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G. Ricardo, Víctor. (2009). Fue el Estado el que se oxigenó.

Experiencias y lecciones del

proceso de paz durante la administración de Pastrana. Bogotá, D. C.: Fundación Cultura

Democrática.

Edwin Ferney Correa Álvarez1

En pleno proceso de implementación de los acuerdos pactados entre el Gobierno Nacional y

las FARC-EP, surge algunos interrogantes, por un lado, la pregunta por las características de la

negociación que llevaron a que se lograra el desarme de la guerrilla más vieja del mundo y por

otro lado, qué aprendizajes quedaron de anteriores procesos de negociación en los que no se

logró pactar con dicha organización alzada en armas.

Sobre esta última interrogante podemos encontrar algunas respuestas al acercarnos al prologo

escrito por Víctor G. Ricardo, para la compilación hecha por Álvaro Villarraga en la “Biblioteca

de la paz: serie El proceso de paz en Colombia”, en el cual narra su experiencia como Alto

Comisionado para la Paz durante la primera mitad del periodo presidencial de Andrés Pastrana

Borrero (1998 – 2002).

En primer lugar comienza por describir su experiencia como funcionario público en relación

al tema de la paz, previa a su cargo de Alto Comisionado para la Paz, entre las que destaca su

participación como Viceministro de Gobierno y Secretario General de la Presidencia del

expresidente Belisario Betancur, y la delegación como parlamentario, de parte del Congreso de

la Republica, en los acercamientos por la paz hechos desde la presidencia de Cesar Gaviria.

En segunda instancia cuenta cómo fue el proceso de acercamiento con las FARC-EP, en dos

momentos. El primero de ellos, siendo aún candidato a la presidencia Pastrana, consistió en

exponer a las directivas de la guerrilla su interés de iniciar la negociación una vez fueran

elegidos, y de igual manera, evaluar la voluntad de la otra parte ante dicha propuesta,
1
Psicólogo y estudiante de la maestría en Ciencia Política de la Universidad de Antioquia.
encontrando que se mostraban interesados aun cuando existían diferencias en los temas y la

manera en que se pretendía negociar. En esta oportunidad, se habló sobre el establecimiento

común de una agenda, la creación de cultivos alternativos que motivaran el tránsito a dejar los de

uso ilícito, una asamblea constituyente como posibilidad que brindara instrumentos jurídicos y

políticos para el proceso, y la importancia del entendimiento del conflicto armado de parte de la

comunidad internacional que permitiera la inversión social en materia de sustitución de cultivos.

En un segundo momento, ya como presidente electo Pastrana, se acordó una reunión con las

FARC-EP en la que se discutió, por un lado, el tema de la zona de distensión y los tiempos para

decretarla y hacerla efectiva, y por otro lado, el establecimiento del compromiso de parte del

gobierno de combatir a los paramilitares.

Como se observa, es posible encontrar algunas continuidades en los puntos a negociar con la

guerrilla, al respecto se puede traer a colación las declaraciones hechas en una entrevista

realizada por Piedad Córdoba a Rodrigo Londoño alias “Timochenko” máximo comandante de

las FARC-EP. En esta, expresa su preocupación por la restructuración de agrupaciones

paramilitares, la cultura del paramilitarismo en Colombia y el peligro que representa para la

guerrilla en el proceso de posconflicto (Lodoño, 2015).

Víctor G. Ricardo continua contando su experiencia, esta vez describe el acercamiento que se

realizó con el ELN. Esta organización guerrillera propuso la creación de una Convención

Nacional la cual implicaba la suspensión de la acción militar en una zona del país, que

posibilitara un ejercicio de diálogo en condiciones de seguridad que incluyera a la sociedad civil.

Por parte del gobierno se abrió la puerta para trabajar en ello y se expresó el interés por

configurar una agenda común con la FARC-EP, que permitiera integrar los procesos.
El proceso de la instalación de la zona de distensión preocupación y rechazo de parte de

diferentes sectores del país, ya que representaba retirar la fuerza pública de la zona, lo cual era

interpretado por algunos miembros de las Fuerzas Militares como inoportuno e inviable; sin

embargo, se establecieron diálogos con ellos ya que esa medida era un compromiso asumido

desde la presidencia para dar viabilidad al proceso de negociación. Al respecto surgieron otros

cuestionamientos, por un lado habían personas que no lograban entender que el establecimiento

de una zona de distensión implicaba el cese de hostilidades en dicho lugar, pero que la

confrontación continuaría en otras, mientras no se acordara el cese al fuego en la mesa; por otro

lado, la actuación de las autoridades estatales sin la presencia de la fuerza pública era motivo de

preocupación y debate público, sin embargo el ex-comisionado explica que se había acordado

que las FARC respetarían a la autoridad local y que además se crearía una policía cívica que

posibilitara el ejercicio de sus funciones.

Otro hecho que marcó el proceso de negociación, que afectó su credibilidad y que generó

rechazo de parte de la sociedad fue la famosa foto de la silla vacía, ocurrida el 7 de enero de

1999. Sobre este suceso el autor explica, que debido a la infiltración de 3 hombres de los

paramilitares en la zona de distensión con la intensión de atentar contra su vida o la de Manuela

Marulanda Vélez, el líder de las FARC-EP informa al Comisionado que para evitar posibles

contratiempos no asistirá a la instalación de la mesa de negociación y pese al intento por

disuadirlo de su decisión, dada la importancia simbólica que representaba que tanto él como el

presidente hicieran presencia, se negó argumentando que las conversaciones se adelantarían con

los negociadores y no directamente con él razón por la cual se presencia no era necesaria. Sin

embargo, esperaban que a última hora cambiara de parecer y por esto decidieron disponer una

silla vacía al lado de Pastrana.


A propósito de estas declaraciones, el expresidente desmiente la versión del excomisionado,

como evidencia muestra un vídeo, que data del 9 de julio de 1998, en el que se encuentra junto a

Manuel Marulanda y este confirma su asistencia (El Espectador, 2014). Por su parte, en

declaraciones dadas por Víctor G Ricardo, afirma que el suceso del ingreso de los paramilitares

se dio una semana antes de la instalación de las negociaciones (ELTIEMPO.COM, 2014).

Ya con las negociaciones en curso, se generaron algunos impases debido a la violación de la

reserva en varias oportunidades, que generó una interpretación descontextualizada de parte de la

opinión pública; además el fortalecimiento y expansión de los grupos paramilitares llevó a que la

guerrilla se levantara temporalmente de la mesa. Con todo eso el proceso continuó, se acordó

una agenda común y se puso en marcha las audiencias públicas, bajo el entendido de que

procesos anteriores habían demostrado la importancia de la participación ciudadana.

Otro paso importante fue el proceso de internacionalización de la negociación, la cual tenía

por objeto mostrarle a la comunidad internacional el proceso, solicitar apoyo en la inversión,

conocer esquemas políticos que sirvieran para desarrollar la agenda y el respeto por el Derecho

Internacional Humanitario.

Una nueva crisis se hizo presente en el proceso con la iniciativa del plan Colombia, la cual fue

presentada en principio como netamente social, pero tiempo después se reveló un alto

componente de cooperación militar, razón por la cual la guerrilla y algunas comunidades que

hubiera podido participar, se mostraron desconfiadas contribuyendo al debilitamiento del

proceso.

En sus últimas páginas se dedica a contar las razones de su renuncia y una experiencia que le

permite reflexionar sobre las razones que llevan a muchas personas a involucrarse en la guerrilla.
Por último estable siete lecciones del proceso y concluye afirmando que fue el Estado quien

se oxigenó con el proceso de paz. A propósito de la lecciones dice que (i) es necesario

comprometer en el proceso a los actores principales del país y mantener la reserva y

discrecionalidad, (ii) realizar esfuerzos hacia la educación para la paz, (iii) dar un mensaje a la

guerrilla sobre la necesidad de alcanzar unidos la paz, (iv) la paz debe ser una política de Estado

y no solo de gobiernos, (v) la guerra no solo se puede concebir en el plano militar, sino también

en lo social, lo político y en los medios de comunicación, (vi) la guerra se gana ante todo en la

realidad social, por tanto se tiene que trabajar en una propuesta integral donde todos estén y por

último (vii) no se puedo alcanzar la paz sin justicia social, dicho en otros términos, se requiere

paz con cambios, paz positiva.

En cuanto a la afirmación de que fue el Estado quien se oxigenó, la sustenta con datos que

muestran las derrotas que venían sufriendo las fuerzas militares y el déficit económico para

mantener la guerra. Es en este contexto que se hace posible reflexionar sobre las condiciones que

dieron como resultado el fracaso de la negociación; por un lado se encontraba una guerrilla con

una capacidad militar en aumento y un proceso de expansión geográfica en el territorio nacional,

que aunado a una serie de victorias frente a las fuerza militares y un Estado atravesado por una

crisis económica y de legitimidad, veía en la toma del poder por vía las armas una posibilidad

latente. En este contexto surgieron diversas interpretaciones en las cuales se afirmaba que el

proceso de negociación, y más exactamente la zona de distensión, se configuraba como una

estrategia de las FARC-EP para aumento su capacidad militar, además se evidenciaron acciones

violatorias de los derechos humanos, tales como, homicidios, secuestros, amenazas a las

autoridades locales, negativa a la verificación y la utilización de la zona de distensión como

retaguardia para organizar ataques. (VERDADABIERTA.COM, 2008)


Por otro lado, el Víctor G. Ricardo nos invita a considerar que el interés de negociación de

parte del gobierno correspondía a una estrategia de contención de la insurgencia, y extendiendo

la interpretación, también buscaba generar un panorama que pusiera la legitimidad de estos en

juego (COLPRENSA, 2012), mientras se establecían la condiciones para la consolidación del

Plan Colombia que permitiría el fortalecimiento y modernización de las fuerzas militares y a su

vez, el repliegue de las FARC-EP a su zona de retaguardia histórica, trayendo también otros

resultados menos optimistas, como por ejemplo el aumento de cultivos ilícitos, de

desplazamiento forzado y de violaciones a los derechos humanos. (Rojas, 2016)

En conclusión, es posible conjeturar que el proceso de paz fracasó debido que ambos actores

veían en este una posibilidad de contención del enemigo, al tiempo que se fortalecían con el

propósito de alcanzar la victoria por vía militar.

Bibliografía

COLPRENSA. (18 de Febrero de 2012). El Colombiano. Obtenido de

http://www.elcolombiano.com/historico/zona_de_distension_nunca_mas-MBec_170518

El Espectador. (9 de Octubre de 2014). El Espectador. Recuperado el 16 de Noviembre de 2017,

de https://www.elespectador.com/noticias/politica/pastrana-insiste-desmentir-victor-g-

ricardo-articulo-521333

ELTIEMPO.COM. (8 de Octubre de 2014). El Tiempo. Recuperado el 16 de Noviembre de

2017, de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-14656715

Lodoño, R. (29 de Septiembre de 2015). Entrevista especial con Timoleón Jiménez, líder de las

FARC-EP. (P. Córdoba, Entrevistador) TeleSUR. Obtenido de


https://videos.telesurtv.net/video/449187/entrevista-especial-con-timoleon-jimenez-alias-

timochenko/

Rojas, Jorge R. (4 de Febrero de 2016). El Espectador. Obtenido de

https://www.elespectador.com/noticias/politica/plan-colombia-o-paz-colombia-articulo-

614798

VERDADABIERTA.COM. (2008 de Septiembre de 2008). VERDADABIERTA.COM. Obtenido

de http://www.verdadabierta.com/la-historia/la-historia-de-las-farc/288-conflicto-

armado-periodo-3

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