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En un cuadro de Fernando Botero titulado el Exvoto, se aprecia al artista, de rodillas ante la

Virgen, pidiéndole el milagrito de ganarse la Segunda Bienal de Coltejer de 1970... Pero no ganó.

Cuatro años después, las directivas del Museo de Antioquia, que en ese momento se llamaba
Museo de Zea, le dijeron al artista, medio en serio medio en broma, que él debería venderle esa
pintura a la institución.

La respuesta fue la donación del cuadro.

Esta fue la primera de más de 400 obras que el artista ha donado a entidades públicas del mundo.
“El comienzo de un camino que lo llevó a convertirse en el principal referente del arte colombiano
y latinoamericano —sostiene la museóloga Lucrecia Piedrahíta—. En vida, ha logrado darse cuenta
de su gloria y disfrutarla. Además de haber expuesto en los museos más importantes, sus obras
están en el espacio público de grandes urbes, lo mismo que en notables colecciones privadas”.

Es precisamente este colombiano glorioso, Fernando Botero Angulo, el artista conocido por los
gordos de sus pinturas, dibujos y esculturas, el protagonista de hoy, cuando celebra 85 años: nació
en Medellín el 19 de abril de 1932.

A partir de 1983, Botero comenzó a exponer en todo el mundo. Él es tal vez el único artista que se
ha dado el lujo de exponer sus obras en las avenidas y plazas más famosas del mundo, como los
Campos Elíseos, en París; la Gran Avenida, de Nueva York; la Rambla del Raval, de Barcelona; la
Plaza del Comercio, de Lisboa; la Plaza de la Señoría en Florencia; frente al palacio de Bellas Artes,
en Ciudad de México. Incluso llevó sus figuras a las Pirámides de Egipto.

Las obras son de todos

La gente de Medellín se ha apropiado de las esculturas de la Plaza Botero y de las que están en
otros lugares: el Gato de San Cristóbal, el Torso de Mujer (“La gorda”) frente al Parque de Berrío,
que es un punto de encuentro para muchos; los Pájaros del Parque San Antonio... Hasta parece
que las personas terminan de pulir los bronces de tanto tocarlos y recostarse en ellos.
“Las obras del maestro tienen gran conexión con las familias, con los adultos y los niños. El suyo es
un arte claro, directo y fácil de entender”, comenta María del Rosario Escobar, directora del
Museo”.

Lucrecia explica que Botero “es conocedor de la técnica como nadie y revisor del arte del
Renacimiento y el Bizantino. Él es producto de la disciplina”. Esta investigadora goza
especialmente con el Botero pintor y dibujante de los 60, 70 y 80, por sus fuertes trazos y el
color... “Mi favorita es la pintura la Mano”. Una obra hecha a lápiz, acuarela y pastel

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