En la Biblia encontramos que Dios le hace al ser humano al menos dos
llamados distintos, pero que están muy ligados entre si. El primero de estos llamados es a salvación, la Biblia dice que Él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Invita también a todos los que están cansados y fatigados, y les promete descanso, vida eterna, en síntesis; La salvación. El segundo llamado de Dios, en el cual me centraré en esta reflexión, es a servirle, a disponer toda nuestra vida, dones, talentos, capacidades, recursos y aptitudes, en sus manos, para que el mundo pueda conocer del inmenso amor de Dios. Muchas personas se acercan a Jesucristo como Salvador, pero no quieren someter su vida a Jesucristo como Señor. Es como pretender disfrutar de la maravillosa salvación, gratuita y generosa, pero no aceptar que tenemos una mínima responsabilidad en el hecho que otras personas, cercanas o lejanas, puedan conocer del amor de Dios en Cristo Jesús. Para estas personas Jesucristo es salvador, pero parece que no es Señor. Jesucristo como Salvador ofrece, da; Jesucristo como Señor demanda. La Biblia ofrece varios ejemplos de personas llamadas por Dios, y que respondieron a este llamado de diversas maneras y en medio de diversas circunstancias. Estos son algunos ejemplos: Moisés: Heme aquí: “En medio de las excusas” El llamado de Moisés, por parte de Dios, es muy particular. Dios había visto la necesidad de su pueblo, escoje a Moisés para la tarea de sacarlos de esa situación; y cuando lo llama, Moisés dice Heme aquí, pero tengo una serie de excusas maravillosas, que te voy a presentar, y de veraz lo hace, pero ninguna fue convincente delante de Dios, ninguna de ellas cambió los planes de Dios. ¿Cuáles son tus excusas para no servir al Señor? Samuel: Habla que tu siervo escucha: “En medio del temor y la sorpresa” El joven Samuel recibe el llamado persistente de Dios; se dispone a escuchar su voz: “habla que tu siervo escucha”, hay disposición para escuchar la voz de Dios, pero el pasaje también dice que había temor en Él, a causa del contenido del mensaje que debía transmitir. ¿Cuáles son tus temores para servir a Dios? Isaías: Heme aquí: “En medio del pecado y de los pecadores" El profeta Isaías ingresa al templo, tiene una maravillosa experiencia de la gloria y la santidad de Dios. Toda esa majestuosidad le impresiona, Dios le está preparando para llamarlo a su servicio, pero él siente que es muy pecador, y que vive en medio de pecadores y siente que sólo le resta morir, a causa de su condición. ¿Sientes que eres muy pecador para servirle a Dios? Jeremías: Oh Señor Dios: “En medio de mi juventud” El profeta Jeremías recibe el llamado de Dios y responde humildemente a ese llamado, está impresionado, seguramente entusiasmado, pero por alguna razón, pone su juventud como un obstáculo, “soy muy joven” dice él; pero el Señor no permite que esto se interponga en sus planes. ¿Piensas que eres demasiado joven, o demasiado viejo para servir a Dios? Ezequiel: Me pondré de pie: “En medio de la dureza del corazón de ellos”. El profeta Ezequiel, habitando junto a los cautivos del pueblo de Israel, recibe el llamado de Dios. Este llamado demanda una actitud de alerta permanente, de disposición para la acción, ponte en pie, es el mandato, y el profeta obedece, no sin antes escuchar de parte de Dios, y a partir de su propia experiencia, percibir que su trabajo podría ser en vano, por la dureza del corazón de ellos. ¿Cuántas veces has pensado que tu trabajo para la obra de Dios, es en vano? Jonás: Me levanto y huyo… “en medio de paganos” La historia de Jonás es muy conocida, y también muy llena de relatos que asombran y que enseñan. Él recibió el llamado de Dios, para ir a un sitio particular, pero se dejó llevar por sus propios temores, angustias, y la valoración de lo que era correcto o incorrecto, en esa nación a la cual había sido llamado para predicar. Su pretensión, ingénua, por demás, era alejarse de Dios, y no cumplir la misión, creyó que lo podría hacer, y Dios le mostró lo contrario. ¿Será posible esconderse de Dios y de su llamado a servirle? No se cuál es tu situación aquí, y ahora; pero de una cosa estoy seguro, si Dios te ha llamado a servirle, ninguna evasiva, excusa, justificación o condición, lo hará desistir del interés que tiene de trabajar contigo y a través de ti. ¿Te pareces a alguno de ellos? Tranquilo, ya somos dos. Pero de una cosa estoy seguro, todos finalmente, fueron usados por Dios, aunque todos ellos, de una u otra manera se preguntaron ¿Por qué yo?