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aportaciones que la disciplina pue-

de formular al análisis descentra-


do del poder.
El primer capítulo, “Deleuze-

Los encantos del poder Gua­ttari-Clastres: repensar la an­


tropología política”, que funciona

Desafíos de la antropología política*


como una extensión del texto intro­
ductorio, revisita un recorrido po­
sible de la antropología política a
partir de la lectura que los dos
pri­­­meros autores mencionados rea­
Reseñado por Silvina Merenson** ­­­lizan del tercero. La relación en­­tre
segmentariedad y Estado –pensa-
da como una relación no de opo-
sición sino de cualidad– es el pun­
to de partida de este capítulo que
Ha pasado tiempo desde que las y dójicamente, como lo demuestran problematiza la consabida descrip-
los antropólogos se aproximaban los autores, son constitutivas de la ción del Estado en cuanto “caja de
al análisis de lo político y de la práctica misma de la disciplina. resonancia”, explica su sedimen-
po­lítica para explicar, entre otras A lo largo de cuatro capítulos, tación en la literatura sobre globa-
cuestiones, cómo diversas comu­ que suman una introducción y un lización y se plantea identificar a
nidades o grupalidades disponían breve epílogo, el libro propone una los actores detrás de figuras retó-
de regulaciones o formas de legi­ serie de diálogos que toma por pi­ ricas como la del “nómade”. En esta
timación del poder que no se ajus­ lares las obras de Gilles Deleuze, última dirección, la lectura crítica
taban a las instituciones polí­ticas Félix Guattari, Pierre Clastres, del trabajo de James Scott y de lo
modernas de las sociedades occi- Mi­chel Foucault y Jacques Ran- que supone la representación del
dentales. Entre aquel momento y cière. Sus contribuciones, confron- poder estatal como alteridad ra­
nuestro presente, la acumula­ción tadas con los distintos trabajos de dical, es decir, como si éste fuese
de estudios no ha dejado de crecer. campo desarrollados por los auto- ex­terno a la sociedad, se conjuga
Sin embargo, éstos no siempre fue- res, aparecen aquí no como teorías con la propuesta del antropólogo
ron acompañados por una integra- a las que adherir o refutar, sino brasileño Eduardo Viveiros de Cas­
ción sustentable a los debates que como “pistas teóricas y conceptua- tro, cuya idea del Estado responde
guían la reflexión en otros cam­pos les para repensar las potenciali­­da­ más a un registro cosmológico que
y disciplinas, como la filosofía y la des políticas de la indagación an- a una “forma institucional prefigu-
ciencia política. Tal vez, uno de los tropológica” (p. 23). No se trata de rada”. Reunidas cada una de estas
grandes méritos de Los encantos un matiz menor, ya que el texto no piezas, los autores, además de ar­
del poder. Desafíos de la antropo- se propone en cuanto una reflexión gumentar sobre la lógica estatal de
logía política, la reciente entrega cerrada acerca de una se­­­ rie de la sociedad, también lo hacen so­­-
de Marc Abélès y Máximo Badaró, problemas y categorías ya clásicas bre la existencia de un Estado que
radique en saldar esta deu­da; en –poder, política, Estado, resisten- pue­de ser interlocutor, referencia,
quebrar la barrera que, por exce- cia, dominación, etcétera– sino meta, discurso, práctica o antago-
sivo apego terrenal al trabajo de como una suerte de plataforma nista. La reflexión en torno a este
campo, o por reparos hacia las desde la cual reflexionar sobre tipo de facetas que mutan sobre sí
grandes nociones o palabras clave los desplazamientos, contradiccio- mismas constituye, tal vez, uno de
de la teoría social contemporánea, nes y dilemas que nos depara la los aportes que el libro ofrece a los
mantuvo nuestras etnografías al di­mensión política de la práctica debates dominados, muchas veces,
margen de discusiones que, para- etnográfica, pero también sobre las por análisis institucionalistas que

* Marc Abélès y Máximo Badaró, Los encantos del poder. Desafíos de la antropología política, Siglo xxi Editores, Buenos Aires,
2015, 142 pp.
** Investigadora del Centro de Investigaciones Sociales-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y el Insti­
tuto de Desarrollo Económico y Social (cis-Conicet/ides). Araoz 2838 C1425DGT Buenos Aires, Argentina <smerenson@
unsam.edu.ar>.

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Los encantos del poder / Desafíos de la antropología política

presentan visiones homogéneas y


monolíticas, tanto del “Estado”
como de la “sociedad”, aun cuando
no necesariamente los opongan.
El segundo capítulo, “Obsesio­
nes antropológicas: Estado y re-
sistencia”, introduce aquello que,
suponemos, escapa a la lógica
es­tatal y asume formas reactivas,
cristalizadas en agenciamientos y
resistencias de diversa clase. Aquí,
la relación entre poder y resisten-
cia –que retoma el diálogo entre
Clastres y Foucault– busca superar
la distinción dominados/domi-
nantes demostrando, a modo de
ejemplo, que la infrapolítica no es
territorio exclusivo del primer tér-
mino del bi­nomio; que los actores
sociales, entre el consentimiento a
su subor­dinación y su resistencia,
pueden desplegar y ocupar muchas
otras posiciones. En esta dirección,
el ca­­pítulo abre interrogantes que
de­ safían cualquier razonamiento
bi­
nario: “¿Qué ocurre cuando la
legitimidad de la desigualdad se
deriva del hecho de que esta, pa-
radójicamente, promueve algún
grado de agencia y dignidad social?”
(p. 73). La respuesta se inscribe
creativa y productivamente en una
serie de referencias a los estudios
sobre la desigualdad de género,
pero también en la investigación dad o los marcos jurídico-norma- que informa sobre los tópicos ha-
et­­nográfica realizada por uno de tivos, sino que se manifiesta en bituales de la “antropología de la
los autores entre mujeres inte­ imá­ genes, símbolos, corporalida- globalización”, por ejemplo el re­es­
gra­das al ejército argentino, para des y emo­ciones. Los autores re- calamiento de las prácticas en la
quie­ nes su autonomía no radica toman aquí la propuesta de Ran- escena global, sino por lo que logra
en resistir las normas y valores cière sobre la escenificación de la explicar respecto de la política como
institucionales asociados al mun­ política para conectarla con las de “montaje” y el lugar de la “trans-
do masculino, sino en la búsqueda Geertz y Turner. Sus preguntas parencia” como valor moral. La
de reconocimiento de la manera en acerca de los aspectos ceremonia- articulación analítica de ambas
que ellas deciden habitarlos, cues­ les y ri­tuales del poder estatal y no cuestiones nos presenta una orga-
tión que involucra diferentes roles estatal, además de la definición de nización –quizás una de las más
identitarios. la política como un acto de disen- importantes en la escala interna-
El capítulo tres, “Regímenes so que cuestiona la legitimidad de cional– obligada a “informar sin
estéticos de la política”, se centra la distribución de voces, posiciones informar, comunicar sin comuni-
en “los modos en que la expe­riencia y visibilidades, anclan en el traba- car” y a exhibir, porque “todo lo
política se inscribe en una organi- jo de campo desarrollado por los que allí se expone ha sido construi­
zación del campo sensible” (p. 79), autores en la Organización Mundial do con ese fin” (p. 97); cu­yos fun-
es decir, pretende captar aquello de Comercio. El caso resulta suma­ cionarios se sienten impotentes
que no se explica por la racionali- mente sugerente, no tanto por lo ante el poder de intervenir, fuerte-

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Lecturas

mente patrullado por el principio estudiamos son movimientos so- de relecturas de autores y catego-
de “neutralidad”. ciales o causas que nos son caras? rías de amplia circulación. Su pro-
El capítulo cuatro, “El poder Las respues­tas, que implican en sí puesta, por momentos compleja si
des­­de cerca: enfoques, dilemas mismas una nueva reflexión sobre no se cuenta con una lectura previa
y desafíos”, nos sitúa en la dimen- el po­der, particularmente en el caso de las principales obras que estruc-
sión política y ética de la producción del víncu­lo etnográfico con las turan el texto, hace del desafío una
de conocimiento antropológico. Aquí élites, nos regresan a la introduc- seductora invitación. Marc Abélès
los autores exploran algunos de los ción y a la propuesta general del y Máximo Badaró muestran con
presupuestos teóricos que recaen libro: la necesidad de hacer de creces cuánto puede ganar y apor-
sobre las nociones de “antropolo­ nuestro entrenamiento para pro- tar la etnografía cuando se suma a
gía colaborativa” y “antropología ducir desplazamientos –espaciales, diálogos que atraviesan la agenda
comprometida”. “¿Qué ocurre”, se tempora­les, ideológicos, etcétera– actual de las ciencias sociales, al
preguntan, “con la voluntad de la cla­ve con la cual acceder a las mismo tiempo que advierten sobre
‘colaboración’ cuando no hay posi­ dimensiones desconcertantes y sus efectos –esquemáticos, modéli-
bilidad de generar empatía o iden- ambiguas del poder; aquellas que cos, etcétera– que son, también, un
tificación ideológica, política o no encajan en ningún binomio, no modo en que se cristaliza el poder
ética con los grupos estudiados?” están plasmadas en una ley o, si- en la producción de conocimiento.
(p. 112). ¿Qué sucede, por el con- quiera, recu­rren a la palabra. La invitación de los autores radica,
trario, con el análisis crítico de los Los encantos del poder. Desafíos entonces, en guiarnos por un ca-
conflictos, los intereses y las luchas de la antropología política sintetiza mino que parece avanzar a partir
por el poder cuando aquello que más que un conjunto de debates y de preguntas, dudas y paradojas.

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