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magisterio 80

OCTUBRE-DICIEMBRE

DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN NORMAL Y FORTALECIMIENTO PROFESIONAL AÑO 17 ÉPOCA 3

Germán Iván Educación, ciencia


Martínez escolar y construcción
Gómez del conocimiento
Directorio
Coordinador
Gloria María Concepción
García Chávez
Asesor Editorial
Inocente Peñaloza García
Corrección de estilo
Consuelo Cardona Estrada
Cinthia Leticia Rivero Morales
Diseño Gráfico
Consuelo Cardona Estrada
Cinthia Leticia Rivero Morales

COMITÉ EDITORIAL
Presidente
Edgar Alfonso Orozco Mendoza
Vicepresidente
Mary Carmen Gómez Albarrán
Secretario técnico
Gloria María Concepción
García Chávez

Fotografía de portada: Monstruos de noviembre.


Urbano Marcos Gutiérr´´ez Sánchez.

magisterio, revista electrónica de la Dirección General de


Educación Normal y Fortalecimiento Profesional. Edición trimestral.
Año 17. Núm. 80. Octubre-Diciembre de 2017.
Número de autorización del Consejo Editorial de la Administración
Pública Estatal CE: 205/09/01/18.
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3 Editorial

4 La identidad docente, una construcción narrativa


Roberto Sergio Toledano Morales

8 La labor educativa y sus vicisitudes


Susana Mendonza Flores

10 Análisis de la práctica docente


Rosa María Méndez Fuentes

14 Educación, ciencia escolar y construcción del conocimiento


Germán Iván Martínez Gómez
Francisco Lazo Díaz
Marta Elba Bernal González

18 Equidad de género
La criminología en la delgada linea entre la familia y la escuela
Liliana Romero Escutia

24 Arte
Urbano Marcos Gutiérrez S´ánchez

28 Letras
Alicia Ruano

30 El arte y su significado en la educación


Nadia Santín Macías

32 La evaluación en los centros educativos: perspectiva de cambio


y mejora
Laura Ayala Eutimio

38 Aprender a aprender en la Escuela Normal


Berenice Benítez Alemán

40 La familia, como elemento indispensable en la sociedad moderna


Lorenzo Domínguez García

42 Los problemas matemáticos para la formación de competencias


Margarita Martínez Márquez

46 Hacia una alfabetización emocional del docente


Víctor Albarrán Pelcastre

Sumario
Educación, ciencia
escolar y construcción
del conocimiento
Germán Iván Martínez Gómez
Francisco Lazo Díaz
Marta Elba Bernal González
Escuela Normal de Tenancingo
Tenancingo, Estado de México

Introducción poca fe y mucha razón”; de ahí que el escepti-

¿
Qué es la ciencia?, ¿para qué sirve?, ¿qué cismo y la actitud crítica sean condiciones esen-
rasgos la caracterizan?, ¿cómo y dónde ciales de lo que llama “el espíritu de la ciencia”.
aprenderla?, ¿cómo y dónde enseñarla?, La ciencia no sólo busca entender el mundo,
¿bajo qué circunstancias?, ¿con qué medios?, también representa una mirada más profunda
¿tiene sentido enseñar ciencia(s) en Educación de las cosas y un deseo de ordenar y clasifi-
Básica?, ¿y en Educación Media Superior y Su- car lo existente. Con su actividad, el científico
perior?, ¿a quién o quiénes beneficia su ense- reta al intelecto, al conocimiento, en un afán
ñanza?, ¿qué repercusiones tiene o puede por comprender. Por ello la ciencia formativa
tener no enseñar ciencia(s) en un país como transforma el pensamiento.
el nuestro?, ¿contribuye la ciencia a fortalecer Es cierto, en México prevalece el sub-
la identidad nacional?, ¿ayuda acaso a resolver desarrollo de la ciencia y la investigación
los “grandes problemas nacionales”? científica enfrenta condiciones adversas;
Estas y otras muchas preguntas sirven para sin embargo, debemos hacer de la ciencia
abrir camino a la reflexión. un asunto de interés nacional que permita
La educación es, por naturaleza, una ac- reconocer la labor de los científicos mexica-
tividad no egoísta. Gracias a ella compartimos nos y alentar su formación.
conocimientos, habilidades, valores y creen-
cias. Compartimos entonces una cultura, una Desarrollo
manera de ver el mundo. La ciencia, como par- En su libro Ciencia, paciencia y conciencia,
te de la cultura, amplía nuestro conocimiento Pérez Tamayo ha señalado que aún priva en
y esto se debe, en gran medida, a que el ser México la ausencia de una tradición científica
humano es una especie curiosa. y la carencia de una Política Nacional –así, con
Como ha advertido Ruy Pérez Tamayo mayúsculas– respecto a la ciencia y su funciona-
(2013), la ciencia es un quehacer que permite miento, su coordinación y prospectiva. También
descubrir no sólo qué es el mundo sino cómo advierte sobre los peligros de la burocratización
funciona y cuál es el papel que jugamos en él. y los efectos de un mesianismo científico que
El científico, por su parte, presupone una regu- considera la ciencia como panacea, como
laridad en la naturaleza; ve su actividad como “[…] la única fuente del conocimiento huma-
aventura en pos del conocimiento y como una no, como el último árbitro de la moral y de la
forma de resolver enigmas, acompañado de su ética, como la solución de todos los problemas
racionalidad, creatividad, imaginación e intui- que aquejan a la humanidad” (Pérez, 1991: 38).
ción. El investigador, nos enseña el académico Esta última situación (más bien atribuida a la
y divulgador de la ciencia, “es un hombre de ciencia que consustancial a ella) es lo que él

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llama “prostitución de la ciencia”, pues la per- La actividad científica es una elección, pero
manencia en nuestras mentes de que la cien- la educación científica es un desafío. Ambas
cia es un fin en sí misma y de que su esencial abonan a la formación de ciudadanos críticos,
y único valor radica en su utilidad, impiden con capacidad de decisión, discernimiento y
tener una visión más amplia de lo que a esta conciencia ambiental. Si la ciencia nos ayuda a
actividad atañe. leer la realidad, debiéramos entonces defender
Otros problemas que enfrenta la actividad la idea de que la alfabetización científica no es
científica son, sin duda, la disminución de los re- privilegio sino derecho. La ciencia escolar puede
cursos oficialmente asignados a la investigación cubrir bien este propósito. Para ello, debemos
y lo que ello implica: becas insuficientes, escaso entenderla como una reelaboración del cono-
apoyo a jóvenes investigadores, sueldos magros, cimiento de los expertos; lo que implica tam-
fuga de cerebros y desintegración de la comuni- bién pensarla enmarcada en una adecuada
dad científica, entre otros muchos. No obstante transposición didáctica y empleando meto-
la magnitud de estos problemas, posiblemente dologías que privilegien el planteo de pregun-
el más fuerte tiene que ver con la formación de tas y la resolución de problemas, así como la
nuevos científicos. Es éste, desde nuestra pers- construcción colectiva del conocimiento a
pectiva, un verdadero problema de educación, partir de razonamientos, análisis, inferencias,
vinculado directamente con la ciencia escolar. deducciones, abstracciones, generalizaciones,
Pero, ¿qué es la ciencia escolar?, ¿cómo y distinciones, comparaciones, clasificaciones,
quién hace este tipo de ciencia? Si la ciencia es jerarquizaciones, exploraciones, diseños experi-
un conjunto de conocimientos objetivos y veri- mentales, verificación de hipótesis, exposición
ficables mediante la observación, la experimen- de argumentos, discusiones…
tación y la exploración de principios y causas, César Coll (1997) ha reflexionado sobre
tendríamos que decir que, lamentablemente, el aprendizaje escolar y la construcción del
la ciencia escolar se ha reducido a ser un cono- conocimiento. Ha referido la significación psi-
cimiento prescrito, con contenidos definidos, copedagógica de las actividades espontáneas,
recursos didácticos limitados y poco espacio las tareas en términos de actividad, la obser-
para la experimentación. La transmisión verbal vación y los niveles de descripción existentes,
del docente; y la memorización y repetición de la interacción de los estudiantes, la importan-
los estudiantes siguen, tristemente, formando cia de los procesos (y conflictos) cognitivos,
parte de un enfoque en la enseñanza de las y la construcción del conocimiento en situa-
ciencias que deja poco lugar para el desarrollo ciones educativas. Como él, pensamos que el
de habilidades de pensamiento: observación, docente debería hacer la práctica más teórica
interrogación, imaginación, creatividad, experi- y la teoría más práctica; buscar fenómenos
mentación, jerarquización, deducción, inferen- idóneos; establecer una secuencia de ense-
cia, reflexión, crítica… ñanza que integre actividades con distintas fi-
La ciencia nos ayuda a entender lo que so- nalidades; impulsar acciones que implementen
mos y a comprender mejor el mundo en que la realización de tareas diversas; no definir las
vivimos. Por ello es un saber útil, además de actividades en términos de objetivos y metas
constituir una práctica social. Es cierto, no to- preconcebidas, y secuenciar aquéllas que in-
dos hacemos ciencia, pero todos la usamos. terpelen los conocimientos de los estudiantes
Entender esto y enseñarlo a los estudiantes es y sus experiencias.
fundamental. La ciencia no se hace exclusiva- El reto es superar una caracterización in-
mente en un laboratorio; tampoco es asunto genua de la actividad científica; erradicar la
sólo de especialistas. Precisamos atraer a los idea de que la ciencia es aburrida y nada tiene
niños a la ciencia y fomentar en ellos el arte de que ver con nosotros, y enfatizar el hecho de
preguntar y el gusto por plantear y resolver que hacer ciencia escolar no es transmitir cono-
problemas, exhortándoles a reflexionar sobre cimiento sino construirlo y reconstruirlo.
sus propias experiencias y vivencias, recuperan- En el prólogo del libro La ciencia de los alum-
do la palabra que emerge de su contexto y que nos, Manuel González Fernández, catedrático
nombra, visibiliza y refleja la realidad que viven. de Física y Química, sostiene al respecto que

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“el alumno llega al acto de aprendizaje no con la que la propia comunidad científica debe fijar),
mente en blanco, sino con una experiencia fuerte será difícil escapar del analfabetismo científico
y profunda, recogida de sus vivencias perso- al que estamos condenados.
nales, que le han configurado unas formas de En razón de ello, Bonfil Olivera ha señalado
pensamiento que, [muchas veces], interfieren que urge una cultura científica en nuestro país.
con la información científica” (Hierrezuelo y Pero no una cultura “general” y “obligatoria” res-
Montero, 2002: 8). Estas ideas previas, preno- pecto de lo que es la ciencia, su lenguaje, carac-
ciones o preconcepciones, muchas veces son terísticas, utilidades y ventajas. Más allá de eso,
falsas o erróneas. Lograr un cambio concep- el autor propone ir en busca de esta cultura a
tual, esto es, una “reestructuración cognitiva partir del interés y del placer; de este modo, pro-
en la mente del alumno” (Ibídem, 2002: 29) es pone convertir el valor pragmático de la ciencia
una tarea docente. en valor estético. Así, dice, “[…] la ciencia es muy
Para librarnos de nuestro subdesarrollo interesante –incluso fascinante–, y por ello vale
científico es necesario apostarle a reformar la la pena compartirla” (Bonfil, 2004: 18).
manera en la que se ha aprendido y enseñado
la ciencia en nuestro país, con el propósito de Conclusiones
atender, con prontitud, la formación de jóvenes La creación de una cultura científica de-
investigadores, científicos y tecnólogos. Es pende en gran medida del ambiente familiar,
necesario, entonces, impulsar una verdade- la escuela y los docentes pero, sobre todo, del
ra “cruzada nacional” para reclutar a niños y interés de saber cada vez más. Este interés,
jóvenes que se interesen en la investigación pensamos, debe prevalecer en los maestros y
científica. Debemos, además, ver la ciencia contagiarse a los estudiantes. Son ellos quienes
como una ocupación intelectual más y hacerla están en contacto directo con la ciencia todos
atractiva para nuestros estudiantes. Al respec- los días o, al menos, con la aplicación del cono-
to, lo que verdaderamente importa es desper- cimiento científico. En este sentido, entender
tar un gusto por la ciencia, una philia, un deseo, cómo funcionan la radio, la televisión o el ce-
una sensación agradable al entrar en contacto lular que usamos para comunicarnos; saber
con ella. Incluso, diríamos que es necesario ver cómo se confecciona la camisa o el pantalón
la ciencia desde una perspectiva hedonista, tal que nos ponemos, no sólo nos permitirá librar-
y como lo plantea Martín Bonfil Olivera (2004) nos en parte de la ignorancia que nos amenaza,
en su libro La ciencia por gusto. Una invitación sino que posibilitará, entender mejor nuestro
a la cultura científica. Así, entenderíamos que mundo y disfrutarlo.
este modo peculiar de apreciar la realidad lla- Para alcanzar una cultura científica será fun-
mada ciencia, es una actividad no sólo placen- damental que la comunidad asuma su compro-
tera sino divertida. miso con el conocimiento y su responsabilidad
Lo que debiera buscarse es que nuestros con la sociedad. Pero también será esencial el
alumnos aprendan a saborear la ciencia, a de- trabajo que realicemos los docentes dentro
gustarla, a probar este tipo de saber y lo hagan y fuera del aula. A nivel estructural, resultará
despacio y con deleite. Pero, ¿cómo aprender vital revisar el número de materias científicas
y enseñar ciencia(s) con grupos saturados?, que se cursan en las escuelas y, si no es posible
¿cómo hacerlo sin la infraestructura suficien- aumentarlas, por lo menos deberá atenderse
te?, ¿cómo sin el apoyo necesario?, ¿cuál debe que exista entre ellas un vínculo estrecho que
ser nuestro papel en esta tarea?, ¿cuál el de los permita tener una visión global de la realidad
alumnos?, ¿cuál el de las autoridades educati- que estudiamos.
vas?, ¿cuál el de los padres?, ¿cuál el de la co- Compartimos la idea de que, si algo no nos
munidad científica nacional?, ¿cuál el de la clase gusta, no lo aprendemos; y que, si estamos
política? Nosotros, como ustedes, amables lec- motivados para aprender, aprendemos más y
tores, tenemos más preguntas que respuestas; mejor. En este sentido es que nos atrevemos a
sin embargo, nos parece fundamental apuntar afirmar que la educación, la ciencia escolar y la
que sin el apoyo necesario a la ciencia y sin construcción del conocimiento, son aspectos
la atención de los aspectos señalados (y otros imbricados que deben considerar las dimen-

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siones del ser humano: cognitiva, psicomotora pero no puede aprender por ellos” (Gutiérrez,
y afectiva. Así, nuestra motivación personal y 2006: 37). Bajo esta óptica, un buen maestro
disposición para aprender resultan esenciales de ciencia(s) será aquel que motive a sus es-
en ese trance que implica ir de la información tudiantes a responsabilizarse en gran parte de
al conocimiento. La primera es externa, informe, su proceso de aprendizaje. Eso que hoy tan
acumulable, automatizable e inerte; el segundo pomposamente tiene que ver con enseñarles
es interiorizado, estructurado, crece lentamente a “aprender a aprender”.
y conduce a la acción. Esto ha llevado a autores
como Juan Manual Gutiérrez Vázquez (2006) a
señalar que el conocimiento implica estructura-
ción, organización y ordenamiento.
Nuestro cometido debe centrarse, enton-
ces, en lograr que los alumnos den ese salto
cualitativo y entiendan que el conocimiento
es un constructo, es decir, una edificación
propia que implica esfuerzo y estructuración
mental. A nosotros, como docentes, nos toca
reconocer que dicha estructuración se da de
manera distinta en cada ser humano. Esto es
lo que los psicólogos llaman estilos cognitivos
y los pedagogos estilos de aprendizaje. Pero,
independientemente de los términos con que se
califiquen, lo cierto es que se refieren a distintas
maneras en las que los humanos asimilamos la
información y logramos el conocimiento.
De esta forma, lo que debemos buscar
respecto al aprendizaje y enseñanza de la
ciencia, más que concentrarnos en dar un
cúmulo de conceptos inconexos y una serie
de pasos para intentar justificar la aparición
de la ciencia a partir del método científico,
es despertar en nuestros estudiantes el amor
por este tipo de saber y su disposición para
aprenderlo. En el ámbito educativo, esto tiene
Bibliografía
que ver con ir, según expresión de Ignacio Pozo Bonfil, M., (2004). La ciencia por gusto. Una invitación a la
Municio (2005), del aprendizaje de la cultura a cultura científica. México, Paidós.
Charpak, G., (2005). Manos a la obra. Las ciencias en la escuela
la cultura del aprendizaje. primaria. México, Fondo de Cultura Económica.
Finalmente, si enseñar es ayudar a otros Coll, C., (1997). Aprendizaje escolar y construcción del
conocimiento. México, Paidós.
a aprender, enseñar ciencia(s) es ayudar a la Díaz de León, E., (1988). Guía de comprensión de lectura. Textos
humanidad entera a crecer en la comprensión científicos y técnicos. México, SEP-Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies).
de sí misma. De ahí la importancia de enfati- Flores, F., (2016). La enseñanza de la ciencia en la educación
básica en México. México, Instituto Nacional para la Evaluación
zar que su aprendizaje no sólo contribuye a la
de la Educación.
formación de nuestra personalidad, tal y como Gutiérrez, J. M., (2006). Aprendiendo a enseñar y enseñando a
aprender. México, Trillas.
advirtió Georges Charpak (2005), sino que Hierrezuelo, J. y A. Montero, (2002). La ciencia de los alumnos. Su
es un delicioso pretexto para experimentar, utilización en la didáctica de la física y la química. México, Fontamara.
Millán, J. A., (2005). “La lectura y la sociedad del conocimiento”
descubrir y despertar un asombro enmohe- en Vamos a leer. Núm. 418, octubre. México, Gaceta del Fondo
cido que debe ser constantemente asumi- de Cultura Económica.
Pérez, R., (1991). Ciencia, paciencia y conciencia. México, Siglo XXI.
do y renovado. Gutiérrez Vázquez ha dicho _____, (1989). Cómo acercarse a la ciencia. México, Consejo Nacional
maravillosamente que “Un buen maestro para la Cultura y la Artes/Limusa/Fondo Editorial de Querétaro.
_____, (2013). Diez razones para ser científico. México, Fondo
puede facilitar, orientar, organizar y consoli- de Cultura Económica.
Pozo, I., (2005). Aprendices y maestros. La nueva cultura del
dar procesos de aprendizaje en sus alumnos,
aprendizaje. Madrid, Alianza.

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