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TRABAJO MANTENIMIENTO
Por:
YOHAN ANDRÉS PINEDA MARTINEZ
MARCOS DANIEL RUIZ CORREA
WILFRIDO JOSÉ CRAWFORD ZABALETA
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE INGENIERÍA
DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA ELÉCTRICA
2017
MANTENIMIENTO DE MOTORES O GENERADORES DE INDUCCIÓN Y
SINCRONOS (RCM).
El alcance del trabajo consiste en investigar sobre el modelo de mantenimiento
basado en confiabilidad RCM y su aplicación al mantenimiento Preventivo,
correctivo y predictivo de motores o generadores de corriente alterna, que hacen
parte de diferentes procesos de la industria, para garantizar un mantenimiento que
nos permita alta confiabilidad en los procesos.
Tener presente en el desarrollo del trabajo conceptos como, procesos, tipo y
característica de funcionamiento de máquinas, accionamiento, AMEF de motores,
Matriz de criticidad, análisis de riesgos, tiempos de parada, controles de detección,
proceso de mejora continua. El trabajo se debe presentar en medio magnético,
físico y se debe sustentar en una exposición (Todos participan).
Solución
Modelo de mantenimiento basado en confiabilidad RCM
El objetivo fundamental de la implantación de un Mantenimiento Centrado en Fiabilidad o
RCM en una planta industrial es aumentar la fiabilidad de la instalación, es decir, disminuir
el tiempo de parada de planta por averías imprevistas que impidan cumplir con los planes
de producción. Los objetivos secundarios pero igualmente importantes son aumentar la
disponibilidad, es decir, la proporción del tiempo que la planta está en disposición de
producir, y disminuir al mismo tiempo los costes de mantenimiento. El análisis de los fallos
potenciales de una instalación industrial según esta metodología aporta una serie de
resultados:
Mejora la comprensión del funcionamiento de los equipos.
Analiza todas las posibilidades de fallo de un sistema y desarrolla mecanismos
que tratan de evitarlos, ya sean producidos por causas intrínsecas al propio equipo
o por actos personales.
Determina una serie de acciones que permiten garantizar una alta disponibilidad
de la planta.
Las acciones tendentes a evitar los fallos pueden ser de varios tipos:
Determinación de tareas de mantenimiento que evitan o reducen estas averías.
Mejoras y modificaciones en la instalación.
Medidas que reducen los efectos de los fallos, en el caso de que estos no puedan
evitarse.
Determinación del stock de repuesto que es deseable que permanezca en planta,
como una de las medidas paliativas de las consecuencias de un fallo.
Procedimientos operativos, tanto de operación como de mantenimiento.
Planes de formación.
RCM se basa, en la puesta de manifiesto de todos los fallos potenciales que puede tener
una instalación, en la identificación de las causas que los provocan y en la determinación
de una serie de medidas preventivas que eviten esos fallos acorde con la importancia de
cada uno de ellos. A lo largo del proceso se plantean una serie de preguntas clave que
deben quedar resueltas:
1. ¿Cuáles son las funciones y los estándares de funcionamiento en cada sistema?
2. ¿Cómo falla cada equipo?
3. ¿Cuál es la causa de cada fallo?
4. ¿Qué parámetros monitorizan o alertan de un fallo?
5. ¿Qué consecuencias tiene cada fallo?
6. ¿Cómo puede evitarse cada fallo?
7. ¿Qué debe hacerse si no es posible evitar un fallo?
La solución a estas preguntas para cada uno de los sistemas que componen una
instalación industrial conduce a la determinación de los fallos potenciales, las causas de
éstos y las medidas preventivas que tendrán que adoptarse.
El proceso de análisis de fallos e implantación de medidas preventivas atraviesa una serie
de fases para cada uno de los sistemas en que puede descomponerse una planta
industrial:
Fase 1: Definición clara de lo que se pretende implantando RCM. Determinación
de indicadores, y valoración de éstos antes de iniciar el proceso.
Fase 2: Codificación y listado de todos los sistemas, subsistemas y equipos que
componen la planta. Para ello es necesario recopilar esquemas, diagramas
funcionales, diagramas lógicos, etc.
Fase 3: Estudio detallado del funcionamiento del sistema. Determinación de las
especificaciones del sistema Listado de funciones primarias y secundarias del
sistema en su conjunto. Listado de funciones principales y secundarias de cada
subsistema.
Fase 4: Determinación de los fallos funcionales y fallos técnicos.
Fase 5: Determinación de los modos de fallo o causas de cada uno de los fallos
encontrados en la fase anterior.
Fase 6: Estudio de las consecuencias de cada modo de fallo. Clasificación de los
fallos en críticos, significativos, tolerables o insignificantes en función de esas
consecuencias.
Fase 7: Determinación de medidas preventivas que eviten o atenúen los efectos
de los fallos.
Fase 8: Agrupación de las medidas preventivas en sus diferentes categorías:
Elaboración del Plan de Mantenimiento, lista de mejoras, planes de formación,
procedimientos de operación y de mantenimiento, lista de repuesto que debe
permanecer en stock y medidas provisionales a adoptar en caso de fallo.
Fase 9: Puesta en marcha de las medidas preventivas.
Fase 10: Evaluación de las medidas adoptadas, mediante la valoración de los
indicadores seleccionados en la fase 1.
El análisis de RCM comienza con la redacción de las funciones deseadas. Por ejemplo, la
función de una bomba puede definirse como: “Bombear no menos de 500 litros/ minuto de
agua”. Sin embargo, la bomba puede tener otras funciones asociadas, como por ejemplo
“Contener al agua (evitar pérdidas)”. En un análisis de RCM, todas las funciones
deseadas deben ser listadas.
Fallas funcionales o estados de falla: Las fallas funcionales ó estados de falla
identifican todos los estados indeseables del sistema. Por ejemplo, para una bomba dos
estados de falla podrían ser “Incapaz de bombear agua”, “Bombea menos de 500
litros/minuto”, “No es capaz de contener el agua”. Notar que los estados de falla están
directamente relacionados con las funciones deseadas. Una vez identificadas todas las
funciones deseadas de un activo, identificar las fallas funcionales es un problema trivial.
Modos de falla: Un modo de falla es una posible causa por la cual un equipo puede llegar
a un estado de falla.
Por ejemplo, “impulsor desgastado” es un modo de falla que hace que una bomba llegue
al estado de falla identificado por la falla funcional “bombea menos de lo requerido”. Cada
falla funcional suele tener más de un modo de falla. Todos los modos de falla asociados a
cada falla funcional deben ser identificados durante el análisis de RCM.
Al identificar los modos de falla de un equipo o sistema, es importante listar la “Causa
raíz” de la falla. Por ejemplo, si se están analizando los modos de falla de los rodamientos
de una bomba, es incorrecto* listar el modo de falla “falla rodamiento”.
La razón es que el modo de falla listado no da una idea precisa de por qué ocurre la falla.
Es por “falta de lubricación”, es por “desgaste y uso normal”, es por “instalación
inadecuada”. Este desglose en las causas que subyacen a la falla da una idea precisa de
por qué ocurre la falla, y por consiguiente que podría hacerse para manejarla
adecuadamente (lubricación, análisis de vibraciones, etc.).
Efectos de falla: Para cada modo de falla deben indicarse los efectos de falla asociados.
El efecto de falla es una breve descripción de ¿qué pasa cuando la falla ocurre? Por
ejemplo, el efecto de falla asociado con el modo de falla “impulsor desgastado” podría ser
el siguiente:
A medida que el impulsor se desgasta, baja el nivel del tanque, hasta que suena la alarma
de bajo nivel en la sala de control. El tiempo necesario para detectar y reparar la falla
(cambiar impulsor) suele ser de 6 horas. Dado que el tanque se vacía luego de 4 horas, el
proceso aguas abajo debe detenerse durante dos horas. No es posible recuperar la
producción perdida, por lo que estas dos horas de parada representan una pérdida de
ventas. Los efectos de falla deben indicar claramente cuál es la importancia que tendría la
falla en caso de producirse.
Categoría de consecuencias
La falla de un equipo puede afectar a sus usuarios de distintas formas:
- Poniendo en riesgo la seguridad de las personas (consecuencias de
seguridad).
- Afectando al medio ambiente (consecuencias de medio ambiente).
- Incrementando los costos o reduciendo el beneficio económico de la
empresa (consecuencias operacionales).
- Ninguna de las anteriores (consecuencias no operacionales).
Además, existe una quinta categoría de consecuencias, para aquellas fallas que no tienen
ningún impacto cuando ocurren salvo que posteriormente ocurra alguna otra falla. Por
ejemplo, la falla del neumático de auxilio no tiene ninguna consecuencia adversa salvo
que ocurra una falla posterior (pinchadura de un neumático de servicio) que haga que sea
necesario cambiar el neumático. Estas fallas corresponden a la categoría de fallas
ocultas.
Cada modo de falla identificado en el análisis de RCM debe ser clasificado en una de
estas categorías. El orden en el que se evalúan las consecuencias es el siguiente:
seguridad, medio ambiente, operacionales, y no operacionales, previa separación entre
fallas evidentes y ocultas. El análisis RCM bifurca en esta etapa: el tratamiento que se la
va a dar a cada modo de falla va a depender de la categoría de consecuencias en la que
se haya clasificado, lo que es bastante razonable: no sería lógico tratar de la misma forma
a fallas que pueden afectar la seguridad que aquellas que tienen consecuencias
económicas. El criterio a seguir para evaluar tareas de mantenimiento es distinto si las
consecuencias de falla son distintas.
Diferencia entre efectos y consecuencias de falla: El efecto de falla es una descripción
de qué pasa cuando la falla ocurre, mientras que la consecuencia de falla clasifica este
efecto en una de 5 categorías, según el impacto que estas fallas tienen.
Diferencia entre falla funcional y modos de falla: La falla funcional identifica un estado
de falla: incapaz de bombear, incapaz de cortar la pieza, incapaz de sostener el peso de
la estructura… No dice nada acerca de las causas por las cuales el equipo llega a ese
estado. Eso es justamente lo que se busca con los modos de falla: identificar las causas
de esos estados de fallas (eje cortado por fatiga, filtro tapado por suciedad, etc.).
Fallas ocultas: Los equipos suelen tener dispositivos de protección, es decir, dispositivos
cuya función principal es la de reducir las consecuencias de otras fallas (fusibles,
detectores de humo, dispositivos de detención por velocidad, temperatura, presión, etc.).
Muchos de estos dispositivos tienen la particularidad de que pueden estar en estado de
falla durante mucho tiempo sin que nadie ni nada ponga en evidencia que la falla ha
ocurrido. (Por ejemplo, un extintor contra incendios puede ser hoy incapaz de apagar un
incendio, y esto puede pasar totalmente desapercibido (si no ocurre el incendio).
Una válvula de alivio de presión en una caldera puede fallar de tal forma que no es capaz
de aliviar la presión si esta excede la presión máxima, y esto puede pasar totalmente
desapercibido (si no ocurre la falla que hace que la presión supere la presión máxima).) Si
no se hace ninguna tarea de mantenimiento para anticiparse a la falla ó para ver si estos
dispositivos son capaces de brindar la protección requerida, entonces puede ser que la
falla solo se vuelva evidente cuando ocurra aquella otra falla cuyas consecuencias el
dispositivo de protección esta para aliviar. (Por ejemplo, es posible que nos demos cuenta
que no funciona el extintor recién cuando ocurra un incendio, pero entonces ya es tarde:
se produjo el incendio fuera de control. Es posible que nos demos cuenta que no funciona
la válvula de seguridad recién cuando se eleve la presión y ésta no actúe, pero también
ya es tarde: se produjo la explosión de la caldera). Este tipo de fallas se denominan fallas
ocultas, dado que requieren de otra falla para volverse evidentes.
Distintos tipos de mantenimiento
Tradicionalmente, se consideraba que existían tres tipos de mantenimiento distintos:
predictivo, preventivo, y correctivo. Sin embargo, existen cuatro tipos de mantenimiento
distintos:
- Mantenimiento predictivo, también llamado mantenimiento a condición.
- Mantenimiento preventivo, que puede ser de dos tipos: sustitución o
reacondicionamiento cíclico.
- Mantenimiento correctivo, también llamado trabajo a la falla.
- Mantenimiento detectivo o “búsqueda de fallas”.
El mantenimiento predictivo:
El mantenimiento predictivo o mantenimiento a condición consiste en la búsqueda de
indicios o síntomas que permitan identificar una falla antes de que ocurra. Por ejemplo, la
inspección visual del grado de desgaste de un neumático es una tarea de mantenimiento
predictivo, dado que permite identificar el proceso de falla antes de que la falla funcional
ocurra. Estas tareas incluyen: inspecciones (ej. inspección visual del grado de desgaste),
monitoreos (ej. vibraciones, ultrasonido), chequeos (ej. nivel de aceite). Tienen en común
que la decisión de realizar o no una acción correctiva depende de la condición medida.
Por ejemplo, a partir de la medición de vibraciones de un equipo puede decidirse
cambiarlo o no. Para que pueda evaluarse la conveniencia de estas tareas, debe
necesariamente existir una clara condición de falla potencial. Es decir, debe haber
síntomas claros de que la falla está en el proceso de ocurrir.
El mantenimiento correctivo:
Si se decide que no se hará ninguna tarea proactiva (predictiva o preventiva) para
manejar una falla, sino que se reparará la misma una vez que ocurra, entonces el
mantenimiento elegido es un mantenimiento correctivo. ¿Cuándo conviene este tipo de
mantenimiento? Cuando el costo de la falla (directos indirectos) es menor que el costo de
la prevención, ó cuando no puede hacerse ninguna tarea proactiva y no se justifica
realizar un rediseño del equipo. Esta opción solo es válida en caso que la falla no tenga
consecuencias sobre la seguridad o el medio ambiente. Caso contrario, es obligatorio
hacer algo para reducir o eliminar las consecuencias de la falla.
Ahora teniendo toda la teoría relacionado con el RCM, se procede a realizar un análisis de
mantenimiento a una fábrica de jabones, en primera medida se realizará un análisis
productivo del jabón, es decir, se definirá el proceso que se realiza para obtener jabón así
como se mencionarán los tipos de máquinas que realizan estos procesos, después se
resaltarán la máquinas que utilicen motores eléctricos y finalmente a estas máquinas se
les realizará un análisis de mantenimiento RCM.
2. Almacenamiento temporal:
Las materias primas permanecen almacenadas hasta su empleo en el proceso productivo.
Para el almacenamiento de las materias primas líquidas se requiere el empleo de grandes
tanques superficiales o subterráneos. El almacenamiento deberá hacerse en locales de
grandes dimensiones, que cuenten con las instalaciones necesarias para la prevención de
accidentes (incendio, eléctricas, entre otros), en virtud de que se manejan materiales
altamente inflamables.
Índice de Saponificación.
Índice de Yodo.
Índice de Acidez.
5. Saponificación inicial:
El término "saponificar" consiste en convertir un cuerpo graso en jabón, el cual puede
hacerse en frío o en caliente. La saponificación se logra haciendo actuar sobre las grasas
la sosa o potasa; con sosa se obtienen jabones duros y con potasa jabones blandos. A
continuación se procede a cargar la paila o caldera de saponificación poniendo en ella las
materias primas en las cantidades y orden que se da a continuación, para obtener al
terminar el proceso de saponificación una carga de 600 kg de pasta de jabón.
Materias grasas150 kg
Sebo puro120 kg
Agua corriente100 lt
6. Reposo y enfriado:
Terminada la incorporación de la salmuera, se continuará el agitado durante 30 min,
transcurridos los cuales se detendrá el sistema de agitación, dejando el conjunto en
reposo hasta que por si solo se enfríe el contenido de la caldera, o sea a temperatura
ambiente. De este modo se habrá conseguido librar la masa de su exceso de lejía,
quedando ésta en un pH neutro.
7. Purgado:
Probablemente, si la masa quedara en reposo durante toda la noche, estaría fría al día
siguiente, observándose de este modo dos capas: la superior estará constituida por el
jabón solidificado, en forma de pasta neutra, y en el fondo de la caldera se hallará
glicerina y sal (lejías), que se evacuará por el dispositivo de sangrar, o sea el de purga,
que vaciará sobre el conducto que ha de llevarla al tanque colector de lejía. Las lejías así
almacenadas pueden aprovecharse en posteriores fabricaciones.
8. Saponificación final:
Una vez purgada por completo la masa contenida en la caldera, se pone de nuevo en
marcha el dispositivo de caldeo a vapor; cuando la pasta jabonosa vuelve a hallarse en
estado de fluidez, se da marcha al agitador durante unos minutos y se le incorporan
después, sin dejar de agitar, 32 ltr de glicerina. Se sigue moviendo hasta comprobar que
la glicerina se ha incorporado totalmente, para lo cual bastarán unos 6 ó 7 min de agitado.
A continuación, sin dejar de agitar y con la masa a la misma temperatura de 80°C, se
agregan lentamente 130 kgr de sal sódica básica, previamente pesados. La incorporación
se efectuará en pequeñas porciones, y a medida que se observe su disolución se irán
incorporando al jabón. Al final se proseguirá el agitado del contenido de la caldera por
espacio de 45 min, quedando así terminado el proceso de saponificación.
9. Secado:
10. Picado:
El último rodillo se fija con un cuchillo afilado con dientes de sierra, el cual rompe el jabón
en tiras de media pulgada de ancho.
11. Transporte:
12. Mezclado:
Una vez efectuado lo anterior se alimentan las tiras a una prensa Ruchman, que consiste
de ocho rodillos de granito en donde se realizan los procesos de mezclado y molido.
Mientras se introducen las tiras de jabón en el mezclador se rocían con aceite esencial o
sustancias olorosas naturales o artificiales para perfumar el jabón neutro. En virtud de que
los perfumes tienden a volatizarse, se deberá emplear un fijador, como pueden ser
resinas fijas o naturales, bálsamos o bien algún producto animal. Adicionalmente se
deberá añadir un colorante de anilina que se disuelve bien en agua caliente. Se debe
observar que el colorante a elegir deberá coincidir con el olor del jabón. Así, un jabón de
olor a rosas se colorea de rosa, un jabón de lavanda en azul claro y así sucesivamente.
Finalmente se añaden aditivos disueltos al jabón en la mezcladora, con objeto de obtener
jabones especialmente suaves y sobre-engrasados, tales como lanolina o emulsiones de
ceras.
13. Molienda:
Durante el paso del producto por los rodillos que se mueven a velocidades crecientes, se
prensan las tiras, con lo que se ocasiona que se unan y mezclen perfectamente. Cuando
dejan el último rodillo, un cuchillo corta nuevamente el jabón en tiras produciéndose la
molienda del producto.
14. Extruido:
Las tiras obtenidas permanecen todavía calientes con el contenido apropiado de
humedad, con el objeto de que cuando pasen por la máquina de extrusión se unan
perfectamente, lo cual se logra por la presión que se ejerce mediante un tornillo de espiral
que lo hace pasar a través de un dado; el tornillo y el dado se calientan con vapor. El
producto obtenido consiste en una larga barra de jabón del ancho y grueso proyectados
para las pastillas. Esto se conseguirá poniendo en el extremo de la máquina un orificio de
salida de la barra, una pieza especial perforada, que al pasar la barra por su parte central,
hace que salga con la forma cuadrada, rectangular, cilíndrica, según la forma que tenga
dicha pieza-molde.
15. Cortado:
A continuación seguirá la operación de cortado, la cual se realiza en la máquina
automática cortadora de pastillas.
17. Prensado:
Una vez que se realizó el cortado en pastillas se proceden a pasarlas por la máquina
troqueladora, de donde salen con su marca y forma definitiva.
18. Empacado:
Finalmente las piezas terminadas pasan a una máquina empaquetadora, de donde sale el
producto para ser colocado en cajas de cartón.
19. Transporte:
Las cajas empacadas se trasladan al almacén de producto terminado.
Máquina cortadora de pastillas: Se utiliza para cortar el jabón en forma de barra, para
este proceso la máquina necesita de un motor de inducción. En la siguiente imagen se
podrá observar una máquina cortadora usada conmúnmente.