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familiares atípicas
1. Advertencia introductoria
hecho que desde hace tiempo haya existido una única gran divi-
sión entre unas parejas y otras; que a unas se les consideraba
legales, naturales, sacramentadas y a las otras, espurias y peca-
minosas. Pero hablar hoy de parejas de hecho es algo mucho
más normal y tiene una connotación distinta a la que tuvieron en
tiempos pretéritos instituciones como la barraganía o el concubi-
nato. La realidad social es otra y la conciencia social distinta,
sobre todo desde que de ciertas cosas de pregona su normali-
dad por la entidad educadora por antonomasia, la televisión.
Y centrándonos ya en las uniones de hecho, como ejemplo
paradigmático de familia atípica, deberemos acometer su exa-
men desde una óptica jurídico-legal.
En efecto, uno de los fenómenos cada vez más presentes en
esa parte de la realidad actual que merece sólo una atención
secundaria de la norma jurídica, lo constituyen en nuestro orde-
namiento jurídico las denominadas “uniones de hecho”. Dentro
del marco del Derecho civil de familia, es indudable que tales
situaciones generan consecuencias de todo tipo y relaciones
jurídicas a estudiar y contemplar en dicha parte del Derecho pri-
vado, sin perjuicio de que ya merecieran con antelación, aten-
ción y regulación en algunas ramas del Derecho público, casi
siempre más pragmático.
Hasta no hace demasiado tiempo, nuestro ordenamiento ha
venido siendo reacio a abordar la regulación legal de este fenó-
meno. Acaba de cumplirse solo un lustro desde que este pro-
blema ha sido afrontado por algunos legisladores autonómicos,
en la forma que veremos, una forma no del todo igualitaria, ni
con la misma atención a todos los supuestos previsibles. Quizá
el mismo hecho de que la cuestión no haya merecido la atención
del legislador estatal, patentice el claro deseo de que las dife-
rencias entre las situaciones queden claras y así algunas reali-
dades nazcan, o mejor, su regulación normativa nazca, con una
cierta etiqueta de categoría secundaria.
Al margen de lo que después veremos que deriva de los cla-
ros, o confusos, conceptos que fijan las distintas leyes regula-
doras de estas uniones, e incluso el ya significativo hecho de
que su propia denominación varíe de una norma a otra –con esa
especie de sensación de competición en la búsqueda de la ori-
ginalidad– el concepto de unión de hecho (o cualquier otra
denominación que se quiera utilizar de las muchas que existen)
La mediación familiar ante las formas 95
familiares atípicas
Referencias bibliográficas