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Capítulo I
NEOCONSTITUCIONALISMO
hoy se alude a los distintos aspectos que caracterizan a nuestra cultura jurídica, los mismos que
puede ser compartidos al mismo tiempo por la gran mayoría de teóricos legales y filósofos del
derecho de la actualidad.
constitucional que surgió tras la segunda guerra mundial siendo los casos de la Constitución
Italiana (1947) y Alemania (1949), de Portugal (1976) y de España (1978) y en Latinoamérica en los
casos de la Constitución Brasileña de 1988 o la Colombiana de 1991 caracterizándose
fundamentalmente por la inclusión de un conjunto de elementos materiales en la Constitución,
dejando de ser ésta exclusivamente una forma de organización del poder o de establecimiento de
competencias para dirigirse a la concreción de una serie de fines sustantivos”[1].
Como se indica en un reciente texto sobre filosofía del derecho contemporáneo: “la
tradición constitucional al haber surgido dentro de países que atravesaron por regímenes poco
afines a la ideología liberal estaría muy interesada en afirmar con mucha vehemencia los principios
del liberalismo, en especial, la defensa de los derechos humanos.
constituye sin duda los derechos fundamentales base del discurso liberal contemporáneo
teniendo éste como ya anotamos una serie de adherentes como Ronald Dworkin, John Rawls,
Thomas Nagel, Jürgen Habermas, Robert Alexy y también en América Latina y España, justamente
quisiera ahora dirigirme a uno de los más importantes neoconstitucionalistas latinoamericanos, el
profesor argentino Ernesto Garzón Valdez, quien ha difundido desde hace ya mucho tiempo el
concepto de “coto vedado” , que reflejaría concretamente aquél espacio donde no podría
negociarse absolutamente nada y tampoco podría haber disensos por comprender a los
denominados derechos básicos.
difundida en el contexto anglosajón por el profesor Ronald Dworkin y en Europa continental por
Robert Alexy quienes a su vez han concluido en una defensa bastante fuerte de los derechos
individuales llegando inclusive a proponer tesis tan categóricas como la de Dworkin en el sentido
de que todo caso difícil tiene solamente una única respuesta correcta aun cuando, la perspectiva
de Alexy podría ser menos rígida en el sentido de reconocer la posibilidad de que existan varias
posibles respuestas, no obstante que exista también quienes piensan que no se trata
necesariamente de posiciones antagónicas.
Dworkin se maneja la tesis de que los derechos individuales deben ser entendidos
como los medios de protección con los que cuentan las minorías a fin de defenderse de las
agresiones o las preferencias de las mayorías.
PERSPECTIVAS ACTUALES DEL NEOCONSTITUCIONALISMO
peculiares:
estados independientes.
para prestar el servicio militar (Alemania Federal, art. 12), el derecho de antena (Portugal, art. 40);
el derecho a la propia imagen (España, art. 18); el derecho a la protección del medio ambiente
(Grecia, art. 24-1; Malta, art. 9°), y de protección de los consumidores (España, art. 51), etcétera.
Son los llamados “derechos de tercera” o “cuarta generación”[4].
h) La aparición de constitucionalismos sui géneris, autodenominados sociales.
“En tal sentido, cabe mencionar el constitucionalismo teocrático de la República Islámica del Irán,
que enuncia una serie de derechos sociales (art. 29 y ss.), adopta como religión del Estado al Islam,
“hasta el fin de los días”, y sostiene el principio de la intransigencia ética (art. 8°). Sólo es
permitido el ejercicio de ciertos cultos (art. 13), y las leyes deben respetar, junto con la
Constitución, las reglas del Corán (art. 98), para lo cual existe un órgano de control de
constitucionalidad llamado “consejo de los custodios”.”[5]
Dworkin, Ferrajoli, Zagrebelsky, entre otros, ya como teoría jurídica, ideológica o método, surgido
a partir de la segunda posguerra. Aun cuando no se encuentra esta concepción perfectamente
delineada o heterogénea, pueden señalarse como rasgos principales, por ejemplo, una concepción
“invasora” u “omnipresente” de la Constitución, en el sentido que ella debe iluminar todo análisis
jurídico en cualquier rama del derecho; la visualización de la misma como un conjunto de normas,
pero sobre todo, de principios, y que debe procurar, más que la limitación del poder estatal, la
tutela de derechos fundamentales de la persona. Se atribuye a esta posición propiciar la
“ponderación” de derechos y bienes, para definir respuestas constitucionales; y propiciar una
“interpretación moral” de la Constitución (Comanducci). Para Prieto Sanchis, en un enfoque
crítico, “el neoconstitucionalismo deriva hacia la “omnipotencia judicial”, con un sensible
arrinconamiento del Poder Legislativo, dado que la indeterminación de los vocablos empleados en
los documentos constitucionales, más la exaltación de los principios sobre las normas, conduce a
que sean los jueces quienes delimiten en definitiva la esencia de la constitución y vigilen a los
otros Poderes del Estado”[6].
Estado que aturdido y atrapado por la contemplación de las atrocidades del nazismo no tuvo más
que enmendarse, específicamente en la primera jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal
alemán en 1958; y su posterior desarrollo en latino América.
Capítulo II
POSTNEOCONSTITUCIONALISMO
“El postneoconstitucionalismo considera que el neoconstitucionalismo ha hecho una
mala lectura del entendimiento de los principios de Dworkin. Los ejemplos que trae el jurista
norteamericano en su texto son principalmente el derecho a la igualdad, que fue prácticamente y
en buena hora reformulado a partir de la decisión de la Corte Warren en el caso Brown vs Board of
Education de 1954, y el caso Riggs vs Palmer decidido en la Corte de apelaciones de Nueva York en
1889 que resolvió el caso de un nieto que asesina a su abuelo para quedarse con la herencia con el
principio de que nadie puede enriquecerse de su propio dolo que se impuso sobre las normas
sucesorias del derecho civil. Hay otros ejemplos en el capítulo primero del libro de Dworkin que
ilustran la posibilidad de aplicar principios sobre reglas, como por ejemplo el caso del Snail Darter
en donde se prohibió la construcción de un dique, represa, porque podía violar un estatuto sobre
las especies en peligro en este caso de un pececito de tan solo 8 centímetros que según Dworkin
no tiene ningún atractivo.”[7]
Teniendo en cuenta estos casos dados por Dworkin en su texto consideramos que la
derechos fundamentales, sino también en criterios jurisprudenciales o principios que los teóricos
continentales llamarían principios generales del derecho como el del enriquecimiento torticero del
nieto asesino.
Debemos tener presentes que hay problemas de interpretación para los sistemas de
tradición continental en lo que tiene que ver con la recepción del modelo constitucional en la
versión anglosajona.
“El título del libro de Dworkin Law´s Empire sería en estricto sentido El Imperio
del Derecho una fórmula muy vieja que se relaciona con el aforismo latino de Dura lex sed lex
(Dura es la ley pero es la ley). En la versión de Gedisa de 1988 se tradujo el libro de Dworkin como
“El imperio de la Justicia” y se puso en la portada a una especie de Moisés con el decálogo en la
mano que algunos imaginamos que es el juez Hércules de la única respuesta correcta. Seguro que
lo que quería hacer Claudia Ferrari, que tradujo el texto, era mostrar como la teoría de Dworkin
iba más halla del concepto de derecho como ley y abrir la teoría del derecho al concepto más
amplio de justicia que se relacionaría con los principios dworkianos. Como vemos la traducción
parte de una suposición o inferencia”[8].
principios a criterios no positivizados; sobre los formales siempre han sido utilizados por los jueces
y en la actualidad se imponen como criterios de solución jurídica sin ningún problema y de forma
cotidiana. Principios como el de confianza legítima, proporcionalidad, irretroactividad de la ley,
non bis idem, solidaridad, buena fe, oportunidad en el caso del derecho penal, pro homine,
principio democrático, de publicidad e inmediación, entre otros, funcionan y se aplican por parte
de los jueces así no esten positivizados y tienen muchas veces mayor fuerza o peso, siguiendo la
fórmula matemática que plantea Alexy en sus últimos trabajos, que los derechos fundamentales
positivizados en constituciones.
teóricos que posibiliten establecer limitaciones racionales a la labor judicial. Si se hace caso omiso
a este hecho y se piensa desde una perspectiva neoconstitucionalista de que los principios están
determinados solo por normas positivizadas como derechos fundamentales, las herramientas
teóricas y conceptuales para fundamentar una teoría de la racionalidad, proporcionalidad,
ponderación etc. se limitará y restringirá a estos derechos - principios dando lugar a una
teorización parcial y sesgada que dificultará la comprensión integral de la apertura del derecho a
partir de la labor jurisprudencial en nuestros días.
FUNDAMENTOS
Parte del hecho de que los jueces toman decisiones a partir de la interpretación de
limitar la labor del juez, adjudicación en términos anglosajones, de una manera crítica.