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SOLUCION DE CONFLICTOS
Como todos sabemos el diálogo es
una característica esencial de los
seres humanos, pero de la que
desgraciadamente no siempre
hacemos uso. Muchas veces no
nos damos cuenta de que la buena
práctica de esta costumbre nos
ayudaría a sobrellevar mucho mejor
la convivencia en sociedad. El tema
del diálogo es sin duda algo
paradójico, ya que aunque se trata
de una capacidad innata en
nosotros muchas personas no
están dispuestas a emplearlo con la frecuencia necesaria, lo que conlleva a que la resolución del
conflicto se retrase o empeore innecesariamente.
El que se dé el diálogo entre las partes no asegura que el conflicto vaya a resolverse. Sin embargo
al darse un intercambio de opiniones y puntos de vista con una clara intención de establecer unos
acuerdos mínimos es más sencillo de alcanzar. Además si todo esto se hacer desde el respecto, la
actitud de escucha y buen trato, la mitad del camino ya ha sido recorrido.
Sin embargo hablar no es lo mismo que dialogar, ya que el primero de ellos solamente implica que
hay una expresión verbal de lo que uno quiere expresar a la otra persona, pero en ningún caso
implica que haya ningún entendimiento.
Hoy en día hay bastante falta de diálogo que impide a partes implicadas llegar a un entendimiento
y alcanzar un acuerdo.
Los conflictos en cualquier aspecto de la vida son muy comunes e incluso diría que positivos ya
que todos nosotros tenemos diferentes formas de ver las cosas, diferentes gustos, etc. y por lo
tanto una vez hemos hecho uso del diálogo y alcanzamos un acuerdo, se fortalecen los vínculos y
se subsanan las posibles heridas.
Muchas veces lo que impide solucionar el conflicto es que las personas implicadas no están
dispuestas a ceder, se aferran a su postura y consideran que ceder en su postura supone una
derrota y ni siquiera acceden a iniciar un diálogo.
Otro punto importante relacionado con el diálogo es aquel que hace referencia a practicarlo con
sinceridad. Se trata de comunicarse con los demás con el compromiso de ser claro con los actos y
sentimientos que tenemos. Esta forma de actuar requiere de cierto valor del que no todo el mundo
se responsabiliza, pero sin el que la mentira se hará dueña de la situación.
Muchas personas a priori sí son capaces de iniciar un diálogo pero se olvidan de la parte que
implica sinceridad. Esto lo dejan apartado por razones muy diversas que pueden ir desde la
necesidad de agradar a todos, pasando por la necesidad de tener la aprobación del resto y
terminando por el miedo a los disgustos.
Cuando hablamos de sinceridad no estamos haciendo referencia a decir lo que se piensa sin
pensar en lo que se dice, siempre se debe tener en cuenta a nuestro interlocutor. Las cosas
pueden decirse de muchas formas y maneras y en muchos momentos, lo que hay que hacer es
buscar el momento oportuno.
La sinceridad en algunos momentos puede
incluso “doler” pero en el fondo lo que hace es
prevenirnos de males peores y nos ayuda a
superar dificultades incluso mayores o
posteriores.
Superar el método de negociación basado en posiciones, por uno que parta de las
necesidades e intereses reales de los trabajadores, las empresas y las personas.
Organizaciones de trabajadores y empleadores con la capacidad de interactuar y con
acceso a información y espacios pertinentes.
Buena voluntad y compromiso para participar en dicha interacción.
Respeto de los derechos fundamentales de libertad de asociación y negociación colectiva.
Por último, una vez discutidas las posibles soluciones, decida la opción que mejor hace
frente a las necesidades de ambas partes y de la organización. Póngalo por escrito, con
acciones acordadas claramente explicadas. Es importante realizar un seguimiento del
progreso y reforzar el éxito de forma positiva con elogios verbales.
Recuerde que la paz no es la ausencia de conflictos, sino el tramite civilista
de los mismos. Así que el diálogo que se produzca entre trabajadores y
gerentes durante el desarrollo del conflicto, ayuda a construir una mejor
sociedad.