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TIPOS DE FALACIAS
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INTRODUCCIÓN
Hablar de una ´Falacia´ a nivel discursivo se ha hecho tan común como vincularlas directamente con la politiquería misma,
sin embargo, a ciencia cierta ¿Qué es la falacia? Según la Real Academia Española (RAE), la falacia significa un engaño,
fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien – con razón la relación- sin embargo, también lo define el diccionario
jurídico como el hábito de emplear falsedades para mal ajeno, incluso etimológicamente deriva (del latín: fallacia, que
alude a ‘engaño’). Por lo tanto, no cabe duda que la falacia no es más que una forma asertiva y a la vez dañina de atraer,
conducir y orientar el sentido de las cosas o personas hacia la conveniencia particular, algo así como ´ser aparentemente
misericordioso al manipular en tiempos de elecciones´, ´denotar sencillez´ e incluso hablar de patriotismo intencionalmente
valiéndose de las emociones.
No menos interesante encontramos que, desde la época de Aristóteles se atañe el término al cual él denominó ´Refutaciones
sofísticas´ caracterizando de esta manera 13 clases de falacias que posteriormente se subdividen entre las que dependen
del lenguaje y las que no. Las falacias son tan necesarias no sólo para la lógica, sino también en el campo político,
periodístico, retórico y científico puesto que, desde cualquier área se usan bien sea para argumentar o persuadir.
Las falacias pueden ser argumentos tan perniciosos y dañinos porque se camuflan entre la veracidad llegando a ser
ampliamente nocivos y difíciles de detectar al ser vicios arraigados en la argumentación, consecuentemente es propio aclarar
que, dentro de las refutaciones sofisticas se engendraban dos figuras como el silogismo que hace alusión a ´un razonamiento
lógico a base de dos premisas correctas´ y el parasilogismo que nos recuerda que ´es un argumento o razonamiento inválido,
que se plantea sin una voluntad de engaño´, cabe destacar que estos términos se alejan ampliamente del ´sofisma´ que,
filosóficamente hablando es un argumento capcioso que se pretende pasar por verdadero y tuvo sus adeptos que se
denominaban ´Los sofistas´ frente a los cuales los filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles no estaban de acuerdo dado
que, apelaban a la ´moral´ y la sabiduría con un carente interés de hallar en sí la verdad absoluta -sólo primaba sus alardes
sobre un criterio racional-.
A raíz de esto, nace la refutación que es en efecto la negación misma de una presuntuosa conclusión con argumentos
sólidos, entonces esta situación brinda a Aristóteles la oportunidad perfecta para desarrollar los ´ Elencos en el ámbito
argumentativo´ dividiendo así en 4 clases la argumentación: la argumentación instructiva, la dialéctica, la ejercitaría y La
contenciosa dando como resultado que, la argumentación instructiva sea más demostrativa al buscar la exactitud de las
ciencias y basar sus premisas en principios verdaderos y evidentes – la disputa entre alumno y profesor-, en contraste, la
argumentación dialéctica busca en la opinión del interlocutor gran parte de las premisas relativamente probables Por otro
lado, la argumentación ejercitativa tiene como finalidad reconocer y escudriñar desde lo que propone el adversario ofreciendo
posturas críticas, y finalmente se encuentra la argumentación contenciosa o erística que sólo busca la vanagloria de la
sabiduría a partir de razonamientos poco factibles.
Ahora bien, claramente se ve reflejado que el estudio de las falacias fue durante mucho tiempo de gran interés en las
sociedades antiguas y, se empleaba como modo de combatir con estratagemas intelectuales la ignorancia misma y la
apelación a las falacias como figura de engaño frente a la sociedad, haciendo de esta manera más legitima la igualdad y la
veracidad al evitar la controversia, la banalidad y la vanagloria social de sabiduría. Con esto se conseguía obtener, la
minimización de una sociedad poco culta, un dialogo más consecuente y fundamentado.
Con este proverbio "Contra astuto, astuto y medio". Aristóteles ideó en la teoría la manera de frenar el sofisma y recolectar
los principios de las premisas dando como resultado que, hoy día hablemos de las premisas válidas y no validas según sus
análisis metateóricos para evitar la intrusión del engaño sobre la prevalencia de la veracidad y la validez en todo sentido.
Esto es preciso hallarlo en campañas políticas, donde el político o dirigente pretende llegar a las masas por medio de
propuestas que si no llegasen a llevarse a cabo podrían tener posteriores consecuencias. Sin embargo, como se mencionó
previamente, son estrategias que promueven estas personas para poder llegar al pueblo, logrando así que voten o los
elijan ya que, de no elegir entre “únicamente esas dos opciones”, el país o determinado territorio, verá grandes efectos
negativos.
De otro modo, se dice que en este tipo de disyuntivas lo que se pretende es sentenciar o dar a saber que todo lo se está
discutiendo se debe a una de las alternativas
propuestas, es decir, no hay espacio para ninguna otra
pues las expuestas son únicamente las acertadas; o es
una o es la otra, no hay lugar para otra opción. Si una
de esas categorías se rechaza, entonces
necesariamente se dice que la correcta es la otra. Por
ejemplo, en la guerra contra el fanatismo no hay
márgenes; estás con nosotros o con los fanáticos. En
realidad, hay una tercera opinión, que podría ser
perfectamente neutral; una cuarta, que podría estar en
contra de ambas; e incluso una quinta, la cual podría
empatizar con elementos de ambas.
FALACIA AD IGNORANTIAM
Resulta sencillo encontrar este tipo de falacia una vez enciendes la televisión y
escuchas un discurso político, y es que trata en afirmar o aseverar que algo es
cierto porque no se puede (o no se ha podido) demostrar que es falso, o por lo
contrario, que algo es falso porque no se ha demostrado que su naturaleza es
verdadera. En otras palabras, cabe destacar que este tipo de falacia busca
apoyarse en la inhabilidad de contestar por parte del adversario. Es decir, el
insinuante estima que su aserción es válida –aunque no se compruebe- si nadie
es capaz es capaz de hallar un argumento que lo contradiga o desmienta. Así, se
dice que al no haber nadie que pueda probar lo contrario, esta falacia se resguarda
en la ignorancia o presunta ignorancia del interlocutor al no poder desmentir lo que
están afirmando o comentando. En esta falacia se cae muy a menudo dado que,
muchas personas suelen “comer entero”, es decir, no se cuestionan acerca de su
realidad, sino que, por el contrario, aceptan y acatan cualquier dictamen o concepto que puede llegar a ser desmentido
siempre y cuando se tengan pruebas o argumentos sólidos.
FALACIA AD POPULUM
Esta falacia es más común de lo pensado puesto que, radica en afirmar algo que es de la opinión general de la gente, en
vez de presentar argumentos o razones sólidas que la sustenten.
Fácilmente nos cruzamos con este tipo de falacia cada vez que un dirigente se presenta al pueblo con un sin número de
palabras que buscan persuadir la opinión popular “mostrando” lo que conviene o no conviene a las masas, porque al lograr
esto, estaría ganándose la aceptación de las mismas, todo por compartir iguales ideales, por ejemplo.
Este tipo de falacia se refleja en cada uno de los momentos en el que un individuo es cuestionado acerca de un tema en
específico y su respuesta inmediata –al carecer de argumentos sólidos o de peso- es “todo el mundo sabe que…”.
FALACIA AD YOUTUBIUM
La falacia del Falso Dilema, Falsa Dicotomía o Bifurcación consiste en exponer dos opciones como las
únicas posibles: (sino votams por x terminaríamos como Venezuela) falso dilema
FALACIA AD IGNORATIAM
La falacia del Falso Dilema, Falsa Dicotomía o Bifurcación consiste en exponer dos opciones como las
únicas posibles:
FALACIA AD POPULUM
La falacia ad populum es seductora porque apela a nuestro deseo de pertenecer y adaptarnos, y a nuestro
deseo de seguridad y protección. Es un recurso común en la publicidad y la política. Un manipulador inteligente
de las masas que trata de seducir a aquellos que alegremente asumen que la mayoría siempre tiene razón.
FALACIA DE LA GENERALIZACIÓN APRESURADA
FALACIA AD IGNORATIAM
La “falacia ad youtubium” no existe como tal de forma oficial, pero resume perfectamente el conjunto de
falacias que alguien comete cuando pretende anteponer en un debate los documentales conspiranoicos que
La falacia ad ignoratiam consiste en sostener la verdad (o falsedad) de una proposición alegando que no
existe prueba de lo contrario, o bien alegando la incapacidad o la negativa de un oponente a presentar
pruebas convincentes de lo contrario. Quienes argumentan de esta manera no basan su argumento en el
conocimiento, sino en la ignorancia.