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Cómo explicar la diferencia entre una Teoría, una Ley y un Hecho

Posiblemente ninguna otra frase represente las respuestas que te encuentras al preguntar por la calle
sobre la diferencia entre una teoría y una ley científica. Muchos están seguros de que conocen la
respuesta a esta pregunta, y son capaces de afirmar sin ninguna miración que la teoría es algo que
no está completamente demostrado, y que se trata de un paso previo antes de llegar a la
ley científica, una calificación que se adquiere únicamente cuando la teoría queda completamente
demostrada.
Lo que no tantos saben es que esa afirmación tan común es completamente errónea.
Posiblemente el problema tras este razonamiento erróneo lo encontramos en el propio idioma, y que
la gente no es consciente de que una teoría y ley son palabras que no significan lo mismo si llevan el
adjetivo científico después. De hecho, el buscar el significado de teoría (aquí) y ley (aquí) en la RAE,
únicamente conseguiría confundirnos un poco más.
No sé puede decir que una teoría y una ley científica sean términos completamente intercambiables,
ya que las diferencias existen, pero merece la pena dejar claro que tienen una gran cantidad de
puntos en común:
 1. Ambas están basadas en hipótesis probadas.
 2. Ambas están sustentadas por una gran cantidad de datos empíricos.
 3. Ambas ayudan a unificar un campo en particular.
 4. Ambas están aceptadas por la gran mayoría de científicos (todos normalmente) de la disciplina
que compete.
 5. Ambas pueden demostrarse como no válidas o incompletas si se encuentran datos empíricos
que lo sustenten.
Entonces, ¿cuáles son las diferencias? Para entenderlas hay que adentrarse en la historia y
comprender que el mundo, su modo de hacer ciencia y entender cómo han evolucionado las creencias
con el paso de los siglos. Todos estamos de acuerdo en que el concepto de ciencia dio un cambio
radical a lo largo de los siglos XVI y XVII con la introducción del método científico, permitiendo
desligar del campo de la ciencia creencias arrastradas desde tiempos helénicos como la alquimia o la
astrología.
Pero pese a la incorporación del método científico, el importante arraigo de las creencias y religiones
no desaparecieron de la noche a la mañana. El concepto de un dios creador se mantuvo entre la
sociedad prácticamente intacto hasta bien entrados en el siglo XVIII, y esto condicionó fuertemente a
los científicos a la hora de exponer sus conclusiones. Newton y sus coetáneos creían en dios, y nunca
dudaron de su existencia, por lo que todos sus estudios se orientaron a describir las leyes escritas por
el gran legislador que consideraban a su dios.
En cierto modo, no pretendían explicar la naturaleza, sino tan sólo describirla. Avances como la Ley de
la Gravitación Universal sólo pretendía ser una descripción de una ley escrita por dios, que en su
momento pretendía ser absoluta y válida, obviando completamente la posibilidad de que más tarde se
demostrase como no válida o como incompleta. Bajo estas condiciones aparecieron otros avances
científicos como las distintas leyes de las proporciones en el campo de la química, o la Ley de Mendel
en el campo de la biología.
Como trabajo denominamos el conjunto de actividades que son realizadas con el
objetivo de alcanzar una meta, solucionar un problema o producir de bienes y
servicios para atender las necesidades humanas. La palabra, como tal, proviene del
latín tripaliāre, y esta a su vez de tripalĭum.

El trabajo, como tal, puede ser abordado de varias maneras y con enfoque en diversas áreas,
como la economía, la física, la filosofía, la religión, etc.

El trabajo les da posibilidades a los hombres y mujeres para lograr sus sueños, alcanzar sus
metas y objetivos de vida, además de ser una forma de expresión y de afirmación de la
dignidad personal.

En este sentido, el trabajo es el que hace que el individuo actúe, proponga iniciativas y
desarrolle y mejore sus habilidades.

El trabajo enseña al hombre a vivir y compartir con otras personas, a desarrollar conciencia
cooperativa y a pensar en el equipo y no solo en sí mismo.

El trabajo sirve para que las personas aprendan a hacer las cosas con un objetivo
determinado, ya desde temprano en la escuela.

Gracias al trabajo el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, así como el
respeto y la consideración de los demás, lo cual además contribuye a su autoestima,
satisfacción personal y realización profesional.

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