You are on page 1of 204

Catauro

Revista cubana de
antropología.
Año 11 , No. 21,
C A T A U R O
enero-junio de 2010.
Publicación semestral El trabajo social, y las consiguientes reflexiones mentales
de la Fundación que suscita, constituye el fundamento de la cultura, su
Fernando Ortiz.
razón histórica.
Director:
Miguel Barnet ARGELIERS LEÓN
Subdirectora:
Trinidad Pérez
EDITORIAL 3
Jefe de redacción:
Daniel Álvarez Durán
Editor: CONTRAPUNTEOS 4
Magalys Silva
Marietta Suárez Recio Identificación de los componentes étnicos africanos
Director artístico en Cuba: contribución a su estudio en los siglos XX y XXI
y diseño de cubierta:
JESÚS GUANCHE 4
Eduardo Moltó
Michele Miyares Martí en los Estados Unidos ante la antinomia ricos-pobres
Ilustración JOSÉ MASSIP 24
de cubierta
y contracubierta: Fernando Ortiz y el culto a Martí
José Villa.Espiral, Acero IVAN A. SCHULMAN 40
conformado, 2009,
2.00 x 1.80 x 4.20 m “El alma de la nación cubana”: aproximaciones
Diseño gráfico: al racismo antichino en Cuba
Lázaro Prada MIRIAM HERRERA JEREZ 46
Composición:
Beatriz Pérez
El lexicógrafo Fernando Ortiz
AURORA CAMACHO BARREIRO 58
Consejo editorial:
María Teresa Linares Gustavo Pittaluga y la Institución Hispanocubana
Savio, Jesús Guanche,
Ana Cairo, Sergio Valdés de Cultura
Bernal, Aurelio Francos, ENRIQUE BELDARRAÍN 66
José Matos, Roberto
Zurbano, Rosa María Para formar a un científico social
de Lahaye, Armando
Rangel Rivero, Esteban
OSCAR LOYOLA VEGA 84
Morales, Michael Cobiella.
Todos los derechos
reservados IMAGINARIO 93
© Sobre la presente
edición: Fundación
Comercio de plantas; tradición y conocimiento
Fernando Ortiz, 2010 popular: yerberos de La Habana
ISSN: 1681-7842 JULIO ISMAEL MARTÍNEZ BETANCOURT 93
Fundación
Fernando Ortiz
La Virgen de la Caridad del Cobre en Yucatán
Calle L no. 160, JOSÉ ANTONIO MATOS 115
esq. a 27. El Vedado,
Ciudad de La Habana, Cuba. Libros de cocina y nación: sobre algunos recetarios
Código Postal 10400.
Teléfono: (537) 832-4334
antillanos del siglo XIX
Telefax: (537) 830-0623 EFRAÍN BARRADAS 120
E-mail:
ffortiz@cubarte.cult.cu
La casa de tabaco cubana
www:fundacionfernandoortiz.org JOSÉ MEDINA RIVAUD 132
Cada trabajo expresa
la opinión de su autor.
ARCHIVOS DEL FOLKL FOLKLORE ORE 145
Introducción a “Una fiesta de santería”,
de Fernando Ortiz
ORESTES GÁRCIGA GÁRCIGA 145
Una fiesta de santería
FERNANDO ORTIZ 153
Babúl
REGINO E. BOTI 162
Edward Burnett Tylor, uno de los principales fundadores
de la antropología social
LEIF KORSBAEK 170
Anáhuac o México y los mexicanos, antigos y modernos
EDWARD BURNETT TYLOR 177

DESDE L Y 27 185
Presentación de la revista Catauro 19 185
Cumpleaños setenta de Miguel Barnet 187
Palabras de María Teresa Linares 187
Presentación de libro Sociabilidad y cultura del ocio.
Las élites habaneras y sus clubes de recreo (1902-1930) 190
Presentación del libro Hacia una Antropología urbana
en Cuba 190
Conferencia del investigador y filólogo alemán
Hans-Otto Dill en la sede de la Casa Alejandro
de Humboldt 191
Evento XIX Feria Nacional de Arte Popular 191
Wemilere 2010 192
Obituario 192

EX LIBRIS 194
Familias y culturas en el espacio latinoamericano
JESÚS GUANCHE 194
La ceiba de la memoria
AMBROSIO FORNET 198
En el umbral del amor. La vida y obra del segundo beato
cubano: Fray José Olallo Valdés, O. H. (1820-1889)
MICHAEL COBIELLA GARCÍA 199

C A T A U R O
LL a revista Catauro, luego de presentar una serie de números de
carácter monográfico, pone a disposición de sus lectores una edi-
ción de temas de carácter histórico vinculados con la conformación de
la nacionalidad y el carácter del cubano y con ensayos dedicados a la
tradición del pensamiento humanista cubano.
En la sección “Contrapunteos” se abordan diversas investigaciones
antropológicas que ofrecen problematizaciones acerca de los compo-
nentes étnicos africanos en Cuba, por ser un tema abierto a nuevos
trabajos comparables con las Américas y el Caribe; un análisis valorativo
acerca de Martí en los Estados Unidos; el impacto que tuvo la propia
obra martiana en los estudios de Fernando Ortiz, así como sus
contribuciones en la lexicografía cubana; el racismo antichino en las
primeras décadas de la República cubana en ciernes; la presencia de
prestigiosos intelectuales en la Institución Hispanocubana de Cultura; y
qué hacer “Para formar un científico social en las condiciones actuales”.
El “Imaginario” propone un estudio sobre los yerberos de La Habana
por ser un tema muy recurrente entre las percepciones de la salud, la
enfermedad y las creencias populares; el modo en que se le ha rendido
culto a “La Virgen de la Caridad del Cobre en Yucatán” a partir de un
contacto sistemático entre la península mexicana y Cuba; la existencia
de diversos libros dedicados a los recetarios antillanos del siglo XIX,
como parte de una cultura alimentaria compartida; y una de las
construcciones rurales de mayores proporciones “La casa de tabaco
cubana”, esa que hace posible un adecuado secado para las hojas de la
planta más autóctona del país.
La sección “Archivo del Folklore” saca a la luz una incursión de
Fernando Ortiz en el cine documental, y se publica, por primera vez en
Cuba, la temprana presencia de Edward Burnett Tylor en la entonces
Isla de Pinos (1855), antes de visitar México y escribir Anáhuac
(Anahuac of Mexico and the Mexicans, Ancient and Modern,
Londres, 1861), en el que reúne valiosas observaciones sobre este
territorio. Este clásico del evolucionismo en antropología visitó Cuba y
narró sus vivencias.
La revista Catauro nos conduce por antiguos y renovados temas
que son parte de la sensibilidad antropológica y que sostienen la
importancia de sistematizar el proceso de la formación social de lo
cubano.

EL DIRECTOR

3
CATAURO
JESÚS GUANCHE
Contribution to the study of African ethnic components in Cuba
in 20th and 21st centuries
Abridgement of a chapter of Africanía y etnicidad en Cuba: los
componentes étnicos africanos y sus múltiples denominaciones
(Africanness and ethnicity in Cuba—The African ethnic components
and their multiple denominations). The efforts made by many writers
belonging to different generations to disentangle the complex ethnic de-
nominations given to Africans by the slave trade are studied. These
writers have tried to reveal the real identities of slaves in order to clearly
identify the important many-sided influences on Cuban national for-
mation. In many sources from early mid-16th century to the present
time 1 219 denominations of (African and créole) slaves have been
found and have served to identify and classify 86 strictly sub-Saharan
ethnonyms corresponding to the five areas being studied.

Durante más de siglo y medio diversos in-


vestigadores se han interesado por la múlti-
ple presencia africana en Cuba desde
variados campos disciplinares. Los geógrafos
Esteban Pichardo y José María de la Torre,
el naturalista Felipe Poey, el médico Henri
Dumont y el filólogo José Miguel Macías
realizaron diversas identificaciones matiza-
JESÚS GUANCHE
* Este artículo es una síntesis de los capítulos III y IV
Investigador. del libro Africanía y etnicidad en Cuba, los compo-
Miembro del Consejo
de Dirección nentes étnicos africanos y sus múltiples denomina-
de la Fundación ciones, Editorial Adagio, La Habana, 2009 y Edi-
Fernando Ortiz. torial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009.

4
CATAURO
das por el nivel de conocimientos del siglo tuales, va madurando en el proceso de inves-
XIX, pero sirvieron de precedente a las dife- tigación y profundización en diversos temas
rentes aproximaciones y clasificaciones rea- de interés. El estudio de los componentes ét-
lizadas a lo largo de los siglos XX y XXI. nicos africanos en la cultura cubana es tam-
El presente artículo sintetiza un capítulo bién un fiel reflejo de ese proceso.
del libro Africanía y etnicidad en Cuba: los En este campo temático encontramos tres
componentes étnicos africanos y sus múltiples aproximaciones que le sirvieron para abrir
denominaciones,1 en el que se valoran los es- nuevos intersticios sobre múltiples aspectos,
fuerzos realizados por varias generaciones de convertidos más tarde en ensayos, artículos,
autores que hemos tratado de deshilvanar monografías, auspicio de instituciones y re-
la compleja madeja de las múltiples deno- vistas.
minaciones étnicas dadas a los africanos por La primera de ellas se encuentra en Los
el comercio esclavista para develar sus ver- negros brujos (1906), donde aporta una re-
daderas identidades, con el objetivo expre- lación de veintiséis denominaciones. La
so de identificar de manera más precisa la mayoría de las cuales se refiere a topónimos
significativa influencia múltiple en nuestra vinculados con los puertos de embarque y a
formación nacional. los lugares de asentamiento o captura de afri-
canos esclavizados; en menor medida encon-
tramos etnónimos, cuya identificación le sirve
LAS TRES APROXIMACIONES para discrepar con otras obras consultadas. A
DE ORTIZ diferencia de sus antecesores decimonónicos,2
Ortiz emplea diversas fuentes históricas, geo-
La monumental obra de Fernando Ortiz (1881- gráficas, antropológicas y lingüísticas de au-
1969) ha estado indeleblemente subrayada tores belgas, franceses e ingleses que utiliza
por una muy importante dedicación al estu- para comparar y cotejar con las fuentes cuba-
dio de las tradiciones culturales africanas como nas existentes. Esta obra, aún muy marcada
parte sustancial de la formación histórica de por el positivismo lombrosiano,3 es un texto
la cultura cubana. Ortiz, como otros intelec- de juventud muy superado posteriormente,

1
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009.
2
Me refiero a las obras de Esteban Pichardo y Tapia (1799-1879) que publica en 1836 su Diccionario provin-
cial casi-razonado de vozes y frases cubanas, al geógrafo José María de la Torre (1815-1873), quien publica
en 1854 su Compendio de geografía física, política, estadística y comparada de la Isla de Cuba; al sabio Felipe Poey
Aloy (1799-1891) con su Geografía física y política de la isla de Cuba; al médico francés Henri Dumont (1824-1880)
y su Antropología y patología comparada de los negros esclavos, de 1876; y al filólogo José Miguel Macías (1832-1905)
que da a conocer en 1885-1886 su Diccionario cubano; etimológico, crítico, razonado y comprensivo de las voces
y locuciones del lenguaje común y del de las dicciones del nomenclador geográfico.
3
El médico y criminólogo italiano Cesare Lombroso (1835-1909) desarrolló a finales del siglo XIX una teoría
biológica muy sofisticada en la cual afirmaba que los delitos son cometidos por aquellos desde cuyo nacimiento
poseen ciertos rasgos físicos hereditarios reconocibles. La teoría de Lombroso fue refutada a comienzos del siglo
XX por el criminólogo británico Charles Goring. Este autor hizo un estudio comparativo entre delincuentes
encarcelados y ciudadanos respetuosos de las leyes, y llegó a la conclusión de que no existen los llamados “tipos
criminales” con disposición innata para el crimen. Los estudios científicos recientes han confirmado las tesis y
observaciones de Goring. Sin embargo, algunos investigadores siguen manteniendo que ciertas anormalidades en
el cerebro y en el sistema endocrino contribuyen a que una persona tenga inclinación hacia la actividad delictiva.

5
CATAURO
pero en este tópico, Ortiz parte de él para tomar conciencia al respecto y dejar abierto el
renovados propósitos. camino. Por esto, en Los negros esclavos vuelve
Cuando en 1916 publica Los negros escla- a reflexionar sobre algunas ideas esbozadas an-
vos, se aprecia una intensa y extensa conti- teriormente en Los negros brujos:
nuidad del tema, ya que en esa ocasión Los pueblos poderosos de la costa hacían
incluye ciento diez denominaciones, entre frecuentes y hasta periódicas incursiones en
principales y derivadas. En esa oportunidad las comarcas del interior para proporcionar-
amplía las fuentes y localiza mapas antiguos se, por el comercio o por la fuerza, materia
y obras de los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, de cambio para negociar con los hombres
él mismo reconoce la limitación del intento blancos que compraban hombres negros, los
cuando al final señala: cuales llegaban a Cuba denominados como
La precedente nota, desprovista de la originarios del puerto o región de su embar-
debida ordenación y depuración etnoló- que. Esto sucedía por ignorancia de la geo-
gica, acaso no esté completa. Pero basta grafía y de la etnografía africanas del interior,
observar la localización de dichos países, cosa nada de extrañar en los dos primeros
para poner de manifiesto la considerable tercios del siglo pasado, cuando los descu-
extensión de territorio que abarcó la tra- brimientos y exploraciones de aquel conti-
ta negrera en sus rapiñas. Más todavía. nente no había alcanzado el desarrollo que
Si se tiene en cuenta que bajo los nom- lograran después. Pero podía suceder
bres mencionados llegaban con frecuen- también, por el interés que solían tener los
cia a América negros del interior del negreros en escurrir castigos por haber im-
continente africano. Muchas veces, en portado negros procedentes de países cuya
la imposibilidad en que se encontraban importación estuviese prohibida, o por evi-
los negreros de llevar la especificación tar el bajo precio que ciertos negros alcan-
etnográfica hasta el extremo de la reali- zaban por su mala fama de levantiscos y
dad, los esclavos eran denominados se- rebeldes [...].5
gún el país en que se adquirían, aun Todo lo anterior contribuye a desbrozar el
cuando no fuere el de su nacimiento [...].4 camino para conocer los problemas del estu-
Una tercera aproximación la efectúa en dio de los componentes africanos en la for-
el Glosario de afronegrismos (1924), que, con mación etnosocial de Cuba. Resulta muy
un orden alfabético, se basa en los trabajos significativo que la obra de Ortiz sirva de estí-
anteriores e incluye ciento quince denomi- mulo a diversos estudios de sus contemporá-
naciones principales y otras cruzadas, en las neos y a posteriores trabajos de investigación.
que consulta nuevas fuentes respecto de los
textos antes publicados.
En ninguna de las tres relaciones Fernando EL IMPULSO DE PÉREZ BEATO
Ortiz se propone una sistematización de los
componentes étnicos africanos en Cuba, solo Motivado por la lectura reiterada de Los
pretende exponer la complejidad del tema, negros brujos6 de Fernando Ortiz, el gadita-

4
Fernando Ortiz (1916). Los negros esclavos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1987, pp. 56-57.
5
Fernando Ortiz (1906). Los negros brujos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1995, p. 57.
6
Pérez Beato hace referencia al Hampa afro-cubana, Madrid, 1906.

6
CATAURO
no Manuel Pérez Beato (1857-1920) pu- nía destinados al servicio doméstico; de ellos,
blica en 1910 un breve artículo sobre la “Pro- cinco eran menores de edad.
cedencia de los negros de Cuba”.7 Conscien- En esta relación aparece uno del norte
te de la complejidad del tema consulta otros de África (berberí) y otro procedente de la
documentos de la época colonial temprana península de Yucatán (Campeche),9 el res-
no referidos por Ortiz ni por otros autores y to abarca desde la parte más occidental de
encuentra datos de interés sobre las dife- África subsaharana hasta el área bantú, pa-
rencias entre los lugares y denominaciones sando por la Costa de los Esclavos hasta el
de procedencia de los primeros esclavos im- Calabar.
portados durante los siglos XVI y XVII respecto Estos trabajos fueron retomados por Fer-
de los que habían sido traídos a lo largo del nando Ortiz y otros autores en sus incursio-
siglo XIX. nes en el tema.
Sin una pretensión clasificatoria aporta
sesenta denominaciones étnicas de los dos
primeros siglos de colonización hispánica, de GRUPOS Y SUBGRUPOS
las cuales treinta no habían sido tratadas por CLASIFICADOS POR
Fernando Ortiz. Este primer acercamiento le LACHATAÑERÉ
facilita trabajar en un artículo mucho más
amplio sobre “La condición social de los ne- Otro significativo esfuerzo fue realizado por
gros en La Habana durante el siglo XVI”, pu- Rómulo Lachatañeré (1909-1951), quien en
blicado también en la Revista Bimestre Cubana.8 1939 da a conocer en la revista Estudios Afro-
Junto con los datos acopiados sobre la im- cubanos un artículo sobre los “Tipos étnicos
portación general de esclavos durante el africanos que concurrieron a la amalgama
referido siglo, evalúa el lento proceso de cre- cubana”, como parte de una serie de traba-
cimiento de la población de La Habana y la jos dedicados a El sistema religioso de los lucu-
gran escasez de africanos esclavizados. Sin mís y otras influencias africanas en Cuba.10
embargo, en 1575, cuando muere el rico Este autor se propone por primera vez “or-
vecino Antón Recio, tras fundar el primer denar en una clasificación a las tribus y pue-
mayorazgo de la Isla, aparece la proceden- blos de africanos conocidos en Cuba a causa
cia de los cuarenta y siete esclavos que te- de la esclavitud”.11 Para esto se basa en una

7
En El curioso americano, época 4, año 4, La Habana, marzo y abril de 1910; y en Revista Bimestre Cubana,
vol. 5, La Habana, 1910:161-163.
8
Vol. XVII, La Habana, 1922:266-294.
9
La reimportación de esclavos africanos y descendientes desde América continental y el Caribe fue común
durante toda la época del tráfico esclavista. Véase J. Guanche. Cuba en el tráfico esclavista transamericano
y caribeño a través de las denominaciones de procedencia. Ponencia en el Seminario Internacional La Ruta
del Esclavo. Comisión Nacional Dominicana de la Ruta del Esclavo. Hotel V Centenario, Santo Domingo,
24 al 27 de marzo de 2004 y “Cuba en el tráfico esclavista transamericano y caribeño: nuevas aportaciones”,
en Anales del Caribe, La Habana, 2007:223-246.
10
Estos artículos fueron vueltos a publicar por la revista Actas del Folklore en 1961, nos. 2 al 8, La Habana.
11
Todas las referencias a este texto han sido tomadas de Actas del Folklore, La Habana, no. 3, 1961:5-12.

7
CATAURO
parte de lo hasta entonces realizado por Fer- conocidos en Cuba como lucumí oyó, lucumí
nando Ortiz (1916) y Manuel Pérez Beato arará y lucumí gangá, pero sin indicar fuen-
(1910),12 junto con otras fuentes inglesas y tes. De los primeros solo señala su filiación
norteamericanas que le sirven de orienta- yoruba, la antigua relación con otras cultu-
ción y comparación. ras norafricanas y los posteriores nexos con
La nueva propuesta de clasificación, a el vocabulario de sus descendientes criollos
diferencia de las de Dumont y De la Torre, en Cuba.
está limitada al África Occidental. Tras el Dedica un epígrafe a los mandinga y gan-
referido trabajo de Lachatañeré no se vuel- gá, en tanto denominaciones de africanos
ven a realizar intentos de clasificación has- muy asociadas con los orígenes de la trata
ta mediados de los años 90. trasatlántica. Sin embargo, señala que “man-
dingas, manis y gangás, son, exactamente,
los mismos grupos étnicos”.14 Para intentar
LA LABOR DIVULGATIVA la demostración de su aseveración alude a
DE MARTÍN supuestas analogías etimológicas entre los
términos y no a su relación con los lugares
También en 1939 el periodista Juan Luis de captura, concentración y embarque.
Martín (1898-1973) publica las conferencias La deducción de Martín, solo por la vía
pronunciadas en el Círculo de Bellas Artes lingüística, es errónea, ya que si bien resul-
y en la “Logia Fraternidad y Constancia” con ta importante considerar las variaciones eti-
el título De dónde vinieron los negros de Cuba. mológicas de los vocablos de una lengua a
Los mandingas, gangás, carabalís y ararás: su otra, en el caso del tráfico esclavista hay que
historia antes de la esclavitud. enfatizar en cómo influyeron los lugares del
Basado en obras de reconocidos africa- tráfico (ríos, embarcaderos, sitios de concen-
nistas como Leo Frobenius (1873-1938) y A. tración) en el condicionamiento de deno-
B. Ellis, pero sin hacer referencias a fuentes minaciones comerciales para los pueblos
específicas,13 asocia el desarrollo de las civi- africanos que fueron sometidos a este holo-
lizaciones nigerianas con el antiguo Egipto, causto.
pero no con el simple sentido unidireccio- En Cuba, aunque las denominaciones se
nal concebido por la escuela difusionista, que entrecruzan constantemente, pueden des-
creía que los rasgos culturales tienen un lindarse componentes étnicos bien diferen-
único origen a partir del cual se expanden ciados. Entre los que reporta como gangá,
geográficamente y son adoptados por otras Martín refiere los “Mina, Popó, insuru, oyesa,
sociedades, sino en una interacción mutua. tacuá, arriero, fay, bombali, ñadejuma, ta-
En relación con los lucumí (a quienes no verofu, gimbujuá, gorá, bucheg, bromu, coso,
se refiere en el título del trabajo) alude a los cramo, longobá, moní, kissi, firé, maní y
12
Lachatañeré no hace referencias a Los negros brujos de Ortiz (1906), ni a “La condición social de los negros
en La Habana durante el siglo XVI” de Pérez Beato (1922).
13
Por el tema considero que se refiere a la obra de L. Frobenius. Der Ursprung der afrikanischen Kulturen
(El origen de las culturas africanas), Berlín, 1898; y de A. B. Ellis. The Yoruba Speaking Peoples of the Slave
Coast (Los pueblos yorubahablantes de la Costa de los Esclavos), Londres, 1894.
14
Juan Luis Martín. De dónde vinieron..., 1939, p. 16.

8
CATAURO
popó”,15 pero sin un atisbo de sistematiza- fo o Yolofo, Mandinga, Manicongo, Mimi-
ción, ya que el último lo repite al inicio y no gola, Mozambique, Nalú, Mozambo, Mosom-
los identifica. bo, Zape, Zembo o Zambo”.17
A diferencia de todos los trabajos ante- En estas treinta y tres denominaciones,
riores, Martín trata de relacionar los nom- ordenadas alfabéticamente, la autora pone
bres de varias sociedades masculinas abakuá en evidencia las variaciones en las trans-
de La Habana con un conjunto de denomi- cripciones como un hecho muy frecuente
naciones étnicas del área del Calabar a par- en los documentos de la época; al mismo
tir del libro de Roche Monteagudo sobre La tiempo llama la atención, ante el predomi-
policía y sus misterios en Cuba. nio de esclavos del área bantú y de Sene-
gambia que: “No aparece en estas menciones
un solo lucumí, que tanto se importarían a
ACERCAMIENTO A LOS Cuba dos siglos más tarde, y de los arará,
ESCLAVOS Y HORROS EN LA numerosos en el siglo XIX, solo encontramos
HABANA DEL SIGLO XVI una en el Libro Baraja”.18 Más adelante apor-
ta otras denominaciones cuando se refiere a
En la Miscelánea de estudios dedicados a Fer- los esclavos identificados como “criollos”,
nando Ortiz por sus discípulos, colegas y ami- procedentes de “Canarias, de la Española,
gos, María Teresa de Rojas (1902-1987), da de Cartagena, San Tomé, Honduras; uno
a conocer en 1956 “Algunos datos sobre los portugués y un tal Mateo, “moreno espa-
negros esclavos y horros en La Habana del ñol”.19
siglo XVI”,16 a partir de las Actas Capitula-
res (1550), el Archivo de Protocolos (1578)
y el Libro Baraja de la Catedral de La Ha- LAS CONTRIBUCIONES DE
bana (1590). Sin un propósito identifica- DESCHAMPS
dor hace referencia a las denominaciones
de africanos esclavizados que aparecen en En 1969 Pedro Deschamps Chapeaux (1913-
las fuentes, tales como: “Anchica, Angola 1994) publica un artículo sobre “Marcas tri-
o Engola, Arará, bañol o bañón, Biafra o bia- bales de los esclavos en Cuba”20 a partir de
fara o biara, Biocho o biojo o bicho, brán o los datos correspondientes a los esclavos pró-
brani o brant, Calabarí, Cazango, Congo, fugos reportados en el Diario de La Habana
Cucana, Embo, entre Angola y Congo, Jolo- entre 1821 y 1824.
15
Ibídem, p. 18.
16
En Miscelánea de estudios dedicados a Fernando Ortiz por sus discípulos, colegas y amigos, vol. II, La Habana,
1956, pp. 1275-1287.
17
Ibídem, p. 1278.
18
Ibídem, p. 1278. El Libro Baraja es el primero de los libros parroquiales porque están mezclados todos los
registros de bautismos, matrimonios y entierros, sin una distinción aún entre “Blancos o españoles” y “Pardos
y morenos”.
19
Ibídem, p. 1279.
20
Etnología y Folklore, no. 8, La Habana, 1969:65-78.

9
CATAURO
Junto con las marcas corpóreas (escarifi- versa procedencia étnica por la propie-
caciones), que es el objetivo central, apare- dad de inmuebles y su estudio hace posible
cen diversas denominaciones étnicas y, en descubrir nuevas denominaciones no repor-
esa oportunidad, reporta algunas que no tadas anteriormente. Deschamps no se pro-
habían sido referidas por los estudios ante- puso una sistematización de estas, ya que el
riores. Tales son las de congo muriaca, lucu- objetivo de la obra es otro más abarcador.
mí aguza, guari, jausá, carabalí macuá, ososo, Aunque el autor tampoco aborda la identi-
mandinga osusu. Todo esto no es más que ficación étnica de estas denominaciones,
un elemental punto de partida para un pro- representa una significativa contribución,
pósito mayor. pues parte de fuentes no consultadas con
En 1970 Deschamps obtiene el Premio tales propósitos.
Ensayo de la UNEAC con El negro en la eco-
nomía habanera del siglo XIX. El propio autor
señala al respecto: VALDÉS BERNAL Y LOS GRUPOS
El período de 1820 a 1845 es, a nuestro ETNOLINGÜÍSTICOS
juicio, el que presenta con más detalles, SUBSAHARANOS
documentalmente respaldados, la impor-
tancia que dentro del campo de la eco- El destacado lingüista Sergio Valdés Bernal
nomía habanera, alcanzaron algunos (1943) da a conocer en 1985 un estudio so-
negros y mulatos libres, importancia que bre las “Dificultades para la identificación
no puede desconocerse.21 de los grupos etnolingüísticos subsaharanos
La estrecha relación que posee la población introducidos en Cuba durante la esclavi-
libre afrodescendiente con la constitución de tud”22 donde subraya que “casi todas las fa-
los batallones de “pardos” y “morenos” leales milias lingüísticas subsaharanas estuvieron
de La Habana, el dominio de oficios claves presentes en la gran masa de esclavos traí-
como músicos, maestros, sastres, carpinte- dos a las Américas”.23
ros-ebanistas, barberos-dentistas y coma- En el caso de Cuba destaca los trabajos
dronas o parteras, y la posesión de inmuebles realizados en el siglo XIX por Pichardo, Ma-
para sus asociaciones, le conduce al estu- cías, De la Torre y Dumont (ya referidos) y
dio de los cabildos de africanos y descen- durante la primera mitad del siglo XX los efec-
dientes. tuados por Pérez Beato, Ortiz, Martín y La-
La ubicación de los cabildos, denomina- chatañeré. Tras evaluar cada uno de ellos
dos entonces “de nación”, le permite dar a concluye que:
conocer diversas denominaciones étnicas no Si bien es cierto que estos trabajos cons-
registradas por Ortiz ni Lachatañeré, que tituyen un aporte al conocimiento de los
son las fuentes publicadas que emplea. componentes étnicos de origen subsaha-
Varios legajos del Archivo Nacional de rano en Cuba, hoy día no satisfacen las
Cuba refieren litigios entre cabildos de di- necesidades de las investigaciones respec-

21
Ediciones Unión, La Habana, 1970, p. 11.
22
En Anuario L/L, no. 16, La Habana, 1985, pp. 345-356.
23
Ibídem, no. 345.

10
CATAURO
to del legado lingüístico de ese origen en LOS TRABAJOS DE LÓPEZ VALDÉS
el español de Cuba, más bien sirven de
punto de partida para ulteriores investi- En 1986, Rafael L. López Valdés (1940) pu-
gaciones.24 blica dos trabajos basados en el estudio de los
Posteriormente resalta las reflexiones crí- componentes africanos y sus descendientes
ticas realizadas por López Valdés25 acerca de en archivos parroquiales y otras fuentes. El
la distinción conceptual sobre los etnónimos primero de ellos trata sobre la “Pertenencia
y las denominaciones étnicas para compren- étnica de los esclavos de Tiguabos (Guantá-
der la diversidad de términos que aparecen namo) entre los años 1789 y 1844”.32 Funda-
y sus dificultades de identificación y clasifi- mentado principalmente en los libros de
cación. Considera, con razón, que: bautismos, aporta una lista de 62 denomina-
Realmente, para los etnógrafos es un ver- ciones étnicas que le sirven de referencia para
dadero dolor de cabeza desentrañar esta relacionarlas con los etnónimos correspon-
madeja de denominaciones étnicas y de dientes, su cantidad y el porciento del total.
etnónimos, en aras de poder precisar cuál Posteriormente los clasifica según las cinco
ha sido el verdadero aporte de los pue- principales regiones de procedencia de es-
blos subsaharanos a la formación de las clavos africanos hacia Cuba; es decir:
naciones en el Nuevo Mundo.26 • Zona I. Entre Cabo Blanco y Cabo Pal-
En las décadas más recientes nuevas in- mas en la Guinea Superior, desde el ac-
vestigaciones al respecto han enriquecido tual Senegal hasta Liberia;
este importante campo del conocimiento, • Zona II. Costa de Oro, desde Costa de
tales como los trabajos de Lidia González Marfil a Ghana;
Huguet y Jean René Baudry,27 José García • Zona III. Costa de los Esclavos, desde
González,28 Cándida Judith de Quesada Togo hasta Camerún;
Miranda, Gema Valdés Acosta y J. García • Zona IV. Entre Cabo López y Cabo Ne-
González,29 el propio autor30 e Isabel Martí- gro, desde Gabón hasta el sur de An-
nez Gordo.31 gola; y

24
Ibídem, p. 348.
25
Componentes africanos en el etnos cubano, 1985, pp. 50-73.
26
Ob. cit., p. 352.
27
“Voces ‘bantú’ en el vocabulario palero”, en Etnología y Folklore, no. 3, La Habana, 1967:31-64.
28
“Remanentes lingüísticos musundis: un estudio descriptivo”, en Islas, no. 4, Santa Clara, 1973, pp. 195-246.
29
“Descripción de remanentes de lenguas bantúes en Santa Isabel de las Lajas”, en Islas, no. 8, Santa Clara, 1974,
pp. 67-85.
30
“Las lenguas africanas y el español coloquial de Cuba”, en Santiago, no. 31, Santiago de Cuba, 1978, pp. 81-110.
31
“Lengua bozal como lengua criolla: un problema lingüístico” en Santiago, no. 46, Santiago de Cuba, 1982,
pp. 47-53.
32
Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, año 77, no. 3, La Habana, pp. 23-83; septiembre-diciembre
de 1986, pp. 23-60.

11
CATAURO
• Zona V. Costa oriental de África, que con el propósito de obtener autorización para
incluye principalmente el área de Mo- consultar esta importante fuente de infor-
zambique. mación en La Habana. Se autorizó casi in-
mediatamente. En ese momento, López
El segundo trabajo se refiere a “Notas para Valdés coordinaba la realización del Atlas
el estudio etnohistórico de los esclavos lu- etnográfico de Cuba por el Centro de Antro-
cumí de Cuba”.33 Basado en fuentes orales pología35 y ambos participábamos en el tema
propias de la práctica religiosa del complejo de historia étnica de Cuba. Él trabajaba en
ocha-ifá y en varias fuentes escritas de ar- el estudio de los componentes africanos y yo
chivos históricos y parroquiales, en libros de en los componentes hispánicos. Paralela-
viajeros y costumbristas, refiere 137 deno- mente, un colectivo de autores del Centro
minaciones que aparecen con el rubro ge- de Investigación y Desarrollo de la Música
nérico de lucumí.34 Cubana36 nos encontrábamos elaborando el
De modo análogo al anterior trabajo, es- Atlas de los instrumentos de la música folclóri-
tablece la relación entre los etnónimos afri- co-popular de Cuba, y yo debía realizar el tema
canos con las denominaciones étnicas que encabezaría la obra; es decir, “El pobla-
conocidas en Cuba. Aunque la mayoría de miento de Cuba: aspectos etnodemográfi-
las denominaciones étnicas (48,15 %) son cos”. De manera que hubo que simultanear
identificadas con el conglomerado étnico yo- varios objetivos de investigación: trabajar
ruba, también entraron en Cuba con esta una muestra previamente diseñada sobre
denominación personas esclavizadas perte- componentes hispánicos y obtener otra in-
necientes a los pueblos adja, achanti, baji, formación muestral sobre componentes
bariba, basange, bonda, edo, ekoi, fon, fulani, africanos, cuyos datos primarios cedimos pos-
gbari, hausa, ibo, ijaw, malinke, mossi y nupe. teriormente a López Valdés para complemen-
Solamente no pudo identificar quince de- tar lo que ya venía realizando en otros
nominaciones étnicas, pero lo más represen- archivos del país. De este trabajo aparece
tativo es el amplio alcance pluriétnico de la una síntesis cartográfica en el CD-ROM
denominación genérica lucumí, no asociable Atlas etnográfico de Cuba: cultura popular tra-
de modo simple con el etnónimo yoruba, dicional.37
como de inicio creyó Fernando Ortiz. Los trabajos anteriores le sirvieron de an-
Después, López Valdés y yo sostuvimos una tecedente para la publicación en 2002 del
entrevista con el entonces arzobispo de La libro Africanos de Cuba con el apoyo del
Habana, hoy Cardenal, Jaime Ortega Ala- Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico
mino, con el objetivo de valorar la significa- y el Caribe y el Instituto de Cultura Puer-
ción de los archivos parroquiales de Cuba y torriqueña. Esta obra representa una impor-
33
Anales del Caribe, no. 6, La Habana, 1986, pp. 54-74.
34
De hecho son 135 pues dos aparecen repetidas: 57 y 62, 131 y 135, pero ello no demerita el ingente esfuerzo
y sus significativos resultados.
35
Perteneciente al Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.
36
Perteneciente al Instituto Cubano de la Música, del Ministerio de Cultura de Cuba.
37
La Habana, 2000.

12
CATAURO
tante contribución al estudio de los compo- de aprovisionamiento de esclavos en África
nentes africanos en Cuba desde el punto de propuestas por R. Mellafe para esa época,
vista etnohistórico, así como a la continui- las que se van desplazando cronológicamen-
dad de su identificación y clasificación. te de norte a sur:
Tras varias décadas de trabajo en Cuba y I. Mauritania: parte norte del continen-
en otros países de América y Europa, López te africano, Canarias y Cabo Verde
Valdés aborda el análisis de los componen- [...].
tes étnicos asociados a la trata trasatlántica II. A fines del siglo XVI la gran factoría
en siete capítulos: I. Bilad-as-Sudán, corres- negrera es São Tomé, que dominaba
pondiente a la parte más occidental de África el actual Camerún y parte del Congo
al sur del Sahara; II. Los ríos de Guinea, en [...].
los que refiere los pueblos africanos involu- III. La caída de São Tomé en 1600 hizo
crados en el tráfico de esclavos; III. Costa que los portugueses desarrollaran un
de oro y De los Esclavos; IV. Los reinos Daho- importante centro negrero al sur del
meyanos; V. Bajo el signo de Oyó, donde se río Congo, incluyendo toda la región
concentra la mayor intensidad del tráfico de Angola [...].
hacia Cuba; VI. Al Este del Níger, destinado IV. Esta zona abarca toda la región suro-
a los grupos que entran en Cuba con el nom- riental de África y los territorios asiá-
bre genérico de carabalí; y VII. Congos y ma- ticos y de Oceanía en el ámbito del
cuás, dedicado al área bantú y su importante Índico [...].39
vínculo con el comercio de esclavos. Inclu-
ye un importante conjunto de denomina- De acuerdo con los datos que aporta el
ciones de africanos en Cuba, pero enfatiza autor se evidencia un desplazamiento del
mucho más en las áreas V, VI y VII que en tráfico esclavista de las zonas II (32 %)
el resto. —de predominio biafara— y III (32,8 %) —de
predominio bran y zape— durante el siglo XVI,
hacia las zonas IV (39,4 %) —de predomi-
DE LA FUENTE Y LOS ESCLAVOS nio arará y congo— y V (26,7 %) —de pre-
DE LOS SIGLOS XVI Y XVII dominio angola— durante el siglo XVII.
Tal como reflejan otras fuentes, también
También en 1986 la revista Anales del Cari- se observa un tráfico esclavista temprano
be publica un importante trabajo de Alejan- procedente de otras regiones de Europa co-
dro de la Fuente García (1963) sobre las mo España y Portugal, y de América como
“Denominaciones étnicas de los esclavos Barbados, Campeche, Cartagena, Cuenca,
introducidos en Cuba. Siglos XVI y XVII”.38 Curazao, Florida, Honduras, Jamaica, Ma-
Basado en los protocolos notariales del Ar- racaibo, Martinica, Nueva España, Panamá
chivo Nacional de Cuba y en archivos parro- y Santo Domingo, algunos de los cuales eran
quiales, identifica 41 denominaciones que importantes centros de depósitos y distribu-
clasifica según las seis zonas fundamentales ción de esclavos en el continente.

38
Anales del Caribe, no. 6, La Habana, 1986, pp. 75-96.
39
Ob. cit., pp. 77-78.

13
CATAURO
Este trabajo contribuye a subrayar la com- Al plantearse una nueva clasificación
pleja heterogeneidad del tráfico esclavista y para su área de estudio se apoya en las co-
su muy diversa distribución en la Isla. nocidas obras de Murdock43 y Hrbek,44 así
como en uno de los trabajos del Instituto de
Etnografía “Miklujo Maklai” de Moscú, pu-
EL ESTUDIO MUESTRAL DE blicados en la colección Problemas del Mun-
CREMÉ RAMOS do Contemporáneo.45
Agrupa las denominaciones en tres nive-
En 1994 la historiadora Zoe Cremé Ramos les, que de hecho se entrecruzan:
(1957) publica un folleto acerca del Pesqui- a) las referidas a comunidades metaétnicas:
saje sobre la procedencia de los esclavos en la balante, bambará, kongo, ibo, makuá,
Jurisdicción de Cuba entre 1792-1838. Está hatan, mongo, fula, mandinga.
basado en una parte de la información exis- b) Las que designan topónimos: Angola,
tente en el Archivo Histórico Provincial de Costa firme, Carabalí, Cabo Verde, Mina,
Santiago de Cuba, de modo particular en Mozambique, Guineos.
“los Protocolos Notariales, los fondos del c) Las que “no fue posible precisar”: ara-
Juzgado de El Caney, los del Juzgado de Pri- rá, lucumí, apa, bibí, brícamo, ganga, tfoli,
mera Instancia y en los Testamentos, Inven- ygora.
tarios, Cartas de Libertad y Contratos de
Compra-Venta de Esclavos”.40 Añade, además, otras denominaciones
El estudio abarcó una amplia muestra como jamba, otambo, polan y atavá, que no
de 7 236 esclavos, de los que aparecen 49 pudo localizar en las fuentes consultadas.
denominaciones étnicas. Con el objetivo de El anterior criterio taxonómico, sin dejar
comparar lo encontrado con trabajos pre- de ser otra aproximación, es muy cuestiona-
cedentes, la autora analiza uno de los tex- ble, pues en el contexto cubano una deno-
tos de Fernando Ortiz41 y el ya referido de minación como kongo, por ejemplo, que
Rómulo Lachatañeré.42 Tras señalar las difi- también aparece transcrita con c (congo),
cultades propias para abordar este enreve- tuvo una evidente acepción geográfica en
sado tema, compara las denominaciones relación con la gran arteria fluvial por don-
registradas en esa ocasión por Ortiz, res- de eran embarcadas miles de personas de
pecto del intento clasificatorio realizado muy diversa pertenencia étnica. En este sen-
por Lachatañeré. tido, los etnónimos referidos en el acápite a)

40
Ob. cit., p. 3.
41
Los negros esclavos (1916), ya referidos anteriormente.
42
Tipos étnicos... (1939).
43
George Peter Murdock. Africa, It’s Peoples and Their Culture History. Mc Graw-Hill Book Company, New
York, 1959.
44
Iván Hrbck. “A list of african etnonymes”, en African Toponyme and Etnonyme, Unesco, 1984, pp. 140-149.
45
Colectivo de autores. Situación etnográfica del mundo actual. Colección Problemas del Mundo Contemporáneo,
Academia de Ciencias de la URSS, Moscú, 1985.

14
CATAURO
no son comunidades metaétnicas, sino et- GUANCHE Y LOS COMPONENTES
nias con todas las complejidades y caracte- ÉTNICOS AFRICANOS
rísticas que poseen. De igual modo, las
denominaciones de Carabalí y Mina, por En 1996 la Colección La Fuente Viva de la
ejemplo, no solo son topónimos, sino que su Fundación Fernando Ortiz publica mi libro
contenido es metaétnico, pues ambos deno- Componentes étnicos de la nación cubana, cuyo
tan importantes centros de confluencia de cuarto capítulo está dedicado a los “Compo-
esclavos de muy diverso origen. Los que apa- nentes étnicos africanos”. Por esos años ve-
recen en el epígrafe c) son clasificables pero níamos trabajando simultáneamente en los
con otro criterio taxonómico a partir de la textos de “Historia étnica de Cuba”, que fi-
correlación con una muestra de denomina- nalmente realizamos junto con la doctora Ana
ciones más abarcadora que incluya todas las Julia García Dally, para el Atlas etnográfico de
variantes de transcripción posibles. Cuba, y en el de “El poblamiento de Cuba:
Independientemente del punto de vista aspectos etnodemográficos”, para el Atlas de
empleado, lo más significativo del trabajo, a los instrumentos de la música folclórico-popular
diferencia de otros, es que la autora incluye de Cuba. Al calor de las discusiones carto-
en la muestra la numerosa población afro- gráficas y del resto de los textos de ambos
descendiente registrada como criolla (2 831; atlas, nos dimos a la tarea de sistematizar el
es decir, el 39,12 % del total) lo que refleja conjunto de denominaciones étnicas africa-
el intenso tráfico intracaribeño hacia y des- nas en Cuba y presentamos una tabla resu-
de Santiago de Cuba. Este trasvase huma- men sobre la “Pertenencia étnica y lingüística
no enriqueció, sin duda, el cosmopolitismo de los principales grupos de esclavos africa-
multilingüe de la ciudad y sus áreas colin- nos en Cuba”. Esta tabla, aún muy lejos de
dantes. De ellos, el 52,20 % son nacidos en agotar el tema, parte de un criterio taxonó-
Cuba, mientras que el resto procede de mico receptivo, es decir, inmigratorio, por ello
Haití (Saint Domingue) y Santo Domingo, se ordena desde la denominación metaétni-
Jamaica, Puerto Rico, Colombia (Cartage- ca conocida en Cuba, luego la relaciona con
na de Indias, Santa Marta), Venezuela el etnónimo de origen en África, su ubica-
(Maracaibo) y Curazao, y otros territorios ción por países actuales donde residen estas
de habla francesa, holandesa, inglesa y por- etnias, el por ciento de cada una que vive en
tuguesa. el país, la pertenencia lingüística y otras de-
En el caso de las denominaciones étnicas nominaciones referidas en Cuba y en sus lu-
de africanos, lo más importante es que este gares de origen.
trabajo aporta trece denominaciones nue- Se identifican ocho denominaciones me-
vas respecto de las 38 registradas. A dife- taétnicas agrupadas por orden alfabético:
rencia de otras áreas del país, la presencia arará, carabalí, congo, gangá, lucumí, macuá,
etnolingüística bantú asciende al 55,34 %, mandinga y mina, cuyo alcance semántico
si consideramos denominaciones étnicas envuelve diversas denominaciones étnicas
como congo, mongo, makuá, mondongo, y etnónimos. Se clasifican apenas una trein-
motembo, angola, kuba y mozambique. tena de etnónimos principales en África res-
Este trabajo constituye un significativo pecto de cada denominación genérica y se
esfuerzo en la identificación de los compo- relacionan solo unas 229 denominaciones
nentes africanos en Santiago de Cuba. conocidas en Cuba, lo que se encuentra muy

15
CATAURO
lejos aún de una sistematización más abar- nominaciones étnicas, oficios, ocupaciones,
cadora. En esta oportunidad también se in- precios, descripciones físicas y lugares de pro-
cluyen algunas denominaciones encontradas cedencia o de pertenencia de esclavos afri-
como resultado de la compra-venta de es- canos y criollos. Esta información hace posible
clavos en las Américas y el Caribe. ampliar y comparar lo ya estudiado por otros
Este paso inicial nos permitió combinar, autores y detallar el trasiego de embarcacio-
con una muestra mucho mayor, los puntos nes desde África, las Américas y el Caribe.
de vista de la emigración forzada desde Áfri- En el texto también se describen, de modo
ca respecto de la visión inmigratoria en re- muy somero, las “etnias y procedencias de
lación con la diversidad de denominaciones los esclavos africanos” a partir de algunas
y su nueva propuesta de clasificación. fuentes representativas de los siglos XIX y XX,
La búsqueda de nuevas fuentes y diver- aunque se enfatiza en la indudable signifi-
sos trabajos realizados por autores naciona- cación de la prensa periódica.
les y de otros países ha sido una motivación
básica para replantearnos la temática desde
una perspectiva más abarcadora y compleja. PRESENCIA BANTÚ EN
SANTIAGO DE CUBA

NÚÑEZ JIMÉNEZ Y LA PRENSA En el año 2000 la revista Del Caribe publica un


PERIÓDICA COLONIAL interesante trabajo de Rebeca Calderón, Elsa
Almaguer y Milagros Villalón46 sobre la pre-
Al frente de un colectivo de colaboradores, sencia de africanos de origen bantú en la anti-
en 1998 Antonio Núñez Jiménez (1923- gua jurisdicción de Santiago de Cuba entre
2000) publica Los esclavos negros. En el tex- 1823 y 1855. A partir de los documentos exis-
to se anexan 1 294 anuncios de compra, tentes en el Archivo Histórico Provincial de
venta y alquiler de esclavos, junto con la Santiago de Cuba en los fondos del Gobierno
entrada de embarcaciones que conducían Provincial de Oriente, el Juzgado de Primera
este tipo de mercancía humana para ser co- Instancia, los Protocolos Notariales y la Ano-
locada y vendida en los barracones cerca- taduría de Hipotecas, las autoras obtienen 63
nos al puerto de La Habana. denominaciones con una importante tabla que
Los anuncios son tomados de El Papel Pe- incluye 10 959 esclavos.
riódico de la Havana (1790-1805), El Aviso, Según los criterios de clasificación lingüís-
Papel Periódico de la Havana (1807-1808), El tico-cultural incluyen el 35 % de proce-
Aviso de la Havana (1809-1810), Diario de la dencia bantú, el 27,1 % carabalí, el 16 %
Habana (1810-1870), Diario del Gobierno de mandinga y el 28 % restante lo relacionan
la Habana (1812-1834), Gaceta de La Habana con “otras etnias”. Aunque el agrupamien-
(1849-1868) y Diario de la Marina (1879-1886). to clasificatorio es incorrecto en algunos
En ellos se ofrece un amplio panorama de de- casos,47 los datos recopilados constituyen
46
“Bantúes en la jurisdicción de Cuba: consideraciones tipológicas”, en Del Caribe, no. 31, Santiago de Cuba,
2000, pp. 60-65.
47
Los que incluyen como cacandas y maní no son bantúhablantes, sino que se corresponden con otras áreas
y etnias de procedencia. Los primeros son kwahablantes en tanto los yoruba y los mani se ubican en las lenguas
del Atlántico Occidental.

16
CATAURO
una importante fuente primaria de infor- Aunque el trabajo no aporta denomina-
mación, ya que aportan nuevas denomi- ciones nuevas respecto de estudios anterio-
naciones respecto de todos los estudios res, si enfatiza en el papel de las imprecisiones
anteriores. de los documentos como situación que com-
plica el estudio de los componentes africa-
nos en el área central de Cuba, a la vez que
AFRICANOS EN RANCHUELO corrobora la reiteración de nombres genéri-
cos de africanos de acuerdo con las relacio-
El propio número de la revista Del Caribe nes de compra-venta y con la falta de
publica otro artículo de Silvia Padrón Jo- atención de quienes debían escribir los re-
met y Tania Bonachea Macías sobre los gistros.
asentamientos de africanos y descendien-
tes en Ranchuelo entre 1818 y 1874.48 So-
bre una muestra de 2 592 personas se observa PORTUONDO ZÚÑIGA Y LOS
un amplio predomino de los identificados CABILDOS SANTIAGUEROS
como “guineos” (67,32 %), mientras que
el 32,68 % restante se distribuye entre otras Nuevamente la revista Del Caribe publica
trece denominaciones, algunas de ellas un significativo artículo de Olga Portuondo
muy imprecisas como “África” y “Costa de Zúñiga sobre los “Cabildos negros santiague-
África”. ros” en los que se aportan algunas denomi-
En relación con las principales denomi- naciones ya conocidas y otras nuevas por su
naciones las autoras señalan: transcripción.
La entrada de guineos aumenta entre A partir de la información contenida en
1831 y 1860, lo que indica que ellos cons- el Archivo del Arzobispado de Santiago de
tituyeron la principal mano de obra en la Cuba se registran varios cabildos de “mo-
fabricación de azúcar de los ingenios exis- renos” vinculados con la Iglesia Católica
tentes. [...] Hay una gran parte de los durante el siglo XIX. Tal como señala la au-
esclavos, representados en un 17,44 %, tora:
de los que solo se conoce su origen afri- Las iglesias de Santiago privilegiadas con
cano, a muchos se les denomina de na- la presencia de uno o varios cabildos de
ción o de África, sin otra referencia, ya nación fueron, en primer lugar, la de San-
sea por desconocimiento del dueño o por- to Tomás; en segundo, la de Trinidad;
que el escribano de los registros no consi- luego la de San Francisco y la del Car-
deró necesario especificar más. [...] La men. Las dos primeras se encontraban
costa de África resulta del mismo modo en los límites de barrios donde residían
una procedencia imprecisa, lo cual con- morenos y mulatos libres. Allí se esta-
firma la idea de que lo que aparece regis- blecieron las casas templos en las que se
trado no es esencialmente la etnia, sino levantaba un altar criollo para colocar
solo el lugar de embarque para el conti- la imagen patronal, por lo general una
nente americano.49 advocación mariana. De modo que la

48
“Asentamientos africanos en Ranchuelo”, en Del Caribe, no. 31, Santiago de Cuba, 2000, pp. 76-80.
49
Ob. cit., pp. 78-79.

17
CATAURO
carrera procesional organizada por los ca- NOVOA BETANCOURT
bildos de nación hacía el recorrido en- Y LOS ESCLAVOS DE HOLGUÍN
tre la iglesia correspondiente y la casa
templo, residencia permanente de la pa- En 2001 se publica el premio de la ciudad
trona.50 1998, obtenido por el historiador José Novoa
Entre los cabildos registrados como con- Betancourt por el libro Los esclavos en Hol-
go se conocieron los brúcamo, tiberé y cacan- guín (1720-1867). Estudio socio semográfico,
da. El primero se encontraba bajo la donde localizan 1 160 orígenes de esclavos
advocación de la Virgen de Santa Inés y el documentados comprados y vendidos en
segundo bajo el patronato de la Virgen de la Holguín entre los años 1746-1817. De ellos,
Caridad del Cobre. Del tercero no hace re- el 25,5 % eran criollos y el resto, africanos.
ferencia. De los registrados como “bozales” sólo en
El cabildo registrado como cangá (posible el 43,3 % aparecen denominaciones. Em-
transcripción de gangá) era portador de plea como fuentes principales los protoco-
Nuestra Señora de Loreto. los notariales y el Archivo Parroquial de
Entre los cabildos inscritos como cara- la Catedral de San Isidoro de Holguín en-
balí, aparecen los osese, izuana y elugo (to- tre 1778-1822.
dos con transcripciones distintas respecto De este modo aporta 22 denominaciones
de las registradas por otras fuentes). Los de las cuales diez se reportan por primera vez
osese tenían como patrona a Nuestra Se- en este tipo de estudios en Cuba. Aunque
ñora de Santa Bárbara; los izuana se en- realiza un encomiable esfuerzo de identifica-
contraban bajo la advocación de san Juan ción, es lógico que al menos en ocho de los
Nepomuceno; y los elugo tenían a Nuestra casos no haya encontrado información.
Señora del Carmen.
El cabildo mandinga tenía su patrona
(pero la autora no identifica la imagen) y GÓMEZ GUERRA Y LOS
su área de recorrido procesional bien deli- ESCLAVOS DE CAMAJUANÍ
mitada.
También, el cabildo de mestizos y negros El estudio de la plantación azucarera du-
libres del Tivolí francés portaba la imagen rante el siglo XIX en el antiguo partido de
de Nuestra Señora de Belén. Camajuaní,51 jurisdicción de Remedios, en
Aparecen otras solicitudes de licencias el área central de Cuba, se encuentra estre-
denegadas para formar cabildos o cofradías, chamente asociado con la fuerza de trabajo
entre ellos uno identificado como mina. esclava como sostén esencial de la produc-
Este trabajo abre nuevas pistas sobre las ción de azúcar. Sin embargo, debido a la vin-
relaciones socioculturales en Santiago de culación tardía de la zona con esta actividad
Cuba, tal como reflexiona al final la autora económica respecto del occidente de la isla,
y complementa el anteriormente realizado los esclavos, muchos descendientes de afri-
por Cremé Ramos. canos nacidos en Cuba, proceden de otras
50
Olga Portuondo Zúñiga. “Cabildos negros santiagueros”, en Del Caribe, no. 32, Santiago de cuba, 2000, p. 79.
51
Véase Juan Manuel Gómez Guerra. Camajuaní: la plantación azucarera en el siglo XIX. Editorial Capiro, Santa
Clara, 2001.

18
CATAURO
partes del territorio cubano o directamente aporta nuevos criterios valorativos para cla-
de la trata clandestina. Tal como señala el sificar y distinguir los componentes étnicos
autor: identificados como gangá respecto de otros
Al revisar las partidas de bautismos se pueblos vecinos y de viejas confusiones al
puede apreciar claramente la proceden- respecto.
cia de los esclavos criollos. [Al mismo Junto con las consideraciones críticas
tiempo] nuestra región propiciaba el de- sobre aciertos y errores de otros autores ya
sarrollo de este contrabando dada la cer- referidos (Dumont, De la Torre, Ortiz,
canía de las costas y puertos que, como Lachatañeré, Martín y Guanche), aporta nue-
Caibarién e Isabela de Sagua, facilitaban vas denominaciones registradas en el Archi-
la introducción de esclavos fundamen- vo Histórico de Matanzas (AHM) en
talmente congos. relación con los cabildos inscritos bajo
Los negros esclavos bozales traídos pro- esta pertenencia.
cedían en su totalidad de África. En el A diferencia del resto de las fuentes con-
período de 1862-1867, de un total de 341 sultadas, identifica la denominación meta-
negros bozales bautizados, en 216 [63,34 %] ética gangá con la antigua jefatura (“reino”
de los casos se especifica que eran con- según la literatura occidental) Wangará
gos, para el resto (125) solo refieren como (Gangará). Basada en la obra de Davison.54
procedencia “africanos”.52 Como por el término wangará era identi-
Este es otro de muchos ejemplos que difi- ficado tanto un área geográfica como sus
culta sobremanera la identificación de los habitantes, de ahí las repetidas confusiones,
componentes africanos debido a la propia por lo que Levtsion55 aclara:
dinámica del tráfico y la movilidad espacial El término Wangará se usaba tanto para
de los esclavos. el país de los Mandingas como para los
comerciantes de habla mandé. [...] los
Wangará y los Malinké son del mismo
BASSO ORTIZ Y LOS GRUPOS origen, pero mientras los Malinké son
GANGÁ guerreros, los Wangará son esos comer-
ciantes que viajaban de una parte del fin
Posteriormente, Alessandra Basso Ortiz pre- del mundo a otra.56
sentó su trabajo de Licenciatura en Histo- Esto generó un amplio proceso migratorio
ria en la Universidad de La Habana con pues muchos comerciantes se asentaban en
un texto sobre Los gangá en Cuba. La co- pueblos diferentes, distantes del imperio, y
munidad de Matanzas y su acontecer religioso asumían la lengua del pueblo receptor, a
(La Habana, CIDMUC, 2001),53 en los que la vez que eran conocidos por diversos
52
Ob. cit., p. 5.
53
Esta tesis de licenciatura fue presentada el 23 de enero de 2002 y obtuvo la máxima calificación. El libro fue
publicado por la Fundación Fernando Ortiz en 2005.
54
Véase Basil Davison. A descoperta do pasado de Africa. Ed. Sá da Costa, Lisboa, 1981, p. 72.
55
Véase Nehemiah Levtsion. Ancient Ghana and Mali. Holmes and Meier Publishers, New York, 1980.
56
Basso cit. Levtsion, 2002, p. 22.

19
CATAURO
nombres, entre ellos el de dyula, convertido aludir a fuentes57 y en el caso de los gangá, a
en sinónimo de comerciante. diferencia de la solución dada por Basso Or-
De los pueblos mandé, de diverso y com- tiz, los ubica erróneamente en el área ban-
plejo origen, varios grupos emigraron al sur, tú,58 basándose en obras decimonónicas ya
coincidente con los actuales territorios de superadas como la de Ratzel,59 lo que lamen-
Guinea, Sierra Leona y Liberia. tablemente hace poco confiable la informa-
Una contribución a estos estudios es la ción. No obstante, aporta datos primarios
identificación de los gangá longobá o ñongo- susceptibles de tomarse en consideración
bá con la jefatura Nongobá, perteneciente dada la cantidad de fuentes consultadas.
al pueblo bulom (bullom, bulem, bullum, kafu, Recientemente, los trabajos de Martha
sherbo, amapa, mampua), muy relacionado Escalona,60 aun inéditos, aportan nuevas
con los kisi de Sierra Leona. denominaciones a partir de la documenta-
ción del Archivo Histórico Provincial de
Matanzas y vislumbran constantes sorpresas.
MOLINER Y LOS CABILDOS
MATANCEROS
UNA NUEVA PROPUESTA
Resultado de un estudio en diversas fuen-
tes documentales se publica en el año 2002 A partir de las anteriores fuentes consulta-
el libro de Israel Moliner Castañeda sobre das, desde la primera mitad del siglo XVI has-
Los cabildos afrocubanos en Matanzas. El tex- ta hoy, he localizado 1 219 denominaciones
to se propone reconstruir aspectos históricos de esclavos (africanos y criollos) cuya inmen-
fundamentales de estas instituciones de afri- sa mayoría (95,33 %) proceden del sur del
canos y descendientes en la referida ciudad. Sahara, en menor medida de las Américas y
Como en otros casos, trata de identificar el el Caribe (3,77 %) y del Norte de África y
origen étnico de los africanos y por ejemplo, Europa (0,90 %). De las anteriores denomi-
en el caso de los que son identificados como naciones hemos podido identificar y clasifi-
carabalí refiere un conjunto de “etnias” sin car 86 etnónimos propiamente subsaharanos,

57
Ob. cit., p. 44.
58
Ibídem, p. 47.
59
El autor hace referencia a la obra de Friedrich Ratzel (1844-1904), Las razas humanas, Barcelona, 1888. Este
geógrafo alemán fue fundador de la moderna geografía política, que se basa en el estudio de la influencia del
medio físico en la política. Como corresponsal del Kölnische Zeitung, viajó por Europa (1869) y, más tarde
por Cuba, México y Estados Unidos (1872-1875), países que le causaron una gran impresión y lo motivaron a
dedicarse al estudio de la geografía humana. En sus obras Antropogeografía (2 volúmenes, 1882-1891) y Geo-
grafía política (1897) señaló el condicionamiento de las actividades humanas respecto del medio físico, sentando
las bases del determinismo geográfico que tuvo en Carl Ritter otro de sus más claros representantes. Sus
teorías tuvieron una gran influencia en los estudios antropológicos y etnográficos de finales del siglo XIX y
principios del XX.
60
Véase, “Le port de Matanzas et le commerce d’esclaves (1793-1839)”, en Cahiers des Anneaux de la Mémoire,
no. 8, Cuba, Nantes, 2005, pp. 31-58 y Los cabildos de africanos y sus descendientes en Matanzas, siglo XIX
y primera década del XX, Ediciones Matanzas, 2008.

20
CATAURO
los cuales se corresponden con las zonas61 es- ta la etnicidad desde el punto de vista
tudiadas de la manera siguiente: documental;
c) la falsa identificación de la denomina-
Zona Total % ción con los lugares de concentración
y embarque de esclavos, lo cual tam-
I 29 33,72
bién oculta o tergiversa la etnicidad;
II 7 8,13 d)las variaciones de la denominación de
III 19 22,09 acuerdo con la pertenencia lingüística
IV 27 31,39 de quienes denominan, independien-
V 4 4,67 temente del conocimiento o no del
Total 86 100,00 etnónimo, lo que denota una amplísi-
ma diversidad de transcripciones; y
Aunque la zona I representa más de un e) la identificación de la denominación
tercio de la diversidad de etnónimos, los nexos con grandes áreas costeras o con todo
históricos y comerciales durante la trata mo- el continente africano, lo que imposi-
derna de esclavos entre las zonas III y IV cons- bilita cualquier ubicación precisa.
tituyen más de la mitad en la diversidad de Aunque cuatro de las cinco variantes se-
etnónimos identificados, lo que se relaciona ñaladas son propicias a la confusión y com-
muy directamente con la mayor intensidad plicación de las identificaciones, ha sido
de los influjos culturales procedentes de las posible determinar la amplia diversidad de
cuencas fluviales de los ríos Níger y Congo, pueblos representados en la esclavitud mo-
respectivamente. La diversidad de los etnó- derna y su compleja disrupción en el con-
nimos identificados no se corresponde nece- texto cultural de Cuba, así como sus nexos
sariamente con el monto, el ritmo ni la con otros lugares de las Américas y el Caribe.
intensidad de la inmigración trasatlántica o Muchos de los referidos etnónimos, debido
transamericana y caribeña forzada, sino con a la escasa representación cuanti-cualitati-
los modos de denominar a los sujetos esclavi- va de africanos, no han trascendido a la
zados para someterlos a los intereses del co- cultura nacional cubana debido a múltiples
mercio trasatlántico, transamericano y razones: su presencia excepcional o muy
caribeño. Este proceso incluye diversas va- escasa, la temprana mortalidad, la dis-
riantes entre las que sobresalen las siguien- continuidad inmigratoria, la baja o nula re-
tes: productividad biológica, la disolución por
a) la plena correspondencia de la deno- asimilación en el contexto de los barracones
minación con el etnónimo como garan- de esclavos con mayor representatividad
tía de identificar lo que se vende, lo étnica de otro u otros grupos, los matrimo-
que permite identificar la pertenencia nios mixtos en los que predominan mujeres
étnica de cada pueblo; nacidas en Cuba, y la ausencia de asocia-
b) la transformación de una denominación bilidad institucional en el contexto urbano.
por otra debido a la demanda de un tipo Por el contrario, la constante e intensa
de esclavo en el mercado, lo cual ocul- representación cuanti-cualitativa de grupos

61
Las zonas estudiadas se precisan anteriormente en el epígrafe “Los trabajos de López Valdés”.

21
CATAURO
humanos identificados genéricamente como las lenguas de los países participantes en el
arará, congo, carabalí y lucumí han tenido una tráfico esclavista, pues el estudio de las len-
influencia predominante en la conformación guas africanas vinculadas con el comercio
de la herencia africana en la cultura nacio- de esclavos ha sido un proceso más recien-
nal de Cuba; especialmente a través de la te que depende del conocimiento y siste-
asociabilidad institucional de los cabildos de matización de la cultura de tradición oral
africanos y descendientes, que a su vez sir- en África.
vieron de base para la formación de redes La posibilidad de identificar y clasificar
de familias religiosas con un carácter abier- la mayoría de las denominaciones de escla-
to a la participación social de sus cadenas vos africanos existentes en Cuba se corres-
intergeneracionales y del resto de la pobla- ponde con la alta capacidad de resistencia y
ción cubana. supervivencia de los pueblos subsaharanos
Se ha podido determinar, en primer lu- involucrados en el gran holocausto trasa-
gar (según las áreas estudiadas en África) tlántico, lo que permite trazar las vicisitu-
que las denominaciones étnicas de los afri- des de la ruta de los esclavos, así como la
canos en Cuba se relacionan principalmente complejidad y riqueza de su legado a los
con topónimos e hidrónimos que designan pueblos de las Américas y el Caribe.
e identifican los territorios y áreas fluviales Más de siglo y medio de investigaciones
o marítimas de procedencia, respectivamen- sobre el tema en Cuba hacen posible una
te; en segundo lugar, se corresponden con renovada caracterización de los pueblos afri-
los etnónimos y lingüónimos, o ambos, se- canos involucrados en el tráfico trasatlánti-
gún las personas o grupos reconocidos por co para distinguir el abigarrado conjunto de
su pertenencia o filiación étnica y/o lingüís- denominaciones respecto de los etnónimos
tica; y en tercer lugar, con la reventa pro- de origen. Solo así podremos conocer con
cedente del propio continente americano mayor certidumbre la complejidad y riqueza
y las islas del Caribe. Se ha evidenciado del cambio cualitativo efectuado entre las
que las denominaciones de los africanos en oleadas de esclavos respecto de la forma-
Cuba han sido identificadas principalmen- ción nacional. Solo así podremos seguir, paso
te a través de los vocablos transcritos en a paso, el legado de la ruta del esclavo. C

BIBLIOGRAFÍA
BASSO ORTIZ, ALESSANDRA. Los gangá en Cuba. Colec- DE LA FUENTE GARCÍA, ALEJANDRO. “Denominaciones
ción La Fuente Viva, Fundación Fernando Ortiz, étnicas de los esclavos introducidos en Cuba. Si-
La Habana, 2005. glos XVI y XVII”, en Anales del Caribe, no. 6, La
COLECTIVO DE AUTORES. Situación etnográfica del mundo Habana, 1986.
actual. Colección Problemas del Mundo Contem- DESCHAMPS CHAPEAUX, PEDRO. “Marcas tribales de los
poráneo, Academia de Ciencias de la URSS, Mos- esclavos en Cuba”, en Etnología y Folklore, Acade-
cú, 1985. mia de Ciencias de Cuba, La Habana, no. 8, año
CREMÉ RAMOS, ZOE. Pesquisaje sobre la procedencia de 1969, pp. 65-78.
los esclavos en la Jurisdicción de Cuba entre 1792- ________. El negro en la economía habanera del siglo
1838. Santiago de Cuba, 1994. XIX. Ediciones Unión, La Habana, 1970.
DAVISON, BASIL. A descoperta do pasado de Africa. Ed. ESCALONA, MARTHA. “Le port de Matanzas et le
Sá da Costa, Lisboa, 1981. comerce d’esclaves (1793-1839)”, en Cahiers des

22
CATAURO
Anneaux de la Mémoire, no. 8, Cuba, Nantes, M ACÍAS , J. M. Diccionario cubano etimológico...
2005, pp. 31-58. Veracruz, 1885.
________. Los cabildos de africanos y sus descendientes MURDOCK, GEORGE PETER. Africa It´s Peoples and Their
en Matanzas. Ediciones Matanzas, Matanzas, 2008. Culture History. McGraw-Hill Book Company,
GÓMEZ GUERRA, JUAN MANUEL. Camajuaní: la planta- New York, 1959.
ción azucarera en el siglo XIX. Editorial Capiro, NÚÑEZ JIMÉNEZ, ANTONIO. Los esclavos negros. Edito-
Santa Clara, 2001. rial Letras Cubanas, La Habana, 1998.
GONZÁLEZ HUGUET, LIDIA Y JEAN RENÉ BAUDRY. “Voces ORTIZ, FERNANDO (1906). Los negros brujos. Editorial
‘bantú’ en el vocabulario palero”, en Etnología y de Ciencias Sociales, La Habana, 1995.
folklore, no. 3, La Habana, 1967, pp. 31-64. ________. (1916). Los negros esclavos. Editorial de
G UANCHE , J ESÚS . “Contribución al estudio del Ciencias Sociales, La Habana, 1987.
poblamiento africano en Cuba”, en África. Revis- PÉREZ BEATO, MANUEL. “La condición social de los ne-
ta do Centro de Estudos Africanos, USP, São gros en La Habana durante el siglo XVI”, en Revista
Paulo, 18-19 (1), 1995-1996:119-138. Bimestre Cubana, vol. XVII, La Habana, 1922.
________. ”El poblamiento de Cuba. Aspectos ________. ”Procedencia de los negros de Cuba”, en
etnodemográficos”, en Instrumentos de la música Revista Bimestre Cubana, vol. V, La Habana, 1910,
folclórico-popular de Cuba, vol. 1. Centro de In- pp. 161-163 y en El Curioso Americano, La Haba-
vestigación y Desarrollo de la Música Cubana, Edi- na, 1910.
torial de Ciencias Sociales, La Habana, 1997. PICHARDO Y TAPIA, ESTEBAN. Diccionario provincial
________. Componentes étnicos de la nación cubana. casi razonado de voces cubanas. 3ª ed, La Habana,
Colección La Fuente Viva, Fundación Fernando 1862.
Ortiz y UNEAC, La Habana, 1996. P ORTUONDO Z ÚÑIGA , O LGA . “Cabildos negros
HRBEK, IVAN. “A list of African ethnonyms”, en African santiagueros”, en Del Caribe, no. 32. Santiago de
Ethnonyms and Toponyms. The General History of Cuba, 2000.
Africa. Studies and Documents, 6, UNESCO, Paris ROJAS, MARÍA TERESA DE. “Algunos datos sobre los
1984. negros esclavos y horros en La Habana del siglo
LACHATAÑERÉ, RÓMULO (1939). “Tipos étnicos africanos XVI”, en Miscelánea de estudios dedicados a Fernan-
que concurrieron en la amalgama cubana”, en Actas do Ortiz por sus discípulos, colegas y amigos, vol. II,
del Folklore, no. 3, La Habana, 1961. La Habana, 1956.
LEVTSION, NEHEMIAH. Ancient Ghana and Mali. Holmes TORRE, JOSÉ MARÍA DE LA. Compendio de geografía físi-
and Meier Publishers, New York, 1980. ca, política, estadística y comparada de la Isla de
LÓPEZ VALDÉS, RAFAEL. “Problemas del estudio de los Cuba. La Habana, 1854.
componentes africanos en la historia étnica de VALDÉS BERNAL, SERGIO Visión lingüística del África al
Cuba”, en Revista de la Biblioteca Nacional José sur del Sahara. Editorial de Ciencias Sociales, La
Martí, La Habana, año 71, no. 3, pp. 155-172, Habana, 1990.
septiembre-diciembre de 1980; y en Componentes ________. “Las lenguas africanas y el español colo-
africanos en el etnos cubano. Editorial de Ciencias quial de Cuba”, en Santiago, no. 31, Santiago de
Sociales, La Habana, 1985. Cuba, 1978, pp. 81-110.

23
CATAURO
JOSÉ MASSIP
José Martí and the rich people-poor pleople antinomy in the United
States
In Martí, the realist thought in a contemporary utopian can be
found. Latin America could emerge from the underdevelopment
by way of its own industrial, scientific and technical revolution
impulsed by an autonomous ideo-political one, and based in an
ethic equilibrium that cannot be postposed. The material
development, a decisive premise of a modern world (specifically
in the United States), must be transcended by a spiritual
development that suggests a new relationship between modernity
and a future utopia.

Interesante es constatar cómo, sobre la elec-


tricidad, escribió Martí más, y con más apa-
sionamiento, que sobre cualquiera de las
otras novedades tecnológicas que, casi in-
mediatamente después de su llegada a los
Estados Unidos, comenzaban a estremecer
aquel siglo, hasta los cimientos. Pareciera
que para él, la electricidad y no los puentes,
habría de instituirse como nueva fortaleza
del mundo moderno.1 El entusiasmo martia-
1
Martí termina su célebre crónica “El puente de
JOSÉ MASSIP Brooklyn” (Obras Completas. [OC] Editorial
Destacado intelectual Nacional, La Habana, 1963-73, t. 9; La América,
cubano. Cineasta Nueva York, junio de 1883, pp. 423 a 232) con una
y ensayista. frase reveladora: “los puentes son la fortaleza del

24
CATAURO
no por lo que en su tiempo hubo de califi- rial implícito en la modernidad. No nos ha-
carse de revolución eléctrica, ha sido viva- llamos aquí ante el pensamiento utópico in-
mente registrado en su enojo —expresado genuo, como le agradaría afirmar a cualquier
en las últimas líneas de la última página de maldiciente martiano de moda, sino ante el
su entrañable La Edad de Oro, pues él pensamiento realista de un utopista contem-
[...] que en cada número quisiera poner poráneo. De ello aportó el propio Martí nu-
el mundo para los niños, a más de su co- merosas y abrumadoras pruebas, como
razón; pero en la imprenta dicen que el cuando, en 1889, el mismo año de La Edad
corazón cabe siempre, y el mundo no, ni de Oro, aborda el tema modernidad = elec-
el artículo de La luz eléctrica, que cuenta tricidad, con siniestra ironía desmistificadora
cómo se hace la luz, y qué cosa es la elec- (no de la electricidad, sino de su uso), en
tricidad, y cómo se enciende y se apaga, artículo publicado por la Opinión Pública de
y muchas cosas que parecen sueño [...].2 Montevideo:
Sin embargo, lo más importante de esas En los diarios no se habla más que del
meras últimas líneas de La Edad de Oro, es aparato nuevo de ajusticiar, que es una
la relación, sentida y presentida por el au- silla eléctrica horrible de ver, con los pies
tor, y al lector trasmitida, entre la moderni- del reo sujetos por delante, como en un
dad electrificada y una futura utopía, en la cepo alto, y la cabeza reclinada como un
que sillón de barbería.4
[...] ha de parar el mundo, cuando sean Martí no escribía sobre temas científicos,
buenos todos los hombres, en una vida de para satisfacer requerimientos hedonistas de
mucha dicha y claridad, donde no haya lectores ávidos de disfrutar información ac-
odio ni ruido, ni noche ni día, sino un tualizada, sobre el prodigioso y acelerado
gusto por vivir, queriéndose todos como desarrollo técnico-industrial de la época,
hermanos, y en el alma una fuerza sere- mucho menos con la intención de épater a
na, como la de la luz eléctrica.3 ignorantes y a semiignorantes. La mayor parte
Estos ejemplos de la fe de Martí en el de- de los destinatarios de su firme interés por
sarrollo material como premisa decisiva del la ciencia residía en destacados centros ur-
desarrollo espiritual, pudiera concebirse banos de Hispanoamérica, donde sus cróni-
como una ecuación simple: modernidad + cas y artículos eran muy leídos por los que
electricidad = libertad (“vida de mucha podían leer. No es difícil descubrir en él el
dicha y claridad”); sugerente de un mundo propósito de orientar los mensajes primor-
moderno (sin “noche ni día”); en cuyo equi- diales producidos por sus escritos, hacia des-
librio, lo ético (“cuando sean buenos todos tinatarios-tipo, en los que esos mensajes pu-
los hombres”), habrá de trascender lo mate- dieran lograr resultados de amplio carácter

mundo moderno”, donde “los puentes” poseen la connotación simbólica del progreso material, que da sentido a
“moderno”, no como la superación cronológica de lo pasado por lo reciente, según un concepto vulgar de la
época, sino la superación cualitativa de lo caído en desuso, por lo nuevo en uso.
2
OC, t. 18, p. 503.
3
Ibíd.
4
OC, t. 12, p. 272.

25
CATAURO
ético e ideopolítico. Sin duda, su compren- estaba persuadido de lo imposible de esa trans-
sión sobre la tipicidad del destinatario in- formación sin la participación de la mayoría:
fluyó en el valor que él siempre concedía a la “O se hace andar al indio, o su peso impedirá
acción comunicativa. Para constatar estos la marcha”.6
designios martianos, acúdase al señalamien- ¿Cómo, si no, pudiera emerger Hispano-
to de Julio Ramos, de que por abrirse el siglo américa del subdesarrollo, sino mediante una
diecinueve en Hispanoamérica, al mercado revolución industrial científico-técnica,
periodístico de la crónica, en una época de “nuestra” (“la marcha”), que impulsada por
intensa modernización, Martí hubo de escri- una revolución ideopolítica, también “nues-
bir para un lector cuyo hábitat eran ciudades tra”, al menos redujera el gap industrial con
en lenta pero segura expansión.5 Solo que esos Estados Unidos y Europa, que ya despunta-
centros urbanos, islas, eran de un relativo di- ba ominoso?
namismo material y cultural, que asentado El subdesarrollo provocaba desasosiego en
en un enorme continente inmensamente sub- Martí, lo que pocas veces expresó con tanto
desarrollado, se hallaban rodeados por el abru- patetismo como en La Edad de Oro, en el
mador predominio de un campo anegado, de artículo dedicado a la exposición de París,
Norte a Sur y de Este a Oeste, por la ignoran- cuando al hacer una comparación, se ima-
cia, la miseria y el señorío. Es del todo razona- gina a sí mismo contemplando desde su an-
ble deducir que el superior objetivo ético e gustia, “como desde un balcón”, cual si sus
ideopolítico de aquellos artículos y crónicas ojos fuesen los tristes ojos de Hispanoaméri-
martianos era el de avivar la adormecida ca- ca, el desarrollo de otros, ya tan poderosos y
pacidad transformadora latente en las ciuda- aventajados en aquel presente:
des hispanoamericanas, valoradas por Martí Un anillo de hierro está en el aire por la
más que como sedes de una civilización a lo electricidad, sin nada que lo sujete. Allí
Sarmiento, como espacios demográficos de se funden los metales con que se hacen
muy variada composición étnica y social, ap- las letras de imprimir, allí se hace el papel
tos para irradiar, en un momento dado, a la de tela o de madera, allí la prensa imprime
manera de lo que aconteció con la Caracas el diario, lo echa del otro lado, lo devuel-
de Bolívar, la idea de la necesidad de cam- ve, húmedo [...]. ¡Pues da ganas de llorar,
bios sustanciales en una realidad tan cicló- al ver las máquinas desde el balcón!”7
pea, como heterogénea y deformada. También El deslumbramiento ante la tecnología
es del todo razonable deducir que para Mar- norteamericana, confesado en “El puente de
tí, una transformación hispanoamericana, pro- Brooklyn”, será reemplazado por una turba-
funda y necesaria, requería del liderazgo de ción casi dolorosa, ante el rezago de los paí-
una vanguardia instruida en el crisol de la ses hispanoamericanos, “que venían al
cultura citadina, por la llama incandescente mundo con la alpargata a los pies y la vin-
de la Ilustración; aunque al mismo tiempo cha en la cabeza”.8
5
Julio Ramos. Desencuentros de la modernidad en el siglo XIX. Fondo de Cultura Económica, México, 1989.
6
OC, t. 8, p. 329.
7
OC, t. 18, p. 426.
8
OC, t. 6, p. 20.

26
CATAURO
Para Martí “subdesarrollo”, léxico inven- llegada de Martí a los Estados Unidos, la con-
tado por las ciencias sociales del siglo vein- creción ricos > < pobres, hubo de establecer-
te, en desuso en el diecinueve, era neolo- se de manera constante en su denominación
gismo que el tiempo futuro excluía de su primaria, aunque sin obviar sus expresiones
glosario inagotable; en cambio, de la noción legatarias y eufemísticas correspondientes. La
de subdesarrollo, que sí es lo importante, semilla, ya antes sembrada, probablemente
poseía visión certera, por lo que disponía del inició su germinación en El presidio político en
vocabulario sustitutivo correspondiente: re- Cuba: “El león español se ha dormido con
traso, rezago, primitivo, inferior, etc.; o acu- una garra sobre Cuba”.10
día a la frase alegórica, como cuando des- La inevitable connotación dramática de
cribe el subdesarrollo cruelmente desigual y la antinomia adversativa ricos > < pobres
contradictorio, impuesto por el colonia- parecía herir su sensibilidad de tal manera
lismo: “[...] una colonia que no es más que que hubo de ser objeto, cada vez más, de
un escalafón de esclavos, en que unos lle- una creciente presencia en su obra. Así su-
van toga, y otros hasta hace poco llevaban cedió con lo que escribió y dijo en y sobre
grillos”.9 los Estados Unidos, donde esa antinomia
Con “desarrollo”, del vocablo y de la no- adquiría, además, en su manifestación his-
ción, no habría de tener inconveniente al- tórica, un carácter marcadamente asimétri-
guno; aunque de todos modos, también le co. Fue en Nueva York, ciudad que para
sobraba en la descripción, léxico sustitutivo Martí era símbolo y síntesis de aquel país, y
y frase alegórica. donde transcurrió más de la mitad de su
Es imposible desconocer que si en la praxis existencia intelectual, donde la antinomia
histórica, la dualidad desarrollo-subdesarro- adversativa y asimétrica ricos > < pobres
llo se manifestaba objetivamente ante Martí, asumía perfiles tan agudos y violentos, que
como antinomia adversativa; del mismo en no pocas ocasiones hubo de parecerle
modo, es imposible ignorar que para Martí, brutales, despiadados o desgarradores.
siendo él observador penetrante de gran lu- La dualidad riqueza > < pobreza = ricos
cidez dialéctica, pasase inadvertida la aso- > < pobres, ha quedado expresada, en su
ciación natural e inevitable de esta dimensión antinómica, reflejo de injusticia
antinomia, con la también adversativa anti- social, de manera implícita en casi toda La
nomia riqueza > < pobreza y su concreción Edad de Oro, y de manera casi explícita en
inmediata: ricos > < pobres. Esta última, en “Los zapaticos de rosa”, “Los dos príncipes”,
tanto reflejo de la realidad histórica en la sub- “Meñique”, “Bebé y el señor don Pompo-
jetividad martiana, debió haber sido conce- so”, “El camarón encantado”, “La muñeca
bida por él como una suerte de núcleo original negra”. Fiel a este principio, Jesús Sabourín,
y esencial, apto para transfigurarse o ex- en excelente interpretación, abordó el tema
pansionarse en otras antinomias adversativas: en “Los zapaticos de rosa”:
amo > < esclavo, colonizador > < coloniza- [...] La descripción nos envuelve en la
do, opresor > < oprimido, etc. Después de la típica atmósfera [...] de una clase ociosa

19
OC, t. 4, p. 419.
10
OC, t. 1, p. 56.

27
CATAURO
[...] la belle époque ha comenzado [...]. A tenido antinómico adversativo: ricos > <
través del relato de la madre pobre, que pobres—, Martí realiza una reconstrucción
ha venido a explicar lo sucedido allá, “en de algunos aspectos niveladores presentes
la barranca de todos”, nos vemos trasla- en el original, al mismo tiempo que procura
dados bruscamente del frívolo escenario reconstruir los aspectos antinómicos más
burgués a la miseria infernal del mundo adversativos: el rey llora, pero sentado en
proletario [...] al anochecer, madre e hija un trono y “en un pañuelo de holán fino”;
regresan en el coche que el padre les ha rodeado por “los señores de palacio”. El pas-
enviado. Pero muy en contra de lo que tor, que vive “en los álamos del monte”, tam-
pudiera suponerse, no van contentas ni bién llora, pero forra con sus manos “una caja
orgullosas: van calladas [...] el poeta nos larga y honda”, y con la pala y el azadón,
revela, a través de sus personajes, súbita con sus manos, “abre en la tierra una fosa”.
y extrañamente calladas, que su acción Sin embargo, lo más interesante de estas
ha sido ineficaz: que las cosas seguirán reconstrucciones martianas reside en el con-
siendo como antes: que allá en el cuarto trastante valor espiritual conferido a ambos
oscuro, seguirá llorando la niña tísica y dolientes: mientras en el palacio la pena se
gimiendo la madre desesperada [...].11 expresa casi exclusivamente derramando lá-
El esquema antinómico, niño rico > < grimas (“los señores del palacio / están llo-
niño pobre, se repite en “Los dos príncipes”,12 rando también”), los pastores confieren a su
aunque bajo los influjos de un procedimien- dolor una espiritualidad más elevada (“¿Por
to subliminal, impuesto por lo igualitario qué tiene luz el sol? / Pajarito, yo estoy loca,
aparente del duelo paralelo: muere un hijo / llévame a donde él voló”). Bajo el signo de
de rey = muere un hijo de pastor. Es proba- la superioridad espiritual de los pastores, fuer-
ble, como resultado de su comprensión de temente reveladora de los más preciados
la moderna realidad modernizante de su sentimientos humanos, se vislumbra en la
época —expuesta a menudo en sus crónicas antinomia ricos > < pobres una obvia con-
norteamericanas por un sorprendente notación ética. Por la lectura de “Los dos
neorrealismo literario—, que Martí intenta príncipes”, brotan de lo hondo de la memo-
atenuar el peso de las tendencias nivelado- ria, otros dos sepelios: el de Marx, que es
ras provenientes del plano semántico de su- conmemoración de su muerte reciente, y el
perficie, del poema neorromántico original del pugilista George Elliott, que tienen lu-
de Helen Hunt Jackson, que le ha servido gar el mismo día. Pero más aún, por la lectu-
como inspiración. Sustentándose en el pla- ra de “Los dos príncipes”, desde lo muy
no semántico profundo —morada del con- hondo del pensamiento exegético, emerge
11
Jesús Sabourín. Amor y combate (algunas antinomias en José Martí). Casa de las Américas, La Habana, 1994,
pp. 53-55.
12
Dice Salvador Arias, el estudioso martiano que más intensamente ha analizado La Edad de Oro: “La antítesis
desenvuelta paralelamente a través de todo el poema contrapone dos clases sociales: la de los poderosos y la de
los humildes. La igualdad de un hecho (la muerte de un hijo), pone de manifiesto la desigualdad entre ellas [...].
Y aunque de este poema se desprende igual respeto ante el dolor humano, sea de ricos o de pobres, es a estos
últimos a quienes Martí se acerca más [...] como invitando al pequeño lector a echar también su suerte ‘con los
pobres de la tierra’”. Un proyecto martiano esencial. La Edad de Oro. Centro de Estudios Martianos, La Habana,
2001, pp. 134-135.

28
CATAURO
una pregunta: ¿no existiría en Martí, en sus en crónica donde predomina el estilo de
descripciones y relatos, una vocación por los horror visceral, por él dominado con maes-
contrastes entre las personas y entre los acon- tría y por él utilizado con sabia oportunidad:
tecimientos, siendo estos contrastes la tex- Los niños pobres, que respiran en los
tura de contradicciones o antinomias? barrios más populosos un aire podrido,
Así describió Martí la conmemoración por mueren en un grito penetrante sobre las
la muerte de Marx, en aquella crónica fe- rodillas de sus madres, o se arrastran con
chada en Nueva York, el 29 de marzo de sus manos roídas sobre las piedras de las
1883: aceras, buscando consuelo en su frescor
[...] diez mil hombres de manos inquie- al fuego que les come las entrañas.15
tas, burdos vestidos, sombreros irreveren- La lectura de este pasaje puede producir
tes y corazones inflamados [han venido] en el lector una sensación consternante. Sin
a aplaudir a los fervorosos oradores mul- embargo, debe ser asumido, ante todo, como
tilingües que excitan a la guerra a los hi- un llamado de atención sobre la importan-
jos del trabajo, en memoria de aquel cia de comprender cómo en Martí una pro-
alemán de alma sedosa y mano férrea, de sa pautada por el horror visceral no es
Karl Marx famosísimo, cuya reciente muer- argucia estilística destinada a exacerbar ar-
te honran.13 tificialmente determinado pathos conteni-
Y así describe el entierro de Elliott, en la do en el discurso descriptivo, sino legítimo
misma crónica: procedimiento que ha de orientar la aten-
Un veintenar de miles fue al entierro del ción hacia el horror ab ovo, el horror madre
pugilator [...]. Bribón mayor que Elliott no (“El horror del mundo”: OC, 11, 338); vás-
lo había en la cristiandad [...]. Murió en tago paralelo de otro horror madre, de otro
una pendencia de taberna [...]. Rompía horror ab ovo (“El primer mal es la miseria”:
la marcha un carro lleno de coronas de OC, 10, 396), referente de una realidad es-
flores. Seis caballos llevaban el carro. [...] pecífica norteamericana. Los orígenes del
era Elliott enterrado con tal pompa.14 horror visceral también pueden hallarse en
Y lo retrató de un trazo epopéyico genial: El presidio político en Cuba:
“[...] como los bacilos en el cuerpo humano, Vi una llaga que con escasos vacíos cu-
[los Elliott] pululan —ensangrentados, tor- bría casi todas las espaldas del anciano,
vos y sedientos, en las grandes ciudades”. que destilaban sangre en unas partes, y
Tres años antes de la publicación de La materia pútrida y verdinegra en otras. Y
Edad de Oro, Martí hubo de abordar la anti- en los lugares menos llagados, pude con-
nomia ricos > < pobres, en más de un asun- tar las señales recientísimas de treinta y
to relacionado con la infancia. Ejemplo es el tres ventosas.16
testimonio despiadado sobre niños pobres en Véase cómo el horror visceral resurge en
New York, bajo el tórrido verano de 1886, La Edad de Oro, revista concebida para los
13
OC, t. 13, p. 245.
14
Ibíd.
15
OC, t. 11, p. 47.
16
OC, t. 1, p. 57.

29
CATAURO
niños “y para las niñas, por supuesto”, en las calización geográfica México-mexicanos. En
meras primeras páginas, cuando se describe el suplicio neoyorquino, el beneficio colec-
el suplicio de Luis Hidalgo, el cura patricio: tivo se encuentra oculto por una apelación
A Hidalgo le quitaron uno a uno, como subliminal-subtextual, solo que esta, bajo el
para ofenderlo, los vestidos de sacerdote. influjo del horror visceral, puede hacer sen-
Lo sacaron detrás de una tapia, y le dis- tir y pensar al destinatario del texto, en la
pararon los tiros de muerte a la cabeza. necesidad de eliminar la pobreza-hambre,
Cayó vivo, revuelto en la sangre, y en el fenómeno ab ovo, verdadera causa en este
suelo lo acabaron de matar. Le cortaron caso del sufrimiento. He ahí el beneficio
la cabeza y la colgaron en una jaula, en colectivo, que no obstante su carácter abs-
la Alhóndiga misma de Granaditas, don- tracto, por su universalidad, resulta de ma-
de tuvo su gobierno. Enterraron los cadá- yor envergadura. Al hacerse poderosa, la
veres descabezados. Pero México es libre.17 apelación subtextual-subliminal, en ocasio-
En la reseña del martirio, Martí detalla nes acaso hubiese podido sustituir la consig-
la destrucción sádica del corpus espiritual y na política directa: “¡Abajo el hambre!”, tan
del corpus biológico de Hidalgo, como resul- difundida por los bolcheviques rusos en 1917,
tado del trabajo de los verdugos-torturado- y por los revolucionarios latinoamericanos
res. No obstante, el sufrimiento de en el siglo veintiuno.
Hidalgo se muestra como necesidad de Ahora bien, sucede que, inmediatamente
la victoria, de acuerdo con la conclusión después de la última línea, donde se describe
aforística inesperada: “pero México es li- a los niños deshidratándose hasta morir, el
bre”; trágica unión de contrarios (martirio autor, sin tomar aliento, se dispone a transi-
del héroe = li- bertad de México-mexica- tar por el camino, tan conocido por él, de la
nos); resumen ético aleccionador del maes- ironía sutil, para así contarnos de una ac-
tro para sus discípulos infantiles. En el caso ción propia de los ricos, naturalmente opues-
de los niños neoyorquinos, que mueren res- ta, en tanto elemento antinómico adversativo
pirando el aire podrido de los barrios popu- “natural”, a las lóbregas acciones para sobre-
lares, la semejanza con el episodio Hidalgo vivir de los infantes neoyorquinos, lo que da
reside en lo externo de las apariencias, pues lugar a lo identificable como desemejanza-
nos hallamos en presencia de un sujeto mar- desigualdad, donde el contraste siempre
tirizado (los niños), víctima de un sujeto tor- habrá de oficiar como textura de contra-
turador (el calor estival extremo). Lo dicciones. Así contó Martí, el accionar de
análogo profundo con el suplicio Hidalgo, los ricos en esta ocasión:
es que también aquí existe un beneficio co- Los ricos recorren los lugares de campo
lectivo, aunque de mayor alcance, debido a en ostentosas giras. Los imbéciles y la gen-
que el primero se halla restringido por la lo- te de mal vivir vociferan y apuestan en
17
OC, t. 18, p. 307. He aquí otros ejemplos antológicos de horror visceral martiano: “[Sheridan] no pensaba en
los días ensangrentados en que el cielo carmíneo del infierno reflejaba las últimas luces de los montes de
muertos, donde azules y grises, roto el fusil y haciéndose a la garganta, yacían entre mochilas y cureñas, los pies
al aire como las greñas de una loca, o hundidos cabeza abajo con la nieve al pescuezo [...].” OC, t. 13, p. 109.
En el Diario de campaña de Playitas a Dos Ríos, el 25 de abril de 1895 escribe lo siguiente: “¿Cómo no me
inspira horror, la mancha de sangre que vi en el camino? ¿ni la sangre a medio secar, de una cabeza que ya está
enterrada, con la cartera que le puso de descanso un jinete nuestro?” OC, t. 19, p. 223.

30
CATAURO
las carreras de caballos. Treinta sacerdo- cipio —un año antes de “Los zapaticos de
tes andan en velocípedos visitando los rosa”—, Martí, sin contener la respiración,
estados de “Nueva Inglaterra”.18 como en el episodio de los niños martiriza-
El tema niños pobres a punto de una cruel dos por el estío, inmediatamente seguido por
deshidratación reaparece en su intertextua- los ricos en el estío divirtiéndose, se sumer-
lidad zoliana, con iguales tonos sombríos pro- ge en el pequeño universo de las playas nor-
porcionados por el horror visceral, en otro teamericanas, dedicando a los ricos el sutil
“barrio popular” de la misma Nueva York, filo de una insospechada mordacidad:
en un agosto tórrido, de otro verano, pero [...] los mozalbetes sin quehacer, que re-
de 1888. En esta ocasión, el dramatismo in- chupan el puño del bastón en el invier-
herente a la circunstancia deletérea, resul- no, imitan, de casaquín y calzón de punto,
ta exacerbado, al asociarse con mayor énfasis la caza de la zorra en Inglaterra, —y los
lo escénico y lo escenográfico, a la perturba- Narragansetts, donde se bañan vestidas
dora presencia de madres pobres exangües y de turca, con un pañuelo colorado o azul
desfallecidas: a la cabeza, la linda Joy Lindsay, de Ten-
En la acera donde los niños consuelan el nessee, con mucho cabello negro, boca
vientre sediento echándose de bruces de guinda y ojos de sed, realzados por el
sobre las baldosas tibias, se tienden al pie trigueño pálido del cutis.20
de un árbol canijo o en los peldaños de la Más adelante, sin abandonar la recurren-
escalinata, las madres exangües, desfa- te decoración playera, Martí, apenas trans-
llecidas por la rutina de la casa, mortal curridos tres párrafos, regresa al tema niños
en el verano: las mejillas son cuevas; los pobres, no sin antes abordar el de la filan-
ojos, ascuas o plegaria; de si se les ve el tropía de las damas adineradas, obligando
seno no se ocupan; apenas tienen fuerzas al lector a rememorar la trágica paradoja de
para acallar el alarido lúgubre de la cria- “Los zapaticos...”, ya advertida por Jesús Sa-
turita que se les muere en la falda.19 bourín:
Martí no pierde la ocasión, y el principio Suele haber compasión entre los pudien-
desemejanza-desigualdad se hará sentir más tes, y es justo decir que hay muchas so-
enérgicamente en esta crónica, donde son ciedades, de señoras sobre todo, que
protagonistas las madres que carecen de fuer- cuidan de enviar por días, y aun por se-
zas para ocuparse “de si se les ve el seno”. manas, a los niños pobres a la orilla del
Para poner en práctica el mencionado prin- mar, donde les tienen campo libre, baños

18
Martí, casi sin tomar aliento, inmediatamente después de describirnos la trágica situación de los niños
deshidratándose, nos cuenta las frívolas acciones de los ricos, dando lugar a que en el estilo martiano podamos
identificar lo que pudiera calificarse como desemejanza-desigualdad, cuando el contraste y la paradoja suenen
oficiar como textura de contradicciones. Los niños agonizan (desigualdad); los ricos se divierten (desemejanza).
OC, t. 11, p. 47.
19
OC, t. 12, p. 23. En otro ejemplo de desemejanza-desigualdad, en la siguiente crónica, Martí muestra,
comparando, la diferencia entre unas madres y otras: “las madres ricas de Newport, la ciudad de los palacios
de verano, dan fiestas sonadas para sacar a sociedad sus hijas, o distraen, en banquetes donde las servilletas van
ceñidas con anillos de oro [...]”. OC, t. 12, p. 31.
20
OC, t. 12, p. 23.

31
CATAURO
salados, tiovivos y columpios. [...] [los ni- creados y enlazados consciente o inconscien-
ños] Vienen a cientos, con un orden que temente por el autor, aunque estos, en el
aflije. Se hablan cuchicheando, como si ordenamiento tipográfico, puedan hallarse
estuvieran en la iglesia. Algunos, los más dispersos, y aun muy distantes entre sí, como
cuidados, traen un bulto, donde la ma- sucede con los siguientes ejemplos: uno, to-
dre puso juntos bajo una toalla desfleca- mado de la crónica fechada en Nueva York,
da, un pastel de ruibarbo y una muda de el 2 de febrero de 1887: “Aflije entrar en
ropa. Pero pocos cargan bultos. Casi nin- aquellas chozas [de obreros en huelga].
guno lleva sombrero. De diez, uno tiene Como no hay ahorros, ¿qué carbón ha de
zapatos. Color, lo ostenta apenas, más haber, ni qué comida caliente?”23
como mancha de fiebre que como flor Y el otro, de la crónica también fechada
de la piel, algún hijo de italianos o de en Nueva York, pero el 30 de junio de 1889:
griegos. Las orejitas de las niñas, no tie- “[...] El robo, el abuso, la inmoralidad están
nen gota de sangre. Hay bocas que son debajo de esas fortunas enormes.”24
llaga viva.21 La considerable separación tipográfica
En Martí, la pauta que rige la utilización entre estos dos textos, señal precisa de dos
del principio desemejanza-desigualdad, es lo momentos existenciales del autor, aparen-
menester y perentorio de enfatizar la cuali- temente disociados por un lapso temporal
dad adversativa de la antinomia ricos-pobres, de más de dieciséis meses, revelan las posi-
que en un grado o en otro, habrá de confor- bilidades del principio desemejanza-desigual-
mar esta, al develar la injusticia inherente a dad, para exponer una consistente posición
su realidad sociocultural histórica. ideopolítica de Martí ante la antinomia ad-
“Mientras haya un pobre, a menos que versativa asimétrica ricos > < pobres, más
no sea un perezoso o un vicioso, hay una aún cuando, al mismo tiempo, pudiese ha-
injusticia.”22 ber irrumpido, con un golpe atribulador, el
Por ello, la presencia del mencionado horror visceral.
principio no ha de depender únicamente de No obstante, aproximadamente desde
la continuidad colindante o vecina, impues- 1885, insistiendo en Nueva York como fuen-
ta en el texto impreso, por el traslado de la te paradigmática de sus apreciaciones refe-
escritura original martiana a un definitivo renciales e inferenciales sobre los Estados
formato tipográfico, como sucede con el epi- Unidos, los alegatos martianos en torno a
sodio de las mujeres sedientas, seguido por la antinomia adversativa asimétrica, rique-
el de la frivolidad playera de los ricos. Es za > < pobreza = ricos > < pobres, apare-
tarea de la exégesis, como aporte a la com- ce integrado con alguna frecuencia en un
prensión del pensar y el decir de Martí, con- solo bloque textual, al principio desemejan-
tribuir a armonizar en la percepción del za-desigualdad, como puede apreciarse en
destinatario, los nexos conceptuales lógicos, el siguiente párrafo:
21
OC, t. 12, p. 24.
22
OC, t. 11, p. 209.
23
OC, t. 10, p. 298.
24
OC, t. 12, p. 251.

32
CATAURO
¿Quién que viera estos lujos, estos hipó- ficientes para adquirir los productos del
dromos favorecidos, estos palacios mer- campo y de las fábricas [...] veo como un
cantiles, grandes ya como un circo tercio de la nación se halla mal vestida,
romano; quién que viera estas calles de mal alimentada y en malas viviendas.26
Nueva York [...] levantar por sobre las Contrastando con el tono, que por com-
torres mismas de las iglesias, sus casas de paración pudiera calificarse de mesurado,
negocios, labradas las paredes, mármol y en aquel presidente norteamericano, el de
bronce el techo, al atrio pórfido y granito; Martí, en Patria del 19 de agosto de 1893, es
[...] [quién] creería que, poco más que exasperado y de acento perentorio: “[en el
insectos, viven en hambre y angustia, allá Norte] se amontonan los ricos de una parte
del lado de los ríos, en el Monongehela, y los desesperados de otra. El norte se cierra y
de donde sacan el carbón, millares de está lleno de odios. Del norte hay que ir sa-
mineros, que no tienen una corteza de liendo.”27
pan en su alacena, ni vestidos para sus Ante la dualidad adversativa riqueza >< po-
hijos, ni más muebles que bancos de ma- breza = ricos > < pobres —según el modelo
dera, ni más asilo que casas hechas de norteamericano—, Martí hubo de mostrarse,
cajones? [...] donde se acumula la arena vencidos los años iniciales de su estancia en
caliente y el viento negro, donde los mi- los Estados Unidos, casi siempre incondicio-
neros sacan de la tierra el carbón que la nalmente solidario con los pobres, como pue-
mueve y la sustenta [...].25 de observarse en muchas de sus crónicas, sobre
Resulta interesante constatar cómo, poco todo, en las más de una docena escritas entre
más de cuarenta años después, era posible 1886 y 1887, que tratan de su testimonio y opi-
advertir sorprendentes coincidencias entre los niones sobre el tema de la lucha de clases en
testimonios martianos sobre la pobreza en los aquel país, publicadas la mayoría en La Na-
Estados Unidos, y lo declarado por Franklyn ción de Buenos Aires. Su solidaridad es más
Delano Roosevelt en 1934, en su discurso de incondicional, transida en ocasiones de senti-
toma de posesión como presidente de ese país, mientos que parecerían no muy ajenos a la
cuando apenas comenzaban a superarse los misericordia cristiana, cuando él apreciaba
terribles efectos de la Gran Depresión. Así la acción de los pobres, como una resistencia
habló Roosevelt entonces: que, violenta o no, ante todo debía estar ava-
Los grupos no privilegiados [de los Esta- lada por la justicia:
dos Unidos] tratan de vivir con ingresos [...] los trabajadores [desean] gozar en
tan escasos que, día a día, la tragedia de paz, aunque se les manchen los vestidos
un desastre pende sobre sus familias [...]. de sangre propia, o ajena, de un estado
Los que hace años vivían en condiciones nuevo en que el trabajo sea remunerado
que podían ser calificadas como inapro- a un precio suficiente para sustentar la
piadas, siguen careciendo de medios su- casa sin miseria y amparar la vejez [...].28
25
OC, t. 10, p. 298.
26
Max Lerner. America as a Civilization. Simon & Schuster, New York, 1957, p. 335.
27
OC, t. 2, p. 368.
28
OC, t. 10, p. 411.

33
CATAURO
Martí rechazaba apasionadamente el afán Que el rico dé de lo que le sobra, es justo,
de los ricos de oprimir y someter a los pobres y bien poco es, y no hay que celebrarlo, o
por la marginación, el agobio, la extenuación la celebración debe ser menor, por ser me-
y la vulnerabilidad. Empero, debido a la sin- nor el esfuerzo. Pero que el que, a puro
gular moldura dialéctica de su pensamiento afán, tiene apenas blancas las paredes del
ideopolítico, hubo de andar libre de esque- destierro y cubiertos los pies de sus hijos,
matismos reduccionistas y de preconcepcio- quite de su jornal inseguro, que sin anun-
nes maniqueas, lo que le permitió diferenciar cio suele fallarle por meses, el pan y la car-
al rico marcado por la codicia, del rico seña- ne que lleva medidos a su casa infeliz, y dé
lado por la aureola de la solidaridad, como, de su extrema necesidad a una república
entre estos, a Eduardo H. Gato (fabricante invisible y tal vez ingrata, sin esperanza de
de tabacos), Nathaniel A. Borden (comer- pago o de gloria, es mérito muy puro, en
ciante y propietario), Horatio H. Rubens (abo- que no puede pensarse sin que llene de
gado de importantes bufetes). Los tres, de amor el corazón, y la patria de orgullo.31
ascendencia hebrea, prestaron valiosa ayuda Martí tenía la certidumbre de que su pen-
a la revolución cubana en momentos difíciles samiento ideopolítico superaba, en alcance
para esta. Martí supo advertir que entre ricos y profundidad, al de la gran mayoría de sus
y pobres podía producirse una coexistencia destinatarios directos e indirectos. Para él,
armónica que superara lo adversativo que entonces, era una necesidad saber que ese
naturalmente separaba a ambos, siempre que pensamiento no siempre debía manifestar-
así lo exigieran las circunstancias históricas.29 se, ni en su totalidad, ni en su plenitud, y,
Lo explica en el artículo publicado en Patria por supuesto, como desliz. Lo apremiante era
con fecha 14 de marzo de 1893: preservar o ganar la adhesión de los muy
Nuestro rico ha purgado en el sacrificio y apreciados y al mismo tiempo, disímiles par-
el trabajo la fuente tal vez criminal de su tidarios; así como asegurar difíciles y frágiles
fortuna. Los nietos han de hacerse per- alianzas. ¿Y tanto cuido no hubo de contri-
donar el pecado de sus abuelos [...]. buir a sus silenciosas soledades? De su an-
El servicio a la revolución de la libertad tianexionismo sí, pero de su antimperialismo
puede lavar la culpa de la riqueza, acu- poco o nada dice a Maceo y a Máximo Gó-
mulada con el fruto de la esclavitud. El mez, y únicamente, con alguna amplitud, y
mundo es equilibrio, y hay que poner en por primera vez, a su amigo-hermano Ma-
paz a tiempo las dos pesas de la balanza.30 nuel Mercado, pero solo previendo lo pe-
No obstante, pocos meses antes de su par- rentorio del legado, cuando sabe que todos
tida hacia el holocausto fundador, el 24 de los días está en peligro de dar su vida por su
octubre de 1894, en Patria se ofrece un re- país: “en silencio ha tenido que ser, y como
velador desequilibrio de balanza: indirectamente [...].”32

29
Concepto contenido en la tesis de Jorge Ibarra sobre un frente único de clases para la guerra del 95. Ideología
mambisa. Instituto del Libro, La Habana, 1967, p. 86 et passim.
30
OC, t. 2, p. 251.
31
OC, t. 3, p. 304.
32
OC, t. 4, p. 167.

34
CATAURO
Por añadidura, ha rodeado, lo que escri- la síntesis alegórica posee la virtud de reve-
be y lo que dice, de una densidad trópica larnos las enérgicas vinculaciones esencia-
deslumbrante, y de una intrincada organi- les de la antinomia adversativa riqueza-ricos
zación sintáctica. Como si no bastase, solía > < pobreza-pobres, en su expansión en la
apelar a parábolas y alegorías, cuando no las antinomia adversativa macrohistórica de-
inventaba, acreedoras a los Evangelios: sarrollo > < subdesarrollo, y su dimensión
“Nuestra honda es la de David”; o, “Viví en interna: grupos opresores > < grupos opri-
el monstruo y le conozco las entrañas” (Jo- midos. Asimismo, es interesante “descubrir”,
nás en el vientre de la ballena). De ahí que cómo, en su expansión natural, la antino-
más que de una lectura “normal”, lo que es- mia primaria adversativa ricos > < pobres,
cribió o dijo, no pocas veces requiere de la conduce a una nueva antinomia adversati-
búsqueda y de la interpretación, o de lo con- va esencial: amo blanco superior > < escla-
trario, se hace causa con esos que afirman vo negro inferior.
que “entender a Martí es difícil”. Un elemental proceder exegético para
Como ejemplo de lo aseverado, tomemos interpretar la alegoría que pudiéramos
un pasaje del discurso pronunciado por Martí llamar “volanta” sería el de conocer que
en el Hardman Hall de Nueva York, el 10 volanta “es coche que se usa[ba] en las An-
de octubre de 1890, en conmemoración de tillas,34 región subdesarrollada de un conti-
un aniversario del comienzo de las guerras nente subdesarrollado. Por otra parte, la
revolucionarias de Cuba: presencia del calesero —subordinado siem-
No creemos que sea Cuba una isla moral, pre negro—, sugiere que la volanta debió
que en este siglo nivelador y justiciero pue- haber sido, casi exclusivamente, vehículo
da salvarse de la marejada de libertad que utilizado por los blancos-ricos; mientras que
de todas partes empuja y rodea, ni que un “los que van a pie”, casi exclusivamente,
pueblo industrial, como Cuba es, viva di- serían no-blancos: negros, mulatos, indios,
choso con una política de señorío, política cholos, zambos, asiáticos, etc. Estos no-blan-
de volanta y calesero, que no habla con cos pobres, poseedores de la fuerza propia
los que van por el mundo a pie, sin ver que “de la ignorancia y el padecimiento”, si les
son más que los que van sobre ruedas, y ayudase la justicia, pudieran “volcar la vo-
tienen la fuerza de la ignorancia y del pa- lanta”, con lo que los ricos sí-blancos roda-
decimiento, y si les ayuda la justicia pue- rían por tierra (¿correría la misma suerte el
den volcarnos la volanta.33 calesero pobre, no-blanco?) Tanto “la igno-
La respuesta exegética a la primera parte rancia”, como “el padecimiento”, pudieran
de este pasaje (concluye con “política de considerarse como consecuencias negativas
señorío”), puede emerger sin mucho esfuer- de la política de “señorío”, pero también
zo, quizás por ser obvio su vínculo con la como limitantes de la política subversiva de
siguiente. La segunda, en cambio (se inicia los que “van a pie.”
con “política de volanta y calesero”), de- El conjunto alegórico “volanta”, permi-
manda más briosos afanes exegéticos, pues te abrir otras conjeturas. Por ejemplo: la

33
OC, t. 4, p. 253.
34
Enciclopedia UTEHA, 1975.

35
CATAURO
presencia en Martí, de un saber ecuménico; dos blancos superiores (los que van en la vo-
de una refinada intuición dialéctica; de un lanta) > < Cuba = pueblo colonizado + pue-
haber sido testigo sagaz de la cruenta lucha blo pobre + pueblo no-blanco inferior (los que
de clases en los Estados Unidos; así como de van a pie). Mas, la caracterización localista,
su percepción de la especificidad antillana en este caso, obviamente no contradice la uni-
de la lucha de clases, le hacían coincidir de versalidad histórica y sociocultural del con-
cierta manera, con principios establecidos junto alegórico (“volanta”). Obsérvese al
por la economía política tradicional que le respecto, su interesante analogía con otro con-
precedía, pero más aún, con una aproxima- junto alegórico que, de una posición anticolo-
ción intuitiva (o racional), a determinados nial explícita, permite a Martí impugnar la
principios establecidos por Marx y Engels naturaleza injusta de la antinomia adversativa
durante la segunda mitad del siglo dieci- ricos-pobres. Se trata del siguiente pasaje de
nueve. Una diferencia importante entre es- La Edad de Oro (“Un paseo por la tierra de los
tas afinidades es de carácter lexical: la anamitas”), donde ese otro vehículo, la djirinc-
utilización del rico lenguaje metafórico, no ka, sustituye a la volanta, transformando la an-
propio de la especialidad científica (lo mis- tinomia adversativa original ricos > < pobres,
mo hubo de suceder con Balzac, Louis H. en la antinomia adversativa colonialistas > <
Morgan y H. G. Wells).35 Asumiendo esta colonizados.
diferencia, en la “traducción” de los térmi- [...] la djirincka, que es el coche de dos
nos simbólicos, el equivalente de “volanta”, ruedas, del que va halando el anamita
sería “subdesarrollo antillano”; los que “van pobre: trota, trota como un caballo [y]
sobre ruedas”, el de “ricos”; en otras pala- como los caballos se mueren después, del
bras, el de “colonialistas”, y/o “oligarcas”, y/ mal de correr, los pobres cargadores. Y de
o “burgueses”, y esos ignorantes que van a beber clarete y borgoña, y del mucho co-
pie, padeciendo, no serían otros que los “po- mer, se mueren, colorados y gordos, los
bres”, y/o ”los oprimidos”, y/o los “no-blan- que se dejan halar en la djirincka, echán-
cos”, en suma, los “proletarios”. Por último, dose aire con el abanico [...].36
el inesperado posible desenlace violento, El sentido de lo universal, en el modo de
donde los ricos rodarían por tierra, puede ser simbólico propuesto por el conjunto ale-
asumirse como premonición del desenlace górico volanta-djirincka, es la subversión, por
augurado por Marx y Engels a la violencia los que van a pie padeciendo y mueren tro-
desencadenada por los que van a pie. tando, del sistema señorial regido por los que
Pudiera aducirse que el pasaje a que hace- se dejan halar, echándose aire con el abani-
mos referencia, solo posee connotación local: co, bebiendo clarete y borgoña y muriendo
Cuba = colonialistas + oligarcas + hacenda- colorados y gordos.37 La idea de la universa-
35
Engels, en carta a Margaret Harkness, dice que “Balzac aborda aspectos económicos como la redistribución
real y privada de la propiedad después de la Revolución Francesa”, concluyendo que “leyendo a Balzac he
aprendido más que leyendo a los historiadores profesionales, los economistas y los peritos en estadísticas
del período, todos juntos”. Federico Engels. Literature and Art: Karl Marx and Frederick Engels. Selection
fromTheir Writings. International Publishers, New York, 1947, p. 43.
36
OC, t. 18, p. 462.
37
Ibíd.

36
CATAURO
lidad se impone sobre la idea de la locali- comodidad material, que en todos los pue-
dad, cuando Martí, en el razonamiento sub- blos aparecen según la necesidad de ellas, y
textual, asegura que el vuelco es justo. Irá se acumulan en las naciones prósperas, más
más lejos: habrá de afirmar que ello es posi- que por genio especial de raza alguna, por
ble si existiera una determinada inversión el cebo de la ganancia que hay en satisfa-
de energía violenta, por él llamada “sacudi- cerlas. El pueblo más grande no es aquel
miento” y puesta en práctica por los que tro- en que la riqueza desigual y desenfrenada
tan y van a pie “por el mundo”: ¿qué mundo, produce hombres crudos y sórdidos, y mu-
sino la suma del vehículo, sus pasajeros y los jeres venales y egoístas: pueblo grande,
que van a pie halando?; mundo, que solo cualquiera que sea su tamaño, es aquel
pudiera transformarse si la energía-sacudi- que da hombres generosos y mujeres pu-
miento hiciera rodar por tierra a los gordos ras. La prueba de cada civilización huma-
colorados. Con otras palabras, así lo dice na está en la especie de hombre y de mujer
Martí en dos crónicas, ambas fechadas en que en ella se produce.40
Nueva York. Una, dirigida a La Nación de La disección de este texto es reveladora:
Buenos Aires, el 15 de marzo de 1887, al por una parte, el autor reconoce, en lo táci-
referirse a la situación política y social en los to, la existencia histórica de la antinomia
Estados Unidos: “El trabajador, que es aquí adversativa riqueza = rico > < pobreza =
el Atlas, se está cansando de llevar a cues- pobres, sin mencionar, por supuesto, su de-
tas el mundo, y parece decidido a sacudír- nominación exegética, que desconoce, pero
selo de los hombros, y buscar modo de andar que en el texto, siendo objeto del tipo de
sin tantos sudores por la vida.”38 Otra, dos traspolación ya conocida —por ejemplo: ri-
meses después, el 20 de julio, dedicada al queza-ricos = colonialistas > < pobreza-
caso del padre McGlynn, publicada por El pobres = colonizados—, adquiere en este
Partido Liberal, periódico mexicano ami- caso nuevos delineamientos, donde tanto
go: “De vez en cuando es necesario sacu- “ricos” como “pobres”, estarían signados por
dir el mundo, para que lo podrido caiga a el genérico universal: naciones = pueblos
la tierra.”39 = pueblo, de manera que tendríamos:
En uno de sus últimos artículos de Patria, Riqueza-ricos-naciones-pueblos:
titulado “Honduras y los extranjeros”, pu- = A) Grandeza de pueblos de gran ta-
blicado en Nueva York el 15 de diciembre maño.
de 1894, cuarenta y cinco días antes de aban- = B) Fórmulas múltiples de comodidad
donar para siempre la ciudad donde había material.
vivido quince años, camino a Cuba, para = C) Que se acumulan en las naciones
siempre, Martí escribe en el mencionado prósperas.
artículo: = D) Por el cebo de la ganancia que hay
La grandeza de los pueblos no está en su que satisfacer.
tamaño, ni en las formas múltiples de la = E) Riqueza desigual y desenfrenada.

38
OC, t. 11, p. 173.
39
OC, t. 11, p. 242.
40
OC, t. 8, p. 35.

37
CATAURO
= F) Todo lo cual produce hombres cru- tículo de Patria de 15 de diciembre de 1894,
dos y sórdidos y mujeres venales y egoístas. sea el situado justo en la misma mitad ti-
Si A) B) C) D) E), constituyen atributos pográfica (de hallarse el lector ante la pá-
de pueblos-naciones = riqueza-ricos, pro- gina 35, tomo 11, de las OC), oficiando
ductores de “hombres crudos y sórdidos y como un pivot semántico, pero sobre todo
mujeres venales y egoístas;41 aun teniendo ético, de todo lo dicho antes y todo lo que
en cuenta la atenuante “en todos los pue- se ha de decir después. Se trata de que A)
blos aparecen según la necesidad de ellas”42 B) C) D) E) F) = ricos-riqueza, “no es el
(de “las formas múltiples de la comunidad resultado del genio especial de raza algu-
material”),43 esos pueblos son acreedores de na”, en otras palabras, de la superioridad
desvalorización y desmitificación, ante el de una raza. Pequeñez literaria de frase, a
balance axiológico de fuerte cimiento ético, la que bien le viene el conocido símil de la
proveniente de la visión martiana del mun- punta del iceberg, que oculta la presencia
do. Por el contrario, pueblo grande, “cual- de un cuerpo gigante, en esta instancia
quiera que sea su tamaño”, es aquel “que grávido de ideas sobre el tema racial, uno
da hombres generosos y mujeres puras,44 atri- de cuyos antecedentes más afines y resplan-
buto este de contenido humanista de pue- decientes, puede hallarse seis años antes
blos-naciones, que teniendo en cuenta la en “Nuestra América” en otra pequeña fra-
descalificación de los otros pueblos-nacio- se: “No hay odio de razas, porque no hay
nes (ricos), por los oprobios mencionados, y razas.”46
según la lógica de los opuestos, serían na- En los años transcurridos entre una y otra
ciones pobres-pobreza-subdesarrolladas, todo frase, hubo de ampliarse y profundizarse el
lo cual pudiera considerarse medido por el credo antirracista martiano, ya de antes des-
axioma final: “La prueba de cada civiliza- puntando.
ción humana está en la especie de hombre y Pero para comprender en su magnitud la
de mujer que en ella se produce”.45 importancia de la frase de Patria, debe tener-
Donde desde el concepto de lo humano- se en cuenta que, después del desgaste, en el
humanista, se adelanta una idea de civiliza- siglo diecinueve, del ideario democrático
ción, distante de definida por el conocido propuesto por la Revolución Francesa, en el
epíteto “occidental”, más del agrado de los todavía joven capitalismo, Vulcano prodi-
colonizadores = ricos, que de los coloniza- gioso, se creó un formidable protector escu-
dos = pobres. do ideológico, relevo y renovación de otros
Sin embargo, probablemente lo más im- más antiguos, provenientes ambos y a su vez
portante en el párrafo seleccionado del ar- creadores en ese y en su momento, de cul-

41
Ibíd.
42
Ibíd.
43
Ibíd.
44
Ibíd.
45
Ibíd.
46
OC, t. 6, p. 22.

38
CATAURO
tura atávica, estimulados por los últimos racista de este siglo, que la frase que aludi-
impulsos colonizadores, con África como mos resulta una señal de que Martí repre-
objetivo principal, resumidos en el precepto senta la posición antirracista más enérgica y
prefigurativo irracional: blanco superior a ne- de ideas más profundas y avanzadas de su
gro, extendido en realidad a blanco superior época; razón, entre otras, que lo ubican con
a no-blanco; a negro, a mestizo, a mulato, a Pétion, Bolívar, Marx y Engels, como uno de
chino, a indio, a aymará, a cholo, a zambo. los revolucionarios más lúcidos de aquellos
Es en el centro de la impresionante ofensiva tiempos. C

39
CATAURO
IVAN A. SCHULMAN
Fernando Ortiz and the worship of José Martí
Parallelisms and influences can be outlined in Martí and Ortiz’s works.
Affinities and coincidences intermingle and serve as support of the no-
tion of an ideological, political and cultural consanguinity between these
two intellectuals and activists dedicated to the development of Cuban
national society.

Las circunstancias históricas —nacionales


o internacionales—; las “irrupciones” a tra-
vés del tiempo percibidas por Lezama Lima;
o las transformaciones y colectividades de
la cultura anotadas por Fernando Ortiz, en-
cierran la posibilidad de producir paralelis-
mos y ascendientes cuyas manifestaciones
en relación con la figura de José Martí será
el principal enfoque de nuestra presentación.
En la obra de un escritor la persistencia en
sus textos de metáforas o paisajes, o la apari-
ción constante de ideas que asociamos con
el discurso de otro creador, constituye la base
de un proceso de simbolización o de la fun-
dación de cultos o iconos —como en el caso
Martí-Ortiz. Entre estas dos figuras existe
una red de afinidades y coincidencias que
IVÁN A. SCHULMAN apoyan nuestro principal argumento de la
Historiador.
Estudioso de la obra
consanguinidad ideológica, política y cul-
martiana. Alemania. tural de dos intelectuales y activistas dedi-

40
CATAURO
cados a la elevación de la sociedad nacio- tí, pedía un “remolde” universal, sino, en
nal —consanguinidad a la cual el mismo relación con las circunstancias repudiables
Ortiz aludió cuando, en 1940, a mediados de la vida política de Cuba, por un profundo
de su carrera, escribió: sentimiento de indignación engendrada por
[...] sentimos que todavía hay mucho que la rectitud moral y el deseo de promover una
pensar sobre la vida de nuestro Apóstol, mejoría nacional en el terreno político, so-
sus epístolas, sus predicaciones, sus dolo- cial, económico y educativo. Como otros
res, sus suplicios y su muerte. Cada día miembros de su generación —nacidos entre
crece el culto a este apóstol de Cuba, que 1880 y 1895— la vigilancia constante frente
jamás tuvo dineros detracción en su a los vacíos y los errores de la república
mano, ni negó a su Verdad, ... ni se dur- neocolonial definió su obra. Esta, desgra-
mió en la pasión, ni se humilló a los escri- ciadamente, se ha juzgado a menudo en
bas, ... ni necesitó tocar la llaga para creer, forma trunca, pues ha primado la tendencia
ni evadió para aligerar el gravamen de su a definirla en términos de sus contribucio-
agónico apostolado los deberes humanos nes de capital importancia a la etnografía.
del amor, de la paternidad y del sustenta- Pero, el universo de Ortiz fue más amplio.
dor trabajo cotidiano... Martí está entre Habría que describir sus parámetros en tér-
las primeras figuras de altar y rito.1 minos de la labor de un humanista que
Le Riverend, en una apreciación general defendió la libertad individual y nacional,
de la obra de Ortiz, va más lejos; considera un ciudadano que luchó en pro de la inde-
que a medida que este produce sus trabajos pendencia, de una patria libre de corrup-
sobre Martí, “descubre que su pensamiento ciones e intervenciones extranjeras, y un
se hallaba más fundamentado en la obra del hombre que, con las armas del científico,
Maestro, que en la de cualquier otro de los defendió la dignidad del ser humano, la de
cubanos que le precedieron”.2 Y no fue la de todos los seres humanos, la de todas las ra-
Ortiz una veneración generada por la obli- zas. ¿Resumir su labor de este modo no con-
gación circunstancial o el oportunismo polí- valida su nexo con el quehacer cívico y el
tico, ni tampoco una presencia reconocida ideario martianos?
en momentos fugaces y aislados. Al contra- Del pensamiento de Ortiz quizá la faceta
rio; en su trayecto intelectual y cívico pode- más íntimamente ligada al de Martí fue la
mos trazar rutas paralelas y cruzadas con las noción de una república moral, concepto que
de Martí a partir de la primera década del asedió a Martí, sobre todo en los últimos años
novecientos hasta 1969 —año de su falleci- de su atribulada existencia. Pero, la ensoña-
miento. da nación de Martí difirió en forma violenta
De modo semejante, en la lectura de sus de la realidad del ambiente corrupto de la
obras se patentizan elocuentes resonancias república mediatizada cuyas lacras observa-
martianas, entre ellas, un venero crítico ge- ron a diario Ortiz y sus contemporáneos.
nerado no solo por las contradicciones de la Enfrentados con esta realidad, era preciso,
modernización burguesa, época de vuelcos según las observaciones atinadas de Le Ri-
y replanteamientos, época que, según Mar- verend, “recomenzar el camino perdido o

1
En la reseña del libro de Gonzalo de Quesada y Miranda, Martí, hombre, p. 313.
2
Órbita de Fernando Ortiz, p. 47.

41
CATAURO
cortado en este nuevo nivel de experien- y científico del pueblo para lograr el sanea-
cia histórica. Martí lo había visto, hasta el miento nacional que se propuso. El ejemplo
punto de anunciar el futuro poder de las de Martí resultó fundamental en la idea-
inversiones norteamericanas...”.3 Pero, el ción de este proyecto de larga duración en
imaginario nacional de Martí, poco después la vida de Ortiz: en libros, en ensayos, en
de su muerte, se convirtió en mito, y “su discursos, en la creación de organismos edu-
obra de pensamiento y de fundador... [que- cativos y científicos, en la fundación de re-
dó] sepultada en el gobierno de la Revolu- vistas y empresas editoriales. La huella
ción de 1895...”. 4 Frente a estas martiana se patentiza y se afirma en varias
circunstancias, Ortiz y los de su genera- formas: en trabajos escritos sobre el Maes-
ción vieron la necesidad de proseguir con tro, en actividades similares al as que em-
la lucha iniciada por Martí, la de fundar prendió Martí en vida, y en libros y ensayos
una república ética. Urgía continuar lo que sobre temas de índole diversa cuyo discurso
el mismo Ortiz, en su conmovedora “Oración revela, por encima y por debajo de las pala-
a Martí”, reconoció como la dedicación hu- bras, registros de eticidad y una dedicación
manística del Apóstol, es decir, “ahondar en nacional de cepa martiana.
los ánimos, romper resistencias, mover ma- Son tres las obras clásicas de Ortiz sobre
sas, abrir cauces, tender puentes, alzar re- la vida y obra de Martí: “Martí y las razas”
presas y desatar las energías cívicas de Cuba (1941); “Oración a Martí” (1953); y “La
que estaban ocultas, remansadas...” Era im- fama póstuma de José Martí” (1956). Hay
prescindible atender a la (re)construcción otras, pero son de menor categoría: la reseña
nacional, pues la República, decía, “no ha del libro de Gonzalo de Quesada, Martí,
logrado todavía el alto y definitivo nivel hombre (1940); “‘Cañales’, dijo Martí”
cívico a que Martí aspiró”. Y, con una alu- (1939); y “Martí y las ‘razas de libre-
sión tanto certera como atrevida, en esta ría’” (1945), especie de síntesis selectiva de
misma alocución cuyos registros de deseo fue- “Martí y las razas”.
ron un llamamiento a la acción cívica de “re- 1. De todas estas obras, la que más revela
molde” martiano, Ortiz subrayó una verdad la mano del investigador, amén de la del
política que sin duda incomodó a los pode- devoto y apasionado martiano, es “Martí y
rosos que lo escuchaban: “es innegable que las razas”. Es la primera exploración del tema
la tercera parte de ese medio siglo hemos de las razas en la obra del Maestro, un análi-
estado los cubanos sin gobiernos nombra- sis construido con abundantes citas en apoyo
dos por virtud de mandatos electorales ver- de las afirmaciones del ensayista. Pero, ade-
daderos”. más de un sistemático y consumado estu-
El proyecto de “alzar la nación” no lo dio científico es una defensa de la libertad y
concibió Ortiz exclusivamente vía la escri- la dignidad humanas y una historia personal
tura, sino, como Martí, vía una activa labor —la de Ortiz y la de la experiencia colonial
cultural, política y educativa. Urgía de-mi- de Cuba. Hemos dicho que en este estudio
tificar y cientifizar, levantar el nivel cultural raigal Ortiz se revela como un estudioso

3
Prólogo a Entre cubanos; psicología tropical, pp. VI-VII.
4
Prólogo a Entre cubanos; psicología tropical, p. VII.

42
CATAURO
dedicado a la obra martiana —pero no solo requería la unidad del pueblo, sí señala que
de textos selectos y reiteradamente antolo- a medida que se acerca el momento de ini-
gizados de la vasta “mina” martiana, para ciar la guerra de liberación, intensifica Martí
utilizar la imagen de Gabriela Mistral. No su defensa del negro para contrarrestar los
solo de los libros en verso o las crónicas y recelos nacionales en su contra.
ensayos más citados, sino de los escritos me- 2. La “Oración a Martí”, discurso prepa-
nos conocidos pero no por eso menos aluci- rado para conmemorar el primer centenario
nantes, como los cuadernos de apuntes. En del nacimiento de Martí (1953), se pronun-
estos cuadernos Martí dejó constancia de ció en el Capitolio de Cuba con la presencia
los libros que pensaba escribir; entre ellos del presidente de la República. Es una in-
Ortiz glosa el intitulado “La raza negra. Su vocación lírica del espíritu de Martí, una,
constitución, corriente y tendencias. Modo como él mismo dijo, “ceremonia de liturgia
de hacerla contribuir al bien común, por el cívica”. En ella abundan las palabras inde-
suyo propio”. Con su acostumbrada visión pendencia, libertad, soberanía, democracia re-
nacional, Ortiz liga el pensamiento martia- publicana evocadas en relación con Martí
no de este proyectado libro con la situación pero con registros discursivos que constitu-
contemporánea de Cuba: “Habría sido de yen un comentario crítico sobre el régimen
incalculable trascendencia, tanto mayor dictatorial de Batista. De función similar es
cuanto el estudio sistemático del factor la pregunta fundamental del discurso: “¿Qué
negro en la evolución histórica de Cuba... deseaba Martí para su país?”, pregunta que
jamás ha sido hecho hasta ahora, ni consi- conlleva un significado contemporáneo, y
derados sus elementos en las enseñanzas ofi- cuyas contestaciones enumeradas destacan
ciales, ni favorecida su investigación, y, antes las ausencias y deficiencias nacionales del
al contrario, visto todo ello con desdén momento: soberanía, libertad, humanismo,
y hasta impedido, como tema insustancial y bienestar y justicia sociales, y una sociedad
baladí, a pesar de vaciarse en él la mitad de antirracista. La oración liga el pasado de
toda nuestra historia.” También contribuye Cuba, la labor de Martí y el deseado futuro
a explicar el sentido que la palabra “raza” del país al exclamar el orador: “Martí no ha
tiene para Martí notando que usa el voca- muerto... Vive Martí, y presente está su es-
blo no en un sentido científico, sino en “el píritu”. ¿Una oración? Sí. Las últimas pala-
sentido impropio y vago”, pero lo hace, agre- bras de la alocución son:
gó, “para rechazar de raíz toda la peligrosa ¡Elevemos a él los corazones en una ple-
gravedad social de que suele cargarse ese garia! Martí, padre nuestro que estás en
concepto...”. Raza para Martí significaba la gloria de tu doctrina, de tu ejemplo,
cultura, y si Martí utilizó el concepto en un de tu pasión y de tu sacrificio, siem-
sentido acumulativo para referirse a los ha- pre venerado sea tu nombre; venga a nos
bitantes de América no significaba por eso tu inspiración pura para que se cumpla tu
que no entendía que en América, como en voluntad, nos perdonemos recíprocamente
Cuba, había gente de diversos colores y et- las culpas, haya paz en la tierra y que los
nias. Si Ortiz no subraya el sentido revolu- pueblos, libres de malas tentaciones, ten-
cionario del significado de la frase “no hay gan seguro el sustento de cada día y el
odio de razas porque no hay razas” en térmi- pleno, pacífico y progresivo goce de la vida
nos de la labor organizadora martiana, la que como fue tu promesa, “con todos y para

43
CATAURO
[el bien de ] todos”, por el amor, el traba- No al que contempla de cerca los des-
jo y la ciencia. ¡Que así sea! tellos de la vida civilizada en los países
3. Y, finalmente, en “La fama póstuma de de menos luz de sol y de más luz humana
José Martí” amplía Ortiz la temática martia- —escribe—, no al que despierto y avisa-
na y ofrece una antología sobre la religión, do observa atento la crepuscular vida de
la muerte, el espiritualismo, la filosofía y la Hispano-América, conoce sus tonos apa-
libertad. El texto es de intención doble como gados y se entristece por la falta de color
la “Oración a Martí”, es decir, versa sobre vivo; sino a ti, soñoliento hijo de los trópi-
Martí, y, a la vez, sobre la situación actual cos, a ti van mis palabras.
de la nación. De Martí, nos dice, que se le Compárense estas palabras iniciales, ex-
recuerda —como hoy recordamos al mismo presadas además en el estilo anafórico de
Ortiz— por Martí, con las que abren el ensayo martiano
[...] su pasión por la libertad..., su lucha “Nuestra América”:
por la independencia de su patria propia Cree el aldeano vanidoso que el mundo
y la de otras patrias, la virtud pura y he- entero es su aldea y con tal que él quede
roica de su civismo, el realismo que supo de alcalde, o le mortifique al rival que le
dar a su ideal acompañándolo siempre de quitó la novia, o le crecen en la alcancía
la acción valerosa, sagaz y efectiva... su los ahorros, ya da por bueno el orden uni-
inquebrantable fe en la verdad y el bien, versal, sin saber que los gigantes que lle-
su inagotable amor humano, comprensi- van siete leguas en las botas y le pueden
vo y universal. poner la bota encima, de la pelea de los
Pero, en este, como en otros escritos so- cometas en el Cielo, que van por el aire
bre Martí, la palabra clave, la que se repite dormidos engullendo mundos. Lo que
constantemente, la que constituye el eje de quede de aldea en América ha de desper-
la visión del autor, es la libertad —la liber- tar. Estos tiempos no son para acostarse
tad que desea para Cuba, la libertad que con el pañuelo a la cabeza, sino con las
Martí, según nos dice Ortiz, nunca confun- armas de almohada, como los varones de
dió con la tiranía. Juan de Castellanos: las armas del juicio,
También hay escritos no dedicados a que vencen a las otras.5
Martí que patentizan la presencia del Maes- Son dos llamadas a despertarse, a desco-
tro. Las limitaciones de tiempo impiden el lonializar, a renovarse, a forjar la vida nue-
comentario con detalle, pero, su examen va. Para Cuba, eso implicaba, como Ortiz
meticuloso revelaría cuán perseverante es explica claramente en “Alma cubana” del
la presencia martiana. Ejemplo significa- mismo volumen, nacionalizar el espíritu, crear
tivo de la producción primigenia de Ortiz instituciones liberadas del yugo (neo)colonial.
es Entre cubanos; psicología tropical (1913), Y, en la consecución de estos ideales, como
el único que aduciremos, donde en el Martí, recomienda la busca interior: “Bus-
prólogo, “Al dormido lector” se perfila camos fuera de nosotros mismos la columna
la dedicación social no sólo nacional sino de fuego que nos guíe por el desierto de
americana de un ensayista que transita por nuestras incrédulas mentalidades, no sabe-
la ruta del Maestro: mos que la luz del ideal han de encontrarla
5
Obras Completas, t. 6, p. 15.

44
CATAURO
los pueblos en el resplandor de sus propias que a lo largo del siglo XIX dieron alma, vida
concepciones”. y dignidad a esta nación”.6
“Laboremos, hijos de los trópicos”, sen- La de Ortiz fue una voz del futuro, cons-
tencia Ortiz. Y como Martí, se dedicó a le- ciente de la cultura del presente, versada en
vantar a su pueblo, a despertarlo a la vida las raíces relevantes del pasado, y dedicada a
moderna. En 1930 fundó la revista Surco cuyo la construcción de una realidad sociopolítica
lema pertenece al ideario martiano: “pensar y cultural alternativa, una voz, en fin, mar-
es abrir surcos”, revista que aspiraba a di- tiana y moderna, una voz como la de Martí
vulgar al pueblo hispanoamericano y a los que supo percibir las lacras de la vida con-
que no tenían el dinero para conseguirlas, temporánea. En su Historia de una pelea cubana
las más significativas expresiones culturales contra los demonios (1959), Ortiz recomendó
no hispánicas del mundo moderno. Y en que se leyera y se releyera a Martí, “con las
1936 con propósitos semejantes a Surco, fun- luces del día, sin renegarle a cada cantío de
dó Ultra, en cuyo primer número señaló que un gallo. ¡Que Martí no se quede, como Jesús,
“solo la cultura activa y no palabrera pue- solo en ruido de palabras y en sombra silente
den realizar totalmente en nuestra tierra el de bronce o de mármol”.7
programa de Martí y del noble patriciado Tampoco la obra de Fernando Ortiz. C

BIBLIOGRAFÍA
ARGÜELLES , LUIS ÁNGEL. “La huella martiana en Martí, hombre. Revista Bimestre Cubana, XLXI
Fernando Ortiz”. Anuario Martiano, 5 (1982): (1940): 312-13.
218-233. _____________. “Martí y las razas”. Revista Bimestre
MARTÍ, JOSÉ. Obras Completas. Editorial Nacional, La Cubana, XLVIII (1941): 203-33.
Habana, 1963-73, vol. 6. _____________. “Martí y las ‘razas de librería’”.
ORTIZ, FERNANDO. Entre cubanos; psicología tropical. 2ª Cuadernos Americanos, XXI (1945): 185-98.
edición. Prólogo de Julio Le Riverend. Editorial _____________. “Oración a Martí”. Publicaciones
de Ciencias Sociales, La Habana, 1993. de la Comisión Nacional Organizadora de los Ac-
_____________. Órbita de Fernando Ortiz. Selección tos del Centenario y del Monumento de Martí, La
y prólogo de Julio Le Riverend. La Habana, Unión Habana, 1953.
de Escritores y Artistas de Cuba, 1973. _____________. “La fama póstuma de José Martí”.
_____________. “‘Cañales’, dijo Martí”. Revista Introducción a José Martí y la comprensión huma-
Bimestre Cubana, XLIV (1939): 291-95. na; 1853-1953. Editorial Marco Pitchón.
_____________. Reseña en Gonzalo de Quesada. Fernández y Cía., La Habana, 1957, pp. 15-30.

6
Citado por Argüelles, p. 221.
7
Citado por Argüelles, p. 232.

45
CATAURO
MIRIAM HERRERA JEREZ
“The soul of the Cuban nation”—Approach to the anti-Chinese
racism in Cuba
The evolution of the perceptions of the Chinese in republican Cuba is
analised in relation to the official ideology (“racial equality and progress”)
in order to investigate the factors not allowing the anti-Chinese campaign
to articulate in spite of its promotion by some social sectors. The socio-
political dynamics within Chinese collectivity, the historical memory,
the symbolic images and negotiations produced by the Chinese elite to
stabilize its hegemony in community and to legitimate its presence in
Cuban society using a discourse of progress and racial equality promoted
by the Cuban state of that time are studied.

En 1906, a propósito de la celebración en San-


tiago de Cuba de la 5ta. Conferencia de Be-
neficencia y Corrección de la Isla de Cuba,
Ramón Meza, a contrapelo de sus colegas
en torno a la percepción de los chinos y su
cultura, expresó:
Abran en las ciudades las puertas de sus
pintorescos y exóticos establecimientos los
chinos; cultiven bajo sus pobres chozas
de desechos y de yaguas sus huertos bien
cultivados y modelos; vendan los produc-
tos raros en ingeniosas ambulancias por
MIRIAM HERRERA JEREZ las calles y plazas. Todo esto está permiti-
Historiadora. do, aunque en algunas partes a regaña-
Centro de Patrimonio
de San José, Cuba. dientes; pero hacerles doblar el espinazo

46
CATAURO
bajo el látigo social esto debe ser censu- toda la retórica identitaria descansó en la
rado.1 afirmación de las raíces históricas de los chi-
Esta percepción de la cultura china en el nos en suelo cubano2 y no en la exigencia
siglo XX que comienza a abrirse espacios en pública de su derecho a la diferencia y a la
las representaciones y el imaginario del cu- exclusividad étnica. Este movimiento de
bano se asienta en el predominio de la iden- exclusión-inclusión permanece marcado por
tificación de la esclavitud con el sistema las sucesivas reconstrucciones de lo nacio-
colonial español en la ideología antirracista nal, la ideología racial, las opciones de de-
de las revoluciones independentistas de fi- sarrollo capitalista de la Isla y las relaciones
nes del siglo XIX. Una reflexión de las inter- de todos los sujetos sociales en torno a la
secciones y oposiciones entre lo percibido diferencia cultural.
sobre los chinos y lo representado desde la
propia comunidad, nos llevaría al análisis de
las peculiaridades del discurso antichino en LOS AVATARES DE LA INCLUSIÓN
Cuba y de las tensiones que se provocan entre Y LOS DERECHOS DE
un nacionalismo inclusivo y la expansión de RECONOCIMIENTO
nuevas comprensiones de lo racial que han
erosionado el ideal de igualdad racial. El Las respuestas a por qué en Cuba3 las per-
péndulo entre aceptación y rechazo se mue- cepciones sobre la cultura china no origina-
ve con el ritmo de las contingencias y los ron un movimiento racista de carácter
juegos de apropiaciones del imaginario so- violento ni articulado políticamente, como
cial. A pesar de la persistencia en el con- sucedió en México o los Estados Unidos,
senso de que los asiáticos son una “raza podremos encontrarlas partiendo del proce-
inabsorvible”, no se produjo en Cuba un so particular de la construcción de la na-
movimiento político racista hacia lo chino ción cubana. El nacionalismo en la Isla es
como sucedió en todos los lugares del conti- hijo de la subversión, se funda en el recono-
nente americano de grandes concentracio- cimiento de los desposeídos y en las trans-
nes de población china. formaciones revolucionarias de la sociedad.
La inclusión a la nación cubana no dejó La reconstrucción de una ideología racista
de formar parte de la elaboración ficcional de en este arsenal simbólico de rebeldía plan-
un sentido y una proyección comunitaria tea a la naciente república contradicciones
de los asiáticos en la nueva república cuba- de difícil resolución. La unidad nacional no
na. La legitimidad de la existencia de la co- se comprendía a inicios de siglo bajo el pris-
munidad y su derecho al reconocimiento en ma del mestizaje, sino como producto de la

1
La inmigración útil debe ser protegida. La Habana, 1906.
2
Idea que expresaron a lo largo del siglo XX de una manera siempre orgullosa: “La gloria que nosotros tenemos
de haber luchado por la gloria y la libertad de esta República”. Puede consultarse Asociación Colonia China
de Cuba. Legítimas aspiraciones de la colonia china en Cuba. Imprenta El Fígaro, La Habana, 1926.
3
El estudio en que se basan estas reflexiones tiene como centro a La Habana. Investigaciones regionales que
emprendemos enriquecerán el debate de la inclusión del chino entre las tensiones del nacionalismo y la cuestión
racial en la isla.

47
CATAURO
acción política en pos del reconocimiento La percepción del asiático humilde, dócil, tra-
ciudadano; imaginario poderoso que en bajador, ganó terreno. Incluso hasta los la-
1926, en pleno ascenso de la campaña anti- vanderos españoles, portavoces del discurso
china en la Isla, justifica toda la ofensiva de antichino más sistemático de la década del
los chinos con espacio en la prensa, en los 20, incluyeron a los propietarios chinos de la-
círculos políticos o intelectuales o en los es- vanderías a mano en una estrategia en con-
pacios públicos con motivo de la construc- tra de la Ley del Cierre, que establecía horarios
ción de un monumento a los chinos limitados para estos establecimientos. Para este
mambises. Aunque es cierto que el pensa- sector el argumento central siempre fue, in-
miento racial sobre la base de la noción de cluso en esta etapa, de tipo empresarial, preo-
mestizaje se fue expandiendo entre el fun- cupados por la competencia. Todo el proceso
cionariado y la intelectualidad cubana, con de erosión de la concepción igualitaria de las
sus implicaciones para una nueva compren- razas, construcción ideológica de las revolu-
sión de inclusión, que dista mucho del en- ciones —esos ciclones que fundan horizon-
tes—, apenas rozó el estatus de aceptación
predominante sobre el chino en la sociedad.
El año 1912 es el año de la masacre de los
negros en Oriente y, al mismo tiempo, el de
la constitución republicana china. Un mes
antes de la movilización del Partido de los
Independientes la colonia china celebraba
por las calles de La Habana el advenimien-
to de la república y la victoria de los ideales
de Sun Yat Sen. El Fígaro elogiaba el proce-
so de transformación de súbditos a ciudada-
nos de la nación china que se encaminaba a
la modernidad. Estos elogios y la apertu-
ra de los espacios públicos no volverían a
ocurrir en la ciudad hasta la década del 40.
No obstante, resulta indicativo de la dispa-
RECORRIDO POR CALLES DE LA HABANA DE MIEMBROS ridad en la dinámica de los debates y con-
DE LA COLONIA CHINA PARA CELEBRAREL TRIUNFO flictos raciales.
DE LA REPÚBLICA CHINA EN 1912. A pesar de que la inmigración ilegal con-
tinuó en constantes pero pequeñas propor-
tusiasmo de Ramón Meza en la recién es- ciones, los chinos no representaban ningún
trenada república. peligro de índole social, moral o política. Y
En el caso particular de los chinos, al me- la no eliminada presencia de los más pobres
nos entre 1900 y 1915, el antaño argumento aseguraba que tampoco fuera económica. La
del asiático vicioso y propenso a la criminali- entrada a la modernidad con el fin del im-
dad (la ruptura de la moral social, compañe- perio manchú se recibía en un clima en el
ra inseparable del racismo, que antes de que las nociones de “civilización” o “progre-
negociar la diversidad social produce mons- so” estaban siendo replanteadas, negocia-
truos) desapareció del panorama ideológico. das y en que se legitimaban prácticas de

48
CATAURO
“saneamiento moral de la sociedad cuba- Gómez y Carlos Roloff el honor de ser can-
na.”4 Es lo que lleva a la celebración de todo didato a la presidencia de la nueva repúbli-
acto “progresivo” desplegado por parte de ca, en su condición de extranjero con méritos
los chinos habaneros en órganos de prensa de lucha por la independencia de la nación
como El Fígaro o el Diario de la Marina. A cubana.
propósito de la creación de una nueva so- El ejercicio ciudadano bien lo practica-
ciedad china se expresaba: ron los chinos a lo largo de todo el siglo XX
Se advierte que dicho asiático centro de en Cuba. Una de las pocas veces que ejer-
recreo nace en medio de una atmósfera cieron su influencia a la luz pública fue nue-
de alta civilización occidental desde la fina vamente en el año de 1926. Gracias a la
y artística cartulina invitadora, hasta el imprenta El Fígaro se publican las consultas
confort que brinda el establecimiento y las que la Asociación de la Colonia China y la
fórmulas sociales observadas por sus miem- Cámara de Comercio China de Cuba reali-
bros, todo respira “europeísmo” acentua- zan a distintos abogados en el país. La en-
do y un olvido reparador y consciente de cuesta resulta de lo más interesante:
gran parte del viejo imperio manchú.5 ¿El comercio chino lesiona algún interés cu-
La emergencia de otro tipo de chino, muy bano?
diferente al que nos describe Ramón Meza, ¿La inmigración china debe tener la misma
en esta defensa de una refinada imitación protección que las demás inmigraciones?
como requisito de la aceptación no dejó de ¿Cuál es su opinión respecto a los ciudada-
estar acompañada del anuncio de la asis- nos chinos que abrazaron la causa de la liber-
tencia de José Bu, capitán del Ejército Li- tad de Cuba [...]?
bertador, a la fundación de dicha sociedad ¿Cree Ud. Que tendrá positivas ventajas la
(Hong Sain Kon Sol). José Bu, junto al ca- creación de una Quinta de salud china?
pitán José Tolón, compartía con Máximo Los comerciantes aglutinados en estas
importantes asociaciones esperan “que se nos
tenga a la altura de los demás elementos que
integran esta sociedad [...] porque nuestras as-
piraciones son legítimas”. Las preguntas que
nos asaltan nos llevan al análisis de la natu-
raleza de este reclamo y de las bases de una
supuesta legitimidad. Estas aspiraciones van
dirigidas a que se les reconozcan los mismos
derechos y privilegios que al resto de los co-
merciantes extranjeros en el país y que se
deroguen los decretos restrictivos con res-
pecto a la inmigración china, que constitu-
JOSÉ BU, COMANDANTE DEL EJÉRCITO LIBERTADOR. ye una de sus fuentes de negocio más

4
Ver al respecto: Riaño San Marful, Pablo. Gallos y toros en Cuba. Colección La Fuente Viva, Fundación
Fernando Ortiz, La Habana, 2002.
5
Diario de la Marina, La Habana, 1º de junio de 1914.

49
CATAURO
importantes: “si no pudiéramos ser complaci- conforman el fundamento de la legitimidad
dos, como esperamos y como debíamos serlo al jurídica. Los comerciantes se apoyan en todo
amparo de los preceptos de la Constitución cu- este arsenal jurídico para justificar la recla-
bana, de la Ley de Extranjería y del Código mación. La ética confuciana de la ilustra-
Civil vigente, se equipare a los ciudadanos chinos ción personal se ha refuncionalizado ante
residentes en Cuba, especialmente a los comer- los apremios de la modernidad. Esta consul-
ciantes chinos que tienen en este país sus más ta de alguna manera deja traslucir la heren-
sagrados intereses y sus más fecundas iniciativas cia del viejo sistema de mandarinato.
con los mismos derechos y con las mismas pre- Los fundamentos ideológicos, en cambio,
rrogativas a los otros extranjeros establecidos van en busca de un espacio de interacción
en Cuba, de todos los países”.6 Notemos el simbólica no para reivindicar el derecho a
énfasis de la voz hegemónica donde el noso- la diferencia,7 sino para exigir la inclusión
tros realmente no está formado por todos los a la sociedad y a la nación cubana, marco
residentes chinos, sino por el comerciante desde el cual se configura la identidad y el
de prestigio, un nosotros constituido a par- imaginario del chino en la Isla. Los comer-
tir de innumerables asociaciones y lazos de ciantes chinos para ello se apropian del mito
solidaridad, pero donde solo es posible escu- del culi mambí. Quizás habría que recordar
char la voz legítima del comerciante. a los lavanderos españoles que desde su re-
Pero ¿cuáles son entonces las bases de su vista El Industrial comentaban, no sin cierta
legitimidad? Unos fundamentos jurídicos e ácida ironía: “...aquellos chinos no son los
ideológicos que se encuentran en correspon- de hoy, pero el fin justifica los medios y aquí
dencia con la retórica nacionalista de la estamos acostumbrados a ver tantas cosas
igualdad racial como sustento de la nación que ya no nos espantamos ni asombramos
cubana y la posibilidad de hegemonizar la por nada”.
representación de la comunidad, tras invisi- Mas el proceso de apropiación de la tra-
bilizar el conjunto de conflictos políticos y dición mambisa del culi, de parte del grupo
económicos en el interior de la colonia chi- de comerciantes, va más allá de un ejerci-
na. La consulta a los abogados en torno a las cio retórico. Los proyectos para la construc-
incongruencias entre las leyes y decretos ción del monumento, conocido por todos,
presidenciales que rigen la entrada al país que perpetúa la participación china en las
de inmigrantes chinos; la posibilidad de re- guerras de independencia así nos lo demues-
clamar indemnización por daños y perjuicios, tran. Estos mismos comerciantes españoles
e incluso, la correspondencia de tales dis- escribían en ese artículo: “Con que désele el
posiciones con el Derecho Internacional sitio para tal monumento, por ejemplo en la

6
Asociación Colonia China de Cuba. Legítimas aspiraciones de la colonia china en Cuba. Imprenta El Fígaro, La
Habana, 1926, pp. 9-10.
7
En realidad existían desde el siglo XIX espacios bien definidos para la puesta en escena de estas diferencias, o para
el simple desenvolvimiento de las más arraigadas prácticas culturales chinas. Muchos son los testimonios que
coinciden en ese característico aislamiento cultural. Esteban Montejo, en sus recuerdos de los domingos festivos
del ingenio, dice de manera bien criolla: “Esos cabrones no tenían oído para el tambor. Eran arrinconados”. No
hacía falta reivindicar este derecho, que ya ejercían desde su arribo a la isla. La igualdad de derechos, en todo
caso, tenía que fundarse desde otras coordenadas.

50
CATAURO
sociales de la élite económica china, proce-
so clave no solo para entender cómo logra-
ron invisibilizar las diversidades al interior
de la colonia china, sino para explicar las
debilidades de los gestos y políticas racistas
hacia la población de origen chino asenta-
da a lo largo de toda Cuba. Así es que mien-
tras la ideología racista amenazaba con
destruir los avances que en la cultura políti-
ca habían provocado la simbiosis del nacio-
nalismo y la igualdad racial, se rememoraba
con gratitud la participación de los chinos
en las guerras de independencia, tanto por
los chinos residentes en Cuba como por la
opinión pública nacional.

ENTRE EL EXOTISMO ORIENTAL


Y LA INFECCIÓN MORAL

La discusión acerca de la inclusión china a


la nación, comparada con la inclusión de

PORTADA DEL TEXTO DE GUILLERMO TEJEIRO HISTORIA


ILUSTRADA DE LA COLONIA CHINA DE CUBA, PUBLICADO EN 1947.

calle Zanja y adelante con los faroles que la vida


es corta y los negocios son negocios.”8
¿Qué pasaron por alto los “industriales”
españoles [y cubanos también representados
en este giro de la lavandería] que situaban
como espacio natural y hasta orgánico, la
calle Zanja para un monumento a los chinos
mambises, y finalmente tuvieron que acos-
tumbrarse a verlo en la calle Línea? Efecti-
vamente, el monumento no está situado
entre los “límites” del barrio chino de la ciu-
dad, sino en un espacio de lujo y distinción
de las nuevas élites urbanas. El grupo de El INMIGRANTES CHINOS LLEGADOS A LA CIUDAD A MEDIADOS
Industrial pasó por alto la red de relaciones DE LOS AÑOS 20.

8
“Un monumento chinesco”. El Industrial. Revista de la Asociación de Lavanderos de Cuba, agosto de 1925.

51
CATAURO
los negros, no se plantea exclusivamente en en América Latina donde la multiraciali-
términos raciales. El debate civilizatorio dad emerge de manera persistente, la di-
oriente-occidente, la condición de no ciu- ferencia cultural es vista como el obstáculo
dadano cubano, la expansión de la noción de la asimilación. La teoría del mestizaje,
de mestizaje y la tensión entre una cultura que se fue extendiendo en Cuba, opaca el
sofisticada y el discurso racial dominante sustrato cultural dominante de la integra-
confluyen en la angustia por la salud del alma ción nacional de un pueblo. La mezcla no
de la nación cubana, como preguntaba el Dia- puede verse como un proceso natural cuan-
rio de la Marina en 1924 a la opinión pública do el que se tiene que asimilar debe rene-
nacional ante la llegada de más inmigran- gar costumbres, prácticas religiosas, idioma
tes asiáticos a la Isla. o cualquier signo identitario. El argumen-
El problema de los chinos y las razas en to de inferioridad no funciona para definir
Cuba resulta complejo porque parecieran no un repertorio cultural constituido de arte-
formar parte del debate nacional, más bien factos curiosos [Renée Méndez Capote di-
circunscrito a blancos y negros. Es como si ría “cosas exquisitas”] y prácticas raras. La
los chinos estuviesen situados al margen. En mezcla biológica produce una descenden-
las representaciones ocupaban el espacio de cia raquítica; la presencia cultural provo-
raza que no se funde y desde la comunidad ca una atracción exotista. Un exotismo
no se planteó o no fue una prioridad situarse persistente atraviesa en forma de sabotaje
en la lucha por cambiar esas representacio- cultural la concepción biológica que am-
nes. El racismo y la discriminación en Cuba para la operatividad del racismo. Ya fuera
se articularon con el negro y su cultura como de la dinámica del barracón, Esteban Mon-
figura central. Al chino desde el período de tejo reafirma el alcance del estrago: “En
Aldama y Co., se le considera algo externo, Sagua yo vi teatro de chinos. Era un teatro
tangencial, extraño a, no constituyente de, grande de madera, muy bien construido. Los
como portador ya en sí de una cultura mile- chinos tenían mucho gusto para las cosas y
naria. pintaban con colores muy vivos [...] lo más
En esto hay una unidad ideológica muy fino que había en Cuba eran los chinos.”9 El
persistente. Tanto intelectuales [como Roig imaginario orientalista10 en nuestro país está
y Juan Guiteras], secretarios de Hacienda poblado de “cosas” que se pueden ver y se
o Sanidad, órganos de prensa tan diferen- pueden comprar. Desde el siglo XVIII la so-
tes en recursos, posturas ideológico-políti- ciedad cubana está llena de productos asiá-
cas e intereses socioclasistas como el Diario ticos provenientes, en un principio, del
de la Marina, Acción Socialista o El Indus- tráfico establecido por el galeón de Manila
trial, repiten una y otra vez la idea de que y con posterioridad, de un tráfico organiza-
los asiáticos son “inabsorbibles con sus vi- do por una élite china, ilustrada y con una
ruelas, paludismos, fetiches, opio y mise- sólida cultura comercial, asentada en los
rias.” En el pensamiento racial imperante Estados Unidos y varios puntos mercantiles
19
Miguel Barnet. Biografía de un cimarrón. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2001, p. 81.
10
Para un análisis audaz del tema del orientalismo en Cuba puede consultarse la tesis de Maestría de Mario
Castillo Santana [2008]: “La Nación entre la corneta china y la comparsa del león: Exotismo oriental,
conflictos culturales y formación nacional en Cuba. 1886-1937”. [Inédito]

52
CATAURO
de todo el Caribe, incluida La Habana. Solo mercantil china. Ya cuando va a comparar
el paradigma higienista pareció en un mo- la evolución del contratado asiático y del
mento frenar el impulso de atracción, que negro esclavo decididamente coincide con
sin duda sienta las bases de una acepta- sectores de la oligarquía cubana en señalar
ción popular, y aún más allá, en las clases la superioridad del asiático en los siguientes
medias urbanas. términos:
La discriminación racial supone formas En el transcurso de veinte años los chi-
de interiorización que la reproducen, diga- nos progresaron admirablemente dado su
mos la autosubestimación del discriminado carácter. Buscaban la asimilación hacia
y la apropiación de valores, lenguajes o com- el blanco, con una perseverancia incom-
portamientos de la raza hegemónica. Para el parable. Imitaban todo lo bueno de las
caso chino habrá que recordar que desde costumbres europeas... La raza china llena
el siglo XIX ya existía una distinción entre de aspiraciones, observadora constante del
chinos y negros que no deberíamos pasar por refinamiento de la raza blanca, procu-
alto. Tanto si recordamos que el racismo raba con gran interés de ilustrarse, civi-
antichino estuvo siempre jalonado por de- lizarse, educarse (...) la intelectualidad
fensas del contratado asiático dentro de la adquirida por los chinos es el factor prin-
misma oligarquía azucarera cubana, que cipal que ha superado a otras razas en
exaltaba la inteligencia superior del chino todo el orden social. El chino se conside-
con respecto al negro, y la falta de conoci- ra blanco y basta. La superioridad de in-
miento de su civilización, idiosincrasia y ca- teligencia, el desarrollo de las facultades
rácter, como si escucháramos el testimonio mentales, el conocimiento es el gran ene-
tantas veces invocado de Antonio Chuffat migo de la ignorancia.12
en sus Apuntes sobre los chinos en Cuba: Una interiorizada ética de ilustración con-
Es inconcebible los errores (sic.) cometi- fuciana permite que el chino no se sienta in-
dos con los negros. El negro (...) no era ferior, no se perciba inferior. Al contrario, sus
responsable de sus actos, dada su incon- ideas con respecto al atraso del negro con-
ciencia porque no se le educó, no lo pre- vergen con las líneas perceptivas del racis-
pararon... El gobierno de China se mo. Además, no existen raíces históricas que
ocupaba de instruir a sus súbditos, sabían fundamenten una postura de autosubestima-
leer, escribir y conocían los números. Esto ción. Los chinos se saben, con orgullo, expo-
les bastaba para librarse la gran batalla nentes de una cultura sólida. Ya en el dilema
por la vida.11 de la imitación al blanco incide el proceso de
Aunque en otros fragmentos de su obra modernización de China y la discusión que,
no es tan indulgente respecto a los negros, a en torno al lugar de la tradición, se sucede
los cuales señala por estar perdiendo “lasti- entre los círculos intelectuales y comercia-
mosamente el tiempo en sandeces y bobe- les, dentro y fuera de China.
rías”, siempre que escribe en referencia a La batalla pública de la élite china por la
los gobiernos español y chino, exalta los efec- inclusión permanece atravesada por la dia-
tos de la ética confuciana y de la cultura léctica atracción-repulsión. Debajo de este
11
Antonio Chuffat. Apuntes históricos de los chinos en Cuba. Editorial Lex, La Habana, 1927, p. 18.
12
Ibídem, pp. 15-16.

53
CATAURO
movimiento que contrapone el lujoso Caba- posee un repertorio cultural más cercano a
ret Cantón y el “lupanar” del Barrio Chi- las clases medias. Por eso el periodista de La
no, se hunde aquella vieja percepción de Noche está convencido de que un espacio
Renée Méndez Capote que nos sitúa en un como el Cabaret Cantón es indispensable
mismo espacio de representación a “verdu- para otorgarle a La Habana el aspecto de
leros” y “sederos”. A los primeros, se les deja ciudad moderna. Resulta sorprendente que
en el portal de la casa; a los segundos, se les ya se considere el estilo de la élite china
deja entrar en la sala. Para los chinos olvi- como expresión de modernidad.
dados se reserva todo el peso de la ideología En el caso de Cuba el racismo antichino
discriminante, que va desde la acusación no desempeñó el papel del racismo antine-
sanitaria hasta la calificación de estruendo- gro en la formulación de la hegemonía de
sos y lóbregos. La élite china, en cambio, las clases dominantes cubanas para neutra-
lizar los efectos de la movilización política,
sin precedentes, de los subordinados en la
Isla.13 La subordinación, o incluso la no
aceptación de la diversidad cultural14 que
aporta el chino no genera conflictos a la do-
minación. En parte porque existe entre los
portavoces de la comunidad la idea y la prác-
tica de que las cuestiones políticas cubanas
no son sus asuntos. De esta manera, a pesar
de la participación asiática en las guerras
de independencia, los hijos del Celeste Im-
perio para el Estado-nación cubano seguían
siendo “inmigrantes” y no “ciudadanos”.

LA INMIGRACIÓN Y LOS
LÍMITES DE LA EXCLUSIÓN

En 1917, de la aceptación se pasa al “pe-


ligro amarillo”:14 el riesgo de perder la
nación, la integración nacional. No
vamos a reseñar la escalada publicitaria
que desde 1917 hasta 1926 arrastró a
todos los medios de prensa. Solo vamos
a plantear que jamás esa escalada llegó
CARICATURA DE CONRADO MASSAGUER EN EL CONTEXTO DE a articularse como una propuesta
LA LEGALIZACIÓN DE LA INMIGRACIÓN LIBRE. ideológica que cristalizara en un movi-

13
Más bien el exotismo oriental fue manipulado en este sentido. Véase tesis de maestría de Mario Castillo.
14
En ocasiones la aceptación de la cultura china, pero su total incomprensión enunciada en expresiones como
exótica, misteriosa.

54
CATAURO
miento político amparado en y por el Es- que lo que se quería era desarticular la con-
tado nacional. 15 centración poblacional en el barrio bajo
Tomemos el ejemplo de los sucesos de 1926 mecanismos ajustados estrictamente a la le-
en que fue asesinado un importante comer- galidad o a posturas de respeto cívico: la
ciante chino; es el hecho que opaca un pro- acción del departamento de Sanidad para
ceso de conflictos y luchas de poder en el hacer cumplir sus ordenanzas o la organiza-
interior de la comunidad y por el que se dis- ción de una comisión persuasiva que con-
cute un proyecto de desarticulación del venciera a los chinos del barrio para que se
Barrio Chino de La Habana como política trasladasen a Luyanó, Lawton, o Pogolotti.
de Estado. Sin embargo, nos encontramos La dialéctica de, por un lado, la acepta-
con que a pesar de los fuertes intereses que ción y por otro, la permanencia de la con-
se estaban movilizando y la amplia campaña cepción de raza inabsorbible no generó la
de prensa, las medidas no fueron más allá de cristalización de las variadas manifestacio-
las inspecciones sanitarias y la repatria- nes de rechazo en un movimiento político
ción de una decena de ciudadanos chinos. racista. Esta dialéctica descansa también,
El proyecto de desarticulación del barrio ja- como hemos venido analizando, en la diná-
más se llevó a cabo. Creo que es importante mica social en el interior de la comunidad
señalar que una medida como la expulsión china, en el silenciamiento de varias voces
de los chinos estuvo, ya en proyecto, limita- cuya legitimidad y derecho a la existencia
da exclusivamente a todos aquellos con an- es continuamente negada. De las Memorias
tecedentes penales e implicados en los de una cubanita que nació con el siglo emergen
sucesos. Acciones violentas de quema de los chinos verduleros, los que sembraban y los
viviendas u otras no estuvieron presentes. que vendían de casa en casa. Del resto de
Fue en otro contexto histórico (1931-1933), la literatura emergen otros importantes seg-
y por otras razones, que sucedieron hechos mentos sociales. Toda una pluralidad. Lo que
de este tipo. De todas formas es válido para para el imaginario social eran distinciones
uno y otro momento afirmar que las mani- claras quedaba opacado en la imagen de
festaciones discriminatorias hacia la presen- comunidad que se producía en textos histó-
cia china están envueltas también en la ricos como el del ya mencionado Chuffat,
discriminación hacia el inmigrante.16 Si nos en los diversos medios de prensa propios o
detenemos brevemente en la propuesta de no, y en textos como las Legítimas aspiracio-
la secretaría de Gobernación podremos ver nes de la colonia china en Cuba, en el que se

15
Algunos puedan percibir acaso que en Cuba no existió discriminación o manifestaciones de exclusión contra
los chinos. Que no atienda a ello por el momento no significa que lo desestime. Pero es importante que
diferenciemos las burlas, los chistes, y algunas otras manifestaciones de un movimiento de exclusión organizado.
Por otra parte, la discriminación ha tenido contextos regionales, momentos históricos de una dinámica
particular y manifestaciones en muy diversos grados. Lo que nos contaba Alfredo Chong López de la posible
relación de la canción infantil muy famosa en Cuba “Un chino cayó en un pozo, sus tripas se hicieron agua...”
con hechos reales de asesinatos de los chinos en Florida (Camagüey), precisamente en pozos, en la década del
40, nos obliga a ampliar las investigaciones y a ser cuidadosos cuando de raza, región y nación hablamos.
16
Un estudio integral de la discriminación, y sus respectivas gradaciones, entre todas las inmigraciones (española,
antillana, china, judía...) nos ayudaría a comprender las especificidades —si las hay— del racismo contra el
chino en Cuba.

55
CATAURO
habla por un “nosotros” donde la diversidad torial de dependientes, fruteros, lavan-
social, económica y cultural no existe. La deros, etc..; proceso que va simultáneo a
diversidad de rostros y voces, en la represen- la profundización de las redes económi-
tación de la colonia china está ausente. Tal cas, políticas, sociales y culturales —des-
suceso no es natural y es de vital importan- de esta diversidad— con grupos y
cia cuando de los avatares de la inclusión sectores particulares de la sociedad cu-
hablamos. Nos lleva a los procesos sociales y bana. La interacción y el diálogo social
políticos que implicaron una lucha por la fue más persistente: estabilizaron una co-
legitimidad dentro de los espacios comuni- lumna diaria en el periódico Excélsior,
tarios. Esta postura excluyente encubre las con el nombre de “Vida de la colonia
tensiones. Tensiones que quiebran ese rela- china en Cuba”; participaron sistemática-
to identitario del chino propietario, única mente en los carnavales habaneros y los
voz e imagen que es digna de las fotografías diversos estratos del empresariado consoli-
de los textos históricos producidos, que es dig- daron su espacio en la infraestructura mer-
na de la memoria histórica. Pero a pesar de cantil y de servicios de la ciudad. La erosión
la selección y el silencio sobre los otros ros- del racismo, el proceso de reflexión crítica
tros y voces, el relato de Chuffat, que fue el alrededor del concepto de “razas” y el cese
primero en lograrlo, después de veinte años de la inmigración como estrategia de creci-
debe ser alterado para tratar de recoger los miento, reestructuraron todo el movimien-
cambios que se han suscitado: la reestruc- to pendular de inclusión-exclusión.
turación de la Cámara de Comercio entre Esta es parte de la complejidad y conflic-
1927-1933, el despliegue de nuevos esfuer- tividad que se esconde bajo los avatares de
zos de los asalariados chinos por organizarse la inclusión, atravesados por contextos par-
política y socialmente entre 1927 y 1935 (ex- ticulares de exclusión. El monopolio de la
presión de un proceso mayor de corporativi- representación y de la identidad china, a
zación), las pugnas políticas e ideológicas pesar del modo de apropiación de la zaga
que tuvieron como escenarios la prensa chi- nacional de parte del grupo empresarial chi-
na, los partidos políticos chinos y por supues- no, son factores imprescindibles para com-
to, al Casino y a las autoridades diplomáticas prender la permanencia de la inclusión como
en la Isla, el reconocimiento de Fraternidad opción política. El poder utilizar la retórica
o Catalejo, de trascender el estrecho sentido nacional les permitió contar con una tradi-
familiar y regional.17 ción que les posibilitaba simultáneamente
El “nosotros” va a sufrir en toda la década exigir como ciudadanos sus derechos de re-
del 30, un proceso de reconstitución para asu- conocimiento ante el Estado cubano —uti-
mir no únicamente la diversidad política (ya lizando para ello hasta una encuesta de
no solo conformada por el Partido Naciona- carácter nacional aplicada a un conjunto
lista y el Partido Republicano o la Alianza de abogados— y opacar toda conflictividad
Protectora de Obreros y Campesinos) sino en los espacios intracomunitarios y silenciarla
todo el proceso de corporativización sec- de la memoria histórica.

17
Puede consultarse: Herrera, M. y M. Castillo. De la memoria a la vida pública: identidades, espacios y jerarquías
de los chinos en La Habana. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La
Habana, 2003.

56
CATAURO
Un nacionalismo que es saqueado por los subordinados, en sus sucesivas reformu-
todos los grupos sociales, pero que no pier- laciones jamás renunció a la comprensión
de su potencial integrador ampara esas as- de igualdad que se mantuvo como posibili-
piraciones legítimas de los chinos; porque dad, como proyecto, como desafío organi-
a pesar de la erosión, el nacionalismo revo- zador de la utopía del cambio social en
lucionario cubano, hijo de la subversión de Cuba. C

57
CATAURO
AURORA CAMACHO BARREIRO
Fernando Ortiz, the lexicographer
Approach to the contribution of Fernando Ortiz to Cuban lexicogra-
phy. Analysis of some of his significant works on the Cuban mode of
the Spanish language, mostly his compilation of Cubanisms in Catauro
de cubanismos. A model to classify the lexicographical definitions used
by Ortiz in order to outline the traits of the lexicographical discourse in
Cuba is created.

Entre las múltiples disciplinas humanísticas


en las que Fernando Ortiz incursionó a lo
largo de su vida intelectual se halla la lin-
güística, y en particular, la lexicografía. En
la década del veinte del siglo XX, comenzó a
interesarse por los diferentes tipos y costum-
bres cubanas que incidían en la lengua ha-
blada en la Isla.
Pero el interés demostrado por Ortiz al
respecto se pone de manifiesto algunos años
antes, a fines del siglo XIX. Siendo un ado-
lescente, durante su estancia en Menor-
ca, acopió abundantes datos en dialecto
menorquín sobre apodos usuales en la isla
AURORA CAMACHO BARREIRO balear, los cuales reunió en una bien orde-
Lingüista. Instituto
de Literatura
nada libreta escolar. Esta recopilación fue
y Lingüística. titulada por Ortiz “Culecció d’ ls Mal-Noms

58
CATAURO
de Ciutádella”1 En ella, los seiscientos cua- rito indiscutible de contribuir al estudio del
renta y nueve apodos recogidos han sido or- español, en particular el hablado en Cuba.
denados alfabéticamente, y ya en las páginas El genio de su autor se nos revela por su
finales, agrupados según su naturaleza (nom- impecable ordenamiento temático del ma-
bres de animales, por el rasgo físico o psíqui- terial fáctico y por su tentativa de clasifica-
co, voces de connotación “indecente” u ción del corpus de acuerdo con criterios
“honrosas”, relativas a episodios o cosas, gen- semánticos o ideológicos de absoluta actua-
tilicios u oficios). lidad, todo lo cual resulta más relevante si
En fecha posterior, en el período compren- tenemos en cuenta su formación en otras
dido entre 1902 y junio de 1903, Ortiz am- especialidades humanísticas, y no en la cien-
plió la relación de apodos en otra libreta cia filológica.
foliada, a la que denomina “Apodos de ger- En sus estudios posteriores el sabio cuba-
manía”.2 Recoge una interesante clasifica- no ahondó en la problemática de la presen-
ción semántica e ideológica. En esta cia subsaharana en Cuba. Por ejemplo, la
compilación incluyó apodos de criminales, Revista Bimestre Cubana —órgano difusor de
de prostitutas y varios propios del hampa la Sociedad Económica de Amigos del
cubana, que por aquellos años investigaba, País— acogió sus artículos “Los afronegris-
así como otros de toreros, de origen literario mos en nuestro lenguaje” (1921) y “Los ca-
o histórico. En esta obra de juventud se ha- bildos afro-cubanos” (1921), antecedentes
lla lo que bien pudiera considerarse su pri- de su Glosario de afronegrismos —publicado
mera contribución lexicográfica valiosa para en 1927—, en donde se reúnen algunas de
los estudios sincrónico y diacrónico del es- sus inquietudes sobre la herencia africana en
pañol de Cuba. Se trata de unos doscientos nuestro idioma, debido a su noble empeño
treinta vocablos que intenta definir y aproxi- por descubrir el “corazón de ébano” de nues-
mar a etimologías y englobar bajo el rótulo tra cultura.
de “argot cubano” o “jerga cubana”. Con En el Glosario... se advierte una sistemática
ello advertimos su sensibilidad para captar marcación gramatical de los lemas, que siguen
la esencia de lo cubano, en esta ocasión a un riguroso orden alfabético. Ortiz apunta in-
través del estudio del componente popular dicaciones etimológicas, gramaticales y semán-
y jergal del idioma. ticas, y a manera de definición cita a diversos
Sobre algunas de estas voces volverá Or- estudiosos cubanos del idioma.
tiz en más de una ocasión en sus estudios Ortiz es heredero y continuador de la rica
posteriores, pues aunque su propósito fuera tradición lexicográfica cubana. Su produc-
identificar y profundizar en el etnos cubano, ción como lingüista recibió la impronta de
el comentario filológico aparece con signifi- figuras claves en nuestra historia lingüística
cativa presencia en su amplia bibliogra- tales como Esteban Pichardo o Constanti-
fía. A pesar de tratarse de estudios de no Suárez, El Españolito. Es precisamente mo-
juventud, ambas colecciones tienen el mé- tivado por la publicación del Vocabulario

1
Documento No. 16, Carpeta 6, Epígrafe Apodos, perteneciente al Archivo Fernando Ortiz, que se conserva
entre la papelería del autor que atesora la Biblioteca del Instituto de Literatura y Lingüística.
2
Documento No. 15, Carpeta 6, Epígrafe Apodos, Archivo de Fernando Ortiz, Instituto de Literatura
y Lingüística.

59
CATAURO
cubano (1921), de este último, que el incansa- Este júbilo está motivado por el interés
ble investigador se suma a los estudios del léxico que le manifestó Ramón Menéndez Pidal
en un empeño de grandes proporciones. de aprovechar: “el jugo” de ambos volúme-
Ortiz saluda con entusiasmo la obra de El nes en la conformación de la 15a. edición
Españolito y la valora como “recomendable”. del Diccionario de la Real Academia de la Len-
En su artículo “El nuevo catauro de cubanis- gua Española.
mos”3 se acerca críticamente a algunas de Al año siguiente, en el segundo semestre
sus deficiencias, tales como la inclusión in- de 1925, Ortiz colabora con los preparativos
discriminada de voces jergales del hampa, de la creación de la Academia Cubana de la
“de carácter sumamente transitorio” (Ortiz, Lengua, correspondiente de la española. En
1985:18) o el abordaje etimológico inexacto su abundante correspondencia se localizó una
de ciertas voces, terreno que califica de “in- carta en la que aparece su nombre clasifica-
seguro y movedizo”. Sin embargo, el propio do como lingüista en una relación de futuros
Ortiz no pudo sustraerse a dicho abordaje y miembros de la Academia cubana. Ortiz fue
de igual forma incurrió en errores, desacier- reconocido como lingüista y en consonancia
tos y fantasías. En carta a José María Cha- con ello incursionó en la fronda espesa de lo
cón y Calvo —quien se encontraba en cubano en materia del idioma. Asimismo, se
Madrid por aquel entonces— fechada el 29 propuso rescatar del olvido o del silencio pre-
de octubre de 1923, Ortiz anuncia la próxi- juicioso nuestra singularidad idiomática y
ma publicación del Catauro de cubanismos. revalorizar lo esencialmente cubano, nuestra
Debido a circunstancias ya aclaradas, no ve identidad cultural e histórica.
la luz hasta meses después, según revela otra En el Nuevo catauro de cubanismos (1985),
carta enviada a Chacón y Calvo, de fecha obra póstuma en la que Ortiz amplía, enmien-
25 de enero de 1924: da y enriquece Un catauro de cubanismos;
Catauro de cubanismos. Hoy mismo han apuntes lexicográficos, de 1923, registra 2 369
salido los pocos ejemplares de una tirada entradas de las cuales cincuenta y cinco son
(100) del catauro. Tirado con los mismos denominaciones agrupadas o combinaciones
planos que sirvieran para la Revista Bimes- de palabras. En esta renovada versión el sa-
tre, es un verdadero mamotreto, que tra- bio cubano distingue con marca gramatical a
taré de ordenar alfabéticamente y corregir cincuenta y ocho lemas, lo cual es un indica-
algo para hacer en4 esa una edición re- tivo de la relevancia que le concede a la in-
fundida (1982:34). formación sobre las clases de palabras desde
En el mes de mayo del propio año, Ortiz el punto de vista gramatical. Esta informa-
vuelve a comentar a Chacón y Calvo su sa- ción en ningún caso aparece abreviada y por
tisfacción con esta obra y con el Glosario de lo general se ha situado inmediatamente de-
afronegrismos: “Me encanta saber que habrá trás del lema. Por ejemplo:
de contribuir [...] a la académica reivindi-
cación de los plátanos fritos. ¡Lo merecen!” fiñe. Adjetivo. De reducido tamaño,
(1982:36) encogido [...]
3
Este artículo fue consultado en la edición correspondiente a 1985 del Nuevo catauro de cubanismos.
4
El diccionarista sí recoge este vocablo, pero no ocurre así con las voces fotuto, linchar y pataleta; debido quizás
a que se conservan en el español hablado de Cuba, en significado peninsular.

60
CATAURO
Debe tenerse en cuenta que en la arbitra- cedidas de la restricción “Como (bien) dice
ria recopilación de 1923, Ortiz no se preocu- Suárez...”, para indicar su procedencia. Tam-
pa por estandarizar la indicación gramatical, bién sigue este procedimiento con algunos
debido quizás al origen y destino de aquellos comentarios de los cronistas de Indias.
“plomos”, que fueron elaborados con premu- Además, parafrasea o recrea a otros lexi-
ra para la Revista Bimestre Cubana. Sin em- cógrafos y estudiosos del lenguaje en Cuba,
bargo, en el compendio lexicográfico que lo como Esteban Pichardo, Ramos y Duarte,
inspira, el Vocabulario... de Suárez, sí se ha Ramón Martínez e Israel Castellanos.
seguido una sistemática distinción gramati- Otro recurso, profusamente empleado por
cal. De igual forma, Ortiz en su exhaustiva Ortiz, consiste en acudir a sus propias inves-
recopilación de afronegrismos ofrece al usua- tigaciones y citarse in extenso. En especial
rio información de esta índole. acude al Glosario de afronegrismos (1924),
Acerca de la caótica disposición de los vo- Los instrumentos de la música afrocubana
cablos en el Catauro..., una cercana colabora- (1951) y Los bailes y el teatro de los negros en
dora del eminente polígrafo, nos aclara que: el folklore de Cuba (1951), piezas claves de
Por un inexcusable error de emplanamien- su extraordinaria producción, que se tornan
to tipográfico se publicó sin contar con así fuentes directas del Nuevo catauro...
un orden alfabético que guiara al lector A pesar de que no constituye nuestro pro-
por el intrincado mar de “cubicherías” que pósito aplicar esquemas metodológicos ac-
contiene. Esto imposibilitó a más de un tuales en materia de lexicografía a la última
estudioso la consulta fructífera
5
del texto. compilación de Ortiz de manera esquemá-
(Martínez, 1967:173.) tica o rígida, no hemos podido sustraernos a
Reinaldo González reveló en La ventana, un intento clasificatorio de las distintas de-
portal informativo de la Casa de las Améri- finiciones usadas por el sabio. Tenemos con-
cas, una entrañable conversación con Ortiz ciencia, desde luego, del valor epocal de la
en la que abordaron la desordenada dispo- obra en correspondencia con los adelantos
sición de los vocablos en el Catauro de cu- de la ciencia lingüística de su tiempo. He-
banismos en su primera edición. mos distinguido siete tipos de indicación o
Si Ortiz asumió la adición y corrección explicación lexicográfica.
de las papeletas reunidas en 1923, más bien 1. Léxico-semántica. En esta definición el
parece haber centrado su esfuerzo en la de- lexicógrafo aporta semas distintos de la
finición propiamente dicha, así como en sus palabra lema que permiten al usuario
abundantes comentarios históricos, etimo- del diccionario emplear o interpretar el
lógicos, gramaticales o semánticos, todo ello significado léxico, de acuerdo con el ob-
sin atender con especial cuidado a la mar- jeto de la definición lexicográfica de un
cación gramatical de su “catauro”. diccionario semasiológico monolingüe
Entre algunas de las características ge- de tipo tradicional. De los 2 369 lemas
nerales de la definición lexicográfica em- del Nuevo catauro..., 1 962 han sido de-
pleada por Ortiz, puede mencionarse el uso finidos según este criterio:
textual, entrecomillado, de las indicaciones • aviación: Correría o aventura de amo-
de Suárez. Estas explicaciones aparecen pre- res fáciles.

5
Se trata de la última secretaria de Ortiz, la doctora Marta Martínez, que en su artículo “Sobre un Nuevo catauro
de cubanismos” comenta algunas particularidades de la labor lexicográfica del eminente cubano.

61
CATAURO
• chapingorro: Avío de pesca formado de nifica la palabra, sino Qué Es esa palabra,
un aro al cual va unida una red de for- Cómo y Para Qué Se Emplea” (Seco,
ma cónica. Especie de jamo. 1987:23). En el Nuevo catauro... se locali-
• piedra de ojo: Cierta piedrecita de pla- zan 49 indicaciones de esta naturaleza.
ya que puesta en el ojo, bajo el párpa- • ¡ajila!: Interjección ordenando a una
do, sin esfuerzo se mueve por toda la persona que se vaya. Equivale a: ¡fue-
órbita y la limpia. ra!, ¡vaya! (...)
• picotear: Picar menudamente. • ¡métele!: Está bien definido por Suárez:
• vinatero, a: Además de las acepciones “Interjección familiar que suele usar-
académicas, aquí poco usadas, se dice de se para animar a que cante, baile,
la persona bebedora de vino. etc., otra persona, o como señal de
2. Sinonímica. La descripción del conteni- aprobación y aplauso por haberlo he-
do de ciertas unidades léxicas mediante cho bien. Suele posponerse algún
sinónimos parte de la supuesta corres- vocativo, entre los que se oye: ¡Méte-
pondencia entre los contenidos o signifi- le, guayaba! (...)
cados. Este mecanismo ha sido empleado • ñinga!: Interjección equivalente a
por Ortiz, en especial cuando se trata ¡nunca!, en negación rotunda (...)
de adjetivos y verbos propios de regis- • requete: Prefijo aumentativo insepara-
tros o niveles estilísticos familiar, colo- ble, muy usado en Cuba (...)
quial y vulgar. A través de ese modelo • toitico: Diminutivo, popularmente usado,
392 lemas han sido “definidos”. de todo, mediante las formas interme -
• bizcorneado: Tuerto (...). dias, todito, toíto, toditico, y por síncope
• choteado, a: Adjetivo. Vulgarizado, de la d, toitico.
menospreciado, desprestigiado, des- 4. Circular. En el caso de la definición
merecido. circular para explicar una unidad léxica
• jaranear: Bromear. A se emplea una palabra B derivada o
• prángana: Miseria, inopia. No acerta- relacionada gramaticalmente con
mos a dar con la etimología de este aquella y no se abunda en indicacio-
vulgarismo (...). nes sobre el contenido o el uso. Por esta
• tripoteo: Al tripoteo. Al retortero, al razón el usuario del diccionario debe
estricota, a mal traer. Vocablo usual localizar estas remisiones implícitas
en Oriente. (Ramón Martínez.) para dilucidar su duda, pero sucede que
3. Pragmática. La información que el estas a menudo aportan escasos semas
lexicográfico debe proporcionar al usua- aclaratorios o no aparecen registrados.
rio sobre cierto tipo de palabras, tales En la obra que se analiza, aparecen 28
como las interjecciones, preposiciones, ejemplos de este tipo.
conjunciones y artículos, no constituyen • aguachinangado: De costumbres
una definición propiamente dicha, sino guachinangas. Véase la voz guachinango
una especie de explicación sobre el uso en este Catauro.
contextual de dichos vocablos en una len- • fotutear: Sonar un fotuto.
gua dada. Si concordamos con Manuel • linchador: El que lincha.
Seco, se deberá considerar “no Qué sig- • pataletear: Tener pataletas.

62
CATAURO
5. Por variantes. Se distinguió, además, este banismo es simplemente una antono-
tipo de indicación lexicográfica y que se masia.
caracteriza por el empleo de una variante • jíbaro: Como sustantivo y por antono-
fonética aceptada por la norma en Cuba masia, el perro jíbaro o montaraz (...).
para definir otra estilísticamente marca- • pareja: La pareja, por antonomasia, lo
da. Ortiz las clasifica como “corrupciones” es la de guardias rurales, como lo fue
o “variantes ortográficas”. En algunos ca- la de soldados de orden público.
sos el autor señala en la lematización del 7. Cero o nula. Por último, se localizaron
vocablo la alternancia entre algunos 113 casos que no presentan definición
fonemas tipificantes en nuestra variante propiamente dicha, sino informaciones de
de lengua, tales como la s final o la d muy diversa índole, elementos tales como
intervocálica y la reproduce gráficamen- la etimología, el uso regional, el texto de
te a través de la conjunción disyuntiva una canción, un estribillo o un poema en
“o”. Por ejemplo, blandusco o blanduzco, el cual aparece usado el vocablo, todo
buscabulla o buscabullas, funío o fuñido, en- ello sin indicación de tipo semántico.
tre otros. Asimismo, señala esta variabi- • contracandela: Es este un cubanismo
lidad en el definido y en el definiente, recogido por la Academia. Pero diga-
procedimiento que más abunda entre los mos que nos viene de antaño (...)
92 ejemplos de este tipo: • lunera: Suena esta palabra en el canto
• ciénega: Ciénaga. infantil siguiente:
• encuevarse: Corrupción de encovarse. Luna, lunera, cascabelera,
Esta corrupción está en cierto modo cinco toritos y una ternera,
disculpada por haberse usado, hasta (...)
por clásicos (...). • maragüey: Planta que, según los gua-
• murmurío: Por murmurio. jiros, cura el “sobrehueso”, o especie
• pachotada: Metátesis de patochada, de tumor; pero ignoramos cuál sea la
que ha venido a sustituir a esta pala- medicina.
breja en el uso corriente. • partidarista: ¡Cómo nos llenamos la boca
• serruchar: Aserruchar, que aquí casi los políticos al atacar al adversario
nunca decimos. sectarismos partidaristas! Y no pensa-
6. Por antonomasia. Un tipo especial de mos que esta palabreja es un cultismo
indicación lexicográfica es esta en la que innecesario, teniendo ya el lenguaje a
Ortiz no brinda al usuario la defini- partidario y siendo preferible partidis-
ción del vocablo. El sabio cubano da ta. (...)
entrada a cuatro ejemplos de esta na- • repórter: No hay quien diga aquí re-
turaleza, en los que parece considerar portero, ni a tres tirones. ¡Estamos tan
el patrón de uso entre los hablantes, el cerca de los angloparlantes! Ni hay po-
referente más conocido en nuestra mo- sibilidad de desterrar el anglicismo.
dalidad de lengua.
• cajetilla: Por antonomasia, la de ci- Los modelos de explicación o indicación más
garrillos. empleados en el Nuevo catauro... son, en or-
• canina: Basta decir canina, para saber den decreciente: léxico-semántica, sinoními-
que nos referimos al hambre. Este cu- ca, cero o nula, por variantes, pragmática,

63
CATAURO
circular y por antonomasia. Es significativo • voces marineras y de la pesca, con lo
el hecho de que entre los modelos más em- que se pone de manifiesto su concien-
pleados se encuentre precisamente el que cia de hombre insular,
denominamos de definición cero o nula, he- • instrumentos musicales, en especial los
cho que aporta elementos de juicio en la de origen africano; tema que conoce con
caracterización de la obra orticiana y en con- profundidad de erudito,
secuencia, del discurso lexicográfico en un • flora y fauna cubanas.
momento histórico dado. En este aspecto
nos acercamos al objeto de investigación Todos los temas han sido abordados con
de nuestra tesis doctoral, que se ha pro- una muy peculiar gracia criolla, con un fino
puesto identificar, inventariar y evaluar los humor expresado en algunos casos a través
recursos lingüísticos que vehiculan el com- de significativos enunciados exclamativos.
ponente ideológico en seis diccionarios cu- De tal manera se recrea en sus comentarios
banos que registran la variante nacional y disquisiciones sobre los diversos asuntos
del español. cubanos que el lector sensible puede palpar
Ortiz es preciso en su registro de voces, el genio creador del hombre común de esta
certero en sus definiciones pero en no po- tierra. Sus “cubicherías” matizan de fino
cas ocasiones se deja arrastar por sus emo- humor toda la obra y dicho tono se origina
ciones y estados de ánimo y el repertorio sobre un conocimiento profundo y auténti-
de palabras, esas “cubicherías” son también co del hecho etnográfico y de la problemáti-
un medio para trasmitir tales estados, como ca del lenguaje en sí misma.
bien lo demuestran sus emocionadas pala- La recopilación de voces parece un pre-
bras al abordar temáticas tales como la his- texto para disertar también sobre algunos
toria patria, la política y otros asuntos de la fenómenos lingüísticos:
Nación. • disquisiciones etimológicas,
En el prólogo de los editores del Nuevo • apuntes gramaticales sobre afijación, de-
catauro... se advierte: rivación diminutiva, aumentativa y la lla-
Ortiz (...) arranca del vocablo para des- mada “festiva”; empleo de las categorías
cribir o explicar un pedazo de realidad de género y de número y sus alteraciones,
que no es ya tan sólo el ámbito de ese formación de colectivos y de postverbales,
vocablo, sino un fenómeno inserto en la • aproximación estilística: marcación
cultura viva que es lo que en última ins- diafásica, particularmente sobre voces
tancia, como etnógrafo, le interesa. marcadas como (fam.) familiares y
(1985:9). (vulg.) vulgarismos,
El polígrafo ha seleccionado el material • restricciones diatópicas y diastráticas,
fáctico de la realidad cubana, de sus hom- • obsolescencia o historicidad de algunas
bres y su cultura. Entre otros, pueden men- voces,
cionarse los siguientes: • y presencia de anglicismos, de galicismos
• tipología del cubano, sus hábitos y cos- y de voces regionales de España.
tumbres,
• cultos y rituales religiosos practicados No dudamos del interés que despierta en-
en el país, tre estudiosos del lenguaje y de otras discipli-
• agricultura y otros asuntos rurales, nas humanísticas el saber que también se

64
CATAURO
oculta en las páginas de un diccionario. Des- Fernando Ortiz con su labor indagadora
de luego, el cúmulo de información que el de más de cincuenta años, abrió nuevos
autor ha reunido rebasa las exigencias de un derroteros en Cuba al dar a conocer su ver-
diccionario descriptivo modelo. Sus obser- dadera dimensión histórica, económica y
vaciones histórico-etimológicas, así como cultural. Concibió la esencia cubana como
sus abundantes comentarios gramaticales un producto de la transculturación, co-
o sus disertaciones, por lo general tomadas mo fruto riquísimo de la mixtura de pueblos
de sus propios libros, convierten al Nuevo ca- en nuestro ajiaco nacional, “junto con el
tauro de cubanismos en una especie de dic- fogaje del trópico para calentarlo, el agua
cionario híbrido, pues en él se han de sus cielos para el caldo y (...) de sus
entremezclado diferentes criterios y modelos mareas para las salpicaduras del salero”
lexicográficos. Sin embargo, es la obra que (Ortiz, 1924: 34), pues así somos y el ilustre
resume sus intereses, en el punto culminante cubano vivió, también, para que nos cono-
de su producción lexicográfica. ciéramos, para conocernos. C

BIBLIOGRAFÍA
GONZÁLEZ, REINALDO (2008). “Opiniones: Catauro ORTIZ, FERNANDO. Apodos. Germanía. (Documento
de cubanismos”, en La Ventana, portal informa- 15, Carpeta 6).
tivo de la Casa de las Américas, 29 de agosto de ______________. “Culecció d’los Mal-Noms de
2002. Ciutádella”. (Documento 16, Carpeta 6).
G UTIÉRREZ -V EGA , Z ENAIDA . Fernando Ortiz en sus ______________. Glosario de afronegrismos. Imprenta
cartas a José María Chacón y Calvo. Fundación El Siglo XX, La Habana, 1924.
Universitaria Española, Alcalá 93, Madrid, ______________. “Un catauro de cubanismos: Apun-
1982. tes lexicográficos”. Extracto de la Revista Bimestre
Haensch, Günter, et al. La lexicografía. De la lin- Cubana, 1923.
güística teórica a la lexicografía práctica. Biblio- ______________. Nuevo catauro de cubanismos. Edi-
teca Románica Hispánica, Ed. Gredos, Madrid, torial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985.
1982. SECO, MANUEL. Estudios de lexicografía española. Co-
MARTÍNEZ , M ARTA. “Sobre un Nuevo catauro de lección Filológica, Paraninfo, Madrid, 1987.
cubanismos”, en Universidad de La Habana, 184- SUÁREZ, CONSTANTINO. Vocabulario cubano. Librería
185, marzo-junio, 1967, pp.171-175. Cervantes, La Habana, 1921.

65
CATAURO
ENRIQUE BELDARRAÍN
Dr. Gustavo Pittaluga and the Cuban-Hispanic Institution
of Culture
Invited by Fernando Ortiz in 1937, Dr. Gustavo Pittaluga, one of the
most famous hematologists of the time and an important essayist and
thinker, arrived in Cuba to deliver some lectures on man and blood.
These lectures and their importance to Cuban society in those days are
studied as well as the professional contacts of Pittaluga and Ortiz, and
the main works of the important visitor.

Fernando Ortiz tuvo siempre un horizonte


intelectual muy amplio, si bien sus intereses
estuvieron muy focalizados en las ciencias
sociales —con sus estudios sobre la historia
y la sociedad cubanas; las religiones y su in-
fluencia sobre los diversos grupos étnicos y
sociales; la música. Muchas de estas espe-
cialidades se engloban en la antropología
cultural, ciencia tan magistralmente practi-
cada por él, además de la criminología y las
ciencias jurídicas, de las que se ocupó en
los inicios de su trabajo intelectual.
ENRIQUE BELDARRAÍN CHAPLE Empero Ortiz se interesó siempre de ma-
Investigador nera muy marcada en los avances de las otras
de Historia de la
Medicina y ramas de las ciencias que no practicó direc-
Antropología Médica. tamente y en los avances del arte y la litera-
Centro Nacional de
Información de tura en general. De ello trataremos en una
Ciencias Médicas. serie de artículos que iniciaremos con este

66
CATAURO
y que versarán sobre la labor de Fernando Fernando Ortiz recibió una formación
Ortiz en la Institución Hispanocubana de académica muy española. Recordemos que
Cultura (IHCC) y en especial su interés por estudió su educación primaria y secunda-
la divulgación de temas científicos, sobre ria y parte de la universitaria en Menorca,
todo médicos. donde comprendió muy tempranamente los
A través de la IHCC ofreció conferen- valores de la cultura española. Pero desde
cias y cursos cortos para los cuales invitó a los inicios de la década del veinte adoptó
ocupar la tribuna a un grupo muy importan- una posición muy crítica en relación con
tes de médicos famosos españoles y a algunos esta. Fue el período en que su pensamiento
nacionales, que veremos con detenimiento giraba en torno a la americanización del
en varios artículos acerca de dichas figuras continente como solución a los problemas
y su labor destacada dentro de las ciencias inmediatos que se presentaban en la re-
médicas y los temas que desarrollaron en esta gión frente a la hispanización. Gradualmen-
institución. Iniciamos este con la presen- te Ortiz moderó esta temprana visión radical
cia de Gustavo Pittaluga, y seguiremos con y comenzó a desilusionarse con la idea de
Gregorio Marañón, Luis Sayé, Roberto que la modernización podía venir solo del
Novoa Santos, Rita Shelton, Israel Caste- norte.
llanos, José Chelala Aguilera, Pedro Casti- El ejemplo de otros países de América
llo, entre los galenos más destacados que Latina, como Argentina, Uruguay o Méxi-
pasaron por la tribuna de la corporación, co, que establecieron instituciones de inter-
con el objetivo de reunir a estas figuras y cambio cultural con España, le hicieron
sus obras en relación con la salud, que es- tomar una importante decisión: el 25 de no-
tuvieran dispersas a lo largo de los años del viembre de 1926 propuso la creación de la
funcionamiento de la IHCC. IHCC en La Habana, durante una confe-
rencia en la Sociedad Económica de Ami-
gos del País (SEAP), y el establecimiento
LA INSTITUCIÓN oficial de la IHCC fue aprobado diez días
HISPANOCUBANA DE después, con el siguiente objetivo:
CULTURA [...] incrementar las relaciones intelec-
tuales entre España y Cuba a través del
La IHCC fue fundada por iniciativa de don intercambio entre científicos, artistas, es-
Fernando para estrechar los lazos existentes en- tudiantes, haciendo actividades y confe-
tre la cultura española y la cubana, como una rencias públicas para difundir ambas
labor de rescate, ya que en los primeros tiempos culturas.1
de la República existió un rechazo o un aleja- La IHCC fue una asociación indepen-
miento de causa político-social hacia la cultura diente, libre de filiación política, que atrajo
española, motivado por los cuatro siglos de co- a prestigiosos intelectuales españoles invi-
lonización y las atrocidades cometidas por el ejér- tados a dar conferencias o cursos cortos en
cito peninsular en la última guerra (la de Cuba. En 1928 contó con Mensajes de la
Independencia, 1895-1898), todavía frescas en IHCC, su primera publicación; en 1930 le
la memoria popular de entonces. sucedió otra, el mensuario Surco.

1
“La Institución Hispano Cubana de Cultura”, Revista Bimestre Cubana, vol. 21, no. 66, 1926, La Habana,
pp. 896-913.

67
CATAURO
Entre sus primeros miembros estaban los que se dieron a conocer los resúmenes de
intelectuales cubanos Ramiro Guerra, Jor- las conferencias, se divulgaron sus activida-
ge Mañach, Juan Marinello, Carlos Lovei- des y se difundieron avances científico-téc-
ra, Herminio Portell Vilá, Israel Castellanos, nicos, además de comentarios específicos
Ramón Grau San Martín y José C. Millás, y sobre diferentes ciencias.
los españoles residentes Bernardo Solís, M. En 1926 José María Chacón y Calvo fue
Solís Mendieta y Aquilino Entrialgo, los nombrado delegado en Madrid. Don Fernan-
dueños de la tienda por departamentos El do le pidió a Chacón que contactara con
Encanto; José Solís, director del Diario de la Menéndez Pidal y con Ortega y les explica-
Marina; Pedro San Juan, fundador de la ra su objetivo de establecer un circuito de
Orquesta Filarmónica de La Habana; Al- intercambio, por lo que requería la asisten-
fredo Blanco, del Centro Gallego; Joaquín cia de la JAE. Contactó directamente con
Sisto y Ceferino Morán, dueños de la tienda don Santiago Ramón y Cajal, presidente de
por departamentos Fin de Siglo. Las prime- la JAE en marzo de 1927; le informó sus de-
ras mujeres miembros fueron la antropóloga seos de que la JAE representara a la IHCC
Lydia Cabrera, Hortensia Lamar, Renée en España y estuvo en permanente contacto
Méndez Capote, Lily Hidalgo de Conill y con el Instituto Cultural en México, la Uni-
Pilar Morlón. versidad de Puerto Rico y el Instituto His-
Recibió apoyo institucional de la Univer- pánico, que dirigía Federico de Onís en la
sidad de La Habana y de la Junta para la Universidad de Columbia.2
Ampliación de Estudios e Investigaciones En 1927, Ramón y Cajal le escribió a Or-
Científicas (JAE) en Madrid, las cuales coo- tiz para felicitarlo por la fundación de la
peraban en la organización de los cursos. IHCC y agradecerle el honor de designar a
Ortiz invitó a los profesores españoles Blas la JAE su representante en España. Le co-
Cabrera y Fernando de los Ríos a la inaugu- mentó su pleno acuerdo con las ideas y orien-
ración. taciones que le propuso, y añadió que la JAE
La dictadura del general Gerardo Ma- tenía los mismos principios de trabajo cien-
chado Morales (1925-1933) obligó a Ortiz a tífico, con independencia de las ideas polí-
tomar el camino del exilio (1931-1933). En ticas, religión y nacionalidad.3
este período no se continuó publicando la Se establecieron filiales de la IHCC en
revista Surco. A su regreso trató de reorga- Santiago de Cuba, Matanzas, Sagua la Gran-
nizar la IHCC, pero no empezaron realmen- de, Manzanillo, Camagüey y Santa Clara.
te las actividades hasta 1936. El embajador español informó en los momen-
En esta segunda etapa la Institución tuvo tos iniciales que el ministro de Estado ofrecía
entre sus miembros a un grupo de mujeres tres pasajes gratis por año para que profe-
que eran muy activas en el Lyceum; Elena sores españoles vinieran a trabajar a Cuba
Mederos de González fue vicepresidenta. con la IHCC. La Institución tendría que
Publicó la revista Ultra (1936-1947), en la enviar al Ministerio de Educación Pública
2
Consuelo Naranjo y Miguel Ángel Puig-Samper. Los intelectuales españoles y Fernando Ortiz (1900-1941). Cuban
Counterpoints The Legacy of Fernando Ortiz, Lexinton Books, 2005, pp. 26-27.
3
Biblioteca Nacional José Martí, Fondo Fernando Ortiz, carpeta no. 261; Carlos del Toro: Fernando Ortiz y la
Institución Hispanocubana de Cultura. Fundación Fernando Ortiz, La Habana, 1996.

68
CATAURO
de España propuestas individuales de inves- incluyó al médico Roberto Novoa Santos,
tigación para cada uno de los invitados. Este profesor de Patología General en la Univer-
ofrecimiento de los pasajes nunca se mate- sidad de Santiago de Compostela, quien lle-
rializó. gó a Cuba gracias a una beca de la JAE a
La IHCC financiaba dos becas de estu- iniciativas de Castillejo.6 Las conferencias
dio anuales a cubanos para España, muchas de Novoa tuvieron lugar en las filiales de la
junto con la JAE en Madrid. IHCC de Santiago y Manzanillo. Estas confe-
El programa de intercambio se inició en rencias aparentemente fueron muy contro-
enero de 1927 con las conferencias de Fer- versiales. No solo se refirió a los hechos de
nando de los Ríos “Renacimiento intelec- patología, sino que discutió sobre “El esta-
tual español” y de Blas Cabrera “La evolución tus biológico de la mujer”. El doctor Novoa
de las estrellas”.4 También se invitó a Luis fue objeto de la protesta de un gran número
Sayé, experto catalán en tuberculosis, quien de mujeres cubanas feministas, incluida la
impartió una conferencia en junio en el Tea- pediatra Hortensia Lamar, quien exigió que
tro Principal de la Comedia: “Nuevos aspec- Novoa debía ser refutado en una contracon-
tos sociales en la lucha contra la tuberculosis”. ferencia.7 Estos hechos sucedieron en ese
La selección de Sayé se debió a Rita Shel- mismo año.
ton, la primera estudiante cubana becada En 1929 estuvo el científico Francisco
en Madrid por la IHCC. Ella había trabaja- Durán Reynolds, discípulo de Ramón Turró,
do con Sayé en Barcelona, y este era miem- que había sido becado por la JAE en el Ins-
bro de uno de los círculos médicos más tituto Pasteur de París y en el Instituto Roc-
prestigiosos e importantes de su tiempo. kefeller en Nueva York, quien dirigió una
Para finales de año, la IHCC tuvo una de importante investigación sobre inmunidad,
sus más importantes actividades y logros: la bacteriología y cáncer.8
aparición en La Habana de Gregorio Mara- Ortiz, como ya vimos, fue forzado al exi-
ñón, quien ofreció un exitoso ciclo de con- lio en diciembre de 1930. En su ausencia las
ferencias en el teatro Payret sobre aspectos actividades y la membresía de la IHCC dis-
relacionados con la personalidad. Las con- minuyeron mucho, y algunas visitas se sus-
ferencias tuvieron una afluencia de unas pendieron; sin embargo, se mantuvo una muy
trescientas personas, de acuerdo con el dia- importante: la de Salvador de Madariaga,
rio madrileño El Sol del 22 de diciembre de en mayo de 1931. Las conferencias y los ci-
1927.5 clos impartidos por intelectuales cubanos se
En 1928, la relación de científicos invita- mantuvieron, incluso uno de Rita Shelton
dos a impartir conferencias o cursos cortos sobre la eugenesia.
4
Consuelo Naranjo y Miguel Ángel Puig-Samper. Ob. cit., p. 28.
5
Biblioteca Nacional José Martí, Fondo Fernando Ortiz, carpeta no. 294.
6
Biblioteca Nacional José Martí, Fondo Fernando Ortiz, carpetas no. 271 y 407.
7
Biblioteca Nacional José Martí, Fondo Fernando Ortiz, carpetas no. 183 y 320; RE-ASJAE, pp. 106-129; Junta
para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Memoria correspondiente a los cursos 1926-1927,
y 1927-1928, JAE, Madrid, 1929, pp. 135-137; Consuelo Naranjo y Miguel Ángel Puig-Samper. O b. cit., p. 29.
8
RE-ASJAE, 45-219.

69
CATAURO
En 1937, Gustavo Pittaluga, residente en el que presentó un trabajo sobre la epide-
ese momento en Ginebra, fue invitado a miología del paludismo que fue muy elogia-
impartir un ciclo de conferencias en el tea- do. Entre los presentes en el Congreso estaba
tro Campoamor. Fueron publicadas en Ly- el sabio médico don Santiago Ramón y Ca-
ceum y Ultra. jal (1852-1934), a quien impresionó favora-
blemente la forma de hacer y de decir del
joven italiano y lo invitó a trabajar con él en
¿QUIÉN FUE GUSTAVO el Instituto Nacional de Higiene Alfonso
PITTALUGA FATTORINI? XIII de Madrid, del cual era director, y así
se inició lo que ha calificado el doctor Gre-
Entre las múltiples personalidades internacio- gorio Delgado,9 uno de los estudiosos de la
nales que tuvieron relaciones de tipo profe- obra de Pittaluga, como su etapa española.
sional con don Fernando Ortiz, se encontraba Allí también se casó con la madrileña Ma-
el sabio médico ítalo-español don Gustavo ría Victoria González del Campillo, con
Pittaluga, quien residió en Cuba por espacio quien tendría tres hijos.
de catorce años y realizó una notable activi- En 1905 publicó, en colaboración con los
dad tanto científica como cultural. doctores Mendoza y Martínez Vargas, un in-
Nació en Florencia, Italia, el 10 de no- forme, Investigaciones y estudios del paludismo
viembre de 1877 y falleció en La Habana, el en España, en el que incluyen en un gran mapa
27 de abril de 1956. Su padre fue un general del país los índices de enfermedad palúdica
destacado en la Primera Guerra Mundial por regiones y proponen un grupo de medidas
en el mando de la ciudad de Venecia, ade- sanitarias para combatirla y controlarla. Por
más de ser un importante especialista en ello, el gobierno español lo designó, en 1905,
topografía militar. Su abuelo fue uno de los jefe de los Servicios de Desinfección de Ma-
médicos del emperador Napoleón. drid, y en 1909 lo ascendió a jefe de la Sec-
Estudió en la Universidad de Roma y fue ción de Parasitología del Instituto Nacional
alumno asistente de la cátedra de Psiquia- de Higiene Alfonso XIII.
tría. En 1901 se graduó como doctor en Un año después, en 1906, publicó su pri-
Medicina y Cirugía. Después de graduado, mer libro, Estudios acerca de los dípteros y de
trabajó como ayudante de la cátedra de los parásitos que transmiten enfermedades al
Anatomía Comparada de su universidad. hombre y a los animales domésticos, en el cual
Allí empezó sus primeros estudios sobre in- hace referencia al trabajo de nuestro inves-
sectos transmisores del paludismo; estu- tigador mayor, el doctor Carlos J. Finlay
dió concienzudamente esta enfermedad Barrés (1833-1915), y defiende la priori-
y se especializó en entomología médica y dad del sabio cubano en la concepción de
epidemiología. la teoría de transmisión vectorial del conta-
En 1903 asistió al Congreso Internacio- gio de enfermedades, en un momento en que
nal de Medicina, celebrado en Madrid, en Walter Read intentaba convencer al mundo

9
G. Delgado García. “Dr. Gustavo Pittaluga Fattorini (1877-1956), sabio médico ítalo-hispano-cubano”, trabajo
presentado en la V Jornada de la Cultura Italiana en Cuba, La Habana, noviembre, 2006; “Evocación del
profesor Gustavo Pittaluga en el vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento”, en Estudios sobre historia
médica cubana. Cuadernos de Historia de la Salud Pública, Centro Nacional de Información de Ciencias
Médicas, La Habana, 1983, pp. 149-164.

70
CATAURO
de ser el “verdadero” autor, en uno de los sión de estudio sobre problemas sanitarios por
plagios científicos más grandes de la época. la Unión Soviética, América del Norte, Ar-
Salió de las prensas por primera vez en gentina y México. Entre 1928 y 1929 asistió
1907 su libro Estructura citológica de los em- en epidemias de dengue a Grecia y España.
briones de la filaria circulante, y en 1909 Parte- En 1931 presidió la Primera Conferencia In-
nogénesis del parásito del paludismo. ternacional de Higiene Rural, convocada por
A partir de esos momentos integró nu- la Liga de las Naciones.
merosas comisiones sanitarias estatales para Una vez instaurada la República Espa-
investigar diversas enfermedades tropicales ñola, Pittaluga se integró a esta y siguió lu-
tanto en España como en territorios colo- chando por el desarrollo de las ciencias
niales e incluso en otros países de Europa. médicas republicanas. En 1934 fue nombra-
Junto a los doctores Luis Rodríguez Ille- do director del Instituto Nacional de Hi-
ras y Ramírez Mañanas, publicó en 1911 Es- giene de Madrid, cargo que mantuvo hasta
tudios sobre la enfermedad del sueño y otras la caída de la República en 1939. Después
infecciones. Ese mismo año obtuvo, por ejer- de este triste episodio, tuvo que tomar el
cicios de concurso-oposición, la cátedra de camino del exilio, como tantos otros cientí-
Parasitología y Patología Tropical de la ficos e intelectuales peninsulares.
Facultad de Medicina de la Universidad Incursionó en el estudio de la hematolo-
Central de Madrid. Desde esta organizó el gía como un complemento de su actividad
Instituto de Malariología de Navalmoral en relación con los parásitos y se convirtió,
de la Mata, en la provincia de Cáceres, Ex- sin quererlo, en uno de los principales ex-
tremadura. pertos de esa especialidad a escala interna-
En 1924 salió de su pluma el libro de texto cional.
Parasitología general y patología de los países cá- Entre sus publicaciones más importantes
lidos, para uso de la cátedra. Fue académico encontramos: Nota sobre hemodistrofias y so-
de número en la Real Academia Española de bre una nueva clasificación de las hemopatías
Medicina, desde 1914. En 1919 le encarga- (1915), el capítulo sobre “Enfermedades de
ron la misión de estudiar la epidemia de in- la sangre” (con ciento cincuenta y dos pági-
fluenza en Francia, junto con los doctores nas) en el Tratado de medicina interna de los
Gregorio Marañón Posadillo (1887-1960) y doctores Gregorio Marañón y Tomás Her-
Ruiz Falcó, y se le nombró jefe de los Servi- nando (1917), Manual de enfermedades de la
cios de Sanidad Pública de Cataluña, cargo sangre y hematología clínica (1922) y Enfer-
que desempeñó hasta 1930. En 1920 organizó medades del sistema retículo-endotelial (1935).
con éxito el saneamiento de las comarcas Después de residir en La Habana, publicó
palúdicas en dicha región española. La patología de la sangre y el sistema retículo-
De 1924 a 1929 fue miembro de la comi- endotelial en 1943 y Diagnóstico y tratamiento
sión para el estudio de la situación sanitaria de las hemodistrofias en 1945.
de Europa oriental; viajó por Yugoslavia, Hun- Entre 1926 y 1927 dictó cursos sobre he-
gría, Bulgaria, Rumanía, Polonia y la Repú- matología en las universidades de Buenos
blica Socialista Federativa Soviética de Rusia. Aires, Montevideo y Río de Janeiro, así como
Fue desde 1923 a 1938 miembro y después en la Escuela de Medicina Tropical de Puer-
vicepresidente del Comité de Higiene de la to Rico. En 1935 estuvo en los Estados Uni-
Liga de las Naciones. Viajó también en mi- dos, invitado por la Rockefeller Foundation

71
CATAURO
para dictar cursos, y en la Universidad Na- men, Conferencias de hematología (1938), con
cional Autónoma de México, así como en prefacio de Pedro Domingo e introducción
las universidades de Roma y Génova. del propio Santamarina.
Fue Doctor Honoris Causa por la Sorbo- La derrota de la República Española le
na de París y las universidades de Bucarest, impidió volver a España. Se instaló en Fran-
Buenos Aires, México y Roma. cia, donde trabajó por un tiempo como mé-
Como escritor desarrolló otros temas en dico, pero allí la situación política previa a
el género de ensayo, con contenidos filosófi- la invasión germana hacía muy comprome-
cos, como Teoría erótica de la voluntad, Biolo- tida su presencia. La Universidad de La Ha-
gía de los vicios, La intuición de la verdad en bana lo invitó de nuevo a dictar otro curso
ciencias biológicas y otros ensayos (1926), El en 1942 y, gracias a las gestiones del doctor
vicio, la voluntad, la ironía (1938) y Seis ensa- Domingo F. Ramos Delgado (1884-1962),
yos sobre la conducta (1939). profesor de Patología General de la Univer-
También el doctor Pittaluga incursionó sidad de La Habana, a la sazón ministro de
en la política española, ya que en 1931 fue Defensa de Cuba, las autoridades del go-
electo delegado a la Asamblea Constituyen- bierno de Vichy le permitieron viajar; llegó
te por la provincia de Badajoz, Extrema- en septiembre de dicho año.
dura. A la República Española se integró con Desde ese momento decidió radicarse en
convicción y amor, la sirvió fielmente en las La Habana y se integró a su vida cultural e
diferentes misiones hasta su derrota en 1939, intelectual de una forma intensa, además
fecha en la que inició su último periplo por de desarrollar labores científicas y docen-
el mundo. tes. La Universidad de La Habana lo con-
El gobierno de la República Española lo trató nuevamente como profesor invitado de
envió en 1936, como funcionario, al Comité su recién creado Instituto de Investigacio-
de Higiene de la Liga de las Naciones, en nes Científicas para dictar cursos durante
Ginebra, Suiza; allí le dieron la tarea de or- 1943 y 1944.
ganizar instituciones de higiene en la Euro- A partir de este momento, tal vez el celo
pa oriental. Después, en París presidió un profesional de los colegas cubanos lo cubre
congreso internacional sobre transfusión de con un velo de silencio: la Facultad de Me-
sangre. Terminadas estas labores, viajó a los dicina no lo invitó más a dictar conferen-
Estados Unidos y México con el fin de orga- cias o cursos, y las instituciones científicas
nizar un congreso internacional de higiene. lo ignoraron.
En diciembre de 1937 llegó a La Habana Trabajó en el Instituto Finlay; colaboró
por primera vez, invitado por la Institución con el profesor Pedro Kourí Esmeja (1900-
Hispanocubana de Cultura, donde dictó un 1964), quien le abrió las puertas de su cáte-
ciclo de conferencias entre diciembre y ene- dra de Parasitología y Enfermedades Tro-
ro de 1938. picales de la Universidad de La Habana. El
Aprovechando esta visita, la Facultad de Instituto Nacional de Hidrología y Clima-
Medicina de la Universidad de La Habana tología Médicas lo invitó desde su funda-
lo invitó a dictar un curso sobre hematolo- ción, en 1945, a integrar su consejo
gía, al igual que en el Instituto Finlay. Estas científico como asesor, y lo nombró jefe del
conferencias fueron recogidas por el doctor departamento de Investigaciones Biológicas
Víctor Santamarina Salanueva en un volu- e Hidrológicas y jefe de redacción de su bole-

72
CATAURO
tín, en el cual aparecieron algunos trabajos setenta y cuatro artículos publicados en re-
suyos. vistas y periódicos de toda América, texto
Siguió escribiendo y publicó Clínica y la- que completa su obra publicada.
boratorio (1946) en colaboración con los Desarrolló una labor de divulgación cul-
doctores Enrique Galán Conesa y Antonio tural en la prensa cubana a través de las
Guernica de Roux, Vitaminas y sangre (1948), revistas Carteles y Bohemia y del periódico
Sangre y sexo (México, 1950) y El plasma san- Información y en el programa radial “Uni-
guíneo, el plasma intersticial y la linfa (1952). versidad del Aire”, fundado y dirigido por el
En Cuba desarrolló una importante labor doctor Jorge Mañach Robato (1898-1961),
de traductor de obras de medicina para di- que trasmitía la emisora CMQ una vez por
versas editoriales. semana. Aquí impartió un curso sobre su li-
Las instituciones médicas le cerraron con bro Diálogos sobre el destino y participó en
discreción sus puertas, pero todo lo contra- otros cursos colectivos: Formación cultural
rio ocurrió con las demás ramas de las cien- (noviembre de 1953-enero de 1956), en el
cias. En la Academia de la Historia de Cuba que impartió las conferencias: “La medici-
ingresó como académico correspondiente na griega: Hipócrates y Galeno”, “Lucre-
en 1948 con su trabajo “Ensayo para una cio y su poema De la naturaleza”, “La Divina
historia de los sentimientos”; en la Acade- Comedia”, “Leonardo da Vinci”, “Leopar-
mia Nacional de Artes y Letras, como aca- di”, “La medicina experimental de Claude
démico correspondiente, en 1950, con su Bernard” y “Claude Bernard y la fisiología
discurso “El estilo literario y el lenguaje experimental”.
científico”; y en la sociedad femenina Ly- El 27 de abril de 1956 falleció en La Ha-
ceum y Lawn Tennis Club impartió una im- bana quien fue el más famoso de los hema-
portante conferencia sobre don Santiago tólogos de su tiempo, quien supo comprender
Ramón y Cajal, el 6 de mayo de 1952, ade- y amar a Cuba como uno de sus hijos.
más de ofrecer varios ciclos de conferen-
cias como “Temperamento, carácter y
personalidad” (enero y febrero de 1953), CORRESPONDENCIA ENTRE DON
que integró después como libro, y “La fun- FERNANDO ORTIZ Y GUSTAVO
ción de los intelectuales” (abril de 1954). PITTALUGA10
También en esta institución dedicó varias
jornadas a la lectura de algunos capítulos La primera visita que hizo a Cuba el doctor
de su libro Diálogos sobre el destino (1953), Gustavo Pittaluga se efectuó gracias a la in-
dedicado a Cuba. vitación de Fernando Ortiz, para impartir un
En su libro Grandeza y servidumbre de la ciclo de conferencias en la Institución His-
mujer (Buenos Aires, 1946), demostró su in- panocubana de Cultura, como ocurrió con
terés por el desarrollo y la trayectoria de la tantos intelectuales, artistas y científicos es-
mujer a través de la historia. En 1952 publi- pañoles, sobre todo después de iniciada la
có Coloquios interplanetarios, colección de Guerra Civil y la diáspora internacional. Este

10
Las cartas mencionadas a partir de este momento aparecerán completas en el primer volumen de la
compilación de la correspondencia de Fernando Ortiz, que actualmente prepara la licenciada Trinidad Pérez,
vicepresidenta primera de la Fundación Fernando Ortiz.

73
CATAURO
ciclo en particular sesionó entre diciembre personalidad). Aclara que ambos temas abar-
de 1937 y enero de 1938 e incluyó seis confe- carían de cinco a seis conferencias.12
rencias, a razón de una semanal, que se rea- En esta época inicial de las relaciones
lizaron los domingos de ese período en el entre Pittaluga y Ortiz, el hispanoitaliano
habanero teatro Campoamor. era funcionario de la Liga de las Naciones y
Antes del arribo del prestigioso galeno, se residía en Ginebra, Suiza.
inició un trabajo de preparación, recogido en Entre las cartas dirigidas por Ortiz al mé-
la correspondencia que ambos mantuvieron dico ilustre, en la primera que encontramos
durante aquel año de 1937 y que continuó declara su entusiasmo por la aceptación de
en el siguiente por el interés de Pittaluga de este para venir a la IHCC y le ofrece unos
efectuar otro ciclo en dicha Institución, mo- honorarios de cien dólares por cada confe-
tivado por la grata acogida del público haba- rencia y el costo del viaje de ida y regreso
nero, los intelectuales y científicos y de en primera clase.13 En la segunda carta que
Fernando Ortiz. Estas cartas se conservan en encontramos del sabio cubano hacia su in-
el Fondo Fernando Ortiz, depositado en la Bi- vitado,14 se queja de que las instituciones
blioteca Nacional José Martí de La Habana, oficiales cubanas de la época obligasen a los
en la carpeta número 131. invitados de la IHCC, costeados por esta, a
La primera de estas misivas corresponde impartir conferencias, casi siempre gratui-
a Pittaluga,11 en la cual responde aceptan- tas en otros centros, y Fernando Ortiz le pide
do la invitación hecha por Ortiz a nombre exclusividad en este sentido. Y en la terce-
de la Institución Hispanocubana de Cultu- ra15 le informa que la Institución se decidió
ra, para dictar en La Habana unas confe- por su propuesta de “El hombre y la sangre”
rencias. Le comenta que estas pudieran para el ciclo de conferencias.
celebrarse para noviembre y diciembre de El cursillo o ciclo de conferencias se plani-
1937. En septiembre el notable hematólogo ficó para noviembre-diciembre de 1937; fi-
le escribe al cubano en respuesta a una car- nalmente, después de una solicitud de
ta del anterior mes de agosto; le propone aplazamiento por parte de Pittaluga que fue
dos temas para el ciclo de conferencias: “El motivo de otros intercambios de correspon-
hombre y la sangre” (estudio sobre la mito- dencia entre ambos sabios, se inició el do-
logía de la sangre, la influencia de la sangre mingo 2 de diciembre de 1937 y se prolongó
en la psicología y la fisiopatología de la san- durante seis semanas, hasta enero de 1938.
gre desde el punto de vista social); y “La En la misma carpeta ya mencionada del
personalidad humana” (estudio de los fac- Fondo Fernando Ortiz de la Biblioteca Nacio-
tores fisio-psicológicos de la persona y de la nal encontramos un documento, escrito de

11
Carta de Gustavo Pittaluga a Fernando Ortiz, fechada en Ginebra, 15 de junio de 1937.
12
Carta de Gustavo Pittaluga a Fernando Ortiz, fechada en Ginebra, 15 de septiembre de 1937.
13
Carta de Fernando Ortiz a Gustavo Pittaluga, fechada en La Habana, 16 de julio de 1937.
14
Carta de Fernando Ortiz a Gustavo Pittaluga, fechada en La Habana, 31 de agosto de 1937.
15
Carta de Fernando Ortiz a Gustavo Pittaluga, fechada en La Habana, 29 de septiembre de 1937.

74
CATAURO
puño y letra de Pittaluga, con el programa 3. La sangre y la raza
del curso. Consta de cuatro hojas tamaño 4. La patología constitucional de la
carta, y contiene la siguiente información: sangre

EL MITO DE LA SANGRE Conferencia V – Sangre y enfermedad


Seis conferencias 1. Los factores externos de alteraciones
del Dr. Gustavo Pittaluga de la sangre
2. Los factores internos de alteraciones
Conferencia I – El mito de la sangre de la sangre
1. Leyenda de la sangre 3. Las enfermedades de la sangre
2. La vista de la sangre 4. Los tratamientos – La sangría y la
3. El sacrificio de sangre transfusión de sangre
4. Los símbolos de la sangre 5. Sangre, sal, aire y deporte
5. La sabiduría del pueblo sobre la sangre
Conferencia VI – La risa y la sangre
Conferencia II – Qué es la sangre 1. Por qué la risa hace buena la sangre
1. Nuestra sangre cotidiana 2. La esencia de la risa
2. La sangre menstrual 3. El mecanismo de la risa
3. El plasma y la composición química 4. Sangre y humor
de la sangre 5. La “serenidad”
4. Los glóbulos rojos y la hemoglobina
5. Los glóbulos blancos y las defensas Esta parece ser una información previa que
de la sangre entregó el médico a la Institución para con-
6. La coagulación de la sangre formar el programa. Por otra parte, la revista
Ultra, órgano de divulgación de la IHCC, se
Conferencia III – Sangre y cerebro dio cuenta de las actividades del cursillo y se
1. La sangre y las entrañas publicaron artículos con resúmenes de las
2. Sangre, hígado y bazo conferencias, en su volumen IV,16 en siete
3. Sangre y cerebro artículos, por lo que se demuestra que di-
4. La emoción y la sangre cho ciclo de conferencias se efectuó con
5. Sangre, temperamento y carácter bastante éxito. Además, otras cartas cruza-
6. El alma de la sangre das entre Ortiz y Pittaluga, una vez conclui-
do el ciclo, lo corroboran.
Conferencia IV – El linaje de la sangre A principios del año 1938 se mantiene la
1. La herencia de la sangre correspondencia. En esta Ortiz se refiere al
2. Los “grupos sanguíneos” de la éxito del ciclo de conferencias recién ter-
especie humana minado e insta a Pittaluga a un próximo

16
Ultra, vol. IV, no. 19-24, enero-junio, 1938. En este volumen aparecen reseñas de las conferencias: “Presentación
del doctor Gustavo Pittaluga” por Pedro A. Castillo (conferencia del 2-XII-1937), vol. IV, no. 20, feb., 1938,
p. 177; “El mito de la sangre” (2-XII-1937), ibíd., p. 179; “Qué es la sangre” (9-I-1938), ibíd., p. 181; “Sangre
y cerebro” (16-I-1938), ibíd., p. 182; “El linaje de la sangre” (23-I-1938), vol. IV, no. 21, marzo, 1938, p. 273;
“Sangre y enfermedad” (30-I-1938), ibíd., p. 275; “La risa y la sangre” (6-II-1938), ibíd., p. 277.

75
CATAURO
regreso para otro ciclo de conferencias.17 En ticipar y ya no puede disponer del viaje a
una carta posterior, de mayo de dicho año, América a cuenta de ello, y le solicita por
Ortiz le propone que regrese para un nuevo el ciclo de conferencias y publicación unos
ciclo de conferencias entre enero y febrero honorarios de mil dólares.19
de 1939, y le ofrece cien dólares por cada Ortiz le responde20 que no puede acce-
una, para un total de seis. der a pagarle la cifra que le pide y también
En junio de 1938, Pittaluga le escribe18 a rechaza con mucha amabilidad su propues-
Ortiz desde París y le propone que el tema ta para la revista:
para el próximo ciclo sea “Grandeza y servi- Lamentablemente no podemos alterar el
dumbre de la mujer (La mujer y la historia)”, curso de “Ultra”. Ya varias veces hemos
en seis conferencias. Le anuncia además que tenido la oportunidad de publicar artí-
el tema forma parte de un libro sobre la in- culos originales de positivo mérito, pero
fluencia de la mujer en la historia de la civi- nos hemos defendido de caer en la ten-
lización, que publicaría después del curso tación por el sinnúmero de inconvenien-
impartido aquí en La Habana. tes que ello habría de acarrearnos. Por
El dos de octubre le vuelve a escribir esto, aún apreciando lo mucho que ello
desde París, con los títulos de las seis con- significaría para nuestra revista, nos ve-
ferencias ya planteadas y además le propo- mos obligados a declinar esta proposi-
ne publicar doce artículos breves (de ocho ción.
columnas aproximadamente, o sea, cuatro Se deduce que a Ortiz no le gustó la
páginas cada uno) para doce números suce- proposición del invitado para modificar las
sivos de la revista Ultra, sobre “Los factores tiradas y el contenido de la revista Ultra para
de la conducta” (inteligencia, perspicacia, su beneficio y no accedió a la publicación
intuición, atención, reflexión, decisión, se- de la serie de artículos. También comentó
renidad, autenticidad, duda, pasión, volun- que, por motivos económicos, no podía pa-
tad y acción). Le dice que aunque la revista garle más de seiscientos dólares por el ciclo
es uno de los mejores digests que conoce, no de conferencias, y hubo insistencia por par-
le vendrá mal a Ortiz ofrecer a sus lectores te de Pittaluga de que el ciclo se realizara,
una innovación en la estructura del texto, pero por mayores honorarios. Deducimos por
con la publicación seriada de estos artícu- las cartas cruzadas y los documentos exis-
los, que habrían de ir naturalmente en pri- tentes en la carpeta referida, en la que fal-
mera plana. Le pide también conservar la tan los documentos que confirmen el hecho,
composición para hacer luego una tirada que el segundo ciclo nunca se efectuó y que
aparte, cuyos derechos se reservaría Pitta- Pittaluga no accedió a los honorarios ofreci-
luga y de la cual se pondrían de acuerdo. dos por la IHCC.
Le dice, además, que se había suspendido En la carpeta aparece otra carta de Con-
la conferencia de México donde debía par- chita Fernández Correa, administradora de
17
Cartas de Fernando Ortiz a Gustavo Pittaluga, fechadas en La Habana, 15 de febrero y 23 de marzo de 1938.
18
Carta de Gustavo Pittaluga a Fernando Ortiz, fechada en París, 3 de junio de 1938.
19
Carta de Gustavo Pittaluga a Fernando Ortiz, fechada en París, 2 de octubre de 1938.
20
Carta de Fernando Ortiz a Gustavo Pittaluga, fechada en La Habana, 26 de octubre de 1938.

76
CATAURO
dicha institución, dirigida al doctor Pittalu- un cocodrilo como tótem, dejaba, por me-
ga, que al parecer se encontraba en Santia- dio de un sacerdote acompañado por una
go de Cuba, en agosto de 1943, en la que lo joven impúber, sangre y carne a la orilla del
invita a dictar una conferencia en la IHCC río habitado por el animal mencionado, con
en el mes de septiembre.21 el objeto de aplacar la ira de los dioses. Re-
cordó un hecho ocurrido en Madagascar en
el cual con el mismo propósito, la tribu del
CONFERENCIA DEL CICLO lugar ofrenda a una joven virgen a un cai-
“EL HOMBRE Y LA SANGRE” mán. Tradición y conducta que han mode-
PUBLICADA EN LA REVISTA lado un mito de la sangre, que acompaña al
ULTRA hombre desde la prehistoria, haciéndose un
símbolo desde los comienzos de las culturas.
El ciclo de conferencias al que hemos alu- Comenzó su conferencia desde la antropo-
dido se efectuó en el teatro Campoamor.22 logía; siguió refiriéndose a que la sangre del
Fue presentado por el doctor Pedro A. Cas- parto, de la menstruación y del humano he-
tillo, eminente clínico, profesor de la Escuela rido ha unido el mito de la sangre a la vida y
de Medicina, hombre culto y que mantuvo a la muerte hasta llegar a la concepción de
relaciones con la IHCC desde sus momen- que el hombre da su sangre por una idea.
tos iniciales. En sus palabras se refirió a un Llamó la atención sobre el hecho de que
tema tan sugerente como el de la sangre y el estado de salud no se aprecia más que al
presentó al ilustre ponente, de quien desta- sobrevenir la enfermedad. Nadie se percata
có su personalidad científica y literaria, su de que su alegría está en relación con la
dedicación a la investigación biológica, su salud. Una herida hace brotar sangre y trae
actividad como fundador y promotor de una la angustia.
escuela médica de gran envergadura, la Y para continuar tomó como ejemplos a
autoría de numerosas publicaciones y su tra- la mujer. La mujer como donante de sangre
bajo como higienista sagaz. Siguió enume- en los primeros días de la guerra de España, en
rando el currículo del invitado y terminó su los que se sublimó el papel de las heroicas
presentación lamentando la pérdida de españolas que daban lo más preciado de ellas
su biblioteca privada, su papelería, que en (sus hijos, esposos, hermanos) y hasta su flui-
los inicios de la Guerra Civil había llevado do vital por la libertad, por una causa justa.
en cajas bien seguras a la Ciudad Universi- Este hecho se relaciona con lo que ya él ha
taria de Madrid, destruida por la metralla. definido como el “mito de la sangre” a nivel
Tras la presentación se efectuó la primera popular. Un segundo ejemplo: la menstrua-
de las conferencias, “El mito de la sangre”, ción hace que la mujer se aleje del mito de
el domingo 2 de diciembre de 1937. Pittta- la sangre.
luga comenzó recordando una escena pre- Estableció la relación que tuvieron con la
senciada por él en un viaje al África sangre los sentimientos de miedo, violencia y
meridional, en la que una tribu que poseía sumisión en los pueblos primitivos, presentes
21
Carta de Conchita Fernández Correa, fechada en La Habana, 21 de agosto de 1943, a Gustavo Pittaluga, en
Santiago de Cuba. Biblioteca Nacional José Martí, Fondo Fernando Ortiz, carpeta no. 131.
22
Para la publicación de reseñas de todas las conferencias en la revista Ultra, ver nota 16.

77
CATAURO
a través de los sacrificios, incluso entre los plasma), en la que se encuentran masas de
hebreos, egipcios y romanos. Otras comuni- células aproximadamente equivalentes. El
dades pretendieron comunicarse con Dios por plasma es rico en elementos disueltos, con
medio de la sangre. El hombre que come san- ochenta por ciento de agua, en los que van
gre sacrificada es comensal divino y alcanza dispersos un sinnúmero de alimentos. Estos
por ello la gracia de Dios. Unas veces el ani- derivan del hígado y otros de los vasos linfá-
mal sacrificado era el preferido; otras es el ticos. Comentó que la sed es una expresión
más joven. En los ritos católicos el pan y elemental de una alteración ocurrida en el
el vino se toman como representaciones de la plasma y que la concentración de sales afecta
carne y la sangre de Cristo. todo el cuerpo; que las terminaciones ner-
En los albores del Renacimiento persistía viosas del intestino, la garganta..., recogen
la identificación del alma con la sangre. Pero el eco difuso de toda la economía; que el
Pittaluga nos dice que el alma es algo dis- cloruro de sodio no puede variar más que
tinto del cerebro. sobre unos límites escasos, pero además
Se refirió a términos populares como que en el plasma hay potasio, magnesio, fós-
“mala sangre”, que ligan el temperamento foro, ácido carbónico, fosfatos con proteínas
con el líquido vital, y a expresiones de terror o albúminas, ácidos aminados, azúcar, lípi-
(“helarse la sangre”) o de serenidad (“san- dos, colesterina, así como detritus proceden-
gre fría”). tes del recambio metabólico. Mencionó que
La segunda conferencia se efectuó el do- es importante el pH de la sangre, así como
mingo 9 de enero de 1938, con el título de las hormonas, y que el plasma recibe los ma-
“Qué es la sangre”. La inició con las con- teriales que estimulan la formación de anti-
cepciones que incluyen desde la sangre de cuerpos.
la desfloración, que es todavía un mito para Seguidamente definió los glóbulos rojos
algunos pueblos mediterráneos, hasta la san- y blancos. Los primeros circulan en núme-
gre del parto, que es a un tiempo signo de ro de cinco millones por metro cúbico más
vida nueva y muerte precoz. Tanto esta últi- o menos, y encierran la hemoglobina, que
ma como la de los primeros días del puerpe- contiene hierro. Esta otorga el color a la
rio encierran virtudes o desgracias. sangre. La hematosis se realiza en virtud
En relación con la sangre menstrual, ha- de la hemoglobina, en su paso por el pul-
bló primero de su significación ginecoló- món, y forma la oxihemoglobina, muy lábil.
gica, desde el punto de vista fisiológico Es el vehículo del oxígeno. En los tejidos la
y desde el punto de vista hematológico y hemoglobina cede el oxígeno, vuelve al co-
neurofisiológico, y las características de su razón derecho cargado de ácido carbóni-
primera aparición, que varía con la edad, el co. Por eso se dice que la respiración se
clima, la raza, la constitución orgánica y la realiza a nivel de los tejidos, y que los de-
alimentación. Recordó una vieja tradición más movimientos y actos son puramente
que atribuye propiedades tóxicas a la mens- mecánicos.
truación. Ahí introdujo la idea de que to- El contenido nutritivo lleva el plasma a
das las variaciones fisiológicas se asoman a todos los tejidos. Por el plasma se realiza la
la sangre. nutrición. En la anemia se reducen los gló-
Seguidamente definió la sangre como un bulos rojos y se respira con frecuencia hasta
fluido compuesto por una parte líquida (el alcanzar de veinticinco a treinta respiraciones

78
CATAURO
por minuto; lo mismo ocurre con las pulsa- el pensamiento. Haciendo un poco de his-
ciones, que alcanzan de cien a ciento ocho. toria dijo que para Teofrastro Paracelso el
Entonces se habrá puesto en marcha el me- hígado era una energía que circulaba por
canismo que suple la deficiencia: suplencia medio de la sangre que tiene, como punto
funcional. Continuó refiriéndose a los gló- de partida, el órgano de ese nombre. Así el
bulos blancos, definidos como incoloros, y cerebro era el punto de inicio del pensa-
agregó que cuando el organismo se pone en miento, pero este está en íntima conexión
contacto con elementos injuriantes del ex- con la sangre. Un humanista español, Juan
terior, dispone de organismos de defensa y Luis Vives, destacó en sus trabajos sobre las
en caso de necesidad moviliza a los glóbulos emociones —en los que abordó el tema de
blancos. Ellos nacen en algunos tejidos y la psicología del llanto—, los fundamentos
penetran en la corriente sanguínea, donde fisiológicos del llanto en los bebedores. Los
se encuentran en proporción de siete mil a antiguos, como Plinio (siglo I de nuestra era),
ocho mil, con respecto a los cinco millones entrevieron ciertas funciones del bazo, re-
de glóbulos rojos por metros cuadrados. Los cientemente aclaradas: la acción regulado-
leucocitos no son todos iguales, y varían de ra del esfuerzo muscular, de la fatiga en las
tamaño según la función que van a desem- carreras, como depósito de agua, como ór-
peñar. Se les llama macrófagos. Se encargan gano encargado de destruir los glóbulos ro-
de hacer desaparecer los glóbulos rojos en- jos, los cambios de humor en relación con
vejecidos en el bazo. Cuando hay un ele- los estados del bazo. Shakespeare recogió esta
mento extraño, los glóbulos blancos lo rodean creencia en alguna de sus obras.
y acometen su desaparición. Siguió comentando que melancolía en
Después habló de la coagulación sanguí- griego quiere decir bilis negra. Cuando el bazo
nea. Recordó los ritos dionisíacos que se han se congestiona sobreviene entonces el desga-
sucedido con respecto a estos hechos en la no. El bazo y el hígado están en conexión.
sangre. Para ilustrar la coagulación, puso el Cuando no hay descargas nocivas por el bazo,
ejemplo de un poco de sangre recogida en esta bilis va al hígado por la vena porta. Esa
una vasija en la que se separa en coágulo y mala sangre va a regar el territorio correspon-
suero. Normalmente no se coagula la san- diente al sistema nervioso central.
gre en los vasos sanguíneos. Explicó el me- La nutrición del cerebro es delicada; el
canismo de la coagulación. riego de la sangre depende de muchas cir-
Y terminó la conferencia refiriéndose a cunstancias: de la corriente sanguínea, de
la sangre como medio interno: es la coordi- la capacidad de refracción y dilatación
nadora de la actividad, de la emoción, que de los vasos. Una variación a estos niveles
es la esencia del temperamento. trae serias circunstancias: la amnesia se debe
El domingo 16 de enero de 1938 se pre- en parte a la circulación cerebral alterada.
sentó la conferencia “Sangre y cerebro” en El temperamento y el carácter para Pitta-
el mismo lugar. La inició expresando que el luga parecen depender de los componen-
pensamiento no es el alma. Para los antiguos tes bioquímicos de la sangre. La herencia y
es un arma, una técnica, un medio de ex- el ambiente también son para él puntos im-
presión, un logos. El alma para nuestro con- portantes, y todos los trastornos de la san-
ferenciante es algo más hondo y se manifiesta gre se reflejan en la fisonomía espiritual del
por la conducta, por la acción más que por individuo.

79
CATAURO
También planteó que cuando hay alte- Dijo categóricamente que “el linaje de
raciones en la composición de los alimen- la sangre forma parte de la genética”; se lo-
tos, hay repercusión en la sangre, la cual es graba construir el árbol genealógico de los
conducida al cerebro; entonces ocurren do- organismos afectados por ciertas taras, muy
lores de cabeza, convulsiones, entre otras en particular las referentes a las alteracio-
alteraciones. Cuando existen afecciones del nes de la sangre o de los órganos formadores
riñón, se produce la retención de sustan- de estas, que conducen, por ejemplo, a las
cias nocivas en la sangre, se altera la nutri- ictericias familiares.
ción de todos los tejidos y ocurre la uremia, Aunque reconoció influencia de otros
que lleva a la persona al coma. Entonces factores, pueden intervenir elementos de
hay que sustraer la sangre nociva, técnica orden químico, infeccioso..., pero estos in-
que hoy se conoce como hemodiálisis, y rea- ciden en la composición bioquímica de la
lizar cambios en la alimentación de los pa- sangre y los clasificó como factores congéni-
cientes. tos, pero no hereditarios, pues derivan de la
Según el italiano, hay un punto de con- dinámica del genotipo. Podemos decir que
tacto entre la sangre y las reacciones del este grupo, denominado de factores congé-
sistema nervioso; los filósofos contemporá- nitos, es de orden ambiental, pues influye
neos lo definen como la esfera de las viven- en la composición o alteración genética del
cias. El pueblo le ha atribuido un carácter individuo en su proceso de formación, du-
entrañable; de ahí arranca el alma de la san- rante su etapa fetal, pero realmente la he-
gre debido al ritmo de la sangre acelerada rencia depende de los cromosomas y no de
por la pasión, la idea y la piedad, la pesa- las características de la sangre, como Pitta-
dumbre y la alegría, el llanto y la risa. luga creía fervorosamente.
La cuarta conferencia “El linaje de la san- Expresó en esta conferencia que los ca-
gre” sucedió el domingo siguiente, 23 de ene- racteres raciales no dependen solo de la com-
ro de 1938, siempre en el mismo teatro. Dijo posición de la sangre, pues el sistema
que la constitución de la sangre es la base nervioso y los tegumentos son caracteres
del temperamento y que actúa en parte con- genotípicos hereditarios, como lo es el gru-
tra su potencia desbordante. Constituirá el po sanguíneo a que pertenece cada uno, y
carácter de los resortes de sus frenos, merced otros que pueden adquirirse durante la vida
a las reacciones de la sensibilidad y del siste- intrauterina. Estas ideas han sido superadas
ma nervioso central. El temperamento se re- ya hace mucho tiempo por los adelantos de
vela a través de la personalidad, en la que la genética.
también se perciben reflejos del tempera- Continuó refiriéndose a la incapacidad
mento de los padres. Este reflejo nos permi- de las poblaciones para relacionar el acto
te reconocer a lo largo de la historia el sexual con el nacimiento de los hijos. Se
temperamento de la raza, si se trata de pue- creó alrededor de la mujer la leyenda de
blos, o el de la familia, si se trata de indivi- su ligazón con fuerzas demoníacas de la na-
duos. Con estas palabras se estaba refiriendo turaleza, por medio de las cuales el tótem,
a la herencia y convirtiendo la sangre en el símbolo protector de la horda o de la tri-
biológicamente responsable de la trasmisión bu, penetra en el cuerpo de la mujer. De
de estos caracteres heredables, aunque su esa fuente brotó el matriarcado, el cual se
lenguaje fuese un poco ambiguo. relaciona con la hemofilia, ya que son las

80
CATAURO
mujeres las que transmiten los grupos san- directas cuando el trastorno proviene de
guíneos. otros órganos. Las enfermedades heredita-
De cuando en cuando un gran crimen sa- rias son menos raras de lo que se cree; en
cude a la humanidad. Muchos fueron pro- estas importa el hallazgo exacto de los fac-
ducto del influjo de una curandera que tores externos e internos que forman parte
recomendó la ingestión de sangre humana a del individuo. Refirió que muchas formas
sus clientes; estos decidieron matar a un niño de diabetes se podrían evitar conociendo la
para beberle su sangre, pero más reciente- curva de eliminación del azúcar.
mente los hombres iban a los mataderos. Los En todas sus charlas nuestro ilustre invi-
resultados de esta ingestión de sangre no sue- tado otorgó a la sangre un papel fundamen-
len ser muy evidentes, pues la sangre tiene tal en el funcionamiento del organismo
que ser digerida. Pero desde hace mucho humano y de la práctica de la medicina. Dijo
tiempo la medicina se ha preocupado en bus- que el diagnóstico precoz, representativo de
car un medio más seguro para proporcionar más de la mitad de la curación de casi todos
sangre a un organismo enfermo. He aquí el los enfermos, estaba basado en la observa-
origen de la transfusión de sangre. Se intentó ción de la sangre, pues con ello se lograba
primero de un animal a un hombre, pero esta convenientes confirmaciones o negaciones
sangre es casi incompatible con la del huma- utilísimas. Las enfermedades propiamente di-
no. Se vio entonces que había que apelar a chas forman un grupo que actúa sobre la
sangre de hombre. Juan Bautista Denis, mé- sangre misma o los aparatos formadores de
dico de cámara de Luis XIV, se decidió a rea- esta. En todas las enfermedades predomi-
lizarla, inseguro de la operación, pues muchos nan los factores internos, pues los agentes
morían a consecuencia de violentas reac- externos las predisponen o agudizan. Así se
ciones. A fines del XIX y principios del XX el comprende que la sangre es el vehículo de
misterio se aclaró: hay cierto grado de incom- las cualidades o taras de los antepasados.
patibilidad entre la sangre y los grupos de per- En algunas enfermedades de la sangre los
sonas, que depende de las propiedades del factores endógenos son tan evidentes que
plasma para aglutinar, y se forman peligrosos solo estos aparecen.
escombros que obstruyen el paso de la san- Puso de ejemplo la ictericia hemolítica
gre. Explicó los cuatro grupos sanguíneos exis- hereditaria familiar, hemólisis de sus glóbu-
tentes, y las reacciones que se producen al los rojos. Comentó que hubo patólogos que
combinarse entre sí. Con ello finalizó su ex- negaban la existencia de la clorosis, enfer-
posición. medad causante de un descenso en la he-
El 30 de enero se efectuó la penúltima moglobina. Surgió, por tanto, una polémica
conferencia, que tituló “Sangre y enferme- alrededor de esta. Pittaluga creyó que esos
dad”. La inició comentando que los estu- casos se debían a anemia tuberculosa o a
dios sobre la patología de la sangre lo llevaban trastornos ováricos.
al convencimiento de que este concepto ge- Se refirió en esta parte de la conferencia
nérico no coincide con las enfermedades de a las diversas enfermedades de la sangre: la
la sangre. Desde las alteraciones más nimias anemia, en la que interviene regularmente
hasta las más considerables obedecen a tres un proceso tóxico; los casos de parasitismo;
causas: endógenas, congénitas y exógenas el paludismo, con un gran poder destructor
(el clima, las infecciones...). Hay causas in- de glóbulos rojos; las leucemias...

81
CATAURO
Clasificó las enfermedades sanguíneas de lismo son eliminados por la sangre a través
causas externas en tres variantes: una sensi- del riñón. En esta viajan y actúan los anti-
bilidad especial consiste en fragilidad de los cuerpos, las hormonas.
glóbulos rojos; una infección específica: sífi- El estado de salud, categorizó, está en ín-
lis; y el frío. Comentó su creencia de la alta tima conexión con el estado de la sangre, y el
frecuencia de las enfermedades en los luga- buen humor, la alegría de buena ley y la risa
res que se practican deportes de hielo. En ejercen una acción positiva en la sangre.
estos tres casos dijo que hay una rápida he- Habló seguidamente de los literatos fa-
mólisis, con liberación de hemoglobina que vorecedores de la risa, desde Aristófanes has-
aparecerá en la orina, la hemoglobinuria. ta Mark Twain. Y dijo: la risa también es un
Expresó que en las alturas aumentan los hecho social humano que exige un terreno
glóbulos rojos, pues la falta del oxígeno ne- espiritual adecuado. Citó a Espinoza cuan-
cesario se suple con el aumento de la super- do comentó que es un estado del alma en
ficie para fijar los glóbulos rojos. virtud del cual se alude al drama del pasado
Desarrolló su idea acerca del estado y a la inquietud actual de la vida. Divagó
de la sangre dependiente del aire, del sol y de bastante sobre la risa.
la práctica de deportes, factores indispensa- Concluyó este último tema con la idea
bles para la salud. de que la risa hace buena la sangre, por lo
Sobre los tratamientos para la cura de al- tanto responsabilizó a la sangre con las acti-
gunas enfermedades sanguíneas refirió la tudes, la agresividad. Me pregunto cuál es
sangría y la transfusión, que tienen mucho el papel en las actitudes de la conciencia y
de exorcismo: expulsar el demonio del cuer- la esfera psíquica y afectiva, y en lo social,
po, renovar la sangre. su influencia en los hombres como comuni-
Terminó su charla refiriéndose a la salu- dad y en el plano individual: esto Pittaluga
dable utilidad de la risa sobre la sangre. no lo reconoce. En esta fase final habló de la
Y la última de las actividades de este ci- respiración que trae consigo la risa, la con-
clo de conferencias tuvo lugar el domingo 6 tracción del corazón y la alteración del dia-
de febrero, en el mismo sitio; la tituló “La fragma, que lleva una especie de mensaje al
risa y la sangre”. Comenzó hablando del li- hígado y al bazo. El hígado se descongestio-
naje de la sangre, que es el vínculo secreto na, el bazo expulsa su contenido, y los ner-
de la familia; asegura que una serie de ca- vios se distienden.
racteres particulares hacen que la herencia Después de leer las reseñas aparecidas en
sea en ocasiones responsable de tristes ma- la revista Ultra acerca de las conferencias
nifestaciones patológicas. Notamos que, del ciclo, podemos valorar que el famoso
cuando se refirió al tema de la herencia, usó profesor mezcló hábilmente las ideas popu-
un lenguaje abigarrado, rebuscado. Para él lares sobre la sangre, sus mitos y leyendas, y
los grupos sanguíneos representan el enig- las costumbres de diversos pueblos en rela-
ma antropológico del origen primero y que ción con hechos sanguíneos, con cono-
en la sangre se reflejan las actividades de cimientos científicos de su especialidad
todos los órganos, imprimiéndole un carác- considerados como ciencia constituida en
ter de eje de la personalidad humana. El ese momento, hecho que debió interesar
oxígeno asegura la respiración de los teji- y mantener entusiasmado al auditorio, com-
dos; las bacterias, los desechos del metabo- puesto por público en general, intelectua-

82
CATAURO
les, personas interesadas en la cultura y no humanos. No desarrolló con claridad la idea
solamente médicos y científicos. Notamos de que el organismo es un todo en el cual el
por los resúmenes transcritos de sus confe- conjunto de los sistemas de órganos, y los
rencias que utilizó un lenguaje barroco y fue órganos individualmente, tienen que traba-
bastante retórico en la expresión de sus ideas. jar en igualdad de condiciones para lograr
Entre sus limitaciones vemos que consideró un funcionamiento armónico. Tampoco exis-
la sangre y los órganos formadores de esta te una adecuada valoración de la esfera psi-
como el sistema principal del cuerpo huma- cológica ni del valor de la influencia de lo
no, responsable desde la herencia hasta el social en la vida del hombre y en su funcio-
comportamiento de las personas y los grupos namiento biológico. C

83
CATAURO
OSCAR LOYOLA VEGA
To form a social scientist
The article is a first outcome of a research on the elements that give
viability, or either make difficult, the formation of social scientists in
Latin America and the transcendence of the social study. At the same
time, in this work are sketched the measures that have to be taken
according to the social claims of the XXIst Century.

Para una mejor comprensión de lo que a con-


tinuación vendrá, el autor debe hacerle dos
importantes precisiones a su gentil lector. La
primera de ellas consiste en establecer, sin
ánimo de dudas, que las consideraciones que
irán desplegándose en la construcción del
discurso narrativo deben ser entendidas como
un primer acercamiento al objeto de trabajo.
Vale decir, que no se está en presencia de
una investigación finalizada, cuyos resulta-
dos definitivos se comunican al lector. Muy
por el contrario, las propuestas que serán com-
partidas tienen por ahora el carácter único
de reflexiones, que un analista de ciencias
sociales –en este caso, el autor– trasmite a
aquellos que lo leen. Dichas reflexiones no
constituyen, por tanto, un corpus plenamen-
OSCAR LOYOLA VEGA te estructurado, sino un conjunto de ideas
Profesor de Historia. que se piensan y repiensan en el despliegue
Universidad de La
Habana del proceso investigativo.

84
CATAURO
La segunda precisión puede ser asumida meditar, y sosteniendo la pequeña esperan-
como una “profesión de fe”. Si bien el análi- za de hacer pensar a su interlocutor sin ago-
sis que se intenta no se constriñe únicamente biarlo, una vez más, de datos y redatos.
al ámbito de una rama singular, y ha sido Entrando en materia, debe decirse que la
pensado para abarcar en lo posible el impre- formación del científico social se encuentra
ciso conjunto de las ciencias sociales, la aten- condicionada por factores de muy diversa ín-
ción del estudioso tiende a centrarse en los dole, algunos de los cuales, en apariencia,
problemas de Clío, dado el carácter integra- no forman parte de las características del
dor propio de esta rama del saber –impres- trabajo que se va a desempeñar, mientras
cindible para todas sus hermanas–, y el perfil que otros se derivan, o están, en la propia
profesional del autor, indisolublemente liga- naturaleza del laboreo intelectual. Facto-
do a los estudios históricos. De la última afir- res externos y factores internos no deben ser
mación se deriva lo que quizás fuese una confundidos en el análisis, puesto que los
tercera precisión: el analista se desenvuelve primeros enmarcan los derroteros por transi-
en los ámbitos de la docencia en una gran- tar, y en no pocos casos limitan el decurso
de y antigua universidad latinoamericana, profesional del especialista, mientras los se-
la de La Habana, desde hace más de tres gundos –aquellos que constituyen parte in-
décadas; participa en investigaciones diver- soslayable de la formación y la labor
sas en centros extra-universitarios; y despliega académicas– son susceptibles de una trans-
labores de asesoría y consulta en consonan- formación perspectiva, dentro de ciertos es-
cia con sus áreas de especialización. Parale- pacios. De ahí que se prefiera continuar la
lo a lo anterior, “hace” historia escrita. Los reflexión por los aspectos que, no pocas ve-
elementos señalados se expresan solamente ces para su angustia, determinan las posibi-
con el ánimo de ubicar al lector en las cir- lidades del estudioso de lo social.
cunstancias que, muy a su pesar, enmarcan Consideradas a los fines del análisis como
los derroteros analíticos e interpretativos del un universo con mayores similitudes que
que esto escribe. otros continentes (Asia, por ejemplo) nues-
Si se acepta que se está en presencia de tras naciones latinoamericanas, sin embar-
un cuerpo de reflexiones derivadas de la go, presentan entre ellas grandes diferencias
investigación y la experiencia puramente heredadas de su evolución histórica, que
individual del analista, se entenderá que dificultan la adopción de políticas formati-
este, para comunicar sus inquietudes, haya vas comunes para los científicos sociales. Las
preferido obviar los requerimientos cuasi principales metrópolis europeas, sobre todo
milenarios del laboreo histórico, desterran- España, Inglaterra, Portugal y Francia, im-
do del texto enjundiosas citas, imprescindi- primieron características contrapuestas a
bles notas, exhaustivas referencias a sus nacientes colonias, y las luchas por la
antiquísimos documentos, y el apoyo de ve- creación de los imperios ultramarinos de-
nerables “magísteres” a través de sus ma- terminaron, históricamente, diferencias
motréticas obras. Con ello se ha agilizado en abismales entre las diversas regiones en lo
buena medida la exposición discursiva, a la atinente a extensión territorial y población
vez que se permite una más íntima relación perspectiva. Piénsese si no en el inmenso
lector-autor, declarándose el segundo ple- Brasil, al lado de la pequeña Barbados. Esto
namente responsable de los resultados de su ha condicionado y enrumbado el derrotero

85
CATAURO
de nuestras áreas, dificultando con creces ciencias sociales, de entre los que vale la
los consensos regionales en relación con po- pena señalar dos, por su incidencia en el
líticas sociales. trabajo social: la proliferación de entornos
A lo expuesto se suman aspectos capita- urbanos misérrimos, y la emigración de pro-
les derivados de realidades pre y postcolo- fesionales de alta calificación, que constan-
niales. La riquísima gama de etnias aborí- temente desangran las universidades y los
genes, con sociedades que atravesaban por centros investigativos latinoamericanos.
múltiples grados de complejidad, y la trata Pudiera también señalarse que las necesi-
de esclavos que procedían de una África dades del capital internacional, en el caso
nada homogénea provocaron, en las condi- de nuestros países, no implican la preserva-
ciones del Nuevo Mundo, una inaudita y ción arqueológica, etnológica o histórica de
bellísima mezcla racial, orgullo de nuestras nuestras riquezas, ni mucho menos la con-
tierras. Esto a su vez, unido a la heterogé- servación del entorno natural. Los aspectos
nea cultura de las metrópolis, abocadas a los anotados tienen una incidencia muy direc-
portentos del Renacimiento y la Reforma, ta en el trabajo del científico social, cuya
permitió el desarrollo de múltiples culturas labor se realiza, no pocas veces, a contrape-
en el continente, que a pesar del sustrato lo de intereses foráneos extra-académicos,
común presentan muy variados matices y se no necesariamente nacionales.
expresan en cuatro grandes idiomas. Sabido Un científico social latinoamericano del
es que toda cultura es producto y, al mismo siglo XXI deberá interactuar en los marcos
tiempo, produce y reproduce el entorno so- de un proceso de mundialización siempre
cial del cual nace y en el que se desenvuel- creciente. Las economías, las culturas, pre-
ve. De ahí que las ciencias sociales con- sentarán cada vez más rasgos comunes, ma-
tinentales y su asunción nacional sean muy sivos, que acarrearán fenómenos sociales a
diferentes en nuestros diferentes países. Y que, escala imprevisible. Una población mundial
por supuesto, la cambiante complejidad de de entre diez a doce mil millones de habi-
nuestras sociedades genere demandas de los tantes, de los cuales posiblemente mil mi-
científicos sociales en proporciones nada sin- llones serán latinoamericanos, obligará a
crónicas a escala continental. estudios del entorno social de envergadura
El siglo XX representó para América Lati- mayúscula. Nada hace pensar que el actual
na y el Caribe la inserción definitiva en un siglo eliminará con rapidez la pobreza, el
proceso que ya había, en la centuria ante- desempleo, la mortalidad infantil o la des-
rior, mostrado sus credenciales: la dependen- trucción ambiental, a lo que debe unirse que
cia del capital transnacional, con todas sus la urbanización alcanzará niveles insospe-
secuelas. Si bien dicho proceso no podía, chados, proyectando con esto la necesidad
lógicamente, comportarse de manera igua- de intensificar los estudios y las propuestas
litaria en las diferentes naciones (desde sociales.
aquellas que han logrado desarrollar una Debe entonces tenerse muy en cuenta
fuerte burguesía nacional, impactantemen- que la formación de los científicos sociales,
te rica, hasta la increíble pobreza haitiana) sea cual fuere el área en que predominan-
sí se observan muchos rasgos comunes como temente trabajarán, exige la preparación de
resultado de tal inserción, que repercuten estos en función de las necesidades históri-
desfavorablemente en el desempeño de las co–concretas nacionales, dado que los es-

86
CATAURO
tudios perspectivos por realizar reclaman te, de esta importante laguna formativa. De
mayoritariamente la adopción de políticas ahí la conveniencia de una remodelación a
transformativas concretas de la realidad cir- fondo de los planes de estudio para los futu-
cundante. Aquello que bien puede ser im- ros analistas sociales.
prescindible en Suecia, póngase por caso, Otro elemento se da la mano con lo an-
puede ser perfectamente inútil en este lado terior, en lo referido a la formación acadé-
del Atlántico. Uno de los retos principales mica. Los planes de estudio suelen hacer
que la nueva centuria impone a los estudio- hincapié en la “cultura” general de cada
sos de lo social es el de desempeñar el papel, rama, en no pocos casos con olvido absoluto
sociológicamente hablando, que el entorno de las técnicas formativas particulares de
demanda de ellos. Las expectativas que tal cada especialización. El estudiante adquie-
papel implica solo podrán ser cumplimenta- re un título que puede garantizar un cono-
das en la misma medida en que los profesio- cimiento más o menos aceptable en tal o
nales se hayan formado previamente para más cual área, sin que esto implique que se
responder a la sociedad que les dio origen, a encuentre preparado para desenvolverse en
las transformaciones que en ella tienen (o ella, aunque sea con modestos resultados.
tendrán) lugar, y a los requerimientos siem- Una revisión a fondo de las materias cursa-
pre cambiantes de las sociedades humanas. das en la universidad revela muchas veces
Esto lleva a un aspecto trascendental: la el exceso de “información cultural” sobre
necesidad vital de remodelar, de transfor- una rama particular, y al mismo tiempo, pone
mar, los planes de estudios universitarios para de manifiesto la poca cantidad de horas de-
las ciencias sociales. Los avances de cada dicadas a aprender las técnicas de la profe-
rama del saber por separado, desde media- sión. Si se permite la expresión, esto “atrasa”
dos del XIX, trajeron consigo la multiplica- al joven graduado durante no poco tiempo,
ción de las especialidades universitarias que aquel que deberá emplear en convertirse en
se ocupan de los hechos y fenómenos socia- un verdadero profesional. También suele
les. A más de ciento cincuenta años de dis- suceder que la cultura adquirida responda
tancia, la situación poco ha variado. Y así se a necesidades formativas de naciones alta-
observa la paradoja de que, en muchísimos mente desarrolladas, así como las pocas téc-
centros universitarios, la filosofía, la psico- nicas aprendidas, que resultan de muy poca
logía, la historia, la arqueología, la antropo- utilidad en el maravilloso entramado de lo
logía, o, para no seguir agobiando, la social latinoamericano.
sociología, están deliciosamente divorciadas, No solo la formación técnica adolece de
a no ser por algunos cursos mixtos que sue- sustanciales defectos. La formación teórica
len impartirse como complemento. Si se par- tampoco es habitualmente priorizada. Los
te sobre la base de que lo social, como planes de estudio contemplan, en aparien-
construcción cotidiana, es prácticamente cia, algunos cursos supuestamente de alto
indivisible, se entenderá el error cometido contenido teórico. En la realidad cotidiana
con tamaña deformación. Los cursos de post- la teoría verdadera cede su espacio a pro-
grado integradores a duras penas logran, años puestas de perfil metodológico, y se obvia
después, que el egresado adquiera un co- por escabroso (o por desidia) el análisis teó-
nocimiento general del decurso social. Y su rico correspondiente. En no pocos casos,
práctica laboral se resentirá, habitualmen- cuando la teoría ha conquistado un cierto

87
CATAURO
espacio, sus contenidos tienen un increíble la ausencia de problematización teórica; la
grado de obsolescencia cronológica, para no laxitud de los sistemas evaluativos; y la po-
decir científica. Y así se observa un sustan- bre exigencia académica en lo referido a la
cial tiempo docente dedicado a concepcio- definición, investigación, escritura, presen-
nes ya discutibles en los albores del tación y defensa de la tesis conspiran contra
positivismo decimonónico, como aquella una efectiva utilización del tiempo dedica-
exquisita frase que insistía en que el estu- do a los estudios de maestría, que en muy
dio de la historia permitía “conocer el futu- pocos casos se estructuran teniendo presen-
ro”. De los logros teóricos de la segunda te que deberían constituir la antesala del
mitad del siglo XX, poco es lo que se lleva al trabajo de doctorado.
alumnado, y a menudo las propuestas se co- Si se quiere mejorar la formación de los
mentan en tono de burla, asimilándolas a especialistas, uno de los aspectos capitales a
“modas transitorias”. Puede así obtenerse un tener en cuenta sería reducir la distancia que
título universitario sin que usted oyera tan existe en muchos países en relación con el
siquiera mencionar a Jacques Lacan, Mi- espacio dedicado a las diferentes ciencias
chel Foucault, Jurgen Habermas, Paul Ri- sociales. Por tradición –y antigüedad– la his-
coeur o Roland Barthes. Todo investigador toria suele ser la rama más cultivada, con es-
con decoro de lo social sabe que acercarse a tudios universitarios consolidados y abun-
su objeto de estudio sin un fortísimo diseño dantes centros de investigación, mientras se
teórico-metodológico, con seguridad le im- nota la ausencia de sólidos estudios lingüísti-
pedirá arribar a conclusiones medianamen- cos o etnológicos de nivel superior. En Lati-
te valederas, o por lo menos, sostenibles. Sin noamérica, la antropología y la sociología
reforzar los estudios teóricos sobre la con- tienen muy fuertes raíces, situación opuesta
temporaneidad no se lograrán transformar a la que presenta la culturología. Claro está
los estudios sociales. que ello depende, en no poca medida, del
La falta de un eficaz sistema de educa- entorno y la riqueza cultural de cada país, así
ción postgraduada se percibe de manera como de las exigencias sociales. Pero el siglo
habitual. No quiere esto decir que el post- XXI demandará fuertemente la presencia de
grado esté ausente de las proyecciones uni- estudios sociales de muy diversa naturale-
versitarias, sino que el acento hay que za, lo que obliga a la formación de una
ponerlo en su utilidad, dada por la actuali- amplia gama de especialistas capaces
zación de conocimientos. En múltiples oca- de dar respuesta a los retos de la postmoder-
siones los postgrados solo sirven para hacer nidad. Priorizar las ciencias sociales tradicio-
crecer el currículo, y no para ofrecer ópticas nalmente menos trabajadas ya es una
nuevas de análisis. A esto debe sumarse la necesidad impostergable en los marcos de la
poca participación de especialistas sociales contemporaneidad. Y no solo priorizarlas, sino
no miembros del claustro universitario en la hacerlo en función de las necesidades espe-
impartición de postgrados, con lo que se cíficas del entorno social que las genera.
desaprovecha la experiencia práctica de También debe decirse que las ciencias
excelentes analistas. Las deficiencias apun- sociales continentales deberán superar el
tadas se magnifican si de las maestrías se exceso de “sabor nacionalista” que habitual-
trata. La desarticulación de estas con las mente se observa en la presentación escrita
necesidades cotidianas del entorno social; de sus resultados investigativos. Unas más,

88
CATAURO
otras menos, a las ramas que se ocupan del en otras, que no se imparten en los estudios
hombre en sociedad se les hace muy difícil de bachillerato, ni siquiera existe esta posi-
desprenderse, por su propio objeto de estu- bilidad. Ciertas áreas, como la historia, de
dio, de una ostensible proyección naciona- antaño presentan opciones aceptables que
lista. Pero una cosa son las características llenarían de envidia a un filólogo clásico.
inherentes a los estudios sociales, y otra es La escasez de empleos –conocida por los jó-
la exacerbación de los motivos de orgullo venes– repercute grandemente en la cali-
patriótico-nacionales, que llevan a conside- dad de los que ingresan a estudios superiores
rar a “mis” próceres como los mejores, “mi” de ciencias sociales (que no son precisamen-
civilización amerindia como la más autóc- te los estudiantes de enseñanza media me-
tona, “mis” pensadores como los más radi- jor dotados) lo que a su vez influye
cales, y “mi” cultura como la única válida. grandemente en la formación de los que
Tal provincianismo lastra desde el diseño y egresan. La falta de puestos laborables ac-
la concepción investigativa, hasta la posibi- túa, durante los estudios universitarios, como
lidad de un serio debate de los resultados. Y un elemento desmotivador profesional para
afecta principalmente a regiones fronterizas los estudiantes más capaces, que abando-
con innumerables elementos comunes, cuyo nan en proporción nada despreciable los
estudio e interpretación pudieran llegar a cursos de ciencias sociales en busca de es-
ser diametralmente opuestos. La esencia de pecialidades con mayor seguridad laboral
la comprensión de lo social, así como su pos- futura.
terior explicación, jamás podrá abstraerse de Incide además en la captación y la for-
la realidad ideo-política en la que se en- mación de profesionales que trabajen la cons-
cuentran inmersos tanto el fenómeno que trucción de lo social un hecho determinante:
se va a estudiar, como el analista que lo es- las diferencias salariales en relación con otras
tudia. Pero esta verdad de Perogrullo no profesiones, mejor pagadas. Da la impresión
obliga a la alabanza desmesurada ni a la de que la sociedad, considerada en su con-
deformación de los resultados investigativos, junto, no tiene especial interés en retribuir
en aras de una –muchas veces incorrecta– adecuadamente a aquellos que se ocupan
magnificación de los valores de la nación a de analizar su reproducción. Especialistas de
la que se pertenece; sin contar con los in- otras ramas –sirvan de ejemplo la medicina
tentos de utilizar los estudios sociales para y la arquitectura– a más de desempeñar
demeritar los éxitos y realizaciones de los empleos en entidades colectivas, suelen rea-
conglomerados vecinos, que en lo más mí- lizar trabajos particulares casi imposibles para
nimo ayuda a la intelección de los proble- no pocas áreas de las ciencias sociales, con
mas inherentes a la sociedad en que se lo que obtienen dividendos que superan
desenvuelve el estudioso. ampliamente los conseguidos por sus cole-
Es necesario tener en cuenta que los egre- gas que hurgan en lo social. Estos últimos, si
sados de estudios en ciencias sociales se ha- tienen la oportunidad de acceder a un tra-
llan, en el mercado de trabajo, ante una bajo decoroso, relacionado en verdad con
realidad incuestionable: muy pocas fuentes sus estudios, y que ofrezca adecuadas posi-
de empleo acordes con sus intereses profe- bilidades de desarrollo profesional, es casi
sionales. En algunas ramas la enseñanza pa- seguro que serán peor remunerados que sus
rece ser la única salida laboral, mientras que similares de otros gremios. A esto se añade

89
CATAURO
la poca consideración social –el bajísimo es- yan y marginan la producción espiritual de
tatus– que ostenta un analista social, si se las ciencias sociales, teniendo muy en cuenta
le compara con la valoración general exis- que los resultados que ellas arrojan suelen
tente hacia otras profesiones, en particular, ser, en no pocos casos, incómodos para el
la medicina; de tal subvaloración quizás solo poder. Sin embargo, una adecuada valora-
se escapen los abogados, prestigiosos social- ción de los estudios sobre el entorno social
mente desde antaño. Y así no es raro cono- pudiera determinar la adopción de políticas
cer a jóvenes muy interesados en sus estudios más racionales y justas en múltiples esferas
sociales que confiesan haber defraudado a de la cotidianidad. Seguir luchando por ga-
sus familias con la profesión seleccionada. nar este espacio, con lo que ello representa
Pocas oportunidades laborales, baja remu- de estimulante en la motivación y forma-
neración salarial y un pobrísimo reconoci- ción de los jóvenes, constituye una tarea de
miento social se dan la mano para notable trascendencia para los científicos
desestimular a los jóvenes que poseen la ele- sociales del siglo XXI.
vada capacidad de análisis, la cultura sóli- De entre las transformaciones que es ne-
da y el espíritu investigativo que las ciencias cesario realizar en la formación de los cien-
sociales latinoamericanas demandan en la tíficos sociales, hay una que destaca por su
contemporaneidad. importancia creciente: la priorización de la
Para el profesional de lo social es alta- escritura. La expresión final escrita de los
mente desmotivante saber que los aparatos resultados investigativos ha constituido, des-
estatales y las estructuras de poder apenas si de los tiempos genésicos del positivismo, el
se dan por enterados de los resultados de aspecto secundario del trabajo social. Pue-
sus investigaciones. Es punto menos que una de afirmarse sin temor de errar demasiado,
constante el hecho de que los políticos, que que el diseño de una investigación apenas
deberían estar muy al tanto del movimiento contempla las formas y modos de la escritu-
social, en contadas ocasiones prestan aten- ra. Una parte de las ciencias sociales, por su
ción, o se asesoran, con especialistas de las naturaleza, elabora un producto final mate-
ciencias sociales en momentos en que de- rial, susceptible de ser llamado “concre-
ben tomar decisiones de cierta trascenden- to”; pero una gran parte de ellas expresa sus
cia. Ni aun en aquellos casos en que los resultados a través de la construcción escrita.
centros de investigación hayan sido creados Dicha construcción es el resultado “objeti-
por la clase política en función de sus inte- vo” del acercamiento a lo social, pero tam-
reses cognitivos –y se supone, operativos– bién es, en grandísima medida, la recreación
puede decirse que los científicos sociales objetivada a través del prisma analítico re-
sean justamente valorados y escuchados en constructor del sujeto, del fenómeno social
sus opiniones. En ocasiones, el analista so- estudiado. Ejemplo significativo de lo expre-
cial siente como si su trabajo fuese conside- sado lo constituye la antropología, algo sabi-
rado “poco serio”, y sus resultados do de antaño por sus cultivadores. Si se
pertenecientes al reino de la especulación quiere plasmar de otra manera, podría de-
futurológica. De la realidad reseñada, a pe- cirse que el científico social, en medida apre-
sar de ligeras variantes, ni tan siquiera se ciable, estudia, crea y recrea lo social. Y su
escapan la sociología política o la politolo- lector se acerca al fenómeno estudiado a
gía. Las estructuras gubernamentales sosla- través de la recreación intelectiva que de él

90
CATAURO
hace el científico. De ahí la trascendencia mejor, de “mezclar”– en una farragosa In-
de jerarquizar en su verdadera importancia troducción. Cada investigador, por separa-
el acto de la escritura, ya que este es, según do, realizó su trabajo, y la supuesta
se ha visto, no solo el momento definitivo de interdisciplinariedad se trató de lograr en el
la plasmación de los resultados, sino, funda- montaje final de la obra escrita. Y así de la
mentalmente, el instante de objetivación de parte geográfica se pasa a la parte económi-
la subjetividad del estudioso, que será co- ca, de esta a la histórica, de aquí a la cultu-
municado al receptor del mensaje –en mu- ral, etc. Las llamadas multidisciplinariedad,
chos casos lector, en otros contemplador o transdisciplinariedad, interdisciplinariedad,
escucha– en gran medida por medio de la y algunas otras palabritas, deben reflejar una
palabra escrita. concepción de diseño teórico-metodológi-
No se está abogando por el estudio ex- co y no una suma aristotélica, haciendo va-
haustivo de gerundios, frases galantes, pala- ledero el acierto que proclama que el todo
bras cultísimas o expresiones de castísimo no es la suma de sus partes. Y el problema
sabor. Se argumenta a favor de una más ade- del diseño lleva al meollo de la cuestión:
cuada utilización de los recursos narrativos; solo conseguirá una estructuración inicial
de la ruptura con los criterios supuestamen- válida en sus componentes interdisciplina-
te científicos que demandan una exposición res aquel investigador que previamente, en
lineal; de dinamitar la costumbre que exige su cabeza, posea y utilice en su labor una
enmascarar el yo para asegurar una muy concepción interdisciplinar. De lo que se
dudosa objetividad; de invertir en tanto sea desprende (es penoso que se olvide tantas
posible la espantosa tríada presente–pasa- veces) que la teoría precede con creces al
do–futuro; de reducir a límites aceptables trabajo de campo, y que esta necesita pre-
las referencias a autores “establecidos”; se supuestos y conceptos provenientes de muy
trata, en suma, de entender el placer del diversas ramas del saber, que no se añaden
acto escritural como generador en sí, como los unos a los otros, sino que deben fundirse
productor en sí, del conocimiento social, y en la concepción del analista y en los resul-
por tanto, de la necesidad imperiosa de dar- tados investigativos.
le el lugar que debe tener en los estudios Lo expresado trae consigo la imperiosa
sociales. La creatividad del escritor no necesidad de transformar la formación
demerita la validez del científico; antes bien, de los jóvenes especialistas, de la condición de
es su complemento imprescindible. jardinero de una parcela –a veces, de una
Llegados aquí, entre otras muchas cosas parcelita, y no pocas, de una micro-parceli-
que pudieran ser dichas queda un aspecto ta– a la condición de cultivador del jardín
de especial importancia. Desde hace déca- de lo social. Por descontado queda que la
das se argumenta grandemente sobre la tras- especialización existe, y no se está preten-
cendencia de los estudios interdisciplinarios, diendo el absurdo de abolirla. Pero tam-
como vehículo idóneo para aprehender lo bién queda por descontado que las ciencias
social. Esto no admite dudas. Pero la expe- sociales se necesitan tremendamente unas
riencia indica que la gran mayoría de estos a otras, como partes separadas del conoci-
estudios constituyen solamente un agrega- miento que se acerca a lo social, para poder
do de partes independientes, que el coordi- reflejar, de manera adecuada, los complejísi-
nador trata de vertebrar –quizás se diría mos problemas que genera la vida en colectivo

91
CATAURO
desde todas sus facetas. Amalgamando los a una entidad o sujeto social específico.
resultados, poco es lo que se obtiene. Es en la Universidades, institutos de investigación
amplitud del pensar, en la formación multi- y la sociedad en su conjunto, son plenos
disciplinar del analista, donde se gana la ba- responsables del éxito en el proceso de for-
talla fundamental por la aprehensión integral mación de los analistas sociales, proceso
de los fenómenos sociales. que, por la propia naturaleza de lo social,
El recorrido intentado toca a su fin. De jamás termina. Introducir las transforma-
lo visto queda –y quedará– en pie un pro- ciones que la contemporaneidad requiere;
blema fundamental: la formación acadé- modificar sustancialmente los planes de
mica del científico social. En el trabajo se estudio; integrar las diferentes ramas del
han tratado de resumir, en núcleos muy con- saber en las estructuras mentales del ana-
cretos, los aspectos que a juicio del autor lista; respetar los criterios, juicios y conclu-
cercan y aprisionan la preparación científi- siones científicas del “otro”; desterrar la
ca del especialista. No todos los requeri- asunción patriotera del decurso social, son
mientos de esta profesión han sido cambios de los que está muy urgida la for-
desplegados, ya que, por ejemplo, la nece- mación de los científicos sociales, y que no
sidad de una cultura sólida, siempre cre- pueden ser soslayados en los albores del si-
ciente; la demanda de “estar vivo”, atento glo XXI. La construcción de lo social, su aná-
a todo lo que sucede en su entorno; o la lisis e interpretación y su proyección
cuidadosa selección de los futuros estudian- perspectiva con vistas a entender algo más
tes, son elementos determinantes en el que al hombre, exigen un científico social dife-
se acerque a lo social, y que ameritan de rente, más aún que la producción de nue-
por sí el despliegue de una investigación vos conocimientos. Esta tarea, impostergable
seria. Dos cosas están fuera de dudas: por por demás, tiene que ser priorizada por to-
una parte, los requerimientos del siglo en dos aquellos implicados en la maravillosa
curso exigen, más que reclaman, un cien- aventura de acercarse, desde tantas y tan-
tífico social diferente, mucho mejor forma- tas facetas (científicas o no) a los estudios
do que antaño. Por otra, la preparación que tienen como centro a esa portentosa anor-
intelectual de dicho científico no compete malidad que constituye el ser humano. C

92
CATAURO
JULIO ISMAEL MARTÍNEZ BETANCOURT

INTRODUCCIÓN

Las investigaciones en los mercados donde


se comercializan plantas ocupan un papel
importante en los estudios etnobotánicos,
antropológicos, lingüísticos y económicos,
pues permiten obtener información de los
vendedores y colectores, el nombre y uso de
las plantas, el origen y las condiciones de las
mercancías, su distribución, la comercializa-
ción, los precios y la demanda de plantas,
cultivadas y silvestres, sean estas exóticas o
nativas. La venta de plantas en los mercados
representa la intensificación de interaccio-
nes y relaciones entre las personas y los vege-
tales, por lo que los mercados son una fuente
de información de especies útiles (Bye y Li-
nares, 1983). Según Malinowski y De la Fuen-
te (2005) los estudios de mercado tienen un
componente económico, dado por las tran-
sacciones como los precios e impuestos y otro
componente cultural que va desde el cono-
cimiento hasta las costumbres y tradiciones.
JULIO ISMAEL
MARTÍNEZ BETANCOURT
Las yerberías son un tipo de mercado en Cuba
Investigador. Jardín destinados al comercio de plantas, conoci-
Botánico Nacional. das en otras partes del mundo por “botánicas”.

93
CATAURO
Están generalmente ubicadas en lugares bien
previsibles como calles o avenidas importan-
tes de la ciudad y permiten conocer los dife-
rentes usos que se les da a las plantas por la
población. Los yerberos son poseedores de un
rico caudal de conocimientos o saber popular
que han heredado y trasmiten de una gene-
ración a otra de forma oral y con el ejercicio
en la práctica diaria.
El conocimiento que sobre el uso de plan-
tas poseen los cubanos tiene, al igual que la
nación, un antecedente aborigen, hispáni-
co, africano y asiático. La flora cubana ate-
sora especies nativas y de las regiones
mencionadas anteriormente, las cuales han
sido introducidas en diferentes momentos
históricos y son cultivadas, usadas y mane-
jadas por la población para diversos fines
(Esquivel et al., 1992); muchas de ellas son
comercializadas en las yerberías de la ciu-
dad de La Habana.
Conocer aspectos antropológicos relacio-
nados con el comercio de plantas en las yer-
berías y el conocimiento popular de los
yerberos de La Habana, Cuba, es el objetivo
de la investigación realizada.

ÁREA DE ESTUDIO

La Habana es la capital de la República de


Cuba. Fue fundada en el año 1514 y tiene
una superficie de 727,4 km2, con una pobla-
ción de alrededor de 2,3 millones de habi-
tantes. En su división político-administrativa
cuenta con quince municipios.

ASPECTOS METODOLÓGICOS

En el trabajo de campo realizado durante IDENTIFICADORES DE LAS YERBERÍAS.


tres años (octubre 2005-diciembre 2008) se
visitaron 65 yerberías de los quince munici-

94
CATAURO
PALOS IDENTIFICADOS CON SUS NOMBRES POPULARES O COMÚNES.

pios en la ciudad de La Habana (anexo 1), entrevistas semiestructuradas sobre las plan-
en cada municipio se visitaron entre 2 y 9 tas comercializadas (Martin, 1995). Se visi-
yerberías, donde fueron entrevistados 75 taron los lugares de colecta en compañía de
yerberos de ambos sexos (28 mujeres y 47 yerberos y colectores para, a través de la ob-
hombres) y con edades que oscilan entre los servación, obtener muestras de las plantas y
32 y 95 años, así como diecinueve colecto- conocer aspectos relacionados con esta ac-
res-proveedores, con edades entre los 36 y tividad en cuanto a la forma de colecta y
81 años (anexo 2). conservación de las especies. La información
Los datos sobre las plantas comercializa- fue actualizada en 2008.
das en las yerberías fueron compilados en
una base de datos donde aparece el inven-
tario etnoflorístico con los siguientes cam- INVENTARIO ETNOFLORÍSTICO
pos: nombres común y científico, familia
botánica, parte útil, forma de uso, yerbería Como resultado del levantamiento realiza-
dónde se expende, colector y los lugares de do durante el trabajo de campo fueron in-
colecta. La información se obtuvo a través ventariadas 534 especies de 387 géneros y
de la comunicación personal con los vende- 123 familias. Las estructuras de la planta
dores y colectores-proveedores, aplicando los comercializadas en las yerberías son: hoja
métodos de inventario libre de las especies y (hierba), 370 especies; tallo (palos), 241; raíz,

95
CATAURO
FRUTOS, HOJAS Y PALOS EXPENDIDOS EN LAS YERBERÍAS.

71; fruto, 72; semilla, 51; cáscara, 22; flor, 37


y soporte del fruto, uno, en este caso se re-
fiere a la escoba de palmiche. También son
comercializados quince subproductos que se
obtienen a partir de especies inventariadas:
tinturas, siete; mantecas, cinco; jarabes 2 y
perfume espitirual, uno.
Los usos referidos por los yerberos son
medicinal y mágico-religioso. Solo medici-
nal, 42 especies, solo mágico-religioso, 229
y de ambos usos, 263. En este sentido los
yerberos comentan que en determinados
momentos ha sido mayor la venta para el
uso de plantas con fines medicinales, “como
antes del triunfo de la revolución, cuando
los medicamentos no estaban al alcance de
todos o en momentos de crisis económica
como la década del 90 del siglo pasado,
cuando la importación de materia prima LISTA DE PRODUCTOS.

96
CATAURO
para la producción de medicamentos se vio Generalmente el establecimiento tiene un
afectada”; a partir de la década señalada mostrador a través del cual el vendedor inte-
“con la apertura religiosa o el auge de las ractúa con el cliente. Las plantas se expen-
religiones de antecedente africano, ha au- den frescas y están casi siempre protegidas de
mentado el uso de plantas con fines mági- la vista de los clientes en una habitación con-
co-religioso”. Los yerberos refieren que en tigua al local de venta o tapadas por sacos de
la actualidad el principal uso dado a las yute humedecidos con agua. Los palos, cás-
plantas comercializadas en las yerberías es caras y raíces pueden aparecer a la vista de
mágico-religioso. los usuarios y están colocados en una especie
de mueble dividido en partes y debidamente
identificados con el nombre popular de la
YERBERÍAS, YERBEROS planta en cuestión. Las semillas son coloca-
Y CLIENTES das en pomos de cristal, de diferentes tama-
ños, tapados y etiquetados con el nombre
Las yerberías están establecidas en locales correspondiente.
fijos y ubicadas en lugares céntricos y de fá- En los municipios más urbanos y densa-
cil acceso. En algunos casos son amplios lo- mente poblados existe mayor número de yer-
cales y en otros, bien reducidos, según las berías, tal es el caso de la Habana Vieja,
posibilidades económicas del propietario. nueve berberías; Centro Habana, ocho;

CLIENTES EN LA YERBERÍA DE ARROYO, NO. 126, HABANA VIEJA.

97
CATAURO
Habana del Este, siete; Arroyo Naranjo y do de plantas, de forma tal que en el barrio,
Plaza, cinco; Playa, Cerro y Guanabacoa, municipio e incluso provincia, se conoce de
cuatro; mientras en los municipios de la pe- la existencia de estos mercados.
riferia de la ciudad como Cotorro, Boye- Entre las yerberías más conocidas de La
ros, Lisa y San Miguel del Padrón son menos Habana se encuentran las de Cuco, en el
frecuente por la posibilidad que tienen los reparto Martí, ahora administrada por su hija
habitantes de estos municipios de cultivar o Berta; de Felipe, en la calle Muralla; de
colectar plantas en espacios verdes. Arsenio, en Rincón, cercana al santuario de
El horario de venta, en la mayoría de los San Lázaro; de los hermanos Enciso, frente
casos, es de lunes a sábado de 8 a.m. a 4 a la Plaza de Cuatro Caminos; de Olga, en
p.m. La venta se mantiene durante toda la la esquina de Toyo; de Lucho, en Infanta
semana, pero los jueves son días de mayor no. 653, de los hermanos Alcides y Arsenio,
demanda de plantas porque generalmente en Guanabacoa y de Francisco Marcos, en
los rituales se hacen el fin de semana. Tam- Arroyo no. 75.
bién hay gran demanda en días de conme- El precio de las plantas es fijo y en mone-
moraciones santorales e inicio y fin de año. da nacional. Para algunas especies varía en
Algunas yerberías son muy visitadas por dependencia de la abundancia y disponibi-
la seriedad, conocimiento y prestigio de sus lidad de estas. Generalmente las hierbas se
dueños, así como por la diversidad del surti- ofrecen en mazos y por un costo de dos pe-

NEREYDA FORCADE, PORVENIR, ESQ. ATLANTA, LA PALMA, ARROYO NARANJO.

98
CATAURO
CARIDAD M ATA, CALLE D, E/ 25 Y 27, VEDADO.

sos; los palos, dos pesos cada unidad; las raí- llas de mar, cuernos, huesos y carapachos de
ces, tres pesos y las semillas, un peso cada jicoteas, entre otros. También se comercia-
una de ellas o cincuenta centavos en de- lizan productos elaborados o subproductos
pendencia de su tamaño. Aquellas especies de plantas y animales como tintura de añil y
consideradas “raras,” porque “no siempre se árnica, jarabe de güira, mantecas de majá,
encuentran o ya es difícil encontrarlas” sue- carnero, cacao, corojo y perfumes, elabora-
len ser más caras. Tal es el caso de las plan- dos estos últimos a partir de plantas aromá-
tas cultivadas o “plantas de jardín”. Las ticas y flores. También se ofrece cascarilla
plantas deseadas, si no están disponibles, (elaborada a partir de la cáscara de huevos
pueden ser encargadas por el cliente y reco- de gallinas), oraciones e imágenes de santos
gidas posteriormente; este servicio persona- católicos, collares, maracas, esteras, sombre-
lizado es más caro. No existe trueque. ros, así como recipientes, herramientas y atri-
En las yerberías no solo se venden plan- butos para las diferentes deidades u orichas,
tas. En algunas aparecen elementos anima- entre otros objetos.
les como plumas, caracoles, pescado y jutía Los yerberos son trabajadores por cuen-
ahumados, colas de caballo, esponjas, estre- ta propia, tienen licencias y pagan una

99
CATAURO
DESIDERIO LÓPEZ, CALLE REINA, NO. 306.

contribución fija mensual a la Oficina Na- en el ámbito familiar por tradición oral, al-
cional de Administración Tributaria gunos proceden de familias campesinas, otros
(ONAT). Algunos de ellos han dedicado su han aprendido trabajando junto a otro yer-
vida al comercio de plantas e incluso antes bero, con la práctica o con la literatura cien-
de 1959 trabajaron como yerberos en la Plaza tífico-popular. Eva Garriga y Mayra Romero,
del Vapor o en el Mercado Único. Los ya fa- de La Lisa, así como Arsenio Cedeño, de
llecidos Rogelio y Cuco, trabajaron en estas Guanabacoa, tienen a la mano para consul-
plazas “cuando había que pregonar la hierba tas o posibles preguntas de los usuarios, los
para venderla”. También dedicados a este ofi- diccionarios del sabio botánico cubano Juan
cio han sido: Francisco Marcos (61 años de Tomás Roig (1877-1971) sobre nombres vul-
experiencia), Rogelio Morales (53), Marta gares (1988a) y plantas medicinales (1988b);
García (50), Luis Mendoza, Arsenio Prieto también El monte, de Lydia Cabrera (1954)
y Agustín Travieso (48), Bernardo Cabrera y o folletos sobre plantas rituales (anónimo, s/
Marta Díaz (43) y Caridad Mustelier (35). f), de impresión artesanal. Los yerberos más
El conocimiento sobre el uso de plantas jóvenes han pasado cursos sobre el uso y
que poseen los vendedores lo han adquirido cultivo de plantas medicinales u otros te-

100
CATAURO
Son varios los ejemplos que permiten ilus-
trar cómo el oficio del yerbero se ha conver-
tido en una tradición familiar. Un ejemplo
son los hermanos Enciso: Lázaro (Papito),
Francisco (Tato) y Juan, quienes aprendie-
ron y heredaron del padre la yerbería de
Arroyo 126, posiblemente la mejor surtida y
de mayor clientela de toda la capital. El pa-
dre, Lázaro Enciso González, de 79 años de
edad, comenzó este trabajo en 1987 y “ac-
tualmente vive en Jaruco, donde cultiva las
plantas de jardín que suministra a la yerbe-
ría y que otros yerberos compran a precios
más baratos para poder ofrecerlas y comer-
cializarlas en sus yerberías”.
Otro es Bernardo, quien aprendió y he-
redó de su padre, Reimundo Nicolás Fun-
dora, la yerbería de Altahabana; actualmente
ambos son yerberos: el hijo, en el municipio
Boyeros y el padre, en Marianao. De igual
PRODUCTOS EXPENDIDOS EN LAS YERBERÍAS. forma le sucedió a Elsita, la yerbera de la
Víbora en el municipio 10 de Octubre. Esta,
mas como reiki y energía. María Caridad, a la muerte del padre, asumió la responsabi-
una de las yerberas de Marianao, ha pinta- lidad de continuar con la tradición familiar
do el mostrador de negro, pues “este color en compañía de la madre. Y por último, Pan-
recoge las energías negativas de los clientes chito, quien tiene la fortuna de contar ac-
y no son transferidas a las plantas”. tualmente con el apoyo de su padre Francisco
En ocasiones los yerberos llegan a reco- Marcos (Pancho), poseedor de un amplio
mendar a los clientes determinada planta conocimiento sobre el uso de las plantas y
para una cura en particular, incluso la forma una memoria envidiable a pesar de su avan-
de uso y la dosis. En este sentido algunos zada edad.
yerberos son muy discretos ante preguntas e La familia Díaz Hernández merece men-
inquietudes de los clientes, pues temen que ción especial. El difunto Augusto Díaz, co-
el uso de la planta recomendada produzca nocido por Cuco, aprendió sobre plantas con
en la persona una reacción adversa o dañi- el padre y por la práctica en las décadas del
na para el organismo, sobre todo cuando la 40-50 del siglo pasado. “Fue vendedor de
forma indicada es por vía oral o tópica. Otros hierbas en la plaza del Mercado Único cuan-
tienen colocados carteles en las paredes del do se vendía en carretillas o en canastas
local con la lista de plantas y el uso medici- colocadas en la cabeza”. Cuco contrajo ma-
nal más frecuente; este es el caso de Desi- trimonio con Mirta Hernández y ella apren-
derio López, en la calle Reina no. 306, donde dió el nombre y uso de las plantas con su
se puede leer: “mastuerzo, facilita la orina y esposo. Con el tiempo se establecieron en el
el trabajo de los riñones”. reparto Martí y allí, dedicados al comercio

101
CATAURO
de plantas, crearon una familia. El matri-
monio tuvo seis hijos y tres de ellos actual-
mente son yerberos: Marta (La Galle-
ga), Lázaro Roberto (Cuco hijo) y Berta; los
hijos crecieron y fueron aprendiendo de
los padres el arte de la venta, los nombres
y los usos de las plantas, los lugares de co-
lecta, así como la forma de recoger la hier-
ba. Cuco hijo es reconocido entre los clientes
“como un gran conocedor del uso de las plan-
tas y en quien se puede confiar”.
Entre los más jóvenes y continuadores de
la tradición están María Caridad, Jorge Luis,
Panchito, Francis, Elsa, Romari, Berta, José
Luis, Iliana y Guillermo; ellos asumen con
orgullo y gran responsabilidad la labor que
desempeñan, se sienten útiles y felices de
ser continuadores de la tradición familiar,
heredada de sus antecesores.
A veces cuando al yerbero le queda por
vender algo de la mercancía, sobre todo plan- ALCIDES CEDEÑO UNO DE LOS YERBEROS DE GUANABACOA.
tas de follaje, estas son secadas y trituradas
en pilones o morteros y conservadas en bol- el Callejón de Hamel con Elio y su esposa
sas de nylon, con el fin de expenderlas a Miriam e incluso debajo de una ceiba en el
iniciados en las religiones de antecedente parque de Trillo, hasta que abrí mi propia
africano que viven en el exterior de Cuba, yerbería en San José no. 760 en el 2005.”
quienes las llevan al país de residencia. De las yerberías visitadas en 2005-2006
Existen yerberos iniciados en estas reli- ya no existen las de Rogelio Morales (1933-
giones y ellos conocen muy bien la relación 2007) y Gilberto Fundora (1930-2008), por
planta-deidad. Edelmira Mora (Mirita), la el fallecimiento de sus dueños, así como las
yerbera de La Palma, en el municipio Arro- de Gladis Reinaldo y Berta Díaz, en los re-
yo Naranjo y La Gallega, con la yerbería en partos Jesús María y Martí, respectivamen-
Cristina y Vigía, Cerro, son hijas de Yemayá te. Entre las nuevas se cuenta con la de
y capaces de “proveer a un cliente de todas Calixto Matos, en San Rafael no. 862, quien
las hierbas necesarias para un plante de san- junto a su esposa Ana comparten los secre-
to o una misa espiritual”. tos de las hierbas.
Las yerberías suelen ser mercados muy Los clientes o consumidores suelen ser de
dinámicos. Muestra de ello es la trayectoria diferentes edades, sexo, color de la piel y
de María del Carmen Hernández: “Me ini- profesión. Unos llegan con el pedido de plan-
cié como yerbera en 1992, aprendí con dife- tas anotadas en una hoja de papel, las cua-
rentes yerberos, entre ellos el difunto Feliú les pudieron haber sido recomendadas por
que vivía en Alamar pero era de Santiago un conocedor en medicina tradicional her-
de Cuba; trabajé en varios locales, como en bolaria o curandero, un espiritista, santero o

102
CATAURO
babalawo, para ser usadas con fines curati- varias yerberías de la ciudad. Los yerberos
vos o mágico-religiosos. Otros le solicitan al encargan a los colectores las plantas necesi-
yerbero, dada la experiencia de este y el des- tadas según la solicitud hecha por los clien-
conocimiento del cliente, el uso de una plan- tes y la capacidad de almacenamiento en
ta para una dolencia física o espiritual los locales destinados a estos fines. El colec-
específica. tor-proveedor vende al yerbero el macito de
hierbas, el palo y la raíz al precio de un peso
cada unidad.
COLECTA DE PLANTAS, Los colectores son hombres de experien-
COLECTORES Y PROVEEDORES cia y grandes conocedores de las plantas y los
lugares de colecta; ellos son capaces de iden-
Generalmente el yerbero no puede al mis- tificar una planta por una hoja o un pedazo
mo tiempo vender, colectar y cultivar las de palo y poner la visión, el olfato, el tacto y
plantas expendidas en la yerbería, aunque hasta el oído en función de ese propósito.
en ocasiones algunos tienen el estableci- Algunos se especializan en las hierbas y otros,
miento junto a un huerto donde cultivan en los palos; los más experimentados se en-
determinadas especies. En muchos casos cargan de todo. Generalmente los yerberos
para tal efecto existe un colector quien cul- se “casan” con un colector, así garantizan la
tiva y/o colecta y provee de plantas a una o estabilidad del suministro y la calidad y con-
fiabilidad de la mercancía.
La colecta de las plantas básicamente la
realizan en zonas rurales, como a orilla de
caminos o solares yermos, o en restos de ve-
getación secundaria de los municipios de la
periferia de la ciudad (La Lisa, Boyeros, San
Miguel del Padrón, Cotorro y Habana del
Este). También a las yerberías llegan plantas
de provincias vecinas como Pinar del Río,
La Habana (Bauta, Bejucal, San Antonio
de los Baños, San José de las Lajas, Santa
Cruz del Norte, Jaruco, Canasí, Tapaste) y
Matanzas. Determinadas especies son en-
cargadas e importadas de provincias más le-
janas, como de la región centro-oriental de
Cuba, pues estas plantas solo crecen en
aquellos lugares y suelen llegar al destina-
tario, principalmente los palos, en cajas a
través del ferrocarril. Así lo hace Arsenio,
uno de los yerberos de Guanabacoa, que “so-
licita a la familia en las provincias orientales
los palos y esta los envía por tren”.
ADALBERTO MARTÍNEZ RAMÍREZ (PUPO) EN SU HUERTO,
En ocasiones los colectores son identifi-
REPARTO BAHÍA. cados por la población como “yerberos”, pues

103
CATAURO
TRANSPORTANDO HIERBAS A LA CIUDAD.

aunque no tienen una yerbería como tal, El medio de transporte utilizado por los
son observados por sus vecinos en el movi- colectores para el traslado de las plantas y el
miento diario con las plantas y algunas per- abastecimiento de estas a las yerberías es muy
sonas acuden a sus casas en busca de estas diverso y puede ser en auto, ómnibus, carre-
para un fin determinado, e incluso, llegan a tilla, bicicleta, moto o en la tradicional “ara-
recomendar el uso de plantas. ña”, tipo de transporte usado por los
Algunos colectores están iniciados como campesinos cubanos tirado por caballos.
santero, palero u osainistas y cuentan con los Los yerberos usan el término “yerbas fuer-
“poderes religiosos” o conocimientos necesa- tes” o “de la manigua”, para plantas gene-
rios para asumir esta responsabilidad. Cuan- ralmente silvestres, de las cuales la parte útil
do los colectores van a iniciar la recogida de puede ser el follaje o el palo. Entre las más
las plantas, ofrecen a Olofin y Osaín, Dios demandadas están: abre camino, aguedita
Supremo y el oricha de la vegetación respec- o “rompe hueso”, aguinaldo morado o “vete
tivamente, granos de maíz tostado y monedas de aquí”, cuaba amarilla o “cambia voz”,
como salutación, en espera de la autoriza- guao o “huye huye”, guairaje o “estate quie-
ción para realizar esta tarea. to”, guara o “jalajala”, jagüey macho o “yo

104
CATAURO
ALCIDES CEDEÑO DE GUANABACOA, COLECTANDO YERBAS
EN LA LOMA DE LA COCA.

IDENTIFICADORES DE LAS YERBERÍAS.

105
CATAURO
FACHADA DE LA YERBERÍA DE ARROYO, NO. 126, HABANA VIEJA.
OLGA SOSA, YERBERA DE LA ESQUINA DE TOYO,
10 DE OCTUBRE.

PUBLICITANDO EL PRODUCTO.

106
CATAURO
LÁZARO ROBERTO DÍAZ, YERBERO DE ACOSTA 158. HABANA VIEJA.
ROMARY PALACIO DÍAZ, YERBERO DE CORRALES, NO. 8, CENTRO HABANA.

107
CATAURO
EDELMIRA MORA BÁEZ, YERBERA DE LA PALMA, ARROYO NARANJO.
DIFERENTES ARTÍCULOS: (IZQUIERDA) PALOS,
IDENTIFICADOS CON SUS NOMBRES POPULARES O
COMUNES; CONSERVACIÓN DE SEMILLAS EN POMOS DE
CRISTAL PREVIAMENTE IDENTIFICADOS CON SU NOMBRE;
SEMILLAS. (DERECHA) SABILA, HIERBAS Y TUNAS.

108
CATAURO
puedo más que tú”, marabú o “arrasa con Quintín Domingo Estévez, quien colecta
todo”, jía amarilla o “trabalengua”, mu- en las montañas de los alrededores de su
ralla, paraíso, peralejo o “vete lejos”, ponasí pueblo natal; Quintín además cultiva so-
o “paramí”, rompezaragüey, salvadera, sigua- bre todo plantas anuales y otras considera-
raya, vencedor, vence batalla, yaba o “cam- das “raras” porque “están perdidas y tienen
bia rumbo”, yagruma o “sal pa fuera”, yaba o gran demanda”, tal es el caso de las plantas
“tapa vista”, yamagua o “yamao”, yerba de aromáticas y medicinales mencionadas an-
sapo o “tapa camino” y zarza o “sal si puedes”. teriormente.
Los nombres comunes entrecomillados son Héctor Valdés, del Cotorro, lleva 37 años
nombres abstractos que hacen alusión en su colectando y suministrando plantas a varias
mayoría a acciones o situaciones para las yerberías, y responde a solicitudes hechas
cuales son empleadas las plantas en trabajos por santeros o babalawos; lleva a la casa de
mágico-religiosos. Estos nombres solo son estos “esos encargos que son bien pagados y
manejados por los yerberos y religiosos, no esperados porque de las plantas depende la
son del conocimiento de toda la población e realización de los rituales”.
incluso no aparecen recogidos por la litera- Mario González Consuegra, con 30 años
tura especializada. como colector, hace un largo recorrido se-
De igual forma el concepto “yerbas de manal en un transporte propio que incluye
jardín” se refiere a las plantas que necesa- otras provincias y de regreso abastece a va-
riamente tienen que ser cultivadas y que no rias yerberías de la capital. Mario refiere que
se encuentran silvestres en la naturaleza; “al campo se va con tijeras para no maltra-
entre ellas se encuentran plantas aromá- tar las plantas y poder en otro momento ha-
ticas y medicinales como albahaca, caña cer uso de ellas; también dejo reposar el área
santa, cordobán, jengibre, hinojo, mejora- de recogida y tengo las plantas ubicadas en
na, nitro, quita dolor, romero, ruda, sábila, diferentes lugares”. Este hombre es un gran
té de riñón, toronjil de menta, vetiver y yer- conocedor, colecta en compañía de su cu-
ba buena, entre las más solicitadas. ñado Cuco y ambos son muy cuidadosos en
Según refiere Geltrán Pimentel, de Ma- las colectas.
rianao, “los colectores tienen identificados Elpidio Pérez (Piyo) es de Guanabo y su-
varios sitios de recogida y las plantas que ministra hierbas encargadas por santeros de
crecen en cada uno de estos lugares”, tam- todos los municipios de La Habana, lleva en
bién “rotan el lugar de recogida” para no este oficio unos 15 años y es el sucesor de
agotar la disponibilidad de las plantas, ni Eligio Reyes Acosta, de 95 años de edad,
afectar su presencia para dejar que estas se otro colector guanaboense que durante unos
recuperen; de igual forma “no arrancan la 50 años estuvo llevando plantas a las yerbe-
planta de raíz”, a no ser que esa sea la parte rías y a religiosos de la capital. Elpidio refie-
útil solicitada. re que “es necesario cuidar para poder
Evaristo Rodríguez es un colector de Be- disponer en otra ocasión de la misma plan-
jucal, trabajaba en los Ferrocarriles de Cuba ta y del lugar de recogida”. Elpidio ama la
y durante años viajó a otras provincias del naturaleza y habla de su profesión con or-
país, “estuve 40 años colectando plantas, gullo. Eligio, ya imposibilitado de recoger la
sobre todo palos, para abastecer las yerbe- hierba es visitado en algunos momentos por
rías de La Habana”. También de Bejucal es algún cliente en busca de plantas.

109
CATAURO
Pablo Crespo y Modesto Milhet colectan tan en lugares destinados al ocio y la recrea-
en las lomas del Cacahual y sus alrededores, ción de la población como parques y jardi-
con vegetación secundaria o en espacios nes, y en menor grado, en la naturaleza, de
antropizados, de Santiago de las Vegas, y su- ahí la necesidad de trabajar con ellos para
ministran plantas a varias yerberías de Cen- educarlos en la conservación y la sostenibili-
tro Habana; conocen el uso medicinal y dad, así como en el conocimiento y divulga-
mágico-religioso de las plantas colectadas y ción de la flora cubana, sus especies
adquirieron el conocimiento por tradición endémicas y las amenazadas de extinción.
familiar. Colectan teniendo en cuenta las
posibilidades para transportar las plantas en
ómnibus urbanos y el pedido de plantas he- CONCLUSIONES
cho por los yerberos. De igual forma, Benito
Ordaz, colecta plantas “para ceremonias y La yerbería y los yerberos son parte del patri-
rituales de santo e Ifá”, recoge solo las espe- monio cultural del pueblo cubano y un ele-
cies encargadas, “no arranco las plantas de mento que caracteriza la vida y costumbres
raíz para que retoñen y volver a utilizarlas y de los habitantes de La Habana. Este tipo de
corto las yerbas con tijeras”. mercado es una alternativa, donde los cita-
Estos colectores son hombres serios, cono- dinos pueden obtener determinadas plantas
cedores del ciclo de vida de las plantas y de para satisfacer necesidades materiales y es-
los hábitats donde estas crecen. Ellos asumen pirituales sin necesidad de perturbar el me-
con responsabilidad el contacto diario con la dio natural donde crecen las especies.
naturaleza y para amortiguar el impacto so- En su condición de mercado de plantas
bre las especies y los lugares de colecta; lo curativas o mágico-religiosas, las yerberías
hacen manteniendo un criterio de sostenibi- tienen un componente económico, determi-
lidad, de forma tal que pasado un tiempo nado por la compra y venta de plantas, pero
pueden nuevamente hacer uso del recurso también cultural, pues es el escenario propi-
natural explotado. En la mayoría de los casos, cio para el intercambio de saberes en rela-
colectan plantas ruderales en espacios antro- ción con el uso de plantas, donde el yerbero
pizados y cultivadas en espacios dedicados a desempeña un papel protagónico al interac-
este fin. No se excluyen algunos que colec- tuar con los colectores y los clientes.

110
CATAURO
ANEXO 1. YERBERÍAS VISITADAS EN CIUDAD DE LA HABANA, CUBA

Yerbería Municipio Yerbero Dirección Edad Años de


experiencia
1 La Habana Vieja Francisco Marcos Álvarez (Pancho) Arroyo No. 75 72 61
2 La Habana Vieja Romari Palacio Díaz Corrales No. 8, Jesús María 32 5
3 La Habana Vieja Gladis Reinaldo Corrales No. 1, Jesús María 68 14
4 La Habana Vieja Caridad Mustelier Pacheco Compostela No. 371 75 35
5 La Habana Vieja Georgina Domínguez Amargura No. 352 64 6
6 La Habana Vieja Agustín Travieso Martínez Monserrate No. 413 66 48
7 La Habana Vieja Felipe Antonio Hermida Fernández Muralla No. 463 68 25
8 La Habana Vieja Lázaro Roberto Díaz Hernández (Cuco) Acosta No. 158 entre Cuba y Damas, Belén 52 35
9 La Habana Vieja Lázaro Enciso Méndez (Papito) Arroyo No. 126 45 21
10 Centro Habana Juan Bautista Pérez (Lucho) Infanta No. 653 80 23
11 Centro Habana María del Carmen Hernández San José No. 760, Cayo Hueso 46 15
12 Centro Habana Miriam Caballero Padrón Callejón de Hamel 70 17
13 Centro Habana Rogelio Morales Lugones Hospital y San Rafael, Cayo Hueso 73 53
14 Centro Habana Justo Germán Díaz Martínez Márquez González No. 555, Cayo Hueso 85 12
15 Centro Habana Dagoberto Alfaro Rodríguez Tenerife No. 205, Los Sitios 54 12
16 Centro Habana Desiderio López (El Moro) Reina No. 306 72 10
17 Centro Habana Calixto Matos Pérez San Rafael No. 862, Cayo Hueso 54 4
18 Habana del Este Eddy Aguilar Acosta 19 entre 15 y 17, Bahía 75 15
19 Habana del Este Eusebio Erasmo Ojito Sánchez Reparto Bahía 76 18

111
20 Habana del Este Adalberto Martínez Ramírez (Pupo) Reparto Bahía 73 18
21 Habana del Este Milagros Escalona Reparto Alamar 70 23

CATAURO
22 Habana del Este Paulina Rondón Reparto Alamar 63 8
23 Habana del Este Nuris Rodríguez Tamayo 484 entre 3ra. y 5ta., Guanabo 52 6
Años de
Yerbería Municipio Yerbero Dirección Edad
experiencia
24 Arroyo Naranjo Edelmira Mora Báez (Mirita) Calzada de Managua No. 8, La Palma 48 13
25 Arroyo Naranjo Ernesto Brito Pérez Longa No. 226, Mantilla 83 18
26 Arroyo Naranjo Bernardo Cabrera Correa 1ra. y Calzada de Managua, Mantilla 66 43

CATAURO
112
27 Arroyo Naranjo Nereida Forcade Porvenir y Atlanta, La Palma 75 20
28 Arroyo Naranjo Irma Munier Valdivieso (La China) Calzada de Managua No. 10, La Palma 70 15
29 Plaza Jorge Acosta Martínez (El Paca) 11 y 6, Vedado 72 11
30 Plaza Osvaldo Falcón Núñez 8 entre 11 y 13, Vedado 70 18
31 Plaza Mario Alche 17 entre D y E, Vedado 73 18
32 Plaza Gladis Elijarde 13 entre L y K, Vedado 68 14
33 Plaza Caridad Mata D entre 25 y 27 60 10
34 Playa José Luis Toledano Suárez 51 entre 58C y 60 41 13
35 Playa Berto Beltrán 42 y 27 78 23
36 Playa Marta García Melo 29 y 60 68 50
37 Playa Juan Hernández Rodríguez 60 No. 2918 63 8
38 Cerro Marta Díaz Hernández (La Gallega) Cristina No. 134 e/ Vigía y Matadero, Atarés 54 40
39 Cerro Berta Díaz Hernández Reparto Martí 47 6
40 Cerro Lázaro Valdés Pino Reparto El Canal 55 18
41 Cerro Luis Mendoza (El Chino) Calzada del Cerro No. 12013 85 48
42 Guanabacoa Arsenio Cedeño Batista San Joaquín No. 461, La Cotorra 69 15
43 Guanabacoa Alcides Cedeño Batista Aranguren y Máximo Gómez 63 13
44 Guanabacoa Orlando Máximo Denis Obispo No. 112 72 14
45 Guanabacoa Rogelio Pacheco Gutiérrez Pepe Antonio y Final, Zona 2 76 6
46 Boyeros Arsenio Prieto Campo Santa Rosa No. 5, Rincón 70 48
47 Boyeros Bernardo Fundora Ave. Aldabó esq. F, Altahabana 53 18
Yerbería Municipio Yerbero Dirección Edad Años de
experiencia
48 Boyeros Gilberto Fundora Valencia 3ra. No. 42120, La Especial, Stgo. de las Vegas 78 20
49 Boyeros Lázaro Lino Pulido García Ave. Aldabó esq. E No. 11308, Altahabana 73 10
50 Marianao Jorge Luis Antuña 49 entre 88 y 86 39 11
51 Marianao María Caridad Rodríguez 51 No. 10406 entre 104 y 106 42 11
52 Marianao Reimundo Nicolás Fundora 130 entre 61 y 63 78 13
53 10 de Octubre Olga Sosa Calzada de 10 de Octubre y Toyo 68 23
54 10 de Octubre Elsa Febles Báez Patrocinio No. 5 42 9
55 10 de Octubre Francisco Lázaro Rossell Delicia No. 562, Lawton 83 13
56 San Miguel del Padrón Emilio Coba Calzada de Guanabacoa No. 207 entre B y C 78 13
57 San Miguel del Padrón María de los Ángeles Ruiz Manuel González No. 13, Virgen del Camino 41 6
58 San Miguel del Padrón Ardelio Herrera González Maceo y Final, Prosperidad, San Fco. de Paula 60 27
59 Regla Marta Torres Peralta Anido No. 305, Parque La Mandarria 53 11
60 Regla Víctor Camilo Martínez Martí y 27 de Noviembre 66 6
61 Regla Ramón Pérez Maceo y 27 de Noviembre 66 18
62 Lisa Eva Garriga Alfonso 51 entre 160 y 162 71 8
63 Lisa Iliana Martínez Pérez 250 y 31, San Agustín 44 9
64 Cotorro Clara Aguiar 26 No. 6723, Las Brisas 39 13
65 Cotorro Valentín Benítez Cotorro 77 18

113
CATAURO
ANEXO 2. RELACIÓN DE COLECTORES-PROVEEDORES ENCUESTADOS

Años de
Colector Municipio Nombre y apellidos Edad
experiencia
1 Bejucal, La Habana Evaristo Rodríguez 81 43
2 Bejucal, La Habana Quintín Domingo Estévez 80 21
3 Marianao Geltrán Pimentel 62 10
4 Marianao Lázaro Suárez 55 25
5 Lisa Ángel Peregrino Almaguer 65 10
6 Lisa Juan Hernández 61 13
7 10 de Octubre Jorge Fidel Bernal 52 23
8 Cotorro Orlidio Peguero 63 9
9 Cotorro Héctor Valdés 65 37
10 Arroyo Naranjo Edelmo Broche Concepción 55 18
11 Cerro Mario González Consuegra 57 33
12 Cerro Andrés Torres Sánchez 50 7
13 San Miguel del Padrón Manuel Pérez Fortuna 36 10
14 Habana del Este Elpidio Pérez Gijón 75 15
15 Habana del Este Eligio Reyes Acosta 95 50
16 Centro Habana Pablo Crespo Pelayo (Pelayo) 60 20
17 Centro Habana Modesto Milhet Lam (El Gigante) 53 5
18 Centro Habana Raúl Hernández Díaz 67 45
19 Regla Benito Ordaz Ponce 50 20

BIBLIOGRAFÍA
ANÓNIMO. s/f. Gran tratado de la vegetación. Relación Helmut Knupffer (ed.) vol. 2. Chapter 14: 213-
de plantas con sus facultades curativas, mágicas y 454. Institut fur Pflanzengenetik und Kultur-
santos a quienes pertenecen. Impresión artesanal. pflanzenforschung Gatersleben, Germany.
BERAZAÍN, R., F. ARECES, J. C. Lazcano y L. R. González. MALINOWSKI, B. y JULIO DE LA FUENTE. 2005. La econo-
2005. LISTA ROJA DE LAS PLANTAS VASCULARES CUBA- mía de un sistema de mercados en México. Univer-
NAS. Documentos del Jardín Botánico Atlántico, sidad Iberoamericana, Colección Teoría Social,
Gijón. 4: 1-86. México.
BYE, R. A. and E. LINARES. 1983. “The role of plants MARTIN, G. J. 1995. Etnobotánica. Editorial Nordan-
found in the Mexican markets and their importance Comunidad, Uruguay.
in ethnobotanical studies”. Journal of Ethnobiology MELANDER, M. y J. I. MARTÍNEZ. ”Plantas amenazadas
3 (1)1-13. comercializadas en yerberías de La Habana”, en
Cabrera, L. 1954. El monte. Igbo finda. Ewe, orisha, Rev. Jar. Bot. Nac., La Habana, Cuba. En prensa.
vitinfindi. Ediciones C. R., La Habana. ROIG, J. T. 1988a. Diccionario botánico de nombres
ESQUIVEL, M., H. KNUPFFER and K. Hammer. 1992. vulgares cubanos. Editorial Científico-Técnica. La
Inventory of the Cultivated Plants. In: “... y tienen Habana, 2 tomos.
faxones y fabas muy diversos de los nuestros...”. Roig, J. T. 1988b. Diccionario de plantas medicinales,
Origin, Evolution and Diversity of Plant Genetic aromáticas o venenosas de Cuba. Editorial Científi-
Resources. Kart Hammer, Miguel Esquivel y co-Técnica, La Habana, 2 tomos.

114
CATAURO
JOSÉ ANTONIO MATOS

Las imágenes marianas, además de consti-


tuir advocaciones de la Virgen María, ex-
presan conexiones culturales entre los
pueblos. En Cuba se venera a la Virgen de
la Covadonga, de origen asturiano, y a la
Virgen de Montserrat, oriunda de Barcelo-
na, Cataluña. Las comunidades españolas
en Cuba por mucho tiempo han identifica-
do su terruño e historia con el culto a sus
imágenes. Tales vírgenes, que se introduje-
ron en nuestro país como resultado de la
colonización y emigración españolas, en al-
gunos casos conservan su iconografía origi-
nal y en otros asumen rasgos propios del
ambiente sociológico en que se encuentran.
La Virgen de la Candelaria, patrona de los
emigrantes canarios y sus descendientes en
Cuba, no conservó su tez morena original.
En los altares cubanos ella es blanca, como
expresión de la presencia campesina de ori-
gen hispánico. Evidentemente, los cambios
de contexto social, los desarraigos y nuevos
arraigos culturales, comunes y reiterados en
José Antonio Matos la historia de la humanidad, influyen en la
Investigador. iconografía de las imágenes católicas.
Miembro del Consejo La Virgen de la Caridad del Cobre po-
de Dirección
de la Fundación see sus propios símbolos que la distinguen
Fernando Ortiz. entre las imágenes marianas. El sabio

115
CATAURO
popular ha variado algunos de sus elemen-
tos iconográficos no esenciales, y ha inclui-
do rasgos vernáculos de su nación.
En la capital del estado, Mérida, visita-
mos un establecimiento de comida típica
mexicana que anunciaba su nombre con le-
tras grandes: Lonchería La Auténtica Ca-
ridad del Cobre. La curiosidad y el
descubrimiento de que el nombre de nues-
tra Patrona de Cuba identificara a una lon-
chería, me llevaron al recinto principal del
restaurante. El local surgió en rivalidad con
otro que había existido al cruzar la calle,
exactamente al frente, llamado La Caridad
del Cobre y fundado por un cubano. Aquel
quebró como resultado de la competencia
entre ellos. La Auténtica..., muy activa y con-
currida, sigue en pie. El camarero, orgulloso
de su propia historia, señaló hacia la dere-
cha y me mostró, para mayor sorpresa, un
pequeño altar de la Virgen de la Caridad del
Cobre, rodeado de rosas. Era ella trigueña,
con el niño en su brazo derecho y la cruz en
VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE ESCULPIDA EN PIEDRA
EN LA CIUDAD DE MÉRIDA. su mano izquierda. El manto azul cubría el
vestido blanco. Bajo los pies el creciente lu-
nar cornibajo y fundidos en la peana los tres
cubano Fernando Ortiz escribía: “El prin- legendarios Juanes en el bote: un hombre blan-
cipal atributo emblemático de la Virgen de co y dos indios, representando matices étni-
la Caridad del Cobre es hoy día la canoa cos de la sociedad mexicana. Noté la ausencia
con los tres Juanes, este atributo no lo os- de nuestro “negrito de la Caridad”, como
tenta la efigie de Illescas, ni ninguna otra ausente está en la demografía de Yucatán.
imagen mariana, por ser debido a una tra- En un edifico de roca blanca, hoy comer-
dición peculiar de estricto carácter local.”1 cio de lámparas, a dos cuadras de la Cate-
A estos atributos criollos se incorpora uno dral de Mérida localizamos una imagen muy
más, de carácter universal aunque muy dis- singular de la Virgen de la Caridad del Co-
tintivo en la Virgen cubana: la media luna bre. Esculpida en piedra, custodia junto con
con las puntas hacia abajo. Por los mencio- la Virgen de Guadalupe la entrada princi-
nados simbólos no es difícil distinguir nues- pal del recinto. Están colocadas como en los
tra imagen fuera de las fronteras nacionales. castillos medievales, en un lugar externo y
En Yucatán, estado de México, el ingenio fácilmente visible, para recibir y ofrecer pro-

1
Fernando Ortiz. La Virgen de la Caridad del Cobre: Historia y etnografía. Compilación, prólogo y notas de José
A. Matos Arévalos. Fundación Fernando Ortiz, La Habana, 2008, p. 212.

116
CATAURO
LONCHERÍA LA AUTÉNTICA CARIDAD DEL COBRE, MÉRIDA.

tección a los visitantes. La imagen cubana neas rectas cruzadas representaba las cua-
asume detalles iconográficos propios de la tro partes del mundo de donde vienen las
región. Se destaca la fisonomía maya de lluvias, y los vientos.”2
la Virgen y el niño, así como la cruz encima Ávidos de conocer mucho más sobre la
de la corona, de tamaño desproporcionado presencia de la Patrona de Cuba en Yucatán,
con respecto a la figura. Tal vez la cruz y los viajamos a la ciudad puerto de Chicxulub,3
rostros encarnen el intercambio de signifi- sitio notorio por el meteorito “que hizo desa-
cados entre la cultura occidental y la mexi- parecer a los dinosaurios”. En la iglesia de la
cana. La cruz, además de ser el símbolo Asunción Poderosa, a un lado del altar ma-
supremo de los cristianos, es un acto creati- yor, discretamente instalada se encuentra la
vo del escultor; la conciencia de un arte que Virgen de la Caridad del Cobre. Refieren que
le reconoce a ese símbolo el sentido emble- en los años cincuenta una señora del pueblo
mático que tuvo en las ceremonias religio- visitó el Santuario del Cobre, en Santiago de
sas precolombinas. “Así en el Norte como en Cuba. Impresionada por los relatos acerca del
el Sur de América india –afirma Ortiz–, la carácter milagroso de la imagen, la adquirió
cruz latina simbolizó ‘el padre de los cuatro para llevarla a Chicxulub.
vientos’, ‘el viejo del sol que manda los vien- Unas cuadras en dirección al mar,
tos’ (...) En la forma más común de las lí- también existe una pequeña ermita de

2
Ibídem, p. 246.
3
Chicxulub Puerto es una pequeña población de aproximadamente 6 000 habitantes situada al norte del estado
de Yucatán, México, habitada básicamente por pescadores.

117
CATAURO
ALTAR DE LA CARIDAD DEL COBRE EN EL INTERIOR DE LA LA CARIDAD DEL COBRE EN LA IGLESIA DE CHICXULUB
LONCHERÍA LA AUTÉNTICA. PUERTO.

la Caridad del Cobre. El local estaba sin banderas. Festejan así el hallazgo de la vir-
techo, los huracanes lo devastaron, pero no gen cubana, protectora de los pescadores,
pudo arrasar con las banderas y estandar- taxistas y choferes del pueblo de Chicxu-
tes allí guardados. A juzgar por la cantidad lub Puerto.
de banderas y estandartes que observamos Sobre la propagación del culto de la Ca-
resulta notable la magnitud y el arraigo ridad del Cobre en esa zona de México
de la Caridad del Cobre. En los emblemas hemos leído que el intercambio comercial
se leen los nombres de los gremios y fami- entre La Habana y los puertos mexicanos
lias que participan en la procesión: “Pro- del golfo data de finales del siglo XVIII. De
mesa de la familia Chan González, Gremio Campeche y Mérida se importaban disí-
de Choferes en Honor a la Virgen de la miles productos y desde entonces han sido
Caridad”, o “Gremio de Palqueros, Prome- continuos los flujos migratorios; con ma-
sa de la Familia Medina Figueroa, Virgen yor presencia durante las guerras de in-
de la Caridad del Cobre”. Los vecinos nos dependencia del XIX , período en que se
comentaron que en septiembre se realiza fundaron verdaderas colonias de cubanos
una gran procesión en el mar. Colocan la exiliados por actividades políticas contra
santa figura en un bote y la acompañan cen- la metrópoli española. Según la historia-
tenares de embarcaciones con flores y dora Leticia Bobadilla, había seis clubes

118
CATAURO
ERMITA DE LA CARIDAD DEL COBRE EN EL PUEBLO DE PESCADORES DE CHICXULUB PUERTO.

patrióticos: cinco en Progreso y uno en gaciones. De lo que no podemos dudar es


Mérida.4 Bien pudieron aquellos patriotas de su presencia real y simbólica en igle-
llevar consigo una imagen de la Virgen sias, ermitas y altares. Qué satisfacción
mambisa y de esa manera introducir el para los cubanos saber que la Patrona de
culto a la Caridad del Cobre. Desde lue- Cuba forma parte del imaginario católico
go, es una conjetura para futuras investi- y cultural de los mexicanos. C

4
Véase: Relaciones interferidas. México y el Caribe 1813-1982. Colección Latinoamericana, México, 2002,
p. 149.

119
CATAURO
EFRAÍN BARRADAS

I. PISTAS CULINARIAS

Al final de su novela La neblina del ayer,1


Leonardo Padura incluye una página que
titula “Nota y gratitudes”; en ella ofrece cla-
ves sobre la concepción de la obra y les da
las gracias a aquellos que le ayudaron en la
elaboración de esta. La mayoría de los agra-
decimientos son para libreros y biblioteca-
rios cubanos; así tenía que ser ya que estos
lo aconsejaron en la selección de los textos
que forman la biblioteca “ideal” que estruc-
tura la acción de su novela. Así, biblioteca
“ideal”, llama Padura a la lista de libros que
le sirve de acicate a la trama y provee pistas
para el desarrollo de esta nueva aventura
de Mario Conde, el detective que protago-
niza sus novelas. Y es que esta obra se puede
leer como un catálogo de tesoros bibliográfi-
cos cubanos ya que en ella Conde trabaja
como marchante de libros antiguos y raros;
toda la acción se precipita por el descubri-
miento de una magnífica biblioteca en una
decadente mansión habanera. Lo curioso es
EFRAÍN BARRADAS
Profesor, ensayista y
crítico literario
1
Leonardo Padura. La neblina del ayer. Tusquets
puertorriqueño. Editores, Barcelona, 2005.

120
CATAURO
que el narrador seleccione como la primera ello hoy se nos hace tan difícil consultar-
muestra de ese caudal bibliográfico ¿Gusta, los. Más aun, tendemos a descartarlos como
usted?,2 un libro de cocina de la década de textos superfluos y sin trascendencia inte-
1950. Conde halla dentro de un ejemplar lectual. ¿Cuántos libros de cocina apare-
de este libro —texto que recoge recetas que cen en la historia de las letras de cualquier
aportaron las damas de la alta burguesía país? Ninguno: es la respuesta a esa pre-
habanera de esos años pero que también in- gunta. Quizás aparezca referencia a algún
cluye un enjundioso ensayo sobre la influen- recetario que haya sido escrito por un au-
cia africana en la cocina cubana escrito por tor o una autora de importancia por su pro-
Fernando Ortiz—, un recorte de periódico ducción en otros géneros. Pienso, por
que desencadena la trama de la obra al pro- ejemplo, en Cocina mexicana (1967) del
poner un enigma que el detective tiene que poeta Salvador Novo o en Cocina ecléctica
resolver. Pero si leemos esta obra de Padura (1890) de la narradora Juana Manuela
no como una novela detectivesca sino como Gorriti. Pero, esas son pequeñas excepcio-
un catálogo bibliográfico cubano —ya que nes de la regla. Podemos aseverar sin te-
el protagonista encuentra en la mansión mor a equivocación que los libros de cocina
verdaderos tesoros de las letras, las artes y la son muestras de una rama del saber huma-
historiografía de Cuba— hay que pregun- no que se desprecia o, en el mejor de los
tarse por qué el narrador privilegió un rece- casos, se ignora. Se ven como textos útiles
tario, específicamente uno de la década de solo para enseñar técnicas que se pueden
1950, y no algunos de los otros tesoros bi- aprender mejor con la práctica pero que
bliográficos que pasan por las manos de Con- nada aportan al conocimiento de la socie-
de en esta obra. dad que los produce. Pero esta es una vi-
Responder a esa pregunta nos podría lle- sión errada.
var a un comentario sobre la estructura de Por ello mismo leí con gran entusiasmo el
esta novela, pero en el momento no nos ensayo de Beatriz Calvo Peña, “Cocina crio-
interesa destacar los mecanismos narrati- lla: Recetas de identidad en la Cuba inde-
vos de esta obra sino ese hecho mismo, ese pendentista”, 3 donde se postula muy
pequeño incidente en la trama: el lugar pri- correctamente que, si se siguen las ideas de
vilegiado que se le otorga a un libro de co- Benedict Anderson sobre la formación de la
cina en una obra que puede leerse como nación, los libros de cocina pueden verse
un muestrario de joyas bibliográficas. El como otro medio más para entender este
hecho sorprende porque este tipo de libro proceso en cualquier país. En otro lugar he
es usualmente ignorado o colocado en un planteado ideas paralelas a las de Calvo
rincón insignificante en las listas de obras Peña, aunque lo hice sin conocer el trabajo
que forman el canon cultural y literario de de esta investigadora española. He asevera-
una nación. Muestra de ello es que hasta do que los libros de cocina pueden añadirse
las grandes bibliotecas se preocupan muy a esa lista de lecturas canónicas que Ander-
poco por coleccionar ese tipo de libros; por son postula como parte esencial del esfuerzo
2
¿Gusta usted?: ¿Cómo cocinan los cubanos? Lo mejor y lo clásico de la cocina cubana. Úcar y García, La Habana,
1956. He manejado una reedición publicada en Miami por Ediciones Universal, 1999.
3
Catauro. Revista cubana de antropología, La Habana, año 7, no. 12, 2005, pp. 76-84.

121
CATAURO
de los intelectuales que formulan la idea de nual de la cocinera catalana y cubana, de 1858.
la nación.4 En su trabajo, Calvo Peña se vale Pero dos años antes de la aparición de este
de tres recetarios cubanos para construir el recetario, en 1856, se publicó en La Haba-
andamiaje ideológico que la lleva a valorar na el que hoy consideramos el primer libro
este tipo de libro como muestra del proceso de cocina cubano y, hasta donde hemos
de formación de la conciencia nacional cu- podido constatar, el primero en todas las
bana desde la segunda mitad del siglo XIX Antillas hispanas. Se trata de un libro que
hasta principios del XX. Los que la investiga- lleva un largo título, como se acostumbra-
dora cita y comenta son Nuevo manual de la ba hacer en el momento: Manual del coci-
cocinera catalana y cubana, de Juan Cabrisa,5 nero cubano: Repertorio completo y escogido
El cocinero de los enfermos, convalecientes y de los mejores tratados modernos del arte de
desganados, de un autor anónimo,6 y Nuevo cocinas española, americana, francesa, ingle-
manual del cocinero criollo, de José A. Triay.7 sa, italiana y turca, arreglados al uso, costum-
Lo curioso es que Calvo Peña, voluntaria o bres y temperamentos de la Isla de Cuba
involuntariamente, ignora otros dos receta- completando tan interesante obra un tratado
rios cubanos del mismo período, aunque de dulcería y pastelería, también cubano, en
ambos le servirían para reforzar y expandir donde prácticamente se enseña el método de
sus argumentos. El propósito de estas pági- hacer dulces con todas las frutas de este fértil
nas es esencialmente sumar al texto de Cal- suelo por E. de C. Y G.8 Las iniciales escon-
vo Peña esos dos libros de cocina, ampliar su den la identidad de Eugenio de Coloma y
tesis central, tesis con la que comulgo ple- Garcés, un burócrata español cuyas fechas
namente, y añadir a su argumentación una vitales desconocemos pero de quien sí sa-
dimensión antillana. bemos que fue el autor de textos de diver-
sa índole que van desde calendarios
agrícolas hasta manuales de derecho, al-
II. CANON GASTRONÓMICO gunos de ellos de uso frecuente en Cuba
hasta comienzos del siglo XX. Muy poco más
El más antiguo de los recetarios que em- sabemos sobre el autor del primer libro de
plea Calvo Peña para su exploración del cocina cubano y antillano. Sobre él sola-
tema de los libros de cocina como herra- mente se hallan breves notas en libros de
mientas en la formación de la identidad referencia donde se establece que este es-
nacional es el de Juan Cabrisa, Nuevo ma- pañol acriollado en La Habana “[e]ra infa-

4
“‘Si Aristóteles hubiera guisado...’ o el sabor también entra por la cocina”, en Cayey (Universidad de Puerto
Rico/Cayey, Puerto Rico), no. 84, 2007, pp. 49-56.
5
Juan Cabrisa. Nuevo manual de la cocinera catalana y cubana. Planeta, Barcelona, 1995. (La primera edición es
de 1858.)
6
Enrique Langarika y Eusebio Leal (comps.). El cocinero de enfermos, convalecientes y desganados. Betania,
Madrid, 1996. (La primera edición es de 1862.)
7
José E. Triay. Nuevo manual del cocinero criollo. La Moderna Poesía, La Habana, 1914. (La primera edición es
de 1903.)
8
Imprenta de Spencer y Compañía, La Habana, 1856.

122
CATAURO
tigable escritor y de asiduo espíritu observa- ha estudiado detenidamente.12 Un examen
dor”.9 Sus obras mismas lo retratan como un detallado del Manual del cocinero cubano está
hombre interesado en producir textos prác- aún por hacerse. Aquí no se intentará em-
ticos, manuales de todo tipo, y un intelec- prender esa labor; solo se quiere dar una idea
tual poseedor de un saber de tonos del contenido del libro, de su importancia y
enciclopédicos pero con rasgos de ilustrado de cómo sirve a perfección como otro ejem-
de provincia y provinciano. Su recetario tuvo plo más de un texto gastronómico que evi-
una segunda edición al año siguiente de su dencia los intentos antillanos de mediado
aparición y tras estas dos tiradas el libro solo de siglo XIX para crear una cultura nacional.
aparece citado, algunas veces erróneamen- En primer lugar hay que recalcar la tem-
te, en otros textos sobre gastronomía cuba- prana aparición de un libro de este tipo en
na y caribeña.10 Muchas veces se cita por la Cuba. Recordemos que los primeros receta-
segunda edición y sin señalar el nombre de su rios latinoamericanos son casi todos de la
autor, aunque sus iniciales aparecen en su lar- segunda mitad del siglo XIX, pero estos apa-
go título completo. Así ocurre ya que mu- recen en países que ya habían logrado su
chos investigadores lo citan por su título independencia política. Probablemente el
abreviado, Manual del cocinero cubano, y, en primero de ellos sea uno mexicano (1831)
muchos casos, sin haber manejado el texto. seguido por uno brasileño (hacia 1843), otro
Así es, por ejemplo, en el estudio de José chileno (1848), uno colombiano (1853), uno
Rafael Lovera, donde se copia una veintena venezolano (1861), otro peruano (1866),
de recetas del libro de Coloma y Garcés, del uno argentino (1890), y, finalmente en ese
cual se da como año de publicación el 1857, siglo, uno ecuatoriano (1893).13 El recetario
pero no se menciona el nombre del autor.11 de Coloma y Garcés, y todos los libros de
El primer recetario cubano no ha sido igno- cocina cubanos que le siguieron y que de algu-
rado por completo por los investigadores pero, na forma parten de este, aparecen relativamen-
hasta donde he podido constatar, nadie lo te temprano en el contexto latinoamericano

9
Francisco Calcagno. Diccionario biográfico cubano. Editorial Cubana, Miami, 1996. (Edición facsimilar, p. 199.
La edición original es de 1878.)
10
Vale señalar que, según comunicación de bibliotecarios de la sección de libros raros de la Biblioteca Nacional
José Martí de La Habana, en Cuba se conserva un ejemplar de la segunda edición (1857) del recetario de
Coloma. Hasta el momento solo he podido localizar un ejemplar de la primera edición de este libro que se
conserva en la Biblioteca Latinoamericana de la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo en
Madrid. Le agradezco a la historiadora Izaskun Álvarez Cuartero, de la Universidad de Salamanca, el haberme
ayudado a localizar este ejemplar. La British Library poseía un ejemplar de la primera edición pero, según
comunicación de bibliotecarios de esa institución, este se perdió en un fuego durante un bombardeo en la
Segunda Guerra Mundial.
11
José Rafael Lovera. Gastronomía caribeña, CEGA, Caracas, 1991.
12
Como muestra de la persistencia cultural del libro en Cuba se puede ofrecer la referencia que se hace a este en
un reciente texto sobre gastronomía: Fernando Fornet Piña. Diccionario gastronómico cubano. Editorial
Científico-Técnica, LA Habana, 2007. Es el único libro de cocina cubano del siglo XIX que se incluye en la
bibliografía de dicho reciente diccionario.
13
José Rafael Lovera. Food Culture in South America. Greenwood Press, Westport, Connecticut, 2005, pp. 86-87.

123
CATAURO
y, sobre todo, se producen en un país que sin inverosímil huevo hervido hecho con dos
haber alcanzado su independencia política docenas de huevos. Esta es una receta de
intentaba formar una identidad nacional tonos barrocos o fantásticos, típica de mu-
propia bajo una dura situación colonial. Casi chos recetarios anteriores al siglo XIX y que
todos los otros recetarios latinoamericanos se halla en otros libros ya publicados. Por
del XIX buscaban el mismo fin, pero esos li- ejemplo, en un libro de cocina inglés del
bros de cocina se escribieron después de la siglo XVIII encontramos la misma receta con
independencia política de sus respectivos el nombre de “To make an egg as big as twen-
países. No deja de sorprender, pues, la tem- ty” (Hacer un huevo tan grande como vein-
prana aparición del libro de Coloma y el te huevos).15 Otra recogida por Coloma y
número de recetarios cubanos que le siguie- titulada “Embuchado raro cubano”16 propo-
ron en ese siglo, algo inusitado en América ne la inserción de diversas aves de distinto
Latina. tamaño unas dentro de otras, de menor a
Un examen del contenido del Manual del mayor, desde un tomeguín a un guanajo.
cocinero cubano sorprende también por la Esta, como la anterior, es imposible o muy
paradójica combinación de recetas nacio- difícil de llevar a la práctica y también se
nales con otras que el autor toma directa- halla en otros recetarios, lo que demuestra
mente de libros de cocina anteriores y de cómo Coloma tomaba recetas de otros libros
otros países. Ya desde el título mismo del pero sin haberlas ejecutado.17
libro se hace claro que el autor no reclama Un examen más detallado del contenido
originalidad en cuanto a las recetas que ofre- del Manual del cocinero cubano comprueba que
ce; este es, como él mismo declara en el tí- este es en parte una recopilación de recetas
tulo, un “repertorio completo y escogido tomadas directamente de otros libros. Ese
de los mejores tratados modernos del arte de examen sirve para establecer lo original o
cocinas española, americana, francesa, in- verdaderamente cubano del texto. Por el
glesa, italiana y turca”. Un examen de las momento solo hay que señalar que, aunque
recetas incluidas así lo comprueban. Por el recetario claramente se declara una reco-
ejemplo, en el recetario se ofrece una, im- pilación de otros, recalca también el hecho
posible de ejecutar, que el autor llama “Hue- de que el libro está “arreglado al uso, cos-
vo monstruo”.14 En ella se propone crear un tumbres y temperamentos de la Isla de Cuba”.

14
Manual del cocinero cubano, ed. cit., pp. 96-97.
15
The Lady’s Companion. Containing upward of Three Thousand Different Receipts in Every Kind of Cookery, J.
Hodges and R. Baldwin, Londres, 1753, p. 377. Esta misma receta se halla en libros de cocina estadounidenses
del período colonial, como lo demuestra Hellen Bullock en la antología de recetas de ese período que recoge en
The Williamsburg Art of Cookery... (Colonial Williamsburg, Richmond, Virginia, 2001, p. 73).
16
Ob. cit, p. 96.
17
Jorge Salazar menciona una receta idéntica a esta en Crónicas gastronómicas (Universidad San Martín de Porres,
Lima, 2004, p.52) y señala que era una de las favoritas del rey alemán Guillermo I. Dado el carácter excéntrico
de las dos recetas que hemos tomado como ejemplo se hace fácil rastrear su aparición en otros libros de cocina
anteriores. Es por ello mismo que las hemos tomado como ejemplo. Pero queda por hacerse un rastreo detallado
de las recetas más comunes que Coloma y Garcés incluye en su libro. Estas, probablemente, las toma de
recetarios españoles de principios del siglo XIX y XVII.

124
CATAURO
El libro de Coloma y Garcés no es completa- y economía, y necesario a todas las clases de la
mente original pero, de todas formas, cabe sociedad, y en particular a los gastrónomos,
perfectamente bien en el contexto ideológi- madres de familia, fondistas, etc., dividido en
co latinoamericano del momento ya que in- tres partes por J. P. Legran.18 Según el nuevo
tenta establecer o inventarse una cocina que editor del recetario, Legran “...era francés y
contribuya a la creación de una identidad (...) hacia 1856 regentaba un restaurante
nacional, como muchos de los otros intentos en la capital de Cuba”.19 Ya desde el título
culturales de los intelectuales cubanos del se nota la relación entre el libro de Legran y
momento. El libro fue escrito por un burócra- el de Coloma y Garcés, pues es obvio que al
ta español pero, a pesar de ello, sirvió para llamar al suyo “nuevo manual” Legran hace
apoyar el naciente nacionalismo cubano. Esta referencia al libro del español, libro que tuvo
es otra de las paradojas de la construcción de que conocer.20 Como recetario este Nuevo
lo nacional en nuestro siglo XIX. manual del cocinero cubano es mucho más
práctico y responde más efectivamente a la
realidad gastronómica nacional que el de
III. OTRA MANERA DE COCINAR Coloma. En el texto de Legran no aparecen
LA NACIÓN las recetas fantasiosas e imposibles de reali-
zar que se encuentran en el anterior. Pero
El libro de Coloma y Garcés tuvo un impac- en ambos libros se juntan recetas que se iden-
to considerable en el contexto cultural cu- tifican como cubanas (“a la criolla”, “a la
bano, impacto que explica la aparición matancera”, “a lo Tierra-Adentro”) con re-
seguida de dos ediciones del libro: 1856 y cetas francesas y españolas. Aunque ningu-
1857. Y después parece desaparecer; pero no de los dos libros ofrece instrucciones
su huella se hace evidente en la publica- detalladas ni medidas exactas, lo que es
ción de otros recetarios cuyos autores, defi- común en los recetarios del siglo XIX, el de
nitivamente, lo tienen que haber tenido en Legran está escrito con mayor conciencia
consideración. Al menos otros cuatro libros del lector o la lectora que debe seguir las
de cocina cubanos más aparecen en la se- instrucciones que se le ofrecen para llevar a
gunda mitad del siglo XIX y en los primeros la práctica las recetas. Recordemos que has-
años del XX. Entre estos está el Nuevo ma- ta principios del siglo XX los libros de cocina
nual del cocinero cubano y español con un tra- eran en el fondo solo un recuento de suge-
tado escogido de dulcería, pastelería y botillería rencias para alguien que ya sabía cocinar y
al estilo de Cuba, indispensable para aprender no una guía detallada para personas no ini-
a componer de comer con la mayor perfección ciadas. Por ello en estos libros las recetas son

18
El libro originalmente se publicó en La Habana, en la Imprenta La Intrépida, en la segunda mitad del siglo XIX.
Hay una reedición reciente: Real del 14, Madrid, 2005.
19
Ibíd., p. 5.
20
“Sin duda, cuando escribió su recetario ya había leído el Manual del cocinero cubano editado por Eugenio de
Colma [sic] y Garcés en 1856...” (p. 5), apunta el editor de la nueva edición del libro de Legran. Vale la pena
notar que para este Coloma no escribe el libro sino que lo “edita”, lo que recalca que las recetas del Manual del
cocinero cubano no eran originales sino tomadas de otros textos, contrario a lo que ocurría con el Nuevo manual
del cocinero cubano y español.

125
CATAURO
muy ambiguas y poco exactas. Solo con el su sofisticación y su cosmopolitismo. Por ello
desarrollo de la disciplina de la llamada “eco- en ese primer recetario cubano conviven re-
nomía doméstica”, a finales de siglo XIX y cetas “a lo santiaguero”, “a lo pinero” y “a la
principios del XX, los recetarios adquirieron cubana” con otras que evidencian la visión
exactitud en cuanto a las medidas y comen- internacional a la que también aspiraba esa
zaron a ofrecer instrucciones precisas y de- nueva clase social. Por ello hallamos en el
talladas sobre cómo ejecutar las recetas. En libro, por ejemplo, recetas de “lengua a la
ese sentido, tanto el libro de Coloma y Gar- veracruzana”, de “bacalao a la francesa”, de
cés como el de Legran son típicos de su épo- “papas a la turca” y de “huevos a la flamen-
ca, aunque ya el segundo refleja la ca”. A pesar de ello, son más frecuentes en
experiencia directa en la cocina de su autor este primer libro de cocina cubano las rece-
quien crea su texto a partir de los platos que tas que marcan, al menos en su nombre, lo
se servían en un restaurante y no de la lec- nacional. Habría que investigar si esos platos
tura de otros libros de cocina, como es el que tanto Coloma como Legran presentan en
caso de Coloma. sus respectivos libros eran parte de la dieta
Un cotejo más detallado de los dos rece- cubana del momento, pues muchas veces el
tarios evidencia también que aunque en nacionalismo que se percibe en esta nomen-
ambos se nota el interés de crear una cocina clatura se queda en ese nivel y no es reflejo
cubana, este es más marcado en el primer de una práctica culinaria ya que los receta-
libro. Abundan en el Manual del cocinero cu- rios, especialmente el de Coloma, se basan
bano las recetas con nombres que las identifi- en proyectos de clase y no en realidades gas-
can como de origen nacional; una búsqueda tronómicas. Pero lo más sorprendente es que
al azar produce nomenclaturas como, por estos recetarios cubanos que recalcan su cu-
ejemplo, “frijoles negros a lo criollo”, “papas a banía sean obras de un español y un francés
lo habanero”, “pudín cubano” y “sesos a la respectivamente. A pesar de ello, no cabe
matancera”; éstas confirman la marcada in- duda de que son libros cubanos y que refle-
tención nacionalista del recetario. Recorde- jan, aunque sea indirectamente, la situación
mos que en muchos casos es solo cuando una política y social de la época.
receta se codifica en un libro que adquiere
una denominación específica y que pretende
demostrar su origen. Una comunidad puede IV. FALSAS FRONTERAS
cocinar de una manera particular un alimen- ANTILLANAS
to por años, por décadas, quizás por siglos, sin
darle un nombre en específico a ese plato. Pero el impacto del primer recetario cubano
Usualmente cuando se lleva la receta a la no se limitó a su ámbito insular. El libro de
página escrita es que hay que nombrarla y en Coloma y Garcés, aunque parece ser que en
ese proceso se pueden notar las intenciones el momento no se supo, también marcó la
ideológicas del autor. En el caso de Coloma y cocina puertorriqueña. En 1859 apareció en
Garcés los nombres que este les da a las rece- San Juan el primer recetario boricua, obra
tas incluidas en su libro retratan fielmente supuestamente anónima: El cocinero puer-
los ideales de la clase a la que estaba dirigi- torriqueño o formulario para confeccionar toda
do: la nueva burguesía criolla que quería afir- clase de alimentos, dulces y pasteles conforme a
mar su nacionalismo y, a la vez, quería recalcar los preceptos de la química y la higiene y a las

126
CATAURO
circunstancias especiales del clima y de las cos- taxis que en el texto cubano tendían a ser
tumbres puertorriqueñas.21 Aunque desde su arcaizantes o muy conservadoras. Pero los
aparición El cocinero puertorriqueño se consi- dos recetarios, El cocinero puertorriqueño y el
deró otra muestra más de la naciente iden- Manual del cocinero cubano, son uno y el mis-
tidad nacional puertorriqueña, un cotejo de mo libro; no cabe duda de ello. En otras pa-
este recetario demuestra que no es sino una labras, en 1859 se renacionalizó el recetario
versión, idéntica casi palabra por palabra, cubano y se transformó, para los lectores que
del libro de Coloma y Garcés. En esta ver- no conocían su historia y hasta nuestros días,
sión boricua solo se introducen cambios mí- en un libro puertorriqueño.
nimos y de carácter superficial. Más allá del ¿Por qué este libro de cocina de origen
título distinto y la ausencia del nom- cubano pudo ser un éxito editorial en Puer-
bre del autor en este y en cualquier otro to Rico? ¿Por qué los lectores o las lectoras
lugar del texto, el recetario boricua solo al- boricuas no se dieron cuenta de la apropia-
tera a veces algunos términos que reflejan ción del texto cubano? ¿Qué realidad gas-
el uso o las preferencias en ambas islas. Por tronómica codificaba el libro de Coloma y
ejemplo, en el texto puertorriqueño se usa Garcés en sus dos versiones? ¿Por qué se po-
“batata” en vez de “boniato”, como ocurre día dar este cambio sin afectar la esencia
en el cubano. Las recetas que se identifica- misma del libro? ¿Publicó la Librería Acosta
ban con adjetivos referentes a Cuba —a lo otros libros extranjeros sin atribuir su origen?
cubano, a lo santiaguero, a lo matancero— ¿Hubo un acuerdo económico entre la edi-
aparecen en el libro puertorriqueño con ad- torial y Coloma? ¿Fue este un caso de pira-
jetivos que las identifican como boricua o tería editorial? Podemos contestar algunas
con el más general de criollo. Desaparecen de esas interrogantes, pero aún quedan
unas pocas, muy pocas, recetas del libro de muchas dudas sobre este fenómeno cultural
Coloma y se moderniza la ortografía y la sin- que no podemos aclarar.22

21
Librería Acosta, San Juan, 1859. En Puerto Rico no se conservan ejemplares de esta primera edición en
bibliotecas públicas, aunque parece ser que hay, al menos uno, en una colección privada. Véase el artículo de
Rosa María González “Memoria gastronómica viva” (El Nuevo Día [San Juan], 12 de octubre de 2005, p. 14),
donde se hace referencia a un ejemplar de esa primera edición en una colección sanjuanera. En la Biblioteca
Nacional de Cataluña, Barcelona, se conserva el único ejemplar de esa primera edición en una institución
pública. Me enteré de su existencia por el profesor Cruz Miguel Ortiz Cuadra, de la Universidad de Puerto Rico
en Humacao, a quien le doy públicamente las gracias por su ayuda. El ejemplar más antiguo accesible en Puerto
Rico es uno de la tercera edición, la de 1890, que se guarda entre los libros raros de la Colección Puertorriqueña
de la Biblioteca Lázaro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Dado que ese se identifica como de la
tercera edición, presuponemos que hubo una segunda aunque no sabemos nada sobre ella. Además de estas tres
ediciones existen otras dos: una, que sería la cuarta, con prólogo de Emilio Delgado y publicada en San Juan por
la Editorial Coquí en 1971; otra, la quinta y más reciente, con prólogo de José Carvajal, publicada en 2004 por
Ediciones Puerto. Antes de poder examinar una copia del ejemplar de la primera edición que se conserva en
Barcelona, teníamos confirmación de su existencia por la información que se da sobre el libro en Bibliografía
puertorriqueña (1887) de Manuel María Sama, quien manejó esa primera edición pero sin mencionar la
segunda. He consultado la edición de la bibliografía de Sama en sus Obras completas (Editorial LEA, Ateneo
Puertorriqueño, San Juan, 2000).
22
Aclaro que a pesar de la investigación que he hecho sobre la publicación en Puerto Rico del libro de Coloma y
Garcés bajo otro título y sin su nombre, no he podido hallar ninguna información al respecto. En la Colección

127
CATAURO
Un examen del contenido del libro en de que el libro de Coloma y Garcés, como
sus dos versiones nos revela que no es un casi todo los libros de cocina, no retrata su
retrato fiel de la dieta cubana ni de la puer- realidad de manera directa y fiel, este sí ser-
torriqueña del momento. Pocos libros de vía para llenar las necesidades de las bur-
cocina tienen la finalidad antropológica y guesías cubana y puertorriqueña del
etnográfica de recopilar recetas que descri- momento ya que reproducía, en cierta me-
ban fielmente lo que un pueblo come en un dida, algunos de los patrones alimenticios
período específico. Así es porque “[l]os li- antillanos —recordemos que la comida de
bros de cocina son el producto de una so- las dos islas, a pesar de pequeñas diferen-
ciedad letrada que quiere sistematizar y cias, son esencialmente muy parecidas, casi
controlar todo su mundo, hasta su alimen- idénticas— y, sobre todo, el libro codificaba
tación”,23 como he postulado anteriormen- en el campo de la gastronomía los sueños de
te. Por ello, para conocer la realidad nacionalismo y cosmopolitismo de sus posi-
gastronómica de un país tenemos que re- bles lectores que eran los miembros de esa
currir a otras fuentes de información, no a incipiente clase social: ¿quién más iba a com-
los libros de cocina que en muchos casos prar y leer un libro de cocina a mediados del
más que la realidad dietética del momento siglo XIX en las Antillas? Fue por ello que el
retratan los ideales o sueños de una clase Manual del cocinero cubano pudo convertirse
social. “A los libros de cocina tenemos que en El cocinero puertorriqueño sin que nadie
acercarnos con el mismo cuidado y temor se diera cuenta.
con que un analista freudiano se acerca a Pero algunas diferencias hay entre las dos
los sueños de su paciente, pues el recetario versiones del libro de Coloma y Garcés, la
no dice directa ni claramente cuál es la rea- cubana y la puertorriqueña. Una compara-
lidad sobre la alimentación en un momento ción detallada así lo comprueba y también
sino cuáles son las fantasías y obsesiones pone en evidencia la presencia de un im-
de los comensales de un período.”24 El libro de portante elemento en el libro boricua que
cocina puede ser un buen documento histó- está ausente en el cubano. Se trata de un
rico pero hay que saber acercarse muy cui- breve prólogo que tuvo que ser escrito por
dadosamente a él para leerlo de manera que los editores boricuas. El Manual del cocinero
entendamos lo que en verdad dice. cubano abre también con un breve texto, “Al
A pesar de la desconfianza que les debe- lector”,25 donde se recalca la importancia
mos tener a los libros de cocina como reflejo de la gastronomía en términos generales y
fiel de la realidad de un momento, a pesar se justifica, por ello, la publicación de esta

Puertorriqueña de la Biblioteca Lázaro de la Universidad de Puerto Rico se conserva parte de los archivos de la
familia Acosta, pero en esta recopilación de documentos nada se halla sobre una posible transacción entre esa
casa editorial y el autor del Manual del cocinero cubano. Le agradezco a María E. Ordóñez Mercado, directora de
la Colección Puertorriqueña, el haberme permitido el acceso a esos documentos y, en general, su ayuda en esta
investigación.
23
Ob. cit., p. 54.
24
Ibíd.
25
Ob. cit., p. 3.

128
CATAURO
recopilación de recetas cubanas y extranje- tórica en los que colaboraron directamente
ras. Pero este prólogo, que no aparece en la otros importantes intelectuales y patriotas
versión puertorriqueña, dice poco o nada puertorriqueños del siglo XIX, entre ellos Ale-
sobre el libro y solo señala como propósito jandro Tapia y Rivera, Román Baldorioty de
facilitar al lector el acceso a las recetas que Castro y Ramón Emeterio Betances.
podrá elaborar. En cambio, El cocinero puer- ¿Escribió José Julián Acosta el “Prólogo”
torriqueño abre con un “Prólogo” más largo y que abre las páginas de El cocinero puertorri-
donde se hacen planteamientos de claras queño? Es posible —hasta probable— que
intenciones políticas. La ausencia de este así fuera ya que este texto va mucho más
texto en la versión cubana indica que este allá de la mera alabanza de la gastronomía y
fue escrito por los editores boricuas. Esta di- de ofrecer posibilidades de llevar a la mesa
ferencia amerita una explicación. platos nacionales e internacionales. Reve-
El cocinero puertorriqueño apareció bajo el ladoramente, el “Prólogo” termina con las
sello editorial de la Librería Acosta, la más siguientes palabras:
importante empresa editorial puertorrique- Como es de razón, llegarás a tener un
ña en el siglo XIX. Esta era propiedad de conocimiento perfecto de esta parte in-
la familia Acosta y fue fundada en 1857, teresantísima de la vida, cuando hayas
dos años antes de la publicación del receta- recorrido esta obrita que te ofrezco, y vis-
rio. Las coincidencias intrigan. ¿Fue esta to en ella todos los secretos del arte culi-
publicación parte de una estrategia de so- nario, arte precioso y sustancia que se
brevivencia económica para la nueva edi- cultiva hoy con tanto esmero, así en las
torial? La venta de un libro de cocina podría frías regiones de Rusia, como bajo el cie-
haber ayudado a subvencionar la de otros lo encantador de España; lo mismo bajo
textos de circulación y venta más limitados. las nieblas de Washington que bajo el cie-
Quizás eso llevó a la familia Acosta a publi- lo abrasador de las Antillas.27
car el recetario cubano como puertorrique- De manera indirecta el editor boricua
ño. Recordemos que la editorial la fundó —quien quiera que fuera— crea en este
Eduardo Eugenio Acosta (solo sabemos que texto parejas de polos binarios —Rusia/Es-
falleció en 1868), quien favoreció la publi- paña, Washington/las Antillas— que pre-
cación de antologías literarias de autores sentan indirectamente la ideología de la
puertorriqueños que sirvieron para fomen- burguesía criolla liberal puertorriqueña del
tar el nacimiento de las letras nacionales.26 XIX. A las “frías regiones de Rusia” antepone
Pero no cabe duda que el programa de ac- “el cielo encantador de España”, y ante “las
ción o plan intelectual de la Librería Acos- nieblas de Washington”, “el cielo abrasador
ta estuvo marcado por José Julián Acosta de las Antillas”. No cabe duda de dónde
(1825-1891), hermano del fundador y quien residen los aprecios y prejuicios del editor;
desempeñó un papel importantísimo en la la adjetivación así lo hace evidente. Pero, lo
creación del concepto de nación boricua con curioso es que esta anteposición de parejas
sus proyectos políticos y su investigación his- de polos binarios parece predecir los hitos
26
Josefina Rivera de Álvarez. Diccionario de literatura puertorriqueña. Tomo segundo, volumen 1, Instituto de
Cultura Puertorriqueña, San Juan, 1974, p. 18.
27
El cocinero puertorriqueño, ed. cit., p. 5.

129
CATAURO
ideológicos que más tarde se convertirán, uno puertorriqueño? No lo sabemos. Pero
en la segunda mitad del siglo XX, en los mar- lo que sí sabemos es que el libro de Colo-
cadores de los parámetros políticos de ese ma, en su versión boricua, tuvo una inusi-
momento en las Antillas. Pero más impor- tada popularidad ya que en poco más de
tante aún es ver cómo en la anteposición de una treintena de años aparecieron tres edi-
estos se esconde un tímido nacionalismo (“el ciones del libro, que lo hace, probablemen-
cielo abrasador de las Antillas”) y, a la vez, te, el libro de mayor venta en el siglo XIX
una exaltación del poder metropolitano de puertorriqueño y que, además, ha tenido
entonces (“el cielo encantador de España”), dos ediciones en el siglo XX, lo que es mar-
exaltación que no deja de retratar la ambi- cadamente distinto a la historia editorial
valencia de los liberales boricuas y los an- del libro cubano que desaparece después
tillanos ante la metrópoli. Recordemos que de 1857. No sabemos cuán grandes fueron
José Julián Acosta, posible autor de este “Pró- las tiradas de estas ediciones pero se hace
logo”, fue jefe del Partido Liberal Reformis- evidente que tanto la versión original cu-
ta, que representó a la Isla en las Cortes bana como la adaptada para el mercado
españolas de 1871 a 1879 y que, como todos puertorriqueño vinieron a llenar un vacío
los liberales del momento, tuvo una relación y una necesidad intelectual y política. Re-
a veces contradictoria con España, a la que cordemos que tanto en Cuba como en Puer-
veneraba pero a la que no dejaba de culpar to Rico en 1868 —doce años después de la
por los males que afectaban a Puerto Rico. primera edición del Manual del cocinero cu-
Estas palabras con que se abre el libro de bano y nueve después de la aparición de El
cocina puertorriqueño no dejan de retratar cocinero puertorriqueño— se dan el Grito de
esa ambigüedad y hasta parece predecir la Yara y el de Lares, respectivamente. Estos
futura relación colonial de Puerto Rico con hechos marcan el comienzo de la lucha ar-
el nuevo poder metropolitano en el siglo XX mada por la independencia de las islas y
“las nieblas de Washington”. Este en apa- son evidencia innegable de la existencia
riencia inocente “Prólogo” a un libro de co- de una burguesía criolla con un marcado
cina que posiblemente se publicó como sentido nacionalista y con unas claras in-
estrategia económica para subvencionar la tenciones de crear una nación. Esta bur-
editorial y librería de la familia Acosta es- guesía también reclamaba tener una cocina
conde una declaración política que retrata propia, como lo demuestran estos dos libros
muy bien a la burguesía criolla liberal bori- que son uno solo.
cua del XIX. Este primer recetario cubano que se con-
vierte también en el primero boricua es mues-
tra de cómo la cocina es también un medio
V. VERSIÓN DE LAS VERSIONES para crear la nación y que aunque esos li-
bros, que en verdad son uno y el mismo, fue-
¿Qué importancia tienen estos hechos? ran obra de un burócrata español no dejan
¿Qué podemos aprender de ellos sobre el de cumplir efectivamente con esa función
naciente nacionalismo antillano, cubano y para los cubanos y puertorriqueños que en
puertorriqueño? ¿Qué nos dice sobre nues- ese momento se trataban de inventar un país.
tra realidad este aparente plagio de un li- Si como señala acertadamente Beatriz Cal-
bro de cocina cubano que se convierte en vo Peña “...se puede hacer política de un

130
CATAURO
simple huevo”,28 también se puede contri- Latina donde en el siglo XIX se intentaba crear
buir a la creación de la nación con un libro naciones y comidas nacionales o, mejor, don-
de cocina, aunque este sea la copia de otro de se intentaba crear naciones a través de
y ese otro hubiera sido obra de un represen- las cocinas nacionales. Solo que en el caso
tante del poder metropolitano del momento nuestro, en el puertorriqueño y en el cuba-
que, a su vez, copió otros libros ya publica- no, se puede decir que Cuba y Puerto Rico
dos. Todo esto es cierto en este caso y lo son de un mismo libro de cocina las dos ver-
mismo sería aplicable para toda América siones. C

28
Beatriz Calvo Peña. “Cocina criolla: recetas de identidad en la Cuba independentista”, ed. cit., p. 83.

131
CATAURO
JOSÉ MEDINA RIVAUD

INTRODUCCIÓN

La casa de tabaco es una construcción in-


dispensable y característica en el paisaje de
la vega. En los terrenos ondulados y en los
valles se destacan, a la distancia, estos edi-
ficios de alto puntal, donde el tabaco sufre
las primeras transformaciones químicas y
manuales. Por su número, variedad e inte-
rés arquitectónico forman el conjunto cons-
tructivo más destacado de la arquitectura
extraurbana de las regiones tabacaleras cu-
banas.
La casa de tabaco, “los lugares de escogi-
da” y los edificios urbanos de manufactura
son la trilogía de las construcciones desti-
nadas al tratamiento del tabaco. Las segun-
das carecen de tipología definida pues la
labor se realiza en almacenes y recintos di-
versos sin definición espacial propia. Las
edificaciones urbanas han sido las más des-
tacadas y difundidas; me refiero en especial
a los trabajos de Carlos Venegas Fornias
(1989) y de Orlando Arteaga Abreu (1996),
pero merecen un estudio más detallado en
JOSÉ MEDINA RIVAUD sus aspectos arquitectónicos para lograr rea-
Destacado arquitecto lizar un completo inventario de las “arqui-
español. tecturas del tabaco”.

132
CATAURO
El conocimiento de estas arquitecturas fin de clasificar y establecer el perfil
vernáculas, además de suponer una impor- básico, por encima de tópicos, localismos
tante aportación a la investigación, facilita- y confusiones toponímicas, de las dis-
ría la reflexión sobre los cambios rápidos y tintas variantes que se pueden apreciar.
profundos a que se están viendo sometidas • Identificación de las diferencias y ele-
en los últimos años, fomentaría su valora- mentos comunes que poseen en las dis-
ción y podría servir de apoyo para propues- tintas zonas y comarcas de Cuba.
tas y programas de intervención orientados • Elaboración de un diagnóstico sobre su
a su aprovechamiento. situación actual y estado de conserva-
Muchas casas de tabaco se han tecnifi- ción.
cado y construido con modernos materiales, • Elaboración de una información útil para
pero aún es frecuente verlas al estilo ver- los organismos y administraciones cuyas
náculo, techadas y forradas con el guano de actividades incidan sobre este patrimonio.
la palma real. En la zona de Remedios estas • Difusión de los resultados a través de
construcciones presentan, por lo gene- publicaciones, exposiciones itinerantes
ral, una estructura de madera, con techo y y su inclusión en el sistema de informa-
paredes de guano, mientras que en Partido, ción del Patrimonio Histórico de Cuba.
Semi-Vuelta y Vuelta Abajo es usual encon-
trar paredes de tabla y techumbres de cinc o
fibrocemento. FASE AGRÍCOLA DEL TABACO
Dada la dificultad de abordar de forma
exhaustiva la amplia tipología de este tipo de Sin pretender describir con detalle las labo-
construcciones, nos hemos limitado al estu- res agrícolas que al tabaco se refieren y para
dio de algunos ejemplos significativos de la una mayor y clara comprensión del tema que
región de Vuelta Abajo, en la zona denomi- nos ocupa, haremos una breve reseña de es-
nada Llano, en San Luis, Pinar del Río, don- tas, hasta el momento en que el producto
de don Alejandro Robaina, al cual expresamos abandona la casa de tabaco hacia otras “ar-
nuestra gratitud, nos abrió las puertas de su quitecturas”.
vega y de sus espléndidas casas de tabaco. La fase agrícola comienza en el semillero.
Con respecto a estas construcciones, y Los primeros semilleros se preparan en can-
dentro de los objetivos generales de conoci- teros, generalmente del 1º al 15 del mes de
miento y difusión de todos los estudios sobre septiembre. Las posturas tardan de treinta y
arquitectura vernácula que aborda y pro- cinco a cuarenta días en llegar a un estado
mueve la Cátedra Gonzalo de Cárdenas, así apropiado para el trasplante; se dice que
como los organismos del Patrimonio Nacio- después de ese período de tiempo estas han
nal Cubano, se recomienda que se realice “entrado a siembra”.
una investigación más profunda que la pre- Efectuadas las primeras siembras o trasplan-
sente, en la cual deberían recogerse los si- tes a fines de octubre o principios de noviem-
guientes aspectos: bre, cinco o seis días después se recorren los
• Localización e identificación de las uni- campos para efectuar la resiembra de las pos-
dades y conjuntos más destacados. turas que han fallado. A los diez o quince
• Análisis de sus características funcio- días después de la siembra se le da la primera
nales, constructivas y espaciales con el mano de guataca o azada corta que se usa

133
CATAURO
para limpiar de hierba las tierras. El número diendo gradualmente el agua, hasta que
de manos de guataca que se le da a una vega pasan del color verde al amarillo limón. Pier-
depende de las veces que llueva o de las ve- den el almidón y sufren la modificación de
ces que se riega y también de la rapidez con algunas de las sustancias nitrogenadas. En
que las yerbas se desarrollen. la segunda etapa va desapareciendo su co-
La operación de desbotonar consiste en pri- lor amarillento, como consecuencia de un
var a la mata de tabaco de la cabeza o botón proceso de oxidación, y las hojas van toman-
tan pronto ha llegado a su máximo desarro- do un color gris, castaño o dorado rojizo.
llo. Desbotonada la planta, da salida a los hi- Durante este tiempo se inicia la coloración
jos o yemas, que antes de desarrollarse son de las hojas. Si la vena central de estas se
arrancados a la planta mediante la operación encuentra totalmente seca, habrá termina-
que se llama deshijar. Como estos brotes se do la desecación.
renuevan rápidamente hay que recorrer de Cuando el tabaco ha secado totalmente en
continuo las vegas, observando planta por los cujes se espera una oportunidad en que la
planta a lo cual se llama repaso. Este recorri- humedad sea la apropiada y se amarran los
do se efectúa también para librar a la planta cujes haciendo los matules, si es cortado en
de los insectos que puedan dañarla. palo, o las gavillas, si es ensartado y se inicia
Cuando el tabaco llega a su estado de el proceso de fermentación. Así preparado el
madurez se efectúa la recolección que se hace tabaco es llevado al pilón, primeramente en
en dos formas, denominadas ensartado, cuan- pilones pequeños, que aumentan de tama-
do se recoge en hojas, y cortado en palo, ño a medida que el tabaco va enjugando y
cuando los cortes se ejecutan dejando parte adquiriendo condiciones de resistir las tem-
del tallo unido a las hojas. peraturas más elevadas que pudiera necesi-
El ensartado, se emplea para recoger los tar. Allí permanece hasta que es trasladado a
tabacos sembrados bajo tela, con lo cual se los lugares de escogida en donde recibe la
aprovechan más las hojas, porque se reco- más atenta selección a que puede ser someti-
lectan a medida que están en condiciones. do producto alguno.
Cuando el tabaco se corta en mancuernas,
es costumbre de los vegueros colocarlos en
cujes, en tendales, que se sitúan en el exte- ZONAS TABACALERAS DE CUBA
rior de las casas, generalmente en el propio
terreno que ocupa la vega, hasta que el ta- Antiguamente se acostumbraba a llamar
baco se ha marchitado, y, en estas condicio- Vuelta Abajo a los territorios situados al oeste
nes, es cuando se le conduce al interior de de La Habana y Vuelta Arriba a los del este,
las casas de tabaco. incluidas las provincias más orientales de la
Una vez cortado el tabaco o recogido en isla. Actualmente existen en Cuba cinco
hojas, es llevado a la casa de tabaco, donde regiones más o menos extensas donde se
habrá de sufrir el proceso de curación que cultiva tabaco: Vuelta Abajo, Semi-Vuelta,
se divide en dos partes: el desecado y la fer- Partido, Remedios y Oriente.
mentación. El desecado consiste en dejar las La zona tabacalera de Vuelta Abajo está
hojas en los cujes hasta que el agua las haya situada en la parte occidental de la isla; ocu-
abandonado y a su vez comprende dos eta- pa gran parte de la provincia de Pinar del
pas. En la primera de ellas las hojas van per- Río y es el tabaco de esa procedencia el que

134
CATAURO
se utiliza en la elaboración de los puros de adelante, son de suma importancia en las pre-
mayor calidad. cauciones que deben tenerse para controlar
Semi-Vuelta es la parte central de la pro- la maduración y el secado del tabaco.
vincia de Pinar del Río. También existen casas de secado artifi-
Partido se encuentra en la provincia de cial, de aspecto exterior similar a las de se-
La Habana y produce, fundamentalmente, cado natural, en las que la orientación y los
tabaco tapado para capas. vientos dejan de tener importancia ya que
Remedios, también llamada Vuelta Arri- disponen, en su parte posterior, de caleras
ba, es la zona tabacalera más extensa de de gasóleo, ventiladores y sistemas de con-
Cuba y está situada en la parte central de la trol electrónico que permiten proporcionar
isla; ocupa varias provincias. Su producción calor y humedad uniformes y constantes al
se destina, mayoritariamente, a la exporta- interior, con lo cual se logra reducir a la mi-
ción en rama y, en menor medida, al consu- tad el tiempo requerido para el curado na-
mo local. tural de las hojas.
La zona de Oriente, que como su nombre
indica está situada en la parte oriental de la
isla de Cuba, destina su producción en gran ASPECTOS PLANIMÉTRICOS.
parte a la exportación en rama. EL MÓDULO

La planimetría es uno de los aspectos más in-


EL MEDIO, CALOR Y VIENTOS teresantes de este tipo de construcciones. La
arquitectura del campo cubano tiene en la
La luz solar, la temperatura media, la hume- casa de tabaco un módulo regulador: el cuje.
dad atmosférica, son en Cuba factores estre- Un cuje es un palo recto de cinco varas
chamente vinculados al tabaco y deter- —un poco más de cuatro metros de largo—,
minantes para su extraordinaria calidad. de grueso constante en cada una de sus pun-
Es así cómo en las diversas zonas tabaca- tas, que alcanza el compartimiento llamado
leras y en sus vegas, por lo general próximas aposento cuyo ancho un poco menor —cua-
al lugar de recolección, es donde encontra- tro varas libres— es a la de estos cujes donde
mos y se construyen las casas de tabaco. se colocarán las hojas de tabaco.
Estas deben estar orientadas de Este a Las casas de tabaco disponen de un pasi-
Oeste con el fin de que el sol no caliente llo central a cuyos lados encontramos los
más que las culatas en las primeras horas de aposentos. El tamaño final de la casa de ta-
la mañana y últimas de la tarde. Esta regla baco se alcanza por la agregación de unida-
no se cumple con demasiado rigor, como se des básicas, es decir, el número de aposentos,
puede comprobar al visitar diversas regio- o cujes, que suele ser variable, aunque por
nes, en donde las construcciones están orien- lo general es de tres o cuatro. Los extremos
tadas en diversos ángulos. de los cujes se apoyan sobre unos maderos
Esta orientación de las casas de tabaco horizontales o andamios denominados barre-
suele coincidir además con el régimen de deras, que a su vez están fijados sobre los
vientos dominantes, los del Norte y Noreste, pilares o puntales colocados a cada lado de
que son fríos y secos, y los del Sur, calurosos y los aposentos; se llaman falsos los espacios
húmedos. Los vientos, como veremos más que quedan entre estos.

135
CATAURO
EL MÓDULO DE LA CASA DE TABACO. EL CUJE. BARRACA.

CON APOSENTO DE LLAVES ABAJO A UN COSTADO.

cujeros son los trabajadores encargados de


cortarlos. No todas las regiones ofrecen un
cuje de calidad. Un buen cuje para tabaco
es el del patabán, una de las plantas que
más abundan en el humedal costero en con-
junto con el mangle rojo, el mangle negro y
la llana, que pueden alcanzar hasta veinti-
cinco metros de altura o ser pequeños ar-
CASA DE TABACO DE SECADO ARTIFICIAL. bustos de dos metros de altura.
Como todas las operaciones del proceso
agrícola e industrial tabacalero, la del cu-
El cuje es utilísimo en el largo proceso de je tiene su técnica compleja: cortado, se man-
secado y curado que ha de sufrir el tabaco tiene en agua salada unos cincuenta días y
durante cuarenta y cinco o sesenta días, de después se pela con el fin de evitar que tras-
acuerdo con las condiciones climáticas. Los mita el olor de su madera a las hojas del

136
CATAURO
tabaco. También han de quitársele los nu- de del tipo de tabaco a colocar, alrededor de
dos, pues debe quedar liso, para que las de- veintinueve pulgadas para el tapado y
licadas hojas no sufran daños. de veintisiete, para el de sol. En los primeros
Uno de los primeros oficios desempeña- días los cujes deben estar separados, de modo
dos al interior de la casa de tabaco es el de que las puntas de las hojas no se toquen y
ensarte. Generalmente lo realizan las muje- pueda circular el aire libremente entre cuje
res. Con grandes agujas, las ensartadoras y cuje.
deben unir por pares las hojas y colocarlas Se suelen distinguir dos zonas en sentido
en los cujes que se subirán a las barrederas. vertical, limitadas por el travesaño horizon-
La dimensión del frente de la casa de ta- tal principal o llave. Llaves abajo llamado
baco, llamado hastial o culata suele tener tres maduradero y llaves arriba, barrederas.
medidas convencionales: dieciséis, catorce Los cujes, a medida que el tabaco va se-
o doce varas, que afectan exclusivamente a cando, irán desplazándose a los lugares más
la capacidad del aposento ya que se man- altos de la casa de tabaco, y se juntarán más
tiene constante la medida del pasillo, el fal- unos a otros para que cojan blandura.
so y la que depende únicamente del cuje, el
ancho del aposento.
ASPECTOS TECNOLÓGICOS

SUBDIVISIÓN VERTICAL Se describirán con mayor detalle los aspec-


tos tecnológicos de la casa de tabaco, basa-
La casa de tabaco es básicamente una cons- dos en aquellas que hemos podido visitar,
trucción a dos aguas, con una estructura medir y fotografiar en la vega de Alejandro
principal o pórtico de madera formada por Robaina en San Luis, Pinar del Río.
horcones en su exterior; pilares centrales que Se han adoptado en este trabajo los nom-
si son verticales se denominan puntales, y si bres de uso común en esta zona para los ele-
son inclinados, puntaletes; una viga o tirante mentos constructivos, pero hay que hacer
de amarre horizontal denominado llave y pie- notar que algunos términos no se correspon-
zas inclinadas denominadas tijeras, confor- den con su verdadero significado y en oca-
man la cubierta. siones pueden resultar incluso equívocos.
Hay variantes a este esquema básico: la
construcción de sección triangular llamada
barraca, vara en tierra; la semibarraca que CIMENTACIÓN
tiene una sección triangular apoyada en
pequeños horcones laterales de altura va- Una vez elegido el sitio en el cual se cons-
riable, y la construcción básica de sección a truirá la casa de tabaco se procede a su ex-
dos aguas a las que se agregan zonas de se- planación y nivelación y después al replanteo
cado, llaves abajo, ya sea a uno o a ambos de sus ejes fundamentales: en el sentido lon-
costados de la casa. gitudinal, los que corresponden a las facha-
Para efectuar la cura de aire se colocan das laterales, para lo cual previamente se
los cujes adecuadamente en los travesaños eligió el ancho de dieciséis, catorce, doce
dispuestos, como hemos mencionado, a di- varas de las culatas y los que corresponden al
versas alturas. La altura entre cujes depen- pasillo; y, en el sentido transversal, aquellos

137
CATAURO
que forman los falsos una vez determinado Los elementos horizontales de la estruc-
el número de aposentos. tura, o tirantes, son la llave en el sentido del
En las intersecciones de los ejes transver- pórtico y la solera y la cumbrera en el senti-
sales y longitudinales se fabrica in situ una do longitudinal. Al no existir rollizos sufi-
especie de zapata de hormigón en masa cu- cientemente largos para la luz que salvan
yas dimensiones aproximadas son: treinta cen- las llaves, se procede a unir dos piezas a media
tímetros de ancho, cincuenta centímetros de madera en el centro del recinto.
alto y 1,70 metros de largo. En el hormigón se Los elementos inclinados son las tijeras
embeben, a una distancia de 1,10 metros, cuya función es sostener la cubierta del edi-
unas espigas de acero redondo, sobresalien- ficio. Las tijeras son empalmadas a media
tes unos quince centímetros de la cara supe- madera y alojan en su parte superior la cum-
rior, que finalmente alojarán en la caja que brera.
se realiza en los diversos elementos de la es- La estructura, en su totalidad, está so-
tructura vertical, es decir, en los horcones, metida a grandes empujes horizontales que
puntales o puntaletes, ensamble que impedi- son absorbidos por arriostramientos en el pla-
rá los desplazamientos horizontales. no longitudinal de la fachada, en el sentido
Más tarde se procede a completar una transversal en los pórticos y en el plano de
cimentación corrida perimetral entre los ele- cubierta. Estas piezas, que puestas oblicua-
mentos anteriores con hormigón en masa o mente aseguran la invariabilidad de forma
albañilerías de ladrillo o bloques de cemen- de una armazón, reciben en la zona visitada
to que finalmente reciben una capa de en- el nombre equívoco de “puntales” en los pla-
foscado. La cara superior de las piezas de nos longitudinales y transversales y de “pen-
apoyo determinará el nivel de suelo termi- dolón” en el plano de cubierta.
nado interior. Las diagonales de arriostramiento en los
pórticos transversales se encuentran alter-
nadas, es decir, en un pórtico las hay y en el
ESTRUCTURA próximo no se encuentran.
Existe otro elemento de arriostramiento,
En general la estructura se construye a par- este horizontal, que une las llaves en su
tir de rollizos, madera de pino, descorteza- empalme y se denomina yugo.
dos y sin labrar, en diversos diámetros —los Los nudos y uniones entre las diversas pie-
más anchos, los horcones—, y está consti- zas o elementos son por lo general muy sim-
tuida por pórticos en el sentido transversal ples. A los horcones, puntales y puntaletes,
situados en los ejes de los falsos. como hemos mencionado, se les taladra una
Los elementos verticales de la estructu- caja que aloja la espiga de la cimentación.
ra en sus extremos son: los horcones, de un El resto de las piezas se unen a tope median-
diámetro variable entre ocho y diez pulga- te clavos y en algunas ocasiones se realizan
das y los puntales —denominados así cuan- pequeños rebajes o muescas de apoyo. La
do son absolutamente verticales— o puntaletes unión de las llaves o tirantes, que técnica-
—si están ligeramente inclinados—, am- mente se denomina precisamente llave, con-
bos con un diámetro de seis a ocho pulga- siste en dos tablas dispuestas para apretar
das. Conforman el pasillo en las casas de los empalmes y unidas a través de elemen-
tabaco. tos metálicos.

138
CATAURO
Los elementos estructurales secundarios TECHOS Y SUELO
cumplen con diversas funciones: los parales
sirven para sostener el cerramiento y se si- La cubierta tradicional era sin duda la cobi-
túan entre los horcones a una distancia de ja de la palma cana que el veguero aún pre-
aproximadamente una vara. fiere por sus extraordinarias características
Las llamadas varas o pares de cubierta se de aislamiento térmico. Se ha encontrado
apoyan en la solera y en la cumbrera y sirven en algunos ejemplos históricos la utilización
de sostén a las riostras o correas, en las cuales de la yagua como material de cubrimiento.
se fijará finalmente el material de cubierta. El material más generalizado es la placa
Por último están las barrederas cuya fun- ondulada de acero galvanizado comúnmen-
ción es la de sostén de los cujes, que si bien te llamado cinc. El asbesto cemento, como
no son parte de la estructura, por su gran
número ayudan enormemente a rigidizar los
pórticos de forma que estos se comportan
prácticamente como una placa.

CERRAMIENTO

El material de cerramiento tradicional de la


casa de tabaco era el guano y en algunas
ocasiones, la yagua. En la actualidad el re-
vestimiento más generalizado es el entabla-
do, por lo general solapado, aunque existen
ejemplos con tablas a tope. En algunas oca-
siones el entablado lleva una capa de pro-
tección o pintura pero la mayoría de las veces CUBIERTA DE COBIJA DE PALMA CANA.
se deja en su estado natural.
Aún se ven algunas casas revestidas con
placas onduladas de asbesto cemento, ma-
terial que se ha dejado de fabricar en el
mundo por los problemas que causa el as-
besto. La utilización de la llamada “fibra”,
placas onduladas de diversos materiales base
y finalmente plastificadas, de un horrible
color rojizo, empieza, desgraciadamente, a
ser un material común de cerramiento.
Hemos visto alguna casa, ejemplo de pre-
fabricación ligera en el agro, construida con
paneles y estructura vertical de hormigón
que ha sido transformada en casa de secado
artificial por la facilidad que presentaba para
lograr su absoluta estanquidad. CUBIERTA DE ACERO GALVANIZADO, CINC.

139
CATAURO
hemos mencionado, se encuentra práctica-
mente en desuso. En algunos casos se han
encontrado placas de cartón embreado uti-
lizado en las cubiertas.
Los suelos de la casa de tabaco, por lo
general, son de tierra apisonada y en algu-
nas se coloca una solería de un hormigón
pobre con un acabado fratasado.

APERTURAS

Los huecos de la casa de tabaco son de paso APERTURAS EN LA CULATA.


y de ventilación; de paso en las culatas, por
donde entra y sale el producto y de ventila-
ción, o que se encuentran tanto en las cula-
tas como en los costados. Los huecos en
los costados coinciden con el falso, de fá-
cil acceso, y los huecos de los frentes son
accesibles desde el primer falso próximo a
estos. Todas las aperturas, incluidas las de
paso, son de suma importancia, como se verá APERTURAS LATERALES.
más adelante, para el delicado control hi-
grométrico que se realiza gracias a estas.
Las casas de tabaco deben estar comple-
tamente cerradas en tiempo normal. Cual-
quier rayo de luz o corriente de aire que
venga a modificar la atmósfera del interior
puede resultar perjudicial.
La humedad del aire al interior de la casa
de tabaco es un factor de gran importancia
y las condiciones climáticas influyen consi-
derablemente en el proceso de curado. Si el
tiempo es frío y seco, la curación es muy rá-
pida y las hojas quedan amarillas. Si, por el
contrario, en la primera etapa, el tiempo es APERTURA DECORADA.
húmedo y caluroso, el secado es lento y las
hojas resultan oscuras y manchadas. Sin co grados centígrados, y la humedad relati-
embargo, en la segunda etapa de la cura- va debe fluctuar entre el setenta y el seten-
ción, la humedad y la temperatura alta fa- ta y cinco por ciento. Cuando la humedad
vorecen la oxidación. relativa desciende hasta cuarenta por cien-
La temperatura ideal que debe tener una to, la evaporación rápida del agua que con-
casa de tabaco es de veintiuno a veinticin- tiene la hoja paraliza los cambios que se

140
CATAURO
efectúan en ella y si este tiempo frío y seco Cuando el tiempo húmedo persiste, se
se prolonga, la cosecha secará muy mal, y cierran herméticamente todas las aperturas
dominará en las hojas el color amarillo del y se procede a su caldeo, por medio de tubos
limón. Cuando la humedad relativa ascien- de vapor, que es lo más racional, o por me-
de al noventa o al ciento por ciento, la eva- dio de encender carbón de madera que no
poración es casi nula y la hoja excesivamente produzca mucho humo.
húmeda se cubre rápidamente de hongos,
que forman focos de putrefacción, y la cose-
cha resulta seriamente afectada. GLOSARIO DE LA CASA
Cuando ocurre un tiempo seco y frío se DE TABACO CUBANA
debe proceder con rapidez a cerrar herméti-
camente todas las casas de tabaco, cualquier Este glosario utiliza las fuentes:
punto que pueda permitir el acceso del aire (JEP). JOSÉ E. PERDOMO. Léxico tabacalero
frío exterior al interior. Si hay fuerte viento cubano. Edición facsímil de la de 1940,
del Norte o del Nordeste, cuando este se Ediciones Universal, Miami, Fl., 1998.
calma deben abrirse las ventanas de la parte (DRAE). Diccionario de la Real Academia
sur durante la noche, para que el aire hú- de la Lengua Española.
medo pase al interior de la casa de tabaco.
Deben cerrarse dichas ventanas en las pri- Aposento. Las casas de curar tabaco tie-
meras horas de la mañana del día siguiente. nen un pasillo central. A ambos lados
Este procedimiento debe continuarse hasta de este pasillo existen tres o cuatro
que la humedad relativa en el interior al- compartimentos que tienen el largo de
cance el setenta por ciento, que se conside- un cuje y todo el ancho y alto de la
ra como normal. casa. A estos compartimentos se les da
Cuando después de un chubasco con- el nombre de aposentos. Los espacios
tinúa dominando el viento sur y el higró- entre uno y otro aposento se llaman falso
metro oscila entre ochenta y cinco y ciento (JEP).
por ciento, el veguero debe tomar las si- Barraca. 1. Caseta o albergue construi-
guientes precauciones: en las horas del do toscamente con materiales ligeros
mediodía la humedad relativa debe bajar (DRAE); 2. En Cuba, casa de tabaco
probablemente al sesenta o sesenta y cin- triangular vara en tierra.
co por ciento, y en este caso debe abrir Barredera. Maderos horizontales que se
inmediatamente todas las puertas, y arre- colocan a uno y otro lado del aposento
glar los cujes en una forma que permita de la casa de tabaco para descansar las
establecer una rápida corriente de aire por cabezas de los cujes (JEP).
el interior de la casa de tabaco, con el fin Blandura. Después de pasada la primera
de dar salida al aire saturado de hume- fase de la curación del tabaco en los
dad del interior. cujes colocados en las casas dedicadas
Es muy recomendable también colocar el a este efecto, se procede al amarre, para
tabaco más verde de llaves arriba, pues esta su colocación en los pilones. Los
es la zona de aire más seca de la casa de vegueros esperan, para realizar esta ope-
tabaco, y colocar el que está más seco en las ración, que se produzcan lluvias que de-
barrederas inferiores. jen humedad en la atmósfera y suavicen

141
CATAURO
el tabaco. A esta humedad es lo que didas unas sobre otras (DRAE); 2. Ac-
ellos llaman blandura (JEP). ción de colocar los matules unos sobre
Cuje. Vara horizontal que se coloca so- otros en las casas de tabaco, para la se-
bre otras dos horizontales o barrede- gunda fase de la curación en las mis-
ras, en las que se cuelgan las man- mas, hasta que llega la época de las
cuernas en la recolección del tabaco ventas y escogidas (JEP).
(DRAE); 2. Un cuje es una vara recta Enmallar. Se da este nombre a la opera-
de unos cuatro metros de largo (cinco ción que se realiza después de coloca-
varas) con determinado grueso en do el tabaco en los cujes, para evitar
cada uno de sus extremos; es un ele- que, por la unión de unas hojas con
mento muy útil para el proceso del se- otras, se produzca la pudrición o sahor-
cado y curado del tabaco (de cuaren- no. Consiste en ir doblando las hojas
ta y cinco a sesenta días, según sea el hacia adentro, de manera que la vena
clima). Para conseguir un buen cuje central quede hacia fuera, al propio
hay que cortarlo y mantenerlo en agua tiempo que se deja, entre una y otra
salada durante unos cincuenta días; pareja de hojas, la conveniente separa-
luego hay que pelarlo, así no transmi- ción. Algunos vegueros practican esta
te el olor de su madera a las hojas del operación horas después del ensartado
tabaco. Finalmente se le quitan los del tabaco. Otros esperan a que este se
nudos a fin de evitar posibles daños a encuentre totalmente marchito.
las hojas. Los cujes se entresacan de Cuando el tabaco se corta con palo,
los pantanos, las costas sin arena o de se llama enmallar a la operación de se-
los espesos manglares; 3. Vara de ma- parar unas mancuernas de otras, para
dera delgada o de caña de Castilla, que las hojas no se dañen por el con-
donde se coloca el tabaco cortado o tacto de unas con otras (véase Ensar-
ensartado, para secar. También se lla- tar) (JEP).
ma cuje a la cantidad de tabaco con- Enmatular. En las casas de tabaco, cuando
tenida en la citada vara (JEP). se presenta la “blandura”, se lleva a
Cujito. En Vuelta Abajo y en Partido, des- cabo la operación de bajar los cujes del
pués de cosido el tabaco se coloca en lugar donde se encuentran colocados
cujes para su curación en las casas des- en los aposentos, para formar los
tinadas para tal objeto. En algunos ca- matules, que habrán de colocarse des-
sos, el tamaño del cuje es de un metro pués en el pilón. A esta operación es la
aproximadamente, denominándose en- que se llama enmatular (JEP).
tonces cujito (JEP). Ensartar. Puede el tabaco, como es sabido,
Culata. 4. En algunas partes de América, recolectarse en hojas o mancuernas, y
hastial (DRAE); 5. Porción de las ca- todos los agricultores convienen en que
sas de tabaco, en el frente y en el fondo hay determinadas ventajas para uno y
de las mismas. Cuando tiene la forma otro procedimiento. Sin embargo, en las
de pequeños chaflanes se denominan zonas de Partido y Vuelta Abajo, pre-
culatillas (JEP). valece el sistema de recolección en
Empilonar. 1. Cuba. Hacer montones de hojas, que se estima conveniente por
tabaco seco poniendo las hojas exten- cuanto es más rápida la desecación, no

142
CATAURO
se expone al deterioro del despalado y El sentido tecnológico de la palabra
es muchísimo menor el riesgo en las llave es la de una clavija de madera
casas de tabaco. La forma más práctica dispuesta para apretar ensambles o aco-
de colocar las hojas en los cujes es plamientos, es decir, la pieza que per-
ensartándolas con un hilo de algodón. mite la unión de los tirantes.
Algunos cosecheros ensartan la hoja Mancuerna. Porción de la mata de tabaco
con la parte superior hacia fuera y otros que se corta cuando se sigue el sistema
hacia adentro. de cortar con palo (JEP); 3. Can., Col.,
Unos cultivadores dejan el hilo ti- Cuba y Chile. Porción de tallo de la
rante y las barbas de las hojas descan- planta del tabaco con un par de hojas;
san directamente sobre el cuje y los disposición con que suele hacerse el
puntos de contacto en tiempo húmedo corte de la planta al tiempo de la reco-
son los primeros invadidos por los hon- lección (DRAE).
gos. Conviene, pues, realizar el ensarte Matul. Es un atado de cuatrocientas vein-
con el hilo suficientemente flojo, para te hojas, cuando se trata de capas; y de
que las barbas de las hojas no toquen unas tres libras brutas de peso si se
en los cujes (JEP). trata de tripas. En el primer caso está
Falso. Espacio o pasillo que hay entre uno formado por hojas solamente; en el se-
y otro aposento en las casas de tabaco gundo, contiene, además de las hojas,
(JEP). los palos que se han cortado con estas.
Guano cana. Follaje o pencas de la palma Par. Cada uno de los maderos que en un
cana. Se utiliza para cobijar o forrar las cuchillo de armadura tienen la incli-
casas de tabaco y para encallado en nación del tejado (DRAE). En Cuba
las vegas (JEP). recibe el nombre equívoco de vara.
Guano. Cuba. Nombre genérico de palme- Paral. Es un madero dispuesto en un
ras de varias especies, entre ellas la lla- mechinal para servir de apoyo al tablón
mada miraguano; 2. Cuba. Penca de la del andamio. Para Cuba tiene el signi-
palma cana (DRAE). ficado de pie derecho que cumple la
Guano Real. Follaje o pencas de la palma función de soporte del entablado exte-
real. Se utiliza para cubrir los pilones, rior.
y, en muy escasas ocasiones, para forrar Pendolón. 2. Arq. Madero de armadura
las casas de tabaco. También se utiliza en situación vertical que va desde la
para encallado en las vegas de tabaco hilera a la puente (DRAE). En nues-
(JEP). tro caso tiene el significado de arrios-
Horcón. 3. Amér. Madero vertical que en tramiento diagonal en el plano de la
las casas rústicas sirve, a modo de co- cubierta.
lumna, para sostener vigas o aleros de Pilón. Después que el tabaco ha curado su-
tejado (DRAE). ficientemente en los cujes, se amarra,
Llave. Se denomina en Cuba al tirante o cuando la humedad del tiempo lo facili-
pieza de madera colocada horizontalmen- ta, y se coloca en montones dentro de
te en una armadura de tejado para im- las casas de curar. A estos montones es
pedir la separación de los pares o entre lo que se da el nombre de pilón (JEP); 5.
dos muros para evitar el desplome. Montón en que se colocan las hojas de

143
CATAURO
tabaco hasta que estas alcanzan el con- Yagua. Producto de la palma real, que se
veniente grado de curación (DRAE). utiliza para hacer los tercios. Es un alar-
Puntal. Es un madero, y en general, cual- gamiento de la hoja o penca de la palma
quier elemento que funciona como apo- que envuelve el tronco de esta en todo
yo o sostén provisional de una pared, su diámetro, por lo que su ancho depen-
techo, etcétera. Tiene el significado de del grueso de dicho tronco. La altura
dual de soporte o bien de arriostramiento o tamaño de la yagua es de uno y medio
diagonal. a dos metros. Su contextura fibrosa la
Sahorno. Especie de pudrición que ataca a hace muy útil, teniendo diversas aplica-
las hojas de tabaco cuando en el perío- ciones en las vegas (JEP); (de or. Cari-
do de curación sufren de humedad ex- be). 2. Ant. Tejido fibroso que rodea la
cesiva (JEP); 1. prn. Escocerse o parte superior y más tierna del tronco
excoriarse una parte del cuerpo, común- de la palma real, del cual se desprende
mente por rozarse con otra (DRAE). naturalmente todas las lunaciones, y sir-
Tijera. 11. Arq. Cada uno de los cuchi- ve para varios usos y especialmente para
llos, el triángulo que forman dos pares envolver tabaco en rama (DRAE).
y un tirante, que sostienen la cubierta Yugo. Es un tirante horizontal que amarra
de un edificio (DRAE). las llaves. C

BIBLIOGRAFÍA
AUTORES VARIOS. Arquitectura de las grandes explota- ORTIZ, FERNANDO. Contrapunteo cubano del tabaco y el
ciones agrícolas en Andalucía. Cortijos, haciendas y azúcar. Universidad Central de Las Villas, Direc-
lagares. Avance del Estudio-Inventario. Junta de ción de Publicaciones, 1963.
Andalucía, COPT/DGAV, 1999. PERDOMO, JOSÉ E. Léxico tabacalero cubano. Edición
B ERNARDO , R AFAEL . El arte de conocer y disfrutar facsímil de la de 1940, Ediciones Universal, Miami,
los puros habanos. Grupo Gourmets, Madrid, Fl., 1998.
2003. MUÑIZ RIVERO, JOSÉ. Tabaco: su historia en Cuba, 2 vols.
CÉSPEDES DEL CASTILLO, GUILLERMO. El tabaco en Nueva Academia de Ciencias de Cuba, La Habana, 1965.
España. Real Academia de la Historia, Madrid, NÚÑEZ JIMÉNEZ, ANTONIO. El libro del tabaco. Pulsar
1992. Internacional S.A. de C.V, Nuevo León, México,
GARCÍA GALLÓ, GASPAR JORGE. Biografía del tabaco ha- 1994.
bano. Universidad Central de Las Villas, Departa- __________________. El viaje del habano. Fotogra-
mento de Relaciones Culturales, 1959. fías de Gianni Constantino. Hispano Europea,
GONZÁLEZ, REYNALDO. El bello habano. Biografía íntima Nueva Jersey.
del tabaco. Ediciones Ikusager, Colección Correria STOUT, NANCY. The History of the Havana Cigar. Haba-
Vitoria-Gasteiz, 1998. nos. Editorial Rizzoli, New York, 1997.

144
CATAURO
ORESTES GÁRCIGA GÁRCIGA

En “Santería”, una de las ciento nueve ma-


terias que conforman el monumental archi-
vo de Fernando Ortiz, que se encuentra en
el Instituto de Literatura y Lingüística, ha-
llamos un valioso documento bajo el título
“Una fiesta de santería”, que revela su in-
cursión en el cine, en 1944, a través de la
realización de un documental científico; fa-
ceta hasta ahora desconocida del sabio cu-
bano. La película no ha sido encontrada; no
obstante, si existiera no podría verse, dada
las condiciones en que fue realizada y el tiem-
po transcurrido.
Esta materia guarda información muy
importante como libretas de testimoniantes,
apuntes manuscritos y dibujos de Fernando
Ortiz, libros, folletos, recortes de publicacio-
nes, música escrita, ilustraciones e informa-
ción recogida de otros autores que abordan
el tema de la santería. También hallamos el
programa de un acto de la Sociedad Pro
Artes y Ciencias, referido a una presen-
tación titulada “La Música Sagrada de los
Negros Yorubas”, celebrado en el Teatro
Terry de Cienfuegos, el domingo 25 de no-
viembre de 1945, a las 10 a.m., donde
ORESTES GÁRCIGA GÁRCIGA Fernando Ortiz impartió conferencias, alter-
Historiador. nado con toques de santo en los tambores,

145
CATAURO
acompañados de danzas y cantos de carác- y a su agrado [...] La frase sonora y rítmi-
ter mítico-litúrgico, interpretado por el Gru- ca del tambor ha de ser correspondida con
po Folklórico de Alberto Zayas; la bailarina la del canto y la pantomima de la danza”, la
principal fue Merceditas Valdés. Todo ello interiorización que ha de hacer el bailador
indica que formaron un equipo de trabajo, de ello, debe llevarlo a sincronizar “los mo-
haciendo este tipo de presentaciones en dis- vimientos de sus pies, de sus manos y de todo
tintos teatros del país, además de la pelícu- su cuerpo con ciertos golpes del tambor en
la, con el objetivo de divulgar su contenido los cueros. Un parche da golpes para las
científico y artístico. manos de los bailadores, otro marca los rit-
Solo si se considera el caudal informativo mos para los pies”.1
que contiene el archivo de Fernando Ortiz, La ocasión reclamó brevedad, según Fer-
con vistas a profundizar con rigor en el estu- nando Ortiz, ya que solo pretendió dar una
dio de cada uno de los temas que se abordan pequeña y didáctica muestra si se tiene en
en el guión de dicha película, podemos con- cuenta el tiempo real que absorben estos
cebir su advertencia de que con esta no aspi- cultos lucumís, en los que él supo apreciar y
raba a “ser una documentación científica”, sino dar a conocer lo que de arte y de cultura
“un ensayo de divulgación”. Sin embargo, en encierran.
él encontramos mucho de ciencia, además Por su observación y estudio conocía que
de arte y cultura, donde presentó un ejemplo “un toque de batá es función muy larga”,
de las ceremonias de santería, tanto en cuan- que comienza con las ceremonias a los tam-
to a su significación sacra, como en la riqueza bores antes del baile en público y después se
comprendida en la música de los instrumen- producen muchos toques “que se intensifi-
tos, sobre todo en los tambores batá, y en los can con frecuencia cuando ‘se suben los san-
bailes, acompañados de sus cantos llenos de tos’, según estos sean y los deseos que traigan
poesía, que rememoran los mitos religiosos en cuanto a música y bailes, hasta que se
como supervivencias africanas asimiladas en termina con el rezo de Elegguá...”2
nuestra cultura. Despojado de los prejuicios contra los que
Quiso demostrar, a través de la imagen, tuvo que luchar, valoró todo lo positivo de
lo que había escrito acerca de estas fiestas dicha cultura al considerar que “[...] para
en que “los bailadores y los tambores tienen su desarrollo encuentra estímulos y obs-
que entenderse. Porque unos y otros reali- táculos así tocante al individuo como del
zan conjuntamente una liturgia”. Ortiz ob- grupo social”, por la evolución histórica de
serva la conjugación de todos los elementos cada pueblo.3
que toman parte en estas ceremonias en que Si bien la película resultó, al decir de
“La música no puede independizarse en su Ortiz, “[...] un serio valor testimonial”, pudo
ejecución y dejar que los fieles dancen o no realizarla, por el sistemático estudio de es-

1
Fernando Ortiz. Los instrumentos de la música afrocubana. Publicaciones de la Dirección de Cultura del
Ministerio de Educación. Cárdenas y Cia., Editores e Impresores, La Habana, 1952, vol. IV, p. 244.
2
Ibídem, p. 246.
3
Siempre que aparezcan enunciados entrecomillados, donde no se aclare la fuente, debe entenderse que fue
tomado directamente del guión que comentamos, o de documentos existentes en el Archivo de Fernando Ortiz.

146
CATAURO
tos temas durante la primera mitad del siglo sagrada de los negros yoruba”. Ortiz retó,
XX, valiéndose precisamente del testimonio con las presentaciones teatrales y el filme,
como fuente básica, por la trasmisión oral a las condiciones sociales de la época, al con-
través de generaciones, recogidas en las siderar por sobre todas las cosas lo estético
denominadas libretas que se encuentran en que encierra la veneración de los cultos yo-
el archivo y su observación directa, refleja- ruba en Cuba, donde hay elementos de la
da en muchos valiosos apuntes, para anali- creación artística y cultural que eran opa-
zar la práctica mantenida por esos grupos cados por la “sinrazón de los racismos”.
étnicos que fueron conformando, con todo Aclara que la manifestación presentada
el proceso de transculturación, la definitiva es la que se practica aún en La Habana. En
cultura de nuestro pueblo. su archivo se recoge información que permi-
Fernando Ortiz sabía que un complemen- tiría hacer estudios comunes y diferenciales,
to vital para un serio estudio gráfico de todo según regiones y localidades de Cuba, de di-
lo escrito acerca de la valiosa trilogía que chas fiestas y ceremonias; ello fue detectado
dejara escrita sobre la música, el baile, los por Ortiz sobre todo en el sincretismo de las
cantos y los instrumentos de origen africano, religiones africanas, tanto entre ellas mismas
o sea Los instrumentos de la música afrocubana, como con el catolicismo.
Los bailes y el teatro de los negros en el folklore En el enciclopédico estudio que Fernan-
de Cuba y Africanía de la música folklórica de do Ortiz realizó sobre los instrumentos de la
Cuba, eran los recursos que ofrecía el cine y música afrocubana, abundó sobre los tam-
que debía aprovecharlos para una exposición bores bimembranófonos, los tres tambores
efectiva de todos los valores artísticos, cultu- batá, los más importantes de la santería y
rales y humanos que él quiso dar a conocer, por tanto de carácter meramente religioso,
no solo a sus contemporáneos sino a las futu- imprescindibles en las ceremonias practica-
ras generaciones, ante el peligro de que se das en los cultos de todos los orichas por los
perdieran las tradiciones por cualquier cir- lucumís y sus descendientes, ya cubanos.
cunstancia, erigiéndose así como pionero, Los tambores batá son presentados en el
también en este sentido, a la par de preconi- guión de la película como elementos prota-
zar que en el futuro tendríamos “[...] una se- gónicos, y no por capricho suyo, sino porque
ria orientación de la cultura nacional”, como “[...] constituyen la parte principal”; para
ha ocurrido después del triunfo de la revolu- Ortiz “[...] los tambores cantan por sí” y “[...]
ción en que se han organizado los elementos con ellos se entreteje el coral”; y, sanciona,
que la conforman, dándoles “[...] medios, “[...] son en realidad los tambores, sobre todo
estímulos y sistemas”, por lo que se ha conta- el Iyá, los que ‘hablan’, ordenan y dirigen a
do y se cuenta con numerosos grupos pro- los cantadores, quienes no hacen sino se-
fesionales científicos y artísticos que han cundarlos con sus voces. “Iyá en yoruba sig-
rescatado todo el acervo cultural del cubano nifica “madre”, por lo que el tambor grande
en una de sus más importantes raíces. es la madre de los otros.4
De audacia califica haber presentado Acerca de la función que realizan los
“[...] públicamente por primera vez en Cuba”, batá, y el respeto que les profesan los feli-
en 1937, “[...] una exhibición de la música greses en la santería, Ortiz señaló:
4
Ibídem, cita 1, p. 242.

147
CATAURO
La música de esos tambores es un len- “No cabe duda de que los tambores batá,
guaje. Los negros africanos lo entienden. como la mayor parte de los africanos, son
Los tres batá ‘hablan lengua’, aprovechan- pluritonales; es decir dan notas para posi-
do los valores tonales característicos bles combinaciones melódicas. [...] Cuando
de los lenguajes hablados por los pueblos de en 1937 llevamos por primera vez los batá al
África que fueron traídos a Cuba. Los escenario público, el maestro Gilberto Val-
batá se expresan en lengua lucumí, y sus dés nos entregó los siguientes datos que in-
notas, como sílabas sacadas de la piel vi- sertamos en nuestra conferencia. ‘Aunque
brátil de los tambores, van saliendo, no parezca increíble, los tambores batá se afi-
en tropel, sino ordenándose una tras otra, nan por la nota LA, como cualquier otro
como los sonidos en serie, para formar las instrumento musical. Esta nota, o sea el LA,
palabras. Los ritmos y tonos producidos de la cuarta octava del piano, la lleva el
por los tres batá con sus seis membranas tambor Iyá a su membrana más pequeña.
percucibles, son muy variados y bellos. Después, el parche grave del Iyá se afina
Ortiz consideró que “[...] constituyen la hasta lograr el FA 2o. del piano. Afinado el
verdadera orquesta del templo yoruba [...] tambor Iyá, se procede a entonar el Itótele, o
de solo tres tambores y ningún instrumento sea el tambor mediano, el cual afinará sus
más, salvo el aditamento del metálico cha- dos parches medio tono más alto que los del
guoró que ellos llevan anexo”.5 Iyá. El parche grave del Itótele quedará en la
Y, los llamó “orquesta”, siguiendo las in- octava tercera, a una séptima sobre el FA
vestigaciones que realizara el maestro Gas- del grande el Iyá, y el parche agudo dará
par Agüero sobre los tambores batá dedicados SOL sostenido en la misma octava, forman-
a los cultos lucumí que permitieron llegar a do así una tercera mayor entre la una y la
importantes conclusiones, por lo que escri- otra nota a distancia, y, por tanto, a una
bió “[...] el maestro Agüero nos comparó novena disminuida del parche superior del
analógicamente los tambores del trío batá Iyá. Después, basándose en el ya afinado Itó-
con los siguientes instrumentos de otras tele, sigue la afinación del Okónkolo al que
‘familias’, a saber: Iyá igual a contrabajo, fa- corresponde una misma nota en sus dos par-
got, tuba; Itótele igual a cello, clarinete, bajo, ches, o sea el SI natural de la tercer octava
trompa; Okónkolo igual a violín, oboe, flau- y está a una quinta superior del parche gra-
ta, cornetín. ve del Itótele.’ Añadimos que, según Val-
”Con estos antecedentes es fácil compren- dés, ‘el Kónkolo y el Itótele forman entre sí
der que los batá en sus toques combinan no un acorde perfecto de MI mayor’ y que exis-
solamente efectos musicales rítmicos sino te una pluritonalidad constante en los tam-
también tonales.”6 bores bata.”7
Aun cuando resulte extensa consideramos En el guión los califica como tambores
importante incluir su argumentación de nom- clepsídricos, ya que “[...] Las paredes exte-
brarlos como “orquesta”, cuando señaló: riores de los batá son circulares en cualquiera

5
Ibídem, p. 206.
6
Ibídem, p. 240.
7
Ibídem, pp. 237-238.

148
CATAURO
de sus cortes transversales y en los longitu- las alas, las patas, la rabadilla, el corazón,
dinales son siempre curvilíneas, desde cada el hígado y la molleja; todo eso se asa a la
boca se van estrechando los diámetros has- parrilla y se condimenta con manteca de co-
ta un punto de la caja, donde las curvas de rojo, pimienta y aguardiente. Tal comida se
sentido convexo se vuelven cóncavas, for- pone junto a los tambores para que estos ‘co-
mando la parte del tambor que se llama en man’ el espíritu de la misma. Iñále es pala-
Cuba ‘cintura’, y luego se hacen convexas bra yoruba (i=yañ-le) que significa: la
nuevamente y se abren más y más hasta ter- colocación de las cosas escogidas.”
minar en la otra boca”.8 En cuanto a hacerle rogaciones al “dios
En lo que llamó la “resistencia negati- de la guerra, del rayo y de la virilidad”, sabe
vista” que tuvo que enfrentar para estas pre- que es gestión indispensable ya que el tam-
sentaciones incluye no solo los prejuicios bor batá de los yorubas “[...] en honor de
sociales sino también las prácticas y reque- Changó es batido con un palo sagrado lla-
rimientos de los “babalochos”. En los ma- mado osé-Changó, decorado con atributos
nuscritos existentes en el archivo, Fernando del dios Changó, o sea del trueno”.9
Ortiz apunta que no debe confundirse al Los desafíos a otros sectores sociales fue-
babalao con el babalocho, pues este últi- ron quizás mucho mayores, dada la mentali-
mo, nombrado también “papá”, es solamente dad que aún subsistía como herencia
el “hombre que tiene santo”, llamándose ideológica procedente de los blancos colo-
“yalocha”o “iyalocha” a la mujer. Los baba- nialistas, esclavistas del negro para ser más
lochos “no son todavía babalao”, el babalao precisos, que trasmitieron a las generacio-
“es solo el que tiene Orula”, el que “tie- nes que les sucedieron, la idea de la inferio-
ne santo y además tiene Orumbila 2 manos ridad racial y su histórico desprecio por todas
de Ifá”. sus manifestaciones culturales y artísticas.
Ortiz tuvo que acceder a la lógica de los A pesar de todo lo que Fernando Ortiz ya
religiosos para las realizaciones de estos ma- había hecho hasta entonces, reconoció lo
teriales científicos y culturales, “convencien- mucho que aún faltaba por hacer, con el
do a los dioses” de su importancia, sin dejar objetivo de hallar las fuentes básicas que
de “dar comida a los tambores”, para lograr dieron lugar a todo el ceremonial implícito
sus sonoridades; “aña es la comida del tam- en las fiestas de santería y analizar tanto su
bor”, nos refiere en apuntes manuscritos, connotación social como los valores estéti-
pertenecientes a la materia “Ceremonia cos y culturales que encierran, por lo que
oru”, que se celebra en el cuarto de tambo- consideró vital recogerlas definitivamente a
res sacralizados. través del cine “[...] para que no se pierdan
Así se expresó Ortiz porque siempre que esos valores de la historia artística de pue-
se hacen sonar los tambores en las ceremo- blo cubano”, velando siempre por “nuestra
nias de la santería se les da de comer. “Para integración nacional”.
esta comida, del gallo sacrificado se separan Por lo que apreciamos en el guión, para
los ñáles o sean [sic.] la cabeza, la punta de la realización de esta película presentó, en

8
Ibídem, pp. 218-219.
9
Ibídem, p. 232.

149
CATAURO
vivo, y a través de los solistas y el coro, lo corporal trasmiten los mitos de sus dioses,
mucho que estudió acerca del “dialogismo con toda su magia, Ortiz intentó demostrar,
espontáneo en los cantos negros” individual como en su obra escrita, que el baile del
y colectivo de la creación folklórica vocal, negro “no es cosa de juegos” y que “al nacer
trasmitiéndose también de esta forma “la ya sabe bailar” por la armonía de sus movi-
creación comunal” heredada, donde pudiera mientos con los cantos, el verso y la música
encontrarse parte del “temario oral de los de los instrumentos, su lubricidad y sus trans-
negros” en que se fue “de la palabra hablada culturaciones. Destacó el arte inigualable
a la recitación rítmica, al canto, al coro, a la de Merceditas Valdés, sin dejar de mencio-
instrumentación en los ritos afrocubanos”, nar a Berta Villa, ejecutantes ambas de los
donde están “los cantos actuantes” que en- bailes evocadores de los orichas.
cierran sus ceremonias rituales.10 Gran respeto profesó por los tamboreros
Los solistas antifoneros que tomaron parte que nos presenta con sus nombres: Gerardo
en la película fueron Alberto Zayas y José Valdés, Giraldo Rodríguez y Miguel Lastra,
Antonio Gutiérrez, llamado El Doctor. Ortiz para los que la ceremonia de la santería re-
los presenta con gran respeto y consideración. sulta “muy larga y enervante”.12
El “akpuón”, que es como se denomina el que No deja de señalar que la riqueza cultu-
ejerce esa función “[...] inicia o ‘levanta’ el ral que se muestra en el filme nos llegó a
canto ‘a la comodidad de su garganta’ y Cuba a través de las muchas llamadas “na-
el coro (denominado ankorí) le responde en el ciones” venidas de África por medio de la
mismo tono de aquel. Pero los tamboreos no trata y la esclavitud, temas también medu-
son acompañamiento de cantos”.11 lares en su enjundiosa obra, por la influen-
De Alberto Zayas, quien era apodado se- cia que tuvieron en todos los aspectos de la
gún Don Fernando “rey de los cantadores”, vida social.
creemos haber encontrado su foto en el ar- Acerca de las muy variadas influencias
chivo. Existen muchos testimonios en varias culturales propias de los diversos grupos ét-
“libretas” que tienen como rótulo este ape- nicos, que bajo inmigración forzosa confor-
llido, pero sería especulativo afirmar que se maron nuestra población, nos dice:
trata de la misma persona, aunque todo apun- [...] La música afrocubana es el entrecru-
ta a ello, pues nos lo presenta como religioso zamiento de las originalidades musicales
muy erudito, además de músico, que lo ayu- de pueblos muy diversos, no sólo de blan-
dó “[...] reiteradas veces a coordinar los ele- cos, sino de naciones de negros muy dis-
mentos necesarios y dirigir la ejecución” de tintos. [...] Los negros traídos a Cuba
lo que fue filmado. eran, pues, de etnias muy distintas, unas
En cuanto a las danzas litúrgicas presen- de otras, que cubrían gran parte de un
tadas en la película, como uno de los objeti- continente, y traductoras de sentimientos
vos centrales, en que a través del lenguaje e ideologías dispares. [...] Al estudiar la

10
Fernando Ortiz. Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba. Ministerio de Educación, Dirección de
Cultura, La Habana, 1951.
11
Ibídem, cita 1, p. 242.
12
Ibídem, p. 246.

150
CATAURO
música afrocubana habrá, pues que dis- A través de la escenificación no se “echan
tinguir al menos, porque la presencia de los caracoles”:
algunas variedades originarias ha de per- La forma de pronosticación, por medio de
mitir hacerlo, la música cubana de ascen- los caracoles —como llaman vulgarmen-
dencia dahomé, de la lucumí, de la carabalí te en Cuba a los cauris— es la más ex-
y de la conga. En Cuba hay música bantú tendida entre los brujos afrocubanos. [...]
o conga, preferentemente en los bailes más El brujo se sienta en el suelo o sobre una
generalizados; tenemos música arará o estera y lanza hacia arriba los caracoles.
dahomé y, por fin, esa música africana que Según la posición que mantengan des-
en Cuba parece ser la más conservada y pués de caídos infiere los augurios; así
varia, la de las liturgias religiosas de los ne- para predecir el resultado de una enfer-
gros yoruba, que constituye uno de los más medad, dice que será mortal si los cauris
caudalosos veneros de la música negra en caen muertos; es decir, con la abertura
la Gran Antilla.13 de la concha hacia arriba, y viceversa en
Ortiz advierte que en las escenas por él caso contrario; o sea, si los caracoles caen
seleccionadas para la película, no hay “ce- vivos, en posición que les permitiría ca-
remonias esotéricas ni rituales sacramenta- minar si realmente estuviesen vivos.16
les”, ni mucho menos revelaciones de lo Ortiz también escribe: “ni se consulta a
“secreto”, ni de lo que podría considerarse Orumbila”; otros autores lo llaman “Orun-
como “misterioso”. Por tanto no “baja el san- mila”, quien con su inteligencia resuelve los
to”, o sea, ese acto de la posesión de los dio- problemas con mucha capacidad de conoci-
ses en la persona del feligrés, en que toma miento, por lo que es una “deidad que re-
parte directa en todo el ritual, recibiendo presenta a la sabiduría dentro de la cosmo-
veneración de los presentes y, en recipro- logía yoruba”.17
cidad, ofreciendo consejos, sugerencias y Refiere, además, que en el filme no se hace
órdenes con el objetivo de enmendar con- un “embó”, sobre ello nos dice en su obra:
ductas.14 La palabra embó se deriva de una de las
Nos dice que tampoco se “hace asiento”, yorubas siguientes: ebó, sacrificio religioso,
que es el rito de iniciación del creyente, muy ibó, sortilegio, o igbó, también sacrificio.
costoso por cierto, realizado en el “igbodu”, El embó se usa para producir la salación o
que es el cuarto secreto donde se lleva a para librar de ella a una pesona, transmi-
cabo esta ceremonia, compleja por sus ca- tiéndola a otra que origina la salación.
racterísticas aunque fundamental en la re- El embó no se emplea siempre en la cu-
gla de Ocha.15 ración de enfermedades, pues aunque

13
Fernando Ortiz. Africanía de la música folklórica de Cuba. Universidad Central de Las Villas, Editora
Universitaria, La Habana, 1965, pp. 107-108.
14
Isaac Barreal. Retorno a las raíces. Fundación Fernando Ortiz, La Habana, 2001, p. 24.
15
Jesús Guanche. Procesos etnoculturales de Cuba. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1983, p. 384.
16
Fernando Ortiz. Los negros brujos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1995, pp. 108-109.
17
Adrián de Souza Hernández. Ifá. Santa palabra. La ética del corazón. Ediciones Unión, La Habana, 2003, p. 56.

151
CATAURO
revestida de un carácter religioso, los bru- laciones interraciales que en el ámbito so-
jos tienen su terapéutica salvaje, muchas cial se ha dado en la evolución histórica de
de cuyas aplicaciones no pueden ser con- Cuba, donde “[...] se expresan los impactos
sideradas como hechizos.18 de dos razas o culturas a través de todas las
En “Una fiesta de santería”, propia de los fases de su recíproca transculturación;” enu-
yorubas, Fernando Ortiz llevó al celuloide “las mera y argumenta cinco: 1.- “la hostil”, 2.-
danzas litúrgicas que rememoran las peripe- “la transigente”, 3.- “la adaptativa”, 4.- “la
cias mitológicas de sus dioses y evocan su pre- reivindicadora”, “[...] pero aún nos queda
sencia a que tomen posesión de sus fieles una quinta fase que alcanzar, la integrati-
adoradores”, donde se exponen por todas las va.[...] Es la fase de mañana, del mañana
vías que lo hicieron posible: conferencia, bai- que ya alborea. Es la última, donde las cul-
les, cantos, música, instrumentos, las carac- turas se han fundido, y el conflicto ha cesa-
terísticas y la riqueza que encierra la mitología do”.19
de las distintas deidades, en su sincretismo Ortiz también escribe algo que hoy, ante
con el catolicismo, con lo cual se pone de el peligro de guerras de conquista y de rapi-
manifiesto algo que en sus manuscritos se pre- ña que también se cierne sobre Cuba, tiene
gunta acerca de estas: “¿no hay una división gran vigencia: “[...] tengamos esta hora de
del trabajo social?”, “¿y del trabajo cósmico?” confraternidad integrativa una actividad
Su objetivo con la película lo deja bien seriamente patriótica y aumentemos nues-
claro al aspirar que ella “sea otro jalón en la tra vigilancia para los terribles días que se
senda de nuestra integración nacional”, nos vienen encima. ¡Alerta negros! ¡Alerta
como estuvo presente en toda su obra. blancos! ¡Cubanos todos, alerta! ¡Y ya más
En su artículo “Por la integración cubana juntos, pues en ello nos va la libertad y has-
de blancos y negros” escribió acerca de las re- ta la vida! [...]”.20 C

18
Ibídem, cita 16, p. 56.
19
Revista Bimestre Cubana, La Habana, vol. LI, marzo-abril, 1943, pp. 263-265.
20
Ibídem, p. 272.

152
CATAURO
*

FERNANDO ORTIZ

TACHADO: La película no aspira a ser una ble sin una previa síntesis demostrativa, aun
documentación científica porque la corte- cuando sea muy breve, que señale sus más
dad de los medios y tiempos disponibles no ostensibles y típicas características. Para una
permitían reproducir ceremonias completas tal introducción expositiva y estimuladora
ni en su liturgia, ni en su música, ni en su del interés estético las exposiciones orales y
desarrollo coreográfico, ni en sus cantos res- escritas son insuficientes. Los mismos can-
ponsoriales, ni en la traducción de su poesía tos y músicas, aun parte de los bailes, no
exótica y a veces arcaica, olvidada y acaso pueden ser reproducidos perfectamente por
críptica; ni, menos aún, en la explicación los procedimientos gráficos; y los folkloristas
mitológica de las funciones divinas que ins- y etnógrafos acuden hoy día a los discos fo-
piran las mudanzas características y los ade- nográficos y a las películas de cinematógra-
manes miméticos de cada baile. fo para fijar esos valores humanos y
______________ conservarlos en las discotecas y filmotecas
de los grandes museos y bibliotecas de Lon-
No se pretende sino haber producido un bre- dres, de Washington, de Moscú, de París,
ve ensayo fílmico y folklórico como somera de Berlín, etc. En Cuba nada se ha hecho
demostración de cuán original, pintoresco y aún en este sentido. Las investigaciones cien-
rico es el venero estético de los cultos lucu- tíficas en ese campo no existen todavía; aun
mís sobrevividos en Cuba y cuán aprovecha- cuando sea de esperar que, al fin, una seria
bles pueden ser sus elementos por quienes orientación de la cultura nacional las or-
tengan el genio, el gusto, la laboriosidad y ganice y les dé medios, estímulos y siste-
la libertad de prejuicios que son necesarios mas. En ese sentido esta película es solo un
para las obras de arte y de cultura. ensayo de divulgación que esperamos sea
No se trata pues, de una obra de carácter provechoso.
sistemáticamente expositivo y científico; Séanos permitido recordar que el 30 de
pero sí de condición absolutamente objeti- mayo de 1937, hace cerca de ocho años, tu-
va. Por eso también, de un serio valor testi- vimos la audacia de presentar públicamen-
monial, etnográfico y documentalmente te por primera vez en Cuba en el escenario
directo de un aspecto muy intenso y com- de la Institución Hispano Cubana de Cul-
plejo de las transculturaciones africanas en tura, una exhibición de la música sagrada
el pueblo cubano, difícilmente comprensi- de los negros yoruba, tal como sobrevive en

* En materia santería, caja 4, exp. no. 2. Guión película de santería. Instituto de Literatura y Lingüística.

153
CATAURO
La Habana; con los tambores clepsídricos y Las invocaciones a Ogún, instrumenta-
bimembránofonos que constituyen la mági- das por el maestro San Juan, son cantadas
ca orquesta de sus prestigiosos ritmos, con por el gran barítono negro Robeson en los
los solistas y coros que en sus ceremonias más exclusivos auditorios musicales de la ve-
rituales entonan las finas melodías de su him- cina unión. Los bembés de Yemayá se corren
nario, y con las danzas litúrgicas que reme- por los más refinados cabarets de Londres y
moran las peripecias mitológicas de sus dioses New York. Las películas de Hollywood re-
y evocan su presencia a que tomen posesión cogen las melodías de los santos africanos y
de sus fieles adoradores. Aquella conferen- sus tamboreados ritmos, aun cuando casi
cia nuestra rompió una secular resistencia siempre son mixtificaciones heréticas y cha-
negativista. El negro se negaba a que el blan- bacanas.
co conociera el secreto de sus músicas sa- Pero aún falta mucho por hacer. Sobre
gradas, temía sus desprecios y hasta la ira de todo hay que reconocer las verdaderas fuen-
sus dioses; el blanco disculpaba sus ignoran- tes de tales inspiraciones, explicar su signifi-
cias amparándose en encubridores prejuicios cación social, analizar sus esencias estéticas
de racismos ruines; hasta el mulato creía más genuinas, sobre todo recogerlas defini-
denigrarse si lo sorprendían evocando a sus tivamente, con sus formas puras, en archi-
dos abuelos por igual en sus expansiones vos, libros y discotecas, para que no se
emotivas. La cursilería negaba todo valor a pierdan esos valores de la historia artística
ese acervo artístico cubano. Hubo que bre- del pueblo cubano.
gar para oponerse a tales dificultades. De Aspiramos a que esta película, si logra di-
un lado tuvimos que aplacar las inquietu- fundirse en centros culturalmente receptivos,
des de ciertos dioses, según nos las interpre- sea otro nuevo jalón en la senda de nuestra
taban ciertos babalochos, y hubo que dar integración nacional, de la justa apreciación
comida a los tambores y que hacerle roga- de nuestras propias buenas e íntimas cosas,
ciones a Changó y propiciar a sus sacerdotes que se van perdiendo, más que por la presión
guardianes de la fe ortodoxa y de sus ritos. de los extraños, por la actitud inferiorizado-
Por otra parte hubo que desafiar las mue- ra de los que reniegan de lo nuestro y se aver-
cas despectivas y los remilgos del picuismo güenzan de lo cubano.
propio de las mediocridades presuntuosas Aun cuando las músicas, bailes y cantos
que a fuerza de decirse cultas y ufanarse de de esta película son auténticos y captados
sus tradicionales culturas son incapaces en sus fuentes originales, cualquiera com-
de apreciar los valores positivos que hay en prenderá, aun escasamente enterado de las
las culturas de los demás, en todos los pue- complejidades del arte cinematográfico,
blos, en todos los credos y en todas las razas. las grandes dificultades que representa la
Pero la actitud separatista fue disipándose y reproducción simultánea de músicas, can-
hoy día las melodías y ritmos sacros que fue- tos y danzas en un ambiente no especial-
ron traídos a Cuba por la esclavitud, han mente preparado al efecto y sin artistas
logrado su libertad y van ya corriendo por adiestrados para el caso. Y comprenderá tam-
todo el mundo. Los músicos modernos apro- bién que ha sido necesario contar con la
vechan sus originales melismos y las muche- cooperación individual de personas singu-
dumbres contemporáneas las bailan y cantan larmente propicias y destacadas en el propio
en sus esparcimientos y holgorios. ambiente de la santería.

154
CATAURO
Esta selección personal, sin embargo, no En los bailes litúrgicos se distingue Merce-
ha deformado la positiva autenticidad de lo ditas Valdés, quien a la coreografía más orto-
captado ni la espontaneidad de la ejecu- doxa une una peculiar genialidad mimética
ción, hecha sin ensayos previos ni retoques que acentúa la sacralidad de los bailes cuya
acomodaticios. trama coreográfica está basada en la evoca-
Se han vencido tales dificultades gracias ción de los dioses por la repetición o imitación
a la benevolente colaboración de todos los mágica de sus funciones mitológicas. También
que intervinieron en la realización de esta debemos mencionar a Berta Villa, que en la
obra. Estamos obligados a expresarles nues- película ejecuta la danza final, la “Danza de
tra gratitud. Primeramente a los muy com- la Limpieza”, de la diosa Oyá.
petentes técnicos Dr. Armando Menocal de Todos ellos aparecen personalmente en sen-
la imagen fotográfica e Ingeniero Cóndom das escenas de la película. Los demás, espe-
de la fonografía, ya varias veces premiados cialmente el akpuón José Antonio Gutiérrez,
por sus éxitos en empeños semejantes. Su llamado El Doctor, han puesto siempre ante
pericia y sus entusiasmos han superado to- la cámara y el micrófono un positivo entu-
dos los obstáculos. siasmo como en los más exaltados momen-
Pero no hemos de olvidar a los humildes tos de sus ordinarias fiestas ceremoniales de
artistas. Aunque todos ellos son asiduos par- la santería. ¡Que Babalú Ayé los acompañe
ticipantes en las funciones de la santería, siempre!
por sus especiales habilidades en ese mundo Y para todos, sin excluir ni a los lectores
se han destacado algunos de ellos debido a de este prólogo ni a los espectadores de la
su indudable valor individual y a su recono- dicha película: ¡Arikú!
cida maestría como cantores, antifoneros o
coristas, tamboreros y danzantes. Algunos de FERNANDO ORTIZ
nuestros colaboradores en ese campo mere-
cen que consignemos sus nombres con elo-
gio y agradecimiento. Ellos, con una clara UNA FIESTA DE SANTERÍA
comprensión del sentido de nuestra obra, han
puesto a nuestra disposición su arte, su tra- Introducción y locuciones de la película
bajo y su paciencia. cubana así titulada de los señores Dr. Ar-
Alberto Zayas, músico muy erudito en esa mando Menocal, Ing. Cóndom y Dr. Fernan-
rama del folklore musical y religioso de do Ortiz.
Cuba, nos ha ayudado reiteradas veces a Compuestas y dichas por Fernando Ortiz
coordinar los elementos necesarios y dirigir La Habana, noviembre, 1944.
la ejecución. Por su erudición lo han apoda-
do “obinakpnon obiwakpuon obairakpuon”
o “rey de los cantadores”. Los tamboreros INTRODUCCIÓN
son tres buenos ejecutantes del arte de los
ritmos sacros: Geraldo Valdés es el que tañe Respetable auditorio:
el tambor Iyá, o sea el jefe o Kpuatakí de la Los negros fueron traídos a Cuba de muchas
orquesta batá, y con el tocan Giraldo Ro- “naciones” o culturas de África: mandingas, yo-
dríguez el tambor Itótele, y Miguel Lastra el lofes, gangás, dajomés, yorubas, carabalís, con-
kónkolo. gos, angolas, etc. Todos dejaron en el pueblo

155
CATAURO
cubano algunas influencias; en el lengua- Se ha conseguido un ensayo de exposi-
je, en la cocina, en las costumbres, y sobre ción rigurosamente objetiva y de serio valor
todo en la música y las religiones. testimonial para que se vea cuán artística-
Por sus valores tradicionales y por su im- mente típicas e interesantes son esas trans-
portancia demográfica, los más trascenden- culturaciones africanas en Cuba.
tes en este país han sido los yorubas, aquí ¡Que el dios Elegguá nos abra el buen
conocidos por lucumís. A sus estéticas su- camino! ¡Que el dios Changó nos proteja!
pervivencias se refieren las escenas estam- ¡Arikú!
padas en esta película que hemos titulado
“Una fiesta de santería”. (El Dr. Fernando Ortiz aparece en el prólo-
Tales escenas fueron filmadas por marzo go de esta película dictando su introduc-
de 1944 en Guanabacoa. Todas son “del na- ción, teniendo a su diestra las imágenes de
tural”, en el patio de una modestísima casa Changó y de Elegguá. La palabra arikú sig-
donde residía una santera. Se tomaron sin nifica “¡Larga vida!” y es salutación frecuen-
más luz que la del sol de la tarde, sin otros te entre los lucumís).
músicos, cantadores ni danzantes que los
acostumbrados en las ceremonias ordina- Textos insertos en la película referentes a
rias de los santeros y sin más atavíos que sus temas.
A.-
los corrientes; si bien las mujeres no pudie-
Esta película comprende algunos de los
ron resistir la coqueta tentación de ador-
más típicos bailes tradicionales y litúrgicos
narse al saber que iban a ser objeto de
traídos a Cuba por los esclavos yoruba o lu-
fotografía. Se evitaron cuidadosamente todo cumís, cuya cultura fue la predominante
virtuosismo artístico, toda exhibición histrió- entre los negros.
nica, toda deformación caprichosa, toda in- Son los bailes de la hoy llamada santería
novación decorativa, toda composición afrocubana; ritos africanos con sincretismos
teatral, todo acomodamiento al gusto de católicos, que aún se practican en Cuba por
espectadores vulgares. los lucumís y sus descendientes.
No hay en estas escenas ceremonias eso- Son bailes miméticos. Los bailadores tra-
téricas ni ritualidades sacramentales; nada tan de evocar, con sus rituales movimientos,
secreto ni misterioso. Ni “baja el santo”, ni las mitológicas actividades de sus dioses.
se “hace asiento”, ni se “echan los caraco- B.-
les”, ni se consulta a Orumbila, ni se hace Sus melodías se ejecutan solamente por
un embó. Se ha tratado solo de reproducir esos instrumentos de cuerda que son las
honradamente en colores, movimientos y cuerdas vocales de los cantores, y sus rit-
sonidos, tal como surgen del genio popular, mos, los más notables de la música africana,
algunos cuadros de positivo valor estético son a cargo de una orquesta de tres tambo-
que se mantienen en el folklore afrocuba- res, llamada batá.
no; es decir, en el formado por el influjo se- C.-
cular de las ancestrales culturas de África Cada tambor, o ilú, tiene su nombre pro-
en la troncalidad latina de nuestro pueblo. pio. El más pequeño, es llamado Kónkolo.*

* Según aclara el propio Ortiz (Los instrumentos de la música afrocubana, vol. IV, pp. 210 y 212), a este tambor se
le nombra Okónkolo o Kóncolo y hasta Cóncolo. (N. de la E.)

156
CATAURO
Él siempre inicia el ritmo musical, a manera J.-
de anacrusa. Orisaóko. Es el santo de la Madre Tierra.
D.- Se le llama San Isidro Labrador.
Este es el tambor segundo o mediano, K.-
denominado Itótele. Estos tambores de dos Osaín. Es un “santo” que no tiene seme-
membranas son únicos en África. jante entre los cristianos. Tiene un solo ojo,
E.- una sola oreja, un solo brazo y una sola pier-
Ahora toca solo el tambor mayor, conoci- na. Es la deidad de las hechicerías. Un santo
do por Iyá. En su membrana menor da la yerbero y brujo.
nota más aguda, en la mayor da la más gra- L.-
ve. Es el que dirige la orquesta batá. En su Todos los cantos son en yoruba y de carácter
interior está el “secreto” de sus misterios sa- antifonario. Un solista, llamado akpuón, le-
cripotencia. vanta el canto con una estrofa; y un coro,
F.- llamado enkori, le responde con un estribillo.
Cada tambor tiene dos membranas. Los M.-
ritmos de cada una de ellas se juntan en un Agallú. Es un santo prepotente como un
ritmo muy complejo. Los tres olori, o tam- titán. Arranca un árbol y lo usa como bastón.
boreros, tocan su rítmica sinfonía. Es el Hércules lucumí. Puede llevar sobre sí
G.- la carga del mundo. Es el San Cristóbal de los
Los músicos se preparan para la fiesta, la católicos. Los bailadores dan pasos firmes,
cual necesariamente ha de empezar con una enérgicos y sus ademanes son forzudos, como
invocación a Elegguá, porque este es el “dios corresponde a un dios de la fuerza irresistible.
del camino” y puede entorpecerlo todo con N.-
sus maldades. Los católicos dicen que es el Los tambores sagrados descansan. En sus
diablo. entrañas hay un espíritu al cual los creyentes
H.- reverencian cuando entran a bailar. Los hom-
Obatalá. Es una deidad andrógina, ma- bres los saludan acostados bocabajo; las mu-
cho y hembra a la vez; la creadora del mun- jeres de otra manera, tendiéndose de un
do. Todos los seres humanos son sus hijos. costado y luego del otro.
En Cuba se asimila a la Virgen de las Mer- Ñ.-
cedes. Sus bailadores se presentan como un Changó. Es el dios de la guerra, del rayo y
regio patriarca o como una abuelita hacen- de la virilidad. Es el Marte lucumí. Un santo
dosa. terrorista. Sin embargo, es también andrógi-
I.- no. Como hembra se le traduce por Santa
Babalú Ayé. Es el temido dios de las en- Bárbara, como varón es intraducible, es solo
fermedades, el cual con ellas castiga. Lo Changó.
equiparan a San Lázaro. Sus bailadores se O.-
contorsionan como epilépticos, tiemblan He aquí un baile guerrero, como la clási-
como febriles o se mueven achacosos, en- ca danza pírrica de los helenos.
corvados y con muletas cual lazarinos. Al P.-
fin se espantan las enfermedades como si Un baile erótico, con mímica propiciadora
fuesen moscas. de la exaltación priápica.

157
CATAURO
Q.- ñas hasta que salen al mar. En ellas la dio-
Un baile cosmológico; la danza del rayo, sa juguetea, se baña, se lava, se peina, se
blandiendo la misma doble hacha de la mile- mira como en un espejo, y coqueteando
naria mitología mediterránea. baja a bailar con Yemayá la Danza de las
R.- Orillas.
Abéyi. Son dos santos, son los jimaguas, o X.-
sea San Cosme y San Damián. Son santos Ochún es “la mulata santa”. En Cuba es
niños y los bailadores imitan sus pasitos y los la parda Virgen de la Caridad. Sus bailado-
movimientos de los juegos infantiles. ras simulan a veces los ademanes de la bue-
S.- na esposa y madre que prepara en el pilón el
Yegguá. Es una diosa morenita y virgen, funche familiar; pero también recuerdan con
tímida y muy celosa. Dicen que es la Virgen sus contorsiones los afrodisíacos placeres. Sus
de Monserrate. Según los negros criollos ella músicas son las más sensuales; sus versos los
“no admite movimiento mal hecho” y no más salaces.
gusta de “pepillear”. Y.-
T.- Oyá. En Cuba es La Candelaria. Es una
Yemayá. Es la diosa del mar y del amor. Es deidad valerosa; a la vez vindicativa y bené-
la Venus lucumí. Es una santa púdica, pero vola. Es la centella que ejecuta la venganza
coqueta y amiga de la buena compañía. Es divina, pero es también la que limpia los
una santa “de sociedad”. En Cuba es la mo- ámbitos del mundo.
rena Virgen de Regla. La bailadora de Oyá en su diestra agita
U.- sin cesar el Irú, como una escoba que barre
Los bailes de Yemayá son episodios de “la cosa mala”, como una llama que todo lo
un poema mitológico. Evocan las vivaces purifica. Es una “danza de limpieza”.
olas del mar, unas tras otras; los remolinos Z.-
que levantan las trombas marinas; y los Los bailes de la santería son inconta-
oleajes encrespados que vuelcan las ca- bles; cada santo tiene varios, además hay
noas. bailes de mera diversión, exultatorios; re-
También recuerdan las playas donde la ligiosos pero no litúrgicos, los cuales se lla-
diosa se baña en las suaves ondas y juega man bembé.
con los caracoles y las arenas. Todos constituyen un tesoro melódico,
V.- rítmico y coreográfico, que Cuba ofrece
Saludo a Ochún. Es otra “mujer divina”. para el enriquecimiento de la música uni-
Es la diosa de los ríos, del agua dulce y de versal.
toda dulzura. Es en África como una Afro-
dita, alegre, falaguera, “tiposa” y hasta algo (Y aquí termina este primer ensayo cinema-
“relajona”; pero buena y santa madre. Es tográfico de cosas de santería.)
diosa del amor fecundo y conyugado, a la
vez de la lujuria y del hogar. (Para las escenas de esta película, el Dr.
W.- Fernando Ortiz seleccionó un grupo de en-
Ochún evoca la corrida de las aguas tre los cuales se destacan los excelentes
de los ríos desde que nacen en las monta- tamboreros Sres. Gerardo Valdés, Giraldo

158
CATAURO
Rodríguez y Miguel Lastra, y en los cantos 5.
y bailes de la Srta. Merceditas Valdés, aca- Ochosi (Tiene manuscrito no)
so la más inspirada y genuina bailadora de Solista: José Antonio Gutiérrez (a) Doctor
santería, todos ellos concertados por el eru- SOLISTA: Ochosi ayí loddá-a
dito akpuón y músico folklorista Sr. Alber- ala maladdé
to Zayas.) CORO: Ídem.
1. _____________
Toque 1 6.
1: Cóncolo.- Miguel Lastra Ilé
2: Itótele.- Giraldo Rodríguez Solista: Alberto Zayas
3: Iyá.- Gerardo Valdés (Con Echaguoró) SOLISTA: E-o Ilé-ó O-ilé-o O-ilé-á yayá o-Ilé-ó
CORO: Ídem.
Los Tres Olorí. SOLISTA: O-lió kere akoroná
Entran 1 a 1 en el ritmo. El 1, el 2 el 3. Agolona agolona mate o.
_____________ CORO: Ídem.
2. _____________
Coro Ogún 7.
Solista: Berta Villa Orunla (Ifá)
Solista: José Antonio Gutiérrez (a) Doctor
SOLISTA: Ogunddé areré ire bombo lokua
SOLISTA: E........
Ogún guanilé
Orumbila taleddé
Ogún gua loria ire bombo lokua-é
Babá mofori balé
CORO: Ídem.
CORO: Ídem.
_____________
_____________
3. 8.
Elegguá Solista: Alberto Zayas
Solista: José Antonio Gutiérrez (Doctor) SOLISTA: Obba ibó aché tobolé aché ko obba-
SOLISTA: Ee-é la ese.
Echuó-ó Elegguara-e. CORO: Ídem.
Elegguara mofori Balé _____________
CORO: Ídem. 9.
_____________ Babalú Ayé
4. Solista: José Antonio Gutiérrez
Oggún SOLISTA: Burukú tiakna
Solista: Berta Villa Burukú tiakua le risó Onó babá
SOLISTA: Oggundé areré ire bombo lokúa Babalú ayé
Oggun-gua nilé oggungua loua Akua lerisó oni babá
Iré bombo lokua é SOLISTA: Babá e Babá soro soro
CORO: Ídem. Babalú ayé iyá comoddé
Rumba: Oggun meyi meyi sei iseá Baba nié siré.
Arere ó kuó CORO: Ídem.
_____________ _____________

159
CATAURO
Orisaokó CORO: Eé
Solista: Berta Villa Solista: Eió, eió moddé ió,
SOLISTA: Yombale misírere-ó CORO: “ “
Yombale misírere-ó Solista: Ayabba mile obbá osó
Iombale misi rere koko aró CORO: “ “ “ “
CORO: Ídem. SOLISTA: Ayelé ayelé ayelé cosulese.
_____________ CORO: Ídem.
Baile: Aruyá.
11.
Saludos Abeyí
Yemayá. Ochún. Changó. Solista: Alberto Zayas
Manuscrito de F. Ortiz: (Cortar estos salu- SOLISTA: Ye abeyi la ese aresum
dos y ponerlos frente al respetivo santo.) abeyi la ese.
_____________ CORO: Ídem.
12. SOLISTA: Ye abeyí la ese aresum
Osaín Abeyí loro ese
Solista: Alberto Zayas Coro: Ídem.
SOLISTA: Beni benito ble-ó
Beni beni to blé Yegguá
Oraim maribó Solista: Alberto Zayas
CORO: Ídem. SOLISTA: Olo nío yegguá o yegguá
SOLISTA: Kurukuru beté mari boyé o yegguá-ó
marí boyé marí bó.
CORO: Ídem.
CORO: Ídem.
SOLISTA: keye keye ka ke omo yegguá.
_____________
CORO: Ídem.
13.
SOLISTA: Omo yegguá.
Agallú
CORO: Keye o a E.
Solista: Berta Villa
SOLISTA: Agallú loma lorisa SOLISTA: Omo yegguá.
Agallú lo bombo yaré. CORO: Ídem.
CORO: Oké-oké agallú lomalorisa. _____________
_____________ Saludo al santo.
Saludo al santo. Yemayá
Changó Solista: José Antonio Gutiérrez
Solista: Berta Villa SOLISTA: Agolona é yale
Solista: Alberto Zayas Yaluma ó
SOLISTA: Yeé lubbé Changó Yale omi abbé.
CORO: Yée Ayabbá mió.
SOLISTA: Elubbe amelá Yemanyá sekú sekú
CORO: Yée yalé yaluma.
SOLISTA: Elubbe agguedée. _____________

160
CATAURO
Saludo al santo. Oyá irubaloro oké.
Ochún CORO: Ídem.
Solista: SOLISTA: Oyá mitoya agguna
SOLISTA: Dale coyú yeyé loro ofeliticó palo tereré bembé
Ofelitiyá dale oriyeyeo. CORO: Oyá mitoya.
SOLISTA: Oyá mitoya vuelta
Oyá arriba ta jiyá bembé.
Solista: Berta Villa CORO: Ídem. C
SOLISTA: Oyá, oyá, oyá ileó

161
CATAURO
*

Es un baile de origen africano, traído de Hai-


REGINO E. tí a Guantánamo y a otras regiones de Cuba
BOTI a comienzos del siglo XIX. Antes lo bailaban
aquí no solo los negros de las dotaciones de
los cafetales, y luego de los cafetales e inge-
nios, sino que personas, las más distinguidas
del pueblo, irrumpían en los salones de las
tumbas francesas y participaban de la di-
versión exótica. Luego, las preocupacio-
nes sociales por un lado, y el prurito de
menospreciar lo que no se entiende, apar-
te el corrosivo mortal de la democracia mal
entendida, con sus antagonismos y envidias,
han hecho no ya que de ese baile se ausenten los
españoles y demás europeos que lo bailaban,
sino que los mismos negros alfabetos, se cen-

* Inédito que Regino Boti envió alrededor de 1947 a


Fernando Ortiz a solicitud de este para sus
investigaciones sobre las tumbas francesas. El original
fue donado a la Fundación Fernando Ortiz por
Regino G. Rodríguez Boti, director del archivo Boti,
en Santiago de Cuba. El documento lo conservó
Ortiz y se encuentra también en el Instituto de
Literatura y Lingüística, en el Archivo Fernando
Ortiz, caja 16, carpeta 2.
Los folios se publican tal como fueron recibidos por
la revista Catauro. Lo subrayado ahora aparece en
cursivas, y los textos que en el original tienen
tipografía roja ahora están entre paréntesis. Los
folios pertenecen al Archivo de Boti tomo 64, no.
766 y tomo 47, no. 599 (1935 y 1947). En cuanto a
Babul: es una palabra aguda que por terminar en l
REGINO E. BOTI no debe llevar tilde. No obstante, Boti insiste en
que es errónea la ortografía sin tilde, como se podrá
Poeta y ensayista
cubano (1878-1958). apreciar más adelante. (N. de la E.)

162
CATAURO
tran por fomentar los salones de las sociedades acometividad. Cerca de ella se sitúa el com-
de recreo e instrucción a tono con las deman- possè2 con las mujeres. El compossè (comen-
das de estos tiempos, han hecho que de ese ta) canta con dejo africano unas veces, otras
baile se ausenten no ya los europeos y crio- con remedo de guajiras criollas, ya en pa-
llos blancos que lo bailaban, sino que los tois, ya en (español) castellano, algo que
mismos negros alfabetos, se retraen de él por puede considerarse como codas o estribillos
frecuentar los salones de las sociedades de —(pues se repiten)— del baile. Las muje-
instrucción y recreo, a tono con las deman- res —el coro— contesta siempre con caden-
das de nuestros tiempos. cias afros y, según percibo, siempre en patois.
Unos y otros, los cubanos, no queremos acer- De lo que se deduce que el canto o estribi-
tar a ver en ese baile más que una reminiscencia llo criollo, lo que podríamos llamar el solo
de la salvaje África; cuando lo que debemos del compossè, es una introducción cubana
compulsar en él es un rico filón folklórico que se al canto importado.
nos va porque no lo sabemos conocer. Unos y Mientras esto ocurre, (las) algunas mu-
otros, los extranjeros y los cubanos, no quie- jeres danzan al son que vibra. Van solas, en
ren aceptar a ver en ese baile más que una ocasiones se unen de las manos, de frente,
reminiscencia de la salvaje África; con lo los brazos como en cruz, pero algo más alto
que debemos compulsar en él es un rico fi- que los hombros (hombres). Su baile, que
lón folklórico que se nos va porque no he- tiene contoneo (contiene) (contorno) de
mos sabido conocerlo. caderas, leves movimientos de cabeza y es-
De los tres bailes principales de que ten- carceos suaves y cortos, a la vez que compli-
go noticias, babúl, masón y grasimá, el más cados y típicos de pies, se desarrolla en
complicado es el primero. carriles,3 (deslizándose los pies con toda, con
Babúl y también babul, lo he visto escrito. toda la planta, sin alzar los talones, asumien-
¿Tendrá que ver con babujal? Nada de extraño do el conjunto cierto hieratismo, como de
sería, porque lo más interesante de él; tiene con- íconos que se deslizaran por arte de magia).
torsiones y aires de babujal. Todos pronuncian Hay dulzura en el conjunto. Y revelan las
babúl, aunque en más de un sitio lo he visto danzarinas, en los movimientos de la cabe-
escrito babul. Esta escritura no se aviene a za, el tronco y los brazos extendidos, la mi-
la pronunciación. Aunque sí a la regla pro- mesis del vuelo de las aves.
sódica. ¿Tendrá que ver babúl con babujal? Mientras las mujeres danzan así, algunos
Nada de extraño sería, porque lo más inte- hombres lo hacen por su cuenta, más bien
resante de él tiene contorsiones y aires de ensayando la danza que habrá de bailar solo
babujal. alguno de ellos. Estos hombres a veces dan-
Esta parte, con la que concluye el baile, zan con las mujeres, haciendo parejas a la
es su aspecto de danza guerrera, lo que me distancia, que cerrarán o no,A y cuando se
parece (que) fue (únicamente) en su ori- unen, el hombre toma a la mujer por la dies-
gen, y a lo que se le han agregado otros fac- tra, y levantando ambos, así unidos, los bra-
tores, con todos los cuales se ha formado el zos, aquel la hace girar sobre los pies como
babúl tal como hoy lo conocemos. una peonza. El giro (Ese girar) a veces se
Comienza así: multiplica. Las mujeres entre sí realizan tam-
La tumba1 toca pero sin acometividad. Cuan- bién estos enlaces. Luego, cada uno sigue
do el baile comienza, la tumba toca pero sin solo el baile. Estos lances se multiplican

163
CATAURO
(repiten). Mientras el compossè, por su par- pretérito; porque en todo aquello hay armo-
te, multiplica (repite) sus cantos coreados, nía: las partes se suceden y enlazan obede-
a uno u (y) otro lado de la tumba, en donde, ciendo a un principio esencial, puesto al
se estacionan (todos) después de haber re- servicio de ideales guerreros, religiosos, so-
corrido la sala siguiéndola por sus bordes, ciales, tal vez muertos, ocultos, olvidados,
haciéndolo antes, por grupos, en algún otro invisibles, que lo pautan en el decursar del
sitio de la sala. tiempo, pero que aún subconscientemente
El compossè hace cantando esa especie de imperan, (y) dominan y seducen a los que
paseo o ruedo, y lo corean las mujeres; en se entregan a él (al baile) como instrumen-
tanto el canto va acompañado con el son de tos involuntarios de sueños, (móviles inex-
las marugas de hojalata de largos mangos his- tinguibles), en los que se guardan tradiciones
toriados con largas cintas de diversos colores. dramáticas o amorosas de nuestros pueblos
A veces, entre las danzarinas, surge la extintos; llegados a nosotros a través de la
reina, que tiene en la sala un sitial aparte. inmigración haitiana de hace más de un si-
Ella viste la clásica bata de ancha y luenga glo, aunque deformados por el tiempo, la
fimbria, o de dilatados faralaes, cosida (to- distancia y los factores sociales del medio.
cada) con tiñón4 de fino pañuelo; y a ella Los tumberos, embriagados en su propia
acuden otras mujeres para hacerle pareja, música, castigan, sudorosos, con sus manos
escogiendo una, sin que ello obste a que febriles, sus rústicos instrumentos. El cuero
ocasionalmente consuma un cedazo con del tamborón se estremece, estremece al
cualquiera de la otras que al azar se encuen- músico que lo toca, estremece a los danzan-
tre, con la que hará molinetes, y la dejará. tes. Comunica sus espasmos a los otros dos
Por lo bajo, lo preside todo un motivo tamboreros que hieren con manos callosas
rítmico que puede recogerse en la grafía sus tambores de burar,6 lo que lleva al cul-
brum, burumbrúm, brum, burumbrúm inde- men la vibración de la cuerda de guitarra
finidamente. Y por lo alto, como un contra- que en diámetro cruza su parche. El catá,
punto, el catá5 que escandaliza con su voz, como un chanteclaire, vigilante del conjun-
con su grito fitogénico: to, levanta su voz de solo (solista), repitien-
do con violencia (repitiéndola con
Tacatá, tacatatá, altanería), convocando con golpes secos, lla-
tacatá, tacatatá, mando al conjunto al orden dionisiaco.
tacatá, ta, ta. No cabe duda: los actores de este espec-
táculo están interpretando motivos alegóri-
Hay una embriaguez ancestral en el re- cos de los que están muy ajenos. Y los que
cinto. Una embriaguez de ritmos prima- se sintetizan en la danza guerrera del hom-
rios, que alcanza a los danzadores, a los bre contra el músico, contra el tamborero
espectadores, a los oyentes, a los mismos que toca el tamborón. Al enardecido músi-
tumberos. Las crudas sonorizaciones, que co le es imposible sostenerse en actitud se-
substraídas del espectáculo, a la distancia, se dante. Echa el tambor al suelo, (y) se monta
perciben a veces con impertinentes ruidos, a horcajadas en él. Lo siguen los buradores
no molestan en el lugar, al contrario, gus- o bureadores, (y) a veces uno (solo). El mú-
tan; porque en todo aquello hay ritmo, ritmo sico del tamborón llama, materialmente lla-
perfecto, aunque cambiante, baritonal, rudo, ma, provoca, desafía más bien al varón

164
CATAURO
arrogante que contra él se atreva a danzar por ver al danzarín triunfar en su antagonis-
la danza guerrera. Desafía, llama, grita. El mo con el músico.
tamborón habla. Fuertes manotazos suenan Otros entienden que con ello queda el
como bofetadas. El cuero se ha humaniza- bailarín preso en las redes de la admiración.
do. El músico espera y rápido repite si no En otros (quienes), que son premios que le
hay quien venga a responder el reto. dan por su destreza, por su pericia al danzar.
Pero sale uno: se entabla entonces un Sí, son premios: esas ataduras, esas colgadu-
duelo, duelo a muerte, entre el músico y el ras con los que las bailadoras con sus pañue-
danzante. Los dos improvisan. El músico so- los multicolores realzan la figura escultórica
bre su motivo imborrable: brum, burumbrúm, y cinemática del danzarín, son las bandas,
brum, burumbrúm; y el danzarín sobre la las condecoraciones con que los pueblos ci-
materialización de ese motivo musical. Y allá vilizados de hoy honran a sus guerreros vic-
va eso! El músico —su motivo— pasa, mide, toriosos.
proclama, retrocede, írguese, recula, sube, (Si bien no siempre termina así el com-
se pliega, zigzaguea. Todo lo logra con sus bate.) En ocasiones el danzante cae al sue-
duras manos sobre el tirante parche. lo, enredado en sus propios doscientos pasos
Y acá, el danzante improvisando sobre ese y contrapasos; pero cae para levantarse más
motivo multiforme su danza: la sigue con los arrogante a seguir contestando el reto; el
remos impasibles, en general, con las pier- duelo a muerte entre el músico, los burea-
nas, con los pies, con la punta de estos, con dores y el catá de una parte, y el danzarín,
los brazos ya caídos, ya las manos en la sola- de otra: y este a componer su danza sobre y
pa de su chaqueta, ya en la barbilla. Y le contra las sucesivas dificultades rítmicas del
vemos hacer prodigios de estática abriendo músico, que lleva frente a él la dominante:
compases, deslizándose sobre el talón, ha- sí, no; no, sí. Cuando el danzante sigue ai-
ciendo equis de sus muslos, girando como rosamente al músico, vence.
aspa, estremeciéndose como un poseído... Si ninguno de los dos se da por vencido,
No cabe duda: el hombre baila una dan- pone fin a la lucha el mayor de la plaza, to-
za guerrera (según un rito guerrero). cando el pito.
Las mujeres interrumpen esa catarata de A su mandato imperativo, cesa la liza y se
giros, tropiezos, arrogancias y marcialidad, inicia entonces un receso.
amarrándolo,7 cautivándolo, atándole pa- Se repiten todos los eventos del baile. Y
ñuelos en (sus grandes pañuelos a) los bra- al llegar a la danza individual, casi siempre
zos, a las piernas, al hombro, como es un danzarín nuevo el que responde al lla-
bandoleras, como si fueran bandas tercia- mado del músico.
das; para ellos mismos y para los que los po- 1. Tumba: cualquiera de los bailes impor-
nen, son señal de alegría, de contento, de tados de Haití; el conjunto de ellos; el
complacencia por verlo danzar tan bien. Otros conjunto de los instrumentos y el de los
entienden que con ello quedan presos en las re- que los tocan. El local en que se baila.
des de la admiración, todos igual que bande- 2. Compossè: especie de director del baile.
ras que se rindieran al paladín victorioso. 3. Carriles: como en la danza y otros bailes.
Para ellas —y para aquel a quien se los 4. Tiñón: pañuelo atado a la cabeza a la
ponen— son esos pañuelos atados una señal manera de lo que en la moda actual se
de alegría, de contento, de complacencia, llama turbante entre las mujeres.

165
CATAURO
5. Catá: pedazo hueco de tronco de árbol, El pito marca cambios en el baile, el grasimá
puesto sobre soportes, que es golpeado equivale al bastonero de la comparsa; la com-
por dos bolillos, también de madera. parsa clásica, que no tiene que ver con la arro-
6. Burar o burear: tocar la tambora que lle- lladora actual (informe de Pedrito Portes).
va la cuerda en el parche, como se dice Le llaman el mayor de plaza al que toca el pito.
en el texto. Le llaman tumba al tambor, al que pidiéramos
7. Amarrarlo: cultivarlo entre presentes, llamar tambor mayor, si cupiera la expresión.
pañuelos; que terminado el baile, el bai- Bailan parejas de mujeres.
larín devuelve a sus “madrinas”. Los pañuelos son alegría, los pañuelos que
A.No hay abrazo: el hombre y la mujer les atan a los bailarines. Antes los veía po-
y las mujeres entre sí se toman por ner también en las piernas, y decían, del que
las manos. El babúl no tiene nada los portaba, que estaba preso.
erótico ni lúbrico. Los otros dos tambores lo que hacen es repi-
car. Estos otros dos se llaman de burar. Los
de burar llevan una cuerda de guitarra so-
BABÚL (NOTA) bre el parche, como un diámetro.
Grasimá, un baile ligero.
En marzo de 1947, tuve que copiar la parte Les, un baile suave, como lanceros o cua-
congruente de estas notas para el doctor dros, con cierto balanceo.
Fernando Ortiz, introduciendo leves cam- Babúl es un baile guerrero, en el que se
bios para mejor darme a entender. Vuelve mezclan otros motivos, como paseos y el
esto al cuaderno de Nicolás Guillén, donde coro. Y está dirigido por el compossè, que
lo encontré, después de la búsqueda consi- es quien canta como solista ante el coro,
guiente, en otros sitios, como Guantánamo, que responde a su canto con un estribillo;
Yo, &. De la copia a máquina que hice para y quien, agitando su maruga va al frente
el doctor Ortiz saqué otra en papel carbono. del mismo coro cuando hace el paseo por
Está en una gaveta de mi escritorio. Lo de la sala.
mi letra es tan notable que tuve que hacer
otra versión de las últimas cuartillas.
26 – zo. - 47 ELEMENTOS ONOMATOPÉYICOS
Nota de Boti: Copié, como pude, para el PARA LOS BAILES DE “TUMBA
Dr. Fernando Ortiz, a 20 de marzo de 1947. FRANCESA”

Songo – bilongo.
OTRAS NOTAS Repongo.
Propongo.
Tres tambores y uno que repica en el catá. Dispongo.
De los tres tambores dos son un coro. Brincotes al bongo.
Bailan varias parejas. El coro rodea a los
danzantes. Cháchara de congo.
El que canta, haciendo como solista al fren- Grito de gongo.
te de las mujeres que portan las marugas es Fuácata. Moroco.
el compossè. Doca matraca.

166
CATAURO
Hongo. CARTAS
Trápala, trápala, trápala.
Habana enero 30 de 1947.
Guantánamo - Bombay. Dr. Regino Boti,
Bongó. Notario,
Bombay – Guantanamó. Guantánamo.

Sonido manido. Muy distinguido y viejo amigo:


Hipido brutal. Hace años que no tengo contacto con Vd.
Metrónomo. y lamento que Vd. no siga con el fervor
Ras. de antes dando sus producciones para la
prensa.
Chis, chas, Esta carta tiene por objeto un motivo para
chis, chas. mí egoísta, pero no exento de altruismo. He
leído que Vd. escribió y publicó un trabajo
Ras con ras. acerca de esa admirable música de las Tum-
Chichiquichá. bas Francesas que perduran en Guantána-
El tío Pepe mo y Santiago. Yo estoy ultimando un libro
en camisón. acerca de los Instrumentos Musicales de
Cuba y desearía conocer lo que Vd. ya es-
Sin precipitación. cribió sobre estos temas. ¿Dónde fueron pu-
blicados? Cualquier dato o comentario sobre
Güiros de cumbancha, dicho temario habría de agradecérselo mu-
paso de guateque cho. ¿Puede Vd. favorecerme con su coope-
con cadencia ancha ración?
y picante de ají. En espera de sus gratas noticias me es muy
Bachata, cumbancha, grato suscribirme una vez más su affmo. y
Changüí. admirador amigo.
Fernando Ortiz
Cacanajícara.
Guanajay.
Guanábana.
Timba, timba, timba. 15 de febrero de 1947.
Marimba. Sr. Fernando Ortiz,
L y 27 # 160,
Masón, baile afro-haitiano, o afro-cuba- El Vedado,
no, que se ejecuta en algunas localidades La Habana.
de la provincia de Oriente. Se escribe: ma-
son, masson y masone. Siempre lo he oído Muy distinguido y viejo amigo:
pronunciar: masón. No lo registra O. Acuso recibo de su apreciable del 30 del
Babúl, baile, como el otro. Bacardí lo es- pasado; y si es cierto, como Ud. dice, que
cribe sin acento. Pero no es babul, sino ba- publico muy poco, no lo es menos que estoy
búl como lo oigo pronunciar. Lo s. O. trabajando en diversas materias.

167
CATAURO
Sobre la tumba francesa no he publi- carácter social, sin prescindir de los elemen-
cado. tos rítmicos de la ya publicada. Para la pro-
Hace varios años me propuso estudiar yectada trilogía, el babúl será el canto de la
los bailes conocidos por ese nombre, los tala; el masón el canto de la recogida del
que, según la tradición, vinieron a Cuba café; el grasimá el canto de la recogida del
con la inmigración haitiana de comienzos algodón. Únicamente tengo escrita la ver-
del siglo pasado. Entonces el Procurador sión en verso del masón, que dediqué a Eu-
Público Pedro R. Savón y Portes, que do- sebia Cosme. Es un organismo esencialmente
mina el patois, me sirvió de intermediario rítmico, compuesto en atención a los aires
cerca de algunas personas de edad, pero musicales del baile de ese nombre. Que yo
de mente clara, que no sólo bailaban esos sepa ella no la ha recitado. Una vez que es-
bailes, sino que tenían algún conocimien- tuvo aquí, y que me visitó, me dijo que en-
to histórico de ellos, aunque habidos tra- contraba muy complicada su recitación. Sin
dicionalmente. embargo, la base de su metrificación es el
Con él concurrí a una de las sociedades octasílabo.
en donde durante cierta época del año, bai- Pasado mañana tengo que salir para esa
lan esos bailes los sábados y domingos. en un viaje rápido y no sé si tendré el placer
Entonces me documenté en términos ge- de poderlo ver; pero le prometo que a mi
nerales acerca del número y clases de esos regreso seguiré en mis pesquisas. Y que sa-
bailes, y tomé notas. caré copia de mis notas sobre el babúl, por si
Vi bailar numerosas veces al babúl y otras les sirven para sus estudios.
el masón. Sin más extremos por hoy, quedo su aft-
Los más importantes de esos bailes son el mo., amigo y admirador,
babúl, el masón, el grasimá y otro que si mal [Regino E. Boti]
no recuerdo le llaman taloná.
Yo me propuse escribir con los tres pri- NOTA de Florentina Boti: A continuación
meros una trilogía en prosa, explicativa del de la carta, aparece un escrito de Boti, ma-
fondo tradicional e histórico de ellos, ha- nuscrito y con tinta, acerca de la tumba fran-
ciendo resaltar las peculiaridades de cada cesa, que consta de 3 hojas.
uno; y una versión en verso, también de
cada uno.
Las notas más importantes que escribí 25 de marzo de 1947
entonces corresponden al babúl, que es el Dr. Sr. Fernando Ortiz,
más importante de todos esos bailes. Esas La Habana.
notas se me han extraviado. Las de los ver-
sos, las encontré en estos días, buscando Mi distinguido y viejo amigo:
aquellas, para Ud. No me satisfacen; y por Al fin, hoy puedo cumplir lo prometido.
eso no la he acometido en firme, a pesar de Después de haberle contestado, tuve que salir
las dos tentativas realizadas. para esa de nuevo, sin haber podido hacerle la
Ya en mi libro “Kindergarten” hay una copia prometida. Llevé mis apuntes en la ma-
versión del babúl, pero es una versión pura- leta; estuve frente a su casa y no me decidí a
mente rítmica, y si se quiere onomatopéyi- llamar: hubiera sido imposible o poco menos
ca; y ahora pretendo hacer una que tenga que alguien entendiera mi letra. Intenté que

168
CATAURO
un subalterno de mi amigo Félix Lizaso lo hu- Habana, abril 16 de 1947
biera hecho, pero me arrepentí. Bien, pues, Sr. Dr. Regino E. Boti,
con mis notas. Apartado 115,
El 21 del corriente, aprovechando el Guantánamo, Cuba.
asueto involuntario que me trae la huelga
estudiantil, di mano y puse término a la Mi estimado amigo:
obra. He tenido mucho gusto en recibir su carta del
Va junto con esta. Como Ud. verá, son 15 de febrero y las notas que tuvo Vd. luego la
notas, las más coherentes de otras muchas, bondad de enviarme. Le agradezco mucho su
simples anotaciones, que tengo. favor; muchas de sus notas las tengo ya inter-
Mis estudios no llegaron a completar- caladas en el capítulo que se dedicará a las
se. Necesitaba más y mejor documentación Tumbas Francesas en mi próximo libro “Ins-
—oral, desde luego— para haber escrito con trumentos de la Música Afrocubana”.
conocimiento de causa. Con todo lo anota- No creo que este libro mío pueda publi-
do le hice lo mejor posible lo que va. Una carse antes de fines de este año; pero ense-
rectificación de lo escrito denota el carác- guida que se publique tendré mucho gusto
ter provisional de todo eso. en enviarle un ejemplar.
De cualquier modo, si no le sirve para su Permítame que insista en pedirle cualquier
obra, al menos tendrá en mi envío una mues- otra cosa que Vd. publique en relación con
tra de mi curiosidad por esas tan importan- las Tumbas Francesas, o temas análogos. Quie-
tes manifestaciones de la cultura negra, sin ro llenar mi libro con todos los datos obteni-
la cual no será posible estudiar a fondo la bles, citando siempre su procedencia.
cubana en sus múltiples e interesantes ma- En estos días le enviaremos a Vd. el últi-
nifestaciones. mo número de la Revista Estudios Afrocuba-
Soy su aftmo. amigo y admirador de siem- nos que acaba de salir.
pre, ¿Conoce Vd. “Afroamérica” publicada por
Regino E. Boti el Instituto Internacional de Estudios Afro-
americanos, editada en México (Calle Mo-
neda 13)? Seguramente habrá de interesarle.
Le reitero de nuevo mi gratitud.
Muy devotamente,
Fernando Ortiz

169
CATAURO
*

LEIF KORSBAEK

Edward Burnett Tylor es conocido como el


fundador de la antropología moderna, y se
sabe que nació en la Inglaterra victoriana
en el seno de una familia acaudalada de
cuáqueros dedicados al comercio, tres he-
chos de importancia que contribuyeron a
forjar su futuro y, por tanto, contribuir al
nacimiento de la ciencia antropológica.
Tylor era un joven estudiante de Dere-
cho cuando, en la primavera de 1856, em-
pezó su acercamiento a lo que sería la obra
de su vida, la antropología, pero poca gente
sabe que en aquel año se dirigió al Caribe y
luego a México en busca de condiciones de
reconvalecencia después de un severo ata-
que de asma, y al encuentro con un mundo
exótico, diferente de su Inglaterra natal, con
la alteridad, la materia prima de la futura
antropología. En la primavera de aquel año
se encontró en Cuba.
La Inglaterra de la reina Victoria era uno
de los ombligos del mundo y el centro de un

* Este artículo fue publicado paralelamente en una


LEIF KORSBAEK compilación Edgard Burnett Tylor (traducción e
Profesor de introducción de Leif Korsbaek). Anáhuac o México y
antropología. los mexicanos antiguos y modernos, Juan Pablos
Universidad Nacional
Autónoma de México. Editor, S. A., México, 2009, pp. 53-64

170
CATAURO
poderosísimo imperio, y a la edad de 19 años aunque con un sabor muy especial debido a
experimentó Tylor la manifestación más con- los fundamentos cuáqueros de su visión del
centrada de este mismo imperio: se celebró en mundo y de la vida.
Londres la exposición internacional en 1851, Tylor nació en el seno de una familia
donde por cierto su hermano mayor Alfred Tylor que pertenecía a la nueva clase dominante que
estaba involucrado como jurado. creció en la sombra del imperio británico, la
La existencia de este imperio data de burguesía comercial. En Cuba hizo amistad
cuando un marinero italiano, un tal Cristó- con Christie, un banquero que viajaba com-
bal Colón, se equivocó de camino y cuando, prando artefactos para su colección priva-
buscando en el extremo oriente, tropezó con da. Los dos hombres ilustran la transición
unas islas y luego con tierra firme, las llamó de un régimen económico a otro, una tran-
las Indias y a sus habitantes indios, pero con sición que se refleja en un cambio de condi-
el cambio del peso del recientemente naci- ciones del trabajo científico: Christie fue un
do capitalismo hacia el norte, fue relegado coleccionista aficionado de antigüedades,
el imperio de Carlos V y Felipe II a la relati- mientras que Tylor, de clase media, sería un
va oscuridad y nacieron nuevos imperios de trabajador científico asalariado.
la Europa del norte. Primero se pensaba en Nuestro viajero pertenecía a una fami-
el imperio francés de Napoleón III, cuando lia cuáquera, lo que tiene su importancia
se utilizaba el vocablo imperio, pero desde también. Los cuáqueros eran una de las
1869, cuando un escritor expresó en The sectas religiosas que se oponían al dogma-
Spectator que “imperialismo, en el mejor de tismo manifiesto en la Iglesia Anglicana, y
sus sentidos, implica la conciencia de que, en muchos aspectos el ambiente religioso
en algunas ocasiones, existe la estricta obli- en la Inglaterra victoriana tuvo su parte en
gación de afrontar tareas sumamente fasti- la creación de un ambiente científico que
diosas y ofensivas, tales como la defensa de desembocaría exactamente en la antropo-
Canadá o el gobierno de Irlanda”, lo que logía formada por Tylor en el transcurso de
nos lleva, junto con la idea de abandonar el su vida.
aislamiento de la metrópoli. J. A. Froude afir- Como lo sintetiza hermosamente George
ma, también en 1869, que “Inglaterra pue- Stocking:
de tener frente a sí un futuro más grande Desde la anunciación por sir Charles Lyell
que su pasado; en vez de permanecer aisla- del principio del uniformismo en los pri-
da, completa en sí misma, puede convertir- meros años del decenio de 1830, pasan-
se en la metrópoli de un imperio gigantesco do por el evolucionismo popular de
y coherente”,1 directamente hacia la idea Robert Chambers y la segura reafirma-
de Rudyard Kipling del fardo del hombre blan- ción de J. S. Mill, en los primeros años
co (The White Man’s Burden). de 1840, del principio de que los actos de
Es en el contexto de este imperio gigan- los seres humanos están sujetos a leyes
tesco y coherente, con el tono del imperia- inmutables, pasando también por la ne-
lismo como servicio social, que tenemos que gación de la intervención divina en la
ver el desarrollo de la antropología en gene- historia de la naturaleza, implícita en
ral y la contribución de Tylor en particular, Darwin, y la polémica sobre la teoría del
1
Thornton, 1989: 304.

171
CATAURO
mono en el decenio de 1860, hasta la como “pensamiento de autodefensa”. 4
declaración de guerra a la religión por Como lo demuestra a cada paso, el pensa-
Tyndall y otros en el de 1870, lo que al miento de Tylor es estratégico, de ninguna
principio fue simplemente una vía erró- manera táctico. En su discusión de la pro-
nea entre diferentes puntos de vista tección que le ofrecen los manglares al es-
religiosos dentro de la ciencia, fue en- clavo que se ha escapado de la plantación,
sanchándose y llegó a ser, para muchos, la ve como la maldición de los dueños de
un abismo entre ciencia y religión.2 plantaciones, y no como la bendición de los
En este desarrollo histórico nace una nue- esclavos: “En Cuba el mango es la maldi-
va teoría en las ciencias sociales: el evolu- ción de los dueños de plantaciones, pues
cionismo, y el año de publicación del libro les proporcionan a los esclavos prófugos su
de Tylor, 1861, es un año emblemático al alimentación durante la fuga, y se sabe de
respecto, pues este año serán publicadas dos casos donde los esclavos han subsistido
de las obras más importantes en el evolucio- durante meses con los mangos, mientras
nismo antropológico: Ley antigua (Ancient que los manglares los cubrían.” Y en su dis-
Law) del abogado británico Henry Maine y cusión de las costas cubanas, la situación
El matriarcado del abogado suizo Bachofen. se ve con los ojos del esclavista y no con los
El pensamiento de Tylor es plenamente evo- del esclavo: “La isla ofrecía, con sus arro-
lucionista, como lo comprueba en una de yos y árboles de mangle, excelentes con-
sus obras antropológicas, publicada veinte diciones para descargarlos si el barco
años después de Anáhuac: “las tribus salva- solamente llega a la costa, y las patrullas
jes y bárbaras representan con frecuencia, españolas no los detienen si es posible evi-
más o menos rigurosamente, los estados de tarlo. Si son capturados por una patrulla
cultura por que pasaron nuestros propios británica, serán convertidos en emancipa-
antecesores mucho tiempo ha, y sus costum- dos de la manera que ya expliqué.”
bres y leyes nos explican, por caminos que Como se ve de las dos citas anteriores,
de otra manera apenas hubiéramos podido uno de los temas que discute Tylor en su
sospechar, el sentido y la razón de nuestras texto es la esclavitud y las condiciones de
leyes y costumbres”.3 los esclavos, un tema que tenía una fuerte
El recientemente fallecido historiador de actualidad el año de su visita a Cuba, pues,
las mentalidades, el francés Michel de como él mismo señala, “alrededor de 15 000
Certeau, hizo una distinción entre el “pen- esclavos africanos llegan a la isla cada año,
samiento estratégico”, desde arriba, desde y todos los detalles del comercio pertenecen
el lugar de los que formulan las reglas del al conocimiento común”, ya que Cuba era
juego, y el “pensamiento táctico”, desde una de las más importantes estaciones en la
abajo, desde el lugar de los que tienen que trata internacional de esclavos, abastecien-
acatar las reglas del juego, un pensamien- do a las plantaciones al norte, en los Estados
to que en mi opinión se puede caracterizar Unidos, y al sur, a las plantaciones en Brasil.

2
Stocking, 1968: 544.
3
Tylor, 1881: 469.
4
Certeau, 1998: 45.

172
CATAURO
Fernando Ortiz coloca el inicio de la es- tesco y escandaloso, es el hecho de que el
clavitud en Cuba en una Real Cédula del mismo Tratado anglo-español de 1817, cuyo
16 de septiembre de 1501, pues “no cabe fin fue la abolición de la trata, produjo un
dudar de que en ese año o poco después aumento y creó indecibles sufrimientos de los
comenzaron a llegar negros esclavos a La Es- negros, un olvido de los más simples concep-
pañola para ser sometidos a sus trabajos for- tos de moral por parte de los hacendados y
zados”.5 una corrupción de los funcionarios, incluso
El esclavismo tuvo un fuerte impacto cul- de los más de los capitanes generales —y sus
tural y social en la vida en Cuba, a todos los esposas— que enturbia definitivamente la
niveles y en todos sus aspectos, y es eviden- memoria de la época de oro de la Isla”.7
te que el esclavismo en Cuba (como tam- Podemos establecer toda una economía
bién en otras partes del mundo) tuvo que política del esclavismo, partiendo del hecho
ver con el desarrollo del monocultivo del de que “por cada negro se paga cien dóla-
azúcar en el marco de un mercado capita- res, se dice, y de eso una onza de oro es la
lista internacional. La llegada del cultivo parte que va al capitán general”, y que “a
de la caña de azúcar no difiere mucho del eso hay que agregar el costo del esclavo en
año del inicio de la esclavitud, aunque África, y los gastos de viaje”. Calculando así
es difícil definir con exactitud el año en el costo de producción, llegamos al precio:
que se introdujo en la isla la caña de azú- “cuando el esclavo finalmente se encuentra
car. Algunos autores sitúan su llegada en en una plantación vale ochocientos dóla-
el período de gobierno de Diego de Veláz- res”, pero es un tráfico en el cual los riesgos
quez, entre 1511 y 1524. Sin embargo, no imprimen su sello en el precio final, ya que
fue hasta 1534 cuando se concedió la pri- “solamente uno de cada tres esclavistas lle-
mera licencia para construir y manejar un gan a la isla con su carga”, eso sin mencio-
trapiche en Cuba. De este, ninguna noti- nar cuántos esclavos mueren en el transcurso
cia ha quedado, quizás por su corta efi- del viaje transatlántico.8
ciencia o por su efímera vida. Lo cierto es Un aspecto particular del esclavismo que
que su producción fue destinada al auto- observa Tylor en la isla es la sustitución de los
consumo, pues las primeras exportaciones esclavos negros por chinos traídos a Cuba:
de azúcar datan de principios del siglo XVII.6 La historia de estos inmigrantes chinos es
Hasta tal grado que la edad de oro de curiosa. En China son persuadidos a venir
Cuba es el siglo del monocultivo del azúcar: por agentes, firman un contrato según el
“lo que da al cuadro el color particular, gro- cual van a trabajar durante ocho años,

5
Ortiz, 2002: 556.
6
García Rodríguez, 2007: 17, haciendo referencia a Macías, 1978, Ely, 1963, de la Torre, 1858 y García Fuentes,
1980.
7
Friedlander, 1944: 155.
8
En la espléndida trilogía del autor danés Thorkild Hansen acerca de “la costa de los esclavos”, “los barcos de los
esclavos” y “las islas de los esclavos” (Hansen, 1967, 1968, 1970) se nos presenta una reconstrucción histórica
de las tres etapas en la vida de un esclavo —en términos tanto individuales como colectivos— cómo llegó a ser
capturado y convertido en esclavo en su ambiente original en el centro o el oeste de África, cómo fue el
transporte a través del Atlántico a su nuevo continente y cómo sería su futuro como esclavo en las islas en el
Caribe. Los libros existen en traducción al holandés, inglés, francés, polaco, alemán, italiano, pero no al español.

173
CATAURO
cobrando entre tres y cinco dólares al mes, dramático y emblemático es el asesinato de
con su alimentación y ropa. Esa suma les Abraham Lincoln.
parece una fortuna, pero cuando llegan a Es en este contexto que nace la república
Cuba se dan cuenta de que el valor del de Liberia en África occidental: en 1821 re-
dinero se decide de acuerdo con lo que presentantes de la American Colonization So-
puede comprar. Aprenden que el valor de ciety empezaron a comprar terrenos a los jefes
un obrero negro es treinta dólares al mes, tribales en las desembocaduras de los ríos Saint
y prácticamente se han vendido como es- Paul, Saint John y Cavally, en la costa occi-
clavos. El valor de uno de esos contratos dental de África entre Sierra Leona, Guinea y
—es decir, del chino propiamente— eran Costa de Marfil, y el año siguiente empezaron
entre treinta y cuarenta libras esterlinas a llegar negros de los Estados Unidos, esclavos
durante nuestra estancia en la isla. Es su liberados, que en poco tiempo se hicieron due-
buena suerte que no aguantan el duro tra- ños de la región. En 1847 nació oficialmente la
bajo en las plantaciones. Algunos mueren República de Liberia, adoptando una consti-
después de pocos días con este tipo de tra- tución casi idéntica a la de los Estados Uni-
bajo y expuestos al sol, y muchos más se dos, y las actuales fronteras fueron establecidas
suicidan. Y la total indiferencia con la cual por medio de tratados con Inglaterra (en 1885)
se suicidan cuando la vida ya no parece y Francia (en 1892 y 1910).
valer la pena, contribuye a moderar la ex- El experimento liberiano tuvo cierto im-
torsión de sus patrones. Uno de nuestros pacto sobre el pensamiento político, pues cam-
amigos en Cuba tenía un sirviente chino bió radicalmente el mapa de África, con el
que un día se portó de manera insolente, y nacimiento de una nueva nación, de carac-
su patrón lo corrió de la habitación y lo terísticas muy sui generis, en la costa occiden-
despidió con una patada. Al día siguiente tal. Pero también en lo ético y antropológico,
los otros sirvientes chinos despertaron a su ya que resultó evidente que los negros que
patrón con la noticia de que el chino se vinieron de los Estados Unidos no compar-
había suicidado durante la noche, para tían nada en absoluto con sus congéneres afri-
expiar el insulto que había sufrido. canos, mientras que sí compartían valores
El esclavismo encontró una creciente re- culturales con sus ex compatriotas.
sistencia a través del siglo XIX, una resis- Pero la abolición tuvo también raíces
tencia que se manifestó de muy diversas menos heroicas, las podemos buscar en la
maneras y a niveles muy diferentes. Por un racionalidad económica: el esclavismo sen-
lado, podemos buscar las raíces de esta re- cillamente ya no era un régimen económi-
sistencia en una nueva mentalidad, una co racional y razonable; en un capitalismo
mentalidad que encarna un desarrollo del plenamente desarrollado, en el cual todo
liberalismo político y jurídico que tiene su ha sido convertido en mercancías, una de
origen en las obras de John Locke hacia las principales necesidades es un vigoroso
fines del siglo XVII, y que se va a mostrar mercado interior que permita el movimien-
con toda su fuerza en la feroz guerra civil to de estas mercancías, y el esclavismo no
en los Estados Unidos, cuyo momento más ofrece tal mercado.9

9
Como lo ha mostrado Fogel (1981) en el caso de los Estados Unidos en momentos de abolición del esclavismo
en aquel país. Algunos de los aspectos sociales y políticos en la lucha por la abolición de la esclavitud, desde
abajo, son contados en Scott, 2006.

174
CATAURO
En esta situación, Inglaterra se convirtió pañola del hemisferio occidental en abolir
en el paladín del liberalismo y la nueva men- la esclavitud”:10 en las colonias inglesas la
talidad que le acompaña, mientras que Es- esclavitud cesó en 1838, en las colonias fran-
paña, y todo lo español, viene a representar cesas en 1848, y luego en los Estados Unidos
la resistencia al cambio. Sin embargo, en 1865, después de la guerra civil. En Puer-
apenas hay otro país en el mundo que se to Rico, colonia española, fue prohibida la
encuentre en una posición tan comple- esclavitud en 1873 y en Cuba, en aquel en-
tamente deshonesta como Inglaterra en tonces también colonia española, se abolió
sus intentos por reducir el comercio de en 1886.
esclavos en Cuba, con el apoyo nominal El texto que sigue después de esta breve
del gobierno de España y la oposición real introducción es el primer capítulo del libro
y vigorosa de cada español en la isla, des- Anáhuac or Mexico and the Mexicans, An-
de el capitán general hacia abajo. Aun el cient and Modern que publicó Edward Bur-
observador más superficial que pase una nett Tylor en Londres en 1861, cinco años
hora o dos en La Habana, mientras que después de regresar de su viaje al Caribe y a
su vapor cargue carbón, puede ver con México, y casi en el momento de volverse
sus propios ojos la evidencia del comer- antropólogo, pues en 1865 publicó su prime-
cio de esclavos en las caras tatuadas de ra obra estrictamente antropológica, Resear-
los africanos nativos, jóvenes y de edad ches into the Early History of Mankind and the
mediana, que llenan las calles y los mer- Development of Civilization.
cados; igual que puede adivinar de sus Dos comentarios finales. En primer lugar,
espaldas cicatrizadas qué tipo de disci- ya que Edwad B. Tylor es indiscutiblemente
plina se mantiene entre ellos el fundador de la moderna antropología so-
Comenta Tylor, criterio que casi nos lleva cial y cultural, es interesante notar que Cuba
a recordar la obra de Max Weber, publicada ocupa un lugar central en la creación de
medio siglo más tarde, acerca de la raciona- esta nueva ciencia, siendo el objeto de la
lidad capitalista: primera publicación de su creador, Edward
Ningún observador sin prejuicios puede B. Tylor, en su Anáhuac, de la cual aquí se
visitar las Indias Occidentales sin que se ofrece, por primera vez, una traducción al
dé cuenta de que sería absurdo esperar español del primer capítulo de este libro, que
que los negros libres trabajaran tanto además gira en torno a Cuba.
como los esclavos, como si cualquier otra En segundo lugar, un problema que no
cosa que la extrema necesidad lo pudie- cabe aquí es la cuestión de ¿qué pasa en los
ra hacer. Hay solamente dos causas que años entre 1861, el año de la publicación
pueden hacer a los negros trabajar, en el del presente libro en Londres, y 1865, el año
sentido que nosotros le damos a la pala- de publicación del primer libro netamente
bra: la esclavitud o una población tan antropológico de Tylor, ya referido, del cual
numerosa como para hacer necesario el tampoco existe traducción al español, sola-
trabajo para satisfacer sus necesidades. mente unas pocas páginas en el libro antes
En Cuba el esclavismo tuvo larga vida, citado de Angel Palerm. Lo cierto es que
pues “fue nuestro país la última colonia es- Tylor, poco a poco, se dedica al pensamiento
10
Barcia, 1987: 5.

175
CATAURO
antropológico, desarrollando la disciplina ción, abogados, hecho que confirma tam-
que en Londres sería conocida como “la cien- bién el caso de Fernando Ortiz, abogado y
cia del señor Tylor”, confirmando que los principal fundador de la antropología en
primeros antropólogos eran, casi sin excep- Cuba. C

BIBLIOGRAFÍA
BARCIA, MARÍA DEL CARMEN (1987). Burguesía esclavista MACÍAS, ISABELO (1978). Cuba en la primera mitad del
y abolición. Editorial de Ciencias Sociales, La Ha- siglo XVII. Publicaciones de la Escuela de Estudios
bana. Hispano-Americanos, Sevilla.
CERTEAU, MICHEL DE (1998). La invención de lo cotidia- ORTIZ, FERNANDO (2002). Contrapunteo cubano del ta-
no. 1: Artes de hacer. Universidad Iberoamericana, baco y el azúcar. Cátedra, Madrid.
México. SCOTT, REBECCA J. (2006). Grados de libertad. Cuba y
ELY, ROLANDO T. (1963). Cuando reinaba su majestad Luisiana después de la esclavitud. Editorial de Cien-
El Azúcar. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. cias Sociales, La Habana.
FOGEL, ROBERT W. (1981). Tiempo en la cruz. La eco- STOCKING, GEORGE W. (1968). “Edward Burnett Tylor”,
nomía esclavista en los Estados Unidos. Siglo XXI, en Enciclopedia Internacional de las Ciencias So-
Madrid. ciales. Aguilar, Madrid, 1968, vol. X: 543-549.
FRIEDLANDER, H. E. (1944). Historia económica de Cuba. THORNTON, A. P. (1989). “Imperios de ultramar. El
Jesús Montero Editor, La Habana. siglo de la hegemonía mundial de Europa”, en
GARCÍA FUENTES, LUTGARDO (1980). El comercio español Asa Briggs, ed. El siglo XIX (tomo 10 de la Historia
con América, 1650-1700. Publicaciones de la Es- de las civilizaciones), Alianza, Madrid, 1989: 303-
cuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla. 338.
GARCÍA RODRÍGUEZ, MERCEDES (2007). Entre haciendas TORRE, JOSÉ MARÍA DE LA (1858). Cuba y Puerto Rico.
y plantaciones. Orígenes de la manufactura azuca- New York.
rera en La Habana. Editorial de Ciencias Sociales, TYLOR, EDWARD BURNETT (1881). Anthropology: An
La Habana. Introduction to the Study of Man and Civilization.
HANSEN, THORKILD (1967). Slavernes kyst (La costa de New York, D. Appleton, 1881. (Existe una
los esclavos). Gyldendal, Copenhague. redición de 1960 por la University of Michigan,
(1968). Slavernes skibe (Los bar- con introducción de Leslie White, y existe una
cos de los esclavos). Gyldendal, Copenhague. traducción al español hecha por Antonio Ma-
(1970). Slavernes oeer (Las islas chado y publicada en Madrid en 1889).
de los esclavos). Gyldendal, Copenhague.

176
CATAURO
EDWARD BURNETT TYLOR

Capítulo I: La Isla de Pinos nos dejó en la estación de ferrocarriles. La


volanta es el vehículo preferido de los cuba-
En la primavera de 1856 conocí casual- nos; es como un Hansom cab, solamente con
mente al señor Christy en un camión en La las ruedas más altas, llegan hasta seis pies y
Habana. Él ya tenía algún tiempo en Cuba, medio, y el cochero se encuentra montado
llevaba una vida aventurada y visitaba plan- sobre uno de los caballos, como si fuera pos-
taciones de azúcar, minas de cobre y fincas tillon. Nuestro hombre vestía un elegante saco
cafetaleras, exploraba cuevas y colecciona- de encaje, polainas negras de cuero y a sus
ba plantas en la selva. Quince días había pies desnudos había aplicado un par de es-
pasado navegando en lancha entre los arre- puelas. Sus pies eran tan negros y brillantes
cifes de coral, cazando tortugas y manatíes, y que desde lejos parecía que vestía un par de
buscando a todo tipo de gente que le pu- botas muy bien pulidas.
diera proporcionar información, desde cón- El ferrocarril que nos llevó de La Habana
sules de naciones extranjeras y misioneros a Batabanó poseía características muy pe-
lazaristas hasta comerciantes de esclavos culiares. Parte del tramo se encontraba en-
retirados y asesinos en servicio. tre dos paredes de selva tropical. Las higueras
En lo que a mí se refiere, ya llevaba la mayor indias enviaron desde cada ramo sus tentá-
parte de un año viajando por los Estados Uni- culos parecidos a suaves hilos que se inser-
dos y hacía poco que había dejado atrás los bos- taron en la tierra y chupaba aún más agua.
ques de roble y las plantaciones de azúcar de Se apretaron las acacias y las mimosas,1 las
Louisiana. Decidimos ir juntos a México y ceibas, las caobas y otras innumerables ma-
los presentes apuntes provienen principal- deras finas; mientras que las orquídeas col-
mente de nuestras libretas y de las cartas gaban desde cada rama, y las lianas
que escribimos en el transcurso del viaje. convirtieron la selva en una masa compacta
Antes de abandonar Cuba hicimos una de vegetación a través de la cual ningún
última excursión por la isla, a la Isla de Pi- pájaro lograría volar. Podíamos agarrar los hi-
nos frente a la costa del sur. Una volanta los de los convulvulus2 con nuestros bastones,
1
Por el contexto narrativo arbóreo, se refiere al granadillo, identificado como Mimosa fagaracantha, Gris. (En lo
adelante, todas las notas son de la edición original. N. de la E.).
2
Es el nombre en latín del boniato también identificado como Ipomea batata, Lin. (N. del Ed.)

177
CATAURO
cuando el tren se movía a través de la selva. una mujer de mediana edad y bien vestida,
Ocasionalmente pasamos por un pantano pero cuyo arreglo revelaba su prisa y con una
donde crecían manojos de palmeras coro- cara color carmesí de correr, llegó jadean-
nadas de penachos de hojas puntiagudas, o do al vapor y se subió a bordo a toda prisa.
avistamos por un momento un grupo de pal- Agarrándose al capitán señaló a su esposo
meras reales sobre una extensión de terreno que se había refugiado detrás de los demás
elevado. pasajeros a una distancia respetuosa; decla-
Pasamos plantaciones de azúcar con sus ró que nunca había consentido su salida y
anchos campos de caña y los ingenios con exigió que se le devolviera inmediatamente
sus altas chimeneas, la casa del administra- en carne y hueso. Se le conminó al esposo
dor con veranda desde donde vigilaba la al- pero él prefirió quedarse donde estaba. El
dea con las chozas de los negros, dispuestas capitán revisó el pasaporte que estaba per-
en doble fila. fectamente en règle y la señora se lanzó ha-
En las casas cerca de las estaciones don- cia el documento que fue hecho pedazos en
de hicimos parada, la ocupación universal la riña. Habiendo agotado todos los recur-
parecía ser la factura de puros. Alrededor sos hizo un salto repentino hacia su esposo,
de mesas redondas se encontraban sentados intentando probablemente llevárselo por la
hombres, mujeres y niños, trabajando dura- fuerza. Él corrió por su vida y se produjo una
mente. Reímos al ver a los negros rodando carrera por la cubierta del vapor, entre ban-
los puros sobre las concavidades de sus muslos, cos, fardos y roscas de cuerda, mientras que
dispuestas por la naturaleza en una curva los pasajeros les echaron porras, primero a
apropiada exactamente para este proceso. uno y luego al otro, hasta que sus carcaja-
En Batabanó el vapor nos esperaba en el das no les dejaran ni hablar ni gritar. En un
muelle y tanto nosotros como nuestros pasa- momento el esposo estaba a punto de ser
portes fueron cuidadosamente examinados agarrado, pero un pasajero con el corazón
por el capitán, pues Cuba es el paraíso de los en su lugar metió en su camino un catrecito
oficiales de pasaporte y no es posible mover- lo que le dio un momento de gracia que
se sin una visa. Pero por una sola vez todo aprovechó para subirse por la escalera al
estaba en règle, y no tuvimos que presenciar puente. Su esposa intentó seguirlo, pero las
un drama como el que mi amigo había visto resonantes carcajadas que sacaron los ne-
unos pocos días antes. gros al ver su actuación la sobrecogió y pron-
Si usted es casado y reside en Cuba no to volvió a bajar. Una vez abajo se interpuso
puede obtener un pasaporte para ir a la si- el capitán y la colocó en el muelle donde se
guiente ciudad sin el permiso por escrito de quedó hasta que el barco se había alejado
su esposa. Ahora sucedió que un calderero del embarcadero, no diciéndole adiós con
respetable que vivía en Santiago de Cuba la mano, sino blandiendo su puño cerrado
deseaba ir a Trinidad. Su esposa no lo con- en la dirección hacia el fugitivo.
sentía, así que obtuvo su firma mediante al- Volviendo a nuestro propio viaje a la Isla
guna estratagema o, lo que es más probable, de Pinos, toda la tarde se la pasó el vapor
le pagó a alguien una propina por conseguirle avanzando cautelosamente entre los arreci-
un pasaporte bajo falsas pretensiones. fes de coral que llegaban casi hasta la super-
De todos modos, el hombre había alcan- ficie. A veces parecía que apenas había
zado la seguridad a bordo del vapor cuando espacio para pasar entre ellos, y en la noche

178
CATAURO
hubiera sido imposible navegar. Nos encon- enseñó que era mejor acostarse sin desves-
tramos exactamente en el lugar donde Cris- tirse por completo, exponiendo solamente
tóbal Colón había llegado con sus hombres la cara y las manos al ataque de los mos-
en su expedición a lo largo de la costa de quitos.
Cuba, intentando darse cuenta de qué ha- La Isla de Pinos solía ser el refugio prefe-
bía tierra adentro. Navegaron durante el día rido de los piratas del Spanish Main, en efec-
y atracaron en la noche, hasta que se aca- to eran sus únicos habitantes. Los bordes de
bara su paciencia. Otro día o dos de nave- los ríos y los arroyos eran formados por una
gación les habría llevado al punto donde la densa vegetación y unas pocas yardas arriba
costa da vuelta hacia el norte, pero regresa- el curso de una de estas corrientes se perde-
ron y Colón murió en la creencia de que ría en la selva y un crucero podría pasar a
Cuba era el extremo oriente del continente muy poca distancia de su escondite sin que
de Asia. se percatara de su presencia. El capitán Kyd
Los españoles llaman a estos arrecifes “ca- frecuentemente venía por aquí y los habi-
yos” y nosotros hemos cambiado su nombre tantes cuentan todavía leyendas acerca de
a keys, como por ejemplo Key West en Flori- sus tesoros enterrados. Hoy en día la isla
da y Ambergris Key frente a Belice. cumple una doble función; por un lado es
Fue después de la puesta del sol y los ani- un sitio vacacional para los cubanos que
males fosforescentes hicieron al mar resplan- deseen alejarse un rato de la ciudad y dis-
decer como metal fundido cuando llegamos frutar la playa, y por otro lado es un asenta-
a la Isla de Pinos y avanzamos lentamente miento habitado por los negros libres de
río arriba entre los manglares que bordean Florida que escogieron dejar aquel país
las riberas, hasta el pueblo de Nueva Gero- cuando se convirtió en parte de los Estados
na, el puerto de la isla. El pueblo consistía Unidos. Uno de estos floridanos nos acom-
de dos filas de casas con techos de hojas de pañó el día siguiente a los Baños de Santa
palmera y rodeadas de amplias verandas. Fe como guía.
Entre las dos filas de casas se encontraba Cuando salimos de la aldea pasamos cer-
una calle del más puro fango. ca de los árboles de manglares que crecían
Como paseamos por el lugar en la penumbra no solamente cerca del agua sino dentro del
vislumbramos nebulosamente a los habitantes agua misma y que dispersan sus raíces dentro
sentados en sus verandas cubiertas, vestidos del fango negro y grueso que se acumula tan
en telas blancas delgadísimas, intercambian- rápidamente en este país de acelerado creci-
do chismes, fumando y galanteando, jugando miento y descomposición. En Cuba el mango
con las guitarras y cantando seguidillas. Era es la maldición de los dueños de plantacio-
toda una escena americana, como si hubiera nes, pues les proporcionan a los esclavos pró-
sido sacada de un romance. Pero los mos- fugos su alimentación durante la fuga, y se
quitos no tenían nada de romance y esta- sabe de casos donde los esclavos han subsisti-
ban en todas partes. Recién llegado a Cuba do durante meses con los mangos, mientras
me acostaba a la europea pero, ya que las que los manglares los cubrían. Un poco más
camas eran invariablemente seis pulgadas lejos tierra adentro encontramos la guayaba,
demasiado cortas, mis pies siempre [se sa- un árbol que crece densamente con hojas ver-
lían] en la noche y los mosquitos aterriza- des y suaves. De sus frutas se prepara la mer-
ban en ellos. Muy pronto la experiencia nos melada de guayaba, pero durante nuestra

179
CATAURO
visita todavía no estaba madura y le faltaba ta. Las colinas estaban cubiertas de pinos,
todavía para poder comerse. que le han dado su nombre a la isla, y en la
En medio de la isla encontramos una can- tierra elevada disfrutamos la curiosa vista
tera de mármol. Estas canteras apenas son de palmeras y pinos creciendo unas al lado
explotadas hoy, pero cuando fueron inicial- de los otros.
mente establecidas dieron empleo a un nú- Donde encontramos un arroyo el cambio
mero de emancipados. Vale la pena explicar en la vegetación era asombroso. Era una
qué quiere decir emancipado y quiénes son transición repentina de una plantación in-
los emancipados. Son africanos que han sido glesa de pinos a una selva tropical, llena de
confiscados de esclavistas capturados y que higueras indios, palmeras, anones, y gran-
han sido puestos a trabajar bajo inspección des árboles de caoba,3 todo unido por innu-
gubernamental durante un número limita- merables trepadoras y parásitos; mientras que
do de años, en una condición algo similar a las guacamayas mantenían un cotorreo con-
la de aprendices en Jamaica, en el interregno tinuo y gritería en las copas de los árboles.
entre el esclavismo y la emancipación. Se En el momento que salimos de la franja es-
dice en Cuba que la mortalidad entre los trecha de selva tropical que formaba el borde
emancipados es pavorosa, raras veces sobre- de los arroyos nos encontramos en el bosque
viven sus años de condición. Este detalle de pino. Aquí los dos o tres pies inferiores
estadístico tiene una curiosa explicación. La de los troncos de los pinos estaban chamus-
verdad es que cada vez, cuando muere al- cados y ennegrecidos por las llamas de la
gún hombre viejo es enterrado bajo el nom- hierba de sabana alta y seca que crecía muy
bre de uno de los emancipados cuyo registro apretada alrededor de ellos y que agarraba
es mandado al gobierno y es declarado muer- fuego varias veces cada año. A través del
to, mientras que el negro mismo empieza a bosque de pino el incendio se propagaba sin
trabajar como esclavo en alguna plantación obstáculos, como en las praderas norteame-
lejos del centro, donde no se mantiene nin- ricanas; pero solamente avanza a lo largo de
gún registro. la densa vegetación ribereña que no puede
Dejamos la cantera de mármol y monta- penetrar.
mos a caballo millas enteras a través de una Los Baños de Santa Fe se encuentran en
amplia sabana. La tierra era suelta y are- un claro entre los pinos. Los baños propia-
nosa y llena de hojuelas de mica, y en las mente no son otra cosa que una concavidad
corrientes de agua encontramos fragmen- en la roca en la cual una corriente, con una
tos de granito que había sido bajado de las temperatura de alrededor de 80 grados, flu-
colinas. Aquí crecían palmeras y palmetos, ye continuamente. Una división en medio
acacias, mimosas y cactus, mientras que el separa a las damas de los caballeros, permi-
mango y el árbol de guayaba preferían las tiéndoles continuar su conversación mien-
extensiones más húmedas cerca de la cos- tras que chapotean en sus respectivas partes.

3
El árbol mahagua (majagua) produce la curiosa red fibrosa conocida como bast que se utiliza para envolver los
puros. En español el árbol se llama caoba, aparentemente el nombre original, ya que los españoles probablemente
lo conocieron por primera vez en Cuba. ¿Será que nuestra palabra mahogany es el resultado de una confusión de
las palabras, una distorsión de mahagua? [Como se aprecia, el observador confunde la caoba y la majagua, dos
árboles de los que en Cuba existen varias especies. N. del Ed.].

180
CATAURO
Las casas son aún más extraordinarias que en el piso de cerámica nos dimos cuenta de
el balneario. Todo el asentamiento consiste que habíamos sido invadidos. Las hormigas
en una plaza cuadrada rodeada de peque- nos vinieron encima. Llegaron en millares,
ñas casas, todas con techos de hojas de pal- en una línea recta, subiendo por la repisa de
mera y con su indispensable veranda. Aquí la ventana y bajando por el otro lado, direc-
los cubanos se instalan por meses, nadando, tamente hacia los pájaros. Cuando miramos
fumando, coqueteando, chismeando, jugan- por la ventana vimos una raya negra a tra-
do barajas y rasgueando guitarra; y todos pa- vés del patio, iba llegando todo un ejército
recen estar de acuerdo en un punto: que de hormigas, y viendo que no había tiempo
esa es una existencia maravillosa. Los deja- para pelar las aves las tiramos por la venta-
mos a sus placeres sosegados y nos dirigimos na. La vanguardia del ejército de hormigas
hacia Nueva Gerona a caballo. dio vuelta y las siguió.
La siguiente mañana tomamos prestado En la arena frente a la aldea florecía la
un rifle al ingeniero del vapor y yo compré un planta de aceite de castor, el palma christi;
poco de pólvora y perdigones en una tienda sus pequeñas nueces eran maduras y tenían
donde mantenían abajo del mostrador a dos un sabor tan inocente que me comí varias,
jóvenes caimanes para que los niños jugaran sin que el ejemplo del muchacho en la fa-
con ellos. Abundan en las barrancas y las la- milia suiza de los Robinson me desalentara.
gunas de la isla, y los negros nos contaron Recibí mi castigo generoso. En la noche les
que en un cierto lago no muy lejos de allá conté de mi desafortunado experimento a
vivía nada menos que el rey de los caimanes: los ocupantes de la veranda de la posada en
el rey de los cocodrilos, pero no tuvimos tiempo sus sacos blancos, y me aseguraron que de-
para visitar a su majestad. Dos de los florida- bía de haber comido un número non. Con
nos nos llevamos río arriba remando. Aún a suma seriedad me contaron que la segunda
una buena distancia de la boca del río flota- nuez contrarresta el efecto de la primera, la
ban pastinacas y medusas. Como avanzamos cuarta neutraliza a la tercera, etcétera.
río arriba las riberas a nuestros lados tenían En la Isla de Pinos conocimos a dos cléri-
colgada una densísima vegetación. Había gos. Uno era el sacerdote de la Nueva Ge-
caobas con sus curiosas hojas asimétricas, la rona; su parentela era la única cosa extraor-
planta de copal con sus frutas que parecen dinaria acerca de él. No solamente era hijo
huevos y de las cuales el copal sale fluyendo de un sacerdote, sino también su abuelo era
al cortarlas, como opio de la cabeza de una sacerdote.
amapola, palmeras con racimos de nueces El otro era un sacerdote de edad media-
grasosas, palmetos y guayabas. Cuando el na, con una cara agradable y un acervo
amontonamiento de otros árboles no dejara a inagotable de chistes y de buen humor. Apa-
una palmera crecer libremente cambiaría la rentemente todo el mundo hizo su conoci-
dirección de su crecimiento hasta alcanzar miento de manera directa y al final de la
el claro arriba del río y entonces se desarro- primera media hora ya eran sus confidentes,
llaría directamente hacia arriba con su copa y todo un grupo de jóvenes lo seguía por to-
de hojas puntiagudas. dos lados. Su reverencia mantenía viva
Cazamos un halcón y un pájaro carpinte- la conversación todo el tiempo, y demostró
ro y los llevamos a la casa, pero unos cuan- una considerable capacidad para divertir a
tos minutos después de haberlos depositado sus interlocutores y sacarles en su turno sus

181
CATAURO
secretos. Es cierto que los chistes que se con- para la India con las mejores intenciones,
taron eran en nuestra opinión suaves, pero empezando inmediatamente a trabajar cuan-
eran exactamente los adecuados para esta do llegan, tirando sus doctrinas a los nativos
audiencia. Y, cuando había necesidad, el antes de que tengan la más mínima idea
padre era plenamente capaz de contar me- acerca de su manera de pensar o trabajar,
jores chistes. externando inmediatamente sus prejuicios
No obstante que había nacido en Espa- favoritos y ofendiéndolos mortalmente como
ña, se había formado en el Colegio Lazarista un preludio a largas discusiones con ellos.
en París; sabíamos que este colegio era el En pocas palabras, como si estuvieran acari-
centro de formación de los misioneros fran- ciando un gato contra los pelos de la mane-
ceses destinados a trabajar en China; pron- ra más concienzuda. Después del tiempo que
to hicimos amistad con él, igual que todos les cuesta a los misioneros de este tipo al-
los demás. Un día o dos más tarde fuimos a canzar sus resultados satisfactorios, un hom-
verlo en La Habana, y lo encontramos de bre como nuestro padre cubano, aún sin
lleno absorbido en su trabajo, que era la su- discutir mucho y sermoneando todavía me-
pervisión de varias instituciones de benefi- nos, ya habría creado lazos muy fuertes de
ciencia en la ciudad: el Hospital Founding, lealtad con cientos de nativos, listos a acep-
el asilo mental, y otras. Su vida estaba llena tar cualquier cosa que él les enseñara.
de trabajo que nunca se interrumpía, y en Hicimos una ronda de visitas a los colo-
efecto, las gentes decían que se estaba ma- nos de Florida, y sus costumbres sencillas nos
tando con demasiado trabajo, pero él pare- agradaron sobremanera. Cuando mucho
cía estar constantemente en el mismo estado hace treinta años que abandonaron Flori-
de ánimo, un estado de permanente felici- da, y muchos de los niños que han nacido
dad, y cuando nos llevó a visitar los hospita- desde entonces ya han aprendido a hablar
les, los niños y los pacientes lo recibieron en inglés. Los lotes de tierra cultivada alre-
con muestras de máxima felicidad. dedor de sus chozas producen con solamen-
No habría gastado tantas palabras en des- te muy poco trabajo suficientes verduras para
cribir a nuestro amigo el padre si no fuera su propio consumo y para vender en el mer-
por el hecho de que diera pie a una morale- cado, asegurándoles la ropa necesaria y los
ja. Creo que sería posible tomarlo como un pocos lujos que desean. Aparentemente te-
tipo de misionero, no de la Iglesia Católica nían una vida feliz y se gobernaron de acuerdo
en general, sino solamente de cierta clase con los principios de los patriarcas.
de entre ellos, una clase que es de suma Dudo mucho que cualquier otra condi-
importancia en el mundo misionero, aun- ción social les podría convenir mejor a los
que son pocos los miembros de esta clase. habitantes negros de las islas de las Indias
Utilizando al padre como un ejemplo de esta Occidentales que la de estos colonos. No
clase creo que es posible, juzgando de las son un pueblo muy trabajador, es cierto, pero
descripciones de ellos que encontramos en trabajar duro en el ambiente tropical no es
los libros, es curioso darse cuenta de qué natural y solamente por medios innaturales
manera su punto más fuerte es exactamente se puede procurar. Sus bien cuidadas chozas
el punto donde el sistema protestante es más y sus jardines esmeradamente mantenidos
débil, es decir en la formación y el compor- muestran que no son flojos. Su situación no
tamiento social. Cuantos hombres parten corresponde a las ideas de prosperidad de

182
CATAURO
un economista, que quisiera que trabajaran lugares cubierta de parches de brecha de
duramente para producir ron, azúcar y ta- piedra caliza, cementada con piedra pómez
baco, de manera que pudieran ganar dinero y llenadas las ranuras. Por toda la colina
y gastarlo en porcelana y mercancías ele- encontramos grandes cantidades de espato
gantes, pero su situación va bien con la raza islandés de doble refracción, las euforbias,
y el clima. Si medimos la prosperidad por que en Europa son solamente arbustos cha-
medio del goce de la vida, entonces su si- parros, llegan aquí a ser árboles altos con
tuación es definitivamente envidiable. ramas derechas y flores grandes. Desde la
Ningún observador sin prejuicios puede cúspide de la colina, se está expuesto el ca-
visitar las Indias Occidentales sin que se dé rácter de las sabanas. El curso de cada arro-
cuenta de que sería absurdo esperar que los yo se podía reconocer por su línea delgada
negros libres trabajaran tanto como los es- de bosque de un color verde profundo, dis-
clavos, como si cualquier otra cosa que no tinguiéndose de la vegetación más escasa
fuera la extrema necesidad los pudiera obli- de las demás partes de la planicie.
gar. Hay solamente dos causas que pueden Cuando salimos de la boca del río, hileras
hacer a los negros trabajar, en el sentido que de flamencos de un color rojo brillante esta-
nosotros le damos a la palabra: la esclavitud ban parados en el agua poco profunda, pes-
o una población tan numerosa como para cando, y en algunos lugares se veía un
hacer necesario el trabajo para satisfacer sus pelícano con su pico tosco. Nuestra tripula-
necesidades. ción china disfrutaba su comida de arroz cuan-
En una de las casas en la colonia de Flori- do nos dirigimos hacia delante en el barco, y
da encontramos una ménage que me sorpren- se oía el sonido de los palitos. Hablamos con
dió, después de mis experiencias en los algunos de ellos, y todos conocían un poco
Estados Unidos. El padre de la familia era español y eran muy inteligentes.
blanco, español, y su esposa era negra. Nos La historia de estos inmigrantes chinos es
recibieron con mucha hospitalidad, y nos curiosa. En China son persuadidos a venir
quedamos mucho tiempo sentados en el por- por agentes, firman un contrato según el cual
che, conversando con la familia. Una o dos van a trabajar durante ocho años, cobrando
de sus hijas mulatas eran muy guapas, y te- entre tres y cinco dólares al mes, con su ali-
nían visita de la aldea cercana, unos jóvenes mentación y ropa. Esa suma les parece una
blancos que claramente habían llegado con fortuna, pero cuando llegan a Cuba se dan
el propósito de cortejar a las señoritas. Matri- cuenta de que el valor del dinero se decide
monios de este tipo no son raros en Cuba, y el de acuerdo con lo que puede comprar.
clima de la isla propicia la mezcla racial de Aprenden que el valor de un obrero negro
negros y europeos, mientras que a los blancos es treinta dólares al mes, y prácticamente se
les presenta un peligro mortal. Los créoles del han vendido como esclavos. El valor de uno
país son una pobre raza degenerada y se ex- de esos contratos —es decir, del chino pro-
tingue en la cuarta generación. Es solamente piamente— era entre treinta y cuarenta li-
a través de matrimonios mixtos y la constan- bras esterlinas durante nuestra estancia en
te llegada de emigrantes de Europa que se la isla. Es su buena suerte que no aguantan
mantiene la población blanca. el duro trabajo en las plantaciones. Algunos
Temprano el día de nuestra salida subi- mueren después de pocos días con este tipo
mos a una colina alta de piedra caliza, en de trabajo y expuestos al sol, y muchos más

183
CATAURO
se suicidan. Y la total indiferencia con la La isla ofrecía, con sus arroyos y árboles
cual se suicidan cuando la vida ya no pare- de mangle, excelentes condiciones para des-
ce valer la pena, contribuye a moderar la cargarlos si el barco solamente llega a la cos-
extorsión de sus patrones. Uno de nuestros ta, y las patrullas españolas no los detienen
amigos en Cuba tenía un sirviente chino que si es posible evitarlo. Si son capturados por
un día se portó de manera insolente, y su una patrulla británica, serán convertidos en
patrón lo corrió de la habitación y lo despi- emancipados de la manera que ya expliqué.
dió con una patada. Al día siguiente los otros Apenas hay otro país en el mundo que se
sirvientes chinos despertaron a su patrón con encuentre en una posición tan completa-
la noticia de que el chino se había suicida- mente deshonesta como Inglaterra en sus
do durante la noche, para expiar el insulto intentos por reducir el comercio de esclavos
que había sufrido. en Cuba, con el apoyo nominal del gobierno
Alrededor de 15 000 esclavos africanos de España y la oposición real y vigorosa de
llegan a la isla cada año. Todos los detalles cada español en la isla, desde el capitán ge-
del comercio pertenecen al conocimiento neral hacia abajo. Aún el observador más
común, hasta el precio exacto que se le superficial que pase una hora o dos en La
paga a cada oficial por su silencio. Por cada Habana, mientras que su vapor cargue car-
negro se paga cien dólares, se dice, y de bón, puede ver con sus propios ojos la evi-
eso una onza de oro es la parte que va al dencia del comercio de esclavos en las caras
capitán general. A eso hay que agregar el tatuadas de los africanos nativos, jóvenes y
costo del esclavo en África, y los gastos de de edad mediana, que llenan las calles y los
viaje; pero cuando el esclavo finalmente se mercados; igual que puede adivinar de sus
encuentra en una plantación vale ocho- espaldas cicatrizadas qué tipo de disciplina
cientos dólares. Así que es evidente que es se mantiene entre ellos.
un negocio redondo, aun si solamente uno Dormimos a bordo del vapor frente al mue-
de cada tres esclavistas llegan a la isla con lle en Batabanó y regresamos a La Habana
su carga. por el ferrocarril la siguiente mañana. C

184
CATAURO
Presentación de la revista Catauro 19

La revista Catauro número 19 fue presentada en el Castillo de la


Fuerza del Casco Histórico de La Habana Vieja, el día 26 de mayo
de 2010. Miguel Barnet, presidente de la Fundación Fernando
Ortiz, y Orestes González, director de la revista Mar y Pesca, pre-
sidieron este acto. El profesor, poeta y ensayista Guillermo Rodrí-
guez Rivera se refirió al valor del mar en la cultura de los cubanos,
expresando que:
REVISTA CATAURO,
AÑO 10, NO. 19,
2009
Fueron mis amigos y compañeros de muchos años, Trinidad Pérez
Valdés y Miguel Barnet, quienes me llamaron para invitarme a
presentar este número de Catauro dedicado al mar.
Acaso lo hicieron porque habían leído mi libro Por el camino de la
mar o Nosotros, los cubanos, que se ampara en exergos de dos
grandes cubanos, los dos estudiosos —cada uno a su modo, por-
que uno de ellos era poeta— de quiénes somos los cubanos.
Allí hablé de los cubanos, y tuve que hacerlo en estrecha relación
DESDE L Y 27

con el mar, porque del mar hemos venido todos, en sucesivas olea-
das: españoles, africanos, chinos y, previamente los que conoce-
mos como nuestros aborígenes, los primeros pobladores conocidos
de Cuba, que también por el mar, saltando por el cinturón de las
Antillas, llegaron desde el norte de Sudamérica.
El mar, la posición de la Isla en el mar, hizo la primera grandeza de
Cuba y hoy por hoy sigue haciéndola. Primero, porque fue el punto
de encuentro de la flota española que, desde la tesorería que era
en el siglo XVI Cartagena de Indias, llevaba a la península las ri-
quezas de las colonias. Después, porque el turismo, amparado
en la estratégica posición de la “llave del Golfo”, se ha convertido en
el motor de la economía cubana.
Por ello, una revista colocada bajo el amparo de don Fernando
Ortiz, no puede dejar de mirar al mar.
Este número de Catauro lo hace, desde múltiples perspectivas.
Apoyándose en el seminario convocado por la propia Fundación
en mayo de 2008, bajo el nombre de “La cultura del mar”, la revis-
ta ofrece ahora una muestra de aquellos trabajos, a los que se
suman otros nuevos, que abarcan, acaso rindiendo homenaje a la
polifacética sabiduría de don Fernando, los más diversos enfoques
del tema.
La revista es presentada por la que su autor llama “la introduc-
ción más delirante que ha tenido ningún seminario de la Fundación

185
CATAURO
Fernando Ortiz”, escribe su presidente, el poeta Miguel Barnet, para
enseguida dejarle el espacio a la ciencia, aunque estoy seguro de
que él sabe que el delirio puede ser perfectamente científico.
La ciencia no se hace esperar y el profesor Yvan Breton, de la
Universidad de Laval, en Canadá, nos presenta un panorama de
la socioantropología marítima en el ámbito caribeño, disciplina
emergente en las ciencias actuales.
Le sigue la interesante reseña del investigador mexicano Delfín
Quezada, en torno a la antropología de las sociedades costeras
que, teniendo en cuenta la existencia en la Cuba insular de ciu-
dades y entornos como los de Caibarién, Cienfuegos, Manzanillo,
Batabanó, se aborda en algunos de los interesantes trabajos que
siguen, como son los de Maikel Fariñas, José Vázquez Rodríguez o
Guillermo Jiménez Soler.
La repercusión de su condición caribeña en la cultura cubana, es
magistralmente abordada en “El Caribe, donde se encuentran las
aguas”, de la profesora Yolanda Wood.
El trabajo de Maikel Borrego efectúa una reveladora exploración
de lo que llama “el asociacionismo náutico en La Habana”, tanto
en las élites sociales como en los sectores populares.
No tiene desperdicio el ensayo de Julio A. Baisre sobre “la cigua-
tera”, la que llama “el envenenamiento más antiguo de la historia
americana”, con la asunción de esas funciones que en América
desplazan el trabajo de Livia, la mujer del emperador Augusto o
de la legendaria Lucrecia Borgia.
Pero hay mucho más: por ejemplo, el llamado del contralmirante
retirado José Luis Cuza a colocarnos de frente al mar; o las disqui-
siciones, que admiten mucha discusión, de Orestes González Ca-
ballero, sobre la pesca cubana como industria; o el trabajo de
Manuel Rivero Glean, sobre el animal que puede ser nuestro “ma-
rabú acuático”: la claria o pez gato, introducida en Cuba en 1999
con fines alimenticios, del mismo modo que la filántropa Marta
Abreu nos trajo el marabú, con fines constructivos. El artículo de
Rivero se titula “Maldita claria que estás en el fango”.
Y ya me va quedando poco por decir: si ustedes no se han animado
a leer esta revista, queda poco en mis manos que hacer para con-
seguirlo. Pero confío en que van desesperadamente, como Catau-
ro merece, a comprarla y atesorarla.
Y quisiera terminar citándome, ahora no al ensayista, sino al poe-
ta, en un breve poema que escribí cuando viví, por un par de años,
frente al Malecón habanero.

186
CATAURO
Una de esas madrugadas en que entran en la ciudad los fríos nor-
tes, me paré en el balcón de la casa para mirar al tormentoso mar.
Esto es lo que escribí:

Ha amanecido al fin. Y vuelvo a verte


recostando tu espuma
(casi polvo después del golpe)
a lo largo del muro y en las aceras.

Vuelvo a mirarte. Hacia la derecha


un poco antes de llegar a La Punta,
se siguen abriendo las bocas acuosas
y sigue temblando el litoral.
Pero ya no es lo mismo.
Desde que amaneció
se te han ido el dolor y la furia.
Y este estremecimiento
que todavía forma parte de todo aquel aire,
es la pobre postal que te ha quedado de anoche,
cuando no había sino el terror mío,
detenido en la oscuridad ante ti.

Cumpleaños setenta de Miguel Barnet

La Fundación Fernando Ortiz y la Casa de África organizaron, el día


29 de enero de 2010, un homenaje por el setenta cumpleaños de
Miguel Barnet. En la Casa de África se reunió un grupo de amigos,
colegas y familiares que participaron en el cumpleaños. María Teresa
Linares, vicepresidenta de la Fundación, la poeta Nancy Morejón y el
director de la Casa de África, Alberto Granado, elogiaron la obra y
el quehacer intelectual del poeta, narrador y etnólogo. Como cierre
de la actividad, los repentistas campesinos, Luis Paz (Papillo) y Emi-
liano, regalaron a Barnet improvisaciones.

Palabras de María Teresa Linares

Estuve hojeando, a pesar de que no tengo vista todavía, con una


lupa, el prólogo del libro de la primera edición de Cimarrón, que se
hizo ya estando en la Academia de Ciencias; abrí ese libro y me puse
a leerlo, y me puse a recordar toda una serie de cosas; el prólogo es uno
de los prólogos más estupendos que yo he leído, porque concentra
187
CATAURO
en pocas palabras toda la labor profunda que hizo para obtener de ese
anciano, que no tenía costumbre de hablar, y lo convenció o lo con-
dujo a una conversación riquísima, que le hizo la historia. Las pala-
bras de ese anciano, escritas por Miguel en el libro, son poesía también,
y ese libro tiene para mí un valor que no se puede calcular ni en
dinero ni en cariño; ese fue, cuando vino el bloque de la edición de
ese libro, que se empezó a distribuir, el primero que yo cogí y le dije:
“Miguel dedícamelo”; la dedicatoria es sencillísima, pero es cariño-
sa, y en esa dedicatoria me ama como si yo fuera su madre, que en
aquel momento vivía, y que yo no puedo ocupar su lugar, pero yo
siento que yo tengo a Miguel en mi corazón, y en el corazón lo tiene
el pueblo de Cuba, y en el corazón lo tiene todo el que haya leído
Cimarrón y haya leído la Canción de Rachel, y haya leído ese otro libro,
Miguel, no me acuerdo del título, no Gallego, el del que emigró a
Nueva York, La vida real; ese libro a mí me conmueve, ese libro a mí
me parece que dice cosas que nunca ningún otro escritor hubiera
escrito.
Con estos libros a él se le ha titulado autor de la novela testimo-
nial, pero es que este es un testimonio distinto, un testimonio que le
llega a uno al alma, sobre todo a la persona, como yo, que he visitado
muchos lugares del campo, conozco a muchos campesinos, conozco
todas las miserias y todas las vicisitudes de los campesinos desde an-
tes de la Revolución, y conozco, como si lo hubiera visto y conocido a
ese hombre que protagoniza ese libro.
Entiendo que de todas estas cosas que ha hecho Miguel Barnet, lo
más reciente y lo más importante que ha hecho ha sido tener siempre
presente el pensamiento y la cultura de don Fernando Ortiz, por eso
fundó la Fundación Fernando Ortiz, y por eso estamos allí pasando
muchísimas vicisitudes, trabajamos y luchamos porque esa Funda-
ción continúe con el paso certero con que empezó y sigue. Tenemos
obras inéditas de Fernando Ortiz; varias coleciones como La Fuente
Viva; la revista Catauro, que ya se conoce internacionalmente y que
es la primera y única, bueno, primera no, pero única revista de antro-
pología que hay en Cuba en este momento, una revista prestigiosísi-
ma. Entonces, en una cuevita en la casa de don Fernando, que se
está cayendo y que estamos luchando porque se reconstruya y se
dedique a la Casa de don Fernando, que es como debe ser y no para
otras cosas, estamos luchando en esa cuevita para que todo esto crez-
ca, se desarrolle, para que hayan alumnos que vengan del extranjero
a enriquecerse con los conocimientos que les podemos otorgar con
las obras que tenemos y con las tutorías que les podamos hacer, para

188
CATAURO
que toda Cuba se entere de que la vida de Fernando Ortiz existe,
persiste, se sigue produciendo en la casa donde él vivió por tantísimos
años, donde él falleció.
Entiendo que este cumpleaños, para todos los que estamos aquí, es
un cumpleaños excepcional, es un cumpleaños en donde un hombre
que empezó siendo un jovencito ya poeta, y se metió en el mundo de
la antropología, ha llegado a ser uno de los principales etnólogos,
digo, antropólogos cubanos, poeta, antropólogo, músico, porque can-
ta muy lindo, ayer lo demostró, yo lo he oído muchas veces, un hom-
bre afable, un hombre cariñoso, y un hombre multiactivo, porque si
está llevando la Fundación al nivel que ya tiene, si está luchando con
nosotros para que sea más, y ya está dirigiendo la UNEAC, y es que-
rido por todos, y la UNEAC sigue floreciendo, si está ocupándose de
ese programa que propuso él de La Ruta del Esclavo, y está tan ape-
gado a este movimiento que estamos realizando todos; de que haya
una cultura cubana con los integrantes de nuestra nación, con los
integrantes venidos de África, venidos de España, venidos de otros
países, un país que tiene muchísimas personas de muchos lugares
y sus herederos cubanos, herederos que en cuanto llegan los padres y
se asientan en Cuba se hacen cubanos y siguen siendo cubanos. Nues-
tro país está compuesto por toda una serie de colores y de pensamien-
tos, y de orientaciones, y está cada día desarrollándose más en la
cultura gracias a todos estos esfuerzos que se hacen, no solamente
desde la Fundación, sino desde la Casa de África, desde la UNEAC,
desde todas las instituciones culturales, desde la Universidad. Así
que los que estamos en la Fundación Fernando Ortiz, los que tene-
mos a Miguel como guía desde hace tantísimos años —porque fue
antes de la Revolución que yo lo conocí— pero en los primeros años,
primeros meses de la Revolución, nos reunimos para empezar este
proyecto, nos sentimos felices. Y yo estoy muy feliz de haber concurri-
do tantos años y de haber conocido todo lo que sucedía antes y todo
lo que ha sucedido después, y de luchar todavía, con la edad que
tengo, por llegar a los cien años luchando por la Fundación Fernando
Ortiz. Muchas gracias.
Quiero decir algo más. Me da mucha alegría ver aquí alumnos
míos de otros lugares, que empezaron conmigo al principio de la Re-
volución, aquí está un director de teatro que fue alumno mío siendo
un jovencito, como eran jovencitos todos los que asistieron al Semi-
nario de Dramaturgia de donde yo fui profesora también, así que un
beso para todos, un beso grande para ti, Miguel.

189
CATAURO
Presentación de libro Sociabilidad y cultura del ocio.
Las élites habaneras y sus clubes de recreo (1902-1930)

El pasado día 18 de marzo se presentó el libro Sociabilidad y


cultura del ocio. Las élites habaneras y sus clubes de recreo (1902-
1930), del investigador Maikel Fariñas Borrego, en el Centro
Hispanoamericano de Cultura, sita en Malecón #17 e/ Prado
y Capdevila, Habana Vieja. Este título, el número 32 de la
colección La Fuente Viva, perteneciente a la Fundación Fer-
nando Ortiz, constituye un importante estudio interdisciplina-
rio basado en aspectos del campo teórico de la sociología y la
historia. Su autor aborda cómo las élites habaneras hacían de
sus clubes de recreo, y de las diversas actividades sociales des-
plegadas en ellos, un medio para sostenerse, reproducir su es-
MAIKEL FARIÑAS tatus socioeconómico y alcanzar cuotas de reconocimiento que
BORREGO: SOCIABILIDAD
Y CULTURA DEL OCIO. LAS podían ser convertidas con posterioridad en signos visibles y
ÉLITES HABANERAS Y SUS ostentosos de poder.
CLUBES DE RECREO
(1902-1930). El libro fue presentado por Ricardo Moreno Quiza, investigador
COLECCIÓN LA FUENTE del Instituto de Historia de Cuba, y contó, además, con las palabras de
VIVA, LA HABANA,
2010. Miguel Barnet, presidente de la Fundación.

Presentación del libro Hacia una Antropología


urbana en Cuba

La Fundación Fernando Ortiz presentó el libro Hacia una Antropo-


logía urbana en Cuba, del investigador Avelino Couceiro Rodríguez,
el 12 de marzo, en la sede de la institución. Esta obra, la trigésima
segunda que se publica en el formato de la colección La Fuente
Viva, aborda el mundo diverso, abarcador y enriquecedor del con-
texto urbano en Cuba, y específicamente el de importantes zonas
urbanas de la ciudad de La Habana, desde una visión antropológica
en defensa del patrimonio y las manifestaciones culturales del yo y
del otro diferente que conviven en los distintos barrios, barriadas
y repartos habaneros. La impronta y los aportes de este estudio social
y antropológico trascienden los marcos de La Habana y sirven para
AVELINO COUCEIRO
RODRÍGUEZ: HACIA UNA conocer el conjunto de otros entornos urbanos de Cuba.
ANTROPOLOGÍA URBANA Hacia una antropología urbana en Cuba fue presentada por Jesús
EN CUBA. COLECCIÓN LA
FUENTE VIVA, LA Guanche, especialista e investigador y por Miguel Barnet, presiden-
HABANA, 2010. te de la Fundación Fernando Ortiz.

190
CATAURO
Conferencia del investigador y filólogo alemán
Hans-Otto Dill en la sede de la Casa Alejandro de
Humboldt

Gracias al esfuerzo mancomunado de la Fundación Fernando


Ortiz, la Embajada de la República Federal de Alemania en Cuba,
el Instituto Goethe y la Casa Alejandro de Humboldt, el destacado
intelectual alemán, Hans-Otto Dill, impartió una conferencia ma-
gistral sobre Alexander von Humboldt, como muy merecido home-
naje en el contexto del ciento cincuenta aniversario de su
fallecimiento.
En la conferencia, titulada: “Humboldt, América Latina y las
ciencias sociales”, abordó aspectos trascendentales, poco conoci-
dos de la vida, pensamiento, ideario del insigne científico; todos
ellos muy relacionados con las misteriosas y atrayentes tierras lati-
noamericanas, incluida, por supuesto, Cuba.
Esta conferencia se realizó en el salón principal de la Casa Mu-
seo que se honra con llevar el nombre de Alejandro de Humboldt,
el día jueves 25 de febrero. Asistió un selecto grupo de invitados,
amantes de la figura y la obra del gran sabio alemán.

Evento

La XIX Feria Nacional de Arte Popular, efectuada del 2 al 4 de


abril de 2010 en la ciudad de Ciego de Ávila, estuvo dedicada a
las Bebidas y comidas tradicionales y otras expresiones del patrimonio
cultural vivo como elementos identitarios de nuestra cultura. El Colo-
quio realizado en el Museo de Artes Decorativas fue inaugurado
por una conferencia del investigador Jesús Guanche, de la Fun-
dación Fernando Ortiz, sobre “La tradición culinaria del maíz en
Cuba”, que fue seguida de varios paneles dedicados entre otros
temas a: “El Atlas etnográfico de Cuba como fuente de informa-
ción del universo que conforma nuestro patrimonio cultural vivo”;
“La literatura en Cuba: una mirada hacia las comidas y bebidas
tradicionales”; “Influencia de los diferentes componentes étnicos
que conformaron nuestras culturas en las comidas y bebidas tra-
dicionales”; “Algunas experiencias de la Brigada José Martí rela-
cionadas con la cultura popular tradicional”; “Nuestras comidas y
bebidas tradicionales en las fiestas populares tradicionales”; “Des-
empeño institucional para la atención a las expresiones o mani-
festaciones de la cultura popular tradicional en Cuba”; y “La

191
CATAURO
culinaria tradicional en la religiosidad popular como fuente de
la diversidad cultural en el país”. Paralelamente, en el contexto
del Festival Piña Colada, un importante conjunto de artesanos y
agrupaciones músico-danzarias hicieron gala de sus manifesta-
ciones.

Wemilere 2010

El 21 Festival de Raíces Africanas: Wemilere, donde las raíces


hablan, fue celebrado en la villa de Guanabacoa del 24 al 28 de
mayo de 2010, en esta ocasión dedicado a la cultura yoruba. La
delegación de Nigeria estuvo presidida por Clement Olusequin
Sotunte, ministro de Cultura y Deporte, directivos de la ciudad
de Lagos y de otros estados del hermano país africano, acompaña-
dos por el grupo de danza Ajagba.
Como parte del Festival sesionó el Coloquio Presencia en el
Museo Municipal de Historia; este Coloquio tiene carácter com-
petitivo y se presentaron alrededor de 15 trabajos, resultando pre-
miados los siguientes trabajos: Primer Premio: “Aché vegetales
para el complejo religioso Regla de Ocha-Ifá”, de Julio Ismael
Martínez Betancourt del Jardín Botánico Nacional; Segundo Pre-
mio: “El espacio y la casa templo: protector de la ciudad en el
nombre de Echu”, de Lázara Menéndez, de la Universidad de La
Habana y Tercer Premio: Matrimonios de africanos sin hijos ¿re-
sistencia pasiva o identidad en la pareja?, de Oilda Hevia Lanier,
del Instituto de Historia.

Obituario

Vitalia Oviedo y López (Vitica) nació el 6 de octubre de 1924


en la provincia de Matanzas, en la barriada de Simpson. Li-
cenciada en Derecho Público y Diplomático, ejerció siempre
el magisterio. Impartió clases de Historia en diferentes escue-
las y en la Universidad de La Habana.
En el año 1947, se inició en la Regla de Ocha o Santería.
Fue consagrada a Obbatalá, quien siempre la guió y la apaci-
guó, como decía ella. Ostentaba la categoría de séptima san-
tera mayor de Cuba, otorgada por la Asociación Yoruba de
Cuba.
Fue fundadora y miembro del Consejo Científico de la Casa
de África desde el año 1996 y de la Fundación Fernando Ortiz,

192
CATAURO
desde 1995. Participó en innumerables seminarios, coloquios,
eventos y actividades sobre folkolore y manifestaciones populares.
Vitalia Oviedo quedará, para siempre, en nuestro recuerdo como
ejemplo de enciclopedia viva de la cultura popular.
Falleció en la ciudad de La Habana el 25 de marzo de 2010. C

193
CATAURO
Familias y culturas en el espacio latinoamericano
JESÚS GUANCHE

El libro Familias y cultura en el espacio latinoamericano1 es otro de los


resultados del trabajo conjunto del seminario permanente sobre fami-
lia, identidad cultural y cambio social que coordina la doctora Ana
Vera Estrada, del Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan
Marinello, junto con otras instituciones cubanas y de otros países, es-
pecialmente el departamento de Historia Moderna de la Universidad
de Murcia, España; el departamento de Ciencias Sociales y Políticas
de la Universidad Iberoamericana (UIA) de México y el Grupo de
Trabajo sobre Familia e Infancia del Consejo Latinoamericano de Cien-
cias Sociales (CLACSO), institución con la que hemos colaborado
una parte muy representativa de los científicos sociales cubanos.
ANA VERA ESTRADA Y La obra se inicia con un texto de Martine Segalen, “De la memo-
DAVID ROBIECHAUX: ria familiar a la memoria colectiva: apuntes sobre la práctica de la
FAMILIAS Y CULTURAS EN genealogía”, donde sintetiza esta especie de contrapunteo entre an-
EL ESPACIO
LATINOAMERICANO. tropología y patrimonio, así como las implicaciones intergeneracio-
INSTITUTO CUBANO DE nales para su sostén y continuidad.
INVESTIGACIÓN CULTURAL
JUAN MARINELLO, El principal volumen del libro está dividido organizacionalmente en
LA HABANA, 2007. dos partes. La primera reúne cinco textos en torno a la diversidad de los
sistemas familiares y la segunda agrupa ocho estudios que relacionan las
nociones de etnias, razas, culturas con la problemática familiar.
El enlace necesario entre el primer texto que abre el libro y la
primera parte sirve para marcar sustanciales diferencias entre las so-
ciedades europeas ya en el vórtice de la globalización y las socieda-
des latinoamericanas y caribeñas, herederas de una larga dependencia
y en la periferia de lo que la modernidad denominó “progreso”.
El artículo de David Robichaux sobre los “Sistemas familiares su-
balternos de América Latina y el Caribe: notas preliminares” enfatiza
precisamente, no solo en la diversidad de sistemas familiares del área,
sino en el papel ideológico de los sectores dominantes para tratar de
neutralizar las tradiciones endógenas, es decir, autóctonas, y aferrar-
se al eurocentrismo propio de la referida modernidad.
El análisis que proponen Ana Vera Estrada y Elena Socarrás en
“¿Modelos de familia en Cuba? Una aproximación desde la cultura”,
basadas en una encuesta nacional, atienden al papel de la subjetivi-
dad sobre la familia, cuyo estudio representa un importante instru-
mento para conocer desde dentro la diversidad cultural y las actitudes
de las personas hacia o dentro de esta vital institución.

1
Universidad Iberoamericana, México y Centro de Investigación y Desarrollo de la
Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2008, 411 pp.

194
CATAURO
El trabajo de Marisol Pérez Lizaur sobre “Los ejecutivos mexicanos
de alto nivel y sus familias”, pone de manifiesto la relación entre las
estructuras familiares estudiadas y la expansión de las grandes corpo-
raciones trasnacionales; la prioridad que personas con alta prepara-
ción hacen por estabilizar su familia, en relación con la movilidad
espacial y laboral propia de este tipo de actividad.
El artículo sobre los “Tipos de familias en el México del siglo XX”,
de Rosario Esteinou Madrid, también hace énfasis en la diversidad de
estructuras familiares, tanto en la condición polisémica del término
familia (unidad residencial, las relaciones de autoridad y afecto en su
interior), así como los vínculos entre las unidades residenciales y las
relaciones de parentesco. Valora, como en otros países del área, el
proceso de disminución de las familias extendidas y el crecimiento de
las familias nucleares a partir de múltiples factores legales, demográ-
ficos, socioeconómicos, de género, laborales y otros, que confluyen en
la sociedad.
Esta parte cierra con un amplio estudio de Ana Vera sobre “Conti-
nuidades y rupturas en la familia de los cubanos”, donde pasa revista
a las aventuras, venturas y desventuras de la familia en la mayor de
las Antillas, especialmente desde la gran crisis de los años noventa
que generó una amplia desarticulación de múltiples tipos de relacio-
nes sociales, entre ellas, las familiares. Saca nuevamente a la luz la
alta responsabilidad gubernamental, social y personal que implica la
estabilidad familiar para dar continuidad a cualquier modelo cultu-
ral que se autovalore como sostenible.
La segunda parte da inicio con un trabajo de Aisnara Perera Díaz
y María de los Ángeles Meriño Fuentes titulado “Nombrar las cosas.
Aproximación a la onomástica de la familia negra en Cuba”. Es un
estudio que ahonda en esta parte dramática de la cubanía adquirida
por africanos y descendientes, durante o tras el trauma personal de la
esclavitud y el estigma del racismo. Las autoras muestran cómo bajo
las condiciones más depauperantes de dependencia humana, estas
personas lograron reconstruir sus familias y nombrarse mutuamente a
partir de las posibilidades que tenían con un abanico de matices re-
gistrados documentalmente o retenidos en la memoria.
Le sigue el trabajo sobre “Familia y matrimonio en la pobreza y la
marginalidad”, de Pablo Rodríguez Ruiz, Claudio Estévez Mezquía y
Tania Canet Iglesias. Los autores abordan un estudio de 201 núcleos
familiares y 148 parejas matrimoniales en áreas marginales de la ciu-
dad de La Habana, tras el impacto de la gran crisis de los noventa,
formada en su mayoría por migrantes internos ilegales de las provincias
orientales. Este trabajo, como otros ya publicados por los autores, des-
monta la valoración estrictamente económica de la crisis, y pone

195
CATAURO
sobre el tapete el amplio conjunto de desajustes sociales, psicológicos
y existenciales, en este caso desde el ámbito de la familia, que mues-
tran sus características estructurales, es decir, sistémicas.
Por otra parte, el texto sobre “La reciprocidad como mecanismo de
control social en los contextos familiares indígenas: los mapuches del
sur de Chile”, de Julio Tereucán Angulo, Araceli Caro Puentes y
Lucy posee, además de los ejemplos abordados durante varios traba-
jos de campo, un alcance general, ya que el estudio del valor de la
reciprocidad y la cooperación entre grupos de una misma pertenen-
cia étnica es un marcador del sentido de identidad y de responsabi-
lidad de sus miembros. Como bien señalan sus autores, “este estudio
puede proporcionar una estrategia metodológica de gran capacidad
explicativa e interpretativa y [...] permite acceder a ciertas implica-
ciones de tipo ético, moral e ideológico presentes en la reciprocidad,
así como las formas materiales de organización y regulación de la
vida social” (p. 279).
El estudio de David Lorente Fernández acerca de “La transmisión
intergeneracional del conocimiento mítico a través de la tradición
oral: los ahuaques o espíritus del agua en la Sierra de Texcoco, Méxi-
co”, aborda otra arista de la problemática familiar y es precisamente
el papel de la oralidad como continuidad cultural y como preserva-
ción de la memoria colectiva. En este caso los ahuaques o espíritus del
agua son el motivo para conocer sus variantes: los difuntos fulmina-
dos por el rayo, los niños sin bautismo, los expertos en ritos ya falle-
cidos o tesifteros y los que mueren porque los ahuaques les capturaron
el alma. Estas ideas que forman parte de la cosmovisión también ac-
túan como reguladores de la conducta social y como sostén familiar.
El trabajo de Martha Areli Ramírez Sánchez, “Del nacimiento al
matrimonio. Un estudio de la infancia en el México prehispánico y la
comunidad nahua contemporánea”, aborda una comparación entre
la visión de las descripciones del siglo XVI y la actualidad, en relación
con el ciclo vital de los miembros de una comunidad rural del estado
de Tlaxcala, en el área central de México. Parte de cinco etapas
básicas como: 1) nacimiento y cuidados del recién nacido; 2) trabajo
en el grupo doméstico; 3) jerarquía y nombres asignados a las dife-
rentes edades; 4) educación y trasmisión de valores; y 5) la confor-
mación de la nueva pareja como momento en que hombres y mujeres
alcanzan el estatus adulto. El análisis de cada una de ellas desde la
cosmovisión y la lengua nahua hace posible valoraciones tendientes
a confirmar los núcleos de continuidad cultural y estabilidad en los
lazos familiares intraétnicos.
La profesora Constante R. Sutton en su estudio sobre “La materni-
dad es poderosa. O cómo se refleja la experiencia de campo en el

196
CATAURO
sistema de los conocimientos”, enlaza vivencias profesionales auto-
biográficas y como madre con su formación y desarrollo como antro-
póloga. Toma como referencias de estudio sus experiencias en
Barbados, 1956-1958; Nueva York, 1959-1975; Nigeria (la parte yoru-
ba) 1976-1979; nuevamente Nueva York, 1980-1992 y Grecia, 1992-
1993, lo que le permite una visión intercultural comparativa para
valorar las fortalezas de la maternidad en el contexto familiar y la
diversidad de sus expresiones como fuentes de conocimiento para
la investigación e interpretación de las culturas.
El ensayo de Mirta A. Barbieri sobre “Mujer y familia. Transforma-
ción y nuevas identidades en la antropología argentina” se apoya en
la crítica feminista contra la tendencia androcéntrica de los estudios
sobre la familia en su país, para abordar la dinámica de las familias en
los últimos decenios, mediante testimonios de los sectores populares y
medianos en la ciudad de Buenos Aires. Los resultados del trabajo de
campo le hacen posible establecer una periodización por generacio-
nes e identificar determinados cambios, como el relacionado con la
autoridad paterna, la obediencia de hijos a padres, los papeles de
género, las nociones sobre el matrimonio y la maternidad, junto con
las expectativas de futuro para determinadas familias.
El libro cierra con el texto de Elise Andaya sobre “La reproducción
de poblaciones y personas: el acercamiento entre la demografía y la
antropología feminista norteamericana”. La autora estudia y discute,
desde la trinchera del feminismo, un tema nada nuevo aunque nutri-
do con fuentes escritas, especialmente sustentada por autores esta-
dounidenses e ingleses. Es el tema de los límites generalizadores de la
demografía que, independientemente de sus métodos, siempre nos
considera dato estadístico y las especificidades de la antropología que,
de un modo u otro, trata con personas portadoras de cultura. Para ello
sugiere “las conversaciones transdisciplinarias” con el objetivo de crear
oportunidades para la innovación teórica y metodológica.
La obra muestra en su rica diversidad que la familia es uno de los
universales culturales clave para el devenir histórico de la humani-
dad, se adentra en una parte representativa de sus dinámicas en
este espacio latinoamericano caribeño en que vivimos y nos invita a
reflexionar cuánto se puede hacer en su preservación como garan-
tía de la continuidad cultural de la especie, no solo en su perdura-
bilidad biológica, sino muy especialmente en su humanización. Nos
JESÚS GUANCHE
Investigador.
advierte de sus peligros y brinda vías y medios para que las políticas
Miembro del y los políticos decisores faciliten programas que de modo directo
Consejo de e indirecto contribuyan a la sostenibilidad de la familia como
Dirección
de la Fundación bien común, independientemente de sus estructuras, cantida-
Fernando Ortiz. des y ubicaciones.

197
CATAURO
La ceiba de la memoria

AMBROSIO FORNET

La Habana, 29 de marzo de 2007

Muy estimado Arnulfo Julio:


Como deslumbrado testigo de esa impecable trayectoria literaria que
comenzó con Lo Amador, no quiero dejar pasar esta oportunidad de
hacerle llegar al autor el testimonio de mi admiración y mi amistad.
Me complace saber que los lectores cubanos podrán disfrutar de esa
experiencia de lectura cuando aparezca aquí La ceiba de la memoria,1
ganadora del Premio Especial de Novela “José María Arguedas” que
otorga la Casa de las Américas.
Por estos archipiélagos caribeños, de sangres y culturas mezcladas,
conocemos muy bien el rostro múltiple de las transculturaciones que
nos fue dejando el proceso de colonización, con sus Sandovales y sus
Orellanas, sus Analias a duras penas rabiosas, sus Benkos decididos a
no perder el nombre, sus beatos convencidos de que “la realidad enlo-
quece”. Y conocemos las propiedades de esos árboles que son, en rea-
lidad, moradas de dioses y dioses ellos mismos, como la Ceiba, por
ejemplo, “de grandes proporciones y de belleza tan solemne y mayestá-
tica”, a la que le debemos —observa la etnóloga Lydia Cabrera, basán-
dose en el testimonio de numerosos informantes— que la especie
humana no se haya extinguido durante el Diluvio universal, pues al
acercarse las aguas a su tronco se detuvieron respetuosamente, y los
hombres y animales refugiados allí se libraron de perecer ahogados.
¿Por qué esos adjetivos y esas inagotables leyendas nos suscitan, de
pronto, curiosos paralelismos? ¿Una construcción verbal puede ser
asociada a un tipo de belleza “solemne y mayestática”? ¿Acaso esa
imagen del Diluvio que amenaza con borrarlo todo de la faz de la
Tierra es una metáfora del Olvido? Y ese acto de preservación que
tiene tanto de epopeya como de magia, ¿podría representarse con la
figura de Iroko, que según los lucumíes y los congos es el santo que
habita la ceiba? El hecho es que todo esto —espléndida arquitectura
verbal, preservación de la memoria histórica, exorcismos del pasado,
invocación de un mundo diferente— es la oscura, luminosa amalga-
ma de que parece estar hecha la novela de Roberto...
Ahora vemos con cuánta pasión y lucidez, con qué sostenido aliento
creador se cumplió su propósito —un propósito generacional, según

1
Roberto Burgos Cantor. La ceiba de la memoria. Seix Barral [Planeta], Bogotá, 2007,
409 pp.

198
CATAURO
confiesa él mismo en Señas particulares— de “hacer del estilo un do-
minio de la crítica, corregir las versiones oficiales de lo histórico, de-
nunciar el pasado”... El resultado es —como hemos podido comprobar
los ávidos lectores de La ceiba de la memoria— una conmovedora
experiencia estética y humana. Nuestra vieja deuda se acrece con
ese conjunto de historias y personajes recorrido por las escandalosas
tensiones de la crueldad y la injusticia, por el vacío que van dejando
los cadáveres en las bodegas de los barcos negreros o en los nichos de los
campos de concentración, por el bullicio tumultuoso de los tambores
africanos, por los rezos nunca respondidos, por la incurable nostalgia
de mundos irrecuperables, y por el placer que nos proporciona ese
estilo caudaloso y sinfónico que es para nosotros una clara demostra-
AMBROSIO FORNET
ción de maestría y autenticidad.
Editor,
investigador y Por favor, estimado amigo, trasmítele a Roberto mis parabienes y
ensayista. ratifícalos con un fuerte abrazo.

Ambrosio Fornet

En el umbral del amor. La vida y obra del segundo


beato cubano: fray José Olallo Valdés (1820-1889)

MICHAEL COBIELLA GARCÍA

El tema religioso, en su sentido holístico, en la historia y la cultura


cubanas ha tenido siempre un lugar y un papel muy relevante. Este
postulado toma verdadera significación, y puede ser corroborado, si
nos adentramos profusamente en el arduo proceso que llevó a la for-
mación de nuestra multifacética nacionalidad y compleja realidad
de nación a lo largo de los siglos pasados. En Cuba se dieron cita
múltiples manifestaciones de religiosidad popular y varios corpus de
religiones institucionalizadas, todas ellas traídas por los distintos gru-
pos étnicos que llegaron y poblaron el archipiélago antillano en dis-
tintas épocas históricas. Todas contribuyeron, y siguen contribuyendo
CECILIO ESEVERRI hoy día, en mayor o menor medida, a conformar una parte muy impor-
CHAVARRI: EN EL tante de la cultura cubana actual. Sin embargo, una de estas religio-
UMBRAL DEL AMOR. EL
SIERVO DE DIOS JOSÉ
nes en específico, el cristianismo católico romano, que engloba el
OLALLO VALDÉS, O.H., conjunto de las prácticas institucionalizadas más todo el imaginario
ORDEN HOSPITALARIA DE religioso popular desprendido de su esencia, fue siempre predomi-
SAN JUAN DE DIOS.
POSTULACIÓN GENERAL, nante en cuanto a práctica religiosa oficial e institucional con respec-
BARCELONA, 1995. to a las demás, e incluso, se puede decir, en cuanto a alcance popular,
sobre todo en el largo período de dominación colonial hispánica y en
el más de medio siglo de época republicana. Esto se explica por una

199
CATAURO
serie de circunstancias y de procesos político-ideológicos y culturales
bastante conocidos que se produjeron en el devenir histórico de la
mayor de las Antillas. El catolicismo romano, tanto el oficial-eclesial
como el de raigambre y expresión transcultural popular, tuvo una im-
portante influencia en las numerosas manifestaciones de la cultura
material y espiritual cubana que surgieron con el tiempo. Sus dogmas
de fe, su filosofía teológica, su catecismo, liturgia y eucaristía, su ideo-
logía religiosa y su modo de vida oficial o mundano, encarnados en la
labor cotidiana de los principales componentes de la jerarquía ecle-
sial, así como la obra y la vida ejemplar de muchos de sus integrantes
menos encumbrados y más dados al verdadero cultivo de la religión,
tuvieron una tremenda repercusión en todos los aspectos psicosocia-
les de la vida del hombre libre o esclavo, rico, común o pobre, civil o
militar, blanco, mestizo o negro, que habitó el archipiélago cubano en
todas esas épocas.
Y es precisamente en uno de estos contextos anteriores donde se
desarrollan las distintas manifestaciones de la religiosidad católica,
el que tiene que ver con la obra que se pretende reseñar. Se trata, en
sí, del sendero tortuoso pero redentor que comprende toda la vida y
la obra conocida de uno de esos tantos hombres humildes consagra-
dos al verdadero ministerio religioso en la etapa decimonónica cuba-
na. Estamos hablando específicamente del ciclo vital en que amó,
sufrió y obró el hermano hospitalario José Olallo Valdés, nuestro
segundo beato, así instituido y declarado solemnemente por la Iglesia
Católica de Cuba a finales del año 2008. Vida, y sobre todo, quehacer
que son el objetivo manifiesto y cumplido del libro titulado En el
umbral del amor. El siervo de Dios José Olallo Valdés, O.H. Esta obra es
de la autoría de un correligionario de orden suyo, al parecer de na-
cionalidad española, fray Cecilio Eseverri Chaverri, y fue publicada
por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Postulación General,
en la ciudad de Barcelona, en 1995. En el umbral del amor, como nos
comenta su propio autor en el prólogo, no es para nada un libro aca-
démico de acuciosa faena investigativa, sino más bien una obra de
divulgación necesaria que nos acerca sucinta y cartesianamente a la
figura histórica abordada, mediante un formato impreso de 112 pági-
nas, que incluye una presentación, un prólogo, nueve capítulos no
numerados, una referencia biográfica significativa, la bibliografía con-
sultada, y un magnífico pliego fotográfico en color.
Fray Eseverri comienza a introducirnos en este libro singular al
hacer una breve semblanza histórico-social y geográfica de Cuba,
desde la llegada de Colón hasta principios del siglo XIX, así como una
corta narración sobre la vida de san Juan de Dios, fundador de la
Orden Hospitalaria, y de cuándo y cómo esta orden religiosa llegó a

200
CATAURO
la Isla; sin duda, con las miras en ubicar explícitamente el contexto
socio-cultural en que nació el beato José Olallo. En los siguientes
cuatro capítulos el autor pasa a relatar los primeros momentos en la
vida del Hermano Hospitalario, al menos aquellos que son plena-
mente conocidos; su nacimiento y depósito delante de las puertas de
la Casa Cuna de San José, en La Habana del año 1820. Su niñez y
primeros años de adolescencia como huérfano recogido, primero en
la Casa Cuna y posteriormente como interno de la Casa de Benefi-
cencia de la capital; años estos marcados, es verdad, por el abandono
de sus padres biológicos, y por el hecho de llevar un apellido signo de
la orfandad, el de Valdés, pero desprovisto de la desesperanza o amar-
gura irremediable; sin el deseo de alimentar un malsano rencor, con
la agradable vivencia de un lapso en que se le inculca el amor al
prójimo, la benevolencia y el respeto hacia los otros; se le instruye en
las primeras letras y conocimientos escolares, y en donde se manifies-
ta la génesis de lo que sería su posterior vocación religiosa y el cultivo
del amor a Dios Padre y a la Iglesia como cuerpo de Cristo y como
institución religiosa en sí.
En varios de los siguientes epígrafes el autor sigue adentrándose
en aspectos trascendentales de la vida y del inicio y posterior desarro-
llo de la labor religiosa del beato Olallo. De manera especial se desta-
ca su entrada en la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios,
por plena convicción y auténtica vocación, con tan solo 15 de años
de edad, así como su traslado y arribo, con esa misma edad, a la
ciudad de Puerto Príncipe en abril de 1835, lugar donde permanece-
ría por el resto de su vida, y donde se entregaría con verdadera abne-
gación a la obra caritativa, curativa y asistencial que lo señalaría
ante Dios, la Iglesia y el pueblo cubano. De cómo el joven fraile hos-
pitalario emprendería una tenaz y concienzuda preparación como re-
ligioso y como enfermero y cirujano en los primeros años de su vida en
clausura, a fuerza de vencer numerosos obstáculos materiales y espiri-
tuales, producto de las condiciones nada favorables en que se encon-
traba el panorama religioso cubano en la época, así como por no pocas
incomprensiones y oposiciones de miembros de la propia orden a la
que pertenecía. Resalta, por igual, su inmensa labor en los años pos-
teriores, en especial su trabajo como enfermero-cirujano y su minis-
terio de asistencia y caridad al enfermo, moribundo, marginado e
impedido físico o mental, en donde centra especial atención por el
cuidado de los niños enfermos y sin escuela, los ancianos sin familia,
los presos enfermos y los leprosos. En estos capítulos el autor nos reve-
la además cómo el “padre” Olallo, como lo identificaba siempre el
pueblo humilde, fue haciendo frente a las siempre crecientes dificul-
tades que padecieron el Hospital de San Juan de Dios en Puerto

201
CATAURO
Príncipe y la Orden Hospitalaria en general. De cómo, con el paso de los
años, sus tareas se vieron duplicadas y triplicadas, al ir muriendo los
pocos hermanos colegas suyos, y él, entonces, tener que asumir el
ejercicio de único enfermero mayor-cirujano y hasta, llegado el mo-
mento necesario, el de Superior y administrador de este importante
centro religioso durante un lapso de diez años.
En los diversos capítulos de este libro sobre el beato Olallo, fray
Eseverri intercala algunos epígrafes en los que, de una manera acer-
tada, se relatan importantes aspectos de la historia sociopolítica y
económica de Cuba y de la metrópolis española en aquellos tiempos,
los cuales se hilvanan coherentemente con la información que se
brinda sobre el hospitalario cubano. También se nos exponen algunas
de las diversas situaciones por las que atravesó la Orden de San Juan
del Hospital en España y en el mundo durante la etapa cronológica
abordada, es decir, entre los años 1820-1889. No obstante, a pesar de
lo útil de intercalar toda esta información complementaria, se debe
afirmar que lamentablemente los epígrafes relacionados con aspectos
de la historia de Cuba contienen algunas imprecisiones de contenido
notables y algunos errores en cuanto a fechas, quizás porque el autor,
al elaborarlos e incluirlos en el libro, se basó por lo general en obras
españolas que versan sobre la historia de la Isla en el período aborda-
do, en lugar de acudir más a las fuentes bibliográficas cubanas sobre
la materia. De todas maneras, como nos dice el autor al principio
de la obra, este libro no pretende ser una diligente investigación
histórica o sociológica, por lo que vale el intento de fray Eseverri al
haber tratado de acometer tan exigente empeño académico con vis-
tas a realizar esta narrativa de divulgación sobre el padre José Olallo.
Otras facetas conocidas, y muy trascendentales, en la vida del
beato Olallo se nos describen en esta obra algo apologética en el
estilo de su narración, pero que resulta un gran acercamiento biográ-
fico a esta figura religiosa cubana. En especial, es significativa la
época en que vivió y trabajó fray José Olallo durante la Guerra inde-
pendentista de los Diez Años. Según fray Eseverri, en estos durísimos
años para la nación y nacionalidad cubanas, el humilde Hermano
Hospitalario curó y asistió cristianamente a hispanos y cubanos por
igual, sin importar las rivalidades político-ideológicas que los enfren-
taba, aunque siempre, siempre, sus más recónditos sentimientos se
inclinaban hacia los segundos, por ser él mismo un hijo de la patria
humillada por el indigno yugo colonial que la oprimía. En este marco
histórico, y muy en el contexto de la participación camagüeyana en
las luchas anticolonialistas, se destaca el episodio misericordioso en
que, desafiando la crueldad y perfidia de las tropas españolas, le cupo
la suerte de asistir y lavar el cuerpo sin vida del insigne patriota

202
CATAURO
camagüeyano, y general del Ejército Libertador cubano, Ignacio Agra-
monte, en mayo de 1873, una vez que fue conducido su cadáver a la
ciudad de los tinajones. Como colofón de esta obra, el autor nos rela-
ta algunos aspectos trascendentales de los últimos años de la vida del
beato Olallo, en momentos posteriores a la guerra y hasta su muerte
ocurrida en 1889. En estos pasajes se pone de manifiesto el constante
bregar de fray José Olallo Valdés por tratar de aliviar, curar o recon-
fortar a sus queridos enfermos, desahuciados y marginados que se
encontraban en el Hospital de San Juan de Dios, e incluso fuera de
este recinto religioso, sin importar su desgaste y cansancio físico, sin
reparar en la afectación creciente y crónica de su propia salud. Lo
importante, lo determinante en su vida era alcanzar la gloria de Dios
Padre, a través de la entrega total y amorosa, sin condiciones de nin-
gún tipo, ayudando al prójimo más apremiantemente necesitado. Ese
era, y lo fue, el espíritu de toda su obra y vida en esta tierra cubana.
MICHAEL COBIELLA Sí, debió tener defectos, tentaciones, fallas y desilusiones, como todo
GARCÍA
ser humano, no importa que se sea religioso o laico, creyente o ateo,
Investigador.
Fundación pero supo imponerse a todo con su fe, su amor y su entrega diaria a
Fernando Ortiz. Dios y a sus hermanos, los hombres de todas las condiciones.

203
CATAURO
Presentación
de originales
Catauro ha sido concebida fundamentalmente para el estudio de la vida sociocultural
cubana, sus entornos menos conocidos, el imaginario cotidiano y la cultura popular. Es
una publicación que servirá para atesorar el acervo de nuestra cultura nacional,
caribeña y latinoamericana.
El interés principal de Catauro es la compilación y divulgación del saber antro-
pológico y etnológico, tanto nacional como internacional. Es un espacio de debate
científico en donde se promueve la creación y la profundización en los estudios de
estas especialidades, y la contribución de sus investigaciones a las ciencias sociales.
Catauro recibe artículos en español, inglés, portugués y francés.

NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE ORIGINALES


• Los trabajos serán inéditos o no • Las notas explicativas o biblio-
deben haber sido publicados en gráficas deberán aparecer a pie
español. de página.
• La extensión máxima de los tex- El orden de la información en las
tos no excederá de 25 cuartillas referencias bibliográficas al final
para la sección “Contrapunteos”, del artículo:
ni las quince para las secciones Para libros:
“Imaginario” y “EntreVistas”. Apellido, nombre de autor. Tí-
• Los artículos se presentarán con tulo de libro (en cursiva). Edito-
impresión legible, a dos espacios, rial, ciudad, fecha.
Los autores en párrafo español, en tipografía Para artículos:
deberán enviar sus
colaboraciones a: Times New Roman 12 puntos y Apellido, nombre de autor. “Tí-
un total de 28 a 30 líneas por tulo” (entre comillas). Título en
Revista Catauro,
Fundación cuartillas foliadas y además una cursiva de la publicación, ciudad,
Fernando Ortiz, copia en disquete en Word so- año, página(s) citada(s).
Calle 27 no. 160 bre Windows. • Los autores deben entregar un
esquina a L,
El Vedado, Plaza, • Los autores adjuntarán sus cré- breve resumen del contenido tra-
Ciudad ditos más importantes (profesión, tado en el artículo (no debe ex-
de La Habana, especialidad, filiación institu- ceder de diez líneas).
Cuba.
Telefax: (537) 830 06 23 cional y nacionalidad), tanto en • En caso de que se entreguen
Telf: (537) 832 43 34 la versión impresa como en la imágenes digitalizadas junto con
e-mail:
ffortiz@cubarte.cult.cu
digital. los trabajos es indispensable, por
Daniel Álvarez, • No se devolverán los origina- normas de impresión, que sean
Jefe de Redacción. les recibidos. escaneadas a 300 dpi.

204
CATAURO

You might also like