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¿POR QUÉ DESCRECER?

- SEGUNDO COLOQUIO-27 DE NOVIEMBRE

Ponencia para el Segundo Coloquio La Apuesta por el Descrecimiento

27 de noviembre de 2007

Jueves, 29 de noviembre de 2007

http://red-ecomunidades.blogspot.com.ar/2007_11_01_archive.html

Existen muy buenas razones para apostar por el Descrecimiento: el desastre social y
ambiental del mundo moderno, podría ser motivo suficiente, sino es que el desastre
mundial de la salud, de la alimentación, de las instituciones, de los gobiernos, del sistema
jurídico , de los asuntos financieros, y de la paz, entre otros aspectos, también obligan a
apostar por el Descrecimiento. Todas estas crisis mundiales tienen su propia autonomía,
pero se retroalimentan entre sí y tienen su origen en lo mismo: en el crecimiento excesivo.

El crecimiento económico es responsable directo del desastre ambiental que afecta al


mundo entero. Por desastre ambiental global entendemos a la emergencia del
calentamiento global, a la muerte de los mares, a la rápida pérdida de biodiversidad, a la
desertización mundial, a la explosión en la producción de basura y residuos peligrosos,
entre otros grandes predicamentos.

Según la Naciones Unidas, el 70 por ciento de los ecosistemas de la Tierra están


severamente afectados, seis mil especies desaparecen por año, el calentamiento global
reduce 5 % cada año la producción agrícola mundial y la disponibilidad de agua dulce; los
mares son ya una cloaca en la que ha desaparecido la mayor parte de la pesca. Se agotan
rápidamente los recursos naturales como el petróleo, los metales, los bosques, el suelo
fértil; estamos a pocos años del pico del petróleo y de los metales, lo que significa que en
pocos años pueden multiplicar sus precios estos materiales y causar un colapso económico
y político.

De acuerdo con los científicos, el calentamiento global puede significar la elevación de


más de ocho grados en la temperatura promedio hacia el fin del Siglo 21; pero, una
elevación mayor a cuatro grados centígrados puede significar la destrucción del actual
sistema ecológico, incluyendo a la especie humana.

Todos los indicadores ambientales están en rojo, en todo el mundo: desertización; perdida
de biodiversidad, contaminación del aire, del agua, de los suelos; desaparición de los
glaciares en los polos y elevación del nivel del mar y desplazamiento de miles de millones
de personas por motivos ambientales.
Está a la vista la evidencia de la destrucción de nuestras selvas, nuestros bosques, de
nuestros ríos, lagos y manglares; está la vista lo contaminado de nuestro ambiente en las
ciudades. El crecimiento económico dispara la producción de desechos, de basura, humos,
de gases, de contaminantes en la atmósfera; dispara la tala de árboles, los vertidos
venenosos sobre ríos, lagos y mares, el consumo desmedido de energía, agua dulce,
metales, maderas y otros bienes de la Naturaleza; además, provoca una enorme crueldad
sobre los animales.

Es ya excesiva la devastación ambiental en el mundo entero. La Tierra no aguanta más!

La Tierra no puede absorber más de tres mil millones de toneladas equivalentes de


carbono, sin embargo, desde 1990 ya enviábamos seis mil a la atmósfera; como seremos
nueve mil millones de habitantes hacia el 2050, tenemos una cuota de carbón por persona
de cinco kilos por año, y si aplicamos nuestros valores de igualdad, los estadounidenses
deben reducir doce veces sus consumos; seis veces los europeos; pero, los hindúes podrían
aumentar 120% sus consumos, los pakistaníes, podrían duplicarlos y así otros países, en la
medida de sus actuales consumos.

De acuerdo con la noción de la "huella ecológica", propuesta por la Academia de Ciencias


de EUA, la superficie disponible para cada ser humano es de 1.9 hectáreas, sin embargo,
los estadounidenses consumen 10 hectáreas, los franceses seis hectáreas, los africanos
de Mali 0.5 y los de Bourkina 0.1.

Es urgente, entonces, que los que consumen mucho reduzcan radicalmente sus consumos:
la clase alta de México debería reducir quince veces sus consumos y la clase media los
debería reducir a la mitad.

Por otra parte, según el profesor Belpomme, considera que son atribuibles a factores
ambientales el 50% de las infecciones respiratorias agudas, 85% de las enfermedades
diarreicas y el 22% de los canceres.

La sociedad globalizada de nuestros días es totalmente insostenible debido a que excede


la capacidad para resistirla de la Tierra; ya lo hemos dicho anteriormente: se requieren
seis planetas Tierra para que todos los habitantes puedan tener un consumo como el de
los norteamericanos o tres, para tener un consumo como el de los europeos.

Esta sociedad sobrepasa ampliamente los límites de la finitud de la biosfera, por lo que
cualquier argumento y artificio para remediarlo es insuficiente o falaz. Sólo queda el
Descrecimiento.

Pero, el crecimiento económico es responsable, también, del desastre social mundial.

Nunca antes han sido más grandes las desigualdades entre los países poderosos y los
países sometidos a su dominación.
Sólo el ingreso del 1% de los ricos del mundo significa el ingreso del 57% de los más
pobres de la Tierra. Tres familias de las más ricas de la Tierra tienen un ingreso superior
al PIB de los 48 países más pobres del mundo; con sólo el 4% de la riqueza de las 225
personas más ricas del mundo se podría dar acceso a las necesidades mínimas de toda la
población del planeta. Mil millones de personas no tiene acceso al agua potable.

Sin embargo, los poderosos del mundo gastan en armamento anualmente un millón de
millones (un billón) de dólares, mientras mil doscientos millones de personas viven con un
dólar diario. La economía neoliberal considera supernumerarios al 80% de los seres
humanos: no los necesita.

En EUA y en Europa, se dispara la cantidad de casos de depresiones, bipolaridades,


angustias, esquizofrenias, psicosis, y la toxicomanía (drogas, alcohol, juegos de azar y de
dinero), el stress, los problemas alimentarios, y las sociopatías: auto mutilaciones, déficit
de atención con o sin hiperactividad, fobias, etc. En las sociedades opulentas hay más
muertos por suicidios que por accidentes de transito. Las escuelas de estas sociedades
ricas se han convertido en uno de los lugares más violentos: la violencia contra menores en
Europa no ha cesado de aumentar: subió 55% entre 1996 y 2003.

La deportivización de la vida dispara los casos de los combates libres, sin reglas, que se
acercan al estilo del circo Romano. La vigilancia entre ciudadanos y el voyerismo están en
aumento. La violencia domestica reclama cada día más victimas: son ahora la primera
causa de muerte e invalidez entre las mujeres de 15 a 44 años. En Francia cada semana
una mujer es asesinada por su pareja; esta violencia conyugal es el motivo del 60% de las
intervenciones nocturnas de la policía en Paris.

Violaciones, agresiones sexuales, animalidad sexual, hostigamientos, violencia en el


trabajo, violencia psicológica, agresión publicitaria, embrutecimiento electrónico,
contaminación visual, todo esto aumenta sin cesar entre los países llamados desarrollados.

La propuesta del Descrecimiento nace de los escombros de la sociedad de crecimiento;


nace de la evidencia de la destrucción social y ambiental que ocasiona la ideología del
crecimiento, pues el crecimiento es producto de una ideología moderna: la crisis ambiental
global coincide con la generalización del mal vivir, tanto en los países opulentos cómo en
los países empobrecidos.

Esta crisis ambiental y social global y otras, encuentran explicación en los esfuerzos por
crecer de las empresas y los gobiernos: se trata ya no de crisis aisladas, como una crisis
social, sino de algo más importante: se trata de una Crisis de Civilización: una crisis de
valores o de simbolización de nuestra sociedad moderna.

Todo conduce a decir que la sociedad de crecimiento esta en la antesala de su derrumbe


total, lo que puede hacernos mucho daño si no nos ocupamos conjuntamente de esta
amenaza, si no descrecemos equitativamente. Este es el fondo del problema.
El Descrecimiento es necesario en todo el mundo y muy especialmente en México, porque
la vida cotidiana moderna es deprimente y aniquiladora para todos los seres humanos,
sean pobres o ricos; porque la violencia en todas sus expresiones satura nuestra
existencia; porque la fealdad, la uniformidad, el ruido y el humo dominan los paisajes;
porque las plantas y animales silvestres que dan salud, encanto y belleza a esta Tierra
Nuestra desaparecen muy rápidamente, y las plantas y los animales que comemos
cotidianamente están envenenados o muy enfermos; porque los alimentos que comemos,
las viviendas que utilizamos y las amenidades que tenemos son de muy baja calidad.

Es necesario el Descrecimiento porque los mares, los bosques, los lagos, los glaciares, los
ríos, las selvas, los manglares, los manantiales, los freáticos se pierden a toda velocidad;
porque los osos, los tigres, los orangutanes, las panteras, los jaguares, los tiburones, y
otras muchas especies se extinguen aceleradamente; porque las ciudades oprimen
nuestras vidas y destruyen a la Naturaleza; porque los climas que regulan la vida se
desquician y destruyen los fundamentos de nuestra subsistencia.

Es necesario el Descrecimiento porque la Tierra Nuestra no aguanta más desechos y


contaminaciones; porque nuestra sociedad no aguanta más usura, guerra, saqueo, tensión,
corrupción, hambre, enfermedad y muerte; porque la ciencia y la tecnología fomentan la
producción consumista, las inequidades, las contaminaciones y los riesgos de muerte
violenta; porque los gobiernos y las instituciones académicas son incapaces de frenar los
desastres, las guerras, la destrucción sistemática de las culturas y la ruina de los climas,
de la salud, de la alimentación, de la seguridad, de la justicia y de la creatividad de las
comunidades.

Porque la globalización y el crecimiento aceleran todos los procesos destructivos del


planeta; por que los acuerdos mundiales para resolver los grandes predicamentos de la
vida moderna sólo contribuyen a agudizar las crisis globales; porque el crecimiento
económico es una estafa que sólo favorece la depresión, la enfermedad y la muerte de la
humanidad entera; porque la economía satura indebidamente todos los aspectos de la vida
humana

La idea del crecimiento permanente es una idea moderna que no tiene nada que ver con las
leyes de la Naturaleza, como algunos lo creen; cualquier ser viviente crece en una época
de su vida y abandona el crecimiento en cierto momento: el caracol, la libélula o el
elefante crecen solo hasta cierto punto que conviene a su madurez, pero nada en la
Naturaleza puede crecer permanentemente sin que se produzca su muerte, como sucede
con el cáncer. Una planta, un animal, no pueden multiplicarse indefinidamente, sin
convertirse en una plaga que enfrenta su propia destrucción.

El crecimiento indefinido es una locura de la civilización moderna, apoyada en argumentos


ideológicos que sólo favorecen a los privilegiados de este mundo. No puede existir un
crecimiento indefinido en un mundo finito.
Es necesario dejar muy en claro que la economía de crecimiento sólo se instala en el
mundo hasta los años 40, en el inicio de la postguerra, cuando el presidente Truman hace
el lanzamiento del desarrollismo que ahora domina al planeta, después de más de 300 años
de haber aparecido esta idea en Europa. Como dice Latouche "La sociedad de crecimiento
puede ser definida como una sociedad dominada por la economía de crecimiento y que
tiene a dejarse absorber por ella. El crecimiento por el crecimiento mismo se convierte en
el objetivo primordial sino es que el único de la vida."

Recordemos la definición de Schumacher " el crecimiento es producir más, sin tomar en


cuenta la naturaleza de lo que se produce". La globalización que entraña un cambio hacia
una sociedad de mercado sin fronteras constituye el triunfo absoluto de la religión del
crecimiento.

Nuestra sociedad depende de una organización fundada en la acumulación ilimitada. Este


sistema está condenado al crecimiento; cuando el crecimiento se detiene, aparece la
crisis, el pánico y la guerra. El consumo por medio del crédito introduce la necesidad del
crecimiento. Colonizada por la lógica financiera, la economía se convierte en un gigante
desequilibrado que no se mantiene de pie sino gracias a una carrera perpetua que
destruye todo a su paso.

Los gobiernos y los Estados tienen también la necesidad de crecer para conseguir la
cuadratura del circulo fiscal. Se establece así, con el sistema neoliberal, una dictadura de
las tasas de crecimiento. Casándose con la razón geométrica que preside la lógica del
crecimiento económico, el hombre occidental ha renunciado a la mesura. Con un alza del
3.5% anual del PIB se consigue una multiplicación por 31 en un siglo y por 961 en dos
siglos. Con una tasa del 10% anual, que es la que tiene China hoy en día, se obtiene una
multiplicación por 736 en un siglo. ¿Puede creerse que es posible un crecimiento infinito
en un planeta finito?

La desmesura del amo y dueño de la Naturaleza, ha tomado el lugar de la antigua sabiduría


que consistía en insertarse en un ambiente explotado razonablemente. Estamos en este
mundo moderno en el delirio cuantitativo. ¿Cómo imaginar que el PIB mundial que era de 6
billones de dólares en 1950, que se ha convertido en 43 billones en 2000, pueda
aumentarse a 172 billones de dólares en 2050, como lo pide el Banco Mundial, sin destruir
totalmente los equilibrios de la Naturaleza.

Esta situación es bien conocida al menos por los grandes responsables de la economía y la
política. Sin embargo, todo está hecho para que no se haga nada. Por lo mismo se inventan
conceptos como la ecoeficiencia o el desarrollo sustentable, para evitar el debate sobre
el Descrecimiento: se pretende conciliar fantasiosamente el crecimiento con la protección
del medio ambiente. Las mejorías tecnológicas concebidas para reducir la intensidad
energética o la contaminación producida por unidad, solo sirven para aumentar el consumo,
lo que cancela cualquier beneficio.
Si los trenes van más rápido, se viaja más lejos y más frecuentemente; si los autos usan
convertidor catalítico aumenta la venta de autos, a esto se le llama efecto de rebote o
efecto Jevons , razón por la que la tecnología llamada ecológica va al fracaso. El aumento
en el PIB es ampliamente ilusorio, ya que el PIB aumenta también en la medida que
aumentan los desastres como el de Tabasco o la contaminación del aire o el mal uso del
agua o la degradación de los dones de la Naturaleza.

El alto nivel de vida de los ciudadanos de los países desarrollados es también bastante
ilusorio: deben pagar crecientes costos ambientales y sociales: deben consumir mas
antidepresivos, drogas y otros calmantes. A medida que el crecimiento progresa, aumenta
el malestar individual: estados depresivos, fatiga crónica, tentativas de suicidio,
desajustes psíquicos, tranquilizantes, somníferos, estimulantes, adicciones de todo
género, ansiedad conductas de alto riesgo, etc.

Es urgente por lo tanto desmitificar el índice fetiche del bienestar moderno: el PIB, pero,
sería absurdo que lo sustituyéramos por otro índice cuantitativo que nos conduciría a la
misma situación: a favorecer el crecimiento.

Es ingenuo e inmoral esperar que la ciencia y la tecnología resuelvan los predicamentos


ecológicos o sociales que enfrentamos; las soluciones tienen que venir de un cambio tal de
valores en la sociedad moderna que rechace esta competencia económica que introduce el
PIB, entre países, regiones, municipios, empresas, instituciones y ciudadanos.

Los invito a considerar la apuesta por el Descrecimiento, tanto en su vida intima, como en
la política local y nacional; los invito a unirnos en la tarea de sentar las bases para el
Descrecimiento en México.

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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES

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