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MAXIM GORKI

(ALEKSÉI MAXÍMOVICH PESHKOV)


(МАКСИМ ГОРЬКИЙ [АЛЕКСЕЙ МАКСИМОВИЧ ПЕШКОВ]-
MAKSIM GOR´KIJ [ALEKSEJ MAKSIMOVIČ PEŠKOV])

16(28).03.1868-18.06.1936

por Roberto Monforte Dupret

Biografía

Maxim Gorki nació en Nizhni Nóvgorod en el seno de una familia


extremadamente humilde. Perdió a su padre a los cinco años de edad y a su madre poco
después. Tras quedarse huérfano, fue acogido por su cruel y rudo abuelo quien, debido a
su funesta situación económica, se vio obligado a sacarlo de la escuela a los nueve años
y a ponerlo a trabajar. Su infancia transcurre entre escenas de violencia familiar,
carencia, privaciones, crueldad y desgracias.
Así pues, Gorki desde su más tierna infancia tuvo que trabajar de zapatero en su
localidad natal, en la que permaneció poco tiempo, pues su
naturaleza inquieta e intrépida le hizo variar continuamente de
profesión. Esta fue la principal razón por la que adquirió un
gran conocimiento de la vida y de las gentes de baja condición
social, lo que más tarde se convertiría un material de
inapreciable valor en la configuración y la descripción de los
personajes que aparecen en sus novelas.
Tras abandonar su ciudad natal trabajó en un taller de un
pintor de iconos, como comparsa en un teatro popular, como
basurero, para después enrolarse como pinche de cocina en un
barco que navegaba por el Volga, allí conoció a un cocinero que
le abrió las puertas de la lectura y la literatura. Durante el
fructífero periodo que trabajó como pinche de cocina, Gorki se
empapó con la lectura de todos los grandes clásicos europeos
(Dumas, Balzac, Stendhal, Flaubert, Pushkin, Lérmontov, Turguénev, etc).
Poco tiempo después, encontramos a Gorki en Kazán donde entabló amistad
con algunos estudiantes de humanidades que despertaron en él la inquietud y el deseo
por el estudio. Su escasez de recursos económicos le cierra las puertas de la
Universidad, y se ve obligado a trabajar como empleado en una panadería. Es
precisamente en Kazán donde comienza su actividad política al conocer a Andréi
Derenkov y a varios estudiantes de ideas revolucionarias, quienes, además de
transmitirle el ideario político del momento, le instruyeron en las diversas ciencias. En
1888, Gorki enfermó de gravedad y estuvo a punto de suicidarse.
Tras su periplo por diversas ciudades de Rusia, Gorki acaba regresando a su
ciudad natal donde se pone a trabajar como escribiente en el despacho de un abogado.
Sin embargo aquel modo de vida tan sedentario y monótono le hastió de tal manera que
decidió de nuevo dedicarse a recorrer el sur de Rusia, donde trabajo en la industria
pesquera, en la construcción de muelles portuarios, de ferrocarriles, como batelero, etc.
Para entonces Gorki ya había cambiado, era un hombre con más recursos, su
cultura había aumentado notablemente y en 1892, estando en Tiflis, publicó en un
periódico local, Cáucaso, su primera obra Makar Chudrá. Después en 1893 tuvo la
suerte de contactar con Korolenko, que supo apreciar sus excelentes dotes literarias y le
prestó su ayuda para perfeccionar su estilo y conseguirle un trabajo en las oficinas de un
periódico de Samara. Gorki comprendió entonces que era el momento de responder a su
clara vocación literaria y en 1895, con ayuda de Korolenko, publicó en la revista
populista La riqueza rusa su relato Chelkash; a continuación durante los años 1896,
1897 consiguió publicar varios relatos que fueron todo un éxito entre los lectores rusos.
Este éxito, se debió quizás a que Gorki fue el primero en introducir en la
literatura la figura de los bosiakí, de la gente desharrapada, de las personas a quienes la
marginación social les sitúa en una posición infrahumana, de los hombres plenamente
individualistas, encarnaciones puras del espíritu de libertad que añoraba el pueblo ruso.
La actividad literaria de Gorki era paralela a su dedicación política. Su activismo
político le llevó a ser arrestado dos veces en tres años (en 1898-por su relación con
movimientos revolucionarios- y en 1901-por la publicación de un artículo contra el
régimen zarista) y a exiliarse en Crimea donde tuvo la suerte de conocer a A.P. Chéjov
y L.N. Tolstói.
En 1902 eligen a Gorki como miembro honorífico de la Academia de Ciencias
de Rusia, pero Nicolás II expresó su indignación y anuló el nombramiento por sus
subversivas actividades políticas. Hubo muchas protestas e incluso Chéjov y Korolenko
presentaron su dimisión, pero aún así el zar se negó a incluir al escritor en la Academia.
Por entonces Gorki ya no era un desconocido ni en su patria ni en el extranjero,
prueba de ello era el hecho de que desde 1901 sus obras eran traducidas a varios
idiomas y sus dramas como Bajos fondos o Pequeños burgueses recogían numerosos
éxitos e todos los escenarios de Europa.
Sin embargo, su compromiso social y su activismo político le llevaron a
participar en la Revolución rusa de 1905, lo que le acarreó una serie de persecuciones y
arrestos. La influencia de L. N. Tolstoi, así como la avalancha de cartas en protesta por
su encarcelación, forzaron a las autoridades a poner en libertad a Gorki. La situación de
Gorki en Rusia se hacia cada vez más insostenible y se vio obligado a abandonar el país.
En 1906 se marchó al extranjero. Primero llegó a Berlin y después se dirigió a
París. En la primavera de 1906, el gobierno ruso, arruinado por la desastrosa guerra
ruso-japonesa, negociaba con los EE.UU. un préstamo que debía ayudarle a consolidar
su situación interior. En el extranjero, Gorki tenía dos objetivos principales recaudar
fondos para la causa bolchevique y soliviantar a la opinión pública occidental en contra
de tal préstamo.
Tras su fallida misión en Francia, Gorki se refugió en los Estados Unidos. El
periodo que pasó en los Estados Unidos, si políticamente fue más bien estéril,
artísticamente fue uno de los más fructíferos. Allí empezó su obra cumbre La madre,
escribió la pieza teatral Los enemigos, así como una gran cantidad de libelos políticos de
extremada violencia. América que no le gustó excesivamente a Gorki lo que dejó bien
patente en su acre y crítica obra, América, el país del diablo amarillo.
A su regreso de América en otoño de 1906, Gorki busca un refugio, pero tras el
eco que tuvo por todo el mundo su propaganda contra el préstamo zarista, no podía
volver a Rusia, por lo que decide instalarse en Capri, donde permanecerá siete años. En
Capri organizó una escuela de propaganda revolucionaria contra el régimen zarista. Los
estudiantes fueron entre otros Lunacharski, Trotski, Bogdanov, etc. A pesar de sus años
de exilio, para Gorki la única realidad que existía y por la que se preocupaba, era la de
su país.
En 1913, aprovechando que con el 300 aniversario de la dinastía Romanov hubo
una amnistía general para los participantes de la Revolución de 1905, Gorki regresa a
Rusia. Allí tomó parte por los derrotistas que deseaban desencadenar la revolución
aprovechando la derrota segura del zarismo en la I Guerra Mundial, lo cual abocaría
irremediablemente al país hacia la revolución. Durante esta época escribe obras como
Entre la gente, Mis universidades e Infancia.
Al estallar la revolución rusa en 1917, Gorki se mostró como un entusiasta
partidario de ella, pero más tarde exteriorizó su disconformidad con los procedimientos
empleados por el nuevo gobierno. Esto le acarreó la desconfianza y la hostilidad de las
autoridades soviéticas que prohibieron la publicación de sus obras y artículos. Entonces,
imposibilitado en su labor literaria, Gorki se dedicó a las obras sociales y culturales.
Organiza casas de escritores, funda una comisión para la mejora de las condiciones de
vida de los intelectuales, monta editoriales, proyecta revistas, abre bibliotecas populares,
todo esto en medio de la penuria de medios propia de la instauración de un orden nuevo
levantado sobre los escombros de la guerra y la miseria endémica de la gran nación
rusa.
Esta actitud tan independiente de Gorki gusta cada vez menos al poder soviético
que opta por “exiliarlo” bajo la excusa de enviarlo a diversos hospitales europeos para
tratarse la tuberculosis que había contraído. De 1921 a 1924 vivió en Berlín. En 1924 se
traslada a Sorrento (cerca de Nápoles) donde vivirá hasta 1928. Su estancia en Sorrento
es una época de gran actividad literaria, pues escribirá una gran cantidad de artículos y
verán la luz obras tan importantes como El caso de los Artamónov (1925), o la
gigantesca Vida de Klim Samguín (1925-1936), de cuatro volúmenes.
En 1928, a raíz de su sesenta cumpleaños el autor regresa a la Unión Soviética,
pero no se decide a quedarse por la desconfianza que le producen las nuevas autoridades
soviéticas. Finalmente ante la insistencia de Stalin, Gorki acaba estableciéndose
definitivamente en la Unión Soviética. Una vez en su patria, Gorki se dedicó a la
fundación y colaboración en revistas, a la formación de nuevos escritores soviéticos y
concluir su obra La vida de Klim Samguin. Se hizo miembro del PCUS, de la Academia
de Ciencias, recibió numerosos premios y condecoraciones y en 1934 se hizo presidente
de la Unión de Escritores de la URSS. Ese mismo año encabezó la redacción de uno de
los libros más escandalosos de la época, El canal del mar blanco donde defendía los
trabajos forzados como uno de los elementos más útiles en la reeducación de lo
criminales y su reinserción en la sociedad.
El 18 de junio de 1836 falleció Gorki. Se ha especulado mucho con su muerte y
según las autoridades soviéticas, Gorki fue médicamente asesinado por el complot
urdido por un grupo de de doctores del centro trostkista de derechas. Lógicamente, en
la muerte de Gorki, como la de otras tantas víctimas de los procesos de Moscú y del
“gran terror”, siempre ha planeado la mano de Stalin y sus secuaces.

Obra

Gorki se inició en la literatura con la publicación, en la revista Caúcaso, de su


relato Makar Chudrá. A éste siguió, en 1895 y gracias a la mediación de V.G.
Korolenko, la publicación en la La riqueza rusa de su relato Chelkash. Este relato abre a
Gorki las puertas de las publicaciones periódicas y las de la fama. Ese mismo año
aparecen La vieja Izerguil y El canto del halcón y tres años más tarde, en 1898, dos
volúmenes que contienen otra serie de relatos cortos que como los anteriores se
caracterizaban por su romanticismo y sus personajes vagabundos y desharrapados.
Uno de los rasgos principales de estos relatos reside en sus protagonistas,
personas de baja extracción social, el proletariado hambriento y degradado de las
ciudades de provincias, borrachos, ladrones, infelices y desdichados de todas clases. A
pesar de ello de ello, Gorki les supo insuflar a estos héroes un aura de romanticismo que
venía definido, sobre todo, por su espíritu de rebelión, su individualismo y sus ganas de
seguir luchando por ser alguien en la vida.
Pero en esta su primera época literaria, Gorki aparte de estos marginados
también retrata el proletariado común: panaderos, zapateros, obreros, ferroviarios, etc.
Un ejemplo de novela corta social con este tipo de héroe es Veintiséis hombres y una
mujer de 1899. Esta obra de corte poético, el mismo la calificó de poema, desprende una
humanidad y fe inquebrantable en la bondad y belleza del ser humano.
Con la llegada del nuevo siglo, Gorki empieza a experimentar con nuevos
géneros literarios, en concreto con el teatro y la novela.
En 1901, Gorki escribió su pieza teatral Pequeños burgueses y la polémica que
suscitó este drama pronto fue superada por el sonoro éxito de público y crítica con el
que fue acogido su, probablemente, más conocido drama, Bajos fondos (1902). Esta
pieza teatral no es tan sólo la descripción de la ruina y el infortunio humanos sino que
también se erige como un alegato a la libertad y la dignidad humana y un drama de
protesta que busca dilucidar la cuestión de quién es culpable de la situación de estos
marginados sociales: ellos mismos por no haber sabido encontrar un lugar en la vida o
los que se encuentran en la cúspide de la pirámide social por haberlos hundido y
degradado hasta el punto de convertirlos en delincuentes y desarraigados sociales. Pero
la producción dramática de Gorki no se acaba con estas dos piezas teatrales, a éstas
siguieron otras como Veraneantes (1904), Los hijos del sol (1905), Los bárbaros y
Enemigos (1906), Los últimos (1906), Vassa Zheleznova (1910), Los Zikov y La falsa
moneda (1913), El viejo (1915).
Estos dramas de principios de siglo se caracterizaba por tener una temática muy
parecida y son básicamente un reflejo de la actitud de Gorki hacia un mismo problema:
la intelectualidad rusa antes, durante y después de la revolución de 1905. La mayoría de
los argumentos giran entorno a la tesis de que la intelectualidad rusa se había alejado del
pueblo y por lo tanto había perdido la legitimidad para ser el garante de sus derechos y
el guía de su futuro destino. A pesar de su dudoso valor literario y de no poseer una
verdadera intriga, los dramas de Gorki lograron un gran éxito por su interés local y sus
poderosas escenas de ambientes y tipos.
Tras un largo lapso de tiempo, en 1931, Gorki retomó su producción teatral
intentando crear una especie de tetralogía dramática que se compondría de los siguientes
títulos: Egor Bulichov y otros, Dostigáiev y otros, Sómov y otros que debería haberse
completado con Riabinin y otros. Este ciclo dramático se caracteriza, ante todo, por
tratarse de una serie de relatos de personajes de determinados ambientes.
También a finales de siglo es cuando Gorki comienza con su producción
novelística. La triada compuesta por las novelas Fomá Gordéiev (1899), Los tres (1900-
1901) y La madre (1907-1908) deja bien patente la fuerte tendencia social que Gorki
quiso imprimir a sus creaciones y sirvieron de espaldarazo definitivo para su
consagración definitiva en el panorama de las letras rusas de principios de siglo.
Foma Gordéiev por su situación cronológica dentro de la producción de Gorki se
entronca directamente con los relatos de vagabundos. En estas obras se hace una
colorida descripción de la clase capitalista rusa y de la ruina de un buscador de la verdad
aplastado por la reciente y especuladora burguesía.
En Los tres, el autor ruso nos relata la vida de tres jóvenes y sus anhelos por salir
del pozo de miseria y degradación en el que se encuentran, meta que al final no
alcanzaran pues la infamia del ambiente corrupto y degenerado donde se desarrolla sus
vidas acaba por ahogar sus sueños y aspiraciones.
Sin lugar a dudas la novela que catapultó a la fama a Gorki fue La madre, obra
que también se reveló como culminación desde el punto de vista de su ideario social y
revolucionario. Esta obra narra como una madre, Pelaguia Vlásova, tras ser detenido su
hijo Pavel por agitador revolucionario y ser desterrado a Siberia, decide continuar con la
labor de éste.
Estas novelas, al igual que sus piezas teatrales, se caracterizaban por sus
debilidades estructurales y su esquematismo, sin embargo Gorki consiguió compensar
esos defectos con una mezcolanza muy singular de imágenes de gran crudeza y
dramatismo, con otras llenas de sentimentalismo y emoción.
En 1908 publica Confesión, cuyo sabor simbólico, religioso y espiritual le valió
la crítica de sus contemporáneos más revolucionarios y el enfado de Lenin.
Tras Confesión, escribió lo que podríamos considerar un pequeño ciclo
costumbrista, compuesto por las novelas La pequeña ciudad de Okurov (1909) y La
vida de Matvéi Kozemiakin (1810-1911). Estas dos obras son un panorama de la vida
provincial rusa donde describe sus costumbres, su pobreza y su tedio. La despiadada y
cruel pintura que hizo Gorki de la vida de provincia rusa tenía por objetivo destruir las
bases del régimen social que hacía posibles los horrores y miserias que dichas obras
narran.
Tras su regreso temporal a Rusia, publica tres novelas autobiográficas Infancia
(1914), Entre la gente (1916) y Mis universidades (1923), donde relata su niñez en casa
de su abuelo, sus peripecias como aprendiz en diversos oficios y el ambiente de maltrato
y brutalidad donde creció. Sin embargo, aparte de su carácter autobiográfico estas obras
son un espejo del ambiente de los pequeños burgueses rusos.
Extrañamente a lo que se pueda pensar, la obra de Gorki posterior a la
revolución de octubre es paradójicamente preevolucionaría, pues nunca escribió una
ambientada el la Rusia posrevolucionaria. Da la sensación de que el marco cronológico
de la creación literaria de Gorki se detiene con la Revolución rusa de octubre. Entre las
obras más destacadas de su etapa final cabe destacar El caso de los Artamónov (1925) y
la colosal Vida de Klim Samguín.
La primera de ellas, El caso de los Artamónov, nos presenta el desarrollo de la
clase capitalista rusa desde 1861 (año de la manumisión de los siervos de la gleba) hasta
1917 (año de la Revolución socialista) a través de tres generaciones de personajes. Estas
tres generaciones de los Artamónov se corresponden con las tres fases históricas del
capitalismo ruso: el fin del régimen feudal, la aparición de la gran industria y el
proletariado, y el afianzamiento y victoria final de la idea revolucionaria.
También prerrevolucionaria es su obra inconclusa La vida de Klim Samguín (4
volúmenes), donde Gorki se proponía dibujar una detallada crónica histórica de la vida
social de Rusia desde 1880 hasta 1917. El protagonista de esta inacabada novela es el
individualista abogado Klim Samguín, el típico intelectual de la época que se aproxima
a la ideología revolucionaria para después traicionarla y acabar sucumbiendo.
A pesar de sus fallas de estilo y composición, las obras de Gorki son ricas en
detalles, sus diálogos son vivos y sabrosos, y los retratos de los personajes llenos de
fuerza. Gorki se reveló como un escritor optimista lleno de fe en el hombre y la razón
que supo dar a sus obras un toque romántico que las hacia más atractivas.

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