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EL CONCUBINATO ES PECADO

LA UNIÓN SIN MATRIMONIO ES PECADO

1 Tesalonicenses 4
3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;

Las fornicaciones, los adulterios, los divorcios y los concubinatos, son hoy en día gravosos
combates que la Iglesia debe batallar para mantener la salud Espiritual de sus miembros.
Una Iglesia que combate la fornicación y las inmoralidades es una Iglesia que funcionará en
perfecta armonía con el Espíritu Santo, obedeciendo el Evangelio del Señor Jesús.

Es lamentable ver como en estos tiempos de libertinaje e inmoralidad, muchas congregaciones


cristianas en su diversidad de denominaciones aprueban el divorcio, el concubinato y las
uniones inmorales. Y esto ocurre porque no se predica el Evangelio que confronta al pecado.

El Evangelio que confronta la vida del hombre


El Evangelio que confronta la vida del hombre, es aquel que demanda que éste huya de las
fornicaciones y de las inmoralidades si quiere ser cristiano.

1 Corintios 6
18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo;
mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.

¿QUIERES SER CRISTIANO?, PUES HUYE DE LA FORNICACIÓN

Jesús dijo estas palabras que la mayoría de los cristianos no entienden:

Juan 6
63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he
hablado son espíritu y son vida.

El error y el engaño de las religiones es presentar el cristianismo como una simple historia o un
simple ideal de un hombre que murió por los demás.
No hay peor despropósito para el Evangelio que el presentar a Jesús como una historia que
debe ser aceptada sin que modifique la conducta del hombre.

Contrariamente a lo que se predica, todo ser humano debe saber que Jesús fue asesinado por
hombres y mujeres que no soportaron su doctrina, su enseñanza y su práctica; Jesús fue
humillado y sacrificado porque no soportaron su manera de ver las cosas, y porque no les
agradaba el significado y los objetivos de la vida que Dios exponía por medio de Él.
El Evangelio no es solo historia, Jesús hizo lo que hizo para corregir el “curso” y el “uso” que se
le daba a la vida.
El Evangelio tiene la firme intención de cambiar vidas.
El Evangelio delata el pecado y corrige la vida del hombre.
El Evangelio es para corregir la vida y no para dar riendas sueltas al libertinaje.

Obviamente no puede haber un cambio, si no hay conciencia de pecado que lleve al hombre a
un arrepentimiento genuino por el daño que hizo y querer cambiar para no cometer los mismos
errores.
Muchos no entienden que el arrepentimiento es un cambio profundo de parecer; Arrepentirse
es ver la vida de otra forma, con otra mentalidad, con otra disposición. Y esto no sería posible
si el Espíritu no renueva nuestra mente. “Renovaos en el espíritu de vuestra mente” (Ef 4:23)
Es por estas razones que el Evangelio es tan difícil y tan complicado de asimilar; Porque el
Evangelio trata con la forma en que el hombre ve la vida, porque el Evangelio derriba la cultura
egoísta, la cultura pecaminosa, el Evangelio está en contra de la cultura del consumismo, en
contra de la cultura del derroche y del despilfarro, en contra del egocentrismo y de la exaltación
del hombre que solo vive para acumular títulos, diplomas, premios, glorias humanas, dinero,
vanidades y riquezas pisoteando a los demás.
El Evangelio está en contra de la inmoralidad del hombre.

La fornicación es pecado

1 Tesalonicenses 4
3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; 4 que cada
uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5 no en pasión de
concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;

Entre tantas cosas por corregir, en esta ocasión queremos hablar a hombres y mujeres que
quieren ser cristianos, pero que no perciben cuales son los pecados que más aborrece el
Señor Jesús.
En una era de tanto libertinaje y de una “moral” inmoral, la Iglesia del Señor Jesús debe luchar
por mantener y preservar los valores según el modelo bíblico, cuidando a los adolescentes y a
los jóvenes de caer en fornicación y en otros pecados semejantes, como así también la Iglesia
debe recuperar la formalidad de una vida matrimonial basada en el respeto y la responsabilidad
según las Escrituras.

Una de las grandes dificultades a las que se enfrentan hombres y mujeres que tienen una vida
sexual activa y quieren ser cristianos, es que Dios solo aprueba la actividad sexual dentro
del matrimonio, porque fuera del matrimonio, cualquier relación sexual es considerada pecado
y el que practica tal relación es digno de condenación.
Y es importante aclarar que la vida en concubinato no puede considerarse un matrimonio por
no haber un compromiso firmado o pactado, por lo que el concubinato es fornicación, la vida en
concubinato es pecado.

El Espíritu Santo dijo por medio de Pablo:

1 Corintios 6
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni
los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,10 ni
los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores,
heredarán el reino de Dios.
Efesios 5
3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como
conviene a santos; 4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen,
sino antes bien acciones de gracias. 5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o
inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. 6 Nadie
os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de
desobediencia. 7 No seáis, pues, partícipes con ellos.

“Fornicación” es la traducción a la palabra griega povrno" “pornos”, que es un vocablo usado


en muchas cosas de consumos inmorales (entre ellos, la pornografía).
Fornicación o porno se refiere a todo acto sexual de carácter inmoral, tales como las relaciones
sexuales casuales sin matrimonio, el concubinato, la masturbación y el consumo de
pornografía. Todas estas cosas son pecados abominables delante de Dios y dignas de
condenación y son cosas que como hemos leído en las Escrituras, ni siquiera se deben
mencionar dentro de la congregación.

Como también ya hemos mencionado, es difícil que una persona se convierta en cristiano si
este tiene una vida sexual activa sin matrimonio; es difícil porque hablamos de una lucha carnal
natural en el hombre.

1 Corintios 7
8 Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; 9 pero si no
tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.

Todo hombre o mujer que tiene una vida sexual sin matrimonio debe enmendarla si quiere ser
cristiano.
Enmendar significa que corrija su condición y eso puede hacerlo formulando un compromiso
matrimonial con su pareja, casarse y vivir bajo las normas del matrimonio, caso contrario puede
optar por una perfecta castidad, es decir una vida sin relaciones sexuales totalmente
independiente de convivencia con personas del sexo opuesto, (salvo el caso que sean
hermanos de sangre), pero obviamente esto no es para cualquiera; Quien tenga una vida
sexual activa no es algo que pueda controlar por sí mismo. Por eso Pablo expresa
claramente “mejor es casarse que estarse quemando” y destacamos la palabra “quemando”
como signo de condenación.

1 Corintios 7
1 En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; 2pero a
causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio
marido. 3 El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el
marido. 4 La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el
marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.

Casarse viene del vocablo griego gavmo" “gamos”, que significa unión legítima, unión bajo

una ley o votos que implican compromisos irrevocables e incondicionales entre un hombre y
una mujer.

Contrariamente el vocablo pallakeuw “pallakevo” significa “vivir en concubinato” o “unión

ilegítima”, que es una unión que desvincula a las personas de responsabilidades; También se
usa el vocablo sumbiwsh “simbiosi” que significa “convivir” pero sin compromisos, sin

estatus, sin reglas.

Esta meditación es un llamado a aquellas parejas que conviven bajo el concubinato o practican
relaciones sexuales sin que se haya establecido un matrimonio.
El Señor Jesús demanda que se corrija la vida fornicaria o la unión en concubinato mediante un
matrimonio legal, mediante los votos de compromiso de mantener la unión hasta la muerte. Y
esto recae mayormente sobre el hombre.
El mismo vocablo “matrimonio” (en este caso de origen latín) sugiere que toda la
responsabilidad recae sobre el hombre que toma una mujer, puesto que el vocablo “matri”
refiere a madre y “monio” a cuidado de gravámenes, es decir, que matrimonio significa “amar,
cuidar, proteger y proveer a la madre de mis hijos”. Es por eso que el matrimonio es un
contrato afectivo y legal, de convivencia y sustento económico que el hombre acepta por
mantener y cuidar a su mujer y sus hijos.

Toda unión sexual casual o parcial como las relaciones sexuales antes del matrimonio o
el concubinato son desobediencia a Dios, son una ofensa grave a la dignidad del
matrimonio.

¿Qué es realmente el concubinato?


¿Qué puede significar una unión en el que un hombre y una mujer no se comprometen entre
sí?. Pues la repuesta a esta pregunta es “la cobardía”.
La mayoría de los concubinos saben que su situación es ilegal y precaria. La mayoría de los
concubinatos se proponen bajo la fórmula de la desconfianza y de ciertas independencias que
atentan contra la ley de matrimonio.
Podemos decir con certeza, que el concubinato solo satisface la unión carnal, la unión sexual
de dos personas, pero no satisfacen al sentido de la vida.
El concubinato es rechazo al matrimonio; el concubinato es incapacidad de unirse mediante un
compromiso que implica fidelidad, respeto, responsabilidad, planificación y unión hasta que la
muerte los separe.
Lo peor del concubinato es que destruye la institución bíblica de la “familia”, por esta causa
existen muchas madres solteras, mujeres con hijos buscando la forma de sobrevivir en un
mundo inmoral.

Muchos cristianos jóvenes con el pretexto de que necesitan una “prueba de compatibilidad” se
disponen en concubinato con relaciones sexuales prematuras para “asegurarse de que el
matrimonio funcionará”. Pues al respecto decimos que tal acción fornicaria no garantiza
sinceridad, ni fidelidad de la relación interpersonal entre el hombre y la mujer.
El matrimonio no tolera “pruebas de compatibilidad”, el matrimonio exige una entrega total y
definitiva de las personas que se casen.

¿Qué hacer con la unión o yugo desigual en concubinato?


Ocurre mucho en estos tiempos, que llegan a las congregaciones hombres y mujeres
(mayormente mujeres) que queriendo ser cristianas se hallan en una relación de concubinato
con un compañero que no comparte los valores cristianos y en muchos casos hay mucha
oposición de parte del compañero; ¿Qué se debe hacer?.
Nuevamente el objetivo del Evangelio es delatar el pecado y corregir la vida o la conducta.

Primeramente, reiteramos que es importante destacar que las relaciones de concubinatos no


deben asumirse como matrimonios preestablecidos. Así que muchos textos bíblicos sobre el
matrimonio no pueden aplicarse sobre el concubinato, porque el concubinato no es un
matrimonio, pero si se formaliza el matrimonio entonces los esposos estarán sujetos al marco
Escritural de la biblia.

Obviamente esto no es un análisis exhaustivo del tema sino una síntesis de parámetros
básicos, ya que cada caso es particular y esta meditación solo pretende abarcar los casos más
comunes.
Cada caso requiere ser analizado profundamente por los ancianos de la congregación para
determinar un dictamen. En general debe haber primeramente un reconocimiento de la
situación, debe haber arrepentimiento y sobre todo debe haber una disposición firme de
aceptar la corrección y los ancianos de la congregación también deben apoyar y ayudar a la
persona/s a tratar.
De una forma u otra, el pecado de concubinato debe ser corregido y eso puede hacerse
formalizando el matrimonio legalmente o bien disolviendo el concubinato librando a ambos del
pecado de fornicación.

Las Escrituras no detallan con precisión que se deba hacer en cada caso, pero establece
conductas que nos ayudarán a establecer parámetros para la solución de diferentes casos:

2 Corintios 6
14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo
con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?

1 Corintios 7
10 Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se
separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el
marido no abandone a su mujer.
12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella
consiente en vivir con él, no la abandone. 13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y
él consiente en vivir con ella, no lo abandone. 14 Porque el marido incrédulo es santificado en la
mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos,
mientras que ahora son santos. 15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el
hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.

Expresamos de manera general que el matrimonio solo es recomendable cuando el concubino


o la concubina no sea un estorbo en el desarrollo de la vida Espiritual del que es cristiano, de lo
contrario el concubinato debe disolverse librando a ambos del pecado de fornicación. Si
hubiere hijos, la tenencia y manutención de tales debe resolverse en el marco legal de cada
país; Hablamos de casos en que el concubino no cristiano es alcohólico, o drogadicto, o
golpeador, o tengas ciertas actividades inmorales o nocturnas, por eso se recomienda
directamente disolver el concubinato librando a ambos del pecado de fornicación.
Suele ocurrir que el concubino tiene un matrimonio anterior con un divorcio sin concretar. En tal
caso se plantea lo siguiente:
- Si tienen hijos en la relación de concubinato, se le pide al concubino/a que tramite el divorcio
del matrimonio anterior y formalice el matrimonio nuevo, de lo contrario se debe disolver el
concubinato librando a ambos del pecado de fornicación, resolviendo la tenencia y
manutención de los hijos en el marco legal de cada país.
- Si no tienen hijos con el concubino/a, se debe considerar lo siguiente:
o Si tiene hijos de la relación anterior y es posible corregir la vida matrimonial anterior, se debe
disolver el concubinato y el casado debe volver para resolver el matrimonio anterior. De no
haber solución con el matrimonio anterior se debe tramitar el divorcio y formalizar el
matrimonio.
o Si no tienen hijos y ya no es posible resolver la vida matrimonial anterior por haberse juntado con
otro/a, se le pide al concubino/a que tramite el divorcio y formalice el matrimonio, de lo contrario
se debe disolver el concubinato librando a ambos del pecado de fornicación.

Obviamente existen muchos otros casos, que se resolverán en el marco bíblico y legal, lo que
hemos brindados solo son parámetros básicos.

Finalmente hablaremos también resumidamente sobre el adulterio


Entre pecados graves, también está el adulterio, que es una relación sexual de una persona
casada con otra persona que no es su conyugue.

Levítico 18
20 Además, no tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella.

El adulterio es contaminación, una falta que designa infidelidad, destruye la confianza, provoca
ira, celo, y muchos otros pecados brotan como consecuencia.
El adulterio es una injusticia. El que lo comete defrauda a su esposo/a, porque ha roto sus
votos matrimoniales (rompe los compromisos).
El adulterio causa una terrible mancha o lesión a la alianza o vínculo matrimonial.
El adulterio es un atentado contra la institución del matrimonio, quebranta el derecho del otro
cónyuge y viola el contrato nupcial. El conyugue defraudado si quisiera podría divorciarse
quedando libre de la ley matrimonial, pero obviamente quedándose sin casar hasta la muerte
del infractor (Ro 7:3).
El adulterio compromete la estabilidad familiar, debilita la unión de los padres haciendo que los
hijos sufran injustamente.
El Señor Jesús condena el adulterio incluso desde su deseo (Mt 5:27-28).
En el AT el adulterio figura como mandamiento inquebrantable (Ex 20:14) que debía ser
condenado con la muerte.

Deuteronomio 22
22 Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el
hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.

Los profetas han referido al adulterio como símbolo del pecado de idolatría (Os 2:7; Jr 5:7;
13:27).
Aún en el NT se prohíbe absolutamente el adulterio (Mt 5:32; 19:6; Mr 10:11-12; 1Co 6:9-10).

Por estas razones el adulterio debe ser denunciado independientemente de quien sea la
persona que lo cometa. Si fuera algún ministro (pastor, maestro, diácono) debe cesar
inmediatamente a su ministerio, puesto que ha defraudado al Señor Jesús y ha manchado su
servicio y ya no es apto para llevar a cabo ningún servicio que requiera requisitos bíblicos (Tit
1:6; 1 Ti 3:2; 3:10). En muchos casos debe ser expulsado de la congregación (1 Co 5:2)

Esperamos hasta aquí haber brindado un panorama básico acerca de cómo resolver las
situaciones fornicarias que ocurren dentro de la congregación.

Una Iglesia sana no debe contaminarse con fornicarios, porque atentan contra la salud
Espiritual de los miembros de la Iglesia.
Es importante que los padres cristianos y la Iglesia enseñen a sus jóvenes y adolescentes que
las relaciones sexuales solo tienen lugar exclusivamente en el matrimonio; fuera de éste
constituye siempre un pecado grave y excluye a la persona de la Iglesia.

2 Tesalonicenses 3
6 Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os
apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que
recibisteis de nosotros.

2 Tesalonicenses 3
14 Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os
juntéis con él, para que se avergüence. 15 Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle
como a hermano.

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