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INTRODUCCIÓN

A pesar del avance de la ciencia médica y de la difusión de esta información entre


amplios sectores de la población, prevalecen algunas creencias equivocadas
respecto a las enfermedades asociadas con microorganismos.
Por un lado se encuentran aquellas que se relacionan con la superstición como el
“mal de ojo”, que supuestamente causa vómito, fiebre y diarrea o los “aires
malignos” que se argumenta producen gripas y neumonías.
Es importante explicar que si bien muchas enfermedades son producto de
nuestros hábitos, como el tabaquismo o una dieta inadecuada, en ningún caso son
“castigos” por nuestra conducta con un origen inexplicable. Los científicos han
avanzado a grandes pasos en buscar las causas de las enfermedades que nos
aquejan y han logrado identificar a la mayoría de los agentes patológicos.
Con el desarrollo del microscopio se descubrió la gran biodiversidad de seres
microscópicos que habita el planeta. El mundo de los microbios es quizá tan vasto
como el propio universo baste decir que un puñado de tierra contiene tantos
microorganismos como seres humanos el planeta. De la incansable labor y el
esfuerzo de hombres y mujeres de ciencia por más de 200 años surgió
la microbiología, ciencia que los estudia.
Muchos de estos seres microscópicos —como las bacterias, algunos hongos y
protozoarios, como las amebas— se han asociado a enfermedades infecciosas
desde tiempos remotos, pero solo con el desarrollo de la ciencia y la tecnología
modernas se les ha identificado.
Los seres vivos tienen un ciclo de vida durante el cual pueden contraer una
enfermedad infecciosa y morir. Las enfermedades infecciosas han estado
presentes desde el inicio de la vida, particularmente desde que se originaron las
bacterias, que son las causantes de una gran variedad de enfermedades que
ahora conocemos gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Los seres humanos lidiaban en la antigüedad con las enfermedades de manera
diferente como lo hacemos ahora. Sabían de la existencia de una enfermedad
cuando se presentaban ciertos síntomas que se asociaban en muchas ocasiones
con la muerte. Para ello, desarrollaban remedios curativos con base en las
propiedades naturales de algunas plantas, por ejemplo, y aunque no tuvieran la
certeza de cómo ocurría la curación, tenían una gran fe en ellos. Además, y como
parte de las creencias que se tenían de las enfermedades, en muchas culturas
organizaban actos religiosos que en ocasiones incluían sacrificios, para pedir
perdón a los dioses por el castigo divino.
Es probable que en narraciones de tradición oral o escrita hayas escuchado de
fenómenos o enfermedades extrañas. Precisamente los mitos son relatos de
acontecimientos prodigiosos, cuyas causas también son extraordinarias. En
medicina existen muchos de estos mitos o ideas falsas, según los cuales algunos
síntomas difíciles de explicar se asocian a agentes sobrenaturales
CREENCIAS E IDEAS FALSAS
A pesar de los grandes avances en medicina, microscopía y técnicas de
prevención de enfermedades infecciosas, en la actualidad sigue habiendo gran
desconocimiento y desinformación entre la población, acerca de cómo se
contagian estas enfermedades y cuál es exactamente el papel de los
microorganismos que las causan.
Creencias antiguas sobre algunas enfermedades
Desde la época prehispánica, los mexicas conservaban tortillas húmedas hasta
que se formaran en ellas hongos rosas y azules, que probablemente has visto. Las
utilizaban para hacer emplastos que ponían directamente sobre las heridas
infectadas.
Sin saberlo, aplicaban una sustancia curativa, descubierta muchísimo tiempo
después, a principios del siglo XX, en Inglaterra, por Alexander Fleming, quien
estudiaba cultivos de bacterias.
Un cultivo de Fleming se contaminó accidentalmente con cierta clase
de hongos del género Penicillium. Este investigador notó que donde crecía el
hongo no proliferaban las bacterias. Así, al aislar la sustancia que impedía el
crecimiento bacteriano, se dio cuenta de su gran poder para el tratamiento de
ciertas enfermedades; la llamópenicilina.
Hacia 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, se empezaron a aplicar
inyecciones de penicilina a los militares para curar enfermedades como la
bronquitis y la neumonía, entre otras. De tal suerte empezó la industria de los
antibióticos.
La peste bubónica causó epidemias en Europa durante el siglo XIV. La primera
registrada ocurrió entre 1348 y 1351 en Italia; mató a cerca de 25 millones de
personas. La epidemia se extendió a otros países, como Francia, Inglaterra,
Alemania, Dinamarca, Polonia e incluso Rusia.
Esta enfermedad es causada por una bacteria alojada en una rata enferma,
conocida como rata negra. Si una pulga muerde a dicha rata, puede transmitir el
microbio, ya sea a otro roedor o a un ser humano. A esta enfermedad se le
nombró muerte negra, y se disemina por todo el cuerpo provocando graves
alteraciones de la salud que comienzan a manifestarse por escalofríos, fiebre,
dolor de cabeza y dolor muscular.
En ese entonces, el medio para controlar su expansión era la cuarentena, es decir,
dejar en observación por cuarenta días a los enfermos hasta que muriesen o se
recuperaran.
Hoy sabemos que la peste puede controlarse exterminando a la rata y la pulga
que la diseminan.
Muchas personas conservan ciertas creencias o ideas falsas sobre algunas
enfermedades; por ejemplo, hay quienes siguen creyendo que la lepra se puede
contraer al tocar a un paciente infectado.
Durante siglos se aisló o desterró a los leprosos; incluso se construyeron
leprosarios, donde se les confinaba hasta la muerte. En la actualidad, los leprosos
pueden llevar una vida normal bajo vigilancia médica y con el tratamiento
adecuado.
LOS ARGUMENTOS CIENTÍFICOS EXPLICAN LAS CAUSAS DE LAS
ENFERMEDADES MICROBIANAS
Mediante el uso del microscopio en la investigación científica se logró conocer y
experimentar con los diferentes microorganismos que causan las enfermedades
infecciosas, esto contribuyó a mejorar la salud pública, ya que se establecieron
estrategias y planes de sanidad y se descubrieron medicamentos para combatir a
los microbios. Revisemos algunos ejemplos históricos sobre esto.
El estudio sistemático de las enfermedades y sus agentes causales obligó a
buscar explicaciones que sustituyeran las creencias e ideas falsas acerca de ellas,
y no solo en la medicina tradicional, sino también en otros campos como el
agrícola y el alimentario.
En el siglo XIX, Louis Pasteur recibió la visita de un fabricante de alcohol intrigado
por que en algunos barriles, en lugar de alcohol, se producían ciertos ácidos,
mientras en otros se producía normalmente el alcohol. Pasteur tomó muestras de
ambos barriles y observó su composición al microscopio.
En la muestra correspondiente a los barriles normales encontró
microorganismos hoy conocidos como levaduras; en la otra, microbios en forma de
bastoncillos. Con estos argumentos fundamentados científicamente,Pasteur había
encontrado la fuente de la contaminación en los barriles de alcohol. Gracias a
estos descubrimientos se superó la idea de agentes sobrenaturales causantes de
enfermedades.
Para probar que un microbio es la causa de una enfermedad, debe cumplirse lo
siguiente.
1. Siempre puede encontrarse un microorganismo específico relacionado con una
enfermedad determinada.
2. Se puede aislar y cultivar el microorganismo en el laboratorio.
3. El producto del cultivo producirá la enfermedad si se administra a un animal
susceptible.
4. Del animal infectado experimentalmente, se puede obtener el microorganismo
para cultivarlo de nuevo.
Gracias al desarrollo científico y tecnológico, ahora contamos
con vacunas contra la difteria, la viruela, la tosferina, el tétanos, la poliomielitis, la
tuberculosis, la rabia, entre otras enfermedades. Y se han desarrollado infinidad
de antibióticos.
El uso de estos medicamentos no basta para erradicar las enfermedades, lo
mejor es evitar la propagación del agente infeccioso, pues a esto se debe su
supervivencia. ¿Cómo impedirlo? Esto varía según el tipo de microorganismo; por
ejemplo para prevenir la amibiasis se deben observar medidas de higiene como
lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño, lavar frutas y verduras
con agua potable, hervir el agua antes de bebería, etc. En el caso del dengue, hay
que evitar que el agua se estanque. Para prevenir la influenza es necesario evitar
los lugares públicos y lavarse las manos.
Se cree ingenuamente que el contagio de enfermedades se da una vez que se
manifiesta la enfermedad, pero no es así. Desde que el microbio infecta al ser
humano empieza a reproducirse, aunque solo produzca molestias cuando se
acumula un número abundante de microorganismos. Durante este periodo,
denominado incubación, se pueden transmitir las enfermedades como el
sarampión, la influenza o la rabia.
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enfermedades-microbianas/

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