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Debido a que una molécula de glicerina tiene tres grupos alcohólicos, a la misma pueden
esterificarse una, dos o tres moléculas de ácidos grasos. Sobre la base del número de
moléculas de los ácidos grasos esterificamos a una molécula de glicerina.
El punto de fusión es bajo en aquellas grasas que contienen ácidos grasos de cadena corta
o insaturada, mientras el mismo es relativamente alto en grasas con ácidos grasos de
cadena larga y saturada.
Reacciones químicas
Las principales reacciones químicas de las grasas neutras dependen de la existencia en
las mismas de los enlaces de tipo éster que unen a los ácidos grasos con la glicerina, y
también de la presencia de dobles enlaces en la cadena hidrocarbonada de los ácidos
grasos insaturados que con frecuencia forman parte de las grasas neutras.
Reacciones que dependen del enlace tipo éster
Reacción de hidrólisis. La reacción de esterificación de los ácidos grasos es una reacción
reversible, cuyo equilibrio favorece la formación de enlaces éster.
Esta reacción resulta también de interés biológico ya que la hidrólisis intestinal de las grasas
en un medio alcalino, proporcionado por el jugo pancreático da lugar a la formación de
jabones naturales, los cuales, por su capacidad de estabilizar las emulsiones, contribuyen
a facilitar la digestión de los lípidos. En este sentido, es de primera importancia el papel de
detergente biológico de las sales biliares.
Al formar parte muchos ácidos grasos insaturados de las grasas neutras en una mezcla de
éstas últimas la cantidad de halógeno absorbida será proporcional al número total de dobles
enlaces presentes en ella, por lo cual, por medio del procedimiento de halogenación es
posible calcular el grado de insaturación de las grasas. En base a esto se ha definido el
llamado índice de Yodo, el cual expresa los gramos de yodo que absorben 100 gramos de
una grasa. Cuando más saturada sea ésta, mayor será su índice de yodo.
Funciones biológicas
Las funciones de las grasas neutras o glicéridos son:
Casi todo el mundo conoce la existencia del colesterol, y puede que haya tenido la
ocasión de observar que frecuentemente los médicos al solicitar un análisis de colesterol,
piden también “los triglicéridos”. Pero, ¿qué son los triglicéridos?
Habría que decir que los triglicéridos es la forma más eficiente que tiene el organismo de
almacenar energía: esto es, en forma de grasa. Pues bien, lo que almacenan las células
constituyentes del tejido adiposo, que son las que conforman “la grasa”, son los
triglicéridos.
Desde un punto de vista bioquímico sería la unión de tres ácidos grasos a una molécula
de glicerina (o glicerol). Pero para que la grasa llegue a constituirse como depósito de
energía es preciso su transporte previo por la sangre. La concentración de esos
triglicéridos que están siendo transportados por nuestra circulación son los “triglicéridos”
que aparecen en nuestros análisis de sangre.
Fundamentalmente por dos motivos. El primero es que cifras muy altas de triglicéridos en
sangre pueden causar una pancreatitis aguda, que es una enfermedad caracterizada por
la inflamación del páncreas, que cursa con dolor abdominal importante, y que somete al
sujeto que la padece a un alto riesgo de morir en poco tiempo si existen complicaciones
de este proceso, lo que ocurre en aproximadamente uno de cada diez pacientes.
La segunda causa es que se sabe actualmente que los triglicéridos son un factor
independiente de riesgo cardiovascular, si bien en una magnitud inferior a la que produce
el colesterol. No obstante, aun manteniendo éste en los límites adecuados, los
triglicéridos comportan lo que denominamos un riesgo lipídico residual o remanente, que
no es otra cosa que la posibilidad complementaria de sufrir una enfermedad
cardiovascular pese a tener un nivel “normal” de colesterol.
Podríamos decir que depende del riesgo que queremos evitar. Así, se sabe que a partir
de los 500 mg/dl, nivel considerado como muy alto, el riesgo de desarrollar una
pancreatitis se incrementa. Por encima de 200 mg/dl se consideran ya elevados y
constituyen un factor de riesgo cardiovascular. El nivel normal deseable es aquel menor
de 150 mg/dl. Entre 150-200 sería limítrofe alto.