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I.- INTRODUCCIÓN. II.- EL BIEN JURÍDICO PENALMENTE PROTEGIDO. III.- TIPICIDAD. IV.-
IMPUTACIÓN OBJETIVA (ACCIONES A PROPIO RIESGO). V.-UN ARGUMENTO DESDE EL ANALISIS
ECONÓMICO DEL DERECHO. VI.- CONCLUSIONES. VII.- BIBLIOGRAFÍA
I.- INTRODUCCIÓN:
El delito de financiamiento por medio de información fraudulenta no es tipo penal del cual se haya
escrito mucho en nuestro país, ello a pesar de la relevancia que va adquiriendo la dogmática en
relación al Derecho Penal Económico. En este sentido, el presente trabajo trata de aportar con
algunas consideraciones de carácter dogmático en relación al tratamiento que se le da al delito de
financiamiento por medio de información fraudulenta en nuestroordenamiento jurídico, pero
además se expone fundamentalmente la necesidad de utilizar criterios de imputación objetiva al
momento de hacer el juicio de tipicidad de dicho delito.
expectativas patrimoniales
III.- TIPICIDAD:
El Texto Legal:
El artículo 247º del Código Penal, establece como presupuestos para la comisión del delito de
obtención fraudulenta de créditos, el siguiente texto:
financiera u otra que opera con fondos del público que, proporcionando información o
documentación falsas o mediante engaños obtiene créditos directos o indirectos u otro tipo de
financiación, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro
años y con ciento ochenta a trescientos sesenticinco días-multa.
Si como consecuencia del crédito así obtenido, la Superintendencia de Banca y Seguros resuelve la
intervención o liquidación de la institución financiera, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de cuatro ni mayor de diez años y con trescientos sesenticinco a setecientos treinta días-
multa.
4.”
Puede ser sujeto activo de este delito cualquier persona, en tanto la descripción objetiva no exige
ninguna cualidad específica para ser autor. Si bien es cierto que el tipo describe la
que
usuario
puede ser potencialmente cualquier persona, y no por esa descripción deja de ser un delito común.
No falta quien indica que si el crédito es solicitado por dos personas, vía una sociedad conyugal u
otro patrimonio indiviso, serán penalizados a título de coautores, si es que el préstamo es asumido
por la institución patrimonial[2]. Sin embargo el criterio que aquí se asume es el de previamente
hacer una análisis en el caso concreto de los requisitos para la configuración de la autoría y la
participación en forma individual, lo que a su vez dependerá de la doctrina que en relación a este
tema se asuma. No es, en todo caso momento y lugar para ahondar sobre este punto. Lo dicho
anteriormente
resulta igualmente válido para el caso del tercer párrafo del artículo 247º C.P., que también recoge
el tipo penal comentado.
No se comparte aquí el criterio de que el Estado sea sujeto pasivo de este delito[3]; pues en
atención a la posición asumida respecto al bien jurídico protegido la calidad de sujeto pasivo del
delito deberá recaer necesariamente en la entidad financiera que otorga el crédito. Podrá reputarse
asimismo como sujeto pasivo sobre el cual recae la acción, al analista o funcionario que evalúa la
capacidad de crédito del imputado. Sin embargo no es posible considerarlo bajo ninguna razón
como parte agraviada en el delito.
Acción Típica
: Como puede apreciarse, del tipo penal en comentario se desprende que es necesario para la
configuración del tipo penal, la acción consistente en alegar ante el prestamista (entidad crediticia),
y/o
o utilizar engaños
, con el objeto de causar una representación errónea en el sujeto pasivo, sobre la solvencia del
solicitante de un crédito, lo que conduce a una concesión del crédito que de otro modo, caso de de
conocer la realidad, hubiere sido denegado por el alto riesgo de incumplimiento de las obligaciones
por aquel contraídas. En el aspecto subjetivo, se requiere necesariamente la actuación dolosa; en
tanto el solicitante que aparenta solvencia, en la medida en que lo hace porque duda seriamente
de sus posibilidades de hacer frente al pago por su debilitada situación económica, que
precisamente oculta, al menos habrá actuado con dolo eventual, que es suficiente para la
configuración del delito materia de análisis[4].
comportamiento engañoso
(es decir, para la configuración de este delito, es necesario verificar si la entidad crediticia ha
desplegado una “
diligencia mínima”
al momento de suceder los hechos)[6]. El sólo hecho de efectuar maniobras fraudulentas con el
objeto de inducir a error a la denunciante y así obtener un provecho indebido (sin observar que el
tipicidad
PRIMERO
,porque
el tipo penal exige una relación especial entre el engaño desplegado por el autor y el error de la
víctima, de modo que el error debe ser consecuencia directa y precisa del engaño.
SEGUNDO
, porque cuando el ardid o engaño no sea idóneo para producir el error de la víctima, no será posible
tener por satisfecha dicha relación, pues el error no habrá sido consecuencia precisa del engaño
desplegado por el autor, sino que tendrá su explicación en otra causa distinta.
TERCERO
, en
(idóneo) cuando, a pesar de ser detectado por el hombre medio, la capacidad individual del
engañado no le permitía evitar fácilmente el daño patrimonial,
a contrario sensu
, si el error no es consecuencia precisa del ardid o engaño, sino de la propia
negligencia
de la víctima, no se habrán cumplido los requisitos exigidos por el tipo penal[7], pues la negligencia
del sujeto engañado también adquiere especial importancia en lo que hace al análisis de la relación
que debe existir entre el fraude y el error, así cuando se infringen los deberes de auto tutela, la
lesión patrimonial no es imputable objetivamente a la acción del autor, por mucho que el engaño
pueda ser causal
no constituye fin del tipo de Obtención Fraudulenta de Crédito evitar las lesiones patrimoniales
fácilmente evitables por el titular del patrimonio que con una
penal cumple solo una función subsidiaria de protección, siendo sin duda un medio menos gravoso
que el recurso a la pena, la auto tutela del titular del bien
Llegado a este punto queda por resolver la cuestión de qué grado de diligencia es exigible a la
víctima. Al respecto puede tomarse como criterio válido que
disposiciones reglamentarias
reglas de costumbre
, la violación de éstas por parte de la víctima implicará una imprudencia o negligencia tales que no
podrá calificarse como delito cualquier ventaja ilícita que un tercero haya podido obtener como
fruto de esa negligencia o imprudencia, pues la víctima, más que inducida a error, ha caído en él
por su propia cul
pa”
[8]. Es significativo en este punto lo referido por el profesor Peña Cabrera[9], cuando señala que
financieras como garantía para el otorgamiento del crédito verifican como mínimo la siguiente
información:
a)
Identidad:
La mayoría de los informes de crédito comienzan con los datos personales, tales como los nombres
apellidos, direcciones, empleos, estado civil, ingresos (tanto personales como familiares), entre
otros. Asimismo, en el caso de las personas jurídicas se solicita la razón social, documentación
sobre la inscripción o constitución así como la masa accionaria, actividad habitual, estado
financiero, etc.
b)
Documentos públicos:
La sección de documentos públicos refleja por ejemplo, si el solicitante del crédito tiene algún
proceso judicial por deudas, en el caso de las garantías ofrecidas se verifica si éstas están gravadas
o si el solicitante del crédito guarda derecho legítimo sobre la propiedad ofrecida. También se
incluye información como quiebras, ejecuciones hipotecarias y otros.
c)
Cuentas de crédito:
La mayor parte de los informes de crédito brindad información sobre los antecedentes crediticios.
(…)”
En esta misma línea de argumentación, conviene mencionar además que el crédito bancario, al ser
esencialmente
gestión de riesgos de
impagos”
, la diligencia mínima que cabe exigir a quien concede el crédito, es que investigue los datos
registrales relevantes a tal efecto
[10].
[11]
. En otras palabras,
“ (…)
deberá tenerse presente que para su evaluación se tomará en cuenta los flujos de caja del deudor,
sus ingresos y capacidad de servicio de la deuda, situación financiera, patrimonio neto, proyectos
futuros y otros factores relevantes para determinar la capacidad del servicio y pago de deuda del
deudor.
carácter subsidiario”
. En consecuencia la entidad agraviada no puede obviar hacer las verificaciones mínimas antes
señaladas, cuando ella misma es conciente del elevado riesgo existente en el otorgamiento de
créditos; y solamente después de haber incurrido en mora el inculpado, realizar las acciones de
averiguación respectos a la veracidad de dichos documentos.
No se puede dejar de lado en este trabajo, un tema particularmente sensible para el operador
jurídico cuando se enfrenta a la comisión de estos delitos. Comúnmente se argumenta que imponer
los criterios de imputación objetiva anteriormente señalados, sería consentir una sensación de
impunidad para estas formas delictivas, lo que llevaría como consecuencia la elevación de los costos
para obtener un crédito con el consiguiente perjuicio para un país que busca el desarrollo y que
necesita del capital como herramienta para llevar a cabo dicha tarea. Sin embargo esta afirmación
oculta un argumento falaz (
petitio principii
) pues lo que en realidad eleva los costos en el otorgamiento de créditos son los - a su vez - elevados
índices de riesgos que maneja dicha actividad, en consecuencia de lo que se trata es de definir quien
tiene que internalizar los costos de ese riesgo, es decir establecer si debe ser el estado, la sociedad
o la propia entidad financiera. En todo caso, si el agente reduce voluntariamente y sin prudencia
las cautelas en el ejercicio de su actividad comercial es por que busca mayores márgenes de
beneficio en un negocio más arriesgado. Por ello, no puede pretender que, si el riesgo se concretiza
en un perjuicio, esa reducción de
sus
costes la asuma el aparato punitivo, supliendo con la amenaza penal la cautela que él ha decidido
ahorrarse. Mantener la tutela penal en estos supuestos de búsqueda arriesgada de beneficios
extraordinarios supondría permitir que las empresas trasladen sus costes de reducción de impagos
al ya de por sí atascado sistema penal. Aunque no cabe, por supuesto, negar la responsabilidad del
defraudador en el plano civil, aquí el engaño no es únicamente reconducible a la conducta del
mendaz, sino también a la propia dejación de funciones de la víctima, que pretende obtener
[14]
V.- CONCLUSIONES
: 1.- El bien jurídico protegido en el delito de Obtención Fraudulenta de créditos, no puede ser el
funcionamiento del sistema crediticio y financiero, sino las expectativas patrimoniales de los
sujetos individuales en su condición de elementos representativos de ese sistema (entidad
financiera). 2.- En ese sentido el sujeto pasivo del delito siempre será aquella empresa financiera
que otorgue el crédito, inducida o determinada por la información fraudulenta proporcionada. 3.-
Es necesario reconducir el análisis de la tipicidad siempre a criterios de imputación objetiva, en
donde la actuación de la víctima (al tratarse de un agente económico profesional) tenga una
especial relevancia al momento de evaluar el nexo de determinación entre el fraude y el
otorgamiento del crédito. 4.- No es posible aceptar el traslado de los costes económicos que
implican los riesgos de la actividad financiera al Derecho Penal, pues éste no ésta en condición de
soportar los mismos. En general, las políticas de mercado son las más eficientes para solucionar los
defectos en el sistema económico y no el aparato punitivo.
V.- BIBLIOGRAFÍA
“Obtención Fraudulenta de
Crédito
”; en
Estafa
”, en Actualidad Ju
Los delitos”
, preparado y actualizado por Eduardo Aguirre Obarrio. Buenos Aires, EdicionesTea, 1996, t. II