1 AI desempeño / de su profecía.
y sobre la muralla coronada.
(Lope, ludít) rorral que el tipo A puro el tipo B 1 puro no existe en teoría en
iÍ-r""- se refiere al ritmo. Por el carácter de la acentuación
'lroáírol^, otro acento tiene que caer en una de las cinco sílabas
Si se dijo que no puede haber más de tres sílabas sn án?ctu5is,
-imprendidas entre la cuarta y la décima, aunque por su con-
resulta que este verso no sería posible rítmicamente, y, al re,
citarlo, habría de tener otro acento, en este caso, en la segUnda ii"ián morfológica resulten, en teoría, átonas; este accnto ve-
sílaba. if¡* lu función de acento de verso. Como por su proximidad
Según la posición del primer acento rítmico en la prime¡¡. u lor oa"t tos cuarto y décimo, defi.nitorios de este tipo, ei otro
segunda o tercera sílaba, se distinguen tres váriantes: de verso no puede recaer en la quinta y novena sílabas,
acento
entbnces resulta
que 1o hace en -la sexta, séptima u octa\¡a
sílabas. En el .eiemplo citado, el acento secundario en
Tipo A r: Acentos en la primera y sexta sílabas. próf ecía
sbrvirá para que en el ritrno del verso se sitúe en la oótava
óoo oo óo oo óo
Por este criterio el verso alegado pertenece por su ritmo
sílaba.
Flérida para mí / dulce y sabrosa
al tiPo B z.
Denominación: endecasílabo enfático.
Tipo Bz: Acentos en la cuarta y octava sílabas.
Tipo A 2: Acentos en la segunda y sexta sílabas. ooo óo oo óo óo
oóoooóoooóo Cuelga sangriento / de la cama al suelo
Revuelto con el ansia / el rojo velo el hombro diestro / del feroz tirano.
entonces, tan sólo tipos de combinaciones del endecasilab} oocuf/raft histórico: Es muy discutido que el decasílabo ro-
lirrítmico. Como estos tipos basan su carácter pri.ier ,i,-,ln base del endécasílabo español, se derive de versos la-
acento del verso, y el comienzo de este verso admite"r-r ."1 v'-- i^ considerar l^
Ia cuestión áe manera
de manera ta¡ directa
tan áireatq
cis¡tas T::-Ñ" se r-ha- de ^^--:l^-^- ^,,-.+;Á-
lri
libertades rftmicas, aceptadas por las Poéticas, no ilegaro¡ l,"i""nrifn como pretende Menéndez Pelayo y, siguiendo su
¡ l,¡llÁo, T. Navarro trE, que ven en el sáfico clásico la base
considerarse como variantes autónomas; no tuvieron, por tan
to, un cultivo independiente, y su empleo fue sólo cor¡o r,^ "i]r'-'á"carilabo románico con acentos en la cuarta )¡ octa\¡a
senario yámbico, la del dccasrlabo románico
riantes. Con más fuerza todavla que el tipo A z gn. e] Sruno
el endecasílabo sáfico (B z) ocupa, ya en la Edad Media, utI li.O"r, y en el sexta 5jl¿$¿ ttr'
lugar relevante dentro del grupo del tipo B. tJnica excepción
ln u""n o en Ia
*--En
al endecasíIabo español, hay razón para omitir
forman los endecasílabos inseguros del Conde Lucanor, e¡ yo, ".ruttto
de los orígenes, pues por ninguna parte en la Penín-
la cuestión
que prevalecen por su proporción los del tipo ,4,. En el Arci. .irtu tU¿ri.u este verso se ha desarrolladr¡ partiendo de una base
preste de Hita, Imperial, y muy especialmente eI Marqués de ,Jiin", Castilla procede de Francia y Provenza, por mediación
Santillana, y aun Boscán y Garcilaso, el sáfico es la base fi¡¡. 'íe- "n Galicia y Portugal, con la sah'edad del endecasí-
C^tutunu,
damental del endecasílabo español; sólo a pariir de la segu¡¿¡ gatlego-portugués, verso auxiliar del arte mayor'
übo
'"-l^u=hirtoria del endecasílabo español se divide por tradición
mitad'del siglo xt¡ el tipo A z alcanza en el promedio del uso
la misma proporción que el B z. en dos grandes períodos,
que se separan por la memorable
I-a importancia de los ptros tipos del grupo B varía seg¡in lonu"r.a.ió., de Boscán con el embajador veneciano Andrés
las épocas. Los tipos B r y B ¡ tienen mayor importancia como ñauug"ro en 152ó. Cierto
que con esto se realza acaso demasiado
versos usados en combinación con los dos tipos fundamentales a Boscán, pues, en lo
que se refiere al metro, apenas supera a
desde los comienzbs del endecasilabo español hasta Garcilaso; Santillana. Si además Garcilaso no hubiese apoyado
a Boscán
este poeta, por último, combina, siguiendo el modelo italiano, en su nuevo camino dando a sus
y
innovaciones eco reputación
todos los tipos de A y B. Bajo la influencia de las Poéticas que, por medio de la gran calidad de su obra poética, los intentos
en su empeño de regularización, admiten por endecasÍlabos co de Boscán puede que hubieran quedado cortados,
como ocurrió
rrectos exclusivamente los Az y Il2, los tipos Br y 83 quedan en el siglo xv con los de los imitadores de Dante;. y bay que
reducidos en la poesía culta a soluciones de recurso ocasional, contar también como factor decisivo las ideas y formas del
y, por consiguiente, son muy escasos. No obstante, el tipo 83, Renacimiento itaiiano, ya triunfante por toda Europa. Además,
cuya autonomía rítmica se había reconocido ya antes del arraigo el verso de arte mayor, que era la modaiidad autóctona más en
del endecasílabo italiano, tiene su historia propia, fuera de las cgmpetencia con el enclecasílabo, v que en su florecimiento había
jmitaciones italianizantes, y alcanza incluso su autonomía en el impedido la victoria de este, en el siglo xvr pierde importancia
siglo xvrrr y en el Modernismo.
La variante del endecasílabo sáfico en la estrofa sáfica, des tt? ln¡., X, págs. 141 y sigs.
arrollado sobre la base del tipo B 2, S€ constituye en su forma rts Métríca, Pág. 175.
más perfecta en la obra de Villegas, en el siglo xlTr 1ró. ilg Un coniunto de las tiistintas teorías (hasta 1901) Cel origen se e|i-
cuentra en w. Thornas, Le décasyllabe roman et sa fortune en Eriro?e,
¡Trav. et mém. de I'Université de Lille", nueva serie, fasc..4, Lillc' 190-1'
116 Sobre el endecasllabo a la francesa, véase más adelante. Lo que no págs. 21 y sigs. Para orientación sobre el estado actual de la investigaci,rn,
se trate de la historia de los distintos tipos en el siguiente resumen his- véaseSuchier, Verslehre,. págs. 58-ó3 (con bibiiografía, págs- 69'70); :" M'
tórico general, se añade luego en los lugares correspoldientes. Burger, Recherches, en especial págs. 107-121'
, ificación ¿sp
147
_{ñoh
y estimación. El clásico poeta dei verso cle arte mayor, arr*"^isión manuscrita de ios textos' Parece que Juan
¡u)-'
"J" ,;il"1":i."i#T::ri t Y.)iZ*" el ejemplo de su tío Alfonso el Sabio'
*::l .:H,:::x :ff **:i::ü Mtlif""."e
MÍUjge' --v ^--r^:.<-
también ta parte
la ¡arlo que lrr\'^ Juan
^r!a tuvo Trran Ruiz
Prriz en
en el
el arraigo
arraicto
el endecasílabo italiano en Espao" tlt.ll^o: O;; il;;,'Til
imponerse sobre el uso del verso de arte mayor qr," ¿"íl*."iu-"r:::":'*:?:::,1"":':,"?,^'""""':t::.T,i::$i.
f-)" {" ,^ cantiga oQuiero seguir a ti, flor
de las floreso '
a
en decadencia. sabiendo que asi se rearza el mérito de las seis estrofas:
catalán, se puede mantener la división tradicional
a.l 'hh :t:*;;" al comienzo
toria del endecasílabo: antes y después de Boscán, "r ilt: Quiero seguir a ti, flor de las floreS; (11)
:".rii."d.
no ya por el mérito de su poesía, sino por el éxito q"" Siempre decir, cantar a tus loores; (11)
r2o Por ejemplo, .<En Castejon todos t2{ Así en la ed. Alfonso Re1'es, lvladrid, 1917, pág 269.
se levantavanr, verso 45g.
121 Versos 1014 y 3539 de la edición paleográfica. r2s Manuel de sandoval (Los entendídos endecasílabos del Arcipreste
122 comp. D. c. clarke, versification in Arfonso et sabio,s canligos, th Hita, BRAE, XVII, 1930, págs. ó59-óó3) informa sobre la procedencia,
HR, XXIII, págs. 83-98, en especial pág. 88 (con bibliografía).
1955, a¡tigüedad y divulgación de la opinión de que Juan Ruü escribiera en
¡23 Véase el conjuato en Ant., X, pág. 171. este caso endecasllabos.
148 ManuaL de versificación spq''.h
d
tasílabos, como io hacen Hanssen y Ureña r2t, Sand.ovt (il 1^ rn*^ del endecasílabo, pues el decasllabo llrico tuvo gran
lugar citado) y Félix Lecoy 13: en la poesía francesa de los siglos xrv y xv, al lado
'Quiero seguir
?Y"i^n"iu
r32, El Cecasílabo llrico sólo ocasionalmente mues-
Tllintositabo
a ti, ¡ flor de las flores !; ooiTn
frurria la llamada cesura épica; sin embargo, la fre'
siempre dezir,
de tus loores;
\i*rJl^ con que se da en Pérez de Guzmán puede explicarse
i"t'?i; "^\^i" lu imitación de un verso procedente de una lengua de
l?¿"t, oxítono, verificada en una lengua paroxítona. Como
En el siglo xv, por su posible importancia en el desarrollo ¿q ?^luo u esta hipótesis puede servir la traducción al castellano
arte mayor, hay que mencionar los endecasílabos del tipo !, 'l-í^, ot ut del valenciano Ausias March, hecha Por Baltasar
(gallego-portugués); así, en el cosaute El tirbol de amor tE. L nom"ri (1539). En un intento por mantener en Ia traducción
En el siglo xv el endecasílabo ofrece tres aspectos: li¿ecasílabo provenzal de Ausias, Romanl se vale en u.na medida
a) Los endecasílabos, en Fernán Pérez de Guzmánr30, par$ de la cesura épica. En Ia cita que Martln de Ri-
cen por su cesura épica representar eI decasílabo francés¡ ".,isideraUte
ts ofrece de la traducción de Romaní, aparece cinco veces
ouer
¡O sacra esposa del Espíritu Santo, ü artut" éPica en ocho versos.
de guiennasció el sol de la justicia, il En la poesía de la época ^lcanza mayor proporción el
o resplandor, o grandiosa letiqia e¡decasílabo
gallego-portugués (B ¡); está representado en las
del paral'so c del ynfierno espanto !
Doesías populares, anónimas, del Cancionero de Herberay; y se
(A Nuestra Señora) mantiene vivo hoy día en canQiones populares:
Puede que Pérez de Guzmán adoptase directamente de Francia ur Tanto bailé con la moza del cura,
Tanto baiié que me dio calentura.
r2t Las metros de los cantares de luan Ruiz, AUCh,.CX, 1902, pág.
nas 200-201 : y El endecasílabo castellano, RFE, VI, 1919, pag. 138; Esra. Es muy importante su empleo (aunque no autónomo) como va-
dios, pág, 288, respectivamente. riante cataléctica del verso de arte mayor, que en el siglo xv
r27 p¿¿fu¿¡¿l¡es sur le Libro de buen atnor de tuan Ruiz, París, 193E, alcanza su más alto florecimiento.
páginas 939ó.
t28 Y así lo publican los más recientes editores críticos, como Chiarini
c) En el mismo siglo xv el endecasílabo italiano entra por
primera vez en España mediante los ensayos de los seguidores
(1964, páe. 332) y Corominas (19ó7, pág. 620, de donde procede esta versión).
ln Por ejemplo, en los versos 18-19: de Dante. En Francisco Imperial, genovés de nacimiento, estos
intentos son aún tímidos e imprecisos
lx. Entre los tipos de ende-
Yá se demuestra sallidlas a ver
vengan las damas la fruta coxer casflabos de las cincuenta y ocho coplas del Decir de las siete
[.:.] (Canc. de Palacio, n." 16) úrtudes, emplea en primer lugar el sáfico (B z); luego el ende-
r30 En algunos pasajes de los Vlcios y virtudes, en el himno A Nuesba casflabo gallego-portupr:és (B ¡), afín al cle arte mayor, y final-
Señora y en la Oración a Nuestra Señora, en fín de toda la obra (Vvgen mente los del tipo A, con preferencia por eI enfático (A r). Para
'Preciosa), Cattc. siglo Xy, NBAE, XIX, págs.537 y sigs., en varios luga. el examen del endecasílabo en Imperial, cuentan de manera
res, página 704 (n."'305) y pág. 705.
r3r Esta opinión la defiende en especial t¿ C,enril (Formes, págs. 402 r32 g¡strls¡, Verslehre, pác. ó0.
y sigs.). Burger se inclina hacia la suposición de que Guzmán adoptó este 133 ft¿sutn¿n, pág. 51.
tipo de Galicia y Portugal, donde puede documerJtarse ya desde Alfonso t3a Véase R. Lapesa, Notas sobre lt4rer Franctsco Imperíal, NRFH, ViI,
el Sabio (Recherches, pág. 130 y pág. 59). 1953, págs..337-351, en especial págs. 350 y sig.
150
versos: eI endecasílabo l3l
decisiva dos hechos: 1." Como forma de estrofa emplea ,r*rs de
[ * quedaron sin sucesión en la
j:'::': mavor' 2'' En cq¿q6 Todsílabos de Santillana
época
:1"-.H:"!1"*,iil1':11:'i:i
aI número de sílabas, sus endecasílabos no son exactos il-reor" florecimiento
del verso de arte mayor.
están muy mezclados con el arte mayor r35. por esta razJn
1j ll. Sólo unos setenta años después de la muerte deEspaña, Santi-
más Navarro supone que Imperial no ha pretend.ido imitar g¡ mna, el endecasílabo se naturaliza definitivamente en
endecasílabo italiano en su aspecto siiábico, sino que ha ll, "onui".te en el versoseclásico de la poesía culta. Este nuevo
quu
rido más bien demostrar que el endecasílabo italiano ¡o po SAoao de su historia inicia con la conversación que tuvo
menos flexfble que el verso de arte mayor, por lo que io 'gos"n con Navagero en Granada en el año 1526, cuya relación
valiéndose de las coplas de este arte r$. "rpfü l"- .onr.*" en la carta de Boscán a la Duquesa de Soma 13e;
El Marqués de Santillana es, con mas razón que Imperi4, got¿/rr- recuerda en ella exPresamente el papel decisivo de Gar'
el padre del género italiano en España. Los prog.".oi quu Otros poetas como Sa de Miranda, Diego Hurtado de
"ilaso, y Hernando de Acuña se unieron a Ia nueva moda, y
obtuvo en el uso del endecasílabcr, frente a Imperial, son co& l:llendoza
contnbuyeron a su victoria definitiva. Los
partidarios. del verso
siderables. Santillana busca sus modelos métricos entre los
mismos petrarquistas italianos. Siguiendo su ejemplo, combina de arte mayor, representantes de Ia tradición, hicieron, sin
las variantes del endecasÍlabo italiano, con predominio del ti" errtbargo, una seria resistencia. Los más importantes fueron
po B z. Por primera vez introduce en España el tipo B s, eue e[ Cristóbal de Castillejo, que en tono polémico disputó con los
su forma italiana reduce los acentos sólo a Ia cuarta, séptima innovadores italianizantes en Contra los que deian los ffietros
y décima sílabas, y por esto se distingue del verso auxiliar de castellanos y siguen los italianos,' y Gregorio Silvestre, que pa.
arte mayor, que tiene cuatro pies de verso. Santillana lo usa por rodió la moda de manera burlesca en la Tisi¡a de amor. Acos-
vez prrmera en España en una proporción considerable, y al tumbrados al ritmo definido clel arte mayor, muchos, y no sin
mismo tiempo, con las sílabas bien contad¿s 137. |r{e se sabe co¡ r4ón, encontraron poco satisfactorio el de los primeros ende-
seguridad si los tres versos de arte mayor que se encuenrral casflabos de Boscán. Esto Io pone de manifiesto Alfonso García
en sus sonetos, son atribuibles al propio autor o a la transmi. Matamoros en su tratado Pro adserenda Hispanorum eruditione
sión manuscrita. Por lo demás, también se encuentran en Garci cuando escribe: <A otros les suenan mejor Juan de Mena, Bar-
laso r38 oscilaciones silábicas en reducido número. Santillana tolomé Naharro, Jorge Manrique, Cartagená y el ilustrísimo
finalmente dio a sus endecasílabos ual itálico modo, la forma Marqués fñigo López de Mendoza, o bien las antiguas canciones
poética más italiana: el soneto. No obstante estos logros, los en que con cierto desaliño y agradable sabor de antigüedad cuen-
tan los amores, grandes empresas y triunfales victorias de
hombres esclarecidoso ls, Encuentra a los "italianos, más arti-
r3s Véase Edwin E. Place, Plesent status of the controversy wer Fran ficiosos que suaves y musicales) 141.
císco Imperial, XXXI, 195ó, págs. 47848l, en especial pág. 4g3, También Lope parece deplorai la pérdida de algunos medios
"Speculum",
rla Métrica, pág. 133.
t3r Cf. M, Penna, Notas sobre el endecasíIabo en los sonetos de! Mar. de expresión, propios de los antiguos metros, cuando escribe
qués de Santillana, en pidalo, V, Madrid,
"Estudios dedicados a Menéndez
1954, págs. 253-282.
¡36 Comp. H. Keniston, Garcilaso de la Vega. A critical study of hís r3e f,l p"ru¡"en cuestión está publicado en Ant., X, pág. 68.
lífe and works, New York, 1922, págs. 277-349. Angel Valbuena prat, Efisfo to Alfonso Garcfa Matamoros, Apología pro adserenda Hispanorum
ria de Ia literatura española, I, 5.. ed., Barcelona, 1957, páe. 5l?, nota 1, entilitione, ed. y trad. de José López de Toro, Madrid,1943, pá9.225.
ofrece sugerencias para Ia eliminación de estas irregularidades silábicas.
rfr ldem, pás.23.
152 a-.oc da veÍsos: el endecasílabo 153
esto, refiriéndose en general a los versos que se uSaron r¡s¡g, -o - no desarrollado claramente, pues el tono secundario
con la expansión de las formas italianas: parte en la sexta, octava o también en la
::*;:"" por alguna tipo existe desde los comienzos del ende-
Después que con los versos extranjeros, "^ffn^ liluUu". Este
En quien Lasso y Boscán fueron primeros, 7l"i^Vo y se da también después de Boscán, aunque cada'veL
Perdimos la agudeza, gracia y gala Tl frecuencia, y al comienzo del siglo xrx desaparece
Tan propia de españoles... lil ^"oot A pesar de que también aparece en la poesía
(Filomena, II parte (ló21), BAE, XXXVIII, "ompt"to.
ll"ii*o. ninguna poética española (ni siquiera la de lv1aury,
página 490) 'r;6) to admite como forma posible del endecasílabo. Rengifo
pin"iuoo no lo mencionan, y otros preceptistas lo rechazan
El endecasílabo se impuso en el siglo xvr y, después, aun c.¡r Itor"tua"ttre como defrciente' Sólo Rubén Darío, y siguiendo
" "l
todos los intentos de otras innovaciones, ha seguido siendo los dos Machado
hasta hoy el verso clásico de la poesía culta española.
iiejempto Unamuno, Juan Ramón Jiménez, el tipo B r teniendo
u otior, usan como verso de combinación
SOBRB ALGUNOS TIPOS Y VARIANTES,
'"o su indefinido carácter rÍtmico.
EN
- sigloPágiNAS
ANICTiOTCS
"u"oru
dijimos que, desde la segunda mitad del xvr, se equilibra. Et tiPo B z ! sus formas
esPecíales'
ron los tipos B 2 y A z, y que ambos forman la base de la mayo
ría de los endecasílabos españoles, pero esto no significa que los Después de haber tratado antes del tipo B z, sólo queda dar
referencia sobre sus dos formas especiales.
demás tipos desapareciesen, ni excluye que, en algún caso con 'a)alguna
aquí
El endecasílabo sáfico en la estrofa sáfica está tan uni'
creto, un tipo distinto de los dos fundamentales pueda predg que de él se tratará en el estudio de la
minar en una poesía. Y aún puede .decirse más: el empleo de do a esta forma poética,
un tipo o una determinada combinación de ellos es en los t¿l estrofa.
buenos poetas, además de una función de la variedad rítmica, b) El endecasílabo a la francesa. Sus antecedentes poco
seguros remontan hasta el período amétrico. sobre su existen-
un medio para lograr consciente o inconscientemente la más
plena efectividad creadora de la expresión. Aún queda mucho cia ocasional, en los siglos xv y xvr, véanse págs. 148-149. Lista
(1775-1848), sin contar con la tradición de este verso en España,
por hacer en la investigacion métrica, y esto impide dar un re.
sumen sintético del asunto 1a2. lo recoge nuevamente por imitación directa de modelos fran-
ceses, limitándose exclusivamente a la cesura masculina. En
Los tipos Az Ia vergüenza lo combina con eneasílabos agudos, y en El re'
tratot4s lo usa como metro único. Juan Ramón Jiménez en
En lo que respecta al grupo del tipo, basta la orientación fuIañana de la Cruz lo emplea nuevamente, aprovechando Ia po-
expuesta en las págs. 142-144. sible cesura épicá, como a finales de la Edad Media.
Los tipos B: El tipo B z.
El tipo B r (con acento en la cuarta sílaba y cinco sílabas I. En el resumen histórico general ya nos referimos a la
átonas hasta la décima) resulta un endecasílabo del tipo Br existencia del tipo B ¡ en la Edad Media. Por influjo de Ia poe-
142 D. Alonso, Poesía española, ob. cit., págs. ó0 y sigs., 94 y sigs., l0ó 1{3 [¡¡!¿s poesias se encuentran en sus Poesías inéditas, ed. de José
y sie., 279 y sigs., ofrece sugerencias sobre el valor expresivo de algunos María de Cossío, Madrid, 1927, págs.245 y 250. Véase también D. C. Clarke,
tipos acentuales del endecasílabo en los siglos xvr y xvrr. On the versificatiLn ol Alberto tisf¿, RR, XLIII, 1952' págs. 109-11ó.
.EIIT
mitad del siglo xvr (Boscán, Garcilaso, Sa-de tr{iranda V otr; AUCh, CIV, 1%6, págs. ó1122; también como libro, Santiago
En esta época, acostumbrados aún los poetas al endecasílabq q N::;:
-*^,ibbo, Dámaso Alonso, Elogio del endecasíIabo, en De los siglos
e vw-' .194ó.oro, Madrid,
lp1,3"-'A Madrid 1958,
1958 págs. lTambién en Ensavos sobre
178-182. (También
nágs- 178-182' sobrc
cuatro pies del verso de arte mayor, pusieron en el italianq '^
de ^r^
¡q 050'',1'".noñol¿, Madrid, 1944.) A. Carballo Picaeo, Situación actuol de
los
tipo B 3 un acento más fuerte en la primera o segunda sílaba,
¡g ry';";'de métrica española: El endecasíIabo, "Clavileñer, año VII, 19f,
las tres átonas del principio de verso: o:::;;37, páss. 10 y sigs., con breve bibliografía razonada.
tT- gr¡o, Del verso yámbico endecasíIabo. De los versos sdlico y ad6
cuándo quisiéres, cual póbre pastór.
.l^ 7" OAr* completas, VI, págs. 17+187. M. Milá Fontanals, Del da
(H. de Mendoza, Cómo podré cantar) ':;^;; tt endecasílabo anapésticos, en obras completas, Barcelona, 1893,
3). El tipo polirrítmico. Es la co¡rlbinación libre de hemisti. Itlomia que duermes tu inamovible sueño
quios y de versos'completos con los ritmos trocaico y dactí. desde hace siglos, debes oir mi voz.
ksmc¡c¡bN Esp, 6
-
t el dod
de rersos:
doses
(Las arañas y tas estretlasl, Santos cr,ocano,ñ se explicaría (de manera análoga al caso del
;:anl::aa Trod" las rimas
Los distintos tipos del dodecasílabo asimétrico son ds Y^n el, suponiendo que la forma originaria de la seguidilla
diverso; alcanzan mayor importancia en el Ro-u.rti.i.rlq"',h
s¡, Ylo^r"ua"s de versos largos. Incluyendo el dodecasílabo de
el Modernismo, esto es, en las épocas en que se airufgOia-¡y6¡f; 1^T,iáilt", el verso de doce sílabas con la disposición 7 + 5 re-
]]lt^¡u hasta las jarchas de losy siglos xr y rur; su historia
el dodecasilabo simétrico. Sobre los tipos de este u.¡m!i.iro, "^*¡¿i¡" con la de la seguidilla sus primeras formas. T. Na-
B) 1. El dodecasílabo ternario parece ser de origen ps
pular. Sus primeros usos se encuenttT ZÁ* alega como ejemplo más temprano del uso correcto,
:-" los antiguoi s5t¡i 'I-o*ro al número de sílabas del verso en cuestión, alg;unos
billos anisosilábicos de las canciones de baile. El testimoniq¡q
antiguo de su empleo consciente es una tonadilla anónima ,lo¡Uillot de los Nocturnos de Sor Juana Inés de la Cruz. Su
siglo xvrrr, El chasco del perro rs3. En el siglo xrx hay tesüuu
¿¡¡ lrls amplia dil'ulgación, a partir de la mitad del siglo xrx, se
Tebe a Zornlla.
En este poeta se encuentra por primera vez en
nios sólo en dos autorest en la octava aguda Voy señores, del libro La llor de los recuerdos (1859), en donde
Sinibaldo de Mas, y, como verso de combinación, en la poesí¡ ¡g Io, rrt"nutu
Áeda patente la relación con la seguidilla, Puesto que los dode-
EI otoño (1883) de Ventura Ruiz Aguilera; tiene su máximo ¡6 de la serenata rematan en una seguidilla compuesta;
recimiento en el Modernismo. Como verso único lo usaron U¡* *¡luUor
nÁs tarde
Zornlla lo convirtió en su verso favorito, y su ejem-
muno ( No eres tuya, Credo poético, Ias dos en poesías, 190?) y en Avellaneda (A las cubanas,l8ó0), Bécquer, Rosalía
Salvador Rueda (T'orre de las rimas). Con otros tipos y versos nb influyó
de Castro
y otros. En el Modernismo se sigue usando este verso,
lo mezclan Rubén Darío (La canción de los osos), Jaimes Freyrs
( El camino de los cisnes
vasí,ocurre en muchos de los poetas más conocidos (M. Macha-
) y Santos Chocano ( AñoranTa); ¡, do), en especial hispanoamericanos, tales como Rubén Darío,
después se presenta en Mariana Pineda de García Lorca (pri. 'J, Mirón, Jaimes Freyre, A. Nervo y
Asunción Silva, S. Díaz
mera escena: "Parecía el hilo rojo entre sus dedoso).
A. Reyes. Darío muestra predilección por este verso, como se
B) 2. El más importante, por su amplia divulgación, dg ve en sus sonetos a Walt Whitman y Diaz Mirón, y también
los tipos asimétricos, es el dodecasílabo con la disposición ? 15.
en la poesía A Colón y en el Elogio de la seguidill4. Salvador
Su paralelo más cercano está en la seguidilla, que en su fon¡a
Rueda lo usa en poesías extensas, como en la Cadena de las
habitual consta de una estrofa de cuatro versos con el esquema 1r. En la poesía posterior
rinas, El mantón de Manila y otras
7a 5b 7c 5b. Varios investigadores afirman la relación entre el este verso ha perdido su importancia.
verso de seguidilla y el de arte mayor; T. Navarro lo refuta por B) 3. Como verso autónomo el dodecasílabo con la dis-
razones del ritmo ls. En los tiempos antiguos y aún en los pri. psición 5 + 7 tiene menos alcance. Los primeros ensayos con
meros decenios del siglo xvu, las seguidillas se escribían en dos este metro remontan a Sinibaldo de Mas. En mayor proporción
versos largos de doce sílabas cada uno, y entonces el número lo emplearon Santos Chocano en los noventa versos de su Mo
de sílabas podía osciiar dentro de límites. Por el lugar de las mia incaica, y Unamuno en Cantos sin hilo de mi niñe7 dorada.
rimas consonantes o.asonantes, se deduce que los sonidos sólo Puede que se trate de una imitación directa del decasílabo
se igualan en las terminaciones de los pentasílabos. Tal disposi francés con la disposición 4 + 6, con la particularidad de que
"; ;
artística el empleo de la variante trocaicá, q,r". tO;t-o'aTH H'"iil'"uo castellana (18321, obra muy conocida entre los mG'
había reanimado. El tipo rigurosamenre A.noiio.6 ll::;;: Mayor importancia tuvieron los ensayos de Gavidia'
l]l'.uu"to sirvieron para establecer el encabalgamiento
.trocaico,
alejandrino zorrillesco por causa de su.op.u,. entre
domina e;.e,
cl-tarenta años la poesía española en alejandrinos; y'sóio eb'[l;;stiquios en Cantos de vida v esperanzq (i90ó) de
.los en principio la organización métrica
remplazado paulatinamente a partir de lgg0 por las fó.*a, fu -..r.¿n. Darlo mantlene
fr""ir¡un¿tino; en no pocas ocasiones elimina, sin
po¡¡
rrítmicas, y más libres en su aspecto sintáctico, ael alejanOr¡o ernbargo'
de Francisco Gavidia y R. Darío. Representantes tÍpico, ¿l il'"lu"í" que ocurre en la cesura intensa con Ia conveniente
alejandrino trocaico son, aparte del mismo Zorrilia, G.C*, *rt,
id{*iiOi sintáctica, y establece la cesura rompiendo rela'
Tassara, V. Ruiz Aguilera, J. Mármol y S. Bermúaez de lio-*r.orno las clel artículo y sustantivo, sustantivo'y adjetivo'
óast¡
(1817-1883), quien, por cierto, en algunas ocasiones
O" a pri ercétera:
rner hemistiquio una forma dactílica. De los magnates, de los : felices de esta vida,
Junto a este tipo de alejandrino, Ias demás vdriantes
s6¡¡
tienen importancia secundaria. Asi Ia variante dactílica apare¡¡ o h pasa al interior de la palabra, y en este caso puede re-
nio Machado emplea casi excrusi'amente esta dtiry":::";üu frrori"", Tres grandes metras-.. El tredecasil¿'o..., AUCh'
en toda su obra. Un cambio patente a favor ¿" 'arian;;"^T,-
lu i""r._^'qiq W>J:^ii'^^". z+sz. Sobre el alejandrino medieval: H' Ureña' Versifica'
rrítmica Io realiza Rubén en las pros¿ "4 Poli. clV'r',:: í1"" ri"t., con rica bibliografía en las notas' A' Carballo Picazo'
entonces es la modaltdad rítmi." r"u.' JJ#,ÍJ"i"i :',:l;"|h{ (-':,1Íirr" áe los "studíos de métrica española' "Clavileñon' vII' 195ó'
modernista; así 1o prueba Darío en su obra poster;o..
:
u -'' , ,n náss. 54 y sigs. (con bibliografía crjtica). c. Barre¡a, El ale'
ul* ñ*i-il,^*r"irf,7tono, F;tli, xx, 1918, págs. l-2ó. p. Irenríquez rtreña, La
gones, R. Jaimes Freyre, J. R. Jimén"r,"-
yri;';:;;"{.!,1:
nombre de la variante dactílica se funda enla sonat¿¡za de
io'd:::,"ir-.*Utt, vII, 1945, págs.45{7. G. Cirot, Sur le mester de clere-
D*ario tot":;;'iílv, ts¿2, páes. tló; Inventaire estimatifMolina'du mester de cle-
que sirvió de modelo métrico en varias,poesías.a olg.rnos
pl.tas
fu',-"'iLi-xtvlll, 19{ó, págs. 193-209' J' saavedra EI verso de
(s. Rueda, J. sanros chocano, A. Nervo). Ei aleja'iri-ino noo:'i'l,."t"rín de Filología' (chile), vI, 195G1951, pács 253-31ó' H' H'
teiriario
aparece por primera vez ocasionalmente como verso d" combina. cl?r'",':'
il"¡t^ic aatterns in Otd Spmúsh verse, nEstudios dedicados a
ción en la Elegía pagana y en el Noctt¿rno I Ce Darío; !!]i3J"íta^1", V, Madrid, 1954, págs. 151 1ó3. Véanse también referen-
"rto fue
posible por haber estabrecido er encabargamienro sintá.ctico Tt:':;cuaderna via. Sobre el alejandrino moderno y el Modernismo:
i¡ps la poesía lrancesa v la española desde
los dos hemistiquios r83' sin embargo, nunca arcanzó autonomia T.^"irJlru""o", Relaciones entre (Madrid), VIII' 1914' páss' 55-65'
El alejandrino a la francesa fue cr¡lti'ado en el l\.loder¡]5¡¡o l,'í)-*ont¡"¡t^o, .Revista de Librosu
de Rubén Darío' Pa'
por Darío en el soneto Los piratas (en el Canto errante, lg¡j), :i; ;. Mapes, L'influence franlaíse dans I'oeuvre
unamuno en algunos sonetos del Roscrla cle soneic,s líricos ":";;;- .r¿nr. tzo v sigs' Francisco Maldonado de Guevara' LaRdL'
función
IV'
francés en el aleiandrino español de Rubén
Darío'
(t910), y por otros. La popularidad c{el alejancliino ha ido 3r;;;;;"";r;r" aleiandrino' ídem' págs' 38138ó' Roger
des iig-,-post.9-58;
I)namuno v el verso
pués disminuvendo notablemente. De algrrnas forrnas poéticas, Del aleiandrino aI verso tibre' BAAL' XVI' 194?' especial-
como el soneto, ha sido eliminado por completo. El r-rso poü. í.'iír*e"a", G' Diaz Plaja' Modernísrtto lrente a 96' Madrid'
rrítmico del alejandrino predomina, aunque a r,,eces se noh il" t^i páginas 92-101.
alejandrino en Rosalía de castro, págs. 281 y sigs.).
üiil"ro..i"l*ente el
Ia melta al tipo trocaico del Romanticismo. Los poetas 5s eI imaginario verso iámbico de trece síIa'
Sobre
apartan de las innovaciones del Modernismo, demasiaclo atr+
"ii, Vi.,jñ" Cifuentes,
iutio
prru¿¡ot de métrica española, Santiago de Chile' 1929' págs' 13-75;
págs 15l-156' P' Henríquez
vidas y poco favorecedoras, especialmente en lo que respecta ll'urrro anapéstico dc trece sítabos' ídem'
lrr¡u, fo métrica de los poetas mexicanos en la época de Ia Independen-
al trato de la cesura intensa, cuidando, como ya en su tiempo
c,o, "Bof"tin de la Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadísticao' VII'
hizo V. Hugo en sus alexandrins ternailes, que el acento fijo Xy' RHi' L' 1920' págs' 32{327'
tg\,q,paes. 1928, v Rubén Darío
y el siglo
del verso caiga en la sexta sílaba, y que esta posea un claro soneto en alejandrinos'
Véase también la referencia del
acento prosódico. Los alejandrinos de ros Tetrástrof os a nuestro
señor Santiago de Dictinio del Castiilo Elejabeytia, que recuer.
dan la antigua cuaderna vía, están escritos enteramlnte en la VERSOS DE MÁS DE CATORCE SfLABAS
variante dactílica.
Coneltetradecasílaboseacabalaseriedeloshabituales
versos regulares. Algunos versos isosilábicos más largos que
l&t Comp. Ias listas de versos ternarios de Rubén y otros poetas tienen haita sílabas, se dan en casos aislados en el
J. Saavedra Molina, ob. cit., págs. 2ó y sigs.
en
'ei'tidós
Romanticismo y, durante algún tiempo y con más frecuencia'
176 Manual d.e persiÍicación españnt^
que no se discuten, correspond.en precisamente u Knittelpe¡s 've¡so ru¿doso', RFE, XLVIU, 1%5, pá81-
) Guevara,
ciones, sin necesidad de alterarlos. por esto, la tesis ".tas
Oü.;o*
es muy plausible porque busca el modelo y origen d"l;.H '#;;:
del Cid en ios salmos de la iglesia, aún EL VBRSO DEL ROMINCERO
ten las condiciones históricas y temáticas del influjo O.t
rrataÍloS del verso del Romancero en el estudio del
sa6o octosl-
eclesiástico e.
El verso lírico del siglo xtrr que, como en el caso ¡.) compuesto, y como silábico y como anisosilábico,
na tt María, oscila entre cinco A quince sílabas, ,"".üi,,f," a"impley
en el siglo siguiente en otro, cuya flucruación silábi;::"I, Tít^*;o',^r:-:"':"1""1i::";::'^i:t::"":1T^::"":,i"J;;::
t'y::;
nima, y que puede equilibrars. rn"Oli"^l: diferentes; dependen de cómo se considere su origen
in n"^-^"r"r.
!t1fl l¡¡FJ
v de los poetas en que se estudie'
_""".*.i..
poesía popular conserva este carácter fluctuante ¡ti
a través a., I T l-a"nn¡ción, neutral y con menos prejuicios, de Michel
siglos ra. En cambio, la poesÍa culta del-s"" ;;,
,;O*itrJI ,.rl"rÉ puede explicarsepara así: se trata en sus orígenesró de
trovadoresca, ofrece ya un verso rigurosamente silábico. la cesura intensa, cu)'os hemis-
Íií"*" iargo, dispuesto
Para más amplia orientación, véase el estudio de los fluctuantes en el número de sílabas y se influyen
rentes versos siiábicos, donde en los párrafos relativos
dite ]j,,io, son
¿
historia de cada uno se hacen referencias a este aspecto ds ¡¡ lT,i"u¡¡"n," con la finalidad de lograr un equilibrio aproximado
5¡ l"*lá del verso entero. Debido a la oscilación del
desarrollo. "*t"ntión los acentos obligatorios al final de cada he-
?ir*"ro cte sílabas-,
siempre en una sílaba determinada,
Br¡I-rocn¡rfe: R. Menéndez Pidal, Elena t María, RFE, I, 1914, p{g5.91 ,jrtiquio no pueden caerpor
se encuentran, orden de frecuencia, en la quinta
9ó (trata también de santa María Egipciaca); Alguno5 caracteres p)i¡nq¡. ,i,
'l éu" y raras veces en la sexta sílaba. Esto significa que
diales de,la literatura española, BHi, XX, l9l8, págs. Z0rZ32, y como Intro. atarta,
ducción de la Historia General de las Líteraturas Hispánicas, I, Ba¡sg16 t-os hemistiquios
pueden formarse con un hexasílabo, un penta-
na, 1949, págs. XIII-LIX (Observaciones métricas sobre Elena y ¡4ar¡0, ,lnUo o un heptasílabo, los cuales a su vez, pueden tener las
Razón de amor, María Egípciaca, Libre dels tres Reys de Orient, Cántico
tres terminaciones
posibles en el verso español.
del velador); Rotnancero, I, cap. IV. H. Ureña, Versíficación, en especial Antes de Juan de Mena se dan en casos aislados algunas
páginas 25 y sigs.; Estudios, págs.29 y sigs.; Problemas del verso españo¡. en este arte mayor, acaso muy importantes en la
La versificación lluctuante en la poesía de ta Ed,ad Media (IIN-1400), sCv. excepciones 'el primer hemistiquio tiene
destión de los orígenes: en ellas
sos y Conferenciaso, IX, Buenos Aires, 1936, págs. 491-505. Un estudio
detenido de la métrica del Libre dels tres Reys de oríent, en la edición un acento fijo en la tercera sílaba en lugar de la cuarta;
y comentarios de Manuel Alvar, Libro de la Infancía y Muerte de Jesús Porque cesen tan grandes dolores 17.
(nuevo título de la obra, propuesto por el editor), Madrid, 195ó, pági. Quanto somos más dignos de Pen¿ lE.
m,sFIcAcróN esp. 7
-
wrsos: el de arte maYor tnt
n"rg de
7u rnc Doetas castellanos en los siglos xrv y xv' Su base
P. Henríquez
#;
"1,"j111
?ureña I
J; arn';'"tl
se varen Ji:li*"ff #::*roü
i";';del testimonio de s"otiltlll* r fidt\ry.,';;
- ¡ill gs--
ál dodecasílabo compuestor
al
del latín medieval' Un
!
originario ritmo trocar-'
¿-^^
los
Ios acentos caracterÍsticos y
característicos v del ritrnn dáctílico a-t
ritmo dáctílicn responde -:-^i^ -:¿-^
para derivarlo de los endecasílabos fluctuantes de
¿"t ^-^'ru'dC
-lJ0\
"rtuTlq
..;.^
.1" gait¿
?X;; sus hemistiquios
tñ'io-acentuación dactílica de los restantes y la eliminación
l¡J-q\
Itino R,'l frl como ¡nrrece nor ciernnlo en lec *,,;-r-.*"e& Ú',?o-l^"*tis en algunos de ellos debe obedecer a la asocia-
::i*:').'x.:::.:o"1:::"J,f
pulares de Galicia y Portugal. Sirva la "1,:,:1:':*::ff 'T".ilf;
d: ñt dl,:";- tal dodecasílabo con los ritmos y cadencias de las
versos siguientes para demostrar la afrnidad ::Tr^T:::i
de ambos tipqs: YL^l'nu¡"gas. Los dos componentes indicados habían sido se'
d"5iÁent previstos en las hipótesis anteriores. A lo largo
endecasílabo del tipo 83: Soy garridilla s pierdo sa¿ón
arte mayor ó-ó : [Yo] soy garridilla s pierdo sazóo. f'.Iá"ru.rollo, el nuevo producto acentuó la preponderancia
T,r"il"^"n o musical, dactílico,6' sin
prescindir del sello corres-
a su base románica'
Esta teoría no explica, como señaló T. Navarroa2, laprese¡gia IoJttnr"
*Tnn a esta opinión, [-e Gentil defiende su tesis ya art'
de numerosos hemistiquios trocaicos, que.parecen requerir oba " expuesta con amplitudf,: toma por base el decasí-
base. Los adónicos doblados de Nebrija (óoo óo; véase el peu ,iorm"nt
tasílabo) y las tesis que se basan en ellos, abarcan tamüih I* oro*ttal francés, y remite a los hemistiquios con acen-
sólo la variante dactílica del arte mayor. Por el contrario TÁ'n tercera sÍlaba en el Rimado de Palacio y a los authen'
',ioru décasyllabes d césure épique de Pérez de Guzmán, y a
la base predominantemente dactílica se opone a la derivació¡ 'ilroerial y Juan de Padilla. Llama la atención sobre uqu'on pou-
del endecasílabo latino (trocaico) medieval (Noctis sr¿b silar
tio tempore brumali) o del décasyllabe césuré ri cinq ¡g5pec. ilit t...1 en jouant des diverses césures épique, lyrique et enjam-
i*,", r*naer les vers de Joáo Bolseyro comme des décasy-
tivamente. Clair Tisseur 43, E. Stengel { y Morel-Fatio se i¡cü. de la forma
nan, en grado diferente, a esta suposición. T. Navarro propg& Irtor; y pone de relieve expresamente que, al lado (procedente
una solución de compromiso, que aprecia tanto Ias condicionq rrás conocida del decasílabo 4 * 6 provenzal francés
ae la poesia
culta, del cual toma origen el endecasílabo italiano
históricas como las rítmicas. Con referencia a Santillana, buse
vespañol), existe también un decasílabo popular con disposición
el precursor inmediato del arte mayor en Galicia y Portugal, que en terminación femenina es idéntico con la forma
donde ya en. el siglo xrir las variantes características se e$ í+io, ae. Y en cuanto al ritmo dice que:
normal del arte mayor "cha-
cuentran reunidas en una cantiga de Juliáo Bolseyro a5: rl¡
cantiga de Bolseyro anticipa el modelo de la copla y metro de d¡n sait que le décasyllabe lyrique était partout chanté aussi
bien sur une mélodie en mode dactylique que sur une mélodie
arte mayor que habían de recoger y cultivar con sorprendeile w.
en mode trochaique...*
3E Ant., X, págs. 173-179. 16 Métrica, págs. 9&9.
ie El arte mayor de Juan de Mena, AUCh, CXVIII, 190ó, págs. l?til, a Formes, págs. 408439 (I¿s origines de l'atte mayor).
4 Canc. da Aiuda, II, Halle, 1904, págs. 8*94 y 927. s Comp. Suchier, Verslehre, pá9. 62.
at Versificación, págs. 22-24 y 6c".71; Estudios, págs. 27-29 y 5ó.58. o Sirvan de ejemplo los dos siguientes versos que Morel-Fatio (ob.
12 Métrica, pá9,.97. pá9. 2@) coloca uno debajo de otro:
cit.,
a3 Modestes observdtions sur l'art de versifíer, Lyon, 1E93, págs.
A¡ras este escole I de tous biens entendrc (siglo xru)
ó0
y sigs.
4a Verslehre, páe. 34, y KJB, III, pág. fl. Al muy prepotente / Don Juan eI Segundo (Juan de Mena)
45 Canc. da Vaticana, n.'óó8; publicado en D. C. Clarke, The coplad¿ s Le Gentil, D¡sa,¿ssions sur la versificatíon espagnole médiévale - d
propos d'un livre récent, <Romance Philologyr, XII, 1958, donde se en-
alte mayor, HR, VIiI, 19,10, págs. 2ll-212, que fue la primera en señalu q¡entra expllesta esta tesis, y en ta pág. 2l las dos citas del párrafo.
esta poesía en relación con el presente asunto,
196 Manual de lersificación
_* españt á2 rersos: el tle arie mayor
-. *- 197
- _g!"
C145""
La discusión, que se inicia con Nebriju,.l: r" ta conctrfii , :^rreÍrcnto del uso de este
\¡erso que, abundante en el Catt'
aún en nuestros días porque no se ha podido polter en ci et "'::^ Baena, alcanza su auge hacia la mitad del siglo xt"
áp.
esta cuestión cle una manera unánime. t:1" jro a" ci7fle,rur*-o-nto de Juan de Mená, y su mayor corrección silá'
l" ;ülI pt uqv-
TERCERA PARTE
C¿pÍrulo I
NOTAS PRELI[IINARES
de la personalidad y del yoo 33. Aunque no está en relació¡ ¿¡. La tradicional disposición rigurosa en cuartetas no se cum-
recta con el tema, hay que mencionar también el gran alcance ple siempre,
y se halla a veces la forma continua, más antigua;
que tuvieron los romances históricos, inagotable fuente de i¡s. i lor tornunces con estribillo siguen empleándose'
piración del teatro nacional. ' 6 parut del poco interés patente en Rubén Darío, el romance
Mediado el siglo xvrr se inicia la decadencia, y en el xvul cono forma de poesía lírica se estimó mucho
entre los moder-
el romance llega a su índice de creación más bajo. La dege. ¡istas del mundo hispánico
y los poetas del 98. Se tienen por
neración de algunos de los populares llega al punto de que el Obrur tnu"rtras de la
poesía en romance: La tierra de Alvargon'
Gobierno prohibe imprimirlos (1767 y otras veces)v. Los me. zátez de A. Machado, Romancero del destierro de Unamuno y
dios literarios cultos se inclinan por Francia, atraídos por el los romances de Río de Enero de Alfonso
Reyes. De otros poetas
prestigio de su teatro clásico y por la novedad de la llustración. Salvador Rueda ( Romancero), Lugones ( Romances
citaremos:
de Río Seco) y González Prada
que favorecen los Borbones reinantes en España. El espíritu (Baladas peruanas).
del Boileau preceptista domina la iiteratura de la Corte desde La innovación más esencial del Modernismo en el campo
la Poética de Luzán (1737) hasta el Arte de hablar de J. Gómez del romance, intentada por primera vez por Rubén Darío, resultó
Hermosilla (1825), que Fernando VII declara texto oñcial para perturbadora. En los clncuenta y un versos de Por el influio de
España. En este ambiente el romance se considera forma de ia primavera (poesía de Cantos de '¿ida y esperanza) de Rubén
escaso valor, aunque en ocasiones algunos poetas vuelvan a Darro cambia la asonancia cada vez que lo hace el curso de
él como signo de reacción castiza. Así en Huerta, E. G. Lobo, las ideas, y esto resultó algo semejante a la estrofa; cada uno
Meléndez Valdés, Cienfucgos, Quintana, Lista, y sobre todo en de los períodos termina con un pie quebrado, cuyo número
N. F. de Moratín, autores que son en esto puente para la época de sílabas es fluctuante. Darío fue imitado en este sentido sólo
siguiente. ocasionalmente por G. Mistral (La espera inútil) y M' Machado
El gusto por la lírica y el renovado interés hacia los temas (Don Carnaval), donde, por influjo de la cuarteta asonantada
históricos y legendarios ofrecen al romance en el Romanticismo popular, se cambia la asonancia de cuarteta en cuarteta, man-
amplio cauce, y le aseguran un intenso cultivo; poetas como teniéndose el ritmo y las condiciones del romance.
32 Por ejemplo, Quiiote, II, cap. LVII.
33 L. Pfandl , Spanische Romanien, Halle, 1933, pág. 1ó, 35 los dos sobrínos: I: io; II: a-a; III: ia; IV: e-a; V: e-o; A Madtíd
Er M. Pidal, Rotnancero If , pág. 249. me vuelvo: I: a<; II: e-a; III: eo.
218 Manual d e versif icación esp"lio^
También en la poesía actual el romance mantiene .,, ..\
fl¡ownce págs. l0rl42, B' F. Swedelius, Is
"'the
--- BHi, XXi, 1919,
y P. Salinas Io testimonia en estos -* vt80\ ro, torttonces,
n; Romance always quaternary?, MLN, XXXIX, 1934, pág,s. M3444.
que sislo xx es rn
c¡ue el siglo .'::iT:s:
exrrenrrrina.r^ siglo
un exrraordinario ^'€ntendeqqt
roman.ista...'i.;Tn YilOnoto, Poésie et musique dans l'oeu'tne des vihuelistes, $ I, 'Anna-
el gran número de poetas que usan el romance-. Zp poa v,?Irr"icf,tosiques', IV, 195ó, págs. 8996, I¿s roman¿es (estudia especial-
calidad de estos poetas, ya que ninguno de los U""no""ta¡taf¡ 7^a*U parte musical del romance; con bibliografla). G. Cirot, Cantares
en la lista de rornancistas. 3." por el valor de Ia poesía Tho*rt, simple apercu, BHi, XLVII, 1945, págs' 1'25 v ló9 l8ó. D-1949, C'
Oua'n* 2l.J on the early romances and canta¡es, HR, XVII,
dujeron empieando esta forma; no es que la ,rr"io., pa;;rnas uffii" n"*orks
menores, es que les sirvió para Io mejor de su ob.a, *tU, Metric problems ín the Cancíonero de romarTces, HR, XXIII,
tidos casos'3ó. La obra maestra es el Romancero gitano l¡ps
er¡ K^ ASt. 18&199. Ludwig Pfandl, Spanbche Romanzen, "Sammlung rc
A9'CU. ;oi*¡"" übungstexte,, 21, Halle/Saale, 1933 (con i¡troducción e indic¿'
cía Lorca, y gozan también de mucho_aprecio los Rora-a¡¿¿, Pedro Salinas, El romancismo y el siglo XX, <Ht
del 800 de Fernando Villalón (1929). lncs bibliográñcas).
págs.
Cántico de Guillén, cuya última parte está
0"". citar,.¿j]¡¡¿*,
-T:y eicrita ["j" ^ Archer M. Iluntington', Wellesley, Mass., 1952, 499-527'
En lo que respecta a la terminologla, hay gue menq¡6na, l*ini^ la forma hexasílaba, se emplea primero en la poesía
que algunos libros de métrica entienden por.romanciilos "n y en las endechas melancólicas, y también
espo iio"r^ unurr.óntica
cialmente Ios compuestos con versos hexasílabos.; y denominan ';ii, puru tratar temas satíricos e incluso religiosos. Las clases
a los compr-restos con heptasílabos, romance endecha o endecllao í oó"sia más importantes que usan el romancillo son, junto
por su empleo característico en esta clase de poesÍa. Los ru l-'lo ."n.ionada endecha, las letras, letrillas y barquillas;
mances en tetrasílabos no se dan con frecuencia y son de orige¡ i.tas últimas derii'an su nombre del famoso romaniillo Pobre
&. Lope, GÓngora, Quevedo y
reciente. iarquítla mía de Lope cie Vega
nror lo cultivaron en
proporción considerable ar. Desde Lope a2
Resumen histórico: Como derivación del rornance, el roman arraigan
cn el tcatro de los Siglos de Oro como intermedios
cillo podría suponerse que participa en las discusiones de su ljricos, Por lo
gencral cantados'
origen. Sin embargo, su carácter ajeno a la poesía épica, el cn En el sigio xvlrt fue ignorado por largo tiempo; en el último
pleo de versos todavía más cortos que el octosílabo y del estri. tercio, sin embargo, experimentó un reflorecimiento como conse-
billo distribuido regularmente en su extensión, qúe se da cou cuencia del nuevo auge del
género anacreóntico, impulsado
bastante frecuencia, explicarían más bien su procedencia de por Meléndez Valdés )' por Cadalso, y entonces se convierte
una forma originaria lírica y estrófi.ca; manteniendo los versos en la forma básica de numerosas odas anacreónticas, letrillas,
cortos, habría adoptado sólo más tarde la forma del roma¡q¿, idilios, cantilenas y romances menores en los indicados Melén-
semejante al tipo de los novelescos. dez Valdés y Cadalso, y en poetas de la misma época col-no
El romancillo aparece por primera vez en la Serranilla de Iglesias de la Casa, Forner, Sánchez Barbero y otros 43. Una
la Zarzuela, nYo me J¡va, mi madre, / a yilla Reale...¡ (acaso ooesía en rornancillos de extensión verdaderamente épica es la
de principios del siglo xv) con carácter de poesía popular. Ia Himnodia o 't'astos del Crístianismo de José María Vaca de
fluctuación en el número de sílabas (hexasílabos y heptasílabos) 6nmánu.
también viene al caso; y por esto H. Ureña supone que su forma En el Romanticismo disminuye su importancia; ofrecen ejem-
primitiva fue la seguidilla 3E. Sólo en el último tercio del si. plos Zorrilla (Incansecuencia)-v Avellaneda (A una nnriposa).
glo xvr fue acogido poco a poco en los Cancioneros de la poesía Qtro tanto cabe decir de la siguiente época; es digno de notarse
culta 3e. el romancillo tetrasílabo oUna noche-tuve un sueño...o de
3? La endecha es una poesfa eleglaca; generalmente el nombre se rc. Rubén v el Canto nocturno de los marineros andaluces de
fiere a! asunto. Prevalece el usc del rcmancillo heptasílabo c también 40 BAE, XVI, n.os 1781-1784. Véase antes, pág. 101.
hexasílabo, y es menos frecuente el empleo de redondillas y versos ll Comp. BAE, XVI, págs. ó01 y sigs.
sueltos. f2 Morley-Bruerton, Chronology, págs. 101-102.
$ H. Ureña, Versif icacíón, pág. 31 ., y Estudios, pág. 33. r¡ Comp. BAE, LXI, págs.26&275,307-318,415 y sigs.; BAE, LXIII, pá-
3e Por primera vez en el Cancíonerillo de la Biblioteca Ambrosiana, ginas 93-131, 320-322.
1589. {1 BAE, LXI, págs. 31}353.
223
222 Manual f,e versificaci(n
g$r. .r lgtt'-'-
F?-^t¡"rentes innovaciones del Modernismo sobre la dis-
romancillo con estribillo. üt t" de distintas clases de versos se señalarán
Y*"1
'
' ta 1l IA
'
mezcla sv
¡tle¿es
vnsirrc¡cróN ese,
- 8
226 Manual d e versificacióh
espaXo^
de dos 'ersos 227
El pareado, forma primitiva de la poesía, puede ¡¡r offofa
ha¡".]\
jT?J"::""*:::.i""'"i:::+:ü.'l* 1, a"tla XI de la Historia troyana (hacia l27O¡t. El hecho
affi
(estribillos, refranes, etc.) no hay que buscar en otras ? i.,i l^ rima pareada penetre en el romance hace deducir
'*xi:ff "::::: cuando los pareados van en r;r")tbs
el origen; no obstante, ;;il} fJl*irr"""ia.del
pareado en la poesía narrativa del siglo xv
o t*r pareado narrativo, dejando aparte unas pocas excep
a.
1l fl r
I
versos o bien diferente, y con varias a*"ra;, .#' 7^" tercetos encadenados en endecasílabos se
encuentran
apenas logró autonomía estróñca. En esta función ,. Jr'}, pfl1'lio parte de los sonetos del Marqués de Santillana'
muy raras veces; así en las Cient trinad.as a loor ¿" ioll,-Th
María (aI a1 a s) de Fernán Pérez de Guzmántu y en .f frrll'n DANTESCo' El terceto dantesco (llamado también
de Ia Doctrina (as as aE con estribilto) de. pedrt.de i.;;dT;
ÉLtERcETo
- tima, tercla rlIIIa,- terccto
encadenado, cadenas o scnci-
Es digna de notarse en ambos casos la rima única que r? ' prza^:::';;rceto) es una estrofa isomérrica de tres versQs ende-
senta la más antigua forma de la estrofa ro*ani.á ¿."ft* nry,:i:.lon.t esquema de rima fijo ABA BCB CDC' etc' En
versos tt. Un ejemplo del terceto estrófico en hexasílaU.r'O]il ü::::;rtf, riman el primer y el tcrcer verso' mientras que el
misma medida con Ia rima aab lo ofrece Don_ Alv-aro d. tuo, elemento de la rima que enlaza con Ia siguiente
(muerto en 1453) en el Cancionero-de Palacío (n-' 3). ¡¡ forna Itrlv"- el
?F^^:";,
' un firme lazo entre las estro'
l^,^ta. De este mooo se establece
aislada o mezclada con estrofas bisílabas y tetrasílabas, * fl"r]t """ -Cot-t'to
proceden las denominaciones de cadena ) terceto
encuentra también en la poesia sentenciosa. El uso más inpgi Y-il"n^áo. ninguna rima debe quedar sin corres.pon-
tante de esta clase de tercetos se limitó a-su_empleo eu h ¿w2---'poesía en tercetos termlna en un cuarteto de rimas
lncia, la
composición de estrofas largas (así en las de doce versos¡ s 5:;r (iZYZ) o en un verso aislado que rima con el interior
como cabeza de villancicos, en lo que obtuvo su mayor diWL Precedente (YzY z)'
gación. Le Gentil ha establecido una instructiva cronología de
írlr ".ttoru
"'Lo, ,"r"",os, del mismo modo que los pareados' se dan siem-
los tipos de tercetos en las cabezas, parangonándolos con las largas 2' No obstante' se obsen"a rigurosamente Ia
formas semejantes de Francia re. "r"l ,"ri", de estrófica con el sentido' conforme a
Anterior al Renacimiento se encuentra un tipo de terceb [l.i¿"n"i" ia unidad z3' subra-
ii, i*ig"".i"s de
los preceptistas de los Siglos de Oro
que, por la disposición de sus rimas, sigue acaso modelos ita. á" esta manera la condición autónoma de esta estrofa'
lianos. Fue introducido quizás a principios del siglo xv por 1*ao
Imperial, poeta seguidor de Dante a; con la forma aba cdc, etc. EjemPlo:
Esquema
hay un testimonio en Gómez Manrique 2r. Este tipo de terceto
usa, sin embargo, versos cortos, y, según parece, no tiene nunca Yo cuidé, dulce bien del alma mía' A
la disposición característica de la terza rima de Dante. Los Que primero con muerte el cuerpo ausente B
Desamparara en tierra sola y fría' A
Y que el rigor pudiera del presente B
16 Canc. siglo XV, n." 302. Dolor humedecer cn vuestros ojos C
r7 BAE, LVII, págs. 37i'378. La Pura claridad Y luz ardiente; B
lE En versos largos ya se encuentra repetidas veces en el trovador t.l
más antiguo, y es la forma habitual de la estrofa de tres versos en el I
La esquiva soledad Y mi Porfía' X
francés antiguo. Tiene su modelo en las correspondientes formas de la i
La tristeza ]' ternor de mi cuiCado Y
baja latinidad o, según opinión contraria, en el zéjel. Véase Jeanroy, Origi. míal X
nes, págs. 3*3n, y H. Chatelain, Recherches sur le vers frarqaís au XY, \,
Me dividen de vos, ¡oh alma
siDcle, París, 1908, pág. 116. I
presenta en una proporción considerable en dos extensas epís. Historia de Ia literatura espaftola, lÍ,5.'
i caro), véase A. Valbuena Prat,
tolas v en otras dos poesías que tituló capítulos, siguiendo ,d., Bu.."lonu, 195?, pág. 265, y la bibliografÍa que alli se cita' D' Alonso'
también en esto modelos italianos ¿. Garcilaso usa la nueva
I
Ma'
H'Fon¡o de la ,tEpístola moral", en Dos españoles del Siglo de Oro,
drid, 1960, Págs, 103-239.
30 oNo he de callar,, BAE, LXiX, págs. 37.39.
3r BAE, LXIII, Págs. 249'252.
24 Véanse los testímonios reunidos en ldem, pág. ?!,3. 32 BAE, XlX, págs. 7181.
zs BAE, XXXII, páe. 458. 33 Véase el cuadro sinóptico de S. G. Morley, en nHomenaje a Me-
4 E¡ el Tercer Libro de las Obras (ed. de W. I. Knapp, Madrid, t975,
nénciez Pidal,, I, Ir/fadrid, 1925, págs. 350-351-
páeinas 377 y sigs.). capitolum fue el título de los can¡i en los códices 3 oson los tercetos para cosas graves', dice Lope de Vega en su
antiguos de la Divína comedia; Iuego fue ampliado hacia el signiñcado
Arte nuevo (BAE, XXXVIÍI', Páe. 232\.
general de poesía en tercetos. Comp. con los Capitoli de Bemi.
236 Manual de versifícoción españoh -*'nla de cuatro versos 237
da)!t, y en Lope entre el 21,9 yo (Los hechos de Garcit*oli --^ medieval; en el Modernismo son muy frecuentes (así en
7,Io/o (El rústtco del cielo)h. y
Í,llr-Ntitdn, Dario, González lvlartínez, otros)
y acaso pro
En el Nlodernismo el cultivo del t^:I."a disminuye co$[ influjo francós.
derablemente en favor de variantes antiguas. y o,.r"uur. ¡¡o *"íi d"l
'lT^^
Un estado intermedio entre el terceto independiente y eI
oUo
tante, Rubén Darío lo empleó hasta Vi,sión. (del Canto . lrl"..o lo forman las estrofas de tres versos de la Corrida
1907) y ocasic¡naknente se halla en Valencia y González"rlronrr, oI'r.rot
IVI¿¡¡¡ $g29) Ce Alberti. Su esquema (ABA CBC DED FEF,
nez, y luego sobre todo en Hispanoamérica se dan todavia que la rima del verso interior enlaza cada
ejemptos que demuestr¡n la vitaliclad de esta forma de estrofaq
iL{-¿ muestraaunque esto no se manifiesta en el curso de
i,T-Aot tercetos,
sjntáctica'
orRAS F0RMAS DEL TERCET0 rrALrANo. terza ¡ima no t'tiiomPotitión
-El
argentino J. M. Gutiérrez emplea acaso por prirnera
-La.
la única estrofa de tres versos, y así encontramos fue Á
.¡ Espaua .,et cfr so poesía E! avq en la mar tercetos independientes aso-
también otras clases de terceto $. Como fueron cuttivados q¡ .l"tuaor y variables de medida con el esquema ABd CDc EFe'
sólo en casos aislados y por poco tiempo, baste aqui algu¡a rd algunos seguidores entre los modernistas, que variaron
íion
referencia breve.
i¡o mar su esquema introducienclo nuevas clases de versos
a) Ya anterior a la introducción del terceto dantesco se iendecasílabos, heptasílabos
y pentasílabos) y otras series de
encuentra una forma de terceto de versos largos que presci¡dg asonantes Y consonantes'
del encadenamiento de las rimas entre las estrofas (terceb '
rirnas
iil_lü:ii+ :j:il"*
como pieza pa ra o tras compos ic io"". ""¿
L-rrtillana Esta cornposición muestra coplas de arte menor
todavía un predominio frente a ia variante
más antirru.iu..o ñn tres rimas) que alternan con redondillas del tipo abba, y
aceptabre considerarra co¡no modificació"
ri' i]or"" pt"t"ntar así la fase originaria de la redondilla; tam-
tipo abab, como r<¡ hace T. Navarro, cuanto i-poiiJn.i orl rn.*n
podrá dejarse por entero de lacio que, en casos aislados, la
más si ," ,i.'u
cuenta la tenclencia por la rima ab,r.¿zarla rrii"il-"-,^"tn. au
(abba) en la poesia 'Jondilla proceda de la copla de arte menor, aunque no parece
española de fines de la Edad N,Icdia rr:udu
mnveniente que se derive por entero de ella por razones cro-
-oolOg"ut
Existen, sin ernbargo, inconvenientes fundamentales y de su organización. Desde mediados del siglo xv la
que se
|,pla de arte menor pierde su importancia y se asimila a la
oponen a ra derir,'ación de ra variante
abab dcr áirii.ot o.,,
nario, pues habría que suponer que, según d,pla castellana, que entonces se
pone de moda. Sólo cuando
alternan rigurosamente las terminaciones el modelo latino,
masculinas (aguO¿5¡ ésla, en el
úitimo cuarto del siglo xvl, se descompone en dos
y femeninas (llanas) (a r b - a t b crofas autónomas de cuatro versos cada una, se produce el
^). Este tenóm.". á,fr.*,.
Gil Vicente. Otra diñcultad ," p."r".rtu. por el hecho de que f€peqtino incremento de la redondilla. Por su organización de
cuátro rimas, la copla casteliana ofreció condiciones incompa-
emplearon también tetrasíraboi, hexasílábot se
difícilmente pueden entonces derivarse v """lrii.u"l
del dístico ;r;*n[: rablemente más favorables para la formación de la redondilla,
II. La redondilla más moderna se produjo por el pues bastaba un corte de sentido después del cuarto verso
de la estrofa cie ocho versosi es posible desdoble 'para
q,l. t" dar autonomía a cada parte de estrofa, ya independiente
cuatro versos que acabamos de tratár, estroia Ae
haya favoreci¿á-i"i en Ia métrica.
tición. Se discute si la estrofa de ocho nur.
u"rror, que en último tér- El máximo florecimiento de la redondilla (abba) como es-
mino es provenzar, introducida en castira trofa autónoma en la lírica v el teatro se inicia después de 1575.
y por varjos caminos, ha de considerarse en diferent", ii.*po, Ya había aparecido en algunas ocasiones, rnuy a principios del
como la copla de arte
menor, esto es, como una forma gallego_portrrg.r"ru, -1"*o trvf, en la poesía dramática, como en Gil Vicente, que escribió
quiere Clarke s6, o como copla castellaia, de 1502 a 1536 se' en el Coloquio de las datnas valencianas (1521)
llamaaa támUiin copta Ó; el anónimo Auto de la Assump
son dos tardías formas provenzales, de Juan Fernández de Heredia
ilti:il:r:;: según opina ór; y partes de Lucas Fernández. En
tion de Nuestra Señora en
s4 Acaso por primera este tiempo su alcance en la lírica es aún insignificante. Cristóbal
_vez en uso dependiente en
amor, en las Cánticas rle loores, el Libro de buen de Castillejo v Boscán ni siquiera usan la redondilla; Garcilaso
16óg y sig., ], ló73 y sig. Lucgo, por
estrs.
ejemplo, en oLa tu noble esperanCa>.
en el Rimado dc palacio,8,.\E, LüU,
página 454. s Ant., I\t/, páe. 312.
5s Le Gentir, en relación s9 En Gil Vicente: "the single redondilla is used for entire playsr.
con Ia estrofa de ocho versos opina lo
guiente: donné que Ie quairain embrassé a si- Morley, Strophes, pág. 513.
"étant
goüté au Sud des pvréni1, on'por..oir-O"r.". été particuliérement ó0 La atribución no es segura. Según Paz y Melia, el autor sería Luis
que abab abab a donné
naissance á abba abba,. (.Formr, p¿g.
Jsi-^' Margarit Véase D. McPheeters, en (Symposiurno, X, 195ó; pág. 158 (Re-
:Á Redondilla and copla,d.e arte'"io"ii,'HR, IX, 19.11, págs. 489453. seña a T. Navarro, Métrica).
s7 copla mixta es té.rnino .;;;;;;; ^d" .rt.of" ce octosílebos 6t L. Rouanet, Colección de autos, larsas y coloquios del siglo XVI,IV,
extensión .'ariabie (7-ll"iversos), con de Barcelona-Madrid, 1901, págs. 437462; en la Farsa o cuasí comedia Ce
en semiestrofas asimétricas- (4 + 3 : a i tr"s o crrotro rimas, dispuestas
dos,
Lucas Fernández (en Farsas y Eglogas..., Madrid, 18ó7, págs: 85, 89, 91,
+ '*
trica, ert el lndice de estrofas, pág. 525. iS-*' Ol. Véase T. Navarro, lfé-
etcétera).
245
Manual de versilicacióa de cuat'.o'.''"tot
cst¡ofa
¡n,
'rn"rr.ru"",1Tjj'"i;, j^"11"0.t:"'i:":*::r:"il:" j:#^-x
" ^r ".*:^- ---'rro
:T.:',11Jil"T"i:?,J:"in';";f :T,Xi'T:i:"",:::,::T"ü
Sa de Miranda y Jorge de Montemayor;
u*ph
GQ
proporcrón es Diego
en mayor proporción Dieso Hurrado Oe MenOoza
nr2:t;, ffi
',,-,.t"j."^#"i".-O^ul-t:
Al lado de la forma fundamental abba, se presenta también la (llamada también copla o cantar) es
La cuarteta asonantacla
redondilla cruzada; Avellaneda usa las dos variantes en forma cle ocho o menos sílabas' que
consciente y con entera intención artística empleancio el tipo unñrirái" isométrica cle ul""ns quedanclo los impares sin corres-
abab sólo en las poesías (por ejemplo, en A nú jitguero, Ia en los pares tiene asonancia'
claramente del romance
pondencia en la rima' Só1o se distingue
seretTata del poetu y otras), y el tipo abba en sus obras dramá. 6 la asonancia cambia en cada
ticas (así en Recaredo, Catalina v otras) ñ. ;;;;; ;; da aislada o c'anclo con frecuencia la asonancia
estrofa. En otros casos se
halla
se ciiferencia del romance tan sólo por
continuada, u "'"o''t"'
62 Véase D. C. Cla¡ke, ob. cit., págs. 492.493. el riguroso cierre ¿t tá "tttofa
y por el asunto' que es' distinto
ó3
Véase el cuadro sinóptico de il,forle)', Strophes, págs. 53úS,¡t.
La propo'ción de la redondilla en las comec]ias de Lope hasta 16lg
1924' oPublications of the Univ.
se presenta asÍ: antes de 1ó01, d.el 7,7 9ó hasta el 99,6 96; de 1604 a 160g, lrudis Gómez de Attellanedc' Philadelphia'
entre 41,ó 9/o y- el 90,60/o; de 1609 a 1618, entre el 26,396 y el 25,ó %. (Según of Pennsylvani¿o, págs' 110'v sigs' y glosas, en
i\{orley-Bruerton, Chronology, págs. 49 y sigs., 3E5 y. sigs.) ft Por ejemplo, "n "pigtet"' conlo cabeza de viilancicos
ós véase Edrvin Bucher wiiriams, The rife and. dramatic t+,orks of Ger- la poesía 53¡1s¡clrlsa y semejanies'
246 Marutal de versil;"acíón
españa;a, 247
de cuatro versos
en caCa un¿ 6?. No obstante,
los límites son a t"o^o
ciertos, dado el mutuo influio
Ejempio:
:;,;i;;;:: ";:iq
y; cuarteh.
J,i^"i..-.:*'* forma autónoma de la poesía culta (además de su
teura) aParece acaso por primera vu. en varios
- ^YÁ
Esquema
WiJ^ur
llütw'-" "o^o la Torre 'ry ¡{a
de Francisco de la'T'nea
¡^ t-^-^i-^^,1- de E.pman¿ln de la
Fernando de la Torre
Torrg
No extrañéis, dulces amigos, a *'
que esté mi frente arnrgada; b t-'ú"vor
Fatfán
incrcnento experimenta en el siglo xvrrr; es una for'
yo vivo en paz con Ios hombres c indicada para las tonadillas, y en este uso trata'
y cn guerra con mis cnt¡airas. b ^n''esírófrca de asuntos satíricos. Al lado de los poetas cono'
\2io peneral,
(A. Machado, Provcrbíos 9 cantares, ry;.-*" la cultivaron, como Sánchez Barbero y Lista 71, hay
XXII) que
lil"..n"i""ar sobre todo a Francisco Gregorio de Salas, de
.Resumen históriao: La cuarteta asonantada tendría liiri"rt" la cuarteta en una de las formas predilectas sus
que ha. la humorís-
berse originado, en último lugar, por ,a parrición
¿.i p'i"uAo iiiiu^ut, y la usa casi exclusivamente en poesía
de versos largos asonantad.os. Descle la primera Tí l,¡ro, o muebles que vio el autor en variaÉ casasn'
"o"i,ir?n .o
la jarcha núm. 4 (.Gar-icl vos, ay yermaniellar,) _urin*-t" "--Etn'
lu poesía culta del Romanticismo, al lado del romance
carácter lírico, y no puede derivarse cle la base ¿pi., ,u
de nuevo
floreciente, Ia cuarteta sólo es de importancia secrrn-
romances, como opina la mayoría de los investigadores; ,
¿. t más notables cie la época, E¡pronceda,
iá¡it "nt .los poetas
gunos de ellos ra consideran incruso como Ia formá al.
iiOr'u" de Rivas y Avellaneda no parecen emplearla; Zorrilla
oris;aria -il,
y queias), Bécquer (Rima XXIII) y Ro-
del romance. La rnencionada jarcha asegura ta antigüejai Gobr¡"to, cantares
Ia cuarteta y su carácter popurar, si se acepta este testimonio. Oe
saüa de Castro, sólo en contadas
ocasiones. En mayor propor-
clarke llama la atención sobre fó¡r'as Iíricas ,"-"j"ri", .ián representad.a en Ventura Ruiz Aguilera y Antonio de
el Cancioneiro daVaticanaur; y T. Navarro, sobre alguná, .n
Trueba
"rta
7¡.
."rrro,
de la cuarteta casteilana (Alfonso XI, Juan Manue-r, La vuelta del Modernismo a formas populares, especialmente
y Cancionero de Barbieri), en los siglos xrv y xv(p.¡rran Ruiz
La insufl. en la obra de poetas andeluces, conduce también a una notable
ciencia de ros testimonios se explicá acaso por haberse JirnrlgaciOn de la cuarteta. Así aparece en Baio
la parra (1877)
con las y sainetes
siderado Ia cuarteta como forma popular y t;ivial,.y poi de sal¿ador Rueda, y en gran número en cÓmedias
Ia descuidaron los poetas cultos; el hecho de que-en los"r,o de los hermanos Alvarez Quintero y en la obra de A. Machado,
glos xvr y xvrr se empreara con bastante frecuencia si
en vitan en series o sueltas-
cicos y glosas, parece comprobar su dir.ulgación en
la poesia
popular.
I.A SEGUIDILLA Y SUS FORMAS
67 Para mavor claridad_-damos un ejemplo..
en Veruts de Melílla, de A) FoRMAs FUNDAilTENTALES.-Como en el caso del romance,
Sánchez Barbero (BAE, LXIII, pág. sgal, se insertan
once cuartetas de
asonancia continua e€ en otras formas estróficas.
siendo i¿¿ntrcas al ro no es posible dar una sola definición de la seguidilla que consi'
mance por ia forma, no pueden carificarse de tal, pues
tienen carácter W;
estrófico y además están combinadas con otras formas. 70 BAE. XLII, páes. 56ó-569, n.os VIII-XII; trad. de Juan Owen, n.o
La poesÍa com.
pleta no es un romance por el asunto; el autor
Ia concibió y los epigramas de Marcial, Ausonio, Sannazaro y Owen, eI segundo.
8 Remarks on the early romances and cantares, como cantaE. '¡t La iardinera, BAE, LXVII, pág. 355.
HR, XViI, 1g49, pá.
ginas 96 y sigs. 7¿ BAE, LXVII, págs. 542 y siss.
e Métríca, 55 23 v 95. 73 Sobre su extraordinaria divulgación en la poesfa popular, véase
T. Navarró, Métrica, pág. 541.
q¡ii
lit;:
249
248 de cuatro '""ot
¡¡ esíofa Esquema
dere todas las modalidades de su larga historia. partio.]) a7
Ia forma que tiene versos. de un mismo número d" J;;::to du ?or las tierras de Soria
-, -"o¡ llla[ va mi Pastor' b5
tenido cnn
fenidn con rionr nrrc¡f pn distinguirse
rigorr pueden Aic+i--,i-.^ l^- +i-^^
dos tipos -fu"d;"r*,|il.
¡ Si
yo fuera una encina
b5
LLa seguidíIla simple. sobre un alcor!
en que alternan heptasílabos - vEspentasílabos;
una estrofa de cuatro ve,
,ól;-;i^:";":'0, Para la siesta, d5
y cuarto versos se enlazan po. i" ii-" uro'u"" f"1"*uüfl11,: si yo fuera una encina' e7 - c7
sombra le diera' d5
sonante). La rima cambia de estrofa en estrofa.
Ejemplo:
Esquema
Lavaréme en el Tajo
muerta de risa,
a 7
b ranto ra seguid'ra.anticua
c-:,T:*
*J:t:":::::"' *'**
oscilación en el número de sílabas
Írecuentemente una ü";;
5
que el arena en los dedos
me hace cosquillas.
c 7
ff:lr"';;;;;; lo' t'"piu'ituuo' p::q"" suplirse por hexasílabos
menudo
b5 y áe pentásitabos^se encuentran a
(Lope de Vega) u octosílabos, "" "li"t
il,-*-J,uoo'I:,::::n:nU?;;T"o::;HT'T'J",i1"'":j:
la segurdtltlancilto.
En lugar del primer heptasflabo se encuentra también a menud. tonces. La forma ¡gulo."."nte isbmétrica
un hexasflabo. rr + 4) o con el romi heptasílabo pen-
pentasílabo
it'"pt"tilabo -
f,i".l.;:"atjü se - en Calderón- y los
2. La seguidilla compuesta.-En lo que respecta a los cua. tasílabo) sólo
t-po"" definitivamente
rrecue nt e
tro primeros versos, es idéntica a la simple, pero añade una
segunda parte con tres versos que son: pentasílabo_heptasí.
po",r, .p : lT'"^'^
"
en el siglo xvrr'
f ,::*t:l?":Hl['j io#'::"
frente. a
?
es la rorlrra t'''"--'^:::"I-t^-^.,-.^nante.
la Varios
c<.¡nsonante' Va
labo pentasílabo. Estos dos pentasílabos han de hallarse
- La rima asonant; pt"uuf"t" y esencial en la
enlazados por rima asonante (o consonante), pero sin corres. investigadores la
consideran como originaria
las formas de la
pondencia con las rimas de la estrofa de cuatro \rersos; el hep seguidilla, ¿" 'noao
q'];;;;l"v*
opinión' T'
a esta':-::,lt"oria Navarro destacó
tasílabo del sexto verso no rima con ningún otro de la composi rima consonante' r'iente forma poética es el empleo del
ción, a no ser que se trate de una repetición del tercer verso oue lo fundamental
de esta
según T' Navarro el verso
de la estrofa propiamente dicha. Esta otra parte se separa o".ro .u.u.terístico Je seguidilla; fluctuan-
siempre de la estrofa por un manifiesto corte sintáctico. de seguidilla es un
dodetu'ílubo de estnrctura ternaria
Ejemplo: te en er número a" .ilutu,
y que se dispone en dos hemistiquios
recaen
Esquema de extensión diferente;
aos ¿é los tres acentos de verso
que
Hablaré en seguidillas, a 7 en el primer nemisiiquio
más largo' y.uno en el segundo'
verso de moda, b 5
es siempre el t'"mls'tiño -a¡
tJ'to'.Ettu disposición rítmica
que con eso me excuso del- de arte mayor de cuatro
c7
distingue el verso áe seguidilla
de gastar prosa; b s
oies, del cual se ,orJa"iiuur
hasta ahora' y de las demás clases
y así conviene T' Navarro' la
porque salga eI suceso
d 5
eí
ff1Jjec'al;l"b"t t'. Por consiguiente' concluye
claro y corriente. d5
(Torres Villarroel, BAE, LXI, pá5. n) ?t T. Navarro, Métíca' oáes' 159-16?
t{til: {
{-r'i t.
it'.1
251
2s0 de cwtro u""ot -
¡¡ ¿stolL
seguidilla no puede derivarse de ninguna otra forma cotrocirr"
y bay que suponer que es autócton", 1"^ pl:.:|",Tt" popü
Desde este nuevo punto de vista, la rima no es importante
por tanto las combinaciones en algunas jarchas.ae ft"ptü1fi
y pentasílabos de rima consonante pueden considerarse taobifo
como formas de la seguidilla.
En lo que respecta a la disposición gráfrca, la, segui¿¡q
ÍF**ffi:***su*
simple se escribió en dos versos largos hasta entrados los p¡
meros decenios del siglo xt'tt 75; esta es, sin duda, la forma q¡
ginaria, porque sin atender al ordén gráfico, el verso de segui
dilla se reconoce; por la unidad sintáctica contenida en la dispo
sición 7 + 5, como si fuera un verso largo. De esta' manera
el heptasílabo y el pentasílabo se presentan corno parejas unid¡g
por el sentido, cuando la seguidilla se escribe disponiéndola en
versos cortos 7ó.
La seguidilla nq tiene ümites en el asunto 7; sirve, ss[re
todo, para la poesía ligera de inspiración popular. No obsta¡¡s
se encuentra también en obras elevadas, como en los Ccnsio
neros espirituales de Lope y de Valdivielso. Al lado de su uso
estrófico en poesías largas, se presenta también como estrofa
ff,gu,ffififf*i,gfffi$.:r'ir"i,;
encuenót
embargo' se
los de Herberay' Barbieri y otros'
aislada de cuatro versos, y como estribillo de endechas y villan
s¡ "" xvrTimo-
e-s-3leo más frecuente:
En el trans.t"to'á"i-tiglo Teresa' San
cicos.
teda, Hotozto,
Mo"iiyl st u" Yl:^:ua' Santa preferencia
La seguidilla es por su procedencia una canción de baite. Juan de la Cruz
y otros la usan ocasionalmente' con
La melodía má antigua que conocemos de una seguidilla es viltancico *' ¡'t"t después de la victoria del iso'
Dara temas de
ttim" mantiene su
Ia pieza n.o 132 del Cancíonero musical. Parece que de la a mediados del siglo xvr' la seguidilla un indicio
música no puede sacarse información para la seguidilla corDo c¿rácter
durante unos cien años' y esto es
fluctuante
forma de estrofa 76. procedencia popular y de su
gran antigüedad' En la poesía
de su
l.-
Resumen histórico: La palabra seguidilla se documenta por t, re Arte grande, ed' cit', P6g' M7' ,.
primera vez en 1599. En lo que se refiere al significado, exadú. I ¡o F. Hanssen, i '"il¡áii'' lu.ch' gxxv'-
tT:^n15:'.#tnnt'
í
Er i;"ü, r7¡v, i7".
t(¡(, r, ñó,
Lang, .'il'i, J
vo6J' lnl1l:' I'í:ii:-Yffi;",3.1i1
¡J' t5 y JJ (tipo..de h::1- i¡altt" inversa, poco fre-
75 Comp. por ejemplo, con las segr:.idillas de Ríncottete y Cortadíllo
a n.c J,
;;;."i";, n.6
; Jarcnas, 3, 13, 'J r 33 ú^_x^E.,n,t ih¡a Deu-
tén Har¿as und ihre Deu-
Heger, Die bíshet ver6Ílentlich.-.'^-
de Cervantes (ed. 1ó13).
**"1,'""i.
f,:i?,'"il l; 'v:il ;
"q"" o*uii" t' *4-. ?rL?l
'n"'
7ó Véanse los ejemplos mencionados. 'ri". ot;u" uu á, Ñ ero-',. X:::*::,yé:íj"?.o1,';:
c ayy' t:it:,
i,i*
I1'^ texti'
77 Gonzalo Correas, Arle grande de la lengua castellana (tó26), ed. dc t iXllli'ilT; l"""iiá'T""oii'*i-on dá argunos
.:i, :'^l::::'l::
Emilio Alarcos Garcla, Madrid, 1954, páes. 447448.
?8 Véase I-e Gentil, FormeS, pá5. 444. T. Navarro, Métrica, pág. ló2, url*i"l"urJ"ñir!í'"lizi.¡i,-a;,t:'.T-fl1'".::*:3t??":::*tl
i':.olli"iil'"u"' Dáss' 163 v siss'; v del mismo'
fii;ll'Íft.lll';""H.
nota 48.
Estidios, págs. lB Y sigs'
252 Manual de tersíficació¡1 2s3
oral de Ia Edad Media se d.ivulgarfa por todas parte, ,sA, parece poesía nueva> e' Correas afirma por un lado
Península Ibérica;
Ibérica: la poesla aún nn
- )tc h atJO
fl@t'l^rt;iedad seeuidilla, yY por otro su incremento des-
crrlta ar'rn
ooesla culta no la hrhr^
h"bt" ;;;.::.1
-- tot@_l
h ofu' oL'-'e
de la seguidilla,
áe
"t"il*iledad atribuirse acaso a Lrna nueva estructura musr-
y de ahí que se variera de ella sólo en argunas o.u.illil"tudq
A fines del siglo xvr y principios del n¡rr ," o."n,,i, Y.''rff0, r"" ha de
e,i-^'uÁuafortunada forma de baile, unida a frnes del siglo xvr
cambio compteto. En et Guzmán dL Affarache o" no"i"""lllo * @J,i o,',,¡ímta forma de la seguidiila'
impreso en 1599, se documenta su nombre úoii"-"'rtí auge y su mayor divulgación en la poesía culta, se
no. prl[i.ih\
El texto dice: oLas seguidillas arrinconaron a la ,u.uu"n¿.,..1? ,::;'t;1" r"Ñi¿ilt" en los años de 1600 a ló?5' con Lope de
Hacia 1580 la zaraband.a empieza a conocers" irnportancia en el teatro nacional, especialmente
experiencia enseña que un nuevo baile que se pone "" erp"n..i
d" aoda,
Í^,].1áo"i"te
tliiJ"r',r"-"r"r. En contra de la observación de Correas refe-
eU t"" -
suele arrinconar a otro más antiguo, y Sbarbi e deduce q¡s y en oposición a los ejernplos isosilábicos,
la seguidilla es una creación de fines del 1ri 3n* u ," regularidad
prevalece de manera manifiesta en Ia
.siglo xw, pü sOlo 1l .i." fluct"ante también
el L'r-
siendo realmente una novedad hubiera tenido ocasión
t-;r.* ¡oesía culta
hasra mediados del siglo xvrr' Así en Lope, Tirso'
para desplazar \a zarabanda, que tampoco era antigua. liiniui"lro, euiñones de Benavente y la rhayoría de los demás
[¡¡¡
razón en favor de Ia opinión de sbarbi parece r".
.ribito
j,lrr. o"" escribieron antes del año 1ó50; sólo Calderón repre-
incremeuto de la seguidilla, y finalmente, un pasaje "l alcanza
de h se.
gunda parte der Quiiote, que Sbarbi interpreta en este
5;;;" notable excepción, y en su obra la seguidilla (heptasí-
sentido. ll,'¿ln"i,i"" forma correcta en el número de sílabas
Dice el texto: <<pues ¿qué cuando se humillan llos poetas] pentasílabo), que hasta el
componer un género de verso que en candaya se usaba entonces,¡ ir¡J- p."osílabo - heptasílabo - culta y, en gran propor-
Modernismo se
mantendrá en la poesía
a quien ellos llamaban ,seguidillas,?> (II, XXXVIII). Contra en Ia PoPular.
ción también,
dicen esta opinión no sóro los testimonios de las seguidillas
sn Hacia los años treinta del siglo xvrr es probable que apare-
,irr. lu seguidilla compuesta' Correas (1626), que alega rnuchos
contrados, aunque sin nombre para este género poético,
toda la Edad Media, sino también la expresa afirmación s¡ .ir*plot de diferentes clases de seguidillas, no la menciona
de
Gonzalo Correas, que en su Arte grande de 1ó26 se ocupa
ü¿uuiu' el primer ejemplo se encuentra en Ruiz
de Alarcon
detenidamente de esta estrofa, como su primer teórico. lO:S) s, y esta forma tiene poca importancia en el
llama "poesía muy antiguaD popular y conocida hace mucho
Ia i*""" "n
siglo xvrr.
bajo otros nombres (folías, cabezas de cantares), antes de que La estimación y la amplia dirulgación de la seguidilla en
<nuevamente se les ha pegado el nombre a las seguidillas¡,.
Se el siglo xvlrr se funcla en gran parte en el hecho de
qrre fue
extraña de no encontrarlas en las poéticas anteriores, y busca
la empleada especialmente en las tonadillas, una especie de en-
siguiente explicación: *quizá como tan triviales, y que no pasan que se había puesto de moda 8e; es notable
tremés musical
de una copla, no repararon [las poéticas] o nó hi"i".oí .uro el gran predominio de la forma de siete versos' Fuera de la
de ellas, por dorrde en mi opinión cayeron en muy gran culpa, ton;dilla, la seguidilla queda arrinconada casi por cornpleto'
y- ansí parece que quedaban olvidadas
[en las poéticas]o. y
sign-re:
"Desde el año 1600 a esta parte han revivido [...] y se 'n Arte grende, ed. de Viñaza; con algunas diferencias ortográñcas en
ta edición de E. Alarcos García, pág. M7. Los pasajes esenciales se
las ha dado tanta ¡rerfección, siguiendo siempre ,rná confon pr'i-
blican también en Díez Echarri, Teorías, págs. 212 y sig'
EE <Venta de Vireros...u, eh el segundo acto de I'as paredes oyen'
65 Primera parte, Libro t9 Hasta qué punto estüvieron de moda lo muestran los versos de
rt EI Relranero general III, cap. VII, CC, 83, páe.242.
español, IV, Madrid, 1875, págs. VIII y Torres Villarroel que se citaron como ejemplo de Ia seguidilla corD.Puesta.
sigs,
cuatro versos
254 Manual d.e yersificación x,-¿ ffofa de
Ei primer testimonio extenso de la ffi ,
SlerrtPlo:
acaso|aVidadeSanBenitodePa|ermo(¿17aó?)d;ilJq a. Cristóbal a7
negasi.TorresVillarroel,elpoetarrá,sfecind";";;",:.} [IoY ensalzo b5
pero es tan alto Seguidilla simPle
del siglo xvur, al lado de la forma de cuatro ;il.":Tfas -qu.
mi Pluma no Puede ct
sobre todo Ia de siete, que es la forma q;r U.;;';;oilti i 6ás levantarto'
b5
clusivamente. Bello en su Métrica (1835) tiata sólo ;d.l;"' que el hombre
úJ
Ureña, por su parte, entiende que esta seguidiila A^ban cerca de la disposición de esta canción sentimental
ntana 1o
flamenca, como también la llama) no es de la famifl"
A. '* f,eve, usándolas en coplas sueltas o series. Algunas de estas
otras, y la cree compuesta de cuatro hexasílabos, i¡rtern ,." í^*ut están en relación inmediata con Ia seguidilla; así la
dos en medio de Ia copla por otro verso de 5 ó 6 .fhb;f} de tres versos (5-7-5) que es el estribillo agregado
escribirse unidos el de 6 y el de 5, producen la apariencia ".euidilla compuesta, como este ejemplo de Ios pastores
a ia seguidilla
un endecasÍlabo el. Los versos pares tienen rima asonante. ¿u de LoPe:
it, Bdér,
Ejemplo: Callad un poco,
que me matan llorando
Esquema
Las que se publican a 6
tan duJces ojos.
no son grandes penas; b
Esta misma estrofa la utiliza, por ejemplo, el sevillano
ó
las que se callan y se llevan dentro c ll (1904) para la poesía La canción
son las verdaderas, b 6 foaquín Romero v Murube
(M. Machado) de las trenzas:
Mis trenzas duras
Las seguidillas gitanas se encuentran también en otros poetas bajan desde las sienes
modernistas. a la cintura.
En su forma popular, sobre todo si se canta en er diarecto (Canción del amante andaluT,
andaluz, se la llama entonces seguiriya gitana o playera o Barcelona, 1951, pág. 36)
¿s
plañir:
Cuando mi gitano
La seguiriya gitana, cuando consta de tres versos (61 l-6),
s'apartó de mí, se llama corrida:
No sé lo que tiene
de las fatigas que me dieron, mare,
la yerbagiiena de tu huertesito
ar suelo caf. que tan bien güele.
(J. Sánchez Romero, La copla andaluza, (J. Sánchez Romero, La copla
Sevilla, 1962, pág. 22) andaluzo, pÁ5. 22)
4. otras variaciones.-La seguidilla penetró asl en la poesla Estas formas enlazan con un gran número de combinaciones,
culta desde su uso en el canto popular, sobre todo en el cuyos títulos populares son muy variados y que los poetas
cante flamenco y hondo, cuyas coplas (que en este sentido copla
cultos enriquecen extraordinariamente en un número de va'
es letra para una canción) recaen en esta forma y otras muy riedades que están en el límite de la poesÍa libre, y que en
cercanas. La relación se estableció por una parte por medio.de último término sólo cabe describir pieza a pieza' En esta li-
Ios folkloristas (Rodríguez Marín y otros), y por otra de los bertad la scguidilla compuesta parece haber desaparecido de
poetas que, siguiendo muy de cerca la poesía popular, bus. la poesía más reciente. En su lugar se utiliza una combinación
caban confundirse con ella, realzando su dignidad. Manuel de cuatro versos con un corto estribillo, que a veces no es
Machado hizo mucho en este sentido, y la corriente neopopu. más que una palabra. En otros casos se inserta un estribillo al
larista con Alberti, García Lorca y los otros poetas de la misma término de varias estrofas. Ejemplos de las diferentes clases
aseguraron el triunfo de un gran número de estrofas que que se hallan en García Lorca (Ribereñas), Guillén (Navidad) y
er Métrica, pág. 450; y H. Ureña, Versíficación, p6e. 230. el mejicano Carlos Pellicer (Muerte sin fin, quinta parte).
rERsrFrcAcróN asp.
-9
2s8
estr\Ío d" cü"t" t"tt* 259
J. M. Sbarbi, El relranero general cspañol, IV,
B¡sI-rocRAFfA: I,O
1875, págs. VII-XV. F. Hanssen, La seguidilla, Santiago de Chile.
Ma;- desde M. Pidal e5 ya no se puede poner en duda;
iü'yd, *do et part:e4,
bién en AUCh, CXXV, lfl]9, págs. 697,796. H. Ureña, V"rr¡Í¿r*ián".W pueden aducirse los siguientes hechos:
tudios, índice de temas: seguidilla. D. C. Clarke, fn. T* upoyurla monorrima de cuatro alejandrinos, an-
- It L¡ combinación
HR, XII, 1944, págs. 2lt-222 (con abundante bibliografia)."irti-íi.,y,"Eo
i"'"."ií'iüta la cuaderna vía sóLo existe en Francia y Provenza, y Do
mes, págs. 410449. T. Navarro, Métrica, en esp".i"-l oár.. l;-ió¿'l' ,F ^ rc¡.or a
po"tiu medieval latina, que conoce esta forma de estrofa
chez Romero, La copla andaluza (Cantares, i;;;; ;;dil;; Áb
'tan de dodecasílabos ft.
ilil
l%2. A. González Climent, Antología de Ia pocsía llartt.ic.,;, Irf adrid sólo como combinación
I
ídem, Flantencologís. Toros, cante y baíle, Madrid,' l%1, ;.:'";.'R.til.1',11, 2.o El tipo de estrofa en cuestión se da en Francia desde
ltlisterios d.el arte flamenco (Ensayo d.e una interpretactó, ontropolór'i'na' fnes del
siglo xlr,.con la suficiente frecuencia como para poder
e'
Barcelona, l9ó7. A. González Climent, Biblíografía ttt^""r", i^í¡'í,"fí,1. io¡uit "t, la Poesía esPañola
3," Como luego en el rnester de clerecía, esta estrofa se
h¿rbía usado
también en Francia en la poesía seria, moral o
LA CUADERNA VfA
legiográfica'
La cuaderna via, que algunos teóricos Ilaman también ts 4.o Se ha comprobado que varios poemas del mester de
trástrofo monorrimo alejandrino, es una estrofa de cuatro vet cleregía dependen, por el asunto, de modelos franceses, y esto
sos alejandrinos de una sola rima consonante. hace suponef que con el asunto también se adoptaron las ca-
EjemPlo: racterísticas formales de la estrofa.
Esquema 5.o Otros indicios de la procedencia extranjera de la cua-
Gonzalvo fue su nomne, qui fizo est tractado, A t4 derna vÍa son su breve existencia, su vinculación con la poesía
en Sant Millan de Suso fue de ninnez criado, A 14 erudita y su completa desaparición desde principios del si-
natural de Berceo, ond Sant Millan fue nado: A 14 glo xv.
¡Dios gr"rarde la su alma del poder del pecado! A 14 I¿ cuaderna vía es la estrofa más importante y caracterís-
(Berceo, Vida de San LIiIIán, copla 489) tica del mester de clerecía de los siglos xrrr y xrv,' en ella se
escribieron las obras de Berceo que la hicieron famosa, y el
Resumen históríco: El nombre de cuaderna vía aparece por Libro de Alexandre, el Libro de Apolonio, la Vida de San llde-
primera vez como (quadernería), que se interpreta como errata fonso, el Poema de Fernrin González, una cuarta parte del Libro
por (quaderna r,ía> (Libro de Alexandre, est. 2); el Libro de de buen amor del Arcipreste de Hita; y a fines del siglo xrv,
Apolonio la califica de .¡e¡¡¿¡Ee de nueua maestría, (est. l). la mayor parte del Rintado de Palacio de Pero López de Ayala
Según Clarke, es la primera forma estrófica empleada en Cas. y el Libro de miseria de omne%.
tilla "con una consciente continuidad para lograr estableier
un módulo métricoo e2. A. Restori, Osservazioni sul metro... del Poema del Cid, "Propu-
9'{
Su procedencia de la poesía francesa y provenzal, que la XX (1887), págs. 125-130. M. Peiayo, Ant., I, págs. 15&1ó1.
gratoreD,
ñ Poesía juglaresca y orígenes de las líteraturas romanicas, 6.' ed.,
investigación anterior sólo había apuntado unas veces e3 y recha-
corregida ¡r au:nentada, Madrid, 1957, págs. 277-278.
eó Comp. los ejenplos reproducidos por M. Pelayo, Ant., I, pág¡-
rz Clarke, Sketch, págs. 279 y sigs. nas 158-1ó0.
93 M. Milá y Fontanals, De -la poesía heroíco-popui¿r, Barcelorra, t874,
e Véase M. Pidal, ob. cit., pág. 354, nota l. Comp., además, G. Naete-
página 465. A. Morel-Fatio, Recherches sur le teile et les sources du Libro bus, Die nicht-Iyrischen Strophenlormen des Altf ranzósischen, l*ipzig,
de Alexandre, oRomaniao, IV, 1875, pág. 53. 1891, págs. 56 y sig., y Suchier, Verslehre, pág. 181.
eE A excepció¡ de Ia Hbtoria trojana y del Libro de miseria de omne,
260 Manual ggrltu"ü, 9ersos 261
Después de tal florecimiento llegó a perderse casi "p"rbh 7^c ¡É. [.a distinción entre (cuartetot (ABBA) y (serren'
por cou¡
pleto a fines del siglo xrv. qo'.fr''I;:; , introducida por primera vez por Renglfo (1592,
qo'fru,:;:,;g. (1592,
Entre ras corecciones der sigro xv sólo er caneion¿ tOSlot-\'-l.rrrr\ adontada ocasionalmente por
fue adoptada
Baena ofrece en el n." 518 b unas pocas estrofas d¡ ,"o d,
,t1o.i.,X
gptrw-
iüUi¡, qn"
nrre también tue
nor lo general'
rnodernos. por
^^¡-i^^" modernos' seneral, no se impuso'
impuso.
derna vía; pertenecen todavÍa al siglo anterio., p.,.r";"":" * fillt::::icos
que las coplas t2gt-tZg6 y 1298 det Rimaár';;;::".e ';; EiemPlo: Esquema
Ayala e. La copla de arte mayor ffffT. t Ya Mitata no existe: derrocadas A
cuaderna vía en la poesía eruüta. ";;;; Sus casas, templos y su muro hermbso, B
Sólo el Modernisrno sacó a la cuaderna vla del compbb Sólo ruinas se ven, Piedras gastadas, A
olvido en que se hallaba desde hacla unos quinientos Y u¡ desierto extendido y pavoroso. B
r
la reanimó, sobre tod.o en Hispanoamérica. tr *i"rTltJ (Noroña, .Al desierto de Mitata).
debe a R. Jaimes Freyre (1870-1933), teórico der Modernisno
Esquema
.
y cofundador de la "Revista de América". g¡gri"ron su ej.mpto
González Martínez (en Ia poesía A una estrella Penado,
Un Pastorcico solo esta A
-ignorada)i A\tov ajeno de PlacerY de contento, B
so Reyes (en algunas partes de su Cuento alemdn), párez y en su pastora puesto el pensamiento, B
dc
Ayala (La paz del sendero) y otros. Entre la actual poeslaes y el Pecho del amor muY lastimado. A
pañora-hay que mencionar ros Tetrástrofos a nuesiro señor (San Juan de la Cn¡2, EI Pastorcico)
Santiago de D. del Castillo Elejabeytia.
Br'rrocn¡rfr: Ant., r, págs. 155-161. R. Menéndez pidal, poesra Z) Y como estrofa de versos plurimétricos (endecasllabos
iugro v heptasflabos) de libre disposición,
que en la métrica moderna
Íesca y juglares, Madrid, 1957, págs. 27/ y sigs. (sobre ros problemas
.tricos de la cuaderna vía, véase el alejandrino.) mé
ie d'enomina también cuartetolira' Formas especiales de la
rnisnra son la estrofa sáfica
y la estrofa de la Torre. Como
,0d". formas de versos plurimétricos pertenecen hist&
EL CUARTETO
"rtur
ricamente al grlpo de las canciones aliradas, se estudiarán
junto con éstas.
En el sentido más amplio se denomina cuarteto toda estrofa
de cuatro versos largos, en especial si son endecasÍrabos. Resumen histórico: El cuarteto de versos isométricos (en-
Dos tipos aparecen como formas fundamentales desde un decasílabos) usado en forma autónoma tm sólo tiene una his-
punto de vista histórico según sea: la clase de rima empleada toria ininterrumpida a partir del último cuarto del siglo xvrrr.
(a veces, versos sueltos), Ias dos maneras de combinarie ta Su anterior empleo se limita a casos aislados, cada uno de
r¡isma y su mezcla con heptasÍlabos. los cuales requiere por sí una explicación de los problemas de
1) Se presenta corrlo estrofa isométrica de endecasílabos su origen y uso. Acaso el primer testimonio se encuentre en
consonantes ABAB y ABBA, o como estrofa aguda según el e* Luis de León, que en toda su obra lo emplea dos veces, como
estrofa aislada de cuatro versos, en el Epitafio al túmulo del
t"*l;.xtos mencionados están reunidos en BAE, LVII, aunque en
edición que no es rigtrrosa desde un punto tte vista'estricümente ñlo t@ No se tienen en consideración aqul los casos en que el cuarteto es
lógico. sólo un elementode composición, como en el soneto, o al final de la serie
r Comp. Lang, Fortnas, pág, 509. de tercetos, etc,
--'lt[l''
274 U cst!!"
d" t"i:::::: 275
seis versos agudos, r¡rr¿rs veces isométrica .-t al comienzo de El 'festín de Aleiand¡¿ $7. $" repite en Zo-
otrS,rffiT|j,f,de y ÁU tl un dguila), Avellaneda (EI árbol de Guernica), y en
En el Modernismo estos tipos se dan también en otras l¡¡ez ae Arce (I'a pesca, Idilio y otras) se convierte en una
ses de verso. cr+ tan popular y característica, que se llamó estrofa o lira
^tofa Arce; o después de su máximo florecimiento en el
IaNuñez.de
se denominó también sextina romántica. Junto
A) TrPos PLURTUÉrnrcos. i,omanticismo,
i efia se encuentran de manera aislada casi todas las variantes
l¡s'
1. La lira-sestina.-por orden de importancia entre los Dosibles
' l¡rs estrofas de seis '/ersos desaparecieron casi por completo
tipos plurimétricos ocupa el primer lugar la lira de seis versos,
poco después de 1900; son poco frecuentes en los poetas mo-
denominada rainbién sexteto-lira o lira-sestina, que es !a varian
dernistas, pero muy variadas. Según se apuntaba en un princi-
te más importante hasta el Romanticismo. por su procede¡si¡
e historia pertenece al grupo de las canciones aliradas y se pio en el Romanticismo, se usan otras clases de versos, libre-
tratará junto con ellas. iente mezclados, y con esto se logra una mayor variedad, pues
iunto con estas numerosas formas nuevas subsisten las ante-
2.La estrofa correlativa de seis r)ersos: abC abC._Siguien ior"r. Viene al caso el sexteto simétrico que en su forma iso-
<1o el orden cronológico hay que mencionar en primer lugár las métnca se presenta en Medallones d,e Julián del Casal, Venite
estrofas correlativas de seis versos que san Juan d.e ñ cru aitoremus de Nervo (AAB CCB), y en la forma de la sextina
antepuso a su tratado Llama de amor viva llamándolas us¿¡. ¡omántica en Ia poesia La nube de terano (AaB CcB), obra
cionesu u. Según sus propias declaraciones ilegó a obtener esra juvenil de Darlo.
forma independizando el comienzo de las estancias en Ia can-
ción segunda de Garcilaso, de modo que los sextetos de san B) rrPos rsoMÉrntcos.
Juan son análogos en disposición a los seis primeros versos de Los tipos del sexteto que se establecieron con versos de
la canción. En último lugar remontan a petrarca cuya canción igrral medida no lograron imponerse en ninguna época frente
chiare -fresche e dolci acque (abc abc cdeeDfF) dio el modelo a las formas plurimétricas citadas antes. Fuer:on muy poco
métrico a Garcilaso 13s. frecuentes los tipos de estrofas de esta clase, excepto la lira-
3. La estrofa paralela de seis yersos y la sextina románti- sestina, excluida por definición. Antes enviamos ya a algunos
ca (AaB ccB).-La rnayoría de las innovaciones surgen a fines ejemplos característicos. Otros pudieran 'añadirse sin alterar
el cuadro general.
del siglo xvrrr y en el xlx. La más importante fue trasladar la
La sexta ríma (sextina real). No obstante, hay un tipo cuya
antigua sextilla paralela a los versos italianos (sexteto simétrico).
modalidad característica ftre -
la disposición isométrica, ai me-
Se da en diferentes variantes. La isométrica AAB CCB, y con más
nos al principio; sin embargo, a veces bajo el influjo de las
frecuencia en variantes plurimétricas, AAb CCb 13ó o con un hep-
formas plurimétricas rnezcla los endecasílabos con heptasílabos.
tasílabo en medio de cada semiestrofa: AaB ccB; esta varianre
Se trata de la imitación de la sestina narrativa, divulgada en
adquirió un fuerte carácter propio. Maury la usa por primera
Italia. En España fue introciucida en los Siglos de Oro con eI
r3l BAE, XXVII, pá9.217. nombre de sexta rima o sextina real (basándose en Ia cercana
135 Véase lo que se dice en la canción petrarquista. r37 BAE, LXVII, páe. 173.
!36 P6¡ ejemplo, en Arnaza, La tempestad y Ia guerra, BAE,
LXVII, tx Véase Clarke, Sketch, pág. 305.
páginas ó667.
276 Manual de versilicación 277
española de ocho versos
estro'fa
a los traclicionales endecasílabos y heptasílabos
octava real) acaso por Pedro venegas de saavecra /p,*_---- tam'
d.e antor) o euevecio. El paradigÁa ctásic. J-;u;;Fjo* -r*rn,. versos
-1"", €s
decir cuatro endecasílabos cltern^c éñ
endecasílahns aiternos en to.
las -i*^^ -
rimas, ..;;;;i ¡¡¿i "mp,r:i:' cliez, nueve, ::,"':
.:,.,-o-'"-'',::: seis y H:r:iin::.otros
cinco sílabas'
un pareado endecasílabo con un nuevo_ elemento' jJ";rr#: " u',i";;-t; doce,
\ll'iiár.",
origen acaso por el influjo de la estrofa aguda'
esta manera la estrofa aparece como una octa\¡a ,.ut D.l:
del siglo xvr¡ siguiendo
u-ii'quu - .e .rSo cle n-ioda ciescilr'r5'mediados
se hubiesen recortado los dos primeros versos. de l\letastasio En el Romanticismo el sexteto
El más ampiio testimonio de su empleo en los Siglos de #;;;;"t
--,¡n sólo turo moctesta importancia' Ofrecen ejemplos el Pa-
son las ochenta estrofas d,e la Neniá d" Ir{un,r"l ;;-ü. Oro e:'n EI áttget del Señor, Echeverría en
La cautiva y El
:ffi;t
Sousar3e. Algo más frecuente es la sexta rima en
N-";ilrl ill)t en El canto del peregrino' Zorrilla en Un
cismo, donde aparece, por ejemplo, en la poesía "l didáctica oJln,'rfit
"oiAo,l!1ármol
iro,,," \' La le)'enda de Al-Hamar (en alejandrinos)'
del
Antigiiedad, origen y excelencias de la cazat¿n de N. F. de Moratin, rr^l,rió colTlo mocla, ilunque pasa1era, entre los precursores
y en la fábula La rana y la gailina de Iriarte. Con rima ÁgBA con varias clases de versos;
en Ios cuatro primeros versos se encuentra en el Epita?am¡o ü"á.tnit-r, que lo cuplearon
Diaz Mirón' Unamuno' S' Rueda y
real de Arriaza tcr. p¡ el Romanticismo el Duque de Rivas tíitn'r-t", Nájcra, narÍo,
s¡ otros.
La azucena milagrosata2, y Zorrilla en su leyenda Er cabalrero
de la buena mcttzoria recurren a la forma originaria, mientras Origines, págs' 364 377' Le Gentil' Formes' pá-
BTBLIocR'$ÍA: Jeanlo¡-,
que Avellaneda, José Joaquín pesado, Núñez de Arce y otros siÁs 2931 (Lc sixttitt).
R' l\'lcnóndcz Pidal' IlisÍoria troyana en prosa y
1934' págs XII-XIV' Clarke' Sketch'
sin'en de diversas variantes. parece que el Modernismo, se¡ i))i",-ú"":.IVIll cie la RFE, Maclricl'
pesar de Ia gran variedad de sus tipos estróficos dé seis versos, OJrtn"t 305 v 3ó1. T N¡.rarro, I|Iétrica' índice de estrofas'
no ofrece ningún ejemplo de la sexta rima.
En cl tercer centenario de Góngora, Gerardo Diego reanimó LA ESTROFA DS OCI{O VERSOS
la forma pura de Ia sexta rima en la Fábula de Equis ! zed.ars,
v también Rafael Alberti en dos poesías que celebran el afte su forma común la copla de
- En
LA coPLA DE ARrir l\{AYoR'
de Zurbarán y Tiziano de su libro A Ia pintura (1945 y 194g¡ n. artemayoresunaestrofadeochoversosconrimasconsonan. y diez
t"rt p"á dilerenciarla de las variantes de siete' nueve
y <(octava
C) Er, sExrEro AGUDo. u.rroa, se la conoce por tantigua octava castellanan
de arte maYor>, y también, por el p'oeta que le dio más renom-
El sexteto agudo se constituye casi sin excepción por dos bre, como (octava o copla de Juan de Mena'' Normalmente
semiestrofaS, cada una de ellas terminada en verso agudo. La tiene tres (raras veces dos) rimas, y se compone
de dos cuar-
disposición puede ser isométrica o plurimétrica: ABE ABE; AaE tetos que ambos tienen la misma disposición de rimas o las
AaE, etc. combinanendosseriesdiferentes.Resultacaracterísticode la
lre ftsp¡.¿r.idas en RHi, XXXV, esta estrofa el enlace del cuarto y quinto versos mediante
rima, que así une estrechamente las dos partes de la estrofa'
1915, págs. 2743.
140 BAE, II, págs. 4g v sig.
141 BAE, LXVII, págs. 20-71. Los esquci'nas de rirna más comlrnes s.on:
lr2 BAE, C, págs. 451 y sig. 1. ABBA ACC¡\
14.1 Publicada en Poemas adrede, Colección Aclonais, Madrid, 1943. 2. ABAB BCCB
laJ La f orma ¡r organización de estas dos poesías se intcrpret:rn
en
D. Alonso, Estudios y ensayos gongorínos, Iüadrid, 1955, págs. 1ói165. 14s Véase en octavilla aguda, 1' la bibliografía allí mencionada'
:ff
278
279
Las demás variantes siguen a gran
reducidas a casos aislados.
Ejemplo:
6 -u: l1:::"*"
T-i.tn
Il1 :::li::.:'::-:1Y:'.,!
yra ro ofrece
Frolt incluso un ejemplo ya ::3":::11
desarrollado
Jwl'- t -^^ ^- t^ ^,.^ ¡¿an¿¡fa u" t"
ol -itma ., a la rimr de la
tsqllema ü'-":"":'3,.:o.^ H: ::=::: ,1itX;J"X3";f"
Tus casos falages, Fortuna, cantamos,
Estados de gentcs que giras e lrocas, il
Tpt, a3 "i* T"I_l más
o1
pn lor testimonios :"T1:
^ antiguos
-9sta 9l1e-
l
:'j", -(T1"",: :::de^estrofa,
.
de
ts
Tus grandes discordias, tus firn:ezas pocas, B .^Á D"ytodo sobre el. cisma de Occidenfe del Canciller
E los que en tu rueda quexosos fallamos, ,q, 'J,Áyopez de Ayala (1332-1407) se.repite como forma predo
Fasta que al tiempo de agora l.cngarnos; A
irtrun,", y en la anónima Danza de la muerter5l, acaso algo
De fechos passados cobdigia nri pluma
E de los presentes, fazer brevc suma;
C
."lt"riot, como forma exclusiva de la copla de arte mayor'
Dé 6n Apolo, pues nos comenqamos. A
C
''-En lo que respecta a la procedencia de las propias estrofas
eallego-portuguesas de siete
y ocho versos, no puede Ponerse
(Juan de N{ena, El Laberinto, est.2) !l ¿-"aá que, en último lugar, son de erigen provenzal' No
queda limitado a tres, hace
lUrtunt", el que el número de rimas
pro-
Debido a la clasc de r,erso empleado, ia copla de a¡.te mayor Lroon"r el influjo del francés del Norte. Los trovadores
tiene un carácter solemne y muy elevado. Fue la forma carac- ln ul"t también conocieron tres rimas en las estrofas de siete
o versos, e incluso pueden documentarse en ellos los mis'
terística de la poesía culta narrativa, didáctica, moralizadora, U oct
de rimas que en la escuela gallego-portuguesa rs2;
alegórica e intelectual de fines de la Edad Media, iro,
"rq,t"*as
sin embargo, se trata de sólo unos
pocos ejemplos aislados'
Resunten histórico: Sobre el origen de la copla de arte ma. Iangtsl ha señalado el inconveniente de que 'las formas de
yor, M. Pelayo se limitó a señalar que estaba envuelto en oscu.. cuatro rimas predominan con mucho en la poesía provenzal. Así,
ridad impenetrable t*, y la consideró invención de los poetas, por ejemplo, en el Répertoire de Frank se 'encuentran nueve tes'
castellanos a fines del siglo xrv r47. Gracias a las investigaciones iilnoniot de la estrofa de ocho versos con tres rimas ABAB
de Clarke ras, conocemos hoy la prccedencia cie esta forma es BccB frente a trescientos seis de la forma de cuatro rimas
¡ggn CCOO t54. En cambio, las tres rimas són en estos versos
trófica, al menos en Io esencial. Sus ntoCelos inmediatos están
características de la poesía francesa del Norte desde el siglo xrr
en la poesía gallego-portuguesa. En los Cancioneros Vaticana y
hasta principios del YIv r5s. Mientras el Cancionero de Aiuda re-
Colt¡cci-Brancuti se encuentra a menudo un tipo de estrofa
fleja, al menos en cierta medida, la situación provenzal, los Can-
de siete versos, en su mayoría endecasílabos, cuyo esquema
de rimas ABBA CCA muestra gran semejanza con Ia disposi.
A ** Vat., n." óó8; reproducida en Clarke, Sketch, páes' 2ll'212'
14ó nTodo es oscuro en Ia historia de esta forma rítmica: el origen tn Ant.,IV, págs. 119125; también en BAE, LVII, pág. 450, n'os 79
del metro mismo, el de la estrofa y el tiempo de su introducción en -y sigs.
Castilla.' Ant., Í, páe. 419. tit Ant., VI, págs. 244-262; también en BAE, LVII, págs. 379 y sigs.
147 6Qs¿¡dq el Marqués de Santillana añrmó con tanta generalidad que rs2 Véanse las referencias en Istwan Frank, Répertoíre métrique de Ia
el arte may-or habÍa venido de Galicia, podcmos er.tender que se referÍa poésíe des troubadaurs, Paris, 1953, I, n.' 548 (ABBA CCA)' y n'' 325
al verso, no a ia octava, de que no hay ningún ejer,rplo en Ios Cancio- (ABAB BCCB).
neros del Noroeste, y parece inver¡tada en Castilla a ñnes del siglo xrv., rlt Formas, págs. 485-523.'La cita alegada se encuentra en págs. 508'509.
Ant., X, pá9. 175; y con palabras parecidas en Estudios, IÍ, pág. ll2. $a Véase I. Frank, ob. cit', n.os 325 y 577.
rc8 The copla de arte mayor, HR, VIII, 1940, págs. m2-212. tss p. ilrt¿ys¡, Des rapports de la poésie dés trouvéres avec celle des
troubadours, .Romaniao, XIX, 1890, pág. 13.
u""os 2ü
280 .- oclrofd ae ocno
F-
-4"
cioneros posteriores muestran en la disposición de las ,"or"sentativos que la usan es Cristóbal de Castillejo
- -"t¡Otis fines del sigto xvr, la copla de arte mayor
de siete y v ocho versos. naralelos tan maniGacr^a
versos, parareros manifierto. ^^- "ñ
.on-iu"rXlh t*
tÁLLev ti en 1550). oA rdo>
(@o"--ir^ escribe T.
t.'-.^Suutto'"" esta tl
En .:"-
Navarro ló1. 'Ell fun-
de los trouvéres, que difícilmenfe pued.e
oue difícilmente ñañcercó ."
nrrcdc pensarse -
^* ;;:To""Illca Yuz ,,n
sólo un rec'erdor.
recuerdo>, escrlbe .
génesis. Con decisión v l-ñn el ¡rri¡lartn rtar r ^ ¡ rüli e|l^lí.--
reminiscencia literaria y estilística, de intención arcar-
i!l"illi;f#s"':::"Ji::":,:"T:"::-:::":"'-':::c;;i'ii: ^^-^ rtv"
demostrado de qué manera puede pensarse en un ;;;'i:,1, ',-+o la halta en el libro III de I'a Galatea de Cervantes'*
influjo
influio del
del Norte
Norte de Francia,
Frqnciq bien
hi-- en ra +^-ri^ t^"uabh w)l'"iSat *"do acto de la comedía Porliat hasta morír de Lope
-- ra tardíu *^^-.
po*ri"'"1,",10tu - '
trli"nu,donde se evoca a Juan de Menaró3' Las estrofas de I'a'
-- llE'Lv'
portuguesa o
nortlrglrest n lrien on la
bien en lo o.^,,o1^
histÁricnc t5ó
^^tr^^^ ^^^.^rr^-'-
escuela gallego_castellana, ."rf;;J:
^6utrc$S
--'rue l¡ okoií rn, aunque denominadas <octavas de arte mayor
los hechos históricos ts. i"tr¡"a
En el transcurso del siglo xv la copla de arte mavo *-ñ.rd"
'ioíWurtt,-
t:tt por su esquema octavas reales'
poco a poco fijándose en unas uaria";;; ;;.;;i;,;..'llJ: el último cuarto del siglo xvIII y en el Romanticismo,
de 1514 aparece la forma ABBA AccA en ra Egtogo a" riii, arte mayor sale del olvido junto con el verso de
Zambardo y Cardonio de Juan del Encina rsz. y yá
víoiv de nuevamente reanimado (en la mayoría de los casos
^.tp tfra:vor
encuentra en la anónima Revelación de un ermitatlg "r,ts8t+iO ,, iir*forÁ" del dodecasílabo isosilábico). En una reducida
pro-
corn.
f:=.1 única. Seguida de cerca por la variante ABAB BCC¡ Irii¿" se la emplea con intenciones artísticas semejantes
por primera vez en EI
(38 %), va en cabeza (48 %) de las múltiples rse variantes
¿"icar,. l;-;" los Sigloi de oro; así acaso
cionero de Baena (hacia 1445). Arca'oa rango crásico con la
obra irir"r" de gotilta (ABAB BCCB) de Iriarte16, €D Al Príncipe de
del Marqués de santiilana, y sobre todo gracias a las doscien 'ti"lor, en knguaie v \lerso antigtlo (ABBA ACCA) de L' F' Mora-
tas ochenta y siete coplas del Laberinto de Fortuna (1444) iin"tt V en I'os amantes de Teruel
(II, 4) de Hartzenbusch para
ejemplo del Romanticismo.y de su uso en función dra-
de
Juan de Mena. Al lado de estos dos principaies tipos, los demás rir"r
tienen sólo interés en el marco de investigaciones especiares. máúca.
";
Con la mencir¡nada Egloga de Juan del Encina, la copla
de
arte mayor se introduce en la riteratura dramática, donde se Brsr¡OCRAFft:D.C.Clarke,Thecopladeartemayof'HR'VIII'1940'
Le Gentil, Formes, págs' 3451'
p[ginas 202'212.
la tiene en buen aprecio hasta mediados del siglo xvr y se haila
en diversas farsas anónimas, autos y en las piezas de pedro
Altamira (o Altamirando), Gil Vicente y otros. Después de 1550 LAcoPLADEARTEMENoRYLAcoPLACASTELLANA.:_Lacopla
desapareció del teatro r@. de arte menor y la copla castellana representan dos fases de
curso semejante sigue su historia en los demás géneros,
M¿trica, pág. 260' Allí figura un conjunto de los pocos ejemplos
16r
Después de mediados del siglo xvr queda en seguida uriin.onu.
de Ios Siglos de Oro y la crítica .de los
mismos'
da por las formas de estrofas italianas. uno de los últimos to ..Salid de lo hondo del pecho cuitadou, BAE' I, pág' 11'
ló3 En la escena 19; oAl muy poderoso señor de Castilla' y nAmores
me dieron corona de amoreso, procedentes de las coplas
I y 10ó del
¡só Le Gentil, Formes, págs. 3451. Laberinto.
ls/ véase Cancionero de Juan der Encina, ed. facs. de ra Rear Acade. ró1 BAE, XXXIII, Páe. 152.
mia Española, Madrid, 1928, ed. E. cotarero, pá.gs.2s y sigs. clel prólogo. ló5Sobrelasdiferentesformasmixtas,realizadasconlacopladeartg
por
15s Ant., IV, págs. 263-267; también BAE, LVII, pees. j¡Z-¡SS. mayor, por un lado, y con la octava real y otras clases de estrofas'
l5e sólo Villasandino emplea no menos de siete variantes otrá, uiu." Julio Caillet-Bois, Dos notas sobre Pedro de Oña' RFH' IV'
distinras de
la copla de arte mayor. Véase D. c clarke, Notes on víllasandino's verst- 1942,páss. 269-274.
fication, HR, XIII, 1945, págs. 185 19ó; en especial pág. 194. tóó BAE, LXIII, pág. 13.
ró0 Véase Morley, Strophes, págs. 505_529. tót BAE, II, pág. 583.
282 Manual de versificacün
.- octrofa de ocho versos
283
er**
L!-
-lr*"n
;J:*;t:1"1""":u"li"l,iÍ',y,:T""i",:1"::i:"T'-T.,on*i histórico: En lo que respecta a la procedencia de
forma provenzal. Se distinguen en las formas tu" .oio-l]h
número de las rirnas, I-a ¿lifercnnia en fa termin^t^^<^-- rt'r el
lt:::r; de siet" y ocho versos' origen de la '#[":f
n!"r"i:^':,'"'.--:"::*t;t:::i::t"T;:.,f copla de ::;
arte
HT"j""'""'":llT'l;*"Í":::i:i:'i.:::31-'l"g'"'.il"oü Y-il- también en versos cortos, y vienen aI caso
::i:^i.:'i:::1"'-,"1,1r1^'",1T^:T::i?:,T*':*.**ü
siglo xvr.propuso el término de copla prru t" ti.u. tr::#d";enro
^o,urecen de la copla de arte menor. se dan dos posi-
T::tli""
de cuatro rimas; en todo caso la distinción es práctica derivar la copla de arte menor: 1'o remontando
".li;"';;ta pro'enzal de octosílabos va existente 'óe s6¡ slrs-
1. La copla de arte menor. Esta copla de u¡¡s meDor es, ltit-rutta en la poesía
-
en pocas palabras, la de arte mayor compuesta sn octosflabos. l"?l unaloga gallego-portuguesa a la de la forma
Como ella, es habitualmente una estrofa de ocho versos, aunque 5J"']atr^ ae ta copia cle arte mayor; 2'o según la teoría de
se creo en Castilla sólo con transPoner la copla
uttEr.-
puede ser de otro númetro, en especial de. siete (abba.cca). gs D..C¡ Clarxe, autÓctona'
caracteriza por tener dos o, en la mayorÍa de los caios, s. arto mayor ya oesarrollada, a ]a poesía octosílaba
rimas. El esquema de rimas predominante (en 9l Cancionero
1,.ss
ÍT;; ,r"',p""a" tomarse una decisión clara y convincente, la
¿¿ ,rF'a
probable' En su favor puede alegarse
Baena, el 50 0/o de la totalidad) es abba acca, como el de
h T¡*tuopinión es la más
'^,,a mucho antes de los más tempranos testimonios de la
copla de arte mayor. Por lo demás hay gran libertad en la disposi.
(Ayala) aparecen' aunque aislados' tipos
ción de las rimas ró8, mayor aún que en la copla de Juan de H;"::..;;' arte mayor
versos-octosílabos en el Arcipreste
Mena. ñtotrofut de siete y ocho de duda,- de procedencia gallego-
Ejemplo: i. Hitu. Estos .on, ,in género
(ababccb tzo' ¿!¿!¿f! tzt' ababb-
Esquema portuguesa, y su construcción
Al tiempo que va trengando a :;r;-9 anticipa la copla de arte menor'-Además' como destacó
la copla de arte menor
Apolo sus crines d'oro b tJC""tif rzr, 1a gran facultad de variar la copla de arte
e recoxe su tesoro,
faza eI oriente andando,
b
;i;;; nohbte áposición queda explicadadesatisfactoriamente
con la estabitidad
Diana va demostrando
a
a
;;"t. Esta oposición no de que si el metro fuera autÓnomo'
coln lu in¿i.ación de
Clarke
su cara resplandeziente, c una mayor flexibilidad de la estrofa.
;;;." conducido hacia
me fallé cabo una fuente, c
do vi tres duenyas llorando. Por su origen parece basarse en cierta independen'
a "l "ontrario, a la de versos largos'
,ia ¿" l" copla de arte menor con respecto
(Marqués de Santillana, Canc. de
uuná"" ,ro ," puede negar que la copla
de arte mayor ejerció
Palacio, n: 91) influjo' sobre todo regu'
sobre ella en su esplendor un notable
ürizador. De ahí se explicaría la manifiesta
predilección dei
El uso de la copla de arte menor no está tan claramenre rimas abba acca'
definido como la de arte mayor, De manera general puede carac- Concionero de Baena por el esquema de
terizarse como forma de poesía ligera, lírica o didáctica. Es la
estrofa que se prefiere en los decires, especialmente en el Can ró9 Según el modo de contar las sllabas en español; en provenzal seria
cionero de Baena una estrofa de hePtasílabos.
¡70 Cantiga de serrana: oPassando una mañanaa (ests' 959-971)'
t6 Un cuadro de los más irnportantes esquemas de rima por el orden
r?lQ¡¡¿cantigadeserrana:osolacasadelcornejo'(ests'99f-.1005)'
r72 Cantiga dé loores: usanta Virgen escogidan (ests' ló73-1ó77); se
de su frecuencia en el Cancionero de Baena se encuentra en D. C. Clarke,
Redondilla and copla de arte menor, HR, IX, L941, pág. 4n. inicia abba,:y siguen las copias acaccddc, con rimas capfinidas'
r7! fs¡¡n¿r, Pág. 51, nota 175'
fr}?'i
fl,r
287
,
misma Provenza, y ganó el primer lugar entre
rr"
Á No obstante, por influjo de la redondilla muestra
*rr).
1..,.-IÉo &)sw:t': rrn fuerte co'rte sintáctico después de la primera
i::ffi.'; e,:',i#'ffi: J#"áj:,fi ', 1" v d hrd;;fr: fJ-1tq;;3.,H:"
* la estrofa'
H; 0r["[
El primer testimonio en Villasandino rR (muerto g¡
-o C' Clarke, Redondíllo and copla de arte menor' HF'
abarca tan sólo dos estrofas y representa un ,1 --.^caAFfA: D.
Bf!lJou-"'" ,." r¡ l:reen on theth¿ .Coolas castetta11ll in
castellanaso ín
^^:_??) -BHi;;;;.n,". ^+i- H. Green,
48s4s3. otis 'co!:ot-.
mente aislado; en ningún otro poeta aa C""ionf,rJ ""r., t;lnteta f"l\l',!-l^ nilomenaie al prof. Rodrfguez-Moñinoo, I, Madrid,
Prof. Rodrfsuez-Moñinor, Madrid'
en la primera mitad del siglo, se encuentra uR *.r}i;ri"i;orl,,
vp
"no*enaje
.r2rro TF (ientil- Formes. págs. 3451. T. Navarro, Métticú,
EI uso sistemático de Ia forma d.e cuatro ,i*";
...;;::,.*., ',h,'i::;:7:::!:::',T-,1"ri'".3Tji;."Í'1""',1'l",lu*11'*o'Métdca'
;";;i.otrrneJarte.
'rff;rl1;
.;t tfas: copla cle arte menor v copla castellana'
;i"ITH: [: #::1?T,lkn:¿:l1l':i {,ü"iiln octava real' llamada también octava
.ri:,::1:'ilü:::H";*
aistados en ruan de Menate. su É ocTAvA REAL. - y La italiana rs, es una estrofa de' ocho
segunda mitad del siglo xv ocurre cuando ."".
_ar'i",Ir.* ,* ,f n"tava heroica octava
relaciones políticas y dinásticas y, por corrsiguient", -iu'*,no {1"" Los primeros seis versos tienen rimas
curturares, entre ros,casteilanos y Á."!ot y cutáunu.Ér'"la*. rlgABAB) v los dás últimos forman un pareado con
Ti5" ""a""asílabos]
cionero de palacio (hacia l4Z0) tales
son un l"r"i" U.l
1i"";; elemento de rima (Cc)' E't desarrollo de lacon octava
un
:_o.ll-",
conjunto; en el Cancionero General (1511), H.." disposición simétrica en el curso sintáctico'
Ia mitad l-g;, o """ (incluso a veces, en algunos casos'con signos
trofas son de ocho versos cortos. poco despu¿s Tll-"imesio
copla cle arte menor más antigua, y alcanza ,"
urrircJn; a h
i""ni"u"iOn) después de cada pareja de versos o' lo que es
_¿*irrr-" li*l svr
del cuarto verso' De esta manera se
gación en Ia forma habituar auba c¿dc. I-a
unidad a"-i" ir¿. ft""tt"ttte, después tu'
castellana acaba por ser sólo de carácter gráfico,
;;;" "opr. lsiuul"." una breve pausa rítmica
establece, cada vez rnás, un fuerte corte sintZctico'despuÁ ,, EjemPlo:
¿et Esquema
cuarto verso, unido a ra farta de enlace de rimas
ias ¿os Aún Parece, Teresa, que te veo A
partes. Y asf, en el uso métrico la copla "rrtr" aérea como dorada mariPosa'
pone hacia fines del siglo xra en aos redondillas *" ü*oa.
castellana B
autóiámas, en sueño delicioso del deseo' A
contribuyendo de esta manera a ra difusión de sobre tallo gentil temPrana rosa' B
estas. En función
autónoma se mantuvo por más tiempo; así, del amor venturoso devaneo' A
en los doscientos
epigramas (abba cddc) de Miguer Moreno rer (primera angélica, Purísima Y dichosa' B
mitad
Y oigo tu voz dulcísima' Y resPiro
C
'I
],I
sÍlabos) y otras veces de versos cortos (a Io más, octosílabos). Tú Prestas nueva vida Y esperanza C
re6 Pierce, The canto épico of the I7,r and. I8'h centuries, HR, XV, Como crece en un Páramo la flor' É'
1947,
páginas 148. (G. A. Bécquer, A Casta)
lr Ejemplos en N. F. de MoratÍn, Vaca de Guzmán, Lista, Reinoso, en
BAE. XXIX.
2m BAE, LXI, págs. 261-267. Ejemplo de la octavilla aguda:
mr Por ejemplo, Egloga, BAE, C, págs. &9; El paso honroso, lden, Esquema
páginas 69-94; Florinda, íde¡q, págs. 273-310; Maldonado, Vl (Ia lid\, ldem, Baja otra vez al mundo' a
páginas 4i4478.
202 Por ejemplo, en El Pelayo, BAE, LXXII, págs. ¡baja otra vez, I\lesfas! b
3 y sigs., y Et De nuevo son los días b
diablo mundo, ldem, págs. 99 y sigs.
de tu alta vocación; é
292
.- o.ffofa de'ocho versos )93
-¿.iles
y en tu dolor profundo
Esquema
de recordar y cantar, de los melodramas de Metastasio
iiiig-nlzl2os, mu)' de moda entonces en España; y por otro,
a
la humanidad entera c t'1""
el nuevo oriente espera a t--
imitaciones at tísticas de algunas de sus poesías líricas
de un sol de redención. é irr,6"tonut, realizadas por conocidos poetas españoles, y en
*, que según J. G. Fucilla ha de
(G. Garcia Tassara, Hímni aI Mesías) iloe"¡ul por Meléndez Valdés
como (el verdadero iniciador de la moda de las
La octava aguda, especialmente en la forma bermudina, "oinrid"r"tt"
líricas de Metastasio en España y el primer poeta que
loesías
se acerca mucho a la octava real en lo que respecta al efecto lrtaAlece de una manera definitiva la tradición de la octavilla
estético, sin poseer su solemnidad clásica que se manifresta e[ italiana en
su suelo patrior2m. En varias clases de versos cortos
el pareado final de endecasílabos. Así se emplea sn la poesÍ¿ v en múltiples variaciones de los esquemas de rimas, aParece
de carácter culto, pero no necesariamente en la épica elevada; án los dos Moratín, Iriarte, Arjona, Cienfuegos, Ar{iaza, Quin-
es decir, es adecuada para los géneros narrativos y líricos. Bna, Lista',
y en mayor cantidad en Sánchez Barbero y en el
Mucho más divulgada y popular es la octavilla aguda liger¿, cubano J. M. Heredia, que escribió más de un tercio de su obra
que sc presta tan bien para el canto. Junto a su uso en series ooéúca en esta forma de estrofa. En composiciones que se de-
continuas de estrofas, se emplea también en poesÍas polimé- nominan canción, himno, cantilena, cantata, aria y otras, la
tricas. Este caso se da siempre que se utilicen Versos corros estrofa de versos agrrdos ocupa el primer lugar en el primer
(por ejemplo, tetrasílabos). No está limitada a determinados cuarto del siglo xrx. En Arriaza y Sánchez Barbero puede no-
asuntos, pero se usa a menudo en canciones de carácter ar- tarse Ia predilección por el empleo del octosílabo y el esquema
cádico, y también en himnos patrióticos. En el teatro se emplea de rimas abbé accé, forma que en el siglo xrx tuvo gran di-
sólo en las partes cantadas. wlgación en España Y América.
Resumen histórico: Las dos formas estróficas son de pro El cultivo eficiente de esta forma estrófica en versos largos
ceclencia italiana, y se adoptaron en la poesía española en el (octava aguda) parte de Arjona, en su Dioso del bosque m, obra
transcurso del siglo xvtrI. en la que dispuso con gran arte el desarrollo rítmico, e intentó
La historia de la octavilla aguda es más antigua, y se re. dos innovaciones importantes para el futuro escogiendo el en-
monta hasta principios del siglo xvru. Los primeros testimo decasílabo como verso largo y el heptasílabo en el cuarto y
nios, aunque todavía muy escasos, se presentan casi al mismo octavo versos agudos (ABBé CDDé).
tiempo en La Rodoguna, versión adaptada de Ih obra de Cor. 205 Los melodramas de Metastasio se introdujeron en España a partir
neille (estrenada entre 1710 y 1712), del pemano Pedro de Peralta de 1736. Sus textos aparecieron en traducciones españolas y en edicio-
Barnuevo, en el DiáIogo métrico de Paris y Elena y en el Ora. nes bilingües. Más indicaciones en Sterling St. Stoudemire, lvletastasio
torío ntístico y alegóricoñ3 de Eugenio Gerardo Lobo. El mo in Spaín, HR, IX, 1941, págs. 1M-191. A. Coester se ocupa en especial del
alcance que tuvieron para la di',rrlgación de Ia octavilla aguda, en In-
delo de estos prirneros testimonios lo dieron acaso Gabriello
lluences of the lyríc drama of Metastasío on the Spanish Romatúíc Mo-
Chiabrera o sus imitadores italianos 204. lement, HR, VI, 1938, págs. 1G20.
El incremento en su uso, que se inrcia sóio después de me. 20ó Así en Lt libertad a Lice, .Traducción del Metastasioo, BAE,
diados de siglo, se debe por un lado a las estrofas agudas, LXIII, páe. 121.
m Poesías líricas de Metastasio en la España del Síelo XVIII y Ia
203 BAE, LXI, págs. 29-33.
octavilla italiana, en Relaciones hispano-italianas, Anejo LIX de la RFE,
204 Peralta conoció el italiano; véase Luis Alberto Sánchez, El Doctor Madrid, 1953, pág. 213.
Oceano. Estudíos sobre don P. de P. 8., Lima, 1967, pá5s.97-98. 2or BAE, LXIII, pág, 5ü7.
flti
:llri:
,
': 295
diez persos
294 Manual de versificación
- _ esnn"
".¡rqnOla
Tal disposición logró desarrollarse de una manera *¡] LA ESTROFA DB DIEZ \ERSOS
ferenciada en el Romanticismo, favorecida u.uro po.-ll;:di.
de Manzoni2tr. Entre 1835 y 1840 Bermúdez de ¿;.:'""tt. de diez
la octava aguda isométrica de endecasílabos, v ¿" Ji^i",],"ó Para las diferentes estrofas
ñOTAs PRELIMINARES' - desde los tiempos antiguos
el
su nombre 2to. Zorrilta sobre todo recurrió u Liu;; ;.';:,*to --*os Se emplea ";";tp^"ñ" pie quebrado; Y sólo a partir
das. En La mariposa negra Pastor Diaz dio nuevo ;";;'*o"Ju" lli^.¡uuo o el octosrhú;" iambién otras clases de versos'
mayor divulgación a la variante de Arjora,^que usa ;'üt-l fl"ii#i"t;ismoL1'se p'"'""'u" de tipos
lvr se 'encuentran un sinnúmero sólo
trofa versos plurimétricos (Bermúdez de castro, Avellane{¡, il ,n lo, siglosde drez
.y por
Mármol y otros). versos' aunque reDresentados
)i V estrofa por el número y dispcr
No obstante, la octavilla aguda fue más frecuente e¡ iio, po"o, ejempros' Se diferenciun
I ",: : j"'J. f" : *x, L" ::: i#.' i:d;ü:"::
.¡
lliin' o"' p?'
R.omanticismo. Desde la Canción del Pirata de Espronced¿ .l
sg ".
emplea exclusivamente el octosílabo. Según T. Navarro xr
es
senti¿o v
de li-1i';::il;ri;;, o pi.''i.''etricos' En lo que
vers.os,tt:i":'j-',"::.:,,i;;::--,.,,,",
la forma estrófica de la poesÍa en octosílabos que más se us¡ ,t lu, denom
pues las denomina-
"mpt"o la termlnotogiu hay dificultades'
en esta época. respectaa
antÍguas son,1'n"p'"ti'á'r
y l?t modernas demasiado Ii'
Después de este apogeo, la historia de estos dos tipos de ciones
estrofas de ocho versos termina rápidamente. El Modernismo ;;*:r,1:"":,i"í:il:::'n"'"i?1T"ff;ffi'":',i,i,li
Sólo en et Lanc.':':^'-1^:'T,"'."r..,t^
ya no usa la octava aguda, y la octavilla aguda, que fue siem. 96s2P. la estrofa de diez ver
versos.
'unas sesentu Jiferentes áe
pre más popular, sólo se da en casos aislados 'o'*u'
il..t1"'1"1*"":"":.::,:"'"f ;',;lfiffi f ".ff:,:AJi::1:
oe-t ca¡cr1¡l:':^:'^"^-*:l"ili-"."1^s
la época
BrgLlocRAFle: A. Coester, Octavas y octavillas italíanas, "Homenatge a
de
las estrotas oe diez versos
y ias coplas de arte me menor,
i entre
y ni siquiera las redondillas' En su men-
A. Rubió Llucho, III, Barcelona, 1936, págs. 4514ó2. Con algunas modi.
bs coplas castellanas y es signi-
ñcaciones y en : Inlluences of the lyric drama of llletastasío on the
inglés de las mismas'
Spanish Rontantic Moreme:nt, HR, VI, 1938, págs. 10-20. Joseph G. Fucilla, ción no se fijaron "tt'lu "*tt''sión publicase en 1591 las décimas
ficativo que aún vi;;;;
Espinel
Metastasío's lyrics in the l8'h century Spain and the octarilla italian¡- su nombre' bajo la denominación
MLQ, I, 19.10, págs. 3ll-322; ligéramente modificado en Relaciones hispana espinelas q,," ttt"go ii";;"; fue Ia forma más regular
de redondillur.
prtu l-¿.imu
italíanas, Anejo LIX de Ia RFE, Madrid, 1953, págs. 202-213; para la m& "rpir,"ta
estrofa de diez versos logró alcawar'
trica véase en especial págs. 211-213. y catacterizaclora q"" f"hasta nuestros días'
y la única que perduró 213 pueden
Las múltiples fo'mu' ¿" la
estrofa de diez versos
zDe Así en La passíone (Inní sacri) y en la oda Marzo 1821, las dosen dividirse en tres gn¡Pos:
decasflabos.
D. C. Clarke , The copla real'.H?'
X' 1912' págs' 1ó1164'
210 ogsrm¡¿ez usa principalmente Ia octava de endecasÍlabos en agu. -n7Gr.
213 lJ¡ resurnen ti'it*aiit" de'las treinta estiofas (aproximaCamente)
dos, con abrumadora mayoria, dcntro de sus ¡referencias del sistenra de io_oirece José llfaría de cossíc, trr¡
diferentes de diez "";r;;;;-;;nei 1944' págs' 428454' en especial
la octava italiana, universalizado por Manzoni, y cuyo galope sonaba con décima antes de n'pii"t'ire'-ixvul' io general
delectación en el oído de nuestros románticosn, Josefina García Aráez, ¿"-lu "'ttor' ¿". ál"t utt'ot' por
oás' 451. Alg¡rnas f";;; verso' ob' cit ' pá-
Don Salvador Bermúdez de Castro, RdL. IV, 1953, págs. 115-11ó.
ooit".io."r, M. M;;;;r-i.j"ruoo, La ciencia del
ztt fylll¡i:a, páe. 319. 'ginas
28&292.
""
i¡
gran número de estas series de rimas pueden ""ir.rrn". u¡¡ (Rodríguez del Padrón, Canc' de Palacio'
que dice T. Navarro de que ra estrofa de se¡s "*pti.".r" f-o. to número 360, Finida).
versos en la décima
ha de considerarse como una redondilla, que puede
completarse
hasta los seis versos añadiendo en cualquiei pu.t"
ot.os aos; Se ve claramente que la estrofa de seis versos es idéntica a
así abab: baatr(bb); abab:acc(cc)a; abbá:cdac(Aa), etc.-Otras en lo que respecta a la
l. ái"rtrofa de la estrofa manriqueña
_series,
en cambio, pueden considerarse como semiestrofas
Ia estrofa de doce versos; así la forma abba cde .a, qr. Je il!-de rimas y disposición de los pies quebrados'
lece en los Cancioneros tardíos. fr.u.-
LAcoPLAREAL'-Ladefiniciónquetomamosporbasede
denominada décima
Ejemplos: n "lpf" real, en algunos caso¡ -t3mbién
real y"quintilla doble' corresponde a la de
Ren-
a) falsa, estancia
décima 4*6: ul-a copia real se compone de dos redondillas
de a
üi" irsnzl' mismas consonan-
Esquema
Iin"o u"rros, las cuales pueden llevar unas
y esto es mejor> 211' El
cias; o la una unas, y la otra
Ved que me veedes üvir, a otra^s'
formas
.iitá.io distintivo de ia copia real frente a las demás
no so aquel que üvo, b
que el triste de mí, cativo, b
de estrofa de diez versos es, por consiguiente,
la disposición
arnor lo fizo morir; si las semiestrofas
simétrica. En cambio, resulta indiferente
a;
en la fin del qual dexó c
a mf la sombra d'aquel, d
2r1 Arte poétíca, caP, XXIII'
298 Manual ale,tt er sif icación es pa¡o¡o
Esquema
tienen dos veces la misma serie de rimas (2
binan en diferentes disposiciones las mismas
x 5)ru ^l])
" s¡ co& Callando muero dichoso, c
ts i!1.
A
Sin descubrir mi herida,
de rimas'es, con El hablar es Peiigroso, c
,.,"t:;t"ff2!,',"32'"rÍ: ";::: i,número ¡¡* Aun pedir muerte no oso, c
de sigro támbién ruera der mismo .."'+ii:fi,+,1J:l,li.ttr
y Juan de Mena, y luego también en J.ua1 A"f e.r.irr]]
¿Cómo dern¿r-ndaré vida? d
pie'
caso de tres rimas, la segunda parte de la e_strofu-"| io .l (Castillejo. Síendo preguntado, CC 79, 89)
primer lugar las variantes ababa ccddc y abbab o.rp"o ,f Reniega de la razón.
las combin¿d¿5 2tz. En el caso de que las dos partes ""¿á",'"n,* (Castillejo, Al Amor, CC 79, Páe' 13)
ae ta es
trofa tengan la mis¡na serie de rimas, Ia forma abaab
cdccd
prevalece desde Juan de Mena 2rE. En segundo
lugar sigue el En su forma clásica la décima espinela
esquema abbab cddcd. LA DECIMA ESPTNEL.{.
Ejemplo:
-
una estrofa de diez versos con cuatro rimas cuyo esquema eS
es
a) Copla real 2 X 5: irrvariablemente abbaaccddc. Los elementos de composición son
dos redondillas con rimas abrazadas (abba, cddc) con dos
ver-
Esquema primero los cuales repite
De tan secreto cimiento sos de enlace en el interior (ac), el de
a
Nace mi pena de amor; b laúltimarimadelaprimeraredondilla,mientraselsegundo
Que, aunque llagado me siento, a anticipa Ia primera de la redondiita siguiente: abba<--ac--+cddc'
A mi propio pensamiento a Uncortedesentidodespuésdelcuartoversoesobligatorio'
No descubro mi dolo¡. b En lo que respecta a la sintaxis, la décima espinela recucrda
a la c]écima antigua (4 + 6), mientras por la disposición mé-
215 Por ejempro, abaab cdccd.
La denominación de décima fatsa (M. trica muestra ser una copla real (5 * 5), porque ios elementos
Pelayo) se refiere en especial a esta forma.
216 Véase el conjunto de formas
de rima cambian cada vez después del quinto verso' Lope de
2r? Véase Morley, Strophes, pág.
en Le Gentil, Formes, pág,s. T2-74. Vega reconoció y celebró ya la importancia del quinto vel'so'
507, nota 3.
2rE Referencias de citas en t,e Gentil, per't"neciente por la rima a la primera Parte de la estrofa'
Formes, pág, Zl, uotas 24g y sigs.
300 Manual de versificación españoh
-'.vrq :! ¿strola de dtez '!ers
da p ar te- o" t¡ra¿u -^rore y disposición de las rirnas. Su alcance es bastante
da verso
Juan r:, : liy ;11i
f,:":' Miilé ll -':1i::,^':
Girnénez : _': :" s"n *¡tt"
reslune su:'-alcanc : -- Ju-i
Y.^ las rimas se señalarán en el resumcn histórico.
u"tto
--"" Ju
- qu¡¡h
to [...]
to I I es el eje,eie la
ra nrar¡a qo¡¡. w'-U,
clave ,ro
de +n¡ra
toda lar^ d'
,:::
el
NlÚvt
estrof.a de diez versos no está limitada a determinados
lo
Io debemos consirrerqr rrnirrn
del-rernos considerar unido a - lar^ pr :1,ry.T,
t:"ii^:,ll1tilla'
-*t::1' -' sonido
'wrüQo
y representa una forma de poesía didáctica y dramática'
sentido corresnonrt t' a tq qemrnrra t ^ Por el o.,riror,
Tl" a" Vega, en el Arte nuevo2r, opina de la espinela: <Las dé-
::::,1?i'"T".',T:,1""",i"::**.3:Trysiciónq;"ü;i
p"'o .o. para quejaso pero él mismo no se atuvo
::T::::i ::":::" :"^
encabalgamiento, i::-:':::lt
por: razón 1?i,-
del sentido, l,'ui"di.-"l"bi.:
que sueld" ":nü T: íriut ro.t buenas
l?ta limitación. Varios poetas de fines del xvrrr las usan en
mente una a otra quintilla, formando de ambas una carácter burlesco. Su concisión es adecuada para la
unidad de versificación" D. nueva irriu, de epigrama, y esto permite su empleo autónomo (como
'^Áa""u del
Ejemplo: junto con el uso como unidad estróñca en conjuntos
lísoneto),
en la giosa se
árrnrot. EI empleo de la estrofa de diez
Esquema versos
Suele decirme la gente a
E?¡tar^ con
esta'
que en parte sabe mi mal, b
que la causa principal b
se me ve escrita en la frente; a
Resumen histórico: En cclmparación con la larga historia de
b estrofa de ocho versos, la de diez versos
y aunque hago de valiente, resulta en España
a
luego mi lengua desliza breve. No hay prácticamente precedentes en la poesía
é úastante
por lo que dora y matiza; 222, y con dos formas francesas tiene tan sólo
c gallego-portuguesa
que lo que el pecho no gasta d iaralelos
pero no antecedentes inrnediatos y concretos 23' Por
vez prime.a se encuentran unos pocos ejemplos en
el Can'
:':ft1,i:"1T"."T:l : cionero de Bacndna (hacia 1445) con diversos esquemas de rimas
(Espinel, Diversas ¡ímas, l5gl) ídisposiciones (6 + 4, 4 + 6, 5-5).
L¿ cuestión del origen no puede explicarse de manera uni-
El ejemplo citado muestra Ia gran particularidad de la espi. forme, sino que es diferente según los tipos.
nela, cuando está perfectamente construida. Hasta el corte l)De la copla de arte menor (4-4) se derivan tal vez
todos los tipos de la copla real (5 - 5) y de la décima antigua
de
sentido clespués del cuarto verso, el asunto ha de disponerse
en la progresión de su desarrollo, y así presentar el tema. I¡s (6 + 4; 4 + 6), cuyas partes de cinco y seis versos respectiva-
seis vcrsos siguientes no deben introducir ninguna idea nueva, mente se muestran como ampliaciones de estrofas de cuatro
sino ampliar el precedente planteamiento de la primera redon versos, esto es, de la semiestrofa de la copla de arte menor'
cliila. Por ei rigor en la disposición, forma y desarrollo, la dó tales como abba * * *
b, abab b, abab a, abba ab, abab * * ab.
cima espinela ocupa un digno lugar al lado del soneto. A este grupo pertenece también la más importante forma de Ia
Desde la segunda mitad del sigro xrx, la espinela sirve tam- estrofa española de diez versos, la décima espinela, con la dis'
bién de base para diversas modificaciones que se refreren a la posición abba + a c + cddc.
2re
¿t BAE, XXXVIiI, p6g.232.
'¡Qué bien el consonante responde ar verso quintoln (Iaurer de 2¿ Véase Le Gentil, Formes, pág. ó5 y nota 211 (según esto, hay tan
Apolo, BAE, XXXVIII, pág. 227¡. sólo dos ejemplos válidos).
220 Sobre la lecha de Ia invencíón
de la ilécima o espinela, HR, V, 223 \¡éase ídem, págs. ó184.
i937, pás.41. ¿{ Véase el coniunto en ídem, páS.Ct6.
302
tn estro'Ía de diez
yersos 303
2) Ya en el Cancionero de Baena se encuenr"" .^*.].\
tipo de ta décima antisua, cuya parte':t:.H:TI3 jHt;:::,
--- 'sr'SOS ], en último lugar como estrofa reducida de doce
"onsiderarse
diÉnone en dos tercefnc.
se dispone aah aab
tercetos: aab aal, L,¡^k 225 r:^+^ i:
0.",::._1.,u ¿i.porl.io'o'll l,-.or. Varias ra¿ones favorecen esta suposición. Como dijimos
más manifiesta en los Cancioneros posteriores, pues anaAe¡ ]lel prlmer párraio, la semiestrofa de la copla de docede
versos
tercer elemento de rima a ra parte estrófica de seis versos-i utr "J empleO para formar la décima antigua. La estrofa seis
abc. Estas estrofas de seis versos son p.or su proceden.i" ¿6q .,..ro, aou aab como base de la de doce versos se documenta
a.mi
estrofas de las coplas más habituales de doce verso. ,,o"nd¡ez casos en el Cancionero de Baenau' Juan de Mena, que
t"uj'a"u tlui"^tn^ de considet'arse como el inventor de esta nueva forma
aab aab; abc abc def def).
3) Se discute la procedencia del fundamento abaab de le la estrofa de diez versos, emplea la base
abaab y otras tam'
copla real. Es excepción única que se encuentra pe¡ primera h una estrofa de once versos ([a] abaab cde cde)u, Que
ii¿n ""
en Ia poesla n.o 47 1 der cancionero de Baena, y -rnrl.r,.uvs¿ evidentemente no es más
que una estrofa reducida de doce
enlace característico con la segunda parte de estrofa, .o'.pu"r,".r La repetición de las mismas series de rimas en las
iersos ".
exactamente iguar que ra primera (abaab cdccd). puede f'echan
dos partes de la estrofa de Ia copla real (2 x 5) tampoco con-
se puesto que alude a la batalla de Olmeclo (1445), y se muestra
lraal"" la derivación de la estrofa de doce versos (o la de
como una de las poesías más tardías de este Cancionero. once versos, QU€ puede considerarse como fase intermedia),
Como
autor se indica a Juan de Viena, cuyo nombre pudiera puesto que la disposición simétrica de las rimas fue habitual en
i¡- e'
terpretarse acaso también como Juan de Mena. Sea como amUas partes de la estrofa En vista de estos argumentos,
sea,
Juan de Mena convirtió este tipo en Ia forma predilecta de
sus que pueden apoyarse también en análogos ejemplos en Fran-
estrofas de diez versos, y a su modelo se debe que el esquema l^ derivación de la copla real del tipo abaab cdccd de la
abaab cdccd se convirtiera en forma preferid.a de la copla
real
"iurt,,
estrofa de doce versos sería la más probable.
en el siglo xv. T. Navarro la considera como simple ampliación Con todo, !a décima antigua es de poca importancia. La
de Ia estrofa de ocho versos (4-4)e. según él labase ataab
se copla real más moderna, la arrincona, y hacia fines del si'
hubiera originado por la ampliación de los primeros cuatro glo xv su uso disminuye considerablemente. La disposición
versos (a + baab). De esta manera se explicarÍa su procedencia, sintáctica de la décima espinela conserva su recuerdo.
tal como se dijo antes- I-a opinión de Le Gentir, en cambio, ro A partir de su nacimiento hacia mediados del siglo xv la
explica mejor, a mi parecer, considerando la base abaab como copla real en sus dos formas (2 x 5.y 5 + 5) es, en la lírica,
una simple reducción de la semiestrofa de la copla de doce el tipo más importante de las estrofas de diez versos ( Cancio-
versos ([a] abaab). Asf la copla real de disposición 2 X 5 ha
:il:t :
j
30i
,OO Monual de versificación espa¡r¡,
nero de Stúñiga, General, Herberay) 232. Sin grandes neri,.:-.
sobrevive la introducción de las formas italianas. poou.'llito*
ffir*:ff+;:'',"1'{ihlfffi
-'' vul[0
Castillejo,
Cacfillpin Montemayor,
l\lfnnlemar¡nr lJnrnz¡n
t
Horozco r' ^i¡^o lo ^,,t+:-.-
",r::,,t1:::,il:l :";co-,..il
cial estima. Hacia mediados del siglo xvr se introdujo
disposición 5 * 5 en la poesía dramática a" mp"-ol'"ilS * ttrtli:;.-itiárte la reproduce en endecasílabos¡8' Lista mez- xe'
Pedro de Naharro. En este género tuvo gran estimaciOnll {1,iff1;r^;t;t;. ;" u""ot v rimas dentro deyla espinela
pecialmente en el último cuarto del siglo xvr_ y aún a púncL dl """r-- '^ Maurv la escribió en hexasílabos la antepusc
pios del xvrr (Cervantes, Artieda, Lasso de la Vega y ot.orl * Jú1'l",.iuirlo a su romance La timidez' En esta época en
Por su gran perduración la décima espinela, es la forma se conservó mejor el esquema primitivo'
más afortunada de las estrofas de diez versos. Lope de Vega tl"l'iT;;;-
""-:;;tt"^ de poetas románticos reanima la espinela para
le dio el nombre en La circe (1624). una estrofa de diez versos y:":';'; *"tio (Duque de Rivas' Zorrilla' Núñez de Arce
que escribió en esta obra "Los Dioses para su guardao la deno illlti,ít] irr""i p"-bo y otros). Gracias a la elegía heroica
mina espinela, y añacle la explicación: "No parezca novedad \7'"i'' ¡¡ouo! de Bernardo López García obtuvo gran popu-
trlns qv ''-
como Espionceda y Bécquer' en cambio'
-
Ilamar espinelas a las décimas, que este es su verdadero nom. '/vv-
irti¿r¿. otros P.oetas' tu'o' aislados' como el Padre Aroias'
bre, derivado del maestro Espinel, su primer inventor, gq¡s nob usan, o solamenr" ""
los versos sáficos de Safor 234. Lope destacó repetidas veces José Hernández (una sola vez
T"{"irrtu, Avellaneda' Mármol'
Ia invención de Vicente Espinel (1550-1ó24), el cual usó, como aguda (aabbé ccddé)' creada por
!l'irrir"'rrerro). La décima Rivas llc
dijimos, varias veces este tipo de estrofas bajo el nombre de 'i^^i"tt^con la otll:u aguda' remonta al Duque de
redondilla en sus Diversas rimas (1591), y celebró sus venta- Zo--rrilia' Mármol y Echeverría la cultiva-
jas z¡s. No obstante, y si no hay en ello fraude, la espinela se
;;;;r" milagrosa)2or'
veces.'
fon repetidas
encuentra ya antes de l57l en la Místíca pasionarla del sevi.
. -,,^ L con ^nncrane ia y
*Á. constancia'
^^- más v as:
En Hispanoamerlca se estimó
:
llano Juan de Mal Lara (muerto en 1571)36. el tipo puro de la- espinela en los poetas
también encontramos
Su gran éxito en la lírica y en el teatro nacional se debió (Sah'ador Ruéaa' Darío' Valencia' Santos Chocanc
#J.Jtt^t se recogen v desarro'
de manera decisiva a Lope oe Vega. En sus comedias de la disposición d"
entre 1623 y 1634 es tan frecuente como la redondilla ¡7. En
;ñ;i Con que l,"tlt:-"la
va le eran propios en el Neoclasicismo
y Ro-
Ilan asuntos
tercer lugar, después de la redondilla y el romance, figura en Darío' en sus últimos tiempos' ''
;;;;i;*", e-specialmente en eneasílabos se encuentra junto ¡L
el teatro de Tirso de Molina, Alarcón, Moreto y Calderón. Su ,n ün"rn"no. Así la clécima
de
la de endecasílabos
(Iriarte), por eiemplo, en Ia Balada de lr
ciécima agr'rda del Romanti-
¡r Véase Lang, Formas, pág. 493, y Le Gentil, Forntes, págs. 7l-72. irUi n¡n" del Brasil cle Rubén' La
la cle Unamr-lno' con pie:'
¡r Comp. Morley, Strophes, pág. 529. ,irro "pu."ce e¡ Qtteias de esposa
(ababt
¡{ Lopc de Vega, La Circe con otras rímas y prosas, Madrid, 1521,
;;;";;t pentasílal;os en ei cuarto y noveno versos
folio v. Aquí se ha modernizado Ia ortografía.
149
li.¿¿1. Enclecasíiabos -v pentasílabos
alternos a los cualcs sc
235 Acerca de las observaciones de Lope sobr-e la espinela, consúltense
rrá"' ,rn heptasílebo toto qttit'tto y décimo versos (AbAbé:
las citas y referencias en Juan Millé y Giménez, HR, V, 1937, págs. 4ü.51,
en especial págs.42 y sigs., y nota ?; J. M. de Cossicr. ob. cit., págs. 428 y
sigu iente.
2r¿ Véase F. Sánchez y Escribano, Un ejemplo de la espinela anterior rls BAE, LXIII, Pág. 55
23e Véase, por ejemplo, El escarmíento' BAE' LXVIII'
pág' 362
a i,571, HR, VIII, 1940, págs. 349-351.
237 Comp. Morley-Bruerton, Chronology, págs. 5Z-ó0. 210 BAE, C, pág. 448.
il"!;l
r,i
siempre con varias consonantes; con la salvedad de unas que van a dar en la mar b 8
historia posterior, está dispuesta en dos sextillar q.r" u .u u*su allí van los scñoríos a 8
derechos a sc acabar b 8
constan de dos tercetos, generalmente también simétricos. 4;
Den y consumir; c (ccmpensación)
tro de este marco hay numerosas posibilidades de variación; allí los ríos caudales, d 8
por un lado mediante el número y posición de las rimas y pies allí los otros, mcclianos e 8
quebrados, y por otro mediante la libertad de conservar la y más chicos , f 4
misma serie de rimas en las dos partes de la estrofa (2 X ó) o allegados son iguales: d 8
variar la misma (ó + 6) ¿¡t. los que viven por sus manos e 8
:s la llamada estrofa manriqueña. Nace a ¡nediados del si. (Jorge ii{anrique, Caplas por la muerte de su pddre, estrote 1)
glo xv e inicia una nueva fase en la historia de la estrofa de doce
2f2 \¿'{¿5s D. C. Clarke , The lílteenth century copla de pie quebrado,
241 un resumen extenso sobre los tipos de estrofa de doce versos
el siglo xv, en Le Gentil, Formes, págs. 9!9ó.
e¡ [R,X, 1912, págs. 9&343.
fif
ii¡
Mcdia. Sorprenden, no cbstante, algunas correspondencias en Le Gentil, en catnbio, que supone el influjo francés como
pormenores con Ia poesía francesa 247. decisivo en el desarrollo de la estrofa manriqueña, puede refe_
lirse a un material notablemente más rico y más cercano a los
hechos 2{e. El tipo de estrofa de doce t:ersos aab aab aab aab
que él tonra por la forma primitit'a, como T. Navarro, no es un
211 \,r{¿5g el conjunto de los distintos tipos (en referencias de citas)
caso aislado cn Francia, sirro que es la estrofa característica del
en [¿ Gentil , Formes, pág. 93.
24t N.os 99, 100, 101, 50ó, 510, 513. lai en el siglo xv, y por consiguiente de gran uso. Esta tesis,
lls Sobre el concepto y procedcncia de la estrofa caudata (sfropftl ampliarncnte fundamentada, recibe además un importante apoyo
couée), en Jeanroy, Origínes, págs. 3ó1 y sigs. en paralelos de carácier' 'icniáiicr). Pt¡r' ¡nezcla con la comDlainte.
2aó Canc. de Baene, n.o. 327, 328, 4ó3- I.os textos correspondientes a irs
cifras mencionadas aparccen cn la edición de Ochoa y Pidal (185i) como
estrofas de ocho versos, y ha1'que dividirlas en la forma conr'.nlenli 2{8 Q6mp. Ilétríca, pág. 113, nota I9.
:17 Comp. Le Gentil, Formes, pág. 93. 24e Fortnes, págs. 9!100.
t';
t' ry I
sero de la copla satírica. En las denominaciones de ü:lt,lj Sn inicia con un estribillo' que
,,,ull puede- verse, la poesía se
o canción, que aparecen sólo después de mediados Aet'*'i'"o,lcrh Corno
de cacla estrr.¡fa y q'ue indica al mismo tienpo
rambién significaciones relativas a la *ei¡ü"r] -:;;;áesp,,es
\-^^^q oue se trala o se glosa en las estrofas'
La estrofa se
::"il:l.,"" I#;;;;;r quetener
los tres primcros versos monorrimos v el
Frente a esta confusión la investiga:r^:i_*.0*n".¡og¡ó rlma en forma constante en toda la extensión
L.tn vefso
blecer una mavor craridad en ra ciistinclon entre el virr"-^,esh
y la canción; la forma primitiva común de ambos rod;;;\,,o *Ti-po"tiu,
con ¡f estribillo' métricos puede interpre'
írá orgunización de elementos
no tiene una denominación uniforme. Según lu int"rpr'e'tL'il Ti. l"-r"ndamental de dos maneras'
de un esquema básico, algunos estudioios, ." ,r;';;;:ilo apoyándose en
ry,;; defensores de la llamada teoríadeárabe, la forma de estribo-
sobre teoría y técnica d.e Ia investigación, ," ."n.."r, il;:l- afirman la icientidad
$'::"";^"métrico,
w-a
otros, al rond.eau-virelai; y su criteil. del zéjel árabe' En efecto' el zéjel comien-
ffillil
"ü"a".";; Ir" O característica correspondería con el es'
nada teoría sobre el origen de la form.: C?T" a"no_in..iq -^¡nil utr tema lnlclat (matla) qrre se
neutral, y apoyándose en la terminología del cancioneri es que no se puede comprobar que la matla s-
-r- ^^--r^1-^- ¡'ra l^ ññlln cF
2 Cunc. de Baena, n.o 2. Scbre la etimología y semántica de oestribote, melodías antiguas y auténticas
;fi';;r;"": faitan se discute la articulación musical de la
del zéjel'
véanse: H. R. Lang, The originar meaning of the metrical lor¡ns eit')at* lir'd -il*a razón vista de que en la poesÍa cantada era lo
strarnbotto, estrihole, strambote, <Misccllanea Reniern, frri", lSfZ. pigi. c"r'roá ,"j"r"sca'
En
nas 613{17; Le (lentil, Formes, págs. 2zr y sigs. (con bibriografía en
ili, fr"r"""re coordinar simétricamente el esquema métrico y
que los tres versos monorrimos (simt)
hr
notas); y Joan corominas, Diccionario etimológico de la lengua caslellana,
II, Madrid, 19.54, en (estramboteD. También Santillana parcce asociar la id¡¡ nusical, puede suponerse
a la música y por con-
de una determinada forma métrica con estribote (y serrana), cuando iartic.riaUun entre sí en lo que respecta
poética' mientras que
Jgol.nt" también en cuanto a su entidad
srt
su conoclda Carta proemio escribe: <usó una manera de dezir cantares,
,'lL".ro verso ( kufl) recogería la melodía del tema inicial'
asi como qénicos, plautinos e terencianos, también en estribotes como La
en serranas.' c'.rmp. E. J. webber, Further observations on santilla¡u:s
disposición del zéjel se presenta,
por tanto' de esta manera:
<deiir cantares,, HR, xxx, 19ó2, págs. g7-93. También en Itaria straboto
s4.
nificaba una manera de cantar, pues el más antigrro srrambotto (1268\
st
matla simt kufl (¿matla?)
introduce de este modo: *Se canta suDra sonum de strabo¡o., Comp,
P- Toschi, La quesrione d.ello stranúotio aIIa luce d: recenti scopett¿, AA bbb a (AA) ccca, etc.
-- --''á
'La'eso, xvII' 1951, pág. 82. Arberto M. cirese, Note per una n,oia iw
dagíne sugli strambotti delle origini romanze, deIla societá. quattro-cinque estribillo mudanzas vuelta
centesca e della tradizione orale moderna, .Giornale Storico della l¡tto
ratura ltalianar, LJ(XXIV, 1967, págs. l-54.
¡ Comp. Iang, Formos, Pág. 514.
lrl
labo o el hexasílabo. En el caso de que la cabeza tenga tres Estil:tura musical.l " ¿
I
_Y^ |
v,cB
|-." oi-
versos, el de en medio es muchas veces un verso de pie quebrado. Villancicol "'lA P9 ^A
I
cd:dbb
:--- A BB*
En las cabezas aparecen ocasionalmente otras clases de versos, Íiltancico II... ... ...1 ¡s AB ;; I cd :¿e ed AB ABN"
a veces fluctuantes.
En cuanto al asunto de la poesía, en el villancico no existe [:. ::H: :: ::";1.:"::"'l:i.,
limitación estrecha, aunque puede decirse que los más comu.
nes pertenecen a la poesía amorosa tradicional o popular, y a El modo e influjo de este desarrollo representa un complejo
Jas canciones religiosas, en especial sobre la fiesta de la Nativi, problema en discusión, que por ser en gran parte hipotético
dad (villancicos de Navidad). no resulta adecuado para este manual, y del mismo se hallará
información en la bibliografía.
Resunten histórico: Al modo de cantíga de vilhdo, pastourelle, Siguiendo la cronología de los testimonios se encuentran pri-
villanelle y serranilla, la palabra villancico pudo ser de origen nero los viilancicos con cabeza de cuatro versos y vuelta de
castellano, v destinada a señalar la condición popular v rústica la misma extensión. A este tipo pertenecen unos veinte ejem-
íauténtica o fingida) de la poesía de este nombre. Según el tes. plos del Cancionero de Baena y los ejemplos poco numerosos
iimonio de los primeros ejemplos, con la palabra villancico de las demás colecciones antiguas, tales como el Cancionero
de Stúñiga y el de Palacíor3.
1)?r€c€ haberse designado al principio solamente el estribillo to,
¿ sólo hacia fines del siglo xv se aplicó a toda la poesía como
tt Víllancíco a unas tres fíias suyas, Canc. siglo XV, n.o 255. Se des-
'lenominación de la forma en conjunto. La palabra aparece por conoce en qué fecha se dio el nombre de villancico a esta poesia.
,rrimera vez en el Marqués de Santillana (1398-1458) como título 12 Sobre la historia de la palabra "villancico,, véase k Gentil, For-
ile una poesía con varios estribillos, sin que tuviese nada que mes, págs. 245-247. Un breve resumen de las diferentes definiciones del
villancico desde Juan del Encina lo ofrece Mary Paulina St. Amour, A
study ol the villancico up to I'ope de Vega, Washington, D. C. (tesis
doctoral), 1940, págs. 14.
lo Así en Juan del Encina, Arte de poesía castellana, 1496 (Cancio ¡3 Pormenores y referencias de citas en T. Navarro, Métríca, págr-
YII); Ant., lY, pág. 42.
:tero, ed. cit., cap. nas l5Gl54.
324 Manual de versificació n esfañctc 32s
Et ry'""n:
Iú. pidat defi.ende ta proced.encia y desar.ouol*-il1]li
lo,castellanos
-notca
s! condic.ón musicai frente a la disposición métrica;
villancico; aunque la teoría no puede ü
positiva' ".-". tazón para ccnsiderar el villancico más en relación con
mente, tampoco puede ^r^ rechazarse por
-^^L^-^-^^ -'-::1li:""Te
-^-' --:-^:-:^ uon todo J;
tipo musical del virelai procedente de Francia, que con el
aG-ina.{ Aa acta +i^^ ^^- r^ ^^-^:Á- -^"::"::l:' t¡ "2¿1el'
aroVe o con primitivas formas románicas de carácter hi-
1:"::?:^::,"^':"i:T":::11,:1?i::i.::":tt_ll:tyr**
!."^:"Ji::')-..":^:l1lT:':::lt:':o:_','":lt,¡ci.on.";;;i;
y nombre, sugiere la idea, fundamentada.en la historia literaria, t-ntético'
El t'illun.ico tuvo stt época de florecimiento y su más amplia
de que el villancico recibió un decisivo influjo de la poesia
de ¡ivulgación en el siglo xvr' En lugar de muchos nombres ci-
esta parte occidental ra. -rernos sólo dos representativos, los cle Juan del Encina 17 y de
El tipo, en cierto modo clásico, del villancico con tres ver. 5¿nta Teresa.
Gil Vicente lo introdujo en la poesía drarnática
sos en cabeza, claramente distinto de la forma de estribote
y 66¡o intermedio lírico. Montemayor y G. Gil Polo lo usaron
de la canción, ocupa el primer lugar en el Cancionero Gene- pastoriles. En el siglo xvrr sigue siendo estimado,
en sus libros
ral (1511), y en especial en el Cancionero siglo XV, sin arrin. el llamado tipo clásico, tal como lo cultivaion ocasio-
aunque
conar al otro tipc,r de cuatro I'ersos. Otra particularidad de Cervantes 18, Lope de Vegare entre otros, cede ante
nalmente
tipo más reciente es Ia represa, que en el Cancionero ¿¿ hs múltiples variantes de que Góngora y Juana Inés de la
Baena falta aún por completo, y que en los poetas culto5
Cnrz ofrecen ejemplos. El frecuente cambio en la proporción
del Cancionero tnusical, como Santillana y Juan de lv{ena, se
entre las clistintas partes de la poesía (fuerte reducción o am-
cultivó y divulgó desde mediados del siglo xr,. De modelo sirvió pliación de la cabeza, rcnuncia del característico verso de en-
acaso la dansa am refranh de los provenzales tardíos (tal vez
iace) conduccn a Ia descomposición de la forma del villancico.
a trar,és de la mediación catalana) ls. Son poco frecuentes los Los villancicos religiosos, especialmente los de Navidad favo-
rrillancicos con una cabeza de dos versos (p. e., AA bccb ba), recidos por la música, quedaron en uso hasta entrado el si-
mientras que cabezas de siete y más versos se emplearon en el glo rvrrr. Desde principios del siglo xvrrr aproximadamente e1
siglo xvrr. villancico profano perdió importancia, si bien se encuentra aún
A pesar del carácter popular de la cabeza y del estilo llano aisladamente en forma más o menos rigurosa en Arriaza, Ar-
de la poesía, el villancico es por su procedencia un género aris- jona., Esproncecla, J. R. Jiménez, Garcia Lorca, Alberti v otros.
tocrático, <un pastiche littéraire) como dice Le Gentil, y por Dcsde el siglo xl'I, el villancico, qlle acaso recordase cl an-
esto parece que hay que suponer influjos de fuera de Castilla. tiguo "estribotc" (muchas veces sin cabeza o con cabeza reduc;-
E,l que fuese poesía destinada al canto 1ó justifica que se reco da), es una de las fr-rrmas más habituales de las letrillas, género,
la Un breve reslrmen sobre las más importantes opiniones de los in casi siempre, satírico y burlesco. Ejemplos farnosos son "Andc
vestigadores hasta 19210 (M. Pelayo, Ribera, M. Pidal, Rodrigues l:pa), en yo caliente, :0 cle Góngora v nPodcroso caballeror ll de Quevecio,
M. P. St. Amour, ob. cit., págs. 4 y sigs. las dos si-guen el esquema AA bccb baA (A).
ls Sobre las relaciones de este tipo más importante del üllancico con
Ias formas de canción de baile de la antigua poesfa francesa y provenzal, Blnr.rocR.rrfe: A. Geiger, Bausteine zur Geschícl¡te des iberísclten yui-
en especial del virelaí, hav información en los estudios comparativos de gdren \/iltancico, oZeitschrift für I\{usikrvissenschaftn, 4.o año, 1921, págt-
Le Gentil, Formes, págs.24+262 (Le villancico du XV, siécle), y I* virelai
et Ie villancico. ob. cit. r7 Véase Ant., Y, págs. 238 y sigs.
lo "El villancico es un género de copla que solamente se compone ts La Galatea, libro II: nEn los estados del amor" (CC, I, páe 92).
para ser cantado; los demás metros sirven para representar, para en- te Ftrcnte Ovejuna, I's. 129395 y 132}29; 1687 y sigs.
señar, para describir, para historia y para otros propósitos, pero éste ro BAE, XXXII, pág. 494.
sólo para la música', Rengifo, Arte poética, ed. 1592, cap. XXIX. 2r BAE, LXIX, págs. 93-94.
''i l
I
I
328 medieval
^^ucíórt '29
Resumen histórico: Como denominaciór ,^ ' "
_\ .
poética ',sinaÍiafiente y con frecuencia el ¡irelai se compusieran, no
que: acabamos de explicar,
exolicar. la palabra ..^;;""::rma unu
nalal"rra ncancióno
irnnova. 0¡"r^"
versos más corrientes en provenzal y francés, sino en
", to-il octosílabo, como la canción castellanaD'.
:'.":,:;"'3i:',::T,#i:1i."'"::'i:"1,::.:'i:'ii'^"i^l?n.".lllll
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.mbu.go, con el mismo derecho los testimonios, muy
Íbinación l:' i'"
:- :: ::': fija. La antigua -T":::::',: :callesa
:t:i,"-1,'"' "'^denominación ^ I
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del siglo xv, de la forma rigurosa de
en pt -*t-ráot hasta mediados
arin en rrc^
aún uso éñ el cn-¡in-o*n
Cancionero de á. Baene, ^^^^^^-- -
D^-,"- ;^:*:::l-*t
como resultados fortuitos
por su antigüedad. En las denominaci
n^r cr r anrioiie¡larl F. Irc rto,.n-,'--^i::::"::":^t^Precisa¡s¡1. -'^'rrrtQ l)-'"^n ¡ón pueden considerarse acaso
cicrrion+oc ca c-c+irrr-. r^ i^ -.:rr^-:l^"^t
cancioneros
T,-la cantiga, que es muy variable; su repentino incremento
:'::':::"^::".:1:"^':l:.::l
combinación y el asunto de i1 i"vi'iancico o
la poesía.
^'"t.
^"",canción,
*il;: li. obra de poetas cultos como Santillana y Juan de Mena se
Slic^ri^ como influjo de los pro'enzales tardíos. Esto vale
No obstante, ya dos siglos antes de qu.e se pusiese e¡ para las cancioncs con i'epresa, que tendrían su
u5¡ ,i'especial
la nueva denominación, la forma correspondiente (con excepció¡ las dansas provenzales 2E.
de algún pornenor) puede documentarse en ejemplos eüora. loarlo "tt
dicos en la Península Ibérica; así en el siglo xrlr en virias La época del florecimiento de la canción no pasa apenas
nás allá del primer decenio
del siglo xvr' Se documenta espe-
partes de las canrigas de sarta María de Alfonso el Sabio¡
Llmente en el Cancionero General y en el musical de los
si-
en la primera mitad del siglo xrv, en lengua poética cancioneril y las
nlor *u y xvr. El villancico,
que se estimaba más, nuevas
de Alfonso XIza; a fines del mismo siglo en el Rhnad,o fl¿ pa- poéticas italianas, la arrinconaron. De todos modos mu-
lacío de López de Avala 2s, y finalmente, a principios del siglo xv ie¡mas
,hot po"tot conocidos recurrieron
con más o menos frecuencia
en al¡unas poesías de Villasandino en el Cancionero de Baenazt. tales como Boscán, Garcilaso, Hurtado de Mendoza,
¿ ella,
La canción se divulgó, sobre todo, por obra de Santillana, Juan Montemayor, Gil Polo y San Juan de la Cruz. Hacia
Castillejo,
de Mena y sus seguidores. del siglo desapareció casi por completo de la poesía pro-
fines
Estos hechos pueden interpretarse de varjas naneras. T. fri¿. la poesía religiosa, en cambio, se encuentra aún con
fana; en
varro insiste en la antigüedad y en Ia continuidad de la forma frecuencia, especialmente como canción dialogada en
bastante
de Ia canción en la Península Ibérica. Parece que de esto quiere pastoriles de López de llbeda, Pedro de Padilla'
los coloquios
considerar al virelai francés y a las danzas provenzales de los
ilonso de Ledesma Y otros
2e.
siglos xlv y xv (muchas veces idénticas a la forma de la can Darío, que mostró especial interés por la versificación
Rubén
ción) como nrepercusión, de los modelos gallegos v castellanos, r, volvió a la canción, olvidada desde hacía mucho,
medieval
Su argumento más fuerte es la circunstancia de nque la dansa profanas (1896)31. González Prada
on dos poesías de las Prosas
siguió sus pasos en Mínúscul¿s (1901).
verso se usan el hexasílabo ,v el octosílabo; Ia forma métrica puede ser el
romance o el villancico. Desde qr-re la serranilla se convirtió en género n Métrica, páe. 119, nola 26.
cortesano por obra de Santillana, se escribió también en forma de can-
ción. Como muestra del género puede considerarse Ia conocida Serranilla
la cuestión de las relaciones entre canción, vírelaí y dansa,
2s Sobre
de Ia Finoiosa de Santillana. véase Le Gentil, La canción du XV' síécle, en Formes, páes. 263-290.
29 [,igmplos, en e\ Romancero sagrado, BAE, XXXV.
z3 N.os 18. 31.
30 Véase P. Henrlquez lJreña, Rubén Darío y el sielo Xy, RHi, L, 1920,
24 oEm un tiempo cogi floreso, Ant., lY, pág. 113.
zs Así en ola tu noble esperangar (abba cdcd abba), BAE, LVII, pá. páginas 32{327; Estudíos, págs. 369-371 i y EI modelo estrólico de los la-
yes, decíres y canciones de Rubén Dorío, P.FE, XIX, 1932, págs.421 422'
gina 454. tl Canción (a la manera de Valterra): nAmor tu ventana enflora"; Y
26 N.os 15,20,43. Véanse Ias referencias de citas comoletas en T. Na.
Que el amor no admite cuerdas reflexíones (a Ia manera de Santa Fle);
varro, Métríca, págs. 117 y sigs. rSeñora, amor es violento¡, en la parte llamada Delres, layes y canciones.
330 331
u glo::
B¡ar-rocn¡rr,\: Le Gentil, Fonnes, páes. 263-290 ( La canció
La clase de verso usual es el octosílabo' Otros metros, como
cle). T. Navarro, Métrica, fndice cle esrrofas: canció¡r,."r]oÍL.ll t,o j endecasílabo, se dan sólo aisladamente. La glosa es normal'
iente isométrica; la combinación de versos plurimétricos Se'
La historia iitcraria de la glosa gomo forma
isa sólo cuando el texto o la clase de forma elegida lo exige.
LA GLosA.
- Es¡raña
tica abarca en pse.
in tu ai.posición estrófica la glosa usa siempre la rima con-
desde mediados del. siglo xv hasta
fines
del xvrr. Desde el punto de vista de la métrica no puede
defi. Sonante'
nirse de una manera uniforme porque no quedó establecida La forrna que prevalece es en los tiempos antiguos la copla
en su extensión total ni en un uso de determinadas clascs ¡i siglo xvt, la copla real y la décima
sastellana, y a mediados del
versos y estrofas. Su función consiste, comt> dice ei nombrq de
Además se encuentran, generalmente por el intlujo del
espineta.
en glosar en estrofas, un texto ajeno ,v*a existente, mecliante formas, como, por ejemplo, la octava italiana y la
su 19i1o, otras
interpretación, paráfrasis o amplificación, por Io general, ys¡ss Como innovación que ya no pudo imponerse,
üra garcilasiana.
por verso. forma (con rimas
Calderón introdujo la glosa en de romance
Cada glosa consta, por tanto, de un tema, al que se llama, pg¡ 34.
asonantes)
Io general, .<texto> v en algunas ocasiones también cabeza, ls¡¡¿ Cada estrofa de la glosa tiene que reproducir en su exten-
o retruécano, y de las distintas estrofas de la interpretación, que
sión un mismo número de versos del texto; por lo general, la
constituven la glosa propiamente dicha 32. El número de estro glosa contiene uno o dos de ellos y, en caso de que el terto sea
fas se rige por el de versos del texto, que se glosan en cada iargo, tres o cuatro. Estos versos del texto se sitúan al final
estrofa. La glosa más corta consta, por tanto, de un texto, de de la estrofa, raras veces al comienzo y sólo ocasionalmente en
un solo verso ("mote"). El tipo clásico de la glosa explica un medio de la estrofa; a veces se reparten en parejas en medio
texto de cuatro versos en otras tantas estrofas. No obstante, o al final. Cuando se glosa un romance, los versos del texto siem-
hubo también tipos de glosas más extensas especialmente en pre se citan en parejas. La disposición adoptada para las citar;
los siglos xv y xvr, en que se interpretaron como tema can_ tiene que mantenerse por igual, de manera que pueda obtenerse
ciones de doce \¡ersos, sonetos, romances largos y otras poesías una lectura completa del texto reuniendo sucesivamente los ver-
de semejante extensión. Las famosas coplas de Jorge Manrique sos citados en todas las estrofas.
se glosaron repetidas veces 33, v un ejemplo de esta glosa de
Finalmente hay que hacer una advertencia sobre las leyes
gran extensión nos Io ofrece Montema-yor con 1ó0 estrofas.
internas que dan a la glosa una particularidad especial' En
la glosa, la cita del texto tiene que pasar a formar parte del
cuerpo estrófico mismo, tanto en lo que respecta al sentido,
32 si el texto es rma poesía rarga o conocida, con frecuencia
no se como a la sintaxis y a la rima, de una manera más perfecta v
antcpone entcro, sino sólo medianre una breve alusión. claro está que
también cn eslos casos es parte fntegra de la glosa. orgánica que en las demás poesías de estribillo y cita. El con-
33 Véase Nellíe E. Sánchez Arce, I¿s glosas a las ,Coplas, tenido de cada estrofa de la glosa viene determinado por la
de lorge
Manrique, "Clavileñou, VII, 195ó, n.o 40, págs.45-50; también Glosas a tas cita del texto, y tiene la exclusiva función de interpretar el
Coplus de Jorge )llunriqrre, ed. facsímil de A. pérez Gómez, I (A. de cer. sentido abierto u oculto, objetivo o tan solo subjetivo de la
vantes, R. de Valdepeñas y J. de Montemayor), Cieza, 196l; II (D. Ba- parte de la cita del texto o del conjunto. La glosa no tiene
rahona, F. de Guzrnán, J. de Montemayor), ídem, 1961 ; III (L. pérez),
Ídem, 19ó2; IV (L. de Aranda), idem,7962: V (G. Ruiz de Castro, anónimo,
c. D. F. N. de C.), ídem, l9ó2; VI (G. Silvestre y noticias bibliográfrcas),
ldem, 1963. x Véase BAE, XIV, pá5. 74.
ry]
333
332 Manual de versificación españob
37.
que ver con el moderno sentido de la interpretación critiJl 7^iaosespecialmente por las dificultades que de esto resultan
o"'r, Las rimas del texto han de ser de tal manera que per'
literaria; se trata en ella de la recieación poética de ideas
ajenas, sin prescindir de las propias y originales. Esto se veri! ul-poeta encoxtrar luego el suficiente número de rimas
Aiíu,
glosa; y to má; común es que sean cuatro' De ahí que
fica de una manera despreocupada pero consciente del efecto; ^^r^ la
L?-ú"r difíciies sirvan de piedra de toque para probar
la
y lo prueba, además de las glosas burlescas, Ias que se hacetr
con textos litúrgicos que quedan convertidos en poesfa amorosa. iin¡r" consumada del glosador'
'""t,.^ Como dice la denominación de <retruécano)' el texto
Si el texto contiene una imagen o una gomparación, t¡ juego de paiabras o de asun-
glosa perfecta ha de desarrollarse'dentro del sentido que emane ;ohe contener preferentemente un
amplio); es decir, que ha de prestarse
de las mismas. cuanto más apnrda y artificiosa se hizo la glosa tt t"n eI sentido másartificiosas, aun en textos populares que
en el transcurso de su desarrollo, tanto más numerosas y estre. iior in,..pretaciones
rePetidas veces'
chas se hicieron las prescripciones para su creación. cervantes " glosaron
se
entre el gran núrnero de formas de la glosa, se impone
enumera algunas: <1as leyes de la glosa eran demasiadamente óe
ciel último cuarto del siglo xvl un tipo con forma casi
estrechas: que no sufrían interrogantes, ni dijo ni diré, ni hace¡ " nartir una evolución. de más de cien
nomttres de verbos, ni mudar el sentido, con otras ataduras inñ"xiul", que es el resulraclo de
clásico y más co-
y estrechezas con que van ataclos los que glosan, como uiesa r¡"r V que se puede considerar como el tipo
rri.nt". Como texto tiene una redondilla, que se interpretacon
en
merced debe de sabero 3s. (coplas reales o espinelas)
No ohstante, tal casuística, dictada sólo para hacer más auu,ro estrofas de diez versos
iu .it" del texto al final de cada estrofa. La disposición de las
artificiosa la composición, se observaría en justas poéticas o en de la estrofa de diez versos
situaciones semejantes, pero no en los casos comunes. En cam- ,iro, ," rige según las posibilidades
que se usa-
bio, Ia inclusión total de las citas fue en todos los tiempos una
prescripción obligatoria, y Io mismo vale decir de la rima. Los Ejemplo:
Nace en el nácar la Perla,
elemenios de la rima del texto se incluyen en forma perfecta En Austria una Margarita,
en el cuerpo de Ia estrofa, y por su frecuente repetición deter. Y un iol'el haY de infínita
minan esencialmente Ia disposición de las rimas de cada es. Estima donde Ponerla'
trofa 5.
Cuando el cielo, que el sol dora,
De ahf la importancia decisiva del texto. Además de re- Para formar Perlas llueve
sultar pronio como terna, tiene que poseer las siguientes par- Las que en el norte atesora'
ticulaririades: Abrese el nácar Y bebe
l.a Cada verso aislado ha de constituir una idea en sí con
cluida. Esto no excluye que se glosen también versos encabal-
gados; antes, por el contrario, los virtuosos de Ia glosa se sienten 3? Iriarte ofrece en este sentido otra demostración' aunque burlesca'
cuando -glosa el siguiente texto:
Dos finos amantes, Y
capaces entrambos de
ts Qitíiote, II, cap. XVIII. comunicarse, ¿Por qué
s Sina de ejemplo la frecuente disposición de las rimas en el tipo han de estarse siemPre asf?
nornia! de la glosa: ababa cdcdC (C es el verso de cita, que se corTes" (RHj, II, 1895, Pág' 75)
ponde en ia rima con el sexto y octavo versos).
\ql
1'
i
¡
345
,On Manual de persificación --^i4n oetrarquista
er.o6^
se anti-
de un número indeterminado de estrofas ("rt"n.iu.il]]- T riu"rtad en la disposición de los pormenores
mente simétricas entre sí, seguidas al fin por .l5[;;;rso' con ,"ui "o'-as de ordenaciónenestablecidas'
la historia
--""r4re&ate,
commiato). El número mínimo de estaniia, "l """íj_:|8uros& ú;li"--i" ,ri repeti¿o proceso de selección
mayor lo constituye la canción I de Boscán ",r.,clr,-,.-l"t' I . fTl;";;"f": a" inicia con Dante que' en su De vulgari
un poco>) con treinta y una estrofas. por lo ."*.ii-""1.Y, nablar T-]."ntian, dio norrnas fiias para la ca
nas fijas canción provenzal e
ita-
cuatro y doce estancias; y en comp".i"l":^::l !:::."';;J"'entonces muv libre' v frjó la variedad de las es-
de Italia, las españolas tienden hacia una mayor
il'""d;j:: tipos determinados' En la teoria
extensión. ff"|[ la canción en tres
a su antecesor' pero dio el modelo para
En España, como versos de esta cal
casílabos y heptasílabos; y su mezcra
s;,f^enoe. frfft; ;" sobrepasa
tar'i"-p.t posteriores por la manifi'esta preferencia hacia
un
::ff:J:l;
porción alta de endecasílabos confiere u lu ."i.iOrr;;;:r1." aunque po' dejó el cultivo de las otras formas'
s¡lo tipo, "o "to españoles' p9r su parte'
grave y solemne (canción grave) ór; por .;;;;;^^"f;ii,f; provenzales. sus imitadores
"t estilística
minio del heptasílabo expresa una intención.
io-putr"
giguieron al maesrro
en su preferencia por un tipo' y lo con-
elevada, propia para evocar ambientes elegíacos ienos en la ro.rma :*l*i11: 'manera la estancia
*"Ui.o. vftieron
'rrg"l"r ^Dj^."ttu
(canción ligera) or. muestra eI siguiente esquema:
"
La unidad estrófi.ca más importante y característica (II). rII'
canción es Ia estancia. Si se compon" de h I.
"r,
i" forma ,,'a, ,i"gur.r, lronfe (divisible) + verso de enlace + siríma (indivisible)
abarca por Io fnenos nueve versos, aunque hay tambiéo
ciones, pues teóricarnente no hay límite para su * II' + eslabón, llave + sirima,s (sirma, coda)
aumento; "*..p
sin
1o pie Pie
(chi.ave)
embargo, estancias de veinte y más versos son
excepcionales.
La extensión media es de unos quince versos, y el número -- -- origi-
frecuente de Ios mismos es el de trece. r¡{g
I.Como indica el nombre, la canción fue destinada
6' El desarrollo de la melodía deter-
Usa rimas consonantes; y en la disposición de nalmer,t" para eI canto
existe gran ribertad, con tal de que cad.a parte
las mismas
Jou fu áisposición del texto' La repetición de un período
de ras dos de
la estrofa tenga las suyas propias. El encabalgamiento VIII'XIV'
V
o varios elementos de rima de la primera parte de la de uno
estrofa
61 Libro II, caPs. Y
ó5 Del griego oÚp¡-tcr, 'cola'.
con la segunda es excepción rarÍsima; úsase-, sin embargo, 'Casella (en Divina Comedia' Purg'' II' 10G119) mues-
o¿ Bt ep"isoáio de
Io normal un (verso de enlace> entre las dos partes ¿e" tapor tra que en tiempos de Dante'no había
caído aún en desuso el cantar las
trofa a modo de eslabón para unir mediante las rimas es canciones; no obstante, era poco frecuente' Ia falta de melodías antiguas
una en Italia hace suponer a W' Thomas Marrocco (The enisma
parte con Ia otra. Las rimas cambian d.e estrofa ;;';;;;;"t
'iil-i que la canción
en estrofa. iorrone, uspeculu*', xxxl, 195ó' págs'y704'113) de su nombre'
un principio a pesar
iáfiun" no estuvo destinada,'desde tal supos!
para eI canto, sino para la recitación' Ar¡nque fuera acertada
ó2 Sirvan de ejemplo las canciones
de Herrera por Ia pérdida d.el rey Ii¿o, q".Au indisc,rtido que la canción' con su rigurosa awili^o1t
^t1. "tt
tuvo por ejemplo
don Sebastiti¿ (BAE, XXXII, pág. 319) y Al santo rey
don Fernando (BAE, ;;;t-;l; e.*acta u¡ifoimidacl de todas las estrofas'
XXXII, pác. 329), que muestran sólo un heptasílabá en musical tal como aparece en su forma
Ia mitaá áe'cada iliig"¿á la norma de estructura
estrofa. más sencilla, en la de estribote; y en esto es de importancia secundaúa
ó3Comp. Dante, De eloquentía, II, 12. En Ia canción XIV si en efecto se canrara o no. En todo caso
(y dejando aparte excepclones
sía CXXV de Le Rime).vulgari
de petrarca (Chiare, fresctrc 1po+
posteriores) se compuso siempre de tal manera que' conforme a las reglas
ioili"oriu4 nu1 podido cantarse.
"
nueve heptasílabos frente a tan sólo cuatro endecasÍlabos. ie la música de eutonces, también hübiera
Y I
!
:
r...r
Danubio, rlo divino,
)
I -l" nie
general chiave, llave o eslabón (desde Cascales, 161ó)óE, y casi oue por fieras naciones
siempre es un heptasílabo. El enlace entre las dos partes dg
I
i
i
Vas con tus claras ondas discurriendo, ) fronte
Ia estrofa por este verso es habitual, aunque no se halla no hay otro camino
Pues
prescrito obligatoriamente y pueda, por lo tanto, faltar. II'
l Por donde mis razones pie
III. En la composición musical de la canción la sirima tuvo Vayan fuera de aquf, sino corriendo
su melodía propia. Esta independencia con respecto a Ia fronte
se manifiesta en el texto por el uso de rimas propias (con Por tus aguas y siendo chiave o verso de enlace
En ellas anegadas;
ó7 rEt diesim dicimus deductionem vergentem de una oda in aliam Si en tierra tan ajena
(hanc voltam vocamus cum vulgus alloquimur)r. De vulgari eloquentíl, En la desierta arena síríma
rI. 10.
Fueren de algr.rno acaso en fin halladas,
ó6 Por volta se entiende por lo general en nuestros dfas el pie dc h
Entiérrelas, siquiera,
sirima que Dante llamaba versus, Porque su error se acabe en tu ribera.
ff
til
i1
i
E
ii 349
li Marual de versificación espa¡o¡o
.--rión Petrarquista
'1roo"u
Aunque en eI agua mueras, de tanteos y experiencias; ¡e "":1.vT^1t^: ::i:i::J"t
Canción, :ro has de quejarte, -^^ A^ Dar*arnq v ntrrrq intentan variaciones originales'
Que yo he mirado bien lo que te toca,
Menos vida tuvieras,
!1":*:*u;;'::
W#:: las il:" Ti, lff il"¿?'?l'll"'T;
'
Manual de versiÍicación
U co""!!!J:t'"'3!"t"
3.50 espqñolu 351
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atuvo estrechamente al modelo de Petrarca 7a, y renuncia por coúpleta asimilación
de la forma extranjera; por esto Segura
completo al ensayo de variantes ?5. Es, por tanto, notable que época como (período de nacionaiización¡.
óovarsi califica esta
elija un modelo, y también la tenden, cra por segulr un para_ Los criterios esenciales de este desarrollo son:
digma característico, requerido por el asunto y el contenido 1.o Disminul'e la estrecha e inmediata imitación de Petrar-
emocional. De seis poesías en que Garcilaso usó la estancia, gn. Herrera es un caso característico t8, pues de sus veintidós
al menos en tres sigue el esquema de la canción XIV d; 6anciones sólo dos reproducen
paradigmas de Petrarca, y uno
Petrarca (Chiare, fresche e dolci acque: abC abC: cdeeDfF) áe ellos lo usaron ya con seguridad
poetas españoles, el otro
y su instinto selectivo dio Ia norma. Así el esquema ¿" erta probablemente ze.
canción XIV de Petrarca, que él prefirió, es acaso la forma ' 2." Dentro del marco de la imitación, se fijan unos pocos
de la canción petrarquista más frecuenle hasta el siglo xrx; esquemas seleccionados que con preferencia no
proceden de
y además es la normal en las canciones de carácter bucólico. peirarca, sino de sus imitadores españoles, en especial de Gar'
El esquema de la quinta canción de Petrarca (Ne Ia stagion¡, cilaso. El ejemplo modélico es la canción XIV de Petrarca
que,
seleccionado por Garcilaso, también se imitó con frecuencia. aprobaclo por Garcilaso, se convierte en la forma preferida de
Y por fin, él abrió un nuevo empleo para la canción: la poesía la canción bucólica Y de la égloga.
de las églogas, fundando una tradición que encontró brillante 3." La creación de los poetas españoles aumenta. Se amplía
continuación no sólo en el campo más limitado de la lÍrica, el asunto por vez primera a materias religiosas y nacionales.
sino también en los libros pastoriles (Montemayor, Gil Polo, Los que comienzan esta tendencia son Luis de León y Herrera'
Cervantes). Como innovación es digno de notarse que también Con la obra de este último se inicia también la canción lauda'
usó Ia estancia fuera del marco propio de la canción como toria, que tendrá una larga persistencia- En lo que se refiere
forma de estrofa independiente, y la combinó con otras 7ó. Este a la forma, se tiende hacia una mayor libertad e independencia;
uso tuvo especial alcance en la polimetría teatral, donde la la idea que domina es exigir la completa armonía de asunto
estancia aparece como forma de estrofa junto a las demás, y forma tal como surgió de una mejor comprensión de la Anti-
desde Juan de la Cueva y Virués (hacia l5E0¡ n. güedad. Las complicadas reglas, impuestas por el origen musical
El segundo período (1550-ló00) coincide en lo fundamental de la estrofa, tenían que aparecer como suPuestas trabas que
con el reinado de Felipe II, y su desarrollo queda determinado embarazaban el libre desarrollo de los motivos y la intención
por innovaciones independientes unas, y aseguradas otras en formal, y el poeta se sentía con legítimo derecho Para rom'
la Antigüedad. Se alcanzó el pleno dominio de los modelos perlas. Para lograr un tipo solemne de canción, Herrera aumen-
italianos, y los nuevos propósitos creadores tienden hacia la ta el núrmero de endecasílabos en una proporción nunca vista
m.
En repetidas ocasiones se sobrepuso a la sime-tría cuantitativa forma petrarquista, porque ofrecían como asunto de
¿e. la
que requiere la disposición de los pies; usando formas con preferencia, paradigmas de Garcilaso y de Pe-
-;Áfiación,
ca¡s -*r*. En canonizaciones y con otros motivos se cultivó am'
ABC ABc y ABC cAB. Sólo poco más de la mitad cle sus
can-
ciones conserva la disposición rigurosa de la canción perrar. oliur"ttt" la canción panegírica 83.
t-
quista, empleando, sin embargo, paradigmas propios. En otros poetas del siglo xvrr, el tipo puro de la canción
Lo El influjo clásico en el gusto literario aumentó por netfareuista se arrincona en favqr de las formas relacionadas
el frecuencia en Góngora
estudio más intenso de los poetas de la Antigüedad.. Como io.mu h, la lira. Aún aparece con bastante
que y los suyos cul-
de compromiso y basándose en la lira de Garcilaso, eue había .i- ,ur imitadorese, mientras Quevedo
arraigado en España, se originaron innumerables tipos de ¡¡¿ íioun .n primer lugar formas poéticas autóctonas y favorecidas
llamada canción alirada, de un número de versos que osciia ior "l público, usando casi exclusivamente Ias formas libres
iiirii'e cuatro y nueve. De esto resulta una aguda contpetencia - á, to. tipos de canción que sólo recuercian de lejos Ia canción
pat¿t La canción petrarquista, sobre todo en poetas de orien petrarquista.
tación humanística, como Luis de León; las formas de la lira, '
Tu*biétt en el teatro después de Lope disminuye mucho el
en auge creciente, reinfluyeron sobre el paradigma de la can- uso de las estancias petrarquistas. Tirso de Molina
y Moreto
ción borrando la disposición en pies, y acortando la sirima. apenas las usaron, y Alarcón ni siquiera las empleó'
En el caso de muchas poesías que corren bajo el título vago Las Poéticas de los Siglos de Oro se muestran poco inde'
de canción y oda, es difícil precisar si se trata de canciones pendientes en el establecimiento de la teoría de la canción;
petrarquistas o de canciones aliradas, como no sea que se ,ig.rrtr muy de cerca a los teóricos italianos, sin entrar dete'
acuda a definiciones más o menos amplias. niáamente en las particularidades de la canción española. Así
El tipo de canción de claro sentido petrarquista alcanza Herrera y Caramuel formulan de manera muy general la exi-
su auge con Cervantes, y en especial con Lope de Vega, en los gencia de que la imitación debe tener su límite, .v que no se
primeros decenios del siglo xvrr 8¡. Lope emplea trece para- puede negar a ios poetas españoles lo que se permitió a Petrar-
digmas diferentes, de los cuales la mayoría son de invención ca, que para sus veintinueve canciones usó al menos veintiséis
tipos y paradigmas diferentes
Es.
propia; por otra parte, se atiene también a la tradición espa-
ñola en cuanto al uso de determinados esquemas de canciones. La canción petrarquista continúa hasta entrado el siglo xrx,
Asi se vale del tipo fundamental bucólico (abC abC: cdeeDfF) Usada sobre todo como poesía panegírica con ocasión de aconte-
en dieciséis comedias 82. Después de Luis de León y Herrera cimientos de la historia contemporánea, y también con otros
sorprende la gran reanimación de las formas petrarquistas en motivos menos significativos. Ejemplos de formas muy regu-
Cervantes y Lope, que va acompañada de un escaso uso de la lares ofrecen Luzán e en la primera mitad del siglo xvrrr, y
canción alirada. Acaso fuese esto porque los dos poetas estaban José Antonio Porcel 8?, en la segunda mitad; y más adelante
lejos de la escuela culta y humanística, y porque ambos tuvie-
ron un conocimiento profundo de la poesía italiana, que Cervan-
tes pudo adquirir en el mismo país de origen. También las justas 83 Véase E. Segura Covarsl, ob. cit, pág. 191'
poéticas, que eran públicas, contribuirÍan a la consolidación &a ldem, págs. 206 y sigs.
85 Para orientación más detallada, véase ídem, págs. 67-81; Díez Echa-
El Referencias de citas sobre las numerosas canciones muy disper.sas rn, Teorías, págs. 219-254.
de los dos poetas, en E. Segura Covarsí, ob. cit., págs. 197 y sigs. 8ó BAE, LXI, págs. 111119'
E2 Morley-Bruerton, Chronology, pág. IN. t7 BAE, LXI, págs. 17+175.
tnns¡ncecróN ¡sr. 12
-
,fi
LA SEXTINA
y1 canción alirada
358 Manual de versificación españofu
u"¡ru, d" oro,r03, atribuida a Francisco de Rioja (1583-1ó59),
tas Ia cultivaron en repetidas ocasiones hasta entrad" il. ')-- ,"r.\^"nte obra de este poeia. En cambio, se dice que el
glo xvr (así Sannazaro y Bembo); iuego cayó en completo olvido
hasta que Carducci le dio nuet¡a vida cultivándola con cierta ilin.ip" de Esquilache (1581-1ó58) escribió sextinas' Poco des-
l,"lr ¿" principios del siglo xvrr había desaparecido casi por
intensidad.
[mpl"to de ]a literatura española; al menos había perdido
En España la sextina se debe a la imitación italiana. ¡¡ literaria en esta época. En contra de lo acon-
.lr importancia
testimonio más antiguo, escrito en versos-de arte rnayor, per- la no volvió a ser usada en España'
tenece a la época anterior a la memorable conversación de Ll¿o "n italia, sextina
Petrarca of'reció el modelo de la doble sextina, poco fre-
Boscán con Navagero; son sus autores el desconociclo Trillas e'l vivir lieto; en España esta
arcnte, en l¡lia
y benigna fortuna
Mosen crespí de Valldaura, y se encuentra en el cancionero en el quinto libro de la Diana de Monte-
General de 15ll (n." 91ó): es una queja sobre la muerte.de forma se encuentra
de cetina (oTantas estrellas no nos muestra
lsabel la Católica (1504). fiayor y en Gutierre
tor'
l-a sextina tuvo su auge y mayor din:lgación (escrita siem- el cieloo)
pre en endecasílabos) en la segunda mitad del siglo xvr. Se Blsuoce,\rf¡: Díez Echarri, Teorías, págs. 241-244' F- J A Davidson,
considera a Herrera, que la usó cuatro veces lm, como su cul- The origin
of the sestina, ¡\fLN, XXV, 1910, págs. 18-20. A' Jeanroy, I"a
tivador más importante. De los demás poetas conocidos de la ,p5¡ina doppia' de Danre et les origines de Ia sextine, oRomania", XLII'
ígB, peet 48lJB9. A. Jenni, La sestina
época ofrecen cada uno un ejemplo: Montemavor en el segundo lirica, tesis doctoral, Berna, 1945'
Iorg. d" Sena, A scttina e a sextina de Bernardim
libro de la Diana (1559?), Gil Polo enla Diana enantorada (1564)v Ribeira,.Revista de
págs'
I¡tras,, IV,1963, Fac. de Filosofia, Ciéncias e Letras de Assis,
137-176'
Cervantes al final del cuarto libro de la Galatea (1585). Jeró
nimo Bermúdez la introdujo en la poesía dramática lNise !as.
timosa, acto IV, 1577). Lope sigue usando la sextina en tres
de sus comedias aparecidas antes de 1604 ( EI remedio en la LA CANCIóN ALIRADA
desdicha, El Marqués de Mantua y El honrado hermano),
Mayor alcance que en la literatura, tuvo la sextina en las NorAs PRELTT{TNARES. En la terminología de la métrica mo-
Poéticas desde Sánchez de Lima (1580) hasta Caramuel (16ó5). alirada
- es el término colectivo de todas las
derna, canción
Rengifo se ocupó de ella en su Arte poétícatot. formas prácticas que se derivan de la canción petrarquista.
Los preceptistas la llamaron <la más noble de todas las Sus estrofas (liras), que, por lo general, son cortas y de dispo-
estrofas> por su dificultad y rareza, y le adjudicaron la <pri- sición simétrica entre sí, prescinden de Ia ordenación rigUro-
macía sobre todas las otras clases de Ia canción"l@. Pero estos sa de estancia petrarquista, y combinan libremente endecasíla-
elogios ya no convencían en el siglo xvtr. Cervantes no escribió bos y heptasílabos al modo de la lira garcilasiana' El nombre
ninguna sextina más después de la Galatea, ni Lope después se deriva, como indicamos, de la lira de Garcilaso de la Vega'
de 1604. Góngora y Quevedo no intentaron el uso de esta forma Las antigr-ras denominaciones de la canción alirada son muy
poética. No es seguro que la sextina uCrespas, dulces, ardientes diversas: liras (según la clase de estrofa usada), canción ciá-
3ó3
ry*fi$';*fiffi**
a
(Meléndez Valdés, Oda VI, BAE, LXIII, pág. lg5)
no se leyeron según Ia cantidad, sino conforme o ..r, J*'n,o, Poca variación pudo haber en el ritmo, porque se siguió el
¡aturales de palabra tr3. De esta manera resultó ,r.ru g.un esquema dado por Villegas como solución óptima, aunque no
uu-
riedad, en lugar der ritmo estrictamenie uniforrne de ta" en su del sáfico exigió de
estrofa con el rigor que Bello definición
sáfica, y así poco queda en común con el modelo .1. esta estrofa
rr7. En especial, ia sexta y séptima sílabas no se tra-
iá- en_
tigüedad. taban siempre como átonas' En cambio, junto al predominio
con las odas .4r céfiro y La palomor, de Villegas se inicia del cultivo de la forma establecida, se intentaron diversas innova-
un nuevo período en Ia historia de Ia estrofa sáfica. fss¿q ciones y desarrollos en la disposición de los finales de verso.
Menéndez Pelayo se sabe que no corresponde a Villegas
el mé_ Una modaljdad española característica, que en principio se da
rito de haber introducido la estrofa sáfica en Espanf; .in .m- ya en Villegas, es la rima asonante en los versos pares (ABCb)-
bargo, es, sin duda alguna, su primer maestro reconocido. be modo consecuente, y a manera de romance a lo largo de toda
claro
está que villegas también parte de la estrofa sáfica leída la poesía (o-e), Vaca de Guzmán compuso A la muerte de Ca'
según
la prosodia común, pero al menos se aproxima más que sus dalsona. La misma variante aparece algo modificada en Ay de
antecesores trs al carácter rítmico propio der modero ántiguo, mi Alhama de Zorrilla, donde el pentasílabo, que es el mismo
limitándose a una sora variante en Io fundamental (endecasr título de la poesía, aparece invariable al final de cada estrofa,
Iabo del tipo 82, forma especial l). La perfección formal y al modo de estribillo rre. Una variante cercana muestra la rima
el
Iigero ritmo alado convirtieron sobre todo su oda Ar céfiro consonante en vez de la asonante en los versos pares (ABCb
en el modelo obligatorio por siglos. La otra, La palotna, no DEFe, etc.), acaso por primera vez en Meléndez Valdés
r2o, luego
obtuvo la misma difusión, pero contiene en gerrnen dos particu. en A la luna y otras de Avellaneda. De procedencia italiana,
Iaridades que se desarrolrarán más tarde: la rima interrra (en en cambio, es la rima interna al final del segundo y a la mi-
Ias estrofas 3,7 y ll) y la asonancia en los versos pares (en tacl del tercer verso, que ya aparece esporádicamente (pero de
Ias
estrofas 7 y 8), que en Villegas puede que fuese casual.
ejemplos de Jerónimo Bermúdez se reproducen en er parnaso 116 Véase eI resumen hasta nuestros días, en Díez Echarri, Teorías; pá-
español de
J. J. L6pez de Sedano, Madrid, ln2,VI, págs. 36, 53 y 152. ginas 286288, ¡ota 24.
ll3 Hay un testimonio expreso de esta maner?. de rearización prosó tr7 tr. !sfl6, Obras completas, Yl, pág. 183. Con esto Bello sobrepasa
dica documentada en caramuel (ló65). véase Dlez Echarri r*)i*, pe- incluso a Villegas. Si se tiene en consideración la exigencia de Bello por
gina ,
284. un acento fijo en la primera sílaba, u¡ tercio de los endecasílabos en
It{ af¿ por el cierzo, boreal pegasoD, Villegas, ob. cit., págs. 35G352. Al céfiro son incorrectos.
rl5 Agustín Garcla calvo , rJnas notas sobre Ia adaptacíón rE BAE, LXI, pág. 291.
de los metros
cldsicos por Don Esteban Viilegas, BBMP, XXIV, 1950, págs. tle ABCb DBEb FBGb, etc.; b = estribillo.
92_105.
rm A b fortuna, BAE, LXIII, pág. 18ó'
i1 --T.'
especialmente en Hispanoamérica. Com,t siernpre ocu¡.re cuan.o I.¿ lira-sestit:a es, por su carácter, una forma de la poesía
una forrna de estrofa se siente conrc ¡cah¡e1te viva, se cre&tr gulta con rasgos eruditos. Se presenta por primera vez en tra-
nuinerosas variantes nuevas (por ejemplo, aBaaB. aBAaB, AbaBA d¡cciones de Horacio, y luego se usa sobre todo en las odas.
y otras). Así ocurrió ya en Fray Luis v en lcs neoclásicos. pn el teatro nacionai aparece en las partes líricas. Samaniego
Mientras que en el Nlodernisn-lo ia lit-a garcilasjana se (1745-1801) extendió su campo por asuntos más modestos, como
con-
servó sólo en ejen'rplos aislack.>s, T. N¡rvarro obserr,,a sn s¡7 su Fábula de la lechera, que obtuvo gran popularidad.
1¡
poesía contemporánea de Espairii e llisuanoamé; ica indicios
de un nuevo aprecio de esta estrofa tar. Resumen históríco: El origen de la lira-sestina ha de con-
siderarse en relación con las mismas tendencias del Renaci-
Br¡rroc*c¡fe: Dámaso Alonso, Sobr¿ los o.'igczcs de la lira, en poesj¿ úiento italiano y español, que conduieron también a las de-
española, En.seyo de métcdos ,- Iíntitcs est,iíst:cos,3." eil.- Madrid, 1957, ¡1ás formas de liras. Aún más claramente que en las canciones
páginas 6i1 ó18 (con indicaciones bibliográficas). Díez E,cha¡ri, Teoriw,
páginas 25+255. T. Navarro, Métricd, fndice rle estrcfas: iira. aliradas más breves, esta estrofa manifiesta de un lado por
5¡ disposición la relación con la canción petrarquista, de otro.
por el asunto, la tendencia hacia la ímitatio clásica.
C) LA LIRA-SESTINA.
En la sintaxis no aparece el desarrollo propio de la canción,
l-a lira-sestina, llamada tambié' sertcio-lira v con frecuen- pero sí los rasgos característicos en el esquema de rimas: la
cia senciliamente lira, es una cstrofa cie seis versos heptasí_ estrofa de cuatro versos alternos está dispuesta simétricamen-
iabos y endecasílabos alternos según el esquema aBaBcC. En te como si fuera \a'fronte de una canción (aB : aB), y la coda,
su forma clásica remonta a Luis dc León. Constitut'e cl esque- reducida a dos versos, muestra el pareado característico del
ma de rima car-acteiístico una estrofa C.: cuair, fnal de la estancia. Me parece que Luis de León da una
dos rimas alter'as )'un pareaclo fir,:ri con un nlrcvo".raoa "on
elemenfo prueba decisiva en favor de esta opinión; asi en ia lira de siete
de rima. En el resumcn histórico se h:rrá refet-cncia de las versos que usa, por ejemplo, en la Oda IV a Don Pedro Porto
variahtes posteriores. carrero 143, que comienza: nNo siempre es poderosa>. Tiene
Ejemplo: el esquema aBaBbcC, y se distingue de la forma de seis
Esquema versos tan sólo por su introducción de un heptasílabo des-
El hombre justo y buerro, a pués del cuarto verso. El lugar que ocupa este verso es muy
El que de culpa está y m;:nciiia puro, E importante, por ser como el eslabón en la canción. En efecto,
Las manos en el seno, a Fray Luis dispuso este quinto verso como eslabón, rimán-
Sin dardo ni zagal,a va s.guro B dolo, igual que en la canción, con el último verso de la -fronte,
Y sin llevar calga,,la c y usando el heptasílabo como medida del verso. No cabe
La aljaba de saeta enherbolada. C
duda, me parece, de que Fray Luis pensó también en primer
(Luis de León, Ocl:Ls de Horacio, I, XXiI,
lugar en las formas de Ia canción cuando escribió sus liras
Integer vitae)
de seis versos. La identidad que existe (dejando aparte la
141 Por ejemplo, España lriunfante (.Quién pocirá dignamente,) del composición sobre la base de versos plurimétricos) entre el
Duque de Rivas, BAE, C, páe. 43; Profecía del Plata de Echeverria; A esquema de la lira-sestina y Ia sestina narrativa italiana, es
Ronta de Zornlla. casual ls.
r42 Métríca, pác. 4,64.
t43 BAE, XXXVII, pág. 9.
t4 ABABCC; véase en la estrofa de seis versos bajo sexta rima.
-'
377
la canci ón
alirada
376 Manual de yersificación españob
sílabo en el caso de la silva octosílaba). Los tipos modernistas, a Júpiter mejor que el garzót de Ida A
y desdeñado, sobre ausente- C
en cambio, muestran innovaciones fundamentales con el uso de -náufrago
lagrimosas de amor dulces querellas E
la rima asonante y con una mavor libertad en la mezcla de da al mar; que condolido f
versos; el endecasíiabo y heptasílabo se juntan con versos de fue a las ondas, fue al viento g
3, 5, 9 y 14 sílabas. el mísero gemido, f
1. Los tipos cltisicos de la silva.-a) Como tipo normal segundo de Arión dulce instmmento. G
de la silva clásica se considera la combinación de end.ecasíla- Del siempre en la montaña opuesto pino H
bos y heptasílabos con rimas consonantes, que aparecen en al enemigo Noto, i
serie de extensión indeterminada tst con rimas enlazadas libre piadoso miembro roto i
mente, y aun sin ellas. Las coincidencias con pareados, tercetos, tabla- delfin no fue pequeño K
-breve
cuartetos, etc., que ocasionalmente se presenten, han de consi- al inconsiderado peregrino H
derarse casuales; no tienen que ver con el carácter de la silr¡a, que a una Libia de ondas su camino H
puesto que esta se originó por una tendencia a eliminar la es- fió, y su vidh a un leño. k
I...1
trofa. Respecto a la disposición de las rimas, existe tan sólo
(Góngora, Soledad Prímera, versos I 21)
la regia general de que no se separen demasiado los enlaces,
aunque esto se aplicó de manera muy liberal ts¿
lsl EI limite inferior es de unos r¡einte versos; superior no fiene. En una forma peculiar que T. Navarro llamó nsilva densa y graver (Métrica,
ia presentación tipográñca los perfodos de sentido pueden aparecer sepa- página 23ó), y cul'a particularidad consiste en que varía la parte que se
rados a modo de estrofas. En talto c{',re estc no es tan sólo una forma lorresponclería(si fuese una canción) con la lr:elta, permaneciendo fija
tipográfica, hay algún contacto estrecho y cercano con la canción, que la parte primera, como de cabeza. Un ejemplo lo constituye Ia Canción
es la forma originaria cie la silva y que, en un sentido estricto, podúa a una noticia de ia muerte dei Conde de l-emos, de Cóngora: nMoriste,
llamarse canción libre. No obstante, estos períodos nunca tienen carác- en plumas no, en prudencia canoo (ló14); RAE, XXXII, pág' 153 La pri-
t3r estrictamente esiróFrco. Entre sf se diierencian, tanto en Ia exten- mera serie muestra el siguiente esquema: ABCBAC DDeFFeCG. Obsér-
sión como en la disposición de los ende:asílabos y heptasílabcs. vese la estrecha relación con la canción petrarquista. Como ejemplo de
rs2 La observación estricta de esta regla condujo al desarrollo de lo contrario (o sea de la libertad en la disposición) sirva la muestra in-
mediata de la soledad I, cuyas rimas varían en las sucesivas series.
-Tl
.:
ffii
rfJ'l,
,iir 380 Manual de yersificación 381
l española wsiry
iiii Como en la silva no hay límite ,^ .¿t.i."]oi ddasestrictas de esta. Si hubiese gue buscar modelos en la
l¡r.
Ir.;, "" un
implica un asunto determinado, resulta ::T,O^inación
sisterna métrico,] '-to¡gu"a"A, se pensaría en primer lugar en los epodos de Ho-
.tf i'
It i
table a cualquier tono poético. Su contenido ;;;;*l kio, qu. tampoco forman estrofa y tienen metros diversos,
iiit descle las Soledatles de Góngora hasta Clatyno; ¿ iüt:,
\t servtr igg todo caso en las elegías romanas. Sin embargo, ocurre
puede desarroilar un tema didáctico o. 'rp es g"n"ral la tendencia de no formar estrofas, y lo muestra
,t'
iiil fo.u tn "anto
i 1..: triunfal; se usa para cantar tanto los temas tristes .o.no ,^. r, evolución del madrigal hacia 'n¡ forma libre en virtud de
.
ejemplo importante para la historia de Ia literatura que puede muchos aspectos del significado literario de la palabra
¡'rnto los
'¿::,
iiÍ i
fecharse con segrtridad, lo ofrece Góngora en la primera de sus desde la Antigüedad
Is, a trat'és de ltalia, hasta España rsz. El
Í.
¡l; I
Soledades (1613). l.io obstante, é1 no fue el primei poeta espa- giego tiln (materia prima), el título del libro Silvae de Estacio
ri;r:'' ñol que usó esta forma. Lope de Vega en los Pastores de BeIén, y la mediación italiana, influyeron sin duda en la elección de
ri,i ;
y acaso también Jáuregui ¡s3, le precedieron en poesías más bien cste nombre en España. No obstante, queda inexplicada la
cortasrv. Góngora, sin embargo, decidió su carácter v aseguró q¡estión de por qué razón la palabra silva se convertiría en
su forma. tértnino métrico de una, aunque libre, muy determinada forma
El origen de Io que en España se llama siiva, está en poética, mientras que en la Antigüedad y en Italia significaba
J+alia lss. Allí se desarrolló en ei transcurso del sigio xtr, par- rla negación de la formar, según el parecer de Vossler. Faltan
tienCo de la canción petrarquista como reacción contra las indicios seguros, como en el caso de la lira. El primer uso de
silva como término métrico no aparece tampoco claro. Según
rsr BAE, XLII, págs. ll5 y 118.
las cuidadosas suposiciones de Vossler, el te¡rnino pudiera re-
lr Para más detalles véase Karl Vossler, La soledad en la poesla
espcñola, Madrid, 1941, págs. 97-101. No corresponden a esta clasificación nontarse a Jáurezui v tal vez a una época anterior a 1ó18 rs8. El
dos pocsías enumeradas como silvas en los fndices generales de la BAE
(LXXI, páS. 5, col. l): la de Herrera (XXXII, pág.339, col. 1) y la de Luis lJó Véase, además de Vossler, a Friedrich Vollmer, P. Papíníi Sr¿rii Si¡-
rie León (XXXVII, pág. 39, col. 1). wtum libri, L"eipzig, 1898, págs. 24 y sig.
ls5 J. |rl¿s¡¡ro (Métrica, pág.236) remiie en este conjunto a Ia poesfa Ir¡ Ob. cit., págs. 91 94.
sobre los artistas florentinos, de A. Francesco Grazzini, Il Lasca (15011584). s K. Vossler, ob cit., pá9. 1S.
-l
Manual de
38s
Ejemplo de la silva arromanzada: fl soneto
rima consonante se conserva en Jorge Guillén
Esquema ¡iétrico5.,con
¡Las figuras del campo sobre ei cielo! A y otros'""
Dos lentos bueyes aran b EL SONETO
en un alcor, cuando el otoño empieza, C
y entre las negras testas doblegadas B El soneto fue, sin duda, la forma poética de más éxito en
bajo el pesado yugo, d ros literaturas modernas. Desde hace siglos está dir,'ulgado por
te'
todavía en la poesía
t¿o et ámbito cultural europeo, y cuentamás vivas de la crea'
pende un cesto de juncos y retama, B
que es Ia cu¡a de un niño; de las formas
y tras ia yunta marcha
e
¿intemporanea como una
b poética 1ó8. Si dejamos aparte el soneto de Shakespeare'
un hombre que se inclina hacia Ia tierra, F ,¡6¡
nuede decirse que conservó inalterado su aspecto
caracterís-
y una mujer que en las abiertas zanjas B
lrco d"sde Petrarca, que aseguró su
triunfo, si bien cada lite-
arroja la semilla.
,tu.u l, época dieron la preferencia a una u otra de las
C posibles
Bajo una nube de carmín y llama, B
en el oro fluido y verdinoso H variantes.
. del poniente, las sombras se agigantan. B El soneto clásico o común es en España la forma casi ex-
(A. Machado, Campos de Soria, clusiva desde Garcilaso hasta el Modernismo,
y también en
ly) endecasílabos que van dispues-
nuestrc,s días; consta de catorce
Resumen histórico: Las innovaciones esenciales de Ia
silva ,o, el orden sucesivo de dos cuartetos y dos tercetos,
con
remontan a Rubén Darío en sus úrtimas obras. Su libro "r,
¡i¡a indepencliente. El desarrollo sintáctico se atiene, por lo
ccn-
tos de vida y esperanza (1905) muestra en Helios versos de general, a esta clivisión, aunque no en forma estricta' En cuanto
11,7, 14,9 y 5 de rima consonante, en combinación libre. í punto de vista, los cuartetos se consideran con fre-
La silva arromanzada sobre la base de endecasílabos y hepra- "rt"
cuencia como una estrofa de ocho versos, Y los tercetos como
sílabos aparece acaso por primera vez en Rubén en Lo que una de seis. Se usa exclusivamente la rima consonante, sin
son los poetas y en otras poesías. No obstante, Bécquer ya dio que ningún verso quede sin correspondencia. Los cuartetos
Ios primeros pasos hacia esta afortunada innovación ¿et tt¡o tienen dos rimas en común, que en el tipo normal se abrazan:
dernismo. En las rimas usó repetidas veces endecasílabos y lóe es más
ABBA ABBA. El orclen de las rimas en los tercetos
heptasílabos libremente ordenados y asonantad.os a modo de libre, y las combinaciones más habituales son:
romance, pero dispuestos en forma de estrofas d.e cuatro ver-
sosrs. Para llegar de esta base a la silva arromanzada, Rubén a) con dos rimas:
cDc DCD
sólo tuvo que abandonar la disposición estrófica. A. Machado CDC CDC
mostró espec ial preferencia por esta forma en Campos de Cas. CDD DCC
tilla (1912¡tu
En la poesía contemporánea, Ios tipos asonantados de Ia ló? lJ¡¿ serie de citas de variantes de la silva moderna se encuentra
silva no parecen persistir. En cambio, la forma de versos poli- en T. Navarro, llétríca, págs. 388-389 y 463'
t68 V{¡sg E. Fernández Almuzara, Vitalidad del scneto, oRazón y Fe',
rós Por ejemplo, Rimas, LIII, Lv. Esta úrtima tiene CXXVI, Madrid, 1942, Págs. 281-291.
el sizuiente es. lóe sobre las clases e intensidac del uso de los diferentes tipos de ter'
quema: AbCB DBEb FbGB (b, B: rima asonante i_o).
ró6 Véase Poesías completas, 2.. ed., Madrid, 1955,
n.os CXII, CXIII, ceto en los siglos XVI y XVII dan información D. c. clarke (Tiercet ri'
CXXV, CXXIX y otos. mes of the Golden Age sonnet, HR, IV, 1936, págs' 378-383), y con especial
consideración de Lope de vega y su tiempo, Jórder (Formen, págs. 1-6ó).
wnsrnc¡c¡óN EsP.
- 13
lf ,
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ti'
li
ii,,
l, ,
Las alteraciones con respecto al tipo común Dueden refe- Otras formas de estrambotes, como EE (sin heptasílabo), DeE
rirse a: y DEE, se usan mucho menos. En oposición al carácter exclt¡
sivamente satírico o burlesco que el sonetto caudato tiene en
170 Un análisis de este soneto lo ofrece Walter Mónch en Gónpora
und Gryphius, RF, LXV, 1954, págs. 30G316. Véase también M. de Mon-
toliu, ^El sentido arquitectóníco, d.ecorativo y musical en Ia obra de t7t lvl¿ poética il 1592), caps. XLIV-LII.
Góngora (BRAE, XXVIII, 1948, págs. 72-73), que to tiene por sonetGra- l?2 E. Buceta ha reunido unos doscientos cincttenta testir¡onios. Véan-
millete o soneto paralelístico. Para D. Aionso es un soneto de correla- se sus artículos en RHi, LXXII, 1928, págs. 460-474; ídem, LXXV, 1911,
ción reiterativa cuatrimembre en tres pluralidades (Ensa7-os y estudioS páginas 583-595; RFE,, XVIII, 1931, págs. 239-251; ídem, XXI, 1934, págs.3ól-
gongorínos, Madrid, 1955, págs. 225226 y 241246). 37ó. Además, Jórder, Formm, págs. ó7{2.
-
389
,rU Manual de versificación españ6¡^ fl soneto
Poderoso,
Italia, el soneto con estrambote se usa en España t"mb; Guerrero insigne, Ilustre Y
Dafne Por Pmdente;
para la poesía serial7r. Laureado de
Ulises Eminente,
De entre los sonetos "de ingenio" artificiosos, en los Onor del orbe,
Que triunfó Animoso,
que Romano César,
se crealt grandes dificultades en la composición o en el
enla- Vencedor Famoso,
ce cle rimas, citaremos solamente dos r74: Iris de Flandes,
Ector Valiente,
Alejandro sin Par,
Dulce y Refulgente
1: El soneto acróstico.-En el caso más sencillo su par- De cuya fama,
Eterno Victorioso;
ticularidad consiste en que las letras iniciales de cada verso, Está el imPerio Y
Aquiles Aplaudido,
Atlante en fuerza,
leídas de arriba hacia abajo, componen una palabra, una di- Soldado,
Rayo en la guerra, Marte en ser
visa o en la mayoría de los casos el nombre de la persona Aníbal de Cartago, Amón Temido,
¿
la que se destina la ooesía l7s: Venerado,
Gloria de Siena, Lauro
Onor de Flandes, donde sois Querido,
Italia, donde sois Amado.
Norte de
173 De los cuarenta y nueve sonetos con estrambote que E. Buceta
examina cn el referido artículo de la RFE, xvIII, 1931, veintiuno des- Gr¡Rrr DE AR^GóN, IA\lAlrl; en la parte derecha'
Duout DE
arrollan tcmas scrios
lr0 pg.ti¡. menciona ejemplos de un gran número de estos sonetos lascalidadesdclcelebrado'(Vidayhec|tosdeEstebaníIlo
de ingenio en su Arf¿ poétíca, caps. XLIV-LIII: así el soneto continuo, Gonulez, BAE, XXXIIÍ' Páe' 332)
que conserva los dos elementos de rima de los cuartetos también en los
terc!'tos (ABBA ABBA ABA BAB); el soneto encadenado, en que a partir 2: EI soneto con eco'- En la terminología hay que distin-
del segundo 'r'erso la palabra inicial de. cacla verso recoge la rima final del en numerosas va-
anterior; con repetición, en que la última palabra de cada verso es prin- guirlo dc }os rers couronnés' Se presenta
cipio del otro; el soneto retrógrado, que "leído al derecho y al revés, por riantes, ya en rorma de diálogo,
ya en la forma corrienter?ó'
de rima repite
abajo o por arriba, saltanclo o arrco, haga sentido y convenga con los i, p".,l."faric1ad consiste en que lacomo verdadero eco que
palabra
demás, y'siempre se guarden las consonancias y número de sonetor; el
soneto bilingüe escrito en dos lenguas, gcneralmente en latÍn y español,
i" 0"" preccde inmediatamente o sólo partes de esta pa-
_v otros. Los hay también de versos agudos y esdrújulos y los soneros
.oni".,u, o a modo cle eco que repite
en lersos de cabo roto, una variante burlesca del soneto agudo, en el labra.
cual se consiguen Ios agudos por el uso regular de la apócope: Lcóniclo Cristo:
a)
Hermano Lope, bórrame el soné-. tI tl
De versos de Ariosto y Garcilá-, Y pretendicndo dcshonralla Honralla
A la Biblia no tomes en la má-, Y irunque cic mar tan afanado A nado
Pues nunca de la Biblia dices lé He cie volvcr al regalado Ado
-
Por defender a quien me acalla Calla'
(Góngora, A Lope de Vega, h. 16@1ó09)
Sobre las clases e historia de los diferentes sonetos de ingenio informa (Del soneto con eco dc Lope, nlngrato ciélo''
con amplitud Jijriier, Forttten, págs. 63-2ó7. Sobre el manierismo en el en I'a liaw.a satísfecha)
scneto, cn cspeci.ll sobre el soneto correlativo, véase D. AIonso, Poesí¿
espaitoia, ob. cit., prigs. 431 y sigs. (con bibliografia en las notas),
l?s V¡ase M. Pelavo, Estudios l, páe. 398. Irving A. Leonard, Sozr¿ 17ó Vóase lvf. Gauthier, De quelques ieux tl'esprit:
I'es échos' RHi'
págs' ló1'209'
curiositíes of Spanísh c.olonial poetry, Hisp., XV, 1932, págs. 39-14. XXXV, iSf S, pagt. 2143, y Jórder' Formen'
til
lrl'
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I rl
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lii 390 Manual de versificacíón 391
esPañola pl soneto
i:.
¡li:
iir b) Antes que
Todo lo que se puede expresar entera y artísticamente en
al y\/ure
s1 h^1.-- ,.^ despida, pida,
Jv
Iir
ilt' Dios mío, hlrrina a su moli¡lo, lino un soneto' Por su
iil" A su mesa Rcal [...] cltofce versos, es motivo para componer
lrr
orocedencia y principal uso, es una forma de la lírica' Sin
i;,' (Lopc, San Isidro Lubradt¡r de Madrid)
Zmbargo, abarca también el ámbito de la poesía didáctica, sa-
li: a
tínca- y panegírica. Tal
Además de las nornt:ts para la cornposición fc¡rmal variedad corresponde las diversas
jl del que pueden expresarse en el soneto:
nc'to, conviene añaclir otras prcscril-rcioncs mcnos estrict so- situaciones espirituales
j:
rigurosas que las reglas métricas, qrrc btrscan orientar .rtl'.,I [ega desde la elevación mística hasta la frivolidad y aun
j,i . para el Iogro de un soneto perfecto: el libelo grosero y ofensivo. Como pieza lírica se encuentra con
frecuencia en las comedias y novelas de los Siglos de Oro;
Por lo general, se observa ra exigencia cre q'e el soneto en
cambio, es poco frecuente su uso dramático como soneto dia-
i,t
;'t desarrolle un solo asunto, v esto obliga a una intcnsa concen_
tración que no permite divagacioncs. El ritmo interno en logado'
el
clesarrollo de las ideas es una prueba más para el ingenio
:r del Resumen histórico: El nombre español para el soneto se
poeta; por lo gcneral, el ast¡nto dcbe levantarse en los cuar_
'j
tetos, y descender en los tercetos. Los cuartetos sirven como adoptó de Italia junto con la forma. IJn diminutivo de so/111s,
tono, sonido, sirve de base para la etimología; primero dio por
exposición. En ello-s se describen con frecuencia asuntos r.eales,
resultado sonet en provenzal antiguo, que significa melodía
ficticios o alegóricos que luego se interpretan en los tercetos
corta y ligera, cancioncilla. En el sentido general de canción
que siguen, bicn sea deducienclo trna lección o una consecuen_
la palabra sonetto se usa en algún caso en la antigua litera-
cia, o bien sea establecicnclo una rcflexión sobre el asunro o
presentando un efecto inesperado.
tura italiana !7E. En Italia, sonetto significa, en especial, una
poesía de composición fija que, a pesar de su nombre pro-
un buen soneto requiere un claro orden en el desarrollo de ,¡enzal, ha de considerarse como una invención italiana inde-
las ideas, pero tampoco es ncccsario que obedezca al criterio ex-
pendiente.
puesto pues cada uno posec su peculiar sentido crcador. soneto aparece plenamente desarrollado con sus rasgos
El
En sonetos que buscan sorprender con intensos efectos ines-
característicos entre los primeros testimonios de la poesía cul-
perados, el poeta extiende la función habitual de Ios cuartetos
ta italiana de la corte de Federico II (1194-1250). Las reglas
hasta el primer terceto^ para crear de este moclo una fuerte
para su composición ya las expusieron los primeros teóricos
presión sobre el úitimo terceto que es el final sorprendente
italianos Francesco da Barberino y Antonio da Tempo.
de la poesía. En el soneto llamado enumerativo la enumeración La discutida cuestión del origen puede mencionarse como
sigue ascendiendo hasta el dócimotercer verso, y el desenlace
un asunto marginal, porque no es de alcance directo para la
de Ia tensión ocurre en el décimocuarto mediante una con_ historia del soneto en España, que comienza sólo en el si-
clusión que da sentido a toda la enumeraciónt?. glo xv. Con todo, he aquí algunas indicaciones:
tn Sobre. la disposición del soneto, W. Mónch, Das Sonett, seine Frente a la opinión antigua de L. Biadene tD, que consideró
spracltlichen Aulbauformen und stíIistischen Eigentümlichkeiten, en oSJ¡n_ el soneto como la unión de un strambotto de ocho versos con
tactica und Stilistica. Festschrift für E. Gamillschegu, Tübingen, 1957, pá-
ginas 387409, y L. Spitzer, Interpretatíonen Zur Geschichte der franzósi- t78 Un testimonio más extenso, en K. Vossler, Formas poéticas de los
scl'en Lyrik, Heidelberg, 19ó1, págs. l0 y sigs. La disposición 13 + I se en_ pueblos románícos, Buenos Aires, 1960, págs. 201-208, con una breve r+
cuentra. cn la Vita nova de Dante, ed. oBibliotheca Romanicao, XL, pá_ seña de las dos ¡rrincipales teorfas de origen.
gina 73; está utilizada en c'l soneto humorístico A Gaticia: npálido sol r¡s La morlología del sonetto neí secoli XIII e XIV, en 'studii di
en cielo encapotado", atribuido a Góngora. filologia romanza¡, IV, 1888, págs. l-234.
I
t, ',
i:
otro de seis rso, la investigación de nuestros. días se inclina,lii primeros y de- la que los segundos se valieron
para su expre-
lo general, a suponer que el soneto no es sino ,r.ra forma .rp.- sión Por ser de su gusto.
cial de una estrofa de canción independizada, como la cobfa E; efecto, los dos cuartetos pueden considerarse como el
esparsc¿ provenzal. como solución de compromiso se conside. primero y segundo pies de la fronte de la estrofa de canción'
ró también la posible disposición en un strambotto de ocho u los dos tercetos, como vueltas de la coda. Parece que Anto-
versos o en una canzuna popular de ocho versos, más una coda íio ¿u Tempo se hizo las mismas reflexiones cuando calificó de
de seis versos, como la estrofa de canción. wlte los dos tercetos. La mencionada cobla esparsa había dado
El principal argumento de la teoría basada en el strambotto ya el modelo para el uso aislado de la estrofa de canciÓn.
radica en el hecho de que en el siglo xrrr prevalece la divi- Lon no se pretende negar de ningún modo la origi'alidad
sión en tres partes de los dos tercetos (CD CD CD), frente a "rto
italiana en la creación del soneto, pero se puede incorporar de
la exclusiva en dos (cDC DCD), que es ra disposición a partir rnanera orgánica en el ámbito formal y artístico de los
poetas
del siglo xrv. No obstante, desde el principio existe también cultos cle la corte de Sicilia. El asunto de amores cortesanos,
la disposición en dos partes de los tercetos, de manera eue no de ninguna manera popular, que el soneto temprano tiene en
puede saberse con seguridad cuál de estas maneras de com- común con la canción, me parece que es otro apoyo para supo-
binar los tercetos ha de considerarse como la realmente ori- ner que el soneto es, por su procedencia, una variante acortada
ginaria. En este punto la teoría de Biadene no puede compro- de Ia canción, más modesta en el nivel de estilo
t81'
barse ni negarse en redondo. Sin embargo, cabe pensar que Los testimonios más tempranos del soneto en España re-
la fusión de dos formas poéticas diferentes e independientes montan a mecliados del sigto xv. En primer lugar, se halia la
en una nueva poesía uniforme sería un hecho insólito. Además, notable colección de los cuarenta y dos sonetos fechos al
los poetas de la escuela siciliana que han de considerarse como itdtico ntoclo r82 del Marqués de Santillana (1398-1458) escritos
los inventores del soneto, no cultivaron precisamente er stram- en enciecasílabos. Los cuartetos se constituyen en Su ma1'oría
botto. El strambotto es, originariamente, una forma popular, con rimas alternas (ABAB ABAB) contrastando con la disposi-
mientras que el soneto desde su primera aparición pertenece a ción de rimas abrazadas (ABBA ABBA) normales en Italia, desde
183' Esta
la poesía culta por el asunto y el estilo. los poetas del s/il nltovo, -v en especial desde Petrarca
Si se tiene en cuenta que ya los provenzales determinaron
el asunto, lengua y formas poéticas de los sicilianos, resulta l8r una exposición detallada y crítica de las diferentes leorías de
que el soneto fue una especie poética culta, acuñada por los ol the
origen, con bibliografia cronológica, en E. H. Wilkins, The intention
,oinrt and otlrcr studies in Italian literature, Roma, 1959, págs' 1139'
Este autor dcfiende que la octava procede de una canzuna popular siciliana,
180 Las formas del strambotfo de la Italia del Sur que Biadene ruvo mientras considcra la estrofa de seis versos como una creación nucva-
en consideración, muestran los siguientes esquemas fundamentales: ABAB ts2 Véase A. Vegue Goldoni, Los sonetos naI íttilico ntodo, de Do¡t
ABAB y AB AB AB. Sin embargo, estas formas del strambotfo son, según fñieo López de Mendoza, marqués de santillana. Estudio crítico 1' nucva
parece, más recientes que el soneto. El strambotto italiano más antiguo edición de los mismos, Madrid, 1911; v Rafael Lapesa, La obra literaria
que actualmente se conoce remonta al aio 1268, y procede de Génova; del Marqués de Santillana' Madrid, 1957, cap' V: oLos sonetos', pági
también el segundo procede del norte de Italia. Véase p. Toschi, I¿ nas 179-202.
questione dello strambotto aIIa luce dei recenti scoperte, o[-ares,, XVII, t83 De los trescientos diecisiete sonetos del canzoníere de Petra¡'ca
1951, págs.79-91. Gianfranco d'Aronco, Guida bibliografica allo studio dello (ed. Chiorboli), trescientos tres usan el esquema de cuartetos ABBA ABBA;
strambotto. Modena, 1951. Alberto M. Cirese, Note per una nuova inda- sólo diez casos muestran la disposición alterna ABAB ABAB; dos tienen
gine sugli strambotti, "Giornale storico della Letteratu¡a Italianao, esquemas asimétricos: ABAB BAAB v ABAB BABA. Cuartetos con tres
LXXXIV, l9ó7, págs. l-54. rimas faltan por completo en Petrarca.
394 395
Manual de versilicación españoh El soneto
predilección de Santiilana (que aparece r:r¡t¡ié,r -.- ,^ Santillana ofrece una sola vez (eIr eI soneto XVI)
el tiPo
u" il,i:i"il":; de soneto clásico,
que luego prevaieciÓ' con rimas abrazadas
;:::i":":::'i:l:"Y
rtalia desde hacía r: i'o:i^
'rucho,
Tnad.a tiene que 'u,.".^;
ver con una te'clencia en los cuartetos.
a'carzante o con un p.opósrtc¡ estético en el orden ctc ras
.i.nur. Los cuatro sonetos de Mosén Juan de Villalpando merecen'
La pi'eferencia se explica, a rli entencler, por la tendencia como testimonios tempranosle" Se ccns-
ferenciar ct¡n mericliana claridad los dos cuarteLos clel a ü- -áy"t segúntarnLrién
glencionarse
el esquema mencionado ABAB ABAB CDC DCD'
soneto
de ia copla de ar-te ma),or, que entonces estaba en su intenlo de
máximo Jrá t" escribieron en versos de arte mayor' Este un verso
florecimiento, y cuyos principales tipos se caracterizaron por
fJrpro_iro entre la forma poética itaiiana v auróc-
uso de la rima abrazada. Los poetas españoles q,_r" prl*.io el dci so-
.r- iono "o tuvo éxito' Conozco sólo otros dos ejemplos
cribieron sonetos, tenían que luchar contra er poclei:oso intiu¡o neto de arte ma,v-or; uno, de principios
rlel siglo xvt' es la
de la copla de arte mayor. Asi lo demuestra el que gl hecha por Hernando
menor lraducción del soneto cxxxll de Petrarca,
descuido en la contposición de los cuartetos condujera automá- giu'to'Comosingularanacronismosepresentaunsonetode
ticamente a la tan común copla de arte mayor. Las pocas arte mayor en Gutierre de Cetina
137'
falhs
de santillana en er esquema de ros cuartetos (ABBA ACcA Los intcntos del siglo xv no fueron sustanciaics' Boscán
y
y
ABAB BCCts) siempre tienen por resultado l<¡s dos tipos prin- soneto en España
Garcilaso, que arraigaron verdaderamente el
cipales de la copla de arte ma)'or, en crryo desarrolro itesico de su desarrollo triunfal, no rccLrrric-
¿r y .."uron el fundamento
también participó ese'cialmente. El medio más seguro para
ronaSusantecesores,sinodemaneradirectaalmistloPc-
mantenerse firrne ante este influjo, fue sin duda la composición
trarca, y reprodujeron por primera vez perfectamente
la forna
alterna de los cuartetos para que así ei soneto distasej lo más italiano en lengua espa'
caracteiística del soneto del maestro
posible y de manera crara, de Ia copla cle arte ma)'or. Estas de arte mayor son cada vc-z
ten- ñola. A partir de 1525, las poesías
dencias de diferenciación, necesarias entonces frente a las for-
menosfrecuentesyyanorepresentanunimpedirrrentose¡.io
mas autóctonas, hicieron que santillana se alejara de petrarca, paraelusodelarimaabrazadaenloscuartetosdelsoneto,
su modelo, en el orden de los cuartetos r84- en cambio, le sigue
estrechamente en la disposición cle las rimas de los terceros,
segu"elmodelodePetrarca.Yasísecreóeltipoclásicoo
comúndelsonetoespañol,queprevalecióhastanuestrosdías'
puesto que no hubo formas españolas en competencia que se
lo impidieran. con una sola excepción usa exclusivamente ]os
dos tipos principales de Petrarcarss: cDC DCD (en 27 sonetos) dieci-
paréntesis) ofrecemos aqui los tipos de terceto de los trescientos
y CDE CDE (en 14 soneros). siete del Canloniere:
cDc DcD (117) cDc cDc (8)
cDE CDE (120) cDD DCC (4)
18' De manera diferente hay que considerar el caso de Diego
Hurtado cDE DCE (óó) cDE EDC (1)
de l\{endoza (i503-1575), aislado en su época. euince de sus cuJrenta y
un cDE DEC (l)
sonetos (eci. Knapp) difieren de la forma nor¡¡al (ABBA ABBA) oue cs la
más frecuente en é1. Aquí se trara, en calnbiu del ir¡terrt<-¡ de amoltlar t8óBartoloméJoséGallardo,Ensayodeunabíbliolecaespañolade
la forma iija de la cuarteta italiana a las form-rs autóctonas mediante Iibros rarosy cttriosos, Madrid, 18ó3-1889, I, col' 535-53ó' El úitinro rie
variaciones en la disposición de las rimas. No obstante, no tuvo cont! Villalpando(Maldichoyosea)esdefectivo.EldeHernandoDíazco-
nuadores notables. Véase Jórder, Fornren, págs. gó y sig., y pág. g7, mienza: nSi amor no es aquesto...' (II, col' 774)'
nota 1. taz <¿Cómo es posible poderse sufrir', soneto XXXVIII' Obras de
l8s Para que puedan compararse las cifras de su uso (que van
entre Gutierri de Cetina, ed. J' Hazanas y la Rúa, I, Sevilla, 1895, pág' 40'
396 Manual de versificación españolq 397
pl soneto
Esta definitiva introducción ciel soneto tomó gran
in"r".-...-
-'']"'nen- netos cle Quevedo, Villamediana
y calderón puede remontarse
to, sobrc tocio gracias a Ia autoridad ¿s n.-^;,-^:.
1-a adoptado, 6¡nbién al influjo de LoPe'
etn cl siglo
e \\'r st:
sisln xvr cuitir,ó en ¡r,n.i.r--^t-I'lil
s. crrlrir,Á -11";
considcraltlc. pr.r.,po..i;", El alcance del soneto endecasílabo eu el teatro se inicia cc¡n
cul;rr p'r los poetas que seguían la tenclenc,ia italianJurrl",* ";;;;:
De e.ntre elios sc (lcstacan por la calidad, cantidad
hNise.,at'|.eada(actoII,3)deJerónimoBermúdez(1577).
rrt; él lo puso de moda y lo
¡ntes ae Lope no tuvo importancia
"l;;ü:;; 'áunrr.lt,u
clc l\fiiancl¡r, Gutierre cle Cetina, Baltasar del Alcázar
;-:; .r- cn el teatro hasta fines del siglo xvn' Sólo en casos
pecial Fernando de Herrera. forma dramática mediante el
excepcionales se convierte en una
En el siglo xvrr el soneto inunda la poesía española. re:. Por norma general se atiene a la función que le asig-
Sólo diálogo
Lope clc Vega escribio aproximadarnente unos tres
mil, de los nu l-up" en el Arte nuevo"
(eI soneto está bien en los que
cuales co'se^'an)os acaso ra mitad rse. En ra obra
¿" lur'uuano, ugru.j".r, rel, o sea que Io estima propio para los se
soiiloquios'
refieren al
poe¿as aparece aún lnás regularizado que en el
siglo xvl y, en Las Poéticas de ios Siglos cie Oro, cuando
los tcrcetos, sc sitúa un tipo de dos y otro de tres rimas, soneto, se apoyan sobre todo en sus modelos
italianos y apenas
1al ntodo c¡uet los dcmás pierclen su intporta.r.i". C".na.rt",de En lo fundamental se des-
y se ocupan de la creación española'
Góngora cor:tser-\.an el tipo normal de tres rimas CDE
CDE que atan en elogios panegíricos por esta forma italiana' y algunos
prc-l'iricrcrn Garcilaso v Herrera; Cerv-antes parece
tratan con mucho pormenor las diferentes formas
ingeniosas
que en su
totalidad, y Góngora, en su ma1.oría. En Lope p,r"á" del soneto 1e{.
.,o,u.r"
cómo .se aparta de repente hacia 1605, del tipo prircipal
á" ,r", En el siglo xvrrr el soneto pierde su importancia entre las
rimas que hasta cntonces había prevalecido .r, ,,, ,;;;,
formas enclecasilabas líricas. La primera generaciÓn
del siglo
fierc cl tipo de .os rimas CDC DCD, como lo hicieron ; p.._ lo r'rro tociaría con bastante frecuencia, así especialmente E' Ge-
anres
Bt¡sclin y' Guticrre de cetina, aunque estos no de manera
.rardo Lobo .v Torres Villarroel' Pero en la segunda ¡nitad del
tan
exclusi'a. L,as razones de este cambio en Lope no se siglo disminul'e mucho frente a las formas más libres que se po-
exprican
clar:rnrelllc. conro se produce primero en las comedias (ionoe
,rJn ¿" mocla; según los juicios de la época, estas
otras se rela-
de la
cionan más íntimamente con e[ espíritu y el gusto formal
sc encuentran la mayoría de sus sonetos), puede suponerse
que
sc realizó por necesidades de la escena. La rima alterna y Antigüedad. Junto a las anacreónticas, idilios' silvas
y roman-
el
ordc-n ir.rmccliato cle las rimas es más fácil de recordar
que el ."r, l.tlpu un lugar modesto en la obra de Meléndez Valdés'
tipo CDE CDE cuvos elementos están scparados en En García de la Huerta, Jovellanos, Cadalso y Forner los so'
por clos versos. Aclemás, el tipo aiterno del tercetocada paso
acaso le netossontambiénpocofrecuetrtes.Algúnincrementoexperi-
p:rrecicsc (ptrcde que por influ.lo d.e los petrarquistas
itarianos) mentóaprincipioscielsigloXlXconArriaza,NicasioGalle-
a la
cc¡r¡<¡ t l más correcto, hecho con más rigor
1: de más fuerza, go, J. M. Heredia y Lista' En cuanto a la forma' se atiene
conro ptrcde declucirse de una alusión en la cuestión .xvn. El esquema de rima de los cuartetos
sobre el iraclición ciel siglo
irclnor dcbiclo a la poesíarm. Siguieron el modelo de Lope ABBAABBAnor,aría;lostercetosselimitanalosdostipos
en
primer lugar, los autores de comedias, y el más consecuente principaies CDC DCD Y CDE CDE'
fr"rc \fc'ntalbán. La importancia cler tipo cDc DcD
en los so.
lss D,: Gutierre de Cetina se conservan
ier \Iéasc ei cuaclro sinóptico rie irloricy, Stt'opltcs, pág 530'
doscientos cincuenta sonetos, ler Sobrc el soncto clialogado, r'óase Jórder, Formen' págs 1ó1 209
r,le IIcrrcre, trcscicntos re3 Vóese Lucile K. Delano, The sonnet ttt the Goiden Age drana of
rse La lista cn Jórder, Formen, págs.
r']0 La cita se reproduce en Jórder,
2g7-372. S.nain, Flisp., XI, 1928, Págs' 2$28'
-'rq'Ampliición
Fortnen, p^g. IZ, nota 3. en Diez Echarri, Teorías' páes' 244249'
i
399
398 Manual de versi.ficacíQn española f,,I sotteto
La forma rigurosa, que ejerció especial atracción sobre toclo para el soneto alejandrino y los esquemas alternos
"r;
Siglos de oro, fue menospreciada por los críticos neoclásicos. de los cuartetos ABAB AqAl,
ql" :"ui:I:1^""^":1 ::Y:",::-
Muy instructiva es en relación con esto la extraña rehabilita- técnica^de Santillana' sino como imi-
:il;-';;;;;i;;;la de los quatrains' muy estlma-
ción del soneto realizada, de pasada, por J. Gómez Hermosilla, ia"iOn de la disposición propia modalidades' por otra
que dice de esta forrna: "bien desempeñada, no es tan des- Jo, "r, Francia en el si[lo xrx' Estas general del Modernismo
preciable como algunos han asegurado, re5. parte, son consecuencia d-e la tendencia
por la necesidad de variar
En la tendencia de los románticos hacia formas más libres if,..iu't^ novedad, y se dan también
e ingeniosas hubo poco lugar para el soneto. Echeverría, \4{¡- una forma muY usada
los esquemas varla-
mol, Arolas, Bécquer y Rosalía de Castro lo evitaron; en el No hace falta pormenorizar en cuanto a
combinaciones completamente
Duque de Rivas, Espronceda y Zorrilla es poco frecuente. f,¡¡ bles de rimas, que condujeron a
(CCD CCD' CDC EFE y
Tnayor proporción lo cultivaron Bermúdez de Castro, Avellane- nr"uu., en especiat, "" íot tercetos. resulta para el soneto
da y el mejicano J. J. Pesado. El uso del soneto en series con_ otras). Nlás importante y característico con otras clases
tinuas con un mismo asunto ocurre en Ronta v Crisfo (ocho en el Modernismo et que puede componerse
sonetos) de Zorrilla, y En el crepúsculo yespertino y EI úttimo de versos. Los dos tipos irincipales'
el soneto alejandrino y
día del Paraíso (trece sonetos óada una) de Núñez de Arce, y el sonetillo, se tratarán inmediatamente'
se continúa en varios poetas del Modernismo. I-a forma del Qr,redan por referir las formas
que combinan versos piuri'
Rubén Darío presenta
soneto es el invariado tipo clásico. mét.i.os y iolimétricos' En A Certtantes'
un soneto c1e endecasílabos y heptasílabos'
Varias clases de
Después de dos siglos de retroceso, el soneto entra de nuevo
€ncuentran mezclados en
en un gran florecimiento entre los poetas modernistas de His- versos (de 7,9, 11 y 14 sílabas) se
y en el soneto de Ores-
panoamérica y España. El impulso decisivo partió de los parna- Madrígal cIe mad-rigit¿s de M' Machado de diferente
(endecasílabos
sianos ¡i simbolistas franceses, en especial de Baudelaire y Ver- tes en La lfigenia íruel de A' Reyes
laine. condición, dodecasílabos y alejandrinos)' aunque se usó
Merece mencionarse la predilección de varios modernistas El soneto ao¿"."Jrutá rog.o individualicladdirigidos a Walt
poco. Los pri*".o, sonetos
por el uso del soneto en series uniformes en cuanto al asunro. "¡"*plot*t"l-l:t
(ed' de 1890) de Darío' Se usa
Ofrecen ejemplos S. Rueda (EI friso del Partenórz), Nervo lEl Whitman y aDíazMirón^en Azul 7+ 5
en ellos el dodecasílabo asimétrico de la disposición
prisma roto), L. Lugones (Los doce gozos), A. Machado (Los de Rubén'
(dodecasílabo de seguidilla)' Adaptaron la
innovación
sueños dialogados), A. Reyes (Jornada en sonetos), J. R. Ji. de Nieve (1892)' (IJna maia' Un to'
ménez (Sonetos espírituales) y otros. Aparte de Zorrilla y Nú- J. del Casal en tres sonetos
de lascas' Sal-
ñez de Arce, Verlaine también podía servir de modelo, espe- rero, L'ln fraile), Oíaz MirOn en cinco sonetosy en tres de C¿-
cialmente en Sagesse. vador Rueda t."' del Poema de Ia muier'
"r, además' seis sonetos en dode-
En el Modernismo prevalece en lo fundamental el tipo ctá- mafeos. Salvador Ruecla escribió'
casílabos polirrítmic os ( La musa del
Trópico' El tibro de poesíos
sico. No obstante, junto a él hay un gran número de tipos irr+
gulares en la disposición de las rimas ¡r el número Ce verscs.
y los cuairo sonetos de la Canción primaveral)'
con el Mo'
Se explica en parte por el directo influjo francés; esto vale El nuevo florecimiento del soneto que se inició apenas hay
dernismo, continúa en la poesía contemporánea; que no haya
r'r.t fo*tu e hispanoamericano del siglo xx
res l¡l¿ de hablar en prosa y eerso, Madrid, II, pág. "spañol que citar ejemplos' Las dife'
usado esta forma poética; no hay
182ó, 187.
400 ¿.[ul
falda, b
de Vega's comedías, Hisp., XII, 1929, págs. 119140. Otto J6rder, Die Fo¡- Y guardando en la
men des Sonetts bci Lope de Vega, Anejo LJ(XXVI de ZRPh, Halle, 193ó. Mi ninfa, Para hacer una guirnalda; B;
E. Brockhaus, Góngoras Sonetlendíchftcrg, Boclrtrm-l,angendreer, 1935. Ores Mas Primero las toca c
te Frattoni, Ensayo pata una^historia del soneto en Góngora, Buenos Aires, A los rosados labios de su boca' C
1948. Manuel de llfontoliu, EI sentido arquítectóníco y musical de las obras Y les da de su aliento los olores; A;
de Góngora, BR{E, XXVIII, 1948, págs. ó9-88. T. Navarro, Mética, fndire Y estaba, Por su bien, entre una rosa D
de estrofas: soncto; y dei mismo, Repertorio de estrofas españolas, Una abeja escondida, e
1%8, págs. l8l-204, con ejemplos de gran variedad Su dulce humor hurtando' f
New York, de soneros.
Y como en la hemosa d'
El madrigal español no encaja en una deñnición exacta (Luis Martín [siglo xv¡r], BAE, XLII, páS' ó)
porque su forma métrica es muy variable. La descripción ge-
neral de D. C. Clarke es breve y precisa: <a short silya on a
ña Sketch, Pág.347' (en francés y en alo'
m3 Véase E. K. Irlapes, Los primeros sonetos alejandrinos de Rubén ms Juan Nicasio Gallego, BAE, LXVII ' pág 424
D¿río, < Revista Hispánica Modernao, I, 1935, págs. 241-259; véanse las iandrinos AABB).
.,"";';;t';'j"-flo,
fechas de publicación en Rubén Darío, Poesías Completas, ed. A. Méndez
G"ti""" de cetina' BAE' xxxll' pás' 50'
Plancarte y A. Oliver Belmás, Madrid, l%7, págs. ll7&1181.
2rl BAE, XXXIÍ, Pás,. 412'
f fili
itJt.l I
-l
[q l
1 f$,i :
il[:
ll 11!
fJ.i
i.l
lo citado, extractan las Poéticas italianas, y no alegan nuevos En oposición a la canción y al soneto, el madrigal es de ori-
:t
,il: puntos de vista, prescindiendo, en todo caso, de la propuesta g"o poprrtur. Esto se nota considerando, en parte al menos' el
de
rtÍ
i.
inútil de Sánchez de Lima para derivar la palabra omadrigal,r íengi"ajl y el asunto humilde. Los más tempranos testimonios
erta tórmu poética proceden de cuatro madrigales del Canzo'
i'
,ll'í ' del nombre de un poeta que usó esta forma 2r0. En tiempos r¡{5
niere de Petrarca 2t3. En el siglo xrv los madrigales se cons-
il;
recientes se acepta, por lo general, el étimo materialis, que
rr
'$
l.¡
,I' Pietro Bembo en sus Prose della volgar lingua (1525) había pro truyen sin excepción de manera isométrica (endecasílabos) y
puesto junto con otras interpretaciones. El estado lingüístico constan (a excepción de Petrarca) de dos o tres estrofas de
lr i.'
'l: !i,
t!
i: muestra una evolución propia de la Italia septentrional. tres versos independientes en las rimas, a los que siguen como
remate uno o dos pareados, así ABB CDD EE, y semejantes'
i.
.ffi
Iúanual de versificación ssp¿
407
f,l madrigal
H:,il"ffñ"1.
scioita ***i1'3: o".,
e libera é, come io dico> i,r. Ert" ,u,a r^nces Francisco de Quevedo
2re (unas diez poesías)'^Otros' como
ta libertad po. .rn laclo, y ciertas .,o., "ttt"ntro entre comple-
"".;;.;;;^.;ri"ll
av''
Esprnosa, ráuregui, Miguel d" B::::1,"::t:-::r52fr
euirós, --F---
|!lu¡¡vv, : - __ ^:^l^l^*
siderarse .,na r"fe."ncia de "jil;rt"iij";:I ;": etc., también lo cultivaron aunque muy aisladamente
de gran
^^+o
efecto'
"i,',o "",lrljT lrrn. a la tendencia general hacia el epigrama
:i ti;:J 1# til""f ::ff;:. t" " "' ro uncra¡nen ai .,o",i"n"n
r t
iirJ.uno y L' Martín de la Plaza
consideraron preferible la
del madrigal'
El madrigal español se basa en estas srn"ilf", y el ambiente auténtico xvrrr y a principios del xtx'
de Italia, que acaso introdujo Gurierre detardías formas ll!¡s5 En la segunda mitad del siglo
Entre los cuatro ejemplos rü qrl" ofrece, Cetina 1¿fSZO1_fSSZ¡. Francisco Gregorio de Sa-
Garcia de la Huertaat, Forneiuz,
más famoso madrigal de la liieratura
se_encuentra euizá
el i"r-, So-oza*a y otros cultivaron, por último' el madrigal
española:
€n una cierta proporcron.
Ojos claros, s€renos.
si de u¡r dulce mirar sois alabados, BrsLrocRAFfe: Karl Vossler, Das deutsche Madigal' Geschichte seiner
¿por qué, si me mi¡áis, miráis airados? fi,ntwicklung bis in die Mitte des
18 lh', Weimar' 1898' en especial págs' 1-
.Si cuanto más piadosos, 12; Díe Dichtungsf ormen
de¡ Romanen, Stuttgart' 1951' págs' 207-214 (trad'
más bellos parecéis a aque! que os mtra, rXOl. Gaetano Cesari, Díe Entstehung des Madrigals
ím 1ó' Iahr-
i.i., musicales)'
no me miréis con ira, (en especial' los aspectos
¡¡¡tdert, tesis doctoral, Cremona, 1908
ASTNS' CLXXXIII' 1943'
porque no parezcáis menos hermosos. Gerhard Rohlfs, Zum f)rsprung des Madrigals'
det romanischen Sprachen'
¡Ay, tormentos rabiosos! niri"". 3844; ampliado en 'An d'en Quellen
The ltalian madrigal' 3 vols''
Ojos claros, serenos, í"it", tSSz, páes. 251'?59. Alfred Einstein,
ya que asÍ me miráis, miradme al Princeton Univ. Press, 1949. Dedicado e" tspeiial
al aspecto musical y al
menos. sobre todo en un
madrigal nuevo, que desde 1535 se había convertido
En el transcurso del siglo xvr la nueva forma el madrigal antiguo' en I' pá-
término de la música' fndicaciones sobre
rece tan sólo en casos aislados; asÍ en Luis poética apa. ginas 116 Y sigs.
soto 11548-1595) rn y en Baltasar del Alcázar218. Barahorra Ae
En la primera mitad del siglo xvrl alcanza 2re BAE, LXIX, págs. 48, ó0, 63, &,82,83' 1¿16; están reunidos en
la
la
gación, que, no obstante, no puede compararse mayor divul- Madrid' n'o' 401411' pa-
con su impor- ed. de Obras Comptetas, ¿e ¡"fnf' Blecua' 19ó3'
tancia en Italia. El poeta más fecundo en ginas435 441.
el madrigal fue en_ --R.rp".toalasreferenciasdecitasenlaBAE'véanselndicesge-
nerales, LXXI, Págs. 67.
2r5 citado secún K. Vossre¡, 221 BAE, LXf , pág.226.
Form.as poétícas
ob' cit', págs' 226 y sig sobre ¿"ru.álü iel de pueblos rom(in¡cos, n2 BAE, LXIII, Pág.316.
siglo "l madrigal
'os a principios del ni Madrigales iocosos y serios, BAE, LXVII, págs' 53&538'
1v¡ en Italia (con especial consideración de Ia música), véase G. Ce- 21 BAE, LXVII, Pág. 473,
j?ñ: D!" Entstehung des Madrigals im ti.' Jahrhundert, Cremona,
(tesis doctoral). 1908
2ró BAE, xxxll. oágs. 42 y
49. EI texto se recoge de ras obras d.e
Gutierre de Cetína, ¿" J. Hazañas .ii"a", l, pág. 3, que dice que
"a.
esta pieza <es el verdadero fi¡¡damento de Ia groria
POetaD.
de cetina como
2r? BAE, XLII, págs. t4 y 18.
2rt BAE, XXXII, pág. 412.
BIBLIOGRAFIA GENERAL
Alberti, Rafael, 127, tft, 218, 237, 2%, Arcipreste de Hita (véase Ruiz,
276,325. Juan).
l¡lcázar, Baltasar del, 244, 3ó5, 3'9ó, Argensola, Lupercio I¡onardo de,
403,4M. 373.
VERSIFICACIóN ESP..14
418
A(anual de versificación
ln¡tice de nombres 419
?oñoto
ruan Laverde, Gumersindo, 120, 125,
Gili Gaya, Samuel, "T;,";i,:;:,, Eu8enio,
¡61,
Ibu Saoa al-Mulk, 318'
uomez de Avellaneda,
2g.
Hazañas y Ia -;iá: Iglesias de la Casa, José, 92, 221, Lecoy, Felix, 148, 189, 1|16.
Gertrudis, Rú¿, ¡¡ l-edesma, Alonso de,95, 329.
gó, 2óE.
87,, 89, n, 96, 125, 133, 134,
iii,,üó; ":ff:;*;, iü,l,ll, fi; lfr: Imperial, Francisco, 143, 144, 149, t¡ Gentil, Pierre, ll, 14,21, 36, 69,
:t:, lr?, 2i7, ti;,;;,,
221, 224, 244,
Ilélie, pierre, 25. Lfi, 192, 195, 232. 70, 71, 73, n,'rr4, 127, r48, 18ó, l9l,
ns,276,2%,30í, 3i,,;;,, lnra, I'os" 98, lll, 182.
Infarltes de t95, 197, 2ll, 227, 232, 237, 241, 242,
:2i ::? Henríquez Ureña, p",_.
zfi,
255, 258, 26ó, 268, 272, 277,
O:il* ss, s6, s7, ss,lo,'rl'";.I1, t+, r5, Iriarte, Tomás de, ó4, 87, 89, 92, 116' 245,
Hermosilla, José M., 16, llr,
80, 216, t2t, 122, toe, rre, t25, 133, l5s, 158, 161, 228, 280, 281,283, 287,298, 301, 302, 303,
,ri, irl",',í'.1 304, 30ó, 308, 309, 3ll, 312, 314, 319,
-"1::"T, Luis de, s2, ss, r00, ros, *t, na, tot, iii,;;! ::9'r3r, 136, 2t7,276, 281, 293,305, 333, 339, 400.
320, 3L3,321, 326, 329,330, 337, 339,
:1?, lx, 21s,221, 234, 271, zió, sÁ"
t.s, tB4, t*',lói',;i:' l:!' 24s,
167, t7s,
341, 313, 409, 411.
rrr, o,r,
jij 3s8, 37e, 380, 382,383,
3e0, __2ss,
2s6, 2s8, 3zs, *rt,'
Heredia, José María d
Í#, Jacopone da Todi, 192. L¡mus y Rubio, Pedro, 410.
e' 125' r34' r55' Jaimes Freyre, fucardo, 23, 24, 48, León. Luis de, 39, 71, 261, 262' 351,
González, Diego, 354. 268, :/,3, 382, 3g7.
133, 162, 163, 174,2ffi, 410. 352, 3ó1, 362, 372, 373, 374,375,376'
GonzáIez Climent,
A., 2Sg. _Hernández, José, 273, 305. Janner, Ha¡s, 335, 336,337,338, 339. 380.
uonzález Martínez, Hernández, Miguel, 156,
Er 236, 2n. Jáuregui, Juan de, 79, 2f9,380, 3El, Leonard, W. E., tEl.
,ru,, i;;
;;;:' ;;;,' ;;: :;:, r'd, i*, Herrera, Fernando de
*, l¡onhartl, Irving A.,
_-3s1,
3s2, rir]rü ;; ÍÍ;,?*. 401,
Jcanroy, A., 14, 109, 232, 271,277, 3M, Levi, Ezio, 212.
388.
uueyara, Antonio Iforozco, Juan de, 251,304,311. ,Iudá Leví, 122, ln, l3l,241. 259.
de, 3t0. Lida, María Rosa, 79, 3ó3.
Jorge, 87, s6, toz, Ilorrent, Jutes, f7, lTI, lg2, 205.
"::tlni,. 24s, 2s7,30ó, 126, ts6, Huso,-Vjctor, Lista, Alberto, 126, 134, 153, 1ó0. 172'
38s, 400. ffi, g7, 125, 126, 16g, Kastner, L., 72.
^r:.:,.27,
Guillén peraza, 91. 174. 266, 216, 2L3, 217, 254, 263, 267, 290, 293,
Guillermo IX, t0g. Huidobro, Vicente, g0. Keniston, H., 150, 288. 305, 371, 376, 3n.
G.utiérrez, Juan Xrauss, Werner, 208. Lobo, Eugenio Gerardo, 89,216' 29?'
Mendoza,
t-utrerrez Náiera,
Marfa, 236, 237. ":::r1:.0" 270, 288,Dieso, e5, tsl, 305. 339, 397.
Manuel, i.33, 160, ,,::,
?*,.ru6,
.durracto de Mendoza,
3r-, 34s, 3s4. Lobo l-asso de la Vega, Gabriel, 215,
.174 _245,2y,2n,382, 383.
Diego (AImi: Lamartine, Alphonse de, 125, 266.
rJuzmán,
^172, Francisco de, 330. rante), 131, na, 342.
304.
de Ia Vera, pedro (pedro Lang, Henry R., 14, 14, 77,154.210, Lomas Canto¡al, Jcrónimt¡ de, 351.
ÍNDICE DE MATERIAS
VERSIFICACIóN ESP. 15
-
430 Manual de ,versiiicación española lndice de materías 431
Estancia, 344, 353. h (valor silábico), 3940. KuJl, 315. Octava, 72.
real,297. Hemistiquio, aguda, 6,29G294.
-Estrambote, 30.
-
314 n. Heptasflabo, 91, 96102, 110, lll, lt2, de arte mayor,2TL
Estribillo, 215, 220, 2l; 277, 231, 248, ll7, 185, 219, 220, 248, 2óo, 261, 270. Lai, 309. - de arte mayor antigua,28l.
2:ñ,?5r,257,3t2,313, 315, 3t6 320, 2T, n5, 2n, 29r, 293, 305, 34/, ]46, I-aisse, 20+2A5, 20ó n., ?M, 2L0, 2ll. - bermudi¡a, 291,292, 294 Y n.
32r,322, W. 359, 3ó0, 36r, 363, 369, 372, 374, 377, Letra,22l,330. - castellana antigua, 277.
Estdbote, 313, 317, 325,3%. de invención, 320. - heroica, 287.
y
378, 380, 384,'403. -I-etrilla, 92, l0l, ?21,325. -
forma de estribote, 313, 314 n., provenzal o francés, italiana, 287, 290, 331.
- 319320, 322, 323, 324, }45 n.
-Hexámetro dactllico, 108.
kxaprende, 3'f0 n., 343. -
192. de Juan de Mena, 277.
Estrofa aguda, 269,m. HexasÍlabo, 93-9ó, 133, 134, 185, 219, ky de Mussafia, 3t3ó, 18ó, 193. - real, 268,272, 276, 281, 2n-2N,291,
alcaica, 362. n0,
248, 249, 254, 2s5, 256, 305, 322, I-yenda,. l0l. -
- arquilóquica,362. Licencias métricas, 39, 4145.
292.
Redondilla, 72,73,214, 215, 229, 2n- - idéntica, 76 y n. 2t9-22L 249. - agudo, 276-2n.
lira, 274,374.
imperfecta, ó3 y o. Romanzenvers, 10ó.
- simétrico, 274,215.
245, 265, 266, 267, 268, n0, 28/', 28f, -
287, 295, 296, 297, 2gg, 3c/|., 3lg, 321, - intensa, ó9. Rondeau, 239 -Sextilla, 2ó9-273, 30ó, 309.
interior, 104.
Rondeau-virelai, 314, 316.
327, 333. - interna, 7j75. .Rondel, 239,336. alter¡a, /12.
- correlativa,
- menor, 95. - leonina, 72 y n,
272-273.
- de Martln Fierro,
de rimas abrazadas, 238. -
- de rimas cruzadas, 8E. pareada, 72. - paralela, n0-272, 274. 773.
Págs.
Pnóroco 9-1r
lN¡tcr .
DE ABREvTATURAS 12-18
A) Obras y revistas 12-16
B) Sistema de notación de versos y formas estró
ficas 17.18
PRIi{ERA PARTE
Ptigs. Págs.
Medición de las sílabas dentro de la palabra ... .. 404l Capitulo IV.-Vsnsos srN RrMA 78-81
I-as llamadas licencias métricas 4145
Notas preliminares ... .. .'. .'. ": "' 78
A) Sinéresis 4142 Los versos sueltos 78-80
B) Diéresis 4243 Los versos libres 8G81
C) Otras licencias 4345 Bibliografla 8l
Medición de las sílabas en gmpos de palabras ... ... 4651
Notas preliminares 4G47
I-a sinalefa 4749 SEGUNDA PARTE
El hiato 49-51
CLASES DE VERSOS
Particularidades en la medida de las sílabas de ver-
sos seguidos ... ... 5l-53
Sinafía y compensación Caoítulo I.-Creses DE vERSos rsosrlÁBrcos .'. .'. .'. .'' 85-17ó
5l-53
El bisflabo 85-8ó
Historia de la medición de sílabas 5+57 El trisílabo 86E7
Isosilabismo en la Edad Media 5+57 El tetrasllabo ... ... 87-90
A) I-a rima final El tetradecasílabo (verso alejandrino) ... ... ... ... 1ó4-175
72-73
B) La rimb interna Formas especiales del alejandrino ... 166-174
7U75
El alejandrino a Ia francesa 166-t67
l-a rareza de la rima 75-76 El alejandrino ternario ... ... 167-168
BibliografÍa 77 Resume¡t t69-t74
440 Manual de versificación española lndice general 441
Págs. Ptlgs.
Bibliografía
I 83-184 El terceto dantesco 233-236
El verso de seguidilla
184 Otras formas del terceto italiano 236-237
Ptigs. Pdgs.
I-a estrofa de doce versos y la estrofa manriqueña. Bibliograffa ... ... 377-37E
30ó-311
Bibliografía 311 [¿ silva 378-385
El soneto 385.{02
Bibliografía .-. ... 402
Capltulo III.-FonuAs DE couposrcrdN FLra ... 312407 El madrigal ... ... 402407
Notas preliminares ... ... 312-3t3 Bibliografla ... ... 407
Formas medievales 313-343
Notas previas sobre terminología 313-315 BrgLI.ocRArfl crNnnel 409411
Forma de estribote ... ... 3I5-320
Bibliografía 320
A) Bibliografía sobre la versificación española ..- 409410
El villancico ... ... 320-325 B) Trabajos de conjunto sobre métrica española. 410411
Bibliografía 325-326
La canción medieval 326-329 INorce DE NoMBREs 413426
Bibliografía 330
La glosa 330-339 lxurce DE MATERTAS ... ... 427435
Bibliografía 339
El cosaute 340-343
Bibliografía 343