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Sin duda que las estadísticas nos revelan los avances científicos, sociales y culturales, tanto
en el mundo como en nuestro país, empero, lo que debería reconocerse como un gran éxito
social en ocasiones, suele percibirse en una sociedad gerontofobica o edadista, como un
peligro debido al gasto – inversión que el Estado debe hacer en pensiones, salud y cuidados
de esta población. Frente a este contexto, se hace necesario aprender a vivir la vejez
plenamente, luchar por erradicar la gerontofobia y el edadismo como practica social y en el
caso de Venezuela, se debe tomar las medidas necesarias hoy, que permitan prepararnos
para enfrentar este fenómeno sin precedente en el mundo.
Estas prácticas las podemos a menudo presenciar, en sitios públicos como privados: En
Hospitales donde se privilegia, se atiende primero a una persona joven que al adulto mayor
al momento de alguna emergencia o de una intervención quirúrgica. En el Metro de
Caracas, donde a diario reciben golpes y empujones en las escaleras y al intentar entrar o
salir de los vagones. De igual manera, se observa la falta de solidaridad de los usuarios de
dicho servicio para ceder un asiento al adulto mayor y ni siquiera se respeta los asientos
azules destinados para estas personas. La indiferencia es total ante esta situación. En el
transporte público terrestre, es terrible la situación por la que atraviesa la población adulta
mayor, especialmente en los cruces de los semáforos donde son gritados por choferes y
transeúntes apurados, y que decir a la hora de reclamar el derecho a la exoneración del
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Se referencia la edad que toma el IVSS para otorgar pensión y la Ley sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones (…).
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pasaje tal como lo contempla el artículo 110 de la Ley de Servicios Sociales. En su mayoría
esta población son insultados por los choferes del transporte público quienes se niegan a
transportarlo. El desprecio de que son víctimas en las Banca Pública y Privada y también
en todos los ámbitos de la sociedad como se reseña a continuación.
La negligencia, el abandono, atropello y despojo de sus bienes por parte de la familia son
algunas de las vivencias que a diario padecen la población adulta mayor. Conocemos casos
en que la familia se desprende de la responsabilidad de cuidar al adulto mayor enfermo o
simplemente de avanzada edad, cargando en ocasiones este compromiso familiar a un sólo
miembro de la familia o dejándolos en total abandono, llegando al extremo de que algunos
adultos mayores han producido infestación de gusanos en pequeñas ulceras. Es importante
mencionar que por desidia de familiares la población adulta mayor queda ciega al
desarrollar cataratas, este padecimiento se puede corregir al practicar una simple cirugía.
(2) En lo Social
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plan que incorpore al jubilado y jubilada, ambos planes ayudarían a la independencia
económica de esta población.
Póliza de salud y funeraria, es imposible adquirir una póliza en estos sectores al cumplir
cierta edad.
(3) En la Política
(4) En lo Económico
Discriminación por cuestiones de edad. En lo laboral, algunas de las causas para negar el
acceso a un empleo las podemos identificar en que se considera a la población adulta mayor
como personas con problemas de salud, con capacidades físicas e intelectuales disminuidas,
lentas y poco productivas, pero además de esto, se busca evitar el pago de jubilación
especial, esto conlleva a la dependencia económica de este grupo etario. Otro ejemplo lo
observamos en la negación de la banca pública y privada para otórgales créditos bancarios.
Frecuentemente pensamos que sólo basta con otorgar la pensión por vejez, no nos damos
cuenta que la población adulta mayor tiene otras necesidades tan importantes como la
económica, por ejemplo necesidades afectivas, especialmente sentir el amor y apoyo de sus
familiares, de salud lo que conlleva a poder vivir una vida plena, de vivienda que garantice
la dignificación de esa población, reconocimiento y valoración por parte de la sociedad,
protección efectiva por parte del Estado ante la vulneración de sus derechos humanos y
fundamentales.
(5) En lo cultural
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Es tiempo de corregir y de erradicar la gerontofobia y el edadismo, ya que en una
Revolución Socialista, Humanista y Cristiana, no puede existir grupos discriminados. Las
estadísticas vislumbran la transición demográfica mundial y en la que Venezuela está
inmersa, por consiguiente, llegó la hora de hacer una verdadera revolución social que
coadyuve a ver a la población adulta mayor como personas, como seres humanos dignos y
transformadores capaces de aportar conocimientos y de entregar toda su experiencia. Se
puede y se debe con el apoyo de esta población construir una base sólida de colaboración
intergeneracional. El Estado, la Sociedad y la Familia, según la Constitución, son los
responsables de garantizar la dignificación de la población adulta mayor y estamos en la
obligación de hacerlo. Rescatemos las enseñanzas de nuestros indígenas donde las ancianas
y los ancianos son valorados, amados y respetados por ser sinónimo de sabiduría.