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COLECCION COMPLETA DE

ENCICLICAS PONTIFICIAS
COLECCION COMPLETA
DE

ENCICLICAS PONTIFICIAS
1 8 3 2 - 1965

IV* EDICION
corregida y aumentada
por el P. Federico Hoyos, SVD

II Tomo
1939-1965

EDITORIAL GUADALUPE
BUENOS AIRES
Imprimí potest. Imprimatur.
Rafael Calzada Bonis Auris
15 Maii 1965 17 Maii 1965
P. Garolus Welizco Antonius Rocca .<
Sup. Prov. Episc. Tit. Augustas et Vic Gen.

Hecho el registro que señala la ley N9 11.723.


Propiedad de a Asociación Cultural Esteva - Editorial Guadalupe.
© Impreso en la Argentina. Printed in Argentina.
Prólogo de la Cuarta Edición

AVISO AL LECTOR

En lugar de repetir aquí los prólogos I, II, III y la introducción del primer
tomo nos permitimos remitir al lector a ellos, rogándole, sí, quiera, antes de
usar el libro, estudiar las indicaciones que allí se hacen para que pueda ma­
nejar con mayor expedición y fruto esta c o l e c c i ó n d e e n c í c l i c a s . Llamamos
la atención ante todo a las indicaciones referentes al “ texto” , “ notas” , “ subtí­
tulos” , “ numeración” y “ esquemas” , especialmente a las indicaciones concer­
nientes al uso y las características de los í n d i c e s .

LAS CIFRAS MARGINALES - NOVEDAD DE LA CUARTA EDICION

Una novedad importante se ha introducido en la cuarta edición, que espe­


ramos preste un decidido servicio al estudioso de las Encíclicas: L a s c i f r a s m a r ­
g in a l e s .

Se nos había pedido o sugerido la idea de poner frente a la traducción el


texto original; en la mayoría de los casos sería el latín. Aunque muchos que
estudian esta c o l e c c i ó n sepan latín, no todos desean cotejar siempre los dos
textos. En cambio, aumentaría la colección casi al doble, y porque la traduc­
ción está cargada de notas, que no quisiéramos suprimir porque en no pocos
pasajes ayudarán a comprender mejor el texto, el latín volvería compleja la
Colección y se produciría un grave problema tipográfico, casi imposible de
solucionar.

Para suplir de algún modo la falta hemos introducido en los dos tomos
una numeración de cifras pequeñas puestas en el margen, agregadas aun a
aquellos documentos que aparecen íntegros en las notas. Las cifras corres­
ponden al texto original, que se encuentra generalmente desde 1865 más o me­
nos hasta 1909 en Acta Santae Sedis (ASS), “ Actas de la Santa Sede” , y desde
1909 acá en AAS, Actas de la Apostólica Sede.

De este modo resulta fácil y expedito el cotejo de ambos textos, el original


con la traducción cuando al estudioso parece conveniente o necesario comparar<
un texto con el otro; no pierde mucho tiempo en pasar del español al original
o de un texto original que tiene entre manos al español.

Esperamos prestar con esta numeración un modesto servicio al estudioso


interesado en las Encíclicas Pontificias y facilitar el acceso a estos importan­
tes documentos pontificios en su texto original, que bien vale la pena haber
ocupado bastante tiempo y esfuerzo linotípico en introducir la nueva modalidad.
Rafael Calzada. 29 de junio de 1966, fiesta de San Pedro y San Pablo.

P. F e d e r ic o H o y o s svd
ENCICLICAS

DE

PIO PAPA XI I
INTRODUCCION

Eugenio Pacclli nace en el corazón de Roma en 2 de Marzo de 1876. Hijo de una


de las familias que durante decenas de años han servido a los Papas, aprendió de muy
pequeño a mirar en la persona ultrajada del prisionero del Vaticano, al representante
de Cristo. Con ocasión de la toma de Roma por las fuerzas impías de la casa de
Saboya habían llovido por todas partes los ofrecimientos a la casa Pacelli para servir a
los nuevos señores. Sin embargo, fieles a ana tradición ellos mantuvieron su posición
frente ai anciano PIO IX.
Con cierto escándalo de las familias que rodeaban r. la casa Pacelli éste fué enviado
con su hermano al Liceo Visconti (Centro de gobierno donde se daban enseñanzas
centra la Iglesia). La respuesta del padre (no justifica su método que no se puede
admitir) de que confiaba en sus hijos y en su piedad y que él buscaba una sabia edu­
cación para sus hijos, no tranquilizó ni calmó las críticas que se levantaron por este
moti>o.
El tiempo en el que madurara la vocación sacerdotal de Eugenio es imposible
determinarlo. Desde muy pequeño procuraba imitar ceremonias religiosas. Realizó sus
estudios con brillantez y por fin en 1899 recibió su ordenación sacerdotal.
Terminados definitivamente sus estudios y obtenido los doctorados es llamado al
servicio de la Secretaría del Estado. Posteriormente fue llamado desde la Universidad
de Wáshington como profesor de derecho Civil y Canónigo. Sin embargo por oposición
del Papa no pudo partir.
En la Secretaría de Estado adquiere la práctica diplomática necesaria y así es
nombrado para el cargo dificil de Nuncio en Munich. Desarrolla una labor grande. Su
vida, durante las revoluciones (1918) dos veces peligra seriamente. Sólo la presencia
del Embajador de Italia reclamando la seguridad de la vida de un ciudadano contiene
s los revolucionarios. Desde ese puesto lucha a pedido del Papa por rbtener la paz
Viaja a Berlín. Pero, con tristeza tiene que comunicar que todos los esfuerzos son
inútiles En 1920 es nombrado simultáneamente Nuncio en Alemania. Despliega una
importante labor diplomática. El año 1924 firma con Baviera un tratado y concordato.
Cinco años más tarde firma el concordato con Prusia.
Mientras tanto el Cardenal Gasparri se ha retirado de la Secretaría de Estado. PIO
XI lo llama en 1930 para tomar a su cargo tan importante misión.
Hombre de un trabajo tenaz, solamente las recomendaciones de sus ayudantes lo
obligan a descansar. Es entonces cuando empiezan sus viajes triunfales a través del
mundo entero llevando la representación de PIO XI: Estados Unidos del Norte, Francia,
Argentina, Hungría son unas cuantas de las coronas de su marcha triunfal por el mundo,
En todas las partes se roba el cariño y la admiración.
Pero, la vida infatigable del Papa de acero ha llegado a su término. El 10 de
Febrero fallece el más grande de los Pontífices últimos y uno de los más grandes por
su visión: PIO XI. A Roma recurren todos los cardenales para elegir el que ha de
sucederle. Y cosa muy poco común en la historia del Pontificado, Eugenio Pacelli es
elegido Papa el primer día del Cónclave. Roma vibra de entusiasmo. El Papa es romano.
El mundo entero canta himnos de gloria: Buenos Aires contempla al Cardenal que
hacía algunos años había pasado por sus calles» Estados Unidos, Hungría, Alemania
igualmente. En todas partes es conocido el Papa. El 12 de Marzo de 1939 es coronado
con la triple corona de su reino.
PÍO XII llega al pontificado con una estela de gloria en su asombrosa actividad
anterior. Todo el mundo se dio perfecta cuenta que su elección y su pontificado signi­
ficaban algo muy grande. Al hacer la presente reseña, después de más de 19 años que
está gobernando la Barca de Pedro, tenemos que confesar que todo lo que el año 1939
se vislumbró, hoy lo vemos realizado. Su obra y sus escritos dirigidos al orbe católico
atestiguan su capacidad extraordinaria de acción y su espíritu de FE.
1529
1530 V id a y obras de P ío XII

Al preparar la segunda edición, después de más de 19 años de su Pontificado, los


anales de la Historia de estos dos últimos lustros no han podido sino confirmar estas
apreciaciones.
Su primera carta al mundo “ SUMMI PONTIFICATUS” es la presentación del
Pontífice al mundo. En ella se puede ver lo que será su obra. Con mano magistral
analiza las causas de esa guerra sanguinaria que se va extendiendo por todo el mundo.
Recuerda lo dicho por sus antecesores. La Iglesia debe tener su parte en la restauración
del nuevo orden. Excluir a la Iglesia es edificar sin cimientos.
Nuevamente suena la voz de PIO XII convidando al mundo a la verdadera paz. El
mundo encontrará la paz que busca en las trincheras y en la muerte solo en la incor­
poración a Cristo. “ MYSTICI CORPORIS CHR1STI” es la Encíclica básica para la
comprensión total de esa verdad antigua como el cristianismo: El Cuerpo místico. Toda
la primera parte la dedica el Papa a exponer los fundamentos de la incorporación a
Cristo. La doctrina de la unión con Cristo va recorriendo y dando cuerpo a las nume­
rosas páginas. Todo lo que está unido a Cristo podrá vivir. En la última parte el Papa
recuerda los conceptos de algunas falsas doctrinas espirituales. Toda doctrina espiritual
que exagere o disminuya el verdadero valor de la mística y ascética enseñada en la
Iglesia hay que rechazarla. Termina el Papa, exhortando al amor de la Iglesia, esposa
de Cristo; es ella nuestra madre; es ella la que nos debe enseñar el verdadero camino
para llegar a Cristo.
El espíritu de la libre interpretación de la Sagrada Escritura, como la disminución
del valor de la intervención de Dios en la escritura misma, le da una ocasión a PIO XII
para publicar su Encíclica “ DIVINO AFFLANTE SPIRITU” . Por ella exhorta al estudio
serio de la Sagrada Escritura. En la primera parte el Papa nos va diciendo lo mucho
que han realizado los últimos Pontífices para propagar su estudio. Pide que se envíen
jóvenes a los centros especializados de estudio bíblico que enseñan a la sombra del
Vaticano. Después el Papa entra directamente a tratar algunos errores defendidos por
algunas escuelas. Afirma una vez más que Dios es el verdadero autor de los libros
santos. En ellos no cabe error de ninguna especie. Sólo la Iglesia es la verdadera inter­
pretadora del texto sagrado. De este modo rechaza completamente la teoría evangelista
sin participación de Dios. Esta Encíclica impulsa poderosamente el estudio fructífero
de los géneros literarios en la Sagrada Escritura.
En una carta dirigida a las Iglesias Orientales “ ORIENTALIS ECCLESIAE” con
ocasión del centenario de San Cirilo, les recuerda a esa porción del rebaño de Cristo la
necesidad de mantenerse unido a la cátedra de Pedro para evitar funestas consecuen­
cias. San Cirilo recuerda, fué el hombre que con tenacidad se opuso a las doctrinas que
negaban la superioridad del Papado. Es necesario una unidad de FE; una unidad de
CARIDAD y una unidad de AUTORIDAD. Estos tres principios son básicos para el
programa de la Iglesia verdadera de Cristo.
En el Año Santo el Papa en.su Encíclica “ 1IUMANI GENERIS” llamó la atención
de los fieles sobre varios problemas que se agitan dentro de la ciencia, filosofía y
teología modernas. Primeramente el Papa con mano firme rechaza la doctrina soste­
nida con muy buena voluntad pero con pésimas consecuencias de algunos que afirman
que para atraer a ciertos grupos a la Iglesia podemos ceder en algunos puntos en
nuestros dogmas. El Papa rechaza de plano dicha posición declarando que nuestra
religión y sus dogmas es algo exacto y no es cuestión de más o menos. Los dogmas son
algo intocable y dentro de la doctrina de la Iglesia. Pertenecen a ese grupo de ver­
dades que se mantienen enteras al paso de los siglos: Igualmente ataca las doctrinas
de aquellos que defienden como algo completamente probado por la ciencia, la evolu­
ción. Deja margen a ciertas discusiones sobre este problema. Una evolución absoluta
no es admisible. También rechaza la sentencia de aquellos que pretenden poder afir­
mar que hubo varios hombres distintos al principio, es decir, que niegan como cabeza
única del género humano actual a Adán y Eva. Finalmente ataca a los que mantienen
y sostienen que la escolástica está pasada de moda y que algunos conceptos como
sustancia y otros es necesario cambiarlos. No admite que se debe despreciar la teolo­
gía tradicional por una existencialista. Condena abiertamente la filosofía existencia-
lista no católica. Es un documento corto, pero en cada afirmación hay un mundo
de cosas que es necesario conocer bien para entender.
En medio de tantos problemas el Papa no se ha olvidado del campo litúrgico, hacia
él dirige su mirada en “ MEDIATOR DEI” . Hoy más que nunca cuando los pueblos
V ida y obras de P ío XII 1531

cansados de materialidad buscan un refugio en la Iglesia es necesario que encuentren


en el culto sagrado el respeto y reverencia de una FE que está plenamente conven­
cida y arraigada en el corazón. Los movimientos y los actos no responden a formu­
larios sino a convicción interna. El Oficio divino es un modo de orar.
Con ocasión de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen publicó
su Bula “ MUNIFICENTISSIMUS DEES” (1950). En ella habla de la doctrina de este
nuevo dogma y de sus fundamentos.
Su amor a la Virgen Santísima lo impulsa aun más lejos: decreta el Año Mariano
dé 1954 y nos regala con “FULGENS CORONA” a raíz de la celebración de ese año,
con “ INGRUENTIUM MALORUM” sobre el Santo Rosario y “ AD COELI REGINAM”
sobre la realeza de María Santísima, en que instituye la fiesta de María Reina como
digno fruto del Año Mariano.
Uno de los grandes problemas heredados por Pío XII y aún agudizado durante
su Pontificado es el ele la paz, y el Pastor Angélico se ha constituido en defensor de
la gran comunidad humana y no sólo en medio de la guerra “caliente” sino también
de la “ guerra fría” que le siguió. Es una de las labores más arduas que le cupo
cumplir; induce a los Gobiernos a no dejar de lado, —en éste como en tantos
otros asuntos— la autoridad espiritual del Papa. Pero no se contenta con sólo
dirigir su acción pacífica a los gobiernos y sus jefes sino que apela a los mismos
pueblos y la conciencia mundial. Y así sale de su pluma —con especial atención
a Tierra Santa en algunas de ellas— COMMUNIUM INTERPRETES, OPTATISSIMA
PAX, AUSPICIA QUAEDAM, MIRABILE ILLUD, SUMMI MAERORIS, IN MULTIPLI-
CIBUS y REDEMPTORIS NOSTRI. Dedica no pocos documentos y epílogos de Encícli­
cas a la herida abierta en el costado de la Iglesia: “ La Iglesia del silencio” como en
LUCTUOSISSIMI EVENTUS, LAETAMUR ADMODUM, DATIS NUPERRIME, AD
SINARUM GENTES e INVICTUS ATHLETA.
Extensas páginas consagra a la formación del clero y a la vida espiritual de las
Ordenes Religiosas, al estímulo de las vocaciones, a la organización de los Estados
de Perfección e impulso de los Institutos seculares. No necesitamos sino nombrar
PROVIDA MATER y SPONSA CHRISTI por un lado y por el otro MENTI NOSTRAE,
SEDES SAPIENTIAE.
Tres grandes Encíclicas impulsan la obra Misional: SAECULO EXEUNTE, EVAN-
GELII PRAECONES y FIDEI DONUM; se preocupa de los inmigrantes en EXSUL
FAMILIA, de la música sagrada en MUSICAE SACRAE DISCIPLINA. Una y otra vez
vuelve en sus escritos y discursos sobre la Acción Católica y la Cuestión social; y des­
pués de haber pronunciado dos fundamentales discursos sobre el Film Ideal expone
su pensamiento sobre Cine, Radio y Televisión en MIRANDA PRORSUS.
Un tema preferido que reaparece continuamente en los documentos pontificios es
la Iglesia Oriental como se ve en ORIENTALIS ECCLESIAE, ORIENTALES OMNES
ECCLESIAS, SEMPITERNUS REX, sobre el Concilio de Calcedonia y ORIENTALES
ECCLESIAS en que invita a rezar por la Iglesia oriental oprimida por el comunismo.
Al Sagrado Corazón de Jesús levanta el monumento de su amor en IIAURIETIS
AQUAS, y a la virginidad dedica SACRA V1RGINITAS.
Una de las características de la pluma de Pío XII es la amplitud. Ningún tema le es
ajeno. Por eso sería un trabajo de nunca acabar y además no propio de esta breve re­
seña el pretender caracterizar todos los documentos de PIO XII. Su actividad que todavía
está en pleno apogeo, sin duda dará a la luz de la catolicidad nuevos documentos que
alumbren los caminos hacia lo Infinito de modo seguro. Todas las esperanzas forja­
das con ocasión de su pontificado van cumpliéndose. Hombre de una vida espiritual
en sus largas horas de oración va aprendiendo en las mismas fuentes de la verdad
que es Cristo. Esperamos que nuevos documentos y encíclicas nos sigan instruyendo
de un modo tan genial y apto en medio de las tinieblas que nos ofrecen los descu­
brimientos y teorías modernas. Que su palabra llamando continuamente a los hom­
bres al amor evite una guerra que está pronto a desarrollarse. Que como fruto de la
justicia que su doctrina santa trata de extender por el mundo se produzca la paz,
como está grabado sobre el lema de su pontificado.
Ya en los comienzos de su Pontificado en SUMMI PONTIFICATUS afirmaba:
“ Las angustias del presente constituyen una apología del cristianismo que no podría
1532 V ida y obras de P ío XIJ

ser más impresionante. En la gigantesca vorágine de errores y movimientos anti­


cristianos se maduraron frutos amargos a tal punto que constituyen una condenación
de ellos cuya eficacia supera toda confutación teórica” . Todo esto es hoy tan verdad
como entonces y aun parece que los errores se han vuelto más universales; y
trágicos, los frutos más amargos y la confutación más aplastante.
Y sobre este fondo oscuro se yergue la figura blanca del Solitario de la Colina
Vaticana, cual faro y guía que en la tempestad desatada orienta sobrenatural y moral­
mente a toda la humanidad, y ante todo conduce con mano segura e infalible a su
destino eterno a los que tenemos la dicha y gracia de pertenecer a la Iglesia de Cristo
cuya cabeza visible es.
« 3

ENCICLICA “SUMMI PONTIFICATUS’’^


(20-X-1939)

A LOS VENERABLES HERMANOS PATRIARCAS, PRIMADOS, ARZOBISPOS,


OBISPOS Y DEMAS ORDINARIOS EN PAZ Y COMUNION CON LA SEDE
APOSTOL ÍCA
; ERRORES Y VERDADES DE NUESTRA EPOCA
' PIO PP. XII
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
A AS L Introducción: La Encíclica de Providencia que ha querido hacer coin­
León XIII sobre la Consagración del cidir Nuestro primer año de Pontifi­
lat. género humano al Sagrado Corazón. cado con un recuerdo tan importante y
413 El. arcano designio del Señor Nos ha querido de Nuestro primer año de sa­
esp. confiado, sin algún merecimiento Nues­ cerdocio; cómo no acoger con júbilo tal
510 tro» la altísima dignidad y las gravísi­ coyuntura para hacer del culto al Rey
mas preocupaciones del Pontificado Su­ de reyes y Señor de los señores^ como
premo, precisamente el año en que la plegaria del introito de este Nuestro
recurre el cuadragésimo aniversario de Pontificado, con el espíritu de Nuestro
la consagración del género humano al inolvidable Predecesor, y para fiel ac­
Sacratísimo Corazón del Redentor, que tuación de sus intenciones? ¿Cómo no
Nuestro inmortal Predecesor L e ó n XIII hacer de él el alfa y la omega de Nues­
intimó al orbe, al declinar el pasado tra voluntad, de Nuestra esperanza, de
siglo;; en los umbrales del Año Santo. Nuestra enseñanza y de Nuestra acti­
¡Con qué júbilo, emoción e íntima vidad, de Nuestra paciencia y de Nues­
aprobación acogimos entonces como tros sufrimientos, consagrados todos
mensaje celeste la Encíclica <eAnnum ellos a la difusión del reino de Cristo?
Sacrum’’ ^ , precisamente cuando como
novel sacerdote habíamos podido reci­ 2. Significado de la consagración a
tar: lntroibo al altare Dei7*1
(2)*.Y ¡con qué Cristo Rey. Si contemplamos bajo el
ardiente entusiasmo unimos Nuestro aspecto de la eternidad: sub specie
corazón a los pensamientos y a las aeternitatis, los acontecimientos exter­
intenciones que animaban y guiaban nos, y el íntimo desenvolvimiento de
aquel acto verdaderamente providen­ los últimos cuarenta años, y medimos
cial de un Pontífice que, con tan pro­ sus grandezas y deficiencias, aquella
414 funda agudeza, conocía las necesidades consagración universal a Cristo-Rey se 511
y las llagas manifiestas y ocultas de su manifiesta cada vez más a Nuestro
tiempo! espíritu en el significado sagrado, en
Recuerdo de Pío XII de sus 40 años el simbolismo exhortador, en el intento
dé sacerdocio. ¿Cómo pues, no sentire­ de purificación y de elevación, de ro­
mos hoy profundo reconocimiento a la bustecimiento y de defensa de las al-

: ■'<*) A.A.S., 31 (1939) 413-453. A continuación del texto original latino, publica AAS la versión ita­
liana (p. 454-480); la francesa (p. 481-509); la española que aquí seguimos (p. 510-537), seguida de la
inglesa (p. 538-564) y la alemana (p. 565-594). La Encíclica hace un ataque frontal contra el agnosti-
Bshio moral y religioso y constituye así la vigorosa y digna prolongación de documentos pontificios
de, •‘Guanta Cura” y “ P asrendi', de Pío X y “ Mit brennender Snrae” ( “ Con quemante nreoenparión” i
de Pío XI. La numeración del margen está en latín y en español: latín de 413 a 453; español de
510,a 537 (P.H.).
(1) León XIII, Annum Sacrum, 25-V-1899, sobre 610-613.
la consagración del género humano al Sagrado (2) “ Me acercaré al altar del Señor” , Salín.
Corazón de Jesús. ASS. 32, 646; Acta Leonis XIII 42, 4.
vol. 19, p. 71; en esta Colección: Encícl. 81, pág. (3) I Tim. 6, 15; Apoc. 19, 16.

— 1533 —
1534 E n cíclicas del PP. P ío XII (1939) 173* 3

mas, y al mismo tiempo, en la previ­ profunda indigencia interior más que la


sora sabiduría, que mira a curar y nuestra, a pesar de toda clase de pro­
ennoblecer toda humana sociedad y gresos en el orden técnico y puramente
promover el verdadero bien. civil? ¿No se le puede quizás, aplicar
Mensaje del Redentor al mundo que la palabra reveladora del Apocalipsis:
se aleja de Dios. Cada vez con mayor Dices: Rico soy, y opulento y de nada
claridad se nos revela como mensaje necesito y no sabes que eres mísero y
de exhortación y de gracia de Dios, no miserable y pobre y ciego y demu­
sólo para su Iglesia, sino aun para un do? (8K
mundo, tan necesitado de estímulo y 3. Obligación nuestra de evangelizar
de guía, que sumergido en el culto de a los hombres de nuestra época. ¡Ve­
lo presente, se extraviaba cada vez nerables Hermanos! ¿Cabe obligación
más, y se agotaba en la fría rebusca mayor y más urgente que la de evan­
de ideales terrenos; mensaje a una hu­ gelizar las inconmensurables riquezas
manidad que en escuadrones cada vez de Cristoí9) a los hombres de nuestra
más nutridos, se alejaba de la fe en época? ¿Cabe cosa más noble que des­
Cristo, y más aún, del reconocimiento plegar al viento las banderas del Rey
y de la observancia de su ley; mensaje ante los que siguieron y siguen bande­
contra una concepción del mundo para ras falaces, y reconquistar para el vic­
la que la doctrina de amor y de renun­ torioso estandarte de la Cruz a los que
cia del Sermón de la Montaña, y la lo han abandonado- ¿Qué corazón no
divina acción de amor de la Cruz, eran debería arder y sentirse empujado a
escándalo y locura. Como un día el prestar su ayuda a la vista de tantos
Precursor del Señor a los que le pre­ hermanos y hermanas que, por errores,
guntaban con deseo de instruirse, pro­ pasiones, instigaciones y prejuicios, se
clamaba: He aquí el Cordero de Dios^45 \ han alejado de la fe en el verdadero
para prevenirles que el Deseado de los Dios, y se han separado del alegre y
pueblos4(5), si bien todavía desconocido, salvador mensaje de Jesucristo? Quien
moraba en medio de ellos; de la misma pertenece a la milicia de Cristo, sea
manera, el representante de Cristo, con eclesiástico o seglar, ¿no debería senA
aquel poderoso grito de conjuro: He tirse acuciado e incitado a mayor vigi­
ahí nuestro Rey(6*\ se dirigía a los re­ lancia, a defensa más decidida, cuando
negados, a los dudosos, a los indecisos, ve crecer, cada vez más, los escuadro­
a los fluctuantes, que o se negaban a nes de los enemigos de Cristo, cuando
seguir al Redentor glorioso, viviente y se da cuenta que los portavoces de ta1
operante siempre en su Iglesia, o lo les tendencias, renegando o despreocu­
seguían con descuido y flojedad. pándose en la práctica, de las verdades
Miseria espiritual de nuestros tiem­ vivificadoras y de los valores encerra­
pos. De la difusión y del arraigo del dos en la fe en Dios y en Cristo rom­
culto del Divino Corazón del Redentor, pen sacrilegamente las tablas de los
que encontró su espléndida corona, no mandamientos de Dios, para sustituir­
sólo en la consagración del género hu­ las con tablas y normas de las que está
mano, al declinar el pasado siglo, sino desterrada la sustancia ética de la reve­
aun en la introducción de la fiesta de la lación del Sinaí, el espíritu del Sermón
Realeza de Cristo por Nuestro inmedia­ de la Montaña y de la Cruz? ¿Quién
to Predecesor de feliz memoria*61^, han podrá mirar sin profundo dolor, cómo
brotado inefables bienes para un sinnú­ semejantes desviaciones preparan una
mero de almas: impetuoso río alegra la trágica cosecha en los que, en días efe
ciudad de Dios^7\ ¿Qué época sufrió calma y de seguridad se agrupaban
el tormento del vacío espiritual, de entre los secuaces de Cristo, pero qué
(4) Juan 1, 29. 1925; AAS. 17 (1925) 593-610; en esta Colecccióii:
(5) Ver Ageo 2, 8. Encícl. 136, pág. 1065-1076.
(7) Ver Salín. 45, 5.
(6a) Juan 19, 14. (8) Apoc. 3, 17.
(6b) Ver Pío XI, Encícl. Quas Primas, 11-XII- (9) Efes. 3, 8.
173, 4-5 E n c íc lic a “ Summi P o n tific atu s ’ 1535

desgraciadamente, cristianos más de Solidaridad católica frente al peli­


nombre que de hecho, en la hora que gro común. Al poner esta primera
es menester perseverar, luchar, sufrir Encíclica de Nuestro Pontificado, con
hacer frente a las persecuciones ocul­ el corazón rebosante de confiada es­
tas o descubiertas, sucumben víctimas peranza, bajo la insignia de Cristo-Rey
de la pusilanimidad, de la debilidad, de Nos sentimos absolutamente seguros de
la incertidumbre, y aterrorizados ante la unánime y entusiasta aprobación de
los sacrificios impuestos por su profe­ toda la grey del Señor. Las experien­
sión cristiana no encuentren fuerza para cias, las ansiedades y las pruebas de la
beber el amargo cáliz de los fieles de hora actual despiertan, agudizan y pu­
Cristo? rifican el sentimiento de solidaridad de
la familia católica en grado raras veces
4. Fiesta de Cristo Rey, día de conseguido. Ellas igualmente excitan en
reno­
vación. En estas condiciones de tiempo todos los que creen en Dios y en Cristo,
y de espíritu, Venerables Hermanos, la el reconocimiento de una amenaza co ­
inminente fiesta de Cristo-Rey (para la mún proveniente de un común peligro.
cual os llegará esta Nuestra primera De este espíritu de solidaridad católi­
Encíclica) sea día de gracia y de pro­ ca, que es recogimiento y firmeza, reso­
funda renovación y despertar en el lución y voluntad de victoria, poderosa­
espíritu del reino de Cristo, sea día en mente aumentado en tan arduas cir­
el que la consagración del género hu­ cunstancias, experimentamos Nosotros 418
mano al Corazón Divino, que debe ce­ un soplo consolador e inolvidable en
lebrarse en modo particularmente so- aquellos días en los que con trémulo
417 lemne, reúna junto al trono del Eterno paso, pero confiando en Dios, tomamos
Rey los fieles de todos los pueblos y posesión de la Cátedra que la muerte de
de todas las naciones en adoración y en Nuestro grande Predecesor había deja­
reparación, para renovarle a El y a do vacante.
su ley de verdad y de amor, ahora y
siempre, el juramento de fidelidad. Sea 5. Agradecimiento del Pontífice a
día de gracia para los fieles, en los cua­ los fieles por las manifestaciones de
les el fuego que el Señor vino a traer afecto y unidad. Ante el vivo recuerdo
a la tierra, se convierta en llama cada del sinnúmero de testimonios de adhe­
vez más luminosa y pura. Sea día de sión filial a la Iglesia y al Vicario de
gracia para los tibios, los cansados, los Cristo, y las manifestaciones tan tier­
hastiados, y en su corazón pusilánime nas, calurosas y espontáneas que reci­
maduren nuevos frutos de renovación bimos con ocasión de Nuestra elección
de espíritu, y de robustecimiento de y coronación, Nos place aprovechar
ánimo. Sea también día de gracia para esta ocasión propicia para dirigiros a
los que no han conocido a Cristo o lo vosotros, Venerables Hermanos, y a
cuantos pertenecen a la grey del Se­
han perdido; día en el que se eleve al
ñor, palabras de conmovido agradeci­
cielo la oración de millones de corazo­
miento por aquel plebiscito pacífico de
nes fieles; la luz que ilumina a todo
amor reverente y de inquebrantable fi­
hombre que viene a este mundo^10) delidad al Papado en el que se reco­
pueda esclarecerles el camino de la sal­ nocía la providencial misión del Sumo
vación y su gracia suscitar en el cora­ Sacerdote y del Pastor Supremo. Por­
zón inquieto de los extraviados la nos- que ciertamente todas aquellas mani­
513 lalgia de los bienes eternos, nostalgia festaciones no estaban ni podían estar
que los empuje a volver a Aquel que dirigidas a Nuestra humilde persona,
desde el doloroso trono de la Cruz tiene sino únicamente al oficio altísimo a
sed de sus almas y ardiente deseo de que el Señor Nos elevaba. Y si ya desde
ser también para ellos camino, verdad aquel primer momento sentíamos todo
y vida^K el peso de las graves responsabilidades
(10) Ver Juan 1, 9. (11) Ver Juan 14, 6.
1536 E n cíclicas del PP. Pío XÍI (1939) 173, 6-8

añejas a la mayor potestad que Nos bles relaciones. Y siente particular ale­
confería la Providencia divina al mis­ gría Nuestro corazón al poder incluir
mo tiempo Nos consolaba grandemente en este número, con ocasión de esta
ver aquella grandiosa y palpable de­ primera Encíclica dirigida a todo el
mostración de la indivisible unidad de pueblo cristiano esparcido en el mun­
la Iglesia católica que tanto más com ­ do, la amada Italia, fecundo jardín de
pacta se abraza a la indestructible roca la fe plantada por los Príncipes de los
de P e d r o , y forma a su alrededor mu­ Apóstoles, la cual, gracias a la obra
ros' y antemuros más fuertes, cuanto providencial de los pactos LateraneTi-
más crece la audacia de los enemigos de ses, ocupa en la actualidad un puesto
Cristo. Este mismo plebiscito de unidad de honor en la categoría de los Estados
católica mundial y de sobrenatural fra> oficialmente representados cerca de la
ternidad de pueblos en torno al Padre Santa Sede. En estos Pactos tuvo feliz
Común, nos parecía tanto más rico de principio, como aurora de tranquila y
felices esperanzas, cuanto eran más trá­ fraterna unión de ánimos, ante los sar
gicas las circunstancias materiales y grados altares y en el consorcio civil,
espirituales del momento en que acae­ la Paz de Cristo restituida a Italia; paz
cía; y su recuerdo Nos siguió confort por cuyo sereno cielo suplicamos al
lando aún en los primeros meses de Señor penetre, avive, dilate y corrobore
Nuestro Pontificado, cuando experi- fuerte y profundamente el alma del
14 mentamos ya las fatigas, las ansieda­ pueblo italiano, tan cercano a Nos­
des y las pruebas de que está sembra­ otros, en medio del cual respiramos el
do el camino de la Esposa de Cristo a mismo hálito de vida; invocando y
través del mundo. augurando Nos que este pueblo, tan
querido a Nuestros Predecesores y a
6. Gratitud a los no católicos. Ni que­
Nos, fiel a sus gloriosas tradiciones
remos pasar en silencio el profundo
católicas, sienta cada vez más en la
eco de conmovido reconocimiento que
elevada protección divina la verdad de 420
suscitó en Nuestro corazón la felicita­
las palabras del Salmista: Beatus popu-
ción de aquellos que, sin pertenecer al
lus cuius Dominus Deus eius: “ Bien­
i9 cuerpo visible de la. Iglesia Católica, en
aventurado el pueblo que tiene al Señor
su nobleza y sinceridad no han dejado
por su Dios” (r¿K
de sentir todo lo que, en el amor a la
persona de Cristo o en la fe en Dios, Esta tan deseada nueva situación ju­
los une a Nosotros. Vaya a todos ellos rídica y espiritual que creó y selló para
la expresión de Nuestra gratitud. Los Italia y todo el orbe católico aquella
encomendamos a todos y a cada uno a obra destinada a dejar una huella in­
la protección y a la dirección del Señor deleble en la historia, jamás se Nos pre­
y aseguramos solemnemente que sólo sentó tan grandiosa y unificadora co ­
un pensamiento domina Nuestra men­ mo cuando desde la excelsa loggia de la
te: imitar el ejemplo del Buen Pastor Basílica Vaticana abrimos y levantamos
para conducir a todos a la verdadera por primera vez Nuestros brazos y
felicidad: para que tengan vida y la Nuestra mano para bendecir a Roma,
tengan más abundante(32L sede del Papado y Nuestra amadísima
ciudad natal, y a Italia reconciliada con
7. Gratitud a las autoridades civiles la Iglesia y a los pueblos del mundo
y pueblo. Pero de manera particular entero.
* * *
Nos sentimos movidos en Nuestro áni­
mo a patentizar Nuestra íntima grati­ 8. Misión del Papa, testimonio de la
tud por las manifestaciones de reve­ verdad por la caridad. Como Vicario 515
rente homenaje que Nos han llegado de Aquel que en una hora decisiva, de­
dé Soberanos, de Jefes de Estado y de lante del representante de la más alta
Autoridades públicas de naciones con autoridad terrena de entonces, pronun­
las que la Santa Sede se halla en amiga- ció la augusta palabra: Yo para esto
(12) Ver Juan 10, 10. (13) Salm. 143, 15.
173, 9-10 E n cíc lic a “ S ummi P o n t if ic at u s ” 1537

nací, y para esto vine al mundo, para ble huracán de la guerra se ha desen­
dar testimonio de la verdad: todo aquel cadenado ya. Nuestra pluma quisiera
que pertenece a la verdad, oye mi detenerse ante el pensamiento que Nos
voz<14)1; Nos estamos persuadidos que
5 abruma del abismo de sufrimientos de
el principal deber que Nos impone un sinnúmero de personas a las que
Nuestro oficio y Nuestro tiempo es dar todavía ayer sonreía un rayo de m o­
testimonio de la verdad con fortaleza desto bienestar en el ambiente familiar.
apostólica: £etestimonium perhibere ve- Nuestro corazón paternal se llena de
ritati” , icdar testimonio de la verdad angustia al prever todo lo que podrá
Este deber implica necesariamente la brotar de la tenebrosa semilla de la
exposición y la refutación de errores y violencia y del odio, a los que la espada
de culpas humanas que es menester abre hoy surcos sangrientos. Pero pre­
conocer para que sea posible el trata­ cisamente ante estas apocalípticas pre­
miento y la cura: conoceréis la verdad visiones de inminentes y futuras des­
y la verdad os librará(15>. En el cum­ venturas, juzgamos como deber Nuestro
plimiento de este Nuestro deber no Nos levantar con creciente insistencia los
dejaremos influir por consideraciones ojos y los corazones de los que toda­
terrenas ni titubearemos por descon­ vía conservan un sentimiento de buena
fianzas y contradicciones, por repulsas voluntad, hacia el Unico de quien viene
e incomprensiones, ni por temor de la salvación del mundo; hacia el Unico
malas inteligencias y de falsas interpre­ que con mano omnipotente y misericor­
taciones. Nuestra conducta estará siem­ diosa puede poner fin a esta tempestad,
pre animada de aquella caridad pater­ hacia el único que con su verdad y
nal que mientras sufre por los males amor puede iluminar las inteligencias
que atormentan a los hijos, les señala y encender los ánimos de una parte
el remedio: en una palabra, Nos esfor­ tan ingente de la humanidad, sumer­
zaremos por imitar al divino modelo gida en el error, en el egoísmo, en alter­
de los Pastores, Jesús el Buen Pastor, cados y en luchas, para encaminarla
que es al mismo tiempo luz y amor: nuevamente conforme al espíritu de la
“ Veritatem facientes in caritate” , Prac­ Realeza de Cristo.15
4
ticando la verdad en la caridad^ .
10. Las angustias son apología del
9. Desconocimiento y reconocimien­ cristianismo y esperanza de conver­
to de Cristo. Al comienzo del camino sión. Tal vez (¡Dios lo quiera!) se pue­
que conduce a la indigencia espiritual de esperar que esta hora de máxima
y moral de los tiempos presentes, se indigencia cambie la manera de pensar
yerguen los nefastos esfuerzos de no y de sentir de muchos que hasta ahora,
pocos por destronar a Cristo, al apar­ con ciega confianza, avanzaban por el
tamiento de la ley de la Verdad que El camino de los errores modernos tan
anunció, de la ley del amor, aliento extendidos, sin sospechar lo insidioso
vital de su reino. e incierto del terreno que pisaban. Tal
El reconocimiento de los derechos vez, muchos que no entendían la im­
reales de Cristo, y la vuelta de los par­ portancia de la misión educadora y
ticulares y de la sociedad a la ley de pastoral de la Iglesia, comprenderán
su verdad y de su amor, son la única ahora mejor sus amonestaciones, que
vía de salvación. ellos desatendieron con la falsa seguri­
dad de tiempos pasados. Las angustias
La guerra que estalló puede acer­ presentes son la apología más impre­
car a Dios. En el momento en que sionante del Cristianismo, tal que no
escribimos estas líneas, Venerables puede haber mayor. De la gigantesca
Hermanos, Nos llega la espantosa no­ vorágine de errores y movimientos anti­
ticia de que, no obstante todos Nues­ cristianos se han cosechado frutos tan
tros esfuerzos por conjurarlo, el terri­ amargos que constituyen una condena-
(14) Juan 18, 37. de) Eíes. 4, 15.
(15) Juan 8, 32.
Encíclicas Pontificias 49
1538 E n cíclicas del PP. Pío XII (1939) 173, 11-13

ción, cuya eficacia supera a toda refu­ de la misma ley natural, la cual tiene
tación teórica. su fundamento en Dios, creador omni­
Horas de tan penosa desilusión son potente y Padre de todos, supremo y
frecuentemente horas de gracia; un absoluto Legislador omnisciente y justo
pasar del Señor: transitus Dominií17) Juez de las acciones humanas. Guando
en el que, a la palabra del Salvador: se reniega de Dios se siente sacudida
He aquí que estoy a la puerta y lla- toda base de moralidad, se ahoga, o al
m o(18), se abren puertas que, de otro menos se apaga notablemente, la voz
modo, permanecerían cerradas. Sabe de la naturaleza que enseña, aun a los
Dios con qué amor de compasión, con ignorantes y a las tribus no civilizadas,
qué santo júbilo se vuelve Nuestro co ­ lo que es bueno o malo, lícito o ilícito,
razón a los que, como efecto de tan y hace sentir la responsabilidad de las
dolorosas experiencias, sienten nacer en propias acciones ante un Juez supremo.
sí el deseo impelente y saludable de la 12. El alejamiento de la doctrina de
verdad, de la justicia y de la paz de la Iglesia. Ahora bien, la negación de
Cristo. Pero aun para aquellos para la base fundamental de la moralidad
quienes no ha sonado todavía la hora tuvo en Europa su raíz originaria en
de la iluminación celeste, Nuestro co­ la separación de aquella doctrina de
razón no conoce sino amor, y Nuestros Cristo de la que es depositaría y maes­
423 labios no tienen sino plegarias al Pa­ tra la Cátedra de P e d r o ; que un tiempo
dre de las luces, para que haga brillar diera cohesión espiritual a Europa, que
en su ánimo, indiferente o enemigo de educada, ennoblecida y civilizada por
Cristo, un rayo de aquella luz que un la Cruz, llegó a tal grado de progreso
día transformó a S a u l o en P a b l o , de
civil, que se hizo maestra de otros pue­
aquella luz que ha patentizado su fuer­ blos y de otros continentes. Al contra­
za misteriosa precisamente en los tiem­ río, abandonado el magisterio infalible
pos más difíciles de la Iglesia. de la Iglesia, no pocos hermanos sepa­
11. Errores doctrinales de nuestra rados llegaron hasta negar el dogma
época: agnosticismo religioso y moral central del Cristianismo, la divinidad
del individuo y de la sociedad. Para del Salvador, acelerando así el proceso
una afirmación doctrinal completa de de disolución espiritual.
las verdades contra los errores de los 13. Los daños del laicismo en la so­
tiempos presentes, y si fuera necesaria ciedad. Narra el sagrado Evangelio
la haremos, se pueden escoger circuns­ que cuando Jesús fue crucificado, las
tancias menos perturbadas por los in­ tinieblas invadieron toda la superficie
fortunios de acontecimientos exterio­ de la tierra(19); símbolo espantoso de lo
res; por ahora Nos limitamos a algunas que sucede, y sigue sucediendo espiri­
observaciones fundamentales. tualmente dondequiera que la incredu­
La época actual, Venerables Herma­ lidad, ciega y orgullosa de sí, ha ex­
nos, además de añadir a las desviacio­ cluido de hecho a Cristo de la vida
nes doctrinales del pasado nuevos erro- moderna, especialmente de la pública;
517 res, los ha empujado a extremos de los y con la fe en Cristo ha sacudido tam­
que no se pueden seguir sino extravío bién la fe en Dios. Los criterios mora­
y ruina. Y ante todo, es cierto que la les, según los cuales en otros tiempos
raíz profunda y última de los males se juzgaban las acciones privadas y
que deploramos en la sociedad moder­ públicas, han caído como por conse­
na, es el negar y rechazar una norma cuencia en desuso; y el tan decantado
de moralidad universal, así en la vida laicismo de la sociedad que ha hecho
individual como en la vida social y en cada vez más rápidos progresos, sustra­
las relaciones internacionales; el des­ yendo el hombre, la familia y el Estado
conocimiento, en una palabra, tan ex­ al influjo benéfico y regenerador de la
tendido en nuestros tiempos y el olvido idea de Dios y de la enseñanza de la
(17) Ver Exodo 12, 11. (19) Mat. 27, 45.
(18) Apoc. 3, 20.
173, 14-17 E n cíc lic a “ S ummi P o n tific atu s ” 1539

Iglesia; ha hecho reaparecer aun en de lo ilícito, que posibilita los acuerdos,


regiones en que por tantos siglos bri­ mientras refrena el desencadenarse de 426
llaron un paganismo corrompido y co ­ las pasiones, y deja abierta la vía a
rruptor, cada vez más claras, más pal­ una honesta inteligencia. En nuestros
pables, más angustiosas: Las tinieblas días, por el contrario, las disensiones
se extendieron mientras crucificaban a no provienen únicamente del ímpetu
Jesús(202K
1 de pasiones rebeldes, sino de una pro­
funda crisis espiritual, que ha trastor­
14. Falta de conciencia. Muchos, tal nado los sanos principios de la moral
vez, al alejarse de la doctrina de Cristo privada y pública.
no tuvieron pleno conocimiento de que ❖ * *
425 eran engañados por el falso espejismo
518
16. Olvido de la solidaridad y cari­
de frases brillantes que proclamaban dad humana. Entre los múltiples erro­
aquella separación como liberación de res que brotan de la fuente envenenada
la servidumbre en que anteriormente del agnosticismo religioso y moral, hay
estuvieron retenidos; ni preveían las dos sobre los que queremos llamar de
amargas consecuencias del lamentable manera particular vuestra atención, Ve­
cambio entre la verdad que libra y el nerables Hermanos, porque ellos hacen
error que reduce a esclavitud; ni pen­ casi imposible, o al menos precaria e
saban que renunciando a la ley de incierta, la pacífica convivencia de los
Dios, infinitamente sabia y paterna y a pueblos.
la unificadora y ennoblecedora doctri­ El primero de estos perniciosos erro­
na de amor de Cristo, se entregaban al res, en la actualidad enormemente ex­
arbitrio de una prudencia humana po­ tendido, es el olvido de aquella ley de
bre y mudable: hablaban de progreso, solidaridad y caridad humana, dictada
cuando retrocedían, de elevación, cuan­ e impuesta por un origen común, y por
do se degradaban, de ascensión a la la igualdad de la naturaleza racional
madurez, cuando se esclavizaban; no en todos los hombres, sea cual fuere el
percibían la vanidad de todo esfuerzo pueblo a que pertenecen, y por el sa­
humano para sustituir la ley de Cristo crificio de la redención ofrecido por
por algo que la iguale: se infatuaron en Jesucristo en el ara de la Cruz a su
sus pensamientos(21>. Padre celestial en favor de la humani­
Debilitada la fe en Dios y en Jesu­ dad pecadora.
cristo, y oscurecida en los ánimos la
luz de los principios morales, se quitó 17. Dios, Padre del género humano.
el apoyo al único e insustituible funda­ Efectivamente, la primera página de la 519
mento de aquella estabilidad y tranqui­ Escritura nos narra con grandiosa sim­
lidad, de aquel orden interno y externo, plicidad cómo Dios, a guisa de corona
privado y público, únicos que pueden de su obra creadora, hizo al hombre, a
engendrar y salvaguardar la prosperi­ su imagen y semejanza^22) ; y la misma
dad de los Estados. Escritura nos enseña que lo enriqueció
de dones y privilegios sobrenaturales,
15. Dificultades crecientes por la destinándolo a una felicidad eterna e
falta de fe. Ciertamente que cuando inefable. Nos muestra además cómo de
Europa fraternizaba en idénticos idea­ la primera pareja proceden los demás
les recibidos de la predicación cristiana, hombres, de los que nos hace seguir
no faltaron disensiones, sacudimientos con plasticidad de lenguaje jamás imi­
y guerras que la desolaron; pero, tal tado, la división en varios grupos y la
vez. jamás se experimentó más pene­ dispersión por las diversas partes del
trante el desaliento de nuestros días mundo. Aun cuando se alejaron de su
sobre la posibilidad de arreglo; estan­ Creador, Dios no cesó de considerarlos
do viva entonces aquella conciencia de como hijos que, según sus misericor­
lo justo y de lo injusto, de lo lícito y diosos designios, todavía estaban desti-
(20) Brev. Rom., Viernes Santo, respons. V. (22) Ver Génesis 1, 26-27.
(21) Rom. 1, 21.
1540 E n cíclicas del PP. P ío XII (1939) 173, 18-19

nados a reunirse un día nuevamente en sacrificio supremo, dejó caer de sus


su amistad(23). labios divinos la palabra que repercute
El Apóstol de las gentes se constituye vivísima a través de los siglos, suscitan­
después en heraldo de esta verdad, que do heroísmos de caridad en medio de
hermana a los hombres en una grande un mundo sin amor y destrozado por
familia, cuando anuncia al mundo grie­ el odio: Este es mi precepto que os
go que Dios “ sacó de un mismo tronco améis los unos a los otros, como yo os
todo el linaje de los hombres, para que he amado(28K2 3
habitase la vasta extensión de la tierra, Verdades sobrenaturales son éstas
fijando el orden de los tiempos y los que establecen profundas bases y fortí-
límites de la habitación de cada pue- simos vínculos comunes de unión, re­
Wo” <224>.
3 forzada por el amor de Dios y del Re­
Maravillosa visión que Nos hace con­ dentor divino de quien todos reciben la
templar el género humano en la unidad salud “ para la edificación del cuerpo de
de su origen común en Dios: uno el Cristo, hasta que lleguemos todos a la
Dios y Padre de todos, el cual está so­ unidad de la fe, al conocimiento pleno
bre todos y habita en todos nosotros<252)
6 del Hijo de Dios, al estado de hombre
en la unidad de naturaleza que consta perfecto, según la medida de la pleni­
igualmente en todos los hombres de tud de Cristo” (29).
cuerpo material y de alma espiritual e
inmortal; en la unidad del fin inmedia­ 19. Unión de los individuos y los
to y de su misión en el mundo; en la pueblos. A la luz de esta unidad, de
unidad de habitación, la tierra, de cu­ derecho y de hecho, de la humanidad
yos bienes todos los hombres pueden entera, no se nos presentan los indivi­
ayudarse por derecho natural, para duos desligados entre sí como granos
sustentar y desarrollar la vida; en la de arena; sino por el contrario, unidos
unidad de habitación, la tierra, de cu- con relaciones orgánicas, armónicas y
Dios mismo, al Cual todos deben ten­ mutuas, diversas según que varían los
der; en la unidad de los medios para tiempos, por impulso natural y destino
conseguir tal fin. interno.
Y los pueblos en su desarrollo y en
18. Cristo, mediador de todos los sus diferencias conforme a las condi­
hombres. Y el mismo Apóstol nos ciones de vida y de cultura, no están
muestra la humanidad en la unidad de destinados a romper la unidad del gé­
relaciones con el Hijo de Dios, imagen nero humano, sino a enriquecerlo y
de Dios invisible, en quien todas las embellecerlo con la comunicación de
cosas han sido creadas: in ipso condita sus peculiares dotes, y con el recíproco
sunt universa(26); en la unidad de su intercambio de bienes que puede ser, a
rescate, efectuado para todos por Cristo la vez, posible y eficaz únicamente
que restableció, mediante su santa y cuando el amor mutuo y la caridad
acerbísima pasión, la destruida amistad sentida vivamente unen a todos los hi­
originaria con Dios, constituyéndose jos del mismo Padre y a todos los redi­
mediador entre Dios y los hombres: midos por la misma sangre divina.*
porque uno es Dios y uno también el La Iglesia de Cristo, fidelísima depo­
mediador entre Dios y los hombres sitaría de la sabiduría divina y educa­
Jesucristo hombre^27). dora, no puede pensar ni piensa en me­
Y para hacer más íntima esta amis­ noscabar y desestimar las característi­
tad entre Dios y la humanidad, el mis­ cas particulares que cada pueblo con
mo Mediador divino y universal de sal­ celoso cariño y comprensible orgullo,
vación y de paz, en el sagrado silencio custodia y guarda cual precioso patri­
del Cenáculo, mientras se preparaba al monio. Su fin es la unidad sobre-
(23) Ver Génesis 12, 3. (27) I Tim. 2, 5. * JUAN XXIII alude en “ Pacem in terris a esta
(24) ilech. 17, 26-27. (28) Juan 15, 12. diferencia (ver esta Golecc. Encícl. 243, subt. 39,
(25) Efes. 4, 6. (29) Efes. 4, 12-13. p. 2483 y nota 38 ib.).
(26) Col. 1, 16.
173, 20 E n cíc lic a “ Summi P o n t if ic at u s ” 1541

natural en el amor universal, sentido episcopal, sobre el sepulcro del Prín­


y practicado; no la uniformidad exclu­ cipe de los Apóstoles, doce representan­
sivamente externa, superficial y, como tes de los pueblos y estirpes más diver­
tal, debilitadora. Todas las normas y sos.
cuidados que sirven para el desenvolvi­ Entre los desgarradores contrastes
miento prudente y ordenado de fuerzas que dividen la familia humana, procla­
y tendencias particulares y tienen su me este acto solemne a la faz de todos
raíz en las más recónditas entrañas de Nuestros hijos, diseminados por el
toda estirpe, con tal de que no se opon­ mundo que el espíritu, la enseñanza y
gan a las obligaciones que sobrevienen la actividad de la Iglesia jamás podrá
a la humanidad por la unidad de origen ser diverso de lo que el Apóstol de las
y común destino, la Iglesia los saluda Gentes predicaba: “ vestios del hombre
con júbilo y los acompaña con sus ma­ nuevo, que por el conocimiento de la
ternos plácemes. Ella ha demostrado re­ fe se renueva según la imagen de Aquel
petidas veces, en su actividad misionera, que lo ha creado; para El no existe
que tal norma es la estrella polar: stella griego ni judío, circunciso o incircun­
rectriz de su apostolado universal. Mi­ ciso, bárbaro o escita, esclavo y libre,
sioneros de todos tiempos, con un sin­ sino Cristo que está en todo y en to-
número de rebuscas y sondeos de ex­ dos” (30>.
ploradores, llevado a cabo con sacrifi­ 20. La Iglesia explicando la luz de
cio, abnegación y amor, se han pro­ Cristo. No hay que temer que la con­
puesto facilitar la interna comprensión ciencia de la fraternidad universal, fo ­
y el respeto de las civilizaciones más mentada por la doctrina cristiana, y el
diversas y hacer fecundos sus valores sentimiento que ella inspira, se opongan
espirituales para la predicación viva y al amor, a la tradición y a las glorias
vital del Evangelio de Cristo. Todo lo de la propia patria, e impidan promo­
que en los usos y costumbres indígenas ver la prosperidad y los intereses legí­
no está indisolublemente ligado a erro­ timos; pues la misma doctrina enseña
res religiosos, encontrará siempre exa­ que en el ejercicio de la caridad existe
men benévolo y, en cuanto será posible, un orden establecido por Dios, según
tutela y favor. Nuestro inmediato Pre­ el cual se debe amar más intensamente
decesor, de santa y venerada memoria, y ayudar preferentemente a los que
aplicando tales normas a una cuestión Nos están unidos con especiales víncu­
sobremanera delicada, tomó decisiones los. Aun el Divino Maestro dio ejemplo
generosas, que levantan un monumento de esta preferencia a su tierra y a su
a su intuición vasta y al ardor de su patria, llorando sobre las inminentes
espíritu apostólico. No es necesario, Ve­ ruinas de la Ciudad Santa. Pero el legí­
nerables Hermanos, anunciaros que timo y justo amor a la propia patria no
Nosotros queremos también avanzar nos debe cerrar los ojos para reconocer
sin indecisiones por el mismo camino. la universalidad de la caridad cristiana,
Todos aquellos que ingresan en la Igle­ que considera igualmente a los otros y
sia, sea cuales fueren su origen y su su prosperidad en la luz pacificadora
lengua, han de saber que tienen igual del amor.
derecho de hijos en la casa del Señor, Tal es la maravillosa doctrina de
donde impera la ley y la paz de Cristo. amor y de paz que ha contribuido tan
En conformidad con tales normas de noblemente al progreso civil y religioso
igualdad, la Iglesia consagra sus cui­ de la humanidad.
dados a formar clero indígena culto, y Y los heraldos que la anunciaron,
aumentar gradualmente las filas de los animados de caridad sobrenatural, no
obispos indígenas. Y para dar a estas sólo roturaron terrenos y curaron en­
Nuestras intenciones expresión palpa­ fermos, sino, sobre todo, bonificaron,
ble, hemos escogido la inminente fiesta plasmaron y elevaron la vida a alturas
de Cristo-Rey para elevar a la dignidad divinas, lanzándola hacia las cumbres
(30) Col. 3, 10-11.
1544 E n cíclicas del PP. P ío XII (1939) 173, 27

de la destrucción están en acecho para tis (de lesa majestad) contra el Rey de
servirse de ellos en sus tenebrosos de­ reyes y Señor de los que dominan^2\
signios. Ninguno que tenga buena vo­ cometido por una educación indiferente
luntad y abiertos los ojos, podrá negar, o contraria al espíritu cristiano, la in­
en las condiciones extraordinarias en versión del dejad que los niños vengan
que se encuentra el mundo, al poder a mz(33) produciría amarguísimos fru­
del Estado un derecho correlativo y tos. Por el contrario, el Estado que
excepcional para atender a las necesi­ quita las preocupaciones de los cora­
dades del pueblo. Pero el orden moral zones ensangrentados y lacerados de
establecido por Dios exige, aun en tales los padres y de las madres cristianos,
contingencias, que se indague tanto más devolviéndoles sus aeréenos, no hace
seria y cuidadosamente sobre la licitud sino fomentar su paz interna y asentar
de tales medidas, y sobre su necesidad el fundamento del dichoso futuro de la
real, según las normas del bien común. patria. Las almas de los hijos, que Dios
entregó a los padres, consagradas en el
27. En la educación. De todos m o­ bautismo con el sello real de Cristo,
dos cuanto más gravosos son los sacri­ son un depósito sagrado sobre el que
ficios materiales exigidos por el Estado vigila el amor celoso de Dios. El mismo
a los individuos y a la familia, tanto Cristo que pronunció el dejad que los
más sagrados e inviolables deben serle niños vengan a mí también amenazó no
los derechos de las conciencias. Puede obstante su misericordia y bondad con
pretender los bienes y la sangre, jamás terribles castigos a los que escandali­
el alma redimida por Dios. La misión zan a los predilectos de su corazón. Y
que encomendó a Dios a los padres de ¿qué escándalo más dañino a las gene­
proveer al bien material y espiritual raciones y más durable que una forma­
de la prole, y de procurarle una forma­ ción de la juventud mal dirigida hacia
ción armónica, imbuida de verdadero una meta que aleja de Cristo, camino,
espíritu religioso, no puede arrebatár­ verdad y uída(34), y conduce a una
seles sin lesionar gravemente el dere­ apostasía manifiesta u oculta de Cris­
cho. Ciertamente esta formación debe to? Este Cristo de quien se quiere alejar
tener también por fin preparar la ju­ a las nuevas generaciones presentes y
ventud para que cumpla con inteligen­ por venir, es el mismo que ha recibido
cia, conciencia y valor, aquellos debe­ de su Padre eterno todo poder en el
res de noble patrimonio que da a la cielo y en la tierra. El ti-ene en su mano
patria terrestre la conveniente medida omnipotente el destino de los Estados,
de amor, abnegación y colaboración. de los pueblos y de las naciones. En
Pero, por otra parte, una formación su mano está disminuir o prolongar la
que olvide, o peor, voluntariamente des­ vida, el crecimiento, la prosperidad y la
cuide el orientar la mirada y el corazón grandeza. De todo lo que existe en la
de la juventud a la patria sobrenatural, tierra sólo el alma es inmortal. Un
cometería una injusticia contra la ju­ sistema de educación que no respetase
ventud, una injusticia contra los debe­ el recinto sagrado de la familia cristia­
res y derechos inalienables de la fami­ na, protegido por la Ley santa de Dios,
lia cristiana; sería una desviación que atentase a sus base, cerrase a la ju ­
había que remediar enérgicamente, aun ventud el camino a Cristo, a las fuentes
por el interés del bien del pueblo > del de vida y de alegría del Salvador(35),
Estado. Una tal educación podrá, tal y considerase la apostasía de Cristo y
vez, parecer a los gobernantes respon­ de la Iglesia como símbolo de fidelidad
sables fuente de aumento de fuerzas y al pueblo o a una clase determinada,
de vigor; en realidad sería todo lo con pronunciaría contra sí mismo la sen­
trario, y las tristes consecuencias lo de­ tencia de condenación y experimenta­
mostrarían. El crimen laesae majesta• ría a su tiempo la ineluctable verdad
' (32) Ver I Tim. 6, 15; Apoc. 19, 16. (34) Juan 14, 6.
(33) Mat. 19, 14; Marc. 1U, 14. (35) Ver Is. 12, 3.
173, 28-29 E n c íc lic a *‘ S ummi P o n tif ic at u s ” 1545

de la palabra del profeta(36)3


: los que
7 pretende el bien de todos los pueblos y
se apartan de Ti serán escritos en la está regulada por especiales leyes que
arena. protegen su unidad y promueve su
* * * prosperidad.
28. La absorción estatal turba el Ahora bien, no hay quien no vea que
orden internacional. La concepción esa supuesta autonomía absoluta del
que atribuye al Estado una autoridad Estado está en abierta contradicción
casi infinita no sólo es, Venerables Her­ con esta ley inmanente radicalmente,
manos, un error pernicioso a la vida dejando a merced de la voluntad de los
interna de las naciones, a su prosperi­ gobernantes la estabilidad de las reía- 438
dad y al creciente y ordenado incre­ ciones internacionales y quitando la
mento de su bienestar; sino que ade­ posibilidad de unión verdadera y de
más causa daños a las relaciones entre colaboración fecunda en orden a los
los pueblos, porque rompe la unidad intereses generales.
de la sociedad supranacional, quita su
fundamento y valor al derecho de gen­ 29. La mutua confianza. Porque, Ve­
tes, conduce a la violación de los dere­ nerables Hermanos, es indispensable
chos de los demás y hace difícil la inte­ para la existencia de contactos armó­
ligencia y la convivencia pacífica^3 37).
6 nicos y durables y de relaciones fruc­
De hecho, aunque el género humano, tuosas, que los pueblos reconozcan y
por disposición del orden natural esta­ observen aquellos principios de dere­
blecido por Dios, está dividido en gru­ cho natural internacional que regulan
pos sociales, naciones o Estados, inde­ su desenvolvimiento y funcionamiento
pendientes los unos de los otros en lo normal. Tales principios exigen el res- 527
que respecta al modo de organizar y peto de los derechos que se refieren a la
dirigir su vida interna; todavía está independencia, a la vida y a la posibi­
ligado con mutuos vínculos morales y lidad de un desenvolvimiento progre­
jurídicos en una grande comunidad que sivo en el camino de la civilización;
(36) Jer. 17, 13. “ Establecida la unidad de origen, naturaleza y
[37] El Secretario de Estado sustituto, A. Dell’ fin de los miembros de la familia humana, cabe
Acqua, dirigió con fecha 5 de Junio de 1957 en ahora señalar cuáles han de ser las bases mora­
nombre de Pío XII una Carta a la XVII Semana les de esta Comunidad.
Social de España, celebrada en Pamplona, la “ Ha dicho el Padre Santo que la raíz profunda
cual, en gran parte es un comentario a los nú­ y última de los males que deploramos en la so­
meros 11, 16, 17, 18 y a este número 28 de Summi ciedad moderna es el negar y rechazar una nor­
Pontificatus; después de citar la mayor parte de ma de moralidad universal, asi en la vida indi­
los números 17 y 18 de esta Encíclica dice: vidual, como en la vida social y en las relacio­
“ El hecho fundamental de una naturaleza y nes internacionales (Encíclica “ Summi Pontifi­
un fin comunes entre los hombres lleva a los catus” , nr. 11). Esta falta de moral, que en los
individuos y a los pueblos, a no considerarse individuos es origen de pecados, en la vida inter­
desligados entre sí, sino a unirse con mutuas y nacional ha producido gravísimas catástrofes,
armónicas relaciones en una comunicación de sus tanto a causa de un deplorable egoísmo nacional
particularidades. Pero precisamente en nuestros como también por hacer de la utilidad propia
días se siente más esta aproximación entre los una norma suprema de acción. ¿Es lícito solu­
Estados, determinada no sólo por las posibili­ cionar los conflictos con medios bélicos cuando
dades técnicas incomparablemente aumentadas y es posible un acuerdo pacífico? ¿O es que se
por la libre elección, sino también por la más olvida que la moral tiene sus sanciones? Por eso
penetrante acción de una ley inmanente de desa­ todo nuevo orden internacional ha de alzarse
rrollo (Pío XII, Discurso a los Juristas Católicos sobre la roca indestructible e inmutable de la
Italianos, 6-XII-1953; AAS. 45 [1953] 794-802; la 1? ley moral, manifestada por el mismo Creador
parte sobre el derecho penal internacional en mediante el orden natural y esculpida por El
francés en AAS. 45 [1953] páginas 730-744). Por con caracteres indelebles en los corazones de los
todo ello, el fundamento de la Comunidad In­ hombres (Radiomensaje de Navidad de Pío XTI
ternacional no es otro que la ley de solidaridad 24-XII-1941; AAS. 34 [1942] 10-21: la cita está p. 16)
y caridad humanas, que es dictada e impuesta “ Las relaciones entre los Estados no pueden
por un origen común y por la igualdad de la reducirse a simples hechos dictados por normas
naturaleza racional en todos los hombres... y por circunstanciales, ni menos aún, fundados en la
el sacrificio de la redención, ofrecido por Jesu­ mera utilidad o apoyados en la sola fuerza; han
cristo... en favor de la humanidad pecadora (En­ de tener una base jurídica y ésta no puede ser
cíclica “ Summi Pontificatus” nr. 16; AAS. 31 otra que la del derecho de gentes, dictado por
[1939] 517). La conciencia de esta solidaridad es la naturaleza. En él se apoya el derecho positivo
la que engendra la pacífica convivencia de los de los pueblos, indispensable también para la
pueblos, los mueve a buscar el bien común uni­ Comunidad de Estados... (con) la misión de defi­
versal, no defiende únicamente los postulados de nir más exactamente las exigencias de la natu­
la justicia, sino incluso los perfecciona con la raleza y adaptarlas a las circunstancias concre­
caridad y hace que se titulen de modo más efi­ tas. De este modo, en la Comunidad de los pue­
caz los derechos de la persona humana. blos cada Estado está, por lo tanto, encuadrado
1546 E n cíclicas del PP. P ío XII (1939) 173, 30

exigen, además, la fidelidad a los pactos la voluntad autónoma de los Estados,


estipulados y sancionados conforme a es destronar este mismo derecho y des­
las normas del derecho de gentes. pojarlo de los títulos más nobles y más
No cabe duda de que el presupuesto eficaces, abandonándolo al infausto
indispensable de toda pacífica convi­ dinamismo del interés privado y del
vencia entre los pueblos y el alma de egoísmo colectivo, únicamente preocu­
las relaciones jurídicas que rigen entre pado en hacer valer sus propios dere­
ellos, es la mutua confianza, la previ­ chos, desconociendo los ajenos.
sión y persuasión de la fidelidad recí­ Es, sin embargo, cierto que en el
proca a la palabra empeñada, la cer­ rodar del tiempo y el cambio sustancial
teza que, de una y otra parte existe el de las circunstancias, no previstas y
convencimiento que es mejor la sabi­ que acaso ni se podían prever al tiem­
duría que las armas bélicas(38), y la po de la estipulación; un tratado o
disposición para discutir y no recurrir algunas de sus cláusulas resulten injus- 439
a la fuerza o a la amenaza de la fuerza tas o inaplicables o demasiado gravosas
en caso que surgieren tardanzas, impe­ para una de las partes; y claro está,
dimentos, cambios y altercados, cosas ante tal realidad, se debería recurrir
todas que pueden provenir no precisa­ oportunamente a una leal discusión pa­
mente de mala voluntad, sino del cam­ ra modificar o sustituir el pacto. Pero
bio de circunstancias y de intereses rea­ considerarlos efímeros, por principio,
les opuestos. y atribuirse tácitamente la facultad de
rescindirlos unilateralmente, porque no
30. Los pactos. Pero, por otra parte, nos son ya convenientes, echaría por
separar el derecho de gentes del áncora tierra toda confianza recíproca entre
del derecho divino, para apoyarlo en los Estados. Y quedaría así desquiciado
en el derecho internacional y por ello en el de­ Después de señalar que la empresa deberá su­
recho natural, que sostiene y corona el todo (Pío perar innumerables obstáculos, señala que los
XII, discurso a los Juristas Católicos Italianos, tiempos y progresos técnicos son favorables a
6-XII-1953; AAS. 45 [1953] 795). este desarrollo, para referirse luego a los arma­
mentos. “ Hay en esta materia, dice el Secretario
“ Las normas de la política internacional son de Estado, un sector de excepcional importancia
también una de las bases de la Comunidad. No que es el económico. Quien considere los cuan­
se puede negar la estrecha unión existente entre tiosos gastos que la necesidad de armamentos
los aspectos políticos y jurídicos de la vida militares ante un persistente peligro de confla­
internacional. En lo político los vínculos se crean gración, supone para el erario público no podrá
por convención libremente contraída, que adquie­ menos de reconocer que la Comunidad Interna­
re fuerza obligatoria; y lo mismo que cada Esta­ cional, a la vez que garantiza la paz mundial, es
do tiene su política, nada impide que ésta pueda fuente de prosperidad económica universal” .
ser común a un mayor o menor número de “ El católico no solamente puede sino que debe
Estados y dar origen a acuerdos que influyan trabajar por la realización de esta Comunidad
notablemente en la vida de los pueblos. aún en formación, porque el ejemplo y el man­
“ A la idea de la Comunidad Internacional dato del Divino Maestro constituyen para él una
oponen algunos la dificultad proveniente del luz y una fuerza incomparables. (Pío XII, dis­
concepto de soberanía de los Estados. Pero hay curso a la XI Asamblea de PAX Romana, 27-IV-
que notar que la soberanía tiene sus límites. En 1957). ...“ La labor de la Iglesia en orden a la
el verdadero sentido de la palabra significa Comunidad Internacional concebida de una forma
autarquía y exclusiva competencia en relación o de otra, ha sido grande en todos los tiempos” .
a las cosas y al espacio según la sustancia y la La doctrina de la Iglesia, su organización, las
forma de la actividad, si bien dentro del ámbito Ordenes religiosas, su universalidad la coloca
del derecho internacional, pero no en la depen­ en “ una situación privilegiada e indiscutible para
dencia del ordenamiento jurídico propio de cual­ trabajar eficazmente en pro de un verdadero
quier Estado (Pío XII, discurso a los Juristas orden internacional” ...
Católicos Italianos, 6-XII-1953; AAS. 45 [1953] Ante las divisiones que contemplamos, la Igle­
796). El Estado, como dice Su Santidad, está sia puede ofrecer siempre la unidad del Cuerpo
inmediatamente sujeto al derecho internacional Místico, aquel Cuerpo social perfecto, según la
y si éste no le garantizase su independencia voluntad de Cristo, en el que la unión debe con­
respecto a cualquier poder de otro Estado no sistir en el concurso de todos los miembros al
sería soberano. (Discurso de Pío XII a los Ju­ mismo fin. (Encíclica “ Mystici Corporis” AAS.
ristas Católicos Italianos, 6-XII-1953; AAS. 45 35 [1943] 209; en esta Colección, Encíclica 177, 32
[1953] 79G). Es también un grave error atribuir p. 1599-1600. Así se explica que el sentido princi­
al Estado una autoridad ilimitada porque rompe pal de la supranacionalidad de la Iglesia es el
la unidad de la sociedad supranacional, quita los de dar permanentemente figura y forma al fun­
fundamentos y valor al derecho de gentes, con­ damento de la sociedad humana por encima de
duce a la violación de los derechos de los demás todas las divergencias más allá de los límites del
y hace difícil la convivencia pacífica. (Encíclica espacio y del tiempo. (Pío XII, discurso a los
“ Summi Pontificatus, nr. 28; son las palabras nuevos Cardenales, 20-11-1946; AAS. 38 [1946] 148).
que motivan esta nota). (38) Ver Ecles. 9, 18.
173, 31-32 E n c íc lic a “ Summi P o n tific atu s ” 1547

el orden natural y se abrirían fosas de responsables y les hace descuidar la


separación, imposibles de llenar, entre amonestadora voz de la humanidad y
los diversos pueblos y naciones. de la equidad, vencida o extinguida
por el inhumano: ¡ay de los venci-
31. Fundamento de la paz en la dos.Ú40). Las resoluciones y las decisio­
regeneración de la humanidad. Hoy, nes tomadas en tales condiciones, co ­
Venerables Hermanos, todos miran con rrerían peligro de no ser sino injusticia
espanto el abismo al que han llevado bajo capa de justicia.
los errores por Nos estigmatizados y sus
consecuencias prácticas. Han caído las 32. No confiar en los medios exter­
orgullosas ilusiones en un progreso in­ nos. No, Venerables Hermanos, la sal­
definido; y si todavía alguno no estu­ vación de los pueblos no viene de los
viese despierto, la actualidad trágica lo medios externos, de la espada, que
sacudiría con las palabras del profeta: puede imponer condiciones de paz, pe­
Sordos, oíd, y ciegos, ved ^ K Lo que ro no crea la paz. Las energías que
externamente parecía orden, era única­ deben renovar la faz de la tierra, tie­
mente perturbación invasora; trastorno nen que proceder del interior, del espí­
en las normas de la vida moral, que se ritu. El orden nuevo del mundo, de la
habían separado de la majestad de la vida nacional e internacional, una vez
ley divina, y habían contaminado todos que cesen las amarguras y las crueles
los campos de la actividad humana. luchas actuales, no deberá en adelante
Pero dejemos el pasado y volvamos los apoyarse sobre la incierta arena de
ojos hacia ese porvenir que, según las normas mudables y efímeras, abando­
promesas de los poderosos de este mun­ nadas al arbitrio del egoísmo colectivo
do, una vez que cesen los sangrientos e individual. Deben más bien alzarse
encuentros de hoy, consistirá en una sobre el fundamento inconcuso, sobre
nueva organización fundada en la jus­ la roca inconmovible del derecho natu­
ticia y en la prosperidad. ¿Será ese ral y de la revelación divina. Ahí debe
porvenir en verdad diverso, y sobre conseguir el legislador humano el espí­
todo será mejor? Cuando termine esta ritu de equilibrio, el sentimiento eficaz
guerra feroz ¿los tratados de paz, el de la responsabilidad moral, sin los que
nuevo orden internacional estarán ani­ fácilmente se traspasan los límites en­
mados de la justicia y de la equidad tre el uso legítimo y el abuso del poder.
hacia todos, de aquel espíritu que libra Unicamente así tendrán sus decisiones
y pacifica, o serán por el contrario una consistencia interna, noble dignidad y
lamentable repetición de errores anti­ sanción religiosa, y no fluctuarán a
guos y recientes? Fundar la esperanza merced del egoísmo y de la pasión.
de un cambio exclusivamente en el Porque, si es verdad que los males que
encuentro guerrero y en su desenlace aquejan a la humanidad actual provie­
final, es vano, y la experiencia nos lo nen, en parte, del desequilibrio econó­
demuestra. La hora de la victoria es mico y de la lucha de intereses por una
una hora del triunfo externo para distribución más justa de los bienes
quien tiene la fortuna de conseguirla; que Dios ha concedido a los hombres,
pero es al mismo tiempo la hora de la como medios de sustento y de progre­
tentación, en la que el ángel de la justi­ so, no es menos verdad que su raíz es
cia lucha con el demonio de la violen­ más profunda e interna, pues toca a
cia; el corazón del vencedor se endu­ las creencias religiosas y a las convic­
rece con demasiada facilidad; y la m o­ ciones morales, pervertidas con el pro­
deración y la comprensiva prudencia gresivo separarse de los pueblos de la
le parecen debilidad; el hervor de las unidad de doctrina y de fe, de costum­
pasiones populares, atizado por los sa­ bres y de moral, en otro tiempo pro­
crificios y sufrimientos soportados, mu­ movida por la labor infatigable y bené­
chas veces anubla la vista aun a los fica de la Iglesia. La reeducación de
(39) Is. 42, 18. [40j Tito Livio V, 48.
1548 E n cíclicas del PP. P ío XII (1939) 173, 33

la humanidad, si se quiere que sea sacrificio, es más fuerte que la muerte,


efectiva, tiene que ser ante todo espi­ y no se deja apagar por las impetuosas
ritual y religiosa: por tanto, debe par­ aguas de la tribulación.
tir de Cristo como de su fundamento
indispensable, tener la justicia como 33. Acción de la Iglesia para res­
su ejecutora y por corona la caridad. taurar el orden. Sentimos un íntimo
Llevar a cabo esta obra de regenera­ aliento, un gozo celeste (por lo que
ción, adaptando sus medios a las nue­ diariamente elevamos a Dios nuestro
vas condiciones de los tiempos y a las agradecimiento humilde y profundo),
nuevas necesidades del género humano al observar en todas las regiones del
es el oficio esencial y materno de la mundo católico evidentes señales de un
Iglesia. La predicación del Evangelio espíritu que valerosamente arrostra las
que le confiara su divino Fundador, en obligaciones gigantescas de la época
el que se inculca a los hombres la ver­ actual, que con generosidad y decisión
dad, la justicia y la caridad, y el es­ se afana por juntar en fecunda armo­
fuerzo por arraigar sólidamente sus nía con el primer y esencial deber de
preceptos en los ánimos y en las con­ la propia santificación, la actividad
ciencias, es el más noble y el más apostólica para acrecentar el reino de
fructuoso trabajo en favor de la paz. Dios. Del movimiento de los Congresos
Esta misión, por su grandiosidad, de­ eucarísticos, promovidos por Nuestros
bería, al parecer, desalentar los cora­ Predecesores con amoroso cuidado, y
zones de los que forman la Iglesia de la colaboración de los seglares for­
militante. Pero el procurar la difusión mados por la Acción Católica en el
del reino de Dios que la Iglesia cum­ profundo convencimiento de su noble
plió en todos los siglos, de varios m o­ misión, brotan fuentes de gracia y re­
dos, con diversos medios, en medio de serva de fuerzas, que en tiempos como
múltiples y duras luchas, es una orden los presentes, en los que aumentan las
de mando a la que están obligados amenazas, las necesidades son mayo­
cuantos la gracia del Señor arrancó res, y arde la lucha entre el Cristianis­
de la esclavitud de Satanás llamándolos mo y el Anticristianismo, difícilmente
en el bautismo a ser ciudadanos de podrían estimarse en lo que valen.
aquel reino. Y si pertenecer a él, vivir Cuando nos vemos forzados a obser­
conforme a su espíritu, trabajar por su var con tristeza la desproporción entre
difusión y hacer asequibles sus bienes el número y los deberes de los sacerdo­
aun a aquella parte de la humanidad tes, cuando vemos cumplirse aun hoy
que todavía está fuera de él, equivale la palabra del Salvador: la mies es mu­
en nuestros días a tener que luchar con cha y los operarios pocos<4D; la cola­
oposiciones y obstáculos vastos, profun­ boración de los seglares al apostolado
dos y minuciosamente organizados, co­ jerárquico, numerosa, animada de ar­
mo jamás lo fueron en tiempos ante­ diente celo y consagrada de lleno a la
riores; esto no dispensa de la franca y obra; la colaboración de los seglares,
valiosa profesión de fe, sino más bien repetimos, se manifiesta como pode­
estimula a mantenerse firmes en la roso auxiliar de la obra de los sacerdo­
lucha, aun a costa de los mayores sa­ tes y Nuestras posibilidades de desen­
crificios. El que vive del espíritu de volvimiento que justifican las más be­
Cristo, no se deja abatir por las difi­ llas esperanzas. La súplica de la Iglesia
cultades que se oponen, antes bien, se al Señor de la mies para que envíe ope­
siente impulsado a trabajar con todas rarios a su yíña(42) ha sido oída de la
sus fuerzas confiando plenamente en manera que convenía a las necesidades
Dios; no se sustrae a las apreturas y de la hora actual, supliendo felizmente
necesidades de la hora actual, sino hace y completando las energías, muchas
frente a su dureza, dispuesto a la ayu­ veces impedidas e insuficientes, del
da, con aquel amor que no rehuye el apostolado sacerdotal. Una ferviente
(41) Mat. 9, 37; Luc. 10, 2. (42) Ver Mat. 9, 38; Luc. 10, 2.
173, 34-35 E n cíc lic a “ Summi P o n t if ic a t u s ” 1549

falange de hombres y mujeres, de jó ­ pos, toca una especial misión a la fa­


venes de ambos sexos, obedeciendo a la milia; porque el espíritu de la familia
voz del Sumo Pastor, a las órdenes de influye esencialmente en el espíritu de
sus Obispos, se consagran con todo el las nuevas generaciones. Mientras en el
ardor de su ánimo a las obras del apos­ hogar doméstico brille la llama sagrada
tolado, para reducir a Cristo las masas de la fe en Cristo, y los padres amolden
del pueblo que de El se habían alejado. y plasmen la vida de los hijos según
A ellos vayan dirigidos en este momen­ esta fe; la juventud estará siempre dis­
to tan importante para la Iglesia, Nues­ puesta a reconocer las prerrogativas
tro saludo paterno, Nuestro sentido reales del Redentor, y a oponerse a
agradecimiento, Nuestra confiada espe­ quien quiera desterrarlo de la sociedad,
ranza. Ellos, en verdad, han puesto su y profanar sacrilegamente sus dere­
vida y su obra bajo la bandera de chos. Cuando se cierran las iglesias,
Cristo-Rey; y pueden repetir con el cuando se quita de las escuelas la ima­
Salmista: Yo consagro mis obras al gen del Crucifijo, queda la familia co­
Rey(ésK El venga a nos el tu reino mo el refugio providencial, y en cierto
no sólo es el voto ardiente de sus ple­ sentido, inatacable de la vida cristiana.
garias, sino aun la regla directiva de Damos infinitas gracias a Dios al ver
sus acciones. En todas las clases, en que innumerables familias cumplen es­
todas las categorías, en todos los gru­ ta su misión con una fidelidad que no
pos, esta colaboración de los seglares se deja amedrentar ni por ataque ni
con el sacerdocio encierra preciosas por sacrificios. Un poderoso escuadrón
energías a las que está confiada una de jóvenes de ambos sexos, aun en
misión que los corazones nobles y fie­ aquellas regiones donde la fe en Cristo
les no podrían desear más alta y con­ significa sufrimiento y persecución per­
soladora. Este trabajo apostólico, cum­ manecen firmes junto al trono del Re­
plido según el espíritu de la Iglesia, dentor con aquella tranquilidad y deci­
casi consagra al seglar ministro de Cris- sión segura que Nos hace recordar los
to, en el sentido que S a n A g u s t í n ex­ preclaros ejemplos de los mártires.4 3
plica de esta manera: “ Cuando oís, her­
manos, decir al Señor: Donde estoy yo, 35. Libertad de acción para la Igle­
allí estará también mi ministro, no pen­ sia. ¡Qué torrentes de bienes inunda­
séis únicamente en los obispos y cléri­ rían el mundo, qué luz, qué orden, qué
gos buenos. También vosotros, a vues­ paz se seguiría para la vida social,
tra manera servís a Cristo viviendo cuántas energías insustituibles y pre­
bien, haciendo limosnas, predicando a ciosas podrían contribuir a promover
cuantos podáis su nombre y su doctri­ el bien de la humanidad, si en todas
na, para que todos, aun el padre de partes se concediese a la Iglesia, maes­
familia reconozca en este nombre que tra de justicia y de amor, aquella posi­
debe amor paterno a su familia; por bilidad de acción a que tiene sagrado e
Cristo y por la vida eterna amoneste a incontrovertible derecho en fuerza del
todos los suyos, los enseñe, los exhorte, mandato divino! ¡Cuántas desdichas se
los corrija, use con ellos de benevolen­ evitarían, qué felicidad y tranquilidad
cia, ejercite la disciplina; así ejercerá se crearía, si los esfuerzos sociales e
en su casa el oficio eclesiástico y en internacionales por establecer la paz,
cierta manera episcopal, sirviendo a se dejase penetrar de los profundos im­
Cristo, para que eternamente viva con pulsos del Evangelio del amor en la
El”
lucha contra el egoísmo individual y
34. Colaboración de los seglares: la colectivo!
familia. En la labor de promover esta Entre las leyes que regulan la vida
colaboración de los seglares en el apos­ de los fieles cristianos y los postula­
3 dos de la genuina humanidad no existe
tolado. tan importante en nuestros tiem-4
(43) Salm. 44. 1. (45) S. Agust. ín Ev. Juan, tract. 51, 13 (Migne
[44] Mat. 6, 10. P.L. 35, col. 1768).
1550 E n cíclicas del PP. P ío XII (1939) 173, 36-38

contraste, sino consonancia y mutuo roca de verdad y de amor, a esta Cá­


apoyo. Por el interés de la humanidad tedra de P e d r o , que saben ellos puede
doliente y profundamente sacudida ma­ devolver al género humano aquella
terial y espiritualmente, Nuestro más unidad de doctrina religiosa y de código
ardiente deseo es éste: que las actua­ moral que en otros tiempos dio consis­
les angustias abran los ojos de muchos tencia a las relaciones pacíficas entre
para que consideren en su verdadera los pueblos.
luz a J e s u c r i s t o Señor nuestro, y la37. Todas miran hacia ia Iglesia.
532 misión de su Iglesia sobre la tierra; Unidad a la que miran con ojos de
y que todos cuantos ejercen el poder, nostálgica añoranza tantos hombres
se resuelvan a dejar libre el camino a responsables de la suerte de las na­
la Iglesia para trabajar en la forma­ ciones, que experimentan diariamente
ción de las generaciones, según los cuán vanos son los medios en los que
principios de la justicia y de la paz. un día cifraran su confianza; unidad
Este trabajo pacificador e x i ge que que ansian multitudes tan numerosas
no se opongan obstáculos al ejerci­ de nuestros hijos que invocan diaria­
cio de la misión confiada por Dios a la mente al Dios de paz y de amor(48);
Iglesia, no se limite el campo de su acti­
unidad que anhelan tantos espíritus
vidad, y no se sustraigan las masas y es­nobles, alejados de Nosotros, que en su
pecialmente la juventud a su benéfico hambre y sed de justicia y de paz vuel­
influjo. Por tanto, Nos, como represen­ ven sus ojos a la Sede de P e d r o espe­
tante en la tierra de Aquel que fue lla­ rando guía y consejo.
mado por el profeta “ Príncipe de la Todos ellos reconocen en la Iglesia
Paz” (46), apelamos a los gobernantes, y católica la solidez dos veces milenaria 447
a los que de alguna manera tienen in- de las normas de fe y de vida, la in­
446 fluencia en los negocios públicos, para conmovible firmeza de la Jerarquía
que la Iglesia goce siempre de plena li­ eclesiástica que, unida al Sucesor de
bertad en el cumplimiento de su obra P e d r o , se prodiga iluminando las men­
educadora, anunciando a las mentes la tes con la doctrina del Evangelio,
verdad, inculcando la justicia, y calen­ guiando y santificando a los hombres,
tando los corazones con la caridad di­ Jerarquía que es generosa y maternal­
vina de Cristo. mente condescendiente con todos, pero 533
36. Necesidad de la oración de la firme también cuando, aun a costa de
Iglesia. Si por una parte la Iglesia no tormentos o del martirio ha de pronun­
puede renunciar al ejercicio de esta ciar: “ ¡Non licet!” , No es lícito.
misión cuyo fin último es actuar aquí 38. La Iglesia no aspira a dominar.
en la tierra el plan divino de restaurar No obstante que la doctrina de Cristo,
en Cristo todas las cosas de los cielos Venerables Hermanos, sea la única que
y de la tierra(47>; por otra su obra apa­ puede proporcionar al hombre un só­
rece más necesaria hoy que en época lido fundamento de fe capaz de ensan­
alguna, pues la triste experiencia ense­ charle ampliamente la vista y dilatarle
ña que los medios externos solos y las divinamente el corazón y darle remedio
precauciones humanas y los expedien­ eficaz en las gravísimas dificultades
tes políticos no producen lenitivo al­ actuales; esa doctrina y el afán de la
guno eficaz a los males que aquejan a Iglesia por enseñarla, modelar los áni­
la humanidad. mos según sus preceptos, ha sido objeto
Enseñados precisamente por el dolo­ de sospechas, como si sacudiera los
roso fracaso de los expedientes huma­ quicios de la autoridad civil, o usurpa­
nos para alejar las tempestades que se sus derechos.
amenazan arrollar la civilización en su Contra tales sospechas, Nos declara­
torbellino, muchos dirigen su mirada mos con sinceridad apostólica (quedan­
con renovada esperanza a la Iglesia, do en vigor todo lo que Nuestro Prede-
(46) Is. 9, 6. (48) Ver II Cor. 13, 11.
(47) Eíes. í , 10.
173, 39-40 E n cíc lic a “ S ummi P o n t if ic at u s ” 1551

cesor Pío XI de venerable memoria, en al prójimo. La historia de casi dos mil


su Encíclica “ Quas primas” (49)5 3
2
1
0 años, la historia llamada sabiamente
4 del 11
de Diciembre de 1925 enseñó sobre el por el gran orador romano: maestra de
poder de Cristo-Rey y de la Iglesia) la v id a ^ h\ demuestra la verdad del di­
que semejantes intentos son del todo cho de la Escritura, que no tendrá paz
ajenos de la Iglesia, que dirigiéndose quien resiste a Dios<55>. Pues sólo Cris- 534
al mundo abre sus maternales brazos to es la piedra a n g u l a r sobre la que
no para dominar, sino para servir. No pueden hallar estabilidad y salvación
pretende la Iglesia suplantar las auto­ el hombre y la sociedad.
ridades legítimas en el campo que les Sobre esta piedra angular está fun­
pertenece, sino que les ofrece su ayuda, dada la Iglesia y por eso jamás las
a ejemplo y con el espíritu de su divino potencias adversas podrán prevalecer
Fundador, que pasó haciendo bien^4 50K
9contra ella: ((portae inferí non prae-
La Iglesia predica, e inculca obedien­ valebunt” , las puertas del infierno no
cia y respeto a la autoridad terrena, prevalecerán(57), jamás podrán debili­
que recibe de Dios su noble origen, y tarla, antes las luchas internas y ex­
se atiene a la enseñanza del divino ternas contribuyen a acrecentar su 449
Maestro que dice: Dad a César lo que fuerza, y aumentar las coronas de sus
es de César: <(Reddite quae sunt Caesa- gloriosas victorias.
ris, Caesari” (515
) : no tiene miras usurpa­
3
2 Por el contrario cualquier otro edi­
doras y canta en su Liturgia: No arre­ ficio que no tenga por sólida base la
bata reinos mortales, quien da los ce­ doctrina de Cristo, se apoya sobre la
lestiales(52L No deprime las energías movediza arena, y su destino es una
humanas sino las levanta a cuanto es miserable ruina(58).
magnánimo y generoso, y forma carac­ * * *
teres que siguen en todo la voz de la 40. Conclusión. Venerables Herma­
conciencia. nos: La hora en que os llega esta Nues­
tra primera Encíclica es, bajo muchos
39. La Iglesia no es enemiga del aspectos, verdadera hora de tinie­
progreso. Tampoco la Iglesia, que ha blas(59\ en la que el espíritu de la
dado la cultura a los pueblos, ha retar­ violencia y de la discordia derrama
dado jamás el progreso de la humani­ sobre la humanidad la copa sangrienta
dad, sino antes con materno orgullo se de dolores sin nombre. ¿Necesitamos
complace y goza de él. El fin de su aseguraros que Nuestro corazón pater­
actividad lo sintetizaron admirablemen­ nal de amor compasivo está cercano a
te los Angeles sobre la cuna del Verbo todos sus hijos, y en modo especial a
Encarnado, cuando cantaron gloria a los atribulados, a los oprimidos, a los
Dios y anunciaron la paz a los hom­ perseguidos? Los pueblos arrastrados
bres de buena voluntad. ((Gloria in al- en el trágico vórtice de la guerra, quizá
tissimis Deo et in térra pax hominibus están aún al comienzo de sus dolo-
bonae voluntatis” ^ z\ Esta paz, que el res(6°); y ya reina en millares de fa­
mundo no puede dar, y que fue dejada milias muerte y desolación, lamento y
en herencia por el mismo divino Re­ miseria. La sangre de innumerables se­
dentor a sus discípulos: Os dejo la paz, res humanos hasta no combatientes le­
os doy mi paz^5á\ la han conseguido mi­ vanta fúnebre y desgarrador lamento
llones de almas, la consiguen y la con­ sobre una amada nación, Polonia, que
seguirán siguiendo la sublime doctrina por su fidelidad a la Iglesia, por sus
de Cristo, compendiada por El mismo, méritos en la defensa de la civilización
en el doble precepto del amor a Dios y cristiana, escritos con caracteres inde-
(49) Pío XI, Quas Primas, AAS. 17 (1925) 593- (54b) Cicerón, Orator. 50. II, 9.
610: en esta Colecc.: Encícl. 136, págs. 1065-1076. (55) Ver Job 9, 4.
(50) Hech. 10, 38. (56) Ver Efes. 2, 20.
(51) Mat. 22, 21. (57) Mat. 16, 18.
(52) Himno de la fiesta de Epifanía. (58) Ver Mat. 7, 26-27.
(53) Ver Luc. 2, 14. (59) Cf. Luc. 22, 53.
(54) Juan 14, 27. (60) Mat. 24, 8.
1552 E n cíclicas del PP. Pío XII (1939) 173, 41-43

lebles en los fastos de la historia, tiene de nosotros. Con el corazón destrozado


derecho a la simpatía humana y fra­ por los sufrimientos y padecimientos
ternal del mundo y espera confiada en de tantos hijos suyos, pero con el valor
la poderosa intercesión de María Auxi­ y la firmeza que provienen de las pro­
lio de los cristianos la hora de una re­ mesas del Señor, la Esposa de Cristo
surrección conforme a los principios avanza hacia las amenazadoras tempes­
de la justicia y de la verdadera paz. tades. Y sabe que la Verdad que ella
anuncia, el amor que enseña y pone
41. La hora presente: la guerra. Lo en práctica, serán los consejeros y co ­
que acaba de suceder y está sucediendo operadores insustituibles de los hom­
todavía se presentaba a Nuestra mira­ bres de buena voluntad en la recons­
da como una visión, cuando, no ha­ trucción de un nuevo mundo, según la
biendo desaparecido el último rayo de justicia y el amor, una vez que la hu­
esperanza, nada dejamos de intentar, manidad, cansada de correr por las vías
en la forma que Nos sugería Nuestro del error, habrá saboreado los amargos
apostólico ministerio y los medios de frutos del odio y de la violencia.
que disponíamos para impedir el re­
curso a las armas, y tener abierto el 43. Necesidad del amor cristiano.
camino a una inteligencia honrosa para Entre tanto, Venerables Hermanos, el
las dos partes. Convencidos de que al mundo y todos aquellos a quienes ha
uso de la fuerza por una parte, se res­ llegado la calamidad de la guerra, tie­
pondería con el recurso a las armas nen que saber que el deber del amor
por la otra, consideramos deber impres­ cristiano, quicio fundamental del reino
cindible de Nuestro apostólico minis­ de Cristo, no es palabra vacía, sino rea­
terio y del amor cristiano, hacer cuanto lidad viviente. Un vastísimo campo se
pudiéramos para ahorrar a la humani­ abre a la caridad cristiana en todas sus
dad entera y a la cristiandad los horro­ formas. Confiamos plenamente en que
res de una conflagración mundial, aun todos Nuestros hijos, especialmente
con peligro de que Nuestras intenciones aquellos que están libres del azote de
y Nuestros fines fuesen mal interpre­ la guerra, imitando al divino Samari-
tados. Si a Nuestras amonestaciones se tano, se acordarán de los que, por ser
prestó respetuoso oído, no se les dio víctimas de la guerra, tienen derecho a
ejecución. Y mientras Nuestro corazón la compasión y al socorro
de Pastor mira dolorido y preocupado, La Iglesia Católica, ciudad de Dios,
se presenta a Nuestra mirada la ima­ cuyo rey es la verdad, cuya ley la ca­
gen del Buen Pastor, y parécenos como r i d a d c u y a medida la eternidad(62>,
deber Nuestro repetir al mundo, en su anunciando sin errores ni disminucio­
nombre, el lamento: ¡Si hubieses cono­ nes la verdad de Cristo, trabajando se­
cido... lo que te conducía a la paz, pero gún el amor de Cristo con arrojo ma­
ahora está oculto a tus ojos.f(Q1\ terno, está como una bienaventurada
visión de paz sobre el torbellino de
42. Tiempos de prueba para la Igle­ errores y pasiones, y espera el m o­
sia. En medio de este mundo en tan mento en que la mano omnipotente de
extraño contraste con la pe .d e Cristo Cristo-Rey sosegará la tempestad, y des­
en el reino del Cristo, la Iglesia y sus terrará los espíritus de discordia que
fieles atraviesan tiempos y años de la provocaron. Lo que está en Nuestro
prueba, cuales rara vez conoció en su poder para acelerar el día en que la
historia de luchas y sufrimientos. Pero paloma de la paz encuentre sobre la
precisamente, en tales tiempos, quien tierra, sumergida en el diluvio de la
permanece firme en la fe y tiene robus­ discordia, donde posar su pie, seguire­
to el corazón, sabe que Cristo-Rey, en mos haciéndolo, confiando en los hom­
la hora de la prueba, que es la hora de bres de Estado eminentes que, antes de
la fidelidad, está más que nunca cerca desencadenarse la guerra, trabajaron
(61) Luc. 19, 42. (62) S. Agust. Ep.. 138 ad Marcellinum, c. 3 n.
17 (Migne P.L. 33, col. 533).
173, 44 E n cíclica , “ Summi P o n tific atu s ” 1553

noblemente por alejar de los pueblos Y vosotros, cándidas legiones de ni­


tan terrible azote; confiando en los mi­ ños, tan amados y predilectos de Jesús,
llones de almas de todos los países y al comulgar con el Pan de vida, alzad
de todos los campos que piden a gritos, vuestras ingenuas e inocentes plegarias
no sólo justicia, sino también justicia y unidlas a las de toda la Iglesia. A la
y misericordia; pero confiando sobre inocencia suplicante no resiste el Co­
todo en Dios omnipotente a quien dia­ razón de Jesús que os ama: orad to­
riamente dirigimos la plegaria: A la dos, orad sin interrupción: <(sine Ínter-
sombra de tus alas esperaré hasta que missione orate” (®Q).
pase la iniquidad
Así pondréis en práctica el sublime
44. La Iglesia en esta hora. Dios lo precepto del divino Maestro, el testa­
puede todo: como la felicidad y la suer­ mento más sagrado de su Corazón, ut
te de los pueblos, tiene también en sus omnes unum ,s7*nf(67): que vivan todos en
manos los humanos consejos, y dulce­ aquella unidad de fe y de amor, por la 453
mente los inclina a donde El quiere. que reconozca el mundo la potencia y
Para su omnipotencia, aun los obstácu­ la eficacia de la misión de Cristo y de
los son medios con qué plasmar las la obra de su Iglesia.
cosas y los acontecimientos, y dirigir La Iglesia primitiva comprendió y
las mentes y el libre albedrío a sus actuó este divino precepto y lo expre­
altísimos fines. só en una magnífica oración; unios
Orad, pues, Venerables Hermanos, también vosotros con los mismos sen­
orad sin interrupción, orad principal­ timientos que tan bien responden a las
mente cuando ofrecéis el divino sacri­ necesidades de la hora presente: Acuér­
ficio de amor. Orad vosotros a quienes date, Señor, de tu Iglesia, para que la
la valiente profesión de fe impone hoy libres de todo mal y la perfecciones en 537
duros, penosos y no raras veces heroi­ tu caridad; y de los cuatro vientos reú­
cos sacrificios; orad vosotros, miem­ nela santificada en tu reino que pre­
bros pacientes y dolientes de la Iglesia, paraste para ella; pues tuya es la virtud
cuando Jesús viene a consolar y aliviar y gloria por los siglos de los siglos(68L
vuestras penas.
Con la confianza que Dios, autor y
Y no os olvidéis mediante un verda­
amador de la paz, escuche las súplicas
dero espíritu de mortificación y dignas
de la Iglesia, en prenda de la abundan­
obras de penitencia, de hacer vuestras
cia de las gracias divinas y con la ple­
plegarias más aceptas a Aquel que le­
vanta a los que caen y anima a los nitud de Nuestro ánimo paternal os
deprimidos^®4), para que El en su mi­ damos la Bendición Apostólica.
sericordia abrevie los días de la prueba Dada en Castelgandolfo cerca de Ro­
y se cumplan así las palabras del Sal­ ma el 20 de Octubre del año 1939,
mo: Clamaron al Señor en sus tribula­ primero de Nuestro Pontificado.
ciones y los libró de sus necesida­
des6 (65).
4
6
3 PIO PAPA XII.
(63) Salm. 56, 2. (66) I Tes. 5, 17.
(64) Salm. 144, 14. (67) Juan 17, 21. “ Para que todos sean uno” .
(65) Salm. 106, 13. (68) Doctrina Apost. c. 10.
ENCICLICA “ SERTIJM L&TLTUE” ™
(19-XI-1939)

AL EPISCOPADO DE ESTADOS UNIDOS AL CELEBRAR EL SESQUISIGLO


DEL ESTABLECIMIENTO DE LA JERARQUIA ECLESIASTICA EN ESE PAIS
A nuestros queridos hijos G u i l l e r m o O ’ C o n n e l l , Cardenal de la S. R. I. del orden
de los Presbíteros, Arzobispo de Boston; D i o n i s i o D o u g h e r t y , Cardenal de la
S. R. L, del orden de los Presbíteros, Arzobispo de Filadelfia, y a los Venerables
Hermanos Arzobispos, Obispos y Ordinarios de los Estados Unidos de América,
en paz y comunión con la Sede Apostólica.

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. Adhesión pontificia a los festejos. sus enseñanzas y con sus leyes; y es
31
Deseosos de aumentar una corona de también indiscutible que ella colma de
635
santa alegría, atravesamos con el pen­ tantos beneficios la vida terrena, que
samiento la inmensidad del mar, y Nos no podría dar más si la principal razón
colocamos en espíritu en medio de de su existencia fuese la de hacer feli­
vosotros, que junto con todos vuestros ces a los hombres durante su breve
fieles celebráis el fausto cumplimiento jornada terrenal.
de un siglo y medio del establecimiento
de la jerarquía eclesiástica en los Esta­ 3. El primer obispo de EE. UU. Nos 636
dos Unidos. Muy gustosos hacemos es grato recordar hechos notorios.
esto, porque la ocasión que ahora se Cuando Pío VI dio a vuestros compa­
Nos presenta de demostrar con un do­ triotas el primer obispo en la persona
cumento público Nuestra estima y del ciudadano americano J u a n G a r o l l ,
Nuestro afecto hacia el pueblo ameri­ nombrándolo obispo de Baltimore, exi­
cano, ilustre y rebosante de juventud, guo y de poca importancia era allí el
Nos es tanto más grata cuanto que es número de los católicos, y las condicio­
más solemne y porque ella viene a coin­ nes de Estados Unidos eran tan peligro­
cidir con los principios de Nuestro sas que su estructura y su misma uni­
pontificado. dad política estaban amenazadas por
una grave crisis; pues, a causa de una
2. Contribución de la religión al pro­larga y extenuadora guerra, el erario
greso de Estados Unidos. A los que estaba agobiado de deudas, las indus­
abren los anales de vuestra historia e trias languidecían y los habitantes es­
indagan las causas profundas de los taban divididos en opuestos partidos
acontecimientos que la forman, salta a por la exasperación ocasionada por
la vista que el triunfal desenvolvimien­ las calamidades. El celebérrimo J o r g e
to de la divina religión ha contribuido W á s h i n g t o n , hombre de firme carác­
no poco a llevar a vuestra patria a ter y de penetrante sagacidad de mente,
la gloria y prosperidad de las que ac­ remedió esa situación tan dolorosa y,
tualmente goza. Es notorio que esta hija podría decirse, ruinosa. El estaba unido
del cielo está destinada a conducir a por una sólida amistad con el mencio­
los hombres a la felicidad eterna con (*) nado obispo de Baltimore. Así el padre
(*) A. A. S., 31 (1939) 635-644; a continuación del texto latino va la versión inglesa (p. 645-656) y
finalmente la versión italiana (p. 657-667). (P. II.).
— 1554 —
174, 4-5 E n c íc lic a “ Sertum L a e t it ia e ” 1555

de la Patria y el primer pastor sagra­ que su paternal benevolencia competía


do de la Iglesia en esa tierra, que Nos con su sabiduría. Lo que entonces es­
es tan querida, unidos por vínculos de cribió tan bien Nuestro augusto Prede­
benevolencia, para perpetuo ejemplo cesor es digno de perenne considera­
de los venideros y para enseñanza de ción. En estos cincuenta años, el pro­
las más alejadas edades futuras, como greso de la Iglesia no se ha detenido,
uniendo sus diestras, indicaban que sino que ha tenido mayor expansión,
debía ser para el pueblo americano sa­ y ha crecido con mayor lozanía.
grada y solemne norma de vida el Robusta es la vida que la gracia del
respeto a la fe cristiana, que, tutelando Espíritu Santo ha hecho florecer en el
y avalorando los supremos principios sagrario de los corazones; consoladora
éticos, es la salvaguardia del bien pú­ la asistencia a las iglesias; los fieles en
blico y contiene fuerzas de verdadero gran número se acercan a la mesa en
progreso. la que se recibe el Pan de los ángeles
y manjar de los fuertes; se siguen con
4. Una causa del progreso de la Igle­ gran ardor los ejercicios espirituales
sia. Muchas son las causas a que debe cerrados; y muchos hay que, dóciles a
atribuirse el florecimiento de la Iglesia la invitación de la voz divina que los
Católica en vuestro país. Queremos po­ llama a vida más alta, reciben el sa­
ner de relieve una muy digna de aten­ cerdocio o abrazar el estado religioso.
ción. Grupos de sacerdotes constreñi­ Actualmente hay allí 19 provincias
dos a emigrar a vuestra patria a causa eclesiásticas, 115 diócesis, casi 200 se­
de las persecuciones aportaron a ese minarios e innumerables templos, es­
sagrado Pastor una ayuda que le fue cuelas elementales, superiores, colegios,
muy grata y, con su activa colabora­ hospitales, asilos para los pobres y m o­
ción en el ministerio espiritual, espar­ nasterios. Con razón los forasteros ad­
cieron una preciosa semilla, de la que miran el sistema orgánico que rige en
se recolectó una brillante mies de vir­ las varias categorías de vuestras escue­
tudes. Varios de esos sacerdotes llega­ las, a las que proveen los fieles con
ron después a ser obispos, pudiendo así liberalidad, vigiladas con solicitud por
conquistar nuevos méritos en los con­ los prelados, porque de ellas salen las
soladores progresos de la causa cató­ muchedumbres de ciudadanos morige­
lica, del reino de Dios. Aconteció lo rados y prudentes que, respetuosos de
que, como la historia demuestra, suele las leyes divinas y humanas, son jus­
siempre acontecer: que los nubarrones tamente considerados como el nervio,
de las persecuciones no extinguen sino la gala y el honor de la Iglesia y de
que amplían sobre mayor superficie el la Patria. Las obras misioneras, espe­
fuego apostólico, esto es, el que alimen­ cialmente la Pontificia de la Propaga­
tado por una fe libre de ficciones hu­ ción de la Fe, están bien establecidas y
manas y por la caridad sincera arde en son activas; con oraciones, con limos­
el pecho de los esforzados. nas y con otros aportes de género di­
verso ayudan a los heraldos del Evan­
A c t iv id a d e s f l o r e c ie n t e s
gelio empeñados en hacer entrar el
estandarte de la Cruz que redime y sal­
5. Estado actual de la Iglesia en va en tierra de infieles. Sentimos la
EE. UU. Guando habían pasado cien necesidad de aprovechar esta circuns­
años del acontecimiento que os llena tancia para dar testimonio de alabanza
ahora de legítima alegría, el Papa a las obras misioneras particulares de
L e ó n XIII, de feliz memoria, aniso en vuestra nación, que con vivo interés
su Carta “ Longinqua oceani” C1), reco­ procuran la difusión del catolicismo.
rrer el camino andado allí por la Igle­ He aquí sus nombres: Catholic Church
sia desde su principio y agregó a esa Extensión Society, “ Sociedad de pro­
reseña exhortaciones y normas en las pagación de la Iglesia Católica”, socie­
(1) León XIII, Longinqua oceani, 6-II-1895. AAS. 27 (1894/95) 387-399.
1556 E ncíclicas del PP. Pío XII (1939) 174, 6-9

dad nimbada con una aureola de gloria los místicos miembros doloridos del
por su beneficencia; Catholic Near East Redentor.
Welfare Association, “ Asociación de
Bienestar del Cercano Oriente” , que 7. Asociaciones católicas de laicos.
presta providenciales auxilios a los in­ Entre las asociaciones laicas — ya que
tereses del cristianismo en Oriente, enumerarlas sería muy larga tarea—■
donde son tantas las necesidades; In- han conquistado laureles de inmarcesi­
dian and Negroes Mission, “ Misión de ble gloria la Acción Católica, las Con­
Indios y Negros” , obra sancionada por gregaciones marianas, la Cofradía de
el Tercer Concilio de B a l t i m o r e q u e la Doctrina cristiana, contentas, con los
Nos confirmamos y apreciamos, por­ frutos ya obtenidos y prometedoras de
que es una exigencia de vuestra caridad una más copiosa mies en lo porvenir,
hacia vuestros conciudadanos. Os con­ como asimismo las Asociaciones del
fesamos que Nos sentimos penetrados Santo Nombre, que son excelente guía
por un particular afecto paternal, que para promover el culto y la piedad.
ciertamente nos inspira el cielo, hacia Está a la cabeza de esta múltiple acti­
los negros que habitan entre vosotros, vidad de los laicos, que se desenvuelve
porque, en lo concerniente a la asisten­ en diversos sectores según las necesi­
cia espiritual y religiosa, sabemos que dades de los tiempos, la National Ca­
necesitan especiales cuidados y alien­ tholic Welfare Conference “ Conferen­
tos, y por lo demás ellos lo merecen cia Nacional Católica de Bienestar” ,
mucho. Invocamos, por tanto, copiosas que provee de prontos y adecuados
bendiciones divinas para los que movi­ medios a vuestro ministerio episcopal.
dos por una generosa caridad se mues­
tran solícitos de los negros, y les augu­ 8. La visita a EE. UU. Hemos podi­
ramos grandes éxitos. do ver particularmente las principales
de todas estas instituciones en el mes de
6. Otras obras misioneras. Además, Octubre de 1936, cuando, después de
vuestros conciudadanos, para agrade­ atravesar el Océano, hemos tenido el
cer oportunamente a Dios el don ines­ placer de conoceros personalmente a
timable de una fe íntegra y verdadera vosotros y al campo de vuestras acti­
y deseosos de santas audacias, envían vidades.
fuertes contingentes al ejército de mi­
sioneros, los que con sus trabajos, con 9. Gracias a Dios y a los católicos.
la paciencia invicta y con la energía Permanecerá siempre imborrable y pla­
dirigida a nobles iniciativas por el reino centero en Nuestro corazón el recuerdo
de Dios, adquieren méritos que la tierra de cuanto hemos admirado entonces
admira y que el cielo coronará con un con Nuestros ojos.
galardón adecuado. No tienen menor Por tanto, se impone que con senti­
fuerza vital las obras que son de pro­ mientos de adoración demos con vos­
vecho para los hijos de la Iglesia dentro otros gracias a Dios por todo esto, y
de los confines de la patria: las ofici­ que elevemos el cántico de gratitud:
nas diocesanas de caridad, organizadas Alabad al Señor del cielo, porque eter­
con criterio de sabia practicidad, por na es su misericordia(3h El Señor cuya
medio de los párrocos y con el concur­ bondad no está circunscrita por lími­
so de las familias religiosas, llevan a tes, así como ha llenado vuestra tierra
los pobres, a los necesitados, a los en­ con la liberalidad de sus dones, así
fermos los dones de la misericordia también ha concedido a vuestras igle­
cristiana, alivian las miserias, viendo sias un celo eficaz y ha llevado a la
al ejercer ese ministerio de tanta im­ madurez de resultados sus trabajos.
portancia, con los ojos dulces y pene­ Cumplido el debido tributo de recono­
trantes de la fe a Cristo presente en los cimiento a Dios, que es el principio de
indigentes y en los afligidos, que son todos los bienes, reconocemos, dilectí­
(2) Actas de ese concilio cap. II. (3) Salmo 135, 26.
174, 10-13 E n cíc lic a “ Sertum L a e t it ia e ” 1557

simos, que esta próspera fecundidad, 12. Insuficiencia del progreso mate­
que en unión vuestra admiramos, se rial. El progreso de los bienes exter­
debe también al espíritu de iniciativa nos y materiales, aun cuando no se ha
y a la constancia en las empresas de de tener en poco aprecio, por las múl­
los sagrados Pastores y de los fieles que tiples y apreciables utilidades que apor­
forman esa porción de la grey de Cris­ ta a la vida, sin embargo no basta al 639
to; reconocemos también que se debe hombre, nacido para más altos y bri­
a vuestro clero que, inclinado a la de­ llantes destinos. Creado a imagen y se­
cisión en el trabajo, cumple con celo mejanza de Dios con una incoercible
vuestros mandatos; a los miembros de aspiración, sufre y derrama secreto
todas las órdenes y Congregaciones que, llanto, si en la elección de su amor no
distinguiéndose por su virtud, se pro­ tiene cuenta de la suprema Verdad y
digan con santa porfía en el cultivo del Bien infinito. Pero uno no se acerca
del campo de las almas; a las innume­ a Dios, del cual quien se aleja muere,
rables religiosas que, a menudo silen­ al cual quien se convierte vive, en el
ciosas y desconocidas por los hombres, cual quien se afirma se ilumina, atrave­
impelidas por el fuego interior de la sando espacios materiales, sino guiado
caridad, se consagran con ejemplar de­ por Cristo, con la plenitud de la fe sin­
dicación a la causa del Evangelio, ver­ cera, con la conciencia inmaculada por
daderos lirios del jardín de Cristo, m o­ una recta voluntad, con la santidad de
tivo de singular complacencia de los las obras, con la adquisición y el em­
Santos. pleo de la genuina libertad, cuyas sa­
gradas normas están promulgadas en
10. Los males que hay que combatir. el Evangelio. Pero si, por el contrario,
Pero queremos que Nuestro elogio sea se desprecian los divinos mandamien­
saludable. La consideración del bien tos, no solamente no se conseguirá la
realizado no ha de ser motivo de un felicidad posterior al breve período de
amortiguamiento en vuestras activida­ tiempo señalado a la existencia terre­
des que os incline a la negligencia, no nal, sino también vacila la base misma
debe motivar la nociva dulzura de la de la verdadera civilización en su con­
vanagloria; por el contrario, debe ser­ tenido y no se pueden esperar sino
vir de estimulante para que con reno­ ruinas, sobre las cuales se derramarán
vadas energías se impidan los males, y lágrimas tardías.
para que con una mayor conciencia
aumenten las iniciativas que sean úti­ 13. Necesidad del Evangelio y de los
les, próvidas y dignas de encomio.1 mandamientos. Y en verdad, ¿cóm o
pueden tener garantía de estabilidad el
11. El cristiano siempre es apóstol. bien público y la gloria de la vida civil,
El cristiano, si honra el nombre que cuando lian sido trastornados los dere­
lleva, siempre es apóstol; no es digno chos y despreciadas y mofadas las vir­
del soldado de Cristo alejarse del com ­ tudes? Pero así como Dios es la fuen­
bate, pues sólo la muerte pone fin a su te del derecho, así también es el inspi­
milicia. Bien sabéis vosotros dónde es rador y el premio de las virtudes; no
menester que vuestra vigilancia sea más hay entre los legisladores nadie que se
despierta y qué programa de acción le asemeje1 (4). Según la confesión de
1
conviene trazar a los sacerdotes y a los todos los que tienen buen sentido, la
fieles, para que, vencidos los obstácu­ raíz amarga y fértil de ios males es por
los, la religión de Cristo sea guía lumi­ doquiera el desconocimiento de la divi­
nosa para las inteligencias, norma para na Majestad, el abandono de las leyes
las costumbres y, a fuer de única causa morales de origen superior, o una de­
de salvación, penetre los sentimientos testable inconstancia que hace vacilar
íntimos y las arterias de la sociedad entre lo lícito y lo ilícito, entre la justi­
humana. cia y la iniquidad.
(4) Cír. Job. 36, 22.
1558 E n cíclicas del PP. Pío XII (1939) 174, 14-18

14. La raíz de los males. De aquí el alivian los dolores y aumentan las ale­
desenfrenado y ciego egoísmo, la sed grías. Allí los hijos no son considera­
de placeres, el alcoholismo, la moda dos como un gravoso peso, sino como
impúdica y dispendiosa, la criminalidad dulces prendas; ni vituperables motivos
no rara aun en los menores de edad, la utilitarios o el ansia de placeres esté­
sed de poder, el olvido de los pobres, riles intentan impedir el don de la vida
el hambre de riquezas inicuas, la deser­ ni contribuyen a la desaparición de los
ción de la campaña, la ligereza en con­ suaves nombres de hermano y de her­
traer matrimonio, los divorcios, la dis­ mana. Con cuánta solicitud los padres
gregación de las familias, el enfria­ procuran que los hijos no solamente
miento del mutuo afecto entre padres crezcan físicamente vigorosos, sino tam­
e hijos, la esterilidad conyugal, el ago­ bién que, siguiendo el mismo sendero
tamiento de la estirpe, la mengua del de sus abuelos, que les son recordados
respeto a las autoridades, el servilismo, a menudo, brillen con la luz que comu­
la rebelión y el abandono de los debe­ nican la profesión de una fe purísima
res para con la patria y la humanidad. y la honestidad de vida. Movidos a
vista de tantos beneficios, los hijos
15. La enseñanza laica. Elevamos creen como principal deber el de hon­
además Nuestro paternal lamento por­ rar a los padres, de secundar sus de­
que allí en muchas escuelas se despre­ seos, de sostenerlos en la vejez con
cia a menudo a Cristo o se le ignora, se amorosa ayuda, de alegrar su anciani­
circunscribe la explicación del universo dad con un afecto que, no terminando
y del humano linaje dentro de los lími­ con la muerte, será más completo y
tes del naturalismo y del racionalismo, glorioso en el cielo. Los miembros de
y se buscan nuevos sistemas educativos la familia cristiana, no quejosos en las
que no podrán menos de ser nocivos a adversidades ni ingratos en la prospe­
la vida intelectual y moral de la nación. ridad, están siempre llenos de confian­
za en Dios, cuyas leyes obedecen, cuya
16. Nefastos efectos del divorcio. voluntad acatan y cuya ayuda no espe­
Además, así como, observando la ley ran en vano.
de Cristo, reina la verdadera felicidad,
así también, si se repudia el Evangelio, 18. Obligación de los pastores acer­
la felicidad desaparece devastada por ca de la familia. Por tanto, exhorten a
los vicios: el que busca la ley será col­ menudo a los fieles que constituyan y
mado de bienes; pero quien obra con mantengan las familias según la norma
ficción hallará en ella tropiezo<5). de la sabiduría evangélica, todos los
que tienen en las iglesias funciones di­
17. Belleza de la familia cristiana. rectivas o de magisterio y que, por lo
¿Qué puede haber en la tierra más sere­ mismo, se empeñan con asidua solicitud
no y encantador que la familia cristia­ en preparar para el Señor un pueblo
na? Brotada junto al altar del Señor, perfecto. Por la misma razón es menes­
donde el amor ha sido proclamado san- ter también atender diligentemente a
640 to vínculo indisoluble, se consolida y que el dogma de la unidad y de la indi­
medra en el mismo amor nutrido por la solubilidad del matrimonio sea cono­
gracia del cielo. En ella es honrado por cido y santamente respetado por todos
todos el matrimonio y el tálamo es los que lo contraen. Que este punto
inmaculado(6); las tranquilas paredes capital de la doctrina católica tiene
no resuenan con los gritos de las desa­ grande eficacia para una sólida estruc­
venencias, ni son testigos de secretos tura familiar, para el progreso y la
martirios por la revelación de astutos prosperidad de la sociedad civil, para
trajines de infidelidad; la solidísima la salud del pueblo y para una civiliza­
confianza tiene alejada la espina de la ción, cuyos resplandores no sean falsos
sospecha; en la mutua benevolencia se y fatuos lo reconocen también no p o­
(5) Ecles. 32, 19. ce) Iiebr. 13, 4.
174, 19-23 E n cíc lic a “ Sertum L a e t it ia e ” 1559

eos que, no obstante estar alejados de investigación la ley del Señor, cuyos
nuestra fe, son dignos de consideración oráculos son más puros que la plata;
por su buen sentido político. ¡Ah! ¡si que continuamente gusten y saboreen
vuestra patria hubiese conocido por la las castas delicias de las Sagradas Es­
experiencia de otros y no por la propia crituras; que con el andar de los años
el cúmulo de males producidos por la estudien con majmr profundidad la his­
licencia del divorcio! Que el respeto toria de la Iglesia, los dogmas, los sa­
hacia la Religión y la piedad hacia el cramentos, los derechos, las prescrip­
gran pueblo americano estimulen una ciones, la liturgia, su lenguaje, de modo
enérgica acción para que se cure radi­ que el progreso intelectual corra en
calmente mal tan difundido desgracia­ ellos parejo con el de las virtudes.
damente. Cultiven asimismo los estudios litera­
rios y las disciplinas profanas, especial­
19. Males del divorcio. El Papa mente las que son mayormente anejas
L eón XIIÍ ha descrito así con pala­ a la Religión, para que con conceptos
bras que ponen de relieve la verdad, claros y con fecundo labio puedan im­
las consecuencias de ese mal: Por el partir la enseñanza de gracia y de
divorcio, el contrato del matrimonio salud, capaz de doblegar aún a las per­
queda sujeto a mudanzas; se debilita el sonas doctas bajo el leve peso y el
afecto; se ofrecen perniciosos incenti­ yugo suave del Evangelio de Cristo.
vos a la infidelidad conyugal; se daña ¡Feliz la Iglesia si así estuviese funda­
la educación y el cuidado de la prole; da sobre zafiros! (8K7
se da fácil ocasión a la descomposición
de la sociedad doméstica; se arrojan 22. Cultura del laico de A. C. Las
semillas de discordias en las familias; exigencias de los tiempos actuales re­
se mengua y deprime la dignidad de la quieren que aun los laicos, especial­
mujer, que corre el peligro de ser aban­ mente los que coadyuvan en la obra del
donada después de haber servido como apostolado jerárquico, se procuren un
instrumento de placer al marido. Y co­ caudal de conocimientos religiosos no
mo quiera que nada contribuye tanto pobre y exiguo, sino sólido y valioso,
a arruinar las familias y a minar el mediante bibliotecas, discusiones, círcu­
poder de los reinos como la corrupción los de cultura; lo cual será de gran
de las costumbres, fácilmente se ve que provecho para sí mismos y podrán en­
el divorcio es muy nocivo a la prospe­ señar a los ignorantes, confutar a los
ridad de las familias y de los Esta­ adversarios pertinaces y ser útiles a
dos^ . los buenos amigos.

20. Enseñanza de los dogmas de la 23. Empleo de la radiodifusión. He­


fe. El medio eficaz para obviar estos mos sabido con gran alegría que la
males tan graves es que todos los fieles prensa propugnadora de los principios
reciban en toda su plenitud la ense­ católicos es valiosa en ese país y que
ñanza de las divinas verdades y que los la radio marconiana — maravillosa in­
pueblos tengan expedito el camino que vención, elocuente imagen de la fe
conduce a la salvación. apostólica que abraza todo el linaje
humano— es empleada a menudo y
21. Cultura del sacerdote. Por tanto con provecho para que las enseñanzas
exhortamos a los sacerdotes que traten y sucesos eclesiásticos tengan una am­
de adquirir un amplio caudal de las plia difusión. Alabamos el bien cum­
ciencias divinas y humanas, que no plido. Pero los que desempeñan ese
se contenten con los conocimientos in­ ministerio al explicar y promover la
telectuales adquiridos en su juventud; doctrina social empéñense en adherirse
que mediten con atento espíritu de7 a las normas del magisterio de la Igle-
(7) Carta Encíclica Arcanum Divinae Sapientiae, (1880/81) 397. En esta Colecc.: Encíclica 34, 13
10-11-1880, sobre el matrimonio cristiano, ASS. 12 pág. 252.
(8) Compárese Isaías 54, 11.
1560 E n cíclicas del PP. P ío XII (1939) 174, 24-26

sia, y prescindiendo de su propio in­ Santos incitan a los corazones genero­


terés, despreciando la vanagloria y no sos a magnánimas empresas.
siguiendo las tendencias de partidos,
hablen i(como de Dios, delante de Dios, 26. La cuestión social(10). Queremos
en Cristo tocar otra cuestión de suma importan­
cia, la cuestión social, que, todavía sin
24. La Universidad Católica. Desean­ solución, fuertemente agita hace mu­
do que el progreso científico en todo cho tiempo los Estados y derrama en
su conjunto se afirme siempre más, las clases de los ciudadanos semillas
ahora que se Nos presenta una circuns­ de odio y de mutua hostilidad. Vosotros
tancia oportuna, queremos manifestar bien conocéis el aspecto que tiene en
también Nuestro cordial interés por la vuestro país, sus asperezas y las per­
Universidad Católica de Wáshington. turbaciones que produce, por eso no
642 Bien sabéis con qué ardientes votos el es menester que Nos extendamos acer­
Papa L e ó n XIII saludó a ese preclaro ca de este asunto. Es punto fundamen­
templo del saber, cuando se fundó, y tal de la cuestión social que los bienes,
cuán repetidos testimonios de particu­ creados por Dios para todos los hom­
lar afecto le dio el Romano Pontífice bres, sean participados equitativamente
Nuestro inmediato predecesor, el cual por todos, según los principios de la
estaba íntimamente persuadido de que justicia y de la caridad. Las memorias
si ese gran Instituto, que ya ha obte­ de todas las edades nos atestiguan que
nido tantos éxitos, se consolidara aun siempre ha habido ricos y pobres, y la
más y obtuviera aún mayor renombre, inflexible condición de las cosas hu­
esto no solamente contribuiría a la manas hace prever que siempre será
difusión de la Iglesia, sino también a así. Son dignos de honra los pobres
la gloria y a la prosperidad civiles de que temen a Dios, porque de ellos es el
vuestros connacionales. Participando reino de los cielos y porque fácilmente
de esa misma esperanza, Nos dirigimos son colmados de gracias espirituales.
a vosotros con esta nueva Carta para En cuanto a los ricos, si son rectos y
recomendaros esa Universidad. Haced probos, cumplen la función de dispen­
todo lo que podáis para que, protegida sadores y procuradores de los dones
por vuestra benevolencia, venza todas terrenales de Dios: y en calidad de mi­
las dificultades y con aun más felices nistros de la Providencia divina ayu­
progresos colme las esperanzas puestas dan a los indigentes, por medio de los
en ella. Agradecemos mucho asimismo cuales reciben los dones del espíritu y
vuestro propósito de hacer más espa­ cuya mano — como pueden esperar—
ciosa y decorosa la sede del Colegio los conducirá a los eternos tabernácu­
Pontificio que alberga en Roma para los.
la educación eclesiástica a los alum­ Dios que todo lo provee con desig­
nos de los Estados Unidos. nios de suprema bondad, ha establecido
que, para el ejercicio de las virtudes y
25. El seminario estadounidense en como motivo de méritos, haya en el
Roma. Si es útil que los jóvenes de mundo ricos y pobres; pero no quiere
selecto ingenio vayan a países lejanos que algunos tengan riquezas exageradas
para perfeccionar sus conocimientos, y otros, en cambio, se encuentren en
una larga y provechosa experiencia tales estrecheces que les falte lo nece­
demuestra que es muy ventajoso que sario para la vida. Sin embargo, buena
los candidatos al sacerdocio se eduquen madre y maestra de virtudes es la h o­
en la Urbe, junto a la Sede de P e d r o , nesta pobreza, que vive con el trabajo
donde brota purísimo el manantial de cotidiano, según el dicho escritural: no
la fe, y tantos monumentos de la anti­ me deis (Dios mío) mendicidad ij opu­
güedad cristiana y tantos vestigios de lencia; sino proveedme solamente de lo
(9) H Cor. 2, 17. 509 Aniversario de Rerum Novarum; l-VI-1941,
[10] Véase también nota (8) del Radiomensaje AAS. 33 (1941) 195; en esta Colección: Encíclica
“ La solennitá della Pentecoste” a propósito del 176, pág. 1578.
174, 27-29 E n cíc lic a “ Sertum L a e t it ia e ” 1561

necesario para mi sustento(n ). Si los lia que, al aumentar éstas, aquélla tam­
que han sido favorecidos generosamen- bién sea mayor y aun, si se diere el
643 con riquezas y medios pecuniarios de­ caso, se satisfaga las necesidades extra­
ben, movidos por una lácil misericor­ ordinarias(12L
dia, ayudar a los menesterosos, por
razones aun más graves deben darles 28. Desocupación. Es menester que
lo justo. todos los que estén capacitados tengan
una equitativa posibilidad de trabajar
27. El salario familiar. Es conve­ para lograr para sí y para los suyos el
niente que el estipendio sea tal que necesario sustento. Expresamos toda
baste para ellos y para sus familias. Nuestra compasión por la suerte de los
Graves son a este propósito las palabras que, tan numerosos allí, si bien robus­
de Nuestro predecesor Pío XI: Es, por tos, capaces y de buena voluntad, no
tanto, menester hacer todo lo posible pueden tener trabajo, que buscan afa­
para que los padres de familia reciban nosamente.
un salario tal que baste para proveer La sabiduría de los gobernantes y
convenientemente a las comunes nece­ una generosidad de previsoras miras de
sidades domésticas. Si en las presentes parte de los dadores de trabajo, junto
circunstancias de la sociedad no siem­ con el restablecimiento de más favora­
pre se puede hacer esto, la justicia so­ bles condiciones externas — que desea­
cial requiere que se introduzcan cuanto mos se efectúen cuanto antes— , procu­
antes modificaciones que aseguren a ren que estos justos deseos se cumplan
todo obrero adulto tales salarios. Son con provecho de todos.
también merecedores de alabanzas los
que con prudente y útil designio han 29. Libertad de asociación^113). Sien­
2
1
experimentado e intentado que la re­ do la sociabilidad una necesidad natu­
compensa del trabajo se distribuya en ral del hombre y siendo lícito por la
tal proporción de las cargas de la fami- unión de las fuerzas promover todo lo
[11] Prov. 30, 8. /95) 387, donde dijo: “ Cuando se trata de agru­
[12] Encíclica Quadragesino armo, 15-V-1931; parse en sociedades, hay que cuidar mucho de
en esta Coiecc.: Encíclica 164, 31 pág. 1300, col. 2. no caer en error. Y aquí Nos hablamos expresa­
mente de los obreros, que ciertamente tienen el
Salario familiar y vivienda familiar derecho de unirse en asociaciones para defender
Pío XII en un discurso dirigido a la “ Unión sus intereses: la Iglesia consiente en ello y la
Internacional de Organizaciones Familiares” , el naturaleza tampoco se opone” .
20-IX-1949 decía: Aún más: la Iglesia recomienda la formación
“ En Nuestra Encíclica Summi Pontificatus de­ de asociaciones sindicales y las considera nece­
sarias.
claramos que consideramos deber de conciencia,
impuesto por Nuestro ministerio apostólico, la Ver: León X lll, Rerum Novarum, 15-V-1891; en
firme defensa de los derechos propios de la esta Colee.: Ene. 59, 27 pág. 442; luego Pío X, en
familia” (AAS. 31 [1939] 434). Después de enume­ su Carta a los Obispos del Brasil, 6-1-1911 en que
rar los derechos y deberes del hogar familiar dice: “ Nos exhortamos én prim er lugar a que entre
continúa el Papa: los católicos se constituyan esas asociaciones que
van estableciéndose por doquiera, para defender
“ Bien conocidas son las medidas de asistencia los intereses en el terreno social... Porque este
a la familia. Sean de institución pública o de género de sociedades es muy conforme a nues­
iniciativa privada revisten formas muy variadas. tros tiempos, porque permiten a sus miembros
Después de la primera guerra mundial, la pre­ cuidar la defensa de sus intereses al mismo tiem­
visión familiar se ha convertido en un departa­ po que la conservación de la fe y de la moral” .
mento de los organismos oficiales de la sanidad El mismo Pontífice exhortaba al Conde Me-
pública. Los Papas, en sus Mensajes sociales, dolago Albani, por medio de una Carta del 19 de
se han pronunciado con firmeza en pro del sa­ Marzo de 190b, en estos términos: “ Continuad,
lario familiar o social, que permite a la familia querido hijo, como lo habéis hecho hasta el
el proveer al mantenimiento de sus hijos a me­ presente, promoviendo y dirigiendo asociaciones,
dida que van creciendo. Lo que faltaba —y se no solamente de carácter puramente económico,
ha intentado con igual entusiasmo en algunos sino también otras muy próximas a aquéllas, las
países— es una política de gran envergadura, que uniones profesionales, obreras y patronales, que
desaloje las viviendas, en que los inquilinos se establezcan entre aquéllas la buena inteligencia;
hallan como acuartelados, y que crea la habita­ los Secretariados del pueblo, que darán consejos
ción familiar. Hoy después de la segunda guerra de orden legal y administrativo...; ciertamente,
mundial, esta exigencia ha pasado ciertamente a no os faltarán expresiones consoladoras para
primer plano” . estimularos lo más posible” .
[13] Libertad de asociación. Véase León XIII El mismo Pío X preguntó a los Directores de
en Rerum Novarum, 15-V-1891; ASS. 23 (1891/92) la “ Unión Económica Italiana” : “ ¿qué institu­
641; en esta Colección: Encíclica 59, 25, pág. 440; ciones deberéis promover preferentemente en el
y en Longinqua Oceani, 6-II-1895, ASS. 27 (1894 seno de vuestra Unión? Vuestra ingeniosa cari-
ENCICLICA "SACULO EXEUNTE OCTAVO”^
(13-VI-1940)

CON MOTIVO DE LOS OCHO SIGLOS DE INDEPENDENCIA DEL PORTUGAL,


TRES SIGLOS DE SU RESTAURACION SE RECOMIENDAN INSISTENTE­
MENTE LAS OBRAS MISIONALES A LOS PORTUGUESES

P I O PP. X I I
Querido Hijo Nuestro: Salud y bendición apostólica

In t r o d u c c ió n : neró al generoso pueblo portugués por


sus extraordinarios méritos en pro de
La independencia y restauración la Fe católica.
de Portugal
I. - P o r t u g a l M is io n e r o
lAS 1. La celebración de la Independen-
32 cía y restauración es el motivo. En el 3. La Fe Católica fuente de energía
249 go Centenario de la independencia de para Portugal. La Fe católica, así co ­
Portugal y 39 de su Restauración, que mo fue en cierto modo la savia vital
vuestra gloriosa y noble Patria celebra que alimentó a la nación portuguesa
este año con tanta solemnidad y unión desde su nacimiento, así fue, si no la
de corazones, no podían pasar desaper­ única, ciertamente la principal fuente
cibidos al vigilante cuidado de esta Se­ de energía que elevó a vuestra patria
de Apostólica, ni mucho menos dejar hasta el apogeo de la gloria de nación
indiferente Nuestro corazón de Padre civilizadora y misionera, dilatando la
común de los fieles. Fe y el ImperioU>.
Más aún: tenemos un motivo espe­ Lo refiere la Historia y lo atestiguan
cial para tomar parte en estas conme­ los hechos.
moraciones de vuestra primera inde­
pendencia, ya que, como es sabido, los 1. Las Carabelas de la Cruz
Romanos Pontífices colaboraron para 4. Expediciones al servicio de Dios.
darle constitución jurídica. En efecto, cuando los hijos de D o n
J u a n I le pidieron que autorizase la
2. Favores pontificios al valeroso primera expedición ultramarina, que
Portugal. Los actos con que Nuestros había de llevar la liberación a Ceuta,
predecesores del siglo 1 2 , I n o c e n c i o I I , el grande y piadoso Monarca quiso sa­
Lucio I I y A l e j a n d r o I I I , aceptaron el ber, antes que ninguna otra cosa, si la
homenaje de vasallaje prestado por A l ­ empresa habría de ser o no útil al
fonso H e n r i q u e s , Conde primero y servicio de Dios.
después Rey de Portugal, y, prometién­ Como ésta, todas las demás expedi­
dole su protección, declararon la inde­ ciones que le siguieron tuvieron igual­
pendencia de todo el territorio, recu­ mente por fin principal la propagación
perado valerosamente al precio de du­ de la Fe; de aquella Fe que impulsara
rísimas luchas del dominio sarraceno, a los Cruzados de Occidente y a las
250 fueron el premio, altamente ambicio­ Ordenes militares en su épica lucha
nado c o n que la Silla de P e d r o remu­(*) contra la dominación mahometana.
(*) A A. S., 32 (1940) 249-260: la versión portuguesa va a contirmnción en AAS. 32 (1640) 260-270.
La disposición viene de la 1^ ed.; los subtítulos son de responsabilidad de la 2? ed. El texto del
Concordato de la Santa Sede con la República de Portugal (AAS 32, 210-244) precede en AAS la
Encíclica (P. H.).
(1) Ver Camóens, “ Lusiadas” , I, 2.
— 1564 —
175, 5-9 E n c íc lic a “ S aeculo exeu nte ” 1565
5. Descubrimientos para propagar 2. Luces y sombras
la Fe. En las carabelas, que enarbo­
lando el niveo pendón, rubricado con 7. El apostolado era producto de su
la cruz de Cristo, conducían los intré­ fe. Pero ¿de dónde provino que vos­
pidos descubridores lusitanos hacia las otros, por muy pocos que fueseis, hi­
playas occidentales de Africa y de las cieseis mucho en pro de la cristian­
islas adyacentes, navegaban también dad(2).
los misioneros para atraer a las nacio­ ¿De dónde le vino a Portugal fuerza
nes bárbaras al yugo de Cristo, en frase para abrazar dentro de sus dominios,
del gran adalid de la expansión colo­ tantas playas de Africa y del Asia, y
nial y misionera de Portugal, el infante aun para extenderlos todavía en las tie­
D o n E n r iq u e , el N a v e g a n t e . rras apartadas de América? ¿De dónde,
El príncipe de los descubridores por­ sino de aquella ardiente Fe del pueblo
tugueses, V a s c o d e G a m a , al levar an­ lusitano, cantada por su mayor poeta,
clas para dar comienzo a su venturoso y de la cristiana sabiduría de sus gober­
viaje a las Indias, llevaba también con­ nantes, que hicieron de Portugal un
sigo dos Padres Trinitarios, uno de los dócil y precioso instrumento en manos
cuales, después de haber predicado con de la Providencia, para la realización
celo apostólico a los pueblos de la In­ de tan grandiosas y benéficas obras?
dia el santo Evangelio, había de coro­
nar su trabajoso apostolado con el 8. Los gobernantes apoyaron la Fe
martirio. y engrandecieron al país; su oposición
6. Apostolado misionero de los por­ a ella trajo ruina. De hecho, mientras
tugueses y sus frutos. La sangre de los A l b u r q u e r q u e s , los C a s t r o s y otros
éste y de otros heroicos misioneros por­ varones no menos señalados, conscien­
tugueses fue en aquellos remotos pa­ tes de su propia responsabilidad, go­
rajes, como siempre y en todas partes biernan con rectitud y prudencia las
la sangre de los mártires, semilla de diversas colonias portuguesas, y pres­
cristianos. Sus luminosos ejemplos fue­ tan ayuda y protección a los celosos
ron para todo el mundo católico, y muy pregoneros de la Fe, que grandes m o­
especialmente para sus generosos com ­ narcas, como D o n J u a n III, se esfuer­
patriotas, llamamiento y estímulo al zan por enviar a aquellos países, Por­
apostolado misionero. tugal se impone a la admiración del
Y precisamente cuando sobrevino una mundo por la potencia de su Imperio
serie de funestos acontecimientos, que y por su gigantesca obra civilizadora.
arrancaron al seno de la Iglesia a no Y al contrario, cuando la Fe declina;
pocas naciones europeas que ella, como cuando el celo misionero desfallece;
madre, con sabia y celosa solicitud, ha­ cuando el brazo secular, en vez de
bía formado, vióse a Portugal, con su amparar, embaraza; en vez de fomen­
nación hermana, España, abrir ante tar, paraliza la actividad misionera,
la mística Esposa de Cristo inmensas principalmente con la supresión de las
regiones desconocidas, y traer a su re­ Ordenes Religiosas, entonces, lógica­
gazo materno, en compensación de los mente, junto con la Fe y la caridad,
desgraciadamente perdidos en Europa, se marchita y desaparece toda aquella
innumerables hijos de los vastos con­ primavera de bienes, que de ellas nacía
tinentes de Africa, Asia y América. y se alimentaba.
Diócesis y parroquias, seminarios y Una mirada también a lo que con la
conventos, hospitales y orfelinatos sur­ heredada gloria no brilla, Amado Hijo
gieron y se multiplicaron en aquellas Nuestro y Venerables Hermanos, no
tierras, en demostración de la pe­ deja de ser provechosa y de prestarse a
renne vitalidad de la Iglesia Católica, últimas reflexiones.
por la cual intercede sin descanso su
Divino Fundador, y en la que el Espí­ 3. Ante las fiestas centenarias
ritu Paráclito obra incesantemente, aun 9. Las glorias misioneras de antaño
en las horas más trágicas. y el Concordato y el acuerdo Misio-
(2) Ver Camóens, “ Lusiadas” , VII, 3.
1566 E n cíc lic as del PP. Pío XII (1940) 175, 10-13

ñero de hogaño. Sin embargo, en este ñeras de la nación portuguesa, quere­


año muchas veces secular, destinado mos que contempléis la muchedumbre
a la evocación histórica de los magní­ de almas que en vuestras colonias espe­
ficos fastos de vuestra Patria, quere­ ran quien les predique la palabra de
mos que fijéis la atención en vuestras Dios y les reparta las insondables rique­
incomparables glorias misioneras, a fin zas de C risto^, os repetimos el gesto
de que en vuestros corazones se man­ y la exhortación del Divino Redentor a
tenga siempre vigoroso el antiguo espí­ los Apóstoles, diciéndoos con él: Alzad
ritu misionero de Portugal. vuestros ojos, tended la vista por los
Las actuales fiestas centenarias coin­ campos, ved ya las míeses blancas, a
ciden providencialmente con un renaci­ punto de segarse<3 4L La mies, a la ver­
miento espiritual del pueblo portugués; dad, es mucha; mas los trabajadores
y el solemne Concordato y el Acuerdo pocos. Rogad, pues, al dueño de la
Misionero, poco ha ratificados, que re­ mies, que envíe obreros a su mies^5\3
gulan las relaciones y promueven la ¡Los obreros son pocos! Las antiguas
colaboración amigable de la Iglesia y diócesis del Africa portuguesa sufren
del Estado, garantizan tiempos aun gran escasez de apóstoles, y vastas cir­
mejores. cunscripciones misioneras están confia­
das a pocos obreros evangélicos.
10. Responsabilidad religiosa y civil
de un nuevo impulso misionero. Por 2. Rogad al Señor de la mies
esta razón, es singularmente propicia
la hora actual para dar nuevo incre­ 12. Sacerdotes y fieles recen a la
mento al espíritu misionero entre vos­ Virgen de Fátima por vocaciones mi­
otros, a fin de que pueda emular el sioneras. ¡Rogad, pues, al Señor de la
ardor de los antiguos misioneros por­ mies! Y en primer lugar, pedid al Se­
tugueses. ñor que se digne suscitar muchas voca­
¿Quién, animado de tal espíritu, po­ ciones misioneras, tanto en Portugal,
drá contemplar con indiferencia los como entre los indígenas de los Domi­
casi diez millones de almas que viven nios; y no sólo vocaciones de Sacer­
en los Dominios portugueses y que, en dotes, sino también de Hermanos Coad­
su inmensa mayoría, esperan aun ver jutores, de Religiosas y de catequistas.
la luz del Evangelio? Que todos los Sacerdotes consagren
¿Qué portugués, digno de este nom­ parte de sus oraciones a esta santa y
bre, no querrá hacer cuanto estuviere altísima intención, que oren de una
en su mano, para conservar siempre manera especial por las Ordenes con­
vivo lo que forma no sólo una de las templativas. Que los fieles, al rezar el
más hermosas glorias, sino también Rosario, tan recomendado por Nuestra
uno de los mayores intereses de su Pa­ Señora de Fátima, no dejen de dirigir
tria? una invocación a M a r í a Santísima en
favor de las vocaciones misioneras.
II. - N e c e s id a d d e O b r e r o s
E v a n g é l ic o s 3. Día de las vocaciones Misioneras

1. La mies misionera y la escasez de 13. Organizar el “ Día de Vocaciones


misioneros misioneras” con comunión especial.
Pero esto no basta: es preciso organi­
11. Los diez millones de paganos en zar días especiales de las vocaciones
las colonias portuguesas y la falta de misioneras, con horas de adoración y
misioneros. Nos, pues, amado hijo sermones apropiados; y esto, cada año,
Nuestro y Venerables Hermanos, mien­ en todas las parroquias en los colegios
tras con la mente y el corazón rebosan­ o casas de educación de la juventud, en
tes de las gloriosas tradiciones misio- los Seminarios.
(3) Efes. 3, 8. (5) Lucas, 10, 2.
(4) Juan, 4, 35.
175, 14-17 E n c íc lic a “ Saeculo exeunte ’ 1567

Procuren todos, en estos días, acer­ mado del a m o r a las Misiones— , al


carse a la Sagrada Mesa; y más espe­ Sacerdote es a quien compete, en pri­
cialmente, la juventud aliméntese con mer lugar, difundir entre los fieles el
el pan de los fuertes, el trigo de los conocimiento del problema misionero,
e s c o g i d o s Para muchos será tal vez y encender en sus corazones el celo
aquél el momento bendito y dichoso en apostólico.6
que el Señor les haga escuchar su lla­ Por eso, a vosotros, Amado Hijo y
mamiento. Venerables Hermanos, os repetimos las
(
\
autorizadas palabras del mismo gran
4. La Unión Misional del clero, me­ Predecesor Nuestro en su Encíclica
dio eficacísimo íeRerum Ecclesiae” : Ved de mandar se
establezca en vuestra diócesis la Unión
14. Exhortación al clero a impulsar
Misional del Clero, o, en caso de que ya
la “ Unión Misional” . ¿Quién ha de
existiese haced que cada día florezca
promover estas santas iniciativas? Pri­
con mayor actividad, aprobándola con
mero, y antes que nadie, ¡el Clero!
vuestra autoridad consejos y exhorta­
Con todo el ardor de Nuestro cora­
ciones
zón Nos dirigimos, pues, al Venerable
Clero portugués y le exhortamos a alis­ 6. Fomentar y difundir la Prensa
tarse en la Unión Misional del Clero. misionera
Esta piadosa asociación, bendecida y
enriquecida con especialísimas gracias 16. Bendición a la prensa y revistas
por Nuestros inmediatos Predecesores, misioneras. El primer deber de la
y que Nos igualmente bendecimos y Unión Misional del Clero en Portugal
recomendamos instantemente, existe ya ha de ser promover y propagar la
en casi todos los países católicos, y en Prensa misionera. Si no existe una
todas partes se ha mostrado medio efi­ Prensa que dé a conocer los graves pro­
cacísimo para formar la conciencia mi­ blemas y las urgentísimas necesidades
sionera de los fieles. de las Misiones, ni el Clero, ni con ma­
Es Nuestro más vivo deseo que la yor razón el pueblo, las tomará a pe­
Unión Misional del Clero portugués, cho.
aun en sus comienzos, se desenvuelva Por lo cual, bendecimos de todo co ­
rápidamente, ya que entre sus miem­ razón la revista de la Unión Misional
bros Nos esperamos encontrar aquellos del Clero en Portugal “ O Clero e as
cultivadores celosos y experimentados Missoes” , a fin de que haga revivir y
que, con amorosa solicitud, sepan esco­ encienda de nuevo en los Sacerdotes
ger y educar las tiernas plantas que portugueses la llama del celo misione­
Cristo Nuestro Señor haga brotar en ro, y les recuerde sus obligaciones con
su viña, para trasplantarlas un día a relación a la propagación de la Fe.
las Misiones. Bendecimos también las demás revis­
tas misioneras de las Familias Religio­
5. Labor de roturación sas, que tanto contribuyen a la propa­
ganda misional entre los fieles, hacien­
15. La labor pastoral del clero en do votos, para que produzcan frutos
pro de las misiones. Más aún, el Señor cada vez más abundantes.
espera de sus ministros un trabajo más
fundamental todavía: que roturen y 17. Bendición para los sacerdotes
preparen el terreno para que puedan que propagan la “ Unión Misional” . Re­
germinar en él las vocaciones misione­ servamos una bendición especial, para
ras. En efecto, al Sacerdote — y, como aquellos Sacerdotes que, con ánimo ge­
declaraba un día Nuestro Predecesor neroso, quieran emprender una celosa
Pío XI, de feliz memoria, no debía ha­ propaganda de la Unión Misional del
ber Sacerdote que no se sintiese infla-6 Clero, a fin de que Dios fecunde sus
(6) Zac. 9, 17. (AAS. 18 (1926) 71; en esta Colección; Encíclica
139, 7 pág. 1104.
(7a) Pío XI, Ene. Rerum Ecclesiae, 28-11-1926. (7b) ver (7a) Encíclica 139, 7 p. 1104.
1568 E n cíclicas del PP. P ío XII (1940) 175, 18-21

actividades. El verdadero celo de las demás circunscripciones eclesiásticas


almas les inspirará mil santas y efica­ de los Dominios portugueses, desenvol­
ces industrias para llevar a efecto su viéndose generosamente la obra ya co ­
buen propósito. menzada, surja dentro de poco tiempo
un ejemplar Clero indígena y numero­
7. Espíritu misionero en los Semi­ sas Religiosas, hijas del mismo pueblo,
narios en cuyo ambiente han de ejercitar su
apostolado.
18. Orientación misional y vocacio­ Es una gloria de Portugal el haber
nes misioneras en los Seminarios. De­ siempre asociado a la fortuna de la
seamos también que en los Seminarios metrópoli los pueblos de las tierras
se oriente la educación de los candida­ ultramarinas, procurando elevarlos al
tos al sacerdocio de tal manera, que mismo nivel de civilización cristiana.
adquieran una sólida y profunda con­ Nos confiamos en esta vuestra laudable
ciencia misionera, que tanto contribuye tradición para la realización de uno de
a robustecer la formación sacerdotal los sueños más ardientes de la Iglesia
con ventaja para el futuro ejercicio de en estos últimos tiempos: la formación
su ministerio, en cualquier puesto que del Clero indígena.
la Providencia les señale. Vosotros, amado hijo Nuestro y Ve­
Y si alguno de ellos, poT“ benignísima nerables Hermanos, haréis ciertamente
voluntad del Altísimo, se sintiese lla­ de vuestra parte todo lo posible para
mado a las Misiones, no os desanime que estas esperanzas no sean vanas, si­
ni la escasez del Clero, por grande que no que se conviertan en breve en conso­
sea, ni la necesidad de la Diócesis os ladora realidad.
retraiga de dar vuestro consentimiento.
Porque vuestros diocesanos, teniendo,
por decirlo así, a la mano los medios III. - E d u c a c ió n d e la s v o c a c io n e s
MISIONERAS
de salvación, distan mucho menos de
ésta que los paganos, sobre todo los 1. Los Misioneros santos y hábiles
que aun viven en la barbarie y el sal­
vajismo. 20. Formación misionera de ios can­
Si se os presenta ocasión de esto, por didatos. Pero no basta reclutar mu­
amor de Dios y de las almas, permitid chas vocaciones: es necesario educar
generosamente en vuestro Clero esta santos y hábiles misioneros.
pequeña merma, si es que tal nombre Tenéis en medio de vosotros y, sin
puede dársele; porque, al que habéis duda, lo apreciáis condignamente, un
perdido como auxiliar y compañero momento insigne de la solicitud que
de vuestros trabajos, el divino Funda­ merece a esta Sede Apostólica la edu­
dor de la Iglesia os lo suplirá sin duda, cación de las vocaciones misioneras, y
o con mayor abundancia sobre la Dió­ es la Sociedad Portuguesa de las Mi­
cesis, o excitando nuevas vocaciones siones Católicas Ultramarinas, fundada
para el sagrado ministerio(8K por la providencia y energía de Nuestro
inmortal Predecesor Pío XI, de feliz
8. El clero y las religiosas indígenas memoria, la cual es igualmente para
Nosotros objeto de especiales cuidados
19. Fomentar com o en Goa la for­ y esperanzas.
mación del Clero indígena en todas
las colonias portuguesas. Sin embargo, 21. Las Ordenes y Congregaciones
Nuestro mayor y más ardiente deseo existentes y fundación de nuevas ins­
es que, a imitación de la Arquidióccsis tituciones para trabajar en las misio­
de Goa, donde abundan las vocaciones nes. No menor confianza deposita la
sacerdotales y religiosas entre los na­ Santa Sede en las Ordenes y Congrega­
turales de la tierra, así también en las ciones Religiosas, masculinas y feme-
(8) Pío XI, Ene. Rerum Ecclesiae, 28-11-1926. AAS. 18 (1926) 70-71; en esta Colecc.: Ene. 139, 6
pág. 1103.
175, 22-25 E n cíc lic a “ Saeculo exeu nte ” 1569

ninas, que en todos los tiempos han quien a los demás manda que lo detes­
sido y siguen siendo los laboratorios en ten. De una manera especial tiene esto
los que se forma la mayor parte de los aplicación tratándose de quien ha de
216 Misioneros. De unas y de otras esperan vivir entre gentiles, que se guían más
mucho las Misiones. por el sentimiento que por la razón, y
Conociendo las necesidades espiritua­ para quienes el ejemplo de vida en
les de las posesiones portuguesas, es orden a convertirles a la fe, es más elo­
Nuestro más vivo deseo que, al lado cuente que las palabras(9>.
de las Ordenes y Congregaciones con­
sagradas a estas tareas, surjan otras 24. Perfecta santidad para ser “ sal
todavía para ayudarles en el trabajo, de la tierra” . Trátase, amado hijo
las cuales deben ser fomentadas con Nuestro y Venerables Hermanos, de
cuidado y protegidas por los Ordinarios una santidad profundamente arraigada
del lugar, para que cada día se acre­ en el alma, no de una honradez super­
ciente más y más el número de obreros ficial, que habría de desaparecer al
evangélicos, destinados a las Misiones primer contacto con la corrupción del
de vuestras extensas colonias. paganismo. Hombres que, en frase de
S a n P a b l o , tengan apariencia de pie­
2. Vocación correspondida dad, pero que hayan renunciado a su
espíritu(1°), no serán, ciertamente, la
22. Selección rigurosa de los misio­ sal de la tierra que cure la corrupción
neros. A los directores de los Colegios de las costumbres paganas, ni la luz
de la mencionada Sociedad misione­ del mundo que muestre el camino de la
ra, así como a los Superiores de las salvación a los que yacen en las som­
otras Corporaciones religiosas, quere­ bras de la muerte.
mos abrir Nuestro corazón, a fin de ¡Y plegue al Señor que no vengan
que vean con claridad Nuestras preo­ ellos mismos a corromper miserable­
cupaciones apostólicas, y cuánto desea­ mente y — ¡peor aún!— se conviertan
mos que las vocaciones misioneras sean en maestros de perdición!
debidamente cultivadas y formadas.
Acuérdense que no se debe encami­ A. Formación científica y pastoral
nar a nadie por las difíciles y heroicas
sendas de las Misiones, que no haya 25. Además de la sólida formación
sido llamado por privilegio del Señor; teológica debe cultivar las ciencias
del mismo modo que a nadie ha de profanas y la caridad. Además es ne­
permitírsele continuar por ese camino, cesario que el futuro misionero reciba
si no quiere corresponder dignamente una educación completa, tanto cientí­
al llamamiento divino. fica como pastoral, de manera que
pueda realmente ser un sabio arquitec­
3. Entrega completa y perfecta de to(11> del Reino de Dios.
sí mismo No le basta una amplia y profunda
ciencia teológica; le es preciso también
23. Entrega total del misionero a conocer las ciencias profanas, particu­
Dios. El misionero debe ser hombre larmente las relacionadas con el ejer­
de Dios, no sólo por vocación, sino cicio de su ministerio. Si le faltaran
también por la donación completa y estos conocimientos sagrados y profa­
perpetua de sí mismo. En efecto, como nos y fuera guiado únicamente por su
nos enseña la admirable Encíclica “ Má­ celo, se arriesgaría a edificar sobre
ximum Illud” , de B e n e d i c t o XV de fe­ arena.
liz memoria, es preciso que sea hombre Por lo tanto, a semejanza del divino
de Dios, quien a Dios tiene que predi­ Maestro, que pasó haciendo bien y sa­
car; así como ha de huir del pecado, nando a todos^12\ y obedeciendo a su
(9) Benedicto XV, Máximum illud, 30-XI-1919. (10) II Tim., 3, 5.
AAS. 11 (1919) 449. En esta Colecc.: Encícl. 117, 9 (11) I Cor., 3, 10.
pág. 919. (12) Hechos, 10, 38.
Encíclicas Pontificias 50
1570 E ncíclicas del PP. P ío XII (1940) 175, 26-29

mandato, Curad a los e n fe r m o s ^ , en­ bra, todos los trabajos de que consta
señad a todas las g e n te s ^ , el Misio­ el apostolado misionero.
nero abre los labios para hablar con Consideren bien todos aquellos a
sabiduría y doctrina del Reino de Dios, quienes compete esta obligación, que
y extiende las manos, convenientemen­ tanto mayores frutos podrán recoger
te preparadas y movidas por la caridad las Religiosas Misioneras, cuanto más
cristiana, para aliviar los cuerpos de adecuada y completa fuere su forma­
las dolencias y de las miserias que los ción, no sólo religiosa, sino también
aflijen. Con los cuerpos se aliviarán, intelectual.
al mismo tiempo, las almas. Quiera el Señor que veamos pronto
colaborar con las Religiosas Misioneras
26. Escuelas, orfelinatos y hospita­ a Religiosas indígenas.
les. Sabrá, igualmente, elevar las inte­
ligencias de tantos desgraciados, escla­
vos de envilecedoras supersticiones y IV. - P a l a b r a s d e a l ie n t o

sumergidos en las sombras de la muer-


íe(15) y hará brillar ante aquellos en­ 1. A los misioneros
tendimientos oscurecidos la luz del
28. Exhortación y estímulo papales
Evangelio por medio de la educación.
a los misioneros a dar buen ejemplo.
De hecho, al lado de la Casa de Dios,
No os olvidamos, queridísimos Hijos,
inspirada por el Espíritu Santo, ha le­ a vosotros que habéis obedecido ya ia
vantado en todas partes la Iglesia, sobre orden del divino Maestro: Guía a alta
todo en tierras de Misiones, orfelinatos, mar(16K
hospitales y escuelas.
¿Y ¿quién ha de ser el sabio arqui­ A vosotros, que os encontráis ya en
alta mar, luchando y fatigándoos por
tecto de estas santas obras sino el Mi­
dilatar el Reino de Dios, corre más
sionero? Y ¿cóm o podrá serlo, si le
solícito Nuestro pensamiento y se di­
falta la debida preparación?
rige con mayor cordialidad Nuestro sa­
ludo y exhortación.
5. Misioneras numerosas y bien pre­
paradas2
*
7 2. Dar buen ejemplo
27. Formación y selección de las Después de infundiros nuevos alien­
religiosas misioneras, también de las tos, os rogamos y os conjuramos a to­
indígenas. Idénticas recomendaciones dos y cada uno de vosotros en parti­
hacemos a cuantos trabajan en la for­ cular, con las palabras del Apóstol de
mación de ese ejército silencioso, pero las gentes. Ponte en estado de compa­
laboriosamente benéfico, auxiliar casi recer delante de Dios, como un minis­
indispensable de las Misiones, formado tro digno de su aprobación, que nada
por las Religiosas misioneras. hace de que tenga motivo de avergon­
Sabemos que en Portugal, por gracia zarse(17). Has de ser dechado de los
de Dios, se van multiplicando las Con­ fieles en el hablar, en el trato, en la
gregaciones Religiosas femeninas. Cuí­ caridad, en la fe, en la castidad(18>.
dese en ellas diligentemente de reclutar
y educar las vocaciones misioneras, de 3. Entregarse a la piedad
suerte que las Hermanas, dispuestas
para partir a tierras infieles, sean cada 29. Su piedad y gracia se difundirán
vez más numerosas y vayan cada vez entre los gentiles. Y juntamente con el
mejor preparadas para ejercitar pro­ mismo Apóstol, deseando sugeriros los
vechosamente los oficios de maestras, recursos necesarios para poner en prác­
258 enfermeras, catequistas, en una pala- tica esta exhortación, os los resumimos
(13) Luc. 10, 9. (16) Luc. 5. 4.
(14) Mat. 28, 19. (17) II Tim. 2, 15.
Í15] Luc. 1, 79. (18) I Tim. 4, 12.
175, 30-33 E n cíc lic a “ S aeculo exeunte ” 1571

todos en el siguiente consejo: Entre­ Maestro: por amor de ellos me santifico


gaos a la piedad(19). a mí mismo, a fin de que ellos sean en
Si la gracia de Dios habita en vues­ verdad santificados(2D. Este fue igual­
tros corazones, no dejará de difundirse mente el programa de S a n F r a n c i s c o
a vuestro alrededor y sobre vuestros J a v i e r , del B e a t o J u a n d e B r i t o y de
trabajos, ya que ésta es la ley por la toda la gloriosa cohorte de santos Mi­
que se gobierna el reino de Dios. El sioneros portugueses, que tanto bien
reino de los cielos es semejante a la merecieron de la Religión y de la Pa­
levadura, que tomó una mujer y mez­ tria.
cló con tres medidas de harina, hasta
que toda la masa quedó fermentada(20L 5. Al pueblo Portugués
32. Exhortación a los portugueses a
4. El IV Centenario de la vocación realizar la Santa Cruzada de la con­
de San Francisco Javier versión de todos los infieles de sus
30. La virtud de Francisco Javier colonias. Para terminar, unas palabras
reportó ventajas para Portugal. La al generoso y para Nosotros queridísi­
historia de vuestras Misiones atestigua mo pueblo lusitano.
elocuentemente la verdad de esta ley Cristo nuestro Señor, a los que ya
divina. Mientras Jas llamadas Misiones gozan de los incomparables beneficios
laicas, que habían de sustituir a las de la Redención, confióles el encargo
Misiones católicas, fueron siempre fruc­ de hacer partícipes de los mismos a sus
tíferas, aquellos varones, apostólicos, hermanos privados de esta gracia ce­
como S a n F r a n c i s c o J a v i e r y el B e a ­ lestial. En vuestras magníficas colo­
t o J u a n d e B r i t o , reportaron inmen­ nias tenéis millones de hermanos cuya
sos bienes, no sólo espirituales, sino evangelización os está encomendada de
también, y por consecuencia natural, una manera particular.
temporales en ventaja y prestigio de Por esto, Nos os convidamos a todos
Portugal. ¡Imitadlos, pues, con digna a una Santa Cruzada en favor de vues­
emulación! tras Misiones.
El 15 de Marzo de este año se cum­ Como vuestros antepasados, de cuyas
plió el cuarto centenario de la divina gestas celebráis este año la memoria, se
vocación de J a v i e r para las Misiones apiñaban en torno a los Capitanes y
de la India portuguesa. Este llama­ Caballeros que levantaban la bandera
miento de Dios le fue manifestado por de la Cruz, o si no les podían seguir, les
259 la carta que D o n J u a n III, rey de Por­ acompañaban con sus oraciones, con
tugal, escribió a su embajador en Ro­ su solidaridad y con el auxilio finan­
ma, encargándole que procurara sabios ciero, así también vosotros poned vues­
y virtuosos Misioneros para las Indias.3 *
1 tro mayor timbre de gloria en entregar
vuestros hijos, vuestras oraciones, vues­
31. Programa misionero de vida: tras limosnas generosas, para las Mi­
Santidad para santificar. ¡Qué bien re­ siones.
compensó J a v i e r a Portugal el valiosí­ Parte privilegiada de esta noble Cru­
simo auxilio prestado a la vocación zada, corresponde a los que militan en
divina del Santo Patrono de las Misio­ las filas de la Acción Católica.
nes! Ciertamente que no podría haber
hecho más en servicio de Portugal, si C o n c l u s ió n
hubiese sido portugués de nacimiento.
Plegaria y Bendición
Tal es la eficacia benéfica de la santi­
dad. En ella está el secreto del feliz 33. Invocación de María Santísima
resultado de vuestra misión. y los Santos Patronos misioneros. Dios
Sea, pues, vuestro programa Misio­ bendecirá esta vuestra Santa Cruzada
nero entre los infelices, el del Divino y vuestra caballerosa nación, Nuestra 260
(19) I. Tim. 6, 11. (21) Juan 17, 19.
(20) Mat. 13, 33.
1572 E n cíclicas del PP. P ío XII (1940) 175, 34

Señora del Rosario de Fátima, la misma tiales y testimonio de Nuestra pater­


excelsa progenitora de Dios, que venció nal benevolencia, recibid la Bendición
en Lepanto, os asistirá con su poderoso Apostólica que a vosotros, amado hijo
patrocinio. S a n F r a n c i s c o J a v i e r , el y Venerables Hermanos, y a todos y
Santo Patrono de las Misiones Católi­ cada uno de vuestros fieles impartimos
cas, portugués de adopción; el B e a t o con toda la efusión del corazón.34
J u a n d e B r i t o y toda la ínclita falange Dado en Roma, junto a San Pedro,
de los Santos Misioneros portugueses en la fiesta de San Antonio, 13 de Junio
estará con vosotros.3 4 del año del Señor 1940, segundo de
Nuestro Pontificado.
34. Bendición Apostólica. Entre tan­
to, como prenda de las gracias celes­ PIO PAPA XII.
RADIOMENSAJE
"LA SOLENNITÁ DELLA PENTECOSTES**
(l-VI-1941)

LOS VALORES FUNDAMENTALES DE LA “ CUESTION SOCIAL” , A


PROPOSITO DEL CINCUENTENARIO DE LA “ RERUM NOVARUM”

PI O PP. X I I
I n t r o d u c c ió n madas y animadas por el espíritu con­
solador de la predicación que resonó en
La Radio Vaticana como puente
Jerusalén y que la conmovió en la pri­
de amor y unión
mera Pentecostés por boca de P e d r o :
^AS 1. La situación confusa del mundo espíritu de ardiente amor apostólico,
33 por la guerra. La solemnidad de Pen- espíritu que no siente ansia más viva
lat- tecostés, glorioso nacimiento de la ni alegría más santa que la de conducir
195 Iglesia de Cristo, es para Nuestro áni- a todos, amigos y enemigos, a los pies
esp- mo, amados hijos de todo el mundo, del Crucificado en el Góteota, al señal­
227 una invitación dulce y propicia, fecun­ ero del glorioso Hijo de Dios y Reden- 228
da en profundas enseñanzas, para diri­ tor del género humano, para convencer
giros, en medio de las dificultades y a todos de que sólo en El, en la verdad
luchas de lo presente, un mensaje de por El enseñada, en el amor de hacer
amor, de exhortación y de consuelo. el bien y de sanar a todos demostrado
Os hablamos en un momento en que y vivido por El hasta sacrificarse por
todas las energías y fuerzas físicas e la vida del mundo, puede encontrarse
intelectuales de una porción cada día la verdadera salvación y la felicidad
mayor de la humanidad se hallan, en duradera para los individuos y para los
medida y con ardor nunca antes cono­ pueblos.
cidos, tensas bajo la férrea e inexora­
3. Ventajas de la Radio Vaticana
ble ley de la güera; y desde otras ante­
para el apostolado universal pacífico.
nas parlantes vuelan acentos impregna­
En esta hora, plenamente saturada de
dos de exasperación y de acritud, de
acontecimientos pendientes del desig­
escisión y de lucha.
nio divino que rige la historia de las
2. Mensaje de amor y salvación de naciones y vela por la Iglesia, Nos es
la Radio Vaticana. Pero las antenas de alegría y satisfacción íntima el haceros
la Colina Vaticana, de la tierra con­ sentir, amados hijos, la voz del Padre
sagrada como centro inmaculado de la común, el llamaros como a una breve
Buena Nueva y de su difusión bienhe­ pero universal asamblea católica, para
chora en el mundo por el martirio y que en el vínculo de la paz podáis por
por el sepulcro del Primer P e d r o , no experiencia probar la dulzura del cor
pueden transmitir sino palabras infor­ unum y del anima unaH) que, bajo el
(*) A. A. S., 33 ri941) 195-205. Radiodifundido el discurso de Pío XII, la estación radiofónica de la
Ciudad del Vaticano irradió el mismo mensaje vertido a ocho otros idiomas cuyo texto publicó, a
continuación del mensaje, AAS., conviene a saber: Francés AAS. 33, 205-216; inglés 33, 216-227; español
33. 99-7.037: Riemáo 33. 237-249; portugués 33, 249-259: noloco 33. 2«n-2
*>70: h o i* » ^ * 33. 271 -0<w: b ’W n r o
33, 283-293, lo cual pone de manifiesto la trascendencia del documento y el deseo de amplia difusión
que justifica su inclusión en esta Colección; da a entender también la importancia que Pío XII atri­
buyó al documento y quiso que tuviese. Véase también el discurso que Pío XII pronunció en otro
aniversario de Rerum novarum, reproducido en la nota [17] de la presente Encíclica. La Encíclica
Mater et Magistra de Juan XXIII, lo destaca como documento importante. Los números marginales de
AAS en latín y castellano corren paralelos (P. II.).
(1) Véase Act. 4, 32. “ Un corazón y una sola alma” .

— 1573 —
1574 E n cíclicas del PP. P ío XII (1941) 176, 3

impulso del divino Espíritu, unía a la universo resonó su voz, y sus palabras
comunidad de Jerusalén en el día de llegaron a toda la t i e r r a Así parece
Pentecostés. Cuanto más difícil se hace renovarse el gran milagro de Pente­
en muchos casos el contacto directo y costés, cuando las diversas gentes, de
eficaz entre el Sumo Pastor y su grey, regiones distintas por sus lenguas, reu­
196 a causa de las condiciones de la guerra, nidas en Jerusalén, escucharon, cada
con gratitud tanto mayor saludamos una en su idioma, la voz de P e d r o y
este rapidísimo puente de unión que el de los Apóstoles.
genio inventivo de nuestra época lanza
por un rayo a través del éter, uniendo La conmemoración de los 50 Años
entre sí todos los rincones de la tierra, de “ Rerum Novarum” . Con sincera
a través de los montes, mares y conti­ complacencia Nos servimos hoy de este
nentes. Y esto, que para muchos es maravilloso medio para llamar la aten­
arma de lucha, se transforma para Nos ción del mundo católico sobre una con­
en providencial instrumento de un apos­ memoración que merece esculpirse con
tolado activo y pacífico que cumple, caracteres de oro en los fastos de la
alzándola a un nuevo significado, la Iglesia^3); esto es, sobre el quincua­
palabra de la Escritura: En todo el gésimo aniversario de la publicación
(2) Ps. 18, 5; Rom. 10, 18. a la ciencia, ha transformado y transformará aún
(3) No sólo ahora sino en numerosas otras más las vías de comunicación entre los hombres,
oportunidades, Pío XII se ha pronunciado sobre multiplicando sus medios. Ved lo que ha ocurrido
algunos problemas de la “ cuestión social” que en el sector de los transportes, donde el vuelo
planteara con tanta precisión León XIII en “ Re- diario de decenas de miles de aviones ocupa en
rum Novarum” . Nosotros hemos recogido algu­ varios sectores a innumerables especialistas y
nos de esos documentos en las notas de la Encí­ obreros. El progreso de la electrotécnica ha he­
clica “ Quadragesimo Anno” véase: final nota 7, cho que surjan gran número de nuevas instala­
notas 18, 20, 24, 26, 35, 46, 47, 55, 60, 82, 83, 85, ciones, industrias, laboratorios y centros de in­
89, 92, 93, 96, 98, 102, 106, 108, 120, 136, 139, 144, vestigación. Piénsese también en la radio y en
152, 153, 154 y en otras notas de “ Sertum Laetiae” la televisión; piénsese en el camino de la quí­
(Véanse las notas (12) y (13) pág. 1561-62. mica orgánica, en los descubrimientos en el
sector de las resinas sintéticas. Reflexionad, pues
Todas estas manifestaciones, aunque incomple­ os afecta de cerca, que algunos productos texti­
tas permiten una visión de conjunto de la socio­ les que tienen gran aceptación entre los que se
logía cristiana en labios de Pío XII y los pro­ interesan por el vestido, se obtienen transfor­
gresos que sus aplicaciones están haciendo. mando el carburo de calcio.
Ultimamente expuso Pío XII el criterio cris­
tiano sobre un problema nuevo que ha traído el “ El progreso no hará que falte trabajo: habrá
progreso técnico: la automatización (automación), que estar más dispuestos a realizar ciertas trans­
o sea la casi completa mecanización de las em­ formaciones, a llevar a cabo ciertas moderniza­
presas, señalando en dos oportunidades distintas, ciones; habrá que insistir menos en determina­
su aspecto positivo, sus peligros y en general su das industrias de tipo fijo; y no perderse ante
significado humano, económico, social y moral los inevitables desequilibrios iniciales, ni ceder
de la automatización. ante pesimismos injustificados. Se va hacia un
El 18 de Noviembre de 1956, hablando a los mañana mejor, incluso porque es fácil de prever
obreros de Terni de Umbría, después de un des­ que el trabajo humano, liberado del bruto es­
file que en Roma habían realizado en honor del fuerzo muscular, irá ennobleciéndose cada vez
Papa, en el 3? punto del discurso trató de calmar más.”
sus inquietudes por los nuevos progresos técnicos, Pío XII, en el discurso dirigido al Congreso
diciendo: Italiano de la “ Unión Cristiana de Dirigentes de
“ Nuestra tercera palabra es de confiada espe­ Empresa” , el 7 de Marzo de 1957 se extendió en
ranza. No siempre será así, amados hijos, no el primer punto sobre la calidad personal del
deberá ni podrá ser siempre así. Algunos siguen trabajador, especialmente en la época de la
los descubrimientos de la ciencia con ansiedad automatización que se acerca, y que era uno de
mal encubierta, porque temen que el progreso los temas de sus estudios entregados al Papa.
técnico, al substituir con máquinas a los hom­
bres, provocará graves desequilibrios sociales a “ Ardua es la primera cuestión (de la automati­
causa también del paro que forzosamente se pro­ zación) que os habéis nroouesto concretamente
ducirá. Quienes piensan de ese modo no consi­ como empresarios y dirigentes italianos, no sólo
deran que esto suele ocurrir solamente en los porque es tal en sí misma, sino también porque
comienzos de ciertas transformaciones. A conti­ toda la futura capacidad del concurso industrial
nuación tienen que aparecer los beneficios prove­ de Italia con los demás países.”
nientes del nacimiento de nuevas fuentes de tra­
bajo y por consiguiente de ocupación. Los pro­ Calidad personal del trabajador
gresos de la física han creado, y habrán de crear en la automatización
todavía, en todas las naciones, la necesidad de un
ejército de trabajadores de todas clases, desde “ Todos vosotros sabéis que la cuestión de la
el ingeniero hasta el físico nuclear y el obrero calidad personal del trabajador bien sea diri­
calificado, para construir reactores, pilas nu­ gente o ejecutor, en grado superior o medio,
cleares, máquinas aceleradoras; y mientras tanto dondequiera que hoy se hagan esfuerzos por
se multiplican sus aplicaciones a la industria, a aumentar la productividad, fin primario de la
la agricultura y a la defensa. La técnica, unida automatización se presenta como sumamente de-
176, 4 R. M. “ L a solenn itá della P entecoste ” 1575

— ésta tuvo lugar el 15 de mayo de saje, movido por la profunda convic­


1891— de la fundamental Encíclica so­ ción de que a la Iglesia le corresponde
cial Rerum Nouarum de L e ó n XIII. no sólo el derecho, sino también el de­
ber de pronunciar una autorizada pa­
labra sobre las cuestiones sociales^4*.
I. - E s t a d o e I g l e s ia
No fue su intención el establecer nor­
EN EL ORDEN SOCIAL
mas tocantes al lado puramente prác­
i. Sobre la Encíclica “ Rerum No­ tico, casi diríamos técnico, de la cons­
var un í' titución social; pues bien sabía y le
era evidente — lo ha declarado Nuestro
4. Lo que León XIII en “ Rerum No­Predecesor de santa memoria, Pío XI,
varan!” no quiso resolver, y la misión hace ahora diez años, en su Encíclica
ele las corporaciones y la del Estado. conmemorativa Quadragesimo anno—
L e ó n XIII dirigió al mundo su men­ que la Iglesia no se atribuye tal misión.
terminante, mas por desgracia particularmente dustrial que sacrificó la primacía de la economía
descuidada. a la dinámica de la técnica y especialmente la
“ Tal descuido, donde no encontrase remedio, primacía del objetivo real de la economía nacio­
no sólo retardaría el progreso natural de la nal, que es el bienestar del pueblo. El error
automatización, sino que podría causar repen­ consistió precisamente en hacer depender todo
tinas crisis de paro en la clase trabajadora, y del mecanismo, que se creía entonces el único
en último término graves daños a la economía regulador del mercado, descuidando otras me­
nacional. Para evitar este triple inconveniente, didas que, aun obrando a largo plazo, son capa­
es necesario que los empresarios y los dirigentes, ces de regular ordenada y ventajosamente para
desde este momento y con mucho más vigor que el cuerpo social, las fuerzas de la producción.
antes, se ocupen de la formación técnica de las “ La necesidad de tomar tales medidas, de
personas aplicadas a la producción. La misma acuerdo con las condiciones particulares de
transformación del sistema productivo artesanal vuestra nación, es valedera, aunque se cumpla
de principios del siglo XIX en el sistema mecá­ el deseado proyecto de que encuentre un puesto
nico-industrial, aunque pareció al principio que en la unidad europea. Porque ésta, al menos en
iba a reducir los valores personales de los tra­ sus principios, no estará capacitada para pro­
bajadores al nivel de simples espectadores de veer en seguida a la relativa insuficiencia de
las máquinas, demostró después una creciente capital y materias primas por cuya falta está
exigencia de calidad en los técnicos y en los colocada vuestra nación en un estado de inferio­
maestros de taller. Aun mayor será tal exigen­ ridad con respecto a otras mejor provistas y por
cia de calidad en los técnicos y en los maestros lo tanto más dispuesta para vincularse a la
de taller. Aun mayor será tal exigencia en los nueva técnica. En este caso, y mientras los
procesos automáticos, no sólo durante el período miembros de la comunidad europea no pongan
de la transformación, mas también después para en práctica medidas de compensación, como el
el mantenimiento y el funcionamiento de nuevas intercambio de obreros calificados, empréstitos o
máquinas. Se prevé más bien que la era de la mercados de privilegio, habrá de ser inevitable
automatización reforzará siempre más la preemi­ la desproporción siempre creciente entre la pro­
nencia de los valores intelectuales de la clase ductividad de cada nación o grupo de naciones,
productora: ciencia, inventiva, organización, pre­ y por consiguiente la amenaza a la economía
visión. Sin duda el período de transformación entera de vuestra nación.
podría producir un incremento del paro entre los “ Es, pues, necesario que todos, individuos y
obreros más ancianos, menos aptos para la “ re­ organizaciones, estudien y empleen prudentes
valorización” , pero el peligro amenaza también disposiciones para bien de la economía común.
a los trabajadores más jóvenes, si la nación se El cuidado de la superación en la bondad de los
ve obligada por la competencia de las demás na­ productos, el servir a una necesidad genuina, no
ciones a acelerar las etapas hacia la automatiza­ artificial del pueblo, parece que han de ser por
ción. Es, pues, necesario adoptar desde ahora ahora las características de la economía italiana
las oportunas prevenciones para que el dinamis­ en un futuro próximo. A eso habrán de dirigirse
mo de la técnica no degenere en una calamidad las fuerzas de todo el pueblo, del productor y
pública. En todo caso, es preciso que los empre­ del consumidor, y sobre todo del ahorrador.”
sarios acepten el principio de que la técnica está El 7 de Junio de 1957 en un discurso dirigido
al servicio de la economía, y no al contrario. a la Semana de Estudios de las ACLI atacó
“ Este principio no se salva, sino teniendo en Pío XII el problema más a fondo, hablando sobre
cuenta las condiciones concretas de cada na­ la naturaleza, problemas y fines de la automati­
ción, en particular de los trabajadores que cons­ zación (véase nota [93] de Quadragesimo Anno,
tituyen una gran parte de los consumidores. págs. 1301-1304, donde se publica el texto íntegro).
“ Pero en realidad, esta cuestión, tratándose (4) La Iglesia ha cumplido siempre con ese
del futuro de una época como la actual, de rá­ deber que le incumbe, como dijo Pío XII en otra
pido desarrollo técnico, se presenta de diferente oportunidad. En un discurso dirigido a los tra­
manera para cada nación; sin duda alguna, para bajadores de Italia, el 13 de Junio de 1943,
Italia, que posee un capital relativamente escaso recalcó el hecho que la Iglesia siempre se preo­
y base limitada de materias primas, pero con cupó de los problemas del obrero (salario fami­
numerosa población, es diferente de la de otras liar, previsión, etc.).
naciones ricas en capital y materias primas y “ En verdad, no ignoraréis, amados hijos e
que por tanto poseen el presupuesto natural para hijas, que la Iglesia os ama entrañablemente con
el moderno desarrollo técnico de la producción. un ardor y afecto maternales que no datan sólo
Aun ahora, después de más de cien años, no se de ahora, y que con un vivo sentido de la reali­
ha superado en Italia la crisis del obrero asala­ dad de las cosas ha considerado las cuestiones
riado, debida a la primera transformación in- que más particularmente os tocan; Nuestros
1576 E n cíclicas del PP. P ío XII (1941) 176, 5-6

En el ámbito general del trabajo, en llamados a encontrar soluciones para


el desarrollo sano y responsable de los problemas y los deberes impuestos
todas las energías físicas y espirituales por la vida social. De la forma que se
de los individuos y en sus libres orga­ dé a la sociedad, conforme o no a las
nizaciones, se abre un vastísimo campo leyes divinas, depende y se insinúa a
de acción multiforme, en que el poder su vez el bien o el mal en las almas;
público interviene con una actuación es decir, el que los hombres, llamados
suyo integrante y ordenadora, primero todos a ser vivificados por la gracia de
por medio de corporaciones locales y Cristo, en las contingencias terrenas
profesionales, y en último término con del curso de la vida, respiren sano y
la fuerza del mismo Estado, cuya auto­ vivificante hálito de la verdad y de la
ridad social, que ha de ser superior y virtud moral, o el bacilo morboso y a
moderadora, tiene el importante deber veces mortífero del error y de la de­
de prevenir las perturbaciones del equi­ pravación. Ante tal consideración y
librio económico que pudieran surgir previsión, ¿cómo podría la Iglesia, Ma­
de la pluralidad y de la oposición de los dre tan amorosa y solícita del bien de
encontrados egoísmos, individuales y sus hijos, permanecer cual indiferente
colectivos. espectadora de sus peligros, callar o
fingir que no ve ni aprecia las condi­
5. Competencia de la Iglesia en el ciones sociales que, queridas o no, ha­
aspecto moral del orden social. Es, cen difícil y prácticamente imposible
por lo contrario, competencia indiscu­ una conducta de vida cristiana, ajusta­
tible de la Iglesia, en aquella parte del da a los preceptos del Sumo Legisla­
orden social en que éste se acerca y dor?
aun llega a tocar el campo moral, juz­
gar si las bases de un determinado 6. Síntesis de los objetivos de “ Re-
ordenamiento social están de acuerdo í'um Novarum” . Consciente de tan
con el orden inmutable que Dios Crea­ gravísima responsabilidad, L e ó n XIII,
dor y Redentor ha manifestado por me­ al dirigir su Encíclica al mundo, seña­
dio del derecho natural y de la reve­ laba a la conciencia cristiana los erro­
lación: doble manifestación, a que
res y los peligros de la concepción de
L e ó n XIII se refiere en su Encíclica.
un socialismo materialista, las fatales
Y con razón; porque las enseñanzas del
consecuencias de un liberalismo econó­
derecho natural v las verdades de la
revelación se derivan, por diversos ca­ mico, harto empeñado en ignorar, olvi­
minos, como dos arroyos de aguas no dar o despreciar los deberes sociales, y
contrarias sino acordes, de la misma exponía, con tan magistral claridad co ­
fuente divina, y porcrue la Iglesia, crue mo admirable precisión, los principios
custodia el orden sobrenatural cristia­ convenientes y adecuados para mejorar
no, en el que convergen la naturaleza y — gradual y pacíficamente— las con­
la gracia, es la que ha de formar las diciones materiales y espirituales del
conciencias, aun las de quienes están obrero
Predecesores Nos mismo, con renovadas ense­ ya no se vea de tiempo en tiempo sacudida por
ñanzas, no hemos dejado pasar ocasión alguna turbulentos fermentos y por peligrosas convulsio­
de procurar que todos comprendan vuestros nes, antes bien, se apacigüe y progrese en la
afanes y vuestras necesidades, tanto personales armonía, en la paz y en el mutuo amor” .
como familiares, proclamando como exigencias (5) La Iglesia ha prevenido y previene contra
fundamentales de la concordia social aquellas los engaños de los falsos profetas sociales, como
aspiraciones que tanto os preocupan: un salario recalcará el mismo Pío XII dos años más tarde.
que asegure la existencia de la familia, de suerte En un discurso dirigido a los trabajadores de
que haga posible a los padres el cumplimiento de Italia con fecha 13 de Junio de 1943 habló sobre
su natural deber de criar una prole cabalmente la labor de la Iglesia para desenmascarar a los
alimentada y vestida; una habitación digna de falsos profetas sociales que engañan con sus
personas humanas; la posibilidad de procurar a promesas que después no cumplen:
los hijos una suficiente instrucción y una conve­ “ La Iglesia, guardiana y maestra de la ver­
niente educación; y la de prever y proveer para dad, al proclamar y defender con valentía los
los tiempos de dificultades, de achaques y de derechos del pueblo trabajador, se ha visto obli­
vejez. Estas condiciones de previsión han de gada muchas veces, en su lucha con el error, a
llevarse a realidad, si se quiere que la sociedad dar la voz de alerta contra el peligro de dejarse
176, 7-9 R. M. “ L a solenn itá della P entecoste ” 1577

2. Espléndidos frutos de ella desarrollar una doctrina social católica


que ofreció a los hijos de la Iglesia,
7. Acción de gracias por la fecundi­ sacerdotes y seglares, ordenaciones y
dad del “ don de Dios” que es “ Rerum medios para una reconstrucción social,
Novarum” . Si ahora, amados hijos, exuberante en frutos; de suerte que
transcurridos ya cincuenta años de la gracias a ella surgieron en el campo 198
publicación de la Encíclica, Nos pre- católico numerosas y variadas institu­
23° guntáis hasta qué punto y medida co ­ ciones benéficas y centros florecientes
rrespondió la eficacia de su palabra a de mutuo auxilio en favor propio y
las nobles intenciones, a los pensamien­ ajeno. ¡Qué prosperidad material y na­
tos tan ricos en verdades, a las bien­ tural, qué frutos espirituales y sobre­
hechoras directrices queridas y suge­ naturales, no se han derivado, para los
ridas por su Sabio Autor, sentimos el obreros y para sus familias, de las unio­
deber de responderos: Precisamente nes católicas! ¡Cuán eficaz y oportuna
para dar a Dios Omnipotente, desde el ha sido, según las necesidades, la labor
fondo de Nuestro ánimo, humildes gra­ de los Sindicatos y de las Asociaciones
cias por el don que hace cincuenta años en pro de la clase agrícola y media,
otorgó a la Iglesia con aquella Encí­ para aliviarles las angustias, asegurar­
clica de su Vicario en la tierra, y para les la defensa y la justicia, y de esta
alabarlo por el soplo del Espíritu reno­ suerte, al mitigar las pasiones preser­
vador que por medio de ella se derra­ var de perturbaciones la paz social!(7).
mó desde entonces cada vez más cre­
ciente sobre la humanidad entera, Nos 9. Otros frutos: la previsión social,
hemos propuesto, en esta solemnidad política social y derecho de trabajo.
de Pentecostés, dirigiros Nuestra pala­ No fue ésta la única ventaja. La Encí­
bra. clica Rerum Novarum, al acercarse al
pueblo, abrazándole con estimación y
8. Frutos de “ Reruin Novarum” : la amor, penetró en los corazones y en
doctrina social católica, las Asociacio­ las mentes de la clase obrera e infun­
nes y gremios. Ya Nuestro Predecesor dió en ella el sentimiento cristiano y la
Pío XI exaltó en la primera parte de dignidad civil, hasta tal punto, que el
su Encíclica conmemorativa^6) la es­ poder de su influencia se desarrolló y
pléndida mies que debió su madurez a difundió tan eficazmente, en el correr
la Rerum Novarum, germen fecundo en de los años, que llegó a convertir sus
arrastrar por el espejismo de especiosas y fatuas de la mesura, disciplina y cordura que mani­
teorías y visiones de bienestar futuro y por los festaban los trabajadores en la solución de sus
engañosos alicientes e incitaciones de falsos apremiantes problemas:
maestros de la prosperidad social, que al mal “ Por muy laudables que sean las diversas
llaman bien y al bien, mal; los cuales en sus providencias y concesiones de los poderes pú­
alardes de amigos del pueblo, no consienten entre blicos así como el sentir humano y generoso que
el capital y el trabajo, entre patronos y obreros, anima a no pocos patronos, ¿quién podría afir­
aquellos mutuos acuerdos que mantienen y pro­ mar y defender con verdad que semejantes idea­
mueven la concordia social para progreso y utili­ les se hayan logrado por doquiera? Por lo de­
dad de todos. A esos amigos del pueblo ya los más, los trabajadores y las trabajadoras, cons­
escuchabais en las plazas, en las salas y en los cientes de su gran responsabilidad ante el bien
congresos; conocíais sus promesas por los perió­ común, sienten y ponderan el deber de no agra­
dicos; les sentíais en sus cantos y en sus him­ var el peso de las extraordinarias dificultades,
nos, pero, ¿cuándo los hechos han respondido a que oprimen a los pueblos, presentando clamo­
sus palabras o las esperanzas se han traducido rosamente y con movimientos inoportunos sus
en alegre realidad? reivindicaciones en esta hora de universales e
“ Engaños, desilusiones tan sólo experimentan imperiosas necesidades; antes bien, persisten en
los individuos y los pueblos, que les prestaron el trabajo y continúan en él con disciplina y
fe y les siguieron por caminos tales que, lejos de calma, llevando un apoyo inestimable a la tran­
mejorar, empeoran y agravan las condiciones de quilidad y al bienestar de todos en la conviven­
la vida y del adelanto moral y material. Esos cia social. Os tributamos Nuestro elogio por esa
falsos pastores hacen que el bienestar no puede pacífica concordia de ánimos, a la par que os
proceder sino de una revolución que transforme invitamos y exhortamos paternalmente a que
toda la consistencia social o modifique totalmente perseveréis en ella con firmeza y dignidad; pero
el modo de ser nacional.” que esto no induzca a nadie a pensar, como ya
lo prevenimos en Nuestro último mensaje navi­
(6) “ Cuadragésimo Anno” . deño (AAS. 35 [19431 9-24, sobre el orden interior
(7) Pío XII en el discurso del 13 de Junio de de las Naciones), que todas las cuestiones hayan
1943, dirigido a los trabajadores de Italia, habló de darse por resueltas” .
1578 E ncíclicas del PP. P ío XII (1941) 176, 10

normas en patrimonio casi común de fue la Carta magna de la actividad


la familia humana. Y mientras el Esta­ social cristiana*8).
do, durante el siglo 19, por una sober­
bia exaltación de la libertad, conside­ 3. La Encícl. “ Quadragesimo Armo”
raba como único fin suyo el tutelar la
libertad con el derecho, L eón XIII le 10. El examen de Pío XI en “ Qua-
avisó que también era deber suyo el dragesim© Anno” y los problemas del
aplicarse a la previsión social, cuidan­ decenio siguiente. Mientras tanto iba
do el bienestar del pueblo entero y de pasando medio siglo, que ha dejado
todos sus miembros, particularmente de surcos profundos y tristes fermentos en
los débiles y de todos los desheredados, el terreno de las naciones y de las so­
con una amplia política social y con la ciedades. Las cuestiones que los cam­
creación de un derecho del trabajo. Un bios y las revoluciones sociales*9), y so­
eco potente respondió a su voz, y es bre todo las económicas, ofrecían a un
sincera obligación de justicia el reco­ examen moral después de la Rerum
nocer los progresos que la solicitud de Novarum, han sido tratadas con pene­
las Autoridades civiles de muchas Na­ trante agudeza por Nuestro inmediato
ciones ha procurado a la condición de Predecesor en la Encíclica Quadrage­
los trabajadores. Con mucha razón se simo anno. El decenio que la ha segui­
ha dicho, pues, que la Rerum novarum do no ha sido menos rico que los años
(8) Pío XII en un discurso dirigido a los todo lo agrupa, ordena y obliga hasta formar un
obreros italianos sobre la urgencia de la solu­ formidable instrumento de guerra, que reclama
ción de todos los problemas sociales, pero el no sólo la sangre y la salud, sino también los
punto neurálgico y la importancia mayor corres­ bienes y la prosperidad del pueblo. Y si los
ponde a la cuestión obrera. En la audiencia del dirigentes se enorgullecen de alguna que otra
13 de Junio de 1943, les dijo: ventaja o mejora conseguidas en el campo del
“ La numerosa clase obrera, aunque más agra­ trabajo, por lo que las pregonan y difunden con
vada y afligida que otras, no es la única a ruidosa jactancia, ese provecho material (si exis­
quien las penosas circunstancias actuales hacen te) nunca llega a compensar dignamente las re­
sentir su peso; todas las clases han de llevar su nuncias impuestas a cada uno, en detrimento de
propia carga, más o menos agobiadora y molesta. los derechos de la persona, de la libertad en
El estado social de los trabajadores y trabajado­ dirección a la familia, en el ejercicio de la pro­
ras no es tampoco el único que pide retoques y fesión, en la condición de ciudadano, y especial­
reformas, porque la estructura total e íntegra mente en la práctica de la Religión y hasta en la
de la sociedad tiene necesidad de rectificaciones vida misma de la conciencia.
y de mejoras, dada la profunda conmoción que “ No, no es en la revolución donde se encuen­
afecta a su misma entraña. Mas ¿quién no ve tra, amados hijos e hijas, vuestra salvación; y
que la cuestión obrera, por la dificultad y varie­ es contra la genuina y sincera profesión cristia­
dad de los problemas que implica, y por el vasto na el tender —pensando tan sólo en las venta­
número de los miembros a quienes afecta, es tal jas exclusivamente propias y de orden material,
y de tan grande necesidad e importancia, que por otra parte siempre inciertas—, a una revolu­
merece más atento, vigilante y previsor cuidado? ción que nazca de la injusticia y de la subordi­
Cuestión delicada como ninguna otra; punto nación pública, y el hacerse, a sabiendas culpa­
neurálgico, podríamos decir, del cuerpo social, bles de la sangre de los ciudadanos y la des­
pero a veces también terreno movedizo e insi­ trucción de los bienes comunes. ¡Ay de quienes
dioso, expuesto a fáciles ilusiones y vanas e se olvidan de que una verdadera convivencia
irrealizables esperanzas para quien no tenga, nacional incluye la justicia social, exigiendo una
ante los ojos de la inteligencia y el impulso del equitativa y conveniente participación de todos
corazón, la doctrina de la justicia, equidad, amor, en los bienes del país! Bien entendéis que, de
recíproca consideración y convivencia, que la ley otro modo, terminaría la nación no siendo sino
de Dios y la voz de la Iglesia inculcan” . una ficción sentimental, un pretexto desvariado,
(9) En un incisivo y aplastante análisis de la encubridor de determinados grupos a fin de
triste situación social que el comunismo produjo sustraer a los sacrificios indispensables para
y trata de extender a todo el mundo Pío XII, conseguir el equilibrio y la tranquilidad pública.
en el discurso del 13 de Junio de 19b3, dirigido a Entonces os convenceríais de cómo, si faltara en
los trabajadores de Italia, condenó nuevamente el concepto de sociedad nacional la nobleza que
las tendencias de provocar la revolución social Dios le ha otorgado, las rivalidades y las luchas
y de instaurar en el mundo la dictadura del internas se convertirían en una temible amenaza
proletariado al decir: para todos.
“ La revolución social se gloría de alzar la “ No, no es en la revolución, sino en una armó­
clase obrera al poder: ¡frase vana y simple apa­ nica evolución donde se hallan la salvación y
riencia de imposible realidad! De hecho bien veis la justicia. La violencia nunca hizo otra cosa
que el pueblo trabajador permanece atado, sub­ que derribar, en vez de levantar; encender las
yugado y uncido a la fuerza del capitalismo del pasiones, en vez de calmarlas; acumular odios
Estado, el cual somete y oprime a todos, así a y ruinas, en vez de hermanar a los contendien­
las familias como a las conciencias individuales, tes; y ha precipitado hombres y partidos a la
y transforma a los obreros en una gigantesca penosa necesidad de reconstruir lentamente, des­
máquina de trabajo. Al igual que otros sistemas pués de dolorosas pruebas, sobre los escombros
y ordenamientos sociales, que pretende combatir, de la discordia” .
176, 11-13 R. M. “ L a solenn itá p e lla P entecoste ” 1579

anteriores por sus sorpresas en la vida tuamente son: el uso de los bienes
social y económica, lanzando sus in­ materiales, el trabajo y la familia.
quietas y oscuras aguas al piélago de
una guerra que puede levantar olas 1. Uso DE LOS BIENES MATERIALES
imprevistas que choquen violentas con a) Los bienes de propiedad y el
la economía y con la sociedad. sustento
12. Validez de los principios de
II.- T r e s v a l o r e s f u n d a m e n t a l e s d e l a
León XIII sobre propiedad y salario,
s o c i o l o g í a c r i s t i a n a : 1. Uso de bienes
recordados en “ Sertum Laetitiae” . La
materiales, 2. Trabajo, y 3. Familia. Encíclica Rerum Novarum expresa so­
* Ante el tenebroso e incierto porvenir bre la propiedad y sobre el sustento
11. La incertidumbre del futurodel y hombre principios que con el tiem­
el esquema de este radiomensaje. El po nada han perdido de su primitivo
momento presente hace muy difícil el vigor y que hoy, pasados ya cincuenta
señalar y el prever los problemas y años, conservan todavía y difunden vi­
asuntos especiales, tal vez completa­ vificadora su íntima fecundidad. Nos
mente nuevos, que a la solicitud de la mismo ya reclamamos la atención de
Iglesia presentará la vida social después todos sobre su punto fundamental en
del conflicto que trae enfrentados a Nuestra Encíclica Sertum laetitiae, di­
tantos pueblos. No obstante, si lo fu­ rigida a los Obispos de los Estados
turo tiene sus raíces en lo pasado y si Unidos de América del Norte; punto
la experiencia de los últimos años es fundamental que consiste, como allí
para nosotros la maestra para lo por decíamos, en la afirmación de la ine­
venir, Nos pensamos servirnos de la ludible exigencia de que los bienes,
conmemoración de hoy para dar ulte- creados por Dios para todos los hom­
199 riores directivas morales sobre tres va­ bres, afluyan equitativamente a todos,
lores fundamentales de la vida social según los principios de la justicia y de
y económica*10^; y lo haremos anima­ la caridad*11).
dos por el mismo espíritu de L e ó n XIII
y desarrollando su visión, más que pro- b) El derecho fundamental y los
fética, anunciadora ya del surgiente demás derechos humanos
proceso social de los tiempos. Estos 13. El derecho inalterable del indi­
tres valores fundamentales, que se en­ viduo y de la sociedad sobre los bie­
trecruzan, se unen y se completan mu- nes. Todo hombre, com o viviente do-
(10) Más tarde el mismo Pío XII, en el discur­ como medio y apoyo para lograr el verdadero
so del 13 de Junio de 1943, dirigido a los traba­ bienestar material de todo el pueblo.
jadores de Italia, precisó el mismo programa “ No ahogar ni dar exclusivas preferencias a la
cristiano y directivas claras acerca de evolución industria sino procurar su armónica coordena­
social de la propiedad privada, del capital pri­ ción con la artesanía y la agricultura, que hace
vado, de la armoniosa colaboración entre la fruclificar la multiforme y necesaria producción
industria y la agricultura, de las asociaciones y del suelo nacional.
gremios y del papel exclusivamente supletorio de “ No tener, al utilizar los progresos técnicos,
la misión del Estado, diciendo, después de re­ como única mira la mayor ganancia posible, sino
chazar una revolución social violenta: aprovechar los frutos de ellos derivados para
“ Tan sólo una evolución progresiva y prudente, mejorar también las condiciones personales del
valiente y acomodada a la naturaleza, iluminada obrero, para hacer menos ardua y dura su labor
y guiada por las sagradas normas cristianas de y reforzar los vínculos de su familia en la tierra
la justicia y de la equidad, puede conducir a que habita y en el trabajo que vive.
que se cumplan los deseos y las justas exigen­
cias del obrero. “ No empeñarse en hacer que la vida de los
“ No destruir, pues, sino edificar y consolidar; individuos dependa exclusivamente del arbitrio
no abolir la propiedad privada, fundamento de la del Estado sino más bien procurar que el Estado,
estabilidad de la familia, sino promover su difu­ cuya obligación es promover el bien común con
sión como fruto de la fatiga consciente de todo instituciones sociales, como son las sociedades
trabajador o trabajadora, de suerte que por de seguro y de previsión social, supla, favorezca
ello vayan disminuyendo poco a poco esas masas y lleve a cabo todo cuanto ayude a confirmar en
del pueblo inquietas y audaces, que, unas veces su actividad a las asociaciones obreras, y espe­
por sombría desesperación, y otras por ciegos cialmente a los padres y a las madres de familia,
instintos, se dejan arrastrar por todo viento de que por medio del trabajo aseguren su vida y
falaces doctrinas, o por engañosos recursos de la de los suyos” .
agitadores desprovistos de toda moral. (11) Pío XII, Encíclica Sertum La>ti&, 1?-XI-
“ No malbaratar el capital privado, sino fomen­ 1939, AAS. 31 (1939) 641; en esta Colección: Encícl.
tar su ordenamiento con prudente vigilancia, 174, 26 pág. 1560.
1580 E n cíclicas del PP. Pío XII (1941) 176, 14-16

tado de razón, tiene de hecho, por na­ ha señalado a todos los hombres y
turaleza, el derecho fundamental de les ha dado cual norma suprema, obli­
usar los bienes materiales de la tierra, gatoria siempre y en cada caso, antes
aunque se haya dejado a la voluntad que todos los demás deberes.
humana y a las formas jurídicas de los
pueblos el regular más particularmente c) El papel del “ bien común”
su realización práctica. Semejante de­
recho individual no puede en modo 15. La limitación que los derechos
del poder público encuentran en el
alguno ser suprimido, ni siquiera por
otros derechos ciertos y pacíficos so­ derecho individual y el bien común.
Tutelar el intangible campo de los de­
bre los bienes materiales. Sin duda que
rechos de la persona humana y facili­
el orden natural, que se deriva de Dios,
requiere también la propiedad privada tarle el cumplimiento de sus deberes
ha de ser oficio esencial de todo poder
232 y el libre comercio recíproco de los
bienes por medio de cambios y dona­ público.* ¿No es acaso esto lo que lleva
consigo el significado genuino del bien
ciones, así como la función reguladora
común, que es lo que el Estado debe
del poder público sobre estas dos insti­
tuciones. Sin embargo, todo esto per­ promover? De aquí nace que el cuidado
del bien común no lleva consigo un
manece subordinado al fin natural de
poder tan amplio sobre los miembros
los bienes materiales, y no se podría
de la comunidad, que en su virtud esté
hacer independiente del derecho pri­
concedido a la autoridad pública dismi­
mero y fundamental de su uso que
nuir el desarrollo de la acción indivi­
corresponde a todos, sino que más bien
dual antes descrita, decidir directamen­
ha de servir para hacer posible su rea­
te en torno al comienzo o, excluido el
lización conforme a su fin. Sólo así se
caso de una legítima pena, sobre el
podrá y se deberá lograr que la pro­
final de la vida humana, determinar
piedad y el uso de los bienes materiales
por su propia voluntad el modo de ser
lleven a la sociedad una paz fecunda
de su movimiento físico, espiritual, re­
y una consistencia vital, y que no sean
ligioso y moral en oposición a los dere­
tan sólo condiciones precarias, genera­
chos y deberes personales del hombre,
doras de luchas y de odios, y abando­
y para ello abolir el derecho natural a
nadas al arbitrio del despiadado juego
los bienes materiales, o dejarlos sin
de la fuerza y de la debilidad.
eficacia. Deducir del cuidado del bien
14. común una extensión tan grande del
El objetivo del derecho de pro­
piedad del individuo. El derecho ori­ poder, sería tanto como trastornar el
ginario sobre el uso de los bienes ma­ significado mismo del bien común y
teriales, por estar en íntima conexión caer en el error de afirmar que el pro­
con la dignidad y con los demás dere­ pio fin del hombre sobre la tierra es la
chos de la persona humana, le ofrece sociedad, que la sociedad es el fin de
con las formas antes indicadas una base sí misma, y que el hombre no tiene
material segura, de suma importancia otra vida que esperar sino la que se
para elevarse al cumplimiento de sus termina en la tierra.
deberes morales. La tutela de este dere­
d) La verdadera riqueza
cho asegurará la dignidad personal del
200 hombre y le facilitará el atender y el 16. El objetivo de la economía na­
satisfacer con justa libertad aquella su­ cional: base material suficiente para
ma de obligaciones y decisiones esta­ el bienestar personal de todos. La mis­
bles de que es directamente responsable ma economía nacional, como fruto que
ante el Creador. Pertenece, en efecto, al es de la actividad de los hombres que 233
hombre el deber personalísimo de con­ trabajan unidos dentro de la comuni­
servar y conducir a la perfección su dad del Estado, no tiene otro fin que
vida material y espiritual, para conse­ asegurar sin interrupción las condicio­
guir el fin religioso y moral que Dios nes materiales en que pueda desarro-
(*) JUAN XXIII cita este pasaje en Pacem in Terris, ll-IV-1963; en esta colección subt. 44 pág. 2485;
ver también: subt. 16 p. 2477.
176, 17 R. M. “ L a solenn itá della P entecoste ” 1581

liarse plenamente la vida individual de se logrará el verdadero fin de la econo­


los ciudadanos. Donde esto se lograre mía nacional, pues, por muy grande
en forma duradera, el pueblo será eco­ que fuera la afortunada abundancia de 201
nómicamente rico, porque el bienestar los bienes disponibles, el pueblo, al no
general y, por consiguiente, el derecho ser llamado a participar de ellos, no
personal de todos al uso de los bienes sería económicamente rico, sino pobre.
terrenos, se realizará entonces confor­ Haced, por lo contrario, que esa justa
me a la finalidad establecida por el distribución se realice plenamente y en
Creador (12>. forma duradera, y veréis cómo un pue­
De todo lo cual fácil os será, amados blo se hace y es económicamente sano,
hijos, el deducir que la riqueza econó­ aunque disponga de menor cantidad de
mica de un pueblo no consiste propia­ bienes.1
2
mente en la abundancia de bienes me­
dida según el cómputo mera y estricta­ 17. Es falso el criterio cuantitativo
mente material de su valor, sino más del bienestar. Particularmente opor­
bien en que tal abundancia represente tuno Nos parece poner hoy ante vuestra
y ofrezca real y eficazmente la base consideración estos conceptos funda­
material suficiente para el debido bie­ mentales, que se refieren a la riqueza
nestar personal de sus miembros. Si no y a la pobreza de los pueblos, cuando
se realizare esta distribución de los bie­ es común la inclinación a pesar y juz­
nes o lo fuere sólo imperfectamente, no1 2 gar tal riqueza y pobreza con balanzas
(12) Este aspecto personal y supremo fue desa­ voluntades particulares. Por una y otra parte
rrollado en otras direcciones por Pío XII en un se ha olvidado considerar el hecho económico
discurso que pronunció el 9 de Septiembre de en toda amplitud: a la vez material y humana,
1956 ante los participantes en el Primer Con­ cualitativa y moral, individual y social, más allá
greso de la Asociación Internacional de Econo­ de las necesidades físicas del hombre y de los
mistas, sociedad fundada en 1949 bajo el impulso intereses que reclaman; más allá de su inser­
de la UNESCO. El temario del Congreso era: ción en las relaciones sociales de producción,
Estabilidad y progreso en la economía mundial. había que considerar la actividad verdaderamente
En la parte central de su discurso dijo: libre, personal y comunitaria del sujeto de la
“ La ciencia de la economía empezó a surgir, economía. Este, cuando produce, compra, vende,
como las demás ciencias de la época moderna, consume bienes, se siente movido siempre por
partiendo de la observación de los hechos; pero una intención determinada, que puede ser la
si los fisiocráticos y los representantes de la simple satisfacción de un apetito natural, pero
economía clásica creyeron hacer obra sólida tra­ también la expresión de una actitud totalmente
tando de hechos económicos como si hubieran subjetiva, movida por el sentimiento y por la
sido fenómenos físicos y químicos, sometidos al pasión. Y de ahí motivos de amor propio, de
determinismo de las leyes de la naturaleza, la prestigio, de venganza pueden cambiar comple­
falsedad de esa concepción se manifestó en la tamente la dirección de una decisión económica.
contradicción clamorosa entre la armonía teórica Sin embargo estos factores introducen sobre todo
de sus conclusiones y las terribles miserias so­ en la economía perturbaciones y desórdenes y
ciales que dejaban subsistir en la realidad. El escapan al objetivo de una verdadera ciencia;
rigor de sus deducciones no podía poner reme­ por consiguiente, hay que remontarse aún más
dio a las debilidades del punto de partida: en alto y apreciar la importancia de la decisión
el hecho económico no habían considerado más verdaderamente personal y libre, o sea, plena­
que el elemento material, cuantitativo, despre­ mente racional y motivada, susceptible por lo
ciando el esencial: el elemento humano, las rela­ tanto de entrar en la construcción de una cien­
ciones que unen al individuo con la sociedad y cia económica como elemento positivo. Eminen­
que les imponen normas que no son en absoluto tes representantes de vuestra especialidad han
materiales, sino normales en cuanto al modo de subrayado fuertemente el significado verdadero
usar de los bienes materiales. Separados de su de la misión del patrono, su acción constructiva
fin comunitario, éstos se convertían en medios y determinante en el progreso económico. Por
de explotación del más débil por parte del más encima de los agentes subalternos que ejecutan
fuerte, bajo la ley únicamente de la despiadada simplemente el trabajo prescrito, se encuentran
competencia. los jefes, los hombres de iniciativa, que impri­
“ Para remediar esos defectos, el marxismo se men a los acontecimientos el sello de su indivi­
esfuerza en valorizar de nuevo el aspecto social dualidad, descubren nuevas vías, transmiten un
de la economía y en evitar que elementos indi­ impulso decisivo, transforman métodos y multi­
viduales acaparen para su exclusivo provecho plican en proporciones asombrosas el rendimiento
los medios de producción. Pero por un error no de los hombres y de las máquinas. Y sería un
menos funesto, pretende ver en el hombre sola­ error creer que esa actividad coincide siempre
mente un agente económico y hacer depender con su propio interés y que no responde más
todas las estructuras de la sociedad humana de que a fines egoístas. Debe comparársela más
las relaciones de producción. Si ya no se en­ bien con la invención científica, con la obra
cuentra a merced del juego arbitrario de las po­ artística surgida de una inspiración desinteresada
tencias del dinero, el hombre se halla sin embar­ y que se orienta más bien hacia el conjunto de
go encerrado y anulado en el cuadro social de la comunidad humana que se enriquece con un
una sociedad endurecida por la eliminación de nuevo saber y con nuevos medios de acción más
los valores espirituales y tan despiadada en sus potentes. Y así, para apreciar con exactitud los
reacciones y exigencias como el capricho de las hechos económicos, la teoría debe descubrir a la
1582 E ncíclicas del PP. P ío XII (1941) 176, 18-19

y con criterios simplemente cuantita­ lares del hombre; es necesario, porque


tivos, ya del espacio, ya de la abundan­ sin él no se puede procurar lo indispen­
cia de los bienes. Mas si se pondera sable para la vida, mantener la cual es
rectamente el fin de la economía na­ un deber natural, grave e individual(13).
cional, entonces éste se tornará luz para Al deber personal del trabajo impuesto
los esfuerzos de los hombres de Estado por la naturaleza corresponde y sigue
y de los pueblos, y los iluminará para el derecho natural de cada individuo
dirigirse espontáneamente por un ca­ para convertir el trabajo en el medio
mino que no les exigirá continuos gra­ de proveer a su propia vida y a la de
vámenes en bienes y en sangre, sino sus hijos. ¡Tan altamente está ordena­
que les dará frutos de paz y de bienes­ do a la conservación del hombre el
tar general. imperio sobre la naturaleza!*
2. E l t r a b a j o
b) Deber y derecho natural al
a) Dos cualidades de él: Personal trabajo
y necesario
19. El deber y derecho de trabajar
18. Carácter personal y necesario nace con la persona humana. La mi­
del trabajo. Vosotros mismos, amados sión supletoria del Estado. Pero notad 234
hijos, comprenderéis cómo el trabajo que tal deber y su correlativo derecho
se halla unido con el uso de los bienes al trabajo se ha impuesto y se ha con­
materiales. La Re ruin Nouarum ense­ cedido al individuo primordialmente
ña que son dos las propiedades del por la naturaleza, y no ya por la socie­
trabajo humano: es personal y es ne­ dad, como si el hombre no fuera sino
cesario. Es personal, porque se realiza un simple siervo o funcionario de la
con el ejercicio de las fuerzas particu- comunidad. De donde se deriva que el
vez el aspecto material y humano, personal y to, un apartamiento en todo lo posible total de
social, libre pero al mismo tiempo plenamente las sugestiones económicas para poner todo su
lógico y constructivo, por inspirarse en el ver­ pensamiento, todas sus propias fuerzas, al ser­
dadero sentido de la existencia humana. vicio de un orden divino? Enseña a dominar el
“ No cabe duda de que muchos hombres obede­ instinto que impulsa a gozar sin freno de la
cen más a menudo en su conducta cotidiana a las riqueza; invita a preferir la pobreza como medio
tendencias naturales e instintivas de su ser; pero de liberación personal y de servicio social. Ni
queremos creer que pocos son verdaderamente siquiera en la época moderna, ávida de com o­
incapaces, por lo menos en los momentos críti­ didades y de placeres, faltan almas muy nobles
cos, de hacer predominar los sentimientos al­ que eligen el camino del apartamiento y prefie­
truistas y desinteresados sobre las preocupacio­ ren los valores espirituales a todo lo que con el
nes de interés material; hechos recientes han tiempo pasa.
demostrado una vez más hasta qué punto incluso “ Si los trabajos de los técnicos de la economía
entre los más humildes e indefensos, la solidari­ no afrontan directamente este plano de realida­
dad y la abnegación se han traducido en gestos des, pueden, sin embargo, encontrar su orienta­
de generosidad conmovedora y heroica. Es igual­ ción en una concepción de conjunto de su ciencia
mente uno de los aspectos felices de la época que deje lugar para ese comportamiento y para
presente que ésta acentúe el sentimiento de inter­ los principios que presuponen; encontrarán en
dependencia entre los miembros del cuerpo so­ ello, estamos seguros, inspiraciones muy felices.”
cial y los lleve a reconocer cada vez más que la (13) Pío XII habló a los trabajadores de Italia
personalidad humana no alcanza sus verdaderas añadiendo a estos conceptos, otros sobre la gran
dimensiones más que a condición de reconocer idea y el gran misterio que encierra el trabajo
sus propias responsabilidades personales y socia­ personal en una audiencia del 13 de Junio de
les, y que muchos problemas humanos o simple­ 19Í3, diciendo:
mente económicos no encontrarán solución más “ Vuestra grata presencia, amados hijos e hijas,
que mediante un esfuerzo de comprensión y de que pasáis horas y días en el trabajo con qué
mutuo amor sincero. ganaros la vida para vosotros y vuestras fami­
“ Séanos permitido prolongar aún más esta lias, suscita en Nos un gran pensamiento y un
perspectiva refiriéndonos a la palabra del Evan­ gran misterio: el pensamiento de que el trabajo
gelio que traduce la visión cristiana del problema fue impuesto por Dios al primer hombre, después
de la producción y de la utilización de los bienes del pecado, para que de la tierra sacara el pan
materiales: “ Buscad ante todo el Reino de Dios y con el sudor de su frente; y el misterio de que el
su justicia, y todo lo demás os será dado como Hijo de Dios, al descender del cielo para salvar
añadidura” (Mat. 6, 33). Incluso como sujeto de al mundo y hacerse hombre, se sometió a aquella
la economía, el hombre no puede disponer ja­ ley del trabajo y pasó su juventud trabajando en
más una separación completa entre los fines tem­ Nazaret junto a su padre putativo, de suerte
porales que persigue y el fin último de su exis­ que fue llamado y creído el Hijo del Carpintero
tencia. La palabra de Cristo ha desencadenado (Mat. 13, 55). ¡Misterio sublime, que el comen­
un cambio verdaderamente radical de los modos zase a trabajar antes que enseñar, y que fuera
comunes de concebir las relaciones del ser huma­ humilde obrero antes que Maestro de todos los
no con el mundo material; ¿no sugiere, en efec- pueblos” .
(* ) JUAN XXIII en su Encícl. Pacem in Terris, ll-IV-jl963, reproduce este pasaje y el siguiente
al enumerar los derechos de la persona humana; en esta Colecc. Encícl. 243, subt. 11, p. 2475.
176, 20-22 R. M. “ L a solenn itá della P entecoste ” 1583

deber y el derecho de organizar el tra­ tencia y con el desarrollo de la familia.


bajo del pueblo pertenecen ante todo Tal vínculo aparece con una claridad
a los inmediatamente interesados: pa­ que ya no puede ser mayor. ¿Acaso no
tronos y obreros. Si éstos no cumplen debe la propiedad privada asegurar al
con su deber o no lo pueden cumplir padre de familia la sana libertad de
por especiales circunstancias extraordi­ que tiene necesidad para poder cumplir
narias, corresponde entonces al Estado, los deberes que el Creador le ha seña­
como deber suyo, el intervenir en el lado, concernientes al bienestar físico,
campo, en la división y en la distribu­ espiritual y religioso de la familia?
ción del trabajo, según la forma y me­
El Estado debe proteger y perfeccio­
dida que requiera el bien común recta­
nar y no destruir el derecho de la fa­
mente entendido.
milia a la propiedad y el espacio vital
familiar. En la familia es donde la
c) Derechos y deberes superemi­ Nación encuentra la raíz natural y fe­
nentes cunda de su grandeza y de su poderío.
20. Los derechos de la persona hu­ Si la propiedad privada ha de conducir
mana que debe respetar el Estado. En al bien de la familia, todas las normas
todo caso, cualquier intervención legí­ públicas, más aún, todas las del Estado
tima y bienhechora del Estado en el que regulan su posesión, deben no sólo
campo del trabajo, ha de ser tal que hacer posible y conservar tal función
salve y respete su carácter personal, así — función que en ciertos aspectos es
en la teoría como en la práctica, dentro superior a toda otra del orden natu­
de los límites de lo posible. Y esto se ral— , sino también perfeccionarla cada
cumplirá cuando las normas estatales vez más. Sería en verdad antinatural
no abolieren ni hicieren irrealizable el un pretendido progreso civil que, o por
ejercicio de otros derechos y deberes la superabundancia de cargas o por
igualmente personales. Tales son el de­ excesivas ingerencias inmediatas, hi­
recho al verdadero culto de Dios; el ciese vacía de sentido la propiedad pri­
derecho al matrimonio; el derecho de vada, quitando prácticamente a la fa­
los cónyuges, del padre y de la madre, milia y a su cabeza la libertad de con­
a realizar su vida conyugal y domésti­ seguir el fin señalado por Dios al per­
ca; el derecho a una razonable libertad feccionamiento de la vida familiar.
en la elección de estado y en seguir una
verdadera vocación. Derecho este últi­ b) La propiedad familiar
mo personal, como ningún otro, del
22. La posesión de un pedazo de tie­
espíritu del hombre; y excelso, cuando
rra, es conforme a la naturaleza. En­
se le vienen a añadir los derechos su­
tre todos los bienes que pueden ser
periores e imprescindibles de Dios y
objeto de la propiedad privada ninguno
de la Iglesia, como sucede en la elección
es más conforme a la naturaleza, según
y en el cumplimiento de las vocaciones
enseña la Rerum Novarum, que la tie­
sacerdotales y religiosas.
rra, esto es, la finca en que habita toda
una familia y de cuyos frutos saca
3. L a f a m il ia íntegramente, o al menos en parte, lo
a) La propiedad vinculada a la necesario para vivir. Y en el espíritu
familia de la Rerum Novarum está el afirmar
que, regularmente, sólo aquella estabi­
21. La propiedad vinculada a la fa­ lidad que arraiga en un patrimonio
milia. Según la doctrina de la Rerum propio hace de la familia la célula vi­
Novarum, la misma naturaleza ha uni­ tal más perfecta y fecunda de la socie­
do íntimamente la propiedad particu­ dad, reuniendo espléndidamente con
lar con la existencia de la sociedad su progresiva cohesión de las generacio­
humana y con su verdadera civiliza­ nes presentes con las futuras. Si hoy
ción, y en grado eminente con la exis­ el concepto y la creación de los espa­
1584 E n cíclicas del PP. P ío XII (1941) 17®, 23

cios vitales ocupa el centro de las me­ lados desiertos y tierras inhóspitas y
tas sociales y políticas, ¿no se debería estériles, no faltan, sin embargo, regio­
pensar tal vez, antes que en ninguna nes y lugares vitales abandonados al
203 otra cosa, en el espacio vital de la fa­ capricho vegetativo de la naturaleza
milia y en librarla de las trabas de y que se prestan al cultivo por la ma­
condiciones que ni siquiera permiten no del hombre, para sus necesidades y
formarse la idea de una casa propia? sus operaciones civiles; y más de una
vez es inevitable que algunas familias,
c) Los “ Espacios vitales” y la emigrando de acá y de allá, busquen
emigración<14) en otra región una nueva patria. En
este caso, según señala la Rerum No-
23. El espacio vital familiar y lavarum, se respeta el derecho de la fa­
emigración. En nuestro planeta, que milia a un espacio vital. Donde esto
posee tan extensos océanos, mares y suceda, la emigración logrará — según
lagos, con montes y llanos cubiertos de a veces confirma la experiencia— , su
nieves y de hielos perpetuos, con dila- fin natural, esto es, la distribución más
(14) Bajo este título de “ los espacios vitales” la colaboración en el campo social, cultural y
recalca Pío XII los derechos a la inmigración, económico. Pero, dado que el principio de la
por la estrechez del espacio vital nacional; más decisión por mayoría en el Consejo de Ministros
tarde, el 13 de Junio de 1957 señalaría también se halla sometido a rigurosas limitaciones, y la
el ensanchamiento del “ espacio vital” en los Asamblea no está capacitada para imponer su
mismos países sobrepoblados, especialmente en voluntad y ejercer el control parlamentario, no
los europeos, al establecer la nueva “ Comunidad puede ser considerada un fundamento suficiente
de los Países Europeos” en las diferentes etapas para edificar sobre ella una verdadera comunidad
de su desarrollo. En esa fecha habló a los parti­ de Estados. Desde la primavera de 1955 empezó
cipantes (más de mil parlamentarios de las 16 lo que se llama “ la nueva campaña europea” ,
Naciones que habían dado su adhesión al “ Mo­ que terminó el 25 de marzo de 1957 con la firma
vimiento” , y principalmente, de los seis Estados de los tratados sobre el Euratom y el Mercado
que componen la “ Comunidad Europea del Car­ Común. Aun siendo limitada en el campo econó­
bón y del Acero” [CECA]: Italia, Francia, Ale­ mico, esta nueva comunidad puede conducir, por
mania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) del “ Con­ la misma extensión de ese campo de acción, a
greso de Europa” , celebrado entonces en Roma. afirmar entre los Estados miembros la conciencia
“ Tenemos el gusto de recibiros, señores, con de sus intereses comunes, ante todo sin duda en
ocasión del Congreso de Europa que se ha reu­ el aspecto material, pero si el éxito corresponde
nido por iniciativa del Congreso italiano del Mo­ a lo que se espera, podrá en un segundo mo­
vimiento Europeo. Habéis queridos contribuir, mento extenderse también a los sectores que
con vuestros trabajos, al reforzamiento de la afectan de modo principal a los valores espi­
colaboración entre las organizaciones y las fuer­ rituales y morales.
zas políticas con el fin de constituir, sin tar­ “ Vuestro congreso se ha enfrentado con fran­
danza, la unidad de Europa. queza con el porvenir y ha examinado, en primer
“ Ya sabéis con qué atención Nos seguimos el lugar, el punto decisivo del que depende la cons­
progreso de la idea europea y de los esfuerzos titución de una comunidad en el sentido propio:
concretos que tienden a hacerla penetrar cada el establecimiento de una autoridad política euro­
vez más en los espíritus, y a darle, conforme a pea, que cuente con un poder auténtico que pon­
las actuales posibilidades, un comienzo de rea­ ga en juego su responsabilidad. Desde este punto
lización. Aun pasando a través de alternativas de vista, el ejecutivo de la Comunidad Económica
de éxito y de dificultades, ha ganado, a lo largo Europea (CEE) representa un retroceso con rela­
de los últimos años, mucho terreno. En efecto, ción al de la Comunidad Carbosiderúrgica, don­
hasta que la idea europea quedó encarnada en de la alta autoridad goza de poderes relativa­
instituciones comunes, dotadas, en cierto modo, mente vastos y no depende del Consejo de Mi­
de autoridad propia e independiente por parte nistros más que en algunos casos determinados.
de los gobiernos nacionales, podía ser conside­ Entre les deberes que ahora os esperan está en
rada como un ideal indudablemente muy her­ primer lugar la ratificación, por parte de los
moso, pero más o menos inaccesible. diversos Parlamentos, de los citados tratados
“ Pues bien, en 1952, los Parlamentos de los firmados en Roma el 25 de marzo; luego habréis
seis países de Europa occidental, aprobaron la de buscar los medios para proveer al reforza­
formación de la Comunidad Europea del Carbón miento del ejecutivo en las comunidades existen­
y del Acero (CECA), cuyos resultados resultan tes, para llevar por último a abordar la consti­
hoy alentadores en el campo económico y social. tución de un organismo político único.
Por el contrario, la Comunidad Europea de De­ “ Habéis estudiado además la cuestión de una
fensa (CED), que había de poner en juego los política exterior común y habéis observado, a
esfuerzos de unificación en el orden militar y este respecto, que para ser aplicable y para po­
político, tropezó con vivas resistencias que la der producir resultados felices, no supone nece­
hicieron fracasar. Muchos fueron los que por sariamente que la integración económica sea ya
entonces pensaron que las primeras esperanzas un hecho consumado. Una política exterior euro­
de unidad habrían de tardar mucho tiempo en pea común, susceptible por otra parte de admi­
renacer. En todo caso, el momento de afrontar tir diferenciaciones, según que se ejerza dentro
directamente el problema de una comunidad su- del cuadro de éste o del otro organismo interna­
pranacional no había llegado todavía, y hubo que cional, descansa igualmente en la conciencia de
replegar sobre la fórmula de la Unión de la intereses comunes económicos, espirituales y cul­
Europa Occidental (UEO), la cual, a más de la turales; resulta indispensable en un mundo que
asistencia militar, tenía la misión de fomentar tiende a reagruparse en bloques más o menos
176, 24 R. M. “ L a solenn itá pe lla P entecoste ' 1585

favorable de los hombres en la superfi­ blación se verán aligeradas y sus pue­


cie terrestre que se preste para colonias blos se crearán nuevos amigos en terri­
de agricultores; superficie que Dios torios extranjeros; y los Estados que
creó y preparó para el uso de todos. acogen a los emigrados se habrán ga­
Si las dos partes, la que concede per­ nado unos laboriosos ciudadanos. De
miso para dejar el lugar de origen y la esta suerte las Naciones que dan emi­
que admite a los emigrados, se mantie­ grados y los Estados que los reciben
nen lealmente solícitas para eliminar contribuirán a porfía al incremento del
cuanto pudiere impedir que nazca y se bienestar humano y al progreso de la
desarrolle la verdadera confianza entre civilización^15).
el país de emigración y el país de inmi­
gración, todos los que participen en E p íl o g o :
tal cambio de lugares y de personas
a) Recuerdo de “ Rerum Novarum”
reportarán sus ventajas: las familias
y el Nuevo orden
recibirán un terreno que para ellas será
tierra patria en el verdadero sentido 24. Exhortación al trabajo por el
de la palabra; las tierras de densa po- nuevo ordenamiento de la sociedad.
compactos. Afortunadamente, no faltan puntos mejor y, a menudo, no sobreviven más que des­
de apoyo para desarrollarla en las instituciones apareciendo y dando vida de este modo a formas
europeas existentes, pero espera todavía un de civilización más brillantes y más fecundas.
instrumento eficaz de elaboración y de aplicación. A cada uno de ellas el Cristianismo aporta un
“ Por último, habéis considerado los problemas elemento de desarrollo y de estabilidad, y sobre
de la asociación de Europa y Africa, a los que el todo dirige su marcha hacia adelante, hacia un
reciente tratado del Mercado Común ha reservado fin perfectamente definido, concediéndoles la
un lugar notable. Nos parece necesario que Euro­ inmutable certeza de una patria que conocerá la
pa mantenga en Africa la posibilidad de ejercer unión perfecta, porque procederá de la fuerza y
su influencia educadora y formativa y que, como de la luz del mismo Dios.
base de esa acción, aporte una ayuda material “ Auguramos de todo corazón que ese ideal guía
vasta y comprensiva, que contribuya a elevar el siempre vuestros trabajos y os permita soportar,
nivel de vida de los pueblos africanos y a valo­ sin desaliento, los esfuerzos, las amarguras y
rizar las riquezas naturales de aquel continente. las desilusiones que van anejas a todas las em­
De esta forma demostrará que su voluntad de presas de semejante alcance. Que podáis preparar
formar una comunidad de Estados no constituye a los hombres de este tiempo una morada terres­
un repliegue egoísta, que no le inspira un reflejo tre que se asemeje más al Reino de Dios, al
de defensa contra las potencias exteriores, que Reino de verdad, de amor y de paz, al que aspi­
amenazan sus intereses, sino que procede sobre ran en lo más profundo de su ser.”
todo por móviles constructivos y desinteresados.
“ En la hora actual se percibe cada vez más (15) En nombre de Pío XII hace comentario a
la necesidad de la unión así como la de echar este pasaje el Secretario sustituto de Estado,
con paciencia los cimientos en los que habrá de Dell’Acqua, al dirigir el 5 de Junio de 1957 una
descansar. La construcción se yergue a veces carta a la XVII Semana Social de España, cele­
bien y a veces mal y, a pesar de los intentos brado en la ciudad de Pamplona. Comienza la
para derribarla, continúa valientemente. Os atre­ Carta diciendo: “ Uno de los problemas que más
véis a lanzaros audazmente más allá de la fase preocupan hoy a cuantos siguen con interés y
de las realizaciones actuales para preparar ya responsabilidad la causa de la paz entre los
desde ahora las piedras necesarias para el edifi­ pueblos es el de la Comunidad Internacional,
cio de mañana. Nos alegramos de ello, convenci­ como el medio más apto para fundar sobre base
dos de que la inspiración que os anima procede segura las relaciones entre los Estados” , para
de un sentimiento recto y generoso. Queréis pro­ referirse, luego, en uno de los acápites a la
curar, con los mejores medios posibles, a Europa inmigración:
tantas veces desgarrada y ensangrentada, una “ Cierta afinidad con los problemas económicos
cohesión duradera que le permita continuar su presenta la cuestión de la emigración. La unidad
misión histórica. Si es verdad que el mensaje específica de naturaleza, existente entre los hom­
cristiano fue para ella como la levadura puesta bres, lleva consigo el que éstos no sean completa­
en la masa que la elabora y la hace fermentar, mente extraños en ninguna parte de la tierra. Es
no es menos verdad que ese mismo mensaje sigue verdad que cada ser humano tiene características
siendo, hoy como ayer, el más precioso de los propias, pero éstas no pueden destruir la fuerza
valores de que es depositarla Europa; es capaz de la naturaleza común. Por otra parte, el hom­
de mantener en su integridad y en su vigor, bre tiene derecho a poder llevar una vida digna
juntamente con la idea y el ejercicio de las li­ en la que no carezca de los suficientes medios
bertades fundamentales de la persona humana, la de sustentación. Ahora bien, si no puede procu­
función de las sociedades familiar y nacional, y rarse éstos en su propia patria, tendrá que bus­
de garantizar, en el ámbito de una comunidad car otras tierras en que los halle. Es cierto que
supranacional, el respeto de las diferencias cul­ todo ello presenta problemas de no fácil solu­
turales, el espíritu de conciliación y de colabo­ ción, pero no podrá negarse que tal movimiento
ración con la aceptación de los sacrificios que de personas establece una poderosa relación entre
implica y de las obligaciones que impone. Ningu­ los pueblos que entra de lleno en el campo inter­
na misión de orden temporal llega a su actuación nacional y (aduciendo las últimas palabras de
sin suscitar otras, sin crear, con su misma reali­ arriba) las naciones que dan emigrados y los
zación, otras necesidades y otros objetivos. Las Estados que los reciben contribuirán a porfía al
sociedades humanas se encuentran en continuo incremento del bienestar humano y al progreso
desarrollo, en busca siempre de una organización de la civilización.”
1586 E n cíclicas del PP. P ío XII (1941) 176, 25-26

Tales son, amados hijos, los principios, de Dios, como individuos y como
los conceptos y las normas con que, ya miembros de la sociedad; como si hace
desde ahora, querríamos Nos cooperar dos milenios no viviera y perseverara
236 a la futura organización de aquel nuevo en el alma de la Iglesia el sentido de
orden que todos esperan y se prometen la responsabilidad colectiva de todos
que nacerá del horrendo fermento de por todos, que ha movido y mueve a
la guerra presente, de suerte tal que los espíritus hasta el heroísmo carita­
tranquilice a los pueblos en la paz y tivo de los monjes agricultores, de los
en la justicia. ¿Qué Nos queda ya sino, libertadores de esclavos, de los curado­
con el mismo espíritu de L eón XIII y res de enfermos, de los abanderados de
con las mismas intenciones de sus en­ la fe, de la civilización y de la ciencia
señanzas y fines tan nobles, exhortaros en todas las épocas y en todos los pue­
a proseguir y promover la obra que la blos, para crear las únicas condiciones
precedente generación de vuestros her­ sociales que a todos pueden hacer p o­
manos y vuestras hermanas ha funda­ sible y placentera una vida digna del
do con tan valeroso ánimo? Que no se hombre y del cristiano. Pero vosotros,
extinga en vosotros ni se haga débil la conscientes y convencidos de tan sacra
voz insistente de los dos Pontífices de responsabilidad, no os conforméis ja­
las Encíclicas sociales, que proclama más, en el fondo de vuestra alma, con
gravemente, a los que creen en la rege­ aquella general mediocridad pública
neración sobrenatural de la humani­ en que el común de los hombres no
dad, el ineludible deber moral de co ­ puede, si no es con actos heroicos de
operar al ordenamiento de la sociedad virtud, observar los divinos preceptos,
y, en modo especial, de la vida econó­ siempre y en todo caso inviolables.
mica, excitando a la acción no sólo a
quienes participan de dicha vida, sino
también al mismo Estado. ¿No es esto b) El nuevo orden social florecerá
un deber sagrado para todo cristiano? 26. Esperanza de la realización del
nuevo ordenamiento social. Si entre
25. Las falsas corrientes que preten­ el propósito y la realidad apareció al­
den eliminar la Religión del ambiente. guna vez evidente la desproporción: si
204 No os acobarden, amados hijos, las hubo errores, comunes por lo demás
dificultades externas, ni os desanime a toda humana actividad; si surgieron 237
el obstáculo del creciente paganismo diversos pareceres sobre el método se­
de la vida pública. No os conduzcan a guido o el que habría de seguirse, todo
engaño los suscitadores de errores y de esto no puede en modo alguno ni hacer
teorías malsanas, perversas corrientes, decaer el ánimo, ni detener vuestro
no de crecimiento, sino más bien de paso, ni suscitar lamentos o acusacio­
destrucción y de corrupción de la vida nes; tampoco se ha de olvidar el hecho
religiosa; corrientes que pretenden que, consolador de que el inspirado mensaje
al pertenecer la redención al orden de del Pontífice de la Rerum Novarum
la gracia sobrenatural y al ser, por lo hizo nacer, pura y vivificadora, una
tanto, obra exclusiva de Dios, no nece­ fuente que, si en parte puede estar hoy
sita nuestra cooperación en este mun­ oculta por una avalancha de aconteci­
do. ¡Oh miserable ignorancia de la obra mientos diversos y más fuertes, maña­
de Dios! Pregonando que eran sabios, na, removidas las ruinas de este hura­
se mostraron neciosí16). cán mundial, al iniciarse el trabajo de
reconstrucción de un nuevo orden so­
La misión cultural del cristianismo cial que todos imploramos, digno de
a través de los siglos. Como si la pri­ Dios y del hombre, infundirá un nuevo
mera eficacia de la gracia no fuera el y fuerte impulso y una nueva oleada
corroborar nuestros sinceros esfuerzos de vida y de crecimiento a toda la flo ­
para cumplir diariamente los mandatos ración de la civilización humana.
(16) Rom. 1, 22.
176, 27 R. M. “ L a solenn itá della P entecostés” 1587

27. Renovar el espíritu que animó a torcha de la palabra de L eón XIII:


los realizadores de los principios pro­ no dejéis ni permitáis jamás que le
clamados por “ Rerum Novarum” '17]. falte el alimento y que muera con sus
Conservad la noble llama del fraterno últimas luces al terminar vuestras so­
espíritu social que, hace medio siglo, lemnidades conmemorativas, apagada
encendió en los corazones de vuestros por una cobarde, despectiva y recelosa
padres la luminosa y esplendente an- indiferencia hacia las necesidades de 20*
[17] Pío XII, dirigió el 14 de mayo de 1953 una dice, que hasta el fin de los siglos intentará
alocución que comienza con las palabras “ Coloro romper el frente del bien para sembrar allí des­
i quali stimano” , a las A. C. L. I. (Asociaciones trucción y muerte. Ni tampoco se pronuncian
de Obreros Católicos Italianos) en que habla de siempre tan brutalmente. En efecto, cuando es
esa renovación del espíritu y de los principios útil, el espíritu de las tinieblas sabe vestirse in­
de la “ Rerum Novarum Perenne” (ASS. 45 [1953] cluso de ángel de luz. Entonces, según los luga­
402-408). res, las circunstancias, el estado de ánimo de
AAS Reproduciremos a continuación, en “ versión quien escucha, cambia de tono y de lenguaje;
45 oficiosa” el texto íntegro de este discurso: pero la esencia del razonamiento es siempre 1.**
1. La alegría de las reuniones cristianas. Quie- misma: “ Hombres, no miréis al cielo; pensad
402 nes piensan que el cristianismo es causa de te­ únicamente en la tierra” .
dio y de tristeza, deberían estar presentes en Esta palabra, que ha movido y mueve a perso­
una de las muchas audiencias que se han ido nas de las más diversas condiciones sociales, ha
multiplicando en estos últimos tiempos hasta al­ sido durante muchos decenios, y lo es ho todavía,
canzar casi el ritmo del Año Santo. Nos mismo el arma de asalto más peligrosa y mortífera para
Nos encontramos siempre con alegría en medio las almas de muchos trabajadores, protagonistas
de estas devotas multitudes, que nos piden una también en el drama del mundo moderno. Hoy
palabra de consuelo y de bendición. muchos de ellos han olvidado el cielo y se obs­
2. Especial complacencia del Papa por la reu­ tinan en volverse únicamente a la tierra, pidien­
nión de obreros en San Pedro. Y hénos aquí hoy do a ésta que se transforme en paraíso, donde
para dar la bienvenida a millares de trabajado­ nada falte, donde el corazón humano sienta cal­
res, en su mayoría romanos, a causa de esto do­ marse las ansias y llenarse el vacío que lo an­
blemente queridos por Nos, persuadidos todos de gustia.
que, acogiéndoles en esta insigne Basílica, mani­ 5. El paraíso terrenal prometido no aparece.
festaríamos también a ellos tierno afecto, seme­ De hecho, sin embargo, este paraíso ha apare- 404
jante al que sentía y siente por ellos Jesús, el cido siempre menos realizable sobre la tierra.
divino Trabajador de Nazaret. Por una parte, hombres en posesión de todas las
403 3. La alegría y la tristeza del tiempo litúrgico. comodidades de la riqueza, no han alcanzado con
Queridos hijos: la Iglesia celebra hoy la Ascen­ esto la felicidad ansiada por ellos, y están fre­
sión de Cristo al cielo. Desde el día de Pascua cuentemente privados incluso del mínimo de se­
la sagrada Liturgia ha sido un prorrumpir de renidad y paz. Por otra parte, los que viven sin
melodías y alegres armonías, en las que el Ale­ Dios, dispuestos tal vez únicamente a blasfemar
luya es siempre la nota dominante, repetida poi de El y a maldecirlo; y desposeídos de los su­
cada alma, por todos los coros de almas. premos consuelos que sólo la fe sobrenatural
Si hoy, no obstante, continúan los cantos de puede dar en las pruebas más dolorosas, gimen
alegría y gloria, no falta sin embargo alguna nota en un tormento de inquietud y rebelión.
de contenida tristeza. Jesús deja a sus discípulos 6. La conmemoración de Rerum Novarum. ¡Ama­
y sube al cielo; enviará al Espíritu Santo; entre dos hijos, queridísimos trabajadores!
tanto El no está ya en medio de ellos vivo y La jornada de hoy día de la Ascensión del Se­
visible. Pero mientras los Apóstoles miran a ñor a los cielos para la acostumbrada conmemo­
Jesús que se eleva y desaparece detrás de la nu­ ración de la Rerum Novarum ha sido escogida
be, he aquí que aparecen los ángeles con blancas este año muy oportunamente. Y es importante que
vestiduras, que les dicen: “ Varones de Galilea las ideas inspiradas por la gran fiesta del día
¿qué estáis mirando al cielo?” (Hechos, 1, 11). coincidan de algún modo con las enseñanzas con­
Ellos, es decir, invitan a los Apóstoles a no te­ tenidas en la memorable Encíclica del Sumo Pon­
ner la mirada fija inútilmente en lo alto; les es­ tífice León XIII de feliz memoria, como el pen­
pera ahora la tierra, donde está el camino que samiento fundamental de la Iglesia sobre la cues­
los llevará a la meta, donde está la viña que tión obrera.
deberán cultivar, donde está el campo de sus pa­ 7. El aprecio de las cosas terrenas. Pero —
cíficas luchas. Un día, sí, verán a Jesús volver
del cielo con gran poder y majestad (ver Mateo, preguntará tal vez alguno— ¿no ha dirigido El
entonces la mirada de todos los creyentes, de
24, 30). todos los hombres rectos, no tanto precisamente
4. Desprecio de las cosas celestiales es la pré­ hacia el cielo, cuanto hacia la vida presente,
dica insidiosa de los enemigos de la fe. Pero el hacia el triste estado de los jornaleros de aquel
sonido de estas palabras recuerda otra pregunta, tiempo, en medio de un industrialismo todavía
que quién sabe cuántas veces la habéis oído en bastante desordenado y sin freno? ¿No ha pedido
un sentido completamente opuesto: “ Hombres El enérgicamente en nombre de Cristo las refor­
¿por qué estáis mirando al cielo? El cielo no mas^ el mejoramiento de las condiciones e ins­
existe; es inútil por consiguiente querer alcan­ tituciones terrenas, y dirigido a los propietarios
zarlo. No hay Dios; el alma no es inmortal. Mi­ de los medios de producción y a los jefes de las
rad por consiguiente más bien a la tierra con sus empresas aquella amonestación, digna de ser es­
problemas; industriaos por encontrar aqui su so­ cuchada incluso hoy, que “ ni las leyes divinas ni
lución. Hombres, no miréis al cielo; y si alguno las humanas permiten que se oprima por utilidad
desea el cielo, procure formárselo aquí abajo, propia a los necesitados y a los desgraciados y
por todos los medios” . se trafique con la miseria de los otros” ? ¿No ha
Naturalmente estas palabras no son pronun­ unido precisamente aquel sapientísimo Pontífice
ciadas por una sola voz. Sin embargo es siempre la verdadera vida cristiana con el recto orden de
el mismo enemigo, único y multiforme el que las este mundo, cuando, haciendo suyas las palabras
1588 E n cíclicas del PP. P ío XII (1941) 17«. 27

nuestros más pobres hermanos, o en­ un gemido de sufrimiento, un lamento


vuelta en el polvo y en el fango por el de miseria, un grito de dolor; reani­
tempestuoso soplo de un espíritu anti­ madla sin cesar con el fuego del amor
cristiano o no cristiano. Nutridla, avi­ bebido en el Corazón del Redentor, a
vadla, elevadla, ensanchad esta llama; quien está consagrado el mes que hoy
llevadla doquier que oyereis vosotros comienza.
de Santo Tomás de Aquino, confirmaba en la quezas en abundancia y otros bienes de la tierra,
Rerum. Novarum que el uso de los bienes tempo­ o que carezcas de ellos, no tiene importancia
rales “ es necesario para el ejercicio de la virtud” alguna para la felicidad eterna; pero el buen o
por consiguiente para llevar sobre la tierra una mal uso de tales bienes, eso es lo que princi­
vida cristiana digna del hombre? palmente interesa” (En esta Colección: Encíclica
8. El recto orden: Con los pies en la tierra y la 59, 14 pág. 430).
mirada en el cielo. Sí; así es. Mientras León XIII 11. Se forma asi la comunidad de trabajo. Cuan­
lanzaba su llamamiento de verdad y justicia en do la verdadera dignidad humana y el destino tras­
la cuestión obrera, quería que los hombres, y cendente de todos los hombres se viven realmente
particularmente los trabajadores, estuviesen con día por día, la empresa se convierte también en
ambos pies sobre la tierra. Aquí abajo ellos, como aquella comunidad de trabajo que la Rerum No­
cristianos, deben ocuparse del verdadero orden. varum desea. Entonces los unos tratarán a los
Sin embargo el hombre, creado y salvado por otros con respeto en sus palabras y en sus he­
Dios, no puede tener los dos pies sobre la tierra, chos; les facilitarán el trabajo y lo estimarán,
sin tener la mirada dirigida a Dios, hacia el por muy pequeño que sea; estudiarán la manera
verdadero fin de la vida humana, la unión con de asignarles aquella función que mejor corres- 406
Dios en el cielo, allí donde únicamente se realiza ponda a su capacidad y al sentido de responsa­
definitivamente todo orden y toda justicia. bilidad de cada uno. Se ve así que ya antes de
Por esto los hombres, que en el pensamiento nuestros tiempos León XIII y la Iglesia habían
y en sus obras se dan totalmente a la tierra o señalado la gran importancia del cultivo de las
que sin más niegan la patria celestial, no tienen relaciones humanas en la empresa.
405 una sólida base ni aun en este mundo, aun cuan­ 12. Los enemigos abandonan su error y algunos
do exteriormente parezcan poseerla o bien se católicos rehuyen el humanismo cristiano. En al­
gloríen ellos mismos de un pretendido realismo. gunos circuios se mofaron entonces de semejantes
9. Debe prevalecer lo religioso. Un verdadero ideas y deseos como si no fueran otra cosa que
orden humano aquí abajo no puede ser perfecto piadosos sueños. ¿En qué estima se tenía por
ni perfeccionable, si no se orienta hacia el más ellos la dignidad humana del trabajador en la
allá. Esta es una idea esencial de la Rerum no­ economía y en la producción? Para ellos nada
varum: “ No es posible (se lee allí) comprender tenía importancia fuera de la medida de la fuerza
y valorar como se debe las cosas terrenas, si el de trabajo y el modo de aplicarla con el mayor
alma no se eleva a la contemplación de otra vida, rendimiento posible a las energías de la natura­
es decir la eterna, sin la cual la verdadera noción leza. Hoy en cambio se tiene cuidado de fomentar
del bien moral se desvanece necesariamente, y las relaciones humanas en la producción, incluso
más aún todo el universo se vuelve un misterio muchas veces no por motivos muy nobles o con
inexplicable” (En esta colección: Encíclica 59, métodos más teóricos que prácticos. Pero una
14 pág. 430). vez más: se habrían evitado errores, si con la
Se engañan por lo tanto aquellos católicos, sabiduría de León XIII, con la prudencia de la
promotores de un nuevo orden social, que sostie­ Iglesia, se hubiera tomado al trabajador por lo
nen: ante todo la reforma social, después se pen­ que realmente es: Hermano de Cristo y cohere­
sará en la vida reliigosa y moral de los indivi­ dero del Cielo. Es triste por lo tanto el ver cómo
duos y de la sociedad. No se puede en efecto hoy algunos católicos rehuyen de introducir en
separar la primera cosa de la segunda, porque las empresas las admirables riquezas del huma­
es un todo viviente. León XIII, el gran defensor nismo cristiano y lo sustituyen con una forma
de los trabajadores cristianos, les ha indicado esfumada de humanismo separado de la fe cris­
con toda claridad el camino, el de un genuino tiana. Ellos confunden así la riqueza con la po­
cristianismo. breza, lo auténtico con los sustitutivos.
10. El destino supremo del hombre influye en 13. El espiritu religioso fomenta la prosperidad
todas las relaciones sociales. Sin embargo en la material. Finalmente el autor de la Rerum No­
Rerum Novarum no solo la restauración del or­ varum estaba además firmemente convencido de
den social en el mundo está íntimamente unida que la ordenación de la vida al fin último, el
al fin trascendental del hombre, sino también la cielo, y por consiguiente la práctica de la vida
reforma de las relaciones recíprocas entre las cristiana, donde quiera que ella existe y se man­
personas dedicadas a la actividad económica, el tiene verdaderamente tal, “ contribuye también
cuidado de las relaciones humanas cotidianas y por sí misma a la prosperidad exterior” . ¿Por
concretas entre los que dan trabajo y los obreros, qué motivo? Porque ella conduce a aquellas vir­
entre los jefes y dependientes de las empresas. tudes que preservan al hombre de la estima ex­
Inmediatamente antes de los textos aquí citados cesiva de las cosas de este mundo y especial­
y en estrecha conexión con ellos, la Encíclica mente a aquellos que disfrutan de bienes de for­
enseña que la Iglesia no solo quiere un orden tuna confieren seguridad en aquello que justa­
justo en la economía, sino que “ apunta incluso mente se llamó “ aurea mediocritas” : “ la áurea
más alto; a acercar otra vez lo más posible las moderación” . De este modo la justa medida, la
dos clases y a hacerlas amigas” (En esta Colee.: verdadera armonía y la genuina estabilidad
Encíclica 59, 14 pág. 430). ¿Y cuál es la causa favorecen el progreso de la sociedad humana,
precisa y determinante de ello? La dignidad hu­ progreso conforme con la naturaleza y por lo
mana igual en todos, la que a su vez deriva mismo acepto a Dios.
enteramente del fin trascendente común a todos. Í4. La abundancia sola. Hoy día la producción
De frente a esta finalidad y a la patria común y el consumo de los bienes económicos se efec­
del Cielo, todas las demás diferencias entre los túan en una sociedad, que no sabe dar al progreso
hombres resultan de importancia secundaria. León ni medida ni armonía ni estabilidad. Esa es la
XIII escribe expresamente: “ Que tú tengas ri- fuente de donde deriva —acaso incluso en mayor
176, 28 R. M. “ L a solenn itá della P entecoste ” 1589

28. Buscar ayuda en sentimientos y angustiados, de los abandonados por


la bendición del Sagrado Corazón de el mundo y de los desheredados de
Jesús. Acudid a aquel Corazón divino, todo bien y fortuna, ha prometido la
manso y humilde, fuente de todo con­ eterna recompensa de la bienaventu­
suelo en el trabajo y en el peso de ranza: / Vosotros, benditos de mi Pa­
toda actividad: es el Corazón de Aquel dre! ¡Cuanto hicisteis al más pequeño
que a toda obra, genuina y pura, reali­ de mis hermanos me lo hicisteis a
zada en su nombre y con su espíritu, MVS18>.
en favor de los que sufren, de los PIO PAPA XII.
grado que de las circunstancias exteriores de lamente en cuanto trabaja guiada por éste hom­
nuestro tiempo— aquel sentimiento de incerti­ bre y en beneficio suyo, efectúa un progreso
dumbre, aquella falta de seguridad, que se nota armónico y duradero, del cual incluso el bien­
en la economía moderna, incertidumbre que ni estar temporal es parte integrante. Por esto León
siquiera las esperanzas del futuro pueden hacer XIII en su Encíclica insiste particularmente en
más tolerable. En vano se alegarían en contra la observancia de los días festivos. Para El tal
las posibilidades de la técnica y de la organiza­ observancia es una señal que revela si subsisten
ción, que hacen brillar la promesa de producir todavía y en qué medida en el seno de la so­
siempre más y a menor costo; la previsión de ciedad el hombre recto y la verdadera armonía.
un futuro tenor de vida siempre en aumento; la El ve claro y hondo cuando relaciona la cuestión
cantidad de necesidades materiales, que los hom- obrera con el reposo festivo y la santificación
407 bres pueden todavía aumentar en el mundo del domingo: precisamente el bienestar externo
entero. En vano, hemos dicho; porque al contra­ del trabajador, no puede esperarse de una técnica
rio, cuanto más exclusiva e incesantemente se de producción, que exige regularmente de él y
refuerza la tendencia al consumo, tanto más cesa de su familia el sacrificio del domingo; todavía
la economía de tener por objeto al hombre que menos puede provenir de una condición de cosas,
ordena y ajusta las exigencias de la vida terrena según Dios lo quiere, un día de descanso y de
a su fin último y a la ley de Dios. recuperación, en un clima de elevada piedad.
15. El tiempo libre se vuelve problema grave La técnica, la economía y la sociedad manifies­
del hombre sin Dios. Si la máquina —según se tan su grado de salud moral por el modo en
pinta en cuadro prometedor— estuviera destinada que favorecen o contrarían la santificación del
a disminuir cada vez más y, por decirlo así, domingo.
hasta el extremo, el tiempo del trabajo y de la 17. El corazón de la cuestión obrera es el des­
fatiga, el tiempo libre debería también perder tino sobrenatural del hombre. No hay pues duda
necesariamente su sentido natural de alivio y de de que la afirmación del destino trascendente del
descanso entre dos momentos de actividad. Ese hombre constituye el corazón de la doctrina de
tiempo libre se convertiría en el primer elemento León XIII sobre la cuestión obrera. Toca a vos­
de la vida y en ocasión de nuevas y muchas otros, queridos hijos, hacer constantemente en
veces costosas necesidades, como, asimismo, en cada uno de los casos las aplicaciones prácticas,
una fuente de ganancia para aquellos que las a que no hemos podido sino aludir brevemente.
satisfacen. Quedaría así turbada la genuina re­
lación entre la necesidad real y normal y las 18. Lo material, por añadidura. Queridos hijos. 408
exigencias creadas de una manera artificial. Las Jesús dijo un día que aquellos que busquen en
rentas aumentarían necesariamente, pero bien primer lugar el reino de Dios y su justicia, ten­
pronto no serían ya suficientes. La falta de se­ drán todo lo demás por añadidura. A aquella
guridad subsistiría porque la economía social parte de la humanidad, que vive casi sin espe­
nacería de una humanidad y la supondría como ranza sobre la tierra porque ha querido desinte­
desviada de la recta y justa medida de su ser. resarse del reino de Dios, es necesario repetir
16. Los días festivos. León XIII tiene en cambio con energía y con dulzura que existe, sí un sis­
en la Rerum Novarum delante de su mirada al tema para resolver los problemas incluso hu­
hombre recto, que lleva una vida conforme con manos: buscar de nuevo a Dios, mirar de nuevo
los principios cristianos. La técnica moderna so- al Cielo.
(18) Mat. 25, 40.
±W1E

ENCICLICA “MYSTICI CORPORIS CHRISTF5(Hí)


(29-VI-1943)

SOBRE EL CUERPO MISTICO DE CRISTO Y NUESTRA. UNION EN ÉL


CON CRISTO

PI O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

In t r o d u c ió n de tener una Cabeza ceñida de corona


de espinas. Lo cual ciertamente es claro
La situación actual impulsa a tratar testimonio de que todo lo más glorioso
el tema del Cuerpo Místico de Cristo y eximio no nace sino de los dolores,
AS 1. Dignidad y necesidad de esta doc- y que por tanto hemos de alegrarnos
35 trina para la salvación. La doctrina cuando participamos de la pasión de
193 del Cuerpo místico de Cristo, que es la Cristo, a fin de que nos gocemos tam­
Iglesia(1), recibida primeramente de la­ bién con júbilo cuando se descubra su
bios del mismo Redentor, por la que gloria
aparece en su propia luz el gran bene­ Ante todo hay que advertir que así
ficio, nunca suficientemente alabado, como el Redentor del género humano
de nuestra estrechísima unión con tan fue vejado, calumniado y atormentado
excelsa Cabeza, es a la verdad de tal por aquellos mismos, cuya salvación
índole, que por su excelencia y digni­ había tomado a su cargo, así la socie­
dad invita a su contemplación a todos dad por El fundada se parece también
y a cada uno de los hombres movidos en esto a su divino Fundador. Porque,
por el Espíritu divino, e ilustrando sus aun cuando no negamos, antes bien lo
mentes mueve en sumo grado a la confesamos con ánimo agradecido a
ejecución de aquellas obras saludables Dios, que, incluso en esta nuestra tur­
que están en armonía con estas ense­ bulenta época, hay no pocos que, si
ñanzas. Hemos, pues, creído Nuestro bien separadas de la grey de Cristo,
deber hablaros de esta materia en la miran con todo a la Iglesia como a
presente Carta Encíclica, desenvolvien­ único puerto de salvación; sin embargo,
do y exponiendo principalmente aque­ no ignoramos que la Iglesia de Dios
llos puntos que atañen a la Iglesia mi­ no sólo es despreciada, y soberbia y
litante. A hacerlo así Nos mueve no so­ hostilmente rechazada por aquellos
lamente la sublimidad de esta doctrina, que, menospreciada la luz de la sa­
sino también las presentes circunstan­ biduría cristiana, vuelven misérrima-
cias en que nos encontramos. mente a las doctrinas, costumbres e
instituciones de la antigüedad pagana,
2. Los sufrimientos de la Iglesia sino que muchas veces es ignorada,
impulsan a tratar esta verdad. Nos: descuidada y aun mirada con cierto
proponemos en efecto hablar de las tedio y hastío por muchísimos cristia­
194 riquezas encerradas en el seno de la nos, atraídos por la falsa apariencia
Iglesia, que Cristo ganó con su propia de los errores, o halagados por los ali­
sangreW y cuyos miembros se glorían(*) cientes y corruptelas del siglo. Hay,
(*) A. A. S., 35 (1943) 193-248; versión publicada por la Poliglota Vaticana 1943. En un Apéndice
al mismo número 7 de AAS en que aparece el texto latino, se publica también “ la versión italiana hecha
del latín: AAS 35, Apénd. p. 1-52 (P. H.).
(1) Compárese Col. 1, 24. (3) Compárese I Petr. 4, 13.
(2) Act. 20, 28.
— 1590 —
177, 3-5 E n cíc lic a “ M ystici G orporis C h r ist i ” 1591

pues, motivo, Venerables Hermanos, su benevolencia para con la Iglesia,


para que Nos, por la obligación misma sino también porque, viendo como ven
de Nuestra conciencia y asintiendo a al presente levantarse una nación con­
los deseos de muchos, celebremos, p o­ tra otra nación y un reino contra otro
niéndolas ante los ojos de todos, la reino y crecer sin medida las discor­
hermosura, alabanzas y gloria de la dias, las envidias y las semillas de ene­
Madre Iglesia, a quien después de Dios mistad; si vuelven sus ojos a la Iglesia,
debemos todo. si contemplan su unidad recibida del
Cielo — en virtud de la cual todos los
3. Es la fuente de energía en el ca­ hombres de cualquiera estirpe que sean
mino al cielo; los deseos de los bienes se unen con lazo fraternal a Cristo—
espirituales. Y abrigamos la esperanza sin duda se verán obligados a admirar
de que estas Nuestras enseñanzas y una sociedad donde reina caridad se­
exhortaciones han de producir frutos mejante, y con la inspiración y ayuda
abundantes para los fieles en los m o­ de la gracia divina se verán atraídos a
mentos actuales; puesto que sabemos participar de la misma unidad y ca­
que tantas calamidades y dolores de ridad.
esta borrascosa edad, como acerbamen­
te atormentan a una multitud casi in­ 5. Símbolo y ejemplar de la “ unión
numerable de hombres, si se reciben de las naciones” . Hay también una
como de la mano de Dios con ánimo razón peculiar, y por cierto gratísima,
resignado y tranquilo, levantan con por la que vino a Nuestra mente la
cierto natural impulso sus almas de lo idea de esta doctrina y en grado sumo
terreno y deleznable a lo celestial y la recrea. Durante el pasado año, 259
eternamente duradero y excitan en ellas aniversario de Nuestra Consagración
una misteriosa sed de las cosas espiri­ Episcopal, hemos visto con gran con­
tuales y un intenso anhelo que, con el suelo algo especial, que ha hecho res­
estímulo del Espíritu divino, les mueve plandecer de un modo claro y signifi­
y como empuja a buscar con más ansia cativo la imagen del Cuerpo místico de
el Reino de Dios. Porque, a la verdad, Cristo en todas las partes de la tierra.
cuanto más los hombres se apartan de Hemos observado, en efecto, que a pe­
las vanidades de este siglo y del desor­ sar de que la larga y homicida guerra
denado amor de las cosas presentes, deshacía miserablemente la fraterna
tanto más aptos se hacen ciertamente comunidad de las naciones, Nuestros
para penetrar la luz de los soberanos hijos en Cristo, todos y en todas partes,
misterios. En verdad, hoy se echa de con una sola voluntad y caridad levan­
ver quizá más claramente que nunca taban sus ánimos hacia el Padre co ­
la futilidad y vanidad de lo terreno, mún, que recogiendo en sí las preocu­
cuando se destruyen reinos y naciones, paciones y ansiedades de todos, guía
cuando se hunden en los vastos espa­ en tan calamitosos tiempos la nave de
cios del océano inmensos tesoros y ri­ la Iglesia. En lo cual ciertamente echa­
quezas de todas clases, cuando ciudades, mos de ver un testimonio no sólo de la
pueblos y tierras fértiles quedan arra­ admirable unidad del pueblo cristiano,
sadas bajo enormes ruinas y mancha­ sino también de cómo mientras Nos
das con sangre de hermanos. abrazamos con corazón paterno a to­
dos los pueblos de cualquiera estirpe,
4. Podrá llevar a Cristo a los que desde todas partes los católicos, aun
están fuera de la Iglesia. Confiamos, de naciones que luchan entre sí, alzan
además, que cuanto a continuación he­ los ojos al Vicario de Jesucristo, como
mos de exponer acerca del Cuerpo mís­ a Padre amantísimo de todos, que con
tico de Jesucristo no sea desagradable absoluta imparcialidad para con los
ni inútil aún a aquellos que están fuera bandos contrarios y con juicio insobor­
del seno de la Iglesia Católica. Y ello nable, remontándose por encima de las
no sólo porque cada día parece crecer agitadas borrascas de las perturbado-
1592 E n cíclicas del PP. P ío XII Í1943) 177, 6-8

ines humanas, recomienda la verdad, la acerca de la Acción Católica, por lo


justicia y la caridad y las defiende con mismo que han estrechado más y más
todas sus fuerzas. los lazos de los cristianos entre sí y
con la jerarquía eclesiástica, y en pri­
6. Monumento de la gratitud papal. mer lugar con el Romano Pontífice,
Ni ha sido menor el consuelo que Nos han contribuido sin duda no poco a
ha producido el saber que espontánea colocar esta materia en su propia luz.
y gustosamente se había reunido la Mas aunque con justo motivo podemos
cantidad necesaria para poder levantar alegrarnos de las cosas que arriba he­
en Roma un templo dedicado a Nuestro mos apuntado, no por eso hemos de
santísimo antecesor y Patrón E u g e ­ ocultar, que no sólo esparcen graves
n io I. Así, pues, como en la erección errores en esta materia los que están
de este templo, debida a la voluntad y fuera de la Iglesia, sino que entre los
ofertas de todos los fieles, se ha de per­ mismos fieles de Cristo se introducen
petuar la memoria de este faustísimo furtivamente ideas o menos precisas o
acontecimiento, así deseamos que se totalmente falsas, que apartan las al­
patentice el testimonio de Nuestra gra­ mas del verdadero camino de la verdad.
titud por medio de esta Carta Encíclica,
en la cual se trata de aquellas piedras 8. El racionalismo, el naturalismo y
vivas, que edificadas sobre la piedra el falso misticismo consideran peli­
viva angular, que es Cristo, se unen grosa la doctrina del C. M. Porque
para formar el templo santo, mucho mientras por una parte perdura el fic­
más excelso que todo otro templo he­ ticio racionalismo, que juzga absoluta­
cho a mano, es decir, para morada de mente absurdo cuanto trasciende y so­
Dios por virtud del Espíritu(4E brepuja las fuerzas del entendimiento
humano, y mientras se le asocia otro
7. La razón principal de la Encí­ error afín, el llamado naturalismo vul­
clica es de pastoral prevención contra gar, que ni ve ni quiere ver en la Igle­
los errores, pero se realza primero el sia nada más que vínculos meramente
valor de la Liturgia, Eucaristía y Acc. jurídicos y sociales; por otra parte se
Católica. Nuestra pastoral solicitud, sin insinúa fraudulentamente un falso mis­
embargo, es la que Nos mueve princi­ ticismo, que, esforzándose por suprimir
palmente a tratar ahora con mayor los límites inmutables que separan a
extensión de esta excelsa doctrina. Mu­ las criaturas de su Creador, adultera
chas cosas, a la verdad, se han publi­ las Sagradas Escrituras.
cado sobre este asunto; y no ignoramos Ahora bien, estos errores, falsos y
que son muchos los que hoy se dedican opuestos entre sí, hacen que algunos,
con mayor interés a estos estudios, con movidos de cierto vano temor, consi­
los que también se deleita y alimenta deren esta profunda doctrina como al­
la piedad de los cristianos. Y este efecto go peligroso y con esto se retraigan de
parece que se ha de atribuir principal­ ella como del fruto del Paraíso, her­
mente a que la restauración de los estu­ moso, pero prohibido. Pero a la verdad
dios litúrgicos, la costumbre introdu­ no rectamente; pues no pueden ser da­
cida de recibir con mayor frecuencia el ñosos a los hombres los misterios reve­
manjar Eucarístico, y por fin el culto lados por Dios, ni deben, como tesoro
más intenso al Sacratísimo Corazón de escondido en el campo, permanecer
Jesús, de que hoy Nos gozamos, han infructuosos; antes bien han sido dados
encaminado muchas almas a la con­ por Dios, para que contribuyan al
templación más profunda de las ines­ aprovechamiento espiritual de quienes
crutables riquezas de Cristo que se piadosamente los contemplan. Porque,
guardan en la Iglesia. como enseña el Concilio Vaticano “ la
Añádase a esto que los documentos razón ilustrada por la fe, cuando dili­
publicados en estos últimos tiempos4 gente, pía y sobriamente busca, alcanza
(4) Compárese Efes. 2, 21-22; I Petr. 2, 5.
177, 9-11 E n cíc lic a “ M ystici C orporis C h ristl 1593

con la ayuda de Dios alguna inteligen­ sus descendientes, junto con la vida te­
cia, ciertamente fructuosísima, de los rrena, la vida sobrenatural de la gracia.
misterios, ya por la analogía de aque­ Pero después de la miserable caída de
llas cosas que conoce naturalmente, ya A d á n , todo el género humano, viciado
también por el enlace de los misterios por la mancha original, perdió la parti­
entre sí y con el último fin del hom­ cipación de la naturaleza d i v i n a y
b re ’; por más que la misma razón, quedamos todos convertidos en hijos
como lo advierte el mismo santo Con­ de ira^K Mas el misericordiosísimo
cilio, “ nunca llega a ser capaz de pe­ Dios “ de tal modo... amó al mundo que
netrarlos a la manera de aquellas ver­ le dio a su Hijo Unigénito” ^ , y el Ver­
dades que constituyen su propio obje- bo del Padre Eterno con aquel mismo
único divino amor asumió de la des­
cendencia de A d á n la naturaleza hu­
9. El fin y el contenido de la Encí­ mana, pero inocente y exenta de toda
clica. Pesadas maduramente delante de mancha, para que del nuevo y celestial
Dios todas estas cosas; a fin de que A d á n se derivase la gracia del Espíritu
resplandezca con nueva gloria la so­ Santo a todos los hijos del primer pa­
berana hermosura de la Iglesia; para dre; los cuales, habiendo sido por el
que se dé a conocer con mayor luz la pecado del primer hombre privados de
nobleza eximia y sobrenatural de los la adoptiva filiación divina, hechos ya
fieles que en el Cuerpo de Cristo se por el Verbo Encarnado hermanos, se­
unen con su Cabeza; y, por último, se gún la carne, del Hijo Unigénito de
cierre por completo la entrada a los Dios, recibieron el poder de llegar a
múltiples errores en esta materia, Nos ser hijos de DiosO0). Y por esto Cristo
hemos juzgado ser propio de Nuestro Jesús pendiente de la cruz no sólo re­
cargo pastoral proponer por medio de sarció a la justicia violada del Eterno
esta Carta Encíclica a toda la grey Padre, sino que nos mereció además
cristiana (1.) la doctrina del Cuerpo como a consanguíneos suyos una abun­
místico de Jesucristo y (2.) de la unión dancia inefable de gracias.5 6
de los fieles en el mismo Cuerpo con
el divino Redentor, y al mismo tiempo 11. La Iglesia continúa la reden­
(3.) sacar de esta suavísima doctrina ción com o cuerpo místico de Cristo.
algunas enseñanzas, con las cuales el Y bien pudiera en verdad haberla re­
conocimiento más profundo de este partido directamente por sí mismo al
misterio produzca siempre más abun­ género humano, pero quiso hacerlo por
dantes frutos de perfección y santidad. medio de una Iglesia visible en que se
reunieran los hombres, para que por
P rimera P arte medio de ella todos se prestasen una
cierta cooperación mutua en la distri­
LA IGLESIA EL CUERPO MISTICO bución de los divinos frutos de la Re­
DE CRISTO dención. Porque así como el Verbo de
10. La encarnación del Hilo de Dios Dios, para redimir a los hombres con
para redimir la naturaleza humana. Al sus dolores y tormentos, quiso valerse
meditar esta doctrina, Nos vienen des­ de nuestra naturaleza, de modo pare­
de luego a la mente las palabras del cido en el decurso de los siglos se vale
Apóstol: “ Donde abundó el delito, allí de su Iglesia para perpetuar la obra
sobreabundó la gracia” 5 (6)7
. Consta, en
8 comenzada^11*.
efecto, que el padre del género humano Ahora bien, para definir y describir
fue colocado por Dios en tan excelsa esta verdadera Iglesia de Cristo — que
condición, que habría de comunicar a es la Iglesia santa, católica, apostólica,
(5) Sessio III: Const. de fide cath., c. 4 (Den- (9) Juan 3, 16.
zingcr-Umberg, Nr. 1796). (10) Compárese Juan 1, 12.
(6) Rom. 5, 20. (11) Compárese Conc. Vat., Const. de Eccl. prol.
(7) Compárese II Petr. 1, 4. (Denzinger-Umberg, Nr. 1821).
(8) Efes. 2, 3.
1594 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 12-14

romana(121 > — nada hay más noble, na­


4
3 14. Orgánico y jerárquico, estructu­
da más excelente, nada más divino que ra de los miembros. Además de eso,
aquella frase con que se la llama el así como en la naturaleza no basta
Cuerpo místico de Cristo; expresión cualquiera aglomeración de miembros
que dimana y como brota de lo que en para constituir el cuerpo, sino que ne­
las Sagradas Escrituras y en los escritos cesariamente ha de estar dotado de los
de los Santos Padres frecuentemente que llaman órganos, o de miembros que
se enseña. no ejercen la misma función y están
dispuestos en un orden conveniente; así
I. - L a I g l e s ia c o m o “ Cuerpo”
la Iglesia ha de llamarse cuerpo prin­
cipalmente por razón de estar formada
12. Uno, indiviso, visible. Que la por una recta y bien proporcionada
Iglesia es un cuerpo lo dice muchas armonía y trabazón de sus partes, y
veces el sagrado Texto. Cristo, dice el provista de diversos miembros que con­
Apóstol, es la Cabeza del Cuerpo de la venientemente se corresponden los unos
Iglesia(13\ Ahora bien, si la Iglesia es a los otros. Ni es otra la manera como
un cuerpo, necesariamente ha de ser el Apóstol describe a la Iglesia, cuando
una sola cosa indivisa, según aquello dice: Así como... en un solo cuerpo te­
de S a n P a b l o : Muchos formamos en nemos muchos miembros, mas no todos
Cristo un solo cuerpo(14\ Ni solamente los miembros tienen una misma fun­
debe ser una e indivisa, sino también ción, así nosotros, aunque seamos mu­
algo concreto y claramente visible, co­ chos, formamos en Cristo un solo cuer­
mo afirma Nuestro Predecesor L e ó n po, siendo todos recíprocamente miem­
XIII de feliz memoria en su Carta bros los unos de los ofros(16L
Encíclica (‘Satis cognitum” : “ Por lo mis­ Mas en manera alguna se ha de pen­
mo que es cuerpo, la Iglesia se ve con sar que esta estructura ordenada u
los ojos” (15K Por lo cual se apartan de orgánica del Cuerpo de la Iglesia se
la verdad divina aquellos que se forjan limita o reduce solamente a los grados
la Iglesia de tal manera que no pueda de la jerarquía; o que, como dice la
ni tocarse ni verse, siendo solamente sentencia contraria, consta solamente
un ser “ pneumático” , como dicen, en de los carismáticos, los cuales, dotados
el que muchas comunidades de cristia­ de dones prodigiosos, nunca han de
nos, aunque separadas mutuamente en faltar en la Iglesia. Se ha de tener,
la fe, se junten sin embargo por un eso sí, por cosa absolutamente cierta
lazo invisible. que los que en este Cuerpo poseen la
sagrada potestad son los miembros pri­
13. La solidaridad de los miembros marios y principales, puesto que por
del cuerpo. Mas el cuerpo necesita medio de ellos, según el mandato mis­
también multitud de miembros, que de mo del divino Redentor, se perpetúan
tal manera estén trabados entre sí que los oficios de Cristo, doctor, rey y sa­
mutuamente se auxilien. Y así como en cerdote. Pero sin embargo, con toda
este nuestro organismo mortal, cuando razón los Padres de la Iglesia, cuando
un miembro sufre, todos los otros su­ encomian los misterios, los grados, las
fren también con él, y los sanos pres­ profesiones, los estados, los órdenes y
tan socorro a los enfermos; así también los oficios de este Cuerpo, no tienen
en la Iglesia los diversos miembros no sólo ante los ojos a los que han sido
viven únicamente para sí mismos, sino iniciados en las sagradas órdenes; sino
que ayudan también a los demás, y también a todos los que, habiendo
unos a otros se ayudan, ya para mutuo abrazado los consejos evangélicos, lle­
alivio, ya también para edificación ca­ van una vida de trabajo entre los hom­
da vez mayor de todo el Cuerpo.1 4
3
2 bres, o escondida en el silencio, o bien
(12) Compárese Conc. Vat. Const. de fid. cath. (15) León XIII, Encícl. Satis Cognitum, 29-VI-
cap. 1 (Denzinger-Umberg, Nr. 1782). 1806: ASS. 28 (1895/96). 710. En esta Colección:
(13) Col. 1, 18. Encíclica 72, 5, pág. 542.
(14) Rom 12, 4-5. (16) Rom. 12, 4-5.
177, 15-17 E n cíc lic a “ M ystici C orporis C h r ist i ” 1595

se esfuerzan por unir ambas cosas se­ de la Iglesia, caídos en pecado, una
gún su profesión; y no menos a los que, medicina saludable, no solamente para
aun viviendo en el siglo, se dedican con mirar por la salud de ellos mismos, si­
actividad a las obras de misericordia no también para que se aparte de otros
en favor de las almas o de los cuerpos, miembros del Cuerpo místico el peligro
así como también a aquellos que viven de contagio, e incluso se les proporcio­
unidos en casto matrimonio. Más aún, ne un estímulo y ejemplo de virtud.
se ha de advertir que sobre todo en las Ni es esto sólo; porque por la sa­
presentes circunstancias los padres y grada Eucaristía los fieles se nutren y
madres de familia y los padrinos y ma­ robustecen con un mismo manjar y se
drinas de bautismo, y, especialmente, unen entre sí y con la Cabeza de todo
los seglares que prestan su cooperación el Cuerpo por medio de un inefable y
a la jerarquía eclesiástica para dilatar divino vínculo.
el reino del divino Redentor, tienen en Y por último, por lo que hace a los
la sociedad cristiana un puesto honorí­ enfermos en trance de muerte, viene
fico, aunque muchas veces humilde, y en su ayuda la piadosa Madre Iglesia,
que también ellos, con el favor y ayu­ la cual por medio de la sagrada unción
da de Dios, pueden subir a la cumbre de los enfermos, si, por disposición di­
de la santidad, que nunca en la Iglesia vina, no siempre les concede la salud
ha de faltar según las promesas de de este cuerpo mortal, da a lo menos
J e s u c r is t o .
a las almas enfermas la medicina ce­
lestial, para trasladar al Cielo nuevos
15. Botado de medios vitales de san­ ciudadanos y nuevos protectores, que
tificación que son los sacramentos. Y gocen de la bondad divina por todos
así como el cuerpo humano se ve do­ los siglos.
tado de sus propios recursos con los
que atiende a la vida, a la salud y al 16. La viializaeion del hombre social
desarrollo de sí y de sus miembros del por dos sacramentos. De un modo es­
mismo modo el Salvador del género pecial proveyó además Cristo a las ne­
humano por su infinita bondad pro­ cesidades sociales de la Iglesia por me­
veyó maravillosamente a su Cuerpo dio de dos sacramentos instituidos por
místico, enriqueciéndole con los sacra­ El. Pues por el Matrimonio, en el que
mentos, por los que los miembros, co­ los cónyuges son mutuamente ministros
mo gradualmente y sin interrupción, de la gracia, se atiende al ordenado y
fueran sustentados desde la cuna hasta exterior aumento de la comunidad cris­
el último suspiro, y asimismo se aten­ tiana, y, lo que es más, también a la
diera abundantísimamente a las nece­ recta y religiosa educación de la prole,
sidades sociales de todo el Cuerpo. sin la cual correría gravísimo riesgo
En efecto, por medio de las aguas este Cuerpo místico.
purificadoras del Bautismo los que na­ Y con el Orden sagrado se dedican
cen a esta vida mortal no solamente y consagran a Dios aquellos que han de
renacen de la muerte del pecado y inmolar la Víctima Eucarística, los que
quedan constituidos en miembros de han de nutrir al pueblo fiel con el Pan
la Iglesia, sino que además, sellados de los Angeles y con el manjar de la
con su carácter espiritual, se tornan doctrina los que han de dirigirle con
capaces y aptos para recibir todos los los preceptos y consejos divinos, los
otros sacramentos. que finalmente han de confirmarlo con
Por otra parte, con el crisma de la los demás dones celestiales.
Confirmación se da a los creyentes
nueva fortaleza, para que valientemen­ 17. Compuesto de diferentes miem­
te amparen y defiendan a la Madre bros. Respecto de lo cual es de adver­
Iglesia y a la fe que de ella recibieron. tir que así como Dios al principio del
A su vez con el Sacramento de la tiempo dotó al hombre de riquísimos
Penitencia se ofrece a los miembros medios corporales para que sujetara a
1598 E ncíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 27-29

les*37); y desde la Cruz nuestro Salva­ Así que, como en el primer momento
dor, aunque constituido, ya desde el de la Encarnación el Hijo del Eterno
seno de la Virgen, Cabeza de toda la Padre adornó con la plenitud del Espí­
familia humana, ejerce plenísimamente ritu Santo la naturaleza humana que
sobre la Iglesia sus funciones de Ca­ había unido a sí substancialmente, pa- 207
beza. Porque por la victoria de la Cruz, ra que fuese apto instrumento de la
según la sentencia del Angélico y co ­ divinidad en la obra cruenta de la
mún Doctor, mereció el poder y domi­ Redención; así en la hora de su pre­
nio sobre las gentes*38); por la misma ciosa muerte quiso enriquecer a su
aumentó en nosotros aquel inmenso Iglesia con los abundantes dones del
tesoro de gracias, que desde su reino Paráclito, para que fuese un medio
glorioso en el cielo otorga sin interrup­ apto e indefectible del Verbo Encar­
ción alguna a sus miembros mortales; nado en la distribución de los frutos de
por la sangre derramada desde la Cruz la Redención. Puesto que la llamada
hizo que, apartado el obstáculo de la misión jurídica de la Iglesia y la po­
ira divina, todos los dones celestiales, testad de enseñar, gobernar y adminis­
y, en particular, las gracias espirituales trar los sacramentos deben el vigor y
del Nuevo y Eterno Testamento pudie­ fuerza sobrenatural que para la edifi­
sen brotar de las fuentes del Salvador cación del Cuerpo de Cristo poseen, al
para la salud de los hombres, princi­ hecho de que Jesucristo pendiente de
palmente de los fieles; finalmente en la Cruz abrió a la Iglesia la fuente de
el madero de la Cruz adquirió para sí sus dones divinos, con los cuales pu­
a su Iglesia, esto es a todos los miem­ diera enseñar a los hombres una doc­
bros de su Cuerpo místico, puesto que trina infalible, y los pudiese gobernar
no se incorporarían a este Cuerpo mís­ por medio de Pastores ilustrados por la
tico por el agua del Bautismo si no virtud divina y rociarlos con la lluvia
hubieran pasado antes al plenísimo do­ de las gracias celestiales.
minio de Cristo por la virtud salvadora
de la Cruz. 28. Resumen de los efectos de la
redención de Cristo: Un solo Cuerpo
27. Comunicando finalmente a todos con Cristo. Si consideramos atenta­
los redimidos la gracia de Dios. Y si mente todos estos misterios de la Cruz,
con su muerte nuestro Salvador fue no nos parecerán oscuras aquellas pala­
hecho, en el pleno e íntegro sentido de bras del Apóstol, con las que enseña a
la palabra, Cabeza de la Iglesia, de la los Efesios que Cristo con su sangre
misma manera por su sangre la Iglesia hizo una sola cosa a judíos y gentiles,
ha sido enriquecida con aquella abun­ destruyendo... en su carne... la pared
dantísima comunicación del Espíritu, intermedia que dividía a ambos pue­
por la cual, desde que el Hijo del hom­ blos; y también que abolió la Ley Vieja
bre fue elevado y glorificado en su para formar en sí mismo de dos un
patíbulo de dolor, es divinamente ilus­ solo hombre nuevo: la Iglesia; y para
trada. Porque entonces, como advierte reconciliar a ambos con Dios en un
San Agustín*39), rasgado el velo del solo Cuerpo por medio de la Cruz*40).
templo, sucedió que el rocío de los
carismas del Paráclito, que hasta en­ 29. Y 39 por el envío del Espíritu
tonces solamente había descendido so­ Santo el día de Pentecostés. Y a esta
bre el vellón de Gedeón, es decir sobre Iglesia, fundada con su sangre, la for­
el pueblo de Israel, regó abundante­ taleció el día de Pentecostés con una
mente, secado y desechado ya ese ve­ fuerza especial bajada del cielo. Pues­
llón, toda la tierra, es decir la Iglesia to que, constituido solemnemente en
Católica, que no había de conocer con­ su excelso cargo aquel a quien ya antes
fines algunos de estirpe o de territorio. había designado por Vicario suyo, su-
(37) Compárese II Cor. 3, 6. (39) Compárese S. Agust. De gratia Christi et
(38) Compárese S. Thom. III q. 42 a. 1. peccato originali 25, 29 (Migne, P.L. 44, 400).
(40) Compárese Efes. 2, 14-16.
177» 30-32 E n c íc lic a “ M ystici Gorporis C h r is t i ” 1599

bió al Cielo, y sentado a la diestra del esta materia. Y en primer lugar, es


Padre quiso manifestar y promulgar a evidente que el Hijo de Dios y de la
su Esposa mediante la venida visible Bienaventurada Virgen María, se debe
del Espíritu Santo con el sonido de un llamar, por la singularísima razón de
viento vehemente y con lenguas de fue- su excelencia, Cabeza de la Iglesia. Por­
go^41K Porque así como El mismo al que la Cabeza está colocada en lo más
comenzar el ministerio de su predica­ alto. Y ¿quién está colocado en más
ción fue manifestado por su Eterno alto lugar que Cristo Dios, el cual,
Padre por medio del Espíritu Santo como Verbo del Eterno Padre, debe ser
que descendió en forma de paloma y considerado como primogénito de toda
se posó sobre El^424\ de la misma ma­
7
6
5
3 criatura?Í45K ¿Quién se halla en más
nera, cuando los Apóstoles habían de elevada cumbre que Cristo hombre, que
comenzar el sagrado ministerio de la nacido de una Madre inmune de toda
predicación, Cristo nuestro Señor envió mancha es Hijo verdadero y natural de
del cielo a su Espíritu, el cual, tocán­ Dios, y por su admirable y gloriosa re­
dolos con lenguas de fuego, indicase a surrección, con la que se levantó triun­
la Iglesia como con dedo divino su fador de la muerte, es primogénito de
misión sublime. entre los muertos? ¿Quién, final­
mente, está colocado en cima más su­
blime que Aquel que como único... me­
2. Cristo es la “ cabeza” de este
diador de Dios y de los hombres^41)
Cuerpo
junta de una manera tan admirable la
30. Cristo es la Cabeza de la Iglesia tierra con el cielo; que, elevado en la
por seis principales razones. En se­ Cruz, como en un solio de misericor­
gundo lugar se prueba que este Cuerpo dia, atrajo todas las cosas a sí mis-
místico, que es la Iglesia, lleva el nom­ m o(48>; y que, hijo del hombre, escogi­
bre de Cristo, por el hecho de que El do entre millares, es más amado de
ha de ser considerado como su Cabeza. Dios que todos los demás hombres, que
El, como dice San P ablo, es la Cabeza todos los ángeles y que todas las cosas
del Cuerpo de la Iglesia4 (43)4
2
4
1 . El es la
7
6
5 creadas? (49\
Cabeza partiendo de la cual todo el
Cuerpo dispuesto con debido orden, 32. b) Por razón de su real imperio.
crece y aumenta para su propia edifi­ Pues bien, si Cristo ocupa un lugar tan
cación^^. sublime, con toda razón es el único
Bien conocéis, Venerables Hermanos, que rige y gobierna la Iglesia; y también
con cuán convincentes argumentos han por este título se asemeja a la cabeza.
tratado de este asunto los Maestros de Ya que, para usar las palabras de San
la Teología Escolástica, y principal­ Ambrosio, así como la cabeza es la cin­
mente el Angélico y Común Doctor; y dadela regia del cuerpo(50>, y desde
sabéis perfectamente que los argumen­ ella, por estar adornada de mayores
tos por él aducidos responden a las dotes, son dirigidos naturalmente todos
razones alegadas por los Santos Pa­ los miembros a los que está sobrepues­
dres, los cuales, por lo demás, no hicie­ ta para mirar por ellos(51), así el Re­
ron otra cosa que referir y comentar dentor Divino rige el timón de toda la
la doctrina de la Sagrada Escritura. sociedad cristiana y gobierna sus des­
tinos. Y puesto que regir la sociedad
31. a) Por razón de su excelencia. humana no es otra cosa que conducirla
Nos place, sin embargo, para común al fin que le fuera señalado con me­
utilidad, tratar aquí sucintamente de dios aptos y rectamente(52\ es fácil de
(41) Compárese Act. 2, 1-4. (48) Compárese Juan 12, 32.
(42) Compárese Luc. 3, 22; Marcos 1, 10. (49) Compárese Cyr. Alex. Comm. in Ioh. i, 4
(43) Col. 1, 18. (Migne.P.G 73, 69) S. Thom. I, q. 20 a. 4, ad 1.
(44) Compárese Efes. 4, 16; Col. 2, 19. (50) Hexaém. 6, 55 (Migne, P.L. 14, 265).
(45) Col. 1, 15. (51) Compárese S. August. De Agone Christiano,
(46) Col. 1, 18; Apoc. 1, 5. 20, 22 (Migne, P.L. 40. 301).
(47) I Tim. 2, 5. (52) Compárese S. Thom. I, q. 22, a. 1-4.
1600 E n cíclicas del PP. P ío X II (1943) 177, 33-35

ver que nuestro Salvador, imagen y y por otros celestiales abogados, la libra
modelo de buenos Pastores(53>, ejercita de las oleadas de la tempestad, y, tran­
todas estas cosas de manera admirable. quilizado y apaciguado el mar, la con­
suela con aquella paz que supera todo
33. que ejerció en su vida mortal. sentido(58L
Porque El, mientras moraba en la tie­
rra, nos instruyó, por medio de leyes,
35. y que ejerce ahora visible y ordi­
consejos y avisos, con palabras que
nariamente por medio del Romano
jamás pasarán y serán para los hom­
Pontífice. Ni se ha de creer que su
bres de todas las edades espíritu y
gobierno se ejerce solamente de un
vida ^ K Y además concedió a los Após­
modo invisible(59) y extraordinario,
toles y a sus sucesores la triple potes­
siendo así que también de una manera
tad de enseñar, regir y llevar a la san­
patente y ordinaria gobierna el Divino
tidad a los hombres; potestad que, de­
Redentor, por su Vicario en la tierra,
terminada con especiales preceptos,
a su Cuerpo místico. Porque ya sa­
derechos y deberes, fue establecida por
béis, Venerables Hermanos, que Cristo
El como ley fundamental de toda la
Nuestro Señor, después de haber gober­
Iglesia.
nado por sí mismo durante su mortal
peregrinación a su pequeña grey(Q0\
34. que invisible y extraordinaria­ cuando estaba para dejar este mundo y
mente ejerce ahora desde el cielo. Pero volver a su Padre, encomendó el régi­
también directamente dirige y gobier­ men visible de la sociedad por El fun­
na por sí mismo el divino Salvador dada al Príncipe de los Apóstoles. Ya
la sociedad por El fundada. Porque El que, sapientísimo como era, de ningu­
210 reina en las mentes y en las almas de na manera podía dejar sin una cabeza
los hombres y doblega y arrastra aún visible el cuerpo social de la Iglesia
a los rebeldes a su beneplácito. El co­ que había fundado. Ni para debilitar
razón del rey está en manos del Señor; esta afirmación puede alegarse que por 211
lo inclinará a donde quisiere^\ Y con el Primado de jurisdicción establecido
este gobierno interior no solamente tie­ en la Iglesia este Cuerpo místico tiene
ne cuidado de cada uno en particular, dos cabezas. Porque P edro, en fuerza
como pastor y obispo de nuestras al- del primado, no es sino Vicario de Cris­
m as^Q\ sino que además mira por to, por donde no existe más que una
toda la Iglesia, ya iluminando y forta­ Cabeza primaria de este Cuerpo, es
leciendo a sus jerarcas para cumplir
decir, Cristo; el cual, sin dejar de regir
fiel y fructuosamente los respectivos
secretamente por sí mismo a la Iglesia,
cargos, ya también suscitando del seno
que, después de su gloriosa Ascensión
de la Iglesia, especialmente en las más
a los cielos, se funda no sólo en El,
graves circunstancias, hombres y mu­
jeres eminentes en santidad, que sirven sino también en P edro, como en fun­
de ejemplo a los demás fieles para el damento visible, la gobierna además
provecho de su Cuerpo místico. Añáde­ visiblemente por aquel que en la tierra
se a esto que Cristo desde el Cielo mira representa su persona. Que Cristo y su
siempre con particular afecto a su Es­ Vicario constituyen una sola Cabeza,
posa inmaculada, desterrada en este lo enseñó solemnemente nuestro Pre­
mundo; y cuando la ve en peligro, ya decesor B onifacio VIII de inmortal
por sí mismo, ya por medio de sus memoria por las Letras Apostólicas
ángeles^\ ya por Aquella que invo­ “ Unam Sanclam” (G1) y nunca desistie­
camos como Auxilio de los Cristianos, ron de inculcar lo mismo sus sucesores.
(53) Compárese S. Juan 10, 1-18; I Petr. 5, 1-5. (59) Compárese Leo XIII, Satis cognitum, 21-VI
(54) Compárese Juan 6, 23. 1896; ASS. 28 (1896/97) 725; en esta Colección:
(55) Proverb. 21, 1. Encícl. 72, 3-5 págs. 542-543.
(56) Compárese I Petr. 2, 25. (60) Luc. 12, 32.
(57) Compárese Act. 8, 26; 9, 1-19; 10, 1-7; 12, (81) Compárese Corp. Iur. Can. Extr. comm.
3-10. 1, 8, 1. Bula de Bonifacio VIII, Unam Sanctam
(58) Filip. 4, 7. 18-XI-1302 (Denzinger-Umberg, nr. 468).
177, 36-38 E n cíc lic a “ M ystici C órporis C h r is t i ” 1601

Hállanse, pues, en un peligroso error 37. De allí nos condolemos con los
aquellos que piensan poder abrazar a perseguidos. Por lo cual Nos sentimos
Cristo Cabeza de la Iglesia, sin adherir­ grandísima pena cuando llega a Nues­
se fielmente a su Vicario en la tierra. tros oídos que no pocos de Nuestros
Porque quitando esta Cabeza visible, y Hermanos en el Episcopado, por ha­
rompiendo los vínculos sensibles de la cerse de corazón modelos del reba-
unidad, oscurecen y deforman el Cuer­ ñ o(6G\ y por defender fiel y enérgica­
po místico del Redentor de tal manera mente su deber, el sagrado depósito de
que los que andan en busca del puerto la /e (67> que les fue encomendado; por
de salvación no puedan verlo ni encon­ urgir las leyes santísimas, esculpidas en
trarlo. los ánimos de los hombres, y por de­
fender, siguiendo el ejemplo del supre-»
36. y en las iglesias particulares lo mo Pastor, la grey a ellos confiada de
ejerce por medio de los Obispos. Y lo los lobos rapaces, no sólo tienen que
que Nos hemos dicho en este lugar de sufrir las persecuciones y vejaciones
la Iglesia universal, debe afirmarse dirigidas contra ellos mismos, sino tam­
también de las particulares comunida­ bién — lo que para ellos suele ser más
des cristianas tanto Orientales como cruel y doloroso— las levantadas con­
Latinas, de las que se compone la tra las ovejas puestas bajo sus cuida­
única Iglesia Católica; por cuanto ellas dos, contra sus colaboradores en el
son gobernadas por Jesucristo por me­ apostolado, y aun contra las vírgenes
dio de la palabra y la potestad de su consagradas a Dios. Nos, considerando
Obispo. Por lo cual los obispos no sola­ tales injurias como inferidas a Nos mis­
mente han de ser considerados como mos, repetimos las sublimes palabras
ios principales miembros de la Iglesia de Nuestro predecesor de inmortal me­
Universal, como quienes están ligados moria, S a n G r e g o r i o M a g n o : Nuestro
con un vínculo especialísimo con la honor es el honor de la Iglesia univer­
Cabeza divina de todo el Cuerpo, por sal; Nuestro honor es la firme fortaleza
lo que con razón son llamados partes de Nuestros Hermanos; y entonces Nos
principales de los miembros del Se- sentimos honrados de veras, cuando a
ñor^G2\ sino que, por lo que a su pro­ cada uno no se le niega el honor que
pia diócesis se refiere, apacientan y le es debido(Q8h
rigen como verdaderos Pastores, en
nombre de Cristo, la grey que a cada 38. c) Por razón de la mutua nece­
uno ha sido co n fia d a ^ ); pero, hacien­ sidad. Ni por esto hay que pensar que
do esto, no son completamente inde­ la Cabeza, Cristo, estando colocada en
pendientes, sino que están puestos bajo tan elevado lugar, no necesita de la
la autoridad del Romano Pontífice, ayuda del Cuerpo. Porque también de
aunque gozan de jurisdición ordinaria, este místico Cuerpo cabe decir lo que
que el mismo Sumo Pontífice les ha S a n P a b l o afirma del organismo hu­
comunicado. Por lo cual han de ser mano: No puede decir la cabeza a los
venerados por los fieles como suceso­ pies: no necesito de vosotros(69L Es
res de los Apóstoles por institución cosa evidente que los fieles necesitan
divina6(64)6
3
6
2 ; y más que a los gobernantes
5 del auxilio del divino Redentor, puesto
de este mundo, aun los más elevados, que El mismo dijo: Sin mí nada podéis
conviene a los obispos, adornados co ­ hacer^°\ y según el dicho Apóstol,
mo están con el crisma del Espíritu todo el crecimiento de este Cuerpo en
Santo, aquel dicho: No toquéis a mis orden a su desarrollo proviene de la
ungidos(G5\6 5
4
3
2 Cabeza, que es Cristo(71). Con todo, hay
(62) Greg. Magn. Moral. 14, 35, 43 (Migne, (66) Compárese I Petr. 5, 3.
P.L. 75, 1062). (67) Compárese I Tim. 6, 20.
(63) Compárese Conc. Vat. Const. de Eccl. cap. (68) Compárese Ep. ad Eulog. 30 (Migne, P.L.
3 (Denzinger-Umberg, nr. 1828). 77, 933).
(64) Compárese Cod. Iur. Can. can. 329, I. (69) I Cor. 12, 21.
(65) I Paral. 16, 22; Ps. 104, 15. (70) Juan 15, 5.
(71) Compárese Efes. 4, 16; Col. 2, 19.
Encíclicas Pontificias 51
1602 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 39-40

que afirmar, aunque parezca comple­ a la angélica, por la bondad de Dios


tamente extraño, que Cristo también superó a la de los ángeles: Porque Cris­
necesita de sus miembros. En primer to, como dice Santo T omás, es Cabeza
lugar, porque la persona de Cristo es de los ángeles. Porque Cristo es supe­
representada por el Sumo Pontífice, el rior a los ángeles, aun en cuanto a la
cual para no sucumbir bajo la carga humanidad... Además en cuanto hom­
de su oficio pastoral tiene que llamar a bre ilumina a los ángeles e influye en
participar de sus cuidados a otros mu­ ellos. Pero en cuanto a la conformidad
chos, y diariamente tiene que ser ayu­ de la naturaleza. Cristo no es Cabeza
dado por las oraciones de toda la Igle­ de los ángeles porque no asumió la
sia. Además nuestro Salvador, dado que naturaleza angélica, sino — según dice
no gobierna la Iglesia de un modo vi­ el Apóstol— el linaje de Abraham^727 K
3
sible, quiere ser ayudado por los miem­ Ni solamente asumió Cristo nuestra na­
bros de su Cuerpo místico en el desa­ turaleza, sino que además en un cuerpo
rrollo de su misión redentora. Lo cual frágil, pasible y mortal se ha hecho
no proviene de insuficiencia por parte consanguíneo nuestro. Pues si el Verbo
suya, sino más bien porque El así lo se anonadó a sí mismo tomando la for­
dispuso para mayor honra de su Esposa ma de esclavo^737 ), lo hizo para hacer
4
inmaculada. Porque, mientras al morir participantes de la naturaleza divina a
en la Cruz concedió a su Iglesia el in­ sus hermanos según la c a r n e t , tanto
menso tesoro de la redención, sin que en este destierro terreno por medio de
Ella pudiese nada de su parte, en cam­ la gracia santificante, cuanto en la pa­
bio cuando se trata de la distribución tria celestial por la eterna bienaventu­
de este tesoro, no sólo comunica a su ranza. Porque por eso el Hijo Unigé­
Esposa sin mancilla la obra de la san­ nito del Eterno Padre quiso hacerse
tificación, sino que quiere que en algu­ hombre, para que nosotros fuéramos
na manera provenga de ella. Misterio conformes a la imagen del Hijo de
verdaderamente tremendo y que jamás Dios(75\ y nos renovásemos según la
se meditará bastante: que la salvación imagen de aquel que nos c r e ó (7 6 >. Por
de muchos dependa de las oraciones lo cual, todos los que se glorían de
y voluntarias mortificaciones de los llevar el nombre de cristianos, no sólo
miembros del Cuerpo místico de Jesu­ han de contemplar a nuestro divino
cristo, dirigidas a este objeto, y de la Salvador como un excelso y perfectí-
colaboración de los Pastores y de los simo modelo de todas las virtudes, sino
fieles, sobre todo de los padres y ma­ que además, por el solícito cuidado de
dres de familia, con lo que vienen a ser evitar los pecados y por el más esme­
com o cooperadores de nuestro divino rado empeño en ejercitar la virtud, han
Salvador. de reproducir de tal manera en sus cos­
A las razones expuestas para probar tumbres la doctrina y la vida de Jesu­
que Cristo nuestro Señor es Cabeza de cristo que, cuando apareciere el Señor,
su Cuerpo social, hemos de añadir aho­ sean hechos semejantes a El en la glo­
ra otras tres, íntimamente ligadas en­ ria viéndole tal como es^77\
tre sí.
40. Cuando se realiza esa semejan­
39. d) Por razón de la semejanza y za: Misa, votos y órdenes religiosas.
conformidad entre Cabeza y miem­ Y de la misma manera como quiere
bros. Comencemos por la mutua con­ Jesucristo que todos los miembros sean
formidad que existe entre la Cabeza y semejantes a El, así quiere también
el cuerpo, siendo como son de la misma que lo sea todo el Cuerpo de la Iglesia.
naturaleza. Para lo cual es de notar Lo cual en realidad se consigue cuando
que nuestra naturaleza, aunque inferior ella, siguiendo las huellas de su Funda-
(72) Santo Tomás, Comm. in epist. ad Ephes., (75) Compárese Rom. 8, 29.
cap. 1, lect. 8; Hebr. 2, 16-17. (76) Compárese Col. 3, 10.
(73) Filip. 2, 7. (77) Compárese I Juan 3, 2. .¡
(74) Compárese II Petr. 1, 4.
177, 41-43 E n cíc lic a “ M ystici Gorporis C h r ist i ” 1603

dor, enseña, gobierna e inmola el divi­ que de su plenitud inexhausta todos


no sacrificio. Ella además, cuando abra­ participamos^ 1).
za los consejos evangélicos, reproduce
en sí misma la pobreza, la obediencia 42. f) Por razón de su influjo vivifi­
y la virginidad del Redentor. Ella por cador. Estas palabras del discípulo
los múltiples y variados institutos, que predilecto de Jesús Nos mueven a ex­
son como adornos con que se embe­ poner la última razón por la cual se
llece, muestra en alguna manera Cris­ muestra de una manera especial que
to, ya contemplando en el monte, ya Cristo nuestro Señor es Cabeza de su
predicando a los pueblos, ya sanando Cuerpo místico. Porque, así como los
a los enfermos y convirtiendo a los pe­ nervios se difunden desde la cabeza a
cadores, ya finalmente haciendo bien todos nuestros miembros, dándoles la
a todos. No es, pues, de maravillar que facultad de sentir y de moverse, así
la Iglesia mientras se halla en esta tie­ nuestro Salvador derrama en su Iglesia
rra padezca persecuciones, molestias y su poder y eficacia para que con ella
trabajos, a ejemplo de Cristo. los fieles conozcan más claramente y
más ávidamente deseen las cosas divi­
41. e) Por razón de la plenitud de nas. De El se deriva al Cuerpo de la
la comunicación de las gracias sobre­ Iglesia toda la luz con que los creyentes
naturales. Es también Cristo Cabeza son iluminados, y toda la gracia con
de la Iglesia porque aventajándose en que se hacen santos, como El es santo.
la plenitud y perfección de los dones
celestiales, su Cuerpo místico recibe 43. primero, iluminando. Ilumina
algo de su plenitud. Porque — como Cristo a toda su Iglesia; lo cual se
notan muchos Santos Padres— así co­ prueba con casi innumerables textos
mo la cabeza de nuestro cuerpo mortal de la Sagrada Escritura y de los Santos
está dotada de todos los sentidos, mien­ Padres. A Dios nadie jamás le vio; el
tras que las demás partes de nuestro Hijo unigénito que está en el seno del
organismo sólo poseen el sentido del Padre, es quien nos lo ha dado a co-
tacto, así de la misma manera todas nocert82>. Viniendo de Dios como maes-
las virtudes, todos los dones, todos los trot83) para dar testimonio de la ver-
carismas que adornan a la sociedad dac?(84) de tal manera ilustró a la pri­
cristiana, resplandecen perfectí sima- mitiva Iglesia de los Apóstoles, que el
mente en su Cabeza, Cristo. Plugo (al Príncipe de ellos exclamó: ¿Señor, a
Padre) que habitara en El toda pleni- quién iremos? tú tienes palabras de
tud^78). Brillan en El los dones sobre­ vida eterna(85); de tal manera asistió
a los Evangelistas desde el cielo, que
naturales que acompañan a la unión
como miembros de Cristo escribieron
hipostática: puesto que en El habita el
las cosas que conocieron, como al dic­
Espíritu Santo con tal plenitud de gra­ tado de la Cabeza^88). Y aun hoy día es
cia, que no puede imaginarse otra ma­ para nosotros, que moramos en este
yor. A El ha sido dada potestad sobre destierro, autor de nuestra fe, como
toda carnet79); en El están abundantí- será un día su consumador en la pa-
simamente todos los tesoros de la sabi­ tria<87>. El es el que infunde en los
duría y de la ciencia^80). Y la llamada fieles la luz de la fe; El quien enriquece
ciencia de visión de tal manera la posee con los dones sobrenaturales de ciencia,
que, tanto en amplitud como en clari­ inteligencia y sabiduría a los Pastores
dad, supera a la que gozan todos los y Doctores, y principalmente a su Vi­
bienaventurados del Cielo. Y, finalmen­ cario en la tierra, para que conserven
te, está tan lleno de gracia y santidad, fielmente el tesoro de la fe, lo defien-
(78) Col. 1, 19. (84) Compárese Juan 18, 37.
(79) Compárese Juan 17, 2. (85) Compárese Juan 6, 68.
(80) Col. 2, 3. (86) Compárese S. August. De cons. evang. I,
(81) Compárese Juan 1, 14-16. 35, 54 (Migne, P.L. 34, 1070).
(82) Compárese Juan 1, 18. (87) Compárese Hebr. 12, 2.
(83) Compárese Juan 3, 2.
1604 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 44-46

dan con valentía y lo expliquen y co­ rrespondiente a cada miembro, el au­


rroboren piadosa y diligentemente; El mento propio del cuerpo, para su per­
es, por fin, el que, aunque invisible, fección, mediante la caridad(92L
preside e ilumina los Concilios de la
Iglesia(888
>.
2
*1
9 3. Cristo es el “ Sustentador’ y el
“ Conservador” del Cuerpo
44. segundo, santificando a los miem­
bros. Cristo es autor y causa de san­ 45. Cristo sustenta la sociedad di­
tidad. Porque no puede obrarse ningún vina que fundó; es a) fuente de su ser.
acto saludable que no preceda de El Lo que acabamos de exponer, Venera-
como de fuente sobrenatural. Sin mí, blos Hermanos, explanado breve y con­
dijo, nada podéis hacer^89*K Cuando por cisamente la manera cómo quiere Cris­
los pecados cometidos nos movemos a to nuestro Señor que de su divina ple­
dolor y penitencia, cuando con temor nitud afluyan sus abundantes dones a
filial y con esperanza nos convertimos toda la Iglesia a fin de que ésta se le
a Dios, siempre procedemos movidos asemeje en cuanto es posible, sirve no
por El. La gracia y la gloria proceden poco para explicar la tercera razón con
de su inexhausta plenitud. Todos los la que se demuestra que el Cuerpo so­
miembros de su Cuerpo místico, y sobre cial de la Iglesia se honra con el nom­
todo los más importantes, reciben del bre de Cristo: la cual consiste en el he­
Salvador dones constantes de consejo, cho de que nuestro divino Redentor
fortaleza, temor y piedad, a fin de que sustenta de manera divina a la socie­
todo el cuerpo aumente cada día más dad por El fundada.
en integridad y santidad de vida. Y Como sutil y agudamente advierte
cuando los Sacramentos de la Iglesia B e l a r m i n o *93), este nombre de Cuerpo
se administran con rito externo, El es de Cristo no solamente proviene del
quien produce el efecto interior en las hecho de que Cristo debe ser conside­
almas(90). Y asimismo, El es quien, rado Cabeza de su Cuerpo místico, sino
alimentando a los redimidos con su también de que así sustenta a su Igle­
propia sangre, apacigua los desordena­ sia, y así vive en cierta manera en ella,
dos y turbulentos movimientos del al­ que ésta se convierte como en una
ma; El es quien aumenta las gracias y segunda persona de Cristo. Lo cual
prepara la gloria a las almas y a los afirma el Doctor de las gentes escri­
cuerpos. Y estos tesoros de su divina biendo a los Corintios, cuando sin más
bondad los distribuye a los miembros aditamentos llama Cristo a la Igle-
de su Cuerpo místico no sólo por el sía(94\ imitando en esto al divino Maes­
hecho de que los implora como hostia tro que a aquel que perseguía a la Igle­
eucarística en la tierra y glorificada en sia le habló de esta manera: Saulo,
el Cielo, mostrando sus llagas y elevan­ Saulo, ¿por qué me persigues*?(95L Más
do oraciones al Eterno Padre, sino tam­ aún, si creemos al Niseno, el Apóstol
bién porque escoge, determina y dis­ con frecuencia llama Cristo a la Igle-
tribuye a cada uno de las gracias pe­ sia(96); y no ignoráis, Venerables Her­
culiares seaún la medida de la donación manos, aquel dicho de S a n A g u s t í n :
de Cristo<919L De donde se sigue que,
2 Cristo predica a Cristo^97\
recibiendo fuerza del Divino Redentor,
com o de manantial primario, todo el 46. b) fuente de su obrar. Tan excel­
cuerpo trabado y concertado entre sí so nombre no se ha de entender, con
recibe por todos los vasos y conductos todo, de tal manera como si aquel
de comunicación, según la medida co­ vínculo inefable con que el Hijo de
(88) Compárese Ciril. Alex. Ep. 55 de Symb. Pont. 1, 9; De Concil. II, 19.
(Migue P.G. 77, 293). (94) Compárese I Cor. 12, 12.
(89) Compárese Juan 15, 5. (95) Compárese Act. 9, 4; 22, 7; 26, 14.
(901 Compárese S. Thom. III, q. 64 a 3. (96) Compárese Greg. Nyss. De vita Moysis
(91) Efes. 4, 7. (Miañe, P.G. 44, 385).
(92) Efes. 4, 16; compárese Col. 2, 19. (97) Compárese Serm. 354, 1 (Migne, P.L. 39,
(93) Compárese S. Rob. Bellarmino, De Rom. 1563).
177, 47-49 E n c íc lic a “ M ystici C orporis C h r ist i ” 1605

Dios asumió una concreta naturaleza este Espíritu, finalmente, soplando so­
humana se hubiera de extender a la bre sus Apóstoles, lo concedió a la Igle­
Iglesia universal; sino que significa que sia para la remisión de los pecados^101);
nuestro Salvador de tal manera comu­ y mientras sólo Cristo recibió este Es­
nica a su Iglesia los bienes que son píritu sin medida*102) a los miembros
propios de El, que la Iglesia, en todos de su Cuerpo místico se les da de la
los órdenes de su vida, tanto visible plenitud de Cristo, sólo en la medida
como invisible, reproduce en sí, lo de la donación del mismo Cristo*103). Y
más perfectamente posible, la imagen después que Cristo fue glorificado en
de Cristo. Porque por la misión jurí­ la cruz, su Espíritu se comunica a la
dica, con la que el divino Redentor Iglesia con una efusión abundantísima,
envió a los Apóstoles al mundo, como a fin de que Ella y cada uno de sus
El mismo había sido enviado por el miembros se asemejen cada día más a
Padre*98)9, El es quien por la Iglesia nuestro divino Salvador. El Espíritu
bautiza, enseña, gobierna, desata, liga, de Cristo es el que nos hizo hijos adop­
ofrece, sacrifica. tivos de Dios*104), para que algún día
todos nosotros contemplando a cara
47. c) fuente de su vida. Y por aquel descubierta como en un espejo la gloria
don más elevado, interior y verdadera­ del Señor, nos transformemos en la
mente sublime, de que arriba hablamos, misma imagen, de gloria en gloria*105).
describiendo cómo influye la Cabeza
en los miembros, Cristo nuestro Señor 49. Y b) siendo el alma del Cuerpo
hace que la Iglesia viva de su misma Místico. A este Espíritu de Cristo, co­
vida, penetra todo el Cuerpo con su mo a principio invisible, hay que atri­
virtud divina, y alimenta y sustenta a buir también el que todas las partes
cada uno de los miembros, según el estén íntimamente unidas, tanto ellas
lugar que en el Cuerpo ocupan, de entre sí, como con su excelsa Cabeza,
una manera semejante a aquella con estando como está todo en la Cabeza,
que la vid nutre sus sarmientos y hace todo en el Cuerpo, todo en cada uno
que fructifiquen*"). de los miembros; en los cuales está
presente asistiéndoles de muchas ma­
48. El Espíritu Santo es el principio neras según sus diversos cargos y ofi­
de esa vida, siendo a) el Espíritu de cios, según el mayor o menor grado de
Cristo. Y si consideramos atentamente perfección espiritual de que gozan. El
este principio de vida y de eficacia, con su celestial hálito de vida ha de ser
dado por Cristo, en cuanto constituve considerado como el principio de toda
la fuente misma de todo don y de toda acción vital y saludable con todas las
gracia creada, entenderemos fácilmente partes del cuerpo. El, aunque se halle
que no es otro que el Espíritu Santo, presente por sí mismo en todos los
que procede del Padre y del Hijo, y que miembros y en ellos obre con su divino
de una manera peculiar se llama Espí­ influjo, se sirve del ministerio de los
ritu de Cristo o Espíritu del Hí/o*100). superiores para actuar en los inferio­
Porque con este Espíritu de gracia y res; El, finalmente, mientras engendra
de verdad el Hijo de Dios adornó su cada día nuevos miembros a la iglesia
alma en el seno inmaculado de la Vir­ con la acción de su gracia, rehúsa ha­
gen; este Espíritu tiene sus delicias en bitar con la gracia santificante en los
habitar en el alma bienaventurada del miembros totalmente separados. La cual
Redentor como en su amadísimo tem­ presencia y operación del Espíritu de
plo; este Espíritu nos mereció Cristo Cristo la significó breve y concisamente
con su sangre derramada en la Cruz;9 8 Nuestro sapientísimo Predecesor L e ó n
(98) Compárese Juan 17, 18 y 20, 21. (100) . Rom. 8, 9; II Cor. 3, 17; Gal. 4, 6.
(99) Compárese Leo XIII Sapientiae Christianae; (101) Compárese Juan 20, 22.
ASS. 22 (1889/1890) 392; en esta Colección: Encí­ (102) Compárese Juan 3, 34.
clica 56, 5 pág. 397; Satis cognitum, ASS. 28 (1889 (103) Compárese Efes. 1, 8; 4, 7.
/1890) 710; en esta Colecc.: Encícl. 72, 5-6, pá­ (104) Compárese Rom. 8, 14-17; Gal. 4, 6-7.
ginas 542-543; véase Juan 15, 5. (105) Compárese II Cor. 3, 18.
1606 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 50-51

XIII de inmortal memoria en su Carta nórmente hemos tratado del nacimien­


Encíclica “ Diuinum illud” con estas to de la Iglesia en la Cruz, de Cristo
palabras: Baste afirmar esto, que, mien­ dador de la luz y causa de la santidad, 221
tras Cristo es la Cabeza de la Iglesia, el y del mismo modo sustentador de su
Espíritu Santo es su a/ma*106). Cuerpo místico, no hay por qué las
Pero si consideramos esta virtud y explanemos más largamente, sino más
fuerza vital, con la que toda la comu­ bien meditémoslas con ánimo humilde
nidad cristiana es sustentada por su y atento, dando gracias incesantes a
Fundador, no ya en sí misma, sino en Dios. Y lo que nuestro Salvador inició
los efectos creados que de ella nacen un día cuando estaba pendiente de la
veremos que consiste en los dones ce­ cruz, no deja de hacerlo constantemen­
lestiales que nuestro Redentor concede te y sin interrupción en la patria bien­
a la Iglesia juntamente con su Espíritu, aventurada: Nuestra Cabeza, dice San
y produce a una con este mismo Espí­ Agustín, intercede por nosotros: a unos
ritu, dador de la luz sobrenatural y miembros los recibe, a otros los azota,
autor de la santidad. Así que la Iglesia, a unos los limpia, a otros los consuela,
lo mismo que todos sus santos miem­ a otros los crea, a otros los llama, a
bros, pueden hacer suya esta sublime otros los vuelve a llamar, a otros los
frase del Apóstol: Y yo vivo, o más corrige, a otros los reintegra^113). Ahora
bien no soy yo el que vivo: sino que bien; a nosotros se nos ha dado prestar
Cristo vive en mí*107). ayuda a Cristo en esta obra salvadora,
de uno mismo y por uno mismo reci­
bimos la salvación y la damos*114).
4. Cristo es el “ Salvador” y “ Re­
dentor” del Cuerpo
III. - L a Iglesia como “ Cuerpo Místico
50. Con su sangre derramada adqui­ de Cristo”
rió a los cristianos com o miembros
suyos. Estas Nuestras palabras acerca 51. Historia y motivos del califica­
de la Cabeza mística*108) quedarían tivo de “ místico” . Pasemos ya, Vene­
imperfectas si no trataráramos, siquiera rables Hermanos, a explicar y poner
brevemente, de aquel texto del Apóstol: en su luz cómo ha de ser llamado mís­
Cristo es la Cabeza de la Iglesia: El es tico el Cuerpo de Cristo que es la Igle­
el Salvador de su Cuerpo*109). Porque sia. Este calificativo, empleado ya por
con estas palabras se indica la última muchos escritores de la edad antigua,
razón por la que el Cuerpo de la Iglesia se ve confirmado por no pocos docu­
se honra con el nombre de Cristo; a mentos de Sumos Pontífices. Y no es
saber, que Cristo es el Salvador divino uno solo el motivo para usar aquel
de este Cuerpo. El con toda justicia término; ya que por una parte él hace
fue llamado por los Samaritanos Salva­ que el cuerpo social de la Iglesia, cuya
dor del mundo*110); más aún, sin nin­ Cabeza y rector es Cristo, se pueda
guna vacilación debe ser llamado Sal­ distinguir de su Cuerpo físico, que, na­
vador de todos, aunque con San P ablo cido de la Virgen Madre de Dios, está
hay que añadir: mayormente de los fie- sentado ahora a la diestra del Padre y
les*m ). Es decir que, con preferencia se oculta bajo los velos eucarísticos; y
sobre los demás, adquirió con su san­ por otra parte hace que se le pueda
gre aquellos miembros suyos que cons­ distinguir — cosa importante dados los
tituyen la Iglesia(112). Pero, habiendo errores modernos— de todo cuerpo na­
expuesto ya estas cosas cuando ante­ tural, físico o moral.
(106) León XIII Divinum illum, ASS. 29 (1897 (110) Juan 4, 42.
/98) 650; en esta Colecc.: Encícl. 74, 13, pág. 574. (111) Compárese I Tim. 4, 10.
(107) Gal. 2, 20. (112) Act. 20, 28.
(108) Compárese Ambros. De Elia et ieiun. 10, (113) San Agustín, Enarr. in Ps. 85, 5 (Migne,
36-37; y In Psalm. 118 serm. 20, 2 (Migne, P.L. P.L. 37, 1085).
14, 710 y 15, 1483). (114) Clem. Alex. Strom. VII, 2 (Migne, P.G.
(109) Efes. 5, 23. 9, 413).
177, 52-54 E n c íc lic a “ M ystici C órporis C h r ist i ” 1607

52. Las diferencias entre el Cuerpo otro principio interno que, existiendo
Místico y Cuerpo Físico. Porque mien­ de hecho y actuando en toda la con­
tras en un cuerpo natural el principio textura y en cada una de sus partes, es
de unidad traba las partes de suerte de tal excelencia que por sí mismo so­
que éstas se ven privadas de la subsis­ brepuja inmensamente a todos los vín­
tencia propia, en el Cuerpo místico, culos de unidad que sirven para la
por el contrario, la fuerza que opera la trabazón del cuerpo físico o moral. Es
recíproca unión, aunque íntima, junta éste, como dijimos arriba, un principio
entre sí los miembros de tal modo que no de orden natural sino sobrenatural,
cada uno disfruta plenamente de su más aún, absolutamente infinito e in­
propia personalidad. Añádese a esto creado en sí mismo; a saber, el Espíritu
que, si consideramos las mutuas rela­ divino, quien, como dice el A n g é l i c o ,
ciones entre el todo y los diversos siendo uno y el mismo numéricamente,
miembros, en todo cuerpo físico vivo llena y une a toda la Iglesia(116).
todos los miembros tienen como fin
supremo solamente el provecho de todo 54. El Cuerpo místico es esencial­
el conjunto, mientras que todo orga­ mente sobrenatural. El exacto sentido
nismo social de hombres, si se atiende de esta palabra Nos recuerda, según
a su fin último, está ordenado en defi­ eso, cómo la Iglesia, que ha de ser
nitiva al bien de todos y cada uno de tenida por una sociedad perfecta en su
222 los miembros, dada su cualidad de per­ género, no se compone sólo de elemen­
sonas. Así que — volviendo a nuestro tos y constitutivos sociales y jurídicos.
asunto— como el Hijo del Eterno Pa­ Es ella muy superior a todas las demás
dre bajó del cielo para la salvación sociedades humanas^11^ , a las que su- 223
perdurable de todos nosotros, del mis­ pera como la gracia sobrepuja a la na­
mo modo fundó y enriqueció con el turaleza y como lo inmortal aventaja a
Espíritu Divino al Cuerpo de la Iglesia todas las cosas perecederas H18). Y no
para procurar y obtener la felicidad de es que haya que menospreciar ni tener
las almas inmortales, conforme a aque­ en poco estas otras comunidades y so­
llo del Apóstol: Todo es vuestro y vos­ bre todo la Sociedad Civil; sin embar­
otros sois de Cristo; y Cristo es de go no está la Iglesia toda en este orden
Dios^115>. Porque la Iglesia, fundada de cosas, como no está todo el hombre
para el bien de los fieles, tiene como en la contextura de nuestro cuerpo
destino la gloria de Dios y del que El mortal(119). Porque aunque las relacio­
envió, Jesucristo. nes jurídicas, en las que también estri­
ba y se establece la Iglesia, proceden
53. Diferencia entre el Cuerpo Mís­ de la constitución divina dada por Cris­
tico y Cuerpo puramente moral. Y si to y contribuyen al logro del fin supre­
comparamos el cuerpo místico con el mo, sin embargo, lo que eleva a la so­
moral, entonces observaremos que la ciedad cristiana a un grado que está por
diferencia que existe entre ambos es no encima de todos los órdenes de la na­
pequeña sino de suma importancia y turaleza es el Espíritu de nuestro Re­
trascendencia. Porque en el que llama­ dentor que, como manantial de todas
mos moral el principio de unidad no las gracias, dones y carismas, llena
es más que el fin común y la coopera­ constante e íntimamente a la Iglesia y
ción común de todos a un mismo fin mora en ella. Porque así como el orga­
por medio de la autoridad social; mien­ nismo de nuestro cuerpo mortal, aun
tras que en el Cuerpo místico, de que siendo obra maravillosa del Creador,
tratamos, a esta cooperación se añade dista muchísimo de la excelsa dignidad
(115) I Cor. 3, 23; Pius XI, Divini Redemptoris; (118) Compárese León XIII, Satis cognitum;
AAS. 29 (1937) 80; en esta Colecc.: Encícl. 169, 17 ASS. 28 (1895/96) 724; en esta Colección: Encí­
pág. 1491, 1? col. clica 72, 3-6, págs. 543-544.
(116) S. Thomas, De Veritate, q. 29, a. 4, c. fil9 ) Comnárese León XIII, Satis cognitum;
(117) Compárese León XIII, Sapientiae christia- ASS. 28 (1895/96) 710; en esta Colección: Encí­
nac; ASS. 22, 392; en esta Colecc.: Encíclica 56, clica 72, 6, pág. 544.
19, pág. 404.
1608 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 55-57

de nuestra alma, así la estructura de la perpetuar en este mundo la obra divi­


sociedad cristiana, aunque está prego­ na de la redención(123) y para la obten­
nando la sabiduría de su divino Arqui­ ción de este mismo fin procuró que
tecto, es sin embargo una cosa de orden estuviera enriquecida con los dones y
inferior si se la compara con los dones gracias del Espíritu Paráclito. El Eter­
espirituales que la engalanan y vivifi­ no Padre la quiso ciertamente reino del
can con su manantial divino. Hijo de su amor<124); pero un verda­
dero reino, en el que sus fieles rindie­
55. Es al mismo tiempo a) visible e sen pleno homenaje de su entendimien­
invisible. De cuanto venimos escri­ to y voluntad (125*, y con ánimo humil­
biendo y explicando, Venerables Her­ de y obediente se asemejasen a Aquel
manos, se deduce palmariamente el que por nosotros se hizo obediente
grave error de los que arbitrariamente hasta la muerteD26). No puede haber
se forjan una Iglesia escondida e in­ por consiguiente verdadera oposición
visible, así como el de los que la tienen o pugna entre la misión invisible del
por una creación humana dotada de Espíritu Santo y el oficio jurídico de
una cierta regla de disciplina y de ritos los Pastores y Doctores recibido de
externos pero sin la comunicación de Cristo; ya que — como en nosotros el
una vida sobrenatural (12°). p Qr el con­ cuerpo y el alma— se completan y per­
trario, a la manera como Cristo, Cabe­ feccionan mutuamente y proceden del
za y dechado de la Iglesia, no es com­ mismo Salvador nuestro, quien no sólo
prendido íntegramente si en El se con­ dijo al infundir el soplo divino: Reci­
sidera sólo la naturaleza humana visi­ bid el Espíritu Santo^127\ sino también
ble... o sola la divina e invisible natu­ imperó con expresión clara: Como me
raleza... sino que es uno solo de ambas envió el Padre, así os envío Y o ^ 128) ; y
y en ambas naturalezas...; así también asimismo: El que a vosotros oye a Mí
acontece en su Cuerpo místico^121) toda me oye(12dK
224 vez que el Verbo de Dios asumió una
naturaleza humana pasible para que el 57. c) mancillada en sus miembros.
hombre, una vez fundada una sociedad Y si en la Iglesia se descubre algo que 225
visible y consagrada con sangre divina, arguye la debilidad de nuestra condi­
fuera llevado por un gobierno visible ción humana, no hay que atribuirlo a
a las cosas invisible s(122\ su constitución jurídica, sino más bien
a la deplorable inclinación de los indi­
56. b) Iglesia jurídica e Iglesia de viduos al mal, que su divino Fundador
caridad. Por lo cual lamentamos y permite aun en los más altos miembros
reprobamos asimismo el funesto error del Cuerpo místico, para que se pruebe
de los que se antojan una Iglesia iluso­ la virtud de las ovejas y de los Pastores
ria a manera de sociedad alimentada y para que en todos aumenten los mé­
y formada por la caridad a la que — no ritos de la fe cristiana. Porque Cristo,
sin desdén— oponen otra que llaman como dijimos arriba, no quiso excluir
jurídica. Pero se engañan al introducir a los pecadores de la sociedad por
semejante distinción: pues no entien­ El formada; si, por lo tanto, algunos
den que el divino Redentor por este miembros están aquejados de enferme­
mismo motivo quiso que la comunidad dades espirituales, no es ésta razón para
por El fundada fuera una sociedad per­ que disminuya nuestro amor a la Igle­
fecta en su género y dotada de todos, sia, sino más bien para que aumente
los elementos jurídicos y sociales para nuestra compasión hacia sus miembros.
(120) Compárese León XIII, Satis cognitum; prol. (Denzinger-Umberg, nr. 1821).
ASS. 28 (1895/96) 710; en esta Colección: Encí­ (124) Col. 1, 13.
clica 72, 6, pág. 544. (125) Conc. Vat. Sess. III, Const. de fide cathol.
(121) Compárese León XIII, Satis cognitum; cap. 3 (Denzinger-Umberg, nr. 1790).
ASS. 28 (1895/96) 710; en esta Colección: Encí­ (126) Filip., 2, 8.
clica 72, 6, pág. 544. (127) Juan 20, 22.
(122) S. Thomas, De Veritate, q. 29, art. 4, ad 3. (128) Juan 20, 21.
(123) Conc. Vat. Sess. IV, Const. dogm. de Eccl. (129) Lucas 10, 16.
177, 58-61 E n cíc lic a “ M ystici C orporis C h r ist i ” 1609

58. Sin mancilla en su esencia. Y, que se trata de una unión estrechísi­


ciertamente, esta piadosa Madre brilla ma; ya que en la Sagrada Escritura no
sin mancha alguna en los sacramentos sólo se la coteja con el vínculo del
con los que engendra y alimenta a sus santo matrimonio y se la compara con
hijos; en la fe que en todo tiempo con­ la unidad vital de los sarmientos y la
serva incontaminada; en las santísimas vid y la del organismo de nuestro cuer-
leyes con que a todos manda y en los p 0(133), sjno qUe se ja presenta tan
consejos evangélicos con que amones­ íntima, que — conforme a aquello del
ta; y, finalmente, en los celestiales do­ Apóstol: El mismo es la Cabeza del
nes y carismas con los que, inagotable Cuerpo de la Iglesia^134)— enseña la
en su fecundidad (13°), da a luz incon­ más antigua y constante tradición de
tables ejércitos de mártires, vírgenes y los Padres que el Redentor divino cons­
confesores. Y no se le puede imputar a tituye con su Cuerpo social una sola
ella si algunos de sus miembros yacen persona mística, o como dice San Agus­
postrados enfermos o heridos, en nom­ tín : el Cristo íntegro(135L Más aun,
bre de los cuales pide ella a Dios todos nuestro mismo Salvador en su oración
los días: Perdónanos nuestras deudas, sacerdotal no dudó en comparar esta
y a cuyo cuidado espiritual se aplica cohesión con aquella unión admirable
sin descanso con ánimo materno y es­ por la que el Hijo está en el Padre y
forzado. el Padre en el Hijo<136L

59. Conclusión práctica de esta par­ I. - P resentación de la recta


te. De modo que cuando llamamos doctrina
místico al Cuerpo de Jesucristo, el mis­
mo significado de la palabra nos amo­ 61. La comunidad cristiana com o
nesta gravemente; amonestación que perfecto organismo social: a) unidad de
en cierta manera resuena en aquellas fin, fuente y destino. Nuestra trabazón
palabras de S a n L e ó n : Conoce, oh cris­ en Cristo y con Cristo consiste en primer
tiano, tu dignidad, y, una vez hecho lugar en que, siendo la muchedumbre
partícipe de la naturaleza divina, no cristiana por voluntad de su Fundador
quieras volver a la antigua vileza. un Cuerpo social y perfecto, tiene que
Acuérdate de qué Cabeza y de qué haber una unión de todos sus miem­
Cuerpo eres miembro(1 131L
1
0
3 bros por lo mismo que tienden a un
mismo fin. Y cuanto más noble es el
fin que persigue esta unión y más divi­
S egunda P arte
na la fuente de que brota, tanto más
LA UNION DE LOS FIELES excelente será sin duda su unidad. Aho­
CON CRISTO ra bien: el fin es altísimo: la continua
santificación de los miembros del mis­
60. Este vínculo es un misterio pro­ mo Cuerpo para gloria de Dios y del
fundo. Plácenos ahora, Venerables Cordero que fue sacrifica d o^ 1). Y la
Hermanos, tratar muy de propósito de fuente es divinísima; a saber, no sólo
nuestra unión con Cristo en el Cuerpo el beneplácito del Eterno Padre y la
226 de la Iglesia, que si — como con toda solícita voluntad de nuestro Salvador,
justicia lo afirma S a n A g u s t í n ^132*— sino también el interno soplo e impulso
es cosa grande, misteriosa y divina, por del Espíritu Santo en nuestras mentes
eso mismo sucede con frecuencia que y en nuestras almas. Porque si ni si­
algunos la entienden y explican des­ quiera un mínimo acto que lleve a
acertadamente. Y ante todo es evidente la salvación puede ser puesto si no es
(130) Compárese Conc. Vat. Sess. III, Const. (133) Compárese Efes. 5, 22-23; Juan 15, 1-5;
de fide cath., c. 3 (Denzinger-Umberg, nr. 1794). Efes. 4, 16.
(134) Col. 1, 18; véase Efes. 5, 23.
(131) León Magno, Serm. 21, 3 (Migne, P.L. (135) Compárese S. Agustín, Enarr. in Ps. 17,
54, 192-193). 51; 90, 2, 1 (Migne, 36, 154 y 37, 1159).
(132) Compárese August. Contra Faust. 21, 8 (136) Juan 17, 21-23.
(Migne, P.L. 42, 392). (137) Apoc. 5, 12-13.
1610 E n cíclicas del PP. P ío X ll (1943) 177, 62-63

en virtud del Espíritu Santo ¿cómo con que nos adherimos a un solo Dios
podrán tender innumerables muche­ y al que envió, Jesucristo(14°). Y cuán
dumbres de todas las naciones y pue­ íntimamente nos estrecha esta fe con
blos de común acuerdo a la mayor glo­ Dios nos lo enseñan las palabras del
ria de Dios trino y uno, sino por virtud discípulo predilecto de Jesús: Quien­
de Aquel que procede del Padre y del quiera que confesare que Jesús es el
Hijo por un sólo y eterno hálito de Hijo de Dios, Dios está en él y él en¡
amor? ZW 1 141>. Y no menos íntimamente nos
0
*4
8
3
une esta fe cristiana mutuamente y con
62. b) unidad de religión y de go­ la divina Cabeza. Porque cuantos somos
bierno. Por otra parte debiendo ser creyentes, teniendo... el mismo espíritu
este Cuerpo social de Cristo, como diji­ de fe^142\ nos alumbramos con la mis­
mos arriba, visible por voluntad de su ma luz de Cristo, nos alimentamos con
Fundador, es menester que semejante el mismo manjar de Cristo y somos go­
unión de todos los miembros se mani­ bernados por la misma autoridad y
fieste también exteriormente en la pro­ magisterio de Cristo. Y si en todos flo­
fesión de una misma fe, en la comu­ rece el mismo espíritu de fe, vivimos
nicación de unos mismos sacramentos, también la misma vida en la fe del Hijo
en la participación de un mismo sacri­ de Dios, quien nos amó y se entregó
ficio y, finalmente, en la observancia por nosotros^143) ; y Cristo, Cabeza nues­
esmerada de unas mismas leyes. Y, tra, acogido por nosotros y morando
además, es absolutamente necesario que en nuestros corazones por la fe vi-
esté visible a los ojos de todos la Ca­ va^144). así como es el autor de nuestra
beza suprema que guíe eficazmente, pa­ fe, así también será su consumador(145).
ra obtener el fin que se pretende, la
mutua cooperación de lodos: Nos refe­ Si por la fe nos adherimos a Dios
rimos al Vicario de Jesucristo en la en esta tierra como a fuente de verdad,
tierra. Porque así como el divino Re­ por la virtud de la esperanza cristiana
dentor envió al Espíritu Paráclito de lo deseamos como a manantial de la
verdad para que haciendo sus veces(138*1
>
0
4 felicidad, aguardando la bienaventura­
asumiera el gobierno invisible de la da esperanza y la venida gloriosa del
Iglesia, así también encargó a P edro gran Dios*-146), Y por aquel anhelo co ­
y a sus sucesores que, haciendo sus mún del Reino celestial, que nos hace
veces en la tierra, desempeñaran el ré­ renunciar aquí a una ciudadanía per­
gimen visible de la sociedad cristiana. manente para buscar la futura^147\ y
aspirar a la gloria de arriba, no dudó
63. El Cuerpo místico como unión el Apóstol de las gentes en decir: Un
de sentimientos: a) de las tres virtudes Cuerpo y un Espíritu, como habéis sido
teologales. A esos vínculos jurídicos llamados a una misma esperanza de
que ya por sí solos bastan para superar vuestra vocación<148); más aún, Cristo
a todos los otros vínculos de cualquiera reside en nosotros como esperanza de
sociedad humana por elevada que sea, gloria(149).
es necesario que se añada otro motivo Pero si los lazos de la fe y esperanza
de unidad por razón de aquellas tres que nos unen a nuestro divino Reden­
virtudes que tan estrechamente nos tor en su Cuerpo místico son de gran
juntan uno a otro y con Dios: a saber, firmeza e importancia, no son de me­
la fe cristiana, la esperanza y la ca­ nor valor y eficacia los vínculos de la
ridad. caridad. Porque si aun en las cosas
Pues como enseña el Apóstol, uno es naturales el amor, que engendra la
el Señor, una la fe^1S9\ es decir, la fe verdadera amistad, es lo más excelente
(138) Compárese Juan 14, 16 y 26. (144) Compárese Efes. 3, 17.
(130) Efes. 4, 5. (145) Compárese Hebr. 12, 2.
(140) Compárese Juan 17, 3. (146) Tit. 2, 13.
(141) I Juan 4, 15. (147) Compárese Hebr. 13, 14.
(142) II Cor. 4, 13. (148) Efes. 4, 4.
(143) Compárese Gal. 2, 20. (149) Compárese Col. 1, 27.
177, 64-66 E n c íc lic a “ M ystici G orporis Ch r is t i ” 1611

¿qué diremos de aquel amor celestial procamente(155\ como por otra parte
que el mismo Dios infunde en nuestras tanto más unidos y estrechados estare­
almas? Dios es caridad, y quien per­ mos por la caridad, cuanto más encen­
manece en la caridad, permanece en dido sea el amor que nos junte a Dios
Dios y Dios en é/(150>. En virtud, por y a nuestra divina Cabeza.
decirlo así, de una ley establecida por
Dios esta caridad hace que al amarle 65. La unión amorosa con Cristo:
nosotros le hagamos descender amo­ a) El abraza a los hombres con cono­
roso, conforme a aquello: “ Si alyuno cimiento y amor infinitos. Ya antes del
me ama... mi Padre le amará y vendre­ principio del mundo el Unigénito Hijo
mos a él y pondremos en él nuestra de Dios nos abrazó con su eterno e
morada(151\ La caridad, por con si - infinito conocimiento y con su amor
229 guíente, es la virtud que más estrecha­ perpetuo. Y para manifestaros éste de
mente nos une con Cristo, en cuyo un modo visible y admirable, unió a
celestial amor abrasados tantos hijos sí nuestra naturaleza con unión hipos-
de la Iglesia se alegraron de sufrir in­ tática; en virtud de la cual — como
jurias por él y soportarlo todo, aun lo advierte San Máximo de T urín con
más arduo, hasta el último aliento y candorosa sencillez— en Cristo nos 230
hasta derramar su sangre. Por lo cual ama nuestra carne(156>.
nuestro divino Salvador nos exhorta Aquel amorosísimo conocimiento,
encarecidamente con estas palabras: que desde el primer momento de su
Permaneced en mi amor. Y como quie­ Encarnación tuvo de nosotros el Re­
ra que la caridad es una cosa estéril y dentor divino, está por encima de todo
completamente vana si no se manifies­ el alcance escrutador de la mente hu­
ta y actúa en las buenas obras, por eso mana; toda vez que, en virtud de aque­
añadió en seguida: Si observáis mis lla visión beatífica de que disfrutó ape­
preceptos, permaneceréis en mi amor; nas recibido en el seno de la Madre
como yo lie observado los preceptos de divina, tiene siempre y continuamente
mi Padre y permanezco en su amor^152K presentes a todos los miembros del
Cuerpo místico y los abraza con su
64. b) el amor cristiano al prójim o. amor salvífico. ¡Oh admirable digna­
Con todo, a este amor a Dios, a Cristo, ción de la piedad divina para con nos­
es menester corresponda la caridad pa­ otros! ¡Oh inapreciable orden de la
ra con el prójimo. Porque ¿cómo p o­ caridad infinita! En el pesebre, en la
demos asegurar que amamos a nuestro Cruz, en la gloria eterna del Padre,
divino Redentor si odiamos a los que Cristo ve ante sus ojos y tiene unidos
El redimió con su preciosa sangre para a Sí a todos los miembros de la Iglesia
hacerlos miembros de su Cuerpo mís­ con mucha más claridad y mucho más
tico? Por eso el Apóstol predilecto de amor que una madre conoce y ama al
Cristo nos amonesta así: Si alguno di­ hijo que lleva en su regazo, que cual­
jere que ama a Dios mientras odia a su quiera se conoce y ama a sí mismo.
hermano, es mentiroso. Porque quien
no ama a su hermano a quien tiene, 66. La Iglesia “ plenitud” de Cristo.
ante los ojos ¿cómo puede amar a Dios De lo dicho se ve fácilmente, Venera­
a quien no ve? Y este mandato hemos bles Hermanos, por qué escribe tantas
recibido de Dios: que quien ama a veces San P ablo que Cristo está en
Dios, ame también a su hermano(153>. nosotros y nosotros en Cristo. Lo cual
Más aún; hay que afirmar que estare­ ciertamente se confirma con una razón
mos tanto más unidos con Dios, con más profunda. Porque com o expusimos
Cristo, cuanto más seamos miembros antes con suficiente amplitud, Cristo
uno de oíro^154), y más solícitos recí- está en nosotros por su Espíritu, al
(150) I Juan 4, 16. (154) Rom. 12, 5.
(151) Juan 14, 23. (155) I Cor. 12, 25.
(152) Juan 15, 9-10. (156) San Máximo de Turín, Serm. 29 (Migne,
(153) I Juan 4, 20-21. P. L. 57, 594).
1612 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 67-68

cual nos comunica, y por el de tal contraste de las diversas opiniones y de


suerte obra en nosotros, que todas las la coincidencia de pareceres, cuando el
cosas divinas llevadas a cabo por el amor de la verdad y el rendimiento
Espíritu Santo en las almas, se han de debido a la Iglesia guían el estudio,
decir también realizadas por Cristo*157). brotan y se desprenden preciosos rayos
Si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, con los que se logra un adelanto real
dice el Apóstol, este tal no es de El; también en estas disciplinas sagradas.
pero si Cristo está en vosotros... el No censuramos por lo tanto a los que
espíritu vive en virtud de la justifica­ usan diversos métodos para penetrar e
ción*158). ilustrar en lo posible tan profundo mis­
Esa misma comunicación del Espíri­ terio de nuestra admirable unión con
tu de Cristo hace que, al derivarse para Cristo. Pero tengan por norma general
todos los miembros de la Iglesia todos e inconcusa los que no quieran apar­
los dones, virtudes y carismas que con tarse de la genuina doctrina y del ver­
excelencia, abundancia y eficacia encie­ dadero magisterio de la Iglesia, que han
rra la Cabeza y al perfecionarse en de rechazar, tratándose de esta unión
ellos día por día según el sitio que mística, toda forma que haga a los
ocupan en el Cuerpo místico de Jesu­ fieles traspasar de cualquier modo el
cristo, la Iglesia viene a ser como la orden de las cosas creadas e invadir
plenitud y el complemento del Reden­ erróneamente lo divino, hasta el punto
tor; y Cristo viene en cierto modo a que se pueda decir de ellos como pro­
completarse del todo en la Iglesia*159). pio un solo atributo del sempiterno
Con estas palabras hemos tocado la Dios. Y además sostendrán firmemente
331 misma razón por la cual, según la doc­ y con toda certeza que en estas cosas
trina de S a n A g u s t í n , ya brevemente todo es común a la Santísima Trinidad,
indicada, la Cabeza mística, que es puesto que todo se refiere a Dios como
Cristo, y la Iglesia, que en esta tierra a suprema causa eficiente.
hace sus veces como un segundo Cristo,
constituyen un sólo hombre nuevo, en 68. b) Permanece incomprensible,
el que se juntan cielo y tierra para pero se hace presente com o anticipo
perpetuar la obra salvífica de la Cruz: de la visión beatífica. También es ne­
este hombre nuevo es Cristo, Cabeza y cesario que adviertan que aquí se trata
Cuerpo, el Cristo íntegro. de un misterio oculto, el cual, mientras
estemos en este destierro terrenal, de
II. - Avisos p a r a p r o f u n d i z a r e l ningún modo se podrá penetrar con
CONCEPTO DE ESTE MISTERIO
plena claridad ni expresar con lengua
humana. Se dice que las divinas Perso­
67. a) La recta doctrina sobre la nas habitan en cuanto que estando pre­
inhabitación del Espíritu Santo. No sentes de una manera inescrutable en
ignoramos, ciertamente, que para la las almas creadas dotadas de entendi­
inteligencia y explicación de esta recón­ miento, entran en relación con ellas
dita doctrina que se refiere a nuestra por el conocimiento y el amor*160),
unión con el divino Redentor y de aunque de un modo absolutamente so- 232
modo especial a la inhabitación del brenatural y por completo íntimo y
Espíritu Santo en nuestras almas se peculiar. Para aproximarnos un tanto
interponen muchos velos, en los que a comprender esto hemos de usar el
la misma doctrina queda como envuel­ método que el Concilio Vaticano*161)
ta en una cierta oscuridad; dada la recomienda mucho en estas materias;
debilidad de nuestra mente. Pero sabe­ el que procurando obtener luz para co ­
mos que de la recta y asidua investiga­ nocer un tanto los arcanos de Dios, lo
ción de esta cuestión, así como del consigue comparando los misterios mis-
(157) Compárese S. Thom. Comm. in Epist. ad Eph. cap. I lect. 8.
Eph. cao. II Lect. 5. (160) Compárese S. Thom. I q. 43, a. 3.
(158) Rom. 8, 9-10. (161) Sess. III Const. de fid. cath. cap. 4 (Den-
(159) Compárese S. Thom. Comm. in Epist. ad zinger-Umberg nr. 1795).
177, 69-70 E n cíc lic a “ M ystici G orporis C h r is t i ” 1613

tnos entre sí y con el fin último al que por las necesidades de toda la Iglesia.
están enderezados. Oportunamente, se­ Y así como el divino Redentor, al morir
gún eso, al hablar nuestro sapientísimo en la Cruz, se ofreció a sí mismo al
antecesor L eón XIII de feliz memoria Eterno Padre como Cabeza de todo el
de esta nuestra unión con Cristo y del género humano, así también en esta
divino Paráclito que en nosotros habi­ oblación pura(163^ no solamente se
ta, tiende sus ojos a aquella visión bea­ ofrece al Padre Celestial como Cabeza
tífica por la que esta misma trabazón de la Iglesia, sino que ofrece en sí mis­
mística obtendrá algún día en los cie­ mo a sus miembros místicos, ya que a
los su cumplimiento y perfección. Esta todos ellos, aun a los más débiles y
admirable unión, dice, que con nombre enfermos, los incluye amorosísimamen-
propio se llama inhabitación, difiere te en su Corazón.*29
sólo en la condición o estado de aque­ El sacramento de la Eucaristía ade­
lla con que Dios abraza a los del cielo más de ser una imagen viva y agrada­
beatificándolos(162>. Con la cual visión bilísima de la unidad de la Iglesia
será posible de una manera absoluta­ — puesto que el pan que se consagra
mente inefable contemplar al Padre, al se compone de muchos granos que se
Hijo y al Espíritu Santo con los ojos de juntan para formar una sola cosaOQD—
la mente, elevados por luz superior; nos da al mismo autor de la gracia
asistir de cerca por toda la eternidad sobrenatural, para que tomemos de El
a las “ procesiones” de las Personas di­ aquel Espíritu de caridad que nos haga
vinas y ser feliz con un gozo muy se­ vivir no ya nuestra vida sino la de
mejante al que hace feliz a la santísima Cristo y amar al mismo Redentor en
e indivisa Trinidad. todos los miembros de su Cuerpo social.
Si, pues, en las tristísimas circuns­
69. c) La Eucaristía signo y perfec­ tancias que hoy nos acongojan son
cionamiento de esa unión. Lo que lle­ muy numerosos los que tienen tal de­
vamos expuesto de esta estrechísima voción a Cristo nuestro Señor oculto
unión del Cuerpo místico de Jesucristo bajo los velos eucarísticos, que ni la
con su Cabeza, Nos parecería incom­ angustia, ni el hambre, ni la desnudez,
pleto si no añadiéramos aquí algo cuan­ ni el peligro, ni la persecución ni la
do menos acerca de la Santísima Euca­ espada los pueden separar de su cari-
ristía, que lleva esta unión como a su dad(165), ciertamente en este caso la
cumbre en esta vida mortal. sagrada Comunión, que no sin un de­
Quiso Cristo nuestro Señor que esta signio de la divina Providencia ha vuel­
admirable y nunca bastante alabada to a recibirse en estos últimos tiempos
unión, con la que nos juntamos entre con mayor frecuencia comenzando des­
nosotros y con nuestra divina Cabeza, de la niñez, llegará a ser fuente de
se manifestara a los fieles de un modo aquella fortaleza que suscitará y forja­
rá no rara vez verdaderos héroes cris­
singular por medio del Sacrificio Euca-
rístico. Porque en él los ministros sa­ tianos.
grados hacen las veces no sólo de nues­
tro Salvador, sino también del Cuerpo T ercera P arte
místico y de cada uno de los fieles; y AVISOS Y EXHORTACIONES
en él también los mismos fieles, reuni­ PASTORALES
dos en comunes votos y oraciones, ofre­
I. - E rrores acerca de la unión de
cen al Eterno Padre por las manos del
LOS FIELES CON CRISTO
sacerdote el Cordero sin mancilla, he­
cho presente en el altar a la sola voz 70. Errores de la vida ascética en
del mismo sacerdote, como hostia agra­ general. Esto es, Venerables Herma­
dabilísima de alabanza y propiciación 13
2
6 nos, lo que piadosa y rectamente enten-
(162) León XIII, Divinnm lllud, 9-V-1897; ASS. (164) Compárese La Didaché 9, 4 (Funk, Patres
29 (1807) 653; en esta Colección: Encícl. 74, 18, Apostolici 1, 20; o Daniel Ruiz Bueno, Los Pa­
pág. 576. dres B.A.C. Madrid 1950, pág. 86).
(163) Mal. 1, 11. (165) Compárese Rom. 8, 35.
1614 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 71-73

dido y diligentemente mantenido por sólo tiendan con esfuerzo a la cima de


los fieles, les podrá librar más fácil­ la perfección cristiana sino que estimu­
mente de aquellos errores que provie­ len también en lo posible a los otros a
nen de haber emprendido algunos arbi­ conseguirla, todo esto el Espíritu ce­
trariamente el estudio de esta difícil lestial no lo quiere obrar sin que los
cuestión no sin riesgo de la fe católica mismos hombres pongan su parte con
y perturbación de los ánimos. diligencia activa y cotidiana. Porque
los beneficios divinos, dice S a n A m b r o ­
234 71. a) El falso “ misticismo” . Porque s i o , no se otorgan a los que duermen
no faltan quienes, no advirtiendo bas­ sino a los que velan^*1 *168K Que si en
7
6
tante que el Apóstol P a b l o habló de nuestro cuerpo mortal los miembros
esta materia sólo metafóricamente y no adquieren fuerza y vigor con el ejerci­
distinguiendo suficientemente, como cio constante, con mayor razón suce­
conviene, los significados propios y pe­ derá eso en el Cuerpo social de Jesu­
culiares de cuerpo físico, moral y mís­ cristo, en el que cada uno de los miem­
tico, fingen una unidad falsa y equivo­ bros goza de propia libertad, concien­
cada, juntando y reuniendo en una cia e iniciativa. Por eso quien dijo:
misma persona física al divino Reden­ Y yo vivo, o más bien yo no soy el que
tor con los miembros de la Iglesia y, vivo: sino que Cristo vive en m í(ló9>;
atribuyendo a los hombres propiedades no titubeó en afirmar: la gracia suya (es
divinas, hacen a Cristo nuestro Señor decir, de Dios) no estuvo baldía en mí,
sujeto a errores y a la concupiscencia sino que trabajé más que todos aque­
humana. Esta doctrina falaz, en pugna llos; pero no yo, sino la gracia de Dios
completa con la fe católica y con los conmigo(17í)). Es, pues, del todo evi­
preceptos de los Santos Padres, es tam­ dente que con estas engañosas doctrinas
bién abiertamente contraria a la mente el misterio de que tratamos, lejos de
y al pensamiento del Apóstol, quien ser de provecho espiritual para los
aun uniendo entre sí con admirable fieles, se convierte miserablemente en
trabazón a Cristo y su Cuerpo místico, su ruina.
los opone uno a otro como el Esposo
a la Esposa(166>. 73. c) Desprecio de la confesión.
Esto mismo sucede con las falsas opi­
72. b) El falso “ quietismo” . Ni estániones de los que aseguran que no hay
menos alejado de la verdad el peligroso que hacer tanto caso de la confesión
error de los que pretenden deducir de frecuente de los pecados veniales, cuan­
nuestra unión mística con Cristo una do tenemos aquella más aventajada
especie de quietismo disparatado, que confesión general que la Esposa de
atribuye únicamente a la acción del Cristo hace cada día, con sus hijos
Espíritu divino toda la vida espiritual unidos a ella en el Señor, por medio
del cristiano y su progreso en la virtud, de los sacerdotes que están por acercar­
excluyendo y despreciando la coope­ se al altar de Dios. Cierto que, como
ración y ayuda que nosotros debemos bien sabéis, Venerables Hermanos, es­
prestarle. Nadie a la verdad podrá ne­ tos pecados veniales se pueden expiar
gar que el Santo Espíritu de Jesucristo de muchas y muy loables maneras; pero
es el único manantial del que proviene para progresar cada día con más fer­
a la Iglesia y sus miembros toda virtud vor en el camino de la virtud, quere­
sobrenatural. Porque, como dice el Sal­ mos recomendar con mucho encareci­
mista, ¡a gracia y la gloria la dará el miento el piadoso uso de la confesión
Señor(167). Sin embargo, el que los frecuente, introducido por la Iglesia no
hombres perseveren constantes en sus sin una inspiración del Espíritu Santo,
santas obras, el que aprovechen con con el que aumenta el justo conoci­
fervor en gracia y en virtud, el que no miento propio, crece la humildad cris-
O fifi) Compárese Efes. 5, 22-23. (Migne, P. L. 15, 1626).
(167) Salmo 83, 12. (169) Gal. 2, 20.
(168) S. Ambrosio Expos. Evang. sec. Luc. 4, 49 (170) I Cor. 15, 10.
177, 74-76 E n cíc lic a “ M ystici C orporis C h r ist i ” 1615

tiana, se desarraigan las malas costum­ sonas libres y sujetas a especiales ne­
bres, se hace frente a la tibieza e indo­ c e s i d a d e s H71). Y cuán grande aprecio
lencia espiritual, se purifica la concien­ hayan de tener todos de la meditación
cia, se robustece la voluntad, se lleva de las cosas celestiales, se demuestra
a cabo la saludable dirección de las no sólo por las enseñanazs de la Iglesia,
conciencias y aumenta la gracia en vir­ sino también por el uso y ejemplo de
tud del sacramento. Adviertan, pues, todos los santos.
los que disminuyen y rebajan el apre­
cio de la confesión frecuente entre los 75. e) Error del rechazo de la ora­
jóvenes clérigos, que acometen una ción directa a Cristo. Ni faltan, final­
empresa extraña al Espíritu de Cristo mente, quienes dicen que no hemos de
y funestísima para el Cuerpo místico dirigir nuestras oraciones a la persona
de nuestro Salvador. misma de Jesucristo, sino más bien a
Dios o al Eterno Padre por medio de
74. d) Desprecio de las oraciones Cristo, ya que hay que tener a nuestro
personales y privadas. Hay además Salvador, en cuanto Cabeza de su Cuer­
algunos que niegan a nuestras oracio­ po místico, sólo en razón de mediador
nes toda eficacia propiamente impe­ entre Dios y los hombres^112\ Sin em­
tratoria, o que se esfuerzan por insi­ bargo, esto no sólo se opone a la mente
nuar entre las gentes que las oraciones de la Iglesia y a la costumbre de los
dirigidas a Dios en privado son de cristianos, sino que aun contraría a la
poca monta, mientras que las que va­ verdad. Porque, hablando con propie-
len de hecho son más bien las públi­ dada y exactitud, Cristo es a la vez,
cas, hechas en nombre de la Iglesia, ya según su doble naturaleza, Cabeza de
que brotan del Cuerpo místico de Je­ toda la Iglesia^113) ; por lo demás, El
sucristo. Todo eso es ciertamente erró­ mismo aseguró solemnemente: Si algo
neo; porque el divino Redentor tiene me pidiereis en mi nombre, lo haré^17áK
estrechamente unidas a sí no sólo a su Y aunque principalmente en el Sacrifi- 237
Iglesia, como a Esposa que es amadí­ ció Eucarístico — en el cual Cristo es
sima, sino en ella también a las almas a un tiempo sacerdote y hostia y desem­
de cada uno de los fieles, con quienes peña de una manera peculiar el oficio
ansia conversar muy íntimamente, so­ de conciliador— las oraciones se diri­
bre todo después que estos se acercan gen con frecuencia al Eterno Padre por
a la Mesa Eucarística. Y aunque la medio de su Unigénito, sin embargo no
oración común y pública, como proce­ es raro que aun en este mismo sacrifi­
dente de la misma Madre Iglesia, aven­ cio eleven también preces al Divino
taja a todas las otras por razón de la Redentor; ya que todos los cristianos
dignidad de la Esposa de Cristo, sin deben conocer y entender claramente
embargo, todas las plegarias, aun las que el hombre Cristo Jesús es el mismo
dichas muy en privado, lejos de care­ Hijo de Dios, y El mismo Dios. Aun
cer de dignidad y virtud contribuyen más, mientras la Iglesia militante adora
mucho a la utilidad del mismo Cuerpo y ruega al Cordero sin mancha y a la
místico en general, ya que en él todo sagrada Hostia, en cierta manera parece
lo bueno y justo que obra cada uno de responder a la voz de la Iglesia triun­
los miembros redunda, por la Comu­ fante que perpetuamente canta: Al que
nión de los Santos, en el bien de todos. está sentado en el trono y al Cordero,
Y nada impide a cada uno de los hom­ bendición, honor y gloria e imperio por
bres, por el hecho de ser miembros de los siglos de los siglos^115\
este Cuerpo, el que pidan para sí mis­
mos gracias especiales, aun de orden II. - Nuestro amor a la Iglesia
terreno, con la debida sumisión a la 76. Exhortación a amar a la Iglesia.
voluntad divina; toda vez que son per-1 3 Después que, como Maestro de la Igle-
2
7
(171) Compárese S. Thom. II-II q. 83, a. 5 y 6. a. 4, cuerpo.
(172) I Tim. 2, 5. (174) Juan 14, 14.
(173) Compárese S. Thom. De Veritate, q. 29, (175) Apoc. 5, 13.
1616 E ncíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 77-78

sia universal, hemos iluminado las men­ dos cantos y a los ritos litúrgicos que
tes con la luz de la verdad comentando elevan nuestras mentes a las cosas ce­
este misterio que comprende la arcana lestiales, sino también a los sacramen­
unión de todos nosotros con Cristo, juz­ tos y a los diversos ejercicios de pie­
gamos, Venerables Hermanos, propio dad, mediante los cuales la misma
de Nuestro oficio pastoral estimular Iglesia suavemente llena y consuela las
también los ánimos a amar íntima­ almas de los fieles con el Espíritu de
mente este místico Cuerpo con aquella Cristo. Ni sólo tenemos el deber de co ­
encendida caridad que se manifiesta rresponder, como conviene a hijos, a
no sólo en el pensamiento y las pala­ aquella su maternal piedad para con
bras, sino también en las mismas obras. nosotros, sino también el de reveren­
Porque si los que profesaban la Anti­ ciar su autoridad recibida de Cristo y
gua Ley cantaron de su Ciudad terrena: que cautiva nuestros entendimientos en
“ Si me olvidare de ti, Jerusalén, sea obsequio del mismo Cristo(179); y por
entregada al olvido mi diestra; mi len­ esta razón se nos ordena sujetarnos a
gua pegúese a mis fauces, si no me sus leyes y a sus preceptos morales a
acordare de ti; si no me propusiere a veces un tanto duros a nuestra natura­
Jerusalén como el principio de mi ale- leza, decaída de su primera inocencia;
gría” (116\ con cuánta mayor gloria y y que reprimamos con la mortificación
más efusivo gozo no nos hemos de re­ voluntaria nuestro cuerpo rebelde; más
gocijar nosotros, porque habitamos una aún, se nos aconseja abstenernos tam­
Ciudad construida en el monte santo bién de vez en cuando de las cosas
de vivas y escogidas piedras siendo agradables aunque sean lícitas. No bas­
Cristo Jesús la primera piedra angu- ta amar este Cuerpo místico por el
lar^177\ Puesto que nada más glorioso, esplendor de su divina Cabeza y de
nada más noble, nada, a la verdad, sus celestiales dotes; sino que debemos
más honroso se puede pensar que for­ amarlo también con amor eficaz, según
mar parte de la Iglesia santa, católica, se manifiesta en nuestro carne mortal,
apostólica y romana por medio de la es decir, constituido por elementos hu­
cual somos hechos miembros de un solo manos y débiles, aun cuando éstos a
y venerando Cuerpo, somos dirigidos veces no respondan debidamente al lu­
238 por una sola y excelsa Cabeza, somos gar que ocupan en aquel venerable
penetrados de un solo y divino Espí­ Cuerpo.
ritu; somos, por último, alimentados en
este terreno destierro con una misma 78. b) porque Cristo vive en todos
doctrina y un mismo angélico Pan, has­ los miembros. Mas para que este amor
ta que por fin gocemos en las cielos sólido e íntegro more en nuestras almas
de una misma felicidad eterna. y aumente de día en día, es necesario
que nos acostumbremos a ver en la
77. Las razones de nuestro amor Iglesia al mismo Cristo. Porque Cristo
a la Iglesia: a) porque Cristo la fun­ es quien vive en su Iglesia, quien por
dó y por el carácter que le dio. Pe­ medio de ella enseña, gobierna y con­
ro, para que no seamos engañados fiere la santidad; Cristo es también
por el ángel de las tinieblas que se quien de varios modos se manifiesta en
transfigura en ángel de luz^178\ sea sus diversos miembros sociales. Cuan­
ésta la suprema ley de nuestro amor: do, según eso, los fieles todos se esfuer- 239
que amemos a la Esposa de Cristo, cual zan realmente por vivir con este espí­
El la quiso y con su sangre la adquirió. ritu de fe viva, entonces ciertamente no
Conviene, pues, tengamos gran afecto sólo honrarán y rendirán el debido aca­
no sólo a los Sacramentos con los que tamiento a los miembros más elevados
la Iglesia, piadosa Madre, nos alimen­ de este Cuerpo místico y a aquellos
ta; no sólo a las solemnidades con las sobre todo que, por mandato de la divi­
que nos solaza y alegra, y a los sagra- na Cabeza, tendrán que dar un día
(176) Salmo 136, 5-6. (178) Compárese II Cor. 11, 14.
(177) Efes. 2, 20; I Petr. 2, 4-6. (179) Compárese II Cor. 10, 5.
177, 79-81 E n c íc lic a “ M ystici Gorporis C h r ist i ” 1617

cuenta de nuestras almas(180), sino que 81. a) En la plenitud del afecto. Y


también tendrán en su corazón a aque­ en primer lugar imitemos la amplitud
llos a quienes nuestro Salvador mostró de este amor. Una es a la verdad la
amor singularísimo: es decir, a los dé­ Esposa de Cristo, la Iglesia; sin em­
biles, a los heridos, a los enfermos, que bargo el amor del divino Esposo es tan
necesitan la medicina natural o la so­ vasto, que no excluye a nadie, sino que
brenatural: a los niños cuya inocencia abraza en su Esposa todo el género
corre hoy tantos peligros y cuyas tier­ humano. Y así nuestro Salvador derra­
nas almas se modelan como la cera; a mó su sangre, para reconciliar con Dios
los pobres, finalmente, a quienes debe­ en la cruz a todos los hombres de dis­
mos socorrer reconociendo en ellos con tintas naciones y pueblos mandando que
suma piedad la misma persona de Jesu­ formasen un solo Cuerpo. Por lo tanto
cristo. el verdadero amor a la Iglesia exige no
79. c) vive también en tarados y de­sólo que en el mismo Cuerpo seamos
mentes. Porque como justamente ad­ recíprocamente miembros solícitos los
vierte el Apóstol: Mucho más necesarios unos de los otros(18é\ que se alegran
son aquellos miembros del cuerpo que si un miembro es glorificado y se com­
parecen más débiles; y a los que juzga­ padecen si otro su/reU85), sino que aun
mos miembros más viles del cuerpo, a a los otros hombres que todavía no
estos ceñimos de mayor adorno(1811 *\ están unidos con nosotros en el Cuerpo
2
8
Expresión gravísima que, por razón de de la Iglesia, los reconzcamos como
Nuestro altísimo oficio, juzgamos deber hermanos de Cristo según la carne, lla­
repetir ahora, cuando con íntima aflic­ mados juntamente con nosotros a la
ción vemos que a veces se priva de la misma salvación eterna. Es verdad, des­
vida a los contrahechos, a los dementes, graciadamente, que principalmente en
a los afectos de enfermedades heredi­ nuestros días no faltan quienes se jac­
tarias, por considerarlos como carga ten con arrogancia de su aversión, de
molesta de la sociedad; y que algunos su odio, de su envidia, com o de algo
alaban esta manera de proceder como que eleva y enaltece la dignidad y el
una nueva invención del progreso hu­ valor Humano. Pero nosotros, mientras
mano, sumamente provechoso a la uti­ contemplamos con dolor los funestos
lidad común. Pero, ¿qué hombre sen­ frutos de esta doctrina, sigamos a nues­
sato no ve que esto se opone gravísima- tro pacífico Rey que nos enseñó a amar
mente no sólo a la ley natural y divi- no sólo a los que no provienen de la
jxa(1821) grabada en la conciencia de misma nación o de la misma estir-
3
8
todos, sino también a los más íntimos pe(186), s¡no aun a ios mismos enemi-
sentimientos humanos? La sangre de gos(18D, Nosotros, penetrando el ánimo
estos hombres tanto más amados del de la suavísima frase del Apóstol de
Redentor cuanto más dignos de com ­ las gentes, cantemos con él mismo cuál
pasión, clama a Dios desde la tierra(188\ sea la longitud, la anchura, la altura,
III. - Imitar a Cristo en su amor la profundidad de la caridad de Cris-
a la I glesia to(188>, que, ciertamente, ni la diversi­
80. El modelo de este amor, el amordad de pueblos y costumbres puede
de Cristo a la Iglesia. Mas para que romper, ni el espacio del inmenso océa­
poco a poco no se vaya enfriando la no disminuir, ni las guerras, emprendi­
sincera caridad con que debemos mirar das por causa justa o injusta, disolver.
a nuestro Salvador en la Iglesia y en En esta gravísima hora, Venerables
los miembros de ella, es muy conve­ Hermanos, en la que tantos dolores
niente contemplar al mismo Jesús como desgarran los cuerpos y tantas afliccio­
ejemplar de amor para con la Iglesia. nes las almas, conviene que todos sean
(180) Compárese Heb. 13, 17. (184) Compárese Rom. 12, 5; I Cor. 12, 25.
(181) I Cor. 12, 22-23. (185) Compárese I Cor 12, 26.
(182) Compárese Decreto S. Oficio, 2-XII-1940; (186) Compárese Luc. 10, 33-37.
AAS. 32 (1940) 553. (187) Compárese Luc. 6, 27-35; Mat. 5, 44-48.
(183) Compárese Gén. 4, 10. (188) Compárese Efes. 3, 18.
1618 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 82-83

estimulados a esta celestial caridad, pa­ Y no podemos pasar aquí en silencio


ra que aunadas las fuerzas de todos los a los padres y madres de familia a
buenos — mencionamos principalmen­ quienes nuestro Salvador confió los
te a los que en toda clase de asociacio­ miembros más tiernos de su Cuerpo
nes se ocupan en socorrer a los de­ místico; insistentemente, pues, induz-
más— se venga en auxilio de tan ingen­ cámoles, por el amor de Cristo y de
tes necesidades de alma y cuerpo, con la Iglesia, a que miren con diligentísi­
admirable emulación de piedad y mise­ mo cuidado por la prole que se les ha
ricordia; y así vienen a resplandecer encomendado, y se esfuercen por pre­
en todas partes la industriosa generosi­ servarla de todo género de insidias con
dad y la inagotable fecundidad del las cuales hoy tan fácilmente se la
Cuerpo místico de Jesucristo. seduce.

82. b) En la perseverancia y efica-83. c) En la oración e intercesión por


241 cia. Y puesto que a la amplitud de la los diferentes miembros de la Iglesia.
caridad con que Cristo amó a su Iglesia De una manera muy particular mostró
corresponde en El una constante efica­ nuestro Redentor su ardentísimo amor
cia de esa misma caridad; también nos­ para con la Iglesia en las piadosas sú­
otros debemos amar al Cuerpo místico plicas que por ella dirigía al Padre
de Cristo con asidua y fervorosa vo­ celestial. Puesto que — bástenos recor­
luntad. Ciertamente no puede señalarse dar esto— todos conocéis, Venerables
un momento en el cual nuestro Reden­ Hermanos, que El, cuando estaba ya
tor, desde su Encarnación, cuando puso para subir al patíbulo de la cruz, otó
el primer fundamento de su Iglesia, fervorosamente por P edro*189), por los
hasta el término de su vida mortal, no damás Apóstoles*190), por todos aquellos
haya trabajado hasta el cansancio, a que mediante la predicación de la pa­
pesar de ser Hijo de Dios, ya con los labra divina habían de creer en E/*191).
fúlgidos ejemplos de su santidad, ya Imitando, pues, este ejemplo de Cris­
predicando, conversando, reuniendo y to, roguemos cada día al Señor de la
estableciendo, para formar o confirmar mies, para que envíe operarios a su
su Iglesia. Deseamos, pues, que todos mies*192); y elevemos todos cada día a
cuantos reconocen a la Iglesia como a los cielos la común plegaria y encomen­
Madre, ponderen atentamente que no demos a todos los miembros del Cuerpo
sólo los ministros sagrados y aquellos místico de Jesucristo. Y ante todo, a
que se han consagrado a Dios en la los obispos a quienes se les ha confiado
vida religiosa, sino también los demás especialmente el cuidado de sus respec­
miembros del Cuerpo místico de Jesu­ tivas diócesis; luego a los sacerdotes y
cristo tienen obligación, cada uno según a los religiosos y religiosas, quienes
sus fuerzas, de colaborar intensa y di­ llamados a la herencia de Dios, ya en
ligentemente en la edificación e incre­ la propia patria, ya en lejanas regiones
mento del mismo Cuerpo. Y deseamos de infieles defienden, acrecientan y pro­
que de una manera especial adviertan pagan el reino del Divino Redentor.
esto — aunque por lo demás lo hacen Esta común plegaria no olvide, pues,
ya laudablemente— los que militando a ningún miembro de este venerable
en las filas de la Acción Católica coope­ Cuerpo, pero recuerde principalmente
ran en el ministerio apostólico con los a los que están agobiados por los dolo­
obispos y los sacerdotes, y aquellos que res y las angustias de esta vida terrena,
en asociaciones piadosas prestan como o a los que ya fallecidos se purifican en
auxiliares su ayuda al mismo fin. Y no el fuego del purgatorio. Tampoco pase
hay quien no vea que el celo iluminado por alto a aquellos que se instruyen en
de todos éstos es ciertamente, en las los preceptos cristianos para que cuan­
presentes condiciones, de suma impor­ to antes puedan ser perdonados con
tancia y de máxima trascendencia. las aguas del Bautismo.
(189) Compárese Luc. 22, 32. (191) Compárese Juan 17, 20-23.
(190) Compárese Juan 17, 9-19. (192) Compárese Mat. 9, 38; Luc. 10, 2.
177, 84-85 E n c íc lic a “ M ystici C orporis C h r ist i ’ 1619

84. Por los que no pertenecen al salvación eterna^196>; pues, aunque por
Cuerpo visible de la Iglesia. Y ardien­ cierto inconsciente deseo y voto están
temente deseamos que se extiendan ordenados al Cuerpo místico del Re­
también con encendida caridad estas dentor, carecen sin embargo de tantos
comunes plegarias a aquellos que o y tan grandes dones y socorros celes­
todavía no han sido iluminados con la tiales, como sólo en la Iglesia Católica
verdad del Evangelio ni han entrado es posible gozar. Entren, pues, en la
en el seguro aprisco de la Iglesia, o, unidad católica y, unidos todos con Nos
por una lamentable excisión de fe y en el único organismo del Cuerpo de
de unidad, están separados de Nos que, Jesucristo, converjan en una sola Ca­
aunque inmerecidamente, representa­ beza en comunión de amor gloriosísi-
mos en este mundo la persona de Jesu­ mo(197). Sin interrumpir jamás las ple­
cristo. Por esta causa repitamos una y garias al Espíritu de amor y de verdad,
otra vez aquella oración de nuestro Nos los esperamos con los brazos ele­
Salvador al Padre celestial: Que todos vados y abiertos como a los que vienen
sean una misma cosa, como tú, Padre, no a casa ajena sino a la propia casa
estás en mí y yo en tí, así también ellos paterna.
sean una misma cosa en nosotros; para Pero sí deseamos que la incesante
que crea el mundo que tú me has en- plegaria común de todo este Cuerpo
viado(119Sh
4
1
3
9 místico se eleve a Dios, para que todos
los descarriados entren cuanto antes en
85. Exhortación a la adhesión a la el único redil de Jesucristo, declaramos
Iglesia visible que debe ser enteramen­ con todo que es absolutamente necesa­
te libre y voluntaria. También a aque­ rio que esto se haga libre y espontá­
llos que no pertenecen al organismo neamente, ya que nadie cree sino que­
visible de la Iglesia Católica, ya desde riéndolo*198>. Por esta razón si algunos,
el comienzo de Nuestro Pontificado sin fe, son de hecho obligados a entrar
como bien sabéis, Venerables Herma­ en el edificio de la Iglesia y acercarse
nos, Nos los hemos confiado a la celes­ al altar y recibir los Sacramentos, éstos
tial tutela y providencia, solemnemente sin duda no por eso se convierten en
afirmando, a ejemplo del Buen Pastor, verdaderos fieles de Cristo*199); porque
que nada llevamos más en el corazón la fe sin la cual es imposible agradar a
que el que tengan vida y la tengan en Dios*200) debe ser un libérrimo home­
más abundancia^194). Esta Nuestra so­ naje del entendimiento y de la volun-
lemne afirmación deseamos repetirla tad(201\ Si alguna vez, pues, aconte­
por medio de la presente Carta Encí­ ciere que, contra la constante doctrina
clica, en la cual hemos cantado las ala­ de esta Sede Apostólica*202), alguien es
banzas del grande y glorioso Cuerpo llevado contra su voluntad a abrazar
de Cristo(195\ implorando las oraciones la fe católica, Nos, conscientes de Nues­
de toda la Iglesia para invitar desde lo tro oficio no podemos menos de repro­
más íntimo del corazón a todos y a barlo. Pero, puesto que los hombres
cada uno de ellos a que rindiéndose gozan de una voluntad libre y pueden
libre y espontáneamente a los internos también,, impulsados por las perturba­
impulsos de la gracia divina, se esfuer­ ciones del alma y por las depravadas
cen por salir de ese estado, en el que pasiones, abusar de su libertad, por eso
no pueden estar seguros de su propia es necesario que sean eficazmente atraí-

(193) Juan 17, 21. (198) Compárese S. Agustín In loann. Ev. tract.
(194) Compárese Pío XII, Encíclica Summi Pon- 26, 2 (Migne, P.L. 30, 1607).
tificatus, 20-X-1939; AAS. 31 (1939) 419; en esta (199) Compárese San Agustín In loann. Ev. tract.
Colecc, Encícl. 173, 6 p. 1536; véase Juan 10, 10. 26, 2 (Migne P.L. 30, 1607).
(200) Ilebr. 11, 6.
(195) Iren. Adv. Hser. IV, 33, 7 (Migne, P.G. (201) Conc. Vat. Const. de fide cath. cap. 3
7, 1076). (Denzinger-Umberg, nr. 1790).
(196) Compárese Pius IX, lam vos omnes, 13-IX- (202) Compárese León XIII, Immortale Deiy 1-
1868; Act. Conc. Vat. 150, 7, 10. XI-1885; AAS. 18 (1885) 174-175; en esta Colec­
(197) Compárese Gelas. I, Epist. 14 (Migne, P.L. ción Encícl. 46, 25, pág. 333; Cod. Iur. Can. c.
59, 89). 1351.
1620 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 86-87

dos por el Padre de las luces a la ver­ ha hecho al pequeño y al grande y cui­
dad, mediante el Espíritu de su amado da por igual de todos; si bien a los más
Hijo. Y si muchos, por desgracia, viven grandes amenaza un tormento mayor.
aún alejados de la verdad católica y A vosotros por lo tanto, Reyes, se diri- 245
no se someten gustosos al impulso de gen estas mis palabras, para que apren­
la gracia divina, se debe a que ni dáis la sabiduría y no perezcáis(207).
ellos<203> ni los fieles dirigen a Dios
oraciones fervorosas por esta intención. 87. d) En los sufrimientos y la sa­
Nos por consiguiente exhortamos una tisfacción. Cristo nuestro Señor mos­
y otra vez a todos a que, inflamados tró su amor a la Esposa sin mancilla
en amor a la Iglesia, a ejemplos del no sólo con su intenso trabajo y su
divino Redentor, eleven continuamente constante oración, sino también con sus
estas plegarias. dolores y angustias, sufridas por ella
libre y amorosamente. Habiendo ama­
86. Plegaria por los miembros que do a los suyos... los amó hasta el
son gobernantes. Y principalmente en /in*208). Y no ganó la Iglesia sino con
las presentes circunstancias parece ser su sangre*209>. Decididos, pues, siga­
más oportuno y necesario que se nie­ mos estas huellas sangrientas de nues­
gue con fervor por los Reyes y Prínci­ tro Rey, como lo exige nuestra salva­
pes y por todos aquellos que, gober­ ción que hemos de poner a buen segu­
nando a los pueblos, pueden con su ro: que si hemos sido injertados con El
tutela externa ayudar a la Iglesia; para por medio de la representación de su
que, restablecido el recto orden de las muerte, igualmente lo hemos de ser
cosas, la paz, que es obra de la justi­ representando su resurrección*210), y
cial204), emerja para el atormentado si morimos con él, también con él vi­
género humano de entre las aterradoras viremos*211). Esto lo exige también la
olas de esta tempestad, mediante el so­ caridad genuina y eficaz de la Iglesia
plo vivificante de la caridad divina, y y de las almas por ella engendradas
nuestra piadosa Madre Iglesia pueda para Cristo. Porque aunque nuestro
llevar una vida quieta y tranquila, en Salvador por medio de crueles sufri­
toda piedad y castidad(205). Se ha de mientos y de una acerba muerte mere­
suplicar insistentemente a Dios que to­ ció para su Iglesia un tesoro infinito de
dos los que están al frente de los pue­ gracias, sin embargo estas gracias, por
blos amen la sabiduría(206), de tal suer­ disposición de la divina Providencia,
te que jamás caiga sobre ellos aquella no se nos conceden todas de una vez;
gravísima sentencia del Espíritu Santo: y la mayor o menor abundancia de las
El Altísimo examinará vuestras obras y mismas dependen también no poco de
escudriñará los pensamientos, porque, nuestras buenas obras, con las que se
siendo ministros de su reino, no habéis atrae sobre las almas de los hombres
juzgado rectamente ni observado la ley esta lluvia divina de celestiales dones
de la justicia, ni habéis procedido se­ gratuitamente dada por Dios. Y esta
gún la voluntad de Dios. De manera misma lluvia de celestiales gracias será
espantosa y repentina se os presentará, ciertamente abundantísima, si no sola­
porque se hará un riguroso juicio de mente elevamos a Dios ardientes ple­
aquellos que ejercen potestad sobre garias, sobre todo participando con de­
otros. Porque con los pequeños se usa­ voción, si es posible diariamente, del
rá misericordia, mas los poderosos su­ Sacrificio Eucarístico; si no solamente
frirán grandes tormentos. Porque Dios nos esforzamos en aliviar con obras de
no exceptuará persona alguna ni res­ caridad los pesares de tantos meneste­
petará la grandeza de nadie; ya que El rosos; sino si también preferimos a las
.I
(203) Compárese San Agustín In Ioann. Ev. (207) Compárese Sab. 6, 4-10.
tract. 26, 2 (Migne, P.L. 30, 1607). (208) Juan 13, 1.
(204) Is. 32, 17. (209) Compárese Act. 20, 28.
(205) Compárese I Tim. 2, 2. (210) Rom. 6, 5.
(206) Compárese Sab. 6, 23. (211) II Tim. 2, 11.
177, 88-90 E n cíc lic a “ M ystici C orporis C h r isti ” 1621

cosas caducas de este siglo los bienes nuestros días especialísimamente, Ve­
imperecederos y si domamos con m or­ nerables Hermanos, tomen todos como
tificaciones voluntarias este cuerpo m or­ un deber el hacerlo así, cuando la es­
tal, negándole las cosas ilícitas e impo­ pantosa conflagración bélica incendia
niéndole las ásperas y arduas; si, en casi todo el orbe y es causa de tantas
fin, aceptamos con ánimo resignado, co ­ muertes, tantas miserias, tantas cala­
mo de las manos de Dios, los trabajos midades; igualmente hoy día de un
y dolores de esta vida presente. Por­ modo particular sea obligación de todos
que así, según el Apóstol, cumpliremos apartarse de los vicios, de los halagos
en nuestra carne lo que resta que pade­ del siglo y de los desenfrenados place­
cer a Cristo en pro de su Cuerpo mís­ res del cuerpo, y aun de aquella futili­
tico, que es la Iglesia(212\ dad y vanidad de las cosas terrenas que
en nada ayudan a la formación cristia­
88. Oblación de sí mismo para unir na del alma ni a la consecución del Cie­
el sufrimiento humano con el divino. lo. Más bien, hemos de inculcar en
Al escribir esto, se presenta desgracia­ nuestra mente aquellas gravísimas pa­
damente ante Nuestros ojos una ingente labras de Nuestro inmortal Predecesor
multitud de infelices desventurados que S a n L e ó n M a g n o , quien afirma que
Nos hace llorar amargamente: Nos re­ por el bautismo hemos sido hechos
ferimos a los enfermos, a los pobres, a carne del Crucificado<213>; y aquella
los mutilados, a las viudas y huérfanos hermosísima súplica de S a n A m b r o s i o :
y a muchos otros que por sus propias Llévame, oh Cristo, en la Cruz que es
calamidades, o las de los suyos, no ra­ salud para los que yerran; sólo en ella
ras veces desfallecen hasta morir. A está el descanso de los fatigados; sólo
todos aquellos, pues, que por cualquier en ella viven cuantos mueren(214\
causa yacen en la tristeza y en la con­
goja, con ánimo paterno les exhortamos 90. Resumen de esta parte: renovada
a que, confiados, levanten sus ojos al exhortación al amor a la Iglesia. Antes
Cielo y ofrezcan sus aflicciones a Aquel de terminar, no podemos menos de
que un día les ha de recompensar con exhortar una y otra vez a todos a que
abundante galardón. Recuerden todos amen a la Iglesia, Madre piadosa, con
que su dolor no es inútil, sino que para caridad solícita y eficaz. Ofrezcamos
ellos mismos y para la Iglesia ha de ser cada día al Eterno Padre nuestras ora­
de gran provecho, si animados con esta ciones, nuestros trabajos, nuestras con­
intención lo toleran pacientemente. A gojas por su incolumidad y por su más
la más perfecta realización de este de­ próspero y vasto desarrollo, si en rea­
signio contribuye en gran manera la lidad deseamos ardientemente la salva­
cotidiana oblación de sí mismos a Dios, ción de todo el género humano redi­
que suelen hacer los miembros de la mido con la sangre divina. Y mientras
piadosa asociación llamada Apostolado el cielo se entenebrece con centellean­
de la Oración; asociación que, como gra­ tes nubarrones y grandes peligros se
tísima a Dios, deseamos de corazón re­ ciernen sobre toda la Humanidad y
comendar aquí con el mayor encareci­ sobre la misma Iglesia, confiemos nues­
miento. tras personas y todas nuestras cosas al
Padre de las misericordias, suplicán­
89. Especialmente, durante la gue­ dole: Vuelve tu mirada, Señor, te lo
rra deben todos sacrificarse y negarse rogamos, sobre esta tu familia, por la
a sí mismos. Y si en todo tiempo he­ cual nuestro Señor Jesucristo no dudó
mos de unir nuestros dolores a los tor­ en entregarse en manos de los malhe­
mentos del divino Redentor, para pro­ chores y padecer el tormento de la
curar la salvación de las almas, en Cruz(215\

(212) Compárese Col. 1, 24; 1, 18. (214) San Ambrosio, In Ps. 118, 22. 30 (Migne,
(213) Compárese León Magno Serm. 63, 6; 66, 3 P.L. 15, 1521).
(Migne, P.L. 54. 357 y 366). (215) Oficio de la Semana Santa.
1622 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 177, 91-93

E p íl o g o cara en prodigiosos dones a la Iglesia


recién nacida, el día de Pentecostés.
DE LA SMA. VIRGEN MARIA MADRE Ella en fin, soportando con ánimo es­
Y MODELO DE TODOS LOS MIEM­ forzado y confiado sus inmensos dolo­
BROS DEL CUERPO MISTICO res, como verdadera Reina de los már­
tires, más que todos los fieles cumplió
91. Ella es madre también del Cuer­
po Místico de la Iglesia. La Virgen lo que resta que padecer a Cristo en
sus miembros... en pro de su cuerpo
Madre de Dios, cuya alma santísima
fue más que todas las demás creada místico, que es la Iglesia^218), y prodigó
por Dios llena del Espíritu divino de al Cuerpo místico de Cristo nacido del
Jesucristo, haga eficaces, Venerables Corazón abierto de nuestro Salva­
Hermanos, estos Nuestros deseos, que dora219^ el mismo maternal cuidado y
también son los vuestros, y nos alcance la misma intensa caridad con que ca­
a todos un sincero amor a la Iglesia; lentó y amamantó en la cuna al tierno
ella que dio su consentimiento en re­ Niño Jesús.
presentación de toda la naturaleza hu­
mana a la realización de un matrimo­ 92. Es madre de todos los miembros.
nio espiritual entre el Hijo de Dios y Ella, pues, Madre santísima de todos
la naturaleza humana(216\ Ella fue la los miembros de Cristo(22°), a cuyo
que dio a luz con admirable parte, a Corazón inmaculado hemos consagrado
Jesucristo nuestro Señor, adornado ya confiadamente todos los hombres, la
en su seno virginal con la dignidad de que ahora brilla en el Cielo por la glo­
Cabeza de la Iglesia, como que era la ria de su cuerpo y de su alma y reina
fuente de toda vida sobrenatural; la juntamente con su Hijo, obtenga de El
que al recién nacido presentó como con su apremiante intercesión que de
Profeta, Rey y Sacerdote a aquellos la excelsa Cabeza desciendan sin inte­
que de entre los judíos y de entre los rrupción sobre todos los miembros del
gentiles habían llegado los primeros a Cuerpo místico copiosos raudales de
adorarlo. Y además su Unigénito, ce­ gracias; y con su eficacísimo patroci­
diendo en Caná de Galilea a sus mater­ nio, como en tiempos pasados, proteja
nales ruegos, obró un admirable mila­ también ahora a la Iglesia y alcance,
gro por el que creyeron en él sus discí­ por fin, de Dios tiempos más tranqui­
pulos^217^. Ella fue la que, libre de los a ella y a todo el género humano.
toda mancha personal y original, unida
siempre estrechísimamente con su Hijo, 93. Bendición Apostólica. Nos, con­
lo ofreció como nueva Eva al Eterno fiados en esta sobrenatural esperanza,
Padre en el Gólgota, juntamente con el como auspicio de celestiales gracias y
holocausto de sus derechos maternos testimonio de Nuestra especial benevo­
y de su materno amor, por todos los lencia, a cada uno de Vosotros, Vene­
hijos de Adán manchados con su deplo­ rables Hermanos, y a la grey que está
rable pecado; de tal suerte que la que a cada uno confiada, damos de todo
era Madre corporal de nuestra Cabeza corazón la Bendición Apostólica.
fuera, por un nuevo título de dolor y Dado en Roma, junto a San Pedro,
de gloria, Madre espiritual de todos el día 29 de junio, en la fiesta de los
248 sus miembros. Ella fue la que por me­ Santos Apóstoles Pedro y Pablo, del
dio de sus eficacísimas súplicas consi­ año 1943, quinto de Nuestro Pontifi­
guió que el Espíritu del divino Reden­ cado.
tor otorgado ya en la Cruz, se comuni­ PIO PAPA XII.

(216) S. Thom. III, q. 30, a. 1. Oficio del Sagrado Corazón.


(217) Juan 2, 11. (220) Compárese Pío X, Ad diem illum, 2-II-
(218) Col. 1, 24. 1904; AAS. 36 (1903/04) 453; en esta Colección
(219) Compárese el Himno de las Vísperas del Encíclica 93, 5 pág. 709.
ENCICLICA “DIVINO AFFLANTE SPIRITU”^
(30-IX-1943)
SOBRE EL ESTUDIO DE LA SAGRADA ESCRITURA
P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
I n t r o d u c c ió n humano, quiso liberalmente dar para
enseñar, para convencer, para corregir,
Ocasión: la Encíclica <eProvidentissimus para dirigir en la justicia, a fin de que
Deus” . - Modo de celebrar su el hombre de Dios sea perfecto y esté
cincuentenario apercibido para toda obra buenafD. No
AAS 1. Los Papas custodian, defienden es, pues, de admirar que la Santa Igle­
35 y emplean para alimento de los fieles sia, tratándose de este tesoro dado del
297 la Biblia. Por inspiración del divino cielo, que ella posee como preciosísima
Espíritu escribieron los sagrados escri­ fuente y divina norma de la doctrina
tores aquellos libros que Dios, confor­ sobre la fe y las costumbres, así como
me a su paterna caridad con el género(*) lo recibió incontaminado de manos de
(*) A. A. S., 35 (1943) 297-325. Versión española publicada por la Tipografía Vaticana. Las notas del
original van entre (. .) y las añadidas por nosotros en [. .]. (P. H.).
Introducción [para el lector no versado en asuntos bíblicos y exegéticos:]
Los errores de los herejes originan definiciones y precisiones de la verdad evangélica. Aunque no
lleguen a herejías, ciertas exageraciones dentro y fuera del campo católico dan no pocas veces ocasión
a que el Magisterio de la Iglesia publique sus orientaciones y documentos. Estas declaraciones gene­
ralmente sobrepasan lo accidental y esporádico del ataque y presentan la verdad católica concerniente
a fondo. Este es el caso de muchos documentos pontificios y parece ser también el de la prfesente
Encíclica “ Divino Afilante Spiritu” . Pues, los principales errores y exageraciones que un sacerdote
italiano cuyo raro seudónimo era “ Dain Cohenel” y su verdadero nombre Dolindo Ruotolo, difundió
en sus voluminosas “ meditaciones” : “ La Sacra Scrittura” y su opúsculo anónimo: “ Gravísimo peligro” ,
fueron tratados como “ ex professo” en la parte doctrinal de esta Encíclica, rebasando naturalmente en
mucho, aunque incluyéndolo, el rechazo de las falsas opiniones de dicho sacerdote. Conviene, pues,
recordar los detalles del incidente, porque arrojan no poca luz sobre el modo de presentarse las
enseñanzas y las formulaciones de la presente Encíclica.
En efecto, entre los años 1929 y 1939 difundíase por toda Italia y en pequeña escala fuera de ella
una obra de meditaciones en 13 tomos que abarcan los libros que van del Génesis al Eclesiástico, escrita
en italiano, intitulada: “ La Sagrada Escritura, Psicología, Comentario, Meditación” , bajo el seudónimo
de Dain Cohenel, el sacerdote napolitano Don Dolindo Ruotolo, personalmente piísimo y sin tacha
pero por desgracia “ literalmente ayuno de estudios bíblicos” , como alguien dijera. El Santo Oficio
puso la obra (todos los volúmenes y todas las ediciones), “ doñee corrigatur” , “ hasta tanto no se
corrija” , en el Indice de los libros prohibidos, por decreto del 20 de Noviembre de 1940 (AAS. 32,
[1940] 553). En la página siguiente de AAS. se lee que el autor “ se sometió humildemente al juicio
de la Iglesia” . Mas a fines de Mayo de 1941 fue presentado a Pío XII, según anunció el anónimo
autor, que era el mismo Ruotolo, un opúsculo intitulado: “ Un gravísimo peligro para la Iglesia y
para las almas” , el cual fue enviado luego también en sobre abierto “ anónimamente” y “ reservadí­
simo de conciencia” a todos los Cardenales y Obispos y Superiores de Ordenes Religiosas” . Atribuye
en el opúsculo (48 págs.) la condenación de su obra “ La Sacra Scrittura” a “ inevitables imperfecciones
de toda obra humana” y a “ defectos de forma” ; llama a los estudiosos “ descuartizadores” de la
Biblia que escriben sus comentarios con “ excesos de orgullo, de ilogicidad, de presunción, de confu­
sión y de profanación con frecuencia, sacrilega, de la palabra de Dios” .
El 20 de Agosto de 1941 la Pontificia Comisión Bíblica se dirigió en una carta aprobada por Pío XII
en audiencia del 16 del mismo mes y año a los Arzobispos y Obispos de Italia, que habían recibido
el opúsculo anónimo también, para refutar las tesis equivocadas de Ruotolo. (La carta fue “ anónima” ,
pero, efectivamente resultó ser del Pbro. Ruot¡olo). El texto íntegro de la Carta de la Comisión está
en AAS 33 (1941) 466-470, firmada por el Card. Tisserant y el secretario P. Vosté O. P. En su primera
parte hace un resumen de los errores diciendo:
“ El opúsculo quiere ser una defensa de una cierta exégesis llamada de “ meditación” ; más, sobre
todo, es una virulenta acusación contra el estudia científico de las Sagradas Escrituras.
“ El examen filológico, histórico, arqueológico, etc., de la Biblia no son otra cosa, según ese opúsculo
y su autor, que racionalismo, naturalismo, modernismo, escepticismo, ateísmo, etc.; para entender bien
la Biblia, precisa dejar libre curso al espíritu, como si cada uno estuviese en comunión personal con
la Sabiduría divina, y recibiese del Espíritu Santo especiales luces individuales, como pretendieron
(1) II Tim. 3, 16 ss.
— 1623 —
1624 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 2

los Apóstoles, así lo haya custodiado por sagrados y canónicos los libros en­
con todo esmero, defendido de toda teros con todas sus partes, tal es como
falsa y perversa interpretación y em­ se han solido leer en la Iglesia Católica
pleado solícitamente en el ministerio y se hallan en la antigua edición Vul-
de comunicar a las almas la salud so­ gata l a t i n a Y en nuestro tiempo el
brenatural, como lo atestiguan a toda Concilio Vaticano, a fin de reprobar las
luz casi innumerables documentos de falsas doctrinas acerca de la inspira­
todas las edades. Por lo que hace a ción, declaró que estos mismos libros
298 los tiempos modernos, cuando de un se han de tener por sagrados y canó­
modo especial corrían peligro las divi­ nicos no ya porque compuestos con la
nas Letras en cuanto a su origen y recta sola industria humana hayan sido des­
exposición de ellas, la Iglesia tomó a pués aprobados con su autoridad, ni
su cuenta el defenderlas y protegerlas solamente porque contengan la revela­
todavía con mayor diligencia y empeño. ción sin error, sino porque escritos con
la inspiración del Espíritu Santo tienen
2. El Tridenfino define el canon y a Dios por autor, y como tales fueron
el Vaticano y León XIII la inspira­ entregados a la misma Iglesia(2 3L Más
ción. De ahí que ya el Sacrosanto adelante, cuando contra esta solemne
Concilio Tridentino pronunció con de­ definición de la doctrina católica, en
creto solemne que deben ser tenidos la que a los libros enteros con todas
los primeros protestantes. Por eso el anónimo con extremada violencia ataca a personas e institutos
científicos pontificios; denigra el espíritu de los estudios bíblicos científicos; “ el espíritu maldito de
orgullo, de presunción, de superficialidad, paliada con investigación ceñuda y con hipócrita escrupu­
losidad de la letra” (pág. 40), desprecia la erudición, el estudio de las lenguas orientales y de las
otras ciencias auxiliares, y se desliza en graves errores acerca de los principios fundamentales de la
hermenéutica católica conformes con la noción teológica de la inspiración bíblica, desconociendo la
doctrina de los sentidos de las Sagradas Escrituras, y tratando con suma ligereza el sentido literal y
su cuidadosa investigación; por último, como si ignorase la historia de los textos originales y de las
versiones antiguas, así como la naturaleza y la importancia de la crítica textual, propugna una falsa
teoría sobre la autenticidad de la Vulgata.”
La refutación de que cada uno de los puntos (El sentido literal, el uso de la Vulgata, el de la
crítica textual y el estudio de las lenguas «orientales y de las ciencias auxiliares hace la Comisión
Bíblica por intermedio de su presidente, Cardenal, Tisserant y su Secretario P. Vosté O.P. lo daremos
literalmente en los respectivos capítulos de esta Encíclica. (Notas (25), (26), (27) y [31]).
* * *
El resumen de la Encíclica “ Divino Afilante Epiritu” .
En la primera (de las dos partes de que se compone la Encíclica) de carácter histórico, enumera
Pío XII las enseñanzas dadas y las obras bíblicas realizadas p»or sus inmediatos antecesores (León XIII,.
Pío X, Benedicto XV y Pío XI), mencionando la creación de la Pontificia Comisión Bíblica y de la
L ’Ecole Biblique de Jerusalén bajo el Pontificado de León XIII, la concesión de títulos académicos por
parte de la Comisión, la ordenación de los estudios bíblicos en los Seminarios y la creación del Ponti­
ficio Instituto Bíblico de Roma, bajo San Pío X y la obligatoriedad de grados académicos en Sagrada
Escritura para los profesores del ramo en los Seminarios y la erección del monasterio benedictino de
San Jerónimo para la revisión de la Vulgata, bajo Pío XI, para nombrar aparte la recomendación
de la Sociedad de San Jerónimo bajo Benedicto XV.
Pío XII no menciona las obras bíblicas pontificias más bien defensivas, como la lucha antimodernis-
tica, la condenación de Loisy, la Encíclica “ Pascendi” , el Decreto “ Lamentábili” , la Encíclica “ Spirilus
Paraclitus” , las resoluciones y respuestas de la Pontificia Comisión Bíblica.
El impulso dado a la ciencia bíblica por León XIII ha sido fecundo: florece la crítica textual, los
comentarios bíblicos, las versiones, el apostolado de la divulgación bíblica, las asociaciones, congresos,
semanas, bibliotecas y el movimiento popular bíblico.
La segunda parte es doctrinal y pastoral y gira alrededor del tema: Estudio y aprovechamiento de
la Biblia en los tiempos presentes. Habla de lo que la ciencia ha hecho por los estudios bíblicos desde
la Encíclica “ Providentissimus Deus” de León XIII, por medio de las excavaciones, de descubrimientos
de monumentos literarios, papiros, códices, luego por medio del estudio de las lenguas antiguas, de la
crítica textual y su relación con la autoridad de la Vulgata. A continuación explica el sentido literal
y el recto uso del sentido espiritual. Finalmente señala las obligaciones del exégeta contemporáneo,
los géneros literarios y el modo de tratar las cuestiones difíciles y el empleo de la Sagrada Escritura
en la instrucción de los fieles, para terminar en oposición a Ruotolo y otros expresando el reconoci­
miento de la Iglesia a los estudiosos Maestros de Sagrada Escritura.
* * *
Véase también la nota [43] en que la Pontificia Comisión Bíblica da instrucciones prácticas para
muchos puntos expuestos en la parte doctrinal de esta Encíclica. (P. H.).2
(2) Conc. de Trento, ses. IV decr. 1; Ench. (3) Conc. de Trento, ses. III c. 2; Ench. Bibl.
Bibl. Nr. 60 (45); Denz-Umb. Nr. 784; Mansi, Coll. Nr. 77 (62); Mansi Coll. Conc. 51, 431.
Conc. 33, 22.
178, 3-4 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S pir it u ” 1625

sus partes se atribuye esta divina auto­ A) P arte Histórica


ridad inmune de todo error, algunos
escritores católicos osaron limitar la SOLICITUD DE LEON XIII Y SUS
verdad de la Sagrada Escritura tan sólo SUCESORES POR LOS ESTUDIOS
a las cosas de fe y costumbres, y en BIBLICOS
cambio lo demás que perteneciera al
orden físico o histórico reputarlo como I. - L a obra de L eón XIII
dicho de paso y en ninguna manera í. Doctrina de la inerrancia o exclu­
— como ellos pretendían— enlazado sión de todo error de la Biblia
con la fe, nuestro Antecesor de inmor­
tal memoria L eón X iii en su Carta En­ 4. Lenguaje, modismos, credibilidad
cíclica uProvidentissimus Deus” , dada e inspiración. El primero y sumo em­
el 18 de noviembre del año 1893^, peño de L eón XIII fue el exponer la
reprobó justísimamente aquellos erro­ doctrina de la verdad contenida en los
res, y afianzó con preceptos y normas Sagrados Libros y vindicarlos de las
sapientísimas los estudios de los Divi­ impugnaciones. Así fue como con graves
nos Libros. palabras declaró que no hay absoluta­
mente ningún error, cuando el hagió-
3. Pío XII aprovecha la celebración grafo, hablando de cosas físicas, se
del cincuentenario para hablar del atuvo (en el lenguaje) a las apariencias
estudio bíblico. Y toda vez que es con­ de los sentidos, como dice el Angéli­
veniente conmemorar el término del co (7*), expresándose o con cierta ma­
año cincuentenario desde que fueron nera de traslación, o como se estilaba en
publicadas aquellas Letras Encíclicas aquellos tiempos en el lenguaje común
que se tienen como ley principal de los y que aun hoy se usa en muchas cosas
estudios bíblicos, Nos, según la solici­ de la vida cotidiana, aun entre los mis­
mos hombres más doctos. Añadiendo
tud que desde el principio del Sumo
que ellos los escritores sagrados, o por
Pontificado manifestamos respecto de
mejor decir — son palabras de San
las disciplinas s a g r a d a s j u z g a m o s
Agustín(8)— el Espíritu de Dios que
que había de ser oportunísimo confir­ por ellos hablaba, no quiso enseñar a
mar e inculcar por una parte lo que los hombres estas cosas — a saber la
Nuestro Antecesor sabiamente estable­ íntima constitución de las cosas visi­
ció y sus sucesores añadieron para bles— que de nada servían para su
afianzar y perfeccionar la obra, y de­ salvación(9); lo cual útilmente ha de
cretar por otra lo que al presente pa­ aplicarse a las disciplinas allegadas,
recen exigir las circunstancias!4 6!, para
5 principalmente a la historia, es a saber,
más y más incitar a todos los hijos de refutando de modo análogo las falacias
la Iglesia, que se dedican a estos estu­ de los adversarios y defendiendo de sus
dios, a una empresa tan necesaria y tan impugnaciones la fidelidad histórica de
loable.4
5 la Sagrada Escritura^10). Y que no se
[4] A.S.S. 26 (1893/94) 269-292; en esta Colecc. errores de Ruotolo expuestos en su obra “ La
Encícl. 66, págs. 488-506. Acerca de las senten­ Sacra Scrittura” y en su opúsculo anónimo: “ Un
cias “ dichas de paso” , etc. de Newman, D’ Hulst gravísimo peligro...” , para luego refutarlos uno
vea la introducción a la Encícl. de Benedicto XV por uno (véase AAS, 33 (1941) 465-472 y nuestras
Spiritus Paraclitus, “ Nota introductoria” de esta notas más abajo: (25), (26), (27) [31] y [34] como
Colección pág. 934. también la Nota introductoria de la presente
(5) Véase Pío XII, Alocución a los alumnos Encíclica.
seminaristas de Roma; 24-VI-1939. AAS. 31 (1339) (7) Santo Tomás, Summa Theol. I, q. 70, a.
245-251. 1, ad 3.
[61 La palabra “ circunstancias” se referirá en (8) S. Agust. De Genesi ad litt. 2, 9, 20 (Migne
parte, por lo menos, a los escritos del sacerdote P.L. 34, 270; Corp. Script. Eccl. Lat. 28, sect. III,
Ruotolo y el revuelo que ellos causaran, como pars. 2, p. 46.
señalamos en la “ Introducción” a la presente (9) León XIII, Ene. Providentissimus Deus,
Encíclica. Con la aprobación de Pío XII, dada 18-XI-1893; ASS. 26 (1893/94) 286; Leonis XIII,
el 16 de Agosto de 1941, el presidente de la Acta 13, 355; Ench. Bibl. Nr. 121 (106); en esta
Pontificia Comisión Bíblica, Cardenal Tisserant Colección: Encíclica 66, 40 pág. 502.
y su secretario consultor P. Vosté O.P. enviaron (10) Benedicto XV, Ene. Spiritus Paraclitus;
el 20 de Agosto de 19M, una carta a los Arzobis­ AAS. 12 (1920) 396; Encbir. Bíbl. Nr. 458 (471);
pos y Obispos de Italia, en que resumieron los en esta Colección Encícl. 120, 12, pág. 142.
1626 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 5-6

ha de imputar el error al Escritor Sa­ cipalmente, a los que la divina gracia


grado, si en la transcripción de los có­ llamó al sagrado orden, emplearan cada
dices se les escapó algo menos exacto día, como es justísimo, mayor diligen­
a los copistas, o si queda oscilante el cia e industria en leerlas, meditarlas y
sentido genuino de algún pasaje. Por exponerlas^12).
último, que no es lícito en modo algu­
no o el restringir la inspiración de la 2. Impulso dado a los estudios bí­
Sagrada Escritura o algunas partes tan blicos: La Escuela Bíblica de Je-
sólo, o el conceder que erró el mismo rusalén y la Pontificia Comisión
300 sagrado escritor, siendo así que la divi­ Bíblica
na inspiración por sí misma no sólo
excluye todo error, sino que lo excluye 6. Institutos de incremento de estu­
y rechaza con la misma necesidad abso­ dios bíblicos. Por lo cual el mismo
luta con la que es necesario que Dios, Pontífice, así como ya hacía tiempo
Verdad Suma, no sea en modo alguno había alabado y aprobado la Escuela
autor de ningún error. Esta es la anti­ de Estudios Bíblicos fundada en S a n
gua y constante fe de la Iglesia E s t e b a n de Jerusalén, gracias a la so­
licitud del Maestro General de la Sa­
5. Refutación de las razones del ra­ grada Orden de Predicadores, escuela
cionalismo. Ahora bien: esta doctrina, de la que, como él mismo dijo el cono­
que con tanta gravedad expuso Nues­ cimiento de la Biblia recibió no leve
tro Predecesor L e ó n XIII, también Nos incremento y los espera mayores(13>;
la proponemos con Nuestra autoridad así el último año de su vida añadió
y la inculcamos a fin de que todos la todavía una nueva razón, para que es­
retengan religiosamente. Y decretamos tos estudios, tan encarecidamente reco­
que con no menor solicitud se obedez­ mendados por las Letras Encíclicas
ca también el día de hoy a los consejos “ Providentissimus Deus” , cada día se
y estímulos que él sapientísimamente perfeccionasen más y con la mayor
añadió conforme al tiempo. Pues co­ seguridad se adelantasen. En efecto:
mo surgieran nuevas y no leves difi­ con las Letras Apostólicas “ Vigilantice” , 301
cultades y cuestiones, ya por los pre­ dadas el 30 del mes de octubre del año
juicios del racionalismo que por do­ 1902, estableció un Consejo, o como se
quiera perniciosamente cundía, ya so­ dice Comisión, de graves varones, que
bre todo por las excavaciones y descu­ tuvieran por encomendado a sí el cargo
brimientos de documentos antiquísimos, de procurar y lograr por todos los me­
llevados a cabo por doquiera en las dios, que los divinos oráculos hallasen
regiones orientales, el mismo Predece­ entre los nuestros en general aquella
sor Nuestro, impulsado por la solicitud más exquisita exposición que los tiem­
del oficio apostólico, a fin de que esta pos reclaman, y se conservasen incólu­
tan preclara fuente de la revelación ca­ mes no sólo de todo hálito de errores,
tólica no sólo estuviera abierta con más sino también de toda temeridad de opi­
seguridad y abundancia para utilidad niones^11); el cual Consejo también,
de la grey del Señor, sino también para Nos, siguiendo el ejemplo de Nuestros
no permitir que en manera alguna fue­ antecesores, lo confirmamos y fomen­
se contaminada, ardientemente deseó tamos de hecho, valiéndonos, como mu­
que fuesen cada vez más los que sóli­ chas veces antes, de su ministerio, para
damente tomaran a su cargo y mantu­ encaminar los intérpretes de los Sagra­
viesen constantemente el patrocinio de dos Libros a aquellas sanas leyes de la
las Divinas Letras; y que aquellos prin- exégesis católica, que enseñaron los
(11) León XIII, Encícl. Providentissimus Dens, (13) León XIII, Carta Apost. Hierosoljjmae in
18-XI-1893; AAS. 26 (1893/94) 288; León XIII, Acta coenobio, 17-IX-1892; Leonis XIII Acta 12, 239-241,
13, 357; Ench. Bibl. Nr. 124 (109); en esta Colecc. véase pág. 240.
Encíclica 66, 44, pág. 503. (14) León XIII, Carta Apost. Vigilantiae, 30-X
(12) León XIII, Prov. Deus; AAS. 26 (1893/94) 1902; ASS. 35 (1902/03) 235; Leonis XIII Acta 22,
270; Leonis XIII, Acta 13, 328, Enchir. Bibl. Nr. 232 ss.; Ench. Bibl. Nr. 137-147 (130-141); véase
82-83 (67-69); en esta Colecc.: Encíclica 66, 3, nrs. (130, 132).
pág. 489
178, 7 E n cíc lic a “ D iv in o A fflante S pir it u ” 1627

Santos Padres y los Doctores de la hicieron nuestros antecesores, y que


Iglesia y los mismos Sumos Pontífi­ podríamos llamar complemento o fruto
ces*15). de la feliz empresa Leoniana. Y en
primer lugar Pío X, queriendo propor­
II. - L a obra de los sucesores de
cionar un medio fijo de preparar un
L eón XIII buen número de maestros, que, reco­
1. Pío X : Creación de grados acadé­ mendables por su gravedad y pureza de
micos; programa de estudios bíbli­ doctrina, interpreten en las escuelas ca­
cos y el Instituto Bíblico de Roma nónicas los Divinos Libros, ...instituyó
7. La obra de Pío X. Y aquí no pa­ los grados académicos de licenciado y
rece ajeno al asunto recordar con gra­ doctor en Sagrada Escritura... que ha­
titud las cosas principales y más útiles brían de ser conferidos por la Comisión
para el mismo fin que sucesivamente Bíblica*16); luego dio una ley sobre la

(15) Véase la carta de la Pontificia Comisión cuitad) dotado del más alto profesorado e instru­
Bibl. a los arzobispos y obispos de Italia, 20-VIII mental docente, adonde concurrieran de todas
1941; AAS. 33 (1941) 465-472; Ench. Bibl. nrs.. 521- parles jóvenes escogidos que pudieran especiali­
532; véase el texto en la traducción y en las no­ zarse en la ciencia de la divina palabra.
tas: (6), (25), (26) y (27) de esta Encíclica. “ Mas, como quiera que al presente nos falta,
(16) San Pío X, Carta Apost. Scripturae Sanctae, igual que a Nuestro Predecesor, la posibilidad de
23-11-1904; Pío X, Acta I, 176-179; Enchir. Bibl. llevar a cabo este propósito, cosa que esperamos
149-157 (142-150); véase nrs. 150-151 (143-144). ha de ser un día realidad por la generosidad de
los católicos, de momento hemos decretado por
Pío X, apenas exaltado al Solio Pontificio, re­ el tenor de las presentes Letras realizar lo que
solvió en estas Letras Apostólicas, Scripturae las circunstancias nos permiten.
Sanctae, ampliar las atribuciones que León XIII “ Así, pues, en beneficio de la causa católica,
había conferido a la Pontificia Comisión Bíblica con Nuestra autoridad apostólica, instituimos los
en el Acta de fundación de ella por las Letras grados académicos de licenciado y doctor en
Apostólicas Vigilantiae, del 30 de Octubre de 1902 Sagrada Escritura, que habrán de ser conferidos
(ASS. 35 [1902/03] 234-238 o Leonis XIII, Acta 22, por la Comisión Bíblica con arreglo a las normas
232-238) y en el “ Reglamento Oficial’ * de la Co­ que siguen:
misión, del mes de Abril de 1903, dándole la
facultad de conceder grados académicos. Scriptu­ “ I. - Nadie será admitido a los grados acadé­
rae Sanctae fija las condiciones para la obtención micos en Sagrada Escritura si no es sacerdote de
de grados y señala la competencia de la Comi­ uno u otro clero y está, además, en posesión del
sión para fijar los programas de estudio para los título de doctor en sagrada teología por alguna
exámenes y los examinadores. El texto íntegro Universidad o Ateneo aprobado por la Sede Apos­
es el siguiente: tólica.
“ La conciencia del Oficio Apostólico Nos acon­ “ II. - Los candidatos a los grados de licen­
seja promover más y más entre el clero el estu­ ciado o doctor en S.E. sufrirán exámenes orales
dio de la Sagrada Escritura, precisamente en y escritos; la materia sobre que ha de versar el
estos tiempos, en que frecuentemente vemos pues­ examen será prefijado por la Comisión Bíblica.
ta en peligro, por la intemperancia de la huma­ (III. - La Comisión fijará las mesas examinado­
na razón, esta fuente de revelación y de la fe ras. IV. - La licenciatura puede hacerse inme­
divinas. Viendo ya esto Nuestro Predecesor, de diatamente después de haber alcanzado el docto­
feliz memoria, León XIII, no se contentó con rado en teología, pero entre Licenciado y docto­
publicar en 1893 las Letras Encíclicas Providen- rado debe pasar, por lo menos, un año. V. - Para
tissimus Deus, sobre la cuestión bíblica, sino que el doctorado es además necesario presentar una
pocos meses antes de su muerte, con las Letras tesis por escrito y hacerse su defensa pública).
Apostólicas Vigilantiae, instituyó una particular “ Esto queremos, publicamos y establecemos sin
Comisión Romana, compuesta de algunos Carde­ que obste nada en contrario.
nales y de otros varones doctos, para que, a la “ Sólo resta que los Ven. H. en el episcopado
luz de la doctrina y de la tradición de la Iglesia, y los demás prelados, cada uno para utilidad
aportara a la legítima exégesis bíblica los pro­ de su diócesis, procuren sacar de esta providencia
gresos de la erudición y a la vez sirviera a los Nuestra el fruto que Nos esperamos abundante.
católicos para ayudar y dirigir sus estudios en Y así exhorten y ayuden a adquirir grados en
esta materia y para dirimir las controversias que esta disciplina a los que en su clero vieren más
entre ellos pudieran surgir. inclinados y aptos para especializarse en estudios
“ También Nos, como era justo, hemos puesto bíblicos, y, una vez graduados, los prefieran para
Nuestros cuidados y autoridad en favor de este encomendarles la enseñanza de las Escrituras en
preclaro monumento de la providencia pontificia los Seminarios
que Nos legó Nuestro Predecesor. Más aún, desde “ Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el
ahora, confiados en la diligencia de dicho Conse­ anillo del Pescador, a 23 de Febrero fiesta de
jo o Comisión, pretendemos ampliar su ayuda San Pedro Damiano, de 1904, año primero de
para un negocio que consideramos de grande Nuestro Pontificado.
importancia para promover el culto de las Sa­ PIO PAPA X” .
gradas Escrituras. Queremos establecer la ma­ * * *
nera de que se pueda preparar abundancia de En posteriores documentos, después de fundado
maestros que con garantía de gravedad y since­ el Pontificio Instituto Rfblico se modificaron al­
ridad en la doctrina interpreten los libros divi­ gunas condiciones. La Carta Iucunda sane, 22-III-
nos en las escuelas católicas. Para ello sería muy 1911, de Pío X ordena que al final de cada uno
conveniente —y sabemos que fue ya un deseo de los tres años que abarca el curso completo de
de León XIII— fundar en Roma un Ateneo (Fa- Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bí-
1628 E n cíclicas del PP. P ío X I í (1943) 178, 7

norma de los estudios de Sagrada Es­ elevados relativos a los Sagrados Li­
critura que se ha de guardar en los bros, que promoviese del modo más efi­
Seminarios de Clérigos, con el designio caz posible la doctrina bíblica y los 302
de que los alumnos seminaristas no sólo estudios a ella anejos, según el sentir
penetrasen y conociesen la fuerza, mo­ de la Iglesia católica, fundó el Pontifi­
do y doctrina de la Biblia, sino que cio Instituto Bíblico, que encomendó a
pudiesen además ejercitarse en el mi­ la ínclita Compañía de Jesús y quiso
nisterio de la divina palabra con com­ estuviera provisto de las más elevadas
petencia y probidad, y defender... de cátedras y todo recurso de erudición
las impugnaciones los libros escritos bíblica, y prescribió sus leyes y disci­
bajo la inspiración divina(*17); final­ plina, declarando que en este particular
mente, para que en la Ciudad de Roma ponía en ejecución el saludable y pro­
se tuviera un centro de estudios más vechoso propósito de L eón X III(18).
i 'i
Mico se tengan exámenes de la materia explicada, día mayores frutos tanto a los pastores de la
y autoriza al rector a extender el certificado co­ Iglesia como a los fieles en general.
rrespondiente (AAS. 3 [1911] 230-232). El 12 y 24 Nos inducía primeramente a ello la presente
de Mayo de 1911 fija la Pontificia Comisión Bí­ necesidad de la Iglesia, nacida de la confusión y
blica el programa y las normas que han de regir perturbación, que las disputas bíblicas h im «cu-
los exámenes para la obtención de grados acadé­ lado en las mentes. Apremiaba también el deseo
micos en S. E. En la Carta “ Ac? Pontificium Insti- que abrigábamos en Nuestro ánimo y la obliga­
tutam Biblicum” se da el texto del diploma de ción inherente a Nuestro cargo promover, según
grados en el Instituto de que había hablado Nuestras fuerzas, el estudio de las Sagradas
Iucunda Sane. (AAS. 4 [2-VI-1912] 471-472). Pío XI Escrituras, y de proporcionar, a los jóvenes ca­
en el Motu Proprio Bibliorum Scientiam, 27-IV- tólicos principalmente, elementos católicos de
1924 (AAS. 16 [19-1924] 180-182) trata de fomen­ estudio para que no se vieran tentados a diri­
tar la concurrencia al Instituto Bíblico, conce­ girse, con gran peligro para la doctrina, a los
diendo a los grados académicos de Comisión Bí­ autores heterodoxos, y expuestos a volver imbui­
blica y del Instituto Bíblico los mismos derechos dos del espíritu de los modernistas.
y efectos canónicos que a los grados de teología 2. Proyecto de León XIII. Para oponer a estos
o derecho canónico, exigiendo para el cargo de males de la Iglesia eficaces y nuevos remedios
canónigo lectoral, de profesor de S. E. en los y para procurar un mayor incremento de los
Seminarios o centros docentes de la Iglesia el estudios bíblicos, ya León XIII, de feliz memoria,
dicho licenciado o doctorado o en su defecto el proyectó la creación en Roma de un Ateneo Bí­
diploma de dos años cursados en el Instituto blico que, dotado de los mejores maestros y de
Bíblico, exhortando a los Superiores Generales todos los instrumentos de erudición bíblica, pro­
y a los Obispos enviar al Instituto los alumnos porcionara sobre todo abundancia de excelentes
que consideren más aptos, y fundando dos becas profesores para explicar en las escuelas católicas
para tal fin. Hay varias otras modificaciones y los libros sagrados.
aclaraciones sobre las condiciones de los títulos,
el canónigo lectoral etc. que no son de interés 3. Los propósitos de S. Pío X y sus esperanzas
general. al respecto. Solidario con este saludable y pro­
vechoso propósito de Nuestro Predecesor, ya en
(17) Pío X, Carta Apost. Quoniam in re bíblica, Nuestras Letras Scripturae Sanctae, del 23 de
27-III-1906; ASS. 39 (1906) 77-80; Pii X acta 3, febrero de 1904, advertimos que Nos parecía
72-76; Enchir. Bibl. nrs. 162-180 (155-173), véase oportunísimo el proyecto de fundar dicho Ateneo
162 (155). Bíblico en Roma donde “ se reunieran jóvenes
Dada la importancia de estas Letras Apostólicas escogidos de todas partes para salir maestros en
de Pío X como primera y fundamental ordena­ la ciencia de la divina palabra” , y añadíamos
ción detallada de los estudios bíblicos en los Nuestra esperanza buena y cierta de que la po­
Seminarios, las dimos íntegramente en su lugar sibilidad de llevarlo a cabo que entonces a Nos,
correspondiente: en esta Colección: Encíclica 99, como antes a Nuestro Predecesor, faltaba, algún
pág. 761-763. día sería proporcionada por la liberalidad de
(.18) é>. Pío X, Carta Apost. Vinea electa, 7-V los católicos.
1909, AAS. I (1909) 447-449; Enchir. Bibl. nrs. 4. La erección del Pontificio Instituto Bíblico.
296-309 (293-306); véanse nrs. 297 (294). 299 (296). Así, pues, para bien de la Catolicidad, con Nues­
León XIII ya había concebido el plan de la tra Autoridad Apostólica, por el tenor de las
creación de un Instituto en Roma donde los presentes “ Motu Proprio” , a ciencia cierta y
futuros profesores de Sagrada Escritura pudie­ tras madura deliberación, erigimos en esta ciudad
ran formarse. S. Pío X, con las presentes Letras el Pontificio Instituto Biblico, cuyas leyes y dis­
Apostólicas dio forma a estos proyectos: creando ciplina establecemos como sigue:
el Instituto y señalándole sus finalidades y es­ 5. Las finalidades que debe cumplir el Insti­
tructura. tuto. La finalidad del Pontificio Instituto Bíblico
A continuación reproduciremos el texto íntegro será que en la ciudad de Roma haya un centro
de dicho documento. de altos estudios relacionados con los libros sa­
grados, para promover de la manera más eficaz
CARTA APOSTOLICA “ VINEA ELECTA” posible, dentro del espíritu de la Iglesia Cató­
(7-V-1909) lica, la ciencia bíblica y todos los estudios con
Para perpetuo recuerdo ella relacionados.
1. Preocupaciones de S. Pío X por los estudios A este fin tiende en primer lugar el que los
bíblicos y sus razones. Desde el comienzo de jóvenes escogidos de uno y otro clero y de
Nuestro gobierno apostólico, siguiendo las huellas distintas naciones, acabado el curso ordinario^ de
de Nuestros Predecesores, hemos luchado con el filosofía y teología, se perfeccionen y se ejerciten
mayor ahinco por conseguir que la viña esco­ en los estudios bíblicos de tal manera que pue­
gida de la Sagrada Escritura proporcione cada dan luego explicarlos tanto en privado como en
178, 8 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1629

2. Pío XI: Prescripción de grados canónicamente se incluyera la carga de


académicos; el Monasterio de San explicar al pueblo la Sagrada Escritura,
Jerónimo para la revisión de la si, además de otras condiciones, el su­
Vulgata jeto no hubiese obtenido o la licencia o
la láurea en Escritura. Y exhortando a
8. La obra de Pío XI. Todo esto, la vez juntamente tanto a los Superio­
finalmente, lo colmó Nuestro próximo res mayores de las Ordenes regulares,
Predecesor de feliz recordación Pío XI, como a los Obispos del orbe católico,
al decretar entre otras cosas, que nin­ a enviar a las aulas del Instituto Bí­
guno fuese profesor de la asignatura de blico, para obtener allí los grados aca­
Sagradas Letras en los Seminarios, sin démicos, los más aptos de sus alumnos,
haber legítimamente obtenido, después
confirmó tales exhortaciones con su
de terminado el curso peculiar de la
propio ejemplo, señalando de su libe­
misma disciplina, los grados académi­
ralidad para este mismo fin rentas
cos en la Comisión Bíblica o en el Insti­
tuto Bíblico. Y estos grados quiso que anuales^19).
tuvieran los mismos efectos que los El mismo Pontífice, después que con
grados legítimamente otorgados en la el favor y aprobación de Pío X, de
Sagrada Teología o en el Derecho Ca­ feliz memoria, el año 1907 se encomen­
nónico; y asimismo estableció, que a dó a los monjes Benedictinos el cargo
nadie se concediese beneficio en el que*67 de investigar y preparar los estudios en
público, escribiendo o enseñando, y, recomenda­ 8. Sus publicaciones. Un tercer instrumento
dos por la gravedad y sinceridad ele la doctrina, será una serie de varios escritos que sp h de
sean aptos para defender su dignidad, bien como publicar bajo el nombre y autoridad del Insti­
profesores en las escuelas católicas, bien como tuto, destinados unos a eruditas investigaciones,
escritores en pro de la verdad católica. otros a defender la verdad católica en torno a las
Al mismo fin pertenece el que tanto los maes­ Letras Sagradas, y otros a difundir por todas
tros y alumnos adscritos al Instituto como los partes la sana doctrina sobre las cuestiones bí­
simples oyentes e incluso los huéspedes que blicas.
deseen llevar a cabo en el Instituto un curso 9. Estructura y funcionamiento. En cuanto a
extraordinario de estudios en las disciplinas la constitución y ordenación del Instituto esta­
bíblicas, dispongan de todos los medios que para blecemos lo siguiente:
los estudios y trabajos de este género se estimen I. - El Pontificio Instituto Bíblico dependerá
más oportunos. inmediatamente de la Sede Apostólica y se re­
Finalmente, entra dentro de los fines del Insti­ girá por sus prescripciones y leyes.
tuto el defender, promulgar y promover una II. - El gobierno del Instituto estará encomen­
doctrina sana acerca de los libros sagrados que dado a un presidente nombrado por Nos; éste,
esté del todo conforme con las normas estable­ en virtud de su cargo, representará la persona
cidas o que con el tiempo se establezcan por del Instituto y nos informará de las cosas más
esta Santa Sede Apostólica contra las opiniones importantes que atañen al Instituto, rindiendo
falsas, erróneas, temerarias o heréticas espe­ cuenta todos los años de su getión.
cialmente de los modernos. III. - Los profesores ordinarios constituirán el
6. Su obra y tarea. Para que el Instituto pue­ Consejo del Instituto, que juntamente con el
da conseguir lo que pretende, será dotado de presidente cuidará de la buena marcha y desarro­
todos los instrumentos pertinentes. llo del Instituto.
Abarcará en primer término lecciones y ejer­ IV. - Los principios y decretos que la Sede
cicios prácticos de todas las materias bíblicas; y Apostólica o la Pontificia Comisión Bíblica hayan
ante todo se tratarán aquellos temas que pre­ promulgado o promulguen en adelante constitui­
paren a los alumnos para su examen ante la rán la suprema norma y regla de los estudios y
Pontificia Comisión Bíblica. A esto se añadirán regla de los estudios y del gobierno del Instituto.
lecciones y ejercicios sobre cuestiones particula­ Todos cuantos de una u otra forma pertenezcan
res de interpretación, introducción, arqueología, al Instituto o en él se dediquen a los estudios bí­
historia, geografía, filología y demás disciplinas blicos, sepan que están especialmente obligados a
relacionadas con los libros sagrados. Se dará tam­ observar y defender fiel, íntegra y sinceramente
bién una metódica y práctica información a los tales principios y decretos.
alumnos con la cual sean instruido y ejercitados En las propias leyes del Instituto, que acompa­
para llevar de manera científica las disputas bí­ ñan a estas Nuestras Letras, declaramos más
blicas. Se tendrán, además, públicamente confe­ detalladamente lo que mira más de cerca a la
rencias de asuntos bíblicos con miras a la nece­ constitución y ordenación de este Instituto Bí­
sidad y utilidad común de muchos. blico.
7. Su biblioteca y museo bíblicos. Otro sub­ (10. Confirmación y declaración de validez se­
sidio necesarísimo será la biblioteca bíblica que gún estilo curial.)
abarque sobre todo las obras antiguas y moder­ Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el
nas necesarias o útiles para el verdadero apro­ anillo del Pescador, el 7 de mayo de 1909, en
vechamiento en las disciplinas bíblicas y para el año sexto de Nuestro Pontificado.
llevar a cabo con fruto los estudios ordinarios PIO PAPA X.
de los profesores y alumnos del Instituto. Habrá R. Card. Merry del Val, Secr. de Estado.
también un Museo Bíblico o colección de aquellas (19) Pío XI, Motu Proprio Bibliorum Scientiamy
cosas que se consideren útiles para ilustrar las 27-IV-1924; AAS. 16 (1924) 180-182; Enchir. Bibli-
Sagradas Escrituras y las antigüedades bíblicas. cum nrs. 505-512 (518-525).
1630 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 9-10

que haya de basarse la edición de la recomendado otras cosas oportunísimas


Versión Latina de las Escrituras, que en estas materias y que nunca se deben
recibió el nombre de Vulgata^20), que­ olvidar, exhortó a todos los hijos de la
riendo afianzar con mayor firmeza y Iglesia, principalmente a los clérigos, a
seguridad esta misma trabajosa y ardua juntar la reverencia de la Sagrada Bi­
303 empresa, que exige largo tiempo y su­ blia con la piadosa lectura y asidua
bidos gastos, cuya grandísima utilidad meditación de la misma; y advirtió que
habían evidenciado los egregios volú­ en estas páginas se ha de buscar el ali­
menes ya dados a la pública luz, levan­ mento con que se sustente hasta llegar
tó desde sus cimientos, el monasterio a la perfección la vida del espíritu
Urbano de San Jerónimo, que exclusi­ y que la principal utilidad de la Escri­
vamente se dedicase a esta obra, y lo tura pertenece al ejercicio santo y fruc­
enriqueció abundantísimamente con tuoso de la divina palabra; y el mismo
biblioteca y todos los demás recursos de nuevo alabó la obra de la Sociedad
de investigación^21). llamada del nombre del mismo San
Jerónimo, gracias a la cual se divulgan 304
III. - Solicitud de los Sumos P ontí­ en grandísima extensión los Evange­
fices POR EL USO Y DIFUSIÓN DE LA SA­ lios y los Hechos de los Apóstoles, de
GRADA E scritura suerte que ya no haya ninguna familia
cristiana que carezca de ellos, y todos
9. Divulgación y lectura bíblicas.
se acostumbren a su lectura y medita­
Ni parece que aquí debe pasarse en
ción cotidiana(23L
silencio con cuánto ahinco los mismos
Predecesores Nuestros, con diferentes IV. - F rutos de esta acción múltiple
ocasiones, recomendaron ora el estudio,
ora la predicación, ora en fin la pía 10. Progreso de la ciencia bíblica
lectura y meditación de las Sagradas entre los católicos: Asociaciones, Con­
Escrituras. Porque Pío X, respecto de gresos, Semanas, Bibliotecas, Lecturas.
la Sociedad de San Jerónimo, que tra­ Y a la verdad es cosa justa y grata el
ta de persuadir a los fieles de Cristo la confesar que no sólo con estas institu­
costumbre, en verdad loable, de leer y ciones, preceptos, y estímulos de Nues­
meditar los santos Evangelios y hacer­ tros Antecesores, sino también con las
los más accesibles según sus fuerzas, la obras y trabajos arrostrados por todos
aprobó de todo corazón y la exhortó a aquellos que diligentemente los secun­
que animosamente insistiera en su pro­ daron, ya en estudiar, investigar y escri­
pósito, declarando que esta obra es la bir, ya en enseñar y predicar, como
más útil y que mejor responde al tiem­ también en traducir y propagar los Sa­
po, toda vez que contribuye no poco grados Libros, ha adelantado no poco
a extirpar la idea de que la Iglesia se entre los católicos la ciencia y uso de
resiste a la lectura de las Sagradas Es­ las Sagradas Escrituras. Porque son ya
crituras en lengua vulgar, o pone para muchísimos los cultivadores de la Es­
ello impedimento^22). Por su parte Be­ critura Santa, que salieron ya y cada
nedicto XV, al cumplirse el ciclo del día salen de las aulas en las que se
décimo quinto siglo, desde que dejó la enseñan las más elevadas disciplinas en
vida mortal al Doctor Máximo en expo­ materia teológica y bíblica, y princi­
ner las Sagradas Letras, después de ha­ palmente de Nuestro Pontificio Insti­
ber esmeradísimamente inculcado, ya tuto Bíblico, los cuales animados de
los preceptos y ejemplos del mismo ardiente afición a los Sagrados Volú­
Doctor, ya los principios y normas da­ menes, imbuyen en este mismo espíritu
das por L eón XIII y por Sí mismo, y al clero adolescente, y constantemente
(20) S. Pío X, Carta al Abad Dom Aidano Gas- (1907) 135.
quet, 3-XII-1907; Pii X Acta 4, 117-119; Enchir. (23) Benedicto XV, Encícl. Spiritus Paraclitus,
Bibl. Nr. 288 (285). 15-TX-1°?0: ASS. 12 (1920) 385-422; Enchir. Bibl.
(21) Pío XI, Const. Apost. Inter praecipuas, nrs. 443-494 (457-508): véanse nrs. 443 (457), 481
15-VT-1033: ASS. 20 (1934) 85-87. (495), 483 (497) 477 (491); en esta Colecc. Encí­
(22) S. Pío X, Carta al Cardenal Casetta Qui clica: 120 nrs. 1, 26, 31, 32, 29, 27, págs. 935,
piam, 21-1-1907; Pii X Acta 4, 23-25; ASS. 40 948, 949, 950, 951; 948-49.
178, 11-14 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S pir it u ” 1631

le comunican la doctrina que ellos be­ con estos asuntos. Ahora en cambio las
bieron. No pocos de ellos han promo­ investigaciones de este género no sólo
vido y promueven todavía con sus es­ han aumentado muchísimo en cuanto
critos los estudios bíblicos, o bien edi­ al número, sino que además, cultivadas
tando los sagrados textos redactados con más severo método y arte por el
conforme a las normas del arte crítica, mismo ejercicio, nos enseñan muchas
y explicándolos, ilustrándolos, tradu­ más cosas y con más certeza. Y en
ciéndolos para su pía lección y medi­ efecto, cuánta luz brote de estas inves­
tación, o bien por fin cultivando y ad­ tigaciones para entender mejor y con
quiriendo las disciplinas profanas úti­ más plenitud los Sagrados Libros, lo
les para la explanación de la Escritura. saben todos los peritos, lo saben cuan­
Así, pues, con estas y otras empresas tos se consagran a estos estudios. Crece
que cada día se propagan y cobran todavía la importancia de estas explo­
fuerza, como, por ejemplo, las asocia­ raciones por los documentos escritos
ciones en pro de la Biblia, los congre­ hallados de vez en cuando, que contri­
sos, las Semanas de asambleas, las bi­ buyen mucho al conocimiento de las
bliotecas, las sociedades para meditar lenguas, letras, sucesos, costumbres y
el evangelio, concebimos la esperanza cultos más antiguos.
nada dudosa de que en adelante crezcan
doquiera más y más para bien de las 12. Papiros y códices. Exégesis pa­
almas la reverencia, el uso y el cono­ trística y modo antiguo de escribir. Ni
cimiento de las Sagradas Letras, con es de menor momento el hallazgo y la
tal que con firmeza, valentía y confian­ búsqueda, tan frecuente en esta edad
za retengan todos la regla de los estu­ nuestra, de papiros, que han tenido tan­
dios bíblicos prescripta por L e ó n XIII, to valor para el conocimiento de las le­
explicada por sus Sucesores con más tras e instituciones públicas y privadas,
305 claridad y perfección, y por Nos con­ principalmente del tiempo de Nuestro
firmada y fomentada — que es en rea­ Salvador. Se han hallado además y edi­
lidad la única segura y confirmada por tado con sagacidad vetustos códices de
la experiencia— , sin dejarse arredrar los Sagrados Libros; se ha investigada
en modo alguno por aquellas dificul­ con más extensión y plenitud la exégesis
tades que, como en las cosas humanas de los Padres de la Iglesia; finalmente,
suele acontecer, nunca le faltarán tam­ se ilustra con innumerables ejemplos el
poco a esta obra preclara. modo de hablar, narrar y escribir de
los antiguos.
B) P a r t e D o c t r in a l
LOS ESTUDIOS BIBLICOS DE 13. Estímulo por estos descubri­
NUESTRO TIEMPO mientos. Todo esto, que no sin espe­
cial disposición de la providencia de
I. - E n g e n e r a l : E s t a d o a c t u a l d e l o s
Dios, ha conseguido esta nuestra épo­
ESTUDIOS BÍBLICOS
ca, invita en cierta manera y amonesta
11. Progreso por las excavaciones y a los intérpretes de las Sagradas Letras
documentos. No hay quien no pueda a aprovecharse con denuedo de tanta
fácilmente echar de ver que las con­ abundancia de luz para examinar con
diciones de los estudios bíblicos y de más profundidad los Divinos Oráculos,
los que para los mismos son útiles han ilustrarlos con más claridad y propo­
cambiado mucho en estos cincuenta nerlos con mayor lucidez.
años. Porque, pasando por alto otras
cosas, cuando Nuestro Predecesor pu­ 14. Papel de las Encíclicas. Y si, con 306
blicó su Letra Encíclica “ Providentis- sumo consuelo en el alma, vemos que
simus Deus” ^ \ apenas se había co ­ los mismos intérpretes denodadamente
menzado a explorar en Palestina uno u han obedecido ya y siguen obedeciendo
otro lugar de excavaciones relacionadas a esta invitación, ciertamente no es este
[24] León XIII, Encfcl. Prov. Deus, 18-XI-1893, en esta Colecc.: Encícl. 66, pág. 488-506.
ASS. 26 (1893-94) 288; Encliir. Bibl. 81-134 Í66-119);
1632 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178. 15

el último ni el menor fruto de las so cargo, y en dar nuevo acicate y nue­


Letras Encíclicas ((Providentissimus vo ánimo a los operarios que trabajan
Deus” , con las que Nuestro Predecesor constantemente en la viña del Señor.*3 4
L eón XIII, como presagiando en su áni­
mo esta nueva floración de los estudios
II. - R ecurso a los textos originales
bíblicos, por una parte invitó al trabajo
a los exégetas católicos, y por otra les 1. Estudio de las lenguas bíblicas
señaló sabiamente cuál era el modo y
método de trabajar. Pero también Nos 15. Los Padres de la Iglesia lo reco­
con estas Letras Encíclicas queremos mendaban. Ya los Padres de la Iglesia
conseguir que esta labor no solamente y en primer término San Agustín, al
persevere con constancia, sino que cada intérprete católico que emprendiese la
día se perfeccione y resulte más fecun­ tarea de entender y exponer las Sagra­
da, puesta sobre todo Nuestra mira en das Escrituras le recomendaban enca­
mostrar a todos lo que resta por hacer, recidamente el estudio de las lenguas
y con qué espíritu debe hoy el exégeta antiguas y volver a los textos primiti­
católico emprender tan grande y excel-*3 4 vos(25). Con todo llevaba consigo la
(25) Véase por ej. S. Jerónimo Praef. in IV exégetas, un fin es sí mismo, sino ordenado a
Evang. ad Damasum (Migne P.L. 29, 526-527); y la inteligencia y exposición precisa y clara de la
S. Agusiín De doctrina christ. 2, 16 (Migne P.L. palabra divina, a fin de que nutra, lo más po­
34, 42-43). En la carta que la Pontificia Comisión sible, la vida espiritual, y no por una mezquina
Bíblica dirigió a los Arzobispos y Obispos de pedantería, ni por una mal velada desconfianza
Italia (véase nota 6) se exponen los ataques del contra la inteligencia espiritual, se recomienda
sac. Ruotolo hechos al estudio de las lenguas y se inculca la averiguación del sentido literal
orientales y las ciencias auxiliares se señala su con los auxilios de la filología y de la crítica, y
verdadera misión en orden a una mejor compren­ se desaprobaría a quien se valiese de los mismos
sión de los textos bíblicos, en los siguientes tér­ con exceso y exclusivamente, mucho más si
minos: abusivamente, como si no fuese divino el libro.
“ Mueven a compasión, dice la Pontificia Co­ Pero al propio tiempo no se puede permitir que
misión Bíblica, “ y al mismo tiempo indigna la con el pretexto del abuso se intente hacer sos­
ligereza y arrogancia increíbles con que el autor pechoso y quitar el uso de los verdaderos prin­
del anónimo (Ruotolo) habla de esta materia (del cipios exegéticos: ” el abuso no quita el uso” .
estudio de las lenguas orientales y ciencias auxi­ El autor ha añadido al opúsculo 4 págs. con el
liares). “ El hebreo, el siríaco, el arameo” serían título “ Confirmación sacada de la Encíclica
solamente materia de orgullo de los “ científicos” Pascendi” , como para poner su desventurada
(pág. 4), “ ostentación de erudición” (pág. 14), “ el empresa bajo el patrocinio del santo Pontífice
orientalismo se ha mudado en un verdadero fe­ Pío X, expediente desgraciado, porque, si la ense­
tichismo” , y “ la sabiduría orientalista es con ñanza de la Sagrada Escritura recibió de León
harta frecuencia muy discutible” (pág. 46). Tanta XIII en la Encíclica Providentissimus Deus la
superficialidad cuya consecuencia natural es ena­ Magna Charta, que reclamaba la atención de la
jenar los espíritus del duro estudio y fomentar Iglesia entera sobre el importantísimo tema, fue
la ligereza y desenvoltura en el trato de los Pío X quien dio, por iniciativa propia y perso­
libros divinos, con el resultado inevitable de nal, la ordenación definitiva a aquella enseñanza,
disminuir la reverencia suma y la sumisión total especialmente en Roma y en Italia, habiendo él
a ellos y el saludable temor de hacer un uso mismo observado de cerca, en su experiencia de
menos conveniente, está en pleno contraste con Obispo (y Rector de Seminario), las deficiencias
la tradición de la Iglesia, la cual, desde los tiem­ de la enseñanza bíblica y los efectos desastrosos
pos de San Jerónimo hasta los nuestros, ha fa­ que de ella se derivaban.
vorecido el estudio de las lenguas orientales, sa­ Comenzó, en efecto, por instituir, ya a los
biendo que “ es necesario a los maestros de la pocos meses de su elección, el 23 de Febrero de
Sagrada Escritura... tener conocimiento de aque­ 1904, los grados de licenciado y doctorado en
llas lenguas, en las cuales los libros canónicos Sagrada Escritura (véase nota 16 de la presente
fueron primitivamente redactados por los hagió- Encíclica), sabiendo bien que la creación de títu­
‘grafos” (León XIII, Encíclica Providentissimus los especiales era medio eficaz para obtener que
Deus, Enchir. Bibl. n. 103; AAS 26 (1893/94) 288; algunos estudiosos se dedicasen de un modo
en esta Colecc. Encícl. 66, 37, pág. 501, y ha particular a la investigación. No pudiendo luego,
recomendado “ que en todas las Academias (Uni­ por falta de medios, fundar inmediatamente el
versidades) ...haya cátedras también de las otras Instituto de altos estudios bíblicos en el cual
lenguas antiguas, principalmente semíticas y de pensaba, Pío X estimuló, en 1906, la enseñanza
la congruente erudición en ellas” (León XIII, Le­ de la Sagrada Escritura en el Pontificio Semina­
tras Apostólicas Vigilantiae, 30-X-1902 con que rio Romano, aprobó, en los años 1908 y 1909, la
•creó la Pontificia Comisión Bíblica, Ench. Bíbl. creación de una enseñanza superior de Sagrada
n. 133). El anónimo, Ruotolo, olvida que el estudio Escritura en la Gregoriana y el Angélico, y, fi­
de las lenguas bíblicas, del griego y hebreo, re­ nalmente, creó en el mismo año de 1909 el Pon­
comendado por León XIII a las Academias (Uni­ tificio Instituto Bíblico cuya obra no ha cesado
versidades) teológicas se ha hecho obligatorio de desarrollarle fructíferamente bajo la mirada
en las mismas por Pío X (Enchir. Bibl. n. 171), de los Sumos Pontífices con una continuidad de
y que tal ley fue llevada a la Constitución: Deus directivas tan evidente que no exige demostra­
Scientiarum Dominus (arts. 33-34; Ordinationes, ción. Cuánto haya hecho el Instituto Bíblico para
art. 27, I). promover el progreso del estudio de la Sagrada
“ Naturalmente, el estudio de las lenguas orien­ Escritura, especialmente en Italia, lo demuestra
tales y de las ciencias auxiliares no es, para los el número de los alumnos y oyentes de naciona-
178, 16-20 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1633

condición de aquellos tiempos el que interpretación con todos aquellos re­


conocieran pocos la lengua hebrea, y cursos que provienen de toda clase de
éstos imperfectamente. filología. ,
16. Decadencia en la Edad Media 18. Ejemplo de San Jerónimo y
y recuperación en nuestra época. Por otros. Lo cual, en verdad, lo procuró
otra parte en la Edad Media, cuando la conseguir solícitamente S a n J e r ó n i m o ,
Teología Escolástica florecía más que según los conocimientos de su época;
nunca, aun el conocimiento de la len­ y así mismo no pocos de los grandes
gua griega desde mucho tiempo antes intérpretes de los siglos 16 y 17, aunque
se había disminuido de tal manera en­ entonces el conocimiento de las lenguas
tre los Occidentales, que hasta los mis­ fuese mucho menor que el de hoy, lo
mos supremos Doctores de aquellos intentaron con infatigable esfuerzo y
tiempos, al explicar los Divinos Libros, no mediocre fruto.
solamente se apoyaban en la versión
latina, llamada Vulgata. Por el contra­ 19. Basar la Interpretación en el
rio en estos nuestros tiempos no sola­ m ejor texto y pericia lingüística. De
mente la lengua griega, que desde el la misma manera conviene que se ex­
renacimiento de las letras humanas en plique aquel mismo texto original, que
cierto sentido ha sido resucitada a nue­ escrito por el sagrado autor tiene ma­
va vida, es ya familiar a casi todos los yor autoridad y mayor peso, que cual­
cultivadores de la antigüedad, sino que quiera versión, por buena que sea, ya
aun el conocimiento de la lengua he­ antigua, ya moderna; lo cual puede sin
brea y de otras lenguas orientales se ha duda hacerse con mayor facilidad y
propagado grandemente entre los hom­ provecho si, respecto del mismo texto,
bres doctos. se junta al mismo tiempo con el cono­
cimiento de las lenguas una sólida
17. Facilidad de hoy y obligación pericia en el manejo de la crítica.
de aprovecharla. Es tanta además la
abundancia de medios para aprender
estas lenguas, que el intérprete de la 2. Importancia de la crítica
Biblia que, descuidándolas, se cierra la 20. La opinión de San Agustín.
307 puerta para los textos originales, no Cuánta importancia se haya de atribuir
puede en modo alguno evitar la nota a esta crítica, atinadamente lo advirtió
de ligereza y desidia. Porque al exégeta S a n A g u s t í n , cuando entre los precep­
pertenece el andar como de caza, con tos que deben inculcarse al que estudia
sumo cuidado y veneración, aun de las los Sagrados Libros puso por primero
cosas más mínimas que, bajo la inspi­ de todos el cuidado de poseer un texto
ración del Divino Espíritu, brotaron de exacto. En enmendar los Códices — así
la pluma del hagiógrafo, a fin de pe­ el clarísimo Doctor de la Iglesia— debe
netrar su mente con más profundidad ante todo estar alerta la vigilancia de
y plenitud. Procure, por lo tanto, con aquellos que desean conocer las Escri­
diligencia adquirir cada día mayor pe­ turas Divinas, para que los no enmen­
ricia en las lenguas bíblicas y aun en dados cedan su puesto a los enmenda­
las demás orientales, y corrobore su dos^ .
lidad italiana, y el de los inscritos en las Sema­ (véase nota [6]) rechazáronse los ataques del sac.
nas Bíblicas, convocadas cada una con creciente Ruotolo a la crítica textual y se expusieron sus
frecuencia y fruto. Fue Pío X quien fiió también verdaderos alcances, en los términos siguienfes:
las directivas del estudio de la Sagrada Escri­ “ Con la idea del valor, casi único de la Val-
tura en los Seminarios, cuando publicó las Letras gata, y mínimo o casi nulo de los textos origina­
Apostólicas Quoniam in re Bíblica, 27-TIT-lf>06, les y de las otras versiones antiguas, no causa
(Ench. Bibl., 155-173; véase la nota 16 de la pre­ maravilla que el anónimo (Ruotolo) niegue la
sente Encíclica), y proveyó a su aplicación de necesidad y la utilidad de la crítica textual, no
Obispos y Regulares en fecha del 10 de Mayo obstante que los recientes descubrimientos de
de 1907.” textos preciosísimos hayan confirmado lo contra­
(26) San Agust. De doctrina christ. 2, 21 (Mig- rio. Puesto que “ es la Iglesia, dice Ruotolo, la
ne, P. L. 34, col 46). que nos presenta y garantiza el Texto Sagrado”
En la carta que la Pontificia Comisión Bíblica (pág. 10), hacer crítica textual “ es tratar el
dirigiera a los Arzobispos y Obispos de Italia Libro Divino como un libro humano” (pág. 23),
Encíclicas Pontificias 52
1634 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 21-23

21. La crítica textual de hoy. Ahora algunos decenios no pocos han emplea
bien, hoy este arte, que lleva el nom­ do absolutamente a su capricho, y no
bre de crítica textual y que se emplea pocas veces de tal manera que pudiera
con gran loa y fruto en la edición decirse haberla los mismos usado para
de los escritos profanos, con justísimo introducir en el sagrado texto sus opi­
derecho se ejercita también, por la re­ niones prejuzgadas, hoy ha llegado a
verencia debida a la divina palabra, en adquirir tal estabilidad y seguridad de
los Libros Sagrados. Porque por su leyes, que se ha convertido en un insig­
mismo fin logra que se restituya a su ne instrumento para editar con más
ser el sagrado texto lo más perfecta­ pureza y esmero la divina palabra, y
mente posible, se purifique de las de­ fácilmente puede descubrirse cualquier
pravaciones introducidas en él por la abuso.
deficiencia de los amanuenses, y se li­ 23. Estímulo de la Iglesia y edicio­
bre, cuanto se pueda, de las inversio- nes críticas católicas. Ni es preciso
308 nes de palabras, repeticiones y otras recordar aquí — ya que es cosa notoria
faltas de la misma especie, que suelen y clara a todos los cultivadores de la
furtivamente introducirse en los libros Sagrada Escritura— en cuánta estima
transmitidos de uno en otro por mu­ ha tenido la Iglesia ya desde los prime­
chos siglos. ros siglos hasta nuestros días estos
22. Abusos de la crítica y su sano estudios del arte crítica. Así es que hoy,
manejo. Y apenas es necesario adver­ después que la disciplina de este arte
tir que esta crítica, que desde hace ha llegado a tanta perfección, es un
y el único uso que puede hacerse del texto ori­ arte crítica” (Decreto De Mosaica autentia Pen-
ginal y de las antiguas versiones es el de con­ tateuchi, 27-VI-1906, Enchir. Bibl. n. 177) véase
sultarlos “ en alguna dificultad que haya que también el Decreto “ sobre los Salmos” , l-V-1910
iluminar” (pág. 6); el texto griego no puede “ ha­ en que la Comisión expresa que considera impru­
cer fe” contra otro texto y “ contra el mismo dente negar que David sea el principal autor de
texto oficial de la Iglesia” (pág. 8), y “ no pueden los salmos, o afirmar que sólo unos pocos le
de ningún modo echar fuera... del Texto, no sólo pueden ser atribuidos; especialmente se mantiene
de la Iglesia (es decir, de la Vulgata), sino del el origen davídico de los seis salmos 2, 15, 17,
original, líneas enteras o versículos enteros” 31, 68 y 109; se niega la probabilidad a la sen­
(pág. 7), por tanto ni cuando ciertamente ausen­ tencia que adscribe no pocos salmos a la época
tes de la primitiva tradición del texto, penetra­ de Esdras y Nehemías o aun a los tiempos ina-
ron más tarde en él; tentar de establecer el Sa­ cabaicos; se defiende al carácter profético y me-
grado Texto con medios críticos es “ descuarti­ siánico individual, contra los que restringen su
zar” la Biblia (pág. 9). De ahí las numerosas significado sólo al destino del pueblo judío; y
páginas del opúsculo llenas de inventivas contra aun reconociendo que los títulos de los salmos no
el “ criticismo científico” , “ naturalismo” y “ mo­ sean auténticos, se sostiene su venerable anti­
dernismo” . güedad y se considera imprudente rechazarlos
“ Que la ciencia bíblica católica, desde los tiem­ sin causa grave. La Comisión concede sí en esta
pos de Orígenes y de San Jerónimo hasta la respuesta que, a pesar de su título y de la opi­
“ Comisión para la revisión y enmienda de la nión de muchos Santos Padres, no todo el Sal­
Vulgata” , instituida precisamente por el Papa terio “ davídico” es de David, admitiendo asimis­
de la Encíclica Pascendi, se haya fatigado para mo que algunos salmos, como por ejemplo el
establecer la forma más pura posible del texto “ Miserere mei, Deus” hayan podido ser levemen­
original y de las versiones, comprendida (por no te retocados en épocas posteriores a David para
decir sobre todo) la Vulgata; que León XIII re­ adaptarlos a las nuevas circunstancias históricas
comiende encarecidamente: “ Que los nuestros o litúrgicas, dejando así un amplio margen de
cultiven, con nuestra vehemente aprobación, la libertad a los estudiosos; Enchir. Bibl. n. 345;
disciplina del arte critica, como útilísima para AAS. 2 (1910) 354-355; que el Santo Oficio haya
percibir plenamente la sentencia de los hagió- permitido y permita a los exégetas católicos dis­
grafos. Estos mismos, no Nos oponemos a ello, cutir la cuestión del “ Comma” de Juan (1 Juan
perfeccionen esta misma facultad con la aguda 5, 7-8), que es una adición de la Vulgata Clc-
de los heterodoxos” (Letras Apostólicas Vigilan- mentina que no se halla en los códices griegos,
tiae, 30-X-1902, en que se creó la Pontificia Co­ siendo su origen probablemente africano, véase
misión Bíblica, Enchiridion Bibl. n. 135); que la Denz. 2198) y, “ pesados cuidadosamente los argu­
Pontificia Comisión Bíblica haya respondido que, mentos que hay por una y otra parte, con aque­
en el Pentateuco (y “ servatis servandis” , “ con lla moderación y temperancia que la gravedad
las debidas reservas” también en los otros libros) del caso requiere, inclinarse a la sentencia con­
se puede admitir que “ en un tan largo decurso traria a la genuinidad” (Declaración del Santo
de los siglos se hayan introducido algunas... mo­ Oficio, 2-VI-1927, Enchir. Bibl. n. 121): Todo esto
dificaciones, como: adidamentos después de la disimula u olvida el autor del opúsculo anónimo
muerte de Moisés o añadidos por autor inspira­ para tachar de error la obra de los exégetas ca­
do, o glosas y explicaciones intercaladas en el tólicos, los cuales, fieles a la tradición católica
texto; ciertos vocablos y formas de lenguaje y a las normas inculcadas por la suprema auto­
anticuado traducidos a la lengua más reciente: ridad eclesiástica, prueban con el hecho mismo
lecciones, finalmente, erróneas debidas a defecto de sus serios y penosos trabajos de crítica tex­
de los que copiaron el texto, de todo lo cual sea tual, en cuánta veneración tengan el Texto Sa­
lícito disputar y juzgar según las normas dél grado” (AAS. 33 [19411 465).
178. 24-25 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1635

oficio honorífico, aunque no siempre piense nadie que este uso de los textos
fácil, el procurar por todos los medios, primitivos, conforme a la razón de la
que cuanto antes por parte de los cató­ crítica, sea en modo alguno contrario
licos se preparen oportunamente edi­ a aquellas prescripciones que sabia­
ciones tanto de los Sagrados Libros, mente estableció el Concilio Tridentino
com o de las versiones antiguas, hechas acerca de la Vulgata Latina(27). Docu­
conforme a estas normas, que junten, mentalmente consta, que a los Presi­
es a saber, con una reverencia suma del dentes del Concilio se dio el encargo
sagrado texto la escrupulosa observan­ de rogar al Sumo Pontífice a nombre
cia de todas las leyes críticas. Y tén­ del mismo Santo Sínodo — como, en
ganlo todos por bien sabido, que este efecto, lo hicieron— mandase corregir
largo trabajo no solamente es necesa­ primero la edición Latina, y luego, en
rio para penetrar bien los escritos da­ cuanto se pudiese, la Griega y la He­
dos por divina inspiración, sino que brea, con el designio de divulgarla al
además es reclamado por la misma pie­ fin para utilidad de la Santa Iglesia de
dad por la que debemos estar suma­ Dios(28). Y si bien, a la verdad, a este
mente agradecidos a aquel Dios provi­ deseo no pudo entonces por las dificul­
dentísimo, que desde el trono de su tades de los tiempos y otros impedi­
majestad nos envió estos libros a ma­ mentos responderse plenamente, con­
nera de cartas paternales, como a pro­ fiados que al presente, aunadas las
pios hijos. fuerzas de los doctores católicos, se
pueda satisfacer con más perfección y
3. Sentido del decreto Tridentino so­ amplitud.
bre el uso de la Vulgata. Versiones
en lenguas vulgares 25. Los motivos del Concilio para
24. Los decretos tridentinos no se recomendar la Vulgata. Mas por lo que
oponen a las ediciones críticas. Ni hace a la voluntad del Sínodo Trid en­
(27) Conc. de Trento; ses. IV, Decreto sobre la tura” (pág. 8), es un “ sustituirse con presunción
edición y uso de los Libros Sagrados (Conc. Trid. a la autoridad (de la Iglesia), la cual sola puede
edición Soc. de Goerres, Frib. 5, 91; Mansi 33, 23). presentarnos un texto auténtico, y “ sola nos lo
En la carta que la Pontificia Comisión Bíblica presenta de hecho con el citado Decreto del Con­
dirigiera a los Arzobispos y Obispos de Italia cilio de Trento” (pág. 28): toda operación crí­
(véase nota [6]) explícase cuál es la autoridad de tica sobre el texto bíblico, cual viene presentado
la Vulgata, rechazando al mismo tiempo las en la Vulgata, es “ el libre examen, mejor, el
ideas erróneas del sac. Ruotolo, diciendo: desatinado examen personal, sustituido a la
“ Mas palpable (que el error acerca del sentido autoridad de la Iglesia” (pág. 9).
literal de la Biblia) es todavía el error del “ anó­ Pues bien, tal pretensión no es solamente con­
nimo” (Ruotolo) acerca del sentido y de la tra el sentido común, el cual no aceptará jamás
extensión del decreto del Tridentino sobre el uso que una versión pueda ser superior al texto ori­
de la Vulgata Latina. El Concilio Tridentino, ginal, sino que va también contra la mente de
contra la confusión ocasionada por las nuevas los Padres del Concilio, cual aparece de las
traducciones latinas y en lengua vulgar entonces Actas; es más, el Concilio se dio cuenta de la
divulgadas, quiso sancionar el uso público, en necesidad de una revisión y corrección de la
la Iglesia Occidental, de la versión latina común, misma Vulgata, cuya ejecución encomendó a los
justificándola en el uso secular que de ella venía Sumos Pontífices, los cuales la hicieron, como
haciendo la Iglesia misma, pero por nada pensó hicieron, según la mente de los más autorizados
en disminuir la autoridad de las versiones anti­ colaboradores del Concilio mismo una edición
guas usadas en las Iglesias Orientales, señalada­ corregida de los LXX ( “ Septuaginta” , bajo Sixto
mente de la de los Septuaginta usada por los V), y después la del Antiguo Testamento griego,
mismos Apóstoles, y menos todavía la autoridad encargando de ello a comisiones a propósito. Y
de los textos originales, y resistió a una parte está abiertamente contra el precepto de la Encí­
de los Padres, que querían el uso exclusivo de clica Prouidentissimus Deus: “ Sin embargo, no
la Vulgata como única autoridad. Ahora bien, el habrán de dejarse de tener en cuenta las anti­
anónimo sentencia que en virtud del decreto guas versiones, que la antigüedad cristiana alabó
Tridentino se posee en la versión latina un texto y empleó, principalmente los códices primitivos”
declarado superior a todos los demás, reprocha (Enchir. Bibl. n. 91; AAS 26 [1893/94] 281; en esta
a los exegétas querer interpretar la Vulgata con Colección: Encíclica 66, 23 pág. 496).
la ayuda de los originales y de las otras versio­ En suma, el Concilio Tridentino declaró “ autén­
nes antiguas. Para él el decreto da la “ certeza tica” la Vulgata en sentido jurídico, esto es, en
del Sagrado Texto” , así que la Iglesia no tiene cuanto se refiere a la “ fuerza probativa en cosas
necesidad de “ buscar aún la auténtica palabra de fe y moral” , mas sin excluir de ningún modo
de Dios” (pág. 7), y esto no solamente “ en las posibles divergencias con el texto original y con
cosas de la fe y de la moral” , sino en todos los las antiguas versiones, como todo buen libro de
aspectos (incluso literarios, geográficos, crono­ Introducción Bíblica expone claramente según las
lógicos, etc.). La Iglesia con aquel decreto nos ha Actas del Concilio mismo” (AAS. 33 [1941] 468).
dado, según él, “ el Texto auténtico y oficial, del (28) Conc. Trid. Decr. de edit. et usu Sacr.
cual no es lícito apartarse” (pág. 6), y hacer la Lbr. (Conc. Trid. Goerres, Frib. X, 471; véase voi.
crítica textual es un “ mutilar la Sagrada Escri- V, 29, 59, 65; X 446-447).
1636 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 26

tino de que la Vulgata fuese la versión dad y sin peligro de errar en las dispu­
latina que todos usasen como auténtica, tas, lecciones y predicaciones; y por
esto en verdad, como todos los saben, tanto este género de autenticidad no se
solamente se refiere a la Iglesia latina, llama con nombre primario crítica, sino
y al uso público de la misma Escritura, más bien jurídica.
y no disminuye sin género de duda en
modo alguno la autoridad y valor de 26. Los textos originales prevalecen
los textos originales. Porque no se tra­ aún en las versiones populares. Por
taba de los textos originales en aquella lo cual esta autoridad de la Vulgata en
ocasión, sino de las versiones latinas cosas doctrinales de ninguna manera
que en aquella época corrían de una prohibe — antes por el contrario hoy
parte a otra, entre las cuales el mismo más bien exige— que esta misma d oc­
Concilio con justo motivo decretó que trina se compruebe y confirme por los
debía ser preferida la que había sido textos primitivos, y que también sean
aprobada en la misma Iglesia con el a cada momento invocados como auxi­
liares estos mismos textos, por los cua­
largo uso de tantos siglos. Así, pues,
les dondequiera y cada día más se pa­
esta privilegiada autoridad o, como di­
tentice y exponga el recto sentido de
cen, autenticidad de la Vulgata no fue
las Sagradas Letras^. Y ni aun siquie­
establecida por el Concilio principal­ ra prohibe el decreto del Concilio Tri­
mente por razones críticas, sino más dentino que, para uso y provecho de
bien por su legítimo uso en las iglesias los fieles de Cristo y para más fácil
durante el decurso de tantos siglos; con inteligencia de la divina palabra, se
el cual uso ciertamente se demuestra hagan versiones en las lenguas vulga­
que la misma está en absoluto inmune res, y eso aun tomándolas de los textos 310
de todo error en materia de fe y de originales, como ya en muchas regiones
costumbres; de modo que, conforme al vemos que loablemente se ha hecho,
testimonio y confirmación de la misma aprobándolo la autoridad de la Igle­
Iglesia, se puede presentar con seguri- sia!80].
[29] Pío XII rompió por primera vez con la les, más cercano al clásico que se estudia hoy
tradición varias veces secular de emplear la ver­ día en los Colegios humanísticos, resultó más
sión de la Vulgata en el Oficio Divino que los fácilmente inteligible, que fue una de las fina­
sacerdotes latinos están obligados a rezar diaria­ lidades de la nueva versión. En el Motu Proprio
mente, pues, a partir de San Pío V (1566-1572), de 1945 relata Pío XII brevemente la historia del
el texto litúrgico oficial latino del Breviario era Salterio de la Vulgata, señalando sus deficien­
el de la Vulgata, declarado auténtico por el Con­ cias para afirmar luego que con la nueva ver­
cilio Tridentino y que corresponde al llamado sión se ha querido hacer eco de las preces que
Salterio galicano, una de las tres ediciones lati­ se han elevado a la Santa Sede pidiendo una
nas de los Salmos que sobre la base de la versión nueva versión autorizada, y concede su libre uso.
latina de las Héxaplas de Orígenes (seis versio­ Todas las ediciones del Breviario hechas desde
nes en seis diferentes idiomas y columnas que entonces adoptaron el nuevo texto. El P. Bea
presentó Orígenes). Aun después de la reforma dice en su libro: El Nuevo Salterio (Barcel<?na,
del Breviario de San Pío X, en que se ordenaba Herder, 1947, 169-171) señala la transcendencia de
el rezo del Salterio íntegro cada semana (por la este paso que rompe en cuanto al Salterio con la
Constitución Apostólica Divino Afflatu, l-XI-1911; Vulgata: “ La idea de Su Santidad Pío XII de
AAS. 3 11911] 633-638) no varió el texto de la sustituir la traducción de los Salmos, arraigada
Vulgata que no está hecho directamente del he­ en la Iglesia por un uso plurisecular, es dema­
breo sino de la versión griega de los Septua- siado grandiosa para ser comprendida en.segui­
ginta (LXX). Como esa traducción resultaba en da por todos; es ésta una de aquellas atrevidas
no pocos casos de difícil inteligencia, Pío XII inspiraciones con las cuales el Espíritu Santo
encargó una traducción latina, directa del hebreo suele hacer avanzar a la Iglesia aun contra la
a los profesores del Pontificio Instituto Bíblico expectación de muchos, e incluso contra la vo­
que estaba entonces bajo la rectoría del P. Agus­ luntad de algunos. Por lo demás, esta atrevida
tín Bea, S.J. El 24 de Marzo de 1945 ofrecía idea ha encontrado entusiasta acogida en muchos,
Pío XII, por su Motu Proprio In Cotidianis Pre- e incluso no faltan voces que cauta y calurosa­
cibus, (AAS. 37 [1945] 65-67) la nueva traducción, mente peroran la causa de una nueva traducción
conocida hoy con el nombre de Salterio piano, de los textos originales de toda la Biblia... De
para su empleo facultativo en la recitación del cualquier modo que sea, el paso —¿o diremos
Oficio Divino tanto público como privado. Según quizás el primer paso?— dado por el Santo Pa­
respuesta de la Pontificia Comisión Bíblica del dre, otorgando a la Iglesia una nueva traducción
22 de Actubre de 1947 (AAS. 39 [1947] 508) puede de los Salmos, quedará, ciertamente, como uño
emplearse la nueva versión también en las de­ de los más memorables en la historia de la Sa­
más oraciones y ceremonias litúrgicas, siempre grada Escritura.”
que se trate de salmos íntegros fuera de la Santa [30] Con la aprobación de Pío XII, dada el 22
Misa. Escrita no en latín eclesiástico estricto sino de Agosto de 1943, el P. Jaime M. Vosté, O.P.,
en aquel que se emplea en los documentos oficia- consultor Secretario de la Pontificia Comisión
173,27 E n cíc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1637

esta obra tengan ante los ojos los in­


III. - D e l a in t e r p r e t a c ió n
térpretes que como la cosa principal de
1. Importancia e investigación del todas, han de procurar el distinguir
sentido literal bien y determinar cuál es el sentido de
las palabras bíblicas llamado literal.
27. La interpretación es el oficio Sea este sentido literal de las palabras
supremo clei exégeta. Determinará el el que ellos averigüen con toda dili­
sentido literal. Armado egregiamente gencia, por medio del conocimiento de
con el conocimiento de las lenguas anti­ las lenguas, valiéndose del contexto y
guas y con los recursos del arte crítica, de la comparación con pasajes seme­
emprenda el exégeta católico aquel ofi­ jantes; a todo lo cual suele también
cio, que es el supremo entre todos los apelarse en favor de la interpretación
que se le imponen: a saber, el hallar y de los escritos profanos, para que apa­
exponer el sentido genuino de los Sa­ rezca en toda su luz la mente del
grados Libros. Para el desempeño de autor I31].
Bíblica se expidió el mismo día 22 de Agosto so­ vernácula, a no ser que estén aprobadas por la
bre el uso de las versiones de la Sagrada Escri­ Sede Apostólica, o que se publiquen bajo la vigi­
tura en lengua vulgar, hechas sobre los textos lancia de los Obispos y con notas sacadas princi­
primitivos, en los templos. Algunos habían exa­ palmente de los santos Padres de la Iglesia y de
gerado el alcance de una respuesta de la misma escritores doctos y católicos, véase también Com.
Comisión (30-IV-1934) que sólo permitía la lectura Pontif. Interpr. 20-V-1923, AAS. 16, (1923) 115,
pública del Evangelio y de la Epístola de la misa respecto de las anotaciones), pueden legítima­
en lengua vulgar, hecha sobre la Vulgata. En la mente ser usadas y leídas por los fieles para su
nueva respuesta se aclara que sigue mantenién­ piedad privada (uso extralitúrgico); y además,
dose la conveniencia de la lectura pública según si alguna versión, tras el diligente examen tanto
alguna versión hecha sobre la Vulgata, que es el del texto como de las anotaciones llevado a cabo
texto litúrgico, pero se permite ilustrar este texto por varones competentes en las ciencias bíblica y
con los recursos a los textos originales y se teológica, ha sido hallada más fiel y apta, los
reconoce la utilidad del uso extralitúrgico de Obispos, cada uno de por sí o congregados en
versiones directamente hechas sobre el original, conferencias provinciales o nacionales, pueden,
con tal que se hagan bajo la competencia de si les place, recomendarla de un modo especial
alguna autoridad eclesiástica. Dice: a los fieles confiados a su cuidado.
“ La Pontificia Comisión Bíblica para resolver “ 2. La traducción que de las perícopas bíblicas
la cuestión que le ha sido propuesta acerca del suelen leer los sacerdotes al pueblo en lengua
uso y autoridad de las versiones bíblicas en len­ vulgar, según costumbre u oportunidad, después
gua vulgar, principalmente de las hechas sobre de leído el mismo texto litúrgico en la celebra­
los textos primitivos, y para declarar más su ción de la S. Misa, debe ser conforme al texto
decreto Del uso de ¡as versiones de ¡a Sagrada latino, o sea litúrgico según la respuesta de la
Escritura en los templos dado el 30 de Abril de Pontificia Comisión Bíblica (AAS. . . . [19341 315),
1934, ha juzgado oportuno dar y recomendar las permaneciendo íntegra la facultad de ilustrar
siguientes normas: aptamente aquella misma versión, si es necesario,
“ Puesto que por León XIII, en la Carta Encí­ con el auxilio del texto original o de otra versión
clica Provid. Deus (Acta Leonis XIII, vol. 13, 342: más clara.”
Enchiridion Bibl. n. 91; en esta Colección: Encí­
clica 66, 23, pág. 496) fue recomendado, que se [31] En la carta dirigida a los Arzobispos y
empleen los textos primitivos de los libros santos Obispos de Italia (véase nota [6]) la Pontificia
para el conocimiento profundo y la declaración Comisión Bíblica se refiere al sentido literal y
más perfecta de la divina palabra; y hecha aque­ espiritual en los siguientes términos:
lla recomen dación no ciertamente para la sola “ El anónimo (el sac. Ruotolo), aunque asegure
comodidad de exégetas y teólogos, ha parecido por forma que el sentido literal es la “ base de
sobre manera conveniente, que aquellos mismos la interpretación bíblica” (pág. 6), de hecho pre­
textos sean traducidos, desde luego bajo la cui­ coniza una exégesis absolutamente subjetiva y
dadosa vigilancia de la competente autoridad alegórica, según inspiración personal, o mejor,
eclesiástica, a las lenguas comúnmente conocidas según la fantasía más o menos viva y fecunda de
o vulgares, según las leyes comprobadas de la cada uno. Ahora bien, si es proposición de fe
ciencia sagrada y profana; que debe tenerse por principio fundamental, que
“ y, pues, entre las versiones latinas que enton­ la Sagrada Escritura contiene, además del senti­
ces circulaban, el Concilio Tridentino declaró la do literal, un sentido espiritual o típico, como
Vulgata edición como la única y sola auténtica ha sido enseñado por la práctica de Nuestro
(Conc. Trid. sesión IV, decret. De editione et Señor y de los Apóstoles, sin embargo, no toda
usu Ss. Librorum (Ench. Biblic. n. 46), de la sentencia o narración contiene un sentido típico,
cual se han tomado casi siempre las perícopas y fue un exceso grave de la escuela alejandrina
bíblicas que deben leerse públicamente en los el querer encontrar por doquiera un sentido sim­
libros litúrgicos de la Iglesia Latina para el sa­ bólico, aun con daño del sentido literal e histó­
crosanto Sacrificio de la Misa y para el Oficio rico. El sentido espiritual o típico, además de
Divino: fundarse sobre el sentido literal, debe probarse
“ Cumpliendo lo que se debe cumplir: ya por el uso de Nuestro Señor, de los Apóstoles
“ 1. Las versiones de la S. Escritura en lengua o de los escritores inspirados, ya por el uso
vulgar sea de la Vulgata sea de los textos primi­ tradicional de los Santos Padres y de la Iglesia,
tivos, con tal que sean editadas con licencia de especialmente en la sagrada Liturgia, puesto que
la competente autoridad eclesiástica en conformi­ “ lex orandi, lex credendi” . Una aplicación más
dad con el canon 1391 (que dice: “ No se pueden amplia de los textos sagrados podrá sin duda
imprimir las versiones de las S. Escr. en lengua justificarse con el fin de la edificación en homi-
1638 E n cíclicas del P P . P ío X II (1943) 178, 28-30

28. Las declaraciones del Magis­ ción de los mismos no solamente ayude
terio; explicación de los Padres y ana­ a los doctores teólogos para proponer y
logía de la fe. Sólo que los exégetas confirmar los dogmas de la fe, sino que
de las Sagradas Letras, acordándose sea también útil a los sacerdotes para
que aquí se trata de la palabra divina­ explicar ante el pueblo la doctrina cris­
mente inspirada, cuya custodia e inter­ tiana, y finalmente sirva a todos los
pretación fue por el mismo Dios enco­ fieles para llevar una vida santa y dig­
mendada a la Iglesia, no menos dili­ na de un hombre cristiano.
gentemente tengan cuenta de las expo­
siciones y declaraciones del magisterio 2. Recto uso del sentido espiritual y
de la Iglesia, y asimismo de la explica­ los otros sentidos
ción dada por los Santos Padres, como 30. Recházase el abuso de la inter­
también de la analogía de la fe, co­ pretación llamada mística. Una vez
mo sapientísimamente lo advirtió L eón que hubieren dado, como hemos dicho,
XIII en las Letras Encíclicas t{Provi- ante todo tal interpretación teológica,
dentissimus Deus” (Z2\ eficazmente obligarán a callar a los que
aseverando que en los comentarios bí­
29. Preferencia a la doctrina teoló­ blicos apenas hallan nada que eleve la
gica. Traten también con singular em­ mente a Dios, nutra el alma, promueva
peño de no exponer únicamente — cosa la vida interior, repiten que es preciso
que con dolor vemos se hace en algunos acudir a cierta interpretación espiri­
comentarios— las cosas que atañen a tual, que ellos llaman mística. Cuán
la historia, arqueología, filología y otras poco acertado sea éste su modo de ver,
disciplinas por el estilo; sino que, sin lo enseña la misma experiencia de mu­
dejar de aportar oportunamente aqué­ chos que, considerando y meditando
llas, en cuanto pueden contribuir a la una y otra vez la palabra de Dios, per­
exégesis, muestren principalmente cuál feccionaron sus almas, y se sintieron
es la doctrina teológica de cada uno de movidos de vehemente amor a Dios;
los libros o textos respecto de la fe y como también lo muestran a las claras
costumbres, de suerte que esta exposi- la perpetua educación de la Iglesia y
lías y en obras ascéticas; mas el sentido resul­ puesta por Agustín, a saber, no hay que apar­
tante aun de las acomodaciones más felices, tarse lo más mínimo del sentido literal, y por así
cuando no esté comprobado, como se ha dicho decir obvio, a no ser en tanto en cuanto o la
más arriba, no puede llamarse verdadera y es­ razón impida retenerlo o la necesidad obligue a
trictamente sentido de la Biblia ni puede decirse abandonarlo” (Ench. Bibl. n. 97; en esta Colec­
que fue inspirado por Dios al hagiógrafo. ción: Encíclica 66, 29 pág. 498). Así habla tam­
“ En cambio, el anónimo, que no hace ninguna bién Benedicto XV en la Encíclica Spiritus Pa-
de estas distinciones elementales, quiere impo­ raclitus: “ Consideremos con la mayor diligencia
ner las elucubraciones de su fantasía como sen­ las palabras mismas de la Escritura, para que
tido de la Biblia, como “ verdaderas comuniones conste con certidumbre qué dijo el escritor sa­
espirituales de la sabiduría del Señor’ ’ (pág. 45), grado” (Enchiridion Bibl. n. 498; AAS. 12 [1920]
y desconociendo la capital importancia del sen­ 410; en esta Colecc.: Encíclica 120, 32 pág. 951);
tido literal, calumnia a los exégetas católicos donde, ilustrando el ejemplo y los principios
de considerar “ sd/o el sentido literal” y conside­ exegéticos del “ Doctor Máximo en la exposición
rarlo “ de modo humano, tomándolo sólo mate­ de las Sagradas Escrituras” , San Jerónimo, el
rialmente, por aquello que suenan las palabras” cual “ colocado a buen seguro el significado lite­
(pág. 11), más aún, de estar “ obsesionados por ral e histórico, investiga los sentidos interiores
el sentido literal de la Escritura” (pág. 46). El y más profundos, para apacentar el espíritu con
rechaza de este modo la regla de oro de los manjar más exquisito” (Ench. Bibl. n. 499; AAS.
doctores de la Iglesia, tan claramente formulada 12 [1920] pág. 411; en esta Colecc.: Encíclica 120,
por el Aquinatense: “ Todos los sentidos se fun­ 33 pág. 952), recomienda a los exégetas “ modes­
dan sobre uno, a saber el literal, del cual sólo tamente y moderadamente ascienden del sentido
puede argumentarse” (S. Thomas, Sum. Theol. literal a más altas consideraciones” (Ench. Bibl.
I, q. 1, 10 ad lum ); regla que los Sumos Pontí­ n. 499; AAS. 12 [19201 412; en esta Colecc.: Encí­
fices sancionaron y consagraron cuando prescri­ clica 120, 34 pág. 953). Finalmente ambos Sumos
bieron que, ante todo, se busque con sumo cui­ Pontífices, León XIII y Benedicto XV, insisten,
dado el sentido literal. Así por ejemplo, León con las palabras mismas de San Jerónimo, sobre
XIII en la Encíclica Providentissimus Deus: el deber del exégeta: “ Oficio del comentarista es
“ Por tanto, con el estudio de ponderar qué exponer, no lo que él quiere, sino lo que siente
valor tengan las palabras mismas, qué signifique aquel, a quien interpreta” (Ench. Bibl. n. 91;
la ilación de las cosas, qué la semejanza de lu­ n. 500; en esta Colecc.: Encícl. 66, 23; 120, 35 pá­
gares y demás por el estilo, asóciese también la ginas 496 y 953).
luz de una adecuada erudición” (Enchiridion Bi- (32) León XIII, Encícl. Provident. Deus, 18-XI-
blicum n. 92; en esta Colección: Encíclica 66, 24 1893. ASS. 26 (1893/94) 281; Leonis XIII Acta 13,
pág. 496) y más adelante: “ Sujétese religiosamen­ 345-46; Enchir. Bibl. nrs. 109-111 (94-96); en esta
te (el exégeta) a aquella regla sabiamente pro- Colección: Encíclica 66, 27 pág. 497.
178, 31-34 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1639

las amonestaciones de los mayores critura le es como externo y añadido,


Doctores. que sobre todo hoy no carece de peli­
gro, cuando los fieles, aquellos especial­
31. El sentido espiritual dado por mente que están instruidos en los cono­
Dios. Y no es que se excluya de la Sa­ cimientos tanto sagrados como profa­
grada Escritura todo sentido espiritual. nos, buscan qué es lo que Dios en las
Porque las cosas dichas o hechas en el Sagradas Letras nos da a entender, y
Antiguo Testamento de tal manera fue­ no más bien qué es lo que el facundo
ron sapientísimamente ordenadas y dis­ orador o escritor expone, empleando
puestas por Dios, que las pasadas sig­ con cierta destreza las palabras de la
nificaran anticipadamente las que en Biblia. Ni tampoco aquella palabra de
el nuevo pacto de gracia habían de JDios viva y eficaz y más penetrante que
verificarse. Por lo cual el intérprete, espada de dos filos, y que lleva hasta
así como debe hallar y exponer el sen­ la división del alma y del espíritu, y
tido literal de las palabras, que el ha- de las coyunturas y médulas, discerni­
giógrafo pretendiera y expresara, así dora de los pensamientos y conceptos
también el espiritual, mientras conste del corazón(33), necesita de afeites o de
legítimamente que fue dado por Dios. acomodación humana, para mover y
Ya que solamente Dios pudo conocer y sacudir los ánimos; porque las mismas
revelarnos este sentido espiritual. Sagradas Páginas, redactadas bajo la
inspiración divina, tienen por sí mis­
32. Cristo, los Apóstoles, la Tradi­ mas abundante sentido genuino; enri­
ción y la Liturgia emplean el sentido quecidas por divina virtud, tienen fuer­
espiritual. Ahora bien, este sentido en za propia; adornadas con soberana her­
los Santos Evangelios nos lo indica y mosura, brillan por sí mismas y res­
enseña el mismo Salvador; lo profesan plandecen, con tal que sean por el in­
también los Apóstoles, de palabra y por térprete tan íntegra y cuidadosamente
escrito, imitando el ejemplo del Maes­ explicadas, que se saquen a luz todos
tro; lo demuestra la doctrina tradicio­ los tesoros de sabiduría y prudencia
nal perpetua de la Iglesia; lo declara en ellas ocultos.
por último el uso antiquísimo de la
liturgia, dondequiera que pueda recta­
mente aplicarse aquel conocido enun­ 3. Cómo se debe fomentar el estudio
ciado: La ley de orar es la ley de creer. de los Santos Padres y de los gran­
Así, pues, este sentido espiritual, inten­ des intérpretes
tado y ordenado por el mismo Dios, 34. Especial aptitud exegética de los
descúbranlo y propónganlo los exégetas Padres. En este desempeño podrá el
católicos con aquella diligencia que la exégeta católico egregiamente ayudarse
dignidad de la palabra divina reclama. del industrioso estudio de aquellas
obras con las que los Santos Padres,
33. Empleo y peligros del sentido los Doctores de la Iglesia e ilustres
acomodaticio. Mas tengan religiosa intérpretes de los pasados tiempos ex­
cautela en no proponer como sentido pusieron las Sagradas Letras. Porque
genuino de la Sagrada Escritura otros ellos, aun cuando a veces estaban me­
sentidos traslaticios. Porque aun cuan­ nos pertrechados de erudición profana
do, principalmente en el desempeño del y conocimiento de lenguas que los in­
oficio de predicador, puede ser útil pa­ térpretes de nuestra edad, sin embargo,
ra ilustrar y recomendar las cosas de en conformidad con el oficio que Dios
la fe cierto uso más amplio del Sagrado les dio en la Iglesia, culminan por
Texto, según la significación acomoda­ cierta suave perspicacia de las cosas
ticia de las palabras, siempre que se celestes y admirable agudeza de enten­
312 haga con moderación y sobriedad, nun­ dimiento, con las que íntimamente pe­
ca sin embargo debe olvidarse que este netran las profundidades de la divina
uso de las palabras de la Sagrada Es­ palabra, y ponen en evidencia todo
(33) Hcbr. 4, 12.
1640 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 35-36

cnanto puede conducir a la ilustración antiguos en el decir con la mayor eru­


de la doctrina de Cristo y santidad de dición y arte de los modernos, para
la vida. producir, sin duda, nuevos frutos en
el campo de las divinas Letras, nun­
35. Descuido actual y aprovechar ca bastantemente cultivado, nunca ex­
miento que se impone y frutos de él. hausto.
De doler es, en verdad, que tan pre­
ciosos tesoros de la antigüedad cristia­ IV. - P u n t o s a l o s q u e e s p e c i a l m e n t e
na sean demasiado poco conocidos por DEBEN ATENDER LOS INTÉRPRETES DE
no pocos de los escritores de nuestros NUESTRO TIEMPO
tiempos, y que también poco los culti­
1. Condición actual de la exégesis
vadores de la historia de la exégesis
hayan todavía llevado a término todo 36. Facilidad nuestra y dificultades
aquello que, para investigar con per­ de los Padres. Es además muy justo
fección y estimar en su punto cosa de esperar que también nuestros tiempos
tanta importancia, parece necesario. puedan contribuir en algo a la inter­
313 Ojalá surjan muchos que, examinando pretación más profunda y exacta de
con diligencia los autores y obras de las Sagradas Letras. Puesto que no p o­
la interpretación católica de las Escri­ cas cosas, sobre todo entre las concer­
turas, y agotando, por decirlo así, las nientes a la historia, o apenas o no
casi inmensas riquezas que aquellos suficientemente fueron explicadas por
acumularon, contribuyan eficazmente los expositores de los pasados siglos,
a que por un lado aparezca más claro toda vez que les faltaban casi todas las
cada día cuán hondamente penetraron noticias necesarias para ilustrarlas me­
ellos e ilustraron la divina doctrina de jor. Cuán difíciles fuesen y casi inacce­
los Sagrados Libros, y por otro tam­ sibles algunas cuestiones para los mis­
bién los intérpretes actuales tomen mos Padres, bien se echa de ver, por
ejemplo de ello y saquen oportunos omitir otras cosas, en aquellos esfuer­
argumentos. Pues así por fin se llegará zos, que muchos de ellos repitieron,
a lograr la feliz y fecunda unión de la para interpretar los primeros capítulos
doctrina y espiritual suavidad de los del Génesis!34]; y asimismo por los re­
[34] Las dificultades intrínsecas de los tres pri­ jes (véase para todo las notas [37] y [43] de la
meros capítulos del Génesis, ya sentidas por los presente Encíclica).
Santos Padres y hoy día incrementadas por los 3. - En su Carta al Cardenal Suhard de París,
descubrimientos de la paleontología y de nume­ el 16 de Enero de 1948, el P. Vosté, secretario
rosas descripciones de los orígenes del hombre Consultor de la Comisión Bíbl. trató a fondo el
que se hallaron en las literaturas, documentos y tema ampliando las consideraciones a los prime­
monumentos orientales, hizo titubear aun a algu­ ros 11 capítulos del Génesis (véase el texto en
nos autores católicos entre la historicidad y el la nota [43] de la presente Encíclica).
simbolismo de esos capítulos a pesar de poner
esta postura en tela de juicio una parte de los 4. - Pío XII mismo recogió en un discurso a la
principios dogmáticos de nuestra Religión acerca Pontificia Academia de Ciencias, el 30 de No­
del hombre. viembre de 1941, de paso, un aspecto del pro­
blema repitiendo que en el relato del Génesis
La Pontificia Comisión Bíblica y al final Pío está contenida la enseñanza dogmática de la
XII mismo intervinieron varias veces en las dis­ espiritualidad del alma humana, de su inmediata
cusiones. creación por Dios; pero concedió, como es justo,
1. - En su “ Respuesta 2? sobre las narraciones a las ciencias profanas el derecho y la compe­
bíblicas sólo en apariencia históricas” , del 23 de tencia de estudiar el problema del origen y de la
Junio de 1905 (ASS. 38 [1905/06] 124-125) rechaza posible evolución o descendencia del solo cuer­
la Comisión Bíbl. el principio general de que esos po humano, añadiendo, sí, que hasta el momento
capítulos sean declarados simbólicos y exige só­ no habían llegado esas ciencias a nada cierto y
lidos argumentos para afirmar que en pasajes seguro al respecto.
que parecen históricos (como el Génesis) el 5. - En la Encíclica Humani Generis, 12-VIII-
autor no intentó escribir historia sino “ proponer 1950 (AAS. 32 [1950] 561-578) señala Pío XII que
alguna parábola o alegoría o algún sentido ajeno algunos autores de la “ Nueva Teología” (véase la
a la significación propiamente literal o histórica “ Introducción de esa Encíclica) “ traspasaron
de las palabras” . audazmente los límites y las cautelas establecidas
2. - En su “ Respuesta 6? sobre el carácter his­ por la Iglesia” , al negar historicidad a los libros
tórico de los tres primeros capítulos del Génesis, históricos del Antiguo Testamento, “ invocando
del 30 de Junio de 1909 rechaza la afirmación indebidamente la Carta” del P. Vosté al Cardenal
gratuita de que las narraciones de esos capítulos Suhard (ver el nr. 3 de esta nota). “ Esta carta
sean fábulas tomadas de la mitología o alegorías advierte claramente, continúa Pío XII en Humani
y símbolos, enumerando luego las verdades reli­ Generis, que los once primeros capítulos del Gé­
giosas indudablemente contenidas en esos pasa- nesis, aunque propiamente no concuerden con el
178, 37-38 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1641

petidos tanteos de San Jerónimo para edad, así como acumula nuevas cuestio­
traducir los Salmos de tal manera que nes y nuevas dificultades, así también, 314
se descubriese con claridad su sentido ¡por el favor de Dios, suministra nue­
literal, o expresado en las palabras mis­ vos recursos y subsidios de exégesis.
mas. Hay por fin otros libros o sagra­ Entre éstos parece digno de peculiar
dos textos cuyas dificultades ha descu­ mención el que los teólogos católicos,
bierto precisamente la época moderna, siguiendo la doctrina de los Santos Pa­
desde que por el conocimiento más pro­ dres y principalmente del Angélico y
fundo de la antigüedad han nacido Común Doctor, han explorado y pro­
nuevos problemas que hacen penetrar puesto la naturaleza y los efectos de la
con más exactitud en el asunto. Van, inspiración bíblica mejor y más per­
pues, fuera de la realidad algunos que, fectamente que como solía hacerse en
no penetrando bien las condiciones de los siglos pretéritos.
la ciencia bíblica, dicen sin más que al
exégeta católico de nuestros días no le 38. La inspiración no suprime la
queda nada que añadir a lo que ya
característica del hagiógrafo. Dehe es­
produjo la antigüedad cristiana; cuan­
tudiarse. Porque partiendo del princi­
do por el contrario estos nuestros tiem­
pio de que el escritor sagrado al com ­
pos han planteado tantos problemas
poner el libro es órgano o instrumento
que exigen nueva investigación y nuevo
del Espíritu Santo, con la circunstancia
examen, y estimulan no poco el estudio
de ser vivo y dotado de razón, recta­
activo del intérprete moderno.
mente observan que él, bajo el influjo
de la divina moción, de tal manera usa
2. Se ha de tener en cuenta la índole de sus facultades y fuerzas, que fácil­
del escritor sagrado mente puedan todos colegir del libro
37. Atender la naturaleza y los efec­ nacido de su acción la índole propia de
tos de la inspiración. Porque nuestra*6 cada uno y por decirlo así sus singula-
método histórico usado por los eximios historia­ La Pontificia Comisión Bíblica en su decreto
dores grecolatinos y modernos, no obstante per­ sobre la autenticidad mosaica del Pentateuco,
tenecen al género histórico en un sentido verda­ 27-VI-1906 (ASS. 39 [1906] 377-378) declara que
dero, que los exégetas han de investigar y pre­ las razones aducidas contra la autenticidad de
cisar, y que los mismos capítulos, con estilo sen­ Moisés no son de tanto peso que den derecho a
cillo y figurado, acomodado a la mente del pue­ afirmar la no procedencia de Moisés; admite la
blo poco culto, contienen las verdades princi­ posibilidad de que Moisés haya empleado secre­
pales y fundamentales en que se apoya nuestra tarios y usado fuentes anteriores, de que haya
propia salvación, y también una descripción po­ habido ulteriores adiciones —dejando en salvo la
pular del origen del género humano y del pueblo autenticidad mosaica substancial—, cambios de
escogido” . vocablos arcaicos por otros más modernos y
6. - Otro problema muy discutido que plantea errores de los copistas, pero rechaza la tesis de
el Génesis es la autenticidad mosaica del “ Pen­ que la mayor parte de los libros sean compila­
tateuco” (los primeros cinco libros de la Biblia). ciones de fuentes posteriores a Moisés.
Tanto judíos como cristianos han tenido a Moisés Una “ Introducción especial al Antiguo Testa­
por autor del Pentateuco. Pero por cuanto Moi­ mento” de Holzhey fue 1912 prohibido para los
sés vivió en el siglo XIII antes de Cristo no pudo seminaristas y 1913 puesto en el Indice de los
ser testigo presencial de todos los acontecimien­ Libros prohibidos por mostrarse excesivamente
tos que relata. No hay necesidad de creer que favorable a la tesis de Wellhausen (AAS. 4 [1912]
tuvo revelaciones directas de los hechos ni se 530-531 y AAS. 5 [1913] 9-10). Y en 1920 condenó
presume, sino que aprovechó ciertas fuentes el Santo Oficio un artículo de Touzard sobre
orales y escritas anteriores a él. (Otras partes “ Moisés y Josué” por la misma razón (AAS. 12
como por ejemplo su propia muerte y sepultura [1920] 158). Aparece allí la mente de la Iglesia.
[Deuteron. 31-34] fueron compuestos naturalmente La Carta de la Comisión Bíblica, 16-1-1948, al
por otro autor inspirado). Cardenal Suhard de París trata en su primera
La “ crítica” racionalista y, sobre todo, Graf y parte expresamente del problema de las fuentes
Wellhausen distinguieron después cuatro fuen­ del Pentateuco, diciendo que la Respuesta del 27
tes, aplicando diversos criterios lingüísticos, lite­ de Junio de 1906 no se opone “ a un ulterior exa­
rarios, históricos y, ante todo, litúrgicos y cultua­ men verdaderamente científico de aquellos pro­
les; mas el principio decisivo y criterio ordena­ blemas” pero cree que, por el actual estado pro­
dor fue para ellos el evolucionismo cultural y visorio de las investigaciones, no hay necesidad
religioso, principio y criterio que resultan hoy de “ nuevos decretos sobre dichas cuestiones”
día insostenibles científicamente. El sistema well- (véase el texto completo en la nota [43] de la
hausiano fue aceptado universalmente por los no presente Encíclica).
católicos y resistido por los autores católicos, Si se conserva la “ substancial autencidad mo­
aunque algunos de ellos, como por ejemplo el saica del Pentateuco” , la Iglesia deja libertad a
célebre P. Lagrange O.P., consideraron el sistema los investigadores y aceptará los sólidos e irre­
probable en lo sustancial (naturalmente no en su futables argumentos científicos que se aporten
aspecto evolucionístico). acerca de las fuentes.
1642 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178 , 39-40

res caracteres y rasgos^5K Así, pues, el claro en las palabras y escritos de los
intérprete con todo esmero, y sin des­ antiguos Orientales como en los escri­
cuidar ninguna luz que hayan aportado tores de nuestra edad. Porque no es
las investigaciones modernas, esfuér­ con solas las leyes de la gramática o
cese por averiguar cuál fue la propia filología, ni con el solo contexto del
índole y condición de vida del escri­ discurso con lo que se determina qué
tor sagrado, en qué edad floreció, qué es lo que ellos quisieron significar con
fuentes utilizó ya escritas ya orales, y las palabras; es absolutamente necesa­
qué formas de decir empleó. Porque a rio que el intérprete se traslade men- 315
nadie se oculta que la norma principal talmente a aquellos remotos siglos del
de interpretación es aquella en virtud Oriente, para que, ayudado convenien­
de la cual se averigua con precisión y temente con los recursos de la historia,
se define qué es lo que el escritor pre­ arqueología, etnología, y de otras disci­
tendió decir, como egregiamente lo ad­ plinas, discierna y vea con distinción
vierte S a n A t a n a s i o : Aquí, como con­ qué géneros literarios, como dicen, qui­
viene hacerlo en todos los demás pasa­ sieron emplear y de hecho emplearon
jes de la divina Escritura, se ha de los escritores de aquella edad vetus-
observar con qué ocasión habló el taí3
37b
6
3
5
Apóstol; se ha de atender con cuidado 40. El Antiguo Oriente pensaba en
y fidelidad cuál es la persona, cuál el forma distinta, la cual debe investi­
asunto que le movió a escribir, no sea
garse. Porque los antiguos Orientales
que uno, ignorándolo, o entendiendo
no empleaban siempre las mismas for­
algo ajeno a ello, vaya descarriado del
mas y las mismas maneras de decir que
verdadero sentido^*). nosotros hoy, sino más bien aquellas
que estaban recibidas en el uso corrien­
4. Importancia del género literario, te de los hombres de sus tiempos y paí­
especialmente en la historia ses. Cuáles fuesen éstas, no lo puede el
39. El sentido que fluye del ambien­ exégeta establecer como de antemano,
te antiguo. Por otra parte, cuál sea el sino con la escrupulosa indigación de
sentido literal, no es muchas veces tan la antigua literatura del Oriente. Ahora
(35) Véase Benedicto XV, Encícl. Spiritus Pa- cas o simbólicas, ni en parte históricas y en
raclitus, 15-IX-1920; ASS. 12 (1920) 390; Enchir. parte fingidas para edificación de los lectores
Bibl. nr. 445 (461); en esta Colecc.: Encícl. 120, 6 sino que no puede ponerse en duda el sentido
págs. 937-938. literal histórico, sobre todo en aquellos puntos
que constituyen “ /os fundamentos de la Religión
(36) S. Atanasio, Contra Arianos, 1, 54 (Migne cristiana, como son, entre otros, la creación de
P. G. 26, col 123). todas las cosas hechas por Dios en el principio
(37) Ya los Santos Padres habían sentido las del tiempo; la peculiar creación del hombre; la
dificultades del texto del Génesis, hoy al parecer formación de la primera mujer del primer hom­
aumentadas por los descubrimientos de la paleon­ bre; la unidad del género humano; la felicidad
tología y los relatos de los orígenes del género original de los primeros padres en el estado de
humano y las literaturas orientales y de los pue­ justicia, integriclad e inmortalidad; el precepto
blos primitivos en general. Lo que hoy los exé- puesto por Dios al hombre para probar su obe­
getas tratan de resolver en parte con los géneros diencia; la transgresión del divino precepto por
literarios que variaron de ayer a hoy, a fines del sugestión del demonio bajo la forma de serpiente;
siglo pasado no pocos autores, entre ellos aun la expulsión de los primeros padres de aquel
algunos católicos pensaban poderlo resolver de­ primitivo estado de inocencia, y la promesa de
clarando relato simbólico el de los primeros un Reparador futuro” . En otros puntos de la
capítulos del Génesis. respuesta concede, sin embargo, que no todas las
frases y palabras deben tomarse en sentido pro­
La Pontificia Comisión Bíblica respondió pri­ pio, ni menos aun científico, que los días del
mero a una pregunta más general de si se podía primer capítulo pueden interpretarse como lar­
admitir como principio de recta exégesis la sen­ gos períodos, que hay libertad de opinar donde
tencia que sostiene que los libros de la Sagrada no hay consentimiento unánime de los Santos
Escritura tenidos total o parcialmente históricos, Padres y que, además del sentido literal pueden
solamente presenten apariencia de historia, que, admitirse aún interpretaciones alegóricas o pro-
debe probarse con sólidos argumentos y sólo en féticas.
el caso en que la Iglesia no haya manifestado su El 16 de Enero de 1948 volvió la Pontificia
juicio en cierto sentido positivo o negativo (Res­ Comisión Bíblica en su célebre carta al Cardenal
puesta del 23 de Junio de 1905, ASS. 38 [1908/09] Suhard de París sobre el tema ampliando sus
124-125, Enchir. Bibl. 154); luego respondió a una consideraciones a los once primeros capítulos del
pregunta más precisa (30 de junio de 1909; AAS. Génesis (véase nota [43] de esta Encíclica).
1 [1909] 567-569, Enchir. Bibl. n. 332-39) de si El Papa mismo trató el asunto en la Encíclica
dichos tres primeros capítulos son históricos: que Humani Gerteris, 12-VIII-1950 haciendo referencia
esas narraciones no son mitológicas, ni alcgóri- a la Carta anterior (AAS. 42 [1950] 561).
178, 41-42 E n cíc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1643

bien, esta investigación, llevada a cabo ñas, se hicieron semejantes en todo al


en estos últimos decenios con mayor humano lenguaje, excepto en el error;
cuidado y diligencia que antes, ha ma­ lo cual en verdad lo ensalzó ya con
nifestado con más claridad qué formas sumas alabanzas San Juan C r i s ó s t o -
de decir se usaron en aquellos antiguos m o , como una sincatábasis o condes-
tiempos, ora en la descripción poética cendencia de Dios providente, y afirmó
de las cosas, ora en el establecimiento una y varias veces que se halla en los
de las normas y leyes de la vida, ora Sagrados Libros(40).3
9
8
por fin en la narración de los hechos
42. Prudente empleo del género lite­
y acontecimientos. Esta misma investi­
gación ha probado ya lúcidamente que rario y valor apologético. Por esta ra­
el pueblo israelítico se aventajó singu­ zón el exégeta católico a fin de satisfa­
larmente entre las demás antiguas na­ cer a las necesidades actuales de la
ciones orientales en escribir bien la ciencia bíblica, al exponer la Sagrada
historia, tanto por la antigüedad, como Escritura y mostrarla y probarla inmu­
por la fiel relación de los hechos, lo ne de todo error, válgase también pru­
cual en verdad se concluye también por dentemente este medio, indagando qué
el carisma de la divina inspiración y es lo que la forma de decir o el género
por el peculiar fin de la historia bíblica, literario empleado por el hagiógrafo
que pertenece a la religión. contribuye para la verdadera y genuina
interpretación; y se persuada que esta
41. Ciertas características peculia­ parte de su oficio no puede descuidarse
res de los Orientales. No por eso debe sin gran detrimento de la exégesis ca­
admirar a nadie que tenga recta inteli­ tólica. Puesto que no raras veces — para
gencia de la inspiración el que también no tocar sino este punto— cuando al­
entre los Sagrados Escritores, como en­ gunos reprochándolo cacarean que los
tre los otros de la antigüedad, se hallen Sagrados Autores se descarriaron de la
ciertas artes de exponer y narrar; cier­ fidelidad histórica, o contaron las cosas
tos idiotismos, sobre todo propios de con menos exactitud, se averigua que
las lenguas semíticas; las que se llaman no se trata de otra cosa sino de aque­
aproximaciones, ciertos modos de ha­ llas maneras corrientes y originales de
blar hiperbólicos; más aún, a veces decir y narrar propias de los antiguos,
hasta paradojas para imprimir las co ­ que a cada momento se empleaban mu­
sas en la mente con más firmeza. Por­ tuamente en el comercio humano, y
que ninguna de aquellas maneras de que en realidad se usaban en virtud de
hablar, de que entre los antiguos, par­ una costumbre lícita y común. Exige,
ticularmente entre los Orientales, solía pues, una justa equidad del ánimo, que,
servirse el humano lenguaje para ex­ cuando se encuentran estas cosas en el
presar sus ideas, es ajena de los Libros divino oráculo, el cual, como destinado
Sagrados, con esta condición, empero, a hombres, se expresa con palabras hu­
que el género de decir empleado en manas, no se las arguya de error, no
ninguna manera repugne a la santidad de otra manera que cuando se emplean
y verdad de Dios, según que, conforme en el uso cotidiano de la vida. Así es
a su sagacidad, lo advirtió ya el mismo que, conocidas y exactamente aprecia­
D o c t o r A n g é l i c o por estas palabras: das las maneras y artes de hablar y
En la Escritura las cosas divinas se nos escribir en los antiguos, podrán resol­
dan al modo que suelen usar los hom- verse muchas dificultades que se obje­
bres^383 >. Porque así como el Verbo
9 tan contra la verdad y fidelidad histó­
sustancial de Dios se hizo semejante a rica de las Divinas Letras; ni será me­
los hombres en todas las cosas excepto nos a propósito este estudio para cono­
el pecado(S9\ así también las palabras cer más plenamente y con mayor luz la
de Dios, expresadas en lenguas huma- mente del Sagrado Autor.
(38) Tomás de Aquino, Comment. ad Hebr. c. 1; (40) S. Juan Crisóst. véase por ej. In Gen. 1, 4
lectio 4. (Migne, P.G. 53, 34-35); In Genes. 2, 21 (Migne,
(39) Ilebr. 4, 15. P.G. 53, 121); In Genes. 3, 8 (Migne, P.G. 53, 135);
Hom. 15 in Joan, ad I, 18 (Migne, P.G. 59, 97-98).
1644 E ncíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 43-45

5. Se han de promover los estudios de Dios felizmente ha acontecido que


de las antigüedades bíblicas no pocas de aquellas cuestiones que
en la época de Nuestro Predecesor de
43. Aporte de las ciencias auxiliares. inmortal recordación L e ó n XIII susci­
317 Papel de los seglares^4 41). Así, pues,
4 taron contra la autencidad, antigüedad,
nuestros cultivadores cíe estudios bíbli­ integridad y fidelidad histórica de los
cos pongan también su atención en Libros Sagrados los críticos ajenos a la
esto con la debida diligencia, y no omi­ Iglesia o también hostiles a ella, hoy
tan nada de nuevo que hubieren apor­ se hayan eliminado y resuelto. Puesto
tado sea la arqueología, sea la historia que los exégetas católicos, valiéndose
antigua o el conocimiento de las anti­ justamente de las mismas armas de
guas letras, y cuanto sea apto para me­ ciencia de que nuestros adversarios no
jor conocer la mente de los escritores raras veces abusaban, han presentado
vetustos y su manera, forma y arte de por una parte aquellas interpretacio­
razonar, narrar y escribir. Y en esta nes, que están en conformidad con la
cuestión aun los varones católicos del doctrina católica y la genuina sentencia
estado seglar tengan en cuenta que no heredada de nuestros mayores, y por
sólo contribuyen a la utilidad de la otra parecen haberse al mismo tiempo
doctrina profana, sino que son también capacitado para resolver las dificulta­
beneméritos de la causa cristiana si des que a las nuevas exploraciones y
se entregan, como es razón, con toda nuevos inventos trajeren, o la antigüe­
constancia y empeño a la exploración dad hubiere dejado a nuestra época
e investigación de la antigüedad, y ayu­ para la resolución. De aquí ha resul- 318
dan conforme a sus fuerzas a resolver tado que la confianza en la autoridad y
las cuestiones de este género, hasta verdad histórica de la Biblia, debilitada
ahora menos claras y transparentes. en algunos un tanto por otras impugna­
Porque todo conocimiento humano, ciones, hoy entre los católicos se haya
aun no sagrado, así como tiene su restituido a su entereza; más aún, no
como nativa dignidad y excelencia faltan escritores no católicos que, em­
— por ser una cierta participación fi­ prendiendo investigaciones con sobrie­
nita de la infinita ciencia de Dios— dad y equidad, han llegado al punto de
así recibe una nueva y más alta digni­ abandonar los prejuicios de los moder­
dad y como consagración, cuando se nos y volver, a lo menos acá y allá, a
emplea para ilustrar con más clara las sentencias más antiguas. El cual
lumbre las mismas cosas divinas. cambio de situación se debe en gran
parte a aquel trabajo infatigable con
que los expositores católicos de las Sa­
V. - M o d o d e t r a t a r l a s c u e s t io n e s gradas Letras, sin dejarse arredrar en
MÁS DIFÍCILES modo alguno de las dificultades y obs­
táculos de todas clases, con todas sus
í. Dificultades felizmente resueltas fuerzas se empeñaron en usar debida­
con los estudios modernos mente de los medios que la investiga­
ción actual de los eruditos proporcio­
44. Dificultades resueltas por las
naba para resolver las nuevas cuestio­
nuevas investigaciones y esperanza de
nes, ora en el campo de la arqueología,
más soluciones, confirman la autori­
ora en el de la historia y filología.
dad de la Biblia. Por la exploración
tan adelantada, que arriba dijimos, de
las antigüedades orientales, por la in­ 2. Dificultades todavía no resueltas
vestigación más esmerada del mismo o insolubles
texto primitivo, y asimismo por el más
amplio y diligente conocimiento ya de 45. Búsqueda afanosa y sin desma­
las lenguas bíblicas, ya de todas las que yos de nueva luz. Humildad en el fra­
pertenecen al Oriente, con el auxilio caso. Nadie, con todo eso, se admire
[41] Véase también nota [24] de esta Encíclica.
178, 46 E n cíc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1645

de que no se hayan todavía resuelto y ras y demasiado lejanamente remotas


vencido todas las dificultades, sino que de nuestros tiempos y de Nuestra ex­
aún hoy haya graves problemas que periencia, y pudiendo también la exé-
preocupan no poco los ánimos de los gesis, como las demás disciplinas más
exégetas católicos. Y en este caso no graves, tener sus secretos, que, inacce­
hay que decaer de ánimo; ni se debe sibles a Nuestros entendimientos, no
olvidar que en las disciplinas humanas puedan describirse con ningún esfuerzo.
no acontece de otra manera que en la
naturaleza: a saber, que los comienzos 3. Se han de buscar las soluciones
van creciendo poco a poco y que no positivas
pueden recogerse los frutos sino des­
pués de muchos trabajos. Así ha suce­ 46. Prudencia en la presentación de
dido, que algunas disputas que en los nuevas soluciones y comprensión de
tiempos anteriores se tenían sin solu­ los investigadores intrépidos. Con to­
ción y en suspenso, por fin en nuestra do, en tal condición de cosas el intér­
edad con el progreso de los estudios se prete católicos, movido por un amor
han resuelto felizmente. Por lo cual eficaz y esforzado de su ciencia, y sin­
tenemos esperanza que aun aquellas ceramente devoto a la Santa Madre
que ahora parezcan sumamente enma­ Iglesia, por nada debe cejar en su em­
rañadas y arduas, lleguen por fin con peño de emprender una y otra vez las
el constante esfuerzo a quedar patentes cuestiones difíciles no desenmarañadas
en plena luz. Y si la deseada solución todavía, no solamente para refutar lo
se retarda por largo tiempo, y el éxito que opongan los adversarios, sino para
feliz no nos sonríe a nosotros, sino que esforzarse en hallar una explicación
acaso se relega a que lo alcancen los sólida, que de una parte concuerde fiel­
venideros, nadie por eso se incomode, mente con la doctrina de la Iglesia, y
siendo, como es, justo que también a nominalmente con lo por ella enseñado
nosotros nos toque lo que los Padres, y acerca de la inmunidad de todo error
especialmente S a n A g u s t í n ^42), avisa­ en la Sagrada Escritura, y de otra sa­
ron en su tiempo: a saber, que Dios tisfaga también debidamente a las con­
con todo intento sembró de dificulta­ clusiones ciertas de las disciplinas pro­
des los Sagrados Libros, que él mismo fanas. Y por lo que hace a los conatos
inspiró, para que no sólo Nos excitá­ de estos estrenuos operarios de la viña
ramos con más intensidad a revolverlos del Señor, recuerden todos los demás
y escudriñarlos, sino también, experi­ hijos de la Iglesia, que no sólo se han
mentando saludablemente los límites de juzgar con equidad y justicia, sino
de Nuestro ingenio, Nos ejercitáramos también con suma caridad; los cuales,
319 en la debida humildad. No es, pues, a la verdad, deben estar alejados de
nada de admirar, si de una u otra cues­ aquel espíritu poco prudente, con el
tión no se ha de tener jamás respues­ que se juzga que todo lo nuevo, por lo
ta completamente satisfactoria, siendo mismo de serlo, debe ser impugnado,
así que a veces se trata de cosas oscu- o tenerse por sospechoso^43!.
(42) S. Agust. Epist. Íb9 ad Paulinum Nr. 34 latos de los primeros 11 capítulos del Génesis “ no
(Migue, P.L. 33, 644); De diversis quaestionibus contienen historia en el sentido moderno de la
c[. 53, 2 (Migne, P.L. 40, 36); Enarrat. in Ps. 146, palabra” según los cánones grecolatinos y en
12 (Migne, P.L. 37, 1907). uso hoy día; pero son historia verdadera, hechos
[43] Haciéndose eco de estas palabras de Pío relatados a la manera de concebir la historia los
XII, la Pontificia Comisión Bíblica, por interme­ antiguos orientales, impulsando así, serenamente
dio del consultor secretario P. G. M. Vosté, O.P., la discusión de “ los géneros literarios” del Anti­
dijo en su Carta del 16 de Enero de 1948 al Car­ guo Oriente. (AAS. 40 [1948] 45-48.
denal Suhard, arzobispo de París, aprobada por La parte principal reza:
el Papa en la audiencia del mismo 16 de Enero: “ En cuanto a la composición del Pentateuco,
que las respuestas anteriores de la Comisión Bí­ ya en la respuesta 3? (III.), 27-VI-1906, la Comi­
blica (23-VI-1905; 26-V-1906; y 30-VI-1909) no se sión Bíblica reconocía que se podía afirmar que
oponían de hecho, a un ulterior examen verda­ “ Moisés, al componer su obra, se sirvió de do-
deramente científico del carácter histórico de tos cumentos escritos y de tradiciones orales” , y
primeros tres captítulos del Génesis y de la admitir también modificaciones o añadiduras pos­
autenticidad mosaica del Pentateuco. El docu­ teriores a Moisés (ASS. 39 [1906] 377-378; Enchir.
mento da por cierta la existencia de diferentes Bibl. 176-177). Nadie ya, en el día de hoy, pone
fuentes en el Pentateuco y reconoce que los re- en duda la existencia de tales fuentes o rehúsa
1646 E ncíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 47

47. Las razones que deben mover a fuerzas contribuya a la utilidad de to­
la comprensión de los investigadores. dos, al adelanto cada día mayor de la
Libertad cuando no hay declaración doctrina sagrada y a la defensa y honor
del Magisterio. Porque tengan en pri­ de la Iglesia. Esta verdadera libertad
mer término ante los ojos que en las de los hijos de Dios, que retenga fiel­
normas y leyes dadas por la Iglesia se mente la doctrina de la Iglesia, y como
trata de la doctrina de fe y costumbres; don de Dios reciba con gratitud y em- 320
y que entre las muchas cosas que en plee todo cuanto aportare la ciencia
los Sagrados Libros, legales, históricos, profana, levantada y sustentada, eso sí,
sapienciales y proféticos se proponen, por el empeño de todos, es condición
son solamente pocas aquellas cuyo sen­
y fuente de todo fruto sincero y de todo
tido haya sido declarado por la auto­
sólido adelanto en la ciencia católica,
ridad de la Iglesia, ni son muchas aque­
llas de las que haya unánime consenti­ como preclaramente lo amonesta Nues­
miento de los Padres. Quedan, pues, tro Antecesor de feliz recordación L eón
muchas, y ellas muy graves, en cuyo XIII, cuando dice: Si no es con el con­
examen y exposición se puede y debe sentimiento de los ánimos y colocados
libremente ejercitar la agudeza y el en firme los principios, no será posible
ingenio de los intérpretes católicos, a esperar de los esfuerzos aislados mu­
fin de que cada uno conforme a sus* chos grandes frutos en esta ciencia^K
admitir un progreso creciente de las leyes mosai­ antiguos pueblos de Oriente, su psicología, su
cas, debido a condiciones sociales y religiosas de modo de expresarse y la noción misma que ellos
los tiempos posteriores, progreso que se refleja tenían de la verdad histórica. En una palabra,
incluso en los relatos históricos. Sin embargo, haría falta unir sin prejuicios todo el material
sobre la naturaleza y el número de tales docu­ científico, paleontológico e histórico, epigráfico y
mentos, sobre su nomenclatura y fecha, se pro­ literario. Sólo así puede esperarse ver más claro
fesan hoy, aun en el campo de los exégetas no en la naturaleza de ciertas narraciones de los
católicos, opiniones muy divergentes. Y no faltan primeros capítulos del Génesis. Con declarar a
en varios países autores, que, por motivos mera­ priori que estos relatos no contienen historia en
mente críticos e históricos, sin ninguna tendencia el sentido moderno de la palabra, se dejaría fá­
apologética, rechazan resueltamente las teorías cilmente entender que en ningún modo la con­
hasta ahora más en boga y buscan la explicación tienen, mientras de hecho refieren en un lengua­
de ciertas particularidades del Pentateuco, no je simple y figurado, acomodado a la inteligencia
tanto en la diversidad de los supuestos documen­ de una humanidad menos avanzada, las verdades
tos cuánto en la especial psicología y en los sin­ fundamentales presupuestas por la economía de
gulares procedimientos, ahora mejor conocidos, la salvación, al mismo tiempo que la descripción
del pensamiento y de la expresión entre los anti­ popular de los orígenes del género humano y del
guos orientales, o también en el diverso género pueblo elegido. Entre tanto hay que practicar la
literario requerido por la diversidad de materia. paciencia que es prudencia y sabiduría de la
Por eso invitamos a los doctos católicos a estu­ vida” . Y para confirmación de esta última verdad
diar estos problemas sin prevenciones, a la luz aduce las palabras de Divino Afflantc Spirita
de una sana crítica y de los resultados de aque­ que se consignan aquí en el nr. 21. (AAS. 35
llas ciencias que tienen interferencias con esta [1943] 319).
materia. Tal estudio conseguirá, sin duda, con' Las palabras del último párrafo de la carta de
formar la gran parte y el profundo influjo que la Comisión Bíblica fueron aprovechados por
tuvo Moisés como autor y como legislador. algunos para negar totalmente la historicidad
“ Bastante más oscura y compleja es, continúa de los 11 primeros capítulos del Génesis. Dos
el importante documento, la cuestión de las for­ años más tarde deploró Pío XII, en la Encíclica
mas literarias de los primeros once capítulos del Iiumani Generis, 15-VIII-1950, la falsa interpre­
Génesis. Tales formas literarias no responden a tación que se habían dado a tan mesuradas y
ninguna de nuestras categorías clásicas y no se claras palabras, diciendo:
pueden juzgar a la luz de los géneros literarios "D el mismo modo que en las ciencias biológicas
grecolatinos o modernos. No se puede, pues, ne­ y antropológicas, hay algunos que también en las
gar ni afirmar en bloque la historicidad de todos históricas traspasan audazmente los límites y las
aquellos capítulos, aplicándoles irrazonablemente cautelas establecidas por la Iglesia. Y de un
las normas de un género literario bajo el cual modo particular es deplorable el modo extraordi­
no pueden ser clasificados. Que estos capítulos nariamente libre de interpretar los libros histó­
no forman una historia en el sentido clásico y ricos del Antiguo Testamento. Los fautores de
moderno, podemos admitirlo; pero es un hecho esta tendencia, para defender su causa, invocan
que los datos científicos actuales no permiten dar indebidamente la carta que no hace mucho tiem­
una solución positiva a todos los problemas que po la Comisión Pontificia para los Estudios Bíbli­
presentan dichos capítulos. El primer oficio de cos envió al arzobispo de París” (AAS. 42 [1950]
la exégesis científica en este punto consiste, ante 576).
todo, en un atento estudio de todos los proble­
mas literarios, científicos, históricos, culturales (44) León XIII, Carta Apost. Vigilantiac, 30-X
y religiosos que tienen conexión con aquellos 1902; ASS. 35 (1902/03) 237; Leonis XIII Acta 22,
capítulos. Después sería preciso examinar con 237; Enchir. Bibl. nr. 143 (136).
más detalle el procedimiento literario de los
178, 48 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1647

VI. - L a Sagrada E scritura en la siglos. Quien considerare aquellos


INSTRUCCIÓN DE LOS FIELES Y AL SERVICIO enormes trabajos que la exégesis cató­
DE LA CURA DE ALMAS t45l lica ha echado sobre sí por casi dos
mil años, para que la palabra de Dios
I. Varias maneras de emplear la Sa­ concedida a los hombres por las Sagra­
grada Escritura en el ministerio das Letras se entienda cada día con
sagrado más profundidad y perfección y sea
48. Obligación de los sacerdotes de más ardientemente amada, fácilmente
aprovechar la labor exegética de los*lo se persuadirá que a los fieles de Cristo,
[45] “ Para que estas recomendaciones y pres­ la Sagrada Escritura, que en otros tiempos era
cripciones del Soberano Pontífice se lleven a para los clérigos, tanto seculares como regulares,
efecto con el máximo cuidado y fidelidad, la un ejercicio tan sagrado como la meditación:
Comisión Pontificia de Estudios Bíblicos ha juz­ más aun, esta lectura era para ellos una medi­
gado útil aplicarlas de un modo especial a la tación (véase Josué 1, 8; S. Jerónimo In Titum
enseñanza en los Seminarios e Institutos religio­ III, 9; Migne P.L. 26, 59k; Ep. 25, 7, 8, P .L . 22.
sos, donde no se puede dar con la misma ampli­ 533; C.S.E.L. 5k, V26-h28; De Imitatione Christi
tud que en las Facultades de Teología y en los I cap. k)... Recomiéndeles continuar la práctica
Institutos especializados” . de este ejercicio tan útil durante todo el tiempo
Así dice la “ Instrucción de la Pontificia Co­ de sus estudios, para que lean toda la Sagrada
misión Bíblica a los Obispos, Superiores Genera­ Escritura de una manera seguida, bien en versión
les de Ordenes Religiosas, a los Rectores de Se­ de la Vulgata, bien en una traducción reciente
minarios y Profesores de Sagrada Escritura, el hecha en lengua vulgar del texto original y
13 de mayo de 1950” . (AAS. 42 [1950] 495-505). aprobada regularmente por los superiores ecle­
El documento se dirige no sólo a los Obispos siásticos, a menos que el texto primitivo les ayu­
y Superiores Generales sino también —cosa no­ de más. Esta lectura de la Sagrada Escritura se
table y desusada— a los Rectores de Seminarios hará con tanto más fruto si los alumnos han
y a los Profesores de Sagrada Escritura. A los sido ya formados metódicamente, desde los co­
profesores exige eximia virtud y preparación mienzos de sus estudios, en leer bien los libros
científica, señala las normas sobre las explica­ santos y han sido dirigidos con breves resúme­
ciones en clase; en la materia acentúa las intro­ nes y análisis, o como se hace habitualmente en
ducciones especiales a los libros y la enseñanza la “ introducción especial” . (Véase Pío X, Carta
sobre el origen del género humano; manda que Apostólica Quoniam in bíblica: Ench. Bibl. nr. 169;
el profesor dé a los más aventajados alumnos un Pío XII L’ Osservatore Romano l-X-1930; véase
cursillo especial y vigile la predicación de las Enchr. Clericorum Nr. 1476; consulte nota (17)
homilías predicadas por los alumnos; y dispone de la presente Encíclica). Con esta lectura diaria,
la inclusión de cuestiones de Sagrada Escritura continua, hecha con método y atención, los can­
en los programas de exámenes sinodales y las didatos al sacerdocio estarán mejor dotados para
“ conferencias morales” del clero. Destacaremos la inteligencia correcta y la digna celebración de
lo más importante. la santa liturgia. Esta lectura diaria no se omi­
“ 1. - Del profesor de Sagrada Escritura. tirá ni en tiempo de vacaciones, bien sea que se
haga en común, bien por cada uno en particular,
“ Para establecer y desarrollar los estudios bí­ más aun, es en estos días de mayor descanso
blicos en los Seminarios y Colegios religiosos son cuando con mayor intensidad se deben dedicar
precisos, ante todo, profesores perfectamente a ella...
aptos para enseñar rectamente esta disciplina,
que supera a todas las demás en santidad y 2. En la manera de “ llevar la clase” , el pro­
sublimidad” . fesor de S. Escr. tendrá un cuidado celosísimo
por suministrar a sus alumnos todo aquello que
“ 1. Apenas es preciso advertir que el profesor les haga falta en el futuro trabajo sacerdotal,
de Sagrada Escritura debe sobresalir entre los tanto para su santidad personal como para ganar­
demás por su vida y sus virtudes sacerdotales, las almas a Dios.
aun más que todos los otros, dado que goza de
un contacto diario con la palabra de Dios. a) Por lo cual, la Sagrada Escritura será ense­
ñada en los Seminarios y Escolasticados de una
“ 2. Debe, además, poseer un conocimiento su­ manera suficientemente metódica, sólida y com­
ficiente de las materias bíblicas, adquirido por pleta, para que los alumnos la conozcan en su
estudios serios y conservado y aumentado por un conjunto y en cada una de sus partes, para que
trabajo asiduo (León XIII, Ene. Provident. Deus; sepan bien cuáles son las cuestiones más im por­
Ench. Bibl. nr. 88); debe tener título académico tantes que en nuestra época se proponen a pro­
(Motil Proprio, “ Bibliorum Scientiam” 27-IV-1924, pósito de los libros bíblicos, cuáles son las obje­
Ench. Bibl. nr. 522) y “ para que pueda consa­ ciones y dificultades que se plantean de ordina­
grarse completamente a su cargo” ,... no debe ser rio a la historia y a la doctrina bíblicas y, en
obligado a enseñar, al mismo tiempo, otra mate­ fin, para que en los pasajes de los santos libros
ria importante en el Seminario... ni cargarle con que deben explicar al pueblo se apoyen sobre
otras funciones o ministerios importantes por sólidas razones científicas.
santos y loables que sean fuera del Seminario” ,
para que “ pueda consagrarse completamente a su b) Como el tiempo que se puede dedicar a la
cargo” . (Divino Afflante Spiritu, AAS. 35 [1943] enseñanza de la Sagrada Escritura es con mucha
324). frecuencia demasiado corto para permitir que la
extensa materia de las ciencias bíblicas pueda
“ II. - Sobre la manera de enseñar ¡a Sagrada darse por entero, el profesor tendrá cuidado de
Escritura. escoger prudentemente los puntos más im por­
“ 1. El deber del profesor es excitar y alimentar tantes, inspirándose no en sus propios estudios o
en sus alumnos, al mismo tiempo que el debido en sus aficiones, sino considerando con cuidado
conocimiento de los libros santos, “ un amor el interés de sus alumnos que deben ser predi­
activo y duradero a las Sagradas Escrituras” . cadores de la palabra divina. No les será real­
(Divino Afflante Spiritu, 35 [1943] 321). Recomien­ mente útil sino exponiéndoles con claridad cuá­
da la Comisión para ello a) La lectura diaria de les son las principales “ verdades” propuestas
1648 E n cíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 48

y sobre todo a los sacerdotes, incumbe durante tantos siglos por los más excel­
la grave obligación de servirse abun­ sos ingenios. Porque los Sagrados Li­
dantemente de este tesoro, acumulado bros no se los dio Dios a los hombres
por el Espíritu Santo tanto en el Nuevo como gresos de esta ciencia debidos a la sagácidad de
en el Antiguo Testamento, cómo se perciben los nuestros contemporáneos sacará él su provecho,
progresos de la revelación desde los orígenes pero despreciará las opiniones temerarias de los
hasta Nuestro Señor Jesucristo y los apóstoles, innovadores” (Pío X, Quoniam in re bíblica,
cuál es la relación y la unión que existe entre 27-III-1906, Pii X Acta 3, 75; ASS. 39 (1906) 79;
el Antiguo y el Nuevo Testamento, y no olvidará Enchir. Bibl. nr. 168; Muñoz Iglesias, Documen­
mostrarles bien cuál es la importancia espiritual, tos Bíbl. nr. 182, p. 270; en esta Encícl. nota 17).
aun en nuestra época, del Antiguo Testamento. “ En la elección de las partes que haya de
Esfuércese, pues, en exponer con gran cuidado explicar con más cuidado no se basará sobre la
estas cosas cada vez que tenga ocasión de ello, pura erudición, sino que expondrá lo que aclara
bien en la “ Introducción general o especial” , y define la “ dpctrina” de los dos Testamentos,
bien en la exégesis. Es de gran utilidad, a este para no limitarse, según expresión de San Gre­
propósito, ilustrar con ejemplos sacados de la gorio, a “ morder” la corteza, sin llegar al meollo
historia, sagrada y profana, cuánto ha hecho (Moralia, 20, 9; Migne, P.L. 76, 149). Y así expli­
Dios para salvar a todos los hombres y condu­ cará en el Antiguo Testamento principalmente la
cirlos al conocimiento de la verdad (Véase I Tim. doctrina de los orígenes del género humano, las
2, 4) y cómo su providencia paternal ha dispues­ profecías mesiánicas, los salmos; en la explica­
to y gobernado todas las cosas con sabiduría para ción del N.T. dará un resumen metódico de toda
que cooperen “ al bien de aquellos que, según su la vida de Cristo y comentará en detalle, por
designio, han sido llamados a la santidad” (véase lo menos, las partes del Evangelio y de las epís­
Romanos 8, 28). tolas que son leídas en público en la Iglesia los
“ No cabe dudar que estas razones sobrenatu­ Domingos y días de fiesta. Añadirá la historia de
rales y religiosas, expuestas y demostradas como la Pasión y de la Resurrección, y explicará com­
conviene, han de provocar en las almas de los pletamente una, al menos, de las epístolas de San
alumnos un más profundo amor y una mayor Pablo, sin olvidar los pasajes de las otras cartas
estima de los libros santos, con lo que resultarán que tienen una importancia doctrinal.
fáciles, y agradables aun los estudios más áridos, “ En su oficio de interpretación, el profesor
como los de las lenguas hebrea y griega, estu­ expondrá en primer lugar, clara y suficiente­
dios que no pueden ser completamente omitidos mente, el sentido literal del texto, recurriendo, si
en los Seminarios y Escolasticados sin que con es preciso, al texto original. Pero en la deter­
ello se corra el peligro de que la ignorancia de minación del sentido literal no procederá como
estas lenguas aleje a los clérigos de los textos hacen hoy, desgraciadamente, muchos exégelas,
inspirados originales y les impida comprender que no tienen en cuenta sino las palabras y el
bien y juzgar rectamente de las traducciones contexto próximo, sino que deberá tener ante los
modernas” . (Véase Pío X, Letras Apostól. Quo- ojos las antiguas reglas que el Soberano Pontí­
niam in re bíblica, 27-III-1906, Pii X Acta 3, 72- fice Pío XII, gloriosamente reinante, ha recordado
76; ASS. 39 [1906] 77-80; Enchr. Bibl. nr. 165; Mu­ de nuevo en la Encíclica Divino Afilante Spiritu,
ñoz Iglesias Documentos Bíblicos B.A.C. 1955 p. es a saber, que el exégeta busque atentamente lo
266-271, nrs. 169-187; veáse en esta Encíclica no­ que la Sagrada Escritura enseña en otros lugares
ta (17). paralelos, qué explicación dan de este texto los
Aunque reducidas, lenguas y crítica, a sus Santos Padres y la tradición católica; qué es lo
rasgos más generales, “ producirán de día en día que exige “ la analogía de la fe” ; cuáles, en fin,
frutos más abundantes en orden a la inteligencia si el caso lo requiere, la decisión de la Iglesia
del sentido de los libros. sobre la interpretación del texto (Pío XII Div.
“ En la “ Introducción general” se insistirá, Affl. Spiritu, 30-IX-1943, AAS. 35 [1943] 310; en
sobre todo, sin omitir, no obstante, por completo la presente Encíclica n. 27, pág. 1637; Muñoz Igle­
las otras cuestiones, en la doctrina de la inspi­ sias, Documentos Bíblicos BAG 1955, nr. 635-636,
ración e inerrancia de las Sagradas Escrituras y págs. 538-539).
en las reglas de interpretación (hermenéutica). "Para llevar a cabo perfectamente todas estas
En la “ introducción especial” , tanto al Antiguo cosas, habrá de estar muy versado también en
como, sobre todo, al Nuevo Testamento, el pro­ la teología y lleno de un grande y sincero amor
fesor tratará diligentemente de los libros santos a la ciencia sagrada, y no separará jamás, apo­
y mostrará con claridad el argumento de cada yándose exclusivamente sobre los principios crí­
uno, cuál es su fin, el autor que lo ha escrito y ticos o literarios, su actividad exegética del con­
en qué época” . Sin perderse en una vana erudi­ junto de la doctrina teológica.
ción “ tratará, sobre todo, exponer y demostrar “ Se esforzará también por explicar debidamen­
con vigor lo que a los hombres de nuestro tiempo te el sentido espiritual de las palabras, con tal
puede servir de provecho espiritual y auxiliarles que, conforme a las reglas sapientísimas pro­
eficazmente a resolver las dificultades y objecio­ puestas asimismo por los Soberanos Pontífices,
nes” . (Véase Pío X, Letras Apostól. Quoniam in conste con certeza que tal sentido ha sido inten­
re bíblica, 27-III-1906, Pii X Acta 3, 73; 39 [1906] tado por Dios” (León XIII, Encícl. Providentissi-
78; Enchir. Bíblic. nr. 159; Muñoz Iglesias, Do­ mus Deus, 18-XI-1893, AAS. 26 [1893/94] 284; en
cumentos Bíbl. p. 268 nr. 173; véase nota (17) de esta Colección: Encíclica 66, 29-30, pág. 498;
esta Encíclica). Enchir. Bíbl. nr. 97; Benedicto XV, Spiritus
“ En la exposición exegética, el profesor no Paraclitus, 15-IX-1920, AAS. 12 [1920] 411; en esta
olvidará jamás que es la Iglesia a quien Dios ha Colección: Encícl. 120, 33 págs. 951-52; Enchir.
encargado no solamente la guarda de las Sagra­ Bibl. nr. 498 s.; Muñoz Iglesias, Documentos Bíbl.
das Escrituras, sino también el cuidado de inter­ BAC 1955 nr. 535 p. 440-441; Pío XII Encíclica
pretarlas, y que éstas no deben ser explicadas Divino Afflante Spiritu, arriba n. 30-31 pág. 1638-
sino en nombre de la Iglesia y con su espíritu, 1639; AAS. 35 [1943] 311.
dado que ella es “ la columna y apoyo de la “ Este sentido espiritual, expuesto con tanto
verdad” (ver I Tim. 3, 15). Por eso “ mirará cuidado y amor por los Santos Padres y los
como un deber sagrado no alejarse jamás ni un grandes exégetas, le será tanto más inteligible y
solo punto de la doctrina común y de la tradi­ lo propondrá a sus alumnos con tanta mayor
ción de la Iglesia; de todos los verdaderos pro­ piedad cuanto el mismo esté lleno de una mayor
178, 48 E n cíc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1649

para satisfacer su curiosidad o para Apóstol, para que estos divinos orácu­
suministrarles materia de estudio e in­ los nos pudieran instruir para la salud
vestigación, sino, como lo advierte el por la fe que es en Cristo Jesús y a fin
pureza de corazón, de una más alta elevación de Acta 3, 76; ASS. 39 [1906] 80; véase nota 17 de
alma, de una más profunda humildad de espíritu, esta Encíclica) de los Seminarios y Colegios deben
de un mayor respeto y amor hacia Dios que nos añadirse a los Padres de la Iglesia y a los co­
revela. mentarios de los grandes intérpretes católicos las
“ Las dificultades y oscuridades que al intér­ mejores obras de teología bíblica, de arquología
prete ocurren con frecuencia en los libros de las y de historia sagrada y, además, las enciclope­
Sagradas Escrituras, el profesor no los atenuara dias o diccionarios bíblicos y las revistas de
ni las disimulará, sino que, después de haber ciencia bíblica, obras todas que los profesores,
expuesto leal y concienzudamente la cuestión, se por diversas razones, no pueden procurarse fá­
esforzará, según sus posibilidades, por resolver cilmente por sí mismos, con grande inconveniente
el problema, ayudándose de las diversas disci­ para él y sus alumnos.
plinas. No olvide, sin embargo, que Dios ha 2. Procuren los superiores de los Seminarios y
sembrado de propósito los libros sagrados, que Colegios con igual cuidado y diligencia poner a
El mismo inspiró, de ciertas dificultades para disposición de los clérigos en su biblioteca par­
excitarnos a investigarlos y escudriñarlos con ticular, aparte del volumen de la Biblia y del
mayor atención y para ejercitarnos con la salu­ manual de Sagrada Escritura, de que todos de­
dable experiencia de nuestra propia limitación berán estar provistos, las obras que mejor y
en la debida humildad de espíritu” (Divino Affl. más eficazmente les ayuden a repasar las leccio­
Spiritu, véase arriba nrs. 30 y 31; nrs. 44 y 45 nes oídas en las clases y complementarlas útil­
pág. 1644-1645; A. A. S. 35 [1943] 328). mente.
“ El profesor expondrá, en la medida de lo 3. El profesor de ciencias bíblicas, para cumplir
posible, de manera sintética, todo esto, tratando convenientemente su oficio, debe entregarse com­
con mayor detenimiento las cosas más importan­ pletamente a estas funciones y no ser cargado
tes y dando a las otras el desarrollo y el lugar con otras responsabilidades importantes; y los
que les convengan. Apliqúese desde el comienzo superiores velarán sobre él y le concederán las
a esta manera de exponer y procure perfeccio­ ayudas pecuniarias u otros apoyos precisos, hasta
narse en ella cada día, bien persuadido de que el punto de que acepte gustoso permanecer en
el fruto y la eficacia de su enseñanza dependen su puesto de profesor incluso durante toda su
de ello en gran parte. vida.
“ 3. El fin y el tono de las lecciones de Sagrada La primera condición de progreso para los
Escritura que se dan a los alumnos de los Semi­ estudios bíblicos consiste en suministrar al pro­
narios y Colegios quedan determinados por el fesor todos los libros y subvenciones en dinero,
hecho de que no están destinados a formar “ es­ para que pueda progresar en la ciencia y asimi­
pecialistas” , sino futuros sacerdotes y apóstoles. lar los progresos de ella, asistir a los congresos
La formación de los sacerdotes, bien que depen­ que se celebren en favor de estos estudios, visi­
da en conjunto de las condiciones de vida y orga­ tar, si la ocasión se presenta, Tierra Santa y
nización del Seminario o del Colegio, recibe, sin publicar el fruto de sus investigaciones.
duda alguna, un impulso especial del estudio y Se aconseja, allá donde los alumnos son nume­
del conocimiento de la Biblia. Es sobre todo a rosos (y aun en otras ocasiones para prever
través de esas lecciones, en efecto, como hay que con tiempo las futuras necesidades), que se nom­
obtener que los futuros sacerdotes se den cuenta bren dos profesores: uno para el Antiguo y otro
y se persuadan de la grandísima influencia que para el Nuevo Testamento.
los libros santos tienen sobre el desarrollo de su 4. Se recomienda insistentemente al profesor de
propia vida sacerdotal y sobre la fecundidad de Sagrada Escritura cuidar del progreso de los
su vida apostólica. Por eso, el profesor, no con­ alumnos; que dé a un grupo de alumnos mejor
tento con suministrar a sus alumnos las nociones dotados un curso libre especial, ya sea de len­
y conocimientos útiles y necesarios, les demos­ guas bíblicas o de otras que son necesarias o
trará también, siempre que tenga ocasión, cómo útiles a los estudios escriturísticos, ya de teolo­
el conocimiento sólido, la lectura asidua y la gía bíblica, de historia, de arqueología o de algu­
piadosa meditación de las Sagradas Escrituras na otra ciencia auxiliar. (Así también Pío X en
les ayudará a nutrir su propia santidad sacerdo­ Letras Apost. Quoniam in re bíblica, ASS. 39
tal, a formarla, a desarrollarla (véase S. Jerónimo [1906] 78; Muñoz Iglesias, Documentos Bíblicos
Epist. 130 in fine; Migne P.L. 22, 1224 [al 1124]; BAC. 1955, nr. 179 p. 269; Ench. Bibl. nr. 165;
Corp. Sacr. Eccl. Lat. 56, 201) y hacer fecundo véase nota 17 de la presente Encíclica).
su ministerio apostólico, especialmente los sermo­ 5. Se le aconseja también que prepare para
nes y el catecismo. los estudios especiales, con la prudencia y la
“ III. - Consejos y Normas moderación requeridas y con el consentimiento
“ Todo el mundo admite que los estudios bíbli­ de los superiores, a los mejores alumnos que den
cos, tan útiles para la piedad sacerdotal y la pruebas de especial afición a los libros santos,
actividad apostólica, merecen ser hechos y desen­ sin que, no obstante, olviden otros estudios
vueltos con el mayor celo, y por eso no puede (Pío X, Quoniam in re bíblica, Enchir. Bibl.
menos de deplorarse vivamente que no se les nrs. 157, 165; nr. 172; véase nota 17 de esta Encí­
dé siempre el honor que merecen y que se les clica) donde el Papa indica el tema de sus lectu­
sacrifique injustamente con frecuencia a otros ras y estudios; Pío XI, Motu Proprio Bibliorum
estudios y, a veces, hasta se los olvide indigna­ Scientiam sobre el valor de los grados y diploma
mente. Así, la Comisión Pontificia de Estudios por el Pontif. Instituto Bibl. 27-IV-1924; AAS. 16
Bíblicos, movida por las informaciones y los [1924] 180-182; Muñoz Iglesias Documentos Bíblicos
ruegos que le han venido de diversas partes del BAC 1955 nr. 565 p. 475; Enchir. Bibl. 418 s.).
mundo, ha juzgado útil recomendar instantemente 6. Dado que, en el corto espacio de tiempo
a los Ordinarios y Superiores de las Ordenes asignado frecuentemente a los cursos de Sagrada
religiosas, lo mismo que a los superiores de los Escritura, es muy difícil hacer frente de modo
Seminarios y a los profesores de Sagrada Escri­ oportuno a todo el programa requerido para la
tura, lo que sigue: formación teológica y ascética de los clérigos
1. En la Biblioteca bíblica (véase Pío X, Letras y para el buen empleo de la Sagrada Escritura
Apost. Quoniam in re bíblica, 27-III-1906, Pii X en la Liturgia y en la predicación, es muy de
1650 E ncíclicas del PP. P ío XII (1943) 178, 49-50

de que el hombre de Dios fuese per­ bién en sus ánimos suma veneración a 321
fecto y estuviese apercibido para toda la Sagrada Escritura.*S
8
.7
obra buena^K
50. Fomento del conocimiento de la
49. La exposición de estos tesoros, Biblia en el pueblo. Edición y difusión
evitando el sentido acomodaticio. Los de la Biblia. Por lo demás esta vene­
sacerdotes, pues, a quienes está enco­ ración procúrenla aumentar más y más
mendado el cuidado de la eterna salva­ cada día los sagrados Prelados en los
ción de los fieles, después de haber fieles encomendados a ellos, dando
indagado ellos con diligente estudio las auge a todas aquellas empresas con las
sagradas páginas, y habérselas hecho que varones llenos de espíritu apostó­
suyas con la oración y meditación, ex­ lico se esfuerzan laudablemente en ex­
pongan cuidadosamente estas sobera­ citar y fomentar entre los católicos el
nas riquezas de la divina palabra en conocimiento y amor de los Sagrados
sermones, homilías y exhortaciones; Libros. Favorezcan, pues, y presten
confirmen asimismo la doctrina cris­ su auxilio a todas aquellas pías asocia­
tiana con sentencias tomadas de los ciones que tengan por fin editar y di­
Sagrados Libros, ilústrenla con precla­ fundir entre los fieles ejemplares im­
ros ejemplos de la historia sagrada, y presos de las Sagradas Escrituras, prin­
especialmente del Evangelio de Cristo cipalmente de los Evangelios, y procu­
nuestro Señor, y todo esto — evitando rar con todo empeño que en las fami­
con cuidado y diligencia aquellas aco­ lias cristianas se tengan ordenada y
modaciones propias del capricho indi­ santamente cotidiana lectura de ellas;
vidual y sacadas de cosas muy ajenas recomienden eficazmente la Sagrada
al caso, lo cual no es uso, sino abuso Escritura, traducida en la actualidad a
de la divina palabra— expónganlo con las lenguas vulgares con aprobación de
tanta elocuencia, con tanta distinción la autoridad de la Iglesia, ya de pala­
y claridad, que los fieles no sólo se bra, ya con el uso práctico, cuando lo
muevan y se inflamen a poner en buen permiten las leyes de la Liturgia; y o
orden su vida, sino que conciban tam-*S 8 tengan ellos, o procuren que las tengan
.7
alabar y se recomienda encarecidamente la prác­ y Rdmos. Superiores de Ordenes religiosas que
tica, ya empleada con fruto en muchos colegios acepten y pongan por obra, con el amor y el
religiosos, de dar a los alumnos una introducción cuidado del bien común del que están animados,
sumaria para alentar y dirigir la lectura de la todo lo que acabamos de exponer. Se trata, en
S. E., que ellos proseguirán durante el curso de efecto, de hacer progresar de día en día la edu­
sus estudios. Si esto se hace bien, el profesor cación de nuestros futuros sacerdotes y de nu­
podrá, a lo largo de los cuatro años de teología, trirlos con la ciencia sólida y sagrada de que
detenerse más en la explicación de la doctrina deben servirse ya en el curso de sus estudios y
bíblica. luego durante toda su vida, evitando toda lige­
7. Los clérigos alumnos de teología deberán reza, toda temeridad; siguiendo no su propio
componer una o dos veces en el curso del año juicio o su propia inspiración, sino las normas
una homilía sobre un pasaje de la Escritura, y de la ciencia sagrada y las leyes y preceptos
el profesor (de exégesis) dirigirá por si mismo de la Iglesia y las reglas de la más pura tradi­
este trabajo y lo corregirá con cuidado... “ Así ción eclesiástica, de tal suerte que los libros sa­
aprenderá a escribir” y “ a proponer ya a expli­ grados sean para él el alimento y el desarrollo
car al pueblo cristiano, con la ciencia, la com­ cíe su vida espiritual, como el pan cotidiano, la
petencia y el respeto necesario desde lo alto de luz y la fuerza, y en §1 ministerio apostólico, el
la cátedra, el sentido verdadero y justo de la socorro eficaz gracias al que atraigan muchas
palabra de Dios. almas a la verdad, al temor y al amor de Dios,
8. Para favorecer los estudios bíblicos poste­ a la virtud y a la santidad. No ignoramos, cierta­
riores a la ordenación tanto para los sacerdotes mente, los numerosos y graves obstáculos que
seculares como regulares deberán los exámenes se oponen a una rápida y perfecta realización de
“ comprender cada año (además de las otras ma­ lo que se acaba de recomendar; pero tenemos la
terias) la preparación de algunas cuestiones im­ certeza de que los prelados diocesanos y los Su­
portantes de introducción general y especial y periores religiosos harán todos los esfuerzos po­
de exégesis, según las prescripciones del Derecho sibles, sin desalentarse jamás, para que el estu­
Canónico” (Cód. Der. Canon, cánones 130 y 590). dio y el amor de la Sagrada Escritura florezca
Lo mismo vale de las colaciones o conferencias con nuevo vigor entre los clérigos y sacerdotes
que debe tener regularmente el clero secular y y aporten a sus almas y a su actividad frutos
regular, según los términos del mismo Derecho abundantes de vida y de gracia.”
Canónico (cánones 131 y 591). El profesor de Pío XII aprobó y ordenó su publicación en la
Sagrada Escritura escogerá el tema con cuidado, audiencia otorgada al Secretario consultor de la
será comentada y, si el caso lo requiere, publi­ Pont. Com. Bíbl. P. Atanasio Miller, OSB., el
cado en el Boletín diocesano u otra publicación. día 13 de mayo de 1950.
“ Rogamos instantemente a los Exc. Ordinarios (46) II Tim. 3, 15-17.
178, 51-56 E n cíc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1651

otros sagrados oradores de gran peri­ 54. Principalmente doctrina teoló­


cia disertaciones o lecciones de asun­ gica. Método. Por lo cual la exposición
tos bíblicos. exegética atienda principalmente a la
parte teológica, evitando las disputas
51. Las Revistas Bíblicas. Y por lo inútiles y omitiendo aquellas cosas que
que atañe a las revistas, que periódica­ nutren más la curiosidad que la ver­
mente se editan en varias partes del dadera doctrina y piedad sólida; pro­
mundo con tanta loa y tanto fruto, ya pongan el sentido llamado literal y
para tratar y exponer cuestiones según sobre todo el teológico con tanta soli­
la norma científica, ya para acomodar dez, explíquenlo con tal competencia
los frutos de estas investigaciones o al e incúlquenlo con tal ardor, que en
ministerio sagrado o a la utilidad de cierto modo sus alumnos experimenten
los fieles, todos los sagrados ministros lo que los discípulos de J e s u c r i s t o que
les presten su ayuda según sus fuerzas, iban a Emaús, los cuales, después de
y divúlguenlas oportunamente entre los oídas las palabras del Maestro, excla­
varios grupos y clases de su grey. maron: ¿No es cierto que nuestro co­
razón se abrasaba dentro de nosotros,
52. Valerse de todos los medios. Y mientras nos descubría las Escritu­
los mismos sacerdotes en general estén ra s?^ .
persuadidos de que todas estas cosas
y todas las demás que por el estilo que 55. Provecho personal y pastoral»
el celo apostólico y el sincero amor de De este modo las divinas Letras sean
la divina palabra inventare, a propósito para los futuros sacerdotes de la Igle­
para este designio, han de serles un sia por un lado fuente pura y perenne
eficaz auxiliar en el cuidado de las de la vida de cada uno, y por otra
almas. alimento y fuerza del sagrado cargo de
predicar que han de tomar a su cuenta.
2. Formación bíblica en los Semi­ Y a la verdad, si esto llegaren a conse­
narios guir los profesores de esta gravísima
asignatura en los Seminarios, persuá­
53. La base bíblica está en el Semi­
danse con alegría, que han contribuido
nario. La enseñanza esté encaminada
en sumo grado a la salud de las almas,
a ¡a labor pastoral. Pero a nadie se le
al adelanto de la causa católica, al ho­
esconde que todo esto no pueden los
nor y gloria de Dios, y que han llevado
sacerdotes llevarlo a cabo en regla, si
a término una obra la más íntimamente
primero ellos mismos, mientras perma­
unida con el ministerio apostólico.
necieron en los Seminarios, no bebie­
ron este activo y perenne amor de la
Sagrada Escritura. Por lo cual los sa­ 3. Oportunidad de la palabra de Dios
grados Prelados, sobre quienes carga en este tiempo de guerra: consuelo
el paternal cuidado de sus Seminarios, para los atribulados, camino de
vigilen con diligencia para que también justicia para todos.
en este punto nada se omita que pueda 56. Hoy más que nunca necesario.
ayudar a la consecución de este fin. Estas cosas que hemos dicho, Venera­
Y los maestros de Sagrada Escritura bles Hermanos y amados hijos, si bien
de tal manera lleven a cabo en los en todas las épocas son necesarias,
Seminarios la enseñanza bíblica, que urgen sin duda mucho más en nuestros
armen a los jóvenes que han de for­ luctuosos tiempos, mientras los pue­
marse para el sacerdocio y para el blos y las naciones casi todas se su­
ministerio de la divina palabra con mergen en un piélago de calamidades,
aquel conocimiento de las divinas Le- mientras la gigantesca guerra acumula
2 tras y los imbuyan en aquel amor hacia ruinas sobre ruinas y muertes sobre
ellas, sin los cuales no se pueden obte­ muertes, excitados mutuamente los
ner abundantes frutos de apostolado.4 7 odios acerbísimos de los pueblos, ve-
(47) Luc. 24, 32.
1652 E n cíclicas del P P . P ío XII (1943) 178, 57-59

mos con sumo dolor que en no pocos justicia, caridad y misericordia; y al


se extingue no sólo el sentido de la género humano desgarrado y trepidan­
cristiana benignidad y caridad, sino aun te le están abiertas las fuentes de aque­
el de la misma humanidad. Ahora bien: lla divina, gracia, postergada la cual,
a estas mortíferas heridas del comercio y dejada a un lado no podrán los pue­
humano ¿quién otro puede poner re­ blos ni los directores de los pueblos
medio, sino aquel a quien el Príncipe iniciar ni establecer ninguna tranquili­
de los Apóstoles, lleno de amor y de dad de situación ni de concordia de los
confianza, invoca con estas frases: Se­ ánimos; allí finalmente aprenderán to­
ñor, ¿a quién irem os? Tú tienes pala­ dos a Cristo, que es cabeza de todo prin­
bras de vida eterna^s\ cipado y p o t e s t a d y que fue hecho
L_ para nosotros por Dios sabiduría y
57. Jesucristo y la Biblia, Con­ justicia y santificación y redención (53L
suelo en la tribulación; justicia y
caridad. Es, pues, necesario redu­ Conclusión
cir a todos y con todas las fuerzas E xhortación a los cultivadores de
a este misericordiosísimo Redentor los estudios bíblicos
323 nuestro, porque El es el divino conso­ 58. Felicitación y aliento. Expues- 324
lador de todos los afligidos; El es quien tas, pues, y recomendadas aquellas
a todos — sea que presidan con pública cosas que tocan a la adaptación de los
autoridad, sea que estén sujetos con el estudios de las Sagradas Escrituras a
deber de obediencia y sumisión— ense­ las necesidades de hoy, resta ya, Vene­
ña la probidad digna de este nombre, rables Hermanos y amados hijos, que
la justicia integral y la caridad gene­ a todos y cada uno de aquellos culti­
rosa; El es finalmente, y sólo El, quien vadores de la Biblia, que son devotos
puede ser firme fundamento y sostén hijos de la Iglesia y obedecen fielmente
de la paz y de la tranquilidad. Porque a su doctrina y normas, no sólo les
nadie puede poner otro fundamento, felicitemos con ánimo paternal por ha­
fuera del puesto, que es Cristo J esú s^ K ber sido elegidos y llamados a cargo
Y a este Cristo, autor de la salud, tan excelso, sino que también les de­
tanto más plenamente le conocerán los mos nuevo aliento, para que continúen
hombres, tanto más intensamente le cumpliendo con fuerzas cada día reno­
amarán, tanto más fielmente le imita­ vadas, con todo empeño, y con todo
rán, cuanto con más afición se sientan cuidado la obra felizmente comenzada.
movidos al conocimiento y meditación
de las Sagradas Letras, especialmente 59. Excelsa misión y apostolado.
del Nuevo Testamento. Porque, como Excelso cargo, decimos: ¿qué hay, en
dijo el Estridonés: El ignorar las Escri­ efecto, más sublime que escudriñar,
turas es ignorar a Cristo ( 5° ) , y si algo explicar, proponer a los fieles, defen­
hay que en esta vida interese al hombre der contra los infieles la misma pala­
sabio, y lo persuada a permanecer con bra de Dios, dada a los hombres por
igualdad de ánimo entre los aprietos y inspiración del Espíritu Santo? Se apa­
torbellinos del mundo, creo que más cienta y nutre con este alimento espi­
que nada es la meditación y ciencia de ritual el mismo espíritu del intérprete
las Escrituras (51). Porque de aquí sa­ para recuerdo de la fe, para consuelo
carán los que se ven fatigados y opri­ cíe la esperanza, para exhortación de la
midos con adversidades y ruinas ver­ caridad^M\ Vivir entre estas ocu pacio­
dadero consuelo y divina virtud para nes, meditar estas cosas, no conocer, no
padecer, para aguantar; aquí, en los buscar nada más, ¿n o os parece que
Santos Evangelios, se presenta a todos es un goce anticipado en la tierra del
Cristo, sumo y perfecto ejemplar de4 2 reino celeste?
1
0
5
9
8 Apaciéntense también
(48) Juan 6, 69. (53) I Cor. 1, 30.
(49) I Cor. 8, 11. (54) S. Apnst. Contra Fauztum 13, 18 (Migne,
(50) S. Jerónimo, In Is. Prólogo P.L. 24, 17 42, 294: Corp. Script. Eccl. Lat. 25, p. 400),
(51) Jerónimo In Eph. Pról. P.L. 26, 467. (55) S. Jerónimo, Epist. 53, 10 (Migne 22, 519;
(52) Col. 2, 10. Corp. Script. Eccl. Lat. 54, p. 463).
178, 60-61 E n c íc lic a “ D iv in o A fflante S p ir it u ” 1653

en este mismo manjar las almas de los ción que les espera: toda vez que aque­
fieles para sacar de él conocimiento y llos que hubieren sido sabios brillarán
amor de Dios y el propio aprovecha­ como la luz del firmamento; y los que
miento y felicidad de las almas. enseñan a muchos la justicia, como es­
trellas por toda la eternidad(58>.5 7
6
60. Los puntos de su cometido y su
galardono Entréguense, pues, de todo 61. Bendición Apostólica. Entre tan­
corazón a este negocio los expositores to, mientras a todos los hijos de la
de la divina palabra. Oren, para enten- Iglesia, y especialmente a los profeso­
cter(56)5
; trabajen para penetrar cada
7 res de la ciencia bíblica, al clero ado­
día con más profundidad en los secre­ lescente y a los sagrados oradores
tos de las Sagradas Páginas; enseñen ardientemente les deseamos que, medi­
y prediquen, para abrir también a otros tando continuamente los oráculos de
los tesoros de la palabra de Dios. Lo Dios, gusten cuán bueno y suave es el
que en los siglos pretéritos llevaron a espíritu del S e ñ o r i l ; a vosotros todos
cabo con gran fruto aquellos preclaros y a cada uno en particular, Venerables
intérpretes de la Sagrada Escritura, Hermanos y amados hijos, como pren­
enrúlenlo también según sus fuerzas los da de los dones celestes y testimonio
intérpretes del día, de tal manera que, de Nuestra paterna benevolencia, os
como en los pasados tiempos, así tam­ impartimos de todo corazón en el Se­
bién al presente tenga la Iglesia eximios ñor la Bendición Apostólica.
Doctores en exponer las Divinas Letras; Dado en Roma, en San Pedro, el día
y los fieles de Cristo, gracias al tra­ 30 del mes de setiembre, en la festivi­
bajo y esfuerzo de ellos, perciban toda dad de San Jerónimo, Doctor Máximo
la luz, fuerza persuasiva y alegría de en exponer las Sagradas Escrituras, el
las Sagradas Escrituras. Y en este em­ año 1943, quinto de Nuestro Pontifi­
pleo, arduo en verdad y grave, tengan cado.
también ellos por consuelo los Santos
5 L i b r o s y acuérdense de la retribu» PIO PAPA XII.
(56) S. Affust. De doctr. christiana 3, 56 (Migne (58) Dan 12, 3.
P.L. 34, 89). (59) Véase Sabid. 12, 1.
(57) I Macab. 12, 9.
1TO

ENCICLICA “ORIENTALIS ECCLESLE DECUS”^


(9-IV-1944)

SOBRE SAN CIRILO, PATRIARCA ALEJANDRINO, EN EL DECIMOQUINTO


CENTENARIO DE SU PIADOSISIMA MUERTE

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

E xordio : troversia de las dos voluntades en Cris­


Vida y Obra de San Cirilo to, de nuevo su doctrina fue merecida
y victoriosamente reivindicada de los
aas i Introducción. Elogio de San Ci- errores de los monotelitas (de los que,
36 rilo. La Iglesia exaltó siempre con contra toda razón, algunos la acusaban
129 gran(j[es alabanzas a San Cirilo, Pa­ de estar infectada) tanto en el primer
triarca de Alejandría, como auténtica Concilio Lateranense^, como en el
gloria de la Iglesia oriental y preclarí­ VI Concilio ecuménico. Y en verdad,
simo vindicador de la Virgen, Madre según testimonio de otro santísimo pre­
de Dios. Nos es grato repetir ahora su­ decesor Nuestro, Agatón , él fue defen­
cintamente esas alabanzas escribiendo sor de la v e r d a d y resultó constantí­
de él al cumplirse el décimoquinto siglo simo predicador de la fe ortodoxa^9L
de la fecha en que cambió felizmente
por la patria celestial este destierro 2. Su vida y sus trabajos. Juzgamos,
terreno. Ya en su tiempo, en efecto, por lo tanto, muj' oportuno, al escribir
Nuestro predecesor San Celestino I le de él brevemente, el poner su integé-
llama buen defensor de la fe católi- rrima vida, su fe y su virtud ante los
sacerdote digno de la máxima ojos de todos y especialmente ante los
aprobación ^ y hombre a p ostólico ^ . ojos de aquellos que por pertenecer a
El Concilio ecuménico de Calcedonia, la Iglesia oriental se glorían con mucha
más tarde, no sólo invoca en su ayuda razón de este luminar de cristiana sa­
su doctrina para reconocer y rebatir los biduría y de este atleta de apostólica
130 nuevos errores, sino que no duda en fortaleza. Tuvo ilustre cuna, y fue pro­
parangonarla, además, con la sabiduría movido en el año 412, según dice la
de San L eón Magno el cual a su tradición, a la Sede de Alejandría.
vez elogia los escritos de tan grande
doctor y recomienda su lectura, preci­ La lucha contra las herejías. Pri­
samente porque coinciden exactamente mero combatió contra los Novacianos
con la fe de los Santos Padres(5). No y otros detractores y corruptores de la
menor veneración tributó a la autori­ fe genuina, tanto con la palabra como
dad de San Cirilo el V Concilio ecu­ con los escritos y la publicación de
ménico reunido en Constantinopla^, oportunos decretos, mostrándose de una
y más tarde, es decir a la distancia de valentía a toda prueba. Más tarde,
varios años, cuando se debatía la con- cuando comienza a serpear la impía
(*) A. a . S., 36 (1944) 129-144.
(1) Ep. 1, 4 (Migne, P.L. 50, col. 407). (6) Cfr. Mansi, 9, 231 s.
(2) Ep. 13, 2 (Migne»P.L. 50, 471). (7) Cfr. Mansi, 10, 1076 s.
(3) Ep. 5, 7 (Migne P.L. 50, 552).
(4) Cfr. Mansi 6, 953, 956-7; 7, 9. (8) Cfr. Mansi, 11, 270 s.
(5) Cfr. Ep. ad Imp. Theodosium (Migne P.L. (9) Ver Mansi 11, 262 s.
54, 891).
— 1654 —
179, 3-4 E n c íc lic a “ O rientalis E cclesiae ” 1655

herejía de N e s t o r io por las distintas les de rito oriental no sólo lo colocan


regiones del Oriente, como solícito pas­ en el número de los Padres ecuméni­
tor que era, descubrió muy pronto los cos; sino que en sus preces litúrgicas
nuevos errores que se desencadenaban, le honran con los más amplios elogios.
usó de todos los medios para apartarlos Así, por ejemplo, los griegos en los “ Me­
del rebaño que se le había confiado, y neos” (10b) que se celebran el día 9 de
durante aquel período de tiempo, pero junio, cantan de él: Ilustrada tu mente
especialmente durante la celebración del por las llamas del Espíritu Santo, como
Concilio de Efeso, se mostró invicto sol que lanza los dardos de sus rayos,
asertor y sapientísimo doctor de la di­ expresaste tus oráculos; lanzaste tus
vina maternidad de M a r í a Virgen, de dogmas y a todas las partes del mundo
la unidad de hipóstasis en Cristo y del fiel, iluminando a toda clase de perso­
Primado del Romano Pontífice. Pero nas, oh beatísimo, oh divino, y pusiste
habiendo Nuestro inmediato predece­ en fuga a las tinieblas de las herejías
sor, de feliz memoria, Pío XI, en la con el poder y la fuerza de Aquel que
Encíclica “ Lux veritatis” (w \ descrito difundió sus esplendores nacido de la
e ilustrado magistralmente la parte Virgen. Ciertamente tienen mucha ra­
principal que tuvo S a n C ir il o en las zón los hijos de la Iglesia oriental para
vicisitudes de aquella gravísima disen­ alegrarse de este santísimo Padre como
sión, cuando en el año 1931 se conme­ de insigne gloria doméstica. Porque en
moró el XV9 centenario de aquel Con­ él resplandecen de modo particular
cilio, creemos superfluo volver a tra­ aquellas tres dotes del alma que ilus­
tarla detalladamente. traron igualmente a los restantes Padres
orientales: esto es, una eximia santi­
3. Labor en la conversión cíe los dad de vida en la que brilla sobre todo
descarriados. No se contentó S a n C i ­ una cálida devoción hacia la excelsa
r il o con luchar valientemente contra
Madre de Dios; una doctrina verdade­
las herejías que todo inundaban, con ramente admirable, por la cual la Sa­
tutelar, con viva diligencia la integri­ grada Congregación de Ritos, por de­
dad de la doctrina católica y hacerla creto del 28 de julio de 1882, le declaró
resaltar en su luz meridiana, sino que, doctor de la Iglesia universal; y una
en la medida de sus fuerzas, luchó tam­ diligente e incansable solicitud, en vir­
bién por volver al recto sendero de la tud de la cual rechazó con invicto co ­
verdad a los hermanos errantes. Los raje los asaltos de los herejes, afirmó
obispos de la región antioquena no ha­ la fe católica, la defendió e infatigable­
bían, en efecto, reconocido hasta enton­ mente, hasta donde pudo, la propagó.
ces la autoridad del Concilio de Efeso.
Pero C i r i l o , con su celo, consiguió que
Tristeza por la separación. Sin em­
después de largas tentativas terminaran
bargo, a la vez que Nos congratulamos
por reducirse a una plena concordia.
de todo corazón de que todos los pue­
Y cuando con la ayuda de Dios pudo
blos cristianos del Oriente honren con
reunir y conciliar a todos en la felicí­ intensa veneración a S a n C i r i l o , N o s
sima paz y defenderla con diligente
entristece no menos que no todos con­
cuidado contra cuantos la oscurecían
vengan en aquella deseadísima unidad
v turbaban, maduro ya para el premio
que él amó y promovió tan ardiente­
y la gloria eterna, en el año 444, entre mente. Tanto más Nos duele que esto
las lágrimas de todos los buenos, voló acaezca en estos tiempos nuestros en
al cielo.
que se hace necesario que todos los
4. Veneración de los orientales y cristianos, uniendo a porfía energía e
doctor de la Iglesia universal. Los íie- intenciones, se aprieten en la única
(10a) AAS. 23 (1931) 493 en esta Colección: En­ un libro litúrgico que contiene, ordenados por
cíclica 158, págs. 1357-1370. meses y días (comenzando en Septiembre que es
el principio del año bizantino) los himnos litúr­
[10b] "Meneos” , viene del griego medion que gicos del Oficio de las fiestas no movibles del
significa “ perteneciente al mes” ; en la iglesia año litúrgico, además las lecciones bíblicas del
bizantina y oriental se designa con ese nombre Oficio; la vida del santo del día y rúbricas.
1656 E n cíclicas del PP. P ío XII (1944) 179, 5-7

Iglesia de Jesucristo, a fin de que, uni­ calamidad. Mi más ardiente deseo — es­
dos en una sola falange, densa, concor­ cribe— es padecer y morir por la fe
de, inmóvil, resistan contra los esfuer­ de Cristo(12L Ninguna injuria, por lo
zos de la impiedad, cada día más ame­ tanto, ninguna contumelia, ningún in­
nazadores. sulto me mueve... con tal que la fe
resulte sana y salva^1 13\ Y anhelando
2
1
5. Se anuncian los tres puntos que con fuerte y noble corazón la palma
tratará la Encíclica. Para conseguir del martirio, escribió estas magnánimas
tal efecto es absolutamente necesario palabras: He resuelto por la fe de Cris­
que todos, siguiendo las huellas de S a n to ir al encuentro de cualquier clase
C i r i l o , consigan aquella concordia con de trabajo, soportar cualquier clase de
aquel triple lazo con que J e s u c r is t o , tormento, incluso de aquellos que se
fundador de la Iglesia, quiso que ésta tienen por los más graves entre los su­
estuviera firme y compacta, como en plicios, hasta sostener al fin la muerte,
un celestial e irrompible vínculo esta­ que gustosamente aceptaré si es por
blecido por El; es decir, (1.) con una esta causal1*). Porque si tuviéremos
única fe católica, (2.) con una única miedo de predicar por la gloria de Dios
caridad hacia Dios y hacia el prójimo la verdad, a fin de no incurrir en cual­
y, (3.) finalmente, con una única obe­ quier clase de molestias, ¿con qué cara,
diencia y sujeción a la legítima jerar­ pregunto, podremos exaltar ante el pue­
quía constituida por el mismo Reden­ blo las luchas y los triunfos de los san­
tor. Estos tres vínculos, como bien sa­ tos mártires? I15).
béis, Venerables Hermanos, son tan
necesarios, que si el uno o el otro de 7. Contra la herejía de Nestorio. Y
ellos viene a faltar, no se puede ya como en los cenobios del Egipto se
comprender en la Iglesia de Cristo una suscitaran en diversas ocasiones acé­
verdadera unidad y concordia. rrimas disputas sobre la nueva herejía
nestoriana, él, como vigilantísimo pas­
tor, advierte a los monjes de las peli­
I. - La u n id a d d e l a Fe
grosas falacias de tal doctrina, no para
6. Trabajos de San Cirilo por ella. proporcionar un cebo más a las contra­
Con el fin de conseguir empeñadamen­ propuestas disputas de palabras, sino
te y conservar vigorosamente esta sin­ para que si alguno — les escribe— os
cera concordia, deseamos que, como ataca, podáis no sólo evitar vosotros
ya ocurrió en aquellos procelosos tiem­ mismos estos perniciosos errores, sino
pos, así también en nuestros días el oponiendo la verdad a su frivolidad,
santo Patriarca alejandrino sea para podáis también inducir a los otros, co­
todos maestro y modelo preclarísimo. mo buenos hermanos y con oportunas
Por comenzar tratando de la unidad de razones, a conservar constantemente,
la fe cristiana, nadie ignora su infati­ como preciosa margarita, la fe que en
gable prontitud en sostenerla con suma un tiempo fue transmitida a la Iglesia
energía. Nos — dice él— , que amamos por medio de los Santos Apóstoles^16).
la verdad y los dogmas de la verdad, Como fácilmente notarán todos aque­
de ningún modo seguiremos a los here­ llos que hayan estudiado las cartas que
jes, sino que, pisando las huellas de la él hubo de dirigir a propósito de la
fe que nos han dejado los Santos Pa­ controversia de los antioquenos, puso
dres, custodiaremos contra todos los luminosamente de relieve que esta fe
errores el depósito de la divina reve­ cristiana que debemos salvar y defen­
lación(11)1
. Con tal de combatir hasta la
3
2 der nosotros a toda costa, es doctrina
muerte esta buena batalla, estaba pron­ que Nos ha sido transmitida por el
to a soportar cualquier clase de acerba trámite de la Sagrada Escritura y de

(11) Cfr. In Ioann. 1. X (Migne P.G. 74, 419). (15) Ep. 9 (Migne P.G. 77, 63).
(12) Ep. 10 (Migne P.G. 77, 78). (16) E d . 1 (Migne P.G. 77, 14).
(13) Ep. 9 (Migne P.G. 77, 62). (17) Compárese Epist. 55 (Migne P.G. 77, 292-93).
(14) Ep. 10 (Migne P.G. 77, 70).
179, 8-9 E n cíc lic a “ O rientalis E cclesiae ” 1657

los Santos Padres(17\ y al mismo tiem­ recurrió al Romano Pontífice, y en el


po Nos es claramente y legítimamente Concilio de Efeso, como representante
propuesta por el vivo e infalible magis­ suyo, con admirable aparato de doctri­
terio de la Iglesia. Los Obispos de la na e intrépido corazón, reprendió y
provincia de Antioquía pensaban que condenó la herejía que se había insi­
para el restablecimiento y la conser­ nuado, de modo que todos los padres
vación de la paz era suficiente afirmar­ del Concilio, leída en la reunión la carta 137
se sólo sobre la profesión de fe nicena. de C ir il o que suele llamarse dogmática,
con solemne deliberación la declararon
La adhesión a la doctrina de la igle­ del todo conforme a la rectitud de la fe.
sia y la revelación. En cambio, S a n Gp Además, por esta apostólica fortaleza
r i l o , sin dejar de adherirse firmemente fue inicuamente lanzado del oficio epis­
al símbolo de Nicea, requirió todavía copal, y sostuvo con invicta serenidad
de sus hermanos en el Episcopado, las injurias de los hermanos, el oprobio
para el esfuerzo de la unidad, la repro­ de un ilegítimo conciliábulo y no pocas
bación y la condenación de la herejía prisiones y angustias.
nestoriana. Sabía muy bien, en efecto, No bastándole esto, no dudó, para el
que no basta aceptar con docilidad los concienzudo cumplimiento del propio
antiguos documentos del magisterio santísimo deber, oponerse abiertamen­
eclesiástico, sino que es preciso, ade­ te, no sólo a los Obispos que se habían
más, abrazar con fiel sumisión de cora­ alejado del recto camino de la verdad
zón todas aquellas definiciones que la y de la concordia, sino a la misma
Iglesia propone de tiempo en tiempo augusta persona del emperador. Y, ade­
para creer, en virtud de su suprema más, como todos saben, para alimento
autoridad. Además, no es lícito, ni si­ y sostén de la fe cristiana, compuso
quiera so color de hacer más posible casi innumerables libros, en los cuales
la concordia, disimular ni siquiera un brillan espléndidamente la luz de la
dogma, porque, como advierte el Pa­ sabiduría, su impertérrita constancia y
triarca alejandrino: Desear la paz es la prudencia de su solicitud pastoral.
ciertamente el más grande y el princi­
pal de los bienes; pero no se debe por II. - U n id a d en l a C a r id a d
dicho motivo permitir que, en cambio,
se nierda la virtud de la piedad en Cris- 9. San Cirilo trabajó por ella. Sus
¡f0 (i8) p o r ]0 tanto, no conduce al de­ métodos de mansedumbre y caridad.
seado retorno de los hijos errantes a A la fe es preciso que se añada estre­
la sincera y justa unidad en Cristo, chamente la caridad. Por ésta resulta­
aquella teoría que ponga como funda­ mos todos unidos los unos a los otros
mento del consentimiento concorde de y con Cristo. Ella, inspirada y movida
los fieles únicamente aquellos capítulos por el Espíritu Santo, liga entre sí con
de doctrina en los que se encuentren irrompible vínculo a los miembros del
de acuerdo todas o al menos la mayor Cuerpo Místico del Redentor. Por lo
parte de las comunidades que se glo­ tanto, esta caridad no debe rehusar el
rían del nombre cristiano, sino también abrir los brazos fraternalmente tam­
la otra que, sin exceptuar ni disminuir bién a los errantes que han perdido el
ninguno, acoge íntegramente todas las recto camino; cosa de la que Nos es
verdades reveladas por Dios.8 dado descubrir un insigne ejemplo en
la conducta observada por S a n C t r il o .
8. Actividad prodigiosa y firmeza en En efecto; aunque combatió con toda
las persecuciones. En esa valiente for­ su fuerza la herejía de N e s t o r i o , toda^
taleza por conservar y proteger la uni­ vía, animado como estaba de encendi­
dad de la fe, sirva a todos de ejemplo da caridad, afirma no permitir a nadie
S a n . C ir il o A l e ja n d r i n o . Apenas des­ que se profese más amante de N e s t o -
cubrió el error de N e s t o r i o , lo refutó r io que él mismo^19^. Y no sin razón.
por medio de cartas y de otros escritos, Los equivocados y los errantes han de
(18) Ep. 6? (Migne P.G. 77, 325). (19) Ver Epist. 9 (Migne P. G. 77, 62).
1658 E n cíclicas del PP. P ío XII (1944) 179, 10-12

ser tratados con dulzura y delicadas la coalición de la maldad diabólica. Pe­


atenciones. A este propósito plácenos ro hubo de encontrarnos tan dispuestos
recordar estos prudentísimos consejos a ella que no le costó trabajo alguno
del Santo Patriarca de Alejandría: El conseguir su propósito, Recordamos
asunto — advierte el—- necesita gran muy bien el dicho de nuestro Salvador:
moderación^20). Porque la dureza de la “ Mi paz os doy, mi paz os dejo” (24>.
disputa empuja con frecuencia a no Y como a la estipulación de esta paz
pocos a la imprudencia, pero es mejor oponían un obstáculo los doce capítulos
soportar con dulzura las ajenas resis­ que S a n C i r i l o había compuesto en el
tencias que crear molestias a punta de Sínodo de Alejandría — los cuales ca­
136 derecho. Del modo como cuando ha pítulos, por hablar de unión física en
enfermado una parte de nuestro cuerpo Cristo, eran rechazados por los antio-
se palpa cuidadosamente y se examina quenos como heterodoxos— el benigní­
con la mano, del mismo modo es nece­ simo Patriarca sin reprobar, ni dejar de
sario socorrer al alma caída en enfer­ profesar estos escritos, porque en rea­
medad, sirviéndose de la debida pru­ lidad proponían la doctrina ortodoxa,
dencia a guisa de medicina. Así, paso a todavía en algunas cartas explicó de­
paso, los equivocados llegarán a un talladamente su intención de remover
comportamiento regular del espíritu**21). cualquier apariencia, incluso mínima, 137
Y en otra parte añade: Hemos imitado de error y allanar más fácilmente el
la industria de los buenos médicos: no camino a la concordia.
curan despiadadamente las enferme­
dades y las llagas aplicándolas el fuego 11. Su alegría por el éxito logrado.
y el hierro apenas aparecen sobre el Así lo comunicó a los Obispos no ya
cuerpo humano; sino que ungiendo pri­ como a adversarios, sino como a her-
mero la llaga con un ligero fomento, manosí25). Porque, a su juicio, para la
retrasan la quemadura y la amputación paz de las Iglesias, y a fin de que éstas
para el momento oportuno*22). En su­ no se separen las unas de las otras a
ma, estaba animado hacia los errantes causa de las opiniones diferentes, la
de una compasiva benignidad, hasta condescendencia no es, ni mucho me­
llegar a declarar explícitamente que nos, inútil(26). Y así, ocurrió felizmente
estaba deseosísimo de paz y opuesto a que la caridad de S a n C ir il o recogió
la vez a todo litigio y reyerta; tal, en en abundancia los deseados frutos de
una palabra, que animaba en su cora­ la paz. Y cuando, finalmente, pudo vis­
zón este doble anhelo: amar a todos y lumbrar las primeras claridades y pre­
ser, a su vez, amado de todos<23) gustó el gozo del abrazo fraterno con
los Obispos de la provincia de Antio­
10. Por la concordia de los Obispos quía, que se habían resuelto a condenar
de Antioquía. Esta disposición natural la herejía nestoriana, en la redundan­
hacia la concordia refulge en el Santo cia de celestial satisfacción exclamó:
Doctor principalmente cuando, después ¡Alégrense los cielos y exulte la tierra!
de la mitigación de la anterior severi­ Se ha destruido la pared interna de se­
dad, se propuso con diligencia y empe­ paración; se ha apaciguado lo que en­
ño inducir a la paz a los Obispos de la tristecía; ha desaparecido toda ocasión
provincia antioquena. Hablando de su de disidencia, y Cristo, Salvador de to­
legado, escribe entre otras cosas: Tal dos nosotros, ha concedido a sus igle­
vez sospechaba que iba a encontrar no sias la paz*21).
pequeña oposición para convencernos
de la necesidad de unir a las Iglesias 12. Su ejemplo de benevolencia.
en una paz concorde para eliminar la Ahora bien, Venerables Hermanos:
irrisión de los heterodoxos y reprimir igual ahora que en aquel lejanísimo
(20) Epist. 57 (Migne P.G. 77, 322). (24) Ep. 39 (Migne P.G. 77, 175).
(21) Epist. 58 (Migne P.G. 77, 322). (25) Ep. 33 (Migne P.G. 77, 161).
(22) Ep. 18 (Migne P.G. 77, 123-126). (26) Epist. 43 (Migne P.G. 77, 222-224).
(23) Ep. 9 (Migne P.G. 77, 62). (27) Epist. 39 (Migne P.G. 77, 174).
170, 13 E n c íc lic a “ O rientalis E cclesiae ” 1659

tiempo, para promover la deseada con­ se opone a la verdadera y sustancial


ciliación de los hijos disidentes en la unidad. Más que nunca en nuestros
única Iglesia de Cristo, conciliación que días, en que la discordia y las luchas
todos los buenos anhelan, una sincera de la guerra casi han alejado en todas
y eficaz benevolencia de ánimo será, partes a los ánimos humanos los unos
sin duda, con el favor de la divina de los otros, es preciso que todos, m o­
gracia, la contribución más válida. vidos por la caridad cristiana, estén
siempre dispuestos a renovar por todos
Comprensión de ahora y libertad los medios la unión en Cristo y por
litúrgica. Este benévolo afecto fomenta Cristo.
el mutuo conocimiento. Para promo­
verlo y completarlo trabajaron Nues­ III. - U n id a d en l a A u t o r id a d
tros predecesores con variados medios,
especialmente con la fundación en esta 13. Trabajos del Santo por la auto­
alma ciudad del Pontificio Instituto de ridad suprema de la Iglesia. Pero el
Altos Estudios Orientales. De igual ma­ efecto de la fe y de la caridad quedaría
nera hay que estimar en toda su impor­ manco e ineficaz, al efecto de asegurar
tancia todo lo que constituye para los la unidad en Nuestro Señor Jesucristo,
orientales como un íntimo patrimonio si no se apoyase en esa inconcusa pie­
dejado por sus mayores; y, justamente, dra sobre la cual ha sido fundada por
todo lo que se refiere a la sagrada litur­ Dios la Iglesia; es decir, en la suprema
gia y a los órdenes jerárquicos lo mis­ autoridad de P e d r o y de sus sucesores.
mo que a los restantes estados de la La regla de conducta observada en esta
vida cristiana, bien entendido que todo gravísima controversia por el Patriarca
ello concuerde con la genuina fe reli­ alejandrino, lo prueba luminosamente.
giosa y con las rectas normas morales. Tanto en la lucha contra la herejía nes-
Es necesario, pues, que todos y cada toriana como en el acuerdo con los
uno de los pueblos de rito oriental, en Obispos de la provincia antioquena él
138 todo aquello que depende de la histo­ se atuvo a la más estrecha y constante
ria, del genio y de la índole particular unión con esta Sede Apostólica. Cuando
de cada uno, tengan una legítima liber­ el vigilante Obispo vio que los errores
tad, que, sin embargo, no contrastará de N e s t o r i o , con riesgo de la recta fe
con la verdadera e íntegra doctrina de y más peligrosos de día en día, se insi­
J e s u c r i s t o . Sepan esto y reflexionen en
nuaban y avanzaban por todas partes,
ello a fondo tanto los que han nacido se dirigió a Nuestro predecesor S a n
en el gremio de la Iglesia católica como C e l e st in o I con una carta en la cual
los que con las velas del deseo, navegan se lee, entre otras cosas: Como Dios en
hacia su retorno. semejantes asuntos nos exige vigilancia
y una antigua costumbre a comunicar 139
Justificación de los ritos y de su tales cuestiones con Tu Santidad, te
diversidad. Persuádanse también to­ escribo, inducido por la apremiante
dos y tengan por cierto que nunca necesidad(28\ a las cuales palabras res­
serán obligados a cambiar sus legítimos pondió el Romano Pontífice que quería
ritos y sus antiguas instituciones por abrazarlo como si estuviera presente
las instituciones y ritos latinos. Los en su carta..., tanto más cuanto que le
unos y los otros deben ser tenidos en parecía encontrar en él sus mismos sen­
igual estima e igual lustre, porque co ­ timientos en el Señor (29>. Por eso el
ronan con real variedad a la Iglesia, Sumo Pontífice delegó en tan ortodoxo
Madre común. Y no sólo esto, sino que doctor la autoridad de la Sede Apostó­
dicha diversidad de ritos y de institu­ lica, en virtud de cuya autoridad debía
ciones, mientras conserva intacto e in­ procurar la ejecución de los decretos
violable lo que para cada una de las ya emitidos en el sínodo romano con­
confesiones es antiguo y precioso, no tra N e s t o r i o .
(28) Ep. 11 (Migne P.G. 77, 79). (29) Véase ep. ad Cyrillum (Migne P.G. 77, 90).
1660 E n cíclicas del PP. P ío XH (1944) ,
179 14-16

14. Por la unión con la Sede Apostó­ misma impiedad de Nestorio..., aunque
lica en Efeso. A todos es conocido des­ se lea contra ellos vuestra sentencia,
pués, Venerables Hermanos, que el san­ todavía conviene que Nos establezca­
to Patriarca de Alejandría hizo en la mos lo que parece oportuno. En estos
celebración del Concilio de Efeso legal­ asuntos importa considerar muchas cir­
mente las veces del Romano Pontífice, cunstancias, que la Sede Apostólica sue­
que además envió a sus propios legados le tener siempre presentes... Si da espe­
y les recomendó, sobre todo, que apo­ ranzas de corrección, queremos que
yaran la obra y la autoridad de S a n vuestra fraternidad se entienda por car­
C i r i l o . A s í , pues, él presidió en nombre ta con el antioqueno... Hay que espe­
del Obispo de Roma aquel sagrado rar de la divina misericordia que todos
concilio y firmó las actas el primero de vuelvan al camino de la verdad(32>. Y
todos. Tan brillantemente resplandeció S a n C i r i l o , obedeciendo a esta norma
a los ojos de todos la concordia entre que le sugería la Sede romana, comen­
la Sede Apostólica y la Sede alejandri­ zó a tratar con los Obispos de la pro­
na, que en la segunda sesión del con­ vincia antioquena del restablecimiento
cilio, cuando fue leída públicamente de la paz y del modo de venir a un
la carta de S a n C e l e s t i n o , los padres acuerdo. Entretanto, S a n C e l e s t i n o pa­
prorrumpieron en las siguientes acla­ só piadosamente de esta vida. Entonces
maciones: Justo juicio éste. Al nuevo ocurrió que algunos comenzaron a de­
Pablo Celestino; al nuevo Pablo Cirilo; cir que a su sucesor, S i x t o III, no le
a Celestino, custodio de la fe; a Celes­ había gustado que N e s t o r i o fuese de­
tino, concorde con el concilio; a Celes­ puesto. A estas voces salió al paso el
tino, le rinde gracias el concilio entero. Patriarca de Alejandría con la siguien­
Un Celestino, un Cirilo, una fe es la de te declaración: (Sixto) ha escrito en
todo el orbe terráqueo(3°). No ha de plena armonía con el santo concilio,
maravillar que poco después pudiera confirmando todas sus decisiones y está
escribir el mismo C i r i l o : De la rectitud de nuestra p a rte^ h 3 1
0
de mi fe rinde testimonio tanto la Igle­
sia de Roma como el santo Concilio, 16. Unión con Boma. De todo lo
reunido, por decirlo así, de la universa­ dicho resulta con evidencia que S a n
lidad del orbe que se extiende bajo el C i r i l o consintió plenamente con esta
cielo^sl\ Sede Apostólica, y resulta de igual m o­
do que Nuestros antecesores hicieron
15. Con los Obispos de Antloquía. propios sus actos y le honraron con
Además de esto, resulta evidente esta merecidas alabanzas. Sea prueba de
misma unión constantísima de S a n C i ­ ello el que S a n C e l e s t i n o , no contento
r i l o con la Sede Apostólica si nos fija­ con haberle atestiguado innumerables
mos en su modo de proceder en las veces su confianza y gratitud, le escri­
negociaciones para el comienzo y el bía, entre otras cosas: Nos congratula­
reforzamiento de la paz con los Obis­ mos de la vigilancia que tan grande es
pos de la provincia antioquena. Nues­ en Tu Santidad, hasta sobrepasar todos
tro predecesor S a n C e l e s t i n o , aunque los ejemplos de tus predecesores, que
aprobó y confirmó todo lo que el Pre­ defendieron siempre valientemente los
lado alejandrino había hecho en el Con­ dogmas de la ortodoxia... Has descu­
cilio de Efeso, juzgó, sin embargo, que bierto todas las falacias de la más sola­
debía exceptuar la sentencia de exco­ pada predicación... Redunda en no pe­
munión que el presidente del concilio, queño triunfo de nuestra fe el que te
junto con los otros padres, había pro­ hayas afirmado con tanta fortaleza en
nunciado contra los antioquenos. Con nuestra posición y el haber batido a
respecto a ésos — dice el Romano Pon­ los adversarios tal como lo has hecho
tífice— , que parecen consentir en la3 1
0 con el apoyo de la Sagrada Escrita.-
(30) Mansi, 4, 1287. (32) Ep. 22 (Migne P.L. 50, 542-543).
(31) Apol. ad Theodos. (Migne P.G. 76, 482). (33) Epíst. 40 (Migne P.G. 77, 202).
179, 17 E n cíc lic a “ O rientalis E cclesiae ” 1661

ra(34) y cuan(io más tarde S i x t o III, Labor imificadora de hoy y Oración.


sucesor de C e l e s t i n o en el supremo En esta obra digna y llena de mereci­
pontificado, recibió del Patriarca de mientos deben emplear todas sus fuer­
Alejandría el anuncio de la paz y de zas no sólo los que viven en Oriente,
la unidad conseguida, le expresó su ale­ los cuales con la mutua estima, con el
gría en ios siguientes términos: He aquí trato benévolo, con el ejemplo de las
que cuando más ansiosos estábamos, más íntegras costumbres podrán más
porque queremos que ninguno perezca, fácilmente atraer a la unidad de la Igle­
Tu Santidad con su carta nos expresa sia a los hermanos separados y, más
que se ha reintegrado el Cuerpo de la que todo, a los sagrados ministros; sino
Iglesia. Encajado cada miembro en su todos los demás fieles, implorando de
lugar, ya nadie yerra por fuera, porque Dios con la oración la unidad del reino
una única fe atestigua que todos están del Divino Redentor en todas las partes
dentro y en su puesto... Toda la frater­ del mundo y la unidad del redil uni­
nidad universal ha convenido con el versal. A todos les recomendamos, ante
beato apóstol Pedro. He aquí un audi­ todo, aquel validísimo concurso y ayu­
torio que va bien a los oyentes, que está da que en toda iniciativa que se em­
concorde con las cosas que han de prenda por la salud de las almas debe
escucharse... Han vuelto a nosotros los ser el primero en el tiempo y el princi­
hermanos; a nosotros, digo, que, persi­ pal en eficacia: la oración, queremos
guiendo a la enfermedad con nuestro decir, dirigida a Dios con humilde y
común trabajo, buscábamos la salud de confiado corazón. Deseamos, además,
las almas... Alégrate, hermano carísimo, que se interponga el poderosísimo pa­
y gózate como vencedor porque los her­ trocinio de la Virgen, Madre de Dios,
manos se han unido a Nos. La Iglesia a fin de que por la mediación de esta
ha acogido finalmente a los que busca­ benignísima y amantísima Madre de
ba. Porque si no queremos que perezca todos el Divino Espíritu ilumine con
ninguno de los más pequeños, ¿cuánto su luz celestial el ánimo de los orienta­
más debemos gozar con la curación de les, de modo que todos seamos una sola
los rectores?<35). Y consolado con estas cosa en la única Iglesia fundada por
palabras de Nuestro antecesor el Obis­ Jesucristo y nutrida por el mismo Es­
po alejandrino, defensor invicto de la píritu Paráclito con incesante lluvia de
fe ortodoxa y artífice activísimo de la gracias y empujada hacia la santidad.
concordia cristiana, reposó en la paz
de Cristo.1
7 Día del Orlente. Plegarias y trabajos
por la unión. A aquellos que viven en
17. El patrocinio y ejemplo de San los seminarios o en otros colegios les
Cirilo por el retom o de los orientales queremos recomendar de modo espe­
disidentes. Así pues, Nos, Venerables cial el Día del Oriente. En ese día dirí­
Hermanos, al celebrar la memoria quin­ janse más ardientes súplicas al Divino
ce veces centenaria de este advenimien­ Pastor de la Iglesia universal y estimú­
to, nada deseamos y auguramos más lese a los jóvenes con creciente ansia
vivamente sino que cuantos se agrupen en el deseo de ver conseguida esta san­
bajo el nombre cristiano promuevan tísima unidad. En fin, todos los que
cada día, con el patrocinio y el ejemplo han recibido algunas de las órdenes
de S a n C i r i l o , el retorno de los her­ sagradas o adscritos a la Acción Cató­
manos orientales disidentes a Nos y a lica y a las demás asociaciones prestan
la única Iglesia de Jesucristo. Sea única su ayuda a la Jerarquía eclesiástica,
para todos la fe intemerada, única la promuevan con la oración, con sus
caridad que nos junte a todos en el escritos o con su palabra todo cuanto
Cuerpo Místico de Jesucristo, única, en puedan la deseadísima unión de todos
fin, y activa y diligente la fidelidad a los orientales con el Pastor común.
la Sede de S a n P e d r o . Haga Dios que esta Nuestra paterna
(34) Ep. 11, 1-2 (Migne P.L. 50, 461). (35) Ep. 5, 1. 3. 5. (Migne P.G. 77, 602-604).
1662 E n cíclicas del PP. P ío XII (1944) 179, 18-20

invitación sea escuchada con buenas todo lo que los herejes dicen se debe
disposiciones por los Obispos disiden­ descartar y rechazar inmediatamente:
tes y por sus fieles, que, aunque sepa­ ellos profesan muchas cosas que tam­
rados de Nos, celebran y veneran toda­ bién nosotros admitimos... Eso vale
vía como su gloria familiar al Patriar­ también de Nestorio; aunque afirma
ca de Alejandría. dos naturalezas para significar la dife­
rencia de la humanidad y de la divini­
Ejemplo de San Cirilo y actitud de dad en el Verbo (porque una es la na­
Pío XIL Que este preclarísimo doctor turaleza del Verbo y otra la del hom­
sea para ellos maestro y ejemplo en el bre), sin embargo no confiesa con nos­
restaurar nuevamente la concordia con otros la unión^6K
aquel triple vínculo que él recomendó Esperamos igualmente que también
tanto como cosa absolutamente necesa­ los actuales seguidores de N e s t o r i o , sin
ria y con el que el divino Fundador de dejarse vencer por los prejuicios, exa­
la Iglesia quiso que sus hijos se sintie­ minen atentamente los escritos de S a n
ran vinculados. Recuerden, además, que C ir il o y vean que les está abierto el
Nos hoy, por disposición de la Divina camino a la verdad y se sientan llama­
Providencia, ocupamos aquella Sede dos, con la ayuda de la gracia divina,
Apostólica a la que el Obispo alejan­ al gremio de la Iglesia católica.
drino, estimulado por la responsabili­
dad del propio deber, se dirigió tanto E p íl o g o
para defender con armas seguras con­
tra los errores de N e s t o r io a la fe orto- 19. Implorar el patrocinio del Santo.
Nada nos queda ya, Venerables Her­
143 doxa como para que el consentimiento
pacífico obtenido de los hermanos que manos, sino implorar con Nuestras su­
antes habían estado separados fuese plicantes oraciones, durante este XV9
después ratificado como con divino se­ centenario de S a n C i r i l o , sobre toda la
llo. Sepan también que Nos estamos Iglesia, pero especialmente sobre aque­
movidos por la misma caridad que llos que en el Oriente se glorían del
Nuestros predecesores y que con asi­ nombre cristiano, el propicio patroci­
duas súplicas queremos, sobre todo, nio de este santo doctor, pidiendo, so­
que, quitados felizmente de en medio bre todo, que en los hermanos y en los
hijos disidentes se cumpla felizmente
los obstáculos inveterados, despunte, al
fin, el suspirado día en que la grey lo que él escribió un día congratulán­
entera se encuentre reunida en el único dose: He aquí que los miembros arran­
redil, bajo la concorde y espontánea cados del Cuerpo de la Iglesia se han
dependencia de J e s u c r is t o Nuestro Se­ reunido otra vez felizmente entre sí y 144
ñor y de su Vicario en la tierra. ya no hay discordia que divida a los
ministros del Evangelio de Cristo^K
18. Reflexión especial para los disi­ 20. Bendición Apostólica. Sostenidos
dentes nestorianos. De particular ma­ por esta suavísima esperanza, a todos
nera Nos dirigimos a aquellos hijos di­ y a cada uno de vosotros, Venerables
sidentes entre los orientales que, si bien Hermanos, y a la grey que a cada uno
veneran al Sumo S a n C i r i l o , no admi­ de vosotros ha sido confiada, en auspi­
ten, sin embargo, la autoridad del con­ cio de los favores celestes y como testi­
cilio calcedonense, porque en él fue monio de Nuestra paternal benevolen­
solemnemente definida la doble natu­ cia, os impartimos con todo afecto en
raleza en la persona de J e s u c r i s t o . Re­ el Señor la Bendición Apostólica.
flexionen éstos que el Patriarca de Ale­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
jandría no se opone con su sentencia a el día 9 del mes de Abril, domingo de
las deliberaciones, las cuales después, la Resurrección de Nuestro Señor Je­
al surgir nuevos errores, fueron esta­ sucristo, del año 1944, sexto de Nuestro
blecidas por el mismo Concilio de Cal­ Pontificado. pIQ pApA x n _
cedonia. El escribe abiertamente: No
(36) Epíst. 44 (Migne P.G. 77, 226). (37) Epíst. 49 (Migne P.G. 77, 254).
1 8 0

ENCICLICA
“COMMUNIUM INTERPRETES DOLORUM”^
(15-IV-1945)

ORDEN ANSE PUBLICAS PRECES PARA LOGRAR LA PAZ DE LOS PUEBLOS

P Í O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

1. y misericordias^1), quien solo puede en


Por cuanto fallan los medios hu-
37 manos ha de invocarse a Dios, para tan vehemente colisión y apasionamien­
97 poner término a la guerra. Nos, intér­ to persuadir a todos los hombres de 98
pretes de los comunes dolores que desde que ya se han acumulado espantosa­
hace mucho tiempo afligen acerbísima- mente ruinas y devastaciones, que se
mente a casi todos los pueblos, no de­ han derramado demasiadas lágrimas y
seamos sino lo que, o conduzca a deste­ vertido demasiada sangre, y que, por
rrar y a aliviar, a medida de Nuestras tanto, los derechos divinos y humanos
fuerzas, las innumerables miserias, o imponen terminantemente que esa h o­
lo que corresponda a acelerar el fin de rrible matanza se abandone y termine.
tanta desgracia. Pero sabemos, natural-
mente, que los recursos humanos no 2. El Papa pide nuevamente oracio­
alcanzan a remediar esas ingentes cala­ nes por la paz. Por tanto, al acercarse
midades; sabemos que los medios de el mes de mayo consagrado (en Euro­
la mente humana, sobre todo cuando el pa) de un modo peculiar a la Santísima
odio y la enemistad la ofuscan, no lle­ Virgen Madre de Dios, Nos deseamos,
ga fácilmente a un justo y equitativo como ya lo expresamos en años ante-
arreglo, ni se deja encaminar hacia la riores(2l también en éste volver a ex­
concordia fraternal. hortaros a todos, — teniendo presentes
Por esto es necesario volver a implo­ ante todo a los tiernos e inocentes ni­
rar una y otra vez al Padre de las luces ños— para que con sus ruegos alcancen
(*) A. A. S., 37 (1945) 97-100. La versión castellana y los subtítulos son de responsabilidad de la
2* edición.
En todas las E n c íc lic a s que tratan de la p a z , sea durante o después de la segunda Guerra mundial,
sea en general en el mundo o sólo en Palestina, hay cierta afinidad si no identidad del pensamiento
y argumento pontificio: agradece o destaca la obra realizada en pro de la Paz ora por la Santa
Sede ora por otras instituciones o potencias, pero señala luego que los medios humanos son insufi­
cientes y que debe buscarse la solución en la ayuda de Dios, es decir, en la oración, en la vuelta a
Cristo, y en la restauración de los principios cristianos en la vida pública e individual, en el
arrepentimiento y la penitencia, pues, sólo la oración de un cristiano que se aparta del pecado y
vive conforme a los preceptos divinos puede esperar ser oido; especialmente exhorta a rezar a los
niños, y los Ordinarios deben recalcar esas admoniciones pontificias a la grey que les está confiada.
No falta casi en ninguna de esas Encíclicas el apóstrofe severo contra el error, la mentira, la insi­
dia y el espíritu de revuelta que no solucionan nada e impiden la verdadera paz de las clases y de
los pueblos. Llama la atención con que frecuencia repitió P ío X II ese llamado, históricamente más
comprensible si tomamos en cuenta que en Italia fueron los años álgidos de una política interior del
país que vivía bajo la amenaza constante de que eí partido comunista y aliados se apoderaran (en
las urnas) del gobierno de la nación seduciendo al pueblo con sus falsas promesas. Por el esquema
indicado se guían, con un punto más u otro menos, las Encíclicas que van en esta Colección casi
todas a continuación de ésta: C o m m im iu m in te r p r e te s á o lo r u m , 15-IV-1945, y son: O p ta tis sim a P a x ,
18-XII-1947; A u s p ic ia Q u aed a m , l-V-1948; In M u ltip h c ib u s C u ris, 24-X-1948; R e d e m p t o r is N o s t r i,
15-IV-1949; A n n i S a c r i, 12-III-1950; S u m m i M a e r o r is , 19-VII-1950; M ira b ile I llu d , 6-XII-1950. Se palpa
en todas ellas el vivísimo anhelo de Pío XII de ver restaurada la verdadera paz por los principios
del Evangelio, la oración y la penitencia. ( P . I i . )
(1) Ver Santiago 1, 17: II Cor. 1, 3. oraciones públicas para obtener la paz por inter-
[21 P ió X I I ya antes sobre todo en 1941 (20 de medio de María Santísima,
abril) dirigiéndose en C arta al Cardenal Luis A continuación reproduciremos íntegramente el
Maglione su Secretario de Estado había prescrito texto de la C arta mencionada del 20 de abril de

— 1663 —
1664 E n cíclicas del PP. P ío XII (1945) 180, 3

del Divino Redentor, por la intercesión bien sabéis, Venerables Hermanos, ele­
de su santísima Madre que los pueblos, var fervorosas preces al cielo, no basta
empujados a la discordia, la lucha y a acudir frecuentísimamente al altar de
toda clase de miserias, puedan respi­ la Santísima Virgen ofreciéndole limos­
rar, por fin, de tan largo duelo y nas, flores y plegarias, sino que es de
angustia. todo punto necesario renovar, mediante
las costumbres cristianas, la vida pú­
3. Ante todo, es necesario la conver­blica y privada, y echar así los sólidos
sión y la renovación de la vida cristia­ cimientos en que únicamente puede
na. Mas por cuanto son los pecados apoyarse y descansar el edificio, no
que hemos cometido ante Z)zos(3) que desunido ni tambaleante sino firme y
nos apartan de El y nos hunden mise­ concorde de la sociedad doméstica y
rablemente en la ruina, no basta, como *1
4 civil. Todos recuerden y lleven a la*1
3
2 4
3
2
1941 que comienza con las palabras: Q u am v is parai que aboguen por nuestra causa, ellos que
p la ñ e c o n fid a m u s (AAS. 33 11941] 110-112). tienen alma cándida y labios inocentes, ellos que
1. R enovada in s is te n c ia en las p reces por la en sus límpidos ojos parecen recibir y reflejar
paz. Aunque abrigamos plena confianza de que destellos de luz celestial. Unidas sus plegarias
los fieles, y especialmente los niños, bajo la con las nuestras, nos obtengan que allí donde
guía de sus padres recordando Nuestro llama­ serpentea ahora la ansiosa codicia, aletee cuanto
miento del pasado año, (ver AAS. 32 [1940] 144- antes el amor; que allí donde ahora recrude­
146 cuyas primeras palabras son: “ S u p e r io r e cen las mutuas injurias, reine el perdón; que
A n n o ” ) acudirán presurosos en el próximo mes a la discordia que divide los ánimos, suceda la
de Mayo ante el altar de la Santísima Virgen concordia que los avecina y robustece; finalmente,
Madre de Dios para impetrar la paz sobre la que allí donde ahora se hacen más agudas pro­
acongojada y temblorosa humanidad, deseamos fundas enemistades, trastornándolo todo misera­
sin embargo repetir a todos la misma exhorta­ blemente, se concierten nuevos pactos de amistad,
ción, con esta carta que te dirigimos. que deparen la serenidad a los espíritus y por
Cuanto más tempestuosamente angustia y des­ doquier la tranquilidad de un orden basado en
garra los espíritus la guerra; cuanto más espan­ la justicia.
tosos son los peligros de toda suerte que amena­ 5. O r a c io n e s p o r d e s t e r r a d o s , p r is io n e r o s , h e ­
zan tantas naciones y pueblos, tanto más con­ r id o s y la p a z c o m p le ta . Imploren estos peque-
fiadas queremos que sean las súplicas que se ñuelos de la benignísima Madre de Dios los con­
eleven al Cíelo, de donde sólo podemos esperar, suelos celestiales sobre todos los que gimen, y
en medio de tan profundo extravío de ánimos y particularmente sobre los prófugos, los deste­
perturbación de cosas, que vengan tiempos me­ rrados, los prisioneros y los heridos que sufren
jores. en los hospitales; pidan a Ella insistentemente,
con sus inocentes labios, que se abrevien los días
2. C o n tin u a r o r a n d o p e se a l p o c o é x it o . Y si de esta tan grave desventura, de suerte que, des­
hasta ahora nuestras oraciones y nuestros votos pués de haber sido a flig id o s p o r n u e s tro s p e c a ­
no han alcanzado el suspirado éxito, no debe d o s , r e s p ir e m o s m e r c e d a l c o n s u e lo d e la d iv in a
por ello desfallecer nuestra confianza, sino que g r a c ia (ver Breviario Rom. Dominica IV de Cua­
todos con constante e insistente fervor debemos resma); y vuelva por consiguiente cuanto antes
continuar siendo “ en la tr ib u la c ió n s u fr id o s y a brillar en nuestro cielo una paz completa, só­
p e r s e v e r a n t e s en la o r a c i ó n ” . (Romanos 12, 12). lida y duradera, que, al hallarse inspirada e
No conocemos nosotros los designios de Dios, informada por la majestad de la justicia y por
pero sabemos que, por numerosas y graves que la virtud de la caridad, no encierre gérmenes
sean la culpas que provoquen el justo castigo del latentes de discordias y rencores, ni contenga
Cielo, es sin embargo el Señor “ P a d r e de las semillas de futuras guerras, sino que hermanan­
m is e r ic o r d ia s y D io s de tod a c o n s o la c ió n ” , (II do a los pueblos con los vínculos de la amistad,
Corint. 1, 3) y que su amor y benevolencia para y ayudándoles a gozar, en tranquila libertad, de
con nosotros no tiene límites. los frutos de su trabajo, los acompañe y dirija
3. N u e s tr a e s p e r a n z a , M a ria . Contamos además confiados, por los senderos de la peregrinación
con otro motivo de confianza y esperanza: es a terrena, hacia la patria celestial.
saber, tenemos ante el trono del Altísimo a la 6. R e c o m e n d a c ió n a los O b is p o s . Entre tanto
benignísima Madre de Dios y Madre nuestra que, te encargamos, amado Hijo Nuestro, que des a
con su omnipotente intercesión, puede segura­ conocer a todos, del modo que juzgares más
mente alcanzárnoslo todo de El. A su patrocinio oportuno, estos Nuestros deseos y estas Nuestras
confiamos, por tanto, nuestras personas y nues­ exhortaciones, y en primer lugar a los sagrados
tras cosas. Tome Ella como suyas nuestras ora­ Pastores, que mostrarán ciertamente el mayor
ciones y nuestros deseos, avalore las obras de interés en hacérselos saber a la grey que les
expiación y de caridad, que debemos ofrecer en está confiada.
gran copia para que se nos torne propicia la 7. B e n d ic ió n A p o s t ó lic a . Como auspicio de gra­
Majestad divina. cias divinas y como testimonio de Nuestra pater­
Enjugue Ella tantas lágrimas, consuele tantas nal benevolencia, damos con toda el alma la
angustias, mitigue tantos dolores, y nos los Bendición Apostólica a ti, amado Hijo Nuestro,
vuelva más suaves y llevaderos con la esperanza y a todos aquellos —en modo especial a los ni­
de los bienes eternos. ños— que con fervor de espontánea piedad aco­
4. O r a c io n e s e s p e c ia le s en el m es d e M a ría , gieren esta Nuestra exhortación.
e s p e c ia lm e n t e d e los n iñ o s . Y si nosotros, recor­ Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 20 de
dando nuestras culpas, nos juzgamos indignos de abril, Dominica in A lb is del año 1941, tercero de
su maternal ternura, conduzcamos en nutridos Nuestro Pontificado.
grupos ante su altar sagrado a nuestros niños, PIO PAPA XII.
especialmente durante el próximo mes de mayo, (3) Ver Baruc 6, 1. V¡
180, 4-6 E n cíc lic a “ C ommunium I nterpretes D o lo ru m ” 1665

práctica aquella exhortación del santo verdadera y sincera— concluya cuanto


profeta que dice: “ Convertios a mí, antes con este sangriento y funesto
dice el Señor de los Ejércitos, y yo me conflicto.4
volveré a vosotros” ^ , y mediten igual­
mente aquellas palabras del sapientísi­ 5. Oraciones por los gobernantes
mo obispo de Hipona: “ Muda tu cora­ que han de decidir la suerte de los
zón y mudará tu obra: extirpa la pasión pueblos. No es, pues, fácil en tal dis­
e implanta la caridad” ^ . “ ¿Deseas la gregación y perturbación de las cosas,
paz? Practica la justicia, y tendrás paz, mientras muchos aún se odian mutua­
pues la justicia y la paz se dieron el mente y están exacerbados, lograr tal
ósculo” <6). “ Si no amas la justicia no paz que se suaviza por los iguales pla­
tendrás paz: pues, se aman ambos a tillos de la justicia y que con caridad
dos, la justicia y la paz: de modo que fraterna abraza a todos los pueblos y
si obrares bien encontrarás la paz be­ todas las naciones, y que no soporta
sando a la justicia... Si quieres, pues, los ocultos gérmenes de las discordias
llegar a la paz, obra la justicia, declina y enemistades.
la maldad y ejecuta el bien, que esto
Por tanto, necesitan de peculiar luz
es amar la justicia; y si ya te has apar­
celestial aquellos a quienes incumbe re­
tado del mal y obrado el bien, busca la
solver esos asuntos y hacer los pactos,
paz y persíguela” ^ .
y de cuya prudencia depende no sólo
el destino de su propia nación sino el
4. Las intenciones por las cuales hay estado de la convivencia humana y el
que rezar en Jesús y María. Si todos curso del porvenir. Nos deseamos, pues,
los fieles cristianos estuvieran anima­ que también por estas intenciones se
dos de este espíritu y conformaran su eleven plegarias a Dios y que sobre
vida a él, sin duda subirían gratas sus todo los inocentes niños, en el mes de
preces al trono del Altísimo y alcan­ mayo (de María) impetren de la Madre
zarían de Dios propicio los consuelos y de la Sabiduría divina la luz de arriba,
dones que al presente tanto necesita­ individualmente para los que con su
mos. palabra decidirán la causa universal.
Sabéis qué dones, qué auxilios y Ponderen esos mismos y consideren
consuelos necesitamos en primer lugar ante Dios que lo que sobrepasare los
en los peligrosísimos momentos que límites de la justicia y equidad, resul­
vivimos. Debemos ante todo pedir fer­ tará más tarde o más temprano, para
vorosamente que las mentes y corazo­ los vencidos y los vencedores, suma­
nes se iluminen y se renueven por los mente perjudicial, por cuanto allí se
preceptos cristianos, de los cuales so­ ocultan las semillas de guerras futu­
lamente se ha de esperar la salvación ras.
pública y privada; que la guerra ani­
quiladora de pueblos y naciones cese 6. Oraciones por los desplazados y
de causar estragos y que las Ligas de y los prisioneros. Nos queremos ade­
los ciudadanos, por un pacto amistoso, más, que los que con agrado responden
pacificadas y unidas entre sí, se empe­ a esta exhortación Nuestra, se acuer­
ñen, bajo los auspicios de la justicia y den en sus oraciones también de los
la caridad, en levantar del inmenso que, prófugos o expatriados, ya desde
cúmulo de ruinas el nuevo edificio de hace tiempo anhelan con dolor volver
la comunidad humana. a ver sus lares domésticos o los que,
Además, hemos de pedir, mediante prisioneros, desean y esperan la debida
oraciones y penitencias, otra cosa al libertad después de la guerra, o los
divino Redentor y a su Santísima Ma­ que con el cuerpo llagado yacen en los
dre, a saber, que la paz — que sea paz4 5 innumerables nosocomios.
(4) Zacarías 1, 3. (6) Salmo 84, 11.
(5) San Agustín, Sermo de Scriptur. 72, h (7) S. Agust. Ir Psal. 84, 12 (Migne, P.L. 37,
(Migne P.L. 38, col. 468). col. 1078).
Encíclicas Pontificias 53
1666 E n cíclicas del PP. P ío XII (1945) 180, 7-8

7. Por la Intercesión de María. Estos car estos paternales deseos y exhorta­


pobres y a todos los demás para los ciones a los fieles confiados a vosotros,
cuales esta tremenda guerra trajo in­ a todos los cuales, y en especial a todos
contables angustias y dolores quiera la y a cada uno de vosotros, impartimos
benignísima Madre de Dios conceder como auspicio de dones celestiales y
los consuelos celestiales y darles la vir­ testimonio de Nuestra benevolencia,
tud de la cristiana paciencia la cual con todo afecto en el Señor, la Bendi­
hace llevaderas aún las más acerbas ción Apostólica.
penas y ayuda a merecer la gloria eter­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
na. el domingo, 15 de Abril de 1945 consa­
grado a Jesucristo Buen Pastor, sépti­
8. Recomendación a los Obispos y mo de Nuestro Pontificado.
Bendición Apostólica^ A vosotros, Ve­
nerables Hermanos, incumbe comuni­ PIO PAPA XIL
XBX

ENCICLICA "ORIENTALES OMNES ECCLESIAS”(*>


(23-XII-1945)

CON MOTIVO DE LOS 350 AÑOS TRANSCURRIDOS DESDE


LA UNION DE LA IGLESIA RUTENA CON LA ROMANA

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

I n t r o d u c c ió n de vuestro derecho, de los privilegios


patriarcales y de los usos rituales de
AAS 1. Solicitud y amor de la Santa Sede cada iglesia(2).
38 a la Iglesia Oriental. Todas las igle- Y si bien todavía no se ha llegado al
33 sias orientales — como enseña la histo­ día feliz en el que Nos sea dado abra­
ria— han sido siempre amadas con zar con paternal afecto a todos los pue­
tiernísimo afecto por los Romanos Pon­ blos de Oriente, vueltos al único redil,
tífices, y por eso éstos, soportando difí­ vemos, sin embargo, con alegría que no
cilmente su alejamiento del único redil, pocos hijos de estas regiones, habiendo
e impulsados no ya por humanos inte­ reconocido la Cátedra de S a n P e d r o
reses, sino sólo por la divina caridad y como la roca de la unidad católica, per­
por el deseo de la común salvaciónU>, severan con suma tenacidad en la de­
las invitaron con repetidas instancias a fensa y establecimiento de esta misma
retornar lo antes posible a aquella uni­ unidad.
dad de la que desgraciadamente se ha­
bían alejado. Porque los mismos Sumos
I. - H i s t o r i a d e l a U n i ó n d e l a I g l e s ia
Pontífices saben bien por experiencia
R u t e n a a l a S ed e A p o s t ó l ic a
la abundancia de frutos que derivan de
34 esta unión, felizmente reintegrada a Los méritos de la Iglesia rutena y
toda la sociedad cristiana y de modo la conmemoración de su unión con R o­
particular a los mismos orientales. En ma. A este efecto Nos complacemos en 35
efecto, de la plena y perfecta unidad de recordar hoy los méritos singulares de
todos los cristianos no puede menos de la Iglesia rutena, no sólo porque se
derivarse un gran incremento al Cuerpo distingue por el número de sus fieles
Místico de Jesucristo y a cada uno de y por el celo de conservar la fe, sino
sus miembros. también porque ahora se cumplen tres­
A este propósito es de notar que los cientos cincuenta años de la fecha en
orientales no tienen crue temer de modo que retornó felizmente a la comunión
alguno el ser constreñidos, por el re­ de la Sede Apostólica. Fausto aconte­
torno a la unidad de fe y de gobierno, cimiento que, si conviene que sea cele­
a abandonar sus legítimos ritos y usos; brado con grato ánimo especialmente
cosa que Nuestros predecesores decla­ por aquellos a quienes toca, estimamos
raron abiertamente más de una vez. oportuno recordar también a la memo­
No hay razón para dudar de que a Nos ria de todos los católicos, para que rin­
o Nuestros sucesores quitaremos nada dan a Dios perennes gracias por este
(*) A. A. S., 38 (1946) 33-63.
(1) León XIII, carta apostólica Praeclara gra- (2) León XIII, Carta Apost. Praeclara gratu-
tulationis, del 22 de junio de 1894; Acta Leonis lationis, 22-VI-1894. ASS. 26 (1894/95) pág. 708;
XIII, 14, 201; en esta Colección: Encícl. 68, 8 Acta Leonis XIII t. 14 p. 201; en esta Colección
pág. 518. Encíclica 68, 8 pág. 518.

1667 —
1668 E ncíclicas del PP. P ío XII (1945) 181, 2-4

singular beneficio y para que le supli­ fue recibido con gran alegría en la sede
quen con Nos que alivie benignamente de su dignidad, en Kyjiw, fue poco
y mitigue las presentes angustias y después encarcelado en Moscú y obli­
ansiedades de este dilectísimo pueblo y gado a huir de su territorio.
que defienda su santa religión, sostenga No se extinguió, sin embargo, del
la constancia y conserve intacta la fe. todo en el curso de los años el recuerdo
de esta feliz unión de los rutenos con
2. La unión y San Vladimiro. Cree­ la Sede Apostólica, aunque, atendidas 36
mos, pues, Venerables Hermanos, que las tristes condiciones de los tiempos,
no carecerá de utilidad recordar sucin­ ocurrieron varias causas para hacerlo
tamente tales sucesos en esta Encíclica, fracasar del todo. Así sabemos que el
según los testimonios de la historia. Y año 1458 G r e g o r i o M a m m a s , Patriarca
hace falta comenzar poniendo de relie­ de Constantinopla, consagró en esta
ve cómo aun antes de que con felices alma ciudad a un cierto G r e g o r i o , Me­
auspicios se firmara en Roma la unión tropolita de los rutenos, entonces súb­
de los rutenos con la Sede Apostólica ditos del gran duque de Lituania. Y
en los años 1595 y 1596, y fuese ratifi­ sabemos también que alguno que otro
cada en la ciudad de Brest, muchas de los sucesores de dicho Metropolita
veces miraron estos pueblos a la Igle­ se esforzó por restablecer el vínculo
sia romana como a la única madre de de unidad con la Iglesia romana, aun­
toda la sociedad cristiana, prestándole que las adversas circunstancias no per­
la debida obediencia y veneración con­ mitieron que se hiciese la solemne pro­
forme a la conciencia del propio de­ mulgación de esta unidad.
ber. Así, por ejemplo, S a n V l a d i m i r o
— aquel eximio príncipe que es vene­ 4. A fines del siglo XVI. El príncipe
rado por casi innumerables pueblos de Constantino y la declaración episcopal.
la Rusia como autor y fautor de su A fines del siglo 16 apareció a todos
conversión a la fe cristiana— , aunque cada vez más manifiesto que no podía
tomó de la Iglesia oriental los ritos esperarse la deseada reforma de la
litúrgicos y las sagradas ceremonias, Iglesia rutena, oprimida por graves ma­
no solamente acordándose del propio les, sino renovando la unión con la
deber perseveró en la unidad de la Sede Apostólica. Hasta los mismos his­
Iglesia católica, sino que tuvo diligente toriadores disidentes narran y confiesan
cuidado de que entre la Sede Apostó­ abiertamente el estado infelicísimo de
lica y su nación existiesen relaciones esta Iglesia. Y la nobleza rutena, reuni­
amistosas. da en Varsovia el año 1585, al exponer
No pocos de sus nobles descendien­ al Metropolita sus quejas con palabras
tes, aun después que la Iglesia de Cons- acerbas y violentas, afirmó que su Igle­
tantinopla se había funestamente sepa­ sia estaba vejada con tales males como
rado, recibieron con los debidos hono­ nunca habían pasado antes ni serían
res a los legados de los Romanos Pon­ posibles en el porvenir.
tífices, permaneciendo unidos con vín­ Y no titubearon en acusar y con gra­
culos de fraterno amor con las otras ves reproches culpar al mismo Metro­
comunidades católicas. polita, a los Obispos y superiores de
los monasterios; y en esta causa, ha­
3. Isidoro, Metropolita de Kyjiw y biéndose rebelado contra la jerarquía
de Rusia. Tampoco obró de modo dis­ algunos seglares, parecía que los yíncu-
conforme con las tradiciones históricas los de la disciplina eclesiástica se ha^
de la Iglesia rutena I s i d o r o , Metropo­ bían relajado no poco.
lita Kyjiw y de Rusia, cuando el año No es, pues, de maravillarse si final­
1439, en el Concilio Ecuménico de Fi- mente los mismos obispos, después de
renza, suscribió con su propio nombre haber intentado inútilmente varios re­
el decreto por el que la Iglesia griega medios, coincidieran en que la última
se unió solemnemente a la latina. Sin esperanza de la Iglesia rutena estaba
embargo, de vuelta del Concilio, aunque en procurar su vuelta a la unidad cató-
181» 5-6 E n cíc lic a “ O rientales O mnes E cclesias ” 1669

lica. En aquel tiempo el príncipe C o n s ­ Iglesia. Recibidos con gran benevolen­


t a n t i n o d e O s t r o h — el más potente cia los legados, Nuestro predecesor de
entre los rutenos— favorecía este retor­ feliz memoria C l e m e n t e VIII encomen­
no, con la condición de que toda la dó el documento recibido de ellos a una
Iglesia oriental se uniese a la occiden­ comisión de cardenales para que fuese
tal; pero más tarde, viendo que tal diligentemente examinado y aprobado.
proyecto no se iba a cumplir como él Las negociaciones, inmediatamente ini­
deseaba, se opuso firmemente a esta ciadas, tuvieron finalmente el éxito fe­
unión. No obstante lo cual, el 2 de liz y deseado, porque el 23 de diciembre
diciembre de 1594 el Metropolita y seis de 1595 los mismos legados admitidos
obispos, después de deliberar, hicieron a la presencia del Sumo Pontífice, des­
una declaración pública, en la que se pués de haberle presentado en solemne
decían prontos a promover la deseada audiencia la declaración de todos los
concordia y unidad, y escribían: obispos, hicieron en su nombre y en
“ Venimos a esta decisión consideran­ el nombre propio una solemne profe­
do con nuestro inmenso dolor cuántos sión de la fe católica, prometiendo la
obstáculos tienen los hombres para la debida obediencia y el debido honor.
salvación sin esta unión de las Iglesias
de Dios, en la que nuestros predecso- 6. Documento de la Santa Sede con
res, comenzando por Cristo nuestro motivo de la unión. El mismo día
Salvador y por sus santos apóstoles, Nuestro predecesor C l e m e n t e VIII, con
perseveraron profesando ser uno sólo la Constitución Apostólica “ Magnas
el Sumo Pastor y primer Obispo en la Dominus et laudabilis nimis” (3h\ co ­
Iglesia de Dios en la tierra— como municó — congratulándose de ello— a
abiertamente testifican los concilios y todo el mundo la noticia de este alegre
los cánones— , y que este Pastor no era acontecimiento. Con cuánto gozo y con
otro que el santísimo Papa romano, y cuánta benevolencia abrazó además la
que le obedecían en todo, y que mien­ Iglesia romana a los rutenos vueltos a
tras esto duró unánimemente en vigor la unidad del redil aparece en la Carta
hubo siempre en la Iglesia de Dios Apostólica “ Benedictus sit Pater” , del
orden e incremento del culto divi- 7 de febrero de 1596, con la cual el
no” (s*\ Sumo Pontífice informa al Metropolita
y demás obispos rutenos de la unión
5. La unificación. Pero antes de que felizmente llevada a cabo de toda su
pudiese llevarse felizmente a la prác­ Iglesia con la Sede Apostólica.
tica tan laudable proyecto se interpu­ En esta carta el Romano Pontífice,
sieron largas y dificilísimas negociacio­ después de haber narrado brevemente
nes. Finalmente, después de una nueva cuanto en Roma se había hecho y tra­
declaración del mismo género, hecha tado en torno a esta causa, y después
en nombre de todos los obispos rutenos de haber puesto de relieve con grato
el 22 de mayo de 1595, al fin de setiem­ ánimo el éxito obtenido finalmente pol­
bre el asunto había avanzado hasta tal la misericordia divina, declaró que se
punto que C i r i l o T e r l e t s k y j , Obispo podían conservar intactos los usos y
de Luck y Exarca del Patriarca de los legítimos ritos de la Iglesia rutena.
Gonstantinopia, e igualmente H i p a z i o Por vuestros ritos y ceremonias, que no
P o t i j , Obispo de Vladimir, como pro­ impiden la integridad de la fe católica
curadores de todos los demás obispos, y nuestra mutua unión, por el mismo
pudieron emprender su viaje a Roma, motivo y del mismo modo como fue­
llevando consigo un documento en el ron permitidos por el concilio floren­
que se proponían las condiciones con tino, también nosotros permitimos que
las que todos los obispos rutenos esta­ los retengáis^. Asegura, además, haber
ban prontos a abrazar la unidad de la pedido al augusto rey de Polonia que
(3a) Baronio, Armales, t. 7; Roma, 1596. Apén­ et Lithuartiae” , t. 3, pág. 240 ss.
dice, pág. 681. (4) A. Theiner, lugar citado nota (3b) pág. 251.
(3b) A. Theiner, Velera Monumenta Poloniae
1670 E n cíclicas del PP. P ío XII (1945) 181, 7-8

no sólo tome bajo su patrocinio a los masen según la sagrada disciplina y las
obispos con todo cuanto a ellos per­ buenas costumbres, y que todos los
tenece, sino que los honre también fieles fuesen educados según los rectos
ampliamente y los admita en el Senado dictámenes de la verdadera fe.
del Reino, según sus deseos. Finalmen­ No muchos años después esta co ­
te, exhorta fraternalmente a aquellos menzada obra de conciliación se con­
obispos a que reúnan cuanto antes todo sagró con la sangre de un mártir, por­
el país en un concilio general para rati­ que el 12 de noviembre del año 1623,
ficar la unión obtenida de los rutenos J o s a f a t K u n c e v y c , Arzobispo de Po-
con la Iglesia católica. lock y de Vitebsk, preclarísimo por la
En este concilio, celebrado en Brest, santidad de vida y el ardor apostólico,
participaron no sólo los obispos rute- e invicto defensor de la unidad cató­
39 nos y muchos otros eclesiásticos, jun­ lica, amenazado de muerte por los cis- 40
tamente con los regios legados, sino máticos con acerbísima persecución, fue
también los obispos latinos de las dióce­ herido de bala y muerto de un golpe
sis de Leópoli, Luck y Gholm, que re­ de hoz. Pero la sagrada sangre de este
presentaban a la persona del Romano mártir vino a ser en cierto sentido
Pontífice, y si bien los obispos de Leó­ semilla de cristianos, porque los mis­
poli y de Peremislia se volvieron atrás mos parricidas, con una sola excep­
del consentimiento dado, sin embargo ción, arrepentidos del delito cometido
el 8 de octubre de 1596 fue felizmente y abjurado el cisma, antes de ser cas­
confirmada y proclamada la unión de tigados con la pena capital detestaron
la Iglesia rutena con la católica. De esta su propio hecho. Igualmente M e l e c i o
conciliación y asociación, que respon­ S m o t r y t s k y j , acérrimo competidor de
dían tan grandemente a las necesidades J o s a f a t en la aspiración a la sede de
del pueblo rumano, todos esperaban Polock, volvió el año 1627 a la fe cató­
con unánime consentimiento abundan­ lica, y aunque por algún tiempo vaciló
tes frutos. entre las dos partes, defendió después
con valeroso ánimo hasta la muerte la
7. Dificultades después de la procla­ vuelta de los rutenos al gremio de la
mación de la unión. Pero vino el ene­ Iglesia católica; cosa que parece deberse
migo y sembró la cizaña en medio del atribuir también al patrocinio de este
t r i g o porque sea por ambición de santísimo mártir.
algunos hombres poderosos, sea por
enemistades políticas, sea, en fin, por 8. La actitud contraria de los reyes
la negligencia tenida en la instrucción de Polonia, y la firmeza y labor de
y educación del clero y el pueblo en los Obispos rutenos. Sin embargo, con
torno a esta materia, se siguieron vehe­ el andar de los años aumentaban las
mentísimas controversias y continuas dificultades de todo género que se opo­
desventuras, de modo que parecía de­ nían a esta conciliación felizmente co ­
berse temer que esta obra de la unión menzada. Entre las más graves estaba
iniciada con óptimos auspicios fraca­ el hecho de que los reyes de Polonia,
sara miserablemente. que al principio parecía que habían
Que esto no ocurriera desde el prin­ querido promover la cosa con su pro­
cipio por las persecuciones e insidias tección, después, bien obligados por
tendidas no sólo por los hermanos di­ la fuerza de los enemigos exteriores,
sidentes, sino también por algunos ca­ bien por las enemistades de las faccio­
tólicos, fue obra sobre todo de los dos nes internas, habían cedido cada vez
Metropolitas H i p a z i o P o t i j y J o s é V e - más a los adversarios de la unidad ca­
l a m i n o R u t s k y j , los cuales, con incan­ tólica, que ciertamente no faltaban. Es­
sable diligencia, trabajaron por defen­ tas fueron las razones de que en breve
der y hacer progresar esta causa; y de tiempo esta santísima causa llegase a
modo especial se dieron a procurar tal punto, según confesaron los mismos
que los sacerdotes y los monjes se for­5 obispos rutenos, que no quedaba otro
(5) Mat. 13, 25.
181, 9-10 E n cíc lic a “ O rientales O mnes E cclesias ” 1671

sostén que la ayuda de los Romanos pueblo ruteno, que moraba en aquellos
Pontífices, los cuales mediante la expe­ tiempos dentro de los confines de Polo­
dición de cartas llenas de afecto y la nia, gozó finalmente de la unidad cató­
concesión de los auxilios que les eran lica.
posibles, especialmente por medio del Cada vez más florecientes las cosas,
Nuncio apostólico en Polonia, defen­ con gran ventaja de los intereses cris­
dieron a la Iglesia rutena con fuerte y tianos, el año 1720 el Metropolita y los
paternal corazón. demás obispos de la Iglesia rutena se
Cuanto más tristes eran los tiempos reunieron en el Concilio de Zamóse/
tanto más resplandecía el celo de los para proveer del modo más oportuno,
santos Prelados rutenos, los cuales se de común acuerdo y en cuanto estaba
esforzaron no sólo por instruir a la en su poder, a las crecientes necesi­
población ruda en la doctrina cristiana, dades de los fieles de Cristo. De los
sino por promover a los sacerdotes no decretos de tal concilio, confirmados
suficientemente cultos a un grado más por Nuestro predecesor de gloriosa me­
alto de ciencia sagrada y, finalmente, moria B e n e d i c t o XIII en la Constitu­
por llenar de renovado ardor por la ción Apostólica eeApostolatus Officium” ,
Regla y de deseo de perfección a los dada el 19 de julio de 1742, derivaron
monjes, allí donde su conducta había a la comunidad de los rutenos no pe­
languidecido y decaído. Y no perdieron queñas ventajas.
el ánimo cuando el año 1632 los bienes
eclesiásticos fueron en gran parte asig­ 10. Nuevas persecuciones y la sepa­
nados a la jerarquía de los hermanos ración de 1839. Sin embargo, por los
disidentes poco antes de constituida, y inescrutables designios de Dios, ocurrió
en los pactos estipulados entre los co- que hacia fines del siglo XVIII esta
41 sacos y el rey de Polonia fue decretada misma comunidad, en aquellas regiones
la disolución de la unión comenzada que después de la desmembración de
entre los rutenos y la Sede Apostólica; Polonia habían sido unidas al imperio
y a pesar de todo continuaron defen­ ruso, fue afligida por no pocas persecu­
diendo con constancia y tenacidad los ciones y vejaciones, a veces muy graves
rebaños a ellos confiados. y acerbas. Cuando murió el emperador
A l e j a n d r o I, se emprendió con teme­
9. La paz de Andrussiw. Pero Dios, raria diligencia el proyecto de destruir
que no permite que su pueblo sea ator­ totalmente la unidad de los rutenos con
mentado por la adversidad más de la la Iglesia romana. Ya antes las epar­
medida, después de haberse establecido quías de esta nación habían sido priva­
finalmente la paz de Andrussiw, en das casi totalmente de comunicación
1667, hizo brillar nuevamente, después con la Sede Apostólica. Pero ahora fue- 42
de tantas amarguras y contratiempos, ron elegidos obispos que, embebidos e
tiempos más favorables para la Iglesia impulsados por la voluntad del cisma,
rutena, para tranquilidad de la cual la pudiesen apoyar el designio de la auto­
religión recibió de día en día nuevo ridad civil; en el Seminario de Vilna,
incremento. erigido por el emperador A l e j a n d r o I,
En efecto, las costumbres y la fe se enseñaron a los clérigos de ambos
cristianas florecieron tan excelentemen­ ritos doctrinas adversas a los Romanos
te que aun en aquellas dos Eparquías Pontífices; la orden Basiliana, cuyos
que en el año 1596 habían quedado miembros habían sido siempre la ma­
desgraciadamente fuera de la unidad, yor ayuda de la Iglesia católica de rito
se trató de su retorno, cada día más oriental, fue privada del propio gobier­
copioso, al redil católico, con el con­ no y administración y sus monjes fue­
sentimiento de todos. ron completamente sometidos a los con­
Y así ocurrió felizmente que el año sistorios eparquiales; finalmente, los
1691 la eparquía de Peremislia y el año sacerdotes de rito latino tuvieron la
1700 la de Leópolis se unieron a la Sede prohibición, bajo graves penas, de ad­
Apostólica, y de este modo casi todo el ministrar los sacramentos y demás
1672 E n cíclicas del PP. P ío XII (1945) 181» 11-12

auxilios religiosos a los rutenos. Des­ insignes dotes de ánimo y sus méritos
pués de todo esto, el año 1839 fue singulares a la púrpura romana y aco­
declarada solemnemente la unión de gidos en el Supremo Senado de la
la Iglesia rutena con la Iglesia rusa Iglesia.
disidente. Creciendo de día en día el número
¿Quién podrá narrar, Venerables de los católicos, Nuestro predecesor de
Hermanos, los horrores, los daños, las feliz memoria L eón XIII constituyó le­
privaciones que entonces debió sufrir gítimamente el año 1885 una nueva
la nobilísima gente rutena, acusada del eparquía, la Stanislaviv, y seis años
único delito y culpa de haber protes­ más tarde el feliz estado de la Iglesia
tado contra la injuria fatal de hacerla de Galizia apareció confirmado de m o­
pasar a la fuerza al cisma y de haber do especial, cuando todos los obispos,
buscado cuanto podía conservar su fe? con el legado del Sumo Pontífice y gran
Con razón, pues, Nuestro predecesor parte del clero, se reunieron para cele
de piadosa memoria Gregorio XVI de­ brar en Leópolis el Concilio Provincial
nunció a todo el mundo en su alocución para dar leyes oportunas en la liturgia
del 22 de noviembre de 1839, lamen­ y en la sagrada disciplina.
tándose de ella y deplorándola, la in­
dignidad de este modo de proceder;
12. Pío X y los emigrantes míenos.
pero sus solemnes reclamaciones y pro­
Cuando después, hacia el fin del siglo
testas no fueron escuchadas; y así la
19 y comienzo el 20, muchos rutenos,
Iglesia católica debió llorar a estos hi­
impulsados por las dificultades econó­
jos, arrancados con inicua violencia de
su regazo materno. micas, emigraron de la Galizia a los
No muchos años después también la Estados Unidos de la América del Nor­
eparquía de Cholm, perteneciente al te, al Canadá o a las repúblicas de la
reino de Polonia unido al imperio ruso, América meridional, Nuestro predece­
sor de feliz memoria Pío X, temiendo
padeció la misma desgraciada suerte;
con solícito ánimo que estos sus hijos
y aquellos fieles que por deber de con­
dilectísimos, por inexperiencia de la
ciencia no quisieron apartarse de la
lengua del lugar y de los ritos latinos
verdadera fe, y con invicta fortaleza
resistieron a la unión con la Iglesia cayeran en las redes de los cismáticos
disidente, impuesta el año 1875, fueron o de los herejes, y cayendo en dudas y
indignamente condenados a penas pe­ errores perdieran miserablemente toda
cuniarias, a violencias y a destierros. religión, constituyó el año 1907 un
Obispo dotado de especiales facultades
11. Las eparquías de Leópolis y Pe- para ellos. Y en seguida, creciendo el
remislia, etc. No sucedió lo mismo en número y las necesidades de dichos ca­
ese tiempo a las eparquías de Leópolis y tólicos, fueron nombrados Obispos es­
Peremislia, que después de la desmem­ peciales ordinarios, uno para los rute­
bración de Polonia habían sido anexa­ nos originarios de Galizia y residentes
das al imperio austríaco. En ellas, en en los Estados Unidos de América, y
efecto, la causa de los rutenos prose­ otro en la región canadiense, además
guía con orden y tranquilidad. del Obispo ordinario destinado a los
El año 1807 les fue restituido el tí­ fieles de este rito que habían emigrado
tulo metropolitano de Halyc, unido a de la Subcarpacia rutena, de Hungría
perpetuidad con la arquidiócesis de y de Yugoeslavia.
Leópolis. En esta provincia, las cosas También muy pronto la Congrega­
florecieron hasta el punto de que dos ción de Propaganda Fide y la Sagrada
de sus Metropolitas, Miguel L evyckyj Congregación de la Iglesia oriental con­
(año 1816-1858) y Silvestre Sembra- tinuaron ordenando con oportunas nor­
tovyc (año 1822-1898), que habían go­ mas y decretos las cosas eclesiásticas
bernado con egregia prudencia e inten­ en aquellas regiones antes mencionadas,
so celo las respectivas partes de la grey lo mismo que en las de América me­
a ellos confiada, eran elevados por sus ridional.
181 , 13-15 E n c íc lic a “ O rientales O mnes E cclesias ” 1673

No será, pues, de extrañar, Venera­ ción del clero que había quedado. Pero 45
bles Hermanos, el que la comunidad sobrevino la segunda guerra y, como
de los católicos rutenos más de una todos saben, mucho más grave y mucho
vez, al presentársele la ocasión, agra­ más perniciosa a la Jerarquía rutena y
decida por los grandes beneficios reci­ a su fiel grey.
bidos, haya querido manifestar abierta­ Pero antes de escribir brevemente,
mente su gratitud y su profunda adhe­ Venerables Hermanos, sobre las pre­
sión a los Romanos Pontífices. sentes amarguras y angustias que pa­
dece esta Iglesia, con sumo peligro de
13. El 3er. centenario de la unión. su misma vida, Nos place añadir algu­
Esto ocurrió de modo particular el año nos detalles por los que aparezca más
1895, al cumplirse el tercer siglo de su completa y más claramente cuán gran­
unión a Roma, y la confirmación de des, cuán extensos beneficios ha procu­
dicha unión de sus mayores con la Sede rado al pueblo ruteno y a su Iglesia
Apostólica en Brest. Entonces, además aquella reunión inicial hace trescientos
de las solemnidades con que fue cincuenta años.
oportunamente conmemorado el fausto
acontecimiento en cada una de las lo­ II. - F r u t o de la U n ió n
calidades de la provincia de Galizia,
fue enviada a Roma una nobilísima 15. Análisis de la cuestión de los
legación, constituida por el Metropoli­ ritos y del nombramiento de obispos.
tano y algunos obispos, para testimo­ Y en verdad, después de haber esbo­
niar al supremo de los sagrados Pas­ zado sumaria y brevemente la historia
tores y sucesor de S a n P e d r o el amor de esta deseadísima unión, y después
de la Iglesia rutena, su adhesión, vene­ de haber visto las vicisitudes de la mis­
ración y obediencia. Nuestro predecesor ma, ora alegres, ora tristísimas, se Nos
de piadosa memoria, L e ó n XIII, des­ plantea la cuestión: ¿en qué ha ayu­
pués de haber admitido a su presencia dado esta unión al pueblo ruteno y a
con los debidos honores a la insigne su Iglesia? ¿Qué ventajas se han de­
legación, le dirigió un discurso en el rivado a los mismos por parte de esta
que con paternal alegría y benevolencia Sede Apostólica y de los Romanos Pon­
alabó extraordinariamente la unión de tífices? Creemos que al responder, co ­
los rutenos con la Sede Apostólica, di­ mo es justo, a esta cuestión, hacemos
ciendo que ella era para todos los que una labor especialmente oportuna y
la acogían sinceramente en su ánimo útil, singularmente porque no faltan
fuente salubérrima de verdadera luz, encarnizados enemigos y negadores de
de firme paz y de frutos sobrenatu­ esta unión de Brest.
rales. En primer lugar, se debe observar
que Nuestros predecesores se mostra­
14. Los últimos tiempos. Tampoco ron siempre deseosísimos de custodiar
en nuestros tiempos han disminuido los intactos los ritos legítimos de los rute­
beneficios que los Romanos Pontífices nos. En efecto, cuando sus Prelados,
comunicaron a este carísimo pueblo. por intermedio de los obispos de Volo-
Especialmente cuando la primera gue­ dimir y de Luck, enviádos para este fin
rra desvastó aquellas regiones, como en a Roma, pidieron al Romano Pontífice
los años subsiguientes, no olvidaron que Su Santidad se dignase conservar
aquéllos cosa alguna que pudiese ser íntegros, inviolados y con las formas
de ayuda y de aliento a la comunidad por ellos usadas en el momento de la
rutena. Y superadas con la ayuda divi­ unión la administración de los sacra­
na las graves dificultades por las que mentos, los ritos y las ceremonias de
se sentía oprimida esta comunidad de la Iglesia oriental, sin que ni él ni nin­
católicos, se le pudo ver responder con guno de sus sucesores hiciese jamás
ánimo alegre y decidido al infatigable innovación alguna en tal asunto
trabajo de sus obispos y a la coopera­6 C l e m e n t e VIII, accediendo benigna-
(6) Cfr. A. Theiner, Velera Monumenta Poloniae, ver (3b) pág. 237.
1674 E n cíclicas del PP. P ío XII í 1945) 181 , 16-17
mente a sus súplicas, estableció que en Nuestros predecesores usaron siempre
tales cosas no se mudara absolutamente con los rutenos de aquella misma cari­
nada. Y ni siquiera el uso del nuevo dad paternal que tenían hacia los otros
calendario litúrgico del rito oriental fue católicos de rito latino. Y no sólo eso,
impuesto a los mismos; porque, en sino que tomaron muy a pecho defen­
efecto, entre ellos se puede usar, hasta der los derechos y privilegios de su
en Nuestros mismos tiempos, el calen­ jerarquía. En efecto, cuando no pocos
dario juliano. de los latinos aseguraron que el rito de
Además, Nuestro mismo predecesor, los rutenos era de grado y de dignidad
por carta del día 23 de febrero del año inferior, y cuando entre los mismos
1596, concedió que la elección de aque­ obispos latinos algunos andaban dicien­
llos que habían sido debidamente nom­ do que los Prelados rutenos no gozaban
brados obispos sufragáneos de los rute­ de todos los derechos y de todos los
nos fuese confirmada por el Metropo­ deberes episcopales, sino que les esta­
lita, como había sido propuesto en la ban sujetos, esta Sede Apostólica, re­
reconciliación concluida, y según la chazando tales injustos modos de pen­
antigua disciplina de la Iglesia oriental. sar, emitió el decreto del 28 de setiem­
bre de 1643, en el que establece cuanto
16. Las escuelas. Y otros Predeceso­ sigue:
res Nuestros consintieron que los Me­ “ Refiriendo el eminentísimo Cardenal
tropolitas pudiesen erigir centros de Panfili diversos decretos de la Congre­
instrucción elemental y otras escuelas gación particular de los rutenos unidos,
en cualquier parte de Rusia, confián­ el Santo Padre aprobó el decreto de la
dolas libremente a los directores y misma Congregación particular del tb
maestros que les pluguiesen; y decreta­ de agosto precedente en el que se esta­
ron que los rutenos, por lo que hace a blece que los obispos rutenos unidos
la concesión de favores espirituales, no son verdaderos obispos y que deben ser
fuesen considerados en situación infe­ llamados y tenidos como tales. Aprobó
rior a los otros católicos, y a este efecto también aquel decreto de la misma
quisieron que ni más ni menos que los Congregación por el que los obispos ru­
demás fieles, ellos fueran entonces y tenos pueden en sus diócesis erigir
en el futuro participantes de las sagra­ escuelas para la instrucción de su ju­
das indulgencias, con tal de que sa­ ventud en las letras y en las ciencias y
tisficiesen por su parte las condiciones por el que los eclesiásticos rutenos go­
necesarias prescritas. zan de los privilegios del canon, del
P a u l o V estableció que todos los que foro, de la inmunidad y libertad de la
frecuentaban las escuelas y colegios que qózan los sacerdotes en la Iglesia
erigidos por los Metropolitas fuesen latina” W.
partícipes de los particulares favores
que los Romanos Pontífices habían 17. La permanencia en el rito orien­
concedido a los miembros de las Con­ tal. El incansable y solícito cuidado
gregaciones Marianas erigidas en las de los Romanos Pontífices por conser­
iglesias de la Compañía de Jesús. A var y guardar los ritos rutenos se puso
aquellos que hiciesen los ejercicios es­ especialmente de relieve en el decurso
pirituales con los monjes de S a n B a s i ­ de aquella larga cuestión que tocaba al
l i o , U r b a n o VIII les concedió las mis­ cambio de rito. En efecto, si bien por
mas indulgencias que habían sido con­ razones particulares del todo ajenas a
cedidas a los clérigos regulares de la su voluntad no pudieron durante un
Compañía de Jesús. tiempo larguísimo imponer a los segla­
res una severa prohibición de pasar a
Reconocimiento de los derechos y otro rito, sin embargo, de sus repetidas
privilegios rutenos por Roma. De todos tentativas por establecer tal prohibición
estos detalles resulta claramente que y de las exhortaciones dirigidas a los
( 1) Acta el decr. SS. Conciliornm (Recent Collect. Lac., Herdcr 1876, vol II col 600-601 nota 2).
181, 18 E n cíc lic a “ O rientales O mnes E cclesias ” 1675

obispos y sacerdotes latinos aparece prohibía el paso al rito latino solamen­


claro cuán profundamente deseaban tal te a los eclesiásticos, se establecía que
cosa Nuestros predecesores. En el mis­ los sacerdotes de la Iglesia latina fuesen
mo decreto en que en el año 1595 fue advertidos de que no exhortasen en
felizmente establecida la unión de los confesión a los fieles seglares a dar tal
rutenos con la Sede Apostólica no se paso. Y tales admoniciones fueron fre­
expresa, es verdad, una clara prohibi­ cuentemente repetidas, y los Nuncios
ción de pasar del rito oriental al latino. apostólicos en Polonia, por mandato
Pero cuál era ya entonces el pensa­ de los Sumos Pontífices, se esforzaron
miento de la Sede Apostólica aparece con todo su poder porque fuesen escu­
por una carta del Prepósito general de chadas. Y que el pensamiento y la
la Compañía de Jesús, dirigida el año voluntad de la Sede Apostólica en tal
1608 a los jesuítas que estaban en Po­ materia no han cambiado tampoco en
lonia, en la cual se dice que aquellos los tiempos siguientes se deduce de las
que no habían hecho uso del rito lati­ cartas enviadas por Nuestro predecesor
no no podían después de la Concilia­ B e n e d ic t o XIV en 1751 a los obispos
ción tomar este rito, porque es mandato de Leópolis y de Peremislia, en las cua­
de la Iglesia y está particularmente es­ les se dice, entre otras cosas: Nos ha
tablecido en la Carta de la unión hecha llegado vuestra carta del 17 de julio,
bajo Clemente VH1 que cada uno per­ en la que justamente lamentáis el paso
manezca en el rito de su Iglesia^. de los rutenos del rito griego al rito
Pero como eran frecuentes las lamen­ latino. Bien sabéis, Venerables Herma­
taciones en torno a jóvenes rutenos no­ nos, que Nuestros predecesores han de­
bles que tomaban el rito latino, la Sa­ plorado siempre tales pasos y Nos mis­
grada Congregación de Propaganda Fi- mo los deploramos, porque deseamos
de, por decreto del 7 de febrero de grandemente no la destrucción, sino la
1624, ordenó que para en adelante sin conservación del rito griegoU°). Ade­
especial licencia de la Sede Apostólica más, el mismo Pontífice prometió que
no sea permitido a los rutenos unidos, quitaría todo impedimento en esta ma­
bien sean seglares, bien eclesiásticos, teria y que finalmente, con un decreto
tanto seculares como regulares, y espe­ solemne, prohibiría tal paso. Pero con­
cialmente a los monjes de San Basilio diciones adversas de cosas y de tiempos
Magno, pasar por razón alguna, ni si­ no permitieron que los deseos y pro­
quiera urgentísima, al rito latino<8 9L mesas de aquel Pontífice consiguieran
Pero habiendo el rey de Polonia, S e ­ entonces el efecto deseado.8 *
g is m u n d o I I I , intercedido para que es­ Finalmente, después que los Romanos
te decreto no fuese llevado a la prác­ Pontífices C l e m e n t e XIX y Pío VII
tica en toda su integridad, pues de­ decretaron que los católicos de rito ru­
seaba aquel rey que la prohibición teno existentes en las regiones de la
se refiriese únicamente a los eclesiásti­ Rusia no pudiesen pasar al rito latino,
cos, Nuestro predecesor de feliz memo­ en aquella Convención que se llamó
ria U r b a n o VIII no pudo menos de Concordia, hecha en el año 1863, entre
acceder a los ruegos de tan grande pro­ los obispos latinos y rutenos con el fa­
motor de la unidad católica. De aquí vor y guía de la Sagrada Congregación
se dedujo que aquello que por particu­ de Propaganda Fide, se estableció que
lares razones no fue impuesto por ley, tal prohibición valiese para todos los
la Sede católica lo trató de obtener por rutenos.
el camino de los preceptos y las exhor­
taciones. Lo cual se demuestra de más 18. Labor de la Santa Sede. De los
de una manera. hechos que hasta aquí, Venerables Her­
Y de hecho en el proemio del decreto manos, según los testimonios históricos,
de 7 de julio de 1624, en el que se hemos expuesto sumariamente, resalta
(8) Actas y decretos de los Sagrados Concilios (10) Actas y decretos de los Sagrados Concilios
recientes, ver nota (7), col 602. recientes, Collect. Lac. vol. II, col 606.
(9) Ver nota (7), col. 603.
1676 E n cíclicas del PP. P ío X li (1945) 181 , 19
fácilmente con cuánto empeño ha vigi­ parte ya felizmente completada, por la
lado esta Sede Apostólica por la plena que la Sede Apostólica, condescendien­
conservación del rito ruteno, tanto por do con sumo gusto a los deseos de los
lo que hace a la comunidad entera co­ obispos rutenos, se ha esforzado por
mo por lo que se refiere a cada persona restituir sus ritos litúrgicos a sus anti­
particular, aunque nadie se maravillará guas y venerables formas.1
si la misma Santa Sede, salvos siempre
aquellos ritos principales que tocan a 19. Un segundo beneficio. Un segun­
la esencia de las cosas, haya permitido do beneficio, Venerables Hermanos, se
o aprobado provisionalmente algunos presenta ahora a Nuestra mente, que,
cambios de menor importancia, según sin duda alguna, se produjo a la comu­
las circunstancias particulares de cosas nidad de los rutenos por esta unión con
y de tiempos. Así, por ejemplo, en los la Sede Apostólica. En efecto, por ella
ritos litúrgicos no permitió que se hi­ esta nobilísima nación se unió a la
ciese ningún cambio en aquellos que se Iglesia católica y por ella vive con la
habían ido introduciendo impercepti­ vida de ésta, está iluminada por la ver­
blemente, si se exceptúan aquellos po­ dad de ésta y es participante de sus
cos que en el Sínodo de Zamoscj ha­ gracias.
bían sido decretados por los mismos De ésta derivan los arroyos de la
obispos rutenos. gracia del cielo, que de tal manera se
Y aunque algunos taimados fautores derraman y lo penetran todo, que pue­
del cisma — en apariencia para defen­ den surgir flores bellísimas de toda cla­
der la genuina integridad de su rito, se de virtudes y producirse abundantes
pero en realidad para que la plebe no y salubérrimos frutos.
instruida se apartase más fácilmente de En efecto, mientras que antes del
la fe católica— se esforzaban por in­ retorno a la unidad los mismos herma­
troducir de nuevo con su autoridad nos disidentes tuvieron que lamentar
privada antiguos usos ya en parte anti­ que en aquellas regiones la santa reli­
cuados, los Romanos Pontífices, cons­ gión había sido devastada, que el vicio
cientes de su deber, denunciando abier­ de la simonía en la elección de los
tamente las ocultas y astutas artes de obispos y de los otros sagrados minis­
aquéllos, resistieron a semejantes tenta­ tros se introducía por todas partes, que
tivas y decretaron que nada debía inno­ eran dilapidados los bienes eclesiásti­
varse sin previa consulta de la Sede cos, corrompidas las costumbres de los
Apostólica en los ritos de la sagrada monjes, que decaía la disciplina en los
liturgia — ni siquiera con el pretexto cenobios y cada día estaban más debili­
de hacer revivir aquellas ceremonias tados y en peligro entre los fieles los
que pareciesen más conformes a las li­ vínculos de la obediencia hacia sus obis­
turgias aprobadas por la misma Santa pos, en cambio, después de la unión, con
Sede— , sino por razones gravísimas y la ayuda del Señor, las cosas mejoraron
con el asentimiento de la autoridad de suavemente. Pero de cuánta fortaleza
la Sede Apostólica(11\ de ánimo, de cuánta constancia no tu­
Por lo demás, tan lejos está la volun­ vieron necesidad los obispos para resta­
tad de la Sede Apostólica de dañar la blecer en todas partes la disciplina ecle­
integridad de este rito que ella misma siástica, especialmente en aquellos pri­
excitó a la Iglesia rutena a tratar con meros tiempos tan agitados por pertur­
la máxima reverencia a los monumen­ baciones y persecuciones de todas cla­
tos que había dejado la antigüedad en ses. Cuán largas y cuán duras fatigas
materia litúrgica. Testimonios ilustres no debieron soportar para hacer surgir
de este benévolo interés por el rito ru­ un clero magníficamente formado, para
teno se pueden ver en la nueva edición consolar a la grey a ellos confiada, atri­
romana de los Libros Sagrados, co­ bulada por tantas penas, para sostener
menzada bajo Nuestro Pontificado y en1 y fortificar con todos los modos de
(11) Compárense Pii IX, litt. Omnem sollicitu- 6, 317, ver God. Iur. Can. Fontes, Gasparri, Ro­
fUnem, 13-V-1874, el cual cita a Gregorio XVI ma 1924, Yol. II p. 738 § 5).
Inter gravissimas. 3-II-1832, véase Pii IX, Acta
181$ 20-22 E n cíc lic a “ O rientales O mnes E cclesias ” 1677

ayuda a los que vacilaban en la fe. Sin 21. Frutos en los últimos tiempos.
embargo, contra toda humana previsión Y no fueron menores los frutos obte­
se obtuvo, finalmente, que no sólo esta nidos por la comunidad rutena en estos
tan deseada unidad venciese las tor­ últimos tiempos de su unión con la
mentas contrarias, sino que de la lucha Sede Apostólica. Lo cual se hace fácil­
superada saliese más firme y más fuer­ mente manifiesto a todos sólo con que
te. Y no con la espada y a golpes, no dirijan una mirada a la Iglesia de Ga-
con las promesas o las amenazas, sino lizia, tal cual era antes de las espanto­
con el ejemplo eximio de vida religiosa, sas ruinas y devastaciones de la pre­
y como por una clarísima manifesta­ sente guerra. En efecto, en esta provin­
ción de la gracia divina, los rutenos cia los fieles eran casi tres millones
católicos consiguieron, finalmente, con­ seiscientos mil; los sacerdotes, dos mil
ducir al único redil a las eparquías disi­ doscientos setenta y cinco con dos mil
dentes de Leópolis y de Peremislia. doscientas veintiséis parroquias. Ade­
Restablecida, finalmente, la tranqui­ más, muchísimos católicos rutenos
lidad y la paz, el florecimiento de la oriundos de la Galizia moraban fuera
Iglesia rutena, especialmente en el siglo de ella en varias partes, especialmente
18, se mostró en todo su esplendor. en América, en número de cuatrocien­
Manifestaciones evidentes de él son no tos o quinientos mil. A esta conspicua
sólo la catedral de Leópolis, dedicada multitud de fieles, que acaso no fue
a S a n J o r g e , sino también las iglesias nunca alcanzada en el curso de los si­
y cenobios erigidos en Pociaiw, en To- glos, correspondía en cada una de las
rolcany, en Zyrowici y en otras partes, eparquías un particular fervor de vir­
monumentos verdaderamente insignes tud, de piedad y de vida cristiana. En
de aquella época. los seminarios eparquiales, los alumnos
eran educados en la debida forma y
20. Los monjes de San Basilio. Y con diligencia para alcanzar el sacer­
aquí aparece oportuno decir sumaria­ docio; y los fieles, tomando parte con
mente algo de los monjes basilianos, gran amor y reverencia en el culto di­
que con su intensa y diligente actividad vino, según su propio rito, sacaban de
han merecido tan bien y tan egregia­ él gozosos y abundantes frutos de pie­
mente en todo este asunto. Después que dad.
sus cenobios, por obra de V e l a m i n
R u t s k y j , fueron reintegrados en forma 22. Andrés Szeptyckyj y su obra.
mejor y más santa y constituidos en Al recordar brevemente este feliz estado
congregación, muchísimos religiosos de la Iglesia rutena no podemos dejar
florecieron tan ejemplarmente en la de hablar de aquel ilustre Metropolita
piedad, doctrina y celo apostólico que que fue A n d r é s S z e p t y c k y j , el cual du­
resultaron guías y maestros de la vida rante cerca de nueve lustros, empleán­
devota para el pueblo cristiano. Abier­ dose con infatigable trabajo, dio buena
tas escuelas de letras con ejercicios prueba de sí a la grey que se le había
escolásticos no sólo impartieron a los confiado en más de un campo de acción,
jóvenes, muchos de ellos de claro inge­ y no sólo en el del florecimiento espi­
nio, una excelente enseñanza, sino que ritual. Durante el curso de su ministe­
les comunicaron aquella su sólida vir­ rio episcopal fue instituida la sociedad
tud, en la que no cedieron a ningún teológica para el fomento de un estudio
otro que se hubiese educado en escue­ intenso de las sagradas doctrinas en el
las latinas. Esto era ciertamente ma­ clero; se erigió en Leópolis una acade­
nifiesto y conocido también por los mia en que los jóvenes rutenos de inge­
hermanos disidentes, porque no pocos nio más dispuesto pudiesen dedicarse
de aquellos jóvenes, abandonada la Pa­ oportunamente a la filosofía, a la teolo­
tria y la familia, se encerraron volunta­ gía y a las otras más altas disciplinas,
riamente en estos cenáculos de la doc­ de modo semejante al que usan las uni­
trina para participar también ellos de versidades; la prensa de todo género,
tan suaves frutos. los libros, periódicos y revistas tuvieron
1678 E n cíclicas del PP. P ío XII (1945) 181, 23-25

un gran desarrollo y fueron alabados J o s a f a t , construido por Nuestro pre­


hasta en el extranjero; además se culti­ decesor Pío XI en la colina del Janículo
varon las artes sagradas, según las tra­ y subvencionado por su munificencia.
diciones de los mayores y el genio pro­ Después que por largos siglos jóvenes
pio de esta nación; el museo y demás escogidos se preparaban al sacerdocio
sedes de las bellas artes fueron provis­ en el Pontificio Colegio Griego, otro
tos de insignes monumentos de la anti­ antecesor Nuestro, L e ó n XIII, de in­
güedad, y, finalmente, se iniciaron y mortal memoria, erigió el año 1897 un
promovieron no pocas instituciones, colegio propio para aquellos jóvenes
con las que se venía en ayuda de las rutenos que se sintiesen por divina ins­
necesidades de las clases inferiores y piración llamados al sacerdocio. Ha­
de la indigencia de los pobres. biendo luego resultado estrecho este
edificio por el número creciente de los
23. Los religiosos y religiosas. Tam­ alumnos, Nuestro inmediato predece­
poco podemos pasar en silencio el mé­ sor, con aquel afecto particular que le
rito singular de los píos sodalicios de distinguía hacia el pueblo ruteno, edi­
hombres y mujeres, que proporcionaron ficó, como hemos dicho, una nueva y
no pequeñas ventajas. Y, ante todo, más amplia sede, donde los aspirantes
Nos place recordar a los monjes basi- al sacerdocio, instruidos y formados en
lianos y a las vírgenes consagradas a las ciencias sagradas y en las costum­
Dios, los cuales, si bien en tiempo de bres propias de su rito, creciesen feliz­
J o s é II emperador sufrieron injusta­ mente en la veneración, en el respeto
mente y con grandes daños la invasión y el amor hacia el Vicario de Cristo,
del poder civil en sus reglas, sin embar­ para esperanza de la Iglesia rutena.
go, después del año 1882, volvieron al
primitivo esplendor gracias a la llama­ 25. Confesores y mártires rutenos.
da reforma de D o b r o m i l , y, con el San Josafat. Otra nueva ventaja de no
amor a la vida escondida y con aquel menor importancia y utilidad tuvo el
espíritu ajustado a las normas y ejem­ pueblo ruteno en su unión con la Sede
plos del santo fundador, unieron un Apostólica cuando tuvo el honor de una
encendido amor de apostolado. A estos ínclita serie de confesores y de mártires
antiguos hogares de la vida monásti­ que, por conservar intacta la fe católica
ca se juntaron, dignos de igual alaban­ y la devota fidelidad hacia los Roma­
za, nueve congregaciones religiosas de nos Pontífices, no dudaron en soportar
hombres y mujeres: así la Orden de los toda suerte de calamidades y en salir
Estuditas, monjes que atienden sobre con alegría al encuentro de la misma
todo a la contemplación de las cosas muerte, según aquella sentencia del Di­
celestiales y a las obras de la santa pe­ vino Redentor: Seréis felices cuando los
nitencia; así la Congregación religiosa, hombres os odien y excomulguen, y os
de rito ruteno, del Santísimo Redentor, digan improperios y rechacen como
cuyos miembros trabajan con gran fer­ abominable vuestro nombre a causa del
vor en la Galizia y en el Canadá; así Hijo del Hombre: alegraos entonces y
muchísimos institutos que tienen por mostrad vuestro gozo, porque es gran­
fin proveer a la educación de los niños de vuestro premio en el cielo^12\
y al cuidado de los enfermos, y que se En el número de éstos se muestra
llaman o Siervas de la Inmaculada Vir­ el primero a Nuestra mente aquel santo
gen M a r í a o M i r ó f o r a s , o H e r m a n a s Obispo J o s a f a t K u n c e v y c , cuya invicta
de S a n José, de S a n Jo s a f a t , d e la fortaleza hemos recordado antes, y que,
S a g r a d a F a m il ia , d e S a n V ic e n t e d e perseguido de muerte por los perversos
P aúl. enemigos del nombre católico, se en­
tregó espontáneamente a los verdugos y
24. El Seminario Pontificio de San se ofreció como víctima para el deseado 55
54 Josafat. Nos place además recordar retorno de los hermanos disidentes. En
aquí el Seminario Pontificio de San verdad, fue él en aquel tiempo el prin-
(12) Luc. 6, 22-23.
181925 E n cíc lic a ‘ ‘ O rientales O mnes E cclesias ” 1679

cipal mártir de la fe católica y de la dos y atormentados atrozmente con


unidad; aunque no fue él solo, porque hambre, sed y frío.
no pocos le siguieron con la palma de
la victoria, tanto entre los eclesiásticos Sacerdotes y laicos martirizados y
como entre los seglares, que muertos deportados. No fueron inferiores a és­
a espada, o flagelados despiadadamente tos en la constancia y fortaleza aquellos
hasta morir, o ahogados en las aguas sacerdotes que hacia el año 1839 sufrie­
del Dnjepro, del triunfo de la muerte ron la pérdida de los propios bienes y
pasaron a la compañía de los santos de la misma libertad antes que faltar
del cielo. a sus deberes religiosos. Del número
de éstos es aquel J o s é A n c e v s k y j , a
Persecuciones. No muchos años des­ quien Nos place recordar de modo es­
pués, es decir, a mediados del siglo 17, pecial, el cual, tenido por treinta y dos
habiendo los cosacos tomado abierta­ años bajo dura prisión en el monasterio
mente las armas contra Polonia, su de Suzdal, obtuvo el premio de su exi­
odio contra la unidad religiosa creció mia virtud el año 1878 con una pia­
extraordinariamente y se encendió con dosísima muerte. Gomo él, los 160 sa­
más violencia. Se habían persuadido de cerdotes que, profesando claramente la
que todos los males y calamidades ha­ fe católica, fueron arrancados a sus fa­
bían procedido, como de primera fuen­ milias, que quedaban en la miseria y
te, de haberse establecido la unión, y encerrados en los cenobios; pero no
por eso se propusieron combatirla con cambiaron su santo propósito ni por el
todos los medios y de todas las mane­ hambre ni por las otras vejaciones.
ras hasta su destrucción. De aquí pro­ Con no menos fortaleza se distinguie­
vinieron daños innumerables a la Igle­ ron no pocos de la eparquía de Cholm,
sia católica rutena: muchas igles'ias tanto entre el clero como entre el lai-
profanadas, dilapidadas, destruidas y cado, que con invicta virtud resistieron
patrimonios y ornamentos reducidos a a los perseguidores de la fe. Así, por
la nada; no pocos sacerdotes y muchos ejemplo, los habitantes de la aldea de
fieles sometidos a feroces apaleamien­ Pratulin, cuando los soldados vinieron
tos, atrozmente atormentados, conde­ a ocupar la iglesia y entregarla a los
nados a muerte cruelísima, y en fin, cismáticos, no rechazaron la fuerza con
los mismos obispos despojados de sus la fuerza, pero, unidos entre sí con sus
bienes y expulsados de sus sedes vene­ cuerpos inermes, opusieron a los asal­
rables, fueron constreñidos a darse a tantes como un muro vivo. Por eso mu­
la fuga. Pero aun en medio de tal tor­ chos de ellos fueron heridos, muchos
menta, no decayeron de ánimo, ni aban­ padecieron horrendas crueldades, otros
donaron, en cuanto estuvo en su mano, fueron retenidos en la prisión por lar­
sin custodia y sin defensa a su propio gos años o deportados a la Siberia y
rebaño. Sino que, entre tantas angus­ otros, finalmente, pasados al filo de
tias, se esforzaron con la oración, la la espada, derramaron la sangre por
lucha y el trabajo por volver a la uni­ Cristo. De algunos de aquellos que sella­
dad a toda la Iglesia rusa y al empera­ ron con su propia sangre la fe católica
dor A l e j o . ya se ha iniciado la causa en la propia
eparquía, y se espera poder venerarles
Todavía pocos años antes de que Po­ un día entre los bienaventurados del
lonia fuese dividida hubo una nueva y cielo. Tales delitos fueron, por desgra­
no menos acerba persecución contra los cia, cometidos no en un solo lugar, sino
católicos. Porque cuando los soldados en muchas ciudades, regiones y villas;
de la emperatriz de Rusia invadieron a y cuando todas las iglesias católicas ha­
Polonia, muchas iglesias de rito ruteno bían sido entregadas a los cismáticos,
fueron tomadas por la fuerza de las cuando todos los sacerdotes lanzados
armas a los católicos, y los sacerdotes de sus sedes habían sido obligados a
que rehusaban renegar la fe fueron dejar abandonada su grey, entonces fue
puestos en prisión, conculcados, heri­ cuando los fieles fueron inscritos en
1680 E n cíclicas del PP. P ío XII (1945) 181, 26

los registros de la Iglesia disidente, sin di sima devoción a la Sede Apostólica


que para nada se tuviera en cuenta su y sufrir con la gracia divina hasta el
propia voluntad. Sin embargo, ellos, martirio, si fuese necesario, por su
aunque privados de sus pastores y de grey, por cuya salvación había dado
las ayudas y socorros de su religión, se ya desde antes sus fuerzas y a la que
esforzaron por mantener tenazmente la había consagrado sus trabajos.1
3
fe, y habiéndose después deslizado en­
tre ellos, disfrazados y con grave riesgo III. - Nuevos peligros y exhortación
de la vida, los Padres de la Compañía a Unión y Oración
de Jesús para instruirles en los divinos
Resumen de lo tratado. Por las fe­
preceptos, exhortarles y llevarles su
consuelo, aquéllos les recibieron con chas históricas brevemente recordadas
en esta Carta, hemos visto, Venerables
gran alegría y piedad.
Hermanos, cuántas y cuáles ventajas y
beneficios se han derivado a la nación
Libertad y nuevo florecimiento. Ha­ rutena de su unión con la Iglesia ca­
biendo sido concedida el año 1905 algu­ tólica. No es de maravillar, porque si
na pequeña libertad de profesar cual­ en Jesucristo plugo al Padre que ha­
quier religión, se vio en los países rute­ bítase toda plenitud(13)1
, de esta mis­
4
nos un maravilloso y alegre espectáculo. ma plenitud no podrá ciertamente go­
Los católicos, casi sin número, salieron zar el que esté separado de la Iglesia
al público desde sus escondites y, en que es su mismo cuerpo^lá\ porque
larga procesión, levantada la bandera como afirma Nuestro predecesor de ve­
de la cruz y expuestas abiertamente las nerada memoria P elagio II: El que no
imágenes de los santos a la veneración está en paz y comunión con la Iglesia,
de los fieles, no habiendo sacerdotes de no puede poseer a Díos(15L
rito oriental, se dirigieron a las iglesias Hemos visto también qué tribulaciones,
latinas — cuya entrada les estaba pro­ daños y malos tratos ha tenido que so­
hibida bajo penas severísimas— para portar este amado pueblo de los rute­
dar gracias al Señor. Juntos allí pidie­ nos para defender, según sus fuerzas,
ron a los legítimos sacerdotes que les la unidad católica; pero más de una
abriesen las puertas, los recibiesen a vez la Providencia Divina le ha liber­
ellos y su profesión de fe e inscribiesen tado felizmente y premiado con el re­
sus nombres en los registros de los torno de la paz.
católicos. Así ocurrió que, en breve
tiempo, doscientos mil fieles fueron re­ 26. Las nuevas persecuciones en
cibidos en la Iglesia. tiempos recientes. En las circunstan­
cias presentes, notamos con profunda
Constancia de Szeptyckyj. Pero ni angustia de Nuestro ánimo paterno que
estos últimos años faltó ocasión a los una nueva y furiosa tormenta amenaza
obispos, a los sacerdotes y a los fieles a esta Iglesia. Noticias que nos han lle­
de demostrar su fortaleza de ánimo y gado, pocas, en verdad, bastan, sin em­
su constancia en la conservación de la bargo, para llenar Nuestro ánimo de
fe católica y en la defensa de la Iglesia preocupación y de ansia. Celébrase aho­
y de su sagrada libertad. Entre todos ra el aniversario de cuando hace 350
Nos es grato hacer especial mención años esta antiquísima comunidad cris­
honorífica de Andrés Szeptyckyj, que tiana se unía con alegres auspicios a
en la primera guerra europea, habien­ su Supremo Pastor y sucesor de San
do sido ocupada la Galizia por los ejér­ P edro; pero este mismo día se nos ha
citos rusos, expulsado de su sede y de­ cambiado en día de tribulación y de
portado a un cenobio, fue tenido allí angustia, día de calamidad y de mise­
en prisión durante cierto tiempo, y na­ ria, día de tinieblas y de oscuridad, día
da deseaba más que atestiguar su gran- de nubes y tormenta(16>.
(13) Col. 1, 19. (15) Epist. ad Episcopos Istriae, Acta Cerne.
(14) Efes. 1, 23. Oecum, IV, II, 107.
(16) Sofonías 1, 15.
181, 27-28 E n cíc lic a ‘ ‘ O rientales O mnes E cclesias ” 1681

Con gran dolor hemos escuchado que ha exaltado y predicado abiertamente


en aquellas regiones recientemente so­ la deserción de la Iglesia católica?1
7
metidas a la jurisdicción rusa, los her­
manos e hijos carísimos que pertenecen Las seguridades de paz y libertad
a la nación rutena sufren graves tribu­ dadas por las potencias no son respe­
laciones por su fidelidad a la Sede tadas. Ahora bien, tales vejaciones Nos
Apostólica; y que no faltan quienes con afectan tanto más acerbamente, Vene­
toda clase de medios se dan a la tarea rables Hermanos, cuanto que habién­
de apartarlos del gremio de la Iglesia dose reunido casi todas las naciones de
Madre, y obligarles contra su voluntad la tierra por medio de sus representan­
y contra la conciencia de un santísimo tes, mientras todavía estábamos en la
deber a entrar en la comunidad de los terrible guerra, habían declarado ofi­
disidentes. Por eso el clero de rito ru­ cialmente, entre otras cosas, que en el
teno, según se dice, en una carta envia­ porvenir no habría persecución de nin­
da a los jefes de la República, se ha guna clase contra la religión.
lamentado de que la misma Iglesia de Esto había hecho que concibiéramos
la Ucrania occidental, como hoy se le la esperanza de que también a la Igle­
ha llamado, ha sido puesta en una si­ sia católica le habría llegado en todas
tuación dificilísima, porque todos los partes la paz y la libertad debidas, tan­
obispos y muchos de sus sacerdotes han to más cuanto que la Iglesia siempre
sido encarcelados con prohibición al enseñó y enseña que la autoridad civil
mismo tiempo de que ninguno ose to­ legítimamente constituida debe ser obe­
mar a su cargo la dirección de la decida siempre por deber de conciencia,
Iglesia rutena. con tal que mande dentro de la esfera
y los límites de su jurisdicción.
27. El pretexto político. Sabemos, Ahora bien, los hechos a los que he­
Venerables Hermanos, que tales áspe­ mos hecho alusión han afectado pro­
ros rigores son aparentemente coho­ fundamente y casi destruido Nuestra
nestados con pretextos políticos. Se­ confiada esperanza en el porvenir de
mejante modo de obrar no es nuevo ni la nación rutena.
usado hoy por vez primera: muchas
veces en el curso de los siglos los ene­ 28. Llamado a la oración. Por eso,
migos de la Iglesia, para no confesar ya que en semejantes gravísimas cala­
abiertamente que odiaban a la Iglesia midades los medios humanos parecen
católica y la perseguían manifiestamen­ revelarse impotentes, no Nos queda,
te, culparon arteramente y con espe­ Venerables Hermanos, sino rogar ins­
ciosas razones a los católicos, de con­ tantemente al Dios misericordiosísimo
jurar contra el Estado; del mismo m o­ que hará justicia a los necesitados y
vindicará a los pobresU8), para que
do que una vez los judíos acusaron al
quiera benignamente apaciguar esta te­
mismo Divino Redentor ante el Presi­
rrible tempestad y ponerle término. Os
dente romano, diciendo: Hemos encon­
exhortamos también a vosotros y a
trado a éste seduciendo a nuestra na­
la grey a vosotros confiada, para que
ción y prohibiéndole pagar tributo al unidos a Nos por medio de las oracio­
CésarHU. Pero los mismos hechos y nes y piadosas prácticas de penitencia,
sucesos prueban y colocan en su ver­ os esforcéis por obtener de aquel que
dadera luz cuáles fueron y son los ilustra con su celeste luz las mentes de
motivos de semejantes persecuciones. los hombres y pliega su voluntad a su
¿Quién ignora que A l e x is , elegido re­ supremo querer, que tenga piedad de
cientemente Patriarca de los obispos sil pueblo y no exponga su heredad al
disidentes de Rusia, en su carta a la ludibrio(19\ y para que cuanto antes la
Iglesia rutena — que no poco ha con­ Iglesia de los rutenos sea libertada de
tribuido a comenzar tal persecución— 1 8 este peligroso momento crítico.
7
(17) Luc. 23, 2.
(18) Salmo 139, 13. (19) Cfr. Jocl. 2, 17.
1682 E n cíclicas del PP. P ío XII (1945) 181, 29-31

29. Exhortación final a los obispos estos tiempos luctuosos y a perseverar


a perseverar en la fe. Pero de modo en vuestra fe con firmeza y constancia;
particular en estas circunstancias tris­ continuad sosteniendo a los débiles y
tes y críticas, Nuestro ánimo se dirige animando a los vacilantes. Advertid si
a aquellos que tan duramente se ven es necesario a los fieles confiados a
oprimidos por ellas. A vosotros antes vosotros que nunca es lícito, ni siquiera
que nada, Venerables Hermanos, obis­ aparentemente y con manifestaciones
pos de la nación rutena, que, aunque verbales, negar o desertar de Cristo y
oprimidos por grandes tribulaciones, de su Iglesia; desenmascarad los astutos
todavía estáis más preocupados de la procedimientos de aquellos que prome­
salvación de vuestra grey que de las ten a los hombres ventajas terrenas y
ofensas y violencias inferidas, según una mayor felicidad en esta vida, para
aquel dicho: el buen pastor da la vida después perder sus almas. Mostraos
por sus ovejas(20). Aunque el presente vosotros mismos, como ministros de
sea oscuro y el futuro lleno de ansias Dios, con mucha paciencia en las tri­
e incertidumbre, no perdáis el ánimo, bulaciones, en las necesidades, en las
sino hechos espectáculo al mundo y a angustias... con la castidad, con la cien­
los ángeles y a los hombres<21)2 esfor­ cia, con la mansedumbre, con la suavi­
zaos para que todos los fieles se miren dad, con el Espíritu Santo, con la cari­
en el ejemplo de vuestra paciencia y de dad sincera, con la palabra de verdad,
61 vuestra virtud. Soportando con forta­ con la virtud de Dios, con las armas de
leza y constancia esta persecución, in­ la justicia, a diestra y a siniestra(25).
flamados de divina caridad hacia la
Iglesia, os habéis hecho buen olor de 31. A los laicos. En fin, Nos dirigimos
Cristo... para Dios en aquellos que se a todos vosotros, católicos de la Iglesia
salvan y en aquellos que perecen(2 22>.
1
2
0 rutena, en cuyos dolores y tribulaciones
Porque si encontrándoos en la cárcel y participamos con ánimo paterno. No
separados de vuestros hijos, no os es ignoramos que a vuestra fe se tienden
dada la posibilidad de enseñarles los insidias gravísimas. Parece que se ha
preceptos de la Santa Religión, todavía de temer que en el próximo porvenir 62
vuestras mismas cadenas anuncian y recrudecerá la persecución contra aque­
predican a Cristo de modo más pleno y llos que no se plieguen a traicionar el
más noble. sacrosanto deber de la religión. Por
eso una vez más, hijos amadísimos, os
30. A los sacerdotes. Nos dirigimos exhortamos insistentemente a que, su­
además a vosotros, amados hijos, que perando las amenazas y daños de todo
ornados con el sacerdocio de Cristo, que género, hasta el destierro y el peligro
padeció por nosotros<23) debéis seguir mismo de la vida, no traicionéis jamás
más de cerca sus huellas, y por lo mis­ vuestra fidelidad hacia la Madre Iglesia.
mo soportar el peso de la lucha más Porque, como bien sabéis, se trata del
que los otros. Mientras por una parte tesoro escondido en un campo; tesoro
vuestras tribulaciones Nos duelen pro­ que habiéndolo encontrado un hombre
fundamente, por la otra Nos alegra­ lo esconde y todo alegre va, vende
mos, porque haciendo Nuestras las pa­ cuanto tiene y compra aquel campo^2&\
labras del Divino Redentor, Nos es Y recordad aquello que el mismo Re­
permitido decir con la mayor parte de dentor dijo en el Evangelio: El que
vosotros: Conozco tus obras, tu cari­ ama a su padre o a su madre más que
dad, tu fe, tu ministerio, tu paciencia y a Mí, no es digno de Mí; y quien ama
tus obras últimas, mayores que las pri­ al hijo o a la hija más que a Mí, no
m eras^ . es digno de Mí. Y el que no toma su
Os exhortamos a seguir adelante en cruz y me sigue no es digno de Mí. El
(20) Jo. 10, 11. (24) Apoc. 2, 19.
(21) I Cor. 4, 9. (25) II Cor. 6, 4-7.
(22) II Cor. 2, 15. (20) Mat. 13, 44.
(23) Cfr. I Petr. 2, 21.
181» 32-33 E n cíc lic a “ O rientales O mnes E cclesias ” 1683

que quiere guardar su vida, la perderá, sola esperanza en vuestra vocación(31).


y el que haya perdido la vida por amor En medio de los dolores y angustias de
mío, la encontrará(27). A la cual divina toda suerte, recordad que los sufrimien­
sentencia Nos place añadir aquel dicho tos del tiempo presente no son nada en
del Apóstol de las gentes: Palabra fiel: comparación con la futura gloria^82).
si juntos morimos, juntos viviremos; si Fiel es Dios, que os confortará y os de­
toleramos, reinaremos juntos; si le re­ fenderá del maligno(33).
negamos, él renegará de nosotros; si no
creemos, él permanece fiel, porque no 33. Plegaria y Bendición Apostólica.
puede negarse a sí mismo^282 \
0
3
9 Confiados en que a esta Nuestra exhor­
tación responderéis con la inspiración
E p íl o g o y la ayuda de la gracia divina, con for­
taleza y firme voluntad, os auguramos
32. Exhortación a la fidelidad. Cree­ e impetramos suplicantes del Padre de
mos no poder confirmar y terminar las misericordias y Dios de todo con­
mejor esta Nuestra paternal exhorta­ suelo(34) tiempos mejores y más tran­
ción, amados hijos, que con esta ad­ quilos para vosotros.
vertencia del mismo Apóstol de las Prenda de las celestiales gracias y
gentes: Vigilad, sed constantes en la fe, testimonio de Nuestra benevolencia, os
trabajad virilmente y fortificaos(29)3. Sed
0 impartimos de todo corazón, a cada uno
obedientes a vuestros superiores^so\ de vosotros, Venerables hermanos, y a
obispos y sacerdotes cuanto os man­ vuestra grey, y de modo particular a los
den para vuestra salvación y según los obispos de la Iglesia rutena, a los sa­
preceptos de la Iglesia; a todos aque­ cerdotes y a todos los fieles, la Bendi­
llos que de cualquier modo tiendan in­ ción Apostólica.
sidias a vuestra fe, resistidles, solícitos Dado en Roma, junto a San Pedro,
por conservar la unidad del espíritu el día 23 de diciembre de 1945, séptimo
mediante el vínculo de la paz. Un solo de Nuestro Pontificado.
cuerpo y un solo espíritu, del mismo
modo que habéis sido llamados a una PIO PAPA XII.
(27) Mat. 10, 37 ss. (31) Efesios 4, 3-4.
(28) II Tim 2, 11 ss. (32) Rom. 8, 18.
(29) I Cor. 16, 13. (33) II Thes. 3, 3.
(30) Hebr. 13, 17 (34) Cfr. II Cor. 1, 3.
« 3 2

ENCICLICA “ QUEM ADM ODUM ” (*}


(6-1-1946)

SOBRE LOS NIÑOS ABANDONADOS DESPUES DE LA GUERRA

PI O PP. XI I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. Preocupación del Srnno Pontífice. en algo la penuria de esos niños. Sabe­
38 En medio del estruendo horroroso de mos también que muchos, individual­
5 la guerra, empleamos todos Nuestros mente o como miembros de sociedades
poderes de persuasión y exhortación y asociaciones varias, han comprome­
para procurar pronto fin al conflicto tido su ayuda o ya están trabajando
que tanto se prolonga, y para asegurar activamente. Para éstos, merecedores
un acuerdo que garantizara la justicia, como son de todo elogio, Nosotros pa­
la equidad y el derecho. De la misma gamos el debido tributo y pedimos a
manera, ahora que la lucha ha cesado Dios que bendiga sus actividades, sus
sin que aún haya sido restaurada la planes para el futuro y sus obras.
paz, en virtud de Nuestro ministerio Pero como el auxilio resulta del todo
apostólico, no omitimos esfuerzo algu­ insuficiente para llenar la inmensa ta­
no para hacer todo aquello que pueda rea, hemos considerado Nuestro deber
proporcionar alivio oportuno contra dirigirnos a vosotros y urgiros pater­
tantos males, y procurar todo el auxi­ nalmente que de todo corazón os hagáis
lio posible para las acumuladas mise­ cargo de la situación gravísima de los
rias que agobian a no pocas naciones. niños desamparados, y no omitáis nin­
De los estragos casi innumerables que gún esfuerzo para contribuir a mejorar
la pavorosa contienda causó, ninguno su suerte y proporcionarles socorros.
hiere y aflige tanto Nuestro corazón
paternal como aquel que afecta a vas­ 3. Necesidad de mayores auxilios:
tas multitudes de niños inocentes, mi­ oraciones y donativos. Nosotros orde­
llones de los cuales carecen de lo ne­ namos, por consiguiente, que asignéis
cesario para vivir y sufren en muchos en todas vuestras diócesis un día en el
países frío, hambre y enfermedades. cual se ofrezcan oraciones públicas pa­
Con frecuencia, en un absoluto aban­ ra apaciguar la ira de Dios, y en el que
dono, sienten no sólo que les falta el también, por medio de vuestros sacer­
6 alimento, el vestido y el techo, sino dotes, impongáis a los fieles de esta
también el afecto que las criaturas tanto urgente necesidad, y los exhortéis a
necesitan en sus tiernos años. ayudar con sus oraciones, buenas obras
y donativos todo movimiento que dirija
2. Esfuerzos realizados hasta el pre­ sus fuerzas plena y efectivamente al
sente. Como vosotros sabéis, Venera­ auxilio de los niños indigentes y aban­
bles Hermanos, Nos hemos hecho todo donados.
los posible para solucionar este proble­ Este es un problema que concierne,
ma. Complacidos aprovechamos esta naturalmente, a todos los ciudadanos,
ocasión para expresar Nuestra más sin­ cualesquiera sean sus criterios, con sólo
cera gratitud a todos aquellos cuya que sus corazones respondan al llamado
generosidad Nos ha permitido aliviar de la naturaleza y de la religión; pero

(*) A. A. S., 38 (1946) 5-10.

— 1684 —
182, 4-7 E n cíc lic a “ Q u em adm odum ” 1685

atañe de modo muy especial a los cris­ penetra en el cielo y hace que la luz
tianos, que han de ver la imagen de sobrenatural y los impulsos divinos ba­
Dios en cada uno de esos pequeños jen de lo alto, iluminen las mentes de
hermanos sumidos hoy en la miseria, los hombres e inclinen sus voluntades
y tienen la obligación moral de acatar hacia el bien para persuadirlos y m o­
aquellas divinas palabras: En verdad os verlos al ejercicio de la caridad.
digo, siempre que lo hicisteis con algu­
no de estos mis más pequeños herma­ 6. El ejemplo de la Iglesia. Recorde­
nos, conmigo lo hicisteis(1). mos que la Iglesia ha prodigado en to­
das las épocas y con toda diligencia sus
4. Importancia «leí socorro a los mejores cuidados a los jóvenes, y con
niños. Recordemos y reflexionemos mucha razón ha considerado esta solí­
7 que esos niños serán el fundamento de cita obra como una misión particular
la nueva generación, y que es necesario confiada en forma muy especial a su
que crezcan saludables en alma y cuer­ caridad. Y si lo ha hecho y continúa
po si queremos evitar la tragedia de haciéndolo, es para seguir indudable­
una raza contagiada por las enferme­ mente los pasos, y obedecer los pre­
dades y los vicios. Nadie debe negarse, ceptos de su Divino Fundador, quien,
pues, a contribuir con tiempo y dinero atrayendo a los pequeños a su lado,
para una causa tan esencial y oportu­ dijo a los Apóstoles que reñían a las
na. Aquellos que sólo tienen escasos madres que los habían traído: Dejad
desinterés y buena voluntad; quienes que niños vengan a mí, y no se lo estor­
vivan en la abundancia, deben meditar béis; porque de los que se asemejan a
y recordar siempre que la desnudez, la ellos es el reino de Dios^13K Porque co ­
2
indigencia y el hambre de esos niños mo muy bien dijera Nuestro Predecesor
constituirán un cargo grave y severo de inmortal memoria, L e ó n e l G r a n d e :
contra ellos ante Dios, Padre de las Cristo ama a la niñez, cuya forma El
misericordias, si endurecen sus corazo­ había adoptado ya antes en mente y
nes y no contribuyen generosamente. alma. Cristo ama a la niñez, escuela de
Todos, en fin, deben comprender que humildad, norma de inocencia y mo­
su generosidad no significa pérdida si­ delo de mansedumbre. Cristo ama a la
no ganancia, porque Nos podemos ase­ niñez, a la cual refiere directamente la
gurar que quien regala de lo que tiene, moralidad, y la presenta como ejemplo
le está prestando a Dios, quien a su para los hombres de vida madura. A
debido tiempo recompensará su gene­ los que El llama para que entren a Su
rosidad con creces. reino eterno en lo alto, les pide seguir
su ejemplo(4K
5. El ejemplo de los Apóstoles. Cree­
mos firmemente que, así como en tiem­ 7. Cuidados de la Iglesia p.or los Ni­
pos de los Apóstoles los fieles de todo ños: su cuerpo y su alma. A la luz de
el mundo contribuyeron con sus ora­ tales palabras y sentimientos, Venera­
ciones y ayuda material cuando la po­ bles Hermanos, podéis ver con cuánto
blación cristiana de Jerusalén fue so­ amor, diligencia y cuidado se ocupa la
metida a la persecución y a la pobre­ Iglesia de la infancia y de la niñez,
za así también ahora todos los fie­ acatando los mandatos de su Funda­
les, inspirados e impulsados por la dor. Mientras ejercita todo el cuidado
misma caridad, ayudarán en la plena posible para que ellos reciban alimento,
medida de sus posibilidades. Y han de asilo y vestido para sus cuerpos, no
hacer esto, según dijimos, en especial ignora ni descuida sus almas que, naci­
por medio de fervientes oraciones a das — que por decirlo así— de un soplo
Nuestro misericordiosísimo Redentor; de Dios, parecen reflejar la belleza
pues bien sabéis que la oración fervo­ radiante del cielo. Su empeño y su cui­
rosa lleva consigo un poder místico que1
2 dado primordiales son, pues, preservar
(1) Mat. 25, 40. (4) León Magno, Serm. 37 c. 3 (Migne P.L. 54
(2) Ver I Cor. 16, 1. col. 258-C).
(3) Marc. 10, 14.
1686 E ncíclicas del PP. P ío XII (1946) 182, 841

su inocencia de toda mácula y encar­ las bulliciosas calles de las ciudades,


garse de su eterna salvación. reducidos al desempleo y a la corrup­
ción moral, o errando como vagabun­
8. Muchas instituciones católicas y dos indecisos por los campos, por las
civiles trabajan. En efecto, numerosos villas y las ciudades, sin que nadie les
organismos e instituciones se dedican a ofrezca refugio seguro contra la indi­
instruir a los jóvenes y a los niños, a gencia, el vicio y el crimen.
formarlos en la solidez de la virtud, y
a satisfacer todas las necesidades de 10. Usemos todos los medios. ¿Cómo
su educación conforme ellos crecen en podríamos desistir, Venerables Herma­
cuerpo y alma. En este importante cam­ nos, si amamos a esos Nuestros niños
po, como sabéis, muchas órdenes y con inmensa ternura en las entrañas
congregaciones religiosas de hombres y de Jesucristo(6), cómo podríamos, pues,
mujeres laboran con celo y dedicación desistir de apelar una y otra vez a todos
admirables; y su actitud prudente, aler­ vosotros, individual y colectivamente, y
ta y devota, constituye una magnífica a todos los que en el mundo como vos­
contribución al progreso de la Iglesia otros están inspirados por un senti­
y del Estado. Trabajan no sólo en los miento de misericordia y piedad, para
países civilizados con excelentes resul­ que toda la fuerza de la caridad cris­
tados, sino también entre los pueblos tiana — que es una fuerza poderosa—
incultos y entre aquellos a quienes la pueda ser aunada por las almas genero­
luz de la verdad cristiana no ha llegado sas y de buena voluntad con el fin de
9 aun; allí el esfuerzo de los misioneros, mitigar y remediar su lastimosa con ­
y en especial de la Obra Pontificia de dición?
la Santa Infancia, rescata a muchos Usemos de todos los medios que el
niños de la esclavitud del demonio o progreso moderno ofrece o facilita;
de la perversidad humana, para darles acudamos a nuevos métodos que pue­
la libertad de los hijos de Dios y con­ dan, mediante la cooperación de todos,
vertirlos en miembros de la sociedad proporcionar remedio efectivo para los
civilizada.9 males presentes y para los que amena­
zan en el futuro. Para que así, pronta­
9. Pero no cubren las necesidades. mente, suceda que con la asistencia y
Si bien parece que estas providenciales la inspiración divinas, las asechanzas
actividades de caridad puedan ser su­ del vicio, que hace presa fácil de los
ficientes para llenar las necesidades de niños abandonados, cedan su campo al
los tiempos normales, en este trágico atractivo de una vida virtuosa; que su
momento de la historia cuando jay! vacua desocupación y su pereza me­
las ruinas materiales y espirituales se lancólica den paso al trabajo honesto
amontonan por doquier, resultan del y alegre; que ellos, para su hambre y
todo inadecuadas. Porque, Venerables desnudez, puedan recibir el adecuado
Hermanos, parécenos ver con Nues­ auxilio de la divina caridad de Cristo
tros propios ojos inmensas multitudes Jesús, cuyos seguidores han de procu­
de niños debilitados, o casi a las puertas rar que este auxilio sea más vivo, fer­
de la muerte, por el hambre; y que viente y poderoso en tiempos como los
alzando sus manecitas piden pan sin que corren.
que haya quien se lo dé^\ Sin hogar
ni abrigo, tiritan de frío en el crudo 11. Lo pide el bien de la Iglesia y
invierno y mueren; no tienen padre ni la Sociedad. Este cambio contribuirá
madre que los calienten y abriguen. en la forma más efectiva, no sólo a la
Dolientes, enfermizos, en los últimos prosperidad de la religión católica y el
estadios de la consunción, carecen de incremento de la virtud cristiana, sino
las medicinas necesarias y de asistencia también al bien de la familia humana
médica. Vemos a los jóvenes pasar ante en general y de la sociedad civil; por­
Nuestra afligida mirada, vagando por que como todos muy bien sabemos, no
(5) Lamcnt. 4, 4. (6) Filip. 1, 8.
182, 12 E n cíc lic a “ Q uem adm odum ” 1687

estarían las prisiones comunes atesta­ una respuesta pronta, la contribución


das por mulitud de delincuentes, si generosa y la eficaz colaboración de­
antes se tomaran medidas más amplias todos.
y más adecuadas para combatir espe­
cíficamente la delincuencia juvenil. Y Bendición Apostólica. Inspirado en
si en todas partes creciera una juven­ este deseo, como promesa de gracias
tud sana, honesta y diligente, sería más celestiales y señal de Nuestra especial
fácil encontrar ciudadanos diligentes benevolencia, con todo afecto en el
en probidad, fortaleza y otras cuali­ Señor, impartimos la Bendición Apos­
dades mentales y físicas.1
2 tólica a todos vosotros, Venerables Her­
manos, a los fieles encomendados a
12. Conclusión: el motivo. Nuestro vuestro cuidado y particularmente a
propósito, Venerables Hermanos, al di­ quienes en cualquier forma han ser­
rigiros esta Encíclica acerca de asunto vido ya a esta causa o la servirán en
tan grave, ha sido el de encomendar a el futuro.
cada uno de vosotros la tarea de co ­ Dada en San Pedro de Roma, el día
municar Nuestra paternal exhortación 6 de Enero, fiesta de la Epifanía de
a la respectiva grey, en la forma que Cristo Nuestro Señor, en el año de
consideréis más conveniente. Confia­ 1946, séptimo de Nuestro Pontificado.
mos firmemente que el llamado aquí
consignado encontrará en todas partes PIO PAPA XII.
CONSTITUCION APOSTOLICA
-PROVIDA MATER ECCLESIA”^
(2-IÍ-1947)

SOBRE LOS INSTITUTOS SECULARES Y LOS ESTADOS


CANONICOS DE PERFECCION CRISTIANA

PI O PP. X I I
Siervo ele los Siervos de Dios para Perpetua Memoria

I ntroducción : de los primeros tiempos. En efecto, ya


La solicitud de la Iglesia desde la cuna de la cristiandad, la Igle­
AAS 1. La preocupación de la Iglesia sia se dedicó a ilustrar con su magiste­
39 por las Ordenes y Congregaciones. El
rio la doctrina y ejemplos de C risto^
114 gran cuidado y el maternal afecto con
y de los apóstoles, que animaban a la
que la providente madre la Iglesia se perfección enseñando con seguridad
ha esforzado porque sus hijos predilec­ por qué camino había que conducir y
tos (1), los que, entregando toda su vida cómo había que disponer aptamente
a Nuestro Señor Jesucristo, le siguen una vida que se dedicara a dicha per­
con libertad y valentía por la senda de fección. Y con sus trabajos y su minis­
los consejos, se hicieran plenamente terio, tan intensamente fomentó y pro­
pagó la plena entrega y consagración a
dignos de tan celestial propósito y
angélica vocación^2), y por ordenar con Cristo, que las comunidades cristianas
sabiduría su reglamento de vida, lo de los primeros tiempos ofrecían, en
atestiguan los frecuentísimos documen­ cuanto a los consejos evangélicos, una
tos y monumentos de los Papas, Con­ buena tierra preparada para la semilla
cilios y Padres y lo demuestra amplia­ y prometedora de seguros y óptimos
mente todo el curso de la historia de la frutos(5>; y poco después, como puede 115

Iglesia y toda la orientación de la dis­ comprobarse fácilmente por los Padres


ciplina canónica hasta nuestros días. apostólicos y los más antiguos escrito­
res eclesiásticos (6>, floreció ya tanto en
las diversas Iglesias la profesión de la
I. - L a I glesia y los Consejos E vangé­ perfección de vida, que sus seguidores
licos DE PERFECCIÓN
comenzaron a constituir en el seno de
2. El esfuerzo doctrinal y apostólico la sociedad eclesiástica como un orden
de la Iglesia para estimular a la prác­ 37 clase social, claramente reconocido
tica de los consejos evangélicos, data por varios nombres — ascetas, conti-
(* ) A. A. S. 39 (1947) 114-124. Por su importancia para la vida de perfección en la Iglesia se incluye
esta Constitución Apostólica en la 2? edición. La disposición es de responsabilidad de la 2? ed. Véase
también la nota (38) en que se destaca la importancia del presente documento y se reproduce el
texto del Motu Proprio “ P r im o fe lic it e r e la p s o A u n ó ” en que Pío XII relata el éxito de esta Consti­
tución y añade nuevas disposiciones. (P. H.).
(1) Pius XI, N u n tiu m r a d io p h o n ic u m “ Q ui (3) Mat. 16, 24; 19, 10-12, 16-21; Me. 10, 17-21,
a r c a n o D e i” , 12 febr. 1931 (ad religiosos). Cfr. 23-30; Le. 18, 18-22, 24-29: 20, 34-36.
AAS. 23 (1931) 67. (4) 1 Cor. 7, 25-35, 27-38, 40; Mat. 19, 27;
(2) Cfr. Tertullianus, A d u x o r e m , lib. I, c. IV Me. 10, 28; Luc. 18, 28; Act. 21, 8-9; Apoc. 14, 4-5.
(Migne P.L. 1, 1281); Ambrosius, D e v ir g in ib u s , (5) Luc. 8, 15; Act. 4, 32, 34-35; 1 Cor. 7, 25,
I, 3, 11 (Migne P.L. 16, 202); Eucherius Lugdun., 40; Éusebius H is t o r ia E c le s iá s tic a , I I I , 39 (Mig­
E x h o r t a t io a d M o n a c h o s , 1 (Migne P.L. 50, 865); ne P.G. 20, 297).
Bernardus, E p ís t o la H 9 (Migne P.L. 182, 641); (6) Véase Ignatius, A d P o l y c a r p ., V (Migne
Bernardo,A p o lo g ía , a d G u ille lm u m , c. X (Migne P.G. 5, 724); Polycarpus, A d P h ilip p e n ., V, 3
P.L. 182, 912). (Migne P.G. 5, 1009); Iustinus Philosophus, Apo-

— 1688 —
183, 3-4 C o n s t . A po st . “ P r ó v id a M a t er E cclesia ” 1689

nenies, vírgenes, etc.— y por muchos dad y apostolado católico que su esta­
aprobado y honrado^7). do canónico deriva del mismo fin de
la iglesia. Todos saben cuán estrecha
3. El ulterior desarrollo de esa legis­ e íntimamente va unida la historia de
lación: a) La disciplina canónica esti­ la santidad de la Iglesia y del aposto­
muló la profesión pública de los con­ lado católico con la historia y fastos de
sejos, ya individual, ya comunitaria. la vida religiosa canónica, que por la
En el curso de los siglos, la Iglesia de gracia continuamente vivificante del
Cristo, fiel a Cristo, su esposo y siem­ Espíritu Santo creció de día en día con
pre consecuente consigo misma, siguió variedad admirable y se fortaleció más
desenvolviendo, bajo la guía del Espí­ y más con nueva, más alta y más firme
ritu Santo, con pasos continuos y segu­ unidad. Nada tiene de extraño que la
ros, la disciplina relativa a la perfec­ Iglesia, siguiendo fielmente, aun en el
ción, hasta llegar a la redacción del campo del Derecho, el modo de con­
actual Código de Derecho Canónico. In­ ducta que la sabia Providencia divina
clinada materialmente hacia aquellos claramente indicaba, se ocupara de pro­
que, con ánimo dispuesto profesaban pósito y ordenara de tal modo el estado
en variadas formas, externa y pública­ canónico de perfección, que con toda
mente, la vida de perfección, nunca razón quisiera edificar, sobre él, como
dejó de ayudarles en toda forma en tan sobre una de las piedras angulares, todo
santo propósito desde dos puntos de el edificio de la disciplina eclesiástica.
vista. En primer lugar, por lo que toca De aquí, que, en primer lugar, el estado
a aquella profesión de la perfección, público de perfección se contó entre
pero hecha siempre ante la Iglesia y los tres principales estados eclesiásticos,
como acto público — tal como aquella y en él únicamente buscó la Iglesia el
primitiva y venerada bendición y con­ segundo orden y grado de personas ca­
sagración de las vírgenes que se hacía n ón icas^ . Es cosa digna de fijar en
litúrgicamente(8)— , la Iglesia no sólo ello la atención: mientras que las otras
la aceptó y reconoció, sino que la san­ dos clases de personas canónicas, es
cionó sabiamente y la defendió con decir, los sacerdotes y los seglares, por
ardor, llegando a atribuirle muchos derecho divino, al que se debe la insti­
efectos canónicos. Pero el principal tución de la Iglesia**(10), se toman de la
apoyo y el más diligente cuidado de la Iglesia en cuanto que ésta es una socie­
Iglesia se volvió y ejercitó, con mucha
dad jerárquicamente constituida y orde­
razón, hacia aquella plena profesión,
nada; en cambio esta otra clase, los
de la perfección más bien pública, usa­
religiosos, intermedia entre los clérigos
da desde los primeros tiempos después
de la paz de C o n s t a n t i n o , que se emi­ y los seglares, y que puede ser común
tía en las sociedades y colegios erigidos tanto a los unos como a los otros
con su venia, aprobación y mandato. se toma toda de la estrecha y peculiar
relación que dice a la eficaz y bien pla­
4. fe) La vida religiosa tan íntima­ neada prosecución del fin de la Iglesia,
mente unida a la historia de la santi­ que es la santificación.
lo g ía I p r o c r is t ia n is (Migne P.G. 6, 349); Cíe­ (7) Act. 21, 8-10; cfr. Ignatius Antioeh., A d
meos Alexandrinus, S trom atg. (Migne P.G. 8, 224); S m y r n , 13 (Migne P.G. 5, 717; Ignat. Ant., A d
Hyppolitus, In P r o v e r b . (Migne P.G. 10, 628); P o l y c ., 5 (Migne P.G. 5, 723); Tertullianus, D e
Hyppolitus D e Y ir g in e C o r in th ia c a (Migne P.G. v ir g in ib u s v e la n d is (Migne P.L. 2, 935 sqq.); Ter­
10, 871-874); Orígenes, In N u m . h o m ., 2, 1 (Mig­ tul. D e e x h o r t a t io n e c a s tita tis , c. 7 (Migne P.L.
ne P.G. 12, 590); Methodius, C o n v iv iu m d e c e m 2, 922); Cyprianus, D e h a b itu v ir g in u m , 2 (Migne
v ir g in u m (Migne 18, 27-220); Tertullianus, A d P.L. 4, 443); Ilieronymus, E p ís to la 58, 4-6 (Migne
u x o r e m , lib. I, c. 7-8 (Migne P.G. 1, 1286-1287); P.L. 22, 582, 583); Augustinus, S e r m o 2 U (Migne
Tertul. De r e s u r r e c t io n e c a r n is , c. 8 (Migne P.L. P.L. 38, 1070); August. C o n tra F a u s tu m M a n i-
2, 806); Cyprianus, E p ís to la 36 (Migne P.L. 4, c h a e u m , lib. 5, c. 9 (Migne P.L. 42, 226).
3,27);. Ciprian .E p íst. 62, II (Migne P.L. 4, 366); (8) Cfr. Optatus, D e s ch is m a te D o n a tis ta r u m ,
Cyprian. T e s tim o n . a d v . ju d e o s , lib. 3, c. 74 (Mig­ lib. 6 (Migne P.L. 11, 1071 sqq.); Pontificale Ro-
ne P.L. 4, 771; Ambrosio D e v id u is II, 9, ss. (Mig­ manum, 2: D e b e n e d ic tio n e e l c o n s e c r a t io n e v ir ­
ne P.L. 16, 250-251); Cassianus, D e tribu s gerie- g in u m .
rib u s m o n a c h o r u m , 5 (Migne P.L. 49, 1094); Atlie- (9) Canon 107.
riagoras, L e g a lio p r o c h r is tia n is (Migne P.G. 6, (10) Can. 107, 108, § 3.
965). (11) Can. 107.
1690 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 183, 5-7

5. c) Más tarde precisado el concep­ “ Conditae a Christo” *14*, admitió a las


to, la “ Religión” fue la “ Diócesis” de los congregaciones de votos simples entre
Religiosos: Las Ordenes de votos so­ las religiones estrictamente tomadas,
lemnes. Y no fue esto sólo. Para que — parecía que nada quedaba por añadir
esta profesión pública y solemne de en la disciplina del estado canónico de
santidad no se frustrara y resultara perfección. Pero la Iglesia, con esa gran
detrimento, la Iglesia, cada vez con amplitud de ánimo y miras que la dis­
mayor rigor, quiso reconocer este es­ tingue y con un rasgo verdaderamente
tado canónico de perfección únicamen­ maternal, creyó deber añadir un breve
te en las sociedades por ella erigidas y título a la legislación religiosa, a modo
ordenadas, es decir, en las religiones*12*, de oportuno complemento. En él*15*,
cuya forma y disposición general hu­ la Iglesia quiso equiparar casi por com ­
biera ella aprobado con su magisterio pleto al estado canónico de perfección
después de maduro y lento examen, y a las sociedades, tan beneméritas de
cuya institución y estatutos, en cada ella y muchas veces de la misma so­
caso particular, no sólo los hubiera ciedad civil, que aunque carecían de
discutido una y otra vez doctrinalmen­ algunas solemnidades jurídicas para
te y en abstracto, sino que los hubiera completar el estado canónico de per­
experimentado de hecho y en la prác­ fección, como los votos públicos*16*, sin
tica. Tan severa y absolutamente están embargo estaban unidas por una estre­
definidas estas cosas en el Código de cha semejanza y como parentesco a las
Derecho, que en ningún caso, ni si­ Religiones verdaderas en las restantes
quiera excepcionalmente, se admite el cosas que se reputan sustanciales para
estado canónico de perfección si su pro­ la vida de perfección.
fesión no se emite en una Religión
aprobada por la Iglesia. Finalmente, la II. - Los I n s t it u t o s d e v id a pe r f e c t a
disciplina canónica del estado de per­ SIN VOTOS PÚBLICOS Y SIN VIDA
fección, en cuanto estado público, fue COMUNITARIA
tan sabiamente ordenada por la Iglesia
que, cuando se trata de Religiones cle­ 7. Asociaciones de perfección en el
ricales, generalmente las Religiones ha­ siglo sin vida de comunidad. Ordena­
cen el oficio de diócesis para todo aque­ dos todos estos detalles con sabiduría,
llo que se refiere a la vida clerical de prudencia y amor, se había atendido
los religiosos y la adscripción a la Re­ con amplitud a la multitud de almas
ligión sustituye a la incardinación cle­ que, dejando el siglo, desearan abrazar
rical a una diócesis*13*. un nuevo estado canónico estrictamen­
te dicho, consagrado única e íntegra­
6. d) Las Congregaciones de votos mente a la adquisición de la perfección.
simples y las Asociaciones “ al modo Pero el benignísimo Señor, que sin
de religiosos” , o sea, “ sociedades en acepción de personas*17* invitó una y
comunidad sin votos” . Después que el otra vez a todos los fieles a perseguir
Código Piano-Benedictino, en la parte y practicar la perfección en todas par­
segunda, libro segundo, dedicada a los tes*18*, dispuso con el consejo de su
religiosos, — una vez diligentemente, admirable providencia divina que aún
reconocida y perfilada con cuidado la en el siglo, por tantos vicios depravado,
legislación de religiosos, confirmó múl­ sobre todo en nuestros tiempos, flore­
tiplemente el estado canónico de per­ cieran y florezcan en grande número
fección, aún bajo el aspecto público, y almas selectas que no solamente arden
contemplando sabiamente la obra co- en el deseo de la perfección individual,
117 menzada por L e ó n XIII, de feliz me­ sino que permaneciendo en el mundo
moria, en su inmortal Constitución por una vocación especial de Dios, pue-
(12) Can. 488, 19 (15) Código de Derecho Canón. Tit. 17, lib. 2.
(13) Can. 111, § 1; 115; 585. (16) Can. 488, 1? et 7?: can. 487.
(14) Const. Conditae a Christo Ecclesiae, 8 Dic. (17) 2 Par. 19, 7; Rom. 2, 11; Eph. 6, 9; Col.
1900: cf., Leonis XIII, acta, vol. 20, pág. 317-327; 3, 25.
ASS. 33 (1900/01) 341-347. (18) Mat. 5, 48; 19, 12; Col. 4, 12; Jac. 1, 4.
183, 8-10 C o n st . A po st . “ P r ó v id a M a ter E cclesia ” 1691

dan encontrar óptimas y nuevas formas tos, y habiendo comprobado suficien­


de asociación, cuidadosamente acomo­ temente con obras y hechos, por la
dadas a las necesidades de los tiempos, severa y prudente selección de sus so­
que les permitan llevar una vida magní­ cios, por la cuidadosa y bastante larga
ficamente adaptada a la adquisición de formación de ellos, por la adecuada,
la perfección cristiana. a la vez firme y ágil ordenación de la
vida, que también en el siglo, con el
8. Solicitud de la Santa Sede por favor de una peculiar vocación de Dios
estos Institutos: Delimitación y carac­ y el auxilio de la divina gracia, se
teres. Encomendando con toda el alma podía obtener, ciertamente, una con­
a la prudencia y estudio de los direc­ sagración de sí mismo al Señor bas­
tores espirituales los nobles esfuerzos tante estrecha y eficaz, no sólo in­
de perfección de los particulares en el terna, sino también externa y casi reli­
fuero interno, nos ocupamos ahora de giosa, y se tenía un instrumento bien
las asociaciones que ante la Iglesia, en oportuno de penetración y apostolado,
el foro que llaman externo, se esfuer­ todas estas razones hicieron que más de
zan y empeñan en conducir de la ma­ una vez estas sociedades de fieles, no de
no a sus miembros hacia la vida de de otro modo que las verdaderas con­
sólida perfección. No se trata aquí, sin gregaciones religiosas, fueran cdabadas
embargo, de todas las asociaciones que por la Santa Sede^21K
en el siglo persiguen sinceramente la
perfección cristiana, sino sólo de aque­ 10. Ventajas y peligros. Por el feliz
llas que en su constitución interna, en incremento de tales Institutos se echó
la ordenación jerárquica de su régimen, de ver, cada día más claramente, en
en la plena entrega, sin limitación de cuántos aspectos podía hacerse de ellos
otro vínculo alguno, que de sus miem­ una ayuda eficaz de la Iglesia y de las
bros propiamente dichos exigen, en la almas. Para llevar seriamente siempre
profesión de los consejos evangélicos y, y en todas partes una vida de perfec­
finalmente, en el modo de ejercer los ción; para abrazarla en muchos casos
118 ministerios y el apostolado, se acercan en que la vida religiosa canónica no era
en la substancia a los estados canónicos posible o conveniente; para una intensa
de perfección, y especialmente a las renovación cristiana de las familias,
sociedades sin votos p ú b l i c o s O 9), aun­ las profesiones y la sociedad civil, por
que no usen de la vida común religiosa, el contacto intrínseco y cotidiano con
sino de otras formas externas. una vida perfecta y totalmente consa­
grada a la santificación; para un mul­
9. Confianza de la Iglesia en los tiforme apostolado y para el ejercicio
“ Institutos Seculares” ; experiencias de los ministerios en lugares, tiempos y
anteriores. Estas asociaciones, que por circunstancias prohibidos o inaccesibles
ello recibirán el nombre de “ Institutos a los sacerdotes y religiosos, estos Insti­
Seculares” , comenzaron a fundarse, no tutos pueden utilizarse y adaptarse con
sin especial inspiración de la Divina facilidad. Por el contrario, la experien­
Providencia, en la primera mitad del cia ha comprobado que no faltan difi­
siglo pasado, para fielmente seguir en cultades y peligros, que a veces, y aún
el mundo los consejos evangélicos y fácilmente, lleva consigo esta vida de
ejercitar con mayor libertad los oficios perfección, si se conduce con libertad,
de caridad, que a duras penas o de nin­ sin la ayuda externa del hábito religioso
gún modo podían ejercitar las familias y de la vida en común, sin la vigilancia
religiosas, por la malicia de los tiem- de los Ordinarios, que fácilmente pue­
po$(20\ Habiendo dado buena prueba den ignorarla, y de los superiores, que
de sí los más antiguos de tales Institu- con frecuencia residen lejos.
, (19) Cód: Der. Can. Tit. 17. (1890) 634.
(20) S. S. Episcoporum et Regularium decretum (21) S. C. Episcoporum et Regularium decr.
Ecclesia Catholica, ll-VIII-1889; Cfr. ASS. 23 Ecclesia Catholica, en el mismo lugar (nota 20).
1692 E n cíclicas del PP. P ío X I í (1947) 183, 11-12

11. Naturaleza y situación jurídica


futura legislación lo que sobre ellos
esbozada por León XIII; su multipli­ hubiera que determinar, pues todavía
cación y difusión. Hasta se llegó a no parecía suficientemente maduro.
disputar de la naturaleza jurídica de
estos Institutos y de la intención de la
12. Razones que mueven al Padre
119 Santa Sede al aprobarlos. Aquí juzga­
mos oportuno hacer mención de aquel Santo a dar a estos institutos un esta­
Decreto “ Ecclesia Catholica” que la tuto general de vida perfectas la ne­
Sagrada Congregación de Obispos y Re­ cesidad de un estatuto general. Pen­
gulares editó, y Nuestro predecesor, de sando Nos una y otra vez todas estas
inmortal memoria, L eón XIII confirmó cosas en Nuestro corazón, por obliga­
el 11 de agosto de 1889(22). En él no ción de Nuestra conciencia y por el
se prohibía el elogio y aprobación de paternal amor que profesamos a las
estos Institutos, pero se afirmaba que almas que tan generosamente buscan
la Sagrada Congregación, cuando ala­ la santidad en el siglo, y guiados de la
baba o aprobaba estos Institutos, los intención de que se pueda hacer una
alababa y aprobaba “ no como Religio­ sabia y rígida discriminación de las
nes de votos solemnes o como verdade­ sociedades y se reconozcan como ver­
ras Congregaciones religiosas de votos daderos Institutos sólo aquellos que
simples, sino como píos sodalicios en profesan auténticamente la plena vida
los que, fuera de otras cosas que según de perfección; para que se evite el pe­
la actual disciplina de la Iglesia se ligro de la erección de nuevos y nuevos
requieren, no se emite una profesión Institutos — que no rara vez se fundan
religiosa propiamente dicha, sino que imprudentemente y sin maduro exa­
los votos, si se hacen, se consideran pri­ men— ; para que los Institutos que
vados, no públicos, que en nombre de merezcan la aprobación obtengan una
la Iglesia son aceptados por el supe­ ordenación jurídica peculiar que res­
rior legítimo” . Además, estos sodalicios ponda apta y plenamente a su naturale­
— añadía la misma Sagrada Congrega­ za, fines y circunstancias, determinamos
ción— se elogian y se aprueban con la y decretamos llevar a cabo con respecto
condición esencial de que sean cono­ a los Institutos seculares lo mismo que
cidos plena y perfectamente por los Nuestro predecesor, de feliz memoria,
Ordinarios respectivos y se sujeten en L eón XIII hizo con tanta sabiduría y
absoluto a su jurisdicción. Estas pres­ prudencia con la Constitución Apostó­
cripciones y declaraciones de la Sagra­ lica “ Conditae a Christo” (23> por las
da Congregación de Obispos y Regula­ Congregaciones de votos simples. Así,
res contribuyeron a definir oportuna­ pues, aprobamos por las presentes Le­
mente la naturaleza de estos Institutos tras el Estatuto General de los Institu­
y ordenaron su evolución y progreso, tos seculares, que ya habían sido dili­
lejos de impedirlo. gentemente examinados por la Suprema
Sagrada Congregación del Santo Oficio
En nuestro siglo, los Institutos secu­ por lo que toca a su competencia, y
lares se han multiplicado silenciosa­ que por Nuestro mandato y bajo Nues­
mente y han revestido formas muy va­ tra dirección fue ordenado y perfilado
riadas y diversas entre sí, bien autó­ cuidadosamente por la Sagrada Congre­
nomas, o unidas de diferentes formas a
gación de Religiosos; y todo lo que si­
otras religiones o sociedades. No se
gue lo declaramos, determinamos y
ocupó para nada de ellos la Constitu­
ción Apostólica “ Conditae a Christo” , constituimos con Nuestra autoridad
que sólo se refería a las Congregaciones apostólica.
religiosas. El Código de Derecho Canó­ Y esto establecido com o arriba cons­
nico calló igualmente de propósito so­ ta, encargamos a la Sagrada Congrega^
bre estos Institutos y dejó para una ción de Religiosos, con todas las fácul-
(22) Decreto Ecclesia Catholica, ll-VIII-1889; 123] Cfr. León XIII Gonst. Apost. Conditae‘ a
ASS. 23 (1890) 634-636. Christo, 9-XII-1900; Leonis XIII, Acta 20, 317^327;
ASS. 33 (1900/01) 341-347.
183, 13 C o n s t . A po st . “ P r ó v id a M ater E cclesia ” 1693

tades necesarias y oportunas, para lle­ además de aquellos ejercicios de piedad y abnega­
ción a los que todos los que aspiran a la perfec­
varlo todo a ejecución. ción de la vida cristiana es necesario que se dedi­
quen, deben tender eficazmente a ésta por los
peculiares modos que aquí se enumeran:
III. - L a L e y p e c u l ia r d e lo s I n s t it u ­ 19 Por la profesión hecha ante Dios del celi­
bato y castidad perfecta, afirmada con voto, ju­
t o s SECULARES
ramento y consagración que obligue en conciencia,
según la norma de las constituciones.
(13. Las míe vas disposiciones). 29 Por el voto o promesa de obediencia, de tal
modo que ligados por un vínculo estable se entre­
(1. E l n o m b r e y la n a tu r a le z a ) guen por entero a Dios y a las obras de caridad
o apostolado y estén siempre y en todo moral­
Art. I. - Las sociedades, clericales o laicales, mente bajo la mano y dirección de los superio­
cuyos miembros, para adquirir la perfección cris­ res, según la norma de las constituciones.
tiana y ejercer plenamente el apostolado profe­
san en el siglo los consejos evangélicos; para que b) La recepción y obligaciones
se distingan convenientemente de las otras aso­ § 3. En cuanto a la incorporación de miembros
ciaciones comunes de fieles (24), recibirán como al Instituto y el vínculo que de ella nace:
nombre propio el de “ Institutos” o “ Institutos El vínculo que conviene que una entre sí al
Seculares” y se sujetarán a las normas de esta Instituto secular y a sus miembros propiamente
Constitución Apostólica. dichos debe ser:
(2. Su s itu a c ió n ju r íd ic a ) 19 Estable, según la norma de las constitucio­
Art. II - § 1. Como los Institutos seculares ni nes, o perpetuo o temporal, renovable al termi­
admiten los tres votos públicos de religión (25) ni nar el plazo (32)
imponen a todos sus miembros la vida común o 29 Mutuo y pleno, de tal modo que, según la
morada bajo el mismo techo, según la norma de norma de las constituciones, el miembro se entre­
los cánones (26): gue totalmente al Instituto, y el Instituto cuide
y responda del miembro.
19 En derecho, regularmente, n i so n n i p r o ­
p ia m e n te h a b la n d o se pueden lla m a r r e lig io n e s c) Las casas de comunidad
(27), o sociedades de vida común (28). § 4. En cuanto a las sedes y casas comunes de
29 No están obligados por el derecho propio y los Institutos seculares:
peculiar de las religiones o sociedades de vida Los Institutos seculares, aunque no imponen a 122
común, ni pueden usar de él sino en cuanto que todos sus miembros, según la norma de derecho,
alguna prescripción de aquel derecho, sobre todo la vida común o la conmoración bajo el mismo
del que usan las sociedades sin votos públicos, techo (33), sin embargo, conviene que tengan,
les fuera acomodada y aplicada por excepción. según la necesidad o utilidad, una o varias casas
§ 2. Los Institutos, salvas las normas comunes comunes, en las cuales:
del Derecho Canónico que les afectan, se regirán 1'? Puedan residir los que ejercen el régimen
por las siguientes prescripciones, que responden del Instituto, sobre todo en el orden supremo o
más estrechamente a su peculiar naturaleza y en el regional.
condición: 29 Puedan morar o reunirse los miembros para
19 Por las normas generales de esta Constitu­ recibir y completar su instrucción, para hacer
ción Apostólica, que constituyen como el estatuto los ejercicios espirituales y otras cosas semejan­
propio de todos los Institutos seculares. tes.
121 29 Por las normas que la Sagrada Congregación 39 Puedan ser recibidos los miembros que por
de Religiosos, según la necesidad lo exija y la enfermedad u otros adjuntos no puedan valerse
experiencia lo aconseje, crea oportuno publicar a si mismos, o que no convenga que vivan priva­
para todos o algunos de estos Institutos, sea in­ damente en su casa o en las de otros.
terpretando la Constitución Apostólica o bien d) Dependencia de la Congregación de Religio­
completándola o aplicándola. sos y delimitación
39 Por las constituciones particulares, apro­ Art. IV. - § 1. Los Institutos seculares (34) de­
badas según las normas de los artículos que si­ penden de la Sagrada Congregación de Religiosos,
guen (29), que acomoden prudentemente las nor­ salvos los derechos de la Sagrada Congregación
mas generales del Derecho y las peculiares antes de Propaganda Fide, según la norma del canon
descriptas (30) a los fines, necesidades y adjun­ 252, § 3, en cuanto a las sociedades y seminarios
tos, no poco diversos entre sí, de cada uno de destinados a las misiones.
los Institutos. § 2. Las asociaciones que no tienen la índole
(3. L o s r e q u is it o s ) o no se proponen plenamente el fin descriptos
Art. III. - § 1. Para que una asociación piadosa en el art. I, y aquellas que carecen de alguno de
de fieles, según la norma de los artículos que los elementos enumerados en los arts. I y III de
siguen, pueda conseguir la erección en Instituto esta Constitución Apostólica, se rigen por el
secular, se requiere que tenga, fuera de las de­ derecho de las asociaciones de fieles, de que se
más cosas comunes, las siguientes condiciones (31): habla en los cánones 684 y siguientes, y dependen
de la Sagrada Congregación del Concilio, salvo
a) C o n s a g r a c ió n d e la v id a y v o to s lo prescripto en el canon 252, § 3, en cuanto a
§ 2. En cuanto a la consagración de la vida y los territorios de misiones.
la profesión de la perfección cristiana: e) Varias disposiciones jurídicas
Los socios que desean ser adscriptos a los Ins­ Art. V. - § 1. Pueden los Obispos, pero no los
titutos como miembros, en el más estricto sentido,29
8
7
6
5
4 Vicarios capitulares ni generales, fundar Institu-

(24) Cód. Der. Can. Pars Tertia, lib. 2. (30) Nrs. 19 y 29


(25) Can. 1308, § 1; Can. 488, 19. (31) §§ 2-4.
(26) Can. 487 ss.; Can. 673 ss. (32) Can. 488, 19
(27) Can. 487; Can. 488, 19 (33) Art. II, § 1.
(28) Can. 673, §1. (34) Art. I.
(29) Art. V-VIII.
1694 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 183, 14

tos seculares y erigirlos en persona moral, según gún la necesidad o la utilidad lo sugiera, los
las normas del canon, párrafos 1 y 2. peritos o los más peritos consultores.
§ 2. Pero aún los Obispos no funden ni permi­ 3? La resolución de la runión debe ser referida
tan fundar aquellos Institutos sin consulta a la en audiencia por el Eminentísimo Cardenal Pre­
Sagrada Congregación de Religiosos, según la nor­ fecto y por el Eminentísimo Secretario al Padre
ma del canon 492, § 1, y del artículo que sigue. Santo y sometida al supremo juicio de éste.
Art. VI. - § 1. Para que la Sagrada Congrega­ Art. VIII - Los Institutos seculares, además
ción de Religiosos conceda a los Obispos que de las leyes propias, si las hay o en lo futuro
consultan previamente sobre la erección de Ins­ se promulgan, estarán sujetas a los Ordinarios
titutos, según la norma del art. II, § 2, la licen­ de lugar, según las normas del derecho que rige
cia de erigirlos, debe ser enterada juzgando so­ para las Congregaciones y sociedades de vida
bre la oportunidad de todo ello, de todo lo que común no exentas.
en las normas publicadas por la misma Sagrada
Congregación se define (35) respecto a la erec­ Art. IX. - El régimen interno de los Institutos
ción de congregaciones o sociedades de vida co­ seculares pueden ordenarse jerárquicamente, a
mún de derecho diocesano, y de todo lo demás semejanza del régimen de las Religiones y socie­
que se ha ido introduciendo o en lo futuro se dades de vida común, según la naturaleza y fines
introduzca en el estilo y práctica de la misma de tales Institutos, dejando el juicio de la opor­
Sagrada Congregación. tunidad a la misma Sagrada Congregación.
123 § 2. Obtenida por los Obispos la licencia de la Art. X. - En cuanto a los derechos y obliga- 124
Sagrada Congregación de Religiosos, nada impe­ dones de los Institutos que ya han sido fundados
dirá a que ellos puedan usar de su propio dere­ y aprobados por los Obispos, con la consulta de
cho libremente y lleven a cabo la erección. Los la Santa Sede, o por la misma Santa Sede, nada
Obispos no omitan enviar a la misma Sagrada se muda en esta Constitución Apostólica.
Congregación un aviso oficial de la erección
practicada.
Art. VII. - § 1. Los institutos seculares que E p íl o g o
consiguieren la aprobación o decreto de alabanza
de la Santa Sede se hacen de derecho pontificio 14. Declaración de validez. Esto pu­
(36). blicamos, declaramos y sancionamos,
§ 2. Para que los Institutos seculares de dere­
cho diocesano puedan obtener el decreto de ala­ determinando, además, que esta Cons­
banza y aprobación, se requieren en general, de­ titución Apostólica es y será siempre
jando la oportunidad al juicio de la Sagrada
Congregación de Religiosos, aquellas cosas pres- firme, válida y eficaz y surtirá y obten­
criptas o definidas, o que en el futuro se definan, drá sus plenos e íntegros efectos, sin
contenidas en las normas (37) y en el estilo y que obste cosa alguna en contrario,
práctica de la Sagrada Congregación, referentes
a las Congregaciones y sociedades de vida común. aunque sea digno de peculiarísima men­
§ 3. Para la primera, segunda, y si el caso se ción. Ningún hombre, pues, se atreva a
da, definitiva aprobación de estos Institutos y de
sus constituciones, se procederá así: infrigir esta Constitución por Nos pro­
1? De la Causa, preparada según costumbre e mulgada o a contradecirla con teme­
ilustrada por el voto y la disertación de al me­
nos un consultor, se hará una primera discusión rario atrevimiento í3
38l.
7
6
3
5
en la Comisión de Consultores, bajo la presi­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
dencia del excelentísimo secretario de la misma
Sagrada Congregación o de otro que haga sus el día 2 de febrero, consagrado a la
veces. Purificación de la Beatísima Virgen
29 Entonces se someterá todo el asunto al exa­
men y decisión de la reunión plena de la Sagrada María, el año 1947, octavo de Nuestro
Congregación, bajo la presidencia del Eminentí­ Pontificado.
simo Prefecto de la Sagrada Congregación e invi­
tados a discutir con más diligencia la causa, se- PIO PAPA XII.
(35) Nrs. 3-5. lleva la fecha del 19 de Marzo, fiesta de San
(36) Can. 488, 3?; Can. 673, § 2. José, de 1948 (AAS. 40 [19481 293 ss.).
Permítasenos algunos datos para ambientar y
(37) Nrs. 6 y ss. comprender mejor todo ese movimiento.
(38) M otu P r o p r i o , P r im o F e lic ite r . Ver su tex­ “ El 2 de Febrero de 1947, como alguien dijera,
to más abajo p. 1695 I? col. señalará probablemente en la historia de la Igle­
sia una revolución dentro de lo que los enemigos
I. Introducción. han caricaturizado como monolito inexpugnable
Pío XII, al año de la salida a luz de P r ó v id a de conservadorismo de la Santa Sede. En aquella
M a ter, publicó el Motu Proprio P r im o fe lic it e r fecha fue promulgada la nueva Constitución Apos­
e la p s o arm o en que celebra el Papa los excelen­ tólica P r ó v id a M a te r, estableciendo una forma de
tes frutos que ya había dado P r ó v id a M a te r y vida hasta ahora casi desconocida para el laicado
confirma y precisa más sus disposiciones. Más consagrándola canónicamente: “ L o s In s titu to s S e ­
abajo reproduciremos el texto íntegro en versión c u la r e s ” (L. Benedict en St. Anth. Mess. Marzo
propia. Los resultados obtenidos en el breve lapso 1951).
de un año, recogiendo sí esfuerzos múltiplies de El P. J. Bonduelle, O.P. escribió en “ La Vie
años anteriores, justifican plenamente el regocijo Spirituelle” : La revolución que marca la apari­
del Sumo Pontífice. ción de P r ó v id a M a te r es muy seria... Los Insti­
La “ congratulación a los Institutos seculares y tutos recientemente creados están destinados a
su confirmación y regulación” expresadas en el aquellos que viviendo en medio del mundo son
Motu Proprio P r im o fe lic it e r fueron seguidas por llamados al estado de perfección según los tres
la Instrucción C um S a n ctis sim u s , ya anunciada consejos evangélicos: Pobreza, castidad y obe­
allí, en que la Sagrada Congregación de Religio­ diencia. Admiten una clase totalmente nueva de
sos da normas pertinentes para la más cabal laicado dentro de la jerarquía de las formas de
ejecución de la empresa iniciada. La Instrucción vida canónicamente reconocidas bajo las regula-
183, 14 (M o tu P r oprio “ P rimo F e liciter ” ) 1695

ciones y la guía de la Sagrada Congregación de Cuando Nos evocamos el gran número de almas
Religiosos, en Roma... Por primera vez en la escondidas “ con Cristo en Dios” (Col. 3, 3), las
historia religiosa los miembros de un Instituto cuales en medio del mundo tienden a la santidad
laico canónicamente erigido, viviendo en plena y “ generosos y prontos” (II Macal). 1, 3) consa­
corriente de las actividades mundanas y abra­ gran gozosos toda su vida a Dios en los nuevos
zando sin embargo los tres votos, deberán ejercer Institutos Seculares, Nos no podemos sino agra­
su mandato apostólico no solamente en el mundo decer a la divina Bondad por esa nueva falange
sino a través del mundo: “ A través de las pro­ con que Dios aumentó el ejército de aquellos que
fesiones, las actividades, las formas, los lugares, profesan en medio del mundo una vida según los
las circunstancias correspondientes a la condi­ consejos evangélicos.
ción secular pero sin llegar a ser del mundo” , Igualmente damos gracias por la ayuda con
como dice el Motu Proprio: “ P r im o fe lic it e r ” . que en su gran sabiduría providencial quiso re­
El mismo Padre enumeró ya entonces los más forzar el apostolado Católico en este nuestro tiem­
importantes pasos. “ Quince Institutos han sido po desquiciado y desafortunado.
canónicamente aprobados; 65 ya se comprome­ 2. L a fin a lid a d e s p ir itu a l de e s o s In s titu to s . El
tieron a la doble tarea de formación y de apos­ Espíritu Santo que vuelve a “ crear y renovar
tolado, en tanto que muchas otras sociedades, incesantemente la faz de la tierra” (Salmo 103,
asociaciones y grupos están examinando su po­ 30) que por tantos y tan graves males se halla
sición frente a la Constitución Apostólica P r ó v id a continuamente desolada y desfigurada, llamó a
M a ter, la cual especifica que todas las organiza­ Sí, por una grande y especial gracia, a muchos
ciones que tienen los elementos característicos de amadísimos hijos e hijas a quienes de todo co­
los Institutos están obligados de hecho a consti­ razón bendecimos en el Señor, a fin de que
tuirse como tales... unidos y ordenados en los Institutos Seculares,
L a s M is io n e ra s d e l R e in o de C risto , con sus fuesen la sal indefectible para un mundo “ insul- 284
6.500 miembros, fue el mayor de los Institutos so” y entenebrecido, en el que no tienen parte
aprobados. Fundado por 12 mujeres jóvenes de (Juan 15, 19) pero en cuyo medio han de perma­
la Tercera Orden de San Francisco en la Capilla necer según la disposición divina; sal han de ser
de San Damiano, el 19 de Noviembre de 1919... que, renovada en virtud de su vocación, no se
El primer artículo de las Constituciones de esas hace insípida (Mt. 5, 13; Me. 9, 49; Le. 14, 34);
Misioneras explica brevemente (y puede estar por luz que brilla en las tinieblas de este mundo y
muchos de ellos) la naturaleza y el objeto del no se extingue (Jn. 9, 5; 1, 5; 8, 12; Efes. , 8);
Instituto: “ es una sociedad de mujeres que a fermento, en fin, poco en cantidad pero eficaz
pesar de vivir en el ambiente de su familia y de que obra siempre y en todas partes, mezclado
la sociedad, y sin descuidar los deberes que su en todas las capas sociales, desde las más mo.
estado familiar y social les impone, tienden, sin destas hasta las más encumbradas, tratando de
embargo, a la vida de perfección cristiana. Los alcanzar e impregnar a todos y a cada uno con
miembros de este Instituto Secular consagran sus su palabra, con su ejemplo y de cualquier modo
vidas al servicio de Dios por los votos de casti­ hasta que haya transformado toda la masa de
dad y las promesas de pobreza, obediencia y tal manera que ella esté íntegramente compene­
apostolado, y se entregan ellas ■mismas al des­ trada del fermento de Cristo (ver Mt. 13, 33;
arrollo del apostolado laico en el mundo” . I Cor. 5, 6; Gál. 5, 9).
El “ O pu s D e i” fue fundado en España en 1928
y tiene como apostolado: impregnar las profe­ 3. D e c r e t o d e c o n fir m a c ió n p a r a la m e jo r c o n s ­
siones: leyes, medicina, educación, servicio civil titu c ió n y m a y o r e fic a c ia d e los In s titu to s. A fin
etc.., con los principios cristianos. de que tantos Institutos, nacidos en todas partes
L a s A u x ilia r e s de las M is io n e s, un Instituto por la consoladora efusión de este Espíritu de
compuesto de asistentes sociales, enfermeras, Cristo (ver Rom. 8, 9) y según las normas de la
maestras y otras profesiones femeninas similares, Constitución Apostólica P r ó v id a M a te r E c c le s ia ,
fue fundado en Bélgica en 1927. Su apostolado sean más eficazmente dirigidos y produzcan abun­
consiste en asistir en aquellas actividades imprac­ dantemente aquellos óptimos frutos de santidad
ticables para las religiosas. que de ellos se esperan; y para que, además,
“ E l In s titu to C a r m e lita d e N u e s tr a S e ñ o r a d e como falange “ sólida y sabiamente ordenada”
la V id a d e V e n a s q u e " , establecido en 1932 en (Cantar 6, 3) puedan sostener valerosamente los
Francia tiene una vida muy semejante a la combates del Señor en las obras del apostolado
orden religiosa, pero sin hábito religioso ni vida particular y general, confirmamos con alegría de
de comunidad. Se adhirió a los Institutos Se­ corazón la mencionada Constitución Apostólica,
culares. y después de madura reflexión, por propio im­
pulso, con ciencia cierta y en el ejercicio de la
Los T r a b a ja d o r a s P r o D e o de Cincinatti, USA, plenitud de Nuestra potestad Apostólica, declara­
tienen como finalidad y apostolado más importan­
te la conducción de un hogar para muchachos mos, decretamos y constituimos lo que sigue:
de 14-21 años, salidos de institutos correccionales (4. O b lig a c ió n d e las s o c ie d a d e s d e a filia r s e ).
y carentes de hogar; evitan la terminología reli­ I. Las sociedades sean clericales sean laicales
giosa de las Ordenes, tienen sus actos de consa­ que en el siglo profesan la perfección cristiana y
gración y una vida espiritual muy simple. Reúnen que parecen poseer cierta y plenamente los ele­
sus salarios para mantener el Instituto. mentos y requisitos que se prescriben en la Cons­
Después de esa enumeración somera de sólo titución Apostólica P r ó v id a M a te r E c c le s ia , no
algunos de ellos comprenderemos m ejor la nece- pueden ni deben por su propio arbitrio bajo cual­
sidad de un arreglo general de todos ellos y quier pretexto permanecer entre las asociaciones
también la alegría del Papa por el éxito de la comunes de los fieles (cánones 684-725), sino que
empresa iniciada por P r ó v id a M a te r. (P. H.)_ deben necesariamente adaptarse y elevarse a la
naturaleza y forma propia a los Institutos Secu­
* * * lares que m ejor responda a su carácter y las
AAS ¡I. “ P R IM O F E L IC IT E R ELAPSO ANNO" necesidades.
(12-111-1948)
(5. E l c a r á c t e r d e “ s e c u la r ” d e b e c o n s e r v a r s e
40 El texto de P r im o fe lic it e r e la p s o a n n o (AAS. s ie m p r e ).
40 [1948] 283-286) es el siguiente: II. Al llevar a cabo esa elevación de las Socie­
283 1. E l fe liz d e s a r r o llo d e los In s titu to s S e c u la r e s . dades de los fieles a la forma superior de los
El primer año cumplido desde la publicación de Institutos Seculares (ver n. I.), y al hacer cual­
Nuestra Constitución Apostólica P r ó v id a M a te r quier ordenamiento, sea general, sea particular,
E c c le s ia (AAS. 39, 114) tuvo un desarrollo feliz. de todos los Institutos, debe tenerse siempre pre-
1696 (E n cíclicas del PP. P ío XII [1948]) 183, 14

sente que el carácter propio y peculiar de los (8. Sólo sujetos a la S. C. de Religiosos, respe­
Institutos, o sea el elemento secular en que con­ tando los derechos de las S. C. de Concilio y de
siste toda la razón de ser de ellos, debe prevale­ Propaganda Fide).
cer en todo. Nada debe restarse a la profesión V. Los Institutos Seculares cuyos miembros
plena de la perfección cristiana, sólidamente fun­ aunque vivan en el mundo se consideran con to­
dada en los consejos evangélicos ni a la substan­ da razón y mérito colocados jurídicamente entre
cia realmente religiosa; pero la perfección ha los estados de perfección, ordenados y reconoci­
de ejercerse y profesarse en el mundo; y por eso, dos por la Iglesia, en virtud de la Constitución 286
285 debe adaptarse en todo lo lícito y en todo lo que Apostólica Próvida Mater Ecclesia, por cuanto se
pueda conformarse con las obligaciones y las consagran plenamente a Dios y a las almas. Esto
obras de esa perfección, a la vida en el siglo. lo profesan con la aprobación de la Iglesia y en
La vida íntegra de los miembros de los Insti­ virtud del ordenamiento jerárquico, de derecho
tutos Seculares, consagrada a Dios por la profe­ diocesano o universal; aquel ordenamiento puede
sión de la perfección debe convertirse en apos­ tener diversos grados. Por ello, esos Institutos
tolado, el cual debe perpetua y santamente ejer­ fueron intencionalmente sometidos y confiados a
cerse con la recta intención, con la unión interior la competencia y la solicitud de aquella Sagrada
con Dios, en generoso olvido de sí mismo, me­ Congregación que dirige los estados públicos de
diante fuerte abnegación y por amor a las almas, perfección y se preocupa de ellos. Por eso, de­
de tal modo que no sólo irradie el espíritu inte­ jando a salvo, sí, según el tenor de los cánones
rior que los anima sino que también alimente y y la expresa prescripción de la Constitución Apos­
renueve continuamente a ese mismo espíritu. Este tólica Próvida Mater Ecclesia (Art. IV, §§ 1 y 2)
apostolado que abarca toda la vida, suele pal­ los derechos de la Sagrada Congregación del Con­
parse siempre tan profunda y sinceramente en cilio, acerca de las sociedades pías comunes y las
estos Institutos que, con el auxilio y la inspira­ Pías Uniones de los fieles (canon 250, § 2) y los
ción de la divina Providencia, la sed de almas y derechos de la S. Congr. de la Propagación de
el fervor no sólo han sido para ellos el feliz la Fe respecto de las sociedades de los clérigos
motivo de consagrar su vida a Dios sino que, que en los Seminarios se preparan para las Mi­
en gran parte, les han impreso su propio carácter siones entre los infieles (canon 252, § 3,) todas
y forma, y que parece haberles impuesto y creado las sociedades en el mundo entero —aunque ten­
de un modo maravilloso tanto el fin que llaman gan aprobación episcopal y aun pontificia— si se
específico como también el fin general. Este apos­ ve que poseen los elementos y requisitos propios
tolado de los Institutos Seculares ha de ejercerse de los Institutos Seculares, deben forzosamente
no sólo en el siglo sino, como si dijéramos, desde en el acto adaptarse a esa nueva forma según las
el mundo; y por lo tanto la profesión, la activi­ normas arriba señaladas (ver n. I). Para unifor­
dad, la forma, el lugar y las circunstancias han mar su dirección decretamos, además, que deben
de corresponder a esa condición. atribuirse y someterse exclusivamente a la Sa­
grada Congregación de Religiosos en cuyo seno fue
(6. No rige para ellos la legislación de las constituido un Oficio especial para esos Institutos.
Ordenes; se conserva de lo secular lo que se her­
mana con la “ Religión” )^ (9. Instrucción a los dirigentes de las Asocia­
ciones comunes de fomentar este nuevo movimien
III. En cuanto al orden jurídico, la disciplina to y aprovecharse de él).
canónica de las órdenes religiosas no compete a
los Institutos Seculares; tampoco debe ni puede VI. A los presidentes y dirigentes que colabo­
aplicárseles por lo general, siguiendo las normas ran en la Acción Católica y en las otras asocia­
de la Constitución Apostólica Próvida Mater ciones de fieles en cuyo seno maternal se edu­
Ecclesia, la legislación para los religiosos (Art. II, can para una vida íntegramente cristiana y al
§ 1). En cambio, lo que en los Institutos amiga­ mismo tiempo se inician en el ejercicio del apos­
blemente se hermana con su carácter secular po­ tolado, una falange tan numerosa como selecta
drá conservarse, con tal que de ningún modo se de jóvenes, Nos recomendamos con paternal so­
oponga a la plena consagración a Dios de toda licitud a que promuevan generosamente las san­
su vida y esté en consonancia con la Constitución tas vocaciones de aquellos que, por un llama­
Próvida Mater Ecclesia. miento de lo alto, se sienten invitados a alcanzar
una más elevada perfección sea en las Religiones
(7. Las diferentes características de los Insti­ y sociedades de vida común sea en los Institutos
tutos). Seculares. Los mismos dirigentes mencionados
IV. La constitución jerárquica, al modo de presten ayuda no sólo a las Ordenes y Congrega­
cuerpo orgánico, sea de derecho diocesano o ciones, sino también a estos Institutos realmente
universal, es aplicable a los Institutos Seculares providenciales y se valgan gustosamente de su
(P rov. Mater Art. IX). Y esa organización les ha labor, dejando naturalmente intacta su disciplina
de conferir indudablemente vigor interno, un interna.
mayor y más eficaz influjo y firmeza; sin embar­ (10. La ejecución). Por Nuestra Autoridad con­
go, en ese ordenamiento que debe adaptarse a los fiamos la fiel ejecución de todo lo que en el
diferentes Institutos debe tomarse en cuenta la Motu Proprio ordenamos a la S. Congr. de Reli­
naturaleza del objetivo que el Instituto persigue, giosos y a las otras S. Congregaciones arriba
además la mayor o menor voluntad de expan­ nombradas, a los Obispos de lugar y a los Supe­
sión, el grado de evolución y de madurez, las riores de las respectivas sociedades según la
circunstancias en que se encuentra y otras cosas competencia de cada cual.
por el estilo. Tampoco deben rechazarse o des­ Ordenamos que lo que en estas Letras, Motu
preciarse aquellas formas de los Institutos que Proprio dadas, establecimos sea siempre válido y
se fundan en la confederación o que desean fo­ vigente sin que obste nada en contrario.
mentar el carácter local de las diferentes nacio­ Dado en Roma, junto a San Pedro, el 12 de
nes, regiones y diócesis, con tal que sea correcto Marzo de 1948, al comenzar el año 10? de Nues­
e impregnado del sentido de catolicidad de la tro Pontificado.
iglesia. PIO PAPA XII.
dLIME

ENCICLICA “FULGENS RADIATUR”^


(21-III-1947)

AL CUMPLIRSE CATORCE SIGLOS DE LA PIADOSISIMA MUERTE


DE SAN BENITO

PI O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
I ntroducción : 2. San Benito, com o la Iglesia Ca­
tólica misma, una luz en las tinieblas.
AAS Sañ Benito} luz en las tinieblas de los
En el número de estos héroes luce con
tiempos
brillante gloria San B enito bendecido
39 i. Cristo, salvación en las épocas por la gracia y por su mismo n om b re^
137 borrascosas. Benito de Nursia res­ que nació, por un designio providencial
plandece fulgente, como astro entre las de Dios, en un siglo tenebroso, en don­
tinieblas de la noche, y es honor de de corrían gran peligro no sólo la Igle­
Italia y de toda la Iglesia. Todo el que sia, sino también la sociedad civil y la
examine su ilustre vida e investigue a cultura.
la luz verdadera de la historia la época El Imperio Romano, que había lle­
tormentosa en que vivió, comprobará gado al apogeo de tan grande gloria,
sin duda la verdad de aquella divina y que con la sabia moderación y equi­
promesa, hecha por Jesucristo a sus dad de su derecho se había incorporado
Apóstoles y a la sociedad que fundaba: estrechamente tantos pueblos y nacio­
Yo mismo estaré continuamente con nes que con razón hubiera podido lla­
vosotros} hasta la consumación de los marse patronato del mundo mejor que
sig los^ . Promesa que no pierde su imperio<3), declinaba ya a su ocaso
valor en ningún tiempo, sino que aL como todas las cosas humanas; porque
eanza al curso todo de los siglos, regido debilitado y corrompido interiormente
por el imperio de Dios. Más aún, cuan­ y quebrantado en lo exterior por las
do con más encarnizamiento los enemi­ incursiones de los bárbaros que se pre­
gos acometen al nombre cristiano, cuan- cipitaban del septentrión, en las regio­
138 ílo la nave de P edro, dirigida por la nes occidentales se deshacía en ruinas.
Providencia, es zarandeada por olas En tan cruel tormenta y en medio de
cada vez más violentas, cuando todo tanto cataclismo ¿de dónde surgió la
parece que está para desplomarse y no esperanza para la sociedad humana?
hay esperanza ninguna de humano au­ ¿de dónde le vino auxilio y protección
xilio, entonces aparece Jesucristo cum­ con que poder salvarse del naufragio y
pliendo su palabra, consolando y dis­ conservar al menos los restos de lo
pensando aquella fuerza que viene de que tenía?
lo alto, con lo que suscita nuevos atle­
tas* defensores de la causa católica, que 3. La salvación por la Iglesia. Cier­
le devuelvan su antiguo esplendor, y tamente, de la Iglesia Católica: porque,
que, con la ayuda de las gracias celes­ mientras todas las obras e instituciones
tiales, le comuniquen todavía un mayor terrenas, por el hecho de apoyarse so­
perfeccionamiento. lamente en la fuerza y en el ingenio
(*) A. A. S., 39 (1947) 137-155. Versión de la Tip. Polígl. Vaticana. El esquema intercalado, los
números y los subtítulos son de la responsabilidad de la 2? ed. (P. H.)
(1) Mat. 28, 20. P.L. 66, 126).
¡(2) S. Greg. M.\ Lib. D ial, II, Prol.; (Migne (3) Cf. Cicerón, De Off., II, 8.

— 1697 —
Encíclicas Pontificias 54
1698 E n cíclicas del PP. P ío X II (1947) 184» 4-6

humano, al correr de los tiempos nacen oponerse valientemente a los atractivos


las unas de las otras, llegan a su apo­ de la corrupción, S a n B e n i t o atestiguó,
geo, y luego por su misma naturaleza con sus insignes obras y su santidad,
pierden lastimosamente su vigor y se la perenne juventud de la Iglesia, re­
desploman desmoronadas; Nuestro divi­ novó con sus enseñanzas y su ejemplo
no Redentor ha concedido a la sociedad las costumbres, y defendió con más
por El fundada, que goce siempre de seguras y santas leyes los claustros. Y
una vida divina, y que posea una impe­ no fue sólo eso, sino que él y sus segui­
recedera energía; con el cual sostén dores redujeron del salvajismo a vida
robustamente fortalecida, de tal ma­ civilizada y cristiana pueblos bárbaros,
nera sale siempre vencedora de las per­ y llevándolos a la virtud, al trabajo y
secuciones, con que a través de los al pacífico ejercicio de las letras y de
tiempos la combaten los hombres, que las artes, los unió en caridad a manera
de las destrozadas ruinas de sus perse­ de hermanos.
guidores puede sacar, a base de su doc­ En su juventud se da en Roma al
trina y espíritu cristiano, una nueva y estudio de las artes liberales <6>; allí ve
139 más dichosa generación, y constituir con dolor de su alma serpear las here­
sabiamente una nueva sociedad de ciu­ jías y todo género de errores, deforman­
dadanos, pueblos y naciones. do engañosamente muchas inteligen­
cias; ve que las costumbres privadas y
4. Anuncio del tema de la Encíclica. públicas están muy decaídas, y que mu­
Nos place señalar, Venerables Herma­ chísimos principalmente jóvenes, afec­
nos, breve y compendiosamente, en esta tados y elegantes, se revuelcan misera- 140
Carta Encíclica, con ocasión del XIV blemente en el cieno del placer; de tal
centenario del día en que S a n B e n i t o , manera que con razón pudo afirmarse
pasados innumerables trabajos por la aquello de la sociedad romana: Muere
gloria de Dios y la salvación de los riendo. Por eso en casi todo el mundo
hombres, cambio dichosamente el des­ las lágrimas suceden a nuestras risas^K
tierro de este mundo por la patria del Pero él, prevenido por la gracia de Dios
cielo, la parte que al Santo le corres­ no se entregó al placer... sino que...
pondió en la labor de reconstrucción. viendo cómo muchos caminaban por
las escabrosas sendas de los vicios, se
I. echó atrás al comenzar el camino de
este mundo. Despreciados, pues, los
V id a y obra de San B e n it o estudios literarios, abandonada su casa
i. El Ermitaño piadoso y la hacienda paterna, deseando agra­
dar a sólo Dios, buscó una manera
a) Nacimiento y juventud santa de vida^8K
5. Las impresiones penosas de su ju ­ 6. Renuncia al mundo. Dijo así con
ventud. Nacido de un noble linaje de gusto adiós no sólo a las comodidades
la provincia de N u r s i a f u e colmado de la vida y los atractivos del mundo
del espíritu de toda ju sticia^ y de ma­ corrompido, sino también a los encan­
nera maravillosa ilustró la religión cris­ tos de un honroso porvenir, a que po­
tiana con su virtud, su prudencia y su día aspirar; y alejándose de Roma, bus­
sabiduría; porque mientras el mundo có una región silvestre y solitaria, don­
se había envejecido por sus vicios, de pudiese dedicarse a la contempla­
mientras Italia y Europa ofrecían el ción de las cosas celestiales. Con este
triste aspecto de un campo de batalla, fin llegó a Subiaco, y allí encerrándose
y el monacato no inmune del polvo de en una estrecha cueva, comenzó a lle­
este mundo, carecía de fuerzas para var una vida más celestial que terrena.
(4) S. Greg. M., Lib. Dial., II, Prol. (Migne P.L. 66, 126).
P.L. 66, 126). (7) Salvian.. De gub. mundi, VII, 1 (Migne
(5) San Greg. M., Lib. Dial., II, 8 (Migne P.L. P.L. 53, nr. 143, col. 130-C.
66, 150). (8) S. Greg. M., Lib. Dial., II, Prol. (Migne
(6) San Greg. M., Lib. Dial., II, Prol. (Migne P.L. 66, 126).
184, 7-11 E n cíc lic a “ F ulgens R a d ia t u r ” 1699

b) Penitencia y oración en Subiaco fección cristiana que habían de servir­


le de base para construir un alto edi­
7. Busca sólo a Dios y su alegría. ficio espiritual. Porque, como bien sa­
Escondido con Cristo en D i o s se béis, Venerables Hermanos, las más
esforzó durante tres años, con fruto santas obras de celo y de apostolado
abundante, por alcanzar aquella perfec­ resultan fútiles y vacías, si no proceden
ción y santidad evangélicas, a las que de un alma enriquecida con aquellas
se sentía llamado por divina vocación. virtudes cristianas, las únicas que, ele­
Eran sus ocupaciones huir de todo lo vadas por la gracia sobrenatural, pue­
terreno y desear ardientemente sólo lo den dirigir rectamente las empresas hu­
celestial; conversar con Dios noche y manas a la gloria de Dios y salvación
día y pedirle con ardientes plegarias la de las almas. Tal era la íntima y pro­
salvación propia y la de los prójimos; funda convicción del Santo; por eso,
refrenar y macerar su cuerpo con vo­ antes de realizar los magnánimos de­
luntarias penitencias, y tener a raya y signios que se había propuesto y a los
reprimir los malos movimientos de los que le inducía la gracia divina, se esfor­
sentidos. De esta manera de vivir y de zó por imprimir generosamente en sí
obrar sacaba su alma tanta dulzura, mismo aquella forma de santidad que
que se le convirtieron en gran disgusto anhelaba comunicar a otros, modelada
y hasta casi se le borraron de la me­ según la pureza de la doctrina, y se la
moria todos los contentos que antes pidió a Dios con continuas súplicas.
había experimentado entre las riquezas
y comodidades.
10. La fama de santidad y su atrac­
8. Triunfa sobre la rebeldía de la ción. Al extenderse por todas partes y
naturaleza. Gomo cierto día el enemi­ crecer cada vez más la fama de su
go del humano linaje le molestase con preclara santidad, no sólo los monjes
el terrible acicate de la sensualidad, que vivían en las cercanías mostraron
prontamente, con aquel generoso y fuer­ el deseo de someterse a sus enseñanzas,
te espíritu que le caracterizaba, resistió sino que comenzaron a venir a él mu­
valerosamente, y arrojándose en un es­ chedumbres de todos aquellos pueblos,
pinoso zarzal y entre punzantes ortigas, ansiosos de oír sus palabras llenas de
calmó por completo el incendio interior unción, de admirar sus insignes virtu­
con los tormentos exteriores que vo­ des y de ver las maravillas que Dios
luntariamente se impuso; y de este obraba frecuentemente por su medio.
modo, victorioso de sí mismo, recibió Más aún, tanto se difundió aquella viva
como premio, el ser casi confirmado en luz, que irradiaba de la escondida cue­
gracia. Desde aquel momento, según él va de Subiaco, que hasta llegó a lejanas
mismo manifestaba después a sus discí­ regiones. Y así comenzaron a correr
pulos, quedó en él tan dominado el hacia él personas nobles y piadosas de
espíritu de la sensualidad, que ya no la ciudad de Roma que le entregaban
sintió en sí la más mínima molestia... sus hijos para que los educase en el
De este modo, libre ya de tentaciones, servicio de Dios(n L
con toda razón se hizo maestro en la
virtud(910).
9 c) Fundación de la Orden en Mon­
te Casino
9. Su santificación en Subiaco. Así
pues nuestro Santo, retirado desde este 11. Inspiración y primeros pasos.
largo espacio de tiempo en la cueva Entonces comprendió el Santo que en
de Subiaco y consagrado a una vida los designios divinos había llegado la
tranquila y solitaria, se formó y con­ hora de fundar una familia religiosa,
solidó en la más alta santidad, y echó y formarla con todo empeño según la
los sólidos cimientos de aquella per­ perfección evangélica. La obra comenzó
(9) Ver Col. 3, 3. (11) S. Greg. M., Lib. Dial., II, 3 (Migne P.L.
(10) S. Greg. M., Lib. Dial., II, 3 (Migne P.L. 66, 140).
66, 132).
1700 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 184, 12*14

con los mejores auspicios; pues fueron zasen la fe, predicándoles continua­
muchos los que reunió en aquel mismo m en te^).
lugar para el servicio de Dios...: de tal
suerte que, ayudado por la gracia de 13. Casino, faro y baluarte de la vir­
Jesucristo, Señor omnipotente, constru­ tud. Casino, como todos saben, fue la
yó doce monasterios, y puso doce mon­ triarca y el escenario principal de su
jes en cada uno, con sus respectivos virtud y santidad. Desde la cima de
Superiores; reservándose para sí unos aquel monte, mientras que casi por to­
pocos que quiso fuesen educados con das partes se difundían las tinieblas de
mayor esmero a vista suya^121 *).
3 la ignorancia y de la inmoralidad, pre­
tendiendo invadirlo todo, resplandeció
12. Fracaso y nuevo comienzo en una nueva luz, que alimentada no sólo
Casino. Pero cuando todo — según di­ por la doctrina y civilización de los
jimos— se desarrollaba favorablemen­ pueblos antiguos, sino también por las
te, cuando los frutos de salvación se enseñanzas cristianas, iluminó a los
recogían ya en abundancia y la cosecha pueblos y a las gentes que vagaban
futura prometía ser más copiosa toda­ errantes, y los encaminó con seguridad
vía, vio el Santo con honda amargura por el camino recto de la verdad. Por
que una negra tempestad, suscitada por eso se puede afirmar con todo derecho
funesta envidia y por los deseos de co­ que el sagrado cenobio, allí construido,
dicia terrena, se abalanzaba sobre la fue el refugio tutelar del más puro sa-
mies que crecía. Sin embargo como los ber y de las mejores virtudes, y fue
móviles del Santo eran divinos y no también en aquellos tiempos peligro­
humanos, para que aquel odio, dirigido sísimos como el baluarte de la Iglesia
principalmente contra su persona, no y defensa de la fe <15h
se convirtiese lamentablemente en mal
para los suyos, cedió a los envidiosos, 2. El sabio Superior y Padre
reorganizó, cambiando priores y aña­ a) El Padre de los monjes del
diendo algunos religiosos, todos los Occidente
oratorios que habían levantado, y to­
mando consigo algunos monjes cambió 14. Trabajo y contemplación. Aquí
su residencia^13*). Firme su confianza en llevó el Santo Patriarca la vida monás­
Dios y en su ayuda poderosa, partió tica a aquella forma acabada a: la
hacia el Sur y se dirigió a un lugar ele­ que aspiraba llegar hacía ya tiempo,
vado que se llama Casino, situado en valiéndose de sus plegarias, de su me­
la ladera de una alta montaña...; hubo ditación y de su experiencia. Y ésta
allí un antiquísimo templo, donde el fue, según parece, la misión peculiar y
pueblo rústico e ignorante, siguiendo principal a que le destinaba la Divina
una tradición recibida de los antiguos Providencia; misión que no consistió
gentiles, daba culto a Apolo. Por los precisamente en trasladar al mundo
alrededores se habían plantado bosques occidental el modo de vivir de los mon­
en honor de los demonios, donde toda­ jes orientales, sino más bien en acomo­
vía entonces insensatas muchedumbres darlo de modo felicísimo al tempera­
de infieles ofrecían sacrificios sacrile­ mento, necesidades y circunstancias de
gos. Apenas llegando allá el Santo, hizo los pueblos de Italia y del resto de
trizas el ídolo, derribó el altar, incendió Europa. Y así, a aquella ascética vida
los bosques y erigió en el mismo témalo de apacible tranquilidad, que tanto ha­
de A polo una capilla en honor de San bía florecido en los cenobios de Oriente^
Martín , y donde estuvo antes el ara el Santo añade la infatigable actividad
de A polo, construyó un altar dedicado que permita comunicar a los demás los
a San Juan ; e invitaba a los moradores frutos de la contemplación: “ contenió
de aquellos contornos para que abra­ plata aliis tradere^1®), y recoger no sólo
(12) S. Greg. M., Lib. Dial., II, 3 (Migne P.L. (14) S. Greg. M., Lib. D ial, II, 8 (Migne P.L.
66, 140). 66, 152). •:)
(13) S. Greg. M., Lib. Dial., II, 8 (Migne P.L. (15) Pius X, Litt. Apost.A rch icoen obiu m €a-
66, 148). sinense, 10-IM913. A AS. 5 (1913) 113.
184» 15-18 E ncíclica “ F ulgens R adiatur” 1701

las cosechas materiales de las tierras na y cristiana, que regula los derechos,
incultas, sino hacer brotar frutos espi­ obligaciones y ministerios de los mon­
rituales con el sudor apostólico. jes con benignidad y caridad evangé­
lica, y que ha sido y es tan eficaz para
15. La vida común y religiosa. Las estimular a tantos a la virtud y condu­
austeridades de la vida solitaria, no cirlos a la santidad. En esta regla Bene-
convenientes para todos y a veces peli­ nedictina se hallan coordinadas la ma­
grosas también para algunos, las sua­ yor prudencia con la sencillez, la hu­
viza y las endulza la fraternal convi­ manidad cristiana con la más esforza­
vencia de la casa Benedictina, donde da virtud; el rigor se templa con la
alternando con la oración, el trabajo y dulzura, y la conveniente sumisión se
el estudio de las disciplinas sagradas y ennoblece con la sana libertad. En ella
profanas, la paz imperturbable no sabe la reprensión es firme, pero la condes­
de ocio ni de desidia; y donde la acción cendencia y la benignidad resultan agra­
y el trabajo, lejos de fatigar la mente dables por su suavidad; los preceptos
y el espíritu, disipándolos u ocupándo­ conservan su pleno vigor, pero la ob e ­
los en cosas inútiles, los serenan, los diencia da tranquilidad a los corazones
vigorizan y los elevan a las cosas celes­ y paz a las almas; agrada el silencio por
tiales. Porque allí lo que se prescribe su gravedad, pero la conversación se
no es ni el exagerado rigor de la disci­ adorna de atrayente gracia; y final­
plina, ni la rigidez de las mortificacio­ mente, la fuerza de la autoridad se
nes, sino ante todo el amor de Dios y ejercita, pero la debilidad tiene también
una incesante caridad fraterna para su ayuda
con todos. Porque de tal manera mo­
deró su regla, que, los fuertes anhelasen 17. Propósito de exponer sus caraco­
todavía más, y los débiles no rehuyesen te rísticas. No Nos admira, pues, que
su rigor... Pretendía más gobernar a los hoy día, todos los hombres prudentes
suyos con amor que no dominarlos por tributen las mayores alabanzas a la re­
el temor(1 171
1
6 *K Y así, viendo en cierta
8 gla monástica escrita por el hombre de
ocasión a un anacoreta que se había Dios..., modelo de discreción, rica por
encerrado atado con cadenas en una sus máximas(2° ); y Nos es grato exponer
estrecha cueva, para no poder volver a aquí brevemente y poner de relieve sus
los pecados y a la vida del mundo, lo características, en la seguridad de que
reprendió suavemente con estas pala­ será agradable y útil no sólo para la
bras: Si eres siervo de Dios, no te sujete numerosísima descendencia del Santo
la cadena de hierro, sino la cadena de Patriarca, sino también para el clero
Cristo(18)*. y para el pueblo cristiano.

b) Los puntos principales de la


18. La comunidad monástica y el
Regla
Abad. La comunidad monástica es­
16. La Regla, un monumento de sa­ tá constituida y formada a la manera
biduría cristiana. Así que, a aquellos de una familia cristiana, donde, como
métodos de vida propios de los ermita­ un padre de familia, preside el abad o
ños y a sus especiales preceptos, que superior del cenobio, de cuya autoridad
antes por lo general no estaban concre­ paterna todos dependen enteramente.
tamente determinados, sino que depen­ Hemos visto que conviene — así se ex­
dían las más de las veces de la volun­ presa el Santo— para conservar la paz
tad de los Superiores de los cenobios, y la caridad, que la marcha del monas­
sucedió la regla monástica Benedictina, terio dependa del arbitrio del abad^21K
monumento insigne de sabiduría roma- Por eso, todos y cada uno deben en
(16) S. Thom., II-II, q. 188, a. 6. (19) Cf. Bossuet, Panégijrique de S. Benoít;
(17) Mabillon, Anuales Ord. S. Bened. (Lucae (Euvres compl., (París 1863) t. 12, pág. 165.
1739) t. I, p. 107. (20) S. Greg. M., Lib. D ial, II, 36 (Migne P.L.
(18) S. Greg. M., Lib. D ial, III, 16 (Migne P.L. 66 , 200 .
77, 261). (21) Regla de S. Benito, c. 65. ;
1702 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 184, 19-21

conciencia obedecerle religiosamente<22) en el cenobio; de tal manera que sean


y ver y reverenciar en él la misma auto­ sus ocupaciones habituales no sólo la
ridad divina. En cambio, los que por su oración y la lectura^28), sino también
oficio han recibido el cargo de gobernar el cultivo de los c a m p o s ^ , las artes
las almas de los monjes y conducirlos fabriles(30), y las obras espirituales del
a la perfección evangélica, piensen y apostolado. Porque la ociosidad es ene­
mediten con mucha diligencia que un miga del alma, y por eso, en los tiempos
día tendrán que dar cuenta de ellas al establecidos, y los monjes se dedicarán
supremo Juez^232 \ y por eso, en tan
7
6
5
4 a los trabajos manual es..S31\ Sin em­
gravísima misión de tal manera se con­ bargo lo más principal, lo que todos
duzcan, que merezcan un justo premio han de procurar con la mayor diligen­
cuando en el tremendo tribunal de Dios cia y cuidado, es que nada se anteponga
se habrá de hacer juicio(24)2. Y además,
4 al servicio divino^32). Porque aunque
siempre que en algún cenobio haya que sabemos que Dios está presente en to­
tratar negocios importantes, el abad das partes... sin embargo, debemos so­
convoque a todos sus monjes, oiga sus bre todo creer esto sin la menor duda,
pareceres libremente manifestados y cuando asistimos al Oficio divino... Pen­
considérelos atentamente, antes de to­ semos, por consiguiente, cómo se debe
mar la resolución que juzgue más con- estar en presencia de la Divinidad y de
veniente^25). sus ángeles, y estemos de tal modo
mientras salmodiamos, que nuestra
19. La recepción de los miembros mente concuerde con nuestra voz^33\
sin aceptación de personas y con plena
libertad. Pero ya al principio surgió 21. Juicio del Papa sobre la sabi­
una dificultad grave y espinosa cuando duría y oportunidad de la Regla. En
se trató de aceptar o rechazar a los estas normas principales de la regla
aspirantes a la vida monástica. Porque Benedictina, que hemos ido en cierta
acudían a los monasterios para ser re­ manera como gustando, no sólo se ad­
cibidos gentes de todas las naciones y mira con toda claridad su prudencia,
de todas las categorías sociales: Roma­ su oportunidad y su maravillosa adap­
nos y bárbaros, libres y siervos, vence­ tación a la naturaleza humana, sino
dores y vencidos, y no pocos de la no­ también su grande importancia. Porque
bleza patricia y de la baja plebe. S a n mientras en aquella edad bárbara y
B e n i t o resolvió y decidió la cuestión agitada no sólo se tenía en poco el cul­
con alma grande y caridad fraterna; tivo de los campos y el ejercicio de las
porque — son palabras suyas— sea sier­ artes mecánicas y liberales, la afición
vo o libre, todos somos uno en Jesucris­ de las letras y el estudio de las ciencias
to, y todos siervos de un mismo Señor... sagradas y profanas, sino que todos las
Luego para todos ha de ser... igual la habían lastimosamente abandonado; en
caridad; a todos se proponga una mis­ los cenobios benedictinos se formó un
ma regla, teniendo en cuenta la perfec­ gran número de agricultores, artífices
ción de cada uno^26\ y doctos, que no sólo trabajaron cuanto
pudieron por conservar incólumes los
20. Todo en común; lema: Ora vetustos monumentos del saber antiguo,
et labora. A los que han abrazado sino que llevaron a los pueblos antiguos
su Instituto les manda que tod o... y nuevos, muchas veces en la lucha
sea común para todos^2D; y no por entre sí, a la paz y a la concordia y a
fuerza o coacción, sino por resolución una diligente actividad; y los trajo de
generosa y espontánea. Todos además nuevo, con éxito feliz desde la barbarie,
se han de obligar a hacer vida estable que volvía a resurgir, de las devastacio-
(22) Ver Regla de S. Benito, c. 3. (28) Ver Regla de S. Benito, c. 48.
(23) Ver Regla de S. Benito, c. 2. (29) Ver Regla de S. Benito, c. 48.
(24) Regla de S. Benito, c. 2. (30) Ver Regla de S. Benito, c. 57.
(25) Ver Regla de S. Benito, c. 3. (31) Regla de S. Benito, c. 48.
(26) Regla de S. Benito, c. 2. (32) Regla de S. Benito, c. 43.
(27) Regla de S. Benito, c. 33. (33) Regla de S. Benito, c. 19.
184, 22-26 E n c íc lic a “ F ulgens R a d ia t u r ” 1703

nes y rapiñas, al trato humano y cris­ mismo Jesucristo, porque El ha dicho:


tiano, a saber soportar el trabajo, a la Estuve enfermo y me visitasteis^39^.
luz de la verdad, al restablecimiento
de las formas sociales, reguladas por d) La muerte de San Benito
la sabiduría y la caridad. 24. Gozoso se prepara para morir.
Y así, animado e impulsado el Santo
22. Punto principal: Amor a Cristo. por esta perfectísima caridad para con
Pero hay más todavía; porque lo prin­ Dios y para con el prójimo, concluyó
cipal en la vida Benedictina es que to­ y perfeccionó su obra, y cuando jubi­
dos, mientras que con sus manos o con loso y lleno de méritos percibía las ce­
sus inteligencias están ocupados en di­ lestes auras de la felicidad sempiterna,
versos trabajos, cada uno debe aspirar y saboreaba anticipadamente sus suavi­
con empeño a dirigir su intención con­ dades, seis días... antes de su muerte,
tinuamente a Jesucristo, a inflamarse manda que le abran la sepultura. Eli
en su más perfecto amor. Porque ni las seguida, víctima de la fiebre, comenzó
cosas terrenas, ni todo lo de este mundo a sentir sus ardientes efectos; al sexto
puede saciar el corazón del hombre día, agravándose cada vez más la enfer­
creado por Dios para poseerlo; antes medad, se hace transportar por sus dis­
al contrario, todos esos seres han reci­ cípulos al oratorio, y allí se prepara
bido del Creador la misión de estimular para el último trance, recibiendo el
y encaminar al hombre, como por esca­ cuerpo y la sangre del Señor; y mien­
lones, a la posesión del Sumo Bien. Por tras los discípulos sostenían en sus
lo cual, es muy necesario no anteponer brazos aquellos débiles miembros, el
nada al amor de Jesucristo<343 ) ; amar a
7
6
5 Santo, levantando sus manos al cielo,
Jesucristo sobre todo^353 \ nada absolu­
7
6 se puso en pie, y entre las palabras de
tamente preferir a Jesucristo, para que su plegaria exhaló el último suspiro^0),
El nos conduzca a la vida eterna^33).
II.
23. Amor al prójim o y hospitalidad.
Juntamente con este amor ardentísimo L a Misión y el Influjo de la Orden
al Redentor Divino, ha de darse la cari­ Benedictina
dad al prójimo; a todos hemos de abra­
1. En el pasado
zar como hermanos y ayudarlos con
todos los medios. Por eso, mientras los 25. La Orden bajo el impulso del
odios y las rivalidades excitan y empu­ ejemplo del Fundador. Después que el
jan a los hombres unos contra otros; santísimo Patriarca con piadosa muerte
mientras robos, muertes e infinitas des­ voló al cielo, la Orden monástica por
gracias y miserias son la consecuencia él establecida, no sólo no decayó ni
de aquellas turbias agitaciones de pue­ amenazó ruina, sino que pareció ser
blos y de sucesos, San Benito da a sus siempre guiada, sostenida y perfeccio­
seguidores estos santísimos preceptos: nada con el ejemplo siempre presente
Recíbanse con solícito cuidado a los po­ de su Fundador; es más: de tal manera
bres y especialmente a los peregrinos, se consolidó con su celestial patrocinio,
porque en ellos particularmente se re­ que fue incrementándose a lo largo del
cibe a Jesucristo(37L A todos los hués­ tiempo.
pedes que se presenten hay que recibir­
los como a Cristo, porque El ha de de­ a) Salvación de la cultura Occi­
cir: Fui huésped y me recibisteis(38\ dental
Ante todo y sobre todo hay que cuidar 26. Obra cultural e histórica de la
de los enfermos, y servirlos como al Orden. Qué feliz importancia tuviera
(34) Regla de S. Benito, c. 4. (38) Regla de S. Benito, c. 53; ver Mat. 25, 35.
(35) Regla de S. Benito, c. 5. (39) Regla de S. Benito, c. 36; ver Mat. 25, 36.
(36) Regla de S. Benito, c. 72. (40) S. Greg. M., Lib. Dial., II, 37 (Migne P.L.
(37) Regla de S. Benito, c. 53. 77, 202).
1704 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 184, 27-28

la pujante vitalidad del Instituto Bene­ los tiempos pasados las legiones roma­
dictino en aquella vieja edad, y cuántos nas, que luchaban para sujetar todos
y cuán grandes fueran los beneficios los pueblos al imperio del Alma Ciu­
que acarreara también en el transcurso dad, avanzaban por las vías consulares,
de los siglos venideros, es bien que lo re­ así también entonces los innumerables
conozcan todos aquellos que imparcial- ejércitos de monjes, cuyas armas no
mente examinan con fidelidad histórica son carnales, sino que son poderosísi­
los acontecimientos humanos y los juz­ mas en Dios(4D, fueron enviados por el
gan con rectitud. Porque, además de Sumo Pontífice para que propogasen
que, como ya hemos dicho antes, los eficazmente hasta los últimos confines
religiosos benedictinos fueron casi los del orbe el pacífico Reino de Jesucristo,
únicos que, a través de aquellos obscu­ no por medio de la espada, ni de la
ros tiempos y en medio de tan gran fuerza o de la muerte, sino con la Cruz,
ignorancia de los hombres y aniquila­ con el arado, con la verdad, con la ca­
miento de las instituciones, conservaron ridad. En dondequiera, pues, que estos
incólumes los códices de las diversas inermes ejércitos, integrados por heral­
ciencias que transcribieron y comen­ dos de la religión cristiana, por obreros,
taron con suma diligencia; ellos fue­ por agricultores y por maestros de las
ron también los que principalmente ciencias divinas y humanas, ponían sus
ejercitaron las artes, las ciencias y la pies, allí el arado roturaba las tierras
enseñanza, promoviéndolas de todas las incultas y enmarañadas, surgían cen­
maneras. De suerte que en verdad, así tros de las ciencias y de las artes, y los
com o la Iglesia Católica, principalmen­ hombres, de la vida salvaje pasaban a
te en los tres primeros siglos de su vida, la de ciudadanos de un pueblo civiliza­
fue consolidada y acrecentada de modo do, teniendo ante los ojos, como ejem­
admirable con la preciosa sangre de sus plar, la luz del Evangelio y de la virtud.
mártires, y en aquel mismo tiempo, lo Innumerables apóstoles, encendidos en
mismo que en el subsiguiente, salvó sin caridad celestial, recorrieron descono­
menoscabo la integridad de su doctrina cidas y turbulentas regiones de Europa,
divina, ante los ataques y los engaños las regaron con su generoso sudor y
de los herejes, por la labor valiente y sangre, y pacificados sus moradores los
sabia de los Santos Padres, así también llevaron a la luz de la católica verdad
puede realmente asegurarse que el Ins­ y santidad. De tal suerte que realmente
tituto Benedictino y sus florecientes m o­ puede afirmarse que aunque Roma, en­
nasterios fueron suscitados por la pro­ grandecida ya por muchas victorias,
videncia e inspiración divina, precisa­ hubiera impuesto el derecho de su im­
mente para que, al derrumbarse el Im­ perio por todas partes, sin embargo
perio Romano y mientras las hordas gracias a ellos fue menos... lo qué le
salvajes afluían por todas partes, impe­ sometió el empuje bélico que lo que
lidas por su bélico furor, el pueblo cris­ sujetó la paz cristiana<42).
tiano reparase ios daños sufridos y,
amansados los pueblos nuevos con la c) Grandes figuras eclesiásticas
verdad y la caridad evangélicas, fueran benedictinas
conducidos, por su solícita e infatigable
labor, a la concordia fraterna, al tra­ 28. La universalidad de la Orden y
bajo fecundo, y por último, a la virtud la grandeza de sn obra. Porque no
que se rige por los preceptos de nuestro solamente Inglaterra, Francia, Holan­
Redentor y se nutre con su gracia. da, Frisia, Dinamarca, Alemania y Es-
candinavia, sino también no pocos de
los pueblos eslavos se glorían del apos­
b) Propagación del cristianismo tolado de estos monjes, y los tienen
27. La Orden propaga el cristianismo como un timbre de gloria, considerán­
y la civilización. Porque así como en4 1 dolos autores esclarecidos de su civili-
(41) II Cor. 10, 4. (42) Cf. S. Leo M., Serm. I. ln natali Ap. Petri
et Pauli (Migne P.L. 54, 423).
184, 2.9-32 E n cíc lic a “ F ulgens R a d ia t u r ” 1705

zación. Cuántos Obispos no han dado pasados recibieron de este Patriarca y


esta Orden, que o rigieron con sabio de su Orden innumerables beneficios;
gobierno las Diócesis ya constituidas, o sino que también los nuestros tienen
fundaron no pocas nuevas y las fecun­ muchas e importantes cosas que apren­
daron con su trabajo. Cuántos maestros der de él. Y en primer lugar — como
y eximios doctores, que organizaron re­ no podemos ni dudar— aprendan los
nombrados centros de estudios y de que forman parte de su numerosa fa­
artes liberales, y no solamente ilustra­ milia, a seguir cada día con más inten­
ron las inteligencias de muchísimos, so fervor sus huellas y a poner en prác­
ofuscadas por los errores, sino que hi­ tica, con su propia vida, los ejemplos y
cieron crecer y progresar por todas par­ las normas de su virtud y de su santi­
tes las ciencias sagradas y profanas. dad. Porque así sucederá ciertamente
Cuántos, en fin, fueron los varones in­ que no solamente responderán con áni­
signes que brillaron por su santidad, mo resuelto y actividad fecunda a la
que alistados en la Orden Benedictina, divina vocación, que un día los llamó
alcanzaron con valeroso esfuerzo la a la vida monástica; no solamente, en
perfección evangélica, y con el ejemplo la paz de una conciencia tranquila, tra­
de sus virtudes, con la predicación sa­ bajarán y se ocuparán antes que nada
grada y con los admirables prodigios de su eterna salvación, sino que tam­
realizados en nombre y en virtud de bién podrán consagrarse a la común
Dios, propagaron por todos los medios utilidad del pueblo cristiano y a pro­
el Reino de Jesucristo; muchísimos de mover la gloria divina con copiosos
estos monjes, como bien sabéis, Venera­ frutos.
bles Hermanos, o estuvieron adornados
con la dignidad episcopal, o brillaron b) Irradiación del espíritu cris­
también entre la majestad del Sumo tiano
Pontificado. Sería cosa larga enumerar 31. Fruto y bendición para todo el
aquí, uno por uno, los nombres de es- pueblo cristiano. Y además, si todas
151 tos Apóstoles, Obispos, Santos y Sumos las clases sociales con diligente consi­
Pontífices escritos ya con letras de oro deración estudiaren la vida de San Be­
en los anales de la Iglesia; por lo demás, nito , sus normas y sus preclaros he­
brillan con tan fúlgido esplendor, de­ chos, no podrán menos de sentirse esti­
sempeñan un papel tan importante en muladas por su suavísimo y al mismo
el curso de la historia, que fácilmente tiempo eficacísimo influjo; y espontá­
son conocidos por todos. neamente reconocerán que también
2. En el presente y el futuro nuestro siglo, agitado y atormentado
por tantas y tan inmensas ruinas mora­
29. Resumen y objetivo de la Encí­ les y materiales, por tantos peligros y
clica. Hemos por consiguiente juzgado calamidades, puede encontrar en este
muy oportuno que estas cosas, indica­ Santo el necesario remedio.
das com o de paso con ocasión de estas
conmemoraciones seculares, se mediten 32. Los principios y normas de la
atentamente y revivan con fúlgida luz Religión constituyen los fundamentos
a los ojos de todo el mundo, a fin de de la sociedad humana. Ante todo re­
que todos no sólo saquen de ellas el cuerden y atentamente consideren que 152
provecho de alabar y exaltar los escla­ los fundamentos más seguros y firmes
recidos fastos de la Iglesia, sino tam­ de la sociedad humana son los princi­
bién de conocer los documentos y las pios augustos de la religión y sus nor­
normas de un santo modo de vida que mas de vida; los cuales, una vez demo­
de ellas se derivan, para seguirlas con lidos o debilitados, es natural que casi
resolución y energía. necesariamente poco a poco se derrum­
be cuanto se relaciona con el recto
a) Santificación y Apostolado orden, con la paz, con la prosperidad
30. El ideal para los benedictinos de de los ciudadanos y de los pueblos.
hoy. Porque no solamente los tiempos Esto que, como hemos visto, tan abun-
1706 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 184, 33-36

dantemente atestigua la historia de la ** Amor al prójimo


Orden Benedictina, ya lo había previsto
aquella ilustre inteligencia que en los 35. Caridad fraterna. Y es necesario
remotos tiempos paganos profirió este que de este amor divino brote la cari­
pensamiento: ...Vosotros los Pontífices, dad fraterna hacia los prójimos, a los
...con el culto de los dioses, guardáis que hemos de considerar como herma­
mejor la ciudad, que los muros que la nos en J e s u c r i s t o , sea cual fuere la
rodean(éS\ Y suyas son también estas estirpe, la nación y la clase social a
palabras: ...Sin ellas (la santidad y la que pertenecieren; de manera que de
religión) la vida humana se perturba y todas las gentes y de todas las clases
se origina gran confusión; y no sé si, de la sociedad humana se forme una
suprimido el culto de los dioses, desapa­ familia cristiana, a cuyos miembros no
recerían la misma fidelidad y amistad debe separar demasiado el interés de
entre los hombres y aquella virtud que la propia utilidad sino unir amigable­
sobresale entre todas las otras: la jus­ mente la aportación del mutuo socorro.
tic ia ^ . Si estos principios, con los que en otro
tiempo S a n B e n i t o iluminó, restauró,
reanimó y redujo a costumbres mejores
* Temor de Dios y amor de Dios a aquella turbulenta y resquebrajada so­
ciedad, se propagan ampliamente y se
33. Lo primero es honrar y obedecer ponen en vigor, entonces sin duda al­
a Dios. Lo primero y más importante guna que también nuestro siglo podrá
de todo es, por consiguiente, reveren­ salvarse fácilmente de este pavoroso
ciar a la Suprema Divinidad, y obede­ naufragio, rehacerse de los daños ma­
cer sus leyes santísimas, tanto en pri­ teriales y espirituales, y curar oportuna
vado como en público; si se las despre­ y felizmente sus inmensas llagas.
cia, no hay ciertamente poder humano
que dé frenos suficientes para cohibir
y debidamente refrenar las pasiones *** Dignidad y significado del tra­
desbordadas del pueblo. Pues es la Reli­ bajo
gión la única que da base segura a una 36. La nobleza del trabajo, no solo
vida de rectitud y de honradez.3
*
4 del intelectual sino también del ma­
nual. Pero además, Venerables Her­
34. Amor filial a Dios. Pero aún hay manos, el legislador de la Orden Bene­
otra cosa que el santísimo Patriarca dictina nos da una lección — que cier­
enseña y advierte y de la que nuestra tamente hoy se proclama con toda li­
edad tanta necesidad tiene, es decir: bertad, aunque muchas veces no se lle­
que Dios no sólo ha de ser honrado y va a la práctica con el acierto que sería
venerado, sino también amado como conveniente y oportuno— , que el tra­
Padre con profundo amor. Como este bajo humano no es una cosa indigna,
amor se encuentra hoy tan lamentable­ odiosa y molesta, sino algo decoroso y
mente entibiado y enervado, síguese de agradable. Porque una vida de trabajo,
ello que muchos más buscan las cosas ya sea en el cultivo de los campos, o
de la tierra que las del cielo; y lo hacen en las artes manuales, o en los estudios,
con tan desordenada competencia, que no humilla los espíritus sino que los
no rara vez engendra alborotos y fo ­ ennoblece; no los reduce a servidum­
menta rivalidades y odios acérrimos. bre, sino más bien y con más verdad
Ahora bien, siendo Dios eterno el autor los hace en cierto modo superiores y
de nuestra vida, y viniéndonos de El señores de aquello mismo que los rodea
innumerables beneficios, es deber de y que en su trabajo manejan. El mismo
todos amarle con amor sumo, y a El Jesús adolescente, cuando todavía esta­
preferentemente enfocar y dirigir nues­ ba escondido en la casa de Nazareth, en
tras personas y cosas. el taller de su padre nutricio, se dignó
(43) Cicerón, De nat. Deor., II, c. 40, 94. (44) Cicerón, De nat. Deor., I, c. 2. 2, 3.
184, 37-40 E n cíc lic a “ F ulgens R a d ia t u r ” 1707

ejercer el oficio de carpintero, y con su protestas no dejamos de hacer lo que


sudor divino quiso consagrar el trabajo pudimos para que no se infligiera nin­
humano. Adviertan por lo tanto, no gún daño a nuestra santa Religión, a las
sólo los que se dedican al estudio de bellas artes y a la civilización misma,
las letras y de las ciencias, sino también sin embargo aquella ilustre morada de
los que se afanan en los trabajos ma­ la cultura y de la piedad, que se había
nuales para ganarse el sustento diario, levantado sobre el oleaje de los siglos,
que hacen una cosa nobilísima, con la como un faro de luz victoriosa sobre
que no solamente atienden a su prove­ las tinieblas, cayó convertida en un
cho particular, sino que colaboran para montón de ruinas. Y así, mientras las
el bien de toda la sociedad. Háganlo, ciudades, pueblos y aldeas de alrede­
sin embargo, como el Patriarca S a n dor se veían reducidos a montones de
B e n i t o enseña: con los ojos y el cora­ escombros, diríase que el mismo m o­
zón levantados al cielo; no por fuerza, nasterio Casinense, casa madre de la
sino con amor; y finalmente, aun cuan­ Orden Benedictina, como que había de
do defiendan sus derechos legítimos, tomar parte en el luto de sus hijos y
154 procuren hacerlo no con envidia de la participar de sus desgracias. Casi nada
suerte ajena, no desordenada y turbu­ quedó intacto, excepto el sagrado se­
lentamente, sino con maneras pacíficas pulcro donde piadosísimamente se con­
y justas. Y recuerden aquella sentencia servan los restos del Santo Patriarca.
divina: Mediante el sudor de tu rostro
comerás el pan<3 45>; precepto éste que
3
8 39. El Papa espera de la generosidad
ha de ser obedecido por todos los hom­ de todos los medios de reconstrucción.
bres y cumplido con espíritu de ex­ Y todavía hoy, en donde antes se
piación. erguían magníficos monumentos, que­
dan paredes medio caídas, se amonto­
37. Señala la eternidad. Ante todo nan tristes escombros cubiertos de ma­
no olviden que, de las cosas terrenas y leza. Para habitación de los monjes se
caducas, ya sean las conseguidas con ha construido allí cerca una pequeña
el estudio o investigación de la inteli­ casa que no se puede comparar con la
gencia, ya las elaboradas con arte fati­ anterior. Mas ¿por qué no esperar que
goso, hemos de aspirar con ímpetu cada al celebrarse el cuarto centenario de
vez mayor a las cosas celestiales y a aquel día, en que el piadoso varón con­
aquellas que han de permanecer para siguió la felicidad de los santos, después
siempre, pues solamente después de de haber iniciado y concluido esta tan
haberlas alcanzado podremos gozar de gran obra; por qué, decimos, no espe­
una paz verdadera, de un descanso se­ rar que, con los esfuerzos de todos los 155
reno y de una felicidad sempiterna. buenos, y en primer lugar de aquellos
que disponen de abundantes riquezas,
E p íl o g o
y las ofrecen con ánimo generoso, sea
restituido a su prístino esplendor lo
Destrucción y reconstrucción de antes posible este antiquísimo archi-
Monte Casino cenobio?
38. El Papa no pudo evitar la des­ 40. La deuda de gratitud que debe
trucción del monasterio easinense y saldar el mundo. Una generosidad se­
alrededores. La reciente e inhumana mejante es ciertamente com o una deu­
guerra, cuando tan lastimosamente se da que la civilización debe a S a n B e ­
extendió por las tierras de la Campania n i t o : porque si hoy resplandece la so­
y del Lacio, llegó, como sabéis, Vene­ ciedad con tan gran luz de ciencia, si
rables Hermanos, hasta la sagrada cum­ se goza con la posesión de los monu­
bre de Monte Casino; y aunque Nos, mentos literarios de la antigüedad, en
con Nuestras exhortaciones, súplicas y gran parte debe agradecérselo a él y a
(45) Génesis 3, 19.
1708 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 184, 41

su laboriosa descendencia. Por eso es­ uno de vosotros, Venerables Hermanos,


peramos que el éxito responderá com ­ y a todo el pueblo encomendado a
pletamente a Nuestros votos y esperan­ vuestros cuidados, como a toda la fa­
zas; y sea esta obra, no solamente un milia de monjes, que se gloría de este
deber de restauración y reparación, si­ gran legislador, maestro y padre, en
no también un auspicio de tiempos me­ prenda de las gracias celestiales y como
jores, donde el espíritu de la Orden testimonio de Nuestra benevolencia,
Benedictina y sus oportunísimas ense­ Nuestra Bendición Apostólica.
ñanzas florezcan cada día con mayor Dado en Roma, junto a San Pedro,
vigor. el día 21 de Marzo, festividad de San
Benito, del año 1947, noveno de Nues­
41. La Bendición Apostólica. Anima­ tro Pontificado.
dos con esta suavísima esperanza, os
damos de todo corazón, tanto a cada PIO PAPA XII.
3T.SiS>

ENCICLICA “MEDIATOR DEI ET HOMINUM”(*)


(20-XÍ-1947)

SOBRE LA SAGRADA LITURGIA

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
I n t r o d u c c ió n : cia de Adán, manchada por el pecado
, Sacerdocio y movimiento Litúrgico original. Por eso, mientras vivía en la
tierra, no sólo anunció el principio de
L Misión sacerdotal de Cristo en la Li­
la redención y declaró inaugurado el
turgia
Reino de Dios, sino que se consagró a
AAS L Jesucristo, Redentor del mundo, procurar la salvación de las almas con
39 Sumo Sacerdote. “ El Mediador entre el continuo ejercicio de la oración y
521 Dios y los hombres*9^ , el gran Pontí­ del sacrificio, hasta que se ofreció en la
fice que penetró hasta lo más alto del Cruz, víctima inmaculada para limpiar
cielo, Jesús, Hijo de Dios^2\ al encar­ nuestra conciencia de las obras muertas
garse de la obra de misericordia con y hacer que tributásemos un verdadero 522
que enriqueció al género humano con culto al Dios vivo(3L Así todos los hom­
beneficios sobrenaturales, quiso, sin du­ bres, felizmente apartados del camino
da alguna, restablecer entre los hom­ que desdichadamente los arrastraba a
bres y su Creador aquel orden que el la ruina y a la perdición, fueron orde­
pecado había perturbado y volver a nados nuevamente a Dios, para que
conducir al Padre Celestial, primer prin­ colaborando personalmente en la con­
cipio y último fin, la mísera descenden- secución de la santificación propia, fru-
: (* ) A. A. S., 39 (1947) 521-595. No quisiéramos dejar de señalar y reseñar aquí un documento litúr­
gico posterior de Pío XII. A los participantes del Congreso Internacional de Liturgia pastoral, cele­
brado en Asís del 18-21 de Septiembre de 1956, cuya importancia se colige del solo hecho que asistie­
ran a él 5 cardenales, 50 arzobispos y obispos y más de 1.200 sacerdotes entre clero regular y secular,
dirigió Pío XII, en la audiencia del 22 de Septiembre en Roma un discurso en que destacó el carácter
“ pastoral” de la Liturgia junto con los problemas que el porvenir ha de resolver. El Papa no descen­
dió en su alocución a detalles “ concretos” como se esperaba, sino que “ recogió algunos aspectos más
esenciales que se discutían y se discuten en el plano del encuentro entre la Liturgia y la ciencia
dogmática y que Nos preocupan más” decía Pío XII, agrupando sus pensamientos bajo dos títulos:
I. “ La Liturgia y la Iglesia” y II. “ La Liturgia y el Señor” . Por su importancia ocupará esta alocu­
ción para siempre un lugar seguro entre los documentos litúrgicos de la Iglesia de nuestros tiempos,
sobre todo por lo que afirma en la primera parte, o sea que la Liturgia es la acción de toda la Iglesia
y de todos sus miembros, así como por lo que niega: la Liturgia no constituye toda la acción de
la Iglesia.
iEn la primera parle enseña, pues, que la Liturgia no es un asunto privado y privativo de un
grupo particular dentro de la Iglesia sino una “ función vital” de todos sus miembros por consi­
guiente nadie puede mantenerse alejado, indiferente o neutral frente a ella sino que es el culto
divino que todo el Cuerpo Místico, Cabeza y miembros debe rendir a Dios. Pero no son los fieles sino
la jerarquía quien forma y dirige la Liturgia. Sin embargo, “ la Liturgia no es toda la Iglesia; no
agota todo el campo de sus actividades” , hay aun actividades docentes y pastorales que constituyen
vma parte muy esencial de ella. En la segunda parte habla el Papa primero de la “ Acción de Cristo”
o sea del sacrificio de nuestros altares, el cual es, (segundo punto) superior a la presencia real y
verdadera de Cristo en la Sagrada Hostia y para luego, en el tercer punto, realzar la divinidad de
Cristo, “ razón y fuente del culto” eucarístico.
“ La Liturgia confiere a la vida de la Iglesia y a toda manifestación religiosa de hoy una huella
característica. Se nota sobre todo una participación activa y consciente de los fieles en los actos
litúrgicos. De parte de la Iglesia, la Liturgia actual lleva consigo una inquietud de progreso; pero
también de conservación y de defensa... Vuelve al pasado sin copiarlo servilmente, y los crea de
nuevo, en las mismas ceremonias, en el uso del lenguaje vulgar, en el canto popular y en la cons­
trucción de las Iglesias” . Véase el texto íntegro al final de la presente Encíclica, en la nota (190).
Al final del texto de “ Mediat'or Dei” , AAS trae un prolijo esquema de todo lo tratado en la En­
cíclica que paso a paso sigue el desarrollo “ para provecho del lector” como dice la nota; ver AAS
39 p. 596-600 (P.IL).
(1) I Tim., 2, 5.
(2) Compárese Ilebr. 1, 14. (3) Compárese Ilcbr. 9, 14.

— 1709 —
1710 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 2-5

lo de la sangre inmaculada del Cordero, béis sin duda alguna, Venerables Her­
diesen a Dios la gloria que le es debida. manos, que a fines del siglo pasado y
Quiso, pues, el Divino Redentor que principios del presente se despertó un
la vida sacerdotal por El iniciada en su fervor singular en los estudios litúrgi­
cuerpo mortal con sus oraciones y su cos, tanto por la iniciativa laudable de
sacrificio, en el transcurso de los siglos, algunos particulares, cuanto sobre todo
no cesase en su Cuerpo Místico, que por la celosa y asidua diligencia de va­
es la Iglesia; y por esto instituyó un rios monasterios de la ínclita Orden
sacerdocio visible, para ofrecer en todas Benedictina; de suerte que, no sólo en
partes la oblación pura^\ a fin de que muchas regiones de Europa, sino aun
todos los hombres, del Oriente al Occi­ en las tierras de ultramar, se desarrolló
dente, liberados del pecado, sirviesen en esta materia una laudable y prove­
espontáneamente y de buen grado a chosa emulación, cuyas benéficas con­
Dios por deber de conciencia. secuencias se pudieron ver, no sólo
en el campo de las disciplinas sagradas,
2. Renovación litúrgica de la Iglesia donde los ritos litúrgicos de la Iglesia
2. La Iglesia continúa el oficio sa­ Oriental y Occidental fueron estudiados
cerdotal de Jesucristo, en la Misa, los y conocidos más amplia y profunda­
Sacramentos y el Oficio. La Iglesia, mente, sino también en la vida espiri­
pues, fiel al mandato recibido de su fun­ tual y privada de muchos cristianos.
dador, continúa el oficio sacerdotal de
Jesucristo, sobre todo mediante la Sa­ 4. Sus importantes resultados en la
grada Liturgia. Esto lo hace, en primer actualidad. Las augustas ceremonias
lugar, en el altar donde se represen­ del Sacrificio del Altar fueron mejor
ta perpetuamente el sacrificio de la conocidas, comprendidas y estimadas;
C r u z y se renueva con la sola dife­ la participación en los Sacramentos,
rencia del modo de ser o fre c id o ^ ; en mayor y más frecuente; las oraciones
segundo lugar, mediante los Sacramen­ litúrgicas, más suavemente gustadas;
tos, que son instrumentos peculiares, y el culto eucarístico, considerado (co­
por medio de los cuales los hombres mo verdaderamente lo es— centro y
participan de la vida sobrenatural; y fuente de la verdadera piedad cristia­
por último, con el cotidiano tributo de na. Fue, además, puesto más claramen­
alabanzas ofrecido a Dios Optimo Má­ te en evidencia el hecho de que todos
ximo. “ ¡Qué espectáculo más hermoso los fieles constituyen un solo y com ­
para el cielo y para la tierra que la pactísimo cuerpo, cuya cabeza es Cris­
Iglesia en oración! — decía Nuestro Pre­ to, de donde proviene para el pueblo
decesor Pío XI de feliz memoria— . Si­ cristiano la obligación de participar,
glos hace que, sin interrupción alguna, según su propia condición, en los
desde una medianoche a la otra, se re­ ritos litúrgicos.
pite sobre la tierra la divina salmodia 3. Necesaria orientación pontificia
de los cantos inspirados, y no hay hora
del día que no sea santificada por su 5. Solicitud de la Santa Sede en fa­
liturgia especial; no hay período algu­ vor del culto litúrgico. Vosotros, indu­
dablemente, sabéis muy bien que esta
no en la vida, grande o pequeño, que
no tenga lugar en la acción de gracias, Sede Apostólica ha procurado siempre,
en la alabanza, en la oración, en la con gran diligencia, que el pueblo a
reparación de las preces comunes del ella confiado se educase en un verda­
cuerpo místico de Cristo, que es la Igle­ dero y efectivo sentido litúrgico y que,
sia” H)3
* con no menor celo, se ha preocupado
de que los sagrados ritos resplandecie­
3. Despertar de los estudios litúrgi- sen al exterior con la debida dignidad.
523 eos y movimiento litúrgico actual. Sa- En el mismo orden de ideas, Nos, ha-
(4) Compárese Mal. 1, 11. (7) Pío XI, Encícl. Caritate Chrisli, 3-V-1932:
(5) Cf. Gonc. Tricl. Sess. 22, c. 1 (Denz. 038). AAS. 14 (1932) 185; en esta Colección: Encíclica
((>) Cf. Conc. Tricl. Sess. 22, c. 2 (Denz. 940). 159, 9 pág. 1376, col. 2.
185, 6-7 E n c íc lic a “ M e d ia t o r D ei ” 1711

blando, según costumbre, a los predica­ No crean, sin embargo, los inertes
dores cuaresmales de esta nuestra alma y los tibios que cuentan con Nuestro
Ciudad en 1943, los exhortábamos ca­ asenso, porque reprendemos a los que
lurosamente a amonestar a sus oyentes yerran y ponemos freno a los audaces;
para que tomasen parte siempre con ni los imprudentes se tengan por alaba­
mayor empeño en el Sacrificio Euca- dos cuando corregimos a los negligen­
rístico; y recientemente hemos hecho tes y a los perezosos.
traducir otra vez el libro de los Sal­
mos del texto original al latín, para 5. Para la Iglesia latina en esp.
que las preces litúrgicas, de las que for­
ma ese libro parte tan principal en la Aunque en esta Nuestra Carta Encí­
Iglesia Católica, fuesen más exactamen­ clica tratamos, sobre todo, de la Litur­
te entendidas y más fácilmente perci­ gia latina, no se debe a que tengamos
bidas su verdad y suavidad^. menor estima de las venerandas Litur­
524 gias de la Iglesia Oriental, cuyos ritos,
Sin embargo, mientras que, por los transmitidos por venerables y antiguos
saludables frutos que de él se derivan,
documentos, nos son igualmente queri­
el apostolado litúrgico es para Nos de
dísimos; sino que más bien depende de
no poco consuelo. Nuestro deber Nos
las especiales condiciones de la Iglesia
impone seguir con atención esta reno­
Occidental, que demandan la interven­
v a c ió n como algunos la llaman, y pro­
ción de la autoridad Nuestra.
curar diligentemente que estas inicia­
tivas no se conviertan ni en excesivas
ni en defectuosas. 7. La voz del Padre común. Oigan,
pues, dócilmente todos los cristianos la 52?
4. Peligros de exceso y defecto voz del Padre común, que desea ardien­
temente verlos unidos íntimamente a
6. Deficiencias de algunos. Exagera­ El, acercándose al altar de Dios, pro­
ciones de otros. Ahora bien, si por fesando la misma fe, obedeciendo a la
una parte vemos con dolor que en misma ley, participando en el mismo
algunas regiones el sentido, el conoci­ sacrificio con un solo entendimiento y
miento y el estudio de la Liturgia son una sola voluntad. Lo pide el honor
a veces escasos o casi nulos, por otra debido a Dios; lo exigen las necesidades
observamos con gran preocupación, que de los tiempos presentes. Efectivamen­
eii otras hay algunos demasiado ávidos te, después que una larga y cruel gue­
de novedades, que se alejan del camino rra ha dividido a los pueblos con sus
de la sana doctrina y de la prudencia; rivalidades y estragos, los hombres de
pues con la intención y el deseo de una buena voluntad se esfuerzan ahora de
renovación litúrgica mezclan frecuente­ la mejor manera posible por traerlos
mente principios que en teoría o en la de nuevo a todos a la concordia. Cree­
práctica comprometen esta causa san­ mos, sin embargo, que ningún designio
tísima, y la contaminan también mu­ o iniciativa será en este caso más eficaz
chas veces con errores que afectan a la que un férvido espíritu y religioso celo
fe católica y a la doctrina ascética. de los que deben estar animados y guia­
La pureza de la fe y de la moral dos los cristianos, de modo que, acep­
debe ser la norma característica de esta tando sinceramente las mismas verda­
sagrada disciplina, que tiene que con­ des y obedeciendo dócilmente a los
formarse absolutamente con las sapien­ legítimos Pastores en el ejercicio del
tísimas enseñanzas de la Iglesia. Es culto debido a Dios, formen una Co­
por tanto deber Nuestro alabar y apro­ munidad fraternal; puesto que todos
bar todo lo que está bien hecho, y re­ los que participamos del mismo pan,
primir o reprobar todo lo que se desvíe aunque muchos, venimos a ser un solo
del verdadero y justo camino.8 cuerpo(9L
(8) Compárese Litt. Ap. Motu Proprio sobre la precibus, 24-III-1945; AAS. 37 (1945) 65-67.
nueva versión latina de los Salmos In coiiclianis (9) I Cor. 10, 17.
1712 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 8,10

PRIMERA PARTE días festivos; señaló la tribu sacerdotal


y al sumo sacerdote; indicó y describió
N a t u r a l e z a , O r ig e n y P r o g r e s o las vestiduras que habían de usar los
d e l a L it u r g ia ministros sagrados y todo lo demás re4
lacionado con el culto divino^111 ).
3
2
7. - La Liturgia, Culto Público Este culto, por lo demás, no era otra
8. Honrar a Dios: deber de cada cosa sino la sombra(121 > del que el Su­
3
uno. El deber fundamental del borní>re mo Sacerdote del Nuevo Testamento
es, sin duda ninguna, el de orientar había de tributar al Padre Celestial.
hacia Dios su persona y su propia vida.
A El, en efecto, debemos principalmen­ a) Culto divino rendido por Jesu-
te unirnos como indefectible principio, cristo
a quien igualmente ha de dirigirse siem­ 10. Honor tributado al Padre por
pre nuestra deliberación como a último el Verbo Encarnado: en la tierra. Efec­
fin, que por nuestra negligencia perde­ tivamente; apenas el Verbo se hizo
mos al pecar, y que debemos reconquis­ carne(13> se manifestó al mundo dotado
tar por la fe creyendo en El^10L Ahora de la dignidad sacerdotal, haciendo un
bien, el hombre se vuelve ordenada­ acto de su misión al Eterno Padre que
mente a Dios cuando reconoce su ma­ había de durar todo el tiempo de su
jestad suprema y su magisterio sumo; vida: al entrar en el mundo, dice... He­
cuando acepta con sumisión las verda­ me aquí que vengo... para cumplir,
des divinamente reveladas; cuando ob­ ¡oh Dios! tu voluntad(14), acto que sé
serva religiosamente sus leyes; cuando llevará a efecto de modo admirable en
hace converger hacia El toda su acti­ el sacrificio cruento de la Cruz: Por
vidad; cuando — para decirlo en bre­ esta voluntad, pues, somos santificados
ve— , da mediante la virtud de la reli­ por la oblación del Cuerpo de Jesucris­
gión, el debido culto al único y verda­ to hecha una vez sola^15K Toda su acti­
dero Dios. vidad entre los hombres no tiene otro
fin. Niño, es presentado en el Templo
9. Deber de la colectividad. Este es al Señor; adolescente, vuelve otra vez
un deber que obliga ante todo a cada al lugar sagrado; más tarde acude allí
uno en particular; pero es también un frecuentemente para instruir al pueblo
deber colectivo de toda la comunidad y para orar. Antes de iniciar el minis­
humana, ordenada con recíprocos vín­ terio público ayuna durante cuarenta
culos sociales, ya que también ella de­ días, y con su consejo y su ejemplo
pende de la suprema autoridad de Dios. exhorta a todos a orar día y noche.
Nótese que éste es, además, un deber Como maestro de verdad alumbra a
particular de los hombres en cuanto todo h o m b r e para que los mortales
elevados por Dios al orden sobrena­ reconozcan convenientemente al Dios
tural. inmortal y no deserten para perderse,
Así, si consideramos a Dios como sino que sean fieles y constantes para
autor de la antigua Ley, vemos que poner en salvo el alma^17K En cuanto
también proclama preceptos rituales Pastor gobierna su grey, la conduce a
y determina cuidadosamente las nor­ los pastos de vida y le da una ley que
mas que el pueblo debe observar al tri­ observar, a fin de que ninguno se se­
butarle el legítimo culto. Por eso esta­ pare de El y del camino recto que El
bleció diversos sacrificios y designó las ha trazado, sino que todos vivan san­
ceremonias con que se debían ejecutar; tamente bajo su influjo y su acción.
determinó claramente lo que se refería En la última Cena, con rito y aparato
al Arca de la Alianza, al Templo y a los solemne, celebra la nueva Pascua y
(10) S. Thom. Summa Theol. II-II q. 81, art. 1. (14) Hebr. 10, 5-7.
(11) Compárese Lib. Levítico. (15) Hebr. 10, 10.
(12) Compárese Hebr. 10, 1. (16) Juan 1, 9.
(13) Juan 1, 14. (17) Hebr. 10, 39.
185i, 11-14 E n cíc lic a “ M e d ia to r D ei” 1713*

provee a su continuación mediante la bién vosotros a ser parte de la estruc­


institución divina de la Eucaristía; al tura de este edificio, para llegar a ser
día siguiente, elevado entre el cielo y morada de Dios, por medio del Espí­
la tierra, ofrece el salvador Sacrificio ritu Santo” Por eso la sociedad fun­
de su vida, y de su pecho atravesado dada por el Divino Redentor no tiene
hace brotar en cierto modo los Sacra­ otro fin, ni con su doctrina y su gobier­
mentos que distribuyen a las almas los no, ni con el Sacrificio y los Sacramen­
tesoros de la Redención. Al hacerlo así, tos instituidos por El, ni finalmente
tiene como único fin la gloria del Padre con el ministerio que le ha confiado,
y la santificación cada vez mayor del con sus oraciones y su sangre, sino ere
hombre. cer y dilatarse cada vez más; y esto
sucede cuando Cristo está edificado y
11. ...y en la gloria. Luego, al entrar dilatado en las almas de los mortales,
en la sede de la eterna felicidad, quiere y cuando, a su vez, las almas de los
que el culto instituido y tributado por mortales están edificadas y dilatadas en
El durante su vida terrena, continúe sin Cristo; de manera que en este destierro
interrupción ninguna. Porque no ha terrenal se amplíe el templo donde la
dejado huérfano al género humano, si­ Divina Majestad recibe el culto grato y
no que así como lo asiste siempre con legítimo. Por tanto, en toda acción li­
su continuo y poderoso patrocinio, ha­ túrgica, juntamente con la Iglesia, está
ciéndose en el cielo nuestro abogado presente su Divino Fundador: Jesucris­
ante el Padre(1S), así también lo ayuda to está presente en el augusto Sacrificio
mediante su Iglesia, en la cual está del altar, ya en la persona de su mi­
indefectiblemente presente en el trans­ nistro, ya, principalmente, bajo las es­
curso de los siglos, Iglesia que El ha pecies eucarísticas; está presente en los
constituido columna de la verdad(1 192
1
8 *> y
0 Sacramentos con la virtud que trans­
dispensadora de gracia, y que con el funde en ellos, para que sean instru­
sacrificio de la Cruz fundó, consagró mentos eficaces de santidad; está pre­
y confirmó eternamente(20*L sente, finalmente, en las alabanzas y en
las súplicas dirigidas a Dios, como está
b) Culto divino rendido por la Iglesia
escrito: “ Donde dos o tres se hallan
12. La Iglesia sigue honrando a Dios congregados en mi nombre, allí me ha­
en unión con Cristo. La Iglesia, por llo yo en medio de ellos” <22L
consiguiente, tiene de común con el
Verbo Encarnado el fin, la obligación c) Definición de la Liturgia
y la función de enseñar a todos la ver­ 13. Concepto de Liturgia. La Sagra­
dad, regir y gobernar a los hombres, da Liturgia es, por consiguiente, el
ofrecer a Dios el Sacrificio aceptable y culto público que nuestro Redentor
grato, y restablecer así entre el Crea­ tributa al Padre como Cabeza de la
dor y la criatura aquella unión y armo­ Iglesia, y el que la sociedad de los fie­
nía que el Apóstol de las gentes indica les tributa a su Fundador y, por medio
claramente con estas palabras: “ Así que de El, al Eterno Padre: es, diciéndolo
ga no sois extraños ni advenedizos: sino brevemente, el completo culto público
conciudadanos de los Santos y domés­ del Cuerpo Místico de Jesucristo, es
ticos de Dios: pues estáis edificados so­ decir, de la Cabeza y de sus miembros.
bre el fundamento de los Apóstoles y
Profetas, y unidos en Jesucristo, el cual d) La Liturgia en el curso de la his­
es la principal piedra angular de la toria y en la vida humana.
nueva Jerusalén: sobre quien trabado 14. Comienzos de la Sagrada Litur­
todo el edificio se alza para ser un tem­ gia en la historia. La acción litúrgica
plo santo del Señor: por él entráis tam­ tiene principio con la misma fundación
(18) Compárese I Juan 2, 1. Pius II Triumphans Pastor, 22-IV-1459; Inocencio
(19) Compárese I Tim. 3, 15. XI, Triumphans Pastor, 3-X-1678.
(20) Compárese Bonifacio IX, Ab o r ig in e m u n d i (21) Efes. 2, 19-22.
7-X-1391; Calixto III S u m u s P o n t if c x , 1-1-1456; (22) Mat. 18, 20.
1714 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 15-16

de la Iglesia. En efecto, los primeros hijos, los ayuda y los exhorta a la san­
cristianos perseveraban todos en oír tidad, para que, adornados con esta
las instrucciones de los Apóstoles y en dignidad sobrenatural, puedan un día
la comunicación de la fracción del pan volver al Padre que está en los cielos.
y en la oración(232 >. Dondequiera que
5
4 Ella regenera dando vida celestial a los
los Pastores pueden reunir un núcleo nacidos a la vida terrenal, los fortifica
de fieles, erigen un altar, sobre el que con el Espíritu Santo para la lucha
ofrecen el Sacrificio; y en torno a él contra el enemigo implacable; llama a
se disponen otros ritos acomodados a los cristianos en torno a los altares, y
la santificación de los hombres y a la con insistentes invitaciones los anima
glorificación de Dios. Entre estos ritos a celebrar y tomar parte en el Sacrifi­
están, en primer lugar, los Sacramen­ cio Eucarístico, y los nutre con el pan
tos, o sean las siete principales fuentes de los Angeles, para que estén cada vez
de salvación; después, la celebración más fuertes; purifica y consuela a los
de las alabanzas divinas, con las que que el pecado hirió y manchó; consa­
los fieles, reunidos también, obedecen gra con rito legítimo a los que por di­
a las exhortaciones del Apóstol: “ Con vina vocación son llamados al ministe­
toda sabiduría enseñándoos y animán­ rio sacerdotal; da nuevo vigor al casto
doos unos a otros con salmos, con him­ connubio de los que están destinados
nos y cánticos espirituales, cantando a fundar y constituir la familia cris­
de corazón, con gracia y edificación, tiana, y después de haberlos confortado
las alabanzas a Dios” (242 >; después, la
5 y restaurado con el Viático Eucarístico
lectura de la Ley, de los Profetas, del y la Sagrada Unción en sus últimas
Evangelio y de las Cartas Apostólicas, horas de su vida terrena, acompaña al
y finalmente la homilía, con la cual el sepulcro con suma piedad los despojos
Presidente de la asamblea recuerda y de sus hijos; los compone religiosa­
comenta últimamente los preceptos del mente, los protege al amparo de la
Divino Maestro, los acontecimientos Cruz, para que puedan un día resurgir
principales de su vida, y amonesta a triunfantes de la muerte: bendice con
todos los presentes con oportunas particular solemnidad a cuantos dedi­
exhortaciones y ejemplos. can su vida al servicio divino pará lo­
grar la perfección religiosa; y extiende
15. Su organización, significado en su mano en socorro de las almas que
la vida humana y desarrollo. El cul­ en las llamas del purgatorio imploran
to se organiza y se desarrolla según oraciones y sufragios, para conducirlas
las circunstancias y las necesidades de finalmente a la eterna bienaventuranza.
los cristianos, se enriquece con nuevos
ritos, ceremonias y fórmulas, siempre 11. - La Liturgia, culto interno y externo
con la misma intención: o sea, para que
por estos signos nos estimulemos... co­ 1. Exageraciones unilaterales
nozcamos el progreso por nosotros rea­ 16. Es culto externo. Todo el con ­
lizado y nos sintamos impulsados a junto del culto que la Iglesia tributa a
aumentarlo con mayor vigor, ya que Dios debe ser interno y externo. Es
el efecto es más digno si es más ardien­ externo, porque lo pide la naturaleza
te el afecto que lo precede^2**). Así el del hombre compuesto de alma y de
alma se eleva más y mejor hacia Dios; cuerpo; porque Dios ha dispuesto que
así el sacerdocio de Jesucristo se man­ conociéndolo por medio de las cosas
tiene siempre activo en la sucesión de visibles seamos llevados al amor de las
los tiempos, ya que la liturgia no es cosas invisibles^2®); porque todo lo que
sino el ejercicio de este sacerdocio. Lo sale del alma se expresa naturalmente
mismo que su Cabeza divina, también por los sentidos; además, porque el
la Iglesia asiste continuamente a sus culto divino pertenece, no sólo al indi-
(23) Act. 2, 42. (Migne P.L. 3, 501; CSEL 44 pars. III, pág. 60,
(24) Coios. 3, 16. 7 ss).
(25) S. Augustin. Epist. 130, ad Probara, 18 (26) Misal Rom. Pref. de la Natividad.
185, 17-18 E n cíc lic a ‘ ’ M e d ia to r D ei ” 1715

viduo, sino también a la colectividad dentor para profesarle su amor y su


531 humana, y por consiguiente es necesa­ veneración; quiere que las muchedum­
rio que sea social, lo cual es imposible, bres, como los niños que salieron, con
en el ámbito religioso, sin vínculos y alegres exclamaciones, al encuentro de
manifestaciones exteriores; y finalmen­ Jesucristo cuando entraba en Jerusalén,
te, porque es un medio que pone parti­ ensalcen y acompañen al Rey de los 532
cularmente en evidencia la unidad del reyes y al Sumo Autor de todo bien
Cuerpo Místico; acrecienta sus santos tributado a Dios por la Iglesia en unión
entusiasmos; consolida sus fuerzas e con el canto de gloria y gratitud; quiere
intensifica su acción; aunque en efecto, que en sus labios haya plegarias, unas
las ceremonias no contengan en sí nin­ veces suplicantes, otras de alegría y
guna perfección y santidad, sin embar­ gratitud, con las cuales, como los Após­
go, son actos externos de religión que, toles junto al lago de Tiberíades, pue­
como signos, estimulan el alma a la ve­ dan experimentar la ayuda de su mise­
neración de las cosas sagradas, elevan ricordia y de su poder; o como Pedro
la mente a las realidades sobrenatu­ en el monte Tabor, se abandonen a sí
rales, nutren la piedad, fomentan la mismos y todas sus cosas a Dios, en
caridad, acrecientan la fe, robustecen los místicos transportes de la contem­
la devoción, instruyen a los sencillos, plación.
adornan el culto de Dios, conservan la
religión y distinguen a los verdaderos 18. Exageraciones del elemento ex­
cristianos de los falsos y de los hete­ terno. No tienen, pues, noción exacta
rodoxos^21^. de la Sagrada Liturgia los que la con­
sideran como una parte sólo externa y
17. Pero es especialmente culto in­sensible del culto divino o ceremonial
terno. Pero el elemento esencial del decorativo; ni se equivocan menos los
culto tiene que ser el interno; efectiva­ que la consideran como un mero con­
mente, es necesario vivir en Cristo, junto de leyes y de preceptos con que
consagrarse completamente a El, para la Jerarquía Eclesiástica ordena el cum­
que en El, con El y por El se dé gloria plimiento de los ritos. Quede, por con­
al Padre. La Sagrada Liturgia requiere siguiente, bien claro para todos que no
que estos dos elementos estén íntima­ se puede honrar dignamente a Dios si
mente unidos; y no se cansa de repe­ el alma no se eleva a la consecución de
tirlo, cada vez que prescribe un acto la perfección en la vida, y que el culto
del culto externo. Así, por ejemplo, a con su Cabeza divina tiene la máxima
propósito del ayuno nos exhorta: Para eficacia de santificación.
que nuestra abstinencia obre en lo inte­ Esta eficacia, cuando se trata del
rior lo que exteriormente profesa^K Sacrificio Eucarístico y de los Sacra­
De otra suerte, la religión se convierte mentos, proviene ante todo del valor
en un formalismo sin fundamento y sin de la acción en sí misma ( “ ex opere
contenido. Vosotros sabéis, Venerables operato” ); si, además, se considera la
Hermanos, que el Divino Maestro esti­ actividad propia de la Esposa inmacu­
ma indignos del sagrado templo y arro­ lada de Jesucristo, con la que ésta
ja de él a quienes creen honrar a Dios adorna de plegarias y sagradas cere­
sólo con el sonido de frases bien hechas monias el Sacrificio Eucarístico y los
y con posturas teatrales, y están persua­ Sacramentos, o cuando se trata de los
didos de poder muy bien mirar por su Sacramentales y de otros ritos institui­
salvación eterna sin desarraigar del dos por la Jerarquía Eclesiástica, en­
alma los vicios inveterados(29>. La Igle­ tonces la eficacia se deriva más bien
sia, por consiguiente, quiere que todos de la acción de la Iglesia ( “ ex opere
los fieles se postren a los pies del Re-*1
9 operantis Ecclesiae” ), en cuanto es san-

(27) I Carel. Bona, De divina psalmodia, cap. (28) Misal Rom. Secreta de la feria V después
19 § III, 1. Dom. II de Cuaresma.
(29) Compárese Marc. 7, 6; Is. 29, 13.
Í7Í6 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 19-21

ta y obra siempre en íntima unión con virtud intrínseca en cuanto son accio­
su Cabeza. nes del mismo Cristo que comunica y
difunde la gracia de la Cabeza divina
19. Teorías nuevas sobre la •‘piedad en los miembros del Cuerpo Místico;
objetiva” . A este propósito, Venerables pero, para tener la debida eficacia, exi­
Hermanos, deseamos que dirijáis vues­ gen las buenas disposiciones de nuestra
tra atención a las nuevas teorías sobre alma. Por eso, a propósito de la Euca­
la piedad objetiva, las cuales, con el em­ ristía, amonesta S a n P a b l o : “ Por tan­
peño de poner en evidencia el misterio to, examínese a sí mismo el hombre: y
del Cuerpo Místico, la realidad efectiva de esta suerte coma de aquel pan y
de la gracia santificante y la acción beba de aquel cáliz” (30K Por eso la
divina de los Sacramentos del Sacrificio Iglesia, breve y claramente, llama a to­
Eucarístico, tratan de menospreciar la dos los ejercicios con que nuestra alma
piedad subjetiva o personal y aun de se purifica, especialmente durante la
prescindir completamente de ella. Cuaresma: ayudas de la milicia cristia-
En celebraciones litúrgicas, y parti­ na^31); son, efectivamente, la acción de
cularmente en el augusto Sacrificio del los miembros que, con el auxilio de la
altar, se continúa sin duda la obra de gracia, quieren adherirse a su Cabeza,
nuestra Redención y se aplican sus fru­ para que “ se nos manifieste — repita­
tos. Cristo obra nuestra salvación cada mos las palabras de S a n A g u s t í n — en
día en los Sacramentos y en su Sacri­ nuestra Cabeza la fuente misma de la
ficio y, por su medio, continuamente gracia” (32\ Pero hay que notar que
purifica y consagra a Dios el género estos miembros son vivos, dotados de
humano. Tienen éstos, por consiguien­ razón y voluntad propia; por eso es
te, una virtud objetiva, con la cual, de necesario que ellos mismos, acercando
hecho, hacen partícipes nuestras almas sus labios a la fuente, tomen y asimilen
de la vida divina de Jesucristo. Ellos el alimento vital y eliminen todo lo
tienen, pues, por divina virtud y no por que pueda impedir su eficacia. Hay,
la nuestra, la eficacia de unir la piedad pues, que afirmar que la obra de la
de los miembros con la piedad de la Redención, independiente por sí misma
Cabeza, y de hacerla, en cierto modo, de nuestra voluntad, requiere el íntimo
una acción de toda la comunidad. De esfuerzo de nuestra alma para que po­
estos profundos argumentos concluyen damos conseguir la eterna salvación.
algunos que toda la piedad cristiana
debe concentrarse en el misterio del 21. Necesidad de la meditación y de
Cuerpo Místico de Cristo, sin ninguna las prácticas de piedad. Si la piedad
consideración personal y subjetiva, y privada e interna de los individuos des­
creen, por esto, que se deben descuidar cuidase el augusto Sacrificio del altar
las otras prácticas religiosas no estric­ y los Sacramentos, y se sustrajese al
tamente litúrgicas o ejecutadas fuera influjo salvador que mana de la Ca­
del culto público. beza en los miembros, sería, sin duda
Pero todos pueden observar que estas alguna, cosa reprobable y estéril; pero,
conclusiones sobre las dos especies de cuando todos los métodos y ejercicios
piedad, aunque los principios arriba de piedad, no estrictamente litúrgicos,
mencionados sean magníficos, son com ­ fijan la mirada del alma en los actos
pletamente falsas, insidiosas y dañosí­ humanos únicamente para enderezarlos
simas. al Padre que está en los cielos, para
estimular saludablemente a los hom­
2. Piedad personal, indispensable bres a la penitencia y al temor de Dios,
20. Necesidad de la “ piedad subje­ y arrancándolos de los atractivos del
tiva” . Es verdad que los Sacramentos mundo y de los vicios, conducirlos fe­
y el Sacrificio del altar gozan de una lizmente por al arduo camino a la cum-
(30) I Cor. 11, 28. (32) De pracdeslinatione sanclorum, 31 (Migue
después de la imposición de la ceniza. P.L. 41 col. 982).
(31) Misal Rom. Miércoles de Ceniza, oración
185V 22-23 E n cíc lic a “ M e d ia t o r D ei ” 1717

bre de la santidad, entonces son no sólo ciones no tienen que ser una vacía y
sumamente loables, sino hasta necesa­ abstracta reminiscencia, sino que deben
rios, porque descubren los peligros de tender efectivamente a someter nues­
la vida espiritual, nos espolean a la tros sentidos y sus facultades a la razón
adquisición de las virtudes y aumentan iluminada por la fe, o purificar el alma
el fervor con que debemos dedicarnos que se une cada día más íntimamente
todos al servicio de Jesucristo. La ge- a Cristo, y cada vez más se conforma
nuina piedad, que el A n g é l i c o llama a El y por El obtiene la inspiración y
devoción y que es el acto principal de la fuerza divina de que ha menester; y
la virtud de la religión, — con el cual a fin de que sirvan a los hombres de
los hombres se ordenan rectamente y estímulo, cada vez más eficaz, para el
se dirigen convenientemente hacia Dios, bien, la fidelidad al propio deber, la
y gustosa y espontáneamente se consa­ práctica de la religión y el ferviente
gran a cuanto se refiere al culto divi­ ejercicio de la virtud, es necesario tener
no <38)— ^ tiene necesidad de la medita­ presente esta enseñanza: vosotros sois
ción de las realidades sobrenaturales y de Cristo y Cristo es de Dzos(34). Sea,
de las prácticas de piedad, para alimen­ pues, todo orgánico y, por decirlo así,
tarse, estimularse y vigorizarse, y para teocéntrico, si queremos de verdad que
animarnos a la perfección. Porque la todo se enderece a la gloria de Dios
Religión cristiana, debidamente practi­ por la vida y la virtud que nos viene
cada, requiere sobre todo que la volun­ de nuestra Cabeza divina: Esto supues­
tad se consagre a Dios e influya en las to, Hermanos,. teniendo la firme espe­
otras facultades del alma. Pero todo ranza de entrar en el usancta sanctó-
acto de la voluntad presupone el ejer­ ru m } o santuario del cielo, por la san­
cicio de la inteligencia, y antes de que gre de Cristo, con la cual nos abrió ca­
se conciba el deseo y el propósito de mino nuevo y de vida para entrar por
darse a Dios por medio del sacrificio, el velo, esto es, por su carne, teniendo
es absolutamente indispensable el cono­ asimismo al gran sacerdote Jesucristo
cimiento de los argumentos y de los constituido sobre la casa de Dios, con
motivos que hacen necesaria la religión, plena fe, purificados los corazones de
como, por ejemplo, el fin último del las inmundicias de la mala conciencia,
hombre y la grandeza de la divina Ma­ lavados en el cuerpo con el agua limpia
jestad, el deber de la sujeción al Crea- del bautismo, mantengamos inconcusa
doi,;, los tesoros inagotables del amor la esperanza que hemos confesado...
con que El quiso enriquecernos, la ne­ y miremos los unos por los otros para
cesidad de la gracia para llegar a la excitarnos a la caridad y a las buenas
nieta señalada, y el camino particular obras^35K
que la divina Providencia nos ha pre­
parado, uniéndonos a todos, como 23. Armonía y equilibrio en los
miembros de un Cuerpo, con Jesucristo miembros del Cuerpo Místico. De esto
Cabeza. Y puesto que no siempre los se deriva el armonioso equilibrio de los
motivos del amor hacen mella en el miembros del Cuerpo Místico de Jesu­
alma agitada por las pasiones, es muy cristo. Con la enseñanza de la fe cató­
oportuno que nos impresione también lica, con la exhortación a la observan­
la sáludable consideración de la divina cia de los preceptos cristianos, la Iglesia
justicia para reducirnos a la humildad prepara el camino a su acción propia­
cristiana, a la penitencia y a la en­ mente sacerdotal y santificadora; nos
mienda. dispone a una más íntima contempla­
ción de la vida del Divino Redentor y
3, Los frutos de la genuino piedad nos conduce a un conocimiento más
22. Frutos concretos que la piedad profundo de los misterios de la fe, para
2 recabar de ellos el alimento sobrena-
debe producir. Todas estas considera­*8
os) Compárese Thom. Summa Theol. II-II, q. (34) Compárese I Cor. 3, 23.
82, a. i. (35) Hebr. 10, 19-24.
1718 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 24-25

tumi y la fuerza para un seguro pro­ templación; entre la vida ascética y la


greso en la vida perfecta, por medio piedad litúrgica; entre el poder de ju ­
de Jesucristo. No sólo por obra de sus risdicción y de legítimo magisterio y la
ministros, sino también por la de cada potestad eminentemente sacerdotal que
uno de los fieles embebidos de este se ejercita en el mismo sagrado mis­
modo en el espíritu de Jesucristo, la terio.
Iglesia se esfuerza por compenetrar con Por graves motivos la Iglesia pres­
este mismo espíritu la vida y la activi­ cribe a los ministros del altar y a los
dad privada, conyugal, social y aun religiosos que, en determinados tiem­
económica y política de los hombres, pos, atiendan a la devota meditación, al
para que todos los que se llaman hijos diligente examen y enmienda de la con­
de Dios puedan conseguir más fácil­ ciencia y a los otros ejercicios espiri­
mente su fin. tuales^37^, porque especialmente están
De esta suerte la acción privada y el destinados a realizar las funciones li­
esfuerzo ascético dirigido a la purifica­ túrgicas del Sacrificio y de la alabanza
ción del alma estimulan las energías divina. Sin duda la oración litúrgica,
de los fieles y los disponen a participar siendo oración de la ínclita Esposa de
con mejores disposiciones en el augus­ Jesucristo, tiene una dignidad mayor
to Sacrificio del altar, a recibir los Sa­ que las oraciones privadas; pero esta
cramentos con mayor fruto y a celebrar superioridad no quiere decir que entre
los sagrados ritos de manera que salgan dos géneros de oración haya contraste
de ellos más animados y formados para u oposición. Las dos se funden y se
la oración y cristiana abnegación, a armonizan, porque están animadas por
corresponder activamente a las inspi­ un espíritu único: todo y en todos Cris-
raciones y a las invitaciones de la gra­ fo<38> y tienden al mismo fin: hasta que
cia, y a imitar cada día más las virtu­ se forme en nosotros Cnsfo(39).
des del Redentor, no sólo para su pro-
7 pió provecho, sino también para el de III. - La Liturgia está regulada por la
todo el cuerpo de la Iglesia, en el cual Jerarquía Eclesiástica
todo el bien que se hace proviene de
la virtud de la Cabeza y redunda en 1. La Jerarquía y el sacerdocio de la
beneficio de los miembros. Iglesia
25. La naturaleza de la Iglesia exige
4. Armonía entre el elemento exter­ una Jerarquía. Para mejor entender,
no e interno pues, la Sagrada Liturgia, es necesario
considerar otro de sus importantes ca ­
24. Acuerdo entre la acción divina racteres.
y la cooperación humana. Por eso en La Iglesia es una sociedad, y por eso
la vida espiritual no puede existir nin­ exige una autoridad y jerarquía pro­
guna oposición o repugnancia entre la pias. Si bien todos los miembros del
acción divina, que infunde la gracia en Cuerpo Místico participan de los mis­
las almas para continuar nuestra re­ mos bienes y tienden a los mismos fi­
dención, y la efectiva colaboración del nes, no todos gozan del mismo poder ni
hombre, que no debe hacer vano el don están capacitados para realizar las mis­
de Dios(36>; entre la eficacia del rito mas acciones. De hecho, el Divino Re­
externo de los Sacramentos, que pro­ dentor ha establecido su reino sobre
viene “ ex opere operato” , y el mérito los fundamentos del Orden sagrado,
del que los administra o los recibe, acto que es un reflejo de la Jerarquía ce­
que suele llamarse “ opus oper antis’,; lestial.
entre las oraciones privadas y las ple­ Sólo los Apóstoles y a los que, des­
garias públicas; entre la ética y la con- pués de ellos, han recibido de sus su-
(36) Compárese II, Cor. 6, 1. (38) Coios. 3, 11.
(37) Compárese Cod. Iur. Can. can. 125, 126, (39) Ver Gálat. 4, 19.
565, 571, 595, 1367.
185, 26-29 E n c íc lic a “ M e d ia to r D el 1719

cesores la imposición de las manos, se sacerdotes de todos los demás cristia­


ha conferido la potestad sacerdotal, y nos no dotados de este carisma, porque
en virtud de ella, así como representan sólo ellos, por vocación sobrenatural,
ante el pueblo a ellos confiado la per­ han sido introducidos en el augusto mi­
sona de Jesucristo, así también repre­ nisterio que los destina a los sagrados
sentan al pueblo ante Dios. Este sacer­ altares los constituye en instrumentos
docio no se transmite ni por herencia divinos, por medio de los cuales se
ni por descendencia carnal, ni nace de participa de la vida sobrenatural con
la comunidad cristiana ni es delega­ el Cuerpo Místico de Jesucristo. Ade­
ción del pueblo. Antes de representar más, como ya hemos dicho, sólo ellos
al pueblo ante Dios, el sacerdote tiene son los señalados con el carácter inde­
la representación del Divino Redentor, leble que los asemeja al sacerdocio de
y, dado que Jesucristo es la Cabeza de Cristo, y sólo sus manos son las consa­
aquel cuerpo del que los cristianos son gradas para que sea bendito todo lo
miembros, representa también a Dios que ellas bendigan, y todo lo que ellas
ante su pueblo. Por consiguiente, la p o­ consagren sea consagrado y santificado
testad que se le ha conferido nada tiene en nombre de Nuestro Señor Jesucris­
de humano en su naturaleza; es sobre­ t o ^ . A los sacerdotes, pues, tiene que
natural y viene de Dios: Como mi Pa­ recurrir todo el que quiera vivir en
dre me envió, así os envío también a Cristo, para que de ellos reciba el con­
vosotrQS...(é°), el que os escucha a vos­ suelo espiritual, la medicina saludable
otros, m e escucha a mí..Aél\ id por que lo cure y lo vigorice, y pueda re­
todo el mundo: predicad el Evangelio surgir felizmente de la perdición y de
a todas las criaturas; el que creyere y la ruina de los vicios; de ellos final­
se bautizare, se salvar mente recibirá la bendición que con­
sagra la familia, y por ellos también
26. a) Y por consiguiente, un Sacer­ el último aliento de la vida mortal será
docio externo, visible. Por eso el sa­ dirigido al ingreso en la eterna bien­
cerdocio externo y visible de Jesucristo aventuranza.
se transmite en la Iglesia, no de manera
universal, genérica e indeterminada, si­ 2. La dependencia de la Liturgia de
no que es conferido a los individuos la autoridad
539 elegidos, con la generación espiritual
del Orden, uno de los siete Sacramen­ 28. La Liturgia depende de la Auto­
tos, el cual confiere, no sólo una gracia ridad Eclesiástica. — a) Por su misma
particular, propia de este estado y ofi­ naturaleza. Dado, pues, que la Sagrada
cio, sino también un carácter indeleble Liturgia es ejercida sobre todo por los
que asemeja a los sagrados ministros sacerdotes en nombre de la Iglesia, su
a Jesucristo sacerdote, haciéndolos organización, su reglamentación y su
aptos para ejecutar aquellos legítimos forma no pueden depender sino de la
actos de religión con que se santifican Autoridad Eclesiástica. Esto, no sólo es
los hombres y Dios es glorificado, se­ una consecuencia de la naturaleza mis­
gún las exigencias de la economía so­ ma del culto cristiano, sino que está
brenatural.27 confirmado por el testimonio de la his­
toria.
27. b) Consagrado por el Sacramento
del Orden. En efecto, así com o el Bau­ 29. b) Por su estrecha relación con
tismo distingue a los cristianos y los los dogmas. Este inconcuso derecho de 540
separa de los que no han sido purifica­ la Jerarquía Eclesiástica se prueba tam­
dos en las aguas regeneradoras ni son bién por el hecho de que la Sagrada
miembros de Jesucristo, así también el Liturgia está íntimamente unida con
Sacramento del Orden distingue a los aquellos principios doctrinales que la
(10) Juan 20, 21. (43) Pontif. Rom. De la ordenación del sacer­
(41) Luc. 10, 16. dote en la unción de las manos.
(42) Marc. 16, 15-16.
1720 E n cíclicas del PP, P ío XII (1947) 185, 30-33

Iglesia propone como parte integrante a las llamadas Fuentes Teológicas, mu­
de verdades certísimas, y por consi­ chas veces han deducido también argu­
guiente tiene que conformarse a los mentos de esta sagrada disciplina; como
dictámenes de Ja fe católica, proclama­ hizo, por ejemplo, Nuestro Predecesor,
dos por la autoridad del Magisterio su­ de inmortal memoria, Pío IX, cuando
premo, para tutelar la integridad de la definió la Inmaculada Concepción de
Religión por Dios revelada. la Virgen M a r í a . De la misma manera
A este propósito, Venerables Herma­ también la Iglesia y los Santos Padres,
nos, juzgamos necesario poner en su cuando se discutía sobre una verdad
punto una cosa que creemos que no os controvertida o puesta en duda, nunca
será desconocida: nos referimos al error han dejado de pedir luz a los ritos ve­
y engaño de los que han pretendido que nerables transmitidos por la antigüe­
la Liturgia era como un experimento del dad. Así se obtiene también el conocido
dogma, de tal manera que si una de y venerando adagio: La ley de la ora­
estas verdades hubiera producido, a ción determine la ley de la fe (Legem
través de los ritos de la Sagrada Litur­ credendi lex statuat supplicandi4 5
gia, frutos de piedad y de santidad, la
Iglesia hubiese tenido que aprobarla, 32. La Liturgia es argumento y testi­
y en el caso contrario, reprobarla. De monio de fe. La Liturgia, por consi­
ahí aquel principio: La ley de la ora­ guiente, no determina ni constituye en
ción es ley de la fe ( i(Lex orandi, lex sentido absoluto y por virtud propia
credendi” ). la fe católica, sino más bien, siendo
como es una profesión de las verdades
30. La Liturgia es profesión de fe. divinas, profesión sujeta al Supremo
No es, sin embargo, esto lo que enseña Magisterio de la Iglesia, puede propor­
o manda la Iglesia. El culto que ella cionar argumentos y testimonios de no
tributa a Dios es, como breve y clara­ escaso valor para aclarar un punto de­
mente dice S a n A g u s t í n , una continua terminado de la doctrina cristiana. De
profesión de fe católica y un ejercicio aquí que, si queremos distinguir y de­
de la esperanza y de la caridad: <(Dios terminar de manera general y absoluta
dehe ser honrado con la fe, la espe­ las relaciones que existen entre la fe
ranza y la caridad” (44). En la Sagrada y Liturgia, se puede con razón afirmar
Liturgia hacemos explícita y manifiesta que la ley de la fe debe establecer la
profesión de fe católica, no sólo con la ley de la oración. Lo mismo hay que
celebración de los misterios divinos, decir también cuando se trata de las
con la consumación del Sacrificio y la otras virtudes teologales: En la... fe, en
administración de los Sacramentos, si­ la esperanza y en la caridad oramos
no también rezando y cantando el Sím­ siempre con deseo continuo(4G).
bolo de la fe, que es como insignia y
distintivo de los cristianos, con la lectu­ IV. Progreso y desarrollo de la Liturgia
ra de otros documentos y de las Escri­
turas Sagradas, escritas por inspiración 33. La Jerarquía ordenó siempre la
del Espíritu Santo. Toda la Liturgia Liturgia. La Jerarquía Eclesiástica ha
tiene, por consiguiente, un contenido de ejercitado siempre este derecho en ma­
fe católica, en cuanto que testimonia teria litúrgica, instruyendo y ordenan­
públicamente la fe de la Iglesia. do el culto divino y enriqueciéndolo
con esplendor y decoro cada vez ma­
31. La verdad reflejada en la Litur­ yor para gloria de Dios y bien de los
gia. Por este motivo, cuando se ha hombres. Tampoco ha vacilado, por
tratado de definir un dogma, los Sumos otra parte — dejando a salvo la substan­
Pontífices y los Concilios, recurriendo4
*
5 cia del Sacrificio Eucarístico y de los
(44) San Agust. Enchiridion, c. 3 (Migne P.L. (46) San Agustín. Epist. 130 ad Probam, 18
40, 232). (Migne P.L. 33, 501; CSEL 41 pars. III, p 60, 5).
(45) De gratia Dei “ Indiculus” de San Celes­
tino I Papa (422-432) Denz. 139.
‘•185» 34-36 E n cíc lic a “ M edia tor D ei” 1721

Sacramentos— en cambiar lo que no y más amplia de la doctrina católica


estaba en consonancia y añadir lo que sobre la Encarnación del Verbo de
parecía contribuir más al honor de Dios, Sacramento y el Sacrificio Euca-
Jesucristo y de la augusta Trinidad y rístico, sobre la Virgen M a r í a Madre
a la instrucción y saludable estímulo de Dios, ha contribuido a la adopción
del pueblo cristiano(47). de nuevos ritos, por medio de los cua­
les aquella luz que había brillado con
1. Elementos divinos y elementos más esplendor en la declaración del
humanos en la Liturgia Magisterio Eclesiástico se refleja mejor
y con más claridad en las acciones li­
34. Lo que puede cambiar la Jerar­
túrgicas, para llegar con mayor facili­
quía. Efectivamente, la Sagrada Litur­
dad a la mente y al corazón del pueblo
gia consta de elementos humanos y di­
cristiano.
vinos: éstos, evidentemente, no pueden
ser alterados por los hombres, ya que
han sido instituidos por el Divino Re­ b) Debido a algunas modificaciones
dentor; aquéllos, en cambio, con apro­ disciplinarias. El desarrollo ulterior
bación de la Jerarquía Eclesiástica asis­ de la disciplina eclesiástica en lo que
tida por el Espíritu Santo, pueden ex­ toca a la administración de los Sacra­
perimentar modificaciones diversas, se­ mentos, por ejemplo, de la Penitencia;
gún lo exijan los tiempos, las cosas y la institución y más tarde la desapari­
las almas. De aquí procede la magnífica ción del catecumenado, la Comunión
diversidad de los ritos orientales y occi­ Eucarística bajo una sola especie en la
dentales; de aquí el progresivo desarro­ Iglesia Latina, han contribuido no poco
llo de particulares costumbres religiosas a la modificación de los ritos antiguos
y de prácticas de piedad de las que ha­ y a la gradual adopción de otros nue­
bía tan sólo ligeros indicios en tiempos vos y más adecuados a las nuevas dis­
precedentes; débese a esto el que a posiciones de la disciplina.
veces se vuelvan a emplear y renovar
usos piadosos que el tiempo había bo­ 36. c) Debido también a prácticas
rrado. De todo esto da testimonio la piadosas extra-litúrgicas. A esta evo­
vida de la inmaculada Esposa de Jesu­ lución y a estos cambios han contri­
cristo durante tantos siglos; esto expre­ buido notablemente las iniciativas y las
sa el lenguaje empleado por ella para prácticas de piedad no íntimamente
ínánifestar a su divino Esposo su fe y unidas a la Sagrada Liturgia, nacidas
su amor inagotables y los de las per­ en épocas sucesivas por disposición
sonas a ella confiadas; esto demuestra admirable del Señor y tan difundidas
su sabia pedagogía para estimular y entre el pueblo, como, por ejemplo, el
acrecentar en los creyentes el sentido culto más extenso y fervoroso de la
de Cristo. divina Eucaristía, de la pasión acerbí­
sima de nuestro Redentor, del Sacratí­
i?. Las causas del progresivo desa­ simo Corazón de Jesús, de la Virgen
rrollo de la Liturgia Madre de Dios y de su castísimo
Esposo.
En realidad no son escasas las causas
p o r: las cuales se desarrolla y desen­ Entre las circunstancias exteriores
vuelve el progreso de la Sagrada Li­ contribuyeron también las públicas pe­
turgia durante la larga y gloriosa histo­ regrinaciones de devoción a los sepul­
ria de la Iglesia.3 5 cros de los mártires, la observancia de
especiales ayunos instituidos con el mis­
35. Desarrollo de algunos elementos mo fin, las procesiones estacionales de
humanos. — a) Debido a una formula­ penitencia que en esta Alma Ciudad se
ción doctrinal más segura. Así, por tenían, y en las cuales intervenía no
ejemplo, una formulación más segura pocas veces el Sumo Pontífice.
(47) Compárese Const. Divini cullus, 20-XII-1928; AAS. 21 (1929) 33-41; en esta Colección: Encíclica
1722 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 37

37. d) Debido también al desarrollo contra los abusos que temeraria e im­
de las Bellas Artes. Se comprende tam­ prudentemente iban introduciendo per­
bién fácilmente de qué manera el pro­ sonas privadas e iglesias particulares.
greso de las bellas artes, en especial la Así sucedió durante el siglo 16 en que,
arquitectura, la pintura y la música, multiplicándose tales costumbres y
haya influido en la determinación y la usanzas, y poniendo las iniciativas pri­
diversa conformación de los elementos vadas en peligro la integridad de la fe
exteriores de la Sagrada Liturgia*48*. y de la piedad con grande ventaja de
los herejes y de sus errores. Nuestro
3. La fundación de la Congregación
Predecesor, de inmortal memoria, Síx-
de Ritos to V, para proteger los ritos legíti­
La Iglesia se sirvió de su derecho mos de la Iglesia e impedir infiltracio­
propio para tutelar la santidad del culto nes espúreas, estableció en 1588 la Con-
[48] Criterios y normas prácticas para el Arte 1161, 1162, 1164, 1178, 1261, 1268, 1269 § 1, 1279,
Sagrado; Instrucción del Santo Oficio a los Obis­ 1280, 1385, 1399.
pos de lugar, del 30-VI-1952 SACRAE ARTIS, 7. Especial recuerdo merece cuanto dispone el
AAS. 44 (1952) 542-546. El texto de la Instrucción can. 1261, en el que se obliga a los Ordinarios a
es el siguiente: que de modo especial vigilen para que nada se
1. Carácter y fin propios del arte sagrado, como introduzca en el culto divino que esté en oposi­
indica su propio nombre, es contribuir en la me­ ción con la verdadera fe o se aparte de la tradi­
jor forma posible al decoro de la casa de Dios ción eclesiástica; y el can. 1399, 129, en el que se
y alimentar la fe y la piedad de los que en el declaran prohibidas por la ley las imágenes, im­
templo se recogen para asistir a los oficios divi­ presas de cualquier modo, contrarias al modo
nos e implorar los favores celestiales. Por ello ha de sentir y a las prescripciones de la Iglesia.
sido siempre objeto de solícitos cuidados y con­
tinuada vigilancia por parte de la Iglesia, de 8. Aun muy recientemente, la Sede Apostólica
suerte que fielmente siguiera las normas por ella ha condenado las desviaciones y las contamina­
dictadas, como se derivan de la doctrina reve­ ciones del arte sagrado. Y queda sin ningún valor
lada y de una recta estética, y así pudiera en la objeción de quienes sostienen que el arte sa­
verdad llevar el título de sagrado. grado debe adaptarse a las necesidades y a las
condiciones de los tiempos nuevos; porque el arte
DOCTRINA Y CRITERIOS sagrado, nacido con la sociedad cristiana, tiene
sus fines propios que siempre debe perseguir y
2. Con razón, pues, se le aplican (a dicho arte) un propio deber que cumplir constantemente. Por
las palabras de San Pío X, promulgador de las ello, Pío XI, de venerable memoria, al inaugurar
sabias normas para la música sagrada: Por lo la nueva Pinacoteca Vaticana, luego de haber
tanto, nada deberá tener lugar en el templo que recordado el llamado arte nuevo, añadió estas
perturbe o simplemente disminuga la piedad y la graves palabras: P or lo demás, muchas veces ya
devoción de los fieles, nada que dé motivo razo­ lo hemos significado a artistas y a sagrados pas­
nable de disgusto o de escándalo, y, sobre todo, tores: Nuestra esperanza, Nuestro ardiente deseo,
nada que... sea indigno de la casa de oración y Nuestra voluntad no puede ser sino que se obe­
de la majestad de Dios. (Motu proprio Tra le dezca a la ley canónica, formulada claramente
sollecitudini 22 nov. 1903, Acta Pii X 1, 75). y sancionada también en el Código de derecho
3. Por esto, ya desde los primeros siglos de la canónico, y es ésta: Que tal arte no sea admitido
Iglesia, el Concilio II de Nicea, al condenar la en nuestras iglesias y mucho menos llamado a
herejía de los iconoclastas, confirmó el culto construirlas, a transformarlas, a decorarlas; ni
de las sagradas imágenes y amenazó con severí- aun abriendo todas las puertas y dando la más
simas penas a quienes se atrevieran a contrapo­ sincera bienvenida a todo desarrollo bueno y
ner sus impías fantasías a las constituciones progresivo de las buenas y venerables tradiciones,
eclesiásticas. (Actio 7? et ultima definitio Synodi que durante tantos siglos de vida cristiana y en
II: Mansi Sacr. Concil. 13, 730). medio de tan gran diversidad de medios y de
4. A su tiempo, el Concilio de Trento, en la condiciones sociales y étnicas han dado prueba
sesión XXV —luego de fijar oportunas normas tan grande de una inagotable capacidad para
para la iconografía cristiana— termina una grave inspirar nuevas y bellas formas, siempre que
exhortación a los Obispos con estas precisas pa­ fueran buscadas o estudiadas y cultivadas a la
labras: Los obispos, acordándose de que a la casa doble luz del genio y de la fe. (Sermón del 27 oct.
de Dios le corresponde la santidad, tengan sumo 1932 AAS. 24, 356).
cuidado y diligencia a fin de que nada aparezca
desordenado, nada confusa o tumultuosamente 9. Y en estos últimos tiempos, el Santo Padre
adaptado, nada profano o indecoroso. (Sess. 26, Pío XII, felizmente reinante, en la Encíclica so­
De invocatione, vener, et Reliquiis Sanct. et Sa- bre la Sagrada Liturgia, publicada el 20 de no­
cris Imaginibus). viembre de 1947, expuso con tanta precisión como
5. Y Urbano VIII, al dar especiales reglas para claridad la finalidad del arte sagrado: “ Es del
la exacta observancia de las prescripciones del todo necesario que... tenga libre campo el arte
Concilio de Trento, así se expresa a este propó­ moderno para que también él sirva dentro de la
sito: Lo que es presentado a los fieles no debe reverencia y decoro debidos a los sitios y actos
aparecer desordenado o extraño, sino contribuir litúrgicos, y asi unir su voz a aquel maravilloso
a reavivar la devoción y la piedad. (Sacrosancta cántico de gloria que los genios de la humanidad
Tridentina, § 1, die 15 mensis mart. a. 1642, Bul- han entonado a la fe católica en el rodar de los
larium Romanum Taurin, ed. 15, 171). siglos. Por otra parte, obligados por Nuestra
6. Finalmente, el Código de derecho canónico conciencia y oficio, Nos sentimos precisados a
recoge y coordina casi toda la legislación de la tener que reprobar y condenar ciertas imágenes
Iglesia sobre el arte sagrado en sus cánones 485, y formas últimamente introducidas por algunos,
185, 38 E n cíc lic a “ M e d ia t o r D ei ” 1723

gregación de /?ifos(49\ órgano al que quier costumbre cuando se trata de


hasta hoy corresponde ordenar y deter­ culto, a introducir y aprobar nuevos
minar con cuidado y vigilancia todo lo ritos y a cambiar los que estime deben
que atañe a la Sagrada Liturgia <50). ser cambiados(51); los Obispos, por su
parte, tienen el derecho y el deber de
4. La Suprema Autoridad en asuntos vigilar con diligencia, a fin de que las
litúrgicos prescripciones de los sagrados cánones
38. referentes al culto divino sean observa­
Este progreso no puede dejarse
544 al arbitrio de cada uno. Por eso el das con exactitud (52L No es posible de­
Sumo Pontífice es el único que tiene jar al arbitrio de cada uno, aunque se
derecho a reconocer y establecer cual- trate de miembros del Clero, las cosas
que, a su extravagancia y degeneración estética, 16. 2) P e r o e l O r d in a r io n o a p r o b a r á , p a r a
unen el ofender claramente más de una vez al e x p o n e r a la p ú b lic a v e n e r a c ió n d e los fie le s ,
decoro, a la piedad y a la modestia cristiana, y im á g e n e s s a g ra d a s q u e n o e stén en a r m o n ía c o n
ofenden al mismo sentimiento religioso; todo eso e l u so a d m it id o p o r la I g le s ia (§ 2).
debe alejarse y desterrarse en absoluto de nues­ 17. 3) J am ás p e r m itir á q u e en las ig le s ia s o en
tras iglesias, “ y en g e n e r a l to d o lo qu e d e s d ic e G iros lu g a r e s s a g r a d o s se e x h ib a n im á g e n e s que
de la s a n tid a d d e l lu g a r ” (c a n . 1178). (Ene. M e­ e x p r e s e n a lg ú n d o g m a fa ls o , o en las qu e h a y a
d ia t o r D e i: AAS. [1947], 590 ss.; ver en la presente a lg o m e n o s c o n fo r m e c o n la d e c e n c ia y h o n e s t i­
Encíclica nrs. 117 y 118, pág. 1750). d a d o qu e o fr e z c a n o c a s ió n d e e r r o r p e lig r o s o
p a r a los ig n o r a n te s (§ 3).
NORMAS P R A C T IC A S 18. 4) En el caso de que en las Comisiones
10. Considerado todo esto atentamente, esta diocesanas faltasen peritos, surgieren dudas o
Suprema S. Congregación, preocupada siempre disparidad en las opiniones, los Ordinarios ha­
de que el arte sagrado contribuya a conservar la brán de solicitar el parecer de las Comisiones
fe y la piedad en el pueblo cristiano, ha consi­ metropolitanas o de la Comisión de Arte Sagrado
derado necesario el recordar a todos los Ordina­ de Roma.
rios las normas que se han de seguir, para que 19 5) Según lo dispuesto en los cánones 485 y
se inspire en principios y revista formas que 1178, los Ordinarios mandarán retirar de los
plenamente correspondan al decoro y a la santi­ edificios sagrados todo cuanto contradiga a la
dad de la casa de Dios. santidad del lugar y a la reverencia que se debe
a la casa de Dios; y prohibirán con severidad
Sobre la a rq u ite c tu r a que se exponga a la veneración de los fieles, ya
11. 1) La arquitectura sagrada, aunque revista en los mismos altares, ya en las paredes conti­
formas nuevas, tiene que cumplir siempre su guas, una desordenada multiplicidad de estatuas
oficio que es el de construir la casa de Dios, casa o de imágenes de escaso valor, ordinariamente
de oración, jamás asimilable a un edificio pro­ estereotipadas.
fano. Ai construir nuevas iglesias, se atienda 20. 6) Tanto los Obispos como los superiores
también a la comodidad de los fieles, facilitán­ religiosos no den jamás licencia para imprimir
doles cuanto sea posible el seguir con atención y libros, periódicos u hojas, que lleven impresas
con la vista el desarrollo de las sagradas cere­ imágenes no conformes al modo de sentir y a
monias; y brillen aquéllas por la sencillez de lí­ los decretos de la Iglesia (cf. cánones 1385 y
neas no interrumpidas por artificiosos ornamen­ 1399, 129).
tos, pero evítese con sumo cuidado todo cuanto N orm as
pudiera revelar negligencia en la obra artística. 21. Mas para que los Excmos. Ordinarios pue­
12. 2) En el can. 1162 § 1 se dispone: N o se dan solicitar y lograr de la Comisión diocesana
e d ific a r á n in g u n a ig le s ia sin e l c o n s e n tim ie n to de arte sagrado el más seguro consejo, en con­
e x p r e s o d e l O r d in a r io lo c a l d a d o p o r e s c r it o , formidad con las normas de la Santa Sede y de
c o n s e n t im ie n to qu e n o p u e d e d a r e l V ic a r io Ge­ los fines propios del arte sagrado, cuidarán de
n e r a l sin m a n d a to e s p e c ia l. escoger para componer tales Comisiones a per­
13. 3) En el can. 1164 § 1: P r o c u r a r á n los O r d i­ sonas que a su indiscutible competencia en mate­
n a r io s , o y e n d o , s i fu e r a m e n e s te r , e l c o n s e jo d e ria de arte unan dotes de fe viva, de verdadera
los p e r it o s , qu e en la e d ific a c ió n y r e p a r a c ió n de piedad y de adhesión plena a las diretrices de
las ig le s ia s se o b s e r v e n las fo r m a s a ce p ta d a s p o r la autoridad eclesiástica.
la tr a d ic ió n c r is t ia n a y los cá n o n e s d e l a rte sa­ 22. Tanto para la arquitectura como para las
grado. artes figurativas se dé la preferencia a aquellos
14. 4) Esta Suprema S. Congregación insiste, artistas que, además de poseer la pericia profe­
además, en la estricta obligación de observar sional, se hallen al mismo tiempo en grado de
exactamente lo dispuesto en los cánones 1268 § 2 expresar, por medio de su obra, una fe sincera
y 1269 § 1: La S m a . E u c a r is tía se g u a r d a r á en e l y una verdadera piedad que son la finalidad
lu g a r m ás d ig n o y e x c e le n t e d e la igle s ia , y, p o r propia del arte sagrado.
lo tan to, d e o r d in a r io , en el a lta r m a y o r , a n o 23. Finalmente, se tendrá sumo cuidado de que
s e r que re s u lte m ás c o n v e n ie n te y d ig n o p a r a el maestros respetuosos de las venerables tradicio­
c u lto y v e n e r a c ió n d e tan a d m ir a b le s a c r a m e n to nes y dóciles a las normas directivas de la Santa
d eb e g u a r d a r s e en un s a g r a r io in a m o v ib le c o l o ­ Sede instruyan en el arte sagrado a los candi­
c a d o en m e d io d e l a lta r. datos al sacerdocio, durante los estudios de filo­
sofía y de teología, según la edad y capacidad
S obre las a rte s fig u r a tiv a s de cada uno, formando así en ellos su espíritu
15. 1) Según el can. 1279: A n a d ie es líc ito c o ­ en una justa comprensión del arte sagrado.
lo c a r o h a c e r qu e se c o lo q u e en las ig le s ia s , a u n ­ (49) Sixto V Const. lm m e n s a 22-1-1588.
q u e sean e x e n ta s , o en o t r o s lu g ares s a g r a d o s , (50) C.I.C. can. 253.
n in g u n a im a g e n in s ó lita , a n o s e r qu e esté a p r o ­ (51) Compárese Cód. Iur. Can. can. 1257.
b ad a p o r el O r d in a r io lo ca l (§ 1). (52) Compárese Cod. Iur. Can. can. 1261.
1724 E n cíclicas del PP. P ío X íl (1947) 185, 39-42

santas y venerables relacionadas con chos ritos, efectivamente, pueda ser


la vida religiosa de la comunidad cris­ muy útil para el pueblo; pero la Sede
tiana, con el ejercicio del sacerdocio de Apostólica es la única que tiene facul­
Jesucristo y el culto divino, con el ho­ tad para autorizarlo, y por eso nada se
nor debido a la Trinidad Santísima, al puede hacer en este punto sin contar
Verbo Encarnado, a su augusta Madre con el juicio y aprobación, porque, co ­
y a los demás santos y con la salvación mo dejamos dicho, es de su exclusiva
de los hombres; por la misma causa a competencia la ordenación de la Sagra­
nadie se le permite regular en esta ma­ da Liturgia.
teria aquellas acciones externas, ínti­
mamente ligadas con la disciplina ecle­ 6. Formas antiguas g nuevas.
siástica, con el orden, la unidad y la 41. Adhesión exagerada a los ritos
concordia del Cuerpo Místico, y no po­ antiguos. Con la misma medida deben
cas veces con la integridad misma de ser juzgados los conatos de algunos,
la fe católica. enderezados a resucitar ciertos antiguos
ritos o ceremonias. La Liturgia de los
39. Algunos abusos temerarios. La tiempos pasados merece ser venerada
Iglesia, en realidad, es un organismo sin duda ninguna; pero una costumbre
vivo, y por eso crece y se desarrolla antigua no es ya solamente por su anti­
también en lo que toca a la Sagrada güedad lo mejor, tanto en sí misma
Liturgia, adaptándose a las circunstan­ cuanto en relación con los tiempos su­
cias y a las exigencias que se presentan cesivos y las condiciones nuevas. Tam­
en el transcurso del tiempo y acomo­ bién son dignos de estima y respeto los
dándose a ellas; pero, a pesar de ello, ritos litúrgicos más recientes, porque
hay que reprobar severamente la teme­ han surgido bajo el influjo del Espíritu
raria osadía de quienes introducen in­ Santo que está con la Iglesia siempre,
tencionalmente nuevas costumbres li­ hasta la consumación de los siglos(53>,
túrgicas o hacen renacer ritos ya desu­ y son medios de los que la ínclita Es­
sados y que no están de acuerdo con posa de Jesucristo se sirve para estimu­
las leyes y rúbricas vigentes. No sin lar y procurar la santidad de los hom­
gran dolor venimos a saber, Venerables bres.
Hermanos, que así sucede en cosas, no
sólo de poca, sino también de gravísima 42. Prudente vuelta a la tradición.
importancia; efectivamente, no falta Es en verdad cosa prudente y digna de
quien use la lengua vulgar en la ce­ toda alabanza el volver de nuevo con la
lebración del Sacrificio Eucarístico, inteligencia y el espíritu a las fuentes
quien traslade fiestas — fijadas ya por de la Sagrada Liturgia, porque su estu­
545 estimables razones— a una fecha di­ dio, remontándose a los orígenes, con­
versa, quien excluya de los libros apro­ tribuye mucho a comprender el signi­
bados para las oraciones públicas las ficado de las fiestas y a penetrar con
Sagradas Escrituras del Antiguo Testa­ mayor profundidad y exactitud en el
mento, teniéndolas por poco apropia­ sentido de las ceremonias; pero cierta­
das y oportunas para nuestros días. mente, no es prudente y loable el redu­
cirlo todo, de todas las maneras, a lo
5. La lengua litúrgica antiguo. Así, por ejemplo, se sale del
recto camino quien desea devolver al
40. La Iglesia autoriza y manda. El altar su forma antigua de mesa; quien
empleo de la lengua latina, vigente en desea excluir de los ornamentos litúr­
una gran parte de la Iglesia, es un cla­ gicos el color negro; quien quiere eli- 546
ro y hermoso signo de la unidad y un minar de los templos las imágenes y
antídoto eficaz contra toda corrupción estatuas sagradas; quien quiere hacer
de la pura doctrina. No quita esto que desaparecer en las imágenes del Re­
el empleo de la lengua vulgar en mu­ dentor Crucificado los dolores acerbí­
(53) Compárese Mat. 28, 20.
185, 43-45 E n cíc lic a “ M e d ia t o r D ei ” 1725

simos que El ha sufrido; quien repudia Espíritu Santo... ha constituido... para


y reprueba el canto polifónico, aunque apacentar la Iglesia de Díos(56), tienen
está conforme con las normas promul­ el derecho y el deber de gobernar al
gadas por la Santa Sede. pueblo cristiano. Por eso, Venerables
Hermanos, siempre que defendéis vues­
43. “ Arqucologismo” excesivo. Así tra autoridad — a veces con severidad
como ningún católico sensato puede saludable— no sólo cumplís con vues­
rechazar las fórmulas de la doctrina tro deber, sino que cumplís la voluntad
cristiana compuestas y decretadas con del mismo Fundador de la Iglesia.
grande utilidad por la Iglesia, inspira­
da y asistida por el Espíritu Santo, en
épocas recientes, para volver a las fór­ SEGUNDA PARTE
mulas de los antiguos concilios, ni
puede repudiar las leyes vigentes para E l C u l t o E u c a r ís t ic o
retornar a las prescripciones de las
antiguas fuentes del Derecho Canónico; 7. - La Naturaleza del sacrificio
así, cuando se trata de la Sagrada Li­ 45. La esencia de la misa. El miste­
turgia, no resultaría animado de un celo rio de la Sagrada Eucaristía, instituido
recto e inteligente quien deseara volver por el Sumo Sacerdote, J e s u c r i s t o , y
a los antiguos ritos y usos, repudiando por voluntad de El constantemente re­
las nuevas normas introducidas por novada por sus ministros, es como el
disposición de la divina Providencia y compendio y centro de la religión cris­
por la modificación de las circunstan­ tiana. Tratándose del punto más alto
cias. Tal manera de pensar y de obrar de la Sagrada Liturgia, creemos opor­
hace revivir, efectivamente, el excesivo tuno, Venerables Hermanos, detenernos
e insano arqueologismo despertado por un poco y llamar vuestra atención sobre
el ilegítimo Concilio de Pistoya, y se argumento de tan grande importancia.
esfuerza por resucitar los múltiples Cristo Nuestro Señor, sacerdote sem­
errores que un día provocaron aquel piterno, según el orden de Melquise-
conciliábulo, y los que de él se siguie­ dec^57), como hubiese amado a los su­
ron, con gran daño de las almas, y que yos que vivían en el inundo^58), en la
la Iglesia, guarda vigilante del depósito última cena, en la noche en que se le
de la fe que le han sido confiado por traicionaba, para dejar a la Iglesia, su
su Divino Fundador, justamente con- amada Esposa, un sacrificio visible
denó^545). En efecto, deplorables propó­ — como la naturaleza de los hombres
sitos e iniciativas tienden a paralizar pide— que fuese representación del
la acción santificadora con la cual la Sacrificio cruento que debía de llevarse
Sagrada Liturgia dirige al Padre salu­ a efecto en la Cruz, y para que perma­
dablemente sus hijos de adopción. neciese su recuerdo hasta el fin de los
siglos y se aplicase su virtud salvadora
44. Sólo el Papa es el árbitro. Por para remisión de nuestros pecados co­
eso, hágase todo dentro de la necesaria tidianos... ofreció a Dios Padre su cuer­
unión con la Jerarquía Eclesiástica. No po y sangre, bajo las especies del pan
se arrogue ninguno el derecho a ser ley y del vino, y las dio a los Apóstoles,
para sí y a imponerla a los otros por constituidos entonces sacerdotes del
su voluntad. Tan sólo el Sumo Pontí­ Nuevo Testamento, a fin de que bajo
fice, como sucesor de P e d r o , a quien estas mismas especies lo recibiesen, al
el Divino Redentor confió su rebaño mismo tiempo que les ordenaba a ellos
universal <555
), y los Obispos, que a las
6 y a sus sucesores en el sacerdocio que
dependencias de la Sede Apostólica el lo ofreciesen^}.
(54) Compárese Pius VI, Const. Auctorem fidei, (57) Sal. 109, 4.
28-VIII-1794, Nrs. 31-34, 39, 62, 66, 69-74; de: (58) Juan 13, 1.
Fontes II, 696, 699, 705, 706-707.
(55) Compárese Juan 21, 15-17. (59) Conc. Trid. Ses. 22, c. 1 (Denzinger- Umb.
(56) Act. 20, 28. nr. 938).
1726 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 46-49

46. 1) Es una verdadera renovación Cristo, así como está realmente pre­
dei Sacrificio de la Cruz. El augusto sente su cuerpo, también lo está su
Sacrificio del altar no es, pues, una sangre; y de esa manera las especies
pura y simple conmemoración de la eucarísticas, bajo las cuales se halla
pasión y muerte de Jesucristo, sino que presente, simbolizan la cruenta sepa­
es un sacrificio propio y verdadero, ración del cuerpo y de la sangre. De
por el que el Sumo Sacerdote, mediante este modo, la conmemoración de su
su inmolación incruenta, repite lo que muerte, que realmente sucedió en el 549
una vez hizo en la Cruz, ofreciéndose Calvario, se repite en cada uno de los
enteramente al Padre, víctima gratísi­ sacrificios del altar, ya que por medio
ma. Una... y la misma es la víctima; lo de señales diversas se significa y se
que ahora se ofrece por ministerio de muestra Jesucristo en estado de víc­
los sacerdotes se ofreció entonces en la tima.
Cruz; solamente el modo de hacer el
ofrecimiento es diverso^Q0K 49. c) Idénticos los fines del Sacri­
ficio. Idénticos, finalmente, son los
47. a) Idéntico, el Sacerdote. Idén­ fines, de los que es el primero la glori­
tico, pues, es el sacerdote, Jesucristo, ficación de Dios. Desde su nacimiento
cuya sagrada persona es representada hasta su muerte, Jesucristo ardió en el
por su ministro. Este, en virtud de la celo de la gloria divina; y, desde la
consagración sacerdotal que ha reci­ Cruz, la oferta de su sangre subió al
bido, se asemeja al Sumo Sacerdote y cielo en olor de suavidad. Y para que
tiene el poder de obrar en virtud y en este himno jamás termine, los miem­
persona del mismo Cristo*6 61); por eso,
6
0 bros se unen en el Sacrificio Eucarísti-
con su acción sacerdotal, en cierto m o­ co a su Cabeza divina, y con El, con
do, presta a Cristo su lengua y le alar­ los Angeles y Arcángeles, cantan a Dios
ga su mano(62\ alabanzas perennes*64), dando al Padre
Omnipotente todo honor y gloria*65).
48. b) Idéntica, la víctima. Idéntica El segundo fin es dar gracias a Dios.
también es la víctima, esto es, el Re­ El Divino Redentor, como Hijo predi­
dentor Divino, según su naturaleza hu­ lecto del Eterno Padre cuyo inmenso
mana y en la realidad de su cuerpo y amor conocía, es el único que pudo
de su sangre. Es diferente, en cambio, dedicarle un digno himno de acción de
el modo como Cristo se ofrece. En gracias. Esto es lo que pretendió y de­
efecto, en la Cruz se ofreció a Dios seó, dando gracias*66) en la última cena,
totalmente y con todos sus sufrimien­ y no cesó de hacerlo en la Cruz, ni cesa
tos, y esta inmolación de la víctima fue jamás en el augusto Sacrificio del altar,
llevada a cabo por medio de su muerte cuyo significado precisamente es la
cruenta, voluntariamente padecida; en acción de gracias eucarística; y esto,
cambio, sobre el altar, a causa del esta­ porque digno y justo es en verdad, de­
do glorioso de su naturaleza humana, bido y saludable^1"*.
la muerte no tendrá ya dominio sobre El tercer fin es la expiación y la
E /(63>, y por eso la efusión de la sangre propiciación. Nadie, en realidad, excep­
es imposible; pero la divina sabiduría to Cristo, podía ofrecer a Dios Omnipo­
ha hallado un modo admirable para tente una satisfacción adecuada por los
hacer manifiesto el sacrificio de nues­ pecados del género humano. Por eso
tro Redentor con señales exteriores, que quiso El inmolarse en la cruz, víctima
son símbolos de muerte, ya que, gracias de propiciación por nuestros pecados, y
a la transubstanciación del pan en el no tan sólo por los nuestros, sino tam­
cuerpo y del vino en la sangre de bién por los de todo el mundo*68). Asi-
(60) Conc. Trid. Ses. 22, c. 2 (Denz-Umb. 940). (64) Compárese Misal Rom., Prefacio.
(61) Compárese S. Thom., Summa Theol. III, (65) Compárese Misal Rom. Canon.
q. 22, a. 4. (66) Marc. 14, 23.
(62) Joann. Chrys. ln loann. Hom. 86, 4 (Migne
P.G. 59, 473). (67) Misal Rom. Prefacio.
(63) Rom. 6, 9. (68) I loan. 2, 2.
185, 50-51 E n cíc lic a “ M e d ia t o r D ei” 1727

mismo se ofrece todos los días sobre ha vertido. Compró con su sangre, con
los altares por nuestra redención, para la sangre del Cordero inmaculado, con
que, libres de la condenación eterna, la sangre del único Hijo de Dios...
seamos acogidos entre la grey de los Quien compra es Cristo; el precio es la
elegidos. Y esto no solamente para nos­ sangre; la posesión, el mundo fodo^74).6 *
0
7
9
otros, los que vivimos aún en esta vida Sin embargo, este rescate no obtuvo
mortal, sino también para todos los que inmediatamente su efecto pleno: es me­
descansan en Cristo... que nos prece­ nester que Cristo, después de haber
dieron con la señal de la fe y duermen rescatado al mundo con el copiosísimo
el sueño de la p a z ^ \ porque, tanto precio de sí mismo, entre en la pose­
vivos como muertos, no nos separamos, sión real y efectiva de las almas. De
sin embargo, del único Cristo^10K aquí que, para que se lleve a cabo y
El cuarto fin es la impetración. El sea grata a Dios la redención y salva­
hombre, hijo pródigo, ha malgastado y ción de todos los individuos y de las
disipado todos los bienes recibidos del generaciones venideras hasta el fin de
Padre Celestial, y así se ve reducido a los siglos, es de necesidad absoluta que
la mayor miseria y necesidad; pero, tomen todos contacto vital con el Sa­
desde la Cruz, J e s u c r i s t o , ofreciendo
crificio de la Cruz, y así, los méritos
plegarias y lágrimas... fue oído en vista que de él se derivan les serán transmi­
de su reverencia(671), y en los sagrados
0
7
9 tidos y aplicados. Se puede decir que
altares ejerce la misma eficaz media­ Cristo ha construido en el Calvario una
ción, a fin de que seamos colmados de piscina de purificación y de salvación
toda clase de gracias y bendiciones. que llenó con su sangre, por El vertida;
pero, si los hombres no se bañan en sus
50. 2) Valor infinito del Sacrificio aguas y no lavan en ellas las manchas
divino. Así se comprende fácilmente de su iniquidad, no serán ciertamente
la razón por la cual afirma el sacro­ purificados y salvados.
santo Concilio Tridentino que, mediante
el Sacrificio Eucarístico, se nos aplica 51. 3) Pero es necesaria la colabora­
la virtud salvadora de la Cruz, para ción personal de los fieles. Por eso,
remisión de nuestros pecados cotidia­ para que todos los pecadores se purifi­
nos^72^. quen en la sangre del Cordero, es nece­
Y el Apóstol de los gentiles, procla­ saria su propia colaboración. Aunque
mando la superabundante plenitud y Cristo, hablando en términos generales,
perfección del Sacrificio de la Cruz, haya reconciliado a todo el género hu­
ha declarado que Cristo, con una sola mano con el Padre por medio de su
ofrenda, hizo perfectos para siempre a muerte cuenta, quiso, sin embargo, que
los que ha santificado <73). En efecto, todos se acercasen y fuesen llevados a
los méritos infinitos e inmensos de este la Cruz por medio de los Sacramentos
Sacrificio no tienen límites, y se extien­ y por medio del Sacrificio de la Euca­
den a todos los hombres en cualquier ristía, para poder obtener los frutos de
lugar y tiempo, porque en él el sacer­ salvación por El en la misma Cruz ga­
dote y la víctima es el Dios Hombre; nados. Con esta participación actual y
porque su inmolación, igual que su personal, de la misma manera que los
obediencia a la voluntad del Padre miembros se asemejan cada día más a
Eterno, fue perfectísima, y porque qui­ la Cabeza divina, así también la salva­
so morir como cabeza del género hu­ ción que de la Cabeza viene afluye en
mano: Mira cómo ha sido tratado nues­ los miembros, de manera que cada uno
tro Salvador: pende Cristo en la Cruz; de nosotros puede repetir las palabras
mira a qué precio compró... su sangre de S a n P a b l o : Estoy clavado en la
(69) Misal Rom. Canon. (72) Compárese Ses. 22, c. 1 (Denzinger-Umb.
(70) S. Agustín De Tririit. lib. 13, c, 19 (Migne nr. 938).
P.L. 42, 1034). (73) Compárese Hebr. 10, 14.
(74) S. Agustín Enarr. in Ps. 147, n. 16 (Migne
(71) Hebr. 5, 7. P.L. 37, 1925).
1728 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 52-53

Cruz juntamente con Cristo, y yo vivo, otras cosas, sino de un modo tan inten­
o más bien no soy yo el que vivo, sino so y tan activo, que estrechísimamente
que Cristo vive en mí^15\ Porque, como se unan con el Sumo Sacerdote, según
en otra ocasión hemos dicho de pro­ aquello del Apóstol: Habéis de tener
pósito y ampliamente, J e s u c r i s t o , mien­ en vuestros corazones los mismos senti­
tras al morir en la Cruz concedió a su mientos que tuvo Jesucristo en el su-
Iglesia el inmenso tesoro de la Reden­ y o (sl); y ofrezcan aquel Sacrificio jun­
ción, sin que Ella pusiese nada de su tamente con El y por El y con él se
parte; en cambio, cuando se trata de la ofrezcan también a sí mismos.7 6
5
distribución de este tesoro, no sólo co­ Jesucristo en verdad es sacerdote,
munica a su Esposa sin mancilla la pero sacerdote para nosotros, no para
obra de la santificación, sino que quiere Sí, al ofrecer al Eterno Padre los deseos
que en alguna manera provenga de y sentimientos religiosos en nombre de
c//a7(76)7
5 .
8 todo el género humano; igualmente. El
El augusto Sacramento del altar es es víctima, pero para nosotros, al ofre­
un insigne instrumento para distribuir cer a Sí mismo en vez del hombre su­
a los creyentes los méritos que se deri­ jeto a la culpa. Pues bien; aquello del
van de la Cruz del Divino Redentor. Apóstol, habéis de tener en vuestros
Cuantas veces se celebra la memoria de corazones los mismos sentimientos que
este Sacrificio renuévase la obra de tuvo Jesucristo en el suyo, exige a to­
nuestra Redención(77\ Y esto, lejos de dos los cristianos que reproduzcan en
disminuir la dignidad del Sacrificio sí, en cuanto al hombre es posible,
cruento, hace resaltar, como afirma el aquel sentimiento que tenía el Divino
Concilio de Trento^78\ su grandeza, y Redentor cuando se ofrecía en Sacri­
proclama su necesidad. Al ser renovado ficio, es decir, que imiten su humildad
cada día, nos advierte que no hay sal­ y eleven a la suma Majestad de Dios la
vación fuera de la Cruz de Nuestro Se­ adoración, el honor, la alabanza y la
ñor J e s u c r i s t o (79); que Dios quiere la acción de gracias. Exige, además, que
continuación de este Sacrificio desde el de alguna manera adopten la condición
Oriente hasta el Occidente(80\ para que de víctima, abnegándose a sí mismos se­
no cese jamás el himno de glorificación gún los preceptos del Evangelio, entre­
y de acción de gracias que los hombres gándose voluntaria y gustosamente a la
deben al Creador, puesto que tienen penitencia, detestando y expiando cada
necesidad de su continua ayuda y de uno sus propios pecados. Exige, final­
la sangre del Redentor para borrar los mente, que nos ofrezcamos a la muerte
pecados que ofenden a su justicia. mística en la Cruz juntamente con Je­
sucristo, de modo que podamos decir
11. - La participación de los fieles en el como S a n P a b l o : estoy clavado en la
sacrificio eucarístico Cruz juntamente con Cristo^82).
Por el hecho, empero, de que los
í. Delimitación de los poderes fieles cristianos participen en el Sacri­
52. Participación, pero no pofestatl ficio Eucarístico, no por eso gozan tam­
sacerdotal. Conviene, pues, Venerables bién de la potestad sacerdotal, cosa que,
Hermanos, que todos los fieles se den por cierto, es muy necesario que expli­
cuenta de que su principal deber y su quéis claramente a vuestra grey.
mayor dignidad consiste en la partici­
pación en el Sacrificio Eucarístico; y 53. Error acerca del sacerdocio co ­
eso, no con un espíritu pasivo y negli­ mún. Pues hay en la actualidad, Ve­
gente, discurriendo y divagando por nerables Hermanos, quienes, acercán-
(75) Gal. 2, 19-20. zinger-Umberg Nrs. 940 y 949).
(76) Encíclica Mystici Corporis, 29-VI-1943; AAS. (79) Compárese Gal. 6, 14.
35 (1943) 213; en esta Colecc.: Ene. 177, 38, p. 1602. (80) Malaq. 1, 11.
(77) Misal Rom. Secreta Dom. IX post Pentec. (81) Filip. 2, 5.
(78) Compárese Ses. 22, c. 2 y can. 4 (Den- (82) Gal. 2, 19.
185, 54-57 E n cíc lic a “ M e d ia t o r D el 1729

dose a errores ya condenados(83\ dicen 56. a) Está declarado por la Iglesia.


que en el Nuevo Testamento sólo se Así lo declararon ya amplísimamente
entiende con el nombre de sacerdocio algunos de Nuestros Antecesores y de
aquel que atañe a todos los bautizados; los Doctores de la Iglesia: No sólo — así
y que el precepto que J e s u c r i s t o dio habla I n o c e n c i o III, de inmortal me­
a los Apóstoles en su última cena, de moria— ofrecen el Sacrificio los sacer­
hacer lo que El mismo había hecho, se dotes, sino también todos los fieles;
refiere directamente a todo el conjunto pues lo que se realiza especialmente por
de los fieles; y que sólo más adelante el ministerio de los sacerdotes, se obra
se introdujo el sacerdocio jerárquico. universalmente por voto o deseo de los
Por lo cual creen que el pueblo tiene fieles(85). Y Nos place aducir al menos
verdadero poder sacerdotal, y que los uno de los múltiples dichos de S a n R o ­
sacerdotes obran solamente en virtud b e r t o B e l l a r m i ñ o a este propósito: El
de una delegación de la comunidad. Sacrificio, dice, se ofrece principalmen­
Por eso juzgan que el Sacrificio Euca- te en la persona de Cristo. Así, pues,
rístico es una estricta concelebración, esa oblación que sigue inmediatamente
y opinan que es más conveniente que a la consagración es como una testifi­
los sacerdotes concelebren rodeados de cación de que toda la Iglesia concuerda
fieles, que no ofrezcan privadamente con la oblación hecha por Cristo, y de
el Sacrificio sin asistencia del pueblo que ofrece el Sacrificio juntamente con
E/W.
54. El recto concepto del sacerdocio
sacramental. No hay para qué expla­ 57. b) Está significado por los mis­
nar lo que esos capciosos errores se mos ritos. Los ritos y las oraciones del
oponen a aquellas verdades que ya antes Sacrificio Eucarístico no menos clara­
dejamos establecidas, al tratar del gra­mente significan y muestran que la
do que ocupaba el sacerdote en el Cuer­ oblación de la víctima la hace el sacer­
po Místico de Cristo. Creemos, sin em­ dote juntamente con el pueblo. Pues,
bargo, necesario recordar que el sacer­no solamente el ministro sagrado, des­
dote representa al pueblo sólo porque pués de haber ofrecido el pan y el vino,
representa la persona de Nuestro Señor dice explícitamente vuelto hacia el
J e s u c r i s t o , que es Cabeza de todos los
pueblo: Orad, hermanos, para que este
miembros por los cuales se ofrece; y sacrificio mío y vuestro sea aceptable
que, por consiguiente, se acerca al altar
ante Dios Padre todopoderoso^87^; sino
como ministro de J e s u c r i s t o , inferior
que, además, las súplicas con que se
a Cristo, pero superior al pueblo(84>. ofrece a Dios la hostia divina las más
El pueblo, por el contrario, puesto quede las veces se pronuncian en número
554 de ninguna manera representa la per­ plural, y en ellas, más de una vez, se
sona del Divino Redentor, ni es media­ indica que el pueblo participa también
dor entre sí mismo y Dios, de ningún en este augusto Sacrificio, en cuanto
modo puede gozar del derecho sacer­ que él también lo ofrece. Así, por ejem­
dotal. plo, se dice: Por los cuales te ofrecemos
o ellos mismos te ofrecen... Rogárnoste,
2. El sacerdocio común de los fieles pues, Señor, recibas propicio esta ofren­
55. Participación en cuanto que lo da de tus siervos y también de todo tu
ofrecen juntamente con el Sacerdote. pueblo... Nosotros, tus siervos, y tu
Todo esto consta con certeza de fe; pueblo santo..., ofrecemos a tu excelsa
empero hay que afirmar también que Majestad, de tus propios dones y dádi­
los fieles cristianos ofrecen la hostia vas, la Hostia pura, la Hostia inmacu­
divina, pero bajo otro aspecto. lada(88L
(83) Compárese Conc. Trid. Ses. 23, c. 4 (Den- (85) Inocencio III. De S. A lta ris M y s te r io , III, 6.
zinger-Umberg Nr. 960). (86) Rob. Bellarm. De M is sa , I, cap. 27.
(84) Compárese S. Roberto Bellarm. De Missa. (87) Misal Rom. Ordo de la Misa.
II, cap. 4. (88) Misal Rom. Canon de la Misa.

Encíclicas Pontificias 55
1730 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 58-60

555 Y por el bautismo. Ni es de admirar los fieles. Mas al poner el sacerdote so­
que los fieles sean elevados a tal digni­ bre el altar la divina víctima, la ofrece
dad, pues por el Bautismo los cristia­ a Dios Padre como una oblación a glo­
nos, a título común, quedan hechos ria de la Santísima Trinidad y para el
miembros del Cuerpo Místico de Cristo bien de toda la Iglesia. En esta obla­
sacerdote, y por el carácter que se im­ ción, en sentido estricto, participan los
prime en sus almas son consagrados al fieles a su manera y bajo un doble
culto divino, participando así, según su aspecto; pues, no sólo por manos del
condición, del sacerdocio del mismo sacerdote, sino también en cierto modo
Cristo. juntamente con él, ofrecen el Sacri­
ficio; con la cual participación tam- 556
58. c) Oblación del pan y del vino bién la oblación del pueblo pertenece
hecha por los fieles. En la Iglesia Ca­ al culto litúrgico.
tólica la razón humana, iluminada por
la fe, se ha afanado siempre por alcan­ Que los fieles ofrezcan el Sacrificio
zar el mayor conocimiento posible de por manos del sacerdote es cosa ma­
las cosas divinas. Es, pues, muy puesto nifiesta, porque el ministro del altar
en razón que el pueblo cristiano pre~ representa la persona de Cristo, como
gunte piadosamente en qué sentido en Cabeza que ofrece en nombre de todos
el canon del Sacrificio Eucarístico se los miembros; por lo cual puede decirse
dice que él mismo también lo ofrece. con razón que toda la Iglesia universal
Para satisfacer a tal deseo expondre­ ofrece la víctima por medio de Cristo.
mos este punto breve y compendiosa­ Pero no se dice que el pueblo ofrezca
mente. juntamente con el sacerdote, porque
Hay, en primer lugar, razones más los miembros de la Iglesia realicen el
bien remotas; a saber, la de que fre­ rito litúrgico visible de la misma ma­
cuentemente sucede que los fieles que nera que el sacerdote, lo cual es propio
asisten a los sagrados ritos alternan sus exclusivamente del ministro destinado
preces con las del sacerdote; la de que a ello por Dios, sino porque une sus
algunas veces también acaece — cosa votos de alabanza, de impetración, de
que antiguamente se hacía con más fre­ expiación y de acción de gracias a los
cuencia— que ofrecen a los ministros votos o intención del sacerdote, más
del altar el pan y el vino, que se han aún, del mismo Sacerdote Divino, para
de convertir en el Cuerpo y en la San­ que sean ofrecidos a Dios Padre en la
gre de Cristo; la de que en fin, con sus misma oblación de la víctima, incluso
limosnas hacen que el Sacerdote ofrez­ con el mismo rito externo del sacer­
ca por ellos la divina víctima. dote. Pues el rito externo del Sacrificio,
Empero hay también una razón más por su misma naturaleza, ha de mani­
íntima para que se pueda decir que festar el culto interno, y el Sacrificio de
todos los cristianos, y más principal­ la Nueva Ley significa aquel obsequio
mente los que están presentes ante el supremo con el cual el mismo oferente
altar, ofrecen el Sacrificio.5
9 principal, que es Cristo, y juntamente
con El y por El todos sus miembros
59. d) Sacrificio ofrecido por los místicos, reverencian y veneran a Dios
fieles. Para que en cuestión tan grave con el honor debido.
no nazca ningún pernicioso error, hay
que limitar con términos precisos el 60. Exageraciones y falsas interpre­
sentido del término ofrecer. Aquella in­ taciones acerca del sacrificio de los
molación incruenta con la cual, por fieles. Con grande gozo del alma he­
medio de las palabras de la consagra­ mos sabido que, precisamente en estos
ción, el mismo Cristo se hace presente últimos tiempos, por el más profundo
en estado de víctima sobre el altar, la estudio de muchos en materias litúrgi­
realiza sólo el sacerdote, en cuanto re­ cas, ha sido colocada tal doctrina en
presenta la persona de Cristo, no en su propia luz. Sin embargo, no pode­
cuanto tiene la representación de todos mos menos de deplorar vehementemén-
185, 61-63 E n cíclica “ M e d ia t o r D ei” 1731

te ciertas exageraciones y falsas inter­ cerdote se acerque al altar sin ningún


pretaciones que no concuerdan con los ayudante que le sirva y responda, según
genuinos preceptos de la Iglesia. prescribe el canon 813 (del Código de
Algunos, en efecto, reprueban abso­ Derecho Canónico).
lutamente los Sacrificios que se ofrecen
en privado sin la asistencia del pueblo, 3. El ofrecimiento de si propio como
como si fuesen una desviación del pri­ participante
mitivo modo de sacrificar; ni faltan
quienes aseveren que no pueden ofrecer 62. Participación, en cnanto que de­
al mismo tiempo la hostia divina diver­ ben ofrecerse también a sí mismos
sos sacerdotes en varios altares, pues como víctimas. Mas para que la obla­
con esta práctica dividirían la comu­ ción con la cual en este Sacrificio los
nidad de los fieles e impedirían su uni­ fieles ofrecen al Padre Celestial la víc­
dad; más aún, algunos llegan a creer tima divina alcance su pleno efecto,
que es preciso que el pueblo confirme conviene añadir otra cosa: es preciso
y ratifique el Sacrificio, para que éste que se inmolen así mismos como hos­
alcance su fuerza y su valor. tias.
En estos casos se alega erróneamente Y ciertamente ésta inmolación no se
el carácter social del Sacrificio Euca- reduce sólo al Sacrificio litúrgico, pues
rístico. Porque, cuantas veces el sacer­ el Príncipe de los Apóstoles quiere que,
dote renueva lo que, el Divino Reden­ puesto que somos edificados en Cristo
tor hizo en la última cena, se consu­ como piedras vivas, podamos como un
ma realmente el Sacrificio; el cual Sa­ orden de sacerdotes santos ofrecer víc­
crificio, ciertamete por su misma na­ timas espirituales que sean agradables
turaleza, y siempre, en todas partes y a Dios por Jesucristo^90) ; y el apóstol
por necesidad, tiene una función públi­ S a n P a b l o , sin hacer ninguna distin­
ca social; pues el que lo inmola obra ción de tiempo, exhorta a los cristianos
en nombre de Cristo y de los fieles cris­ con estas palabras: Os ruego... que le
tianos, cuya Cabeza es el Divino Re­ ofrezcáis vuestros cuerpos como una
dentor, y lo ofrece a Dios por la Igle­ hostia viva, santa y agradable a sus ojos
sia Católica y por los vivos y difun- que es el culto racional que debéis ofre­
tó$(89K Y ello tiene lugar sin género cerle^91). Mas cuando sobre todo los
de duda, ya sea que estén presentes los fieles participan en la acción litúrgica
fieles — lo que Nos deseamos y reco­ con tan gran piedad y atención, que de
mendamos acudan cuantos más mejor ellos se puede decir en verdad: cuya fe
y con la mayor piedad— , ya sea que y devoción te es conocida^92), entonces
falten, pues de ningún modo se requiere no podrá menos de suceder sino que
que el pueblo ratifique lo que hace el la fe de cada uno actúe más vivamente
ministro del altar. por medio de la caridad, que la piedad
se fortalezca y arda, que todos y cada
61. Rectificación de ese error. Aun­ uno se consagren a procurar la divina
que por lo que acabamos de exponer gloria, y que, ardientemente deseosos
queda claro que el Sacrificio Eucarís- de asemejarse a J e s u c r i s t o que sufrió
tico se ofrece en nombre de Cristo y tan acerbos dolores, se ofrezcan como
de la Iglesia, y que no queda privado hostia espiritual con su Sumo Sacer­
de sus frutos, aun sociales, aunque el dote y por su medio.
sacerdote celebre sin la presencia de
ningún acólito; con todo eso, por ra­ 63. a) Purificando cada uno su alma.
zón de la dignidad de este tan augusto Esto mismo enseñan aquellas exhorta­
misterio, queremos y urgimos — lo cual, ciones que el obispo, en nombre de la
por lo demás, siempre prescribió la Iglesia, dirige a los ministros del altar
Santa Madre Iglesia— que ningún sa­ el día en que los consagra: Conoced lo
(89) Misal Rom. Canon ele la Misa. (91) Rom. 12, 1.
(90) I Petr. 2, 5. (92) Misal Rom. Canon de la Misa.
1732 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 64-65

que hacéis, imitad lo que tocáis, para aquello del Apóstol de las gentes: Estoy
que al celebrar el misterio de la muerte clavado juntamente con Cristo en la
del Señor procuréis mortificar entera­ Cruz, yo vivo, o más bien no soy yo
mente en vuestros miembros los vicios el que vive, sino que Cristo vive en
y concupiscencias(93>. Y casi del mismo mi'(96) p or j0 cuaj nos hacemos como
modo en los sagrados libros de la Li­ una hostia, juntamente con Cristo, para
turgia se advierte a los cristianos que aumentar la gloria del Eterno Padre.
se acercan al altar para participar en el A eso, pues, los fieles deben dirigir
Santo Sacrificio: Ofrézcase en este... y elevar sus almas al ofrecer la víctima
altar el culto de la inocencia, inmólese divina en el Sacrificio Eucarístico. Pues
la soberbia, sacrifiqúese la ira, morti­ si, como escribe S a n A g u s t í n , nuestro
fiqúese la lujuria y toda lascivia ofréz­ misterio está puesto en la mesa del Se-
case en vez de incienso el sacrificio de ñor(97\ es decir, el mismo Cristo Señor
la castidad, y en vez de pichones el Nuestro en cuanto es Cabeza y símbolo
sacrificio de la inocencia<94L Así, pues, de aquella unión por la cual nosotros
mientras estamos junto al altar hemos somos el Cuerpo Místico de Crísfo(98)
de transformar nuestra alma de ma­ y miembros de su Cuerpo(99>; si S a n
nera que se extinga totalmente en ella R o b e r t o B e l l a r m i n o , conforme a la
todo lo que es pecado, e intensamente mente de S a n A g u s t í n , enseña que en
se fomente y robustezca cuanto engen­ el Sacrificio del altar está significado
dra la vida eterna por medio de Jesu­ el Sacrificio general por el cual todo
cristo, de modo que nos hagamos, junto el Cuerpo Místico de Cristo, es decir,
con la Hostia Inmaculada, víctima acep­ todo el mundo redimido, es ofrecido a
table al Eterno Padre. Dios por el gran Sacerdote, Cristo^100*;
La Iglesia se esfuerza con todo em­ nada puede pensarse más recto ni más
peño, por medio de los preceptos de la justo que el inmolarnos también todos
Sagrada Liturgia, para que este santo nosotros al Eterno Padre, juntamente
propósito pueda ponerse en práctica del con nuestra Cabeza, que por nosotros
modo más apropiado. A ella convergen, sufrió. Porque en el Sacramento del
no sólo las lecciones, las homilías y las altar, según el mismo S a n A g u s t í n , se
demás exhortaciones de los sagrados muestra a la Iglesia que en el Sacrificio
ministros, y todo el ciclo de los miste­ que ofrece, ella misma es ofrecidaH01).
rios que se proponen a nuestra consi­
deración durante todo el curso del año, 65. Dignidad de la participación y
sino también los ornamentos, los sagra­unión con el sacerdote. Adviertan,
dos ritos y su aparato externo; todo lopues, a los fieles cristianos a qué digni­
559 cual se encamina a que la majestad de dad los ha elevado el sagrado Bautis­
mo, y no se contenten con participar
tan alto Sacrificio sea exaltada y a que
las mentes de los fieles, por medio de en el Sacrificio Eucarístico con aquella
estos signos externos de religión y de intención general que es propia de los
piedad, se muevan a la contemplación miembros de Cristo y de los hijos de la
Iglesia, sino que, unidos de la manera
de los altísimos misterios que se escon­
den en este Sacrificio<95L más espontánea e íntima que sea p o­
sible con el Sumo Sacerdote y con su
64. b) Reproduciendo la imagen del ministro en la tierra, según el espíritu
Redentor. Todos los elementos de la de la Sagrada Liturgia, se unan con El 560
Liturgia conducen, pues, a que nuestra de un modo particular cuando se rea­
alma reproduzca en sí mismo la ima­ liza la consagración de la Hostia divi­
gen de nuestro Divino Redentor, según na, y la ofrezcan juntamente con El
(93) Pontif. Rom. D e la O r d e n a c ió n del Sa­ (97) S. Agustín, Serm. 272 (Migne P.L. 38, 1247).
cerd ote. (98) Compárese I Cor. 12, 27.
(94) Pontif. Rom. D e la C o n s a g r a c ió n d e l A lta r, (99) Compárese Efes. 5, 30.
prefacio. (100) Compárese S. Roberto Bellarm. D e M issa ,
(95) Compárese Conc. Trid. Sess. 22, c. 5 (Den- II, cap. 8.
zinger-Umberg Nr. 943). (101) Compárense D e C iv. D e i, lib. X. cap. 6
(96) Gal. 2, 19-20. (Migne P.L. 41, 283; CSEL 40 vol. I p. 456, 28 s).
185, 66-68 E n c íc lic a “ M e d ia t o r D ei ” 1733

al pronunciarse aquellas solemnes pa­ líos sentimientos y disposiciones inte­


labras: Por El, con El y en El a Ti, riores, con las cuales nuestra alma ha
Dios Padre omnipotente, en unidad del de imitar al Sumo Sacerdote del Nuevo
Espíritu Santo, es dada toda honra y Testamento. Pero, aunque esos modos
gloria por todos los siglos de los si- externos significan también de manera
glos(102>; a las cuales palabras el pue­ exterior, que el Sacrificio, por su mis­
blo responde: Amén. Y no se olviden ma naturaleza, como realizado por el
los fieles cristianos de ofrecer, junta­ Mediador entre Dios y los hombres^103),
mente con su divina Cabeza clavada en ha de ser considerado como obra de
la Cruz, a sí propio, sus preocupacio­ todo el Cuerpo Místico de Cristo; con
nes, sus dolores, angustias, miserias y todo eso, de ninguna manera son nece­
necesidades. sarios para constituir su carácter pú­
blico y común. Además, la Misa así
4. El fomento de la participación dialogada no puede substituir a la Misa
solemne, la cual aunque están presentes
66. Medios para promover esta par­ a ella solamente los ministros que la
ticipación. Son, pues, muy dignos de celebran, goza de una particular digni­
alabanza los que, deseosos de que el dad por la majestad de sus ritos y el
pueblo cristiano participe más fácil- aparato de sus ceremonias, si bien tal
mentemente y con mayor provecho en esplendor y magnificencia suben de
el Sacrificio Eucarístico, se esfuerzan punto cuando, como la Iglesia desea,
en poner el Misal Romano en manos de asiste un pueblo numeroso y devoto.
los fieles, de modo que, en unión coi*
el sacerdote, oren con él con sus mis­ 68. b) No hay que exagerar el valor
mas palabras y con los mismos senti­ de estos medios. Hay que advertir
mientos de la Iglesia; y del mismo m o­ también que se apartan de la verdad
do son de alabar los que se afanan por y del camino de la recta razón quienes,
que la Liturgia, aun externamente, sea llevados de opiniones falaces, hacen
una acción sagrada, en la cual tomen tanto caso de esas circunstancias exter­
realmente parte todos los presentes. nas, que no dudan en aseverar que, si
Esto puede hacerse de muchas mane­ ellas se descuidan, la acción sagrada
ras, bien sea que todo el pueblo, según no puede alcanzar su propio fin.
las normas de los sagrados ritos, res*
ponda ordenadamente a las palabras En efecto, no pocos fieles cristianos
del sacerdote o entone cánticos adapta­ son incapaces de usar el Misal Romano,
dos a las diversas partes del Sacrificio, aunque está traducido en lengua vul­
o haga entrambas cosas, o bien en las gar; y no todos están preparados para
Misas solemnes responda alternativa­ entender rectamente los ritos y las fór­
mente a las preces del mismo ministro mulas litúrgicas. El talento, la índole y
de Jesucristo y se una al cántico litúr­ la mente de los hombres son tan diver­
gico. sos y tan desemejantes unos de otros,
que no todos pueden sentirse igualmen­
67. a) Pero subordinados a los pre­ te movidos y guiados con las preces, los
ceptos de la Iglesia. Todos estos modos cánticos y las acciones sagradas reali­
de participar en el Sacrificio son dig­ zadas en común. Además, las necesida­
nos de alabanzas y de recomendación, des de las almas y sus preferencias no
cuando se acomodan diligentemente a son iguales en todos, ni siempre per­
los preceptos de la Iglesia y a las nor­ duran la mismas en una misma perso­
mas de los sagrados ritos; y se encami­ na. ¿Quién, llevado de ese prejuicio, se
nan principalmente a alimentar y fo ­ atreverá a afirmar que todos esos cris­
mentar la piedad de los cristianos y su tianos no pueden participar en el Sacri­
íntima unión con Cristo y con su mi­ ficio Eucarístico y gozar de sus bene­
nistro visible, y también a excitar aque- ficios? Pueden, ciertamente, echar ma-

(102) Misal Romano, Canon de la Misa. (103) Compárese I Tim. 2, 5.


1734 E n cíclicas del FP. P ío XIT (1947) 185, 69-71

no de otra manera que a algunos les cada vez mayor, y que cada día crezca
resulta más fácil: como, por ejemplo, más la gloria del Padre Celestial.1
*
4
0
meditando piadosamente los misterios
de Jesucristo, o haciendo otros ejerci­ // / . - La Comunión Eucarística.
cios de piedad, y rezando otras oracio­
nes que, aunque diferentes de los sa­ 1. La Comunión forma parte del sa­
grados ritos en la forma, sin embargo crificio; Comunión sacramental y
concuerdan con ellos por su misma na­ espiritual
turaleza.
70. Es parte esencial de la misa. El
69. c) Instituyanse Comisiones Dio­ Augusto Sacrificio del Altar termina
cesanas para promover la Liturgia. con la Comunión del divino banquete.
Por eso os exhortamos, Venerables Her­ Sin embargo, como todos saben, para
manos, a que, en la diócesis o en el la integridad del mismo Sacrificio se
territorio eclesiástico de cada uno de requiere sólo que el sacerdote se nutra
vosotros, reguléis y ordenéis el modo y con el alimento celestial, y no que tam­
la forma en que el pueblo pueda parti­ bién el pueblo — cosa que, por lo de­
cipar en la acción litúrgica, según las más, es muy deseable— se acerque a
normas del Misal y las prescripciones la sagrada Comunión.
de la Sagrada Congregación de Ritos
y del Código de Derecho Canónico de 71. a) Para la integridad del Sacri­
manera que todo se haga con el debido ficio basta la del sacerdote. Nos place
honor y decoro; y no se permita a na­ reiterar a este propósito las adverten­
die, aunque sea sacerdote, que use los cias que Nuestro predecesor B e n e d i c t o
sagrados templos a su arbitrio como XIV escribe acerca de las definiciones
para hacer nuevos experimentos. Por lo del Concilio Tridentino: En primer lu­
cual deseamos también que en todas y gar hemos de decir que a ningún fiel
cada una de las diócesis, así como hay se le puede ocurrir que las Misas pri­
ya una Comisión para el arte y la mú­ vadas\, en las cuales sólo el sacerdote
sica sagrada, así se cree también otra recibe la Eucaristía, pierdan por esto el
para promover el apostolado litúrgico, valor del verdadero, perfecto e íntegro
a fin de que bajo vuestro vigilante cui­ Sacrificio instituido por Cristo Señor
dado todo se haga diligentemente según Nuestro, y que por lo mismo hayan de
las prescripciones de la Sede Apostó­ considerarse ilícitas. Pues los fieles no
lica. ignoran, o por lo menos pueden fácil­
mente ser instruidos en ello, que el Sa­
En las comunidades religiosas, por crosanto Concilio de Trento, fundado
su parte, cúmplase cuidadosamente to­ en la doctrina que ha conservado la
do lo que sus propias Constituciones perpetua tradición de la Iglesia, conde­
establezcan en este punto, y no se in­
nó la nueva y falsa doctrina contraria
troduzcan nuevos usos sin la previa de L u t e r o ( 10éK Quien dijere que las
aprobación de los Superiores. Misas en que sólo el sacerdote comulga
En realidad, por muy diversos y dife­ sacramentalmente son ilícitas, y que
rentes que sean los modos y las cir­ por lo mismo hay que suprimirlas, sea
cunstancias externas con que el pueblo anatemaH°5).
cristiano participa en el Sacrificio Están fuera, pues, del camino de la
Eucarístico y en las demás acciones verdad los que no quieren celebrar el
litúrgicas, siempre hay que procurar Santo Sacrificio, si el pueblo cristiano
con todo empeño que las almas de los no se acerca a la sagrada mesa; pero
asistentes se unan del modo más ínti­ más yerran todavía los que, para pro­
mo posible con el Divino Redentor, que bar que es enteramente necesario que
su vida se enriquezca con una santidad1 * los fieles, junto con el sacerdote, reci-
4
0
(104) Encícl. Certiores effecti, 13-XI-1742, § 1. (105) Conc. Trid. Ses. 22, can. 8. (Denzingei*-
(CIG Fontes, Gasparri, I, 771). Umberg Nr. 955).
185, 72-73 E n c íc lic a “ M e d ia t o r D ei” 1735

ban el alimento eucarístico, afirman todos y cada uno de sus hijos la invi­
capciosamente que aquí no se trata sólo tación de Nuestro Señor Jesucristo: To­
de un Sacrificio, sino del Sacrificio y mad y comed... Haced esto en memoria
del convite de la comunidad fraterna, mía(107K Por lo cual el Concilio Triden-
y hacen de la Sagrada Comunión, reci- tino, como repitiendo los deseos de
l}ida en común, como la cima de toda J e s u c r i s t o y de su inmaculada Esposa,
la celebración. exhortó vivamente a que en todas las
Se debe, pues, una vez más advertir misas los fieles que estén presentes co­
que el Sacrificio Eucarístico, por su mulguen no sólo con sus espirituales
misma naturaleza, es la incruenta inmo­ afectos, sino con la percepción sacra­
lación de la divina Víctima, inmolación mental de la Eucaristía para alcanzar
que se manifiesta místicamente por la mayores frutos de este santísimo Sa­
separación de las sagradas especies y cramentoJ108). Más aún; Nuestro pre­
por la oblación de las mismas al Eter­ decesor, de inmortal memoria, B e n e ­
no Padre. Pero la Sagrada Comunión d i c t o XIV, para que quedase mejor y

atañe a la integridad del Sacrificio y a más claramente manifiesto que los cris­
la participación del mismo mediante la tianos, mediante la recepción de la
recepción del augusto Sacramento; y Eucaristía, participan del mismo divino
mientras que es enteramente necesaria Sacrificio, ensalza la piedad de aquellos
para el ministro que sacrifica, para los que, no sólo quieren alimentarse del
fieles es tan sólo vivamente recomen­ divino manjar mientras asisten al Santo
dable. Sacrificio, sino que prefieren nutrirse
de las mismas hostias consagradas en
72. b) Diferencia y exhortación a el mismo sacrificio, por más que, como
la Comunión espiritual y sacramental. él mismo declara, en realidad de verdad
Y así como la Iglesia, en cuanto maestra se participe del Sacrificio aunque se
de la verdad, se esfuerza con todos los reciba otro pan cuya consagración se
medios por defender la integridad de la haya verificado anteriormente. Estas
fe del mismo modo, cual madre solícita son sus palabras: Y, aunque también
de todos sus hijos, les exhorta viva­ participen del mismo Sacrificio, ade­
mente a participar con afán y con fre­ más de aquellos a quienes el sacerdote
cuencia de este máximo beneficio de celebrante da en la misma Misa una
nuestra Religión. parte de la Víctima por él ofrecida,
Desea, en primer lugar, que los cris­ aquellos a quienes el sacerdote admi­
tianos — cuando realmente no pueden nistra la Eucaristía reservada según
recibir con facilidad el manjar euca­ costumbre; con todo, no por eso la Igle­
rístico — lo reciban al menos espiritual­ sia prohibió nunca, ni prohíbe ahora,
mente, de manera que, con fe viva y que el sacerdote satisfaga a la piedad y
despierta y con ánimo reverente, hu­ a la justa petición de los que, asistiendo
milde y enteramente entregado a la di­ a la Misa, piden ser admitidos a la par­
vina voluntad, se unan a él con la más ticipación del mismo Sacrificio que
fervorosa e intensa caridad posible. también ellos ofrecen al mismo tiempo
y de la manera que les es posible; más
Por eso no se contenta con esto.
aún, lo aprueba y desea que no se
Porque, ya que, como hemos dicho
omita, y reprendería a los sacerdotes
arriba, podemos participar en el Sa­
por cuya culpa y negligencia se negara
crificio también con la Comunión sa­
a los fieles esta participacióní109).1 *
6
0
cramental, por medio del banquete del
pan de los ángeles, la Madre Iglesia, 73. c) Para toda clase de personas.
para que de un modo más eficaz expe­ Quiera, pues, el Señor que todos res­
rimentemos continuamente en nosotros pondan libre y espontáneamente a estas
el fruto de la Redención(106)1 , repite a
7
0 solícitas invitaciones de la Iglesia; quie-
(106) Misal Rom. Colecta de la Fiesta Corp. (108) Ses. 22, c. 6 (Denzinger-Umberg N. 944).
Christi. (109) Encícl. Certiores effecti, 13-XI-Í712, § 3
(107) I Cor. 11, 24. (CIC Fontes, Gasparri, I, 772).
1736 E ncíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 74-75

ra El que los fieles, si pueden, partici­ participando de este altar recibiéremos


pen hasta a diario del Divino Sacrificio, el sacrosanto Cuerpo y Sangre de tu
no sólo de un modo espiritual, sino Hijo, seamos colmados de toda bendi­
también mediante la comunión del ción y gracia celestial^113).
Augusto Sacramento, recibiendo el Cuer­ Con todo eso a veces no faltan razo­
po de Jesucristo ofrecido al Eterno nes ni son raras para distribuir el pan
Padre en favor de todos. Estimulad, Ve­ Eucarístico antes o después del Sacri­
nerables Hermanos, en las almas enco­ ficio mismo; ni faltan tampoco para 566
mendadas a vuestro cuidado una fer­ que — aunque se distribuya la Sagrada
viente y como insaciable hambre de Comunión inmediatamente después de
Jesucristo; que por vuestro magisterio la Comunión del sacerdote— se haga
los altares se vean rodeados de niños con hostias anteriormente consagradas.
y de jóvenes, que ofrezcan al Divino También en estos casos — como ya diji­
Redentor sus personas, su inocencia y mos— el pueblo participa realmente
su entusiasmo juvenil; que se acerquen del Sacrificio, y no pocas veces pueden
numerosos los cónyuges, los cuales ali­ acercarse así con más facilidad a la
mentados en la sagrada mesa, saquen Mesa de vida eterna. Pero si la Iglesia,
de allí fuerzas para educar a sus hijos como conviene a su maternal indulgen­
en los sentimientos y en la Caridad de cia, se esfuerza por salir al paso de las
Jesucristo; que se invite a los trabaja­ necesidades espirituales de sus hijos,
dores, para que puedan recibir aquel ellos por su parte no deben fácilmente
fuerte e indefectible alimento que res­ despreciar lo que la Sagrada Liturgia
taure sus fuerzas y prepare en el cielo aconseja, y, siempre que no se oponga
un premio eterno a sus trabajos; llamad un motivo plausible, han de hacer todo
finalmente a todos los hombres, de aquello que más claramente manifiesta
cualquier condición, y obligadlos a en el altar la unidad viva del Cuerpo
entrar(110> pues éste es el pan de vida Místico.
que todos necesitan. La Iglesia de Je­
sucristo tiene sólo este pan con que
75. b) Seguida por la conveniente
satisface los anhelos y deseos de nues­
acción de gracias. La acción sagrada,
tras almas, con que unirlas estrecha­
mente a Jesucristo, y con que obtener que está regulada por peculiares nor­
que todos sean un solo cuerpoí1 111) y se
0
1 mas litúrgicas, no exime, una vez con­
hagan hermanos los que se sientan a cluida, de la acción de gracias a aquel
la misma mesa celestial para, con la que gustó del celestial manjar; antes
fracción de un mismo pan, recibir el por el contrario, está muy puesto en
don de la inmortalidadD12). razón que, recibiendo el alimento euca­
rístico y terminados los ritos, se recoja
dentro de sí y, unido íntimamente con
2. La recepción de la Sagrada Co­
el divino Maestro, converse con él dul­
munión y la acción de gracias
ce y provechosamente, según las cir­
74. a) Recibir la Comunión en lo po­cunstancias lo permitan. Se alejan,
sible durante la misa. Es también muy pues, del recto camino de la verdad los
oportuno, cosa por lo demás establecida que, ateniéndose más a la palabra que
por la Sagrada Liturgia, que el pueblo al sentido, afirman y enseñan que, aca­
se acerque a la Sagrada Comunión des­ bado ya el Sacrificio, no se ha de con­
pués que el sacerdote haya consumado tinuar la acción de gracias, no sólo
el manjar del ara; y como arriba diji­ porque ya el mismo Sacrificio del altar
mos, son de alabar los que, estando pre­ es de por sí una acción de gracias, sino
sentes al Sacrificio, reciben las hostias también porque eso pertenece a la pie­
en el mismo consagradas de modo que dad privada y particular de cada uno
realmente suceda que todos cuantos1 0 y no al bien de la comunidad.
(110) Compárese Luc. 14, 23. (112) Compárese S. Ignat. Martyr. Ad Ephes.
(111) I Cor. 10, 17. 20 (Migne P.G. 5, 756).
(113) Misal Rom., Canon de la Misa.
185, 76 E n cíc lic a “ M e d ia to r D ei ” 1737

Antes bien, la misma naturaleza del ristía, y para que, según nuestras fuer­
Sacramento lo reclama, para que su zas, los comuniquemos a los demás, a
percepción produzca en los cristianos fin de que Nuestro Señor Jesucristo
abundantes frutos de santidad. Cierta­ plenamente triunfe en las almas de
mente ha terminado la pública reunión todos.
de la comunidad, pero cada cual, unido ¿Por qué, pues, Venerables Herma­
con Cristo, conviene que no interrum­ nos, no hemos de alabar a quienes, des­
pa el cántico de alabanza, dando siem­ pués de recibido el manjar eucarístico
pre gracias por todo a Dios Padre en y aun después de disuelta la reunión
nombre de J esucristo^114K También la de los fieles, permanecen en íntima fa­
Sagrada Liturgia del Sacrificio Euca- miliaridad con el Divino Redentor, no
rístico nos exhorta a ello, cuando nos sólo para hablar con él suavísimamen-
manda rogar con estas palabras: Te te, sino también para darle las debidas
pedimos nos concedas perseverar siem­ gracias y alabarlo, y principalmente
pre en acción de gracias..S1151 ) y que
6 para pedirle su ayuda, a fin de quitar
jamás cesemos de alabarte(116)1 . Por lo
6 de su alma todo lo que pueda disminuir
cual, si en todo tiempo hemos de dar la eficacia del Sacramento, y hacer
gracias a Dios y nunca hemos de dejar cuanto esté en su mano para secundar
de alabarle, ¿quién se atreverá a im­ la acción tan presente de Jesucristo?
pugnar o reprender a la Iglesia porque Exhortamos a que se haga de modo
aconseja a los sacerdotes^117* y a los especial, ya procurando llevar a la
fieles que, después de la Sagrada Comu­ práctica los propósitos hechos y prac­
nión, se entretengan al menos un poco ticando las virtudes cristianas, ya adap­
con el Divino Redentor, y porque inser­ tando a sus propias necesidades lo que
ta en los libros litúrgicos oraciones han recibido con regia munificencia.
oportunas, enriquecidas con indulgen­ Y, ciertamente, el autor del áureo li-
cias, para que con ellas los ministros brito De la Imitación de Cristo habla
del altar, antes de celebrar y de alimen­según los preceptos y el espíritu de la
tarse con el manjar divino, se preparen Sagrada Liturgia, cuando aconseja al
convenientemente, y acabada la Misa que se ha acercado a la Sagrada Co­
manifiesten a Dios su agradecimiento? munión: Recógete a un lugar retirado,
Tan lejos está la Sagrada Liturgia de y goza de tu Dios, pues tienes a Aquel
reprimir los íntimos sentimientos de a quien ni todo el mundo es capaz de
cada uno de los cristianos que más bien quitarteH18).
los enfervoriza y estimula a que se Todos nosotros, pues, estrechamente
asemejen a Jesucristo y a que por El unidos con Cristo, debemos tratar de
se encaminen al Eterno Padre; por lo abismarnos, por así decirlo, en su espí­
cual ella misma quiere que todo el que ritu, e incorporarnos a El para partici­
hubiere participado de la hostia santa par de los actos con los que El mismo
del altar, rinda a Dios las debidas gra­ adora a la Augusta Trinidad con el más
cias. Pues a nuestro Divino Redentor le grato homenaje, y ofrece al Eterno Pa­
agrada oír nuestras súplicas, hablar con dre las más sublimes acciones de gracias
nosotros de corazón a corazón, y ofre­ y alabanzas, mientras responden unáni­
cernos un refugio en el suyo ardiente. mes los cielos y la tierra según aquel
versículo: Obras todas del Señor, ben­
76. c) Necesaria para sacar un fruto decid al Scñor^119), unidos en fin a ellos
mayor. Más aún, tales actos privados pedimos el socorro de lo alto en el m o­
son absolutamente necesarios para go­ mento más oportuno para demandar y
zar más abundantemente de los supre­ alcanzar auxilio en nombre de Cris-
mos tesoros de que tan rica es la Euca­ f0(120*, y con ellos principalmente nos
' (114) Efes. 5, 20. (117) C. I. C. can. 810.
(115) Misal Rom. Ppstcomunión de la Dominica (118) Imitación de Cristo, Lib. 4, cap. 12.
infra Oct. Ascensión. . (119) Dan. 3, 57.
(116) Misal Rom. Postcomunión de la Dominica (120) Compárese Juan 16, 23.
I después de Pentecostés.
1738 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185» 77-78

ofrecemos e inmolamos como víctimas, razón seria y sólida, ya que la Eucaris­


diciendo: Haz de nosotros mismos para tía es a la vez Sacrificio y Sacramento,
ti una ofrenda eterna^12í\ y se distingue de los demás en que, no
Constantemente el Divino Redentor sólo engendra la gracia, sino que encie­
repite aquella ahincada invitación: Per­ rra de un modo estable al mismo autor
maneced en A/í(1 122). Y por el Sacra­
1
2 de ella. Cuando, pues, la Iglesia nos
mento de la Eucaristía Cristo habita en manda adorar a Cristo escondido bajo
nosotros y nosotros en Cristo; y así los velos eucarísticos y pedirle los do­
como Cristo permaneciendo en nos­ nes espirituales y temporales que en
otros vive y obra, así nosotros, perma­ todo tiempo necesitamos, manifiesta la
neciendo en Cristo, por El vivamos y viva fe con que cree que su divino Es­
obremos. poso está bajo dichos velos, le expresa
su gratitud y goza de su íntima fami­
IV. - La Adoración de Cristo en la liaridad.
Eucaristía
78. b) Desarrollo del culto euca­
77. a) La presencia de Cristo según
rístico. En el decurso de los tiempos
la fe y la tradición. El manjar euca-
la Iglesia ha introducido diferentes for­
rístico contiene, como todos saben, ver­
mas de ese culto, y por cierto cada día
dadera, real y substancialmente el cuer­
más bellas y provechosas, como, por
po y la sangre, junto con el alma y la
ejemplo, las piadosas y aun cotidianas
divinidad de Nuestro Señor Jesucris-
f0(!23) j\j0 es? pues? ¿e admirar que la visitas a los divinos sagrarios, los sa­
grados ritos de la bendición con el San­
Iglesia, ya desde sus principios, haya
tísimo, las solemnes procesiones, sobre 570
adorado el cuerpo de Cristo bajo la
todo en los Congresos Eucarísticos, tan­
especie del pan, como se ve por los
to en las ciudades como en las aldeas,
mismos ritos del Augusto Sacrificio, en
y las adoraciones del Augusto Sacra­
los cuales se manda a los ministros
mento públicamente expuesto. Estas
sagrados que, de rodillas o con reve­
adoraciones unas veces duran poco
rencias profundas, adoren al Santísimo
tiempo, otras varias horas o hasta cua­
Sacramento.
renta; en algunos lugares se prolongan
Los sagrados Concilios enseñan que,
por todo un año, haciendo turno las
por tradición, la Iglesia, desde sus co­
iglesias, y en otros sitios se tiene la
mienzos, venera con una sola adora­
adoración perpetua noche y día a car­
ción al Verbo de Dios encarnado y a
go de Congregaciones Religiosas, parti­
su propia carneí124) ; y San A gustín
cipando en ellas con frecuencia también
afirma: Nadie coma aquella carne sin
los simples fieles.
antes adorarla, añadiendo que, no sólo
no pecamos adorándola, sino que peca­ Tales ejercicios de piedad han con­
mos no adorándola(123L tribuido de modo admirable a la fe y
De estos principios doctrinales nació a la vida sobrenatural de la Iglesia
el culto eucarístico de adoración, el militante en la tierra, la cual de esta
cual poco a poco fue creciendo como manera se hace eco, en cierto sentido,
cosa distinta del Sacrificio. La conser­ de la triunfante, que perpetuamente en­
vación de las sagradas especies para los tona el himno de alabanza a Dios y al
enfermos y para cuantos estuviesen en Cordero que ha sido sacrificado(12<b.
peligro de muerte, trajo consigo la lau­ Por lo cual la Iglesia, no sólo ha apro­
dable costumbre de adorar este celestial bado esos piadosos ejercicios, propa­
alimento reservado en los templos. Este gados por toda la tierra en el transcur­
culto de adoración se apoya en una so de los siglos, sino que los ha hecho
(121) Misal Rom. Secreta de la Misa de la SS. can. 8; ver también, Concil. de Trento, ses. 13
Trinidad. can. 6; Pío VI, Constitución Auctorem fidei mr. 61.
(122) Juan 15, 4. (CIC Fontes, Gasparri, vol. II p. 704).
(123) Concil. Trid. Ses. XIII, can. 1 (Denzinger- (125) Compárese S. Agustín, Enarr. in Ps. 98, 9
Umberg. Nr. 883). (Migne P.L. 37, 1264).
(124) Concil. Constant. II, Anath. de trib. Capit. (126) Apoe. 5, 12; comp. 7, 10.
can. 9; eollat. Concilio de Efeso Anath. Cyrill.
1859 79-81 E n cíc lic a “ M e d ia to r D ei” 1739

suyos y los ha recomendado con su dote, levantando al cielo el Pan de los


.autoridad(-127). Ellos proceden de la Sa­ Angeles y moviéndolo en forma de
grada Liturgia, y son tales que, si se Cruz sobre las frentes inclinadas del
practican con el debido decoro, fe y pueblo cristiano, ruega juntamente con
piedad, en gran manera ayudan, sin él al Padre Celestial que vuelva benig­
duda alguna, a vivir la vida litúrgica. no los ojos a su Hijo, crucificado por
nuestro amor, y que, por el mismo que
79. c) No hay confusión entre el quiso ser nuestro Redentor y nuestro
Cristo histórico y el Cristo Eucarísti- hermano, derrame sus gracias sobre los
co. No se debe decir que con ese culto que fueron redimidos con la sangre
eucarístico se mezclan de un modo inmaculada del Cordero(129).
falso el que llaman Cristo histórico, que Procurad, pues, Venerables Herma­
un tiempo vivió sobre la tierra, y el nos, con aquella máxima diligencia que
Cristo presente en el augusto Sacra­ os es propia, que los templos edificados
mento del altar, el mismo que triunfa por la fe y la piedad de las naciones
glorioso en los cielos y otorga sus do­ cristianas en el decurso de los siglos
nes sobrenaturales; antes más bien hay para cantar un perpetuo himno de
que afirmar que de esta manera los gloria al Dios Omnipotente y para dar
fieles atestiguan y manifiestan solem­ a nuestro Redentor oculto bajo las es­
nemente la fe de la Iglesia, según la pecies Eucarísticas una digna morada,
cual se cree que es uno mismo el Verbo estén abiertos a los fieles, cada vez más
de Dios y el Hijo de la Virgen María numerosos, que, llamados a los pies
que padeció en la Cruz, que está pre­ de nuestro Salvador, escuchen su dul­
sente, aunque escondido, en la Euca­ císima invitación: Venid a mí todos los
ristía, y reina en las alturas. Así San que andáis agobiados con trabajos y
Juan Crisóstomo: Cuando te presenten cargas, que yo os aliviaré<13°). Que los
el mismo (Cuerpo de Cristo) di en tu templos sean en verdad la casa de Dios,
interior: Por este Cuerpo yo ya no soy en donde quien entra a implorar favo­
tierra y ceniza, no soy ya esclavo sino res, se goce, alcanzando cuanto pidie-
571 libre, por él espero el cielo y creo que re(131), y obtenga el consuelo celestial.
recibiré los bienes que están allí pre­ Sólo así se obtendrá que toda la fa­
parados, la vida inmortal, la suerte de milia humana, aregladas finalmente sus
los Angeles, el trato con Cristo; la querellas, pueda pacificarse, y cantar
muerte no poseyó este Cuerpo, atrave­ con mente y alma concorde aquel cán­
sado por los clavos, lacerado por los tico de fe y de amor: ¡Buen Pastor, Je- 572
azotes...; éste es el mismo Cuerpo que sús clemente — tu manjar, de gracia
fue atormentado, atravesado por la fuente — nos proteja y apaciente — y
lanza, el que abrió al mundo las fuentes en la alta región luciente — haznos ver
de la salvación, una de sangre y otra tu gloria, oh Dios!(132\
de agua...; nos dio este Cuerpo para que
lo poseyésemos, lo cual fue fruto de su
intenso amor^128\8 0 TERCERA PARTE

80. d) La Bendición Eucarística. Pe­ El Oficio Divino y el Año L itúrgico


ro de modo especial es muy de alabar
I. - El Oficio Divino
la costumbre introducida en el pueblo
cristiano, de dar fin a muchos ejercicios 81. Significado y origen del Oficio.
de piedad con la Bendición Eucarística. El ideal de la vida cristiana consiste en
Nada mejor ni más provechoso puede que cada uno se una con Dios íntima
darse que el acto con el cual el sacer- y constantemente. Por lo cual, el culto
(127) Compárese Conc. Trid. Ses. 13, c. 5 y (130) Mat. 11, 28.
can 6 (Denz-Umb. 878 y 888). (131) Compárese Misal Rom. Colecta de la Misa
(128) S. Juan Crisóst. ln 1 Cor. 24, 4 (Migne de la Dedicación de la Iglesia.
P.G. 61, 203). (132) Misal Rom. Seq. Lauda Sion de la fiesta
(129) Compárese I Pctr. 1, 19. Corpus Christi.
1740 E ncíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 82

que la Iglesia tributa al Eterno y que de media noche, puestos Pablo y Si-
descansa principalmente en el Sacrifi­ las en oración, cantaban alabanzas a
cio Eucarístico y en el uso de los Sacra­ Dios(138\
mentos, se ordena y distribuye de ma­ Estas distintas oraciones se perfec­
nera que, por medio del Oficio Divino, cionaron cada día más con el transcur­
abraza las horas del día, las semanas y so del tiempo, por iniciativa y por obra
todo el curso del año, y abarca todos principalmente de los monjes y de los
los tiempos y las diversas condiciones que se dedicaban a la vida ascética, y
de la vida humana. poco a poco fueron admitidas por la
Habiendo mandado el divino Maes­ autoridad de la Iglesia en el uso de la
tro: Conviene orar perseverantemente Sagrada Liturgia.
y no desfallecer(133), la Iglesia, obe­
deciendo fielmente esta advertencia, 82. a) Es la oración perenne de la
nunca deja de elevar sus preces al cie­ Iglesia. Lo que llamamos Oficio Divino
lo, a la vez que nos exhorta con las es, pues, la oración del Cuerpo Místico
palabras del Apóstol de las gentes: de Jesucristo que en nombre y prove­
Ofrezcamos, pues, a Dios, por medio cho de todos los cristianos, es ofrecida
de El (Jesús), sin cesar, un sacrificio a Dios por los sacerdotes y demás mi­
de alabanza^13*). nistros de la Iglesia, y por los religiosos,
dedicados a este fin por institución de
La oración pública y común, ele­
la Iglesia misma.
vada a Dios conjuntamente por todos
los fieles, en la más remota antigüedad Cual sea el modo y el espíritu con
sólo tenía lugar en determinados días que se ha de hacer esta divina alabanza,
y a horas establecidas. Sin embargo, no se deduce de las palabras que la Iglesia
sólo en las asambleas, sino también en aconseja que se digan antes de comen­
las casas particulares se oraba a Dios, zar las horas litúrgicas, cuando manda
reunidos a veces los vecinos y los ami­ que se reciten digna, atenta y devota­
gos. Poco después, en diversas partes mente.
del mundo cristiano, se introdujo la Al tomar el Verbo de Dios la natura­
costumbre de dedicar a la oración algu­ leza humana, trajo a este destierro te­
nos tiempos determinados, como por rrenal el canto que se entona en los
ejemplo la última hora del día, cuando cielos por toda la eternidad. El une a
oscurece y se encienden las lámparas; sí mismo toda la comunidad de los
o la primera, cuando la noche agoniza, hombres, y la asocia consigo en el can­
o sea, después del canto del gallo, a la to de este himno de alabanza. Hemos
salida del sol. En la Sagrada Escritura de confesar humildemente que no sa­
se señalan otros momentos del día co­ biendo siquiera qué hemos de pedir en
mo más aptos para la oración, unos nuestras oraciones, ni cómo conviene
por provenir de tradicionales costum­ hacerlo, el mismo Espíritu hace nues­
bres judías, otros por el uso de la vida tras peticiones a Dios con gemidos que
cotidiana. Según los Hechos de los son inexplicables(139). y también Je­
Apóstoles, los discípulos de Jesucristo sucristo ruega al Padre en nosotros
oraban reunidos a la hora de tercia, por medio de su Espíritu. Ningún otro
cuando fueron llenados todos del Espí­ don mayor podría otorgar Dios a los
ritu Santo(1 135); y el Príncipe de los
4
1
3 hombres... Ora (Jesús) por nosotros co­
Apóstoles, antes de tomar alimento, su­ mo nuestro sacerdote: ora en nosotros
bió... a lo alto de la casa, cerca de la como nuestra cabeza; es invocado por
hora sexta, a hacer oración^136) ; y P e­ nosotros como nuestro Dios... Reconoz­
dro y Juan subían... al templo, a la camos, pues, en El nuestras voces, y
oración de la hora nona^137\ y a eso sus voces en nosotros... Es invocado
(133) Luc. 18, i. (137) Compárese Act. 3, 1.
(134) ííebr. 13, 15. (138) Compárese Act. 16, 25.
(135) Compárese Act. 2, 1-15. (139) Rom. 8, 26.
(136) Compárese Act. 10, 9.
185, 83-85 E n cíc lic a “ M e d ia t o r D ei” 1741

como Dios, invoca como siervo; allí es s i o d o r o de los Salmos distribuidos en

Creador, aquí creado, que asume sin el Oficio Divino de su tiempo: Ellos
574 cambiar El una naturaleza que ha de concilian el nuevo día con matinal
ser cambiada, haciéndonos consigo un exultación, nos dedican la primera hora
solo hombre, cabeza y cuerpo^140). de la jornada, nos consagran la tercera,
nos alegran la sexta con la fracción del
83. b) Se pide en ella recogimiento pan, en la nona nos hacen terminar los
y devoción interior. A la excelsa dig­ ayunos, concluyen el fin del día, y, al
nidad de esa oración de la Iglesia ha acercarse la noche, impiden que se en­
de corresponder la intensa piedad de tenebrezca nuestra menteO43K
nuestra alma. Y pues la voz del que Ellos nos recuerdan las verdades ma- 575
así ruega repite aquellos cantos que infestadas por Dios al pueblo escogido,
fueron escritos por inspiración del Es­ terribles a veces, a veces llenas de sua­
píritu Santo, que declaran y ensalzan vísima dulcedumbre; repiten y acre­
la perfectísima grandeza de Dios, es cientan la esperanza en el futuro Liber­
menester que el interno sentimiento de tador, que antiguamente se fomentaba
nuestro espíritu acompañe esta voz, de cantando en los hogares domésticos o
tal manera que nos apropiemos aque­ en la misma majestad del templo; y
llos mismos sentimientos, con los cua­ además ilustran admirablemente la glo­
les nos elevemos hacia el cielo, adore­ ria de Jesucristo significada de ante­
mos la Santa Trinidad y le rindamos mano, y su eterna y suma potencia, su
las debidas alabanzas y gracias. Salmo­ humildad al venir a este exilio terreno,
diemos de forma que nuestra mente su regia dignidad y su poder sacerdotal,
concuerde con nuestra voz^141K No se y finalmente sus benéficos trabajos y el
trata, pues, de un simple rezo, ni de derramamiento de su sangre para nues­
un canto, que, aunque sea perfectísimo tra Redención. Por semejante manera,
según las normas de la música y de los los Salmos expresan la alegría de nues­
sagrados ritos, pueda sólo llegar a los tras almas, la tristeza, la esperanza, el
oídos, sino sobre todo de la elevación temor, nuestra entrega absoluta y con­
de nuestra mente y de nuestro espíritu fiada a Dios, el retorno de nuestro amor
a Dios, para consagrarle absolutamente y nuestras místicas elevaciones a los
nuestras personas y todas nuestras divinos tabernáculos.
acciones. El Salmo... es la bendición del pue­
De esto depende en no pequeña par­ blo, la alabanza de Dios, el elogio de
te la eficacia de nuestras oraciones, las las gentes, el aplauso de todos, el len­
cuales, si no se dirigen directamente al guaje universal, la voz de la Iglesia, la
mismo Verbo hecho hombre acaban armoniosa confesión de la fe, la plena
con estas palabras: por Nuestro Señor sumisión a la autoridad, el regocijo de
Jesucristo; quien, como conciliador en­ la libertad, el clamor del alborozo y
tre Dios y nosotros, muestra a su Padre el eco de la alegría^144).
celestial sus gloriosas llagas y así está
siempre vivo para interceder por nos- 85. il) La participación de los laicos
oírq$(i42).84 y las Vísperas del Domingo. En la
edad primitiva acudían más numerosos
84. c) Admirable contenido de los los fieles a estas horas litúrgicas; pero
Salinos. Los Salmos, como todos sa­ tal costumbre se perdió poco a poco,
ben, constituyen la parte más impor­ y, como acabamos de decir, al presente
tante del Oficio Divino. Ellos abarcan su rezo es obligatorio sólo para el cle­
todo el curso del día, santificándolo y ro y para los religiosos. Nada, pues, se
hermoseándolo. Egregiamente dice C a - prescribe en esta parte a los seglares
(140) San Agustín, Enarr. in Psalmos 85, n. 1 fado (como se lee en la ed. Migne P.L. 70, 10.
<Migne P.L. 37, 10811. Algunos creen que esa parte no ha de atribuirse
(141) S. Benedict. Regula Monachorum c. lí). a Casiodoro).
(142) Uebr. 7, 25. (144) S. Ambros. Enarrat. in Ps. 1, n. 0 (Migne
(143) Casiodoro, Explicado in Psallerium. Prc- P.L. 14, 924; CSEL 64 pars. VI p. 7, 20 ss).
1742 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 86

por derecho estricto; pero es en gran extraordinariamente concurridos, mien­


manera de desear que asistan realmen­ tras los templos sagrados son visitados
te, cantando o recitando los Salmos, al menos de lo que convendría. Y, sin em­
rezo de las Vísperas los días de fiesta bargo, todos han de acudir a nuestros
en su propia parroquia. Encarecida­ templos para aprender allí la verdad
mente os rogamos a vosotros y vuestros de nuestra fe católica, para cantar las
fieles, Venerables Hermanos, que no divinas alabanzas, para recibir la ben­
permitáis que esta piadosa costumbre dición Eucarística por medio del sacer­
caiga en desuso, y procurad que, don­ dote, y para protegerse con la ayuda
de ya se hubiere dado al olvido, se ins­ celestial contra las adversidades de esta
taure, de nuevo dentro de lo posible. vida. Aprendan, en lo posible, aquellas
Lo cual se hará, sin duda alguna, con oraciones que suelen cantarse en las
saludables frutos, si las Vísperas se Vísperas, y embeban su espíritu en su
recitan, no sólo digna y decorosamente, significado; pues, movidos y afectados
sino también de tal manera que fo ­ con aquellas palabras, experimentarán
menten suavemente de varios modos la lo que San Agustín asegura de sí mis­
piedad de los fieles. Guárdese inviola­ mo: ¡Cuánto lloré entre los himnos g
blemente la observancia de los días fes­ los cánticos, vivamente conmovido por
tivos, que de modo especial hay que la suave voz de tu Iglesia! Aquellas
consagrar y dedicar a Dios sobre todo palabras sonaban en mis oídos, y la
los domingos, que los Apóstoles, ilus­ verdad penetraba en mi corazón, y con
trados por el Espíritu Santo, declara­ ello se enardecía el piadoso afecto, y
ron festivos en lugar de los sábados. Si corrían las lágrimas, y me hacían1 5
4
se mandó a los judíos: durante los seis 6íenD46).
días trabajaréis; mas el día séptimo es
el sábado, descanso consagrado al Se­ II. - El Ciclo de misterios en el año
ñor; cualquiera que en tal día traba­ Litúrgico
jare, será castigado de muerte^1*5) ; ¿có­ 86. Significado y contenido del año
mo no temen la muerte espiritual los litúrgico. Durante todo el curso del
cristianos que en los días festivos se año la celebración del Sacrificio Euca-
dedican a obras serviles, y los que du­ rístico y las oraciones del Oficio Divino
rante ese descanso no se dan a la pie­ se desenvuelven principalmente en tor­
dad y a la religión, sino que se entregan no a la persona de Jesucristo, de modo
inmoderadamente a los atractivos del tan adecuado y oportuno, que en ellos
siglo? Hay que dedicar los domingos y domina nuestro Salvador en sus mis­
los demás días festivos al culto divirio, terios de humillación, redención y
con el cual se honra a Dios y se nutre triunfo.
el alma con alimento celestial; y por Trayendo a la memoria estos miste­
más que la Iglesia sólo prescribe que rios de Jesucristo, procura la Sagrada
los fieles se abstengan de trabajos ser­ Liturgia que todos los creyentes parti­
viles y asistan al Santo Sacrificio, sin cipen de ellos de tal manera, que la
dar ningún precepto sobre el culto ves­ divina Cabeza del Cuerpo Místico viva
pertino, sin embargo recomienda y de­ con su perfecta santidad en cada uno
sea también lo otro; y lo mismo está de los miembros. Sean las almas de los
pidiendo, por lo demás, la necesidad cristianos como altares en donde, en
que cada uno tiene de aplacar al Señor cierto modo, revivan las diferentes fa­
para alcanzar sus beneficios. Nuestro ses del Sacrificio que inmola el Sumo
espíritu se aflige con gran dolor cuan­ Sacerdote: es decir, los dolores y lágri­
do vemos cómo emplea el pueblo cris­ mas, que limpian y expían los pecados;
tiano en nuestros tiempos la mitad del la oración dirigida a Dios, que se eleva
día festivo, esto es, la tarde; los espec­ hacia el cielo; la entrega y como inmo­
táculos y los juegos públicos se ven1 6
5
4 lación de sí mismo, hecha con ánimo
(145) Exod. 31, 15. no. P.L. 32, 783; CSEL 33 sect. I, pars. I p.
(146) S. Agustín, Confessiones, lib. 9, c. 6 (Mig- 208, 3ss).
185, 87-94 E n cíc lic a ‘ *Me d ia to r D ei” 1743

pronto, generoso y solícito; y finalmen­ ción, para que más fácilmente veamos
te la estrechísima unión con la cual y consigamos los dones eternos.
confiamos a Dios nuestras personas y
nuestras cosas, y en El descansamos, 91. Cuaresma. En los días de Cua­
pues la esencia de la religión es imitar resma nuestra Madre Iglesia multi­
a Aquel a quien adoras(9 147).
0 plica sus cuidados para que cada uno
de nosotros considere sus miserias, pa­
87. a) Significado de los tiempos li­ ra incitarnos activamente a la enmien­
túrgicos y fiestas. Con estos modos y da de las costumbres, para detestar de
formas con que la Liturgia, en los modo especial los pecados y borrarlos
diversos tiempos, nos hace meditar la con la oración y la penitencia; puesto
vida de J e s u c r i s t o , la Iglesia nos pro­ que la continua oración y la penitencia
pone modelos que imitar, y nos mues­ por nuestras faltas nos atrae el auxilio
tra tesoros de santidad, para que los divino, sin el cual todas nuestras obras
hagamos nuestros; pues lo que se canta son vanas y estériles.
con la boca hay que creerlo con el co­
razón y llevarlo a las costumbres pri­ 92. Pasión. En el tiempo sagrado en
vadas y públicas. que la Liturgia nos propone los dolo-
rosísimos tormentos de J e s u c r i s t o , la
88. Adviento. En el sagrado tiempo Iglesia nos invita a subir al Calvario
de Adviento despierta en Nuestra con­ para seguir de cerca las huellas san­
ciencia el recuerdo de los pecados que grientas del Divino Redentor, para
tristemente cometimos; nos exhorta a sufrir con El gustosamente la cruz y
que, reprimiendo los malos deseos y excitar en nuestro espíritu los mismos
castigando voluntariamente nuestro sentimientos de expiación y de propi­
cuerpo nos recojamos dentro de nos­ ciación, y para que todos nosotros mu­
otros mismos con piadosas meditacio­ ramos juntamente con El.
nes, y con ardientes deseos nos mova­
mos a convertirnos a Dios, que es el 93. Pascua. En las solemnidades
único que puede con su gracia librar­ pascuales, cuando se conmemora el
nos de la mancha del pecado y de los triunfo de J e s u c r i s t o , nuestra alma
males, que son sus consecuencias. rebosa de íntimo gozo, y hemos de
pensar seriamente dentro de nosotros
89. Navidad. Mas al venir al día de mismos que también hemos de resucitar
la Navidad del Señor, parece como si con Cristo Redentor de una vida tibia
volviésemos a la cueva de Belén, para e inerte a otra más fervorosa y santa,
aprender allí que es preciso que re­ entregándonos entera y generosamente
nazcamos de nuevo y que nos reforme­ a Dios y olvidando este mundo misera­
mos radicalmente; lo cual solamente se ble para aspirar tan sólo al cielo: si
consigue cuando nos unimos al Verbo habéis resucitado con Cristo, buscad las
de Dios hecho hombre, de un modo cosas que son de arriba... saboread las
íntimo y vital, y participamos de aque­ cosas del cielo^lá8K
lla divina naturaleza suya, a la que
nosotros hemos sido elevados. 94. Pentecostés. Finalmente, en el
tiempo de Pentecostés la Iglesia nos
90. Epifanía. En cambio, durante las exhorta, con sus mandatos y con su
solemnidades de la Epifanía, recordan­ ejemplo, a que nos prestemos dócil­
do el llamamiento de los gentiles a la fe mente a la acción del Espíritu Santo,
cristiana, quiere que cada día rindamos el cual desea abrasar nuestras almas
gracias al Señor por tamaño beneficio, con el fuego de la divina caridad, para
y que con intensa fe deseemos al Dios que avancemos cada día con más ahin­
vivo y verdadero, entendamos devota y co en las virtudes, y lleguemos a ser
profundamente las cosas sobrenatura­ santos, como lo son J e s u c r i s t o Nuestro
les, y amemos el silencio y la medita­ Señor y su Padre que está en los cielos.
(147) S. Agustín, De Civ. lib. 8, cap. 17 (Migne (148) Coios. 3, 1-2.
P.L. 41, 242; CSEL 40 vol. I p. 384, 10).
1744 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 95-96

Resumen. El Año Litúrgico es, pues, y después, el que resucita de la muerte


cual himno magnífico de gloria que la vencida, el que reinando en la gloria
familia cristiana entona al Padre celes­ del cielo nos envía el Espíritu Parácli­
tial por intermedio de Jesús, el eterno to, el que vive, finalmente, en su Igle­
reconciliador; mas exige también de sia: Jesucristo, el mismo de ayer es
parte de nosotros un serio y ordenado hoy, y lo será por los siglos de los
estudio para que por su medio conoz­ siglost15°). Y además, no sólo nos lo
camos de día en día mejor lo divino y presenta como modelo, sino que nos
ensalcemos a nuestro Redentor. Del lo muestra también como a maestro a
mismo modo requiere un intenso y vi­ quien debemos escuchar, como a pastor
goroso esfuerzo e incansable ejercicio a quien seguir, y como a conciliador
para imitar los misterios que se propo­ de nuestra salvación, principio de nues­
nen, emprender de buen grado su vía tra santidad y Cabeza Mística, de la
crucis y gozar finalmente de su gloria cual somos miembros que gozamos de
y eterna beatitud. su vida.19
4
Mas, ya que sus acerbos dolores
95. b) Errores de algunos autores constituyen el principal misterio de
modernos. De todo lo expuesto apa­ donde procede nuestra salvación, es
rece claramente, Venerables Hermanos, muy propio de la fe católica destacar
cuánto se separan de la genuina y sin­ esto lo más posible, ya que es como el
cera idea de la Liturgia aquellos escri­ centro del culto divino, representado y
tores modernos que, engañados por una renovado cada día en el Sacrificio
pretendida mística superior se atreven Eucarístico, y con el cual están estre­
a afirmar que no hemos de fijarnos en chamente unidos todos los Sacramen­
el Cristo histórico, sino en el pneumá­ tos^51).
tico y glorificado; y hasta no dudan en
asegurar que en el ejercicio de la piedad 96. c) Cristo revive en la Iglesia du­
cristiana se ha verificado un cambio, rante el año litúrgico. Por eso el año
por el cual Cristo ha sido como destro­ litúrgico, alimentado y seguido por la
nado, ya que el Cristo glorificado, que piedad de la Iglesia, no es una repre­
vive y reina por los siglos de los siglos sentación fría e inerte de cosas que per­
y está sentado a la diestra del Padre, tenecen a tiempos pasados, ni un sim­
ha sido obscurecido, y en su lugar se ple desnudo recuerdo de una edad pre­
ha colocado aquel Cristo que un tiem­ térita; sino más bien es Cristo mismo
po vivió esta vida terrenal. Por eso que persevera en su Iglesia y que pro­
algunos llegan hasta a querer quitar sigue aquel camino de inmensa mise­
de los templos sagrados los mismos ricordia que inició en esta vida mortal
Crucifijos. cuando pasaba haciendo bien^152\ con
Sin embargo, tales falsas cavilacio­ el bondadosísimo fin de que las almas
nes se oponen enteramente a la sana de los hombres se pongan en contacto
doctrina recibida de nuestros mayores. con sus misterios, y por ellos en cierto
Crees en el Cristo nacido en la carne modo vivan. Estos misterios no están
— así dice— San Agustín— y llegarás de aquel modo incierto y oscuro pre­
al Cristo nacido de Dios. Dios junto a sentes y obran constantemente que su­
D íosH49). La Sagrada Liturgia nos pro­ ponen algunos escritores modernos, si­
pone todo el Cristo en todas las condi­ no tal como nos lo enseña la doctrina
ciones de su vida, es decir: Aquel que católica; ya que, según el parecer de
es el Verbo del Eterno Padre, el que los doctores de la Iglesia, son eximios
nace de la Virgen Madre, el que nos ejemplos de cristiana perfección y fuen­
enseña la verdad, el que cura a los en­ tes de la divina gracia por los méritos
fermos, el que consuela a los afligidos, y oraciones de Jesucristo, y perduran
el que sufre los dolores y el que muere;1 0 en nosotros por sus efectos, siendo ca-
5
9
4
(149) S. Agustín, Enarr. in Psalm. 123, n. 2; (151) S. Thom. Summa Theol. III, q. 49 y q.
(Migne P.L. 37, 1641). •62, a. 5.
(150) Hebr. 13, 8. (152) Compárese Acta, 10, 38.
185, 97-100 E n cíc lic a “ M e d ia to r D ei ” 1745

da uno de ellos, según su propia índole, mos provechosamente, y ya que festeja­


causa de nuestra salvación. Añádese a mos sus méritos, emulemos sus ejem-
esto que la Iglesia, nuestra piadosa Ma­ p/os(154). Conviene, pues, conservar la
dre, mientras propone a nuestra con­ inocencia en la sencillez, la concordia
templación los misterios de nuestro Re­ en la caridad, la modestia en la humil­
dentor, pide con sus súplicas aquellos dad, la diligencia en el gobierno, la
dones sobrenaturales con que sus hijos vigilancia en la ayuda de los que tra­
se embeban lo más posible en el espí­ bajan, la misericordia en socorrer a los
ritu de los mismos misterios, por virtud pobres, la constancia en defender la
de Cristo. Por inspiración y virtud de verdad, el rigor en la severidad de la
El podemos, con la cooperación de disciplina, a fin de que no falte en
nuestra voluntad, asimilarnos su fuerza nosotros ningún ejemplo de buenas
vital, como los sarmientos la del árbol obras. Estas son las huellas que nos
y los miembros la de la cabeza; y trans­ dejaron los santos al regresar a la pa­
formarnos poco a poco y laboriosa­ tria, para que, siguiendo su camino,
mente a la medida de la edad perfecta consigamos también su felicidad^155*).
según Cñsto(1531 K
4
5 Mas, para que hasta nuestros sentidos
se muevan saludablemente, quiere la
III. - Las fiestas de los Santos y de Iglesia que en nuestros templos se ex­
María Santísima pongan las imágenes de los santos,
siempre, sin embargo movida por la
97. Significado de las fiestas de los misma razón, de que imitemos las vir­
Sanios. En el curso del año litúrgico, tudes de aquellos cuyas imágenes vene­
no sólo se celebran los misterios de ramossí150).1
4
3
5
Cristo, sino también las fiestas de los
santos que están en los cielos. En las 99. b) Y com o intercesores nuestros.
cuales, aunque se trate de una catego­ Mas hay todavía otra razón para que
ría inferior y subordinada, la Iglesia el pueblo cristiano rinda culto a los
sin embargo pretende siempre propo­ santos del cielo, a saber, para que im­
ner a los fieles ejemplos de santidad, plorando su auxilio seamos ayudados
que les muevan a revestirse de las vir­ por la protección de aquellos con cuyas
tudes del mismo Divino Redentor. alabanzas nos regocijamosí157). De esto
fácilmente se deduce por qué ofrece
98. a) Que se nos proponen como la Sagrada Liturgia tantas fórmulas de
ejemplo. Porque, así com o los santos oraciones para impetrar el patrocinio
fueron imitadores de J e s u c r i s t o , así de los santos.
nosotros hemos de imitarles a ellos, ya
que en sus virtudes resplandece la vir­ 100. c) Culto preeminente a la Vir­
tud misma de J e s u c r i s t o . En unos res­ gen Santísima. Mas, entre los santos
plandeció el celo apostólico, y en otros del cielo, se venera de un modo pre­
la fortaleza de nuestros héroes llegó eminente a la Virgen M a r í a Madre de
hasta el derramamiento de su sangre; Dios, pues su vida, por la misión reci­
en unos brilló la constante vigilancia bida del Señor, se une íntimamente con
en la espera del Redentor, y en otros la los misterios de J e s u c r i s t o ; y nadie en
virginal pureza del alma o la modesta verdad siguió más de cerca y más efi­
suavidad de la humildad cristiana; en cazmente las huellas del Verbo encar­
todos, en fin, era ferviente la ardentí­ nado, nadie goza de mayor gracia y
sima caridad para con Dios y para con poder cabe el Corazón Sacratísimo del
el prójimo. La Sagrada Liturgia pone Hijo de Dios, y por su medio, cabe el
ante nuestros ojos todos estos esplendo­ Padre Celestial. Ella es más santa que
res de santidad para que los contemple­ los querubines y serafines, y goza de
(153) Efes. 4, 13. (156) Misal Rom. Colecta de San Juan Damas-
(154) Misal Rom. Colecta III de la Misa por ceno.
varios Mártires fuera del tiempo pascual. (157) S. Bern. Sermo II en la fiesta de Todos
(155) Reda Venerable, Ilom. 70 in solem. omnium los Santos (Migne P.L. 185, 210J.
Scmclorum (Migne P.L. 94, 450).
1746 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 101-104

una gloria mucho mayor que los demás CUARTA PARTE


moradores del cielo, como quiera que
N orm as P astorales
es la llena de gracia(158> y Madre de
Dios, la que con su parto feliz nos ha 7. - Se recomiendan calurosamente las
dado al Redentor. Siendo ella Madre de otras formas de piedad no estricta­
misericordia, vida, dulzura y esperanza mente litúrgicas
nuestra, clamemos a ella cuantos gemi­ 103. Aclaración sobre funciones li­
mos y lloramos en este valle de lágri- túrgicas y exiralifúrgicas. Para alejar
mas1(159), y pongamos confiadamente
1
8
5 más fácilmente de la Iglesia los errores
nuestras personas y nuestras cosas to­ y exageraciones de la verdad de que
das bajo su patrocinio. Ella fue consti­ antes hablamos, y para que con nor­
tuida nuestra Madre cuando el Divino mas más seguras puedan los fieles prac­
Redentor hizo el sacrificio de Sí mis­ ticar con abundantes frutos el aposto­
mo, y así, pues, también por este título lado litúrgico, juzgamos conveniente,
somos sus hijos. Ella nos enseña todas Venerables Hermanos, añadir algo para
las virtudes, nos entrega su Hijo, y deducir consecuencias prácticas de la
juntamente con El nos ofrece los auxi­ doctrina expuesta.
lios que necesitamos, puesto que Dios Cuando hablábamos de genuina y
guiso que todo lo tuviésemos por Ma­ sincera piedad, hemos afirmado que
ría(160>. no podía haber verdadera oposición
entre la Sagrada Liturgia y los demás
101. Resumen de esta parte. Movi­ actos religiosos, si éstos se mantienen
dos, pues, por la acción santificadora dentro del recto orden y tienden al
justo fin: más aún, hay algunos ejer­
de la Iglesia y confortados con los auxi­
cicios de piedad que la Iglesia mucho
lios y ejemplos de los santos, y en
recomienda al Clero y a las Religiosos.
especial de la Inmaculada Virgen Ma ­
Pues bien, queremos que el pueblo
r í a , a través de este camino litúrgico,
cristiano no se mantenga ajeno a esos
que cada año se nos abre de nuevo, ejercicios. Estos son, para citar sólo
lleguémonos con sincero corazón, con los principales, las meditaciones espi­
plena fe, purificados los corazones de rituales, el diligente examen de con­
la mala conciencia, lavados el cuerpo ciencia, los santos retiros instituidos
con el agua limpia del bautismo(161) para meditar las verdades eternas, las
al Gran Sacerdote(162), para que con El piadosas visitas a los sagrarios euca-
vivamos y sintamos, hasta poder pene­ rísticos, y aquellas particulares preces
trar por su medio del velo adentro(1G3) y oraciones en honor de la bienaven­
3' allí honrar por toda la eternidad al turada Virgen M a r í a , entre las cuales,
Padre celestial. como todos saben, sobresale el santo
Rosario (164>.
102. Resumen general. Tal es la
esencia y la razón de ser de la Sagrada 7. Valor y justificación de la Para­
Liturgia; ella se refiere al Sacrificio, a liturgia
los Sacramentos y a las alabanzas de 104. La acción del Espíritu Santo no
Dios, e igualmente a la unión de nues­ Ies es ajena. Es imposible que la ins­
tras almas con Cristo y a su santifica­ piración y la acción del Espíritu Santo
ción por medio del Divino Redentor, permanezcan ajenas a estas variadas
para que sea honrado Cristo, y en El formas de piedad, pues se encaminan
y por El toda la Santísima Trinidad: a que nuestras almas se conviertan y
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu dirijan a Dios y expíen sus pecados, se
Santo. exciten a alcanzar las virtudes, y se
(158) Luc. 1, 28. (161) Hebr. 10, 22.
(159) “ Salve Regina” . (162) Hebr. 10, 21.
(160) S. Bern. In Nativ. 7 (Migne P.L. (163) Hebr. 6, 19.
183, 441). (164) Compárese C. I. C. can. 125. j
185, 105-107 E n cíc lic a “ M e d ia to r D ei ” 1747

estimulen saludablemente a la sincera propalan sobre la frecuente confesión


piedad, acostumbrándose a meditar las de los pecados son enteramente ajenas
verdades eternas y haciéndose cada al Espíritu de Jesucristo y de su inma­
vez más aptas para contemplar los mis­ culada Esposa, y realmente funestas
terios de la naturaleza divina y huma­ para la vida espiritual, recordamos
na de J e s u c r i s t o . Además, cuanto más aquí lo que sobre ello escribimos con
intensamente alimentan en los fieles su gran dolor en Nuestras Encíclica “ Mys-
vida espiritual, mejor les disponen a tici Corporis” (1G5a\ y una vez más in­
participar con mayor fruto en las fun­ sistimos en que, lo que allí expusimos
ciones públicas evitando el peligro de con palabras gravísimas, lo hagáis me­
que las preces litúrgicas se reduzcan a ditar seriamente a vuestra grey y sobre
un rito vacío. todo a los aspirantes al sacerdocio y al
clero joven, y lo hagáis dócilmente
105. Errores de los que hay que pre­ practicar.
venir a los fieles. Gomo corresponde,
pues, a vuestra pastoral diligencia, no 107. Los Ejercicios y Retiros Espi­
dejéis, Venerables Hermanos, de reco­ rituales. Mas procurad de modo espe­
mendar y fomentar tales ejercicios de cial que, no sólo el clero, sino el mayor
piedad, de los cuales, sin duda ningu­ número posible de seglares, sobre todo
na, el pueblo que os está encomendado de los miembros de asociaciones reli­
obtendrá óptimos frutos de santidad. Y giosas y de la Acción Católica, practi­
sobre todo no permitáis — cosa que que el retiro mensual y los ejercicios
algunos defienden, engañados sin duda espirituales en determinados días para
por cierto deseo de renovar la Liturgia fomentar la piedad. Gomo dijimos arri­
o creyendo falsamente que sólo los ri­ ba, tales ejercicios espirituales son muy
tos litúrgicos tienen dignidad y efica­ útiles y aun necesarios para infundir
cia— que los templos estén cerrados en en las almas una piedad sincera, y para
las horas no destinadas a los actos pú­ formarlas en tal sentido de costumbres
blicos, como ya ha sucedido en algunas que puedan sacar de la Sagrada Litur­
regiones; no permitáis que se descuide gia más eficaces y abundantes frutos.
la adoración del Augustísimo Sacra­ En cuanto a las diversas formas con
mento y las piadosas visitas a los ta­ que tales ejercicios piadosos suelen
bernáculos eucarísticos; que se disuada practicarse, tengan todos presente que
la confesión de los pecados cuando se en la Iglesia terrena no de otra suerte
hace sólo por devoción; y que de tal que en la celestial, hay muchas mora-
manera se relegue, sobre todo durante das<165b>, y que la ascética no puede ser
la juventud, el culto a la Virgen Madre monopolio de nadie. Uno sólo es el
de Dios — el cual, según el parecer de Espíritu, el cual, sin embargo, sopla
varones santos, es señal de “ predestina­donde quiere^1GQ\ y por varios dones
ción” — que poco a poco se entibie y y varios caminos dirige a la santidad
languidezca. Tales modos de obrar co­ las almas por él iluminadas. Téngase
mo frutos venenosos, sumamente noci­ por algo sagrado su libertad y la acción
vos a la piedad cristiana, que brotan sobrenatural del Espíritu Santo, que a
de ramas enfermas de un árbol sano; nadie es lícito, por ningún título, per­
hay que cortarles, pues, para que la turbar o conculcar.
savia vital nutra sólo frutos suaves y
Sin embargo, es cosa probada que
óptimos.2
los Ejercicios Espirituales, que se prac­
tican según el método y la norma de
2. Confesión frecuente, ejercicios es­
S a n I g n a c i o , fueron por su admirable
pirituales y distribuciones sacra­
eficacia plenamente aprobados y viva­
mentales
mente recomendados por Nuestros Pre­
106. La Confesión Sacramental. Y decesores. Y también Nos, por la mis­
ya que ciertas opiniones que algunos ma razón, los hemos aprobado y reco­
(165) Compárese Juan, 14, 2. cí 66) Juan 3, 8.
1748 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 108-110

mendado, y lo repetimos aquí de buen 5. Prevención contra reformas exa­


grado. geradas
Es, con todo, enteramente necesario 109. Evitar los excesos litúrgicos y
que aquella inspiración por la cual se fomentar la Liturgia. Por eso haría
sienten algunos movidos a peculiares algo pernicioso y totalmente erróneo
ejercicios de devoción proceda del Pa­ quien con temeraria presunción se atre­
dre de las luces, de quien desciende viera a reformar todos estos ejercicios
toda dádiva preciosa y todo don per- de piedad, reduciéndolos a los solos
fecto^1Q7\ de lo cual ciertamente será esquemas y formas litúrgicas. Con todo,
señal la eficacia con que tales ejercicios es necesario que el espíritu de la Sa­
alcancen el que el culto divino sea cada grada Liturgia, de tal manera influya
día más amado y más fomentado, y el benéficamente sobre ellos, que no se
(fue los cristianos se sientan movidos de introduzca nada inútil o indigno del
un intenso deseo de recibir dignamente decoro que se debe a la casa de Dios,
los Sacramentos y de practicar todos o contrario a las sagradas funciones u
los actos sagrados con el debido res­ opuestas a la sana piedad.
peto y el debido honor. Porque si, por Procurad pues, Venerables Herma­
el contrario, pusieren obstáculo a los nos, que esa genuina y sincera piedad
principios y normas del culto divino, visiblemente crezca más cada día, y
o los impidieren y estorbaren, entonces que por todas partes florezca con ma­
hay que creer sin duda que no están yor abundancia. Y, sobre todo, no os
ordenados y dirigidos por un recto canséis de inculcar a todos que la vida
criterio ni por un celo prudente. cristiana no consiste en muchas y va­
riadas preces y ejercicios de devoción,
108. Otras prácticas no estrictamen­ sino en que éstas contribuyan realmen­
te litúrgicas. Iiay, además, otras prác­ te al progreso espiritual de los fieles, y
ticas de piedad que, aunque en rigor de por lo mismo al incremento real de
derecho no pertenecen a la Sagrada Li­ toda la Iglesia. Pues el Eterno Padre
turgia, tienen, sin embargo, una espe­ por El mismo (Cristo) nos escogió antes
cial importancia y dignidad, de modo de la creación del mundo, para ser san­
que en cierto sentido se tienen por in­ tos y sin mancha en su presenciaí168).
sertas en el ordenamiento litúrgico, y Por consiguiente, nuestras oraciones y
han sido aprobadas y alabadas una y nuestros ejercicios de piedad han de
otra vez por esta Sede Apostólica y por encaminarse sobre todo a que dirijan
ios Obispos. Entre ellas hay que contar todas nuestras energías espirituales a
las preces que durante el mes de mayo la consecución de este supremo y no­
se dedican a la Virgen Santísima, o en bilísimo fin.
el mes de junio al Sagrado Corazón;
las novenas y triduos, el ejercicio del 17. - Espíritu Litúrgico y apostolado
Vía Crucis y otros semejantes. litúrgico

Estas prácticas de piedad, incitando 1. El conocimiento litúrgico y las


al pueblo ya a frecuentar asiduamente Artes Sagradas
el Sacramento de la penitencia y a par­ 110. El movimiento litúrgico. Os
ticipar digna y piadosamente en el exhortamos, pues, encarecidamente, Ve­
Sacrificio Eucarístico y en la Sagrada nerables Hermanos, a que, alejando
Mesa, ya también a meditar los miste­ cuanto sepa a error y falacia y repro­
rios de nuestra Redención y a imitar bando cuanto se opone a la verdad y
los insignes ejemplos de los Santos, al orden, promováis las iniciativas que
nos hacen así intervenir en el culto ponen al alcance del pueblo un conoci­
litúrgico, no sin gran provecho espi­ miento más profundo de la Sagrada
ritual. Liturgia, de suerte que pueda más ade-
(167) Compárese Stgo. 1, 17. (1C8) Efes. 1, 4.
185, 111-113 E n c íc l ic a “ M e d ia t o r D e i” 1749

cuada y fácilmente participar en los volver a la antigüedad se oponen al uso


ritos divinos con la disposición propia de las imágenes sagradas en los tem­
de todo cristiano. plos, creemos que es Nuestro deber re­
probar también aquí aquella piedad
111. Obediencia a las disposiciones mal formada de los que sin razón su­
de la Iglesia. Sea vuestro primer es­ ficiente llenan templos y altares con
fuerzo que todos, con la debida reve­ multitud de imágenes y efigies expues­
rencia y no menos debida fe, se atengan tas a la veneración de los fieles; de los
a cuantos decretos han publicado o el que presentan reliquias desprovistas de
Concilio Tridentino, o los Romanos las debidas auténticas i170*} que las auto­
Pontífices, o la Sagrada Congregación ricen para el culto y de los que, preocu­
de Ritos, y cumplan las normas que los pados en exigir minucias y particulari­
libros litúrgicos han determinado en dades, descuidan lo substancial y nece­
cuanto a la práctica externa del culto sario, exponiendo así a mofa la religión,
público. y desprestigiando la gravedad del culto.
En todo lo que atañe a la Liturgia, Con esta ocasión os recordamos el
deben ante todo brillar estas tres virtu­ decreto sobre el no introducir nuevas
des, de las que habla Nuestro Predece­ formas de culto y devoción*171), cuyo
sor Pío X, a saber: la santidad, del todo fiel cumplimiento confiamos a vuestra
opuesta a novedades de sabor munda­ vigilancia.
no; la dignidad en las imágenes y for­
mas a cuya disposición y servicio deben 113. La música sagrada. En cuanto
estar las genuinas y elevadas artes; y a la música, obsérvense escrupulosa­
el espíritu universalista que, sin con­ mente las fijas y claras normas promul­
travenir en nada las legítimas modali­ gadas ya por esta Sede Apostólica. El
dades y usos regionales, patentice la canto gregoriano, que, siendo herencia
unidad, de la Iglesia*109). recibida de antigua tradición, tan cui­
2; Formación litúrgica del clero y dadosamente tutelada durante siglos, la
Iglesia Romana considera com o cosa
del pueblo
suya y cuyo uso está recomendado al
112. Decoro en los sagrados edifi­ pueblo e incluso terminantemente pres­
cios y sagrados altares. También es crito en algunas partes de la Litur­
Nuestro insistente deseo recomendar el gia*172), no sólo proporciona decoro y
decoro que debe reinar en los sagrados solemnidad a la celebración de los sa­
templos y altares. Que cada uno se grados Misterios, sino que contribuye a
sienta animado por aquello: el celo de aumentar la fe y la piedad de los asis­
tu casa me tiene consumido*1 170) ; y por
1
9
6 tentes. A este efecto, Nuestros Predece­
eso esfuércese para que, aunque no sores de inmortal memoria Pío X y
llame la atención ni por la riqueza ni Pío XI decretaron — y también Nos ra­
por su esplendor, sin embargo todo tificamos gustosos sus disposiciones con
cuanto pertenezca a los edificios sagra­ Nuestra autoridad— que en los Semina­
dos, a los ornamentos y a las cosas del rios e Institutos Religiosos se cultive el
servicio de la Liturgia, aparezca limpio canto gregoriano con esmerado estudio,
v en consonancia con su fin, que es el y que, al menos en las Iglesias más im­
culto a la Divina Majestad. Y si ya portantes, se restauren las antiguas
antes hemos reprobado el criterio erró­ “ Scliolae Cantorum” , cosa ya en varios
neo de quienes, bajo la apariencia de sitios realizada con éxito feliz*173).
(169) Compárese Litt. Apost. Motu Proprio T ra (172) Compárese Pío X, Litt. Apost. Motu P ro­
le s o lle c it u d in i, 22-XI-1903; ASS. 38 (1903), 329-332; prio T ra le s o lle c it u d in i, 22-XI-1903; ASS. 38
en esta Colecc. Encícl. 91 p. 697-702; en latín: (1903) 329; ver nota (169); en esta Colecc. p. 697.
“ I n t e r p a s to r a lis o ffic ii” . (173) Compárese Pío X, Motu Proprio T ra le
(170) Salm. 68, 10; Juan 2, 17. s o llic it u d in e , 22-XI-1903: ASS. 36 (1903) 329-332;
|170a.] “ Auténtica” significa aquí “ la certifica­ en esta Colecc. p. 697; Pío XI, Const. D iv in i c u l-
ción de la identidad o legitimidad de una reli­ tus, 20-XII-1928, II y V; AAS 21 (1929) 37 y 38; en
quia” . esta Colección Encícl. 145, 15-16, págs. 1143-1144.
(171) Suprema S. Gong. S. Officii: Decretum
26-V-1937; ASS. 29 (1937) 304,
1750 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 114-118

114. El canto gregoriano. Además, que os esmeréis en promover el canto


para que el pueblo tome parte más acti­ popular religioso y su cumplida ejecu­
va en el culto divino, se debe restable­ ción llevada a cabo con la debida digni­
cer entre los fieles el uso del canto gre­ dad, cosa que puede servir para esti­
goriano, en la parte que corresponde. mular y encender la fe y la piedad del
Evidentemente, apremia el que los fie­ pueblo cristiano. Suba al cielo el canto
les asistan a las sagradas ceremonias, unísono y majestuoso de nuestra mul­
no como meros espectadores mudos y titud como el fragor del resonante
extraños, sino profundamente penetra­ mar*177), expresión armoniosa y vi­
dos por la belleza de la Liturgia: que brante de un mismo corazón y una
alternen sus voces con la del sacerdote misma alma^lis\ como corresponde a
y coro. Si esto, por la bondad de Dios, hermanos e hijos del mismo Padre.1 *
5
4
7
se verificare, no ocurrirá que el pueblo
responda a lo más con un ligero y tenue 117. Las otras artes en el culto li­
murmullo a las preces comunes rezadas túrgico: la arquitectura, escultura y
en latín o en lengua vulgar(174>. La pintura. Y lo dicho de la música tén­
multitud que asiste atentamente al Sa­ gase poco más o menos como dicho de
crificio del altar, en el que Nuestro las demás artes nobles, en especial de
Salvador, juntamente con sus hijos re­ la arquitectura, escultura y pintura. Las
dimidos por su sangre, canta el Epita­ imágenes y formas modernas, efecto
lamio de su inmensa caridad, no podrá de la adaptación a los materiales de su
callar, ya que el cantar es propio de confección, no deben despreciarse ni
quien ama(175), o, como dice el viejo prohibirse en general por meros pre­
refrán: cantar bien es orar dos veces. juicios, sino que es del todo necesario
Así resulta que la Iglesia militante, cle­ que, adoptando un equilibrado término
ro y pueblo juntos, une sus voces a los medio entre un servil realismo y un
cantos de la Triunfante y de los coros exagerado simbolismo, con la mira
Angélicos, y todos a una cantan un su­ puesta más en el provecho de la com u­
blime y eterno himno de alabanza a la nidad cristiana que en el gusto y cri­
Santísima Trinidad, según aquello: y terios personales de los artistas, tenga
nosotros te rogamos que admitas nues­ libre campo el arte moderno para que
tras voces mezcladas con las suyas^11GK también él sirva dentro de la reverencia
y decoro debidos a los sitios y actos
115. El canto moderno. Esto no
litúrgicos, y así pueda unir su voz a
quiere decir que la música y el canto
aquel maravilloso cántico de gloria que
modernos hayan de ser excluidos en
los genios de la humanidad han ento­
absoluto del culto católico. Más aún, si
nado a la fe católica en el rodar de
no tienen ningún sabor profano, ni
los siglos.
desdicen de la santidad del sitio o de
la acción sagrada, ni nacen de un pru­
rito vacío de buscar algo raro y mara­ 118. Rechazo de exageraciones. Por
villoso, débenseles incluso abrir las otra parte, obligados por Nuestra con ­
puertas de nuestros templos, ya que ciencia y oficio, Nos sentimos precisa­
pueden contribuir no poco a la esplen­ dos a tener que reprobar y condenar
didez de los actos litúrgicos, a elevar ciertas imágenes y formas últimamente
más alto los corazones y a nutrir una introducidas por algunos, que, a su
sincera devoción. extravagancia y degeneración estética,
unen el oponerse claramente más de
116. El canto popular. Os exhorta­ una vez al decoro, a la piedad y a la
mos también, Venerables Hermanos, a1*
5
4
7 modestia cristiana, y ofenden el mismo

(174) Pío XI, Const. Divini cultus, 20-XII-1928; (176) Misal Rom. Prefacio.
ASS. 21 (1929) 39-40 en esta Colección: Encíclica (177) Compárese S. Ambros. Hexaémcron, ííí,
145, 20 págs. 1144-1145. 5, 23 (Migne P.L. 14, 165; CSEL 32 pars. I, p. 74,
(175) S. Agustín, Serm. 336, n. 1 (Migne P.L. 22 y 75, 8 s).
38, 1472). (178) Compárese Act. 4, 32.
185, 119-122 E n c íc lic a “ M e d ia t o r D ei ” 1751
sentimiento religioso; todo eso debe dignidad debida, sino principalísima -
alejarse y desterrarse en absoluto de mente para que plasme a su espíritu
nuestras iglesias, y en general de todo en la unión y contacto con Cristo Sa­
lo que desdice de la santidad del lu- cerdote y resulte así un santo ministro
gar(179\ de santidad.
Ni debéis omitir el que con toda di­
119. Estimulo a los artistas y artes. ligencia y con cuantos medios y ma­
Ateniéndoos, pues, diligentemente, Ve­ neras vuestra prudencia juzgare más
nerables Hermanos, a las normas y de­ aptos para el caso, se unan a este efecto
cretos de los Pontífices, iluminad y las mentes y los corazones de vuestro
dirigid la mente y el espíritu de los clero y pueblo; y así el pueblo fiel par­
artistas a los que se confíe lioy el en­ ticipe tan activamente en la Liturgia,
cargo de restaurar o reconstruir tantos que realmente sea una acción sagrada
templos o deshechos o devastados por en la que el sacerdote que atiende a la
el furor de la guerra; ojalá que puedan cura de almas en la parroquia a él
y quieran, bajo la inspiración de la Re­ confiada, unido a la comunidad de sus
ligión, encontrar modos y motivos artís­ feligreses, rinda al Señor el debido
ticos que respondan y más digna y con­ culto.
venientemente a las exigencias del cul­
to, así se obtendrá que las artes, como 121. Los “ Monaguillos” al servicio
si viniesen del cielo, felizmente resplan­ de! altar. Para este fin será útilísimo
dezcan con serena luz, sean una valio­ escoger algunos niños piadosos, de to­
sísima aportación a la cultura humana, das las clases de la sociedad y bien ins­
y contribuyan a la gloria de Dios y truidos, que con desinterés y buena
santificación de las almas. Porque las voluntad sirvan devota y asiduamente
artes están realmente conformes con la al altar; misión que los padres, aunque
religión, cuando sirven como nobles sean de la más alta y más culta socie­
doncellas al culto divino(18°).18
9
7
0
2 dad, deben tener a gran honra.
Si algún sacerdote tomase a su cui­
120. Es importante que el clero y el dado y vigilancia el que estos jovenci-
pueblo vivan la vida litúrgica. Pero tos bien instruidos cumpliesen tal oficio
todavía hay algo de mucha mayor im­ con reverencia y constancia a las horas
portancia, Venerables Hermanos, que establecidas, no sería difícil que de
queremos recomendar con especial inte­ este núcleo surgiesen nuevas vocacio­
rés a vuestra diligencia y celo apostó­ nes para el sacerdocio, ni se daría oca­
lico. Todo lo que se refiere al culto sión para que el Clero — como ocurre
religioso externo tiene realmente su im­ demasiado aun en países muy católi­
portancia; pero el alma de todo ello cos— se lamente de no hallar quienes
ha de ser que los cristianos vivan la respondan o ayuden en la celebración
vida de la Liturgia, nutriendo y fomen­ del Augusto Sacrificio.
tando su inspiración sobrenatural.
Poned, pues, todo empeño en que 122. Celo de los Pastores. Trabajad
el joven clero, al dedicarse a los estu­ sobre todo por obtener con vuestro
dios ascéticos, teológicos, jurídicos y diligentísimo celo que ninguno de vues­
pastorales, se forme también armónica­ tros fieles deje de asistir al Sacrificio
mente de tal manera que entienda las Eucarístico; y para que saquen todos
ceremonias religiosas, perciba su ma­ de él frutos más copiosos de salvación,
jestad y belleza, y aprenda con esmero no les dejéis de exhortar encarecida­
las normas llamadas rúbricas; y ello, mente a que participen en él con devo­
no tan sólo por motivos culturales, ni ción de todas aquellas legítimas mane­
únicamente para que el seminarista a ras arriba expuestas. Siendo el Augusto
su tiempo pueda realizar los actos li­ Sacrificio del altar el acto fundamental
túrgicos con el orden, el decoro y la1 0
8
9
7 del culto divino, claro es que en él se
(179) C. I. C. can. 1178. ASS. 21 (1929) 45; en esta Colección: Encicl. 145,
(180) Pió XI, Const. Divini cultas, 20-X1I-1928; 5 pág. 1141.
1752 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 185, 123-125

lia de hallar necesariamente la fuente única e idéntica gracia une a Cristo con
y el centro de la piedad cristiana. No los miembros de su Cuerpo.
creáis haber satisfecho completamente No os arredren las dificultades que
a vuestro celo apostólico en este punto, sobrevengan; ni decaiga un punto vues­
mientras no acudan vuestros feligreses tra solicitud pastoral: Sonad la trompe­
en gran número al celestial Banquete, ta en Sión..., convocad a junta, congre­
que es Sacramento de piedad, signo de gad el pueblo, purificad toda la gente,
unidad y vínculo de caridad(181). reunid los ancianos, haced venir los
Y para que el pueblo cristiano logre párvulos y los niños de pecho^1M\ y
conseguir estos bienes sobrenaturales procurad, con cuantos medios podáis,
cada vez más copiosamente, esmeraos que en todas partes se multipliquen
en instruirle sobre los tesoros de piedad templos y altares para los cristianos,
que se hallan encerrados en la Sagrada quienes, estando como miembros vivos,
Liturgia, por medio de oportunas predi­ unidos a su Cabeza divina, sean restau­
caciones; pero, sobre todo, con discur­ rados con la gracia de los Sacramentos
sos y conferencias periódicas, con se­ y, celebrando a una con El y por El
manas de estudio y con otras semejan­ el Augusto Sacrificio, ofrenden al Eter­
tes industrias. Para el logro de este fin no Padre las debidas alabanzas.
podéis tener ciertamente a vuestra dis­
posición los miembros de la Acción E pílogo
Católica, dispuestos siempre a colabo­
124. Aprovechamiento de la Litur-
rar con la Jerarquía para promover el
gia. Esto es, Venerables Hermanos, lo
Reino de Jesucristo.
que os teníamos que participar; Nos ha
3. Prevención contra errores y he­ movido a hacerlo el deseo de que los
rejías hijos Nuestros y vuestros comprendan
mejor y estimen en más el tesoro pre­
123. Vigilancia contra los errores y ciosísimo que se encierra en la Sagrada
prejuicios. Pero es absolutamente ne­ Liturgia, a saber: el Sacrificio Eucarís-
cesario que en todo esto estéis al mismo tico, que representa y renueva el Sacri­
tiempo muy alerta, a fin de que no se ficio de la Cruz; los Sacramentos, ma­
introduzca el enemigo en el campo del nantiales de la gracia y vida divinas, y
Señor, para sembrar la cizaña en medio el himno de alabanza que tierra y cielo
del trigo(182>; esto es, que no se infil­ elevan diariamente al Señor.
tren en vuestra grey aquellos sutiles y De esperar es que estas Nuestras ex­
perniciosos errores de un falso misti­ hortaciones estimularán a los tibios y
cismo y de un quietismo perjudicial, recalcitrantes, no sólo a un estudio más
errores, como sabéis, ya antes por Nos intenso y exacto de la Liturgia, sino
condenados^183); asimismo que no se­ también a traducir en la práctica de la
duzca a las almas un cierto peligroso vida su contenido sobrenatural, según
humanismo, ni se introduzca aquella aquello de San P ablo : N o a p a g u é is el
falaz doctrina que bastardea la noción Espíritu(185>.
misma de la fe católica; ni, finalmen­
te, un excesivo arqueologismo en ma­ 125. Elegir lo mejor y más apropia­
teria litúrgica. Con la misma diligencia do. Y a aquellos, a quienes cierto afán
débese evitar que no se difundan las desmedido arrastra a las veces a hacer
aberraciones de los que creen y ense­ decir cosas que, bien a pesar Nuestro,
ñan falsamente que la naturaleza hu­ Nos no podemos aprobar, les reitera­
mana de Cristo glorificada habita real­ mos el consejo de San P ablo : Exami­
mente y con su continua presencia en nad, sí, todas las cosas y ateneos a lo
los justificados, o también que una bueno^186^; y les amonestamos con áni-
(181) Compárese S. Agustín, Tract. 26 in Juan ASS. 35 (1943) 197, en esta Colección: Encíclica
13 (Migue P.L. 35, 1613). 177, 8, pág. 1592.
(184) Joel 2, 15-16.
(182) Compárese Mat., 13, 24-25. (185) I Tesal. 5, 19.
(183) Carta Encícl. Mjjstici Corporis, 29-VI-1913; (186) I Tesal. 5, 21.
185, 126 E n cíc lic a “ M e d ia to r D ei ” 1753

mo paternal a que los principios con debe ser sino como una preparación y
que deben regularse en su pensar y preludio de aquella otra Liturgia del
obrar no sean otros que los que se cielo en la cual, como es de esperar, a
siguen de lo dispuesto por la inmacu­ una con la excelsa Madre de Dios y
lada Esposa de J e s u c r is t o y Madre de dulcísima Madre nuestra cantemos por
los Santos. fin: Al que está sentado en el Trono y
Traemos también a la memoria de al Cordero, bendición y honra y gloria
todos que es menester en absoluto so­ y potestad por los siglos de los si-
meterse con ánimo generoso y fiel a las glosí189)
prescripciones de los Sagrados Pasto­
res, a quienes por derecho compete el 126. Bendición Apostólica. Con esta
oficio de regular toda la vida, en espe­ felicísima esperanza, a todos y a cada
cial, la espiritual de la Iglesia: obede­ uno de vosotros, Venerables Hermanos,
ced a vuestros prelados y estadles su­ y a la grey cuya vigilancia os ha sido
misos, ya que ellos velan, como que han confiada, como auspicio de los dones
de dar cuenta de vuestras almas, para divinos y como prenda de Nuestra
que lo hagan con alegría y no penan- especial benevolencia, os damos con
c/o<187). todo afecto Nuestra Apostólica Ben-
Dios, a quien adoramos y que no... dición(190>.
es autor de desorden sino de paz^188), Dado en Castel Gandolfo, junto a
nos otorgue benigno a todos el que Roma, el 20 de noviembre del año
participemos de la Sagrada Liturgia 1947, noveno de Nuestro Pontificado.
con una sola mente y un sólo corazón
?95f en el destierro de aquí abajo, que no PIO PAPA XII.
(187) Hebr. 13, 17. de 1913 (AAS. a. 5, 1913, págs. 449-451) dio al
(188) I Cor. 14, 33. movimiento litúrgico un impulso decisivo. El
(189) Apoc. 5, 13. pueblo creyente acogió estas directivas con agra­
(190) Como prometimos en la introducción de decimiento y se mostró dispuesto a responder a
la presente Encíclica daremos aquí el texto de la ellas: los liturgistas pusieron manos a la obra
Alocución de Pío XII sobre la Liturgia Pastoral. con celo, y pronto brotaron iniciativas interesan­
El 22 de Septiembre de 1956 dirigió Pío XII tes y fecundas, si bien a veces ciertas desviacio­
en Roma un notable discurso en francés sobre la nes exigieron una retificación de parte de la
liturgia pastoral, a los Cardenales, Arzobispos, autoridad eclesiástica. Entre los numerosos docu­
Obispos, sacerdotes y religiosos que habían asis­ mentos publicados recientemente sobre esta ma­
tido al Congreso Internacional de Liturgia Pas­ teria, baste citar tres: La Encíclica Mediator Dei,
toral, realizado en los días anteriores en Asís, De Sacra Liturgia del 20 de noviembre de 1947
Italia. (A¿45. 48 [1956] 711-725). Reproduciremos a (AAS. a. 39 1947, págs. 522-595)(l ) , las nuevas dis­
continuación su texto íntegro en la versión que posiciones sobre la Semana Santa con fecha 16
dio el UOsservatore Romano en su edición argen­ de noviembre de 1955 (AAS. a. 47, 1955, págs.
tina, Buenos Aires, año 5, nr. 258 del k-X-1956: 838-847), que han ayudado a los fieles a com­
prender mejor y a participar más en el amor,
“ Vous Nous avez demandé” en los sufrimientos y en la glorificación de Nues­
(22-IX-1956) tro Señor, y finalmente la Encíclica De música 712
AAS LA ALOCUCION DEL PAPA PIO XII sacra del 25 de diciembre de 1955 (AAS. a. 48,
48 AL CONGRESO DE LITURGIA PASTORAL 1956, pág. 5-25)(2>. De esta manera el movimiento
litúrgico ha aparecido como un signo de las dis­
(En francés) posiciones providenciales de Dios en el tiempo
Introducción presente, como un paso del Espíritu Santo por
711 1. Nos habéis pedido que os dirijamos la palabra su Iglesia, para que los hombres se acerquen
para clausurar el Congreso Internacional de Li­ más a los misterios de la fe y a las riquezas de
turgia Pastoral que acaba de celebrarse en Asís. la gracia que fluyen de la participación activa
Muy de corazón accedemos a vuestra petición y de los fieles en la vida litúrgica.
os damos la bienvenida. 3- El Congreso, que termina ahora, tenía preci­
2. Si se compara la situación actual del movi­ samente por fin mostrar el valor inapreciable de
miento litúrgico con lo que era hace 30 años, se la liturgia para la santificación de las almas y
aprecia un progreso innegable realizado así en por lo tanto para la acción pastoral de la Iglesia.
extensión como en profundidad. El interés por la Habéis estudiado este aspecto de la liturgia, tal
liturgia, las realizaciones prácticas y la partici­ como se manifiesta en la historia y como actual­
pación activa de los fieles han adquirido un des­ mente sigue desarrollándose; habéis examinado
arrollo que hubiera sido difícil prever en aquel también cómo está fundado en la naturaleza de
momento. El impulso principal, tanto en materia las cosas, es decir, cómo fluye de los elementos
doctrinal cuanto en las aplicaciones prácticas, constitutivos de la liturgia. Vuestro Congreso
viene de la Jerarquía y, en particular, de Nues­ llevaba consigo, por lo tanto, un estudio del des­
tro santo predecesor Pío X, que con su Motu arrollo histórico, algunas reflexiones sobre la
Proprio “ Abhinc dúos annos” del 23 de octubre situación actual y un examen de los fines que
(1) Ver arriba p. 1707-1753. (2) Musiese saerse; en esta Colección Encícl. 218,
p. 2070-2083.
1754 [E n cíclicas del PP. P ío XII (1956)1 185, Apéndice

hay que obtener en el futuro y de los medios circunstancias más diversas. La Jerarquía ex­
apropiados para alcanzarlos. Después de haber tiende aún su solicitud a todo cuanto contribuye
considerado atentamente vuestro programa de a hacer más hermosas y más dignas las ceremo­
trabajo, Nos formulamos votos para que esta nias litúrgicas, sea que se trate de los lugares
nueva semilla, añadida a las del pasado, pro­ del culto, del mobiliario, de los ornamentos litúr­
duzca ricas mieses en provecho de los individuos gicos, de la música sagrada, o del arte sagrado.
y de toda la Iglesia.
4. En esta alocución, en lugar de presentaros 7. Si la Jerarquía comunica por la liturgia la
normas más detalladas, sobre las cuales la Santa verdad y la gracia de Dios, los fieles por su 724
Sede se ha pronunciado ya suficientemente, he­ parte tienen el deber de recibirlas, de cooperar a
mos juzgado más útil abordar algunos puntos ellas con toda su alma y de transformarlas en
importantes que hoy se discuten en materia litúr- valores de vida. Todo lo que se les ofrece, las
gico-dogmática, y que más nos interesan. Agru­ gracias del sacrificio del altar, los sacramentos
paremos estas consideraciones bajo dos títulos, y los sacramentales, los reciben, no de una ma­
que serán meras indicaciones, más bien que el nera pasiva, con sólo dejar que penetren en su
tema misma de Nuestra explanación: la Liturgia interior, sino colaborando con ellos con toda su
y la Iglesia, la Liturgia y el Señor. voluntad y todas sus fuerzas, y sobre todo parti­
cipando en los oficios litúrgicos o al menos
siguiendo con fervor su desarrollo. Han contri­
1. LA L IT U R G IA Y LA IG L E S IA buido en gran parte y siguen contribuyendo con
5. Como dijimos en la Encíclica M e d ia lo r D e i, la un esfuerzo constante a acrecentar el aparato
liturgia constituye una función vital de toda la exterior del culto, a construir iglesias y capillas,
Iglesia, y no sólo de un grupo o de un movi­ a decorarlas, a realzar la belleza de las cere­
miento determinado. L a s a g r a d a litu rg ia c o n s t i­ monias litúrgicas mediante los esplendores todos
tu ye el c u lto p ú b lic o d e l C u e rp o m ís t ic o d e Jesu­ del arte sagrado.
c r is t o , es d e c ir d e su ca b e z a y d e sus m ie m b r o s .
8. Las contribuciones que la Jerarquía y los fie­
(AAS. 3. 39, 1947, págs. 528-529)<3>. El Cuerpo les aportan a la liturgia no se suman como dos
Místico del Señor vive de la verdad de Cristo y de cantidades separadas, sino representan la cola­
las gracias que se difunden por los miembros, los boración de los miembros de un mismo organis­
animan y los unen entre sí y con su Cabeza. Tal mo que obra como un solo ser viviente. Los pas­
3 es la idea de San Pablo cuando en su primera tores y la grey, la Iglesia que enseña y la Igle­
Epístola a los Corintios dice: T o d a s las c o s a s s o n sia que recibe la enseñanza no forman sino un
v u e stra s , v o s o t r o s s o is d e C risto y C r is to es de solo y único cuerpo de Cristo. Por eso no hay
D ios . (1? Corintios 3, 23). Por lo tanto, se dirige razón alguna para alimentar desconfianzas, riva­
a Dios, a su servicio y a su gloria. La Iglesia, lidades, u oposiciones abiertas o latentes, sea en
llena de los dones y de la vida de Dios, se los pensamientos, sea en la manera de hablar o
entrega con un movimiento íntimo y espontáneo de obrar. Entre los miembros de un mismo
a la adoración y alabanza del Dios infinito y, cuerpo debe reinar ante todo la concordia, la
por la liturgia, le da como sociedad el culto que unión, la colaboración. En esta unidad ora la
le debe. Iglesia, ofrece, se santifica, y por lo tanto se
6. A esta liturgia única, cada uno de los miem­ puede afirmar con toda razón que la liturgia es
bros, los que están revestidos del poder jerár­ la obra de la I g le s ia to d a e n te ra .
quico, como la muchedumbre de los fieles, aporta
cuanto ha recibido de Dios, todos los recursos 9. Pero hemos de añadir que, sin embargo, la
liturgia no es to d a la I g le s ia ; que no agota el
de su espíritu, de su corazón, y de sus obras. campo de sus actividades. Ya, al lado del culto
En primer lugar la Jerarquía, que posee el d e ­ público, el de la comunidad, hay lugar para el
p ó s it o de la fe y el d e p ó s it o de la g r a c ia . Dei
culto privado, que el individuo rinde a Dios en
d e p ó s it o d e la fe, de la verdad de Cristo conte­
el secreto de su corazón o expresa por medio de
nida en la Escritura y la Tradición, saca los actos exteriores, y que posee tantas variantes
grandes misterios de la fe y los hace pasar a la cuantos son los cristianos, bien que proceda de
liturgia, en particular los de la Trinidad, Encar­ la misma fe y de la misma gracia de Cristo.
nación y Redención. Pero difícilmente se hallaría Esta forma de culto no solamente la tolera la
una verdad de fe cristiana que no esté expresada Iglesia, sino que la reconoce plenamente y la re­
de alguna manera en la liturgia, ya se trate de comienda, sin quitar con todo nada a la preemi­
las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento nencia del culto litúrgico.
durante la Santa Misa y en el Oficio divino, ya
de las riquezas que el espíritu y el corazón des­ 10. Pero cuando decimos que la liturgia no agota
cubren en los salmos. Las ceremonias litúrgicas el campo de las actividades de la Iglesia; pensa­
solemnes son por otra parte una profesión de fe mos sobre todo en sus deberes docentes y pasto­
actuada; hacen sensibles las grandes verdades de rales, en el a p a c e n ta d la g r e y de D io s que tenéis
la fe sobre los designios impenetrables de la ge­ c o n v o s o t r o s . (I S. Pedro 5, 2). Hemos recordado
nerosidad de Dios y sus favores inagotables para el papel que el Magisterio depositario de la ver­
con los hombres, sobre el amor y la misericordia dad de Cristo ejerce por la liturgia; la influencia
del Padre celestial hacia el mundo, por cuya del poder de gobernar sobre ella es también evi­
salvación envió a su Hijo y le entregó a la muerte. dente, puesto que pertenece a los Papas reco­
De este modo la Iglesia comunica en abundancia nocer los ritos vigentes, introducir los nuevos y 715
en la liturgia los tesoros del d e p ó s it o de la fe, regular la ordenación del culto, y a los obispos
de la verdad de Cristo. Por la liturgia también velar cuidadosamente por que se observen las
se reparten los tesoros del d e p ó s it o de la g r a c ia prescripciones canónicas que conciernen al culto
que el Señor transmitió a sus Apóstoles: la gracia divino (AAS. 39, [1947], pág. 544)<4>. Pero las fun­
santificante, las virtudes, los dones, el poder de ciones de enseñanza y de gobierno se extienden
bautizar, de conferir el Espíritu Santo, de per­ aún más allá. Para darse cuenta de ello basta
donar los pecados por la penitencia, de ordenar echar una ojeada al Derecho Canónico y a lo
sacerdotes. En el corazón de la liturgia es donde que dice sobre el Papa, las Congregaciones ro­
se desarrolla la celebración de la Eucaristía, manas, los Obispos, los Concilios, el Magisterio
sacrificio y banquete; allí también es donde se y la disciplina eclesiástica. Se llega a la misma
confieren todos los sacramentos, y donde la conclusión observando la vida de la Iglesia y
Iglesia por medio de los sacramentales multiplica en Nuestras dos alocuciones del 31 de mayo y del
con largueza los beneficios de la gracia en las3 2 de noviembre de 1954 sobre la triple función

(3) En esta Colecc. ver Encícl. 185 n. 13 p. 1713. (4) Ver (3) nr. 38 p. 1723.
185, Apéndice A l o c u c ió n : L itu r g ia P a sto ra l 1755

del Obispo, hemos insistido expresamente sobre e r r o r . Y añadíamos a manera de explicación:


el alcance de sus cargos, que no sólo se limitan T antas s o n las a c c io n e s d e C ris to , S u m o S a c e r ­
a la enseñanza y al gobierno, sino que también d o te . en la o b la c ió n d e l S a c r if ic io E u c a r ís tic o
abarcan el resto de la actividad humana en la c u a n to s s o n los s a c e r d o te s que ce le b r a n y n o
medida en que entran en juego intereses reli­ cu a n to s s o n los q u e o y e n p ia d o s a m e n te la M isa
giosos y morales. (AAS. 46, [1954], págs. 313-317). d e un o b is p o o d e un s a g r a d o p r e s b ít e r o ; é s to s ,
11. Si, pues, los trabajos y los intereses de la a l a s is tir a la a c c ió n s a g r a d a , de n in g u n a m a n e r a
Iglesia son en este punto universales, los sacer­ r e p re s e n ta n la p e r s o n a d e C risto s a c r ific a n te n i
dotes y los fieles se guardarán de caer, en su a ctú a n c o n e lla , s in o que h a n d e s e r c o m p a r a d o s
manera de pensar y de obrar, en la estrechez de c o n los fie le s la ic o s qu e a sis te n a l s a c r ific io . (AAS.
de miras o incomprensión. Ya Nuestra Encíclica 1. c., pág. 669). A propósito de los Congresos
M e d ia to r D ei había corregido ciertas afirmaciones litúrgicos dijimos en esta misma ocasión: E sto s
erróneas que tendían, bien a orientar la ense­ e n c u e n tr o s a v e c e s s ia u e n una n o r m a p r o p ia , es
ñanza religiosa y pastoral en un sentido exclusi­ d e c ir qu e sea un s o lo s a c e r d o te q u ie n c e le b r e
vamente litúrgico, bien a levantar obstáculos al a s is tie n d o (t o d o s o en su m a y o r p a r t e ) los d e m á s
movimiento litúrgico que no se entendía. De s a c e r d o te s a esta M isa y r e c ib e n la s a g r a d a c o - 717
hecho, no existe ninguna divergencia objetiva m u n ió n d e m a n o d e l ce le b r a n te . S i e llo se h a c e
entre el fin que se propone la liturgia y el de p o r ca u s a ju s ta y r a z o n a b le ... n o se le h a d e p o ­
las otras funciones de la Iglesia; en cuanto a la n e r r e p a r o , m ie n tr a s b a jo esta m a n e r a d e o b r a r
diversidad de opiniones, si bien es real, no pre­ n o s u b sista e l e r r o r p o r N o s a r r ib a r e c o r d a d o ;
senta obstáculos insuperables. Estas considera­ es decir, el error sobre la equivalencia entre la
ciones bastarán para demostrar, así lo espera­ celebración de cien Misas por cien sacerdotes y
mos, que la liturgia es obra de toda la Iglesia y la celebración de una Misa a la que cien sacer­
que todos los fieles como miembros del Cuerpo dotes asisten piadosamente.
Místico deben amarla, estimarla y tomar parte 14. Según esto el elemento central del sacrificio
en ella, entendiendo no obstante que los deberes eucarístico es aquel en el que Cristo interviene
de la Iglesia se extienden bastante más allá. como qu e se o fr e c e a sí m is m o , para volver a
emplear los mismos términos del Concilio de
11. LA L IT U R G IA Y EL SEÑOR Trento (Conc. de Trento, Ses. 22, c. 2)(6>. Esto se
12. Nos querríamos ahora concentrar la atención da en la consagración donde, en el mismo acto
de un modo particular en la liturgia de la Misa de la transustanciación realizada por el Señor,
y en el Señor, que en ellas es a la vez sacerdote (ver Conc. de Trento, Ses. 13, c. 4 y 3)<7>, el sa­
y ofrenda. Como surgen acá y allá imprecisio­ cerdote celebrante r e p r e s e n t a a la p e r s o n a d e
nes e incomprensiones a propósito de puntos par­ C risto . La consagración, aunque se realice sin
ticulares, Nos diremos una palabra de la a c c ió n fausto y en la sencillez, es el punto central de to­
d e C r is t o , de la p r e s e n c ia de C risto y de la da la liturgia del sacrificio, el punto central de la
in fin ita y d iv in a m a je s t a d de C risto . a c c ió n de C risto cu y a p e r s o n a a ctú a el s a c e r d o te
ce le b r a n te o los s a c e r d o te s c o n c e le b r a n te s en caso
i . A c c ió n de C risto de verdadera consagración.
716 13. La liturgia de la Misa tiene como fin expre­
sar sensiblemente la grandeza del misterio que allí 15. Acontecimientos recientes Nos dan ocasión de
se realiza, y los esfuerzos actuales tienden a hacer precisar ciertos puntos a este propósito. Cuando
que los fieles participen en ella de la manera la consagración del pan y del vino se ha hecho
más activa e inteligente que sea posible. Aunque válidamente, toda la acción del mismo Cristo se
esta finalidad está justificada, se corre el riesgo ha terminado. Aun cuando todo lo que sigue no se
de provocar un descenso en el respeto, si se pudiese hacer, sin embargo, nada de lo esencial
desvía la atención de la acción principal para faltaría a la ofrenda del Señor.
dirigirla hacia el esplendor de otras ceremonias. Guando se termina la consagración, el o f r e c i ­
¿Cuál es esta acción principal del sacrificio m ie n to d e la h o s tia p u e s ta s o b r e e l a lta r puede
eucarístico? Nos hemos hablado de ella explícita­ ser hecho y se hace por el sacerdote celebrante,
mente en la alocución del 2 de noviembre de por la Iglesia, por los otros sacerdotes, por cada
1854 (AAS. 46, [1954], págs. 668-70), donde citá­ fiel. Pero esta acción no es a c t io ip siu s C h r is ti
bamos la doctrina del Concilio de Trento. E n este p e r s a c e r d o te m ip siu s p c r s o n a m s u stin e n te m et
d iv in o s a c r ific io que se r e a liz a en la m is a está g e r e n te m “ n o es a c c ió n d e l m is m o C risto p o r el
c o n te n id o e in cr u e n ta m e n te se in m o la a q u e l m is ­ s a c e r d o te q u e s o stie n e a su p e r s o n a y h a c e las
m o C risto que se o f r e c i ó a si m is m o p o r una v e z v e c e s de e lla ” . En realidad, la acción del sacer­
11 cr u e n ta m e n te en e l a r a d e la C r u z ... E s una e dote que consagra es la misma de Cristo, quien
id é n tic a la H o s tia ; ij el qu e a h o r a o fr e c e p o r obra por su ministro. En caso de una concelebra­
m in is t e r io d e los s a c e r d o te s es e l m is m o qu e ción, en el sentido propio de la palabra, Cristo,
e n to n c e s se o f r e c i ó en la C ru z d ife r e n c iá n d o s e en lugar de obrar por un solo ministro, obra por
ú n ic a m e n te en la fo r m a . (Conc. de Trento, Ses. varios. Al contrario, en la concelebración de mera
22, cap. 2)<5>. Y proseguíamos en estos términos: ceremonia, la que también un laico podría hacer,
P o r tan to e l s a c e r d o te ce le b r a n te , y é l s o lo , r e ­ no hay nada de consagración simultánea, y esto
p re s e n ta n d o a C risto , es qu ie n s a c r ific a ; n o s on suscita una cuestión importante: “ ¿Qué intención
n i el p u e b lo , n i los c lé r ig o s , n i aun s iq u ie ra los y qué acción exterior se requieren para que allí
s a c e r d o te s qu e p ia y r e lig io s a m e n t e s ir v e n al haya verdaderamente concelebración y consagra­
s a c e r d o te qu e c e le b r a , a u n q u e to d o s p u e d e n ten er ción simultánea?”
y ten gan p a r te a c tiv a . (AAS., 1. c., pág. 668). 16. Recordemos a este propósito lo que decíamos
Subrayábamos a continuación que, por no dis­ en Nuestra Constitución Apostólica “ E p is c o p a lis
tinguir entre la cuestión de la participación del C o n s e c r a tio n is ” del 30 de noviembre de 1944 (AAS
celebrante en los frutos del sacrificio de la Misa 37 [1945] 131-132)(8>, donde determinábamos que
y la cuestión de la naturaleza de la acción que en la consagración episcopal los dos Obispos,
él realiza, se llegaba a la conclusión: E s lo m is m o que acompañan al Obispo consagrante, deben
c e le b r a r una M isa a la que d e v o ta m e n te a siste n tener intención de consagrar al Electo y que 718
cie n s a c e r d o te s q u e c ie n M isas c e le b r a d a s p o r deben, por consiguiente, realizar las acciones
o t r o s tan tos s a c e r d o te s . De esta afirmación de­ exteriores y pronunciar las palabras, por las
cíamos: E sta o p in ió n h a d e r e c h a z a r s e c o m o un 56 que se significan y trasmiten el poder y la gra-
(5) Ver Denz-Umb. nr. 940. (7) Ver Denz-Umb. nr. 877 y 876.
(6) Hebr. 9, 27; ver Denz-Umb. nr. 940. (8) Ver en esta Colecc. Encícl. 186, nota [4]
p, 1761-1762.
1756 [E n cíclicas del PP. P ío XII (1956)] 185, Apéndice

cia que se han de trasmitir. No basta, pues, que es mi Cuerpo que va a ser entregado por vos­
unan su voluntad con la del consagrante princi­ otros! Tomad y bebed. Esta es mi Sangre que
pal y declaren que hacen suyas las palabras y va a ser derramada por vosotros” , y San Pablo
las acciones de él. Ellos mismos deben realizar en su primera carta a los Corintios (I Cor. 11,
estas acciones y pronunciar las palabras esen­ 23-35) emplea los mismos términos tan sencillos
ciales. como claros.
17. Lo mismo ocurre en la concelebración propia­ 21. Entre los católicos, no hay sobre este parti­
mente dicha. No basta teneiyy manifestar la vo­ cular ninguna duda ni ninguna diversidad de opi­
luntad de hacer suyas las palabars y las acciones nión. Pero una vez que la especulación teológica
del celebrante. Los concelebrantes deben por sí se adentra a discutir sobre la manera cómo Cristo
mismos decir sobre el pan y el vino E ste es mi se encuentra presente en la Eucaristía, entonces
C u e r p o , E sta es m i S a n g r e ; si no, su concelebra­ surgen serias divergencias a propósito de diver­
ción es de mera ceremonia. sos puntos. Nos no queremos entrar en estas
18. Por eso no es lícito afirmar “ q u e la ú n ic a divergencias especulativas; deseamos, sí, indicar
c u e s tió n d e c is iv a en ú ltim o a n á lis is c o n s is t e en ciertos límites e insistir sobre un principio fun­
s a b e r en q u é m e d id a la p a r t ic ip a c ió n p e r s o n a l damental de interpretación, cuyo olvido no deja
s o s te n id a p o r la g r a c ia , en esta o fr e n d a d e c u lt o , de preocuparnos.
a u m e n ta la p a r t ic ip a c ió n en la c r u z y en la 22. La especulación debe tomar como regla, que
g r a c ia d e D io s , q u e n o s un e c o n E l y e n tr e n o s ­ el sentido literal de los textos de la Escritura,
o t r o s ” . Esta manera inexacta de plantear la la fe y las enseñanzas de la Iglesia han de tener
cuestión Nos la hemos ya rechazado en la alocu­ primacía sobre el sistema científico y las consi­
ción del 2 de noviembre de 1954; mas algunos deraciones teóricas; la ciencia es la que debe
teólogos no logran aún aquietarse con esto. Pues conformarse con la revelación y no ésta con la
bien, Nos lo repetimos: la cuestión decisiva (para ciencia. Una concepción filosófica, si deforma el
la concelebración, como para la Misa de un solo sentido natural de una verdad revelada, o no es
sacerdote) no es saber qué fruto saca el alma exacta, o no se utiliza correctamente. Este prin­
de ella, sino cual es la naturaleza del acto que cipio se aplica a la doctrina de la presencia real. 720
se hace: el sacerdote, como ministro de Cristo, o Algunos teólogos que aceptan, es verdad, la doc­
hace o no hace la a c c ió n d e C risto q u e se s a c r i­ trina del Concilio sobre la presencia real y la
fic a y se o f r e c e a si m is m o . Lo mismo vale para transustanciación, interpretan las palabras de
los sacramentos: no se trata de saber si los ele­ Cristo y las del Concilio de tal manera, como si
mentos esenciales del signo sacramental (la aplica­ de la presencia de Cristo no quedase más que
ción del signo por el mismo ministro que realiza una envoltura vacía de su contenido natural.
las acciones y pronuncia las palabras con inten­ Según el parecer de éstos, el contenido esencial
ción p o r lo m e n o s , d e h a c e r lo qu e h a c e la Ig le ­ actual de las especies del pan y del vino es “ el
s ia ) han sido aplicados válidamente. Lo mismo
Señor en el cielo” con el cual tienen las especies
es en la celebración y concelebración; hay que una relación que ellos llaman real y esencial con­
ver si con la intención interior necesaria, el cele­ tenido y de presencia. Esta interpretación espe­
brante realiza la acción exterior y sobre todo culativa suscita serias objeciones, cuando se la
pronuncia las palabras que constituyen la a c t io quiere presentar como plenamente suficiente, por­
C h r is ti se ip su m s a c r ific a n tis et o ffe r e n t is “ la
que el sentido cristiano del pueblo fiel, la ense­
a c c ió n d e C risto q u e se s a c r ific a y se o f r e c e a
ñanza catequética constante de la Iglesia, los
S í m is m o ’ *. Esto no se realiza cuando el sacer­
términos del Concilio y sobre todo las palabras
dote no pronuncia sobre el pan y el vino las del Señor exigen que la Eucaristía contenga a
palabras del Señor E ste es m i C u e r p o , E sta es Nuestro Señor mismo. Las especies sacramenta­
m i S an gre.
les no son el Señor aunque se diga que tienen
2. P r e s e n c ia de C risto una relación de contenido y de presencia con la
19. Como el altar del sacrificio domina el culto sustancia de Cristo en el Cielo. El Señor dijo:
litúrgico, de la vida de Cristo con toda propiedad “ ¡Este es mi Cuerpo! ¡Esta es mi Sangre!” Pero
se debe decir que toda ella está dominada por no dijo: “ Esta es una apariencia sensible que
el sacrificio de la cruz. Las palabras del Angel significa la presencia de mi Cuerpo y de mi
719 a su padre nutricio: S a lv a r á a su p u e b lo d e sus Sangre” . Sin duda alguna, hubiera podido hacer
p e c a d o s (Mat. 1, 21), las de San Juan Bautista: que los signos sensibles de una relación real de
H e a q u í e l C o r d e r o de D io s , h e a h í al qu e q u ita presencia fueran signos sensibles y eficaces de la
e l p e c a d o d e l m u n d o (Juan 1, 29), las del mismo gracia sacramental; pero aquí se trata del conte­
Cristo a Nicodemo: E s n e c e s a r io que el H ijo d el nido de las e s p e c ie s e u c a r ís tic a s , no de su eficacia
h o m b r e sea le v a n ta d o , a fin de que t o d o el que sacramental. No se puede admitir, pues, que la
c r e a en E l... ten ga v id a e te rn a (Juan 3, 14-15), a teoría que acabamos de mencionar sea cumplida
sus discípulos: H e d e s e r b a u tiz a d o c o n un bau­ expresión de las palabras de Cristo y que la
tis m o ... y ¡cu á n ta s a n sia s p a d e z c o , e s p e r a n d o que presencia de Cristo no signifique nada más y que
se c u m p la ! (Luc. 12, 50), y sobre todo aquellas eso baste para poder decir con toda verdad de
de la última Cena y del Calvario, todas indican la Eucaristía: E s el S e ñ o r (ver Juan 21, 7).
que el centro del pensamiento y de la vida del 23. Es claro que la masa de los fieles no se en­
Señor era la cruz y la ofrenda de Sí mismo al cuentra en estado de comprender los problemas
Padre para reconciliar a los hombres con Dios especulativos y difíciles y los ensayos de explica­
y salvarlos. ción que conciernen a la naturaleza de la presen­
20. ¿Mas el que ofrece el sacrificio no es acaso, cia de Cristo. Por lo demás, el Catecismo Romano
en cierto modo, más grande aún que el mismo aconseja que no se ventilen estas cuestiones de­
sacrificio? Querríamos, por tanto, ocuparnos aho­ lante de los fieles (ver Cat. Rom., parte II, c. IV,
ra del Señor mismo y, ante todo, llamar vuestra n. 43 y 35), pero ni menciona ni propone la teo­
atención sobre el hecho de que en la Eucaristía ría esbozada anteriormente; mucho menos aún
posee la Iglesia al Señor con su cuerpo, con su afirma que dicha teoría agote el sentido de las
sangre, con su alma y su divinidad. El Concilio palabras de Cristo y que las explique plenamente.
de Trento lo definió solemnemente en la Sesión Se puede continuar buscando explicaciones e
XIII, canon 1(9>; basta por lo demás tomar en su interpretaciones científicas, pero éstas, por así
sentido literal, que es bien claro y sin equívocos, decirlo, no deben hacer salir a Cristo de la Euca­
las palabras pronunciadas por Jesús, para llegar ristía dejando solamente en el tabernáculo unas
a la misma conclusión: “ ¡Tomad y comed! ¡Este9 especies eucarísticas que guardan una relación

(9) Ver Denz-Umb. nr. 883.


185, Apéndice A l o c u c ió n : L itu rg ia P a sto ra l 1757

que se dice real y esencial con el Señor que piensa en formular objeciones contra la presencia
verdaderamente está en el cielo. del tabernáculo sobre el altar. En la Instrucción
24. Causa admiración que los que no se contentan del Santo Oficio “ D e a r te s a c r a ” del 30 de junio
721 con la teoría arriba expuesta sean colocados en de 1952 (AAS. 44, [1952], pág. 542-546), la Santa
el número de los adversarios entre los “ fisicistas” Sede insiste, entre otros puntos, sobre éste:
no científicos, y es de admirar, a propósito de “ D is tr ic te m a n d a t h a e c S u p r e m a S , C o n g r e g a tio
la concepción, tenida por científica, de la pre­ ut sán e te s e r v e n tu r p r a e s c r ip ta ca n u m 1268, § 2
sencia de Cristo: “ Esta verdad no es para las et 1269 § 1: S sm a E u c h a r is t ia c u s t o d ia t u r in p r a e -
masas” . c e lle n t is s im o a c n o b ilis s im o e c c le s ia e lo c o a c
25. Debemos añadir a estas consideraciones al­ p r o in d e r e g u la tie r in a lta r i m a io r e , n is i a liu d ...
gunas observaciones acerca del tabernáculo. Así S sm a E u c h a r is tia s e r v a r i d e b e t in ta b e r n á c u lo
como acabamos de decir poco ha: “ el Señor es in a m o v ib ili in m e d ia p a r te a lta r is p o s it o ” . “ E s ­
en cierta manera más grande que el altar y el tricta m e n te m a n d a esta S u p r e m a S a g r a d a C o n ­
sacrificio” , podríamos decir ahora: “ El taber­ g r e g a c ió n q u e se o b s e r v e n r e lig io s a m e n te lo p r e s ­
náculo en que habita el Señor que ha bajado a c r it o en los c á n o n e s 1268, § 2 y 1269, § 1: L a
estar en medio de su pueblo, ¿es superior al altar S a n tís im a E u c a r is tía se g u a r d a r á en e l lu g a r m á s
y al sacrificio?” El altar aventaja al tabernáculo, d ig n o y e x c e le n te d e la ig le s ia , y , p o r lo tan to ,
puesto que en aquél se ofrece el sacrificio del d e o r d in a r io , en e l a lta r m a y o r , a n o s e r ... (q u e
Señor. Indudablemente el tabernáculo posee el r e s u lte m á s c o n v e n ie n t e y d ig n o en o t r o a lt a r )...
S a c r a m e n to p e r m a n e n te ; pero no es un a lta r p e r ­ L a S a g ra d a E u c a r is tía d e b e g u a r d a r s e en un sa­
m a n e n te ya que solamente sobre el altar se ofrece g r a r io in a m o v ib le c o lo c a d o en m e d io d e l a lt a r ” .
en sacrificio el Señor mientras se celebra la Santa (AAS. 44 [1952] 544).
Misa, mas no después ni fuera de ella. En cambio, 28. No se trata tanto de la presencia material del
en el tabernáculo está presente el Señor tanto tabernáculo sobre el altar, cuanto de una ten­
cuanto duran las especies consagradas sin que dencia, sobre la cual Nos queremos llamar vues­
por esto se ofrezca permanentemente. Con todo tra atención, la de una menor estima por la pre­
derecho se puede distinguir entre la oblación del sencia y acción de Cristo en el tabernáculo, con­
sacrificio de la Misa y el cu lto la tré u tic o (r e n ­ tentándose con el sacrificio del altar y disminu­
d id o a D io s ) que se ofrece al Hombre-Dios escon­ yendo la importancia de aquel que lo realiza.
dido en la Eucaristía. Una decisión de la Sagrada Ahora bien, la persona del Señor debe ocupar el
Congregación de Ritos fechada el 27 de julio de centro del culto, por ser la que unifica las rela­
1927, limita al mínimo la exposición del San­ ciones entre el altar y el tabernáculo, y les da
tísimo durante la Misa (AAS. 19 [1927] 289); su sentido.
pero esto se explica fácilmente por el cuida­
do de mantener habitualmente separados el 29. Desde luego, por el sacrificio del altar es p or
acto del sacrificio y el culto de simple adoración, donde el Señor se hace presente en la Eucaristía,
con el fin de que los fieles comprendan clara­ y no está en el altar sino como “ m e m o r ia s a c r i­
mente su carácter propio. f i c a e l p a s s io n is s u a e ” , “ r e c u e r d o d e su s a c r i­
26. Sin embargo, más importante que la concien­ fic io y d e su p a s ió n ” . Separar el tabernáculo
cia de esta diversidad es la de la unidad: es uno y del altar es separar dos cosas que deben quedar
el mismo Señor el que es inmolado en el altar y unidas por su origen y su naturaleza. La manera
honrado en el tabernáculo desde donde reparte de poder colocar el tabernáculo en el altar sin
sus bendiciones. Si se tuviera la firme convicción impedir la celebración cara al pueblo, puede re­
de esto, se evitarían muchas dificultades, y no cibir diversas soluciones sobre las que los espe­
se exageraría el significado del uno con detrimen­ cialistas darán sus normas. Lo esencial es haber
to del otro, ni se haría oposición a las decisiones entendido que es el mismo Señor el que está
de la Santa Sede. presente sobre el altar y en el tabernáculo.
27. El Concilio de Trento ha explicado qué dis­ 30. Se podría también recalcar la actitud de la
posiciones deben tener con respecto al Santísimo Iglesia respecto de ciertas prácticas de piedad:
Sacramento: “ Sz qu is d ix e r it , in s a n cto E u c h a - las Visitas al Santísimo Sacramento, que viva­
ris tia e s a c r a m e n to C h ris tu m u n ig e n itu m D e i F i- mente recomienda, las Cuarenta-Horas, o “ Ado­
liu m n o n esse cu ltu la tr é u tic o , e tia m e x t e r n o , ración Perpetua” , la Hora Santa, la comunión a
a d o r a n d u m a tq u e id e o n e c fe s tiv a p e c u lia r i c e - los enfermos llevada con solemnidad, las proce­
leb rita te v e n e r a n d u m , ñ eq u e in p r o c e s s io n ib u s , siones con el Santísimo Sacramento. El liturgista
s e cu n d u m la u d a b ilem et u n iv e r s a le m E c c le s ia e más entusiasta y más convencido debe poder en­
s a n cta e r itn m et co n s u e tu d in e m , s o lle m n it e r c i r - tender y adivinar lo que representa el Señor en 72J
c u m g e s ta n d u m , v e l n o n p u b lic e , ut a d o r e t u r , p o ­ el tabernáculo para los fieles profundamente
p u lo p r o p o n e n d u m , et eiu s a d o r a to r e s esse id o la ­ piadosos, sea gente sencilla o culta. El es su
tra s: a n a th e m a s it ” . “ S i a lg u ie n d ije r e qu e en e l consejero, su consolador, su fuerza, su recurso,
s a n to s a c r a m e n to d e la E u c a r is tía n o d e b e a d o ­ su esperanza en la vida común como en la muer­
r a r s e c o n c u lt o la tr é u tic o , tam b ié n e x t e r n o , a te. No contento, pues, con dejar que los fieles
C risto H ijo U n ig é n ito de D io s y qu e p o r e s o tam ­ vayan al Señor en el tabernáculo, el movimiento
p o c o d eb e v e n e r a r s e c o n c e le b r a c ió n fe s tiv a e s p e ­ litúrgico debe esforzarse por encaminarlos.
c ia l, n i qu e d eb e p a s e a rs e s o le m n e m e n te p o r los
p u e b lo s en p r o c e s ió n s egú n la la u d a b le y u n iv e rs a l 3. “ I n fin ita et D iv in a M a iesta s C h r is ti”
c o s t u m b r e y r it o d e la S an ta Ig le s ia n i qu e se 31. El tercero y último punto, que Nos queríamos
e x p o n g a p ú b lica m e n te a l p u e b lo p a ra la a d o r a c ió n tratar, es el de “ in fin ita et d iv in a M a ie sta s ” de
722 y q u e los a d o r a d o r e s sean id ó la tr a s , s e a a n a te ­ Cristo, que indican las palabras “ C h ristu s D e u s ” .
m a ” . (Conc. de Trento, ses. 13, can. 6, D e n z in g e r Ciertamente el Verbo encarnado es el Señor y
U m b. nr. 888). “ S i q u is d ix e r it , n o n lic e r e s a - Salvador de los hombres; pero continúa siendo el
c r a m E u c h a r is tiu m in s a c r a r io r e s e r v a r i, s e d Verbo, el Dios infinito. En el Símbolo de San
sta tim p o s t c o n s e c r a t io n e m n e c e s s a r io a d sta n tib u s Atanasio se dice: N u e s tr o S e ñ o r J e s u c r is to , H i ja
d is lr ib u e n d a m , aut n o n lic e r e , ut illo a d in fir m o s d e D io s , es D io s y h o m b r e . La Humanidad de
h o n o r ific e d e fe r a t u r : a n a th e m a s it ” , “ S i a lg u ie n Cristo tiene derecho también al culto de latría
d ije r e qu e n o es líc ito r e s e r v a r la S a g ra d a E u c a ­ por razón de su unión hipostática con el Verbo,
r is tía en el s a g r a r io s in o qu e es n e c e s a r io d is t r i­ pero su divinidad es la razón y fuente de esta
b u irla , en s e g u id a d esp u és d e la c o n s a g r a c ió n , culto. Así que la Divinidad de Cristo no puede
e n tr e los a sis te n te s o qu e n o es lic ito qu e se la quedar en manera alguna en la periferia del pen­
lle v e h o n o r ífic a m e n t e a los e n fe r m o s , sea a n a te ­ samiento litúrgico. Es normal que se vaya a l
m a ” . (C. de Tren., s. 13 can. 7, Denz.-Umb. n. 885). P a d r e p o r C risto , puesto que Cristo es el Media­
Quien de corazón se adhiere a esta doctrina, no dor entre Dios y los hombres. Pero no sólo es
1758 ¡E n cíclicas del PP. P ío XII (1956)] 185, Apéndice

Mediador, sino que está también en la Trinidad, en las mismas ceremonias, en el uso del lenguaje
en igualdad con el Padre y el Espíritu Santo. vulgar, en el canto popular, y en la construcción
Basta recordar el prólogo grandioso del Evan­ de las iglesias. Sería con todo superfluo recordar
gelio de San Juan: E l Y e r b o e ra D io s . P o r E l una vez más que la Iglesia tiene graves motivos
fu e r o n h e c h a s tod as las c o s a s , n sin El n o se para que se mantenga firmemente en el rito la­
h a h e c h o c o s a a lg u n a (Juan 1, 1-3). Cristo es el tino la obligación incondicional para que el canto
Primero y el Ultimo, el Alfa y la Omega. Al fin gregoriano cuando acompaña al Santo Sacrificio,
del mundo, cuando todos los enemigos queden se haga en la lengua de la Iglesia. Por su lado,
vencidos y la muerte en último lugar, Cristo, o los fieles procuran corresponder a las medidas
sea, el Verbo subsistente en la naturaleza hu­ tomadas por la iglesia, pero en esto ellos adoptan
mana, devolverá el Reino a Dios su Padre, y el actitudes profundamente diferentes, algunos mos­
Hijo mismo se someterá a Aquel a quien todo trarán prontitud y entusiasmo y a veces hasta
está sometido, a fin de que en to d a s las co s a s apasionamiento tan vivo que motive intervencio­
to d o lo sea D io s (I Cor. 15, 28). La meditación nes de la autoridad; otros darán muestras de
de la “ in fin ita , s u m m a , d iv in a M a ie sta s ” de indiferencia y aun de oposición. Así se manifiesta
Cristo puede ciertamente contribuir a profundizar la diversidad de temperamentos, como también la
el sentido litúrgico, y por eso Nos hemos que­ de las preferencias por la piedad individual o
rido llamar hacia ella vuestra atención. Querría­ ñor el culto en común.
mos añadir para terminar dos advertencias sobre
' ‘la liturgia y el pasado” , “ la liturgia y el tiempo 34. La liturgia actual se preocupa también de
presente” . numerosos problemas particulares, por ejemplo de
las relaciones de la liturgia con las ideas reli­
32. L a litu rg ia y e l p a s a d o . En materia de litur­ giosas del mundo actual, y la cultura contem­
gia, como en muchos otros campos, conviene evi­ poránea, las cuestiones sociales y la psicología
tar respecto al pasado dos actitudes extremas: un profunda.
apego ciego y un menosprecio total. Hav en la
724 liturgia elementos inmutables, un contenido sa­ 35. Esta sencilla mención, bastará para mostra­
grado que transciende los tiempos, pero también ros que los diversos aspectos de la liturgia de hoy
elementos variables, transitorios, y a veces hasta no sólo suscitan Nuestro interés, sino también
defectuosos. La actitud actual de los mejores li- mantienen despierta Nuestra vigilancia. Nos de­
turgistas respecto del pasado Nos parece en ge­ seamos sinceramente que el movimiento litúrgico
neral del todo justa: investigan, estudian seria­ prospere, y Nos queremos ayudarle; pero tam­
mente, se aficionan a lo que realmente vale, sin bién Nos toca prevenir todo lo que pudiera ser
caer por otra parte en el exceso. Sin embargo, fuente de errores y peligros. Por lo demás, Nos 725
acá y allá aparecen ideas y tendencias extravia­ consuela y alegra saber que en esto podemos
das, resistencias, entusiasmos o condenaciones, contar con vuestra ayuda y vuestra comprensión.
cuyas formas concretas os son bien conocidas, y 36. Que estas consideraciones puedan, con los
de las que Nos más arriba hemos hablado algo. trabajos que os han ocupado los días precedentes,
33. L a litu rg ia y el tie m p o p r e s e n te . La liturgia producir los frutos abundantes, y contribuir a
imprime a la vida de la Iglesia, y a toda mani­ esperar más seguramente el fin al cual tiende
festación religiosa de hoy un sello característico. la liturgia sagrada.
Se nota sobre todo una participación activa y Como prenda de las divinas bendiciones que
consciente de los fieles en los actos litúrgicos. Nos imploramos sobre vosotros y sobre las
De parte de la Iglesia, la liturgia actual lleva almas que os están confiadas, os damos de todo
consigo una inquietud de progreso; pero también corazón Nuestra Apostólica Bendición.
de conservación y de defensa. Vuelve al pasado
sin copiarlo servilmente, y lo crea de nuevo, PIO PAPA XII
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CONST. APOSTOLICA “SACRAMENTUM ORDXNIS”^


(30-XI-1947)

SOBRE LAS SAGRADAS ORDENES DEL DIAGONADO, PRESBITERADO


Y EPISCOPADO

PIO PP. XII


Para perpetua memoria

AAS 1. La Iglesia no tiene poder de crear forme al testimonio de las fuentes de


40 sacramentos o cambiar los signos sa- la divina revelación, mandó observar
5 cramentales. El Sacramento del Orden, en el signo sacramental.
instituido por Cristo Nuestro Señor, por
el cual se trasmite el poder espiritual y 2. Las discusiones y dudas que ori­
se confiere gracia para desempeñar de­ ginan la solicitud a Boma. Cuanto se
bidamente los ministerios eclesiásticos, refiere al Sacramento del Orden, empe­
es uno y el mismo para toda la Iglesia: ro, de que tratamos, sucedió, que en su
así lo profesa la fe católica; pues, como administración, no obstante su unidad
Nuestro Señor Jesucristo no dio a la e identidad que jamás nadie entre los
Iglesia sino uno y el mismo gobierno católicos pudo poner en duda, en el
bajo el Príncipe de los Apóstoles, una andar de las épocas y por la diversidad
y la misma fe, uno y el mismo sacri­ de los tiempos y lugares, se añadieron
ficio, no dio sino uno y el mismo teso­ ritos; ésta fue, pues, la razón por qué
ro de signos eficaces de gracia, es decir los teólogos comenzaron a investigar
los Sacramentos. La Iglesia, en el trans­ qué ritos de entre ellos pertenecían a
curso de los siglos, no añadió otros a la esencia en la administración de ese
los instituidos por Cristo Señor Nuestro Sacramento del Orden: y eso mismo
ni podía hacerlo, pues, como enseña se prestó, en casos individuales, a du­
el Concilio de TrentoG), los siete son das e inquietudes, y por eso, una y 6
todos los Sacramentos de la Nueva Ley otra vez se rogó encarecida y humilde­
instituidos por Nuestro Señor Jesucris­ mente a la Sede Apostólica que deci­
to, y a la Iglesia no corresponde poder diera, por la Suprema Autoridad de la
alguno sobre la sustancia de los Sacra­ Iglesia, qué se requería para la validez
mentos, o sea sobre aquellas cosas que en la colación de las Sagradas Orde-
el mismo Cristo, Señor Nuestro, con­ nesl12!.
1
(*) A. A. S., 40 (1948) 5-7. Versión y subtítulos son de responsabilidad de la 2? ed. En la nota [4]
reproduciremos íntegramente también el texto de la Constitución Apostólica E p is c o p a lis C o n s e c r a -
iio n is del 30-XI-1944 (P. H.).
(1) Concil. Trident. Sesión VII Can. 1 D e S a- tena con la hostia, y al obispo las insignias epis­
c r a m e n tis in g e n e r e ; Denzinger-Ruiz Bueno, “ El copales). En la Iglesia occidental, en la región
Magisterio de la Iglesia” , nr. 844. del rito galicano se introdujo desde principios
[2] P ío X I I resolverá aquí las dudas e inquie­ del siglo 8? en la ordenación del sacerdote y más
tudes acerca de la materia y forma del Sacra­ tarde en la consagración episcopal la u n c ió n , des­
mento de Orden, o sea, sobre la imposición de de el siglo 10” también en Roma, la cual aisladamen­
las manos, la llamada entrega de los instrumentos te se consideraba hasta el siglo 12 aun parte de la
y las palabras correspondientes consagratorias. forma esencial de la ordenación. Al fundirse los
La ordenación de diáconos, presbíteros y obis­ ritos galicano y romano se introdujo también la
pos consistía desde los tiempos apostólicos esen­ e n tre g a d e los in s tr u m e n to s . Dado que ésta ex­
cialmente sólo en la im p o s ic ió n de m a n o s ; en la presa visiblemente el contenido de la ordenación*
Iglesia oriental quedó ésta definitivamente la única la mayoría de los escolásticos la consideraban
forma de ordenar: sólo los armenios, influidos parte esencial del sacramento de Orden, lo cual
por los latinos, añadieron desde el siglo 12 la se estableció también en el Decreto por los Arme­
entrega de los instrumentos (al diácono el evan- nios del Papa Eugenio IV, decreto que en este
gelario, ai presbítero el cáliz con vino y la pa­ punto no es una decisión infalible. A causa de

— 1759 —
1760 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 186, 3-4

3. La imposición de las manos y las de los instrumentos; es más, la Iglesia


palabras correspondientes bastan y no quiso que en la misma Urbe los grie­
se requiere la entrega de los instru­ gos se ordenaran según su propio rito.
mentos. Ahora bien, es sentir constante De donde se colige que ni siquiera, se­
de todos que los Sacramentos de la gún la mente del Concilio de Floren­
Nueva Ley, como signos que son sensi­ cia, se requiere por voluntad del mismo
bles y eficientes de la gracia invisible, Señor Nuestro Jesucristo la entrega de
no sólo deben significar la gracia que los instrumentos para la validez y sus­
producen, sino producir la que signifi­ tancia de este sacramento. Y si alguna
can. Ahora bien, los efectos que deben vez por voluntad y prescripción de la
producirse, y, por ende, significarse, Iglesia aquélla ha sido también nece­
por la sagrada orden del diaconado, saria para la validez, todos saben que
del presbiterado y del episcopado, que la Iglesia tiene poder para cambiar y
son la potestad y la gracia, en todos derogar lo que ella ha estatuido.
los ritos de la Iglesia universal de to­
dos los tiempos y regiones se ve que 4. Se declaran y decretan en forma
están suficientemente significados por general la materia y forma del Sacra­
la imposición de las manos y las pala­ mento de Orden. Siendo esto así, des­
bras que la determinan. Y además, na­ pués de invocar la luz divina, con
die hay que ignore que la Iglesia R o­ Nuestra Suprema Autoridad Apostólica
mana tuvo siempre por válidas las y a ciencia cierta, declaramos y, en
órdenes conferidas por el rito griego cuanto preciso sea, decretamos y dis­
sin la entrega de los instrumentost3), ponemos:
de suerte que en el mismo Concilio de Que la materia única de las sagradas
Florencia (1439) en que se hizo la órdenes del diaconado, presbiterado y
unión de los griegos con la Iglesia episcopado es la imposición de las ma­
Romana, en modo alguno se impuso nos, y la forma, igualmente única, son
a los griegos que cambiaran el rito de las palabras que determinan la aplica­
la ordenación o le añadieran la entrega ción de esta materia, por las que unívo-
la introducción tardía de esta ceremonia la in­ validez pero que bastaba uno solo si había dis­
mensa mayoría de los teólogos modernos no pensa del Romano Pontífice; una tercera opinión
•consideraba que la entrega de instrumentos sino que era la preferida en nuestros tiempos afirma­
que la antigua imposicin de manos con las co­ ba que la consagración hecha por un solo Obispo
rrespondientes palabras constituían materia y era siempre válida pero ilícita si no intervenía
forma esenciales de la ordenación P ío X I I con­ indulto apostólico dispensando de los dos asisten­
firma esta opinión y declara ahora en qué con­ tes (véase Benedicto XIV, De synodo dioecesana
siste materia y forma del sacramento de Orden. lib. XIII, c 13, n. 4; Hallier, De sacris electio­
Ya a n te s , en el a ñ o 19H , había resuelto otras nibus p. II, sect. V, art. 2, n. 12; Many, De sacra
dudas e incertidumbres acerca de este sacramen­ Ordinatione, n. 272). La Constitución ,4É p is c o p a lis
to (Vea nota [4] págs. 1761-1762 de la presente C o n s e c r a tio n is ” dio esta sentencia como “ verda­
Constit.), respecto de los dos Obispos que asisten dera y comprobada por larga práctica” . (Vea
al Obispo consagrante. nota [4] págs. 1761-1762).
Los teólogos d is c u tía n sobre sí los tres o b is p o s
e ra n co n s a g r a n te s a la vez, o solamente uno de [3] Según los “ Statuta Ecclesiae Antiquae”
ellos, el que antiguamente se llamaba “ Ordina- (canon 2; véase Denz.-Umb. n. 150, o Denz.-Ruiz
tor” y el Código de Derecho Canónico designa Bueno, “ El Magisterio” n. 150) y el rito gali­
con “ Consecrator” . A lg u n o s sostenían que los cano, los dos Obispos asistentes imponían el libro
tres son consagrantes, o t r o s que uno solo, y los de los E v a n g e lio s sobre la cabeza y cerviz del
•otros dos no eran sino asistentes o testigos cali­ consagrado, mientras el Obispo ordenante pro­
ficados. P. Capello calificaba esta sentencia de nunciaba la fórmula consagratoria y los demás
verdadera (véase Marlene, De Antiquis Ecclesiae Obispos tocaban su cabeza con las manos. En
ritibus I, 8, art. 10 n? 16; Capello De Sacra Orde- otras Iglesias, como lo atestigua S an I s id o r o de
natione n. 317). La presente Constitución afirma S e v illa imponían las manos tanto el Obispo con­
que hasta ahora no había conclusión p a r a to d o s sagrante, que, además, pronunciaba la fórmula
c ie r t a y aclara que no consagra pero que los dos como los demás asistentes (S. Isidoro, De Eccle-
asistentes deben hacer la intención de consagrar siasticis Officiis, lib II, c. 5, n. 9). En Roma
y llamarse en adelante 44c o n c o n s a g r a n t e s ” . sólo el Pontífice ponía las manos sobre la cabeza
A este respecto se discutía también cu á n tos del elegido y recitaba la fórmula (Ordo Romanus
o b is p o s eran necesarios para la v a lid e z del sa­ IX, n. 4; Migne P.L. 88, col. 1006). En los siglo*s
cramento. H a llie r calificó de más común en el 10 al 13 estos distintos ritos se fueron fundiendo
siglo 17 la opinión que sostenía que se necesitaban en uno, dando al fin origen al ceremonial com­
los tres para la validez del rito. (Hallier, De pleto del actual Pontifical Romano (véase Tixe-
sacris electionibus p. II, sect. V, art. 2, n. 12; ront, L ’Ordre et les ordinations, p. 124-177; Mar-
Migne, Cursus Theologicus, tomo 24, c. 947). Otra tene, De Antiquis Ecclesiae ritibus, lib. I, c. 8,
opinión decía que los tres se requerían para la art. 11) (Martínez).
186, 5 Go n s t it . A post . “ Sacram en tu m O rdin is ” 1761

camente se significan los efectos sacra­ En la ordenación prebisteral, la ma­


mentales — es decir, la potestad de teria es la primera imposición de las
orden y la gracia del Espíritu Santo— manos del obispo que se hace en silen­
y que por la Iglesia son recibidas y cio, pero no la continuación de la mis­
usadas como tales. ma imposición por medio de la exten­
De aquí sigue que declaremos, co­ sión de la mano derecha, ni la última a
mo, para cerrar el camino a toda con­ que se añaden las palabras: “ Recibe el
troversia y ansiedad de conciencia, con Espíritu Santo: a quien perdonares los
Nuestra Autoridad Apostólica, realmen­ pecados, e tc” . La Forma consta de las
te, declaramos, y si alguna vez legí­ palabras del Prefacio de las que son
timamente se hubiere dispuesto otra esenciales y, por tanto, requeridas para
cosa, estatuimos que, por lo menos en la validez, las siguientes: “ Da, te roga­
adelante, la entrega de los instrumentos mos, Padre omnipotente, a este siervo
no es necesaria para la validez de las tugo la dignidad del Presbiterado; re­
sagradas órdenes. nueva en sus entrañas el espíritu de
santidad para que alcance, recibido de
5. Se determina individualmente ma­tí, oh Dios, el cargo de segundo mérito
teria y forma del diaconado, presbite­ y muestre con el ejemplo de su con
rado y episcopado. Cuanto a la mate­ duda la severidad de las costumbres” .
ria y forma en la colación de cada una Finalmente, en la ordenación o con­
de las órdenes, por Nuestra misma Su­
sagración episcopal, la materia es la
prema Autoridad Apostólica decreta­
imposición de las manos que se hace
mos y constituimos lo que sigue:
por el Obispo consagrante. La forma
En la ordenación diaconal, la materia
es la imposición de las manos del obis­ consiste en las palabras del Prefacio de
po que en el rito de esta ordenación las que son esenciales y, por tanto, re­
sólo ocurre una sola vez. La forma queridas para la validez, las siguientes:
7 consta de las palabras del Prefacio de “ Completa en tu Sacerdote la suma de
las que son esenciales y, por tanto, tu ministerio y, provisto de los orna­
requeridas para la validez las siguien­ mentos de toda glorificación; santifí­
tes: “ Envía sobre él, te rogamos, Señor, calo con el rocío del ungüento celeste” .
al Espíritu Santo por el que sea robus­ Todo esto se lleva a cabo como lo orde­
tecido con el don de tu gracia septi- náramos en Nuestra Constitución Apos­
forme para cumplir fielmente la obra tólica “ Episcopalis Consecrationis” ^ ,
de tu ministerio” . del 30 de Noviembre de 1944.
[4] La Constitución Apostólica “ E p is casunto
o p a lis averiguado, y esto tanto más cuanto que
C o n s e c r a tio n is ” , del 30 de Noviembre de 1944, de las rúbricas del “ P o n t ific a l R o m a n o ” donde ha­
que aquí se hace mención y que trata sobre los blan de las preces que deben rezarse, insinúan,
AAS dos obispos que asisten a la sonsagración episco­ por el número singular que emplean, a menudo
pal (AAS. 37 [1945J 131-132) tiene el siguiente un solo consagrante y no consta manifiestamente
37 tenor: que la prescripción de la rúbrica que se lee al
1. L a s d u d a s r e s p e c t o d e los d o s o b is p o s a sis -
principio ante el Examen del Electo —o sea, que
131 le n te s. No cabe duda alguna y está comprobado los Obispos asistentes deben decir en voz baja lo
por una larga práctica que el ministro de ia que diga el Obispo consagrante— pertenezca al
consagración episcopal es el Obispo, el cual con rito íntegro de toda la consagración.
las debidas intenciones mentales ejecute las esen­ 2. D ife r e n te s r ito s en que un os p r o n u n c ia n y
ciales ceremonias. Sin embargo, desde los pri­ o t r o s n o , cie r ta s p r e c e s . De allí sucedió que en
meros tiempos de la Iglesia asistieron varios algunas partes los Obispos asistentes, ajustándose
Obispos a esa consagración y en nuestra época a las palabras del “ P o n t ific a l R o m a n o ” , una vez
también está prescrito por la autoridad del pronunciadas las palabras: “ R e c ib e e l E s p ír itu
“ P o n t ific a l R o m a n o ” que deben asistir a la con­ S a n to ” , al tocar con el Consagrante la cabeza
sagración otros dos obispos, aunque en especia­ del Electo, no pronunciaran lo que sigue; en otra
les circunstancias se concede la dispensa de esta parte, empero, como en Roma, recitaran no sólo
antigua institución cuando otros asistentes no es­ aquellas palabras sino en voz baja también la
tán a disposición [El Canon 954 del Cod. Der. oración “ P r o p it ia r e ” con el siguiente prefacio- 132
Cap., a no existir dispensa apostólica, prescribe y aun todas y cada una de las palabras que desde
dos obispos asistentes, práctica antiquísima man­ el principio hasta el fin del rito sagrado reza o
dada en los cánones de los primeros Concilios de canta el Consagrante.
la Iglesia, de donde pasó a las antiguas coleccio­
nes de Derecho Canónico y más tarde a los libros 3. R e s o lu c ió n d e o r d e n a r las d ife r e n c ia s . Pon­
litúrgicos]. Pero si los Obispos asistentes son derado diligentemente todo esto, movido por el
cooperadores y consagrantes o sólo testigos de propósito de ayudar en su oficio y ministerio a
la consagración, no constituye para todos un los Obispos asistentes a la consagración del

Encíclicas Pontificias 56
1762 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 186. 6

6. Ultimas disposiciones, observan­ Las disposiciones de esta Nuestra


cia de las ceremonias, retroactividad Constitución no tienen fuerza retro­
y declaración de vigencia. Y para que activa; si alguna duda surgiere ha de
no se dé lugar a dudas, mandamos que presentarse a esta Sede Apostólica.
en la colación de cualquier orden, se Lo anterior lo proclamamos, lo de­
haga la imposición de las manos to­ claramos, y decretamos, sin que nada,
cando físicamente la cabeza del orde­ aun lo que fuere digno de especial
nado, si bien el contacto moral basta mención, obste en contrario, queremos,
para conferir válidamente el sacra­
pues, y mandamos que esto mismo de
mento.
algún modo se destaque en el “ Pontifi­
Finalmente, lo que sobre la materia
cal Romano” . A nadie es lícito violar
y forma declaramos y estatuimos de
esta Nuestra Constitución o temeraria­
ningún modo debe entenderse en el
mente obrar en contra de ella.
sentido de que los demás ritos ordena­
dos por el Pontifical Romano puedan Dado en Roma, cabe San Pedro, día
un tanto descuidarse u omitirse. Por 30 de Noviembre, en la fiesta de San
el contrario mandamos que todas las Andrés Apóstol, del año 1947, noveno
prescripciones del mismo Pontifical Tío- de Nuestro Pontificado.
mano se observen y se lleven a cabo
concienzudamente. PIO PAPA XIL

Electo al episcopado, y para que tanto en esta voz baja todo lo que el consagrante lee, excep­
Urbe como en todas partes del mundo se observe ción hecha sin embargo, de las oraciones pres-
en este punto siempre el mismo modo de proce­ criptas para la bendición de los ornamentos pon­
der, Nos, con la plenitud de la potestad apos­ tificales que en la misma ceremonia de la con­
tólica, declaramos, decretamos y estatuimos lo sagración se han de imponer.
que sigue:
5. E l d e c r e t o . Todo lo que en estas Letras de­
4. S e d e c la r a n o b lig a to r ia s la c o n s a g r a c ió n y claramos, decretamos y estatuimos, mandamos
las o r a c io n e s . Aunque para la validez de la con­ que por Nuestra autoridad quede vigente y firme
sagración episcopal no se requiere sino un solo sin que obste nada en contrario, aunque sea digno
Obispo y ése es suficiente con tal que lleve a cabo de especial mención, y luego queremos y decre­
los esenciales ritos, sin embargo, los dos obis­ tamos que según estas prescripciones se reforme
pos que, según disposiciones antiguas y las pres­ oportunamente el “ P o n t ific a l R o m a n o ” .
cripciones del “ P o n t ific a l R o m a n o ” asisten a la A nadie, empero, es lícito quebrantar o contra­
Consagración, deben, ahora vueltos consagrantes venir esta página de Nuestra declaración, decre­
y llamados en adelante conconsagrantes, no sólo to, disposición y voluntad; mas si alguien teme­
tocar, con el mismo Consagrante, con ambas ma­ rariamente presumiera atentar contra ella, sepa
nos la cabeza del Electo, diciendo: “ R e c ib e el que se contrae la indignación de Dios omnipo­
E s p ír itu S a n to ” , sino hecha en tiempo oportuno tente y de los Beatos apóstoles Pedro y Pablo.
la intención de conferir la consagración episcopal, Dado en Roma, cabe San Pedro, en el año 1944,
junto con el Obispo consagrante, rezar también el 30 de Noviembre, en la festividad de San An­
el “ P r o p it ia r e ” y todo el siguiente Prefacio, e drés apóstol, año sexto de Nuestro Pontificado.
igualmente, durante toda la ceremonia, recitar en PIO PAPA XII.
ENCICLICA “OPTATISSIMA PAX”(*}
(18-XII-1947)

NECESIDAD DE VOLVER AL RECTO CAMINO, TANTO EN LA VIDA


PRIVADA COMO EN LA PUBLICA, PARA LOGRAR LA CONCORDIA

P I O PP. XII
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. La paz vacilante, sobre todo en el en vano se fatigan los que la fabri-
39 campo social. La tan deseada paz, que caní3).
601 debe ser la tranquilidad en el o r d e n é
y la libertad tranquila*2*, tras las cruen­ 3. El desastre económ ico después
tas vicisitudes de una larga guerra, va­de la guerra no se debe explotar. Son
cila hoy, como todos notan con tristeza inmensos los males que exigen un ina­
y amargura, todavía insegura, y tiene plazable remedio. Porque por una par­
como suspendido en un angustioso afán te, en muchas naciones la economía,
el espíritu de los pueblos, mientras que por los enormes gastos militares y las
en no pocas naciones, devastadas últi­ inmensas destrucciones bélicas, se ha­
mamente por el conflicto mundial y lla en tal situación de inseguridad y
por las destrucciones y miserias que agotamiento, que muchas veces no está
han sido su dolorosa consecuencia, las en condiciones de resolver los proble­
clases sociales, movidas recíprocamen­ mas que se van planteando y de soste­
te por amargo odio, amenazan, como ner las oportunas iniciativas, que po­
todos ven, minar y convertir, con tu­ drían dar trabajo a quienes por des­
multos y turbulencias sin cuento, los gracia contra su voluntad, se ven cons­
cimientos mismos de los Estados. treñidos a un ocio inútil. Por otra par­
te, desdichadamente, no faltan quienes
2. El Papa exhorta a pedir a Dios exasperan y explotan la miseria de las
la pacificación. Una profunda amar­ clases proletarias, con secreto y astuto
gura oprime Nuestro espíritu ante tan cálculo, obstaculizando así los nobles
funesto y lamentable espectáculo, y Nos esfuerzos enderezados a la reconstruc­
parece que el mandato paterno y uni­ ción en el recto orden y la justicia de
versal que de Dios Nos hemos recibido las fortunas deshechas.
no sólo Nos impulsa a encarecer a to­
dos que procuren apagar los secretos 4. La recuperación de la crisis no se
602 odios y renovar felizmente la concor­ obra por la agitación. Es necesario
dia, sino también a exhortar a cuantos que, finalmente, comprendan todos que
son nuestros hijos en Cristo a que ele­ no se pueden conseguir de nuevo los
ven al cielo con mayor frecuencia sus bienes perdidos, ni conservar los que
plegarias, porque, como muy bien sa­ peligran, mediante las discordias, los
bemos, todo lo que sin la protección tumultos y las matanzas entre herma­
Divina se lleva a cabo, resulta defec­ nos, sino solamente mediante la labo­
tuoso y estéril, según la sentencia del riosa concordia, la mutua comprensión
salmista: Si el Señor no edifica la casa} y el trabajo pacífico. Los que con plan
<*) A. A. S. 39 (1947) 601-604; versión de “ Ecclesia” N? 337, Año VII, 27-XII-1947 p. 677.
(1) San Agustín, “ De civitate Dei” , lib. 19, cap. (2) Cicerón, 2? Filípica, cap. 44.
13 (CSEL 40 vol II p. 395, 15), Santo Tomás, II, (3) Salmo 126, 1.
II, II, 29, ad primum).

— 1763 —
1764 E n cíclicas del PP. P ío XII (1947) 187, 5-7

premeditado agitan inconsideradamente gos de muerte, habrá que encender de


las multitudes, excitándolas al tumulto, nuevo aquel amor cristiano, que es el
a la sedición y a las injurias a la liber­ único que puede curar tantas heridas
tad ajena, sin duda ninguna no ayudan mortales, superar tan tremendos peli­
a mitigar la indigencia del pueblo, sino gros y endulzar tantas angustias y su­
que mas bien la aumentan, provocando frimientos.
la ruina final, exacerbando el odio e
interrumpiendo el curso de las activi­ 7. Invitación a todos, en especial a
dades de la vida social. De hecho, las los niños, a rezar en la fiesta de Na­
luchas de los partidos fueron y serán vidad por la concordia. Y puesto que
para muchos pueblos una calamidad se acercan ya las suaves fiestas de Na­
mayor que la guerra misma, que el vidad que nos hacen contemplar a
hambre y la peste(4). aquel Niño Jesús, que en el pesebre
deja oír sus vagidos y aquellos angéli­
5. Necesidad de la pacificación por cos coros, que invocan para los hom­
el espíritu cristiano. Pero al mismo bres la paz, juzgamos oportuno exhor­
tiempo, todos deben comprender que la tar calurosamente a todos los cristia­
crisis social es tan grande hoy y tan nos, y especialmente a los que están
peligrosa para el porvenir, que es nece­ en la flor de los años, para que corran
sario que todos y cada uno, y especial­ en gran número a los nacimientos y
mente los que más tienen, antepongan allí derramen sus plegarias para hacer
el bien común a los provechos y utili­ que el Niño Dios quiera benignamente
dades privadas. Y, antes que nada, urge apagar y alejar las amenazadoras teas
la pacificación de los espíritus, trayén- que agita el odio en las sediciones y en
doles a la concordia fraternal, a la com ­ los tumultos.
prensión mutua, a la recíproca cola­ Que El ilumine con su luz las inteli­
boración. Hasta el punto de que pue­ gencias de los que muchas veces, más
dan llevarse a la práctica aquellas doc­ que movidos por terca malicia, son
trinas y aquellas normas directivas que arrastrados al engaño por errores que
están de acuerdo con las enseñanzas se disfrazan bajo las especiosas apa­
cristianas y con las circunstancias del riencias de la verdad; que reprima y
momento. aplaque el odio de los espíritus, com ­
ponga las discordias, haga vivir y flo­
6. El abandono de Cristo trajo los recer de nuevo la caridad cristiana; que
males; hay que volver a El para con­ a los que gozan de abundante fortuna
jurarlos. Tengan todos presente que les enseñe la abundante generosidad
el acervo de males que en los últimos con los pobres; que a los que padecen
años hemos tenido que soportar ha de necesidad y pobreza les aporte con
descargado sobre la humanidad prin­ su ejemplo y con su ayuda los consue­
cipalmente porque la Religión divina de los del espíritu y enderece sus deseos
Jesucristo, que promueve la mutua ca­ hacia todas las cosas celestiales, que
ridad entre los hombres, los pueblos y son las mejores y las que nunca se
las naciones, no era, como habría de­ pierden.
bido serlo, la regla de la vida privada Entre las angustias presentes, pone­
familiar y pública. Si, pues, se ha per­ mos gran confianza en las oraciones
dido el recto camino por haberse aleja­ de los niños inocentes, escogidos y pre­
do de J e s u c r i s t o , es menester volver feridos por el Divino Redentor de modo
a El tanto en la vida privada como en especial. Alcen, pues, ellos sus cándidas
la pública. Si el error ha entenebrecido voces y sus débiles manecitas, símbolo
las inteligencias, hay que volver a aque­ de su inocencia interior, implorando la
lla verdad divinamente revelada que paz, la concordia y la mutua caridad,
muestra la senda que lleva al cielo. Si, y que a las fervorosas plegarias unan
por fin, el odio ha dado frutos amar­ aquellas prácticas piadosas y aquellos
(4) Tito Livio, “ Historia” , lib. IV, cap. IX).
187, 8-9 E n cíc lic a “ O ptatissima F a x ” 1765

óbolos generosos con que la divina jus­ cisión y entusiasmo a esta invitación
ticia, por tantas culpas ofendida, se Nuestra, que vosotros haréis vuestra.8
puede aplacar y, al mismo tiempo, los
indigentes puedan recibir, en la medida 9. Bendición Apostólica. Confortado
que permite la disponibilidad de cada con esta suave esperanza, como prenda
uno, los socorros convenientes.8 de Nuestra paternal benevolencia y
auspicio de las gracias celestiales os
8. Esperanza de que se cumplan los damos a todos y cada uno de vosotros,
deseos papales. Tenemos plena con: Venerables Hermanos, lo mismo que a
fianza, Venerables Hermanos, en que, la grey confiada a vuestros cuidados,
con el empeño y diligencia de que ha­ la Bendición Apostólica.
béis dado tantas pruebas, haréis que es­ Dado en Roma. Junto a San Pedro, el
tas paternales exhortaciones Nuestras día 18 de diciembre del año 1947,
sean acatadas y produzcan dichosos 9<? de Nuestro Pontificado.
frutos, y en que todos, y de modo espe­
cial los niños, correspondan con de­ PIO PAPA XII.
2 8 8

ENCICLICA “AUSPICIA QUAEDAM”(2*>


(Í9-V-1948)

ORDENANSE ORACIONES POR LA PAZ DEL MUNDO,


Y ESPECIALMENTE EN PALESTINA

PIO P P. XII
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. La humanidad dispuesta a la paz calamidades que la amenazan. Y por


40 y reconstrucción. Algunos indicios pa- cuanto los medios humanos resulten
169 recen hoy demostrar claramente que insuficientes, nos dirijimos suplicantes
toda la gran comunidad de los pueblos, a Dios y exhortamos al mismo tiempo
después de tantas matanzas y devasta­ a todos nuestros hijos en Cristo, espar- 170
ciones causadas por la larga y terrible cidos por todos los países de la tierra,
guerra, se orienta ardientemente hacia a fin de que se unan con nosotros en im­
los saludables caminos de la paz, y que petrar los auxilios celestiales. Por este
al presente con más gusto se da oído motivo, así como en los pasados años
a los que con trabajo fatigoso se dedi­ Nos sirvió de consuelo dirigir Nuestra
can a la labor de reconstrucción, a los exhortación a todos, y especialmente a
que tratan de calmar y arreglar las dis­los niños por Nos tan amados, para
cordias y se preparan a hacer surgir de que durante el mes de mayo (mes de
tantas ruinas como nos afligen un M a r í a ) acudiesen en gran número a los
orden nuevo de prosperidad, que no a altares de la gran Madre de Dios a fin
aquellos otros que todavía exitan a mu­ de implorar el término de la funesta
tuas y acerbas contiendas y a odios y guerra, así hoy, de la misma manera,
rencores de los que no se pueden deri­ por medio de esta carta los invitamos
var sino nuevos daños y pérdidas. ardientemente a no interrumpir esta
piadosa costumbre y a unir a sus sú­
2. Preocupación por las nuevas ame­ plicas propósitos de renovación cristia­
nazas de guerra y plegarias por la paz. na y obras de saludable penitencia.
Pero aunque Nos mismo y el pueblo
cristiano tengamos todavía no leves 3. Gratitud a María Santísima y
motivos de consuelo y podamos con­ nuevas oraciones por la concordia en­
fortarnos con la esperanza de tiempos tre las clases sociales. Y ante todo, den
mejores, sin embargo, no faltan aún a la Virgen Madre de Dios y benigní­
hechos y sucesos que causan gran sima Madre nuestra las más vivas gra­
preocupación y angustia a Nuestro áni­ cias por haber conseguido con su p o­
mo paternal. Efectivamente, aunque en derosa intercesión el suspirado fin de
casi todas las partes la guerra ha la gran conflagración y por tantos otros
terminado, sin embargo, la deseada beneficios como nos ha obtenido del
paz aún no ha serenado las mentes y Altísimo. Pero, al mismo tiempo, pídan­
los corazones. Mas todavía se nota aún le con renovadas oraciones que final­
que el cielo se va oscureciendo con mente resplandezca como don del cielo
nubes amenazadoras. Nos, por parte la mutua paz fraternal, la paz plena
Nuestra, no cesamos de dedicarnos, entre todas las gentes y la deseada con­
en cuanto Nos es posible, a alejar de cordia entre todas las clases sociales.
la familia humana los peligros de otras Cesen las discordias, que no son para
(* ) A. A. S., 40 (1948) 169-172. Versión de “ Ecclesia” N<? 356 Año VIII; 8-V-1948, p. 509-510.

— 1766 —
188, 4-6 E n cíc lic a “ A uspicia Q u ae da m ” 1767

nadie de provecho; compónganse, de la paz a los hombres de buena volun­


acuerdo con la justicia, las disputas, tad y donde finalmente Jesucristo, col­
que muchas veces son fuente de nue­ gado en el árbol de la Cruz, procuró 171
vas desventuras; auméntense y conso­ la salvación de todo el género humano,
lídense entre las naciones las relaciones y extendiendo sus brazos, como invi­
públicas y privadas; tenga la Religión, tando a todos los pueblos a un abrazo
autora de toda virtud, la libertad que fraternal, consagró, con la efusión de
le corresponde y el pacífico trabajo su sangre, el gran precepto de la cari­
de los hombres bajo el auspicio de la dad.5
justicia, y el soplo divino de la caridad Deseamos, pues, Venerables Herma­
produzca, para bien de todos, los más nos, que este año las oraciones del mes
abundantes frutos. de mayo tengan la finalidad especial
de pedir a la Santísima Virgen que,
4. Oración unida a la renovación finalmente, la situación de Palestina,
espiritual. Vosotros sabéis muy bien, se arregle con la equidad, y que allí
Venerables Hermanos, que nuestras también triunfe finalmente la concor­
oraciones son gratas a la Santísima dia y la paz.
Virgen, de manera especial cuando no
son voces efímeras y vacías, sino que 6 Invitación a los niños y sus padres
brotan de corazones enriquecidos por de rezar en el mes de María. Confia­
las necesarias virtudes. Esforzaos, por mos grandemente en el poderosísimo
consiguiente, en vuestro celo apostólico, patrocinio de nuestra Madre celestial,
en que a las públicas oraciones eleva­ patrocinio que durante este mes con­
das al cielo durante el mes de mayo sagrado a ella impetrarán especialmen­
corresponda un despertar de vida te los inocentes con una santa cruzada
cristiana. Efectivamente, sólo con este de oraciones. Y precisamente os toca a
punto de partida es lícito esperar que vosotros invitarlos y estimularlos a ello
la marcha de las cosas y de los aconte­ con gran solicitud; y no sólo a ellos,
cimientos en la vida pública igual que sino también a sus padres, que igual­
en la privada, pueda llevarse a cabo mente en esto deben precederles nu­
según el recto orden, y que los hom­ merosos con su ejemplo.
bres consigan alcanzar, con la ayuda Bien sabemos que nunca hemos ape­
de Dios, no sólo la prosperidad posible lado al ardiente celo que os inflama.
en este mundo, sino también la felici­ Y precisamente por eso, nos parece
dad celestial, que nunca ha de tener fin.5 ver grandes multitudes de niños, de
hombres y de mujeres que hacen rebo­
5. Motivo especial, la guerra en Pa­ sar los templos sagrados para pedir a
lestina. Pero hay ai presente un m o­ la Madre de Dios todas las gracias y
tivo especial que aflige y angustia vi­ todos los favores que necesitamos. Que
vamente Nuestro corazón. Nos quere­ Ella, que nos ha dado a Jesús, nos
mos referir a los Santos Lugares de obtenga que todos los que se han ale­
Palestina, que desde hace mucho tiem­ jado del recto camino, vuelvan a éste
po se ven turbados por luctuosos suce­ cuanto antes, movidos por un saludable
sos y casi cada día se ven devastados arrepentimiento. Que Ella nos consiga,
por nuevos estragos y ruinas. Y, sin puesto que es nuestra Madre benignísi­
embargo, si hay una región en el mun­ ma, y en todos los peligros se nos ha
do que debe ser especialmente amada mostrado siempre ayuda poderosa y
por todo espíritu digno y culto, esa es mediadora de gracias, nos consiga, de­
ciertamente Palestina, de la cual, ya cimos, que también en las graves nece­
desde los oscuros primeros años de la sidades que nos angustian, se encuentre
historia, ha surgido para todos los hom­ una justa solución a las disputas y que
bres tanta luz de verdad, en donde el una paz, segura y libre, resplandezca
Verbo de Dios encarnado quiso anun­ finalmente para la Iglesia y para todas
ciar por medio de los angélicos coros las naciones.
1768 E n cíclicas del PP. P ío X í í (1948) 188, 7-8

7. Recuerdo y renovación de la con­ tanto en las diócesis cuanto en las pa­


sagración al Inmaculado Corazón de rroquias y familias, y confiamos en que
María. Hace algunos años, como todos esta consagración, pública y privada,
recordarán mientras todavía ardía la será fuente de abundantes beneficios y
última guerra mundial, Nos, viendo que favores celestiales.
los medios humanos resultaban incier­
tos e insuficientes para extinguir aquel 8. Bendición Apostólica. En auspicio
enorme conflicto, dirijimos Nuestras de ello, y como prueba de Nuestra pa­
fervientes plegarias al misericordiosí­ ternal benevolencia os damos con efu­
simo Redentor, interponiendo el pode­ sión de corazón la Bendición Apostóli­
roso patrocinio del Inmaculado Cora­ ca a cada uno de vosotros, Venerables
zón de María . Y así como Nuestro pre­ Hermanos, a todos aquellos que con
decesor de inmortal memoria L eón
buen ánimo correspondan a esta carta
XIII, en los albores del siglo 20, quiso
Nuestra de exhortación y de manera
consagrar a todo el género humano al
Corazón Sacratísimo de Jesús, así igual­ especial a los numerosos y apretados
mente Nos, casi en representación de escuadrones de los amadísimo niños.
la familia humana por El redimida, Dado en Roma, junto a San Pedro,
quisimos consagrarla al Corazón Inma­ el l 9 de mayo del año 1948, décimo de
culado de la Virgen María . Por eso Nuestro Pontificado.
deseamos que, según lo permita la
oportunidad, se haga esta consagración, PIO PAPA XII.
CONSTITUCION APOSTOLICA “BIS S^ECULARI’’^
Í27-IX-1948)

SOBRE LAS CONGREGACIONES MARIANAS A PROPOSITO


DEL BICENTENARIO DE LA BULA AUREA

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
I n t r o d u c c ió n Domince” , por la que B e n e d i c t o XIV
Congratulación y aprobación de confirmó con nuevos favores las Con­
las Congregaciones Marianas gregaciones Marianas, que G r e g o r i o
AAS 1. Confirmación de la Bula. Al cum­ XIII había erigido e instituido para
40
plirse felizmente el día del segundo siempre*1), estimamos propio de Nues­
393
centenario de la Bula de Oro “ Gloriosce tro oficio apostólico, no sólo felicitar
(* ) A. A. S., 40 (1948) 393-402. Además de su valor intrínseco para las Congregaciones Marianas,
sorprendió esta Constitución Apostólica por el concepto ampliado de A c c ió n C a tó lica allí expuesto
(Nrs. 9 y sgts., esp. 14).
Cinco años más tarde, en la C arta al Presidente del Secretariado Central de las Congregaciones
Marianas, P. Luis Paulussen S. J., con fecha 2 de Julio de 1953 (A. A. S., 45 [1953] 494-497), recalcó
P ío X I I de nuevo el concepto de la A c c ió n C a tó lica diciendo, a propósito de la aprobación de los
Estatutos de la Federación de Congregaciones Marianas entonces recién constituida (pág. 496):
“ Nuestra alocución al Congreso de los seglares católicos en que se trató del apostolado de los laicos
puso claramente de manifiesto que tanta más pura es la naturaleza de la Acción Católica, cuanta más
estrecha es la debida unión en el apostolado con la Jerarquía (A. A. S., 43 [1951] 789).
“ De allí se colige, entonces, cuán luminosamente debe brillar en las Congregaciones Marianas de
los laicos la genuina Acción Católica; pues, estas Congregaciones fueron un día legítimamente fundadas
por la Jerarquía y dependen única e inmediatamente de la Jerarquía en todas sus obras de apostolado;
por eso, como ya a menudo advertimos, una vez que se hayan establecido, con todo derecho (ipso
jure et pleno) deben llamarse Acción Católica, deben considerarse en el mismo orden y categoría como
todas las formas de Acción Católica” (A. A. S., 40 [1948] pág. 402, n. XII).
Al año siguiente destacó Pío XII, en un discurso dirigido el 8 de Septiembre de 1954, a los Congre­
gantes venidos a Roma desde todas partes del mundo, tres puntos esenciales de su movimiento: s e le c ­
c ió n , u n ión c o n la J e r a r q u ía y m a y o r c o la b o r a c ió n en e l a p o s t o la d o (A. A. S., 46 [1954] 529-532), cuyo
texto íntegro reproduciremos a continuación:
1. S a lu d o y e x p r e s ió n de g r a titu d . Grande alegría es para Nos el acoger esta tarde, inmediatamente
de llegados, los millares de Congregantes de la Santísima Virgen reunidos en Roma para celebrar el
primer congreso de su Federación Mundial. ¡Que la Virgen Inmaculada, cuya feliz Natividad celebra
hoy la Iglesia, os sea propicia, amados hijos e hijas del mundo entero que habéis venido a este Con­
greso; que Ella bendiga vuestra unión y aumente vuestro fervor!
Queremos ante todo significaros la gratitud de Nuestro corazón al homenaje de vuestras oraciones
y de los dones que las acompañan, porque conocemos la fe y el afecto profundo que significan. Con
delicada atención habéis querido hacer mención singualr del sexagésimo aniversario de Nuestra propia
consagración como Congregante: gracias os damos también por ello.
2. R e c u e r d o d e l a ñ o 18ok. En este Año Mariano, os encontráis ahora en el mismo lugar donde, él
8 de diciembre de 1854, Nuestro Predecesor, de s. m., Pío IX¿ proclamój con universal alegría de todos
los cristianos, la fe infalible de la Iglesia católica en la Concepción Inmaculada de la Virgen María,
Madre de Dios. ¿Cómo no ibais a celebrar de manera especial este feliz centenario, queridos Congre­
gantes, que os habéis consagrado a la Santísima Virgen? Vuestra peregrinación no es un simple ácto
de piedad filial, antes manifiesta vuestra voluntad de progresar cada vez más en el camino de la per­
fección cristiana a la que aspiráis; y por ello de Nos esperáis aliento y directrices para mejor realizar
vuestro ideal de piedad y apostolado.
En efecto, el Congreso que hoy se inaugura debe ser el punto de partida de una renovación espiri­
tual de todas las Congregaciones del mundo. Tiene como tema: “ La mayor gloria de Dios por una
mayor selección, una mayor unión con la Jerarquía, una mayor colaboración con las otras asociacio­
nes de apostolado” . Ya hemos tenido ocasión de escribir al Director de vuestro Secretariado central
cómo Nos parecía excelente tal programa, por cuanto encierra en pocas palabras las principales in­
dicaciones que nos formulamos en nuestra Constitución apostólica B is s a e c u la r i. Este documento, al
que dimos una forma solemne para subrayar su importancia, expone las obligaciones y las prerrogati­
vas de las Congregaciones Marianas afiliadas a la P r im a P r im a r ia del Colégio Romano. Queremos que
sea la “ Carta” de las Congregaciones, que fije a la vez su régimen interior y su situación en la Iglesia.
3. P r im e r p u n to : M a y o r s e le c c ió n . Hoy insistiremos Nos tan sólo en los tres puntos del programa
a que hace poco aludíamos: selección, unión a la Jerarquía, cooperación apostólica.Esencial es el pri­
mero para asegurar la renovación deseada. Las Congregaciones no son simples asociaciones de piedad,

— 1769 —
1770 E n cíclicas del PP. P ío XII (1948) 189, 1

paternalmente a los directores y miem- mente confirmados los amplísimos pri-


bros de dichas Congregaciones, sinc vilegios y gracias con que, en el curso
además ratificar y declarar solemne- de casi cuatro siglos, muchos Prede-
sino escuelas de perfección y de apostolado. Se dirigen a los cristianos que, no contentos con hacer
algo más de lo necesario, están decididos a responder con generosidad a las llamadas de la gracia,
a buscar y practicar —según su estado de vida— plenamente la voluntad divina. Por ello, nadie podría
ser admitido en ellas cediendo a cualquier tradición, ya para honrar a la Congregación, ya para de
ella recibir estima y dignidad. Lo único que cuenta es el deseo de una mayor perfección, de una vida
cristiana que irradie fervor personal y apostólico. Y así, los consejeros llamados a dar su opinión,
y sobre todo el director a quien corresponde exclusivamente la reponsabilidad de la admisión, con­
sideren seriamente estos puntos esenciales. La aptitud del candidato se manifestará por su fidelidad en
asistir a las reuniones, por su amor a la oración, a la práctica de los sacramentos de la Penitencia
y de la Eucaristía; en una palabra, por el empeño de crecer sin cesar en el amor a Dios, fundamento
del celo de las almas.Ciertamente que éste, para mantenerse y dar frutos, exige una virtud sobrenatural.
Ahora bien; ni la fe, ni la esperanza, ni la caridad proceden de un buen carácter o de una actividad
espontánea: son dones divinos, que es preciso pedir con humildad, incesantemente, y cultivar con
cuidado. El que aspira a ser un Congregante digno de tal nombre, emprende decididamente la lucha
contra las tendencias menos buenas; resuelto a liberarse por completo de la influencia del pecado, se
propone la imitación cada vez más fiel de Jesús, el Hijo del Hombre, dulce y humilde de corazón;
como él, arde por cumplir los menores deseos de su Padre, por agradarle en todo y a costa de todo.
Que este ideal seductor y austero sea en cada uno de vosotros, amados hijos e hijas, el principio de
la más luminosa renovación espiritual, el apoyo de un esfuerzo silencioso y lento como la vida, pero
irrefrenable como la acción de Dios.
4. Segundo punto: Mayor unión con la Jerarquía. La unión con la Jerarquía, señal visible de la
unión sincera con Cristo, será también la piedra de toque de la pureza de celo. Si entre las formas
más auténticas de la Acción Católica colocamos las Congregaciones Marianas —tal como las define la
Constitución Bis saeculari— es porque trabajan expresamente por hacer que sus miembros penetren
en el espíritu de la Iglesia, sentiré cum Ecclesia. Ahora bien; tal disposición únicamente se realiza
cuando se pretende colaborar en el apostolado de la Jerarquía. Esta, al ser la responsables de la
gloria de Dios sobre la tierra, y la depositaría de los dones divinos, señala su tarea a cada uno de los
voluntarios que se ofrecen para continuar la obra de Cristo. Para ayudarla eficazmente, no basta
someter a su aprobación toda institución ya existente o toda nueva iniciativa; preciso es entrar en
su espíritu, comprender sus intenciones, y aun prevenir sus deseos: esto supone humildad y obe­
diencia, entrega y abnegación, sólidas virtudes que la formación seria de las Congregaciones nunca
deja de desarrollar. Animados por una voluntad de servir a toda costa, jamás los Congregantes bus­
can formar grupo aparte o reinvidicar tan sólo para sí determinados sectores, antes bien se hallan,
por lo contrario, dispuestos a trabajar allí donde los envíe la Jerarquía. A la Iglesia sirven no como
a una potencia extranjera ni tampoco como a una familia humana, sino como a la Esposa de Cristo
inspirada y guiada por el Espíritu Santo mismo, y cuyos intereses son los de Jesús mismo. El Apóstol
San Pablo se lamentaba ya al comprobar que algunos —“ todos” , decía él en su amargura— todos
buscan sus propios intereses, y no los de Jesucristo (Filip. 2, 21. ¡Que esta advertencia os mantenga
muy alerta! Olvidándoos de vosotros mismos, siempre dispuestos a repudiar toda estrechez de miras,
aceptad las consignas de la Iglesia, cómo procedentes de vuestro divino Jefe. Asi es como podéis decir
con el Apóstol: en el dia de Cristo... mi carrera y mis sufrimientos no habrán sido vanos (Filip. 2, 16).
5. Tercer punto. Mayor cooperación en el apostolado. El tema de vuestro Congreso apunta también
a una mayor cooperación con las otras asociaciones de apostolado. Además de su aspecto práctico,
esta unión de esfuerzos ofrece una señal inequívoca de la presencia de Cristo entre los que, asi en la
acción como en la plegaria, obdecen a una misma inspiración. Que ellos sean uno, pedía con instancia
Jesús a su Padre en su oración sacerdotal, como tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, que ellos también
sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado (Juan 17, 21). El apostolado, en
cierto modo, participa de la misión divina de Jesús; manifiesta a los hombres el amor del Padre y del
Hijo en el don de su único Espíritu. Recordáis, sin duda, cómo los Hechos de los Apóstoles ponen
de relieve este fruto del Espíritu Santo al siguiente día de Pentecostés. La multitud de los creyentes
no tenía sino un corazón y un alma. Nadie decía suyo lo que le pertenecía, sino que entre ellos todo
era común. Con gran fortaleza los apóstoles daban testimonio a la resurrección del Señor Jesús, y todos
gozaban de gran favor (Hechos k, 32-34). Esta irradiación apostólica tan extraordinaria en la primera
comunidad cristiana se ha renovado de diversas maneras en la historia de la Iglesia, singularmente
en los momentos críticos en que sólo el empuje vigoroso de fuerzas jóvenes, fundidas en un solo y
mismo esfuerzo, podía destruir obstáculos aparentemente insuperables. Y ¿no es un testimonio de este
género el que la época actual se espera singularmente de vosotros? ¡Cuántas generosas iniciativas se
pierden por los caminos divergentes, se desconocen unas a otras y, lo que es más de lamentar, se
oponen mutuamente! Y mientras tanto, el mal prosigue sin cesar su conquista y penetra doquiera,
porque falta una buena inteligencia y coordinación entre los buenos.
6. María y Jesús. Exactamente igual que en los comienzos de la Iglesia, cuando la poderosa inter­
cesión de María lograba para la comunidad de Jerusalén la concordia perfecta en la caridad, Nos
deseamos vivamente que la Reina de los Apóstoles os anime a todos, amados hijos e hijas aquí reunidos,
y a todos vuestros compañeros de las Congregaciones de todo el mundo a quienes junto a Nos re­
presentáis, con un espíritu de sincera colaboración. Que de vosotros pueda decirse, invirtiendo la
frase del apóstol San Pablo: “ Nadie buscaba sus propios intereses, sino únicamente los de Jesucristo.”
7. Plegaria y Bendición Apostólica. Ved el deseo que formulamos Nos, al terminar. Que María
se digne guardarlo y hacerlo fructificar en todos los lugares a donde vais a volver, llevando de
Roma y de este Congreso el recuerdo de un soplo de Pentecostés y la voluntad de responder con
liberalidad a tantas gracias obtenidas bajo el patrocinio de María Inmaculada. En prenda de la bondad
divina que Nuestras más fervientes plegrias suplican, os concedemos a vosotros, amados hijos e
hijas, a cada una de vuestras Congregaciones, a cada una de vuestras Federaciones nacionales y a
la Federación mundial, la más paterna y cordial Bendición Apostólica.
(1) Bula Omnipotentis Del, 5-XIM584 (Bullar. Rom. VIII, 499-503, Turín 1857).
189, 2-5 C o n s t it . A po st . “ B is saecularl 1771

cesores Nuestros*2), y Nos mismo, he­ ñas en el fervor y actividad, pero no


mos enriquecido tales Congregaciones en el número de congregantes; pues
por sus numerosos y relevantes servi­ mientras en los siglos precedentes el
cios en bien de la Iglesia. número anual de agregaciones a la Pri­
ma Primaria nunca pasaba de diez,
desde principios del siglo XX semejan­
tes agregaciones fácilmente llegan al
I. - N a t u r a l e z a y a c t u a c ió n de la
millar.
C o n g r e g a c ió n M a r ia n a

4. Sus normas y reglas son una es­


2. Las gloriosas falanges marianas alcuela de perfección. Pero más que el
servicio de la Iglesia. Pues bien sabe­ número de las Congregaciones se han
mos, para servirnos de las palabras de de estimar, porque es lo capital, las
B e n e d i c t o XIV en la citada Bula normas y reglas que llevan a los con­
Aurea, no sólo de cuánta utilidad haya gregantes, como por la mano, a tal
resultado esta loable y piadosa institu­ excelencia de la vida espiritual*5) que
ción para todas las clases sociales^ en puedan subir a las cumbres mismas de
las épocas precedentes, sino también la santidad*6), gracias sobre todo a los
con qué celo y ardor estas falanges ma­ medios en los que es tan necesario que
rianas, caminando sobre las huellas se ejerciten los incondicionales y per­
gloriosas de sus antepasados, y obede­ fectos seguidores de Cristo: la práctica
ciendo religiosamente a sus reglas, pe­ de los Ejercicios Espirituales*7) y el
lean hoy en primera fila, bajo los aus­ uso cotidiano de la meditación y el
picios y la dirección de la Jerarquía examen de conciencia*8); la frecuencia
eclesiástica, iniciando y realizando con de Sacramentos*9); el trato sumiso y
constancia sus obras por la mayor glo­ filial con un director espiritual fijo*10);
ria de Dios y bien de las almas, tanto la consagración total y perpetua de sí
que se las debe contar entre las agru­ mismo, bajo el manto virginal de la
paciones y fuerzas espirituales más só­ Bienaventurada Madre de Dios*11); y,
lidas en la defensa, propagación y vin­ finalmente, la firme promesa de tra­
dicación del catolicismo***4). Y esto por bajar en la perfección cristiana, propia
múltiples razones. y ajena*12).

3. Su desarrollo en el pasado y el 5. Fomentan la vida interior. Todos


presente. Porque quien repasa la his­ estos medios conducen ya por sí a
toria de las Congregaciones Marianas, excitar en los Congregantes Marianos
aunque echa de ver que siempre brilla­ la llama de la caridad divina y alimen­
ron por sus bien ordenados escuadro­ tar y fortificar la vida interior, tan ne­
nes, ha de confesar que las antiguas sí cesaria, sobre todo, en nuestra época,
se pueden parangonar con las moder- mientras, como en otro lugar dijimos
(2) S ix t o V. Bul. S u p e r n a D is p o s it io n e 5-1-1587 P í o X Decreta 10-V-1910 y 21-VII-1910. B e n e d ic to
(Bul. Rom. 828-830), Bulla R o m a n u m d e ce t p o n t i- XV Alocuc. 19-XII-1915, ín quadragesimo anni-
fic e m 29-IX-1587 (Bul. Rom. Contin. II 436-440 versario S u ae in S o d a lita te m c o o p t a tio n is . Pío XI
Tipogr. Aldina, Prato 1840). C lem en te V III. Breve P r a e s e r t im alloc. 30-III-1930; alocuc. 29-VIII-1935.
C um sit N o b is , 30-VIII-1602. G r e g o r io X V . Bulla (3) B e n e d ic t o X I V Bulla Aurea G lo r io s a e D o m i­
A lia s p r o p a r te , 15-IV-1621 (Bul. Rom. Cont. II,
n a e 27-IX-1748, (Bul. Rom. Cont. II, 429).
414-444. B e n e d ic to X I V Breve P r a e c la r is R o m a - (4) P í o X I I Ep. al Card. Leme, 21-1-1942.
n o r u m P o n t ific u m , 24-IV-1748 (Bul. Rom. Cont.
II 444-446), Bulla Aurea G lo rio s a e D o m in a e , (5) Ver Reg. Comm. 1, 33 (Regulse Comunes
27-IX-1748 (Bull. Rom. Cont. II 428-449); Breve Congr. Marian. ed Fr. Wernz Romse, Secret.
Q u e m a d m o d u m p r e s b y t e r i 15-VII-1749 (Bul. Rom. Congr. Marian. 1924).
Cont. III, 1, 133-134); Breve Q uo tibi 8-IX-1751. (6) Ver Reg. Comm. 12.
Breve L a u d a b ile R o m a n o r u m 15-11-1758 (Bul. Rom. (7) Ver Reg. Comm. 9.
Cont. III,2, 432-435); C le m e n te X I I I Bulla A p o s -
to lic u m 7-1-1765 (Bul. Rom. Cont. IV, 2, 918-920); (8) Ver Reg. Comm. 34.
P ío V I Decreta 2-V-1775, 9-XII-1775, 20-III-1776. (9) Ver Reg. Comm. 37, 38, 39.
L e o n is V II Breve C um m u lta 17-V-1824 (Bul. Rom.
(10) Ver Reg. Comm. 36.
Cont. VIII 61-62). P ío I X Decretum 8-VII-1848;
Breve E xp on e.n d u m 10-11-1863. L e o n is X III Breve (11) Ver Reg Comm. 27, 1, 40, 43.
F iu g ife r u s 27-V-1884; Breve N ih il a d e o 8-1-1886. (12) Ver Reg. Comin. 1.
1772 E n cíclicas del PP. P ío XII (1948) 189, 6-8

con dolor, tantos sectores de la huma­ el mundo entero, el admirable esfuerzo


nidad padecen vacío espiritual y pro­ con que tantos cristianos en todas par­
funda indigencia interior(13). tes conservan, defienden y propagan
nuestra Religión, estimamos dignas de
6. Son escuela de apostolado cató­ un elogio especial a las huestes de las
lico. Y que estos medios se encuentran, Congregaciones Marianas, que desde su
no solamente determinados en sapien- mismo origen se propusieron como un
395 tísimas leyes, sino puestos en práctica deber propio y particularmente confor­
felizmente, en la vida misma de la Con­ me a sus reglas*16* el llevar a cabo, ya
gregaciones Marianas, se demuestra individual, ya corporativamente y bajo
palmariamente porque, dondequiera la dirección de los sagrados Pasto­
que éstas se forman, con tal que se res*17*, todos los trabajos apostólicos
guarden fielmente las reglas estableci­ que la Santa Madre Iglesia les enco­
das, por todas partes brotan en ellas mendara(18).
lozanas las flores de la pureza de las
costumbres y la práctica solidísima de Transforman cristianamente todas
nuestra Religión. Más aún: bajo la ins­ las esferas. Los reiterados elogios de
piración del divino Espíritu, de ellas los Romanos Pontífices declaran elo-
surgen numerosos grupos de Congre­ cuentísimamente cuán cumplidamente
gantes, que ya dentro del orden ecle­ y con cuán feliz incremento de la Reli­
siástico, ya en los institutos religiosos, gión llevaron a cabo su deber y encar­
anhelan conseguir la perfección cristia­ go *19*. Y en esta nuestra época, ator­
na y comunicarla a otros; y no son mentada por tantas calamidades, Nos
pocos los que con vuelo seguro se ele­ sirve de muy gozoso consuelo ver cómo
van hasta las empinadas cumbres de los congregantes marianos en todas las
la santidad í14). De este ferviente afán partes del mundo consagran con vigor
de la vida interior dimana, como natu­ y eficacia sus fuerzas a toda clase de
ralmente, una tan plena formación apostolado, ya estimulando a la virtud
apostólica de los congregantes, acomo­ e inflamando en el deseo de una vida
dada siempre a las nuevas necesidades más cristiana, por medio de los Ejer­
y diversas circunstancias de la huma­ cicios Espirituales, a todas las clases
nidad, que no dudamos en afirmar que sociales, particularmente a los jóvenes
el católico perfecto, tal como la Con­ y obreros, ya socorriendo a los pobres
gregación Mariana, ya desde sus co­ en las necesidades espirituales y corpo­
mienzos, solía modelarlo, no es menos rales, y esto no solamente por su ini­
apto para las necesidades actuales que ciativa privada y por impulso de su 396
para las de otros tiempos, puesto que caridad, sino también haciendo preva­
nunca quizá tanto como ahora son ne­ lecer en las asambleas estatales y aun
cesarios católicos sólidamente formados en las alturas del poder supremo leyes
en la vida cristiana*15*. conformes a los principios evangélicos
y a la justicia social*20*.
7. Tienen preeminencia entre las
organizaciones católicas. Por ello, al 8. Las obras apostólicas especial­
observar desde esta cátedra de P e d r o , mente actuales. Tampoco pueden pa­
com o desde una atalaya que domina sarse en silencio las organizaciones
(13) P í o X I I Encíclica S u m m i P o n t ific a tu s , 20- d ic t o X V Alocuc. a los Sod. Marian. 18-XJI-1915.
X-1939 A. A. S., 31 (1939) 415; esta Colección P ío X I Carta al Adm. Apost. Oenip. 2-VIII-1927,
Encícl. 173, 2, pág. 1534, 2? col. Carta a los Congr. Mar. de Alemania, 8-IX-1928.
14) P í o X I I alocuc. a los Sodal. Marian* 21-1- P ío X I I Carta Apost. N o s ti P r o f e c t o 6-VII-1940;
1915. Alocuc. S e a te m p e r a r e a la A. C. Ital. 4-IX-1940
(15) P í o X I I alocuc. a los Sodales Marianos (A. A. S., 32 [1940] 362-372); Carta al Card. Leme
21-1-1945. 21-1-1942; Carta al P. S. Ilundain 26-VIII-1946;
(16) P í o X I alocuc. a los Sod. Marian. 30-III- Alocuc. radiofon. al Congreso Barcel. 7-XII-1947,
1930. (A. A. S., 39 [1947] 632-634).
(17) Ver P í o X I I Carta al Card. Leme, 21-1-1942. (20) Ver P ío X I I Carta a P. D. Lord. 24-1-194$;
(18) Ver P í o X I I Carta al P. D. Lord. 24-1-1948. Alocuc. a los Sod. Mar. ex “ C o n fe r e n c e O liv a in V ’
(19) Ver Reg. Comm. 1, 12, 43. B e n e d ic t o X I V 27-IÍI-1948 (L'Osservatore Romano Nv 73/26. 705
Bula Aurea G toríosse D o m in io 27-IX-1748. D o n c­ [28 de marzo de 1948]).
189, 9-11 C o n s t it . A po st . ‘ "B is saeculari ” 1773

creadas por las Congregaciones Maria­ que los congregantes marianos con ra­
nas o sostenidas por ellas para com ­ zón habrán de ser contados entre los
batir la inmoralidad de los espectácu­ principales promotores de la Acción
los en el teatro y en el cine y para Católica.
proteger las buenas costumbres contra
el diluvio de libros y periódicos malos; 10. La sujeción a la autoridad ecle­
las numerosísimas escuelas gratuitas siástica. Además, por cuanto toda la
para niños y adultos pobres, y las es­ fuerza de los católicos que se agrupan
cuelas técnicas para perfeccionar a los en un ejército bien ordenado ha de
obreros en su oficio*21), sobre todo las atribuirse a la obediencia que prestan
que preparan a las diversas especiali­ a la autoridad de los sagrados Pasto­
dades profesionales*22^; esta forma de res, ¿quién no ve cuán buenos instru­
apostolado, tan necesaria en las cir­ mentos de apostolado son las Congre­
cunstancias actuales, ha sido desarro­ gaciones Marianas, no sólo a causa de
llada por buen número de Congregacio­ su absoluto y ferviente acatamiento a
nes Marianas, sobre todo por las inter­ esta Sede Apostólica, cabeza y funda­
parroquiales, para favorecer la consti­ mento de todo el orden eclesiástico*25),
tución de grupos homogéneos por pro­ sino también a causa de su humilde
fesiones y especialidades*23). sumisión y dócil obediencia, según la
índole y la facultad de cada uno, a
II. - L a C o n g r e g a c ió n M a r ia n a y la los mandatos y consejos de los Ordi­
A c c ió n C a t ó l ic a narios?*26).

9. La prontitud de los congregantes 11. Su esencial organización jerár­


para la cooperación. Estas obras tan quica. Porque quien examine bien el
numerosas son ciertamente muy útiles régimen interno de estas Congregacio­
a la causa católica. Y también merecen nes fácilmente echará de ver que unas
singular alabanza las Congregaciones están regidas por los Obispos y Párro­
Marianas, porque han deseado sincera­ cos, y otras en virtud de un privilegio
mente en todos los tiempos, pero sobre por Nos mismo y, merced a la delega­
todo en los actuales, ir fraternalmente ción de Nos recibida, por el prepósito
de acuerdo con las otras asociaciones General de la Compañía de Jesús; pero
católicas, para cosechar con esta alian­ que todas ellas, en la elección y ejer­
za de fuerzas, bajo la autoridad y direc­ cicio de los trabajos apostólicos están
ción de los Obispos, frutos más abun­ sometidas a la potestad del propio Obis­
dantes en los trabajos soportados en po, y aún a veces del Párroco.
común por el reino de Cristo. Su colaboración en el apostolado
Son los “ pioneros” de la Acción Ca­ Jerárquico; su obediencia institucional
tólica. Más aún: como ya lo indicamos a la Iglesia. Por lo cual, ya que es la
en otra ocasión, a propósito de la Jerarquía Eclesiástica la que las in­
Acción Católica Italiana*24), en algunos cluye en el ejército del apostolado mi­
países, los primeros grupos de esta litante y de ella dependen enteramente
organización estuvieron constituidos en lo tocante a emprender y llevar a
por congregantes marianos, sin que cabo sus obras, con toda razón, como
más tarde faltasen otros que les fuesen ya indicamos otra vez, se deben llamar
sucediendo y aportando con fervor su cooperadoras del apostolado jerárqui­
trabajo, demostrando así con hechos co*27). Esta reverencia y humilde su-
(21) Ver P ío X I I ep. acl P. D. Lord. 24-1-1948. aquí, incluyendo las Congregaciones marianas en
(22) Ver P ío X I I alloc. ad. Sod. Mar. 21-1-1945. el ámbito y la definición misma, pareció rectificar
(23) Ver P ío X I I alloc. ad. Sod. Mar. 21-M945. ciertos conceptos muy difundidos sobre la Ac­
(24) Ver P ío X I I alloc. ad. Sod. Mar. 21-1-1945. ción Católica. Cuatro años más tarde, el 14 de
(25) Ver C o n c. V at. sess. 4 const. 1 de E c c le s ia octubre de 1951, ante el Congreso Mundial de
C h r is ii. Denz Umb. N? 1821. Apostolado Seglar, el Papa aprovechó la opor­
(26) Ver P ío X I I Carta al Card. Leme 21-M942. tunidad para volver sobre su pensamiento pre­
(27) P í o X I I Alocuc. Se a te m p e r a r e a la A. cisando y profundizando la idea del Apostolado
C. Ital. 4-IX-1940 (A. A. S., 32 [1940] 369). organizado. El texto es el que sigue (A. A. S. 43
La definición de A c c ió n C a tó lica que Pío XII dio [1951] 784-792).
1774 E ncíclicas del PP. P ío XII (1948) 189i 11

misión a los sagrados Pastores, que son sus mismas reglas, según las cuales es
como connaturales en los congregantes esencial para el congregante la íntegra
marianos las sacan necesariamente de profesión en su vida y en su conducta
Alocución en francés sobre los laicos y la Je­ introducción progresiva de la mujer en el apos­
rarquía: “ De quelle consolation” . tolado moderno. Y conviene, a este propósito,
INTRODUCCION evocar dos grandes figuras de la historia cató­
AAS Orientaciones anteriores lica: una, la de María Ward, aquella mujer
incomparable que, en las horas más sombrías
43 1. Saludo a los miembros del Congreso y más sangrientas, la Inglaterra católica dio a
784 ¡Qué consuelo y qué alegría se desborda de la Iglesia; otra, la de San Vicente de Paúl, in­
Nuestro Corazón ante el espectáculo ue vuestra discutiblemente en el primer plano entre los
imponente asamblea, en la que os vemos reuni­ fundadores y los promotores de las obras de la
dos bajo Nuestra mirada a vosotros, Nuestros caridad católica.
Venerables Hermanos en el Episcopado, y a Tampoco habría que dejar pasar inadvertida,
vosotros también, queridos hijos y queridas hijas, ni sin reconocer su bienhechora influencia, la
llegados de todos los continentes y de todas las estrecha unión que hasta la revolución francesa
regiones al centro de la Iglesia para celebrar mantenía en mutua relación, en el mundo cató­
aquí este Congreso Mundial sobre el Apostolado lico, a las dos autoridades establecidas por Dios;
de los Seglares 1 Habéis estudiado su naturaleza la Iglesia y el Estado. La intimidad de sus rela­
y su objeto; habéis considerado su estado pre­ ciones en el terreno común de la vida pública
sente y habéis meditado sobre los importantes creaba —en general— una especie de atmósfera
deberes que le incumben, en previsión del por­ de espíritu cristiano, que dispensaba en buena
venir. Han sido para vosotros días de oración parte del trabajo delicado al que tienen que en­
fervorosa, de serio examen de conciencia, de tregarse hoy los sacerdotes y seglares, para pro­
cambios de puntos de vista y de experiencias. curar la salvaguardia y el valor práctico de la fe.
Para terminar, habéis venido a renovar la ex­ 2. Consecuencias de la Revolución francesa
presión de vuestra fe, de vuestra adhesión, de y los movimientos católicos
vuestra fidelidad al Vicario de Jesucristo, y a 4. En la época moderna
rogarle que fecunde con su bendición vuestras A fines del siglo XVIII, entra en juego un
resoluciones y vuestra actividad. nuevo factor. Por una Parte, la Constitución de
Con mucha frecuencia, en el curso de Nuestro los Estados Unidos de América del Norte —que
Pontificado, hemos hablado, en circunstancias y adquirían un desarrollo extraordinariamente rá­
bajo aspectos muy variados, de este apostolado pido y en donde la Iglesia había de crecer muy
de los seglares, en Nuestros mensajes a todos pronto considerablemente en vida y vigor—, y
los fieles y dirigiéndonos a la Acción Católica, por otra parte, la revolución francesa, con sus
a las Congregaciones Marianas, a los obreros y consecuencias, tanto en Europa como en ultra­
obreras, a los maestros y maestras, a los mé­ mar, terminaban separando del Estado a la Igle­
dicos y juristas, e igualmente a los grupos espe­ sia, Sin efectuarse en todas partes al mismo
cíficamente femeninos, para insistir sobre sus tiempo ni en el mismo grado, esta separación
deberes actuales, incluso en la vida pública, y tuvo por doquier como consecuencia lógica el
a otros más. Fueron para Nos otras tantas oca­ dejar a la Iglesia reducida a proveer por sus
siones de tratar, incidental o expresamente, propios medios para asegurar su acción, el
cuestiones que han encontrado esta semana su cumplimiento de su misión y la defensa de sus
lugar exacto en vuestra orden del día. derechos y de su libertad. Tal fue el origen de
I. BREVE SINTESIS HISTORICA DE LOS los llamados movimientos católicos, que bajo la
MOVIMIENTOS CATOLICOS guía de sacerdotes y seglares, reclutaban, fuertes
1. Se refuta la afirmación de que la Iglesia por sus efectivos compactos y por su sincera
es “ clerical” . fidelidad, la gran masa de los creyentes para el
combate y para la victoria. ¿No hay ya en ello
2. El apostolado seglar una iniciación y una introducción de los segla­
Esta vez, en presencia de una selección tan res en el apostolado?
numerosa de sacerdotes y de fieles, todos muy
justamente conscientes de su responsabilidad en 3. Los nuevos movimientos en marcha y la
este apostolado o con relación a él, quisiéramos, escasez del clero.
usando una palabra muy breve, “ situar” su En esta solemne ocasión pensamos que para
Jugar y su papel de hoy a la luz de la historia Nos es un deber muy dulce el dirigir una palabra
pasada de la Iglesia. Nunca ha estado ausente de reconocimiento a todos aquéllos, sacerdotes
de ella; sería interesante e instructivo seguir su y fieles, hombres y mujeres, que se consagraron 786
evolución en el curso de los tiempos pasados. a esos movimientos por la causa de Dios y de
Hay quienes gustan de decir frecuentemente la Iglesia, y cuyos nombres merecen ser citados
que durante los cuatro últimos siglos la Iglesia en todas partes con honor.
ha sido exclusivamente “ clerical” , por reacción Sufrieron, combatieron, uniendo del mejor mo­
785 contra la crisis que en el siglo XVI había pre­ do que les era posible sus esfuerzos demasiado
tendido llegar a la abolición pura y simple de dispersos; los tiempos no estaban maduros to­
la Jerarquía; y, como consecuencia, insinúan que davía para un Congreso como el que acabáis de
ya le ha llegado (a la Iglesia) el tiempo de celebrar. ¿Cómo, pues, llegaron a sazón en el
ampliar sus cuadros. curso de esta mitad de siglo? Lo sabéis; a un
3. Después de Trento ritmo cada vez más acelerado, la escisión, que
Semejante juicio está tan lejos de la realidad, desde hacía mucho tiempo había separado los
que precisamente a partir del santo Concilio de espíritus y los corazones en dos partidos, por
Trento es cuando el laicado se ha encuadrado o contra Dios, la Iglesia y la Religión, se ensan­
y ha progresado en la actividad apostólica. Ello chó, se ahondó; señaló, tal vez no en todas par­
es fácil de comprobar; basta recordar dos hechos tes con igual nitidez, una frontera aún en lo
históricos patentes entre muchos otros: las Con­ interior de los pueblos y de las familias.
gregaciones Marianas de hombres que ejercita­ 5. Necesidad actual del apostolado ségtar
ban activamente el apostolado de los seglares Existe, es verdad, toda una turba confusa de
en todos los terrenos de la vida pública, y la tibios, irresolutos e indecisos, para quienes la
189 , 11 C o n s t it . A po st . “ B is saeculari ” 1775

de todo lo que enseña la Iglesia Cató­ nando lo que ella condena, sintiendo en
lica, alabando lo que ella alaba, conde- todo con ella, y no avergonzándose ja-
Religión acaso significa algo todavía; pero algo por ejemplo, la educación dada, sea por la
vago, sin ninguna influencia en su vida. Esa madre de familia, sea por los maestros y
turba amorfa puede, según nos enseña la expe­ maestras santamente celosos en la práctica de
riencia, verse un día u otro de improviso obli­ su profesión pedagógica; o bien la conducta del
gada a tomar una decisión. médico afamado y francamente católico, cuya
En cuanto a la Iglesia, ella tiene, en relación conciencia no transige jamás cuando se trata
con todos, una triple misión que cumplir: elevar de la ley natural y divina, y que milita con
los creyentes fervorosos al nivel de las exigen­ todas sus fuerzas en favor de la dignidad cris­
cias del tiempo presente; introducir a los que tiana de los esposos, de los derechos sagrados
titubean junto al umbral en la cálida y salu­ de su descendencia; o aun la actuación de un
dable intimidad del hogar; atraer a los que hombre de Estado católico en favor de una am­
se lian alejado de la Religión y a quienes ella plia política de la vivienda para los menos
no puede, sin embargo, abandonar a su mise­ dotados de fortuna?
rable suerte, ¡Bella misión la de la Iglesia, pero Muchos se inclinarían hacia la negativa, no
que se ha hecho muy difícil por las circunstancias viendo en todo ello sino el posible cumplimien­
de que, si bien en su conjunto ha crecido ella, to, muy loable pero obligatorio, del deber de
sin embargo su clero no ha aumentado en la estado.
misma proporción! Ahora bien; el clero tiene Reconocemos, sin embargo, el poderoso e
necesidad de reservarse, ante todo, para el ejer­ irreemplazable valor, para el bien de las almas,
cicio de su ministerio propiamente sacerdotal, de este simple cumplimiento del deber de esta­
en el que nadie puede suplirla. do por millones de fieles conscientes y ejem­
La ayuda prestada por los seglares al apos­ plares.
tolado es, por lo tanto, de una necesidad indis­
pensable. De cuán precioso valor sea, son tes­ 7. A postolado, organizado
timonios la realidad de la fraternidad de armas El apostolado de los seglares, en sentido pro­
o de cautiverio o de otras pruebas de la guerra. pio, está, sin duda, en gran parte, organizado
Atestigua, sobre todo en materia de Religión, la en la Acción Católica y en otras instituciones
influencia profunda y eficaz de los compañeros de actividad apostólica aprobadas por la Iglesia;
de profesión, de condición, de vida. Estos fac­ pero, fuera de éstas, puede haber y hay após­
tores y muchos otros, debidos a las circunstan­ toles seglares, hombres y mujeres, que piensan
cias de lugar y de personas, han hecho abrir en el bien que hay que hacer, en las posibili­
más anchas las puertas a la colaboración de dades y los medios de hacerlo; y lo hacen
los seglares en el apostolado de la Iglesia. preocupados únicamente por ganar almas para
La abundancia de sugerencias y experiencias la verdad y para la gracia. Pensamos también
mutuamente comunicadas en el curso de vuestro en tantos seglares excelentes que, en las re­
Congreso, así como cuanto Nos hemos dicho ya giones en que la Iglesia está perseguida, como
en las ocasiones mencionadas, Nos liberan de lo estaba en los primeros siglos del cristianismo, 788
entrar en más amplios detalles sobre el aposto­ supliendo del mejor modo que ellos pueden a
lado actual de los seglares. Nos contentaremos, los sacerdotes encarcelados, incluso con peligro
pues, con exponeros algunas consideraciones que de su vida, enseñan en su derredor la doctrina
puedan arrojar un poco más de luz sobre tal cristiana, instruyen en la vida religiosa y en la
o cual problema de los que se plantean. precisa manera de pensar en católico, exhortan
II. LAS CONSIDERACIONES DEL PA PA
a la frecuencia de los sacramentos y a la prác­
tica de las devociones, especialmente de la de­
1. El apostolado de todos los fieles voción eucarística. Vosotros veis a todos estos
<>. Obligación universal seglares empeñados en su trabajo; no os preo­
Todos los fieles, sin ninguna excepción, son cupe el preguntarles a qué organización perte­
787 miembros del Cuerpo místico de Jesucristo. De necen; más bien admirad y reconoced de buen
aquí se sigue que la ley de la naturaleza, y con grado el bien que hacen.
más urgencia todavía la Ley de Cristo, les im­ Lejos de Nos el pensamiento de despreciar la
pone la obligación de dar el buen ejemplo de organización o de subestimar su valor, como
una vida verdaderamente cristiana: “ Christi bo- factor de apostolado;' Nos la estimamos, por lo
nus odor sumus Deo in iis qui salvi fiunt, et contrario, en alto grado, sobre todo en un mundo
in iis qui pereunt” : som os para D ios el buen en que los adversarios de la Iglesia se lanzan
o lo r de Cristo, entre los que se salvan y entre a fondo contra ésta con la masa compacta de
los que se pierden (2 Cor. 2, 15). Todos están sus organizaciones. Pero ella no debe conducir
también obligados, y hoy cada vez más, a pen­ a un exclusivismo mezquino, a lo que el Apóstol
sar, por la oración y el sacrificio, no solamente llamaba exp lorare libertatem, espiar la libertad
en sus necesidades privadas, sino también en (Gal. 2, 4). En el cuadro de vuestra organización,
las grandes intenciones del reino de Dios en dejad a cada uno gran amplitud para desplegar
mundo, según el espíritu del “ Padre nuestro” , sus cualidades y dones personales en todo lo
que el mismo Jesucristo enseñó. que puede servir al bien y a la edificación: in
Pero ¿puede afirmarse que todos están igual­ bonum et in aedificationem (Rom. 15, 2), y ale­
mente llamados al apostolado en la estricta graos cuando, fuera de vuestras filas, veáis cómo
aceptación del término? Dios no ha dado a todos otros, conducidos p o r el espíritu de Dios (Gal. 5,
ni la posibiladad ni la aptitud para ello. No se 18), ganan a sus hermanos para Cristo.
puede exigir que se cargue con obras de este 2. El clero y los seglares en el apostolado
apostolado la esposa, la madre que educa cris­
tianamente a sus hijos y que, además de ello, 8. Subordinación a la Jerarquía
debe procurarse trabajo a domicilio, para ayu­ Cae de su propio peso que el apostolado de
dar a su marido a alimentar a los suyos. Luego los seglares está subordinado a la Jerarquía
la vocación de apóstoles no se dirige a todos. eclesiástica; ésta es de institución divina; aquél
Seguramente sería difícil trazar estrictamente no puede, por lo tanto, ser independiente en
la linea de separación, a partir de la cual co­ relación con ella. Pensar de otra manera seria
mienza el apostolado de los seglares propia­ minar por la base el muro sobre el que Cristo
mente dicho. ¿Habrá que hacer entrar en él, mismo ha edificado su Iglesia.
1776 E n cíclicas del PP. P ío XII (1948) 189, 12

más de proceder en su vida pública y como militar de los católicos no se op o­


privada como hijo fiel y obediente de ne en modo alguno el que estas Con­
tan digna M a d r e é . gregaciones, originariamente creadas
por la familia ignaciana, se presenten
12. Fieles al espíritu de la Compañía como brotes y ampliaciones de la mis­
de Jesús. Y a esta unidad estrecha y ma, sobre todo porque los sacerdotes
Admitido esto, sería también erróneo pensar glares la más cordial inteligencia. El apostolado
que, en el ámbito de la diócesis, la estructura de los unos no es una competencia con el de los
tradicional de la Iglesia o su forma actual co­ otros. Hasta, a decir verdad, la expresión
locan esencialmente al apostolado de los segla­ “ emancipación de los seglares” que se oye acá
res en una línea paralela al apostolado jerár­ y allá no Nos agrada. Yd de por si ia pautora
quico, de modo que ni el Obispo mismo pudie­ no produce agrado; además, históricamente, es
ra someter al párroco el apostolado parroquial inexacta. ¿Es que eran niños menores de edad
de los seglares. Lo puede; y puede dictar como y necesitaban esperar su emancipación aquellos
regla que las obras del apostolado de los segla­ grandes “ pioneros” a los que Nos aludíamos, al
res destinadas a la parroquia misma estén bajo hablar del movimiento católico de los ciento
la autoridad del párroco. El Obispo ha consti­ cincuenta últimos años? Por lo demás, en el
tuido a éste en pastor de toda la parroquia, y él reino de la gracia todos son mirados como
es como tal el responsable de la salvación de adultos. Y esto es lo que cuenta.
todas sus ovejas. El llamamiento al concurso de los seglares
Que puedan existir por otra parte obras de no es debido a la incapacidad o al fracaso del
apostolado seglar extraparroquiales y aun ex- clero frente a su tarea presente. Que haya
tradíocesanas —Nos diríamos, con preferencia, defectos individuales desgracia es, y se les en- 790
789 supraparroquiales y supradiocesanas— según que cueutra doquiera. Pero, hablando en general, el
el bien común de la Iglesia lo exija, es igual­ sacerdote tiene tan buenos ojos como el seglar
mente verdadero y no es necesario repetirlo. para discernir los signos de los tiempos, y no
tiene el oído menos sensible para auscultar el
9. La A. C., instrumento de la Jerarquía. corazón humano. El seglar está llamado al apos­
En Nuestra alocución del 3 de mayo último a tolado como colaborador del sacerdote, frecuen­
la Acción Católica Italiana (N9 (V) Aloe. Unmini temente colaborador muy estimado, y hasta
e Donne, 3-IV-1951 AAS 43 [1951] 378, * dimos necesario por razón de la penuria del clero,
a entender cómo la dependencia del apostolado de demasiado escaso, decíamos, para poder satis­
los seglares respecto a la Jerarquía admite gra­ facer por sí solo a su misión.
dos-. Esta dependencia es la más estrecha al 3. El apostolado en todos los terrenos de la
tratarse de la Acción Católica; porque ésta, en vida humana.
efecto, representa el apostolado oficial de los 12. El ámbito universal de la acción
seglares; es un instrumento en manos de la No podemos terminar, queridos hijos e hijas,
Jerarquía, debe ser como la prolongación de sus sin recordar el trabajo práctico que el aposto­
brazos, y por este mismo hecho está sometida lado de los seglares ha llevado y lleva a cabo a
por naturaleza a la dirección del superior ecle­ través del mundo entero en todos los terrenos
siástico. Otras obras de apostolado seglar, orga­ de la vida humana, individual y social, trabajo
nizadas o no, pueden ser dejadas en mayor grado cuyos resultados y experiencias habéis confron­
a su libre iniciativa, con la amplitud que exigie­ tado vosotros y discutido en estas jornadas:
ren los objetivos propuestos. Es evidente que, apostolado al servicio del matrimonio cristiano,
en todo caso, la iniciativa de los seglares en el de la familia, del niño, de la educación y de la
ejercicio del apostolado ha de mantenerse siem­ escuela; en pro de los jóvenes y de las jóvenes;
pre en los límites de la ortodoxia y no oponerse apostolado de caridad y de asistencia bajó ■sus
a las legítimas prescripciones de las autoridades aspectos hoy innumerables; apostolado para -una
eclesiásticas competentes. práctica mejor de los desórdenes sociales y de
10. Instrumentos libres y responsables la miseria; apostolado en las misiones o en
favor de los emigrantes e inmigrantes; apos­
Cuando Nos comparamos al apóstol seglar, o tolado en el sector de la vida intelectual , y
más exactamente al fiel de Acción Católica, a un cultural; apostolado del juego y del deporte; por
instrumento en manos de la Jerarquía, según fin, y no es cosa pequeña, apostolado1 de la
la expresión que ha venido a ser corriente, opinión pública. . i» - '
Nos entendemos la comparación en el sentido Recomendamos y alabamos vuestros esfuerzos
de que los superiores eclesiásticos usen de él a y vuestros trabajos y, por encima de todo,- el
la manera como el Creador y Señor usa de las vigor de la buena voluntad y del celo apostó­
criaturas dotadas de razón como instrumentos, lico que lleváis en vosotros, que habéis espon­
como causas segundas, con una dulzura llena táneamente manifestado aún durante el Congreso
de atenciones (Sap. 12, 18). Que usen, pues, mismo y que, como fuentes abundantes de aguas
de él con la conciencia de su grave responsabi­ vivas, han hecho fecundas sus deliberaciones.
lidad, alentándolos, sugiriéndoles inciativas y
acogiendo de buen grado las que sean pro­ 13. Nefasto es encerrarse en la sacristía
puestas por ellos, y, según la oportunidad, apro­ Os felicitamos por vuestra oposición a ésa
bándolas con amplitud de miras. En las batallas tendencia nefasta que reina aun entre católicos
decisivas es a veces del frente de donde parten y que querría confinar la Iglesia a las cuestiones
las iniciativas más felices. La historia de la llamadas puramente religiosas: nadie se toma- el
Iglesia ofrece numerosos ejemplos de ello. trabajo de saber justamente lo que sc'éhtícttdé
por eso, con tal de que ella se entieréé en
11. El trabajo apostólico de sacerdotes y se­ el templo y en la sacristía, y deje' péréfcó-
glares samente a la humanidad debatirse fuera én su
De manera general, en el trabajo apostólico, angustia y en sus necesidades, no se le pide' hiás:
es de desear que reine entre sacerdotes y se-2 8 No és sino demasiada verdad: en alguñó's paí-
(28) Ver Reg. Comm. 33.
* En esta Colecc. Encíícl. 228, n. ( l c) 2198-2204.
189, 13-14 C o n s t it . A po st . “ B is saeculari ” 1777

de la Compañía de Jesús dirigen una pocas familias religiosas, ya que de las


parte de ellas, aunque pequeña, por Congregaciones Marianas han salido
delegación Nuestra como hemos dicho. diez miembros Fundadores y padres de
Y, más aún; como las Congregaciones nuevas Ordenes o Congregaciones.
Marianas, ya desde aquel su primer Todo esto, pues, demuestra muy cla­
origen, se propusieron como norma las ramente que las Congregaciones Ma­
leyes para sentir con la Iglesia, diríase rianas son — como bien lo proclama la
que heredaron cierta connatural pro­ aprobación de sus reglas por la Igle­
pensión de obedecer a los mandatos de sia— asociaciones llenas de espíritu
los que “ el Espíritu Santo puso como apostólico*30), que, al mismo tiempo
Obispos para regir la Iglesia de Dios*29), que mueven a sus miembros, elevados
la cual hace que les hayan servido y a veces a los más altos grados de la
les seguirán sirviendo a los mismos de santidad*31), a trabajar por la perfec­
auxilio muy poderoso en el dilatar el ción cristiana y por la eterna salvación 393
reino de Cristo. del prójimo, bajo la dirección de los
13. Siempre sirviendo al bien común sagrados Pastores*32\ y a defender los
de la Iglesia. De que siempre atendie­ derechos de la Iglesia*33), logran for­
ron no a los intereses particulares sino mar en ellos diligentes heraldos de la
siempre a la común utilidad de la Igle­ Virgen Madre de Dios y apóstoles muy
sia es testigo de mayor excepción ese competentes del reino de Cristo*34).
brillantísimo escuadrón de congregan­ 14. Su acción bajo la protección
tes marianos, a quienes la santa Madre de María revisten el carácter ínte­
Iglesia decretó el supremo honor de gro de Acción Católica. Siendo esto
los Santos, con cuya gloria no se honra así, no puede negarse a las Congrega­
solamente la Compañía de Jesús, sino ciones Marianas — ya se consideren sus
también el mismo clero secular y no reglas, ya su naturaleza, su fin, sus de­
ses está obligada a enclaustrarse así; pero hasta expresan vuestra firme buena voluntad de daros
ese caso, entre los cuatro muros del templo, la mano los unos a los otros por encima de las
ella tiene que hacer en la mejor forma lo que fronteras nacionales para llegar prácticamente a
de posible le queda. Pero ella no se encierra una plena y eficaz colaboración en la caridad
allí ni espontánea ni voluntariamente. universal. Si existe en el mundo una potencia
14. A postolado religioso y acción política capaz de derribar las mezquinas barreras de
Necesaria y continuamente, la vida humana los prejuicios e ideas preconcebidas y de dis­
—la privada y la social— se encuentra en con­ poner a las almas a una franca reconciliación y
tacto con la ley y el espíritu de Cristo; de ahí a una fraternal unión entre los pueblos, es pre­
resulta, por fuerza de las cosas, una compene- cisamente la Iglesia católica. Podéis alegraros
791 tración recíproca del apostolado religioso y de de ello con orgullo. A vosotros os toca contri­
la acción política. Política, en el sentido noble buir en ello con todas vuestras fuerzas.
de la palabra, no quiere decir otra cosa que ¿Podríamos dar a vuestro Congreso una con­
colaboración para el bien de la Ciudad, “ polis” . clusión mejor que repetiros las admirables pa­
Pero este bien de la “ Ciudad” (civilidad) tiene labras del Apóstol de las gentes: P o r lo dem ás,
una extensión muy grande, y, por consiguiente, herm anos m íos, perm aneced en el gozo, haceos
es en el terreno político donde se discuten y se perfectos, anim aos los unos a los otros, tened
dictan también las leyes de la mayor importancia, un m ism o sentim iento, vivid en paz, y el Dios
como las que conciernen al matrimonio, la fami­ del am or y de la paz será con vosotros (2
lia, el niño, la escuela, para limitarnos a estos Cor, 13, 12). Y cuando el Apóstol concluye: Que
ejemplos. ¿No son ésas, acaso, cuestiones que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el am or
interesan primordialmente a la Religión? ¿Pue­ de D ios y la com unicación del Espíritu Santo
den déjar indiferente, apático, a un apóstol? En sean con todos vosotros (2 Cor. 13, 13), ex­
la Alocución antes citada (3 de Abril de 1951. presa justamente aquello mismo que toda vues­
N. 5 Uomini e D onne” a la A. C. It.; A. A. S. 43 tra acción intenta llevar a los hombres. Que este
[1951] 373) hemos trazado el límite entre Acción don llene también vuestras propias almas y
Católica y acción política. La Acción Católica no vuestros corazones.
debe entrar en liza con la política de partido. Pe­ ¡Qué éste sea Nuestro deseo final! Quiera Dios
ro, como lo decíamos también a los miembros de escucharlo y colmaros a vosotros y a todo el 792
la Conferencia Olivaint, “ tan loable como es man­ universo católico con sus mejores gracias, en
tenerse por encima de las querellas contingentes prenda de las cuales os damos, con toda la
que envenenan las luchas de ios partidos,... tan efusión de Nuestro corazón, Nuestra Bendición
reprobable sería dejar libre el campo, para di­ Apostólica.
rigir los negocios del Estado, a los indignos o [29] Act. 20, 28.
a los incapaces” (Discurso, 28 de marzo 1948). (3U) Ver Reg. Comm. 1, 43 (Regulcc Comunes
¿Hasta qué punto puede y debe el apóstol man­ Congr. Marianas, ed Fr. Wernz. Romíe Secret.
tenerse a distancia de este limite? Difícil es Congr. Marianse 1924).
formular en este punto una regla uniforme para (31) Reg. Comm. 12.
todos. Las circunstancias, la mentalidad rio son (32) Reg. Comm. 33.
las mismas en todas partes. (33) Reg. Comm. 1.
Aprobamos vuestras resoluciones con placer; (34) Reg. Comm. 43.
1778 E ncíclicas del PP. P ío XII (1948) 189, 15

signios y hechos— ninguna de las notas querer uniformar las actividades en


que caracterizan a la Acción Católica, pro de las almas y someterlas todas a
puesto que ésta, como tantas veces lo una forma común<41); pues semejante
proclamó Nuestro Predecesor, de feliz modo de obrar es del todo ajeno al
memoria, Pío XI, se define rectamen­ espíritu de la Iglesia(42), la cual no sólo
te: el apostolado de los fieles cristianos está muy lejos de aprobar semejante
que prestan su cooperación a la Iglesia restricción de la vida que brota y flo­
y que en cierto modo la ayudan a cum­ rece espontáneamente(43>, por la que
plir su oficio pastoral(35>. Las Congre­ todas las obras de apostolado se con­
gaciones Marianas pueden ser llamadas fíen sólo a una determinada asociación
con pleno derecho Acción Católica bajo o sólo a la parroquia, sino que más bien
el amparo e inspiración de la Bienaven­ favorece a la multiforme unidad^44) en
turada Virgen María^6\ y a ello no se la realización de dichas obras.
oponen ni su estructura ni sus pecu­
liares características, las cuales más Cooperación bajo la dirección de los
bién son y serán defensa y baluarte de Obispos. Naturalmente, mediante una
una mejor formación católica de los cooperación verdaderamente fraternal,
espíritus^7), como hasta aquí lo fueron. bajo la dirección de los Obispos, han
de enderezarse por un esfuerzo común
La A. C. com o lazo de unión sin a una sola meta(45>. Y tanto más fácil­
uniformar las actividades. Porque, co­ mente lograrán dichas asociaciones
mo ya muchas veces ha declarado esta aquella inteligencia cordial, coordenada
Sede Apostólica, la Acción Católica no unión y mutua comprensión, que con
cristaliza rígidamente en esquemas fi- tanta frecuencia hemos recomenda­
/W 338>, como si estuviese circunscrita
7
6
5 d o(46>, cuanto más profundamente bus­
por ciertos límites definitivamente fi­ caren tan sólo la gloria de Dios, olvi­
jados que no puedan franquearse, ni dando toda controversia de prima-
de tal manera pretende conseguir con cía<47), amándose mutuamente con ca­
método y manera peculiar el fin a ella ridad fraterna, adelantándose unos a
señalado ^394
*\ que suprima o absorba
0 otros en el honor mutuo^48\ persua­
las demás asociaciones activas de los didos de que entonces tendrán ventaja
católicos, con respecto a las cuales debe sobre las demás, cuando hubieren
pensar más bien que es propio de su aprendido a cederles el primer pues-
oficio unirlas, arreglarlas entre sí ami­ to<49>.
gablemente, y hacer que los progresos III. - D is p o s i c i o n e s g e n e r a l e s d e
de una redunden en provecho de las D erecho
otras, con plena concordia de ánimos,
unión y c a r id a d ^ . Porque, como re­ 15. Resumen de los puntos princi­
cientemente hemos recomendado en es­ pales. Pesadas, pues, con toda atención
te magnífico fervor de apostolado, tan estas razones y con vehementísimo de­
caro a Nuestro corazón, es necesario seo de que estas palestras de piedad y
prevenir el error, que algunos, impul­ activa vida cristiana vayan cobrando de
sados de buen celo, pueden tener, de día en día vigor y robustez(50), señala-
(35) Pío XI ep Cum ex epistula al Card Van (41) Pío XII Alocuc. radiofón. Nos sentimos al
Roey 15-V11I-1928 (A. A. S., 20, 296); Carta Lsetus Congreso de la Congr. Mar. Barcelona, 7-XII-1947
sane nuntius al Card. Segura, 6-XI-1929 (A. A. S. A. A. S. 39, 364.
21, 665). (42 Pío XI Alocuc. a la Acc. Catól. Ital. 28-
(36) Card. Pacelli Alocuc. a los Sod. Mar. en VI-1930.
Menzingen, Suiza, 22-X-1938. (43) Pío XI Carta Quamvis Nostra a los obis­
(37) Pío XI Alocución a los Sod. Mar. 30-III- pos del Brasil 27-X-1935 A. A. S. 28, 160.
1930. (44) Pío XI Alocuc. a los Sod. Mar. 30-III-1930.
(38) Pío XII Encícl. Firmissiman constantiam (45) Ver Pío XII Carta al P. S. Ilundain 26-VIII
a los Obispos Mexicanos, 28-III-1937 (A. A. S., 29, -1946.
210) en esta Colección: Encícl. 170, 21, pág. 1510. (46) Pío XI Carta Quamvis Nostra a los Obispos
(39) Pío XI Carta Quse Nobis al Card. Bertram, del Brasil 27-X-1935 A. A. S. 28, 163.
13-XI-1928; A. A. S. 20, 386. En esta Colección: (47) Ver Marc. 9, 33.
Encícl. 144, pág. 1137-1139. (48) Rom. 12, 10.
(40) Pío XI Alocuc. a la Acc. Catól. de Francia (49) Cf. Mat. 20, 26-27.
20-V-1931. (50) Pío XII Carta al Card. Leme, 21-1-1942..
189, 15 C o n s t it . A po st . “ B is saecularl 1779

mos detalladamente, con Nuestra auto­ VI. — Para que en la propagación del reino
de Dios y en la defensa de la Religión no se dis­
ridad apostólica, algunos puntos comu­ persen las filas ni se debiliten las fuerzas del
nes a las Congregaciones Marianas del ejército cristiano, los congregantes marianos, fie­
les a los ejemplos de sus predecesores y a su
mundo entero, que todos aquellos a misma conducta actual, tengan presente, en las
quienes corresponden deben observar obras apostólicas que emprendan o lleven ade­
lante:
religiosamente:
a) que el Ordinario del lugar
i . N aturaleza, erección y agregación l 9) según las normas de los sagrados cánones
I. — Las Congregaciones Marianas legítimamente y salvas siempre las prescripciones y documen­
agregadas a la Congregación P rim a P rim aria del tos de la Sede Apostólica, tiene potestad sobre
Colegio Romano, son asociaciones religiosas eri­ todas las Congregaciones de su jurisdicción, en
gidas y constituidas por la misma Iglesia(51), y cuanto al ejercicio del apostolado externo;
por ella enriquecidas con privilegios amplísimos 29) tiene potestad sobre las Congregaciones es­
para que puedan complir más perfectamente la tablecidas fuera de los recintos de la Compañía
misión que les ha sido encomendada(52). de Jesús, y, por lo tanto, puede darles normas
II. — Sólo se ha de tener como legítima Con­ propias, pero dejando a salvo la sustancia de las
gregación Mariana la que haya sido erigida por Reglas Comunes(63).
el Ordinario competente; es a saber: en recintos
propios de la Compañía de Jesús o encomendados b) Que el Párroco
a su cuidado, por el Prepósito General (53), en
todos los demás, por el Obispo del lugar, o con l 9) es el Director nato de las Congregaciones
su consentimiento formal, por el Prepósito Ge­ parroquiales; las cuales, por lo tanto, gobierna
neral ya citado(54). Mas, para que la Congrega­ como las demás asociaciones de su territorio;
ción así erigida pueda gozar de los privilegios 29) en todas las Congregaciones que ejercitan
e indulgencias concedidos a la Congregación P ri­ el apostolado en su territorio, goza de la potes­
ma P rim aria, se requiere que esté debidamente tad que le confieren los sagrados cánones y los
agregada a ésta(55). Sin embargo, esta agrega­ legítimos estatutos diocesanos para la buena or­
ción, que se ha de realizar con el consentimiento denación del apostolado externo(64).
del Ordinario del lugar, y que únicamente com­ VIL — El director de cualquier Congregación
pete al Prepósiso General de la Compañía de Mariana legítimamente nombrado, el cual debe 401
Jesús(56), no confiere a la P rim a P rim aria ni a ser siempre sacerdote, aunque está plenamente
la Compañía de Jesús derecho alguno sobre dicha sometido a sus legítimos Superiores eclesiásticos,
Congregación(57). sin embargo, en la misma vida interna de la
400 III. — Las Congregaciones Marianas, como quie­ Congregación, goza, según la norma de las Re­
ra que responden plenamente a las necesidades glas Comunes, de plena autoridad; la cual con­
actuales de la Iglesia(58), deben por voluntad de viene que ordinariamente la ejercite por medio
los Sumos Pontífices conservar intactas sus leyes, de congregantes a él asociados como ayudantes
su espíritu y sus formas propias(59). en el desempeño de su cargo(65).
IV. — Las Reglas Comunes, cuya observancia,
al menos en las cosas sustanciales, es necesaria 3. D evoción y Consagración a María
para obtener la agregación(60), se recomiendan VIH. — Estas Congregaciones deben llamarse
encarecidamente a todas las Congregaciones, por Marianas, tanto por el hecho de tomar su título
ser como un código y memorial de la disciplina de la Santísima Virgen María(66) como, sobre
observada desde el principio por los congregantes todo, porque cada uno de los congregantes pro­
y confirmada por un uso constante(61). fesa una particular devoción a la Madre de
V. — Todas las Congregaciones Marianas, de Dios(67), a quien se entregan mediante una con­
modos accidentales diversos, pero sustancialmen­ sagración plena(68), comprometiéndose, aunque no
te idénticos, dependen de la Jerarquía eclesiás­ bajo pecado(69), a luchar con todo empeño bajo
tica, lo mismo que las demás asociaciones dedi­ el estandarte de la Santísima Virgen, así por la
cadas al apostolado(62). salvación y perfección propia, como por la de

(51) Ver Bula de G regorio X III Omnipotentis Dei " Nos Sentim us” al Congr. Barcel. 7-XII-1947;
5-XII-1584 (Bul. Rom. VIII, 499-503). Carta al P. D. Lord. 24-1-1948.
(52) Vea los Docum entos P on tificios arriba (60) Ver Decr. S. Congr. Indulg., 7-III-1825;
mencionados en las notas (1) y (2). Decr. S. Congr. Indul. 23-VI-1885; Rescript. S.
(53) Ver Sixto V. Bula R om anum decet P o n - Congr. Indul. 17-IX-1887.
tificem 29-IX-1587. (61) Ver P ío X II Alocuc. a los Sod. Mar. 21-1-
(54) S. Congr. de las Indulgencias decr. 23- 1945; Carta al P. D. Lord 24-1-1948.
VI-1885. (62) Ver Conc. Vat. sess. 4, const. de E cclesia
(55) Ver C. I. C. 686; B enedicto X IV Bula Au­ Christi cap. 3; C. I. C. 218 § 2; P ío X II Alocuc. Se
rea Gloriosas Dominas 27-IX-1748 (Bul. Rom. a tem perare a la Acc. Catól. Ital. 4-IX-1940 A. A.
Cont. II 430); Decr. León X II Cum multa, 17-V- S. 32, 369; Carta al Card. Leme 21-1-1942; Alocuc.
1824 (Bul. Rom. Cont. VIII, 61); Decretum S. al Congreso de Barcel. 7-X-1947 A. A. S. 39, 634.
Congr. Indulg. 23-VI-1885. (63) Ver C. I. C. 334 § 1; 335 § 1; Statuta Ge­
(56) Ver rescript. S. Congr. de las Indulgen­ neral CC. MM. 31-VIII-1885, 2, 5.
cias 17-IX-1887; Cod. Der. Can. 723; Reg. Comm. 2. (64) Ver C. I. C. 464 § 1; Declaración del R. P.
Luis Martín 13-IV-1904.
(57) Cf. C. I. C. 722 § 2; Declarac. al R. P. Luis (65) Ver Benedicto X IV Bullam Auream G lorio­
Martín, Prospos Generalis S. I. 13-IV-1904. sas Dom inae 27-IX-1784 (Bul. Rom. Cont. II, 447);
(58) Especialmente P ío X II Alocuc. a los Sod. Breve Laudabile R om anorum , 15-11-1758 (Bul.
Mar. 21-1-1945; Carta al P. S. Ilundain 26-VIII- Rom. Gont. III, 2, 432-35); Statuta General. 31-
1946; Carta al P. D. Lord. 24-1-1948. VHI-1885; Reg. Comm. 16, 18, 50.
(59) Ver especialmente P ío X I Alocuc. a los (66) Ver Reg. Comm. 3; Bula Aurea Gloriosas
Sod. Mar. 30-III-1930; Alocuc. a los Sod. Primse Dominas 27-IX-1748(Bul. Rom. Cont. II, 429).
Primaria: 24-111-1935. P ío X II telegr. al Congr. (67) Reg. Comm. 1, 40.
CC. MM. Italianas, 12-IX-1947; Alocuc. radiofón. (08) Ver Reg. Comm. 27.
1780 E n cíclicas del PP. P ío X I í (1948) 189, 16

los demás(70); y con esta consagración queda el Católica. Por lo demás, como las Congregaciones
congregante obligado con la Santísima Virgen deben prestar su activa colaboración(82) a cual­
María para siempre, a no ser que sea expulsado quier otra asociación, bajo la dirección y auto­
por indigno, o que él mismo, por ligereza de es­ ridad de los sagrados Pastores(83), no es nece­
píritu abandone la Congregación(71). sario que cada congregante dé también su nom­
bre a ia otra asociación(84).
4. Selección y formación de los congregantes
IX. — En la admisión de los congregantes escó­ E pílogo
jase diligentemente(72) a los que no contentos
con un género de vida vulgar y trillado(73), pro­
curen con ansia preparar en su corazón ascen­ 16. Vigencia y perduración de estas
siones aun las arduas(74), según las normas as­ normas. Todo lo cual mandamos y
céticas y los ejercicios de piedad que las Reglas
les proponen(75). establecemos decretando que la presen­
te Constitución sea y perdure siempre
X. — Es, por lo tanto, propio de las Congrega­
ciones Marianas el formar a sus congregantes de firme, válida y eficaz, y logre y alcance
tal manera, que puedan, cada uno, según su plena e íntegramente los efectos que
condición, ser propuestos a sus compañeros como
ejemplo de vida cristiana y actividad apostóli- pretende, y que favorezca plenísima-
ca(76). mente a aquellos en cuyo favor se ha
5. La misión principal, el apostolado dado, y que se debe juzgar y definir
XI — El apostolado de cualquier clase que sea,
legítimamente en esta materia, y que,
sobre todo el apostolado social, en la propagación si acaeciere que alguno, quienquiera
402 del reino de Cristo y defensa de los derechos de
la lglesia(77), encargado a las Congregaciones que sea, con cualquier autoridad que
Marianas por la Jerarquía eclesiástica(78), se ha sea, a sabiendas o por ignorancia, aten­
de contar entre los fines esenciales de las mis­
m a s ^ ). Para prestar esa verdadera y plena co­ tare algo en contrario, desde este m o­
operación en el apostolado jerárquico(79), en mento sea írrito y nulo. Sin que obste
manera alguna se han de variar o modificar las
normas propias de las Congregaciones, relativas cosa alguna en contrario.
al modo de realizar dicha cooperación(80).
Dado en Castelgandolfo, cerca de R o­
6. Sus relaciones con otras organizaciones ca­ ma, el día 27 de Septiembre del año
tólicas 1948, en el segundo centenario de la
XII. — Finalmente, las Congregaciones Maria­ Rula Aurea “ Gloriosae Dominae” , dé­
nas se han de considerar como del mismo orden
que las demás asociaciones que persiguen fines de cimo de Nuestro Pontificado.
apostolado(Bl), ya sea que formen con ellas una
federación, ya sea que se adhieran colectivamen­
te a la misma asociación primaria de Acción PIO PAPA XII.
(69) Ver Pío XII Alocuc. a los Sod. Mar. 21-III- (79) Benedicto XIV Bula Aurea Gloriosas Domi­
1945; Reg. comm. 32. nas 27-IX-1748 (Bul. Rom. Cont. II, 448). Bene­
(70) Cf. Pío XII Alocuc. a los Sod. Mar. 21-1- dicto XV Alocuc. a los Sod. Mar. 19-XII-1915.
1945; Carta al P. D. Lord 24-1-1948. Pío XI Carta al Adm. Apost. Oenip 2-VIII-1927.
(71) Cf. Reg. Comm. 1, 27, 30. Pío XII Carta al Card. Leme 21-1-1942; Carta al
P. S. Ilundain 26-VIII-1946; Alocuc. radiofón.
(72) Cf. Reg. Comm. 23, 24, 26; Benedicto XV “ Nos sentimus” al Congreso Barcel. 7-XII-1947;
Alocuc. a los Sod. Mar. 19-XII-1915. Pío XII A. A. S. 39, 633.
Encícl. Urbi arcano 23-XII-1922 A. A. S. 14, 693;
en esta Colección: Encícl. 128, 18, pág. 1013, 2? (80) Ver Pío XII Alocuc. Se a temperare a la
colum.; Pío XII Carta al Card. Leme 21-1-1942; Acc. Calh. Ital. 4-IX-1940; A.A.S. 32, 369; Carta al
Alocuc. a los Sod. Mar. 21-1-1945; Carta al P. S. Card. Leme 21-1-1942; Card. Pacelli Alocuc. a los
Ilundain 26-VIII-1946; Telegr. al Congr. CC. MM. Sod. Mar. in Menzingen (Helvetia) 22-X-1938.
Ital. 12-IX-1947; Alocuc. radiofón. “ Nos Sentimus” (81) Ver Pío XII Alocuc. radiofón. “ Nos senti­
al Congreso Barcel. 7-XII-1947: A. A. S. 39, 634. mus” al Congr. Barcel., 7-XII-1947; A. A. S. 39,
(73) Cf. Reg. Comm. 1, 35. 634.
(74) Reg. Comm. 12; vea Salmo 83, 6. (82) Ver Pío XII Alocuc. Se a temporare a la
Acc. Catól. Ital. 4-IX-1940; A. A. S. 32, 368; Te­
(75) Cf. Reg. Comm. 9, 33 a 45. legr. al Congr. CC. MM. Ital. 12-IX-1947; Alocuc.
(76) Cf. Reg. Comm. 14, 1, 33, 43; Pío XII Aloe, radiofón. “ Nos sentimus” al Congr. Barcel. 7-
a los Sod. Mar. 21-1-1945; Telegr. al Congr. CC. XII-1947; A. A. S. 39, 634.
MM. Ital. 12-IX-1947; Carta al P. D. Lord 24-1- (83) Ver entre otros documentos Pío XII Telegr.
1948; Alocuc. a los Sod. Mar. ex “ Conference Oh- al Congr. Congr. Marian. Ital. 12-IX-1947; Carta
vaint” , 27-III-1948. al P. D. Lord. 24-1-1948; Carta During. recent
(77) Reg. Comm. 1; Pío XII Alocuc. a los Sod. years a los Qbisp. India. 30-1-1948. A. A. S. 40
Mar. 21-1-1945. (1948) 328-31.
(78) Cf. Carta del Card. Pacelli al Card. Faul- (84) Ver especialmente Pío XI Carta Quamvis
haber 3-IX-1934; Pío XII Carta Apost. Nnsti Pro- nostra al Episc. del Brasil 27-X-1935 A. A. S. 28,
fecto, 5-VII-1940 al Prepos. General SJ Vlad. Le- 161; Alocuc. a los Sod. Mar. 30-III-1930. Pío XII
dóchowski, a los 400 años de la fundación de Alocuc. a la Acc. Catól. Ital. 4-IX-1949 A. A. S.
la Compañía de Jesús (AAS 32 (1940] 289), Alocuc. 32, 369.
a los Sod. Mar. 21-1-1945; Carta al P. S. Ilundain (85) Ver Pío XII Carta al P. S. Ilundain 26-
26-VIII-1946; Carta al P. D. Lord. 24-1-1948. VIII-1946.
1 9 0

ENCICLICA “IN MULTIPLICIBUS CURIS”0»


(24-X-1948)

ORDENAN SE NUEVAMENTE PUBLICAS PRECES PARA LOGRAR


LA PAZ EN PALESTINA

P I O PP. XII
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1-.’ Preocupación preferente del Papa dos considerables estragos por lo cual
40 por la guerra en Palestina. En medio ha de temerse que los mismos Lugares 435
432 de las múltiples preocupaciones que en sagrados de Palestina y especialmente
la impronta actual de los tiempos — de de Jerusalén — santificados por el na­
los cuales nacerán condiciones futuras cimiento, vida y muerte de nuestro di­
de suma importancia para la familia vino Redentor— corran la misma de­
humana— Nos hacen sentir el peso del plorable suerte.
gravísimo cargo del Supremo Ponti­ Demás está que os señalemos, Vene­
ficado, Nos preocupa especialmente rables Hermanos, que en las actuales
aquella que se centra sobre la guerra circunstancias las que parecen anunciar
que va ensangrentando los venerables aún mayores males para el porvenir
lugares de Tierra Santa. Con toda ver­ no podemos encerrar el dolor en el
dad Nos os podemos asegurar, Venera­ silencio de Nuestro Corazón sino que
bles Hermanos, que ni la gozosa ni la debemos empeñarnos con todo ahinco,
triste vicisitud de las cosas puede ali­ como lo permitan los medios, en que se
viar Nuestro acerbísimo dolor que con aplique, a medida de las fuerzas, el
vehemencia Nos angustia al pensar que remedio oportuno.
esa región en que Cristo Jesús derramó
su sangre para redimir a todo el gé­ 3. Solución del Papa dada a conocer
nero humano, se está inundando aún a los Príncipes árabes. Pues sabéis,
de sangre de hermanos; y que allí don­ que antes del estallido del conflicto, al
de resonó, en medio de las tinieblas de conceder una entrevista a los príncipes
la noche el primer pregón angélico de árabes que deseaban rendirnos su ho­
paz para iluminar los corazones, luchen menaje, les dirigimos sentidas palabras
pueblos entre sí, aumente día a día la en las que revelamos Nuestra preocu­
miseria de los pobres, crezca el horror
pación por la paz en Palestina, y clara
de los aterrorizados, mientras, deste­
y positivamente afirmamos que la paz,
rrados y prófugos, desplazados por mi­
llares de su tierra, vagan lejos buscan­que efectivamente merecía tal nombre,
do el pan y un seguro refugio. no se obtendría por las armas sino por
la verdad y la justicia, por el mutuo
2. Dolor por los daños causados en respeto de los derechos bien asegurados
los Lugares Santos mismos. Nos senti­ de cada uno, por la observancia de las
mos también pena y tristeza por el costumbres heredadas de los mayores,
motivo peculiar de que Nos informa­ especialmente en todo lo que atañe a la
ron que en no pocos edificios religio­ Religión, y por el debido acatamiento
sos y de beneficencia que cerca de los de ambas partes a las obligaciones mu­
*) tuamente contraídas.
Lugares Santos existen, fueron causa­(2
(*) A. A. S. 40 (1048) 432-436. La versión al castellano y los subtítulos son de responsabilidad de
la 2? cdic. (P. II.).

— 1781 —
1782 E n cíclicas del PP. P ío XII (1948) 190, 4-8

4. Las gestiones papales después de tina se arreglaran feliz y ordenada­


estallado el eonflicto. Cuando empero mente, no faltaban hombres valerosos
ya había estallado la conflagración, que, sin escatimar sacrificios y sin ate­
Nos, por el apostólico Ministerio que morizarse ante los peligros trabajaron
desempeñamos, Nos elevamos en todo por alcanzar el mismo objetivo, cuyos
tiempo sobre los conflictos de la socie­ nobles esfuerzos place reconocer y en­
dad humana, colaborando intensamente salzar públicamente.
con suma, como pudimos, ecuanimi­ Mas al presente, como la guerra no
dad, para que la concordia y tranquili­ cesa ni se aquieta y como las pérdidas
dad, unidas a la justicia, triunfaran en y ruinas que de allí resultan, aumen­
Palestina y permaneciesen allí incólu­ tan atrozmente, creemos oportuno re­
mes e inviolados los Lugares Santos. novar Nuestra invitación, del todo con ­
Y aunque casi de todas partes acude fiados en que no sólo vosotros, Vene­
con sus súplicas toda clase de hombres rables Hermanos, sino también todos
indigentes a esta Sede Apostólica, sin los cristianos la recibáis con ánimo bien
embargo de esto, las veces que pudimos, dispuesto y activo.
Nos hemos esforzado en prestar ayuda
a todos los que por la guerra habían 7. Parece increíble que la furia de
sufrido daño, y lo hicimos, allegando la guerra no respete los Lugares San­
auxilios tanto por Nuestros Legados en tos. Y como el 21 de junio ppdo. en
Palestina, el Líbano y Egipto como la Audiencia que concedimos al Sacro
también estimulando con corazón pa­ Colegio de los Padres purpurados, de­
ternal a los fieles cristianos de otras claramos abiertamente que Nuestro co ­
naciones a fin de que colaboraran al razón estaba por esta razón inquieto y
mismo propósito e iniciativa. preocupado, Nos parece del todo increí­
ble que toda la comunidad cristiana se
5. La pacificación más que del es­ conforme fácilmente o vea con estéril
fuerzo humano depende de la oración. indignación que esas tierras santas que
Pero por cuanto comprendemos perfec­ era dulce visitar y besar con sobreco­
tamente que los medios humanos son gido corazón y encendido amor, sean
insuficientes para componer este asun­ devastadas a hierro y fuego por los sol­
to difícil y escabroso, Nos confiamos dados y destruidas y asoladas por avio­
ante todo en las plegarias que se eleven nes que arrojan sus bombas incendia­
al Príncipe divino de la paz; y así por rias; por demás increíble Nos parece
la Carta Encíclica “ Auspicia Quae- que sea posible que aquellos lugares
d a r r i sólo hace poco publicada os sagrados y el mismo sepulcro de J e s u ­
exhortábamos para que vosotros y los c r i s t o sean temerariamente derruidos.

fieles confiados a vuestra solicitud pa­


ternal hiciereis públicas oraciones por 8. Esperanza de éxito para sus pro­
las cuales, intercediendo la Santísima pias gestiones y las de otras personas
Virgen M a r í a , se obtenga siquiera que respetables. Al contrario, alentamos la
en los asuntos... arreglados con equidad firme confianza de que las preces que
en Palestina, vuelva a reinar felizmente los cristianos de todo el orbe eleven
la concordia y la paz.6 * por este motivo al omnipotente y mise­
ricordiosísimo Dios y los nobilísimos
6 . Exito de la invitación a la oración anhelos de tantos hombres que desean
y nueva invitación. Supimos con gran la verdad y el bien, logren, realmente,
consuelo del alma que no resultó vana que los que empuñan las riendas de los
Nuestra invitación; supimos también pueblos, encuentren un camino menos
que, al tiempo que Nos, unidos a todos áspero y menos arduo que conduzca al
435 los que son Nuestros hijos en todo el restablecimiento de la justicia y de la
mundo, con súplicas y gestiones, Nos tranquilidad en Palestina; y que los
esforzamos en que los asuntos de Pales­ asuntos se puedan componer allí de
(1) A. A. S. 40 (1948) n. 5, p. 171; en esta Colección: Encícl. 188, 5 pág. 1767.
too, 9-12 E n cíc lic a “ I n multiplicibus curis ” 1783

tal modo que — por mutuo consenti­ sitar los Lugares Santos y de perma­
miento y esfuerzo unido de todos los necer firme e inconcusa la libertad del
interesados— tanto se garantice la se­ culto divino y de conservar incólumes
guridad pública y privada de ambas el carácter y las costumbres heredadas
partes como se mantengan tales condi­ de los mayores.1 0
ciones espirituales y sociales de vida
que contribuyan a la auténtica prospe­ 11. Votos por la pronta solución.
ridad que merezca tal nombre. Quiera Dios que tan pronto como sea
posible amanezca el día en que los cris­
9. Invocación del derecho “ interna­ tianos puedan volver a emprender sus
cional” para la protección de los Lu­ piadosas peregrinaciones, y los que me­
gares Santos. Igualmente confiamos en ditan los testimonios del amor de Jesu­
que las preces ordenadas y los votos cristo quien entregó su vida por la
nobilísimos de tales hombres probos salvación de los hermanos, compren­
— los cuales ponen de manifiesto cuán­ dan más gloriosamente cómo los hom­
to estima esos lugares la casi íntegra bres y los pueblos, una vez arreglados
sociedad humana— persuadan íntima­ en paz sus asuntos y relaciones, puedan
mente a todos los que en las reuniones vivir unidos.
supremas se ocupan de la gravísima
causa de restituir la paz a los pueblos, 12. Recomendación y Rendición
de que es, pues, oportuno que se conce­ Apostólica. Nos con vosotros, Venera­
da a Jerusalén y sus alrededores don­ bles Hermanos, con vuestra grey y con
de se conservan los venerables monu­ todos los que de buen grado reciben
mentos, un régimen estatuido y conso­ Nuestra exhortación, ciframos en eso
lidado por el derecho “ internacional” Nuestra esperanza, y como auspicio de
el cual en las actuales circunstancias las gracias celestiales y testimonio de
en forma suficiente y apta parece poder Nuestra benevolencia, gustosísimo en el
proteger esos monumentos sagrados.1 0 Señor, os impartimos la Bendición
Apostólica.
10. Garantía que ha de dar el dere­ Dado en Castel Gandolfo, cerca de
cho “ internacional” al libre acceso a Roma, a 24 de Octubre del año 1948,
los Lugares Santos y para el culto allí. décimo de Nuestro Pontificado.
Por ese mismo derecho será igualmente
oportuno consolidar la seguridad de vi­ PIO PAPA XII.
ENCICLICA “REDEMFTORIS NOSTRI CRUCIATUS”^
(15-IV-1949)

POR LA INTERNACIONALIZAGION DE LOS SANTOS LUGARES

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. La Tierra Santa y su incierta si- la suspensión de las hostilidades se está


41 tuación. La pasión de nuestro divino todavía lejos de haber establecido efec­
161 Redentor en los días de esta Semana tivamente en Palestina la tranquilidad
Santa se presenta ante nuestros ojos y el orden.
como una escena viva: una intensa Efectivamente, todavía a Nos llegan
emoción llama la atención de los cris­ los lamentos de quienes justamente de­
tianos hacia aquella tierra que, esco­ ploran daños y profanaciones de santua­
gida por divina disposición por ser la rios y sagradas imágenes, destrucciones
patria terrena del Verbo encarnado, de pacíficas habitaciones de comunida­
recibió sobre sí su sangre preciosísima. des religiosas; nos llegan todavía los
Pero este año, al acordarnos piado­ lamentos de tantos y tantos prófugos
samente de aquellos Santos Lugares, de toda edad y condición, a quienes la
Nuestro espíritu se siente profunda­ reciente guerra ha obligado a vivir en
mente dolorido por lo crítico e incierto el destierro o ha esparcido por campos
de su situación. de concentración, exponiéndolos al
hambre, a las epidemias, a peligros de
2. Encíclicas anteriores y el armis­
todas clases.
ticio en Palestina. Ya el año pasado,
con dos cartas Encíclicas Nuestras, os 4. Ayuda prestada a los prófugos y
hemos exhortado ardientemente, Vene­
nuevo llamamiento. Nos no ignoránlós
rables Hermanos, a que prescribáis ora­
lo que muchos organismos públicos y
ciones públicas y solemnes para acele­
organizaciones privadas han hecho pa­
rar el fin del conflicto que ensangren­
ra aliviar la suerte de esa multitud que
taba la Tierra Santa y obtener una jus­
ha sufrido tanto. Y Nos mismo, conti­
ta ordenación que asegurase plena li­
nuando las obras de caridad que em­
bertad para los católicos juntamente
prendimos desde el principio de Nues­
con la conservación y tutela de aque­
tro pontificado, hemos hecho y hace­
llos Santos Lugares.
mos todo lo que podemos para satis­
162 Al ver que hoy han cesado las hosti­
facer todas sus necesidades más urgen­
lidades, o por lo menos están suspen­
tes. Pero la situación de estos prófugos
didas como consecuencia de los armis­
es tan incierta y tan precaria que no
ticios firmados recientemente, Nos ren­
podrá durar mucho. Por eso mientras
dimos gracias de todo corazón al Altí­
exhortamos a todas las almas nobles y
simo y manifestamos Nuestra estima
generosas para que socorran, según
por la labor de aquellos que tan noble­
sus posibilidades, a estos desterrados,
mente se han dedicado a la causa de
la paz. enfermos y privados de todo dirijimos
un cálido llamamiento a aquellos a
3. Los daños y destrucciones; prófu­ quienes corresponde proveer para que
gos y campos de desplazados. Pero con se haga justicia a cuantos, obligados

(* ) A. A. S., 41 (1949) 161-161; versión de “ Ecclesia” N3


* 406 Año IX, 23-IV-1949 pág. 453.
3

— 1784 —
m , 5-8 E n cíclica “ R edemptoris N ostri C ru c ia tu s ” 1785

por el huracán de la guerra, abandona­ no pocos de ellos, como consecuencia


ron sus casas y no ambicionan otra co­ de la reciente guerra, han estado ex­
sa que reorganizar sus vidas en paz. puestos a graves peligros y han sufrido
daños notables, es menester que estos
5. Internaciosializaclón de Jerusalén lugares, depositarios de tan grandes y
y alrededores. Lo que más ardiente­ venerables memorias, fuente y alimento
mente desea Nuestro corazón y el de de piedad para todo cristiano, queden
todos los católicos, especialmente en convenientemente protegidos por un
estos santos días, es que vuelva final­ estatuto jurídico garantizado por algu­
mente a brillar la paz sobre aquella na especie de acuerdo o de compromiso
internacional.
tierra donde vivió y derramó su sangre
Aquel que por los profetas fue anun­
7. Votos por la reiniciación de las
ciado como Príncipe de la paz(1) y por peregrinaciones a Tierra Santa. Nos
el Apóstol San P ablo proclamado Paz sabemos cuánto desean Nuestros hijos
n u e s t r a Nos hemos invocado repeti­ volver a emprender las tradicionales
damente esta paz verdadera y durade­ peregrinaciones a aquellas tierras que
ra; y para acelerar su venida y conso­ unos trastornos casi universales hace
lidarla hemos declarado ya en Nuestra tiempo que tienen suspendidas. El deseo
Carta “ In multiplicibus” ser cosa muy de nuestros hijos se hace ahora más
oportuna que para Jerusalén y sus alre­ ardiente al acercarse el Año Santo, por­
dedores, donde se encuentran los ve­ que es natural que en este tiempo los
nerables monumentos de la vida y cristianos suspiren por visitar aquellas
muerte del divino Redentor, se esta­ regiones que contemplaron los miste­
blezca un régimen internacional, que, rios de la divina Redención. Quiera el
en las circunstancias actuales parece la cielo que este ardientísimo deseo sea
cosa más conveniente para la tutela de pronto satisfecho. Pero para que esto 164
aquellos monumentos sagrados(3). se verifique es menester que se adopten
Ahora no podemos menos de renovar todas aquellas medidas que han de ha­
aquella declaración Nuestra, que quiere cer posible a los peregrinos el libre
ser al mismo tiempo una invitación a acceso a los santuarios, el llevar a cabo
los fieles de todas las partes del mundo sin ningún obstáculo sus públicas ma­
para que procuren, con todos los me­ nifestaciones de piedad y conmemorar
dios legales, que sus gobernantes y allí sin peligros y sin preocupaciones.
todos aquellos de quienes depende la No querríamos que los peregrinos ex­
decisión de tan importante problema perimentasen el dolor de ver aquellas
tomen la decisión de dar a la Ciudad tierras profanadas por sitios de diver­
Santa y a sus alrededores una situación sión profanos y pecaminosos, cosa que
jurídica cuya estabilidad en las circuns­
sería una injuria al divino Redentor y
tancias presentes solamente puede ser
una ofensa al sentimiento cristiano.
asegurada y garantizada por un acuer­
do común de las naciones amantes de
8. Protección para las instituciones
la paz, respetuosas de los derechos de
los demás. católicas en Palestina y sus derechos.
También las muchas instituciones ca­
6. Custodia y tutela para todos los tólicas, que tanto abundan en Palestina,
Santos Lugares de Palestina. Pero es de beneficencia, de enseñanza y hospi­
también necesario proveer a la tutela talidad de peregrinos deberán poder
de todos los Santos Lugares, que están seguir desarrollando sin restricciones,
no sólo en Jerusalén y en sus alrede­ como tienen derecho, aquellas activida­
dores, sino también en otras ciudades des suyas con las que en el pasado se
y pueblos de Palestina. Y puesto que1 2 han ganado tantos méritos.
(1) Isaías 6-9. (3) Pío XII Encíclica In Multiplicibus Curis,
(2) Efes. 2-14. 24-X-1948; A. A. S., 40 (1948) 435; en esta Colec­
ción: Encicl. 190, 10, pág. 1783.
1786 E n cíclicas del PP. P ío XII (1949) 191, 9-10

No podemos, finalmente, dejar de que guía a los hombres y a las nacio­


hacer presente la necesidad de que se nes. Que Dios mire benignamente al
garanticen todos aquellos derechos so­ mundo entero, pero especialmente a
bre los Santos Lugares que los católi­ aquella tierra empapada con la sangre
cos han adquirido hace muchos siglos, del divino Redentor, para que encima
que siempre han defendido con deci­ de los odios y de los rencores triunfe
sión y que Nuestros predecesores han la caridad de Cristo, la única que puede
afirmado solemne y eficazmente.9 traer la tranquilidad y la paz.9

9. Exhortación a la preocupación 10. Bendición Apostólica. Mientras


por Palestina. Estas son, Venerables tanto como auspicio de los favores ce­
Hermanos, las cosas sobre las cuales lestiales y testimonio de Nuestra bene­
hemos creído oportuno llamar vuestra volencia, os damos de todo corazón a
atención. Por eso exhortamos a los fie­ vosotros, Venerables Hermanos, y a
les a que cada vez tomen con mayor vuestros fieles la Bendición Apostólica.
interés la suerte de Palestina y hagan Dado en Roma, junto a San Pedro,
presente a las autoridades competentes el 15 de Abril, Viernes Santo, del año
sus deseos y sus derechos, pero espe­ 1949, undécimo de Nuestro Pontificado.
cialmente exhortadles a que pidan con
oraciones incesantes la ayuda de Aquel PIO PAPA XII
£02!

ENCICLICA “ANNI SACRIW(*)


(12-III-1950)

PIDENSE ESPECIALES ORACIONES DEL MUNDO ENTERO POR


LA RENOVACION CRISTIANA DE LAS COSTUMBRES Y LA CONCORDIA
ENTRE LOS PUEBLOS EN EL DOMINGO DE PASION

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. El consuelo de las numerosas pe- componer los motivos de discordia, que
42 regrinaciones a Roma en el Año Santo. son muchos y cada vez mayores. Mu­
217 El Año Santo que se está celebrando chos pueblos acá y allá se oponen los
Nos ha procurado ya más de un motivo unos a los otros, y como va faltando la
de alegría y de consuelo. Multitud de confianza, se inicia la carrera de los
fieles procedentes del mundo entero armamentos, que tiene los ánimos de
han llegado hasta Roma, desde donde todos temerosos y en suspenso.
irradia inalterada, desde los orígenes de
la Iglesia, la luz de las enseñanzas 3. El mayor mal y estorbo de la paz,
evangélicas. Ellos han llegado hasta la la guerra a la Religión. Pero lo que
sede de Pedro no sólo para obtener el Nos parece no solamente el mal mayor,
rescate de su propias culpas, sino tam­ sino la raíz de todos los males, es que
bién para expiar los pecados del mun­ no raramente, en lugar de la verdad,
do y para implorar la vuelta de la so­ se pone la mentira y, se la usa como
ciedad a Dios, el único que puede dar instrumento de lucha. No pocos descui­
la paz verdadera al corazón, la con­ dan la Religión como cosa de ninguna
cordia a la sociedad y el bienestar a las importancia. En otros sitios se la pro­
naciones. Pero estos primeros grupos de híbe en el ambiente familiar y social,
peregrinos no son más que las vanguar­ como reliquia de viejas supersticiones.
dias de los que han de llegar con ma­ Se exalta el ateísmo privado y público
yor frecuencia y en mayor número de tal manera, que, excluidos Dios y
cuando venga el buen tiempo. Es lícito, sus leyes, las costumbres carecen de
pues, esperar que de todo ello haya de toda base. Demasiadas veces la Prensa
recogerse frutos cada vez más abun­ vitupera sin delicadeza el sentimiento
dantes y saludables. religioso, y mientras tanto no vacila en
divulgar las más torpes obscenidades,
2. Todavía no ha llegado la paz de- excitando y atrayendo al vicio con in­
218 seada: La carrera de armamentos. Sin calculable daño a la tierna niñez y a
embargo, a pesar de que estos espec­ la juventud inexperta. Se engaña al
táculos Nos hayan consolado dulce­ pueblo con falsas promesas, incitándole
mente, no por eso faltan las razones al odio, a la rivalidad y a la rebelión,
que con ansias y angustias entristecen especialmente cuando se consigue arran­
Nuestro corazón de Padre. Y en primer car de su corazón la fe de sus padres,
lugar, aunque la guerra haya termina­ único consuelo en este destierro terre­
do casi en todas partes, todavía no se nal. Se organiza y se fomenta en serie
ha llegado a la paz deseada, una paz la violencia, los tumultos y las suble­
estable y sólida que pueda felizmente vaciones que preparan la ruina de la
I*] A. A. S. 42 (1950) 217-222; versión española de “ Ecclesia” ; Madrid, N? 453, Año X, 18-III-1950
pág. 285-286.

— 1787 —
1788 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 192, 4-7

economía y ocasionan al bien común vida cristiana, que se apresure la desea­


un daño irreparable. da renovación de las costumbres.

4. La persecución abierta a todo lo 6. Colaboración de los laicos en la


religioso, fuente única de los males. tarea de la recristianización. Y puesto
Sobre todo debemos de deplorar con que el sacerdote no puede llegar ni a
tristeza inmensa que en no pocas nacio­ todos ni a todo, ni su trabajo puede
nes sean ofendidos y pisoteados los bastar siempre para toda necesidad,
derechos de Dios, de la Iglesia y de la aquellos que militan en las filas de la
misma naturaleza humana. Los sagra­ Acción Católica deben prestar la ayuda
dos ministros, aunque estén adornados de su propia experiencia y de su propia
con alta dignidad, o son arrojados de actividad. A nadie le es lícito ser indo­
sus propias sedes, desterrados o encar- lente ni perezoso cuando amenazan tan­
219 celados, o se les impide el ejercicio de tos males y tantos peligros, cuando los
su sagrado ministerio. En la enseñanza que están enfrente trabajan con tanto
escolar, así inferior como universitaria, ardor en la destrucción de los cimien­
lo mismo que en las publicaciones de tos mismos de la Religión católica y del
la prensa, o no se da la posibilidad de culto cristiano. Que no se verifique
expresión y difusión de la doctrina de nunca aquello de que los hijos dé este
la Iglesia, o la censura oficial la coarta siglo sean más prudentes que los hijos
y la vigila de tal manera, que, se diría, de la /uz(1) ; que jamás éstos sean me­
siguen el principio de que la verdad, la nos activos que aquéllos.
libertad y la Religión han de servir
sumisamente sólo a la autoridad civil. 7. Es necesaria una cruzada de ora­
Y puesto que males tan innumera­ ciones, especialmente el Domingo de
bles provienen, como ya dijimos, de Pasión. Pero las fuerzas humanas son 2
una fuente única, que es el repudio ineficaces si no se ven corroboradas
de Dios y el desprecio de su ley, es con la gracia divina. Por eso, Nos os
necesario, Venerables Hermanos, alzar exhortamos, Venerables Hermanos, a
al Señor fervorosas plegarias y apelar una manera de cruzada de oraciones
a aquellos principios que son el único entre vuestros fieles para pedir al Pa­
punto de donde pueden venir luz para dre de las misericordias y Dios de toda
el entendimiento, paz y concordia para consolación(2) los oportunos remedios
los espíritus y justicia ordenada entre para los males presentes. Vivamente
las varias clases sociales.5 deseamos que junto con Nos se hagan
oraciones públicas el 26 del corriente
5. Sin sentimiento religioso no puede Marzo, Domingo de Pasión, cuando los
existir una sociedad bien ordenada. sagrados ritos de la Iglesia comienzan
Exhortación a predicar la doctrina a conmemorar los grandes sufrimien­
salvadora de Cristo. Como sabéis, tos con que el divino Redentor nos ha
arrancado el sentimiento religioso, no liberado de la esclavitud del demonio,
puede haber sociedad ni verdaderamen­ restituyéndonos la libertad de hijos de
te morigerada ni bien ordenada. De Dios. Es Nuestro propósito bajar ese
aquí procede la urgencia de exhortar a día a la Basílica de San Pedro para
los sacerdotes para que, dirigidos por unir Nuestras oraciones no sólo a las
vosotros, y especialmente durante el de los presentes, sino, como esperamos,
Año Santo, no ahorren fatiga a fin de a las de todo el mundo católico. Quie­
que las almas que les han sido enco­ nes por enfermedad o cualquier otro
mendadas, depuestos los falsos prejui­ motivo no puedan ir a la iglesia, ofrez­
cios y las convicciones equivocadas, can a Dios, con espíritu humilde y con­
apagados los odios y pacificadas las fiado, sus dolores y angustias. Así la
discordias, se nutran de la doctrina del oración será única, únicos los anhelos
Evangelio y de tal manera actúen en la y votos de todos.
(1) Luc. 16, 8. (2) Ver II Cor. 1, 3. ‘
192, 8-12 E n icíc lica “ A n n i S a c r i ” 1789

8. Plegaria por el nuevo orden y y dirigirlo dentro del amor; sólo El


por la comprensión de los gobernantes. puede conducir a la felicidad eterna las
Unidos a Nos en la plegaria, pidan almas de los hombres unidos por el
todos a la divina Misericordia que de vínculo de la fraternidad.
la deseada restauración de las costum­ Con fe, amor y esperanza dirigimos,
bres surja un orden nuevo basado en pues, a El nuestra oración. Mire El
la verdad, en la justicia y en la caridad. con indulgencia, especialmente en este
Que el entendimiento de todos los que Año Santo, a esta Humanidad, oprimida
tienen en sus manos los destinos de por tantas desventuras, agitada por
las Naciones sea iluminado por la luz tantos temores y por las olas de tantas
de lo Alto; que ellos caigan en la cuen­ discordias. Y así como un día aplacó
ta de que la paz es obra de la cordura con su voz divina la tempestad del lago
y de la justicia, como la guerra es fruto de Galilea, así calme ahora las tempes­
de la ceguera y del odio. Y que piensen tades humanas.
que han de dar cuenta una vez no sólo
ante la Historia, sino también ante el
11. Comprendan gobernantes y
juicio eterno de Dios.
exhorten pastores que sólo El es la
solución. Que su luz haga palidecer
9. El progreso y paz sociales por el las mentiras de los malvados, que se
derecho y no por la revuelta. Los que humille la torva arrogancia de los so­
a manos llenas esparcen la semilla de berbios, que los ricos se inclinen a la
la envidia; los que solapada o abierta­ justicia, a la generosidad o la caridad;
mente excitan a las masas o provocan que los pobres y miserables tomen co ­
la revuelta; los que engañan con pro­ mo modelo la familia de Nazaret, que
mesas vacías a una multitud fácil a la también se buscó el pan con su traba­
agitación, deben comprender también jo cuotidiano; que, finalmente, quienes
que a la justicia pedida por los princi­ gobiernan los pueblos se convenzan de
pios cristianos, causas del equilibrio que no hay una base social más sólida
entre las clases sociales y de la con­ que la enseñanza cristiana y la tutela
cordia fraterna, se llega no con la fuer­ de las libertades eclesiásticas.
za y la violencia, sino con la aplicación
del derecho. Deseamos, Venerables Hermanos, que
hagáis conocer esto a los fieles confia­
dos a vuestro cuidado y que los exhor­
10. Sólo el Divino Redentor puede téis a que oren con Nos fervorosamente
arreglar las contiendas; la confianza al Señor.
221 en El. Que todos, guiados por la luz
suprema, impetrada por medio de la
12. Bendición Apostólica. En la con­
oración colectiva, se persuadan de que
fianza de que todos responderéis con
solamente el divino Redentor puede
decidido amor a Nuestras exhortacio­
arreglar las múltiples y formidables
nes, damos, con efusión de Nuestro 222
contiendas. Solamente J e s u c r i s t o , de­
espíritu, a cada uno de vosotros y a
cimos, que es camino, verdad y vida^\
todos los fieles, la Bendición Apostó­
que ilumina con la luz celestial las
lica, prueba de Nuestra benevolencia y
mentes oscurecidas y da la fuerza di­
auspicio de los favores celestiales.
vina a las voluntades perezosas y vaci­
lantes. Sin embargo no se va adelante; Dado en Roma, junto a San Pedro,
sin verdad, no se conoce; sin vida, no el 12 de Marzo de 1950, doce de Nues­
se vive^K El tan solo puede dirigir tro Pontificado.
con justicia los sucesos de este mundo3 PIO PAPA XII.
(3) Juan 14, 6 (4) “ Imitación de Cristo” , lib. III, capítulo 56,
ver. 5.
193

ENCICLICA “SUMMI MjERORIS’’^


(19-VII-1950)

PIDENSE ORACIONES PUBLICAS PARA IMPETRAR LA PAZ


Y LA CONCORDIA ENTRE LOS PUEBLOS

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
aas i Espectáculo consolador: la con- se presenta con una cierta apariencia
42 currencia a Roma e invitación a reno- de razón; no el amor ni la caridad lo
513 vación. No Nos faltan, ciertamente, que se favorece, sino el odio y la ciega
motivos de sumo dolor y, al mismo rivalidad lo que se insinúa; no se
tempo, de inmensa alegría. Por una exhorta a la concordia entre los ciu­
parte se nos ofrece el espectáculo de dadanos, sino que se provocan las tur­
las multitudes que en este Año Jubilar baciones y el desorden. Pero como re­
corren sin número a Roma desde todos conocen todos los que son sinceros y
los rincones del mundo y dan aquí tes­ piensan bien, así no se puede resolver
timonio insigne de una fe común, de justamente los problemas que separan
unión fraterna y de una ardiente pie­ todavía a las naciones ni las clases so­
dad en tal manera que, a través de los ciales pueden ser dirigidas como es ne­
siglos, esta Alma ciudad, que tantos cesario hacia un porvenir mejor.
celebérrimos sucesos han conocido, has­
ta ahora no vio cosa semejante. Y Nos, 3. Elevar al pueblo por la verdad
con amorosa solicitud, acogemos a es­ y la justicia. Efectivamente, el odio
tas multitudes sin número, confortán­ nunca ha engendrado nada bueno y
dolas con fraternal exhortación y pro­ otro tanto puede decirse de la mentira
poniéndoles nuevos y fúlgidos ejemplos y del desorden. Es necesario, sin duda
de santidad. Las llamamos no sin co­ ninguna, elevar al pueblo necesitado a
pioso fruto, a los caminos de la reno­ un estado digno del hombre; pero no
vación de las costumbres y la vida cris­ con la fuerza ni con las agitaciones,
tiana. sino con leyes justas. Es necesario, cier­
tamente, terminar lo más pronto posi­
2. Espectáculo triste: la turbada y ble las controversias que dividen y se­
falseada situación social de los pue­ paran a los pueblos bajo los auspicios
blos. Por otra parte, las presentes de la verdad y con la guía de la justicia.
condiciones sociales de los pueblos, de
tal manera se presentan a Nuestra mi­ 4. Exhortación a la paz, recordando
rada que suscitan en Nos las más graves los estragos de la guerra. Mientras el
514 ansiedades y preocupaciones. Muchos cielo se cubre con oscuras nubes, Nos,
discuten, escriben y tratan sobre la que tanto nos interesamos por la liber­
manera de llegar finalmente a la tan tad, la dignidad y la prosperidad de
deseada paz; pero los principios que las naciones todas, no podemos dejar
debían formar su sólida base, algunos de volver a exhortaros con ardor a
los olvidan o abiertamente los repu­ todos los ciudadanos y a sus gobiernos
dian. De hecho en no pocos países no a la verdadera concordia y a la paz.
es la verdad, sino la falsedad, lo que(2
*) Recuerden todos lo que la guerra trae,
(* ) A. A. S. 42 (1950) 513-517; Versión de “ Ecclesia” , N? 472, Año X, 29-VII-1950 pág. 117-118.

— 1790 —
193, 5-9 E n cíc lic a “ Summi m aero ris ” 1791

tal como, por desgracia, sabemos por diante los principios y las normas dic­
experiencia: nada más que ruinas, tadas por Cristo, llevados a la práctica
muertes y toda clase de miserias. Con con sincera piedad. Tales principios y
el progreso de los tiempos, la técnica tales normas traen realmente a los
ha traído y preparado tales armas mor­ hombres a la verdad, a la justicia y a
tíferas e inhumanas que pueden exter­ la caridad. Poned un freno a sus codi­
minar no sólo a los ejércitos y a las cias; obligad a los ciegos a que obe­
flotas; no solamente a las ciudades, dezcan a la razón; moved a éstos a que
villas, aldeas; no solamente los tesoros obedezcan a Dios; haced que todos,
de la Religión, del arte y de la cultura, aun los que gobiernan los pueblos re­
sino hasta los inocentes niños, con sus conozcan la libertad debida a la Reli­
madres, a los enfermos y a los ancia­ gión, la cual, además de su función
nos indefensos. Todo lo bueno, todo lo fundamental de conducir las almas a
hermoso, todo lo santo que ha produ­ la eterna salvación, tiene también la de
cido el genio humano, todo o casi todo tutelar y proteger los fundamentos
puede ser aniquilado. Por consiguiente, mismos del Estado.
si la guerra, sobre todo hoy, se pre­
senta a todo observador serio como 7. Los que persiguen a la Iglesia no
algo terrible y mortífero, es de esperar contribuyen a la paz. De todo lo que
que mediante el esfuerzo de todos y es­ hemos dicho hasta ahora es fácil argüir,
pecialmente de los gobernantes de los Venerables Hermanos, qué lejos están
pueblos, se alejen las oscuras y ame- de procurar una paz segura quienes
515 nazadoras nubes, que son todavía causa pisotean los sacrosantos derechos de la
de temor, y resplandezca, finalmente, Iglesia católica, privan a sus ministros
la verdadera paz entre los pueblos. del libre ejercicio del culto, conducién­
dolos al destierro y a la cárcel, impiden
5. Oraciones públicas. Sin embargo, y hasta proscriben y destruyen las es­
conociendo que toda dádiva preciosa y cuelas y los institutos de educación que 516
todo don perfecto de arriba viene, co­ se rigen por las normas y principios
mo que desciende del Padre de las cristianos, achacan con error calumias
Luces O), creemos oportuno, Venera­ y todo género de torpezas y apartan
bles Hermanos, prescribir de nuevo a los pueblos y especialmente a la tier­
públicas oraciones y súplicas para im­ na juventud, de la integridad de las
plorar la concordia entre los pueblos.6 * costumbres de la virtud, de la inocen­
cia, hacia los atractivos de los vicios y
6. Recuerden los Obispos a sus fieles de la corrupción.
que sólo los principios cristianos y la 8. Calumnian la Santa Sede de fo ­
vida cristiana salvan. Será cuidado de mentar la guerra, cuando promueve
vuestro celo pastoral no solamente la paz. Es cosa bien clara en qué error
exhortar a las almas a vosotros confia­ están los que insidiosamente lanzan
das para que eleven a Dios ardientes contra esta Sede Apostólica la acusa­
plegarias, sino también incitarles a pías ción de querer una nueva conflagra­
obras de penitencia y expiación a fin. ción. En realidad, nunca han faltado,
de aplacar la majestad del Señor, ofen­ ni en los tiempos pasados, ni en aque­
dido por tan graves delitos públicos y llos más cercanos a Nos, quienes hayan
privados. Y mientras que, según vues­ intentado subyugar a los pueblos por la
tro oficio, dais cuenta a vuestros fieles fuerza de las armas, pero Nos jamás
de esta paternal invitación Nuestra, re­ hemos dejado de promover una verda­
cordadles nuevamente de cuáles prin­ dera paz.
cipios brota una paz justa y duradera
y por cuáles métodos hay que conse­ 9. Sólo la verdad enseñada por la
guirla. Ella en verdad, como bien sa­ Iglesia y la virtud practicada traerá
béis, se puede conseguir tan solo me­ la concordia. La Iglesia, no con las
(1) Cfr. Santiago 1, 17.
1792 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 193, 10-11

armas, sino con la verdad, desea con­ relaciones entre los pueblos se vean
quistar a los pueblos y educarles en la pronto de tal manera ordenadas que
virtud y en la rectitud de la vida social. procuren en cada una de las naciones,
Efectivamente, las armas con que com ­ frenada la codicia de dominar a los
batimos no son carnales, sino que son demás, la necesaria libertad de vida a
poderosísimas por Dios^1 2\ Es menester
1
0 la Iglesia y a todos sus hijos, según los
que enseñéis todo esto claramente, por­ derechos divinos y humanos.
que solamente entonces, es decir, cuan­
do los mandamientos cristianos den 11. Bendición Apostólica. Con esta
forma a la vida pública y privada, so­ confianza os damos de todo corazón a
lamente entonces será lícito esperar vosotros, Venerables Hermanos, a vues­
que, conciliados los odios de los hom­ tro clero y fieles, y a todos los que de
bres, vivan en fraterna concordia las
este modo especial Nos oiréis pronta­
diversas clases de la sociedad, los pue­
mente en estas exhortaciones Nuestras,
blos y las gentes.
la Bendición Apostólica, auspicio de las 517
gracias divinas y de Nuestra paternal
10. Votos por el éxito cíe las nuevas
oraciones. Que las nuevas oraciones benevolencia.
pidan a Dios que estos ardientes deseos Dado en Roma, junto a San Pedro,
Nuestros se vean satisfechos de tal ma­ el 19 de Julio de 1950, duodécimo de
nera que, con la ayuda de la gracia Nuestro Pontificado.
divina, y con la virtud cristiana, se re­
nueven en todos las costumbres y las PIO PAPA XII.

(2) 2 Cor. 10, 4.


ENCICLICA “HUMANI GENERIS IN REBUS”(*>
(12-VIII-1950)

SOBRE LOS ERRORES DE LA LLAMADA “ TEOLOGIA NUEVA” QUE


AMENAZAN MINAR LOS FUNDAMENTOS DE LA DOCTRINA CATOLICA

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

In t r o d u c c ió n Nada de admirar es que haya siem­


La necesidad moral de la Revelación pre disensiones y errores fuera del re­
dil de Cristo. Porque, aun cuando real­
AAS 1. Están amenazados los principios mente la razón humana, con sus fuer­
42 cristianos. Las disensiones y errores zas y su luz natural, pueda en absoluto
561 del género humano en las cuestiones llegar al conocimiento verdadero y cier­
religiosas y morales han sido siempre to de un Dios único y personal, que
fuente y causa de intenso dolor para con su Providencia sostiene y gobierna
todas las personas de buena voluntad y, el mundo, y asimismo de la ley natural
principalmente, para los hijos fieles y impresa por el Crador en nuestras al­
sinceros de la Iglesia; pero en especial mas; sin embargo, no son pocos los
lo es hoy, cuando vemos combatidos obstáculos que impiden a la razón el
aun los principios mismos de la cultura empleo eficaz y fructuoso de esta su
cristiana.(*) potencia natural. Porque las verdades,

(*) A. A. S., 42 (1950) 561-578. Esta Encíclica se cita generalmente con las mismas dos palabras:
“ llum an i Generis” con que comienza también la de Benedicto XV “ Humani Generis R edem ptionem ” ,
del 15-VI-1917, sobre la predicación. La presente Encíclica empieza: “ Humani Generis in rebus reli-
giosis et morcihbus d iscord ia ” , “ la discordia del género humano en asuntos religiosos y morales.
El esquema intercalado es de responsabilidad de la 2® edición. (P. H.)
Introducción y orientación al lector:
Lo que, en los embates del inmanentismo religioso o el modernismo, constituyó para la Iglesia a
principios de este siglo la E ncíclica “ Pascendi ” de P ío X, fue y es ‘ 'H umani Generis” de P ío XII
para nuestros días del existencialismo.
Tratemos de ubicar la presente Encíclica en el tiempo y en las corrientes ideológicas.
: La verdad revelada, divina en su causa, recibe su forma exterior de la mente y palabra humanas.
Este “ problema teológico” de la expresión humana de las verdades divinas preocupó de un modo
especial a un grupo de teólogos modernos: sostenían que la teología hasta ahora enseñada ha sido
demasiado racionalizada, entregándose a sacar conclusiones teológicas mediante principios racionales.
“ Para la elaboración y construcción de la Teología como hoy se enseña se han empleado sistemas filo­
sóficos griegos, particularmente el aristotelismo. ¿No será posible en nuestros días armar otra Teología,
moderna, sin dejar de ser católica, pero elaborada según las tendencias y los esquemas conceptuales
deí evolucionismo, el idealismo, el historismo o el existencialismo?” (Comentarios a la Encíclica “ Hu­
mani Generis” , Desclée de Broouwer, Bilbao 1952, pág. 256). Según ellos no debía ser tan racional, sino
más bien la realización de los misterios de Dios, una experiencia de la fe mediante la participación
existencial, o sea, debíase dejar atrás la razón para entender las cosas de Dios e ir a su vivencia;
renovar la teología actualizándola y adaptándola a las exigencias científicas filosóficas y críticas de
nuestro tiempo.
' Esta última aspiración no es objetable; pero al tratar de hacerlo se incurrió en posturas peligrosas
y erróneas que amenazaban con destruir no sólo la Teología sino el mismo dogma y el Magisterio de
íá; Iglesia. Si hay razón en las aspiraciones de anunciar kerigmáticamente las verdades del Evangelio
a nuestro tiempo, sin embargo, “ no se puede olvidar o arrinconar la Filosofía Escolástica que es la
filosoLa perenne, ni pretender vigorizar la vivencia de la fe abandonando la doctrina tradicional.
El nuevo método llevó a una serie de errores que el Papa enumera y refuta.
El movimiento se inició en los albores de este siglo, principalmente por los trabajos del P. Car-
deil O.P. (1909) y Rousselot S.J. (1910), pero no llegó a posiciones realmente objetadas sino en los
áños 1937 y 1938 con la publicación de “ Une école de T héologie. Le S au lchoir” del P. A. Chenu O.P.
V cié ‘ ‘Essai sur le problém e théologique” del P. Charlier. El 4 de F ebrero de Í942, el Santo Oficio
puso1 ambas obras por decreto en el Indice de los libros prohibidos dándosele por primera vez el
nombre de “ Teología nueva ” a dichas tendencias: ‘ ‘De allí se pone de m anifiesto que la Teología nueva
que los dos escritores introducen y propugnan... no p ropone nada de cierto y de constante que p io p o r -

1793 —
Encíclicas Pontificias 57
1794 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 194, 2-3

que se refieren a Dios y a las relaciones dibilidad de la fe católica, no obstante


entre los hombres y Dios, rebasan com ­ los muchos y admirables indicios ex­
pletamente el orden de los seres sensi- ternos ordenados por Dios para poder
562 bles y cuando entran en la práctica de probar ciertamente, por medio de ellos,
la vida y la informan, exigen el sacri­ el origen divino de la Religión cristiana,
ficio y la abnegación propia. Ahora con la sola luz natural de la razón.
bien, el entedimiento humano encuen­ Puesto que el hombre, o porque se deja
tra dificultades en la adquisición de ta­ llevar de prejuicios o porque le insti­
les verdades, ya por la acción de los gan las pasiones y la mala voluntad
sentidos y de la imaginación, ya por las puede, no sólo negar la evidencia de
malas concupiscencias nacidas del pe­ esos indicios externos, sino también
cado orignal. Lo cual hace que los resistir a las inspiraciones sobrenatura­
hombres en semejantes materias fácil­ les, que Dios infunde en nuestras almas.
mente se persuadan ser falso o dudoso
lo que no quieren que sea verdadero.
I. - D o c t r i n a s e r r ó n e a s a c t u a l e s

2. Necesidad de la Revelación Di­ 1. Errores acerca de la razón y la


vina. Por esto se debe sostener que la Revelación
revelación divina es moralmente nece­
saria, para que, aun en el estado actual 3. Cuáles son los principales errores.
del género humano, todos puedan co ­ Si miramos fuera del redil de Cristo,
nocer, con facilidad, con firme certeza fácilmente descubriremos las princi­
y sin ningún error, las verdades reli­ pales direcciones, que siguen no pocos
giosas y morales que no son de suyo de los hombres de estudios, nos admi­
incomprensibles a la razón(1L ten sin discreción ni prudencia el sis­
Más aún, a veces la mente humana tema evolucionístico que aun en el mis­
puede encontrar dificultad aun para mo campo de las ciencias naturales no
formarse un juicio cierto sobre la cre- ha sido todavía probado indiscutible-
c io n e el fu n d a m e n to p a r a c o n s t r u ir una n u ev a d o c t r in a más a c o m o d a d a a las n e c e s id a d e s que h o y
e x is te n ” . (A. A. S. 34 [1943] 37 y 148). Y en 1943 dijo: “ Aún cuando no se atreven a hablar todavía de
una nueva Teología, por lo menos no se ruborizan en hablar sobre la nueva tendencia de la Teología” .
E l 17 d e S e p tie m b r e de 19b6 se refirió P ío X I I en persona al asunto diciendo a los Padres Jesuítas
que se habían reunido en congregación general para elegir a sus superiores Generales (AAS. 38 [1346]
384-385): “ A todos y cada uno de los que tienen la ocupación de enseñar, de palabra o por escrito,
la Teología, las Sagradas Escrituras, las demás disciplinas eclesiásticas y también la Filosofía suene
muy alta la voz del Apóstol: “ ¡O h T im o te o !, g u a r d a el d e p ó s it o d e ia fe , d a n d o d e m a n o a las p r o fa ­
n as p a la b r e r ía s y c o n tr a d ic c io n e s de la m a l llam a d a c ie n c ia ” (I Tim. 6, 20). Cierto es que en el
planteamiento de las cuestiones, en el desarrollo de los argumentos, en la elección del estilo y género
literario, conviene que con prudencia se acomoden, en el decir a la mentalidad y al gusto de su
siglo. Pero lo que es inmutable nadie lo turbe ni pretenda cambiarlo. Muchas cosas se han dicho,
pero sin fundamento suficientemente razonado, sobre la “ N u e v a T e o lo g ía " (también el Papa la llama
así aquí), que evoluciona simultáneamente a una con todas las demás cosas humanas, siempre en
marcha, sin llegar nunca. Si tal opinión se admitiera, ¿a qué se reducirían los dogmas católicos que
nunca cambian? ¿Qué sería de la unidad y estabilidad de la fe?” (AAS. 38 [1946] 384-385).
Cinco días más tarde, el 22 de Septiembre de 1946, el Papa dirigió un discurso a los Padres domi­
nicos reunidos para elegir a su superior general, diciendo:
“ Se ponen ahora en tela de juicio los mismos principios de la Filosofía y los fundamentos de la
Teología, que toda razón y disciplina, si en realidad y de nombre se estiman por católicos, reconocen
y veneran. Se trata de la ciencia y de la fe, de su naturaleza y relaciones mutuas, se trata de la
misma base sobre la cual descansa la fe y que ningún juicio de censura debe tocar. Trátase de las
verdades reveladas por Dios y se pregunta si la mente humana puede penetrar en ella con nociones
ciertas y deducir de ellas otras verdades. Para decirlo en pocas palabras, lo que se discute es si lo
que Santo Tomás de Aquino edificó, fuera y por encima de todo tiempo, reuniendo y reduciendo a
síntesis los elementos que cultivadores de la sabiduría de todos los tiempos lograron alcanzar, si esa
obra del Angélico descansa sobre roca firme, si es perpetuamente actual y valedera, si sirve aun hoy
para proteger y defender el sagrado depósito de la fe católica, si es utilizable, además, para orientar
con seguridad y moderación los nuevos progresos de la Teología y Filosofía. La Iglesia afirma que
sí...” (AAS. 38 [1946] 387).
El 12 de Agosto de 1950, finalmente, publicó P í o X I I la E n c íc lic a “ H u m a n i G e n e r is ” en que trata
más a fondo los aspectos fundamentales de la nueva tendencia demostrando “ la incompatibilidad, la
inconciliabilidad del inmanentismo, del idealismo, del materialismo histórico y dialéctico y del existen-
cialismo con el dogma católico” ( “ H u m a n i G e n e ris ” arriba nrs. 3 y 16) y los errores que siguen de
allí en el campo católico tanto en la Filosofía, la Sagrada Escritura y la Teología, para refutarlos en
seguida.
(1) Gonc. Vat., Const. D e F id e c a lh ., cap. 2, D e r e v e la tio n e , Denz-Urnb. nr. 1786.
104, 4-6 E n cíc lic a “ H umani G eneris '’ 1795

mente, y pretenden que hay que exten­ cordia que reina entre ellos en las cues­
derlo al origen de todas las cosas, y con tiones dogmáticas; tanto que se ven
osadía sostienen la hipótesis monística obligados a confesar la necesidad de
y panteística de un modo sujeto a per­ un Magisterio vivo.
petua evolución. De esta hipótesis se
valen los comunistas para defender y 2. Actitudes peligrosas dentro de la
propagar su materialismo dialéctico y Iglesia
arrancar de las almas toda noción de
Dios. 5. Obligación de los teólogos y filó­
Las falsas afirmaciones de semejante sofos católicos. Los teólogos y filó­
evolucionismo, por las que se rechaza sofos católicos, que tienen el grave
todo lo que es absoluto, firme e inmu­ encargo de defender e imprimir en las
table, han abierto el camino a una almas de los hombres las verdades di­
moderna seudofilosofía, que, en concu­ vinas y humanas, no deben ignorar ni
rrencia contra el idealismo, el inma- desatender estas opiniones, que más o
nentismo y el pragmatismo, ha sido de­ menos se apartan del recto camino. Más
nominada existencialismo, porque re­ aún, es necesario que las conozcan bien,
chaza las esencias inmutables de las pues no se pueden curar las enferme­
cosas y no se preocupa más que de la dades, que antes suficientemente no se
existencia de cada una de ellos. conocen; además en las mismas falsas
Existe igualmente un falso histori- afirmaciones se oculta a veces un poco
cismo, que se atiene sólo a los aconte­ de verdad; y por último, esas falsas
cimientos de la vida humana y, tanto opiniones incitan la mente a investigar 564
en el campo de la filosofía como en el y ponderar con más diligencia algunas
de los dogmas cristianos, destruye los verdades filosóficas o teológicas.
fundamentos de toda verdad y ley abso­ Si nuestros filósofos y teólogos sola­
luta.4
* mente procurasen sacar este fruto de
aquellas doctrinas, estudiándolas con
4. Aspero desprecio del magisterio cautela, no tendría por qué intervenir el
de la Iglesia. Entre tanta confusión de Magisterio de la Iglesia. Pero, aunque
opiniones, Nos es de algún consuelo sabemos que los doctores católicos en
ver a los que hoy no rara vez, abando­ general evitan contaminarse con tales
nando las doctrinas del racionalismo errores, Nos consta, sin embargo, que
en que habían sido educados, desean no faltan hoy quienes, como en los
volver a los manantiales de la verdad tiempos apostólicos, amando la nove­
revelada, y reconocer y profesar la pa­ dad más de lo debido, y también te­
labra de Dios conservada en la Sagrada miendo que los tengan por ignorantes
Escritura, como fundamento de la cien­ de los progresos de la ciencia, intentan
cia sagrada. Pero al mismo tiempo la­ sustraerse a la dirección del sagrado
mentamos que no pocos de esos, cuanto Magisterio, y por este motivo están en
más firmemente se adhieren a la pala­ peligro de apartarse insensiblemente de
bra de Dios, tanto más rebajan el valor la verdad revelada y hacer caer a otros
de la razón humana; y cuanto con más consigo en el error.
entusiasmo enaltecen la autoridad de
Dios Revelador, tanto más ásperamente 6. Arrebata a algunos un imprudente
desprecian el Magisterio de la Iglesia, “ irenismo” . Existe también otro peli­
instituido por Nuestro Señor J e s u c r i s t o gro, que es tanto más grave cuanto que
para defender e interpretar las verdades se oculta bajo capa de virtud. Muchos,
reveladas. Este modo de proceder no deplorando la discordia del género hu­
sólo está en abierta contradicción con mano y la confusión que reina en las
la Sagrada Escritura, sino que aun por inteligencias de los hombres, y guiados
experiencia se muestra ser equivocado. de un imprudente celo de las almas, se
Pues los mismos disidentes con frecuen­ sienten llevados por un interno impulso
cia se lamentan públicamente de la dis­ y ardiente deseo a romper las barreras
1796 E ncíclicas del PP. P ío XII (1950) 194,-7^8

que separan entre sí a las personas de muchos, sobre todo del clero joven,
buenas y honradas; y propugnan una y con detrimento de la autoridad ecle­
especie de irenismo, que, pasando por siástica. Más cautamente se suelen tra­
alto las cuestiones que dividen a los tar estas materias en los libros que se
hombres, se proponen, no sólo comba­ dan a la luz pública; con más libertad
tir en unión de fuerzas el combatiente se habla ya en los folletos distribuidos
ateísmo, sino también reconciliar opi­ privadamente y en las conferencias y
niones contrarias aun en el campo dog­ reuniones. Y no se divulgan solamente
mático, Y, como hubo antiguamente estas doctrinas entre los miembros de
quienes se preguntaban si la apologé­ uno y otro clero y en los seminarios y
tica tradicional de la Iglesia constituia los institutos religiosos, sino también
más bien un impedimento que una ayu­ entre los seglares, sobre todo entre los
da para ganar las almas a Cristo; así que se dedican a la enseñanza de la
también no faltan hoy quienes se han juventud.7
atrevido a proponer en serio la duda de
si conviene, no sólo perfeccionar, mas 3. El relativismo teológico y dogmá­
aún reformar completamente la teolo­ tico.
gía y el método que actualmente, con
la aprobación eclesiástica, se emplea en 8. Pretenden adaptar el significa­
el enseñamiento teológico, a fin de que do de ios dogmas. En cuanto a la teo­
se propague más eficazmente el reino logía, lo que algunos pretenden es dis­
de Cristo en todo el mundo, entre los minuir lo más posible el significado de
hombres de todas las civilizaciones y de los dogmas; y librarlos de la manera
todas las opiniones religiosas. de hablar tradicional ya en la Iglesia y
de los conceptos filosóficos usados por
Si los tales no pretendiesen más que los doctores católicos; a fin de volver,
acomodar, con algo de renovación, el en la exposición de la doctrina católica,
enseñamiento eclesiástico y su método a las expresiones empleadas por la Sa­
a las condiciones y necesidades actua­ grada Escritura y por los Santos Pa­
les no habría casi de qué temer; pero dres. Esperan que así el dogma, des­
algunos de ellos, arrebatados por un pojado de elementos, que llaman ex­
imprudente irenismo, parece que consi­ trínsecos a la revelación divina, se pue­
deran como óbice para restablecer la da comparar fructuosamente con las
unidad fraterna, lo que se funda en opiniones dogmáticas de los que están
las mismas leyes y principios dados separados de la unidad de la Iglesia, y
por Cristo y en las instituciones por El por este camino se llegue poco a poco
fundadas, o lo que constituye la defen­ a la asimilación del dogma católico con
sa y el sostenimiento de la integridad las opiniones de los disidentes.
de la fe; cayendo lo cual se unirían,
sí, todas las cosas, mas sólo en la co ­ Reduciendo la doctrina católica a
mún ruina.7 tales condiciones, creen que se abre
también el camino, para obtener, según
7. Escándalo de muchos, sobre todo lo exigen las necesidades modernas, que
del clero joven. Los que, o por re­ el dogma sea formulado con las cate­
prensible deseo de novedad, o por al­ gorías de la filosofía moderna, ya se
gún motivo laudable, propugnan estas trate del inmanentismo o del idealismo
nuevas opiniones, no siempre las pro­ o del existencialismo o de cualquier
ponen con la misma graduación, ni otro sistema. Algunos más audaces
con la misma claridad, ni con los mis­ afirman que esto se puede y se debe
mos términos, ni siempre con unanimi­ hacer también por la siguiente razón:
dad de pareceres: lo que hoy enseñan porque, según ellos, los misterios de la
algunos más encubiertamente, con cier­ fe nunca se pueden significar con con­
tas cautelas y distinciones, otros más ceptos completamente verdaderos,.rqas
audaces lo propalan mañana abierta­ sólo con conceptos aproximativos y,.que
mente y sin limitaciones, con escándalo continuamente cambian, por medio(,de
194, 9-10 E n cíclica “ H ü m ani G eneris ” 1797

los cuales la verdad se indica, sí, en también aprobadas por ellos; de suerte
cierta manera, pero también necesaria­ que no es lícito apartarse de ellas.
mente se desfigura. Por eso no piensan Abandonar, pues, o rechazar o pri­
ser absurdo, sino antes creen ser del var de valor tantas y tan importantes
todo necesario que la teología, según nociones y expresiones, que hombres de
ios diversos sistemas filosóficos, que en ingenio y santidad no comunes, con es­
el decurso del tiempo le sirven de ins­ fuerzo multisecular, bajo la vigilancia
trumentos, vaya sustituyendo los anti­ del sagrado Magisterio y con la luz y
guos conceptos por otros nuevos; de guía del Espíritu Santo, han concebido,
suerte que en maneras diversas y hasta expresado y perfeccionado, para expre­
cierto punto aun opuestas, pero, según sar las verdades de la fe, cada vez con
ellos, equivalentes, haga humanas aque­ mayor exactitud; y sustituirlas con no­
llas verdades divinas. Añaden que la ciones hipotéticas y expresiones fluc-
historia de los dogmas consiste en ex­ tuantes y vagas de una moderna filo­
poner las varias formas, que sucesiva­ sofía que como la flor del campo hoy
mente ha ido tomando la verdad reve­ existe y mañana caerá; no sólo es suma
lada, según las varias doctrinas y opi­ imprudencia, sino que convierte el dog­
niones que a través de los siglos han ma en una caña agitada por el viento.
ido apareciendo. El desprecio de los términos y las no­
ciones, que suelen emplear los teólogos
9. La Iglesia no puede ligarse a escolásticos, lleva naturalmente a ener­
cualquier efímero sistema filosófico. var la teología especulativa, la cual,
De lo dicho es evidente que estos co ­ por fundarse en razones teológicas,
natos, no sólo llevan al relativismo ellos juzgan carecer de verdadera cer­
dogmático, sino ya de hecho lo contie­ teza.
nen; pues el desprecio de la doctrina
tradicional y de su terminología favo­ 4. Falso concepto del magisterio de
rece ese relativismo y lo fomenta. Nadie la Iglesia
ignora que los términos empleados,
tanto en la enseñanza de la teología 10. El Magisterio de la Iglesia y las
como por el mismo Magisterio de la Encíclicas. Por desgracia, estos amigos
Iglesia, para expresar tales conceptos, de novedades fácilmente pasan del des­
pueden ser perfeccionados y perfilados. precio de la teología escolástica a tener
Se sabe también que la Iglesia no ha en menos y aun a despreciar también
sido siempre constante en el uso de el mismo Magisterio de la Iglesia, que
unos mismos términos. Es evidente ade­ tanto peso ha dado con su autoridad a
más que la Iglesia no puede ligarse a aquella teología. Presentan este Magis­
cualquier efímero sistema filosófico; terio como impedimento del progreso y
pero las nociones y los términos, que obstáculo de la ciencia; y hay ya aca­
los doctores católicos, con general apro­ tólicos, que lo consideran como un fre­
bación, han ido componiendo durante no injusto, que impide el que algunos
el espacio de varios siglos, para llegar teólogos más cultos renueven la teolo­
a obtener alguna inteligencia del dog­ gía. Y aunque este sagrado Magisterio,
ma, no se fundan sin duda en cimientos en las cuestiones de fe y costumbres,
tan deleznables. Se fundan realmente debe ser para todo teólogo la norma
en principios y nociones deducidas del próxima y universal de la verdad (ya
verdadero conocimiento de las cosas que a él ha confiado Nuestro Señor
creadas; deducción realizada a la luz Jesucristo la custodia, la defensa y la
de la verdad revelada, que, por medio interpretación del depósito de la fe, o
de la Iglesia, iluminaba, como una es­ sea de las Sagradas Escrituras y de la
trella, la mente humana. Por eso no tradición divina); sin embargo, a veces
hay que admirarse que algunas de estas se ignora, como si no existiese, la obli­
nociones hayan sido, no sólo emplea­ gación que tienen todos los fieles, de
das por los Concilios Ecuménicos, sino huir aun dé aquellos errores, que más
1798 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 194, 11-12

o menos se acercan a la herejía, y por siempre volver a las fuentes de la reve­


tanto de observar también las constitu­ lación; pues a ellos toca indicar de qué
ciones y decretos, en que la Santa Sede manera se encuentre explícita o implí­
ha proscrito y prohibido las tales opi­ c i t a m e n t e en la Sagrada Escritura
niones falsas(2). y en la divina tradición, lo que enseña
Hay algunos que de propósito desco­ el Magisterio vivo. Además, las dos
nocen cuanto los Romanos Pontífices fuentes de la doctrina revelada contie­
han expuesto en las Encíclicas sobre el nen tantos y tan sublimes tesoros de
carácter y la constitución de la Iglesia, verdad que nunca realmente se agotan.
568 a fin de hacer prevalecer un concepto Por eso con el estudio de las fuentes
vago, que ellos profesan y dicen haber sagradas se rejuvenecen continuamente
sacado de los antiguos Padres, sobre las sagradas ciencias; mientras que, por
todo de los griegos. Porque los Sumos el contrario, una especulación, que deje
Pontífices, dicen ellos, no quieren de­ ya de investigar el depósito de la fe,
terminar nada en las opiniones disputa­ se hace estéril, como vemos por expe­
das entre los teólogos; y así hay que riencia. Pero, esto no autoriza a hacer T69
volver a las fuentes primitivas y con de la teología, aun de la positiva, una
los escritos de los antiguos explicar las ciencia meramente histórica. Porque,
modernas constituciones y decretos del junto con esas sagradas fuentes, Dios
Magisterio. ha dado a su Iglesia el Magisterio vivo,
Este lenguaje puede parecer elocuen­ para ilustrar también y declarar lo que
te, pero no carece de falacia. Pues es en el depósito de la fe no se contiene
verdad que los Romanos Pontífices en más que obscura y como implícitamen­
general conceden libertad a los teólo­ te. Y el Divino Redentor no ha confiado
gos en las cuestiones disputadas entre la interpretación auténtica de este de­
los más acreditados doctores; pero la pósito a cada uno de los fieles, ni aun
historia enseña que muchas cuestiones, a los teólogos, sino sólo al Magisterio
que un tiempo fueron objeto de libre de la Iglesia. Y si la Iglesia ejerce este
discusión, no pueden ya ser discutidas. su oficio (como con frecuencia lo ha
Ni hay que creer que las enseñanzas hecho en el curso de los siglos, con el
de las Encíclicas no exijan de suyo el ejercicio ya ordinario ya extraordinario
asentimiento, por razón de que los Ro­ del mismo oficio), es evidentemente
manos Pontífices no ejercen en ellas la falso el método que trata de explicar
suprema potestad de su Magisterio. lo claro con lo obscuro; antes es me­
Pues son enseñanzas del Magisterio nester que todos sigan el orden inverso.
ordinario, del cual valen también aque­ Por lo cual Nuestro Predecesor de in­
llas palabras: El que a vosotros oye, a mortal memoria Pío IX, al enseñar que
Mí me oye(3); y la mayor parte de las es deber nobilísimo de la teología el
veces, lo que se propone e inculca en mostrar cómo una doctrina definida
las Encíclicas, ya por otras razones por la Iglesia se contiene en las fuen­
pertenece al patrimonio de la doctrina tes, no son grave motivo añadió aque­
católica. Y si los Sumos Pontífices en llas palabras: con el mismo sentido con
sus constituciones de propósito pronun­ que ha sido definida por la Iglesia.
cian una sentencia en materia disputa­
da, es evidente que, según la intención 5. Equivocada interpretación de la
y voluntad de los mismos Pontífices, Biblia
esa cuestión no se puede tener ya como
de libre discusión entre los teólogos. 12. Disminuyen la Autoridad Divina
de la Sagrada Escritura. Volviendo a
11. El Magisterio de la Iglesia y las las nuevas teorías, de que tratamos
fuentes de la doctrina revelada. Es antes, algunos proponen o insinúan en
también verdad que los teólogos deben los ánimos muchas opiniones, que dis-
(2) C. I. C., can. 1324; cfr. Conc. Vat., Const. (3) Luc. 10, 16.
De Fide c a t h cap. 4, De fide et ratione, post. (4) Pius IX, Inter gravissimas, 28-X-1870, Pii
cánones, Denz-Umb. nr. 1820. IX Acta, vol. I, p. 260.
104, 13 E n c íc lic a “ H umani G eneris ” 1799

minuyen la autoridad divina de la Sa­ abrirían finalmente para todos. De esta


grada Escritura. Pues se atreven a adul­ manera, afirman, desaparecen todas las
terar el sentido de las palabras, con que dificultades, que solamente encuentran
el Concilio Vaticano define que Dios los que se atienen al sentido literal de
es el autor de la Sagrada Escritura, y las Escrituras.
renuevan una teoría ya muchas veces 13. Frutos venenosos que estas no­
condenada, según la cual la inerrancia vedades han producido. Todos ven
de la Sagrada Escritura se extiende sólo cuánto se apartan estas opiniones de
a los textos que tratan de Dios mismo los principios y normas hermenéuticas,
o de la religión o de la moral. Más aún, justamente establecidos por Nuestros
sin razón hablan de un sentido humano Predecesores de feliz memoria: L eón
de la Biblia, bajo el cual se oculta el XIII, en la Encíclica “ Providentissi-
sentido divino, que es, según ellos, el mns” , y B enedicto XV, en la Encíclica
solo infalible^5!. En la interpretación de “ Spiritus Paraclitus” , y también por
la Sagrada Escritura no quieren tener Nos mismo, en la Encíclica “ Divino
en cuenta la analogía de la fe ni la tra­ affiante Spiritu” .
dición de la Iglesia; de manera que la 6. Diez errores teológicos modernos
doctrina de los Santos Padres y del sa­ Y no hay que admirarse de que estas
grado Magisterio debe ser conmensu­ novedades hayan producido frutos ve­
rada con la de las Sagradas Escrituras, nenosos en casi todos los tratados de la
explicadas por los exégetas de modo teología. Se pone en duda si la razón
meramente humano; más bien que ex­ humana, sin la ayuda de la divina reve­
poner la Sagrada Escritura según la
lación y de la divina gracia, pueda de­
mente de la Iglesia, que ha sido consti­
mostrar la existencia de un Dios per­
tuida por Nuestro Señor Jesucristo.
sonal con argumentos deducidos de las
570 Además, el sentido literal de la Sa­ cosas creadas; se niega que el mundo
grada Escritura y su exposición, que haya tenido principio, y se afirma que
tantos y tan eximios exégetas, bajo la la creación del mundo es necesaria,
vigilancia de la Iglesia, han elaborado, pues procede de la necesaria liberalidad
deben ceder el puesto, según las falsas del amor divino; se niega, asimismo, a
opiniones de éstos, a una nueva exége- Dios la presciencia eterna e infalible
sis, que llaman simbólica o espiritual; de las acciones todas contrarias a las
con la cual los libros del Antiguo Tes­ declaraciones del Concilio Vaticano
tamento, que actualmente en la Iglesia son una fuente cerrada y oculta, se
[5] Dos errores se condenan aquí: por una Lenormant y Mons. D’ Hulst menos avanzados
parte, el de los que limitan la imposibilidad de concedían la inspiración de la Biblia en to d as sus
errar de la Biblia (la inerrancia) a las cosas de p a r te s , p e r o a d m itía n —ilógicos consigo mismos—
la fe y moral, y por otra, el que afirma que en la posibilidad que algunas cosas hubieran sido
la Sagrada Escritura se distinguen, así como dos tomadas del medio ambiente y no reveladas.
autores así también dos sentidos, el uno divino y Ambos errores fueron condenados por L e ó n X I I I
por tanto infalible, y el otro humano y por eso en P r o v id e n tis s im u s D e u s (Enchir. Bíblic. nr.
sujeto a error. Dado que la inerrancia de la 109, en esta Colecc. Encícl. 166, 44 pág. 503); más
Biblia se basa en la inspiración trataron de res­ claramente aun por B e n e d ic to X V en la Encí­
tringir la inspiración para eliminar así los pre­ clica S p ir itu s P a r a c litu s (Denz-Umb. 2186; en
suntos errores de la Biblia. Conceden que la esta Colecc.: Encícl. 120, 11-14 pág. 943).
Sagrada Escritura tiene a Dios por autor (Con­ P ío X I I renueva aquí primero la condenación
cilio Vaticano, sesión III, cap. 2; Denz.-Umb. de ambos errores y luego la extiende a una suti­
1787) pero disminuyen el significado de la palabra leza que afloró en la “ Nueva Teología” : Dios no
del Concilio que dice que son inspirados “ los siempre quiere decir las mismas cosas que el
lib r o s Ín te g r os en to d as sus p a r t e s ” . autor humano. El sentido que da Dios a las pala­
bras de la Biblia es, naturalmente, infalible, pero
Como ya señalamos en la " I n t r o d u c c ió n ” a la “ el sentido humano” o sea el que da el hombre
a las mismas palabras es fa lib le . Según esta teo­
Encíclica “ S p ir itu s P a r a c litu s ” (1920) de B e n e ­ ría errónea no hay inconveniente en conceder
d ic t o X V , el Cardenal Newman, juzgando la ins­ que la Sagrada Escritura contenga errores, pues
piración —no por el origen divino que tiene— no fueron revelados por Dios sino que se deben
sino por el fin que Dios con ella persiguió, escri­ al “ sentido” que les dio el autor “ humano” .
bió que “ las cosas dichas de paso” , “ obiter dicta” También este subterfugio es falso dice aquí Pío XII.
no eran inspirados porque no eran necesarias (P.H.).
para e l fin que Dios se propuso al inspirar un (6) Compárese Conc. Vat., Const. D e F id e
libro, por cuanto lo único que interesaba a Dios c a t h ., cap. 1, D e D e o r e r u m o m n iu m c r e a t o r e ,
era el aspecto religioso de la Revelación. Denzinger-Umb. nrs. 1782 ss.
1800 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 194* 14-15

Algunos también ponen en discusión II. - L a exposición de la doctrina


si los Angeles son personas; y si la ma­ CATÓLICA
teria difiere esencialmente del espíritu.
Otros desvirtúan el concepto de gratui- 1. Respecto de la filosofía
dad del orden sobrenatural, sosteniendo
que Dios no puede crear seres inteli­ a) Recto juicio sobre la razón
gentes sin ordenarlos y llamarlos a la
visión beatífica. No sólo, sino que, pa­ 14. La razón, nutrida por la filoso­
sando por alto las definiciones del fía cristiana. Es cosa sabida cuánto
Concilio de Trento, se destruye el con­ estime la Iglesia la humana razón, a la
cepto de pecado original, junto con el cual atañe demostrar con certeza la
de pecado en general en cuanto ofensa existencia de un solo Dios personal,
de Dios, com o también el de la satis­ comprobar invenciblemente los funda­
facción que Cristo ha dado por nos­ mentos de la misma fe cristiana por
medio de sus notas divinas, expresar
otros. Ni faltan quienes sostienen que
por conveniente manera la ley que el
la doctrina de la Transubstanciación,
Creador ha impreso en las almas de
basada como está sobre un concepto los hombres y, por fin, alcanzar algún
filosófico de sustancia ya anticuado, conocimiento, y por cierto fructuosí­
debe ser corregida; de manera que la simo, de los misterios^8).
presencia real de Cristo en la Santísima
Eucaristía se reduzca a un simbolismo, b) La filosofía tradicional
en el que las especies consagradas no
son más que señales externas de la Mas la razón sólo podrá ejercer tal
presencia espiritual de Cristo y de su oficio de un modo apto y seguro si hu­
unión íntima con los fieles, miembros biere sido cultivada convenientemente,
suyos en el Cuerpo Místico. es decir, si hubiere sido impregnada
con aquella sana filosofía, que es ya
Algunos no se consideran obligados a como un patrimonio heredado de las
abrazar la doctrina que hace algunos presentes generaciones cristianas y que,
años expusimos en una Encíclica, y que por consiguiente, goza de una autoridad
está fundada en las fuentes de la reve­ de un orden superior, por cuanto el mis­
lación, según la cual el Cuerpo de Cristo mo Magisterio de la Iglesia ha utilizado
sus principios y sus principales asertos,
y la Iglesia Católica Romana son una
manifestados y definidos paulatinamen­
misma cosa(7)*. Algunos reducen a una te por hombres de gran talento, para
vana fórmula la necesidad de pertene­ comprobar la misma divina Revelación.
cer a la Iglesia verdadera para conse­ Esta filosofía, reconocida y aceptada
guir la salud eterna. Otros, finalmente, por la Iglesia, defiende el verdadero y
no admiten el carácter racional de la recto valor del conocimiento humano,
credibilidad de la fe cristiana. los inconcusos principios metafísicos
— a saber, los de razón suficiente,
Resumen. Sabemos que éstos y otros causalidad y finalidad— y la conse­
errores semejantes se propagan entre cución de la verdad cierta e inmutable.
algunos hijos Nuestros, descarriados
por un celo imprudente o por una falsa c) El genuino progreso filosófico
ciencia; y Nos vemos obligados a repe­ 15. Lo que la Iglesia deja a la Ubre
tirles, con tristeza, verdades conocidí­ disputa. Cierto que en tal filosofía se
simas y errores manifiestos, y a indi­ exponen muchas cosas que, ni directa
carles, no sin ansiedad, los peligros de ni indirectamente, se refieren a la fe
engaño a que se exponen. o a las costumbres y que, por lo mismo,
( 7)Compárese Pío XII, Encíclica Mysíici Cor- (8) Compárese Conc. Vatic. De fide cath. cap.
poris, 29-VI-1943, AAS. 35 (1943) 193-248. En esta 4. Denzinger-Umb. nr. 1796.
Colección: Ene. 177, págs. 1590-1622.
194, 16 E n cíc lic a “ H umani G eneris ” 1801

la Iglesia deja a la libre disputa de los dad, de modo tan ordenado y orgánico
peritos; pero en otras muchas no tiene como aparece formada la misma natu­
lugar tal libertad, principalmente en raleza de la que se extrae la verdad. Por
lo que toca a los principios y a los lo cual el cristiano, tanto filósofo como
principales asertos que poco ha hemos teólogo, no abraza apresurada y ligera­
recordado. Aun en esas cuestiones esen­ mente cualquier novedad que en el
ciales se puede vestir a la filosofía con decurso del tiempo se proponga sino
más aptas y ricas vestiduras, reforzarla que ha de sopesarla con suma deten­
con más eficaces expresiones, despojar­ ción y someterla a justo examen, no sea
la de ciertos modos escolares menos que pierda la verdad ya adquirida o la
aptos, enriquecerla cautelosamente con corrompa, con grave peligro y detrb
ciertos elementos del progresivo pensa­ mentó de la misma fe.9 0
1
miento humano; pero nunca es lícito
derribarla, o contaminarla con falsos d) La doctrina de Santo Tomás
principios, o estimarla como un gran­ 16. Una filosofía que la Iglesia ha
de monumento, pero ya en desuso. Pues aceptado y aprobado. Si bien se exa­
la verdad y su expresión filosófica no mina cuanto llevamos expuesto, fácil­
pueden cambiar con el tiempo, princi­ mente se comprenderá por qué la Igle­
palmente cuando se trata de los prin­ sia exige que los futuros sacerdotes
cipios que la mente humana conoce por sean instruidos en las disciplinas filo­
sí mismos o de aquellos juicios que se sóficas, según el método, la doctrina y
apoyan tanto en la sabiduría de los los principios del Doctor Angélico(9>,
siglos como en el consenso y funda­ puesto que con la experiencia de mu­
mento de la divina revelación. Cual­ chos siglos conoce perfectamente que
quier verdad que la mente humana, el método y el sistema del Aquinate se
buscando con rectitud, descubriere, no distinguen por su singular valor, tanto
no puede estar en contradicción con para la educación de los jóvenes como
otra verdad ya alcanzada, pues Dios, para la investigación de las más recón­
Verdad suma, creó y rige la humana ditas verdades, y que su doctrina suena
inteligencia, de tal modo que no opo­ como al unísono con la divina revela­
ne cada día nuevas verdades a las ya ción y es eficacísimo para asegurar los
adquiridas, sino que, apartados los fundamentos de la fe y para recoger
errores que tal vez se hubieren intro­ de modo útil y seguro los frutos del
ducido, edifica la verdad sobre la ver-9 0
1 sano progreso (10>.
(9) C. I. C., can. 1366, 2. En las preces litúrgicas que, en la fiesta de
(10) Compárese P í o X I I Alocución de los dele­ S a n to T o m á s d e A q u in o se dirigen a Dios, se
gados al Capítulo General de los dominicos. 22-IX hacen estas dos principales e importantes peti­
1946. A. A. S. 38 (1946) 387; en la Exhortación que ciones: ...c o m p r e n d e r lo que e n s e ñ ó e im ita r lo
el 14 de enero de 1958 dirigió P í o X I I al Colegio qu e h iz o . (O r a c ió n d e la fie s ta ).
“ Angelicum” de Roma recalcó extensamente a Y bien, preguntamos: ¿qué enseñó sobre todo
Santo Tomás y su importancia refiriéndose es­ el Aquinate? ¿Dónde se centra a primera vistá
pecialmente a este paso de H u m a n i G e n e ris. La su excepcional magisterio apto para instruirnos?
parte principal de esa alocución reza así, en ver­ Esto salta a la vista con lúcida claridad: con la
sión del L ’ O s s e r v a to r e R o m a n o edic. argentina, palabra y con los ejemplos de su vida enseñó,
año VII N? 322, del 30-1-58: ante todo, a los estudiosos de las sagradas dis­
Columbramos vuestra alegría por la próxi­ ciplinas y también a los amantes de la filosofía
ma celebración del cincuentenario de la inau­ racional, la máxima sumisión y reverencia que
guración y por la importancia del acontecimiento. se deben a la autoridad de la Iglesia Católica.
Pues, en verdad, lo que entonces era una tem­ (S . T h . 3 p . S p p l. q. 29, a, 3, S e d c o n tr a 2; y
blorosa esperanza y el comienzo del camino, 2a 2ae p , q, 10, a. 12 in c .) .
ahora, bajo la protección de vuestro valiosísimo
Patrono Tomás, ha llegado a ser un éxito feli­ Esta total sumisión a la autoridad de la Iglesia
císimo por el trabajo de tantos eximios docto­ tenía origen en su plena persuasión de que el
res de vuestro Instituto. Ciertamente, si éste magisterio vivo e infalible de la Iglesia es la
alcanzó tan preclara fama en la ca s a d e D io s ... regla próxima y universal de la verdad católica.
que es la Ig le s ia d e D io s v iv o , co lu m n a y fu n d a ­ Siguiendo la senda de S a n to T o m á s de A q u in o
m e n to d e la v e r d a d ( I T im o te o 3, 15), precisa­ y de los eximios varones de la Orden domini­
mente y en gran parte sucede porque estudia con cana que se distinguieron por la religiosidad y
solicitud y divulga extensamente las enseñanzas santidad de costumbres, doquiera resuene la voz
de Santo Tomás de Aquino. Bueno es el camino del magisterio extraordinario de la Iglesia, es­
que seguís, llevando a la cabeza el resplandor cuchadla atentamente y recibidla con ánimo su­
de este vuestro gran protector, adornado de miso, principalmente vosotros, amados hijos, que,
eximias virtudes. por especial favor de Dios, os dedicáis al estudie
1802 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 194, 16

Es, pues, altamente deplorable que posición y solución de los problemas,


hoy día algunos desprecien una filoso­ con su exacta precisión de los concep­
fía que la Iglesia ha aceptado y apro­ tos y con sus claras distinciones, puede
bado, y que imprudentemente la apelli­ ser apta preparación al estudio de la
den anticuada en su forma y raciona- teología, como se adaptó perfectamente
lística, así dicen, en sus procedimientos. a la mentalidad del medio evo; pero
Pues afirman que esta nuestra filosofía creen que no es un método que corres­
defiende erróneamente la posibilidad de ponda a la cultura y a las necesidades
una metafísica absolutamente verda­ modernas. Añaden, además, que la fi­
dera, mientras ellos sostienen, por el losofía perenne es sólo una filosofía de
contrario, que las verdades, principal­ las esencias inmutables, mientras que
mente las trascendentes, sólo pueden la mente moderna ha de considerar la
expresarse con doctrinas divergentes existencia de los seres singulares y la
que mutuamente se completan, aunque vida en su continua fluencia. Y mien­
entre sí parezcan oponerse. Por lo cual tras desprecian esta filosofía, ensalzan
conceden que la filosofía que se enseña otras, antiguas o modernas, orientales
en nuestras escuelas, con su lúcida ex­ u occidentales, de tal modo que pare-
de las disciplinas sagradas en esta Alma Urbe s in g u la r p a tr im o n io d e la O r d e n (A c t a C ap.
ju n io a la C á te d ra d e P e d r o e Ig le s ia p r in c ip a l, G en. e e ct. 1955, n . 113). Florezca, pues, en vues­
d e d o n d e n a c ió la u n id a d s a c e r d o ta l. (S a n Ci­ tro Ateneo, con gran influjo y estima, la sa­
p r ia n o E p is t. 55c. lk -E d . H a r te l, C o r p . S c r ip t . grada teología para la que el ilustre Aquinate
E c c l. L a t. v o l. 3, p . 2, p á g . 683). Ni tan sólo de­ justamente vindicó en su tiempo las prerrogativas
béis asentir diligente y prontamente a las dis­ de verdadera disciplina y sabiduría, concedién­
posiciones y decretos del sagrado Magisterio que dole el primado entre todas las ciencias y artes.
pertenecen a verdades divinamente reveladas, (S . T h . 1 p . q. 1 a. 5).
ya que fiel custodio e intérprete no falible del
depósito de éstas es la sola Iglesia Católica, Nos mismo hemos abiertamente vindicado sus
Esposa de Cristo; sino que también han de ser principales méritos en la E n c íc lic a H u m a n i g e n e -
r is contra algunos seguidores de novedades (A c ta
aceptados con humilde sumisión de la mente
A p . S e á is a . 42, 1950, p á g . 573). Por lo que atañe
los documentos que versan sobre cuestiones per­
tenecientes a temas naturales y humanos, pues a las varias cuestiones teológicas, aunque se ha
los que profesan la Religión católica, especial­ de tener muy en cuenta, como es justo, el pro­
mente los teólogos y filósofos, como es justo greso de las ciencias históricas y experimenta­
deben apreciar en mucho también éstos, dado les, conviene, no obstante, que defendáis los
que las cosas de un tal orden inferior se pro­ principios y principales puntos de la doctrina
ponen, en cuanto conexas y unidas con las ver­ de S a n to T o m á s .
dades de fe y con el fin sobrenatural del hom­ Esto mismo pensamos debe aplicarse, obser­
bre. vando la comparación y proporción debidas, a
Sea también ley para el varón teólogo, si­ las materias filosóficas.
guiendo el ejemplo del Aquinate, escrutar dili­ Y ahora, después de haber admirado la casi
gentemente y con asiduidad la Sagrada Escri­ angélica sabiduría de vuestro ínclito Protector
tura, de incomparable importancia y peso para los y Maestro, meditad con Nos sus virtudes, que
estudiosos de las disciplinas religiosas; ya que, debéis procurar con empeño constante reproducir
como atestigua el mismo Santo Doctor, la cien­ en vuestras costumbres. El convirtió, sin duda
cia sagrada usa en su a r g u m e n ta c ió n la a u t o r i­ alguna, en propio provecho espiritual las frases
d a d de los lib r o s c a n ó n ic o s c o n tod a p r o p ie d a d del Apóstol: c u a n d o tu v ie r e e l d o n d e p r o fe c ía
y p o r n e c e s id a d ... p u es n u e stra fe se fu n d a en y p e n e tra s e to d o s los m is t e r io s y to d a c ie n c ia ...
la r e v e la c ió n h e c h a a los A p ó s to le s y P r o fe t a s n o te n ie n d o c a r id a d , n o s o y n a d a (1 C o r in tio s
q u e e s c r ib ie r o n los lib r o s c a n ó n ic o s y n o en la 13, 2) y la c ie n c ia h in c h a , la c a r id a d es la que
r e v e la c ió n qu e p u d ie r o n te n e r o t r o s d o c t o r e s e d ific a ( I C o r in tio 8, 2 ); pues aunque cultivó
(S . T h . 1, p . q. 1 a . 8 a d 2 ). Así lo enseñó y prac­ con todo ardor las doctrinas especulativas, com­
ticó siempre. Sus comentarios a los libros del prendió que el primer puesto corresponde a la
Antiguo y del Nuevo Testamento, principalmente caridad, a la que sirven, como a reina coronada,
a las Epístolas del Apóstol S an P a b lo , gozan, las demás virtudes: de ella la fe saca vida y
según el pareecr de los más entendidos, de tal vigor los dones del Espíritu Santo: de ella se
madurez, agudeza y diligencia que se pueden nutre también la escondida llama de la contem­
equiparar a sus mayores obras teológicas, esti­ plación de los divinos misterios. Cultivad tam­
mándolas como un complemento bíblico, muy bién vosotros con toda diligencia y esfuerzo la
apreciable, de éstas; por ello puede decirse que caridad y con ella el gozoso sentido de la Reli­
no tiene total y perfecta familiaridad con el gión y las demás virtudes convenientes a vues­
Santo Doctor quien descuida estas obras. Nunca tro estado para que los severos estudios a que
se echen de menos en vuestros estudios y prácti­ os dedicáis no sólo no obstaculicen, sino antes
cas de vida espiritual la investigación y el uso bien ayuden, a escalar los grados de la perfec­
de las Sagradas Escrituras que continuamente ción evangélica. Y junto con las virtudes sobre­
estuvieron unidas a las meditaciones teológicas naturales observad con todo cuidado los votos
del Doctor de Aquino y que tan admirablemente religiosos, las normas y leyes del propio Insti­
alegraron su fin. Consideramos digno, por otra tuto: sea la liturgia vuestra casta delicia: salgan
parte, de especial recomendación el estudio de a menudo y fervientes, más de vuestro pecho
la Teología Tomística especulativa que debéis rebosante que de vuestros labios, conversacio­
estimar grandemente conforme a la prescripción nes espirituales: sean vuestras fidelísimas y es­
de vuestro último Capítulo electivo: L a T e o lo g ía timulantes compañeras la caridad de la verdad
e s p e c u la tiv a T o m ista ha c o n s t itu id o s ie m p r e el y la verdad de la caridad” .
194, 17-18 E n c íc lic a “ H u m ani G eneris ” 1803

cen insinuar que cualquier filosofía o elige libremente entre las opiniones
doctrina opinable, añadiéndole algunas opuestas, con una mezcla inaceptable
correcciones o complementos, si mere de conocimiento y de voluntad.
574 menester, puede compadecerse con el
dogma católico; lo cual ningún católico e) La tarea de la teodicea y de la
puede dudar ser del todo falso, princi­ ética
palmente cuando se trata de los falsos
sistemas llamados inmanentismo, o 17. La teodicea y la ética en peligro.
idealismo, o materialismo, ya sea histó­ Ni hay que admirarse de que con estas
rico ya dialéctico, o también existencia- nuevas opiniones se ponga en peligro
lismo, tanto si defiende el ateísmo co­ a dos disciplinas filosóficas que, por su
mo si al menos impugna el valor del misma naturaleza, están estrechamente
raciocinio metafísico. relacionadas con la doctrina católica, a 575
Por fin, achacan a la filosofía que se saber, la teodicea y la ética, cuyo oficio
enseña en nuestras escuelas el defecto creen que no es demostrar con certeza
de atender sólo a la inteligencia en el algo acerca de Dios o de cualquier otro
proceso del conocimiento, sin reparar ser trascendente, sino más bien mostrar
en el oficio de la voluntad y de los sen­ que lo que la fe enseña acerca de Dios
timientos. Lo cual no es verdad, cierta­ personal y de sus preceptos es entera­
mente; pues la filosofía cristiana nunca mente conforme a las necesidades de la
negó la utilidad y la eficacia de las vida y que, por lo mismo todos deben
buenas disposiciones de toda el alma abrazarlo para evitar la desesperación
para conocer y abrazar plenamente los y alcanzar la salvación eterna: todo lo
principios religiosos y morales; más cual se opone abiertamente a los docu­
aún, siempre enseñó que la falta de mentos de Nuestros Predecesores L eón
tales disposiciones puede ser la causa XIII y Pío X y no puede conciliarse con
de que el entendimiento, ahogado por los decretos del Concilio Vaticano. No
las pasiones y por la mala voluntad, de habría, ciertamente, que deplorar tales
tal manera se obscurezca que no vea desviaciones de la verdad si aun en el
cuál conviene. Y el Doctor Común cree campo filosófico todos mirasen con la
reverencia que conviene al Magisterio
que el entendimiento puede percibir de
de la Iglesia, al cual corresponde por
algún modo los más altos bienes co ­
divina institución no sólo custodiar e
rrespondientes al orden moral, tanto
interpretar el depósito de la verdad
natural como sobrenatural, en cuanto
revelada, sino también vigilar sobre las
experimente en el ánimo cierta afectiva
disciplinas filosóficas para que los dog­
connaturalidad con esos mismos bie­
mas católicos no sufran detrimento al­
nes, ya sea natural, ya por medio de
guno de las opiniones no rectas.
la gracia divina(11); y claro aparece
cuánto ese conocimiento subconsciente,
2. Respecto de las ciencias positivas
por así decir, ayude a las investigacio­
nes de la razón. Pero una cosa es re­ 18. Sobre el evolucionismo y el poli-
conocer la fuerza de los sentimientos genismo. Réstanos ahora decir algo
para ayudar a la razón a alcanzar un acerca de algunas cuestiones que, aun­
conocimiento más cierto y más seguro que pertenezcan a las disciplinas que
de las cosas morales, y otra lo que suelen llamarse positivas, sin embargo
intentan estos novadores, esto es, atri­ se entrelazan más o menos con las ver­
buir a las facultades volitiva y afectiva dades de la fe cristiana. No pocos rue­
cierto poder de intuición, y afirmar que gan instantemente que la Religión ca­
el hombre, cuando con el discurso de tólica atienda lo más posible a tales
la razón no puede discernir qué es lo disciplinas; lo cual es ciertamente dig­
que ha de abrazar como verdadero, no de alabanza cuando se trata de he­
acude a la voluntad, mediante la cual1 chos realmente demostrados, empero se
(11) Compárese S. Thom., Siinima TheoL, II-II quaest. 1, arL 4 ad 3 et quaest. 45 a. 2, in corp.
1804 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 194, 18

ha de admitir con cautela cuando más Cristo confirió el encargo de interpretar


bien se trate de hipótesis, aunque de auténticamente las Sagradas Escrituras
algún modo apoyadas en la ciencia y de defender los dogmas de la fe (13*.
humana, que rozan con la doctrina Empero algunos, con temeraria auda­
contenida en la Sagrada Escritura o en cia, traspasan esta libertad de discu­
la tradición. Si tales conjeturas opina­ sión, obrando como si el origen mismo
bles se oponen directa o indirectamen­ del cuerpo humano de una materia viva
te a la doctrina que Dios ha revelado, preexistente fuese ya absolutamente
entonces tal postulado no puede admi­ cierta y demostrada por los indicios
tirse en modo alguno. hasta el presente hallados y por los
raciocinios en ellos fundados, y cual si
a) Problemas biológicos y antropoló­ nada hubiese en las fuentes de la reve­
gicos lación que exija una máxima modera­
ción y cautela en esta materia.
Por eso el Magisterio de la Iglesia Mas tratándose de otra hipótesis, es
no prohibe que en investigaciones y a saber, del poligenismo, los hijos de
disputas entre los hombres doctos de la Iglesia no gozan de la misma liber­
entrambos campos se trate de la doc­ tad, pues los fieles cristianos no pueden
trina del evolucionismo(12), la cual bus­ abrazar la teoría de que después de
ca el origen del cuerpo humano en una Adán hubo en la tierra verdaderos
materia viva preexistente (pues la fe hombres no procedentes del mismo
católica nos obliga a retener que las protoparente por natural generación,
almas son creadas inmediatamente por o bien de que Adán significa el con­
Dios), según el estado actual de las junto de los primeros padres; ya que
ciencias humanas y de la sagrada teo­ no se ve claro cómo tal sentencia pueda
logía, de modo que las razones de una compaginarse con la que las fuentes de
y otra opinión, es decir, de los que de­ la verdad revelada y los documentos
fienden o impugnan tal doctrina, sean del magisterio de la Iglesia enseñan
sopesadas y juzgadas con la debida acerca del pecado original, que pror
gravedad, moderación y templanza; cori cede del pecado verdaderamente come­
tal que todos estén dispuestos a obede­ tido por un solo Adán y que, difundién­
cer al dictamen de la Iglesia, a quien dose a todos los hombres por la ge-
[12] Sobre el evolucionismo y la unidad del pues, sino dejar al futuro la respuesta a la cues­
género humano ya se habían pronunciado la tión de si un día la ciencia, iluminada y guiada
Pontificia Comisión Bíblica en su “ Respuesta 6? por la revelación, podrá dar resultados seguros y
sobre el carácter histórico de los tres primeros definitivos sobre argumento tan importante... La
capítulos del Génesis” , del 30 de Julio de 1909 verdadera ciencia no rebaja ni humilla al hombre
(AAS. 1 [1909] 567-569). en su origen, sino que lo eleva y exalta, porque
Luego Pío XII en un discurso a la Pontificia ve; encuentra y admira en cada uno de los
Academia de Ciencias, 30-XI-1941 repitió la ense­ miembros de la gran familia humana la huella
ñanza dogmática sobre la espiritualidad del alma más o menos grande en ella estampada de la
humana, y su inmediata creación por Dios, para imagen y semejanza divinas” .
conceder luego la competencia de las ciencias El Papa rechaza aquí el transformismo ma­
profanas en la procedencia del cuerpo humano: terialista, toda otra transformación que salve la
“ El día en que Dios plasmó al hombre, dijo el espiritualidad del alma humana, y por ello, la di­
Papa, y coronó su frente con la diadema de su ferencia esencial entre el hombre y los demás ani­
imagen y semejanza, constituyéndolo en rey de males es posible, pues nunca podrá llamar el
todos los animales vivientes, del mar del cielo hombre: “ padre” al animal, ni considerarse des­
y de la tierra (Gen. 1, 26) aquel día el Señor, cendiente de él sino en cuanto al cuerpo que no
Dios de toda sabiduría, se hizo su Maestro... es lo específico en el hombre.
Solamente del hombre podía venir otro hombre Aquí en Humani Generis Pío XII es más explí­
que le llamase padre y progenitor; y “ la ayuda” cito todavía que en su discurso.
dada por Dios al primer hombre viene también Relacionado con el origen del hombre narrado
de él y es carne de su carne, formada como en la Biblia está la cuestión de si todos los hom­
compañera, que tiene nombre del hombre por­ bres actuales, proceden de una sola pareja (mo~
que de él ha sido sacada (Gen. 2, 23). En lo alto nogenismo) o de varias parejas (poligenismo).
de la escala de los vivientes, el hombre, dotado Pío XII señala claramente que el poligenismo no
de un alma espiritual fue colocado por Dios es admisible, y esto a causa de la naturaleza y
como príncipe y soberano del reino animal. Las universalidad del pecado original que consta
múltiples investigaciones, tanto de la paleontolo: no en el Génesis sino en otros libros sagrados*
gía como de la biología y de la morfología acerca
de otros problemas referentes a los orígenes (13) Compárese Allocut. Pont, ad membra Acn-
del hombre, no han aportado hasta ahora nada demiae Scientiarum, 30 Novembris 1941. AAS. 33
que sea positivamente claro y cierto. No cmeda, (1941) 506.
1M. 19-20 E n cíc lic a “ H um ani G eneris ” 1805

néración, es propio de cada uno de este punto como claramente superiores


e!los<14>. a los antiguos escritores profanos.

b) Valor histórico del libro del Gé­ E pílogo


nesis
20. Los deberes de las autoridades
19. La interpretación de los libros eclesiásticas y de los profesores. Sa­
históricos del Antiguo Testamento. Del bemos, es verdad, que la mayor parte
mismo modo que en las ciencias bioló­ de los doctores católicos, que con sumo
gicas y antropológicas, hay algunos que fruto trabajan en las universidades, en
también en las históricas traspasan los seminarios y en los colegios religio­
audazmente los límites y las cautelas sos, están muy lejos de estos errores
establecidos por la Iglesia. Y de un que hoy abierta u ocultamente se di­
modo particular es deplorable el modo vulgan o por cierto afán de novedades
extraordinariamente libre de interpre­ o por un inmoderado deseo de aposto­
tar los libros históricos del Antiguo lado. Pero sabemos también que tales
Testamento. Los fautores de esa ten­ nuevas opiniones pueden atraer a los
dencia para defender su causa invocan incautos y, por lo mismo, preferimos
indebidamente la Carta que no hace oponernos a los comienzos que no ofre­
mucho tiempo la Comisión Pontificia cer un remedio a una enfermedad in­
para los Estudios Bíblicos envió al veterada.
Arzobispo de París*15). Esta carta ad­ Por lo cual, después de meditarlo y
vierte claramente que los once prime­ considerarlo largamente delante del Se­
ros capítulos del Génesis, aunque pro­ ñor, para no faltar a Nuestro sagrado
piamente no concuerden con el método deber, mandamos a los Obispos y a los
histórico usado por los eximios histo­ superiores religiosos, onerando gravísi-
riadores grecolatinos y moderaos, no mamente sus conciencias, que con la
obstante pertenecen al género histórico mayor diligencia procuren que ni en
en un sentido verdadero, que los exé- las clases, ni en las reuniones, ni en
getas han de investigar y precisar; y escritos de ningún género se expongan
que los mismos capítulos, con estilo tales opiniones en modo alguno, ni a
sencillo y figurado, acomodado a la los clérigos ni a los fieles cristianos.
mente del pueblo poco culto, contienen Sepan cuantos enseñan en institutos
las verdades principales y fundamenta­ eclesiásticos que no pueden en concien­
les en que se apoya nuestra propia sal­ cia ejercer el oficio de enseñar, que les
vación, y también una descripción po­ ha sido concedido, si no reciben religio­
pular del origen del género humano y samente las normas que hemos dado y
del pueblo escogido. Mas si los anti­ si no las cumplen escrupulosamente en
guos hagiógrafos tomaron algo de las la formación de sus discípulos. Y pro­
tradiciones populares (lo cual los hacía curen infundir en las mentes y en los
inmunes de todo error al elegir y juzgar corazones de los mismos aquella reve­
aquellos documentos. rencia y obediencia que ellos en su
Empero, lo que se insertó en la Sa­ asidua labor deben profesar al Magis­
grada Escritura, sacándolo de las na­ terio de la Iglesia.
rraciones populares, en modo alguno Esfuércense con todo aliento y emu­
debe compararse con las mitologías u lación por hacer avanzar las ciencias
otras narraciones de tal género, las que profesan; pero eviten también el
cuales más proceden de una ilimitada traspasar los límites por Nos estable­
imaginación que de aquel amor a la cidos para salvaguardar la verdad de
simplicidad y la verdad, que tanto res­ la fe y de la doctrina católica. A las
plandece aún en los libros del Antiguo nuevas cuestiones que la moderna cul­
Testamento, hasta el punto que nues­ tura y el progreso del tiempo han sus­
tros hagiógrafos deben ser tenidos en citado, apliquen su más diligente inves-
(14) Compárese Rom. 5, 12-19; Conc. Trie!., sess. (15) 16 de Enero de 1948; AAS. 10 (1948) 45-48.
V, can. 1-4, Denz-Umb. nrs. 788-791.
1806 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 194, 23

tigación, pero con la conveniente pru­ solicitud aumentará todavía, imparti­


dencia y cautela; y, finalmente, no mos con todo amor, como prenda de
crean, cediendo a un falso irenismo, los dones celestiales y en señal de
que los disidentes y los que están en el Nuestra paterna benevolencia, a todos
error puedan ser atraídos con buen vosotros, Venerables Hermanos, a vues­
suceso, si la verdad íntegra que rige tro clero y a vuestro pueblo, la Bendi­
en la Iglesia no es enseñada por todos ción Apostólica.
sinceramente, sin corrupción ni dismi­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
nución alguna. el día 12 de Agosto de 1950, año duo­
décimo de Nuestro Pontificado.
21. Bendición Apostólica. Fundados
en esta esperanza, que vuestra pastoral PIO PAPA XII.
It'SKS

EXHORTACION APOSTOLICA “MENTI NOSTRiE”(*>


(23-IX-1950)

SOBRE EL FOMENTO DE LA SANTIDAD DE LA VIDA SACERDOTAL

PIO PP. XII


Venerables Hermanos y Amados Hijos: Salud y bendición apostólica:

Introducción res y los sacerdotes se esfuerzan en


guiar al pueblo cristiano para que evite
í. Motivos de la “ Exhortación” y los males, supere las dificultades y con­
grandeza del sacerdocio siga la santidad, efectivamente es nece­
AAS 1. El encargo de Jesús y Pedro m o­ sario esto de manera especial en nues­
42 tiva la exhortación. A Nuestra mente tros tiempos, cuando las gentes y los
657 llegan sin cesar los ecos de aquella voz pueblos, a consecuencia de la reciente
del divino Redentor, que dijo a P edro: contienda tan cruel, no solo están ator­
Simón, hijo de Juan, ¿me amas más mentados por graves dificultades, sino 658
que éstos?... Apacienta mis ovejuelas(1); que, además, sufren gravísima pertur­
y también aquellas otras del mismo bación de espíritu, mientras los enemi­
Príncipe de los Apóstoles, que exhorta gos del nombre católico, envalentona­
así a los Obispos y sacerdotes de su dos por las circunstancias que atraviesa
tiempo: Apacentad el rebaño de Dios la sociedad civil, procuran con odio
que os ha sido confiado... sirviendo de satánico e insidias sagaces apartar a los
ejemplo al rebaño(2). hombres de Dios y de su Cristo.

2. Solicitud paternal y gratitud del


2. Principal necesidad de nuestro
Papa
tiempo: elevar al sacerdote. Al meditar
atentamente tales palabras, considera­ 3. Paternal solicitud del Papa por
mos como principal oficio de Nuestro los sacerdotes. La necesidad, que todas
Supremo Ministerio hacer todo lo posi­ las almas buenas advierten, de una
ble para que resulte cada vez más efi­ restauración cristiana, Nos obliga a
caz el celo con que los sagrados Pasto­ volver muy particularmente Nuestro
(*) A. A. S., 42 (1950) 657-702. Como el clero, así el pueblo; un clero renovado renovará la faz
espiritual de la tierra. Por ello el Papa en el apogeo de su ministerio ha dedicado uno de los más
bellos y selectos documentos a los sacerdotes: M en tí N ostrse.
No fue la primera vez que los Sumos Pontífices se dirigían de una manera especial al clero. Pío
XII recuerda los documentos de sus Predecesores, de Pío X y Pío XI. La presente exhortación pre­
supone también la lectura y estudio de las dos Encíclicas en que Pío XII mismo ha hablado prin­
cipalmente del sacerdocio católico: M y s tici C o r p o r is y M e d ia to r D e i. “ M en tí N o s t r a e ” se presenta
como digno remate del Año Santo, el año del “ G ran R e to r n o y d e l g r a n p e r d ó n ” , cuyo fin primario
fue, según las palabras del Sumo Pontífice: “ la santificación de las almas mediante la oración y
la penitencia” (Autógrafo de Pío XII del 12 de julio de 1948). Esta santificación, sin embargo, no
puede realizarse en la práctica sin la intervención intensa de sacerdotes santos; ellos son, según frase
de Pío XII “ el único medio para asegurar la renovación de los pueblos en el espíritu de Jesucristo” .
De ahí la presente “ E x h o r t a c ió n A p o s t ó lic a ” .
En las p r im e r a s d o s p a rte s de M en tí N o s i r x trata Pío XII de la santidad de vida y del sagrado
ministerio de los sacerdotes; en la tercera y cuarta partes dilucida los complejos problemas que
vive hoy día el clero frente a la sociedad moderna, poniéndolo en guardia contra el ansia de nove­
dades, pero advirtiéndole también que estaba lejos de su mente “ el pensar que las tareas apostó­
licas no se hubieran de acomodar a nuestro tiempo, y que las nuevas obras de apostolado no de­
bieran responder a las necesidades presentes” .
L a t r a d u c c ió n es, con ligeras variantes, la oficiosa de la Políglota Vaticana. El esquema es de
responsabilidad de la segunda edición (P. H.).
(1) Véase Juan 21, 15-17. (2) I Pedro 5, 2-3.

— 1807 —
1808 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 4-8

pensamiento y Nuestro afecto a los Sa­ espíritu de Jesucristo al pueblo que les
cerdotes de todo el mundo, porque sa­ está encomendado.
bemos la actividad humilde, vigilante y
fervorosa de quienes, viviendo entre el 6. Deber del sacerdote de tender a
pueblo, conocen sus enfermedades, pe­ la perfección. Las necesidades son
nas y angustias, corporales y espiritua­ urgentes. Y si las hoy crecientes ne­
les, pueden renovar según los preceptos cesidades del pueblo cristiano exigen
evangélicos, las costumbres del mundo con mayor urgencia de los sacerdotes
y consolidar firmemente en la tierra el la interior perfección, es necesario te­
Reino de J e s u c r i s t o , Reino de justicia, ner en cuenta que están obligados a
de amor y de paz^BK aspirar a ella siempre, en toda ocasión
y con todas sus energías por la natura­
4. Sólo la santidad de los sacerdotes leza misma del altísimo ministerio que
dará los frutos apetecidos. Pero es les ha sido confiado.
imposible que el ministerio sacerdotal
obtenga plenamente frutos que respon­ 3. La inestimable gracia del sacer­
dan por completo a las necesidades de docio
nuestro tiempo, si los sacerdotes no bri­
llan con fulgor de santidad insigne ante 7. El gran don de sacerdocio, digni­
el pueblo que los rodea, siendo dignos dad suprema. Gomo enseñaron Nues­
ministros de Cristo, fieles dispensadores tros Predecesores y particularmente
de los misterios de Dios^3 45
\ eficaces
6 Pío X<78 >, Pío X l3
(8) y Nos mismo expu­
7
6
5
4
cooperadores de D i o s preparados pa­ simos en las Encíclicas (íMystici Corpo-
ra toda obra buena ríVM9) y uMediator Dei” (10\ el sacer­
docio es verdaderamente el gran don
5. Manifestación de gratitud en las del Divino Redentor, quien para perpe­
Bodas de Oro sacerdotales del Papa. tuar hasta el fin de los siglos la reden­
Así pues, juzgamos que de ningún m o­ ción del género humano, consumada
do podemos mostrar mejor Nuestra por El en la cruz, transmitió sus po­
gratitud a todos los sacerdotes del deres a la Iglesia, haciéndola partícipe
mundo — que nos han testificado su de su único y eterno sacerdocio. El
amor ofreciendo al Señor sus oraciones Sacerdote es el otro Cristo, ya que está
en Nuestro favor en el Quinquagésimo señalado con un carácter indeleble, que
Aniversario de Nuestro sacerdocio— le hace imagen viva de nuestro Salva­
que exhortándolos a todos paternal­ dor; el sacerdote hace las veces de Je­
mente a conseguir aquella santidad sin sucristo, que dijo: Como mi Padre
la cual no puede ser fructífero el mi­ envió a mí así os envío Fo(11^ quien a
nisterio a ellos encomendado. Deseamos vosotros oye a mí me oye^12\
ardientemente que el mejor fruto del
Año Santo — abierto con la esperanza 8. El sacerdote, mediador entre el
de una renovación general de costum­ hombre y Dios. Elevado por divina
bres en conformidad con los preceptos vocación a este augustísimo ministerio
evangélicos— sea el que los guías del ha sido propuesto en favor de los hom­
pueblo cristiano se esfuercen, con el bres, en todas aquellas cosas que se re­
mayor empeño, en alcanzar las cimas fieren a Dios, para que ofrezca dones y
de la perfección, de modo que, con tal sacrificios por los pecados^1BL A él, por
espíritu y disposición, renueven en el lo tanto, tiene que recurrir todo el que
(3) Prefacio de la Misa de la festividad de (9) Pío XII, Encíclica Mystici Corporis, 29-
Cristo Rey. VI-1943; A. A. S. 35 (1943) 193-248: en esta Colec­
(4) Véase I Cor. 4, 1. ción: Encícl. 177, pág. 1590-1622.
(5) Véase I Cor. 3, 9. (10) Pío XII Encíclica Mediator Dei et hominum,
(6) Véase II Tim. 3, 17. 20-XI-1947; A. A. S. 39 (1947) 521-595; en esta Co­
(7) Pío X Exhortación H a e re n t A n im o , 4-VIII- lección: Encícl. 185, 27, pág. 1719; 185, 47, pág.
1908; Acta Pii X vol. IV p. 237; A. S. S. 41 (1908) 1726; 185, 54, pág. 1729.
555-557; en esta Colección: Encícl. 105, págs. 814-828. (11) Juan 20, 21.
(8) Pío X I , Encíclica A d C a th o lic i S a c e r d o tii, (12) Le. 10, 16.
20-XII-1935; A. A. S. 28 (1936) 5-53; en esta Colec­ (13) Hebr. 5, 1.
ción: Encícl. 166, pág. 1418-1444.
..195, 9-14 E x h o r t a c ió n A po stó lic a “ M entí N ostr ae ” 1809

desee vivir la vida del divino Redentor, pues, santos porque, como sabéis, santo
y recibir fuerza, aliento y alimento del es vuestro ministerio^18).1
espíritu; y de él debe esperar la medi­
cina oportuna quien se esfuerce por P P arte :
trocar en vida santa las costumbres
corrompidas. Por lo que los sacerdotes LA SANTIDAD EN LA VIDA
todos pueden con todo derecho apli­ SACERDOTAL
carse las palabras del Apóstol: somos
cooperadores de Dios(14). I. - Introducción : L a caridad víncu ­
lo DE PERFECCIÓN
4. La fidelidad a esa gracia 12. La enseñanza del Maestro: pri­
mero la caridad. Según las enseñanzas
9. Necesidad de la correspondencia. del Divino Maestro(19), la perfección de
Pero tan excelsa dignidad exige que los la vida cristiana se funda principalmen­
sacerdotes correspondan con fidelidad te en la caridad para con Dios y el pró­
suma a su gravísimo oficio. Llamados a jimo, caridad que ha de ser ferviente,
promover en la tierra la gloria de Dios celosa y activa. Si tiene estas cualidades
y alimentar y acrecentar el Cuerpo puede en verdad decirse que comprende
Místico de Cristo, es absolutamente ne­ todas las virtudes<20), y puede muy jus­
cesario que de tal manera brillen con tamente llamarse vínculo de la perfec­
fulgores de santidad que por todas par­ ción<21). Por tanto, sea cual fuere el
tes difundan el buen olor de Cristo^u K estado en que viva el hombre, es abso­
lutamente necesario que dirija a este fin
10. El deber fundamental. Queridos sus intenciones y sus actos.
hijos, el mismo día en que fuisteis ele­
vados a la dignidad sacerdotal, el Obis­ 13. El sacerdote está llamado a la
po os indicó solemnemente en nombre perfección. Pero este deber obliga de
de Dios cuál era vuestro deber funda­ manera particular al sacerdote. Porque
mental: Advertid lo que hacéis, imitad toda acción sacerdotal, por su misma
lo que tratáis; celebrando el misterio naturaleza, — puesto que precisamente
de la muerte del Señor, procurad mor­ para tal fin está llamado el sacerdote
tificar vuestros miembros de todos los por divina vocación, destinado a un
vicios y concupiscencias. Vuestra doc­ oficio divino y enriquecido de divinos
trina sea medicina espiritual para el carismas— tiende a esto; él, efectiva­
pueblo de Dios; el perfume de vuestra mente, debe prestar su cooperación a
vida sea gozo de la Iglesia de Cristo; Jesucristo, único y eterno Sacerdote;
para que con la predicación y el ejem­ y así debe seguir e imitar a Aquel que,
plo edifiquéis la casa, esto es, la fami­ durante su vida en la tierra, ninguna
lia de Dios(1Q\1 otra finalidad tuvo, que la de mostrar
su encendidísimo amor al Padre y ha­
11. Unión con Dios y santidad. Vues­ cer partícipes a los hombres de los infi­
tra vida totalmente inmune de todo pe­ nitos tesoros de su Corazón.
cado, más que la de los simples cris­
tianos, esté escondida con Cristo en II. - L a imitación sacerdotal de
Dios<17K Adornados así con la eximia Cristo
virtud que vuestra dignidad exige, de­
dicaos a completar la obra redentora 1. Cristo: fin y centro de la vida
a la cual habéis sido destinados por la sacerdotal
ordenación sacerdotal. 14. Intima unión con Jesús. El prin­
Este es el programa que libre y cipal móvil que debe impulsar el espí­
espontáneamente habéis elegido; sed, ritu del sacerdote ha de tender a unirle
* (14) I Cor. 3, 9. (18) Levit. 11, 44; 19, 2.
(15) II Cor. 2, 15. (19) Véase Mat. 22, 37-39.
(16) Pontifical Romano en la ordenación de sa­
cerdotes. (20) Véase I Cor. 13, 4-7.
(17) Véase Col. 3, 3. (21) Col. 3, 14.
1810 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 15-20

estrechamente con el Redentor divino, Aprended de Mí, que soy manso y hu­
a abrazar íntegra y dócilmente los pre­ milde de corazón*25). Considerando de­
ceptos de la ley cristiana, y llevarlos a tenidamente de una parte la excelsa
la práctica en todo momento de su vida dignidad a que por el bautismo y la
tan diligentemente, que la fe católica ordenación sacerdotal hemos sido ele­
sea luz de su conducta y su conducta vados, y reconociendo, por otra, nues­
sea, en cierto modo, un reflejo del es­ tra miseria espiritual, meditemos las
plendor de su fe. divinas palabras de J e s u c r i s t o : Sin
Mí nada podéis hacer*26).
15. Mirada fija en Cristo, modelo del
sacerdote. El sacerdote guiado por el 18. Desconfianza de si mismo y des­
esplendor de esta virtud, no apartará prendimiento. El sacerdote no confíe
jamás su mirada de Cristo; seguirá con en sus propias fuerzas, no se complazca
toda diligencia sus preceptos, sus accio­ exageradamente en sus cualidades, no
nes y ejemplos; y tendrá por absoluta­ busque las alabanzas y la estima de los
mente cierto que no le basta con cum­ hombres, no aspire insaciable a puestos
plir las obligaciones de los fieles, sino más elevados, sino imite a Cristo, que
que debe cada día tender con nuevo vino a servir, no a que le sirviesen*27),
ardor a aquella perfección de vida que niéguese a sí mismo, según la doctrina
exige su excelsa dignidad sacerdotal, evangélica*28*, y no se apegue dema­
com o ya prescribe el Código de Dere­ siado a las cosas de la tierra, para que
cho Canónico: Los clérigos deben vivir pueda seguir más fácil y expeditamente
interna y externamente una vida más a su divino Maestro. Cuanto es y cuan­
santa que los seglares, y servirles de to tiene le ha venido de la bondad y
ejemplo en virtud y en buenas obras^22\ poder de Dios; si pues quiere gloriarse
recuerde las palabras del Apóstol de las
16. Compendio de la vida de Cristo: gentes: En cuanto a mí de nada me glo­
vida cristocéntrica. La vida sacerdotal riaré sino de mis f laque zas*29).
que nace de Cristo, debe en todo m o­
mento orientarse totalmente hacia El. 3. La obediencia, holocausto de la
Cristo es el Verbo de Dios que no tuvo voluntad sacerdotal
a menos asumir la naturaleza humana,
que vivió en la tierra para cumplir la 19. Triple inmolación: a) La volun­
voluntad de su eterno Padre, que espar­ tad en la obediencia. Este espíritu de
ció en torno a Sí el perfume de azuce­ humildad, iluminado por la luz de la
nas, que vivió en la pobreza, que pasó fe, impele al hombre a una cierta inmo­
haciendo bien y sanando a todos*23); lación de la voluntad por medio de la
que, en fin, se inmoló como víctima por obediencia. J e s u c r i s t o mismo ha ins­
la salvación de sus hermanos. Aquí te­ tituido, en la sociedad por El fundada,
néis, queridos hijos, puesto ante los una autoridad que perpetúa la suya;
ojos un compendio de su vida admira­ por esto, quien obedece a los superiores
ble; procurad resueltamente reprodu­ eclesiásticos, obedece al mismo Reden­
cirla en vosotros, recordando su exhor­ tor divino.
tación: os he dado ejemplo para que
20. b) El juicio propio: necesidad de
como Yo hice así hagáis vosotros*24).
la obediencia. En los tiempos presen­
tes, en que el principio de la autoridad
2. La humildad, fundamento de la
es atacado con temerario atrevimiento,
perfección sacerdotal
es absolutamente necesario que el sa­
17. Práctica de la humildad, base cerdote, firmemente apoyado en los
de la santidad. Pero la perfección principios de la fe, reconozca y acate
cristiana comienza en la humildad: esta autoridad, no sólo como baluarte
(22) Código de Derecho Canónico, Canon 124. (26) Juan 15, 5.
(23) Act. 10, 38. (27) Mat. 20, 28.
(24) Juan 13, 15. (28) Véase Mat. 16, 24.
(25) Mat. 11, 29. (29) II Cor. 12, 5.
195, 21-26 E x h o r t a c ió n A postó lic a “ M entí N ostr ae ” 1811

imprescindible del orden social y reli- 23. 2) Medios para conservar la cas­
663 gioso, sino también como base de su tidad sacerdotal. Mas para conservar
propia santificación. Mientras los ene­ incontaminada la pureza, como tesoro
migos de Dios, con criminal astucia, se de precio inestimable, es oportuno y
esfuerzan en incitar y fomentar las in­ necesario atenerse fielmente a aquella
moderadas ambiciones de algunos, para exhortación del príncipe de los Apósto­
inducirlos a lanzarse contra los man­ les, que diariamente repetimos en el 664
datos de la santa Madre Iglesia, Nos Oficio Divino: Sed sobrios y vigilad^33).
deseamos rendir las justas alabanzas y
24. a) La vigilancia y la oración,
alentar con ánimo paternal a la nu­
custodia de la castidad. Sí, vigilad,
trida falange de ministros sagrados que,
queridos hijos, porque a vuestra casti­
por confesar abiertamente su cristiana
dad se oponen tantos peligros, ya por
obediencia, y por guardar incólume su
la corrupción de las costumbres públi­
fidelidad integérrima para con Cristo
cas, ya por los atractivos del vicio, hoj'
y la autoridad por El constituida, han
para vosotros tan frecuentes e insidio­
sido hallados dignos de sufrir ultrajes
sos, ya, en fin, por la excesiva libertad
por el nombre de Jesús^303 *^ y no sólo
1
de relaciones entre ambos sexos y que
injurias, sino también persecuciones, y
a veces se atreve también a introducirse
cárceles, y aun la muerte.
en el ejercicio del ministerio sagrado.
4. El celibato y la castidad sacerdo­ Vigilad y orad(34>, recordad siempre
tal que vuestras manos tocan las cosas más
21. c) La dedicación a las cosas de santas y que estáis consagrados a Dios,
Dios y la renuncia en el celibato. El y a El sólo debéis servir. El mismo há­
sacerdote ejerce su ministerio propio en bito que lleváis os amonesta en cierto
aquellas cosas que se refieren a la vida modo que debéis vivir para Dios, no
sobrenatural, puesto que promueve su para el mundo. Procurad, pues, con
incremento y la comunica al Cuerpo todo empeño y fervor, confiados en la
Místico de Cristo. Por lo cual debe ale­ protección maternal de la Virgen San­
jarse de los negocios propios del mun­ tísima ser siempre nítidos, limpios, pu­
do, para ocuparse exclusivamente de ros, castos, como conviene a ministros
las cosas del S e ñ o r ^ 31*K Y precisamente de Cristo y a dispensadores de los mis­
porque debe vivir libre de las preocupa­ terios de Dios^35K
ciones del mundo, y entregarse por en­ 25. b) Evitar las familiaridades. A
tero al servicio divino, la Iglesia ha este respecto creemos oportuno exhor­
establecido la ley del celibato, a fin de
taros, muy particularmente, a que en la
que a todos sea cada vez más notorio dirección de organizaciones y asocia­
que el sacerdote es ministro de Dios y ciones femeninas os mostréis como co ­
padre de las almas. Merced a la ley del rresponde a sacerdotes; evitad toda fa­
celibato el sacerdote, lejos de perder to­ miliaridad; y siempre que vuestro mi­
talmente el don de la paternidad, en nisterio sea necesario prestadlo como
realidad la aumenta inmensamente, ya ministros sagrados. En la dirección de
que no engendra hijos para esta vida tales asociaciones vuestra aportación se
terrenal y caduca, sino para la celestial limite a lo que requiera vuestro minis­
y eterna. terio sacerdotal.
22. La castidad sacerdotal. 1) Exce­
lencia de la pureza. Cuanto más es­ 5. El desprendimiento sacerdotal
pléndidamente brilla la castidad sacer­ 26. El desprendimiento apostólico
dotal, tanto más el sacerdote es junta­ de los bienes terrenos. Y no os con­
mente con Cristo, hostia pura, santa e tentéis con la renuncia a los placeres
inmaculada(32>. de la carne por la castidad, y con la
(30) Act. 5, 41. (33) I Pedro 5, 8.
(31) I Cor. 7, 32-33. (34) . Me. 14, 38.
(35) Pontifical Romano en la ordenación de los
Q2) Canon del Misal Romano. diáconos.
1812 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 27-29

sujeción espontánea de vuestra volun­ las virtudes y debe dar a los demás
tad a vuestros superiores por la obe­ ejemplo de vida santa. Su porte no ha
diencia, sino que apartad cada día más de ser como el de los hombres comu­
vuestro espíritu de las riquezas y de los nes, sino como el de los ángeles en el
bienes de la tierra. Una y otra vez os cielo y la de los varones perfectos en
exhortamos, queridos hijos, a que no la tierra(37>.3
6
améis inmoderadamente los intereses
transitorios y perecederos de este mun­ III. - L a necesidad de la gracia para
do; tomad como ejemplo a los varones la santificación sacerdotal
santísimos de los tiempos pasados y
presentes que obraron confiados en El Sacrificio de la misa como medio
Dios, el cual nunca niega los auxilios
de santificación
necesarios, uniendo a su ardentísimo
celo sacerdotal el debido desprendi­ 1. Necesidad de los medios de san­
miento de los bienes terrenos y una
tificación
confianza ilimitada en la Providencia
Divina. Es necesario que los sacerdotes 28. Consideración de verdades subli­
que no están obligados a ella por voto mes que manifiestan la grandeza del
especial se dejen guiar también por este sacerdocio y la eficacia de los auxilios
amor a la pobreza; amor que ha de de la gracia. Nadie ignora, queridos
mostrarse en el simple y moderado te­ hijos, que no es posible a ninguno de
nor de vida, en la casa no lujosa, y en los cristianos, especialmente a los sa­
fin ha de confirmarse con la generosa cerdotes, imitar, en la vida cotidiana
largueza para con los pobres. Abstén­ los admirables ejemplos del divino
ganse, sobre todo, de dedicarse a em­ Maestro, sin la ayuda de la gracia di­
presas económicas, lo que los apartaría vina y sin el uso de aquellos instrumen­
del cumplimiento de sus deberes pasto­ tos de la misma gracia con que el
rales y podría disminuir su estima ante Señor nos ha enriquecido. Auxilios tan­
los fieles. Siendo necesario que el sacer­ to más necesarios cuanto más alta es
dote se entregue con todo empeño a la la perfección que debemos alcanzar y
salvación de las almas, apliqúese a sí cuanto más graves son las dificultades
mismo aquella sentencia del Apóstol nacidas de nuestra nuturaleza inclinada
San P ablo : N o b u s c o v u e s tr o s b ien es,
al mal. Por esta razón, juzgamos opor­
s in o v o s o t r o s (36L tuno pasar a la consideración de otras
verdades sublimes y consoladoras, por
6. El sacerdote, modelo de todas las las cuales aparece aun más claro, cuán
virtudes. alta debe ser la santidad sacerdotal, y
cuán eficaces son los auxilios que Je­
27. Reproduciendo a Cristo en todas
sucristo nos ha dado para que poda­
sus virtudes. Si tuviéramos aquí opor­
mos realizar en nosotros los designios
tunidad para tratar largamente de to­
de la divina misericordia.
das las virtudes, con las cuales es pre­
ciso que el sacerdote reproduzca en sí,
2. Cristo, modelo del sacrificio sa­
del mejor modo posible, el divino ejem­
cerdotal
plar que es Jesucristo, expondríamos
muchas cosas que Nos vienen a la 29. Vida de sacrificio en unión con
mente; pero hemos querido inculcaros Cristo. Así como toda la vida de nues­
de modo especial solamente aquellas tro Salvador estuvo ordenada al sacri­
que en nuestros tiempos parecen más ficio de sí mismo, así también la vida
necesarias. En cuanto a las demás, bas­ del sacerdote, que debe reproducir en
te recordar este pensamiento del áureo sí la imagen de Cristo, debe hacerse
libro de la “ Imitación de Cristo: “ El con El, por El y en El un sacrificio
sacerdote debe estar adornado de todas3 6 aceptable.

(36) II Cor. 12, 14. (37) “ Imitación de Cristo” Lib. IV, c. 5, 13-14.
195, 30-35 E x h o r t a c ió n A postó lic a “ M entí N ostr ae ’ 1813

30. El ejemplo de Cristo en el Cal­ crificio de sí mismo, puesto que debe


vario. En verdad, el sacrificio ofrecido ofrecerse e inmolarse a sí mismo con
en el monte Calvario por el divino Sal­ Cristo. Por lo cual, es necesario que no
vador pendiente de la cruz, no fue sólo sólo celebre la santa Misa, sino que la
inmolación de su cuerpo, sino que se viva íntimamente; sólo así podrá reci­
hizo a Sí mismo hostia expiatoria, como bir aquella fuerza sobrenatural que le
Cabeza del género humano; y por tanto transformará totalmente y le hará par­
mientras encomienda su espíritu en ma­ tícipe de la vida de sacrificio del Re­
nos del Padre, se encomienda a Dios, dentor.
como hombre, para encomendarle a los
hombres todos^3SL 4. Lucha personal del sacerdote por
la santidad
3. La misa como fuente de santidad 34. Transformarse en víctima con
31. El ejemplo de Jesús en la santa Cristo. Según el Apóstol S a n P a b l o ,
misa. Lo mismo sucede en el sacrificio sienta como principio fundamental de
eucarístico, que es renovación incruen­ la perfección cristiana este precepto:
ta del sacrificio de la cruz: Cristo se Revestios de Nuestro Señor Jesucris-
ofrece al Eterno Padre por su gloria y £o(41). Este mandato, si toca a todos
por nuestra salud. Y siempre que El, los cristianos, toca de modo especial a
Sacerdote y Víctima, obra como Cabeza los Sacerdotes. Ahora bien, revestirse
de la Iglesia, ofrece e inmola, no sólo de Cristo, no solamente consiste en ins­
a sí mismo, sino también a todos los pirarse en su doctrina, sino más bien
fieles, y en cierto modo a todos los entrar en una vida nueva, la cual, para
hombres^3 39).
3
8 brillar con los resplandores del Tabor,
debe, sobre todo conformarse con los
32. El inagotable valor del sacrificio dolores y angustias de nuestro Reden­
eucarístico. Ahora bien, si esto es apli­ tor paciente en el Calvario. Esto exige
cable a todos los fieles con mayor razón un trabajo largo y difícil, que ponga a
a. los sacerdotes, que son ministros de nuestra alma en estado de víctima, pa­
Cristo principalmente por la celebra­ ra que participe íntimamente en el sa­
ción del sacrificio eucarístico, y cier­ crificio de Cristo. Este arduo y continuo
tamente, en el sacrificio eucarístico, trabajo no se realiza con voluntad, ni
cuando haciendo las veces del mismo se reduce a meros deseos y promesas,
Cristo consagran el pan y el vino, que sino que debe ser un ejercicio activo e
se convierte en el Cuerpo y la Sangre infatigable que conduzca a una viva
de Cristo, los sacerdotes pueden tomar renovación del alma; debe ser un ejer­
de la misma fuente de la vida sobre­ cicio de piedad que dirija todo a la
natural inagotables tesoros de salud y gloria de Dios; un ejercicio de peniten­
todos aquellos auxilios que les sean cia que refrene y encauce los inmode­
necesarios, no sólo a ellos personal­ rados movimientos del espíritu; una
mente, sino también para cumplir su prontitud de caridad que inflame el
ministerio. alma en amor de Dios y del prójimo,
y nos estimule a las obras de misericor­
33. Conformar la vida con la digni­ dia; en fin, una pronta y resuelta vo­
dad y vivir la santa Misa. El sacerdote, luntad para luchar y trabajar hasta al­
al estar en íntimo contacto con estos canzar lo más perfecto.
misterios divinos, no puede menos que
sentir hambre y sed de ju s t ic ia ^ , y el 35. San Pedro Crisólogo recomienda
anhelo vehemente de conformar su vida inmolarse con Cristo. El sacerdote de­
con la excelsa dignidad de que está be, pues procurar reproducir en sí lo
adornado, y de orientarla hacia el sa­ que se realiza en el ara del sacrificio.
(38) San Atanasio, De incarnatione, N9 12 (Mi- 6 (Migne P. L. 41, col. 284; GSEL 40 vol I, p,
gñe', P.G. 26 col. 1003 s.). 456, 6 ss).
(40) Véase Mat. 5, 6.
(39) Ver S. Agustín, De Civitate Dei lib. X, c. (41) Rom. 13, 14.
1814 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 36-37

Como J esucristo se inmola a sí mismo, sentimientos que tuvo Cristo Jesús(44>,


su ministro debe inmolarse con El; Je- exige de todos los cristianos que, en
668 sús expía los pecados de los hombres, cuanto sea posible a la humana natura­
así él, siguiendo el arduo camino de la leza, reproduzcan en sí mismos el esta­
ascética cristiana, debe llegar a la pu­ do de ánimo que tenía el Divino Re­
rificación de sí mismo y de los demás. dentor cuando realizó el sacrificio de
Por lo que S an P edro Crisólogo le Sí mismo, a saber, la humilde sumisión
amonesta así: Que seas sacrificio y sa­ del alma, la adoración, el honor, la
cerdote de Dios. No pierdas lo que te alabanza y acción de gracias que ofre­
dio y concedió la Divina Autoridad. ció a la divina Majestad; exige, además,
Revístete de la túnica de la santidad; que reproduzcan en sí, en cierto modo,
cíñete el cíngulo de castidad; sea Cristo la condición de víctimas, esto es, que
velo de tu cabeza; la cruz esté como en conformidad con los preceptos evan­
baluarte sobre tu frente; guarda sobre gélicos se nieguen a sí mismos, que
tu pecho el sacramento de la ciencia voluntaria y espontáneamente practi­
divina; quema incesantemente el per­ quen la penitencia, que detesten y ex­
fume de la oración; empuña la espada píen sus pecados; exige finalmente, que
del espíritu, haz de tu corazón un altar todos unidos a Cristo, muramos místi­
y así resuelto ofrece a Dios tu cuerpo camente en la cruz, de modo que poda- 669
como víctima... Ofrece la fe para que mos apropiarnos lo que de sí dice S an
la perfidia sea castigada; practica el P ablo: estoy clavado con Cristo en la
ayuno para que cese la voracidad; ofre­ crwz(45>.
ce el sacrificio de la castidad para que
muera la liviandad; haz que reine la 37. A provechar las riquezas de la
piedad para que desaparezca la impie­ sangre de Jesús. Sacerdotes e hijos
dad: ejercita la misericordia para que amadísimos, tenemos en nuestras ma­
se destruya la avaricia; e inmola ince­ nos un gran tesoro, una joya preciosí­
santemente la santidad para que se co­ sima: las riquezas inagotables de la
rrija la estulticia; así tu cuerpo será tusangre de Jesucristo; aprovechémosla
hostia, simpre que no sea herido por con la mayor largueza para ser, por el
ningún dardo de pecadoO2), sacrificio total de nosotros mismos,
ofrecidos al Padre con J esucristo, los
5. La unión de sentimientos con verdaderos mediadores de la justicia
Cristo en aquellas cosas que miran a Dios*46),
36. La muerte mística en Cristo: y para merecer que nuestras oraciones
D octrina de la E ncíclica “ M ediator sean benignamente oídas y nos alcan­
D ei” . Queremos repetir aquí de modo cen una lluvia incesante de gracias, que
especial, y con las mismas palabras, al alegren y fecundicen a la Iglesia y a
sacerdote, lo que propusimos a la con­ todas las almas. Sólo entonces, esto es,
sideración de todos los fieles en la En­ cuando seamos una cosa en Cristo por
cíclica “ Mediator Deí” (43>: Es absoluta­ su inmolación y la nuestra y hayamos
mente cierto que Cristo es Sacerdote, unido nuestra voz al coro de los que
mas no para sí, sino más bien para habitan en la celestial Jerusalén, “ illi
nosotros, presentando al Eterno Padre canentes iungimur almae Sionis aemu-
los votos y sentimientos religiosos en 7í” <47>, sólo entonces, confortados, con
nombre de todo el género humano; es la virtud de nuestro Salvador, podre­
igualmente víctima, pero también para mos, seguros y tranquilos, desde la cima
nosotros, puesto que se inmoló en lugar de la santidad conquistada dispensar a
del hombre pecador. Ahora bien, aquel los hombres todos, mediante nuestro
dicho del Apóstol: Tened los mismos ministerio, la vida y la luz de Dios.
(42) S . P e d r o C r is ó lo g o , S e r m ó n 108 (Migne PL (45) Gálatas 2, 19.
52, col. 500-501). (46) Hebr. 5, 1.
(43) P í o X I I , Encíclica M e d ia to r D e i et I i o m i - (47) Breviario Romano, Himno de la Dedica­
n u m , 20-XI-1947; A. A.S. 39 (1947) 552-553; en esta ción de la Iglesia, Laudes: “En la tierra cantamos
Colección Encíclica 185, 52, pág. 1728, 2? col. unidos con ellos, emulando a los de la excelsa
[44] Filip. 2, 5. Sión”.
195,38-4 2 E x h o r t a c ió n A postó lic a “ M e ntí N o str ae ” 1815

IV. - Necesidad de la oración y de que expresa los votos y deseos de todos


LA PIEDAD los fieles, los cuales, unidos en oración
y fe con el sacerdote, ensalzan a Jesu­
1. El Breviario como alabanza de cristo y por El dan gracias al eterno
Dios Padre y le piden los auxilios en las
vicisitudes de cada día y de cada hora.
38. El precepto de orar siempre. La Así por los sacerdotes se reitera en cier­
perfecta santidad requiere, además, una to modo todos los días lo que Moisés
continua comunicación con Dios; ahora realizó en otro tiempo, cuando en lo
bien, para que este íntimo contacto del alto del monte, levantando los brazos
alma sacerdotal con Dios no se inte­ al cielo, hablaba con Dios y le pedía
rrumpa con el correr de los días y las misericordia para su pueblo, que en la
horas, la Iglesia ha seguido fielmente hondonada del valle gemía agobiado
el precepto del Redentor Divino: es pre­ de penalidades.
ciso orar en todo tiempo y no desfalle-
cer(484
K
0
5
9 2. El Breviario como medio de san­
tificación
39. La Obligación del oficio divino. 41. Elevación de la mente en el Ofi­
Y así como la Iglesia no cesa jamás de cio y digna recitación. El Oficio Di­
orar, así desea ardientemente que sus vino contribuye, además, muchísimo a
hijos nunca dejen la oración, repitiendo la consecución eficaz de la santidad:
la palabra del Apóstol: Por El ofrezca­ porque no se trata únicamente de reci­
mos de continuo a Dios sacrificio de tar fórmulas o de entonar cánticos
alabanza, esto es, el fruto de los labios armoniosamente: no se trata únicamen­
que bendicen su nombre(49>. Más aún, te de observar las rúbricas o las cere­
a los sacerdotes ha encomendado el monias externas del culto divino; se
ministerio especial de consagrar a Dios, trata sobre todo de levantar a Dios la
orando en nombre del pueblo, todos los mente y el corazón, para juntar nues­
momentos y todas las cosas. tras alabanzas a las de los espíritus
bienaventurados que las cantan eterna­
40. Oración continua del nuevo Moi­ mente(52). Por todo lo cual el Oficio
sés: Voz de Cristo y de la Iglesia. Con­ Divino, según se advierte en su comien­
formándose con esta obligación, el sa­ zo, debe recitarse digna, atenta y devo­
cerdote continúa haciendo, a través de tamente.
los siglos, lo que hizo Cristo, quien ha­
biendo ofrecido en los días de su vida 42. a) Medios para obtener dichos
mortal, oraciones y súplicas, con po­ fines: Tener las mismas intenciones de
derosos clamores y lágrimas, fue escu­ Jesús. Es preciso, pues, que el sacer­
chado por su reverenciad^. Estas ora­ dote recite estas oraciones con la misma
ciones, en cuanto hechas en nombre intención con que oraba el divino Re­
de Cristo, por Jesucristo Señor Nuestro, dentor. Porque es com ó su propia voz,
tienen indudablemente singularísima que implora del Padre clementísimo,
eficacia, ya que es nuestro Mediador los beneficios de la Redención por su
ante el Padre, y a El ofrece incesante­ ministro; es la voz del Señor, a la cual
mente su satisfacción, sus méritos y se unen, para dar a Dios la gloria de­
el precio inestimable de su divina San­ bida, los coros de los Angeles y Santos
gre. Son en verdad y particularmente en el cielo y la multitud de los fieles
la voz de Cristo, que ruega por nosotros cristianos en la tierra; es la voz de
como sacerdote nuestro; que ora en nuestro abogado Jesucristo, por la cual
nosotros como Cabeza nuestra^1}. Son se nos aplican los inmensos tesoros de
asimismo siempre la voz de la Iglesia,4 1
0
5
9
8 sus merecimientos.
(48) Luc. 18, 1. (Migne P. L. 37, col. 1081).
(49) Hebr. 13, 15. (52) Véase Pío XII, Encíclica Mediatov Dei et
(50) Hebr. 5, 7. llominum, 20-XI-1947; A. A. S. 39 (1947) 574; en
(51) San Agustín, Enarrat. in Ps. 85, N? 1 esta Colección: Encícl. 185, 83, pág. 1741.
1816 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195,

43. b) Meditar la Sgda. Escritura mente al orden sobrenatural y a la cóíi-


contenida en el Oficio. Meditad cuida­ templación de las cosas celestiales, y
dosa y diligentemente las provechosas dirige ordenadamente nuestra alma ha­
verdades que el Espíritu Santo nos cia Dios, inflamándola en su amor* La
brinda en la Sagrada Escritura y que meditación, además nos dispone debi­
los escritos de los Padres y Doctores damente para celebrar el sacrificio
comentan. Mientras vuestros labios re­ eucarístico y para dar después de él
piten las palabras divinas dictadas por gracias al Señor; nos induce a percibir
inspiración del Espíritu Santo, cuidad y gustar la suave belleza de la Liturgia5;
de no perder nada de tan preciado te­ nos mueve, en fin, a contemplar lais
soro; para que vuestra alma sea eco fiel verdades y los admirables ejemplos y
de la voz de Dios, constante y cuidado­ preceptos del Evangelio.4 6
samente alejad todo aquello que la Ahora bien, es absolutamente nece­
pueda distraer, y recoged vuestros pen­ sario que los sacerdotes reproduzcan eh
samientos para que más fácil y fructuo­ sí mismos, con diligencia, estos ejeiíi1
samente os entreguéis a la contempla­ píos y virtudes del Redentor Divino:
ción de las verdades eternas.
47. b) Contemplación de los miste­
44. c) Seguir el ciclo litúrgico. En
rios de la vida del Redentor. Mas así
Nuestra Encíclica “ Mediator Dei” he­
como el alimento corporal no alimenta
mos explicado detenidamente por qué
nuestra vida, no la sustenta, no la ro­
razón la Iglesia, a lo largo del ciclo
bustece sino cuando, digerido y asimiL
anual litúrgico, recuerda y representa
lado, se convierte en sustancia nuestra,
viva y ordenadamente todos los miste­
así el sacerdote no puede adquirir el
rios de Jesucristo y manda celebrar
dominio de sí mismo y de sus sentidos,
también las festividades de la Virgen
ni purificar su espíritu, ni tender, como
María y de los Santos. Estas enseñan­
debe, a la perfección, ni, en fin, cumL
zas que a todos los cristianos hemos
plir fiel, cuidadosa y provechosamente
propuesto como útilísimas para todos,
su sagrado ministerio, si no vivé lá
importa que las recordéis de modo es­
vida de Cristo, meditando y contem­
pecial vosotros los sacerdotes; vosotros,
plando los misterios del Redentor di­
a quienes por el sacrificio eucarístico
vino, modelo supremo y absoluto dé
y el Oficio Divino, corresponde la parte
perfección y fuente inagotable de sam
más importante en este mismo curso tidad.
litúrgico.
48. Obligación grave de meditar y
3. Los otros ejercicios de piedad sa­
daño grave al descuidarla. Nos juzga­
cerdotal. mos, por tanto, gravemente obligados a
45. Otros ejercicios que la Iglesia exhortaros de modo especial a la medi­
recomienda. Para alentarnos a buscar tación diaria, práctica que el Código
más animosamente cada día la santi­ de Derecho Canónico propone a tódós
dad, además de la celebración del sa­ los clérigos(53). Porque así como con la
crificio de la Misa y el rezo del Oficio meditación cotidiana se alimenta y
Divino, la Iglesia nos recomienda viva­ alienta el deseo de la perfección sacer­
mente otros ejercicios de piedad. De dotal, así de su abandono nace aquel
los cuales interesa tratar brevemente tedio de las cosas espirituales, por el
aquí y proponerlos a vuestra conside­ cual la piedad se entibia y languidece y
ración.46 el esfuerzo personal hacia la santidad
se interrumpe o se detiene, y aun el
46. a) La meditación y contempla­ mismo ministerio sacerdotal sufre grave
ción de las cosas celestiales. Nos menoscabo. Por lo cual, con toda razona
exhorta la Iglesia, en primer lugar, a se debe afirmar que los frutos propips
la santa meditación, que levanta la de la meditación no pueden lograrse de
(53) Véase Código de Derecho Canónico Canon, 125, 2?.
49-54 E x h o r t a c ió n A postólica “ M entí N o str ae ” 1817

nihgún otro modo, y, por tanto, su uso sente en el Sagrado Corazón aun du­
cotidiano por ningún otro medio puede rante el tiempo del descanso nocturno,
ser sustituido. que nos recuerda el silencio de la
muerte.
49. c) Oraciones varias y espíritu
de oración. Pero no se prescinda de 52. f) Examen de conciencia. No
las oraciones vocales por la contempla­ omita tampoco examinar cada día los
ción y meditación de las cosas celestia­ secretos de su conciencia y acusarse a
les;: ni se omitan las oraciones privadas, sí mismo; examen sin duda muy a pro­
que ayudan convenientemente a la pósito ya para conocer la marcha de
unión del alma con Dios, según la con­ su vida espiritual durante el día, ya
dición de cada cual. Se ha de advertir, para remover aquellos obstáculos que
sin embargo, que importa más la piedad o impiden o retardan el progreso en
y el sincero y ferviente espíritu de ora­ la virtud, ya, en fin, para asegurar me­
ción, si en algún tiempo, hoy sobre jor los medios que puedan hacer más
todo es necesario, cuando el llamado eficaz su ministerio, y para implorar la
naturalismo ha invadido las mentes de misericordia del Padre celestial sobre
lós hombres, y la virtud está expuesta tantas miserias nuestras.
a todos los peligros, que en ocasiones
sé encuentran también en el ejercicio 53. g) Confesión frecuente. Esta mi­
de los ministerios sagrados. ¿Qué otra sericordia y perdón de los pecados que
cosa más apta para levantar vuestro se nos concede de manera especial en
pensamiento a las cosas celestiales y el sacramento de la penitencia, obra
disponeros a vivir unidos a Dios, que maestra de la bondad de Dios para
la constante oración y súplica del auxi­ socorrernos en nuestra fragilidad. Nun­
lio: divino? ca suceda, hijos queridos, que el mi­
nistro de esta saludable reconciliación
50. d) Confiada y filial devoción a se abstenga de tal sacramento. En esta
la ¡Virgen. Y puesto que los sacerdo­ materia como sabéis la Iglesia dispone:
tes pueden ser llamados, con título es­ Procuren los Ordinarios del lugar que
pecial, hijos de la Virgen María, no los clérigos todos laven frecuentemente
podrán menos de amarla con encendi­ tas manchas de su conciencia por el
dísima piedad, invocarla con ánimo sacramento de la penitencia^55). Aunque
confiado e implorar frecuentemente su ministros de Cristo somos débiles y mi­
auxilio poderoso. Sean fieles en recitar serables: ¿cómo, pues, nos atreveremos
diariamente el Santo Rosario, según re­ a subir al altar de Dios y tratar las co ­
comendación de la Iglesia^545*, con cuya sas santas sin procurar arrepentimos y
recitación se ponen a nuestra conside­ purificarnos muchas veces? Así es como
ración los misterios del Redentor Di­ se acrecienta el conocimiento de sí mis­
vino y somos llevados a Jesús por mo, crece la humildad cristiana, se des­
María. arraiga la maldad de vida, se resiste a
la negligencia g tibieza espiritual, se pu­
:51. e) Visita diaria al Ssmo. Sacra­ rifica la conciencia, se robustece la vo­
mento. El sacerdote, además, antes de luntad, se efectúa la dirección espiritual
poner fin a su jornada de trabajo co­ y se aumenta la gracia en virtud del
tidiano, acérquese al sagrario, y allí mismo sacramento(56).
deténgase al menos unos momentos,
para adorar a Jesús en el Sacramento 54. h) La dirección espiritual. Por
de su amor, para reparar la ingratitud lo mismo, creemos oportuno recomen­
de tantos hombres, para encenderse ca- daros también, queridos hijos, a que
<Ja día más en el amor divino, en fin, tanto al iniciar como al avanzar en
para permanecer de algún modo pre-5 4 vuestra vida espiritual, no os fiéis de-
(54) Véase Código Der. Can., Canon 125 2?. (56) Pío XII, Encíclica Mystici Corporis, 29-
VI-1943, A. A. S. 35 (1943) 235; en esta Colección:
(55) Véase Código Der. Can., Canon 125 1? Encícl. 177, 73 pág. 1614-1615.
1818 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 55-58

masiado de vosotros mismos, sino que 57. El sacerdote dispensador de los


con ánimo sumiso y dócil, recibáis con­ misterios de Dios y el Cuerpo Místico.
sejo y pidáis auxilio a quienes puedan A la realización de este sublime minis­
dirigiros con sabia moderación, avisa­ terio están destinados los sacerdotes.
ros de los peligros futuros, e indicaros En efecto, los sacerdotes no sólo con­
los remedios oportunos, y guiaros por ciban y comunican la vida y la gracia
el recto camino en todas las dificulta­ de J esucristo a los miembros de su
des interiores y exteriores, y encamina­ Cuerpo Místico, sino que contribuyen al
ros a aquella perfección, cada día ma­ desarrollo del mismo Cuerpo Místico,
yor, a la que os invitan y llaman los puesto que deben dar incesantemente
ejemplos de los santos y los experimen-. nuevos hijos a la Iglesia, educarlos,
tados maestros de la ascética cristiana. atenderlos y guiarlos. Al ser dispensa­
Sin estos prudentes directores de con­ dores de los misterios de Dios^58\ están
ciencia, normalmente es muy difícil se­ obligados a servir a Cristo en perfec­
cundar acertadamente los impulsos so­ ción de caridad y dedicarse con todas
brenaturales del Espíritu Santo y la sus energías a la salvación de sus her­
acción de la divina gracia. manos. Son los apóstoles de la luz, y
por lo mismo deben iluminar al mundo
55. i) Los ejercicios espirituales. De­ con la doctrina del Evangelio, y ser tan
seamos, en fin, recomendaros a todos fuertes en la fe, que sean capaces de
la práctica de los Ejercicios Espiritua- comunicarla a los demás, y, siguiendo
675 les. Cuando, por espacio de algunos los ejemplos y preceptos del divino
días, nos apartamos de la acostumbra­ Maestro, atraer a todos a El. Son los
das ocupaciones y del ordinario modo apóstoles de la gracia y del perdón y,
de vivir y obrar, y buscamos silencio y por lo tanto, deben entregarse total­
soledad, entonces fácilmente prestamos mente a la salvación de las almas y
atención a las palabras divinas, que atraerlas al altar del Señor, para que
penetran más hondamente en nuestras se alimenten con el pan de la vida
almas; y mientras estos ejercicios nos eterna. Son los apóstoles de la caridad,
invitan a cumplir más santamente nues­ deben pues promover las obras de ca­
tras obligaciones y a contemplar los ridad, tanto más cuanto que en nues­
suavísimos misterios de J esucristo, tros tiempos las necesidades de las cla­
confirman de tal modo nuestra volun­ ses menesterosas han crecido sobre todá
tad que le sirvamos en santidad y jus­ medida.
ticia todos ¡os días de nuestra vidai5 57K
5
6
2. La necesidad de métodos moder­
II* P arte: nos en la cura de almas.

LA SANTIDAD EN EL SAGRADO 58. Las varias formas del apostolado


MINISTERIO actual. Procure, además, el sacerdote 676
que los fieles entiendan rectamente la
I. - Introducción doctrina de la Comunión de los Santos,
la sientan, la vivan, y promuévanla in­
i. El sacerdote como dispensador de tensamente por medio del Apostolado
los misterios de Dios litúrgico y del Apostolado de la oración.
56. La sangre de Cristo purifica. En Del mismo modo se deben promover
el Monte Calvario fue traspasado el todas aquellas formas de apostolado
costado del divino Redentor, del cual que en la actualidad son de tanta im­
manó su sangre divina que, cual torren­ portancia y de tanta urgencia, debido
te inundante, corre a través de los si­ a las peculiares necesidades del pueblo
glos, para purificar las conciencias de cristiano. Procúrese, con todo empeño,
los hombres, expiar sus pecados y lle­ que a todos llegue la enseñanza cate­
narlos de tesoros de salud. quística, que la Acción Católica y ja
""(57) Luc. 1, 74-75. (58) I Cor. 4, 1.
195, 59-61 E x h o r t a c ió n A postólic a “ M entí N o str ae ” 1819

Acción Misional alcancen la mayor di­ movidos de cierta íntima persuasión,


fusión y desarrollo; finalmente, que fácilmente conocerán que cuando ha­
todo cuanto se refiere al recto ordena­ bla no comunica su palabra sino la pa­
miento de la cuestión social, tal como labra de Dios, y que cuando obra no lo 677
lo exige nuestro tiempo, obtenga los hace por sus solas fuerzas sino con la
mayores frutos, valiéndose al efecto de virtud y fuerza de Dios. El que predica
la cooperación de seglares bien ins­ hágalo como con palabras de Dios;
truidos y formados. quien tiene algún ministerio, ejercítelo
como por la virtud que Dios le ha co­
municado^1^.5 0
6
9
II. - L as principales normas del Más aún, al aspirar a la santidad y
APOSTOLADO SACERDOTAL al ejercitar su ministerio con toda dili­
gencia, debe esforzarse tan perfecta­
1. El sacerdote, trasunto de Cristo:
mente en representar a Cristo, que con
el secreto de su eficacia
toda modestia pueda repetir la invita­
59. El m ejor modo de ejercitarlo: ción del Apóstol de las Gentes: Sed mis
unirnos a Cristo. Tenga, además, pre­ imitadores como yo lo soy de Cristo^Q2K
sente el sacerdote, que el gravísimo mi­
nisterio que le ha sido confiado será 2. Advertencia contra la herejía de
tanto más fecundo cuanto más íntima­ la acción
mente se halle unido a Cristo y cuanto
en el obrar se halle más animado del 61. Deber primero: la propia santi­
espíritu del Señor. Entonces la acción ficación; guardarse de la herejía de
sacerdotal no se reducirá a una mera la acción. Por estas razones, al mismo
agitación natural, con fatiga del cuer­ tiempo que alabamos com o es debido
po y del espíritu y con peligro de apar­ a aquellos que durante estos años de la
tarle del camino recto, con no leve daño postguerra cruel y prolongada, anima­
para él mismo y para la Iglesia, sino dos del amor de Dios y de la caridad
que sus trabajos y fatigas serán forta­ para con el prójimo, se han entregado
lecidos con los auxilios que Dios niega con todas sus energías, siguiendo el
a los soberbios, pero que concede larga ejemplo y la dirección de los Obispos,
y liberalmente a los que con humildad a aliviar tantas miserias espirituales
trabajan en la viña del Señor, no bus­ y temporales, no podemos dejar de
cándose a sí mismos y sus propios inte- manifestar Nuestra preocupación y
reses^5Q\ sino la gloria de Dios y la Nuestra angustia a aquellos que, por
salvación de las almas. Por lo tanto, las peculiares circunstancias de los
conforme al precepto evangélico, como tiempos y las cosas, se han engolfado
hemos dicho, no confíe en sí mismo o tan desmedidamente en el torbellino
en sus propias energías, sino en el auxi­ de las actividades exteriores, que han
lio de lo alto según aquello: Ni el que olvidado el primer deber del sacerdote,
planta es algo, ni el que riega, sino que esto es, el deber de procurar su propia
es Dios el que da el incremento(60L santificación. En público documento^63!
ya dijimos que han de ser llamados a
60. Reproducir en sí la imagen viva un más recto camino cuantos temera­
del Maestro: suprema aspiración. Por riamente presumen que la salvación de
medio de un apostolado de tal natura­ los hombres puede obtenerse mediante
leza no puede menos de suceder que lo que justamente ha sido calificado de
el sacerdote, con fuerza casi divina, herejía de la acción, esa acción que ni
atraiga fuertemente a sí a todos. Al se apoya en el auxilio de la gracia, ni
reproducir en sí mismo y en sus cos­ se sirve constantemente de los medios
tumbres una viva imagen de J esucris­ necesarios para alcanzar la santidad,
to, todos cuantos sigan su magisterio,5
1
0
6
9 que nos trajo J esucristo.
(59) Véase I Cor. 10, 33. (62) I Cor. 4, 16.
(60) I Cor. 3, 7. (63) Véase P í o X II, Carta Apostólica C um p r o -
(61) / Pedro 4, 11. 16-VI-1944; A. A. S. 36 (1944) 239.
x im e e x e a t,
1820 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 62*65

62. No se excluyen las obras exte­ III. - R e q u is it o s d e u n s a n t o '!


riores. Pero igualmente creimos con­ APOSTOLADO
veniente estimular a las obras propias
de su ministerio, a aquellos que mantie­ 1. Caridad ilimitada y universal
nen su espíritu excesivamente alejado
de las cosas exteriores y, cual si des­ 64. Seguir los ejemplos del Reden­
confiasen del poder de la gracia, no se tor. Del mismo modo que, cuando ,ós
esfuerzan, según sus propias posibi­ invitábamos a procurar vuestra santifi­
lidades, en conseguir que la eficacia del cación, insistíamos en que reproduje­
espíritu cristiano penetre en la vida seis en vuestras costumbres la imagen
cotidiana, por todos aquellos medios viva de Cristo, así, al presente, para
que exigen las circunstancias de nues­ procurar y promover la santidad y efi­
tros tiempos(64\ cacia de vuestro ministerio sacerdotal,
os encarecemos, una y otra vez, que
3. Meta suprema, la salvación de las procuréis seguir de cerca los pasos del
almas. divino Redentor, que lleno del Espíiritu
63. Empeñarse enteramente en la Santo pasó haciendo bien y curandó a
salvación de las almas. Así, pues, os cuantos estaban oprimidos por el de­
exhortamos a todos ardientemente, a monio, porque Dios estaba con El^61K
que estrechamente unidos al Divino Confortados por el mismo espíritu e
Redentor, con cuya virtud todo lo po- impelidos por su fortaleza, sin duda
d em os^ \ os entreguéis con toda soli­ cumpliréis en tal forma vuestro mi­
citud a procurar la salvación eterna de nisterio que, animado e inflamado por
aquellos que la providencia de Dios ha la caridad cristiana, abundará en vigor
confiado a vuestro apostólico celo. Ve­ divino y os llevará a comunicarla a los
hementemente deseamos, queridos hi­ demás.
jos, que emuléis a aquellos santos va­
rones que, en tiempos pasados, atesti­ 65. Con celo apostólico. Vuestro celó
guaron con sus grandiosas obras lo esté vivificado por aquella caridad que
que puede conseguir en el mundo la soporta todas las cosas con ánimo tran­
potencia de la gracia divina. Ojalá cada quilo, que no se deja vencer por las
uno de vosotros pueda sincera y humil­ adversidades, y que abraza a todos los
demente atribuirse, con asentimiento
hombres, pobres y ricos, amigos y ene­
de los fieles, la sentencia del Apóstol:
migos, fieles e infieles. Este trabajo
Gustosísimo entregaré lo mío y aun me
cotidiano y estas cotidianas fatigas exi­
entregaré a mi mismo por vuestras al-
ge de vosotros la salvación de las al­
mas^6GK Ilustrad los entendimientos con
mas, por las cuales nuestro Salvador
la luz del cielo; dirigid las conciencias
por el recto camino; confirmad y con­ aceptó pacientemente dolores y angus­
fortad las almas que vacilan en la duda tias, hasta las máximas penas y la
o se atormentan en el dolor. A estas muerte, para reconquistarnos la amis­
formas principales de apostolado unid tad divina. Amistad ésta, bien lo sabéis,
aquellas otras cuya necesidad procla­ que es el mayor de los bienes. No de­
man los tiempos modernos. Pero sea seéis por tanto como impaciente ansia
siempre manifiesto a todos que el sa­ el éxito, ni caigáis en el desaliento si
cerdote en sus obras nada busca fuera aun después de un asiduo trabajo, ú©
del bien de las almas, y a nada mira llegáis a conseguir los frutos deseados,
sino a Cristo al cual debe consagrarse, porque uno es el que siembra y óftb
V con todas sus fuerzas.6 *
5
4 el que hace la recolección*68). ::i
(64) Véase Pío XII, Alocución “ Conforto, le- (66) II Cor. 12, 15.
tizio” , a los miembros de la Acción Católica de
(67) Act. 10, 38. ^
Italia, 12-IX-1947; (AAS 39 [1947] 425-431).
(65) Véase Filip, 4, 13. (68) Juan 4, 37.
105, 66-71 E x h o r t a c ió n A postó lic a “ M entí N o str ae ” 1821

2. Inalterable bondad de corazón 68. Los frutos por el desprendimien­


to. Por esta prudente abstinencia de
66. Con benignidad compasiva. Bri­
las cosas terrenas, unida a la confianza
lle, además, vuestro celo apostólico con
en la divina Providencia, dignas de toda
caridad benigna; porque si es absolu­
tamente necesario refutar los errores y alabanza, el ministerio sacerdotal ha
oponerse a los vicios — a lo cual esta­ dado abundantes frutos a la Iglesia en
mos todos obligados— , es preciso, sin el orden espiritual y aun en el social.
embargo, que el alma del sacerdote esté 4. Saber profundo y actualizado
animada siempre por la compasión,
porque es necesario atacar los errores 69. Perfeccionar su cultura de acuer­
con todo vigor, pero hay que amar a do con los tiempos. Este vuestro celo
los hermanos que yerran y dirigirlos a infatigable debe, en fin, ir iluminado
la salvación con ardiente caridad. Cuán­ por la luz de la sabiduría y de la recta
tos bienes, cuántas obras admirables disciplina e inflamarse por el ardor de
pudieron realizar los santos por su be­ la caridad. Quien se esfuerza en su san­
nignidad de espíritu; y esto en circuns­ tificación y en la del prójimo debe
tancias tales y con tales hombres que poseer una sólida doctrina, que es ne­
todo parecía estar pervertido por la cesario alcance, no sólo en los estudios
mentira y degradado por los vicios. Sin teológicos, sino en todo aquello que
duda faltaría a su deber, quien para nuestro tiempo ha producido en inves­
agradar a los hombres halagara sus tigación y cultura; con este bagaje cul­
depravadas intenciones o secundase su tural el sacerdote como el óptimo padre
modo desordenado de pensar y obrar, de familia podrá tomar de su tesoro
con detrimento de la doctrina cristiana cosas nuevas y viejas^71), de tal modo
y de la rectitud de las costumbres. Pe­ que su ministerio sea muy estimado
ro cuando los preceptos del Evangelio por todos y sea sumamente provechoso.
están salvaguardados y los pecadores En primer lugar, vuestra actividad ajús­
están animados por un deseo sincero tese fielmente a las disposiciones de es­
de volver al buen camino, entonces ta Sede Apostólica y a las normas dadas
recuerde el sacerdote la respuesta del por los Obispos. Nunca suceda, queri­
divino Maestro al Príncipe de los Após­ dos hijos, que las organizaciones y for­
toles, que le preguntaba cuántas veces mas nuevas de apostolado, hoy tan
debía perdonar a los hermanos: No te oportunas, sobre todo en las regiones
digo siete veces sino hasta setenta ve­ donde el clero es insuficiente, mueran
ces siete^ \ en la inercia o no respondan a las ne­
cesidades del pueblo cristiano, por estar
3. Desinterés y conformidad equivocadamente dirigidas.
67. Con desinterés a ejemplo del
Apóstol. Vuestro celo debe tener, so­ 70. Acrecentar la actividad y el celo.
bre todo, no a las cosas mudables y Acreciéntese, pues, cada día vuestro
caducas sino a las eternas. Sea éste el celo activo, robustezca a la Iglesia de
principal propósito de los sacerdotes Dios, brille como ejemplo ante los fie­
que quieran, como deben, buscar la les y levante potentes baluartes contra
santidad: trabajar sólo por la gloria las cuales se estrelle el ímpetu de los
de Dios y la salvación de las almas. enemigos de Dios.
Cuántos sacerdotes, aun en las graves
estrecheces de nuestros tiempos, han 5. Bendición de la solicitud por los
tenido ante los ojos el ejemplo y aviso sacerdotes
del Apóstol de las gentes que contento 71. Los directores espirituales. De­
con poco, lo absolutamente necesario, seamos también que esta Nuestra exhor­
afirmaba: Teniendo con que alimentar­ tación paternal alcance, de modo espe­
nos y vestirnos estemos contentos^10).6 0
7
9 cial, a los sacerdotes que con ánim<?
(69) Mat. 18, 22. (71) Véase Mat. 13, 52.
(70) I Tim 6, 8.
1822 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 72-76

humilde, pero con caridad ardiente se 74. El principio fundamental: Adap­


dedican a procurar y aumentar la san­ tarse a los nuevos tiempos. Ahora bien,
tidad de los demás sacerdotes, ya como para que Nuestra paternal exhortación
consejeros suyos, ya como directores resulte al presente más eficaz, creemos
de sus conciencias, ya como ministros oportuno exponer más detenidamente
del sacramento de la penitencia. El bien algunos puntos que de modo peculiar
inestimable que prestan a la Iglesia con guardan relación con las exigencias de
frecuencia permanece oculto en el si­ nuestro tiempo. Y tanto más, cuanto
lencio, mientras viven; pero un día se que en nuestro tiempo se presentan, a
manifestará espléndidamente en la glo­ veces, nuevas circunstancias y nuevas
ria del Rey divino. cuestiones que exigen de Nos muy dili­
gente atención y particulares cuidados.
72. Modelo, San José Cafasso. Nos, Deseamos, pues, exhortar paternalmen­
que no hace muchos años, con gran te a todo el clero y principalmente a los
gozo del alma hemos decretado los su­ Obispos, a fin de que con todo empeño
premos honores de los Santos para el se esfuercen en promover todo aquello
sacerdote de Turín, J osé Cafasso, que, que sea necesario en nuestros tiempos;
com o sabéis, tan sabia y santamente pero lo que fuere menos recto o franca­
dirigió en tiempos dificilísimos a mu­ mente malo, lo enderecen por el ca­
chos sacerdotes, no sólo haciéndoles mino de la verdad, de la bondad y de
progresar en virtud, sino también ha­ la virtud.
ciendo muy provechoso el ministerio
sacerdotal de los mismos, confiamos II. - Cuidado por la formación
plenamente en que, por su poderoso del Clero
patrocinio, nuestro divino Redentor
1. Colaboración entre ambos cleros
Nos conceda muchos sacerdotes igual­
mente santos, que sepan dirigirse a sí 75. Unión del clero secular y regular
mismos y a sus colegas en el sagrado para el bien de la Iglesia. Como bien
ministerio a tan excelsa perfección de sabéis, después de las largas y variadas
vida, que todos los fieles, observando vicisitudes de la reciente guerra, el nú­
sus preclaros ejemplos, se muevan a mero de sacerdotes, ya en los países
imitarlos espontánea y gustosamente. católicos, ya sobre todo en las misio­
nes, resulta insuficiente para las nece­
sidades que van siempre en aumento.
IIP P arte: Por ello, Nos exhortamos a todos los
sacerdotes, lo mismo a los del clero
NORMAS PRACTICAS ESPECIAL­ diocesano como a los miembros de las
MENTE PARA EL CLERO JOVEN Ordenes y Congregaciones religiosas, a
que, estrechados los vínculos de caridad
I. - Introducción: A ctualidad de las fraterna y uniendo sus fuerzas y volun­
NORMAS tades, tiendan a la meta común, que es
el bien de la Iglesia, la santificación
73. Obediencia de unos y deserción propia y la de los fieles. Todos, aun
de otros. Hasta aquí hemos propuesto los religiosos que viven en el retiro y
las principales verdades y preceptos en el silencio, deben contribuir a la
en que se basa el sacerdocio de la Igle­ eficacia del apostolado sacerdotal con
sia Católica en sí y en el ejercicio de la oración y con el sacrificio y, quienes»
sus ministerios. A estas verdades y nor­ puedan también con la acción, háganlo
mas ajustan en efecto diligentemente gustosa y entusiastamente.
su conducta cotidiana todos los sacer­
dotes santos; mientras por el contrario, 2. Despertar nuevas vocaciones
¡oh dolor!, los desertores y tránsfugas 76. Anhelo vocacional: reclutar nue­
violan misérrimamente las obligaciones vos operarios. Pero es, además, nece­
contraídas en la ordenación sacerdotal. sario reclutar, con la ayuda de la gra-
195, 77-80 E x h o r t a c ió n A postó lic a “ M entí N ostr ae ” 1823

cia divina, otros compañeros y socios ra que sean dignos de que uno siquiera
del trabajo. Por lo cual, Nos exhor­ de sus hijos sea llamado al divino ser­
tamos, con paternal afecto, particular­ vicio. Y por fin, todos cuantos llevan
mente a los Obispos, y a cuantos en el nombre de cristianos deben sentir
algún modo tienen cura de almas, a el deber de favorecer y de ayudar, por
que dediquen la máxima atención a este todos los medios, a los que se sientan
importantísimo problema, al cual va llamados al ministerio sagrado.7
2
íntimamente ligado el porvenir de la
Iglesia. Es cierto que nunca faltarán los 79. c) Especialmente dando siempre
sacerdotes necesarios a esta sociedad el buen ejemplo de santidad de vida.
fundada por J esucristo; pero hay que La misión encomendada a los pastores
vigilar y trabajar acordándose de la de almas por el Código de Derecho Ca­
palabra del Señor: La mies es mucha; n ó n i c o ^ de seleccionar y ayudar a
los operarios son pocos(72>, y procurar los candidatos al sacerdocio, debe inte­
con todo empeño que haya abundancia resar muy particularmente a todos los
de sacerdotes, y sacerdotes santísimos. sacerdotes; quienes no sólo deben dar
humildes y generosas gracias a Dios
77. a) Orar por ¡as vocaciones. El por el inestimable beneficio recibido,
mismo divino Redentor nos indica el sino que nada mejor pueden llevar tan
modo más apto para suscitar vocacio­ metido en el alma como elegir y pre­
nes al sacerdocio: Rogad al Señor de la pararse, con todo interés, un sucesor,
mies, para que envíe operarios a su entre aquellos que vieren dotados de
mies(13K Debemos, pues, pedir esto al las cualidades requeridas para tan alto
Señor con oraciones humildes y con­ ministerio. Y para conseguir esto con
fiadas.
mayor eficacia, den excelente ejemplo
78. b) Difundir la idea exacta y la de vida sacerdotal, que sirva de estímu­
estima del sacerdote por él. Es nece­ lo principalmente a aquellos jóvenes
sario que los ánimos de aquellos que que tratan más íntimamente y en los
son llamados por Dios para entrar en cuales observen indicios de divina vo­
el sacerdocio, se preparen bajo el im­ cación.
pulso y la acción invisible del Espíritu
Santo; y a conseguir esto pueden con­ 3. La selección de los candidatos
tribuir en gran manera los padres cris­
tianos, los párrocos, los ministros del 80. a) ...y seleccionando prudente­
sacramento de la penitencia, los supe­ mente. Esta prudente y sabia selección
riores de los Seminarios y aun todos debe practicarse siempre y en todas
los sacerdotes y los fieles que sientan partes; por lo tanto no sólo entre los
como propias las necesidades de la jóvenes que ya viven en el Seminario,
Iglesia y su desenvolvimiento. Los sa­ sino también entre los alumnos de li­
cerdotes, no sólo en las predicaciones ceos o escuelas, y principalmente entre
y en la catequesis que dan al pueblo, aquellos que colaboran en cualquiera
sino también en las conversaciones pri­ de las variadas formas y empresas de
vadas, traídas con oportunidad, procu­ apostolado. Pues éstos, aunque entren
ren cuidadosamente hacer disipar los más tarde en el sacerdocio, como ya
prejuicios y falsas opiniones, hoy tan han tenido que sortear graves dificulta­
en boga, contra el sacerdocio; expo­ des y han fortalecido su espíritu en la
niendo claramente su excelsa dignidad, lucha de la vida, y como ya han traba­
su belleza, su utilidad y sus grandes jado en obras que están estrechamente
méritos. Los padres y las madres de unidas con el ministerio sacerdotal, no
familia, de cualquier clase que sean, pocas veces resplandecen con mayores
eleven al cielo constantes oraciones, pa-7
3
2 y más sólidas virtudes.
(72) Luc. 10, 2. (74) Véase Cod. Derecho Can., canon 1353.
(73) Luc. 10, 2.
1824 E n cíclicas del PP. P ío XIÍ (1950) 195, 81-86

81. b) Examen de las vocaciones. Sin jóvenes que ya han entrado en los Se­
embargo, siempre es necesario exami­ minarios. No ignoramos, en verdad,
nar con toda diligencia a cada uno de Venerables Hermanos, cuán dura sea
los candidatos al sacerdocio, y princi­ esta tarea y de cuántas y cuán graves
palmente averiguar con qué intención dificultades está llena, pero del cum­
y por qué causas han tomado esta reso­ plimiento de tan grave deber reporta­
lución. Y particularmente, cuando se réis el mayor consuelo, ya que, como
trata de niños, se debe considerar aten­ advierte Nuestro Predecesor L eón XIII,
tamente si están dotados de las necesa­ del cuidado y diligencia puestos en la
rias cualidades de cuerpo y alma, y si formación de los sacerdotes, percibiréis
aspiran al sacerdocio únicamente por frutos altamente deseables y sentiréis
su dignidad y por el bien espiritual su­ que vuestro oficio pastoral es más fá­
yo y de los demás. cil de llevar y más fecundo en fru-
tosW .
82. c) Cualidades físicas de los can­
didatos. Conocéis muy bien, Venera­ 2. Adaptación al ambiente y forma­
bles Hermanos, cuáles son las condi­ ción
ciones intelectuales y morales que, en
cuanto a la idoneidad, la Iglesia exige 84. Normas prácticas. Por lo tanto,
en los candidatos al sacerdocio, y juz­ Nos juzgamos oportuno trazaros algu­
gamos superfluo detenernos en tratar nas normas sugeridas por la necesidad,
estos temas. Creemos más conveniente hoy mayor que nunca, de formar sa­
exhortaros a que investiguéis, con toda cerdotes santos.
la prudencia que os distingue, si los que
desean recibir las sagradas órdenes son 85. a) Ambiente familiar sano y se­
también idóneos físicamente; y esto, reno. Hay que advertir, en primer lu­
mayormente, porque la reciente guerra, gar,, que los alumnos de los Seminarios
con frecuencia, ha causado daños fu­ Menores son adolescentes separados del
nestos y perturbado de muchas mane­ ambiente natural de la familia. Luego
ras particularmente a la joven genera­ esto mismo pide, que la vida que hacen
ción actual. Sean, pues, por esta causa en el Seminario corresponda, en lo po­
bien examinados estos candidatos, si sible, a la vida que hacen los demás
es necesario, aun con la intervención niños, prestando, sin embargo, particu­
de un buen médico. lar interés tanto a su formación espiri­
Con esta sabia y prudente selección tual como a su capacidad y disposicio­
esperamos surja en todas partes un nes. Todo lo cual debe desenvolverse
copioso y escogido ejército de alumnos en locales espaciosos y capaces, aptos
del santuario. para la salud del cuerpo y paz del
espíritu. Sin embargo en este punto
consérvese la justa medida y modera­
III. - E d u c a c i ó n d e l o s C a n d i d a t o s ción; de tal modo que nunca se dé el
caso de que vivan en casas suntuosas y
í. Grave deber y consuelo episcopal en refinadas delicadezas y comodida-
aquellos que deben ser forma­
83. El cultivo de las vocaciones, un dos para la abnegación y la virtud
gran deber. Si muchos sagrados pas­ evangélica.
tores están gravemente preocupados
porque cada día es menor el número 86. b) Formar el carácter, el espíri­
de adolescentes aspirantes al sacerdo­ tu tle iniciativa, de responsabilidad y
cio, no es menor su preocupación por adaptación. Principalmente se debe
lo que se refiere a la formación de los trabajar para que se forme bien el
(75) León XIII, Encíclica Quod multum. a los (70) Véase Pió XTJ. Alocución Caritatis drhitnm,
Obispos húngaros, 22-VIII-1886; Leonis XIII Acta 25-XI-1948, a los PP. OFM Cap que se habían
vol. VI, p. 158; en esta Colección: Encícl. 48, pág. congregado en orna para deliberar sobre un apos­
342. tolado más intenso (AAS 40 [1948] 552).
l.&V 87-90 E x h o r t a c ió n A po stó lic a “ M entí N o strae ” 1825

carácter propio de cada uno de los ciones ya con el pueblo sencillo, ya con
alumnos, se desarrolle en ellos de día los seglares instruidos, y podrá enton­
en día el sentido de la responsabilidad, ces suceder que o asuman una actitud
la serenidad y madurez de juicio sobre falsa y equivocada ante el pueblo cris­
personas y cosas, y el espíritu de ani­ tiano, o que desestimarán la educación
mosa iniciativa. Por lo cual, los que recibida. Se ha de procurar, por lo tan­
están al frente de los Seminarios pon­ to, que los alumnos, poco a poco y
drán una prudente moderación en las prudentemente, penetren en la vida y
reprensiones, y, a medida que los jó ­ costumbres del pueblo, no sea que una
venes crezcan en edad, irán, poco a vez iniciados en el sacerdocio y desti­
poco, atenuando la vigilancia estrecha nados a los ministerios sagrados se en­
y todo género de restricciones, de m o­ cuentren desorientados, lo cual no sólo
do que se rijan a sí mismos y sientan sería tormento para su espíritu, sino
la responsabilidad de sus propios actos. que restaría eficacia a su labor sacer­
Además, en ciertas cosas, no sólo den dotal.
a los alumnos una lícita libertad de
acción, sino que los acostumbren tam­ 89. e) La formación intelectual, lite­
bién a reflexionar por sí mismos, para raria y científica ha de ser completa.
que asimilen más fácilmente las verda­ Para todo esto, quienes gobiernen Semi­
des teóricas y prácticas. Ni teman los narios es necesario que pongan sumo
superiores que los jóvenes a ellos con­ cuidado en la formación intelectual de
fiados conozcan los acontecimientos los alumnos. Ciertamente tenéis presen­
del día, más aún, deben proporcionar­ te, Venerables Hermanos, las normas y
les los datos con los cuales ellos mis­ disposiciones que sobre este asunto ha
mos se formen un maduro juicio de las dado repetidamente esta Sede Apostó­
cosas, ni rehuyan las discusiones sobre lica, y las que Nos mismo hemos reco­
los mismos, a fin de disponer las inte­ mendado a todos, cuando por primera
ligencias juveniles para una recta esti­ vez, al principio de Nuestro Pontifi­
mación de las cosas y de las opiniones. cado, admitimos a Nuestra presencia a
los alumnos de los Seminarios y Cole­
87. c) Educarlos en la honradez, in­ gios romanos*77).
tegridad y sinceridad. Si estas normas
son fielmente observadas, educados los 90. f) No inferior a la de los segla­
alumnos en la honradez y en la since­ res. Por lo cual, deseamos, ante todo,
ridad, tendrán en sumo aprecio su inte­ que los futuros sacerdotes sean, por lo
gridad y firmeza de ánimo, no menos menos, no inferiores en nada, en cuan­
que la de los demás, y sentirán aversión to a la cultura científica y literaria, a
por el engaño y por cualquier género los jóvenes seglares que estudian aná­
de simulación. De esta integridad y sin­ logas asignaturas. Si se tiene esto en
ceridad se derivará fácilmente el que cuenta, se habrán ganado mucho para
puedan ser ayudados más eficazmente alcanzar una más seria formación inte­
por los superiores, cuando se trate de lectual de los alumnos, y para que
conocer si están llamados por Dios pa­ más fácilmente se pueda hacer la selec­
ra ejercer los Sagrados Ministerios.8 ción a su tiempo. Y así, cuando el se­
minarista tenga que elegir su futuro
88. d) Evitar un ambiente artificial estado de vida, lo harán sin ser constre­
aislado enteramente del mundo. Si ñido por ninguna necesidad; y se ale­
los jóvenes — especialmente los que jará ciertamente del peligro de verse
desde pequeños fueron recibidos en los obligado a seguir un camino que no es
Seminarios— son educados en un am­ el suyo, por no estar adornado de la
biente excesivamente aislado del mun­ erudición y conocimientos que le pu­
do, cuando salgan al público podrán en­ dieran franquear los cargos civiles, se­
contrar serias dificultades, en las rela­ gún el razonamiento del mayordomo
(77) Véase Pío XU, Discurso Solemnis Conventus, 24-VI-1939; A. A. S. 31 (1939) 245-251.
Encíclicas Pontificias 58
1826 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 91-95

infiel para cavar no valgo, mendigar trar que las verdades que han sido
me da vergüenza(78)7 . Y si algún alum­
9 confiadas como sagrado depósito a la
no, que pudiera ser útil a la Iglesia; Iglesia, maestra de los cristianos, tienen
abandonara, no obstante, el Seminario entre sí una perfecta trabazón y cohe­
no habría que dolerse en modo alguno rencia. No faltan, sin embargo, en nues­
de ello, ya que éste, hallando el recto tro tiempo quienes, habiéndose alejado
camino de su vida, no podrá menos de de las más recientes enseñanzas de la
acordarse de los beneficios recibidos Iglesia, y cuidándose poco de la clari­
en el Seminario, y añadir su gustosa dad y precisión de las ideas, además
contribución a la actividad católica de de apartarse del recto camino de nues­
los seglares. tras escuelas, dan lugar a opiniones
erradas y confusas, según lo atestigua
91. g) Necesidad de la formación la experiencia.
filosófica y teológica. En la formación
de los seminaristas, sin descuidar el 93. Exhortación a la vigilancia. Por
estudio de otras muchas disciplinas, lo cual, para que los estudios eclesiás­
entre las cuales hoy es de gran interés ticos no estén expuestos de un modo
el conocimiento de los problemas so­ lamentable a titubeos y dudas, os ex­
ciales, se ha de dar la máxima impor­ hortamos a todos encarecidamente, Ve­
tancia a las doctrinas filosóficas y teo­ nerables Hermanos, a que vigiléis con
lógicas según la mente del Doctor An- toda diligencia, para que sean acepta­
gélico(19\ ampliadas con el conocimien­ das sin reservas e íntegramente obser­
to de las necesidades y errores de nues­ vadas las normas precisas que ha dado
tros tiempos. Tales conocimientos son esta Sede Apostólica sobre tales estu­
de suma importancia y utilidad, tanto dios.
para los mismos sacerdotes como para
el pueblo cristiano; ya que, como ase­ IV. - F ormación espiritual y moral
guran los maestros de la vida espiritual,
tales ciencias, con tal que sean enseña­ 1. Importancia de la formación ascé­
das debidamente, valen sobremanera tica
para conservar y alimentar el espíritu
de fe, para moderar las pasiones y para 94. Peligros de la sola ciencia. Si tan
mantener el alma unida a Dios. Ade­ solícitamente, como conviene a Nues­
más, es necesario que el sacerdote, que tro deber apostólico, hemos hablado
ha de ser sal de la tierra y luz del mun- sobre la sólida formación intelectual de
d o(80\ trabaje con todas sus fuerzas en los clérigos, fácilmente se deja entender
defensa de la fe, predicando el Evan­ cuán en el alma llevaremos la buena
gelio de Cristo y refutando los errores formación espiritual y moral de los mis­
contrarios diseminados entre el pueblo mos jóvenes; pues de otro modo la
por todos los medios, y no podrá refu­ ciencia, aun la más eminente, a causa
tar satisfactoriamente tales errores, si de la soberbia y la arrogancia que fá­
no se ha asimilado bien los firmísimos cilmente se infiltran en el alma, podría
principios de la filosofía y de la teo­ acarrear daños incalculables. Por lo
logía católicas. cual, la Santa Madre Iglesia, quiere,
sobre todo, que los adolescentes en los
Seminarios se formen en aquella santi­
92. li) Método tradicional de la Igle­ dad con que después han de brillar, y
sia, el escolástico. A este propósito, no que han de practicar durante toda su
está fuera de lugar recordar que el vida.
método de enseñanza, que desde largo
tiempo se sigue en las escuelas cató­ 95. Crear convicciones y fomentar
licas, tiene suma eficacia, tanto para la vida interior. Como ya hemos dicho
concebir ideas claras, como para mos­ para los sacerdotes, así ahora recomen-
(78) Luc. 16, 3. (80) Véase Mat. ó, 13-14.
(79) Véase Código Derecho Can., canon 1366, 2.
195, 96-101 E x h o r t a c ió n A postólica “ M entí N ostr ae ’ 1827

damos que los Seminaristas tengan la do de ellas en otro lugar de esta Exhor­
íntima persuasión de que deben procu­ tación, no hay por qué repetirlas aquí.
rar con todas las fuerzas aquellas pre­ Pero no podemos menos de incitarlos
seas de su alma que son las virtudes, y a que, entre todas las virtudes de que
una vez conseguidas, conservarlas y debe poseer el seminarista, se revistan
aumentarlas continuamente con todo de aquellas en las que, com o en sólido
empeño. fundamento, se basa toda la santidad
sacerdotal.
2. Cultivo del espíritu sobrenatural
99. Práctica de la sumisión. Es de
96. Piedad con convicción. Como
todo punto necesario que los jóvenes
todos los días y casi siempre a las
alcancen tal espíritu de obediencia, que
mismas horas ejercitan los alumnos
se acostumbren a someter sinceramente
las mismas prácticas de piedad, puede
su voluntad a la voluntad de Dios, de
darse el peligro de que el íntimo senti­
la cual los superiores del Seminario han
miento del alma no esté en consonancia
de ser mirados como intérpretes. Nada
con el ejercicio externo, lo que podría
deberá jamás observarse en su con­
llegar en ellos a ser más fácil por el
ducta que se aparte de la voluntad de
hábito adquirido y aún podría agra­
Dios. Aprendan los jóvenes esta obe­
varse cuando, salidos de los Semina­
diencia, de que hablamos, en los ejem­
rios, se verían frecuentemente agobia­
plos del divino Redentor, que no tuvo
dos por el ineludible cumplimiento de
en este mundo otro programa que éste
sus deberes. Hacer, oh Dios, tu voluntad^81).
97. Vida interior y espíritu de fe.
Por consiguiente, póngase todo empeño 100. Obediencia al Obispo. Apren­
y diligencia en que los futuros sacer­ dan los seminaristas a obedecer filial­
dotes vivan una vida interior alimen­ mente a sus superiores desde los pri­
tada de espíritu sobrenatural y gober­ meros años del Seminario, para que
nada por la acción del Espíritu Santo. más tarde obedezcan dócilmente a la
Hagan todas sus cosas iluminados por voluntad de los Obispos, conforme a las
la fe divina y unidos con Cristo; te­ enseñanzas del invictísimo atleta de
niendo por cierto, que no pueden pres­ Cristo, Ignacio de Antioquía : Obede­
cindir de este género de vida los que ced todos al Obispo como Jesucristo al
han de ser elevados al sacerdocio y Padre^82K El que honra al Obispo es
representar en la Iglesia a la persona honrado por Dios, el que hace algo a
del divino Maestro. Nada en verdad espaldas del Obispo sirve al diablo<83).
impulsará más a los seminaristas a con­ No hagáis nada sin el Obispo, custodiad
seguir las virtudes propias de un sacer­ vuestra carne como templo de Dios,
dote, a vencer las tentaciones y a cum­ amad la unión, huid las discordias, sed
plir los buenos propósitos que este sen­ imitadores de Jesucristo como El lo
timiento interno de piedad. es de su P a d re ^ \

3. Práctica de la obediencia sacer­ 4. Formación para el celibato g la


dotal9
8 castidad sacerdotal
98. Virtudes eclesiásticas básicas. 101. Sólida formación en la castidad
Los que se dedican a la educación y y el celibato sacerdotal. Póngase, ade­
formación de los clérigos es necesario más, toda diligencia y solicitud en que
procuren sobremanera que éstos ad­ los seminaristas tengan en gran estima,
quieran aquellas virtudes que la Iglesia amen y defiendan en su alma la pureza,
exige a los sacerdotes. Habiendo trata- ya que de ella depende en gran parte
~ (81) Hebr. 10, 7. (83) S. Ignacio de Ant., Carta a los de Esmirna,
(82) S. Ignacio de Antioquia, Carta a ¡os de 9, 1 (Migne PG 8 col. 714-715).
Esmirna 8, 1 (Migne P. G. 8 col. 714). (84) S. Ignacio de Ant. Carta a los de Filadelfia,
7, 2 (Migne PG 5, col. 700).
1828 E n cíclicas dfx PP. P ío XII (1950) 195, 102-105

el que escojan este género de vida y pulso, se entregue el alma complétá-


permanezcan en él. Por cuanto ésta mente a la Madre de Dios y se muéva
en el trato humano está expuesta a a seguir el ejemplo de sus virtudes, yá
tantos peligros, debe poseerse firme­ que no podrá faltar un apostolado dis­
mente, y ser por largo tiempo probada tinguido y ardiente en quien, desde sil
en los que han de recibir la dignidad adolescencia, alimentó su alma con un
sacerdotal. Instrúyase, pues, a los semi­ amor predominante a Jesús y M a r í a .
naristas oportunamente sobre el celi­
bato de los sacerdotes, de la castidad
691 que deben guardar*858 ^ y sobre las obli­
6 V. - S o l ic it u d p o r el c l e r o jo v e n
gaciones que lleva consigo, y adviérta­
seles, después, sobre los peligros en 1. Preparación a la vida apostólica
que se pueden encontrar. Han de ser
exhortados, también, los seminaristas 103. Cuidado del clero joven. No
a que, desde su más tierna edad, se podemos menos de exhortaros aquí,
aparten de los peligros recurriendo a Venerables Hermanos, a que tengáis
los medios para refrenar las pasiones, como particularmente encomendados a
que enseñan los maestros de la vida vuestro cuidado a los sacerdotes jó ­
espiritual, porque, cuanto más firme venes.
y constante sea la moderación de las
pasiones, tanto más progresará el alma 104. a) Preparación prudente al mi­
en las demás virtudes, y más abundan­ nisterio sacerdotal. Cuando dejan el
tes serán los frutos de sus desvelos sa­ seminario para entrar en el ministerio
cerdotales. Y si algún clérigo se sintiesesacerdotal, precisamente por salir al
con tendencias malsanas en esta ma­ campo abierto del apostolado, pueden
teria y, aun después de la prueba de correr algún peligro los sacerdotes jó ­
cierto tiempo, no se corrigiera de su venes, si antes no fueron conveniente- 692
mala propensión, este tal debe ser cier­ mente preparados para este nuevo gé­
tamente apartado del Seminario antes nero de vida. Por lo cual debéis consi­
de que llegue a las sagradas Ordenes. derar que, muchas veces, las mejores
esperanzas puestas en nuevos sacerdo­
5. Sus devociones principales tes se desvanecen, si no hay alguien
que gradualmente los introduzca en el
102. Devoción al Santísimo Sacra­ trabajo, sabiamente los vigile en sus
mento y a la Virgen Santísima. Estas actividades y paternalmente los guíe
virtudes, de que hemos hablado, y to­ en los comienzos de su ministerio.
das las demás propias del sacerdote, las
podrán adquirir fácilmente los jóvenes 105. b) Promover instituciones ade­
que viven en el Seminario, si desde cuadas a ejemplo del Instituto de San
niños han asimilado una sincera y Eugenio. Por lo cual a Nos agrada
tierna piedad para con Cristo Jesús mucho que estos nuevos sacerdotes,
verdadera, real y sustancialmente(8Q\ donde sea posible, permanezcan du­
viviendo con nosotros bajo las especies rante algunos años en Centros especia­
del Santísimo Sacramento, y al mismo les, donde, bajo la dirección de supe­
tiempo si de Cristo Sacramentado na­ riores experimentados, sean más sóli­
cen y a Cristo miran todas sus accio­ damente instruidos en la piedad y en
nes e intenciones. La Iglesia tendrá la las sagradas disciplinas, y sean prepá-
máxima alegría, si a la devoción del rados, cada uno según sus posibilida­
Santísimo Sacramento de la Eucaristía des, para los ministerios sacerdotales.
unieren los adolescentes una devoción Este es el motivo por el cual, desea­
filial para con la Santísima Virgen mos que estos Colegios se erijan, o uno
M a r í a ; devoción tal, que por su im-8
5 en cada diócesis o, donde las circuns-
(85) Véase Cód. Der. Can., canon 132. 8 (Denz-Umb. N? 883).
(86) Véase Concilio de Trento, sesión 13, cap.
195, 106-112 E x h o r t a c ió n A postólica “ M entí N o str ae ” 1829

tandas así lo pidan, uno para varias 3. La vida de comunidad


diócesis.
Por lo que a nuestra Ciudad Eterna 109. a) Vida común del clero. Nos
se refiere, Nos hemos hecho ya esto con aprobamos ahora, y recomendamos vi­
sumo gusto, cuando en el quincuagési­ vamente, lo que ya era anhelo de la
mo aniversario de Nuestro sacerdocio, Iglesia*88), a saber, que se establezca
erigimos el Instituto de S a n E u g e n i o , la vida común del clero de cada parro­
para los sacerdotes recién ordena- quia o de varias parroquias vecinas.
dos*87).
110. b) Ventajas de la vida de comu­
nidad. Esta vida común, aunque puede
2. Prudente iniciación en el aposto­
ocasionar algunas molestias, nadie duda
lado parroquial
que reporta grandes ventajas: primera­
106. a) Prudente distribución del mente acrecienta cada día más entre los
clero joven, no lanzarlo al ministerio sacerdotes, el espíritu de caridad y de
sin experiencia. Os exhortamos, Vene­ celo; es un ejemplo para el pueblo cris­
rables Hermanos, a que en cuanto sea tiano, al verlos voluntariamente des­
posible no lancéis al apostolado a sa­ prendidos de sus propios intereses y de
cerdotes inexpertos, ni los coloquéis en sus familiares; y, por fin, dan a todos
sitios lejanos de la capital de la Dióce­ evidente testimonio del escrupuloso cui­
sis o de sus ciudades más importantes. dado que ponen en custodiar su casti­
Porque si tuviesen que vivir en esta dad.
situación, aislados, inexpertos, expues­
tos a peligros, faltos de maestros pru­ 4. Cultivo de la vida intelectual
dentes sufrirán ciertamente daño pro­ 111. a) Continuar su propia forma­
pio y para su mismo ministerio. ción por el estudio. Además, es ne­
cesario que los ministros sagrados cul­
107. b) Ponerlos junto a sacerdotes tiven también el estudio, según dispone
ancianos. Nos agrada en gran manera el Código de Derecho Canónico: Los
que estos nuevos sacerdotes vivan con clérigos una vez recibido el sacerdocio,
el párroco principal del lugar y sus
no interrumpan los estudios, especial­
coadjutores porque así, j^endo delante
mente los sagrados(89). Y el mismo Có­
los ancianos, podrán ser más fácilmen­
te educados para los sagrados ministe­ digo, además del examen prescrito para
rios y llenarse más ardientemente de los sacerdotes noveles cada año, por lo
sólida piedad. menos durante un trienio completo*9°)
manda también que el clero tenga reu­
108. c) Obligaciones de virtud y celo niones frecuentes durante el año, enca­
de los ancianos. Por lo tanto, recorda­ minadas a fomentar la ciencia y la
mos a todos los pastores de almas que piedad*91).
el éxito futuro de estos jóvenes está,
en gran parte, en sus manos. El ardor 112. b) Importancia de las biblio­
y prontitud con que los nuevos sacer- tecas sacerdotales. Mas, para favorecer
693 dotes se entregan a los primeros minis­ los estudios, lo cual muchas veces por
terios pueden quedar apagados o por lo su precaria situación económica, resul­
menos disminuidos, a veces, por el ta difícil a los sacerdotes, es muy con­
ejemplo de los ancianos, de aquellos, veniente que los Ordinarios, según la
se entiende, que o no resplandecen con antigua luminosa tradición eclesiástica,
el decoro de la virtud o prefieren la reinstauren en su secular esplendor las
vida ociosa para no tener que cambiar bibliotecas catedrales, colegiales y pa­
sus costumbres inveteradas. rroquiales.

(87) Véase Pío XII Motu Proprio, Quando- (89) Cód. Der. Can., canon 129.
quidem, 2-IV-1949; A. A. S. 41 (1949) *65-167. (90) Cód. Der. Can., canon 130, 1*.
(88) Véase Cód. Der. Can., canon 134. (91) Cód. Der. Can., canon 131, 1?.
1830 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 113-117

113. Riquezas que encierran. Mu­ La novedad de por sí, no es en modo


chas de estas bibliotecas, aunque han alguno criterio de verdad, y sólo puede
sido frecuentemente despojadas y dis­ ser alabada cuando a un tiempo con­
persadas, todavía poseen una gran he­ firma la verdad y conduce al bien y a
rencia de pergaminos y libros manus­ la virtud.
critos o impresos que son, por una
parte, elocuente testimonio de la infa­ 116. Afán pernicioso de novedades.
tigable actividad de la Iglesia y de su Grave es la desorientación de la edad
poderosa influencia, y por otra, de la en que vivimos, y esto en todos los
fe y piedad de nuestros antepasados, de campos; da pena ver cóm o diferentes
su amor al estudio, y de su buen gus- sistemas filosóficos nacen y mueren sin
fo<92>. mejorar en nada las costumbres de los
hombres; se exhibe la monstruosidad
114. c) Salas de consultas y de lec­ de cierto arte que hasta tiene la preten­
tura; recto uso de las bibliotecas. Estas sión de llamarse cristiano; criterios de
bibliotecas no han de ser depósitos de gobierno que, en muchos lugares, lle­
libros abandonados, sino más bien orga­ van más a la opresión del ciudadano y
nismos vivientes, con su bien acondicio­ utilidad privada de algunos que al bien
nada sala para la lectura y la consulta común; métodos de vida y de relaciones
de libros. En primer lugar estén aco­ económicas y sociales que perjudican
modadas a las exigencias de nuestros al hombre honrado mientras benefician
tiempos y enriquecidas con obras de al más astuto. Por esto ocurre casi na­
todo género, especialmente sobre ma­ turalmente que no falten del todo en
terias religiosas y sociales, de modo que nuestros tiempos sacerdotes contagiados
los profesores, los párrocos y particu­ de alguna manera de estos males, y
larmente los sacerdotes noveles puedan que sustenten opiniones y sigan un sis­
buscar en ellos abundancia de doctrina tema de vida, aun en el modo de vestir
para la difusión de las verdades evangé­ y en el cuidado de su persona, ajeno
licas y para combatir el error. tanto de su dignidad como de su mi­
sión; que se dejen arrastrar del afán
de novedades, ya en el predicar a los
IV* P arte: fieles, ya en el combatir los errores de
los adversarios, con lo cual com pro­
SITUACION Y PROBLEMAS DE meten no sólo su conciencia, sino tam­
ACTUALIDAD bién su buena fama y, por consiguiente,
la eficacia de su sagrado ministerio.
I. - P e l ig r o s o e s p ír it u d e n o v e d a d e s :

2. en los métodos de la cura de almas


í. en las ideas y en la conducta
115. Ansia de novedad en concep­ 117. A los Obispos de lugar toca
ciones y conducta; puede ser lauda­ poner al día los métodos de apostola­
ble. En fin, creemos ser obligación do. Sobre todo esto, Venerables Her­
Nuestra, Venerables Hermanos, haceros manos, llamamos vivamente vuestra vi­
una advertencia sobre las dificultades gilante atención, en la seguridad de que
propias de nuestros tiempos. vosotros, entre la desbordada ansia de
Creemos que ya habréis observado, y novedades de unos y el exagerado afe­
sabéis que se está desarrollando entre rramiento al pasado de otros, usaréis
los sacerdotes, cada día más extensa y de aquella prudencia que es siempre
gravemente, el ansia de novedades, en sabia y avisada, hasta cuando explora
especial entre aquellos que están menos nuevos derroteros ele actividad apostó­
dotados de erudición y doctrina y lle­ lica y de lucha por el solo triunfo de la
van una vida menos ejemplar. verdad. Nos estamos bien lejos de pen-
(92) Carta del Emmo. Cardenal Secretario de negocios públ. de la Iglesia, 15-IV 1923 “ Enchir.
Estado Pedro Gasparri al Episcop. ital. sobre los corum” , Tipogr. Polygl. Vaticana, 1937, pág. 613.
195, 118-120 E x h o r t a c ió n A postólic a “ M entí N o str ae ” 1831

sar que el apostolado no deba adaptar­ menos temerosos y asustados frente a


se a la realidad de la vida moderna y aquel sistema económico que trae su
que no se deban promover iniciativas nombre del excesivo acaparamiento de
acomodadas a las necesidades de nues­ riquezas privadas, y del cual se siguen
tro tiempo; pero como todo trabajo graves daños, según ya más de una vez
sacerdotal en el ámbito de la Iglesia es ha declarado la Iglesia. Pues la Iglesia
esencialmente jerárquico, no se intro­ no sólo ha denunciado los abusos del
duzcan nuevas formas sino con el be­ capital y aun del mismo derecho de
neplácito del Ordinario. propiedad, frutos ellos del mismo siste­
Los sagrados Pastores de una misma ma capitalista, sino que también enseñó
región o de una nación procuren en que el capital y la propiedad deben
esta materia entenderse entre sí, a fin servir para la producción, en provecho
de proveer a las necesidades de sus
de toda la sociedad, y para protección
Diócesis y de estudiar los métodos más
y aumento de la libertad y dignidad
conducentes y más en consonancia con
el apostolado religioso. Y si todo ello del hombre. Persuádanse todos, espe­
se realiza ordenadamente, la actividad cialmente los sacerdotes, a la vista de
sacerdotal no podrá menos de ser efi­ los daños que se derivan de ambos sis­
caz. Estén todos persuadidos de que temas económicos (el comunista y el
es necesario seguir la voz de Dios y no capitalista), de que deben seguir con
la del mundo, regular las actividades fidelidad la doctrina de la Iglesia, ex­
del apostolado según las directrices de plicarla a los demás y llevarla a la
la autoridad eclesiástica y no según las práctica según sus posibilidades. Por­
opiniones personales de cada cual. Es que solamente esta doctrina puede re­
696 vana ilusión pensar que puede disimu­ mediar males tan extendidos, ya que
larse la pobreza interior de espíritu y junta, con suma perfección y a un
que puede cooperarse eficazmente a la tiempo, los deberes todos de la justicia
difusión del Reino de Cristo con méto­ y de la caridad, y promueve un orden
dos absurdos e insólitos. social que no oprime al individuo ni
lo aísla de los demás por el excesivo
II. - El clero y la c u e s t ió n s o c ia l afán de propia utilidad, sino que los
une a todos en la armonía de sus aspi­
1. El clero frente al comunismo raciones mutuas y con los vínculos del
amor fraterno.
118. Nada de fncertidumhres ante
el comunismo. La misma actitud recta
es preciso tener respecto a las doctrinas 3. Papel fundamental del sacerdote
sociales del momento actual.
Hay en nuestro tiempo muchos que 120. Ir al encuentro de ricos y p o­
frente a la perversidad del comunismo, bres sin aceptación de personas. Los sa- 697
que tiende a arrancar la fe de aquellos cerdotes, a ejemplo del divino Maestro,
mismos a quienes promete el bienestar salgan al encuentro, en la medida de
material, se muestren atemorizados e sus fuerzas, de las necesidades de los
indecisos; pero esta Silla Apostólica, pobres, de los trabajadores y de todos
en recientes documentos, ha señalado los que sufren, entre los cuales se en­
con claridad el camino que todos de­ cuentran, como todos saben, muchos de
ben seguir y del cual nadie deberá apar­ la clase media y también muchos sacer­
tarse, a menos que quiera faltar a su dotes. No descuiden, sin embargo, a
propia conciencia. aquellos que, aunque muy ricos en bie­
nes de fortuna, tienen un alma indi­
2. El clero frente al capitalismo gente, y que deben invitarse a cambiar
119. Denunciar las consecuencias de vida siguiendo el ejemplo de Z a q u e o
dañosas del capitalismo. Por otra par­ que dijo: Daré la mitad de mis bienes
te no faltan quienes se muestran no a los pobres y si a alguno he defrauda-
1832 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 121-127

do le devuelvo el cuádruplo^93K Así sacerdotes de una misma diócesis. Y


pues, en el campo de la cuestión social sabemos que en algunas partes, muchos
no olviden nunca los sacerdotes el fin sacerdotes, ciertamente dignos de ala­
propio de su ministerio. Con celo y sin banza, han seguido las indicaciones de
miedo propongan los verdaderos prin­ sus pastores; pero en otras, por las
cipios doctrinales relativos al derecho graves dificultades que surgieron, las
de propiedad, a las riquezas, a la jus­ normas no han surtido todo su efecto.
ticia y a la caridad entre las diversas
clases sociales, y enseñen con su ejem­ 124. Informe del trabajo realizado.
plo cuál es el modo más apto para lle­ Os exhortamos, por tanto, a que con
varlos a la práctica. ánimo paternal, sigáis el camino em­
prendido, ya que no es lícito carezcan
121. Formar y guiar a los seglares endel pan de cada día los trabajadores
sus deberes sociales. Ordinariamente enviados a la viña del Señor. Por esta
es deber que compete a los seglares razón, no dudéis en comunicarnos de
llevar a la práctica estos principios doc­ vez en cuando los resultados de vues­
trinales, y si no estuvieran capacitados tras iniciativas al efecto.
para ello, cuide el sacerdote, lo mejor
posible, de instruirlos y formarlos. 2. Obras de ayuda para sacerdotes
ancianos y enfermos

III. - S o l ic it u d d e l P a p a p o r las
125. Promover la previsión social
NECESIDADES MATERIALES DEL CLERO
entre los sacerdotes. Alabamos, ade­
más, de todo corazón, las iniciativas
í. Da facultades para una justa com­ que entre vosotros toméis para que no
pensación sólo no falte a los sacerdotes lo nece­
sario de cada día, sino que también se
122. Paternal solicitud del Supremo provea para su futuro con instituciones
Pastor por ¡as estrecheces que sufren y organismos adecuados — lo cual ve­
hoy no pocos sacerdotes. Nos ha pa­ mos ya realizado y aprobamos con gran
recido bien tratar aquí de las estreche­ satisfacción en las demás clases socia­
ces económicas en que se encuentran les— principalmente en los casos de
muchos sacerdotes después de la última enfermedad, de invalidez y de ancia­
gueira, principalmente en aquellas re­ nidad. Así les quitaréis la preocupación
giones en que a causa de la misma por la incertidumbre de su porvenir.
guerra, o por su situación política, su­
frieron grandes daños. Nos, hondamen­ 126. Encomio del socorro mutuo de
te afligidos por este estado de cosas, no los sacerdotes. Por lo cual, estamos
hemos perdonado ningún medio para vivamente agradecidos a los sacerdo­
aliviar, dentro de Nuestras posibilida­ tes, que, aun a costa de sacrificios, lian
des, las calamidades, la miseria y la ayudado y ayudan a sus compañeros
extremada indigencia de muchos. necesitados por motivo de salud o
ancianidad.
123. Facultades extraordinarias con­ Haciendo esto, dan un elevado ejem­
cedidas a los Obispos. Bien sabéis, Ve­ plo de aquella mutua caridad que Cristo
nerables Hermanos, que Nos en los legó a sus discípulos, como señal dis­
lugares en que mayores parecían ser tintiva de ellos: En esto conocerán to­
las necesidades, hemos concedido a los dos que sois mis discípulos, en que os
Obispos, por medio de la Congregación amáis los unos a los o t r o s í .
del Concilio, facultades extraordinarias,
y que hemos dado normas especiales 127. Práctica del espíritu de amor
que eliminen equitativamente las nota­ universal. Deseamos también, que los
bles desigualdades económicas entre los sacerdotes de todas las naciones se unan
(93) Luc. 19, 8. (94) Juan 13, 35.
195, 128-133 E x h o r t a c ió n A postólica “ M entí N ostr ae ” 1833

mutuamente con los lazos de este amor mos menos de repetiros sumariamente
fraterno, para que aparezca más clara­ estas exhortaciones, que habréis de te­
mente que, siendo ministros de Dios, ner siempre ante vuestros ojos, ya que
que es Padre común de todos, están han de ser consideradas como las prin­
animados de un mismo espíritu de cipales normas de vuestra vida y de
amor, sean del país que fueren. vuestra actividad.
3. Deberes de los fieles y de los go­ 131. La meta: Encaminar todas las
biernos al respecto almas a .Jesús. Somos sacerdotes de
128. Educar a los fieles en el socorro J e s u c r i s t o ; hemos de trabajar para que
del clero pobre; obligación de los fieles la Redención de los hombres, que El
y perjuicio del abandono. Pero habréis llevó a cabo, alcance toda su eficacia
experimentado que no podéis poner en todas las almas. Considerando seria­
remedio total a esas grandes dificulta- mente las gravísimas necesidades de
699 des si los fieles no se dan cuenta del nuestro tiempo, debemos esforzarnos
deber de socorrer en lo posible al clero por atraer al cumplimiento de los debe­
pobre, y si no se emplean todos los res cristianos a los hermanos que se
medios oportunos para ello. han apartado del verdadero camino o
Por tanto, dad a entender bien al están cegados por la niebla de las pa­
pueblo a vosotros confiado, que tiene siones; por iluminar a los pueblos con
la obligación de ayudar a los sacerdo­ la luz de la doctrina cristiana, regirlos
tes necesitados, ya que conserva todo con normas cristianas y formarles una
su valor la palabra del Maestro: Por­ sólida conciencia cristiana; y por ha­
que digno es el trabajador de su pa- cer, en fin, que todos se resuelvan a
í/ o(95). Porque ¿cóm o se puede pedir pelear animosamente por el triunfo de
un apostolado activo a aquellos sacer­ la verdad y de la justicia.
dotes a quienes falta lo necesario para
vivir? 132. Irradiar a Cristo. Modelos de
Además, los fieles que descuidan este bondad. Pero tan sólo conseguiremos 700
deber, dejan, aunque sea involuntaria­ la anhelada meta, cuando lleguemos a
mente, el camino libre a los enemigos tal grado de santidad que se transfun­
de la Iglesia, los cuales en no pocas da a los demás la vida y virtudes que
naciones se proponen precisamente em­ recibimos de Cristo.
pobrecer al clero, para, de esta manera, Exhortamos, pues, a todos los sacer­
poder separarlos de la legítima auto­ dotes repitiéndoles la palabra del Após­
ridad. tol: No descuides la gracia que está en
129. Obligación de los poderes pú­ ti, que se te ha dado por la imposición
blicos. También los poderes públicos de las manos de los presbíteros
tienen que atender a las necesidades muéstrate en todo como ejemplo de
del clero, según las diversas condiciones buenas obras, en la doctrina, en la inte­
de cada país, pues del cumplimiento gridad, en la gravedad, tu palabra sea
de sus obligaciones sacerdotales han de buena, irreprensible para que el adver­
seguirse grandes utilidades espirituales sario quede confundido, no teniendo
y temporales, en beneficio de toda la nada malo que decir contra nosotros(97\
sociedad.
133. Estimar la vocación y vivirla
C o n c l u s i ó n : E x h o r t a c i ó n f in a l santamente. Queridos hijos, estimando
grandemente la gracia del ministerio
1. Reitérase la exhortación a la san­ recibido, vivid de tal manera, que ésta
tidad se manifieste en vosotros y dé frutos
130. Resumen y programa de vida. ubérrimos, para utilidad de la Iglesia y
Por último, antes de terminar, no pode- enmienda de sus enemigos.
(95) Luc. 10, 7. (97) Tit. 2, 7-8.
(96) I Tim. 4, 14.
1834 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 195, 134-140

134. Renovar el espíritu en este Año 137. Amor de predilección de María.


Santo. Y para que Nuestra paternal Si bien a todos ama la Virgen Madre
“ Exhortación” consiga lo que pretende, con ardiente amor, abraza con un amor
una y otra vez os repetimos estas pala­ especial a los sacerdotes, que son ima­
bras tan oportunas en este Año Santo: gen viva de J e s u c r i s t o . Si consideráis,
Renovaos en el espíritu de vuestra men­ pues, con gran consuelo de vuestra al­
te y revestios del hombre nuevo que ha ma, este amor singular y esta particu­
sido creado según Dios en justicia y lar tutela de la Virgen para con vos­
santidad, de v e r d a d ^ ; sed imitadores otros, experimentaréis que se os hace
de Dios, como hijos amadísimos, y ca­ más fácil el trabajo, tanto por vuestra
minad en el amor, como Cristo nos santidad personal como por cumplir
amó, y se entregó por nosotros a Dios, vuestros deberes sacerdotales.
como oblación y víctima(99>; llenaos
138. El Padre Santo confía a la Vir­
del Espíritu Santo, hablando entre vos­
gen el clero de todo el mundo. Nos
otros con himnos y salmos y cánticos
encomendamos de todo corazón a la
espirituales, cantando y salmodiando al
Virgen Madre de Dios y Medianera de
Señor en vuestros corazones(10°); vigi­
todas las gracias a todos los Sacerdo­
lad con toda perseverancia y pedid por
tes de la tierra, para que, por su inter­
todos los santosí101).
cesión haga Dios descender una efusión
abundantísima de su Espíritu, que mue­
135. Exhortación a una tanda extra­
va con vehemencia a todos los sacerdo­
ordinaria de ejercicios espirituales.
tes a la santidad y renueve el género
Meditando detenidamente estas exhor­
humano con la mejora de las costum­
taciones del Apóstol, Nos ha parecido
bres.
oportuno invitaros a que, durante este
Año Santo, hagáis unos Ejercicios espi- 3. Rendiciones especiales del Papa
701 rituales extraordinarios; de tal modo 139. Bendición especial al clero per­
que, movidos por el ardor de la piedad, seguido. Seguro de la realización de
que habéis de sacar de ellos, atraigáis estos deseos, tan faustos y saludables,
más fácilmente las almas de los demás por el patrocinio de la Inmaculada
a participar del tesoro de la divina Virgen M a r í a , imploramos para todos
indulgencia. la abundancia de bienes celestiales; es­
pecialmente para los Obispos y sacer­
2. La confianza en María, Madre de dotes que, por defender los derechos y
los sacerdotes la libertad de la Iglesia, cumpliendo su
136. Confianza en María, Madre de deber, padecen persecuciones, cárceles
tos sacerdotes. Y finalmente, cuando y destierros. Para ellos Nuestro espe­
experimentéis de un modo especial cial afecto; y los exhortamos paternal­
cuán difícil es avanzar por el arduo mente a que sigan distinguiéndose en
camino de la santidad y cumplir debi­ esta virtud y fortaleza sacerdotales de
damente los ministerios a vosotros con­ que han dado ejemplo.
fiados, levantad los ojos y el corazón 140. Bendición a todos los sacerdo­
llenos de confianza a aquella que, sien­ tes. Sea prenda de las gracias divinas 702
do Madre del Eterno Sacerdote, es tam­ y testimonio de Nuestra paternal bene­
bién Madre amantísima del clero cató­ volencia la Bendición Apostólica, que
lico. No sólo conocéis la benignidad de de todo corazón damos a todos y a
esta Madre para con vosotros, sino que cada uno de vosotros, Venerables Her­
en muchas partes, con vuestra predica­ manos, y a todo vuestro clero.
ción sobre la misericordia de su Inma­ Dado en Roma, en San Pedro, el día
culado Corazón, habéis despertado de 23 de Septiembre del gran Año Jubilar,
un modo admirable la fe y la piedad 1950, de Nuestro Pontificado el XII9.
del pueblo cristiano.
PIO PAPA XII.
(98) Efes. 4, 23-24. (100) Efes. 5, 18-19.
(99) Efes. 5, 1-2. (.101) Efes. 6, 18.
196

BULA DOGMATICA “MUNIFICENTISSIMUS DEUS”(*>


(l-XI-1950)

EN QUE SE DEFINE COMO DOGMA DE FE LA ASUNCION


DE LA SANTISIMA VIRGEN MARIA CON CUERPO Y ALMA AL CIELO

PIO PP. XII


Obispoy siervo de los siervos de Dios, para perpetua memoria:

In t r o d u c c ió n I. - L a p r e p a r a c ió n h is t ó r ic a de la
d o g m a t iz a c ió n
La alegría por el aumento de
la devoción a María 1. Las Prerrogativas de María
AAS 1. Las penas y tribulaciones alivia-
42 das por las alegrías. El munificentísi- 3. La armonía de los privilegios con­
753 mo Dios, que todo lo puede y cuyos cedidos a María. En efecto, Dios, que
desde toda la eternidad mira a la Vir­
planes providenciales están hechos con
gen M a r í a con particular y plenísima
sabiduría y amor, compensa en sus
complacencia, cuando vino la plenitud
inescrutables designios, tanto en la vidade los t i e m p o s ejecutó los planes de
de los pueblos como en la de los indi­
su providencia de tal modo que res­
viduos, los dolores y las alegrías para plandecen en perfecta armonía los pri­
que, por caminos diversos y de diversas vilegios y las prerrogativas que con
maneras, todo coopere al bien de aque­ suma liberalidad le había concedido.
llos que le aman(1). Y si esta suma liberalidad y plena
armonía de gracias fue siempre reco­
2. Aumento de la Fe y la devoción a
nocida, y cada vez mejor penetrada por
María. Nuestro Pontificado, del mismo
la Iglesia en el curso de los siglos, en
modo que la edad presente, está opri­
nuestro tiempo ha sido puesto a mayor
mido por grandes cuidados, preocupa­
luz el privilegio de la Asunción corpo­
ciones y angustias, por las actuales
gravísimas calamidades y la aberración ral al cielo de la Virgen Madre de Dios,
M a r ía .
de la verdad y de la virtud; pero Nos
es de gran consuelo ver que, mientras
la fe católica se manifiesta en público 4. La relación entre la Inmaculada
Concepción y la Asunción Corporal.
cada vez más activa, se enciende cada
Este privilegio resplandeció con nuevo
día más la devoción hacia la Virgen
fulgor desde que Nuestro predecesor
Madre de Dios y casi en todas partes
Pío IX, de inmortal memoria, definió
es estímulo y auspicio de una vida me­ solemnemente el dogma de la Inma­
jor y más santa, de donde resulta que, culada Concepción de la augusta Madre
mientras la Santísima Virgen cumple de Dios. Estos dos privilegios están, en
amorosísimamente las funciones de ma­ efecto, estrechamente unidos entre sí:
dre hacia los redimidos por la sangre de Cristo, con su muerte, venció la muerte
Cristo, la mente y el corazón de los y el pecado, y sobre el uno y sobre la
754 hijos se estimulan a una más amorosa otra reporta también la victoria en
contemplación de sus designios. virtud de Cristo, todo aquel que ha
(* ) A. A. S., 42 (1950) 753-771. El esquema y los subtítulos son de responsabilidad de la 2* ed. Ver
nota final de esta Bula, pág. 1845 (P.1I.).
(1) Compárese Rom. 8, 28. (2) Gálat. 4, 4.

1835
1836 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 196, 5-8

sido regenerado sobrenaturalmente por católico se celebraron congresos ma-


el bautismo. Pero por ley general, Dios rianos tanto nacionales como interna­
no quiere conceder a los justos el ple­ cionales. Todos estos estudios e inves­
no efecto de esta victoria sobre la tigaciones pusieron más de relieve que
muerte, sino cuando haya llegado el en el depósito de la fe confiado a la
fin de los tiempos. Por esto también Iglesia estaba contenida también la
los cuerpos de los justos se disuelven Asunción de M a r í a Virgen al cielo;
después de la muerte, y sólo en el últi­ y generalmente siguieron a ello peti­
mo día volverá a unirse cada uno con ciones en que se pedía insistentemente
su propia alma gloriosa. a esta Sede Apostólica que esta verdad
Pero de esta ley general quiso Dios fuese solemnemente definida.
que fuera exenta la bienaventurada En esa piadosa emulación, los fieles
Virgen M a r í a . Ella, por privilegio del estuvieron admirablemente unidos con
todo singular, venció al pecado con su sus pastores, los cuales, en número ver­
concepción inmaculada; por eso no daderamente impresionante, dirigieron
estuvo sujeta a la ley de permanecer peticiones semejantes a esta Cátedra
en la corrupción del sepulcro ni tuvo de S a n P e d r o . Por eso, cuando fuimos
que esperar la redención de su cuerpo elevados al trono del Sumo Pontifica­
hasta el fin del mundo. do, habían sido ya presentados a esta
Sede Apostólica muchos millares de
2. La cristiandad anhela esta dogma- tales súplicas de todas partes de la tie­
tizad ón rra y por toda clase de personas; por
5. Nuevas esperanzas después de Nuestros amados hijos los Cardenales
1854. Por eso, cuando fue solemne­ del Sagrado Colegio, por Venerables
mente definido que la Virgen Madre Hermanos Arzobispos y Obispos de las
de Dios, M a r í a , estaba inmune de la diócesis y de las parroquias.
mancha hereditaria en su concepción,
los fieles se llenaron de una más viva 7. Exhortación a mayor estudio y
esperanza de que cuanto antes fuera oración. Por eso, mientras elevábamos
definido por el supremo Magisterio de a Dios ardientes plegarias para que in­
755 la Iglesia el dogma de la Asunción cor­ fundiese en Nuestra mente la luz del
poral al cielo de M a r í a Virgen. Espíritu Santo para decidir una causa
Efectivamente, se vio que no sólo los tan importante, dimos especiales órde­
fieles particularmente, sino los repre­ nes de que se iniciaran estudios más
sentantes de naciones o de provincias rigurosos sobre este asunto, y entre­
eclesiásticas y aún no pocos padres del tanto se recogiesen y ponderasen cuida­
Concilio Vaticano, pidieron con vivas dosamente todas las peticiones qué, 756
instancias a la Sede Apostólica esta de­ desde el tiempo de Nuestro predecesor
finición. Pío IX, de feliz memoria, hasta nues­
tros días, habían sido enviadas a esta
6. Los estudios y las peticiones di­ Sede Apostólica a propósito de la Asun­
rigidas a la Santa Sede. Después, estas ción de la beatísima Virgen M a r í a al
peticiones y votos no sólo no disminu­ cielo(3).
yeron, sino que aumentaron de día en
día en número e instancia. En efecto, a 3. El argumento de la Tradición de
este fin fueron promovidas cruzadas de la Iglesia
oraciones; muchos y eximios teólogos
intensificaron sus estudios sobre este a) El consenso unánime de los
tema, ya en las públicas Universidades Obispos
eclesiásticas y en las otras escuelas des­ 8. La encuesta oficial. Pero como
tinadas a la enseñanza de las sagradas se trataba de cosa de tanta importancia
disciplinas; en muchas partes del orbe y gravedad, creimos oportuno pedir
(3) “ Petitiones de Assumptione corpórea B. Sma. Virgen al cielo elevadas a la Santa Sede); 2
Virginis Mariae in coelurn definiendo ad S. Scdem vol., Typis Polyglotis Vaticanis, 1912.
delatse” (Peticiones de la Asunción corporal de la
im y 9-10 B ula D o g m á tic a “ M unificentissimus D eus” 1837

directamente y en forma oficial a todos depósito de la /e*8*. Por eso, del con­
los Venerables Hermanos en el Episco­ sentimiento universal del magisterio
pado que Nos expusiesen abiertamente ordinario de la Iglesia se deduce un
su pensamiento. Por el, el l 9 de mayo argumento cierto y seguro para afirmar
de 1946 les dirigimos la Carta “ Deipa- que la asunción corporal de la Biem
rae Virginis Mariae” , en la que pregun­ aventurada Virgen M a r í a al cielo — la
tábamos: Si vosotros, Venerables Her­ cual, en cuanto a la celestial glorifica­
manos, en vuestra eximia sabiduría y ción del cuerpo virgíneo de la augusta
prudencia, creéis que la asunción cor­ Madre de Dios, no podía ser conocida
poral de la beatísima Virgen se puede por ninguna facultad humana con sus
proponer y definir como dogma de fe solas fuerzas naturales— es verdad re­
y si con vuestro clero y vuestro pueblo velada por Dios, y por eso todos los
lo deseáis. fieles de la Iglesia deben creerla con
firmeza y fidelidad. Porque, como en­
9. La respuesta casi unánime señadel el mismo Concilio Vaticano, deben
magisterio ordinario. Y aquellos que ser creídas por fe divina y católica to­
el Espíritu Santo ha puesto como Obis­ das aquellas cosas que están contenidas
pos para regir la Iglesia de Dios*4) han en la palabra de Dios, escrita y trans­
dado a una y otra pregunta una res­ mitida oralmente, y que la Iglesia, o
puesta casi unánimemente afirmativa. con solemne juicio o con su ordinario
Este singular consentimiento del Epis­ y universal magisterio, propone a la
copado católico y de los fieles*5*, al creencia como reveladas por Dios*9*.
creer definible como dogma de fe la
asunción corporal al cielo de la Madre b) Los testimonios de la fe de
de Dios, presentándonos la enseñanza la Iglesia
concorde del magisterio ordinario de
la Iglesia y la fe concorde del pueblo 10. 1) La convicción y fe del pueblo
cristiano, por él sostenida y dirigida, cristiano. De esta fe común de la Igle­
manifestó por sí mismo de modo cierto sia se tuvieron desde la antigüedad, a
e infalible que tal privilegio es verdad lo largo del curso de los siglos, varios
revelada por Dios y contenida en aquel testimonios, indicios y vestigios, y tal
divino depósito que Cristo confió a su fe se fue manifestando cada vez con
Esposa para que lo custodiase fielmente mayor claridad.
e infaliblemente lo declarase*6*. El ma­ Los fieles, guiados e instruidos por
gisterio de la Iglesia, no ciertamente sus pastores, aprendieron también de
por industria puramente humana, sino la Sagrada Escritura que la Virgen
por asistencia del Espíritu de Verdad*7*, M a r í a , durante su peregrinación terre­
y por eso infaliblemente, cumple su na, llevó una vida llena de preocupa­
mandato de conservar perennemente ciones, angustias y dolores; y que se
puras e íntegras las verdades reveladas verificó lo que el santo anciano Simeón
757 y las transmite sin contaminaciones, sin había predicho que una agudísima es­
añadiduras, sin disminuciones. En efec­ pada le traspasaría el corazón a los
to, como enseña el Concilio Vaticano, pies de la cruz de su divino Hijo, nues­
a los sucesores de Pedro no fue pro­ tro Redentor. Igualmente no encontra­
metido el Espíritu Santo para que, por ron dificultad en admitir que M a r í a
su revelación, manifestasen una nueva haya muerto del mismo modo que su
doctrina, sino para que, con su asisten­ Unigénito. Pero esto no les impidió
cia, custodiasen inviolablemente y ex­ creer y profesar abiertamente que no
presasen con fidelidad la revelación estuvo sujeto a la corrupción del sepul­
trasmitida por los Apóstoles, o sea el cro su sagrado cuerpo y que no fue
(4) Act. 20, 28. (6) Compárese Conc. Vat., De }ide calh., cap.
(5) Bula “ IneffnhiUs Deus” , Acta Pü TV. P. í, 4, Denz-Umb. nr. 1800.
vol. 1, pág. 615. (En esta Golecc. Encícl. 210, no­ (7) Compárese Juan 14, 26.
ta 1 nr. 28 p. 1996; ver también ibid. rir. 4 p. (8) Conc. Vat. Const. De Ecclesia Christi, ca­
1990, nr. 24 p. 1995; nr. 26 p. 1996). pitulo 4, Denz-Umb. nr. 1836.
(9) De fide cath., cap. 3, Denz-Umb. nr. 1732.
1838 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 196, 11-14

reducido a putrefacción y cenizas el rio de la Iglesia, pu ede dar argum entos


augusto tabernáculo del Verbo Divino. y testim on ios de n o p eq u eñ o v alor para
758 Así, iluminados por la divina gracia e determ in ar algú n p u n to p articu lar de
impulsados por el amor hacia aquella la d octrin a cristian a <10L
que es Madre de Dios y Madre nuestra
dulcísima, han contemplado con luz 13. b) los libros litúrgicos del rito
cada vez más clara la armonía mara­ Romano. En los libros litúrgicos que
villosa de los privilegios que el provi­ gen María , se tienen expresiones en
dentísimo Dios concedió al alma Socia contienen la fiesta, bien sea la de D o r -
de nuestro Redentor y que llegaron a m ición , bien de la A su n ción de la V ir-
una tan altísima cúspide a la que jamás cierto modo concordantes al decir que
ningún ser creado, exceptuada la natu­ cuando la Virgen Madre de Dios pasó 759
raleza humana de J esucristo, había de este destierro, a su sagrado cuerpo,
llegado. por disposición de la Divina Providen­
cia, le ocurrieron cosas correspondien­
11. Las tradiciones en la Iglesia y tes a su dignidad de Madre del Verbo
los misterios del Rosario. Esta misma encarnado y a los otros privilegios que
fe la atestiguan claramente aquellos se le había concedido. Esto se afirma,
innumerables templos dedicados a Dios por poner un ejemplo, en aquel Sa­
en honor de María Virgen asunta al cram en taría que Nuestro predecesor
cielo y las sagradas imágenes en ellos A driano I, de inmortal memoria, man­
expuestas a la veneración de los fieles, dó al emperador Carlomagno. En éste
las cuales ponen ante los ojos de todos se lee, en efecto: D ign a de ven eración
el triunfo de la misma Virgen Santísi­ es p ara N os, oh S eñ or, la festividad de
ma. Dedicáronse, además, a la singular este día en que la Santa M adre de D ios
protección y el amparo de la Virgen su frió la m uerte tem poral, p ero n o p u d o
Madre de Dios, asunta al cielo, ciuda­ ser h u m illada p o r los v ín cu los de la
des, diócesis y regiones; del mismo m o­ m uerte, A quella que en gen d ró a tu H i­
do, con la aprobación de la Iglesia, jo , N uestro S eñ or, en carn ad o en e ll a ^ K
surgieron institutos religiosos, que to­
man nombre de tal privilegio. No debe 14. e) los libros litúrgicos de otros
olvidarse que en el rosario mariano, ritos orientales y occidentales. Lo que
cuya recitación es tan recomendada aquí está indicado con la sobriedad
por esta Sede Apostólica, se propone a acostumbrada en la liturgia romana, en
la meditación piadosa un misterio que, los libros de las otras antiguas liturgias,
como todos saben, trata de la Asunción tanto orientales como occidentales, se
de la beatísima Virgen. expresa más difusamente y con mayor
claridad. El S acram en tario G alicano
12. 2) El testimonio de la Liturgia: por ejemplo, define este privilegio de
a) la fiesta de la Asunción. Pero de María in ex p lica b le m isterio, tanto m ás
modo más espléndido y universal esta adm irable cu anto m ás singular es entre
fe de los Sagrados Pastores y de los los h o m b re s (12). Y en la liturgia bizan­
fieles cristianos se manifiesta por el tina se asocia repentinamente la Asun­
hecho de que desde la antigüedad se ción de María , no sólo con su digni­
celebra en Oriente y en Occidente una dad de Madre de Dios, sino también
solemne fiesta litúrgica de la cual los con sus otros privilegios, especialmen­
Santos Padres y Doctores no dejaron te con su maternidad virginal, preesta­
nunca de sacar luz porque, como es blecida por un designio singular de la
bien sabido, la sagrada liturgia, sien do Providencia divina: A T i D ios, R ey
tam bién una p ro fe s ió n de las celestiales d el universo, te c o n ce d ió cosas que son
verdades, som etida al su p rem o m agiste­ sobre la naturaleza: p o rq u e así c o m o
rio) Carta Encíclica Mediator Dei, 20-IX-1947. (11) Sacramentarium Gregorianum. Nr. 457;
AAS. 39 (1947) 541; en esta Colección: Encíclica Migne P.L. 78, 133, B; ver ib. 401.
185, 32, pág. 1720. (12) Sacramental um Gallicarum, nr. 211; Migne
P.L. 72, 244.
J.96, 15-18 B ula D o g m á tic a “ M unificentissimus D eus” 1839

en el parto te conservó virgen, así en en las homilías y en los discursos diri­


el sepulcro conservó incorrupto tu cuer­ gidos al pueblo con ocasión de esta
po y con la divina traslación lo glo­ fiesta, no recibieron de ella com o de
rificó*13). primera fuente la doctrina, sino que
hablaron de ésta como de cosa cono­
15. La institución de la fiesta de cida y admitida por los fieles, la acla­
precepto. El hecho de que la Sede raron y profundizaron su sentido y su
Apostólica, heredera del oficio confiado objeto, declarando especialmente lo que
al Príncipe de los Apóstoles de confir­ con frecuencia los libros litúrgicos ha­
mar en la fe a los hermanos*14), y con bían sólo fugazmente indicado; es decir,
su autoridad hiciese cada vez más so­ que el objeto de la fiesta no era sola­
lemne esta fiesta, estimula eficazmente mente la incorrupción del cuerpo muer­
a los fieles a apreciar cada vez más la to de la bienaventurada Virgen MaríA,
grandeza de este misterio. Así la fiesta sino también su triunfo sobre la muer­
de la Asunción, del puesto honroso que te y su celestial “ glorificación” a seme­
tuvo desde el comienzo entre las otras janza de su Unigénito.
760 celebraciones marianas, llegó en segui­
da a las más solemnes de todo el ciclo 17. b) San Juan Damasceno. Así San 761
litúrgico. Nuestro predecesor San Ser­ Juan Damasceno, que se distingue entre
gio I, prescribiendo la letanía o pro­ todos como testigo eximio de esta tra­
cesión estacional para las cuatro fiestas dición, considerando la Asunción cor­
marianas, enumera junto a la Nativi­ poral de la Madre de Dios a la luz de
dad, la Anunciación, la Purificación y los otros privilegios suyos, exclama con
la Dormición de María *15). Después vigorosa elocuencia: Era necesario que
San L eón IV quiso añadir a la fiesta, Aquella que en el parto había conser­
que ya se celebraba bajo el título de vado ilesa su virginidad conservase
la Asunción de la bienaventurada Ma­ también sin ninguna corrupción su
dre de Dios una mayor solemnidad cuerpo después de la muerte. Era ne­
prescribiendo su vigilia y su octava; y cesario que Aquella que había llevado
en tal circunstancia quiso participar en su seno al Creador hecho niño, ha­
personalmente en la celebración en me­ bitase en los tabernáculos divinos. Era
dio de una gran multitud de fieles*16). necesario que la Esposa del Padre ha­
Además de que ya antiguamente esta bitase en los tálamos celestiales. Era
fiesta estaba precedida por la obliga­ necesario que Aquella que había visto
ción del ayuno, aparece claro de lo que a su Hijo en la cruz, recibiendo en el
atestigua Nuestro predecesor San Ni­ corazón aquella espada de dolor de la
colás I, donde habla de los principales que había sido inmune al darlo a luz,
ayunos que la santa Iglesia romana re­ lo contemplase sentado a la diestra del
cibió de la antigüedad y observa toda- Padre. Era necesario que la Madre de
oía*17) Dios poseyese lo que corresponde al Hi­
jo y que por todas las criaturas fuese
16. 3) Los testimonios de los Santos honrada como Madre y sierva de
Padres, a) en general. Pero com o la Dios*18).
liturgia no crea la fe, sino que la
supone, y de ésta derivan como frutos 18. c) otros Padres. San Germán de
del árbol las prácticas del culto, los Constantinopla. Estas expresiones de
Santos Padres y los grandes Doctores, San Juan Damasceno corresponden
(13) Menaei totius anni. Citado por Cozza-Luzzi (16) Ver Líber PontificaUs, nr. 508, Migne P.L.
en: De Corporis Assumptione B. Mariae testimo­ 128, 1312.
nia litúrgica Graecorum selecta, Roma 1869, pág. (17) “ Responsa Nicolai Papae I ad consulta
194 (Menaion es griego y significa mensual. El Bulgarorum” . Las respuestas del Papa Nicolás I
"menaion” de todo el año es un libro ordenado a las consultas de los Búlgaros. Epíst. 97 n. 4;
por meses de la Liturgia griega). Migne P.L. 119, 981.
(18) San Juan Damasc., Encomium in Dormi-
(14) Luc. 22, 32. tionem Dei Genitricis semperque Virginis Mariae.
(15) Ver Líber PontificaUs, nr. 164, Migne P.L. hom. II, 16; véase allí también, n. 3. Migne P.G.
128, 898. 96, 742.
1840 E ncíclicas del PP. P ío XII (1950) 196, 19-22

fielmente a aquellas de otros que afir­ nos son enseñadas por la Sagrada Es­
man la misma doctrina. Efectivamente, critura.
palabras no menos claras y precisas se
encuentran en los discursos que, con 21. Sus razones teológicas. Partien­
ocasión de la fiesta, tuvieron otros Pa­ do de este presupuesto, presentaron,
dres anteriores o contemporáneos. Así, para ilustrar este privilegio mariano,
por citar otros ejemplos, San Germán diversas razones contenidas casi en
de Constantinopla encontraba que germen en esto: que Jesús ha querido
correspondía la incorrupción y asun­ la Asunción de María al cielo por su
ción al cielo del cuerpo de la Virgen piedad filial hacia ella. Opinaban que
Madre de Dios no sólo a su divina ma­ la fuerza de tales argumentos reposa
ternidad, sino también a la especial sobre la dignidad incomparable de la
santidad de su mismo cuerpo virginal. maternidad divina y sobre todas aque­
Tú, como fue escrito, apareces “ en be­ llas otras dotes que de ella se siguen:
lleza” y tu cuerpo virginal es todo san­ su insigne santidad, superior a la de
to, todo casto, todo domicilio de Dios; todos los hombres y todos los ángeles;
así también por esto es preciso que sea la íntima unión de María con su Hijo,
inmune de disolverse en polvo; sino y aquel amor que el Hijo tenía hacia
que debe ser transformado en cuanto su dignísima Madre.
humano hasta convertirse en incorrup­
tible y debe ser vivo, gloriosísimo, in­ 22. Sus razones escriturísticas. Fre­
cólume y dotado de la plenitud de la cuentemente se encuentran después teó­
uída*19). Y otro antiguo escrito dice: logos y sagrados oradores que, sobre
Como gloriosísima Madre de Cristo, las huellas de los Santos Padres*21) pa­
nuestro Salvador y Dios, donador de la ra ilustrar su fe en la Asunción, se sir­
vida y de la inmortalidad y vivificada ven con cierta libertad de hechos y
762 por El, revestida de cuerpo en una eter­ dichos de la Sagrada Escritura. Así,
na incorruptibilidad con El, que la re­ para citar sólo algunos testimonios en- 763
sucitó del sepulcro y la llevó consigo tre los más usados, los hay que recuer­
de modo que sólo El conoce*20). dan las palabras del salmista: Ven, oh
Señor a tu descanso, Tú y el arca de tu
19. El testimonio de los teólogos. Al santificación*22), y ven en el arca de
extenderse y afirmarse la festividad li­ la alianza hecha de madera incorrupti­
túrgica, los Pastores de la Iglesia y los ble y puesta en el templo del Señor
sagrados oradores, en número cada vez como una imagen del cuerpo purísimo
mayor creyeron un deber precisar abier­ de María Virgen, preservado de toda
tamente y con claridad el objeto de la corrupción del sepulcro y elevado a
fiesta y su estrecha conexión con las tanta gloria en el cielo. A este mismo
otras verdades reveladas. fin describen a la Reina que entra
triunfalmente en el palacio celeste y
20. a) los escolásticos. Entre los teó­ se sienta a la diestra del divino Reden­
logos escolásticos no faltaron quienes, tor*23), lo mismo que la Esposa de los
queriendo penetrar más adentro en las Cantares, que sube por el desierto como
verdades reveladas y mostrar el acuer­ una columna de humo de los aromas
do entre la razón teológica y la fe, pu­ de mirra y de incienso para ser coro­
sieron de relieve que este privilegio de nada*24). La una y la otra son propues­
la Asunción de María Virgen concuerda tas como figuras de aquella Reina y
admirablemente con las verdades que Esposa celeste, que, junto a su divino
(19) San Germ. Const., In Sanctte Dei Geni- Dormitionem Dei Genitricis semperque Virginis
triéis Dormitionem, sermón 1. Migue 98, 345. Mariae, hom. II, 2, 11. Migne P.G. 96, 723; Enco­
(20) Encomium in Dormitionem Sanctissimae mium in Dormitionem atribuido a San Modesto
Dominae nostrae Deiparae semperque Virginis Hierosol. Migne P.G. 86, 3287-3290.
Mariae, atribuido a San Modesto Hierosol., I, (22) Ps. 131, 8.
núm. 14. Migne P.G. 86, 3311. (23) Ver Salmo 44, 10 y 44, 14-16.
(21) Compárese Juan Damasc. Encomium in (24) Cant. 3, 6; cfr. 4, 8; 6, 9.
196, 23-26 B ula D o g m á tic a “ M unificentissimus D eus” 1841

Esposo, fue elevada al reino de los de I s a í a s : Glorificaré el lugar de mis


cielos. pies^2
28\ afirmó con seguridad que el
*2
5
Además, los doctores escolásticos vie­ divino Redentor ha glorificado de m o­
ron indicada la Asunción de la Virgen do excelso a su Madre amadísima, de
Madre de Dios no sólo en varias figuras la cual había tomado carne humana.
del Antiguo Testamento, sino también De aquí se deduce claramente, dice,
en aquella Señora vestida de sol, que que la bienaventurada Virgen María
el apóstol J u a n contempló en la isla de fue asunta con el cuerpo que había
Patmos(25\ Del mismo modo, entre los sido el sitio de los pies del Señor. Por
dichos del Nuevo Testamento conside­ eso escribe el salmista. Ven oh Señor,
raron con particular interés las pala­ a tu reposo, Tú y el Arca de tu santi­
bras Dios te salve, María llena eres de ficación<29*). Como Jesucristo, dice el
gracia, el Señor es contigo, bendita tú santo, resucitó también el Arca de su
eres entre todas las mujeres^2Q\ porque santificación, porque en este día la
veían en el misterio de la Asunción un Virgen Madre fue asunta al tálamo ce-
complemento de plenitud de gracia con­ leste(30*K
cedida a la bienaventurada Virgen y
una bendición singular en oposición a 25. San Alberto Magno. Guando en
la maldición de E v a . la Edad Media la teología escolástica
alcanzó su máximo esplendor, S a n A l ­
23. b) Testimonios individuales: b e r t o M a g n o , después de haber reci­
Amadeo, Obispo. Por eso, al comienzo bido, para probar esta verdad, varios
de la teología escolástica, el piadoso argumentos, fundados en la Sgda. Es­
A m a d e o , Obispo de Lausana, afirma critura, la tradición, la liturgia y la
que la carne de María Virgen permane­ razón teológica, concluye: De estas ra­
ció incorrupta (no se puede creer, en zones y autoridades y de muchas otras
efecto, que su cuerpo viese la corrup­ es claro que la beatísima Madre de Dios
ción), porque realmente se reunió a su fue elevada en cuerpo y alma por enci­
alma y junto con ella fue envuelta en ma de los coros de los ángeles. Y esto
altísima gloria en la corte celeste. Era lo creemos como absolutamente verda­
llena de gracia y bendita entre las mu- d e r o ^ . Y en un discurso tenido el día
jeresW*}. Ella sola mereció concebir al de la Anunciación de M a r í a , explicando
Dios verdadero del Dios verdadero, y lo estas palabras del saludo del ángel Dios
engendró virgen, lo amamantó virgen, te salve, llena eres de gracia..., el Doc­
estrechándolo contra su seno y le pres­ tor Universal compara a la Santísima
tó en todo sus santos servicios y home- Virgen con E v a y dice expresamente
n ajes^K que fue inmune de la cuádruple maldi­
ción a la que Eva estuvo sujeta<32>.
24. El de San Antonio de Padua.
Entre los sagrados escritores que en 26. Santo Tomás. El D o c t o r A n g é ­
ese tiempo, sirviéndose de textos es- siguiendo los vestigios de su in­
l ic o ,
criturísticos o de semejanza y analo­ signe maestro, aunque no trató nunca
gía, ilustraron y confirmaron la pia­ expresamente la cuestión, sin embargo,
dosa creencia de la Asunción, ocupa siempre que ocasionalmente habla de
un puesto especial el doctor evangélico ella, sostiene constantemente con la
S a n A n t o n i o d e P a d u a . En la fiesta de Iglesia que junto al alma fue asunto al
la Asunción, comentando las palabras cielo también el cuerpo de María<33>.
(25) Ver Apoc. 12, 1-17. (31) San Alberto Magno, M oríale sive quaestio-
í'26) Luc. 1, 28. nes super Evang. “ Missus est” , q. 132.
(27a) Lucas 1, 28.
(27l>) Amadeo, Ob. de Lausana. De Beatae Yir- (32) San Alberto Magno, Serm ones de Sanctis,
ginis obitu, Assum ptione in Caelum, exaltatione sermón 15; In Annuntiatione B. M ariae; vea tam­
ad F ilii dextcram , Migue P.L. 188, 1337. bién t(M oríale” , q. 132.
(281 Is. 60, 13. (33) Ver Santo Tomás. Sum ma Theol., 3, q. 27,
[29] Salmo 131, 8. a. 1 c.; ibid., q.83, a. 5 ad. 8. E xp osilio salutationis
(,30) San Antonio de Padua, Serm ones dom ini­ angelicae, In syrrib., A postolorum expositio art. 5;
cales et in solem nitatibus. In Assum ptione S. Ma­ In IY Sent., D. 12 q. 1 art., 3, sol. 3; D. 43, q. 1,
rine Yirginis serm o. art. 3, sol. 1 y 2.
1842 E n cíclicas del P P . P ío X II (1950) 196, 27-30

27. San Buenaventura. Del mismo corporales de la bienaventurada Virgen


parecer es, entre otros muchos, el Doc­ suministra un argumento que puede
tor Seráfico, el cual sostiene como ab­ decirse como una prueba sensible^88).38
7
6
5
4
solutamente cierto que del mismo modo
que Dios preservó a María Santísima 29. San R oberto Belarm ino. En tiem­
de la violación del pudor y de la inte­ pos más recientes, las opiniones men­
gridad virginal en la concepción y en cionadas de los Santos Padres y de los
el parto, así no permitió que su cuerpo doctores fueron enseñanza común. Adhi­
se deshiciese en podredumbre y ceni- riéndose al pensamiento cristiano trans­
za(MK Interpretando y explicando a la mitido de los siglos pasados, San R o ­
Bienaventurada Virgen estas palabras b e r t o B e l a r m in o exclama: ¿Y quién,
de la Sgda. Escritura: Quién es esa que pregunto, podría creer que el arca de
sube del desierto llena de delicias y la santidad, el domicilio del Verbo, el
apoyada en su amado?(3 353
4 *>, razona así:
8
7
6 templo del Espíritu Santo, haya caído?
Y de aquí puede constar que está allí Mi alma aborrece el solo pensamiento
(en la ciudad celeste) corporalmente... de que aquella carne virginal que en­
Porque, en efecto... la felicidad no sería gendró a Dios, le dio a luz, le alimentó,
plena si no estuviese en ella personal­ le llevó, haya sido reducida a cenizas
mente, porque la persona no es el alma, o haya sido dada por pasto a los gusa-
sino el compuesto, y es claro que está nos(39>.
allí según el compuesto, es decir, con De igual manera, S a n F r a n c i s c o d e
cuerpo y alma, o de otro modo no ten­ S a l e s , después de haber afirmado no
dría un pleno gozo^BeK ser lícito dudar que J e s u c r is t o haya
ejecutado del modo más perfecto el
28. c) Testimonios de escritores ecle­ mandato divino por el que se impone
siásticos modernos: San Bernardino de a los hijos el deber de honrar a los pro­
Siena. En la escolástica posterior, o pios padres, se propone esta pregunta:
sea en siglo 15, S a n B e r n a r d in o d e ¿Quién es el hijo que, pudiendo, no vol­
S ie n a , resumiendo todo lo que los teó­ vería a llamar a la vida a su propia
logos de la Edad Media habían dicho y madre y no la llevaría consigo después
discutido a este propósito, no se limitó de la muerte al paraíso?(40). Y San
a recordar las principales considera­ A l f o n s o escribía: Jesús preservó el
ciones ya propuestas por los doctores cuerpo de María de la corrupción, por­
precedentes, sino que añadió otras. Es que redundaba en deshonor suyo que
decir, la semejanza de la divina Madre fuese comida de la podredumbre aque­
con el Hijo divino, en cuanto a la no­ lla carne virginal de la que El se había
bleza y dignidad del alma y del cuerpo revestido<41).
— porque no se puede pensar que la
celeste Reina esté separada del Rey de 30. Tem eridad de la op in ión co n ­
los cielos— , exige abiertamente que traria. Aclarado el objeto de esta fies­
María no debe estar sino donde está ta, no faltaron doctores que antes de
Cristo^D; además es razonable y con­ ocuparse de las razones teológicas que
veniente que se encuentren ya glorifi­ demuestran la suma conveniencia de
cados en el cielo el alma y el cuerpo, la Asunción corporal de la Bienaven­
lo mismo que del hombre, de la mujer; turada V i r g e n M a r í a al cielo diri­
en fin, el hecho de que la Iglesia no gieron su atención a la fe de la Igle­
haya nunca buscado y propuesto a la sia, mística Esposa de Cristo, que no
veneración de los fieles las reliquias tiene mancha ni arruga(42\ la cual
(34) Véase San Buenaventura, De Nativitate B. (39) S. Robertus Bellarminus Condones hábitae
Mariae Virginis, sermón 5. Lovanii, concio 40: De Assumptione B. M. Virg.
(35) Cant. 8, 5. (40) Oeuvres de St. FranQois de Sales,, sermón
(36) San Buenaventura, De Assumplione B. Ma­ autographe pour la féte de rAssomptiori. Oeuvres
riae Virginis, sermón 1. Completes édit. Annecy 1896; tomo 7, Sermons
(37) S. Bernardinus Senens., In Assumptione vol. I, 454.
B. Mariae Virginis, sermón 2. (41) San Alfonso M. de Ligorio, Le gloríe di
(38) S. Bernardinus Senens., In Assumptione María, parte II, disc. 1.
B. Mariae Virginis, sermón 2. (42) Véase Eph. 5, 27.
196, 31-33 B ula D o g m á tic a “ M unificentissimus D eus” 1813

es llamada por el Apóstol columna y rada de Cristo, si no con el alma, al


sostén de la verdad(43\ y, apoyados en menos con el cuerpo, después de esta
esta fe común sostuvieron que era teme­ vida, a Aquella que lo concibió, lo dio
raria, por no decir herética, la senten­ a luz, lo nutrió con su leche, lo llevó
cia contraria. En efecto, S a n P e d r o en sus brazos y lo apretó a su pecho.
C a n i s i o , entre muchos otros, después Desde el momento en que nuestro Re­
de haber declarado que el término dentor es hijo de M a r í a no podía cier­
Asunción significa glorificación, no tamente como observador perfectísimo
sólo del alma, sino también del cuerpo, de la divina ley, menos de honrar, ade­
y después de haber puesto de relieve más del Eterno Padre, también a su
que la Iglesia ya desde hace muchos amadísima Madre. Pudiendo pues, dar
siglos, venera y celebra solemnemente a su madre tanto honor al preservarla
este misterio mariano, dice: Esta sen­ inmune de la corrupción del sepulcro,
tencia está admitida ya desde hace al­ debe creerse que lo hizo realmente.3 2
gunos siglos y de tal manera fija en el Pero ya se ha recordado especial­
alma de los piadosos fieles y tan acep­ mente que desde el siglo primero M a ­
tada en toda la Iglesia, que aquellos r í a Virgen es presentada por los Santos
que niegan que el cuerpo de María haya Padres como nueva E v a , estrechamente
sido asunto al cielo, ni siquiera pueden unida al nuevo Adán, si bien sujeta a
ser escuchados por demasiado tercos o él, en aquella lucha contra el enemigo
del todo temerarios y animados de espí­ infernal que, como preanunciado en el
ritu herético más bien que católico(44). Protoevangelio*46), había terminado con
la plenísima victoria sobre el pecado y
31. El Padre Suárez, doctor eximio. sobre la muerte siempre unidos en los
Por el mismo tiempo, el Doctor eximio, escritos del Apóstol de las Gentes
puesta como norma de la mariología Por lo cual, como la gloriosa resurrec­
que los misterios de la gracia que Dios ción de Cristo fue parte esencial y sig­
ha obrado en la Virgen no son medidos no final de esta victoria, así también
por las leyes ordinarias, sino por la para M a r í a la común lucha debía con­
omnipotencia de Dios supuesta la con­ cluir con la glorificación de su cuerpo
veniencia de la cosa en sí misma y ex­ virginal; porque, como dice el mismo
cluida toda contradicción o repugnan­ Apóstol, cuando... este cuerpo mortal
cia(45>, fundándose en la fe de la Igle­ sea revestido de inmortalidad, entonces
sia en el tema de la Asunción, podía sucederá lo que fue escrito, la muerte
concluir que este misterio debía creerse fue absorbida en la victoria(48).
con la misma firmeza del alma con que
debía creerse la Inmaculada Concepción II. - L a c o n v e n ie n c ia d e l d o g m a y s u
de la Bienaventurada Virgen y ya en­ PROCLAMACIÓN
tonces sostenía que estas dos verdades
podían ser definidas.3
2 33. La corona de todos sus privile­
gios. De tal modo, la Augusta Madre
32. d) El fundamento en la Sagrada de Dios, misteriosamente unida a J e s u ­
Escritura. Todas estas razones y con­ c r is t o desde toda la eternidad con un
sideraciones de los Santos Padres y de mismo decreto<49), de predestinación,
los teólogos tienen como último funda­ inmaculada en su Concepción, Virgen
mentó la Sagrada Escritura, la cual nos sin mancha en su divina maternidad,
presenta el alma de la Madre de Dios generosa socia del divino Redentor, que
unida estrechamente a su Hijo y siem­ obtuvo un pleno triunfo sobre el peca­
pre partícipe de su suerte. De donde do y sobre sus consecuencias, al fin
parece casi imposible imaginarse sepa- como supremo coronamiento de sus pn-
""(43) I Tim. 3, 15. (46) Gen. 3, 15.
(44) San Pedro Canisio, De María Virgine ct (47) Véase: Rom. cap. 5 et 6; I Cor. 15, 21-26;
Dei Genilrice sacrosancta, libri quinqué, lib. V, 15, 54-57.
cap. 5, David Sartorius, Ingolstadt 1577 pág. 567. (48) I Cor. 15, 54.
(45) Suárez F., Jn tertiam partem S. Thomac, (49) Pii IX Acta I? parte, pág. 599. (En esta
quacst. 47, art. 2, disp. 3, sec. 5, n. 31. Colecc. Encícl. 210 nota (1) p. 1990).
1844 E n cíclicas del P P . P ío X II (1950) 190, 34-37

vilegios, fue preservada de la corrup­ estimulados a una mayor devoción ha­


ción del sepulcro, y vencida la muerte, cia la Madre celestial y que el corazón
769 como antes su Hijo, fue elevada en de todos aquellos que se glorían del
alma y cuerpo a la gloria del Cielo, nombre cristiano, se muevan a desear
donde resplandece como Reina a la la unión con el Cuerpo místico de J e ­
diestra de su Hijo, Rey inmortal de los s u c r i s t o , y el aumento del propio amor
siglos*50^. hacia Aquella que tiene entrañas ma­
ternales para todos los miembros de
34. Resum en de todos los m otivos. Aquel Cuerpo Augusto. Es de esperar,
Y como la Iglesia universal, en la que además, que todos aquellos que mediten
vive el Espíritu de Verdad que la con­ los gloriosos ejemplos de M a r í a se per­
duce infaliblemente al conocimiento de suadan cada vez más del valor de la
las verdades reveladas, en el curso de vida humana, si está entregada total- 770
los siglos ha manifestado de muchos mente a la ejecución de la voluntad del
modos su fe, y como los obispos del Padre Celeste y al bien de los prójimos;
orbe católico, con casi unánime con­ que mientras el materialismo y la co ­
sentimiento piden que sea definido co­ rrupción de las costumbres derivadas
mo dogma de fe divina y católica la de él amenazan sumergir toda virtud y
verdad de la Asunción corporal de la hacer estragos de vidas humanas, susci­
Bienaventurada Virgen M a r í a al Cielo tando guerras, se ponga ante los ojos
— verdad fundada en la Sgda. Escri­ de todos de modo luminosísimo a qué
tura, profundamente arraigada en el excelso fin están destinados los cuerpos
alma de los fieles, confirmada por el y las almas; que, en fin, la fe en la
culto eclesiástico desde tiempos remo­ Asunción corporal de M a r í a al Cielo,
tísimos, sumamente en consonancia con haga más firme y más activa la fe en
otras verdades reveladas, espléndida­ nuestra resurrección.
mente ilustrada y explicada por el estu­
dio de la ciencia y sabiduría de los 36. La solem ne dogm atización. La
teólogos— , creemos llegado el momento coincidencia providencial de este acon-
preestablecido por la Providencia de tecimento solemne con el Año Santo
Dios para proclamar solemnemente este que se está desarrollando, Nos es parti­
privilegio de M a r í a Virgen. cularmente grata; porque esto Nos per­
mite adornar la frente de la Virgen Ma­
35. C onveniencia de la p roclam ación dre de Dios con esta fúlgida perla, a la
del dogm a. Nos, que hemos puesto vez que se celebra el máximo jubileo,
Nuestro Pontificado bajo el especial y dejar un monumento perenne de
patrocinio de la Santísima Virgen, a la Nuestra ardiente piedad hacia la Ma­
que Nos hemos dirigido en tantas tris­ dre de Dios.
tísimas contingencias; Nos, que con rito
público hemos consagrado a todo el 37. Fórm ula definitoria. Por tanto,
género humano a su Inmaculado Co­ después de elevar a Dios muchas y rei­
razón, y hemos experimentado repeti­ teradas preces e invocar la luz del Espí­
damente su valiosísima protección, te­ ritu de la Verdad, para gloria de Dios
nemos firme confianza de que esta pro­ Omnipotente, que otorgó a la Virgen
clamación y definición solemne de la M a r í a su peculiar benevolencia; para
Asunción, será de gran provecho para honor de su Hijo, Rey inmortal de los
la Humanidad entera, porque dará glo­ siglos y vencedor del pecado y de la
ria a la Santísima Trinidad, a la que la muerte; para acrecentar la gloria de
Virgen Madre de Dios está ligada con esta misma Augusta Madre y para gozo
vínculos singulares. Es de esperar, en y alegría de toda la Iglesia, por la auto­
efecto, que todos los cristianos sean ridad de Nuestro Señor J e s u c r i s t o , de
(50) Compárese I Tim. 1, 17.
19 6 , 38 B ula D o g m á tic a “ M unificentissimus D eus: 1845

los bienaventurados apóstoles P e d r o y copias y ejemplares, aun impresos, for­


P a b l o , y por la Nuestra, pronuncia­ mados por la mano de cualquier nota­
mos, declaramos y definimos ser rio público y adornados del sello de
Dogma de Revelación Divina que la cualquier persona constituida en digni­
Inmaculada Madre de Dios, siempre dad eclesiástica, se preste absolutamen­
Virgen María, cumplido el curso de te por todos la misma fe que se presta­
su vida terrena, fue asunta en cuerpo ría a la presente si fuera exhibida o
y alma a la gloria Celeste. mostrada.
A ninguno, pues, sea lícito infringir
E p íl o g o esta Nuestra declaración, proclamación
y definición, u oponerse a contravenir
Deber de aceptar el nuevo dogma a ella. Si alguno se atreviere a inten­
tarlo, sepa que incurriría en la indigna­
Por eso, si alguno, lo que Dios no ción de Dios Omnipotente y de sus san­
quiera, osase negar o poner en duda tos apóstoles P e d r o y P a b l o .
voluntariamente lo que por Nos ha sido
definido, sepa que ha caído de la fe Dado en Roma, junto a San Pedro,
divina y católica. el Año del máximo Jubileo de 1950, el
día l 9 del mes de Noviembre, Fiesta
38. Disposiciones de promulgación. de Todos los Santos, el año duodécimo
Para que Nuestra definición de la Asun­ de Nuestro Pontificado.
ción corporal de M a r í a Virgen al Cielo Nos Pío, Obispo de la Iglesia Cató­
sea llevada a conocimiento de la Iglesia lica, definiéndolo así, lo hemos sus­
universal, hemos querido que conste crito. 3
*
8
para perpetua memoria esta Nuestra
Carta Apostólica, mandando que a sus PIO PAPA XII.

* Siguen el sello oficial y las firmas de 38 Car­ y su discurso en italiano a la muchedumbre


denales de entonces comenzando con la del Car­ reunida en la Plaza el que termina en la so­
denal decano Francisco Marchetti Selvaggiani, lemne Oración: “ O Vergine Immacolala” . Lue­
Card. Obispo de Ostiense y Tusculano. go se recoge allí la Carta Encíclica “ Deiparae
Virginis Mariae” , del 1?-V-1946, en que el Papa
En AAS sigue la Alocución “ Nostis profecto había propuesto a todos los Obispos del mun­
qua de causa” que Pío XII dirigió a los Car­ do la pregunta de si la “ Asunción corpórea
denales presentes en el Consistorio Semipú- BMV había que proponerse y definirse como
blico del 30-X-1950, sobre la Asunción corpó- dogma de fe” ; y finalmente el Sermón de Pío
reá de la Santísima Virgen al cielo dos días XII a todos los Obispos congregados en Roma
antes de la definición del dogma; a continua­ con ocasión de la solemne declaración del dog­
ción se describen las ceremonias de la misma ma mariano de la Asunción ‘ ‘Penitus commoto
dogma tización que se desarrollaron en la Pla­ animo” , el 2-XI-1950 y el formulario de la nue­
za de San Pedro el 19 de noviembre de 1950 va misa del 15 de agosto (P. H.).
CONSTITUCION APOSTOLICA “SPONSA CHRISTI”^
(20-XI-1950)

PARA PROMOVER LA SAGRADA INSTITUCION DE LAS MONJAS

PIO PP. XII


Para perpetua memoria

In t r o d u c c ió n . meros orígenes de su historia, manifes­


La solicitud de la Iglesia por tó con repetidos actos y señales, y con­
las Ordenes femeninas firmó con clarísimos documentos los
AAS 1. Las m anifestaciones de estima y sentimientos de estima y maternal amor
43 am or de parte de la Iglesia. La Iglesia, que profesaba a las Vírgenes consagra­
5 Esposa de CristoU), ya desde los pri­ das a Dios.
(* ) A. A. S., 43 (1951) 5-24. El esquema, la división y los subtítulos son de responsabilidad de la
2? edición. La revista “ La vie spirituelle” escribió a propósito de la publicación de Sponsa Christi
que era ciertamente el documento más importante en esta materia, aparecido después del Concilio
de Trento (1545-1563). Si Sponsa Christi como verdadera ley pontificia comenzó a regir a los tres
meses de publicada en A. A. S., o sea, a conlar desde el l 9 de enero de 1951, interesa en el más alto
grado a las monjas, naturalmente, a las cuales va dirigida, su alcance va más allá. Como sobre un
ejemplo típico nos hace reflexionar sobre el trabajo que se realiza en la Iglesia y sobre el modo
cómo ella une siempre la fidelidad al pasado con el sentido de la actualidad” .
La razón de sus disposiciones ha sido la precaria situación económica de no pocos conventos de
monjas a que se alude varias veces en la Constiución y la urgente necesidad de un mayor impulso al
apostolado.
A España cabe no pequeña parte en la iniciativa secular del Papa. En la reunión del año 1948
de los Obispos Metropolitanos españoles estudiaron detenidamente la situación espiritual y económica
de las monjas en España, presentaron a la Santa Sede un informe al respecto, solicitando algunas
soluciones. El Padre Santo encargó a la Sagrada Congregación de Religiosos el examen y estudio
del asunto, se elaboró un proyecto que se presentó a muchos consultores y a los procuradores de
las Ordenes Regulares que tienen segunda Orden de mujeres. Después de casi dos años de estudio
la Santa Sede se pronunció al respecto en la presente Constitución. En el número (subtítulo) 26 de
esta Constitución enumera el Papa brevemente las causas que impulsaron a las nuevas disposiciones.
La restauración, confirmación y, en parte, innovación de las Ordenes moniales es el dignó coro­
namiento de la actividad reformadora en el campo de la vida religiosa y monástica de la Iglesia.
En los últimos tiempos son cuatro los grande documentos pontificios sobre la vida religiosa: Pío
XI con “ Unigenitus Dei Filius” (1924; en esta Colección: Encícl. 135 pág. 1054-1064); luego el eslabón
importantísimo de la cadena: la Constitución Apostólica Próvida Mater Ecclesia 2-II-1947, sobre los
Institutos Seglares (A. A. S. 39 [1947] 114-124) en esta Colección: Encícl. 183, pág. 1688-1696; en seguida
la Const. Apost. Sedes Sapienliai, 31-V-1956, sobre la formación de los jóvenes religiosos A.; A. S.
48 (1956) 354-356; en esta Colección: Encícl. 220, pág. 2110-2125, la cual fue completada por la Alo­
cución que Pío XII dirigió a los miembros del 2<? Congreso General de los Estados de Perfección,
celebrado en Roma del 8 al 14 de Diciembre de 1957, la que se reproducirá íntegra en el lugar que
por su fecha le corresponde. Estos documentos forman una como unión espiritual y marcan época
en la vida religiosa, la impulsan prudente pero poderosamente por rumbos modernos conservando
al mismo tiempo lo esencial, que es todo lo bueno y probado de lo antiguo y tradicional. La vida
de perfección, su progreso, actualizaoión y profundización constituyen sus principales caracterís­
ticas. Véase también nota [46]. (P. II.).

(1) Véase Efes. 5, 25-27; Apoc. 21, 2-3; 22, 17. 280). Basilio, Lib. de Virginit. (Migne P. G. 30,
Hermas, Vis. 4, 2 (Funk, Patres Apostolici I, 460). 670). Ambrosio, De Virginib. (Migne P. L. 26, 198
Metodio, Conviv. orat III (Thaliae) c. 8 (Migne ss.); De virginii. V, 24-26 (P.L. 16, 286); De
P.G. 18, 72-75) y orat. VII (Migne P.G. 18, 133). inslitut. virgin., 17, 104 (P.L. 16, 345). S. Jeró­
S. Ambrosio, De Virginit I, 6, 31 (Migne P. L. 10, nimo, Episíol. 22, 2 (Migne P. L. 22 395); Epist
208); Exhortatio Virgin, 10, 67 (Migne P. L. 16, 22, 22 (Migne P .L . 22, 409). 5. Agustín, Epist.
372). 188, 1 (Migne P. L. 33, 849); De sancta Virgin.
(2) Véase Ignacio Mari., Epist ad Polic. 5 (P. L. 40, 397 ss.) espec. N9 27 (P. L. 40, 410).
(Funk, Patr. Apost. I, 290); Ad Smgrn 12 (Funk S. Juan Ci isóstomo, De Virgin., 11 y 34 (Migne
P. Apost. I, 284). Justino, Apolog. I pro Christ.
15 (Migne P. G. 6, 349). Cipriano, De habitu virgin P. G. 48, 540 y 556). S. Leandro, Regula Introd.
3 (Migne P.L. 4, 455); 11 (Migne P.L. 4, 462). Seudo (Migne P. L. 72, 876 B). Constituciones Apostólicas
Clemente, De Virginitate c. 2, 3 (Funk P. Ap. 23 II, 57 (Migne P. G. 1,731-734; Funk Constituí.
1-5). Ataruisio, De Virginiiate 24 (Migne P. G. 28, Apost. II, c 57, 165).

1846 —
107, 2-4 C o n s t . A post . “ Sponsa C h r ist i ” 1847

Primera Parte siglos cristianos espontánea y privada­


mente, y más bien con hechos que con
O r ig e n e H is t o r ia d e la s O r d e n e s fórmulas y palabras. Pero cuando más
R e l ig io s a s fe m e n in a s tarde formaron las Vírgenes no sólo
una clase, sino un estado ya definido,
1. Las antiguas Vírgenes cristianas
y un orden aprobado por la Iglesia*10!,
2. £1 Estado virginal en la Iglesia comenzó a ejercitarse públicamente la
primitiva. No es esto de maravillar, profesión de la virginidad, y por lo
toda vez que las Vírgenes cristianas, mismo era confirmada con vínculos
“la porción más gloriosa del rebaño de más estrechos*11!. Después la Iglesia,
Cristo” *3), a impulsos del amor, menos­ al aceptar el sagrado voto y propósito
preciando todas las solicitudes del mun- de la virginidad, consagraba la Virgen
do*4!, como ajenas a él, y superando como persona inviolablemente entrega­
la división del corazón*5)6 , tan cómoda
9
8
7 da a Dios y a la Iglesia con un rito tan
com o llena de peligros, no solamente solemne, que con razón está registrado
se consagraron del todo a Cristo*3 6! co­
5
4 entre los más hermosos monumentos
mo a verdadero Esposo de las almas*7), de la antigua Liturgia*12!, y distinguía 6
sino que entregaron para siempre su claramente a esa Virgen de las otras
vida, adornada con las joyas de todas que con votos solamente privados se
las virtudes cristianas*8), al servicio de obligaban a Dios*13!.
Cristo y de su Iglesia*9).
4. La vida ascética severa y su re­
3. Consagración a Dios, primero flejo en la literatura de los Santos Pa­
privada, luego pública en hermosa dres. Esta profesión de viriginidad era
ceremonia. Esta consagración mística guardada con una vida ascética vigi­
de las Vírgenes de Cristo y esta entrega lante y severa, y alimentada y fomen­
a la Iglesia se hacía en los primeros tada juntamente con ejercicios de pie-
(3) S. Cipriano, De habitu Virgin. 3 (Migne (10) S. Ignacio Mártir, Ad Smgrn 13, (Funk,
P. L. 4, 455). P. Apost. 1, 287). Tertuliano, De virginibus ve­
(4) Véase I Cor. 7, 32-35; S. Tomás, Sum. Theol. landis 14 (Migne P.L. 2, col. 957); Origines, In
2, 2- q. 186, a. 4. Num. Hom. 2, 1 (Migne P.G. 12, col. 591; S. Ci­
(5) I Cor. 7, 32-35; S. Agustín, De sancta Vir- priano, De habitu virginum 3 (Migne 4, col. 455);
ginit., 22 (Migne P. L 40, 407). S. Metodio, Convivium orat 1 (Marcel.) c. 1 (Mig­
(6) II Cor. 11, 2. Tertuliano, De orat. 22 (Migne ne P.G. 18, col. 35). Seudo-Clemente, De virgini­
P .L . 1, 1296); De virgin. velandis 16 (Migne P .L . 2, tate 1 (Funk, Patr. Apost. 2, p. 1); Constituciones
960)j De resurrect. Carnis 61 (P. L. 2, 932); De Apostolicen 2, c. 57 (Migne P.G. 1, col. 733; Funk.
cxhórt castit. 13 (P. L. 2, 978); Cipriano, De habitu Const. Apost. 2, c. 57, 165). S. Gregorio Niseno,
virginum, 22 (Migne P. L. 4, 474). Metodio, Conviv. De vita S. Macrinse, (Migne P.G. 46, col. 988). S.
orat. 7 (Procilai) 2-4 (Migne P.G. 18, 128-129). Ata- Juan Crisóstomo I Tim. 5, 9 (Migne P.G. 51, 323).
nasio, Apolog. ad Constant. Imp. 33 (Migne P. G. (11) Tertuliano, De oratione c. 22 (Migne P.L. 1,
25, 640); De virgin. 2 (P.G. 28, 253). S. Basilio, col. 1294;De virginibus velandis c. 11 (Migne P. L.
Epistol. 199, 18 (Migne P. G. 32, 717). S. Ambro­ 2, col. 954); c. 13 (col. 956); c. 14 (col. 957); c. 15 (col.
sio, De virginit. c. 12 (Migne P.L. 16, 297); De 959). Clemente de Alejandría, Stromatum 3, 2 (Mi­
virginibus, 1, 7 n? 36 (P. L. 16, 209); 1, 11 n. gne P. G. 8, col. 1104); 25 (col. 1197). Orígenes, In
65-66 (P.L. 16, 218). S. Jerónimo, Epist. 22, 2, 25 Levit. Homil. 3, n. 4 (Migne P.G. 12, col. 428); In
(Migne P.L. 22, 395, 411). S. Agustín, Epist. 188, 1 Num. Homil. 23, n. 3 (Migne P.G. 12, col. 748); ln
(Migne P. L. 33, 848); In Joan Evan. 9, n 2 (P. L. Epist ad Rom. 9, 37 (Migne P. G. 14, col. 1237). S.
25, 1459). S. Tomás Aquin., In IV Sent. d. 38, Cipriano, De habitu virginis, 4 (Migne P .L . 4, col.
q. 1, a. 5. 455). S. Ambrosio, De institutione virg. c. 17 (Mig­
(7) S. Cipriano, De habitu virginis 4 (Migne P .L. ne P. L. 16, 345). S. Nicetas, De lapsu virginis c. 5
4, col. 455); S. Metodio, Convivum, orato 5 (Ta- (Migne P. L. 16, 388); Concil. Illiberit. (año 395), c.
lusa) 1, 4 Migne P.G. 18, col. 97, 101); Seudo-Cle­ 13, (Mansi Coll. Concil 2, 8).
mente, De virginitate 1 (Funk, Patres Apost; 2, (12) Pontificale Romanum, De la bendición y
р. 1); S. Agustín, De sancta virginitate, 8 (Migne consag. de las vírgenes. S. Ambrosio, De Instit.
P.L. 40, col. 400), 29 (40 col. 412). virg. c. 17, (Migne P. L. 16, col. 345); De virginibus
(8) S. Cipriano, De habitu virginum 4 (Migne 3, c. 1 (Migne P. L. 16, col. 231). S. Nicetas, De lapsu
P. L. 4, col. 455); Seudo-Clemente, De virginitate, vir. 5 (Migne pl. 16, col. 387). S. Jerónimo, Epist.
с. 2, 3 (Funk Patres Apóstol. 2, 1-5). 130 n. 2 (Migne P .L . 22, col. 1108); Sacramentario
(9) Orígenes, In Rom. 9, 1 (Migne P. G. 14, col. de León, 30 ad virgines sacras, (Migne P. L. 55,
1205).S. Metodio, Convivium, orat. 11 (Aretes), c. col. 129.
1 (Migne P. G. 18, col. 204); orat 8 (Theclse) col. 17 (13) Tertuliano, De virginibus velandis c. 14, 15
(Migne P.G. 18, col. 173). S. Atanasio, de Virgini­ (Migne P.L. 2, col. 957 y 959). S. Basilio, Epist. 199,
tate, 21 (Migne P.G. 28, col. 275). S. Ambrosio, De c. 18 (Migne P. G. 32, col. 717). Inocencio I, Epist.
virginibus 1, 10 (Migne P.L. 16, 216); Exhortado 2 ad S. Victricium c. 13 (Migne P.L. 20, col. 478-79).
uirginitatis 12, n. 80 (Migne P.L. 16, col. 375). S. S. Gelasio I, Epist. 14 c. 20 (A. Thiel. Epist.
Jerónimo, Epist. 130, 14 (Migne P.L. 22, col. 1118). Rom. Pontif. Brunsberg® 1868 p. 373); Codex
5 . Agustín, Epist. 98, 6 Migne P.L. 33, col. 362). Teodosiano 9, 25, 2; S. Ambrosio, De virginitate
1848 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 197, 5-8

dad y de virtud. En las primitivas ense­ 2. Los más antiguos monasterios de


ñanzas de los Santos Padres, tanto grie­ monjas
gos y orientales como latinos, resalta y 7. El monacato primitivo: en el co­
es puesta ante los ojos la imagen fiel mienzo llevaron vida cenobítica. Las
y hermosísima de la Virgen cristiana. mujeres que profesaban virginidad, las
Ellos en sus escritos ilustraron y des­ cuales tendían ya desde antes a una
cribieron vivamente, con gran diligen­ vida común, apartada lo más posible
cia y amor, todo aquello, que, en el del trato con los hombres, así por el
orden ya interno ya externo, tenía algu­ amor a la soledad como para defender­
na relación con la santidad y perfección se contra los gravísimos peligros que
virginal(14). les amenazaban de todos lados en la
corrompida sociedad romana; cuando
5. Documentos históricos y otras más tarde mejoraron los tiempos imi­
fuentes. Hasta donde respondía, en taron muy pronto la vida cenobítica,
este modo angelical de vida de las Vír­ y se refugiaron a ella casi todas, favo­
genes cristianas a las exhortaciones y reciendo a esto las circunstancias, y de­
argumentos de los Padres, y de cuán­ jando generalmente para solos los va­
tas heroicas virtudes, como de perlas, rones el género de vida solitaria*17).
se nos presenta adornada, lo sabemos
en particular por el camino directo y 8. Comienzo de la vida común. La
cierto de los monumentos y documen­ Iglesia recomendaba en general a las
tos históricos, y en parte también, sin Vírgenes la vida común, tomada en
duda, lo podemos conjeturar por otras sentido amplio; pero por mucho tiempo
fuentes fidedignas**1
*15).
4 no quiso imponer estrictamente la vida
monástica, ni aun a las Vírgenes sagra­
6. Difusión, una vez terminadas das, a quienes dejó que continuasen
las persecuciones. Sobre todo, una vez libres en el mundo, pero rodeadas siem­
concedida la paz a los cristianos, co­ pre del honor y del respeto convenien­
menzó a propagarse el género de vida te. Cada vez, sin embargo eran más
de los anacoretas, como también el de raras y escasas las Vírgenes que litúr­
los cenobitas; y siguiendo a ellos, el gicamente consagradas viviesen en sus
estado de las Vírgenes consagradas a propias casas o con vida común inás
Dios iba perfeccionándose y confirmán­ libre; y, finalmente, en muchos lugares
dose con la profesión expresa y deter­ quedaron extinguidas de derecho, y en
minada, cada día más frecuente, de los todas partes de hecho; y aún más, no
consejos de pobreza y de más estricta fueron restablecidas de nuevo, y últi­
obediencia*16). mamente hasta fueron prohibidas*18).
c. 5, n. 26 (Migne P. L. 16, col. 286); De institu- (17) S. B asilio, R e gu lx fus. n. 35; Regulae brev.,
tione Virgin . c. 17, 114 (Migne P. L. 16, col. 348). 108-110 (Migne P.G. 31, col. 1004, 1156); Epist. 55
(14) S. P o lica rp o , E pist. 5, 3 (Funk Patr. Apos. (Migne P.G. 32, col. 402); San A m brosio, De
1, 303). Teituliano, De virginibus velandis (Migne virginibus 1, c. 10, n. 59 (Migne P.L. 16, col.
P. L. 2, col. 935). S. C ipriano, De habitu. virginum 215): in Lncam 2, n. 8, 20, 21 (Migne P.L. 15, col.
(Migne P. L. 4, col. 451, 452). S. M etodio, Convivium 1636, 1640); S. E pifanio, A dv. haereses, 2, 67 (Mig­
orat. 1 (Marcel) 1 (Migne P. G. 18, col. 35). S. ne P.G. 42, col. 174); E xposit fid. cath. 21 (Migne
Atanasio, De virginitate, 3-4 (Migne P. G. 28, col. P.G. 42, col. 822); 5. Jerónim o, Epist. 22, 17 (Mig­
253-254). S. B asilio, Epist. 173 (Migne P. G. 32, ne P.L. 22, col. 404); 24, 3 (col. 427); 66, 13 (col.
col. 648); Constitutiones Apost. 8, c. 24 (Migne 646); 108, 19 (col. 896); 130, 19 ((col. 1122); San
P. G. 1, col. 1122; Funk, Gonstit. Apost. 8, c. 24, Agustín, De m oribus cathol. E ccles. 1, c. 31, 68;
528). San A m brosio, De virginibus 2, 2 (Migne c. 33, 70 (Migne P.L. 32, col. 1339 ss.); A eterix
P.L. 16, col. 220) 3, 1-4 (col. 231). S. Agustín, De peregrinatio 23, 2, 3 (W . Iieraeus, Heidelberg,
sancta virginitate 31 ss. (Migne* P.L. 40, col. 412 ss). 1908 p. 27).
(15) S. C ipriano De habitu virginum 22 (Mig­ (18) Concil. Carthag. III (año 397) c. 33 (Mansi
ne P. L. 4, col. 474). S. Am brosio, De virginibus Coll. Gonc. 3, 885). Concil. Aurelian. V, (año 549),
1, c. 4-5 (Migne P. L. 16, col. 203-205); c. 10 (col. c. 19 (Mansi Coll. Conc. 9, 133). Venancio F ortu­
215). S. Agustín, De m oribus C ath olicx E ccles. nato, Vita S. Badegundis c. 12 (Migne P.L. 88, col.
1, c. 31, 68; c. 33, 70 (Migne P .L . 32, col. 1339 ss.). 502); Concil. P arís. V (año 614) c. 12-13 (Mansi
(16) S. Agustín, Epist. 211, c. 5-6 (Migne P .L . 33, Coll. Con. 10, 542); c. 13, C. 27, q. 1; Concil. Aquis-
col. 960), c. 15 (col. 964). S. Cesario, Regula ad gran. (año 789), c. 39 (Mansi, Coll. Concil, 13,
virgines .c 4, 11, 16, 19 (Migne pl. 67, col. 1107, App. 3, 166); Concil. M oguntin. (año 888) c. . 26
1109, 1110 edic. Morin G. 2 (1942) 101-105). S. (Mansi, Coll. Conc. 18, l\)\Concil. Lat. II (año
L eandro, Regula 18 (Migne P.L¿ 72, col. 890). Anó­ 1139) c. 26 (Mansi, Coll. Conc. 21, 532); c. 25, G.
nimo, Regula ad virgines c. 17 (Migne 88, col. 1060). 28, q. 2.
197., 9-12 C o n s t . A post . “ S ponsa C h r isti ” 1849

9. Los votos y la clausura, contem­ ron otros cinco más^23K Los monumen­
plación y disciplina. Así las cosas, la tos litúrgicos, los documentos canóni­
Iglesia encauzó su maternal solicitud cos y los testimonios históricos de toda
hacia aquellas Vírgenes, sobre todo, que clase, ya escritos, ya esculpidos o pin­
7 eligiendo la mejor parte(19\ daban un tados comprueban y vindican este ori­
adiós al mundo, y abrazaban en los gen y dignidad de las Monjas, y sus
monasterios la perfección cristiana to­ méritos y santidad*24).
tal, agregando a la profesión de la
virginidad la pobreza estricta y la obe­ 3. Las monjas de la Edad Media.
diencia plena. La Iglesia, con sabia pro­
videncia, defendió en el orden exterior 11. Unicidad de este estado en la
esta profesión cenobítica de las Vírge­ Edad Media. Durante muchos siglos,
nes con leyes de clausura cada vez más hasta fines de la Edad Media, fueron
severas (20>. Y en cuanto al orden inter­ las Monjas como consta claramente de
no, de tal manera ordenó su género de las Decretales y de todo el Cuerpo de
vida, que casi insensiblemente fue de­ derecho canónico, las únicas entre las
lineando, en forma clara y perspicua, mujeres, quienes a una con los Monjes
en sus leyes y en la ascética religiosa, y Canónigos, representaban el estado
el tipo de Monja o de Religiosa dedi­ de perfección que ya había sido reci­
cada totalmente a la vida contempla­ bido en forma solemne y reconocido
tiva, bajo una rígida disciplina regu­ plenamente, para que así apareciese
lar*21). más su carácter público*25).

10. Las monjas en la Edad Media; 12. El reconocimiento canónico de


el eco en la literatura religiosa. Y des­ ese tipo único. Vencidas entonces no
pués que en los comienzos de la Edad pocas y pequeñas dificultades, lograron
Media desapareció completamente la también ser consideradas como verda­
forma de vivir que tenían las Vírgenes deros religiosos y regulares, a un tiem­
consagradas permaneciendo en el mun­ po con los Monjes Canónicos y Regu­
do, estas Monjas, multiplicadas sobre­ lares, primeramente todos los Herma­
manera en número, fervor y variedad, nos o Frailes, que llevaban distintos
fueron consideradas como las únicas nombres, tales com o Mendicantes, Hos­
herederas totales de las Vírgenes anti­ pitalarios, Redentores; y, pasados unos
guas, y como sus legítimas suceso- tres siglos más, también los Clérigos
ras(22), y no sóio herederas y sucesoras, llamados regulares. Por lo que hace a
sino también fieles procuradoras y jui­ las Monjas, todas ellas, tanto las que
ciosas promovedoras del patrimonio se habían adherido al antiguo mona­
recibido, de modo que habiendo sido cato, o vida canonical, como las que se
enriquecidas con cinco talentos, gana- organizaron como Segundas Ordenes de
(19) Lucas 10, 42. Encíclica, 9-X-1682 (Bizzarri, Collectanea 2, p.
(20) S. Cesario Regula ad virgines 1, 33-35 374); G. Cum ad aures (Ferraris, Prompta Bibliot.
(Migue P.L. 67, col. 1107-1114; edic. Dom. Morin G. ver, Eucharistia n. 41). B enedicto XIV , C. P asto-
2 [1942] 101 ss.). Concil. Lat. II (año 1139) c. 26 ralis cura, 5-VIII-1748 (Bull. Bened. XIV, 2, 471).
(Mansi Coll. Concil. 21, 532); c. 25, C. 28, q. 2). (22) P on tifica l R om ano, Bendición y consagra­
B onifacio VIII, De statu regularium c. un. 3, 16 ción de las vírgenes; véase nota (12).
in 6?; Concil. Trident. sesión 25, De regularibus (23) Mat. 25, 20.
el m onialibus c. 5. Pius V, Circa Pastoralis, 29- (24) H on orio IV. C. Ascendit fumus, 24-IX-1285
V- 1566, § 1 (Gasparri, Fontes Iur. can. 1, n. 112). (Bull. Rom. ed. Turín 4, p. 83); Concil. Trident.
D ecori, 1-II-1570 (Gasparri, Fontes iur. can., 1 n. sesión 25, De regularibus et m on. c. 1; P ió IV,
133). B enedicto XIV , Salutare, 3-1-1742 (Bull. Motu Proprio De statu, 5-IV-1560 (Bull. Rom. ed.
Bened. XIV, I p. 106). Turin 7, 21). P ío V, C. D ecori 24-1-1570 (Bull.
(21) Ver C. 11, 20-25; C. 18, q. 2; c. 8, De statu Rom. ed. Turin 7, 808). P ió VI, Lit. Quod aliquan-
m onachorum et canon icorum regularium , X 3, 35; tulum, 10-III-1791 (Coll.Brevium atque Instructio-
c. 2 De statu m on. et canon, reg. 3, 10 in Clem; num Pii VI, 1800 p. 1 pág. 74). Concil. Vatic. S che-
Concil. Trident. sesión 25, De regularibus et m on.; ma Constit. Ecclesise c. 15 (Coll. Lacensis 7,
Clemente VIII, c. Religiosa? Congregationes, 19- apéndice, 575). León XIII, Carta T esta n benevo-
VI- 1594 (Bull. Román., ed. Turín, 10, 146); Nullus lentiee, 22-1-1899 (Acta Leonis XIII 19, 5); Carta
omriino, 25-VII-1599 Gasparri, Fontes I. C. 1 n. Au m ilieu, 23-XII-1890 (Acta Leonis XIII, 20, 339).
187); C. Cum ad regularem , 19-III-1603, (Fontes (25) C. un De Statu Regularium 3, 16 in 6?; c. 1.
I. C. 1 n. 189). G regorio XV, Inscrutabili, 5-II-1622 De religiosis 3, 11 in Clem.; c. un. De R eligiosis
(Bull. Rom., ed. Turín 12, 656). Inocen cio XI. 3, 9 in Extravag. Comm.
1850 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 197, 13-17

los Frailes Mendicantes, en lo que al en sus rasgos principales con fidelidad,


derecho canónico se refiere, profesaban por innumerables Ordenes, Monasterios
un tipo único de constitución, antiguo y Conventos que existieron siempre en
y noble, y abrazaban un mismo modelo la Iglesia, y por muchos siglos fue tam­
de vida religiosa^26*. bién retenido con tenacidad. De esta
fidelidad general y de esta constancia
13. La preeminencia de las monjas nació precisamente la unidad que resis­
aun después de la fundación de las tió fuertemente a cualesquiera innova­
Congregaciones. Y así, hasta que en ciones, con más fuerza que los otros
los siglos 16 y 17 aparecieron las Con­ Institutos Regulares o Religiosos de am­
gregaciones de Mujeres, se consideraba bos sexos. No se puede dudar que esto,
que sólo las Monjas profesaban legíti­ dentro de ciertos justos límites, se ha
mamente la vida religiosa, de hecho y de computar a las primeras como un
de derecho. Aún más, después de tole­ mérito.
radas, y después de admitidas también,
en el decurso del tiempo, las Congrega­ 16. El tiempo y la vida imponen la
ciones, primero de hecho y después por variación, fomentada por las Ordenes
cierta especie de derecho administra­ mendicantes. Pero esta unidad de las
tivo (27\ todavía sólo las Monjas eran Monjas, que hemos alabado, no impidió
reconocidas como Religiosas y Regula­ que, tanto en lo referente a la ascética,
res en sentido estricto, hasta la promul­ como a la disciplina interna, ya desde
gación del Código de Derecho Canó- antiguo se admitiesen ciertas figuras y
nico<28a>. variedades, con las que Dios, “ admira­
14. Los tesoros de perfección reli­ ble en sus Santos” (28b), adornó y enri­
giosa y de santidad en los monasterios. queció a su Esposa la Iglesia. Estas
8 Si ahora alguien quisiera volver el áni­ variedades de Monjas parecen haber
nacido de las mismas que son propias
mo a las interioridades de la vida m o­
nástica, ¿cóm o lo será posible enume­ de las Ordenes y Religiones de varones,
rar y ponderar los tesoros de perfec­ a las cuales fueron en cierto modo agre­
ción religiosa encerrados en los Mo­ gadas las órdenes de las Monjas. Real­
nasterios? ¿Quién podrá describir las mente, casi todos los Monjes, Canóni­
flores y los frutos de santidad que han gos regulares y, sobre todo, los Men­
producido estos huertos cerrados de dicantes, procuraban establecer segun­
Cristo y de la Iglesia; quién la eficacia das Ordenes, las que conservaban, es
de sus plegarias; quién las riquezas de cierto el tipo común de Monjas, pero
su consagración; quién, en una pala­ eran tenidas como diversas lo mismo
bra, los bienes de todo género con que que las primeras Ordenes. Por seme­
las Monjas, desplegando todas sus fuer­ jante manera, más recientemente, mu­
zas, cuidaron de adornar a su Madre la chas Ordenes de Clérigos regulares, y
Iglesia, y de sostenerla y fortalecerla? no pocas Congregaciones de varones,
han fundado Ordenes de Monjas corres­
15. La tenacidad en la defensa del pondientes a su propio Instituto.
tipo único y su elogio. Este tipo rígido
y definido de Monjas, esculpido en las 17. La justificación de las formas
páginas de las leyes canónicas y de la variadas. Estas variedades de Monjas
ascética, fue recibido sin dificultad, y*1
4 que hemos indicado son dignas de ser
(26) S. C. E p. et R eg. B ergom ., 14-V-1841, ad (27) S. Congr. Ep. et Reg. dec. E cclesia Catho-
16, III (Lucidi, De visitatione sacrorum liminum lica, ll-VIII-1889, (A. S. S. 23, 634).
4?, II, n. 463). Gerunden, 4-V-1860, ad 2 (Bizarri, (28a) León III Carta C on d ita a Christo, 8-XII-
Collectanea, 2 pág. 780, N D.Albien. 23-VI-1860, ad 1900 (Acta Leonis XIII, 22 pp. 317-327); N o rm a Se-
14 (Bizarri Collect. pág. 786); 16-IX-1864 (Bizarri, cundum quas S. Congr. Episc. et Reg. procederé
Collect. pág. 744 ss.). R ilievi circa gli Statute della solent in approbandis novis institutis votorum
Congr. dei Fratelli della S. Famiglia, art. 1 y 13 simplicium (Normas según las cuales la Sagr.
(Bizarri, Collect. pág. 800 y 803). N o rm a según Congr. de Obispos y Regul. suele proceder para
las cuales S. C. Ep. et Reg. suele proceder para aprobar los nuevos Institutos de votos simples)
aprobar los nuevos Intitutos de votos simples, 20-VI-1901.
12-V1-1901, art. 32. (28b) Salmo 67, 36.
197, 18-22 C o n s t . A po st . “ S ponsa C h r isti ” 1851

tomadas muy en cuenta, ya atendamos rezar el Oficio divino. En cambio, acep­


a la historia del Instituto, ya a las mis­ taron, con laudable solicitud y como
mas mudanzas internas del mismo. propias de su oficio, muchas obras de
Ellas, en efecto, comunicaron al Insti­ apostolado y de caridad compatibles
tuto un como nuevo vigor de santidad, con su sexo y con su estado jurídico.
quedando, claro está, incólume la for­
ma general de vida contemplativa, y 20. Se generaliza la adopción de
firmes las principales normas y prin­ obras apostólicas. Pasando los años,
cipios de la disciplina acostumbrada. sea por el ejemplo de las nuevas Orde­
nes, sea por el progreso de las Congre­
4. Nuevas formas desde el siglo 16: gaciones y Sociedades, que se esforza­
Las órdenes femeninas más re­ ban en hermanar el ejercicio fecundo
cientes y las Congregaciones. de la caridad, del auxilio y de la educa­
ción con la vida de perfección, sea en
18. Dentro del marco canónico se
fin, por el proceso mismo general de
prepara la innovación. Nombre de al­
los hechos y de las ideas de todo orden,
gunas órdenes. En los tiempos más
lo cierto es que no pocos monasterios
recientes, sobre todo después del siglo
de muchas Ordenes, que sólo en virtud
16, se introdujeron nuevas formas de
de su institución seguían la vida con­
Ordenes de Monjas, y poco a poco eran
templativa, adoptaron en muchas par­
aprobadas por la Iglesia; como por
tes obras de apostolado con la apro­
ejemplo, el Instituto de Santa Ursula,
bación y prudente moderación de la
el de las Angélicas, la Orden de la Vi-
Santa Sede<3°a>.
9 sitación, la Congregación de las Reli­
giosas de Nuestra Señora, las Monjas 21. Mayor variedad y más profunda
de Nuestra Señora de la Caridad y otras diferenciación: división en órdenes
muchas(29). Estas nuevas fundaciones contemplativas y activas. De aquí re­
aunque se veían precisadas, o moral­ sultó casi insensiblemente, no sólo que
mente obligadas, ya en su principio el común Instituto de las Monjas com ­
mismo, ya más tarde, a aceptar el prendía diversas Ordenes con sus pe­
derecho común vigente para las Monjas culiares reglas y constituciones, sino
a fin de que pudieran profesar la ver­ también que se produjo una más pro­
dadera vida religiosa, única entonces funda división en ellas; entre las Orde­
reconocida para mujeres, preparaban, nes y monasterios por una parte, que
sin embargo, por diversos modos, la seguían sólo la vida contemplativa, y
renovación de ese mismo derecho. las Ordenes y Monasterios, por otra,
que a la vida contemplativa agregaban
19. La acomodación: Contemplación,
obras de apostolado canónicamente
clausura modificada, sin Oficio divino
aprobadas, sea por ley particular de su
reemplazado por obras de apostolado.
constitución, sea por las subsiguientes
Bien es cierto que esas nuevas formas
concesiones de la Sede Apostólica.
de Monjas profesaban la vida contem­
plativa canónica, y siguiendo las doctri­
5. La situación presente y los cam­
nas entonces corrientes, aceptaban sin­ bios producidos.
ceramente, aunque no de buen grado,
la clausura pontificia estricta, que se 22. Situación cambiada y nuevas
acomodó a su forma de vida; pero al­ tareas; necesaria adaptación de la
gunas no aceptaban la obligación de clausura. En nuestro tiempo, todo el
(29) Paulo V, Carta Inter universas, 13-VI-1612 tuto de la Compañía de Nuestra Señora, t. I.,
(Régle et Constitutions de l ’Union Romaine de Constituciones Pontificias y Reglas aprobadas,
l’Orde de Sainte Ursule, 1936, p. 231-239; Const. Manresa 1899, pp. 7-14). Inocen cio X, E xponi n o-
Debiium Pastoralis, 24-III-1614 (Régle... de S. bis, 2p-IX-1645 (Bull. Rom. Ed. Turín 15, p. 403).
Ursule p. 240-246); Salvatoris et D om ini, 3-X-1616 B enedicto XIV, In suprem o, 26-IX-1741 (Regle de
(Régle... de S. Ursule p. 246-250). Urbano V il, Saint-Augustin et Constitutions pour les Reli-
Alias felicis, 6-XI-1626 (Régle... de S. Ursule, p. gieuses de la Congregation de Notre-Dame de
273). Paulas V. Sacri Apostolatus, 23-IV-1618 Oeu- Charité du Bon Pasteur d’Angers, 1836, p. 39-41).
vres de Saint-Frangois de Sales, 1912, 18 p. 423); (30a) Fórmulas de la Sag. Congr. de Religiosos
Paulas V, Salvatoris et Dom ini, 7-IV-1607 (Insti- N? 91.
1852 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 197, 23^5

Instituto de Monjas se ha sentido in­ y santidad del domicilio, que fue pre­
fluenciado no poco por las variaciones cisamente, no la única, pero sí una de
y cambios de circunstancias y de cosas, las principales causas, que con otras
tanto en aquellas Ordenes y Monaste­ varias, propias de los tiempos, hicieron
rios que hasta ahora se mantenían fie­ fuerza para establecer y ordenar la
les a la sola vida contemplativa, como, clausura.
sobre todo, en aquellas que por pres­
cripción de la Iglesia hermanaban ami­
gablemente la vida contemplativa con Segunda Parte
las obras de apostolado. En efecto, de­
dicándose esas Ordenes a la Educación L a a d a p t a c ió n d e las O rd en es m ó n ta ­
y a otras obras semejantes de caridad, les A LOS TIEMPOS CAMBIADOS
y siendo esas obras apenas compatibles
10 con algunas reglas clásicas de la clau­ 1. La necesidad de una reforma
sura pontificia, dada la forma como oportuna
aquellas obras tienen que ejercerse, sea
en fuerza de las costumbres, sea por a) Elementos esenciales y elementos
intervención del poder público, algu­ secundarios de la vida contem­
nas normas de esa clausura debieron plativa
ser mitigadas sabiamente, conservando
su modalidad común, a fin de que pu­ 24. Los diferentes elementos de las
diera conciliarse con aquellas obras. Ordenes de monjas. Expuestas suma­
Todo lo cual, por cierto, parecía ser riamente el origen del sagrado Instituto
exigido por la utilidad de la Iglesia y de las Monjas, juzgamos oportuno en
de las almas, ya que, de no obrarse así, nuestros días distinguir cuidadosamente
esas obras o no podían haber sido los elementos propios y esenciales que
aceptadas, o no en esa forma y manera. afectan la vida contemplativa canónica
Y no sólo cuanto a las Ordenes apostó­ de las Monjas como su fin primario y
licas, sino también a las puramente principal. Asimismo a estos rasgos na­
contemplativas parecieron ser muchas tivos y principales que definen clara­
veces necesarias esas mitigaciones, o mente la figura canónica de las Monjas
benignas interpretaciones, exigidas pol­ se juntan todavía otros de importancia
las circunstancias de los tiempos, y por bastante grave, que no son esenciales a
las graves penurias que padecían fre­ ella, pero sí la complementan, por cuan­
cuentemente las Ordenes mismas.2 3 to responden muy bien a la razón de
ser de las Monjas y le dan seguridad.
23. Las razones de la adaptación y Sin embargo, encontramos también en
mitigación de la clausura. Poniendo un el Instituto de las Monjas algunas cosas
ejemplo, en nuestros días el sentido que ni son necesarias, ni complemen­
social de los ciudadanos, como se dice, tarias en si mismas, sino simplemente
difícilmente toleraría una interpreta­ históricas y externas, que nacieron de
ción demasiado estricta del canon 601, las circunstancias de los tiempos idos,
aun tratándose de Monjas propiamente que hoy también han cambiado mu­
contemplativas^30^. De aquí es que la cho. Cuanto a estos otros caracteres ya
Santa Sede provee con generosidad no se ve razón especial para conser­
maternal, cada día mayor, a las nece­ varlos.
sidades y ventajas, que, según la doctri­
b) Motivos que aconsejan una adap­
na antigua, no eran juzgadas tan graves
tación moderada y prudente
como para permitir el quebrantar la
clausura pontificia y el eximir de ella. 25. Cambiaránse cautamente sólo
Por lo demás, hoy más que nunca, elementos externos y circunstanciales.
queda firma y garantizada la seguridad Por tanto, quedando firmes todos aque-
(30b) El canon 601 del Cód. Der. Can. prohíbe dcnar el convento sin permiso de la Santa Sede,
a todas las monjas después de la profesión aban- a no ser que sea un caso de enfermedad o peligró.
197, 26-29 C o n s t . A post . “ S ponsa C h r isti ” 1853

líos elementos nativos y principales del 2. Explicación de los Estatutos Ge­


venerable Instituto de las Monjas, en nerales de las Monjas
lo que hace a los otros elementos exter­
nos y circunstanciales, hemos decreta­ a) Primer fin: La vida contempla­
do introducir cauta y prudentemente tiva canónica
aquellas acomodaciones a las moder­
nas circunstancias que podrán dar al 28. Conservación incólume de la
mismo Instituto no sólo más brillo, vida contemplativa, subordinándose a
sino también una eficiencia más vasta ella el apostolado. Conviene aquí ilus­
y poderosa. trar algunos puntos que se decretan
más abajo en los Estados Generales de
26. La pobreza y miseria, la langui­ las Monjas, a fin de dar algunas nor­
dez de vida y otras dificultades. De­ mas y criterios con los que más fácil,
seable participación en el apostolado. segura y rectamente puedan entenderse
Para introducir estas moderadas aco­ cada una de sus prescripciones. Y en
modaciones en el Instituto de las Mon­ primer lugar, en cuanto a la vida con­
jas, Nos mueven, y aun Nos urgen las templativa de las monjas, debe conser­
informaciones plenas que sobre el caso varse como algo firme e inviolable lo
poseemos, recibidas de las distintas que siempre estuvo en vigor según la
partes del mundo, y el conocimiento mente de la Iglesia, a saber: que todos
cierto que por ellas hemos adquirido de los monasterios de las monjas deben
la grave penuria en que muchas veces, profesar canónicamente, siempre y en
por no decir siempre, se encuentran todas partes, la vida contemplativa co ­
las Monjas. Efectivamente, existen, ¡oh mo su fin primario y principal. Por lo
dolor!, muchos monasterios que casi cual, los trabajos y ministerios a los
perecen de hambre, de miseria y de que las monjas pueden y deben dedi­
escasez; otros hay, no pocos, que por carse, han de ser tales, y de tal manera
causa de las dificultades domésticas, han de ordenarse y disponerse cuanto
llevan una vida dura y a veces inso­ al lugar, tiempo, modo y método, que
portable. Hay, además, monasterios que no solo quede a salvo la vida contem­
si bien no viven en la miseria, pero sí plativa, sólida y verdadera, de toda la
llevan una vida lánguida, por hallarse comunidad y de cada uno de sus miem­
totalmente desconcertados y separados bros, sino que sea continuamente ali­
de los demás. Por otra parte, las rígidas mentada y fortalecida.
leyes de la clausura dan lugar a veces
a serias dificultades. Y, finalmente, cre­ b) Característica esencial: los votos
ciendo siempre las necesidades de la solemnes
Iglesia y de las almas, y siendo nece­
29. Restablécense el honor y mérito
saria la múltiple cooperación de todos
de los votos solemnes, suprimiendo
para remediarlas, parece llegado el
odiosas excepciones de limitación. Res­
momento de conciliar la vida monás­
pecto de las prescripciones y concesio­
tica, aun generalmente entre las Mon­
nes, dadas antiguamente en algunas re­
jas dadas a la contemplación, con una giones por exigencia de las circunstan­
moderada participación en el aposto­ cias, con las que se conmutaban los
lado. votos solemnes en simples, ha de reco­
nocerse ciertamente que contenían una
27. La opinión unánime de Obispos dispensa odiosa (canon 19); tanto más
y Superiores religiosos a! respecto. Y odiosa, cuanto que esa exención contra­
este Nuestro juicio acerca de este asun­ dice a la norma distintiva más principal
to viene confirmado por los testimonios de las monjas; porque los votos solem­
de los Ordinarios de lugar y de los Su­ nes, que llevan consigo una consagra­
periores religiosos, que Nos han llegado ción a Dios más estrecha y plena que la
dé muchas naciones con unánime con­ de los otros votos públicos, constituyen
sentimiento. precisamente el carácter canónico ne-
1854 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 197, 30-32

cesario y principal de las Ordenes. Por diversos monasterios que hasta ahora
lo cual, ya de muchos años atrás, las la tenían como obligatoria, sino tam­
leyes y la práctica de la Santa Sede bién se extiende cautamente a aquellos
tienden con toda razón a que sean res­ otros que por dispensas legítimamente
tringidas esas odiosas excepciones(31), obtenidas no estaban actualmente obli­
y en cuanto es posible suprimidas; gados a ella.
pues, consta, además, por larga expe­
riencia de muchos lugares, que los vo­ 31. Las órdenes contemplativas de­
tos solemnes, tanto de los Regulares ben tener clausura mayor. Los monas­
12 varones como de las monjas, aunque terios que profesan únicamente la vida
no sean reconocidos por las leyes civi­ contemplativa y no admiten dentro del
les, pueden observarse sin ninguna di­ recinto de la casa religiosa obras esta­
ficultad, y que asimismo puede pro­ bles de educación, caridad, retiros o
veerse eficazmente a la seguridad de cosas semejantes, deberán retener o re­
los otros bienes comunes, aunque, como cibir la clausura pontificia de la que
ocurre en algunas partes, se niegue trata el Código (can. 600-602), y que
personalidad jurídica a las Religiones se llamará mayor.
y Monasterios. Y verdaderamente, no
conviene privar a las monjas del honor, 32. Los monasterios que deben tener
del mérito y del gozo de emitir los clausura menor. Mas para aquellos
votos solemnes, tan propios de su es­ otros monasterios que por instituto pro­
tado. pio o por legítima prescripción de la
Santa Sede juntan amigablemente den­
c) Confirmación y extensión de la tro del recinto monástico la vida con­
clausura papal templativa con el ejercicio de ciertos
30. Razón de la clausura y extensión ministerios en consonancia con ella, la
clausura pontificia — reteniendo todo
a todos los monasterios. Para una más
lo que es necesario e inherente a ella—
segura salvaguardia de la castidad so­
lemne y de la vida contemplativa, para se mitiga en muchas cosas que apenas
o de ningún modo pueden cumplirse y
que este huerto cerrado de los monas­
es completada convenientemente en
terios no pueda ser invadido por nin­
gún atrevimiento mundano, ni violado aquellas otras que no son tan necesa­
por ninguna astucia o asechanza, ni rias para la clausura pontificia del Có­
turbado con ningún contacto secular o digo (Can. 599, 604, § 2 ). Esta clausura
profano, sino que sea siempre verda­ pontificia, mitigada y acomodada a las
dero claustro de las almas<32), en el modernas necesidades, que para distin­
que puedan las monjas servir a Dios guirla de la antigua más rígida se lla­
más libremente(33\ la Iglesia, con sabia mará “ menor” , podrá también aplicarse
y vigilante solicitud, estableció una a aquellos monasterios que, si bien re­
clausura más severa como propia de tienen sólo la vida contemplativa, no
su Instituto, y la ordenó diligentemente, emiten votos solemnes, o carecen de
y la reforzó para siempre con sanciones muchas condiciones que, por jurispru­
pontificias. Esta venerable clausura de dencia o por estilo de la Curia, se re- 13
las monjas, que se llama pontificia pol­ quieren justamente para la clausura
la Autoridad suprema de donde procede pontificia mayor. La determinación
y por las sanciones internas y externas más esmerada de todos estos elementos
que la salvaguardan, es confirmada por de la clausura pontificia menor se dará
esta Nuestra Constitución, solemne y más abajo, en los Estatutos generales
deliberadamente, no sólo para aquellos y en las Instrucciones que en Nuestro
(31) P ío XII, Breve al Obispo de Tournai, 24- (32) Hugo de F olieto, De claustro anim.se (Migne
VI-1810 (Bizzarri, Gollectanea 2, p. 738); S. Congr. P. L. 176, col. 1017).
de Relig., 22-V-1919 (A. A. S. 11 [1919] 240); Sag.
(33) Inocen cio IV, a las Religiosas de S. Do­
Congr. de R elig., 23-VI-1923, (A. A. S. 15 [1923]
mingo de Im., ll-V-1252 (Bull. Ord. Praed. I, 1,
357); S. Gongr. de R elig., 6-II-1924 (A. A. S. 16
[1924] 96-101). p. 206).
197, 33-36 Go n s t . A po st . “ S ponsa C h r isti ” 1855

nombre y con Nuestra autoridad pu­ naturál^\ sino también el deber de la


blicará la Sagrada Congregación de penitencia y expiación(36) obliga a to­
Religiosos. dos los que se consagran a la vida con ­
templativa, varones y mujeres, sin ex­
d) La autonomía de los Monasterios cepción alguna, al trabajo ya sea ma­
y las uniones y federaciones nual ya sea espiritual. Además, el tra­
33. La independencia de los monas­ bajo es medio o instrumento general
terios y las razones de su federación con que nuestro espíritu se libra de los
sin menoscabo de la vida monástica. peligros y se eleva a cosas más altas;
Por lo que se refiere a la autonomía o con él ofrecemos a la divina Providen­
mutua libertad de los monasterios de cia nuestra cooperación así en el orden
las monjas, hemos juzgado oportuno natural como en el sobrenatural; con
repetir aquí y aplicar a ellas lo que de él se ejercitan las obras de caridad.
propósito dijimos acerca de los monjes El trabajo, en fin, es norma y ley prin­
en la homilía tenida el día 18 de sep­ cipal de la vida religiosa, y esto desde
tiembre de 1947 en la patriarcal basí­ sus mismos orígenes, según aquello:
lica de S a n P a b l o , al celebrarse ei de­ “ Ora et labora” , “ Ora y trabaja” . Por­
cimocuarto centenario de S a n B e n i t o que ciertamente, la disciplina de esta
) . Mudadas las circunstan­
d e N u rsla / 34 3
6
5 vida consistió siempre, en gran parte,
cias de las cosas hay muchas razones en prescribir, ordenar y realizar el
que persuaden y aun exigen la federa­ trabajo(37).3
6
5
4
ción de los monasterios de monjes. Ta­
les razones son, por ejemplo la distri­ 35. La consagración sobrenatural
bución más fácil y conveniente de los del trabajo en el monasterio. Si se
oficios, el traslado útil y muchas veces mira a lo eterno, el trabajo de las mon­
necesario de los religiosos de un m o­ jas debe ser tal que en primer lugar
nasterio a otro por varias causas y quien lo tome, lo tome con intención
temporalmente, la ayuda económica, la santa; además, que piense a menudo
coordinación de los trabajos, la defensa en la presencia de Dios; que lo reciba
de la común observancia y otras cosas por obediencia y lo asocie a la volun­
por el estilo. Y que todas estas cosas taria mortificación de sí mismo. Y si de
puedan hacerse y asegurarse sin dero­ esta manera es practicado el trabajo,
gar la necesaria autonomía y sin que se será un ejercicio poderoso y constante
debilite de algún modo el vigor de la de todas las virtudes y prenda de sua­
clausura, o se dañe al recogimiento de ve y eficaz unión de la vida contem­
la vida monástica y a su severa disci­ plativa, con la activa, a ejemplo de la
plina, consta cierta y seguramente, por Familia de NazareF88K
la experiencia de las Congregaciones
monásticas de varones, como también
por las varias formas de unión y fede­ 36. Los fines prácticos e inmediatos
ración que hasta el presente se han de ese trabajo. Pero si se aprecia el
aprobado entre las monjas. Por lo de­ trabajo monástico en cuanto a su natu­
más, son cosas que quedarán reserva­ raleza y su disciplina, por las Reglas,
das a la Santa Sede la erección de estas las Constituciones y las costumbres
Federaciones y la aprobación de los tradicionales de cada Orden debe juz­
estatutos por que han de regirse. garse no sólo el que sea proporcionado
a las fuerzas de las monjas, sino que
e) Trabajo monástico espiritual y disponga y realice de modo que aten­
corporal
didas las circunstancias de los tiempos
34. Sentido y finalidad del trabajo y cosas, proporcione a las monjas el
de las monjas. No solamente la ley sustento necesario y contribuya también
(34) Pío XII, Homilía, 18-IX-1947; A. A. S. 39 (37) Pío XII, Homilía, 18-IX-1947; A. A. S. 39
(1947) 454-455. (1947) 453.
(35) Génesis 2, 15; 3, 19; Job 5, 7; II Tesal 3, 10. (38) Mat. 13, 55; Marc. 6, 3.
(36) Génesis 3, 19.
1856 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 197, 37-40

al provecho de los pobres, de la socie­ I9 Con el ejemplo de la perfección


dad y de la Iglesia(39). cristiana; porque su vida, aun sin uso
37. La misión de caridad de las de palabras, continua y altamente lleva
monjas. Consistiendo la perfección de los fieles soldados a Cristo(43) y a la
la vida cristiana especialmente en la perfección cristiana, y para los buenos
caridadí340\ y siendo una sola la caridad
3
9 soldados de Cristo es como estandarte
por la cual debemos amar a Dios so­ o guión que los excita al legítimo com­
bre todas las cosas y a todos en El, la bate y los estimula a la corona(44);
Madre Iglesia exige que todas las mon­ 29 Con la oración, tanto con la que
jas consagradas canónicamente a la se dirige a Dios públicamente en nom­
contemplación, junten el perfecto amor bre de la Iglesia, siete veces al día en
de Dios con la caridad perfecta hacia las solemnes Horas canónicas, como
el prójimo, de tal manera que en fuerza con la que cada una privadamente y sin
de esta caridad y de la gracia de su interrupción debe hacer en distintas
estado se sientan los religiosos y las formas;
religiosas totalmente consagrados a las 39 Con el espíritu de sacrificio, de tal
necesidades de la Iglesia y de todos los modo que a las mortificaciones prove­
necesitados. nientes de la vida común y de la fiel
observancia regular, se añadan otros
f) Apostolado monástico: Las obras ejercicios de abnegación propia, ya
de caridad al prójimo prescritos en las Reglas y Constitu­
38. El apostolado universal común a ciones, ya enteramente voluntarios, con
todas las monjas. Por tanto, entiendan los cuales se completan las cosas que
bien todas las monjas que su vocación faltan de los padecimientos de Cristo
es plena y enteramente apostólica^414 ),
3
2 en favor de su cuerpo que es la Igle-
no circunscrita a límite de tiempo, lu­ sía(45).
gar o cosa, sino que se extiende, siem­
pre y en todas partes, a todo lo que de 40. Resumen de lo dicho y transición
cualquier modo atañe al honor de su a la parte dispositiva: orientación para
Esposo y al bien de las almas. Mas esta el futuro. Después de haber ilustrado
universal vocación de las monjas en los fastos del Instituto de las monjas y
modo alguno impide que los monaste­ haber explicado cuidadosamente en qué
rios consideren encomendadas en sus términos puede conciliarse con las ne­
oraciones las necesidades de toda la cesidades de la vida moderna, venga­
Iglesia y de todos los hombres. mos ahora a dar las normas generales
39. Los tres medios principales de según las cuales deba llevarse a cabo H
ese apostolado común. Ese apostolado esta conciliación. La Sagrada Congrega­
común de todas las monjas, con el cual ción es la que llevará a la práctica toda
deben celar el honor de su Esposo^424 )
3 la Constitución y los Estatutos Genera­
y proveer al bien de la universal Iglesia les, así en lo que se refiere a las Federa­
y de todos los fieles cristianos, se prac­ ciones de los monasterios ya hechas o
tica principalmente por estos tres me­ por hacer. Con Nuestra autoridad, por
dios: medio de Instrucciones^, declaracio-
(39) Efes. 4, 28. (45) Coios. 1, 24.
(40) Juan 4, 16; Coios. 3, 14; S. Tomás, Sum. [46] Con fecha 23 de noviembre de 1950, fir­
Theol. 2, 2, q. 184, a 1. madas por el Prefecto, Card. Micara y el Secre­
(41) S. P ío X, Carta al Prepósito General y tario P. A. Larrona, la Sagrada Congregación de
toda la Orden Carmel. Descalz. al cumplirse el Religiosos publicó la Instrucción mencionada a rri­
tercer siglo de los honores celestiales tributados ba, r‘en orden a llevar a la práctica la Constitu­
a S. Teresa, A. A. S. 6 (1914) p. 139, 142. P ío XI, ción” Sponsa Christi (Instrucción ” Inter Prce-
Constit. Apostól. Umbratilem, A. A. S. 16 (1924) clara Docum enta. A. A. S. 43 (1951) 37-46). En ella
385-386, 389. P ío XII Encíclica Mijstici C orporis, se explica, con la necesaria prolijidad, el concepto
29-VI-1943; A. A. S. 35 (1943) 241, 245; en esta Co- de clausura mayor y menor que proclamó la
lecr : E’icícl. 177, 81-82 y 88-90, pág. 1618 y 1621. Constitución Sponsa Christi, se explica la intro­
ducción de las Federaciones y cierta moderada
(42) Oficio de S. Teresa, virgen, 15 de octubre. autonomía intangible y, finalmente se extiende
(43) JI Timot. 2, 3. sobre el trabajo fructífero y coordinado que de­
(44) II Timot. 4, 8. ben llevar a cabo los monasterios. (P. H.).
197; '41 C o n s t . A po st . “ S ponsa Gh r isti ” 1857

nes, respuestas y otros parecidos docu­ Todas las religiosas profesas en estos monaste­
rios vienen en el derecho bajo la denominación
mentos, podrá ejecutar cuanto concier­ de Regulares a tenor del canon 490, y su nom­
ne a la aplicación diligente y eficaz bre propio es el de Monjas, no el de Hermanas
(c a n . 488, 79).
de la Constitución y al cumplimiento § 2. Todos los monasterios en los que sola­
pronto y fiel dé los Estatutos Generales. mente se hacen votos simples, podrán impetrar
la instauración de los votos solemnes. Aún más,
procurarán instaurarlos a no impedirlo causas
Tercera Parte del todo graves.
§ 3. Las antiguas fórmulas solemnes de con­
E st a t u t o s gen erales de las M o n ja s sagración de Vírgenes, como se contienen en el
Pontifical Romano, están reservadas a las Mon­
41, Las nuevas disposiciones. jas.
4. C la u su ra P apal
i. Sujeto de la Constitución A r t íc u lo 4. § 1. La más severa clausura de las
A rtículo 1. § 1. En esta Constitución vienen Monjas, que se llama papal, conservando siem­
con el nombre de Monjas a tenor del Derecho pre y en todos monasterios las notas que le son
(can. 488, 7°), además de las religiosas de votos como connaturales, en adelante será de dos
solemnes las que profesan votos simples, per­ clases: m a y o r y m e n o r .
petuos o temporales, en monasterios en que § 2. 19 — La clausura papal m a y o r , tal cual
actualmente se emiten votos solemnes o debieran se describe en el Código (c á n o n e s 600-602). queda
emitirse según su institución, a no ser que el enteramente confirmada por Nuestra presente
contexto del discurso o por la naturaleza del Constitución Apostólica. La Sagrada Constitución
asunto conste ciertamente otra cosa. de Religiosos, con Nuestra autoridad, declaiará
§ 2. En nada se opone al legítimo nombre de por qué causas podrá concederse dispensa de
Monjas (can. 488, 7**) y a la aplicación del dere­ esta clausura mayor, para que, salvo su natura­
cho de las mismas: 1) la profesión sim ple emi­ leza, pueda adaptarse mejor a las condiciones
tida legítimamente en los monasterios (§ 1); 2) de nuestro tiempo.
la clausura papal m enor que esté prescrita o 29 A salvo el siguiente párrafo 3, número 39,
legítimamente concedida a los monasterios; 3) la clausura papal mayor debe por regla regir
el ejercicio de obras de apostolado que vaya en todos los monasterios que profesan única­
unido a la vida contemplativa, ya por institu­ mente la vida contemplativa.
ción aprobada y confirmada por la Santa Sede
para algunas Ordenes, ya por legítima pres­ § 3. 1? — La clausura papal m e n o r , retendrá
cripción de la Santa Sede o por concesión para de la antigua clausura de las monjas el tenor
algunos monasterios. y las sanciones que en las Instrucciones de la
§ 3. Esta Constitución Apostólica jurídicamente Santa Sede son expresamente determinadas como
no se refiere: 1) a las Congregaciones religiosas necesarias para su natural conservación y de­
(can. 488 2?) y a las Hermanas de las mismas fensa.
(ca n . 488, 79), que por institución no emiten 29 — Están sujetas a esta clausura papal me­
sino votos simples; 2) a las Sociedades de mu­ nor los monasterios de monjas de votos solemnes
jeres que viven en común al modo de religiosas que o por institución o por legítima concesión
y a sus miembros. tienen ministerios para con los extraños, de
suerte que muchas religiosas y una parte nota­
2. Vida Contemplativa ble de la casa estén habitualmente afectas a
A rticulo 2. § 1. La manera particular de la ellos.
vida religiosa monástica, que las monjas deben 39 — De igual modo, deben someterse por lo 17
fielmente cultivar bajo la rígida disciplina re­ menos a las prescripciones de esta clausura
gular y a la cual son destinadas por la Iglesia, es todos y cada uno de los monasterios, aun de
la vida contemplativa canónica. sola vida contemplativa, en los que únicamente
§ 2. Con el nombre de vida contemplativa ca­ se hacen votos simples.
nónica no se entiende la interior y teológica, a
la cual son llamadas todas las almas religiosas § 4. I9 — La clausura papal mayor o menor
y también los cristianos que viven en el siglo, es condición necesaria no sólo para que puedan
y que cada uno en cualquier estado debe cultivar, emitirse votos solemnes (§ 2 ), sino también para
sino la profesión exterior de vida religiosa or­ que puedan en adelante considerarse como ver­
ló denada de tal modo a la contemplación interior, daderos monasterios de monjas, a tenor del
ya por la clausura, ya por los ejercicios de canon 488, 79, aquellos en los que se hacen votos
piedad, de oración y mortificación, ya en fin simples (§ 3).
por los trabajos en que las monjas deben ocu­ 29 — Si habitualmente no pueden observarse
parse, que toda la vida y toda la actividad pue­ al menos las normas de la clausura papal menor,
den fácilmente y deben eficazmente estar pen- se habrán de abandonar los votos solemnes.
tradas de la solicitud de la misma. § 5 . 19 — La clausura papal menor, en cuanto
§ 3. Donde no pueda observarse habitualmente a los puntos en que se distingue de la clausura
la vida contemplativa canónica bajo la rígida de las Congregaciones o de las Ordenes de
disciplina regular, no se ha de conceder el ca­ varones, se ha de guardar en las religiones en
rácter monástico, y si él existe no se ha de con­ que las monjas no hacen votos solemnes.
servar.
2? — Si consta de cierto que en algún monas­
3. Votos solem nes terio no puede habitualmente observarse la clau­
A rtículo 3. § i . Los votos solemnes de religión,
sura, aun la menor, tal monasterio habrá de ser
sean, pronunciados por todos los miembros del reducido a la condición de casa de Congregación
monasterio o por lo menos por una de sus cla­ o de Sociedad.
ses, constituyen la nota principal en virtud de 5. O fic io d iv in o y M isa co n v e n tu a l
la cual los monasterios de mujeres se cuentan Artículo 5. § 1. De entre las mujeres consa­
por derecho entre las Ordenes regulares, y no gradas a Dios la Iglesia no destina a la ora­
entre las Congregaciones religiosas (Can. 488, 29). ción dicha a Dios en su nombre, ya coralmente
Encíclicas Pontificias 59
1858 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 197* 41

(can. 610, § i), ya privadamente (can. 610, § 3), 29 — Bien que no prescritas por regla general,
sino a solas las monjas; y por regla las obliga las Federaciones de monasterios son con todo
gravemente, a tenor de las Constituciones, a muy recomendadas por la Sede Apostólica, no
cumplir diariamente con esta oración mediante sólo para precaver los males e inconvenientes
jas Horas Canónicas. que pueden sobrevenir de la completa separa­
§ 2. Todos los monasterios de monjas y cada ción, sino también para promover la observan­
monja profesa de votos solemnes o simples de­ cia regular y la vida contemplativa. : .;, •, :
ben rezar en todas partes el Oficio divino en el § 3. Queda reservada a la Sede Apostólica la
coro a norma del canon 610 § 1, y de sus Cons­ constitución de cualquiera forma de Federación
tituciones. o Confederación de monasterios de monjas.
§ 3. Según el canon 610, § 3, las monjas au­ § 4. Toda Federación o Confederación de mo­
sentes del coro si no han emitido votos so­ nasterios necesariamente ha de ordenarse .y re­
lemnes, no están estrictamente obligadas al rezo girse por sus propias leyes aprobadas por la
privado de las Horas, a no prescribir otra cosa Santa Sede.
las Constituciones (canon 578, 29). Con todo, no § 5. I9 — Salvos los párrafos 2 y 3 deí ar­
sólo es la mente de la Iglesia, como se ha dicho tículo 6, y quedando firme la forma de, auto­
más arriba (Art. 3), que sean instaurados en nomía antes descrita (§ 1), nada impide que al
todas partes los votos solemnes de las monjas, constituirse las Federaciones de monasterios, a
sino también si temporalmente no pueden rea­ ejemplo de algunas Congregaciones monásticas
nudarse, que las monjas profesas de votos per­ y de Ordenes así de canónigos como de monjes,
petuos simples, en vez de solemnes, cumplan se introduzcan ciertas equitativas condiciones, 19
fielmente la obligación del Oficio divino. de esta autonomía y las atenuaciones que pa­
§ 4. La Misa conventual, correspondiente al rezcan necesarias o más útiles.
Oficio del día según las Rúbricas, debe cele­ 29 — Con todo, las formas de Federación que
brarse, en cuanto sea posible, en todos los mo­ parezcan contrarias a la predicha autonomía
nasterios (canon 612, § 2). (§ 1) y se acerquen a la condición de régimen
centralizado, se reservan de un modo especial
6. Autonomía y exención a la Santa Sede, y no pueden establecerse sin
expresa concesión suya.
Artículo 6. § 1. I 9 — Los monasterios de mon­
jas, a diferencia de las otras casas religiosas de § 6. Las Federaciones de monasterios, por el
mujeres, según el Código y a tenor de él, son origen de donde vienen y por la autoridad de
sui juris (autónomos, can. 488, 89L la cual directamente dependen y por la cual
se gobiernan, son de derecho pontificio a tenor
29 — Las Superioras de cada monasterio de del Derecho Canónico.
monjas son en derecho Superioras Mayores y
gozan de todas las facultades que competen a § 7. La Santa Sede podrá, según los casos, ejer­
18 las Superioras Mayores (can. 488, 8?), excepto cer su inmediata vigilancia y autoridad sobre
las por el contexto o la naturaleza del asunto las Federaciones por medio de un Asistente re­
no pueden pertenecer sino a los hombres (can. ligioso, cuyo oficio será no sólo representar a
490). la Santa Sede, sino también fomentar la conser­
vación del genuino espíritu propio de la Orden
§ 2. I9 — La amplitud de la condición sui y con el consejo y la acción ayudar a las Supe­
iuris, o sea de la llamada autonomía de los rioras en el recto y prudente gobierno de la
monasterios de monjas, se determina por el de­ Federación.
recho común y por el derecho particular.
§ 8 . l 9 — Es necesario que los Estatutos de la
29 — En nada se deroga ni por esta Constitu­ Federación estén conformes no sólo a las normas
ción, ni por las Federaciones de monasterios que con Nuestra autoridad dará la Sagrada Con­
permitidas en esta Constitución (Art. 7) e intro­ gregación de Religiosos, sino también a la na­
ducidas con su autoridad, en la tutela jurídica turaleza, leyes, espíritu y tradiciones tanto as­
que sobre cada monasterio atribuye el derecho céticas como disciplinares, jurídicas y apostó­
ya a los Ordinarios de lugar, ya a los Superio­ licas de la propia Orden.
res regulares.
29 — El fin principal de las Federaciones de
39 — Las relaciones jurídicas de cada monas­ monasterios es de procurarse mutuamente frater­
terio con ios Ordinarios de lugar o con los Su­ nal ayuda no sólo para fomentar el espíritu re­
periores regulares continuarán rigiéndose por el ligioso y la regular disciplina monástica, sino
derecho común y por el derecho particular. para organizar las cosas económicas.
§ 3. Por esta Constitución nada se determina 39 — Si las circunstancias lo piden, en los Es­
sobre si cada monasterio está sujeto a la po­ tatutos que hayan de aprobarse se darán normas
testad del Ordinario del lugar o si está exento especiales con las cuales se han de moderar la
de ella dentro de los límites del Derecho y facultad y la obligación moral de pedir y pres­
sometido al Superior regular. tarse mutuamente las monjas que se crean ne­
cesarias, así para el gobierno de los monasterios
7. Uniones y Federaciones como para la formación de las novicias en el
Articulo 7 § 1. Los monasterios de monjas no noviciado común que se erija para todos o para
sólo son sui iuris (can. 488, 89), sino también muchos monasterios, o en fin, para atender a
jurídicamente distintos e independientes los unos otras necesidades morales o materiales de los
de los otros: entre sí sólo están unidos por vín­ monasterios o de las monjas.
culos espirituales y morales, aun cuando por
Derecho estén sujetos a la misma primera Orden 8. Trabajo monástico
y a la misma Religión. Artículo 8 § 1. El trabajo monástico, al cua\
§ 2. I 9 — La Constitución de Federaciones de deben dedicarse también las monjas de vida con­
ningún modo se opone a esta mutua libertad de templativa, en lo posible ha de ser proporcio­
los monasterios, la cual es más bien un hecho nado a la Regla, a las Constituciones y las tra­
recibido que un punto impuesto por el Derecho. diciones de cada Orden.
Ni deben considerarse estas Federaciones como § 2. De tal modo ha de organizarse el trabajo
prohibidas por el Derecho, ni como menos con­ que, juntamente con los otros medios económicos
formes a la naturaleza y fines de la vida reli­ aprobados por la Iglesia (cánones 547-599; 582) y
giosa de las monjas. con los socorros que suministre la divina-P ro-
197, 42 43 C o n st . A post . “ S ponsa C h ristl ’ 1859

videncia, proporcione a las monjas una subsis­ E p íl o g o


tencia segura y decorosa.
§ 3 1? — Los Ordinarios de lugar, los Sune-
20 riores regulares y las Superioras de monasterios Cláusulas F in ales
y de las Federaciones deben emplear toda dili­
gencia para que nunca falte a las monjas el tra­ 42. D isposiciones ju rídicas de vali­
bajo necesario, proporcionado y productivo.
29 — Por su parte, las monjas están obligadas, dez. Queremos y mandamos que sea
por deber de conciencia, no sólo a ganarse ho­ estable, firme y válido cuanto hemos
nestamente con el sudor de la frente el pan con
que viven, como amonesta el Apóstol(47), sino decretado en estas Letras, no obstante
también a hacerse cada día más hábiles para las cualquier cosa en contrario, aun las
diversas obras según lo exigen los tiempos.
dignas de especialísima mención.
9. Apostolado
Articulo 9. Para que todas las monjas respon­ Queremos que a sus copias o extrac­
dan fielmente a la divina vocación apostólica, no tos, aun impresos, con tal que estén
sólo deben emplear los medios generales de apos­
tolado monástico, sino que, además, procurarán suscritos por mano de notario público
observar los siguientes: y sellados con él de alguno constituido
8 L Las monjas que tienen determinadas obras en dignidad eclesiástica, se les dé la
de apostolado externo en las propias Constitu­
ciones o legítimas prescripciones, están obligadas misma fe que se daría a las presentes
a darse y consagrarse fielmente, según la norma
de las Constituciones o Estatutos y de las pres­ si fueran exhibidas o mostradas.
cripciones.
§ 2. Las monjas que únicamente profesan la
vida contemplativa: 43. Amenaza a los infractores. Na­
l 9 — Si en las propias tradiciones tienen o tu­ die se permita infringir este texto de
vieron recibida alguna forma especial de aposto­ Nuestra declaración y voluntad. Si al­
lado externo, consérvenla fielmente, adaptada a
las necesidades actuales, salva siempre su vida guien osare atentarlo, sepa que incu­
contemplativa, y si la perdieren, procuren dili­
gentemente restaurarla. Si queda alguna duda rrirá en la indignación del Dios omni­
acerca de esta adaptación, consulten a la Santa potente y de los bienaventurados Após­
Sede.
29 —i Si} por el contrario, ni en las aprobadas toles P e d r o y P a b l o .
Constituciones de la Orden ni en la tradición
aparecé hasta ahora la vida contemplativa unida Dado en Roma, en San Pedro, el día
de un modo habitual y constante con el aposto­ 21 del mes de Noviembre, fiesta de la
lado exterior, entonces sólo se podrán (o se de­
berán, al menos por caridad) emplear, en casos Presentación de la bienaventurada Vir­
de necesidad y por tiempo limitado, a aquellas
formas de apostolado —sobre todo las que son
gen M a r í a , del año jubilar 1950, duo­
singulares y personales— que aparezcan compa­ décimo de Nuestro Pontificado.
tibles con la vida contemplativa propia de la
Orden y conforme a los criterios que habrá de
fijar la Santa Sede.47 PIO PAPA XII.
(47) II Tim. 3, 10.
198

ENCICLICA “MIRABILE ILLUD”{)


(6-XII-1950)

PLEGARIAS POR LA PAZ DEL MUNDO

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. Clamor de todos por la paz y con- toda persona sensata un profundo ho­
42 cordia en medio de la preparación rror, sobre todo porque no sólo desata:!
797 bélica. Ese admirable prodigio de fra­ sus golpes contra los ejércitos, sino
ternal concordia que han mostrado las también contra los no combatientes,
incontables multitudes de fieles que incluyendo a inocentes niños, mujeres,
han llegado a Roma de casi todas las ancianos y enfermos, y por igual con­
naciones como peregrinos devotos du­ tra edificios sagrados y preciosas con­
rante el curso del Año Santo, encierra quistas del arte.
a Nuestro parecer algo así como un cla­
mor de advertencia, un solemne testi­ 3. Peligro de una nueva hecatombe
monio para todos, de que los pueblos y nuevas ruinas. ¿Quién no se siente
del mundo no desean la guerra ni la horrorizado al pensar siquiera en mul­
discordia ni los odios, sino que muy por tiplicar los cementerios agregando más
el contrario, abrigan ardientes deseos tumbas a las abiertas por la guerra
de paz y de unidad de las mentes, y de reciente, o en amontonar sobre las pa­
aquella caridad cristiana que es la úni­ redes aún tambaleantes de tantas ciu­
ca fuente de una era mejor y más feliz dades y pueblos, más ruinas todavía?
para todos. ¿Quién que tenga sentimientos puede
Es nuestro ardiente deseo que todos dejar de estremecerse ante el pensa­
escuchen por fin esa advertencia en miento de futuras calamidades econó­
momentos en que Nos contemplamos micas que en tan alto grado afectan a
con corazón angustiado, la espantosa casi todos los pueblos, y en particular
preparación en que se embarcan los a las más pobres de las clases y que
pueblos para la guerra, al paso que se agravan aún más con la pérdida de
ya en algunos sitios la horrenda furia la riqueza que acompaña por necesidad
de la matanza recoge su cosecha de a toda guerra?
vidas valerosas en plena juventud.2
4. La angustia y exhortación del Pa­
2. Las ruinas y horrores de una gue­ dre Santo ante el peligro. Nos que
rra moderna. ¿Pero es que no se ha podemos elevar Nuestro ánimo por so­
demostrado hasta la saciedad que los bre el torrente de los humanos deseos,
cruentos conflictos provocan ruinas in­ Nos que abrigamos un afecto paternal
descriptibles, muertes y miserias de para todos los pueblos de todas las
798 todo género? Son tan mortíferos los naciones y de todas las razas, y que
instrumentos y las máquinas de la deseamos conservar inconmovible la
guerra moderna inventados por el ge­ paz de todos para que así progrese su
nio del hombre — un ingenio que cier­ prosperidad cada día, Nos, Venerables
tamente fue creado para otros fines— , Hermanos, cada vez que vemos la cla­
que su sola mención debe inspirar a ridad del cielo empañarse con negros
(* ) A. A S., 42 (1950) 797-800.

1860 —
198, 5-9 E n c íc lic a ! F‘M ír!abile I llud ” Í861

nubarrones, cada vez que percibimos difícil, pero necesaria, tan necesaria
los nuevos peligros de una amenaza­ que no permite dilación alguna; antes
dora guerra sobre la humanidad, no bien exige que se la emprenda cuanto
podemos menos de elevar Nuestra voz antes. Si es difícil, más difícil de lo que
para exhortar a todos a dejar de lado puede hacer la humana capacidad, en­
las enemistades, a zanjar las diferen­ tonces debemos recurrir a la oración
cias y a establecer aquella paz verda­ y a las súplicas ante el Padre Celestial,
dera que, como conviene, pública y sin­ repitiendo lo que a través de las edades
ceramente reconoce y garantiza los de­ hicieron nuestros padres en momentos
rechos de la Religión, de los pueblos de grandes crisis, con resultados felices
en general y de los ciudadanos en par­ y saludables.
ticular. Por lo tanto os urgimos y exhortar
mos vivamente, Venerables Hermanos,
5. El hombre solo es incapaz de so­
para que propiciéis preces públicas y
lucionar los graves problemas. Sabe­
para que invitéis a vuestros fieles a
mos muy bien con todo, que los sim­
orar por la paz y la concordia entre los
ples esfuerzos humanos son incapaces
pueblos; para que bajo el manto de la
de alcanzar semejante paz; es necesario
Religión se levante por decirlo así una
ante todo renovar los corazones de los
cruzada santa que conjure la lucha
hombres, reprimir la avaricia y la sen­
abominable que amenaza a toda la hu­
sualidad, conciliar los odios y poner
mana familia con tantos peligros.
verdaderamente en práctica las normas
y las exigencias de la justicia, para im­
8. Por intercesión de la Santísima
plantar una distribución mejor de la
Virgen. Sabéis indudablemente que
riqueza, cultivar la caridad recíproca,
Nos celebramos el sacrificio eucarístico
y fomentar en todos las virtudes.
a la medianoche que marca el comienzo
6. La Religión cristiana practicada de la fiesta de la Inmaculada Concep­
solucionaría los problemas. No hay ción de la Santísima Virgen M a r í a , y
nada que conduzca con mayor eficacia que Nuestra voz suplicante ha sido
y contribuya mejor al logro de este escuchada de muchos por medio del
grandioso objetivo, que la Religión cris­ mensaje de la Radio. Hemos querido
tiana, cuyos divinos preceptos nos en­ que los fieles, unidos al Vicario de Cris­
señan que los hombres, como herma­ to, pidan al Padre de las Misericordias,
nos, forman una familia cuyo Padre es por intercesión de la poderosísima Vir­
799 Dios, de la cual Cristo es el Redentor, gen Madre de Dios, preservada de la
y por sus divinas gracias el aliento de mancha del pecado original, que al fin
ella, y cuya morada eterna es el cielo. se aplaquen los odios, se suavicen las
Si se pusieran realmente en práctica disputas, equitativamente, para que la
estos preceptos como es debido, enton­ luz de una paz genuina y real brille
ces sin duda alguna la vida pública y sobre todas las naciones.
privada se verían libres de guerras y
sediciones; no habría alzamientos ni 9. Plegarias por la paz en la Novena
conculcaciones de la libertad religiosa de la Natividad. Nos deseamos, ade­
y civil; y brillaría, en cambio, una esta­ más, que con el mismo celo espiritual
bilidad pacífica, fundada en el orden por esta causa, se digan insistentes ple­
debido y la justicia, señoreando en las garias durante la Novena de implora­
inteligencias y los corazones de los ción que se acostumbra celebrar en
hombres, abriendo una senda segura preparación de la fiesta solemne de la
hacia una prosperidad en continuo Natividad del Niño Jesús, para pedir
aumento. del Divino Infante que la paz anuncia­
da a los hombres de buena voluntad
7. La oración, a ejemplo de nuestros sobre su cuna sagrada por los coros
antepasados. Es ciertamente una tarea angélicos* ^ resplandezca en todo el 800
(1) Lucas 2, 14.
1862 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 198, 10-12

mundo y se arraigue profundamente en solicitud y vuestra acostumbrada dili­


todas partes. gencia comunicaréis esta Nuestra pa­
ternal exhortación a vuestro clero y
10. Preces por la Iglesia y los per­ fieles en la forma que mejor os parez­
seguidos. Y que no se omitan las fer­ ca; de igual modo Nos sentimos segu­
vientes súplicas al Redentor recién na­ ros de que todos Nuestros amadísimos
cido, por la intercesión de su Santísima Hijos en Cristo corresponderán a ella
Madre, para que la Religión Católica, en todo el mundo con alegría y buena
el más seguro fundamento de la socie­ voluntad.
dad y de la cultura, goce de la libertad
que se le debe en todas las naciones, y 12. Bendición Apostólica. Entre tan­
para que, los que sufren persecución to, que la Bendición Apostólica, que
por la justicia(2>, los que han caído en amantes en el Señor os impartimos co ­
la prisión, o expulsados de sus hogares mo prenda de Nuestra paternal bene­
y de su Patria vagan en la incertidum­ volencia, sea para todos y cada uno de
bre, cuando no languidecen en el cau­ vosotros, Venerables Hermanos, a vues­
tiverio, porque defendieron valiente­ tros compatriotas, y para aquellos en
mente los derechos de la Santa Iglesia, particular que dan con abundancia sus
reciban con abundancia el consuelo ce­ oraciones suplicantes por Nuestras in­
lestial y se les conceda al fin la hora tenciones, una fuente de gracias celes­
feliz que han venido esperando con tiales.
ardiente ansia e intenso deseo. Dado en Roma, junto a San Pedro,
a 6 de Diciembre de 1950, año duodé­
11. Un llamado al clero y a los fie­ cimo de Nuestro Pontificado.
les. No dudamos, Venerables Herma-
manos, de que con vuestra pastoral PIO PAPA XII.
(2) Mat. 5, 10; I Pedro 2. 19.
1 99

CONST. APOSTOLICA “PER ANNUM SACRUM”


(25-XIM950)

EXTIENDASE A TODO EL MUNDO EL JUBILEO UNIVERSAL


DEL AÑO SANTO CELEBRADO EN ROMA

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. La afluencia piadosa a Roma. A siga abierto durante todo el próximo


42 lo largo del Año Santo que ayer clau- año a todos los fieles de todos los paí­
853 suramos en esta sagrada ciudad con el ses. Así, es de esperar que la primavera
acostumbrado y solemne rito, innume­ de vida espiritual que vimos florecer
rables multitudes vinieron a Roma para los meses pasados con sumo deleite de
impetrar de Dios la remisión de sus nuestra alma, lejos de agotarse, pro­
pecados mediante la expiación y lim­ duzca mayores frutos saludables; y que
pieza de sus almas y para ganar una el espectáculo admirable de fe y piedad
indulgencia por sí o por los difuntos. cristiana que movió en esta sagrada
Esto Nos produjo sumo consuelo pues ciudad la admiración de todos, se repita
confiamos que de ese inflamado movi­ felizmente en ciudades, pueblos y al­
miento de piedad en que las multitu­ deas.
des de peregrinos forasteros parecían
contender con el pueblo romano nazca 4. Preparación para el Año Santo
la renovación cristiana de las costum­ universal, especialmente mediante san­
bres crue Nos y todos los hombres bue­ tas misiones y ejercicios espirituales.
nos deseamos y que tanto exigen nues­ Para conseguir esto con más facilidad
tros tiempos. y aptitud, procuren nuestros Venera­
bles Hermanos, los Obispos y demás
2. No todos pudieron ir a Roma. Pe­ Ordinarios de lugar, que la grey que
ro no todos pudieron emprender el les está confiada sea oportunamente in­
camino a Roma; y eso no solo por las formada sobre esto y excitada a obte­
circunstancias económicas, que princi­ ner tan grande beneficio. De modo es­
palmente angustian a las clases más pecial deseamos que esto se haga en
humildes de la sociedad, no solo por esos sermones populares que se llaman
la vejez, las enfermedades, la debilidad santas misiones, o bien por medio de
y otras causas que impedían tal viaje, ejercicios espirituales; pues la experien­
854 sino también porque en no pocas na­ cia ha enseñado que este género de
ciones, por sus peculiares circunstan­ predicación de la palabra divina es de
cias, no se concedía este permiso. grandísima eficacia, no solo para refu­
tar los errores y explicar rectamente la
3. La extensión del Año Santo a todo doctrina cristiana, sino también con el
el mundo producirá mayores frutos. auxilio de la gracia divina, para conse­
Por eso juzgamos muy oportuno, si­ guir que los ánimos de los oyentes, lla­
guiendo la costumbre instituida por mados de las cosas terrenas a las cosas
Nuestros Predecesores, que ese mismo celestes, de tal modo que se conmuevan
tesoro de perdón jubilar que hasta el saludablemente que laven y expíen sus
día de ayer estuvo abierto en Roma pecados y se estimulen a emprender el
(* ) A. A. S., 42 (1950) 853-863.

— 1863 —
1864 E ncíclicas del PP. P ío XII (1950) 199* 5-8

arduo camino de la virtud con sincera año próximo; de tal manera, que pueda
y generosa voluntad. Nos deseamos, ganarse desde las primeras vísperas de
pues, que en todas las parroquias, si la próxima festividad de la Circunci­
es posible, se celebren durante el pró­ sión de Nuestro Señor Jesucristo hasta
ximo año, en tiempo oportuno, predi­ todo el día 31 de diciembre del próximo
caciones de este género; y así los fieles año de 1951.
se preparen adecuada y santamente pa­
ra impetrar la plena remisión de sus 7. La Indulgencia del Jubileo para
pecados y ganar la indulgencia de las todos, fuera de Roma y sus condicio­
penas merecidas. nes. Por eso, a todos los fieles cristia­
nos de ambos sexos, aunque durante el
5. Oraciones a Dios por las intencio­ pasado Año Santo hayan ganado ya la
nes del Papa: Paz entre todos. Adviér­ indulgencia del Jubileo, por Nuestra
tanles también los sagrados pastores Autoridad apostólica les concedemos
que dirijan a Dios oraciones por aque­ y otorgamos la remisión plenísima de
llas intenciones Nuestras que ya indi­ toda la pena que debieran pagar por
camos en las Letras Apostólicas “ JubL sus pecados, que podrá ganarse en cual­
8T5 laeum M á x i m u m cuando promulga­ quier punto de la tierra, fuera de Roma
mos el Año Santo en esta ciudad; de y sus suburbios, con tal de que aquellos
modo especial para que venga al fin a obtengan primero la remisión por el
las almas de todos la deseadísima paz, sacramento de la penitencia y alimen­
paz en las familias, paz en cada una tados con la sagrada comunión y para
de las naciones, paz en la comunidad estos efectos no podrán valer la confe­
universal de los pueblos; para que -los sión anual y la comunión pascual, vi­
que padecen persecución por la justL siten piadosamente a su debido tiempo
c i a t e n g a n la invicta fortaleza que las iglesias o públicos oratorios que a
adornó con la sangre de los mártires a ese efecto se designen.
la Iglesia ya desde los orígenes; para Todo lo cual deberá hacerse según 856
que los prófugos, los cautivos, los deste­ las siguientes normas, que la “ Instruc­
rrados lejos de sus propios lares vuel­ ción” de la Sagrada Penitencia Apostó­
van cuanto antes a su dulcísima patria; lica oportunamente declarará e inter­
para que finalmente, las clases sociales, pretará auténticamente:
aplacados los odios y apaciguadas las
discordias, se unan entre sí en la jus­ 8. I. - Los Ordinarios designarán los
ticia, en la concordia fraternal y en la templos jubilares. Los Ordinarios de
caridad; y para que los santísimos de­ lugar, bien sea por sí, bien por ecle­
rechos de la Iglesia se conserven siem­ siásticos aprobados, a quienes, si les
pre incólumes e inviolados contra las place, podrán otorgarle esta potestad
insidias, falacias y ataques de los ene­ para todo el año, por lo que hace a las
m igos^ . visitas jubilares, designarán en la ciu­
dad episcopal la catedral y otras tres
6. El Año del Jubileo en Oriente y iglesias u oratorios públicos en que al
Occidente. Así, pues, por la autoridad menos algunas veces se acostumbre a
de Dios Omnipotente, por la de los celebrar el sacrificio eucarístico; y en
Santos Apóstoles P edro y P ablo y por el suburbio de ella y en las restantes
la Nuestra, por medio de estas Letras partes de la diócesis, designarán la igle­
Apostólicas, extendemos el Jubileo Má­ sia parroquial de toda parroquia y,
ximo que se ha celebrado en esta sa­ dentro de los límites parroquiales, otras
grada ciudad a todo el orbe católico; tres iglesias u oratorios como antes
es decir a la Iglesia de Occidente y del dijimos. Esto mismo harán en la Igle­
Oriente, y lo prorrogamos por todo el1 2 sia Oriental los Patriarcas y demás
[1] Pió XII Letras Apost. Juhilmum Máximum, (3) Ver Pío XII, Indictio Universalis Jubilan,
26-V-1949, A.A. S. 41 (1949) 257-261. o sea, anuncio del Jubileo Universal, Jubilseum
(2) Mat. 5, 10. Máximum, (A. A. S. 41 [1949] 259-260).
199, 9-14 C o n st . A post . “ P er A nnum S a c r u m ’ 1865

Ordinarios de lugar, por sí mismo o triarcas y Ordinarios de lugar nuestra


por eclesiásticos delegados, cada uno Sagrada Congregación para la Iglesia
dentro de su jurisdicción o diócesis. En Oriental. Además, los Ordinarios de lu­
las regiones cultivadas por los misio­ gar poseerán la facultad de conmutar
neros, los Ordinarios de lugar, sin ha­ las preces de las santas visitas por
cer distinción alguna entre la sede de otras oraciones distintas cuando estas
Ordinario y las demás partes del te­ visitas jubilares se hacen en privado.
rritorio, designarán cuatro iglesias u De la misma manera, los fieles de la
oratorios públicos, según antes dijimos, Iglesia Oriental que habitan fuera de
en toda cuasi parroquia o estación mi­ los confines de su territorio, cuando se
sional. unen a peregrinos de rito latino, po­
drán utilizar las fórmulas de oración
9. II. - Las visitas sagradas. Del mis­ prescritas para los latinos; pero a cada
mo modo que se ha practicado en Roma uno de ellos le será lícito usar tanto
en el decurso del piadoso año transcu­ las fórmulas propias como las del rito
rrido, durante el próximo año na de latino.1
hacerse una visita sagrada a cada una
o cada uno de las cuatro iglesias u 12. IV. Facilidades a los fieles. Para
oratorios públicos designados: y esto que los fieles cristianos tengan mayor
o en el mismo día o en días seguidos a facilidad de hacer las visitas, se les da
través del año; y si en algún punto la facultad de hacerlas también fuera
faltan cuatro iglesias u oratorios pú­ de los límites de su parroquia o diócesis
blicos, los Ordinarios, según su pru­ propia; con tal que sea en los templos
dente arbitrio, por si mismos o por sus designados legítimamente por el Ordi­
delegados, podrán determinar que las nario para cada lugar. Esto mismo
cuatro visitas precitadas puedan ha­ regirá en los territorios de misión con
cerse en menor número de iglesias. las variaciones propias del caso.

10. Visita a la catedral o un santua­ 13. V. - Indulgencias jubilares. De­


rio. Además, donde, según el prudente cretamos, además, que del mismo modo
juicio de los Ordinarios de lugar, sea que se practicó en Roma durante el
posible sin grave molestia, será muy pasado piadoso año los fieles cristianos
conveniente que una de las cuatro vi­ puedan ganar la indulgencia jubilar,
sitas prescriptas se haga a la iglesia tanto para sí como para los difuntos,
catedral o algún santuario designado cuantas veces cumplan perfectamente
para ello.1 los requisitos ordenados, pero de tal
modo, que nunca pueda hacerse para
11. III. - Oraciones que han de reci­ la consecución de un jubileo obra algu­
tarse. Las preces que deben recitarse na antes de que no estén absolutamente
en cada una de las visitas son: cinco terminadas las obras necesarias para
veces el Pater Noster, Ave María y Glo­ ganar el precedente.
ria; además, una vez el Pater, Ave y
Gloria a Nuestra intención, una vez la 14. VI. - Casos particulares: Marinos,
fórmula del “ Credo” ; además tres Ave Religiosos y Religiosas, enfermos, obre­
Marías, con la invocación: “ Regina Pa- ros y ancianos. Para tener también en
cis” , Ora pro nobis y una Salve... A este cuenta a los fieles cristianos que se
punto puede añadirse la oración que encuentran en particulares condiciones
Nos mismo compusimos para el Año de cosas o de lugares, establecemos lo
Santo de 1950. que sigue:
Por lo que hace a la Iglesia Oriental, Primero: Los marinos y todos aque­
los fieles cuando practican las visitas llos que sirven en navegación, si el
jubilares, deben atenerse a las normas navio en que caminan tiene capilla en
que, según la diversidad de ritos, co ­ que sea posible celebrar la Santa Misa,
munique en tiempo oportuno a sus Pa­ podrán realizar allí las visitas jubilares.
1866 E n cíclicas del P R P ío XII (1950) 199, 15-16

De lo contrario les concedemos que, , Primero: Los confesores tendrán to­


cuando lleguen a un determinado puer­ das aquellas de absolver, dispensar y
to, puedan hacer allí, en cualquier tem­ conmutar que hubieran legítimamente
plo, las visitas jubilares recitando las impetrado de la Santa Sede Apostólica
preces prescritas. a perpetuidad o “ ad tempus” ; pero esto,
Segundo: Los Ordinarios de lugar dentro de los términos de la concesión.
podrán, por sí mismos o por delega­ Segundo: Las monjas y demás mu­
dos eclesiásticos, disminuir el número jeres a quienes por prescripción del
de las visitas a quienes estén impedidos Código es preciso un confesor especial­
para hacerlas del modo mandado, o mente aprobado por el Ordinario, les
para reducir igualmente a menor nú­ será lícito elegir para sí a cualquier
mero las iglesias que hay que visitar, o, confesor aprobado por el mismo Ordi­
finalmente, para conmutar las sagradas nario de lugar para ambos sexos, para
visitas, en otras obras de piedad o ca­ hacer con él la confesión del jubileo:
ridad acomodadas a la condición de y a este confesor que ellos elijan le
cada uno. Aquí entendemos por per­ concedemos que, al recibir las confesio­
sonas impedidas a las monjas terciarias nes jubilares, pueda ejercer todas aque­
regulares, hermanas religiosas que vi­ llas facultades de que él goce en virtud
ven en comunidad, mujeres piadosas y de esta Constitución Apostólica, para
niñas u otras personas que viven en todos los fieles cristianos.
colegios o “ conservatorios” , e, igual­
Tercero: Concedemos a todos los
mente, a los anacoretas que profesan
confesores que durante el Año Santo
vida monástica o regular y se entre­
gan más a la contemplación que a la en el foro de la conciencia y en el acto
vida activa, como los cistercienses re­ de la confesión sacramental y sólo por
formados de la Trapa, los eremitas sí mismos, puedan absolver a cualquier
camaldulenses y los cartujos; además, penitente, no sólo de todas las censuras
a los que son prisioneros o están custo­ y pecados reservados en derecho al
diados en las cárceles y a los varones Romano Pontífice o al Ordinario, sino
eclesiásticos o religiosos detenidos en también de la censura dada “ ab ho-
conventos u otras casas para su en­ m i n e Pero Ja absolución de esta
mienda. censura no valdrá en el foro externo.
Entiéndase también que están impe­
didos los que en su casa o en hospitales 16. VIII. - Normas y excepciones:
sufren de alguna enfermedad o tienen Los incursos en Censura. Pero de estas
débil salud; y, en general todos aque­ amplísimas facultades no usen sino
llos que por un impedimento cierto no guardando las normas y excepciones
pueden cumplir las visitas establecidas; que siguen:
y a aquellos queremos equiparar a los Primero: No absuelvan sino en los
obreros que, por necesitar ganar su pan adjuntos y según las prescripciones del
con el trabajo cotidiano no pueden canon 2254 del Código de Derecho Ca­
abstenerse de él durante tantas horas, nónigo a aquellos que estén incursos en
y a los ancianos que hayan cumplido alguna censura reservada personalmen­
los setenta años de edad. te al Romano Pontífice o a la Sede
Apostólica de especialísimo modo. Igual­
15. VII. - Facultades de los confe­ mente, no absuelvan a los que hubieren
sores. En lo tocante a las facultades incurrido en la censura de la que habla
de los confesores, que, por lo demás el canon 2388, párrafo primero, reser­
deberán estar aprobados según las nor­ vada a la Santa Sede, según la norma
mas del Derecho, facultades de las que del Decreto “ Lex sacri coelibatus” , pu­
podrán hacer uso al escuchar confe­ blicado por la Sagrada Penitenciaría
siones para el jubileo, determinamos Apostólica el 18 de abril de 1936**(4), e
lo siguiente: igualmente, según la norma de la de-
(*) Si una pena se impone por medio de sentencia judicial condenatoria o por precepto peculiar
se llama “ del hombre” (ab homine) en oposición a “ por derecho” (a iure) pena impuesta por la
misma ley.
(4) Ver (A. A. S. 28 [1930] 242).
199, 17-21 C o n st . A po st . “ P er A nnum S a cr u m ’ 1867

claración dada por la misma Sagrada que aún lo retuvieran, para que aquel
Penitenciaría el 4 de mayo de 1937<5); las transmita cuanto antes al Santo
en virtud de los cuales decreto y decla­ Oficio, o, al menos — y esto por causas
ración, esta censura en el caso especial justas y graves las destruyesen por sí
del que se trata está de tal modo re­ mismos; a no ser que, por lo menos
servada a la Sagrada Penitenciaría que prometieren con ánimo sincero que es­
nadie y nunca puede absolver de ella, taban dispuestos a cumplir las condi­
excepto en peligro de muerte, ni si­ ciones mencionadas lo antes que pu­
quiera en virtud del canon 2254. dieren; imponiendo, además, según el
modo de la culpa, una grave peniten­
17. Ciertos clérigos excomulgados. cia saludable y una frecuente confesión
Segundo: Igualmente, no absuelvan, si­ sacramental.
no según las prescripciones del canon
2254, a los prelados del clero secular 20. Detentadores de bienes o dere­
dotados de jurisdicción ordinaria en el chos eclesiásticos. Quinto: Los que hu­
860 fuero externo y a los superiores mayo­ bieren adquirido sin permiso bienes o
res de una religión excenta que hubie­ derechos eclesiásticos, no sean absuel­
ren incurrido públicamente en una tos sino después de haberlos restituido,
excomunión reservada de modo espe­ o después de haber pedido cuanto antes
cial a la Santa Sede. la composición del Ordinario o de la
Sede Apostólica o, al menos, después
18. Herejes y cismáticos. Tercero: de haber hecho una sincera promesa
No absuelvan a los herejes y cismáticos de pedir tal composición; como no se
que dogmatizaran públicamente, a no trate de lugares en que ya la Sede Apos­
ser que, habiendo abjurado al menos tólica hubiera provisto de otra manera.
ante el mismo confesor la herejía o el
cisma, hubieran reparado ya de modo 21. Conmutación de votos. Sexto:
conveniente el escándalo o prometieren Los mismos confesores podrán conmu­
que lo repararán eficazmente de modo tar por justa causa en otras obras pia­
conveniente. No absuelvan, además, a dosas todos y cada uno de los votos
aquellos que se encuentren en las cir­ privados, aunque estén reservados a la
cunstancias de que se habla en el De­ Sede Apostólica y confirmados con ju ­
creto de la Suprema Sagrada Congre­ ramento. Por lo que hace al voto de
gación del Santo Oficio, publicado el castidad perfecta y perpetua que hubie- 861
l 9 de julio de 1949, acerca del comu­ re sido emitido en su origen pública­
n ism o ^ , a no ser que sincera y eficaz­ mente en una profesión religiosa, sim­
mente lo rechazaran. ple o solemne, y después, dispensado
los restantes votos de esta profesión
19. Masones. Cuarto: Igualmente, no hubiese permanecido firme e íntegro,
absuelvan a aquellos que hubieren dado podrán también conmutarlo por grave
su nombre a sectas prohibidas, masó­ causa en otras obras piadosas. Pero en
nicas o de otro género semejante, aun­ ningún caso dispensen de él a aquellos
que fuera ocultamente, a no ser que, que, en virtud de una orden sagrada
abjurada al menos ante el mismo con­ estén sujetos a la ley del celibato, aun­
fesor la secta hubieren reparado el que hubieren sido reducidos al estado
escándalo y cesado en toda cooperación laical. Absténgase de conmutar votos
activa a favor de su secta; a no ser que con perjuicios de terceros a no ser que
denunciaren a los eclesiásticos y reli­ aquel a quien el voto favorecía consin­
giosos que supiesen adheridos a la sec­ tiera gustosamente y expresamente. El
ta, según el canon 2336, párrafo 2; a voto de no pecar u otros votos penales
no ser que entregaren al que les absuel­ no los conmuten sino en una obra que
ve los libros, manuscritos e insignias no refrene y separe del pecado menos
referentes a la misma secta, siempre que el voto mismo.
(5) (Ver A. A. S. 29 [1937] 283). (6) (Ver A. A. S. 41 [1949] 334).
1868 E n cíclicas del PP. P ío XII (1950) 199, 22-29

22. Delitos ocultos. Séptimo: Podrán otras obras piadosas que ellos puedan
dispensar solo en el foro de la concien­ cumplir. Pero sepan los confesores que
cia y sacramental de cualquier irregu­ gravan su conciencia si eximen a los
laridad producida por delito oculto. fieles de tales visitas imprudentemente
Igualmente, podrán dispensar de la y sin justa causa. A aquellos a quienes
irregularidad de que se habla en el ca­ rectamente hubieren dispensado de las
non 985, 49; pero esto únicamente para visitas, no les perdonen el omitir las
que el penitente pueda ejercer las órder oraciones por Nuestra intención que
nes ya recibidas sin peligro de infamia pueden perfectamente separarse de la
o escándalo, imponiendo al penitente, visita; sólo será lícito disminuir tam­
bajo pena de reincidencia, la carga de bién estas en favor de los enfermos.
recurrir dentro del mes a la Sagrada
Penitenciaría y atenerse a sus man­ 26. De la confesión. Once: De la
datos. obligación de la confesión prescrita,
para cumplir la cual no bastará ni la
23. Impedimentos. Octavo: Podrán confesión inválida ni la anual por pre­
igualmente dispensar, solo en el foro cepto, no dispensen a nadie, ni siquiera
de la conciencia y sacramental, del im­ a aquel que no tenga materia necesaria
pedimento oculto de consanguinidad de confesión.
del tercero o segundo grado colateral
(sexto o cuarto, según el cómputo de 27. La Comunión, inconmutable.
los orientales), aún confinando con el Doce: En lo que atañe a la sagrada
primer grado (cuarto o tercero de los comunión, tampoco se podrá conmutar
orientales) que provenga de generación este precepto por otras obras piadosas,
ilícita, y eso sólo para convalidar el como no se trate de enfermos absolu­
matrimonio, pero no para contraerlo. tamente impedidos de recibirla. Pero
queremos que en razón del Jubileo,
24. Crímenes ocultos. Noveno: Lo sea suficiente la que se administra a
mismo si se trata de matrimonio con­ modo de viático; aunque no aquella
traído que de matrimonio por contraer; que se mande recibir por Pascua: No
podrán dispensar del impedimento de obstante, aquel que desdichadamente
crimen oculto, pero sin que exista ma­ hubiera omitido el precepto pascual,
quinación de ninguno de los dos: im­ podrá después, con una sola comunión,
poniendo en el primer caso la renova­ satisfacer ambos preceptos.
ción privada del consentimiento, según
el canon 1135, e imponiendo en ambos 28. Confesión a orientales y occi­
casos una penitencia saludable, grave y dentales. Trece: Sepan los confesores
prolongada. que pueden usar de las facultades ante­
dichas con todos los fieles de la Igle­
25. Dispensa de visitas jubilares^ sia Occidental y Oriental que acudan
Décimo: Por lo que toca a las visitas a confesarse con ellos con la intención
de las cuatro iglesias, los confesores, y voluntad sincera y firme de ganar
en cada uno de los casos en que alguien el perdón del Jubileo.
por justa causa no pueda practicarlas
del modo prescrito, tienen la facultad 29. Concesiones en favor del peni­
de conceder la dispensa de la visita de tente y del que enferma. Las restantes
alguna iglesia conmutándola — si es facultades — incluidas las de disminuir
posible—- por la visita de otra iglesia, las visitas y la de conmutar, según las
862 O también de disminuir el número de normas dadas en el número l 9— p o­
las visitas. En cada caso particular en drán ejercerlas siempre aún en favor
que alguien, detenido por la enferme­ del mismo penitente.
dad u otro impedimento legítimo, no Por lo demás, si alguien después de
pueda visitar las supradichas iglesias, haber comenzado las obras prescritas
conmutará las visitas ordenadas por con ánimo de ganar el Jubileo, no pu-
199, 30 C o n st . A post . ‘ ‘P er A nnum S a c r u m ” 1869

diere, impedido por la enfermedad, tas por la mano de algún notario pú­
completar el número prescrito de visi­ blico y selladas por algún eclesiástico
tas, Nos, queriendo favorecer benigna- constituido en dignidad, se les preste
863 mente su piadosa y diligente voluntad, la misma fe que se prestaría a estas
queremos hacerle participante de la mismas letras si fueran exhibidas o
mencionada indulgencia con tal de que mostradas.
rectamente confiese y comulgue, lo mis­ A nadie, pues, le sea lícito infringir
mo que si se hubiera cumplido todos o contradecir con atrevimiento teme­
los actos prescritos. rario esta página de Nuestra concesión,
voluntad y declaración. Y si alguien
30. Declaración de Vigencia del Ju­ presumiere atentar contra ella, sepa que
bileo y penas para los infractores. Así incurrirá en la indignación de Dios
pues queremos que todo esto que por Omnipotente y de los Santos Apóstoles
las presentes Letras Apostólicas manda­ P edro y P ablo.
mos y declaramos, sea firme y válido Dado en Roma, junto a San Pedro,
al presente y en el futuro, para exten­ el día 25 de Diciembre, fiesta de la
der el Jubileo a todo el orbe católico, Natividad de Nuestro Señor Jesucristo,
sin que obste nada en contrario. Man­ del año 1950, duodécimo de Nuestro
damos a que los ejemplares y copias de Pontificado.
estas letras, con tal de que estén suscri­ PÍO PAPA XII.
3500

ENCICLICA “EVANGELII PREGONES”***


(2-VI-1951)

SOBRE EL MODO DE PROMOVER LA OBRA MISIONAL

PIO PP. XII

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica


I n t r o d u c c ió n unos de otros y se combaten mutuamen­
te, parécenos en gran manera oportuno
AAS 1. Motivo: 259 Aniversario de Re- recomendar de nuevo con insistencia
43 rum Ecclesia?. Los heraldos del Evan- esta empresa, por cuanto los legados
497gelio, que trabajan fatigosamente en evangélicos inculcan a todo el mundo
inmensos campos de apostolado para la bondad humana y cristiana, y lo
que la palabra de Dios se propague y exhortan a una convivencia fraterna
sea glorificada^\ se presentan de un
que está por encima de las luchas entre
modo particular a Nuestra mente y a los pueblos y de las fronteras de las
Nuestro corazón, al recurrir el vigési­ Naciones.
mo quinto aniversario de la Encíclica
(íRerum Ecclesiae” (2\ por la que Nues­ 3. Característica de la obra. Al ha­
tro Predecesor de inmortal memoria blar en aquella misma ocasión a los
Pío XI, mediante normas sapientísi­ directores de las mencionadas Obras,
mas, cuidó de promover más y más las dijimos, por eso, entre otras cosas: La
Misiones Católicas. Al considerar cuán­naturaleza de vuestra vocación, que no
tos progresos ha hecho esta santísima se circunscribe a ningunas fronteras
causa durante este período, Nos llena­ nacionales, y también vuestra labor co­
mos de grande gozo. Pues — como tu­ mún y fraterna, ponen ante los ojos de
vimos ocasión de afirmar el 24 de ju- todo el mundo aquella gloriosa caracte­
498 nio de 1944, al recibir a los dirigentes
rística de la Iglesia Católica, que rehúsa
de las Obras Misionales Pontificias— las discordias, evita las discrepancias y
aquel activo celo de los propagadores es enteramente ajena a aquellas luchas
que perturban a los pueblos y a veces
de la Religión cristiana, tanto en las re­
giones que ya están en posesión de la los arruinan miserablemente; Nos refe­
luz del Evangelio como entre los genti­rimos a la fe cristiana y a la cristiana
les a quienes esta luz no ha iluminado caridad para con todos, la cual pasa
todavía, alcanzó tal vigor, impulso y más allá de cualesquiera campamentos
amplitud, cual quizás nunca se había en lucha, más allá de cualesquiera fron­
teras entre Estados, más allá de todas
registrado en los anales de las Misiones
Católicas(3L las distancias terrestres y de las inmen­
sidades del Océano, y excita y estimula
2. Nueva recomendación. Mas ahora, a todos y a cada uno de vosotros a al­
cuando corren tiempos turbios y ame­ canzar aquella meta que, una vez alcan­
nazantes, y no pocos pueblos se separan zada, hará que el Reino de Dios se
(* ) A. A. S., 43 (1951) 497-528. Versión oficial.
(1) II Tesal. 3, 1. VI-1944, dirigido al Cardenal Prefecto de la S.
(2) Pío XI, Encíclica Rerum Ecclesim, 28-11- Congr. de la Propagación de la Fe, Card. Pedro
1926, A. A. S. 18 (1926) 65-83; en esta Colección: Fumasoni Biondi y al presidente y demás ofi­
Encícl. 139, pág. 1100-1111. ciales de las Obras Misionales Pontificias, A. A.
(3) Pío XII, Discurso “ Vivamente gradito“ 24- S. 36 (1944) 209.

— 1870 —
2ft0, J4-6 E n cíc lic a “ E v an gelii P raecones ’ 1871

extienda a todas las partes de la tie- 6. Ejemplos. Así, para aducir algu­
r r S 4X¿ nos ejemplos, en China y en algunas
regiones del Africa la Jerarquía Ecle­
4. Alabanza y exhortación. Por lo siástica ha sido establecida según las
cual, aprovechando la oportunidad del normas de los sagrados cánones. Se
vigésimo quinto aniversario de la Encí­ han celebrado tres Concilios Plenarios,
clica “ Rerum Ecclesiae” , alabamos con todos muy importantes: el primero
gran satisfacción del alma la fecunda en Indochina el año 1934, el segundo
labor- ya realizada, y exhortamos a to­ en Australia en 1937, el tercero el año
dos a ¡proseguir adelante con el mayor pasado en la India. Los Seminarios de
entusiasmo posible; a todos, decimos, estudios inferiores, que suelen llamarse
a los Venerables Hermanos en el Epis­ Seminarios menores, han crecido mu­
copado, a los propagadores del Evan­ cho en número y en importancia; mien­
gelio, a los sagrados ministros y a cada tras los Seminaristas de cursos supe­
uno de los fieles, tanto a los que tra­ riores, que hace veinticinco años eran
bajan en territorios que aún hay que sólo 1.770, en la actualidad son 4.300;
cultivar en la verdad cristiana, como a y han sido edificados muchos Semina­
los que en cualquier región del mundo rios regionales. En Roma se ha creado
contribuyen a una empresa tan impor­ el Instituto Misional en el Ateneo Urba­
tante, va elevando a Dios sus oraciones, no de Propaganda; y así en Roma como
ya instruyendo y ayudando a los futu­ en otras partes se han erigido no pocas
ros misioneros, ya también por medio Facultades de Misionología. En esta
del óbolo de su limosna. misma alma ciudad; se ha fundado el
Colegio de San Pedro Apóstol, para que
A . - M ir a d a r e t r o s p e c t iv a y p r in c ip io s los sacerdotes indígenas reciban en él
GENERALES una formación más honda y más per­
/. Balance de los últimos 25 años. fecta en los estudios sagrados, en la
virtud y en la preparación al aposto­
1. Progresos alentadores desde 1926. lado. Se han fundado además dos Uni­
5. Progreso General. En primer lu­ versidades; los colegios de estudios su­
gar queremos resumir aquí brevemente periores y medios que antes eran alre­
los progresos felizmente realizados en dedor de 1.600, pasan hoy de 5.000;
este campo. En 1926 existían 400 Mi­ las escuelas primarias casi han dupli­
siones, hoy en día son ya unas 600; los cado su número; y lo mismo puede de­
católicos residentes en ellas no llega­ cirse de los dispensarios y de los hos­
ban aún a 15 millones, mientras hoy pitales, en los cuales son atendidos toda
son ya casi 20 millones. En aquella suerte de enfermos, aun los leprosos.
misma fecha los sacerdotes, tanto del A todo ello hay que añadir todavía que
clero extranjero como indígena, se acer­ la Unión Misional del Clero ha tomado
caban a 14.800, al paso que hoy son ya un gran incremento en este período;
más de 26.800. Entonces los sagrados que ha surgido la Agencia Pides, cuyo
Pastores de casi todas las Misiones fin es obtener, suministrar y divulgar
provenían del extranjero; en cambio, informaciones sobre los sucesos reli­
durante estos 25 años, 88 Misiones han giosos; que los escritos impresos se mul­
sido confiadas al clero indígena, y en tiplican y difunden más y más casi en
no pocos territorios la implantación de todas partes; que se han celebrado no
la Jerarquía Eclesiástica y la designa­ pocos Congresos para promover las Mi­
ción de Obispos originarios de los mis­ siones, entre los cuales es digno de
mos habitantes de la región, demues­ especial recuerdo el celebrado en R o­
tran de un modo más elocuente que la ma durante el Año Santo, el cual de­
Religión de J e s u c r i s t o es en realidad mostró elocuentemente cuántas cosas y
“ católica” , y que en parte alguna del cuán grandes se han realizado en esta
mundo debe ser tenida por extranjera. empresa; que poco antes se había cele­
(4) Pfo XII, Discurso " Vivamente gradito” 24-VI-1944, A. A. S. 36 (1944) 207.
1872 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 200 , 7-0

brado un Congreso Eucarístico en Ku- sionales en el transcurso de estos vein­


masi (Costa de Oro, Africa), notable ticinco años, y lo que pudimos ver Nos
por la muchedumbre de los asistentes mismo durante el Año Santo — cuando
y admirable por el fervor y la piedad; muchedumbres no pequeñas vinieron a
y finalmente que hemos señalado un Roma desde remotas tierras cultivadas
día al año para promover con la ora­ por los predicadores del Evangelio, pa­
ción y la limosna la Obra Pontificia de ra alcanzar los dones sobrenaturales de
la Santa In fan cia^ . Todo lo cual cla­ Dios y Nuestra bendición— , todo ello,
ramente manifiesta que las iniciativas decimos, Nos mueve vehementemente
apostólicas, empleando métodos nuevos a formular de nuevo los encendidos
y más adaptados, responden oportuna­ deseos del Apóstol de las gentes quien
mente a las nuevas circunstancias y a escribe a los Romanos: que yo os com u­
las necesidades cada día mayores de nique alguna gracia espiritual con la
nuestros tiempos. que seáis fortalecdos; quiero decir, que
7. Delegados Apostólicos, Nuncios y hallándome entre vosotros, podamos
Legados. Las Reuniones de los Obis­ consolarnos mutuamente por medio de
pos. Tampoco hay que pasar en si­ la fe, que es común a vosotros y a mí(5
6)5
lencio que en este lapso de tiempo han Parécenos que el mismo Divino Maes­
sido creadas legítimamente en varias tro nos repite a todos aquellas palabras
regiones cinco Delegaciones Apostólicas llenas de consolación y de aliento: Al­
dependientes de la Sagrada Congrega­ zad vuestros ojos, tended la vista por
ción de Propaganda Fide; además de los campos, y ved ya las mieses blancas
que existen no pocos territorios de Mi­ y a punto de ségarse^K Con todo eso,
siones sometidos a Nuncios o Internun­ como los propagadores del cristianismo
cios Apostólicos. Y, a este propósito, no pueden dar abasto a las necesidades
Nos es grato afirmar que la presencia presentes, a esas palabras corresponde
y la actividad de estos Prelados han en cierto modo aquella invitación del
dado ya ubérrimos frutos, sobre todo mismo Divino Redentor: La mies es
consiguiendo que los trabajos apostó­ verdaderamente mucha, mas los obre­
licos de los misioneros contribuyesen a ros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la
alcanzar la meta común más ordenada­ mies que envíe obreros a su mies&K-
mente y en más íntima cooperación. 9. Aumento de vocaciones. Sabemos
Para obtener lo cual, no poco han ayu­ en verdad, no sin grande consolación
dado además Nuestros Legados, ya vi­ del alma, que el número de los que
sitando con frecuencia cada una de las actualmente, movidos por cierta inspi­
regiones, ya interviniendo a veces con ración divina, se sienten llamados a la
Nuestra autoridad en las reuniones de grande empresa de propagar el Evan­
los Obispos, en las que los Ordinarios gelio por todas partes del mundo,
locales, guiados por la propia pruden­ aumenta felizmente, y con él crece la
cia, exponían lo que la experiencia les firme esperanza de la Iglesia. Pero aún
había enseñado y a los demás pudiera queda continuamente mucho por hacer;
ser útil, y de común acuerdo adoptaban es mucho lo que hay que alcanzar de
métodos de apostolado más aptos y más Dios por medio de la oración. Recapa­
fáciles. Esta fraterna unión en la fe y citando sobre aquellas innumerables
en las obras apostólicas han traído gentes que por medio de estos ministros
también la ventaja de que las autorida­ sagrados han de ser llamadas a un solo
des civiles y los no católicos tengan redil y a un solo puerto de salvación,
mayor estima de la Religión cristiana. Nos elevamos al celestial Príncipe de
8. Consuelo del Año Santo. Lo que los Pastores esta súplica del Eclesiás­
hemos mencionado aquí brevemente tico: Así como a vista de sus ojos de­
por escrito acerca de los progresos mi­ mostraste en nosotros tu santidad, así
(5) P ío X I I , E p ís to la , P rssses C o n s ilii P o riti*■ (7) Juan 4, 35.
f ic io O p e r i, 4-X II-1950, A . A . S. 43 (1951) 88-89. (8) Mat. 9, 37-38.
(6) R o m . 1, 11-12.
200 , 10-12 E n c íc lic a “ E v an gelii P raecones ” 1873

también a nuestra vista muestres en 11. Semilla de nuevos cristianos e


ellos tu grandeza; a fin de que te co­ imitadores de Cristo. Los propagado­
nozcan, como nosotros hemos conocido, res y heraldos de la verdad y de la
oh Señor, que no hay otro Dios fuera virtud cristianas, que, lejos de sus ho­
de ti*9). gares, sucumben a la muerte en el ejer­
cicio de este santísimo oficio, son semi­
2. Impedimentos>: persecuciones y llas, de las que algún día, cuando Dios
peligros disponga, germinarán ubérrimos frutos.
10. Persecuciones en el Extremo Por lo cual afirmaba el apóstol S a n
Oriente. Este salutífero incremento P a b l o : N o s gloriamos en las tribula­
que la empresa misional ha tenido, se ciones(13); y S a n C i p r i a n o , Obispo y
debe no sólo a los arduos trabajos de mártir, consolaba y animaba a los cris­
los sembradores de la palabra divina, tianos de su tiempo con estas palabras:
sino también a mucha sangre vertida Quiso el Señor que nosotros nos alegrá­
generosamente por el martirio. Pues semos y nos gozásemos en las persecu­
en el decurso de estos años no faltaron ciones, porque, cuando hay persecu­
en algunas naciones acérrimas persecu­ ciones, entonces hay también coronas
ciones contra la naciente Iglesia; y en de Fe, se prueban los soldados de Dios
nuestros días no faltan tampoco en el y se abren los cielos a los mártires. No
Extremo Oriente regiones purpuradas nos alistamos en este ejército para pen­
con sangre santa por este motivo. Pues sar sólo en la paz, evitando y rehuyen­
ha llegado hasta Nos que no pocos fie­ do el servicio militar; pues que el pri­
les, por el solo hecho de haber sido y mero que militó en este ejército fue el
ser fidelísimos a su Religión, al igual mismo Señor, maestro de humildad, de
que vírgenes consagradas a Dios, mi­ paciencia y de sufrimiento, haciendo
sioneros, sacerdotes indígenas y aun El mismo por nosotros lo que exhorta
algunos Obispos, se han visto despo­ a padecer*1*).
seídos de sus casas y de sus bienes, y
perecen de hambre en el destierro, o se 12. Como en la Iglesia primitiva.
hallan detenidos en prisiones, cárceles y Estos sembradores del Evangelio, que
campos de concentración, o a veces han hoy trabajan denodadamente en apar­
sido inhumanamente asesinados. tadas regiones, promueven una empre­
Nuestra alma se llena de la mayor sa semejante a la que incumbía a la
tristeza cuando pensamos en las angus­ primitiva Iglesia. Pues casi en las mis­
tias, en los dolores y en la muerte de mas circunstancias vivían en Roma los
estos queridísimo hijos Nuestros; no que con los Príncipes de los Apóstoles
sólo sentimos hacia ellos un afecto pa­ San P e d r o y S a n P a b l o introducían
terno, sino que aun los veneramos con la verdad evangélica a la cindadela del
paternal reverencia, puesto que sabe­ Imperio Romano. Quien considere que
mos perfectamente que su altísima vo­ en aquellos tiempos la Iglesia naciente
cación se ve a veces elevada a la dig­ carecía de recursos humanos, mientras
nidad misma del martirio. J e s u c r i s t o , era oprimida con tribulaciones, traba­
el primero de los mártires, dijo: Si me jos y persecuciones, no podrá menos
han perseguido a mí, también os han de admirarse vehementemente, viendo
de perseguir a vosotros*10) ; en el mun­ que un inerme puñado de cristianos
do tendeéis» grandes tribulaciones; pero venció la mayor potencia que tal vez
tened confianza, Yo he vencido al mun­ jamás haya existido. Lo que entonces
do*11); si el grano de trigo, después de sucedió, sin duda sucederá también de
echado en la tierra, no muere, queda nuevo una y otra vez. Como el joven
infecundo; mas si muere, produce mu­ D a v i d , fiado más en el auxilio de Dios
cho fruto*-12). que en su honda, echó por tierra al
(9 ) E c le s iá s t ic o 36, 4-5. (13) R o m . 5, 3.
(10) Juan 15, 20. (14) S an C ip r ia n o , E p is t., 56 (M ig n e P . L . 4, c o l
(11) Juan 16, 33. 351 A ).
(12) Juan 12, 24-25.
1874 E n cíclicas del PP, P ío XII (1951) 200 , 13-16

gigante G o l i a t , protegido por su arma­ 15. Peligros e insidias. Y no faltan


dura de hierro, así aquella divina socie­ pastores, como bien sabéis, Venerables
dad fundada por J e s u c r i s t o no podrá Hermanos, que se esfuerzan por sepa­
jamás ser vencida por ningún poder rar a las ovejas de este único aprisco
humano, sino que superará todas las y de este único puerto de salvación; y
persecuciones con frente serena. Aun­ sabéis también que tal peligro en algu­
que bien sabemos que ello proviene de nas partes es cada día mayor. Por lo
las divinas promesas, que no fallarán cual Nos, considerando ante Dios la
nunca, no podemos menos de manifes­ inmensa multitud de hombres que to­
tar Nuestro agradecimiento a los que davía están privados de la luz de la
han atestiguado su fe invicta e impá­ verdad evangélica, y a la vez ponderan­
vida en Jesucristo y en la Iglesia, co ­ do como conviene el grave peligro en
lumna y apoyo de la verdad*15), a la que muchos se encuentran, debido al
vez que los exhortamos a que con la creciente materialismo ateo o a cierta
misma constancia prosigan por el ca­ doctrina, que se dice cristiana pero que
mino comenzado. en realidad está contagiada de los erro­
res y falsedades del comunismo, Nos
13. Fe invicta y fidelidad. Con mu­ sentimos movidos, con intensa solicitud
cha frecuencia Nos llegan noticias de y ansiedad del alma, a promover en
esa fe invicta y de ese valor esforzado, todas partes y con todos los medios
que Nos llenan de grande consuelo. posibles las obras de apostolado, y esti­
Y si no han faltado quienes intenta­ mamos como dirigida a Nos mismo
sen separar de esta alma Urbe y de esta aquella exhortación del profeta: Clama,
Sede Apostólica a los hijos de la Iglesia no ceses; haz resonar tu voz como una
Católica, como si el amor y la fidelidad trompeta^1s).
a la Nación propia demandara esa se­ Y de un modo particular encomen­
paración, ellas empero han podido y damos a Dios a los operarios apostóli­
pueden responder con toda razón que cos que trabajan en las regiones inte­
no ceden en amor patrio a ninguno de riores de la América Latina, teniendo
sus conciudadanos, pero que con la bien sabido a qué peligros y a cuántas
mayor sinceridad de miras desean go­ insidias están expuestos por parte de
zar de la justa libertad. los errores de los no católicos, que se
difunden, ya abierta, ya solapadamente.
3. Las labores futuras.
II. - P r i n c i p i o s y N o r m a s d i r e c t i v a s
14. Los mil millones de infieles. 1. Para el clero en tierra de misiones
Ante todo hay que tener presente el 16. Sublime ministerio. A fin de que
hecho que ya hemos indicado: lo que en la obra de los predicadores del Evange­
esta empresa queda aún por realizar lio sea cada día más eficaz y ni una
exige un trabajo en verdad ingente e sola gota de su sudor y de su sangre
innumerables operarios. Acordémonos caiga en tierra inútilmente, deseamos
de que aquellos hermanos Nuestros que exponer aquí brevemente los principios
yacen entre las tinieblas y sombras*16) y normas que deben regular la activi­
son una gran multitud de hombres, que dad y el celo de los Misioneros.
puede calcularse en unos mil millones. Y desde el principio hay que advertir
Parece, pues, que aún resuena aquel que el que es llamado por divina inspi­
gemido inenarrable del amantísimo Co­ ración a cultivar en la verdad evangé­
razón de J e s u c r i s t o : tengo también lica y la virtud cristiana los lejanos
otras ovejas que no son de este aprisco, campos de la gentilidad, ha recibido
las cuales debo Yo recoger, y oirán mi una vocación en verdad grandiosa y
voz, y se hará un solo rebaño y un solo excelsa. Porque el misionero consagra
pastor*17). a Dios la vida, a fin de que su Reino se
(15) V é a s e I T im n t. 3, 15. (17) Juan 10, 16.
(16) S a lm o 106, 1Ü. (18) Isa ía s 58, 1.
200» 17-19 E n cíc lic a “ E van ge lii P raecones ” 1875

propague hasta los últimos confines de intento primario de las Misiones esr
la tierra. El misionero no busca sus como todos saben, el que brille con
propios intereses, sino los de J e s u c r i s ­ más esplendor la luz de la verdad cris­
t o í192
). El misionero considera como
1
0 tiana en otras Naciones, y se consigan
dichas del Apóstol de las gentes: Somos nuevos cristianos. Pero es necesario
embajadores de Cristo(20); Porque aun­ tiendan también, como a última meta
que vivimos en carne, no militamos se­ — y esto conviene tenerlo siempre ante
gún la c a r n e t ; Me hice débil con los ojos— , a que la Iglesia se establezca
los débiles, por ganar a los débiles^ . sólidamente en otros pueblos, y se cons­
El misionero debe por tanto considerar tituya en ellos una Jerarquía propia,
la región a la que ha ido a llevar la formada con elementos autóctonos^23*12 *).
luz del Evangelio, como una segunda En la carta que el año pasado el 9
patria, y amarla con el debido amor; de agosto Nos dirigimos a Nuestro que­
de modo que no busque ventajas terre­ rido hijo el Cardenal Presbítero de la
nas ni lo que favorezca a su Nación o Santa Romana Iglesia P e d r o F u m a s o n i
a su Instituto Religioso, sino ante todo R io n d i , Prefecto de la Sagrada Congre­
lo que sirva a la salvación de las almas gación de Propaganda Fide, escribía­
Ha de amar, sí, íntimamente a su Na­ mos entre otras cosas: La Iglesia cierta­
ción y a su familia religiosa, pero con mente no abriga ambición alguna de
más ardiente entusiasmo ha de amar a dominio sobre los pueblos o sobre las
la Iglesia. Y acuérdese de que nada, cosas meramente temporales. Su único
que perjudique al bien de la Iglesia, anhelo es el de llevar la luz sobrenatu­
puede ser provechoso a su Congrega­ ral de la fe a todas las gentes, de favo­
ción. recer el incremento de la cultura hu­
mana y civil y la concordia fraterna
17. Preparación en la Patria. Es entre los pueblos(23b>.
además necesario que los que son lla­
mados a este género de apostolado, 19. Vida católica propia. En la Carta
mientras todavía están en la patria, no Apostólica “ Máximum lllud” (24) de
sólo se formen en la práctica de todas Nuestro Predecesor de inmortal memo­
las virtudes y sean instruidos en todas ria B e n e d ic t o XV, escrita en 1919, y
las disciplinas eclesiásticas, sino apren­ en la Encíclica “ Rerum Ecclesiae” (25)
dan también aquellas ciencias y artes de Nuestro inmediato Predecesor de
que, cuando estén predicando el Evan­ feliz memoria Pío XI se decía que en
gelio en las naciones extranjeras, les las Misiones todos debían trabajar de­
han de ser de suma utilidad. Así con­ nodadamente hasta obtener este supre­
viene que sepan lenguas, sobre todo las mo fin, que la Iglesia se funde en
que el día de mañana les serán necesa­ nuevos territorios. Y Nos mismo, cuan­
rias, y que adquieran una suficiente do, como más arriba dijimos, en 1944
instrucción en algunos tratados perte­ recibimos en audiencia a los directores
necientes a la medicina, a la agricul­ de las Obras Misionales, pronunciamos
tura, a la etnografía, a la historia, a la las siguientes palabras: El fin que con
geografía y a otras ciencias semejantes. grandeza y generosidad de ánimo pre­
tenden los misioneros es propagar de
18. Aspiración fundamental: Difu­ tal modo la Iglesia por nuevas regiones,
sión de la fe, Jerarquía propia. El que eche allá raíces cada día más pro-
(19) V é a s e F ilip . 2, 21. 17-VI-1951. E l C o n c. V a tic . II e n s a y ó una n u eva
(20) II C o r in t. 5, 20. d e s c r ip c ió n en e l D o c u m . s o b r e las M is io n e s.
(21) II Corint. 10, 3. (23b) Pió XII, C arta al C a r d e n a l F u m a s o n i B io n -
(22) I C o r in t. 9, 22. d i Perlíbenti equidem, 9 -V III-1 95 0 ; A . A . S. 42
(23a) E ste p a s a je d e l su b títu lo 18 está m u y d is ­ (1950) 727.
c u tid o en M is io lo g ía : U n o s d ic e n q u e e l fin (24) Benedicto XV, E n c íc lic a Máximum lllud,
principal d e la m is ió n es la implantación d e la 30-X I-1919, A . A . S. 11 (1919) 440-455; e n es ta C o ­
Ig le s ia , o t r o s la p r e c o n iz a c ió n d e l E v a n g e lio , le c c ió n : E n c íc l. 117, p á g . 913-922.
o t r o s , c ie r ta a u to n o m ía e c o n ó m ic a y p e r s o n a l (25) Pío XI, E n c íc lic a Rerum Ecclesiic, 28-11-
d e las d ió c e s is . L o s p r im e r o s se a p o y a n e n e l 1926; A . A . S. 1S (1926) 65-83; en e s la C o le c c ió n :
tex to la tin o d e n u e s tro p a s a je : su t r a d u c c ió n al E n c íc l. 139, p á g . 1100-1111.
ita lia n o en L ’O s s e r v a t o r c R o m a n o , n r 139, d el
1876 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 200, 20-22

fundas y llegue cuanto antes, en virtud Nación determinada; o también — aun­


del crecimiento conseguido, a poder vi­ que esto es más difícil que suceda—
vir y florecer sin la ayuda de las Obras supóngase que los indígenas, llegando
Misionales. Estas Obras Misionales no a un grado de civilización más elevado
son fin en sí mismas; deben tender con y habiendo adquirido una cierta madu­
todo empeño y energía al sublime ideal rez civil, quieran, para hacerse indepen­
que antes indicamos; y una vez que lo dientes, arrojar de su territorio a los
hayan conseguido, deben dirigirse de gobernadores, soldados y misioneros de
buen grado a iniciar otras empresas<26)2 .
8
7 la Nación extranjera a la que estaban
Por lo cual los sembradores y propaga­ sometidos, y no lo puedan hacer sin
dores de la divina palabra no perma­ violencia. ¿Qué ruina, preguntamos, no
necen como en casa propia en los cam­ amenazaría a la Iglesia en aquellas
pos de apostolado ya cultivados; su regiones, si antes no se ha proveído a
oficio es más bien iluminar a todo el las necesidades de la población conver­
orbe con la verdad evangélica y con­ tida a Cristo con una como red de sa­
sagrarlo con la santidad cristiana. El cerdotes indígenas, que se extienda por
fin que pretende el misionero es éste: todo aquel territorio?(30).
hacer avanzar con paso cada día más 21. En Corea y China. Al ver cómo
veloz el Reino del Divino Redentor, que
en no pocas regiones del Extremo
resucitó triunfando de la muerte, y a
Oriente se han cumplido estas previsio­
quien se ha dado toda potestad en el nes de Nuestro inmediato Predecesor,
cielo y en la t i e r r a h a s t a conseguir
sentimos una íntima tristeza. Misiones,
que este Reino llegue aun a la más re­ que estaban muy florecientes, blancas
mota e ignorada cabaña y al hombre ya y a punto de segarse^sl\ hoy por
más lejano y desconocido^2 282
7
2
6 ^.
9
desgracia sufren gravísimas dificulta­
20. Clero autóctono. Es evidente que des. Ojalá pudiéramos esperar que los
la Iglesia no podrá establecerse conve­ pueblos de la Corea y de la China, de
nientemente en nuevos territorios, si sentimientos naturalmente humanos y
no ha precedido una oportuna y apta nobles, y que brillaron desde antiguo
organización de las diversas obras, y por el esplendor de su civilización, se
sobre todo una formación del clero in­ vean pronto libres, no sólo de las luchas
dígena acomodada a las necesidades turbulentas y conflictos bélicos, sino
de la región. Deseamos en este punto también de aquella doctrina deletérea
repetir algunas expresiones importan­ que busca solamente los bienes terre­
tes y sabias de la Encíclica “ Rerum nos y rechaza los celestiales; y, aún
Ecclesiae” : ...Si debéis procurar el ma­ más, aprecien justamente la caridad y
yor número posible de seminaristas in­ virtud de los misioneros extranjeros y
dígenas, es también deber vuestro el de los sacerdotes indígenas, que con sus
formarlos en la santidad propia de la trabajos y, cuando es necesario, con el
vida sacerdotal y en el espíritu de apos­ sacrificio de la misma vida, no preten­
tolado y celo de las almas; de modo den sinceramente sino el verdadero
que se hallen dispuestos a dar aun la bien del pueblo.
vida por su tribu y su nación^K Damos gracias perpetuas a Dios de
Supóngase que por una guerra o por que en ambas Naciones crece el clero
otros acontecimientos políticos haya indígena, esperanza de la Iglesia, y de 5
un cambio de régimen en el territorio que no pocas Diócesis han sido allí
de una Misión, y que se pida o se de­ confiadas a Obispos del país. El que
crete la expulsión de los misioneros se haya podido llegar a eso redunda en
extranjeros pertenecientes a tal o cual alabanza de los misioneros extranjeros.
(26) P ío X I I , D is c u r s o “ V iv a m e n te gradito ” 1926, A . A . S. 18 (1926) 76; en esta C o le c c ió n : E n -
24-V I-1944, A . A . S. 36 (1944) 210. c íc l. 139, 13, p á g . 1107, 2? c o l.
(27) V éa s e M at. 28, 18. (30) P ió X I E n c íc lic a R e r u m E ccle s is e , 28-11-
(28) P ío X I I , D is c u r s o “ V iv a m e n te gradito ” 24- 1926, A . A . S. 18 (1926) 75; en esta C o le c c ió n : E n -
V I-1944, A . A . S. 36 (1944) 208. c íc l. 139, 12, p á g . 1107, 1? c o l.
(29) P ío X I, E n c íc lic a R e ru m E cclesise, 28-11- (31) V é a s e Juan 4, 35.
200*4■23-24 E n cíc lic a “ E v an gelii P raecon es ” 1877

22. Norma para el clero extranjero. A p o l o , L i d i a , A q u i l a , P r i s c i l a y F il e -


En este punto Nos parece conveniente món; y e s c r ib e e s t a s p a l a b r a s e n l a
notar una norma que juzgamos se debe c a r t a a lo s F il ip e n s e s : También te pido
tener muy presente, cuando las Misio­ a ti ¡oh fiel compañero! que asistas a
nes, que antes eran confiadas al clero esas que conmigo han trabajado por el
extranjero, se encargan a la dirección Evangelio, con Clemente y los demás
de Obispos y sacerdotes indígenas. El coadjutores míos, cuyos nombres están
Instituto Religioso, cuyos miembros la­ en el libro de la uida*34).
braron con el sudor de su frente el Del mismo modo nadie ignora que la
campo del Señor, cuando por orden de fe cristiana la propagaron por las vías
la Sagrada Congregación de Propagan­ consulares, no sólo los Obispos y sacer­
da Fide confía a otros operarios la dotes, sino también las autoridades civi­
viña por ellos cultivada y cargada ya les, los soldados y los simples ciudada­
dé copiosos frutos, no crea que por eso nos. Millares de cristianos, recientemen­
debe abandonarla; hará obra útil y te convertidos a la fe católica, cuyos
oportuna, si continuare a prestar su nombres hoy Nos son desconocidos,
colaboración al nuevo Obispo indígena. anhelando ardientemente extender la
Porque, así como en todas las demás nueva Religión que habían abrazado,
Diócesis del mundo católico los religio­ se esforzaban por preparar el camino
sos áyudan comúnmente al Ordinario a la verdad evangélica; y así sucedió
local, de la misma manera en las Mi­ que en unos cien años el nombre y la
siones no dejen dichos religiosos, aun­ virtud cristiana penetró en todas las
que extranjeros, de tomar parte en la principales ciudades del Imperio R o­
santa batalla como tropas auxiliares; mano.
así se realizarán felizmente las pala­ S a n J u s t i n o , M in u c i o , F é l ix , A r í s t i -
bras pronunciadas por el Divino Maes­ d e s, el cónsul A c il i o G l a b r i ó n , el pa­
tro junto al pozo de S i c a r : Aquel que tricio F l a v i o C l e m e n t e , S a n T a r s i c i o
siega recibe su jornal g recoge frutos e innumerables santos y santas márti­
para la vida eterna; a fin de que igual­ res, que corroboraron y fecundaron la
mente se gocen así el que siembra como Iglesia naciente con sus trabajos y con
el qiie siega^B2K el derramamiento de su sangre, pueden
en cierta manera llamarse adalides y
2. Para los seglares y la Acción Ca­ precursores de la Acción Católica. Que­
tólica en tierra de misiones remos citar aquellas hermosísimas pa­
labras del autor de la carta a D io g n e -
23. La Acción Católica de la Iglesia
t o , palabras que conservan todavía
antigua. Deseamos además dirigirnos
hoy toda su fuerza amonestadora: los
y exhortar en esta Encíclica, no sólo a
Cristianos habitan en su propia patria,
los sacerdotes o misioneros, sino tam­
pero como forasteros; ...cualquier na­
bién a los seglares que con grande
ción extranjera es patria para ellos, y
espíritu y con un ánimo fervoroso*3 333
2 )
4
cualquier patria es extranjera*35).
ayudan a las Misiones en las filas de
la Acción Católica. 24. De la Edad Media. En la Edad
Puédese afirmar que esta ayuda de Media, en tiempo de las invasiones de
los seglares, que hoy llamamos Acción los bárbaros, vemos señores principales
1 Católica, no faltó desde los orígenes de y nobles damas, humildes artesanos y
la Iglesia; más aún, se puede decir que mujeres animosas del pueblo cristiano,
de ella recabaron los Apóstoles y los trabajar con todas sus fuerzas para
demás propagadores del Evangelio no que sus compatriotas se convirtiesen a
pequeño auxilio, y la Religión cristiana la Religión de J e s u c r is t o y conforma­
no exiguo incremento. Así v. gr. el sen a ella sus costumbres, y para que
Apóstol de las gentes hace mención de3 2 la Religión y civilización se conservasen
(32) Juan 4, 3G. (35) E p is t. a d D io g n e tu m , V , 5 (e d ic . F u n k 1,
(33) II M acab. 1, 3. 399; M igu e PG 2, c o l 1174-B y C ).
(34) F ilip . 4, 3.
1878 E n cíclicas del PP. P ío X II (1951) 200, 25^M>

en aquellas peligrosas circunstancias. dotes y a los Obispos, para que la luz


Cuando Nuestro inmortal Predecesor de la verdad evangélica difundiese cada
L e ó n M a g n o resistió valientemente a día más lejos sus rayos en aquellas vas­
A t i l a , que invadía Italia, iba acompa­ tas regiones, y la doctrina y virtud cris­
ñado de dos Consulares romanos, se­ tianas hiciesen cada día mayores pro­
gún refiere la historia. Cuando las hor­ gresos con abundantes frutos de salva­
das terribles de los Hunos asediaban a ción.
París, la santa virgen G e n o v e v a , que
25. En Turingia, Castilla y Francia.
tenía sus delicias en la continua oración
La Iglesia Católica, pues, no sólo con la
V áspera penitencia, atendió según sus
labor infatigable del clero, sino también
fuerzas y con admirable caridad a las
con la cooperación de los seglares, fue
necesidades corporales y espirituales de
siempre aumentando la Religión y con­
sus conciudadanos. T e o d o l i n d a , Reina
duciendo los pueblos a un mayor bien­
de los Lombardos, consiguió la conver­
estar aun en el terreno social. Todos co ­
sión de su pueblo a la Religión cristiana.
nocen lo que en este campo realizaron
R e c a r e d o , rey de España, se esforzó
S a n t a I s a b e l landgravina de Turingia,
por convertir a su Nación de la herejía
en Alemania, S a n F e r n a n d o Rey de
Arriana a la verdadera fe. En la Galia, Castilla, S a n L u is IX de Francia: todos
no sólo se encuentran Prelados — como éstos, con su santidad y su actividad
R e m ig io de Reims, C e s á r e o de Arles,
asidua, contribuyeron a vigorizar salu­
G r e g o r io de Tours y E l o y de Nimega
dablemente los órdenes varios de la so­
y otros muchos— , que resplandecieron ciedad, ya iniciando obras benéficas, ya
por su virtud y celo apostólico, sino propagando en todas partes la verdade­
también Reinas, que en aquellos tiem­ ra Religión, ya protegiendo con firmeza
pos adoctrinaban en la verdad cris­ a la Iglesia, ya principalmente prece­
tiana a los iletrados e ignorantes, sus­ diendo a todos con el ejemplo. Ni son
tentaban a los hambrientos y aliviaban desconocidos los méritos de las asocia­
y consolaban todas las miserias: son ciones de seglares de la Edad Media; en
ejemplos de esto C l o t il d e , que atrajo ellas eran recibidos artesanos y obreros
el ánimo de C l o d o v e o hacia la Religión de ambos sexos, que, continuando a vi­
católica, hasta que logró llevarlo de vir en el mundo, se proponían una ele­
buen grado a la fuente bautismal; R a - vada norma de perfección evangélica,
d e g o n d a y B a t i l d a , que cuidaban con
aspiraban a ella con entusiasmo, y, en
gran caridad a los enfermos y curaban colaboración con el clero, se esforzaban
aun a los leprosos. En Inglaterra, la porque todos los demás tendiesen tam­
Reina B e r t a recibió a S a n A g u s t í n , bién a conseguirla.
apóstol de los ingleses, y de propósito
persuadió a su esposo E t e l b e r t o a aco­ 26. Hoy día: A. C. y otras asocia­
ger favorablemente la ley evangélica. ciones. Ahora bien, las circunstancias
Apenas los anglosajones, nobles y ple­ que existían en los primeros tiempos
beyos, hombres y mujeres, ancianos y de la Iglesia son las mismas en que se
jóvenes abrazaron la fe cristiana, arras­ encuentran hoy la mayor parte de los
trados como por un impulso del amor países evangelizados por los misioneros;
divino, se unieron a esta Sede Apostó­ o por lo menos se debaten con las mis­
lica con estrechísimos vínculos de pie­ mas dificultades que hubo que resol­
dad, de fidelidad y de reverencia. ver en la edad posterior. Por lo cual
De igual modo la Germania ofrece un conviene absolutamente que los segla­
513 espectáculo maravilloso, cuando S a n res unan allí su actividad generosa, di­
B o n i f a c io y sus compañeros recorren ligente y laboriosa con el apostolado
aquellas regiones en sus viajes apostó­ jerárquico del clero, engrosando las fi­
licos y las fecundan con su generoso las de la Acción Católica. La obra de 514
sudor. Los hijos e hijas de aquel noble los Catequistas es ciertamente necesa­
pueblo prestaron a porfía su colabora­ ria; con todo, no lo es menos aquella
ción activa a los monjes, a los sacer­ actividad asidua de los que, sin esperar
2004 :27-30 E n c íc lic a “ E van gelii P raecones ” 1879

compensación humana, sino movidos ternalmente a los Superiores de Misio­


sólo por la caridad divina, ayudan y nes a que promuevan estas instituciones
auxilian a los ministros sagrados en el con todas sus fuerzas, sin escatimar
desempeño de su ministerio. gastos, según las posibilidades de cada
Deseamos por consiguiente que en uno.
todas partes se creen asociaciones de Pues las escuelas y los colegios pro­
hombres y mujeres católicas, de estu­ ducen ante todo este fruto que por
diantes, de obreros y artesanos, de de­ medio de ellos, se establezcan oportunas
portistas, y otras corporaciones y unio­ relaciones entre los misioneros y los
nes piadosas, que sean como las tropas paganos de todas clases, y que princi­
auxiliares de los misioneros. En la palmente la juventud, modelable como
constitución y formación de las cuales blanda cera, se sienta más fácilmente
se ha de mirar más a la probidad, vir­ atraída a entender, estimar y abrazar la
tud y actividad que al número. doctrina católica. Estos jóvenes así for­
mados, es claro, son los futuros direc­
27. Cuidar a los niños. Conviene tores de la Nación, y los pueblos los
advertir además que nada contribuye seguirán como a guías y maestros. El
tanto a conquistar la confianza de los Apóstol de las gentes explicó la sabidu­
padres y madres de familia hacia los ría evangélica ante una asamblea de
misioneros, como encargarse con dili­ hombres doctísimos, cuando anunció
gencia del cuidado de sus hijos, los el Dios ignoto en el Areópago de Atenas.
cuales, si se aplican a conocer la ver­ Y si, aun empleados estos recursos, no
dad cristiana y a adquirir las virtudes, se lograre que muchos se entreguen
conferirán vitalidad, honor y gloria, completamente a obedecer a los pre­
no sólo a su familia, sino a la pobla­ ceptos del Divino Redentor, muchos
ción entera; y muchas veces se obten­ serán los que se sientan conmovidos
drá con este medio que la vida de la suavemente, al considerar la belleza de
comunidad cristiana, tal vez un tanto esta Religión y la caridad de sus se­
relajada, recobre felizmente el antiguo guidores.
vigor. Estas escuelas y colegios son además
28. Participar en la vida social y útilísimos para la refutación de toda
política. Aunque, como todos saben, clase de errores, que hoy se difunden
cada vez más por obra principalmente
la Acción Católica despliegue su activi­
de los no católicos y de los comunistas,
dad principalmente promoviendo las
y oculta o manifiestamente se inoculan
obras de apostolado cristiano, nada
sobre todo en las almas de los jóvenes.
impide que los inscritos en ella pue­
dan participar en otras asociaciones, 30. La Prensa Católica. No es menos
cuyo fin sea el conformar la vida so­ útil la edición y divulgación de buenas
cial y política a los principios y nor­ lecturas. Creemos que no es necesario
mas evangélicas; aún más, no sólo co­ insistir mucho en este punto; es mani­
mo ciudadanos, sino también como ca­ fiesto a todos cuánto contribuyen los
tólicos, tienen el derecho y el deber dediarios, periódicos y revistas a ilustrar
obrar así. la verdad y la virtud, e inculcarlas en
las inteligencias y en los corazones, a
3. Educación e Instituciones carita­ desenmascarar el error disfrazado con
tivas apariencias de verdad, a refutar las
29. Fundar instituciones educacio­ falsas opiniones que ultrajan a la Reli­
nales. Como quiera que los jóvenes, gión o exponen equivocadamente cues­
principalmente los estudiantes, serán tiones muy debatidas de orden social
la ; clase directora del futuro, no hay con perjuicio de las almas. Mucho ala­
quien no vea cuanto importe que se bamos, pues, a aquellos Pastores de 516
ponga sumo interés en las escuelas y almas que tienen sumo interés en que
en los colegios. Exhortamos, pues, pa­ se propaguen lo más posible escritos
1880 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 200, 31-32

de este género, cuidadosamente elabo­ En medicina y cirugía será conve­


rados e impresos. niente valerse de la cooperación de
seglares que, no sólo hayan adquirido
31. Hospitales. Preparación en la Pa­ya los grados académicos que los capa­
tria; medicina. Queremos también re­ citen al ejercicio de esta profesión y
comendar aquí ahincadamente las obras voluntariamente se decidan a abando­
y empresas que tienden a remediar en nar su patria para ayudar a los misio­
lo posible las enfermedades, dolencias neros, sino además posean las cualida­
y toda clase de sufrimientos. Nos refe­ des necesarias de sana doctrina y de
rimos a los hospitales, a las leproserías, virtud.
a los dispensarios, a los asilos de
ancianos y de niños, a las casas de ma­ J. Cuestión social: no sólo caridad
ternidad, y a los demás institutos que, sino también justicia
según las posibilidades, ofrecen refugio
a los indigentes. Estas instituciones, que 32. Enseñar los principios sociales
Nos parecen las más hermosas flores de la Iglesia. Pasamos ahora a otro
del jardín en que trabajan los sembra­ punto, que no es de menor importancia
dores de la palabra evangélica, ponen y gravedad; a saber: deseamos decir
ante los ojos de todos la imagen del una palabra sobre la cuestión social,
Divino Redentor, el cual fue haciendo que se debe regular según las normas
beneficios por todas partes por donde de la justicia y de la caridad. Mientras
pasó, y curando a todos^K las doctrinas comunistas, que se difun­
den hoy por todas partes, engañan fá­
Está fuera de duda que estas obras cilmente la simplicidad e ignorancia
insignes de caridad preparan eficacísi- del pueblo, parecen resonar en Nues­
mamente los ánimos de los paganos, y tros oídos las palabras de J e s u c r i s t o :
los atraen a profesar la fe cristiana y a Tengo compasión de esta muchedum-
abrazar la ley cristiana; y por esto dijo bre(S8K Es absolutamente necesario que
J e s u c r i s t o a los apóstoles: En cual­ se activen, con empeño, diligencia y
quier ciudad en que entrareis y os hos­ energía, los rectos principios que sobre
pedaren... curad los enfermos que en este punto enseña la Iglesia. Es abso­
ella hubiere, y decidles: el Reino de lutamente necesario conservar inmunes
Dios está cerca de vosotros<37). de aquellos perniciosos errores a todos
Sin embargo es necesario que los los pueblos, y si han sido ya inficiona­
religiosos que se sientan llamados a dos, librarlos de estas doctrinas noci­
ejercitar con fruto estos ministerios, vas, que proponen a los hombres, cómo
cuando aún se hallen en su propia pa­ meta única de esta vida mortal, el goce
tria, adquieran aquella preparación in­ del mundo presente, y como quiera que
telectual y moral que la moderna téc­ conceden al poder y arbitrio del Estado
nica exige. Sabemos que no faltan reli­ el poseer y regular todo lo que existe,
giosas que, habiendo obtenido títulos de tal manera disminuyen la dignidad
académicos para ejercitar esta profe­ de la persona humana, que casi la re­
sión, se han hecho acreedoras de mere­ ducen a la nada. Es absolutamente ne­
cida alabanza, investigando con estu­ cesario que pública y privadamente se
dios especiales algunas terribles enfer­ enseñe a todos que somos desterrados,
medades, como la lepra, y descubriendo que caminamos hacia una patria inmor­
remedios eficaces. A ellas, como a todos tal, y que hemos sido destinados a una
los misioneros que generosamente ejer­ vida eterna y a una eterna felicidad,
cen su ministerio en las leproserías, la cual debemos finalmente conseguir,
517 bendecimos con ánimo paterno y enco­ guiados por la verdad y movidos por
miamos con admiración su caridad su­ la virtud. J e s u c r i s t o , es el único de­
blime. fensor de la justicia humana y el iimico
(36) Act. 10, 38. (38) Marc. 8, 2.
(37) Luc. 10, 8-9.
2 6 » 33-34 E n c íc lic a “ E van ge lii P raecones ” 1881

consolador suavísimo del dolor huma­ del Apóstol, quien, si inculca la necesi­
no, inevitable en esta vida; El es el dad de refutar los errores, enseña tam­
único que nos muestra el puerto de la bién que es necesario salir al encuentro
paz, de la justicia y del gozo eterno, al de los descarriados con suma benigni­
cual todos los que hemos sido redimi­ dad, y ponderar sus razones, fomentar
dos con la sangre divina es menester su confianza y llenar sus anhelos... Por
que lleguemos después de peregrinar lo cual la dignidad de la persona hu­
por esta tierra. mana exige, como fundamento natural,
esta norma general: todos tienen dere­
33. Mitigar las miserias pidiendo cho al uso de los bienes de la tierra
justicia para el explotado. Pero es de­ necesario para vivir, y a este derecho
ber de todos mitigar, suavizar y aliviar, corresponde la obligación fundamental
en cuanto sea posible, las angustias, las de conceder a todos y cada uno, de ser
miserias y las inquietudes que en esta posible, una propiedad privada. Las
vida padecen nuestros hermanos. normas jurídicas nacidas de las leyes
La caridad puede remediar en alguna humanas, que regulan el derecho de la
manera muchas de las injusticias so­ propiedad privada, pueden sufrir cam­
ciales, pero no suficientemente. Ante bios y conceder un uso más o menos
todo es menester que se haga valer, que restringido de las cosas; pero si se
se imponga y se practique la justicia. quiere sinceramente contribuir a la pa­
A este propósito queremos repetir, cificación y tranquilidad de la sociedad
(traduciéndolo al latín) lo que el año humana, hay que impedir absoluta­
1942, en la víspera de Navidad, dijimos mente que los obreros que son o serán
ante el Sacro Colegio de Cardenales y padres de familia estén condenados a
demás Prelados reunidos: La Iglesia, una esclavitud económica inconciliable
así como condenó los varios sistemas con los derechos de la persona humana.
del socialismo que siguen la doctrina Que esa esclavitud provenga de la
de Carlos Marx, de igual modo los con­ prepotencia abusiva del capital privado
dena hoy de nuevo, como lo exige su o que más bien provenga del poder
deber y como lo pide la salvación eter­ absoluto y universal del Estado, poco
na de los hombres, que este modo sofís­ importa; más aún, cuando la autoridad
tico de argumentar y estas instigaciones suprema de un Estado lo domina y
insidiosas ponen en grave peligro. Pero regula todo, tanto en la vida pública
la Iglesia no puede ignorar o dejar de como en la privada y procura invadir
considerar que los obreros, en el esfuer­ hasta el campo de las ideas, de las ini­
zo por mejorar su condición, tropiezan ciativas, de las opiniones y aun de la
con frecuencia contra cierto mecanis­ misma conciencia, resulta una tal falta
mo, que lejos de ser conforme a la na­ de libertad, que puede ser origen de
turaleza, está en oposición con el orden mayores daños y mayores desgracias,
establecido por Dios y con el fin que como demuestra la experiencia^39L
El ha señalado a los bienes terrenos.
Por lo tanto, aunque los caminos y los 34. Fundar Asociaciones e institu­
modos que antes decíamos deban ser tos económicos. También vosotros, Ve­
reprobados como perniciosísimos, ¿qué nerables Hermanos, los que trabajáis
cristiano, qué sacerdote podrá perma­ con solicitud en los territorios de las
necer sordo al grito que se levanta de Misiones católicas, debéis procurar dili­
lo profundo del alma y que, en un mun­ gentemente que estos principios y nor­
do creado por un Dios justo, pide jus­ mas se lleven a la práctica. Teniendo
ticia y convivencia fraterna de todos los en cuenta las peculiares y diversas cir­
hombres? Prescindir de ello, silenciar­ cunstancias de cada lugar, después de
lo, sería una culpa injustificable delan­ discutir el asunto en las conferencias
te de Dios; sería contrario a la doctrina*2
4 episcopales, sínodos y reuniones seme-
(39) Pió XII, Discurso a los Emm. Cardenales conforme lo dice el texto, se tradujo del italiano
*'/)/• orino in cuino” , en la Vigilia de Navidad al latín, y luego del latín al castellano.
24 X11-1942; A. A. S. 35 (1943) 16-17. Este pasaje,
1882 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 200, 3^ 8 6

jantes, procurad, según os sea posible, los cuales hay que poner rem edio1en
que se creen oportunamente aquellas cuanto sea posible. Ya Nuestros Prede­
próvidas asociaciones, corporaciones e cesores trataron este asunto en l a s Le­
institutos de carácter económico y so­ tras Apostólicas(441> que antes hemos
4
0
cial que os parezcan requerir las condi­ recordado, y dieron normas prudentí­
ciones actuales de nuestros tiempos y simas en esta materia; las cuales -Nos
la índole de vuestro pueblo. Esto sin es grato ahora repetir y confirmar,
duda lo exige vuestro oficio pastoral, exhortándoos paternalmente a que pür
a fin de que los nuevos errores, disfra­ el reconocido celo de la Religión y de
zados con apariencias de justicia y ver­ la salvación de las almas que os anima,
dad, o las malas instigaciones no des­ las recibáis con ánimo filial y dócil.
víen del camino recto la grey confiada Los territorios que la Sede Apostólica
a vuestros cuidados. Procurad que los encomendó a vuestro cuidado y dili­
propagadores del Evangelio, que com ­ gencia para que los reduzcáis a la ley
petentemente trabajan con vosotros, se de Cristo, son ordinariamente muy ex­
aventajen a todos en promover esta tensos; y así, puede suceder que el
causa; de esta manera estarán seguros número de misioneros de que puede
que no se refiere a ellos aquel dicho: disponer vuestro Instituto sea muy in­
Los hijos de este mundo son más saga­ ferior a lo que se requiere. En este
ces que los hijos de la luz^°K Será con caso, como en las diócesis ya consti­
todo conveniente que, de ser posible, se tuidas, religiosos pertenecientes a varías
valgan de católicos seglares capaces, Congregaciones, tanto de Sacerdotes co­
eminentes en bondad y en el manejo mo de Hermanos, y religiosas de diver­
de los negocios, que tomen a su cargo sos Institutos, suelen auxiliar al Obispo,
y promuevan estas instituciones. de igual manera no dudéis vosotros de
invitar y acoger a otros religiosos y mi­
5. Colaboración mutua de las Orde­ sioneros, sean o no sacerdotes, aunque
nes religiosas no pertenezcan a vuestra Congregación
o Instituto, ya para la dilatación de la
35. Regiones confiadas al mismo fe, ya para la educación de la juventud
Instituto. En tiempos pasados el vastí­ indígena, ya para otros semejantes mi­
simo campo del apostolado misional nisterios. Gloríense santamente las Orde­
no estaba dividido por límites de cir­ nes y Congregaciones Religiosas de la
cunscripciones eclesiásticas determina­ misión entre paganos que les ha sido
das, ni se encomendaban a una Orden confiada, y de las conquistas hasta
o Congregación Religiosa, para que los ahora realizadas para el Reino de Cris­
cultivase juntamente con el clero indí­ to; pero recuerden que no poseen los
gena a medida que éste fuese creciendo.
territorios de Misiones por derecho pro­
Esta es, hoy, como todos saben, la regla
pios ni perpetuo, sino sólo a beneplá­
general; y sucede también a veces que
cito de la Sede Apostólica, la cual tiene
algunas regiones confiadas a religiosos
sean de una determinada provincia del por tanto el derecho y el deber de mirar
mismo Instituto. Nos, en verdad, vemos porque sean evangelizados recta y to­
la utilidad de este sistema, puesto que talmente. Ni cumpliría el Romano Pon­
con estos métodos y normas se facilita tífice con esta obligación apostólica, si
y simplifica la organización de las Mi­ se contentase con distribuir los territo­
siones católicas. rios de mayor o menor extensión entre
los varios Institutos misioneros; sino
36. División del campo y colabora­ que principalmente está obligado a pro­
ción mutua. Pero puede suceder que curar siempre y con suma diligencia
de este modo de proceder se sigan in­ que dichos Institutos manden tantos
convenientes y daños no pequeños, a y sobre todo tales misioneros a lá re-
(40) Luc. 16, 8. Encicl. 117, 19, pág. 1110-1111; Pío XI, EndeÜ Re-
(41) Benedicto XV, Encíclica Máximum lllud, rum Eccíesiíü, 28-11-1926; A.A.S. 18 (1926) 81*82v
, en
30-XI-1919; A. A. S. 11 (1919) 444, en esta Colección: esta Colección: Encícl. 139, 19, pág. lllO -llllL
200, 37-39 E n c íc lic a “ E van ge lii P raecones ” 1883

gión a cada uno confiada, como fueren tal vez nunca habían llegado. Tampoco
necesarios para difundir copiosa y efi­ suprimió completamente las costumbres
cazmente por toda ella la luz del cris­ típicas de los pueblos y sus institucio­
tianismo(42L nes tradicionales, sino que en cierto
sentido las santificó; y los mismos días
6. La adaptación al ambiente de fiesta, cambiando el modo y la for­
ma, los hizo que sirviesen para celebrar
37. Conservar lo bueno. Queda un los aniversarios de los mártires y los
punto por tratar, el cual deseamos misterios sagrados. A este propósito
ardientemente que todos entiendan cla­ escribe muy oportunamente S a n B a s i ­
ramente. La Iglesia, desde sus orígenes l i o : Como los tintoreros preparan de
hasta nuestros días ha seguido siempre antemano con ciertos procedimientos lo
lá prudentísima norma que, al abrazar que hay que teñir, y así fácilmente des­
los pueblos el Evangelio, no se destruya pués le dan el color de púrpura o cual­
ni extinga nada de lo bueno, honesto y quier otro; de la misma manera nos­
hermoso que, según su propia índole y otros también, si queremos que perma­
genio, cada uno de ellas posee. Pues nezca indeleble y para siempre en nos­
cuando la Iglesia llama a los pueblos otros el esplendor de la virtud, procu­
a una condición humana más elevada y raremos en primer lugar iniciarnos en
a úna vida más culta, bajo los auspi­ estas artes externas, y después aprende­
cios de la religión cristiana, no sigue el remos las doctrinas sagradas y arcanas
ejemplo de los que sin norma ni mé­ acostumbrados a ver el sol, por decirlo
todo cortan la selva frondosa, abaten así, en el reflejo del agua, podremos
y destn^en, sino más bien imita a los alzar nuestros ojos directamente a la
que injertan en los árboles silvestres la luz... Ciertamente, como la vida propia
buena rama, a fin de que algún día del árbol es producir a su tiempo fru­
broten y maduren en ellos frutos más tos abundantes, y sin embargo las hojas
suaves y dulces. adheridas a los ramos les proporcionan
La naturaleza humana, aunque infi­ algún ornato; así también, el fruto prin­
cionada con el pecado original por la cipal del alma es la misma verdad, pero
miserable caída de Adán , tiene con todo sin embargo no es desagradable el ador­
en; sí algo naturalmente cristiano^ ) ; lo no de la sabiduría externa, que, como
cual, si es iluminado con la luz divina follaje, proporciona al fruto sombra y
y alimentado por la gracia de Dios, po­ agradable aspecto. Se dice que Moisés,
drá algún día ser elevado a la verdadera varón verdaderamente eximio y de gran
virtud y a la vida sobrenatural. fama entre todos los hombres por su
sabiduría, llegó a la contemplación de
38. Perfeccionar artes y folklore. Aquel que es, después de haber ejerci­
Por lo cual, la Iglesia Católica ni des­ tado su espíritu en las enseñanzas de
preció las doctrinas de los paganos ni los Egipcios. De igual manera posterior­
las rechazó, sino que más bien las libró mente del profeta Daniel se refiere que
de todo error e impureza, y las consu­ llegó al conocimiento de las doctrinas
mó y perfeccionó con la sabiduría cris­ sagradas, después de haber sido ins­
tiana. De la misma manera acogió be­ truido en Babilonia en la sabiduría de4 *
3
2
los Caldeos^D.
nignamente sus artes y disciplinas li­
berales que habían alcanzado en algu­ 39. Cultivar las dotes del alma y las
nas partes tan alto grado de perfección, costumbres. Y Nos mismo, en la prime­
las cultivó con diligencia y las elevó a ra Encíclica que publicamos, ífSummi
una extremada belleza, a la que antes4 *
3
2 Pontificatus39, escribíamos lo siguiente:
(42) ,Pió XI, Encíclica Rerum Ecclesix, 28-11- (44) San Basilio, Ad adolescentes, 2 (Migne P.G.
1926; AAS 18 (1926) 81-82; en esta Colección: 31, col. 567 A).
Encícl. 139, 19, pág. 1110-1111; cf AAS 11 (1919) (45) Pió XII, Encíclica Snmmi Pontificatus, 20-
444..,, X-1939; A, A, S, 31 (1939) 429; en esta Colección:
(43) Véase Tertuliano, Apologet. cap. 17 (Migne Encícl. 173, 19, pág. 1541, 1? col.
P. L. 1, col. 377 A).
Í884 _________________ É n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 200, W i í

...Los predicadores de la palabra de Exposición misional, cuyo éxito, en


Dios, después de muchas investigacio­ verdad sumamente feliz, él mismo des­
nes realizadas en el decurso de los tiem­ cribió con estas palabras: Parece uña
pos con sumo trabajo e intenso estudio, manifestación hecha por el mismo Dios,
se han esforzado en conocer más pro­ con la cual aun experimentalmente he­
funda y dignamente la civilización e mos visto, con nuevo argumento, cómo
instituciones de los diversos pueblos y el organismo vivo de la Iglesia de Dios
cultivar las buenas cualidades y dotes goza en todas partes de unidad perfec­
de sus almas, para que así el Evangelio ta... Verdaderamente, la Exposición ha
de Cristo obtuviese en ellos más fáciles sido y lo es aún como un libro inmenso
y abundantes progresos. Todo aquello y de proporciones grandiosas^i8K
que en las costumbres de los pueblos
Nos también, obedeciendo al mismo
no está vinculado indisolublemente con
pensamiento de que el mayor número
supersticiones o errores, se examina
posible de gente conociese los egregios
siempre con benevolencia, y, si es po­
méritos de las Misiones, sobre todo los
sible, se. conserva in cólu m e^ ).
que especialmente se refieren a la civi­
En el discurso que tuvimos en 1944 lización, mandamos reunir durante el
a los directores de las Obras Pontificias, último Año Santo una copiosa docu­
entre otras cosas decíamos: El misio­ mentación y exhibirla públicamente,
nero es apóstol de Jesucristo. Su oficio como sabéis, no lejos del Palacio Vati­
no le exige que introduzca y propague cano, por la cual quedase ampliamente
en las lejanas tierras de Misión precisa­ demostrada la restauración del arte
mente la civilización de los pueblos cristiano realizada por los misioneros,
europeos, y no otra, como quien tras­ tanto entre las gentes más cultas com o
planta un árbol; sino más bien que entre los pueblos de cultura aún más
enseñe y eduque a aquellas Naciones, primitiva.
que a veces se ufanan de sus culturas Con ello se mostró claramente cuánto
antiquísimas, para que se apresten a ha aportado la obra de los heraldos
recibir prácticamente los principios de del Evangelio al progreso de las artes
la vida y costumbres cristianas. Tales liberales y a las investigaciones univer­
principios pueden acordarse con cual­ sitarias que versan sobre esta especia­
quiera civilización que sea sana e ínte­ lidad; quedó asimismo patente que la
gra, y pueden conferirle un mayor vigor Iglesia, no solamente no es una rémora
en la defensa de la dignidad humana al desarrollo de las características de
y conseguir la felicidad. Los católicos cada pueblo, sino que más bien las
indígenas deben ser en primer lugar perfecciona en alto grado.
miembros de la gran familia de Dios y
ciudadanos de su Reino(4Q\ pero sin 41. El arte en la misión. Al Dios de
dejar por esto de ser ciudadanos de su las misericordias atribuimos el que to­
patria terrenaÍ47L dos hayan considerado con interés es­
pecial y complacencia este hecho, el
cual es evidente argumento de la cre­
I I I . - L a d if u s ió n d e l a id e a m is io n a l cida vitalidad y del vigor cada día ma­
e n l a I g l e s ia yor de que goza la obra misional. Ya
que, gracias a la actividad de los misio­
40. Exposiciones misionales y artís­ neros, entre pueblos paganos tan distan­
ticas realizadas. Nuestro Predecesor de ciados en el espacio unos de otros y
feliz memoria Pío XI, en el Año Jubi­ de costumbres tan diversas, el aliento
lar de 1925, mandó hacer una gran4 7 evangélico ha penetrado tanto en las
6

(46) Véase Efes. 2, 19. (48) Pió XI, Alocución 10-1-1926 (en AAS oo se
(47) Pió X II, Discurso “ Vivamente gradito” , publicó). v-: :
24-VI-1944, A. A. S. 36 (1944) 210.
200, 42-44 E n cíc lic a “ E v an gelii P raecones ’ 1885

almas cuanto claramente demuestra el los llamados a la acción misional, y


elocuente testimonio de estas artes re­ que se alisten en las mencionadas Obras
nacientes. Esta exposición prueba tam­ Pontificias y las promuevan lo más p o­
bién que la fe cristiana, grabada en las sible. No ignoráis ciertamente, Vene­
almas y exteriorizada en costumbres en rables Hermanos, que con esta finali­
armonía con ella, es la única que puede dad poco ha instituimos una fiesta que
elevar el entendimiento humano a pro­ ha de ser celebrada principalmente por
ducir esas excelentes obras artísticas, los niños, en la cual se promueva con
que ciertamente constituyen una ala­ oraciones y limosnas la Obra de la
banza perenne de la Iglesia Católica y Santa Infancia. De este modo apren­
un ornamento esplendísimo del culto derán estos hijitos Nuestros a orar
divino. incesantemente a Dios por la salvación
de los infieles; y quiera Dios que en
42. Unión Misional del Clero, Obras sus almas, que aún conservan el per­
Pontificias y Domingo Misional. Re­ fume de la inocencia, brote y se desa­
cordáis cómo la Encíclica “ Rerum Eccle- rrolle convenientemente el germen del
s/ac^í48*! recomendaba insistentemente apostolado misional.7
la Unión Misional del Clero, cuya fina­
lidad es reunir los miembros de ambos 43. Ornamentos sagrados. Bien me­
cleros y los aspirantes al sacerdocio rece también ser encomiada la Obra
para que propaguen en unidad de fuer­ providencialmente fundada para pro­
zas y con todo empeño la causa de las veer de ornamentos sagrados a los mi­
Misiones católicas. Nos, pues, que no sioneros; e igualmente merece que mos­
sin gran contento de Nuestro corazón, tremos Nuestra benevolencia de Padre
como antes dijimos, hemos visto los a aquellos grupos de señoras que tra­
progresos de esta Unión, ardientemente bajan con gran utilidad en confeccionar
deseamos que se extienda más y más, vestiduras sagradas y paños de altar.
y que incite cada día con mayor entu­ Por fin, a todos los colaboradores de la
siasmo la voluntad de los sacerdotes y Iglesia, tan queridos para Nos, les ase­
de los pueblos encomendados a sus cui­ guramos que la colaboración prestada
dados a ayudar a la obra de las Misio­ por el pueblo cristiano a la obra de la
nes. Es esta Unión como un manantial salvación de los infieles florece y da
del cual salen las corrientes que riegan óptimos frutos de nueva fe, y que a
los florecientes campos de las demás los esfuerzos hechos en favor de las
Obras Pontificias, a saber, la de la Pro­ Misiones responde un mayor aumento
pagación de la Fe, la de San Pedro de piedad.
Apóstol para el Clero indígena y la de
la Santa Infancia. No hay por qué Nos C o n c l u s ió n
detengamos al presente a explicaros la
excelencia, la necesidad y los méritos 44. Agradecimiento del Papa. No
esclarecidos de estas Obras, las cuales queremos poner fin a esta Encíclica
enriquecieron Nuestros Predecesores sin antes dirigirnos al clero y a los fie­
con muchos y abundantes tesoros de les cristianos todos, y mostrarles sobre
indulgencias. Nos agrada sobre manera todo el agradecimiento de Nuestro co­
ver cóm o se piden las limosnas de los razón. Sabemos que Nuestros hijos han
fieles, especialmente el domingo mun­ aumentado considerablemente también
dial de las Misiones; pero ante todo en este año la aportación material en
deseamos que todos eleven a Dios ayuda de las Misiones. Verdaderamente
omnipotente sus preces, que ayuden a*7 que vuestra caridad en ninguna otra
[48sj Pío XI. Encicl. Rerum Ecclesise, 28-11-1926, A. A. S. (1926) 71; en esta Colección Encíclica 139,
7, pág. 1104.
1886 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 200, 45-46

obra puede ejercitarse más fructuosa­ humanidad tiende hoy a dividirse en


mente que en ésta, ya que se trata de dos campos opuestos: con Cristo o con­
extender más y más el Reino de Cristo tra Cristo. El género humano se ve hoy
y de procurar la salvación a tantos que en un momento sumamente crítico, del
carecen de la fe; toda vez que el mismo cual se seguirá o la salvación de Cristo
Señor encargó a cada uno tener cuidado o la más espantosa ruina. Es verdad
de su prójim o<495).
0 que la actividad y el esfuerzo eficaz de
los predicadores del Evangelio lucha
45. Todos los fieles cristianos cola­ por propagar el Reino de Cristo; pero
boren. Movidos por nueva solicitud, hay también otros predicadores, quie­
queremos recomendar con mayor insis­ nes, reduciendo todo a la materia y
tencia lo que escribíamos en la carta a rechazando toda esperanza en una exis­
Nuestro querido hijo el Cardenal Pres­ tencia feliz y eterna, trabajan por lle­
bítero de la Santa Romana Iglesia, P e ­ var a los hombres a una situación
d r o F u m a s o n i B i o n d i , Prefecto de la indignísima.
Sagrada Congregación de Propaganda
Fide, el 9 de Agosto de 1950: Que todos Con tanta mayor razón la Iglesia
los fieles cristianos... perseveren en la Católica, madre amantísima de todos
empresa comenzada de ayudar a las los hombres, llama a todos sus hijos,
Misiones, que multipliquen sus inicia­ cuantos en el mundo tiene, para que
tivas en bien de las mismas, que sin se esfuercen, según las propias posibi­
cesar eleven a Dios fervientes plegarias lidades, por cooperar con los intrépidos
y presten su cooperación a los llamados sembradores de la verdad evangélica,
a la obra misional, ofreciéndoles los ayudándolos con limosnas, oraciones
recursos necesarios según las posibili­ y vocaciones misioneras. Con insisten­
dades de cada uno. cia materna los invita a que se revistan
de entrañas de misericordia<52) a que
527 Porque la Iglesia es el Cuerpo Mís­ tomen parte en el trabajo misional, si
tico de Cristo, en el cual, “ si hay un no personalmente, al menos con el de­
miembro que padece, todos los miem­ seo, a que, finalmente, no dejen irrea­
bros se compadecen” ^ . Por lo cual, lizado aquel deseo del benignísimo Co­
estando hoy tantos de estos miembros razón de Jesús, el cual vino a buscar y
atormentados por dolores acerbísimos y salvar lo que había perecido^53). Si
graves heridas, pesa sobre todos los cooperan de alguna manera a que al
fieles de Cristo el sagrado deber de menos una familia sea iluminada y
unirse a ellos con vínculo de colabora­ recreada con la fe cristiana, sepan que
ción y de amor. En algunas tierras de de ahí nacerá un impulso de gracia
misión el furor bélico ha devastado y divina que ha de crecer continuamente
destruido horriblemente no pocas igle­ para la eternidad; si ayudan al menos
sias, casas de misioneros, escuelas y a la formación de un misionero, en
hospitales. Para resarcir tantos daños ellos redundarán abundantemente tan­
y para reconstruir tantos edificios, ofre­ tos frutos de Sacrificios Eucarísticos,
cerá liberalmente los subsidios necesa­ de trabajos apostólicos y de santidad.
rios todo el orbe católico, el cual debe Pues todos los fieles de Cristo forman
ciertamente especial solicitud y caridad una misma y grande familia, cuyos
a las Misiones^451\
0
5
9 miembros participan mutuamente de
los bienes de la Iglesia militante, pur­
46. Unión para salvar. Bien sabéis, gante y triunfante. Nada, pues, parece
Venerables Hermanos, que casi toda la más eficaz para inculcar en la mente y

(49) Eclesiástico (Sir) 17, 12. di Perlibenti equidem 9-VIII-1950; AAS 42 (1950)
727-728
(50) I Corint. 12, 26. (52) Véase Coios. 3, 12.
(51) Pío XII, Carta al Cardenal Fumasoni Bion- (53) Luc. 19, 10.
200, 47 E n c íc lic a “ E v an gelii P raecones ” 1887

en el corazón del pueblo cristiano la Entre tanto, animados con esta sua­
utilidad y la importancia de las Misio­ vísima esperanza, tanto a cada uno de
nes, que el dogma de la Comunión de vosotros, Venerables Hermanos, com o
los Santos. al clero y pueblo todo, especialmente a
CONCLUSION aquellos que o en patria, con oraciones
y limosnas, o en naciones extranjeras
47. Nuevo punto de partida y Ben­ con su acción personal, promueven esta
dición Apostólica. Con estos paterna­ santísima empresa, de todo corazón da­
les votos, habiendo dado oportunas
mos la Apostólica Bendición, presagio
normas y directivas, confiamos en que
todos los católicos tomen este vigésimo de los dones celestiales y testimonio de
quinto aniversario de la publicación de Nuestra benevolencia paterna.
la Encíclica “ Rerum Ecclesiae” como Dado en Roma, junto a San Pedro,
punto de partida para procurar que las el 2 de Junio, en la fiesta de S a n E u g e ­
Misiones avancen con paso cada día n io I, año 1951, año 13 de Nuestro
más acelerado. Pontificado.
PIO PAPA XII.
2©jt

ENCICLICA “SEMPITERNUS REX CHRISTUS”(*>


(8-IX-1951)

SOBRE EL CONCILIO ECUMENICO DE CALCEDONIA


CELEBRADO HACE QUINCE SIGLOS

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

I n t r o d u c c ió n : 2. La Unión hipostática del Verbo


Las enseñanzas de los primeros Encarnado en los Concilios y la impor­
tancia de ellos. Así como Pío XI, Nues­
Concilios tro Predecesor de feliz memoria, quiso
AAS 1. Motivo: La fe defendida en los recordar en esta alma Ciudad el año
43 Concilios y el XV Centenario de Calce- 1925 el Sagrado Concilio de Nicea, y
é25 donia. Cristo, Rey Eterno, antes de en el año 1931 recordó en la Encíclica
prometer a P e d r o , hijo de J u a n , el “ Lux veritatis” (3> el Sagrado Concilio
gobierno de la Iglesia, habiendo pre­ de Efeso, así Nos en esta Carta, con
guntado a los discípulos que pensaban igual aprecio e interés recordamos el
de El los hombres y los mismos Após­ Concilio de Calcedonia; puesto que los
toles, alabó con singular encomio aque­ Sínodos de Efeso y Calcedonia están
lla fe, que había de vencer los asaltos indisolublemente unidos entre sí por lo
y las tempestades infernales, y que que respecta a la unión hipostática del
P e d r o , iluminado de la luz del Padre Verbo Encarnado; el uno y el otro,
Celestial, había expresado con estas pa­ desde la antigüedad, fueron tenidos en
labras: Tú eres el Cristo, Hijo del Dios grande honor, tanto entre los Orienta­
v iu o ^ . Esta fe, que produce las coro­ les, que incluso lo recuerdan en su Li­
nas de los Apóstoles, las palmas de los turgia, como entre los Occidentales,
mártires y los lirios de las Vírgenes, y como atestigua S a n G r e g o r io M a g n o ,
que es virtud de Dios para la salvación el cual exaltándolos en el mismo grado
de todo creyente(2), ha sido eficazmen­ que a los dos precedentes Concilios
te defendida y espléndidamente ilustra­ Ecuménicos, es decir, el Niceno y el
da de un modo particular por tres Con­ Constantinopolitano, escribió estas me­
cilios Ecuménicos, el de Nicea, el de morables palabras: Sobre éstos, como
Efeso y el de Calcedonia, cuyo 159 Cen­ sobre una cuadrada piedra, se eleva el
tenario se celebra al final de este año. edificio de la fe, y quien no se apoya
en su solidez, sea cual sea su vida y su
Es, pues, conveniente y justo que tan
acción, aunque parezca una piedra,
626 fausto acontecimiento sea celebrado,
yace aún fuera del edificioH).
tanto en Roma cuanto en todo el mun­
do católico, con la solemnidad, que, 3. Los dos puntos de la Encíclica.
después de haber dado gracias a Dios, Mas al considerar atentamente este
inspirador de todo consejo saludable, acontecimiento y sus circunstancias,
ordenamos, movidos de un suave sen­ resaltan dos puntos sobre todo, que
timiento del alma. Nos queremos, cuanto es posible, escla-
(* ) A. A. S., 43 (1951) 625-644. Versión española de la Políglota Vaticana.
(1) Mat. 16, 16. cícl. 158, pág. 1357-1370.
(2) Ver Romanos 1, 16. (4) S. Gregorio Magno, Registrum Epistolaruin,
(3) Pío XI Encíclica Lux veritatis, 25-XII-1931; I, 25 [al. 24] (Migne P .L. 77, col. 478; edic. Ewaid
A. A. S. 23 (1931) 493-517; en esta Colección: En- l, 36).

1888 —
201; 4-7 E n cíc lic a “ Sempiternus R e x 1 1889

reeeir:! esto es, l 9) el primado del Ro­ ceder con orden, conviene empezar
mano Pontífice, que brilló manifiesta­ desde el origen de los hechos que va­
mente en la gravísima controversia mos a recordar. El autor de toda la
cristólógica, y 29) la grandísima impor­ controversia, que se agitó en el Conci­
tancia de la definición dogmática del lio de Calcedonia, fue E u t i q u e s , sa­
Concilio Calcedonense. cerdote y abad de un célebre monas­
terio de Constantinopla. Habiéndose
4., Llamado de unión a los disidentes. dedicado a combatir a fondo la herejía
Rindan sin vacilar el debido y respetuo­ de N e s t o r i o , que afirmaba dos perso­
so homenaje al Primado de P e d r o si­ nas en Cristo, cayó en el error opuesto.
guiendo el ejemplo y las huellas de sus
Muy imprudente y no poco ignoran­
mayores aquellos que, por la malicia
t e con increíble dureza de juicio,
de los tiempos, especialmente en los
hacía estas afirmaciones: conviene dis­
países orientales, están separados del
tinguir dos momentos: antes de la
seno y de la unidad de la Iglesia, y
unión, las naturalezas de Cristo eran
acepten íntegra esta doctrina del Con­
dos; es decir, la humana y la divina.
cilio de Calcedonia, penetrando dentro
Pero después de la unión no había
del misterio de Cristo con la más pura
más que una naturaleza, habiendo ab­
mirada aquellos que están enredados en
sorbido el Verbo al hombre; de M a r í a
627 los errores de N e s t o r io y de E u t i q u e s ;
Virgen tuvo origen el cuerpo del Señor,
consideren esta misma doctrina con
el cual, sin embargo, no es de la mis­
más profunda adhesión a la verdad los
ma sustancia y materia nuestra; es sí,
que animados de un exagerado deseo
humano como el nuestro, pero no con­
de novedades, osan de cualquier modo
substancial a nosotros ni a Aquella que
apartarse de los términos legítimos e
fue Madre de Cristo según la carne*6).
inviolables cuando estudian el misterio
Por eso no nació, ni padeció, ni fue
qué nos ha redimido.
crucificado, ni resuscitó según la ver­
5. Estímulo a los católicos de pro­dadera naturaleza humana.
fesa r'y 'v iv ir su fe. Finalmente todos 7. El error: oposición a la doctrina
aquellos que se glorían del nombre de evangélica y patrística. Al decir esto
católicos saquen de aquí un fuerte
E u t iq u e s no se daba cuenta dé que
estímulo para cultivar con el pensa­
antes de la unión, la naturaleza huma­
miento y la palabra la preciosísima
na de Cristo no existía, porque comen­
perla evangélica, profesando y conser­
zó a existir en el momento de su con­
vando pura la fe, pero sin que falte cepción, y que después de la unión
lo que vale más, es decir, el testimonio es absurdo pensar que de dos natura­
dé la propia vida, en la que, alejando,
lezas se haga una sola, porque en ma­
con lá ayuda de la divina misericordia,
nera alguna dos naturalezas verdade­
todo lo que sea disonante, indigno y
ras y concretas pueden reducirse a
reprensible, resplandezca la pureza de
una, tanto más cuanto que la natura­
la virtud, y así venga a participar de
leza divina es infinita e inmutable.
la divinidad de Aquel, que se dignó
El que considera con sano juicio ta­
hacerse partícipe de nuestra humani­
dad;^ les opiniones, fácilmente ve que todo
I el misterio de la divina economía se
esfuma en sombras vanas y vagas.
El error cristológico de Eutiques y el A las personas de juicio la opinión
Primado del Romano Pontífice de E u t iq u e s aparecía evidentemente
1. Las primeras vicisitudes de la nueva del todo, absurda, en absoluta
. herejía contradicción con los oráculos de los
Profetas y los testimonios del Evange­
6; Lás afirmaciones de Eutiques, en lio, como también con el Símbolo apos­
oposición a Nestorio. Pero, para pro­ tólico y con el dogma de fe sancionado
v (5) f¡. León M. a Flavian., Epist. 28 1; (Migue (6) Véase Flaviano, a León M. Ep. 26, (Migne
yP. L. 54, col. 755 s.). P.L. 54, 745).
í Encíclicas Pontificias 60
1890 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 201v 8-12

por Nicea; una opinión sacada de las dido por D i ó s c o r o , obispo de Alejan­
fuentes impuras de V a l e n t í n y de dría. Este, íntimo amigo de E u t i q u e s ,
A p o l in a r . pero adverso a F l a v i a n o , obispo de
Constantinopla, engañado por la falsa
8. La condenación de Eutiques y su analogía de los dogmas, andaba dicien­
reclamo a S. León Magno. En un Sí­ do que como C i r i l o , s u predecesor, ha­
nodo particular, reunido en Constan­ bía defendido una sola persona en Cris­
tino pía y presidido por S a n F l a v i a n o , to, así él quería defender con todas
obispo de la misma ciudad, E u t i q u e s , sus fuerzas una sola naturaleza en Cris­
que andaba diseminando obstinada­ to después de la unión.
mente por muchos lugares sus errores S a n L e ó n M a g n o , por conservar la
en los monasterios, después de ser acu­ paz, no se negó a enviar sus Legados,
sado por el Obispo E u s e b i o d e D o r i l e a , portadores juntamente con otras, de
fue condenado. Pero él, como si la con­ dos cartas, una al Sínodo, y otra a
denación hubiera sido una injusticia F l a v i a n o , donde los errores eutiquia-
contra quien estaba combatiendo la na­ nos se refutaban con la claridad de una
ciente impiedad de N e s t o r i o , apeló al doctrina perfecta y copiosa.
juicio de algunos obispos de grande au­
toridad. Recibió también una carta de 10. La excomunión del Papa por el
protesta S a n L e ó n M a g n o , Pontífice de “ latrocinio’” efesino. Pero en este Sí­
la Sede Apostólica, cuyas espléndidas y nodo Efesino, que L e ó n denominó jus­
sólidas virtudes, vigilante solicitud por tamente Latrocinio, siendo árbitros del
la Religión y por la paz, esforzada de­ mismo D i ó s c o r o y E u t i q u e s , se hizo
fensa de la verdad y de la dignidad de todo con violencia; se negó a los Lega­
la Cátedra Romana, y no menor habi­ dos Apostólicos el primer puesto en la
lidad en el tratar los negocios que gran reunión, fue prohibido leer las cartas
elocuencia, ha conseguido la admira­ del Sumo Pontífice, los votos de los
ción sin límites de todos los siglos. Nin­ Obispos fueron arrancados por medio
guno mejor que él parecía capaz e idó­ de engaños y amenazas; juntamente
neo para deshacer los errores de E u t i - con otros fue F l a v i a n o acusado de he­
q u e s , porque en sus alocuciones y en rejía; más aún, la audacia del furibun­
sus cartas con igual magnificencia y do D i ó s c o r o llegó a tal punto que j ne­
piedad solía exaltar y celebrar el miste­ fando delito! osó lanzar la excomunión
rio, nunca suficientemente predicado, contra la Suprema Autoridad Apostó­
de la única persona y de las dos natu­ lica.
ralezas en Cristo: La Iglesia Católica
vive y prospera de esta fe, por la que 11. El Papa anula, reprueba. Cuan­
no se cree en Cristo ni en su humani­ do L e ó n supo por medio del diácono
dad sin la Divinidad, ni en la Divinidad H í l a r o las fechorías de este Conciliá­
sin la Humanidad(7). bulo de bandoleros, reprobó, anuló y
rechazó todo lo hecho y decretado y
2. El “ Latrocinio” de Efeso sintió un acerbo dolor, exacerbado por
las frecuentes apelaciones de los obis­
9. Un nuevo Concilio en Efeso arre­ pos depuestos por el capricho de aqué­
glado por Eutiques. Mas el arquiman- llos.
drita E u t i q u e s , por la poca confianza
que tenía en el patrocinio del Romano 3. La derrota de la herejía
Pontífice, apelando a las astucias y
engaños, por medio de C r i s a f i o , a quien 12. Recurso de Flaviano y de otros
estaba ligado con estrecha amistad y obispos a la Sede Apostólica. Dignas
era muy acepto al Emperador T e o d o de mención son las cosas que escribie­
s io II, obtuvo del mismo Emperador ron en aquella circunstancia F l a v i a n o
que fuese vista de nuevo su causa y se y T e o d o r o d e C i r o al Supremo Pastor
reuniese en Efeso otro Concilio, presi­ de la Iglesia. He aquí las palabras <de
(7) S. León Magno, Ep. 28, 5 (Migne P.L. 54, 777).
201, 13-16 E n c íc lic a “ S empiternus R e x ” 1891

F l a v i a n o : Procediendo, como en vir­ 14. Eliminación de la herejía. Enton­


tud de un prejuicio, inicuamente todas ces A n a t o l i o , que D i ó s c o r o había
las cosas para mi daño, después de puesto arbitrariamente en la cátedra
aquella injusta sentencia pronunciada de F l a v i a n o , suscribió la carta que
contra mí (por D i ó s c o r o ) , mientras yo L e ó n había escrito a F l a v i a n o sobre
apelaba al trono de la Sede Apostólica la encarnación del Verbo; los restos de
de Pedro, Príncipe de los Apóstoles, F l a v i a n o fueron llevados con grande
como también al Sínodo sujeto a Vues­ pompa a Gonstantinopla; los Obispos
tra Santidad, de repente me vi rodeado depuestos fueron restituidos a sus se­
ó 30 de muchos soldados, que no me permi­ des; y comenzó a ser unánime la re­
tieron refugiarme en el santo altar, sino probación de la herejía eutiquiana, de
que trataron de sacarme fuera de la modo que no se veía ya la necesidad de
Iglesia<8K Y T e o d o r o e s c r ib e : Si Pa­ un nuevo Concilio, tanto más cuanto
blo, heraldo de la verdad... acudió a que las condiciones del Imperio Roma­
Pedro... mucho más nosotros, humil­ no eran poco seguras por las invasiones
des y pequeños, acudimos a Vuestra de los Bárbaros.
Apostólica Sede, para obtener de Vos A pesar de todo, el Concilio se cele­ 631
remedio a las heridas de la Iglesia. Por­ bró, por deseo del Emperador y con el
que a Vos toca ejercitar el primado so­ consentimiento del Sumo Pontífice.
bre todas... Yo espero el juicio de Vues­
tra Apostólica Sede... Ante todo ruego A. El Concilio de Calcedonia: El pri­
ser intruido por Vos sobre si debo re­ mado de la Sede Apostólica
signarme a sufrir esta injusta deposi­
ción o no; espero vuestra sentencia^. 15. La ciudad de Calcedonia, punto
de reunión. Calcedonia era una ciudad
13- Intervención del Papa S. León de Bitinia, junto al Bosforo de Tracia,
Magnq. Para borrar tanta iniquidad frente a Constantinopla, situada en la
opuesta orilla. Allí en la amplia basílica
L e ó n urgió con insistentes cartas a T e o -
suburbana de S a n t a E u f e m ia Virgen y
d o s io y a P u l q u e r ía para que pusiesen
Mártir, el día 8 de octubre, saliendo de
remedio a tan triste estado de cosas y
Nicea, donde se había dado comienzo
por eso a reunir dentro de Italia un a la reunión, se juntaron los Padres,
nuevo Concilio, que reparase los males todos de países orientales, excepto dos
del Efesino. Un día recibiendo en la africanos prófugos de su patria.
Basílica Vaticana a V a l e n t in i a n o III,
a su madre G a l a P l á c i d a y a su espo­ 16. Derecho de primacía y presiden­
sa E u d o x i a , rodeado de una numerosa cia de los Legados Pontificios. Puesto
corona de Obispos, con gemidos y llan­ en medio el Libro de los Evangelios,
tos les pidió que pusiesen remedio en delante tomaban asiento, a los pies del
seguida según sus fuerzas al creciente altar, 19 representantes del Emperador
daño de la Iglesia. Entonces el Empera­ y del Senado. Hicieron las veces de
dor V a l e n t in i a n o escribió a T e o d o s io Legados Pontificios los piadosísimos
y lo mismo hicieron también las reinas. personajes P a s c a s i o , obispo de Lilibeo
Pero en vano; T e o d o s i o , envuelto en de Cicilia, L u c e n c io , obispo de Ascoli,
las astucias y en los engaños, no hizo B o n i f a c io y B a s i l i o , sacerdotes, a los
nada por reparar las injusticias come­ cuales se juntó J u l i a n o , obispo de Cos,
tidas. Mas cuando el dicho Emperador para ayudarles en su importante tarea.
murió inesperadamente, su hermana Los Legados del Sumo Pontífice ocupa­
P u l q u e r ía ocupó el poder y tomó como ban el primer puesto entre los obispos;
marido a M a r c i a n o , asociándolo al están los primeros en la lista, son los
mando, siendo los dos muy estimados primeros en hablar, los primeros en
por su piedad y sabiduría. firmar las actas y, en fuerza de su
(8) Schwartz, Acta Conciliorum Oecumcnico- (9) Teodoret a León M., Ep. 52, 1. 5, 6; (Mig-
rum, II, vol. II, pars prior, p. 78. ne P.L. 54, 847 y 851; cfr. Migne P.G, 83, 1311
s. y 1315 s.).
1892 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 201 ; 17-18

autoridad delegada, confirman o re­ L e ó n e n m u c h a s c a r t a s . Por lo d e m á s ,


chazan los votos de los demás, como a s e m e ja n t e d e t e r m i n a c i ó n se a d h i r i e ­
ocurrió abiertamente en la condena de r o n M a r c ia n o y P u l q u e r ía , y ta m b ié n
D x ó s c o r o , que los Legados del Sumo e l m i s m o A n a t o l i o , e l c u a l, e x c u s a n d o
Pontífice ratificaron con esas palabras: l a c e n s u r a b le a u d a c i a d e a q u e l a c to ,
El Santísimo y beatísimo Arzobispo de e s c r ib i ó a s í a L e ó n : De aquellas cosas
la grande y antigua Roma, León, por que días pasados se decretaron en el
medio de nosotros y este Santo Sínodo, Concilio Universal de Calcedonia a fa­
juntamente con el beatísimo y dignísi­ vor de la Sede Constantinopolitaná, esté
mo de alabanza Pedro Apóstol, que es seguro Vuestra Beatitud que yo no tuve
la piedra y la base de la Iglesia Católi­ culpa alguna... sino fue el reverendísi­
ca y el fundamento de la fe ortodoxa, mo clero de la Iglesia Constantino poli-
le ha despojado (a D i ó s c o r o ) de la tana quien tuvo ese deseo...; quedando
dignidad episcopal, como también de reservada a la autoridad de Vuestra
todo ministerio sacerdotal^101 *). Beatitud toda la validez y la aproba­
Consta por otra parte claramente ción de tal a c f o (12L v>
que no sólo los Legados Pontificios han
ejercitado la autoridad de presidir, si­ II
no que también les fue reconocido por
todos los Padres del Concilio sin algu­ Parte doctrinal: Dos naturalezas y una
na oposición el derecho y el honor de Persona en Cristo
la presidencia, como se deduce de la
carta sinodal enviada a L e ó n : T ú en í. Pedro ha hablado por boca de
verdad, así escriben, presidías como León
la cabeza a los miembros, demostran­ 18. La carta cristológica del Papa
do benevolencia en los que tenían tu San León Magno, leída en sesión. Pero
puesto vengamos ya al punto principal de
toda la cuestión, es decir, a la solemne
17. Rechazo de la pretensión de definición de la fe católica, con la cual
Constantinopla de ser la segunda. No fue rechazado y condenado el perni­
es nuestro intento detallar aquí todos cioso error de E u t i q u e s .
y cada uno de los actos del Concilio, En la cuarta sesión del sacro Sínodo,
sino solamente los principales, en cuan­ pidieron los representantes imperiales
to son útiles para poner en claro la que se compusiese una nueva fórmula
verdad y para ayudar a la Religión. de fe; pero el Legado Pontificio P a s -
Por tanto no podemos pasar en silen­ c a s i n o , interpretando el sentir de todos,
cio ya que se toca la cuestión de la respondió que no era necesario, bas­
dignidad de la Sede Apostólica, el Ca­ tando los símbolos de la fe y los cáno­
non 28 de aquel Concilio, en el cual nes ya en uso en la Iglesia, entre los
se atribuye el segundo puesto de ho­ que hay que contar primeramente la
nor después de la Sede Romana a la Carta de L e ó n a F l a v i a n o : Luego en
sede episcopal de Constantinopla como tercer lugar (esto es, después de los
ciudad imperial. Si bien nada se hu­ Símbolos Niceno y Constantinopolita-
biera hecho contra el divino primado no y de su exposición hecha por C ir il o
de jurisdicción, que era por todos re­ en el Concilio Efesino) los escritos en­
conocido, con todo aquel canon, re­ viados por el Beatísimo y Apostólico
dactado en ausencia y contra la volun­ León, Papa de la Iglesia Universal, con
tad de los Legados Pontificios, y por tra la herejía de Nestorio y de Euti­
consiguiente clandestino y subrepticio, ques, ya han indicado cuál es la verda­
está destituido de todo valor jurídico dera fe. De igual manera el Santo Con­
y fue reprobado y condenado por San1 0 cilio tiene y sigue la misma /eW ¡.
(10) Mansi, Conciliorum amplissima collectio, (12) Anatolio a León M., Ep. 132, 4 (Migue P L
VI, 1047 (Act. III); Schwartz, II, vol. I. pars al­ 54, 1084; Mansi, VI, 278 s.).
tera; p. 29 [225] (Act. II). (13) Mansi, VII, 10. / ,
(11) Synodo de Calcedonia a León M. Ep. 98, 1 (14) Schwartz, II, vol. I, pars altera, p ¡81
(Migne P.L. 54, 951; Mansi, VI, 147). [277J (Act. III); Mansi, VI, 971 (Act. II).
201, 19-21 E n cíc lic a “ S empiternus R e x ” 1893

Conviene recordar aquí que esta im­ Unigénito de Dios haya dos naturalezas
portantísima Carta de S a n L e ó n a F l a - antes de la Encarnación, como admitir
v i a n o , acerca de la Encarnación del en El una sola naturaleza después de la
Verbo, fue leída en la tercera sesión del Encarnación^^. Ni c o n m e n o r e n e r g ía
Concilio, y apenas calló la voz del lec­ h i e r e a N e s t o r io q u e v a a l e x c e s o c o n ­
tor, todos los Padres gritaron unáni­ t r a r i o : En fuerza de esta unidad de
memente: Esta es la fe de los Padres, persona que debe admitirse en las dos
ésta la fe de los Apóstoles. Todos cree­ naturalezas, se lee que el Hijo del Hom­
mos así, los ortodoxos creen así. Sea bre bajó del cielo cuando el Hijo de
excomulgado quien no cree así. Pedro Dios tomó carne de la Virgen, de la que
ha hablado por boca de León^A\ nació. Y todavía se dice que el Hijo
de Dios ha sido crucificado y sepulto,
19. Asentimiento unánime y nueva mientras El ha sufrido todas estas co­
fórmula de fe. Después de esto, con sas, no en la divinidad misma, sino en
pleno consentimiento, todos dijeron la débil naturaleza humana. De ahí que
que el documento del Romano Pontí­ todos profesamos también en el Símbo­
fice concordaba perfectamente con los lo que el Unigénito Hijo de Dios fue
Símbolos Niceno y Constantinopolita- crucificado y sepultado(17*L
no. Con todo en la quinta sesión sino­
dal por la insistencia de los represen­ 21. Distinción de las propiedades y
tantes de M a r c i a n o y del Senado, fue operaciones de ambas naturalezas atri­
preparada una nueva fórmula de la fe buidas a la única Persona. Además de
por un Consejo escogido de Obispos de la distinción de las dos naturalezas en
varias regiones, que se reunieron en el Cristo, S a n L e ó n reivindica también
oratorio de la basílica de S a n t a E u f e ­ con mucha claridad la distinción de
m i a . Está compuesta de un prólogo, del las propiedades y operaciones de una
Símbolo Niceno y del Constantinopoli- y otra naturaleza: Salva pues, dice él,
tano, promulgado entonces por prime­ la propiedad de una y otra naturaleza,
ra vez, y de la solemne condenación que confluyen en una única persona,
del error eutiquiano. Tal fórmula fue fue asumida la humildad por la majes­
aprobada por los Padres del Concilio tad, la debilidad por la fuerza, la mor­
con unánime consentimiento. talidad por la eternidades. Y de nue­
vo: Porque una y otra naturaleza con­
20. San León refuta a Eutiques y a serva sin perder nada de su propie­
Nestorio. Creemos ahora que haremos dades.
una cosa digna, Venerables Hermanos, Sin embargo, la doble serie de las
si nos detenemos un poco en explicar propiedades y de las operaciones se
el documento del Romano Pontífice atribuyen a la única Persona, porque
que reivindica la fe católica. Ante todo Uno y el mismo es verdaderamente el
contra E u t iq u e s que andaba diciendo: Hijo de Dios y verdaderamente el Hijo
Confieso que el Señor tenía dos natu­ del h o m b r e a s . De donde: Obra in
ralezas antes de la unión; y en cambio efecto una y otra naturaleza con mutua
después de la unión, una sola natura- comunicación lo que le es propio, e.sto
/eza(151), y no sin indignación contra­
6 es, el Verbo obra lo que es propio del
pone así el Santísimo Pontífice la luz Verbo y la carne sigue lo que es propio
de la refulgente verdad: Me maravillo de la carnet21). Aquí aparece la tan co ­
que fórmula tan absurda y tan perver- nocida comunicación de idiomas, como
634 sa no haya sido reprobada por alguna suele decirse, que C ir il o justamente
protesta de los jueces...; mientras es defendió contra N e s t o r i o apoyándose
igualmente impío decir que en el Hijo 1 7
6
5 en el sólido principio de que las dos

(15) S. León M. Ep. 28, 6 (Migne P.L. 54, 777). (18) S. León M., Ep. 28, 3 (Mgne P.L. 54, 763).
Cfr. S. Leonis M. Serm. 21, 2 (P.L. 54, 192).
(16) S. León M. Epist. 28, 0 (Migne P.L. 54, 777). (19) S. León M., Ep. 28, 3 (Migne P.L. 54, 765;
(17) S. León M., Ep. 28, 5 (Migne P.L. 54, 771; cfr. Serm. 23, 2 (P.L. 54, 201).
cfr. Augustinus, Contra sermonem Arianorum, c. (20) S. León M., Ep. 28, 4 (Migne P.L. 54, 767).
8 (Migne P.L. 42, 688). (21) S. León M., (Migne P.L. 54 col. 767).
t894 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 201, 22-25

naturalezas de Cristo subsisten en la pregunta por qué motivo el lenguaje


única Persona del Verbo; del Verbo, del Concilio de Calcedonia sea tan cla­
se entiende, engendrado de1 Padre an­ ro y tan eficaz en impugnar el error,
tes de todos los siglos, según la Divini­ creemos que eso depende de que, qui­
dad y nacido de M a r í a en el tiempo tada toda ambigüedad, se usan en él
según la humanidad. términos muy apropiados. En efecto,
en la definición Calcedonense a las
2. La definición de Calcedonia palabras persona e hipóstasis ( próso-
22. El texto histórico. Esta profun­ pon - hipóstasis) se atribuye el mismo 636
da doctrina sacada del Evangelio, sin significado; al contrario al término na­
negar lo que fue definido en el Con­ turaleza (fysis) se da un sentido di­
cilio Efesino, condenó a E u t i q u e s , sin verso y nunca su significado se da a
perdonar a N e s t o r i o , y con ella con­ los dos primeros.
cuerda perfectamente la definición dog­ Por tanto, sin razón pensaban los
mática del Concilio Calcedonense, que Nestorianos y Eutiquianos, como tam­
en el mismo sentido afirma con clari­ bién dicen ahora algunos historiado­
dad y energía dos distintas naturalezas res, que el Concilio de Calcedonia co ­
y una persona en Cristo con estas pa­ rrigió lo que estaba definido en el
labras: (El Santo Sínodo) condena Concilio de Efeso. Todo lo contrario,
también a aquellos que fantasean de dos puesto que el uno completa al otro;
naturalezas en el Señor antes de la pero de tal forma que la síntesis armó­
unión. Nos, pues, siguiendo las huellas nica de la doctrina cristológica funda­
de los Santos Padres, enseñamos, con mental aparece más vigorosamente en
pleno acuerdo, a confesar un solo y el segundo y en el tercer Concilio de
mismo Hijo y Señor nuestro Jesucris­ Constantinopla.
to, el mismo perfecto en la divinidad y
perfecto en la humanidad, Dios verda­ 24. La equivocación de los Monofi-
dero y hombre verdadero, compuesto sitas. Es doloroso que algunos antiguos
de alma y cuerpo; consubstancial con adversarios del Concilio Calcedonense,
el Padre según la divinidad, consubs­ que se dicen también Monofisitas, ha­
tancial con nosotros según la humani­ yan rechazado una doctrina tan pura,
dad; semejante a nosotros en todo fuera tan sincera e íntegra por haber enten­
del pecado; engendrado del Padre antes dido mal algunas expresiones de los
de los siglos según la divinidad, de Ma­ antiguos. En efecto, aun siendo con­
ría, Madre de Dios, según la humani­ trarios a E u t i q u e s , que hablaba absur­
dad, en los últimos tiempos por nos­ damente de mezclas de naturalezas de
otros y por nuestra salvación, un solo Cristo, sin embargo defendían tenaz­
y mismo Hijo, Señor, Unigénito que mente la conocida fórmula: Una es la
debe reconocerse en dos naturalezas sin naturaleza del Verbo encarnado, de la
confusión, sin mutación, sin división, que se había servido S a n C ir il o A l e ­
sin separación, sin quitar de ninguna ja n d r i n o , como dicho de S a n A t a n a -
manera la diferencia de las naturalezas s i o , pero en sentido ortodoxo, porque
por razón de la unión, y más aún sal­ él entendía la naturaleza en el signifi­
vando la propiedad de una y otra na­ cado de persona.
turaleza que concurre en una sola per­
sona y subsistencia: no en dos personas 25. Se distinguen claramente los
partido y dividido, sino en un solo y términos que se emplean. Sin embargo
mismo Hijo y Unigénito Dios Verbo, los Padres de Calcedonia, habían eli­
Señor, Jesucristo <22).
minado todo equívoco y toda incerti­
dumbre de aquellos términos, porque
3. Claridad y precisión de términos equiparando la terminología trinitaria
23. Los términos precisos de Calce­ con la cristológica, identificaron la na­
donia completan los de Efeso. Y si se turaleza y la esencia (usía) por una
(22) Mansi, Conc. Ampl. Coll. VII, 114 y 115.
201, 26-28 E n c íc lic a “ Sempiternos R e x 1 1895

parte, y la persona y la hipóstasis por lo cual es justo y nosotros lo reconoce­


la otra, distinguiendo bien entre sí las mos, y equivale perfectamente a nues­
dos parejas de términos; mientras que tra fórmula: “ Una naturaleza...” . Ni
los dichos disidentes identificaban la rehusamos decir “ dos naturalezas” , pe­
naturaleza con la persona, pero no con ro con tal de que no se entienda por
la esencia. Por eso debe decirse, según vía de división, como quiere Nestorio,
el lenguaje común y claro, que en sino se mantenga clara la no confusión
Dios hay una naturaleza y tres perso- contra Eutiques y Apolinar<232 ).
4
ñas, y en Cristo en cambio hay una
Persona y dos naturalezas. 27. El gozo por la unión y el dolor
por la separación, basada en un equí­
26. La diferencia de algunos grupos voco. Si el gozo y la alegría llegan al
disidentes es más de forma que de extremo cuando se realiza la palabra
fondo. Por dicho motivo sucede que del Salmo: Oh cuán buena y cuán dul­
aún hoy algunos grupos disidentes es­ ce cosa es el vivir los hermanos en
parcidos por Egipto, Etiopía, Siria, mutua u n ió n W ; si la gloria de Dios
Armenia y en otras partes, al formular resplandece especialmente junta con la
la doctrina de la Encarnación del Se­ utilidad de todos, cuando la plena ver­
ñor parecen desviarse del recto sentido dad y la, plena caridad liga entre sí
más bien con las palabras, como se las ovejuelas de Cristo, vean aquellos
puede argüir de sus documentos litúr­ que con amor y dolor hemos recorda­
gicos y teológicos. do más arriba, si es lícito y útil estar
Por lo demás ya en el siglo 12, un lejos, especialmente por un equívoco
637 hombre, que entre los Armenios goza­ inicial de palabras, de la Iglesia una y
ba de gran autoridad, confesaba cán­ santa, fundada sobre zafiros^252 \ es de­
6
didamente su pensamiento respecto a cir, sobre los Profetas y los Apóstoles,
esta materia: Nosotros decimos que sobre la misma suma piedra angular,
Cristo es una naturaleza no por confu­ Cristo Jesús^28\
sión a la manera de Eutiques, ni por
mutilación como quería Apolinar, sino A. Algunas modernas desviaciones
según la mente de Cirilo de Alejandría,
el cual en el Libro “ Scholiorum adver- 28. La doctrina “ kenótica” es erró­
sus Nestorium” dice: Una es la natura­ nea y sacrilega. Repugna también
leza del Verbo encarnado, como lo han abiertamente con la definición de fe
enseñado los Padres... Y también nos­ del Concilio de Calcedonia la opinión,
otros hemos aprendido de la tradición bastante difundida fuera del Catolicis­
de los Santos, no introduciendo en la mo, apoyada en un texto de la Epístola
unión de Cristo confusión o mutación de S a n P a b l o Apóstol a los Filipen-
o alteración según el pensamiento de ses(2
272
6
5
4
2
3 \ mala y arbitrariamente inter­
8
los heterodoxos, afirmando una natu­ pretado, esto es, la doctrina llamada 638
raleza, pero en el sentido de hipóstasis, Kenótica^28), según la cual en Cristo
que vosotros mismos ponéis en Cristo; se admite una limitación de la divini-
(23) Así Nerses IV ( f 1173) in Libello confessio- raleza divina. Los de Giesse afirmaban que había
nis fidei, ad Alexium supremum exercitus byzan- habido en Jesús tal despojo y anonadamiento y se
tini Ducem (I. Cappelletti, S. Narsetis Claiensis, llamaban los “ kenóticos” , los de Tubinga no con­
Armenorum Catholici, opera, I, Venetiis, 1833, pp. cedían sino un ocultamiento de ese uso y se lla­
182-183). maban los “ crípticos” .
La verdadera “ Kénosis” afirma más, pues, dice
(24) Ps. 132, 1. que el Logos durante su vida terrenal de Jesús
(25) Véase Is. 54, 11. se había despojado de algunos atributos divinos,
(26) Véase Efes. 2, 20. como de la Omnipotencia, Omnisciencia y Omni-
presencia, o por lo menos se había impuesto li­
(27) Filip. 2, 7. mitaciones en la comunicación de esas perfeccio­
(28) Kenótica, o sea doctrina de “ anonadamien­ nes a la naturaleza humana de Cristo mientras
to” , pues, partiendo del “ anonadamiento” de la no se había desarrollado aún perfectamente. Así
carta de S. Pablo a los Filipenses 2, 7 en griego enseñaba eñ él siglo 18 G. Thomasius, F. R. Frank
“ Kénosis” los teólogos protestantes de Giesse y y sobre todo W . Gess y a principios de este siglo
de Tubinga (Alemania) discutían entre 1616-1627 O. Benson. A semejantes errores dogmáticos, in­
de si en el Cristo histórico se hubiera o no realiza­ compatibles con la unión hipostática, como la ense­
do una Kénosis” , un despojo del “ uso” de su natu- ña la Iglesia Cat., se refiere aquí Pío XII. (P. I D .
1896 E ncíclicas del PP. P ío XII (1951) 201, 29-31

dad del Verbo; invención verdadera­ 5. Es Doctrina evangélica y apostó­


mente sacrilega, que, siendo digna de lica
reprobación como el opuesto error de
30. Los testimonios del Evangelio y
los Docetas, reduce todo el misterio de
de los Apóstoles al respecto. En efecto,
la Encarnación y de la Redención a la Iglesia desde los primeros tiempos,
una sombra vana y sin cuerpo. En la sea en los documentos escritos, sea en
entera y perfecta naturaleza del ver­ la predicación, sea en las preces litúr­
dadero hombre, así nos enseña elocuen­ gicas, profesa de un modo claro y
temente L e ó n M a g n o , nació el verda­ preciso que el Unigénito Hijo de Dios,
dero Dios, entero en sus propiedades, nació en la tierra, y ha padecido, y
entero en las nuestras estuvo clavado en la Cruz, y, después
de salir resucitado del sepulcro, subió
29. Peligrosas innovaciones doctri­ a los cielos. Además la Sagrada Escri- 639
nales sobre la naturaleza humana de tura atribuye al único Cristo, el Hijo
Cristo no reflejan la definición de Cal­ de Dios, propiedades humanas y siendo
cedonia. Si bien nada hay que prohiba al mismo tiempo Hijo del hombre, pro­
escrutar más profundamente la huma­ piedades divinas.
nidad de Cristo, aun en el aspecto En efecto, el Evangelista J u a n de­
sicológico, con todo en el arduo cam­ clara: El Verbo se hizo carne^K Lue­
po de tales estudios no faltan quienes go P a b l o escribe de El: El cual tenien­
abandonan más de lo justo las posicio­ do la naturaleza de Dios... se humilló
nes antiguas para construir las nuevas, a sí mismo haciéndose obediente hasta
y se sirven de mala manera de la auto­ la muerte(32>. Y también: Mas cumpli­
ridad y de la definición del Concilio do que fue el tiempo, envió Dios a su
Calcedonense para apoyar sus propias H ijo, formado de una mujer(331 y el
elucubraciones. mismo divino Redentor afirma de un
modo perentorio: Mi Padre y yo somos
Estos ensalzan tanto el estado y la una misma cosa*34) y también: Salí
condición de la naturaleza humana de del Padre y vine al mundo *35L El ori­
Cristo que parece que ella es conside­ gen celestial de nuestro Redentor res­
rada como sujeto sui iuris, como si no plandece también en este texto del
subsistiese en la persona del mismo Evangelio: He descendido del cielo no
Verbo. Pero el Concilio Calcedonense, para hacer mi voluntad sino la volun­
en todo conforme con el Efesino, afir­ tad de Aquel que me ha enviado^ ) . Y
ma claramente que las dos naturalezas también de este otro: El que descendió,
de nuestro Redentor convienen en una ese mismo es el que ascendió sobre to­
sola persona y subsistencia y prohibe dos los cielo sí37).
admitir en Cristo dos individuos de
manera que al lado del Verbo haya 31. El testimonio de Santo Tomás y
que poner un como hombre “ assump- San León Magno. Afirmación que S a n ­
tus” (hombre asumido) dotado de ple­ t o T o m á s d e A q u in o comenta e ilustra
na autonomía. así: El que desciende es el mismo que
S a n L eó n además no solo abraza la asciende. En esto se indica la unidad de
misma doctrina, sino que indica y de­ la Persona del Dios hombre. Desciende
muestra también las fuentes, de las en efecto... el Hijo de Dios asumiendo
que saca estos principios: Todo esto, la naturaleza humana, pero sube el
dice él, que hemos escrito, se prueba Hijo del hombre según la naturaleza
que ha sido tomado de la doctrina humana a la sublimidad de la vida in­
apostólica y evangélica^90), mortal. Y así el mismo es el Hijo de
""(29) San León M., Ep. 28, 3 (Migne P.L. 54, 763); (33) Gal. 4, 4.
Cfr. Serm. 23, 2 (P.L. 54, 2Ui;. (34) .Juan 10, 30.
(30) S. León M., Ep. 152 (Migne P.L. 54, 1123). (35) Juan 16, 28.
(31) Juan 1, 14. (36) Juan 6, 38.
(32) Filip. 2, 6-8. (37) Efes. 4, 10.
201/ 32-34 E n c íc lic a “ S empiternus R ex 1 1897

Dios que baja y el Hijo del hombre para aquellos que, con fe sincera y
que sube^S8K caridad operosa, se adhieren a Cristo,
Este mismo concepto había ya expre­ y, con la ayuda de la gracia por El
sado Nuestro Predecesor L e ó n M a g n o procurada, producen frutos de justicia.
con estas palabras: Porque... a la justi­
ficación de los hombres lo que princi­ III
palmente contribuye es que el Unigéni­ Parte práctica: Llamamiento al retorno
to de Dios se ha dignado ser también y a la unidad
el Hijo del hombre, de tal manera que
el mismo que es “ homoúsios” al Padre, t. Esfuerzos de unión de los Sumos
esto es, de la misma substancia del Pa­ Pontífices
dre, fuese también verdaderamente
hombre y consubstancial a la Ma­ 33. Calcedonia, monumento doctrina­
dre según la carne, nosotros gozamos rio oriental, es un llamado a la unión.
de lo uno y de lo otro, ya que no nos La evocación de fastos tan gloriosos y
salvamos sino en virtud de ambos, no tan insignes de la Iglesia hace que Nos
dividiendo sin embargo lo visible de lo volvamos el pensamiento a los Orien­
invisible, lo corpóreo de lo incorpóreo, tales con más vivo y paternal amor
lo pasible de lo impasible, lo palpable que nunca. En efecto, el Concilio ecu­
de lo impalpable, la forma del siervo ménico de Calcedonia es sobre todo un
de la forma de Dios, porque, si bien monumento glorioso propio de ellos,
uno subsiste desde la eternidad y el que ciertamente durará por todos los
otro ha comenzado en el tiempo, con siglos: ya allí, bajo la guía de la Sede
todo, una vez unidos no pueden ya te­ Apostólica, por una numerosa asam­
ner separación ni fin ^ dK blea de Obispos orientales la doctrina
de la unidad de Cristo, cuyas dos natu­
32. La verdadei*a doctrina salvado­ ralezas, divina y humana, concurren
ra y gloriosa. Solo, pues, si con santa en tina sola persona, habiendo sido
y pura fe se cree que en Cristo no hay adulterada con impía audacia, fue á
otra Persona que la del Verbo, en quien un tiempo defendida y admirablemente
las dos naturalezas del todo distintas declarada. Pero, por desgracia, muchos
entre sí, la humana y la divina, diver­ en los países orientales se han alejado,
sas por sus propiedades y operaciones, durante largos siglos, de la unidad del
confluyen, aparece la magnificencia y Cuerpo Místico de Cristo, de la cual
la piedad de nuestra Redención, nunca la unión hipostática es fúlgido ejem­
bastante exaltada. plar. ¿No es acaso cosa santa, saluda­
¡Oh sublimidad de la misericordia y ble y conforme a la voluntad de Dios
justicia divina, que socorrió a los cul­ que todos por fin retornen al único
pables y se forjó hijos! ¡Oh cielos aba­ rebaño de Cristo?
jados hasta nosotros para que, alejan­
do a las brumas infernales, aparecie­ 34. Invitación al retom o. Por cuan­
ran las flores sobre nuestra tierra(40) to respecta a Nos, queremos que ellos
y hosotrso fuéramos hechos hombres sepan bien que nuestros pensamientos
nuevos, nueva creatura, gente santa y son de paz y no de aflicción(42>. Por
prole celestial!í411 E s decir, que el Ver­ otra parte es bien sabido que esta dis­
bo ha padecido verdaderamente en su posición de ánimo Nos la hemos demos­
carne, ha derramado su sangre en la trado también con hechos; y si, obliga­
cruz y ha pagado al Eterno Padre dos por la necesidad, Nos gloriamos de
un precio sobreabundante por nuestras ello, Nos gloriamos en el Señor, que es
culpas; de donde resulta que resplan­ el dador de toda buena voluntad. Si­
dece segura la esperanza de salvación3 9 guiendo, pues, las huellas de Nuestros
8
(38) S. Thomas, Comm. in Ep. ad Ephesios, c. (40) Véase Cant. 2, 11 s.
IV, lect. III, circa finem. (41) Efes. 4, 24; 2 Cor. 5, 17; Gal. 6 15; 1 Petr.
(39) S. Leoriis M., Serm. 30, 6 (Migne P.L. 54, 2, 9.
233 s.). (42) Véase Ierem. 29, 11.
1898 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 201, 35 38

Predecesores hemos puesto un empeño sincera fe y pura conciencia capaz de


asiduo para que los orientales vuelvan arrancar una montaña y precipitarla en
a la Iglesia Católica, hemos defendido el mar*44). Deseando, pues, ardiente­
sus legítimos ritos, promovido los estu­ mente que todos aquellos, que sienten
dios que a ellos toca, promulgado para en el corazón la calurosa llamada para
ellos próvidas leyes, rodeado de un abrazar la unidad cristiana (y ninguno
cuidado particular a la Congregación que pertenezca a Cristo puede prestar
para la Iglesia Oriental instituida en la poca atención a cosa tan grave) eleven
Curia Romana; hemos distinguido al oraciones y súplicas a Dios, autor y
Patriarca de los Armenios con el es­ fuente del orden, unidad y belleza, a
plendor de la Púrpura Romana. fin que los laudables deseos de los
hombres mejores se realicen cuanto
35. Ayuda del Papa y ejemplo de los antes. Para allanar el camino, que lle­
corifeos orientales. Mientras ardía la va a esta meta, conviene hacer la inves­
reciente guerra con su secuela de mi­ tigación sin ira ni apasionamiento del
seria, hambre y enfermedades, Nos, modo com o hoy, más que en el pasado
sin distinguir entre los pueblos, que suelen ser construidos y depurados los
Nos suelen llamar Padre, hemos traba­ hechos antiguos.
jado por aliviar dondequiera el peso
de las desgracias; Nos hemos esforzado 2. Unidad contra los enemigos de
por ayudar a las viudas, a los niños, Dios y de Cristo
a los ancianos, a los enfermos y Nos
hubiéramos considerado más felices si 37. Las persecuciones y ataques, otro
hubiéramos podido equiparar los me­ motivo de propiciar la unión. Hay,
dios a los deseos. No vacilen, pues, en además, otro motivo, que con grande
rendir el debido homenaje a esta Sede urgencia exige que las falanges cristia­
Apostólica, para la que el presidir es nas cuanto antes se unan y combatan
ayudar, a esta inquebrantable roca de bajo una sola bandera central los tem­
verdad plantada por Dios, aquellos que pestuosos asaltos del enemigo infernal.
por calamidad de los tiempos se han ¿A quién no horroriza el odio y la
separado de ella, mirando e imitando ferocidad con que los enemigos de
a F l a v i a n o , nuevo J u a n C r i s ó s t o m o Dios, en muchos países del mundo,
en el soportar las pruebas más duras amenazan y tienden a destruir todo lo
por la justicia, a los Padres Calcedo- que es divino y cristiano? Contra sus
nenses, elegidos miembros del Cuerpo confederadas milicias no podemos se­
Místico de Cristo, al fuerte M a r c i a n o , guir divididos y dispersos, perdiendo
bondadoso y sabio príncipe, a P u l ­ el tiempo, todos los que señalados con
q u e r í a , fúlgido lirio de regia e inma­ el carácter bautismal, estamos desti­
culada pureza. Nos prevemos cuán rica nados a combatir con valor los com ­
fuente de bienes para provecho común bates de Cristo.
del orben cristiano brotará de este re­
torno a la unidad de la Iglesia. 3. Comunidad de martirio y sangre

36. Exhortación a la oración común 38. Nuevo llamado y esperanza. Las


por la unidad. Ciertamente Nos no cárceles, los sufrimientos, los tormen­
desconocemos qué cúmulo inveterado tos, los gemidos, la sangre de aquellos
de prejuicios impida tenazmente que se que, conocidos o ignorados, pero cier­
realice la oración dirigida por Cristo tamente muchos en estos últimos tiem­
en la última Cena al Eterno Padre por pos y aun hoy día, han sufrido y están
los que siguieran el Evangelio: Que sufriendo por la constancia de la vir­
todos sean una misma cosa^3\ Pero tud y la profesión de fe, llaman a to­
sabemos también que la fuerza de la dos con voz cada vez más alta, para
oración es grande, si los que oran, for­ que abracen esta santa unidad de la
mando un solo ejército, arden en una iglesia.
(43) Juan 17, 21. (14) Véase Marc. 11, 23.
201, 39-40 E n c íc lic a “ S empiternus R e x ” 1899

La esperanza de la vuelta de los na del Verbo— . Antes bien unidos con


hermanos y de los hijos, separados el autor de nuestra salvación, que es
hace ya mucho tiempo de esta Sede Camino de santas costumbres, Verdad
Apostólica, se hace más fuerte con la de divina doctrina, y Vida de eterna
amarga y sangrienta cruz de los sufri­ bienaventuranza<45) todos amen en El
mientos de tantos otros hermanos e la naturaleza restaurada, honren la
hijos: ¡que ninguno impida y descuide libertad redimida, y, rechazando la ne­
la obra salvadora de Dios! A estos be­ cesidad del mundo viejo, pasen con
neficios y al gozo de esta unidad invi­ plena alegría a la sabiduría de la in­
tamos con paterna súplica y llamamos fancia espiritual, que nunca envejece.
de nuevo también a aquellos que si­ Reciba estos ardentísimos deseos
guen los errores nestorianos y mono- Dios, Uno y Trino, cuya naturaleza
fisitas. Persuádanse ellos que Nos con­ es bondad, y cuya voluntad es poder,
sideraríamos como la más fúlgida joya por intercesión de la Virgen M a r í a ,
de la corona de Nuestro apostolado, el Madre de Dios, de los Santos Apóstoles
que Nos fuera concedido poder abra­ P e d r o y P a b l o , de E u f e m ia Virgen Cal­
zar con amor y honor a aquellos que cedonense y Mártir triunfante. Y vos­
Nos son tanto más queridos cuanto otros, Venerables Hermanos, unid por
su larga separación ha avivado más esta intención vuestras oraciones a las
Nuestros deseos. Nuestras, y haced que todo esto que
acabamos de escribiros llegue a cono­
E p íl o g o cimiento del mayor número posible
de personas.
39. Unión de todos en la verdad cris-
tológica. Finalmente es Nuestro anhe­ 40. Bendición Apostólica. Agrade­
lo que cuando por Vuestro solícito tra­ cidos a esta vuestra ayuda, a vosotros
bajo, Venerables Hermanos, se celebre y a todos los sacerdotes y fieles con­
la conmemoración del Sacrosanto Con­ fiados a Nuestra cura pastoral, impar­
cilio Calcedonense, todos saquen im­ timos de todo corazón la Apostólica
pulso para adherirse con solidísima fe Bendición, en virtud de la cual podáis
a Cristo Nuestro Redentor y Rey. Nin­ someteros más generosamente al yugo
guno, halagado por las aberraciones de no pesado ni molesto de Cristo Rey y
la humana filosofía y engañado de los ser siempre semejantes en humildad a
caprichos del lenguaje humano, ose Aquel, de cuya gloria queréis partici­
destruir con duda o adulterar con in­ par.
novaciones perjudiciales el dogma de­ Dada en Roma, junto San Pedro, el
finido en Calcedonia, es decir, — que día 8 de septiembre, fiesta de la Nati­
en Cristo hay dos verdaderas y perfec­ vidad de M a r í a Virgen, año 1951, 139
tas naturalezas, una divina y otra hu­ de Nuestro Pontificado.
mana, unidas a la vez, pero sin confu­
sión, y subsistentes en la única Perso­ PIO PAPA XII.
(45) San León M., Serm. 72, 1 (Migne P.L. 54, 390); véase Juan 14, 6.
sos

ENCICLICA “INGRUENTIUM MALORUM”'**


(15-IX-1951)

SOBRE EL REZO DEL SANTO ROSARIO

PIO P P. XII

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. Exhortaciones anteriores del Pa- ción de nuestros tiempos. Todavía no


43 pa y la correspondencia del pueblo. ha sido rehecha la concordia fraternal
577 Desde que por designios de la Divina de las naciones, rota desde hace tiem­
Providencia fuimos elevados a la su­ po, antes bien vemos perturbados los
prema cátedra de P e d r o , jamás hemos ánimos por los odios y las disputas, y
desistido, a la vista de los males qué aún amenazan a los pueblos los peli­
avanzan día a día, de confiar la suerte gros de crueles contiendas. A esto se
de la familia humana al segurísimo añade la encarnizada ola de persecucio­
patrocinio de la Madre de Dios, para nes que oprime a la Iglesia, destituida
lo cual, como bien sabéis hemos pu­ en no pocas partes del mundo de su
blicado más de una vez escritos de libertad, con todo género de calumnias
exhortación. Os es conocido, Venera­ y angustias y hasta de vez en cuando,
bles Hermanos, con cuánto celo y con con el derramamiento de la sangre de
qué unanimidad y prontitud de espí­ mártires. ¡A cuántas y cuán grandes
ritu, ha correspondido en todas partes asechanzas vemos expuestos en estos
el pueblo cristiano a esas exhortacio­ países a muchos de Nuestros hijos, con
nes. Este es el hermoso sentido de las el fin de hacer que abdiquen de su fe
maravillosas y repetidas manifestacio­ y se aparten para su desgracia de la
nes de devoción hacia la Augusta Rei­ unidad con esta Sede Apostólica! Ni
na de los Cielos y, principalmente el podemos, en fin, pasar del todo en si­
de aquella demostración de júbilo de lencio un nuevo crimen perpetrado,
todo el orbe, que Nos fue dado con­ sobre el cuál hemos advertido con ín­
templar con nuestros ojos el pasado timo dolor del alma, no sólo a vos­
año, cuando rodeados en la Plaza de otros, sino a todo el clero, a los padres
S a n P e d r o de una inmensa multitud2
*
2 en particular y a los mismos gobernan-
proclamamos solemnemente el dogma nantes. Hablamos de las perversísimas
de la Asunción de la Virgen M a r í a a maquinaciones contra la blanca inocen­
los Cielos en cuerpo y alma. cia de los niños. ¡Ni siquiera se ha
578 Mas si bien es agradable recordar perdonado a la edad inocente, como
estas cosas y Nos consuela con la firme lo muestra el hecho de que se hayan
esperanza en la divina misericordia, no atrevido temerarios a arrancar las mis­
faltan en las presentes circunstancias mas flores que crecen en el místico
motivos de grave tristeza, que afligen vergel de la Iglesia, como bellísima
y preocupan Nuestro ánimo paternal. esperanza de la Religión y de la Pa­
tria! Nadie que reflexione sobre estas
2. Calamitosa condición de nuestros cosas, podrá admirarse entonces con
tiempos. Conocéis, en efecto, Venera­ exceso de que los pueblos giman hoy
bles Hermanos, la calamitosa condi­ de tan gran manera bajo el peso de los
(* ) A. A. S., 43 (1951) 577-582. La traducción es de “ Cristiandad” N? 181, Año 8, l-X-1951, p. 412-413;
La versión castellana de "N . C.” se encuentra en “ Criterio” N? 1149, Año 24, ll-X-1951, p. 792-794.
Los subtítulos son en parte de responsabilidad de la 2? Edic. (P. II.)

1900 —
202,. -3-5 E n c íc lic a í41ngru en tiu m M a lo r u m ” 1901

castigos divinos y de que permanezcan rios el espíritu saca la fuerza que en


de tal suerte suspensos por el temor ellos está depositada, se inflama admi­
de mayores calamidades. rablemente en la esperanza de los bie­
nes inmortales y se inclina, fuerte y
3. Acudid con viva confianza a la suavemente a un tiempo, a seguir las
Madre de Dios en las dificultades. Sin huellas del mismo Cristo y de su Ma­
embargo, considerando la gravedad de dre. Finalmente la misma oración tan­
tan grandes conflictos no os desani­ tas veces repetida de idéntica manera,
méis, Venerables Hermanos, sino que lejos de tener nada de estéril ni de
recordando aquellas divinas palabras: molesto, posee por el contrario una
Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, admirable fortaleza, como muestra la
llamad y os a b r i r á n acudid solícitos experiencia, para infundir en los que
y coii más viva confianza a la bien­ oran la confianza en la impetración y
aventurada Virgen Madre de Dios a para hacer como una suave violencia
la cual siempre recurrió el pueblo en el corazón maternal de M a r í a .1
cristiano en los momentos angustiosos,
como quiera que ella ha sido hecha 5. El rezo familiar del Santo Rosa­
causa de salvación para todo género rio y sus frutos para la familia, espe­
humano(2). cialmente para los hijos. Sed solícitos,
Consiguientemente, no sin alegre ex­ Venerables Hermanos, de que los fie­
pectación y firme esperanza vemos les aprovechando la ocasión del próxi­
retornar el mes de octubre, en el cual mo mes cumplan diligentísimamente
acostumbran los fieles cristianos acudir tan fructífero deber de orar y de que
con más frecuencia a los templos para cada día se extienda más ampliamente
rezar el Santísimo Rosario a M a r í a . esta costumbre. Por medio de vosotros
Este año, Venerables Hermanos, desea­ conozca el pueblo cristiano su digni­
mos que estas preces se recen con dad y su eficacia.
aquel mayor fervor que exigen nece­ Pero está de un modo peculiar en
sidades cada día más graves. Nos es Nuestro deseo el que esta costumbre
conocida a fondo la eficacia y la fuer­ florezca de nuevo más y más dentro
za de esta devoción para alcanzar el del recinto doméstico, que se custodie
auxilio maternal de M a r í a . Y aunque allí celosamente y que viva con nuevos
no seá este ciertamente el único medio incrementos. Pues en vano se intentará
que exista para merecer semejante pro­ soldar los eslabones rotos de la comu­
tección, sin embargo creemos que por nidad civil si la sociedad doméstica,
el rezó del Rosario, conforme persuade no se conforma diligentemente según el
su origen más divino que humano y la patrón de la norma evangélica. Para
misníá razón lo indica, ha de conse­ realizar tan difícil cometido el rezo
guirse óptima y abundantemente. familiar del Santo Rosario es adecua­
dísimo. ¡Qué hermoso espectáculo y
4. La sencillez y fuerza de esta ora­ cuán acepto a Dios el que se da, cuando
ción. ¿Qué cosa más eficaz ni más al caer el día resuena el hogar con la
hermosa que las flores con las cuales repetición de las alabanzas a la Augus­
se teje esta mística corona, a saber la ta Reina del Cielo! Esta común oración
oración dominical y la salutación angé­ congrega ante la imagen de la Virgen
lica? ¡Por la unión de estas oraciones en admirable concordia a padres y a
tantas veces repetidas de palabra con hijos que vuelven del trabajo diario;
la contemplación de los sagrados mis­ los une piadosamente con los que están
terios, se abre para todos aun para los ausentes y con los difuntos y los estre­
más, rudos e indoctos un saludable y cha a todos más íntimamente con el
fácil camino para el fomento y la de­ suavísimo vínculo del amor a la San­
fensa de la fe. Y ciertamente con la tísima Virgen. Y ésta como Madre
frecuente meditación de dichos miste-1 amantísima se halla presente en me-

(1) Lufi. 11, 9. (2) San Ireneo M. Adversas Iiaeres. IH, 22


(Migne P. G. 7 col. 959).
1902 E ncíclicas del PP. P ío XII (1951) 202, 6 8

dio de sus hijos y reparte con profu­ dumbre que el Señor vence sin necesi­
sión los dones de la unidad y de la paz dad de espada ni de lanzas(4).
doméstica. Entonces la casa de la fa­ Por todo lo cual deseamos ardiente­
milia cristiana modelada a ejemplo de mente que todos, Venerables Herma­
la familia de Nazareth se convierte en nos, yendo vosotros delante con la
el domicilio terreno de la santidad y exhortación, respondan con unanimi­
como un templo sagrado en el cual el dad de voz y de espíritu y con él mis­
Rosario mariano no es sólo un cierto mo ardor de caridad a estas nuestras
y peculiar modo de orar que a diario paternales exhortaciones. Si los males
sube al cielo con olor de suavidad, sino y las maquinaciones de los malos cre­
también escuela eficacísima de vida y cen, crezca también y aumente cada
de virtud cristianas. Los sagrados mis­ día más la piedad de los buenos; que
terios de la Redención propuestos a la éstos se esfuercen en alcanzar de nues­
meditación de los fieles servirán para tra amantísima Madre, principalmente
que los mayores de edad, teniendo ante por este modo de orar, a ella en verdad
sus ojos los ejemplos de J e s ú s y de agradabilísimo, que luzcan cuanto antes
M a r í a , se acostumbren a trasladarlos tiempos mejores para la Iglesia y para
a la práctica de la vida cotidiana y a la familia humana.
sacar de ellos consuelo en los momen­
tos ásperos y difíciles y a sentirse por 7. Instrumento de la pacificación
por ellos llamados a los tesoros de los
colectiva. Roguemos todos, para que
bienes celestes a donde no llega el la-
la poderosísima Madre de Dios, insta­
drón ni corrompe la polilla(3>; y de da por la súplicas de tantos hijos suyos
tal modo infundirán en la mente de losnos obtenga de su Unigénito, que vuel­
niños los principios capitales de la fe
van, con el espíritu renovado, a la
cristiana que florecerá casi espontá­ verdad y a la virtud, los que desgra­
neamente en su ánimo inocente el ciadamente se habían de ellas apartado,
amor hacia el benignísimo Redentor, enque los odios y las envidias que son
tanto que ellos, merced al luminoso fuente de las discordias y de desgracias
ejemplo de sus padres, que reverenciande todo género, se apaguen felizmente;
de rodillas la majestad de Dios, apren-
que la paz, una paz que sea verdadera,
581 derán, y a desde sus más tiernos años,justa y sincera brille para los indivi­
el poder que tiene cabe el trono de duos y las familias, para los pueblos y
Dios, la oración en común.6 las naciones; que puestos a salvo, en
fin, como es obligado, los derechos de
6. El remedio para los males de la Iglesia, aquel influjo benéfico que de
nuestros tiempos. De nuevo por lo ella nace, derramándose en el ánimo
tanto no dudamos en afirmar explíci­ de los hombres, en las clases de la so­
tamente que nuestra esperanza para ciedad y por los mismos conductos vi­
sanar los males de nuestros tiempos, tales del Estado, una en fraterno víncu­
está colocada en el Rosario mariano. lo la familia de los pueblos y la con­
La Iglesia no apoyada en la fuerza ni duzca a una prosperidad tal que tem
en las armas ni en los recursos huma­ pere, defienda y coordine los derechos
nos sino que impetrado el auxilio di­ y los deberes de todos y que a nadie 582
vino por medio de estas preces, como dañe, y sean de este modo cada día
armada con la honda davídica, está mayores la mutua inteligencia, el mu­
pronta para batallar impávida con el tuo sentir y la obra.
enemigo infernal, al cual ciertamente
pueden aplicarse las voces del joven 8. El Rosario, medio eficaz para
pastor: Tú vienes a mí con espada, ayudar especialmente a los persegui­
lanza y escudo, yo vengo a ti en cam­ dos y la Iglesia del silencio. No se
bio en el solo nombre del Dios de los alejen de vuestro pensamiento, Vene­
ejércitos...; y conocerán toda muelle- rables Hermanos y amados hijos, raien-
•■:. i
(3) Luc. 12, 33. (4) I Reyes 17, 44 y 49.
202, 9 E n c íc lic a “ I ngru en tiu m M alorum 1903

tras suplicantes enlazáis las nuevas flo­ 9. Esperanza de renovada corresp on ­


res del rosario mariano, no se alejen dencia y B endición Apostólica* No
de vuestro pensamiento, decimos, los dudando, Venerables Hermanos, que
que en el cautiverio, en las cárceles y con aquella solícita diligencia, en vos­
en los campos de concentración se ha­ otros acostumbrada, haréis llegar a
llan tristemente retenidos. Se encuen­ vuestro clero y a vuestra grey, del m o­
tran entre ellos, como sabéis, Obispos do que juzguéis más apto, estas Nues­
incluso, arrojados de sus sedes por tras paternales exhortaciones y seguros,
haber vindicado con esforzado ánimo asimismo, de que cuantos en cualquier
los sagrados derechos de Dios y de la parte de la tierra, son hijos Nuestros
Iglesia; hay hijos, padres y madres de en Cristo, han de corresponder libre y
familia arrancados lejos de sus hoga­ espontáneamente a Nuestra invitación,
res, los cuales arrastran su desgraciada como testimonio de Nuestro agradeci­
vida por tierras desconocidas y países do afecto y en prenda de las gracias
extraños. A la manera como Nosotros celestes, a todos y cada uno de vos­
les amamos con particular afecto y les otros y a la grey que os está particu­
estrechamos contra Nuestro paternal larmente encomendada — a aquellos
corazón, así vosotros, movidos de aquel especialmente que de manera princi­
amor fraterno que la Religión cristiana pal en el mes de octubre, rezan el San­
alimenta y nutre, orando juntamente to Rosario a Nuestra intención— , im­
con nosotros a los pies del altar de la partimos la Bendición Apostólica con
Virgen Madre de Dios encomendadlos abundosa caridad.
fervorosamente a su materno corazón. Dado en Roma, en San Pedro, el
Ella, sin duda, aminorará y aliviará 15 de septiembre, en la festividad de
sus sufrimientos, con la esperanza del los Siete Dolores de la Bienaventurada
premio eterno y apresurará lo más Virgen M a r í a , del año 1951, año 13
posible, como ardientemente lo espe­ de Nuestro Pontificado.
ramos, el fin de tan gran cúmulo de
desgracias. PIO PAPA XII.
203

CARTA APOSTOLICA “IMPENSIORE CARITATE”'*'


(28-X-1951) ;i n

A LOS OBISPOS DE CHECOESLOVAQUIA

PIO PP. XII


Venerables Hermanos y Amados Hijos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. El catolicismo perseguido en Che- fe. La Religión favorece el patriotismo.


43 coeslovaquia. Nuestro afecto se dirige En estas mismas tristísimas condicióúés
768 más intensamente a aquellos que se se encuentran centenares y centenares
encuentran en condiciones difíciles y de sacerdotes, de religiosos y de reli­
penosas, sobre todo cuando se derivan giosas y un gran número de seglares,
de su tenaz fidelidad y ardiente amor que son considerados peligrosos, ene­
al divino Redentor y a la Iglesia fun­
migos del Estado justamente porque se
dada por El. Nos entristece profunda­
mente saber que estáis en tan dolorosa atienen con firmeza a las normas de la
condición. Nos es conocido, en efecto, Iglesia católica, las defienden con for­
que la Religión católica — lo más glo­ taleza y se esfuerzan por practicarlas.
rioso que hay en vuestra historia, la Pero esto se vuelve en gloria suya y no
más apropiada para promover la con- en deshonor; la doctrina cristiáhá, en
769 cordia, para consolidar la paz, para efecto, cuando no está mezcladá ’cón
fomentar la caridad y la justicia, paraerrores, no obstaculiza el bien dé lós
tutelar la dignidad humana y dar in­ ciudadanos, de los pueblos y de las
cremento a la civilización—■ al presen­naciones, sino que más bien cimienta
te está privada, a pesar de eso, de su y refuerza los principios fundamenta­
libertad legítima o es de tal modo im­ les del consorcio humano, regula jus­
pedida por dificultades de todo gé­ tamente los deberes y los derechos, a
nero, que le hacen casi imposible la vez que, salvaguardando la libertad
ejercer todas sus funciones, dar nor­ de todos, les llama y conduce a una
mas en público y en privado, hacer pacífica y tranquila prosperidad bajo
sentir abiertamente su benéfico influ­ los auspicios de la verdadera justicia.
jo en las almas de los individuos, en Los católicos, sin duda, a nadie son
las familias, en la escuela y en to­ inferiores en el amor patrio, en la
das las clases sociales, con suma ven­ observancia de las leyes y en el res­
taja del bien público. Sabemos que peto a las autoridades públicas, con tal
hay entre vosotros, los Obispos, algu­ de que nada les sea mandado en opo­
nos que han sido encarcelados o con­ sición a su conciencia cristiana y a los
ducidos a campos de concentración o
derechos de Dios y de la Iglesia. Si se
retenidos en sus mismas sedes o final­
busca el verdadero bien de la nación,
mente, sometidos a incesante vigilan­
aquéllos no deben ser por eso obstacu­
cia y control aun en el ejercicio de sus
funciones propias.2 lizados ni castigados contra justicia
por su fiel adhesión a la religión de
2. No son “ peligrosos enemigos del sus abuelos, sino que deben tener la
Estado” porque se mantienen fieles a la posibilidad de profesar en público y
(*; A. A. S. 43 (1951) 768-772. Versión de “ Criterio” (Bs. Aires) Año 24, N? 1155, pág. 19-20.

1904
203, 3-4 C a r t a A po st . “ I mpensiore C a r it a t e ” 1905

libremente su fe y su modo de pen­ Papa en su fortaleza. Otra cosa toda­


sar, de vivir y de enseñar. Y cuan­ vía aflige Nuestro ánimo. Nos es co ­
do éstos se esfuerzan por obrar en este nocido cómo se busca con acusaciones
sentido, aunque sobre ellos pese la bajo falsas apariencias de verdad o
amenaza de gravísimos peligros, atraen con abiertas calumnias apartar a los
la admiración, no sólo de todo el mun­ fieles de la Iglesia católica y, si fuese
do católico, sino de toda persona ho­ posible, de su centro; es decir, de esta
nesta. Sede Apostólica. El Romano Pontífice
es presentado como enemigo de vuestro
3. Defensa y educación de la infan­ pueblo, cuando, por el contrario, es
cia dentro de las normas cristianas. Padre amorosísimo de él, y se llega
Lo que en mayor medida tiene ansioso hasta el punto de acusarle de preparar
a Nuestro corazón es que se usan to­ una nueva y más grave guerra, cuan­
das las artes para que los jóvenes y do él, después de haber hecho toda
los niños sean excitados al abandono clase de esfuerzos para aliviar las mi­
de la fe y de la moral cristiana y se serias y los dolores del último conflic­
vean privados de aquellos principios y to, no deja de escapar ocasión en el
dé aquellas normas que deben infor­ presente para promover entre todos los
mar esta tierna edad y que constituyen pueblos la fraternidad y la paz.
la salvaguardia de su inocencia, el ali­ Sin embargo, que no haya nadie,
mento de la virtud y la condición para Venerables Hermanos y Amados Hijos,
no ser ciudadanos indignos del nombre que pierda el ánimo en medio de estas
cristiano. Ved, Venerables Hermanos gravísimas angustias; en primer lugar,
y Amados Hijos, cuán grande es la no se dejen abatir los sagrados pasto­
importancia del tema que tocamos; si res, a los que toca particularmente,
la juventud no avanza por el recto por deber impuesto por Dios, alimen­
sendero, sino que, privada de la luz tar la fe de la propia grey, sostener su
que viene de lo alto, se deja atraer por virtud y consolidar cada vez más el
las lisonjas de las pasiones, el daño vínculo de unión que la liga a esta Sede
terminará por herirles no solamente a Apostólica. Otras veces ya en el curso
ellos mismos, sino también a vuestras de los siglos vuestra gente ha superado
futuras generaciones. Por eso, habrá borrascosos peligros; más de una vez
que llevar a cabo todo esfuerzo para vuestros mayores se encontraron en la
qué sé impida una calamidad funestí­ necesidad de elegir entre el martirio
sima de este género y para que la in­ sostenido con fortaleza y la traición
fancia crezca sana e íntegra en las de la fe de los antepasados; sin embar­
costumbres y sea diligentemente educa­ go, mantuvieron con ánimo invicto la
da según las normas de la doctrina cris­ fe católica y frecuentemente derrama­
tiana, únicas que pueden preservarla ron hasta su propia sangre por ella.
inmune de tantos males y excitarles a Bien conocidas os son las antiguas y
la virtud. Sobre todo exhortamos viva­ gloriosas tradiciones de vuestras po­
mente a los padres y madres de familia blaciones; emuladlas con ánimo imper­
para que en esta materia no perdonen térrito, cifrando la firme esperanza en
cuidados ni fatigas, ya que les toca so­ que, ahuyentados los errores y restitui­
bre todo a ellos, en estas condiciones, da la debida libertad a la Iglesia, final­
el deber de suplir con toda diligencia mente se propongan a la admiración
la obra que los sacerdotes y los maes­ universal los ejemplos de fideldad y de
tros están impedidos de llevar a cabo.4 * fortaleza. Recordad, sobre todo, que si
los hombres pueden quitaros la libertad,
4. Intentos de apartar a los fieles de someteros a tormentos, exponeros al
la Sede Apostólica y confianza del desprecio público, lanzaros a la cárcel,
1906 E n cíclicas del PP. P ío XII (1951) 203, 5-6

condenaros incluso a la muerte, no sin duda, también en lo futuro defensa


pueden, sin embargo, desarraigar la fe segurísima de vuestras gentes. Ella,
católica de vuestros ánimos ni manchar que es honrada por vosotros en tantos
vuestra conciencia. Podrán hacer már­ santuarios con ardiente piedad, Madre
tires, si quieren; pero no podrán hacer amorosísima como es, no dejará de
traidores de la Religión cristiana — co­ obteneros de su Hijo unigénito las ayu­
mo esperamos y pedimos a Dios con das necesarias de que tanto necesitáis
771 Nuestras oraciones— , con tal de que en las dificultades de estos tiempos.
todos, con firmísima voluntad, sean Ya otras veces lo hizo; Nos le suplica­
perseverantes en la obediencia a las mos que ya que es invocada con tantas
leyes de Dios y de la Iglesia. plegarias, quiera hacerlo también en
nuestra época, en la que no son de
5. Invocación de los Santos Patro­ menor gravedad los males y los asal­
nos. Que os asistan en los presentes tos de los impíos contra la Religión,
peligros aquellos santos del cielo que que mantienen ansioso Nuestro ánimo;
forman la gloria de vuestros pueblos; que en todas partes sea restituida a
los S a n t o s C ir il o y M e t o d io , que, co ­ la Iglesia la libertad debida, de la que
mo se Nos ha transmitido por la tra­ ella se sirve para promover el progre­
dición, después de tantas fatigas y lar­ so de la misma sociedad civil y para
guísimas peregrinaciones, consiguieron consolidar sus fundamentos; que los
llevar la luz del Evangelio a vosotros que, por defender la propia fe, han sido
y a los restantes pueblos eslavos; S a n arrojados a la cárcel, los que viven en
A d a l b e r t o , que fecundó vuestras tie­ los campos de concentración puedan
rras con sus sudores apostólicos y finalmente retornar a sus casas y lle­
constituye en todo tiempo un ejemplo var allí una vida tranquila en el libre
refulgente de fidelidad a la Sede Apos­ ejercicio de su Religión propia; que
tólica; S a n J u a n N e p o m u c e n o , que, pueda volver aquella paz y aquella
por la defensa de los derechos de la concordia de los ciudadanos y de todos
Iglesia y la custodia del siglo sacramen­ los pueblos que reconocen a la Iglesia
tal, sufrió con heroica fortaleza el mar­ santa, a las naciones, a cada una de
tirio; los mártires de Cassouia, solem­ los individuos sus derechos y su digni­
nemente beatificados por Nuestro pre­ dad. Esta verdadera paz, fundada en la
decesor, el Beato Pío X, como tortísi­ verdad, en la justicia, en la caridad y
mos atletas de Cristo; S a n W e n c e s l a o , que J e s u c r is t o vino a traer a los hom­
que confirmó su fe con la sangre, y bres de buena voluntadH); sonría lo
su abuela, S a n t a L u z m i l a que, en este antes posible para vosotros y para
grave momento, constituye para las todos los hombres.
madres de familia un ejemplo de for­ Para alcanzar en unión de oración 772
taleza de alma en la educación cristia­ estos fines exhortamos el pasado mes
na de su prole, y, en fin, innumerables de septiembre al mundo católico por
otros que brillaron entre vosotros por medio de la carta Encíclica “ Ingruen­
el esplendor de la santidad.6 tium malorum” (2); ahora, de modo
particular, por medio de esta carta, Nos
6. Imploración y protección de la dirigimos a vosotros, Venerables Her­
Santísima Virgen. Pero en primer lu­ manos y Amados Hijos, para invitaros
gar, que os asista benignamente con paternalmente a implorar el patrocinio
su poderoso patrocinio la Virgen Ma­ de la Virgen Madre de Dios, mientras
dre de Dios, que lo mismo que lo fue que por Nuestra parte, en estas graves
en el pasado y es en el presente será circunstancias, no dejaremos de supli-
(1) Luc. 2, 14. 15-IX-1951, A. A. S. 43 (1951) 477-582; en esta Co­
[2] Pío XII Encíclica Ingruentium Malorum, lección: Encícl. 202, pág. 1900-1903.
203, 7 C a r t a A post . “ I mpensiore C a r it a t e ’ 1907

car a nuestra amorosísima Madre Ma ­ son acogidos benévolamente por Dios,


r í a que nos conceda divinos consuelos que los cambia en lluvia de gracias
y copiosísimas ayudas. Que el divino celestes.7
Redentor, sin el cual nada es posible y
Entre tanto, como auspicio de los
con el cual nos es posible todo, supli­
divinos favores y como prenda de
cado por su Madre, secunde cuanto
Nuestra particularísima benevolencia,
antes en su infinita misericordia Nues­
a vosotros todos, Venerables Herma­
tras plegarias y Nuestros votos, a los
nos y Amados Hijos, y especialmente
que se añadan las súplicas vuestras y
a los que sufren persecución por la
las de todo el mundo católico.7
justicia(3), os impartimos con efusión
7. Unión de plegarias y Bendición de corazón la Bendición Apostólica.
Apostólica. Sabed que Nuestra ardien­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
te caridad y Nuestro paterno ánimo el 28 de octubre de 1951, fiesta de
está todos los días junto a vosotros y Cristo Rey, año 13 de Nuestro Pom
que vuestras penas y vuestros dolores tificado.
PIO PAPA XII.
EXHORTACION RADIAL “DAL NOSTRO CUORE”'w
(10-11-1952)

PREGON FUNDAMENTAL DEL MOVIMIENTO “ POR UN MUNDO MEJOR’’

PIO PP. XII


AAS 1. Un grito de alarm a: ¡a la a cción ! a la vida cristiana, que tantas veces
44 Desde Nuestro corazón os llega, amadí­ hemos indicado como único remedio
158 simos hijos e hijas de RomaW, esta y solución total de la crisis que agita
paternal exhortación; desde Nuestro al mundo. Pero la confianza de encon­
corazón, intranquilo, por una parte a trar en vosotros el aliento de la com ­
causa de la prolongación de las peli­ prensión y la firme prontitud en la
grosas condiciones externas que no acción Nos ha movido a abriros Nues­
acaban de despejarse, y por otra, a tra alma. Escuchad hoy de los labios
causa de la indolencia, tan extendida, de vuestro Padre y Pastor un grito de
que impide a muchos emprender aque­ alerta; de Nos, que no podemos quedar
lla vuelta a J e s u c r i s t o , a la Iglesia y mudo e inerte ante un mundo que ca-
(* ) A. A. S., 44 (1952) 158-162. Por la excepcional importancia que había de tener en lo sucesivo
esta exhortación de Pío XII y por sus vastas y profundas consecuencias prácticas que de ella se
derivan para todo el mundo se creyó conveniente y necesario incluirla en esta “ Colección” y aun de
agregar en la NOTA (1) dos otros discursos del Papa en los que manifiesta su voluntad de ver pro­
pagado el Movimiento por un Mundo Mejor, anunciado primero en Roma, a todo el orbe cristiano.
La Alocución de Pío XII no estaba “ llena de fórmulas menudas; quería, ante todo, suscitar aliento;
era una invitación a revisarlo todo para organizar mejor el campo católico y con él la humanidad” .
Así, el pregonero número uno de este movimiento, P. Ricardo Lombardi (en “ Pío XII por un Mundo
Mejor” , Ed. Balines, Barcelona, 2? edic. 1956, p. 462).
Los pensamientos de Pío XII al respecto tanto anteriores como posteriores a este “ Pregón” se
hallan consignados y comentados en el libro de su principal apóstol y motor que acabamos de nombrar.
En efecto, las ideas, los medios y la extensión de “ Un Mundo Mejor” se encuentran esparcidos a
lo largo de casi todos los documentos pontificios, aun el Sacro Colegio de Cardenales había de ser
en este “ mundo m ejor” “ la imagen viva de la Iglesia” (Alocución al Sacro Colegio en el Consistorio
del 12 de enero de 1953 sobre la Supranacionalidad de la Iglesia).
El fundamento del Movimiento ya se halla en la primera Encíclica Summi Pontificatus, del 20-X-
1939, sobre las necesidades de la hora presente —en su primer Mensaje de Navidad 24-XII-1939, entre
las cinco premisas para la paz anuncia luego una “ Cruzada espiritual” , la cual es llamada en su
discurso a los Universitarios del 20-IV-1941, la “ Cruzada más noble y santa” , para lograr, como dijo
a los Hombres de la Acción Católica Italiana, 20-IX-1942, el “ nuevo orden” de cosas en el mundo;
para ello se exige también “ un nuevo orden social, como dijo en el discurso sobre la civilización cris­
tiana con ocasión del quinto aniversario de la guerra, el l-IX-1944, al cual han de colaborar todos
los obreros, según las palabras del discurso por la Paz del mundo, dirigido a los trabajadores de
Italia, el 13-VI-1943, el cual orden comprende tanto la “ restauración material” como la “ curación
espiritual” según explica en el Mensaje Radial de Navidad, 24-XII-1943.
Fundamental para este “ mundo m ejor” es la santificación del clero en su persona y en su ministe­
rio, como Pío XII señala a los sacerdotes en su “ Exhortación” Mentí Nostrse, 23-IX-1950, sobre la
santidad de la vida sacerdotal.
Después del “ Pregón” explícito del “ Mundo Mejor” 10-11-1952 dirigido a los Romanos lo hace
extensivo como “ consigna de la Acción Católica” a todo el mundo al hablar sobre la acción ilumina­
dora y vivificante a los Hombres de la Acción Católica Italiana, el 12-X-1952 [en la Nota (1) del pre­
sente documento, pág. 1909, se reproduce el texto |.
Para este “ Mundo m ejor” no es suficiente que se depure la “ técnica” (Radiomensaje navideño,
24-XII-1953) sobre la paz como plenitud de verdad; ni basta “ deplorar los males” documento sobre la
Televisión al Episcopado de Italia, 1-1-1954; se han de actualizar y movilizar para ello todas las fuerzas
(Alocución en la proclamada fiesta de María Reina, l-XI-1954), y en que ha de figurar todo lo " social”
que no es ajeno a lo “ religioso” y a la Iglesia misma (Alocución al Sacro Colegio .y al Episcopado
Católico sobre el Sacerdocio y el Gobierno pastoral, 2-XI-1954), y así Pío XII sucesivamente; en una
palabra, el Movimiento por un Mundo Mejor es una renovación de toda la vida humana y cristiana.
(P. H.).
(1) Este nuevo movimiento fue anunciado pri­ no se puede continuar así” , como lo define el P.
mero por el Papa mismo al pueblo Romano, pero Lombardi, un toque de alarma para los espíritus
rio debía limitarse a él, sino difundirse por todo generosos: “ adelante, transformad el mundo” , esta
el mundo, pues, este toque de atención: “ basta, “ renovación general de las almas y de las ipsti-

— 1908 —
304*11. E x h o r t a c ió n R a dial “ D al N ostro C u o r e ” 1909

mina sin saberlo por los derroteros que lidad delante de Dios Nos exige que lo
llevan al abismo almas y cuerpos, bue­ intentemos todo, que lo emprendamos
nas y malos, civilizaciones y pueblos. todo para ahorrar al género humano
El ¡sentimiento de Nuestra responsabi- tan tremenda desgracia.
tucipnes proclamada en toda la Iglesia por su fin a lid a d e s que es in ú til q u e r e r lim it a r o d e s v ia r ,
cabeza, visible, y, a través de la Iglesia, en el ha s id o e s c u c h a d o y s e g u id o ta m b ié n en su r e ­
mundo. entero” , por sus mismas leyes e impulsos m o ta p a tr ia . Si h a s id o asi, s e rá p a r a su m e jo r
debió hacerse universal. b ien , p a ra su m ás g r a n d e p r o s p e r id a d , en t o d o s
Reproduciremos a continuación primero la par­ lo s ó r d e n e s , p a r a el p a c ífic o p r o g r e s o cu ltu r a l
te del discurso dirigido por Pío XII al nuevo y s o c ia l d e a q u e l a m a d ís im o p u e b lo , al q u e, a c ­
Ernbajador de Paraguay (10-III-1952) pronuncia­ c e d ie n d o g u s to s o s , a cu a n to V u e s tra E x c e le n c ia
do én castellano (ver AAS 44, 226) en cuantb N o s h a p e d id o , d a m o s d e t o d o c o r a z ó n , p r e n d a
diga . relación con el Movimiento por un Mundo d e la b e n d ic ió n d iv in a , y m a n ife s ta c ió n d e n u e s ­
Mejor. En él extiende por primera vez este mo­ t r o in a lte r a b le a fe c t o , la B e n d ic ió n A p o s t ó lic a .
vimiento al mundo entero. En segundo lugar
JI. D is c u r s o d e P ío X I I a los h o m b r e s de A c . AAS
daremos el discurso íntegro que Pío XII dirigió a
C atól. Ita lia n a (12-X -1952; A. A. S. U [1952] 830- 44
la s ; hombres de la Acción Católica Italiana con
835, “ N e l c o n te m p la r e q u esta m a g n ific a a d u - 830
motivo del 30 aniversario de su unión (12-X-1952) nanza” ):
en el. cual presenta la consigna del Mundo Mejor
a ¡ la Acción Católica y extiende oficialmente el 1. Un r a y o de s o l triu n fa n te en m e d io d e n e ­
Pregón a todas las diócesis del mundo. g r a s n u bes. A l c o n te m p la r esta m a g n ífic a A s a m ­
blea d e H o m b r e s d e A c c ió n C a tó lica la p r im e r a
A AS I; Discurso de Pío XII al nuevo Embajador de p a la b ra qu e v ie n e a n u e s tr o s la b io s es d e a g r a ­
44 Paraguay, Juan Emilian O’Leary (10-111-1952; d e c im ie n to a D io s p o r h a b e r n o s c o n c e d id o e l d o n
-28 AAS -i//. [1952] 226-229 “ Con la presentación” ): d e un tan g r a n d io s o y d e v o t o e s p e c tá c u lo ; en s e ­
1. Benéfico influjo de la religión en la vida de g u n d o lu g a r d e r e c o n o c im ie n t o h a c ia v o s o t r o s ,
los i pueblas. Una profunda penetración de la Re­ q u e r id o s h ijo s , p o r h a b e r q u e r id o a c tu a r an te
ligión, en la vida privada y pública es capaz de N u e stra m ir a d a g o z o s a .
purificarlo todo; nada destruye, si no es el pe­ N os s a b e m o s b ie n q u é a m e n a z a d o r a s n u be s se
cado; nada quita, que sea justo, a la autoridad co n d e n s a n s o b r e e l m u n d o y s ó lo N u e s tr o S e ñ o r
de los que gobiernan; a los unos y a los otros los Jesús c o n o c e v u e s tra c o n tin u a p r e o c u p a c ió n p o r
edüca con el sentido de la responsabilidad ante la s u e rte d e un a h u m a n id a d d e la q u e e l S u p r e m o
uña' ley eterna, que ha fijado los límites sagrados P a s t o r in v is ib le , q u is o q u e N o s fu é s e m o s v is ib le
más allá de los cuales no pueden ir ni el abuso p a d r e y m a e s tr o . M as ésta a va n z a p o r un c a m in o
del poder ni el exceso de la libertad. Dentro de q u e ca d a d ía se p re s e n ta m ás a r d u o , m ie n tr a s
tan inviolables fronteras, cuyos hitos son los más d e b ía s u c e d e r q u e lo s m e d io s p o r t e n t o s o s d e la
sólidos principios, los matices naturales de cada c ie n c ia d e b e r ía n , n o d e c im o s “ s e m b r a r lo d e f l o ­
gente y de cada momento, las oscilaciones oca­ r e s ” , p e r o sí d is m in u ir , al m e n o s , s i n o y a e x ­
sionadas por los diversos sistemas o las distintas t ir p a r to ta lm e n te , e l c ú m u lo d e t r ib u la c io n e s y
preferencias —dentro de lo puramente político— d e e s p in a s q u e lo b o r d e a n .
conservan y ejercitan aquella exacta libertad de S in e m b a r g o , d e v e z en c u a n d o — p a r a c o n f o r ­
actuación y de movimientos, sin la cual, en el ta r n o s en esta N u e s tr a a n sia in q u ie ta — q u ie r e
campo de lo temporal, nunca podrá realizarse el Jesú s, en su b o n d a d , q u e la s n u be s se d is u e lv a n
equilibrio de las opiniones encontradas acaso, y a p a r e z c a tr iu n fa n te un r a y o d e s o l; s ig n o q u e
péro siempre admisibles, que deben circular como n i la s m ás o s c u r a s n u bes d e s t r u y e n , s in o qu e
linfa: vital de las venas del complejo organismo
tan s ó lo o c u lta n su fu lg o r .
nacional.
Áisí' uñ pueblo religiosamente vivo, en la plena 2. L a fa la n g e g lo r io s a d e la A c c ió n C a tó lic a .
Cpúcíericia de sus propios medios y con los ojos He aquí, en este momento, un pacífico ejército
imperturbables en aquellas metas supremas uni­ de hombres militantes en la Acción Católica Ita­
versales que se alcanzan más allá de los estrechos liana, cristianos vivos y vivificadores, pan bueno
confinas, nacionales, podrá mirar impertérrito al y a la vez fe r m e n t o preciosísimo en medio de la
porvenir, aunque le haya tocado vivir días tan masa de los demás hombres; ciento cincuenta mil,
trisas..y nebulosos como los nuestros. Ni los des­ la mayor parte de padres de familia que viven
engaños del pasado le han amargado el corazón, su bautismo y se prepapran para hacerlo vivir
ni lo s ' peligros del futuro le paralizan para el a los demás. Pero no estáis todos. Centenares de
mañana.. millares de hombres católicos, retenidos en su
. Él.!vive serenamente el día de hoy, con concien­ lugar por graves motivos, están sin embargo aquí
cia pura y varonil; sabe que su futuro desarrollo presentes con el ardor de su espíritu, de su fe,
y. potencialidad serán proporcionados a la fir- de su amor. Hombres maduros y de toda condi­
méia.’ cón que ahora sepa mantener su posición, ción; dirigentes, profesionales, empleados, profe- 831
a l a .vigilancia con que consiga observar y preve­ sores, obreros, agricultores, militares; todos her­
nir los: peligros paladines y solapados, y a la manos en Cristo, todos unidos como en una sola
generosidad con que sea capaz de consagrarse al palpitación de un solo corazón.
cumplimiento de su deber propio y de todos los Q u is ié ra m o s q u e p u d ie s e is a d m ir a r ta m b ié n
deberes que le corresponden por ser parte de la v o s o t r o s e l e s tu p e n d o e s p e c tá c u lo q u e se o f r e c e
gran familia humana. en e ste m o m e n to a N u e s tr o s o j o s ; d e s e a r ía m o s
2. La proclama del 10 de Febrero. Con todas q u e s in tie s e is en lo p r o fu n d o d e l a lm a c o n c u á n ­
las , ansias que pueden caber en el corazón de un to a m o r N o s q u is ié r a m o s — si fu e r a p o s ib le —
padre.¡ exhortábamos hace poco a los católicos de d e s c e n d e r e n m e d io d e v o s o t r o s y a b r a z a r o s a
la Ciudad Eterna, y en ellos a los del mundo en­ t o d o s c o m o si fu e s e is u n o s o lo .
tero, a que despertasen cuanto antes, acabando 3. M o tiv o d e la A sa m b le a : 30 a ñ o s d e e x is te n c ia
229 de, caer , en la cuenta, valerosa, generosa y re­ a r d u a y fe c u n d a . Q u e r id o s h i jo s : h a b é is v e n id o
sueltamente, de lo que a todos y a cada uno les a R o m a p a r a fe s t e ja r e l tr ig é s im o a n iv e r s a ­
exige, la gravedad del momento. r io d e v u e s tra U n ió n — la p r im e r a d e las A s o ­
lío Ños es leve consuelo, Señor Embajador, c ia c io n e s N a c io n a le s d e la A c c ió n C a tó lica — .
suponer ;que este llamamiento motivado por ra­ C in co a ñ os h a c e qu e lo s h o m b r e s qu e se r e u n ie r o n
zones que no son de este mundo y encaminado a en la c iu d a d e ra n seten ta m il; h o y a qu e l n ú m e r o
1910 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 204+ 2

2. En la fiesta de Nuestra Señora de dad de la Virgen de Lourdes, que ma­


Lourdes, progresiva renovación reli­ ñana celebramos, porque conmemora
giosa. Para confiaros estas Nuestras las prodigiosas apariciones que hace
inquietudes, hemos escogido la festivi- cerca de cien años dieron a aquel si-
se ha duplicado y es algo más que un símbolo del social de la unidad del organismo misterioso de
multiplicado fervor de vuestra vida cristiana. Cristo. Ha querido la naturaleza sin la gracia;
En aquel lejano septiembre de 1947 Nos bende­ la razón sin la fe; la libertad sin la autoridad; a
cimos vuestra bandera y prendimos en ella una veces la autoridad sin la libertad. Es un “ ene­
medalla de oro. Queremos deciros en este mo­ migo” que cada vez se ha hecho más concreto
mento, a presencia de Roma y de Italia, que ha­ con una despreocupación que deja todavía ató­
béis correspondido bien a nuestra esperanza en nitos: Cristo, sí; Iglesia, no. Después: Dios, sí;
estos años de luchas agudas por la civilización Cristo, no. Finalmente el grito impío: Dios ha
cristiana e italiana. Aquella medalla está bien muerto; más aún, Dios no ha existido jamás. Y
allí, sobre vuestro estandarte, porque habéis sido he aquí la tentativa de edificar la estructura del
los principales artífices de la resistencia que Ita­ mundo sobre fundamentos que Nos no dudamos
lia, por sí y por el mundo, ha opuesto a las en señalar como a principales responsables de
fuerzas del materialismo y de la tiranía. la amenaza que gravita sobre la humanidad: una
4. La nueva iglesia de San León, obra de la economía sin Dios, una política sin Dios. El “ ene­
A cción Católica. Hoy a mediodía un nuevo con­ migo” se ha preparado y se prepara para que
cierto de campanas se ha añadido sonoro de todos Cristo sea un extraño en la universidad, en la
los bronces sagrados de la ciudad, que saludan escuela, en la familia, en la administración de
a María, e invitan a los fieles a honrarla. En la justicia, en la actividad legislativa, en la in­
aquella hora vosotros os propusisteis ofrecernos, teligencia entre los pueblos, allí donde se deter­
como Obispo de Roma, un regalo particularmente mina la paz o la guerra.
grato. En el corazón de un popularísimo barrio Este enemigo está corrompiendo el mundo con
de Nuestra querida ciudad, ^or impulso de vues­ una prensa y con espectáculos que matan el pu­
tro infatigable consiliario general, sobre los pla­ dor en los jóvenes y en las doncellas y destruye
nes de un joven arquitecto, miembro de Acción el amor entre los esposos, inculca un naciona­
Católica, entre la admiración de cuantos han lismo que conduce a la guerra.
podido conocer la complejidad del proyecto y 7. La m isión del P apa: vigilar y orientar. Veis,
la rapidez de la ejecución, gracias a la valentía queridos hijos, que no es Atila el que presiona
y a la tenacidad de los técnicos, vuestra Unión sobre las puertas de Roma; comprendéis que se­
ha hecho surgir, con todos los edificios y las ría vano hoy pedir al Papa que se pusiera en
obras anejas, una bella y espaciosa iglesia, sede camino, fuera a su encuentro para detenerle e
parroquial, dedicándola a San León Magno. impedirle sembrar la ruina y la muerte. El Papa
5. La obra civ il g social de S. León Magno. debe, en su puesto, vigilar incesantemente, orar
Creemos no molestar a nadie diciendo que de y prodigarse a fin de que el lobo no termine por
este Pontífice, grandísimo entre los grandes, penetrar en el redil para robar y dispersar ei
pocos conocen la intrépida actividad por el bien rebaño (lo . 10, 12); incluso aquellos que con el
civil y social de Roma y de Italia, por conservar Papa comparten la responsabilidad del gobierno
la pureza de la fe y por ordenar m ejor y refor­ de la Iglesia hacen todo lo posible para responder 833
zar la organización eclesiástica; quizá no muchos a la preocupación de millones de hombres que,
recuerden que una gran parte de su trabajo fue como expusimos en el pasado febrero, invocan
consumida en la lucha contra la herejía mono- un cambio de ruta y miran a la Iglesia como el
fisita, que negaba a Cristo dos naturalezas, la único y eficaz timonel. Pero esto no basta hoy;
humana y la divina, realmente distintas, sin todos los fieles de buena voluntad deben despertar
confusión ni mezcla. del letargo y sentir la parte de responsabilidad
Pero todos saben que mientras Atila, rey de los que les incumbe en el éxito de esta empresa de
832 hunos, descendía victorioso sobre Italia, devas­ salvación.
tando Venecia y Liguria, y se aprestaba a mar­
char sobre Roma, el Papa León reanimó al em­ 8. Llam ado a la A cción Católica para un Mun­
perador, al Senado y al pueblo, todos presa del do m ejor. ¡Queridos hijos, Hombres de Acción
terror; partió después desarmado y fué al en­ Católica! La humanidad actual, desorientada,
cuentro del invasor sobre el Mincio. Y Atila la equivocada, desconfiada, tiene necesidad de luz,
recibió dignamente y se alegró tanto de la pre­ de orientación, de confianza. ¿Queréis vosotros,
sencia del Summus S acerdos, que renunció a con vuestra colaboración, bajo la guía de la Sa­
toda acción de guerra y se retiró al otro lado del grada Jerarquía, ser los heraldos de esta espe­
Danubio. Este hecho memorable sucedió preci­ ranza y los mensajeros de esta luz? ¿Queréis ser
samente en el otoño del año 452, recordando aquí portadores de seguridad y de paz? ¿Queréis ser
gratamente con vosotros el décimo quinto cente­ el grande y triunfante rayo de sol que invita a
nario de aquel hecho. desperezarse y a laborar con tesón? ¿Queréis
convertiros, si así place a Dios, en impulsores de
6. Amenaza que pesa sobre el m undo de h oy : esta multitud humana como vanguardias que la
una civilización entera sin D ios. Queridos hijos, precedan?
Hombres de Acción Católica: Cuando supimos Entonces es necesario que vuestra acción sea
que el nuevo templo iba a ser destinado a San ante todo consciente.
León I, salvador de Roma y de Italia de la des­
trucción de los bárbaros, nos vino a la mente 9. A cción consciente. El hombre de Acción Ca­
que tal vez vosotros queríais referiros a las con­ tólica no puede ignorar aquello que la Iglesia
diciones y circunstancias de hoy. Hoy no sólo hace e intenta hacer. El sabe que la Iglesia
la ciudad e Italia, sino el mundo entero está quiere la paz; que quiere una más justa distri­
amenazado. bución de la riqueza; que quiere elevar la suerte
¡Oh! No preguntéis cuál es el “ enemigo” ni de los humildes y de los necesitados; sabe que
qué vestidos lleva. Este se encuentra por todas Cristo, Dios hecho hombre, es el centro de .la
partes y en medio de todos. Sabe ser violento y historia humana; que todas las cosas hán sido
taimado. En estos últimos siglos ha intentado hechas en El y por El. El sabe que la Iglesia,
llevar a cabo la disgregación intelectual, moral, cuando pregona un mundo diverso y mejor, píen-
2 E x h o r t a c ió n R adial “ D al N ostro C u o r e ” 1911

g lo d e d e s b o r d a m i e n t o r a c i o n a l i s t a y d e t i r a l a v o z d e M a r í a . N o , c ie r t a m e n t e ,
d e p r e s i ó n r e li g i o s a l a r e s p u e s t a m i ­ e l c o r a z ó n d e lo s r o m a n o s , d e v o s ­
s e r ic o r d i o s a d e D io s y d e s u M a d r e o tro s , q u e h a b é is h e re d a d o y t r a n s m i­
c e l e s t i a l a l a r e b e li ó n d e lo s h o m b r e s : t id o d u r a n t e la r g o s s ig lo s , j u n t o c o n
la i r r e s i s t i b le i n v i t a c i ó n h a c i a e l m u n ­ l a f e d e lo s m á r t i r e s , e l f i l i a l a f e c t o
d o de lo s o b r e n a t u r a l, p r i m e r p a s o h a c ia M a r í a i n v o c a d a e n s u s v e n e ­
p a r a u n a p ro g re s iv a re n o v a c ió n r e li­ r a n d a s im á g e n e s , c o n lo s a m o r o s o s t í ­
g io s a . ¿ Y q u é c o r a z ó n d e c r is t i a n o , p o r t u lo s d e l a p i d a r i a e lo c u e n c ia : Salus
t ib i o y o lv id a d iz o q u e s e a , p o d r á r e s is - populi roinani. Portus románete secu-
sa en una sociedad que tenga por base y funda­ Nadie desea más que Nos que el laicado salga
mento a Jesucristo, con su doctrina, sus ejem­ de cierto estado de minoría de edad, hoy más que
plos, su redención. nunca inmerecido en el campo del apostolado. Pe­
En segundo lugar, se precisa que vuestra ac­ ro, de otra parte, es evidente la necesidad de una
ción sea iluminadora. obediencia pronta y filial siempre que la Iglesia
habla para instruir las mentes de los fieles y para
10. Acción iluminadora. En vuestras fábricas, dirigir sus actividades. Esta se guarda bien de
en-vuestras oficinas, por las calles, en los lugares invadir la competencia de la autoridad civil. Pero
donde tomáis el sano alimento o el necesario cuando se trata de cuestiones que atañen a la re­
reposo, os acaecerá enfrentaros con hombres ligión o a la moral, es deber de todos los cristia­
“ que tienen ojos para ver y no ven” (Ezeq. nos, y especialmente de los militantes de la Acción
12, 2). lloy, por ejemplo, se encuentra alguna Católica, cumplir sus disposiciones, comprender
pobre gente persuadida de que la Iglesia, de que y seguir sus enseñanzas. Quisiéramos todavía
el Papa, quieren la destrucción del pueblo, quie­ añadir que también en el seno de la Acción Cató­
ren la miseria, quieren —parece increíble— ¡la lica es necesario observar una estrecha disciplina
guerra I Los autores y los propagadores de estas entre los varios grados de las Asociaciones. Cuan­
horrendas calumnias podrán escapar a la justi­ do realmente se tiene enfrente un ejército de
cia de los hombres, pero no podrán sustraerse al férrea organización, ¿a qué peligro se expondría
juicio de Dios. “ Vendrá un día...” ¡Señor, per­ una milicia desorganizada en la que cada uno se
dónalos! Entretanto, es necesario aprovechar toda creyese autorizado a juzgar y a obrar por propio
ocasión para abrir los ojos a aquellos ciegos, más arbitrio?
bien víctimas a menudo de engaño que culpa­
bles. 14. Extensión del movimiento a todas las dió­
cesis. Pues bien, antes de concluir estas palabras
11. Acción vivificadora. Más aún. Es preciso quisiéramos confiaros una consigna. Recordáis,
que vuestra acción sea vivificadora. sin duda, que el pasado mes de febrero hemos
La Acción Católica no será verdaderamente tal dirigido a los fieles de Roma una cálida exhorta­
sino actúa sobre las almas. Las grandes asam­ ción a fin de que el rostro, incluso externo, de la
bleas, los magníficos desfiles, las públicas ma­ ciudad aparezca fúlgido de santidad y df» belleza.
nifestaciones son ciertamente útiles, pero ¡lejos Debemos decir que el clero y el pueblo están
de confundir los instrumentos con el fin para el férvidamente dedicados a esta acción y que no 835
334 cual deben ser empleados! Si vuestra acción no han sido vanas nuestras esperanzas, no se ha frus­
trado nuestra confianza. Pero, al mismo tiempo,
llevase la vida del espíritu adonde reina la muer­ habíamos expresado el deseo de que el poderoso
te; si no tratase de sanar aquella misma vida resurgir al que habíamos exhortado a Roma fuera
donde está enferma; si no la fortaleciese donde “ pronto imitado por las vecinas y lejanas diócesis
es débil, sería vana. Sabemos que vuestra presi­ para que a nuestros ojos fuera concedido el ver
dencia general ha preparado un programa de tornar a Cristo no sólo a la ciudad, sino a las
trabajo “ capilar” para hacer eficiente la presen­ naciones, los continentes, la humanidad entera” .
cia dé los católicos militantes en todo lugar y Para este que podríamos llamar “ segundo tiem­
con todas las personas en el medio en que viven. po” Nos contamos con los Hombres de Acción
De aquella “ base misionera” como se ha querido Católica, con toda la Acción Católica.
llamarla, sois, por tanto, vosotros los principales
componentes y propulsores. 15. “ Queremos que reine” . Así, pues, mientras
los impíos continúan difundiendo los gérmenes
12. Acción unificadora. Vuestra acción sea, ade­ del odio, mientras gritan todavía: “ No queremos
más, unificadora. que Jesús reine sobre nosotros” : “ Nolumus hunc
Permaneced unidos con miembros de una mis­ regnare super nos” (Le. 19, 15), otro canto se
ma asociación; unidos con las diversas asociacio­ elevará, canto de amor y de liberación revestido
nes; unidos con las otras Ramas de la Acción Ca­ de firmeza y coraje. Se levantará en los campos
tólica. Pero permaneced unidos y haceos promo­ y en las oficinas, en las casas y en las calles, en
tores de unión también con las otras fuerzas los parlamentos y en los tribunales, en las fa­
católicas, que combaten vuestras mismas incruen­ milias y en la escuela.
tas batallas y están dispuestas a vencer en vues­
16. ¡Cristo vence! Queridos hijos, Hombres de
tra misma lucha. —Queridos hijos: ¿queréis ser
fuertes? ¿Queréis ser, con la ayuda de Dios, in­ Acción Católica: dentro de breves instantes im­
vencibles? Estad prontos a sacrificar al bien su­ partiremos con toda la efusión de nuestro corazón
premo de la unión no decimos los caprichos —es paterno la apostólica bendición a vosotros y a
claro— sino cualquier idea o programa que pu­ vuestros seres queridos, a vuestras obras y a
diese pareceros genial. La unión, sin embargo, no vuestras asociaciones. Después volveréis a em­
es unicidad; ésta destruiría la variedad de las prender vuestro camino, volveréis a vuestros ho­
fuerzas; variedad que no tiene solamente un va­ gares, reemprenderéis vuestro trabajo.
lor estético, sino que acarrea también ventajas Llevad por todas partes vuestra acción ilumi­
estratégicas y tácticas de primerísimo orden. nadora y vivificadora.
13. Acción obediente. Vuestra acción sea, fi­ Chrislus vincit! Christus regnat! Christus imn
nalmente, obediente. perat!
1912 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 204, ^

ritatisW y con este otro más reciente los brazos cruzados un porvenir arro­
de Madre del Divino Amor, títulos to­ llador.2
dos ellos que son otros tantos monu­ El mismo Año Santo, que suscitó una
mentos de vuestra constante piedad prodigiosa floración de vida cristiáná,
mariana, y con mayor verdad, suaves abierta primeramente en medio de vos­
ecos de una historia de manifiestas in­ otros y después en toda la tierra, no
tervenciones de la Virgen en las cala­ debe mirarse como un meteoro reful­
midades públicas que hicieron temblar gente, pero fugaz, ni como un esfuerzo
estos muros de Roma, siempre incólu­ momentáneo ya desaparecido, sino co ­
me gracias a su protección. mo el primer paso prometedór h$em
la completa restauración del espíritu
3. Frente a los graves peligros, exa­ evangélico, que, además de arrancar
minarse qué se debe hacer. Ahora no millones de almas a la eterna ruinares
se os oculta que los peligros que ago­ el único que puede asegurar la ¡¿pnvjb
bian sin cesar a la presente generación vencia pacífica y la fecunda colabora:
son mucho más extensos y graves que ción de los pueblos.
lo fueron las pestes y los cataclismos Y ahora ha llegado el tiempo, Ama­
terrestres, si bien es verdad que la per­ dos Hijos. Ha llegado 3ra el tiempo de
sistencia de su amenaza ha empezado realizar los pasos definitivos; és éí
a hacer a los pueblos como insensibles momento de sacudir el funesto letargo;
y apáticos. ¿No será éste el peor sínto­ es la hora de que todos los buenos,
ma de esa interminable crisis que no todos los que se preocupan de los des­
disminuye y que hace temblar a todas tinos del mundo, se unan y aprieten
las personas conscientes de la realidad? sus filas; es el momento de repetir edil
Por tanto después de recurrir nueva­ el Apóstol: “ Hora est iam nos de som-
mente a la bondad de Dios 3^ a la mise­ no surgere” . ¡Es hora de despertarnos
ricordia de M a r í a , es necesario que del sueño, porque está cerca nuestra
cada fiel, cada hombre de buena vo­ salva ción !^ .
luntad, examine, con resolución digna
de los momentos trascendentales de la 5. Un mundo entero qué rehaeerw
historia humana, qué es lo que puede Es todo un mundo lo que háy .(jue
y debe hacer com o aportación suya a rehacer desde sus cimientos; lo qué'es
la obra salvífica de Dios, en auxilio preciso transformar de rudo eri’ tíítX
del mundo de hoy, abocado a la ruina. mano, de humano en divino, es, dpcir,
según el corazón de Dios. Millones y
4. Después de la floración religiosa millones de hombres claman.
del Año Santo, sacudir el funesto le­ cambio de ruta y miran a la Iglesia:.de
targo. La persistencia de un estado Cristo, como a poderoso y único timo­
general, que no dudamos en llamar nel, que, respetando la libertad huma­
explosivo a cada instante, y cuyo ori­ na, pueda ponerse a la cabeza der tán
gen debe buscarse en la tibieza reli­ grandes empresas, y suplican con pa­
giosa de tantos, en el bajo nivel moral labras clarísimas que sea ella su, güíá,
de la vida pública y privada, en la y más aún con las lágrimas 3^a derra­
sistemática obra de la intoxicación lle­ madas, con las heridas todavía san­
vada a cabo en las almas sencillas, a grantes, señalando los inmensos cemen­
las que se propina el veneno después terios que el odio organizado y arma­
de haberles narcotizado, por decirlo do ha extendido sobre los continentes.
así, el sentido de la verdadera libertad,
no puede dejar a los buenos inmóviles 6 . La responsabilidad del Papa y
en el mismo surco, contemplando con de Roma. ¿Cómo podremos Nos, púes-
¡ . :í V/VjÜ
(2) “ Salvación del pueblo Romano” , “ Puerto (3) Romanos 13, 11.
de la Seguridad Romana” .
E x h o r t a c ió n R adia l “ D al N o stro C u o r e ” 1913

tp;.por Dios, aunque indigno, como luz un tiempo en que las fuerzas opuestas
en ¡ medio de las tinieblas, sal de la se disputan el mundo. Todo esto aguar­
tierrp, pastor de la grey cristiana re­ dan de ella los pueblos cristianos, y,
husar esta misión salvadora? Gomo sobre todo, esperan de ella acción.
aceptamos un día, hoy ya lejano, la
pesada cruz del pontificado porque así 8. Acción y ya no discusión. No es
Dios lo quiso, así ahora Nos somete­ éste el momento de discutir, de buscar
mos al arduo deber de ser, en cuanto nuevos principios, de señalar nuevas
lo; permiten Nuestras débiles fuerzas, metas y objetivos. Unos y otros, ya
heraldo de un mundo mejor, cual Dios conocidos y determinados en su esen­
lo ¡¡quiere, y cuya bandera anhelamos cia, porque han sido enseñados por
confiar primeramente a vosotros, que­ Cristo, aclarados por la elaboración
ridos hijos de Roma, los más próximos secular de la Iglesia y adaptados a las
a Nos y los más particularmente enco­ circunstancias de hoy por los últimos
mendados a Nuestro cuidado, y por Sumos Pontífices, esperan sólo una
eso ¡mismo también puestos como luz cosa: su realización concreta.
sobre- el candelero, levadura entre los
¿Por qué regocijarse escrutando los
hermanos, ciudad sobre el monte; a
caminos de Dios y del espíritu si en la
vosotros, de quienes con todo derecho
práctica se escogen las sendas de la 161
esperan los demás mayor intrepidez y
perdición y se doblega servilmente la
más; generosa presteza. espalda a la tiranía de la carne? ¿Pa­
ra qué serviría el saber y el decir que
7.« ¡ Exhortación a Roma a volver a Dios es Padre y que los hombres son
sus realizaciones históricas de salva­ hermanos si se esquiva toda interven­
ción. Acoged con noble ímpetu de en­ ción divina en la vida pública y pri­
trega, reconociéndola como llamada de vada? ¿Para qué valdría el disputar
Dios y digno criterio de vida, la santa sobre la justicia, sobre la caridad y so­
consigna que vuestro Pastor y Padre bre la paz, si la voluntad está ya re­
os confía: dar comienzo a un potente suelta a huir de la inmolación, si el
despertar de ideas y de obras. Desper­ corazón tiene determinado el concen­
tar que obligue a todos, sin distinción trarse sobre sí mismo en glacial sole­
de¡ estado, al clero y al pueblo, auto­ dad, y si nadie se atreve a romper el
ridades, familias y asociaciones, a to­ primero la barrera del odio que separa
dos y a cada una de las personas, a una para volver a ofrecer un sincero abra­
renovación total de la vida cristiana, a zo? Todo eso no lograría sino hacer
la línea de la defensa de los valores más culpables a los hijos de la luz, a
morales, en la realización de la justicia los cuales si han amado menos, se les
social, en la reconstrucción del orden perdonará menos. No fue con esta
cristiano, de tal manera que hasta el desunión e inercia como logró la Igle­
aspecto externo de la ciudad, ya desde sia en sus principios cambiar la faz
lós * tiempos apostólicos centro de la del mundo y extenderse rápidamente,
Iglesia, aparezca pronto resplandecien­ continuando después su acción bien­
te de santidad y de belleza. hechora durante los siglos y granjeán­
|ua ciudad de Roma, sobre la cual dose la admiración y la confianza de
lodgs las ciudades han ido dejando los pueblos.
las huellas de sus gloriosas realizacio­
nes,, convertidas después en herencia 9. El principal enemigo es la indi­
de. *¡jodo el mundo, ojalá reciba en el ferencia e inercia. Quede bien claro,
siglo, presente, de parte de los hombres Amados Hijos, que la raíz de los males
qpe hoy la pueblan la gloria de ser la presentes y de sus funestas consecuen­
pirqjOJiQtora de la salvación común en cias no está, como en los tiempos ante-
1914 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 204, U M 3

riores al cristianismo o en las regiones llame; señálese a su impaciente anheló


paganas, en la invencible ignorancia el vasto campo que hay que roturar.
de los destinos eternos del hombre o Hay otras, soñolientas, que será preL 162
de los caminos reales para conseguir­ ciso despertar; otras, pusilánimes, que
los, sino más bien en la insensibilidad habrá que alentar, y otras, desorienta­
del espíritu, en la dejadez de la volun­ das, a las que se debe guiar. Se pide a
tad y en la frialdad de los corazones. todas que se encuadren hábilmente,
Los hombres contagiados de peste tal, que se empleen con acierto, que su
como para justificarse, intentan el en­ ritmo de trabajo corresponda a la
volverse en las antiguas tinieblas bus­ urgente necesidad de defensa, de cón-
cando una disculpa en los nuevos y quista y de positiva reconstrucción.1
viejos errores. Es preciso, por tanto, Así volverá Roma a vivir su secular
actuar sobre su voluntad. misión de maestra espiritual de las
gentes, no solamente, como ha sido y
10. Cómo proceder: conocer los ma­ lo es, por la Cátedra de verdad qué
les y atacarlos. La acción a la que hoy Dios estableció en ella, sino también
llamamos a pastores y fieles sea re­ por el ejemplo de su pueblo, ferviente
flejo de la de Dios, sea iluminadora y de nuevo en la fe, ejemplar en las
unificadora, generosa y amable. Para costumbres, unánime en el cumplimien­
ello, enfrentándonos con el estado ac­ to de sus deberes religiosos y cívicos
tual de esta vuestra y Nuestra ciudad, y, si Dios quiere, próspero y feliz. Nos
procurad conocer bien, en concreto, deseamos gustoso que este potente des­
las necesidades; que estén bien claras pertar, al cual hoy os exhortamos, pro­
las metas, bien calculadas las fuerzas movido sin tardanza y continuado te­
disponibles, de modo que los presen­ nazmente según el plan trazado, que
tes recursos iniciales no sean desapro­ otros podrán ilustrar más particular­
vechados por estar desconocidos, ni mente, sea imitado en seguida por las
desordenadamente empleados y gasta­ diócesis vecinas y lejanas, de modo que
dos en actividades secundarias. Que se puedan Nuestros ojos contemplar la
invite a las almas de buena voluntad; vuelta a Cristo, no sólo de las ciuda­
que ellas mismas se ofrezcan espon­ des, sino también de las naciones, de
táneamente. Sea su ley la fidelidad in­ los continentes, de la humanidad en­
condicional a la persona de J e s u c r i s t o tera.
y a sus enseñanzas. Sea humilde y su­
miso su ofrecimiento: que su trabajo 12. La mano en el arado. Manos,
se vierta como elemento activo en la pues, a la obra: muévaos Dios, que
grandiosa corriente que Dios moverá y esto quiere, que os atraiga la grandeza
guiará por medio de sus ministros.1 de la empresa, que os estimule su
urgencia; el justificado temor del por­
11. Primero Roma y después la hu­ venir terrible que se derivaría de una
manidad entera: las clases de almas culpable inercia, venza todo titubeo y
y la secular misión. A este fin invita­ afiance todas las voluntades.
mos a Nuestro Venerable Hermano el
señor Cardenal vicario para que tome 13. Oración y ayuda divina; el auxi­
la alta dirección, en la diócesis de R o­ lio de María. Os apoyarán las oracio­
ma, de esta campaña regeneradora y nes de los humildes y de los pequeños,
salvadora. Estamos seguros de que no a los cuales se dirigen vuestras más
faltarán, ni en número ni en calidad, tiernas solicitudes, los dolores acepta­
corazones generosos que se hagan eco dos y ofrecidos por los que sufren. Fe­
de Nuestro llamamiento y realicen este cundarán vuestros esfuerzos los ejem­
Nuestro deseo. Hay almas fervientes plos y la intercesión de los mártires y
que esperan ansiosamente que se les de los santos que santificaron este sue-
vm, i4 E x h o r t a c ió n R adia l “ D al N o stro C u o r e ” 1915

lo. Bendecirá y multiplicará el feliz 14. La Bendición Apostólica. Que os


éxito, por el cual ardientemente pedi­ sirva, finalmente, de aliento y de ayu­
mos, la Virgen Santísima, la cual, si en da la paternal bendición apostólica que
todo tiempo estuvo dispuesta a exten­ con efusión de espíritu impartimos a
der su mano protectora sobre sus Ro­ todos los que Nos escucháis, a vuestras
manos, no dudamos que querrá tam­ familias, a vuestras empresas y a esta
bién ahora hacer sentir su protección Ciudad Eterna, cuya fe, ya desde los
maternal sobre estos hijos, que tan tiempos del Apóstol, es anunciada en
afectuosa piedad le demostraron en su el mundo entero y cuya cristiana
reciente glorificación, de la cual aun grandeza, faro de verdad, de amor y
resuena en este cielo el poderoso cla­ de paz, se prolonga a lo largo de los
mor de alabanza.4 siglos. ¡Así sea!

(4) Ver Romanos 1, 8.


CARTA APOSTOLICA “SACRO VERGENTE A N N & H*}
(7-VII-1952)

A LOS PUEBLOS DE RUSIA: SU CONSAGRACION AL C O R A Z O N :


INMACULADO DE MARIA : :

PIO PP. XII


A los carísimos pueblos de Rusia: Salud y bendición apostólica
AAS 1. Súplicas de realizar la consagra­ bien Nuestro afecto paternal abraza a
44 ción de Rusia al Corazón Inmaculado todos los pueblos, se dirige en modo
505 de María. Cuando el Año Santo iba particular a los que, no obstante estar
felizmente a terminar, después que por separados de esta Sede Apostólica en
designios divinos, Nos fue dado el de­ gran parte por vicisitudes históricas,
finir solemnemente el dogma de la conservan todavía el nombre cristiano,
Asunción en alma y cuerpo al Cielo de y se encuentran en condiciones tales
la gran Madre de Dios la Virgen M a r í a , que no sólo es dificilísimo el escuchar
fueron muchísimos los que, desde to­ Nuestra voz y conocer las enseñanzas
das las partes del mundo Nos manifes­ de la doctrina católica, sino que son
taron su vivísima alegría; entre éstos inducidos con engañosas y perniciosas
no faltaron quienes al dirigirnos cartas artes a rechazar hasta la fe y el nom­
de agradecimiento, suplicaran insisten­ bre mismo de Dios.
temente que, en las tribulaciones del Apenas fuimos elevados al Pontifi­
momento presente, consagráramos todo cado Supremo, Nuestro pensamiento
el pueblo de Rusia al Corazón Inmacu­ voló hacia vosotros, que formáis un
lado de la misma Virgen M a r í a . inmenso pueblo, insigne en la historia
por sus gloriosas empresas, su amor
2. Agrado del Papa por ello y su be­ patrio, su laboriosidad y sobriedad, su
nevolencia al pueblo ruso. Tal súplica piedad, para con Dios y con la Virgen
Nos fue sumamente grata, ya que si M a r ía .

(*) A. A. S. 44 (1952) 505-511. La versión es de Mater Ecclesia (UM del CL) Año XIII, N? 46 pág.
2-7, Enero-Abril de 1953. Los subtítulos son de responsabilidad de la 2? edición. En el “ Indice” de AAS
figura esta Carta Apostólica con las palabras iniciales del saludo: Carissimis Russise Populis.
Algunas palabras sirvan de introducción al fondo doctrinario e histórico de esta Carta Apostólica.
El 10 de Diciembre de 1925 apareció N. Sra. de Fátima con el Niño Jesús a Lucía, la vidente aun viva
de Fátima, y pidió la celebración de los primeros sábados en reparación de la ingratitud y los agra­
vios con que los hombres la ofendían y en 1929, en una nueva aparición, pidió que el Padre Santo,
en unión con los obispos del mundo, consagraran a Rusia al inmaculado Corazón de María.
La devoción al Corazón de María no data de esa fecha sino que tiene, naturalmente un origen más
antiguo, si no queremos considerar el mismo Evangelio y la doctrina y las loas de los santos Padres
como fuente de ella. Entre los grandes místicos y teólogos de la Edad Media y siglos posteriores no
faltaban devotos tanto del Sagrado Corazón de Jesús como del corazón de María. El culto litúrgico
del Corazón de María, empero, comenzó con San Juan Eudes (1601-1680) a quien debemos “ considerar
como Padre... Maestro... y Apóstol de esta amable devoción” , según las palabras de San Pío X en el
decreto de beatificación de este siervo de Dios, Juan Eudes (ll-IV-1909). Este santo celebró con sus
religiosos ya en 1643 o sea, 20 años antes de la primera celebración oficial de la fiesta del Sagrado
Corazón de Jesús, la fiesta del Corazón de María, y en 1648 se introdujo esa fiesta oficialmente en la
Liturgia. Muchos Obispos, posteriormente permitieron el culto al Corazón de María en sus diócesis,
y los Sumos Pontífices autorizaron a muchas asociaciones pías llevar ese título. Pío VII anunció en
1805 que los Institutos y diócesis que desearan celebrar esta fiesta podrían solicitarlo; y mientras la
Sagrada Congregación de Ritos en el año 1729 había desechado la solicitud del P. J. de Gallifet S. J.
de introducir esa fiesta entoda la Iglesia, Pío IX aprobó el 21-VII-1855 Misa y Oficio propios (en “ pro
aliquibus locis” del Misal) para toda la Iglesia. En el siglo 18 veinte Intitutos religiosos llevaron el
nombre del Corazón de María; en el primer cuarto de siglo del nuestro ya son 31. La idea que ya el
P. de Gallifet había acentuado, el de la reparación, se destacaba siempre más, para convertirse en un
elemento esencial de la devoción al Corazón de María (paralelamente al movimiento que se observó
en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús).

— 1916 —
205* 3 C a r t a A postólic a “ S a c r o V ergente A n n o ” 1917

3. Plegarias del Papa por Rusia. No cada uno de vosotros pueda defender
liemos cesado jamás de elevar Nuestras la propia dignidad humana, conocer
súplicas a Dios para que os asista siem­ las enseñanzas de la verdadera religión
pre con su luz y con su ayuda divina y dar a Dios el debido culto, no sólo
506 y os conceda a todos poder alcanzar, en lo íntimo de la propia conciencia,
junto con una justa prosperidad mate­ sino incluso abiertamente, en las acti­
rial, aquella libertad mediante la cual vidades de la vida pública y privada.
El P. Alfredo Dechamps S. J. inició, con la aprobación del Arzobispo de Toulouse, en el año de la
consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús (1900) el movimiento de la Consagración del
mundo al C o r a z ó n de M a ría , presentando en Roma una solicitud con un millón de firmas; otras so­
licitudes fueron presentadas en 1906, 1908 y 1920. Con motivo del 25? Congreso Eucarístico Interna­
cional éh Lourdes (22-26 de Agosto de 1914) pidió Lourdes, en solicitud a P í o X , se dignara, consagrar
el mundo al Corazón de María por su Legado, presente en el Congreso. Casi todos los Congresos
Marianos fomentaban ese movimiento y el de Lourdes del año 1930 aclamó la ‘m oción” de la consa­
gración del mundo al Inmaculado Corazón de M a ría ” , Las apariciones en Fátima y su progresivo
conocimiento precipitaron los acontecimientos. Por la amenaza de una cada día más intensa propa­
ganda comunista, los Obispos de Portugal consagraron sus diócesis, y el 13 de Mayo de 1931 todo su
país ál Inmaculado Corazón de M a ría , consagración que se renovó en forma solemnísima en Fátima
en 1937. En este mismo año elevaron una solicitud a Pío XI pidiendo “ se dignara consagrar a todo el
mundo al purísimo Corazón de M a ría a fin de que los pueblos se vieran libres de los peligros que los
amenazaban por doquiera y se consolidara, por la intercesión de la Madre de Dios, la paz de Cristo
eii el reino de Cristo” . En el 259 aniversario de la última de las apariciones de Fátima (13-X-1942) lo
volvieron a solicitar a S. S. P í o X II.
El 31 de octubre de 1942, consagró, efectivamente, P ío X I I la Iglesia y el género humano al In­
maculado Corazón de María. En su respectivo Radiomensaje dijo el Sumo Pontífice dirigiéndose al
clero y pueblo fiel de Portugal que varias veces en este año de gracia habían llevado a cabo pere­
grinaciones a Fátima para agradecer sus beneficios a la santísima Virgen e implorar su amparo y
protección para Portugal mismo, sus colonias y el mundo entero; habló luego 19 sobre la gratitud que
deberían sentir por haberse librado, “ la Terra de Santa María” , miles de veces en sus horas trágicas
y oscuras de grandes calamidades y por la relativa paz y bienestar que ahora gozaba; 29 sobre la
confianza de que la Madre de Dios los preservará de todo mal, y para que esa confianza no fuera
temeraria debían cumplir con la promesa de la juventud católica en Fátima y “ vivir como católicos
sinceros, convencidos y al cien por ciento su religión” , rezar el Rosario y hacer penitencia; y 39 sobre
la plegaria que todos debían elevar a M a ría para que “ la Reina del Rosario, el auxilio de los cristianos,
el refugio del género humano y la vencedora en todos los combates de Dios” les alcanzara la paz en
esta tremenda tragedia de la segunda guerra mundial.
Por eso dijo al fin el Papa, “ Nos dirigimos en esta' hora trágica de la historia humana a Ti, a
tu Inmaculado Corazón; a Ti, a tu inmaculado Corazón nos entregamos y a él consagramos no sólo a
la Iglesia, el Cuerpo Místico de Tu Jesús quien en tantos miembros sufre y sangra y es tantas veces
martirizado, sino también el mundo entero el cual en salvaje discordia se dilacera, arde en llamas
de odio y se ha convertido en víctima de su propia iniquidad” .
La festividad del Inmaculado Corazón de María se celebra todos los años como fiesta doble de
segunda clase, con Misa y Oficio propios el 22 de agosto.
En 1952, como se ve por la fecha de la presente Constitución Apostólica, las insistentes súplicas
movieron a Pío XII a consagrar también al pueblo Ruso, en especial, al Inmaculado Corazón de María.
No es, pues, un hecho teológico aislado pero especialmente significativo.
El 12 de octubre de 1954 también España se consagró al Inmaculado Corazón de María. P í o X I I ,
dirigió en ese día una alocución al pueblo español que clausuraba su Congreso Nacional Mariano
(A.A.S. 46 [1954] 680-683). El texto es el siguiente:
E L R A D IO M E N S A J E
AAS Venerables hermanos y amados hijos que, clausurando vuestro Congreso Nacional Mariano, os
46 consagráis a vosotros mismos y vuestra Patria al Inmaculado Corazón de María:
680 1. E l P a d r e S a n to q u is ie r a e s ta r p r e s e n te . Quien Nos pudiera dar en estos momentos, que, así como
con Nuestra voz conseguimos hacernos presentes en medio de vosotros, lo pudiéramos hacer igualmente
con Nuestros ojos y Nuestros oídos, para escuchar el voltear de las campanas de toda España, las
salvas de honor, los vítores y las aclamaciones, los suspiros y las plegarias que suben a lo alto; para
ver a todo un pueblo agolpándose ante los altares de su Madre y Señora, ofreciéndole su corazón
y su vida? B ie n a v e n tu r a d o s los o jo s q u e ven lo qu e v o s o t r o s ve is y los o íd o s qu e o y e n lo q u e v o s o t r o s
o ís (Cf. Mat. 13, 16).
2. E sp a ñ a , “ T ie r r a d e M a ría ” . Porque España ha sido siempre, por antonomasia, la “ t ie r r a d e
M a ría S a n tís im a ” , y no hay un momento de su historia, ni un palmo de su suelo, que no estén señala­
dos con su nombre dulcísimo. La histórica catedral, el sencillo templo o la humilde ermita a Ella
están dedicadas; y si quisiéramos solamente evocar, según se Nos vienen a las mientes, algunas de las
advocaciones principales que, como piedras preciosas en manto riquísimo, son ornamento del territorio
español; la Peña de Francia, la Fuencisla y Monsalud; la Almudena, el Sagrario y los Desamparados;
Guadalupe, los Reyes y las Angustias, Nos parecería o que estábamos recorriendo la topografía nacional
o que íbamos fijando los hitos principales de la historia de España.
Eran pinceles españoles los de Juan d e J u anes, Z u r b a r á n , E l G r e c o , y M u r illo ; y por eso rivalizaron
en representarla cual más hermosa. Gubias y cinceles españoles fueron los de G r e g o r io H e r n á n d e z , 681
A lo n s o C an o, M a rtín e z M o n ta ñ é s y S a lc illo ; y, por serlo, no pudieron menos de estar dedicados de
modo especial al servicio de la Madre amantísima. Y si es un Rey Santo el que cabalga para con­
quistar' Sevilla, irá con Nuestra Señora en el arzón; y si son proas castellanas las que, precisamente
tal día como hoy, violan el secreto de las tierras americanas, sobre una de ellas irá escrito necesa­
riamente el nombre de ” S an ta M a r ía ” , ese nombre que luego el misonero y el conquistador irán de­
jando en la cima inaccesible, en el centro de la llanura sin fin o en el corazón de la selva impenetrable
para que sea también allí fuente de gracia y de bendición.
1918 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 205, 4

4. Benevolencia de los Predecesores. y M e t o d i o , que junto con la reli­


r il o
Por lo demás, bien sabéis que Nuestros gión cristiana llevaron a los antepasa­
Predecesores, cada vez que les fue dos de aquéllos incluso la civilización,
posible, no tuvieron más empeño que se dirigieron a esta ciudad para que la
manifestaros su benevolencia y daros obra de su apostolado fuese avalada por
su ayuda. Sabéis que los Apóstoles de la autoridad de los Romanos Pontífi­
los eslavos occidentales, los santos Ci­ ces. Y mientras ellos entran en Roma,
3. Se destaca la advocasión del Pilar. Pero entre tantas advocaciones, Venerables Hermanos y
amados hijos, acaso ninguna para vosotros tan entrañable ni tan enraizada en vuestra carne misma
como esa Virgen Santísima del Pilar que en estos instantes tenéis ante los ojos.
4. Zaragoza: “ Hispanidad” . ¡Y tú, oh Zaragoza, no serás ya insigne por tu privilegiada posición,
por tu cielo purísimo o por tu rica vega, “ loci amoenitate, deliciis prsestantior civitatibus Hispanice
cunctis” , (por la amenidad del lugar y las delicias más eximias que las de todas las ciudades de Espa­
ña” ),como la llama el gran Isidoro de Sevilla; no lo serás por tus magníficos edificios, donde galana­
mente se salta, sin desentonar, de los primeros mozárabes a las elegancias platerescas; no lo serás por
haber oído el paso cadencioso de las legiones romanas o por el aliento indomable que te sostuvo “ siempre
heroica” en los heroicos Sitios; lo serás por tu tradición cristiana, por tus obispos, Félix, en pluma
de San Cipriano, “ fidei cultor ac defensor civitatis” “ Apóstol de la fe y defensor del reino” (De hseret.
bapt. 6, Migne pl. 3, 1066),San Valero y San Braulio; por Santa Engracia y los Mártires innumerables,
a los cuales podemos añadir el santo niño, embellecido también con la púrpura de su sangre,Domin-
güito de Val; lo serás, sobre todo, por esa columna contra la cual, rodando los siglos, como contra la
roca inconmovible que, en el acantilado, desafía y doma las iras del mar, se romperán las oleadas
de las herejías en el período gótico, las nuevas persecuciones de la dominación arábiga y la impiedad
de los tiempos nuevos, resultando así cimiento inquebrantable, inexpugnable vallador e insuperable
ornamento no sólo de una nación grande, sino también de toda una dilatada y gloriosa estirpe!
“ Yo he elegido y santificado esta casa —parece decir Ella desde su pilar— para que en ella sea
invocado mi nombre y para morar en ella por siempre (véase II Par. 7, 16); y toda la Hispanidad,
representada ante la Capilla angélica por sus airosas banderas, parece que le responde: “ Y nosotros
<í82 te prometemos quedar de guardia aquí para velar por tu honra, para serte siempre fieles y para in­
condicionalmente servirte”
5. Hoy toda España reunida para honrar el Inmaculado Corazón de María. Pero hoy vootros, Ve­
nerables Hermanos y amados hijos, si habéis venido aquí, si os habéis reunido en todos los centros
marianos de la Nación, ha sido con una intención precisa: evocando aquella jornada inolvidable en
el Cerro de los Angeles, de 1919, donde España se consagró al Corazón Sacratísimo de Jesús, os habéis
hoy querido consagrar al de María, en la confianza de que, en esta hora ardua de la humanidad, Dios
querrá salvar al mundo por medio de aquel Corazón Inmaculado.
¡Bien merece, sin duda ninguna, hijos amadísimos, esta manifestación de vuestra piedad ei Corazón
Purísimo de la Virgen, sede de aquel amor, de aquel dolor, de aquella compasión y de todos aquellos
altísimos afectos que tanta parte fueron en la redención nuestra, principalmente cuando Ella stabat
iuxta Crucem, velaba en pie junto a la cruz (véase Juan 19, 25); bien lo merece aquel Corazón, símbolo
de toda una vida interior, cuya perfección moral, cuyos méritos y virtudes escaparían a toda humana
ponderaciónl Y bien justo es también que lo hagáis vosotros, si no fuera por otra razón, por ser la
patria de San Antonio María Claret, apóstol infatigable de esta devoción, que Nos mismo hemos ele­
vado al honor máximo de los altares.
6. En las actuales calamidades acudir al Corazón dulcísimo. Pero Nos creemos que hoy más que
nunca, precisamente porque las nubes cargan sobre el horizonte, precisamente porque en algunos mo­
mentos se diría que las tinieblas van borrando aún más los caminos, precisamente porque la audacia
de los ministros del averno parece que aumenta más y más; preciamente por eso, creemos que la
humanidad entera debe correr a este puerto de salvación, que Nos le hemos indicado como finalidad
principal de este Año Mariano, debe refugiarse en esta fortaleza, debe confiar en este Corazón dulcí­
simo que, para salvarnos, pide solamente oración y penitencia, pide solamente correspondencia.
7. Promesa de Vasallaje. Prometédsela vosotros, hijos amadísimos de toda España; prometedle
vivir una vida de piedad cada día más intensa, más profunda y más sincera; prometedle velar por
la pureza de las costumbres, que fueron siempre honor de vuestra gente; prometedle no abrir jamás
vuestras puertas a ideas y a principios que, por triste experiencia, bien sabéis adónde conducen; pro­
metedle no permitir que se resquebraje la solidez de vuestro alcázar familiar, puntal fundamental de
toda sociedad; prometedle reprimir el deseo de gozos inmoderados, la codicia de los bienes de este
mundo, ponzoña capaz de destruir el organismo más robusto y mejor constituido; prometedle amar
a vuestros hermanos, a todos vuestros hermanos, pero principalmente al humilde y al menesteroso
<583 tantas veces ofendido por la ostentación del lujo y del placer! Y Ella entonces seguirá siempre siendo
vuestra especial protectora.
8. El Papa pronuncia la consagración. “ Ante vuestro trono, pues, oh María Santísima del Pilar
—diremos, parafraseando las palabras por Nos mismo pronunciadas en ocasión solemnísima (véase
Discursos y Radiomen. IV, 260)— Nos, como Padre común de la familia cristiana, como Vicario de
Aquel a quien fue dado todo poder en el cielo y en la tierra, a Vos, a vuestro Corazón Inmaculado
confiamos, entregamos y consagramos no sólo toda esa inmensa multitud ahí presente, sino también
toda la nación española, para que vuestro amor y patrocinio acelere la hora del triunfo en todo el
mundo del Reino de Dios y todas las generaciones humanas, pacificadas entre sí y con Dios, os pro­
clamen Bienaventurada, entonando con Vos, de un polo al otro de la tierra, el eterno Magnificat de
gloria, amor y gratitud al Corazón de Jesús, único refugio donde pueden hallarse la Verdad, la vida
y la Paz” .
9. Bendición Apostólica. Que la bendición del cielo, de la que quiere ser prenda la Bendición Nuestra,
descienda sobre todos vosotros: sobre Nuestro dignísimo Cardenal Legado; sobre el Jefe del Estado;
sobre todos Nuestros Hermanos en el Episcopado ahí presentes; sobre todas las autoridades; sobre el
clero, religiosos y fieles que están en estos momentos oyéndonos y sobre toda la Nación española, a
la que continuamente deseamos toda clase de bienes y de prosperidades.
205, 5-8 C a r t a A po stólica “ Sa c r o V ergente A n n o ” 1919

Nuestro Predecesor A d r ia n o II, de fe­ y confirmada por vos en el caso que


liz memoria, sale a su encuentro tribu­ hubiera obtenido el favor y la protec­
tándoles grandes honores, acompañado ción de la autoridad apostólica. Como
del clero y del p u e b l o y después de estos deseos y estas peticiones parecían
haber aprobado y alabado su labor, no legítimas, tanto por vuestro consenti­
sólo los eleva al Episcopado, sino que miento como por la devoción del soli­
él mismo quiere consagrarlos Obispos citante, Nos las hemos acogido final­
con la solemne majestad de los ritos mente, y le hemos entregado de parte
sagrados. de San Pedro el gobierno de vuestro
reino, con esta intención y este vehe­
5. En el siglo X ? Por lo que toca mente deseo, que el bienaventurado
a vuestros antepasados, los Romanos Pedro, con su intercesión ante Dios
Pontífices buscaron, cada vez que las guarde a vos, a vuestro reino y a todas
circunstancias lo permitieron, el modo vuestras cosas, y haga que poseáis di­
de trabar y consolidar con ellos lazos cho reino con toda paz e incluso con
de amistad. Así en el año 977 Nuestro honor y gloria hasta el fin de vuestra
Predecesor B e n e d ic t o VII, de feliz me­ vida<<1
2\1
3
moria, mandó sus legados al príncipe
J a r o p o l k , hermano del célebre W l a d i - 7. En los siglos posteriores. Del
m i r o ; y Nuestros Predecesores J u a n mismo modo se ha de notar y tener
XV en el año 991 y S il v e s t r e II en el muy en cuenta que I s i d o r o , Metropo­
de 999 enviaron legaciones al mismo lita de Kiev, en el Concilio Ecuménico
gran príncipe W l a d i m i r o , bajo cuyos de Florencia, firmó el decreto que san­
auspicios resplandecieron por vez pri­ cionaba solemnemente la unión de la
mera entre vuestra gente el nombre y Iglesia Oriental y Occidental bajo la
la civilización cristiana; a lo que el autoridad del Romano Pontífice; y esto
mismo W l a d i m i r o correspondió cor- valió para toda su Provincia Eclesiás­
tésmente mandando a su vez legados a tica, es decir para el entero reino de
dichos Romanos Pontífices. Es digno Rusia; sanción de unidad a la que él,
de notar que en el tiempo en que este por su parte permaneció fiel hasta el
príncipe llevó sus pueblos a la Religión fin de sus días.
de J e s u c r i s t o , la cristiandad oriental y Pero si entretanto y en lo sucesivo,
occidental estaban unidas bajo la auto­ por motivo de un conjunto de circuns­
ridad del Romano Pontífice, como Jefe tancias adversas, se hicieron más difí­
Supremo de toda la Iglesia. ciles las comunicaciones de una y otra
parte, y por consiguiente más dificul­
6. En el siglo XI? Más aún, no mu­ tosa también la unión de los espíritus
chos años después, es decir en 1075, — aunque hasta el 1448 no haya nin­
vuestro príncipe I s j a s l a v mandó al Su­ gún documento público que declare a
mo Pontífice G r e g o r io VII s u propio vuestra Iglesia como separada de la
hijo J a r o p o l k ; y éste Predecesor Nues­ Sede Apostólica— ; sin embargo en lí­
tro, de inmortal memoria, escribió así neas generales esto no se ha de atribuir
a dicho príncipe y a su augusta con­ al pueblo eslavo, ni ciertamente a Nues­
sorte: Mientras, vuestro hijo visitaba tros Predecesores, los cuales siempre
los sagrados sepulcros de los Apóstoles trataron con paternal afecto a esos pue­
vino a vernos, y dado que quería obte­ blos y, cuando les fue posible, se preo­
ner aquel reino de Nuestra mano como cuparon de protegerlos y ayudarlos a
un don de San Pedro, habiendo hecho toda costa.
profesión de fidelidad a San Pedro,
príncipe de los Apóstoles, lo pidió con 8. La ayuda materia! en nuestros
devotas súplicas asegurando sin duda tiempos. Dejando a un lado no pocos
alguna que su petición sería ratificada otros documentos históricos en los que
(1) León X lll, Encíclica Grande Munus, 30- 236 (Migne PL 148 col 425-B y C; este mismo texto
IX-1880, Act. Leonis XIII, vol. II, p. 129; A. S. S. se da allí como dirigido [pars. I, lib. II, Epist. 74]
13, 145; en esta Colección: Encícl. 35 pág. 257. en pl año 1075, a Demetrio, rey de los rusos y su
(2) Registrum Gregorii VII 1, 2 n. 74, In. Mo- esposa).
num. Germán. Histor. Epistol. select. II, 1, pág.
1920 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 205, 9-10

aparece la benevolencia de Nuestros las oraciones que Nuestro Predecesor


Predecesores hacia vuestra nación, no León XIII, de feliz memoria, impuso
podemos menos de aludir brevemente a los sacerdotes para recitarlas con el
a lo que hicieron los Sumos Pontífices pueblo después de la Santa Misa; los
B e n e d i c t o XV y Pío XI, cuando, des­ obispos y el clero secular y regular
pués del conflicto europeo, ingentes pongan gran cuidado en inculcar esto a
multitudes de hombres, mujeres, ino­ los fieles, o a los que asistan a la Misa
centes niños y niñas, especialmente en y no dejen de recordárselo frecuente­
las regiones meridionales de vuestra m en te^ .
patria, se vieron azotados por una te­
rrible carestía y sumidos en tremenda 10. La acción de Pío XII. Nos de
miseria. Ellos en efecto, movidos por buen grado confirmamos y renovamos
afecto paterno hacia vuestros compa­ esta exhortación y esta orden, desde el
triotas, enviaron a esas poblaciones momento que la situación religiosa
víveres, vestidos y gran cantidad de actual entre vosotros no ha mejorado
dinero recogido entre los católicos, pa­ ciertamente, y porque Nos sentimos ani­
ra ir en ayuda de todos aquellos ham­ mados del mismo vivísimo afecto y de
brientos e infelices y poder aliviar de los mismos cuidados hacia esas gentes.
algún modo sus calamidades.
Cuando estalló el último tremendo y
largo conflicto hicimos todo lo que
9. Ayuda espiritual. Pero Nuestrosestaba en Nuestras manos, con la pa­
Predecesores, según sus posibilidades, labra, con exhortaciones, con obras
no sólo remediaron las necesidades ma­ para que las discordias fuesen com ­
teriales, sino también las espirituales; puestas con una equitativa y justa paz,
en efecto, no contentándose con elevar y para que todos los pueblos, sin dife­
oraciones al Padre de las misericordias rencia de estirpes, se unieran amigable
508 y fuente de todo c o n s u e l o por vues­ y fraternalmente, y colaborasen juntos
tra situación religiosa, tan agitada y por alcanzar una mayor prosperidad.
perturbada, ya que los enemigos de Jamás, incluso en aquel tiempo, salió
Dios pretenden arrancar de las almas de Nuestra boca una palabra que pu­
la fe y la noción misma de la Divini­ diera parecer injusta o dura para nin­
dad, quisieron además que se hiciesen guno de los beligerantes. Hemos re­
oraciones públicas. Y así el Sumo Pon­ probado ciertamente, como se debía
tífice Pío XI, en el año 1930, mandó hacer, cualquier injusticia o cualquier
que en el día de S a n J o s é Patrón de la violación del derecho; pero esto lo hi­
Iglesia Universal fuesen elevadas a cimos de manera que evitásemos con
Dios oraciones públicas en la Basílica toda diligencia cuanto podía convertir­
Vaticana por las desgraciadas condicio­ se, aunque injustamente, en motivo de
nes de la Religión en R u sia^ y él aflicciones mayores para los pueblos
mismo quiso estar presente, rodeado oprimidos. Y cuando desde alguna par­
por una numerosísima y piadosa mul­ te se presionaba para que Nos de algún
titud de pueblo. Además, en la solemne modo, o de palabra o por escrito, apro­
Alocución Consistorial exhortó a todos básemos la guerra emprendida contra
con estas palabras: Es necesario rogar Rusia en el año 1941, jamás consenti­
a Cristo Redentor del género humano, mos hacerlo, com o claramente dijimos
para que se restituya la paz y la liber­ el 25 de febrero de 1946, en el discurso
tad de profesar la fe a los infelices hi­ pronunciado delante del Sacro Colegio
jos de Rusia; y queremos que por esta y de todas las misiones diplomáticas
intención, es decir por Rusia, se recen acreditadas ante la Santa Sede(6).
(3) Véase II Corint. 1, 3. (4)]; A. A. S. 22 (1930) 301.
(4) Pío XI, Alocución Consistorial Indictam (6) Pío XII, Alocución Respuesta al Embajador
ante calholico o rb i", 30-VI-1930, en la creación y de Portugal. Antonio Carneiro-Pacheco en pre­
publicación de los nuevos cardenales; A. A. S. 22 sencia del Sacro Colegio de Cardenales; “ L'élé-
(1930) 300. valión des pcnsóes” 25-11-1946; A. A. S. 38 (1946)
(5) Pío XI, Alocución Consistorial [véase nota 154.
205, 11-14 C a r ta A postólica “ S a c r o V ergente A n n o ” 1921

509 11. Respeto del Papa por todas las por lo tanto, bien estén en guerra con
naeiones. Cuando se trata de defen­ las armas, o en desacuerdo por graves
der la causa de la Religión, de la ver­ disensiones, son considerados por Nos
dad, de la justicia y de la civilización como hijos iguales queridísimos; y no
cristiana, no podemos callar cierta­ deseamos otra cosa, no pedimos al
mente; sin embargo Nuestros pensa­ Señor con la oración más que la mutua
mientos y Nuestras intenciones están concordia, la justa y verdadera paz,
siempre dirigidos a este fin, a saber, y una prosperidad cada vez mayor.
que no con la violencia de las armas, Mas bien, si algunos, engañados por
sino con la majestad del derecho se las mentiras y las calumnias, Nos pro­
gobierne a todos los pueblos, y que fesan abierta hostilidad, Nos estamos
cada uno de ellos, poseyendo la liber­ animados hacia ellos de una mayor
tad civil y religiosa dentro de los lími­ compasión y de un más ardiente afecto.
tes de la propia Patria, sea conducido
hacia la concordia, la paz y la vida 13. A pesar de las calumnias ama a
de trabajo, de la que cada uno de los los que yerran y condena el error. He­
ciudadanos pueda obtener cuando le mos condenado sin duda y rechazado,
es necesario para alimentación, la ha­ como exige el deber de Nuestro oficio,
bitación, el sustentamiento y gobierno los errores que los partidarios del co ­
de la propia familia. Nuestras palabras munismo ateo enseñan y se esfuerzan
y Nuestras exhortaciones se refirieron en propagar con sumo daño para los
y se refieren a todas las naciones, y ciudadanos; pero a los errantes, en vez
por consiguiente también a vosotros, de rechazarlos, les deseamos que vuel­
que siempre habéis estado presentes van a la verdad y sean conducidos de
en Nuestro corazón y cuyas necesida­ nuevo al camino recto. Hemos puesto
des y calamidades deseamos aliviar se­ de manifiesto y reprobado estas menti­
gún permitan Nuestras fuerzas.1 2 ras, que frecuentemente se presenta­
ban bajo falsas apariencias de verdad,
12. Amor universal del Papa, pese precisamente porque sentimos hacia
a los ataques. Los que no aman la vosotros afecto de padre y buscamos
mentira sino la verdad saben que du­ vuestro bien. Nos, en efecto, tenemos
rante todo el curso del reciente con­ la firme certeza que de estos errores
flicto Nos hemos demostrado imparcia­ no pueden sobreveniros sino grandísi­
les Con todos los beligerantes, y de mos daños, porque no sólo arrancan de
ello frecuentemente hemos dado prue­ vuestras almas la luz sobrenatural y
ba con las palabras y con las obras, los supremos consuelos que provienen 510
y hemos abarcado en Nuestra ferven­ de la piedad y del culto a Dios, sino
tísima caridad a todas las Naciones, que incluso os despojan de la dignidad
aun a aquellas cuyos gobernantes se humana y de la libertad debida a
profesan enemigos de esta Sede Apos­ los ciudadanos.
tólica, y a aquellas también en las que
los enemigos de Dios, combaten fiera­ 14. El pueblo ruso conserva la fe y
mente todo lo que tiene algo de cris­ su amor a María. Sabemos que mu­
tiano y de divino, y buscan el borrarlo chos de vosotros conservan la fe cris­
de las almas d° los ciudadanos. En tiana en el santuario íntimo de la pro­
efecto, por mandato de Jesucristo, que pia conciencia, que en ninguna forma
encomendó la entera grey del pueblo se dejan inducir a favorecer a los ene­
cristiano a S a n P e d r o , Príncipe de los migos de la Religión, sino que antes
Apóstoles*7*, — del cual somos indig­ bien desean ardientemente profesar las
nos Sucesores— Nos amamos con in­ enseñanzas cristianas, únicos y seguros
tenso amor a todos los pueblos y desea­ fundamentos de la sociedad civil, no
mos buscar la prosperidad terrena y solamente en privado, sino que, si fue­
la salud eterna de cada uno. Todos, ra posible, incluso en público, como
(7.) Véase Juan 21, 15-17.
Encíclicas Pontificias 61
1922 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 205, 15-18

conviene a personas libres. Y sabemos 16. Plegaria para que se restaure


aún, con suma esperanza Nuestra y en Rusia la fe y el bienestar. Nos tam­
grandísimo consuelo, que amáis y hon­ bién junto con vosotros elevamos n
ráis a la Virgen M a r í a Madre de Dios Ella Nuestras oraciones suplicantes pa­
con ferventísimo afecto y que veneráis ra que la verdad cristiana, decoro y
sus sagradas imágenes. Sabemos que sostén de la convivencia humana, se
en el Kremlin mismo se construyó un refuerce y vigorice entre los pueblos
templo — hoy desgraciadamente cerra­ de Rusia, y todos los engaños de los
do al culto divino— dedicado a la enemigos de la Religión, todos sus
Asunción de M a r í a Santísima a los Cie­ errores y falaces artes sean rechazados
los; lo que es una prueba clarísima del y alejados de vosotros; para que las
amor que vuestros antepasados y vos­ costumbres públicas y privadas vuel­
otros tenéis a la Gran Madre de Dios. van a estar conformes con las normas
evangélicas; para que especialmente
15. La salvación por María. Ahora aquellos que de entre vosotros se pro­
bien, Nos sabemos que no puede faltar fesan católicos, aunque privados de sus
la esperanza de salvación allí donde Pastores, resistan con intrépida forta­
las almas se dirigen con sincera y fer­ leza a los asaltos de la impiedad si es
viente piedad a la Santísima Madre de necesario, hasta llegar a morir; para
Dios. De hecho, por mucho que se que la justa libertad que conviene a la
esfuercen los hombres, por impíos y persona humana, a los ciudadanos y
poderosos que sean, en extirpar de los a los cristianos les sea restituida a
corazones de los ciudadanos la santa todos, como a ello tienen derecho, y en
Religión y la virtud cristiana, por más primer lugar les sea devuelta la Iglesia,
que Satanás mismo busque el fomentar que tiene el mandato divino de instruir 5
con toda clase de medios esta lucha a los hombres en las verdades religio­
sacrilega, según la sentencia del Após­ sas y en la virtud; y finalmente para
tol de las Gentes: ...no tenemos que que la verdadera paz resplandezca en
combatir contra la carne y la sangre, vuestra queridísima Nación y en toda
sino contra los príncipes y las potesta­ la humanidad y que esta paz, fundada
des, contra los dominadores de este en la justicia y alimentada por la ca­
mundo tenebroso, contra los espíritus ridad, dirija a todas las gentes a aque­
malignos...<8); sin embargo, si M a r í a lla prosperidad común de individuos
interpone su poderoso patrocinio, las y pueblos que proviene de la mutua
puertas del infierno no podrán preva­ concordia de los espíritus.
l e c e r Ella, en efecto, es la afabilísi­
ma y poderosísima Madre de Dios y de 17. Por la intercesión de María.
todos nosotros, y jamás se ha oído en Dígnese Nuestra amorosísima Madre
el mundo que alguien haya recurrido mirar también con ojos benignos a
suplicante a Ella y no haya probado aquellos que organizan las formaciones
su poderosísima intercesión. Continuad, de ateos militantes y dan todo género
por tanto, como estáis acostumbrados, de ayuda a sus iniciativas. Quiera Ella
a venerarla con ferviente piedad, a iluminar sus mentes con la luz que
amarla ardientemente y a invocarla viene de lo alto y dirigir con la gracia
con estas palabras, que os son familia­ divina sus corazones hacia la salva­
res: A tí únicamente ha sido concedido, ción.
Santísima y Purísima Madre de Dios, 18. Consagración de Rusia al Cora­
de ser siempre escuchada8
(10).
8
9 zón inmaculado de María. Nos, por
(8) Efes. 6, 12. quien lo compuso en acción de gracias por la
(9) Mat. 16, 18. salvación de los bárbaros Avaros (año 636). Otros,
(10) Acathistus de la fiesta de Patrocinio de la más modernos, dicen que el autor es desconocido
santísima Madre de Dios, Kondak 3, “ Acatistos” y que algunas razones hablan en favor de Ro­
[quiere decir, “ de pie” , pues debía cantarse así] manos, “ el melodós” , el músico, un gran santo
es un himno mariano alfabético de gran valor de la Iglesia ortodoxa y el poeta más notable de
poético, en la Liturgia de la Iglesia griega en el la edad media griega, nacido en Emesa, Siria,
día sábado antes del 5# Domingo Cuaresmal. El por los años 490 y muerto alrededor de 560.
autor es, probablemente, el patriarca Sergio,
205, 19 C a r t a A postólica “ S a c r o V ergente A n n o ” 1923

tanto, para que Nuestras oraciones y Cristo, que es Reino de verdad y de


las vuestras sean escuchadas más fá­ vida, Reino de santidad y de gracia,
cilmente y para daros una prueba es­ Reino de justicia, de amor y de pazOD
pecial de Nuestra particular benevolen­ triunfe y se consolide establemente en
cia, lo mismo que hace pocos años con ­ todas las partes de la tierra.
sagramos todo el mundo al Corazón
Inmaculado de la Virgen Madre de 19. Plegaria a la Virgen. Con ora­
Dios, así ahora, de manera especialí- ción suplicante rogamos a la misma
sima, consagramos todos los pueblos de clementísima Madre que asista a cada
Husia al mismo Corazón Inmaculado, uno de vosotros en las presentes cala
sn la firme confianza de que con el midades, y obtenga de su Divino Hijo
poderosísimo patrocinio de la Virgen para vuestras mentes la luz del Cielo
M a r í a se realizarán cuanto antes los e impetre para vuestras almas la virtud
votos que Nos, vosotros, y todos los y la fortaleza, mediante las cuales, sos­
buenos formulan por una verdadera tenidos por la gracia divina, podáis
paz, por una concordia fraternal y poi triunfar victoriosamente de la impie­
la debida libertad para todos y en pri­ dad y del error.
mer lugar para la Iglesia; de forma Dado en Roma, junto a San Pedro,
qué, mediante la oración que Nos ele- el 7 de julio de 1952, fiesta de los San­
vámós junto con vosotros y con todos tos C ir il o y M e t o d io , año 14 de Nues­
los:; cristianos, el Reino salvador de1 tro Pontificado.
PIO PAPA XII.

(11) Prefacio de la fiesta de Cristo Rey.


2 0 6

CONSTITUCION APOSTOLICA
“EXSUL FAMILIA NAZARETHANA”(*}
(l-VIII-1952)

SOBRE LA CURA ESPIRITUAL DE LOS EMIGRANTES Y DESPLAZADOS

PIO PP. XII


Siervo de los siervos de Dios para Perpetua Memoria

In t r o d u c c ió n de las condiciones que, por miedo de


las persecuciones o acuciados por la
kAS 1. La lamilla de Nazaret modelo y
necesidad, se ven obligados a abando­
44 consuelo de los refugiados. La familia
nar la patria, los padres queridos, los
649 de Nazaret desterrada, J e s ú s , M a r í a
y José, emigrantes a Egipto y refugia­ parientes y a los dulces amigos para
dos allí para sustraerse a las iras de un dirigirse a tierras extrañas.
rey impío, son el modelo, el ejemplo Había decretado el Dios omnipoten­
y el consuelo de los emigrantes y pere­ te y misericordioso que su Hijo con­
grinos de todos los tiempos y lugares sustancial, haciéndose semejante a los
y de todos los prófugos de cualquiera hombres y en la condición de liom-
(* ) A.A.S. 44 (1952) 649-704. Los subtítulos y la traducción de la 2? parte del T ítu lo P r im e r o (es decir,
la parte histórica de los tiempos recientes) es de responsabilidad de la 2? edición; lo restante fue to­
mado de la Revista C r ite r io , Buenos Aires, 15-XII-1952, 884-890 o sea: “ Ecclesia” 23-VIII-1952 Año XII,
n? 580, 201-207. Nuestra numeración de las NOTAS, que corre separadamente en la Introducción, el
Título Primero y el Título Segundo, sigue en eso a AAS.
O r ie n ta c ió n y res u m en
La Constitución Apostólica E x s u l F a m ilia se refiere, en la Introducción, brevemente al destierro
de la Sagrada Familia a Egipto y lo propone como ejemplo y consuelo de los emigrantes y refugiados.
Luego recalca la necesidad que tienen los emigrantes de la asistencia y orientación sacerdotales en
sus nuevos ambientes.
L a P r im e r a P a r t e , o Título Primero es histórica y trata en una exposición al principio muy sucinta
el cuidado que emigrantes y desterrados han encontrado siempre en la Iglesia en los siglos lejanos,
para entrar a continuación en una enumeración más circunstancial y documentada de todas las inicia­
tivas al respecto que la Iglesia ha desplegado en los últimos años bajo León XXII, Pío X, Benedicto
XV, Pío XI y Pío XII destacando al final sobre todo e l d e r e c h o del hombre a la emigración e inmi­
gración, derecho que ningún Estado puede cercenar o anular, por cuanto se basa en la voluntad del
Creador y por ende en el derecho n a t u r a l . En el S e g u n d o T íiu lo se dan luego en 56 apartados las
normas que en adelante deben regir la asistencia espiritual de los emigrantes.
En la NOTA (4) del Título P r im e r o añadiremos el discurso íntegro que el Sumo Pontífice Pío XII
dirigió al Primer Congreso Nacional Italiano de Delegados de Emigración (23-VII-1957) en que expone
el genuino espíritu apostólico que debe animar a los sacerdotes que asisten a los emigrantes.
En la NOTA (1) del Título S e g u n d o pondremos las “ normas y facultades del misionero de emigran­
tes” publicadas el 10-XIII-1954 por la S. C. Consistorial (A. A. S. 47 [1955] 91-92).
En la última NOTA, (11), del Título S e g u n d o daremos como en un apéndice las más importantes
Obras Pontificias Internacionales de las migraciones y la dirección de los organismos nacionales,
establecidos a través del mundo y dependientes de la C o m is ió n I n t e r n a c io n a l C a tó lica d e las M ig ra ­
c io n e s (ICMC, o sea International Catholic Migration Commission). Esta Comisión edita también IC M C
N e w s (noticias) en inglés y alemán, y un M ig r a tio n D ig est en inglés, francés, español y alemán; su
dirección postal es: ICMC Information Centre, 11, rué de Cornavin, Ginebra, Suiza.
La Obra Católica de Migración ha crecido y se ha organizado en forma notable; ya en Septiembre
(del 22 al 27) de 1957 pudo celebrarse en Asis el Tercer Congreso Internacional Católico de Migración,
bajo el auspicio y patrocinio del Cardenal Adeodato Piazza, organizado por la ICMC juntamente con
la Oficina Católica Italiana de Migración y el Instituto de investigación. Al Congreso asistieron 300
delegados de 25 países para estudiar el tema: El papel y la función de las organizaciones católicas
en el campo de la emigración e inmigración, tratándose los puntos de la admisión y financiación de
la emigración y los problemas especiales que representan al respecto el Japón, Norteamérica y los
países del Imperio Británico (Commonwealth).
Por las circunstancias especiales, tristísimas, de nuestros tiempos el problema de la emigración
o de refugiados se ha convertido, también para la fe de vastos sectores católicos en uno de los asuntos
más serios cuyo conocimiento se impone.

— 1924 —
206, 2-3 C o n s t . A post . “ E xsul F am ilia ” 1925

bre^\ juntamente con su ínclita Ma­ por desgracia, les salen al encuentro de
dre Inmaculada y su piadoso custodio sus necesidades buscando su ruina espi­
fuese también en este género de angus­ ritual más que su provecho material.
tias y trabajos el primogénito de mu­
chos herm anos^ recorriendo El pri­ 3. Mayor desgracia, sin la ayuda de
mero el camino. la Iglesia como ya señala San Agustín.
¡Cuántos motivos de angustia habrían
2. La Iglesia debe presentar este existido y existirían si hubiese faltado
ejem p lo y los rem edios de la situación. o faltase este ministerio evangélico!
Para que estos argumentos de consue­ Tendríamos que lamentarnos mucho
lo en las adversidades y estos ejemplos más que en los tristes tiempos de San
no dejasen de tener eficacia, sino que Agustín, cuando el Obispo de Hipona
produjesen consuelo en los trabajos de exhortaba vehementemente a los sacer­
los desterrados y emigrantes y suscita- dotes para que de ningún modo, a me­
650 sen la esperanza cristiana, fue necesa­ dida que más urgían las dificultades,
rio que la Iglesia los corroborase con dejasen a la grey sin pastor, recordán­
peculiar cuidado y asidua asistencia, doles cuántos bienes se seguirán si per­
con lo cual se alimentase la práctica de manecían con sus ovejas y cuántos
males inevitables si las abandonaban:
una vida morigerada y se conservase
Donde faltan los ministros, ¡qué ruina
íntegra la fe transmitida por los ma­
se abate sobre aquellos, que salen de
yores. este siglo, o no regenerados o ligados
Era igualmente necesario hacer fren­ (por el pecado)! ¡Qué desgracia la de
te con remedios adecuados y eficaces a los fieles ligados a ellos, que no podrán
las nuevas dificultades, no previstas ni tener con ellos el descanso en la vida
conocidas aún, de los emigrantes a eterna! Finalmente, ¡cuántos gemidos
regiones extranjeras, particularmente de todos y qué graves blasfemias de
para salir al paso de las insidias de los algunos por la privación de los minis­
hombres perversos que impíamente, terios y la ausencia de los ministros!
E s ésta tal v ez la r a z ó n p o r la qu e el S u m o P o n t ífic e P ío X I I h a y a e x p u e s t o en la p a r te c e n tr a l
d e esta C o n s titu ció n A p o s t ó lic a c o n tanta p r o lijid a d to d a s la s m e d id a s qu e la S an ta Ig le s ia ha a d o p ta d o
p a ra su a p r o p ia d a s o lu c ió n .
E l E p is c o p a d o A r g e n tin o , c o m o m u c h o s o t r o s en e l m u n d o , se h iz o c a r g o d e esta s itu a c ió n y d e la
in q u ietu d d e l P a d r e S an to y en una C ir c u la r d e l 29 d e s e p tie m b r e d e 1953, qu e h a b ía d e le e r s e a t o d o s
lo s fie le s , d io cu en ta d e la r e s o lu c ió n d e c r e a r un a C o m is ió n E p is c o p a l p a r a la I n m ig r a c ió n y d e
c e le b r a r una J o r n a d a de la I n m ig r a c ió n . E n la se g u n d a p a r te d e la C ir c u la r d i c e el E p is c o p a d o lo
s ig u ien te:
“ A la Igle s ia n o s o la m e n te p r e o c u p a la a sis ten cia e s p ir itu a l d e lo s in m ig r a n te s . L a c a r id a d la
im p u ls a a r e a liz a r t o d o s lo s e s fu e r z o s p o r s o lu c io n a r ta m b ié n sus p r o b le m a s m a te r ia le s , a o f r e ­
c e r le s o p o r t u n id a d e s p a ra r e h a c e r su v id a , a a c o m p a ñ a r lo s y h a c e r le s lle v a d e r o s sus la r g o s v ia ie s ,
a d a r le s h o s p ita lid a d y a a c o g e r lo s a m o r o s a m e n te en lo s lu g a r e s d o n d e e n c u e n tr a n un n u e v o h o g a r ,
h a c ié n d o le s s e n tir que la Ig le s ia es una y es c a t ó lic a , y q u e el m is m o c a lo r q u e se n tía n e n la
p a r r o q u ia d e su a m a d a t ie r r a n a tal p u ed en s e n t ir lo en la q u e , d o n d e q u ie r a se r a d iq u e n , lo s m a n ­
ten d rá u n id o s al C u e rp o M ís tico d e J e s u c r is to .
“ L a in m ig r a c ió n , p o r lo ta n to — co n tin ú a la c ir c u la r — d e b e s e r o r g a n iz a d a c a t ó lic a m e n t e , y n o
lo será a m e n o s qu e lo s c a t ó lic o s tr a b a je n a ctiv a y o rg a n iz a d a m e n te en esta im p o r ta n t ís im a o b r a .
“ T o d a s estas c o n s id e r a c io n e s h a n m o v id o al V e n e r a b le E p is c o p a d o A r g e n tin o a o c u p a r s e c o n
e s p e c ia l s o lic itu d d e o r g a n iz a r en n u e s tr o p a ís las o b r a s c a t ó lic a s p a ra la in m ig r a c ió n , r e s o lv ie n d o
c r e a r la C o m is ió n E p is c o p a l p a r a la In m ig r a c ió n y la C o m is ió n C a tó lica A r g e n tin a d e I n m ig r a c ió n
p a ra d i r ig ir y c o o r d in a r las o b ra s d e a sis te n cia a lo s in m ig r a n te s ; o r d e n a n d o , d e a c u e r d o a los d e s e o s
d e la Santa S ede, la r e a liz a c ió n d e la J o r n a d a d e la I n m ig r a c ió n , e l p r im e r D o m in g o d e A d v ie n to
en to d a s las P a r r o q u ia s , Ig le s ia s y C o le g io s d e l p a ís , e n la s q u e se e le v a r á n f e r v o r o s a s p le g a r ia s
a la S a g ra d a F a m ilia p id ie n d o su p r o t e c c ió n y a yu d a p a ra t o d o s a q u e llo s qu e h a n d e b id o a b a n d o n a r
su h o g a r y su p a tr ia , y se r e a liz a r á una c o le c t a c o n e l fin d e a y u d a r lo s en sus m á s a p r e m ia n t e s
n e c e s id a d e s . T o d o s p r o c u r a r á n c o o p e r a r g e n e r o s a m e n te c o n su lim o s n a , a n im a d o s p o r e l e s p ír itu
d e c a r id a d , p a ra el s o s te n im ie n to d e las o b r a s d e a sis te n cia a lo s in m ig r a n te s y r e fu g ia d o s ...
“ E s ta m o s e m p e ñ a d o s en una o b r a c a t ó lic a , s en tid a al tra v é s d e to d a c r is t ia n d a d . C o n fia d o s en
la c o le c t iv a c o la b o r a c ió n d e t o d o s lo s c a t ó lic o s a r g e n tin o s p a r a m e r e c e r un a v e z m á s la b e n d ic ió n
d e D io s s o b r e n u e stra P a tria y s o b r e n u e s tr o s h o g a r e s ” .
U n C o m e n ta r io e x h a u s t iv o d e esta C o n s titu c ió n A p o s t ó lic a c o n su fo n d o h is t ó r ic o y su a p li­
c a c ió n a ctu a l a p a r e c ió en ale m á n en 1954: “ D ie A p o s t o lis c h e K o n s titu tio n " E x s u l F a m ilia ” z u r
A u s w a n d e r e r u n d F lü c h tlin g s fr a g e ” (L a C o n s titu ció n . A p . “ E x s u l F a m ilia ” al p r o b le m a d e e m ig ra n te s
y r e fu g ia d o s ) P . T e o d o r o G r e n tr u p , 250 p á g ., E d it o r ia l “ C h ris t U n t e r w e g s ” B u c h e n h a in v o r M ü n-
c h e n . ( P . H .).

(1 ) F ilip . 2, 7. (2) V é ase R o m a n o s 8, 29.


1926 E ncíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 4-8

Mirad lo que trae consigo el temor de derrota del emperador V alente en


los males temporales y cuántos males Adrianópolis (378), quebró y enajenó
eternos provienen de él: Pero si hay los vasos sagrados para poder precaver
ministros, con las gracias que el Señor a aquellos infelices de los daños mate­
les da se hace frente a todas las nece­ riales y librarlos de los peligros, más
sidades: unos se bautizan, otros se re­ graves aún, espirituales que les amena­
concilian; ninguno es defraudado en la zaban ¿Quién sera tan duro — escribía
comunión del Cuerpo del Señor; todos San Ambrosio— , cruel e insensible que
son consolados, edificados, exhortados no quiera que los hombres sean redi­
a rogar al Señor, que puede apartar to­ midos de la muerte y las mujeres de los
dos los males que nos amenazan(3L impuros ultrajes de los bárbaros, que
son aún más graves que la muerte; que
las jóvenes, los adolescentes y los niños
TITULO PRIMERO sean preservados del contagio de los
(La parte histórica) ídolos, al que hubieran visto obligados
con amenazas de muerte9 Nosotros he­
R elato histórico de la maternal mos tomado esta causa no sin motivo;
S O L IC IT U D DE LA IG L E S IA POR pero cuando después la hemos realiza­
L O S E M IG R A D O S do entre el pueblo hemos comprendido,
y así lo confesamos abiertamente, que
I. La solicitud de la Iglesia es mejor salvar almas para el Señor
en la antigüedad que conservar objetos de oro^K

4. La Iglesia ayuda mediante sus sa- 6. Segundo: la evangelización y ci­


1 cerdotes» La Santa Madre Iglesia, im­ vilización de los bárbaros. Brilla igual­
pulsada por su vehemente amor a las mente el celo de los pastores y el
almas, se esforzó por cumplir el man­ entusiasmo de los sacerdotes que lle­
dato salvífico universal que Cristo le varon con su esfuerzo a los habitantes
ha confiado, cuidando espiritualmen­ de lejanas regiones el beneficio de la
te de un modo especial de los peregri­ verdadera fe juntamente con la convi­
nos, forasteros, desterrados y de todos vencia civil y las relaciones sociales,
los emigrantes sin ahorrar esfuerzo al­ mientras que a los pueblos bárbaros
guno y valiéndose para ello en primer invasores se esforzaren en hacerles asi­
lugar de los sacerdotes, los cuales, con milar a un mismo tiempo la Religión
la administración de los carismas, de cristiana y la pacífica convivencia con
la gracia y con la predicación de la las poblaciones civilizadas.
palabra divina, trabajan con toda soli­
citud en confirmar a los fieles de Cris­ 7. La misión de las Ordenes reli­
to en la fe con los vínculos de la giosas. Debemos también recordar a
caridad. las egregias órdenes religiosas funda­
das para redimir a los cautivos, cuyos
5. Se recurre a la Historia: primero miembros, a fuer de hombres apostó­
San Ambrosio. Es bueno, pues, recor­ licos, no dudaron en tolerar graves tri­
dar brevemente todo lo que la Iglesia, bulaciones por los hermanos prisione­
desde los tiempos más remotos, ha ros con el fin de hacerles retornar a la
hecho en este sentido, tratando más libertad o al menos confortarlos en la
ampliamente lo que a nuestros tiem­ prisión.
pos se refiere.
En primer lugar, recordemos los he­ 8. La conquista de indios y negros.
chos y palabras de San Ambrosio, cuan­ Cuando después se descubrieron y ex­
do aquel ilustre pastor de Milán, para plotaron nuevas tierras en la otra parte
poder redimir a los infelices que habían del globo, no faltaron sacerdotes de
sido llevados cautivos, después de la3 Cristo que se unieron celosamente a
(3 ) S. Agustín, Epist. 228, 8 (M ie n e P . L . 33, (1) San Ambrosio, De Officiis ministrorum, II,
c o l. 1016 s .; C S E L 57 p a r s I V , p . 491, 8 ss). 28, 136-137 (M ig n e P . L . 16, c o l. 148).
206, 9-10 C o n st . A po st . “ E xsul F am ilia ” 1927

los colonizadores de aquellas regiones fueron erigidas ya en el siglo 8 en el


para ayudarles a mantenerse en la Vaticano junto al sepulcro de S a n P e ­
práctica de la moral cristiana e impe­ d r o , príncipe de los apóstoles, para
dirles que con las riquezas de las nue­ atender a los forasteros que peregrina­
vas tierras se llenasen de orgullo y ban a Roma de las regiones trasalpinas
también para transformarse en segui­ para venerar la memoria de los apósto­
da en misioneros de los indígenas, ca­ les. Estas escuelas estaban dotadas de
rentes hasta entonces completamente iglesia y cementerio propio y allí se
de la luz de la fe, e instruirles en el sostenían sacerdotes y clérigos de sus
Evangelio, haciéndoles vivir en la fra­ respectivas naciones para que cuidasen
ternidad cristiana. material y espiritualmente de sus con­
Ni podemos dejar en el silencio a nacionales, principalmente de los en­
los heraldos de la Iglesia que se con­ fermos y pobres. En siglos sucesivos se
sagraron a asistir y ganar para Cristo les añadieron monasterios con un asilo
a los esclavos negros arrancados cruel­ anejo para los peregrinos; esto es, para
mente de sus tierras y sometidos a un los etíopes y abisinios, para los hún­
vil mercado en los puertos de América garos y armenios. Todo lo cual es un
y Europa^2). bello eco de las palabras del apóstol
P a b l o exclamando: ...aliviando las ne­
9. Las asociaciones m edievales de
asistencia y caridad. Queremos tam­ cesidades de los santos y ejercitando la
bién hacer mención, aunque sólo sea hospitalidad(3).
brevemente, de la asidua actividad rea­ 10. La obra de sacerdotes y pa­
lizada durante la Edad Media en todas rroquias de la misma nación y lengua
las regiones cristianas, pero muy espe­ hasta el día de h oy, su utilidad. Lo
cialmente en esta santa ciudad por las que había demostrado esta experiencia,
piadosas asociaciones erigidas para es a saber: que el sagrado ministerio
atender a los peregrinos. De estas entre los extranjeros y peregrinos re­
asociaciones tuvieron origen innume­ sulta mucho más provechoso si se
rables hospitales, hospicios, iglesias y ejerce por sacerdotes de la misma na­
hermandades nacionales, de las cuales ción y lengua, principalmente cuando
aún quedan no pocos vestigios. De ellas se trata de gentes rudas y apenas ins­
son dignos de especial mención las Es­ truidas en la doctrina cristiana, lo con­
cuelas de Peregrinos sajones, longo- firmó solemnemente el Concilio Late-
bardos, francos y frisones, las cuales ranense IV cuando, en el año 1215, de-
(2 ) V e r B e n e d ic to X V , C arta Q u o n ia m a fr ic a - S. C. d e la P r o p a g a c ió n d e la F e , C arta S u m m u s
n a ru m Galliae, 11-11-1916 (A . A . S. 8 [1916] 57 s .) P o n t i f e x L e o X I I I , 29-IX -1919 (A . A . S. 12, 74) d i r i ­
d ir ig id a al C a r d e n a l P a u lin o P e d r o A n d r ie u , A r ­ g id a a t o d o s lo s O b is p o s s o b r e la c o le c t a en fa v o r
z o b is p o d e B u r d e o s , s o b r e la C o le c ta en fa v o r d e lo s n e g r o s d e l A fr ic a : “ E l S u m o P o n t ífic e L e ó n
d e lo s n e g r o s que ha d e e fe c tu a r s e en la E p ifa ­ X I I I , d e g lo r io s a m e m o r ia , c o m p a d e c ié n d o s e d e
n ía d e l S e ñ o r : “ C o m o p o r N u e s tr o m in is t e r io la s p e n a lid a d e s d e lo s n e g r o s d e l A fr ic a lo s q u e
A p o s t ó lic o la m ís e ra y a b y e cta c o n d ic ió n d e lo s a r r a s tr a d o s a la e s c la v itu d s u fr ía n s u m o d a ñ o
n e g r o s N os p r e o c u p a s e ria m e n te , te d ir ig im o s esta d e a lm a y c u e r p o , lo s e n c o m e n d ó e n c a r e c id a ­
c a r ta , a m a d o h i jo N u e s tr o , p a r a a sí e m p e ñ a r n o s m e n te , en la C arta E n c íc lic a C aih o licse E cclesiee,
en a liv ia r su s itu a ció n en c u a n to N os sea p o ­ d ir ig id a a t o d o s lo s O b is p o s d e l o r b e , e l 29 d e
sib le. A p en a s h a y m o tiv o p a ra e s c r ib ir la r g a m e n ­ n o v ie m b r e d e 1890 (L e o n is X I I I P o n t . m a x . A cta ,
te s o b r e la n e c e s id a d d e e lim in a r e l in fa m e t r á ­ Rom ae, T y p o g r . V a tic . [1891] 10, 312) e n c o m e n ­
fic o d e e s c la v o s . P u e s , c o n s ta lo qu e a e ste r e s ­ d a n d o a su c a r id a d la O b ra , in ic ia d a p o r E l, p a ra
p e c t o la Ig les ia d e s d e sus c o m ie n z o s h a h e c h o d e fe n d e r la lib e r ta d d e lo s n e g r o s d e l A fr ic a y
ta n to a fir m a n d o qu e t o d o s lo s h o m b r e s p o se e n a r r a n c a r lo s a su s u p e r s tic ió n p a g a n a ” (ib . p á g .
la m is m a d ig n id a d d e p e r s o n a h u m a n a y lo s m is ­ 74).
m o s d e r e c h o s , c o m o e x h o r t a n d o a la lib e r a c ió n L e ó n X I I I tr a tó d e la o b lig a c ió n d e s u p r im ir e l
d e e s c la v o s c o n la e s p e r a n z a d e b ie n e s e te r n o s , h o r r o r d e la e s cla v itu d y d e la c r im in a l tra ta d e
y ta m b ié n fu n d a n d o O r d e n e s r e lig io s a s e s p e c ia le s h o m b r e s en la C arta a lo s V e n e r a b le s H e rm a n o s
p a ra c o n s e g u ir la lib e r ta d d e lo s e s c la v o s . Sin O b isp o s d e l B r a s il, In p lu r im is , 5-V -1888 (L e o n is
e m b a r g o , h e m o s d e d e p lo r a r qu e tan fea m a n ch a X III A cta , 8, 169); A . A . S. 20, 545-559; e n esta
y m á c u la d e in fa m ia , au n q u e ya e lim in a d a en C o le c c ió n : E n c íc l. 53, p á g . 375-387.
g r a n p a r te , esté t o d a v ía e n r a iz a d a aun h o y d ía (3) R o m a n o s , 12, 13. C o m p á r e n s e , a d e m á s , lo s
en el o r g a n is m o d e la s o c ie d a d h u m a n a ; p o r eso t e x to s N T en qu e se r e c o m ie n d a la h o s p ita lid a d :
c o n v ie n e a b s o lu ta m e n te qu e N o s c o n tin u e m o s c e ­ M at. 25, 35; 38, 40. L u c . 14, 13-14. I T im . 3, 2.
lo s a m e n te ta m b ién en esta cla se d e o b ra s lo s T ito 1, 8. I P e tr . 4, 9. IÍI Juan 5-8. H e b r. 13, 2.
p r e c la r o s m é r ito s d e esta S ede A p o s tó lic a p a ra S an tia go 1, 27. o , d o n d e se r e fie r e n e je m p lo s d e
c o n lo s h o m b r e s ” en esta C o le c c ., E n c íc l. 53, 17 h o s p ita lid a d : L u c . 10, 38. L u c . 19, 6. A c t. 16, 15.
ss p 383. A ct. 28, 2 y 7.
1928 E n cíclicas del PP. Pío XII (1952) 206, 10

cretó: Puesto que en no pocos lugares, diócesis provean varones idóneos que
dentro de una misma ciudad y dióce­ les celebren los divinos oficios según los
sis, se hallan mezcladas gentes de dir diversos ritos y lenguas y les adminis­
versas lenguas que, bajo una misma tren los sacramentos, instruyéndolos a
fe, tienen diversos ritos y costum­ un mismo tiempo con la palabra y el
bres, ordenamos categóricamente que ejem p lo^ . Todo lo cual la Iglesia lo
los Obispos de dichas ciudades o ha conservado fielmente hasta núes-
(4 ) C o n c ilio de L e lr á n IV , c a p . I X (M a n s i, S a c r . d e c o n v e r s a r b r e v e m e n te s o b r e e l e s p ír itu q u e
C o n c ilio r u in n o v a et a m p liss im a C o lle c tio , V e n e - d e b e a n im a r v u e stra a c tiv id a d , m o s t r a r o s c ó m o
tiis 1778, 22, 998) d e é l se d e r iv a n las e n e r g ía s in te rn a s y lo s c r i ­
P ío X II d ir ig ió el 23 d e J u lio d e 1957, c o n te r io s r e g u la d o r e s d e v u e s tra s e m p r e s a s , y c ó m o
m o tiv o d e l 59 a n iv e r s a r io d e la p r o m u lg a c ió n d e s o la m e n te e se e s p ír itu im p r im e a v u e stra o b ra
la C on st. A p o s . E x s u l F a m ilia , un d is c u r s o a los e l m a r c h a m o d e un a p o s t o la d o p u r o y m e r ito r io .
D e le g a d o s d e lo s C o m ité s D io c e s a n o s p a r a la 1. — C uál d e b e s e r e l e s p ír itu a n im a d o r d e
M ig r a c ió n en su p r im e r e n c u e n t r o , p r e s id id o p o r c u a n to s s o n d e s ig n a d o s p o r la A u t o r id a d e c le ­
el C a r d e n a l A d e o d a t o P ia z z a . E l P a p a h a b ló s o ­ s iá s tica p a ra la a sis te n cia a lo s e m ig r a n te s , p o ­
b re el g e n u in o e s p ír itu a p o s t ó lic o qu e d eb e a n i­ d éis a p r e n d e r lo en la s u b lim e p a rá b o la del buen
m a r a lo s s a c e r d o te s qu e a sisten a lo s e m ig r a n ­ p a s t o r , (Juan 10) en la q u e c o m o en o t r a s e n s e ­
tes. (A . A. S. 49 [1957] 730-737). ñ a n za s in s p ir a d a s p o r la m is m a s im ilitu d ( v e r M t.
18, 11; L u c . 15, 3) e l d iv in o R e d e n t o r P a s t o r de
AAS H e a qu í él d is c u r s o ín t e g r o : n u estra s a lm a s y P r ín c ip e d e los p a s to r e s (I P e t r .
49 : A l a c o g e r o s c o n p a te r n a l e fu s ió n d e c o r a z ó n 2, 25; 5, 4) p a r e c e q u e r e r t r a z a r c o m o su ín tim o
730 en N u estra p r e s e n c ia , D e le g a d o s E p is c o p a le s en a u t o r r e t r a t o . A u n c u a n d o la s e m e ja n z a a fe c ta e n
lo s C o m ités d io c e s a n o s d e E m ig r a c ió n d e Italia , g e n e r a l a to d o e l q u e tenga m a n u a io para g o ­
r e u n id o s en la U rbe p a ra c e le b r a r v u e stro p r im e r b e r n a r las a lm a s, y e x p r e s e d e m o d o e s p e c ia l la
c o n g r e s o n a c io n a l, N o s es g r a to m a n ife s ta r o s la u n id a d d e la Ig le s ia y la v o lu n ta d s a lv a d o r a d e
v iv a c o n fia n z a p o r N os p u e sta en v u e s tr o c e lo C risto p a ra c o n t o d o s lo s h o m b r e s , sin e m b a r g o ,
en bien d e lo s e m ig r a n te s , tan to m ás p r ó x im o s o fr e c e a v u e stra c o n s id e r a c ió n a lg u n o s d e ta lle s
a n u e s tr o c o r a z ó n cu a n to m ás a le ja d o s v iv e n d e d é c o n m o v e d o r a a d h e r e n c ia a v u e s tr o o f ic io . S o n ,
su p a tr ia , y m a y o r n e c e s id a d tie n e n , p o r lo ta n to , é n tr e o tr o s , el r e c ip r o c o e in d iv id u a l c o n o c im ie n ­
d e la s o lic it u d d e la Ig le s ia . B ie n sab éis co n to e n tre el p a s t o r y c a d a un a d e las o v e ja s , la
c u á n to a fe c t o la Santa S ede — y d e m o d o e s p e ­ p r e m u r a p o r c a d a un a d e e lla s , la in s o m n e s o li­
cia l la S a g ra d a C o n g r e g a c ió n C o n s is to r ia l c o n su c itu d p o r a qu e lla s q u e p o r su le ja n ía d e l r e d il se
e m in e n te y c e lo s ís im o C a r d e n a l S e c r e t a r io , que e n c u e n tra n en p e lig r o , el in te ré s d e l p a s t o r , tan
ten em o s e l p la c e r d e s a lu d a r a qu í presiente— se d ife r e n t e d e l m e r c e n a r io , en s e g u irla s y c u s t o ­
lia d e d ic a d o al g r a v e y d e lic a d o p r o b le m a d e lá d ia r la s , p r o v e y é n d o la s d e p a s to s s a lu d a b le s. R e ­
e m ig r a c ió n , y c o n qué in te ré s se h a d e d ic a d o , c o r d á is q u e es v o lu n ta d ele v u e s tr o P a d r e que
e s p e c ia lm e n te m e d ia n te a qu e lla E x s u l F a m ilia está en los c ie lo s , que n i s iq u ie r a u n o d e e sto s
(A . A . S. 1952, p . 649) a g a r a n t iz a r la e fic a z asis-^ p e q u e ñ u e lo s se p ie r d a (M a t. 18, 14) y , p o r c o n ­
te n cia a lo s e m ig r a d o s , f ija n d o n o r m a s p r á c tic a s s ig u ie n te , q u e es in d is p e n s a b le al b u en p a s t o r
c o n el fin d e q ue, d o n d e q u ie ra qu e re s id a n , p u e ­ la p r o n titu d en e l e s fu e r z o , en lo s r e n u n c ia m ie n ­
dan r e c o n o c e r fá c ilm e n te la fis o n o m ía d e la M a­ tos y en e l h e r o ís m o .
d r e Ig le s ia , a m o r o s a m e n te in c lin a d a h a c ia e llo s , C o n te m p la d , p u e s, c o n e s p ír itu d e p a s to r e s a
s e n tir lo s la tid o s d e su c o r a z ó n y d e ja r s e g u ia r este v u e s tr o r e b a ñ o , d e s p a r r a m a d o p o r t o d o s lo s
p o r su m a n o m a te rn a l en m e d io d e lo s p e lig r o s lu g a r e s d e la t ie r r a , m ás allá d e lo s m o n te s y
y las n e c e s id a d e s d e su c o n d ic ió n a n o rm a l. d e lo s o c é a n o s . N o h a n s id o el a fán d e a v e n tu ­
P e r o lo qu e p o r e n c im a d e t o d o N o s d e se á b a ­ ra s n i d e v io le n c ia d e lo s d e m á s lo q u e les h a n
m os y to d a v ía d e s e a m o s en lo s que d ir e c ta o in d u c id o a r e c o r r e r c o n s u d o r lo s c a m in o s d e l
in d ir e c ta m e n te están lla m a d o s a d e d ic a r la v id a m u n d o , s in o ca s i s ie m p r e el s e n tid o d e la d ig n i­
s a c e r d o ta l en p r o d e lo s e m ig ra n te s , es el ger- d a d p e r s o n a l, re s u e lta a c o n q u is t a r c o n e l t r a ­
n u in o e s p ír itu d e a p o s t o la d o , b a s a d o en la d i­ b a jo e l d e r e c h o a lo s b ie n e s n e c e s a r io s d e la v id a ,
vin a c a r id a d y s u s c it a d o r in a g o ta b le d e en e r g ía s o bie n la a m o r o s a m is ió n d e p a d r e y d e h i j o co n
y d e o b ra s . In d u d a b le m e n te , al le e r b a jo el T ítu lo r e s p e c t o a la fa m ilia .
p r im e r o d e la m e n c io n a d a C o n s titu ció n las a d ­ E l d u lc e y le g ít im o su e ñ o d e v o lv e r a lgú n día
m ir a b le s e m p r e s a s llev a d a s a ca b o p o r la Ig le s ia , al p u e b lo d o n d e n a c ió , c o n un a in d e p e n d e n c ia
a lo la r g o d e lo s s ig lo s , y e s p e c ia lm e n te en los e c o n ó m ic a s u fic ie n te p a r a a s e g u r a r el p o r v e n ir ,
m ás re c ie n te s , en b e n e fic io d e lo s q u e, p o r c u a l­ ha p r e v a le c id o a m e n u d o en el e m ig r a n te s o b r e
q u ie r m o tiv o , se v ie r o n o b lig a d o s a v iv ir en la a m a rg u ra d e a b a n d o n a r tod as las co s a s m ás
tie r ra e x t r a n je r a , d e qu é o c u lt o m a n a n tia l b r o t ó a m g d a s, y te m p la su e s p ír itu p a r a a fr o n t a r q u e llo 732
a qu ella lu m in o sa h is to r ia d e b o n d a d h u m a n a y stra te — c h e V areo d e ll’ e s ilio p r ia s a e tía y para
c iv il, q u e n o tie n e p a r , d o n d e q u ie ra q u e se d ir ija d e m o s t r a r sí c o m e sa d i s ale — lo p a n e a ltr u i, e
Ja m ir a d a , en el m u n d o y en lo s tie m p o s . La c o m ’ é d u r o ca lle — lo s c e n d e r e e il s a lir p e r
r e s p u e s ta se e n c u e n tr a ya in d ic a d a en el m is m o V altru i s ca le (D a n te , P a r a ís o 17, 56-60): “ A qu ella
d o c u m e n t o : d e l in te n s o a m o r a las a lm a s, r e c o ­ fle c h a — q u e el a r c o d e l d e s tin o m ás g r a v e la n za
g id o p o r la Ig le s ia en la fu e n te d e la c a r id a d , — .cu án to sabe a sal el p a n a je n o — y cu án d u ra
J e s u c r is to . sen d a e l b a ja r y el s u b ir e s ca la d e o t r o ” .
P u e s b ie n , N o s d e s e a m o s a rd ie n te m e n te que P e r o ¡cu á n a m e n u d o , e s p e c ia lm e n te en lo s c o ­
im p r im á is en v u e s tr o s e s p ír itu s la fir m e c o n v ic ­ m ie n z o s d e la n u e va v id a , el g r a v a m e n d e lo s
c ió n d e q u e si fa lta r a en la ra íz d e to d a s v u e s ­ s a c r ific io s y d e la s r e n u n c ia c io n e s s u p e ra las
tra s a c tiv id a d e s , e se e s p ir it a d e n ada v a ld ría n a n im o sa s p r e v is io n e s ! E l p u e b lo , las p e r s o n a s
731 n i e l in c a n s a b le d in a m is m o e x t e r io r , n i s iq u ie r a y la s c o s a s q u e lo c ir c u n d a n , el t ip o d e t r a b a jo ,
la s m is m a s le y e s , ya qu e, c u a n d o se tra ta d e t o d o y t o d o s , p a r e c e qu e se c o n ju r a n c o n tr a é l, d e ­
pilmas, tan s ó lo el c a lo r d e la c a r id a d s o b r e n a tu ­ t e r m in a n d o ín tim a s c r is is d e n o s ta lg ia y d e a ba ­
ra l p u e d e s u s c it a r e l re b o te d e la v id a y m a d u r a r tim ie n to . E l c lim a se le p re s e n ta d ife r e n t e , la
fr u to s d e s a lv a c ió n . N o s e s, p o r lo ta n to , gra ta len g u a d e s c o n o c id a p a r e c e e n c e r r a r le e n una
esta v is ita v u e s tr a , p o r q u e N o s o fr e c e la o c a s ió n p e n o s a p r is ió n ; la m ir a d a in d ife r e n t e , y a v e c e s
200, 10 C o ñ s t . A póst . “ E xsul F am ilia ” 1929

tros días, particularmente con la crea­ teniendo en cuenta la variedad de ritos,


ción de parroquias para los fieles de se han creado muy oportunamente a ve­
diversas lenguas y naciones; aún más, ces diócesisi como luego expondremos.
ta l v e z d e d e s p r e c io , d e lo s a u tó c to n o s , le o fe n d e ; la Ig le s ia , p o r v u e s tr a m e d ia c ió n , p r e s ta a sus
e l e s c a s o c o n o c im ie n t o d e la s le y e s y d e las h ijo s . I n s tr u ir a lo s e m ig r a n te s en la le n g u a , en
c o s tu m b r e s le im p id e n d e s e n v o lv e r s e c o n fa c ili­ la o r g a n iz a c ió n y c o s tu m b r e s d e lo s p a ís e s a
d a d ; una e s p e c ie d e p e s a d illa le h a c e fig u r a r s e d o n d e v a y a n , a lla n a rle s el c a m in o y s e g u ir le s ,
c o m o n á u fr a g o en una isla d e s ie r ta . A m e n u d o , n o s o la m e n te es o b ra d e e x q u is ita c a r id a d , s in o
g r a n p a r te d e estas p e n a s n o ce s a n n i s iq u ie ra p r o c e d im ie n t o p a r a lig a r c o n el in d e s tr u c t ib le
c u a n d o h a e n c o n t r a d o t r a b a jo y e s ta b ilid a d en v ín c u lo d e a fe c to a lo s h ijo s c o n su M a d re , la
una c o lo n ia d e c o m p a tr io t a s . S e m e ja n te s c o n d i­ Ig le s ia . ¿ C ó m o p o d r ía ésta t o le r a r la r e p e t ic ió n
c io n e s m a te ria le s y m o r a le s d e lo s e m ig r a n te s , d el e s c u á lid o y e n v ile c e d o r e s p e c tá c u lo qu e se
tien e n que d e s p e r ta r en la s a lm a s s a c e r d o ta le s o fr e c ía o r d in a r ia m e n te en el p a s a d o s ig lo , d e las
la m ism a in m e n sa p ie d a d qu e Jesú s s in tió al tu rb a s d e e m ig r a n te s a r r o ja d a s s o b r e la s n a v e s
c o n te m p la r un d ía ju n t o a Sí a la s tu rb a s fa m é ­ a m a n e ra d e e s c la v o s , p r iv a d o s d e t o d a e le m e n ­
lica s, c a n s a d a s y a ba tid as c o m o o v e ja s sin p a s to r tal a sis te n cia , a b a n d o n a d o s y d e s p r e c ia d o s a su
(M a t. 9, 3<3). Y si el s a c e r d o te , qu e ten ga p a ra lle g a d a , a m e n u d o d ie z m a d o s p o r la s p r iv a c io n e s
e llo 'm andato le g ítim o , p o n e a b uen s e g u r o las y la s e n fe r m e d a d e s ? G r a c ia s sean d a d a s a D io s
n o v en ta y n u eve o v e ju e la s y sale p a ra tie r r a s p o r q u e la c h is p a d e la c a r id a d , e n c e n d id a p o r
e x tr a ñ a s c o n el fin d e s a lv a r n a d a m ás qu e a v e z p r im e r a en su f a v o r p o r h e r o ic o s m is io n e ­
una qu e allí se p e r d ió , s a b o re a rá la íntim a a le ­ r o s , c o m o e l in c a n s a b le O b isp o G io v a n n i D attista
g r ía qu e Jesú s c o m u n ic a a sus a p ó s to le s (L u c . S c a la b r in i c o n sus h ijo s , lo s M is io n e r o s d e S an
15, 3). C a r lo s , y e s p e c ia lm e n te p o r S an ta F r a n c is c a Ja­
P o r c o n s ig u ie n te , un a m o r s o b r e n a tu ra l p o r las v ie r C á b rin i, d ig n a p r e c u r s o r a d e es te n u e v o
a lm a s, lo m ás s e m e ja n te p o s ib le en e x te n s ió n , a p o s t o la d o , se h a t r a n s fo r m a d o en la a c tu a lid a d
in ten s id a d y d e s in te r é s al d el d iv in o P a s t o r , que en f e r v o r p e r m a n e n te y o r d e n a d o d e c a r id a d .
no v a c ila en in m o la r su v id a p o r t o d o s , d eb e
L a p r e p a r a c ió n d e l e m ig r a n t e tal y c o m o se 734
c o n s t itu ir el fu n d a m e n to d e to d o s v u e s tro s p e n s a ­
h a lla p r e v is ta p o r lo s p r o g r a m a s d e lo s C om ité s
m ie n to s e in s p ir a r v u e stra s r e s o lu c io n e s . E se
d io c e s a n o s , b ie n m e r e c e el d e r r o c h e d e fu e r z a s
a m o r , ca s i id é n t ic o al qu e sen tís p o r el R e d e n to r ,
y la a p lic a c ió n d e p e r s o n a s m u y v a lio s a s , tal
c o n s a g r a r á , e le v á n d o lo s , el n a tu ra l se n tim ie n to
v e z s u b stra íd a s a o t r o s t r a b a jo s y m e n e s te r e s,
d e s im p a tía h a cia v u e s tro s c o m p a tr io t a s , la in ­
p r in c ip a lm e n te en la d ió c e s is d o n d e m ás e x t e n ­
c lin a c ió n e s p o n tá n e a o el d e b e r de la o b e d ie n c ia
d id a se h a lla la e m ig r a c ió n . E s c la r o q u e n o
en este g é n e r o d e a p o s t o la d o , y to d a a c c ió n d e
s ie m p r e será fá c il im p r o v is a r r e la c io n e s a m is to ­
a sis te n cia n o e s tr ic ta m e n te e s p ir itu a l. E n esa m is ­
sas c o n el in m ig r a d o , q u e se c o n o c e p o r p r im e r a
m a fu en te d e la c a r id a d e n c o n t r a r é is la lu z p a ra
v ez en t ie r r a e x t r a n je r a y , tal v e z , d e sp u é s d é
la e le c c ió n d e lo s m e d io s , la p e r s e v e r a n c ia en
la la b o r d e c a p t a c ió n re a liz a d a p o r p a r te in t e ­
los e s fu e r z o s , la p r u d e n c ia en las r e la c io n e s c o n
re s a d a en su r u in a e s p ir itu a l.
las a u to r id a d e s lo c a le s , ta n to re lig io s a s c o m o c i ­
v ile s y p a tr o n a le s , o sea, la c o n d u c ta qu e g a r a n ­ P e r o si e l e m ig r a n te , ya a n tes d e su m a r c h a ,
tiz a e fic a c ia e sta b le a c u a lq u ie r o r g a n is m o s e r io . ha o íd o p a lp it a r p o r é l e l c o r a z ó n m a te r n a l d é
E n una p a la b ra , la c o n c ie n c ia d e b u en os p a s to re s la Ig le s ia , sab rá r e c o n o c e r en to d a s p a r te s su
c o n fó r m e al m o d e lo d e Jesú s: h e ah í el e s p ír itu fis o n o m ía y n o se a p a r ta r á d e las r o d illa s d e
q u e d e b e p r e s id ir en v u e s tr o s C om ité s y en v u e s ­ Q u ien le h a p r o t e g id o e n lo s d ía s tr is te s .
tra s a lm a s. C o n s e r v a r á c e lo s a m e n te en e l c o r a z ó n e l r e ­
733 2. ~ M as to d a g en u in a c a r id a d , c o n fo r m e a las c u e r d o d el d ía en q u e , m ie n tr a s lo s fa m ilia r e s y
r e p e tid a s e n s eñ a n z a s d el E sp ir ittu S an to , n o sabe a m ig o s le d e c ía n a d ió s , la M a d re c o m ú n m itiga b a
p e r m a n e c e r in e r te en las re g io n e s de la p u ra ju n t o al a lta r c o n el c o n s u e lo d iv in o la a m a rg u ra
c o n te m p la c ió n , n i a g o ta rse en e s té r ile s s e n tim ie n ­ d e la s e p a r a c ió n , a se g u r á n d o le p r o t e c c ió n in d e ­
to s, s in o q u e a r d e en d e s e o s d e a s c e n d e r a la fe c tib le . Y c u a n d o , a lo la r g o d e l d u r o c a m in o
c o n c r e c ió n d e la a c c ió n , c o n s e r v a n d o su d iv in a d el e x ilio , su tr is te m ir a d a , a m e n u d o h u m e d e ­
c a r a c t e r ís tic a , la u n iv e r s a lid a d , es d e c ir , p a ra cid a p o r s e cre ta s lá g r im a s , se e n c o n t r a r á c o n
t o d o s y c o n t o d o s lo s m e d io s . D e este m o d o , el el s ím b o lo d e la C ru z , o c o n un a im a g e n s a g r a d a ,
A p ó s t o l d e las G en tes, a q u ien la e x c e ls a c o m ­ o b ie n c o n la a é re a silu e ta d e un a t o r r e c a m p a -
p e n e tr a c ió n en el e s p ír itu de C risto d ic t ó el in ­ n a ria , e r ig id a c u a l v ig ila n te e s c o lta d e la ca s a d e
c o m p a r a b le h im n o a la c a r id a d , (I C o r 13) p u d o D io s , su p e n s a m ie n to v o la r á es v e r d a d c o n a m a r ­
d e c ir d e sí m is m o : M e h a g o c o n los d é b ile s d é b il, ga n o s ta lg ia a su p e q u e ñ a ig le s ia le ja n a , d e p o s i­
p a r a s a lv a r lo s a to d o s (I C o rin t. 9, 22). taría d e ta n to s t ie r n o s y p ia d o s o s r e c u e r d o s y
D e s v iv ir s e p o r to d o s : h e a qu í la n o r m a p r á c ­ a fe c t o s , p e r o al m is m o tie m p o en su c o r a z ó n
tica y c o tid ia n a d e t o d o a p o s t o la d o , e s p e c ia l­ ir r u m p ir á una o le a d a d e s e r e n id a d y d e c o n fia n ­
m en te d e l v u e s t r o , q u e tie n e c o m o o b je t o , en la z a , c o m o si d e p r o n d o h u b ie s e e n c o n t r a d o a su
m a y o r p a r te d e lo s c a s o s , p e r s o n a s a la s qu e m adre.
t o d o les fa lta y q u e en t o d o e s p e r a n a y u d a . C on R e fo r z a d , a m a d o s h ijo s , v u e s tr o s c o m ité s , h a ­
ín tim a s a t is fa c c ió n h e m o s s a b id o q u e lo s p r o g r a ­ c ie n d o q u e sean ca d a v e z m ás a c t iv o s y g e n e r o ­
m as d e la D ir e c c ió n d e O b ra s d e E m ig r a c ió n s o s, y s o b r e t o d o á g ile s en la r e a liz a c ió n d e sus
p a ra Italia y d e lo s C o m ité s d io c e s a n o s , se h a n fin e s , m e d ia n te una e s tr e c h a c o o r d in a c ió n e n tr e
d e ja d o g u ia r p o r ese p r in c ip io . E sto s ú ltim o s , el C e n tro d ir e c t iv o y c a d a u n o d e los C o m ité s
d e m o d o p a r t ic u la r , q u ie re n s e r c e n tr o s d e e s­ lo c a le s , y e n tr e v u e s tra o r g a n iz a c ió n y la s e n ti­
t u d io d e lo s p r o b le m a s lo c a le s d e la e m ig r a c ió n , d a d e s y a s o c ia c io n e s q u e t r a b a ja n e n el m is m o
p r e p a r a r e s p ir itu a l, s o c ia l y té c n ic a m e n te , a s u r c o , c o n e l fin d e m e r e c e r la c o n s id e r a c ió n y la
l o s : e m ig r a n te s , a y u d a r le s en la t r a m it a c ió n d e b e n e v o le n c ia d e las a u to r id a d e s c iv ile s d e la n a ­
lo s e x p e d ie n te s p a r a la r e p a t r ia c ió n , v a lié n d o s e c ió n y d e lo s in s titu to s in t e r n a c io n a le s q u e se
a d em á s d e la g e n e r o s a c o la b o r a c ió n d e o tr a s a s o ­ o c u p a n d e lo s p r o b le m a s d e la m ig r a c ió n . P a ra
c ia c io n e s b e n e m é rita s , c o m o la A c c ió n C a tó lica , c o n s e g u ir m ás fá c ilm e n te su a p o y o es p r e c is o r e ­
las A . C. L . I. (A s o c ia c ió n C a tó lica d e T r a b a ja d o ­ f o r z a r las e m p r e s a s q u e tie n d e n a c r e a r una
res I t a lia n o s ), la O b ra P o n t ific ia d e A s is te n c ia , o p in ió n p ú b lic a en f a v o r d e lo s e m ig r a n te s , d e
la O n a r m o , la P r o t e c c ió n d e la J o v e n . sus n e c e s id a d e s y d e su p r o t e c c ió n . A e llo c o n tr i*
L a p r e p a r a c ió n e s p ir itu a l y t é c n ic a d e l e m i­ b ú y e n o ta b le m e n te la J o r n a d a N a c io n a l d e l E m i­
g r a n te , es cie r ta m e n te un s e r v ic io p r e c io s o que g r a n te , q u e d e s d e h a c e a lg u n o s a ñ o s se c e le b r a
1930 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 10

Todos conocen la utilidad que tales las diócesis y a las almas, y todos las
parroquias, asiduamente frecuentadas tienen en grande y merecida estima.
por los peregrinos, han reportado a Por lo cual el Código de Derecho canó-
en Ita lia y q u e es in s tr u m e n to e fic a z p a r a r e a - o b s e r v a c ió n p a r a im p e d ir q u e fa ls a s d o c t r in a s y
v iv ia r en lo s fie le s e l in te r é s y e l a fe c t o h a c ia p e r v e r s a s c o s tu m b r e s se an a b s o r b id a s p o r lo s in ­
tan tos h ijo s le ja n o s . H a c e d q u e n in g ú n e m ig r a n te m ig r a d o s c o n e l p r e t e x t o d e a d a p ta c ió n a la s c i r ­
ten ga q u e a b a n d o n a r e l s u e lo d e la p a tr ia sin cu n s ta n cia s lo c a le s . E n e l c a s o d e q u e e l p a ís qu e
h a b e r c o n o c id o y a m a d o an tes a la Ig le s ia . A lo s a c o g e q u is ie r a p r o m o v e r la lla m a d a a s im ila c ió n
v o s o t r o s , q u e la r e p r e s e n tá is en m e d io d e l p u e b lo , d e lo s e x t r a n je r o s , e l m is io n e r o se d e d ic a r á a q u e
t o c a r á e n t r e g a r o s p o r e n t e r o a t o d o s , e s tu d ia n d o e llo n o r e d u n d e e n p r e ju ic io d e lo s d e r e c h o s n a ­
sus p r o b le m a s , o r ie n t á n d o lo s en lo s tr a b a jo s m ás tu ra le s o en d a ñ o d e lo s v a lo r e s r e lig io s o s y m o ­
73 ? a d e c u a d o s , in s tr u y é n d o le s y a y u d á n d o le s , c o n v ir ­ ra le s , a m e n u d o e s tr e c h a m e n te u n id o s c o n la s t r a ­
t ié n d o o s c a s i en trá m ite s n e c e s a r io s e n t r e lo s d ic io n e s p a tr ia s . C u id a rá a d e m á s d e q u e lo s t r a ­
e m ig r a d o s y sus fa m ilia s q u e q u e d a r o n en la b a ja d o r e s n o sean o b je t o d e ilíc ita s e x p lo t a c io n e s
p a tr ia , p a r a m it ig a r las p e n a s y e v it a r lo s p e li­ y les e x h o r t a r á a o b s e r v a r las n o r m a s e s ta b le cid a s
g r o s d e las s e p a r a c io n e s p r o lo n g a d a s . p o r las le y e s . P o r o tr a p a rte , p r o c u r a r á c o n c e lo
3. — E l e s p ír itu d e l buen pastor q u e e le v a la d e s p e r ta r tam b ié n en lo s in m ig r a d o s la c o n c ie n c ia
a s is te n cia d e c a r id a d a la d ig n id a d d e a p o s t o la ­ d e lo qu e d e b e n al p u e b lo q u e les a c o g e y que
d o , se da p r in c ip a lm e n te en e l s a c e r d o te qu e tra ta d e fa c ilit a r su p r o g r e s iv a a d a p ta c ió n a la
v iv e y tr a b a ja e n tr e lo s in m ig r a d o s , q u e se h a n u ev a fo r m a d e v id a , e s p e c ia lm e n te si se tra ta d e
h e c h o él m is m o in m ig r a d o p o r C risto . D e s e a m o s fa m ilia s e n te ra s qu e a s p ira n a q u e d a r s e d e fin iti­
h a c e r a lgu n as c o n s id e r a c io n e s s o b r e este te m a , v a m e n te en a q u e lla t ie r r a .
ya qu e en la a c t iv id a d d e lo s m is io n e r o s d e e m i­ Un m a r c a d o s e n tid o d e p r u d e n c ia le s e rá n e c e ­
g r a c ió n , in t e g r a n d o y ca s i c o r o n a n d o la v u e s tra , s a r io a d e m á s al m is io n e r o en las r e la c io n e s c o n las
c o n tr ib u ir á a ilu m in a r la m e jo r . a u to r id a d e s r e lig io s a s y c iv ile s , c o n el fin d e c o o r ­
L a im p o r ta n c ia q u e la Ig le s ia c o n c e d e a la s d in a r lo s in te re s e s d e lo s fie le s c o n las e x ig e n c ia s
m is io n e s e n tr e lo s e m ig r a d o s , p u e d e v e r s e p o r e s p e c ia le s d e la s le y e s y , en lo p o s ib le , c o n lo s
el n ú m e r o c a d a v e z m a y o r d e lo s s a c e r d o te s que ju s t o s d e s e o s d e las p e r s o n a s in v e s tid a s d e p o d e r .
a ella s se d e d ic a n . N u n c a , c o m o en e l p r e s e n te , Se p r o d u c e n en o c a s io n e s , c o n d ic io n e s y r o z a m ie n ­
le g io n e s tan n u m e r o s a s c o m p a r t ie r o n e l e x ilio , to , c u y a s o lu c ió n va m ás a llá d e sus p o s ib ilid a d e s ;
ta n to fo r z o s o c o m o v o lu n t a r io , d e sus fie le s . E llo s p e r o en m u c h o s ca s o s es s u fic ie n te la p r u d e n te
m e r e c e n el a g r a d e c im ie n t o y e l a p o y o d e la I g le ­ m o d e r a c ió n d e lo s h e c h o s y d e las p a la b r a s p a ra
sia q u e N os n o v a c ila m o s en c o n fir m a r una v e z e s ta b le c e r un m o d o d e v iv ir s a t is fa c t o r io p a r a
m á s , p u es s o m o s lo s p r im e r o s d e u d o r e s a C risto am b a s p a rte s.
d e la fu n c ió n d e b u en p a s to r . N o s d a m o s cu en ta E n las r e la c io n e s d ir e c ta s c o n lo s fie le s , e l m i­
d e c ó m o su v id a está e n t r e t e jid a d e d ific u lt a d e s s io n e r o s e rá e l h o m b r e d e la p a c ie n c ia in a lte r a b le .
y m o le s tia s , y d e c ó m o c a d a h o r a d e su jo r n a d a A él se le p id e n la s fu n c io n e s m ás d is p a r a ta d a s
es , en sí m is m a , un h o lo c a u s t o o fr e c id o a D io s . y h u m ild e s , en las h o r a s m e n o s o p o r t u n a s , y
C on e l fin d e qu e tan ta g e n e r o s id a d c o n s ig a n o s ie m p r e c o n lo s m o d o s m ás a p r o p ia d o s . P e r o
e fic a z m e n t e la fin a lid a d q u e d e ella e s p e r a la la c a r id a d n o m id e lo s g r a d o s d e a b n e g a c ió n (v e r
Ig le s ia , e l m is io n e r o d e la e m ig r a c ió n d e b e d a r s e I G or in t. 13). E sta rá d is p u e s to a im p r o v is a r s e
p r is a en e n r iq u e c e r su p r o p ia d o t a c ió n d e v ir tu ­ m a e s tr o , e n fe r m e r o , e s c r ib ie n te , g e s t o r e n la s
d e s s a c e r d o ta le s c o n las q u e s o n a d e cu a d a s a o fic in a s p ú b lic a s , s a b o r e a n d o la ín tim a a le g ría
su o fic io , y e n tr e las c u a le s q u is ié r a m o s m e n c io ­ d e l a p ó s t o l y p r o m o t o r d e h o n e s to s e s p a r c im ie n ­
n a r a lgu n a, y en p r im e r lu g a r , la r e c ta in te n c ió n t o s , al ser todo para todos (I C o r in t. 9, 22). P r e ­
y la a s id u id a d d e la o r a c ió n . c is a m e n te e s to s p e q u e ñ o s s e r v ic io s , p r e s ta d o s c o n
La p r im e r a le im p e d ir á c o n fu n d ir su m is ió n e s p ír it u a le g r e , h a c e n r e c o n o c e r al in m ig r a d o la
s a c e r d o ta l c o n una a s is te n cia cu a lq u ie r a d e c a ­ m a te rn a l p r e s e n c ia d e la Ig le s ia .
r á c t e r altruista, q u e a u n q u e in s p ir a d a en n o b le s A d e m á s , a la c o m u n id a d d e lo s fie le s d e l lu g a r
m o tiv o s , c o m o e l a m o r d e p a tr ia , es i n f e r io r a y , a n te t o d o , a sus p a s to r e s , se o fr e c e la o c a s ió n
la d ig n id a d d e l a p o s t o la d o , y n o v a le p a ra c o ­ d e d e m o s t r a r q u e la u n id a d y la c a t o lic id a d d e
m u n ic a r e l im p u ls o d e un a c o n s ta n te , to ta l y d e s ­ la M a d re c o m ú n , la Ig le s ia , s o n ta m b ié n en
in te r e s a d a a b n e g a c ió n p o r e l p r ó jim o . L a g r e y , n u e s tr o s d ía s notas v iv a s y o p e r a n te s . P o r lo
a su v e z , d ifíc ilm e n t e y e r r a en ju z g a r la r e c tit u d ta n to , n o b a s ta r ía n n i un a c o r té s t o le r a n c ia p a r a
d e in t e n c ió n d e su p r o p io p a s t o r , s a b ie n d o d is ­ c o n lo s in m ig r a d o s , n i un s e n tim ie n to d e m ás
tin g u ir p e r fe c t a m e n t e e n tr e un m is io n e r o y un b ie n e s té r il c o m p a s ió n o s im p a tía , s in o q u e es
m e r c e n a r io o q u ien tie n e c o m o o f ic io e l p r o ­ p r e c is o u n a m o r a c t iv o , p a r e c id o al q u e c a r a c ­
m o v e r lo s in te r e s e s d e su p r o p io p a ís , au n q u e te r iz a b a a la s f e r v o r o s a s c o m u n id a d e s c r is tia n a s
en a r m o n ía c o n lo s d e lo s e m ig r a d o s . L o s m is io ­ d e lo s p r im e r o s s ig lo s . A m u c h o s c a t ó lic o s , sa­
n e r o s , c o m o d ic e la m is m a p a la b r a , s o n e n v ia d o s c e r d o t e s y s e g la r e s , la P r o v id e n c ia le s d a h o y
d e D io s y d e la Ig le s ia p a r a la c u r a e s p ir itu a l o p o r t u n id a d d e r e n o v a r en sus p a r r o q u ia s e sta 737
d e la s a lm a s. a n tigu a y p e r e n n e g lo r ia d e l n o m b r e c r is t ia n o ,
E s c la r o q u e a la e fe c t iv a r e c titu d d e in te n ­ y d e m a n ife s ta r al m u n d o q u e lo s r o d e a , d iv id id o
c ió n n o se lle g a m ás q u e c o n la a sid u a o r a c ió n , p o r ta n to s c o n tr a s te s n a c io n a lis ta s , cu á n p r o f u n ­
n e c e s a r ia s ie m p r e p a r a t o d o s , p e r o d e m o d o - p a r ­ d o es en la Ig le s ia e l s e n tid o d e la u n iv e r s a lid a d .
t ic u la r in d is p e n s a b le p a ra e l m is io n e r o . E n un A n in g ú n m ie m b r o d e l C u e rp o m ís t ic o p r e g u n ta
tip o d e v id a a g ita d a c o m o es la s u ya , en c u á l es su p a s a p o r t e an tes d e d e c id ir s e a in ­
e l a is la m ie n to in c lu s o fís ic o d e sus p r o p io s h e r ­ c lu ir lo en la v id a d e la c o m u n id a d y h a c e r le
m a n o s , b a jo el p e s o d e in n u m e r a b le s o b lig a c io ­ p a r t íc ip e d e sus p r o p io s b ie n e s e s p ir itu a le s y d e
n es , qu e tie n d e n a e s te r iliz a r el e s p ír itu , la o r a ­ su p r o p io a fe c to .
c ió n es el d e s c a n s o , la c o m p a ñ ía , e l a lim e n to d e l ¡A m a d o s h ijo s ! A l c o n c lu ir estas n u e s tra s p a s ­
a lm a s a c e r d o ta l. t o r a le s c o n s id e r a c io n e s , ¿ e s n e c e s a r io a c a s o r e ­
J u n ta m en te c o n estas v ir tu d e s in t e r io r e s , fu e n - p e t ir cu á n d ig n o y e le v a d o es e l o f ic io qu e la
736 tes o cu lta s d e e n e r g ía s , el m is io n e r o cu ltiv a rá I g le s ia o s h a c o n fia d o al d e s ig n a r o s D e le g a d o s
a d em á s la s e x t e r io r e s , r e g u la d o r a s d e las r e la ­ en lo s C o m ité s d e E m ig r a c ió n ? D e d ic a o s c o n b uen
c io n e s c o n lo s fie le s y c o n las p e r s o n a s y las e s p ír itu a c o n tin u a r la e s p lé n d id a t r a d ic ió n d e
c o s a s q u e le c ir c u n d a n . S erá p a s t o r v ig ila n te , p r u ­ c a r id a d y d e a p o s t o la d o , qu e en lo s d e s ig n io s d e
d e n te y p a c ie n te . V ig ila r á c o n a g u d o e s p ír itu d e la P r o v id e n c ia n o s o la m e n te tie n e c o m o o b je t iv o
200, 11-13 C o n s t . A po st . “ E xsul F am ilia ” 1931

nico no dejó de fijarles el régimen*4*), 12. Cincuenta volúmenes de la ca­


y así con la sucesiva aprobación de la ridad papal para con los franceses.
Santa Sede, han ido surgiendo numero­ Para comenzar conviene aquí recordar
sas parroquias nacionales, especialmen­ previamente los cincuenta volúmenes
te en América, hasta las últimas que intitulados: “ De la caridad de la Sede
por decreto de la Sagrada Congrega­ Apostólica para con los franceses” ^ ,
ción Consistorial, por no aducir otros conservados en el archivo vaticano 655
ejemplos, se han erigido en las islas Fi­ — testimonio realmente preclaro de la
lipinas para los chinos*56
). constante solicitud de los Romanos
Pontífices hacia los pobres de las revo­
//. La solicitud de la Iglesia en los luciones públicas o los desplazados por
tiempos recientes la guerra— con que Nuestros Prede­
cesores Pío VI y Pío VII ilustran su
I. De la Revolución francesa hasta paternal solicitud por los franceses que
León XIII expulsados de su Patria fueron recibí- 656
dos con gran generosidad en los con­
II. El propósito de este capítulo: las fines de los Estados Pontificios y espe­
iniciativas del último siglo. Aunque no cialmente en Roma o que se refugiaron
hubo, pues, ninguna época en que la en otras partes.
Iglesia descuidara a los emigrantes,
desterrados y prófugos, no queremos 13. Vicente Pallotti y su fundación
detenernos más largamente en ello sino en favor de los emigrados. Conviene
que sólo deseamos referirnos a lo que recordar también como digno de men­
se ha emprendido al respecto en el ción al Beato V icente P allotti, fun­
último siglo.*5
6 dador de la sociedad del Apostolado
— c r e e m o s — e l b e n e fic io in m e d ia to d e lo s in d i­ en m asa a R o m a y a las p r o v in c ia s d e la ju r i s ­
v id u o s . L o s c a m in o s d e las s a lv a d o r a s co n q u is ta s d ic c ió n p o n t ific ia , e s p e c ia lm e n te d e s p u é s d e la
d e C risto son in fin it o s , c o m o lo d e m u e stra la o c u p a c ió n d e S a v o y a y d e N iz a . (V e r A gu s tín
H is to r ia . El fe n ó m e n o d e la e m ig r a c ió n m o d e r n a T h e in e r , D o c u m e n ts in é d its r e la tifs a u x A ffa ir e s
s ig u e in d u d a b le m e n te sus le y e s ; p e r o es p r o p io R e lig ie u se s d e la F r a n c e 1790 á 1800, e x t r a it s d e s
d e la S a b id u ría d iv in a el s e r v ir s e d e lo s h e c h o s A r c h iv e s S e cré te s d u V a tic a n , t o m o s I y II, P a r ís ,
h u m a n o s , a v e c e s ta m b ié n tr is te s , p a r a r e a liz a r D id o t , 1858)’ ’ . E n la n o ta d e A . A . S. s ig u e n aquí
d e s ig n io s d e s a lv a c ió n en b e n e fic io d e la h u m a ­ o t r o s 3 a u to re s c o n sus o b r a s y a r t íc u lo s , las d e
n id a d e n te ra . D e este m o d o , h u m ild e s c o lo n ia s E . A u d a r d , d e P ie r r e S a v io y d e S u r r e l S a in t-
d e t r a b a ja d o r e s c r is t ia n o s p u e d e n t r a n s fo r m a r s e J u ste ; lu e g o se da en esa N O T A d e A . A . S. un
e n v iv e r o s d e c r is t ia n is m o , a llí d o n d e n u n ca h a r e s u m e n d e lo s d o c u m e n t o s en p a r t e aún in é d i­
p e n e t r a d o , o d o n d e a ca s o se h a p e r d id o su s e n ­ to s q u e p a r e c e n en lo s 50 v o lú m e n e s , tales c o m o
t id o .— así lo c r e e m o s y e s p e r a m o s — en la tra m a a u t ó g r a fo s d e O b is p o s d e lo s E s ta d o s P o n t ific io s
d e la r e d e n c ió n u n iv e r s a l. C on esta v is ió n v a sta a la S e cre ta ría d e E s ta d o , e x p o s ic io n e s d e C a r­
y c o n s o la d o r a a n te lo s o j o s , e n tr e g a d o s a h a c e r d e n a le s y L e g a d o s s o b r e la c o n d ic ió n d e v id a d e
c a d a v e z m ás e fic ie n t e s v u e s tr o s C o m ité s, p o ­ lo s e m ig r a d o s , r e la to s d e O b is p o s y S u p e r io r e s
n ié n d o lo s al s e r v ic io d e D io s y d e la s a lm a s. r e lig io s o s s o b r e lo s e m ig r a d o s q u e h o s p e d a b a n ,
C on e l fin d e qu e es te a u g u r io n u e s tr o lle g u e ca r ta s d e e x ila d o s p id ie n d o a u x ilio , cu e n ta s o b r e
a s e r un a r e a lid a d , e le v a m o s a D io s n u e stra s lo s s u b sid io s y a u x ilio s , o n c e E n c íc lic a s que en
s ú p lic a s , al m is m o t ie m p o qu e im p a r t im o s a t o d o s le tr a d e m o ld e fu e r o n e n v ia d a s e n tr e 1792 a 1797
v o s o t r o s n u e stra p a te r n a l B e n d ic ió n A p o s t ó lic a . p o r la S e cre ta ría d e E s ta d o a lo s O b is p o s d e lo s
[4?] C ó d . D e r . C an ., c a n o n 216, § 4. E s ta d o s P o n t ific io s . P ío V I c o n fió la c o n fe c c ió n
d e esa O bra a una C o m is ió n e s p e c ia l, c u y o p r e ­
(5 ) S . C. C o n s is to r ia l, R e s c r ip t o n ? 510 /52 c o n
sid e n te fu e el m is m o P a p a ; “ la m is ió n d e la
e l cu a l se c o n c e d e , en a u d ie n cia c o n el S u m o
C o m is ió n fu e la d e a te n d e r las n e c e s id a d e s e s ­
P o n t ífic e d el 10 d e ju n io d e 1952, al A r z o b is p o
p ir itu a le s y c o r p o r a le s d e lo s e m ig r a d o s fr a n c e ­
d e C ebú , F ilip in a s , e l in d u lto a p o s t ó lic o p a r a
ses, d ir ig ir a lo s q u e lle g a b a n a la s p r o v in c ia s
e r ig ir en su c iu d a d a r z o b is p a l una p a r r o q u ia
d e lo s E sta d o s P o n t ific io s , a la s c a s a s r e lig io s a s
n a c io n a l p a r a 15.000 c h in o s in m ig r a d o s .
o lu g a r e s p ia d o s o s ; r e la c io n e s d ia r ia s c o n lo s
(6 ) (a b r e v ia d o .e n p a r t e ) “ A r c h iv o V a tica n o ,
O r d in a r io s d e lu g a r , c o n lo s S u p e r io r e s r e g u la r e s
F o n d o E m ig r a ti R iv o lu z io n e F r a n c e s e ” . “ E sto s
y d ir e c t o r e s d e in s titu c io n e s p ia d o s a s q u e r e c i­
50 v o lú m e n e s m a n u s c r ito s en f o lio co n s titu y e n
b ía n a lo s e x ila d o s c o m o ta m b ié n c o n lo s m is m o s
lo q ú e c o m ú n m e n te s e lla m a e l F o n d o E m ig r a ti
e x ila d o s ; v ig ila r q u e n o se d e s liz a r a n m a la s
R iv o lu z io n e F r a n c e s e y q u e p r o v ie n e n d e l A r c h i­
u s a n z a s ; r e c o g e r la s p e t ic io n e s y s a tis fa c e r la s a
v o e s p e c ia l d e l In s titu to qu e se lla m a O p e r a P ia
m e d id a d e la s p o s ib ilid a d e s ” .
d e lV O sp ita litá F r a n c e s e , la cu a l O b ra fu e fu n d a d a
en R o m a p o r P ió VI a fin e s d e l a ñ o 1792 q u e ­ Se n o m b r ó lu e g o u n p r e la d o a fin d e q u e se
d a n d o en fu n c io n e s h a s ta e l a ñ o 1805, c o n el d e d ic a r a a lo s e x ila d o s , y sus a su n to s; co n tin ú a
fin d e s o c o r r e r a lo s O b is p o s , c lé r ig o s , r e lig io s o s la N O T A d e A . A . S. d a n d o en s e g u id a la lista
y m u c h ís im o s s e g la re s q u e, a ca u sa d e la v io le n ta d e las p e r s o n a s e n qu e r e c a y e r o n lo s n o m b r a ­
su b versión - d é lo s ca u s a n te s d e las in n o v a c io n e s m ie n to s . A lo s r e p r e s e n ta n te s d é la S anta S e d e
y d e la p e r s e c u c ió n d e la Ig le s ia c a t ó lic a , h u y e ­ en T ú r íii y F lo r e n c ia se d ie r o n lu e g o in s t r u c c io 1
ro n p r e c ip it a d a m e n t e d e F r a n c ia d ir ig ié n d o s e n es en el s e n tid o d e r e p a r t ir a lo s r e fu g ia d o s d é
1932 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 13

Católico. Este mismo, pues, a quien Nos solidar en la fe católica a los Italianos
657 hemos llamado honra y prez del clero 658
emigrados a Inglaterra, envió algunos
Romano, a quien, al principio del Ju­ miembros de su Congregación a Lon­
bileo umversalmente celebrado, pusi­ dres a fin de que se hicieran cargo de
mos gozosos en el glorioso catálogo de la atención espiritual de sus compa­
los beatos, urgido por el amor de las triotas; y, accediendo a una respetuosa
almas y encendido en el deseo de con- solicitud suya, Nuestro Predecesor Pío
F r a n c ia e n t r e la s p r in c ip a le s c iu d a d e s d e lo s g e n e r o s id a d N u e s tr o s m e d io s q u e en lo s h o m b r e s
E s ta d o s P o n t ific io s : R o m a , B o lo n ia , F e r r a r a , P e - qu e p o r la ca u sa d e C risto s u fría n la p é r d id a d e
ru sa y V it e r b o , d o n d e se h a b ilit a r o n e s ta c io n e s lo s u y o y q u e, e x p u ls a d o s c o n co n tu m e lia y v i o ­
p a ra r e c ib ir lo s . le n c ia d e sus s e d e s e r r a b a n p o r e l m u n d o o b li­
“ P a r a p r e s ta r a lo s e x ila d o s fr a n c e s e s la m á ­ g a d o s a lle v a r un a v id a ca s i s o lita r ia e n tr e d e s ­
x im a h o s p ita lid a d se in v ir t ie r o n g r a n d e s su m as c o n o c id o s . D e a llí qu e N o s m a n ife s ta m o s d e sd e
d e d in e r o ” ; en la N O T A d e A . A . S. se d a una e l p r im e r m o m e n to d e esa c r u e l p e r s e c u c ió n a los
lista d e esas su m as. fr a n c e s e s ta n to a c lé r ig o s c o m o a la ic o s , un
P ío V I e s c r ib ió , a d e m á s , en fa v o r d e lo s e x i­ p r o fu n d o a m o r y lo s a b r a z a m o s c o n t o d a v o lu n ta d
la d o s d e F r a n c ia in n u m e r a b le s ca rta s a lo s O b is­ d e b e n e fic e n c ia y fa v o r e s . E so s e x ila d o s a g o b ia ­
p o s e u r o p e o s , a lo s D e le g a d o s d e la S an ta S ede, d o s e s p e r a b a n , n a tu ra lm e n te , p o d e r lle v a r una
a lo s r e y e s y p r ín c ip e s c a t ó lic o s y a c a tó lic o s . Se v id a si n o c ó m o d a , p o r lo m e n o s fa lta d e s o b r e ­
m e n c io n a en la N O T A d e A . A . S. las s ig u ien te s: salto s y tra n q u ila en lo s lu g a r e s a q u e se h a b ían
N o v a illa fu g a , 21-X I-1792, al A r z o b is p o d e P a r ís a c o g id o , m as el in o p in a d o a v a n ce d e la s t r o p a s
y O b isp o s fr a n c e s e s ; In te r a n g u stia s, 2-X I-1793, al fr a n c e s a s a S a v o y a e s p e c ia lm e n te y a la r e g ió n
O b is p o d e L e ó n ; V ald e g a u d e m u s , 20-IV -1793 al d e N iza lo s o b lig a r o n a r e in ic ia r u n a n u e v a y
P r e s id e n t e y S e n a d o d e F r ib u r g o ; Quse p lu r im a , m ás la m e n ta b le fu g a . N o s , e m p e r o , c o n lo s m is ­
31-V III-1793, a B a ju lie v e y o t r o s d e W a llis , S u iza ; m o s s e n tim ie n to s d e c a r id a d y la m is m a v o lu n ­
N o n p o s s u m u s , 7-IX -1793, al r e y J o r g e d e In g la ­ tad , en m e d io d e las a n gu stia s d e lo s a c o n t e c i­
t e r r a ; H a u d in g ra tu m fo r e , 2-IX -1793 a su h i jo m ie n to s en q u e N o s e n c o n t r a m o s , m a n d a m o s y
A u g u s to , p r ín c ip e d e I n g la t e r r a ; Q u o te m p o r is o r d e n a m o s q u e e s to s n u e v o s e x ila d o s se r e c ib ie ­
m o m e n to , 7-IX -1793, al m is m o p r ín c ip e ; y m u ch a s ra n y se a lim e n ta ra n p o r lo m e n o s en esta
o tr a s . “ M as basta c it a r a lgu n as p a la b ra s d e la N u e s tra U rb e c o m o ta m b ié n en las p r o v in c ia s d e
C arta d ir ig id a a lo s V e n e ra b le s H e r m a n o s a r z o ­ N u e s tr o s E s ta d o s . P o r e ste m is m o m o tiv o r e ­
b is p o s , o b is p o s , y d ile c to s h ijo s , lo s a b a d e s , a ba ­ s o lv im o s e x c it a r p o r N u estra C arta E n c íc lic a d e l
desa*?, C a b ild o s y C lo r o ta n to s e c u la r c o m o r e g u ­ 10 d e o c tu b r e p p d o . a lo s V e n e r a b le s H e rm a n o s
la r d e A le m a n ia , c o n te n id a s e n : a r z o b is p o s , o b is p o s d e lo s E s ta d o s P o n t ific io s a
q u e c a d a d e e llo s c o n su c le r o y sus e d ific io s
í
IG N O T A N E M IN I S U N T s a g r a d o s se a s o c ia r a n a N u e s tras o b r a s d e m i­
(2 1-X I-1792) s e r ic o r d ia y N o s a y u d a ra n en N u e s tr a s o lic itu d
“ N a d ie d e s c o n o c e n i p u e d e n r e c o r d a r s e sin lá ­ p a te r n a l. S u c e d ió así q u e , im ita n d o el e je m p lo
g r im a s las ca u sa s p o r las cu a le s A r z o b is p o s , N u e s tr o n o s ó lo lo s V e n e r a b le s H e r m a n o s m e n ­
O b isp o s , p á r r o c o s , s a c e r d o te s , c lé r ig o s , sa g ra d a s c io n a d o s y e l c le r o ta n to s e c u la r c o m o r e g u la r ,
v ír g e n e s y m u c h ís im o s r e lig io s o s r e g u la r e s d e s in o ta m b ié n a p o r fía y e lo g io s a m e n te m u c h o s
F r a n c ia fu e r o n o b lig a d o s a a b a n d o n a r sus se d e s, s e g la re s d e a m b o s s e x o s , a u m e n tó e l n ú m e r o d e
d o m ic ilio s y b ien es y d ir ig ir s e a d iv e r s a s r e g io ­ n u e v o s h u é s p e d e s qu e N o s r e c ib im o s d e s p u é s d e
nes ta n to c a t ó lic a s c o m o a c a tó lic a s a d o n d e c o n la o c u p a c ió n d e S a v o y a y N iza , lle g a n d o hasta
m a y o r fa c ilid a d p u d ie r o n h u ir p a r a p e d ir a los a h o r a a d o s m il. S ab e m o s q u e o t r o s c lé r ig o s de
e x t r a n je r o s a q u e llo s s u b sid io s qu e d e lo s s u yo s F r a n c ia m a r c h a r o n a A le m a n ia , c o n ta n d o c o n
n o p u d ie r o n c o n s e g u ir . E sa d is p e r s ió n d e l ín c lito el f a v o r d e N u e s tr o a m a d ís im o h i jo en C risto
c le r o a d ife r e n t e s p a rte s n o p o d ía m e n o s d e c o n ­ el e m p e r a d o r e le c t o F r a n c is c o , d o n d e d e n in g ú n
m o v e r a t o d o s lo s c o r a z o n e s . N os d e b e m o s , c ie r ­ m o d o se n e c e sita b a n N u e s tr a s e x h o r t a c io n e s p a ra
tam en te, d is t in g u ir c o n su m o e lo g io n o s ó lo a a s e g u r a r a e so s d e s t e r r a d o s a u x ilio y a sis te n cia .
lo s p r ín c ip e s , p a s to r e s y p u e b lo s c a t ó lic o s que, N o se n o s o cu lta , V e n e ra b le s H e r m a n o s , y a m a ­
en s e ñ a d o s p o r el E v a n g e lio e in fla m a d o s d e l d o s h ijo s q u e v o s o t r o s s o b r e p u já is p o r m u c h o
e s p ír itu d e v e r d a d e r a c a r id a d , r e c ib ie r o n a eso s en p ie d a d y c a r id a d la g lo r ia a n tiq u ís im a d e
c o n fe s o r e s d e la fe y c o n s u m ie r o n sus p r o p io s vu e s tr o s m a y o r e s d e q u ie n e s se r e fie r e qu e e ra n
b ie n e s en a lim e n ta r lo s s in o tam b ié n a lo s p r ín ­ b e n ig n o s y h u m a n o s c o n lo s h u é s p e d e s , p u e s ,
cip e s y p u e b lo s n o -c a t ó lic o s y e n tre e llo s p r in ­ o fr e c ía n , a d e m á s , a t o d o s lo s p e r e g r in o s h o s p e ­
cip a lm e n t e al ilu s tr e R e y d e G ran B re ta ñ a y la d a je y , e m u lá n d o s e e n tr e si, e je r c ía n lo s o fic io s
ín c lita n a c ió n d e es e r e in o q u e lle v a d o s en su d e h o s p ita lid a d (D io d o r o , lib. V , segú n T á c it o ,
t o ta lid a d p o r c ie r t o e s p ír itu d e h u m a n id a d h a c ia D e M o r ib u s G e r m a n o r u m , y M ela, lib. I I I ) ” .
su s s e m e ja n te s , segú n las p a la b ra s d e S . A m b r o ­ “ P í o V II, h e r e d e r o d e l n o m b r e d e su P r e d e ­
s io (D e O ffic iis , II, 31) les p r o p o r c io n a r o n sub^ c e s o r y é m u lo d e sus v ir tu d e s , a p e n a s e le v a d o
s id io s e m u la n d o la g lo r ia d e lo s a n tig u o s r o m a ­ al S u m o P o n t ific a d o c o n tin u ó c e lo s a m e n te las
n o s e n t r e q u ien es p a r e c ía m u y h o n r o s o e l fr a n ­ o b r a s d e c a r id a d en ia v o r d e lo s e x ila d o s , lo
q u e a r las c a s a s d e h o m b r e s ilu su tr e s a h u é sp e d e s c u a l se p o n e d e m a n ifie s to en su C arta q u e H é r ­
ilu s t r e s ; ta m b ié n s ig n ific ó u n h o n o r p a r a la R e­ cu le s C o n s a lv i p r o p r e fe c t o d e la S e c r e ta r ía d e
p ú b lica q u e lo s e x t r a n je r o s n o c a r e c ie r o n d e e se n e g o c io s p ú b lic o s d e la Ig le s ia , d ir ig ió p o r o r d e n
m is m o g é n e r o d e lib e r a lid a d en N u e s tr a U rb e d e í S u m o P o n t ífic e , e l 5 d e a b r il d e 1800 a Juan
(C ic e r ó n , D e O ffic iis , II, c a p . 18). L o q u e a F r a n c is c o F a lz a c a p p a (D e Charitafee S ed. A p o s L
N o s a ta ñ e q u e N o s c r e ía m o s c o n s t r e ñ id o s , a u n q u e e r g a G a llo s, 22, 667; 24, fo l. 10; y p r in c ip io d el
in m e r e c id a m e n te d e s e m p e ñ a m o s e l c a r g o d e P a s ­ v o l. 50).
t o r u n iv e r s a l y P a d r e d e to d o s lo s fie le s , c o n Y a an tes c o m o O b is p o d e lm o la se h a b ía p r e o ­
m a y o r o b lig a c ió n q u e lo s d e m á s , a c o n c e d e r c u p a d o a c tiv a m e n te d e lo s r e fu g ia d o s , y c o m o
p r o n t o a u x ilio a es os in fe lic e s e x ila d o s qu e se P a p a s ig u ió la o b r a h a sta qu e e l C o n v e n io e n tre
a c o g ie r o n a N u e s tr o p e c h o . E stá b a m o s p o r d e m á s la S an ta S ede y e l g o b ie r n o d e F r a n c ia p e r m i­
c o n v e n c id o s d e qu e en n in g u n a p a r te p o d ía m o s tie ra la vu e lta p a u la tin a d e lo s d e s t e r r a d o s a
g a s ta r c o n m a y o r ju s tic ia ni n u n ca c o n m a y o r F ra n c ia .
206, 14-16 C o n st . A post . “ E xsul F a m ilia 1 1933

IX lo facultó para recoger limosnas con chos clel trabajo humano, sino que
e,i fin de levantar en Londres desde sus protegió decididamente también a los
cimientos un templo a Dios dedicado conocedores de algún oficio que iban
a San P edro, príncipe de los Apósto­ a lejanas tierras a ganar su sustento,
les, para bien de los emigrados italia­ Pues, al cabo de su primer año de
nos especialmente*7*. Supremo Pontificado, alabó el 9 de ju­
lio de 1878, con complacida benigni­
14. E sfuerzos de la Iglesia Católi­ dad, la sociedad de San Rafael erigida
ca en bien de los em igrados a Am é­ por los Obispos alemanes para ayudar
rica. A mediados del siglo 19 cuando fructuosamente a sus compatriotas emi­
a los indigentes se ofreció la oportuni­ grantes*8*. Esa sociedad tanto en los
dad nunca antes conocida de hacer puertos de salida como de llegada se
fortuna, y cuando grandes multitudes estableció, al correr de los años, tam­
de Europa, especialmente de Italia, se bién para otras nacionalidades como la
659 dirigía a América, la Iglesia Católica belga, austríaca e italiana.
hizo esfuerzos extraordinarios para
atender el bien espiritual de los emi­ 16. León XIII y la fundación de
grantes y trabajar por ellos; pues, ella, Scalabrini. Desde el año 1887, reco­
en el transcurso de los siglos por el noció, en su Carta Apostólica bajo el
amor que tiene a sus hijos adaptó los sello del Pescador, que era útil y opor­
métodos de apostolado al progreso de tuno el plan que venía ejecutando el
la vida y a las nuevas circunstancias Siervo de Dios Juan Bautista Scala-
del tiempo no sólo ensayándolos pron­ brini, entonces Obispo de Piacenza,
tamente sino también introduciéndolos de formar un Instituto de santos varo­
después de atentos estudios, por cuan­ nes que tuvieran ánimo y voluntad de
to en su solicitud advertía que lo so­ partir para regiones lejanas, especial­
cial, moral y religioso corrían serio mente América, con la intención de
peligro.2
.
*S llevar los consuelos del sagrado minis­
terio a la multitud de fieles italianos
2. La Obra de León XIII que urgidos por las necesidades mate­
riales abandonaban la Patria para esta­
15. León XIII y el Rafaelsverein. blecerse en aquellas region es^ . Luego
La activa solicitud de esta Sede Apos­ fundó, pues, aquel varón apostólico, a
tólica tanto más prontamente mani­ quien Nos mismo declaramos ,P e r ití­
festada cuanto que también más cui­ simo de la Iglesia y del Esfado*10* con
dadosamente las autoridades públicas la ayuda de celosos sacerdotes y escla­
y los Institutos privados parecían aten­ recidos superiores, una sociedad de
derlos, está comprobada claramente sacerdotes, en la cual — para volver a 660
por las Actas de L eón XIII, Nuestro usar las galanas palabras del mismo
Predecesor, quien no sólo denodada­ L eón XIII en su carta que más abajo
mente defendió la dignidad y los dere- aduciremos— varones eclesiásticos de
(7 ) (A b r e v ia d a en p a r t e ) s a c e r d o te d e la C o n g r e g a c ió n d e l A p o s t o la d o C a­
P ío X I I , C arta A p o s . I n e ffa b ilis et a m a n tis sim a t ó lic o “ qu ie n p o r tr e s a ñ o s t r a b a jó en L o n d r e s
D ei b e n ig n ita s, 22-1-1950, en q u e d e c la r a b e a to p a r a lo s ita lia n o s ” , fe c h a d a e l 7 d e D ic ie m b r e
al V e n e r a b le s ie r v o d e D io s V iv e n te P a llo t t i, sa­ d e 1847;
c e r d o t e r o m a n o y fu n d a d o r d e la C o n g r e g a c ió n A lo c u c ió n d e P ío X l l a lo s p á r r o c o s d e R o m a
d e l A p o s t o la d o C a tó lic o (A . A . S ., 42, 176 s s .). y p r e d ic a d o r e s c u a r e s m a le s , 2-III-1950, S ia te b e n -
En la s A cta s d e b e a tific a c ió n se h a b la d e a lg u ­ uen uti (A . A . S. 42, 302).
n os s a c e r d o te s d e esa C o n g r e g a c ió n qu e se e m ­ (8 ) O bra d e l S an R a fa e ls v e r e in p a r a a m p a r o
p eñ a n en le v a n ta r en L o n d r e s una ig le s ia p a ra d e lo s e m ig r a n te s a le m a n e s , e r ig id a c a n ó n ic a ­
lo s ita lia n o s , y V ic e n te P a llo tti s o lic it ó p a r a su m e n te en M a g u n cia e l 13 d e s e p tie m b r e d e 1871.
C o n g r e g a c ió n la p r o p ie d a d , d ir e c c ió n y a d m in is ­ (9 ) L e ó n X I I I , C arta A p o s t ó lic a , L ib e n t e r agno-
t r a c ió n d e lo s b ie n e s d e esa ig le s ia m ie n tr a s vim u s , 25-X I-1887.
e x is tie r a , g r a c ia q u e le fu e c o n c e d id a p o r e l S u m o (10) Se tra ta d e l s ie r v o d e D io s Juan B au tista
P o n t ífic e , en a u d ie n c ia a c o r d a d a al p r o s e c r e t a r io S c a la b r in i, O b is p o d e P ia c e n z a , Ita lia ; L e tra s
A le ja n d r o B e r n a b ó , e l 8 d e J u n io d e 1848; d e c r e t a le s , qu e c o n c e d e n e l h o n o r d e lo s S an to s
C o m p á re s e ta m b ién la C arta d e r e c o m e n d a c ió n a beata F r a n c is c a J a v ie ra C a b rin i, F u n d a d o r a
d e l C a r d e n a l S a n tia g o F e lip e F r a n s e n i, d e la d e l In s titu to d e las M is io n e ra s d e l S a g r a d o C o r a ­
S. C. d e P r o p a g a c ió n d e la F e a R a fa e l M elia , z ó n , S p ir itu s D o m in L 7-V II-1946 (A . A . S. 39,
1934 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 17-20

Italia se unen, urgidos por la caridad 19. La obra para emigrantes del
de Cristo*10a) para cultivar los estudios Obispo Bonomelli. Movido por las
y ejercitarse en los ministerios y disci­ insistentes exhortaciones del Pontífice,
plina que les permiten desempeñarse y urgido por el bien de las almas, Jere­
feliz y denodadamente como “ embaja­ mías B onomelli, Obispo de Cremona,
dores de Cristo’’ ^*11) y así se constituyó instituyó la Obra de ayuda a los obreros
una nueva familia religiosa de misio­ de Italia que emigraban a las regiones
neros de San Garlos para los italianos foráneas de Europa de donde nacieron
emigrados, cuyo fundador es aquel varios institutos culturales y de benefi­
siervo de Dios. cencia y florecientes secretariados, y en
1900 por piadosos sacerdotes y seglares
17. La Carta “ Quam Aerumnosa” de de bien, elegidos para la obra, se predi­
de León XIII y sus saludables efectos. caban con fruto “ misiones” en Suiza,
Conviene también mencionar la Carta Austria, Alemania y Francia. Y para
a los Arzobispos y Obispos de Améri­ que no sucumbiera tan benéfica obra
ca*12) publicada al año siguiente por después de la muerte de su Superior,
el mismo inmortal Predecesor Nuestro Nuestro Predecesor, Benedicto XV en­
por cuanto suscitó felizmente una ma­ comendó la cura de almas de los obre­
yor abundancia de iniciativas y celosa ros italianos emigrados a regiones euro­
emulación de los hombres para alcan­ peas a F ernando R odolfi, Obispo de
zar el bien de los inmigrantes pues, Vicenza*14).
tanto numerosos sacerdotes y muchos
religiosos de ambos sexos movidos por 20. La misión de Santa Francisca J.
esta razón partieron para todas partes Cahrini, madre de los emigrantes. No
de América a fin de asistir a ayudar a estará demás recordar aquí las múlti­
sus compatriotas que vivían en lejanos ples instituciones que educan a niños
países; entonces también se fundaron y niñas, y los hospitales y demás fun­
sociedades y formaron patronatos para daciones provechosamente realizadas
bien de los que de Italia, Alemania, en bien de los fieles cristianos de
Irlanda, Austria, Hungría, Francia, Sui­ diverso idioma y de diferente origen
za, Bélgica, Holanda, España y Portu­ los que florecen siempre más y prospe­
gal emigraban en masa; ante todo em­ ran vigorosamente. Cual estrella brilla
pero se han erigido parroquias nacio­ en este campo Santa F rancisca Ja -
nales. viera Cabrini quien por consejó y
exhortación del siervo de Dios Juán
18. Atención a la migración en la Bautista Scalabrini y apoyada por la
misma Europa. Con la sabiduría y la autoridad del mismo Papa L eón XIII,
caridad de que era capaz no dejó de de feliz memoria, el cual la persuadió
atender oportunamente también la mi­ que no dirigiese su mirada hacia ei
gración que dentro de los confines de Este, sino más bien hacia el Oeste, re­
Europa se hacía; la solicitud dispensada solvió emprender viaje hacia Norte­
por los Romanos Pontífices consta cla­ américa*15), y con tanta caridad per­
ramente en las Cartas, enviadas más de severó en su obra que pudo consignar
una vez por la Secretaría de Estado a ubérrimos frutos y fue, por su eximia
los Ordinarios de Italia*13). piedad para con los emigrantes it&liá-
[10*] II C o r in t. 5, 14. lo s M is io n e r o s d e lo O b ra d e A s is te n c ia a loa
(11) II C o r . 5, 20; L e ó n X I I I , E p ís to la , Q uam o b r e r o s ita lia n o s q u e e m ig r a n fu e r a d e E itrop ft .
seru m n osa, 10-X II-1888 (L e o n is X I I I A cta R o m a , L a n o t ific a c ió n c o m ie n z a c o n la s p a la b ra s.:L í(í£ /;/s
T y p . V a t ic . 1889, V I II , 383). Sacrse C o n g r e g a tio n is , tie n e la fe c h a d e l, 3¡í (té
e n e r o d e 1915, y n o m b r a p o r o r d e n d é l ; ; 3^$ipa
(12) V é a s e L e ó n X I I I N O T A 11 (V II I p á g . 380- al O b isp o V ic e n tin i, P r e s id e n t e y s o c io d e ,esa
384).
O b ra , v u lg a r m e n te lla m a d a “ O b ra d e A sis te n cia
(13) S e c r e t a r ía d e E s ta d o , C ir cu la r. 57171 a lo s a lo s ita lia n o s en E u r o p a ” . . i-*
A r z o b is p o s d e Ita lia , É n o t o c o m e Vem iprazinnr, (15) P í o X I I , L e tra s D e c r e ta le s S p ir itu s pojn^ini,
t e m p o r á n e a , 19-V I-1900 (L e o n is X I I I A c ta , X X , 7-V II-1946 (A . A . S. 39, 44) en q u e se d e c r e ta n
168-17:2;.,.C ir c u la r al A r z o b is p o d e M ilá n , T u r ín , h o n o r e s d e S an tos a B . F r a n c is c a Ja v ie r a G&bti'ni,
y V e rce Ü i, 18-V -1899. fu n d a d o r a d e l I n s titu to d e la s M ision eras, d q í
(14) S. C. C o n s is to r ia l, N o t ific a c ió n , a c e r c a de S a g r a d o C o r a z ó n d e Jesú s. '
206, 21-23 Con st. A po st. “ E xsu l Fa m il ia ” 1935

ríos y sus admirables obras, llamada York, el 26 de febrero de 1904. Entre


con razón Madre de los emigrantes otras cosas elogió y aprobó tanto la
italianos*10^. solicitud manifestada a los Italianos a
fin de que al abrigo de peligros, per­
3. La Obra de S. Pío X manecieran firmes en el culto de la Re­
ligión de sus antepasados, como la fun­
21. Sus experiencias com o párroco.
La organización ordenada de las obras dación de un Seminario para educar
católicas en favor de los inmigrantes debidamente a los clérigos de la Colo­
en Europa, en el Oriente y América nia Italiana*1 17). Lo mismo prueba la
1
6
debe atribuirse a Nuestro Predecesor, el Alocución a los peregrinos de la Repú­
Beato Pío X que un día como párroco blica Argentina*18), como también la
de Salzano asistió a sus amadísimos Carta, a los Arzobispos y Obispos del
feligreses que emigraron para que al Brasil*19) o la que dirigió al Superior
abandonar la parroquia tuvieran un General de los Misioneros de S a n C a r ­
l o s *20) o al Superior de la Pía Sociedad
viaje más feliz y un nuevo hogar más
seguro; luego elevado a la cima del Antoniana Universal o al Rector de la
Supremo Apostolado acompañó con Sociedad Católica para los inmigrantes,
peculiar cuidado a las ovejas errantes fundada recientemente entonces en el
de la grey universal y emprendió ini­ Canadá*21).
ciativas solícitas en pro de la inmigra­
ción. 23. Solicitud espiritual por la Socie­
dad de Misioneros de San Antonio. Pa­
22. Cartas de San Pío X en favor de ra que los emigrantes, los navegantes o
Jos emigrantes. Ardía aquel piadosísi­ los que permanecían en los puertos de
mo Pontífice en amor a los fieles cris­ llegada o los que ya gozaban de la Pa­
tianos que habían emigrado hasta a las tria adoptiva, dispusieran de una pron­
lejanas regiones de Norte y Sudamérica. ta asistencia espiritual, se constituyó,
Con qué gozo recibiera el celo de los con la aprobación del Sumo Pontífice,
Obispos y sacerdotes empleados en bien ya desde el año 1905, la Sociedad de
de aquéllos, resalta claramente de la misioneros de S a n A n t o n i o d e P a -
Carta dirigida al Arzobispo de Nueva D U A *22) .

(16) Pío XI, C arta A p o s t ó lic a Benignus Deus, (A . A . S. 6, 259) d ir ig id a al P r e s id e n t e d e la P ia


13-X I-1938 (A . A . S. 31, 10-15) en qu e la V e n e r a b le S o c ie d a d A n to n ia n a U n iv e r s a l, en q u e d ic e e l
s ie r v a d e D io s F r a n c is c a Ja v ie r a C a b rin i se d e ­ P a p a : “ N o s o ím o s , q u e esta m is m a s o c ie d a d ,
cla ra , beata . c u y o n ú m e r o d e s o c io s in c r e m e n tó e x t r a o r d in a ­
(17) S. Pío X C arta Haud ita pridcm, 26-11-1904, r ia m e n te , ten ía h a sta a h o r a p o r c o s t u m b r e e l
al A r z o b is p o d e N u ev a Y o r k ( P i i X A c ta , T y p . a liv ia r la in d ig e n c ia d e sus c o m p a tr io t a s y le ­
V at. 1905, I, 180-181). v a n t a r o p a t r o c in a r n o p o c o s t e m p lo s o c a p illa s ,
(18) S. Pío X, S e r m ó n X V , V i ringrazio, 1 8 -X I- en h o n o r d e e s e m is m o s a n tís im o P a tr o n o , e n tr e
1908, (P ii X A cta , T y p . V a t. 1914, IV , 305): “ Os lo s ita lia n o s o lo s fo r á n e o s , q u e c o n e n o r m e s
r e c o m e n d a m o s d e un m o d o e s p e c ia l a lo s p o b r e s g a s to s e d itó fo lle to s y lib r o s p a r a g u a r d a r la s
ita lia n o s e m ig r a d o s q u e v iv e n l e jo s d e su p a tr ia , c o s tu m b r e s y la fe y lo s ib a d ifu n d ie n d o e n tr e
a fin d e q u e su c o n d u c t a n o d is c r e p e d e su p a tr io e l p u e b lo . N o s es n o m e n o s c o n o c id o q u e a v o s ­
nom bre**. o t r o s en g r a n p a r te se d e b e e l q u e lo s ita lia n o s q u e
v iv e n en A m é r ic a n o h a y a n s u fr id o d a ñ o r e lig io ­
(19) S. Pío X, C arta a lo s A r z o b is p o s y O b is p o s
s o a lg u n o ; p u e s c u a n to m ás c a r e c ía n d e lo s au ­
d e l B r a s il, Quod Hierarchia, 6-VI-1911 (A . A . S.
x ilio s d e v id a r e lig io s a p o r la v a s tid a d d e a q u e ­
3, 262): “ H a d e d e d ic a r s e ta m b ié n m u ch a a c ti­
llo s t e r r it o r io s ta n to m á s c e lo s a m e n te o s e m p e ­
v id a d y c e lo a la s a lv a c ió n d e in m ig r a d o s ... d e ­
ñ a s te is , ta m b ié n c o n u n a m a y o r d ifu s ió n d e la
s e a m o s , p ü e s , q u e en to d a s la s ciu d a d e s m á s c é ­
r e v ista a n to n ia n a , en e s tim u la r su p ie d a d y a y u ­
le b re s se d is p o n g a d e a lg u n o s s a c e r d o te s , qu e
d a r lo s c o n e l c o n s e jo ” .
d o m in a n la le n g u a , p a r a a y u d a r c o n v e n ie n t e m e n ­
te , a e llo s , p r in c ip a lm e n te a l c o m e n z a r su v id a Secretaria de Estado, C arta II a cié particulié-
a lle n d e lo s m a r e s ” . rement, 12-11-1914 (A . A . S. 6, 132), d ir ig id a al
R . P . H . D . C a s g r a in , R e c t o r d e la S o c ie d a d C a-
(20 ) Secretaría de Estado, C a rta , Ho ricevuto,
tó lic a d e In m ig r a n te s r e c ié n fu n d a d a e n e l Ca­
15-1-1912 (A . A . S. 4, 333) d ir ig id a al R . P . V i-
n adá.
c e n tin i, S up. G e n e ra l d e l I n s titu to d e lo s M is io ­
n e r o s d e S. C a r lo s , c u y o c e lo p o r lo s e m ig ra n te s (22) Congregación de Misioneros de emigración
ita lia n o s c o n r a z ó n se e lo g ia . de San Antonio de Padua, I n s titu to fu n d a d o p o r
S. Pío X, C arta , Vehementer Nobis, 4-IX -1912 e l P b r o . Juan S a n tia g o C o c c o lo , e n e l m e s d e
(A . A . S. 4, 581-582) d ir ig id a al m is m o S u p . G e­ ju lio d e 1905 y a m p lia m e n te r e c o m e n d a d o en la
n e r a l, R . P . V ic e n t in i, c o n m o tiv o d e la s s o le m ­ “ C arta d e l C a r d e n a l M e r r y d e l V a l, S e c r e t a r io
n id a d e s ce le b r a d a s en m e m o r ia d e l fu n d a d o r d e d e E s ta d o , d ir ig id a a lo s A r z o b is p o s y O b is p o s d e
Ja O b ra , Juan B ta . S c a la b r in i. Ita lia ” : Una iniziativa sommamente giovevole,
(21) S. Pío X, C arta Quo socieias, 25-111-1914 25-1-1908.
1936 E ncíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 24-26

24. La obra rectora y reformadora blicaran una ciudadosa Instrucción so­


663 de la S. C. Consistorial. En lo que bre la comprobación el estado de sol­
respecta a Italia, existen normas dadas tería y las proclamas matrimoniales í26) ;
por la Secretaría de Estado para todos instrucción que en el transcurso de los
los Obispos de lugar*23). La Sagrada años fue nuevamente promulgada por
Congregación Consistorial, una vez re­ la misma Congregación*27) añadiéndose
cibidos, a su propio pedido*24), los in­ normas saludables también para co ­
formes exactos sobre el particular de modidad de los emigrados que desea­
los Ordinarios de lugar donde hay emi­ ban contraer matrimonio por procura­
gración e inmigración, cumplió rápi­ dor*28).
damente el mandato del Pontífice, aco­
modando a los tiempos los institutos, 26. Atención de rutenos y rumanos.
ya erigidos en favor de los emigrantes, En el gobierno de este importante Pon­
decretando la fundación de nuevos, tífice se establecieron normas indóneas
adaptados a las nuevas circunstancias para los clérigos y seglares del rito
y recomendando a los Ordinarios la ruteno que viven en los Estados Unidos
constitución de “ Grupos emigrantes” y de América; a su cabeza se puso un
“ Patronatos” *25). Obispo*29); al obispo del rito ruteno
se encomendó también la atención es­
25. Solicitud por los matrimonios de piritual de los fieles del mismo rito 664
los emigrados y las “ Instrucciones” al que viven en las regiones del Cana­
respecto. Pero no sólo de esta manera dá*30); igualmente, la asociación de la
se procuró con mucha solicitud el bien propagación de la Iglesia Católica, cons­
tituida en Toronto del Canadá y los
de los inmigrantes, pues, dado que se
abundantes frutos, dignos de la mayor
supo que algunos obreros, emigrados
alabanza que la misma sociedad pudo
de Europa a lejanas tierras, contraían
recoger defendiendo contra las insi­
matrimonio sin atenerse en lo más mí­ dias heréticas a los católicos rutenos
nimo a las solemnidades de derecho, a que se habían establecido poco a poco
causa de las circunstancias más difíci­ en los territorios que se extienden hacia
les de lugar y de tiempo en que se el Norte y Oeste*31); igualmente, las
hallaban, y aun osaban contraerlo afec­ mutuas relaciones en el orden discipli­
tados por impedimentos, a fin de que nario de los Obispos canadienses del
las leyes del sagrado matrimonio no rito latino con el Obispo de los rutenos
sufrieran ningún daño, para prevenir de aquella región y entre el clero y los
los horribles males, el Sumo Pontífice fieles de ambos ritos se regularon*82);
mandó a la Sagrada Congregación de y, finalmente, se donaron al Obispo
Disciplina de los Sacramentos que pu- católico rumano de la provincia écle-
(23) S e c r e t a r ía d e E s t a d o , C arta , U no d e g li (28) .S. C. d e los S a c r a m e n to s , C ir c u la r .a lo s
a r g o m e n t i, 8-IX-1911 (A . A . S. 3, 513-518), d ir ig id a A r z o b is p o s , O b isp o s y O r d in a r io s d e . lu g a r d e
a lo s O r d in a r io s d e Italia s o b r e lo s o b r e r o s ita lia ­ Italia r e la tiv a a la c e le b r a c ió n d e l m a t r im o n io
n os q u e e m ig r a n al e x t r a n je r o . p o r p r o c u r a d o r , l-V -1 9 3 2 , n. 11255/32.

(24) S . C. C o n s is to r ia l, s o b r e la a te n c ió n e s ­ (29) S an P í o X , B u la o L e tra A p o s t . E a s e m p e r


p ir itu a l d e lo s e m ig r a n te s : L a s p re g u n ta s qu e fu.it, 14-V I-1907 (P i i X A cta , T y p . V a tic . V , 57- 68);
se p r o p o n e n a lo s O b is p o s d e lu g a r d e la in m i­ S . C. d e la P r o p a g a c ió n d e la F e d e A su n to s de
g r a c ió n , p r o t . n . 5 0 3 /1 2 ; P re g u n ta s q u e se p r o ­ R it o O r ie n ta l, D e c r e t o C um e p is c o p o , 17-V III-1914
p o n e n a lo s O b is p o s d e la e m ig r a c ió n , p r o t . n. (A . A . S. 6, 458-463) s o b r e la a d m in is tr a c ió n d e
894/13. lo e s p ir itu a l en la Ig le s ia G r e c o -R u te n a d e E E .
UU. d e A m é r ic a .
(25) S an P ío X . M ota P r o p r io , Jam p r id e m ,
(30) S . P ío X , C arta A p o s t. O ffic iu m s tip re m i,
19-III-1914 (A . A . S. 6, 174-175), s o b r e lo s ita lia n o s
15-V II-1912 (A . A . S. 4, 555-556).
q u e e m ig r a n al e x t e r io r .
(31) S. P ío X , C arta A p o s t. A lla ta n u p e r , 9 -V I -
(26) S . C. de los S a c r a m e n to s , I n s tr u c c ió n : P e r - 1910 (A . A . S. 2, 536-540). al R . P . P a t r ic io F e r g o
latu m h a u d s e m e l, 6-III-1911 (A . A . S. 3, 102-103) M a cE v a y , A r z o b is p o d e T o r o n t o : en e lla se e lo g ia
d a d a a lo s O r d in a r io s a c e r c a d e l e s ta d o d e s o l­ la A s o c ia c ió n p a r a la D ifu s ió n d e la . Igle s ia
te ría y lá c o m u n ic a c ió n d e l m a tr im o n io e fe c t u a d o . C a tólica en T o r o n t o , C an ad á , y se le c o n c e d e n
(27) S . C. d e los S a c r a m e n to s , In s tr u c c ió n Ite - I n d u lg e n c ia s .
rum. c o n q u e s t i su n t, 4-V II-1921 (A . A . S. 13, 348- (32) S . C. de la P r o p a g a c ió n d e la F e , d e , A su n ­
349) d a d a a lo s O r d in a r io s d e lu g a r s o b r e la p r u e ­ tos d e R ito O r ie n ta l, D e c r e t o F id e lib u s ri^thenis,
ba d e e s ta d o lib r e . 18-V III-1913 (A . A . S. 5, 393-399). . .;
206, 27-28 C o n st . A po st . “ E xsul F a m ilia ’ * 1937

siástica de Fógara y Alba Julia*333*, la


4 la disciplina de los sacerdotes emigran­
iglesia del Santísimo Salvador en la tes a la que ya. antes la Sede Apostólica
villa “ delle Copelle” en Roma y la pe­ proveyera valiéndose de la S. Congr.
queña casa aneja. del Concilio*335) y, cuando se trataba de 66T
4
3
27. La Oficina Pontificia de emi­ clérigos del rito oriental, de la S. Con­
grantes. La más importante de todas gregación de la Propagación de la
las realizaciones es, sin embargo, la Fe*36) y de la misma S. C. Consisto­
creación del “ Oficio” peculiar en la r ia l37). Mas por cuanto entre los cléri­
S. Cóhgregación Consistorial para la gos que emigraban allende los mares
atención pastoral de los emigrantes. podía, tal vez, haber algunos que bus­
Las obligaciones de esta Oficina serán, caran más bien el lucro material que
como dijo el Beato Pío X, buscar y no la salvación de las almas, la misma
preparar todo lo que se requiere a fin S. C. Consistorial por decreto instituyó
de que la atención espiritual de los emi­ leyes aptas para poder remover los
grantes del rito latino se lleve a cabo abusos, si los hubiere, estatuyendo tam­
en la mejor forma posible, quedando bién penas para los transgresores. Estas
naturalmente, a salvo el derecho de la leyes alcanzaban también a los sacer­
S. Congr. de la Propagación de la Fe dotes que prestaban sus servicios a los
sobré los emigrantes del rito oriental, obreros agrícolas y operarios de otros
a los cuales esta Congregación por sus oficios*38). Estas normas que por otro
propias disposiciones atenderá oportu­ decreto consistorial se adoptó al Códi­
namente. De los sacerdotes emigrantes go de Derecho Canónico, entonces re­
cuidará únicamente ese mismo Ofi- cién promulgado*39), están aún fruc­
cioW . tuosamente en vigencia. En el correr
28. En favor de los sacerdotes emi­ de los años, empero, la S. G. de la
grantes. No pudo preterirse tampoco Iglesia Oriental *40) y la S. C. de la 666
(33) S. P ío X, C arta A p o s t. U n iv e r si E p is c o p a - g e v in a , s o b r e lo s c lé r ig o s q u e se d ir ig e n a A m é ­
tus, 31-III-1914 (A . A . S. 6, 222-223) al V e n . H erm . r ic a .
V íc t o r M ih a ly i d e A p sia , A r z o b is p o d e F ó g a r a s (38) S . C. C o n s is to r ia l, D e c r e t o E th n o g r a p h ic a
y A lba Ju lia (T r a n s s ilv a n ia en R u m a n ia ) y a lo s S tu d ia , 25-III-1914 (A . A . S. 6, 182-186), s o b r e sa ­
O b isp o s s u fr a g á n e o s d e la p r o v in c ia e cle s iá s tica c e r d o t e s qu e e m ig ra n a c ie r ta s r e g io n e s ; D e c la ­
d e l r it o g r e c o -r u m a n o , s o b r e la Ig le s ia d e l S al­ r a c ió n a c e r c a d e l d e c r e t o d e la S. C. C o n s is to r ia l
v a d o r en el p u e b lo D e lle C o p e lle q u e h a d e e n ­ m e n c io n a d a 25-III-1914 (A . A . S. 6, 671).
t r e g a r s e al E p is c o p a d o r u m a n o .
(34) S . P ío X, M otu P r o p r i o C um o m n e s c a - (39) S . C. C o n s is to r ia l, M a gn i s e m p e r n e g o tii,
t h o lic o s , 15-V III-1912 (A . A . S. 4, 526-27) s o b r e la 30-X II-1918 (A . A . S. 11, 39-43) s o b r e lo s c lé r ig o s
e m ig r a c ió n al e x t r a n je r o . q u e e m ig r a n a cie r ta s r e g io n e s .
(35) S. C. d e l C o n c ilio C artas d e l 3-II-1886 y d e l (40) S . C. p o r la Ig le s ia O r ie n ta l D e c r e t o Qua
27-III-1889; C arta N on s in e m a g n o , 27-V II-1890; s o lle r t i a la c r ita te , 23-X II-1929 (A . A . S. 22, 99-105),
D e c r e t o C lé r ig o s P e r e g r in o s , 14-X I-1903 ( P i i X A c ­ s o b r e lo s c lé r ig o s o r ie n ta le s , sea s e c u la r e s sea
ta,, T y p . V a tic . 1905, I, 63) a ce rc a d e lo s c lé r ig o s r e lig io s o s qu e e m ig r a n d e lo s t e r r it o r io s o d ió ­
qu e va n a A m e r ic a y a la s Isla s F ilip in a s : “ A fin ce s is o r ie n ta le s a una d e las tr e s A m é r ic a s o
d e q u e d is p o s ic io n e s to m a d a s s a lu u d a b le m e n te en A u s tra lia p a r a p r e s ta r a u x ilio e s p ir itu a l a lo s
e l S e ñ o r en el tr a n s c u r s o d e lo s a ñ o s n o ca ig a n fie le s d e su p r o p io r it o ; D e c r e t o , N o n r a r o a c c i-
en o lv id o s o b r e t o d o , p o r q u e aún h o y d ía a c o n ­ d it, 7-1-1930 (A . A . S. 22, 106-108) s o b r e e l v ia je
te ce n o ra r a s v e c e s q u e n o p o c o s s a c e r d o te s , e s­ d e e s o s m is m o s p e r o n o c o n fin e s d e a te n ció n
p e c ia lm e n te ita lia n o s , se tr a s la d e n , sin la v e n ia e s p ir itu a l d e lo s fie le s d e su p r o p i o r it o s in o p o r
d e ía S.. C. d e l C o n c ilio , S. S. P ío X o r d e n ó qu e o tra s r a z o n e s , e c o n ó m ic a s o m o r a le s , o s ó lo p o r ­
el D e c r e t o : D e c le r ic is in A m e r ic a m et a d In su ­ q u e d e se a n m o r a r a llí p o r p o c o t ie m p o ; D e c r e t o ,
las P h ilip p in a s p r o fe c t u r is , 14-X I-1903, se p u b li­ S sep en iu n ero A p o s t ó lic a S e d e s , 7-1-1930 (A . A . S.
c a r a d e n u e v o . D a d o en R o m a , en la S. C. d e l 22, 108-110) s o b r e lo s c lé r ig o s o r ie n ta le s q u e va n
C o n c ilio , e l 7 d e s e tie m b r e d e 1909” (A . A . S. 1, a l e x t r a n je r o a p e d ir o r e c o g e r lim o s n a s o e s tip e n ­
692-695). d io s d e m is a s ; I n s tr u c c ió n , Q u o f a c ilio r v e tu s to -
5 . C . C o n s is to r ia l, A n n o p r o x im e e la p s o , 9 -X I I - r u m . 26-IX -1932 (A . A . S. 24, 344-346) s o b r e lo s
1909 (A . A . S. 2, 102-108), s o b r e la a d m is ió n d e c lé r ig o s o r ie n ta le s q u e m o r a n en el e x t r a n je r o
s a c e r d o te s p o la c o s en el c le r o d e E E . U U . d e fu era d e l p r o p i o P a t r ia r c a d o o la p r o p ia r e g ió n ;
A m é r ic a . E x h o r t a c ió n , Sacrse C o n g r e g a tio n i, 20-V II-1337
(36) S . C. d e la P r o p a g a c ió n de la F e , C arta (A . A . S. 29, 342-343) r e fe r e n te a las n o r m a s q u e
d e l 12-IV -1894; la m is m a C o n g r e g a c ió n d e A su n ­ d e b e n o b s e r v a r s e r e s p e c t o d e lo s c lé r ig o s d e l
tos d e R ito O r ie n ta l E p . C ir c u la r e s Sacras h u ic , r it o o r ie n t a l q u e p e r e g r in a n fu e ra d e su p r o p io
1-1-1912 (A . A . S. 4, 532-533) s o b r e la fa lta d e P a t r ia r c a d o ; D e c r e t o C o r d i s e m p e r fu it, 1 6 -X I-
p e r m is o d e lo s O r ien ta le s d e p e d ir lim o s n a s sin 1938 (A . A . S. 31, 169-170), s o b r e la cu e n ta anual
la verlia d e esa S. C o n g r e g a c ió n . q u e lo s s a c e r d o te s d e l r it o o r ie n ta l q u e tien en
(37) S. C. C o n s is to r ia l, D e c r e t o N e m in e m latet, cu ra d e a lm a s y v iv e n fu e r a d e lo s lím ite s d e
4-X-1911 n. 567 /11 , d ir ig id a a t o d o s lo s O r d in a r io s su P a tr ia r c a d o b a jo la ju r is d ic c ió n d e un O r d i­
d e D a lm a c ia , C r o a c ia , E s la v ia , B o sn ia y H e r z o - n a r io d e o t r o r ito .
1938 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 29-31

Propagación de la Fe*41), cada uno en cuanto la Sede Apostólica por entonces


el ámbito de su competencia, añadieron se empeñaba en socorrer a las regiones
otras normas más. devastadas por las aflicciones inferidas
al género humano por la guerra y no
29. El Colegio Romano de sacerdo­ pudo al mismo tiempo proveer los me­
tes para los emigrantes italianos. El dios para cubrir las necesidades del Co­
mismo Sumo Pontífice inició el Colegio legio, la S. C. Consistorial no desdeñó
Romano de sacerdotes para los italia­ solicitar erogaciones a los Ordinarios
nos que emigran*424 ) fundado con el fin
3 de Italia y de América para poder ayu­
de formar idóneamente a jóvenes sa­ dar al Colegio*45).
cerdotes del clero secular en el sagrado
ministerio especial mediante un curso 31. Colecta y estipendios para la
apropiado de estudios, y, para que hu­ emigración italiana y “ patronatos” .
biese un número suficiente de ellos La misma S. Congregación, a fin de
para satisfacer las necesidades existen­ socorrer las obras católicas que activa­
tes, se exhortó a los Obispos, en espe­ mente atendían la cura de almas de los
cial a los que disponen de una mayor emigrantes italianos, exhortó primero
abundancia de sacerdotes, que si des­ a los Ordinarios italianos a que anual­
cubrieren entre sus sacerdotes o cléri­ mente en un día festivo determinado
gos a ministros idóneos para ese come­ mandaran efectuar una colecta en fa­
tido, los destinaran al Instituto*43)4
; y,
3 vor de las mismas obras*46); más tar­
finalmente, ese mismo beato Pontífice de, empero, decretó que cada sacerdote
en los últimos tiempos de su Pontifi­ ofreciera una vez al año una santa Misa
cado — porque luego después, agobia­ por las intenciones del Sumo Pontífice
do por la suma pena causada por los más bien que upro populo” (“ por el
horrores de la guerra que se cernía pueblo” ), destinándose el estipendio de
sobre el mundo voló a recibir el pre­ la misa por esas obras*47). Todos, y en
mio celestial— como Padre amantísi- especial los emigrantes y misioneros,
mo redactó personalmente los estatutos saben que ese dinero se gasta íntegra­
del Colegio y mandó a la S. C. Consis­ mente para auxiliar aquellas institucio­
torial publicarlos. nes que, bajo el gobierno de la S. C.
Consistorial o al impulso de los mi­
4. La Obra de Benedicto XV sioneros o religiosos de ambos sexos, se
han fundado en las regiones lejanas
30. Las disposiciones en favor de ese con el fin de que prestaran a los emi­
Colegio Romano. El Sumo Pontífice grantes, cuya fe católica y cristianas
B enedicto XV, siguiendo las egregias costumbres corren grave peligro en una
huellas de su Predecesor y continuando forma apenas creíble, una sólida y sa­
denodadamente su solicitud por los bia protección*48).
emigrantes, cual herencia que le habían El Pontífice mencionado propuso, en
dejado, asignó, apenas elevado a la beneficio de los emigrantes italianos a
Cátedra de P edro, a dicho Colegio los los Ordinarios de Calabria que consti­
edificios de San Apolinar*44). Mas por tuyesen patronatos eclesiásticos*49).
(41) S. C. d e la P r o p a g a c ió n de la F e , D e c r e t o 24- X II-1915; C ir c u la r , a lo s O r d in a r io s d e Ita lia ,
A d tu en d a m d is c ip lin a m , 21-X-1948 (A . A . S. 41, 25- V-1918.
34-35) s o b r e lo s c lé r ig o s qu e d e d ió c e s is e u r o p e a s (46) S. C. C o n s is to r ia l, C arta C ir c u la r 11 d o la r e
e m ig r a r o n a A u s tr a lia o N u ev a Z e la n d ia . e le p r e o c u p a z io n i, 6-X II-1914 (A . A . S. 6, 699-701)
(47) S. C. C o n s is to r ia l, C arta C ir c u la r , A d su b -
(42) S. P ío X , M otu P r o p r i o Jam p r id e m , 19- v e n ie n d u m p a tr o n a tib u s , 2-1-1918, n . 6 82 /17 , a
III-1914 (A . A . S. 6, 173-176), s o b r e lo s ita lia n o s a lo s O r d in a r io s d e las d ió c e s is d e Ita lia s o b r e
q u e e m ig r a n al e x t r a n je r o . la cu r a d e alm a s d e lo s e m ig ra n te s .
(43) S. P ío X, v é a s e n o ta 42, p á g . 175. (48) S. P ió X , M otu P r o p r io , Jam p r id e m , 19-
III-1914 (A . A . S. 6, 173-176) s o b r e lo s e m ig r a n te s
(44) B e n e d ic to X V , C arta q u ir ó g r a fa , II S o m m o ita lia n o s .
P o n t e fic e P ío X , 16-X -1914. (49) S . C. C o n s is to r ia l, C arta C ir c u la r , A ssai
(45) S. C. C o n s is to r ia l, C arta C ir c u la r , C a m in g r a d it e , 20-X I-1916 (A . A . S. 8, 437-438), a lo s A r ­
tm rias A m e r ic x , 22-11-1915 (A . A . S. 7, 145-146), z o b is p o s y O b is p o s d e C ala b ria s o b r e la c o n s t i­
a lo s O r d in a r io s d e A m é r ic a , s o b r e la c u r a d e tu c ió n d e l p a tr o n a to e c le s iá s tic o en f a v o r d e io s
a lm a s d e lo s e m ig r a n te s ita lia n o s ; C ir c u la r , d e l e m ig ra n te s .
206, 32-35 C o n st . A po st . “ E xsul F a m ilia ” 1930

32. Da normas para la atención espi­ de las labores diocesanas se consagrara


ritual de los emigrantes en el Brasil y íntegramente al bien espiritual de los
elogia al Obispo de Trenton, Canadá. italianos emigrantes(53) a quien incum­
Al Arzobispo de San Pablo y los demás bía exclusivamente elegir a los misio­
Obispos de la jurisdicción brasileña neros que debían de dedicarse a ese
encomendó con instancia que por me­ oficio, asistirlos, vigilarlos y regir el
dio de sacerdotes piadosos del país Colegio de los sacerdotes fundado para
nombrados para ello” vigilaran para formarlos y ayudarlos. Al año siguien­
que los obreros que llegaban desde te, a fin de que dicho Colegio hiciese
Europa a esas playas, acuciados por la progresos en forma más expedita, le
esperanza de lucro e impulsados por dio nuevos estatutos, adaptados recta­
la indigencia, no abandonaran, junto mente a las necesidades del tiempo y
con el patrio suelo también las patrias de las circunstancias^54^.
costumbres (5°); el mismo escribió al
Obispo de Trenton, cuyo celo desple­ 35. Preocupación por los prisione­
gado en esta obra elogió; pues, apenas ros de guerra. El Sumo Pontífice B e ­
fundada una nueva colonia italiana en n e d ic t o XV, compadeciéndose honda­
la diócesis de Trenton, se erigieron pa­ mente de las angustias que agobiaban
ra ella en seguida una iglesia y los edi­ a innumerables hombres, llevados al
ficios vecinos, y el Sumo Pontífice hizo cautiverio durante la horribilísima gue­
íntimos votos por que los emigrados rra, decretó que los Ordinarios de las
italianos pudiesen encontrar ese auxi­ diócesis donde hubieran prisioneros de
lio de caridad cristiana en todas partes guerra, eligiesen cuanto antes a uno o,
de los Estados Unidos de América^5 515
0 ).
2 si la necesidad lo requiriese, varios sa­
cerdotes que dominaban suficientemen­
33. El cuidado espiritual de las arro­ te el idioma para destinarlos a la cura
ceras en Italia. El mismo Predecesor de almas de los prisioneros. Los sacer­
Nuestro B e n e d i c t o XV fijó su atención dotes escogidos para este ministerio no
igualmente en los italianos que tam­ deben recargarse con otros menesteresr
bién entonces, abandonando su hogar, sino sólo hacer lo que pertenece a la
migraban por algún tiempo de una re­ utilidad tanto del espíritu como de la
gión del país a otra como suele suceder vida y del cuerpo de los cautivos, con­
aun a las mujeres que se dedican a la
suelen, asistan y alivien las variadas
limpia del arroz5 (52).
1
5
0
necesidades a veces acerbísimas<55*).
34. Un Prelado para la exclusiva Aun en medio de la pesadilla de la
atención de los emigrantes y de su guerra fratricida instituyó para los
Colegio. Muy bien aconsejado quiso prófugos que vivían en tierras italianas
luego que hubiera un Prelado que mu­ un Ordinario especial para que aten­
nido de las necesarias facultades y libre diera el bien espiritual de ellos (56>.
(50) B e n e d ic t o X V C arta , T ris tia , Ix t a , 24-V -1919 (54) S . C. C o n s is to r ia l, N o t ific a c ió n , S a c e r d o -
(A . Á . S. 11, 272-273) al R . P . L e o p o ld o D u a r te tum C o lle g iu m , 26-V -1921, (A . A . S. 13, 309-311)
S ilv a , A r z o b is p o d e S an P a b lo , e lo g ia n d o m e r e c i­ s o b r e e l P o n t ific io C o le g io d e lo s S a c e r d o te s p a ra
d a m e n te la o b r a d e su c a r id a d y d e su m in is te ­ lo s ita lia n o s q u e e m ig r a n al e x t r a n je r o .
r io e p is c o p a l. (55) S . C. d e A su n to s E c le s iá s t ic o s , s o b r e la
cu ra d e a lm a s d e lo s p r is io n e r o s q u e e l clero-
(51) B e n e d ic t o X V , C arta I n t e r p r x c l a r a s lau­ h a d e e je r c e r . B e n e d ic t o X V d i jo en la A u d ie n ­
d e s, 1Ó-XII-1920 (A . A . S. 13, 89-90) al R . P . T o ­ c ia d e l 21-X II-1914 q u e “ se d o lía v e h e m e n te m e n te
m á s J o sé , O b is p o d e T r e n to n (S u fr a g á n e o d e ta n to d e la s a n gu stia s q u e s u fr ía n m is e r a b le m e n te
N u ev a Y o r k , U S A ) en q u e e lo g ia su p a te r n a l s o ­ in n u m e r a b le s h o m b r e s h e c h o s p r is io n e r o s e n esa
lic itu d p a r a c o n lo s ita lia n o s e m ig r a d o s . h o r r ib ilís im a g u e r r a , c o m o d e la a n s ie d a d q u e
(5 2 ) . C. C o n s is t o r ia l: M i fa c c io a g ob
un d oiavbe ar e a sus fa m ilia s p o r c u a n to m u c h o t ie m p o
20-V II-1918; n . 5 57 /18 , a lo s O r d in a r io s d e L o rm n o ten ía n n in g u n a n o t ic ia d e lo s s u y o s , y p o r
b a r d ia ,: P ia m o n te , E m ilia y L ig u r ia , p o r la a sis ­ e s o r e fle x io n a b a en qu é fo r m a p o d ía , a m e d id a
t e n t a r e lig io s a y e c o n ó m ic a d e lo s tr a b a ja d o r e s d e sus fu e r z a s , lle v a r a a m b o s c o n s u e lo y a u x i­
de arroz. li o ” ... E u g e n io P a c e lli, S e c r e t a r io ” . (A . A . S. 6,
710-711); c o m p á r e s e ta m b ié n : C arta d e l C a r d e n a l
(53) & C. C o n s is to r ia l, N o t ific a c ió n , E s is to n o S e c r e ta r io d e E s ta d o (A . A . S. 6, 711-712).
in I la # a , 23-X -1920 (A . A . S. 12, 534-35) a c e r c a d e l (56) S. C.. C o n s is to r ia l, D e c r e t o d e un O r d in a r io
n o m b r a m ie n to d é un P r e la d o p a ra a te n ció n d e p o r lo s p r ó fu g o s e n Ita lia : C o n s id e r a n d o iihc i
la e m ig r a c ió n ita lia n a . s a c e r d o t e 3-IX -1918 (A . A . S 10i 415-416). 1
1940 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 36-39

36. P or los emigrantes alem anes: el Unidos de Norteamérica en busca de un


San R afaelsvcrein. No se descuidaron seguro refugio, los recomendó encareci­
tampoco los gravísimos peligros en que damente a la caridad de los católicos
se hallaban los ciudadanos alemanes, de ese país, escribiendo primero al Obis­
entre los cuales había muchos católicos, po de S a n A n t o n i o *6 1 *), después al
que en gran número, urgidos por tan­ Arzobispo de Baltimore, por cuyos ge­
tas angustias se sentían constreñidos nerosos cuidados se pudieron congregar
669 a buscar otros cielos para procurarse en el Seminario los jóvenes pobres que
lo necesario para la vida. Por eso, la tenían vocación para el sacerdocio, lo
S. G. Consistorial exhortó no sólo a los que es para Nos, como decía el Pontí­
Obispos de Alemania sino de toda Euro­ fice, especialmente grato^G2K
pa Central a que celosamente pensaran,
y en sus reuniones o Conferencias epis­ 38. En fa vor de los em igrados de
copales, después de reflexiones y mu­ ritos orientales. Además, de las cosas
tuas consultas, trataran de resolver lo sapientísimamente hechas por el mis­
que podían hacer para ir apropiada y mo Pontífice en favor de los fieles de
rápidamente al encuentro de tanta ne- los Ritos Orientales recordaremos éstas:
nesidad; a la vez indicó la oportunidad la ampliamente fomentada asistencia
de consolidar la acción de la Sociedad espiritual a los fieles del rito greco-
de San Rafael, que antes de la guerra ruteno emigrados a la América del
había reportado innumerables benefi­ Sur*63); la fundación del Seminario pa­ 670
cios a los viajeros de cualquier clase, y ra niños ítalo-griegos en el monasterio
emplear los medios que la prudencia (basiliano) de Grottaferrata (cerca de
y la caridad sugiriese para ayudar*57). Frascati) *64) ; y la erección de la dió­
Además, en el año 1921 el Arzobispo cesis de Lungro (provincia de Cosen-
de Colonia fue declarado protector za) *65) para los fieles del mismo rito
de la benemérita obra — ya fundada que ya como habitantes de Epiro y
en 1904— de la atención religiosa de Albania habían emigrado en masa de la
los católicos de lengua alemana que dominación turca, trasladándose a Ita­
vivían en Italia*58). Esa obra se hizo lia y estableciendo su domicilio en
cargo en los años siguientes de la cura Calabria y Trinacria.
espiritual de los ciudadanos de la Ale­
mania Occidental*59), eligiéndose otro 39. Ntra. Sra. de L oreto, patrona de
protector más, el Obispo de Osnabur- los viajes aéreos, y las facultades de
go, para los emigrantes de la Europa C onfesión. No juzgamos tampoco aje­
Oriental y fuera de Europa*606 *).
1 no a Nuestro propósito recordar el de­
creto de la S. C. de Ritos, en que se
37. P or los exilados m ejicanos. declaró a N. Sra. de Loreto Patrona
Cuando, al agravarse la perturbación celestial de los viajes aéreos para que
civil de Méjico, algunos Prelados me­ los que se encomendaran a la protec­
jicanos, sacerdotes y muchos fieles fue­ ción de la Santísima Virgen, llegaran
ron expulsados criminalmente de su sanos y salvos a su d estin o^ ). Nos
Patria, se trasladaron a los Estados empero, a fin de que a los fieles eris-
(57) S. C. C o n s is t o r ia l , C arta C ir c u la r C o n iiciu n t (62) B e n e d ic to X V , C arta , C e r tio r e s q u o tid ie , 17-
s ta t is t x , 12-IV -1920, a lo s O b is p o s d e A le m a n ia y III-1915 (A . A . S. 7, 168-169) al C a r d e n a l S a n tia go
la E u r o p a C en tra l. G ib b o n s, A r z o b is p o d e B a lt im o r e ; alab a la e x i­
(58) 5 . C. d e A su n to s E c le s iá s t ic o s E x t r a o r d i­ m ia c a r id a d d e lo s c a t ó lic o s d e E E . U U . d e A m é ­
n a r io s , D e s p a c h o n . B . 18808, 24-III-1921; y n. r ic a p a r a c o n lo s p o b r e s h a b ita n te s d e M é jic o ,
321 /52 , 24-1-1952. v e ja d o s e n la s p e r t u r b a c io n e s c iv ile s .
(59) S . C. d e A su n tos E c l. E x t r a o r d ., D e s p a c h o , (63) S . C. d e P r o p a g a c ió n d e la F e p a r a los
n. 2743/26, 21-X I-1926. A su n to s d e l R it o O r ie n ta l, D e c r e t o C um sat n u -
(60) S . C. d e A su n to s E c l. E x t r a o r d ., D e s p a c h o , m e r o s io r e s , 27-III-1916 (A . A . S. 8, 105-107).
ii. 3 455/30, 2-X II-1930. (64) S . C. p a r a la I g le s ia O r ie n ta l, D e c r e t o
(61) B e n e d ic to X V , C arta , ln s u m m a a n im i, P e r s p ic ie n s S a c r a C o n g r e g a t io , 10-V II-1918 (A A S
25-X I-1914 (A . A . S. 6, 667-668) al R . P . Juan G. 10, 419).
S h a w , O b isp o d e S. A n to n io , p o r su e x im ia c a ­ (65) B e n e d ic to X V , C o n st. A p o s t. C a th o lic i F i­
r id a d c o n q u e el m is m o y sus s a c e r d o te s y la s d e le s g n e c i 13-11-1919 (A . A . S. 11, 222-226).
fa m ilia s r e lig io s a s r e c ib ie r o n a a lg u n o s O b isp o s (66) S. C. d e los R ito s , D e c r e t o , 24-III-1920
y s a c e r d o te s m e jic a n o s , e x p u ls a d o s d e su p a tr ia . (A . A. S. 12, 175).
2©^ 40-42 C o n s t . A post . “ E xsul F am ilia 1 1941

tianos que emprenden viajes aéreos no de su largueza los alimentó solícita­


les falte la oportunidad de confesar es­ mente**(68)6
.
9
tablecimos que lo que se estatuyó en
el Canon 883 del Código de Derecho Ca­ 42. La Com isión Pro-R usia en 1925,
nónico para los sacerdotes que empren­ el Ordinariato de H arbín (China) y la
den viajes por mar, respecto de la fa­ iglesia y sem inario eslavos en Rom a.
cultad de oír confesiones, tuviese tam­ En el año 1925, empero, quiso que los
bién vigencia y se extendiese a los asuntos y negocios que se referían a
sacerdotes que viajan por vía aérea^67*. los Rusos fueran confiados a la Comi­
sión Pro-Rusia(69); luego, confió a una
6.' La Obra de Pío XI Oficina especial, incorporada a la S. G.
de la Iglesia Oriental, la atención de
40. Especial p reocupación de Pío XI. todos los que en cualquier parte del
Después de haberse realizado feliz­ mundo profesaran el Rito eslavo^70*;
mente un progreso posterior muy gran­ erigió después el Ordinariato de Harbín
de y provechoso en las obras de emi­ en China y le dio por Prelado un sa­
gración, el apreciadísimo Predecesor cerdote del rito bizantino-eslavo quien
Nuestro Pío XI, no permitió que nin­ como Ordinario de Harbín de los ru­
guna demora lo retrasara. Emigrantes sos rigiera y gobernara en lo espiritual
e innumerables refugiados de las regio­ a todos los clérigos y fieles de su rito
nes de América y Europa experimen­ en todo el imperio chino(71); asignó,
taron los abundantes testimonios de la imitando a sus Predecesores que ya ha­
universal paternidad del Sumo Pontí­ bían donado a los armenios, sirios, ma-
fice. Del cúmulo de realizaciones qui­ ronitas, griegos, rutenos y rumanos una
siéramos aducir aquí por lo menos las iglesia propia en Roma, ahora a los
que corresponden a los pueblos orien­ fieles del rito eslavo que vivían en R o­
tales. ma o arribaban a ella, el templo dedi­
cado a S a n A n t o n i o e r e m i t a , sito en
monte Esquilmo para que pudieran
.41. Asistencia a los armenios prófu­ orar allí a Dios según las legítimas cos­
gos. En el primer año de su Pontifi­ tumbres de sus antepasados(72); en los
cado, cuando por la devastación de la edificios adyacentes, empero, levanta­
Armenia había que deplorar el asesi­ dos desde el suelo, fundó el Seminario
nato de muchos fidelísimos católicos y ruso^78). Más de una vez ayudó a los
se les. encontraba errabundos y lejos de refugiados de las regiones de Europa
se, patria, consoló generosísimamente oriental de cualquier nación o confe­
a sus hijos infortunados y destituidos sión que fuesen, con su palabra, su
de roedlos, en especial recibió en los ejemplo, y además con sus dineros que
edificios de Castel Gandolfo como bajo donaba, estimulando al mismo tiempo
techo paternal a las débiles niñas, pri­ la liberalidad de los Obispos y fieles
vadas de sus padres, y con los medios polacos(74).
(87) P ío X II, M otu P r o p r i o , A n im a ru m s tu d io , la C o m is ió n P r o -R u s ia se s e p a ra d e la S. C. p a r a
16-X II-1947 (A . A . S. 40, 17). la Ig le s ia O rie n ta l y se h a c e a u tó n o m a .
(68) P ío X I, D is c u r s o a l S a c r o C o le g io en r e s ­ (70) P ío X I, M otu P r o p r i o , Q u am s o lic it a a n im i,
p u esta a lo s d e s e o s n a ta lic io s , II v o s t r o a sp e tto , 21-X II-1934 (A . A . S. 27, 65-67) s o b r e la C o m is ió n
L ’ O s s e r v a to r e R o m a n o : 2 6/2 7 -X II-1 9 2 2 n. 303. “ t o ­ P r o -R u s ia y la e d ic ió n d e lo s lib r o s litú r g ic o s
d o q n - p e q u e ñ o m u n d o h a v e n id o a ju n ta r s e en d e l r ito e s la v o .
t o r n o N u e s tr o ; s on 400 h u é r fa n o s v e n id o s d e l (71) P o n t ific ia C o m is ió n P r o -R u s ia , D e c r e t o F i-
L e ja n o O r ien te , r e p re s e n ta n te s d e un p u e b lo que d e liu m R u s s o r u m , 20-V -1928 (A . A . S. 20, 366-367).
h a p r o b a d o el s u fr im ie n to h a sta la s a n g re y la
(72) P ió X I, M otu P r o p r i o , N o s t r a a n im a r u m a
m u e rte , e n v ia d o s a N u e s tr o c o r a z ó n p o r el D iv in o
C h r is to , 28-X-1932 (A . A . S. 24, 353-354).
In fa n te . N o s s e n tim o s g r a n g o z o en a c o g e r lo s y
e s t r e c h a r lo s c o n tr a N u e s tr o p e c h o ; y tan ta m a y o r (73) P ío X I, C on st. A p o s t. Q u am cu ra m , 15-
es n u e stra a le g r ía d e p o d e r h a c e r lo cu a n to que Y ÍII-1929 (A . A . S. 21, 577-581).
N os s e n tim o s g r a n d e m e n te c o n fo r t a d o s p o r a q u e ­ (74) P í o X I , C arta L w to iu c u n d o q u e a n im o , 6-
lla e m u la c ió n d e c a r id a d c o n la cu a l t o d o el 1-1933 (A . A . S. 25, 23-24) a lo s C a r d e n a le s A le ­
m unido a c u d ió e n a y u d a d e l V ic a r io d e J e s u c r i- ja n d r o K a k o w s k i, A r z o b is p o d e V a r s o v ia y A u ­
t¡o” V 1 g u s to H lo n d , A r z o b is p o d e G n e s e n -P o s e n ; s o b r e
(69) P í o X I, M otu P r o p r io , In d e ab in ito P o n - ía S em a n a d e e s tu d io p a r a r e s t a u r a r la u n ió n
tilmltK 6-IV -1930 (A . A . S. 22, 153-154), p o r e l qu e cr is tia n a c o n lo s d is id e n te s .
1942 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206; 4347

43. En favor de los emigrados del honró con el título de Sociedad de los
rito bizantino y griego-ruteno. Se em­ Santos Angeles.
peñó en promover el bien espiritual de
las comunidades del rito bizantino, las 46. Los perseguidos de Españáv y
que bajo la presión de las persecuciones Méjico. Recibió benignamente a los
habían emigrado antaño a Italia, y allí Obispos, sacerdotes y religiosos huidos
residían todavía: por eso, separándola de España durante el vehemente furor
de las parroquias bizantinas pertene­ de la criminal persecución religiosa, y
cientes a la arquidiócesis de Palermo hablándoles con mucha dulzura ios lle­
(Sicilia) y de Mondovi, erigió la nueva nó de hondo consuelo*80).
diócesis o eparquía de Piaña dei Gre- Y para que los mejicanos emigrados
ci(75); mUy oportunamente normas a tierras extrañas no cayeran víctimas
para la administración espiritual de los de los enemigos de Cristo, ni perdieran
Ordinariatos griego-rutenos en los Es­ las cristianas costumbres de sus mayo­
tados Unidos de Norteamérica*7 76) y en
7
5 res exhortó a los Ordinarios del país
el Canadá*77). que se consultaran con sus hermanos
en el Episcopado que regían los destinos
44. En bien de los emigrados pola­ espirituales de los Estados Unidos de
cos. Como señal de su peculiar bene­ Norteamérica y que llamaran en su ayu­
volencia hacia los polacos distinguió, da a las Asociaciones de la Acción
primero, con el título y los honores de Católica*81).
Basílica Menor el templo de S a n J o s a -
f a t , obispo y mártir, construido en la 47. Por los negros y su Seminario
ciudad de Milwaukee, al cual se halla en USA. Es justo que se recomiende
aneja la cura de almas de los fieles aquí a la debida atención el celo con
cristianos de lengua polaca*78); y des­ que el mismo Sumo Pontífice se preo­
pués, en el año 1931 dio por protector cupó de los descendientes de los ne­
de todos los polacos emigrados al Arzo­ gros, dispersos sin orden en todo el
bispo de Gnesen*79). mundo: fácilmente se deduce esto de
la carta que dirigió al Superior Gene­
45. El Instituto de Godesberg para ral de la Congregación del Verbo Di­
los emigrantes alemanes. Por cuanto vino, con fecha 5 de abril de 1923, en
en el año 1924, a ejemplo de la Pía que auguró y deseó al Seminario para
Sociedad de los Misioneros de S a n Negros un porvenir inmediato feliz, y
C a r l o s para los emigrados italianos, afirmó que había sido una resolución
había mandado erigir también para útilísima recibir a negros que parecíán
los católicos alemanes emigrados al llamados a entrar en la vida religiosa
extranjero, el Instituto religioso de la como miembros de la Congregación del
ciudad de Godesberg, iniciado con muy Verbo Divino a fin de que, uná vez
buen criterio, y felizmente inaugurado, iniciados en el sacerdocio, ejercieran
distinguió con elogio sus méritos, y entre ellos el sagrado m inisterio; con
cuando hizo los deseados progresos, lo mayor eficacia*82). ;j
(75) Pío XI, Const. Apost. Apostólica Sedes, 27- condiciones de la causa católica en Méjico.;..,en
X-1937 (A. A. S. 30, 213-216). esta Colección, Encíclica 170, p. 1503-1511.,
(76) S. C. para la Iglesia Oriental, Decreto (82) Pío XI, Carta Admodum gaudem os/ p-tV^
Cum data fuerit, 1-III-1929 (A. A. S. 21, 152-159). 1923 (A. A. S. 15, 216 ss.) dirigida al Superior
(77) S. O. para la Iglesia Oriental, Decreto General de la Congregación del Verbo Divino,
Grseci-Rutheni Ritus, 24-V-1930 (A. A. S. 22, 346- Rvmo. P. Guillermo Gier, sobre el Seminario
354. para negros que ha de abrirse próximamente. El
(78) Pío XI, Carta Apost. Archiepiscopáli in Sumo Pontífice le escribió entre otra cosas lo
urbe, 10-III-1929 (A. A. S. 21, 592-593).
siguiente:
(79) S. C: de Asuntos Bel. Extraordinarios, Des­
“Por cuanto la Iglesia de Dios es, por su mis­
pacho n. 1215/31, 26-V-1931.
ma constitución, católica, ¿no sigue de allí que
necesariamente toda estirpe o nación teng¡a sus
(80) Pío XI, Sermón La postra presenza. 14- propios, sacerdotes que, por su nacimiento)té ib¡-
IX-1936 (A. A. S. 28, 373-381), pronunciado en genio, por sus sentimientos e inclinacionesjést^n
Castel Gandolfo ante los Obispos, sacerdotes, re­ con ella íntimamente unidos? /!‘ " *"I”!
ligiosos y fieles que habían huido de España. ¿No podrán ellos, porque encuentran m£s fáéíí
(81) Pío X /, Encíclica, Firmissimam constan- entrada entre los suyos, atraerlos a la fe y.man­
tiam, 28-III-1937 (A. A. S. 29, 189-199) sobre las tenerlos en ella más eficazmente que fnihi&t'rOs
206 í 48-50 C o n s t . A post . “ E xsul F a m ilia ” 1943

48. La sociedad de Misioneros de derado com o el segundo fundador de


San Antonio para los italianos y otras los Misioneros de San Garlos com ­
obras, la tésera eclesiástica. En cuanto puso*86) la adaptación de las Constitu­
a los italianos: sujetó desde el 26 de ciones de la Pía Sociedad al Código de
eiiero de 1923 los Capellanes de los Derecho Canónico, las cuales fueron
navegantes que hasta entonces forma­ aprobadas*87); la misma sociedad fue
ban la Sociedad de Misioneros de San restituida al prístino estado religioso,
A ntonio de P adua , directamente a la con emisión de votos; muchas casas
jurisdicción y disciplina del Director nuevas fueron erigidas, especialmente
del Colegio de sacerdotes destinados a para la formación de los clérigos; al­
los italianos que emigraban al extran­ gunas provincias religiosas y misiones
jero, y más tarde mandó que se los fueron constituidas independientes, de
instruyera en útiles normas que la resultas de lo cual aumentaron el nú­
S. C. Consistorial había de estable­ mero de miembros y los campos de su
c e r ^ ) . iguaimente confió todos los sa­ apostolado en América, Europa y últi­
cerdotes ya dedicados a la Obra de mamente también en Australia, tan rá­
socorro de los obreros italianos que pidamente que se alienta la esperanza
emigraban a las regiones europeas a segura de que habrá una asistencia
un Superior elegido y facultado para cada día más sólida y firme para los
ello por la S. C. Consistorial*8 84); y
8
3 italianos emigrados.
para que los italianos emigrantes en el
lugar de su destino pudieran recono­ 50. Fomento de la “ Obra de Aposto­
cerse con mayor seguridad y se unie­ lado de Mar” . Finalmente, este magná­
ran más fácilmente en su vida diaria nimo Pontífice quiso con el testimo­
con los católicos, mandó que se les nio de su benevolencia magnificar la
proporcionara antes que abandonaran “ Obra de Apostolado de Mar” , consti­
tuida al principio en la ciudad de Glas­
a los suyos, cierta cédula o tésera
gow de Escocia, por el año 1920, para
eclesiástica*85).
bien espiritual, moral y social de los
marineros, y enriquecerla con la apro­
49. La Pía Sociedad de Misioneros de bación de la Sede Apostólica, el 17 de
San Carlos para los emigrantes italia­ abril de 1922; y por cuanto ya se
nos. Encargó, además, a la S. C. Con­ había difundido ampliamente median­
sistorial la dirección de la Pía Socie­ te no pocas reuniones celebradas y la
dad de Misioneros de San Carlos , la ayuda de los Ordinarios que a ellas
cual había de sacar de allí gran pro­ se sumaba, Nos mismo gustosamente
vecho; pues, el Cardenal, carísimo a decretamos el 30 de mayo de 1942 que
Nuestro Corazón, R afael Carlos R ossi, esta Obra disfrutara y gozara en ade­
Secretario de la misma S. C. Consisto­ lante de la dirección de la S. C. Con­
rial, y que con toda justicia es consi­ sistorial*88).
sagrados nacidos en otra parte y reunidos allí Rossi, Secretario de la S. C. Consistorial, al con­
para el apostolado? ...Ilay en Estados Unidos cluir el 50 aniversario de la fundación de la Pía
de América más de 10 millones de negros a los Sociedad de Misioneros de San Carlos.
cuales han de procurarse cuanto antes tanto mi­ (87) S> C. Consistorial, Decreto Pia Societas,
sioneros como pastores indígenas idóneos” (pág. 15-VIII-1936; Decreto, Pia Societas 15-VIII-1948.
217 en A AS). En cuanto a la perseverante preo­
cupación de la Iglesia por los negros, véase arriba (88) S. C. Consistorial, de la audiencia con el
p. 6. Santísimo (Papa) del 30-V-1942, n. 334/40.
(83) S. C. Consistorial, Regolamento per i Di- El Consejo Internacional del Apostolado del Mar
rettori dei Capellani di bordo e per i Capellam (AMIC, o sea, Apostolatus Maris Internationale
di bordo, 15-XI-1932 (Typ. Poligl. Vatic. 1932). Concilium) se desarrolló en tres etapas: primero
comenzó con las generales manifestaciones de
(84) S. C. Consistorial, De la Audiencia del San­ caridad y atenciones más bien individuales para
tísimo (Papa) del 21-IX-1927 y Carta circular a con los marineros; segundo, una organización
los Obipos, 19-XI-1927, n. 1998/12. eclesiástica para marineros, etapa actual; y ter­
(85) S. C. Consistorial, Comunicación sobre la cero, una unión activa de los marineros orientada
obligación de dotar a los emigrantes de Italia por las ideas de un apostolado laico moderno,
con la tésera eclesiástica: Expedit ut, 26-1-1923 la cual es la meta.
(A. A. S. 15, 112-113). 1. La ‘ ‘Misión marítima” y atención espiritual
(86) Pío XI, Carta lucundo sane animo, 1-VI- a la gente de mar es antigua. Hace relativamente
1937 (A. A. S. 29, 303), al Cardenal Rafael Carlos poco que se trató de organizar mundialmente la
1944 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 2084 51
6. La Obra de Pío XII Apenas fuimos elevados a la digni­
51. El predominio de la fuerza y dad de la Sede Romana, se veíah cla­
ocupación ilegítima de países. Para ramente, y esto está comprobado, las
prolongar esta exposición hasta Nues­ ansias incontroladas de ensanchad con
tro Pontificado, no resta sino que diga­ una audacia cada día más apasionada
mos algo sobre las realizaciones lleva­ las fronteras nacionales y el deseo
das a cabo por la Iglesia en estos últi­ desenfrenado de ocupar, medianté lá
mos tiempos.*79 fuerza que no se apoyaba en el dere-
totalidad de los marineros, intentándolo por pri­ que cooperó en la Catholic Truth Society. á leste
mera vez, el director alemán de la Misión marí­ apostolado, formaron desde 1893 Conferencias es­
tima de Nápoles, Profesor Miguel Toll en 1911. peciales para marineros en Sunderland, Bristóí,
El 30 de octubre de ese año fundó en Nápoles el Bornemouth y Manchester.
hogar de marinos “ Slella Maris” , comenzó a pu­ Pero no hubo unidad de acción ni coordinación
blicar en inglés y alemán la revista “ Slella Ma­ de las tres Instituciones sino hasta el año 1920
ris” que salía desde 1911 hasta la primera gue­ después de la primera guerra mundial. El Apos­
rra mundial, 1914, y echó los cimientos de una tolado de la Oración concedió el uso del nóimbre
“ Unión para todos los marinos católicos’ ’ . de su obra y las otras dos instituciones colabo­
“ Demasiado tiempo estaban los marinos aban­ raron a formar un movimiento laico indepehdien*-
donados a sí mismos... Tan importante como la te a favor de los marinos. La primera sesión del
propagación de la fe es la conservación de la nuevo Movimiento se realizó el 4 de octubre
fe” , escribió Toll en el tercer cuaderno de “ Stella de 1920 y en septiembre de 1921 se preséiitáron
Maris’ ’ . El 11 de noviembre de 1911 presentó Toll para su aprobación los Estatutos a la Curia Ar-
su proyecto a la Santa Sede; el 11 de diciembre quidiocesana de Glasgow. La organización quería
de 1911 el Papa lo aprobó por dos años. Los Es­ ser una Asociación de hombres y m ujeres: ea-
tatutos decían: “ En cada puerto se funda una tólicos para bien de los marinos de to d o : el
asociación local cuya direccón ha de ser aproba­ mundo; podían ser miembros también los mari­
da por el Ordinaro del lugar” . Los diversos di­ neros si cumplían con ciertas obligaciones;:; los
rectores locales forman el Comité nacional; la miembros activos debían visitar a los marineros
dirección General se radica en el Hogar del ma­ de los buques que entraban y salían de los
rino “ Stella Maris” en Nápoles. Pronto existían puertos y a los marineros enfermos en los ¡hospi­
asociaciones locales, además de Nápoles, en otros tales. El Secretariado estaba radicado en : el Ho­
puertos de Italia, y en 40 centros repartidos en gar marítimo de Glasgow.
Holanda, Norteamérica, Alemania, Australia, In­ El 17 de abril de 1922 aprobó el Papa los Estatu­
glaterra, Africa, Canadá y la Unión Sudafricana. tos manifestando el deseo de que la obra se exten­
La guerra de 1914 destruyó la organización y diera a ambos hemisferios. El deseo se justificaba',
después de la guerra no se la restauró sino que pues en ese entonces no había sino 12 Hogares de
se echó mano de otra obra más limitada y na­ marinos en todo el mundo. El Secretariado de
cional pero más antigua, la cual poco a poco Glasgow se puso en contacto con las Misiones de
adoptó la universalidad de la otra obra, se ex­ marineros de Bélgica, Francia, Holanda, Alema­
pandió rápidamente y encontrando el apoyo de la nia, Italia, España, Sudamérica, Estados. .Unidos
Santa Sede ha llegado a ser lo que hoy llamamos y Canadá. Las Conferencias de S. Vicente 1fc'óu-
el “ Apostolado del Mar” , pasando de Italia a tinuaban mientras tanto su apostolado d e m a r en
Inglaterra y de manos de una persona al amparo forma más bien independiente. En 1928 se creó
de tres Instituciones que para entonces ya cola­ un Consejo Internacional del Apostolado de’ miar
boraban en al tarea común de la atención de los con sede en Londres y en el Congreso ef<?ct¡uado
marineros; eran el apostolado de la oración, la en Londres (6-7 de junio de 1931), de los repre­
Catholic Truth Society y la Conferencia de S. sentantes de Argentina, Bélgica, Alemania, Fran­
Vicente de Paúl. cia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Polonia y Es­
2. Para iniciar esa obra había sido decisiva la paña se coronó la obra desarrollada fundandó el
labor de la rama inglesa del Apostolado de la “ Apostolatus Maris Internationale Coneilmm”
Oración. León XIII señaló al “ Apostolado de la (AMIC) cuyos estatutos fueron aprobados por el
Oración” para mayo de 1890 la preocupación por presidente del Apostolado internacional d e l: itiár,
la gente de mar. La edición inglesa del Mensa­ Arzobispo Mackintosh; el Instituto ensanchó ; :así
jero del S. Corazón publicó en enero de ese año su ámbito, de un Apostolado católico-inglés del
un artículo de canónico Lord Archibaldo Douglas, mar, con visos internacionales a un Instituto .real­
79 marqués de Queensferry, el cual llamó podero­ mente internacional. Cada país seguía teniendo
samente la atención. su propio Apostolado de mar, pero, conservando
A raíz de ello comenzaron dos mujeres, Mary su peculiaridad y autonomía está incorporado al
Scott y Margaret Stewart a repartir buena lec­ Apostolado internacional del mar. Desde 1942 goza
tura desde junio de 1891 en Portsmouth. El Di­ de la dirección de la S. C. Consistorial. El Se­
rector del Apostolado de la Oración P. Digman cretariado General Internacional fue reorganizado
recogió la idea y fundó en su Apostolado una el 19 de agosto de 1952 según las normas de la
sección especial para los marinos con el nom­ Const. Apost. “ Exsul Familia” y su sede, trasla­
bre “ Apostleship of the Sea” (Apostolado del dada a Roma en agosto de 1952 según las normas
mar). de la Const. Apost. “ Exsul Familia” y su sede,
Casi al mismo tiempo empezaron los miembros trasladada a Roma en agosto de 1953.
de Catholic Truth Society a interesarse por los A mediados de 1958 fueron aprobados por el
marineros y fundaron el 23 de junio de 1891 el Papa los Estatutos definitivos del Apostolado
Seamen’s Committee, que atendió hasta 1906 a del Mar. En ellos se establece que en todos.,los
los católicos de la flota, editaron, además, un países se formará lina comisión episcopal' púra
devocionario para marinos y abrieron un Club la dirección de este Apostolado, a los sacérdbtes
para ellos. que se dedican a él se conceden facultades' esta­
La Conferencia de S. Vicente de Paúl ejercía dales, y se señala que los marineros pueden cufn-
ya desde 1880 cierto apostolado entre los mari­ plir con el precepto pascual durante todo’ 1 el
neros, pero sólo a insinuación del P. Goldie S.J., año. •••"•* v''” '
2W* 52-54 C o n s t . A po st . “ E xsul F am ilia ” 1945

cho, regiones ajenas; de allí que gran­ 53. La solicitud por los prisioneros
des masas fueron despiadada y cruel­ de guerra y los desplazados. Concedi-
mente deportadas, oprimidos los pue­ sioneros, refugiados, desterrados y a
blos y llevados a otras partes, exce­ los demás hijos Nuestros que por una
diendo los nuevos crímenes por mucho causa u otra andaban errantes lejos
Sos antiguos. de su patria, y especialmente a los
tiernos niños y los pobres huérfanos,
52. La obra universal de caridad del en todas y cada una de las obras de
Papa y de la Iglesia durante la guerra. caridad, por os o iniciados o prom o­
Pronto se desencadenó el torbellino vidas o recomendadas para subvenir
de los tristísimos hechos o sea la crue­ las innumerables e inauditas calami­
lísima guerra. Entonces Nos empren­
dades y penalidades originadas por la
dimos sin demora Nuestro ministerio
guerra que afligían a casi todos los
de caridad y de paz.
hombres. Mas como todos conocen bien
Con todo el ahinco posible, exhor­ estas obras — constan en documentos
tando, conjurando, implorando y ac­ históricos— no hay por qué exponerlas
tuando ante los gobernantes de las detenidamente: séanos permitido, sin
Repúblicas, tratamos de impedir la embargo, enumerar de paso algunas.
horribilísima guerra(89>; ya estallada
y . avanzando ella con furia terrible, 54. Las O ficinas, Consejos y Com i­
luchamos de palabra y obra por mi­ siones de socorro del V aticano. Apenas
tigarla y frenarla a medida de Nues­ comenzado el conflicto armado, Nos,
tras: fuerzas. imitando los ejemplos de Nuestro Pre­
En esas deplorables circunstancias, decesor B enedicto XV, de cuyos ser­
nuestra Madre la Iglesia Católica y vicios de caridad fuimos administrado­
cabeza de la comunidad universal de res en el furor de la primera guerra,
caridad8 (90), no faltó a su oficio ni
8
9 creamos una Oficina especial en Nues­
desilusionó la esperanza, y según su tra Secretaría de Estado para ayudar
costumbre fue consuelo de los afli­ por doquiera a todos los pobres y me­
gidos, refugio de los atormentados y nesterosos(92); en el transcurso del con­
patria de los desterrados. flicto procuramos la creación de otra
Ño dejamos, pues, tentativa por ha­ Oficina para buscar a los prisioneros
cer para llevar alguna ayuda a los y enviar y recibir informaciones^93^ y
hijos dolientes cualquiera que fuese otros Consejos más, entre los cuales
su condición o nación, aunque se opo­ Nos place recordar el Consejo para con­
nían graves impedimentos y eran di­ solar a los desgraciados por la guerra
ficilísimos los tiempos; a los mismos especialmente los refugiados y deteni­
judíos exilados, que soportaban una dos en lugares de prisión pública(94),
violenta persecución socorrimos con reemplazado más tarde por Nuestra
empeño (91 Comisión de Socorros a todos los indi-
(89) Véase L’opera di pace della Santa Sede e 2. — Correspondencia saliente, 3. — Radio, 4. —
Vitalia, Appunti (Tip. Vatic. 1945). Prisioneros de lengua inglesa, 5. — Prisioneros
(90) San Ignacio de Anlioquía, Epístola a los de lengua alemana y eslava, 6. — Prisioneros en
Romanos (Migne P.G. V, col. 685). manos rusas, 7. — Prisioneros e internados polí­
(91) Pío XII, Alocución, La vostra presenza, ticos en Italia, 8. — Repatriados: L’attivitá della
29-X1-1945 (A. A. S. 37, 317) a los judíos prófugos Santa Sede del 15-XII-1944 al 15-XII-1945 (pág.
que después de las penurias de la guerra regre­ 111-114); del 15-XII-1945 al 15-XII-1946 (pág. 95-
saban. del cautiverio para expresar su gratitud. 103); más tarde se establecieron: 9. — Casos espe-
(92) Comisión de socorro. Ver: L,attivitá della ciles, 10. — Fallecidos” : L,attivitá della Santa
Santa Sede del 15-XII-1943 al 15-XII-1944 (Tip. Sede, 15-XII-1946 al 15-XII-1947 (pág. 99-105; Aper­
Vatic. pág. 107-109): del 15-XII-1945 al 15-XII-1948 en sur l’oeuvre du Bureau dTnformations, Vatican,
(pág. 107-110); del 15-XII-1946 al 15-XII-1947 (pág. 1939-1946 (Tip. Vatic. 1948).
105-1.41); en 1948 (pág. 97-101 >
(93) Oficina Vaticana de Información, de se­ (94) Pontificia Comisión de asistencia a los re­
tiembre de 1939 al 31-X-1947. fugiados, fundada el 18-IV-1944 (ver L’attivitá
Conviene recordar aquí las diferentes secciones della S. Sede del 15-XII-1943 al 15-XII-1944, (pág.
de esta Oficina: “ 1. — Correspondencia entrante, 118-123).
1946 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 5S-56
gentes*95). Conviene tener presentes a fin de que asistiera a todas las reunio­
aquí también las "‘Misiones” para Ale­ nes o congresos internacionales que allí
mania y Austria, más de una vez esti­ se celebran, y últimamente, aprobamos
muladas por Nuestra Secretaría de la Comisión Católica de Emigración a
Estado, especialmente con el fin de la que incumbe unir y confederar' las
atender la salud de los refugiados y fuerzas de todas las Asociaciones o
desplazados*96). Comités existentes en cualquier parte
del mundo, favorecer las iniciativas y
55. La Pontificia Oficina de Migra­ obras que ellas sostienen en favor de
ción y la Oficina en Ginebra. Mas por los emigrantes o desplazados, consoli­
cuanto de día en día urgía más la ne­ darlas y coordinarlas*989 ).
cesidad, puesto que los asuntos no se
habían arreglado aun en definitiva paz, 56. Los Comités en favor de los re­
se procuró socorrer a la multitud de fugiados. No debe pasarse en silencio
ios refugiados de los cuales muchísimos que en casi todas las jurisdicciones y
se hallaban impedidos de volver a su diócesis se promovieron, por Nuestros
casa y como no pocos hombres de las Nuncios o Delegados u otros eclesiás­
naciones más populosas acuciados pol­ ticos enviados especialmente para el
la indigencia, deseaban emigrar al ex­ efecto comités o comisiones en favor
tranjero, establecimos por decreto una de los refugiados indigentes y también
Oficina de Migración en la misma Se­ de los emigrantes*100), ayudando por
cretaría de Estado la que abarca dos cierto los Ordinarios o ministros sagra­
secciones, una para la emigración libre dos o miembros de la Acción Católica
y otra para la emigración forzosa*979 ).
8 y de otras Asociaciones de apostolado
A la Oficina de migración en la ciudad y hombres probos*101) por cuya dili­
de Ginebra, Nos enviamos a un clérigo gente actividad, que gustosamente elo-
(95) Pontificia Comisión de Asistencia, fundada Bulgaria, Checoeslovaquia, Dacia, Finlandia, Fran­
el 23-1-1945. Véase Instrucción pastoral a los pá­ cia, Alemania, Grecia, Suiza, Irlanda, España,
rrocos de Roma y a los predicadores cuaresma­ Holanda, Hungría, Italia, Portugal, Gran Bretaña,
les, sobre los Sacramentos: 1n meno di un anno, Malta, Polonia, Rodos, Tracia, Turquía; en AFRI­
(A. A. S. 37, 43); L'attivitá delta S. Sede del 15- CA: Egipto, Etiopía, Algeria (Oficina establecida
XII-1944 al 15-XII-1945 (pág. 124-132); del 15-XII- por Nuestra Secretaría de Estado en la casa re­
1945 al 15-XII-1946 (pág. 111-122); en 1948 (pág. ligiosa de los Misioneros de Africa: Maison Carrée,
102-114). para recibir y enviar noticias), Africa francesa
(96) Esas “ Misiones** comenzaron: la primera, occidental y ecuatorial, Africa meridional, Congo
el 12-VI-1945; la segunda, el 9-VII-1945; la tercera, Belga, Eritrea, Kenia, Madagascar, Somalia, Su­
que fue más amplia y duró más tiempo, el 29-X- dán, Tripolitania; en AMERICA DEL NORTE:
1945. Lo que cada una de esas “ Misionas” realizó Cnnndá. EE. UU. de América, Méjico; AMERICA
véase: L ’attivitá delta S. Sede del 15-XII-1944 al CENTRAL: Costa Rica, Cuba, Guatemala, en las
15-XII-1945 (pág. 119-124); del 15-XII-1945 ai 15- repúblicas de Haití, Honduras, Santo Domingo,
XII-1946 (pág. 105), la Misión Pontificia de Ale­ Salvador; AMERICA DEL SUR: Ecuador, Argen­
mania (en Kronberg i. T.); del 15-XII-1946 al 15- tina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay,
XII-1947 (pág. 125-135). Perú, Uruguay, Venezuela; en ASIA: India Ho­
(97) Oficina de Migración, de las audiencias del landesa (Indonesia), Irán, Irac, Japón, Palestina,
Santísimo (Papa) de los días 30-V-1946 y 13-XI- Islas Filipinas, China, Siria, Tailandia; OCEA-
1946. Esta Oficina tenía dos secciones, una: Mi­ NIA: Australia, Nueva Zelandia. Véase L’attivitá
gración Natural y la otra: Migración de los Pró­ delta S. Sede del 15-XII-1943 al 15-XII-1944 (pág.
fugos. De esta última se procuoaron: Bishops Re- 112-117); del 15-XII-1944 al 15-XII-1945 (Pág. 114-
settlement Council (Consejo Episcopal de Rees­ 119); Aner^u sur l’oeuvre du Bureau d’ Informa-
tablecimiento, de EE. UIJ. de América); Catholic tions, Vatican 1939-1946.
Committee for Relief Abroad, (Comité Católico de (100) Cuanto a los Comités Católicos para los
socorro en el extranjero, de Gran Bretaña) y Ca­ emigrantes, erigidos casi en todas partes, véase
tholic Committee for Aid to Immigrants of Ca­ L’attivitá delta S. Sede del 15-XII-1946 al 15-XII-
ñada (Comité católico de ajmda a inmigrantes de 1947 (pág. 131-135); en 1948 (pág. 115-127).
Canadá): Misión Vaticana en Kronberg. Véase: (101) Pió XII, Exhortación Pastoral, a los pá­
L’attivitá delta S. Sede del 15-XII-1946 al 15-XII- rrocos de Roma y a los predicadores cuaresma­
1947 (pág. 125-135); en 1948 (pág. 115-127). les, Ci torna sempre sommamente gradito, 16-III-
(98) Comisión Católica Internacional para la Mi­ 1946, L’azionc caritatevole (A. A. S. 38, 183-184).
gración, fundada en Ginebra en 1951: Carta Le De las innumerables Obras fundadas o fomen­
sono ben noti gli imperiosi motivi, 12-IV-1951 tadas por los Obispos, la Acción Católica y v a ­
(n. 226960/MSA) de la Secretaría de Estado al rones probados, debe recordarse siquiera: War
Sr. Jaime I. Norris, Presidente Provisorio de la relief Services (N. C. W. C.; Servicios de socorro
Comisión Católica Internacional para la Migra­ de guerra); la Obra Aumónerie des Prissionniers
ción, Ginebra (Suiza). de Guerre, cuvo heredero fue el Comité Interna­
(99) De lo hecho por los Nuncios, Internuncios, cional de L’ Aumónerie Catholique, después Co­
Delegados y Vicarios Nuestros y por otros clé­ mité Catholique de Secours, y finalmente, Secóurs
rigos con misión especial, en EUROPA: Albania, Catholique; la Obra Mission Catholique Súisse.
2Q6:, 57-58 C o n st . A post . “ E xsul F a m ilia ” 1947

giamos, ya vemos que han surgido presente día por todas partes las nece­
muchísimos beneficios que han de con­ sidades de los árabes refugiados, va­
tribuir a la protección de emigrantes y liéndonos particularmente de la Aso­
desplazados. ciación especial fundada por la Comi­
sión General de los Obispos de los
57. Ayuda a los refugiados en Pa­ Estados Unidos de Norteamérica*104).
lestina y a los árabes refugiados. Nue­
vas causas de aflicción y duelo trajo la 58. Afanes por las personas despla­
guerra, estallada en el año 1948 en zadas por la segunda guerra mundial.
Palestina; refugiados sin cuento aban­ Nos afanamos con todo empeño por
donaron lo suyo, azotados por inefables disponer favorablemente los ánimos de
dplores y obligados en todas partes a todos en beneficio de los refugiados y
ir a otras tierras, es decir al Líbano, desterrados como de hermanos más in­
Sjuria, Jordania, Egipto y la región de digentes: expusimos, pues, varias veces
Gaza; los que se vieron asociados por la miseria de su vida, vindicando sus
las, comunes calamidades, ora ricos o derechos, y más de una vez apelamos a
pobres, ora fieles o carentes de la luz la generosidad de todos los hombres
de la fe, ofrecían un espectáculo ho­ especialmente de los católicos en men­
rrendo y deplorable. sajes radiofónicos*105), en alocuciones 679
;N(os, pues, en seguida proporciona­ o sermones, que, dada la ocasión, pro­
mos consuelo, a medida que lo permi­ nunciamos*106), y en cartas o epístolas
tían Nuestros medios, consuelo que la dirigidas a los Arzobispos y Obis­
Iglesia Católica procuraba llevar por pos*107).
doquiera a los afligidos y abandonados. Especialmente, parece estimular por
Para ese fin Nos creamos Nuestra Mi­ el momento y urgir vuestra caridad y
sión Pro-Palestina**102^, por la cual, co ­ la del clero de Alemania — así escribi­
mo ya se solía hacer en los tiempos mos a los Venerables Hermanos Arzo­
apostólicos*103) subvenimos hasta el bispos y Obispos y Ordinarios de lugar
Véásé1L'attivitá della S. Sede del 15-XII-1943 al ing greetings to you, 19-11-1947, dirigido a los
15.-^11-1944 (pág. 112-117); del 15-XIÍ-1944 al 15- alumnos de las Escuelas católicas de EE. UU.
XIÍ-1945 (pág. 119-122); del 15-XII-1946 al 15-XII- de América, para solicitar su generosidad para
1947 (pág. 122-125). con los niños indigentes de Europa y el Asia
(102) S. C. para la Iglesia Oriental, de la Au­ Oriental, a fin de que no perezcan de hambre
(A. A. S. 39, 127 ss.); Mensaje radiofónico Another
diencia del Santísimo (Papa), 9-IV-1949; Mission Winter is aproaching, 23-XI-1947, a los fieles
Pontificale pour la Palestine, Le Pape et la tra-
gédie; palestinienne, Beyruth 1950; Michel Gillet cristianos de los EE. UU. de Norteamérica, para
que recojan con qué auxiliar a los pueblos indi­
S. J., L’aide catholique aux enfants palestiniens gentes (A. A. S. 39, 630 ss.); Mensaje radiofónico
refugiés au Liban, Beyruth 1950.
Una vez más la voz, 1-11-1948, dirigido al clero
(103) Véase Act. 11, 27-30; Romanos 15, 25-28. y pueblo argentinos para que presten ayuda a los
004) Gatholic Near East Welfare Association pueblos indigentes (A. A. S. 40, 85 ss.); Mensaje
(Asociación católica para bienestar del Cercano radiofónico Dear children, 2-III-1949 dirigido a
Oriente). los alumnos de las Escuelas católicas de los EE.
(105) Pío XII, Mensaje radiofónico In questa so- UU. de Norteamérica para pedirles caridad para
lennitá, 29-VI-1941 (A. A. S. 33, 319 ss.) en la con los indigentes de otras naciones (A. A. S. 41,
fiista de S. Pedro y Pablo, sobre el gobierno de 179 ss.); y en otras oportunidades más.
la divina Providencia de los acontecimientos de (106) Pió XII, Alocución L’ inscrutabile consiglio
la sociedad humana; Mensaje radiofónico Con divino, 22-11-1944, a los párrocos de Roma y los
sempre nuova freschezza, 24-XII-1942 (A. A. S. 25, predicadores cuaresmales, sobre los preceptos del
9 ss;) en la Vigilia de la Natividad de N. Señor, decálogo (A. A. S. 36, 69 ss.); Alocución Ancora
al mundo entero; Mensaje radiofónico Ancora una una volta, 2-VT-1947, a los Cardenales en la fes­
quinta volta, del 24-XII-1943, en la Vigilia de la tividad de S. Eugenio (A. A. S. 39, 258 ss.).
Natividad de N. Señor dirigido a todo el mundo (107) Pío XII, Encíclica Communium interpre­
(A, A.. S. 36, 11 ss.); Mensaje radiofónico Oggi, al tes dolorum, 15-TV-1945; se ordenan públicas ora­
compiersi del quinto anno, del l-IX-1944, dirigido ciones para atraer la paz de los pueblos (A. A. S.
a todo el mundo al cumplirse el 5? aniversario 37, 97 ss.; en esta Collección: Encícl. 180, pág.
del comienzo de la guerra (A. A. S. 36, 249 ss.); 1663-1666); Carta Dum post innúmeros, 12-V-1945,
Mensaje radiofónico Stretto il cuore da intima al Arzobispo de Utrecht, Juan de Jong y los de­
apgoscia. del 4-IV-1946, dirigido a todo el mundo más Obispos de Holanda (A. A. S. 37, 186 ss.);
cbh el fin de solicitar ayuda mutua entre los Carta Per hos postremos anuos, 20-VI-1945, a los
Estados para que los indigentes no perezcan de Arzobispos, Obispos y demás Ordinarios de lugar
haihbre (A. A. S. 38, 165 ss.); Encíclica Quemad- de Polonia (A. A. S. 37, 205 ss.); Carta Vixdum
modum, 6-1-1946, acerca del cuidado de los indi­ vobis licuit, l-XI-1945, al Cardenal Faulhaber,
gentes que hoy debe ejercerse con mayor energía Arzobispo de Munich y demás Arzobispos, Obis­
(A. A. $. 38, 5 ss.; en esta Colección: Encícl 182, pos y Ordinarios de lugar de Alemania (A. A. S.
pág. 1648-1687); Mensaje radiofónico Our lov- 37, 278 s.).
1948 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 59-60

de Alemania— la necesidad de atender privadas han hecho para aliviar la suer­


con toda ayuda y auxilio del ministerio te de esa multitud que ha sufrido tanto.
sagrado tanto a los refugiados de vues­ Y Nos mismos, continuando las obras de
tra Nación que viven en vuestra diás- caridad que emprendimos desde el prin­
pora como a los refugiados extraños cipio de Nuestro pontificado, hemos
que, después de haber perdido a menu­ hecho y hacemos todo lo que podemos
do los familiares, bienes casas, están para satisfacer todas sus necesidades 680
obligados a tenderse en la mayoría de más urgentes. Pero la situación de estos
los casos en promiscuidad bajo carpas prófugos es tan incierta y tan precaria
colocadas en los campos, arrastrando que no podrá durar mucho. Por eso
una vida miserable y aflictiva. A esa mientras exhortamos a todas las almas
clase de prójimos, agobiados dirijan nobles y generosas para que socorran,
los buenos alemanes sus ojos y espíri­ según sus posibilidades, a estos deste­
tus, especialmente los ministros sagra­ rrados, enfermos y privados de todo
dos y socios de la Acción Católica, para dirijimos un cálido llamamiento a
que aquéllos no echen de menos ningún aquellos a quienes corresponde proveer
servicio de Religión y caridad (108)1
.
9
0 para que se haga justicia a cuantos,
obligados por el huracán de la guerra,
59. Denunció el mismo problema abandonaron sus casas y no ambicio­
en 1949 en la Encíclica “ Redemptoris nan otra cosa que reorganizar sus vidas
Nostri” . Igualmente, al hablar de los en paz” (10d\
Santos Lugares en Palestina Nos que­
jamos acerbamente en Nuestra Encí­ 60. Agradecimiento a todos, a Obis­
clica “ Redemptoris Nostri” de este pos, sacerdotes y fieles, especialmente
modo: USA y Australia. Nos manifestamos,
“ Efectivamente, todavía Nos llegan en cambio, Nuestros más profundos
los lamentos de quienes justamente agradecimientos a Nuestros dilectísimos
deploran daños y profanaciones de san­ hermanos en el Episcopado, a los sa­
tuarios y sagradas imágenes, destruccio­ cerdotes y a todos los ciudadanos de
nes de pacíficas habitaciones de comu­ cualquier clase, a los magistrados pú­
nidades religiosas; nos llegan todavía blicos y las celosas organizaciones que
los lamentos de tantos y tantos prófu­ con obras y consejos ayudaron a los
gos de toda edad y condición, a quienes hombres que por los más diversos m o­
la reciente guerra ha obligado a vivir tivos se habían refugiado o emigra­
en el destierro o ha esparcido por cam­ d o1(110). Entre otras, es preciso hacer
9
1
8
0
pos de concentración, exponiéndolos al mención aquí de la Carta que enviamos
hambre, a las epidemias, a peligros de gustosamente al Presidente de la Con­
toda clase. ferencia del Consejo General de los
“ Nos no ignoramos lo que muchos Obispos de los Estados Unidos de Nor­
organismos públicos y organizaciones teamérica para Incremento de la Causa
(108) Pío XII, Carta Disertas admodum ínteres, hado celo y mucho trabajo se dedican íntegra­
20-XII-1948, al Cardenal Fauihaber de Munich, mente a atender a fieles cristianos, especialmente
Cardenal Frings de Colonia, Cardenal von Prey- a los que sufren una suerte más acerba y viven
sing de Berlín y los demás Arzobispos y Ordina­ expulsados de sus hogares en la “ diáspora” ; su
rios de lugar de Alemania (A. A. S. 41, 216 ss.). virtud iguala la de los trabajadores evangélicos
(109) Pío XII, Encíclica Redemptoris Nostri, 15- pero no alcanza su número. Por eso estimula­
IV-1949; A. A. S. 41, 162: en esta Colección: Encicl. mos enérgicamente a los que por su edad, fuerza
191, pág. 1784. y resistencia en el trabajo, a que vuelen, si es­
(110) Pío XII, Carta Próxim o exeunte mense tán convencidos de que allí está el lugar más
Novembri, 16-X-1946, al Cardenal Stritch, Arzo­
bispo de Chicago, con motivo del 25*? aniversario apropiado para los ministros de Dios donde más
episcopal (A. A. S. 39, 33 s.); Carta Commoti valde sufrimientos se soportan, a socorrer a sus her­
sumus, l-XII-1947, al Cardenal Frings arzobispo manos más necesitados para lograr méritos más
de Colonia, al Cardenal Fauihaber, Arzobispo de preclaros que Dios no dejará sin premio equiva­
Munich, Cardenal von Preysing, Obispo de Ber­ lente” (A. A. S. 40, 545); Alocución En la cúspide
lín y demás Arzobispos y Ordinarios de lugar misma, 6-III-1948, a Nicolás C. Accame, argentiiio
de Alemania (A. A. S. 40, 544 s.): “ Vuestra carta (A. A. S. 40, 112 s.); Carta Oportunum sane, 20-
Nos comunica no poco consuelo al ver que bajo XI-1948, al Cardenal Suhard de París (A. A. S.
vuestra guía los sacerdotes y religiosos con pro- 41, 27 s.).
206, 61-62 C o n s t . A po st . “ E xsul F am ilia ” 1949

Católica(111 y también la Carta qui­ mente, cuanto importaba a la sociedad


rógrafa que con Nuestras congratula­ humana que todos, uniendo ideas y
ciones dedicamos a los Obispos de Aus­ esfuerzos, subsanaran rápida y eficien­
tralia, los cuales celebraban el 50 Ani­ temente tantas de las más urgentes ne­
versario del comienzo auspicioso de cesidades de esos hombres infortuna­
la Confederación de aquellos esta- dos, coordinando los postulados de la
dos<112>. justicia con las exigencias de la cari­
dad: Ciertamente, muchas de las injus­
61. Insistencia ante los gobiernos, tas condiciones existentes en el campo
especialmente en favor de la justicia. social puede de algún modo remediar
681 Nos dirijimos, además, con insistencia la caridad, pero esto no basta. Pues,
a los supremos gobernantes de los Es­ primero se necesita vigorizar la justi­
tados, a los presidentes de organizacio­ cia, hacerla prevalecer y realmente lo­
nes y a cuantos hombres rectos y bien grar que se imponga^11^ .
dispuestos había para que considera­
ran con mucho detenimiento y resol­ 62. Exposición del derecho natural a
vieran el problema gravísimo de los la migración. Desde el principio de 682
refugiados y emigrantes <113\ que re­ Nuestra aceptación de la servidumbre
movieran al mismo tiempo los peligros apostólica dirigimos atentamente Nues­
que a causa de la guerra corrían todos tra mirada igualmente a todos los hijos
los pueblos y pensaran cuáles eran los emigrantes preocupándonos con toda
remedios que habían de aplicarse para la solicitud de Nuestro corazón tanto de
reparar los males; ponderaran, final- su bienestar eterno como temporal(115).
(111) Pío XII Carta Iri fratres caritas, 24-XII- penosos y desgraciados, creados por la guerra,
1948, al arzobispo de Cincinnati, Juan T. Me Ni- hay uno que, pese a los esfuerzos organizados
cholas, presidente del Consejo National Catholic hechos en los últimos años para solucionarlo,
Welfare Conference, por la ayuda prestada gene­ continúa siendo una fuente de grave preocupa­
rosamente a los inmigrantes y otros necesitados. ción. Es el de los refugiados, aquellos de nues­
(A. A. S. 41, 69-71). tros semejantes que bajo la presión de sucesos
(112) Pío XII, Carta quirógrafa: “ Al recordar políticos se vieron constreñidos a abandonar sus
vuestras buenas obras no debemos dejar de hogares y su patria para buscar hospitalidad y
mencionar el espíritu de caridad cristiana que sustento en países extranjeros. Si presentamos un
me abrió las puertas de vuestro país para dar alegato en favor de su causa no es sino para dar
la bienvenida a un número tan grande de víc­ nuevamente expresión al interés permanente que
timas desplazadas por la guerra y de los que, Nos hemos tomado siempre en su triste suerte
obligados por la desocupación y la presión de y poner de manifiesto la ayuda que la Santa Sede
la superpoblación, tuvieron que emigrar. Espe­ ha prestado a la realización de esa encomiable
cialmente celebramos la espléndida organización, obra efectuada por las organizaciones interacio-
que vosotros, Venerables Hermanos, con tanto nales para aliviar su deplorable condición. A este
sacrificio establecisteis a través de toda la nación respecto recomendamos calurosamente la reciente
australiana para asegurar que los católicos entre iniciativa del Alto Comisario de las “ Naciones
esos nuevos australianos no carecieran de asisten­ Unidas” en favor de los refugiados, la cual tiene
cia religiosa ni perdieran su fe, como sucede tan por objetivo reunir un fondo para proveer las
a menudo como resultado del abandono religioso. necesidades humanas esenciales de muchos refu­
Este ejemplo de Acción Católica merece todo en­ giados que a causa de su extrema pobreza no
comio” (L,Osservatore Romano, 28-IV-1951, n. 98). son capaces de mantenerse a sí mismos mientras es­
(113) Pío XII, Mensaje radiofónico Benignitas peran establecerse de nuevo. Nuestra sincera solici­
et humanitas apparuit Salvatoris, 24-XII-1944, en tud por estos miembros de la familia humana seria­
la Vigilia de Navidad de N. Señor, a todo el mente afligidos Nos urge exhortar a las autorida­
orbe (A. A. S. 37, 10 ss.); Carta Nous avons pris, des gubernamentales como también los servicios
14-VII-1945, al egregio varón Carlos Flory, pre­ sociales y las asociaciones caritativas a colaborar
sidente de la comisión que prepara la reunión de todo corazón al fomento de esta laudabilísima
de las “ Semanas Sociales” en Francia (A. A. S. iniciativa y contribuir generosamente a este opor­
37, 210 ss.); Alocución, Vi fu mai nella sloria, tunísimo llamado. Al hacerlo estamos seguros de
24-XII-1946, en la Vigilia de la Natividad de N. expresar los sentimientos de todos que no pueden
Señor, en presencia de los Cardenales, Obispos permanecer indiferentes (siendo que aprecian al­
y Prelados de la Curia Romana (A. A. S. 39, 7 tamente los valores cristianos y la libertad por
ss.); Alocución En virtud de la misión, dirigida la cual, en gran parte están sufriendo) frente a
a Conrado Traverso, argentino, 12-1-1947 (A. A. S. su actual adversidad y a su futuro destino” .
39, 56 s.). (L ’Osservatore Romano, 18-VII-1952, n. 167).
[El original está en inglés].
(114) Pío XII, Encíclica Evangelii Praecones,
2-VII-1951, sobre el fomento de las misiones entre (115) Pío XII, Carta quirógrafa del 3-III-1949:
infieles (A. A. S. 43, 518); en esta Colección: En­ “ A los amados hijos Nuestros a quienes las vi­
cíclica 200, pág. 1870^Declaración entregada por cisitudes de la vida han conducido a otros cielos
Pío XII a G. I. van Heuven Goedhart, Co­ en busca de trabajo y de pan, repetimos para su
misario supremo ante la “ Organización de las felicidad temporal y eterna la exhortación del
Naciones Unidas” para los prófugos, en audien­ viejo Tobías: ‘Todos los días de tu vida tenga a
cia del 27-V-1952: “ Entre los muchos problemas Dios en tu mente; recuerda no consentir en el
1950 E n cíclicas del PP. P ío X II (1952) 206, 63

Por eso, en el 50 aniversario de la aligerados, y sus pueblos se crearán


Encíclica “ Rerum Novarum” , en la nuevos amigos en territorios extranje­
fiesta de Pentecostés, el l 9 de junio de ros; y los Estados que acogen a los
1941 hablamos del derecho de migra­ emigrados se habrán ganado unos labo­
ción, basado en la naturaleza de la riosos ciudadanos. De esta suerte, las
misma tierra en que los hombres habi­ Naciones que dan emigrados y los Es­
tan; de ese discurso Nos place citar tados que los reciben contribuirán a
algunas sentencias (traducidas al latín): porfía al incremento del bienestar hu­
“ En nuestro planeta, que posee tan mano y al progreso de la civiliza­
extensos océanos, mares y lagos, con ción” ^ .
montes y llanos cubiertos de nieves y Volvimos a señalar esos mismos prin­
de hielos perpetuos, con dilatados de­ cipios generales de derecho natural, al
siertos y tierras inhóspitas y estériles, año siguiente, en la Alocución de la
no faltan, sin embargo, regiones y lu­ Natividad de Nuestro Señor Jesucristo
gares vitales abandonados al capricho ante el Sacro Colegio de los Padres
vegetativo de la naturaleza y que se Purpurados y la reunión de Obis-
prestan al cultivo por la mano del hom­ pos<*1
*117>.
6
bre, para sus necesidades y sus opera­ 63. Insistencia en el derecho natu­
ciones civiles; y más de una vez es ral de migración a los Obispos de
inevitable que algunas familias, emi­ EE. UU. El 24 de diciembre de 1948,
grando de acá para allá busquen en empero, escribimos sobre este tema
otra región una nueva patria. En este abiertamente a los Pastores sagrados
caso, según señala “ Rerum Novarum” , de los Estados Unidos de Norteaméri­
se respeta el derecho de la familia a un ca lo que sigue: Sabéis con que angus­
espacio vital. Donde esto suceda, la tiosos pensamientos y ansiedad Nos
€migración logrará — según a veces con­ preocupamos de los que por la subver­
firma la experiencia— su fin natural, sión del orden público en su patria o
esto es, la distribución más favorable urgidos por la falta de trabajo y ali­
de los hombres en la superficie de la mento abandonan sus domésticos lares
tierra que se preste para colonias de y se ven constreñidos a trasladar su do­
agricultores; superficie que Dios creó micilio a naciones extrañas. El amor al
y preparó para el uso de todos. Si las género humano aconseja no menos que
dos partes, la que concede permiso para el derecho natural el que los caminos
dejar el lugar de origen y la que admite de la emigración se franqueen para
a los emigrados, se mantienen lealmen­ ellos, pues, el Creador de todas las co­
te solícitas para eliminar cuanto pu­ sas creó todos los bienes principalmente
diere impedir que nazca y se desarrolle para beneficio de todos: por eso, aun­
la verdadera confianza entre el país de que el dominio de cada uno de los
emigración y el país de inmigración, Estados debe respetarse no debe aquel
todos los que participen en tal cambio dominio extenderse de tal modo que por
de lugares y de personas reportarán sus insuficientes e injustas razones se impi­
ventajas: las familias recibirán un te­ da el acceso a los pobres, nacidos en
rreno que para ellas será tierra patria otras partes y dotados de sana moral
en el verdadero sentido de la palabra; en cuanto esto no se oponga a la públi­
las tierras de densa población se verán ca utilidad pesada con balanza exacta.
pecado y de no trasgredir los preceptos de Dios Natividad, dirigida a todo el orbe (A. A. S. 35,
Nuestro Señor. Para sus personas, sus familias 16-17; su versión latina: A. A. S. 43, 518-519); Alo­
y su porvenir imploramos la ayuda divina y cución Nous vous adressons, 3-VI-195G, a los
bendecimos con corazón paternal. Pío Papa XII” . asistentes al Congreso Internacional de estudios
[El original está en italiano]. sociales y el Congreso de la Sociedad social cris­
(116) Pin XII, Mensnie radiofónico. La solrnni- tiana internacional en Piorna (A. A. S. 42, 485 s.):
iá della Pentecoste, l-VI-1941, dirigido a todo el “ Hay que mirar bien de frente, en toda su am­
orbe en la fiesta de Pentecostés con motivo del plitud, el deber de proporcionar a innumerables
50 aniversario de la Ene. Rerum Novarum de familias en su unidad natural, moral, jurídica y
León XIII (A. A. S. 33, 203); en esta Colección: económica un justo espacio vital correspondiente,
Encícl. 176, 23, pág. 1584-1585. aunque no sea sino en una medida modesta pero
(117) Pío XII, Mensaje radiofónico Con sempre por lo menos suficiente para cumplir los postu­
nuova. freschezza, 24-XII-1942, en la Vigilia de lados de la dignidad humana” .
206, 64-65 Go n st . A post . “ E xsul F a m il ia ” 1951

Vosotros conscientes de Nuestra ad­ denamos con palabras enérgicas los


vertencia, hace poco os empeñasteis y principios del “ Totalitarismo” e “ impe­
esforzadamente lograsteis que, a fuerza rialismo” del Estado como también las
de un próvido decreto al cual espera­ doctrinas de un desorbitado “ naciona­
mos han de seguir otros más amplios, lismo” por cuanto ellos, mientras por
no pocos desterrados de su tierra po­ un lado restringen, a su arbitrio, el
drán entrar en vuestro país e igual­ derecho natural de los hombres a la
mente atendéis, mediante la labor apro­ emigración y la fundación de colonias,
piada de hombres excelentes, a los emi­ por el otro obligan a pueblos salir de
grantes, sea cuando partan de su casa, otras partes, deportando a los habitan­
sea cuando arriben a vuestras playas, tes contra su voluntad y osan criminal*
convirtiendo en bella realidad aquel mente arrancar a los ciudadanos a su
precepto de benevolencia sacerdotal: familia, su hogar y su patria. En la
“ Es deber del sacerdote no perjudicar recordada alocución dirigida a los re­
a nadie y querer servir a todos” *118). presentantes y embajadores de diferen­
tes naciones Nos quisimos refirmar una
64. El Papa siente la angustia vez
del más Nuestra voluntad, ya antes a
problema de desplazados e insiste en menudo manifestada, en presencia de
una paz justa también para los refu­ esa solemne reunión, de propiciar una
giados. A nadie, que oyó las palabras paz justa y segura; el otro camino que
pronunciadas por Nos tanto en la Vigi­ señalamos para alcanzar esa paz favo­
lia de la Natividad de Nuestro Señor en rece las mutuas relaciones entre los
pueblos de tal modo que permite, fi­
el año 1945(119) como en las Alocucio-
nalmente, regresar a casa a los despla­
684 nes dirigidas a los Cardenales recién
zados y refugiados y a emigrar a otras
creados, el día veinte de febrero de
regiones a los que carecen de fortuna
1946*120) y al Colegio de los represen­ o sea los que, en casa, se hallan desti­
tantes ante la Santa Sede, el día 25 tuidos de lo necesario para la vida*121).
de ese mismo mes, a nadie, decimos,
podrá escapar con qué angustia y de­ 65. Alegato papal en favor de la
sasosiego del corazón se conmovía el migración, especialmente la del Japón.
Padre de todos los fieles. En esas alo­ En la Alocución sl los Padres Purpu­ 68 *
cuciones y mensajes radiofónicos con- rados en la festividad de Nuestro Pa-
(118) Véase NOTA 111 (A. A. S. 41, 69-71). motivos desean fijar su residencia en otra par­
(119) Pío XII, Sermón Negli ultimi sei anni, te” (A. A. S. 38, 147).
24-XII-1945, en la Vigilia de Navidad, en presen­ (121) Pío XII, Alocución II?, 25-11-1946, L ’élé-
cia de los Cardenales y Obispos y Prelados de la vation des pensées; respuesta de S. Santidad a
Curia Romana (A. A. S. 38, 15, ss.). las nobilísimas palabras con que el Señor Anto­
nio Carneiro-Pacheco, legado extraordinario de
(120) Pío XII, Alocución. La elevatezza e la no- Portugal, decano de las representaciones diplo­
biltá dei sentimenti, 20-11-1946, a los Cardenales máticas expresara los sentimientos de su amor
recién creados (A. A. S. 38, 141 ss.): “ El hombre y gratitud, después del reciente Consistorio (AAS.
conforme Dios quiere y la Iglesia lo comprende, 38, 152 ss.):
no se sentirá jamás firmemente establecido en el “ Una paz tal no será la obra de un día: insu­
espacio y en el tiempo sin terreno estable y sin mirá mucho tiempo y costará muchos sinsabores.
tradiciones... La larga experiencia de la Iglesia Si se Nos pregunta en qué pueden las represen­
como educadora de los pueblos lo confirma. Por taciones diplomáticas, independientemente de sus
eso ella procura por todos los modos posibles funciones oficiales, favorecerla, Nos parece poder
unir la vida religiosa con las costumbres de la señalar a su buena voluntad una doble esfera de
patria y cuida con particular solicitud de los actividad. La primera es de orden práctico; apun­
que la emigración y el servicio militar mantienen ta realizaciones inmediatas. Los diplomáticos, una
lejos de su país natal. El naufragio de tantas vez terminada la guerra, tienen, además, algu­
almas justifica tristemente esos temores mater­ nas ocasiones de facilitar las comunicaciones y
nales de la Iglesia y obliga a concluir que la es­ relaciones de país a país. Pues, al presente que
tabilidad del territorio y el apego a las tradicio­ millones de hombres, honestos y laboriosos aguar­
nes ancestrales, indispensables a la sana inte­ dan con ansiosa paciencia el momento de poder
gridad del hombre, son también elementos fun­ volver a sus patrias, a sus familias, de las cuales
damentales a la sociedad humana. Mas sería están tal vez separados desde hace muchos años y
evidentemente una inversión de las cosas y la que otros van tristemente en busca de una nueva
conversión en su contrario el benéfico efecto de patria para llevar allí una nueva vida con nuevas
ese postulado si alguien quisiera servirse de él ocupaciones, ¡qué obra de caridad y de paz han
para justificar la repatriación forzosa y la nega­ cumplido los que corren en su ayuda!’ * (A. A. S
ción del derecho de asilo a los que por graves 38, 154).
1952 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 66

trono, pronunciada el mismo año*122> mar y urgir lo mismo a los ilustres le­
volvimos a invitar a las Naciones que gisladores del Congreso de los Estados
se distinguieron por la vastedad de su Unidos de Norteamérica*125) que pre­
territorio y carecen de un correspon­ siden los asuntos de los refugiados emi­
diente número de habitantes a que grantes de Europa y recibimos gustosos
aceptaran hombres que viven en re­ a los adscritos a la Comisión de la di­
giones superpobladas, entre las cuales, rección de gastos*126*); y de nuevo hace 686
com o a nadie escapa, figura actual­ poco, cuando dirigimos un discurso al
mente en especial el Japón. amado pueblo del Brasil el día 4 de
Lo mismo auspiciamos en la Vigilia junio del año en curso*127*).
de la Natividad de Nuestro Señor, el
año 1948: Debe favorecerse la emigra­ 66. Normas internacionales de mi­
ción de familias, decíamos, en regiones gración. Nos insinuamos también que
que pueden proporcionarles lo necesa­ era muy oportuno dar normas o reglas
rio para la vida, más bien que enviar internacionales que favoreciesen la
a los prófugos las enormes erogaciones emigración, en la Alocución dirigida el
de los impuestos*123). Por eso exhorta­ 2 de julio de 1951 a los asistentes al
mos nuevamente a los Senadores de Congreso Internacional de los Católicos,
los Estados Unidos de Norteamérica celebrado en Roma para mejorar las
que trabajan en el Departamento Pro- condiciones de vida de los campesi­
Inmigración, hace algunos años venidos nos *128). Más tarde, en la Audiencia
a Roma, a que trataran de aplicar en concedida a algunos hombres preclaros
cuanto estuviera a su alcance, con ma­ que se habían reunido en Congreso en
yor liberalidad las leyes muy severas Nápoles para tratar el problema de la
que vigían acerca de la inmigración en emigración, les expusimos la gravedad
su país*124) Nos no omitimos procla­ de este problema*129).
(122) Pío XII, Alocución Ancora una uolta, 1- taja colectiva, como hace pocos días tuvimos la
VI-1946 a los Cardenales en la fiesta de San Eu­ oportunidad de reclamar una vez más, puede
genio (A. A. S. 38, 253 ss.). servir para justificar el desprecio de esta dig­
(123) Pío XII, Mensaje radiofónico en la Vigilia nidad humana y la denegación de aquellos ele­
de Navidad del año 1948, Gravi ed ad un tempo mentales derechos humanos que el Creador im­
tenere, en presencia de los Cardenales Obispos primió en el alma de cada una de sus creatu-
y Prelados de la Curia Romana (A. Á. S. 41, 5ss.). ras” (L ’Osservatore Romano, 3-4 Oct. 1949, n.
(124) '‘ Sin embargo, no es sorprendente el que 230). [El texto está en inglés en el original].
las cambiantes circunstancias hayan traído con­ (126) “ Nos atrevemos a decir que la otra pre­
sigo cierta restricción con que se limitaría la in­ gunta ha surgido más de una vez en vuestro es­
migración extranjera. Pues, en este asunto, no píritu y aún aflorado a vuestros labios: ¿será la
sólo deben consultarse los intereses de los inmi­ actual política de inmigración tan liberal como
grantes sino también atenderse el bienestar del lo permiten los recursos naturales de su país tan
país. Sin embargo, no es demasiado, Nos estamos pródigamente bendecido por el Creador y como
seguros de ello, esperar que en el procedimiento parecen exigirlo, las desafiantes necesidades de
de restricción la caridad cristiana y el senti­ otros países? Su viaje les proporcionará induda­
miento de solidaridad humana que existe entre blemente muchos pormenores para dar una res­
todos los hombres no se olvidarán. La inmigra­ puesta a esta pregunta” (L’Osservatore Romano
ción puede ayudar a solucionar uno de los más del 23 de Oct. 1949, n. 247. [El texto está en in­
tristes problemas humanos de Europa, un pro­ glés en el original].
blema que se viene agravando por el desplaza­
miento violento de poblaciones inermes e inocen­ (127) “ Vuestro país es grande y rico. Mas la
tes” (L ’Osservatores Romano, 14-III-1946,, n. 62). inmensidad de su territorio sólo os será de pro­
[El original está en inglés]. vecho, si fuere, y en la medida que lo fuere, la
morada feliz de un número siempre creciente de
(125) “ Una ulterior y restrictiva observación, familias corporal y espiritualmente sanas. Como
dictada por el sagrado depósito confiado a Nues­ son anchos y dilatados vuestros campos y tierras,
tro ministerio, Uds. no dejarán de comprender. sean también abiertos y francos vuestros cora­
Peligros políticos, económicos y aun sociales van
zones para recibir a los que desean ir a buscar
envueltos en la continuación de la demora o una junto a vosotros una nueva patria, donde vivir
exagerada prudencia; mas estos peligros, por rea­
les y serios que fuesen, son derivados y secunda­ honradamente en compañía de sus seres queri­
dos” . (L ’Osservatore Romano, 21/22 de julio de
rios. Nuestra principal inquietud —como tam­
1952, n. 170). [El original está en portugués].
bién la vuestra en lo más íntimo de vuestros co­
razones, estamos seguros de ello— se refiere al (128) Pío XII, Alocución Soyez ici les bienve-
juicio que la Historia y el Señor de la Historia nues, pronunciada el 2-VII-1951 (A. A. S. 43, 554
emitirán sobre el cumplimiento de este gravísimo ss.).
deber que el hombre tiene para con el hombre (129) “ No necesitamos deciros que la Iglesia
y la nación para con otras naciones, que reclama Católica se siente, en el más alto grado, obligada
el respeto de la imagen de Dios que fulgura aun a interesarse por la obra de migraciones. Se
en el más débil y el más abandonado de sus hi­ trata nada menos que de remediar inmensas ne­
jos. Ninguna razón de Estado o pretexto de ven- cesidades: la falta de espacio y la falta de me-
206, 67-69 C o n s t . A po st . “ E xsul F am ilia 1 1953

67. Enumeración de las obras Ponti­ caridad: pues, tocaba Nuestro corazón
ficias en favor de prisioneros y des­ tanto gemido de desterrados y refu­
plazados. Por eso damos gracias eter­ giados, y, conmovidos por la compa­
nas a Dios dador de los bienes que asis­ sión Nos hacía repetir aquella queja
tió benignamente a su Santa Iglesia. del Señor: Siento compasión de la mu­
Con su divino auxilio después de solí­ chedumbre. ..(13°). Por eso todos Nues­
cito estudio y trabajo de todos los tros edificios, sea los del Vaticano, sea
Consejos u Oficinas se han podido los del Letrán, sea principalmente los
llevar a cabo, entre otras cosas, los de Castel Gandolfo y las casas anejas
siguientes proyectos de beneficencia y a las Basílicas Romanas, los Institutos
obras de piedad: Las colonias de ve­ de los religiosos, los Seminarios y Co­
rano para niños y niñas aun con cons­ legios eclesiásticos de la Urbe estaban
tante alimentación, las cuales recibían entonces abiertos de par en par. Por
con atención plena también a los niños tanto, mientras casi el mundo universo
de los emigrados que venían de varias ardía en odios implacables y derramaba
naciones; Instituciones de amparo de sangre hermana la Urbe sagrada de
huérfanos o infantes en desgracia por Roma y los edificios recién nombrados
la guerra; Cocinas o comedores para se convirtieron en sede y domicilio de
alimentar a los indigentes; albergues caridad.*
para recibir a los refugiados recién
vueltos o prisioneros que regresaban a 69. Resumen de las obras papales a
su patria, y asistencia a hombres y a favor de prisioneros, desplazados y
sus familias que iban a emigrar al ex­ emigrantes. Nos fue dado, además con­
tranjero; aguinaldos entregados por solar a innumerables soldados y pri­
Nuestra orden a niños y cautivos, be­ sioneros con iniciativas religiosas y ca­
cas concedidas a jóvenes de cualquier ritativas; recrear a sus capellanes me­
nación a fin de que, lejos de su patria, diante auxilios espirituales; restituir a
en las Universidades extranjeras pu­ los desplazados a su patria; devolver a
dieran reemprender los estudios inte­ la libertad ciudadanos inermes, perju­
rrumpidos por la fuerza; no pocas reu­ dicados sin razón por el exilio y las
niones en varias naciones europeas pa­ cadenas; liberar de la cárcel y de la
ra llevar ayuda, alimentos, vestidos y segura muerte a los deportados a leja­
medicinas a los indigentes y a los per­ nas regiones; preparar los viajes para
judicados por la guerra; hogares de los refugiados o los emigrantes a re­
recreo para los soldados que lejos de giones extranjeras hospitalarias; ofrecer
su patria hacen el servicio de armas. techo a los clérigos y presbíteros pró­
fugos que mucho habían sufrido por la
68. Extensión de los servicios de so­ fe apostólica y la unidad católica, y
corro en los edificios Pontificios en asignar a los expulsados de su patria un
Moma. Cuando, rugiendo aun la ho­ nuevo campo de apostolado entre sus
rrible guerra, una enorme muchedum- compatriotas emigrados o exilados;
dumbre de hombres, niños, mujeres, atender en toda forma posible a los
enfermos y ancianos que salían de las muchos emigrados y especialmente
ciudades y pueblos destruidos por in­ obreros que por su trabajo vivían fue­
cursiones enemigas, especialmente de ra de su patria; sostener y proteger la
las tierras desplobadas de Italia, casi tierna vida de los infantes y curar la
hora a hora confluían en Roma para salud de los enfermos; dar sepultura
pedir salvación y amparo al Padre a los restos sagrados de los que murie­
común, Nos ensanchamos en forma, la ron en la guerra, cuidar las cenizas
más amplia posible, los ámbitos de la* amadas y devolverlas a su patria.
dios de subsistencia, por cuanto la vieja patria para ir a buscarse y edificarse otro. La Iglesia
no puede ya alimentar a todos sus hijos y la siente esas desventuras tanto más cuanto que
superpoblación los obliga a emigrar. La miseria afectan en muy gran parte a sus propios hijos”
de los refugiados y desplazados que por millo­ (L ’Osservatore Romano, 19-X-1951, n. 243). [El
nes se ven forzados a renunciar al país en que original está en francés].
nacieron, perdido para ellos, y a marchar lejos (130) Marcos 8, 2.
E n c íc li c a s P o n t if i c i a s 62
1954 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 70’-7-2

70. Agradecimientos y audiencias. demás condenados a la prisión o tra­


Por eso quisimos profesar también bajos y obligados a una condición de
Nuestra gratitud a todos los que ha­ vida por demás inhumana.
bían correspondido con largueza a Todos esos pobres hombres errabun­
Nuestro llamado aunque ellos mismos dos cuya suerte Nos angustia incesan­
se sintieran agobiados de tantos males temente*132) encomendamos en Núes- 689
privados y públicos. tras oraciones constantemente al Padre
Con emocionada recordación evoca­ eterno y a Nuestro dulcísimo Redentor
mos hasta el día de hoy a la inmensa que es fuente de toda consolación, a
multitud de hombres que en plena gue­ fin de que se sientan recreados por
rra confluía a Roma y a los infortuna­ celestiales dones y consuelos*133), im­
dos hijos, desterrados o detenidos en plorando al mismo tiempo a Dios tam­
campos de prisión que desde muchos bién para que los que, refugiados, pri­
países europeos acudían en peregrina­ sioneros o desterrados, fueron arreba­
ción a Roma para ganar indulgencias tados lejos de sus patrios lares, puedan
expiatorias, los admitimos gustosos a cuanto antes volver a su dulcísima
una audiencia y, hablándoles como Pa­ patria*134).
dre secamos sus abundantes lágrimas
y alentamos a la esperanza cristiana su 72. Prelados, directores pontificios
exacerbado ánimo *131K de las obras. Además, creimos cumplir
una parte urgente de Nuestra misión
71. Los tiene presentes y reza por eligiendo a algunos clérigos recomen­
ellos. Una y otra vez pensamos con el dados por su celo los cuales debían
corazón contristado en Nuestros ama­ promover con fervor el bien espiritual
dísimos hijos los Obispos, sacerdotes, de las colonias de compatriotas esta­
sagradas vírgenes, criminalmente arran­ blecidas lejos de su tierra y que todo lo
cados a su sede o domicilio, y a los que sacerdotes de su mismo idioma ha-
(131) Pío XII, Alocución Nella desolazione, 12- el orbe han de hacerse por las necesidades ac­
III-1944, en la Plaza de S. Pedro ante los fieles tuales de la sociedad humana (A. A. S. 32, 385-
cristianos refugiados en Roma por las angustias 386); Homilía del 24-XI-1940, en la Basílica Va­
de la guerra y ante otra gente del pueblo (AAS. ticana durante la Misa celebrada con la asisten­
36. 97 ss.): “ Para los refugiados extranjeros se cia del pueblo que oraba por las necesidades ac­
han organizado, de acuerdo con el Comité Cen­ tuales de la sociedad humana (A. A. S. 32, 531 ss.);
tral del Año Santo, con la I. R. O. (Organización Alocución Nella desolazione, 12-III-1944, pronun­
internacional de socorro) y con los W ar Relief ciada en la plaza de San Pedro ante los fieles
Services (Servicios de asistencia de guerra de la cristianos prófugos por las penalidades de la gue­
N. C. W. C. (Conferencia Nacional Católica de rra y demás pueblo (A. A. S. 36, 97 ss.): “ Tú que
Bienestar), 17 pregrinaciones en que participaron en los brazos de tu castísima y dulcísima Madre
los huéspedes de los campos italianos, pertene­ María y bajo la vigilante protección de tu castí­
cientes a las nacionalidades rusa, ucraniana, po­ simo Padre putativo S. José, quisiste aun como
laca, húngara, albanesa, rumana, búlgara, croata, tierno Infante, andar prófugo, concede a los que
eslovena, serbia, alemana, armenia, checa, es­ hoy vagan inquietos sin techo, aquella inquebran­
lovaca y lituana y los prófugos rumanos residen­ table conformidad con la voluntad divina que an­
tes en Alemania, Austria y Francia. En total taño elevó y santificó los sufrimientos de tu des­
1.500 prófugos extranjeros que ganaron el Jubileo tierro y los de tu familia” (A. A. S. 36, 100); Car­
del Año Santo” (L ’attivitá della Santa Sede en ta Vixdum vobis licuit, l-XI-1945, al Cardenal
1950, pág. 413). Faulhaber de Munich y a los demás Arzobispos,
(132) Pío XII, Carta Lxtitiam cepimus, 15-VIII- Obispos y Ordinarios de lugar de Alemania
1945 al Cardenal Faulhaber de Munich y los de­ (A. A. S. 37, 278 ss.): “ Para todos vuestros com­
más Arzobispos y Obispos de Baviera (A. A. S. patriotas, pues, y esto personalmente a cada uno
37, 249 ss.): “ Por lo tanto, para favorecer a de ellos, que por muchísimos miles fueron arro­
vuestros compatriotas Nos no omitiremos inter­ jados de sus hogares y andan errando desdicha­
poner Nuestros buenos servicios ante los estados damente por todas partes, imploramos en Nues­
confederados de los ingleses y americanos aun­ tras oraciones la misericordia de Dios. Ya desde
que en el arreglo de estos asuntos suelen surgir hace meses no hemos querido dejar pasar nin­
muchas dificultades. Mas por cuanto Nos desea­ guna oportunidad en que pudimos mitigar vuestra
mos ardientemente llevar a vuestros compatriotas suerte y la de los vuestros a medida de Nuestras
auxilio y consuelo, como las difíciles circunstan­ fuerzas, especialmente en lo que se refiere al
cias lo permitan y postulen Nos preocuparemos sustento, y al presente también Nos domina un
de todo corazón por ayudar a vuestros prisione­ solo fervoroso anhelo, y es, que a Nuestros pa­
ros, ahora sobre todo, para que reciban noticias ternales deseos y plegarias que por vuestro bien
de sus familiares y a su vez puedan dar las hicimos, responda un éxito pleno” (A. A. S. 37,
suyas” (A. A. S. 37, 251). [El original está en latín]. 283).
(133) Pío XII, Motu Proprio Norunt profecto, (134) Pío XII, proclamación del Jubileo univer­
27-X-1940. Ordénanse en él Misas y preces públi­ sal del Año Santo 1950, Iubilseum máximum, . 26-V-
cas para el 21 de noviembre de 1940 que en todo 1949 (A. A. S. 41, 260).
73-76 C o n st . A post . “ E xsul F a m il ia ’ 1955

bían de emprender dirigieran y con­ que los Regulares, ofreciéndose espon­


solidaran; con agrado ya hemos visto táneamente a los sacerdotes seculares y
que estos Prelados provistos por Nos los Prelados cual socios de sufrimiento
de un peculiar mandato como de Vi­ y labores, partieron en mayor número
sitadores y munidos de las necesarias que antes a tierras lejanas, y coope­
facultades ya han cumplido Nuestros rando con su acostumbrado celo, se
deseos. granjearon hondo reconocimiento. A
las órdenes antiguas y los Clérigos re­
73. Obra de ayuda de Holanda e gulares, a las Congregaciones y Socie­
Italia y “ Cooperación sacerdotal" de dades más recientes, muy conspicuos
España. Entre tanto, con mucho gozo en este género de apostolado, se añadió
de Nuestro espíritu Nos supimos que poco ha, con la aprobación de la Sede
la Obra de ayuda a los emigrantes, que Apostólica*138), la Sociedad de Cristo
los Obispos de Holanda procuraron para emigrantes fundada en la diócesis
levantar, ya colaboró intensamente al de Gnesen ya por el año 1932 para
bien de los fieles que desde ese país encargarse de la cura de almas de los
desean emigrar a otras tierras o que polacos que viven lejos de su patria.
emigraron anteriormente*135); que ha
crecido a la vez el número de sacerdo­ 75. En favor de maronitas, rutenos
tes que se dirigieron especialmente a y lituanos. Dedicando Nuestra asidua
Bélgica, Francia, Alemania, Suiza, Ho­ solicitud a Nuestros hijos orientales
landa, Gran Bretaña como también a desplazados, entre otras cosas, erigimos
las lejanas regiones de América no sólo el vicariato patriarcal de los maronitas
para socorrer a los compatriotas emi­ en la diócesis maronita del Cairo para
grados, sino también colaborar en la los fieles maronitas que con frecuencia
cura de almas de los del país en que emigran desde el Líbano a Egipto o
sólo se dispone de un número muy que allí tienen su domicilio estable*139);
reducido de ministros sagrados como igualmente dividimos en tres el exar­
por ejemplo en algunas diócesis de la cado de los rutenos en la jurisdicción
América Latina. Parece que han de del Canadá, y constituimos los tres
destacarse honrosamente con una men­ exarcados el central, el del Este y el
ción especial los Obispos italianos dado del Oeste*140), separando después del
que permitieron, obedeciendo a la ex­ Central una parte del territorio, estable­
hortación de la S. C. Consistorial, que cimos un nuevo exarcado*141), y últi­
uno que otro de sus sacerdotes fuese mamente, erigimos el Ordinariato para
enviado al extranjero*136), y también los fieles del rito oriental que viven en
los Prelados españoles a cuyo celo hay el Brasil*142).
que atribuir la Obra de la Cooperación Procuramos, además, la creación del
sacerdotal entre España y América*137), Colegio Lituano de S a n C a s i m i r o en Ro­
nacida en nuestro tiempos. ma para recoger a los clérigos y ecle­
siásticos que huyen de esa región*143).
74. La Colaboración de las órdenes
y congregaciones religiosas y la So­ 76. Dos patronos celestiales de mi­
ciedad de Cristo de Gnesen. Para que gración. Finalmente, con gran gozo de
nadie crea que las familias religiosas Nuestro corazón constituimos a S a n
hayan contribuido a esto únicamente F r a n c i s c o d e P a u l a especial patrono
en pequeña escala, baste sólo señalar celestial ante Dios de las Universidades
(135) Katholieke Céntrale Emigratie-Stichting; (139) Pió XII, Const. Apost. Inter prsecipuas,
Nederlantll, 1952, pág. 762. 22-VI-1946 (A. A. S. 39, 84 ss.).
(136) S. C. Consistorial, Carta Circular Facen- (140) Pió XII, Const. Apost. Omnium cuiusvis
domi interprete, 24-X-1951, a los Obispos de Ita­ rilus christifidelium, 3-III-1948 (A.A.S. 40, 287 ss.).
lia (A. A. S. 44, 231). (141) Pío XII, Const. Apost. De Rnthenorum,
19-III-1951 (A. A. S. 43, 544 ss.).
(137) Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano- (142) L ’ Osservatore Romano, 2/3-V-1952, n. 104.
Americana, fundada en Madrid 1948. (143) S. C. de los Seminarios y Estudios Uni­
(138) S. C. de los Asuntos de los Religiosos, versitarios, Decreto Feliciter perneta, l-V-1948
decreto de alabanza, 22-IV-1950. (A. A. S. 40, 298-299).
1956 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 77-80

que dirigen la atención espiritual de la dencia y todas las que cada día se: re­
gente de mar, de las compañías de na­ gistran en los periódicos y revistas indi­
vegación y de todos los armadores de can que cada vez crece más el número
la jurisdicción de Italia(144); decreta­ de extranjeros en Europa y América y
mos los honores de los santos a beata recientemente en Australia y en las Islas
145) y la
F r a n c i s c a J a v i e r a C a b r i n i ^1
1
4 Filipinas. Ahora bien, si es verdad que
declaramos Patrona celestial ante Dios muchas asociaciones e instituciones ci­
de todos los emigrantes^146\ viles, nacionales e internacionales se
han esforzado y se esfuerzan con emu­
77. Resumen de la parte histórica. lación por ayudar a los extranjeros en
Todas estas oportunas providencias de sus necesidades materiales y morales,
la Sede Apostólica y de los pastores Nos, en virtud de Nuestro supremo y
realizadas con la entusiasta cooperación universal ministerio apostólico, no po­
de los sacerdotes, religiosos y fieles demos dejar de intensificar Nuestro
— cuyos nombres, si bien es verdad que, grande amor hacia estos hijos, que se
por lo general, no figuran en las pági­ hallan en tribulaciones y en las cala­
nas de la Historia, están, sin embargo, midades del exilio y sin dejar aparte,
escritos en el cieloD47)— eran muy dig­ dentro de lo que Nos es posible, el so­
nas de que se recordasen aquí y se corro material, Nos esforzamos con
narrasen, aunque nada más que breve­ todo Nuestro interés en procurarles
mente, para que aparezca con toda cla­ principalmente el consuelo de la asis­
ridad la universal y benéfica obra de tencia espiritual.
la Iglesia realizada con los emigrantes
y exilados de todo género, a los cuales 79. Petición de los Obispos. Se da,
la Iglesia, sin ahorrar ningún trabajo, además, felizmente la circunstancia de
ha atendido siempre con su asistencia que muchos Venerables Hermanos
religiosa, moral y social. Nuestros, Arzobispos y Obispos, entre
Todo lo cual era necesario recordar los cuales no taltan varios eminentísi­
particularmente en estos tiempos en que mos Cardenales, los cuales urgidos por
la próvida actividad de la Madre Iglesia el celo de las almas, por trámite de
es atacada tan satánicamente por los Nuestro hermano el Cardenal de la
adversarios, olvidando y despreciando S. I. R., A d e o d a t o J u a n P i a z z a , Obis­
sus obras aun en la misma región de po de Sabina y Poggio Mirteto, secreta
la caridad en la cual ella fue la primera rio de la Sagrada Congregación Consis­
en desbrozar el terreno y se la dejó des­ torial, Nos han pedido que promulgue­
pués frecuentemente sola en 2l tra­ mos nuevas disposiciones con el fin
bajo. de que se organice mejor dentro del
régimen de las diócesis la cura espiri­
TITULO SEGUNDO tual de los extranjeros.
(La parte dispositiva)
80. Deseo del Papa de un nuevo
arreglo. Tales demandas coinciden
I. Introducción: La extensión de la
plenamente con Nuestras intenciones,
migración y de las organizaciones
exige un arreglo general pues esperábamos con deseo una oca­
sión oportuna para impartir a los ordi­
78. Los motivos que impulsan a narios normas adecuadas y no opues­
una nueva regulación: Creciente nú­ tas a la legislación del Código de Dere­
mero de emigrantes y sus necesidades cho Canónico, sino concordes a su
espirituales. Las frecuentes noticias espíritu y tradición y para dar además
que estos últimos tiempos hemos reci­ a los Ordinarios las facultades oportu­
bido, Nos directamente por correspon­ nas para que puedan atender a la cura
(144) Pío XII, Carta Apost. Quod sanctorum (146) Pío XII, Letras decretales Superiove iam
Patronatus, 27-111-1943 (A. A. S. 35, 163 s.). aetate, 8-IX-1950 (A. A. S. 43, 455 ss.).
(145) Pío XII, Letras decretales Spiritus Domini, (147) Ver Lucas 10, 20.
7-VII-1946 (A. A. S. 39, 41 s.).
206, 81-83 C o n s t . A post . “ E xsul F am ilia ” 1957

según la necesidad lo pida establecemos y deter­


espiritual de los extranjeros, extraños minamos para el futuro las leyes siguientes:
y peregrinos en una forma proporcio­ 1. — § 1. Pertenece a nuestra Sacra Congrega­
nada a sus necesidades y no menos efi­ ción Consistorial y a ella exclusivamente le com ­
pete buscar y preparar todo aquello que ceda en 693
caz que aquella de la cual gozan los bien espiritual de los emigrantes de rito latino,
demás fieles en su diócesis. a cualquier sitio donde éstos se dirijan, de acuer­
do con la Sagrada Congregación para la Iglesia
Oriental, o con la Sagrada Congregación de Pro­
81. Resumen general y esquema de paganda Fide si los emigrantes se dirigen a te­
lo expuesto. Por lo cual hemos creído rritorios sujetos a esta o aquella Congregación.
§ 2. De la misma manera, pertenece a la Sa­
que aprovechará mucho al bien de las grada Congregación Consistorial buscar o prepa­
almas y al incremento de la disciplina rar todo lo que ceda en favor de los emigrantes
de los ritos orientales, de acuerdo igualmente con
eclesiástica el dar una breve síntesis la Sagrada Congregación para la Iglesia Oriental,
histórica de las obras más importantes siempre que emigrantes de uno u otro rito orien­
tal se dirijan a lugares no sujetos a dicha Sagra­
realizadas en este campo por la Santa da Congregación y no haya disponible un sacer­
Madre Iglesia católica y de las normas dote del rito propio.
hasta ahora vigentes promulgadas su­ 2. — § 1. De los sacerdotes del rito latino emi­
grantes únicamente se ocupará la Sagrada Con­
cesivamente desde finales del siglo 19 gregación Consistorial.
hasta nuestros días para la cura espi­ § 2. Los sacerdotes de rito latino, sujetos a la
Sagrada Congregación para la Iglesia Oriental o
ritual de los emigrantes. a la Sagrada Congregación de Propaganda Fide,
que deseen emigrar a territorias no sujetos a
82. Ultima razón: Colección siste­ dichas Sagradas Congregaciones, salvos los dere­
chos de estas Sagradas Congregaciones, quedan
mática de todas las disposiciones exis­ también obligados a someterse a las normas que
tentes. Pero, sobre todo, es necesario sobre estas materias haya dado o tal vez en el
futuro dé la Sagrada Congregación Consistorial.
presentar en una colección sistemática § 3. A estas normas deberán someterse también
las leyes — acomodadas a las circuns­ los sacerdotes de los ritos orientales que emigren
a territorios no sujetos a la Sagrada Congrega­
tancias actuales de tiempo y lugares, ción para la Iglesia Oriental quedando en pie las
previa la abrogación, modificación o leyes y permaneciendo íntegro el derecho de dicha
Sagrada Congregación para la Iglesia Oriental.
integramiento de la precedente legisla*
3. — § 1. I 9: Corresponde únicamente a la Sa­
ción— con las cuales intentamos pro­ grada Congregación Consistorial conceder permi­
veer a la cura espiritual de los emigran­ so para marchar y permanecer allí o estar por
algún tiempo considerable a los sacerdotes que
tes e inmigrantes de cualquier condi­ desde Europa o desde las tierras mediterráneas
ción, cuidado que queremos que per­ deseen emigrar a las regiones extranjeras trans­
marinas por tiempo breve, largo o indefinido o
manezca peculiarmente confiado a la perpetuamente.
Sagrada Congregación Consistorial, se­ 29 Los Nuncios, Internuncios y Delegados apos­
gún su competencia en los fieles de rito tólicos podrán conceder dicho permiso a los sa­
cerdotes de la nación en la cual desempeñan de
latino. Tratada ya la primera parte pa­ un modo estable la legación, con tal que dicha
samos ahora a la exposición de la facultad le haya sido concedida y reservada.
§ 2. I9: Este permiso deberán obtenerlo los sa­
segunda. cerdotes de los cuales se habla en § 1, n. I 9, para
incardinarse, cumpliendo todo lo demás estable­
cido por el Código, en otras diócesis de las re­
II. Las disposiciones giones transmarinas.
29: Dicho permiso lo necesitan también los re­
ligiosos, a no ser que se trate de aquellos que
N o r m a s s o b r e l a c u r a e s p ir it u a l son destinados por los superiores a otras casas
de su Congregación, de la misma manera, los
DE LOS EMIGRANTES
exclaustrados durante el tiempo de la exclaus­
tración; y también los secularizados, recibidos
(83. Las normas: Capítulo I) pura y simplemente o a modo de experimento
por un Obispo benévolo.
De la competencia de la Sagrada Congregación § 3. Este permiso, firmes las demás leyes con- 694
Consistorial sobre los emigrantes tenidas en el decreto Magni Semper negotiiO.), no
se conceda si no consta con certeza:
Reconociendo, aprobando y confirmando cuanto l 9 Del testimonio de buena vida del postulante.
Nuestros antecesores de f. m., y nrincipalmente 29 De la justa y razonable causa de la emigra­
el B. Pío X, establecen, aunque cambiándolo algo, ción.
(1) S. C. Consistorial, Decreto Magni semper El texto íntegro es el siguiente:
negotii, 30-XII-1918 (A. A. S. 11, 39-43) concer­ “ Las normas y facultades editadas por man­
niente a los clérigos que emigran a ciertas re­ dato de Su Santidad Nuestro Señor por divina
giones. La S. C. Consistorial publicó el 10-XII- providencia Papa Pío XII, para los sacerdotes
1954 “ Sformse et Facultates” , es decir, Normas a quienes incumbe la cura espiritual de los emi­
y facultades para los sacerdotes encargados de grantes, es decir, para los misioneros de los
ia atención religiosa de los emigrantes (A. A. S. emigrantes y para los directores de esos misio­
47, [1955] 91-92). neros.
1958 E n cíclicas del PP. P ío X II (1952) 206,83

3’ Del consentimiento del Obispo de origen “ a dan erigir parroquias de diversas lenguas o na­
quo” o del superior si se trata de religiosos, y ciones en provecho de los emigrantes.2
del destino “ ad quem” . 5. — § 1. Corresponde igualmente a la Sagrada
4? Del indulto de la Sagrada Congregación del Congregación Consistorial:
Concilio, si se trata de párrocos que hayan de I"* Aprobar previo testimonio sobre la vida, cos­
ausentarse de la parroquia por más de dos me­ tumbres e idoneidad, y previo consentimiento del
ses. Ordinario, a los sacerdotes, seculares o regulares,
§ 4. Los sacerdotes, sean del clero secular o que deseen dedicarse a la cura espiritual de los
regular, que, conseguido el permiso para emigrar emigrantes de la propia nación o lengua y de
a una región allende los mares, desearen trasla­ aquellos que emprenden un viaje marítimo o por
darse de una juridisción a la otra aunque fuere cualquier causa se hallan en las naves o a ellos
de la misma región, necesitan de una nueva li­ están ligados de uno u otro modo; y nombrar por
cencia. peculiar rescripto a dichos sacerdotes misioneros
§ 5. Los sacerdotes que, prescindiendo del cum­ o capellanes o de emigrantes o de navegantes,
plimiento de estas leyes, temeraria y arrogante­ destinarlos, cambiarlos, aceptar su renuncia del
mente emigren, incurren en las penas estableci­ oficio y, si fuese necesario, destituirlos.
das por el decreto Magni Semper{2). 29 Elegir y constituir en cada nación para los
4. — Unicamente la Sagrada Congregación Con­ emigrantes de una misma nación o lengua.
sistorial puede conceder indulto apostólico, a te­ 39 Elegir y constituir moderadores o directores
nor del canon 216, § 4, C. I. C., para que se pue- de los capellanes de los navegantes.

I. tipendio por las dos otras misas, observando lo


Definición del término y observancia de las demás que por derecho debe observarse.
prescripciones. 4. — La facultad de celebrar por los fieles en­
comendados a su cuidado la misa de media noche
1. Se consideran legítimamente incorporados a! de la Natividad de Nuestro Señor, evitando cual­
ministerio del misionero de emigrantes o de Di­ quier peligro de irreverencia y observando lo
rector de misioneros aquellos sacerdotes que, demás que por derecho debe observarse.
observadas perfectamente las normas que en la 5. — La facultad de celebrar la misa también
Constitución Apostólica Exsul Familia, Título Se­ por los mismos fieles en la noche entre el 31 de
gundo, art. 5, se prescriben, fueron aprobados Diciembre y 1 de Enero, de cualquier año, con
y nombrados por especial Rescripto de la S. C. la facultad de comenzar la misa a la misma
Consistorial. media noche, con tal que las sagradas preces
2. A los sacerdotes misioneros de emigrantes y duren cerca de dos horas, incluyendo en ellas
a los Directores de los misioneros ha de cons­ la celebración de la misa, evitando siempre el
tituir un sagrado deber la observancia religiosa peligro de irreverencia y observando lo demás
de todo lo que en dicha Constitución Apostólica que por derecho debe observarse.
se prescribe para los misioneros de emigrantes 6. — El privilegio de celebrar una misa el
y sus directores. Jueves de la Semana Santa.
II. 7. — En cuanto a la celebración de las misas
vespertinas ha de observarse la norma sexta de
Facultades y privilegios de ios misioneros. la Const. Apost. Chrislus Dominus, del 6-1-1953
3. A los misioneros emigrantes y sus directores (A. A. S. 45, 22-23).
se conceden, mientras dure su ministerio, las fa­ 8. — La facultad de bendecir los ornamentos
cultades o privilegios que a continuación se ex­ sacerdotales, manteles de altar, corporales, ta­
presan: bernáculos, vasos sagrados para conservar la
1. — El privilegio de altar portátil, con el con­ Sagrada Eucaristía y lo demás que sirve para
sentimiento del Ordinario de lugar, con tal que el culto divino.
la Misa deba decirse para utilidad de los fieles 9. — La facultad de bendecir, con las ceremo­
confiados a su cuidado, observando lo demás que nias empero proscriptas por la Iglesia, Rosarios,
por derecho debe observarse. cruces, pequeñas estatuas y medallas, aplicándo­
2. — La facultad de celebrar misa de campaña les tocias las indulgencias que la Santa Sede suele
(sub dio), con tal que la misa deba celebrarse conceder; pueden, además, añadir las indulgen­
igualmente para utilidad de los fieles confiados cias de S. Brígida y las llamadas Crucígeras.
a su cuidado y el lugar de la celebración sea de­ III.
cente y decoroso, y se emplee una carpa (ten-
torium) que protege el altar de los vientos para Los privilegios en favor de los emigrantes.
que los fragmentos no se dispersen, teniendo en 4. Los emigrantes pueden cumplir el precepto
cuenta la Instrucción de la S. C. de Sacramentos de la Comunión pascual durante todo el a ñ o ..
del l-X-1949 (A. A. S. 31, 493 ss.), con el consen­ 5. Los fieles cristianos que asisten a las misas
timiento del Ordinario de lugar, y observando celebradas por los misioneros de emigrantes sobre
lo demás que por derecho debe observarse. el altar portátil o al aire libre (sub dio) cumplen
3. — La facultad de binar o trinar los días Do­ con la obligación de oír misa en día de precepto.
mingos y festivos de precepto como también en 6. Los fieles emigrantes con tal que confiesen
días de semana para utilidad de los fieles cris­ y comulguen podrán ganar el 11 de agosto una
tianos que viven en territorio de misión, con tal indulgencia plenaria cuantas veces (toties quoties)
que acceda el consentimiento del Ordinario de visiten piadosamente un Oratorio o Capilla mi­
lugar y la tercera misa se celebre en una iglesia sional donde legítimamente se conserva la Sa­
donde no se hayan celebrado aún dos misas, si grada Eucaristía, y recen allí, en cada una de las
esto sin grave incomodidad pueda hacerse; pero visitas, seis Padre Nuestros, Aves y Glorias por
debe constar en cada caso la verdadera necesidad la intención del Sumo Pontífice.
de la tercera misa, gravando acerca de ello la Dado en Roma, en el edificio de S. C. Consis­
conciencia de Director del misioneros, evitándose torial, 19-XII-1954, en la fiesta de la Traslación
cualquier peligro de admiración o escándalo y de la casa de la Santísima Virgen, Cardenal A.
prohibiéndose al celebrante la aceptación de es-2 Piazza y José Ferreto secretario.

(2) S. C. Consistorial, el mismo decreto de la hecho suspendidos: los que sin embargo de esto
nota anterior: III, 16 (A. A. S. 11, 43): “ Los sa­ (lo que Dios no permita) osen celebrar, incurrirán
cerdotes que sin atenerse a estas leyes, temeraria en irregularidad; de estas penas no podrá absol­
y arrogantemente emigran, quedan por el mismo ver sino esta S. Congregación” .
206, 84-85 C o n s t . A po st . “ E xsul F a m il ia ” 1959

49 Dirigirlos y vigilarlos, bien sea por medio 10. — § 1. Es oficio del delegado cuidar y fa­
695 de los Ordinarios del lugar, bien p or medio del vorecer, con todos los medios que parezcan más
delegado para la obra ae la emigración o bien aptos, el bien, principalmente espiritual, de los
por otros eclesiásticos deputados para este oficio. fieles emigrantes de cualqier lengua, estirpe o
§ 2. La concesión del rescripto de! cual se nación que sean, y también, guardadas las nor­
trata en § 1, n. I 9, será comunicada con los dos mas de derecho, de cualquier rito, y tomando
Ordinarios “ a quo” y “ ad quem” . para ello los contactos necesarios con nuestra
29 A los moderadores o directores designados, Secretaría de Estado y con los magistrados e
la Sagrada Congregación Consistorial los comunica­ instituciones civiles.
rá en seguida a los Obispos de la nación o lengua § 2. Para este fin el delegado, en nombre y por
a la cual se envían. mandato de la Sagrada Congregación, con el
trabajo y con el consejo, ayudará y asistirá
6. — g 1. Aprobamos con nuestra autoridad las a todas las asociaciones, instituciones, y obras
peculiares juntas o comisiones episcopales cons­ católicas, ya internacionales ya nacionales, e
tituidas para la asistencia espiritual de los emi- inclusive —salvo el derecho de los ord in a rios-
* grantes en muchos lugares de Europa y América, diocesanas y parroquiales, que persiguen este
y una vez constituidas estas juntas, y deseando mismo fin.
que se creen también en otras regiones, decre­
tamos que los sacerdotes designados por los obis­ 11. — § 1. El delegado será el prefecto de to­
pos o que desempeñen en dichas comisiones el dos los misioneros de los emigrantes y capella­
cargo de secretario puedan ser nombrados por la nes de los navegantes seculares y regulares y
Sagrada Congregación Consistorial directores de de sus directores.
las obras de la emigración para cada una de las § 2. A todos ellos, por mandato de la Sagrada
naciones. Congregación Consistorial, los dirigirá,, vigilará
§ 2. Donde no se han constituido aún dichas y, siempre que la necesidad lo pida, no dejará
comisiones podrá ser elegido por la Sagrada Con­ de dar cuenta de ellos.
gregación Consistorial un director entre los pres­ 12. — Será también oficio del delegado buscar
bíteros de la nación presentados por los Obispos. y presentar a la Sagrada Congregación sacerdotes
7. -r- § 1. Para que más fácilmente pueda ser di­ que deseen dedicarse a la cura espiritual de los
rigida la obra para los emigrantes, por las pre­ emigrantes o emigrados y de aquellos que em­
sentes dirigimos y constituimos en esta Sagrada prenden viajes marítimos o por cualquier causa
Congregación Consistorial un Consejo Supremo pa­ se encuentren en las naves o estén agregados a
ra la Emigración. ellas.
§ 2. Dicho Consejo lo presidirá el asesor de 13. — § 1. Los sacerdotes aprobados para este
esta Sagrada Congregación, y el secretario del ministerio y nombrados por rescripto de la Sa­
Consejo será el delegado para la obra de la emi­ grada Congregación Consistorial misioneros de los
gración. emigrantes o capellanes de los navegantes serán
enviados a la misión o la nave por el delegado.
§ 3. A este Consejo podrán ser agregados: § 2. A todos ellos el delegado los atenderá asi­
l 9 Aquellos sacerdotes que en su nación desem­ duamente en todo lo que necesiten, bien sea di­
peñan el cargo de secretario de la mencionada recta o inmediatamente él mismo, bien indirecta­
comisión episcopal para la asistencia espiritual mente por medio de otros eclesiásticos interme­
de los forasteros o por mandato de los Obispos diarios y principalmente por los directores.
se dedican a dicha asistencia. 14. — El delegado tendrá al tanto a los ordina­
29 Los sacerdotes residentes en Roma, secula­ rios y directores sobre los emigrantes que hayan
res o regulares, que se destaquen por la pericia de llegar nuevos.
en estas cuestiones y por el celo de las almas.
15. — El delegado cuidará con empeño de or­
8. — § 1. En la misma Sagrada Congregación ganizar y dirigir todo aquello que pueda contri­
queremos que funcione otra Comisión o Secreta­ buir a dar incremento a la celebración del día
riado General Internacional para la dirección de anual por los emigrantes.
la Obra del Apostolado del Mar, cuyo oficio prin­
cipa! es fomentar la ayuda espiritual y moral de 16. — Al final de cada año el delegado presen- 697
los marineros, esto es, de todos aquellos que go­ tará a la Sagrada Congregación Consistorial una
biernan o sirven en las naves o están en los relación sobre el estado material y espiritual de
puertos para el servicio de preparación de los las misiones y sobre la observancia de la disci­
viajes marítimos. plina eclesiástica por parte de los misioneros de
§ 2. El régimen de este Secretariado lo ejer­ los emigrantes y de los capellanes de los nave­
citará el asesor de la Sagrada Congregación Con­ gantes.
gregación Consistorial, como presidente, y el de­ 17. — § 1. Abolimos y suprimimos y por las
legado para la obra de la emigración desempe­ presentes declaramos abolido y suprimido el ofi­
ñará el cargo de secretario. cio de Prelado para los emigrantes italianos(3).
696 § 3. A este Secretario podrán ser agregados: § 2. De igual modo declaramos que quedan ce­
santes en su cargo los visitadores o delegados de
l 9 Aquellos eclesiásticos que en cada nación cualquier lengua o nación constituidos anterior­
son designados por los Obispos para directores mente para el bien espiritual de los fieles emi­
de esta obra. grantes o prófugos por Europa y América.
29 Los demás sacerdotes, beneméritos por su
trabajo, a los cuales pueda dárseles un testimo­
nio digno de alabanza. (85. Normas: Capítulo III)
Sobre los directores, misioneros de los emigran­
(84. Normas: Capítulo II) tes g capellanes de los navegantes.
El delegado para Ja obra de la Emigración 18. — § 1. Los misioneros de los emigrantes y
Jos capellanes de los navegantes y sus directores
9. — Instituimos en la Sagrada Congregación desempeñarán su cargo bajo la dirección de la
Consistorial el oficio de delegado para la obra de Sagrada Congregación Consistorial y su delegado
Emigración.3 para la obra de la emigración.

(3) S. C. Consistorial, Notificación Esistono in nombramiento de un Prelado para la emigración


Italia, 23-X-1920 (A. A. S. 21, 534-535) acerca del italiana.
1960 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 86

§ 2. El cargo de misioneros de los emigrantes cripto por el canon 883 C. I. C., serán instrui­
y capellán de los emigrantes y lo mismo el cargo dos por la Sagrada Congregación Consistorial
de director no produce excardinación, ni confiere con especiales normas y facultades.
exención alguna, ni del propio ordinario o supe­ § 3. Están obligados a llevar libros de bau­
rior regular, ni del ordinario del lugar en el tizados, confirmados y de defunciones, y un
cual se encuentren. ejemplar de ellos, juntamente con la relación
19. — Los directores de los misioneros de los de todo lo realizado, lo presentará a su director
emigrantes y capellanes de los navegantes no po­ al final de cada viaje marítimo.
drán ejercer jurisdicción alguna ni territorial ni 26. — Si en la nave hay oratorio legítima­
personal por razón de cargo, exceptuados los mente erigido, los capellanes de los navegantes,
casos abajo consignados. ajustándose a lo conveniente, se equipararán
20. — Es principal derecho y oficio del director: a los rectores de iglesias.
l 9 Ponerse de acuerdo con los Obispos de la 27. — § 1. Los capellanes pueden celebrar los
nación o lengua en la cual están los misioneros divinos oficios, aun los solemnes, en el oratorio
de modo estable de todas aquellas cosas que dicen de la nave, con tal que se observen fielmente 699
relación al bien espiritual de los emigrados de las normas canónicas y litúrgicas y con el cui­
la nación o lengua. dado de que dichos oficios se tengan a las horas
29 Dirigir en todo, salvo el derecho del Ordi­ más acomodadas para los navegantes.
nario, a los misioneros y capellanes. § 2. De la misma manera:
l 9 Anuncien a los navegantes los días festi­
21. — § 1. Deberá, por lo tanto, enterarse el vos y los ayunos.
director: 29 Tengan la instrucción catequística, parti­
l 9 Si los misioneros y capellanes llevan una cularmente a los adolescentes, y hagan la ex­
vida conforme a las normas de los sagrados cá­ plicación del Evangelio.
nones y cumplen diligentemente sus deberes. 28. — Vigilen los capellanes de nave:
29 Si ejecutan los decretos dados por la Sagrada l 9 Para que se tengan en el oratorio los di­
Congregación Constistorial y Ordinario del lugar. vinos oficios debidamente según las prescrip­
39 Si se cuida cabalmente de la hermosura y ciones de los sagrados cánones y para que a
del esplendor de las iglesias, capillas u orato­ los sacerdotes que celebran misa, alejado todo
rios y de los vasos sagrados, máxime de la cus­ peligro de que se derramen las sagradas espe­
todia del Santísimo sacramento y en la celebra­ cies o el cáliz, les sirva otro sacerdote, si lo
ción de la misa. hay, vestido con sobrepelliz.
698 49 Si celebran las sagradas funciones según las 29 Para que se conserve bien el ajuar sacro
leyes litúrgicas prescritas y los decretos de la y por el decoro del oratorio.
Sagrada Congregación de Ritos; si administran 39 Para que no se haga nada que repugne a
diligentemente los bienes eclesiásticos y cumplen la santidad del lugar y a la reverencia de la
fielmente las cargas anejas, especialmente las casa de Dios, y para que de ninguna manera
cargas de misas; si escriben y guardan recta­ el oratorio, el altar o los sagrados ornamentos
mente los libros parroquiales de los cuales se sirvan para sectas acatólicas.
trata en el n. 25, § 3, y n. 36, §2. 29. — § 1. Sin licencia, al menos presunta, del
§ 2. Para enterarse bien de todo esto el direc­ capellán, nadie puede celebrar misa en el ora­
tor debe visitar frecuentemente las misiones y torio de las naves, administrar sacramentos, pre­
naves. dicar o tener otras funciones sagradas.
§ 3. Incumbe también al director, tan pronto § 2. Esta licencia debe darse o negarse a tenor
como se entere que algún misionero o capellán del derecho común.
ha enfermado gravemente, cuidar para que no se
vea privado de los auxilios materiales y espiri­ 30. — El derecho de eregir y bendecir el orato­
tuales y de un digno funeral, si fallece; y cuidar, rio en una nave pertenece al Ordinario del lugar
mientras la enfermedad y después de la muerte, en cuyo territorio está el puerto en el cual ancla
que no se pierden o se lleven a otro lugar los li­ habitualmente la nave.
bros, documentos, ajuar sacro y demás cosas per­ 31. — Se permite a los misioneros y capella­
tenecientes a la misión. nes, con el consentimiento del director y, ade­
22. — El director podrá por razones justas apro­ más, del superior si se trata de religiosos, au­
badas por la Sagrada Congregación Consistorial sentarse de la misión o del barco por un mes,
convocar a todos los misioneros o capellanes, si con tal que queden atendidas las necesidades de
es posible, alguna vez, con el fin principal de que los emigrantes o navegantes por un sacerdote
puedan hacer juntos los ejercicios espirituales provisto de un congruente rescripto de la Sa­
y tener conversaciones o conferencias sobre grada Congregación Consistorial. Lo mismo se
cosas de interés para su ministerio. permite a los directores con licencia de la Sa­
grada Congregación Consistorial, y con el con­
23. — Una vez al año, al menos, el director sentimiento del superior si se trata de religiosos,
dará fielmente cuenta a la Sagrada Congrega­ con tal que en su lugar pueda quedar un sustituto
ción Consistorial sobre los misioneros y capella­ aprobado por la misma Sagrada Congregación.
nes y sobre el estado de las misiones; y expon­
drá no solamente lo que dentro del año ha
marchado bien, sino también todos los males (86. Normas: Capítulo IV)
acaecidos, remedios usados para combatir esos Sobre la cura de almas que han de ejercer los
males y todo lo que parezca apto para bien e Ordinarios en los extranjeros
incremento de las misiones.
32. — Por lo que respecta particularmente a
24. — Los misioneros o capellanes de los emi­ la cura de almas que ha de ser ejercida por los
grantes se dedicarán a la cura espiritual de los Ordinarios sobre cualquier clase de extranjeros,
fieles de su lengua o nación, bajo la jurisdic­ bien sean advenedizos, bien peregrinos, siempre
ción del Ordinario del lugar y según las normas que por uno u otra causa no parezca conveniente 700
propuestas por la Sagrada Congregación Con­ recurrir a la Sagrada Congregación Consisto­
sistorial. rial con el fin de pedir indulto para la erección de
25. — Es oficio de los capellanes de los nave­ una parroquia para diversidad de lengua o na­
gantes atender durante el viaje marítimo a la ción, establecemos que en adelante los Ordinarios
cura de almas, exceptuadas las cuestiones mar procuren cumplir fielmente las siguientes pres­
trimoniales, de todos aquellos que por cualquier cripciones.
causa se encuentran en la nave. 33. — Cada Ordinario se esforzará cuanto pueda
§ 2. Los capellanes, sin perjuicio de lo pres- para encomendar el cuidado espiritual de los ex-
206, 87 C o n st . A post . “ E xsul F am ilia ’ 1961
tranjeros e inmigrantes a los sacerdotes secu­ italianos, cuyo número de emigrantes es mayor
lares o regulares de la misma lengua o nación; que el de los demás(4), por las presentes letras
es decir, a los capellanes o misioneros coemi­ apostólicas confirmamos y recomendamos con to­
grantes, dotados de peculiar mandato de la Sa­ do interés y de todo corazón al celo, ya por Nos
grada Congregación Consistorial, como arriba se conocido, de los Obispos italianos aquellas normas
ha dicho. peculiares que promulgaron nuestros anteceso­
34. — Del mismo modo, cada Ordinario se es­ res para los emigrantes de Italia que empren­
forzará en conceder a dichos capellanes o misio­ den camino al extranjero; y aprovechando esta
neros la potestad de ejercer la cura de almas en ocasión, exhortamos vehementemente a dichos
los fieles advenedizos o peregrinos de la misma Ordinarios para que se esfuercen en cumplir
lengua o nación, oída la Sagrada Congregación nuestros deseos.
Consistorial y guardadas las demás normas de 42. — Tengan presentes, como norma de trabajo
derecho. a realizar, aquellas palabras con las cuales B.
35. — § 1. Dicha potestad parroquial es perso­ Pío X recomendaba los comités y patronatos:
nal, y se ha de ejercer solamente en los extran­ “ ...los llamados comités o patronatos para los
jeros o inmigrantes. emigrantes existieron abundantemente en Italia,
§ 2. Dicha potestad será acumulativa, según de­ y muchos de ellos instituidos por los Obispos,
recho, con la potestad parroquial del lugar, aun­ por el clero y por los mismos laicos, siempre
que se ejerza en una iglesia o capilla o en un sumamente generosos y procupados de los inte­
oratorio público o semipúblico encomendados al reses cristianos” (5).
capellán o misionero. 43. — Procuren, pues, los Ordinarios que, fun­
36. — § 1. El capellán o misionero dotado de dándolos y regiéndolos ellos, con la cooperación
dicha potestad se equipara al párroco en ejercicio de las Asociaciones de Acción Católica y demás
de la cura de almas; y, por lo tanto, goza de las Asociaciones católicas para la asistencia religio­
mismas facultades en provecho de las almas y sa, moral y social de los obreros y trabajadores,
está sometido a las mismas obligaciones, ajustán­ se constituyan comités y subcomités de la emigra­
dose. a lo conveniente, de que gozan y a las que ción y estén principalmente en las diócesis donde
están obligados los párrocos a tener el derecho sea más abundante la emigración.
común. 44. — Cuiden igualmente, con todo el interés
§ 2. Por consiguiente, tenga el capellán los que sea necesario, para que los consejos consti­
libros parroquiales de los cuales se habla en el tuidos para los emigrantes cumplan bien los fines
canon 470 C. I. C., de los cuales enviará un ejem­ a ellos encomendados y se esfuercen en procurar
plar auténtico al final de cada año al párroco el mayor bien posible a las almas.
del lugar y a su director. 45. — § 1. No dejen los Ordinarios de recomen­
37. — § 1. Se asignará, siempre que sea posible dar a los párrocos para, que cumpliendo su mi­
a cada capellán o misionero, para el ejercicio nisterio con singular diligencia, prevengan a los
del sagrado ministerio, alguna iglesia o capilla fieles contra los peligros espirituales que desde
u oratorio público o semipúblico. el primer momento de la salida de casa, de la
§ 2. De lo contrario; el Ordinario del lugar familia o de la patria suelen amenazar.
dictará normas por las cuales le sea lícito a dicho § . 2. Con este fin, los párrocos tendrán a los 702
misionero o capellán, libre y plenamente, de­ fieles que hayan de emigrar la oportuna instruc­
sempeñar su ministerio en otra iglesia, no ex­ ción catequística.
ceptuada la parroquial. 46. - 06 igual modo, no vacilen los Ordinarios
38. — Los capellanes o misioneros, mientras en exhortar a los párrocos para que acompañen
dure su cargo, están completamente sujetos a con su solicitud pastoral a sus fieles emigrados.
la jurisdicción del Ordinario del lugar, lo mis­
mo en lo que respecta al ejercicio del ministerio 47. — Se guarde religiosamente lo preceptuado
que a la disciplina, suprimido todo privilegio por la Sagrada Congregación Consistorial: “ Los
de exención. Ordinarios de Italia, principalmente por medio
de los párrocos y patronatos que cuidan de los
39. — Todo extranjero, advenedizo o peregrino emigrantes, se esfuercen para que los peregrinos
goza de plena facultad para dirigirse, con el fin o emigrantes se provean antes de partir de la
de recibir los sacramentos, no exceptuando el lésera eclesiástica” (6).
del matrimonio, al capellán o misionero de su
lengua o al párroco del lugar. 48. — Esfuércense cuanto puedan, y usando to­
dos los medios para que puedan parecer más úti­
40. — Se entiende por advenedizos o peregrinos, les, para que se celebre próspera y felizmente el
para el efecto de que se trata: Día anual por los emigrantes en Italia y la colecta
701 19 Todos los extranjeros —no exceptuados los para la asistencia espiritual de los emigrantes,
emigrantes que provienen de las colonias— que que se enviará después a la Sagrada Congregación
se encuentren en territorio ajeno por cualquier Consistorial(7).
espaéio de tiempo y por cualquier causa, inclui­
da la de estudios. 49. — § 1. Felicitamos a los Obispos de aquellas
29 Los descendientes de éstos, aunque hayan diócesis que, fuera de Italia, pertenecientes a Eu­
adquirido los derechos de nacionalidad. ropa o a las naciones transmarinas, por medio de
obras nacionales o diocesanas y consejos o comi­
tés trabajan con esfuerzos para que los hués­
(87. Normas: Capítulo V) pedes peregrinos exilados reciban oportunamente
las ayudas necesarias espirituales y materiales y
Sobre la asistencia espiritual que han de pres­ los consideren como suyos, y deseamos de todo
tar los Obispos de Italia a los emigrantes. corazón que en las parroquias donde todos o la
mayor parte son fieles oriundos de Italia se es-
41. — Ya que esta Sede Apostólica acostumbró, fuerzen en celebrar el Dia anual por los emigran­
sobre todo, a vigilar más especialmente por los45 tes italianos y procuren enviar a la Sagrada Con-

(4) S. Pío X, Moto Proprio Iam pridem, 19- (6) S. C. Consistorial, Comunicación, 26-1-1923
IIIr1914 (A. A. S. 6, 173-176) sobre los italianos (A. A. S. 15, 112-113).
qué emigran al extranjero. (7) S. C. Consistorial, Carta Circular a los
Obispos de Italia sobre la cura espiritual de los
(5) Ver nota anterior (A. A. S. 6, 174). emigrantes, 6-XII-1914 (A. A. S. 6, 699 s.).
1962 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 88

g r e g a c ió n C o n s is to r ia l el d in e r o r e c o g id o e n fa v o r s e c u la r p a r a a te n d e r y c u lt iv a r m o r a l y r e lig io ­
d e la o b r a d e lo s e m ig r a n te s ita lia n o s (8 ). s a m e n te a lo s ita lia n o s e m ig ra n te s a tie r r a s e x -
§ 2. E sto , c o m b in a n d o las c o s a s c o m o es c o n v e ­ tr a n je r a s (lO ), y este fin c o n c u e r d a to ta lm e n te c o n
n ien te, p o d r á h a c e r s e ta m b ié n d e ig u a l m o d o en e l fin d e la P ía S o c ie d a d d e M is io n e s d e San Car­
fa v o r d e lo s e m ig r a n te s d e o tr a s n a c io n e s o le n ­ los p a ra lo s e m ig ra n te s ita lia n o s , c o n c e d e m o s b e ­
gu as. n ig n a m e n te q u e el r e c t o r y d e m á s s u p e r io r e s y
50. — P r o c u r e n , fin a lm e n te , lo s o r d in a r io s d e p r o fe s o r e s se e s c o ja n e n tr e lo s s a c e r d o te s d e d i­
Italia u r g ir o p o r tu n a m e n te a lo s p á r r o c o s p a r a ch a P ía S o c ie d a d , a la cu a l, p o r lo m is m o , e n ­
q u e d u r a n te e l a ñ o a p liq u e n una m is a p o r las in ­ c o m e n d a m o s g e n e r o s a m e n te d ic h o C o le g io a b e ­
te n c io n e s d e l S u m o P o n t ífic e e n lu g a r d e p o r e l n e p lá c ito n u e stro y sin p e r ju ic io d e lo e s ta b le ­
p u e b lo y lo s e x h o r t e n p a r a q u e fr e c u e n te m e n te , c id o en el n ú m e r o p r e c e d e n te .
c o n t o d a lib e r ta d , h a g a n esta p e r m u t a c ió n e n fa ­ 54. — M a n d a m o s, a d e m á s , qu e en a d e la n te n o se
v o r d e lo s e m ig r a n te s ita lia n o s . se e n c o m ie n d e e l c u id a d o d e lo s fie le s e m ig ra n te s
ita lia n o s a n in g ú n s a c e r d o te q u e p o r un c o n ­
g r u e n te e s p a c io d e t ie m p o n o se h a y a in s tr u id o
(88. Normas: Capítulo VI) co n v e n ie n te m e n te en d ic h o C o le g io y h a y a s id o
r e c o n o c id o d ig n o d e tan im p o r ta n t e e n c a r g o p o r
703 Sobre el P on tificio C olegio de Sacerdotes para sus v ir tu d e s , d o c t r in a , p e r ic ia en e l h a b la r , bu en a
los italianos em igrantes ai extranjero. s a lu d y d e m á s d o te s .
51. — R e c o n o c e m o s y c o n fir m a m o s n u e s tr o C o le ­ 55. — S epa n lo s O b isp o s , p r in c ip a lm e n te lo s d e
g io d e S a c e r d o te s in s titu id o p a r a a te n d e r a lo s ita ­ a q u e lla s d ió c e s is d e d o n d e sale n m ás e m ig r a n te s ,
lia n os e m ig r a n te s al e x t r a n je r o (9 ). q u e a p r o v e c h a r á , m u c h o a la R e lig ió n y h a rá n
52. — Q u e re m o s q u e e ste C o le g io d e p e n d a p e r ­ una c o s a m u y g r a ta p a r a N o s si e n v ía n a d ic h o
m a n e n te m e n te — s a lv o la ju r is d ic c ió n d e l C a r d e n a l C o le g io s a c e r d o te s jó v e n e s d is tin g u id o s p o r la v i r ­
V ic a r io d e R o m a — d e la S a g ra d a C o n g r e g a c ió n tu d y c e lo d e las a lm a s q u e d e se e n e n tr e g a r s e
C o n s is to r ia l. p le n a m e n te a la o b r a d e lo s e m ig r a n te s .
§ 2. P e r t e n e c e a d ic h a S a g ra d a C o n g r e g a c ió n 56. — F in a lm e n te , en lo s d e m á s lu g a r e s o n a c io ­
C o n s is t o r ia l: n e s d e e m ig r a c ió n fu e r a d e Ita lia , d o n d e a ca so
R e g ir e l C o le g io y v ig ila r lo en lo q u e se r e ­ fa lte un a o p o r t u n a a sis te n cia e s p ir itu a l a lo s e m i-
fie r e a la o b s e r v a n c ia y d is c ip lin a , a lo s p r o b le ­
g r a n d e s c a t ó lic o s d e d ic h a n a c ió n , h a r á n sin d u d a 704
m as d o m é s t ic o s y a la a d m in is tr a c ió n d e lo s b ie ­ a lgu n a m u y b ie n lo s O r d in a r io s si, s e gú n la s p e c u ­
n es. lia r e s c ir c u n s ta n c ia s d e l lu g a r , s o líc ita m e n te p r o ­
29 D a r le le y e s . c u r e n r e a liz a r to d a esta o b r a p r o p u e s ta p a r a lo s
39 N o m b r a r el r e c t o r y d e m ás s u p e r io r e s .
e m ig ra n te s ita lia n o s , e x p la n a d a a b u n d a n te m e n te
53. — P u e s to q u e e l fin p e c u lia r d e l C o le g io es en las A cta s d e lo s R o m a n o s P o n t ífic e s y a p r o ­
p r e p a r a r s a c e r d o te s jó v e n e s ita lia n o s d e l c le r o b ad a p o r N o s p a r a e l p r e s e n t e [ ll ] .

(8) S. C. C onsistorial, C arta a lo s O r d in a r io s e m ig ra n te s “ e c o n ó m ic o s ” . A c o n tin u a c ió n se d a ­


d e A m é r ic a , 22-11-1915. rá una lista d e las o b r a s c a t ó lic a s a d h e r id a s a
(9 ) S. P ió X, M otu P r o p r i o Iam pridem , 19- ICM C en lo s d ife r e n t e s p a ís e s .
III-1914 (A . A . S. 6, 173 s s .); S. C. C o n s is to r ia l,
N o t ific a c ió n S acerdotum Collegium, 26-V-1921 A S IS T E N C IA C A T O L IC A A L O S E M IG R A N T E S
(A . A . S. 13, 309 s s .) a c e r c a d e l P o n t ific io C o le ­ EN EL MUNDO
g io d e S a c e r d o te s p a r a lo s Ita lia n o s q u e e m ig ra n
“ E l « M igration N ew s » ( N o t ic io s o d e las M ig r a ­
al e x t r a n je r o .
c io n e s ), b o le tín d e la Com isión Internacional Ca­
(10) S. C. C onsistorial, C o lle g io d e i S a c e r d o ti tólica para las M igraciones h a p u b lic a d o la lista
p e r g li e m ig r a n t i I ta lia n i, R egolam cnio generale, d e lo s o r g a n is m o s c a t ó lic o s p a ra las m ig r a c io n e s
24-V I-1914. qu e d e p e n d e n d e d ic h a C o m is ió n y qu e e n las
[11] E n 1951 a lg u n o s g o b ie r n o s c r e a r o n c o n s e d e r e s p e c tiv a s n a c io n e s cu m p le n o b r a d e a sis te n cia
en G in eb ra (S u iz a ), el Intergovernm ental Com it- social en fa v o r d e lo s e m ig ra n te s.
tee for E uropean M igration (IC E M , o sea C o m i­ A lg u n o s d e e s o s o r g a n is m o s se o c u p a n ta m b ié n
té in te re s ta ta l p a r a la m ig r a c ió n e u r o p e a ) c o n e l d e la d ir e c c ió n p a r a la a sis te n cia religiosa, la
fin d e r e s o lv e r lo s p r o b le m a s e c o n ó m ic o s e n tr e cu a l en g e n e r a l d e p e n d e d e l D ir e c t o r d e las
lo s g o b ie r n o s en e l c a m p o d e la m ig r a c ió n ; v e in ­ O b ra s d e E m ig r a c ió n o d e l S e c r e t a r io d e la s C o ­
te p a ís e s esta b an d is p u e s to s a c o la b o r a r , p e r o m is io n e s E p is c o p a le s p a ra la E m ig r a c ió n , q u e a
d e s d e e l p r in c ip io se v io qu e d e b ía r e c u r r ir s e a su v e z fo r m a n p a rte d e l C o n s e jo S u p e r io r d e E m i­
lo s o r g a n is m o s n o esta ta le s q u e tr a b a ja n en e l g r a c ió n , qu e fu n c io n a en la S. C o n g r e g a c ió n
m is m o c a m p o . E sta e ra una d e la s r a z o n e s p o r C o n s is to r ia l.
q u e e l P a p a c r e a r a en e l m is m o a ñ o la Interna­ J u z g a m o s o p o r t u n o c it a r p o r lo m e n o s lo s n o m ­
tional Catholic M igration Comission (IC M C , o sea b re s y d o m ic ilio s d e lo s O r g a n is m o s la ic o s c a ­
la C o m is ió n C a tó lica I n te r n a c io n a l p a r a las M i­ t ó lic o s y las C o m is io n e s E p is c o p a le s d e m ig r a c ió n ,
g r a c io n e s ). L a o tr a r a z ó n fu e la c o o r d in a c ió n y c o n el o b je t o d e q u e t o d o s p u e d a n v e r cu á n im ­
el fo m e n t o d e m u ch a s in ic ia tiv a s y o b r a s c a t ó ­ p o n e n te es esta r e d o r g a n iz a tiv a d e la Ig le s ia ,
lic a s en n o p o c o s p a ís es q u e p e r s e g u ía n e l m is m o o fr e c ié n d o le s al m is m o tie m p o la p o s ib ilid a d d e
fin . C o m o la National Catholic W elfarc C onferen- s e r v ir s e d e e lla to d a v e z qu e lo n e c e s ita r e n .
ee (N C W C , o sea la C o n fe r e n c ia N a c io n a l C ató­
lic a d e B ie n e s ta r) una o r g a n iz a c ió n d e lo s O b is ­ EUROPA
p o s N o r t e a m e r ic a n o s , e n tr e o tra s c o s a s se p r e o ­
c u p ó en fo r m a p o r d e m á s g e n e r o s a d e lo s refu­ A U S T R IA . —* L a o r g a n iz a c ió n p a r a lo s e m i­
giados, la IC M C P o n t ific ia r e s o lv ió a te n d e r p r in ­ g r a n te s fu n c io n a d e n t r o d e la Caritas Oesterreich
c ip a lm e n t e la m ig r a c ió n “ econ óm ica ! ’ d e lo s q u e (C a r id a d A u s tr ía c a ), d o m ic ilia d a en L in z , S ei-
c o n tr ib u y e n p o r lo m e n o s en p a r t e a lo s g a s to s le rs tá tte , 14.
d e e m ig r a c ió n . C o m o o r g a n is m o com plem entario a B E L G IC A — P u e d e d e c ir s e q u e s o n tr e s lo s
IC M C y N C W C fu e c r e a d o aún e l International o r g a n is m o s q u e se o c u p a n d e las c u e s tio n e s m i­
C atholic Migrant Loan Fund (IC M F L , o sea el g r a t o r ia s : a ) S ccours International de Cdritas
F o n d o I n t e r n a c io n a l C a tó lic o d e p r é s ta m o s p a r a Catholica, c o n s e d e en 5 r u é G u im a rd (B r u s e la s );
la s m ig r a c io n e s ) q u e c o n c e d e p r é s ta m o s p a ra el b) Fam iliale Actie V o o r L andbow ers c o n s e d e en
m o v im ie n to ta n to d e lo s r e fu g ia d o s co rn o d e lo s L e cn tr a a t 50 (R o u le r s ); c ) la D ir e c c ió n N a c io n a l
206, 89 C o n s t . A po st . “ E xsul F am ilia ” 1963

E p íl o g o nadas ni siquiera en el caso de que


alguien no esté de acuerdo con ella por
89. El decreto. Considerada muy tener o creer tener de alguna manera
atentamente toda esta cuestión y movi­ intereses creados en este asunto y que
dos por los ejemplos de Nuestros Pre­ no hayan sido consultados u oídos, o
decesores, tomado el consejo de Nuestro por otra razón cualquiera; sino que
Venerable Hermano el Cardenal de la siempre y perpetuamente permanecen
S. I. R., A d e o d a t o J u a n P i a z z a , Obis­ y permanecerán firmes, válidas y efi­
po de Sabina y Poggio Mirteto, secreta­ caces y producirán y obtendrán todos
rio de la Sagrada Congregación Consis­ sus efectos plenos e íntegros y deberán
torial, establecemos y prescribimos to­ ser sufragadas y respectiva e inviolable­
das estas cosas, decretando que las mente observadas por todos aquellos a
presentes disposiciones y todo lo en quienes corresponde o corresponda por
ellas contenido no puedan ser impug- determinado tiempo, y será nulo y sin
d e A sis te n cia R e lig io s a , d ir ig id a por el R evm o. D e s p u é s d e la p r o m u lg a c ió n d e E xsul Fam ilia,
M on s. E m ilio D e ja r d in . la S a g ra d a C o n g r e g a c ió n C o n s is to r ia l c o m u n ic ó
D IN A M A R C A . — L a Cáritas Danm ark, fu n d a d a al a ctu a l C a rd e n a l W y s z y n s k i y a M on s. G a w lin a ,
re c ie n te m e n te , tien e p o r d o m ic ilio 225 F r e d e r ik s - qu e el P a d r e S an to h a b ía s e d ig n a d o o r d e n a r q u e ,
s u n d s v e j (C o p e n h a g e n ). p o r lo qu e se r e fe r ía a la a sis te n cia e s p ir itu a l a
lo s p o la c o s , s e g u iría v a lie n d o lo e s ta b le c id o c o n
F R A N C IA . — L a a sis te n cia s o c ia l a lo s e m i­ a n t e r io r id a d .
g r a n te s y p r ó fu g o s h á lla s e en m a n o s d e l Secours
Catholique, R u é d u C h e r c h e -M id i 120, P a r is 6e. P O R T U G A L . — E l 25 d e f e b r e r o d e 1955 fu e
L a a sis te n cia r e lig io s a , en c a m b io , es lle v a d a a n o m b r a d a la Comisión E piscopal, co m p u e s ta p o r
ca b o p o r la Comission E piscopale de VEmigration tre s O b isp o s y c u y o s e c r e t a r io es a ctu a lm e n te el
c r e a d a en 1946 p o r la A sa m b le a d e C a r d e n a le s O b isp o A u x ilia r d e l P a tr ia r c a d e L isb o a .
y A r z o b is p o s d e F r a n c ia . E S P A Ñ A . — P o s e e una C o m is ió n E p is c o p a l
A L E M A N IA . — N o e x is te a llí una e s p e c ia l C o ­ c r e a d a en 1954, c u y o s e c r e t a r io , es ta m b ié n D i­
m is ió n E p is c o p a l, ya qu e el p r o b le m a d e la e m i­ r e c t o r d e la Com isión Católica Española de Mi­
g r a c ió n es tr a ta d o p o r la re u n ió n d e O b isp o s gración, d o m ic ilia d a en L a g a s ca 38, M a d rid .
alem a n es en la C o n fe r e n c ia d e F u ld a . S U IZ A . — L a o b ra d e a sis te n cia a lo s e m ig r a n ­
E x iste n sin e m b a r g o d o s o r g a n is m o s q u e c u m ­ tes y p r ó fu g o s es c u m p lid a p o r la Unión Suisse
p le n fu n c io n e s d e a sis te n cia : la St. Raphaels - Ver- de Charité, cu y a se d e c e n tr a l fu n c io n a en L ó w e n -
ein, qu e fu n c io n a en H a m b u r g o d e s d e 1871 y d o n ­ s tr a s se , 3, L u c e r n a .
d e re s id e aún en la a ctu a lid a d , en la G r o s s e A lle e ,
41; el S ecretariado C atólico para el E xtra n jero, NORTEAM ERICA
fu n d a d o en 1918, fu e c o n fir m a d o p o r el E p is c o ­
E S T A D O S U N ID O S . — E ste p a ís cu e n ta c o n
p a d o en 1951 y a p r o b a d o p o r la C o n g r e g a c ió n
un g r a n n ú m e r o d e o r g a n is m o s p a r a la e m ig r a ­
C o n s is to r ia l en 1953.
c ió n , c o m p le to s , p e r o c o o r d in a d o s . L a m a y o r ía d e
G R A N B R E T A Ñ A . — E l E p is c o p a d o h a c r e a d o lo s m is m o s fu n c io n a d e s d e h a c e m u c h o , p e r o h a n
e l C atholic Committee for European Volunteer a u m e n ta d o y se h a n p e r fe c c io n a d o a ra íz d e la
W orkcrs b a jo la d ir e c c ió n d e l O b isp o d e N o ttin g - c r e a c ió n d e la N ational Catholic W elfare C onfc-
h a m c o m o así ta m b ié n o tr a Comisión E piscopal rence.
q u e se h a lla v in c u la d a a la J e ra rq u ía Irla n d e s a L o s tre s p r in c ip a le s o r g a n is m o s n a c io n a le s c a ­
y q u e se o c u p a d e la in m ig r a c ió n ir la n d e s a en tó lic o s p a r a la e m ig r a c ió n s o n : a) Departm ent o f
In g la te r r a . ínm igration, c o n se d e en W a s h in g t o n 5, D . C. 1312
I R L A N D A . — E sta n a c ió n p o s e e a su v e z un M a s sa ch u se tts, N . Y . b ) Catholic Comm ittee for
E m igrants’ Seclion in s ta la d a en las o fic in a s d e Refugees, c o n se d e en N e w Y o r k 11, 265 W e s t
la A s is te n c ia S o c ia l C a tó lica , en 18, W e s tla n d 14th S tr e e t, c ) Catholic R elief S ervices, c o n s e d e
R o w , D u b lin . en N e w Y o r k , 350 F ifth A v e n u e .
I T A L IA . — P o s e e un a Giunta Cattolica per C A N A D A . — E x is te una o r g a n iz a c ió n c a tó lic a
VEm igrazione q u e se o c u p a d e la c o o r d in a c ió n p a ra la a sis te n cia a lo s in m ig r a n te s en la Socicté
d e la a sis te n cia té c n ic a y s o c ia l d e lo s e m ig r a n ­ Canadiennc d ’ Etablissement Rural c o n s e d e en
tes y la D irezione delle Opere di E m igrazione, M o n tr e a l 24, A v e n u e V g e e r 515.
qu e tien e en sus m a n o s la p r e p a r a c ió n r e lig io s a . E n 1956 fu e c r e a d o el Comité de Inm igración,
L U X E M B U R G O . — L a o r g a n iz a c ió n e n c a r g a d a in t e g r a d o p o r seis E x c m o s . O r d in a r io s p a ra las
d e la a sis te n cia a lo s e m ig ra n te s es la Caritas d o s le n g u a s y p o r d o s s a c e r d o te s a siste n te s.
L uxem burgo, c o n s e d e en 23 B o u le v a r d d u P r in c e ,
C iu d ad d e L u x e m b u r g o . AMERICA DEL SUR
M A L T A . — E n el se n o d e la A c c ió n C ató lica A R G E N T IN A . — T e n e m o s la Com isión Católica
ha s id o c r e a d a al E m igrants’ Com ission, in sta la d a Argentina de Inm igración, d o m ic ilia d a en R o d r í­
en e l P a la c io C a r a fa , 94 O íd B e k e r y S tr e e t, V a - gu e z P e ñ a 59, B u e n o s A ir e s .
lletta. B R A S IL . — T a m b ié n a llí e x is te un a ú n ic a C o-
H O L A N D A . — L a Katholieke Céntrale E m igra- m issáo N acional Católica de Im igragño, c o n se d e
Re Stichting tie n e p o r d o m ic ilio 91, B a d h u is w e k , en R ua d a G lo ria 106, R io d e J a n e iro . En San
The H a gu e . P a u lo se c r e ó m ás ta r d e la A sociagáo Católica
P O L O N IA . — A p a r t ir d e 1931, la d ir e c c ió n d e de Assistencia aos Im igrantes Japoneses.
la a sis te n cia a lo s e m ig r a n te s h a b ía s id o c o n fia d a C H IL E . — E n 1954 fu e c r e a d a la Com isión pro
p o r P ío X I al d ifu n t o C a r d e n a l H lo n d , c a r g o qu e E m igratione y m ás t a r d e se fu n d ó un Instituto
p a só en 1949 a S. E . M on s. G a w lin a , r e s id e n te Católico Chileno de M igración, co n se d e en S a n ­
en R o m a . tia g o d e C h ile , C o r r e o 6, C asilla 5562.
1964 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 206, 90

valor todo lo que contra estas letras se guna página de Nuestra constitución,
haga por cualquiera, aun dotado de ordenación, abrogación, mandato, copi-
autoridad, a sabiendas o por ignorancia. lación, admonición, inhibición, precep­
to o voluntad. Y si alguno presumiere
atentar contra esto, sepa que incurre en
90. Confirmación de estilo. No obsta la indignación del Dios Omnipotente y
en contrario, dentro de lo que es posi­ de los bienaventurados apóstoles P e d r o
ble, ninguna de las constituciones y y P ablo.
ordenaciones apostólicas dadas por los
Romanos Pontífices Predecesores Nues­ Dada en Gastelgandolfo, junto a R o­
tros, según arriba hemos dicho, y las ma, el año del Señor 1952, el l 9 de
demás, aun las dignas de particular y Agosto, en la fiesta de San Pedro Após­
especial mención y derogación. tol Ad Vincula, el año 14 de Nuestro
Pontificado.
A ningún hombre le sea lícito atacar
o contrariar con audaz temeridad al­ PIO PAPA XII.

C O L O M B IA . — e l Comité Católico
F u n c io n a OTROS PAISES
C olom biano de Inm igración, c u y a d ir e c c ió n es A U S T R A L IA . — E n 1948 fu e c r e a d o e l F ederal
A p a r ta d o N a c io n a l 153, B o g o tá . Catholic Inm igration Comm ittee, c o n s e d e en 175,
P E R U . — F u n c io n a la Com isión Católica P e­ E liz a b e th S tre e t, S y d n e y N . S. W .
ruana de inm igración, c o n se d e en A v e n id a T a c n a F I L I P I N A S . — D e n tr o d e la C atholic W elfare
751, A p a r ta d o 1354, L im a . Organization e x is te una Com isión E piscopal para
la E m igración, co n s titu id a en 1953. C on a r r e g lo
U R U G U A Y . — Instituto Católioo Uruguayo de a las d ir e c t iv a s d e la “ E x s u l F a m ilia ” , se c r e ó ,
Inm igración, Y a g u a r ó n 1448, A p a r ta d o 601, M o n ­ a d em á s , la D irección N acional de los M isioneros
t e v id e o . para los Chinos.
V E N E Z U E L A . — Com isión Católica Venezolana A N T IL L A S IN G L E S A S . — E x is t e un C om ité
de M igración, P r o l. E ste 8, L o s C a o b o s , C asa C a- e s p e c ia l p a r a lo s ja m a ic a n o s q u e e m ig r a n a I n ­
b r in i, C a ra ca s . g la te r r a .
L a s o tr a s n a c io n e s d e e ste co n tin e n te qu e c u e n ­ J A P O N . — R e c ie n te m e n te se h a c r e a d o la Nip-
tan c o n un p r o p io o r g a n is m o d e a sis te n cia a lo s pon Katorikku Ilgu K iogikai, d o m ic ilia d a en
in m ig r a n te s s o n : C uba, P u e r to R ic o , R e p ú b lic a c / o N ational Catholic Committee o f Japón 1-10.
D o m in ic a n a y M é x ic o . R o k u b a n c h o . T o k io .
20T

ENCICLICA “ORIENTALES ECCLESIAS”^


(15-XII-1952)

AL EPISCOPADO CATOLICO DE LAS IGLESIAS ORIENTALES PERSEGUIDAS

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud ij bendición apostólica

I n t r o d u c c ió n detenimiento cosas sin duda bien cono­


AAS 1. Solicitud del Papa por las Iglesias cidas por vosotros; y por otra parte,
45 Orientales. Las Iglesias Orientales, es- haciendo esto seguimos las normas de
Nuestros Predecesores que desde los
5 clarecidas por la doctrina de los Santos
primeros tiempos del cristianismo no
Padres, y rociadas por la sangre de los
sólo rodearon de especial afecto a
mártires desde tiempos antiquísimos,
vuestros mayores, sino que les presta­
en edad más reciente, y aún en la
ron su ayuda, según las posibilidades,
nuestra, han sido siempre en modo par­
siempre que los vieron atacados por la
ticularísimo objeto de Nuestra solicitud,
herejía o gemir bajo el terror y la
com o de todos es sabido; en efecto,
persecución de los enemigos. Fue así
apenas fuimos elevados, sin mérito
como en virtud de la autoridad apostó­
alguno Nuestro, por altísimo designio
lica, confiada por el divino Redentor al
de Dios a la Cátedra del Príncipe de
Príncipe de los Apóstoles y a sus Suce­
los Apóstoles, hemos dirigido a vosotros
sores, los Romanos Pontífices defen­
Nuestra mente y Nuestro corazón, e
incluso a aquellos, que se encuentran dieron la integridad de la doctrina en
fuera de la Iglesia CatólicaU > , y que el I y II Concilio de Nicea, en los Con­
Nos ardientemente deseamos vuelvan cilios I, II y III de Constantino pía y en
cuanto antes al redil del Padre común, los de Efeso y Calcedonia; y cuando
como a morada de sus antepasados^(*1 ) *^. una deplorable discordia separó de R o­
2
ma a gran parte de las Iglesias Orien­
2. Pruebas de benevolencia e interéstales, ellos, no sólo lo reprobaron en el
de la Iglesia. Otras pruebas de Nues­ Concilio Constantinopolitano IV, sino
tra paternal benevolencia os hemos que trabajaron de todos los modos p o­
dado en el curso de Nuestro Pontifi­ sibles, para que, por el interés común,
cado. Sabéis, en efecto, que hemos la cosa se resolviese felizmente; después
revestido de la dignidad de la Púrpura de numerosos, laudables y difíciles es­
romana a otro de vuestros Obispos, el fuerzos se llegó a ésto en el Concilio de
6 Patriarca de los Armenios de Cilicia, Florencia, aunque contra las aspiracio­
y que estamos procurando la codifica­ nes de todos los buenos, las resolu­
ción de las leyes canónicas que os afec­ ciones tomadas no fuesen después pues­
tan: obra ésta de grandísima importan­ tas en práctica. Cuando posteriormente
cia que en parte ya está terminada. las regiones orientales fueron invadidas
Pero no es necesario recordar con más por nuevos pueblos, que devastaron
( * ) A . A . S. 45 (1953) 5-14 V e r s ió n d e la O ficin a d e P r e n s a d e l V a tic a n o .
(1 ) V é a s e P ío XII, R a d io m e n s a je d e s d e la C a­ poris, 29-V I-1943, A . A . S. 35 (1943) 242-243; en
p illa S ix tin a Dum gravissim um , 3-III-1939; A . A . S. esta C o le c c ió n : E n c íc l. 177, 84, p á g . 1619.
31 (1939) 86. (3) V e r P ío XI, E n c íc lic a R erum Orientalium
(2 ) V e r P ío XII, E n c íc lic a Sum mi Pontíficatus, studiis, 8-IX -1928 s o b r e e l fo m e n t o d e lo s e s tu d io s
20-X -1939, A . A . S. 31 (1939) 418-419; e l t e x to e s ­ o r ie n t a le s ; A . A . S. 20 (1928) 277-288; e n e sta C o ­
p a ñ o l está en A . A . S. 31, 514; en esta C o le c c ió n : le c c ió n : E n c íc l. 143, p á g . 1129-1136.
E n c íc l. 173, 6, p. 1536: y E n c íc lic a Mystici Cor -

— 1965
1966 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 207, 3-7

también los Sagrados Lugares de Pa­ mayor el amor paternal que os tene­
lestina, consagrados por la sangre di­ mos a todos.
vina de J e s u c r i s t o , entonces los R o­
manos Pontífices estimularon a los 5. El Papa se com padece de los su­
Príncipes cristianos a la gran empresa frim ientos. Y en primer lugar quere­
de la defensa de la Religión. Ni esta mos que sepáis de modo clarísimo que
diligente solicitud y esta benevolencia vuestros dolores y vuestros lutos Nos
de Nuestros Predecesores para con los consideramos como Nuestros, y
vuestros compatriotas se han enfriado nada deseamos más ardientemente que
o venido a menos en nuestros días; llevar algún consuelo a vuestros sufri­
parece por el contrario que han ido mientos, sobre todo con Nuestra ora­
siempre aumentando. Gomo sabéis, en ción y la de todos los cristianos por
efecto, muchos fueron enviados a vos­ aquellos que son perseguidos a causa
otros por la Santa Sede para dar a de haber defendido como era necesa­
conocer la doctrina católica y para con­ rio, la Religión católica y sus sagrados
vencer a todos a volver a la tan deseada derechos. Sabemos que son muchísimos
unidad de fe y de gobierno; aquí des­ los cristianos de rito oriental que llo­
pués, junto a la Sede de P e d r o , fue ran hoy amargamente al ver a sus
instituida una Sagrada Congregación, Obispos muertos, dispersos o impedidos
con el fin de regular los intereses y los de poder dirigir la palabra libremente
7 ritos de las Iglesias Orientales; como a su grey y ejercer sobre ellos, como
también fue fundado un Instituto de conviene, su autoridad; al ver no pocos
Estudios Orientales con el fin de cul­ de sus templos destinados a usos pro­
tivar y promover, con toda diligencia, fanos en el más triste abandono; al
el justo conocimiento de vuestras cosas. saber que ya no pueden alzarse de estos
templos las voces de los que rezan
3. Objeto de la Encíclica: las perse­ maravillosamente moduladas según las
cuciones,, Pero al presente, por des­ normas de vuestra liturgia, con el fin
gracia, otros motivos reclaman Nues­ de hacer descender el rocío de las gra­
tros cuidados y Nuestra solicitud. En cias divinas para elevación de la mente,
efecto, también en muchas regiones, consuelo de los corazones, remedio de 4 *8
donde rige particularmente el rito orien­ tan gran cúmulo de males.
tal, se ha desencadenado una nueva
tempestad, que amenaza perturbar, de­
vastar y destruir miserablemente flo­ 6. D escríbense los padecim ientos.
recientes comunidades cristianas. Si en Tenemos noticia de que muchos de
los tiempos pasados era impugnado vuestros compatriotas son relegados a
algún dogma particular de la doctrina las cárceles y a los campos de concen­
católica, hoy al contrario, como véis, tración, o, si viven en sus casas, no
se va temerariamente más allá, y se pueden ejercer aquellos sacrosantos de­
procura borrar del consorcio civil, de rechos que les corresponden; es decir,
las familias, de la Universidad, de la no sólo el derecho de profesar su fe
escuela y de la vida de la población en el íntimo santuario de la propia con­
todo aquello que es divino o que dice ciencia, sino también el de poderla
relación con la divinidad, como si se enseñar abiertamente, defenderla y pro­
tratase de cosas quiméricas y nefastas, pagarla, en el ámbito familiar, para
y se conculcan derechos, instituciones y la conveniente educación de los hijos,
leyes sagradas. y en la escuela para la recta formación
de los alumnos.
4. Motivo de mayor amor. Por esto
cuanto mayor y más grave es el cúmu­ 7. La resistencia de los cristianos.
lo de males, que oprimen una parte Conocemos también cómo los hijos de
selectísima de la cristiandad, tanto ma­ la Iglesia Oriental, hermanados con
yor, Venerables Hermanos, es Nuestra los fieles de rito latino, juntos sopor­
benevolencia para con vosotros, tanto tan con fortaleza los dolores de estas
207, 8-10 E n cíc lic a “ O rientales E cclesias ” 1907

persecuciones, y juntos también son violencia, con el temor, o con cualquier


partícipes del martirio, del triunfo y otro medio, sufre menoscabo la digni­
<le la gloria. En efecto, con ánimo he­ dad misma del hombre.
roico perseveran en su fe; resisten a
los enemigos del cristianismo con la 9. En Bulgaria. Entre estas tristísi­
misma invicta fortaleza con que en mas noticias llegadas a Nos, hay una
otros tiempos resistieron vuestros ante­ que en estos últimos tiempos Nos ha
pasados; elevan sus oraciones al Cielo herido más dolorosamente que ninguna
si no públicamente al menos en priva­ otra, y no solamente a Nos y a todos
do; permanecen fielmente unidos con los cristianos, sino también a todos los
el Romano Pontífice y con sus Pasto­ que tienen en honor, la dignidad y la
res; veneran también de modo particu­ libertad de los ciudadanos; Nos referi­
lar a la Bienaventurada Virgen M a r í a ,
mos a Bulgaria, donde existía una pe­
Reina amorosísima y poderosísima del queña, pero floreciente, comunidad de
Cielo y de la tierra, a cuyo Corazón católicos y donde una terrible tempes­
Inmaculado los hemos consagrado. To­ tad ha sembrado tristes lutos en la
do ello es sin duda señal de una cierta Iglesia. Con los acostumbrados méto­
victoria en el porvenir, de una victoria,dos de acusación, a los ministros de
sin embargo, que no nace de la sangre Dios les han sido imputados crímenes
de los hombres que luchan entre sí, públicos; entre éstos Nuestro Venerable
que no es alimentada por un desenfre­ Hermano E u g e n i o B o s s i l k o f f , Obispo
nado deseo de poder terreno, sino que de Nicópolis, ha sido condenado a la
se funda sobre la conveniente y legí­ pena capital, con otros tres sacerdotes
tima libertad; sobre la justicia, practi­ colaboradores suyos en el ministerio
cada no sólo de palabra sino también pastoral. Además, otros no pocos están
con hechos, para con los ciudadanos, ya en la cárcel o se encuentran en los
los pueblos y las naciones; sobre la campos de concentración, y a ellos se
paz y la caridad fraterna, que una a une una multitud de católicos castiga­
todos con vínculos de amistad; ante dos de diversas maneras, y por esto
todo sobre la Religión, que ordene rec­ condecorados con la misma palma y
tamente las costumbres, modere las con el mismo honor. Nos, por deber
aspiraciones privadas, poniéndolas al de conciencia, elevamos Nuestra pro­
servicio del bien público, levante las testa por todo esto, mientras denuncia­
mentes al cielo, y, finalmente tutele la mos a la cristiandad entera la injuria
conveniencia civil y la paz de todos.8 cometida contra la Iglesia. En realidad,
éstos, precisamente porque no sólo pro­
8. fesan la Religión católica, sino que han
Trato indigno. Esto constituye el
objeto de Nuestra más viva esperanza; trabajado con intrepidez por defender­
entre tanto, sin embargo, las noticias la abiertamente, han sido tenidos como
que Nos llegan son tales, que hacen más enemigos del Estado, siendo así que a
9 acerbo Nuestro dolor. Día y noche con nadie son inferiores en el amor a la
paternal solicitud Nos volvemos Nues­ patria, en el respeto a la autoridad
tra mente y Nuestro corazón a aque­ pública, y, finalmente, en la observan­
llos, que Nos han sido confiados por cia de las leyes, siempre que éstas no
mandato divino O), y que sabemos han estén en contradicción con el Derecho
sido tratados en algunos lugares de una natural, con el divino o el eclesiástico.
manera tan indigna, que se les ha he­
cho objeto de calumnia, por su firme 10. Rumania, Ucrania y otros países.
adhesión a la fe católica, y se les ha Esto que ha sucedido especialmente en
privado de sus legítimos derechos, no estos últimos tiempos en Bulgaria des­
excluidos a veces ni siquiera aquellos dichadamente acontece ya desde tiempo
tan impresos en la naturaleza humana, ha en otros pueblos en que florece la
que si vienen a ser conculcados con la Iglesia de rito Oriental, es decir, en el
.(4) V e r Juan 21, 15-17.
1968 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 207, 11-14

el pueblo de Rumania, Ucrania y otros encuentran privados de sus legítimos


países. Por lo que se refiere a la pri­ sacerdotes, que puedan consolarlos,
mera nación de la cual hemos hecho ayudarlos, dirigirlos y distribuirles los
mención, con una Carta Apostólica de consuelos celestiales de la Religión.
marzo pasado ya hemos manifesta­
do Nuestras sentidas quejas por tantas 13. Dolor y consuelo. Todo esto es
calamidades como han sufrido los fie­ para Nos motivo de un dolor tan acer­
les de vuestro rito y los del rito latino bo que no podemos contener las lágri­
y les hemos exhortado a perseverar con mas, mientras pedimos al Dios clemen­
invicta constancia en la Religión de los tísimo y Padre de las misericordias que
mayores. quiera iluminar benévolamente a los
Ahora, volvemos afligidos Nuestra responsables de una situación tan tris­
atención a otro pueblo, siempre por te, y quiera del mismo modo poner
Nos tan querido, es decir, al pueblo de fin a tantos males.
Ucrania, al cual pertenecen no pocos Sin embargo, Venerables Hermanos,
fieles que miran a Roma con sumo en medio de tantas y tan grandes cala­
anhelo e inmenso amor, y veneran esta midades como hacen sufrir Nuestro y
Sede Apostólica como centro de la Re­ vuestro corazón, podemos sacar algún
ligión cristiana y maestra infalible de motivo de consuelo de las noticias que
verdad, por mandato de J e s u c r i s t o <556 ) . han llegado hasta Nos. En efecto Nos
Con gran dolor sin embargo hemos sa­ es conocido que aquellos que se encuen­
bido que éstos ya desde hace tiempo tran en tan deplorables y críticas con­
sufren no menores persecuciones, y diciones permanecen firmes en su fe
están en una condición no menos des­ con tan intrépida constancia que des­
venturada que aquella en que se en­ piertan Nuestra admiración y la de
cuentran aquellos pueblos de que antes, todos los buenos. A todos ellos, pues,
Venerables Hermanos, os hemos ha­ llegue Nuestra alabanza paternal, que
blado. aumente y corrobore cada vez más su
fortaleza; y estén firmemente persua­
11. Especialmente Kicv. De modo didos que Nos, como Padre común a
particular queremos recordar, pues, a quien la solicitud de todas las Igle­
los Obispos que fueron conducidos a la siasW mueve y la caridad de Cristo
ciudad de Kiev, donde fueron procesa­ a p r e m i a elevamos cada día fervien­
dos y condenados a penas diversas; la tes súplicas para que el reino de J e s u ­
ciudad de Kiev hemos dicho, que un c r i s t o , portador de paz a las almas, a

tiempo fue el centro de irradiación del los pueblos y a las naciones, triunfe
Cristianismo en toda aquella región. en todas partes.
Algunos de éstos ya encontraron glo­
riosa muerte y por esto, como es de 14. Situación de los sacerdotes. Ante
esperar, desde la sede de su bienaven­ el triste espectáculo de tantos males
turanza celestial, vuelven su mirada como han afligido no solamente Nues­
con vivo amor a los hijos y compañe­ tros hijos seglares, sino sobre todo los
ros de lucha y piden para ellos la po­ revestidos de la dignidad sacerdotal,
derosísima ayuda de Dios. precisamente para que se cumpliera
aquello que se dice en la Escritura:
12. Deportaciones. Por otra parte Heriré al pastor y se dispersarán las
no podemos pasar en silencio a aque­ ovejas del reb a ñ o^ no podemos menos
llos fieles de rito latino y oriental, que de recordar a todos que a través de los
después de ser arrancados de su región siglos, no sólo en los pueblos civilizados
y de sus hogares y deportados a tie­ sino también en los pueblos bárbaros,
rras desconocidas y lejanas, allí se los sacerdotes, en cuanto mediadores
(5 ) Pío XII, C arta A p o s t ó lic a al C le r o y p u e ­ 22, 32.
b lo d e R u m a n ia Veritatem facientes in Carilalc, (7) II C o rin t. 11, 28.
27-III-1952; A . A . S. 44 (1952) 249-253. (8 ) II C o rin t. 5, 14.
(6) V éa s e M at. 16, 18-19; Juan 11, 15-17; L u c . (9) M at. 26, 31; vé a s e M a rc . 14, 27; Z a c a r . 43, 7.
207, 15-17 E n cíc lic a “ O rientales E cclesias ” 1969

entre Dios y los hombres(10\ han es­ finalmente comprendan, lo que por
tado siempre rodeados de la debida otra parte es más claro que la luz del
veneración. Cuando, después, el Divino sol, que las armas de nuestra milicia
Redentor, ahuyentadas las tinieblas del no son carnales, aunque ciertamente
error, nos ha enseñado las verdades poderosas delante de Dios^15\ y que la
celestiales, y ha querido por suma be­ Iglesia no busca el poder temporal,
nevolencia hacernos partícipes de su sino la salvación eterna de las almas,
sacerdocio eterno, entonces esta vene­ no tiende insidias a los gobernantes,
ración creció mayormente, tanto que sino que, por medio de las enseñanzas
los Obispos y los sacerdotes han sido del Evangelio, que son aptas en sumo
considerados como padres amorosísi­ grado para formar excelentes ciudada­
mos, de nada deseosos fuera del bien nos, refuerza los fundamentos mismos
común del pueblo a ellos confiado. de la sociedad humana.
Sin embargo, el mismo Divino Re­
dentor lo había dicho: No está el discí­ 16. Los libres promuevan el bien
pulo sobre el m a e s t r o ^ ; si a mí me común y la paz. Por esto si ella puede
han perseguido también os perseguirán gozar de la libertad que le ha sido con­
a vosotros(12); Bienaventurados seréis cedida por el mismo Dios, y si puede
cuando os ultrajen y persigan y digan desarrollar públicamente su energía y
mintiendo de vosotros todo mal por mantener el ejercicio de sus propias
causa mía. Alegraos y gozaos porque actividades abiertamente en medio del
grande será vuestra recompensa en los pueblo, sin duda podrá contribuir mu­
cielos(1 13>.
2
*1
0 cho a promover el bien común, a acer­
No hay, pues, por qué maravillarse car a las diversas clases de ciudadanos
si en nuestros días, tal vez más que en en la justicia y en la concordia y a con­
los siglos pasados, la Iglesia de J e s u ­ ducir a todas las gentes a aquella ver­
c r is t o y en modo particular sus minis­ dadera paz y tranquilidad, que, como
tros sufren persecuciones, mentiras, ca­ está en las aspiraciones de todos, así
lumnias y aflicciones de todo género; debe estar en la voluntad de cada uno.
pongamos más bien nuestra esperanza
en El, que si ya ha predicho las futu­ 17. Los perseguidos ofrezcan oracio­
ras calamidades, quiere todavía animar­ nes y dolores. Para obtener estas cosas
nos con estas palabras: En el mundo deseamos, Venerables Hermanos, que
tendréis que sufrir; pero tened ánimo, mandéis se hagan públicas plegarias y
yo he vencido al mundo^14\ que exhortéis a los fieles que os están
confiados a añadir también obras de
15. No temáis; suplicad. Por esto, penitencia, con que se haga propicia la
esté lejos de vosotros, Venerables Her­ divina majestad, ofendida con tantas
manos, todo abatimiento. Gomo vues­ injurias. Recuerden todos las palabras
tros antepasados superaron tantas di­ de la Sagrada Escritura: ...Pedid por
ficultades, insidias, peligros, comba­ aquellos que os persiguen y os calum­
tiendo con heroica fortaleza hasta el nian^1^ ; ...los miembros tengan todos
martirio, así también vosotros que per­ el mismo cuidado uno por otro. Y, si
tenecéis a la Iglesia Oriental, junto con sufre un solo miembro sufren con él
los fieles de rito latino, con la ayuda todos los miembros(17K Es necesario,
de la gracia celestial, no temáis; pero pues, imitar el ejemplo del Divino Re­
al mismo tiempo suplicad al Señor y a dentor, que en medio de acerbos dolo­
su amorosísima Madre por aquellos res, desde lo alto de la Cruz, exclamó:
sobre todo que se encuentran hoy en Padre, perdónales porque no saben lo
mayor peligro, para que sean revestidos que hacen(18K Se necesita también com­
de cristiana fortaleza, y para que todos pletar lo que falta a los padecimientos
[10] V éa s e I T im o t. 2, 5. (15) II C o rin t. 10, 4.
C ll) Mat. 10, 24. (16) M at. 5, 44.
[12] Juan 15, 20.
08) Alai. 5. 11-12. (17) I C o rin t. 12, 25-26.
(14) Juan 16, 33. (18) L u c . 23, 34.
1970 E n cíclicas del PP. P ío XII (1952) 207, 18-21

de Cristo, en nuestra carne, en favor partes de la tierra y en todos los ritos


del cuerpo de Cristo que es la Igle- que constituyen el ornamento de la
sia(19); por eso no sólo debemos pedir Iglesia, se eleven unánimes a Dios las
a Dios por los hijos y los hermanos voces de aquellos que rezan para im­
que sufren, sino también ofrecerle con petrar la divina misericordia en favor
gusto nuestras voluntarias penitencias de estas afligidas comunidades cristia­
y nuestros dolores. nas.

18. A Nuestras plegarias y obras de 20. El Octavario mundial de oracio­


penitencia. Por aquellas innumerables nes. Ya que en el próximo mes de
legiones de personas, que en dichas enero se celebrará, como es costumbre,
regiones sufren enfermedades, dolores en muchos lugares el octavario de ora
y angustias, o se encuentran en la cár­ ciones por la unidad de la Iglesia, Nos
cel, si no podemos poner en práctica parece que especialmente en aquella
las palabras de Jesús: estaba enfermo circunstancia, se suplique encarecida­
y me visitasteis; estaba en la cárcel y mente a Dios, no sólo para qu se veri­
vinisteis a verme^20\ sin embargo algu­ fique cuanto antes el deseo del Divino
na cosa podemos hacer: esto es, con Redentor: Padre Santo, guarda en tu
nuestras oraciones y obras de peniten­ nombre a aquellos que me has dado,
cia podemos impetrar del Dios miseri­ para que sean una sola cosa como
cordiosísimo que envíe sus ángeles con­ nosotros^21) ; sino también para que se
soladores a aquellos hermanos e hijos abran las cárceles y se suelten las;
Nuestros que sufren, e igualmente quie­ cadenas que hoy afligen miserable­
ra concederles copiosísimos dones ce­ mente a tantos, por haber tratado de
lestiales, que consuelen y fortalezcan defender heroicamente los derechos y
sus ánimos y los eleven a las cosas las instituciones de la Religión; y para
celestiales. que la verdad cristiana, la justicia, la
concordia y la paz, que son los supre­
19. Misas y Comuniones. De un m o­ mos bienes de todos, triunfen en todas
do particular deseamos, pues, que todos partes.
los ministros del altar, que pueden
ofrecer a diario el Sacrificio Eucarís- 21. Bendición Apostólica. Como pre­
4 tico, se acuerden de aquellos Obispos y sagio de esto y com o prenda de Nuestra
sacerdotes, que, lejos de sus Iglesias y paternal benevolencia, con efusión de
de sus fieles, no tienen la posibilidad corazón impartimos a vosotros, Vene­
de acercarse al altar para celebrar el rables Hermanos, a la grey confiada a
divino Sacrificio y nutrirse a sí mismos vuestros cuidados, y, en particular m o­
y a los propios fieles de aquel manjar do, a aquellos que están en estas difí­
divino del que nuestras almas sacan una ciles condiciones, la Bendición Apos­
dulzura que supera todo deseo y reciben tólica.
la fuerza que conduce a la victoria. Dado en Roma, junto a San Pedro,
Estrechados entre sí en fraternal unión, el 15 de Diciembre de 1952, año 14
hagan esto también los fieles, que par­ de Nuestro Pontificado.
ticipan de la misma mesa y del mismo
sacrificio: de modo que en todas las PIO PAPA XII.
(10) V éa s e C o io s . 1, 24 (21) Juan 17, 11.
(20) M at. 25, 36.
2 0 8

CONSTITUCION APOSTOLICA “CHRISTUS DOMINUS,,(H)


(6-1-1953)

LAS NUEVAS NORMAS SOBRE EL AYUNO EUCARISTICO


Y LAS MISAS VESPERTINAS

P I O PP. X I I
Siervo de los siervos de Dios para perpetua memoria

AS í. El nuevo orden litúrgico, insti- apartarse de las reglas observadas en el


45 l u i d o por Cristo. Nuestro Señor J e s u - viejo ágape e introducir el uso del
15 c r i s t o la noche en que había de ser ayuno eucarístico.
entregadoU), cuando por última vez ce­
2. La Eucaristía se recibía desde
lebró la Pascua del Antiguo Testamen­
antiguo en ayunas. Desde antiquísima
to, después de la cena^2\ distribuyó a
edad, en efecto, prevaleció la costum­
sus discípulos el pan diciendo: este es
bre de distribuir la Eucaristía a los 16
mi cuerpo, que por vosotros será entre-
fieles en ayunasW. Ya hacia fines del
gado(3>; igualmente tomó el cáliz di-
siglo IV se establecía en varios Conci­
ciéndoles: Esta es mi sangre del Nuevo
lios que aquellos que debían celebrar
Testamento, la cual será derramada
el sacrificio eucarístico observaran el
por muchos^ . Haced esto en memoria
ayuno. En el año 393 el Concilio de Hi-
mía^K
pona decretó: El Sacramento del Altar
Tales pasajes de la Sagrada Escritura no sea celebrado sino por personas
manifiestan claramente cómo el Divino en ayunas(8). Tal precepto fue poco
Redentor a esta última celebración pas­ después, esto es, en el año 397, pro­
cual, en la cual se comía el Cordero mulgado con las mismas palabras por
según el rito hebraico, quiso sustituir la el III Concilio de Cartago(9); a princi­
nueva Pascua, que deberá durar hasta pios del siglo V, esta costumbre podía
el fin de los siglos, esto es, la consu­ decirse bastante común y “ ab imme-
mación del Cordero inmaculado que se morabili’’ ^*12
7°>, por lo cual S a n A g u s t í n
6
5
4
3
inmola por la salvación del mundo, pudo afirmar: La Santísima Eucaristía
para que la nueva Pascua de la Nueva es recibida siempre por personas en
Ley cerrase la fase antigua y las som­ ayunas y tal uso es universal^11).
bras se disiparan ante la verdad
Puesto que la unión de las dos cenas 3. Las razones del ayuno. Sin duda
se realiza para significar el pasaje de la esta práctica se apoyaba en gravísimas
antigua a la nueva Pascua, se puede razones, entre las cuales se puede, sobre
fácilmente intuir por qué la Iglesia en todo, recordar aquello de que el Após­
el Sacrificio Eucarístico que, según el tol de las gentes se lamentaba a pro­
mandato del Divino Redentor, debe re­ pósito del ágape fraterno de los cris­
novarse en conmemoración de El, pudo tianos ^12L La abstinencia de la comida
( * ) A . A . S. 45 (1953) 15-24.
(1 ) I C o r in t. 11, 23. (8 ) C o n c ilio d e H ip o n a , ca n o n 28 (M a n s i C o lle c t.
(2 ) V é a s e L u c . 22, 20. C o n c. II I , 923).
(3 ) I C o r in t. 11, 24. (9 ) C o n c ilio d e C a r ta g o , III, C ap . 29 (M an si
(4 ) M at. 26, 28. C o lle c t. C o n c il. III, 885).
(5 ) V é a s e I C o r in t. 11, 24-25. (10) “ D e s d e t ie m p o s in m e m o r a b le s ” .
(6 ) V é a s e el H im n o L a u d a Sion en e l M isal (11) V éa s e San Agustín, Epístola 53, ad. lap.
R om ano. c a p . 6 (M ig n e , P L 33, c o l. 203; C SE L 34 p a r s II
(7 ) V é a s e B enedicto XIV, De Synod. D i o c e s iib. p 166-167).
6, c. 8, n. 10. (12) V éase I C o rin t. 11, 21 ss.

— 1971 —
1972 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 208, 4 7

y de la bebida condice a la suma reve­ considerado también atentamente que


rencia que debemos tener hacia la Su­ alguna vez fuese oportuno, en particu­
prema Majestad de Jesucristo, cuando lares circunstancias, dispensar en algún
nos acercamos a recibirlo escondido modo a los fieles de esta ley del ayuno.
bajo los velos eucarísticos. Por otra Por esto el Concilio de Constanza (a.
parte, recibiendo su Cuerpo y su San­ 1415), mientras confirma tal sacrosanta
gre preciosísima, antes de cualquier ley, añade algunas limitaciones: A nor­
alimento, demostramos claramente que ma de los sagrados cánones y según la
ésa es la primera y suma nutrición que laudable costumbre aprobada por la
sustenta nuestra alma y nos aumenta Iglesia y constantemente observada has­
la santidad. Bien tiene razón S a n A g u s ­ ta el presente, tal Sacramento no debe
t í n que observa: Place al Espíritu Santo ser hecho después de la cena, ni reci­
que en honor de tan gran Sacramento bido por los fieles sino en ayunas, a
el Cuerpo del Señor entre en la boca no ser en caso de enfermedad o por
del cristiano antes de cualquier otro otra necesidad, admitida por el derecho
alimento^131 ).
4 o por la Iglesia^17).
Este ayuno, pues, no constituye sólo
un debido tributo de honor al Divino 6. Motivos del Papa y el consejo
Redentor, sino que también fomenta prudente. Hemos querido recordar es­
la piedad, y puede, por lo tanto, con­ tas cosas a fin de que todos sepan bien
tribuir a aumentar aquellos salubérri­ que aunque las nuevas condiciones de
mos frutos de santidad, que Jesucristo, los tiempos y de las cosas Nos sugieran
fuente y autor de todo bien, nos pide el conceder no pocas facultades y per­
producir con ayuda de la gracia. misos en tal materia, Nos entendemos,
Por fin todos saben por experiencia con esta Constitución Apostólica, con­
17 que, según las mismas leyes de la natu­ firmar en todo su vigor la ley y la
raleza humana, cuando el cuerpo no costumbre del ayuno eucarístico y
está recargado por el alimento, la mente exhortar a aquellos que puedan hacerlo
se hace más ágil y se aplica con mayor a continuar en su exacta observancia, 18
eficacia a meditar sobre aquel inefable de manera que solamente quienes se
y sublime misterio que se cumple en vean en la necesidad, se aprovechen de
el espíritu como un templo, acrecen­ tales condiciones y en los límites im­
tando el amor divino. puestos por la misma necesidad.

4. La gravedad del precepto y las 7. Aumento de la vida euearlstica.


sanciones. Cuánto la Iglesia haya ama­ Es para Nuestro ánimo motivo de dulce
do la observancia del ayuno eucarístico consuelo — y Nos alegramos de decla­
se puede argüir también de las graves rarlo aquí, aunque brevemente— el se­
penas impuestas a aquellos que lo vio­ ñalar que la devoción hacia el Augusto
laban. En efecto el XII Concilio de Sacramento del Altar crece continua­
Toledo (a. 646) conminó con la exco­ mente no sólo en el ánimo de los fieles,
munión a quien hubiese celebrado los sino también en el esplendor del culto,
sagrados misterios sin estar en ayu- que brilla con frecuencia en las públi­
nas1(14); y ya en 572 el III Concilio de
3 cas manifestaciones de los pueblos. Sin
Braga(15> y en 585 el 11 Concilio de duda han contribuido no poco a esto,
Macon(1Q) habían decretado la deposi­ los primorosos cuidados de los Sumos
ción del oficio y de la dignidad a quien Pontífices y especialmente del Beato
se hubiera hecho reo de tal culpa. Pío X, el cual llamando nuevamente a
todos a renovar la antigua costumbre,
5. Las dispensas necesarias. Sin em­ ha exhortado a acercarse con frecuen­
bargo en el curso de los siglos, se ha cia y posiblemente cada día a la mesa
(13) San Apustin. Enfstoia 5b ad Jan. cap. 6 (15) Concilio de Braga III, can. 10 (Mansi,
(Migne, L.L. 33, col. 203; CSEL 34 pars II p. 167, Collect. Concil. IX, 841).
1- 2). (16) Concilio de Macón (Saona) II, can. 6 (Mansi,
(14) Concilio de Toledo VII, cap. 2 (Mansi Collect. Concil. IX, 952).
Collect. Concil. X, 768). (17) Concilio de Constanza, sesión 13 (Mansi,
Collect. Concil. 27, 727).
208,1 8-10 C o n st . A post . “ Ghristus D om inus ” 1973

de los Angeles*18*. Al mismo tiempo cuales requieren cada vez más dedica­
invitó a los niños a este convite celes­ ción y actuación. A esto se añaden los
tial y con sabias disposiciones declaró medios a elaborar y utilizar para re­
que el precepto de la Confesión y de chazar los ataques, hoy tan engañosos
la; Comunión anual obliga a todos aque­ cuanto ásperos, lanzados de tantas par­
llos que hayan llegado al uso de la tes contra Dios y su Iglesia.
razón*19*; lo que ha sido sancionado
también en el Código de Derecho Canó­ 9. Especialmente en las misiones.
nico*20*. Y los fieles, correspondiendo Pero Nuestro pensamiento va en ma­
con entusiasmo a las solicitudes de los nera especialísima hacia aquellos que
Sumos Pontífices, se han acercado siem­ dejando la propia patria se han ido a
pre más numerosos a la sagrada Mesa. trabajar a lejanas regiones para res­
¡Quiera el Señor que esta hambre del ponder generosamente a la invitación
pan celestial y esta sed de la sangre y mandato del Divino Maestro: Id, pues,
divina sean cada vez más ardientes en e instruid a todas las naciónes^21^; que­
todos los hombres de cualquier edad y remos decir, hacia los heraldos del
condición social! Evangelio, los cuales, soportando fati­
gas a veces muy gravosas y superando
8. Nuevas dificultades: los tiempos ymúltiples dificultades de viaje, se es­
la escasez sacerdotal. Debemos, sin fuerzan grandemente para que a todos
embargo, reconocer que las particula­ brille la luz de la Religión cristiana y
res condiciones de los tiempos en que para que puedan nutrir sus rebaños
vivimos han introducido muchas m o­ con el pan angélico, que alimenta la
dificaciones en los usos de la sociedad virtud, muchos de ellos compuestos de
y en la vida común, por las cuales sur­ neófitos.
girían graves dificultades que podrían Más o menos en las mismas condicio­
alejar a los hombres de la participación nes, se encuentran también los fieles
en los divinos misterios, si la ley del residentes en no pocas tierras de mi­
ayuno eucarístico debiera observarse sión, o en otras regiones, los cuales
plenamente como se ha hecho hasta privados de un Ministro sagrado al ser­
ahora. vicio del cuidado espiritual y por esto
Sobre todo es bien evidente que el obligados a esperar la llegada a horas
número de los sacerdotes es hoy infe­ tardías, de otro sacerdote para poder
rior a la siempre creciente necesidad participar en el Sacrificio Eucarístico y
dé los fieles: ellos especialmente en los recibir la Santa Comunión.
días de fiesta deben someterse a traba­
jos con frecuencia excesivos, están al­ 10. Y en la industria, el hogar, y la
gunas veces, obligados a celebrar el escuela. Además, con el desarrollo de
sacrificio eucarístico muy tarde, no todo tipo de industria sucede con fre­
rara vez a binar o a trinar o a afrontar cuencia que muchos obreros, al servi­
un incómodo camino para no dejar sin cio de las fábricas, de los transportes,
la santa Misa a no pequeñas porciones de los trabajos portuarios y de otros
de su grey. Este enervante trabajo re­ servicios públicos, están ocupados en
querido por el sagrado ministerio, de­ turnos, no sólo de día sino también de
bilita ciertamente la salud de los sa­ noche, y por esto pueden encontrarse,
cerdotes; y esto mayormente porque alguna vez, en la necesidad de tomar
ellos además de la celebración de la un alimento para restaurarse; y en tal
santa Misa y de la explicación del modo están impedidos para acercarse
Evangelio, deben atender a las confe­ en ayunas a la Mesa Eucarística.
siones, a la catcquesis, satisfacer las Sucede, igualmente, con frecuencia,
demás obligaciones de su oficio, las que las madres de familia no pueden
(18) Decreto de la S. Congr. del Concilio Sacra (1910) 577; en esta Colecc.: Encícl. 108, p. 862 ss.
Tridentina Synodus, 20-XII-1905; A. S. S. 38 (1908) (20) Código de Derecho Canónico, canon 863;
400 ss.; en esta Colección: Encícl. 97, p. 748 ss. véase canon 854 § 5.
(19) Decreto de la S. Congr. de los Sacra­
mentos, Quarn singalari, 8-VIII-1910; A. A. S. 2 (21) Mat. 28, 19.
1974 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 208, 11-14

acercarse a la misma Mesa, antes de 13. Súplicas de mitigación de la ley


haber atendido a las faenas domésticas, de ayuno y favores anteriores. Por
las cuales tantas veces requieren mu­ estas razones y especialmente a fin: de
chas horas de trabajo. facilitar el incremento de la renovada
Igualmente son muchos los alumnos piedad eucarística, numerosos Obispos
de las escuelas que desean responder a de diversas Naciones oficialmente su­
la invitación divina: Dejad que vengan plicaron que la ley del ayuno fuese
a mí los niños(22> porque confían que algo mitigada; y esta Sede Apostólica
Aquel que se apacienta entre lirios(23> ha concedido ya benévolamente facul­
custodiará el candor de sus almas y la tades y dispensas a los sacerdotes y a
integridad de sus costumbres, de las se­ los fieles. Respecto a tales concesiones
ducciones de la edad juvenil y de las Nos place recordar el Decreto “ Post
insidias del mundo. Sino que, a veces, Editum 3 emanado de la Sagrada Con­
les resulta muy difícil llegarse, antes gregación del Concilio, con fecha 7 de
de ir a la escuela, a la iglesia para nu­ diciembre de 1906, en favor de los
trirse con el Pan de los Angeles y des­ enfermos2 (24); y para los sacerdotes la
3
2
pués tornar a casa, para tomar el Carta dirigida por la Suprema Sagrada
necesario alimento. Congregación del Santo Oficio a los
Ordinarios de lugar, el 22 de marzo
11. La tarde es propicia. Hay que de 1923<25>.
observar también que, con frecuencia,
los fieles hoy se trasladan en gran nú­ 14. Causas nuevas de mitigación, es­
mero en las horas de la tarde, de un pecialmente la guerra y nueva regula­
sitio a otro, para participar en cele­ ción para fomentar la vida eucarística.
braciones religiosas de carácter social. Por otra parte, en estos últimos tiem­
Por lo tanto si también en estas oca­ pos las peticiones de los Obispos han
siones fuese permitido celebrar el Mis­ sido cada vez más frecuentes y más
terio Eucarístico, que es fuente viva apremiantes habiendo sido más amplias
de gracia divina, y que inflama la vo­ las facultades concedidas, especialmen­
luntad estimulándola a la adquisición te con ocasión de la guerra. Esto de­
de la virtud, no hay duda que los fie­ muestra claramente que existen causas
les sacarían las fuerzas necesarias para nuevas, graves, continuas y bastantes
sentir y obrar plenamente como cris­ generales que, en múltiples circunstan­
tianos y también para obedecer a las cias, hacen muy difícil a los sacerdotes
justas leyes. el celebrar y a los fieles el comulgar
en ayunas.
12. Razones de orden general: el Para remediar entonces tales graves
debilitamiento por la guerra. A estas inconvenientes y dificultades, como
consideraciones de carácter particular, también para eliminar las diversidades
parece oportuno añadir otras de orden acusadas en la práctica por la varie­
general, esto es, que, aun habiendo dad de los indultos, creemos necesario
hecho la medicina y la higiene hasta mitigar la disciplina del ayuno Euca­
nuestros tiempos tantos progresos y rístico y regularla de modo que todos
contribuido mucho a la disminución de estén en grado de obedecer a tal ley lo
la mortalidad, especialmente infantil, más ampliamente posible y en la me­
sin embargo las presentes condiciones dida apropiada a las particulares con­
de la vida y el malestar derivado de diciones de los tiempos, de los lugares,
las guerras desastrosas de este siglo, y de las personas.
han debilitado, no poco, la constitu­ Con tales medidas tenemos firme
ción física y la salud de los hombres. confianza de contribuir no poco, al
(22) Marc. 10, 14. (25) Carta de la S. Congr. del Santo Oficio
(23) Cantar de los Cant. 2, 16; 6, 2. Optime novit, 22-111-1923; A. A. S. 15 (1923) 151-
(24) Decreto Post editum de la S. Congr. del 152, sobre el ayuno eucarístico antes de la Misa.
Concilio, 7-XII-1906; A. S. S. 39, 603 ss.
15-16 C o n st . A post . “ Ghristus D om inus ” 1975

incremento de la devoción Eucarística dente consejo del confesor y por el


y de mover y estimular eficazmente a tiempo en el cual perdura tal estado
todos a participar en la Mesa de los de necesidad, tomar alguna cosa a
Angeles: esto ciertamente redundará a modo de bebida, excluidos los alcohó­
mayor gloria de Dios y acrecentará la licos, abteniéndose aún de esto por
santidad del Cuerpo Místico de Jesu­ espacio de por lo menos una hora antes
cristo. de la comunión.
VI. - Si las circunstancias necesa­
15. Las nuevas disposiciones. Por lo riamente lo exigen, concedemos a los
tanto, en virtud de Nuestra Autoridad Ordinarios de los lugares el permitir la
Apostólica, establecemos y decretamos celebración de la Santa Misa en las
cuanto sigue: horas vespertinas, las cuales, sin em­
I. - Aquellos que no se encuentran bargo, no pueden empezar antes de las
en las particulares condiciones que in­ diez y seis, en las fiestas de precepto,
dicaremos a continuación, deberán se­ no excluidas aquellas suspendidas, en
guir observando el ayuno eucarístico los primeros viernes del mes, y en aque­
desde la media noche. Damos, sin em­ llas otras solemnidades que son celebra­
bargo, como norma general, válida, das con gran concurso de pueblo; y
desde ahora en adelante, tanto para los una vez a la semana, observado por el
sacerdotes como para los fieles, que el sacerdote el ayuno de las tres horas, res­
agua natural no rompe el ayuno euca­ pecto al alimento sólido y a las bebidas
rístico. alcohólicas. Durante tales Misas, pues,
II. - Los enfermos, aunque no guar­ los fieles podrán acercarse a la Santa
den cama, pueden tomar con el pru­ Comunión, siempre que, firme lo dis­
dente consejo del confesor, alguna cosa puesto en el Canon 857, hayan obser­
a modo de bebida o de verdadera medi­ vado el ayuno como es prescripto para
cina, excluidos los alcohólicos. La mis­ el celebrante.
ma concesión vale para los sacerdotes En cuanto a las tierras de misión,
enfermos, que celebran la Santa Misa. teniendo en cuenta sus particulares
III. - Los sacerdotes que celebran condiciones, por las cuales sólo rara­
a hora avanzada o después de un pe­ mente los sacerdotes pueden visitar los
sado trabajo, del sagrado ministerio, lugares lejanos, concedemos a los Ordi­
o después de un largo camino, pueden narios de los lugares el poder usar de
tomar alguna cosa a modo de bebida, tales facultades todos los días de la
excluidos los alcohólicos, y abstenién­ semana.
dose aún de esto, por lo menos por el
espacio de una hora antes de la cele­ 16. La estricta interpretación de
bración de la Misa. estas disposiciones y la eficacia del
Ayuno Eucarístico. Los Ordinarios, sin
IV. - Los sacerdotes que binan o tri­
embargo, vigilen atentamente, para que
nan, pueden tomar también en la pri­
sea impedida cualquier interpretación
mera o segunda misa las abluciones, las
que amplíe las facultades concedidas
cuales aún en este caso, no deben ser
y sea evitado todo abuso e irreverencia.
hechas con vino sino sólo con agua.
Nos hemos acordado tales facultades,
V. - Igualmente los fieles, aunque no hoy requeridas por las condiciones de
estén enfermos, a los cuales, por grave las personas, de los lugares y de los
incomodidad — esto es por trabajo de­ tiempos, pero entendemos confirmar
bilitante, por razón de la hora tardía, toda la importancia, el valor y la efi­
en la cual solamente pueden estar en cacia del ayuno Eucarístico para aque­
condiciones de participar de la Sagra­ llos que reciben al Divino Redentor,
da Mesa, o porque han debido recorrer escondido bajo los velos Eucarísticos.
un largo camino— les resulte imposible Además, siempre que las molestias fí­
acercarse completamente en ayunas a la sicas vienen a disminuir, el espíritu
Mesa Eucarística, pueden, con el pru­ debe suplir en cuanto le es posible, sea
1976 E ncíclicas del PP. P ío XII (1953) 208, 17-18

el prójimo. De tal modo contribuirán


con penitencia interna, o de otro modo,
según la costumbre tradicional de la ciertamente a actuar siempre más aque­
lla unión de la que habla el Apóstol: los
Iglesia, la cual, cuando mitiga el ayuno,
suele prescribir otras obras piadosas.que participamos del mismo pan, bien
que muchos, venimos a ser un sola
17. pan, un solo cuerpo(27>.
Espíritu de sacrificio y mayor
piedad eucarística en reemplazo. Por
lo tanto, aquellos que podrán usufruc­ 18. La declaración de vigencia. Orde­
tuar de las facultades concedidas, de­ namos que se tenga como firme y vá­
berán elevar, más ardientes, al cielo lido cuanto hemos decretado en esta
sus plegarias para adorar, agradecer a Constitución, no obstante cualquier dis­
Dios y sobre todo, para obtener el per­ posición contraria, aunque sea digna de
dón de sus pecados e implorar nuevas especialísima mención; y abolimos ¡to­
24 ayudas del cielo. Pensando que Jesu­ dos los otros privilegios y facultades en
cristo ha instituido la Eucaristía como cualquier forma concedidos por la San­
recuerdo perenne de su pasión^2Q\ ex­ ta Sede, a fin de que en todas partes
citen sus ánimos a aquel sentido de todos observen uniformemente esta
cristiana humildad y de cristiana peni­ disciplina.
tencia, que la meditación de los pade­ Las presentes normas entrarán en
cimientos y de la muerte del Divino vigor desde el día de su publicación en
Redentor debe despertar en todos. las Acta Apostolicae Sedis^28\
Ofrezcan al Divino Redentor, que in­ Dado en Roma, en San Pedro, en la
molándose continuamente sobre los Festividad de la Epifanía del Señor,
altares, renueva la prueba máxima de el 6 de Enero de 1953, 14 de Nuestro
su amor, todos los frutos propios, cada Pontificado.
vez más abundantes, de la caridad hacia PIO PAPA XII.
(26) Santo Tomás Opuse. 57, Oficio de la fiesta la tárele, a tres horas para los alimentos sólidos
de Corpus Christi, Lección IV, Opera Omnia, y a una hora para los líquidos no alcohólicos.
Roma 1570, vol. 17. 2. Nuevas solicitudes.
(27) I Corint. 10, 17.
(28) La fecha en que entró en vigor fue el 6 de Los Obispos nos manifestaron su profunda gra­
enero de 1953. En la misma fecha la S. Congreg. titud por estas concesiones, que habían producido
del Santo Oficio dio una Instrucción y explicación abundantes frutos, y muchos nos han rogado in­
acerca de la Constitución Apostólica Christus sistentemente que les autoricemos a permitir, to­
Dominus, la cual se reproducirá a continuación dos los días la celebración de la Misa en las ho­
de Christus Dominus. [La “ Instructio” sobre la ras de la tarde, dado el gran provecho que de
disciplina que ha de observarse acerca del ayuno ello sacarán los fieles. : 1 :
eucarístico se halla en A. A. S. 45 (1953) 47-51]. Nos han rogado asimismo establecer una ;d,ora­
En la festividad de San José, 19 de Marzo de ción igual del ayuno a observar antes de la
1957, Pió XII amplió las concesiones hechas en la Misa o de la Sagrada Comunión, que sea¿ respec­
Constitución Christus Dominus con nuevas y be­ tivamente, celebrada o recibida por la mañana-
nignas disposiciones acerca de las MISAS VES­ 3. Las nuevas disposiciones.
PERTINAS y del AYUNO EUCARISTICO en el Nos, teniendo en cuenta los considerables .cam­
MOTU PROPRIO: Sacram Communionem, la que bios que se han producido en el ordenamiento de
se dará a continuación: (A. A. S. 49 [1957] 177-178). los trabajos y de los empleos públicos y en- toda
la vida social, hemos creído oportuno acoger las 178
AAS Moin Proprio: SACRAM COMMUNIONEM insistentes peticiones de los Obispos y ' por '•lo
(19-111-1957) tanto hemos decretado: :;¡¡
49 Se amplían las concesiones hechas en la Cons- I. Los Ordinarios de lugar, excluidos lo s . Vi­
177 titución Apostólica: Christus Dominus. carios Generales no provistos de mandato espe­
1. Referencia a las disposiciones anteriores. cial, pueden permitir, todos los días, la celebra­
En los primeros días (6 de enero) de 1953, pro­ ción de la Santa Misa en las horas de la tarde,
mulgamos la Constitución Apostólica Christus siempre que lo requiera el bien espiritual de
Dominus, con la que mitigamos el rigor de la ley un número considerable de fieles. ; ;;
sobre el ayuno eucarístico, con el fin de que II. Los sacerdotes y los fieles están obligadc>s
los fieles pudieran acercarse con más frecuen­ a abstenerse por espacio de tres horas de' ali­
cia a la Mesa Eucarística y satisfacer más fá­ mentos sólidos y de bebidas alcohólicas, y : por
cilmente el precepto de escuchar la Santa Mi­ espacio de una hora de bebidas no alcohólicas,
sa en los días de fiesta. Con ese fin concedimos respectivamente, antes de la Misa o de ]a Sa­
a los Ordinarios de lugar la facultad de permi­ grada Comunión: el agua no rompe el ayúiió.
tir la celebración de la Misa y la distribución
de la Sagrada Comunión en las horas vespertinas, III. De ahora en adelante, habrán de ótiSérvar
siempre que se cumpliera con ciertas condiciones. el ayuno, por la duración a que se refiere el!np::2,
Redujimos el período del ayuno a observar an­ también los que celebran o reciben la Sagrada¡(Jó.-
tes de la Misa o de la Sagrada Comunión, que munión a media noche o en las prim eras' hórá's
fuera, respectivamente, celebrada o recibida por del día. : : i;v/'
208,_18 C o n s t . Apost . “ C hristus D om inus ” 1977

A AS INSTRUCCION DE LA S. S. CONGREGACION el deseo de recibir solamente la Santísima Eu­


45 DEL SANTO OFICIO ACERCA DE LA CONSTI- caristía.
47 TUCION “ CHRISTUS DOMINUS” (A. A. S. 45 Para los sacerdotes que se encuentran en cir­
11953], 47-51). cunstancias especiales (Const. ris. 111 y IV).
La Constitución Apostólica Christus Dominus, 4. Los Sacerdotes no enfermos, que celebran a)
emanada el día 6 de enero por el Sumo Pontífice o tarde (a saber después de las 9 hs.), b) o des­
Pío XII, felizmente reinante, concede no pocas pués de un grave trabajo de sagrado ministerio
facultades y permisos acerca de la observancia (por ej. ya desde las primeras horas de la ma­
del ayuno eucarístico, pero confirma también en ñana o por largo tiempo), c) o después de un
la mayor parte, substancialmente, las normas del largo camino (a saber, de al menos cerca de dos
Código de Derecho Canónico(29), para los Sa­ kilómetros, a pie, o proporcionalmente más largo,
cerdotes y fieles que estén en grado de observar según los medios de locomoción empleados,
semejante ley. También a ellos, sin embargo, se teniendo en cuenta las dificultades del trayecto
extiende la mitigación concedida a todos, que el y las condiciones de la persona), pueden tomar
agua natural (y por consiguiente desprovista de alguna cosa a modo de bebida, excluidos los al­
la adición de cualquier otro elemento) no rompe cohólicos.
el ayuno eucarístico(30). Por lo que toca a las 5. Los tres casos arriba enumerados son tales
otras concesiones, en cambio, pueden aprovechar­ que comprenden todas las circunstancias por las
se sólo los sacerdotes y los fieles que se hallen que el legislador entiende conceder la sobredicha
en las particulares condiciones previstas por la facultad; y, por tanto, queda excluida toda inter­
Constitución o que participan en las Misas ves­ pretación que tienda a ampliar la concesión.
pertinas, autorizadas por los Ordinarios en los 6. Los Sacerdotes que se encuentran en estas
limites de las nuevas facultades a ellos acordadas. condiciones pueden tomar alguna cosa a modo
A fin de que las normas relativas a tales con­ de bebida, una o más veces pero sólo hasta una
cesiones sean en todas partes observadas unifor­ hora antes del comienzo de la santa Misa.
memente y se evite toda interpretación que am­ 7. Independientemente de las otras concesiones
plíe las facultades concedidas, y sea impedido de la Constitución, todos los Sacerdotes que binan
lodo abuso en tal materia, esta Suprema Sagrada o trinan pueden tomar en las primeras Misas
Congregación del Santo Oficio, por expreso man­ las dos abluciones prescriptas por las Rúbricas
dato del Sumo Pontífice, da las normas siguien- del Misal, empleando, aún entonces, sólo el agua,
les: en aplicación del principio general de que el
Para los enfermos, ya fieles, ya sacerdotes agua no rompe el ayuno.
(Const. n. 11) Sin embargo, quien celebra las Misas una des­
pués de la otra, como en el día de Navidad y de
1. Los fieles enfermos, si bien no postrados en la Conmemoración de los Difuntos, debe obser­
cania, pueden tomar cualquier cosa a modo de be­ var las rúblicas en lo que toca a las abluciones.
bida, excluidos los alcohólicos, si, por causa de 8. Dado el caso que al Sacerdote que debe bi­
su. enfermedad, no pueden, sin verdadera inco­ nar o trinar le sucediese por inadvertencia que
modidad, estar en ayunas hasta la Santa Comu­ tomara las abluciones con el vino, no le será
nión; pueden tomar también cualquier cosa a prohibido celebrar la segunda o tercera Misa.
modo de medicina sea líquida (excluidos los al- Para los fieles que se encuentran en circuns- 49
48 cohólicos) sea sólida, con tal que se trate de ver­ tandas especiales (Const. n. V).
dadera medicina, ordenada por el médico o re­ 9. También los fieles, que no por enfermedad
conocida comúnmente en todo caso como tal. sino por otra grave incomodidad no pueden ob­
Téngase presente que no puede considerarse ver­ servar al ayuno eucarístico, les está concedido
dadera medicina cualquier cosa sólida que se tome acercarse a la sagrada Mesa después de haber to­
como alimento. mado algo a modo de bebida, hasta una hora antes
2. Las condiciones para poder gozar de tal dis­ de la santa Comunión, excluidos siempre los
pensa del ayuno, para la cual no está prescrito alcohólicos.
un límite de tiempo precedente a la S. Comunión, 10. Los casos en que se verifica la grave in­
deben ser prudentemente consideradas por el comodidad requerida, están (excluida toda am­
confesor, y sin su consejo nadie puede aprove­ pliación) especificados en tres categorías:
charse. El confesor podrá dar un consejo sea en el
fuero interno sacramental, sea en el fuero interno a) Trabajo debilitante que precede a la santa
extra-sacramental, aun una vez para siempre, comunión.
perdurando las mismas condiciones de enferme­ Están comprendidos los obreros incorporados al
dad. servicio de las oficinas, de los transportes, de los
3. Los sacerdotes enfermos, aún sin ser decum­ trabajos portuarios o a otros servicios públicos,
bentes (que no están guardando cama), pueden los cuales están ocupados en turnos de día y de
aprovecharse de la dispensa, sea que tengan el noche; aquellos que por deber de oficio o de ca­
deseo de celebrar la Santa Misa, sea que tengan ridad pasan la noche en vela (enfermeros, per-
IV. Los enfermos, aun los no postrados en cama, 5. Declaración de vigencia.
pueden tomar bebidas no alcohólicas y verda­ Las disposiciones de este Motu Proprio entra­
deras medicinas, tanto líquidas como sólidas, res­ rán en vigor el 25 de marzo de 1957, festividad
pectivamente antes de la celebración de la Misa de la Anunciación de la Bienaventurada Virgen
<» la recepción de la Eucaristía sin ninguna limi-
l ación de tiempo. María.
Queda derogada cualquier disposición en con­
4. Exhortación a seguir la forma antigua ytrario, aun cuando sea digna de especial mención.
compensación de la mitigación.
Exhortamos, sin embargo, vivamente a los Sa­ Dado en Roma, junto a S. Pedro, el 19 de
cerdotes y a los fieles, que se encuentren en marzo, festividad de S. José, Patrono de la Igle­
condiciones de hacerlo, a observar, antes de la sia Universal, 1957, décimonono de nuestro Pon­
Misa o de la Sagrada Comunión, la antigua y ve­ tificado.
nerada forma del ayuno eucarístico. PIUS PP. XII
Además, todos los que gocen de estas concesio­
nes deben compensar el beneficio recibido con (29) Cod. Der. Can. 808 y 858 § 1.
espléndidos ejemplos de vida cristiana, y princi­ (30) Constituc. n. 1.
palmente con obras de penitencia y de caridad.
1978 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 208» 18

sonal de hospital, guardias nocturnas, etc.), las munión pueden, durante la comida, permitida
mujeres embarazadas y las madres de familia, hasta tres horas antes de iniciarse la Misa o de
que antes de poder ir a la iglesia deben atender la Comunión, tomar con la conveniente modera­
por largo tiempo a los quehaceres de la casa, etc. ción las bebidas alcohólicas acostumbradas a to­
marse durante las comidas (por ej. vino, cer­
b) La hora tardía en que se recibe la Sania veza, etc.), excluidos siempre los licores. Antes o
Comunión. después de tal comida pueden tomarse, excluidos
Están comprendidos los casos de los fieles que siempre los alcohólicos de cualquier género, al­
sólo a hora tardía pueden tener entre ellos al guna cosa a modo de bebida hasta una hora an­
Sacerdote que celebra el sacrificio eucarístico; los tes de la Misa o de la Comunión.
niños para quienes es muy gravoso ir a la iglesia, 14. Los Sacerdotes no pueden celebrar la santa
hacer la Santa Comunión, volver después a casa Misa por la mañana y por la tarde de un mismo
para el desayuno y después ir a la escuela, etc. día, si no tienen el permiso explícito de binar o
c) Largo camino a recorrer para llegar a la trinar, a norma del canon 808.
iglesia. Los fieles no pueden jamás acercarse a la Santa
Debe tratarse al menos de cerca de dos kiló­ Comunión a la mañana y a la tarde del mismo
metros de camino, hecho a pie o de un camino día, a norma del canon 857.
proporcionalmente más largo, si se hace con 15. Todos los fieles, aun si no pertenecen a las
medios de locomoción, teniendo en cuenta las categorías para las que ha sido eventualmente
dificultades del camino y de las condiciones de instituida la Misa vespertina, pueden libremente
la persona(31). acercarse a la santa Comunión durante la Misa
o inmediatamente antes o inmediatamente des-
11. Las razones de grave incomodidad deben pués(34), observando, sin embargo, por lo que toca
ser prudentemente estimadas por el confesor, en al ayuno eucarístico las normas arriba expues­
el fuero interno sacramental o no sacramental; tas.
sin su consejo los fieles no pueden hacer la San­ 16. En los territorios donde no rige el‘ "jüs
ta Comunión no estando en ayunas. Tal consejo commune (derecho común) sino el jus hiisió-
puede también ser dado una vez para siempre num (derecho misional) los Ordinarios pueden
perdurando la causa de la grave incomodidad. permitir, con las mismas condiciones, las Misas
Sobre las misas por la tarde (Const. n. IV). en la tarde aun en todos los días de la semana.
La Constitución concede a los Ordinarios de los Avisos para la ejecución.
lugares(32), la facultad de autorizar la celebración
de Misas por la tarde en su territorio, cuando 17. Los Ordinarios deben vigilar para que sea 51
esto se torne necesario por las circunstancias, evitado todo abuso o irreverencia hacia el San­
50 no obstante el canon 821, § 1. El bien común, en tísimo Sacramento.
efecto, pide alguna vez la celebración de los mis­ 18. Deben también vigilar para que la nueva
terios sagrados en horas de la tarde: por ej. disciplina sea uniformemente observada por todos,
para los obreros de ciertas industrias en las y hagan conocer a sus súbditos que están abro­
que los turnos de trabajo se suceden también gadas todas las facultades especiales y dispensas,
en días festivos, para ciertas categorías de tra­ tanto territoriales como personales, concedidas
bajadores que están ocupados durante la ma­ hasta ahora por la Santa Sede.
ñana en los días festivos (por ej. los portua­ 19. La Constitución y la presente Instrucción
rios); en ocasión de reuniones de carácter reli­ deben ser interpretadas estando fielmenté por él
gioso o social, en las que participa una gran texto y evitando cualquier ampliación de las ya am­
muchedumbre de fieles provenientes de pueblos plias concesiones. Respecto a eventuales costum­
aun lejanos, etc. bres, que se diferenciasen de la nueva disciplina,
12. Tales Misas, sin embargo, podrán ser ce­ téngase presente la cláusula abrogativa “ no obs­
lebradas sólo después de las cuatro de la tarde tante cualquier disposición en contrario, aún si
y el Ordinario podrá permitirlas sólo en las si­ fuese digna de especialísima mención” .
guientes solemnidades, taxativamente enumera­ 20. Sepan los Ordinarios y los sacerdotes apro­
das: vecharse de la benévola concesión de la Santa
Sede para exhortar a los fieles a asistir frecuen­
a) Fiestas de precepto que rigen a norma del temente a la Santa Misa, para acercarse a la
canon 1247, p. 1); anta Comunión y promuevan con oportunas ini­
b) Fiestas de precepto suprimidas, según el ciativas, y especialmente con la predicación aquel
Indice publicado por la Sagrada Congregación del bien espiritual, en vista del cual el Santo Padre
Concilio, el 28 de diciembre de 1919(33). Pío XII ha publicado la Constitución.
c) Los primeros viernes del mes; El Sumo Pontífice, al aprobar la presente Ins­
trucción, ha dispuesto que sea promulgada me­
d) Solemnidades que se celebran con gran diante la publicación en las Acta Apostolicé Se-
concurso de pueblo; dis juntamente con la Constitución Apostólica
e) Un día de la semana, a más de los enume­ Christus Dominus. (35)
rados arriba, cuando esto es necesario para de­ Palacio del Santo Oficio, 6 de enero de 1953.
terminadas categorías de personas.
13. Los Sacerdotes que celebran la Santa Misa t G. CARD. PIZZARDO, Secretario
en horas de la tarde, como también los fieles que
en tales circunstancias se acercan a la Santa Co-3 2
1 A. OTTAVIANI, Asesor
(31) Véase arriba n. 4. (34) Ver can. 846, s. 1.
(32) Véase índice de fiestas, S. Congr. del Con­ [35] A continuación del presente texto (í^ í-
cilio, 28-XII-1919; A. A. S. (1920) 42-43. no) se encuentra la misma instrucción en ita­
(33) Véase Cod. Der. Can. canon 846 § 1. liano (AAS 45, 51-56).
2 0 9

CARTA ENCICLICA “DOCTOR MELLIFLUUS’’^


(24-V-1953)

EN EL CENTENARIO DE LA MUERTE DE SAN BERNARDO

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. Introducción. Personalidad de San una infinita muchedumbre de peca­


45 Bernardo. El D o c t o r M e l i f l u o último d ores^ .
369 de jos Padres, pero ciertamente no infe­ El fue, en realidad — escribe el C a r ­
rior a los primeros(D sobresalió por sus d e n a l B a r o n i o — , un verdadero varón
dotes de inteligencia y de espíritu, a las apostólico, más aún, un auténtico Após­
que Dios añadió multitud de dones tol enviado por Dios, poderoso en obras
celestiales, de tal manera que, en aque­ y en palabras que ante todos y en todas
lla época de tan diversas y con frecuen­ partes confirmó su apostolado con los
cia turbulentas circunstancias, pareció prodigios que lo acompañaban, de mo­
ejercer un dominio absoluto por su do que no se consideraba menor que los
santidad, sabiduría, suma prudencia y grandes apóstoles... y ha de llamarse...
consejo en el obrar. Por todo lo cual, ornamento y a la vez sostén de la
se le han tributado grandes alabanzas Iglesia Católica(3).
no solamente por parte de los Sumos A estos testimonios tan laudatorios,
Pontífices y escritores de la Iglesia a los que podríamos añadir otros in­
Católica, sino incluso a veces de los numerables, se dirige Nuestro pensa­
herejes. Nuestro Predecesor de feliz me­ miento, al cumplirse los ocho siglos del
moria, A l e j a n d r o III, al inscribir su día en que el restaurador y propagador
nombre en el Catálogo de los Santos en de la Orden del Císter pasó piadosa­
medio del júbilo universal, escribía de mente de esta vida mortal, que había
este modo lleno de reverencia: ...Hemos ilustrado con tan grande luz de doc­
recordado la vida santa y digna de ve­ trina y fulgor de santidad, a la vida
neración de este bienaventurado varón: eterna. Y Nos es grato meditar y es­
como él, sostenido por una especial pre­ cribir sobre sus grandes méritos de
rrogativa de la gracia, no sólo brilló modo que no sólo los miembros de su
por su vida santa y piadosa, sino que Orden, sino también todos los que se
resplandeció en toda la Iglesia de Dios complacen en cuanto es verdadero, her­
370 con la luz de su fe y de su doctrina. moso y santo, puedan sentirse anima­
Los frutos por él conseguidos en la dos a seguir sus eximios ejemplos de
Casa del Señor con su palabra y con virtud.
su ejemplo, casi no hay en toda la
cristiandad nadie que los ignore, ya que 2. Fuentes de su doctrina. Su d oc­
él difundió las instituciones de nuestra trina fue sacada casi enteramente de
santa Religión hasta en las naciones las páginas de la Sagrada Escritura y
extranjeras y bárbaras... y atrajo a la de los Santos Padres, que día y noche
recta práctica de la vida religiosa... a traía entre manos y meditaba a fondo,
.(*) A. A. S. 45 (1953) 369-384. Versión española oficial.
(1) Mabillon, Bernardi Opera, Prefacio general Olim, 15 cal. febr. 1174, Anagnise d.
P.L. 182, col. 26). ( 3 ) Baronio, Anuales tomo 12, año 1153, p.
i 2) Alejandro III, Carta Apostólica Contigit 385, D-E, Roma en la Tipogr. Vaticana 1607.

— 1979 —
1980 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 209, 3-4

y no de las sutiles disputas de los dia­ éste es el espíritu de sabiduría y de


lécticos y filósofos, que más de una inteligencia, que, cual abeja que forma
vez manifiesta tener en p oco(4)5. Hemos
6 cera y miel, tiene en sí mismo no sólo
de advertir, no obstante, que él no con qué encender la antorcha de la
rechaza la humana filosofía, la que ciencia, sino también con qué derra­
merece verdaderamente este nombre, mar el gusto y las dulzuras de la gra­
o sea la que conduce a Dios, a la vida cia. No crea, pues, haber recibido este
honesta y a la sabiduría cristiana; sino beso ni el que entiende la verdad y no
que rechaza aquella otra que con vacía la ama, ni el que la ama y no la en­
verbosidad y con el falaz esfuerzo de tiendeH). ¿De qué sirviría el don de la
371 cavilaciones presume con temeraria au­ sabiduría sin el de la caridad? Inflaría
dacia elevarse a las cosas divinas, pe­ vanamente. ¿Y la caridad sin la sabi­
netrando enteramente los misterios de duría? Se e q u i v o c a r í a P o r q u e sólo
Dios, violando de este modo — como lucir es vano; sólo arder es poco; arder
frecuentemente acaecía también enton­ y lucir es lo p e rfecto^ . De donde toma
ces— la integridad de la fe y resbalando su origen la verdadera y genuina doc­
míseramente en la herejía. trina, y cómo ha de unirse con la ca­
¿Ves — escribe— cómo (el Apóstol ridad, lo explica el Santo de esta ma­
San Pablo)W en el modo de saber nera: Dios es sabiduría: no quiere que
hace consistir el fruto y utilidad de la se le ame sólo con ardor, sino también
ciencia? Mas ¿qué se entiende por modo con prudencia... Si despreciáis la cien- 372
de saber? ¿Qué ha de entenderse sino cia, el espíritu de error presto se bur­
con qué orden, con qué aplicación, con lará de vuestro celo. Este espíritu arti­
qué fin? Con qué orden: de suerte que ficioso no tiene medio más eficaz para
aprendamos ante todo lo más necesario arrebatar del corazón el amor que el
para la salvación. Con qué aplicación: conseguir que este amor vaya desti­
a fin de aprender con más ardor lo tuido de prudencia y discreción(10>.
que más vivamente puede movernos al
amor. Con qué fin: a fin de no apren­ 4. Fin e intención. Por estas pala­
der por vanagloria, o por curiosidad, bras aparece bien claro que B e r n a r d o
o por algo semejante, sino sólo para con el estudio y la contemplación ha
tu propia edificación o la del prójim o. tenido únicamente como fin, urgido y
Porque hay quienes quieren saber con estimulado más por el amor que por las
el único fin de saber, y es torpe curio­ sutilezas de las opiniones humanas, el
sidad... Hay quienes quieren saber pa­ dirigir hacia la Verdad Suma los rayos
ra ser ellos conocidos, y es torpe va­ de verdad recogidos por doquier, im­
nidad... Hay quienes quieren saber para petrando de Ella la luz para las men­
vender su ciencia, o sea, para allegar tes, la llama de caridad para las almas
riquezas o conseguir honores con ella, y las normas rectas para la conducta
y es un tráfico vergonzoso. Pero los hay moral. Esta es la verdadera sabiduría,
también que quieren saber para edifi­ que trasciende todo lo de este mundo
car a otros, y es caridad; los hay, fi­ y devuelve todas las cosas a su verda­
nalmente, que quieren saber para su dera fuente, a Dios, para llevar a El
propia edificación, y es prudencia^ todos los hombres. Por esto, el D o c t o r
M e l i f l u o , no confiando en la agudeza
3. Características de ella. Cuál sea de su ingenio, avanza lentamente y con
la doctrina, o mejor aún, la sabiduría cautela por entre los inciertos y poco
que él sigue y ama intensamente, lo seguros desfiladeros del raciocinio, no
dice con estas hermosas palabras: Pues45 se apoya en los artificiosos e ingeniosos
(4) Véase los sermones: S. Bernardo, Sermo in (7) S. Bern., In Cántica, Sermo 8, 6 (Migne
Festo SS Apóstol. Petri et Pauli, n. 3 (Migne P.L. P.L. 183, col. 813-A y B).
183, col. 407); y Sermo 3 in Festo Pentec. n. 5 (8) S. Bern., In Cántica, Sermo 69, 2 (Migne
(Migne P.L. 183 col. 332-B). P.L. 183, col. 1113-A).
(9) S. Bern., In Nativit. S. Joannis Bapt., ser­
(5) Véase I Cor. 8, 2. mo 3 (Migne P.L. 183, col. 399-B).
(6) S. Bern., In Cántica. sermo 36, 3 (Migne (10) S. Bern., In Cántica, Sermo 19, 7 (Migne
P.L. 183, col. 968-C y D). P.L. 183 col. 866-D).
209, 5-6 E n cíc lic a “ D o c t o r M ellifluus ” 1981

silogismos, de que tanto abusaban en das de sus libros, para utilidad de


su tiempo los dialécticos, sino que, todos: Os hemos hecho ver que toda
como águila, con la mirada fija en el alma, aunque se halle cargada de vi­
sol, se dirige en raudo vuelo hacia la cios, envuelta en pecados como entre
suprema cumbre de la verdad. Es que redes, captada por los deleites, cautiva
la caridad, que lo mueve, no conoce en su destierro, encarcelada en el cuer­
impedimentos y pone alas, por decirlo po... que toda alma, repito, aunque se
así, a la inteligencia. Para él la doctri­ encuentre, por decirlo así, sumida en
na no es la última meta, sino más bien la mayor desesperación y se sienta ya
el camino que conduce a Dios; no es como condenada, puede, si quiere, ha­
algo en lo cual se detenga vanamente el llar en sí misma energías suficientes
alma, luchando consigo misma, atraída no sólo para respirar con la esperanza
por fulgores fluctuantes, sino que es el del perdón y de la misericordia, sino
amor lo que la mueve, empuja y gobier­ también para atreverse a aspirar a las
na. Así pues, B e r n a r d o , sostenido por celestiales bodas del Verbo, contraer la
esta sabiduría, meditando, contemplan­ más íntima alianza con Dios y llevar
do y amando, se eleva hasta las supre­ el yugo suave del amor con el Rey de
mas cimas de la ciencia mística y se los ángeles. Porque ¿qué no puede em­
une con Dios mismo, como gozando a prender con confianza puesta en Aquel
veces ya en esta vida mortal de la de quien sabe que lleva impresa en sí
bienaventuranza infinita. la imagen y semejanza?^13K Esta con­
formidad desposa al alma con el Verbo,
5. De su estilo que nutre la piedad. cuando, siéndole ella semejante por su
Además su estilo vivaz florido, ágil y naturaleza, procura semejarse a El por
sentencioso, está empapado de tal sua­ su voluntad, amándole como por El es
vidad y dulzura que atrae el ánimo del amada. Luego si le ama perfectamente,
lector, deleitándolo y elevándolo a las se ha desposado con El. ¿Qué cosa más
cosas de arriba, fomenta, nutre y diri­ dulce que esta conformidad? ¿Qué cosa
ge la piedad, empuja finalmente al alma tan deseable como este amor que hace
a desear los bienes que no son caducos que, tú, oh alma, no contenta con las
y pasajeros, sino verdaderos, seguros y enseñanzas recibidas de los hombres,
eternos. Por esta razón, sus escritos han te acerques, animosamente por ti mis­
sido siempre tenidos en gran veneración ma al Verbo, te adhieras fuertemente a
y de entre ellos, la Iglesia misma esco­ El, le preguntes y consultes familiar­
gió para la sagrada Liturgia no pocas mente sobre todas las cosas, de forma
páginas perfumadas de espíritu celes­ que la capacidad de tu inteligencia sea
tial y saturadas de ardiente piedad^11*). la medida de la audacia de tus deseos?
Parece como si estuvieran vivificadas Todo ello constituye un verdadero con­
por el soplo del Espíritu Divino y res­ trato de matrimonio espiritual y santo.1
plandecieran con una luz tal, que jamás Y aun me quedé corto diciendo contra­
podrá extinguirse a través de los siglos, to; es abrazo. Abrazo ciertamente, cuan­
porque nace del alma de un escritor do un mismo querer, un mismo no
sediento de verdad y caridad y deseoso querer hace de dos espíritus uno solo.
de alimentar a los demás, conformán­ Y no es de temer que la disparidad de
dolos a su propia imagen(12>. las personas haga claudicar en algo la
conveniencia de voluntades, porque el
6. Citas de sus obras sobre el amor. amor no entiende de respeto. Dícese
Nos place, Venerables Hermanos, refe­ amor de amar, no de honrar... El amor
rir acerca de esta mística doctrina al­ abunda para sí; el amor, cuando viene,
gunas bellísimas sentencias entresaca­ traduce y cautiva en sí mismo a todos

(11) S. Bern., véase Brev. Romano In fcsto SS. fiesta de S. José, esposo de María; en la fiesta
Nominis Jesu; en el tercer día de la Octava de de S. Gabriel Arcángel.
(12) Véase Fénélon, Panégyrique de St. Ber-
la Inmaculada Concepción; en la Octava de la nard.
Asunción; en la fiesta de Siete Dolores de la (13) S. Bern., In Cántica, sermo 83, I (Migne
Virgen; en la fiesta del santísimo Rosario; en la P.L. 183, col. 1181-C y D).
1982 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 209, 7

los afectos. Por eso el que ama, ama nunca aspiran a las cosas de allá arriba,
y no sabe de otra cosa^141
K
5 a los bienes que no se acaban.1 4
Después de haber hecho notar que Sin embargo, aunque no todos pue­
Dios quiere ser amado de los hombres, den llegar a tocar la cima de esa divi­
más que temido y honrado, añade estas na contemplación, de la que habla
agudas y sutiles observaciones: Este B ernardo con tan sublimes pensamien­
(el amor) basta por sí, éste agrada por tos y palabras, aunque no todos pue­
sí y por causa de sí. El es para sí su den unirse a Dios con tanta intimidad,
mérito, él su premio. El amor fuera de que les haga sentirse ligados al Sumo
sí mismo no busca ni motivo ni fruto. Bien con los vínculos de cierto miste­
Su fruto es su uso. Amo porque amo; rioso y celestial matrimonio; sin em­
amo por amar. Cosa grande es el amor, bargo, todos pueden y deben elevar de
con tal que vuelva a su principio, si cuando en cuando el alma desde estas
devuelto a su origen, si refundido a su cosas terrenas a las celestiales y amar
fuente toma siempre de ella de donde con decidida voluntad al Supremo Da­
siempre fluya. Sólo el amor, entre todos dor de todo bien.
los movimientos, sentires y afectos del Por lo cual, cuando hoy la caridad
alma, es con lo que puede la criatura hacia Dios o ha ido poco a poco apa­
pagar, aunque no equitativamente, a su gándose en las almas de muchos, o en
Autor, o también corresponderle de la otros no raramente ha desaparecido ya
misma manera(15). por completo, creemos que los escritos
Después de haber experimentado fre­ del D octor Melifluo han de ser me­
cuentemente en la contemplación y la ditados con toda atención de sus sen­
oración este divino amor, por el que tencias, en efecto, que por lo demás
nos podemos unir tan estrechamente a están inspiradas en el Evangelio, puede
Dios, le salen del alma estas inflamadas brotar una nueva y sobrenatural ener­
palabras: ¡Dichosa (el alma) que mere­ gía que regule la moral de los hombres
ció ser prevenida con bendición de tan­ y la conforme con los preceptos cris­
ta dulcedumbre! Dichosa aquella a tianos, en beneficio de la vida privada
quien se dio sentir abrazo de tanta y pública de los ciudadanos; de esta
suavidad, que no es otro sino el amor manera, se logrará aplicar remedios
suave y dulce, amor de tanta serenidad oportunos a tantas y tan graves cala­
como sinceridad, amor mutuo, íntimo midades como afligen y turban la so­
y fuerte, que junta a dos, no en una ciedad. Al no amar los hombres como
sola carne, sino en un espíritu, que deben a su Creador, del que provienen
hace de dos no ya dos, sino uno solo, todas las cosas que poseen, tampoco
como dice Pablo<16): ((Quien se adhiere podrán amarse mutuamente; más aún
a Dios es con El un mismo espíritu ’ (17). — como tantas veces ocurre— , se divi­
dirán entre sí, separados por el odio
7. Importancia de sus escritos para
y los rencores, y se combatirán unos a
el mundo de hoy. Esta sublime doctri­ otros duramente. Dios es el Padre
na mística del D octor de Clara val , amantísimo de todos nosotros; somos
capaz de superar y saciar todo deseo todos hermanos en Cristo, que nos re­
humano parece ser que en nuestros dimió derramando su preciosa sangre.
tiempos ha sido descuidada, abando­ Siempre que no devolvemos a Dios el
nada, u olvidada por muchos; éstos, amor con que El nos ama, y no reco­
absorbidos por las preocupaciones y nocemos con reverencia su divina pa­
quehaceres de cada día, no buscan ni ternidad se rompen también por des­
375 desean sino lo que es útil y práctico en gracia los vínculos del amor fraterno y
esta vida mortal y casi nunca levantan — como tantas veces contemplamos lle­
al Cielo sus ojos y su corazón, casi nos de pena— brotan las discordias, las
(14) S. Bcrn., In Cántica, sermo 83, 3 (Migne (16) Véase I Corint. 6, 17.
P.L. 183, col. 1182-C, D). (17) S. Bern., In Cántica, sermo 83, ti (Migne
(15) S. Bern., In Cántica, sermo 83, 4 (Migne P.L. 183, col. 1184-C).
P.L. 183, col. 1183-B).
209, 8-10 E n cíc lic a “ D o c t o r M ellifluus ” 198»

luchas y las enemistades, que pueden tado cuando escribe: ¡Oh amor casto y
llegar hasta el punto de socavar y santo! ¡Oh dulcísimo y suavísimo afec­
derribar las mismas bases de la socie­ to!... tanto más dulce y suave, cuanto
dad humana. que es del todo divino lo que se siente.
Amar así es estar endiosado (2D. Y en
8. Difundir la caridad. Misión del otro lugar: Mejor es para mí, Señor,
clero. Hemos por tanto de llevar de abrazarte en la tribulación, en la ho­
nuevo a las almas de todos los hom- guera tenerte conmigo, que estar sin
376 bres aquella divina caridad que inflamó Ti aun en el cielo^ K Y al llegar a la
el corazón del D octor de Glaraval , suma y perfecta caridad, por la que
si queremos que florezcan las costum­ se une a Dios en el más íntimo matri­
bres cristianas, que la Religión católica monio espiritual, entonces ve inundada
pueda realizar con fruto su misión y su alma de tal alegría y paz, como
que, después de haberse apaciguado jamás se encontrará otra: ¡Oh lugar del
todas las discordias y restaurado el verdadero descanso... donde no se ve 377
orden en todas las cosas con justicia y a Dios como turbado por la ira o como
equidad, brille la paz serena para el preocupado por solicitudes, sino que
género humano cansado y afligido. se saborean los efectos de su bondad y
De esta caridad, con la que es pre­ de su benevolencia! Esta contempla­
ciso que estemos siempre y decidida­ ción no está llena de espanto, sino de
mente unidos a Dios, han de verse delicias; no excita una curiosidad in­
especialmente inflamados cuantos han quieta, sino que la sosiega. No cansa al
abrazado la Orden del D octor M eli­ sentido, sino que lo tranquiliza. Aquí
fluo y todos los clérigos, cuya peculiar verdaderamente se descansa. Dios tran­
misión es animar y exhortar a los quilo lo tranquiliza todo; y verlo pací­
demás a vivificar este amor divino. fico es estar en paz(23).
De este amor — como dijimos— hoy
más que nunca están necesitados los 10. Elogio de la perfecta quietud
ciudadanos, la familia, la sociedad en­ mística. Sin embargo esta perfecta
tera. Al arder éste, y al empujar los quietud no es la muerte del alma, sino
ánimos hacia Dios, meta suprema de la vida verdadera. Muy al revés..., es
los mortales, se robustecen las demás un descanso vivificador y vigilante que
virtudes; por el contrario, si éste se alumbra los sentidos interiores y, des­
debilita y se apaga, se debilitan igual­ terrando la muerte, comunica una vida
mente y se apagan poco a poco la tran­ inmortal. Es verdaderamente sueño,
quilidad, la paz, el gozo y todos los pero tal que no embota los sentidos,
bienes verdaderamente tales, ya que sino que los transporta y los arroba. Lo
dimanan precisamente de Aquel, que diré sin vacilar; es una muerte; y si
es caridad(18). os parece dura la frase, escuchad al
Apóstol, el cual, escribiendo a algunos
9. Bernardo, maestro eximio de la vivientes aun en carne mortal, decíales
caridad. De es la divina caridad quizás así^24) : (iEstáis ya muertos, y vuestra
nadie haya hablado tan bien, con tanta vida está escondida con Cristo en
profundidad y vehemencia, como B er­ Dios” (25\
nardo . La causa de amar a Dios — di­ Esta perfecta quietud del alma, por
ce— es Dios mismo; la medida, amar la que gozamos devolviendo a Dios el
sin medidcT19\ Porque donde hay amor, amor con que El nos ama, y por la
no hay labor, sino sabor (20*\ Lo cual que dirigimos y encaminamos a Dios
él mismo confiesa haberlo experimen- nuestra vida y todas nuestras cosas, no
(18) I Juan 4, 8. (22) S. Bern., In Psalm 90, ” Qui habitat” ,
(19) S. Bern., De diligendo Deo, c. i. (Mignc Sermo 17, 4 (Migne P.L. 183, col. 252-G).
P,L. 182, col. 974-A). (23) S. Bern., ln Cántica, sermo 23, Ib (Migne
(20) S. Bern., In Cántica, sermo 85. 8 (Migue P.L. 183, col. 893-A, B).
P.L. 183, col. 1191-D). (24) Coios. 3, 3.
(21) S. Bern., De diligendo Deo. c. 10, 28 (Migne (25) S. Bern., In Cántica, sermo 52, 3 (Migne
P.L. 182, col. 991-A). P.L. 183, col. 1031-A).
1984 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 209. 11-12

nos reduce al desaliento, a la pereza, a nidad y sociedad humana somos deu­


la inercia, sino todo lo contrario, nos dores de consejo y de auxilio(2°). Y
empuja a una vida despierta, diligente, cuando lleno de tristeza veía nuestra
actuosa, con la que nos esforzamos por santa Religión amenazada o perseguida
conseguir nuestra salvación, e incluso no ahorraba trabajos, viajes y cuida­
la de los demás, con el auxilio de la dos, con tal de poderla defender y
divina gracia. Pues esta excelsa con­ ayudar según sus posibilidades. Nada
templación y meditación, movida e im­ de... lo que pertenece a la causa de Dios
pulsada por el divino amor, contribuye — escribía— lo juzgo como extraño a
a gobernar los afectos, a dirigir los mi'( 3°) y ai r ey luis de F rancia , le
actos, a corregir los excesos, a regular dirigía estas animosas palabras: Nos­
las costumbres, a ordenar y ennoblecer otros, hijos de la Iglesia, no podemos
la vida, a conseguir, en fin, la ciencia cerrar los ojos ante las injurias, el des­
de las cosas humanas y divinas. Ella precio y la opresión de nuestra madre...
hace suceder el orden a la confusión, Estamos decididos a combatir hasta la
sabe unir lo disperso y juntar lo des­ muerte, si es preciso, en defensa de
unido, penetra en lo más secreto, des­ nuestra madre, con las armas que nos
cubre las trazas de la verdad, averigua es permitido hacerlo: no con escudos y
lo aparente y falso de las cosas, descu­ espadas, sino con llanto y oraciones a
bre finalmente, el engaño. Ella ordena Díos(3D. Y a P edro , Abad de Cluny:
de antemano las acciones que se han Me glorío de haber padecido tribulacio­
de llevar a efecto, no olvidándose de nes por la Iglesia. Esta es mi gloria, la
recapacitar sobre los actos realizados, que me hace levantar la cabeza: el
para que no quede en el alma nada que triunfo de la Iglesia; porque si con ella
necesite enmienda. Ella en las cosas padecimos, con ella también recibire­
prósperas presiente los peligros que mos la consolación. Preciso fue cola­
nos amenazan, y en las adversas hace borar y padecer con la madre^2\
que casi no se sientan sus efectos; lo
uno es propio de la fortaleza, lo otro 12. Herejías y Cruzadas. Y cuando
de la prudencia(26\ el Cuerpo místico de Jesucristo se vio
turbado por cisma tan desdichado que
11. La labor apostólica de San Ber­ aun los buenos estaban entre sí divi­
nardo. Y en realidad, a pesar de que didos, él se dedicó de lleno a componer
anhelaba permanecer continuamente las discrepancias y devolver a los áni­
recogido en esta altísima y suavísima mos la felicidad y la unidad. Cuando
378 contemplación, alimentada por el divi­ los Príncipes, a causa de su ambición
no espíritu, el D o c t o r d e C l a r a v a l y de sus ansias de dominio terreno,
no estaba siempre encerrado dentro de estaban enredados en terribles discor­
las paredes de su celda, en que la per­ dias, que acarreaban grandes daños a
manencia continuada es tan grata^21\ los pueblos, él fue el pregonero de la
sino que acudía presurosamente con paz y el supremo fautor de la concordia 379
su consejo, su palabra y sus obras allí entre ellos. Cuando finalmente los San­
donde lo requería la causa de Dios y de tos Lugares de Palestina, consagrados
la Iglesia. El mismo aseguraba que no por la sangre del Divino Redentor, se
hemos de vivir para nosotros solos, encontraban en circunstancias muy di­
sino para todos<28); y escribía, refi­ fíciles y amenazados hostilmente por
riéndose a sí mismo y a los suyos: a ejércitos extranjeros, él fue quien por
nuestros hermanos, entre quienes vivi­ encargo del Sumo Pontífice, convocó
mos, por el mismo derecho de frater- a los Príncipes y a las naciones cris-
(26) S. Bern., De considerat: I, c. 7 (Migne P.L. (30) S. B e rn ., E p is t. 20 (al Cardenal Haimerico)
182, col. 737-A y B). (Migne P.L. 182, col. 123-B).
(27) Imitación de Cristo, I, 20, 5. (31) S. B e r n ., E p is t. 221, 3 (Migne P.L. 182, col.
(28) S. Bern., In Cántica, sermo 41, 6 (Migne 386-D; 387-A.
P.L. 183, col. 987-B).
(29) S. Bern., De Adventu Domini, sermo 3, 5 (32) S. Bern., Epist. 147, 1 (Migne 182 col.
Migne P.L. 183, col. 45-D). 304-C; 305-A).
209v 13-14 E n cíc lic a “ D o c t o r M ellifluus ” 1985

lianas a una nueva Cruzada con eleva­ cuanto mayor es la diferencia con que
das palabras y con más elevada cari­ habéis recibido por encima de los de­
dad; y si esta Cruzada no tuvo el más ambos nombres. Ellos no tienen
resultado apetecido, no es ciertamente más grey que la que se les señala; cada
a él a quien se debe achacar la culpa. cual tiene la suya; pero a vos se os han
Cuando la integridad de la fe y de confiado todas juntas. Y no sólo cui- 380
las costumbres, recibida de los antepa­ dáis de las ovejas, sino de todos sus
sados como sagrada herencia, se vio pastores, siendo vos el solo y único
expuesta a graves peligros principal­ mayoral*(34)3. Y en otro lugar: Del mun­
6
5
mente por parte de A b e l a r d o , A r n a l - do tendría que salir quien quisiera
d o d e B r e s c ia y G il b e r t o d e l a P o r r e e ,
buscar qué es lo que no está bajo tu
entonces con sus escritos llenos de sa­ cuidadoí35).*3
6
5
4
biduría y emprendiendo fatigosos via­ De manera clara y evidente reconoce
jes, hizo todo cuanto con la gracia le el magisterio infalible del Romano Pon­
fue posible para que estos errores fue­ tífice en todo cuanto pertenece a la fe
ran combatidos y condenados y para o a las costumbres. Al hacer notar los
que los que habían errado pudiesen errores de A b e l a r d o , quien hablando de
volver al recto camino y a mejor la Trinidad, sabe a Arrio; hablando de
consejo. la Gracia, sabe a Pelagio; hablando de
la persona de Cristo, sabe a Nesto-
13. A m or al Papa y respeto a su r / 0 (36), q u e p 0 n e grados en la Trinidad,
autoridad, el m agisterio infalible. En modos de ser en la majestad, números
esto, sabiendo que más valía la auto­ en la eternidad(37), que se alza a resol­
ridad del Romano Pontífice que la verlo todo por la soberbia del ingenio
sabiduría de los doctos, procuró poner humano y se desdeña de reservar nada
de por medio esta autoridad, que reco­ a la /e (38>; no solamente discute, analiza
nocía suma e infalible para dirimir y refuta sus sutiles, capciosas y falaces
tales disputas. A Nuestro Predecesor de razones, sino que escribe a Nuestro
feliz memoria E u g e n i o III, su antiguo Predecesor de feliz memoria I n o c e n ­
discípulo, escribía estas líneas que reve­ c i o II sobre el particular estas gravísi­
lan al propio tiempo su amor y el mas palabras: A vuestro apostolado to­
profundo respeto que le profesaba y la can todos los peligros... especialmente
libertad de alma propia de los Santos: aquellos que se refieren a la fe. Pues
El amor no conoce al señor; conoce al creo que es natural que allí puedan re­
hijo, aun bajo la tiara... Os aconsejaré, pararse los daños de la fe, donde la fe
por tanto, no como maestro sino como no puede sufrir detrimento. Esta es la
madre, para hablar llanamente, como prerrogativa de esta Sede... Tiempo es
quien os ama^3SK Y más tarde le dirige de reconocer, Padre amantísimo, vues­
estas vehementes palabras: ¿Quién sois9 tra primacía... En esto ciertamente ha­
Sois el gran Sacerdote, el Sumo Pontí­ réis las veces de Pedro, cuya sede ocu­
fice; sois Príncipe de los Obispos, el páis, si confirmáis a los que titubean
heredero de los Apóstoles... Pedro, en en la fe con vuestras amonestaciones y
la potestad; Cristo, por la unción. Sois extermináis con vuestra autoridad a
el hombre a quien se entregaron las los que la corrom pen ^ \
llaves y se confiaron las ovejas. Cier­
to, hay otros que pueden abrir las 14. La fuente de su fuerza: la santi­
puertas de los cielos y apacentar la dad. De dónde pudo sacar fuerzas este
grey; pero vos sois tanto más glorioso, humilde monje para vencer tan arduas
(39) S. Bern., De errore Abselardi, Prefacio (Mig- (37) S. Bernar., De errore Abselardi, I, 2 (Migne
P.L. 182, col. 727-A; 728-A, B). P.L. 182, col. 1056-A).
(34) S. Bern., De Considerat. II, c. 8 (Migne (38) S. Bern., Epist. 188 (Migne P.L. 182, col.
P.L. 182, col. 751-G, D). 353-A, B).
(35) S. Ber., De considerat. III, c. 1 (Migne
P.L. 182, col. 757-B). (39) S. Bern., De error Abselardi, Prefacio (Mig­
(36) S. Bern., Epist. 192 (Migne P.L. 182, col. ne P.L. 182, col. 1053, 1054-D).
358-D; 359-A).
Encíclicas Pontificias 63
1986 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 209, 15ui,6

dificultades, resolver cuestiones tan las que atraían la gracia sobrenatural a


complicadas y dirimir causas tan in­ sus empresas y trabajos.
trincadas, casi destituido de toda ayuda
humana, solamente lo podremos cole­ 15. Amor encendido a Jesús. De; ma­
gir si consideramos la excelsa santidad nera especialísima amaba a J e s u c r i s t o ,
que iluminaba su vida, unida a una nuestro Divino Redentor, con tal vehe­
decidida entrega a la verdad. Como ya mente amor, que inspirado por él escri­
dijimos, estaba inflamado de una arden­ bía páginas bellísimas y sublimes que
tísima caridad para con Dios, y para aun hoy llenan de admiración a todos
con el prójimo; éste es, en definitiva, e inflaman la piedad de cuantos las
como bien sabéis, Venerables Herma­ leen. ¿Qué cosa hay que nutra tanto
nos, el principal mandato del Evange­ el espíritu... qué otra cosa repara tanto
lio y el que resume todos los demás; las fuerzas perdidas, hace las virtudes
de esta manera B e r n a r d o no sólo esta­ más varoniles, fomenta las buenas , y
ba unido al Padre celestial con un loables costumbres y las inclinaciones
vínculo místico y perenne, sino que no castas y honestas? Todo alimento del
ansiaba más que ganar a los hombres alma carece de substancia si no va con­
para Cristo, defender los sagrados de­ dimentado con este óleo; es insípido si
rechos de la Iglesia y combatir con no está sazonado con esta sal. El leer
me hastía, si no leo allí el nombre de
corazón valiente por la integridad de
Jesús. El hablar o discutir me disgusta
la fe católica.
si no se habla allí de Jesús. Jesús es
No se vanagloriaba su alma en medio miel en la boca, melodía en el oído,
del aprecio y estima que gozaba ante júbilo en el corazón. Pero es también
los Sumos Pontífices, ante los Príncipes medicina. ¿Está triste alguno de vós-
y ante los pueblos, ni buscaba las vanas otros? Pues venga Jesús a su corazón
y fugaces lisonjas de los hombres, sino y de allí pase a la boca, y apenas es
que siempre brillaba en él la humildad pronunciado este nombre adorable pro*
cristiana, que recoge a las demás vir­ duce una luz resplandeciente, que altu*
tudes... una vez recogidas, las conser­ yenta los disgustos y restablece la cal*
va... y una vez conservadas, las lleva a ma y la serenidad. ¿Cae alguno en pe­
su perfección(404 \ de modo que sin
3
2
1 cado? ¿Corre por esto desolado a lá
ésta... ni siquiera parezcan virtudes<4D. muerte por la senda de la desespera­
Por lo cual, los honores que se le ofre­ ción? Pues invoque este nombre vital y
cieron no sedujeron su alma, ni sus al punto respirará de nuevo aires de
pies corrieron tras la gloria; era igual vida... ¿Quién es aquel cuyo espíritu
deleite para él la tiara y el anillo que fluctuante y acongojado en medio dé
la pica y el azadón4 (42)4
1
4
0 . Y mientras lle­
3 los peligros, a la invocación de esté
vaba a cabo tantos y tan admirables nombre, no ha recobrado de nuevo la
trabajos por la gloria de Dios y pro­ más completa seguridad y se ha visto
vecho del nombre cristiano, él sólo se libre de todo temor?... Nada hay más
reconocía inútil siervo de los siervos propio para detener el ímpetu de la
de D ios^‘¿\ vil gusanillo(44>, árbol esté- hinchazón del orgullo, curar las llagas
ri7(45), pecador, ceniza..MQK Era la asi­ de la envidia..
dua contemplación de las cosas celes­
tiales la que alimentaba esta cristiana 16. Tierna devoción a María. Pági­
humildad y las demás virtudes; eran las na célebre. A este amor encendido a
oraciones encendidas que dirigía a Dios, J e s u c r s it o se añadía una tierna y s ü a -

(40) S. Bern., De moribus et Offic. Episc. (o (44) S. Bern., Epist. 215 (Migne P.L. 182,; cól.
sea:) Epist. 42, 5, 17 (Migne P.L. 182, col. 821-A). 379-B). ; ;: 1
(45) Vita prima, V, 12 (Migne P.L. 185,. c'ol.
(41) En el mismo lugar de la nota (40). 358-D). , : 1
(42) Vita Prima, II, 25 (Migne 185, col. 283-B). (46) S. Bern., In Cántica, sermo 71, 5 (Migne
P.L. 183, col. 1123-D). . •*
(43) S. Bern., Epist. 37 (Migne P.L. 182, col. (47) S. Bern., In Cántica, sermo 15, 6 (Migjne
143-B). P.L. 183, col. 846-D; 847-A, B). ¡ -
2 0 9 , 17 E n cíc lic a “ D o c t o r M ellifluus ” 1987

vísima piedad hacia su excelsa Madre, turbado ante la memoria de la enormi­


a lá que amaba y veneraba igualmente dad de tus culpas, confuso a la vista de
como amantísima madre suya. Confia­ la fealdad de tu conciencia, aterrado
ba de tal modo en su poderoso patro­ ante la idea del horror del juicio, co­
cinio, que no dudaba en afirmar: Dios mienzas a ser absorbido en la sima sin
quiso que todo cuanto obtenemos, pase fondo de la tristeza, en el abismo de la
por las manos de María^8\ Y en otro desesperación, piensa en María. En los
lugar: Esta fue su voluntad, que todo peligros, en las angustias, en las dudas,
¡o tengamos por M a ría ^ \ piensa en María. En los peligros, en las
Y Nos es grato proponer a vuestra dudas, piensa en María, invoca a Ma­
consideración, Venerables Hermanos, ría. No se aparte María de tu boca, no
aquella página, la más hermosa quizás, se aparte de tu corazón; y para conse­
de cuantas se han escrito en loor de la guir la ayuda de su intercesión, no te
Santísima Virgen Madre de Dios, la desvíes de los ejemplos de su virtud.
más vehemente, la más apta para ex­ Si la sigues, no te extravías; si la rue­
citar en nosotros el amor a Ella, la más gas, no desesperas, si en ella piensas,
útil para avivar nuestra piedad y ani­ no te pierdes. Si ella te tiene dé su
marnos a seguir el ejemplo de sus virtu­ mano, no caes; si ella te protege, nada
des*..: Es llamada Estrella del Mar, temas; si ella te guía, no te fatigas; si
nombre que se adapta a la virgen Ma­ ella te ampara, llegas al puerto,.A50h
ría oportunísimamente; pues, ella con
toda justicia se compara a una estrella; 17. Exhortación del Papa a la d evo­
porque así como la estrella lanza el ción de María, especial para nuestros
rayo de su luz sin mengua de sí mis­ turbulentos tiempos. De esta manera
ma, así, sin lesión suya, dio a luz la creemos que no podemos dar mejor fin
Virgen a su Hijo. Ni el rayo disminuye a Nuestra Carta Encíclica, que invitan­
en la estrella su claridad ni el Hijo en do a todos con las palabras del D o c t o r
la Virgen su integridad. Ella, pues, es M e l i f l u o a fomentar la piedad hacia
aquella noble estrella nacida de Jacob, la excelsa Madre de Dios con un afán
cuyos rayos alumbran todo el orbe, cada día más grande, y a imitar con
cuyo resplandor brilla en las alturas y todo empeño sus gloriosas virtudes se­
cala los abismos... Esta misma, repito, gún las condiciones de vida de cada
83 es la esclarecida y singular estrella, ele­ uno. Si al caer del siglo XII eran gra­
vada necesariamente por encima de este ves los peligros que amenazaban a la
mar grande y espacioso, brillando con Iglesia y la humanidad, no son cierta­
méritos, ilustrando con ejemplos. ¡Oh! mente menores las dificultades por las
Quienquiera que seas el que en la im­ que atraviesa nuestra época. La fe cató­
petuosa vorágine de este siglo te ves lica, fuente de los supremos consuelos
más bien a merced de las olas entre del hombre, se debilita no pocas veces
borrascas y tempestades que caminan­ en las almas y llega a ser incluso com ­
do en tierra firme, apartes los ojos del batida con encono públicamente en al­
resplandor de esta estrella si no quieres gunos países y naciones. Abandonada
ser envuelto en los torbellinos. Si se o combatida la Religión cristiana, es
levantaren vientos de tentaciones, si triste ver cómo las costumbres públi­
tropezares en escollos de tribulaciones, cas y privadas se desvían del recto
mira a la estrella, invoca a María. Si camino y caen a veces a través de
te sintieres agitado por las olas de la multitud de errores en los vicios más
soberbia, de la ambición, de la detrac­ miserables.
ción, o de la emulación, mira a la estre­ En lugar de la caridad, vínculo de 384
lla, invoca a María. Si la ira, o la ava­ perfección, de concordia y de paz, na­
ricia, o el deleite carnal sacudieren la cen por doquier los odios, los rencores,
navecilla de tu alma, mira a María. Si4 9
8 las discordias.
(48) S. Ber., In Vigil. Natiuit. Domini, sermo ne P.L. 183, col. 441-B).
III, 10 (Migne P.L. 183, col. 100-A). (50) S. Bern. Homil. 11 super “Missus cst” , 17
(49) S. Bern., Sermo in Nativit. Marías, 7 (Mig- (Migne P.L. 183, col. 70-B, C, D; 71-A).
1988 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 209, 18

Invade las almas de los hombres una 18. Deseo final y bendición. Sean
especie de inquietud, de turbación, de estos los ubérrimos y saludables frutos
ansia; es que hay miedo de que caigan que, con la protección de S a n B e r ­
los fundamentos de la sociedad civil y n a r d o , nos traigan las fiestas centena­
doméstica en el caso de que la luz del rias de su piadosa muerte; sea esto lo
Evangelio se debilite y extinga poco a que con Nos pidan y supliquen todos,
poco en las almas de muchos o, lo que contemplando y meditando los ejem­
es peor aún, sea rechazada por ellos; plos del D o c t o r M e l if l u o y esforzán­
peores y más desgraciados serían en dose por seguir con afán y prontitud
este caso los tiempos que se avecinan. sus santas huellas.
Así pues, de igual manera que el De estos saludables frutos sea prenda
D o c t o r d e C l a r a v a l suplicó y obtuvo la Bendición Apostólica, que de todo
para su época el auxilio de M a r í a , la corazón concedemos a vosotros, Vene­
Virgen Madre de Dios, también nos­ rables Hermanos, a la grey confiada a
otros pidamos con tan intensa piedad vuestros cuidados, y especialmente a
y súplicas a nuestra Divina Madre que aquellos que pertenecen a la Orden de
obtenga de Dios remedios oportunos S an B ernardo.
para estos males que padecemos, y que Dado en Roma, junto a San Pedro,
nos conceda, con el auxilio divino, Ella el día 24 de Mayo, fiesta de Pentecos­
que es tan benigna y poderosa, que tés, del año 1953, décimoquinto de
brille por fin una sincera, sólida y Nuestro Pontificado.
fructuosa paz para la Iglesia, para los
pueblos y para el mundo entero. PIO PAPA XII.
ENCICLICA “FULGENS CORONA” **
(8-IX-1953)

CON MOTIVO DEL PRIMER CENTENARIO DE LA DEFINICION DEL DOGMA


DE LA INMACULADA CONCEPCION DE LA SANTISIMA VIRGEN

PIO PP. XII

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

I n t r o d u c c ió n solemnemente que ha sido revelada por


AAS 1. La d efin ición de hace cien años Dios y por lo tanto debe ser creída con
45 La refulgente corona de gloria, con que fe firme y constante por todos los fieles,
577 el Señor ciñó la frente purísima de la la doctrina que sostiene que la Santí­
Virgen Madre de Dios, parécenos verla sima Virgen María, desde el primer
resplandecer con mayor brillo al recor­ instante de su concepción, por singular
dar el día en que, hace cien años, Nues­ gracia y privilegio de Dios Todopode­
tro Predecesor, de feliz memoria, Pío roso, fue preservada inmune de cual­
IX, rodeado de imponente número de quier mancha del pecado original, en
Cardenales y Obispos, con autoridad vista de los méritos de Cristo Jesús,
infalible declaró, proclamó y definió*9 3 Salvador del género humano
(* ) A. A. S. 45 (1953) 577-591; versión española de la Oficina de Prensa del Vaticano; la numeración
es de la Encíclica en AAS. (P. H.).
(1) Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8-XII-1854. más, dejando a salvo la universalidad de la Re­
El texto arriba citado está en el subtítulo 29 del dención, introdujo la distinción de una redención
texto íntegro que reproducimos más abajo. Nos después de la caída y una redención previa a la
permitimos anteponer a ese texto una breve in­ caída para prevenir de ella la doctrina de la In­
troducción. maculada Concepcin de María Santísima comen­
El 8 de diciembre de 185k, Pío IX, rodeado de zó a florecer y madurar rápidamente hasta llegar
93 obispos, 42 arzobispos, el patriarca de Alejan­ a la perfección de la dogmatización.
dría y 54 cardenales definió solemnemente ex ca- La Constitución Apostólica Sollicitudo omnium
thedra (oficialmente) la Concepción Inmaculada de Ecclesiarum (8-XII-1661) de Alejandro VII (1655-
la Santísima Virgen, y cuando este Papa quiso 1667), que se cita largamente en la Epístola Apos­
levantar un monumento, para memoria de la glo­ tólica Ineffabilis Deus, del 8-XI1-185L de Pío IX
riosa definición, escogió para erigirlo la Plaza y cuyo texto integro intercalaremos en su debido
de España en Roma, “ por haber sido España, lugar en la “ Ineffabilis Deus” de esta nota, se­
como afirmó S. Santidad en la inauguración, la ñalará algunas etapas importantes de este desa­
nación más devota de la Virgen y la que más rrollo o evolución histórica del dogma.
fervoroso culto había tributado a la Inmaculada A continuación daremos el texto completo de
concepción’ . A quien llame la atención lo tardío “ Ineffabilis Deus” de Pío IX, añadiendo como
de esa definición en la Historia de la Iglesia ha de costumbre los números y subtítulos.
de recordar que antes del siglo 19 no había causa En el subtítulo 9 daremos el texto íntegro de la
ocasional de ello, pues desde Neslorio, cuyos ata­ “ Sollicitudo omnium Ecclesiarum” de Alejandro
ques a la persona de Cristo dieron pie para de­ Vil, poniendo entre paréntesis lo que no perte­
finir solemnemente la maternidad divina de Ma­ nece y dando en letra cursiva lo que pertenece
ría, no hábia ataques doctrinales a fondo que a la cita que Pío IX hace de la Constitución Apos­
“ afectasen directamente a la Madre de Dios” . El tólica Sollicitudo de Alejandro VIL
dogma católico, según comparación de los Padres, He aquí el texto:
es una semilla que “ necesita desarrollarse, flo­
recer, madurar y llegar a su perfección” , desen­ Epístola Apostólica
volvimiento que en el caso del dogma de la In­ INEFFABILIS DEUS
maculada Concepción encontró no pocas dificul­ de PIO IX
tades en el dogma de la universalidad de la re­
dención, cuya preeminencia indujo a los grandes (8-XII-1854)
teólogos Pedro Lombardo, Alejandro de Halés, I. Introducción.
San Buenaventura, San Alberto Magno y Santo 1. Marta en los planes de Dios. El inefable
Tomás de Aquino a no pronunciarse en favor del Dios, cuya conducta es misericordia y verdad,
privilegio de María, mientras otros teólogos, me­ cuya voluntad es omnipotencia y cuya sabiduría
nores si, sostuvieron el privilegio. Cuando Duns alcanza de limite a límite con fortaleza y dispone
Escoto, contemporáneo más joven de Santo To- suavemente todas las cosas, (Sal. 8, 1), habiendo

— 1989 —
1990 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 210, 1

La Iglesia católica entera recibió con fieles hacia la Santísima Virgen, que
alborozo la sentencia del Pontífice que hace florecer en más alto grado las
desde hacía tiempo esperaba con ansia; virtudes cristianas, adquirió nuevo vi­
y reavivada con esto, la devoción de los gor, y asimismo cobraron nuevo impul-
previsto desde toda la eternidad la ruina lamen­ de la Virgen, los cuales habían sido predetermi­
tabilísima de todo el género humano, que había nados con un mismo decreto, juntamente con la
de provenir de la transgresión de Adán, y ha­ Encarnación de la divina Sabiduría.
biendo decretado, con plan misterioso oculto des­ 4. Continuos hechos manifiestan el sentir de la
de la eternidad, llevar a cabo la primitiva obra Iglesia acerca de la Inmaculada Concepción. Y
de su misericordia, con plan todavía más secreto, aun cuando todas estas cosas, admitidas casi uni­
por medio de la Encarnación del Verbo, para que versalmente por los fieles, manifiestan con qué
no pereciese el hombre impulsado a la culpa por celo haya mantenido también la misma Romana
la astucia de la diabólica maldad y para que lo Iglesia, madre y maestra de todas las iglesias,
que iba a caer en el primer Adán fuese restaurado la doctrina de la Concepción Inmaculada de la
más felizmente en el segundo, eligió y señaló, Virgen, sin embargo de eso, los gloriosos hechos
desde el principio y antes de los tiempos, una de esta Iglesia son muy dignos de ser uno a uno
Madre, a fin de que su unigénito Hijo, hecho enumerados, siendo como es tan grande la dig­
carne de ella, naciese, en la dichosa plenitud de nidad y autoridad, cuanta absolutamente se debe
los tiempos, y en tanto grado la amó por encima a la que es centro de la verdad y unidad ca­
de todas las criaturas, que en sola ella se com­ tólica, en la cual sola ha sido custodiada in­
plació con señaladísima benevolencia. Por lo tan­ violablemente la Religión y de la cual todas
to, tan maravillosamente la colmó de la abun­ las demás iglesias han de recibir la tradición
dancia de todos los celestiales carisinas, sacada de la fe. Asi que la misma Romana Iglesia no
del tesoro de la Divinidad, muy por encima de tuvo más en el corazón que profesar, propug­
todos los ángeles y santos, que Ella, absoluta­ nar, propagar y defender la Concepción In­
mente siempre libre de toda mancha de pecado maculada de la Virgen, su culto y su doctrina,
y toda hermosa y perfecta, manifestase tal ple­ de las maneras más significativas.
nitud de inocencia y santidad, que no se concibe 5. Favor prestado por los Sumos Pontífices
en modo alguno mayor después de Dios y nadie al cullo de la Inmaculada. Muy clara y abier­
puede imaginar fuera de Dios. tamente por cierto testimonian y declaran esto
2. Conveniencia de tal privilegio. Y, por cierto, tantos insignes hechos de los Romanos Pontí­
era convenientísimo que brillase siempre adorna­ fices, Nuestros Predecesores a quienes en la
da de los resplandores de la perfectísima santi­ persona del Príncipe de los Apóstoles encomen­
dad y que reportase un total triunfo sobre la dó el mismo Cristo Señor Nuestro el supremo
antigua serpiente, enteramente inmune aún de la cuidado y potestad de apacentar los corderos
misma mancha de la culpa original, tan vene­ y las ovejas de robustecer a los hermanos en
rable Madre, a quien Dios Padre dispuso dar a la fe y de regir y gobernar la universal Iglesia.
su único Hijo, a quien ama como a sí mismo, Ahora bien, Nuestros Predecesores se gloriaron
engendrado como ha sido igual a sí de su cora­ sobremanera de establecer, con su apostólica
zón, de tal manera que naturalmente fuese uno Autoridad, en la Romana Iglesia la fiesta de
y el mismo Hijo común de Dios Padre y de la la Concepción, y darle más auge y esplendor
Virgen y a la que el mismo Hijo en persona con propio Oficio y Misa propia, en los que
determinó hacer sustancialmente su Madre y de clarísimamente se afirmaba la prerrogativa de
la que el Espíritu Santo quiso e hizo que fuese la inmunidad de la mancha hereditaria, y de
concebido y naciese Aquel de quien él mismo promover y ampliar con toda suerte de indus­
procede. trias el culto ya establecido, ora con la conce­
3. La inocencia y la santidad de Maria es cons­ sión de indulgencias, ora con el permiso otorgado
tante doctrina de la Iglesia. Ahora bien, la Igle­ a las ciudades, provincias y reinos de que to­
sia católica, que, de continuo enseñada por el masen por patrona a la Madre de Dios bajo el
Espíritu Santo, es columna y fundamento firme título de la Inmaculada Concepción, ora con la
de la verdad, jamás desistió de explicar, poner aprobación de sodalicios, congregaciones, ins­
de manifiesto y dar calor, de variadas e ininte­ titutos religiosos fundados en honra de la In­
rrumpidas maneras y con hechos cada vez más maculada Concepción, ora alabando la piedad
espléndidos, a la original inocencia de la augusta de los fundadores de monasterios, hospitales,
Virgen, junto con su admirable santidad, y muy altares y templos bajo el título de la Inmacu-
en consonancia con la altísima dignidad de Madre da Concepción, o de los que se obligaron con
de Dios, por tenerla como doctrina recibida de voto a defender valientemente la Concepción
lo alto y contenida en el depósito de la revela­ Inmaculada de la Madre de Dios. Grandísima
ción. Pues, esta doctrina, en vigor desde las más alegría sintieron, además, en decretar que la
antiguas edades, íntimamente enraizada en los festividad de la Concepción debía considerarse
espíritus de los fieles, y maravillosamente pro­ por toda la Iglesia exactamente como la de la
pagada por el mundo católico por los cuidados Natividad, y que debía celebrarse por la uni­
afanosos de los sagrados prelados, espléndida­ versal Iglesia con octava, y que debía ser guar­
mente la puso de relieve la Iglesia misma cuando dada santamente por todos como de precepto,
no titubeó en proponer al público culto y vene­ y que había de haber solemne servicio religio­
ración de los fieles la Concepción de la misma so papal en Nuestra patriarcal basílica Libe-
Virgen. Ahora bien, con este glorioso hecho, por riana anualmente el día dedicado a la Concep­
cierto presentó al culto de la Concepción de la ción de la Virgen. Y deseando fomentar cada
misma Virgen como algo singular, maravilloso y día más en las mentes de los fieles el conoci­
muy distinto de los principios de los demás hom­ miento de la doctrina de la Concepción Inmacu­
bres y perfectamente santo, por no celebrar la lada de Marta, Madre de Dios y estimularles el
Iglesia sino festividades de los santos. Y por eso culto y veneración de la misma Virgen concebida
acostumbró a emplear en los oficios eclesiásticos sin mancha original, gozáronse en conceder, con
y en la sagrada Liturgia aun las mismísimas la mayor satisfacción posible, permiso para que
palabras que emplean las divinas Escrituras tra­ públicamente se proclame en las Letanías L’áu-
tando de la Sabiduría increada y describiendo retanas, y en el mismo Prefacio de la Misa, la
sus eternos orígenes, y aplicarlas a los principios Inmaculada Concepción de la Virgen, y se esta-
2Í0, 2 E n cíc lic a “ F ulgens C o r o n a 1 1991

so los estudios con los que la dignidad Y parece como si la Virgen Santísima
y santidad de la Madre de Dios brilla­ hubiera querido confirmar de una ma­
ron con más grande esplendor. nera prodigiosa el dictamen que el
Vicario de su divino Hijo en la tierra,
2. Las apariciones de Lourdes com o con el aplauso de toda la Iglesia, había
con firm a ción de la Virgen Santísima. pronunciado. Pues no habían pasado
bleciese de esa manera con la ley misma de orar, cabida en la Sagrada Liturgia misma y en las
la ley de creer. Nos, además, siguiendo fielmente oraciones públicas.
las huellas de tan grandes Predecesores, no sólo 8. Prohibición de defender la opinión contraria.
tuvimos por buenas y aceptamos todas las cosas Y no contentos con esto, para que la doctrina
piadosísima y sapientísimamente por ellos esta­ misma de la Concepción Inmaculada de la Virgen
blecidas, sino que también, recordando lo de­ permaneciese intacta, prohibieron muy severa­
terminado por Sixto IV, dimos Nuestra autoriza­ mente que se pudiera defender pública o priva­
ción al Oficio propio de la Inmaculada Concep­ damente la opinión contraria a esta doctrina, y
ción, y de muy buen grado concedimos su uso quisieron acabar con aquélla a fuerza de múlti­
a la universal Iglesia. ples golpes mortales. Esto, no obstante, y a pesar
6. Los Papas determinaron exactamente el al­ de repetidas y clarísimas declaraciones, pasaron
cance del culto a la Inmaculada. Mas, como quie­ a las sanciones, para que éstas no fueran vanas.
ra que las cosas relacionadas con el culto están Todas estas cosas comprendió el citado Predece­
íntimamente unidas con su objeto, y no pueden sor Nuestro Alejandro V il con estas palabras:
permanecer firmes en su buen estado si éste que­ [la cita comienza bajo la letra e)j.
da envuelto en la vaguedad y ambigüedad, por [Intercalaremos aquí el texto íntegro de la
eso Nuestros Predecesores, los Romanos Pontí­ Constitución Apostólica: SoUicitudo omnium Ec-
fices, que se dedicaron con todo esmero al es­ clesiarum: 8-X1I-1661 de Alejandro VIL Lo que
plendor del culto de la Inmaculada Concepción, no se cita va entre paréntesis, la cita va en cur­
pusieron también todo su empeño en esclarecer siva y sin paréntesis]:
e inculcar su objeto y doctrina. Pues, con plena Constitución Apostólica
claridad enseñaron que se trataba de festejar la
Concepción de la Virgen, y proscribieron, como SOLLICITUDO OMNIUM ECCLESIARUM
falsa y muy ajena a la mente de la Iglesia, la (8-XII-1661)
opinión de los que opinaban y afirmaban que a) Solicitud del Papa Alejandro por la integri­
veneraba la Iglesia, no la concepción, sino la dad de la doctrina católica. (P or cuanto Nos, por
santificación. Ni creyeron que debían tratar con la voluntad y providencia de Dios óptimo má­
mayor suavidad a los que, con el fin. de echar ximo, llevamos aunque por los méritos y la labor
por tierra la doctrina de la Inmaculada Concep­ indigno, la solicitud de todas las Iglesias, ésta
ción de la Virgen, distinguiendo entre el primero nos mantiene ansiosamente atentos y vigilantes,
y el segundo instante y momento de la concep­ a fin de que se eviten los escándalos que por la
ción, afirmaban que ciertamente se celebraba la corrupción y fragilidad de la humana naturaleza
concepción, mas no en el primer instante y mo­ necesariamente han de sobrevenir, que se origine
mento. Pues, Nuestros mismos Predecesores juz­ el menor número posible de ellos y que los ya
garon que era su deber defender y promulgar con nacidos se remuevan cuanto antes y con la mayor
todo celo, como verdadero objeto del culto, la diligencia, pues, los que los causan sufren el
festividad de la Concepción de la santísima Vir­ daño cierto del pecado, y los que los reciben
gen, y la concepción en el primer instante. De están expuestos al real peligro de caer; por lo
allí las primeras palabras verdaderamente deci­ cual, movido por la responsabilidad de Nuestro
sivas con que Alejandro VII, Nuestro Predecesor, oficio pastoral, Nos no sólo lamentamos sobre­
declaró la clara mente de la Iglesia, diciendo:
manera el daño sino que asiduamente damos
“ Antigua por cierto es la piedad de los fieles
cristianos para con la Santísima Virgen María, Nuestras decisiones.
que sienten en su alma, que en el primer instante b) La doctrina sobre la Inmaculada Concepción
de su creacin e infusión de su alma, fue preserva­ por todos admitida. Antigua es la piedad de los
da inmune de la mancha del pecado orginal, por fieles cristianos para con la Santísima Virgen Ma­
singular gracia y privilegio de Dios, en atención ría, que sienten en su alma, que en el primer ins­
a los méritos de su Hijo, Jesucristo, Redentor del tante de su creación e infusión en el cuerpo, fue
género humano, y que, en este sentido, veneran preservada inmune de la mancha del pecado ori­
y celebran con solemne ceremonia la fiesta de su ginal, por singular gracia y privilegio de Dios,
Concepción (Constit. SoUicitudo omnium Eccle- en atención a los méritos de su Hijo Jesucristo,
siarum 8-XII-16G1, véase en el subtítulo de la Redentor del género humano, y que, en este sen­
Epístola presente: 9, bj). tido, veneran y celebran con solemne ceremonia
la fiesta de su concepción; y ya crecido su nú­
7. Determinaron también exactamente la doctri­ mero, y después que Sixto IV, de feliz recorda­
na de la Inmaculada. Y, ante todas las cosas, ción, publicara sus Constituciones Apostólicas, re­
fue costumbre también entre los mismos Prede­ novadas y mandadas observar por el Concilio de
cesores Nuestros defender, con todo cuidado, celo Trento, en que recomienda este culto, éste au­
y esfuerzo, y mantener incólume la doctrina de mentó. Nuevamente fue incrementada y propa­
la Concepción Inmaculada de la Madre de Dios. gada esta devoción y culto a la Madre de Dios
Pues, no solamente no toleraron en modo alguno después de erigirse, con la aprobación de los
que se atreviese alguien a mancillar y a censurar Romanos Pontífices, monasterios de órdenes re­
la doctrina misma, antes, pasando más adelante ligiosas y confraternidades en honor de ese nom­
clarísima y repetidamente declararon que la doc­ bre y después de concederse indulgencias en el
trina con la que profesamos la Inmaculada Con­ mismo sentido, de tal suerte que, cuando la ma­
cepción de la Virgen era y con razón se tenía yoría de las Universidades y las más célebres de
por muy en armonía con el culto eclesiástico y entre ellas se plegaron a esa doctrina, casi todos
por antigua y casi universal, y que era tal que la los católicos la admitían.
Romana Iglesia se había encargado de su fomen­ c) Prohibición de enseñar la doctrina contraria.
to y defensa y que era dignísima que se le diese Y porque con ocasión de la afirmación contraria
1992 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 210, 2

aún cuatro años cuando, cerca de un faja azul, se apareció con aspecto juve­
pueblo de Francia, en las estribacio­ nil y afable en la cueva de Massabielle
nes de los Pirineos, la Santísima Vir­ a una niña inocente y sencilla, a la que
gen, vestida de blanco, cubierta con como insistiera en saber el nombre de
cándido manto y ceñida su cintura de quien se le había dignado aparecer,
en los sermones, lecciones, conclusiones y actos decretos promulgados por los Romanos Pontífi­
públicos en el sentido de que la misma beatísima ces, Nuestros Predecesores, y principalmente por
Virgen María, fue concebida con el pecado ori­ Sixto IV, Pablo V y Gregorio XV en favor de la
ginal, con gran ofensa de Dios se originaron es­ sentencia que afirma que el alma de Santa María
cándalos para el pueblo cristiano, altercados y Virgen en su creación, en la infusión del cuerpo
disensiones, prohibió el Papa Pablo V, también fue obsequiada con la gracia del Espíritu Santo
Predecesor Nuestro, enseñar y predicar la opi­ y preservada del pecado original, y en favor
nión contraria a dicha sentencia; esta prohibición también de la fiesta y culto de la Concepción de
fue extendida por el Papa Gregorio XV, de pia­ la misma Virgen Madre de Dios, prestado, se­
dosa memoria, igualmente Predecesor Nuestro, a gún se dice, conforme a esa piadosa sentencia, y
las conversaciones privadas, mandando, además, mandamos que se observe bajo las censuras y
en favor de esta sentencia que en la celebración penas contenidas en las mismas Constituciones.
tanto pública como privada del santo sacrificio f) Las penas a que se exponen los que contra­
de la Misa se empleara sólo el nombre de la vienen esta Constitución. Y además, a todos y
Concepción. cada uno de los que continuaren interpretando
d) Continuaron los ataques a la doctrina de la las mencionadas Constituciones o decretos, de
Inmaculada. Por cuanto casi todos los venerables suerte que anulen el favor dado por éstas a dicha
hermanos Obispos con sus capítulos eclesiásticos, sentencia y fiesta o culto tributado conforme a
en cartas dirigidas a Nos, añadiéndose a ellas ella, u osaren promover una disputa sobre esta
también la insinuación de Nuestro amadísimo misma sentencia, fiesta o culto, o hablar, pre­
hijo en Cristo Felipe, rey católico de las Espa­ dicar, tratar, disputar contra estas cosas de
das quien envió acerca de esto como represen­ cualquier manera, directa o indirectamente o con
tante especial al venerable hermano Luis, Obispo cualquier pretexto, aun examinar su definibilidad,
de Piacenza, el que nos transmitió las súplicas o de glosar o interpretar la Sagrada Escritura,
de los mismos reinos españoles, en el sentido o los Santos Padres o Doctores, finalmente con
de que algunas personas que, contraviniendo di­ cualquier pretexto u ocasión por escrito o de
chas prohibiciones, afirman tal opinión contraria, palabra, determinando y afirmando cosa alguna
continúan impugnando la opinión mencionada o contra ellas, ora aduciendo argumentos contra
haciendo ludibrio de ella tanto pública como ellas y dejándolos sin solución, ora discutiendo
privadamente, o interpretan el favorecimiento de cualquier otra manera inimaginable; fuera de
que prestaron los Romanos Pontífices al culto y las penas y censuras contenidas en las Constitu­
a la fiesta, de tal modo que quede frustrado; y ciones de Sixto IV, a las cuales queremos some­
aún niegan que la Romana Iglesia esté en favor terles, y por las presentes les sometemos, quere­
de esta sentencia y del culto que, a base de ella, mos también privarlos del permiso de predicar,
se rinde a la Santísima Virgen, osando perturbar dar lecciones públicas, o de enseñar, y de inter­
a los fieles cristianos en su casi pacífica pose­ pretar, y de voz activa y pasiva en cualesquiera
sión de donde nacen y perduran las ofensas, los elecciones, por el mero hecho de comportarse de
escándalos, y altercados que Pablo V y Gregorio ese modo y sin otra declaración alguna; y que
XV, Nuestros Predecesores querían ver evitados, incurran, además, ipso facto, sin otra declaración
y se temen, ocasionalmente todavía, en el por­ alguna en las penas de inhabilidad perpetua para
venir con razón y prudencia mayores males que predicar y dar lecciones públicas, enseñar e
éstos para ios adversarios de esta sentencia; por interpretar; y que no pueden ser absueltos o
lo cual tanto dichos Obispos con sus capítulos dispensados de estas cosas sino por Nos mismo
eclesiásticos como el citado rey Felipe nos hi­ o por Nuestros Sucesores los Romanos Pontífi­
cieron solicitar con instancia oportuno remedio). ces; y queremos asimismo que sean sometidos,
lAquí comienza la cita:] y por las presentes sometemos a los mismos a
otras penas infligibles, renovando las Constitu­
e) Para refirmar el culto se renuevan las cons­ ciones o decretos de Paulo V y de Gregorio XV,
tituciones y declaraciones de los Predecesores. arriba mencionados.
Nos, considerando que la Santa Romana Iglesia g) Prohibición de publicar libros o escritos
celebra solamente la festividad de la Concepción contrarios a esta sentencia. Prohibimos, bajo las
de la inmaculada siempre Virgen María, g que penas y censuras contenidas en el Indice de los
dispuso en otro tiempo un Oficio especial y pro­ libros prohibidos, los libros en los cuales se
pio acerca de esto, conforme a la piadosa, devota pone en duda la mencionada sentencia, fiesta
y laudable práctica que entonces emanó de Sixto o culto conforme a ella, o se escribe o lee algo
IV, Nuestro Predecesor; y queriendo, a ejemplo contra esas cosas de la manera que sea, como
de los Romanos Pontífices, Nuestros Predeceso­ arriba queda dicho, o se contienen frases, ser­
res, favorecer a esta laudable piedad y devoción mones, tratados y disputas contra las mismas,
y fiesta, y al culto en consonancia con ella, y editados después del decreto de Paulo V arriba
jamás cambiado en la Iglesia Romana después de citado, o que se editaren de la manera que sea
la institución del mismo, y (queriendo), además, en lo porvenir por expresamente prohibidos,
salvaguardar esta piedad, y devoción de venerar ipso facto y sin más declaración.
y celebrar la Santísima Virgen preservada del
pecado original, claro está, por la gracia pro­ [Hasta aquí va la cita de Pío IX].
veniente del Espíritu Santo; y deseando conservar (Nos prohibimos a todos, adhiriéndonos a las
en la grey de Cristo la unidad del espíritu en Constituciones de Sixto IV, afirmar que los que
el vínculo de la paz (Efes. 4, 3), apaciguados sostienen la opinión contraria, conviene a saber,
los choques y contiendas y, removidos los escán­ que la gloriosa Virgen María fue concebida con el
dalos: en atención a la instancia a Nos presen­ pecado original, incurren en el crimen de herejía
tada y a las preces de los mencionados Obispos o cometen un pecado grave mortal ya que la Igle­
con los cabildos de sus iglesias y del rey Felipe sia Romana y la Sede Apostólica aun no lo han
y de sus reinos; renovamos las Constituciones y decidido, como que tampoco Nos de ningún modo
210, 2 E n cíc lic a “ F ulgens C o r o n a ” 1993

Ella, con una suave sonrisa y alzando casi innumerables, acudiendo de todas
los ojos al cielo, respondió: Yo soy la las partes en piadosas peregrinaciones
Inmaculada Concepción. a la gruta de Lourdes, reavivaron su
Bien entendieron esto, como era na­ fe, estimularon su piedad y se esforza­
tural, los fieles que en muchedumbres ron por ajustar su vida a los preceptos
lo queremos o intentamos decidir por ahora; los k) Disposición papal de publicación y vigen­
que no obstante osaren condenar la opinión con­ cia de la Constitución y las copias.
traria por incursa en herejía, pecado mortal o Nos queremos e igualmente con la misma au­
impiedad, los sancionamos, además de las penas toridad decretamos y mandamos que las pre­
a las que los condenan el Papa Sixto IV y los sentes cartas como de costumbre se publiquen
otros Romanos Pontífices, Nuestros Predecesores, y se coloquen, por algunos de Nuestros empleados
con otras más graves penas que infligimos más judiciales en las puertas de las Basílicas de San
arriba a los que contravienen esta Nuestra Cons­ Juan de Letrán y del Príncipe de los Apóstoles
titución. y de la Cancillería Apostólica y a la vista del
li) Orden de proceder contra los infractores. Campo de Flora en la Ciudad Eterna; esa colo­
cación y publicación afecta y constriñe a todos
Queremos que tanto los Obispos y prelados su­ y cada uno de los que incumbe observarla como
periores y los otros ordinarios de lugar estable­ si se les hubiera intimado personalmente; y
cidos contra la perversidad herética como los in- cuanto a las copias de ella, también las impresas,
quisitores nombrados en cualquier parte del mun­ firmadas personalmente por un notario y muni­
do, procedan contra los que quebrantan esta das del sello de alguna persona constituida en
Nuestra Constitución pertenezcan aun a los regu­ dignidad eclesiástica ha de dárselas, además, que
lares de cualquier orden o instituto, también de debe darse a las presentes Letras cuando acaso
la Compañía de Jesús y a los exentos de cualquier se presenten y exhiban, la misma fe.
manera y a todas las otras personas eclesiásti­ Dado en Roma, bajo el anillo del Pescador, el
cas y seculares de cualquier estado, grado, condi­ 8 de Diciembre de 1661.
ción o dignidad tanto eclesiástica como secular Alejandro Papa VII).
que se pretenda, los inquieran y los sancionen
estrictamente. Nos concedemos e impartimos con [Continuará ahora la Epístola Apostólica IN-
la autoridad e intención a todos y a cada uno EFFABILIS DEUS de Pío IX].
de ellos la libre facultad y autoridad de proceder 10. Sentir unánime de los Obispos y religiosos.
contra los transgresores, de inquirir e imponer Mas todos saben con qué celo tan grande fue ex­
penas y castigarlos; y si se prefiere, les impo­ puesta, afirmada y definida esta doctrina de la
nemos y mandamos estrictamente que procedan, Inmaculada Concepción de la Virgen Madre de
investiguen y castiguen. Dios por las esclarecidísimas familias religiosas
i) No valdrá ningún privilegio para excep­ y por las más concurridas Academias teológicas
tuarse. y por los aventajadísimos doctores en las cien­
cias de las cosas divinas. Todos, asimismo, saben
No obstarán las Constituciones o cualesquiera in­ con qué solicitud tan grande hayan abierto y
dultos ni las cartas apostólicas de cualquier mo­
públicamente profesado los Obispos, aun en las
do concedidas a cualesquiera personas por más mismas Asambleas eclesiásticas, que la santísima
calificadas que sean y constituidas en cualquier
Madre de Dios, la Virgen María, en previsión de
dignidad y honor, aunque sea el del cardenalato, los merecimientos de Cristo Señor y Redentor,
patriarcado, arzobispado, episcopado o cualquier nunca estuvo sometida al pecado, sino que fue
otro aun cuando contra ellos no pueda proceder­ totalmente preservada de la mancha original, y
se, ni ponerles en entredicho, ni suspenderlos ni
excomunicarlos. Para la debida o suficiente dero­ de consiguiente, redimida de más sublime manera.
gación de ellas y de todas debe hacerse de todos 11. La prudente formulación del dogma del pe­
ellos y de cada uno en particular mención espe­ cado original, que hizo el Concilio tridentino,
cial, específica, individual y expresa, palabra por confirma la doctrina. Ahora bien, a estas se aña­
palabra, pero no por cláusulas generales aunque de un hecho verdaderamente de peso y sumamen­
importantes, o ha de observarse otra delicada te extraordinario, conviene a saber: que también
forma, tal vez las palabras mismas como si al el Concilio de Trento mismo, al promulgar el de­
pie de la letra fuesen insertadas, teniendo las creto dogmático del pecado original, por el
presentes por suficientemente expresadas e in­ cual estableció y definió, conforme a los testi­
sertas, en este orden expresa y especialmente de­ monios de las Sagradas Escrituras y de los
rogamos por más que se opongan otras cosas Santos Padres y de los recomendabilísimos
cualesquiera. Concilios, que los hombres nacen manchados
por la culpa original, sin embargo, solamente
j) Orden estricta de publicación universal de declaró que no era su intención incluir a la
estas disposiciones. santa e Inmaculada Virgen Madre de Dios en
Pero para que esta Constitución y todo lo an­ el decreto mismo y en una definición tan amplia.
terior llegue del modo más conveniente al cono­ Pues, con esta declaración suficientemente insi­
cimiento de todos los interesados, obligamos y nuaron los Padres tridentinos, dadas las circuns­
mandamos, en virtud de la santa obediencia y tancias de las cosas y de los tiempos, que la
bajo pena de la privación de la entrada en la misma santísima Virgen había sido librada de
iglesia en que incurrirán, que todos y cada uno la mancha original, y hasta clarísimamente die­
de los Ordinarios de lugar y sus Vicarios, su­ ron a entender que no podía aducirse fundada­
fragáneos y cualesquiera oficiales y a todos los mente argumento alguno de las divinas Letras,
demás a quienes de algún modo incumbe y corres­ de la tradición, de la autoridad de los Padres
ponde, en cuanto juzguen convenir esta Nuestra que se opusiera en manera alguna a tan grande
Constitución a todos los predicadores y otros de prerrogativa de la Virgen.
su diócesis o distrito, comuniquen oportunamente 12. Monumentos antiguos y el estudio confirman
y publiquen, y hagan comunicar y publicar para la existencia de la doctrina. Y, en realidad de
que en adelante nadie pueda de ningún modo verdad, ilustres monumentos de la venerada an­
pretender ignorancia de lo anterior o pueda tigüedad de la Iglesia oriental y occidental vigo-
excusarse en contra de lo anterior. rosísimamente testifican que esta doctrina de la
1994 E ncíclicas del PP. P ío XII (1953) 210, 2

de Cristo; y allí también no raras veces Y de un modo particular lo compren­


obtuvieron milagros que suscitaron la dieron así también los Romanos Pontí­
admiración de todos y confirmaron la fices que enriquecieron con gracias
Religión católica como la única verda­ espirituales y favorecieron con su bene­
dera dada por Dios. volencia aquel templo admirable que en
Concepción Inmaculada de la Santísima Virgen, Jacob que llegaba de la tierra al cielo y por
tan espléndidamente explicada, declarada, con­ cuyas gradas subían y bajaban los ángeles de
firmada cada vez más por el gravísimo sentir, Dios y en cuya cima se apoyaba el mismo Se­
magisterio, estudio, ciencia y sabiduría de la ñor; ya en la zarza aquella que contempló Moisés
Iglesia, y tan maravillosamente propagada entre arder de todas partes y entre el chisporroteo de
todos los pueblos y naciones del orbe católico, las llamas no se consumía ni se gastaba lo más
existió siempre en la misma Iglesia como recibida mínimo, sino que hermosamente reverdecía y flo­
de los antepasados y distinguida con el sello de recía; ora en aquella torre inexpugnable al ene­
la doctrina revelada. migo, de la cual penden mil escudos y toda suerte
13. La evolución del dogma en la Iglesia. Pues, de armas de los fuertes; ora en aquel huerto
la Iglesia de Cristo, diligente custodia y defen­ cerrado que no logran violar ni corromperse
sora de los dogmas a ella confiados jamás cam­ por las fraudes de las insidias; ora en aquella
bia en ellos nada, ni disminuye, ni añade, antes resplandeciente ciudad de Dios cuyos fundamentos
bien, tratando fiel y sabiamente con todos sus se asientan en los montes santos; a veces en aquel
recursos las verdades que la antigüedad ha es­ augustísimo templo de Dios que, aureolado de
bozado y la fe de los Padres ha sembrado, de tal resplandores divinos, está lleno de la gloria de
manera trabaja por limarlas y pulirlas, que los Dios; a veces en otras verdaderamente innume­
antiguos dogmas de la celestial doctrina, reciban rables figuras de la misma clase, con las que los
claridad, luz, y precisión sin que pierdan, sin Padres enseñaron que había sido vaticinada cla­
embargo, su plenitud, su integridad y su índole ramente la excelsa dignidad de la Madre de Dios
propia, y se desarrollen tan sólo según su natu­ y su incontaminada inocencia, y su santidad,
raleza, es decir, en el mismo dogma, en el mismo jamás sujeta a mancha alguna.
sentido y parecer. 17. Los profetas en las enseñanzas marianas de
14. El sentir de los Santos Padres y de los los santos Padres. Para describir este mismo co­
escritores eclesiásticos. Y, por cierto, los Padres mo compendio de divinos dones y la integridad
y escritores de la Iglesia, adoctrinados por las original de la Virgen de la que nació Jesús, los
divinas enseñanzas, no tuvieron tanto en el co­ (Padres) sirviéndose de las palabras de los Pro­
razón, en los libros compuestos para explicar las fetas, no festejaron a la misma augusta Virgen
Escrituras, defender los dogmas, y enseñar a los de otra manera que como a paloma pura, y a
fieles, como el predicar y ensalzar de muchas y Jerusalén santa, y a trono excelso de Dios, y a
maravillosas maneras, y a porfía, la altísima arca de santificación, y a casa que se construyó
santidad de la Virgen, su dignidad, y su inmu­ la eterna Sabiduría, y a la Reina aquella que, re­
nidad de toda mancha de pecado, y su gloriosa bosando felicidad y apoyada en su Amado, salió
victoria sobre el terrible enemigo del humano de la boca del Altísimo absolutamente perfecta,
linaje. hermosa y queridísima alma de Dios y siempre
libre de toda mancha.
15. La doctrina del Protoevangelio según los
santos Padres. Por lo cual, al glosar las palabras 18. El “ Ave María” en la doctrina de los san­
con las que Dios, vaticinando en los principios tos Padres. Mas atentamente considerando los
del mundo los remedios de su piedad dispuestos mismos Padres y escritores de la Iglesia que la
para la reparación de los mortales, aplastó la santísima Virgen había sido llamada llena de
osadía de la engañosa serpiente y levantó mara­ gracia, por mandato y en nombre del mismo Dios,
villosamente la esperanza de nuestro linaje, di­ por el Arcángel Gabriel cuando éste le anunció
ciendo: “ Pondré enemistades entre ti y la mujer, la altísima dignidad de Madre de Dios, enseñaron
entre tu descendencia y la suya” (Gen. 3, 15); que, con este singular y solemne saludo, jamás
enseñaron que, con este divino oráculo, fue de oído se manifestaba que la Madre de Dios era
antemano designado clara y patentemente el mi­ sede de todas las gracias divinas y que estaba
sericordioso Redentor del humano linaje, es de­ adornada de todos los carismas del divino Es­
cir, el unigénito Hijo de Dios, Cristo Jesús, y píritu; más aún, que era como tesoro casi infi­
designada su santísima Madre, la Virgen María, nito de los mismos, y abismo inagotable, de
y al mismo tiempo brillantemente puestas de re­ suerte que, jamás sujeta a la maldición y parti­
lieve las mismísimas enemistades de entre ambos cipe, juntamente con su Hijo, de la perpetua ben­
contra el diablo. Por lo cual, así como Cristo, dición, mereció oír de Isabel, inspirada por el
mediador de Dios y de los hombres, asumida la divino Espíritu: “ Bendita tú eres entre las mu­
naturaleza humana, borrando la escritura del jeres y bendito el fruto de tu vientre” (Le. 1, 42).
decreto que nos era contrario, lo clavó triunfan­ 19. El ” Magníficat” en las enseñanzas de los
temente en la cruz, asi la santísima Virgen, uni­ santos Padres. De allí se deriva su sentir no
da a El con apretadísimo e indisoluble vínculo, menos claro que unánime, según el cual la glorio­
hostigando con El y por El eternamente a la sísima Virgen, en quien hizo cosas grandes el
venenosa serpiente, y de la misma triunfando en Poderoso (Le. 1, 49), brilló con tal abundancia
toda la linea, trituró su cabeza con el pie in­ de todos los dones celestiales, con tal plenitud
maculado. de gracia y con tal inocencia, que resultó como
16. Las figuras bíblicas en que los Santos Pa­ un inefable milagro de Dios, más aún, como el
dres columbran a María. Este eximio y sin par milagro cumbre de todos los milagros y digna
triunfo de la Virgen, y excelentísima inocencia, Madre de Dios, y allegándose a Dios mismo, se­
pureza, santidad y su integridad de toda mancha gún se lo permitía la condición de criatura, lo
de pecado e inefable abundancia y grandeza de más cerca posible, fue superior a toda alabanza
todas las gracias, virtudes y privilegios, vié- humana y angélica.
ronla los mismos Padres ya en el arca de Noé, 20. Paralelo entre María y Eva antes de ¡a
que, providencialmente construida, salió totalmen­ caída. Y, de consiguiente, para defender la ori­
te salva e incólume del común naufragio de ginal inocencia y santidad de la Madre de Dios,
todo el mundo; ya en aquella escala que vio no sólo la compararon muy frecuentemente con
210, 3 E n cíc lic a “ F ulgens C o r o n a ” 1995

pocos años había levantado la piedad Apostólica, pues, en la que el mismo


del clero y de los fieles. Predecesor Nuestro estableció que este
artículo de la doctrina cristiana debe
3. La Carta Apostólica recoge y san­ ser mantenido firme y fielmente por
ciona la voz de los Santos Padres y de todos los creyentes, no hizo sino reco- 579
toda la Iglesia. En la citada Carta ger con diligencia y sancionar con su
Eva todavía virgen, todavía inocente, todavía in­ (Ex. 31, 2) elaboró con variadas labores de oro,
corrupta y todavía no engañada por las mortífe­ y que ella es, y con razón se la celebra, como
ras asechanzas de la insidiosísima serpiente, la primera y exclusiva obra de Dios, y como la
sino que también la antepusieron a ella con ma­ que salió ilesa de los igníferos dardos del ma­
ravillosa variedad de palabras y pensamientos. ligno, y la que hermosa por naturaleza y total­
Pues, Eva, miserablemente complaciente con la mente inocente, apareció al mundo como aurora
serpiente, cayó de la original inocencia y se con­ brillantísima en su Concepción Inmaculada. Pues,
virtió en su esclava; mas la santísima Virgen, no caía bien que aquel objeto de su elección
aumentando de continuo el don original, sin pres­ fuese atacado de la universal miseria, porque,
tar jamás atención a la serpiente, arruinó hasta diferenciándose inmensamente de los demás, par­
los cimientos su poderosa fuerza con la virtud ticipó de la naturaleza, no de la culpa, más aún,
recibida de lo alto. muchísimo convenía que, como el Unigénito tuvo
Padre en el cielo, a quien los Serafines ensalzan
21. Expresiones de alabanza empleadas por los
santos Padres y escritores. Por lo cual jamás por Santísimo, tuviese también en la tierra
dejaron de llamar a la Madre de Dios, o lirio Madre que no hubiera jamás sufrido mengua
entre espinas, o tierra absolutamente intacta, en el brillo de su santidad.
virginal, sin mancha, inmaculada, siempre ben­ 23. Emplean la misma palabra “ inmaculada”
dita, libre de toda mancha de pecado, de la cual o términos parecidos. Y, por cierto, esta doc­
se formó el nuevo Adán; o paraíso intachable, trina había penetrado en las mentes y corazo­
vistosísimo, amenísimo de inocencia, de inmor­ nes de los antepasados de tal manera, que preva­
talidad y de delicias, por Dios mismo plantado leció entre ellos la singular y maravillosísima
y defendido de toda intriga de la venenosa ser­ manera de hablar con la que frecuentísimamente
piente; o árbol inmarchitable, que jamás carco­ se dirigieron a la Madre de Dios, llamándola in­
mió el gusano del pecado; o fuente siempre lim­ maculada, y bajo todos los conceptos inmaculada,
pia y sellada por la virtud del Espíritu Santo; o inocente e inocentísima, sin mancha y bajo todos
divinísimo templo o tesoro de inmortalidad, o los aspectos inmaculada, santa y muy ajena a
la única y sola hija no de la muerte, sino de la toda mancha, toda pura, toda sin mancha y co­
vida, germen no de la ira, sino de la gracia, que, mo el ideal de pureza e inocencia, más hermosa
por singular providencia de Dios, floreció siem­ que la hermosura, más ataviada que el mismo
pre vigorosa de una raíz corrompida y dañada, ornato, más santa que la santidad, y sola santa,
fuera de las leyes comúnmente establecidas. y purísima en el alma y en el cuerpo, que supe­
Mas, como si estas cosas, aunque muy gloriosas ró toda integridad del Espíritu Santo, y que, a
no fueron suficientes, declararon con propias y excepción de sólo Dios, resultó superior a todos,
precisas palabras, que, al tratar de pecados, no y por naturaleza más hermosa y vistosa y santa
se había de hacer la más mínima mención de la que los mismos Querubines y Serafines y que toda
santa Virgen María, a la cual se concedió más la muchedumbre de los ángeles, y cuya perfec­
gracia para triunfar totalmente del pecado; pro­ ción no pueden, en modo alguno, glorificar dig­
fesaron, además, que la gloriosísima Virgen fue namente ni las lenguas de todos los ángeles ni
reparadora de los padres, vivificadora de los des­ las de los hombres. Y nadie desconoce que este
cendientes, elegida desde la eternidad, prepa­ modo de hablar fue trasplantado como espon­
rada para sí por el Altísimo, vaticinada por Dios táneamente a la santísima Liturgia y a los Ofi­
cuando dijo a la serpiente: “ Pondré enemistades cios eclesiásticos, y que nos encontramos a cada
entre ti y la m ujer” (Gen. 3, 15), que ciertamente paso con él y que lo llena todo, pues, en ellos
trituró la venenosa cabeza de la misma serpiente, se invoca y proclama a la Madre de Dios como
y por eso, afirmaron que la misma santísima única paloma de intachable hermosura, como ro­
Virgen fue, por gracia, limpia de toda mancha sa siempre fresca, y en todos los aspectos purí­
de pecado y libre de toda mácula de cuerpo, alma sima, y siempre inmaculada y siempre santa, y
y entendimiento, y que siempre estuvo con Dios, es celebrada como la inocencia que nunca sufrió
y unida con El en eterna alianza, y que nunca menoscabo, y como segunda Eva, que dio a luz
estuvo en las tinieblas, sino en la luz, y, de con­ al Emmanuel.
siguiente, que fue aptísima morada para Cristo, 24. Universal consenso y peticiones de la defi­
no por disposición corporal, sino por la gracia nición dogmática. No es, pues, de maravillar
original. que los pastores de la misma Iglesia y los pue­
A éstos hay que añadir los gloriosísimos dichos blos fieles se hayan gloriado de profesar con
con los que, hablando de la concepción de la tanta piedad, religión y amor la doctrina de la
Virgen, atestiguaron que la naturaleza cedió su Concepción Inmaculada de la Virgen Madre de
puesto a la gracia, paróse trémula y no osó Dios, según, el juicio de los Padres, contenida en
avanzar; pues, la Virgen Madre de Dios no había las divinas Escrituras, confiada a la posteridad
de ser concebida de Ana antes que la gracia diese con testimonios gravísimos de los mismos, puesta
su fruto; porque convenía, a la verdad, que fue­ de relieve y cantada por tan gloriosos monumen­
se concebida la primogénita de la que había de tos de la venerable antigüedad, y expuesta y
ser concebida el primogénito de toda criatura defendida por el sentir soberano y la respetabi­
(Gal. 1, 15). lísima autoridad de la Iglesia, de tal modo que a
22. Sus palabras señalan la Inmaculada Con­ los mismos no les era cosa más dulce, nada más
cepción. Atestiguaron que la carne de la Virgen querido, que agasajar, venerar, invocar y hablar
tomada de Adán no recibió las manchas de Adán, en todas partes con encendidísimo afecto de la
y, de consiguiente, que la Virgen santísima es el Virgen Madre de Dios, concebida sin mancha
tabernáculo creado por el mismo Dios, formado original. Por lo cual, ya desde los remotos tiem­
por el Espíritu Santo, y que es verdaderamente pos, los prelados, los eclesiásticos, las Ordenes
de púrpura (Cant. 7, 5), que el nuevo Beseleel religiosas, y aun los mismos emperadores y re-
1996 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 210, 4

autoridad la voz de los Santos Padres ygar, ya en las Sagradas Escrituras apa­
rece el fundamento de esta doctrina,
de toda la Iglesia, que siempre se había
dejado oír desde los tiempos antiguos cuando Dios, Creador de todas las co ­
hasta nuestros días. sas, después de la lamentable caída de
A d á n , habla a la tentadora y seductora
4. Fundamento de la doctrina en lasserpiente con estas palabras, que no
Sagradas Escrituras, Y en primer lu­ pocos Santos Padres y Doctores, lo2 *
6
yes, suplicaron ahincadamente a esta Sede Apos­ cuestión, Nos pidieron con igual entusiasta fervor
tólica que fuese definida como dogma de fe ca­ la definición de la Inmaculada Concepción de la
tólica la Inmaculada Concepción de la santísima Madre de Dios.
Madre de Dios. Y estas peticiones se repitieron 27. El Consistorio y la petición de los Carde­
también en nuestros tiempos y fueron muy prin­ nales. Después de estas cosas, siguiendo las glo­
cipalmente presentadas a Gregorio XVI, Nuestro riosas huellas de Nuestros Predecesores, y de­
Predecesor, de grato recuerdo, y a Nos mismo, seando proceder con omnímoda rectitud, con­
ya por los Obispos, ya por el clero secular, ya vocamos y celebramos Consistorio, en el cual di­
por las familias religiosas, y por los príncipes rigimos la palabra a Nuestros venerables her­
soberanos y por los fieles pueblos. Nos, pues, manos los Cardenales de la Santa Romana Igle­
teniendo perfecto conocimiento de todas estas sia, y con sumo consuelo de Nuestra alma Ies
cosas, con singular gozo de Nuestra alma y pe­ oímos pedirnos que tuviésemos a bien definir el
sándolas seriamente, tan pronto, como por un dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen
misterioso plan de la divina Providencia, fuimos Madre de Dios.
elevados, aunque sin merecerlo, a esta sublime
Cátedra de Pedro para hacernos cargo del go­ 28. Habla llegado el tiempo ansiado. Así, pues,
bierno de la universal Iglesia, no tuvimos, cier­ extraordinariamente confiados en el Señor de
tamente, tanto en el corazón, conforme a Nues­ que ha llegado el tiempo oportuno de definir la
tra grandísima veneración, piedad y amor para Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, la
con la santísima Madre de Dios, la Virgen María, Virgen María, que maravillosamente esclarecen
ya desde la tierna infancia sentidos, como llevar y declaran las divinas Escrituras, la venerable
a cabo todas aquellas cosas que todavía deseaba tradición, el perpetuo sentir de la Iglesia, el
la Iglesia, conviene a saber; dar mayor incre­ ansia unánime y singular de los católicos, prela­
mento al honor de la santísima Virgen y poner dos y fieles, Jos famosos hechos y constituciones
en mejor luz sus prerrogativas. de Nuestros Predecesores; consideradas todas las
cosas con suma diligencia, y dirigidas a Dios
25. Comisión especial y labor preparatoria. Mas constantes y fervorosas oraciones, hemos juzga­
queriendo extremar la prudencia, formamos una do que Nos no debíamos ya titubear en sancionar
Congregación de Nuestros Venerables Hermanos, o definir con Nuestro fallo soberano la Inmacula­
los Cardenales de la Santa Romana Iglesia, dis­ da Concepción de la Virgen, y de este modo com­
tinguidos por su piedad, don de consejo y cien­ placer a los piadosísimos deseos del orbe católico,
cia de las cosas divinas, y escogimos a teólogos y a Nuestra piedad para con la misma santísima
eximios, tanto del clero secular como regular, Virgen, y juntamente glorificar más y más en
para que considerasen escrupulosamente todo lo ella a su unigénito Hijo nuestro Señor Jesucris­
referente a la Inmaculada Concepción de la Vir­ to, pues redunda en el Hijo el honor y alabanza
gen y nos expusiesen su propio parecer. Mas dirigidos a la Madre.
aunque, a juzgar por las peticiones recibidas,
Nos era nlenamente conocido el sentir decisivo 29. La definición misma, declaración de here­
de muchísimos prelados acerca de la definición jía de la opinión contraria y sus sanciones. Por
de la Concepción Inmaculada de la Virgen, sin lo cual, después de ofrecer sin interrupción a
embargo, escribimos el 2 de febrero de 1849 en Dios Padre, por medio de su Hijo, con humildad
Caveta una carta Encíclica Ubi Primum; (en esta y penitencia, Nuestras privadas oraciones y las
Colección Encíclica 13, pág. 100-102) dirigida a públicas de la Iglesia, para que se dignase dirigir
todos los venerables hermanos del orbe católico, y afianzar Nuestra mente con la virtud del Es­
los Obispos, con el fin de que, después de orar píritu Santo, implorando el auxilio de toda la
a Dios, Nos manifestasen también a Nos por es­ corte celestial, e invocando con gemidos el Espí­
crito cuál era la piedad y devoción de sus fieles ritu Paráclito, e inspirándonoslo él mismo, para
para con la Inmaculada Concepción de la Madre honra de la santa e individua Trinidad, para glo­
de Dios, y qué sentían mayormente los Obispos ria y prez de la Virgen Madre de Dios, para
mismos acerca de la definición o qué deseaban exaltación de la fe católica y aumento de la cris­
para poder dar Nuestro soberano fallo de la ma­ tiana Religión, con la autoridad de Nuestro Se­
nera más solemne posible.2*
6 ñor Jesucristo, con la de sus santos apóstoles
P edio y Pablo, y con la Nuestra, declaramos,
26. Consentimiento unánime y alegría de las afirmamos y definimos que ha sido revelado por
respuestas a la encuesta. No fue para Nos con­ Dios, y, de consiguiente, que debe ser creída fir­
suelo exiguo la llegada de las respuestas de los me y constantemente por todos los fieles la doc­
venerables hermanos, pues, los mismos, respon­ trina que sostiene que la santísima Virgen María
diéndonos con una increíble complacencia, alegría fue preservada inmune de toda mancha de culpa
y fervor, no sólo reafirmaron la piedad y sentir original, en el primer instante de su concepción,
propio y de su clero y pueblo respecto de la por singular gracia y privilegio de Dios omnipo­
Inmaculada Concepción de la santísima Virgen, tente, en atención a los méritos de Jesucristo,
sino también todos a una ardientemente Nos pi­ Salvador del género humano. Por lo1 cual, si al­
dieron que definiésemos la Inmaculada Concep­ gunos presumieren sentir en su corazón contra
ción de la Virgen con Nuestro supremo y auto- lo que Nos hemos definido, lo que Dios no per­
ritativo fallo. Y, entre tanto, no nos sentimos mita, tengan entendido y sepan además que se
inundados de menor gozo cuando Nuestros vene­ condenan por su propia sentencia* que han nau­
rables hermanos los Cardenales de la Santa Ro­ fragado en la fe, y que se han separado de la
mana Iglesia, que formaban la mencionada Con­ unidad de la Iglesia, y que, además, si osaren
gregación especial, y los teólogos dichos elegidos manifestar de palabra o por escrito o de cual­
por Nos, después de un diligente examen cíe la quier otra manera externa lo que sintieren en
210, 5 E n cíc lic a “ F ulgens C o r o n a ” 1997

mismo que muchísimos y autorizados tal como la tradición católica siempre


intérpretes, aplican a la Santísima Vir­ las ha entendido se indica que con este
gen: Pondré enemistades entre ti y la singular y solemne saludo, nunca ja­
mujer, entre tu descendencia y la su- más oído, se demuestra que la Virgen
ya..S2K Pero si la Santísima Virgen fue la sede de todas las gracias divinas,
M a r í a , por estar manchada en el ins­ adornada con todos los dones del Espí­
tante de su concepción con el pecado ritu Santo, y más aún, tesoro casi infi­
original, hubiera quedado privada de nito y abismo inagotable de esos mis­
la divina gracia en algún momento, en mos dones, de tal modo que nunca ha
este mismo, aunque brevísimo espacio sido sometida a la m aldición^. *3
1
0
de tiempo, no hubiera reinado entre
Ella y la serpiente aquella sempiterna 5. La Iglesia prim itiva. Los Santos
enemistad de que se habla desde la Padres, en la Iglesia primitiva, sin que
tradición primitiva hasta la definición nadie lo contradijera, enseñaron con
solemne de la Inmaculada Concepción, claridad suficiente esta doctrina, afir­
sino que más bien hubiera habido algu­ mando que la Santísima Virgen fue lirio
na servidumbre. entre espinas, tierra absolutamente vir­
Además, al saludar a la misma Virgen gen, inmaculada, siempre bendita, libre
Santísima llena de gracia o sea (en de todo contagio del pecado, árbol in­
griego) Kejaritoméne@\ y bendita entre marcesible, fuente siempre pura, la
todas las m ujeres^ con esas palabras,*3 1 única que es hija no de la muerte sino
0
su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las sin mancha de pecado original, y acudan con
penas establecidas por el derecho. toda confianza a esta dulcísima Madre de mise­
ricordia y gracia en todos los peligros, angustias,
30. Sentimientos de esperanza de que la santí­ necesidades y en todas las situaciones oscuras y
sima Virgen dé a la Iglesia una vida más flo­ tremendas de la vida. Pues, nada se ha de temer,
reciente. Nuestros labios están llenos de gozo y de nada hay que desesperar, si ella nos guía,
Nuestra lengua de júbilo, y damos humildísimas alienta, favorece y protege, por cuanto tiene para
y grandísimas gracias a Nuestro Señor Jesucristo, con nosotros un corazón maternal, y ocupada en
y siempre se las daremos, por habernos conce­ los negocios de nuestra salvación, se preocupa
dido, aun sin merecerlo, el singular beneficio de de todo el linaje humano, constituida por el
ofrendar y decretar este honor, esta gloria y Señor Reina del cielo y de la tierra y colocada
alabanza de su santísima Madre. Mas sentimos por encima de todos los coros de los ángeles y
firmísima esperanza y confianza absoluta de que ejércitos de los santos, situada a la derecha de
la misma santísima Virgen, que toda hermosa e su unigénito Hijo nuestro Señor Jesucristo, al­
inmaculada trituró la venenosa cabeza de la crue­ canza con sus valiosísimos ruegos maternales y
lísima serpiente, y trajo la salud al mundo, v que encuentra lo que busca, y no puede quedar decep­
gloria de los profetas y apóstoles, y honra de los cionada.
mártires, y alegría y corona de todos los santos,
y que refugio segurísimo de todos los que pe­ Finalmente, para que llegue al conocimiento de
ligran, y fidelísima auxiliadora, y poderosísima la universal Iglesia esta Nuestra definición de la
Inmaculada Concepción de la santísima Virgen
mediadora y conciliadora de todo el orbe de la María, queremos que, como perpetuo recuerdo,
tierra ante su unigénito Hijo, y gloriosísimo
honor y ornato de la Iglesia santa, y firmísimo queden estas Nuestras Letras apostólicas; y man­
damos que a sus copias y ejemplares aun im­
baluarte destruyó siempre todas las herejías, y
libró siempre de las mayores calamidades de to­ presos, firmados por algún notario público y res­
das clases a los pueblos fieles y naciones y a guardados por el sello de alguna persona ecle­
Nos mismo nos sacó de tantos amenazadores pe­ siástica constituida en dignidad, den todos exac­
tamente el mismo crédito que darían a éstas, si
ligros; hará con su valiosísimo patrocinio que la les fuesen presentadas y mostradas.
santa Madre Iglesia Católica, removidas todas
las dificultades, y vencidos todos los errores, en 33. En defensa y recomendación de la presente
todos ios pueblos y en todas partes, tenga vida bula.. A nadie, pues, le sea permitido quebrar esta
cada vez más floreciente y vigorosa y reine de página de Nuestra declaración, manifestación y
mar a mar y del río hasta los últimos confines definición, y oponerse a ella y hacerle la guerra
de la tierra (Ps. 71, 8), y disfrute de toda paz, con osadía temeraria. Mas, si alguien presumiere
tranquilidad y libertad para que consigan los intentar/ hacerlo, sepa que incurrirá en la indig­
reos el perdón, los enfermos el remedio, los' pu­ nación de Dios y de los santos apóstoles Pedro
silánimes la fuerza, los afligidos el consuelo, los y Pablo.
que peligran la ayuda oportuna, y despejada la Dado en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta
obscuridad de la mente, vuelvan al camino de la de la Inmaculada Concepción, 8 de Diciembre de
verdad y a la justicia los desviados,, y se forme 1854, año noveno de Nuestro Pontificado.
un solo redil y un solo pastor (Juan 10, 16).
PIO PAPA IX
31. Exhortación final a la confianza en la bon­ (2) Gen. 3, 15.
dadosa intercesión de María. Escuchen estas Nues­ (3) Luc. 1, 28.
tras palabras todos Nuestros queridísimos hijos (4) Luc. 1, 42.
de la universal Iglesia, y continúen, con fervor (5) Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 12-XII-1854.
cada vez más encendido de piedad, religión y La; cita se encuentra en el subtítulo 18 del texto
amor, venerando, invocando y orando a la san­ que corre al pie de la página de la nota (1), ver
tísima Madre de Dios, la Virgen Marta, concebida pág. 1994.
1998 E n cíclicas del PP. P ío XII (1953) 2 1 0 ,; (61-8

580 de la vida, germen no de ira sino de gracias, que tan excelentemente ador­
gracia, pura siempre y sin mancilla, naron su alma y su vida. Bien dice
santa y extraña a toda mancha de pe­ S a n t o T o m á s d e A q u i n o : Puesto que
cado, más hermosa que la hermosura, la Santísima Virgen es Madre de Dios,
más santa que la santidad, la sola santa, del bien infinito, que es Dios, récibe
que, si exceptuamos a solo Dios, fue cierta dignidad infinita(1°). Y un ilus­
superior a todos los demás, por natura­ tre escritor desarrolla y explica el
leza más bella, más hermosa y más mismo pensamiento con las siguientes
santa que los mismos Querubines y Se­ palabras: La Santísima Virgen... es Ma- 581
rafines, más que todos los ejércitos de dre de Dios; por esto es tan pura y tan
los Angeles(6>. santa que no puede concebirse pureza
mayor después de la de Díos(n ).
6. Deducción lógica: ella fue siempre
limpia de todo pecado. Después de me­ 7. Razón teológica: Privilegio que
ditar diligentemente, como conviene, Dios podía y quiso darle atendido su
estas alabanzas que se tributan a la amor a María y que convenía. P or lo
Bienaventurada Virgen M a r í a , ¿quién demás, si profundizamos la materia, y
se atreverá a dudar de que, aquella que sobre todo si consideramos el encendido
es más pura que los Angeles, y que fue y suavísimo amor con que Dios cier­
siempre pura^6 78
^, estuvo en todo m o­ tamente amó y ama a la Madre de su
mento, sin excluir el más mínimo Unigénito Hijo, ¿cóm o podremos ni aun
espacio de tiempo, libre de cualquier sospechar que Ella haya estado, ni
clase de pecado? Con razón S a n E f r é n siquiera un brevísimo instante, sujeta
dirige estas palabras a su Divino Hijo: al pecado y privada de la divina gra­
En verdad que solos Tú y tu Madre sois cia? Dios podía ciertamente, en previ­
hermosos bajo todos los aspectos. Pues sión de los méritos del Redentor, ador­
no hay en ti, Señor, ni en tu Madre narla de este singularísimo privilegio;
mancha alguna(8). En cuyas palabras no cabe pues ni pensar que no lo
clarísimamente se ve que, entre todos haya hecho. Convenía, en efecto, que
los Santos y Santas, de esta sola mujer la Madre del Redentor fuese lo más
es posible decir que no cabe ni plan­ digna posible de El; mas no hubiéra
tearse la cuestión cuando se trata del sido tal si, contaminándose con la man­
pecado, de cualquier clase que éste sea; cha de la culpa original, aunque sólo
y que además este singular privilegio, fuera en el primer instante de su con­
a nadie concedido, lo obtuvo de Dios cepción hubiera estado sujeta al triste
precisamente por haber sido elevada a dominio de Satanás.
la dignidad de Madre suya. Pues esta
excelsa prerrogativa, declarada y san­ 8. Refútase la objeción que se men­
cionada solemnemente en el Concilio de gua la Redención de Cristo. Y rio se
Efeso contra la herejía de N e s t o r i o *9 ) puede decir que por esto se aminore la
y mayor que la cual ninguno parece Redención de Cristo, como si ya no
que pueda existir, exige plenitud de se extendiera a toda la descendencia de
gracia divina e inmunidad de cualquier A d á n , y que por lo mismo se quite algo
pecado en el alma, puesto que lleva al oficio y dignidad del Divino Reden­
consigo la dignidad y santidad más tor. Pues si examinamos a fondo y con
grandes después de la de Cristo. Ade­ cuidado la cosa, es fácil ver cóm o
más, de este sublime oficio de la Virgen, Nuestro Señor Jesucristo ha redimido
como de arcana y purísima fuente, pa­ verdaderamente a su divina Madre de
recen derivar todos los privilegios y6 8 una manera más perfecta, al preser-
7
(6) Pío IX, Bula Ineffabilis Deus; la cita de (9) Véase Pío XI, Encíclica Lux Veritatis, 25-
arriba se encuentra en los subtítulos 18, espec. XII-1931; A. A. S. 23 (1931) 493 ss.; en esta Colec­
21 y 23 del texto que corre al pie de las páginas ción: Encícl. 158, pág. 1357.
1994 y 1995. (10) S. Tomás, Sum. Theol. I, q. 25, a:; 6*; ad
(7) Véase nota (6), subtítulos 1 y 23. 4um. • r
(8) San Efrén, Carmina Nisibena, ed. Bickell, (11) Cornelia a Lapide, In Matth. I, 16. '•
123.
210, 9-12 E ncíclica “ F ulgens Corona” 1999

varia Dios de toda mancha hereditaria desde los tiempos antiguos, es decir,
de pecado, en previsión de los méritos desde antes de separarse del único redil.
de El. Por esto la dignidad infinita de
Cristo y la universalidad de su reden­ 1 1 . Refírmase el dogma. Plácenos
ción no se atenúa ni disminuye con esta por lo tanto, al cumplirse los cien años
doctrina, sino que se acrecientan de una desde que el Pontífice Pío IX, de inmor­
manera admirable. tal memoria, definió solemnemente este
privilegio singular de la Virgen Madre
9. La devoción a la Santísima Vir­ de Dios, resumir y concluir toda la
gen redunda en honor de Jesús. Es por cuestión con unas palabras del mismo
lo tanto injusta la crítica y la repren­ Pontífice, afirmando que esta doctrina
sión que también por este motivo no ha sido a juicio de los Padres consig­
pocos acatólicos y protestantes dirigen nada en la Sagrada Escritura, transmi­
contra nuestra devoción a la Santísima tida por tantos y tan serios testimonios
Virgen, como si nosotros quitáramos de los mismos, expresada y celebrada
algo al culto debido sólo a Dios y a en tantos monumentos ilustres de la
Jesucristo, cuando por el contrario el antigüedad veneranda, y en fin, pro­
honor y veneración que tributamos a puesta y confirmada por tan alto y
nuestra Madre celestial, redundan ente­ autorizado juicio de la Iglesia<13), que
ramente y sin duda alguna en honra no hay en verdad para los Sagrados
de su divino Hijo, no sólo porque de El Pastores y para los fieles todos nada
nacen, como de su primera fuente, to­ más dulce, ni más grato que honrar,
das las gracias y dones, aun los más venerar, invocar y predicar con fervor
excelsos, sino también porque los pa­ y afecto en todas partes a la Virgen
dres son la gloria de los hijos^12K Madre de Dios concebida sin pecado
original(lé\
10. El testimonio de los siglos cris­ £
tianos. Por esto mismo, desde los 12. La estrecha relación de! dogma
tiempos más remotos de la Iglesia, esta de la Inmaculada Concepción con la
doctrina fue esclareciéndose cada día Asunción a los cielos. Parécenos, ade­
más y reafirmándose mayormente ya más, que esta preciosísima perla, con
en las enseñanzas de los Sagrados Pas­ que se enriqueció la sagrada diadema
tores ya en el alma de los fieles. Lo de la Bienaventurada Virgen María ,
atestiguan, como hemos dicho, los es­ brilla hoy con mayor fulgor, habiéndo­
critos de los Santos Padres, los Con­ nos tocado, por designio de la Divina
cilios y las actas de los Romanos Pon­ Providencia, en el Año Santo de 1950,
tífices; dan testimonio de ello las anti­ la suerte — está todavía vivo en Nuestro
quísimas Liturgias, en cuyos libros, corazón tan grato recuerdo— de defi­
hasta en los más antiguos, se considera nir la Asunción de la Purísima Madre
esta fiesta como una herencia trans­ de Dios en cuerpo y alma a los cielos,
mitida por los antepasados. Además, satisfaciendo con ello los deseos del
aun entre las comunidades todas de los pueblo cristiano que de manera parti­
Cristianos Orientales, que, mucho tiem­ cular habían sido formulados cuando
po hace, se separaron de la unidad de fue solemnemente definida su Concep­
la Iglesia Católica, no faltaron ni faltan ción Inmaculada. En aquella ocasión,
quienes, a pesar de estar imbuidos de en efecto, como ya escribimos en la
prejuicios y opiniones contrarias, han Carta Apostólica eeMunificentissimus
acogido esta doctrina y cada año cele­ Deus” , los corazones de los fieles fue­
bran la fiesta de la Virgen Inmaculada. ron movidos por un más vivo anhelo
No sucedería ciertamente así si no hu­ de que también el dogma de la Asun­
bieran admitido semejante verdad ya ción corporal de la Virgen a los Cielos,
(12) P r o v e r b . 17, 6. (14) P ío IX , B u la I n e ffa b ilis D e u s, v é a s e n o ta
(13) P í o I X , B u la I n e ffa b lis D e a s , 8-X II-1854, (0 ), su b títu lo 24; v e r p á g . 1995-1996.
v é a s e n o ta (6 ), su b títu lo 24; v e r p á g . 1995.
2000 Encíclicas del PP. P ío XII (1953) 210, 13-15

fuera definido cuanto antes por el su­ Madre María cuando mira a los hijos
premo magisterio de la Iglesia(15>. que, junto a la Cruz recibió en lugar
Parece, pues, que con esto todos los del Suyo, nada desea más y nada le
fieles pueden dirigir de una manera resulta más grato que el ver reprodu­
más elevada y eficaz su mente y su cidos los rasgos y virtudes de su alma
corazón hacia el misterio mismo de la en sus pensamientos, en sus palabras
Inmaculada Concepción de la Virgen. y en sus acciones.
Pues por la estrecha relación que hay Ahora bien, para que la piedad no
entre estos dos dogmas, al ser solemne­ sea sólo palabra hueca, o una forma
mente promulgada y puesta en su de­ falaz de religión o un sentimiento débil
bida luz la Asunción de la Virgen al y pasajero de un instante, sino que sea
Cielo — que constituye como la corona sincera y eficaz, debe impulsarnos a
y el complemento del otro privilegio todos y a cada uno según la propia
mariano— , se ha manifestado con ma­ condición, a conseguir la virtud.
yor grandeza y esplendor la sapientí­
sima armonía de aquel plan divino 14. Inocencia e integridad de cos­
según el cual Dios ha querido que la tumbres. Y en primer lugar debe inci­
Virgen María estuviera inmune de toda tarnos a todos a mantener una inocen­
mancha original. cia e integridad de costumbres tal, que
Por ello, con estos dos insignes pri­ nos haga aborrecer y evitar cualquier
vilegios concedidos a la Virgen, tanto mancha de pecado, aun la más leve, ya
el alba de su peregrinación sobre la que precisamente conmemoramos el
tierra, como el ocaso de su vida, se misterio de la Santísima Virgen, según
iluminaron con destellos de refulgente el cual, su Concepción fue inmaculada
luz; a la perfecta inocencia de su alma e inmune de toda mancha original.
limpia de cualquier mancha, corres­
ponde de manera conveniente y admi­ 15. María repite: “ Haced lo que El
rable la más amplia glorificación de os diga". Cumplimiento de la voluntad
su cuerpo virginal; y Ella, lo mismo de Jesús y vuelta al recto camino.
que estuvo unida a su Hijo Unigénito Parécenos que la Beatísima Virgen Ma ­
en la lucha contra la serpiente infernal, ría , que durante toda su vida — lo
asi también junto con El participó en mismo en sus gozos, que tan suave­
el glorioso triunfo sobre el pecado y mente le afectaron, como en sus angus­
sus tristes consecuencias. tias y atroces dolores, por los cuales
fue constituida Reina de los mártires— ,
P arte II nunca se apartó lo más mínimo de los
preceptos y ejemplos de su divino Hijo,
Digna y recta celebración del Nos parece, decimos, que a cada uno
Centenario1
3 de nosotros repite aquellas palabras que
dijo a los que servían en las bodas de
13. Invitación de María y devoción. Caná, como señalando con el dedo a
584 Es necesario que la celebración de este Jesucristo: Haced lo que El os diga^1QK
centenario no solamente encienda de Esta misma exhortación, usándola des­
nuevo en todas las almas la fe católica de luego en un sentido más amplio,
y la devoción ferviente a la Virgen parece que nos repite hoy a todos nos­
Madre de Dios, sino que haga también otros, cuando es bien claro que la raíz 585
que la vida de los cristianos se confor­ de todos los males, que tan dura y
me lo más posible a la imagen de la fuertemente afligen a los hombres y
Virgen. De la misma manera que todas angustian a los pueblos y a las nacio­
las Madres sienten suavísimo gozo nes, está principalmente en que no
cuando ven en el rostro de sus hijos pocos han abandonado al que es la
una peculiar semejanza de sus propias Fuente de agua viva y se han cavado
facciones así también nuestra dulcísima cisternas, cisternas rotas que no pueden
(15) P ío X I I , C arta A p o s t ó lic a M u n ific e n tis s i- en esta C o le c c ió n : E n c íc l. 196, p á g. 1835-1815.
m us D c u s , l-X I-1 9 5 0 ; A . A . S. 42 (1950) 754-755; (16) Juan 2, 5.
210, 16-17 E ncíclica “ F ulgens Corona” 2001

contener las a g u a s é ; han abandonado rivalidades; así se originan los dsór-


al único que es el camino, la verdad y denes de la vida privada y pública; así
la vida(18K Si pues se ha errado, hay poco a poco se van socavando los ci­
que volver a la vía recta; si las tinieblas mientos mismos del Estado que mal
han envuelto las mentes con el error, podrían ser sostenidos y reforzados por
cuanto antes han de ser eliminadas con la autoridad de las leyes civiles y de los
la luz de la Verdad; si la muerte, la que gobernantes; así finalmente por todas
es verdadera muerte, se ha apoderado partes se deforman las costumbres con
de las almas, con ansia y con prisa, hay los malos espectáculos, con los libros,
que acercarse de nuevo a la vida; ha­ con los diarios y hasta con los críme­
blamos de esa vida celestial que no nes.
conoce el ocaso, ya que proviene de
17.
J e s u c r i s t o , siguiendo al cual confiada y No bastan los remedios natura­
fielmente en este destierro mortal, goza­ les; sólo la gracia y ley cristianas cu­
remos con sempiterna beatitud, a una ran las dolencias del mundo de hoy. No
con El, en la eterna. Esto nos enseña, negamos ciertamente que puedan hacer
a esto nos exhorta la Bienaventurada mucho en esto los que gobiernan los
Virgen M a r í a , dulcísima Madre nues­ pueblos; sin embargo, la curación de
tra, que ciertamente nos ama con ge- tantos males hay que buscarla, en reme­
nuina caridad, más que todas las ma­ dios más profundos, hay que llamar en
dres de la tierra. auxilio una fuerza superior a la hu­
( mana, que ilustre las mentes con una
16. Las consecuencias del abandono luz celestial, y llegue hasta las almas
que se hace de Jesús. De estas exhorta­ mismas, las renueve con la gracia di­
ciones e invitaciones, con las cuales se vina y con su influencia las haga me­
amonesta a todos para que vuelvan a jores.
Cristo y se conformen con diligencia Sólo entonces podemos esperar que
y eficacia a sus preceptos, están como florezcan en todas partes las costum­
muy bien sabéis, Venerables Hermanos, bres cristianas; que se consoliden lo
muy necesitados los hombres de hoy, más posible los verdaderos principios,
ya que son muchos los que se esfuerzan en los que se fundamentan las nacio­
por arrancar de raíz la fe cristiana de nes; que reine entre las clases sociales
las almas, sea con astutas y veladas una mutua, justa y sincera estimación
insidias, sea también con tan abierta y de las cosas, unida a la justicia y cari­
obstinada petulancia, cual si hubieran dad; que se apaguen los odios, cuyas
de considerarse como una gloria de esta semillas son gérmenes de nuevas mi­
edad de progreso y esplendor. Pero serias, y que frecuentemente impulsan
resulta evidente que, abandonada la a los ánimos exacerbados hasta el de­
santa Religión, rechazada la voluntad rramamiento de sangre humana y que
de Dios que determina el bien y el mal, finalmente, mitigadas y apaciguadas
ya casi nada valen las leyes, nada vale las controversias que reinan entre las
la autoridad pública; además, supri­ clases altas y bajas de la sociedad, con
mida con estas falaces doctrinas la es­ justa medida se compongan los justos
peranza y anhelo de los bienes inmor­ derechos de ambas partes y de común
tales, es natural que los hombres es­ acuerdo, 3' con el debido respeto, con­
pontáneamente apetezcan inmoderada­ vivan armoniosamente para utilidad
mente y con avidez las cosas terrenas, de todos.
deseen con ansia vehemente las cosas Es evidente que sólo la le}' cristiana,
ajenas, y a veces también se apoderen que la Virgen M a r í a Madre de Dios
por la fuerza, de ellas, siempre que se nos anima a seguir pronta y diligente­
les presenta ocasión o posibilidad de mente, podrá lograr plena y firmemente
ello. Así nacen entre los ciudadanos los todas estas cosas, con tal de que sea
odios, las envidias, las discordias y las17 puesta en práctica.
(17) J e re m . 2, 13. (18) Juan 14, 6.
2002 Encíclicas del PP. P ío X II (1953) 210, 18-21

P arte III voz y con una sola alma, preces a


nuestra dulcísima Madre.
Proclamación del Año Mariano de 195A Y donde quiera que — como ocurre
en casi todas las Diócesis— hay un
18. La proclamación. Considerando templo en el cual la Virgen Madre de
todo esto, como es razonable, a cada Dios es venerada con especial devoción,
uno de vosotros, Venerables Hermanos, allí acudan en determinados días del
os invitamos por medio de esta Carta año piadosas muchedumbres de pere­
Encíclica, a que, según el oficio que grinos con públicas y edificantes mani­
tenéis, exhortéis al pueblo y clero a festaciones de la fe común y del común
vosotros encomendado, a celebrar el amor a la Virgen Santísima.
Año Mariano, que decretamos se cele­
bre en todo el mundo, desde el próximo 21. Particularmente a Lourdes y
mes de diciembre hasta el mismo mes Roma. No dudamos de que así suce­
del año siguiente, con motivo del pri­ derá de una manera particular en la
mer centenario de la fecha en que la gruta de Lourdes, donde con tan fer­
Virgen María Madre de Dios, con jú ­ viente piedad se venera la Bienaventu­
bilo de todo el pueblo cristiano, brilló rada Virgen María , concebida sin man­
con una nueva perla, cuando, como cha de pecado. Preceda a todos con el
hemos dicho, Nuestro antecesor de in- ejemplo esta Alma Ciudad, que desde
587 mortal memoria 1 eta etaoi shrdlu los primeros tiempos del Cristianismo
la declaró y proclamó totalmente lim­ honra con peculiar veneración a su ce­
pia de la mancha original. Y confiamos lestial Madre y Patrona. Hay aquí, co ­
plenamente que esta celebración maria- mo todos saben, no pocas iglesias en las
na pueda dar aquellos deseadísimos y cuales está Ella expuesta a la piedad de
saludables frutos, que todos vehemen­ los romanos, pero la principal de todas
temente esperamos. es la Basílica Liberiana, en la cual to­
davía descuella el mosaico, puesto por
19. Expóngase el dogma. Para que Nuestro Predecesor de piadosa memo­
fácilmente y con más éxito se consiga ria, Sixto III, insigne monumento de
esto, deseamos que en todas las Dióce­ la maternidad divina de María Virgen; 588
sis se tengan oportunamente sermones y en ella también benignamente sonríe
y conferencias por medio de las cuales la imagen de la “ Salus populi roma-
este artículo de la doctrina cristiana Ahí pues principalmente deben
sea conocido amplia y claramente por acudir los fieles a rezar y ante esa
las almas, para que se aumente la fe sagrada imagen todos expongan sus
del pueblo, se excite más cada día el piadosos votos, pidiendo principalmen­
amor a la Virgen Madre de Dios, y de te que esta Ciudad, que es la Capital del
ello tomen todos ocasión para seguir orbe católico, sea también para todos
gozosa y prontamente las huellas de Maestra de fe, de piedad y de santidad.
Nuestra Madre celestial. A vosotros, romanos, os hablamos con
las palabras de Nuestro Predecesor de
santa memoria, L eón Magno : Si toda
20. Peregrinaciones y preces. Y pues­ la Iglesia esparcida por el mundo en­
to que en todas las ciudades, pueblos tero debe florecer en todo género de
y aldeas en que florece la Religión cris­ virtudes, vosotros debéis aventajar a
tiana, hay una capilla o al menos un los demás pueblos con los frutos de
altar en que se expone la imagen de la vuestra piedad, ya que fundados en la
Virgen a la veneración del pueblo, Nos base misma de la Piedra apostólica,
deseamos, Venerables Hermanos, que fuisteis redimidos con todos por Nues­
se reúnan allí sin cesar multitudes de tro Señor Jesucristo, y con preferencia
fieles y que no sólo en privado sino a los demás fuisteis instruidos por el
también en público se eleven, a una9 1 bienaventurado Apóstol Pedro^20\
[19] “ Salvación del pueblo Romano’ '. (20) S an L e ó n M a gn o , S e rm ó n 3, 14 (M ig u e
P .L . 54, 147-148).
210 , 22-28 E ncíclica “ F ulgens Corona” 2003

22. Reforma de costumbres. Muchas 26. Alivio para los que padecen
son las cosas que en las actuales cir­ Pidan, además, en sus súplicas a la
cunstancias es necesario que encomien­ Madre de Dios, pan para los hambrien­
den todos a la tutela de la Bienaven­ tos, justicia para los oprimidos, la pa­
turada Virgen y a su patrocinio y p o­ tria para los desterrados, cobijo acoge­
tencia suplicante. Pidan en primer lu­ dor para los que carecen de casa, la
gar que cada uno ajuste cada día más, libertad debida para aquellos que han
como hemos dicho, sus costumbres a sido injustamente arrojados a la cárcel
los preceptos cristianos, con el auxilio o a los campos de concentración; el tan
de la divina gracia, ya que la fe sin deseado regreso a la patria para todos
las obras es cosa muerta^2 21), y ya que
5 aquellos que, después de pasados tantos
nadie puede hacer nada, como conviene, años desde el final de la última guerra,
por el bien común, si antes él mismo todavía están prisioneros y gimen y
no es un ejemplo de virtud para los suspiran ocultamente; para aquellos
demás. que están ciegos en el cuerpo y en el
alma, la alegría de la refulgente luz; y
23. La pureza e integridad de la que a todos los que están divididos
juventud. Pidan con insistencia que entre sí por el odio, la envidia y la
la juventud generosa y gallarda crezca discordia, les obtengan por sus súplicas
pura e íntegra y no permita que la la caridad fraterna, la concordia de los
flor lozana de su edad se inficione con ánimos y aquella fecunda tranquilidad
el aire de este siglo corrompido ni se que se apoya en la verdad, la justicia
aje con los vicios; que sus desenfrena­ y la mutua unión.
dos deseos y sus impetuosos ardores
sean gobernados con justa moderación 27. Libertad para la Iglesia. Desea­
y apartándose de toda insidia no se mos de un modo especial, Venerables
Hermanos, que en las fervientes plega­
vuelvan hacia las cosas dañosas y des­
rias que sean elevadas a Dios durante
honestas, sino que se eleven a todo lo
la celebración del próximo Año Ma­
que es bello, santo, amable y excelso.
riano, se pida humildemente que — bajo
el patrocinio de la Madre del Divino
24. La bondad y fortaleza de la edad
Redentor y dulcísima Madre nuestra—
madura. Pidan todos en sus oraciones la Iglesia católica pueda por fin gozar
que la edad viril y la avanzada se dis­ en todas partes de la libertad que le
tingan particularmente por su cristiana es debida y que siempre hizo servir,
bondad y fortaleza; que el hogar do­ como magníficamente enseña la histo­
méstico resplandezca por una fe incon­ ria, al bien de los pueblos y nunca a su
taminada, que florezca con una descen­ perjuicio, siempre al establecimiento de
dencia santa y rectamente educada, y se la concordia entre los ciudadanos, las
fortalezca por la concordia y la ayuda naciones y los pueblos, y nunca a la
mutua.2 5 división de los ánimos.

25. La paz interior para los ancia­ 28. Por los perseguidos y silenciados.
nos. Pidan finalmente que los ancia­ Todos conocen las tribulaciones con que
nos gocen los frutos de una vida vive la Iglesia en algunas partes, y las
honesta de tal manera que cuando lle­ mentiras, calumnias y usurpaciones
guen por fin al término de su carrera con que es vejada; todos saben cómo
mortal nada tengan que temer, y no se en algunas regiones los sagrados Pasto­
atormenten con ningún remordimiento res están tristemente dispersos o ence*
o angustia de conciencia, ni tengan rrados sin causa justa en las cárceles,
nada de qué avergonzarse, sino que se o de tal manera impedidos, que les es
sientan seguros porque van a recibir imposible ejercer libremente, como es
en breve el premio de su largo trabajo. necesario, sus ministerios; todos saben
(21) V é a s e S a n tia go 2, 20 y 26.
2004 E ncíclicas del PP. P ío XII (1953) 210, 29-31
finalmente cómo en tales lugares no se 29. Con los que viven en el eisma.
590 pueden tener escuelas proias, ni ense­ Y además también a aquellos que están
ñar, defender o propagar la doctrina separados de Nosotros por el viejo
por medio de la prensa, ni educar Cisma, a los que por otra parte Nos
convenientemente según sus enseñanzas amamos con ánimo paterno, los invita­
a la juventud. Todas las exhortaciones, mos a unirse concordemente a estas
que sobre este asunto os hemos dirigido oraciones y súplicas, ya que sabemos
más de una vez y siempre que ha ha­ muy bien que ellos sienten grandísima
bido ocasión, de nuevo os las repetimos veneración hacia la Santa Madre de
con sumo interés por medio de esta Jesucristo y celebran su Concepción 591
Carta Encíclica. Confiamos plenamen­ Inmaculada. Que vea la Bienaventura
te que durante todo este Año Mariano, Virgen María que todos los que se
en todas partes se eleven súplicas a la glorían de ser cristianos, unidos al
poderosísima Virgen Madre de Dios, y menos con los vínculos de la caridad,
suavísima Madre nuestra, con las cua­ vuelven a Ella suplicantes sus ojos, sus
les se consiga de su actual y valioso ánimos y sus plegarias pidiéndole aque­
patrocinio, que los sagrados derechos lla luz que ilumina las mentes con la
que competen a la Iglesia y que son luz de lo alto y la unidad con que
exigidos por el respeto que se debe a la finalmente se forme un solo rebaño y
civilización y a la libertad humanas, un solo Pastor(24h
sean por todos reconocidos abierta y
sinceramente, para utilidad universal e 30. Añádanse obras de penitencia.
incremento de la común concordia. A estas súplicas comunes añádanse pia­
Esta palabra Nuestra, que Nos la dosas obras de penitencia, pues el
dicta un ardiente sentimiento de cari­ amor a la oración hace que el alma
dad, deseamos que llegue en primer tenga valor y se pertreche para las co­
lugar a aquellos que, obligados al si­ sas arduas y se eleve a las divinas, y la
lencio y rodeados de toda clase de ase­ penitencia hace que tengamos imperio
chanzas, contemplan con ánimo dolo­ sobre nosotros mismos, especialmente
rido su comunidad cristiana afligida, sobre nuestro cuerpo, a consecuencia de
perturbada y privada de todo auxilio la antigua culpa, gravísimo enemigo de
humano. Que también estos queridí­ la razón, y de la ley evangélica. Estas
simos Hermanos e hijos Nuestros, es­ virtudes, como claramente se ve, están
trechamente unidos a Nos y a los de­ estrechamente unidas entre sí, se ayu­
más fieles, interpongan ante el Padre dan mutuamente y tienden al mismo fin
de las misericordias y Dios de toda de apartar al hombre, nacido para el
consolación(22> el potentísimo patroci­ cielo, de las cosas caducas y de llevarle
nio de la Virgen, Madre de Dios y Ma­ casi a un trato celestial con Dios^25K
dre nuestra, y le pidan la ayuda del
Cielo y la consolación de lo alto; y 31. Por la paz. Y ya que todavía no
perseverando con ánimo esforzado e ha brillado sobre las almas y sobre los
inquebrantable en la fe de sus mayo­ pueblos, una sólida, sincera y tranqui­
res, hagan suya en esta grave situación la paz, esfuércense todos por alcanzarla
como distintivo de cristiana fortaleza plena y felizmente y consolidarla con
la siguiente sentencia del D o c t o r M e ­ sus piadosas súplicas, de tal manera
l if l u o : Estaremos en pie, combatire­ que así como la Bienaventurada Virgen
mos hasta la muerte si fuese necesario M a r ía dio a luz al Príncipe de la
por (la Iglesia) nuestra Madre con las Paz(2Q\ Ella también con su patroci­
armas de que podemos disponer: no nio y con su tutela, una en amigable
con escudos y espadas sino con lágri­ concordia, los hombres, que solamente
mas y oraciones cd Señor^2SK podrán gozar de aquella serena prospe-
(22) V é a s e II C o r in t. 1, 3. (25) L e ó n X I I I , E n c íc lic a O c to b r i m e n s e , 2 2 -IX -
(23) S an B e r n a r d o , E p ís t o la 221, 3 (M ig n e P .L . 1891; A cta L e o n is X I I I , T o m o 11, 312; en esta
182, 387-A ). C o le c c ió n : E n c íc l. 60, p á g . 446.
(21) V éa s e Juan, 10, 16. (26) V é a s e Isa ía s 9, 6.
210, 32-33 E ncíclica “ F ulgens Corona” 2005

ridad, que es posible obtener en esta plenamente confiamos, no solamente


vida mortal, cuando no estén separados corresponderán gustosamente los de­
entre sí por las envidias mutuas, desga­ seos de Nuestros hijos, sino también
rrados miserablemente por las discor­ los de todos aquellos que se interesan
dias, e impelidos a luchar entre sí con empeño por la civilización cristiana
con amenazadores y terribles designios, y el progreso de la humanidad.
sino que unidos fraternalmente se den
entre sí el ósculo de la paz, que es tran­ 33. Bendición Apostólica. Mientras
quila libertad (27> y que bajo la guía de tanto, sea prenda de los divinos favores,
la justicia y con la ayuda de la caridad, y testimonio de Nuestro paternal afecto,
forma como conviene, de las diversas la Bendición Apostólica, que a todos y
clases sociales y de las distintas nacio­ cada uno de vosotros, Venerables Her­
nes y pueblos, una sola y concorde fa­ manos, y también a vuestro Clero y
milia.5
2
9 pueblo, gustosísimamente impartimos
en el Señor.
592 32. Deseos finales. Quiera el divino Dado en Roma, junto a San Pedro,
Redentor, con la ayuda y mediación de el día 8 de Septiembre, fiesta de la
Natividad de la bienaventurada Virgen
su benignísima Madre, hacer que se
María, del año 1953, décimoquinto de
realicen con la mayor largueza y per­
Nuestro Pontificado.
fección posibles, todos estos ardentí­
simos deseos Nuestros, a los que, como PIO PAPA XII.
(27} C ic. P h il. 2, 44.
211

C A R TA ENCICLICA “ SACRA VIRGINITAS” ^


(25-III-1954)

SOBRE LA SAGRADA VIRGINIDAD

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

Introducción do en los Hechos de los Apóstolesí5*


^AS La Virginidad y la castidad, se dice que las cuatro hijas del diácono
F elipe eran vírgenes, se quiere signi­
46 tesoros de la Iglesia
ficar más bien un estado de vida, que
161 1 . Virginidad y Castidad son bienes la edad juvenil. Y no mucho después,
muy preciosos, nacidos de la Religión San I gnacio de Antioquía, al saludar
cristiana. La santa virginidad y la cas­ a las vírgenes de Esmirna, refiere^
tidad perfecta, consagrada al servicio que, a una con las viudas, constituían
divino, se cuentan sin duda entre los una parte no pequeña de esta comuni­
tesoros más preciosos dejados como en dad cristiana. En el siglo segundo — co­
herencia a la Iglesia por su Fundador. mo atestigua San Justino— son mu­
Por eso los Santos Padres afirmaron chos los hombres y mujeres, educados
que la virginidad perpetua es un bien en el cristianismo desde su infancia,
excelso nacido de la Religión cristiana. que llegan completamente puros hasta
Y con razón notan que los paganos de los sesenta y los setenta años^K Poco
la antigüedad no exigieron de las Ves­ a poco creció el número de hombres
tales tal género de vida sino por un y mujeres que consagraban a Dios su
tiempo limitado^12 ); y si en el Antiguo
4
3 castidad, y al mismo tiempo fue adqui­
Testamento se mandaba guardar y riendo una importancia considerable
practicar la virginidad, era sólo como el puesto que ocupaba en la Iglesia,
condición preliminar para el matrimo­ como más ampliamente lo expusimos
n io ^ . Añade San Ambrosio(3L leemos, en Nuestra Constitución Apostólica
sí, que también en el templo de Jerusa- “ Sponsa Christi” (8K
162 lén hubo vírgenes. Pero ¿qué dice el
Apóstol?: “ Todo esto les acontecía en 3. Los Santos Padres encomian la
figura” ^ para que fuesen imágenes de excelencia y el mérito de la Virgini­
las realizaciones futuras. dad. También los Santos Padres — co­
mo San Cipriano, San Atanasio, San
2. Desde los primeros tiempos cris­Ambrosio, San Juan Crisóstomo, San
tianos. Ciertamente, ya desde la época Jerónimo, San Agustín y otros mu­
de los Apóstoles vive y florece esta chos— escribiendo sobre la virginidad,
virtud en el jardín de la Iglesia. Cuan­ le dedicaron las mayores alabanzas.
( * ) A . A . S. 46 (1954) 161-192: v e r s ió n d e la O fic in a d e P r e n s a V a tic a n a . L o s su b títu lo s son d e r e s ­
p o n s a b ilid a d d e la 2? e d ic ió n . ( P . H .).
(1 ) V é a s e S A m b r o s io , D e V irgin ih u s, lib . I, (5 ) A c t. 21, 9.
c , 4, n. 15; D e V ir g in ita te . c. 3, n. 13 (M ig n e P .L . (6) V aé se S. Ig n a t. A n t io c h ., E p . a d S m y r n .,
16, c o l. 193, 269). c. 13 (e d . F u n k -D ie k a m p , P a ir e s A p o s t o lic i, V o l.
(2) V éa s e E x . 22, 16-17; D eu t. 22, 23-29; E c c li. I, p . 286; M ign e P G . 5 c o l 718-B ).
42, 9. (7) S. Iu s tin ., A p o l. 1 p r o c h r is t ., c. 15 (M ig n e
P .G . 6, 349).
(3) S. A m b r o s ., D e v ir g in ib u s , lib. I, c. 3, n. 12 (8 ) V é ase P ío X I I , C on st. A p o s t. S p o n s a C hri~
(M ig n e P .L . 16, c o l. 192). sti, A . A . S. 43 (1951) 5-8: en esta C o le c c ió n : E n ­
(4 ) I C o r. 10, 11. c íc lic a 197, p á g . 1846-1849.

2006 —
211-, 4-7 E ncíclica “ Sacra V irginitas” 2007

Esta doctrina de los Santos Padres, y su alma, Nos dirigimos con corazón
desarrollada al correr de los siglos por paterno, y los exhortamos con el ma­
los Doctores de la Iglesia y por los yor encarecimiento posible a mante­
Maestros de la ascética cristiana, con­ nerse firmes en su santa resolución y
tribuye mucho para suscitar en los a ponerla en práctica con diligencia.
cristianos de ambos sexos el propósito
de consagrarse a Dios en castidad 6 . Objeto de la Encíclica: Deshacer
perfecta y para confirmarlos en él hasta cierta sobreestima del matrimonio y
la muerte. cierto menosprecio de la virginidad y
el celibato. No faltan hoy día quienes,
4. La práctica en la Iglesia. No se apartándose en esta materia del recto
puede contar la multitud de almas que camino, de tal manera exaltan el ma­
desde los comienzos de la Iglesia hasta trimonio, que llegan a anteponerlo
nuestros días han ofrecido a Dios su prácticamente a la virginidad, y por
castidad, unos conservando intacta su consiguiente a menospreciar la casti­
virginidad, otros consagrándole para dad consagrada a Dios y el celibato
siempre su viudez, después de la muerte eclesiástico. Por eso la conciencia de
del esposo, otros, en fin, eligiendo una Nuestro oficio apostólico Nos mueve
vida totalmente casta después de haber hoy a declarar y sostener ante todo la
llorado sus pecados; mas todos convi­ doctrina de la excelencia de la virgi­
niendo en el mismo propósito de abste­ nidad y defender esta verdad católica
nerse para siempre, por amor de Dios, contra tales errores.
de los deleites de la carne. Sirvan a
todos éstos las enseñanzas de los San­ I
tos Padres sobre la excelencia y el V en ta ja s y e x c e l e n c ia s de la
mérito de la virginidad de estímulo, de V ir g in id a d so bre el m a t r im o n io
sostén y de aliento para perseverar in­
conmovibles en el sacrificio ofrecido 1. Fundamento evangélico y patrís-
y para no volver a tomar ni la más tico de la castidad perpetua y su
pequeña parte del holocausto ofrendado fin, la unión con Dios.
ante el altar de Dios.
7. La castidad perpetua en los Evan­
5. Base de la vida religiosa y sacer­ gelios. En primer lugar debemos ad­
dotal. Esta castidad perfecta es la ma­ vertir que lo esencial de su doctrina
teria de uno de los tres votos que sobre la virginidad lo ha recibido la
constituyen el estado religioso*9); la Iglesia de los mismos labios de su Di­
misma se exige a los clérigos de la vino Esposo.
Iglesia latina para las órdenes mayo­ Pareciendo a los discípulos muy
res*10), y también a los miembros de pesados los vínculos y las obligaciones
los Institutos seculares*11). Pero florece del matrimonio, que el Divino Maestro
asimismo entre muchos que pertenecen les manifestara, le dijeron: Si tal es
al estado laical; ya que hay hombres y la condición del hombre con respecto
mujeres que, sin pertenecer a un estado a su mujer, no tiene cuenta el casar-
público de perfección, han hecho el se*12). Y Jesús les respondió que no
propósito o el voto privado de abste­ todos eran capaces de comprender esta
nerse completamente del matrimonio palabra, sino sólo aquellos a quienes se
y de los deleites de la carne para servir les ha concedido; porque, algunos son
más libremente al prójimo y para unir­ inhábiles para el matrimonio por de­
se más fácil e íntimamente a Dios. fecto físico de nacimiento, otros por
A todos y cada uno de estos amadí­ violencia y malicia de los hombres,
simos hijos Nuestros, que de algún otros, en cambio, se abstienen de él
modo han consagrado a Dios su cuerpo espontáneamente y de propia voluntad,
(9 ) V éase C ó d ig o D e r e c h o C a n ó n ic o , ca n o n 4S7. art. III § 2; A . A . S. 39 (1947) 121; en esta C o ­
(10) V é a s e C ód . D e r . C an ., c a n o n 132 § 1. le c c ió n : E n c íc l. 183, p á g . 1693.
(11) V é a s e P ío X I I C on st. A p o s t. P r ó v id a M ater, (12) M at. 19, 10.
2008 E ncíclicas del PP. P ío XII (1954) 211, 8-10

y eso por amor del reino de los cielos. Además, el Apóstol de las gentes,
Y concluyó Nuestro Señor diciendo: inspirado por el Espíritu Santo, ad­
Quien sea capaz de tal doctrina, que vierte: El que no tiene mujer, anda solí­
la szga(13)1
*.
6
5
4 cito de las cosas del Señor y en que ha
de agradar a Dios... Y la mujer no casa­
8. Voluntaria y perpetua. Con estas da y la virgen piensan en las cosas del
palabras el Divino Maestro no trata Señor, para ser santas en cuerpo y
de los impedimentos físicos del matri­ a/ma(17*. Este es por lo tanto el fin
monio, sino de la resolución libre y primordial y la razón principal de la
voluntaria de abstenerse para siempre virginidad cristiana: el tender única­
de él y de los placeres de la carne. Al mente hacia las cosas divinas, emplean­
comparar a los que renuncian espontá­ do en ellas alma y corazón, el querer
neamente al matrimonio con los que agradar a Dios en todas las cosas, pen­
se ven obligados a tal renuncia o pol­ sar sólo en El, consagrarle totalmente
la naturaleza o por la violencia de los cuerpo y alma.
hombres, ¿no es verdad que el Divino
Redentor nos enseña que la castidad, 10. Los Padres y doctores conside­
para ser perfecta, tiene que ser per­ ran perpetua la consagración total a
petua? Dios. De este modo interpretaron siem­
pre los Santos Padres las palabras de
9. El fin primordial es sobrenatural: Jesucristo y la doctrina del Apóstol de
“ por amor al reino de los eielos; y no las gentes: desde los primitivos tiempos
por reputar el matrimonio cosa abo­ de la Iglesia entendieron ellos la virgi­
minable. Por otra parte — como los nidad como una consagración del cuer­
Santos Padres y los Doctores de la po y del alma a Dios. Así San Cipriano
Iglesia enseñan— la virginidad no es exige de las vírgenes el que ya no
virtud cristiana, sino cuando se guarda quieran adorarse ni agradar a nadie
por amor del reino de los cielos^1 14\ es
3 sino al Señor, puesto que se han con­
decir, cuando abrazamos este estado de sagrado a Cristo, y, apartándose de las
vida para poder más fácilmente entre­ concupiscencias de la carne, se han
garnos a las cosas divinas, alcanzar con entregado a Dios en cuerpo y a/ma(18*.
mayor seguridad la eterna bienaventu­ El Obispo de Hipona, San Agustín, va
ranza, y finalmente dedicarnos con más más adelante, cuando afirma: N o: es
libertad a la obra de conducir a otros que se honre a la virginidad por ella
al reino de los cielos. misma, sino por estar consagrada a
No pueden por tanto reivindicar Dios... y no alabamos a las vírgenes
para sí el honorífico título de la virgi­ porque lo son, sino por ser vírgenes
nidad cristiana los que se abstienen del consagradas a Dios por medio de una
matrimonio o por puro egoísmo, o, piadosa continencia(19*. Los príncipes
como advierte San Agustín^15*, para de la Sagrada Teología Santo T omás
eludir las cargas que él impone, o tal de A quino (2°* y San B uenaventu­
vez para jactarse farisaicamente de la ra (21*, apoyados en la autoridad de
propia integridad corporal. Por lo cual San Agustín, enseñan que la virginidad
ya el Concilio de Gangra reprobaba que no goza de la firmeza propia de la
la virgen o el continente se apartasen virtud, si no nace del voto de conser­
del matrimonio por reputarlo cosa abo­ varla siempre intacta. Y sin duda los
minable, y no por la belleza y santidad que más plena y perfectamente ponen
de la virginidad^161*.
7 en práctica la enseñanza de Cristo so-
(13) M at. 19, 11-12. (18) S . C ip r ., D e h a b itu v ir g in u m 4 (M ig n e P .L .
(14) M a teo 19, 12. 4, c o l. 443).
(19) S. A gu s tín , D e s a n cta v ir g in a te , c . 8, 8
(15) S. A gu s tín , D e sa n cta v ir g in ila t e , c. 22 (M ig n e P .L . 40, c o l. 400-401; C S E L 41 p 241-242).
(M ig n e P .L . 40, c o l. 407).
(20) S . T h o m ., S u m m a T h ., II-1 I, q. 152, a. 3,
(16) V é a s e C an on 9 (M a n s i, C oll. C onc.iL, II. a d . 4.
1096). (21) S. B o n a v ., D e p e r fe c t io n e e v a n g é lic a , q. 3,
(17) I C o r. 7, 32. 34. a. 3, s o l. 5.
,
211 11-12 E n cíc lic a “ S a c r a V ir g in it a s ’ 2009

hre la perpetua renuncia al matrimo­ ciado a tener marido? Quede clavado


nio son los que se obligan con voto por entero en vuestro corazón el que
perpetuo a guardar continencia; ni se por vosotras quiso estar clavado en una
puede afirmar con fundamento que criIZ(28b) Tales son, por lo demás, los
es mejor y más perfecta la resolución sentimientos y propósitos que la Iglesia
de los que quieren dejar una puerta misma exige a las vírgenes en el día
abierta para poder volver atrás. de su consagración a Dios, invitándolas
a pronunciar estas palabras rituales:
11. La perfecta castidad se compara He despreciado el reino del mundo y
con el matrimonio en firmeza y amor. todo el ornato de este siglo por amor
166 Este vínculo de perfecta castidad lo de Nuestro Señor Jesucristo, a quien
consideraron los Santos Padres como vi, de quien me enamoré, en quien
una especie de matrimonio espiritual, puse mi confianza, a quien quise con
mediante el cual el alma se une con ternura(29L Lo que mueve, pues, sua­
Cristo; y por eso algunos llegaron hasta vemente a la virgen a consagrar total­
comparar con el adulterio la violación mente su cuerpo y su alma al Divino
de esta promesa de fidelidad(22)2 . San
6
5
4
3 Redentor no es otra cosa, sino el amor
A tanasio escribe que la Iglesia Cató­ a El, como San M etodio , obispo de 167
lica acostumbra llamar esposas de Cris­ Olimpo, lo hace expresar hermosamen­
to a quienes poseen la virtud de la te a una de ellas: Tú, oh Cristo, eres
virginidad(23L Y San A mbrosio , escri­ para mí todas las cosas. Para Tí me
biendo sobre la santa virginidad, se conservo casta, y con la lámpara en­
expresa con esta concisa frase: Virgen cendida voy a tu encuentro, oh Espo-
es quien se desposa con Dios^2á\ Más .9o(30). Sí , el amor de Cristo es el que
aún, según aparece en los escritos del persuade a la virgen a encerrarse para
mismo Doctor de Milán(25\ el rito de siempre entre los muros de un monas­
la consagración de las vírgenes ya en terio para contemplar y amar más libre
el siglo cuarto era muy semejante al y fácilmente a su celestial Esposo; El
que usa hoy la Iglesia en la bendición es el que incita fuertemente a practicar
nupcial (26\ con todas sus fuerzas hasta su muerte
Por esa misma razón los Santos Pa­ las obras de misericordia en servicio
dres exhortan a las vírgenes a amar del prójimo.
a su divino Esposo con más afecto que
el que tendrían a su propio marido, si 2. Las excelencias: la semejanza con
estuviesen unidas en matrimonio, y a Cristo, el mejor servicio de Dios y
conformar sus pensamientos y actos a la unión espiritual con El
la voluntad de E l(27)*. San A gustín ,
dirigiéndose a ellas, escribe: Amad con 12. Virginal a imitación del Maestro.
todo vuestro corazón al más hermoso De aquellos hombres que no se manci­
entre los hijos de los hombres;(28a) libre llaron con mujeres, porque son vírge­
está para ello vuestro corazón; desli­ nes(31), afirma el apóstol San Ju a n :
gado se halla de todo lazo conyugal... éstos siguen al Cordero dondequiera
Si, pues, caso de estar casadas, hubie­ que p «(32L Pensemos en la exhortación
rais debido tener grande amor a vues­ que a todos éstos dirige San A gustín :
tros maridos, ¿cuánto más no deberéis Seguid al Cordero, porque es también
amar a Aquel por quien habéis renun-2 6 virginal la carne del Cordero... Con
5
4
3
(22) Véase S. C ipr., De hábitu virginum , c. 20; (27) Véase S. Cipr., De habitu virginum , 4 y 22
(Migne P.L. 4, col. 459). (Migne P.L. 4, 443-444 y 462).; S. A m bros., De
(23) Véase S. Atanasio, A pol. ad Conslant., 33 virginibus, lib. I, c. 7, n. 37; (Migne P.L. 16, col.
(Migne P.G. 25, col. 640). 199).
(24) S. A m bros., De virginibus, lib. I, c. 8; n. 52 (28?) Ver Salmo 44, 3.
(Migne P.L. 16, col. 202). (28b) S. Agustín. De Sancta virginitate, cc. 54-55
(Migne 40, col. 428; CSEL 41 p 300, 10 y 301, 10).
(25) Véase S. A m bros., De virginibus, lib. III, (29) P on tificóle Rom anum : De bendictione et
cc. 1-3, nn. 1-14; De Institutione virginis, c. 17, consecratione virginum.
nn. 104-114; (Migne P.L. 16, col. 219-224; 333-336). (30) S. M etodio de Olim po, Convivium decem
(26) Véase Sacram enlarium Leonianum , 30 (Mig­ virginum , orat. XI, c. 2 (Migne P.G. 18, col. 209).
ne P.L. 55, 129); P on tificóle Rom anum : De bene- (31) Apocalipsis 14, 4.
dictione et consecratione virginum. (32) Apocalipsis 14, 4.
2010 E ncíclicas del PP. Pío XII (1954) 211 , :13

razón lo seguís donde quiera que va J e s u c r i s t o , que hemos citado más arri­
con la virginidad de vuestro corazón ba, se indica que el abstenerse com ­
g de vuestra carne. Pues ¿qué significa pletamente del matrimonio, desemba­
seguir sino imitar? Porque Cristo pa­ raza al hombre de pesadas cargas y
deció por nosotros dándonos ejemplo, graves obligaciones. Inspirado por el
como dice el apóstol San Pedro “ para Divino Espíritu, el Apóstol de las gen­
que sigamos sus pisadas” <333 *). Real­
4 tes expone la causa de esta liberación
mente todos estos discípulos y esposas con las siguientes palabras: yo deseo
de Cristo se han abrazado con la vir­ que viváis sin cuidados ni inquietudes...
ginidad, según S a n B u e n a v e n t u r a ,
Mas el que tiene mujer anda afanado
para conformarse con su Esposo Jesu­ en las cosas del mundo y en cómo ha
cristo, al cual hace asemejarse la vir­ de agradar a la mujer, y se halla divi-
ginidad^3^. A su encendido amor a dido^3QK En estas palabras hay qué
Cristo no podía bastar la unión de advertir que el Apóstol no condena él
afecto; era de todo punto necesario que que los maridos se preocupen de sus
ese amor se echase también de ver en esposas, ni reprende a las esposas por­
la imitación de sus virtudes, y, de que procuran agradar a sus maridos;
manera particular, conformándose con sino que más bien afirma qué SU
su vida, que toda ella se empleó en el
corazón se halla dividido entre él
bien y salvación del género humano.
amor del cónyuge y el amor de Dios,
Si, pues, los sacerdotes, si los religiosos,
si, en una palabra, todos los que de y que, en fuerza de las obligaciones dél
alguna manera se han consagrado al matrimonio, se ven atormentados por
servicio divino, guardan castidad per­ cuidados que difícilmente les permiten
fecta, es en definitiva porque su Divi­ darse a la meditación de las cosas de
no Maestro fue virgen hasta el fin de Dios. Pues el deber conyugal, a que
están sometidos, es claro e imperioso:
su vida. Por eso exclama S a n F u l g e n ­
c i o : Este es el Unigénito Hijo de Dios,
Serán dos en una sola carne^31K Tanto
hijo unigénito también de la Virgen, en las circunstancias tristes como en
único Esposo de todas las vírgenes con­ las alegres los esposos están mutuar
sagradas, fruto, gloria y premio de la mente ligados(38K Fácilmente se com ­
santa virginidad, a quien la santa virgi­ prende por qué los que desean consa­
nidad dio un cuerpo, con quien espiri­ grarse al divino servicio, abrazan la
tualmente se une en desponsorio la vida de virginidad com o una libera­
santa virginidad, de quien la santa vir­ ción para más plenamente servir a
ginidad recibe su fecundidad perma­ Dios y contribuir con todas sus fuerzas
neciendo intacta, quien la adorna para al bien de los prójimos. Para poner
que sea siempre hermosa, quien la algunos ejemplos, ¿de qué manera hu­
corona para que reine en la gloria biera podido aquel admirable heraldo
eternamente^3^ . de la verdad evangélica, S a n F r a n c i s c o
J a v i e r , o el misericordioso padre dé
13. Libertad de las obligaciones dellos pobres, S a n V i c e n t e d e P a ú l ; ó
matrimonio, para servir mejor al Se­ S a n J u a n B o s c o , educador asiduo de la
ñor. Juzgamos oportuno, Venerables juventud, o aquella incansable (<madre
Hermanos, exponer más detenidamen­ de los emigrados” , S a n t a F r a n c i s c a
te por qué el amor de Cristo mueve las J a v i e r C a b r i n i , sobrellevar tan gran­
almas generosas a renunciar al matri­ des molestias y trabajos, si hubiesen
monio, qué secreto vínculo une la tenido que atender a las necesidades
virginidad con la perfección de la ca­ corporales y espirituales de su cónyuge
ridad cristiana. Ya en las palabras de3* y de sus hijos?
4
(33) I. Petr. 2, 21; S. Agustín., De sanrta virgi- (35) S. Fulgencio, Epist. 3, c. 4 n. 6; (Migne
nitate, c. 27 (Migne P.L. 40, col. 411; CSEL 41 p 65, col. 326).
264, lOs y 16s). (36) I Cor. 7, 32-33. :
(34) S. B onavent., De p crfectione evangélica, q. (37) Gen. 2, 24; véase Mat. 19, 5.
3, a. 3. (38) Véase I Corint. 7, 39.
2M , 14-16 E n cíclica “ S a c r a V ir g in it a s ” 2011

¡14. Libertad para las elevaciones porque sirven al altar. Porque, si ya los
espirituales a Dios. Pero hay una ra­ sacerdotes del Antiguo Testamento, du­
zón más por la que abrazan la virgini­ rante el tiempo en que se ocupaban
dad todos los que desean consagrarse en el servicio del templo, se abstenían
enteramente a Dios y a la salvación del del uso del matrimonio, para no con­
prójimo; y es la que traen los Santos traer como los demás una impureza
Padres, cuando tratan de los prove­ legal*42), ¿cuánto más puesto en razón
chos que pueden alcanzar los que re­ es que los ministros de Jesucristo, que
nuncian a estos deleites del cuerpo diariamente ofrecen el Sacrificio Euca-
para gozar más cumplidamente de las rístico, posean la perpetua castidad?
elevaciones de la vida espiritual. No Refiriéndose a esta perfecta continen­
hay duda — como ellos claramente cia, amonesta San P edro D amiano a
también lo dicen— que el tal placer, los sacerdotes con esta pregunta: Si,
legítimo en el matrimonio, no es en sí pues, Nuestro Redentor de tal manera
mismo reprobable; más aún, el uso amó la flor de un pudor intacto, que
casto del matrimonio ha sido ennoble­ no sólo quiso nacer de entrañas virgi­
cido y consagrado con un sacramento nales, sino también estar encomendado
especial. Con todo, hay que reconocer a los cuidados de un padre putativo
igualmente que las facultades inferio­ virgen, y esto cuando párvulo aun llo­
res de la naturaleza humana, después raba en la cuna, ¿por quiénes, díme,
de» >lá desdichada caída de A d á n , resis­ deseará que sea tratado su Cuerpo aho­
ten a la recta razón y a veces también ra que reina en la inmensidad de los
impelen al hombre a lo que no es cielos?*43).
honesto. Porque, como afirma el D o c ­
t o r A n g é l ic o , el uso del matrimonio 16. C onclusión: La virginidad más
impide que el alma se emplee total­ excelente que el m atrim onio. Es pre­
mente en el servicio de Dios*39). ciso por tanto afirmar — como clara­
mente enseña la Iglesia— que la santa
15. Libertad de los sacerdotes para virginidad es más excelente que el ma­
el ¡apostolado y el servicio del altar. trimonio. Ya nuestro Divino Redentor
Para que los ministros sagrados adquie­ la había aconsejado a sus discípulos
ran esta espiritual libertad de cuerpo como instituto de vida más perfecta*44);
y de alma y se desentiendan de nego­ y el apóstol San P ablo , al hablar del
cios temporales, la Iglesia Latina les padre que da en matrimonio a su hija,
exige que voluntariamente se obliguen dice: Hace bien, pero enseguida añade:
a la castidad perfecta*40). Y aunque esta mas el que no la da en matrimonio,
ley ^-com o lo afirmó Nuestro Prede­ obra me/or*45). Y este mismo Apóstol,
cesor de inmortal memoria Pío XI— comparando el matrimonio con la vir­
no obliga de la misma manera a los ginidad, expresa su pensamiento más
sacerdotes de la Iglesia Oriental, tam­ de una vez y especialmente con estas
bién entre ellos es alabado el celibato palabras: Me alegraría que fueseis to­
eclesiástico, y en ciertos casos — sobre dos tales como yo mismo... Y digo a las
todo en los supremos grados de la personas no casadas y a las viudas:
jerarquía— está prescrito como requi­ bueno les es, si así permanecen, como
sito'. indispensable*41). también permanezco yo*46). Pues si,
M 1¡
Pero hay que advertir que los mi­ como llevamos dicho, la virginidad
nistros sagrados se abstienen entera­ aventaja al matrimonio, esto se debe
mente del matrimonio, no sólo porque principalmente a que tiene por mira
dedican al apostolado, sino también la consecución de un fin más excelen-
f (39) ¡5. Tom ás, Summa Th., II-II, q. 186, a. 4. Véase S. Siric. Papa, Epist. a Himer. 7 (Migne
( XÍ4.0)i V é ase C ó d . D e r . C an ., ca n o n 132 § 1. P.L. 56, col. 558-559).
(43) S. Pedro Dam., De coelibatu sacerdotum,
(41) V é a s e P ió XI, E n c íc l. Ad catholici sacer- c. 3 (Migne P.L. 145, col. 384).
dotii fastigium , A . A . S. 28, 1936, p p . 24-25; en esta (44) Véase Mat. 19, 10-11.
C o le c c ió n : E n c íc l. 166, 34, p á g . 1429. (45) I Cor. 7, 38.
(•42) V éa s e L e v . 15, 16-17; 22, 4; I. S am . 21, 5-7; (46) I C o r . 7, 7 -8 ; v é a s e 1 y 26.
2012 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 211, 17.18

t.e(47), y también a que de manera efi­ y le den la conveniente formación men­


cacísima ayuda a consagrarse entera­ tal, y forjen debidamente su ingenio y
mente al servicio divino; mientras que su carácter; si uno cae enfermo, ense­
el que está impedido por los vínculos guida tiene quienes, impulsados por el
y los cuidados del matrimonio, en ma­ amor de Cristo, se esfuerzan con solí­
yor o menor grado se encuentra di­ citos cuidados y convenientes remedios
vidido*48K por restablecer su salud; si pierde a sus
padres, si se ve abatido por la falta de
3. Los varios frutos de la perfecta bienes temporales o por miserias espi­
castidad rituales, si es encarcelado, no le falta el
consuelo ni el socorro, porque los mi­
17. Los frutos manifiestan más aúnnistros sagrados, los religiosos y las
su excelencia, a) Obras de apostolado. vírgenes consagradas lo miran compa­
Y si miramos los abundantes frutos que decidos como a un miembro enfermo
de la virginidad provienen, brilla sin del cuerpo místico de J e s u c r i s t o , recor­
duda con mayor luz su excelencia: ya dando las palabras de su Divino Reden­
que por el fruto se conoce el árbol^9K tor: porque yo tuve hambre, y me
Cuando pensamos en la innumerable disteis de comer; tuve sed, y me disteis
falange de vírgenes y apóstoles que des­ de beber; era peregrino, y me hospe­
de los primeros tiempos de la Iglesia dasteis; estando desnudo, me cubristeis;
hasta nuestros días han renunciado al enfermo, y me visitasteis; encarcelado,
matrimonio para dedicarse con más fa­ y vinisteis a verme... En verdad os digo,
cilidad y más enteramente a la salva­ siempre que lo hicisteis con alguno de
ción de los prójimos por amor a Cristo, estos mis más pequeños hermanos, con­
y de esta suerte llevan adelante empre­ migo lo hicisteis(50). Y ¿qué diremos
sas admirables de religión y caridad, en alabanza de los heraldos de la pala­
no podemos menos de sentir un intenso bra divina, que, lejos de su patria y
y suavísimo consuelo. Pues sin querer, soportando duros trabajos, convierten
como es razón, quitar nada al mérito a la fe cristiana gran multitud de infie­
y a los frutos apostólicos de los que, les? Y ¿qué decir de las sagradas espo­
militando en las filas de la Acción Ca­ sas de Cristo, que colaboran con ellos,
tólica, pueden con su actividad salva­ prestándoles una ayuda valiosísima?
dora llegar a donde no raras veces no A todos y cada uno de éstos, gustosos
pueden los sacerdotes y los religiosos, les repetimos aquellas palabras que es­
no hay duda que a éstos últimos se debe cribimos en Nuestra Apostólica Exhor­
la mayor parte de tales obras de cari­ tación “ Mentí Nostrae” : el sacerdote,
dad. Porque los sacerdotes y religiosos por la ley del celibato, lejos de perder la
con ánimo generoso acompañan y guían prerrogativa de la paternidad, la au­
la vida de los hombres sin distinción de menta inmensamente, como quiera que
edad o de condición; y cuando caen no engendra hijos para esta vida pere­
fatigados o enfermos, legan como en cedera, sino para la que ha de durar
herencia el encargo a otros para que eternamente(31).
lo continúen. Así, no raras veces su­
cede que el niño, apenas naoido, es 18. b) La caridad perfecta en ora­
acogido por unas manos virginales, sin ción y penitencia por el prójimo. Por
que nada le falte de los cuidados que ni lo demás, la virgnidad es fecunda no
una madre pudiera prodigarle con ma­ sólo por las empresas y obras exterio­
yor amor, y si es mayor y ha alcanzado res a que pueden dedicarse más com ­
el uso de la razón, se entrega a la pletamente y con mayor facilidad los
educación de quienes lo instruyan en que la abrazan, sino también por la
las enseñanzas de la doctrina cristiana forma de caridad perfecta que ejercen
(47) Véase S. Tomás, Sumnia Th. II-II, q. 152, (50) Mat. 25, 35-36. 40.
aa. 3-4. (51) Pío XII Exhortación Mentí Nostrx, 23-ÍX-
(48) Véase I Cor. 7, 33. 1950; A. A. S. 42, (1950) 663; en esta Colección:
(49) Mat. 12, 33. Encícl. 195, 21, pág. 1811.
211, 19-21 E n cíclica “ S a c r a V ir g in it a s ” 2013

para con los prójimos, es decir, por las no raras veces el esplendor de su cán­
encendidas súplicas que en favor de dida pureza y sienten deseos de conse­
ellos elevan, y por las graves privacio­ guir lo que supera el deleite de los
nes que espontánea y gustosamente sentidos. El motivo por qué las vírge­
abrazan con el mismo fin; ya que a eso nes atraen a todos con su ejemplo es el
han dedicado toda su vida los siervos que indica Santo T omás de A quino ,
de Dios y las esposas de Jesucristo, cuando escribe: a la virginidad se atri­
principalmente los que viven en los buye una excelentísima hermosura<54L
claustros. Por otra parte, todos esos hombres y
mujeres que guardan castidad perfec­
19. c) Testimonio de fe por su santi­ ta, ¿acaso no muestran con ello que
dad. Finalmente, la virginidad consa­ este señorío que tienen sobre los m o­
grada a Cristo es por sí misma un vimientos del cuerpo es un efecto del
testimonio tal de fe en el reino de los divino auxilio y señal de una virtud
cielos, y demuestra un amor tal a sólida?5
2
nuestro Divino Redentor, que no es
de maravillar que produzca abundan­ 21. e) Manifiéstase en ellos la unión
tes frutos de santidad. Las vírgenes y de Cristo eon la Iglesia y su santidad.
todos los que se dedican al apostolado Es muy grato considerar particular­
y abrazan una castidad perfecta, que mente el fruto más dulce de la virgi­
son en número casi incontable, hermo­ nidad, a saber, que las vírgenes consa­
sean la Iglesia con la excelsa santidad gradas manifiestan a los ojos de todos
de su vida. Porque la virginidad infun­ la virginidad de su madre la Iglesia y
de en el ánimo una tal energía espiri­ la santidad de la íntima unión de ellas
tual que lo impulsa aún hasta el mar­ mismas con Cristo. Las palabras que
tirio, si es necesario. Lo muestra abun­ usa el Pontífice en el sagrado rito de
dantemente la historia, que propone a la consagración de las vírgenes y las
la admiración de todos tantas legiones oraciones que eleva a Dios, eso es, lo
de vírgenes, desde I nés de R oma hasta que sabiamente indican: a fin de que
M aría Goretti . existan almas excelsas, que en la unión
del varón y de la mujer desdeñen la
20. d) Ejemplo atrayente de virtud. realidad carnal y amen su virtud escon­
Y no sin motivo la virginidad es llama­ dida, y no quieran imitar lo que se
da virtud angélica, como con toda razón realiza en el matrimonio, sino amar lo
afirma S an Cipriano dirigiéndose a las que el matrimonio significa<55L
vírgenes: Lo que hemos de ser todos, Grande gloria de las vírgenes es, sin
ya vosotras lo habéis empezado a ser. duda alguna, el ser imágenes vivientes
Tenéis ya en este mundo la gloria de de aquella perfecta integridad que une
la resurrección, y pasáis por el mundo a la Iglesia con su Divino Esposo; y el
sin contaminaros con su corrupción. ser ellas una muestra admirable de la
Mientras os conserváis vírgenes y cas­ floreciente santidad y de la fecundidad
tas, sois iguales a los Angeles de espiritual, que reina en la sociedad
Dios(525K Al alma que tiene sed de
3 fundada por Jesucriso, es motivo del
vida purísima y arde en deseos de mayor gozo para esta misma sociedad.
alcanzar el reino de los cielos, la vir­ A este propósito dice muy bien S an
ginidad se le presenta como la perla Cipriano : Son, en efecto, flor que brota
preciosa por la que uno vendió cuanto de los gérmenes de la Iglesia; son
tenía para comprarla^iSK Los mismos ornato y esplendor de la gracia espi­
casados y aun los que están sumergidos ritual, alegría de la naturaleza, obra
en el cieno de los vicios, cuando vuel­ perfecta e incorrupta de loor y gloria,
ven su mirada a las vírgenes, admiran imagen divina en que reverbera la san-
(52) S . C ip r ., D e h a b itu v ir g in u m , 22 (Migne (54) S. T o m á s , S u m m a T h ., II-II, q. 152, a 5.
P.L. 4, col. 462). Véase S . A m b r o s ., D e v ir g in ib u s , (55) P o n t ific a le R o m a n u m : De benedictione et
lib. I, c. 8, n. 52; (Migue P.L. 16, col. 202). consecratione virginum.
(53) Mat. 13, 46.
2014 Encíclicas del PP, P ío XII ( 1954) 211, 22-24

ridctd del Señor, porción la más ilustre de dañar el equilibrio de su persona­


del rebaño de Cristo. Gózase en ellas lidad.5 7
6
la Iglesia y en ellas florece exuberante Gomo muy atinadamente advierte
su gloriosa fecundidad; de modo que S a n t o T o m á s , la tendencia que en nos­
cuanto más numeroso se hace el coro otros está más profunda es la que mira
de las vírgenes, tanto más crece la ale­ a la conservación propia; la inclina­
gría de la m a d r e é . ción que brota de las potencias sexuales
ocupa el segundo lugar. Y además a la
II iniciativa y dirección de la razón hu­
mana, que es privilegio singular de
LOS ERRORES CONTRARIOS SE REFUTAN
nuestra naturaleza, pertenece regular
22. Resumen de la doctrina y los esta clase de estímulos e instintos! ínti­
errores. Esta doctrina, que establece mos y ennoblecerlos con su acertada
las ventajas y excelencias de la virgi­ dirección^58).
nidad y del celibato sobre el matrimo­
nio, fue puesta de manifiesto, como lo 24. Debilidad por el pecado original
llevamos dicho, por nuestro Divino y el perfecto imperio del espíritu. Des­
Redentor y por el Apóstol de las gen­ graciadamente es verdad que nuestras
tes; y asimismo en el santo Concilio potencias corporales y nuestras pasio­
Tridentino(57> fue solemnemente defi­ nes perturbadas por el primer pecado
nida como dogma de fe divina y decla­ de Adán , no sólo intentan dominar los
rada siempre por unánime sentir de sentidos, sino también el alma, entene­
los Santos Padres y Doctores de la breciendo la inteligencia y debilitando
Iglesia. Además, así Nuestros Antece­ la voluntad. Pero la gracia de J e s u ­
sores, como también Nos, siempre que c r i s t o se nos da, en los sacramentos

se ha ofrecido la ocasión, una y otra principalmente, para que, viviendo la


vez la hemos explicado y con gran vida del espíritu, reduzcamos el cuerpo
empeño recomendado. Sin embargo, a servidumbre(59). La virtud de la cas­
puesto que no han faltado reciente­ tidad no nos exige que no sintamos él
mente algunos que han atacado, no sin aguijón de la concupiscencia, sino más
grave peligro y detrimento de los fie­ bien que la sujetemos a la recta razón
les, esta misma doctrina tradicional y a la ley de la gracia, tendiendo deno­
en la Iglesia, Nos, por deber de con­ dadamente a lo que es más noble en la
ciencia, hemos creído oportuno volver vida humana y cristiana.
sobre el asunto en esta Encíclica y Para lograr con perfección este im­
desenmascarar y condenar los errores perio del espíritu sobre los sentidos del
que con frecuencia se presentan encu­ cuerpo, no basta abstenerse tan sólo de
biertos bajo apariencias de verdad. los actos directamente contrarios a la
castidad, sino que es necesario en abso­
23. 1er. error: el instinto sexual es luto renunciar gustosa y generosamen­
invencible. En primer lugar, sin duda te a todo lo que pueda ser más o menos
alguna se separan del común sentir remotamente adverso a esta virtud;
de las personas honradas, (un sentir porque así el alma podrá reinár de
que la Iglesia siempre ha tenido en gran lleno en el cuerpo y desarrollar su vida
estima), quienes consideran el instinto espiritual con paz y libertad. ¿Quién
sexual como la tendencia principal y hay, pues, entre los que admiten los
mayor del organismo humano, para principios de la Religión católica, que
deducir de ahí que el hombre no puede no vea que la castidad perfecta y la
cohibir durante toda su vida este ape­ virginidad, lejos de oponerse al creci­
tito sin exponerse al grave peligro de miento natural y al natural desarrollo
perturbar las energías vitales de su del hombre o de la mujer, lo acrecien­
cuerpo y principalmente los nervios y 6 7 ta y ennoblece en sumo grado?
5
(56) S. Cipr., De habita virginum, 3 (Migue P.L. (58) Véase S. Tomás, Summa Th., I-Ií¿ q. 94,
4, rol. 443). a. 2. : 1
(57) Concil. Trid. Sesión 24, can. 10. (Denz- (59) Véase Gal. 5, 25; I Cor. 9, 27.
Umb. nr. 980).
211, 25-27 E n cíc lic a “ S a c r a V ir g in it a s ” 2015

25. 29 error: El matrimonio es más sobrepuja con creces la ayuda mutua


perfecto porque es sacramento. Re­ que los esposos recíprocamente se pro­
cientemente condenamos con tristeza la curan. Consagrándose totalmente al que
opinión de los que llegan a aseverar es su principio y les comunica su vida
que sólo el matrimonio es capaz de dar divina, no se empequeñecen, sino que
a la personalidad humana su natural sumamente se engrandecen. ¿Quién
desarrollo y su debida perfección^60). puede con más verdad que cuantos son
Afirman algunos que la divina gracia, vírgenes apropiarse aquel dicho del
dada ex opere o per ato en el sacramen­ apóstol S a n P a b l o : Y ya no vivo yo,
to, de tal manera santifica el uso del es Cristo quien vive en m í^ K
matrimonio, que lo convierte en un Por esta razón sabiamente piensa la
instrumento para unir a las almas con Iglesia que hay que conservar el celi­
Dios más eficaz que la misma virgi­ bato de los sacerdotes; pues sabe que
nidad, ya que el matrimonio cristiano es y será fuente de gracias espirituales,
es un sacramento y la virginidad no lo que los unirá cada vez más estrecha­
es. Esta doctrina la denunciamos como mente con Dios.
falsa y dañosa. Sí, el sacramento del
matrimonio da a los esposos gracia 27. 4? error: La Iglesia necesita más
divina para cumplir santamente los de los casados que de los sacerdotes.
deberes conyugales, y estrecha los la­ Nos parece también conveniente men­
zos del amor mutuo, con que ambos cionar aquí brevemente el error de
están unidos, pero no ha sido estable­ quienes, para apartar a los jóvenes de
cido para convertir el uso matrimonial los Seminarios y a las jóvenes de los
en el medio de suyo más apto para unir Institutos Religiosos, se esfuerzan por
las almas de los esposos con el mismo grabar en sus inteligencias la idea de
Dios mediante el vínculo de la cari- que hoy la Iglesia tiene más necesidad
dad<61K ¿No reconoce más bien el de la ayuda y del testimonio de vida
apóstol S a n P a b l o a los esposos el cristiana de los casados que viven en el
derecho de abstenerse temporalmente siglo mezclados con los demás, que de
del uso del matrimonio para darse a sacerdotes y de vírgenes consagradas,
la oración(62), precisamente porque es­ que por el voto de castidad se han
ta abstención hace que el alma se apartado en cierto modo de la sociedad
sienta más libre para entregarse a las humana. Semejante opinión, Venerables
cosas celestiales y para orar? Hermanos, es a todas luces falsísima y
muy perniciosa.
26. Ser. error: La “ ayuda mutua” es
Ciertamente no es Nuestro propósito
más perfecta que “ la soledad del cora­
decir que los esposos católicos, dando
zón” . Finalmente, no se puede asegurar
ejemplo de vida cristiana, dondequiera
— como algunos lo hacen— que la
que vivan y en cualesquiera circunstan­
ayuda m u t u a l que los esposos bus­
cias en que se hallen, no puedan produ­
can en el matrimonio cristiano, es un cir abundantes y saludables frutos con
medio de santidad más perfecto que el ejemplo de su virtud. Pero el que
la soledad del corazón de las vírgenes por esta razón aconseja preferir el
y los célibes. Si bien cuantos profesan matrimonio a la vida consagrada total­
la perfecta castidad han renunciado a mente a Dios, sin duda invierte y tras­
este amor humano, no por eso se puede torna el recto orden de las cosas. A la
afirmar que por efecto de esa renuncia verdad, Venerables Hermanos, grande­
hayan rebajado y despojado en alguna mente deseamos que se enseñe conve­
manera su personalidad humana, por­ nientemente a quienes han contraído
que del mismo Dador de dones celes­ matrimonio o piensen contraerlo, el
tiales reciben un auxilio espiritual que grave deber que les incumbe, no sólo
(60) Véase Pío XII, Alocución a los superiores finibus, 19-IV-1944 (A. A. S. 36 [1944] 103).
genérales de las Ordenes e Institutos Religiosos. (62) Véase I Cor. 7, 5.
15-IX-1952 (A. A. S. 44 [1952] 824). (63) Véase Cód. Der. Can., canon 1013 § 1.
(61) Véase Dccretum S. Officii, De matrimonii (64) Gal. 2, 20.
2016 E ncíclicas del PP. P ío XII (1954) 211, 28-30

de educar bien y diligentemente a los a todos por amor de Cristo. Y aun los
hijos que tienen o tendrán, sino tam­ que llevan vida contemplativa, dado
bién de ayudar a los demás, según su que ofrecen a Dios por la salvación de
posibilidad, con el testimonio de su los prójimos, no sólo sus oraciones y
fe y el ejemplo de su virtud. Pero, como súplicas, sino su propia inmolación,
lo exige la conciencia de Nuestro deber, ciertamente contribuyen poderosamente
no podemos menos de condenar en al bien de la Iglesia; es más, puesto
absoluto a todos los que trabajen por que, conforme a las normas que en la
apartar a los jóvenes del ingreso en Carta Apostólica “ Sponsa Christi” <67)
el Seminario o en las Ordenes y Con­ impartimos, se dedican en las actuales
gregaciones Religiosas y de la emisión circunstancias a las obras de apostolado
de los santos votos, y les den a enten- y caridad han de ser, aun por esta ra­
178 der que, siendo padres o madres de zón, elogiados en gran manera y no
familia y profesando públicamente a la pueden ser considerados como extra­
vista de todos una vida cristiana, po­ ños a la sociedad humana quienes
drán lograr un fruto espiritual mayor. colaboran de esta doble manera al bien
Mejor y más cuerdamente obrarían espiritual de la misma.
tales personas exhortando a los casados
con el mayor empeño posible a que III
cooperasen con sus talentos en las C o n s e c u e n c ia s p r á c t ic a s d e
obras del apostolado seglar, que no LA DOCTRINA DE LA IGLESIA
trabajando por alejar de la virginidad
a los jóvenes, desgraciadamente hoy día l. Sobre la necesidad relativa de la
no muy numerosos, que deseen consa­ virginidad y las dos exigencias
grarse al divino servicio. A este propó­
sito escribe muy bien S a n A m b r o s i o : 29. La virginidad no es necesaria
Siempre ha sido propio de la gracia para la perfección. Pasemos, Venera- 179
sacerdotal echar la simiente de la cas­ bles Hermanos, a las consecuencias que
tidad y excitar el amor a la virgini­ de esta doctrina de la Iglesia acerca de
dad^. la excelencia de la virginidad, se dedu­
cen para la vida práctica.
28. 59 error: La castidad aparta de Ante todo se debe declarar abierta­
la sociedad humana. También creemos mente que del hecho que la virginidad
que hay que advertir que es completa­ es más perfecta que el matrimonio, no
mente falsa la afirmación de que los se sigue que sea necesaria para alcan­
que profesan castidad perfecta, dejan zar la perfección cristiana. Puede haber
en cierto modo de pertenecer a la co­ ciertamente santidad de vida sin con­
munidad humana. Las vírgenes consa­ sagrar su castidad a Dios; como lo
gradas que consumen su vida sirviendo atestiguan los numerosos santos y san­
a los pobres y enfermos, sin distinción tas que la Iglesia honra con culto pú­
de raza, posición o religión, ¿por ven­ blico y que fueron fieles esposos y
tura no se asocian íntimamente a sus brillaron ejemplarmente como excelen­
desgracias y dolores, y se afectan tier­ tes padres o madres de familia; más
namente como si fuesen sus madres? aún, no es raro hallar personas casa­
Y asimismo el sacerdote, movido por el das que buscan ardientemente la per­
ejemplo de su divino Maestro ¿no fección cristiana.
desempeña el oficio del buen pastor,
que conoce a sus ovejas y las llama 30. La virginidad no se impone a
por sus n o m b r e s ? Pues bien, pre­ todos. También se ha de advertir que
cisamente gracias a la castidad perfecta Dios no impone a todos los cristianos
que guardan estos sacerdotes y religio­ la virginidad, según enseña el apóstol
sos, pueden dedicarse a todos y amar6 5 S a n P a b l o en estas palabras: En orden
(65) S. Ambros., De virginitate, c. 5, n. 26 (Mig- (67) Véase Pío XII, Carta Apost. Sponsa Chri­
ne P.L. 16, col. 272). sti, 20-XI-1950 (A. A. S. 43 [1951] 20), en esta Colec­
(66) Juan 10, 14; 10, 3. ción: Encícl. 197, pág. 1846.
211, 31-02 E n cíclica “ S acr a V ir g in it a s ” 2017

a las vírgenes, precepto del Señor yo matrimonio; es también necesario re­


no tengo; sino que doy consejo<686 L
9 frenar y moderar los rebeldes movi­
Por lo tanto un consejo es lo que nos mientos del cuerpo y del corazón con
mueve a abrazar la castidad perfecta, una continua y vigilante lucha, huir
por sen un medio capaz de conducir los atractivos del mundo y superar los
con mayor seguridad y facilidad a asaltos del demonio. ¡Cuán verdaderas
quienes les ha sido c o n c e d i d o a son las palabras del C r i s ó s t o m o : La
alcanzar el término de sus anhelos, la raíz y los frutos de la virginidad es una
perfección evangélica y el reino de los vida crucificada!^74) . La virginidad, se­
cielos; por lo cual, como bien nota gún S a n A m b r o s i o , es como un sacri­
S a n A m b r o s i o , la castidad se propone, ficio, y la virgen es hoslia de pureza y
no se impone(*6 70L
9 víctima de castidad(75K Más aún, S a n
M e t o d i o , Obispo de Olimpo, compara
31. La castidad exige: voluntad de­ a quienes son vírgenes con los márti­
cidida y gracia de Dios. Por esta razón res(76), y S a n G r e g o r i o M a g n o ense-
la castidad perfecta exige por una parte iia que la castidad perfecta sustituye al
que el cristiano, antes de ofrecerse y martirio: Aunque falta la persecución,
consagrarse totalmente a Dios, la desee nuestra paz tiene su martirio; pues aun
libremente, y por otra parte que Dios cuando no ofrecemos nuestro cuello al
le comunique desde arriba su don y su hierro, damos muerte con la espada del
gracia^717 ). El mismo Divino Redentor
3
2 espíritu a los deseos carnales en nuestra
nos previno en esta materia con las alma^77K Por tanto la castidad consa­
siguientes palabras: No todos son capa­ grada a Dios exige almas fuertes y no­
ces de esta resolución, sino aquellos a bles, preparadas a luchar y vencer por
quienes se les ha concedido... El que el reino de los cielos(78).
sea capaz de tal doctrina, que la
Por consiguiente todo el que empren­
siga(727>. S a n J e r ó n i m o , considerando
3
da este camino difícil si por experien­
atentamente esta sentencia de Jesucris­
cia se siente demasiado débil en este
to, exhorta a cada uno a examinar sus
punto, oiga con humildad el consejo
fuerzas, para ver si podrá cumplir los
del apóstol S a n P a b l o : Si no tienen
preceptos tocantes a la virginidad y a
el don de la continencia, cásense. Pues
la pureza. Pues la castidad por su na­
más vale casarse que abrasarse(79L Para
turaleza es agradable y a todos atrae.
muchos, efectivamente, la continencia
Pero hay que medir las fuerzas, para
perpetua sería un peso demasido gra­
el que pueda comprender comprenda.
ve y no se les puede aconsejar. Los sa­
Es como la voz del Señor que exhorta
cerdotes que tienen el cargo importan­
e invita a sus soldados al premio de la
castidad. Quien pueda comprender com­ te de ayudar con sus consejos a aque­
prenda; el que pueda combatir, que llos jóvenes que sienten inclinación
combata, venza y triunfe(73L hacia el sacerdocio o la vida religiosa,
deben exhortarles a pensarlo con ma­
32. La virginidad, virtud difícil; pru­ dura consideración, y no meterse por
dencia al abrazarla o aconsejarla. La un camino que no tengan fundada
virginidad es una virtud difícil: para experiencia de poder recorrer hasta el
alcanzarla no basta un firme y expreso fin con seguridad y éxito feliz. Exami­
propósito de renunciar absoluta y per­ nen prudentemente la capacidad del
petuamente a los deleites legítimos del joven, y oigan cuando lo estimen opor-
.038) I Cor. 7, 25. (74) S. Juan Crisóst., De virginitate, 80 (Migne
(69) Mat. 19, 11. P.G. 48, col. 592).
(75) S. Ambros., De virginitate, lib. I, c. 11, n.
(70) S. Ambros., De viduis, c. 12, n. 72 (Migue 65 (Migne P.L. 16, col. 206).
P:L. 16, 256); véase S. Cipr., De habitu virginum, (76) Véase S. Metodio Olimpo, Convivium áecem
c. 23; (Migne P.L. 4, col. 463). virginum, Orat. V il, c. 3. (Migne P.G. 18, col.
(71) Véase I Cor. 7, 7. 128-129).
(72) Mat. 19, 11-12. (77) S. Gregor. M., Hom. in Evang., lib. I, hom.
3, n. 4. (Migne P.L. 76, col. 1089).
(73) S. Jerónimo, Commeni. in Matth., XIX, 12; (78) Mat. 19, 12.
(Migne P.L. 26, col. 136). (79) I Cor. 7, 9.
Encíclicas Pontificias 64
2018 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 211, 33-i35

tuno el parecer de los peritos. Y si 2. Medios naturales y precauciones


todavía queda alguna duda seria, sobre humanas
todo por la experiencia de la vida pa­
sada, interpongan su autoridad, para 34. Los medios naturales para salva­
que desistan de abrazar el estado de guardarla. Los medios que el Divino
castidad perfecta o para que no sean Redentor nos recomendó para salva­
admitidos a las órdenes sagradas o a guardia eficaz de nuestra virtud, son
la profesión religiosa. la asidua vigilancia para hacer con
diligencia cuanto esté en nuestra mano,
33. Confianza de los llamados eny lala oración constante para pedir a
ayuda de la gracia divina. Con todo, Dios lo que por nuestra debilidad no
aunque la castidad consagrada a Dios podemos alcanzar: Velad y orad para
sea una virtud ardua, podrán obser­ que no caigáis en la tentación. El espí­
varla fiel y perfectamente todos los que, ritu está pronto, pero la carne es
siguiendo la invitación de J e s u c r i s t o y //aca(84).
después de diligente consideración, res­
ponden con ánimo generoso y hagan 35. a) Vigilancia y penitencia. Esta
cuanto esté en su mano por conseguir­ vigilancia en todos los momentos y
la. Porque, una vez que hayan abrazado en todas las circunstancias de nuestra
el estado de virginidad o el celibato, vida nos es absolutamente necesaria:
recibirán gracia del Señor, y con su Porque la carne tiene tendencias con­
ayuda podrán poner en práctica su trarias a las del espíritu, y el espíritu
propósito. Por tanto, si se hallaren las tiene contrarias a las de la c a r n e t .
quienes no sienten en sí este don de Si alguno fuere indulgente, aun en co ­
la castidad (aunque de ella hagan he­ sas mínimas, con las seducciones del
cho i>ofo(8°), no traten de hacer ver cuerpo, fácilmente se sentirá arrastrado
la imposibilidad de satisfacer a sus hacia aquellas obras de la carne que
obligaciones en esta materia. Porque el Apóstol enumera*86* y que son los
“ Dios no manda cosas imposibles; sino vicios más torpes y repugnantes de los
que, al imponerlas, te enseña a hacer hombres.
lo que puedas y a pedir lo que no pue- Por esta razón es menester ante todo
das” (81> y da su ayuda para que pue- velar sobre los movimientos de las pa­
das^882L Recordamos esta consoladora
1
8
0 siones y de los sentidos, refrenarlos con
verdad a aquellos cuya voluntad se una vida voluntariamente austera y
halla debilitada por enfermedades ner­ con las penitencias corporales, para so­
meterlos a la recta razón y a la ley de
viosas, y a quienes algunos médicos,
Dios: Los que son de Cristo tienen
aun católicos, persuaden con excesiva
crucificada su carne con los vicios y las
facilidad a hacerse dispensar de su
pasiones*87*. El mismo Apóstol de las
obligación, bajo el especioso pretexto
gentes confiesa de sí mismo: Castigo
de que no pueden observar la castidad mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que
sin detrimento del equilibrio mental. predicando a los demás, venga yo a
¡Cuánto más útil y oportuno sería ayu­ ser reprobado(88). Todos los santos ve­
dar a tales enfermos a robustecer su laron con empeño sobre los movimien­
voluntad, y convencerlos de que ni aun tos de sus sentidos y sus pasiones, y
182 a ellos es imposible la castidad, según los refrenaron, a veces con violencia,
la sentencia del Apóstol: Fiel es Dios, según la palabra del Divino Maestro:
que no permitirá que seáis tentados Yo os digo más: cualquiera que mirare
sobre vuestras fuerzas; sino que de la a una mujer con mal deseo hacia ella,
misma tentación os hará sacar prove­ ya adulteró en su corazón. Que si tu ojo 18J
cho para que pedáis sosteneros/ (83). derecho es para tí ocasión de pecar,
(80) Véase Conc. Trid., sesión 21, can. 9. (Denz- (83) I Cor. 10, 13.
Umb. nr. 979). (84) Mat. 26, 41.
(81) Véase S. Agustín, De natura et nratia, c. (85) Gal. 5, 17.
43 n. 50 (Migne P.L. 44, col. 271; CSEL 60 p. (86) Véase Gal 5, 19-21.
270, 22)
(82) Conc. Trid., sesión 6'\ c. TI (Denz-Umb. (87) Gal. 5, 24.
nr. 804, rengl. 8). (88) I Cor. 9, 27.
211, 36-38 E n cíclica “ S a c r a V ir g in it a s ” 2019

sácalo y arrójalo fuera de tí: pues me­ tianos, y principalmente los ministros
jor te está el perder uno de tus miem­ sagrados, no deben ser segregados del 184
bros que no que todo tu cuerpo sea mundo, como en tiempos pasados, sino
arrojado al infierno*89). Con esta ad­ que deben estar presentes en el mundo,
vertencia, como es claro, nuestro Re­ y por tanto tienen que afrontar el riesgo
dentor pide ante todo de nosotros que y poner a prueba su castidad, para que
no consintamos jamás en el pecado, se manifieste si son o no capaces de
ni aun mentalmente, y que alejemos de resistir: véanlo todo los jóvenes cléri­
nosotros con energía todo lo que puede gos, para que se acostumbren a con­
manchar, aun levemente, esta hermo­ templar todo con ánimo sereno y se
sísima virtud. En esta materia toda di­ inmunicen contra cualquier género de
ligencia es poca, ninguna severidad es turbaciones. Les conceden fácilmente
excesiva. Si la salud débil u otras causas que puedan sin sonrojo mirar todo lo
no permiten a alguien realizar grandes que a sus ojos se ofrece, frecuentar
austeridades corporales, en ninguna espectáculos cinematográficos, aun los
manera le dispensan de la vigilancia y prohibidos por la censura eclesiástica,
de la mortificación interna. hojear cualesquiera revistas, aun obs­
cenas, y leer las novelas puestas en el
36. b) Apartarse del peligro. En este Indice o prohibidas por el mismo dere­
punto conviene además recordar lo que cho natural. Y esto lo permiten con el
enseñan los Santos Padres***90) y los pretexto que hoy día son muchos los
Doctores de la Iglesia*91) : que más fá­ que se sacian de tales espectáculos y
cilmente podremos superar los atracti­ lecturas, y es necesario entender su
vos del pecado y las seducciones de la manera de pensar y sentir para poder­
pasión huyendo de ellos con todas nues­ les ayudar. Es fácil ver lo falso y
tras fuerzas que combatiéndolos de desastroso de ese modo de educar al
frente. Para defender la castidad, según clero y prepararlo a conseguir la san­
la éxpresión de S a n J e r ó n i m o , es pre­ tidad propia de su misión. El que ama
ferible la huida a la batalla en campo el peligro, perecerá en ó/*94); y viene
abierto: Huyo para no ser vencido^2K aquí muy oportuno el consejo de S a n
Consiste esta huida en evitar diligente­ A g u s t í n : N o me digáis que tenéis el
mente la ocasión de pecar, y princi­ alma pura, si tenéis ojos impuros; por­
palmente en elevar nuestra mente y que el ojo impuro es mensajero de un
nuestra alma a las cosas divinas du­ corazón impuro*95).
rante las tentaciones, fijando la vista en
Aquel a quien hemos consagrado nues­ 38. Jesús no lo recomienda; la con­
tra virginidad. Contemplad la belleza de fusión de hoy. Sin duda este funesto
vuestro amante Esposo, nos aconseja método se funda en una grave confu­
S a n A g u s t í n *93). sión. Porque J e s u c r i s t o Nuestro Señor
afirmó, sí, de sus Apóstoles: Yo los he
37. Grave error: “ querer afrontar los enviado al mundo*96); pero antes ha­
peligros". Esta huida y esta continua bía dicho de ellos mismos: No son
vigilancia para alejar de nosotros las del mundo, como ni yo soy tampoco
ocasiones de pecar, las han considerado del mundo(97\ y a su divino Padre ha­
siempre los santos como el mejor medio bía orado con estas palabras: No te pido
de luchar en esta materia; hoy día sin que los saques del mundo, sino que
embargo no todos aceptan esta doctri­ los preserves del ma/*98). La Iglesia,
na. Piensan algunos que todos los cris­ que se apoya en tales principios, ha
mo) Mat. 5. 28 20. (93) S. Agustín, De sancta virginitatp. r 54
(90) Véase César de Arles, Sermo 4í, ed. G. Mo- (Migne P.L. 40, col. 428; CSEL 41 p. 300, 12).
rin, Maredsous, 1937, vol. I, p. 172. (94) Eccli. 3, 27.
(91 Véase S. Tomás, In Ep. I ad Cor. VI, lect. 3; (95) S. Agustín. Enfot. 211. n. 10 (Migne P.L.
S. Francisco de Sales, Introduction á la uic dé oo­ 33, col. 961; CSEL 57 p. 363, 10).
te, part. IV, c. 7; S. Alfonso de Ligorio, La i era (96) Juan 17, 18.
Sp,óSa di Gesü Cristo, c. 1, n. 16; c. 15, n. 10
(92) S. Jerónimo, Contra vigilant., 16 (M ^ne (97) Juan 17, 16.
P.L. 23, col. 352). (98) Juan 17, 15.
2020 E n cíclicas del PP. P ío X II (1954) 211, 39-43

dado sabias y oportunas normas para sospechosa con personas de otro sexo,
alejar de los sacerdotes los peligrosos infundiendo en el ánimo la debida re­
atractivos que fácilmente pueden influir verencia al cuerpo que es miembro de
en cuantos se hallan en medio del Cristo(101) y templo del Espíritu San-,
m u n do("\ y procura por medio de fo (102)# Quien posee el pudor cristiano
ellas poner la santidad de la vida sa­ tiene horror a cualquier pecado de
cerdotal al abrigo de los cuidados y impureza y se retira apenas siente des­
diversiones propias de los seglares. pertarse la seducción.

39. Vale sobre todo para el clero 41. Prudencia en la iniciación se­
joven. Con mayor razón, conviene xual. Además el pudor sugiere y su­
apartar del tumulto mundano al clero ministra a los padres y educadores
joven, para formarlo en la vida espi­ expresiones aptas para instruir las con­
ritual y prepararlo a alcanzar la per­ ciencias de los jóvenes en la castidad.
fección sacerdotal o religiosa, antes que Por lo cual — como lo advertimos no
entre en el combate. Manténgasele en hace mucho en una Alocución— tal
los Seminarios o Estudiantados largo recato no se ha de entender de manera
espacio de tiempo, y reciba una forma­ que equivalga a un absoluto silencio,
ción diligente; poco a poco y con pru­ hasta excluir en la formación moral
dencia se le vaya iniciando en los pro­ aun el modo reservado y prudente de
blemas de nuestro tiempo, según las hablar^103). Sin embargo, en nuestros
normas que Nos hemos prescrito en la tiempos algunos maestros y educadores,
Exhortación Apostólica “ Mentí No- más veces de lo que fuera menester,
strae” (9
100K ¿Qué jardinero expondrá
9 han creído ser oficio suyo iniciar a
jamás a las tempestades una planta de niños inocentes en los secretos de la
valor pero aún tierna, para probar una procreación de un modo que ofende su
robustez que todavía no posee? Los pudor. En este asunto conviene usar
seminaristas y los jóvenes religiosos la justa medida y moderación que exi­
deben ser tratados como plantas tiernas ge el pudor cristiano.
y delicadas, que aún hay que proteger
y preparar gradualmente para la resis­ 42. Temor de Dios y humildad apo­
tencia y la lucha. yan el pudor. El pudor se alimenta del
temor de Dios, ese temor filial basado
40. c) Fomentar el pudor cristiano en una profunda humildad cristiana,
que es la prudencia de la castidad. Los que nos hace huir con suma diligencia
educadores de la juventud clerical ha­ de todo pecado. Ya lo afirmaba Nues­
rán obra mejor y más útil inculcando tro Predecesor S a n C l e m e n t e I con
en las almas de los jóvenes los princi­ estas palabras: El que es casto en el
pios del pudor cristiano, que tanto cuerpo no se vanagloríe, porque otro
ayuda para conservar incólume la vir­ es quien le da el don de la continen­
ginidad y que bien puede llamarse la cia^10^. Cuán importante sea la humil­
prudencia de la castidad. El pudor adi­ dad cristiana para conservar la virgi­
vina el peligro, impide ponerse en él nidad, nadie lo ha expresado más clara­
y hace evitar las ocasiones a que algu­ mente que S a n A g u s t í n : Ya que la
nos menos prudentes se exponen. El continencia perpetua, y sobre todo la
pudor no gusta de palabras torpes o virginidad, es un don excelentísimo en
menos honestas, y aborrece aun la más los santos de Dios, ha de vigilarse aten­
leve inmodestia; evita la familiaridad tamente para que no se corrompa con
(99) Véase Cód Der. Can., cánones 124-142; S. stras, 23-IX-1950, A. A. S. 42 (1950) 690-691: en esta
Pío X, Exhort. al Clero catól. Haerent animo, Colección: Encícl. 195, 103-104, pág. 1828-1830.
4-VIII-1908; A.A.S. 41 (1908) 565-573; en esta Co­ (101) Véase I Cor. 6, 15.
lección: Eucíci. 105, 20, pag. 821; Pío XI, Encícl. (102) Véase I Cor. 6, 19.
Ad Catholici Sacerdotii, 20-XII-1935, A. A. S. 28
(1936) 23-30; en esta Colección: Encícl 166, pág. (103) Pío XII, Alocución Magis quarn mentís.
1418-44;; Pío XII, Exhort. Apost. Mentí Nostrse, 23-IX-1951; A. A. S. 43 (1951) 736,
23-IX-1950, A. A. S. 42 (1950) 692-694; en esta Co­ (104) S. CAemente Rom., Ad. Corinthios 38, 2
lección: Encícl. 195, pág. 1807. (ed. Funk-Diekamp, Paires Apostolici, vol. í .pi-
(100) Véase Pío XII, Exhort. Apost. Mentí No~ 148; Migue PG 1 col 283-B).
211, 43-45 E n cíc lic a “ S a c r a V ir g in it a s ” 2021

la soberbia... Por eso, cuanto mayor me ción, es una medicina espiritual que
parece este clon, más temo no venga a purifica y sana, y el alimento eucarís-
desaparecer en lo futuro por causa de tico, que, en frase de Nuestro Predece­
la soberbia. Sólo Dios es el verdade­ sor de inmortal memoria L e ó n XIII, es
ro custodio de la gracia virginal, que el mejor remedio contra la sensuali­
El mismo concedió, y “ Dios es cari­ dad*n i *. Cuanto más pura y casta sea
dad” (105K La guardiana, por tanto, de el alma, más hambre tendrá de este
la virginidad es la caridad, y la morada Pan, del que saca la fortaleza para re­
de esta guardiana es la humildad*106*. sistir a todas las seducciones del peca­
do impuro, y con el que se une más
3. Los medios sobrenaturales estrechamente al Divino Esposo: Quien
come mi carne y bebe mi sangre, en Mí
43. Los medios sobrenaturales, a) La mora, y Yo en é/*112*.
oración. Otra cosa hay que tener pre­
sente: que para conservar intacta la 45. c) La devoción a la Virgen. Un
187 castidad, no bastan la vigilancia y el medio excelente para conservar intacta
pudor; hay que recurrir también a los y sostener la castidad perfecta, medio
medios sobrenaturales: a la oración a comprobado continuamente por la ex­
Dios, a los Sacramentos de la Peni­ periencia de los siglos, es el de una
tencia y de la Eucaristía, y a una viva sólida y ardiente devoción a la Virgen
devoción a la Santísima Madre de Madre de Dios. En cierta manera, esta
Dios. devoción contiene en sí todos los demás
No perdamos de vista que la castidad medios; pues quien sincera y profun­
perfecta es un don de Dios. A este damente la vive, se tiene que sentir
propósito advierte profundamente S a n impulsado a velar, a orar, a acercarse 188
J e r ó n i m o : Les fue concedido*107* a los al tribunal de la Penitencia y al Ban­
que lo pidieron, a los que lo quisieron, quete Eucarístico. Por tanto exhorta­
a los que trabajaron por recibirlo. Por­ mos con afecto paterno a todos los
que todo aquel que pide, recibe, y el sacerdotes, religiosos y vírgenes consa­
que busca, halla, y al que llama, se le gradas a que se pongan bajo la espe­
abrirá*108*. De la oración, añade S a n cial protección de la Santa Madre de
A m b r o s i o , depende la fidelidad cons­ Dios, que es Virgen de vírgenes, y
tante de las vírgenes al Divino Es­ maestra de la virginidad, com o afirma
poso*109*. Y S a n A l f o n s o M. d e L i g o - S a n A m b r o s i o *113* y es Madre podero­
r í o , con aquella ardentísima piedad sísima de aquellos sobre todo que se
que lo distinguía, enseña que no hay han dedicado al divino servicio.
medio tan necesario para vencer las Por Ella, dice S a n A t a n a s i o , comen­
tentaciones contra esta hermosa virtud zó a existir la virginidad*114*; y lo ense­
de la castidad, como el recurso inme­ ña claramente S a n A g u s t í n con estas
diato a Dios por la oración*110*. palabras: La dignidad virginal comenzó
con la Madre de Dios*115*. Siguiendo
44. b) Los sacramentos de la Peni­ las huellas del mismo S a n A t a n a -
tencia y Eucaristía. Sin embargo a la sío*116*, S a n A m b r o s i o propone a las
oración es menester que se añada el vírgenes como modelo la vida de la
Sacramento de la Penitencia, el cual, Virgen M a r í a : Imitadla, hijas...*117*.
si se recibe con frecuencia y prepara- Sírvaos la vida de María de modelo de
(165) I Juan 4, 8. V-1902, Acta Leonis 22, pp. 1902-1903, en esta
(106) S. Agustín, De salida virginitate, cc. 33, Colección: Encicl. 87, pág. 663-672; ASS. 36, 641.
51 (Migne P.L. 40, col. 415, 426; véase cc. 31-32; (112) Juan 6, 57.
38; Migne P. L. 40, 412-415, 419; CSEL 41, 268s). (113) 5. Ambros., De Institutione virginis, c. 6,
(107) Véase Mat. 19, 11. n. 46 (Migne P.L. 16, col. 320).
(114) Véase S. Atanas., De virginitate (Ed. Th.
(108) Véase S. Jerón., Comm. in Matth. XIX, Lefort, Muséon 42, 1929, p. 247).
11 (Migne P.L. 26, col. 135); Mat. 7, 8. (115) S. Agustín, Serm. 51, c. 16, n. 26 (Migne
(109) S. Ambros., De virginibus, lib. III, c. 4, P.L. 38, col. 348).
nn. 18-20 (Migne P.L. 16, col. 225). (116) Véase S. Atanas., De virginitate (Ed. Th.
(110) Véase S. Alfonso de Ligorio, Pratica di Lefort, Muséon 42, 1929, p. 244).
amar Gesii Cristo, c. 17, nn. 7-16. (117) S. Ambros., De Institutione virginis, c. 14,
(111) León XIII, Encíclica Mine caritatis, 28- n. 87 (Migne P.L. 16, col. 328).
2022 E n cíclicas del PP. P ío X II (1954) 211, 46-48

virginidad., cual imagen que se hubiese grande consuelo para Nuestro corazón
trasladado a un lienzo; en ella, como de Pastor Supremo, Venerables Her­
en un espejo, brilla la hermosura de la manos, el ver cómo la virginidad, la
castidad y la belleza de toda virtud. De cual florece en estos tiempos como en
aquí podéis tomar ejemplos de vida, tiempos antiguos en todos los ámbitos
ya que en ella, como en un dechado, de la tierra, es tenida en grande estima
se muestra con las enseñanzas mani­ y honor, no obstante los errores con­
fiestas de su santidad qué es lo que trarios, que decíamos y que esperamos
habéis de corregir, qué es lo que ha­ serán pasajeros y desaparecerán pron­
béis de reformar, qué es lo que habéis to.
de retener... He aquí la imagen de la
verdadera virginidad. Esta fue María, 47. Consejos a los educadores y di­
cuya vida pasó a ser norma para todas rectores espirituales. No ocultamos,
las vírgenes..S1181 \ Sea, pues, la Santí­
0
2
9 sin embargo, que este Nuestro gozo
sima Virgen María maestra de nuestro está mezclado de cierta tristeza, al ver
modo de proceder^11®), Tan grande fue que en no pocos países disminuye cada
su gracia, que no sólo conservó en sí día más el número de los que, llama­
misma la virginidad, sino que conce­ dos por la voz divina abrazan el estado
día este don insigne a los que visita- de virginidad. Las principales causas
ba(120). ¡Cuán verdadero es, pues, el las hemos apuntado más arriba, y no
dicho del mismo S a n A m b r o s i o : Oh hay por qué repetirlas. Confiamos que
riquezas de la virginidad de María.A121). los educadores de la juventud, que hu­
En vista de tales riquezas aprovecha bieren caído en esos errores, los reco­
grandemente también hoy a las vírge­ nocerán pronto, los repudiarán y se
nes consagradas, a los religiosos y a esforzarán por ponerles remedio, ha­
los sacerdotes el contemplar la virgi­ ciendo lo posible para que cuantos se
nidad de M a r í a para observar con más sientan llamados por Dios al ministerio
fidelidad y perfección la castidad de su sacerdotal o al estado religioso, si están
propio estado. bajo su dirección espiritual, sean ayu­
Pero no os contentéis, amadísimos dados por todos los medios a alcanzar
hijos, con meditar las virtudes de la esa meta sublime. ¡ Ojalá suceda que
Santísima Virgen M a r í a ; acudid a Ella nuevas y más numerosas falanges de
con absoluta confianza, siguiendo el sacerdotes y de religiosos, cuantos y
consejo de S a n B e r n a r d o : Busquemos cuales exigen las necesidades actuales
la gracia, y busquémosla por MaríaO22). de la Iglesia, salgan pronto a cultivar la
Y en este Año Mariano de una manera viña del Señor!
especial poned en Ella el cuidado de
vuestra vida espiritual y de la perfec­ 48. A los padres y madres de familia.
ción, imitando el ejemplo de S a n J e r ó ­ Además — como pide la responsabi
n i m o , que aseguraba: Para mí la virgi­ lidad de Nuestro ministerio apostóli­
nidad es una consagración en María co— exhortamos a los padres y madres
y en Cristo<123). de familia a ofrendar gustosos para el
servicio divino a aquellos de sus hijos
IV
que sientan esa vocación. Y si esto les
E x h o r t a c io n e s a e d u c a d o r e s , d ir e c ­
resultare duro, triste y penoso, medi­
t o r e s ESPIRITUALES Y PADRES
ten atentamente las palabras con que
46. Florecimiento actual de la vir­ S a n A m b r o s i o amonestaba a las madres
ginidad. En las graves dificultades con de Milán: Sé de muchas jóvenes que
que la Iglesia debe hoy luchar, es un1 0 quieren ser vírgenes, y sus madres les
2
9
8
(118) S. Ambros., De viro imbus, lib. II, c. 2, n. (121) S. Ambros., De Institutione virginis, cap.
6, 15 (Migne P.L. 16, col. 208, 210). 13 n. 81, (Migne P.L. 16, col. 339).
(122) S. Bernardo, In navilate B. Marise Vir-
(119) S. Ambros., De virginibus, lib. II cap. 3, ginis, sermo de aquaeductu, n. 8. (Migne P.L.
n. 19 (Migue P.L. 16, col. 211). 183, col. 441-442).
(120) S. Ambros., De Institutione virginis, c. 7, (123) S. Jerónimo, Epist. 22, n. 18 (Migne P.L.
u. 50 (Migne P.L. 16, col. 319). 22, col. 405).
211, 49-50 E n cíclica “ S acr a V ir g in it a s ” 2023

prohíben aún venir a escucharme... Si sia entera; tengan por cierto que los
vuestras hijas quisieran amar a un que siguen al Cordero dondequiera
hombre, podrían elegir a quien quisie­ que va(128) cantarán por toda la eter­
ran según las leyes. Y a quienes se les nidad un cántico nuevo^12Q\ que nin­
concede escoger a cualquier hombre, gún otro puede cantar.
¿no se les permite escoger a Dios?(124). Nuestro corazón paterno sel lena de
Consideren los padres qué honor es compasión hacia esos sacerdotes, reli­
para ellos tener un hijo sacerdote o una giosos y vírgenes consagradas, que
hija que ha consagrado su virginidad al confiesan valerosamente su fe hasta el
Divino Esposo. Por lo que se refiere mismo martirio. Rogamos a Dios por
a las vírgenes, nos dice el mismo Obis­ ellos y por los que en todos los ámbi­
po de Milán: Ya habéis oído, padres..,, tos de la tierra se dedican al servicio
la virgen es un don de Dios, un regalo divino, a fin de que el Señor los con­
del Padre, sacerdocio de la castidad. La firme, los fortifique y los consuele. Y
virgen es una hostia ofrecida por la a vosotros todos, Venerables Hermanos,
madre, hostia que se sacrifica diaria­ y a vuestros fieles exhortamos insisten­
mente y aplaca la ira divina^125\ temente a orar en unión con Nos para
obtener a todas esas almas consagradas
C o n c l u s ió n las consolaciones, dones y auxilios di­
vinos.
49. Recuerdo de los consagrados a
Dios que padecen persecución. Y aho­ 50. Rendición Apostólica. Prenda de
ra, antes de dar fin a esta Carta Encí­ estos divinos dones y testimonio de
clica, deseamos, Venerables Hermanos, Nuestra especial benevolencia sea la
volver el pensamiento y el corazón a Bendición Apostólica, que con todo
aquellos que, consagrados al servicio afecto en el Señor impartimos a vos­
divino, en no pocas regiones padecen otros, Venerables Hermanos, y a los
severa persecución. Imiten el ejemplo demás ministros del altar y a las vír­
de las vírgenes de la primitiva Iglesia, genes sagradas, a aquellos principal­
que con valentía invencible sufrieron mente que padecen persecución por la
el martirio por su virginidad^126). justicia(130) y a todos vuestros fieles.
Perseveren hasta la muerte(127> con
ánimo constante en el santo propósito Dado en Roma, junto a San Pedro,
de servir a Cristo, y tengan presente en la fiesta de la Anunciación de la
que sus angustias, sus padecimientos y Santísima Virgen M a r í a , 25 de Marzo
sus oraciones son de gran valor ante de 1954, año 169 de Nuestro Ponti­
Dios para la implantación del Reino ficado.
de Cristo en sus naciones y en la Igle­ PIO PAPA XII.
(124) S. Ambros., De virginibus, lib. I c. 10, n. c. 4, n. 32 (Migne P.L. 16, col. 215-216).
58 (Migne P.L. 16, col. 205). (127) Filip. 2, 8.
(125) S. Ambros., De virginibus, lib. I, cap. 7, (128) Apocalipsis 14, 4.
n. 32 (Migue P.L. 16, col. 198). (129) Apocalipsis 14, 3.
(126) Véase S. Ambros., De virginibus, lib. II, (130) Mat. 5, 10.
CARTA ENCICLICA “ECCLESLE FASTOS” 0*0
(5-VI-1954)

A los Venerables Hermanos Arzobispos, Obispos y demás Ordinarios locales de


Gran Bretaña, Alemania, Austria, Francia, Bélgica y Holanda en paz y comu­
nión con la Sede Apostólica

EN EL DUODECIMO CENTENARIO DE LA MUERTE


DE SAN BONIFACIO, OBISPO Y MARTIR

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

I n t r o d u c c ió n en Roma, tras un largo y duro camino


AAS 1. El ejemplo aleccionador de los y doblar sus rodillas ante el Sepulcro
46 Santos. En gran manera conveniente del Príncipe de los Apóstoles y, con
ánimo de hijo fidelísimo, pedir a Nues­
337 y oportuno es, no sólo recordar los
tros Predecesores la misión de llevar
fastos gloriosos de la Iglesia, sino
el nombre del Divino Redentor a bár­
también el conmemorarlos con fiestas
baras y apartadas naciones, com o era
públicas, ya que por ellos claramente
su deseo de implantar allí la civiliza­
se demuestra que en la Iglesia de J e s u ­
c r is t o no ha habido ningún siglo ción y cultura cristianas.
estéril en santidad. Por otra parte, es
natural que, si se proponen en tales I
ocasiones los preclaros ejemplos de La vida, obra apostólica y martirio
virtud que en esos fastos resplandecen, de San Bonifacio
se caldeen los ánimos y se muevan a
seguirlos, según las fuerzas de cada 3. Su vocación de religioso y após­
uno. tol. Nacido de familia anglosajona, sin­
tió en la más tierna edad un acuciante
2. Las gestas y el amor de San Bo­ llamamiento divino a renunciar a su
nifacio a la Santa Sede. Por esta razón patrimonio, dejar los halagos del mun­
Nos agradó sobremanera la noticia que do y encerrarse en el seguro recinto
principalmente en aquellas naciones, de un monasterio, donde poder más
que sienten tener especial motivo de fácilmente dedicarse a la divina con­
gratitud hacia S a n B o n i f a c i o , precla­ templación y observar fielmente los
ra gloria y prez de la Orden Benedic­ consejos evangélicos. Allí hizo notables
tina, se va a celebrar este año, con progresos, no sólo en los estudios hu­
fiestas públicas y manifestaciones reli­ manísticos y de ciencias sagradas, sino
giosas, el duodécimo Centenario de que también en las virtudes cristianas; tanto
por el martirio voló a la patria celestial. que mereció ser elegido Abad del Mo­
338 Y si es justo que esas naciones vues­ nasterio. Sin embargo, como tenía alma
tras veneren a tan santo varón y con para cosas más grandes y generosas,
esta ocasión traigan a la memoria sus hacía tiempo que había concebido el
magníficas gestas, mayor razón tiene deseo de marchar al extranjero para
esta Sede Apostólica, que le vio tres iluminar a las naciones bárbaras con la
veces como piadoso peregrino entrar luz del Evangelio y enseñarles a prae-
(* ) A. A. S. 46 (1954) 337-356. La versión es de I/Osservatore Romano, ed. castellana, Bs. Aires
Año III n? 139, del 27-VI-1954. El esquema y los subtítulos son de responsabilidad de la 2? cclic. (P. II.).

— 2024 —
212, 4-7 E n c íc lic a “ E cclesiae F astos ” 2025

ticar sus preceptos. Nada le podía dete­ esfuerzos de S a n B on ifa cio y sus com ­
ner; no conocía obstáculo: ni el dejar pañeros fueron vanos y, así, después
su querida patria, ni los largos y difí­ de inútiles trabajos e intentos inefi­
ciles viajes, ni tampoco los peligros de caces, se vio forzado a volver a su
toda clase que le podrían asaltar vi­ patria.*8
9
viendo entre gente desconocida. Sentía
en su apostólico corazón un impulso 6. Su primer viaje a Roma. Pero no
tan vehemente, tan impetuoso, tan efi­ se desanimó, sino que, no mucho tiem­
caz, que no podían contenerlo las ca­ po después, se decidió a venir a Roma,
denas de humanos respetos o de hu­ acudir a la Sede Apostólica y pedir
manos afectos. humildemente al mismo Vicario de
J esucristo la misión sagrada, mediante
4. La fe en Inglaterra y los misio­ la cual esperaba, con la divina gracia,
neros que agradecida envía. Digno de obtener más fácilmente aquella ardua
admiración es que Gran Bretaña, que, meta que tan ardientemente anhelaba.
después de muchas vicisitudes, se ha­ Llegado, pues, felizmente a la morada
bía convertido unos cien años antes a del Apóstol San PedroW y habiendo
la religión cristiana, por Nuestro Pre­ venerado con suma piedad el sepulcro
decesor de inmortal memoria S a n del Príncipe de los Apóstoles, pidió
G r eg orio M a g n o (que había enviado audiencia a nuestro Predecesor de santa
allí un esforzado escuadrón de hijos de memoria G reg o r io II.
S a n B en ito bajo la guía de S a n A gus ­ De buena voluntad lo recibió el Pon­
t ín ) ; digno es ciertamente de admira­ tífice y él le dio cuenta punto por
ción, decimos, que estuviera ya en aquel punto del motivo de su viaje y venida
tiempo tan firme en la fe, tan encen­ y de los anhelos que le inflamaban.
dida en la caridad, que, como río sali­ Entonces el Santo Pontífice mirándole
do de madre que riega las tierras cir­ de repente con rostro alegre y ojos ri­
cunvecinas y las fertiliza, mandase por su eños^, lo animó y lo incitó a em­
propia iniciativa a otras naciones mu­ prender confiadamente la obra pro­
chos de los mejores varones de que yectada y, por medio de letras apostó­
disponía, para ganarlas a J esucristo licas, lo revistió de su apostólica auto­
y unirlas íntimamente a su Vicario en ridad.
la tierra. De este modo se puede decir
que agradecía a Dios los beneficios reci­ 7. Su primera evangelización de Ale­
bidos con la Religión católica y la civi­ mania y Frisia. La misión recibida del
lización y cultura cristianas. Vicario de Jesucristo pareció a B o n if a ­
c io que le granjeaba las gracias y auxi­
5. Su primera misión fracasa. Entre lios celestiales de Dios, con los que
esos misioneros, sin duda, brilla por fortalecido no debía temer las dificul­
su celo apostólico y su fortaleza de tades que pusieran los hombres y las
carácter, mezclada con dulzura en las cosas y podría cumplir sus planes, por
maneras, W in fr id o , llamado después tanto tiempo acariciados, con mayor
B o n ifa cio por el Romano Pontífice esperanza de éxito y más abundantes
Sa n G r eg or io II. El, junto con algunos frutos. El obrero apostólico recorrió
compañeros, pocos en número por cier­ varias regiones de Alemania y de Frisia,
to pero notables por sus virtudes, tomó donde no sólo no había vestigio nin­
sobre sí la obra de evangelización, a la guno de la verdad cristiana, sino que
cual desde hacía mucho tiempo aspi­ todo era inculto, áspero y salvaje y
raba y, así, embarcándose en Gran Bre­ sembró allí abundantemente la semilla
taña, llegó a las orillas de Frisia. Sin evangélica y la fecundó con increíbles
embargo, como el que reinaba tiráni­ trabajos y sudores; si encontraba co ­
camente en aquella región, se oponía munidades cristianas que o por falta
con violencia a la Religión cristiana, los*9
8 de legítimo Pastor yacían en miserable
(1) V id a d e San B o n ifa c io , W ilib a ld o , (e d . L e - (2) V id a d e S. B o n ifa c io (n o ta 1) pág.. 21 (M ig ­
v is o n [H a n n o v e r y L e ip z ig , 1905] p á g . 21; M ig n e ne 89, 614 A ).
89 c o l 613-B ).
2026 E n cíclicas del P P , P ío X II (1954) 212 , 8-11

abandono e inercia, o eran apartados dolé de grandes alabanzas*5) y, final­


de la verdadera fe y rectas costumbres mente, E steban III, quien, recién ele­
por ministros del culto corrompidos gido Papa, le envió una carta llena de
e ignorantes, se convertía en reforma­ veneración cuando ya él se hallaba al
dor prudente e inflexible de la vida pri­ final de su carrera mortal*6).
vada y pública, obrero hábil e incan­
sable y diligentísimo impulsor y res­ 10. Incesantes viajes apostólicos.
taurador de todas las virtudes. Confiado en la autoridad y benevolen­
cia de estos Pontífices, durante todo el
8. Dignidad episcopal: mayor efica­ tiempo de su oficio, recorrió B o n if a ­
cia en la acción. Estos felices resulta­ c io , con celo cada día más ardiente,
dos de la obra de B on ifa cio llegaron a regiones inmensas sumergidas aún en
los oídos de Nuestro Predecesor de feliz las tinieblas del error; las iluminó con
memoria San G r eg orio II (715-731) la luz de la verdad evangélica e hizo
quien lo llamó a la ciudad de los alborear en ellas, con su incansable
Apóstoles y, aunque él por humildad labor, una nueva era de cultura y civi­
se resistiese, le declaró que deseaba lización cristianas. Frisia, Sajonia,
imponerle la dignidad episcopal, para Austrasia, Turingia, Franconia, Hesse
que así pudiese con tanta mayor efica­ y Baviera lo tuvieron como sembrador
cia corregir a los extraviados y volver­ infatigable de la palabra divina y padre
los al camino de la verdad, cuanto que en la nueva vida que proviene de
estuviera sostenido con la autoridad Cristo y se alimenta con su gracia.
más excelsa de la dignidad apostólica y Anhelaba también llegar hasta aquella
para que todos aceptasen de mejor vo­ antigua Sajonia*7) de la que creía des­
luntad la predicación, al ver que por cender sus antepasados; pero estos de­
ese motivo había él sido ordenado seos no los pudo llevar a feliz término.
obispo por el Sumo Pontífice*3).
Consagrado de este modo por el mis­ 11. Sus colaboradores. Lioba. Para
mo Sumo Pontífice como Obispo Regio- comprender tan ingente empresa y lle­
nario (722) f3aí volvió a aquellas regiones varla a cabo, pidió cooperadores y
vastísimas a él encomendadas, donde también cooperadoras (es decir, mon­
revestido de la nueva dignidad y auto­ jas, entre las cuales brilla L ioba p o l­
ridad, se dio el trabajo apostólico con la perfección de su vida evangélica) a
celo cada vez más intenso. los monasterios Benedictinos de su pa­
tria, que entonces florecían en doctri­
9. Ei amor y aprecio de los Pontí­ na, fe y caridad. Ellos acudieron gusto­
fices. Y si este Pontífice lo amó viva­ sos a su llamada y le prestaron valio­
mente por el esplendor de sus virtudes sísima ayuda. Ni faltaron en aquellas
y por el ardor de su celo en dilatar el mismas tierras por él recorridas quie­
41 Reino de J esucristo , no menos lo ama­ nes, llegados a la luz del Evangelio,
ron sus sucesores, a saber, S a n G r eg o ­ abrazasen con tan ferviente y enérgica
rio III, quien por sus preclaros méritos voluntad la nueva Religión que procu­
le nombró Arzobispo y le honró con el raron con todas sus fuerzas comuni- 342
sagrado palio, concediéndole la facul­ caria a todos cuantos podían. Así, pues,
tad de erigir o reformar legítimamente apoyado, como dijimos, en la autori­
en aquellas regiones la Jerarquía Ecle­ dad de los Romanos Pontífices, San
siástica y de consagrar nuevos Obispos Bonifacio, cual nuevo archimandrita,
para iluminar al pueblo de A lem ania^; empezó a sembrar por todas partes la
S a n Z a c a r ía s , el cual en una afectuosa semilla divina y a extirpar la diabó­
carta, lo confirmó en su oficio, colmán- lica, a levantar monasterios e iglesias
(3) V ida de San B o n ifa c io , O th lo n o , (c d . f,e - (4) C artas ele S. B o n if a c io , (e d . T a n g í, B e r lín ,
v is o n , lib. I, p á g. 127; M igu e 89, 643-D ). 1910) epist.. 28, p. 49; M ig n e 89, 725 -B).
(5) V e r nota (4 ): E p ís t. 51, 57, 58, 00. 03. 77. 89.
[3a] R e p io n a r io s se llam a b an en lo s s ig lo s 7-9 80, 87, 89 (M ig n e 89, 923-A ; 751-C; 753-C ; 939-JD;
O b isp o s m is io n e r o s itin e r a n te s , sin d ió c e s is d e ­ 949-B ; 954-B ).
te rm in a d a (e s p e c ia lm e n te en G a lia). (0 ) V e r nota (4 ) E p is t. Í0H, p p . 2 33-231.
(7) V e r nota (4 ) E p is t. 73, p. 150.
212, 12-15 E n cíc lic a “ E cclesiae F astos ” 2027

y colocar al frente de las mismas a cuanto a la Religión cristiana, sino


pastores prudentísimos^ K también en cuanto a la vida culta y
civilizada. Con razón, pues, este pue­
12. Las conversiones; los monaste­ blo lo debe considerar y venerar como
rios: sedes del culto y de la cultura. a padre y tenerle perpetua gratitud,
De esta suerte se transformó poco a esforzándose por imitar eficazmente
poco el estado de aquellas regiones. sus preclaras virtudes. Porque llámase
Se veían muchedumbres de hombres y Padre espiritual no solamente a Dios
mujeres que acudían en gran número omnipotente, sino también a todos
a oír al varón apostólico, las cuales aquellos que, con su doctrina y sus
profundamente conmovidas por su pa­ ejemplos, nos llevan al conocimiento
labra, abandonaban sus inveteradas de la verdad y nos incitan a la perse­
supersticiones, se inflamaban en el verancia en la religión... No de otra
amor del divino Redentor, acomoda­ manera el santo obispo Bonifacio pue­
ban a su amable doctrina sus ásperas de llamarse padre de todos los habitan­
y depravadas costumbres, y purificadas tes de Alemania, ya que él, primera­
por las aguas bautismales, iniciaban una mente los engendró para Cristo con la
vida del todo nueva. Allí se construye­ palabra de su santa predicación; luego
ron monasterios de monjes y de mon­ los conformó con sus ejemplos y final­
jas, que fueron la sede, no sólo de mente dio por ellos su vida, que es la
culto divino, sino también de civiliza­ muestra mayor de caridad que se pue­
ción, de letras humanas, de ciencias y da dar(QK8
de artes. Allí (después de haber enra­
recido o cortado y abatido completa­ 15. Fulda, faro de luz y de irradia­
mente selvas impenetrables, inexplo­ ción. Entre los varios cenobios que
radas y tenebrosas) se pusieron a cul­ levantó en aquellas regiones en no
tivar nuevos campos para utilidad co­ pequeño número, ocupa sin duda el
mún y se comenzaron a construir acá primer lugar el de Fulda, que ha sido
y allá nuevas casas para los hombres, para aquellos pueblos, como un faro,
que en el decurso de los siglos llegarían que con sus haces de luz muestra a las
a ser ciudades populosas. naves la ruta en medio de las olas del
13. Inermes someten al pueblo a mar. Allí, en efecto, se fundó como una
Cristo. El fiero pueblo germánico, tan nueva ciudad de Dios, en la cual in­
amante de la libertad, que a nadie numerables monjes, sucediéndose unos
había querido jamás rendirse y ni si­ a otros, se forman apta y diligente­
quiera ante el terror de las poderosas mente en las ciencias divinas y huma­
armas de los romanos nunca se había nas, y mediante la oración y la con­
sometido establemente a su dominio, templación se preparan a pelear las
después de haber sido evangelizado por futuras batallas pacíficas; desde allí,
estos inermes predicadores de Jesucris­ después de haber libado, en los libros
to, acabó por prestarles obediencia, sagrados y profanos, la dulce miel de
inclinando ante ellos su fiera cerviz la sabiduría se esparcen cual enjambre
fue iniciado en la nueva doctrina atraí­ de abejas, por diversas partes para
do y conmovido por su belleza y ofrecerla generosamente a los demás.
rectitud y, por fin, espontáneamente se Ningún género de ciencias o de artes
sometió felizmente al suavísimo yugo liberales fue allí desconocido. Se bus­
de J e s u c r i s t o . caron con ardor antiguos códices, se
copiaron con exactitud, fueron adorna­
14. Padre espiritual de los alemanes. dos con miniaturas y comentados con
Gracias a S a n B o n i f a c i o brilló sin du­ suma diligencia. Así, con todo dere­
da para el pueblo germánico la luz cho se puede afirmar que las ciencias
de una nueva era; nueva no sólo en8 sagradas y profanas, en las que tanto
(8 ) V ida d e S an B o n ifa c io , O tlilo n o (e d . L e v i- (9 ) V e r nota (8 ), lib. I, p. 158 (M ig u e 89 c o l
v is o n ) lib I, p. 157; M ig u e 89 c o l 653-C ) (v e r 651-13).
M ig n e 89, c o l 653-A ).
2028 E n cíclicas del P P . P ío X II (1954) 212 , 16-18

sobresale hoy el pueblo alemán, tu­ por la vejez y en él deseo ser sepultado
vieron allí su cuna veneranda. después de mi muerte. En torno a ese
lugar viven ya cuatro pueblos, a quie­
16. La civilización. Además, de aque­ nes por la gracia de Dios hemos predi­
llas moradas salieron innumerables cado la palabra de Cristo y a los cua­
monjes Benedictinos, que con la cruz les mientras vivo y conservo mis fa­
y el arado, es decir, orando y traba­ cultades, puedo, con vuestra interce­
jando, llevaron la cultura y civilización sión, ser útil. Porque, merced a vues­
cristianas a aquellas tierras que aún tras oraciones y con la gracia de Dios,
se hallaban envueltas en las tinieblas. ansio permanecer en íntima unión con
Gracias a su prolongado e incansable la Iglesia Romana y en vuestro servicio,
trabajo, las selvas, que antes eran entre estos pueblos germánicos a quie­
inmensas guaridas de fieras y casi im­ nes he sido enviado y obedecer así a
penetrables al hombre, se convirtieron vuestro mandato!10).
en campos cultivados y fructíferos y En el silencio de este cenobio es
344 las tribus que hasta entonces, sumidas donde principalmente, obtuvo de Dios
en costumbres rudas y bárbaras, se aquella fuerza sobrenatural, fortale­
hallaban entre sí divididas, andando cido con la cual emprendía animoso
el tiempo llegaron a formar una sola nuevas conquistas y gracias a la cual
nación, domada por la suavidad y la pudo traer al redil de J e s u c r i s t o tan­
fuerza del Evangelio y esclarecida por tos pueblos germánicos, confirmarlos
sus virtudes cristianas y civiles. luego en la fe y no pocas veces estimu­
larlos también a conseguir la perfec­
17. Fulda, centro de santidad. Pero ción evangélica.
especialmente ha sido el monasterio
Fuldense la sede de la oración y de la 18- Su solicitud por la Iglesia de
contemplación divina; allí, en efecto, Francia. Pero si B o n i f a c i o fue de un 345
antes de emprender la difícil misión de modo muy particular el apóstol de
evangelizar a los pueblos, los monjes Alemania, con todo, el celo por la dila­
se esforzaban, con la oración, la peni­ tación del reino de Dios, que con tanta
tencia y el trabajo, por adquirir una vehemencia ardía en él, no se ceñía a
gran santidad. Y el mismo B o n i f a c i o , los confines de esta nación. También
cuantas veces le era posible sustraerse la Iglesia de Francia, aunque había
algo a los trabajos apostólicos para abrazado generosamente la fe católica
tomar un poco de descanso, allí se desde la época de los Apóstoles y la
acogía gustosísimo, para templar y ro­ había consagrado con la sangre de
bustecer su alma, entregado a largas casi innumerables mártires y, aun des­
oraciones y celestiales meditaciones. pués que los Francos constituyeron en
Hay.,, un lugar selvático — así escribía ella su imperio, había escrito páginas
él a Nuestro Predecesor de santa me­ dignas de los mayores encomios en los
moria Z a c a r í a s — en el desierto de fastos del cristianismo, entonces se ha­
esta vastísima soledad, donde hemos llaba sumamente necesitada de una re­
construido un monasterio y colocado forma de costumbres y de una restau­
en él monjes que viven bajo la regla ración y renovación de la vida cris­
del santo padre Benito; hombres de tiana. No pocas diócesis carecían de
estricta abstinencia, que se privan de Obispo o estaban confiadas a un Pas­
la carne, del vino y de la cerveza, que tor indigno; en algunas partes los
no tienen siervos, contentos con el tra­ ánimos de muchos se hallaban pertur­
bajo de sus manos... En ese lugar, con bados con supersticiones de todas cla­
el consentimiento de vuestra piedad, ses, con herejías y cismas; los Concilios
me he propuesto descansar por algu­ eclesiásticos, del todo necesarios para
nos días, aunque sean pocos, para res­ asegurar la integridad de la religión,
taurar las fuerzas del cuerpo fatigado restablecer la disciplina del clero y
(10) Cartas de S. Bonifacio, (ed. Tangí, Berlín 1916) eplst. 86, pp. 193 194.
2 12, 19-20 E n c íc lic a “ E cclesiae F asto s ” 2029

enmendar las costumbres públicas y reprobaron y condenaron las here­


privadas, hacía mucho tiempo que por jías*16*; por último, se compusieron
una grave negligencia no se celebra- felizmente las mismas. Entonces, con
bán; los ministros sagrados con gran grande gozo de S a n B o n i f a c i o y de
frecuencia no estaban a la altura de la todos los buenos, la Iglesia de los fran­
excelsa dignidad de su cargo y no po­ cos volvió a florecer y a brillar con
cas veces el pueblo yacía en una gran nuevo esplendor; los vicios desapare­
ignorancia de la religión cristiana y, cieron o por lo menos mermaron; las
lo que es peor, en la corrupción de las virtudes cristianas se estimaron; la ne­
costumbres. A oídos de S a n B o n i f a c i o cesaria unión con el Romano Pontífice
llegó la noticia de estas tristísimas cir­
se robusteció con lazos más apretados
cunstancias y, apenas reconoció el peli­
y más fuertes. Pues los Padres del
gro que corría la ilustre Iglesia de los
Concilio general de todo el imperio de
Francos, se dedicó con intenso celo al
remedio radical de esta situación. los Francos enviaron a Roma, al Sumo
Pontífice las actas, que habían solem­
19. Cuatro Concilios y la renovaciónnemente sancionado, como documento
de la jerarquía eclesiástica; florece la elocuentísimo de la fe católica que ellos
Iglesia entre los francos. Pero tam­ y los suyos profesaban, para que depo­
bién en medio de estas enormes difi­ sitadas junto al sepulcro del Príncipe
cultades sintió la necesidad de la auto­ de los Apóstoles atestiguasen su vene­
ridad de la Sede Apostólica*11*; res­ ración, piedad y unión*17*.
paldado con ella, trabajó como Legado
del Romano Pontífice*12* durante unos 20. Desea ir de nuevo al campo de
cinco años, con solicitud infatigable y Frisia. Acabado este importantísimo
con suma prudencia, en devolver a la negocio con la inspiración y gracia de
Iglesia de los francos su primitivo Dios, no se concedió B o n i f a c i o el me­
esplendor. ...Pues entonces, con la gra­ recido descanso, sino que, a pesar de
cia de Dios y por sugerencia del santo verse oprimido por tantos cuidados, de
Arzobispo Bonifacio, se afianzó la he­ experimentar los achaques de la edad
rencia de la Religión cristiana, se cor ri­ avanzada y de tener la salud quebran­
gieron en Francia y se pusieron en vi­ tada con tantos sufrimientos y traba­
gor las disposiciones sinodales de los jos; sin embargo, se dispuso animoso
padres ortodoxos, y todo quedó refor­ a llevar adelante una nueva y no me­
mado y purificado con la autoridad de nos ardua empresa. A Frisia dirige de
los cánones*13*. Cuatro fueron los Con­ nuevo su mirada y atención; a Frisia,
cilios, que por iniciativa de S a n B o n i ­ que había sido la primera meta de sus
f a c i o , se celebraron con este fin*14*, al viajes apostólicos y donde también ha­
cuarto de los cuales acudieron de todo bía después trabajado tanto. Esta na­
el imperio de los francos; se renovó la ción yacía aún, sobre todo en la región
Jerarquía eclesiástica; se escogieron septentrional, envuelta en las tinieblas
Obispos, dignos de este nombre y car­ de los errores del paganismo; a ella,
go, que fueron destinados a sus sedes; pues, caminó con brío juvenil, a fin
se restauró y reformó la disciplina del de engendrar nuevos hijos a J e s u ­
cléro con todo empeño; se aseguró la c r is t o y de llevar a nuevos pueblos
autoridad de los sagrados cánones; se la civilización cristiana. Era su ardien­
enmendaron con gran diligencia las te deseo recibir al salir de esta vida la
costumbres del pueblo cristiano; se recompensa allí mismo, donde al prin­
prohibieron las supersticiones*15*; se cipio, al inaugurar la carrera de su
(11) V e r nota (8 ) e p ist. 41, p. 66. i 45) C artas de S an B o n ifa c io , (e d . T a n g í, B e rlín
(12) V e r n ota (8 ) ep is t. 61, p p . 125-126. 1916 e p ist. 28, p p . 49-52.
(13) V ida de San B o n ifa c io , W ilib a ld o . (F.d. f.o -
(16) V e r n ota (15) e p ist. 57, p p . 104-105; y e p ist.
v is o n , v e r n o ta [1] p . 40; v e r M ig u e 89, 6 25-A ).
59, p . 109.
(1 4 ) ' V e r S ir m o n d , C o n c ilia a n tig u a Gaílim (P a ­
r ís , 1629), t. 1, p. 511 y sig ts. (1 7) V e r n o ta (15), e p is t. 78, p. 163.
2030 E n cíclicas del P P . P ío X II (1954) 212, 21^23

predicación, había comenzado a cose­ nido el tiempo natural de mi partida.


char méritos^18). Cobrad ánimo en el Señor... mostraos
esforzados y no temáis a los que dan
21. Presentim iento de su muerte. muerte al cuerpo, porque no pueden
Con el presentimiento de que estaba matar el alma que vivirá eternamente;
ya muy cercano el fin de su vida mor­ alegraos en el Señor y anclad vuestra
tal, se lo comunicó así a su queridísimo esperanza en Dios, quien en seguida os
discípulo, el obispo Lulo, mientras le dará la recompensa y os concederá que
aseguraba que no quería esperar la os sentéis en la corte celestial entre los
muerte ocioso: Deseo cumplir mi reso­ ciudadanos del cielo, los ángeles(21>.
lución de hacer este viaje; no puedo Excitados con estas palabras a conse­
renunciar al deseo de partir. Pues el guir la palma del martirio, todos pues­
día de mi fin y el tiempo de mi muerte tos en oración, levantando su espíritu
está ya encima; abandonada la cárcel y sus ojos al cielo, donde confiaban que
del cuerpo, volveré a recibir el premio en breve recibirían el premio eterno,
de la remuneración eterna. Tú, hijo soportaron el ataque de los enemigos;
queridísimo, ...llama sin cesar al pueblo quienes ensangrentaron sus cuerpos
del extravío del error, lleva a cabo la con la muerte feliz de los santos(22L
construcción ya empezada de la basílica Cuando llegó a B o n i f a c i o el momento
en Fulda y traslada allí mi cuerpo enve­ de su martirio y estaba a punto de ser
jecido en tantos años de vida^1QK herido por la espada, puso sobre su ca­
beza el libro del santo Evangelio, para
22. Su labor y su m artirio en Frisia. recibir debajo de él, el golpe del ver­
Habiéndose despedido, no sin lágrimas, dugo y para que en la muerte le prote­
de los suyos, con un puñado de com ­ giese aquel libro, cuya lectura tanto le
pañeros, recorrió... toda la Frisia, hizo había deleitado en su vida^28\
abolir los ritos paganos y las deprava­
das costumbres de la gentilidad, pre­ 23. Su tumba en Fulda. Con esta
dicó incansablemente la palabra de Dios muerte gloriosa, que abre una puerta
y con grande afán levantó Iglesias, des­ segura a la eterna bienaventuranza,
pués de destruir los ídolos paganos. S a n B o n i f a c i o terminó el curso de su
Bautizó... muchos millares de hombres, vida, empleada toda por la gloria de
mujeres y runos(20). Pero, cuando llegó Dios y la salvación propia y de sus
a la parte septentrional de Frisia, en prójimos. Sus sagrados restos, después
el momento en que se disponía a con­
de varias vicisitudes, fueron traslada­
ferir el Sacramento de la Confirmación
dos al lugar que en vida había esco-
a una muchedumbre de neófitos ya
gido(24\ o sea, al monasterio de Fulda,
purificados con las aguas del bautismo,
de repente se lanzó sobre ellos una donde sus discípulos, derramando mu­
turba enfurecida de gentiles, que blan­ chas lágrimas, les dieron digna sepul­
diendo horribles lanzas y mortíferas tura entre el canto de los sagrados
espadas, amenazaba matarlos. Enton­ salmos. A este sepulcro dirigieron su
ces el santísimo Obispo, adelantándose mirada, y aun hoy la dirigen, llenas de
serenamente, prohibió a los suyos que veneración, muchedumbres de pueblos
combatieran. Basta, hijos, de lucha, casi innumerables, porque les parece
dejad de batallar, porque la Escritura, como si S a n B o n i f a c i o hablase allí a
que no puede engañarnos, nos enseña todos aquellos, a cuyos antepasados
348 a no volver mal por mal, sino bien por engendró para J e s u c r i s t o , llevándoles
mal. Ha llegado el día deseado, ha ve- a una vida y civilización cristianas;
(18) V id a d e S an B o n ifa c io , W ilib a ld o , (e d . L e ­ (22) V e r V id a d e San B o n ifa c io , W ilib a ld o , v e r
v is o n , v e r n ota [1]) p . 46. n o ta (1 ), p. 50; y V id a d e San B o n ifa c io , O t h lo n o ,
(19) V id a d e San B o n ifa c io , W ilib a ld o . v e r n ota (e d . L e v is o n ) lib. II, p . 210; (M ig n e 89, 629-A ;
(1 ), p . 46; M ig n e 89, 626-D ). 661-B ).
(20) V id a d e San B o n ifa c io , W ilib a ld o , v e r n o ta (23) V id a d e San B o n ifa c io , R a d b o d o , (e d . L e ­
(1 ), p. 47; (M ig n e 89, 627-C ). v is o n ) p . 73.
(21) V id a d e San B o n ifa c io , W ilib a ld o . v e r nota (24) V id a d e San B o n ifa c io , W ilib a ld o , (e d . L e ­
(1 ), p p . 49-50; (M ig u e 89 co l G28-C). v is o n ) p. 54 (M ig n e 89, 661-B ). ■■
2 1 2 ,2 4 -2 7 E n cíc lic a “ E cclesiae F astos ” 2031

habla, decimos, con el ardor de su yor tiempo posible, manifestar su glo­


caridad y piedad, con la invicta for­ ria aun entre naciones desconocidas y
taleza de su espíritu, con su fe integé- rendirle el homenaje de veneración y
rrima, con la actividad incansable de de amor del mayor número posible de
su apostolado hasta la muerte hermo­ hombres. Con toda razón podía repetir,
seada con la palma del martirio. haciéndolo suyo, aquel dicho del Após­
tol de las gentes: La caridad... de Cristo
349 24. El culto de santo. Apenas voló nos apremia(27\ Y también aquel
de esta vida mortal al cielo, comenza­ otro: ¿Quién, pues, nos separará del
ron todos a exaltar su santidad con amor de Cristo? Acaso la tribulación,
grandes alabanzas y a venerarlo priva­ la angustia, el hambre, la desnudez,
da y públicamente. Tan rápidamente el riesgo, la persecución o la espada9...
se propagó la fama de su santidad, que Porque persuadido estoy que ni la 350
en Gran Bretaña, poco después del mar­ muerte ni la vida... ni lo presente, ni
tirio de S a n B o n ifa c io , Gútberto Arzo­ lo venidero, ni la fuerza, ni lo que hay
bispo de Cantorbery, atestigua lo si­ de más alto o de más profundo, ni otra
guiente: A este varón lo miramos con creatura alguna podrán jamás separar­
amor y lo veneramos con grande ala- nos del amor de Dios, que se funda en
banza entre los más egregios y escla­ Jesucristo, nuestro Señor^28\
recidos doctores de la fe ortodoxa. Por
esta razón, en nuestro Sínodo general... 26. La caridad lo impulsó. Una vez
hemos determinado que cada año se que esta divina caridad penetra los
celebre solemnemente el día de su na­ ánimos y los informa e impulsa, pueden
cimiento para el cielo, juntamente con también los hombres repetir con S an
el escuadrón que con él sufrió el mar­ P a b l o : todo lo puedo en Aquel que
t i r i o ^ . Lo mismo hicieron ya de anti­ me conforta^29) ; y, como enseña la
guo con igual piedad y fervor los historia de la Iglesia, nada hay que
pueblos de Alemania, Francia y de pueda contrarrestar ni dificultar sus
otras naciones (2 26>.
2
5 esfuerzos y trabajos. Entonces, de ma­
nera maravillosa, se repite lo que su­
cedía en tiempo de los Apóstoles: Por
II
toda la tierra se difundió su voz y
El fundamento de su labor y la lección hasta los confines del orbe llegaron sus
de su vida palabras(30). En esta forma el Evange­
lio de Cristo encuentra en ellos nuevos
25. La gracia de Dios y el amor de propagadores, a quienes, por estar ani­
su c o ra z ó n . Pero ¿de dónde s a c ó S a n mados de sobrenatural energía, no los
B o n ifa c io , Venerables Hermanos, tan­ pueden detener más que las cadenas
ta y tan incansable energía y tan in­ como con tristeza vemos también en
victa fortaleza de ánimo para afrontar nuestros días; no los puede parar más
tantas dificultades, soportar tantos tra­ que la muerte, la cual, sin embargo,
bajos, superar tantos peligros y final­ ennoblecida con la palma del martirio,
mente recibir la corona del martirio atrae siempre inmensas multitudes y
después de luchar hasta la muerte en hace surgir continuamente nuevos se­
la dilatación del reino de Cristo? Sin guidores del Divino Redentor, como
duda provenía de la gracia de Dios, que sucedió en tiempo de S a n B o n if a c io .
continuamente pedía con fervorosas
oraciones. Estaba tan encendido e im­ 27. Confianza en la divina gracia y
pulsado por el amor de Dios, que nada la oración. Cuánto confiara este varón
deseaba tan ardientemente como unirse apostólico en la divina gracia, impe­
con El cada día más estrechamente, trada con súplicas y oraciones, para
entretenerse en coloquio con El el ma- que sus empresas pudieran dar fruto
(25) C artas de S. B o n ifa c io , (e d . T a n g í, B erlín (27) II C o rin t. 5, 14.
1916) cpist. 111, pág. 240. (28) R o m a n o s 8, 35. 38-39.
(26) E p ís tola ! L u p i Serval i, (ed. Levillain, t. I, (29) F ilip e n s e s 4, 13.
París 1927) e p ist. 5, p. 42. (30) S alm o 18, 5; R o m a n o s 10, 18.
2032 E n cíclicas del P P . P ío X l i (1954) 212, 28-29

abundante, se echa bien de ver en las ciones al sepulcro de S a n P edro y a


cartas dirigidas al Romano Pontífice <313
)
2 la Sede del Vicario de Cristo, Nos que­
o a aquellos amigos suyos que sobre­ remos insistir sobre ello más de pro­
salían por la santidad, o también a las pósito, para que más claramente se
religiosas de las comunidades que él vea su empeño por obedecer y acatar
mismo había fundado o que deseaba a nuestros Predecesores y por otra
con sus sabios consejos elevar a la parte, se manifieste también el grande
perfección evangélica; a todos humil­ amor de los Romanos Pontífices para
de y encarecidamente pedía le gran­ con él.
jeasen con sus oraciones los socorros y
dones celestiales. Nos place recordar, 29. Aprobación papal y adhesión fi­
por vía de ejemplo, lo que escribía a lial. La primera vez que vino a esta
las venerables y amadísimas hermanas alma ciudad, para recibir de manos del
Leobgida, Tecla y Cinehilda: Os rue­ Sumo Pontífice S an G reg orio II la
go y mando, como a hijas muy que­ misión de predicar la palabra divina*
ridas, que supliquéis a Dios en vuestras este Nuestro Predecesor, apenas lo co ­
continuas oraciones, como confío lo noció, lo aprobó y alabó y le escribió
habéis hecho hasta ahora, lo hacéis al después estas paternales palabras: El
presente y lo haréis en lo venidero... piadoso propósito lleno de amor hacia
1 Pues habéis de saber que alabamos a Cristo que Nos has manifestado y la
Dios y que las tribulaciones de nuestro relación fidedigna de tu sincera fe,
corazón se han acrecido, para que el que hemos recibido, exigen que te con­
Señor, que es el refugio de los pobres sideremos como colaborador nuestro
y esperanza de los humildes, nos libre en la predicación de la palabra divina
de nuestras necesidades y de las tenta­ que Nos ha sido confiada por la gracia
ciones de este mundo perverso, a fin de Dios... Nos congratulamos por tu fe
de que la palabra del Señor se propague y deseamos ayudarte con la gracia que
y sea conocido el glorioso Evangelio de Nos has pedido... Por eso, en nombre
Cristo y para que la gracia de Dios no de la indivisible Trinidad, en virtud de
sea estéril en mí. Y puesto que soy el la inconcusa autoridad de San Pedro,
último y el peor de los heraldos que la Príncipe de los Apóstoles, cuyo magis­
Iglesia Católica, Apostólica y Romana terio desempeñamos por dispensación
ha mandado a predicar el Evangelio, [divina] y cuyas veces hacemos en esta
rogad para que no muera privado de Santa Sede, investimos tu modesta y
todo fruto del Evangelio3 (32).
1 religiosa persona y ordenamos que,
fiado en la gracia de la palabra de Dios,
28. Otro de los fundamentos; su a cualquiera de las naciones envueltas
estrecha unión con Roma. En estas en los errores de la infidelidad a las
palabras brilla tanto su celo por dilatar que puedas llegar con la aluda de Dios,
ejercites el ministerio del reino de Dios,
el reino de Cristo, celo que deseaba
predicando el nombre de Cristo Dios
fortalecer con las continuas oraciones
y Señor nuestro con la fuerza persua­
propias y las de los demás, como tam­
siva de la verdad(33>. Consagrado des­
bién su humildad cristiana y su estrecha pués Obispo por Nuestro Predecesor
unión con la Iglesia Apostólica y Roma­ por sus insignes méritos, juró obedien­
na. Durante toda su vida conservó con cia a él y a sus sucesores <34) e hizo
cuidado y fervor esta unión íntima, de esta solemne protesta: Profeso la inte­
tal manera que puede decirse con gridad y pureza de la santa fe católica
razón que ella fue el firme y estable y, con la ayuda de Dios, quiero perma­
fundamento de su labor apostólica. necer en la unidad de esa misma fe,
Aunque ya lo hemos insinuado antes, en la cual, sin duda alguna, se cifra
cuando tratábamos de sus peregrina­ toda la salvación de los cristianos(35L
(31) V e r C arta s d e S an B o n ifa c io (e d . T a n g í, (33) V e r n o ta (31) e p ist. 12, p p . 17-18.
B e r lín 1916) e p ist. 86, p p . 189-191. (34) V e r n ota (31) e p is t . 16, p p . 28-29.
(32) V e r nota (31), ep ist. 67, p p . 139-140. (35) V e r nota (31) p. 29.
212, 30-32 E n cíc lic a “ E cclesiae F astos ” 2033

30. Repetidos testim onios de su ob e31.


­ Benedicto X V destaca esa fid e­
diencia y fidelidad a Rom a. Semejan­ lidad. Con razón, pues, Nuestro Pre­
tes testimonios de obediencia y acata­ decesor de feliz memoria B e n e d i c t o
miento, no sólo los dio a S a n G r e g o ­ XV, en el duodécimo centenario de la
r i o II, sino también a los demás Roma­ misión apostólica iniciada por este glo­
nos Pontífices sus Sucesores siempre rioso mártir entre los Germanos, escri­
que se presentó la ocasión (36>. Así, por bía a los Obispos de aquella nación:
ejemplo, escribía a Nuestro Predecesor Movido por esta firme fe e inflamado
S a n Z a c a r í a s , no bien se enteró de que de esta caridad y piedad, Bonifacio
había sido elevado al Pontificado: No mantuvo constantemente aquella fide­
podíamos haber recibido noticia más lidad y unión con la Sede Apostólica,
grata, por lo que levantando nuestras que había bebido ya en su patria, en
manos al cielo, hemos dado gracias a la oculta palestra de la vida monástica;
Dios, pues que el Arbitro supremo ha que después, al comenzar el combate
concedido que vuestra clemente pater­ público de su apostolado, había jurado
nidad regule el derecho eclesiástico y solemnemente en Roma, sobre la tumba
rija el timón de la sede apostólica. Por de San Pedro Príncipe de los Apóstoles
tanto, como si estuviéramos postrados y que, finalmente, en medio de las lu­
ante vuestros pies, elevamos Nuestra chas y de los combates, había procla­
ardiente súplica, para que así como mado como característica de su apos­
hasta ahora hemos sido devotos ser­ tolado y como regla de la misión que
vidores y discípulos sumisos de vues­ había aceptado; más aún, a todos aque­
tros Predecesores en virtud de la auto­ llos que había conquistado para el
ridad de San Pedro, así ahora merezca­ Evangelio no cesó nunca de recomen­
mos ser siervos obedientes de vuestra darla insistentemente y de inculcarla
piedad a norma del derecho canónico. con tanta solicitud, que se la dejó como
No ceso de invitar y aficionar a la en testamento<89).
obediencia de la Sede Apostólica a los
que desean permanecer en la fe y en 32. La base teológica de la unión con
353 la unidad de la Iglesia Romana y a Rom a. Este modo de obrar de S a n
cuantos, en esta misión mía, Dios me B o n i f a c i o , en el cual resplandece su

da por oyentes y discípulos(37K fidelidad a los Romanos Pontífices, ha


sido siempre fielmente imitado, como
Y en los últimos años de sü vida,
sabéis, Venerables Hermanos, por todos
cuando ya estaba envejecido y casi
aquellos que tienen presente que el
consumido por los trabajos, humilde­ Príncipe de los Apóstoles ha sido puesto
mente escribía a E s t e b a n III, elegido por el Divino Redentor como firme
recientemente Sumo Pontífice: Desde roca, sobre la cual se funda todo el 354
lo más íntimo de mi corazón dirijo mi edificio de la Iglesia, la cual permane­
ferviente plegaria a la clemencia de cerá hasta el fin de los siglos y que a
vuestra gracia a fin de merezca impe­ él han sido dadas las llaves del reino
trar y gozar la familiaridad y la uni­ de los cielos y el poder de atar y des­
dad con la Santa Sede Apostólica y, atar(4°). Los que rechazan esta piedra
prestando servicio, como piadoso dis­ fundamental y pretenden construir fue­
cípulo, a vuestra Sede Apostólica, pueda ra de ella, no hacen sino echar sobre
continuar siendo vuestro siervo fiel arena movediza los fundamentos de un
y devoto, de la misma manera que edificio destinado a la ruina y sus
serví a la Sede Apostólica bajo vuestros esfuerzos, sus obras y empresas, como
tres Predecesores(38L todas las cosas humanas, no pueden
(36) V e r Vida de San Bonifacio, W ilib a ld o , (c d . (38) V e r n o ta (37) Epist. 108, p p . 233-234.
L e v is o n ) p . 25, íd e m , p p . 27-28; Cartas de San
Bonifacio, (e d it. T a n g í.) Epist. 67, p p . 139-140; (39) Benedicto XV, E n c íc lic a In hac tanta, 14-Y -
Epist. 59, p p . 110-112; Epist. 86, p p . 191-194; Epist. 1919, s o b r e San B o n ifa c io , A . A . S. 11 (1919) 21.0-
108, 233-234. 217; en esta C o le c c ió n : E n c íc li. 115, p á g . 903-10.
(37) Cartas de San Bonifacio, (e d . T a n g í) epist. (40) V e r M al. 16, 18-19.
50, p 81.
2034 E n cíclicas del PP . P ío X II (1954) 212, 33 35

ser sólidas, firmes y duraderas; sino y cismas han pretendido y pretenden


que — como enseña la historia antigua rasgar la túnica inconsútil de la Iglesia;
y moderna— por la diversidad de opi­ han caído formidables imperios y po­
niones discordantes y por las vicisitudes deres humanos, que parecían no temer
de los acontecimientos con el tiempo nada; opiniones filosóficas diversas,
necesariamente han de cambiar. que se esfuerzan por llegar a la cum­
bre del humano saber, se suceden unas
33. Resumen de esa actitud y llama­ a otras en el decurso del tiempo, toman­
do a los que están separados de Roma. do a veces nuevas apariencias de ver­
Consideramos, pues, muy oportuno que dad. Pero la palabra que S a n B o n if a ­
en estas fiestas centenarias procuréis cio predicó a los pueblos de la Germa-

que se ponga en plena luz la estrechí­ nia, Galia y Frisia, como recibida de
sima unión de este insigne mártir con Aquel que vive eternamente, conserva
la Sede Apostólica como también sus su vigor también hoy y es camino,
gloriosos hechos: esto reafirmará la fe verdad y vida para los que de buena
y fidelidad de los que siguen el magis­ voluntad la abrazan*44). No faltan en
terio infalible de los Romanos Pontí­ nuestros días quienes la rechazan,
fices y no podrá menos de excitar sa­ quienes se esfuerzan por corromperla
ludablemente a la reflexión a aquellos con falaces errores, quienes, concul­
que por cualquier motivo se hallan cando la libertad debida a la Iglesia y
separados de los Sucesores de S a n aun a los mismos ciudadanos, pre­
P e d r o , de manera que, con la ayuda tenden con engaños, persecuciones \
de la divina gracia, emprendan deli­ vejámenes arrancarla de las almas y
berada y animosamente el camino que destruirla completamente. Gomo bien
los conduzca felizmente a la unidad de sabéis, Venerables Hermanos, no es
la Iglesia. Nos así lo deseamos ardien­ nueva esta astucia: se ha visto em­
temente y lo pedimos al Dador de los plear desde los primeros tiempos de la
bienes celestiales, a fin que se cumpla era cristiana y el mismo divino Reden­
finalmente el deseo ardiente de todos tor previno a sus discípulos con estas
los buenos: que todos sean una misma palabras: Acordaos de aquella senten­
cosa*41) y todos vuelvan al único redil cia mía, que os dije: no es el siervo
para ser apacentados por un solo mayor que su amo. Si me han perse­
Pastor*42). guido a mí, también os perseguirán a
vosotros*43). Sin embargo, nuestro Re­
dentor para consolarlos añadió: Bien­
34. Otra enseñanza: El evangelio
aventurados los que padecen persecu­
sobrevive todas las vicisitudes, errores
ción por la justicia, porque de ellos es
y falacias. Otra enseñanza, Venerables
el reino de los cielos*46). Y también:
Hermanos, nos ofrece la vida de S an
Dichosos seréis cuando los hombres
B o n if a c io , que a grandes rasgos hemos
por mi causa os maldijeren y os persi­
delineado. En el pedestal de la estatua
guieren y dijeren con mentira toda cla­
que el año 1842 fue erigida en el Mo­
nasterio de Fulda y representa al após­ se de mal contra vosotros; gozaos y
tol de Alemania, los visitantes leen esta alegraos, porque vuestra recompensa
sentencia: La palabra del Señor dura será grande en el cíelo*47).
eternamente*43). No se podía haber es­
culpido una inscripción más significa­ 35. La palabra del Señor perdurará
tiva ni más verdadera. Uno tras otro, también en las perseenclones de hoy.
55 han pasado doce siglos; diversos pue­ No es, pues, de admirar si hoy tam­
blos han trasmigrado de una a otra bién el nombre cristiano en algunas
parte; tantas vicisitudes y guerras ho­ partes es objeto de odio, si la Iglesia
rribles se han ido sucediendo; herejías en el cumplimiento de su divina mi-
(44) V e r Juan 14, 0.
(41) V e r Juan 17, 11.
(45) Juan 15, 20.
(42) V e r Juan 21, 15-17. (46) M at. 5, 10.
(4-n V e r I P e d r o 1, 25. (47) M at. 5, 11-12.
212, 36-37 E n c íc lic a “ E cclesiae F astos ” 2035

sióii en muchas partes es impedida de por la hostilidad de los enemigos de


356 diversas maneras y con diversos méto­ Dios y guíe a todos a aquella unidad
dos, si no pocos católicos se dejan de la Iglesia que fue su constante nor­
engañar por falsas doctrinas con grave ma de vivir y obrar y su deseo eficaz,
peligro de perder la salvación eterna. por el que activa y diligentemente tra­
A todos nos aliente y anime la pro­ bajó durante toda su vida.
mesa del Redentor divino: He aquí que
yo estoy con vosotros hasta el fin de 37. Bendición Apostólica. Esto es lo
los siglos3
(48) y nos alcance fuerza so­
6 que Nos pedimos en Nuestras oraciones
brenatural S a n B o n i f a c i o , quien, a
a Dios, mientras a vosotros todos, Ve­
fin de llevar el reino de Jesucristo
nerables Hermanos y a la grey confia­
entre pueblos hostiles, no rehusó su­
da a vuestros cuidados, impartimos la
frir largos trabajos, ásperos caminos
Bendición Apostólica, prenda de ce­
y la misma muerte, que afrontó con­
fiado y valiente derramando su san- lestiales dones y de Nuestra paternal
benevolencia.
gre.
Dado en Roma, junto a San Pedro,
36. Plegaria por la fidelidad de los en la fiesta de S a n B o n i f a c i o Obispo y
perseguidos. Obtenga él de Dios con Mártir, 5 de junio de 1954, año 16°
su patrocinio esta invicta fortaleza de de Nuestro Pontificado.
ánimo a aquellos sobre todo que hoy
se encuentran en graves dificultades PIO PAPA XII.
(48) M al. 28, 20.
CARTA APOSTOLICA
“QUAMQUAM, UT IAM AUGUSTINUS ADMONET”w
(25-VII-1954)

EN EL 169 CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE SAN AGUSTIN


A los amados hijos Fernando Urquía, Abad General de la Congregación Late-
ranense del Santísimo Salvador; Gebardo Koberger, Abad General de la Congre­
gación de Canónigos Lateranenses de Austria; Angelino Lovey, Abad Prepósito
de la Congregación de los Santos Nicolás y Bernardo de Monte Jove; Luis Haller,
Obispo Tit. de Belén, Moderador supremo de la Congregación Suiza de St. Mauri-
ce de Agaune; Engelberto Eberhard, Prior General de los Agustinos Recoletos;
Raimundo G. M. del Santísimo Sacramento} Prior Gral. de los Agustinos Descalzos.

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

iAS 1. Dos frutos del centenario: aprecio fesan pertenecer a su descendencia


46 de la doctrina y de la virtud del Santo. espiritual.
513 Aunque, como ya advierte A g u s t í n ^**1) ,
la Iglesia no acostumbra celebrar el 2. El hijo de lágrimas y preces, se
nacimiento mortal de los Santos — ex­ vuelve santo y maestro de la doctrina.
ceptuados la Santísima Virgen y el Después que, por las lágrimas y preces
Precursor de N. S. J e s u c r i s t o — sin de su piadosísima madre, consejero y
embargo, la excelsa santidad del Obispo protector A m b r o s i o , atraído por la
de Hipona S a n A g u s t í n y los fulgores gracia divina, había sido llamado a la
de su saber divino y humanos son integridad y unidad de la fe católica,
tales, que no es posible pasar en silen­ anduvo tan rápidamente por la vía de
cio su día natal que este año cumple el la perfección evangélica y por el ca­
décimo sexto siglo. Deseamos y con­ mino de todas las disciplinas, que
fiamos que de vuestra determinación atrajo sobre sí la admiración y estima
514 de conmemorar este evento con las de todos. Los Pontífices Romanos le
correspondientes celebraciones se ob­ ensalzaron con alabanzas sumas; los
tendrán dos frutos saludables: que sea grandes Concilios de la Iglesia, antiguos
colocada en un plano más luminoso la y modernos, usaron sus palabras para
doctrina de S a n A g u s t í n , quien, con declarar y asegurar los dogmas de la
acérrima perspicacia y agudísima argu­ Religión católica; los Santos Padres y
mentación, no sólo descubrió, deshizo los Doctores, al defender la verdad
y dispersó todos los errores de su cristiana, se acogieron a sus escritos,
época, sino que también proporcionó extrayendo de ellos sentencias eficací­
inmejorables medios para redargüir y simas y sapientísimas. Y, por citar
rechazar las falacias de nuestro tiempo; algunos ejemplos, J e r ó n i m o le califica
y que su eximia virtud y encendida acti­ de esta manera: Tú eres celebrado en
vidad apostólica sean ejemplo para el mundo. Los católicos te veneran y
todos, en primer lugar para aquellos te proclaman como el restaurador de la
que, ligados por los santos votos, pro- antigua fe y, lo que es señal de mayor
( * ) A . A . S. 46 (1954) 513-517.
(1 ) V e r S. A g u s tín , S e r m o 287, 1 (M ig u e P .L . 1320); S e r m o 310, 1 (M ig n e P .L . 38, c o l. 1412-1113).
38, c o l. 1301); S e r m o 292, 1 (M ig n c P .L . 38, c o l.

— 2036 —
21¿V 3-4 E n c íc lic a “ Q u am qu am u t ia m ” 2037

gloria, todos los herejes te detestan(2)3 .


4 Parece como si les dirigiese las pala­
En nuestros días Nuestro Predecesor de bras que un tiempo dirigía al pueblo a
p í a memoria L e ó n XIII, al tratar d e él encomendado: Mientras se vive aquí
los Santos Padres que ilustraron la abajo, hermanos míos, es así: nosotros
Iglesia con sus doctrinas, así escribe: que somos ya viejos en esta batalla,
...parece que a todos arrebató la palma tenemos menos enemigos, pero todavía
Agustín, aquel genio poderoso que, pe­ los tenemos... La batalla de los jóvenes
netrado a fondo de todas las ciencias es más áspera, nosotros la conocemos,
divinas y humanas, combatió gallarda­ hemos pasado por ella... Mientras lle­
mente todos los errores de su época váis ese cuerpo mortal, combate contra
con gran fe y no menos doctrina. ¿Qué vosotros el pecado, pero que no os
punto de la filosofía no ha tocado? domine. ¿Qué quiere decir que no os
Mejor dicho ¿en cuál no ha profundi­ domine? Que no se debe obedecer a
zado, lo mismo al explicar a los fieles sus deseos. Si empezáis a obedeecrle,
los más altos misterios de la fe que al él domina. Y ¿qué significa obedecer,
defenderlos contra los rudos ataques sino prestar vuestros miembros al pe­
de los adversarios?... ¿Cuánto no escri­ cado como instrumentos de iniqui­
bió sutilísimamente acerca de los ánge­ dad? ...No quieras prestar tus miem­
les, del alma, de la mente humana, de bros al pecado como instrumento de
la voluntad y del libre albedrío, de la iniquidad^.
Religión y de la vida bienaventurada, Aquellos que, traídos antes por los
del tiempo y de la eternidad, de la na­ encantos de los pecados se encontra­
turaleza misma de los cuerpos muda­ ban como encadenados, al conseguir
bles? <■*). finalmente romper los vínculos, pue­
Nuestro inmediato antecesor de me­ den repetir, dirigiéndose a Dios humil­
moria imperecedera, Pío XI, con oca­ demente, estas bellísimas palabras de
sión del décimo quinto centenario de A g u s t í n : Y así Vos siempre estabais
la muerte del Obispo de Hipona, pu­ junto a mí castigándome misericor­
blicó una Encíclica exaltando la suma diosamente y rociando de amarguísimos
sabiduría de A g u s t í n , sus grandes mé- sinsabores todos mis placeres ilícitos,
5 ritos y gestas, al que por la fuerza de para que así buscase el goco sin con­
su agudísimo ingenio, como él escribe, trariedad y no pudiera encontrarlo fue­
por la amplitud y profundidad de sus ra de Vos ¡oh S e ñ o r il. Y la tan cono­
conocimientos, por la santidad llevada cida frase: Nos hiciste, Señor, para ti,
a üñ grado tan sublime, por la invicta y nuestro corazón está inquieto hasta
defensa de la verdad católica, casi nin­ que descanse en ti^7K
guno o muy pocos hay que puedan
comparársele, desde el principio del 4. Los que vagan por el error con
mundo hasta nuestros días^K hambre de verdad. Ni es menos útil
meditar con ánimo atento los escritos
3. Leer sus escritos y rezar con él. del Obispo de Hipona para aquellos
Si para todos es útilísimo meditar la que vagan por los caminos del error
vidá de S a n A g u s t í n y leer con fre­ lejos de la doctrina católica, pero tie­
cuencia sus escritos, creemos que es nen hambre y sed de la verdad. A todos
particularmente oportuno para aque­ éstos les consuela A g u s t í n con aquellas
llos que j^acen míseramente atados por amantísimas palabras: Ensáñense con­
el pecado, y desean con vehemencia tra vosotros los que no saben con cuán­
verse librados finalmente del mismo.2 4 ta fatiga se descubre la verdad y con
3
(2) S. Jerónimo, Epístola 195 (Migne P.L. 33, A. A. S. 22 (1930) 233; en esta Colección: Encícl.
rol. 891) CSEL 57, 215, 6s. 150, 28, pág. 1230, 2? col.
(5) S. Agustín, Sermo 128, cap. 9-10, n. 11-12
(3) León XIII, Encíclica Aetcrni Patris, 4-VIII- (Migne P.L. 38, col. 719).
1879; Acta Leonis XIII, vol. 1, pág. 270; A. S. S. (6) S. Agustín, Confessiones, lib. II, c. 2, n. 4
11 (1878/79) 3G9; en esta Colección: Encícl. 33, 8, (Migne P.L. 32, col. 676-677; CSEL 33, p. 31, 33).
pág. 237, 2? col. (7) S. Agustín, Confessiones, lib. I, c. 1, n. 1
(4) Pío XI, Encíclica Ad salutem, 20-1V-1930; (Migne P.L. 32, col. 6661; CSEL 33, p. 18).
2038 E n cíclicas del PP . P ío X II (1954) 213» 5-0

qué dificultades se evitan los errores... en forma espontánea y con agrado en


pero yo, que, después de un largo y el único rebaño de Jesucristo.
tremendo esfuerzo pude, llegar al cono­ Si para los errantes y para los que
cimiento de aquella verdad que se per­ se encuentran atados por los lazos de
cibe sin mezcla de vanas fábulas... que las culpas es A g u s t í n un excelente
finalmente todas esas fantasías, que os maestro y exhortador, para aquellos
tienen agarrados y maniatados por una que, como vosotros, tienden con pron­
larga costumbre, busqué con curiosi­ to y estudioso ánimo a la perfección
dad, escuché con atención y creí teme­ evangélica de la vida, el Obispo de
rariamente... no puedo ensañarme con­ Hipona se presenta como el ejemplar
516 tra vosotros(8)9. Y con benevolencia
0
1 al que hay que imitar férvidamente.
suma y caridad les exhorta a que diri­ No bien, abandonados los derroteros
jan el ánimo confiado a Aquel, de del error y del pecado, se situó en el
quien únicamente puede venir la luz a recto camino de la verdad y de la vir­
las inteligencias, y a quien pedirán la tud, corió con paso tan apresurado que
verdad rogando modestamente: Ve a llegó al ápice de la santidad y nada tan
Cristo, dice él, allí se encuentra tu fin: ardientemente deseaba como amar a
fuera de allí, el ca m in o^ . Y quien­ Dios y unirse a El estrechísimamente.
quiera abandona su principio y se ale­ Expresaba estos consejos como dados
ja de su Creador, cual río en el mar, a sí mismo: No... has sido llamado a
precipita en la malicia amargante de abrazar la tierra, sino a conseguir el
este mundo(10K En otro lugar movido cielo; no has sido llamado a la felici­
por una conmiseración profunda ha­ dad terrenal, sino a la celestial; no a
cia los que, captados por los fugaces las conquistas temporales y prosperi­
resplandores de la doctrina vacía, sola­ dad voluble y transitoria, sino a la vida
mente prestan fe a las palabras de la eterna con los ángeles^ls\ Y hace notar
humana sabiduría y no apetecen otra lo expresado con tan bellísimas. pala­
cosa, se expresa así: / Infeliz, en ver­ bras: Con el fin de ser algo, el hombre
dad, el hombre, que sabiendo todo, te se dirige a Aquel que le creó. Aleján­
ignora a ti, Dios y Señor mío: feliz, en dose se enfría; acercándose se enfervo- 517
cambio, quien te conoce a ti y a aque­ rece; alejándose se obscurece, acercán­
llas; no es más feliz por causa de dose se ilumina. De quien recibe el ser,
aquéllas, sino únicamente es feliz por en él encuentra el ser bien^14K
ti, si conociéndote, te glorifica como
Dios, te da gracias y no devanea en sus 6. Especialmente para los religiosos.
discursosín L Estas sentencias que para todos pue­
den ser saludables, lo deben ser prin­
5. El preclaro Newman y los con­ cipalmente para los que, por el tenor
sejos de Agustín. Leyendo con ánimo de vida abrazado, han de vivir de ma­
atento éstos y otros escritos del Obispo nera que, amando, rezando y obrando,
de Iiipona, principalmente los que tra­ se unan cada día más íntimamente a
tan de la universalidad o catolicidad Jesucristo y, fortificados e impulsados
de la Iglesia, de tal modo fue conm o­ por esta amistad y gracia divina, atrai­
vido aquel preclaro varón y acérrimo gan a los demás, en gran número, en
investigador de la verdad, Ií e n r y N ew - la medida de sus fuerzas, hacia El, sea
MAN(12), que rechazadas todas las opi­ con la exhortación, sea con la acción
niones prejuzgadas, con el grande y hábil y el ejemplo de la resplandecien­
sincero ánimo que poseía, se refugió8 0 te virtud propia de cada uno.
1
9
(8) S. Agustín, Contra Epist. Maniccei, que (11) S. Agustín, Confessiones, lib. V, c. 4 (Mig­
llaman fundamenti, e. 2-3, n. 2-3 (Migne P.L.. ne P.L. 32, col 708; CSF.L 33, p 93, 20).
42, col. 174-175; CSEL 25 p. 194, 13ss). (12) Ver Cardenal Henry Newman, Apología, ed
London 1890, pág. 116-117.
(9) S. Agustín, X in Epist. Joann. 5 (Migue (13) S. Agustín, Sermo 296, c. 6, n. 7 (Míghé
P.L. 35, col. 2057). P.L. 38, col. 1356).
(10) S. Agustín, Enarrationes in Ps. 113; Ser- (14) S. Agustín Enarrationes in Ps. 79, Sermo
mo 1, n. 7 (Migne P.L. 37, col. 1479). II, n. 6 (Migne P.L. 36, col. 896). . ..
213, 7 E n cíc lic a “ Q uam quam u t ia m ” 2039

A vosotros, pues, en primer lugar patrocinio y haga más copiosos conti­


ofrece A gustín la invitación y el ejem­ nuamente por la gracia divina.
plo de santidad que seguir e imitar; a
vosotros, Nos referimos, que habéis 7. Bendición Apostólica. Entre tanto
abrazado la forma de vida evangélica sea auspicio de esta divina gracia y
y común — adaptada naturalmente a prueba de Nuestra paternal benevolen­
nuestros tiempos y ajustada a las pecu­ cia la Bendición Apostólica que a vos­
liares instituciones y prescripciones de otros, amados hijos, y a todas las So­
cada una de vuestras familias religio­ ciedades Religiosas, encomendadas a
sas— que él propuso al clero de su dió­ vuestro cuidado, de todo corazón en
cesis con frutos tan ubérrimos y con el Señor damos.
normas sapientes por él dadas.
Dada en Roma, junto a San Pedro,
Sean éstos los saludables frutos, que el día 25 del mes de Julio del año
deseamos y pedimos a Dios con insis­ 1954, décimo sexto de Nuestro Pon­
tente ruego, de la celebración de este tificado.
centenario, los que el Obispo de Hipo-
na os obtenga a todos vosotros con su PÍO PAPA XII.
CONSTITUCION APOSTOLICA
“OMNIUM ECCLESIARUM SOLLICITUDO”(*>
(15-V III-1954)

CONCERNIENTE A LA MISION DE FRANCIA EN 1954.


DE LA ARQUIDIOCESIS DE SENS SEPARASE EL TERRITORIO DE LA
PARROQUIA DE “ PONTIGNY” PARA ERIGIRLO EN PRELATURA
“ NULLIUS” DE LA “ MISION”

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. La solicitud del Papa por la sal- singulares méritos que Francia había
46 vación de los paganos y de los cris- adquirido en el curso de los siglos en
567 tianos. La solicitud de todas las Igle­ el progreso de la Fe católica^1*.
sias, que Nos urge en virtud de Nues­ Esos méritos, Nos nos sentimos feli­
tro ministerio apostólico. Nos pide pro­ ces en recordarlos nuevamente durante
mover por los medios más eficaces el Año Mariano. Guando Nos pensa­
todo lo que puede contribuir a la mos en el privilegio singular de la
extensión de la Religión Católica y a Inmaculada Concepción de la Bien­
la salvación de las almas. aventurada Virgen M a r ía , en este cen­
Por lo cual, estimulados por las res­ tenario, Nuestro espíritu y Nuestro co ­
ponsabilidades de Nuestro ministerio, razón se vuelven hacia Lourdes donde,
Nos ocupamos de los países más leja­ cuatro años después de la definición
nos todavía privados de la luz del del dogma, la misma Inmaculada Vir­
Evangelio para confiarlos al cuidado gen confirmó con sus apariciones, pa­
de los misioneros, sin descuidar por labras y milagros la declaración del
eso el conjunto de las naciones cris­ Pontífice supremo.
tianas, esforzándonos por el contrario
para que en ellas permanezca íntegra 3. La inquietud por los desvíos pa­
y sin daño la profesión de la fe cris­ sados y presentes. Y, sin embargo,
tiana. Nuestra inquietud es profunda cuando
Nos reflexionamos en ciertas circuns­
2. Amor del Papa a Francia y Lour­tancias que afectan a la Religión en
des. Entre esas naciones, Nos es grato Francia, circunstancias que, ya en el
nombrar hoy a Francia a causa de su pasado, habían conmovido profunda­
nobleza y del afecto profundísimo que mente a Nuestros predecesores. Baste,
sentimos por esta Hija primogénita de a este propósito, recordar el nombre
la Iglesia: cuando no habíamos todavía inmortal de L eón XIII y el de Pío X
sido elevados al supremo Pontificado, a quien, con tanta alegría y los aplau­
en un discurso pronunciado durante sos del mundo católico, Nos hemos ins­
una solemne legación, celebramos los cripto en el catálogo de los santos.
(* ) A. A. S. 46 (1954) 567-574. Pío XII promulgó el 15 ele agosto de 1954 la Constitución Apostólica
Omnium Ecclesiarum, que transcribimos a continuación, por la cual la Misión de Francia, después de
un período de experiencia y de preparación, recibe un estatuto definitivo, siéndole reconocido el ca­
rácter de diócesis de prelatura nullius, con su propio Seminario y facultad para incardinar y ordenar
a sus propios sacerdotes.
[1] El Papa hace alusión al discurso que pro- inauguración de la basílica de Santa Teresita de
nunció en Notre-Dame de París el 13 de julio de Lisieux.
1937 en calidad de Legado a las ceremonias de

— 2040 —
21.4, 4-7 C o n s t . A post . “ O mnium ecclesiarum ” 2041

568 En varios de los más célebres docu­ de faltar en Francia los hombres que,
mentos, esos Pontífices supremos han a ejemplo de los apóstoles, ocupados
alabado abundantemente al clero fran­ en la oración y en el ministerio de la
cés por su competencia y su celo, sobre palabra, se consagren enteramente a la
todo en los momentos en que grandes perfección de los santos y a la edifi­
dificultades abrumaban a la Iglesia y cación del Cuerpo de Cristo. Pero son
en que ella se sentía afligida por in­ demasiado poco numerosos, lo sabéis
justas angustias. bien, para recorrer todas las parro­
quias e instaurar en ellas las reglas del
4. Las orientaciones doctrinales de Evangelio. Por lo cual Nos querríamos
los Sumos Pontífices en el pasado in­ todavía recomendar con instancia a
mediato. Para que la perseverancia y vuestra actividad pastoral que cada
el coraje en la defensa de los derechos diócesis posea, regularmente instituida
de la Iglesia no disminuyan de ninguna y provista como conviene de todos los
manera y para que los fieles no se recursos de la piedad y de la doctrina,
desvíen del recto camino, los Pontífi­ la obra tan saludable y tan indispensa­
ces supremos ya citados dieron a los ble de formación y de dirección de los
Obispos de Francia consejos plenos de misioneros diocesanos. Ciertamente,
sabiduría y de gravedad, consejos que, una empresa como ésta no está exenta
en las actuales circunstancias, siguen de las dificultades debidas, sea por la
siendo de la mayor importancia. falta de sacerdotes, sea por la falta de
Nos place recordar los paternales recursos. Pero se trata, os dáis perfecta
consejos que L e ó n XIII. de feliz me­ cuenta de ello, de una obra tan útil
moria, en una carta escrita en francés, para formar las almas en la piedad
dirigió el 8 de septiembre de 1899, con que debe ser vuestra obra pred ilecta^ .2
mucha sabiduría a los sacerdotes de
Francia preocupados de los intereses 6. Se agravó el mal. Las dificultades
contemporáneos . de las circunstancias, la adversidad de
Tampoco podemos dejar pasar en los tiempos y de los hombres, la dismi­
silencio las exhortaciones que el santo nución del número de sacerdotes y otras
obispo de Roma, Pío X, animado del causas importantes y graves impidieron
profundo deseo de renovar todo en la realización, tanto como se lo hu­
Cristo, dirigía con espíritu casi profé- biera deseado, de los consejos del Pon­
tico a los arzobispos y obispos de tífice supremo.
Francia reunidos con ocasión del II Por lo cual Nos experimentamos to­
Congreso de las Misiones Diocesanas. davía hoy el dolor y el pesar de ver a
tantos hombres — y especialmente en­
5. San Pío X y los misioneros dioce­ tre los que ganan su pan cotidiano en
sanos en Francia. Nos no queremos las fábricas, los talleres y los campos—
dejar de dirigiros los alientos de Nues­ engañados por las enseñanzas de los
tro corazón paterno, persuadidos de materialistas, abandonar casi entera­
que os incitarán a redoblar el celo por mente las observancias y las costum­
una obra cuyos comienzos han sido ya bres cristianas.
iriuy fecundos para la mayor gloria de
Dios y la salvación de las almas... To­ 7. La “ Misión” debe remediarlo; la
mad pues a pecho el acrecentar el nú­ preparación de los “ misioneros” . Aho­
mero de los apóstoles destinados a este ra bien, es menester reconducir pronto
cargo, aunque ninguna parroquia de al único rebaño de Cristo a esas ovejas
vuestras diócesis sea por mucho tiem­ que se descarrían imprudentemente.
po privada de su ministerio. Nos no Ese será el trabajo principal de los
ignoramos ciertamente que está lejos2 ministros sagrados que tienen aptitudes
(2) León XIII, Encíclica Despuis le jour, 18- XIX, pág. 157. Editions de la Bonne Presse, t. VI,
¡V-1ÍS99, dirigida a los arzobispos y obispos sobre pág. 94); en esta Colección: Encícl. 82, pág. 614.
la educación del clero de Francia (Actas de S. (3) A. A. S. III (a. 1911), pág. 268. Actes de S.
$- León XIII, Edic. de la Tipografía Vaticana, t. S. Pío X, Ed. de la Bonne Presse, t. VII, pág. 68.
2042 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 214, M 0

y preparación para este ministerio de de darle una Constitución jurídica más


las misiones; que sean excelentes en la firme que responda con más precisión
ciencia como en la virtud requeridas, a las leyes y a los principios del dere­
convenientemente instruidos en los cho común sobre los cuales descansan
principios que rigen las cuestiones so­ la solidez y el progreso de todas las
ciales, principios con tanta frecuencia instituciones eclesiásticas.
y claridad enseñados por Nos como por
Nuestros predecesores y que, sobre­ 10. La elahoracióu del Estatuto y las
pasando todos los intereses terrestres, consultas de derecho. A pedido recien­
se den de todo corazón a esta alta fun­ te de Nuestros Venerables Hermanos
ción del apostolado. en el episcopado ya nombrados, tan
profundamente unidos a Nuestra per­
8. Esfuerzos de la Jerarquía y los sona y a esta Silla Apostólica, para que
nuevos métodos. Nos sabemos, cierta­ nada falte de lo que Nos podemos
mente, qué grandes cosas han realizado hacer en vista de mejor proveer a la
Nuestros Venerables Hermanos los disciplina de los clérigos y a la salva­
arzobispos y obispos de Francia, qué ción de las almas, Nos hemos confiado
pruebas han tenido que soportar y Nos este trabajo a Nuestra Sagrada Con­
conocemos su competencia pastoral: gregación Consistorial.
por lo cual aprovechamos la ocasión La proposición que nos ha hecho 570
que se Nos ofrece para felicitarlos. Nuestro Venerable Hermano A déodat
Ellos están resueltamente adheridos Jean , Su Excelencia Rvma. cardenal
a las disposiciones que siempre han re­ P ia zza , obispo de Sabina y Poggio Mir-
gido el ejercicio del santo ministerio no teto, secretario de esta Sagrada Con­
menos que a los métodos de apostolado gregación Consistorial, de erigir y de
que han sido aprobados. Sin embargo, construir la Asociación de los clérigos
se esfuerzan por poner en práctica re­ seculares que se denomina la “ Misión
medios y medios tan nuevos como de Francia” en prelatura nullius, con
adaptados y van ensayando empresas su propio territorio y su prelado Ordi­
difíciles y variadas más en relación con nario, Nos, después de madura refle­
las costumbres de la vida moderna y xión, hemos aprobado este proyecto y
las necesidades de los tiempos.9 4 ordenado realizarlo.
Por lo cual, aceptando con benevo­
9. La “ Misión de Francia” y su Cons­ lencia las solicitudes que Nos había
titución jurídica. Tales son las razones presentado Nuestro querido Hijo Aghi-
por las cuales la Asociación de cléri­ lle, Su Excelencia Rvma. cardenal
gos, llamada la “ Mission de France” , ha L iénart , obispo de Lille, presidente
sido fundada por los cardenales y arzo­ del Consejo o Comisión episcopal pro­
bispos de ese país y erigida en Francia puesto a la dirección de la “ Misión de
hace algunos años conforme a una Francia” , después de haber recibido el
fórmula que las Sagradas Congregacio­ voto favorable de Nuestro Venerable
nes Romanas, cada una según su com ­ Hermano P aul Marella , arzobispo ti­
petencia propia, han aprobado ad expe- tular de Doclée, Nuestro Nuncio en
rimentumW, acordándole a esta Misión Francia, y con el consentimiento de
el derecho de agregar clérigos y promo­ Nuestro Venerable Hermano F réderic-
verlos a las órdenes sagradas, a título E douard -C amille L amy , arzobispo de
particular de la “ Misión de Francia Sens, supliendo el consentimiento de
La experiencia ha dado sus frutos, y todas las otras personas que tuvieran
su calidad, puesta en relación con el o presumieran tener algún derecho a
poco tiempo transcurrido, prueba la intervenir en este asunto, deseando
utilidad de la Misión; pero la experien­ muy vivamente que esto sea bueno,
cia también ha sugerido la necesidad feliz y saludable, y sea provechoso para
(4) Como experimento.
214, 11-12 C o n s t . A post . “ O mnium ecclesiarum ” 2043

una diócesis, o para ser transferido de una dió­


la salud de las almas y para la “ Misión cesis a otra, que sea para siempre o para un
de Francia” , en virtud de Nuestra auto­ período renovable, tiene necesidad, según el de­
ridad apostólica, Nos decretamos y recho, del consentimiento del obispo de las dió­
cesis a donde vaya.
ordenamos lo siguiente: § 2. Todo sacerdote de la Misión puede ser se­
parado de la función propia de la que ha sido
encargado en una diócesis, conforme al canon
11. La constitución jurídica de la 454, § 5 C. I. G.
“ Misión de Francia” . VII
Todo sacerdote de la Misión, en el ejercicio del
I ministerio pastoral fuera del territorio de la Mi­
Nos sustraemos a la jurisdicción del Ordinario sión o en el ejercicio de cualquier función que le
de Sens el territorio ciue se encuentra situado en haya confiado el Ordinario de lugar, está some­
3a arquidiócesis de Sens y que constituye la pa­ tido enteramente a la autoridad de éste y no goza
rroquia denominada Pontigny, en sus límites pre­ de ninguna exención con respecto del Ordinario
sentes tales como están trazados en el plano ane­ del lugar.
xo, con su iglesia y los edificios adjacentes —en VIII
otro tiempo abadía de Pontigny, joya de la Or­
den sagrada de Citeaux, ilustre por el renombre § 1. El prelado Ordinario debe instituir un vi- 573
de sus obras y también por los ejemplos de sus cario general, pero no puede hacerlo sin la au­
santos— y Nos lo sometemos a la jurisdicción del toridad y el permiso de la Santa Sede.
prelado de la “ M is ió n de F r a n c ia ” a d nu tu m § 2. Como vicario general, es necesario elegir
Saiictse S e d is ( 5); en consecuencia, se encuentra un sacerdote libre de toda otra función.
suspendido todo poder del citado Ordinario de § 3. Al vicario general así instituido pertene­
Saens sobre este territorio, de tal manera que, cen todos los poderes propios de este cargo, se­
en adelante, la “ M is ión de F r a n c ia ” pueda ser gún las reglas del derecho común, así como los
considerada y sea como una diócesis de prelatura otros poderes que le acuerde la ley particualr
n u lliu s . de la Misión.
IT § 4. El vicario general debe tener su residen­
Lá " M isión d e F r a n c ia ” , así erigida y consti­ cia habitual en el territorio de la Misión y apli­
tuida, de conformidad con el canon 319, § 2 carse sin cesar con cuidado, en unión con el
C, I. C., es regida por las leyes del derecho ge­ prelado, a gobernar lo mejor posible la Misión,
neral, sin perjuicio de los estatutos de su propia no solamente en los límites de su territorio, sino
también en el respeto fiel de las leyes del dere­
cho común, fuera del territorio propio de la Mi­
sión, dirigiendo con atención vigilante a los
§ 1. El territorio de la Misión, en sus modestas miembros de la Misión que ejercen el ministerio
dimensiones y sus limites bien definidos, conten­ pastoral y otros cargos en las diferentes dióce­
drá la casa principal de la Misión con la iglesia sis, bajo la jurisdicción de los Ordinarios de los
y los edificios adyacentes. lugares.
572 § 2. En este territorio, la “ Misión Francesa” * IX
podrá tener, según las prescripciones de los san­
ios cánones, su Seminario o colegio, regido por El prelado Ordinario, aunque sometido a las
las reglas dictadas por la Sagrada Congregación prescripciones del canon 340 C. I. C., que lo obli­
propuesta a los Seminarios y Universidades, en ga a presentar cada cinco años al Soberano Pon­
el cual será formado en el estado clerical un tífice un informe sobre el estado de la Misión
cierto -número de jóvenes. que le es confiada, de conformidad con la fór­
mula dada por la Santa Sede, deberá redactar y
IV presentar anualmente a la Sagrada Congregación
§ 1. El prelado de la misión es nombrado e Consistorial un informe sobre el estado material
instituido por el Pontífice Romano, según el y espiritual de la Misión y sobre la observación
canon 320, § 1 C. I. C. de la disciplina eclesiástica.
§. 2. El prelado de la Misión es elegido entre X
los obispos miembros de la Comisión episcopal
de la ” Misión de Francia” , que lia sido esta­ § 1. Para que una casa de la Misión pueda ser
blecida de manera estable por la Asamblea de erigida fuera del territorio de la Misión, es ne­
los Cardenales y Arzobispos de Francia. cesario el consentimiento escrito del Ordinario
§ 3. El prelado de la Misión será presidente del lugar.
de esta Comisión episcopal. § 2. Una vez erigida, una casa de la Misión no
goza de ninguna exención con respecto al Ordi­
V nario del lugar.
§ 1. Al prelado de Ja Misión pertenece el de­ XI
recho de incardinar a sus clérigos, de confor­ En caso de vacancia de la prelatura, es el
midad con los cánones 111, § 2 y 112 C. C.C., y obispo más antiguo entre los miembros de la
con observación de las otras prescripciones del Comisión episcopal el que gobierna y administra
derecho. la Misión, investido de todos los poderes que
§ 2. A este mismo prelado pertenece también pertenecen al prelado de la Misión.
el derecho de promover a sus clérigos a las
órdenes sagradas, a título de la “ Misión de
Francia” . 12. Votos del Papa por el éxito. Des­
§ 3. El prelado de la Misión debe proveer a la pués de haber establecido estas reglas,
honesta subsistencia de cada uno de los sacerdo­
tes que haya ordenado a título de la “ Misión de teniendo siempre en vista el mayor bien
de Francia” . y esplendor de la Iglesia y pidiendo en
VI
una instante oración el auxilio de Dios
§'1. Todo sacerdote agregado a la Misión, para
poder ser enviado por el prelado de la Misión a5 Omnipotente, a fin de que cada solda-
(5) Al arbitrio de la Santa Sede. * pág. 571 es un mapa del territorio argentino
2044 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 214, •I3r.l&

do de esta milicia de Cristo, respon­ res necesarios, incluso el de subdelegar*


diendo a los votos de Nuestra esperan- a los fines de que se trata, en otro ecle­
574 za, excelente artesano de la Religión y siástico constituido en dignidad y de re­
de la piedad, sea como el fuego que solver en último recurso toda dificultad
brilla y el incienso que a rd e ^ ; y tam­ u oposición que surgiera, de cualquier
bién para que, gracias a su celo y a su manera que sea, en la ejecución de este
esfuerzo, buscando no sus propios in­ acto, con cargo de transmitir dentro ¡de
tereses, sino los de Cristo, resplandezca los seis meses a la Sagrada Congrega­
de nuevo la paz; que allí donde arrasa ción Consistorial la auténtica cróiiica
el odio, florezca la caridad social; que del cumplimiento de esta función.
allí donde mata la duda, la fe reconfor­
te, y que en fin allí donde nada se es­ 15. La vigencia. Nos queremos, ade­
pera renazca la santa esperanza. más que los ejemplares de esta Carta,
tirados aparte, aun impresos, con tal
13. Las sanciones para los que des­ que sean firmados por mano de un
obedecen. No será permitido a'ningún secretario titular y provistos del sello
hombre, en ningún tiempo y por cual­ de un eclesiástico constituido en digni­
quier razón que sea, infringir, contra­ dad, gocen del mismo crédito, sea en
decir ni oponerse de ninguna manera a justicia, sea en otra parte, que gozaría
las decisiones que en virtud de la auto­ Nuestra presente Carta si ella fuera
ridad apostólica Nos hemos decretado producida y mostrada en texto original.
en esta Carta. Si alguien, de lo que Dios Por último, Nos decidimos que la
nos preserve, osase atentar contra ello, presente Carta conserve todo su valor,
que se sepa bajo la sanción de las penas sin que pueda serle obstáculo cual­
dictadas por los santos cánones contra quier oposición, aun cuando ésta me­
los que se oponen al ejercicio de la reciera una particular y expresa aten­
jurisdicción eclesiástica.1
6
4 ción.
Dada en Roma, junto a San Pedro,
14. La ejecución. En cuanto a todo el año del Señor 1954, el día 18 de las
lo que ha sido más arriba confirmado calendas de septiembre, en la fiesta de
y establecido, Nos delegamos a Nues­ la Asunción de la Bienaventurada: Vir­
tro Venerable Hermano P a u l M a r e l l a , gen M a r í a , y el 169 año de Nuestro
arzobispo de Doclée, nuncio apostólico Pontificado.
en Francia, para asegurar su ejecución.
Nos le acordamos los oportunos pode­ PIO PAPA XII.'..
(6) Eccli. 50, 9.
2 J ! í5

C A R TA ENCICLICA “ A D SINARUM GENTEM” (*}


(7-X-1954)

SOBRE LA SITUACION RELIGIOSA DE CHINA


A los Venerables Hermanos y Amados Hijos Arzobispos, Obispos y otros
Ordinarios de lugar, al clero y al pueblo de China en paz y comunión con
la Sede Apostólica

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

In t r o d u c c ió n : Hijos, que profesáis la Religión Cató­


La Carta Apostólica anterior lica, no solamente para manifestaros
Nuestra participación en vuestras an­
AAS 1. Compasión, exhortación y espe-
47 ranza del Papa. Hace ya casi tres años gustias, sino también para exhortaros
5 enviamos la Carta Apostólica “ Cupimus paternalmente a cumplir todos los de­
imprimísH) al pueblo Chino, por Nos beres de la Religión cristiana con esa
tan amado, y en forma especial a vos­ resuelta fidelidad que a veces exige una
otros, Venerables Hermanos y Amados heroica fortaleza; y en el momento
(*) A. A. S. 47 (1955) 5-14.
(1) A. A. S. 44 (1952) 153-158. A continuación de sus sedes o se les estorba el libre ejercicio
reproduciremos el texto íntegro de esta Carta de sus funciones, como si la Iglesia no estuviera
Apostólica. al servicio de las cosas del cielo, no se cuidara
" CUPIMUS IMPRIMIS” de cultivar la virtud en las almas, de ilustrar las 154
(18-1-1952) gentes fundando escuelas, de aliviar finalmente
los sufrimientos humanos en los hospitales y de
AAS sobre la situación en China consolar a los niños y a los ancianos en asilos,
44 Pío Papa XII sino que, por el contrario, obedeciera a los inte­
Venerables Hermanos y amados hijos: salud y reses humanos y a la ambición por el poder te­
Bendición Apostólica. rreno.
153 i. El Cristianismo ha dado esplendor a la cul- 3. Su fidelidad. Por esto, si bien ya en la re­
tura china y no se opone a su idiosincrasia. De­ ciente Encíclica Eangelii prsecones, (2-VI-1951; A.
seamos ante todo manifestaros Nuestro ardiente A. S. 43 (1951) 467-528; en esta Golee.: Encícl. 200,
afecto para con todo el pueblo de China, que ya pág. 1870 ss.) hemos dirigido la palabra a todos
desde los tiempos más remotos se ha distinguido los fieles de las últimas regiones del Oriente que
por sus empresas, por su literatura y por el han sufrido y sufren precisamente porque fueron
esplendor de su civilización, y que, después de y son fidelísimos a su Religión, con todo a vos­
haber sido iluminado por la luz del Evangelio, otros de nuevo abrimos Nuestro corazón y de
la cual supera inmensamente da sabiduría de este una manera particular deseamos dirigiros la pre­
mundo, sacó de ellas riquezas mayores para su sente Carta, para consolaros, exhortaros pater­
espíritu, es decir, las virtudes cristianas que nalmente, sabiendo bien vuestras angustias, vues­
perfeccionan y consolidan las mismas virtudes tras ansiedades y vuestras adversidades. Y pues­
naturales. En realidad, la Religión Católica, como to que no Nos es menos conocido lo grande que
bien sabéis, no contradice a ninguna doctrina es vuestra firmeza en la fe y el amor ardiente
que sea verdadera, a ninguna institución pública a Cristo y a su Iglesia, damos gracias a Dios
o privada que tenga como fundamento la justicia, Padre por medio de su Unigénito Hijo y Redentor
la libertad y la caridad, sino que todo esto re­ nuestro Divino, el cual desde lo alto os ha con­
sulta realzado y perfeccionado por ella. No se cedido y os concede la energía con que sostener
opone a la índole natural de ningún pueblo, a las batallas por su gloria y la salvación de las
sus costumbres peculiares, ni a su civilización, almas.
sino que benévolamente las acoge y con ellas co­ 4. Los caiólicos oran por ellos, y el Papa los
mo con nuevos y variados adornos se embellece. exhorta. Los católicos de todas partes del mundo
2. La persecución de la Iglesia china. Por este dirigen hacia vosotros con admiración sus pen­
motivo Nos ha entristecido sumamente el saber samientos y sus afectos; vuestra fe es conocida
que entre vosotros la Iglesia Católica es conside­ en todo el mundo (Rom. 1, 8), y a vosotros tam­
rada, presentada y combatida como enemiga de bién se os puede aplicar cuanto escribe el Após­
vuestra nación, que sus Obispos y los demás mi­ tol de las Gentes: Fueron tentados, desprovistos
nistros sagrados, los religiosos y religiosas, con de lo necesario, atribulados maltratados... de
mucha frecuencia, por desgracia, o son alejados quienes no era digno el mundo (Iiebr. 11, 37-39).

— 2045 —
2046 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 215, 1

presente, Nos, juntamente con vuestras el sol ele nuevo brilla después de las
oraciones, elevamos otra vez las Nues­ tormentas y de las borrascas, así des­
tras a Dios omnipotente y Padre de las pués de tantas angustias, trastornos y
56 misericordias, con el fin de que como sufrimientos vuelvan a resplandecer
No en deshonra vuestra, por lo tanto, sino que ha tenido la posibilidad de confiar esas diócesis
en vuestra gloria cede si os ha sido otorgado no a Obispes que fuesen vuestros conciudadanos, lo
sólo creer en Cristo sino también padecer por El ha hecho de muy buen grado. Han transcurrido
(Filip. 1, 29). ya en efecto veinticinco años desde que Nuestro
Ya que se trata también de la causa de Dios Predecesor Pío XI, de feliz memoria, en su
y de su santa Iglesia, sin aterraros por nada ante gran amor hacia la Iglesia de China, consagró
vuestros enemigos (Filip. 1, 28), permaneced él mismo, en la majestad de la Basílica de San
fuertes con aquella fortaleza de ánimo que se Pedro, a los seis primeros Obispos, escogidos
apoya no sobre las fuerzas humanas sino sobre de entre vuestra gente; y Nos mismo, no de­
la gracia divina, obtenida con la plegaria. Ofre­ seando otra cosa que aumentar y hacer siempre
ced a Dios, como un suave holocausto, vuestras más duraderos los progresos de vuestra Iglesia,
angustias, vuestros dolores y vuestros sufrimien­ hace pocos años instituimos la Sagrada Jerarquía
tos, a fin de que El quiera, en su benevolencia, en China y un connacional vuestro, el primero en
conceder finalmente la tranquilidad y la libertad los anales de la historia, ha sido por Nos eleva­
a la Iglesia en China y hacer comprender a to­ do a la dignidad de la Sagrada Púrpura. Y si
dos —lo que por lo demás es más claro que la se impone a todos los Misioneros, que, abando­
luz del sol— que ella no busca las cosas terrenas nada su propia patria, han trabajado con fatigas,
sino las celestiales y se esfuerza, como deber entre vosotros, en el campo del Señor, el que
propio, por dirigir a todos sus discípulos hacia se alejen de vuestros lugares, como si fuesen no­
la patria celestial con la práctica de la virtud y civos a ellos, por esto mismo se les exige una 156
con las buenas obras. cosa no solo ingrata, sino también dañosísima
5. Los fines de la Religión y de la Iglesia; para el mismo desarrollo de vuestra Iglesia. Por
amor y no política. No faltan ciertamente —como el hecho de que los mismos no son ciudadanos
todos saben y fácilmente pueden ver— quienes de una sola nación extranjera, sino que se eligen
tratan de adueñarse del poder terreno, buscando de entre otras muchas, más aún, de entre todas
aumentarlo y dilatarlo cada día más; pero la las naciones, donde la Religión católica está flo­
Iglesia ni aspira a esto ni lo busca. Ella, por el reciente y se ha desarrollado la llama del apos­
155 contrario, se esfuerza por propagar la verdad tolado, resulta evidente que la Iglesia Católica
del Evangelio, con el cual «adorna los corazones manifiesta así la nota de su universalidad y que
de los hombres, los mejora y los hace dignos del estos heraldos del Evangelio no buscan otra cosa,
Cielo, trata de promover la concordia fraterna ni desean mayormente que escoger vuestra tierra
entre los ciudadanos, consuela y alivia, en cuanto como su segunda patria, iluminada con la luz
le es posible, a los miserables y consolida y re­ de la doctrina evangélica, introducir allí las cos­
fuerza los fundamentos mismos de la conviven­ tumbres cristianas, llevaros la ayuda sobrenatu­
cia humana con las virtudes cristianas que son ral de la caridad, y, poco a poco, aumentando
más poderosas que cualquiera otra arma. Los en medio de vosotros el número del clero indíge­
que a ella adhieren, no son inferiores a ningún na, conducirla a aquella plena madurez que haga
otro en el amor a la patria; obedecen a las au­ que no sean necesarias la ayuda y la colabora­
toridades públicas por deber de conciencia y se­ ción de los misioneros extranjeros.
gún las normas establecidas por Dios; dan a cada 7. La obra de las religiosas. No menos evidente
uno, y sobre todo a Dios, aquello que es debido. debe aparecer ante todas las personas justas que
La Iglesia no llama a sí a un solo pueblo, a una las religiosas, las cuales también en medio de
sola nación, sino que ama a todas las gentes, de vosotros, como ángeles consoladores, realizan su
cualquier raza que sean, con aquel amor sobrena­ trabajo en las escuelas, en los orfanatos, en los
tural de Cristo que necesariamente une a todos hospitales, se mueven a obrar de este modo en
con un vínculo de fraterna y mutua solidaridad. virtud de aquel amor divino por el que, renun­
Por eso nadie puede afirmar que ella esté al ciando a un matrimonio terrestre por unirse con
servicio de una determinada potencia, ni se puede el Esposo Celestial, toman como propios a vues­
pedir a la misma que, rota la unidad de la cual tros hijos, especialmente a los pobres y abando­
su Divino Fundador la ha querido adornar y, nados, y con espíritu de dulce y sobrenatural
constituidas Iglesias particulares en cada nación, maternidad, en cuanto está en su mano, los ali­
éstas se separen desdichadamente de la Sede mentan, los instruyen convenientemente y los
Apostólica, en la que P edro, Vicario de Jesucris­ educan.
to, sigue viviendo en sus sucesores hasta el fin 8. Misión divina de ¡a Iglesia y las persecucio­
de ios tiempos. Si una comunidad cristiana cual­ nes. Como bien sabéis, la Iglesia Católica hace
quiera quisiera hacer esto, perdería su vitalidad, todo esto por misión propia y en virtud del man­
como un sarmiento arrancado de la vid (ver Juan dato de su Divino Fundador, y no pide otra cosa
15, 6), y no podrá producir frutos saludables. sino la debida libertad para poder realizar en
Vosotros, Venerables Hermanos y amados hi­ todas partes sus fines en pro del bien y salvación
jos, conocéis bien todo esto y por ello oponéis la de los mismos pueblos.
firmeza de vuestra voluntad a todo género de Y si se ve atacada con falsas acusaciones, sus
insidias, aunque os las presenten de una manera Pastores y sus discípulos no deben desanimarse
engañosa, escondidas y disfrazadas bajo aparen- por ello, sino más bien apoyarse confiadamente
cias de verdad. en las promesas de Jesucristio expresadas con es­
6. El por qué de los Misioneros; el clero indí­ tas solemnes palabras: Las puertas del infierno
gena y la propia Jerarquía. No ignoráis que los no prevalecerán contra ella (Mat. 16, 18): He aquí
misioneros de las naciones extranjeras se os que yo estaré con vosotros siempre hasta la con­
mandan únicamente por este motivo para que sumación del mundo (Mat. 28, 20). Elevad por el
atiendan a las inmensas necesidades de vuestras contrario a Dios fervorosísimas oraciones por los
gentes en aquello que toca a la religión cristiana, perseguidores mismos, a fin de que El en su
y den su ayuda al clero indígena, que numérica­ bondad, con su luz y con su gracia, ilumine sus
mente no es todavía suficiente para estas mismas mentes y los mueva y dirija hacia las verdades
necesidades. Y así apenas esta Sede Apostólica celestiales. Continuad obrando así, Venerables
■215, 2-3 E n cíc lic a “ A d Sin aru m G entem ' ’ 2047

por fin sobre vuestra Iglesia la paz, la Nuestras palabras contenidas en la pre­
tranquilidad y la libertad(2). sente Carta Apostólica, no han podido
llegar a vosotros; y por ello de buena
1. Nuevas Persecuciones gana os la repetimos por medio de esta
2. En mayores persecuciones mayor Encíclica; y sabemos también, con
fidelidad de los católicos chinos. En sumo consuelo de Nuestro espíritu, que
estos últimos años, desgraciadamente, habéis perseverado en vuestro firme y
las condiciones de la Iglesia Católica santo propósito, y que ningún esfuerzo
entre vosotros no han mejorado en ha conseguido apartaros de la unidad
absoluto; es más, han aumentado las de la Iglesia; por ello Nos congratula­
acusaciones y las calumnias contra mos vivamente con vosotros y os tri­
esta Sede Apostólica y contra los que butamos la merecida alabanza.
a ella se mantienen fieles: ha sido
expulsado el Nuncio Apostólico, que 3. Nueva orientación en los nuevos
entre vosotros representaba a Nuestra peligros. Pero, como tenemos que pre­
persona; y se han intensificado las ocuparnos por la eterna salvación de
estratagemas para engañar a las per­ cada uno, no podemos ocultar la tris­
sonas menos iluminadas. teza y la angustia de Nuestra alma al
Sin embargo — como ya os había­ saber que, aun manteniéndose los ca­
mos escrito— vosotros oponéis la fir­ tólicos en su gran mayoría firmes en la
meza de vuestra voluntad a las insidias, fe, sin embargo no han faltado entre
incluso cuando se presentan con astu­ vosotros quienes, engañados en su bue­
cia, con engaño, y con falsas aparien­ na fe, o víctimas del miedo, o atraídos
cias de verdad^. Sabemos que estas por nuevas y falsas doctrinas, han
Hermanos y amados hijos, sin temor a los peli­ pués de la tempestad, así también después de
gros y a las dificultades, recordando aquella tantas angustias, trastornos y sufrimientos, con
sublime sentencia del Divino Redentor Bienaven­ la ayuda de Dios resplandecerá al fin sobre
turados los que lloran; porque ellos serán con so­ vuestra Iglesia la paz, la tranquilidad y la li­
lados. Bienaventurados los que tienen ham bre y bertad. Entretanto de la manera más intensa se
sed de justicia; porque ellos serán saciados. Bien­ unen íntimamente a vuestras plegarias, tienden
aventurados seréis cuando os insulten y persigan a conseguir del Padre de las misericordias que
y con m entira digan contra vosotros todo género todo esto se realice de la manera más rápida
de m al, p or mi. Alegraos y reg ocija os, porque y más feliz.
157 grande será en los cielos vuestra recom pensa Mat. 10. Intercesión de los m ártires y de María San­
5, 5-12). Como los Apóstoles en los primeros
tísima. Alcáncennos tales gracias aquellos Santos
tiempos de la Iglesia se fueron contentos... porque
habían sido dignos de padecer ultrajes p or el
Mártires que ya dieron ejemplo de heroísmo a
vuestros antepasados y que ahora gozan de glo­
nom bre de Jesús (Act. 5, 41), así también vos­
otros no os asustéis, sino que, puestos en el Cielo ria inmortal: os lo obtenga principalmente la
Virgen María, Madre de Dios, Reina de China,
vuestros ojos, vuestro corazón y vuestra alma,
llenaos de aquella alegría y de aquellos consue­ que vosotros amáis y veneráis con tanto amor y
piedad. Sea Ella el poderosísimo consuelo prin­
los celestiales que nacen de la buena conciencia cipalmente a todos los que se hallan en medio
y se alimentan de la firme esperanza del premio de los peligros, en angustias, en cárceles, en el
eterno.
destierro, y a aquellos especialmente que entre
Ya otras veces, a lo largo de los siglos, vuestra vosotros, habiendo constituido una pacífica aso­
Iglesia ha debido sostener crueles y acerbas per­ ciación, se han consagrado al servicio de Ella y
secuciones; vuestro suelo ha sido ya enrojecido se glorian de su nombre, les sea propicia y les
con la sangre sagrada de los mártires; y sin em­ dé fuerza, consuelo y ayuda.
bargo podéis con mucha razón aplicaros a vos­
otros mismos aquellas famosas palabras: Som os 11. Bendición A postólica. Mientras Nos eleva­
más cuantas más veces se nos siega...; semilla es mos al Cielo Nuestras oraciones e impetramos
la sangre de cristianos (Tertul., Apolog. 50; Mig- para vosotros la divina gracia, portadora de
ne, P.L. 1, 534). cristiana fortaleza, en prenda de ésta y como tes­
timonio de Nuestra benevolencia, a todos y a
0. La Iglesia vencerá. Ciertamente, como cual­ cada uno de vosotros, Venerables Hermanos, y 15S
quiera lo puede ver, todas las cosas humanas, a todos los fieles confiados a vuestros cuidados
tristes o alegres, débiles o poderosas, tarde o pastorales, de corazón impartimos la Rendición
temprano deberán desaparecer; pero la sociedad Apostólica.
que Cristo Nuestro Señor ha fundado, continúa Dado en Roma, junto a San Pedro, el 18 de
bajo la asistencia del Dios Eterno hasta el fin enero de 1952, en la fiesta de la Cátedra Romana
de los tiempos, a través de dificultades y de con­ de San Pedro, año 12 de Nuestro Pontificado.
trastes, asechanzas y triunfos, luchas y victorias, PIO PP. XII
siguiendo su camino y realizando su misión de
paz y de salvación: podrá, en efecto, ser comba­ (2) A. A. S. 44 (1952) 157. Ver en esta misma
tida, pero jamás vencida. página subtítulo 9 de la nota (1) de esta Encí­
Confiando, pues, firmemente en las divinas pro­ clica.
mesas, de ningún modo os dejéis atemorizar; de (3) A. A. S. 44 (1952) 155. Ver subtítulo 5 de la
la misma manera que el sol vuelve a brillar des- nota (1), pág. 2046.
2048 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 215, 4-6

adherido, incluso recientemente, a pe­ sea, porque en las cotidianas y largas


ligrosos movimientos que son promo­ pruebas en que os encontráis, reco­
vidos por los enemigos de toda reli­ rréis precisamente el camino justo,
gión, y especialmente de la divinamen­ cuando prestáis, como conviene a cris­
te revelada por Jesucristo. tianos, respetuoso obsequio a vuestras
Por ello la conciencia de Nuestro autoridades públicas en el campo de
deber exige que os dirijamos una vez su competencia, y, amantes de vuestra
más Nuestra palabra por medio de esta patria, estáis dispuestos al cumplimien­
Carta Encíclica, con la esperanza de to de todos vuestros deberes de ciuda­
que pueda llegar al conocimiento vues­ danos. Mas Nos es asimismo de gran
tro; sirva ella de consuelo y de aliento consuelo saber que, cuando ha llegado
para quienes constantes y fuertes per­ el momento, habéis afirmado abierta­
severan en la verdad y en la virtud; mente y aún afirmáis que en ningún
7 mientras que a los demás lleve luz y modo os es lícito alejaros de los pre­
Nuestras paternales advertencias. ceptos de la Religión católica, y que
de ningún modo podéis renegar de
II. Los católicos chinos figuran entre vuestro Creador y Redentor, por cuyo
los primeros en el amor y en la amor muchos de vosotros han afron­
fidelidad a su Patria tado tormentos y cárcel.
4. El patriotismo de los católicos III. La susodicha triple autonomía
chinos. Ante todo, dado que también 1. Sobre la “ autonomía de gobierno”
ho)r, como ocurría antiguamente, los en la Iglesia
perseguidores de los cristianos les acu­ a) El gobierno propio
san falsamente de no amar a su propia
Patria y de no ser buenos ciudadanos, 6. La Jerarquía eclesiástica propia
deseamos una vez más proclam ar^ en China: Pío XI y Pío XII. Como ya
— lo que, por lo demás, no puede dejar os hemos escrito en la precedente Car­
de ser reconocido por todo el que se ta, esta Sede Apostólica, especialmente
sienta guiado por la recta razón— que en estos últimos tiempos, con la má­
los católicos chinos no son segundos a xima solicitud ha cuidado de la recta 8
nadie en el ardiente amor y en la viva instrucción y formación del mayor
fidelidad a su nobilísima Patria. El número posible de sacerdotes y de
pueblo chino — Nos place repetir cuan­ Obispos de vuestra noble Nación. Así,
to ya habíamos escrito en alabanza en Nuestro inmediato Predecesor Pío XI
la citada Carta Apostólica— desde los de feliz memoria consagró personal­
tiempos más remotos se ha distinguido mente en la majestuosa Basílica de
entre todos los demás pueblos de Asia, San Pedro los seis primeros Obispos
por sus empresas, por su literatura, y procedentes de vuestro pueblo; y Nos
por el esplendor de su civilización; y, mismo, deseando de todo corazón el
después de haber sido iluminado por progresivo establecimiento y el conti­
la luz del Evangelio, que supera inmen­ nuo y cuotidiano desarrollo de vuestra
samente la sabiduría de este mundo, Iglesia, de buen grado hemos consti­
sacó de aquella luz mayores riquezas tuido la Sagrada Jerarquía en China;
para su espíritu, es decir, las virtudesy por vez primera en la historia hemos
cristianas que perfeccionan y conso­ conferido la dignidad de la Púrpura
lidan las mismas virtudes civiles^ . Romana a uno de vuestros ciudada­
nos^6^.
5. Su fiel cumplimiento de los debe­ Deseamos, además, que llegue lo
res ciudadanos y fidelidad a Dios. antes posible el día — y con e$e fin
Además, Nos vemos que sois dignos de dirigimos a Dios fervorosísimos votos
alabanza también por este motivo: o5 4 y suplicantes plegarias— en que, tam-
(4) A. A. S. 44 (1952) 155. Ver subtít. 5, de nota (6) A. A. S. 44 (1952) 155. Ver subtít. 6 de nota
(1), pág. 2046. (1), pág. 2946.
(5) A. A. S. 44 (1952) 153. Ver subtít. 1, de nota
O), pág. 2015.
215* 7-10 E n cíclica “ A d Sin aru m G entem ' 2049

tes, todos ellos de vuestra Nación y en esa divina voluntad los fieles se divi­
número suficiente para las necesidades, den en dos clases: clero y seglares; en
bién entre vosotros, Obispos y sacerdo- virtud de la misma voluntad está cons­
puedan gobernar la Iglesia católica en tituida la doble jerarquía sagrada, o
vuestro inmenso País, y que no sea ya sea de orden y de jurisdicción. Además
necesaria la ayuda de Misioneros ex­ — lo que del mismo modo ha sido esta­
tranjeros en el campo de vuestro apos­ blecido por disposición divina— a la
tolado. potestad de orden (en virtud de la cual
la Jerarquía eclesiástica se halla com ­
7. Defensa de los misioneros extran­ puesta de Obispos, sacerdotes y minis­
jeros y sus motivos espirituales. Pero tros) se accede recibiendo el sacramen­
la verdad y el deber de conciencia to del Orden sagrado; la potestad de
exigen que propongamos a la diligente jurisdicción, además, que al Sumo Pon­
atención de todos vosotros cuanto si­ tífice es conferida directamente por
gue: en primer lugar, estos predicado­ derecho divino, proviene a los Obispos
res del Evangelio que, después de ha­ del mismo derecho, pero solamente
ber abandonado su propia y amada mediante el Sucesor de S a n P e d r o , al
Patria, entre vosotros fecundan el cam­ cual no solamente los simples fieles,
po del Señor con sus esfuerzos y sus sino también todos los Obispos deben
sudores, no se mueven por motivos estar constantemente sujetos y ligados
terrenales, sino que no buscan más y con el homenaje de la obediencia y
nada desean más que iluminar a vues­ con el vínculo de la unidad.
tro pueblo con la luz del Cristianismo,
formarlo en costumbres cristianas, ayu­ c) Abuso del poder
darlo con la divina caridad. 9. La ingerencia estatal ilícita. Y,
por último, por la misma divina volun­
b) Autónomo no significa separado tad, el pueblo o la autoridad civil no
de Roma deben invadir el campo de los dere­
8. La unión con Boma y el gobierno chos y de la constitución de la jerar­
Jerárquico. En segundo lugar, incluso quía eclesiástica*7).
cuando el mayor número del clero chi­
no ya no tenga necesidad de la ayuda 2. Sobre la “ autonomía económica”
de los misioneros extranjeros, la Igle­ de la Iglesia china: Sostenimiento
sia Católica en vuestra Nación, como propio
en todas las demás, no podrá ser regi­ 10. La ayuda financiera es caridad
da con autonomía de gobierno, como cristiana no imperialismo político. T o­
hoy usa decirse. En efecto, también dos deben observar, además — lo que,
entonces, como bien sabéis, será abso­ por otra parte, para vosotros, Venera­
lutamente necesario que vuestra comu­ bles Hermanos y Amados Hijos, es
nidad cristiana, si quiere formar parte evidente— que Nos deseamos vivamen­
de la sociedad que ha sido divinamente te que llegue pronto el tiempo en el
fundada por nuestro Redentor, se some­ que para las necesidades de la Iglesia
ta totalmente al Sumo Pontífice, Vica- China puedan ser suficientes los medios
9 rio de Jesucristo en la tierra y con él financieros que los fieles chinos con­
estrechamente unida, por cuanto se siguen proporcionarle; sin embargo,
refiere a la fe religiosa y a la moral. como bien sabéis, los donativos reco­
Con estas palabras — conviene obser­ gidos para esto en las demás Naciones,
var— se abraza toda la vida y la obra tienen su origen en esa caridad cris­
de la Iglesia; y por lo tanto, también tiana en virtud de la cual todos los que
su constitución, su gobierno y su disci­ han sido redimidos por la sagrada san­
plina; las cuales cosas, todas dependen gre de Cristo, se hallan necesariamente
ciertamente de la voluntad de J e s u c r is ­ unidos unos a otros por una alianza
t o , fundador de la Iglesia. En virtud de fraternal y por el amor divino se sien­
(7) Ver Conc. Trid. Sess. 23, De Ordine, can. 2-7 (Denz-Umb. nr. 962-967); Conc. Vat. Sess. IV (Denz-
Umb. nrs 1825-1827); C. I. C. can. 108 y 109.

Encíclicas Pontificias 6?
2050 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 215, 11-12

ten impulsados a difundir en todas 12. La jerarquía no inventa la doc­


partes, conforme a sus fuerzas, el rei­ trina, la recibió de Cristo y debe pre­
no de nuestro Redentor. Y ello no por dicar solamente ella. A los Obispos,
fines políticos o en todo caso profanos que son los sucesores de los Apóstoles,
sino solamente para poner en práctica y a los sacerdotes, que según su propia
útilmente el precepto de la caridad, misión son los cooperadores de los
Obispos, ha sido conferido el encargo
que J e s u c r s t o ha dado a todos noso­
tros y por el que se reconocen sus ver­ de anunciar y de enseñar el Evangelio
daderos discípulos^89 que anunciaron y enseñaron los pri­
). Así han hecho
0
1
voluntariamente los cristianos de todos meros el mismo Jesús y sus Apóstoles,
los tiempos, como ya el Apóstol de las y que esta Sede Apostólica y todos los
Gentes testimoniaba de los fieles de la Obispos, a ella unidos, han conservado
Macedonia y de la Acaya, los cuales y legado inalterado, íntegro, a través
espontáneamente enviaban sus dones de los siglos. No son pues los sagrados
a los pobres de los santos que están en Pastores los inventores y compositores
J e r u s a l é n y a hacer la misma cosade este Evangelio, sino solamente cus­
el Apóstol exhortaba a sus hijos en todios autorizados y pregoneros divi­
Cristo, que vivían en Corinto y en la namente constituidos. Por lo tantÓ^Nós
Galacia*9(10). mismo, y los Obispos juntamente con
Nos, podemos y debemos repetir las
3. Sobre la íeautonomía de la ense­ palabras de J e s u c r s i t o : Mi doctrina nú
ñanza y de la predicación: Difu­ es mía, sino de Aquel que me ha én-
sión propia viado^D. Y a todos los Obispos de
11. Acomodación en el modo de todos los tiempos puede ser dirigida la
enseñar pero fidelidad en la doctrina. exhortación de S a n P a b l o : ¡Oh, Timo­
Por último, algunos de entre vosotros teo, guarda el depósito a ti confiado,
quisieran que vuestra Iglesia fuera evitando las vanidades impías y las
completamente independiente no sola­ contradicciones de la falsa ciencia
mente, como hemos dicho, en el go­ y así también estas palabras del mismo
bierno y en la parte económica, sino apóstol: Guarda el buen depósito por
que pretenden reivindicarle una auto­ la virtud del Espíritu Santo que mora
nomía incluso en la enseñanza de la en nosotros^ls\ No somos, pues, nosV
doctrina cristiana y en la sagrada pre­ otros maestros de una doctrina que
dicación. brota de mente humana, sino que con­
forme al deber de nuestra conciencia,
No negamos en absoluto que el modo tenemos que abrazar y seguir lá qué
de predicar y de enseñar haya de ser ha enseñado el mismo Cristo Señor y
diferente según los lugares y por ello que él, con mando solemne, ha orde­
deba ser conforme, cuando es posible, nado enseñar a los Apóstoles y a sus
a la naturaleza y al carácter particular Sucesores^14).
del pueblo chino, así como también a
sus antiguas costumbres tradicionales; Por lo tanto, quien es Obispó, o
es más, si ello se llega a hacer en la sacerdote de la verdadera Iglesia de
forma debida, podrán ciertamente reco­ Cristo, debe una y otra vez meditar lo
gerse entre vosotros mayores frutos. que el Apóstol P a b l o decía d e su pre­
Pero — y es absurdo solamente el dicación del Evangelio: Porque os hago
pensarlo— ¿con qué derecho pueden saber... hermanos, que el Evangelio por
los hombres jjor su propio arbitrio, Mí predicado no es del hombre; pues
diversamente según las diferentes na­ yo no lo recibí o aprendí de los hom­
ciones, interpretar el Evangelio de Je­ bres, sino por revelación de Jesu­
sucristo? cristo^15^.
(S) Ver Juan 13, 35. (12) I Tim. 6, 20.
(9) Rom. 15, 26. (13) II Tim. 1, 14.
(10) Ver I Cor. 16, 1-2. (14) Ver Mat. 28, 19-20.
(11) Juan 7, 16. (15) G álatas 1, 11-12. >:
215, 13-16 E n cíc lic a “ An Sinarum G entem ” 2051

Y además, estando Nos ciertísimo de escribimos en la recordada Carta: La


que esta doctrina (cuya integridad debe­ Iglesia Católica no llama a sí a un
mos defender, con la ayuda del Espíritu único pueblo; no a una única Nación,
Santo) ha sido divinamente revelada, sino que ama a las gentes de cualquier
repetimos, estas palabras del Apóstol de estirpe con ese amor sobrenatural de
las Gentes: Pero aunque nosotros o un Cristo que debe unir a todos entre sí
ángel del Cielo os anunciase otro Evan­ como hermanos.
gelio distinto del que os hemos anun­ Por lo tanto, nadie puede afirmar
ciado, sea anatema(16>. que esté al servicio de una potencia
determinada; del mismo modo, de ella
4. Intento de crear una “ Iglesia Na­ no puede pedirse que, rota la unidad
cional” y catolicidad y suprana­ con la que su divino Fundador quiso
cionalidad de la Iglesia distinguirla, y constituidas iglesias par­
ticulares en cada Nación, éstas se sepa­
13. “ Las tres autonomías” consti­ ren míseramente de la Sede Apostólica,
tuyen apostasía y se propagan por d o n d e P e d r o , Vicario de Jesucristo,
engaño, para formar la iglesia nacio­ continúa viviendo en sus Sucesores
nal. Podéis ver, por consiguiente, fá­ hasta la consumación de los siglos.
cilmente, Venerables Hermanos y Ama­ Si una comunidad cristiana cualquie­
dos Hijos, cómo no puede pretender ra realizara semejante cosa, se volvería
ser considerado y honrado con el nom­ árida como un sarmiento arrancado de
bre de católico quien profese o enseñe la vidW \ y no podría dar frutos salu­
diversamente de cuanto hasta aquí he­ dables^1^.
mos expuesto brevemente, como hacen
los que han adherido a esos peligrosos C o n c l u sió n :
principios en que se informa el movi­
miento de las tres autonomías o en Exhortaciones a los seducidos y a los
otros principios del mismo género. fieles
Los promotores de dichos movimien­
tos con suma astucia tratan de engañar 15. Obedecer a Dios más que a los
hombres. Exhortamos, pues, vivamen­
a almas sencillas o a los miedosos, o de
te en las visceras de Cristo1 (19), a los
8
7
1
6
apartarlos del recto camino; y con ese
fieles de los que antes Nos hemos
fin afirman falsamente que son verda­
deros patriotas únicamente los que lamentado, a volver al camino del arre­
pentimiento y de la salvación. Recuer­
adhieren a la iglesia por ellos ideada,
den que si hay que dar, cuando es
es decir, a aquella que tiene las tres
necesario, a César lo que es de César,
autonomías, Pero en realidad buscan,
en una palabra, constituir finalmente con mayor razón hay que dar a Dios lo
que es de D ío 5 (1 9 ) ; y cuando los hom­
entre vosotros una iglesia nacional; la
cual ya no podría ser católica, porque bres mandan cosas contrarias a la vo­
sería la negación de esa universalidad luntad divina, entonces es necesario
o sea catolicidad, en virtud de la cual poner en práctica la máxima del Após­
la sociedad verdaderamente fundada tol P e d r o : E s necesario obedecer a
por J e s u c r is t o se encuentra por enci­ Dios más que a los hombres(2°). Re­
ma de todas las Naciones y abraza a cuerden, además, que es imposible ser­
todas y cada una de ellas. vir a dos señores, si estos mandan
cosas opuestas entre sí(21); y también
14. La Iglesia es universal. Obede­ que es imposible a veces satisfacer a
ciéndole no se obedece a una potencia Dios y a los hombres(22K Y si en algu­
extranjera. Nos place repetir aquí las na ocasión ocurre que debe sufrir gra­
palabras que sobre la misma cuestión ves daños quien quiere permanecer fiel
(16) Gálatas 1, 8. (20) Ver Luc. 20, 25.
(17) Ver Juan 15, 6. (21) Act. 5, 29.
(18) A. A. S. 44 (1952) 155: véase subtítulo 5
(final), de la nota (1) de esta Encíclica, pág. 2046. (22) Ver Mat. 6, 24.
(19) Filip. 1, 8. (23) Ver Gal. 1, 10.
2052 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 215, 17-18

al Divino Redentor hasta la muerte, 17. Plegaria al cielo por la Iglesia


tolere esto con espíritu fuerte y se­ china. El mismo benignamente os asis­
reno (23). tirá desde el cielo con su poderosísima
ayuda, con el fin de que podáis com­
16. La fidelidad heroica es necesa­ batir el buen combate y conservar la
ria. Queremos, en cambio, repetida­ /e (27); a todos, igualmente, os asistirá
mente congratularnos con los que, so­ con su eficacísima protección la Ma^
portando penosas dificultades, se han dre de Dios, María Virgen, que es tam­
distinguido en la fidelidad a Dios y a bién la Madre amantísima de todos.
la Iglesia Católica y, por lo tanto, han Ella, Reina de la China, os defienda y
sido dignos de padecer contumelias por os ayude en modo especial en este Año
el nombre de Jesús(242 >; con ánimo pa­
5 Mariano, con el fin de que con cons­
ternal los alentamos a continuar fuer­ tancia perseveréis en vuestros propósi­
tes e intrépidos por el camino empren­ tos; que os asistan desde el Cielo los
dido, teniendo presentes las palabras Santos Mártires de la China, los cuales
de Cristo: ...No tengáis miedo a los que salieron serenos al paso de la muerte
matan el cuerpo, que al alma no pue­ por su verdadero amor a la patria te­
den matarla; temed más bien a aquel rrenal, y sobre todo por su fidelidad al
que puede perder el alma g el cuerpo Divino Redentor y a su Iglesia.
en la Gehenna... Los cabellos de vues­
tra cabeza están contados. No temáis, 18. Bendición Apostólica. Mientras
pues... Pues, a todo el que me confesare tanto, séaos auspicio de celestiales gra­
delante de los hombres, yo también le cias la Bendición Apostólica que, com o
confesaré delante de mi Padre que está testimonio de Nuestra especialísima
en los cielos; pero a todo el que me
benevolencia, impartimos con mucho
negare delante de los hombres, yo le
afecto en el Señor tanto a vosotros,
negaré también delante de mi Padre,
Venerables Hermanos y Amados Hijos,
que está en los cielos
Ciertamente, ¡oh, Venerables Her­ como a toda la queridísima Nación
manos y Amados Hijos, no es leve la China.
lucha que os es impuesta por la ley Dado en Roma, junto a San Pedro,
divina! Pero Cristo Nuestro Señor que el 7 de Octubre en la festividad del
ha declarado bienaventurados a los Smo. Rosario de la Bienaventurada
que sufren persecución por la justicia, Virgen Marta en el año 1954, 169 de
les ha mandado gozar y exultar porque Nuestro Pontificado.
abundante será en los cielos su recom­
pensa^2^. 2
5
4 PIO PAPA XII.
(24) Hechos 5, 41. (26) Ver Mat. 5, 10-12.
(25) Mat. 28. 30-33. (27) Ver II Tim. 4, 7.
CARTA ENCICLICA “AD C jELI REGINAM”(*}
(ll-X-1954)

SOBRE LA REALEZA DE LA SANTISIMA VIRGEN MARIA


Y LA INSTITUCION DE SU FIESTA

PIO P P. XII

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

In t r o d u c c ió n todos los que se glorían con el nom­


bre de cristianos.
AAS Las actividades mañanas de Pío XII
46 1. La devoción mariana practicada 2. Pío XII corona su actividad ma­
625 desde los primeros siglos, es hoy más riana doctrinaria estableciendo la
qne nunca necesaria. Desde los pri­ fiesta de la realeza de María. Nos es
meros siglos de la Iglesia Católica, el grato y útil recordar, cómo Nos mismo,
pueblo cristiano ha venido elevando el día primero de noviembre del Año
fervientes oraciones e himnos de ala­ Santo de 1950, ante inmensa muche­
banza y devoción a la Reina del Cielo, dumbre de Cardenales, Obispos, Sa­
ya en circunstancias de alegría ya, cerdotes y fieles cristianos, venidos de
sobre todo, en tiempos de graves an­ todas las partes del mundo, proclama­
gustias y peligros; y nunca fallaron las mos el dogma de la Asunción de la
esperanzas puestas en la Madre del Beatísima Virgen M a r í a al c i e l o H ) ,
Rey Divino, J e s u c r i s t o , ni languideció donde presente en cuerpo y alma reina
jamás la fe, por la que aprendimos en unión con su Unigénito Hijo, entre
cómo la Virgen M a r í a , Madre de Dios, los coros de los Angeles y de los San­
reina con corazón materno en toda la tos. Además, con ocasión del centenario
tierra, y cómo es coronada de gloria de la definición dogmática hecha por
en la celestial bienaventuranza. Nuestro Predecesor, Pío IX, de impe­
Ante las ingentes calamidades que recedera memoria, por la que declaró
han destruido ciudades florecientes, vi­ que la excelsa Madre de Dios fue con­
llas y aldeas, aun ante Nuestros ojos, cebida sin mancha alguna de pecado
ante el doloroso espectáculo de tantos original, Nos anunciamos la celebra­
y tan grandes males morales que en ción del presente Año Mariano du­
olas torrenciales avanzan peligrosa­ rante el cual vemos con gran gozo,
mente, mientras vemos a veces vacilar cómo, no solamente en esta alma Ciu­
las bases mismas de la justicia y triun­ dad — especialmente en la Basílica Lr
far la corrupción, Nos, ante tan incier- beriana, donde muchedumbres innu­
626 to y espantoso estado de cosas, nos merables hacen patentes a la Madre
hallamos presa de sumo dolor; pero Celeste su fe y amor ardiente— , sino
por eso mismo acudimos llenos de con­ también en todas las partes del mundo,
fianza a Nuestra Reina M a r í a , mani­ la devoción hacia la Virgen Madre de
festándole no sólo Nuestros sentimien­ Dios vuelve a florecer cada día con
tos de devoción, sino también los de más vigor, mientras los principales
(*) A. A. S. 46 (1954) 625-640. Versión de la Tipografía Políglota Vaticana. Los subtítulos son de
responsabilidad de la 2? edic. (P. II.).
(1) Véase P ío X I I , Constitución Apostólica M u - (2) Véase P í o X I I , Encíclica F u lg e n s C o r o n a ,
n ific e n tis s im u s D eu s, 1?-XI-1950, A. A. S. 42 (1950) 8-IX-1953; A. A. S. 45 (1953) 577 s.; en esta Co-
753 s.; en esta Colección: Encícl. 196, pág. 1835 s. lección: Encícl. 210, pág. 1989-2005.
— 2053 —
2054 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 216, 3-5

Santuarios de María han acogido y para hacer más ferviente su devoción


acogen aún imponentes peregrinacio­ en las almas no sin provecho espiritual
nes de fervientes cristianos. de las mismas.
Todos saben también, como Nos,
cuantas veces se Nos ha ofrecido algu­ I
na oportunidad, esto es, cuando hemos La tradición acerca de la Realeza
podido dirigir la palabra a Nuestros de María
hijos venidos a visitarnos, o cuando
hemos dirigido mensajes aun a pueblos 4. La fe del pueblo cristiano basado
lejanos por medio de la radio, no he­ en la Biblia. Con razón creyó siempre
mos dejado de exhortar a todos a amar el pueblo cristiano, aun en los siglos
a nuestra benignísima y potentísima pasados, que Aquella de quien nació
Madre con amor tierno y ferviente co­ el Hijo del Altísimo, que reinará en la
mo conviene a hijos. Y a este propósito casa de Jacob para siempre*5), que
recordamos particularmente el radio- será Príncipe de Paz*6), Rey de reyes
mensaje que dirigimos a la Nación Por­ y Señor de los que dom in an ^, recibió
tuguesa en la coronación de la mila­ singularísimos privilegios de gracia por
grosa imagen de la Virgen de Fáti- encima de toda otra criatura. Conside­
627 ma *3), llamado por Nos mismo el rando luego los íntimos vínculos que
Radiomensaje de la Realeza de Ma ­ unen a la Madre con el Hijo, atribuyó
ría *4). fácilmente a la Madre de Dios una
Por eso, como coronando todas estas preeminencia regia sobre todas las
muestras de Nuestra piedad mariana, cosas.
a la que el pueblo cristiano ha corres­
pondido con tanto entusiasmo, para 5. Los antiguos escritores y Padres
clausurar útil y felizmente el Año Ma­ de la Iglesia. Se comprende así fácil­
riano, que ya toca a su término, y para mente cóm o ya los antiguos escritores
satisfacer a las insistentes súplicas quede la Iglesia, apoyándose en las pala- 628
Nos han venido de todos los pueblos, bras del A rcángel S an Gabriel, que
hemos decretado instituir la fiesta li­ predijo el reino eterno del Hijo de Ma ­
túrgica de la Santísima Virgen María ría *8), y las de S anta Isabel, que se
Reina. inclinó ante ella llamándola Madre de
mi Señor*9), quisieron significar, por
3. No se trata de una nueva verdad, el hecho de llamar a María Madre del
sino de la exposición de una realidad Rey y Madre del Señor, que de la
antigua. No queremos con esto pro­ realeza del Hijo hizo refluir sobre la
poner a la fe del pueblo cristiano Madre una singular prerrogativa y
ninguna nueva verdad, ya que el título preeminencia.
mismo y los argumentos en que se Por eso S an Efrén, con férvida ins­
apoya la dignidad regia de María , piración poética, hace hablar a María
han sido en realidad magníficamente de este modo: El cielo me sostenga con
expuestos en todas las épocas, y se sus abrazos, porque soy más honrada
encuentran en los documentos antiguos que él mismo. Pues el cielo fue tan
de la Iglesia y en los libros de la sólo tu trono, no tu madre. Ahora bien,
sagrada Liturgia. ¡cuánto más digna de honor y venera­
Nos place, sí, recogerlos todos en la ción es la Madre del Rey, que no su
presente Encíclica, para renovar las frono/*10). Y en otra parte invoca de
alabanzas de nuestra celestial Madre y esta manera a María : ...Virgen Augus-
(3) Véase P ío X I I , Radiomensaje a Portugal (6) Isaías 9, 6.
se ja o S e n h o r , 13-V-1946, A. A. S. 38
B e n d ito (7) Apocalipsis 19, 16.
(1946) 264-267. (8) Véase Lucas 1, 32-33.
(4) Véase P ío X I I , Radiomensaje de la Rea­
leza de María, L’Osservatore Romano del 19-V- (9) S. Lucas 1, 43.
1946. (10) San E fr é n , H im n o s de B. M a ría , ed. Th. 3.
(5) Lucas 1, 32. Lamy, t. II, Malinas, 1886, Himno 19, p. 624.
216, 5 E n cíc lic a “ A d caeli R egjnam ” 2055

ta y Patrona, Reina, Señora, protégeme por gracia de la santa y consustancial


bajo tus alas, guárdame, para que no Trinidad y por intercesión de Nuestra
se alegre contra mí Satanás, que siem­ Señora de la Santa y gloriosa Virgen
bra ruinas, ni triunfe de mí el maligno Madre de D iW 17)*.
enemigo*n L Un autor de esa misma época, se
San Gregorio Nací anceno llama a dirige con solemnidad a la Bienaven­
María : Madre del Rey de todo el uni­ turada Virgen que está sentada a la
verso, Madre Virgen que dio a luz al diestra de Dios, para que ruegue por
Rey de todo el mundo^1 12\ mientras
1 nosotros, saludándola con estas pala­
P rudencio nos habla de la Madre, que bras: Señora de los mortales, Santísima
se maravilla de haber engendrado a Madre de Dios^18*K
Dios, sí en cuanto hombre, pero tam­ Repetidas veces San Andrés Creten­
bién en cuanto Rey Sumo*131 ).
5
4 se atribuye a la Virgen María la digni­
La dignidad regia de la Santísima dad real, como lo prueban estos pasa­
Virgen María la proclaman abierta­ jes: El mismo Dios que sin dejar de
mente cuantos la llaman Señora, Do­ serlo, se revistió de la naturaleza hu­
minadora y Reina. mana en el seno de la Virgen María,
Según una homilía atribuida a Orí­ trasporta en este día, de la morada
genes, Isabel llama a María no sólo terrenal a los cielos, a su Madre siem­
Madre de mi Señor, sino también Tú pre Virgen como Reina del linaje hu-
eres mi Señora(14>. mano^ldK Y en otra parte, dice: Es
La misma idea se deduce de un texto Reina de todos los hombres, pues lle­
de San Jerónimo, en el que expone vando con verdad tal nombre, si se
su pensamiento acerca de las varias exceptúa a sólo Dios, es más excelsa
interpretaciones del nombre de María : que todas las cosas*20).
Hay que saber que María en la lengua De igual manera, San Germán in­
siríaca significa Señora(15)1
. Del mismo
5
4 terpreta con estas palabras a la humil­
modo se expresa, después de él, San dísima Virgen: Siéntate en el trono,
Pedro Crisólogo: El nombre hebreo Señora; puesto que eres más gloriosa
de María, se traduce por “ Domina” en que todos los reyes, nada te está mejor
latín: el ángel pues le da el título de que sentarte en lugar elevado*21> y la
“ Señora” , para que se vea libre del llama, también: Señora de todos los
temor servil la Madre del Dominador, habitantes de la tierra(22>.
la cual por voluntad del Hijo tiene por San Juan Damasceno le da el nom­
nacimiento y por nombre el ser Se- bre de Reina, Dueña, Señora(23> y tam- 639^
ñora*161).
7 bién Señora de todo lo c r e a d o y un
E pifanio, Obispo de Constantinopla antiguo escritor de la Iglesia occiden­
escribe al Sumo Pontífice H ormisdas, tal la apellida Reina feliz, Reina por
que se deben elevar súplicas para que siempre cabe su Hijo Rey, cuyas cándi­
se conserve la unidad de la Iglesia: das sienes ciñe una diadema de oro*25).
(11) S an E fr é n , O r a c ió n a la S a n tís im a M a d re (18) (Deconocido autor) E n c o m iu m in D o r m í-
de D io s . Opera Omnia, Ecl. Assemani t. III (en tion e m Ssm ss. D e i p a r x ; entre las obras de S. Mo­
griego), Roma, 1747, pág. 546. desto (Migne P.G. 86, col. 3306 B).
(12) S. G r e g o r io N a c ia n c ., P o é m a ta d o g m á tic a , (19) San A n d ré s de C reta, H o m ilía II in D o r -
18, y. 58 (Migne P.G. 87, col. 485). m itio n e m S s. D e ip a r x (Migne P.G. 97, col. 1G79-B).
(13) P r u d e n c io , Dittochaeum 27 (Migne P.L. 60, (20) 5. A n d ré s de C reta, H o m ilía I I I in D o r -
col. 102 A). m itio n e m S s. D e ip a r x (Migne P.G. 97, col. 1099
(14) O r íg e n e s , H o m ilía s in S. L u c a m , Hom. 7; A ).
ed. Rauer, Origines’ Werke, t. 9, 48 (ex caleña (21) S. G erm á n , In p r x s e n t a t io n e m Ss. D e ip a r x
Macarii Chrysocephali (véase Migne P.G. 13, col. I (Migne P.G. 98, col. 303 A).
1902 D). (22) S. G erm á n , ln P r x s e n t a t io n e m S s. D e ip a r x
(15) S. J e r ó n im o , J J b e r d e n o m in ib u s h e b ra é is II (Migne P.G. 98, col. 315 C).
(Migne P.L. 23, col. 886). (23) S. Juan D a m a s c e n o , H o m ilía I in D o r m it io n .
(16) S . P e d r o C r is ó lo g o , D e A n n u n lia tio n e B M V , B M V (Migne P.G. 96, col. 719 A).
sermo 142 (Migne P.L. 52, col. 579 C; véase tam­ (24) S. Juan D a m a s c ., D e fid e o r t h o d o x a I. 4,
bién Migne 52, col. 582 B; 584 A: “Reina que fue c. 14 (Migne P.G. 44, col. 1158 B).
de toda castidad”). (25) (Entre las obras de V e n a n c io F o r t u n a t o )
(17) S . E p ifa n io , R e la tio E p ip h a n ii E p is c . C o n s - D e. la u d ibu s M a r ix (Migne P.L. 88, col. 282 B y
tan tin . (Migne P.L. 63, col. 498-D). 283 A).
2056 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 216, 6-7

6. Los teólogos y Papas. Los Teólo­ría, Reina, que constantemente hace su


gos de la Iglesia, desentrañando la oficio de ínter ce sor a ante el Rey que
doctrina contenida en estos y otros engendró. De manera semejante afirma
muchos testimonios que de antiguo nos esto B enedicto XIV en su Encíclica
ha legado la Tradición, llaman a la “ Gloriosae Dominae” , donde se habla
Santísima Virgen, Reina de todas las de María como de Reina del cielo y
cosas creadas, Reina del mundo, Se­ tierra y se asegura que el Rey Supre­
ñora del universo. mo, en cierta manera, le ha confiado
Finalmente, S an Ildefonso de To­ su propio mando^81\
ledo abarca con este saludo casi todos Por esta razón, S an A lfonso de L i -
los títulos que la honran: Oh Señora gorio, teniendo en cuenta los testimo­
mía, tú eres mi Dueña, oh Soberana nios de los siglos anteriores, piadosísr
mía, Madre de mi Señor..., Señora entre mámente escribe: Ya que María fue
las siervos, Reina entre las herma- elevada a tan excelsa dignidad de ser
nas(262K
7 Madre del Rey de los reyes, muy mere­
Los Supremos Pastores de la Iglesia cidamente la Iglesia la honra con el
han creído ser cosa propia de su cargo, título de R e in a d .
aprobar y fomentar con sus alabanzas
y exhortaciones la devoción del pueblo II
cristiano hacia la celestial Madre y La Realeza de María en la Liturgia
Reina. Así, pues, sin hacer mención de y el Arte
los documentos de Sumos Pontífices
recientes, Nos place recordar que ya 1. En la Liturgia
en el siglo séptimo, Nuestro Predecesor 7. La realeza de María en la Litur­
S an Martín I, llamó a María Nuestra gia oriental. Pero la sagrada liturgia,
gloriosa Señora, siempre Virgen(27>. Y que como fiel espejo refleja la doctrina
S an A gatón, en la epístola sinodal, di­ que nos legaron el pueblo cristiano y
rigida a los Padres del Sexto Concilio nuestros mayores a través de las eda­
Ecuménico, dijo que ella era Nuestra des, sea en Oriente sea en Occidente,
Señora, real y propiamente Madre de canta y celebra perennemente las ala­
Dios^2282
7
2
6 *K En el siglo octavo Grego­ banzas de la Reina del Cielo.
1
0
3
9
rio II, en una carta enviada al Patriar­ Desde el Oriente resuenan estas fér­
ca S an Germán, que fue leída en el vidas voces: Oh Madre de Dios, en este
Séptimo Concilio Ecuménico, con la día has sido transportada a los cielos
aclamación de todos los Padres, la lla­ en las carrozas de los Querubines; Te
maba: Señora de todos y verdadera ofrecen sus servicios los Serafines y los
Madre de Dios, y también Señora de escuadrones de las milicias celestiales
todos los cristianos(293*\
1
0 ante Tí se p rostern a n ^ .
Nos es grato recordar, asimismo, Y también: Oh justo y bienaventura­
que, cuando Nuestro Predecesor de fe­ do (J osé), puesto que eres vástago de
liz memoria, S ixto IV se refirió favora­ familia real, entre todos has sido elegi­
blemente a la doctrina de la Inmacu­ do por esposo de la Reina pura que
lada Concepción en sus Letras Apostó­ inefablemente dará a luz a Jesús
licas (<Cum praeexcelsa” (so\ sus prime­ Rey(34). Además, Cantaré un himno a
ras palabras fueron para llamar a Ma - la Reina Madre y me acercaré gozoso
(26)I ld e fo n s o d e T o le d o , D e v ir g in ila t e p e r p e ­ nse, 27-IX-1748 (ver en esta colecc. Encícl. 189
tua B M V (Migne P.L. 96, col. 58 A y D). nr. 1 p. 1789).
(27)S . M a rtín I, E p is t. X I V (Migne P.L. 87, col. (32) S. A lfo n s o d e L ig o r io , L e g lo r ie d i M a ría I,
199-200 A). cap. 1, § 1.
(28) S A g a tó n , E p is t. S in o d a l al 6? Conc. Ecu- (33) Liturgia Armenia, Fiesta de la Asunción,
incn. (Migne P.L. 87, col. 1221 A). Himno de Maitines.
(29) I ía r d o u in , A cta C o n c ilio r u m , IV, 234, 238 (34) Del “Meneon” (bizantino); D o m in ic a d e sp u é s
d e N a ta l. En el Canon, en los Maitines (“Meneon”
(Migne P.L. 89, col. 508 B). se llama un libro litúrgico oriental en que se<?ún
(30) S ix t o IV , Bula C um p r e e x c e l s a , 28-11-1476. los “ m e s e s ” , y días se hallan ordenados los him­
(31) B e n e d ic t o X IV , Bula aurea sobre los privi­ nos de las fiestas; véase nota (10b) pág. 1655 de
legios de las Congreg. marianas, G lo r ió s e D o m i - la Encíclica: O rien tcH s E c c l e s ie , 9-IV-1944.
210, 8-10 E n cíc lic a “ A d caeli R e gin am ” 2057

a celebrar sus glorias, cantando alegre de los fieles cristianos, ya desde el


sus maravillas... Oh Señora, nuestra Concilio de Efeso, representa a María
lengua es incapaz de alabarte digna­ como Reina y Emperatriz, sentada en
mente, pues Tú que engendraste a Cris­ solio real, ataviada con las insignias
to Rey, has sido elevada sobre los Se­ reales, ceñida la diadema y rodeada de
rafines... Dios te sálve, oh Reina del los Angeles y Santos del cielo, como
mundo; oh María, Reina de todos nos- quien no solamente tiene poderío sobre
otros(353*\
6 las cosas y energías de la naturaleza,
632 En el misal etiópico leemos: Oh Ma­ sino también sobre los ímpetus malig­
ría, centro de todo el mundo; eres más nos de Satanás. Y la Iconografía se ha
grande que los Querubines, dotados de visto enriquecida en todos los tiempos
muchos ojos, y que los Serafines ador­ por las obras labradas con exquisito
nados de seis alas... El cielo y la tierra arte y belleza para realzar la dignidad
están colmados de la santidad de tu regia de la Santísima Virgen; hasta el
gloria^3®). punto de que los pintores representa­
ron al divino Redentor ciñendo a su 633
8. En la Liturgia latina. A su vez la
Madre con refulgente corona.
Iglesia latina entona aquella antigua y
Los Romanos Pontífices secundando
dulcísima plegaria llamada la “ Salve
Regina” y las alegres antífonas “ Ave la piedad popular muchas veces ciñe­
Regina caelorum” , “ Regina Caeli lae- ron con diadema las imágenes de la
Madre Virgen, distinguidas por la pú­
tare” , como también las que se suelen
blica veneración, ya por sus propias
rezar en las festividades de la Santísi"
ma Virgen: A tu diestra está la Reina manos ya por medio de sus sagrados
representantes.
con vestido bordado de oro y engala­
nada con varios adornos(37*> El cielo y III
la tierra Te celebran como a Reina po­
d e r o s a ^ ; en este día la Virgen María Los argumentos teológicos
subió a los cielos: regocijaos, puesto
que reina eternamente con Cristo(39>. 1. La maternidad divina de María
A todas estas preces hay que añadir, 10. El fundamento doctrinal es l 9*la
entre otras, las Letanías Lauretanas, maternidad divina de María. Como
que diariamente invitan al pueblo cris­ hemos mencionado antes, Venerables
tiano a invocar una y otra vez a María Hermanos, el fundamento principal do­
como Reina. Ya desde hace muchos cumentado por la tradición y la sagra­
siglos acostumbran los fieles cristianos da Liturgia, en que se apoya la realeza
meditar el reinado de María , que abar­ de María es indudablemente su divina
ca el cielo y la tierra, al recordar el maternidad. Ya que se lee en la Sagra­
quinto misterio glorioso del Rosario da Escritura del Hijo, que una Virgen
de María, que merece llamarse la mís­ concebirá: Hijo del Altísimo será lla­
tica corona de la Reina de los cielos. mado y a El le dará el Señor Dios la
sede de David su padre y en la casa de
2. En el Arte Jacob reinará eternamente y su reino
9. En el arte y en las tradiciones no tendrá /ín (40), y con esto María llá­
religiosas. Finalmente el arte, basado mase “ Mater Domini” (41\ c]e donde
en principios cristianos y animado por fácilmente se deduce que Ella es tam­
su inspiración, como quiera que tra­ bién Reina, pues engendró un Hijo,
duce la sencilla y espontánea piedad que en el mismo momento de su con-
(35) Oficio del Himno “ Akátistos” en el rito (37) Breviario Romano , Versículo del responso-
bizantino. (Himno mariano alfabético de alto rio de la VI* lección en las fiestas de María; ver
vuelo poético que en la Iglesia griega se canta Salmo 44, 10.
de pie lakátistos quiere decir, no sentado; de allí (38) Himno de Laudes en la Asunción de la Vir­
su nombre]). gen.
(36) Misal Etíope, Anaphora de Nuestra Señora, (39) Al Magníficat de las 2as. vísperas de la
María Madre de Dios. (Anaphorá significa obla­ Asunción.
ción, palabra que en los ritos orientales designa
la parte principal de la misa o sea prefacio, ca­ (40) Lucas 1, 32-33.
non y oraciones de la comunión en el rito latino). (41) Madre del Señor, Lucas 1, 43.
2058 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 216, 11-12

cepción, en virtud de la unión hipostá- María reparando con sus méritos todas
tica de la humana naturaleza con el las cosas, es Madre y Señora de todo:
Verbo, era Rey, aún como hombre, y Dios es Señor de todas las cosas, por­
Señor de todas las cosas. Así que con que las ha creado en su propia natura­
razón pudo San Juan D amasceno es­ leza con su imperio, y María es Señora
cribir: Verdaderamente fue Señora de de todas las cosas porque las ha eleva­
toda criatura, cuando fue Madre del do a su dignidad original con la gracia
Creador^424) ; y de igual modo puede
3 que ella mereció^41\ En fin, como Cris­
afirmarse que el primero que anunció to por título particular de la redención
a María con palabras celestiales la es Señor nuestro y Rey, así la Bien­
regia prerrogativa fue el mismo Arcán ­ aventurada Virgen (es Señora nuestra)
gel San Gabriel. por el singular concurso prestado a
nuestra redención, suministrando su
2. La cooperación a la Redención substancia y ofreciéndola voluntaria­
mente por nosotros, deseando, pidiendo
11. 2? su cooperación a la Redencióny procurando de una manera especial
de Cristo. Con todo debe ser llamada nuestra salvación(448b
*7
5
3
4
2
Reina la Virgen María Beatísima, no
sólo por razón de su maternidad divina, 12. El razonamiento teológico de la
sino también porque por voluntad divi­ co-redenclón. De estas premisas se
na tuvo parte excelentísima en la obra puede argüir así: si María fue asociada
de nuestra eterna salvación. Dice Pío por voluntad de Dios a Cristo Jesús
XI, predecesor Nuestro de feliz memo­ principio de la salud en la obra de la
ria: ¿Qué cosa más hermosa y dulce salvación espiritual y lo fue en modo
puede acaecer que Jesucristo reine so­ semejante a aquel con que E va fue
bre nosotros no sólo por derecho de su asociada a Adán , principio de muerte,
634 filiación divina, sino también por el de así se puede afirmar que nuestra re­
Redentor? Mediten los hombres todos dención se efectuó según una cierta
olvidadizos cuánto costamos a Nuestro recapitulación(49) por la cual el género
Salvador: No habéis sido redimidos con humano, sujeto a la muerte por causa 635
oro o plata, cosas corruptibles, sino de una virgen, se salva también por
con la sangre preciosa del Cordero in­ medio de una virgen; si además se
maculado e incontaminado, C m fo (43). puede decir que esta gloriosísima Se­
Ya no somos nuestros, porque Cristo ñora fue escogida para Madre de Cris­
nos com pró(44> a gran precio<454>.
7
6 to principalmente para ser asociada a
Ahora bien en la realización de la la redención del género humano^m^
obra redentora, la Beatísima Virgen y si realmente fue Ella la que libre de
María se asoció íntimamente a Cristo toda culpa personal y original, unida
ciertamente; y con razón canta la Li­ estrechamente a su Hijo, lo ofreció en
turgia Sagrada: Estaba en pie doloroso el Gólgota al Eterno Padre, sacrifican­
junto a la Cruz de Nuestro Señor Jesu­ do de consuno el amor y los derechos
cristo Santa María Reina del cielo y maternos, cual nueva Eva, para toda
Señora del mundo(46). Así pudo escri­ la descendencia de Adán, manchada por
bir en la edad media un piadosísimo su lamentable caída<51); se podrá legí­
discípulo de San Anselmo: A s í como timamente concluir que com o Cristo,
Dios creando con su poder todas las nuevo Adán , es Rey nuestro no sólo
cosas es Padre y Señor de todo, así por ser Hijo de Dios, sino también por
(42) S. Juan fíamasc., De fíele orthodoxa, lib. (48) Francisco Suárez S.J., De musteras vd-v
IV, cap. 14 (Migne P.G. 94, col. 1158 B). Chrisli, Disput. 22, sec. II nr 4 (ed. Vives 19,
(43) I Petr. 1, 18-19. 327; BAG [Bibl. de Autores Crist.] 35, p. 603,
(44) I Corint. 6, 20. rengl. 9 de ab.; ed. 1948).
(45) Pío XI, Encíclica Quas Primas , ll-XII-1925, (49) S. Ireneo, Advers. Ilaeres, V, 19, 1 (Migne
A. A. S. 17 (1925) 599; en esta Colección: Encici. P.G. 7, col. 1175, B).
136, 9, pág. 1008. (50) Pío XI, Epist. Anspicatus profecía, 28-1-
(46) Liturgia, Tracto de la fiesta de los siete 1933, A. A. S. 25 (1933) 80.
dolores de N. Señora. (51) Pío XII, Encíclica Mijstici Cor parís, 29-VT-
(47) Eadmcro, De cxcellenlitv Yírginis Marise, 1943, A. A. S. 35 (1943) 247; en esta Colección:
cap. 11 (Migne P.L. 159, col. 508 A y B). Eiicíci. 177, 91, pág. 1622.
216, 13-14 E n cíc lic a “ A d caeli R e gin am : 2059

ser Redentor nuestro, así, con una cier­ Para facilitarnos la comprensión de
ta analogía, se puede igualmente afir­ la sublime dignidad, que la Madre de
mar que la Bienaventurada Virgen es Dios obtiene sobre todas las creaturas,
Reina, no sólo por ser Madre de Dios, podemos pensar que la Virgen Santísi­
sino también porque como nueva Eva , ma, desde el primer instante de su
fue asociada al nuevo Adán. concepción, fue colmada de una abun­
dancia de gracias superior a la de to­
3. Su sublime dignidad y plenitud dos los Santos: por lo que — como
de gracias escribió Nuestro Predecesor Pío IX, de
13. Realeza mariana en sentido aná­ feliz memoria, en una Carta Apostó­
logo pero eminente por su dignidad y lica— Dios inefable ha enriquecido con
su gracia. Ciertamente en sentido ple­ tal munificiencia a María con la abun­
no, propio y absoluto solamente J esu­ dancia de celestiales dones, sacados del
cristo, Dios y Hombre, es Rey; con tesoro de la divinidad, muy sobre los
todo también María , sea como Madre Angeles y Santos todos, que Ella com ­
de Cristo Dios, sea como asociada a la pletamente inmune de toda mancha de
obra del Divino Redentor, en la lucha pecado, bellísima y perfectísima, tiene
con los enemigos y en el triunfo obte­ tal plenitud de inocencia y santidad,
nido sobre todos, participa Ella tam­ cual no se puede concebir más grande
bién de la dignidad real aunque en después de Dios, y que fuera de Dios,
modo limitado y analógico. Precisa­ nadie podrá jamás comprender^55).
mente de esta unión con Cristo Rey
deriva en Ella tan esplendorosa subli­ A. María reina con Cristo
midad, que supera la excelencia de
todas las cosas creadas; de esta misma 14. Participación del poder y la
unión con Cristo nace aquel poder distribución de los frutos de la reden­
regio, por el que Ella puede dispensar ción. Más aún, la Bienaventurada Vir­
ios tesoros del Reino del Divino Re­ gen no ha recibido solamente el su­
dentor; en fin en la misma unión con premo grado de excelencia y perfección
Cristo tiene origen la eficacia inagota­ después de Cristo, sino también una
ble de su materna intercesión con su participación de aquel influjo, con que
Hijo y con el Padre. su Hijo y Redentor nuestro dícese con
No hay por tanto duda alguna que justicia que reina en la mente y en la
María Santísima supere en dignidad voluntad de los hombres.
a todo lo creado y tenga la primacía Si en verdad el Verbo obra ios mila­
sobre todos después de su Hijo. Tú, en gros e infunde la gracia por medio de
fin, canta S an S ofronio, has superado la humanidad, que tomó, si se sirve de
con mucho toda creatura... ¿Qué cosa los Sacramentos, y de sus Santos como
puede existir más sublime que este gozo, instrumentos para la salvación de las
oh Virgen Madre? ¿Qué cosa más su­ almas, ¿por qué no puede servirse de
blime que esta gracia, que por divina los oficios y de la acción de su Madre
voluntad te ha cabido en suerte? (52>. Santísima en la distribución de los fru­
Y va aún más allá en sus alabanzas tos de la Redención? Con ánimo verda­
S an Germán: T u honorífica dignidad deramente materno, así habla el mismo
te coloca en puesto superior a todo lo Predecesor Nuestro Pío IX, de inmor­
creado; tu sublimidad te hace superior tal memoria, tratando el negocio de
a los á n g e le s ^ . S an J uan Damasceno nuestra salvación, Ella es solícita de
llega a escribir la siguiente expresión: todo el humano linaje, constituida por
Es infinita la diferencia entre los sier­ el Señor Reina del cielo y de la tierra,
vos de Dios y su M a d reé). 5 3
2 exaltada sobre todos los coros de los
(52) S. Sofronio, In Anmmtiationem BMV, (Mig- (54) S. Juan Damasc., Homilía 1 in dormilio­
ne P.G. 87, col. 3238 D; 3242 A). nem BMV (Migne P.G. 96, 715 A).
(53) S. Germán, Homilía II in Dormilionem (55) Pío IX, Bula Incffabilis Deus, 8-II-1851;
BMV, (Migne P.G. 98, col. 354-B). Acta Pii IX, I pág. 597-598; en esta Colección:
Encícl. 210, en Nota (1), subtít; í, pág. 1990:
2060 E n cíclicas del PP. P ío XII (1954) 216, 15-16

Angeles y sobre todos los grados de los oscura e implícitamente se contienen


Santos en el cielo, sentada a la diestra en el depósito de la fe^80K
de su Unigénito Hijo, Jesucristo, Señor
Nuestro, y con sus maternas súplicas, IV
obtiene cuanto pide, y su voz será siem­
La fiesta de María Reina
pre escuchada(56\ A este propósito,
y Consagración de Pío XTl
otro Predecesor Nuestro de feliz recor­
dación, L eón XIII, afirmó que la San­ 16. Resumen y decreto de institu­
tísima Virgen en el dispensar gracias ción y consagración al Inmaculado
se le ha concedido poder casi inmen- Corazón de María. Hemos recogido de 638
so(57); y $AN p|0 ^ añade que María los monumentos de la antigüedad cris­
desempeña este oficio como por dere­ tiana, de las oraciones de la Liturgia,
cho materno^5 58).
7
6 de la innata devoción del pueblo cris­
Gloríense, por tanto, todos los fieles tiano, de las obras de arte, de todas
cristianos, de estar bajo el poder de la partes, expresiones y acentos, según los
Madre de Dios, la cual goza de potes­ cuales la Virgen Madre de Dios está
tad regia al par que está animada de dotada de la dignidad real, y hemos
amor materno. demostrado también que las razones
sacadas por la Sagrada Teología del
tesoro de la fe divina, confirman ple­
5. Doble error que ha de evitarse
namente esta verdad. De tantos testi­
monios aportados se forma un concier­
15. Prevención contra exageracio­
to, cuyo eco llega a espacios extensísi­
nes y la estrechez en la exposición de
mos, para celebrar la suma alteza de la
esta verdad. En estas y en otras cues­ dignidad real de la Madre de Dios y de
tiones que se refieren a la Santísima los hombres, la cual ha sido exaltada
Virgen, tengan cuidado los teólogos y a los reinos celestes, por encima de los
predicadores de la palabra divina, de coros angélicos(61L
evitar ciertas desviaciones del recto ca­
Estando Nos, tras maduras y serias
mino, no sea que caigan en un doble
reflexiones, convencidos de que se sa­
error; guárdense, por una parte, de
carían grandes bienes para la Iglesia, si
exponer opiniones carentes de funda­ esta verdad sólidamente demostrada
mento y que con expresiones exagera­ resplandeciese más vivamente ante to­
das exceden los límites de la verdad, y dos, como una lámpara más luminosa
por otra parte eviten la demasiada sobre el candelabro, con Nuestra Apos­
estrechez de pensamiento, al considerar tólica Autoridad, decretamos e institui­
la singularísima, sublime y casi divina mos la fiesta de María R eina, que se
dignidad de la Madre de Dios que el ha de celebrar todos los años y en todo
D octor Angélico nos enseña a reco­ el mundo el 31 de mayo. Ordenamos
nocer por razón del bien infinito que igualmente que dicho día se renueve la
es Dios^m\ consagración del género humano al Co­
Por otra parte, en éste, como en otros razón Inmaculado de la Bienaventu­
principios de la doctrina cristiana la rada Virgen María . Y efectivamente,
norma próxima y universal para todos por este hecho hay fundadísima espe­
es el Magisterio vivo de la Iglesia, que ranza de que pueda surgir una nueva
Cristo ha constituido hasta para ilus­ era con la alegría de la paz cristiana
trar y explicar las cosas, que sólo y el triunfo de la Religión.
(56) Pío IX, Bula lneffabilis Deus, 8-XJI-1854; A. S. S. 36 (1903/04) 455; en esta Colección: Encícl.
Acta Pii IX, I pág. 618; en esta Colección: Encícl. 93, 7, pág. 711, 1? col.
210 en Nota (1) subtítulo 31, pág. 1997. (59) S. Tomás, Sum. Theol. I q. 25, a. 6, acl 4.
(57) León XIII, Encíclica Adiutricem Populi, (60) Pío XII, Encíclica Humani Generis, 12-
15-IX-1895; A. S. S. 28 (1895/96) 130; en esta Co­ VIII-1950; A. A. S. 42 (1950) 569; en esta Colecc.:
lección: Encícl. 71, 5, pág. 535. Encícl. 194, 11 pág. 1798.
(61) Del Breviario Romano, fiesta de la Asun­
(58) Pío X, Encíclica Ad dicm illum, 2-II-1904; ción de N. Señora.
2 1 6 ,17-19 E n cíc lic a “ A d caeli R egin am ;’ 2061

C o n c l u s ió n 2. La Iglesia del silencio

1. Exhortación a la devoción mañana 18. Protección de María en las per­


secuciones. En muchos países de la
17. Sugerencias prácticas para la tierra hay personas injustamente per­
devoción mariana y sus frutos. Por seguidas por la profesión cristiana de
eso, pues, procuren acercarse, con ma­ su fe y privadas de los derechos huma­
yor confianza que antes, todos cuantos nos y divinos de la libertad. Para alejar
acuden al trono de gracia y de miseri­ estos males, de nada han valido hasta
cordia de nuestra Reina y Madre para ahora ni justificadas demandas ni re*
pedirle socorro en las adversidades, luz petidas protestas. Que la poderosa Se­
en las tinieblas, alivio en los dolores y ñora de las cosas y los tiempos, la que
penas; y lo que vale más, que todos se sabe aplacar las violencias con su pie
esfuercen por librarse de la esclavitud virginal, vuelva a estos hijos inocentes
del pecado para poder rendir un vasa­ y atormentados esos sus ojos de mise­
llaje constante, perfumado con la devo­ ricordia, que en su mirar irradian la
ción de hijos, al cetro real de tan gran calma y disipan los nubarrones y las
Madre. Frecuente sus templos la mu­ tempestades, y que además les conceda
chedumbre de fieles para celebrar sus gozar cuanto antes de la debida liber­
fiestas, tengan todos en sus manos el tad para poder practicar abiertamente
Rosario cuando para cantar sus glorias sus deberes religiosos. De este modo,
se reúnan en pequeños grupos o en sirviendo a la causa del Evangelio, po­
grandes masas en la Iglesia, en las drán también con su cordial coopera­
casas, en los hospitales, en las cárceles. ción y con sus egregias virtudes, que
639 Téngase en grande honor el nombre de tan ejemplarmente brillan en medio de
M a r í a , más dulce que e l néctar más las asperezas, ayudar a la consolida­
precioso que las perlas; que ninguno ción y progreso de la ciudad terrena.
ose proferir impías blasfemias, señales
de alma corrompida, contra este Nom­ 3. María Reina y medianera de Paz
bre adornado de tanta majestad y ve­
nerable por la gracia maternal; ni si­ 19. Para conservar la paz. Creemos
quiera se atreva a faltar en modo algu­ también que esta fiesta, instituida con
no al respeto hacia él. esta Carta Encíclica, para que todos
Todos se esfuercen en imitar con reconozcan más claramente y honren
atento y diligente cuidado, en sus pro­ con más cuidado el clemente y mater­
pias costumbres y en su propia alma, no imperio de la Madre de Dios, con­
las grandes virtudes de la Celestial tribuirá mucho para que se conserve,
Reina y Madre nuestra amantisima. se consolide y se haga duradera la
De ahí vendrá como consecuencia paz de los pueblos, amenazada casi a
que los cristianos, venerando e imi­ diario con acontecimientos plenos de
tando a tan gran Reina y Madre, ansiedad. ¿No es Ella el Arco Iris^pues­
se sientan verdaderamente hermanos to sobre las nubes hacia Dios como 640
y despreciando las envidias y los des­ señal de pacífica alianza?(62K Contem­
mesurados deseos de riquezas, promue­ pla el arco iris y bendice al que lo hizo:
van el amor social, respeten los dere­ es muy hermoso su resplandor; ciñe
chos de los pobres y amen la paz. el cielo con el cerco glorioso de sus
Ninguno, pues, se tenga por hijo de vivos colores; las manos del Altísimo
M a r í a , digno de ser recibido bajo su son las que lo han form ado<63). De
potentísima tutela, si a ejemplo suyo, modo que el que honra a la Señora
no se muestra dulce, justo y casto, con­ de los cielos y de los mortales — y
tribuyendo con amor a la verdadera nadie se tenga exento de este tributo
fraternidad, no hiriendo ni dañando, de reconocimiento y de amor— invó-
sino ayudando y confortando. quela como Reina muy excelsa, media-
(62) Véase Génesis 9, 13. (63) Eclesiástico 43, 12-13.
2062 E n cíclicas del P P . P ío X II (1954) 216, 26

dora de paz, respete y defienda la el odio, y nos muestre a todos nosotros


paz, que no es lo mismo que injusticia después de este destierro a Jesús, que
impune, ni licencia desenfrenada, sino será nuestra paz y nuestro gozo perpe­
más bien, concordia bien ordenada ba­ tuamente, a vosotros, Venerables Her­
jo el signo y mando de la voluntad de manos, y a vuestros fieles, impartimos
Dios; a fomentar y hacer crecer tal de corazón la Apostólica Bendición, co ­
concordia Nos impulsan las maternas mo prenda de la ayuda divina y testi­
exhortaciones y órdenes de la Virgen monio de Nuestro amort64].
María.
Dado en Roma, junto a San Pedro,
20. Deseos finales y Bendición Apos­en la fiesta de la Maternidad de la
tólica. Deseando ardientemente que Virgen M a r í a , el día 11 de Octubre de
la Reina y Madre del pueblo cristiano 1954, 169 de Nuestro Pontificado.
acoja estos Nuestros deseos, y alegre
con su paz las tierras sacudidas por PIO PAPA XII.
[64] Pío XII pronunció en la fiesta de los corazones y los toca en su profunda, esencia,
todos
los Santos (1?-XI-1954) que seguía a la procla­ en aquello que tienen de espiritual y de inmortal.
mación de la Fiesta María Reina la alocución: 3. Fundamento de su poder es la maternidad
Le testimoníame di omaggio (A. A. S. 46 [1954] divina. Los orígenes de las glorias de María, el
662-666), en que resume las principales ideas que momento cumbre que ilumina toda su persona y
lo movieron a ella y dirige a “ María Reina y su misión, es aquel en que, llena de gracia, diri­
Señora del cielos y tierra” una sentida plegaria. gió al Arcángel Gabriel el Fiat, que manifestaba
Reproduciremos a continuación el texto íntegro, su consentimiento a la divina disposición; de tal
en la versión de la Oficina de Prensa del Vati- forma Ella se convertía en Madre de Dios y
AAS cano. Reina, y recibía el oficio real de velar por la
LA ALOCUCION unidad y la paz del género humano. Por Ella
46 l. No es una novedad, s;no antigua doctrina, tenemos la firme confianza de que la humanidad
662 remedio de males. Los testimonios de homenaje se encaminará poco a poco en esta vía dé sal­
y devoción hacia la Madre de Dios, que el univer­ vación; Ella guiará los jefes de las naciones y
so católico ha multiplicado en los pasados meses, los corazones de los pueblos hacia la concordia
han probado espléndidamente, tanto en las ma­ y la caridad.
nifestaciones públicas, cómo en las más modestas 4. Revestida del poder real nos aguda. ¿Qué
acciones de la piedad privada, su amor a la podrían hacer por consiguiente los cristianos en
Virgen María y la fe en sus incomparables pri­ la hora presente, en la que la unidad y la paz
vilegios. Pero con el fin de coronar todas estas del mundo, y aún las fuentes mismas de la vida
manifestaciones con una solemnidad particular­ están en peligro, sino volver la mirada hacia
mente significativa del Año Mariano, hemos que­ Aquella que aparece ante ellos revestida del po­
rido instituir y celebrar la Fiesta de la Realeza der real? De la misma forma que Ella envolvió
de María. en su manto al divino Niño, primogénito de to­
Ninguno de vosotros, queridos hijos e hijas, das las criaturas y de toda la creación (oer Co-
se maravillará ni pensará que se haya tratado losenses 1, 15), dígnese ahora proteger á : todos
de decretar a la Virgen un nuevo título. ¿No los hombres y a todos los pueblos con su: vigi­
repiten acaso los fieles cristianos desde hace sig­ lante ternura; dígnese, como Sede de la Sabidu­
los en las Letanías Lauretanas las invocaciones ría, hacer que refulja la verdad de las palabras
que saludan a María con el nombre de Reina? inspiradas, que la Iglesia aplica a Ella: Por mí
Y el rezo del Santo Rosario proponiendo para la reinan los reges g los jueces administran la jus­
piadosa meditación la memoria de los gozos, ticia; por mí mandan los principes g gobiernan
de los dolores y de las glorias de la Madre de los soberanos de la tierra” (Proverbios, .8, 15^16;
Dios, ¿no termina acaso con el recuerdo radiante Brev. in Comm. Fest. B. Marine Virg., 1. Nocí.
de María recibida en el cielo por su Hijo y Lect. i). Si el mundo en la actualidad lucha sin
adornada por El con regia corona? tregua por conquistar su unidad, por asegurar
No lia : sido por consiguiente nuestra intención la paz, la invocación del reino de María es, por
introducir una novedad, sino más bien hacer que encima de todos los medios terrenos y de todos
brille ante los ojos del mundo, en las circuns­ los designios humanos deficientes siempre de al­
tancias presentes, una verdad apta para procurar gún modo, la voz de la fe y de la esperanza cris­
remedio a sus males, para librarlo de sus angus­ tiana, sólida y segura de las promesas divinas y
tias y dirigirlo hacia el camino de la salvación, de las ayudas inagotables que este imperio de
que ól ansiosamente busca. María ha difundido para la salvación de la huma­
2. No es concepto político sino ullraterreno pe­ nidad.
ro real. Menos aún que la de su Hijo, la realeza 5. Otros beneficios, especialmente lá decisión
de María no debe concebirse como analógica con cristiana. Sin embargo Nos esperamos también
las realidades de la vida política moderna. Las de la inagotable bondad de la beatísima Virgen,
maravillas del cielo no se pueden representar que hoy invocamos como la real Madre del Señor,
sin duda sino mediante las palabras y expresio­ otros beneficios no menos preciosos. Ella debe
nes, aunque imperfectas, del lenguaje humano; no solamente aniquilar los tétricos planes, y las
pero esto no significa en manera alguna que, inicuas obras de los enemigos de una humanidad
para honrar a María, se deba dar adhesión a una unida y cristiana, sino que ha dé comunicar
determinada forma de gobierno o a una particu­ igualmente a los hombres de hoy algo, .de su, .es­
lar estructura política. La realeza de María es píritu. Con esto nos referimos a la voluntad'‘ va­
una realeza ultraterrena, la cual sin embargo, liente e incluso audaz, que, en las circunstancias
663 al mismo tiempo, penetra hasta lo más íntimo de difíciles, de frente a los peligros y bbátácutós,
216, 20 E n cíc lic a “ A d caeli K e gin am ” 2063

sabe tomar sin vacilar las resoluciones que se 8. Plegaria de Pió XII a María Reina. Así pues
imponen, y procurar su ejecución con una ener­ ejerce María su realeza: acogiendo nuestros ho­
gía indefectible, de forma que arrastre detrás de menajes y no desdeñando de escuchar incluso
sus huellas a los débiles, a los cansados, a los las más humildes e imperfectas plegarias. Por
664 que dudan, a los que ya no creen en la justicia esto, deseosos como estamos de interpretar los
y en la nobleza de la causa que deben defender. sentimientos de todo el pueblo cristiano, Nos di­
¿Quien no ve en qué grado ha actuado María en rigimos a la bienaventurada Virgen esta ferviente
sí misma este espíritu y ha merecido las ala­ súplica:
banzas debidas a la “ Mujer fuerte” ? Su Magní­ “ Desde lo hondo de esta tierra de lágrimas, en
ficat, este cántico de alegría y de confianza in­ que la. humanidad dolorida se arrastra trabajo­
vencible en la potencia divina, con la cual Ella samente; en medio de las olas de este nuestro
comienza a realizar las obras, la llena de santa mar perennemente agitado por los vientos de las
audacia, de una fuerza desconocida a la natura­ pasiones; elevamos los ojos a vos, oh María
leza. amadísima, para reanimarnos contemplando vues­
; 6. Con audacia sacudan el abatimiento los di­ tra gloria, y para saludaros como Reina y Se­
rigentes y gobernantes. ¡Cómo querríamos que to­ ñora de los cielos y de la tierra, como Reina y
dos aquellos que hoy tienen la responsabilidad Señora nuestra.
de los asuntos públicos imitasen este luminoso Con legítimo orgullo de hijos queremos exaltar
ejemplo de sentimiento real! Por el contrario esta vuestra realeza y reconocerla como debida
¿no se nota acaso también alguna vez en sus filas por la excelencia suma de todo vuestro ser, dul­
una especie de cansancio, de resignación, de pa­ císima. y verdadera Madre de Aquel, que es Rey
sividad, que les impide afrontar con firmeza y por derecho propio, por herencia y por conquista,
perseverancia los arduos problemas del momento Reinad, Madre y Señora, señalándonos el camino
presente? Algunos de ellos ¿no dejan acaso que de la santidad, dirigiéndonos, a fin de que nunca
a veces los acontecimientos corran a merced de nos apartemos de él.
la corriente, en vez de dominarlos con una acción Lo mismo que ejercéis en lo alto del Cielo
sana y constructiva? vuestra primacía sobre las milicias angélicas, que
¿No urge por consiguiente movilizar todas las os aclaman por Soberana suya, sobre las legio­
fuerzas vivas ahora en reserva, estimular a aque­ nes de los Santos, que se deleitan con la con­
llos que no tienen aún plena conciencia de la pe­ templación de vuestra fúlgida belleza: así tam­
ligrosa depresión psicológica en que han caído? bién reinad sobre todo el género humano, par­
Si la realeza de María tiene un símbolo muy ticularmente abriendo las sendas de la fe a cuan­
apropiado en la acies ordinata, en el ejército or­ tos todavía no conocen a vuestro Hijo divino.
denado para la batalla (Off. in Assumptione Reinad sobre la Iglesia, que profesa y celebra
R. M. V. en varios lugares), nadie querrá por ello vuestro suave dominio y acude a vos como a re­
pensar ciertamente en ninguna intención beli­ fugio seguro en medio de las adversidades de
cosa, sino únicamente en la fuerza de ánimo nuestros tiempos. Mas reinad especialmente sobre
que admiramos en grado heroico en la Virgen, aquella parle de la Iglesia que está perseguida y
y que procede de la conciencia de obrar pode­ oprimida, dándole fortaleza para soportar las
rosamente por el orden de Dios en el mundo. contrariedades, constancia para no ceder a injus­
Ojalá que nuestra invocación a la realeza de tas presiones; luz para no caer en las asechan­
la Madre de Dios pueda obtener para los hom­ zas del enemigo; firmeza para resistir a los ata­
bres conscientes de su responsabilidades la gra­ ques manifiestos y en todo momento fidelidad
cia de vencer el abatimiento y la indolencia eu inquebrantable a vuestro Reino.
un momento en que nadie puede permitirse un Reinad sobre ¡as inteligencias, a fin de que
instante de descanso cuando en tantas regiones busquen solamente la verdad; sobre las volunta­
la justa libertad está oprimida, la verdad ofus­ des, a fin de que persigan solamente el bien; so­
cada por los ardides de una propaganda enga­ bre los corazones a fin de que amen únicamente
ñadora y las fuerzas del mal como desencade­ lo que vos misma amáis.
nadas sobre la tierra! Reinad sobre los individuos y sobre las familias, 666
7. Derrama sus bendiciones sobre todo el pueblo. al igual que sobre las sociedades y naciones; so­
Si la realeza de María puede sugerir a los con­ bre las asambleas de los poderosos, sobre los
ductores de las naciones actitudes y consejos que consejos de los sabios, lo mismo que sobre las
corresponden a las exigencias de la hora presen­ sencillas aspiraciones de los humildes.
te, Ella no cesa de derramar sobre todos los Reinad en las calles y en las plazas, en ¡as
pueblos de la tierra y sobre todas las clases so­ ciudades y en las aldeas, en los valles y en las
ciales. la abundancia de sus gracias. Después del montañas, en el aire, en la tierra y en el mar;
atroz espectáculo de la Pasión al pie de la Cruz, Y acoged la piadosa plegaria de cuantos saben
en el que había ofrecido el más duro de los sa­ que vuestro reino es reino de misericordia, donde
crificios que se pueden pedir a una madre, Ella toda súplica encuentra acogida, todo dolor con­
continuó difundiendo sobre los primeros cris­ suelo, toda desgracia alivio, toda enfermedad
tianos sus hijos adoptivos, sus cuidados mater­ salud, y donde, como a una simple señal de
nales. Reina más que ninguna otra jjor la ele­ vuestras suavísimas manos, de la muerte misma
vación de su alma y por la excelencia de los brota alegre la vida.
dones divinos, Ella no cesa de conceder todos los Obtenednos que quienes ahora os aclaman en
tesoros de su afecto y de sus dulces premuras a todas partes del mundo y os reconocen como
la. mísera ¡humanidad. Lejos de estar fundado Reina y Señora, puedan un día en el cielo gozar
sobre las exigencias de sus derechos y de un al- de la plenitud ele vuestro Reino en la visión
665 tivo dominio, el reino de María no tiene más de vuestro Hijo divino, el cual con el Padre y
que una aspiración: la plena entrega de sí en su el Espíritu Santo vive y reina por los siglos ríe
más ¡.alia y total generosidad. los siglos. Así sea” .
'SML'W

CARTA APOSTOLICA “AD ECCLESIAM CH RISTF^


(29-VI-1955)

A Nuestro Venerable Hermano Adeodato Giovanni Piazza, Cardenal de la Santa


Romana Iglesia, Obispo de Sabina y Poggio Mirteto, Secretario de la Sagrada
Congregación Consistorial, Presidente de la “ Conferencia General del Episcopado
Latino -Americano5’.

LOS OBISPOS LATINO-AMERICANOS Y LA INSUFICIENCIA


DE VOCACIONES SACERDOTALES

P I O PP. X I I
Venerable Hermano Nuestro, Salud y Bendición Apostólica

iAS 1. A m or del Papa a la América La- Si a Nos, a quien por celestial desig­
47 tina Católica. A la Iglesia de Cristo, nio fue encomendado regir el entero
539 que vive en los países de América La­ rebaño de Cristo, corresponde la coti­
tina, tan ilustres por su devoción a la diana y solícita cura de todas las Igle­
Religión, por luz de civilización, y por sias, es muy natural que Nuestras mi­
las esperanzas que ofrecen de un por- radas se dirijan con particular insis­
510 venir de mayor grandeza, se dirige con tencia hacia los numerosos fieles que
vigilancia igual al amor Nuestro pen­ viven en ese continente. Ellos, en efec­
samiento. to, unidos y hermanados — no obstan-
(*) A. A. S. 47 (1955)) 539-544. Versión castellana de “ L'Osservatore Romano” , edición argentina, Ano
4^, N. 197, Buenos Aires, 4-VIII-1955. Por su importancia práctica y por tratar de asuntos latino-ame­
ricanos incorporamos la presente Carta Apostólica a esta Colección.
Después de concluido el 36 Congreso Eucarístico Internacional celebrado del 17-24 de julio de 1955
en Río dé Janeiro, se congregó en la iglesia de la Calendaría de la Capital brasileña, para la lectura
de ella y se inauguró la Primera Conferencia General del Episcopado Latino-Americano; y bajo la pre­
sidencia del Cardenal Adeodato G Piazza, estudió el casi centenar de representantes episcopales de
más de 30Ó diócesis y circunscripciones eclesiásticas latino-americanas los problemas relacionados con
el clero, la misión sacerdotal y las cuestiones del apostolado religioso; y luego fue creado la Comisión
Episcopal (permanente) de la América Latina (Celam) con sede actual en Bogotá (Colombia). (P. H.).
Pío X íl, siete años antes de la presente Carta Apostólica había escrito a los Cardenales, Arzobispos y
Obispo del Brasil la Epístola Apostólica: “ Volvidos cinco anos” , 23-IV-1947 sobre el oportuno fomento
y el recto cuidado de las vocaciones sacerdotales en que destaca sobre todo la fundación y ampliación
de los Seminarios o Proseminarios, el Papel de la Obra Pontificia en favor de las Vocaciones Sacer­
dotales, la disciplina interna en los Seminaristas y el amor a Cristo en la obra del apostolado. (A. A. S.
39 [1947] 285-289).
AAS Por dirigirse a nuestro continente y reflejar su ambiente y necesidades la reproduciremos a conti­
nuación íntegramente; se publicó en portugués.3 9
39 1. La preocupación anterior del Episcopado brasileño por las vocaciones sacerdotales. Pasados cinco*
años después del mensaje que Nos os dirigimos en ocasión de vuestro Congreso Eucarístico volvemos
285 a hablaros a vosotros, Venerables Hermanos, movido por la misma solicitud universal de todas las
iglesias (II Corint. 11, 28), que Nos llevó entonces a participar de aquella extraordinaria manifestación
de la fe. Cuando todo el mundo ardía en el furor de una guerra sin igual, vosotros os reuníais en
torno a la Hostia sacrosanta entre los esplendores de uno de los más memorables Congresos^Enicarís-
ticos llevados a cabo en esa nobilísima Nación para lograr la vida y la paz que el mundo nó puede dar
(Juan 14, 27) pero que mana del Corazón eucarístico de Jesús. Nos espiritualmente presente en aquella
memorable jornada os hablamos a través de la Radio, alegrándonos paternalmente con vosotrois y
286 refiriéndose la recomendación del Apóstol: Mirad vuestra vocación (I Corint. 1, 26), conjurábamos la
especial vocación de vuestra gran Nación en el concierto de las grandes Naciones Católicas y decíamos
que Nos llenábamos de satisfacción al saber que uno de los fines del Congreso había sido el estudio
y la solución nráctica del urgente problema de las vocaciones sacerdotales en el Brasil (Mensaje Ra­
diofónico del 7-IX-1942; A. A. S. 34 [1942] 265 ss.).
2. Optimos frutos de esfuerzos ya hechos. Hoy Nos regocijamos con vosotros, Venerables Hermanos,
al pasar revista a los ingentes trabajos realizados en favor de los Seminarios del Brasil y de la causa
de las vocaciones en varias diócesis. Nos alegramos con vosotros por los magníficos esfuerzos de tantos
celosísimos Pastores que a costa de penosos sacrificios mantienen florecientes sus Seminarios por la.

— 2064 —
217, 2 C a r t a A post . “ A d ecclesiam C h r isti ’ 2065

te la diversidad de Patrias— por la se hallan expuestos en no pocas partes


vecindad geográfica, por los vínculos del mundo el nombre cristiano y la
de una común civilización, y sobre todo misma te en Dios.*3
7
5
4
por el gran don recibido de la verdad
evangélica, constituyen más de la cuar­ 2. Pese a ciertas vejaciones América
ta parte del orbe católico: falange mag­ Latina ha conservado la fe. Y, en ver­
nífica de los hijos de la Iglesia, agru­ dad, no es que en alguna parte de la
pación compacta de generosa fidelidad América Latina hayan faltado, incluso
a las tradiciones católicas de sus pa­ en nuestros días — y el recordarlo llena
dres. Esta visión conforta Nuestro espí­ Nuestro espíritu de profundo dolor—
ritu en medio de las amarguras de los luchas y vejaciones contra la Iglesia.
combates y de las persecuciones a que*3 7 Pero nada hasta ahora, y por ello sean
5
4
competencia de los maestros, por la vigorosa y saludable formación de los levitas: Seminarios que ya
producen óptimos frutos para la Iglesia de Dios.
3. Necesidad de un mayor número aún de vocaciones. Con todo, como en un asunto de tanta im­
portancia nunca está demás lo que hacemos, siendo necesario no detenernos; sino avanzar siempre,
Nos deseamos que se cultiven intensamente las vocaciones eclesiásticas para dotar cada día más los Se­
minarios del Brasil de muchos y escogidos jóvenes. La misma extraordinarvi extensión de vuestra in­
mensa Patria y el continuo aumento de la población, Nos hace pensar espontáneamente en la necesidad
de multiplicar el número de los obreros del Señor para que en todas partes y en todo tiempo puedan
satisfacer las exigencias espirituales de los fieles. La elección y formación es la más grave de las graví­
simas responsabilidades que sobre Nos pesa (Carta Apostólica al Episcopado de las Islas Filipinas, 18-
1-1939, A. A. S. 34 [1942] 254) y vosotros comprendéis muy fácilmente, Venerables Hermanos, el viví­
simo deseo que nutrimos a fin de que se procure reclutar y educar convenientemente el mayor número
posible de Seminaristas a fin de asegurar al Brasil en un futuro no remoto un número suficiente de bue­
nos sacerdotes. Permitidnos repetir hoy lo que ya decíamos cuando éramos aún Cardenal, hablando
a la “ Obra de Vocaciones Sacerdotales” de Roma: La Iglesia tiene necesidad de sacerdotes... ¡Oh, a
cuánta juventud, aún a cuántos espíritus vacilantes, a cuántas almas angustiadas, a cuántos infelices que
luchan con la más triste miseria material y moral sin conocer el bálsamo de la resignación, falta el
sacerdote; (Discurso pronunciado en la iglesia de la Trinidad de los Montes en Roma, el 31-1-1932 [Po-
ligl. Vaticana 1944 pág. 18 y 20]).
4. Ante todo, fundación de nuevos Seminarios g ampliación de los existentes. V como es necesario
que las vocaciones encuentren para su protección y desenvolvimiento un ambiente propicio Nos desea­
mos ardientemente que se conjuguen todos los esfuerzos para la fundación próxima de nuevos Semina- 287
rios donde aún no existen y para la ampliación de los que felizmente ya existen, ubicándolos según a
la importancia y la población de las regiones promisorias donde se encuentren.
Sin seminario propio Nos parece muy difícil que cada diócesis o prelatura pueda tener en el día
de mañana un clero diocesano radicado en la región dedicado íntegramente a la Iglesia local. Por ese
motivo sin duda, todos los Sumos Pontífices desde el Concilio de Trento han insistido tanto en la fun-
dáción de Seminarios en cada diócesis (Véase Enchiridion Clericorum, nrs. 97, 218, 254, 275, 383, 543').
5. Siquiera debe fundarse un Pro-Seminario. Y si en las actuales circunstancias no fuese posible
fundar en la diócesis o Prelatura un Seminario Menor completo, deberíamos pensar en consagrar a
ello por lo menos un Pro-Seminario o Seminario Preparatorio. Por pequeño que sea este primer ce­
náculo ha de actuar naturalmente como centro de atracción suscitando por su sola presencia, interés
y afecto en el corazón de los fieles; a él acudirán andando el tiempo nuevos y numerosos pequeños
candidatos en demanda de un providente amparo y de una inicial orientación para el llamamiento
divino que en hora feliz sentirán.
C. Fruto de la labor ya realizada y estímulo a una mayor difusión de la idea. Pero podría pensarse
que la dolorosa escasez de vocaciones no os permitiría, Venerables Hermanos, realizar tan auspicioso
deseo. ¡ En verdad, Nos no desconocemos las innumerables dificultades que hasta hoy se opusieron
a un vigoroso florecimiento de las vocaciones en el Brasil. No nos desanimemos por ello; el trabajo
constante y organizado ha de superar todos los obstáculos como nos lo atestigua la copiosa cosecha
de candidatos obtenida por el celo de infatigables Pastores y vigilantes Congregaciones Religiosas en
regiones anteriormente tenidas por ingratas y estériles. No podía ser de otro modo. Nuestro Señor que
sabe suscitar aun entre los pueblos paganos magníficos viveros de seminaristas indígenas no habrá de
olvidar paternalmente y procurar, oportunamente que no escaseen vocaciones en su Tierra de la
Santa Cruz que desde los primeros tiempos del descubrimiento y a través de toda su gloriosa Historia
no desmintió nunca los derehos de Nación genuinamente cristiana? Será, pues, necesario disponer a
los corazones para recibir el influjo de la gracia, principalmente difundiendo entre los fieles el conoci­
miento de la sublime dignidad del sacerdocio por medio de la instrucción religiosa, de las Asociacio­
nes religiosas, de la Acción Católica, de la prensa y radio a fin de que las familias aprecien la vocación
como un gran don del cielo y singular predilección de Dios y se consideren felices de poder consagrar
al Señor algunos de sus hijos. La vocación es un gran don del cielo que entra en el hogar; es una flor
brotada de la sangre del país, rociada con el bálsamo celestial, exhalando virginal perfume que ta:
familia ofrece al altar del Señor para que consume toda la vida, consagrándola a El solo y a las almas; 288
vida más bella que ésta no existe otra en este mundo (Discurso de Pío XII dirigido a los esposos en
audiencia, 25-III-1942 [Políglota Vatic. 1946, pág. 9]).
7. Papel de la Pontificia Obra de Vocaciones Sacerdotales. A este amplio trabajo de difusión de
la causa de las vocaciones mucho ha de ayudar la Pontificia Obra de Vocaciones Sacerdotales que
Nos mismo quisimos crear por el Motu Proprio “ Cuín Nobis” , del 4 de noviembre de 1941. El desen­
volvimiento de esta Obra providencial en cada diócesis os será, por cierto, Venerables Hermanos, de
decisivo auxilio para el abundante reclutamiento de seminaristas y para la obtención de mayores
206 6 E n cíclicas del P P . P ío X II (1955) 217, 3

dadas gracias a Dios, ha servido para grave y peligroso: la insuficiencia del


apagar en esas vastas regiones la luz clero.8
2
0
1
9
de salvación que emana de la Cruz de Consecuencia de causas que son bas­
Cristo, que como refulgente aurora se tante conocidas para que haya que
ha elevado en los mismos albores de recordarlas minuciosamente, esa insu­
su civilización. ficiencia fue en el siglo pasado, y por
desgracia continúa siendo aún hoy — no
3. Los graves problemas religiosos obstante los generosos esfuerzos reali­
de ella, especialmente la escasez de zados para poner remedio a ella—
clero. Sin embargo, no queremos ocul­ motivo por el que la vida católica en
tarte, Venerable Hermano Nuestro, que ese continente manifiesta deficiencias
a esta consideración Nuestra se une cada vez más gravemente peligrosas,
sin cesar una trémula ansiedad al no aun estando sin ninguna duda profun­
ver aún resueltos los graves y siempre damente arraigada en los espíritus y
crecientes problemas de la Iglesia en distinguiéndose por magníficas mani­
América Latina, especialmente el que festaciones, que han llegado a veces
con angustia y con voz de alarma es hasta el heroísmo del martirio, corona
denunciado justamente como el más*8 2 de los fuertes.
0
1
9
medios de subsistencia de los Seminarios ampliados. Es, pues, con íntimo consuelo que Nos alegra­
mos con vosotros por el incremento que, gracias a Dios, la Pontificia Obra de Vocaciones Sacerdo­
tales viene tomando en tantas diócesis, al mismo tiempo que auguramos que ella sea desarrollada
siempre más y amparada por nuestro celo pastoral.
8. El mayor número de seminaristas no perjudica, sino que permite mejor selección. Ni debéis
recelar, Venerables Hermanos, que el número crecido de alumnos venga a perjudicar de algún modo
su primorosa formación sacerdotal en los Seminarios. Por el contrario, el mismo elevado número de
•candidatos proporcionará a los Superiores particular facilidad de selección, paso primero y nece­
sario para una bien entendida educación sacerdotal.
9. Disciplina necesaria para la vida virtuosa. Mas la formación no se limitará a la elección dili­
gente de los candidatos. A través de una “ estrecha disciplina que debe ser observada en la vida del
Seminario y en la misma vida sacerdotal, pues, una justa severidad es absolutamente necesaria como
preparación y defensa de la vida pura y apostólica, especialmente en estos tiempos de vida muelle y
excesivamente libre (Carta Apostólica Con singular complacencia de Pío XI al Episcopado de las Islas
Filipinas, 18-1-1939; A. A. S. 34 [1942] 255, en esta Colección: Encícl. 172, 9 pág. 1519) se dará a los
levitas aquella preparación perfecta y completa de ciencia sólida, virtud probada y piedad profunda
que, “ Dios exige de sus ministros y el pueblo espera justamente del sacerdocio” (Carta Apostólica
Con singular de Pío XI al Episcopado de las Islas Filipinas, 18-1-1939. A. A. S. 34 [1942] 254; en esta
Colección: Encícl. 172, 7, pág. 1519), formación prudente que, apartando del Santuario toda sabiduría
vana y falaz, dé a los futuros ministros del Evangelio, en hábitos de rigurosa ortodoxia, el verdadero
sentido de la doctrina revelada de la moral y de la espiritualidad evangélicas, los haga sentir siempre
con la Iglesia, los aleje de toda novedad peligrosa y los santifique en la modestia y pureza, en la obe­
diencia y humildad, en la fe y piedad.
10. Llamado a los noveles sacerdotes a amar a Cristo como solución de los problemas. Aquí desea­
mos hacer un paternal y afectuosísimo llamado a los jóvenes sacerdotes que, apenas concluidos los
estudios en el Seminario, se abalanzan con entusiasmo al trabajo en la viña del Señor. Queremos de-
289 cirles que ciertamente pueden echar mano a todos los medios modernos del ministerio sacerdotal sobre
ciertas novedades que no constituyen la solución que debemos dar a los graves problemas de hoy.
No será, pues, la factura más moderna del traje, ni cierta desenvoltura de actitudes y modalidades,
ni cierta tendencia de conformarse con el espíritu del siglo que ha de promover los suspirados
éxitos en el apostolado sino que seguramente y siempre un intenso amor a Jesucristo, modelo sacer­
dotal ayer, hoy y mañana unido a una gran caridad y comprensión del prójimo. Como S. Pablo será
preciso hacer todo para todos (I. Corint. 9, 22). Fe y pureza, fortaleza y sacrificio, dignidad y dulzura
es lo que se requiere en el padre. El espíritu profano desagrada en el sacerdote; a unos pocos se hace
penoso; y los demás le pierden la estimación ya no le confian íntegramente. En medio de los seglares,
pero no como seglar sino como maestro espiritual; el padre debe ser como un rayo de sol que des­
ciende luminoso de lo alto sobre la tierra sin tornarse tierra, sin dejar de ser luz.
11. Recomendación a los Obispos de cuidar de los Seminaristas dándoles buenos maestros. Para que
los Seminarios, Venerables Hermanos, puedan dar a los levitas este alto grado de perfección, no Nos
parece demás repetiros las palabras de Nuestro Precedecesor: El Seminario es g debe ser objeto (máximo
de vuestras solicitudes. Dedicad a vuestro Seminario los mejores sacerdotes, y no temáis arrancarlos
de otros cargos aparentemente más relevantes pero que en realidad no tienen parangón con esta obra
capital e insustituible (Pío XH, Encíclica Ad Catholici Sacerdotii, 20-XII-1935, A. A. S. 28 (1936) 5, en
esta Colección: Encícl. 166, 57, pág. 1435-1436).
12. Invocación final y Bendición Apostólica. Invocando para la causa de las Vocaciones Sacerdo­
tales en el Brasil la mirada complaciente de la Virgen Madre Aparecida a cuyo Corazón Inmaculado
consagrasteis recientemente toda la Nación, concedemos con todo cariño y afecto a vosotros, Vene­
rables Hermanos, a vuestros sacerdotes, a vuestros Seminarios y a todos los que se dedican a la
Obra de Vocaciones Sacerdotales y a vuestra grande y querida Patria, la Bendición Apostólica.
Dado en Roma, junto a San Pedro, en la solemnidad del Patrocinio de San José, el 23 de Abril
•de 1947, año 11 de Nuestro Pontificado.
PIO PAPA XII
217, 4-8 C a r ta A post . “ A d ecclesiam C hristf 2067

4. Las consecuencias funestas de esa 7. Urgencia del rem edio. Para con­
escasez. Donde, en efecto, falta el sa­ seguir el cumplimiento de estos votos
cerdote o éste no es vaso de honor, nuestros es preciso, sin embargo, obrar
santificado idóneo para uso del Señor, con prontitud, con generoso valor, con
dispuesto para toda obra buena(1>, lle­ energía; no echando a perder preciosas
ga por necesidad a oscurecerse la luz energías, sino coordinándolas de mane­
de la verdad religiosa, pierden vigor ra que resulten casi multiplicadas; re­
las leyes y los preceptos de vida dados curriendo, si es necesario, a nuevas
por la Religión, languidece cada vez formas y nuevos métodos de apostola­
más la vida de la gracia, fácilmente se do que, aun dentro de la fidelidad a la
corrompen en la relajación e incuria tradición eclesiástica, respondan mejor
las costumbres del pueblo, y se debilita a las necesidades de los tiempos y apro­
tanto en la vida pública como en la vechen los medios del moderno pro­
privada esa saludable firmeza de pro­ greso que, si desgraciadamente a me­
pósitos, que puede manifestarse única­ nudo sirven para el mal, pueden tam­
mente cuando cada cual se atiene en bién y deben ser en manos de los bue­
todas las circunstancias a los postula­ nos, instrumento para obrar valiente­
dos del Evangelio. mente por el triunfo de la virtud y la
difusión de la verdad.
5. H oy se agudiza el problem a. Esta
insuficiencia del clero secular y regu­ 8. Estudio de m edidas com unes en
lar, que se advierte hoy más aguda y com isión episcopal. Es por ese motivo
más grave con relación a los tiempos que Nos ha parecido oportuno, reco­
pasados por la aumentada mole de los giendo además el voto que Nos pre­
problemas apostólicos de la Iglesia, sentó el Episcopado de la América
constituye un obstáculo o una rémora Latina, que la Jerarquía Latinoameri­
cana se reuniera para proceder al estu­ 542
ai menos para que los pueblos de la
América Latina, por Nos amadísimos, dio a fondo de los problemas y de los
logren en el orden religioso los progre­ medios más aptos para resolverlos con
sos que felizmente realizan en no pocos esa prontitud y plenitud que las nece­
campos. sidades exigen.
Por lo tanto, una vez que los Sagra­
6. Esperanza de m ejoram iento para dos Pastores han terminado la labor
que pueda cum plir su m isión. Nos, preparatoria de examen del estado
confiando en la protección de Dios y en actual y de meditación de los remedios,
el patrocinio de la Virgen Santísima, próximamente se reunirán en Confe­
Reina de la América Latina, no com ­ rencia General los representantes dele­
partimos los tristes presentimientos gados de las diversas Provincias Ecle­
que a algunos inspira semejante con­ siásticas y de las circunscripciones mi­
dición de cosas; es más, en Nuestro sioneras de América Latina para comu­
corazón alimentamos la esperanza de nicarse los resultados del estudio lle­
que dentro de no mucho tiempo la vado a cabo y llegar de mutuo acuer­
América Latina pueda lia’ larse en con­ do a conclusiones prácticas para un
diciones de responder, con vigoroso florecimiento más vigoroso de la vida
empeño» a la vocación apostólica que católica en todo el continente.
la divina Providencia parece haber Participando de sus preocupaciones,
asignado a ese gran continente, o sea, agudizadas en Nos por el apostólico
ocupar un lugar preeminente en la afán, tenemos la satisfacción de encon­
nobilísima misión de comunicar tam­ trarnos en tu persona, Venerable Her­
bién $ los demás pueblos, para lo fu­ mano Nuestro, presentes en su reunión,
turo, los deseados dones de la salva­ llevándoos por medio de esta Carta,
ción y de la paz. como testimonio de profundo amor,
••••'(•IfV'-1P•Timoteo 2, 21.
2068 E n cíclicas del PP. P ío XII (1955) 217, 9 4 3

Nuestros augurios y Nuestra exhorta­ Episcopal: o sea, el del estudio de las


ción. posibilidades de llamar en ayuda del
clero a los que justamente son llama­
9. Fomento de las vocaciones y su dos sus auxiliares. En primer lugar, a
debida formación. Estamos seguros de los religiosos no sacerdotes y a las
que los celosos y dignísimos Prelados, religiosas que, por su misma vocación,
fijando su atención en lo que fue pro­ son indicados como los más preciosos y
puesto a la Conferencia para su exa­ próximos colaboradores en la acción
men, dirigirán sus providencias a que apostólica; y luego, a las falanges de
en sus regiones se estimulen por los los seglares más generosos que saben
medios más idóneos y eficaces, las vo­ responder a la invitación del dueño de
luntades inclinadas al sacerdocio y al la mies evangélica, que con suave
estado religioso para que crezcan no urgencia los llama a participar, en di­
sólo en número sino que se eduquen versa manera y con diferentes trabajos,
también con solicitud y se protejan en la labor y en el premio de los obre­
con asiduo amparo; a que se formen, ros apostólicos.
en la disciplina que conviene, santos y Pensamos en verdad que mientras
para toda obra buena preparados mi­ no cese la insuficiencia del clero, entre
nistros de Dios y de la Iglesia; y a que ellos principalmente podrá encontrar
se tutele, aún en medio de los peligros la Sagrada Jerarquía la providencial e
y las tentaciones, el espíritu eclesiástico indispensable ayuda en la obra del
que debe distinguir a quien está llama­ sacerdote.
do a desempeñar el sagrado ministerio,
con el fin sobre todo de que ese espíritu 12. Mejor organización y coordina­
se alimente cada vez más, de tal modo ción. Estamos convencidos igualmente
que toda la vida del sacerdote, en la de que una aportación no pequeña a la
continua y generosa preocupación de acción de las fuerzas apostólicas en la
cultivar la piedad y de cumplir con el América Latina podrá provenir de una
cotidiano deber apostólico, se halle va­ cordial y bien organizada colaboración
cía de vanidad y abunde en plenitud. entre ellas así como del estudio de las
apropiadas formas de cura de almas
10. Colaboración del clero de otros que la experiencia demuestre más idó­
países. Ahora bien, como es de prever neas para la peculiar condición de los
que tan sólo dentro de un plazo de tiempos, y de un empleo más adecuado
tiempo no breve las vocaciones podrán de los modernos medios técnicos — co­
cubrir las necesidades en cada uno de mo la prensa y la radio— para difundir
los países, un cuidado no menos atento e inculcar más eficazmente en las al­
habrá de dedicarse al modo mejor para mas la palabra sagrada y las enseñan­
utilizar al servicio de la Iglesia en la zas de la Iglesia, maestra de verdad.
América Latina también la coope­ Así organizadas y como alineadas,
ración de clero proveniente de otras las fuerzas católicas podrán afrontar
Naciones: clero que en modo alguno con mayor energía la ardua pero tan
puede ser considerado extranjero, ya meritoria lucha en defensa del reino
que cada sacerdote católico que verda­ de Dios y por su siempre más vasta
deramente responda a su vocación se difusión.
siente cual si fuera hijo de la tierra
donde trabaja para que el Reino de 13. Los graves peligros de la maso­
Dios florezca y tome incremento. nería, sectas y laicismo. Muchos son,
desgraciadamente, los asaltos de astu­
11. Cooperación de religiosos no sa­ tos enemigos y para rechazarlos es
cerdotes y de seglares. Mas otro cam­ necesaria enérgica vigilancia: com o las
po, de no pequeña utilidad, Nos vemos insidias masónicas, la propaganda pro­
abierto a la consideración de quienes testante, las diversas formas de laicis­
tomarán parte en esta Conferencia mo, de superstición y de espiritismo
217, 14-17 C a r t a A post . “ A d ecclesiam C h r isti ” 2069

que, cuanto más grave es la ignorancia cuestión íntimamente ligada con la vida
de las cosas divinas y más adormecida religiosa.
la vida cristiana, tanto más fácilmente
se difunden, ocupando el lugar de la 16. La colaboración universal. Por
verdadera Fe y satisfaciendo engaño­ último, queremos añadir una palabra
samente las ansias del pueblo sediento sobre las posibilidades y grandes ven­
de Dios. A ellas se añaden las perver­ tajas de una más amplia y cordial cola­
sas doctrinas de los que, bajo el falso boración, a la que paternalmente invi­
pretexto de justicia social y de mejorar tamos no solamente a la Jerarquía y a
las condiciones de vida de las clases los fieles de las diversas naciones La­
más humildes, tienden a arrancar del tino-americanas, sino también a todos
alma el inestimable tesoro de la Reli­ los demás pueblos que, de un modo o
gión. de otro, pueden prestar ayuda y sostén:
esa ayuda y ese sostén que confiamos
14. Otros problemas especialmente la América Latina podrá devolver más
el de inmigración. Otros temas, ade­ adelante, grandemente multiplicados,
más, habrán de ser — por su urgen­ a la entera Iglesia de Cristo cuando
cia— tratados con la más diligente —conforme a Nuestros votos— pueda
atención en la Conferencia: vastísimo, contar felizmente con las vastas y pre­
en efecto, es el campo que se ofrece ciosas energías que casi parecen espe­
a los triunfos de la Fe Católica. rar la mano del sacerdote para dedi­
A más de los otros temas de suma carse con activo entusiasmo al servicio
importancia, estos que siguen no deben de Dios y de su Reino.
ser descuidados: América, con hospita­
laria caridad, acoge en sus vastas regio­ 17. La ayuda celestial y la Bendición
nes, ricas en minas, productos agríco­ Apostólica. Al mismo tiempo que, m o­
las y cuanto es necesario para la vida, vidos por paternal afecto, sentimos esta
a multitudes de personas a las que la consoladora esperanza de un porvenir
necesidad o la violencia aleja de su más fausto, esperanza que confiamos
Patria. La transmigración de tanta gen­ al Corazón Sacratísimo de Jesús y a
te, como fácilmente se comprende, sus­ la Inmaculada Virgen Madre de Dios,
cita muchos problemas, sobre los que Nos tenemos la satisfacción de impartir
hemos llamado la atención y dado nor­ a Ti, Venerable Hermano Nuestro, a los
mas con la Constitución Apostólica amadísimos Cardenales, Arzobispos,
Exsul F a m i l i a particularmente por Obispos y Prelados de la América La­
lo que se refiere a la asistencia espi­ tina, y ante todo a los que tomen parte
ritual a los emigrados. en la próxima Conferencia de Río de
Janeiro, con el fin de que a su empeño
15. La cuestión social. Queremos y a sus trabajos acompañen abundan­
subrayar además cuán necesario es la tísimos frutos, Nuestra Bendición Apos­
presencia maternal de la Iglesia, con tólica, que de corazón extendemos tam­
su luminosa enseñanza y con su gene­ bién a los sacerdotes, a los religiosos,
rosa actividad, en el campo social: a las religiosas y a todos los fieles de
tema éste que si en todos los pueblos la América Latina.
es merecedor de la mayor considera­ Dada en Roma junto a San Pedro,
ción, en las Naciones Latino-america­ el 29 de Junio del año 1955, 17 de
nas ofrece motivos particulares para Nuestro Pontificado.
reclamar la solicitud pastoral de la
Sagrada Jerarquía, ya que se trata de1
2 PIO PAPA XII.
12] Pío XII, Exsul Familia, l-VIII-1952; A. A. S. 44 (1952) 649-704; en esta Colección: Encícl. 206,
pág. 1924-1964.
ENCICLICA “ M U SICA S A C R ^ DISCIPLINA” 00
(25-XII-1955)

SOBRE LA MUSICA SAGRADA

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica
In t r o d u c c ió n : mente promulgadas por San Pío X en
Propósitos de esta Encíclica, inspirados aquel documento, que él mismo llamó
en deseos manifestados por los Obispos con razón código jurídico de la mú­
y los entendidos sica sagradaU), queden de nuevo con­
firmadas e inculcadas, reciban nüeva
aas i p ¡0 x i l desea dilucidar cuestio- luz y se corroboren con nuevas razo­
48 nes surgidas y responder a problemas nes. Adaptado así el arte ilustre de la
5 planteados por nuevas experiencias música sagrada a las circunstancias
pastorales y progresos de la ciencia. actuales y en cierto modo enriquecido,
Siempre hemos tenido en grande estima estará en condiciones de responder
la música sagrada y por eso Nos lia cada vez mejor a su elevado fin.
parecido oportuno por medio de esta
I Parte:
Carta Encíclica tratar ordenadamente
esta materia exponiendo al mismo tiem­ La Música Sagrada y su ejecución
po con mayor amplitud algunas cues­ a través de la Historia de la Iglesia
tiones que se han suscitado y discutido 2. La música, un gran don de Dios.
en los últimos decenios, para que así, Entre los muchos y grandes dones na­
este arte tan noble y tan honroso ayu­ turales, con que Dios, en quien se halla
de al mayor esplendor del culto divino la armonía de la perfecta concordia y
y fomente más eficazmente la vida es­ la suma coherencia, ha enriquecido a
piritual de los fieles. Al mismo tiempo los hombres creados a su imagen y
deseamos responder a los deseos, que s e m e j a n z a se debe contar la música,
no pocos de vosotros, Venerables Her­ la cual, como las demás artes liberales*
manos, sabiamente Nos habíais expues­ se refieren a los gustos espirituales y
to, y que, eximios artistas de esta dis­ al gozo del alma. De ella dijo con razón
ciplina liberal y preclaros cultivadores S a n A g u s t í n : La música, es decir, la
de la música sagrada también habían ciencia y el arte de modular rectamen­
formulado en Congresos celebrados so­ te, como anuncio de una cosa grande,
bre esta materia, deseos finalmente que ha sido concedida por la liberalidad
sugieren la experiencia de la vida pasto- de Dios a los mortales dotados de alma
6 ral y los progresos de la ciencia y de racion al^ .
los estudios de este arte. De esta ma­ 3. El canto sagrado y cí arte musical
nera esperamos, que las normas sabia­ en el Antiguo Testamento. No hay,
(*) A. A. S. 48 (1956) 5-25. Versión oficiosa de la Tipografía de la Políglota Vaticana. El esquema
y los subtítulos son de responsabilidad de la 2$ edición. Véanse también Juan XXIII.
1. Discorso Cinquantesimo del Pontificio Instituto di Música Sacra “ Sono trascorsi ollre,..'', 8-XII-
1961 (Discorsi t IV 72-74); !::
2. Inauguración del nuevo órgano en San Pedro, Piorna, Discorsi IV, 548-550;
3. II Congreso di música delFUnesco, Discorsi IV, 552-554 (P.H.). ;¡
(1) S. Pío X , Motu Proprio Fra le Sollecitu- lies” ; en esta Colección: Encícl. 91, 4, pág. ’698*
dini delVUfficio Pastorale, 22-XI-1903, Acta Pii 2? col.
X, vol. I, p. 77; A. S. S. 38 (1903)/04) 329; la ver­ (2) Ver Génesis 1, 26.
sión latina del texto está en A. S. S. 36 (1903/04) (3) S. Agustín, Epist. 161, De origine animas
387: Inter plurimas pastoralis officii sollicitudi- hominis, 1, 2 (Migue P.L. 33, col. 725).

2070
E n cíc lic a “ M usicae sacrae ” 2071

pues, que maravillarse que el canto Dios(dK Estas palabras del procónsul
sagrado y el arte musical hayan sido romano de Bitinia muestran clara­
empleados, para dar brillo y esplendor mente que ni siquiera en tiempo de la
a las ceremonias religiosas siempre y persecución cesaba del todo la voz del
en todas partes, como consta de mu­ canto de la Iglesia; esto lo confirma
chos documentos antiguos y modernos, T e r t u l i a n o cuando narra q u e en la
aun entre los pueblos gentiles; y que reunión de los cristianos se leen las
principalmente se haya servido de este Escrituras, se cantan salmos, se tiene
arte el culto del sumo y verdadero Dios la cate quesis^10K
ya desde los tiempos primitivos. El
pueblo de Dios, librado milagrosamen­ 5. La era de Constantino y el can­
te del Mar Rojo por el poder divino to gregoriano. Restituida a la Iglesia
cantó al Señor un himno de victoria; la libertad y la paz, abundan los testi­
y M a r í a , hermana del caudillo M o is é s , monios de Padres y Escritores eclesiás­
dotada de espíritu profético, cantó al ticos que confirman cómo estaban en
son de! tímpano acompañada del canto uso casi cotidiano los salmos e himnos
del pueblo*4^. Más tarde cuando se lle­ del culto litúrgico. Más aún: poco a
vaba el Arca de Dios desde la casa de poco se crearon nuevas formas de can­
O b e d e d o m a la ciudad de D a v i d , el rey to sagrado, se excogitaron nuevas espe­
mismo, y todo Israel danzaban delante cies de cantos cada vez más perfeccio­
del Señor con todas sus fuerzas, con nados por las Escuelas de Canto, espe­
7 arpas, cítaras, panderos, flautas y cím­ cialmente en Roma. Nuestro Predece­
b a l o s El mismo rey D a v i d fijó las sor de feliz memoria S a n G r e g o r i o
reglas de la música para el culto sa­ M a g n o , según la tradición, recogió cui­
grado y el canto reglas que al vol­ dadosamente cuanto había sido trasmi­
ver el pueblo del destierro se restable­ tido por los mayores y le dio una orde­
cieron de nuevo, guardándose después nación sabia velando con leyes y nor­
fielmente hasta la venida del Divino mas oportunas por la pureza e integri­
Redentor. dad del canto sagrado. Poco a poco la
modulación romana del canto partien­
4. En la Iglesia naciente. Y en la do de la Ciudad eterna se fue introdu- 8
Iglesia fundada por el Divino Redentor ciendo en otras regiones del Occidente
ya desde el principio se usaba y tenía y no sólo se enriqueció de nuevas for­
en honor el canto sagrado como clara­ mas y melodías, sino que se introdujo
mente lo expresa el Apóstol S a n P a b l o una nueva especie de canto sagrado, el
cuando escribe a los Efesios: Llenaos himno religioso, expresado a veces en
del Espíritu Santo recitando entre vos­ lengua vulgar. El mismo canto ecle­
otros salmos, e himnos y cantos espi­ siástico, que del nombre de su restau­
r i t u a l e s y que este uso de cantar rador, S a n G r e g o r i o , comenzó a lla­
salmos estuviese en vigor aun en las marse Gregoriano, a partir del siglo 89
reuniones de los cristianos lo indica o 99, no fue él solo el que había de con­
él cbn estas palabras: Cuando os reu­ ferir esplendor al culto en casi todas las
nís, algunos de vosotros cantan el Sal- regiones de la Europa cristiana, ha­
mo..AsK Que sucediese lo mismo des­ biéndose empezado a usar en las Igle­
pués de la edad apostólica, lo atestigua sias el instrumento músico llamado
P l i n i o cuando escribe que los que ha­ “ órgano” .
bían renegado la fe afirmaban que esta
era la sustancia de la culpa o error de 6. El canto polifónico en la Iglesia.
en días determinados antes de la auro­ A partir del siglo 9 se fue añadiendo
ra para cantar un himno a Cristo como que les acusaban: que solían reunirse
(4) Ver Exodo 15, 1-20. (8) I Corint. 14, 26.
(5) II Samuel 6, 5. (9) Plinio, Epistol. X, 96, 7.
’ (6) Ver I Paralipomenon 23, 5; 25, 2-31. (10) Ver Tertuliano, de anima, c. 9 (Migue P.L.
(7) Efes. 5, 18-19; ver Golos. 3, 16. 2, col. 701; y Apolog. 39 (Migne P.L. 1, col. 540).
2072 E n cíclicas del PP. P ío XII (1955) 218, 7-8

paulatinamente a este canto coral, el sagrada, depravándola, algo de profano


canto polifónico, cuya teoría y práctica y ajeno al culto divino.
se fue perfilando más y más en los
siglos sucesivos y adquirió sobre todo 8. Las normas del Concilio de Tren-
en el siglo 15 y 16, admirable perfec­ fo y las de los Sumos Pontífices hasta
ción gracias a la colaboración de artis­ hoy. A este deber de solícita vigilancia
tas consumados. La Iglesia tuvo tam­ fueron siempre fieles los Sumos Pontí­
bién siempre en grande honor este fices; y aun el Concilio Tridentino pros­
canto polifónico y con gusto lo admi­ cribió sapientemente aquellas músicas
tió para dar mayor realce a los ritos en las que, o en el órgano, o en el
sagrados en las mismas Basílicas roma­ canto, se mezcla algo de sensual o im-
nas y en las ceremonias pontificias. Su puro*11). Para no citar a otros muchos
eficacia y esplendor se acrecentaron Papas, Nuestro Predecesor de feliz me"
por el hecho de que a las de los canto­ moría B e n e d i c t o XIV con Carta Encí­
res y el órgano, se unió el sonido de clica del 19 de febrero 1749 como pre­
otros instrumentos músicos. paración al año jubilar, con abundante
doctrina y riqueza de argumentos exhor­
7. Resumen. Los instrumentos, espe­tó de un modo particular a los Obispos
cialmente el órgano; abusos. De esta a que prohibiesen con todos los me­
manera, por impulso y bajo los auspi­ dios los no pocos abusos reprobables
cios de la Iglesia, la ordenación de la que indebidamente se habían introdu­
música sagrada ha recorrido en el cido en la música sagrada*12). Siguie­
decurso de los siglos un largo camino ron el mismo camino Nuestros Prede­
en el cual, aunque a veces con lentitud cesores L e ó n XII, Pío VIII*13), G r e g o ­
y dificultad ha realizado paulatinamen­ r i o XVI, Pío IX, L e ó n XIII*14). Con
te progresos continuos, desde las senci­ todo, se puede con razón afirmar, que
llas e ingenuas melodías Gregorianas, fue Nuestro Predecesor de beata me­
que sin embargo en su género son per- moria S a n P í o X, quien llevó a cabo
fectísimas, hasta las grandiosas y mag­ la restauración y reforma orgánica de
níficas obras de arte en las que no sólo la música sagrada, volviendo a incul­
la voz humana, sino también el órgano car los principios y normas trasmitidos
y los demás instrumentos añaden dig­ por la antigüedad y ordenándolas opor­
nidad, ornato y prodigiosa riqueza. El tunamente según las exigencias de los
progreso de este arte musical, mientras tiempos modernos*15). En fin, como
demuestra claramente cuánto se ha Nuestro inmediato Predecesor Pío: XI
preocupado la Iglesia por hacer cada de feliz memoria con la Constitución
vez más espléndido y grato al pueblo Apostólica <eDiuini cultus sanctitatem”
cristiano el culto divino, explica tam­ del 20 de diciembre de 1928*16), así
bién por otra parte, cómo en alguna también Nos mismo con la Encíclica
ocasión la misma Iglesia haya tenido í(Mediator Dei” del 20 de noviembre de
que impedir que se pasasen los justos 1947 hemos ampliado y corroborado
límites y que, junto con el verdadero las prescripciones de los anteriores
progreso, se infiltrase en la música Pontífices*17).

(11) Concilio Tridentino, sesión 22: Decreto de de obseivarse en el canto coral. Acta Leonis XIII,
observandis et vitandis in celebratione Missse t. 14 (1895) 237-247; A. S. S. 27 (1894/95) 42-49.
(Mansi 33, 133-A; Conc. Trid. Act. Herder 1919 (15) Ver Pío X, Fra le sollicitudini, [véase no­
vol. V, p. 963 rengl 13-15; también p. 318 rengl. ta (1)1. Acta Pii X, vol. 1. 75-87- A S. S. 36
12-14). (1903/04) [Italiano] 329-339; [latín] 387-395; en es­
(12) Ver Benedicto XIV, Encíclica Annus qui: ta Golecc Encícl. 91, p. 698-702.
Opera Omnia (edic. Prati, vol. 17, 1, pág. 16).
(13) Ver Pío VIII, Carta Apostólica norium est (16) Ver Pío XI, Constitución Apostólica Divini
confiteri Domino, 2-VIII-1828, véase Bullarium Cultus Sanctitatem, 20-XII-1928, A. A. S. 21 (1929)
Romanum (edic. Prati, ex Typogr. Aldina, t. IX, 33 ss.; en esta Colección: Encícl. 145, pág. 1140 y ss.
pág. 139 s.). (17) Ver Pío XII, Encíclica Mediator ■ Dei et
(14) Ver León XIII, Decreto Quod Sanctus cc- hominum, 20-XI-1947; A. A. S. 39 (1947): \521-595;
terique Patres, acerca de la uniformidad que ha en esta Colección: Encicl. 185, pág. 1709-1758;
218, 9-11 E n cíc lic a “ M usicae sacrae ” 2073

II P arte: 11. El fin último del hombre e invi­


tación de la perfección de Dios, nor­
Los principios generales del arte, mas supremas para todo artista. Con
especialmente del arte musical tales argumentos se ventila una cues'
en la Iglesia tión sin duda grave y difícil, que per­
tenece a toda expresión de arte y a todo
L Los principios artista, cuestión que no se puede solu­
cionar con argumentos tomados del
9. La Iglesia velando por la digni­ arte y de la estética, sino que se debe
dad de la música cultual. A nadie lla­ examinar a la luz del supremo princi­
mará la atención el hecho de que la pio del fin último, regla sagrada e
Iglesia se interese tanto por la música inviolable de todo hombre y de toda
sagrada. No se trata, en efecto, de acción humana. El hombre, en efecto,
dictar lejres de carácter estético o téc­ se ordena a su fin último — que es
nico respecto a la noble disciplina de Dios— en virtud de una ley absoluta y
la música; en cambio es intención de necesaria fundada en la infinita per­
la Iglesia el defenderla de cuanto pu­ fección de la naturaleza divina, de una
diese rebajar su dignidad, siendo ella manera tan plena y tan perfecta, que
llamada a prestar servicio en un cam­ ni siquiera Dios podría eximir a algu­
po de tan gran importancia cual es el no de observarla. Esta ley eterna e
del culto divino. inmutable ordena que el hombre y
todas sus acciones deben manifestar
para alabanza y gloria del Creador, la
10. Se rige por las normas de todo infinita perfección de Dios e imitarla
arte religioso. El error de la libertad en cuanto sea posible. Por eso, el hom­
artística. En esto la música sacra no bre, destinado por su naturaleza para
obedece a leyes y normas distintas de este fin supremo, debe en sus obras
las que rigen en toda forma de arte conformarse al divino arquetipo y
religioso!18!. Porque no ignoramos que orientar en esta dirección todas sus
en estos últimos años, algunos artistas, facultades de alma y cuerpo ordenán­
con grave ofensa de la piedad cristiana, dolas rectamente entre sí y desplegán­
han osado introducir en las iglesias dolas, sujetándolas debidamente a la
obras carentes de toda clase de inspira­ consecución del fin. Por lo tanto, tam­
ción religiosa y en abierta oposición bién el arte y las obras artísticas han
aun con las justas reglas del arte. Ellos de juzgarse de acuerdo con su confor­
tratan de justificar esta deplorable con­ midad con el último fin del hombre; el
ducta con argumentos especiosos que arte ciertamente se ha de contar entre
pretenden hacer derivar de la natura­ las manifestaciones más nobles del in­
leza y de la índole misma del arte. genio humano ya que mira a expresar
Porque van diciendo que la inspiración con obras humanas la infinita belleza
artística es libre y no es lícito sujetarla de Dios de la que es como un reflejo.
a leyes y normas ajenas al arte, ya Por eso el conocido dicho el arte por
sean éstas morales o religiosas, porque el arte con el cual, si se prescinde de
de ese modo se llegaría a lesionar gra­ aquel fin que se halla impreso en toda
vemente la dignidad del arte y a difi­ criatura, se afirma erróneamente que el
cultar con ataduras y obstáculos el cur­ arte no tiene valor alguno, o infiere
so libre de la acción del artista bajo grave ofensa al mismo Dios, Creador y
el impulso sagrado del estro. fin último. Mas la libertad del artista
[18] Todos los documentos pontificios que tra­ mentos emanados del Cardenal Camarlengo, de
tan problemas de Arte, desde San Gregorio Mag­ los Dicasterios Romanos, de la Secretaría de Es­
no hasta Pío XII, han sido reunidos por Su tado, de la Congregación del Santo Oficio y de
Emcia. el Cardenal Celso Constantini, en una la Comisión Pontificia para el Arte Sacro. Se
obra publicada a fines de 1957. Este trabajo con­ completa la obra con los discursos pronunciados
tiene asimismo los decretos de los Concilios, las por S. S. Pío XII sobre el Arte y la Artesanía
prescripciones del Derecho Canónico, los docu- Sagrada.
2074 E n cíclicas del PP. P ío XII (1955) 218, 12st5

— que no significa un ímpetu ciego pa­ artística sea para él como un culto y
ra obrar llevado por propio arbitrio o religión con que encienda 3^ estimule
guiado por el deseo de novedades— al pueblo para que profese la fe y prac­
por el hecho de estar sujeta a la ley tique la piedad. La Iglesia ha tenido y
divina, no se encuentra coartada o tendrá siempre en gran honor a estos
suprimida, sino que más bien se enno­ artistas y les abrirá ampliamente las
blece 3' perfecciona. puertas de los templos, pues para ella
es muy grata y 110 pequeña ayuda la
2 . Su aplicación y sus frutos salu­
que ellos le brindan con su arte e
dables industria para ejercitar con más efica­
cia el ministerio apostólico.
12. Aplicación de estos principios al
arte religioso. El artista arreligioso 14. La .música sagrada, más unida
está impedido. Estos principios, que al culto divino dehe observar m ejor
se deben aplicar a las creaciones de esas normas. La música sagrada, en
cualquier arte, es claro que también verdad, está más estrecha y santamente
valen tratándose del arte religioso y unida a estas normas y leyes del arte,
sagrado. Más aún, el arte religioso es puesto que se allega más de cerca al
más propio de Dios y más a propósito culto divino que las demás artes libe­
para promover su alabanza y gloria, rales como la arquitectura, la pintura
puesto que con sus obras no se propo­ y la escultura. Dichas artes ponen su
ne otra cosa que llegar a las mentes de empeño en preparar una mansión dig­
los fieles para llevarlas a Dios por na a los ritos divinos, al par que ésta
medio del oído y de la vista. Así pues, halla su expresión en las mismas cere­
el artista que no profesa las verdades monias sagradas y oficios divinos.
de la fe o se halla lejos de Dios en su Por esta razón, la Iglesia debe tener
modo de pensar y de obrar, de ninguna sumo cuidado en alejar de la música,
manera debe ejercitar el arte sagrado: que es como la sierva de la liturgia,
ya que no tiene, por decirlo así, ese todo lo que desdice del culto divino o
ojo interior con el cual puede ver lo impide a los fieles que alcen sus mentes
que exigen la majestad y el culto de a Dios.
Dios; ni es de esperar que sus creacio­
nes ajenas a la Religión, que por otra 15. Fines y efectos saludables «le la
parte muestran que es un hombre pe­ música sagrada. Porque la dignidad
rito en su arte y dotado de cierta ha­ de la música sagrada y su altísimo
bilidad externa, sean capaces de inspi­ propósito estriban en que con sus her­
rar esa piedad que dicen bien con el mosas modulaciones embellece y ador­
templo de Dios y su santidad, y dignas, na las voces del sacerdote que ofrece o
por tanto, de que sean admitidas en los del pueblo cristiano que canta alaban­
lugares sagrados por la Iglesia que es zas al Altísimo, y eleva a Dios los espí­
juez y guardiana de la vida religiosa.1 3 ritus de los asistentes como por una
fuerza y virtud innata y hace más vivas
13. La Iglesia honra y elige al artista y fervorosas las preces litúrgicas de la
creyente. Pero el artista que estando comunidad cristiana para que pueda
firme en la fe lleva una vida digna de con más fuerza, intensidad y eficacia
un cristiano, impelido por el amor de elevar sus súplicas y alabanzas a Dios
Dios y empleando religiosamente las Trino y Uno. Gracias a la música sa­
energías que el Creador le ha conce- grada se acrece el honor que la Iglesia
12 dido, debe empeñarse muy de veras en unida con Cristo su Cabeza tributa: a
expresar y proponer de manera tan Dios; se aumenta también el fruto que
hábil, agradable y graciosa por medio los fieles sacan de la sagrada liturgia
del color, del sonido o de la línea, las movidos por la música religiosa, fruto
verdades que cree y la piedad que cul­ que se manifiesta en su vida y costum­
tiva, de tal suerte que esta expresión bres dignas de un cristiano, como lo
218; 16-18 E n cíc lic a “ M usicae sacrae ” 2075

enseña la experiencia de todos los días enseña la experiencia, puede ejercer un


y se halla confirmado por muchos tes­ grande y saludable influjo, sea que
timonios recientes y antiguos de la lite­ tenga lugar en los templos para los
ratura. actos y ceremonias no litúrgicas, com o
S a n A g u s t í n , h a b la n d o d e los cantos fuera de los recintos sagrados para con­
que se ejecutan con voz clara y mo­ tribuir al esplendor de varias solemni­
dulada, d ic e : juzgo que aquellas pala­ dades y fiestas. Porque las melodías de
bras de la Sagrada Escritura más reli­ dichos cantos, que por lo común están
giosa y fervorosamente excitan nuestras compuestos en lengua vulgar, se gra­
mentes a piedad y devoción cantándose ban en la memoria casi sin ningún
con aquella destreza y suavidad, que si esfuerzo y trabajo, y a una con las
se cantaran de otro modo, y que todos melodías se van imprimiendo en la
los afectos de nuestra alma tienen res­ mente la letra y las ideas, que se com ­
pectivamente sus correspondencias con prenden y fijan cada vez más honda­
el tono de la voz y canto, con cuya mente. Así que, aun los niños y niñas
oculta especie de familiaridad se exci­ que aprenden estos cantos sagrados en
tan y despiertan(19L temprana edad, reciben una ayuda ex­
traordinaria para conocer las verdades
16. Tanto más valiosa cuanto más de la fe, gustarlas y guardarlas en la
unida a la Liturgia. De donde se puede memoria, siendo esto de gran provecho
fácilmente concluir que la dignidad y para el ministerio de la catequesis. A
valor de la música sagrada, serán tanto los adolescentes y adultos, les ofrecen
mayóres cuanto más se acercan al acto esos cantos religiosos un deleite puro
supremo del culto cristiano cual es el y casto al par que los recrean en el
sacrificio eucarístico del altar. Pues ánimo, y dan a las asambleas y reunio­
ninguna acción más excelsa, ninguna nes más solemnes una cierta majestad
más sublime puede ejercitar la música religiosa; más aún, llevan a las mismas
que la de acompañar con la suavidad familias cristianas, alegría santa, suave
de los sonidos al sacerdote que ofrece consuelo y provecho espiritual. De aquí
la divina víctima y la de asociarse con que la música religiosa popular, ayuda
alegría al diálogo que el sacerdote grandemente al apostolado católico y
entabla con el pueblo, ennobleciendo por lo tanto ha de cultivarse y fomen­
con su arte la acción sagrada que se tarse con todo cuidado.
cumple en el altar. Junto con este
excelso ministerio, ejercita la música 18. Estímulo a músicos y com posi­
el de realzar y acompañar otras cere­ tores; ejercen un apostolado auténtico.
monias litúrgicas como la recitación Al poner de relieve el valor múltiple
del Oficio Divino en el coro. Dicha mú­ de la música y su eficacia apostólica,
sica litúrgica es acreedora a que se le hemos querido expresar algo que será
rinda sumo honor y suma alabanza. sin duda de mucho gozo y consuelo
para cuantos en una o en otra forma
17. La música religiosa popular en se han consagrado a ejercitarla y cul­
las funciones no litúrgicas. Con todo, tivarla. Porque todos los que componen
es mucho de estimar el género de mú­ música según su talento artístico, o la
sica, que si bien no sirva principalmen­ dirigen, o la expresan con la voz o la
te para la Liturgia sagrada, sin embar­ ejecutan por medio de un instrumento
go por su contenido y finalidad es de músico, sin duda alguna, realizan un
grande ayuda para la Religión y con verdadero y genuino apostolado y son
toda razón lleva el nombre de música acreedores a los premios y honores de
religiosa. Pero esta clase de música sa­ los apóstoles que abundantemente da­
grada, llamada popular, que tuvo su rá a cada uno Cristo Nuestro Señor por
origen en la Iglesia y que felizmente el fiel cumplimiento de su oficio. Ten­
prosperó bajo sus auspicios; como lo gan pues en grande estima esta su
Clb); 5. Agustín, Confessiones, lib. X, c. 33 (Mi e 32, col. 799 s.; GSEL 33 scct I pars I)
2076 E n cíclicas del PP. P ío XII (1955) 218, 19-20

profesión por la que son no solamente dad descuella egregiamente el canto


artistas y maestros de arte sino servi­ Gregoriano que a lo largo de tantos
dores de Cristo Nuestro Señor y sus siglos viene usándose en la Iglesia y
colaboradores en el apostolado y se puede decirse que es como su patrimo­
acuerden de profesar en su vida y en nio. En efecto, este canto por su ínti­
sus costumbres esta alta dignidad del ma conexión de la melodía con las pa­
oficio que ejercitan. labras del texto sagrado no sólo se
ajusta perfectísimamente con ellas, si­
no también como que interpreta su
III P a r t e : fuerza y eficacia y destila suavidad en
las almas de los oyentes; y esto lo logra
Las condiciones de la música sagrada con melodías llanas ciertamente y sen­
y religiosa cillas, pero de inspiración artística tan
sublime y tan santa, que excita en
í. Las cualidades en general todos una sincera admiración, y cons­
19. Debe estar proporcionada a sil tituye una como fuente inagotable de la
fin: cualidades. Siendo tan grandes, que sacan nuevas armonías los mismos
la dignidad y la eficacia del canto reli­ artistas y compositores de música sa­
gioso, como queda dicho, es sumamen­ grada. Conservar cuidadosamente este
te necesario elaborar con solícito em­ precioso tesoro del sagrado canto Gre­
peño y cuidado la estructura de todas goriano y proporcionarlo abundante­
sus partes para que felizmente pueda mente al pueblo cristiano corresponde
producir sus frutos saludables. a aquellos en cuyas manos Cristo Nues­
Ante todo es necesario, que el canto tro Señor puso las riquezas de su Igle­
y la música sagrada que más de cerca sia para que las guardasen y adminis­
están vinculados al culto litúrgico de la trasen. Por eso, lo que Nuestros Prede­
Iglesia, consigan el fin excelso que se cesores S a n P ío X, que con razón se
proponen. llama restaurador del canto Gregoria­
Porque esta música, — como ya lo no/ 21>, y Pío XI<22> sabiamente orde­
advertía sabiamente Nuestro Predece­ naron e inculcaron, también Nos, reco­
sor S a n P í o X— , debe poseer las cua­ nociendo las excelentes cualidades que
lidades propias de la liturgia; en primer adornan al genuino canto Gregoriano
lugar, la santidad y la bondad de la deseamos y prescribimos que se lleve
forma de donde dimanará otra carac­ a efecto; a saber, que en la ejecución
terística suya: la universalidad(20). de los sagrados ritos litúrgicos este can­
to sagrado se use con gran amplitud y
20. a) Debe ser santa. La música se procure con suma diligencia que
debe ser santa. No debe admitir nada se ejecute exacta, digna y piadosamen­
que tenga sabor profano ni permitir te. Y si, por las fiestas recientemente
que éste se insinúe en las melodías con introducidas, se han de componer nue­
que viene presentada. Por esta santi-3 * vos cantos, compositores bien acredi-*3
6 6
(20) S. Pío X, Motu Proprio Fra le sollecitudini, 392). — VI. Del órgano y de los instrumentos
[véase nota (1)]; Acta Pii X, vol. 1, p. 78; A.S.S. músicos (p. 393). — VII. De la amplitud de la
36 (1903/1904) 392 [en italiano]; 388 [en latín] música litúrgica (p. 393-394). — VIII. De los
(ver en esta Colecc. Encícl. 91, 6 p. 698). principales medios (Schola cantorum) (p. 394).
El Motu Proprio va seguido de una instrucción — IX. Conclusión: El Papa manda a todos los
de Pío X sobre la música sagrada; Pío XII en la que intervienen en la música sagrada, especial­
exposición de la presente Encíclica Musiese Sa- mente a los Obispos, cuidar de ella y cumplir
crse la sigue muy de cerca. Pío X divide su Ins­ con lo ordenado (p. 394-395).
trucción, dada a luz en la fiesta de S. Cecilia, (21) Pío X, Lettera al Cardenal Respighi, Vi­
22-XI-1903, en el primer año de su Pontificado cario General de Roma, sobre la restauración de
distribuyéndola en los siguientes nueve capítulos la Música Sagrada; Acta Pii X, vol. 1, 68-74;
(A. A. S. 36 [1903/04] 389-395). A. S. S. 36 (1903-04): el texto italiano ”11 desider-
I. Principios Generales: 1. La música debe ser rio di veder riflorire in ogni luogo” (p. 325-329);
santa; 2. debe ser verdadero arte; y 3. debe ser la versión latina, ”Quod cupimus ubique terra-
universal (p. 389). — II. De los géneros musicales rum” (p. 395-398) véase p. 398.
(p. 389-390). — III. Del texto litúrgico (p. 391). (22) Pío XI. Constitución Apostólica Divini Cul-
— 7V. De ia forma exterior de las composiciones tus Sanctitatem, 20-XII-1928, A. A. S. 21 (1929)
sagradas (p. 391-392). — V. De los cantores (p. 33 ss.; en esta Colección: Encícl. 145, pág. 1140 ss,
218, 21-24 E n cíc lic a “ M usicae sacrae ” 2077

tados procedan de modo que se obser­ en el solemne Sacrificio Eucarístico,


ven fielmente las leyes propias del ver­ después de cantar en latín las sagradas
dadero canto Gregoriano y las nuevas palabras litúrgicas, se entreveren algu­
composiciones por su fuerza y pureza nos cánticos populares en lengua vul­
corran parejas con las antiguas. gar, el Ordinario del lugar podrá per­
mitirlo si, atendidas las circunstancias
21. b) Debe ser verdaderamente de lugar y de personas, juzgue que no
artística y de carácter universal y se puede desterrar prudentemente di­
acequible al pueblo. Si estas prescrip­ cha costumbre(23), quedando, sin em­
ciones se cumplen en toda su plenitud, bargo, en pie la ley que manda que no
también se logrará debidamente la se­ se canten en lengua vulgar las mismas
gunda propiedad de la música sagrada, palabras litúrgicas, como antes se dijo.
que es la de ofrecer una obra verdade­
ramente artística; y si en los templos 23. Traducciones de los textos litúr­
católicos de todo el orbe de la tierra el gicos a lengua vulgar y su explicación
canto Gregoriano resuena incorrupto y y uso para m ejor inteligencia del pue­
puro, éste, al igual de la sagrada Litur­ blo. Para que los cantores y el pueblo
gia Romana, ostentará la nota de uní’ cristiano entiendan el significado y la
versalidad, de suerte que los fieles, conexión de las palabras litúrgicas con
dondequiera que se hallen, percibirán las expresiones musicales, Nos place
cantos que les son conocidos y como repetir la exhortación que los Padres
propios, y experimentarán con gran del Concilio Tridentino hicieron sobre
contento del alma la admirable unidad todo a los pastores y a cuantos tienen
de la Iglesia. Esta es una de las princi­ cura de almas, a que frecuentemente
pales razones, por las cuales la Iglesia durante la celebración de las Misas,
tanto desea que las palabras del canto expongan por sí o por otros algo de lo
Gregoriano se adapten lo más posible que se lee en la Misa y a que declaren
a las palabras latinas de la sagrada alguno de los misterios que se encierran
Liturgia. en este sacrificio, sobre todo los domin­
22. Excepciones concedidas para al­ gos y días festivos<24) ; y a que esto
gunos países de cantar después del principalmente lo hagan, cuando se da
latín cánticos en lengua vulgar. No la catequesis al pueblo cristiano. En
nuestros días esto se podrá hacer con
ignoramos, es verdad, que la misma
Sede Apostólica por graves razones ha mayor facilidad y expedición que en los
concedido en este punto algunas excep­ siglos pasados, porque las palabras de
ciones netamente definidas, pero que­ la Liturgia traducidas al lenguaje vul­
gar y sus explicaciones se encuentran
remos que de ninguna manera se am­
plíen o propaguen, y que, sin el debido en libros y libritos manuales, que, co­
permiso de la misma Santa Sede, se mo compuestos en casi todas las na­
extiendan a otras regiones. Más aún, el ciones por escritores competentes, pue­
Ordinario del lugar y demás sagrados dan ayudar eficazmente e iluminar a
pastores cuidadosamente procuren que, los fieles para que también ellos entien­
dan y en cierto modo participen en lo
aun donde se permite hacerse uso de
tales concesiones, los fieles aprendan que los sagrados ministros expresan en
desde la niñez las melodías Gregoria­ lengua latina.
nas más fáciles y más usadas, y que las
sepan usar también en los sagrados 2. La aplicación a los diferentes lu­
ritos litúrgicos, de modo que aun en gares, géneros e instrumentos
esto resplandezcan cada vez más la 24. a) Aplicación de las normas a
unidad y universalidad de la Iglesia. otros ritos occidentales y orientales;
Sin embargo, donde una costumbre estudio y selección de cantos orien­
secular o inmemorial lleva consigo que, tales. Es obvio pensar que cuanto he-
(23) Código de Derecho Canónico, canon 5. (24) Concilio Tridentino, Sesión 22, de sacri­
ficio Missae cap 8 (Denz-Umb nr 946).
2078 E n cíclicas del PP. P ío XII (1955) 218, 25

uios expuesto brevemente acerca del a excitar piadosos afectos en las almas
canto Gregoriano, se refiere principal­ de los fieles. Nadie ciertamente ignora
mente al Rito romano latino de la Igle­ que muchos de los cantos polifónicos,
sia: pero proporcionalmente se puede compuestos principalmente en el siglo
acomodar también a los cantos litúrgi­ 16, se distinguen por tal pureza de arte
cos de los demás Ritos, ya de los pue­ y tal grandeza de composición, que
blos occidentales, como el Ambrosiano, absolutamente deben considerarse co­
Galicano, Mozárabe, ya de los varios mo dignos de acompañar y como ilus­
Ritos Orientales. Puesto que todos ellos, trar los sagrados ritos de la Iglesia. Si
com o demuestran la admirable riqueza el genuino arte polifónico con el correr
de la Iglesia en las acciones litúrgicas de los siglos poco a poco ha decaído
y en las fórmulas de las oraciones, así y no pocas veces se le han mezclado
también cada uno conserva en su pro­ elementos profanos; en estos últimos
pio canto litúrgico preciosos tesoros, decenios, gracias al incansable empeño
que conviene custodiar y preservar no de maestros competentes, puede decirse
sólo de la ruina, sino aun de cualquier que ha logrado una feliz restauración,
deterioro o deformación. ya que las obras de los antiguos artis­
Entre los antiquísimos y valiosí­ tas se investigan con ardor y se pro­
simos monumentos de música sagra­ ponen a la imitación y emulación de los
da, ocupan sin dudar un lugar pre­ modernos compositores.
eminente los cantos litúrgicos de va­ De aquí proviene que en las Basíli­
rios Ritos Orientales, cuyas modulacio­ cas, Catedrales y templos de las familias
nes sirvieron muchísimo para formar religiosas se pueden expresar realzando
las melodías de la misma Iglesia Occi­ el sagrado rito aquellas magníficas
dental, con las variaciones sugeridas obras de los antiguos maestros junto
por la índole propia de la liturgia La­ a las composiciones polifónicas de
tina. Nuestro deseo es que la selección autores recientes: más aún, en iglesias
de cantos sagrados de los Ritos Orien­ más pequeñas sabemos que no raras
tales — en la que diligentemente traba­ veces se ejecutan cantos polifónicos
ja el Pontificio Instituto de Estudios sencillos, pero sinceramente artísticos
Orientales con la cooperación del Pon­ y dignos. La Iglesia ampara con su fa­
tificio Instituto de Música Sagrada— vor todos estos intentos: pues, como
obtenga éxito próspero, en lo tocante decía Nuestro Predecesor de imborra­
a la doctrina y al uso: de suerte que ble memoria S a n P ío X, ella cultivó
los alumnos pertenecientes a los Ritos sin cesar el progreso de las artes y lo
Orientales de la Iglesia perfectamente favoreció, admitiendo para el uso reli­
educados aun en el canto sagrado, gioso cuanto de bueno y hermoso in­
cuando reciban el ministerio sacerdo­
ventó el genio humano a lo largo de
tal, puedan también de este modo con­
los siglos, sin más restricción que las
tribuir poderosamente a aumentar la
hermosura de la casa de Dios. leyes litúrgicas^25). Estas leyes advier­
ten que en asunto tan grave, se vigile
25. b) Recomendación de la música con toda prudencia y cuidado, a fin de
sagrada polifónica de maestros anti­ que no se lleven al templo cantos poli­
guos y modernos. No es Nuestro inten­ fónicos que por cierta especie de m o­
to al exponer estas ideas en alabanza dulación exuberante e hinchada oscu­
y recomendación del canto Gregoriano, rezcan con su exceso las palabras sa­
desterrar de los ritos de la Iglesia la gradas de la Liturgia o interrumpan la
polifonía sagrada, ya que ésta, si va acción del rito divino o finalmente so­
hermoseada con las debidas propieda­ brepasen, no sin desdoro del sagrado
des, puede ayudar de una manera insig­ culto, la pericia y posibilidad de los
ne a la magnificencia del culto divino y cantores.
(25) Pío X, Motu Proprio Fra le sollecitudini, (1903/04) 333 [en italiano] 390 [en latín};, encesta
22-XI-1903, Acta Pii X, vol. I pág. 80; A. S. S. 36 Colección: Encícl. 91, 9, pág. 699, [ver nota (1)].
218, 26-29 E n cíc lic a “ M usicae sacrae ” 2079

26. e) Los instrumentos: Elogio del mámente relacionada con la sagrada


órgano. Estas normas hay que apli­ Liturgia de la Iglesia, existen — como
carlas también al uso del órgano y de decíamos antes— los cánticos religio­
los demás instrumentos de música. En­ sos populares, de ordinario en lengua
tre los que pueden tener entrada en las vulgar. Aunque nacidos del mismo can­
iglesias, el primer puesto lo ocupa con to litúrgico, como se adaptan más a
razón el órgano, pues se acomoda per­ la mentalidad y a los sentimientos de
fectamente a los cánticos y ritos sagra­ cada pueblo, se diferencian no poco
dos, comunica un notable esplendor y unos de otros, según la índole diversa
una particular magnificencia a las ce­ de los pueblos y las regiones. Para que
remonias de la Iglesia, conmueve las estos cánticos produzcan fruto y pro­
almas de los fieles con la grandiosidad vecho espiritual en el pueblo cristiano,
y dulzura de sus sonidos, llena el cora­ es necesario que se conformen comple­
zón de una alegría casi celestial y lo tamente con la doctrina de la fe cató­
eleva con vehemencia hacia Dios y los lica, la propongan y expliquen recta­
bienes sobrenaturales. mente, empleen un lenguaje compren­
sible y una melodía sencilla, eviten el
27. Los otros instrumentos, especial­
flujo vano de palabras, y, finalmente,
mente de arco. Pero, además del órga­
que, aun siendo breves y fáciles, pre­
no, hay otros instrumentos que pueden
senten una cierta dignidad y gravedad
ayudar eficazmente a conseguir el fin
religiosa. Cánticos sagrados de este ti­
de la música sagrada, con tal que no
po, nacidos de lo más íntimo del alma
tengan nada de profano, estridente o
popular, mueven sumamente ios senti­
estrepitoso, que desdiga de la función
mientos del alma, y excitan los afectos
sagrada o de la seriedad del lugar, So­
piadosos; y, al ser cantados en los actos
bresalen los instrumentos de arco, que,
religiosos por todo el pueblo como con
tanto solos como acompañados de otros
una sola voz, levantan con grande efi­
instrumentos o del órgano, tienen un
cacia las almas de los fieles a las cosas
poder extraordinario para expresar los
del cielo. Por eso, aunque hemos escrito
sentimientos ya tristes ya alegres. Por
antes que no se deben emplear durante
lo demás, sobre las melodías musicales
las Misas cantadas solemnes sin per-
casi inseparables del culto católico, ya
miso especial de la jSanta Se con
hablamos Nos mismo clara y terminan­
todo, en las Misas rezadas pueden ayu­
temente en la Encíclica “ Mediator
dar mucho a que los fieles no asistan
Dei” (26>. Más aún, si no tienen nada
al Santo Sacrificio como espectadores
que sea profano o indigno de la santi­
mudos e inactivos, sino acompañen la
dad del lugar o de la función litúrgica,
sagrada acción con su espíritu y con
y no van buscando lo maravilloso o
su voz, y unan su piedad a las oracio­
insólito, déseles entrada franca en nues­
nes del sacerdote; con tal de que esos
tras iglesias; porque pueden contribuir cánticos se adapten a las diversas par­
no poco al esplendor de los sagrados
tes de la Misa, como con grande gozo
ritos, a levantar la mente a las cosas de
sabemos que se hace ya en muchas
arriba, y a fomentar la verdadera pie­
regiones del orbe católico.
dad del alma. Sin embargo, apenas es
necesario advertir que, donde falten los
29. El empleo y fruto de los cánti­
medios o la habilidad competentes, es
cos religiosos populares. En las fun­
preferible abstenerse de tales esfuerzos,
ciones no plenamente litúrgicas, tales
a producir una obra indigna del culto
divino y de las reuniones sagradas.2 8 cánticos religiosos, si gozan de las cua­
lidades que hemos descrito arriba, pue­
28. d) E! canto popular: Caracterís­ den contribuir maravillosamente para
tica de los cánticos religiosos popula* atraer con provecho al pueblo cristia­
res. Además de esta música, más ínti- no, instruirlo, infundirle una piedad
(26) Pío XII, Encíclica Mediator Dei et homi- Colección: Encícl. 185, 115, pág. 1750.
nani, 20-XI-1Í147; A. A. S. 39 (1947) 590; en esto
2080 E n cíclicas del PP. P ío XII (1955) 218, 30-31

sincera, y llenarlo de santa alegría; y 31. e) dificultades y fomento de la


eso, tanto dentro del recinto sagrado música sagrada especialmente del can­
como fuera, sobre todo en las proce­ to gregoriano en tierras de Misiones.
siones y en las peregrinaciones a imá­ Lo hasta aquí expuesto se aplica prin­
genes sagradas, lo mismo que en los cipalmente a aquellos pueblos de la
Congresos religiosos nacionales e inter­ Iglesia en los que la Religión católica
nacionales. Pueden también ser singu­ ha sido ya establecida firmemente. En
larmente útiles para la educación de los los países de Misiones no es posible
niños en las verdades católicas, y para llevar a la práctica exactamente cada
las agrupaciones juveniles y las reunio­ una de estas normas, mientras no crez­
nes de las asociaciones piadosas, como ca suficientemente el número de los
la experiencia más de una vez ha hecho cristianos, se construyan templos más
manifiesto. capaces, los hijos de los cristianos acu­
dan regularmente a las escuelas fun­
30. Fomento, colección y empleo dedadas por la Iglesia, y el número de
estos cánticos. Por lo cual, no pode­ sacerdotes corresponda a las necesida­
des. Sin embargo, exhortamos instan­
mos menos de exhortaros ahincada­
temente a los obreros apostólicos que
mente, Venerables Hermanos, a que
trabajan con celo en aquellas vastas
promováis este canto religioso popular
porciones de la viña del Señor, a que,
con el mayor cuidado y diligencia. No entre las graves preocupaciones de su
os faltarán peritos que, si }^a no se ha cargo, presten también atención a este
hecho antes, recojan oportunamente punto. Muchos de los pueblos confia­
tales cánticos, y los reúnan en un vo­ dos a la labor de los Misioneros tienen
lumen, a fin de que los fieles los pue­ una afición maravillosa a la música y
dan aprender más fácilmente, cantar realzan con el canto sagrado las cere­
con más expedición, y retenerlos más monias del culto idolátrico. No es pru­
fijos en la memoria. Los que se dedican dente, por tanto, que los heraldos de
a la educación de los niños, no dejen Cristo verdadero Dios menosprecien
de usar debidamente estos medios tan y descuiden en ninguna manera este
eficaces; y los directores de la juventud medio tan eficaz de apostolado. Pro­
católica empléenlos asimismo con dis­ muevan, pues, de buena gana, en su
creción en el desempeño de su impor­ ministerio apostólico, los mensajeros
tantísimo oficio. Así es de esperar que del Evangelio en las naciones paganas,
afortunadamente se obtenga también este amor al canto religioso, que fomen­
lo que todos desean, a saber, que se tan en sí las personas encomendadas a
destierren aquellas otras canciones pro­ su cuidado; a fin de que aquellos pue­
fanas que, o por lo enervante de la blos puedan oponer a sus cánticos reli­
modulación o por la letra voluptuosa giosos, no raras veces admirados aun
y lasciva que muchas veces la acom­ por las naciones civilizadas, otros seme­
paña, suelen constituir un peligro para jantes himnos sagrados cristianos, con
los cristianos, especialmente para los los cuales, en la lengua y con las melo­
jóvenes; y cedan el puesto a estos cán­ días a ellos familiares, canten las ver­
ticos, que proporcionan un goce casto dades de la fe, la vida de Jesucristo y
y puro, y juntamente sirven para nutrir las alabanzas de la Santísima Virgen
y aumentar la fe y la piedad. Así suce­ y de los Santos.
derá que el pueblo cristiano comience a Recuerden también los mismos Mi­
entonar aquí en la tierra aquel himno sioneros que desde antiguo la Iglesia
que cantará eternamente en el cielo: Católica, cuando enviaba los heraldos
Al que está sentado en el trono y al del Evangelio a las regiones aún no
Cordero, bendición y honra y gloria y iluminadas por los rayos de la fe,
potestad por los siglos de los siglos(27>.2
7 junto con los ritos sagrados, procuraba
(27) Apocalipsis 5, 13.
218, 32-33 E n cíc lic a “ M usicae sacrae ’ 2081

mandar también los cánticos litúrgicos, Hermanos, el efecto deseado todo lo


entre otros, las melodías gregorianas; que, siguiendo las huellas de Nuestros
3 a fin de que los pueblos que había que Predecesores, hemos recomendado y
traer a la fe, cautivados por la suavi­ ordenado en Nuestra Carta Encíclica,
dad de la música, se resolviesen más usad sagazmente de todos aquellos me­
fácilmente a abrazar las verdades de la dios, que os ofrecen de consumo la
Religión cristiana. excelsa dignidad, que Cristo Señor os
ha conferido y la Iglesia os ha confiado,
los cuales, como la experiencia enseña,
IV P arte:
se emplean con gran fruto en muchos
templos del orbe cristiano.
Disposiciones p r á c t i c a s p a r a Cate­
dralesy iglesias, Seminarios y diócesis33. La schola Cantorum y los coros
32. Emplear sagazmente todos los de hombres, mujeres y niños. Y en
medios. Para que surta, Venerables primer lugar, que en la iglesia catedral
[28] Normas para la restauración lilúrgico-mu- rregir y alentar. Para corregir defectos, para su­
sical. Con motivo del cincuentenario de la publi­ perar dificultades, para proporcionar el debido
cación del Motu Proprio “ Fra le sollecitudini” , aliento a cuantos laudablemente trabajan por la
(22-XI-1903) de Pío X, el prosecrctariado de Es­ restauración litúrgico-musical en el espíritu de
tado, Mons. Montini dirigió en nombre y con la la Iglesia, Su Santidad se ha dignado confiarme
aprobación de Pío XII, una Carta al Cardenal el encargo de exponer algunos puntos fundamen­
Prefecto de la S. Congregación de Seminarios, tales a vuestra Eminencia reverendísima, que,
José Pizzardo, en que se anticipan casi todas las por la variedad y la importancia de sus oficios,
normas prácticas que se incorporan aquí a la está especialmente llamado a difundir su cono­
Encíclica Musiese Sacrse para fomentar el mayor cimiento, por una fiel aplicación bajo el cuidado
decoro del culto divino y esplendor de la música vigilante del Episcopado. De esta manera se pro­
sagrada. pone Su Santidad conmemorar en tan fausta fecha
A continuación se reproducirán estas normas el Motu Proprio de Pió X, confirmado y enri­
para la restauración litúrgico-musical: quecido por la constitución apostólica Divini cul-
1. Los frutos del Motu Proprio de Pío X. La tus sanctitatem, de Pío XI, a la vez que bendice
conmemoración jubilar del Motu Proprio “ Entre y alienta el presente movimiento litúrgico-musical
las solicitudes del oficio pastoral” , del Beato Pío de las varias naciones como medio eficaz de reno­
X, rememora en Italia y fuera de ella las próvi­ vación espiritual en los fieles.
das disposiciones con que el gran Pontífice, en 4. El pueblo debe cantar y los ministros del
su deseo de restaurar el canto sagrado como par­ Señor prepararse para ello según las instruccio­
te integrante de la liturgia, se propuso acrecen­ nes de 19'i9. En su reciente Encíclica Medialor
tar el esplendor del culto divino y hacer de las Dci, el Pontífice reinante encomienda con mucha
sagradas funciones un medio cada vez más eficaz insistencia que el pueblo cante en la iglesia. Es
para la santificación del pueblo cristiano. por ello necesario ante todo que el sacerdote,
Todavía, ciertamente, está viva, más aún, se como maestro del pueblo cristiano y que preside
ha aumentado, sin duda, en cierto sentido, la el culto divino, esté en posesión de una conve­
correspondencia del documento con las modernas niente formación artística, que debe gradualmen­
exigencias. En efecto, el llamamiento del Beato te adquirir desde los primeros a los últimos años
Pío X a un arte musical más noble y auténtico de vida de seminario. A este fin, el Padre Santo
es tanto más sentido y justificado en toda reu­ inculca la aplicación integral de las normas prác­
nión del pueblo cristiano, cuanto mayor es la ticas ya dadas en la Instrucción de esta Sagrada
difusión de la cultura musical y más refinado Congregación con fecha 15 de agosto de 1949.
el gusto artístico en nuestros días. Instrucciones válidas también para los colegios e
2. No siempre se observa como conviene em­ institutos del clero secular y regular, como igual­
plearla por la tradición y los frutos. Es de notar, mente para las Universidades, en las que sería
sin embargo, que, a pesar de los saludables fru­ de alabar se instituyeran especiales cursos cientí­
tos conseguidos por el Motu Proprio en el campo ficos y prácticos para la completa formación de
de la música sacra, no se puede todavía afirmar los alumnos
que las sabias normas contenidas en él sean siem­ 5. En la catedral y los Seminarios. Y, puesto
pre y en todas partes observadas, pues no pocas que la catedral es la iglesia madre de la diócesis,
veces sucede, por desgracia, que la música eje­ no debe faltar en su liturgia de los días de mayor
cutada en el templo deja que desear, ya por la festividad la participación activa de los semina­
pobreza de inspiración, ya por la imperfección ristas para aumentar el decoro y esplendor de
técnica de la forma, ya por la inadecuada prepa­ los divinos oficios. Todos los domingos y días
ración de los ejecutantes. festivos en que los seminaristas no vayan a la
Cuán en contraste esté esto con la gloriosa catedral se celebrarán en el seminario, con toda
tradición de la Iglesia se hace evidente con sólo debida preparación, la misa solemne y las víspe­
considerar la premiosidad desplegada por parte ras cantadas, verdadera escuela de celestiales en­
de aquélla para poner al servicio del culto divino señanzas para los alumnos.
todo progreso artístico y su constante esfuerzo 6. Estudio de la música sagrada. A los jóvenes
para que no faltase nunca a la liturgia el apoyo dotados de especial talento musical y destacados
de la música sacra que el medio poderoso de por su piedad litúrgica concederán los superiores
místicas elevaciones cuando la piedad y la fe se de los seminarios las oportunas facilidades para
sirven de ella con sincero espíritu cristiano. el estudio científico del canto sacro, y a este fin
3. El Papa encarga exponer algunos puntos para enviarán a los mejores al Pontificio Instituto
conmemorar el “ Motu Proprio” de Pió X para co- de Música Sacra, de Roma.
Encíclicas Pontificias 66
2082 E n cíclicas del P P. P ío X II (1955) 218, 34-36

y en los mayores templos de vuestra usos y costumbres de nuestros mayores


jurisdicción, permitiéndolo las circuns­ y sean fieles en todo a los preceptos y
tancias, haya una escogida Schola normas de la Santa Sede.
Cantorum, que sirva de modelo y aci­
cate para cultivar y perfeccionar con 35. El Pontificio Instituto de Músi­
celo el canto sagrado. Donde no se ca Sagrada en Roma. Si se descubriese
pudiera tener una Schola Cantorum, entre los alumnos del Seminario o Co­
o no se hallare competente número legio religioso alguno, que se distin­
de Niños Cantores, se permite que guiese esencialmente por su aptitud y
tanto los hombres como las mujeres amor al arte musical, no descuiden de 24
y las jóvenes, en lugar exclusivamen­ advertir de ello al Prelado, los Supe­
te dedicado a esto, fuera del presbi­ riores del Seminario y Directores del
terio, puedan cantar los textos litúrgi­ Colegio, para darle ocasión de perfec­
cos, con tal que los hombres estén sepa­ cionar sus cualidades, enviándolo sea
rados absolutamente de las mujeres g al Pontificio Instituto de Música Sagra­
jóvenes, evitando todo inconveniente, y da de Roma, o a otra Escuela de dicha
gravando la conciencia de los Ordina­ disciplina, con tal que el sujeto se halle
rios en esta materia(29). dotado de virtud y buenas costumbres
que induzcan a esperar llegue a ser un
34. En los Seminarios e Institutos excelente sacerdote.
religiosos. Débese proveer con gran
solicitud a que todos los que aspiran a 36. Comisión diocesana de música
las Sagradas Ordenes en vuestros Semi­ sagrada. Deben también procurar los
narios y en los Institutos misioneros y Ordinarios y Superiores Religiosos te­
religiosos se formen diligentemente en ner alguno, del cual se puedan valer en
el conocimiento y uso de la música materia tan importante a la cual no
sagrada y del canto Gregoriano, me­ pueden por sí mismos entre el cúmulo
diante profesores excelentes en el arte, de los negocios dedicar sus atenciones.
los cuales aprecien grandemente los7 9 Gran cosa será si en el Consejo dioee-
8
7. Escuelas de cantores y niños cantores. No por finalidad el estudio del canto religioso y la
faltan hoy, gracias a la laboriosidad del clero y de las obras más insignes del arte musical sagra­
a la piedad de los fieles, las señólas cantorum en do, como las dedicadas a Santa Cecilia o a San
algunos países, compuestas sobre todo de canto­ Gregorio Magno, que convendría fueran institui­
res voluntarios, que, gustosamente y con un gran das en todas partes.
honor, aceptan la invitación que les hacen los 10. Dirección Superior de la S. Congregación
sacerdotes de colaborar a una más digna cele­ y afiliación de las Escuelas musicales al Insti­
bración de las sagradas funciones. Para dar tuto Pontificio. Es, por último, oportuno que la
mayor incremento a tan útiles iniciativas es nece­ Sagrada Congregación de Seminarios y Univer­
sario que el canto sacro sea enseñado metódica­ sidades tome bajo su cuidado las diversas escue­
mente a los niños en todas partes desde la pri­ las superiores de música sacra que surgen provi­
mera enseñanza, como ya con fruto se practica dencialmente en diversos países; tales escuelas
en algunos países. Formando con celo a los pueri podrán gozar siempre que reúnan los debidos
cantores (niños cantores), además de asegurar requisitos, del beneficio de su afiliación al Pon­
el m ejor servicio en las sacras funciones, se con­ tificio Instituto de Roma.
seguirá suscitar y preparar para la Iglesia no
pocas vocaciones eclesiásticas. 11. Esperanzas del resurgimiento musical y
litúrgico. Su Santidad alberga la confiada espe­
8. El Pontificio Instituto y las Academias Mu­ ranza de que la fecha jubilar del solemne docu­
sicales. Los Ordinarios tendrán, además, cuidado mento del Beato Pío X no dejará de suscitar en
de encaminar a los jóvenes que deseen servir a la las diversas partes de la Iglesia laudables inicia­
Iglesia dedicándose a la música sagrada no hacia tivas para una digna celebración y para una más
instituciones laicas, que no tienen este fin espe­ eficaz aplicación del mismo.
cífico, sino hacia las escuelas dependientes de la Se contribuirá así, sin duda, al resurgir de la
autoridad eclesiástica, al mismo Pontificio Insti­ vida litúrgica entre el pueblo cristiano, según
tuto de Música Sacra o a las secciones de música quiere el Padre Santo en la Encíclica Mediator
sacra existentes en algunas beneméritas acade­ Dei.
mias musicales superiores, las cuales se atienden 12. Bendición Apostólica. Con esta confianza Su
con excelentes resultados a las prescripciones de Santidad invoca del Señor luz y asistencia para
la Santa Sede. quien habrá de dedicarse a esta tarea para gloria
9. Preocupación y ayuda de los Obispos. Siendo de Dios y para el mayor bien de las almas y
la música sagrada parte integrante de la liturgia, envía de corazón a vuestra Eminencia y a cuantos
los mismos Ordinarios deberán prestar todo su se atendrán a las presentes normas el aliento de
apoyo, incluso económico, puesto que es de má­ su bendición apostólica.
xima utilidad para el apostolado católico a todas (29) Decretos de la S. Congregación de Ritos,
aquellas instituciones y asociaciones que tienen n. 3964; 4201; 4231.
218, 37-39 E n cíc lic a “ M usicae sacrae ” 2083

sano de Arte Cristiana se hallare algu­ Esperamos que todos los que en la
no perito en música y canto sagrado, Iglesia siguiendo vuestra inspiración
que pueda vigilar sobre lo que se hace fomentan y dirigen el arte musical re­
en la diócesis y comunicar al Ordinario cibirán un nuevo impulso para pro­
de lo hecho y de lo que se debe aún mover con nuevo ardor e intensidad
hacer, y de él reciba la dirección y la este excelente género de apostolado.
autoridad y la ponga en ejecución. Si Así sucederá, lo deseamos, que esta
por fortuna en alguna diócesis se en­ arte nobilísima, tenida en tanta estima
cuentra ya algún instituto o corpora­ en la Iglesia en todos los tiempos, tam­
ción establecida para el fomento de la bién en los nuestros se cultivará y per­
música sagrada elogiado y recomen­ feccionará hasta los esplendores ge­
dado por los Sumos Pontífices, el Ordi­ mimos de santidad y de belleza; y de
nario podrá, según su prudencia, ser­ parte suya felizmente sucede que los
virse de él en el cumplimiento de su hijos de la Iglesia con robusta fe, espe­
cargo. ranza firme y ardiente caridad rendi­
rán a Dios Uno y Trino en los sagrados
37. Exhortación resumida. Promo­ templos el debido tributo de alabanza,
ved y ayudad, Venerables Hermanos, traducido de una manera digna y en
con vuestra protección estos institutos una suave armonía, más aún; que aun
piamente fundados para educar al pue­ fuera de los templos sagrados en las
blo en la música sagrada o para per­ familias y sociedades cristianas se efec­
feccionar más particularmente dicha túe lo que decía S a n C i p r i a n o a D o ­
arte y que mucho pueden contribuir n a t o : Resuenen los salmos durante la
con sus palabras y ejemplos al adelan­ sobria refección: con tu memoria tenaz
tamiento del canto religioso, pues así y agradable voz acomete esta empresa:
gozando de vitalidad y poseyendo exce­ mejor educarás a tus carísimos con
lentes y aptos profesores, podrá pro­ audiciones espirituales y con armonía
mover en toda la diócesis el conoci­ religiosa dulce a los oídos^so\
miento, amor y uso de audiciones de
música sagrada y conciertos religiosos, 39. Bendición Apostólica. Confiando
en armonía con las leyes eclesiásticas que estas Nuestras exhortaciones han
y obediencia completa a la Santa Sede. de producir abundantes y alegres fru­
tos, a vosotros, Venerables Hermanos,
E p íl o g o : y a todos, y a cada uno de los confia­
Esperanza de un nuevo impulso dos a vuestro celo, en particular a
aquellos, que secundando Nuestros de­
38. Estímulo a Obispos e interesados seos promueven la música sagrada im­
en esta música para mayor esplendor partimos con efusiva caridad la Bendi­
del culto divino. Después de haber tra­ ción Apostólica, testimonio de Nuestra
tado largamente de esta materia movi­ voluntad y augurio de celestes dones.
do de paternal solicitud, Nos confiamos Dado en Roma, en San Pedro, el día
seguramente que vosotros, Venerables Natividad del Nuestro Señor Jesucristo,
Hermanos, dediquéis todo vuestro celo 25 de diciembre, en la fiesta de la
pastoral a este arte sagrado que tanto año 1955, 17 de Nuestro Pontificado.
sirve para celebrar con dignidad y
magnificencia el culto divino.3
0 PIO PAPA XII.
(30) S. Cipriano, Epíst. a Donato: Epistula l,n. 16 (Migne P.L. 4, col. 227).
2 1 9

ENCICLICA “HAURIETIS AQUAS”^


(15-V-1956)

SOBRE EL CULTO AL SAGRADO CORAZON DE JESUS


A LO S V E N E R A B LE S H E R M A N O S P A T R IA R C A S , P R IM A D O S , A R Z O B IS P O S ,
O B ISP O S Y D E M A S O R D IN A R IO S L O C A L E S EN P A Z Y CO M U N IO N
CON L A S A N T A SEDE A P O S T O L IC A

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y Bendición Apostólica

I n t r o d u c c ió n : “ Toda dádiva preciosa y todo don per­


Admirable desarrollo del Culto al fecto de arriba viene, como que des­
Corazón Sacratísimo de Jesús ciende del Padre de las luces” (2), con
en los tiempos modernos toda razón podemos considerar en este
culto que cada día se enciende y ex­
^AS 1. Motivo: el centenario de la insti- tiende por todas partes, el inapreciable
48 tución de la fiesta universal del Sagra-
don que el Verbo Encarnado y Salva­
309 do Corazón. “ Sacaréis agua con gozo dor nuestro, como único Mediador de
de las fuentes del Salvador Estas la gracia y de la verdad entre el Padre
palabras con que el Profeta I s a ía s pre­ Celestial y el género humano, ha con­
figuraba los múltiples y abundantes cedido a su mística Esposa en los últi­
bienes que habrían de traer los tiem­ mos siglos en que ha tenido que sopor­
pos cristianos, vienen espontáneamente tar tantos trabajos y dificultades. Así,
a nuestra mente al cumplirse la pri­ pues, la Iglesia, gozando de este ines­
mera centuria desde que nuestro Pre­ timable don, puede manifestar más
decesor de imperecedera memoria Pío ampliamente su amor a su Divino Fun­
IX, correspondiendo a los deseos del dador y cumplir más fielmente la ex­
orbe católico, mandó que se celebrase hortación que el Evangelista S a n J u a n
en la Iglesia universal, la fiesta del pone en boca del mismo J e s u c r i s t o :
Sacratísimo Corazón de Jesús. “ En el último día de la fiesta, que es el
2. La devoción al Sagrado Corazón más solemne, Jesús se puso en pie y
es un estimable don para el alma y la en alta voz decía: Si alguno tiene sed,
Iglesia. Innumerables son las riquezas venga a mí; y beba el que cree en mí;
celestiales que infunde en las almas de de su seno, como dice la Escritura, ma­
los fieles el culto que se tributa al Sa­ narán ríos de agua viva. Esto lo dijo
grado Corazón, purificándolos, llenán­ por el Espíritu que habrían de recibir
dolos de consuelos sobrenaturales y los que creyesen en él” ^\ Pues, cierta­
excitándolos a alcanzar toda suerte de mente, a los que escuchaban estas pa­
310 virtudes. Por tanto, teniendo presente labras de Jesús, por las que prometía
las palabras del A p ó s t o l S a n t i a g o : que de su seno habría de manar una
(* ) A. A. S. 48 (1956) 309-353. La traducción que damos es la oficiosa. Los subtítulos de la dispo­
sición aparecen en la versión italiana de L ’Osscrvatore Romano. Los números y subtítulos son de
responsabilidad de esta edición. (P. H.).
(1) ís. 12, 3. Este texto tiene, en realidad, su historia. Se­
(2) Stgo. 1, 17. gún la antigua puntuación, el texto de la fuente
(3) Juan 7, 37-39. En nuestras Biblias la pun­ de aguas vivas se aplicaba directamente al mis­
tuación de la cita es distinta: “ Si alguno tiene mo creyente (cfr. las ediciones de Nácar-Golunga,
sed, venga a mí y beba; Quien cree en mí, de Bover, y José Petisco [Torres Amat].
su seno... Pío XII se aparta de esa división y Pero un estudio crítico-histórico del P. Hugo
adopta la más exacta, recientemente propuesta, Rahner (cfr. Bíblica, 22 (1941), pp. 269-302) ha
lo cual es clara señal de que el Papa lee y estu­ encontrado en la tradición otra puntuación, dis­
dia con ojo crítico el texto sagrado, conoce aun tinta a la hasta entonces vulgarmente conocida,
en pequeños detalles soluciones nuevas y abando­ y según la cual el texto aludido se aplica prima­
na, si es necesario, opiniones tradicionales. (B.O.). riamente al mismo Cristo, a su Corazón.

— 2084 —
219, 3-6 E n c íc lic a “ H aurietis a q u as ” 2085

fuente de agua viva, no les era difícil mente, ya que nuestro amor de tal ma­
relacionarlas con los vaticinios con que nera se allega a la divina voluntad, que
I s a í a s , E z e q u ie l y Z a c a r í a s profetiza­ viene a hacerse una sola cosa con ella,
ban el Reino del Mesías, y con la sim­ según aquellas palabras: “ Quien está
bólica piedra que golpeada por M o is é s , unido con el Señor es con él un mismo
de manera milagrosa habría de manar espíritu”
agua(4).
3. El Espíritu Santo, origen de la I. F u n d a m e n t o s y p r e f i g u r a c io n e s d e l
caridad que se difunde en nosotros. C u l t o a l S a g r a d o C o r a z ó n d e J esú s
La caridad divina tiene su primer ori­ en el A n t ig u o T e s t a m e n t o

gen en el Espíritu Santo que es el amor


personal así del Padre como del Hijo, 1) Incomprensión de la verdadera na­
en el seno de la Trinidad augusta. Con turaleza del Culto al Corazón Sacratí­
sobradísima razón, pues, el Apóstol de simo de Jesús por parte de algunos
las Gentes, como haciéndose eco de las cristianos
palabras de J e s u c r is t o , atribuye a este 5. Falta de aprecio de esta devoción
Espíritu de amor la efusión de la cari­ entre los católicos. Aunque la Iglesia
dad en las almas de los creyentes: “ La ha tenido siempre y tiene en tan gran­
caridad de Dios ha sido derramada en de estima el culto del Sacratísimo Co­
nuestros corazones por medio del Espí­ razón de Jesús, que se empeña en fo ­
ritu Santo, que se nos ha dado” (5K mentarlo y propagarlo por todas partes
4. Acto de religión profundo y exce­ entre el pueblo cristiano, y se esfuerza
lentísimo. Este estrecho vínculo que, diligentemente en defenderlo contra el
según la Sagrada Escritura, existe entre naturalismo y el sentimentalismo; sin
el Espíritu Santo, que es amor por esen­ embargo, es muy doloroso comprobar
que en el pasado y en nuestros días,
cia, y la caridad divina, que debe encen­
derse cada vez más en el alma de los algunos cristianos no tienen este nobi­
lísimo culto en el honor y la estima
fieles, nos demuestra a todos abundan­
temente, Venerables Hermanos, la na­ debidos, y a veces ni aun los que se
turaleza íntima del culto que se debe dicen animados de celo sincero por la
tributar al Corazón de J e s u c r i s t o . En religión católica y por la propia per­
fección.
efecto, si consideramos su naturaleza
peculiar, es manifiesto que este culto 6 . El Papa exhorta a abandonar pre­
es un acto de religión excelentísimo, juicios y objeciones. “ Si tú conocieras
puesto que exige de nosotros una plena el don de Dios” (7K Nos servimos de
y entera voluntad de entrega y consa­ estas palabras, Venerables Hermanos,
gración al amor del Divino Redentor, Nos, que por disposición divina hemos
del que es señal y símbolo viviente el sido constituidos guardianes y dispen­
Corazón traspasado. Consta igualmente sadores del tesoro de la fe y de la reli­
y en un sentido aún más profundo, que gión que el Divino Redentor ha entre­
este culto entraña la correspondencia gado a la Iglesia, para amonestar a
de nuestro amor al Amor divino. Pues todos aquellos de Nuestros hijos, que,
sólo en virtud de la caridad se obtiene a pesar de que el culto del Sagrado
el que los hombres se sometan al do­ Corazón de Jesús, venciendo la indife­
minio de Dios, más perfecta y entera- rencia y los errores humanos, ya ha
La importancia de esta puntuación, con su in­ Esta puntuación es la que ha desaparecido en
terpretación, radica en que en ella se basa una el texto editado por Guadalupe, siendo así que es
nueva corriente teológica, acerca de la devoción interesante el hecho de que el Santo Padre la
al Corazón de Jesús, que busca su esencia en la haya adoptado en el documento.
misma Escritura; y precisamente en ese texto.
Cfr. Cor Salvatoris (edición castellana, p. 73 ss., (4) Ver Is. 12, 3; Ez. 47, 1-12; Zach. 13, 1; Ex.
lo que comenta Rahner). (Cfr. Ciencia y Fe, XIV 17, 1-7; Num. 20, 7-13; I Cor. 10, 4; Apoc. 7, 17;
(1958), pp. 113-135). 22, 1.
La misma puntuación ha sido adoptada por la (5) Rom. 5, 5.
Sainte Bible de Jerusalén, que además le agrega (6) I Cor. 6, 17.
una nota importante (cfr. ibid., Jn. 4, 1, nota d).
[P. M. A. Fiorito, S.J.]. (7) Juan 4, 10.
2086 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 219, 7 1 0

penetrado en su Cuerpo Místico, toda­ lo falso en el modo de pensar y de


vía abrigan prejuicios para con él y obrar, y se ven lentamente afeadas por
llegan hasta a reputarlo menos adap­ los principios del materialismo ateo y
tado, por no decir nocivo, a las necesi­ del laicismo.
dades espirituales más urgentes de la
Iglesia y de la humanidad en la hora 2) Estima y favor brindados por los
presente. Sumos Pontífices al Culto del Sagrado
Corazón de Jesús
7. La devoción es esencial, útil, ne­ 9. León XIII la encuentra laudabi­
cesaria y espiritual. Porque no faltan lísima. ¿Quién no ve, Venerables Her­
quienes confundiendo o equiparando la manos, cuán ajenas son estas opiniones
índole primaria de este culto con las del sentir de nuestros Predecesores que,
diversas formas de devoción que la Igle­ desde esta cátedra de verdad, aprobaron
sia aprueba y favorece, pero que no públicamente el culto del Sacratísimo
prescribe, lo tienen com o una añadi­ Corazón de Jesús? ¿Quién se atreverá a
dura que cada uno puede practicar a llamar inútil o menos acomodada a
voluntad; y hay también algunos que nuestros tiempos esta devoción que
consideran oneroso este culto y aún de nuestro Predecesor de imperecedera
ninguna o de poca utilidad en especial memoria L e ó n XIII llamó encomiabi-
para los militantes del Reino de Dios, lísima práctica religiosa y en la que vio
que se empeñan en consagrar lo mejor un poderoso remedio para los mismos
de sus energías, de sus recursos y de su males que en nuestros días de manera
tiempo a la defensa de la verdad cató­ más aguda y con más extensión aque­
lica, para enseñarla y propagarla y pa­ jan a los individuos y a la sociedad?
ra difundir la doctrina social católica, Esta devoción, decía, que a todos reco­
fomentando prácticas religiosas y obras mendamos, a todos será de provecho.
que juzgan más necesarias en nuestros Y añadía estos avisos y exhortaciones,
días. que también se refieren a la devoción
Por último hay quienes lejos de creer al Sagrado Corazón: De ahí la violencia
que este culto, es un poderoso medio de los males que hace tiempo están en­
para establecer y renovar las costum­ raizados entre nosotros y que reclaman
bres cristianas en la vida individual y urgentemente que busquemos la ayuda
familiar, lo consideran como una de­ del único que tiene poder para alejar­
voción sensible no inspirada en altos los. Y ¿quién puede ser ése, fuera de
pensamientos y afectos y por lo tanto Jesucristo, el Unigénito de Dios? Pues
más propia de mujeres que de personas ningún otro nombre se ha dado a los
cultas. hombres bajo el cielo en el que nos
hayamos de salvar^ . Hay que acudir
8 . Es devoción para los cristianos a El, que es camino, verdad y vida(9>.
activos. Además, otros, al considerar
que esta devoción pide penitencia, ex­ 10. Pío XI y Pío XII la recomenda­
piación y otras virtudes, sobre todo las ron en sus Encíclicas. Ni menos digno
que se llaman “ pasivas” porque no pro­ de aprobación y acomodado para fo ­
ducen frutos externos, no la creen a mentar la piedad cristiana lo juzgó
propósito para volver a encender la nuestro inmediato Predecesor de feliz
piedad, que debe tender cada vez más memoria, Pío XI, que en su Encíclica
a la acción intensa, encaminada al Miserentissimus Redemptor, escribía:
triunfo de la fe católica y a la valiente ¿No están acaso contenidos en esa for­
defensa de las costumbres cristianas; ma de devoción, el compendio de toda
las cuales hoy, como todos lo saben, la religión y aun la norma de vida más
fácilmente se ven contagiadas por el perfecta, como quiera que guía más
indiferentismo, que no reconoce ningún Suavemente las almas al profundo co­
criterio para distinguir lo verdadero de8 9 nocimiento de Cristo Señor nuestro y
(8) Hech. 4, 12. nis, vol. XIX, págs. 71; 77-78. A. S. S. 31, 646; en
(9) Ene. Annum Sacrum, 25-V-1899; Acta Leo- esta Colee.: Encícl. 81, 2, 9 y 10, pgs. 610 y 612-613.
219, 11-12 E n c íc lic a “ H auíuetis aquas” 2087

con mayor eficacia las mueve a amarle hijos de la Iglesia Católica por obra e
más apasionadamente y a imitarle más inspiración del Espíritu Santo, no po­
de cerca?(10). Nos, por Nuestra parte, demos menos, Venerables Hermanos,
con no menor agrado que nuestros Pre­ que exhortaros con ánimo paterno a
decesores hemos aprobado y aceptado que, juntamente con Nos, tributéis ala­
esta sublime verdad, y cuando fuimos banzas y rendidas acciones de gracias
elevados al Sumo Pontificado, al con­ al Dador de todos los bienes, repitiendo
templar el feliz y triunfal progreso del estas palabras del Apóstol de las gentes:
Culto al Sagrado Corazón de Jesús en­ Al que es poderoso para hacer sobre
tre el pueblo cristiano, sentimos Nues­ toda medida con incomparable exceso
tro ánimo lleno de gozo y Nos regoci­ más que lo que pedimos o pensamos,
jamos por los innumerables frutos de según la potencia que despliega en nos­
salvación que había producido en toda otros su energía, a El la gloria en la
la Iglesia, sentimientos que Nos com ­ Iglesia y en Cristo Jesús por todas las
placimos en expresar ya en Nuestra generaciones, en los siglos de los siglos,
primera Encíclica(11). Estos frutos a Amén^13K Pero después de tributar las
través de los años de Nuestro Pontifi­ debidas gracias al Dios eterno, quere­
cado — llenos no sólo de calamidades mos por medio de esta Encíclica, ex­
y angustias, sino también de inefables hortaros a vosotros y a todos los ama­
consuelos— no se mermaron ni en nú­ dísimos hijos de la Iglesia, a una más
mero, ni eficacia, ni hermosura, sino atenta consideración de los principios
que más bien se aumentaron. Pues, en doctrinales contenidos en la Biblia y
efecto, muchas iniciativas y muy aco­ en los Santos Padres y en los teólogos,
modadas a las necesidades de nuestros sobre los cuales como sobre sólidos fun­
tiempos surgieron para volver a encen­ damentos, se apoya el culto del Sacra­
der este culto: Nos referimos a las aso­ tísimo Corazón de Jesús. Porque Nos
ciaciones destinadas a la cultura inte­ estamos plenamente persuadidos de que
lectual y a promover la religión y la sólo cuando a la luz de la divina reve­
beneficencia; a las publicaciones de ca­ lación, hayamos penetrado a fondo la
rácter histórico, ascético y místico en­ naturaleza y esencia íntima de este cul­
caminadas a este mismo fin; a piadosas to, podremos apreciar debidamente su
prácticas de reparación y de manera incomparable excelencia y su inexhaus­
especial a las manifestaciones de arden­ ta fecundidad en toda suerte de gracias
tísima piedad que ha promovido el celestiales, y de esta manera meditando
Apostolado de la Oración a cuyo celo y contemplando piadosamente los in­
y actividad se debe que familias, cole­ numerables bienes que produce po­
gios, instituciones y aun algunas na­ dremos celebrar dignamente el I cente­
ciones, se consagrasen al Sacratísimo nario de la fiesta del Sacratísimo Co­
Corazón de Jesús; y no raras veces, con razón de Jesús en la Iglesia universal.
ocasión de estas manifestaciones de cul­
to, por medio de cartas, de discursos y 12. Los aspectos especiales y más
importantes de esta exposición y de la
aun de radiomensajes, hemos expresado
devoción. Con el fin, pues, de ofrecer
Nuestra paternal complacencia^12*.
a la mente de los fieles el alimento de
saludables reflexiones con las que más
1 1 . Los propósitos de esta Encíclica. fácilmente puedan comprender la na­
Por lo tanto, al ver que tan grande turaleza de este culto sacando de él fru­
abundancia de aguas, es decir, de dones tos más abundantes. Nos detendremos
celestiales del supremo amor, que han ante todo en las páginas del Antiguo
brotado del Sagrado Corazón de nuestro y Nuevo Testamento que contienen la
Redentor, se derrama sobre incontables revelación y descripción de la caridad
(10) Ene. Miserentissimus Redemptor, 8-V-1928; esta Colección: Encícl. 173, 2, pág. 1533-1534.
A. A. S. 20 (1928) 167; en esta Colección: Encícl.
142, 3, pág. 1122. (12) Ver P ío XII, A. A. S. 32 (1940) 276; 35 (1943)
(11) Ver Ene. Summi Pontificatus, 20-X-1939; 170; 37 (1945) 263-264; 40 (1948) 5Ó1; 41 (1939) 331.
A. A. S. 31 (1939) 415, versión española 512; en (13) Ef. 3, 20-21.
2088 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 219, 13-15

infinita de Dios para con el género hu­ de tributar el mismo culto de adoración
mano, cuya sublime grandeza jamás con que la Iglesia honra a la Persona
podremos escudriñar suficientemente; del mismo Hijo de Dios Encarnado. Se
aduciremos luego el comentario que so­ trata, pues, de una verdad de fe católi­
bre ella nos han dejado los Padres y ca, que fue solemnemente definida en
Doctores de la Iglesia; finalmente pro­ el Concilio de Efeso y en el II de Cons­
curaremos poner en claro la íntima co­ tantino pla^15K El otro motivo pertenece
nexión que existe entre la forma de de­ de manera especial al Corazón del di­
voción que hay que tributar al Corazón vino Redentor, y por lo mismo le con­
316 del divino Redentor y el culto que los fiere un título del todo propio para
hombres están obligados a dar al amor recibir el culto de latría. Proviene de
que El y las otras Personas de la San­ que su Corazón, más que ningún otro
tísima Trinidad tienen a todo el género miembro de su cuerpo, es el índice na­
humano. Porque juzgamos que una vez tural o el símbolo de su inmensa cari­
considerados a la luz de la Sagrada dad hacia el género humano. “ Es inna­
Escritura y de la Tradición los elemen­ ta al Sagrado Corazón, como observaba 317
tos constitutivos de esta nobilísima de­ nuestro Predecesor L e ó n XIII de in­
voción, será más fácil a los cristianos mortal memoria, la cualidad de ser
el llegarse “ con gozo a las aguas de las símbolo e imagen expresiva de la infi­
fuentes del Salvador” (14); es decir, po­ nita caridad de Jesucristo que nos incita
drán apreciar mejor la singular impor­ a devolverle amor por amor” (1QK
tancia que ha adquirido el culto al Co­
razón Sacratísimo de Jesús en la litur­ 14. Sólo indirectamente, pero por
gia de la Iglesia, en su vida interna y imágenes conmovedoras predice el
externa y también en sus obras; y así Antiguo Testamento el amor de Jesús.
podrá cada uno obtener frutos espiri­ Es innegable que en los Libros Sagra­
tuales, que señalarán una saludable re­ dos, nunca se hace mención cierta de
novación en sus costumbres según los un culto de especial veneración y amor
deseos de los Pastores del rebaño de tributado al Corazón físico del Verbo
Cristo. Encarnado, por su prerrogativa de sím­
bolo de su encendidísima caridad. Pero
3) El amor de Dios, motivo dominante este hecho, que hay que reconocer
del Culto al Santísimo Corazón de Je­ abiertamente, no nos ha de sorprender,
sús, en el Antiguo Testamento ni nos ha de hacer dudar en modo al­
guno de que la caridad divina hacia
13. La doble razón de este culto. nosotros — razón principal de este cul­
Para poder comprender mejor la fuerza to— la exaltan tanto el Antiguo como
que con relación a esta devoción encie­ el Nuevo Testamento con imágenes, por
rran algunos textos del Antiguo y Nue­ encontrarse en los Libros Santos que
vo Testamento, hay que entender bien predecían la venida del Hijo de Dios
el motivo por el cual la Iglesia tributa hecho hombre, pueden considerarse co ­
al Corazón del divino Redentor el culto mo un presagio de lo que había de ser
de latría. Tal motivo, como bien sa­ el símbolo e índice más noble del amor
béis, Venerables Hermanos, es doble: divino, es a saber, el Corazón Sacratí­
El primero, que es común también a los simo y adorable del Redentor divino.
demás miembros adorables del cuerpo
de Jesucristo, se funda en el hecho de 15. La Antigua Alianza era pacto de
que su Corazón, siendo una parte no­ amor. Por lo que toca a nuestro pro­
bilísima de la naturaleza humana, está pósito, no juzgamos necesario aducir
unido hipostáticamente a la persona del muchos textos de los libros del Antiguo
Verbo de Dios; y por lo tanto se le ha0 4 Testamento, en los cuales se contienen
04 ) Ts. 12, 3. (16) Ver Ene. Annum sacrum: Acta Leonis, vol.
(15) Conc. Ephes. can. 8; ver Mansi, Sacr. Conc. XIX, 1900, pág. 76; A. S. S. 31, 646; en esta Co­
Ampliss. Collectio, IV, 1083-C.; Conc. Const. II lección: Encícl. 81, 9, pág. 612.
caja. 9; ver Mansi, Conc. Coll. IX, 382-E.
219, 16-17 E n cíc lic a “ H aurietis aquaí T 2089

las primeras verdades reveladas por sus hombros^20). Pero ninguno tal vez
Dios; sino que creemos bastará recordar entre los profetas expresa y descubre
el Pacto establecido entre Dios y el tan clara y ardientemente como O s e a s
pueblo elegido, pacto sancionado con el amor constante de Dios hacia su
víctimas pacíficas — cuyas leyes fun­ pueblo. En efecto, en los escritos de
damentales, esculpidas en dos tablas este Profeta, que entre los Profetas me­
promulgó M o i s é s (17> e interpretaron losnores, sobresale por la profundidad de
Profetas— este pacto no se basaba tan conceptos y la concisión del lenguaje,
sólo en los vínculos del supremo domi­ se describe a Dios amando a su pueblo
nio de Dios, y en la debida obediencia escogido con un amor justo y lleno de
de parte del hombre, sino que se con­ santa solicitud, cual es el amor de un
solidaba y vivificaba con los más nobles padre lleno de misericordia y de amor,
motivos del amor. Porque también para o de un esposo herido en su honor. Es
el pueblo de Israel la razón suprema de un amor, que lejos de descaecer y cesar
obedecer a Dios, debía ser, no tanto el a la vista de monstruosas infidelidades
temor de las divinas venganzas, que los y pérfidas traiciones, las castiga sí como
truenos y relámpagos procedentes de la merecen — no para repudiarlos y aban­
ardiente cumbre del Sinaí suscitaban en donarlos a sí mismos— sino sólo con
los ánimos, sino más bien amor debido el fin de limpiar y purificar a la esposa
a Dios: “ Escucha, Israel: El Señor, alejada e infiel y a los hijos ingratos,
nuestro Dios, es el único Señor. Ama­ para volverlos a unir de nuevo consigo
rás, pues, al Señor tu Dios con todo tu una vez renovados y confirmados los
corazón, con toda tu alma y con toda vínculos de amor: Cuando Israel era
318 tu fuerza. Y estas palabras que hog te niño, yo le amé; y de Egipto llamé a
ordeno, estarán sobre tu corazón ,(18L mi hijo... Yo enseñé a andar a Efraín, 319
toméle en mis brazos, mas ellos no re­
16. La Alianza, amor de Padre con conocieron que yo de ellos cuidaba.
los hijos. No nos debe, pues extrañar Con cuerdas humanas los atraeré, con
que M o isé s y los Profetas, a los que con lazos de amor... Sanaré sus rebeldías,
razón llama el A n g é l ic o D o c t o r los los amaré generosamente, pues mi ira
umayores” del pueblo elegido (19\ com ­ se ha apartado de ellos. Seré como el
prendiendo bien que el fundamento de rocío para Israel, florecerá él como el
toda la Ley se basaba en este manda­ lirio y echará sus raíces cual el Líba­
miento del amor, describiesen las rela­ no” *'21).
ciones todas existentes entre Dios y su
Nación, recurriendo a semejanzas saca­ 17. Pese a sus infidelidades Dios los
das del amor recíproco entre padres e sigue amando. Expresiones semejantes
hijos, o del amor de los esposos, en vez tiene el Profeta I s a í a s cuando presenta
de representarlas con imágenes severas a Dios mismo y al pueblo escogido co ­
inspiradas en el supremo dominio de mo dialogando entre sí con estas pala­
Dios o en nuestra debida servidumbre bras: Mas Sión dijo: Me ha abandonado
llena de temor. Así por ejemplo, el el Señor y se ha olvidado de mí. ¿Puede
mismo M o isé s en su celebérrimo cántico acaso una mujer olvidar a su peque-
por la liberación de su pueblo de la ñuelo de suerte que no se apiade del
servidumbre de Egipto, al querer expre­ hijo de sus entrañas? Aunque ésta se
sar cómo esa liberación era debida a la olvidare, yo no me olvidaré de tí*22).
intervención omnipotente de Dios, recu­ No son menos conmovedoras las pala­
rre a estas conmovedoras expresiones e bras con que el autor del Cantar de los
imágenes: Como el águila provoca a sus Cantares, sirviéndose del simbolismo
polluelos a alzar el vuelo y encima de del amor conyugal, describe con vivos
ellos revolotea, así (Dios) extendió sus colores los lazos de amor mutuo que
alas y acogió (a Israel) y le llevó sobre unen entre sí a Dios y a la nación pre-
(17) Ver Ex. 34, 27-28. (20) Deut. 32, 11.
(18) Deut. 6, 4-6. (21) Os. 11, 1, 3-4; 14, 5-6.
(19) Sam. ThcoL II-II, q. 2, a. 7; ecl. León., tom. (22) Is. 49, 14-15.
V fíí, 1895, pág. 34.
2090 E n cíclicas del PP. Pío XII (1956) 219, 18-20

dilecta: Como lirio entre las espinas, II. L e g it im id a d del Cu lto al Sa c r a ­


así es mi amada entre las doncellas... t ís im o C o r a z ó n d e J e sú s s e g ú n l a
Yo soy de mi amado y mi amado es D o c t r in a del N u e v o T e sta m e n to y
mío: el que se apacienta entre los li­ la T r a d ic ió n
rios... Ponme como sello sobre tu co­
razón, como sello sobre tu brazo; pues 1) El amor de Dios en el misterio de
fuerte como la muerte es el amor, duros la Encarnación redentora según
como el infierno los celos: sus ardores el Evangelio
son ardores de fuego y llamas(23>. 19. El Nuevo Testamento es el cum­
plimiento de las predicciones. Pero só­
18. El amor de Jesús predicho. Con lo por el Evangelio llegamos a conocer
todo, este amor de Dios, tiernísimo, in­ con perfecta claridad que la Nueva
dulgente y longánime aun cuando se Alianza estipulada entre Dios y la hu­
indigna por las repetidas infidelidades manidad — de la cual la alianza que
del pueblo de Israel, nunca llega a re­ pactó M o is é s entre el pueblo y Dios fue
pudiarlo definitivamente; se muestra, tan sólo una prefiguración simbólica y
sí, vehemente y sublime, pero con todo el vaticinio de J e r e m í a s una mera pre­
no es, en sustancia, sino el preludio de dicción— es aquella misma que esta­
aquella encendidísima caridad que el bleció y llevó a la práctica el Verbo.
Redentor prometido había de mostrar Encarnado mereciéndonos la gracia di­
a todos con su amantísimo Corazón y vina. Esta Alianza es incomparablemen­
que iba a ser el modelo de nuestro amor te más noble y más sólida, porque a
y la piedra angular de la Nueva Alianza. diferencia de la precedente no fue san­
Porque en verdad, sólo Aquel que es cionada con sangre de cabritos y novi­
el Unigénito del Padre y el Verbo hecho llos, sino con la Sangre sacrosanta de
carne lleno de gracia y de verdad(24>, Aquel a quien aquellos animales pacífi­
habiendo descendido hasta los hombres, cos y carentes de razón prefiguraban:
320 oprimidos de innumerables pecados y el Cordero de Dios que quita el pecado
miserias, podía hacer brotar de su na­ del mundo” (26>. Porque la Alianza Cris­
turaleza humana, unida hipostática- tiana, más aún que la antigua, se mani­
mente con su Divina Persona, “ un ma­ fiesta claramente como un pacto no ins­
nantial de agua viva” que regase copio­ pirado en sentimientos de servidumbre,
samente la tierra árida de la humani­ no fundado en el temor, sino apoyado
dad, transformándola en florido y fértil en la amistad que debe reinar en las 321
jardín. Y esta obra admirable que ha­ relaciones entre padre e hijos, siendo
bía de realizar el amor misericordiosí­ ella alimentada y consolidada por una
simo y eterno de Dios, parece preanun­ más generosa distribución de la gracia
ciarla ya en cierto modo el Profeta J e ­ divina y de la verdad, conforme a la
r e m í a s con estas palabras: “ Te he ama­
sentencia del Evangelio de S a n J u a n :
“ De su plenitud todos nosotros hemos
do con amor eterno, por eso te he
participado y recibido una gracia por
atraído a mí lleno de misericordia... He
aquí que vienen días, afirma el Señor, otra gracia. Porque la ley fue dada por
en que pactaré con la casa de Israel y Moisés, más la gracia fue traída por
Jesucristo” (27).
la casa de Judá una alianza nueva: éste
será el pacto que yo concertaré con la 20. Invitación Papal a reflexionar
casa de Israel después de aquellos días, sobre este misterio de amor. Introdu­
declara el Señor: Pondré mi ley en su cidos por estas palabras del Discípulo
interior y la escribiré en su corazón y amado, y que durante la Cena había
seré su Dios y ellos serán mi pueblo...; reclinado su cabeza sobre el pecho de
porque perdonaré su culpa y no recor­ Jesús(28), en el mismo misterio de la
daré más sus pecados” . infinita caridad del Verbo Encarnado,
(23) Cant. 2, 2; 6, 2; 8, 6. (26) Ver Juan 1, 29; Hebr. 9, 18-28; 10, 1-17.
(24) Juan 1, 14. (21) Juan 1, 16-17.
(25) Jer. 31, 3; 31, 33-34. (28) Juan 21, 20.
219, 21-23 E n c íc lic a “ H aurietis aquas” 2091

es cosa digna, justa, recta y saludable, veces por la infidelidad del pueblo esco­
que nosotros nos detengamos un poco, gido.
Venerables Hermanos, en la contem­
plación de tan suave misterio, a fin de 22. Reconciliación de la justicia y
que, iluminados por la luz, que sobre misericordia divina. Por tanto, el Di­
él proyectan las páginas del Evangelio, vino Redentor, en su cualidad de legí­
podamos también nosotros experimen­ timo y perfecto Mediador nuestro, ha
tar el feliz cumplimiento del voto que hiendo conciliado bajo el estímulo de
el Apóstol formulaba escribiendo a los una caridad ardentísima para con nos­
fieles de Efeso: “ Que Cristo habite por otros, las obligaciones y compromisos
la fe en vuestros corazones, que estáis del género humano con los derechos
arraigados y cimentados en caridad, de Dios, ha sido sin duda el autor de
para que podáis comprender con todos aquella maravillosa reconciliación entre
los santos, cuál es la anchura y Ion- la divina justicia y la divina misericor­
gura, la alteza y profundidad de este dia, que justamente constituye la abso­
misterio y conocer también el amor de luta trascendencia del misterio de nues­
Cristo hacia nosotros, que sobrepuja a tra salvación, tan sabiamente expresado
todo conocimiento, para que seáis ple­ p o r el D o c t o r A n g é l ic o con estas pa­
namente colmados de todos los dones labras: “ Conviene observar que la libe­
de Dios” (293*\
0 ración del hombre, mediante la pasión
de Cristo, fue conveniente tanto a su
21. La Redención es el misterio del justicia como a su misericordia. Ante
amor de Cristo al Padre. En efecto, el iodo a la justicia, porque con su pasión,
misterio de la Divina Redención es ante Cristo satisfizo por la culpa del género
todo y por su propia naturaleza, un humano, y por consiguiente por la jus­
misterio de amor: esto es, un misterio ticia de Cristo el hombre fue libertado.
de amor justo de parte de Cristo para Y en segundo lugar a la misericordia,
con su Padre Celestial, a quien el sacri­ porque, no siéndole posible al hombre
ficio de la cruz, ofrecido con corazón satisfacer por el pecado que manchaba
amante y obediente presenta una satis­ toda la naturaleza humana, Dios le dio
facción sobreabundante e infinita por un reparador en la persona de su Hijo.
los pecados del género humano: Cristo Ahora bien, esto fue de parte de Dios
sufriendo por caridad y obediencia, un gesto de más generosa misericordia
ofreció a Dios algo de mayor valor que que si El hubiese perdonado los pecados
lo exigía la compensación por todas las sin exigir alguna satisfacción. Por eso
ofensas hechas a Dios por el género está escrito: Dios, que es rico en mise­
humano(303 K Además, el misterio de la
1 ricordia, movido del excesivo amor con
Redención es un misterio de amor mi­ que nos amó, aun cuando estábamos
sericordioso de la Augusta Trinidad y muertos por los pecados, nos dio vida
del divino Redentor hacia la humani­ juntamente en Cristo” (32>.
dad entera, puesto que, siendo ésta del
todo incapaz de ofrecer a Dios una sa­ 2) Triple amor del Redentor hacia el
tisfacción condigna por sus propios de- género humano: divino, humano,
litos(3r>9 Cristo, mediante la inescruta­ espiritual y sensible
ble riqueza de méritos, que nos ganó 23. El amor de Cristo a los hombres
con la efusión de su preciosísima san­ no es sólo espiritual, sino también hu­
gre, pudo restablecer y perfeccionar mano y sensible. Pero a fin de que po­
aquel pacto de amistad entre Dios y los damos, cuanto es dado a los hombres
hombres, que había sido violado por mortales, comprender con todos los
vez primera en el paraíso terrestre por santos, cuál es la anchura y longura, la
culpa de Adán, y luego innumerables alteza y profundidad^33), de la miste-
(29) EL 3, 17-19. demptor, A. A. S. 20 (1928) 170; en esta Colección:
Encícl. 142, 6 pág. 1124.
(30) Sum. Theol. III, q. 48, a. 2; ed. León., tom. (32) Ef. 2, 4; Sum. Theol. III, q. 46, a. 1 ad 3
XI, 1903, pág. 464. ed. León., tom. XI, 1903, pág. 436.
(31) Ver Pío XI, Encíclica Miserentissimus Re­ (33) Ef. 3, 18.
2092 E n cíclicas del P P . P ío X II (1956) 219, 24-25

riosa caridad del Verbo Encarnado a su vas internas y externas; dotada igual­
celestial Padre y a los hombres man­ mente de las potencias afectivas sensi­
chados con tantas culpas, conviene te­ tivas y de sus correspondientes pasio­
ner bien presente que el amor no fue nes. Es esto lo que enseña la Iglesia
únicamente espiritual, como conviene a Católica, por estar sancionado y solem­
Dios, puesto que Dios es espíritu^3*). nemente confirmado por los Romanos
Indudablemente de índole puramente Pontífices y los Concilios Ecuménicos:
espiritual fue el amor nutrido por Dios Entero en sus propiedades, entero en
a nuestros progenitores y por el pueblo las nuestras^37*); perfecto en la Divini­
23 hebreo; por eso, las expresiones de dad y El mismo perfecto en la huma-
amor humano, sea conyugal, sea pater­ nidad^33S3
4 \ todo Dios (hecho) hombre,
7
6
no, que se leen en los Salmos, en los y todo el hombre (subsistente en)
escritos de los profetas y en el Cantar Dios^39K
de los Cantares, son indicios y símbo­
los de un amor verdaderísimo, pero del 24. Los afectos sensibles de su cora­
todo espiritual, con que Dios amaba al zón en armonía con su amor divino.
género humano; al contrario, el amor No habiendo, pues, duda alguna de que
que exhala del Evangelio, de las Epís­ Jesús poseía un verdadero cuerpo bu- 324
tolas de los Apóstoles y de las páginas mano, dotado de todos los sentimientos
del Apocalipsis, donde se describe el que le son propios, entre los que cam­
amor del Corazón de Jesús, no com ­ pea el amor, es de la misma manera
prende solamente la caridad divina, si­ mucha verdad que El estuvo provisto
no que se extiende también a los senti­ de un corazón físico, en todo semejante
mientos del afecto humano. Para todo al nuestro, no siendo posible que la vida
el que hace profesión de fe católica esta humana privada de este excelentísimo
verdad es indiscutible. En efecto, el miembro del cuerpo, tenga su natural
Verbo de Dios no ha tomado un cuerpo actividad afectiva. Por consiguiente, el
ilusorio y ficticio, como ya en el primer Corazón de Cristo, unido hipostática-
siglo de la era cristiana osaron afirmar mente a la Persona divina del Verbo,
algunos herejes, que atrajeron la severa debió sin duda palpitar de amor y de
condenación del Apóstol S a n J u a n : todo otro afecto sensible; con todo, es­
Puesto que se han descubierto en el tos sentimientos eran tan conformes y
mundo muchos impostores, que no con­ tan en armonía con la voluntad huma­
fiesan que Jesucristo haya venido en na, rebosante de caridad divina, y con
carne: negar esto es ser un impostor y el mismo amor infinito, que el Hijo
un anticristo^335\ sino que El ha unido
4 tiene común con el Padre y el Espíritu
a su divina Persona una naturaleza hu­ Santo, que jamás se interpuso la míni­
mana individua, íntegra y perfecta, con-; ma oposición y discordia entre estos
tres amores <40).
cebida en el seno purísimo de María
Virgen por virtud del Espíritu San­ 25. Su corazón de sentimientos divi­
to ^ 6). Nada, pues, faltó a la naturaleza nos y humanos ansia sacrificarse por
humana asumida por el Verbo de Dios; la redención de los hombres. Con todo,
en verdad, El la posee sin ninguna dis­ el hecho de que el Verbo de Dios haya
minución, sin ninguna alteración, tanto tomado una verdadera y perfecta natu­
en los elementos constitutivos espiritua­ raleza humana, y haya estado plasma­
les cuanto en los corporales, conviene a do y como modelado en un corazón de
saber: dotada de inteligencia y de vo­ carne, que, no menos que el nuestro,
luntad, y demás facultades cognosciti- fuese capaz de sufrir y de ser herido,
(34) Juan 4, 24. (38) Gonc. Chalced. a. 451 (Mansi, Conc. Coll.
(35) 2 Juan 7. VII, 115 B).
(39) S. Gelasius Papa, Tract. III: “ N ecessarium ”
(36) Vei Luc. 1, 35. de duabus naturis in Christo, ver A. Thiel, Epist.
(37) S. Leo Magnus, Epist. dogm. ‘‘Lectis di- Rom. Pont, a S. Hilaro usque ad Pelagium II.
lectionis luae” ad Flavianum Const. Patr. 13 Iun. pág. 532.
a. 449 (Migue P.L. 54 col. 763). (40) Ver S. Thom. Sum Theol. III, q. 15, a. 4;
q. 18, a. 6: ed, León., tom. XI, 1903 p. 189 y 237.
2lfl, 26-28 E n cíc lic a “ II aurietis aquas” 2093

este hecho, decimos, si no se le ve y se naturaleza perfecta y nuestro cuerpo


le considera a la luz que emana no sólo frágil y mortal para procurarnos la sal­
de la unión hipostática y sustancial, vación eterna y para manifestar y pa­
sino también de la verdad de la humana tentizar en forma sensible su amor
Redención, que es, por decirlo así, el infinito hacia nosotros.
complemento de aquella, podría pare­
cer a algunos “ escándalo” y “ necedad” , 27. L os padres griegos lo enseñan.
como, de hecho, pareció a los judíos y San Justino haciéndose eco de la voz
gentiles Cristo crucificado^414*^. Ahora
2 del Apóstol de las Gentes, escribe lo si­
bien, los símbolos de la fe, perfecta­ guiente: Amamos y adoramos al Verbo
mente concordes con las divinas Escri­ nacido de Dios inefable y que no tiene
turas, nos aseguran que el Hijo Unigé­ principio; ya que se hizo hombre por
nito de Dios tomó la naturaleza pasible nosotros para que hecho partícipe de
y mortal con la mira puesta principal­ nuestras dolencias nos procurase su re-
mente en el sacrificio cruento de la m edio^K Y San B asilio, primero de
cruz, que El deseaba ofrecer con el fiq los tres Padres de Capadocia, afirma
de cumplir la obra de la salvación del que los afectos sensibles de Cristo fue­
hombre. Esta es además la doctrina ron verdaderos y al mismo tiempo san­
expuesta por el Apóstol de las Gentes: tos: Es manifiesto que el Señor poseyó
Porque el que santifica, y los santifi­ los afectos naturales en confirmación
cados, todos traen de uno su origen. de su verdadera y no imaginada encar­
Por cuya causa no se desdeña de lla­ nación; lo es también que rechazó co­
marlos hermanos, diciendo: Anunciaré mo indignos de la divinidad, los afectos
tu nombre a mis hermanos... Y otra viciosos, que manchan la pureza de
vez: Hénos aquí yo y mis hijos, que nuestra vida^4*44K Igualmente San Juan
2
4
1
Dios me ha dado. Y por cuanto los hijos Crisóstomo, lumbrera de la Iglesia An-
tienen comunes la carne y sangre, El tioquena, confiesa que las conmociones
también participó de las mismas cosas... sensibles de que el Señor dio muestra,
Por lo cual debió, en todo, asemejarse a prueban irrecusablemente que poseyó
sus hermanos, a fin de ser un pontífice íntegramente nuestra humana natura­
misericordioso y fiel para con Dios, en leza: A no haber poseído humana natu­
orden a expiar los pecados del pueblo. raleza, no hubiera experimentado una y
Ya que por razón de haber El mismo más veces la tristeza<45L
padecido y sido tentado, puede también 28. L os padres latinos. Entre los
dar la mano a los que son tentados(42). Padres Latinos merecen recuerdo, los
que hoy venera la Iglesia com o Docto­
3) Las pruebas de los Santos Padres res máximos. San Ambrosio afirma que
en favor de los afectos sensibles del la unión hipostática es el origen natural
Verbo Encarnado de los afectos y sentimientos, que el
26. Finalidad de la E ncarnación:
Verbo de Dios Encarnado experimentó:
Por tanto, ya que tomó el alma tomó las
Manifestar en form a sensible su am or
pasiones del alma; pues Dios, como
divino. Los Santos Padres testigos ve­
Dios que es, no podía turbarse ni mo­
races de la doctrina revelada, advirtie­
rir (46>.
ron muy oportunamente lo que ya San
P ablo Apóstol había claramente signi­ En estas mismas reacciones apoya
San Jerónimo el principal argumento
ficado, a saber, que el amor divino es
para probar que Cristo tomó realmente
com o el principio y la cumbre de la
la humana naturaleza: Nuestro Señor
obra de la Encarnación y Redención.
se entristeció realmente, para manifes­
Léese frecuentemente en sus escritos
tar su humana naturaleza(47h
que Jesucristo tomó en sí la humana
(45) In íoann. Ilomil. 63, 2 (Migne P.G. 59,
(41) Ver I Corint. 1, 23. col. 350).
(42) Hcbr. 2, 11-14; 17-18. (46) De fide ad Gratianum, II, 7, 56; (Migne
(13) Apol. 2, 13 (Migue P.G. 6, col. 405). P.L. 16, col. 594).
(47) Ver Super Matth. XXVI, 37 (Migne P.L.
(44) Epist. 261, 3 (Migue P.G. 32, col. 972). 26, 205).
2094 E n cíclicas del PP. P ío X II (1956) 219, 29-30

Particularmente San Agustín nota la Por más que los Evangelistas y los
íntima unión existente entre los senti­ demás escritores sagrados no nos des­
mientos del Verbo Encarnado y la fi­ criban abiertamente el Corazón de
nalidad de la Redención humana: El Nuestro Redentor, no menos vivo y
Señor se revistió de los afectos de la sensible que el nuestro, y las palpita­
fragilidad humana, del mismo modo ciones y estremecimientos debidos a las
que aceptó la fragilidad de nuestra car­ diversas conmociones y afectos de su
ne y la muerte de ella, no por necesaria alma y a la ardentísima caridad de su
coacción sino por el estímulo de su mi­ noble voluntad, sin embargo, frecuen­
sericordia, para asimilar a sí su cuerpo, temente ponen de relieve su divino
que es la Iglesia, cuya cabeza se dignó amor y las conmociones sensibles con
ser, o sea, sus miembros en sus santos él relacionados: el deseo, la alegría, la
y fieles; de modo que, si alguno de ellos tristeza, el temor y la ira, según las
por efecto de las tentaciones humanas expresiones de su mirada, palabras y
se entristeciese y se doliese, no por eso gestos. Y principalmente el rostro ado­
creyese estar privado del influjo de su rable de Nuestro Salvador fue sin duda
gracia; y como un coro concuerda con el índice, y como el espejo fidelísimo
la voz que le da el tono, así su cuerpo de los afectos, que, conmoviendo en
supiese de su cabeza que tales movi­ varios modos su ánimo a semejanza de
mientos no son de suyo pecado, sino las olas que se entrechocan, llegaban a
solamente indicio de la humana fragi­ su corazón santísimo y excitaban sus
lidad(48>. latidos. A la verdad, vale también a
Con mayor concisión y no menor propósito de Jesucristo cuanto el D oc ­
fuerza estos pasajes de San Juan Da - tor Angélico amaestrado por la expe­
masceno testifican la doctrina de 1a* riencia, observa en materia de psicolo­
Iglesia: Todo Dios ha tomado a todo el gía humana y de los fenómenos de ella
hombre, y el todo se ha unido al todo, derivados: La turbación, que la ira
para procurar la salvación de todo el produce, repercute en los miembros ex­
hombre. De otra manera no hubiera po­ ternos y principalmente en aquellos en
dido sanar lo que no asumió(49\ Tomó, que se refleja más la influencia del Co­
pues, todo, para santificarlo tod o^ K razón, como son los ojos, el semblante,
la lengua^51).
4) El simbolismo natural del Corazón
de Jesucristo afirmado veladamente en 30. El Corazón sím bolo del triple
la Sagrada Escritura y en los am or, y en especial del am or sensible.
Santos Padres Con mucha razón, pues, es considerado
el corazón del Verbo Encarnado como
29. Al hablar de afectos hum anos, índice y símbolo del triple amor, con
Indirectamente ya hablan del Corazón. que el Divino Redentor ama continua­
Bien es verdad crue ni los autores sa­ mente al Eterno Padre y a todos los
grados ni los Padres de la Iglesia, y no hombres. Es ante todo símbolo del di­
pocos otros semejantes que no hemos vino amor, que en El es común con el
citado, aunque prueban abundantemen­ Padre y el Espíritu Santo, y que sólo
te que Jesucristo estuvo sujeto a los en El, como Verbo Encarnado, se ma­
sentimientos y afectos humanos y que nifiesta por medio del caduco y frágil
por eso precisamente tomó la naturale­ instrumento humano ya que en El ha­
za humana para procurarnos la eterna bita la plenitud de la Divinidad corpo­
salvación, con todo no se refiere en ralmente ^ . Además el Corazón de
concreto dichos afectos a su corazón fí­ Cristo es símbolo de ardentísima cari­
sicamente considerado, señalando en él dad, que, infundida en su alma, consti­
el símbolo de su amor infinito.4 9
8 tuye la preciosa dote de su voluntad
(48) Enarr, in Ps. 87, 3 (Migue P.L. 37, col. (50) De fide Orth. III, 20 (Migne P.G; 94, col.
lili). 1081).
(49) De fide Orth. III, 6 (Migue P.G. 94, col. (51) Sum. Theol. I-II, q. 48 a. 4; ed. León., tom.
1006). VI, 1891, pág. 306.
(52) Col. 2, 9.
21% 31-33 E n c íc lic a “ H aurietis a qu as ; 2095

humana y cuyos actos son dirigidos e triunfando de la muerte se levantó del


iluminados por una doble y perfectísi- sepulcro.
ma ciencia, la beatífica y la infusa^53*. Después que su cuerpo consiguió el
Finalmente, y esto en modo más na­ estado de la gloria sempiterna y se
tural y directo, el Corazón de Jesús es unió nuevamente al alma del divino
símbolo de su amor sensible, ya que el Redentor, victorioso de la muerte, su
cuerpo de Jesucristo plasmado en el Corazón sacratísimo no ha dejado nun­
seno castísimo de la Virgen María por ca ni dejará de palpitar con impertur­
obra del Espíritu Santo, supera en bable y plácido latido, ni cesará tam­
perfección y por ende en capacidad poco de demostrar el triple amor, con
perceptiva todo otro organismo huma- que el Hijo de Dios se une a su Padre
no<54). Eterno y a la humanidad entera, de
quien es cabeza mística con pleno de­
31. Las manifestaciones amorosas recho.
del Corazón en la vida mortal y glo­
riosa de Jesús. Adoctrinados por los III. P articipación activa y profunda
Sagrados Textos y por los símbolos de QUE TUVO EL SAGRADO CORAZÓN DE JE­
lá fe de la perfecta consonancia y SÚS en la Misión Salvadora del
armonía que reina en el alma santísima R edentor
de Jesucristo y de que El dirigió con
finalidad redentora todas las manifes­ 1) El Sagrado Corazón de Jesús, sím­
taciones de su triple amor, podemos bolo de amor perfectísimo: sensible,
nosotros con toda seguridad contemplar espiritual, humano y divino, durante
y venerar en el Corazón del Redentor la vida terrena del Salvador
Divino la imagen elocuente de su ca­ 32. Los múltiples afectos de su Co­
ridad y el testimonio de nuestra Re­ razón. Ahora, Venerables Hermanos,
dención y “ como una mística escala” para que de estas piadosas considera­
para subir al abrazo de Dios Nuestro ciones podamos sacar abundante y sa­
Salvador(55). Por esto, en las palabras, ludables frutos, bueno es meditar y
en los actos, en las enseñanzas, en los contemplar brevemente los múltiples
milagros y especialmente en las obras afectos humanos y divinos de nuestro
más esplendorosas de su amor hacia Salvador Jesucristo, en los cuales du­
nosotros, como la institución de la Di­ rante el curso de su vida mortal parti­
vina Eucaristía, su dolorosa pasión y cipó su Corazón, y ahora sigue parti­
muerte, la benigna donación de su San­ cipando y no dejará de participar por
tísima Madre, la fundación de la Iglesia toda la eternidad. En las páginas del
para bien nuestro y finalmente la mi­ Evangelio es donde principalmente en­
sión del Espíritu Santo sobre los Após­ contraremos la luz, con la cual ilumi­
toles y sobre nosotros, en todas estas nados y fortalecidos, podremos aden­
obras, repetimos, debemos admirar trarnos en el sagrario de este divino
otros tantos testimonios de su triple Corazón, y admirar con el Apóstol de
amor y meditar los latidos de su Cora­ las Gentes las abundantes riquezas de
zón, con los cuales quiso medir los ins­ la gracia (de Dios) en la bondad usada
tantes de su terrena peregrinación hasta con nosotros por amor de Jesucristo(57>.
el momento supremo, en el que, como
atestiguan los Evangelistas, clamando 33. En la Encarnación, en Nazaret y
con gran voz dijo: Todo está consuma­ la vida pública. El adorable Corazón
do. E inclinada la cabeza, entregó su de Jesucristo late con amor al mismo
espíritu(5C>. Entonces su corazón se tiempo humano y divino, desde que la
paró y dejó de latir y su amor sensible Virgen María pronunció aquella pala­
permaneció com o suspenso hasta que bra magnánima “ Fiat” “ Hágase” y el
(53) Ver S. Thom., Sum. Theol. III q. 9 aa. 1-3 (55) Tit. 3, 4.
(ed. León. t. XI, 1903, p. 142. (56) Mat. 27, 50; Juan 19, 30.
(54) Ver Sum. Theol. III, q. 33, a. 2, ad 3m; q. (57) Ef. 2. 7.
46, a. 6; ed. León., torn. XI, 1903, págs. 342, 433.
2096 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 219, 34

Verbo de Dios, como nota el Apóstol, divisar a Jerusalén, su predilecta ciu­


al entrar en el mundo dijo: Tú no has dad, destinada a una fatal ruina por
querido sacrificio ni ofrenda, mas a mí su obstinación en el pecado exclamó:
me has apropiado un cuerpo; holocaus­ Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
tos por el pecado no te han agradado. profetas y apedreas a los que a ti son
Entonces dije: Heme aquí que vengo: enviados; ¡cuántas veces quise recoger
según está escrito de mí al principio a tus hijos, como la gallina recoge a sus
del libro: para cumplir, ¡oh Diosl, tu polluelos bajo las alas, y tú no lo has
voluntad... Por esta voluntad, pues, so­ querido!^61\ Su Corazón palpitó tam­
mos santificados por la oblación del bién de amor hacia su Padre y de santa
cuerpo de Cristo hecha una sola vez^5SK indignación, cuando vio el comercio
De manera semejante palpitaba de sacrilego que se hacía en el Templo, e
amor su Corazón, en perfecta armonía increpó a los violadores con estas pala­
con los afectos de su voluntad humana bras: Escrito está: mi casa será llamada
y con su amor divino, cuando en la casa de oración; mas vosotros la tenéis
casa de Nazareth mantenía aquellos hecha una cueva de ladrones<62).
celestiales coloquios con su dulcísima Pero particularmente latió de amor y
330 Madre y con su padre putativo San Jo ­ de pavor su Corazón, cuando vio inmi­
sé, a quien obedecía y con quien cola­ nente la hora de los cruelísimos padeci­
boraba en el fatigoso oficio de carpin­ mientos, y cuando, experimentando una
tero. Este mismo triple amor movía repugnancia natural a los dolores y a
su corazón en sus continuas correrías la muerte, exclamó: Padre mío, si es
apostólicas, cuando realizaba aquellos posible, pase de mí este cd/iz(63); pal­
innumerables milagros, cuando resuci­ pitó con amor invicto y con amargura
taba a los muertos o devolvía la salud suma, cuando, al recibir el beso del
a toda clase de enfermos; cuando sufría traidor, le dirigió aquellas palabras, que
aquellos trabajos; soportaba el sudor, parecen la invitación última de su Co­
el hambre y la sed; en las velas noctur­ razón misericordiosísimo al amigo que
nas pasadas en oración a su Padre con ánimo impío, infiel y obstinado le
amantísimo; finalmente en los discur­ había de entregar a los verdugos: Ami­
sos que pronunciaba y en las parábolas, go, ¿a qué has venido aquí9 ¿Con un
que proponía, especialmente aquéllas beso entregas al Hijo del hombre?^6*);
que tratan de la misericordia, como la palpitó de compasión y amor íntimo,
de la dracma perdida, la de la oveja cuando dijo a las piadosas mujeres que
descarriada y la del hijo pródigo. En lloraban su inmerecida condenación ai
estas palabras y en estas obras, como suplicio de la cruz: Hijas de Jerusalén,
dice Gregorio Magno , se manifiesta el no lloréis por mí, llorad por vosotras
Corazón mismo de Dios: Conoce el Co­ mismas y por vuestros hijos...; pues si
razón de Dios en las palabras de Dios, al árbol verde lo tratan de esta manera,
para que con más ardor suspires por ¿en el seco qué se hará?(65h
las cosas eternas^9\
Finalmente, cuando el divino Reden­
34. En señaladas ocasiones, particu­ tor, pendía de la cruz, sintió arder su
larmente en Getsemaní y el Gólgota. Corazón con los más varios y vehemen­
De amor aún mayor latía el Corazón tes afectos, esto es, con afectos de amor
de Jesucristo, cuando de su boca salían ardentísimo, de consternación, de mise­
palabras que inspiraban amor ardentí­ ricordia, de deseo encendido, de paz
simo. Así, para poner algún ejemplo, serena; afectos claramente manifesta­
cuando al ver a las turbas cansadas y dos en aquellas palabras: Padre, per­
hambrientas, dijo: Me da compasión dónales, porque no saben lo que ha-
esta multitud de gentes(60>; y cuando al ccn^66l; Dios mío, Dios mío ¿por qué
(58) Hbr. 10, 5-7. 10. (62) Mat. 21, 13.
(59) Registr. epist. lib. IV, ep. 31 ad Theodoruxn (63) Mat. 26, 39.
medicum (Migne P.L. 77, col. 706). (64) Mat. 26, 50; Luc. 22, 48.
(60) Marc. 8, 2. (65) Luc. 23, 28. 31.
(61) Mat. 23, 37. (66) Luc. 23, 34.
219, 35-38 E n cíc lic a “ H aurietis aquas” 2097

me has desamparado? (67); En verdad celsa de Dios y Madre amantísima de


te digo, que hoy estarás conmigo en el todos nosotros. Era justo que el género
Paraíso^®8); Tengo sed(69); Padre, en humano tuviese por Madre espiritual a
tus manos encomiendo mi espíritu^70). la que fue Madre natural de nuestro
Redentor, asociada a El en la obra de
2) La Eucaristía, la Santísima Virgen regeneración de los hijos de Eva a la
y el Sacrificio: dones del Corazón vida de la gracia. A propósito de lo cual
amantísimo de Jesús escribe de ella S an A gustín: Evidente­
35. El amor de su Corazón en la mente es Madre de los miembros del
Eucaristía. ¿Quién podrá describir dig­ Salvador, que somos nosotros, porque
namente los latidos del Corazón divino, con su caridad cooperó a que naciesen
señales de su infinito amor, en aquellos en la Iglesia los fieles, que son miem­
momentos en que dio a los hombres sus bros de aquella cabeza(74>.
más preciados dones, esto es, a sí mis­
37. El sacrificio de la Cruz, don amo­
mo en el Sacramento de la Eucaristía,
roso de su Corazón. Al don incruento
a su Madre Santísima y la participación
de sí mismo bajo las especies del pan
del oficio sacerdotal?
y del vino quiso Jesucristo nuestro Sal­
Jesús aun antes de celebrar la última
vador unir, como testimonio de su ca­
Cena con sus discípulos, al pensar que
ridad íntima e infinita, el sacrificio
332 iba a instituir el Sacramento de su
cruento de la cruz. Haciendo esto dio
Cuerpo y de su Sangre, con cuya efu­ ejemplo de aquella sublime caridad que
sión se había de confirmar la Nueva había mostrado a sus discípulos como
Alianza, sintió su Corazón agitado de in­ meta suprema de amor con estas pala­
tensa conmoción, que manifestó a sus bras: Nadie tiene amor más grande que
apóstoles con estas palabras: Ardiente­ el que da su vida por sus amigos(75). 33*
mente he deseado comer este cordero Por lo cual el amor de Jesucristo Hijo
pascual con vosotros, antes de mi pa- de Dios revela en el sacrificio del Gól-
sióní71); conmoción que sin duda fue gota, del modo más elocuente, el amor
más vehemente aún cuando tomó el del mismo Dios: En esto hemos cono­
pan, dio gracias, lo partió y lo dio a cido la caridad de Dios: en que dio su
ellos, diciendo: <(Esto es mi cuerpo el vida por nosotros; g así nosotros debe­
cual se da por vosotros; haced esto en mos dar la vida por nuestros herma-
memoria mía” . Del mismo modo tomó nos(76\ Ciertamente, el divino Reden­
el cáliz, después que hubo cenado, di­ tor fue crucificado más por la fuerza
ciendo: fíEste cáliz es la nueva alianza del amor, que por la violencia de los
en mi Sangre, que se derramará por verdugos; y su holocausto voluntario
vosotros” (72>. es don supremo hecho a cada uno de
Con razón, pues, se puede afirmar los hombres, según la incisiva expre­
que la divina Eucaristía, como Sacra­ sión del Apóstol: Me amó, y se entregó
mento que El da a los hombres y como a sí mismo por mP77\
Sacrificio que El mismo continuamente
inmola desde el levante hasta el po- 3) También la Iglesia y los Sacramentos
niente^78\ y también el sacerdocio, son son dones del Sagrado Corazón de Jesús
sin duda dones del Sagrado Corazón de
Jesús. 38. De su Corazón herido naeió la
Iglesia. No cabe, pues, dudar de que el
3f>. Su amor nos entrega una Madre. Sagrado Corazón de Jesús, siendo ínti­
Don asimismo preciosísimo del mismo mamente partícipe de la vida del Verbo
sacratísimo Corazón, es, como indicá­ encarnado y por lo mismo como ins­
bamos, la Santísima Virgen, Madre ex- trumento conjunto de la divinidad, no
(07) Mat. 27, 46. (73) Mal. 1, 11.
(68) Luc. 23, 43. (74) De sancta virginilate, VI (Migue P.L. 40„
(69) Juan 19, 28. col. 399).
(70) Luc. 23, 46. (75) Juan 15, 13.
(71) Luc. 22, 15. (76) 1 Juan 3, 16.
(72) Luc. 22, 19-20. (77) Gal. 2, 20.
2098 E n cíclicas del PP. P ío X II (1956) 219, 39-41

menos que los demás miembros de su ofreció a sí mismo a Dios en oblación


naturaleza humana, en la realización y hostia de olor suavísimo^82*.
de las obras de la gracia y de la omni­
potencia divina(78), es también símbolo 4) El Sagrado Corazón de Jesús, sím­
legítimo de aquella inmensa caridad, bolo de su triple amor a la humanidad
que movió a nuestro Salvador, a cele­ en la vida gloriosa del cielo
brar, con el derramamiento de su San­
gre, su místico matrimonio con la Igle­ 40. Desde el cielo derrama sus dones
sia: Sufrió la Pasión por amor a la sobre los hombres. Después que nues­
Iglesia, que había de unir a sí como tro Salvador subió al cielo con su cuer­
esposa*79). Por tanto, del Corazón he­ po glorificado, y se sentó a la diestra de
rido del Redentor nació la Iglesia, ver­ Dios Padre, no ha cesado de amar a su
dadera administradora de la sangre de esposa, la Iglesia, con aquel amor in­
redención. flamado que palpita en su Corazón.
Lleva en sus manos, en sus pies y en
39. De él fluye la gracia de los Sa­
su costado las esplendorosas señales de
cramentos. Del mismo fluye abundan­ sus heridas, trofeos de su triple victo­
temente la gracia de los Sacramentos, ria: contra el demonio, contra el peca­
en la cual los hijos de la Iglesia beben do y contra la muerte. Y lleva en su
instituir el Sacramento de su Cuerpo y Corazón, como en preciosísima arca,
la vida sobrenatural, como leemos en aquellos inmensos tesoros de méritos,
la sagrada Liturgia: Del Corazón abier­ frutos de la triple victoria, que con lar­
to nace la Iglesia desposada con Cristo... gueza distribuye al género humano. Es
Tú, que del Corazón haces manar la ésta una verdad consoladora, enseñada
gracia^80). De este símbolo, que ni aun por el Apóstol de las Gentes, cuando
a los antiguos Padres y escritores ecle­ escribe: Al subirse a lo alto, llevó con­
siásticos fue desconocido, el Doctor Co­ sigo cautiva a una grande multitud de
mún, haciéndose eco de ellos, escribe cautivos, y derramó sus dones sobre los
así: Del costado de Cristo brotó agua hombres... El que descendió, ése mismo
para lavar g sangre para redimir. Por es el que ascendió sobre todos los cielos,
eso la sangre es propia del Sacramento para dar cumplimiento a todas las co-
de la Eucaristía; el agua, del Sacramen­ ¿>as*83L
to del Bautismo, el cual, sin embargo,
334 tiene fuerza para lavar en virtud de la 5) Los dones del Espíritu Santo son
sangre de Cristo(81L Lo que aquí se también dones del Corazón adorable
afirma del costado de Cristo, herido y de Jesús
abierto por el soldado, hay que aplicar­
lo a su Corazón, al cual sin duda llegó 41. Envía al alma al Espíritu Santo
el golpe de la lanza, asestado precisa­ y con El la caridad divina. La misión
mente por el soldado para que constase del Espíritu Santo a los discípulos, es
de manera cierta la muerte de Jesucris­ la primera y espléndida señal de su
to. Por esto, durante el curso de los amor munífico, después de su subida
siglos, la herida del Corazón Sacratísi­ triunfal a la diestra del Padre. A los
mo de Jesús, muerto ya a esta vida diez días el Espíritu Paráclito, dado por
mortal, ha sido la imagen viva de aquel el Padre celestial, bajó sobre ellos, que
amor espontáneo con que Dios entregó estaban reunidos en el Cenáculo, según
a su Unigénito por la redención de los la promesa que les hiciera en la última
hombres, y con el cual Cristo nos amó Cena: Yo rogaré al Padre, y os dará
a todos tan ardientemente, que se in­ otro Consolador, para que esté con vos- 335
moló a sí mismo com o hostia cruenta otros eternamente*84L El Espíritu Pa­
en el Calvario: Cristo nos amó, y se ráclito, siendo, como es, el Amor mutuo
(78) Ver S. Thom. Sum. Theol. III, q. 19, a. 1: (81) Sum Theol. III, q. 66, a. 3, ad 3m; ed.
ed. León., tom. XI, 1903, pág. 329. León., lom. XII, 1906, pág. 65.
(79) Sum Theol. Suppl. q. 42, a. 1 ad 3m; ed. (82) Ef. 5, 2.
León., tom. XII, 1906, pág. 81. (83) Ef. 4, 8. 10.
(80) Hymn. ad Vesp. Festi Ssmi. Cordis Jesu. (84) Col. 2, 3.
219, 42-44 E n c íc lic a “ H aurietis aq u as ” 2099

personal, con el cual el Padre ama al tribulación? ¿O la angustia? ¿O el


Hijo y el Hijo al Padre, es enviado por hambre? ¿O la desnudez? ¿O el riesgo?
ambos, y bajo forma de lenguas de fue­ ¿O la persecución? ¿O el cuchillo?...
go infunde en el alma de los discípulos Por medio de todas estas cosas triunfa­
la abundancia de la caridad divina y mos por virtud de aquel que nos amó.
de los demás carismas celestiales: Esta Por lo cual estoy seguro de que ni la 336
infusión de la caridad divina brotó tam­ muerte, ni la vida, ni ángeles, ni prin­
bién del Corazón de nuestro Salvador, cipados, ni virtudes, ni lo presente, ni
en el cual están encerrados todos los lo venidero, ni la fuerza, ni lo que hay
tesoros de la sabiduría y de la cien- de más alto, ni de más profundo, ni
cza(85). Esta caridad es, por tanto, don otra criatura podrá jamás separarnos
del Corazón de Jesús y de su Espíritu. del amor de Dios que se funda en Jesu­
cristo nuestro Señor<86K
42. La propagación de la fe y la vida
esplendorosa y triunfante de la Iglesia 6) El culto al Sagrado Corazón de Jesús
es obra del Corazón de Jesús y de su es el culto a la Persona del Verbo
Espíritu. A este común Espíritu del Encarnado
Padre y del Hijo se debe el nacimiento
y la propagación admirable de la Igle­ 43. C onclusión de lo expuesto: Es
sia en medio de todos los pueblos pa­ adorable el C orazón de Jesús, sím bolo
ganos, contaminados por la idolatría, de am or y fuente de caridad. Nada, por
el odio fraterno, la corrupción de cos­ tanto, prohíbe que adoremos el Corazón
tumbres y la violencia. Esta divina ca­ Sacratísimo de Jesucristo, en cuanto es
ridad, don preciosísimo del Corazón de partícipe y símbolo natural y sumamen­
Cristo y de su Espíritu, es la que dio a te expresivo de aquel amor inexhausto,
los Apóstoles y a los mártires aquella en que arde el divino Redentor aún hoy
fortaleza con que lucharon hasta una para con los hombres. Aun cuando ya
muerte heroica, para predicar la verdad no está sometido a las perturbaciones
evangélica y testimoniarla con su san­ de esta vida mortal, sin embargo vive
gre; ella es la que dio a los Doctores de y palpita, y está unido de modo indiso­
la Iglesia aquel celo intenso por ilustrar luble con la Persona del Verbo Divino,
y defender la fe católica; la que alimen­ y, en ella y por ella, con su divina vo­
tó las virtudes en los confesores, y los luntad. Sobreabundando el Corazón de
excitó a llevar a cabo obras admirables Cristo de amor divino y humano, y
y Utilísimas, por la propia santificación siendo inmensamente rico con los teso­
y por la salud eterna y temporal de los ros de todas las gracias que nuestro
prójimos; y, finalmente la que persua­ Redentor adquirió con su vida, sus pa­
dió a las vírgenes a que espontánea y decimientos y su muerte, es sin duda
alegremente renunciasen a los goces de una fuente perenne de aquella caridad
los sentidos, y se consagrasen entera­ que su Espíritu infunde en todos los
mente al amor del Esposo celestial. A miembros de su Cuerpo Místico.
esta divina caridad, que brota del Cora­
zón del Verbo encarnado y se difunde 44. El Corazón de Jesús, com pen dio
por obra del Espíritu Santo en las al­ de la R edención. Así pues, el Corazón
mas de todos los creyentes, el Apóstol de nuestro Salvador en cierta manera
de las Gentes entonó aquel himno de refleja la imagen de la divina Persona
victoria, que ensalza a un tiempo el del Verbo, y asimismo de sus dos natu­
triunfo de Jesucristo cabeza y el de los ralezas, humana y divina; y en El p o­
miembros de su cuerpo místico sobre demos considerar, no sólo un símbolo,
cuantos de alguna manera obstaculan sino también como un compendio de
el establecimiento del Reino divino de todo el misterio de nuestra Redención.
amor entre los hombres: “ ¿Quién po­ Cuando adoramos al Corazón de Jesu­
drá separarnos del amor de Cristo? ¿La cristo, en él y por él adoramos tanto el
(85) Golos. 3, 3. (86) Rom. 8, 35, 37-39.
2100 E n cíclicas del PP. P ío X II (1956) 219, 45-47

amor increado del Verbo divino como IV. Nacimiento y desarrollo del Cul­
su amor humano y sus demás afectos y to al S agrado Corazón de J esús
virtudes; ya que uno y otro amor m o­
vió a nuestro Redentor a inmolarse por 1) Albores del Culto al Sagrado Corazón
nosotros y por toda la Iglesia su Esposa, en la devoción a las Llagas sacrosantas
según la sentencia del Apóstol: Cristo de la Pasión
amó a su Iglesia, y se sacrificó por ella,
para santificarla, lavándola en el bau­ 46. Resumen de lo expuesto: Esta
tismo de agua con la palabra de vida, devoción es el culto al amor divino y
a fin de hacerla comparecer delante de humano de Cristo. Hemos querido, Ve­
El llena de gloria, sin mácula ni arruga nerables Hermanos, proponer a vuestra
ni cosa semejante, sino siendo santa e consideración y a la del pueblo cristia­
inmaculada^87). no, en sus líneas generales, la íntima
naturaleza y las perennes riquezas del
45. En el cielo sigue siendo nuestro
culto al Corazón Sacratísimo de Jesús,
337 abogado. Como Cristo ha amado a la ateniéndonos a la doctrina de la reve­
Iglesia, así la sigue amando intensa­ lación divina, como a su fuente prima­
mente con aquel triple amor de que ria. Estamos persuadidos de que estas
hemos hablado; y es ese amor el que lo reflexiones Nuestras, dictadas por la 338
impulsa a hacerse nuestro abogado(88), enseñanza misma del Evangelio, han
para obtenernos del Padre gracia y mi­ mostrado claramente cómo este culto,
sericordia, como que está siempre vivo en substancia, no es otra cosa que el
para interceder por nosotros(89). Las culto al amor divino y humano del Ver­
plegarias que brotan de su inagotable bo Encarnado, y también el culto a
amor, dirigidas al Padre, no sufren in­ aquel amor con que el Padre y el Espí­
terrupción alguna. Como en los días de ritu Santo aman a los hombres peca­
su carne(90), también ahora, que está dores. Porque, como observa el Doctor
triunfante en el cielo, suplica al Padre Angélico, la caridad de las tres Divinas
no con menor eficacia; y a Aquel que Personas es el principio de la Reden­
amó tanto al mundo, que dio a su Uni­ ción humana, en cuanto que inundando
génito Hijo, a fin de que todos los que copiosamente la voluntad humana de
creen en El, no perezcan, sino que vivan Jesucristo, y su Corazón adorable, lo in­
vida eterna(91>, muestra su corazón vi­ dujo con la misma caridad a derramar
vo, y como herido y encendido de un su sangre para rescatarnos de la servi­
amor más ardiente, que cuando, ya dumbre del pecado(04>: Con un bautis­
exánime, lo vulneró la lanza del solda­ mo tengo de ser bautizado, y cómo me
do romano: Por esto fue herido (til siento oprimido, mientras no se cum-
Corazón), para que por la herida vi­ pla(95K
sible viésemos la herida invisible del
am or^2\ 47. La devoción al Sagrado Corazón
No puede haber, por consiguiente, nunca faltó. Por lo demás, es persua­
duda alguna de que a las súplicas de sión nuestra que el culto tributado al
tan grande Abogado y hechas con tan amor de Dios y de Jesucristo para con
vehemente amor, el Padre celestial que el género humano, a través del símbolo
no perdonó a su propio Hijo, sino que augusto del Corazón transverberado del
lo entregó por todos nosotros(93), por Redentor, no ha estado jamás comple­
medio de El derramará incesantemente tamente ausente de la piedad de los
sobre todos los hombres la abundancia fieles, aunque su manifestación clara y
de sus gracias divinas. su admirable difusión en toda la Iglesia
(87) Ef. 5, 25-27. racchi) 1898, toe. VIII, p. 164; cfr. S. Thom. Sum.
(88) Ver 1 Juan 2, 1. Theol. III, q. 54, a. 4: ed. León., tom. XI, 1903,
(89) Hebr. 7, 25. pág. 513.
(90) Hebr. 5, 7. (93) Rom. 8, 32.
(91) Juan 3, 16. (94) Ver Sum. Theol. III, q. 48, a. 5: ed. León.,
(92) S. Bonaventura, Opuse. X: V itis m y s tic a , tom. XI, 1903, pág. 467.
c. III, n. 5; O p er a O m n ia . Ad Claras Aquas (Qua- (95) Luc. 12, 50.
219, 48-50 E n cíc lic a “ H aurietis aquas” 2101

se haya realizado en tiempos no muy aquellos que bien se pueden considerar


remotos de nosotros, sobre todo des­ como los portaestandartes de esta de­
pués que el Señor mismo reveló este voción; la cual en forma privada y de
divino misterio a algunos hijos suyos, modo gradual, fue difundiéndose cada
después de haberlos colmado con abun­ vez más en los institutos religiosos. Así,
dancia de dones sobrenaturales, y los por ejemplo, se distinguieron por ha­
eligió para mensajeros y heraldos suyos. ber establecido y promovido cada vez
De hecho siempre ha habido almas más este culto al Corazón Sacratísimo
especialmente consagradas a Dios, que de Jesús: San Buenaventura, San Al­
inspirándose en los ejemplos de la ex­ berto Magno , Santa Gertrudis, Santa
celsa Madre de Dios, de los Apóstoles Catalina de Sena, el Beato E nrique
y de insignes Padres de la Iglesia, han Suso, San P edro Canisio y San F ran ­
tributado culto de adoración, de acción cisco de Sales. A San Juan E udes se
de gracias y de amor a la Humanidad debe el primer oficio litúrgico en honor
santísima de Cristo y en modo especial del Sagrado Corazón de Jesús, cuya
a las heridas abiertas en su cuerpo por fiesta se celebró por primera vez, con
los tormentos de la Pasión salvadora. el beneplácito de muchos obispos de
Francia, el 20 de octubre de 1672.
48. Vestiglos en la Biblia. Por lo de­ Pero entre todos los promotores de
más, ¿cóm o no reconocer en las mismas esta excelsa devoción, merece un puesto
palabras: Señor mío y Dios m ío*4 96)
9 especial Santa Margarita María A la-
pronunciadas por el Apóstol Santo coque; quien, con la ayuda de su direc­
T omás y reveladoras de su improvisa tor espiritual, el Beato Claudio de la
transformación de incrédulo en fiel, Colombiére, y con su ardiente celo con­
una clara profesión de fe, de adoración siguió el que este culto, no sin admira­
39 y de amor, que de la humanidad lla­ ción de los fieles, adquiriese un grande
gada del Salvador se elevaba hasta la desarrollo, y, revestido de las caracte­
majestad de la Persona Divina? rísticas del amor y la reparación, se
Pero aunque el Corazón herido del distinguiese de las demás formas de la
Redentor ha llevado siempre a los hom­ piedad cristiana*98).
bres a venerar su infinito amor por el
género humano, porque para los cris­ 50. La Devoción brotó de la doctrina
tianos de todos los tiempos han tenido católica; las revelaciones estimularon
siempre valor las palabras del profeta la práctica de ella. Basta esta evoca- 340
Z acarías, que el evangelista San Juan ción de aquella época en que se pro­
aplicó a Jesús Crucificado: Verán al pagó el culto del Corazón de Jesús, para
que traspasaron^97) ; hay que reconocer, convencerse plenamente de que su ad­
sin embargo, que ese Corazón sólo gra­ mirable desarrollo se debe principal­
dualmente llegó a ser objeto de culto mente al hecho de hallarse en todo
especial, como imagen del amor huma­ conforme con la índole de la religión
no y divino del Verbo Encamado. cristiana, que es religión de amor. No
puede decirse, por consiguiente, ni que
2) Principios y progreso del Culto al este culto debe su origen a revelaciones
Sagrado Corazón de Jesús en la Edad privadas, ni que apareció de improviso
Media y en los siglos siguientes en la Iglesia; sino que brotó espontá­
neamente de la fe viva y de la piedad
49. Desde la Edad Media hasta Santa ferviente de almas predilectas hacia la
Margarita María Álacoque. Queriendo persona adorable del Redentor y hacia
ahora indicar solamente las etapas glo­ aquellas gloriosas heridas suyas, testi­
riosas recorridas por este culto en la monios de su amor inmenso que ínti­
historia de la piedad cristiana, hay que mamente conmueven los corazones. Es
recordar, ante todo, los nombres de evidente, por tanto, que las revelaciones
(96) Juan 20, 28. (98) Ver Ene. M is e r e n t i s s im u s R e d e m p t o r : A. A.
S. 20 (1928) 167-168; en esta Colección: Encicl. 142,
Í97) Juan 19, 37; ver Zac. 12, 10. 4, pág. 1122.
2102 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 219^ 51-53

con que fue favorecida S a n t a M a r g a ­ de importancia mucho mayor y expre­


r i t a M a r í a no añadieron nada nuevo sada en términos más solemnes. Nos
a la doctrina católica. Su importancia referimos al decreto, de la Sagrada
consiste en que — al mostrar el Señor Congregación de Ritos del 23 de agosto
su Corazón Sacratísimo— de modo ex­ de 1856, anteriormente mencionado,
traordinario y singular quiso atraer la con el cual nuestro Predecesor Pío IX,
consideración de los hombres a la con­ de inmortal memoria, acogiendo las sú­
templación y a la veneración del amor plicas de los Obispos de Francia y de
misericordiosísimo de Dios para con el casi todo el mundo católico, extendió
género humano. De hecho mediante una a toda la Iglesia la fiesta del Corazón
manifestación tan excepcional, Jesu­ Sacratísimo de Jesús, y prescribió su
cristo expresamente y repetidas veces celebración litúrgica (10°). Este hecho
indicó su Corazón como símbolo con merece ser recomendado al recuerdo
que quiso estimular a los hombres al perenne de los fieles; pues, como vemos
conocimiento y a la estima de su amor; escrito en la liturgia misma de esta
y al mismo tiempo lo constituyó como festividad: desde aquel día el culto del
señal y prenda de misericordia y de Corazón Sacratísimo de Jesús, como río
gracia para las necesidades de la Iglesia desbordado, superó todos los obstáculos
en los tiempos modernos. y se difundió por todo el mundo ca­
tólico.9
0
1
3) Aprobación Pontificia de la Fiesta
del Corazón Sacratísimo de Jesús 53. La devoción debe aiimentarse en
51. La fiesta litúrgica es anterior a la Escritura, la Tradición y la Liturgia.
las revelaciones privadas. Una prueba De cuanto hemos expuesto hasta ahora
evidente de que este culto promana de aparece evidente, Venerables Herma­
las fuentes mismas del dogma católico, nos, que en los textos de la Sagrada
la da el hecho de que la aprobación de Escritura, en la Tradición y en la Sa­
la fiesta litúrgica por parte de la Sede grada Liturgia, es donde los fieles han
Apostólica precedió a la de los escritos de encontrar principalmente los ma­
de S a n t a M a r g a r i t a M a r í a . En efecto, nantiales límpidos y profundos del
independientemente de toda revelación culto al Corazón Sacratísimo de Jesús,
privada, y secundando sólo los deseos si desean penetrar en su íntima natu­
de los fieles, la Sagrada Congregación raleza y sacar de su pía meditación
de Ritos, con decreto del 25 de enero alimento e incremento del fervor reli­
de 1765, aprobado por nuestro Prede­ gioso. Iluminada y penetrando más ín­
cesor C l e m e n t e XIII, el 6 de febrero timamente mediante esta meditación
del mismo año, concedió a los obispos asidua, el alma fiel no podrá menos de
de Polonia, y a la Archicofradía Roma­ llegar a aquel dulce conocimiento de
na del Sagrado Corazón de Jesús, la la caridad de Cristo, en el cual se com ­
facultad de celebrar la fiesta litúrgica. pendia toda la vida cristiana, como, ins­
Con este acto quiso la Santa Sede que truido por su propia experiencia, lo
tomase nuevo incremento un culto ya enseña el Apóstol: Por esta causa doblo
en vigor, cuyo fin era reavivar simbóli­ mis rodillas ante el Padre de nuestro
camente el recuerdo del amor divino(99> Señor Jesucristo., para que según las
que había llevado al Salvador a hacerse riquezas de su gloria os conceda por
víctima de expiación por los pecados medio de su Espíritu el ser fortalecidos
de los hombres. en virtud en el hombre interior, y el
que Cristo habite por la fe en vuestros
52. Institución de la fiesta universal. corazones, estando arraigados y cimen­
A esta primera aprobación, dada en tados en caridad; a fin de que vodáis...
forma de privilegio y limitadamente, conocer también aquel amor de Cristo,
siguió otra, a distancia casi de un siglo,9
0
1 que sobrepuja a todo conocimiento, pa-
(99) Ver A. Gardellini, D e c r e ta a u lh e n tic a , 1857, ra tio n ib u s fe s to r u m S a c r a tis s im i C o r á is J esu et
n. 4579, tom. III, pág. 174. p u r is s im i C o r á is M a ria e , 5!l ed. Innsbruck, 1885,
(100) Ver Decr. S. C. Rit. apud N. Nilles, D e tom. I, pág. 167.
23:0,- 54-57 E n c íc lic a “ H aurietis a q u as ” 2103

ra que seáis plenamente colmados de la Santísima Virgen, a los Santos o a la


toda la plenitud de Dios^101*1K De esta
4
3
0 Humanidad de Cristo; porque, siendo
universal plenitud es precisamente ima­ éstas, objetos sensibles, el amor que a
gen esplendidísima el Corazón de Jesu­ ellos se dirige, tiene también que ser
cristo: plenitud de la misericordia pro­ sensible. Ninguna criatura, ni aun la 343
pia del Nuevo Testamento, en el cual Santísima Virgen y los Santos deben
Dios nuestro Salvador ha manifestado penetrar en nuestro corazón: porque 1 4
*3
0
su benignidad y amor para con los Dios solo quiere ocuparlo y poseer-
hombres(102) pues no envió Dios su /O(io5)
Hijo al mundo para condenar al mun­ Los que así piensan, son naturalmen­
do, sino para que por su medio el mun­ te de opinión que el simbolismo del Co­
do se salve^10BK razón de Cristo no se extiende más que
a su amor sensible; y que, por consi­
4) Espiritualidad y excelencia del culto guiente, no puede constituir nuevo fun­
al Corazón Sacratísimo de Jesús damento del culto de latría, que está
reservado a lo que esencialmente es
54. Los elementos esenciales: amor y divino.
reparación constituyen piedad espiri­
tual y verdadera. Ha sido constante 56. El ejemplo del culto de las imá­
persuasión de la Iglesia, maestra de genes. Ahora bien, una interpretación
verdad para los hombres, desde cuando semejante de las sagradas imágenes,
promulgó los primeros documentos ofi­ todo el mundo ve que es absolutamen­
ciales relativos al culto del Corazón te falsa, porque coarta injustamente
Sacratísimo de Jesús, que los elementos su significado. Contraria es la opinión
esenciales de él, es decir, los actos de y la enseñanza de los teólogos católi­
amor y de reparación tributados al cos, entre los cuales S a n t o T omás es­
amor infinito de Dios para con los cribe así: A las imágenes se les tributa
hombres, lejos de estar contaminados culto religioso, no consideradas en sí
de materialismo y de superstición, cons­ mismas, es decir, en cuanto realidades;
tituyen una forma de piedad, en la que sino en cuanto son imágenes, que nos
se 7 actúa plenamente aquella religión llevan hasta Dios encarnado. El mo­
espiritual y verdadera, que anunció el vimiento del alma hacia la imagen, en
Salvador mismo a la Samaritana: Ya cuanto es imagen, no se para en ella,
llega tiempo, y ya estamos en él, cuan­ sino que tiende al objeto representado
do los verdaderos adoradores adorarán por la imagen. Por consiguiente, del
al Padre en espíritu y en verdad^10*). tributar culto religioso a las imágenes
de Cristo no resulta un culto de latría
55. Un falso misticismo objeta el diverso, ni una virtud de religión dis-
culto del corazón físico de Jesús. No tinta^106K A la persona misma del Ver­
es, por tanto, lícito afirmar que la con­ bo llega, pues, el culto relativo tribu­
templación del Corazón físico de Jesús tado a sus imágenes, sean éstas las re­
impide llegar al amor íntimo de Dios, liquias de su acerba Pasión, sea la
y que retarda al progreso del alma en imagen que supera a todas en valor
el camino que conduce a la posesión expresivo, es decir, el Corazón herido
de las más excelsas virtudes. La Iglesia de Cristo crucificado.
rechaza completamente este falso mis­
ticismo, como, por boca de nuestro Pre­ 57. Los grados de ascensión de la
decesor I n o c en c io XI, de feliz memo­ devoción: corazón físico del Redentor,
ria, condenó la doctrina de los que símbolo del amor sensible - infuso -
divulgaban que no deben (las almas de divino. Y así del elemento corpóreo,
esta vía interna) hacer actos de amor a que es el Corazón de Jesucristo, y de
(101) Ef. '¿7 14. 16-19. (105) Innocentius XI, Constit. Ap. Coelestis Pa­
602) Tit. 3, 4. stor, 19-XI-1687; Bullarium Romanam, Roma;, 1734,
torn. VIII, pág. 443.
(103) Juan 3, 17. (106) Sum. Theol. II-II, q. 81 a. 3 ad 3m; ed.
(104) Juan 4, 23-24. León., tom. IX, 1897, pág. 180
2104 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 219, 58rfr9
su natural simbolismo es legítimo y contrarios a la unidad de la Persona
justo que, llevados por las alas de la de Cristo en dos naturalezas íntegras y
fe, nos elevemos, no sólo a la contem­ distintas.
plación de su amor sensible, sino más
alto, hasta la consideración y adora­ 59. Sólo por el Corazón de Jesús y
ción de su excelentísimo amor infuso; su amor se llega al Padre. Esta verdad
y finalmente, en un vuelo sublime y fundamental nos permite entender có ­
dulce a un mismo tiempo, hasta la mo el Corazón (físico) de Jesús es el
meditación y adoración del amor di­ corazón de una persona divina, es de­
vino del Verbo Encarnado; ya que, a cir, del Verbo Encarnado, y que, por
consiguiente, representa y pone ante
la luz de la fe, por la cual creemos que
en la persona de Cristo están unidas los ojos todo el amor que nos ha te­
la naturaleza humana y la naturaleza nido y nos tiene aún. Y aquí está la
344 divina, podemos concebir los estrechí­ razón por la que el culto al Sagrado
simos vínculos que existen entre el Corazón se considera, en la práctica,
amor sensible del Corazón físico de como la más completa profesión de la
Jesús y su doble amor espiritual, el religión cristiana. Verdaderamente la
humano y el divino. En realidad, estos religión de Jesucristo se funda toda en
amores no se deben considerar senci­ el Hombre-Dios Mediador; de manera
llamente como coexistentes en la ado­ que no se puede llegar al Corazón de
rable Persona del Redentor Divino, si­ Dios sino pasando por el Corazón de
no también como unidos entre sí con Cristo, conforme a lo que El mismo
vínculo natural, en cuanto al amor di­ afirmó: Yo soy el camino, la verdad y
vino están subordinados el humano la vida. Nadie viene al Padre sino por 34>
/m'(i07) Sien(io esto así, fácilmente de­
espiritual y el sensible, los cuales son
una representación analógica de aquél. ducimos que el culto al Sacratísimo
No pretendemos con esto que en el Corazón de Jesús es, por la naturaleza
Corazón de Jesús haya que ver y ado­ misma de las cosas, el culto al amor
rar la que llaman imagen formal, es con que Dios nos amó por medio de
decir, la representación perfecta y ab­Jesucristo, y, al mismo tiempo, el ejer
soluta de su amor divino, no siendo ció del amor que nos lleva a Dios y a
posible representar adecuadamente con los otros hombres: o, dicho de otra
ninguna imagen creada la íntima esen­ manera, este culto se dirige al amor
de Dios para con nosotros, proponién­
cia de este amor; pero el alma fiel, ve­
nerando el Corazón de Jesús, adora dolo como objeto de adoración, de
juntamente con la Iglesia el símbolo acción de gracias y de imitación; y
y como la huella de la Caridad divina, tiene por fin la perfección de nuestro
la cual ha llegado hasta a amar con amor a Dios y a los hombres, median­
el Corazón del Verbo Encarnado al te el cumplimiento cada vez más gene­
género humano, contaminado con tan­ roso del mandamiento nuevo, que el
tos crímenes. divino Maestro legó como sagrada her
rencia a sus Apóstoles, cuando les dijo:
58. La base de la devoción es la Un nuevo mandamiento os doy, que
unión hipostática. Es, por tanto, nece­ os améis unos a otros, como yo os he
sario, en este argumento tan impor­ amado... El precepto mío es que os
tante como delicado, tener siempre pre­ améis unos a otros, como yo os he
sente que la verdad del simbolismo na­ amado^1 108K Este mandamiento verda­
8
5
7
0
tural, que relaciona el Corazón físico deramente es nuevo y propio de Cristo;
de Jesús con la Persona del Verbo, porque, como dice S a n t o T o m á s d e
descansa toda ella en la verdad prima­ A q u i n o : Poca diferencia hay entre el
ria de la unión hipostática; quien esto Antiguo y Nuevo Testamento: pues co­
negase, renovaría errores, condenados mo dice Jeremías: “ Haré un pacto
más de una vez por la Iglesia, por ser nuevo con la casa de Isrctel” (w$). Pero
(107) Juan 14, 6. (109) Jer. 31, 31.
(108) Juan 13, 34; 15, 12.
2Í&' 60-62 E n cíc lic a “ H aurietis a q u as ’ 2105

el que este mandamiento se practicase servicio de Dios(111\ ¿puede haber ser­


en el Antiguo Testamento a impulsos vicio divino más debido y más necesa­
de un santo temor y amor, pertenecía rio, y al mismo tiempo más noble y
al Nuevo Testamento: de suerte que suave, que el que se presta a su amor?
este mandamiento existía en la antigua ¿Qué cosa puede haber más grata y
ley, no como propio de ella, sino como acepta a Dios que el servicio que se
preparación de la nueva ley(110K hace a la caridad divina y se hace por
amor, siendo todo servicio voluntario,
en cierto modo, un don, y constitu­
V. E x h o r t a c i ó n a una p r á c t ic a m ás yendo el amor el don primero y origen
PURA Y MÁS EXTENSIVA DEL CULTO AL de todos los dones gratuitos? (112K Es
S agrad o Corazón de J e sú s digna, pues, de sumo aprecio una for­
ma de culto, mediante la cual el hom­
1) Invitación a comprender y practicar bre honra y ama más a Dios, y se
mejor las varias formas de la devoción consagra con mayor facilidad y liber­
al Corazón de Jesús tad a la caridad divina; forma de culto
60. Exhortación a la Devoción. Antes que nuestro mismo Redentor se dignó
de terminar las consideraciones tan proponer y recomendar al pueblo cris­
hermosas y tan consoladoras que os tiano, y los Sumos Pontífices han con­
hemos ido haciendo sobre la natura­ firmado con memorables documentos y
leza auténtica de este culto y su cris­ han enaltecido con "randes alabanzas.
tiana excelencia, Nos, conscientes del Por eso, quien tuviere en poco este
oficio apostólico, confiado en primer insigne beneficio que Jesucristo ha da­
lu g a r a S a n P e d r o , después que por
do a su Iglesia, procedería temeraria y
tres veces h u b o profesado su amor a perniciosamente, y ofendería al mismo
Dios.
346 Jesucristo nuestro Señor, creemos con­
veniente exhortaros una vez más, Ve­
nerables Hermanos, y por vuestro me­ 62. Cumplimiento del primer man­
dio exhortar a todos los queridísimos damiento en forma genuina porque
hijos que en Cristo tenemos, a que os desinteresada e interna. Esto supuesto,
esforcéis con creciente entusiasmo por no se puede dudar que los cristianos
promover esta suavísima devoción; que honran al Sacratísimo Corazón del
pues confiamos que de ella han de Redentor, cumplen el deber, por de- 347
brotar grandísimos provechos también más gravísimo, que tienen de servir a
en nuestros tiempos. Dios, y que juntamente se consagran
a sí mismos y todas sus cosas, sus sen­
61. Devoción aptísima, necesaria, timientos internos y su actividad exter­
noble y suave. A la verdad, si se pon­ na, a su Creador y Redentor, y que de
deran debidamente los argumentos so­ este modo observan aquel divino man­
bre que se funda el culto al Corazón damiento: Amarás al Señor Dios tuyo
herido de Jesús, todos verán claramen­ con todo tu corazón, y con toda tu al­
te que aquí no se trata de una forma ma, y con toda tu mente y con todas
cualquiera de piedad, que uno pueda tus fuerzasí113). Tienen, además, la cer­
posponer a otras o tenerla en menos, teza de que a honrar a Dios no les
sino de una práctica religiosa suma­ mueve principalmente el provecho per­
mente apta para conseguir la perfec­ sonal, corporal o espiritual, temporal o
ción cristiana. Si la devoción — según eterno, sino la bondad del mismo Dios,
el concepto teológico tradicional, ex­ a quien procuran obsequiar con corres­
presado por el D octor Angélico— no pondencia de amor, con actos de ado­
es otra cosa que la voluntad pronta a ración y con la debida acción de gra­
dedicarse a cuanto se relaciona con el cias. Si así no fuese, el culto al Sacra-
(110) C om m en t. in Evang. S. J o a n n . c. XIII, (112) Sum. Theol. I, q. 38, a. 2; ed. León., tom.
lect. 7, 3, ed. Parmae, 1860, tom. X, pág. 541. IV, 1888, pág. 393.
(111) Sum. Theol. II-II, q. 82, a. 1; ed. León., (113) Marc. 12, 30; Mat. 22, 37.
tom. IX, 1897, pág. 187.
2106 E n cíclicas del PP. Pío XII (1956) 219, 63-65

tísimo Corazón de Jesús no respondería de esta devoción: innumerables conver­


al carácter genuino de la religión cris­ siones a la religión católica, la fe de
tiana, puesto que con tal culto el hom­ muchos reavivada, la unión más estre­
bre no honraría principalmente el amor cha de los cristianos con nuestro aman-
divino; y no sin motivo, como a veces tísimo Redentor; frutos todos que, so­
sucede, se podría tachar de excesivo bre todo en estos últimos decenios, se
amor y solicitud por sí mismos, a los han observado con mayor frecuencia y
que entienden mal esta nobilísima de­ esplendidez.
voción o no la practican conveniente­
mente. 64. Difusión universal. Al contem­
Tengan, pues, todos la firme persua­ plar este magnífico espectáculo de la
sión de que en el culto al augustísimo extensión y el fervor con que la devo­
Corazón de Jesús lo más importante no ción al Sacratísimo Corazón de Jesús
son las prácticas externas de piedad, y se ha propagado en toda clase de fieles,
que el motivo principal de abrazarlo no Nos sentimos llenos de gozo y de con­
ha de ser la esperanza de los beneficios suelo; y después de dar las debidas gra­
que Cristo nuestro Señor ha prometido cias a nuestro Redentor, que es tesoro
en revelaciones, por demás privadas, infinito de bondad, no podemos menos
precisamente para que los hombres de congratularnos paternalmente con
cumplan con más fervor los principales todos los que han contribuido eficaz­
deberes de la religión católica, a saber, mente a promover este culto, ya perte­
el deber del amor y el de la expiación, nezcan al clero o al elemento seglar.
así también obtengan de la mejor ma­ 2) Grande utilidad del Culto al Sagrado
nera, su propio provecho espiritual. Corazón de Jesús en las actuales nece­
63. Invitación especial a los remisos sidades de la Iglesia
y sus argumentos. Exhortamos, pues, 65. Las deficiencias religiosas de hoy
a todos nuestros hijos en Cristo, a prac­ entre los católicos. Aunque la devoción
ticar con entusiasmo esta devoción, tan­ al Sagrado Corazón de Jesús, Venera­
to a los que ya acostumbran a beber las bles Hermanos, ha producido en todas
aguas saludables que manan del Cora­ partes frutos saludables de vida cris­
zón dei Redentor, como, sobre todo, a tiana, sin embargo, nadie ignora que la
los que, a guisa de espectadores, miran Iglesia militante en la tierra y, sobre
de lejos, con curiosidad y duda. Consi­ todo, la sociedad civil no han alcanzado
deren éstos con atención que se trata aún el grado de perfección que corres­
de un culto, como ya dijimos, desde ha­ ponde a los deseos de Jesucristo, Espo­
ce tiempo arraigado en la Iglesia, y que so místico de la Iglesia y Redentor del
se apoya sólidamente en los mismos género humano. No son pocos los hijos
Evangelios; un culto, en cuyo favor está de la Iglesia que afean con numerosas
claramente la Tradición y la sagrada manchas y arrugas el rostro materno,
Liturgia, y que los mismos Romanos que en sí mismos reflejan; no todos los
Pontífices han ensalzado con muchas y cristianos brillan por la santidad de
grandes alabanzas; pues no se conten­ costumbres, a que por vocación divina
taron con instituir una fiesta en honor están llamados; no todos los pecadores,
del Corazón del Redentor y extenderla que en mala hora abandonaron la casa
a toda la Iglesia, sino que tomaron la paterna, han vuelto para de nuevo ves­
iniciativa de dedicar y consagrar con tirse en ella el vestido precioso^113) y
rito solemne todo el género humano al ponerse en el dedo el anillo, símbolo de
mismo Sacratísimo Corazón(114). Consi­ fidelidad para con el Esposo de su al­
deren, finalmente, los frutos copiosos y ma; no todos los infieles se han incor­
consoladores que la Iglesia ha recogido *S . porado aún al Cuerpo Místico de Cristo.
(114) Ver León. XIII, Encícl. Annum Sacrum: Acta A. A. S. 1928, p. 177 ss.; en esta Colección: Encícl.
Leonis, vol. XIX, 1900, p. 71 ss.; A. S. S. 31, 646; 142, 14, pág. 1127-1128. Decr. S. C. Rit. 29-M929:
en esta Colección: Encícl. 81, pág. 610-613. Decr. A. A. S. 21 (1929) 77. . .
S. C. Rituum, 28-VI-1899, in Decr. Auth. III, n. (115) Luc. 15, 22.
3712; Pius XI, Ene. Miserentissimus Redemptor:
219, 66-68 E n cíc lic a “ H aurietis aquas” 2107

66. Las maquinaciones de los impíos. dante de la paz y de las castas delicias?
Hay más. Porque si bien Nos llena de Ya lo advirtió nuestro Salvador: “ Por
amargo dolor el ver languidecer la fe la inundación de los vicios, se enfriará
en los buenos, y contemplar cómo, por la caridad de muchos” <118).
el falaz atractivo de los bienes terrena­
les, decrece en sus almas y poco a poco 3) El Culto al Sagrado Corazón de Je­
se apaga el fuego de la caridad divina, sús, lábaro de salvación también para
mucho más Nos atormentan las maqui­ el mundo moderno
naciones de los impíos, que, ahora más
que nunca, parecen incitados por el 68. Remedio eficaz: el Sacratísimo
enemigo infernal en su odio implacable Corazón de Jesús. A la vista de tantos
y abierto contra Dios, contra la Iglesia, males, que hoy como nunca, trastornan
y, sobre todo, contra Aquél, que repre­ profundamente a los individuos, las fa­
senta en la tierra la Persona del Divino milias, las naciones y el orbe entero,
Redentor y su caridad para con los ¿dónde, Venerables Hermanos, hallare­
hombres, según la conocidísima frase mos un remedio eficaz? ¿Podremos en­
del Doctor de Milán (S a n A m b r o s i o ) : contrar alguna devoción, que aventaje
(Pedro) es interrogado acerca de lo que al culto augustísimo del Corazón de Je­
se duda, pero no duda el Señor; pre­ sús, que responda mejor a la índole
gunta, no para saber, sino para ense­ propia de la fe católica, que satisfaga
ñar al que, en su ascensión al cielo, nos con más eficacia las necesidades actua­
dejaba como vicario de su amor^116\ les de la Iglesia y del género humano?
¿Qué homenaje religioso más noble,
67. El odio crece; la caridad se en­ más suave y más saludable que este
fría. Ciertamente el odio contra Dios culto, que se dirige todo a la caridad
y contra los que legítimamente hacen misma de D ios?(119L Por último, ¿qué
sus veces es el mayor delito que puede puede haber más eficaz que la caridad
cometer el hombre, creado a imagen y de Cristo — que la devoción al Sagrado
semejanza de Dios y destinado a gozar Corazón promueve y fomenta cada día
de su amistad perfecta y eterna en el más— para estimular a los cristianos a
cielo; puesto que por el odio a Dios el practicar en su vida la ley evangélica,
hombre se aleja lo más posible del Su­ sin la cual no es posible que haya entre
mo Bien, se siente impulsado a recha­ los hombres paz verdadera, como cla­
zar de sí y de sus prójimos cuanto viene ramente enseñan aquellas palabras del
de Dios, cuanto une con Dios, cuanto Espíritu Santo: Obra de la justicia será
conduce a gozar de Dios, o sea, la ver­ la paz*120*?
dad, la virtud, la paz y la justicia(117). Por lo cual, siguiendo el ejemplo de
Pudiendo, pues, observar que, por Nuestro inmediato Antecesor, queremos
desgracia, el número de los que se jac­ recordar de nuevo a todos nuestros hi­
tan de ser enemigos del Señor eterno, jos en Cristo la exhortación que L e ó n
crece en algunas partes y que los falsos XIII, de feliz memoria, al expirar el
principios del materialismo se difunden siglo pasado, dirigió a todos los cristia­
350 teórica y prácticamente; y oyendo có ­ nos y a cuantos se sentían sinceramente
mo continuamente se exalta la licencia preocupados por su propia salvación y
desenfrenada de las pasiones, ¿qué tie­ por la salud de la sociedad civil: Ved
ne de extraño que en muchas almas se hoy ante vuestros ojos un segundo lá­
enfríe la caridad, que es la suprema baro consolador y divino: el Sacratísi­
ley de la religión cristiana, el funda­ mo Corazón de Jesús..., que brilla con
mento más firme de la verdadera y per­ refulgente esplendor entre las llamas.
fecta justicia, el manantial más abun- En El hay que poner toda nuestra con- 351
(116) Exposit, in Evang. sec. Lucam, lib. X, n. (119) Ver Ene. Miserentissimus Redemptor; A.
175 (Migne P.L. 15, col. 1942). A. S. 20 (1928) 106; en esta Colección: Encicl. 142,
(117) Ver S. Thom. Sum. Theol. IM I, q. 34, a. 2, pág. 1121-1122.
2: ed. León., tom. VIII, 1895, p. 274. (120) Is. 32, 17.
(118) Mat. 24, 12.
2108 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 219, 69-72

fianza; a El hay que suplicar y de El 71. Escuela de la caridad divina. Fi­


hay que esperar nuestra salvación^1211
*).
2 nalmente, deseando ardientemente p o­
ner una segura barrera contra las im­
69. Devoción para todos. Deseamos pías maquinaciones de los enemigos
también vivamente que cuantos se glo­ de Dios y de la Iglesia, como también
rían clel nombre de cristianos, y com ­ hacer volver las familias y las naciones
baten activamente por establecer el Rei­ al amor de Dios y del prójimo, no
no de Jesucristo en el mundo, conside­ dudamos en proponer la devoción al
ren la devoción al Corazón de Jesús Sagrado Corazón de Jesús como escue­
com o bandera y manantial de unidad, la eficacísima de caridad divina; de esa
de salud y de paz. No piense ninguno caridad divina, sobre la cual se ha de
que esta devoción perjudique en nada a construir el Reino de Dios en las almas
las otras formas de piedad, con que el de los individuos, en la sociedad do­
pueblo cristiano, bajo la dirección de la méstica y en las naciones, como sabia­
Iglesia, venera al divino Redentor. mente advirtió nuestro mismo Predece­
sor, de pía memoria: El reino de Jesu­
cristo recibe su fuerza y su hermosura
70. Estímulo a la devoción de la
de la caridad divina: su fundamento y
Pasión y de la Eucaristía. Al contra­
su síntesis es amar santa y ordenada­
rio, una ferviente devoción al Corazón
mente. De lo cual se sigue necesaria­
de Jesús fomentará y promoverá, sobre
todo, el culto a la santísima Cruz, no mente el cumplir íntegramente los pro­
pios deberes, el no violar los derechos
menos que el amor al augustísimo Sa­
ajenos, el considerar los bienes natu­
cramento del altar. Y en realidad pode­
mos afirmar — como lo ponen en evi­ rales como inferiores a los sobrenatu­
rales, y el anteponer el amor de Dios a
dencia las revelaciones de Jesucristo a
S a n t a G e r t r u d is y a S a n t a M a r g a r i­
todas las coscis^12é\
t a M a r í a — que ninguno llegará a sen­
tir debidamente de Jesucristo crucifi­ 72. Unir la devoción al Corazón In­
cado, si no es penetrando en los arca­ maculado de María. A fin de que la
nos de su Corazón. No será fácil en­ devoción al Corazón augustísimo de
tender el ímpetu del amor con que Je­ Jesús produzca más copiosos frutos en
sucristo se nos dio a sí mismo por la familia cristiana y aun en toda la
alimento espiritual, si no es fomentando humanidad, procuren los fieles unir a
la devoción al Corazón Eucarístico de ella estrechamente la devoción al Co­
Jesús; la cual — para valernos de las razón Inmaculado de la Madre de Dios.
palabras de nuestro Predecesor, de feliz Ha sido voluntad de Dios que, en la
memoria, L e ó n XIII— nos recuerda obra de la Redención humana, la San­
aquel acto de amor sumo, con que tísima Virgen M a r í a estuviese insepara­
nuestro Redentor, derramando todas las blemente unida con Jesucristo; tanto
riquezas de su Corazón, a fin de pro­ que nuestra salvación es fruto de la
longar su estancia con nosotros hasta caridad de Jesucristo y de sus padeci­
la consumación de los siglos, instituyó mientos, a los cuales fueron consocia-
el adorable Sacramento de la Eucaris­ dos íntimamente el amor y los dolores
tía^122*^, Ciertamente, no es pequeña la de su Madre. Por eso conviene que el
parte que en la Eucaristía tuvo su Co­ pueblo cristiano, que de Jesucristo por
razón, siendo tan grande el amor de su medio de María ha recibido la vida di­
Corazón con que nos la dio^12ZK vina, después de haber dado al Sagrado
(121) Ene. Annum Sacrum: Acta Leonis, vol. vol. XII, 1903, pág .116; A. S. S. 34, 641; en esta
XIX, 1900, p. 79; A. S. S. 31, 646; en esta Colecc.: Colección: Encícl. 87, 2 y 3, pág. 663-664.
Encícl. 81, 11, pág. 613.. Pío XI, Ene. Miseren-
tissimus Redemptor: A. A. S. 20 (1928) 167; en esta (123) S. Albertus M. De Eucharistia, dist. VI tr.
Colección: Encícl. 142, 2, pág. 1121-1122. 1, c. 1: Opera Omnia ed. Borgnet, vol. XXXVIII,
Parisiis, 1890, p. 358.
(122) Litt. Apost. quibus Archisodalitas a Corde
Eucharistico Iesu ad S. Ioachim de Urbe erigitur, (124) Ene. Tametsi: Acta Leonis, vol. XX, ,1900,
17-11-1903: Acta Leonis, vol. XXII, 1903, p. 307 sq.; pág. 303; A. S. S. 33, 273; en esta Colecc.: Encícl.
ver Ene. Mirae caritatis, 22-V-1902: Acta Leonis, 83. 13, pág. 631, 2? col.
219, 73-74 E n cíc lic a “ H aurietis aquas” 2109

Corazón de Jesús el debido culto, rinda santa virgen que fue promotora y pro­
también al amantísimo Corazón de su pagadora infatigable de esta devoción.
Madre celestial los correspondientes ob­ Entre tanto, animados de dulce espe­
sequios de piedad, de amor, de agrade­ ranza, y presagiando ya los frutos es­
cimiento y de reparación. En armonía pirituales que han de redundar copio­
con este sapientísimo y suavísimo de­ samente en la Iglesia de la devoción al
signio de la divina Providencia, Nos Sagrado Corazón de Jesús, si ésta, se­
mismo, con acto solemne, dedicamos y gún hemos explicado, se entiende recta­
consagramos la santa Iglesia y el mun­ mente y se practica con fervor; supli­
do entero al Corazón Inmaculado de camos a Dios que, con el poderoso auxi­
la Santísima Virgen M a r í a *125). lio de ni gracia, quiera aceptar estos
Nuestros vivos deseos; y hacer que, con
4) Invitación a celebrar dignamente el la ayuda divina, las celebraciones de
primer centenario de la Fiesta del Sa­ este año aumenten cada vez más la
grado Corazón de Jesús en la Iglesia devoción de los fieles al Sagrado Cora­
universal zón de Jesús, y así se extienda más por
todo el mundo su imperio y reino sua­
73. Celebración fervorosa del vísimo: ese “ reino de verdad g de vida,
Cen­
tenario. Cumpliéndose felizmente este reino de santidad g de gracia, reino de
justicia, de amor g de paz” (12QK
año, como indicamos antes, el primer
siglo de la institución de la fiesta del
E p íl o g o
Sagrado Corazón de Jesús en toda la
Iglesia por nuestro Predecesor Pío IX, 74. Bendición. Como presagio de
de feliz memoria, es vivo deseo Nuestro, estos dones celestiales, os impartimos
3?3 Venerables Hermanos, que el pueblo de todo corazón la Bendición Apostóli­
cristiano celebre en todas partes solem­ ca, tanto a vosotros personalmente, Ve­
nemente este centenario con actos pú­ nerables Hermanos como al clero y a
blicos de adoración, de acción de gra­ todos los fieles encomendados a vuestra
cias y de reparación al Corazón divino solicitud pastoral, y en especial a aque­
de Jesús. Con especial fervor se cele­ llos que de propósito fomentan y pro­
brarán, sin duda, estas solemnes mani­ mueven la devoción al Sagrado Corazón
festaciones de alegría cristiana y de de Jesús.
Dada en Roma, junto a San Pedro,
cristiana piedad — en unión de caridad
el 15 de mayo de 1956, año XVIII de
y comunión de oraciones con todos los
Nuestro Pontificado.
demás fieles— en aquella Nación, en
la cual, por designio de Dios, nació la PIO PAPA XII.
(125) Ver Pío XII, Consecrazione al Cuore Im- (126) Ex. Miss. Rom. Praef. Iesu Christi Regís-,
macolato di María, Regina del Santissimo Rosa-
ñ o: A. A. S. 34 (1942) 345-316.
32©

CONSTITUCION APOSTOLICA “SEDES SAPIENTLE” <*>


(31-V-1956)

SOBRE LA FORMACION DE LOS JOVENES RELIGIOSOS: ENUNCIACION


DE PRINCIPIOS Y EXPOSICION DE LAS REGLAS GENERALES

P I O PP. X I I
OBISPO, Siervo de los Siervos de Dios
Para Perpetua Memoria:

I n t r o d u c c ió n : patronazgo a aquellos que tienen la


misión de llevarlas a buen término.
María y la Vocación Religiosa
y Sacerdotal
P r im e r a P a r t e :
AAS 1. María Madre y formadora de la
48 La Vida Religiosa en su relación
Vocación al estado de perfección y el
354 con el Sacerdocio
Sacerdocio. Hemos consagrado todo un
año santo a la veneración de la Santí­ 1. Aumento del porcentaje de sacer­
sima Virgen M a r í a , asiento de la sabi­ dotes entre los religiosos
duría, Madre de Dios, Madre de las
ciencias***12
* y Reina de los Apóstoles
3 2. Vocación, llamado de Dios. Es un
no sin razón considerada como la Ma­ altísimo bien de la divina Providencia
dre y especialmente la formadora de que constantemente, en el transcurso
todos aquellos que abrazan los estados de los siglos, Cristo Redentor haya ins­
de perfección y que, además pretenden pirado a las almas objeto de su pre­
servir en el ejército apostólico de Cris­ dilección, mediante una palabra inte­
to, Soberano Sacerdote. Estos tienen, rior y casi misteriosa, aquella invita­
en efecto, necesidad de su dirección y ción que dirigió ya de viva voz al joven
de su ayuda para aplicarse eficazmente que le preguntaba sobre la vida eterna:
a la preparación y a la formación de Ven y sígueme*3).3 Por lo que a un gran
una tan grande y sublime vocación, a número de aquellos que han recibido
la vez religiosa, apostólica y sacerdotal. esta invitación de la gracia de Dios y
¿No fue Ella constituida en mediadora hecho suya la declaración del Santo
de todas las gracias de santificación? Apóstol: Pues bien, nosotros lo hemos
Con justo título, pues, se llama la Ma­ dejado todo y te hemos seguido*4),
dre, la Reina del Sacerdocio católico y Nuestro Señor los ha hecho pescadores 355
del apostolado. Nos, imploramos, por de hombres*5) y los ha elegido como
tanto, su favor para que, tras de haber obreros*6a) para enviar a su mies.
sido la mediadora de la luz de lo alto
en el establecimiento de las presentes 3. El sacerdocio en los Estados de
reglas, conceda todavía su ayuda y su Perfección. Esto se da, como en tiem-
(* ) A.A. S. 48 (1956) 354-356. Versión española proporcionada por el Secretariado Nacional de No­
ticias Católicas (SENNEC) de Bogotá. En la nota (6b) añadiremos dos documentos pontificios que,
aun cuando se relacionen sólo indirectamente con la presente Constitución Apostólica Sedes Sapientise,
ilustran ciertos conceptos vertidos en ella. Se trata de una carta sobre los Institutos laicales docentes
del 31-III-1954 y un discurso sobre los problemas que preocupan a las Religiosas Educadoras del
13-.IX-51.
(1) Ver I Reyes 2, 3. (4) Mat. 19, 27.
(2) Invocación de la Letanía Lauretana. (5) Mat. 4, 19.
(3) Mateo 19, 21. (6) Mat. 9, 38.

— 2110 —
220, 3 C o n s t . A po st . “ Sedes S apien tia e ” 2111

pos pasados, así también en nuestros eran sacerdotes y si un pequeño núme­


días, porque cada vez se hace más fre­ ro de ellos se veían como forzados por
cuente y más íntima la unión de los la necesidad a recibir el sacerdocio para
que buscan los estados de perfección convertir a la Religión cristiana a los
con la dignidad sacerdotal y la misión pueblos, se hacía como arrancándolos
apostólica. En efecto, si en tiempos pa­ a su reglat6bl. Y si después los mendi­
sados la mayor parte de los monjes no cantes, bien que impregnados de un
(6b) Más de dos años hacía, a la fecha de la y sus voluntades robustecidas por la divina gra­
presente Const. Apost. Sedes Sapientise que Pío cia, entonces es posible esperar que surja una
XII había recalcado la importancia, la dignidad nueva juventud capaz de superar las dificultades,
y el oficio de los Institutos Laicales Docentes, es las crisis y las perturbaciones que nos angustian
decir dé las Congregaciones Religiosas que se en el presente, y por cuya doctrina, fortaleza y
componen casi exclusivamente de personas que, ejemplo se instaure, a no tardar, una mejor y
por especial vocación divina, renuncian al sacer­ más sana sociedad. En eso también trabajan las
docio como los Hermanos de las Escuelas de la Congregaciones Religiosas laicales, como con gran
Salle o los Hermanos Maristas y que precisamente consuelo Nos es sabido, movidas por sabias nor­
por esta renuncia pueden consagrarse con mayor mas que, como sagrada herencia, les legaron sus
dedicación a esa obra que aquí menciona la Cons­ respectivos Fundadores.
titución Apostólica; y hacía cinco años que el
mismo Pontífice había señalado los agudos pro­ 3. Deseo de buen cumplimiento. Deseamos que
blemas religiosos y educacionales de hoy a las tal hagan no solamente con ingenio, diligencia
Religiosas Educadoras. Ambos documentos se re­ y suma exactitud, sino también animadas de
producirán a continuación. aquel espíritu superior con el cual todo florece
y hace engendrar saludables frutos. Y formalmen­
1. La Carta “ Procuratores Generales” que diri­ te deseamos que se empeñen en imbuir a sus
gió Pío XII el 31-III-1954, (A. A. S.46 [1954] 202- jóvenes alumnos de doctrina, no sólo límpida e
205) al Cardenal Prefecto de la S. C. de Religio­ inmune de todo error, sino también franca y en
sos señala la misión de los Institutos Laicales consonancia con las asignaturas particulares y
Docentes que consiste no sólo en imbuir a los principios que el tiempo actual determina a cada
alumnos en una doctrina inmune de todo error disciplina.
sino que esté también en consonancia con las
exigencias de los tiempos actuales; expresa en ella 4. Formación religiosa de la juventud. Empero,
la gran estima de la Iglesia por ellos, diciendo: lo principal es que extraigan fuerzas sobrenatu­
“ Nadie tenga en menos a los miembros de tales rales de la vida religiosa que ellos deben vivir
Congregaciones porque no son sacerdotes, ni pien­ con intensidad, con las cuales eduquen en cris­
sen que por eso la fecundidad del apostolado en tiana virtud a los discípulos confiados a sus cui­
que dichos laicos están empeñados sea inferior” . dados, conforme lo exige el oficio que a ellos
He aquí el texto: encomendó la Iglesia. Preterida o despreciada
A nuestro amado Hijo Valerio Valeri, Cardenal esta virtud, nada valen las humanas disciplinas
de la Santa Romana Iglesia, Prefecto de la Sa­ en la institución de una vida correcta; más aún,
grada Congregación de Religiosos. las tales pueden convertirse, principalmente en
aquella tierna edad, que fácil se inclina al vicio
PIUS PP. XII (ver Horacio “ Arte Poética” 163) en instrumen­
AAS Amado Hijo nuestro, salud y Apostólica Ben- tos sutiles de depravación y en consecuencia de
46 dición. infelicidad.
1. El motivo: Los superiores pidieron orienta- 5. Vigilancia y dirección de los jóvenes. Vigilen,
202 ción. Los Procuradores Generales de ocho Con­ por tanto, los ánimos de los jóvenes; compren­
gregaciones laicales de Religiosos cuyo fin es, por dan enteramente y sabiamente dirijan, sus índo­
su peculiar instituto, instruir y educar debida­ les, sus secretos impulsos, sus íntimos movi­
mente a la juventud, después que celebraron el mientos, a veces inquietos y curiosos; y con todas
año pasado el Congreso anual de toda Francia en las fuerzas procuren que las falacias que acechan
París, Nos enviaron una gentilísima carta por la a la virtud, sean disipadas cuanto antes y por
cual Nos ponían en conocimiento de lo que se completo, y así desaparezca cualquier peligro que
había tratado y dispuesto y Nos pidieron con hu­ ofusque el candor de las almas; para que mien­
milde y reverente ánimo que les aclaráramos tras la mente se ilumina con la verdad, la vo­
nuestra mente y le indicáramos aquellas cosas luntad también recta y fuertmente sea temperada
que parecieren convenientes, para alcanzar de día y persuadida a abrazar todo bien.
en día mejor y más saludable incremento. 6. La piedad es útil para todo. Saben, por cier­
2. La importancia de la docencia y formación to, los Religiosos laicales que la educación de la
de la juventud. Con gusto lo hacemos compen­ juventud es el arte de las artes y la ciencia de
diosa y brevemente por medio de estas letras; las ciencias (ver San Gregorio Nacianceno, Orat.
y en primer lugar, mucho nos congratulamos por­ II. Migne P.G. 35, 426) y saben también que ellos,
que sabemos que estos religiosos se dedican con por la obtención del divino auxilio, todo lo al­
diligente y activa voluntad a la tarea a ellos en­ canzan, según aquello del Apóstol de las gentes:
comendada, que a la Iglesia, a la doméstica con­ Todo lo puedo en Aquel que me conforta (Filip. 204
vivencia y a la misma sociedad civil puede fa- 4, 13). Cultiven, por tanto, como es congruente a
203 vorecer en tan gran manera. Se trata, pues, de aquellos que si bien no pertenecen a una Religión
una cosa de suma importancia. Los jóvenes son Clerical están legítimamente inscriptos en una
la florida esperanza de la edad futura; y de aque­ Congregación Religiosa Laical (ver Código de De­
llos principalmente que se instruyen en letras hu­ recho Canónico, canon 488, 4).
manas y en toda clase de disciplinas, para asumir 7. Dignidad e importancia de su labor de reli­
no sólo los oficios privados, sino alguna vez tam­ giosos y educadores. Y tal Congregación Religio­
bién, los cargos públicos, depende, sin duda el sa, aunque conste únicamente de aquellos que
curso de los futuros acontecimientos. Si sus men­ renuncian por especial vocación de Dios a la
tes son iluminadas con la luz del Evangelio, si sus dignidad sacerdotal y a los consuelos que ella
almas son educadas en los principios cristianos engendra, con todo son tenidos muy en cuenta
2112 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 220, 3

admirable espíritu apostólico, no esta­ contrario, los canónigos y los clérigos


ban obligados por su regla al sacer­ regulares, por una vocación especial
docio — su santo Padre de Asís no fue divinamente inspirada, recibían y ejer­
tampoco elevado al sacerdocio— por el cían los sagrados ministerios y órdenes.
por la Iglesia y cooperan en mucho con los sa­ actividad de las religiosas en el campo de la es­
grados ministros en la educación cristiana de la cuela y de la educación en toda Italia y en todo el
juventud. Y como en otra ocasión lo hemos ma­ mundo católico. ¿Cómo habría podido la Iglesia 739
nifestado, el estado religioso en ninguna manera en tiempos recientes y recentísimos cumplir ple­
está reservado a una u otra parte que, de dere­ namente su cometido sin la obra que centenares
cho divino, existen en la Iglesia, como quiera que de miles de religiosas desempeñaron con tanto
tanto los clérigos como los laicos pueden ser igual­ celo en la educación y en la caridad? ¿Y cómo
mente religiosos. (Aloe, al Congreso General de podríamos llevarla a cabo en nuestros días? Sin
todas las Ordenes Religiosas e lnst. Sec. celebr. duda, otras muchas y preciosas energías femeni­
en Roma, 8-XII-1950, A. A. S. 43 [1951] 28). De nas colaboran con las religiosas o próximas a
donde si la Iglesia concedió a los laicos este de­ ellas en la escuela y en la educación o se dedican
recho por dignidad y por oficio bien a las claras al apostolado de los seglares. Nos pensamos sobre
a todos demuestra que una y otra milicia pueden todo en el ejército de las buenas maestras católicas
trabajar, por cierto con gran utilidad, en su en las escuelas del Estado, pero ellas mismas no
bien y por el bien de los demás, con aquellas pro­ se sorprenderán si hoy, dilectas hijas, reunidas
pias y canónicas disposiciones y normas, según en torno a Nos como representantes de las Orde­
las cuales cada uno se gobierna. nes y las Congregaciones religiosas dedicadas
8. Educan sacerdotes g colaboran con ellos. al apostolado de la escuela y de la educación de­
Por lo cual, nadie tenga en menos ni a los miem­ cimos: Ojalá que la entrega incondicional, el
bros de tales Congregaciones, porque no lleguen amor y los sacrificios que vosotras soportáis, las
al sacerdocio, ni la fecundidad de su apostolado. más de. las -¿veces escondida y oscuramente, en
Nos es además manifiesto que ellos, así instruyen beneficio de la juventud y por amor a Cristo,
y educan a los adolescentes confiados a sus des­ pueden rendir en el porvenir, como en el pasado,
velos, que muchos de ellos son felizmente im­ centuplicados frutos de bien. ¡El Señor os recom­
pulsados al sacerdocio, por el soplo del llamado pense y derrame sobre vosotras la abundancia
divino. Y no faltaron en tales elegidos alumnos de sus divinos favores!
quienes fueron enumerados, con total aproba­ 2. Crisis y problemas de las escuelas religiosas
ción, entre los sagrados Prelados y también en­ y la orientación del Papa. Nuestros votos brotan
tre los Padres Cardenales. Y también, mientras tanto más ardorosamente de nuestro corazón
este género de Congregaciones Religiosas merece porque sentimos con vosotras la crisis que atra­
nuestra debida alabanza y la de toda la Iglesia, viesan vuestras escuelas e instituciones de edu­
se granjean por otra parte la voluntad de los cación. Ella está sintetizada en este paralelo: ju­
Obispos y de todo el Clero, ya que ofrecen a los ventud actual-escuelas de religiosas. Sin duda vos­
mismos su eficaz obra cooperadora, no sólo en otras habréis podido deteneros ampliamente so­
procurar la recta educación de la juventud, sino bre este argumento en vuestro Congreso. Muchos
también en excitar con la ayuda de la divina puntos que son válidos para vosotras no menos
gracia nuevos candidatos para las sagradas ór­ que para los religiosos y que afectan a los asun­
denes. tos de vuestra actividad han sido ya expuestos
9. Exhortación a proseguir su misión. Conti­ por Nos en el discurso del 8 de diciembre de 1950.
núen por tanto el camino que comenzaron con Por ello podemos reducirnos aquí a algunos as­
más empeño cada día; y a una con las demás pectos de vuestro problema, los más necesarios
Ordenes religiosas y Congregaciones, a las que de consideración a nuestro parecer.
se confió la misma misión se dediquen con ánimo
concorde y benevolente a la instrucción y educa­ I.
ción de la juventud. Los problemas de la juventud y la religión
10. Bendición Apostólica. Y así como Nos, con 3. Juventud “ incomprendida” , irrespetuosa y
suplicante plegaria imploramos para ellos el au­ rebelde. Si tenéis la penosa experiencia de que la
xilio divino, así también en prenda del buen au­ hermana educadora y la joven de hoy no se en­
gurio de nuestra especial benevolencia a Ti, ama­ tienden muy bien, tened presente que éste no es
do Hijo nuestro, a todos y a cada uno de los un fenómeno particular de vuestra crisis. A los
205 Superiores, miembros y discípulos de tales Con­ demás maestros, y con frecuencia a los mismos
gregaciones, otorgamos de todo corazón la Apos­ padres, no les van mucho mejor las cosas. No es
tólica Bendición. una frase huera, en efecto, decir que la juventud
ha cambiado y se ha vuelto bien diferente. Tal
Dada en Roma junto a San Pedro, el día 31 vez sea el motivo central de esta diferencia de la
del mes de marzo, año 1954, 16 de Nuestro Pon- juventud de hoy aquello que constituye objeto de
frecuentes observaciones y lamentaciones; la ju­
PIO PAPA XII ventud es irreverente hacia muchas cosas que an­
tes, desde la infancia y normalmente, eran te­
J\AS 11. La Exhortación “ Ci lom a particolarmente nidas en el más alto respeto. No obstante, de esta
43 gradila, que Pío XII dirigió el 13 de septiembre actitud no tiene toda la culpa la juventud actual.
de 1951 (A. A. S. 43 [1951] 738-744) al Primer En los años de la infancia ha vivido, cosas horri­
738 Congreso de las Religiosas Educadoras trata so­ bles y ha visto quebrar y caer míseramente ante
bre todo de los problemas de preparación de las sus ojos muchos ideales antes altamente aprecia­
maestras y las dificultades con que la educación dos. Así se ha vuelto desconfiada y esquiva.
cristiana tropieza hoy en la juventud. Conviene añadir, además, que esta acusación de
He aquí el texto íntegro: incomprensión no es nueva; se verifica en todas
1. Encomio de la labor educacional de las reli­ las generaciones y es recíproca: entre la edad 740
giosas y deseo de fecundidad de su trabajo. Nos madura y la juventud, entre los padres y los hi­
resulta particularmente agradable la oportunidad jos, entre los maestros y los discínulos. Hace
que vuestra participación en el Congreso de las medio siglo, y algo más también, a menudo cons­
Educadoras Religiosas nos ofrece para dirigir tituía una cuestión de delicado sentimentalismo;
una palabra de cordial y paternal alabanza a la gustaba creerse y decirse “ incomprendido” e “ iri-
220, 3 C o n s t . A po st . “ Sedes S a pien tiae ’ 2113

Después, innumerables congregaciones provee siempre a las necesidades de


y sociedades lo imitaron en la vida en toda época— un cierto número de ins­
común al mismo tiempo que clerical. titutos seculares que cuentan también
Hoy hay que añadir — porque Dios con sacerdotes.
comprendida” . Hoy esta lamentación —que no Ante todo observamos: aquellos que tienen de­
está exenta de un cierto orgullo— consiste más rechos acerca de la educación, los padres, no son
bien en una postura intelectual. Aquella incom­ de esta opinión. Las escuelas de monjas son to­
prensión tiene por consecuencia, de un lado, una davía buscadas y preferidas aun por muchos que
reacción que tal vez sobrepase los límites de la están al margen de la vida religiosa y alejados de
justicia, una tendencia a repeler toda novedad o ella. ¡En cuántos países quedan las vocaciones
apariencia de novedad, una sospecha exagerada de preceptoras religiosas y el número de sus es­
de rebelión contra todas las tradiciones; de otro, cuelas muy por debajo de la demanda! ¡Y esto
una falta de confianza que aleja de todas las no un solo caso! Por esto bien se puede añadir
autoridades y que impele a buscar, al margen no sólo para Italia, sino en general: cabe esperar
de todo juicio competente, soluciones y consejos de aquellos que intervienen en ia formación de
con una especie de fatuidad más ingenua que ra­ la legislación escolar tal deseo de justicia —val­
zonada. ga la frase—, tal sentido democrático, que se
4. ; Comprender a la juventud y hacerse com­ cumpla la voluntad de los padres, de suerte que
prender. Pretender la reforma de la juventud y las escuelas fundadas y dirigidas por institucio­
de convencerla sometiéndola, de persuadirla for­ nes religiosas no queden en condiciones de infe­
zándola, sería inútil y no siempre justo. Vosotras rioridad respecto de las del Estado y se les re­
la induciréis bastante mejor a recobrar su con­ conozca aquella libertad que es necesaria para su
fianza si os esforzáis por vuestra parte por com­ desenvolvimiento.
prenderla y por haceros comprender de ella, de­
jando a salvo siempre aquellas verdades y aque­ 7. La prudente adaptación interior y exterior.
llos valores inmutables que no admiten ningún Y hablemos ahora brevemente de la vida religio­
cambio en el pensamiento ni en el corazón hu­ sa en sí misma.
mano. El hábito religioso: Escogedlo tal que sea la
¡Gomprender a la juventud!... Cierto que no expresión del sentimiento interior, de la senci­
significa ello aprobarlo todo ni admitir entera­ llez y de la modestia religiosa. El será entonces
mente sus ideas, ni sus gustos, ni sus extrava­ edificante para todos, incluso para la juventud
gantes caprichos, ni sus ficticios entusiasmos, moderna.
sino que consiste ante todo en discernir lealmente La castidad, la virginidad —que implica tam­
sin lamentaciones ni reproches. Por tanto, en bién la interna renuncia a todo afecto sensual—
buscar el origen de las desviaciones y de los no hace al espíritu extraño al mundo. Ella, por
errores, los cuales no son a menudo sino des­ el contrario, excita y desarrolla las energías para
dichadas tentativas para resolver problemas rea­ más grandes y más altos ministerios, que sobre­
les y difíciles; finalmente, en seguir con atención pasan las posibilidades y límites de las familias.
las vicisitudes y las circunstancias de la época Hoy no son pocas las religiosas educadoras y en­
actual. fermeras que se encuentran, en el m ejor sentido
Hacerse comprender no es admitir los abusos, de la expresión, más inmediatas a la vida que las
Jas imprecisiones, las confusiones, los neologis­ personas corrientes del mundo.
mos equívocos del vocabulario y de la sintaxis,
sino expresar claramente, pero en forma variada También las normas y los estatutos, tomadas
y siempre exacta, el propio pensamiento, tratan­ según la letra y el espíritu, facilitan y procuran
do de adivinar el de los demás y teniendo pre­ a la religiosa todo cuanto precisa y debe hacerse
sente sus dificultades y sus ignorancias o inex­ en nuestro tiempo para conducirse como buena
periencia. docente y educadora. Así se manifiesta también
5. Ganar a los jóvenes por la virtud y sinceri­ en el aspecto puramente técnico. Por ejemplo:
dad. Por otra parte es igualmente cierto que tam­ hoy, en no pocos países, las hermanas utilizan
bién la juventud actual es plenamente accesible también la bicicleta en debida forma y cuando su
a los verdaderos y auténticos valores. Y aquí en­ trabajo lo requiere. Al principio era algo entera­
tra en juego vuestra parte de responsabilidad. mente nuevo, pero nunca contra la regla. Es po­
Vosotras debéis tratar a la juventud con natura­ sible que algunos extremos del horario, algunas
lidad y sencillez, tal como sois, cada cual con prescripciones, las que no son sino meras aplica­
su carácter; pero todas, al mismo tiempo, debéis ciones de la regla; algunas costumbres que corres­
mostrar aquella austeridad religiosa y aquella pondían tal vez a condiciones anteriores, pero
reserva que también el mundo de hoy espera de que al presente no hacen más que entorpecer la
vosotras y detrás de la cual debe latir vuestra obra educadora, deben ser adaptadas a las nue­
unión con Dios. No es necesario que, al encon­ vas circunstancias. Las superioras mayores y el 742
traros en medio de las jóvenes, habléis constan­ Capítulo general cuiden de proceder en esta ma­
temente de Dios; mas cuando lo hagáis, deberá teria concienzudamente, con intuición, prudencia
ser de forma que ellas tengan que reconocer que y valentía, y cuando el caso lo requiera, no dejen
741 se trata de un genuino sentimiento que nace de de someter las proposiciones dudosas a la auto­
una profunda convicción. Y entonces ganaréis la ridad eclesiástica competente.
confianza de vuestras alumnas las que dejarán 8. Preparación y versación. Vosotras queréis
persuadirse y guiarse por vosotras. servir la causa de Jesucristo y de su Iglesia co­
II. mo el mundo de hoy exige. No sería razonable,
pues, persistir en usos o maneras que entorpez­
La vida religiosa de hoy y la educación can la misión o quizá la tornen irrealizable. Las
6. La vida religiosa es muy apta y buscada. Y hermanas maestras y educadoras deben estar tan
ahora llegamos a lo que particularmente se refie­ versadas en todo aquello con que la juventud
re á vosotras: la vida religiosa, vuestro hábito, la se encuentra en contacto o de lo cual recibe su
castidad, vuestras reglas y estatutos. ¿Os vuelven influjo, que la alumna pueda exclamar rápida­
ellas, tal vez, menos aptas o simplemente inca­ mente: Podemos acudir a la hermana con nues­
paces para la instrucción y la educación de la tros problemas y nuestras dificultades; ella nos
iuventud de hoy? comprende y nos ayuda.
Encíclicas Pontificias 67
2114 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 220, 4-5

4. Preponderancia de los sacerdotes. exigido a quienes ejercen el gobierno


Por lo demás, actualmente, incluso en de sus respectivas órdenes.
las órdenes más antiguas de la Iglesia
latina, que no son designadas formal­ 5. D el clero regular y secular. De
mente laicas(7), todos los religiosos ahí que en nuestros días tenga la Igle­
— exceptuados aquéllos llamados coad­ sia a su disposición una gran multitud
jutores o conversos— están destinados de ministros que se aplican a lograr la
al sacerdocio, que es absolutamente perfección, por la práctica de los conse-
.'1
m. 12. Las mayores dificultades de la juventud
La preparación de las educadoras exigen m ejor dedicación de la maestra. ¡La joven
g la formación cristiana de las educandos moderna! Vosotras podéis calibrar mejor que
otros muchos problemas todavía no resueltos y
9. Procurar la m ejor formación de las maes­ los serios peligros que las recientes alteraciones
tras. De este modo, hemos llegado al tema de las del mundo femenino, su repentina introducción
exigencias de la escuela y de la educación que en todos los campos de la vida pública han lle­
Nos queremos encomendar especialmente a vues­ vado consigo. ¿Hubo jamás una época como la
tro cuidado. presente, en la que fuese necesario ganar y formar
No pocas de vuestras escuelas nos son mencio­ interiormente la joven, según sus convicciones
nadas y alabadas como bastante buenas. Pero no y sus deseos, para la causa de Cristo y para una
todas. Nuestro vivo deseo es que todas se esfuer­ conducta virtuosa, de suerte que ella permanez­
cen por convertirse en excelentes. ca fiel a El y a esta fe a pesar de todas las ten­
Eso, empero, presupone que vuestras profeso­ taciones y tdos los obstáculos, comenzando por el
ras religiosas conozcan y dominen perfectamente vestido modesto y terminando por las más gra­
sus disciplinas. Proveed, por consiguiente, a su ves y angustiosas cuestiones de la vida?
buena preparación y formación, que corresponda 13 Hacer caso omiso de la posición de las alum­
también a la calidad y a los títulos exigidos nas. ¡Que nunca sean las ventajas materiales, la
por el Estado. Dadles con abundancia de todo autoridad de la persona, la riqueza, el poder
cuanto tengan necesidad, especialmente libros, político u otros factores similares, capaces de
a fin dé que puedan seguir también los progre­ induciros a renegar de vuestro ideal de educa­
sos de sus disciplinas y ofrecer así a la juven­ ción y volveros infieles a vuestra misión! Un
tud un rico y sólido acervo de conocimientos. examen de conciencia durante vuestro Congreso
Esto está conforme con la concepción católica, puede resultaros bien saludable. Esta paternal
que acoge con gratitud todo lo que es por na­ exhortación no tiene otra causa que Nuestra be­
turaleza verdadero, bello y bueno, porque es ima­ nevolencia por vosotras, porque vuestros cuida­
gen de la verdad, de la bondad y de la belleza dos son también Nuestros cuidados y vuestro fe­
divinas. liz éxito es asimismo el Nuestro.
10. La m ejor instrucción logra un profundo in­ 1-4. La armonía entre las familias religiosas.
flujo. Además, la mayor parte de los padres con­ A obtener un tan favorable resultado puede con­
fían a vosotras sus hijas por razones de con­ tribuir mucho también la armonía generosa en­
ciencia cristiana. Con todo ello, por consiguiente, tre las diversas familias religiosas. El recíproco
no debe producirse luego el perjuicio de una conocerse y alentarse, una santa emulación, han
enseñanza menos valiosa en vuestras escuelas. de rendir mutuas ventajas. Optimos indicios se
Al contrario, debéis cifrar vuestro orgullo n ga­ han mostrado ya; por consiguiente no hay más
rantizar a aquellos padres la mejor instrucción que perseverar.
para sus hijas desde las propias escuelas prima­
rias. EPILOGO
No olvidéis tampoco que, además, la ciencia y 15. Las ventajas de la vida religiosa intensa
la buena enseñanza atraen a la religiosa el res­ en la educación. Vuestra misión no es fácil, como
peto y la consideración de las alumnas. Enton­ en general no es sencilla de conseguir la educa­
ces podrá ejercer ella un más profundo influjo ción cristiana. Mas, por lo que concierne a la
sobre sus caracteres y sobre su vida espiritual. formación interior de la joven, vuestra vocación
11. Formar cristianas convencidas, es la meta. religiosa os presta un valioso auxilio. La fe viva,
A este respeto no tenemos necesidad de repetiros la unión con Dios, el amor a Cristo, del cual ha
lo que sabéis bien y que, sin duda, ha sido obje­ podido impregnarse cada una de vosotras según
to de amplias discusiones en vuestro Congreso; el espíritu de vuestra Congregación desde los
es decir, que según el sentir católico, el fin de la días del noviciado; los votos no sólo de castidad,
escuela y de la educación es formar al cristiano sino también, y esencialmente, el de obediencia;
743 perfecto, o bien, —para aplicar este principio a el trabajo común bajo una única guía y en la 744
vuestra condición— ejercer tal influencia moral misma dirección..., todo esto actúa con fuerza
y espiritual y obtener tales hábitos de la niña sobre las almas jóvenes, siempre en el supuesto,
y de la muchacha, que, cuando sea abandonada naturalmente, de que vosotras mismas estéis a
después a sí misma, permanezca unida a la fe la altura de vuestra vocación.
católica y la practique en toda su extensión, o 16. La aguda celestial g la Bendición Apostó­
al menos haya fundamentada esperanza en que lica. ¡La divina Providencia dirija y conduzca
la alumna vivirá más tarde conforme a los prin­ lodos vuestros propósitos y vuestras empresas!
cipios y a las normas de su fe. ¡La gracia de Nuestro Señor Jesucristo rebose
Todo vuestro sistema escolar y educativo sería vuestras inteligencias y vuestros corazones! ¡La
inútil si este fin no constituyese el centro de beatísima Virgen y Madre Marta sea para voso­
vuestra tarea. Trabajar a tal efecto con todas tras modelo, protectora e intercesora! Con este
vuestras fuerzas; es lo que el Señor requiere de deseo impartimos de corazón a vosotras las aquí
vosotras. El os ha llamado a la misión de edu­ presentes, a vuestras amadas hermanas de Con­
car a la juventud femenina para hacerla per­ gregación y a toda juventud confiada a vuestro
fecta cristiana. Para ello demanda El vuestra ple­ cuidado nuestra bendición apostólica.
na consagración; de esto un día os pedirá cuenta (7) Ver Código de Derecho Canónico, can.
exacta. 488, 4?.
220, 6-10 C o n s t . A post . “ Sedes S a pien tiae ’ 2115

jos evangélicos, que se llama el clero gilancia de la Sede Apostólica; pues lo


regular, al lado del que se llama secular mismo que los seminarios del clero
o diocesano. Ambos, en una emulación diocesano, en cuanto a instituciones
fraternal y en una fecunda asistencia, públicas de la Iglesia, están bajo la
están bajo la sola y suprema autoridad vigilancia de la Sagrada Congregación
del Pontífice de Roma, quedando ente­ de Seminarios y Universidades<89 >, de la
ramente salvaguardado el poder de los misma forma y por igual razón, las
Obispos. escuelas propias para los estados de
perfección reconocidas y aprobadas
2. Necesidad de reglamentación coor­ por la Iglesia, son públicas y depen­
dinadora den de la autoridad de la Sagrada Con­
gregación de R eligiosos^.
6. Reglas generales para el clero Por estas numerosas razones, ya en
regular. Ahora bien, todo el mundo ve 1944 Nos decidimos, en virtud de Nues­
que este clero religioso, para alcanzar tra autoridad apostólica, erigir y esta­
como conviene y con seguridad el doble blecer en el seno de esta Sagrada Con­
fin que le es propio, tiene necesidad de gregación un Consejo o Comisión espe­
reglas muy prudentes para dirigir y cial de hombres competentes para tra­
favorecer su preparación y su forma­ tar todas las cuestiones y asuntos que,
ción religiosa a la vez que clerical. de alguna forma, tengan relación con
A esta necesidad responden amplia­ la formación clerical y religiosa, la
mente y hasta aquí las constituciones cultura literaria y científica de los
de cada una de esas sociedades y sus postulantes y novicios y de los jóvenes
estatutos para la preparación de los religiosos de cualquier religión y socie­
jóvenes y la organización de los estu­ dad que viven en común sin votos^10\
dios. Por otra parte, no faltan a este
356 respecto las prescripciones y recomen­ 9. L abor desarrollada p o r esa C o­
daciones de la Santa Sede. m isión. Esta Comisión que se compone
de hombres competentes de diversas
7. Necesidad de coord in ación y co m ­ congregaciones y naciones ha tenido
plemento de esas reglas. Sin embargo, conocimiento de todos los documentos
desde hace tiempo se echan de menos concernientes a esta cuestión. Después
disposiciones generales coordinadas y de haber recogido de todas partes las
más completas, apoyadas en la auto­ manifestaciones que pedían las circu­
ridad apostólica y obligatorias para lares dirigidas a todos los superiores
todos y en todas partes, a fin de que generales había realizado ya un
una tal tarea y empresa, que interesa al inmenso trabajo cuando se anunció el
más alto bien de las almas, gane segu­ Congreso general de los estados de per­
ridad, para desarrollarse felizmente y fección, en 1950. La Comisión se sirvió
perfeccionarse mediante un esfuerzo de las propuestas oportunas que le
adecuado y prolongado. habían sido hechas, pesó todos los
proyectos anteriormente preparados y
3. Vigilancia de la formación y la los puso a punto; y todo ello ha sido,
Comisión especial para realizarla por último, sometido a Nuestra apro­
bación.
8. Vigilancia de la Santa Sede y de
la S. C. de R eligiosos; creación de una 10. Anuncio de los P rin cipios y n or­
Com isión especial. Una obra tan exce­ mas. Ahora Nos publicamos algunas
lente exige, en efecto, la constante vi-8
*
9 normas que hacemos preceder de prin-
(8) Ver Código de Derecho Canónico can. 256. (10) S. Congregación de los Religiosos, Decreto
(9) Ver Código de Derecho Canónico, can. 251; Quo efficacius, 24-1-1944; A. A. S. 36 (1944) 213,
Pío XII, Constitución Apost. Próvida Mater, 2- (Encliiridion de stat. perfect. n. 381, p. 560).
II-1947, art. IV, § 1; A. A. S. 39 (1947) 121; en (11) S. Congr. de los Religiosos, Carta Circular
esta Colección: Encícl. 138, 13, pág. 1693. (Enchi- Quantum conferat, 10-VI-1944 (Enchir. de stat.
ridion de statibus perfectionis, Roma;, 1949, nr. perfect. n. 382, p. 561-564).
387, p. 584).
2116 E n cíclicas del PP. P ío X II (1956) 220, 11-15

cipios y reglas fundamentales para la En cambio, respecto al otro elemento


preparación y la formación religiosa, de la vocación religiosa y sacerdotal, el
clerical y apostólica de los estudiantes, Catecismo romano enseña que se dicen
y que todos han de tener muy en llamados por Dios aquellos que han
cuenta. sido llamados por los ministros legíti­
mos de la Iglesia(13>.
Segu n da P arte: Lo que, lejos de estar en contradic­
ción con lo que Nos hemos dicho de
Sobre la Vocación Religiosa en general la vocación divina, muy al contrario,
se encuentra estrechamente unido. Por­
1. El elemento divino de la vocación que la vocación al estado religioso y
11. El doble elem ento de la voca- clerical — dado que se obliga a cada
357 ción : divino y eclesiástico. Ante todo, uno a llevar públicamente una vida de
Nos queremos que nadie ignore el santificación y a ejercer un ministerio
fundamento de toda vida, ya religiosa, jerárquico en la Iglesia, sociedad visi­
ya sacerdotal y apostólica — lo que se ble y jerárquica— debe ser, en virtud
llama vocación divina— , y está consti­ de un mandamiento, aprobada, acep­
tuida por un doble elemento en cierto tada y reglada por los superiores, igual­
modo esencial, a saber: uno divino, mente jerárquicos, a quienes ha sido
otro, en cambio, eclesiástico. confiado por Dios el gobierno de la
Iglesia.
12. El elem ento divino de la voca ­
ción . Por lo que se refiere al primero, 14. El criterio para la v ocación ecle­
ante todo, conviene decir que la voca­ siástica: el llam am iento divino. A ello
ción de Dios es necesaria para abrazar deben estar atentos cuantos se aplican
el estado religioso o secerdotal; que, si a reclutar y examinar las vocaciones
falta, ha de decirse que falta el funda­ de esta clase. No deben, por consi­
mento mismo sobre el que se apoya to­ guiente, forzar nunca a nadie, de cual­
do el edificio. quier forma que sea, al estado sacer­
Pues al que Dios no llama, no es con­ dotal o religioso(14), ni a él atraer o
ducido ni ayudado por su gracia. Por admitir a quien no diera realmente
lo demás, si se dice que hay una ver­ verdaderas señales de vocación divina,
dadera vocación en cierto modo divina ni paralelamente, promover al minis­
para cualquier estado, puesto que el terio clerical a quien no diere pruebas
Autor primero de todos los estados y de haber recibido divinamente su voca­
de todos los dones y disposiciones, tan­ ción religiosa; y a aquellos que igual­
to naturales como sobrenaturales, es mente no hubieren recibido este don
Dios mismo, con mayor razón ha de de Dios, no deben impulsarlos ü 358
decirse de la vocación religiosa y sacer­ orientarlos hacia el clero secular. Por
dotal, que brilla con una excelencia tan último, no deben apartar a nadie del
sublime y está dotada con tantas dis­ estado sacerdotal si se prueba, por sig­
tinciones naturales y sobrenaturales, nos ciertos, que se trata de un llama­
hasta el punto de que no puede tener miento de Dios*15*).
otro origen que el Padre de la luz de
quien viene todo don excelente, toda 15. L os signos de voca ción : las cua­
gracia p e r f e c t a ^ . lidades necesarias. Es evidente, en
efecto, que quienes aspiran a servir a
2. El elemento eclesiástico de la vo­ la clerecía, para quienes se han fijado
cación
estas reglas, deben reunir todos los
13. El elem ento eclesiástico de la requisitos exigidos para constituir esta
v oca ción : su necesidad y significado. 1
3
2 múltiple vocación religiosa, sacerdotal
(12) Ver Santiago 1, 17. (14) Ver Cód. Der. Can. canon 971.
(13) Catecismo Romano para los Párrocos (Edit. (15a) Ver Cód. Der. Can. canon 971. , :
por Pío V) parte II cap. 7.
220, 16 C o n s t . A po st . “ Sedes S apien tia e ” 2117

y apostólica. Por consiguiente, deben eión, así como las cualidades que ésta
tener todos los dones y cualidades que requiere, una vez que se dan, tienen
se estiman necesarias para llenar este necesidad de educación y formación
tan sublime oficio divino (15b). para su desarrollo y madurez. Nada, en
efecto, es perfecto desde el primer ins­
tante de su nacimiento; antes bien, la
T ercera P a r t e :
perfección se adquiere por progresos
graduales. Para dirigir esta evolución
La formación natural y sobrenatural
es necesario tener en cuenta todo, ya
sea lo que es objeto de la vocación di­
í. Las reglas generales para los edu­
vina, como las condicioneses de lugar
cadores de esas vocaciones
y tiempo, para alcanzar eficazmente el
16. Necesidad de formación y educa­ fin propuesto. Es necesario, pues, que
ción sólida de la vocación. Ahora bien, la educación y la formación de los jó ­
todos saben que los gérmenes de voca- venes religiosos estén plenamente ase-
(15b) Con motivo del primer Congreso Nacional la obra común con los otros institutos para que
de Estados de Perfección de Portugal realizado no sólo las mentes de los ciudadanos se enrique­
en Lisboa del 8 al 14 de abril de 1958, Pío XII ciesen con el estudio de las letras y ciencias, sino 313
envió una Carta Apostólica a los participantes en también para que los pueblos, a los que en Orien­
(jue después de una introducción en la que alaba te y Occidente arribaron vuestros ascendientes.
y precisa la misión de las Congregaciones religio­ ¿Quién no recuerda, entre los preclaros varones
sas, resume en forma clara lo que expone aquí de la Iglesia, a vuestro San Antonio, de los Frai­
con mayor detenimiento y recalca sobre todo la les Menores, que, por disposición de Dios, hizo
importancia del cultivo de la caracteristica pro­ tantos milagros, que mereció el título de Doctor
pia de cada insttiuto (AAS 50 [1958] 312-318). que Nos le otorgamos, y que hoy es venerado
AAS E1 texto de H ( > ’*ta Pergratus nobis est” , 3-IV- en el orbe universo piadosamente por todos? No
1958, es el siguiente: queremos pasar en silencio al Venerable Bartolo­
mé de los Mártires, a Domingo, Arzobispo Pri­
50 1. Motivo: la reunión de los religiosos. Suma­ mado de Braga vigorosísimo propugnador y pro­
mente grato lia sido para Nos, que ejercemos el motor de la Reforma Católica, que atrajo hacia
312 cargo de Pastor Supremo de la Iglesia, el anun­ sí durante la celebración del Concilio de Trento
cio de que numerosos Religiosos van a reunirse las miradas atónitas de todos.
en Lisboa a fin de corresponder, con sumisión
solícita y debida, a la Sagrada Congregación de 3. La obra actual necesitaba también las Orde­
Religiosos. Con la misma alegría hemos sabido nes, pero han mermado por supresiones repeti­
que os habéis preparado con asiduas oraciones das. De la misma manera que nadie puede es­
e infatigables trabajos a la celebración de este cribir las gestas realizadas por los portugueses
Congreso, para que resulte digno y eficaz. Por es­ sin que narre las llevadas a cabo por los miem­
to confiamos plenamente que una gracia celestial bros de diversas formas de estado religioso que
fecundísima secundará vuestras determinaciones hemos enunciado, igualmente cierto es que las
y propósitos. gestas, que tanta gloria proporcionaron antaño,
Mientras a orillas del Tajo, por exhortación de no podrán ser continuadas del mismo modo, por
vuestros Obispos, se está terminando y comple­ el que vuestra historia se distingue de la de otras
tando el gran monumento, dedicado a Cristo naciones, si en la renovación de ellas no aportan
Rey, que aparecerá a los ojos de todos como la su obra los miembros de los estados religiosos, a
señal de que el pueblo portugués se preocupó los que se unirán los componentes de los Insti­
más por dilatar la fe que el imperio, vosotros, tutos de nuestro tiempo. Lo que se hará más pa­
Religiosos, os reunís —en la ciudad que no sólo tente si se consideran las riquezas con que en
es la cabeza de Portugal, sino también de aque­ otro tiempo se enriquecía vuestra nación. Estaba
llos pueblos, que habitando no pocas islas y con­ dotada de una admirable fuerza, por la que el
tinentes, viven bajo su dominio— realizando uno propio nombre y la propia virtud se propagaban
de los más eficaces conatos para que Cristo triun­ más allá de los lejanos mares, conducía una vida
fe, reine, impere, primero en vosotros, que ten­ cristiana ejemplar; abundaba en los conocimien­
déis a la perfección cristiana, luego en las demás tos necesarios para cultivar las costumbres más
gentes que viven en vuestras regiones, bien me­ cultas. ¿Quién no ve que no poco de esto ha pe­
tropolitanas, bien ultramarinas. recido cuando violentamente, a fines del siglo
2. La obra secular de las Ordenes religiosas. XVIII, disminuyó el número de religiosos, princi­
palmente en las misiones, cuando fueron total­
Manifiesto y patente es para todos cuán rica y
mente extinguidos el año 1834, cuando sucedió
luminosa en obras realizadas en la Historia de la casi lo mismo el año 1910?
Iglesia en los anales portugueses. Hechos e his­
toria que nadie puede narrar dignamente sin 4. Recuperación e incremento de las Ordenes.
hacer resaltar la parte principal que en ellos tu­ Para elevar los ánimos afligidos por aquellas
vieron los llamados Institutos Religiosos. Prime­ adversidades no faltaron señales que indicaban
ramente las Ordenes Militares, que, hasta con la presencia de la blanda y benigna mano de
la efusión de la sangre, ensancharon los confines Aquel, a quien gustáis llamar la gloria de nuestra
del reino cristiano y luego fueron la causa de que patria, que mil veces sanaste. De este modo re­
Europa conociese nuevos mares y nuevos cielos. vivieron los deseos de virtud cristiana. Y Portu­
Las Ordenes Monásticas y Mendicantes, que, con gal, al cumplirse ocho siglos de su existencia, se
la palabra y el ejemplo, cultivaron en vuestros reconcilió públicamente con la Iglesia, bajo cuyo
antepasados los principios por los que se rigen patrocinio y tutela había nacido antiguamente.
las costumbres cristianas. Las Ordenes de Clérigos Entre los bienes que resultaron para vuestra Igle­
Regulares, finalmente, aportaron animosamente a sia y Patria del Pacto Misionero merece ser re-
2118 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 220, 17

guradas, ilustradas, sean sólidas, com ­ religiosa, sino también de la vida sa­
pletas, adaptadas sabiamente y en rela­ cerdotal y apostólica.
ción con las necesidades de hoy, tanto
interiores como exteriores, cultivadas 17. Los educadores deben probar a
asidua y atentamente, no sólo en lo que los “ llamados” ; su ejemplo de virtud,
concierne a la perfección de la vida su amor y dirección. Todo esto, como
cordado el aumento numérico de los Institutos 9. Nuevos institutos, signos de vida religiosa.
religiosos y de los que a ellos daban su nombre. Pero, la mano de Dios no se ha encogido (Isaías 315
Este doble aumento parece ser óptimo signo de 59, 1) y el Espíritu sopla donde quiere (Juan 5, 8):
la vida cristiana que vuelve a su primer estado. Así, pues, al correr de los siglos, han surgido
Muchos de los Institutos, cuyos miembros to­ nuevas formas de vida religiosa para la perfec­
man parte en este Congreso, hace pocos años no ción... para la edificación del cuerpo místico de
314 existían. Llegan a Portugal para colaborar en la Cristo (Efesios 4, 12). Todos vosotros frecuentáis
obra de iluminar con la luz cristiana las provin­ en la Iglesia las escuelas de santidad, por ella
cias situadas más allá de los mares. como tales reconocidas. Donde faltan, rara vez
consigue la vida cristiana manifestar aquella ple­
5. Colaboración de los gobernantes y la labor na perfección, que justamente es considerada nota
de los Obispos. Place recordar que la obra misio­ del Cuerpo Místico de Cristo en el momento ac­
nera, como dicen, es más y más comprendida y tual. En los diversos Institutos de perfección esta
apreciada entre vosotros; y, por ello, encuentra vida cristiana es singularmente fomentada, se des­
la ayuda de los que gobiernan los destinos de la arrolla y resplandece en su propia luz.
Nación para difundirse más extensamente y des­
arrollarse según la ciencia (Romanos 10, 2; I Pe­ 10. Su labor y el aprecio que los religiosos de­
dro 3, 7). Vuestros Obispos, con la perseverante ben encontrar. Ayudar fraternalmente al clero
magnanimidad que les caracteriza y ayudados diocesano, sea en el ministerio pastoral sea en
por la liberalidad de los fieles, han podido res­ la vida espiritual, y fomentar el apostolado de los
taurar, multiplicar y alimentar los seminarios de Seglares, conforme a las diversas formas de Ac­
las diócesis ultramarinas, porque no pocos de ción Católica, es por cierto obra que corresponde
sus colaboradores pertenecen a vuestros Institu­ plenamente a la nueva inspiración del Espíritu
tos, cuanto los de Portugal, porque ven cómo bajo Santo, por la que se mueve la Iglesia. Si, por el
su tutela se alimenta un vivero de misioneros, contrario, este ardor de los ánimos no es con­
que más adelante prestarán su trabajo, dentro forme a la ciencia y se manifiesta de manera que
o fuera de su diócesis; todos, porque, pertene­ tanto en los sacerdotes como en los fieles dismi­
ciendo a ellos el que las propias ovejas tengan nuye el aprecio del clero que milita en los estados
vida, y la tengan con más abundancia (Juan 10, de perfección o de los Seglares de los Institutos
10), ven las amplísimas sedes de los varios Insti­ de perfección religiosa, tal modo de proceder, sin
tutos de perfección en las que podrán refugiarse género de duda, dará por resultado, aunque ópti­
los que se sientan llamados por el Espíritu Santo mos sean los propósitos, el que languidezca la
para, mediante los oportunos métodos y recursos, vida de las juntas cristianas, la que más bien
conseguir la perfección de la vida religiosa. hay que fomentar con la multiforme unidad y
universal caridad de todo el Cristo (Ver. S. Agus­
6. Amor y conocimiento de la vida religiosa tín, Serm. 341 [Migne P.L. 39, col. 1499]).
en Portugal. Lo que más interesa no es el que los
Institutos vuestros agraden a los que gobiernan, 11. El fruto de su ejemplo. Contribuirá también
sino que todos también en Portugal conozcan y no poco a promover la vida cristiana en cada
amen mejor la vida religiosa, que se dedica a la diócesis la vida de los Religiosos, refulgente para
consecución de la perfección evangélica. No que­ todos por sus virtudes, sobre todo en aquellas
ráis, pues temer: vuestra pequeña grey, Dios me­ en las que les está confiada la cura pastoral de
diante, y como esperamos, crecerá pronto en las almas.
número y en virtud. 12. Renovación y adaptación de los Institutos.
Vuestros Institutos, aunque antiquísimos, no sólo
7. Los documentos que conciernen los estados continúan siendo útilísimos, sino que también
de perfección. En diversas ocasiones hemos ha­
pueden óptimamente adaptarse a las necesidades
blado de los Estados de perfección religiosa, in­ de nuestro tiempo. ¿Cuál es la renovación y adap-
dicando los métodos más aptos para que pudie­ tamiento a las actuales necesidades que se desea?
seis conseguir la deseada renovación de la vida,
acomodada a las actuales necesidades. Cierta­ 13. Sólida formación de los religiosos. Ella no
mente conocéis los documentos emanados de esta exige únicamente que los Superiores de los Insti­
Sede Apostólica; sin duda los habéis ponderado tutos manden y los súbditos obedezcan. Requiere
con ánimo dócil y diligente cuidado, a fin de también tal disposición de ánimos en la debida
llevar a la práctica cada uno. Por eso será sufi­ preparación de los candidatos, en la recta for­
ciente recordar someramente algunas cosas.8* mación de ios novicios, en la vida de los profesos,
que siempre se consideren y juzguen clara y dis­
8. Utilidad, actual de los Institutos y claustros. tintamente las cosas que son necesarias e inmu­
En primer lugar, se encuentran fuera del camino tables en el Instituto y las que no son más que
de la verdad los que opinan que vuestros Insti­ tradiciones añadidas con el pasar del tiempo y
tutos que por tanto tiempo han perdurado care­ adaptables a las vicisitudes transitorias.
cen hoy de utilidad. Existen entre vosotros mu­
chos templos de antiguos monasterios, con claus­ 14. El cultivo de lo característico original. Es 316
tros anexos casi totalmente desiertos, que brillan preciso que cada Instituto, además de los prin­
por el esplendor del arte pasado. ¿No sucede, por cipios de la vida cristiana que ha de aplicar en
fortuna, en nuestro tiempo, que semejantes Mo­ la práctica de la perfección religiosa, tenga tam­
nasterios, en otros lugares, se ven repletos a ve­ bién presente lo que es peculiar del Instituto y
ces de fieles, y aun de individuos sin creencia, lo distingue de los otros, conforme a la mente del
que concurren allí para oírlos resonar de cánticos Fundador, aprobada por la autoridad de la Igle­
y verlos resplandecer por los ritos litúrgicos, allí sia. El Religioso que esto ignore no podrá adaptar
particularmente donde florece la vida de los an­ debidamente, como conviene, su Instituto a las ac­
tiquísimos monjes? tuales necesidades.
220, 17 C o n s t . A post . “ S edes S apien tíae ” 2119

enseña la experiencia, no puede reali­ miento de los espíritus y por una expe­
zarse sino mediante hombres elegidos, riencia múltiple de los hombres y de
probados, que se distingan, no sólo por las cosas y por otras cualidades huma­
la doctrina, la prudencia, el discerni- nas, sino que estén también llenos
15. Respeto prudente a las tradiciones. Por lo miliarios numerosos, cuyos superiores y profeso­
que se refiere a las tradiciones añadidas, a lo lar­ res educan los alumnos en esta mentalidad ya
go del tiempo, a los Institutos, no deberán ser desde que concluyen los estudios elementales. Pa­
ellas relegadas al olvido, por el solo hecho de ra Nos, sin embargo, es cosa experimentada que
que son antiguas y los tiempos se renuevan con­ lo que habéis conseguido no basta ni responde a
tinuamente. Es necesario, sin embargo, que no las crecientes necesidades. No hay que olvidar
impidan ni constituyan un obstáculo a bienes que cuando los jóvenes brillan por su castidad
mayores, siempre y cuando se demuestren tales, y arden en deseos de vida cristiana, son no pocos
y las nuevas circunstancias o las nuevas normas los llamados por la divina inspiración hacia las
de la disciplina eclesiástica así lo reclamen. In­ cosas sagradas y los que responden de buen gra­
debidamente perderíais esos bienes por seguir do y libremente a la voz de Dios. Este modo de
vuestra tradición (Mateo 15, 3). vivir se obtiene, por lo general, con mayor faci­
16. Práctica del sistema propio en el apostolado. lidad en las casas de formación encomendadas
Plácenos ahora, queridos hijos, tratar en particu­ a la Iglesia.
lar de algunas cosas relativas a las obras de 21. Celo misional. Con sobrada razón se atribu­
apostolado. En los ejercicios literarios y en las ye a gloria vuestra el que en otro tiempo nume­
escuelas destinadas a la recta formación de la rosos pueblos fuesen llamados a la luz del Evan­
juventud, en el adaptar las almas a la virtud gelio. No hay que contentarse con recordar esto,
cristiana y en su conveniente dirección, en el sino que es preciso trabajar asiduamente para
socorrer varia y oportunamente las necesidades que vuelvan a darse las condiciones en las que
de los indigentes, en el preparar las sagradas ex­ aquella gloria pueda ser también renovada; de
pediciones y proveerlas de recursos, las Familias esta manera Portugal continuará cumpliendo la
Religiosas utilicen el propio método pedagógico y misión que le fue confiada por la Divina Provi­
el sistema que recibieron, cual heredad sagrada, dencia.
de sus Fundadores y que por largo tiempo pro­
porcionaron, con frecuencia, ubérrimos frutos. 22. Intensificación de la preparación y de la vida
Todo esto constituye la riqueza de la Iglesia, la religiosa. Entre tanto, y según lo permitan las
que no es lícito despreciar. actuales circunstancias, hay que preparar con
sumo cuidado los candidatos a la vida religiosa,
17. Cada institución procura su fin particular. ahora existentes, y hacer que los que ya han
Debéis mostraros prontos a ejecutar los ministe­ abrazado esa vida se ajusten cada día a ella con
rios más difíciles; pero si bien ello constituye un más esmero y con más exactitud; esto ha de pro­
motivo máximo de alabanza, no debe colocarse ducir en adelante grandes y duraderos bienes,
en ello indistintamente el empleo de cada uno aunque de momento se atienda menos a las ne­
de los Institutos. Solamente debe subsistir en el cesidades presentes.
fin peculiar lo que fue propuesto a cada uno por
la Sede Apostólica para su consecución.1 0
2
9
8 23. Los tiempos exigen religiosos íntegros. Los
tiempos en que vivimos exigen de vosotros Reli­
18. Preocupación de nuevas vocaciones. Nues­ giosos ilustres por piedad, ciencia, virtud. No
tros votos y los de todos vosotros son que nume­ para que hablen de ellos los hombres con magni­
rosos sean los que, guiados por cierto instinto ficencia, ni tampoco para que dediquen alaban­
divino, se decidan a conseguir el don de la vida zas extraordinarias a vuestra institución, sino
religiosa. La mies es verdaderamente mucha, mas más bien para que se promueva el provecho de
los obreros pocos (Mateo 9, 37). Intensifiqúese la Iglesia, de forma que si el mundo os alaba, ello
entre vosotros el apostolado llamado familiar, que redunde en alabanza de la Iglesia.
se realiza generalmente por los adultos, de ma­
nera especial en las reuniones de Acción Católica. 2!. Mayor aprovechamiento de lo ya existente
Ojalá que los padres pierdan el temor en esta y progreso. Aun en nuestros días, Portugal el de
materia, y antes bien, cooperen eficazmente, con citra y el de ultra los mares, ofrece no pocos mo­
el ejemplo cotidiano de vicia cristiana al máximo numentos, edificados por los Religiosos o a ellos
honor que les puede tocar: dar los hijos al sa­ donados a título de gratitud, en los que se po­
cerdocio o a los Institutos de vida religiosa. De drían construir centros dedicados tanto a la vida
tal manera influyen los ejemplos de la virtud do- contemplativa como a la apostólica. Las creado- 31
317 méstica que, en cierto modo, puede decirse que nes de la época antigua parecen tener el mismo
las familias son los primeros seminarios y las significado que el monumento que pronto se
primeras escuelas de novicios. completará, dedicado a Cristo Rey. Aquellos vie­
jos edificios sagrados tuvieron como moradores
19. Educación de la juventud. Semillero de vo­ a hombres o mujeres, a los que movía el mismo
caciones. Hay que considerar, además, las condi­ espíritu que ahora os mueve a vosotros en la ac­
ciones que se ofrecen a la educación de la juven­ tual reunión: propagar siempre con todas las
tud. No ignoramos que la Iglesia posee óptimos fuerzas el nombre y la virtud cristianos.
centros de educación dirigidos por Religiosas, y
esto, tanto en Portugal como en algunas Pro­ 25. Bendición Celestial y Apostólica. Jesús vues­
vincias transmarinas. Muchos menos son los cole­ tro Rey, y María, vuestra Reina y Patrona, otor­
gios para la educación e instrucción de los jó ­ guen los celestiales y fecundos dones a cada uno
venes. Ojalá se multipliquen, no solo para que de vosotros y a vuestras obras, a cada uno de
(li, aumente así la formación recta de las almas cris­ vuestros Institutos, a las empresas, a las familias,
tianas, sino también precisamente porque de ello a los colaboradores. Auspicio de estos dones y
proviene, como sucedía antiguamente, el que la muestra de Nuestra benevolencia, sea la Bendi­
gracia divina suscite en muchos el deseo de con­ ción Apostólica que a todos y cada uno de vos­
seguir los dones sagrados, de los que particular­ otros impartimos con efusiva caridad.
mente necesitáis en Africa. Dada en Roma, junto a San Pedro, el día 3 de
abril de 1958, año 20 de Nuestro Pontificado.
20. Solicitud por los Seminarios. Verdad es tam­
bién que no faltan, para conseguir este fin, se­ PAPA PIO XII
2120 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 220, 18-19

del Espíritu Santo y que, por su santi­ 2. La formación armoniosa y de


dad y su ejemplo de todas las virtudes, santificación
ilustren a los jóvenes, ya que éstos,
como se sabe, en todo conjunto de su 18. Educación progresiva, armónica
formación, están más influidos por las y entera, natural y sobrenatural. Re­
virtudes y las buenas acciones que por cuerden, además, todos aquellos que,
los discursos <16). por cualquier título están encargados
de la formación de los religiosos, que
En el cumplimiento de esta graví­ esta educación y formación debe darse
sima tarea, los educadores habrán de en una progresión armoniosa y con
tener com o regla primera, la que el todos los medios y métodos convenien­
Señor anunciara en el Evangelio, di­ tes según las ocasiones, y que debe
ciendo: Yo soy el buen pastor, el buen abarcar al hombre entero, es decir,
pastor da su vida por sus ovejas... Yo bajo todos los aspectos de su vocación,
soy el buen pastor y conozco las mías, de forma que se llegue a hacer de él
y las mías me conocen^17) ; es lo que realmente un hombre perfecto en Cris­
S a n B e rn a rd o expresaba con estas pa­ to Jesús(20K En lo que concierne a los
labras: Percataos de que debéis ser más medios y los métodos de formación, es
3*9 madres que maestros; buscad más el evidente que los que proporcionan la
ser amados que temidos(18). El propio naturaleza misma y los adelantos hu­
Concilio de Trento exhortaba insisten­ manos de nuestra época no han de ser
temente a los superiores eclesiásticos menospreciados, si son buenos; muy
para que recordaran que han de tener al contrario, conviene tenerlos muy en
en cuenta que son pastores y no casti­ cuenta y admitirlos prudentemente. Sin
gadores, que han de dirigir a sus súb­ embargo, no habría peor error que el
ditos no haciéndoles sentir su dominio, de aquellos que, en la formación de los
sino amándoles como a hijos y herma­ discípulos elegidos, preocupados por el
nos más jóvenes; que se esfuercen, me­ exceso de métodos naturales o de estos
diante sus exhortaciones y sus adver­ solos, pusieran en segundo lugar o bajo
tencias, para apartarlos de lo que no cualquier pretexto olvidaran los recur­
está permitido, para que, cuando fal­ sos y los medios del orden sobrenatu­
ten, no se vean obligados a infligirles ral, siendo así que para alcanzar la
los castigos que merezcan. Pero si por perfección religiosa y clerical u obtener
fragilidad humana llegan a pecar, que sus frutos apostólicos, los recursos so­
observen a este respecto el precepto del brenaturales, tales como los sacramen­
Apóstol, reprendiéndoles, amenazándo­ tos, la oración, la mortificación y otros
les y exhortándoles con toda bondad y semejantes, no sólo son necesarios, sino
paciencia; porque la benevolencia al primordiales; más aún, esenciales.
corregir, consigue más que la severi­
dad, más la exhortación que la ame­ 19. Formación del hombre completo,
naza, más la caridad que la autoridad. honestidad natural y humanismo.
Pero si la gravedad de la falta obliga a Guardando este orden en los métodos
emplear la vara es necesario entonces y medios, es preciso no olvidar nada
unir el rigor con la bondad, la justicia de todo aquello que pueda ser útil de
con la misericordia y la severidad con algún modo para perfeccionar el cuer­
la dulzura, para mantener sin aspereza po y el alma, para cultivar todas las
la disciplina, saludable y necesaria a virtudes naturales y formar virilmente
los pueblos, y para enmendar a los que un tipo de hombre completo, de modo
se corrigen, o si rehúsan arrepentirse, que, en consecuencia, la formación so­
los demás se aparten del mal por un brenatural, ya religiosa, ya sacerdotal, 360
saludable ejemplo de c o r r e c c ió n ^ . descanse sobre el fundamento solidísi-
(16) Ver Cód. Der. Can. canon 124. (10) Ver Cód. Der. Can. 2214 2; Concilio Trident.
(17) Juan 10, 11-14. sesión 13, de ref., cap. 1 (Mans. Coll. Conc. 33
(18) S. Bernardo, In Cántica, Sermo 23 (Migne col. 86-B y C).
P.L. 183, col. 885 B). (20) Coios. 1, 28.
220, 20-23 C o n s t . A po st . “ Sedes S a pien tiae ” 2121

mo de una honestidad natural y de un conciencia^25\ ya que para elevarse a


humanismo cultivado*21\ puesto que se­ las cumbres de la santidad y para po­
rá más fácil y seguro para los hombres der comunicar a todos las fuentes vivas
encontrar el camino para llegar a Cris­ de la caridad cristiana, deben estar
to si, en la persona del sacerdote, ven adornados de todas las virtudes y abra­
más claramente reflejados la benignidad sarse en la más ardiente caridad hacia
y el amor de Dios nuestro Salvador*222L
4
3 Dios y hacia el prójimo.

20. L o más im portante: la form ación


Cu a r ta P a r t e :
sobrenatural. Pero así como todos de­
ben atender muy bien a una formación
Las reglas generales de su formación
humana y natural del clero religioso,
doctrinal y pastoral
tengan en cuenta que la santificación
sobrenatural de su alma es lo más
i. Los motivos de su formación re­
importante en el curso de su forma­
ligiosa y completa
ción. Pues si el consejo del Apóstol vale
para todo cristiano cuando afirma que 22. F orm a ción d ob le; Intelectual y
lo que Dios quiere es vuestra santifi­ pastoral. Pero allí donde se provee a
cación*23)2, cuánto más está obligado a
4 esta santificación del alma, conviene
ello aquel que no solamente está inves­ igualmente que se dé a los religiosos
tido del sacerdocio, sino que profesa una formación muy cuidada, tanto in­
la aspiración a la perfección evangélica telectual como pastoral. Queremos 361
misma y, a la vez, en virtud de su mi­ enunciar y explanar un poco más
nisterio, se convierte en instrumento de ampliamente estos principios dada la
santificación para los demás, depen­ importancia del tema y en atención a
diendo grandemente de su propia santi­ Nuestra conciencia de la suprema tarea
dad la misma salvación de las almas y pastoral que Nos incumbe.
el incremento del Reino de Dios.
23. La exige la triple dignidad: de
21. Deber de santidad. Que todos los religiosos, sacerdotes y apóstoles. La
miembros que buscan los estados de necesidad para estos religiosos de reci­
perfección evangélica recuerden, pues, bir una formación intelectual sólida y
y mediten frecuentemente ante Dios, completa en todas las materias, es
que no les basta para cumplir el deber secuela manifiesta de la triple dignidad
de su profesión evitar los pecados, ya que brilla en la Iglesia de Dios: la dig­
graves, ya incluso, con la ayuda de nidad religiosa, sacerdotal y apostólica.
Dios, las faltas veniales, ni conformar­ En efecto, los religiosos que tienen
se material y solamente con las órde­ por tarea principal la contemplación
nes de los superiores, e incluso con sus de las cosas divinas, buscando única­
votos y cuanto puede ligar su concien­ mente a Dios y uniéndose a El y la de
cia, ni aún siquiera con sus Constitu­ transmitirlas a los demás, deben tener
ciones particulares, según las cuales, muy en cuenta que no pueden en forma
como ordena la Iglesia en sus santos alguna alcanzar los simples frutos de
cánones, todos y cada uno de los reli­ esta tarea santísima sin elevarse a una
giosos, superiores, e individuos, deben... sublime unión con Cristo, lo que no
modelar su vida y tender así a la per­ conseguirán si no tienen abundante­
fección de su estado(2é\ pues es pre­ mente este conocimiento profundo y
ciso que cumplan todo esto de todo siempre perfectible de Dios y de sus
corazón y con un amor ardiente, no misterios, que se adquiere mediante los
sólo por necesidad, sino más bien en estudios sagrados(26).
(21) Ver Filip. 4, 8. (26) Ver Pío XI, Carla Apostólica Unigenitus
(22) Tito 3, 4. Dei Filius, 19-III-1924; A. A. S. 16 (1924) 137-138;
(23) I Tes. 4, 3. en esta Colección: Encícl. 135, 13-14, pág. 1056-
(24) Ver Cócl. Der. Can., canon 593. 1057 (Enchiridion de stat. perfect. n. 348, p. 403-
(25) Romanos 13, 5. 404).
2122 E n cíclicas del PP. P ío XII (1956) 220, 24-27

La dignidad sacerdotal, que da al que eclesiásticas proporcionándoles los me­


de ella está revestido, el estar constituido dios.
en legado del Señor de las ciencias(27)
y ser llamado con especial título sal 2. Su formación filo sofico-teológica
de la tierra y luz del mundo^2 282
7 \ exige
9
una formación sólida muy amplia, es­ 25. Fidelidad al M agisterio y a
pecialmente en lo que concierne a las Santo Tomás. En lo que concierne a
disciplinas eclesiásticas, que pueden la filosofía y a la teología, que han de
alimentar y fortificar la vida espiritual ser enseñadas muy escrupulosamente
del sacerdote mismo y guardarle de por maestros capaces y cuidadosamente
todo error y de toda peligrosa novedad, elegidos, es necesario observar todo lo
y que, además, le hace fiel dispensador prescrito por los sagrados cánones por
de los misterios de Z)íos(29)3 1 y perfec­
0 Nuestros Predecesores y por Nos mis­
ciona al hombre de Dios, pronto para mo, especialmente en lo que se refiere
toda obra buena^30K al magisterio eclesiástico y la fidelidad
Por último, la misión apostólica que al mismo, que ha de manifestarse de
los miembros de los estados de perfec­ todas maneras, siempre y en todas
ción ejercen en la Iglesia por el hecho partes, e inculcada en las almas y en
de su vocación, ya sea por la predica­ los espíritus de los alumnos, com o ha
ción, ya por la formación cristiana de de inculcarse la prudencia y la precau­
los niños y de los jóvenes, ya por la ción que es preciso tener siempre cuan­
administración de los sacramentos es­ do se trata de las nuevas cuestiones que
pecialmente el de la penitencia, ya pol­ los nuevos tiempos plantean; igualmen­
las misiones en países de infieles, ya te por lo que se refiere a la defensa o
por la dirección espiritual de las almas, argumentación en favor de la doctrina
ya, finalmente, por la forma de vida y de los principios del D o c t o r A n g é ­
cotidiana que llevan entre las gentes, l i c o , que deben ser santamente mante­
no podrán producir frutos abundantes nidos y enteramente seguidos en la
y duraderos si no conocen perfecta­ enseñanza filosófica y teológica de los
mente la doctrina sagrada y se preocu­ alumnos (32>.
pan de penetrar más en ella.
26. El m étodo tom ístico. La Teólo­
24. Cuidado de los Superiores p or la ga debe a la vez enseñarse por el mé­
preparación literaria y científica. Los todo positivo y el llamado eclesiástico,
superiores religiosos, en primer lugar, tomando a S a n t o T o m á s d e A q u i n o
deben velar por esta formación sólida como guía y maestro, de suerte que a
y completísima de la inteligencia, te­ la luz de una enseñanza auténtica las
niendo en cuenta el desarrollo natural fuentes de la Revelación divina sean
de los jóvenes y la distribución de estudiadas en forma profunda con los
estudios, no perdonando medios para medios adecuados y que los tesoros de
que la cultura literaria y científica de verdad que de ella provienen sean cla­
los alumnos religiosos no desmerezca de ramente expuestos y eficazmente de­
la de los laicos que siguen los mismos fendidos.
estudios. Si se atiende a ello se habrá
proveído seriamente a la formación de 27. El m agisterio de la Iglesia en la
los espíritus y obtenido en el tiempo enseñanza. Puesto que es sólo al Ma­
preciso la selección de los candida­ gisterio de la Iglesia a quien se han
tos^31^, y se habrá asegurado el que confiado interpretar auténticamente el
estos mismos alumnos estén prepara­ depósito de la Revelación, ésta debe ser
dos para profundizar en las disciplinas explicada no siguiendo razonamientos
(27) Ver I Reyes 2, 3. 23-IX-1950, A. A. S. 42 (1950) 687; en esta Colecc.:
Encíclica 195, 90, pág. 1825.
(23) Ver Mateo 5, 13-14. (32) Pío XII, Encíclica Humani Generis, 12-VIII-
(29) Ver I Corint. 4, 1-2. 1950; A. A. S. 42 (1950) 573, 577-578; en esta Co­
(30) Ver II Timot. 3, 17. lección; Encícl. 194, 16 y nota (10) pág. 1801-1803;
(31) Pío XII Exhortación Apost. Mentí Nostra*. Cód. .Tur. Can. Canon 1366.
220, 28-30 C o n s t . A post . “ S edes Sapien tia e ’ 2123

puramente humanos y opiniones parti­ te, dicha enseñanza ha de ser sabia­


culares sino de acuerdo fidelísimamen- mente adaptada para responder a los
te con el sentido y el espíritu de la errores de nuestros tiempos y proveer
Iglesia misma. Por tanto, que los pro­ a sus necesidades; ha de estar también
fesores de filosofía cristiana y de teolo­ al corriente de los modernos descubri­
gía sepan ejercer su función no por mientos y, a la vez, en perfecto acuer­
derecho propio y en nombre propio, do con la venerable tradición; por
sino en nombre y bajo la autoridad del último ha de ordenarse eficazmente a
Magisterio supremo, y por consiguien­ un cumplimiento fructuoso de todas las
te, bajo su vigilancia y dirección; de tareas pastorales de forma que permita
ese Magisterio han recibido como una a los futuros sacerdotes instruidos en
misión canónica; de ahí que, salvaguar­ esa ciencia, proponer y defender fácil
dando enteramente la justa libertad de y exactamente la sana doctrina tanto a
discusión sobre los puntos en que es la gente ruda como a la docta en ser­
todavía admitida, deben recordar muy mones y catcquesis, administrar recta­
bien que el poder de enseñar no los ha mente los sacramentos, promover acti­
sido dado para transmitir a sus alum­ vamente el bien de las almas y ser a
nos sus opiniones propias, sino las doc­ todos útiles por sus palabras y por sus
trinas perfectamente aprobadas por la actos.3
Ig le s ia ^ .
4. Su formación pastoral
3. Su formación integral
30. Im portancia de la form a ción
28. F in : form ación integral del clé­ espiritual e intelectual para el a posto­
rigo. De otra parte, todos, tanto los lado y necesidad de la form a ción pas­
maestros como los alumnos nunca de­ toral. Aunque todo esto que hemos
ben perder de vista que os estudios dicho hasta aquí sobre la formación
eclesiásticos están orientados no sola­ espiritual o intelectual de los alumnos
mente a la formación intelectual, sino concurre desde el más alto punto de
a una formación integral y sólida tanto vista a preparar a los hombres real­
religiosa como sacerdotal y apostólica; mente apostólicos y es necesario para
por ello, su finalidad no es solamente esa formación, de suerte que si falta
permitirlos rendir los exámenes sino al sacerdote la santidad y la ciencia
imprimir en las almas de los alumnos requerida le falta todo, Nuestro gra­
como un sello indeleble, del que obten­ vísimo cargo pastoral Nos impone el
drán cuando lo necesiten luz y fuerza deber de añadir a esto que, además de
para sus propias necesidades y las de la santidad y de la ciencia requerida, es
los demás3 (34).
3 absolutamente necesario que el sacer­
29. Sin perju d icar la vida espiritual, dote, para cumplir fielmente su minis­
la enseñanza debe ser com pleta, m o ­ terio apostólico, reciba una preparación
derna y al día. Para alcanzar este fin, pastoral muy cuidadosa y en todos los
la enseñanza intelectual debe, ante to­ aspectos perfecta, que le dé la habili­
do, estar estrechamente unida con el dad y la destreza necesaria para llenar
amor a la oración y a la contemplación convenientemente las numerosas tareas
de las cosas divinas. Debe, además ser del apostolado cristiano.
completa, sin omitir ninguna parte de Si es habitual que cada uno, antes de
las materias prescritas, puesto que hay profesar o ejercer una materia, co ­
entre ellas una coherencia y, así con­ mience por una sólida preparación tan­
jugadas en todas sus partes, todas las to teórica o, como se dice, técnica como
materias convergen hacia un solo siste­ práctica, mediante un largo aprendi­
ma, sólido y bien ordenado; igualmen­ zaje, ¿quién negará que debe preceder
(33) San Pío X, Motu Proprio Doctoris Angelici, (34) Ver Pío X ll, Discurso a los alumnos, 24-VI-
29-VI-1914; A. A. S. 6 (1914) 338 (Enchiridion de 1939; A. A. S. 31 (1939) 246 (Enchiridion de stat.
stat. pcrfect. n. 284, p. 336). perfect. n. 373, p. 531).
2124 E n cíclicas del P P . P ío X II (1956) 220, 31-34

una preparación cuidadosísima y pro­ Cristo Jesús(36> y proporcionarle las


fundísima a la que con justo título se armas apostólicas apropiadas. Por con­
llama arte de las a r t e s ? ^ siguiente, además de los estudios filo­
sóficos y teológicos, para prepararlos
31. P reparación intensa y las d ife­ oportunamente a la acción pastoral es
rentes virtudes apostólicas: form a ción absolutamente necesario, como hemos
espiritual. Esta formación pastoral de dicho, que los futuros pastores de la
los alumnos, que debe iniciarse desde grey del Señor reciban de parte de
el comienzo mismo del ciclo de estu­ maestros competentes, según las nor­
dios y perfeccionarse gradualmente a mas de la Sede Apostólica, una ense­
medida que aquéllos avanzan en edad, ñanza relativa a las cuestiones psicoló­
y prepararse para un aprendizaje espe­ gicas y pedagógicas, didácticas y cate­
cial después de los estudios de Teología quísticas, sociales y pastorales y otras
en consonancia con el fin de cada Insti­ similares que respondan al progreso
tuto, debe procurar ante todo que los actual de estas materias y que les pre­
futuros ministros y apóstoles de Cristo, pare para las múltiples necesidades del
a ejemplo de Cristo mismo, estén sóli­ apostolado moderno.
da y profundamente impregnados de
virtudes apostólicas, es decir, un celo 33. Los ejercicios prácticos en la
ardiente y purísimo para trabajar por cura de almas. Para que esta forma­
la gloria de Dios, un amor activo y ción apostólica doctrinal sea robuste­
ardiente hacia la Iglesia para defender cida por el uso y la experiencia es nece­
sus derechos, conservar y difundir su sario unirla a los llamados ejercicios
doctrina; un celo ardoroso por la sal­ prácticos, progresando gradualmente
vación de las almas, una prudencia so­ con circunspección y prudencia orde­
brenatural en las palabras y en los nadas. Nos queremos que se ejerciten
actos, unida a la sencillez evangélica; en un aprendizaje especial una vez
una humilde abnegación de sí mismo recibido el sacerdocio, bajo la guía de
y una dócil sumisión a los superiores; hombres muy competentes por su doc­
una firmísima confianza en Dios y una trina, sus consejos y sus ejemplos, y
conciencia clarísima de su misión; una que se consoliden en una forma con­
viril habilidad para acometer los asun­ tinua, sin interrumpir nunca los estu­
tos y constancia para continuar lo em­ dios sagrados.
prendido; una fidelidad escrupulosa
para llenar su tarea; un gran valor
E p íl o g o :
para realizar y soportar las más duras
pruebas y, por último, una amabilidad La vigencia de estas normas
y una humanidad cristianas que atrai­ ij el papel de la S. C. de Religiosos
gan a todos.
34. Se establece la vigencia de estos
32. Las materias que han de ense­ principios. Después de enunciado estos
ñar maestros experim entados: form a ­ importantes principios, que deben regir
ción doctrinaria. Es necesario esfor­ tanto en la tarea de formación como
zarse, además, en la formación pastoral en los educadores y sus alumnos, y
para que, teniendo en cuenta el grado después de haber examinado las leyes
de progreso en los estudios, los alum­ generales que hacen relación a cada
nos sean instruidos en todas las mate­ punto de esta materia tan importante,
rias que puedan conducir a formar en Nos declaramos y estatuimos de ciencia
todos los aspectos al buen soldado de*7 cierta y en virtud de la plenitud del
(35) “ Ars est artium regimen animarum” (El regere animal omnium máxime varium et multi-
arte de las artes, el gobierno de las almas). S. plex” [(Cierto arte de las artes y ciencia de las
León Magno Regul. Past. p. I, cap I (Migne PL ciencias me parece el regir al hombre, ese ser
77 col 14-A) ver también S. Gregorio el teólogo que de todos es el m-ís inconstante y mult.iíurmejj
Nacianceno Orat. III: Ars quaedam artium et Migne PG 35 col 426-A).
scientia scientiarum mihi esse videtur, hominem (36) II Timot. 2, 3.
220, 35 C o n s t . A post . “ Sedes S a pien tiae ” 2125

poder apostólico, que deben ser obser­ generales, ya aprobados por Nos, y
vadas por aquellos a quienes con­ dictar cuantas medidas sean necesarias
ciernen. para hacer observar fielmente la cons­
titución, los estatutos y las ordenanzas,
35. El nuevo papel de la S. C. de sin que obste nada en contrario, inclu­
Religiosos, al respecto se señala. Ade­ so digno de especial mención.
más, por Nuestra autoridad otorgamos Dado en Roma, junto a San Pedro,
a la Sagrada Congregación de Religio- el 31 de Mayo de 1956, 18 de Nuestro
sos la potestad de publicar las ordenan­ Pontificado, en la Festividad de la
zas, instrucciones, declaraciones, inter­ Bienaventurada Virgen M a r ía , Reina
pretaciones y cualquier documento aná­ del Mundo.
logo para la aplicación de los estatutos PIO PAPA XII.
ENCICLICA “LUCTUOSISSIMI EVENTUS”(:i:)
(28-X-1956)

SOBRE EL LEVANTAMIENTO DEL PUEBLO HUNGARO


CONTRA EL COMUNISMO

PIO PP. XII

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

AAS 1. Conm ueven los hechos luctuosos sentimientos; ni por las falaces doctri­
48 de Hungría. Los luctuosos aconteci- nas que corrompen a las almas y que
741 mientos que han herido a los pueblos conculcan los derechos de la Iglesia y
de Europa oriental, y principalmente al los de la conciencia civil y cristiana; y
de Hungría tan querido por Nos, ensan­ que tampoco puede suprimirse por la
grentado hoy por una terrible lucha, fuerza externa el anhelo de una justa
conmueven profundamente Nuestro pa­ libertad.
terno ánimo; y no solamente el Nues­
tro, sino también el de todos aquellos 4. R ecuerdo del Congreso Eucarís-
que se preocupan por los derechos de tico de Budapest y de la fe que no ha
la civilización, de la dignidad humana de perecer. En estas gravísimas cir­
y de la libertad debida a los individuos cunstancias, que afligen a una parte de
y a las naciones. la Cristiandad salta a Nuestra mente
un grato recuerdo. Cuando hace ya mu­
2. Llam ado del Papa a elevar preces chos años Nos trasladamos a Budapest,
742 a D ios p o r ella. Por este motivo, la como Legado de Nuestro Predecesor
conciencia de Nuestra misión apostó­ Pío XI, de feliz memoria, para partici­
lica Nos mueve a dirigir un fervoroso par en el Congreso Eucarístico Interna­
llamamiento a todos vosotros, Venera­ cional que allí se celebró, tuvimos la
bles Hermanos, y a la grey de cada alegría y el consuelo de ver a los queri­
uno, para que animados de fraterna dísimos fieles de Hungría acompañar
caridad elevéis, junto con Nos, preces con encendida piedad y suma venera­
al Señor, a fin de alcanzar de El — en ción al Augusto Sacramento del Altar,
cuyas manos están los destinos de los llevado triunfalmente por las calles de
pueblos, y no sólo el poder, sino hasta la ciudad. Y no dudamos de que la
la misma vida de sus gobernantes— misma fe y el mismo amor al Divino
que ponga fin a tanto derramamiento Redentor inflamarán todavía los áni­
de sangre y brille finalmente la verda­ mos de este pueblo, a pesar de que los
dera paz, que está basada en la justicia, partidarios del comunismo ateo se ha­
la caridad y la debida libertad. yan servido de todos los medios para
arrancar de sus mentes la Religión de
3. La violencia e injusticia no solu­ sus mayores. Por tal motivo esperamos
cionan nada. Tengan todos presente fundadamente que este nobilísimo pue­
que el orden perturbado de los pueblos blo, aun en medio del peligro en que
no puede restablecerse sólidamente ni por desgracia se encuentra, elevará a
por la potencia mortífera de las armas; Dios insistentes oraciones para impe­
ni por la violencia impuesta a los ciu­ trar la ansiadísima paz radicada en un
dadanos, incapaz de apagar sus íntimos()* recto orden.
(* ) A. A. S. 48 (1956) 741-714. Versión de la Oficina de Tipogr. Vaticana.

— 2126
221, 5-7 E n cíc lic a “ L uctuosissimi E ven tos * 2127

5. Cruzada universal de oraciones prontitud a estas Nuestras exhortacio­


por Hungría, especialm ente de los nes paternales, a las que han de unirse
niños. Y también confiamos plena- las vuestras; de tal forma que con el
43 mente que los verdaderos cristianos, influjo y la ayuda de la gracia de Dios,
un cualquier parte del mundo en que invocado ardientemente por multitud
se hallen, han de unir sus plegarias a de voces suplicantes, y con la interce­
las de estos hermanos, oprimidos por sión de la Virgen M a r í a , el dilectísimo
tantas calamidades e injusticias, en tes­ pueblo húngaro, atormentado por tan­
timonio de comunes vínculos de ca­ tos dolores y cubierto de tanta sangre,
ridad. lo mismo que los demás pueblos de la
A esta santa cruzada de oraciones Europa oriental, privados de la liber­
exhortamos de manera particular a to­ tad religiosa y civil, puedan arreglar
dos aquellos a quienes, lo mismo que feliz y pacíficamente su situación con
el Divino Redentor, así también Nos, justicia y rectitud, respetando los dere­
que hacemos sus veces en la tierra, mi­ chos de Dios y de J e s u c r i s t o Rey, cuyo
ramos con particular ternura; Nos refe­ reino es un reino de verdad y de vida,
rimos a los que en la primera flor de reino de santidad y de gracia, reino de
su edad brillan por su inocencia, dul­ justicia, de amor y de paz^K
zura y gracia. Mucho esperamos parti­
7. B endición A postólica a todos, es­
cularmente de las súplicas de estos pe-
pecialm ente a los perseguidos. Anima­
queñuelos, que pueden llamarse en cier­
to modo ángeles de un mundo, man­ dos de esta dulcísima esperanza, tanto
chado de tantos y tan graves crímenes a vosotros, Venerables Hermanos, y
y pecados. Junto con ellos, invoquen con vosotros a todos vuestros fieles,
todos los cristianos el valiosísimo pa~ como principalmente a los que en Hun­
trocinio de la Bienaventurada Virgen gría y en las demás naciones de la
Europa oriental pasan por situaciones
M a r í a , tan poderosa intercesora ante
Dios por nosotros, por ser Ella quien tan duras y se hallan probados por tan
engendró al Divino Redentor y también graves calamidades — y de manera
amorosísima Madre nuestra. muy particular a los Obispos de aque­
llas naciones, los cuales se encuentran
en la cárcel o están confinados o des­
6. Esperanza de que las preces de terrados— otorgamos de todo corazón
todos y la invocación de la Virgen en el Señor la Bendición Apostólica,
alcance la libertad a Hungría y los presagio de celestiales gracias y testi­
países satélites. No dudamos de que en monio de Nuestra benevolencia.
el mundo entero, en las ciudades y en Dado en Roma, junto a San Pedro,
los pueblos y hasta en las más lejanas el 26 de Octubre, fiesta de Nuestro Se­
aldeas, dondequiera que haya llegado ñor Jesucristo Rey, del año 1956, 18 de
la luz del Evangelio, todos los cristia­ Nuestro Pontificado.
nos, especialmente los niños y las ni­
ñas, han de responder con la mayor PIO PAPA XII.
(1) Prcf. de la fiesta de Cristo Rey.
2 2 2

ENCICLICA “LjETAMUR ADMODUM”^


(l-XI-1956)

SOBRE LOS PELIGROS DE UNA GUERRA EN MEDIO ORIENTE

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

iAS 1. Alegría por el éxito de las oracio- ción de ambos Estados, en conformi­
48 nes y la libertad de los Cardenales dad con principios más sanos y de una
745 polaco y húngaro. Es para Nos motivo legislación mejor, pero especialmente
de gran alegría el saber que no sola­ con respeto de los derechos de Dios y
mente el Episcopado del mundo cató­ de la Iglesia. Por lo tanto, Nos dirigi­
lico, sino también los demás eclesiás­ mos de nuevo a todos los católicos de
ticos y los fieles, con impulso espon­ esas Naciones con el fin de que, unien­
táneo, han correspondido a Nuestra in­ do concordemente sus fuerzas y agru­
vitación, que les dirigimos con la re­ pándose estrechamente alrededor de
ciente Carta E n c í c l i c a elevando al sus legítimos Pastores, trabajen dili­
Cielo oraciones públicas para hacerlo gentemente con el fin de que esta santa
propicio. causa progrese y se consolide; ya que
Por lo tanto, con efusión y desde lo si esa causa fuera arrinconada o des­
íntimo del corazón queremos dar gra­ cuidada, no podría conseguirse una
cias a Dios porque, movido por tantas paz verdadera.
súplicas, especialmente por las de los
niños y de las niñas inocentes, parece 3. Preocupación por las complica­
que por fin ha hecho despuntar para ciones del Medio Oriente. Pero,, mien­
los pueblos de Polonia y de Hungría tras Nuestro espíritu se encuentra aún
el resplandor de una nueva aurora de en ansiedad, otra situación pavorosa
746 par que los amados Hijos Nuestros, los
se Nos presenta delante. Como vos­
Señores Cardenales E s t e b a n W y s z y n s -
otros, Venerables Hermanos, sabéis, la
ki, Arzobispo de Gniezno y Varsovia, y
llama de otra acción bélica se ha encen­
J o s é M i n d s z e n t y , Arzobispo de Ezster-
dido amenazadora en el Medio Oriente,
gon, alejados de sus respectivas sedes,
han sido reintegrados a sus puestos de no lejos de la Tierra Santa, donde los
honor y de responsabilidad, y triun­ ángeles, bajados del Cielo y volando
falmente acogidos por una multitud de sobre la cuna del Infante Divino, anun­
pueblo en fiesta, después de haber sido ciaron la paz a los hombres de buena
reconocidos inocentes e injustamente voluntad<2L ¿Qué otra cosa podríamos
acusados. hacer Nos, que con paterno amor abra­
zamos a todos los pueblos, más que
2. Esperanza de mejoramiento. Por elevar súplicas al Padre de las miseri­
consiguiente, alimentamos la esperan­ cordias y Dios de todo consuelo(3), y
za de que ello sea de buen auspicio exhortar a todos vosotros a unir vues­
para el reordenamiento y la pacifica­ tras oraciones a las Nuestras? En efec-
(*) A. A. S. 48 (1956) 745-748. Versión española de “ L’Osservatore Romano, edición argentina, Año
VI, N? 2C3, Buenos Aires, 8 de noviembre de 1956.
(1) Pío XII, Encíclica Luctuosissimi eventus, (2) Ver. Lucas 2, 14.
28-X-1956; A. A. S. 49 (1956) 714-744; en esta Co- <3) Ver. II Corintios 1, 3.
lección: Encícl. 221, pág. 2126-2127.

2128
222, 4-7 E n cíc lic a “ L aetam u r A d m odu m ” 2129

to, las armas de nuestra milicia no son dad, que nunca podrá desembocar en
carnales sino poderosas por Dios^K el derramamiento de sangre de herma­
nos.
4. La guerra, causa de muchas cala­
midades, es condenable. Nuestra espe­ 6. Esperanza en la ayuda celestial.
ranza descansa únicamente en Aquel Y puesto que, como hemos dicho, pone­
que con su luz celestial puede iluminar mos Nuestra esperanza particularmen­
la mente de los hombres y doblegar su te en la providencia y misericordia de
exasperada voluntad a consejos más Dios, os exhortamos insistentemente,
moderados, de manera que entre las Venerables Hermanos, a no desistir de
Naciones se pueda establecer el recto alentar y promover la cruzada de ora­
orden, con mayores beneficios recípro­ ciones, gracias a la cual, con la inter­
cos, salvaguardando siempre los legí­ cesión de M a r í a Virgen, esperamos que
timos derechos de cuantos se hallan en el Señor quiera conceder benignamente
747 causa. Tengan todos presente, especial­ que los peligros de guerras desaparez­
mente aquellos en cuyas manos se en­ can, que los intereses contrastantes de
cuentra la suerte de los pueblos, que las Naciones encuentren una feliz solu­
de la guerra jamás podrá nacer ningún ción, que en todas partes sean entera­
bien duradero, sino más bien una gran mente salvaguardados en beneficios de
cantidad de desgracias y calamidades. todos los sacrosantos derechos de la
No con las armas, no con matanzas, no Iglesia, sancionados por su Divino Fun­
con ruinas se resuelven las cuestiones dador, y que la gran familia humana,
entre los hombres, sino con la razón, disgregada por el pecado, se someta a
el derecho, la prudencia y la equidad. su dulcísimo imperio<5).

5. El peligro de conflagración uni­


7. Bendición Apostólica. Mientras
versal preocupa. Guando hombres jui­
tanto a todos vosotros, Venerables Her­
ciosos, movidos por el deseo de una
manos, y a las gentes a vuestros cui­
verdadera paz, se reúnen para tratar
dados confiadas, que ciertamente, al
de tan graves problemas, deben sentir­
igual que vosotros, se mostrarán sen­
se sin duda llevados a elegir el camino
sibles a estas Nuestras renovadas exhor­
de la justicia y no a aventurarse por
taciones, impartimos de todo corazón
la abrupta pendiente de la violencia,
la Bendición Apostólica, portadora de
si consideran los graves peligros de una
las gracias celestiales y testimonio de
guerra, la cual, creciendo, de pequeña
Nuestra paternal benevolencia.
chispa puede convertirse en enorme
incendio. Sobre ello queremos llamar, Dada en Roma, junto a San Pedro, el
en este peligroso momento, la atención l 9 de Noviembre, Fiesta de Todos los
de los gobernantes, y no podemos du­ Santos, del año 1956, 18 de Nuestro
dar de que se convencerán de que no Pontificado.
Nos mueve más interés que el del bien
común de todos y la común prosperi-4 PIO PAPA XÍI.
(4) II Corintios 10, 4. (5) Oración de la Festividad de Cristo Rey.
223

ENCICLICA “DATIS NUPERRIME”(


(5-XI-1956)

DENUNCIA ANTE LOS PUEBLOS LIBRES LA NUEVA ESCLAVITUD


IMPUESTA A HUNGRIA

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

A AS 1. Esperanzas fallidas: nueva op re­ sabilidad de estos luctuosos acontecí- 749


48 sión comunista de Hungría. Con carta mientos deberían considerar por fin
748 Encíclica(1) recientemente dirigida a que la justa libertad de los pueblos no
vosotros, sagrados Pastores del orbe puede ser sofocada con sangre.
católico, manifestábamos Nuestra espe­
ranza de que también para el nobilísi­ 3. A firm ación de la paz y rechazo
mo pueblo de Hungría alborease por fin del derram am iento de sangre. Nos, que
una nueva aurora de paz fundada sobre con ánimo paternal miramos a todos
la justicia y sobre la libertad, al pare­ los pueblos, debemos afirmar solemne­
cer que las cosas tomaban en aquella mente que toda violencia, todo injusto
Nación un rumbo más favorable. derramamiento de sangre, vengan de
Las noticias empero que nos llega­ donde vinieren, son siempre ilícitos;
ron en un segundo tiempo han llenado como debemos también exhortar a to­
Nuestro ánimo de penosísima amargu­ dos los pueblos y a todas las clases
ra; se ha sabido que por las calles y sociales a aquella paz que ha de basarse
villas de Hungría corre de nuevo la en la justicia y en la libertad y que halla
sangre generosa de los ciudadanos que en la caridad su alimento vital.
de lo más profundo de sus espíritus
anhelan la justa libertad; que las insti­ 4. La sangre del p ueblo húngaro
tuciones patrias apenas constituidas clam a al cielo. Las palabras que Dios
han sido abatidas y destruidas; que dijo a C a í n : La sangre de tu hermano
los derechos humanos han sido viola­ clama a mí desde la t i e r r a tienen
dos y que con armas extranjeras ha también hoy su valor; la sangre del
sido impuesta al pueblo ensangrentado pueblo húngaro clama al Señor, el cual,
una nueva servidumbre. como justo juez, castiga a menudo los
pecados de los individuos sólo después
2. Protesta del Papa y de los pue­ de la muerte, pero a veces castiga tam­
blos libres. Ahora bien, según el man­ bién en esta vida, en razón de sus in­
dato que Nuestro deber Nos impone justicias, a los gobernantes y a las na­
no podemos dejar de protestar deplo­ ciones mismas, como la historia nos
rando estos dolorosos hechos, que no enseña.
sólo provocan la amarga tristeza y la
indignación del mundo católico sino 5. Deseos de p acifica ción y plegaria.
también la de todos los pueblos libres. Quiera Dios misericordioso tocar el co ­
Aquellos sobre quienes recae la respon­(*) razón de los responsables de manera
(*) A. A. S. 48 (1956) 748-749. Versión española de L ’Osservatore Romano, edición argentina, Año
VI, N? 264, Bs. Aires.
(1) Pío XII, Encíclica Lietamur Admodum, 1- leción: Eneíel. 222, pág. 2128-2129.
XI-1956, A. A. S. 48 (1956) 745-748; en esta Co- (2) Gen. 4, 10.

— 2130 —
223, 6 E n cíc lic a “ D atis nuperrim e ” 213)

que la injusticia halle por fin su térmi­ 6. B endición A postólica. Mientras a


no, que toda violencia se calme, que todos vosotros expresamos Nuestros
todas las Naciones, pacificadas entre sentimientos, impartimos de gran co ­
sí, hallen de nuevo en una atmósfera razón a vosotros, Venerables Herma­
de serena tranquilidad el recto orden. nos, a vuestros fieles, y en manera
Entre tanto, Nos elevamos Nuestras particular al dilecto pueblo húngaro, la
plegarias al Señor a fin de que especial­ Bendición Apostólica, para que ella sea
mente aquellos que han hallado la prenda de las gracias celestiales y de
muerte en estas dolorosas circunstan­ Nuestra paternal benevolencia.
cias, puedan gozar de la luz eterna y de Dada en Roma, junto a San Pedro,
la paz en el cielo; como deseamos asi­ el 5 de Noviembre de 1956, 18 de Nues­
mismo que todos los cristianos unan tro Pontificado.
también con esta intención sus plega­
rias a las Nuestras. PIO PAPA XII.
ENCICLICA “FIDEI DONUM,,(4)
(21-IV-1957)

SOBRE LA SITUACION DE LAS MISIONES CATOLICAS,


ESPECIALMENTE EN AFRICA

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

In t r o d u c c ió n : ra con Dios, al comunicar a nuestros


^AS La Fe exige nuestra colaboración hermanos la fe que nosotros hemos
49 en su difusión recibido.

225 1. Nuestro deber de gratitud y de celo 2. Ayudemos todos a la Iglesia mi­


sionera
1. El clon de la Fe exige que la
difundamos. El don de la Fe que, por 2. E xhortación del Papa a la co o p e ­
la misericordia de Dios, produce en las ración de todos. Considerando por un
almas de los fieles cristianos un acervo lado las innumerables legiones de nues­
incomparable de bienes, exige, natu­ tros hijos que, sobre todo, en los países
ralmente, que ofrezcamos sin intermi­ de antigua tradición cristiana, partici­
sión a su divino Autor las debidas ma­ pan del bien de la fe y por otro, la
nifestaciones de gratitud. La Fe, en masa más numerosa de los que todavía
efecto, nos introduce en los secretos esperan el mensaje de la salvación, sen­
misterios de la vida divina; en ella se timos el ardiente deseo de exhortaros,
fundan todas nuestras esperanzas, y Venerables Hermanos, a sostener con
ella, desde esta vida terrenal, refuerza vuestro celo la causa santísima de la
y consolida el vínculo de la comunidad expansión de la Iglesia en el mundo.
cristiana, conforme a lo dicho por el ¡Quiera Dios que, como resultado de
Apóstol: Uno es el Señor; uno el bau­ Nuestro llamamiento, el espíritu misio­
tismo(1). Ella es, por excelencia, el don nero penetre y se desarrolle más a fon­
que pone en nuestros labios el himno do en el corazón de todos los sacerdotes
de reconocimiento: ¿Con qué retribuiré y, a través de su ministerio, inflame a
al Señor todos los beneficios que me todos los fieles!
ha hecho^K ¿Qué ofreceremos al Señor
3. Hora transcendental para el Africa
226 a cambio de este don divino, aparte del
homenaje de la mente, si no es nuestro 3. L os vastos cam pos de cola bora ­
celo en difundir entre los hombres el ción , especialm ente en A frica. No es,
esplendor de la verdad divina? El espí­ ciertamente, la primera vez ya lo sa­
ritu misionero, animado por el fuego de béis, que Nuestros Predecesores y Nos
la caridad, es en cierto modo la pri­ mismo conversamos con vosotros sobre
mera respuesta de nuestra gratitud pa­ este grave asunto(3), que es particular-
(* ) A. A. S. 49 (1957) 225-248. Traducción oficiosa; véase también L’Osservatore Romano, ed. cas­
tellana, Buenos Aires, Año VI, n. 296, dei 9 de mayo de 1957. El esquema se basa en gran parte en
el de la traducción italiana de L ’Osservatore Romano, Roma 27-IV-1S57, n. 99 (29-462).
(1) Efes. 4, 5. XI, Homilía Accipietis virtutem, A. A. S. 14, (1922)
344 ss.; Pío XI, Encíclica Rerum Ecclesise, 28-11-
(2) Salmo 115, 12. 1926, A. A. S. 18 (1926) 65 ss.; en esta Colección:
(3) Véase Benedicto XV, Carta Apostólica Má­ Encícl. 139, pág. 1100-1111. Pío XII, Encícl. Evan-
ximum lllud, 30-IX-1919; A. A. S. 11 (1919) 440 ss.; gelii Prsecones, 2-VI-1951, A. A. S. 43 (1951) 497
en esta Colección: Encícl. 117, pág. 913 ss.; Pío ss.; en esta Colección: Encícl. 200, pág. 1870-1887.

2132
‘224 .,. 4-5 E n cíc lic a “ F idei D on u m ” 2133

mpnte apropiado para fomentar el fer­ rante los últimos decenios es para los
vor apostólico de los cristianos, que se cristianos motivo de alegría y de orgu­
han vuelto más conscientes de los debe­ llo. Conforme al empeño que Nos asu­
res que exige la fe recibida de Dios. mimos poco después de Nuestra eleva­
Oriéntese este fervor hacia las regiones ción al sumo Pontificado, de no esca­
descristianizadas de Europa y hacia las timar esfuerzo alguno con el fin de
vastas regiones de América del Sur, que... la cruz, en la que se encuentran
donde sabemos que las necesidades son la salvación y la vida, extienda su som­
grandes; póngase al servicio de tantas bra hasta las más remotas regiones del
importantes misiones de Asia o de mundo^Q\ hemos favorecido con todo
Oceanía, sobre todo donde el campo de Nuestro poder el progreso del Evange­
27 lucha es difícil; sostenga fraternal­ lio en aquel continente. Las circuns- 228
mente a los miles de cristianos, parti­ cripciones eclesiásticas se han multipli­
cularmente amados por Nuestro cora­ cado en él; el número de los católicos
zón que son honor de la Iglesia porque ha aumentado considerablemente y
conocen la bienaventuranza evangélica continúa creciendo con ritmo rápido,
dé los que sufren persecución por la liemos tenido la alegría de instituir en
justicia(4); tenga piedad de la miseria muchos países la jerarquía eclesiástica
espiritual de las innumerables víctimas y de elevar ya a numerosos sacerdotes
dél ateísmo moderno, de los jóvenes, africanos a la plenitud del sacerdocio,
especialmente, que crecen en la igno­ conforme al fin último de la labor
rancia y a veces hasta en el odio de misional que es el establecer sólida y
Dios. Deberes todos ellos necesarios, definitivamente la Iglesia en nuevos
urgentes, que exigen de cada cual un pueblos y constituir en ella, con ele­
despértar de energía apostólica, susci- mentos nativos, la propia jerarquía<7L
tador de inmensas falanges de apósto­ De este modo, en la gran familia cató­
les, semejantes a las que conoció la lica, las jóvenes iglesias africanas ocu­
Iglesia en su alborear(5). Mas aun te­ pan hoy el lugar que les corresponde,
niendo presentes en nuestro pensa­ saludadas con corazón fraternal por las
miento y en nuestra oración estos de­ diócesis más antiguas que las han pre­
beres indispensables, aun recomendán­ cedido en la fe.
dolos a vuestro celo, Nos ha parecido
oportuno orientar hoy vuestras mira­
5. No ha terminado aun la labor
das hacia Africa, en la hora en que se
misionera. Legiones de apóstoles, sa­
abye: a la vida del mundo moderno y
cerdotes, religiosos y religiosas, cate­
atraviesa los años tal vez más graves
quistas y colaboradores seglares, han
de, >su milenario destino.
conseguido tan consoladores resultados
gracias a una labor cuyos ocultos sa­
P r im e r a P a r t e : crificios tan sólo Dios conoce. A todos
y cada uno de ellos se dirigen Nuestro
Situación de la Iglesia, especialmente paternal agradecimiento y Nuestras fe­
, en Africa licitaciones; allí, como en todas partes,
la Iglesia puede sentirse orgullosa de
' li Florecimiento actual de las Misio-
la labor de sus misioneros. Y, sin em­
' ñes en general: éxitos y tareas
bargo, la magnitud de la obra realizada
4. La extensión de la Iglesia en no podría hacer olvidar que la labor
Africa en los últimos decenios. La que queda por hacer requiere un es­
expansión de la Iglesia en Africa du- fuerzo inmenso y operarios innumera-
' (4) Mat. 5, 10. (6) Pío XII, Alocución del 19-V-1939, en Dis-
(5) Pío XII, Alocución “ Romani! Ospiti pas- corsi e Radiomessaggi, tomo I, 87.
quali” a los fieles cristianos reunidos en la Plaza (7) Pío XII, Encíclica Evangelii Príecónes, 2-
de San Pedro, en la fiesta de la Resurrección; VM951, A. A. S. 43 (1951) 507; en esta Colección:
A. A. S. 44 (1952) 370. Encíclica 200, 18, pág. 1875.
2134 E ncíclicas del PP. P ío XII (1957) 224, 6-8

bles^8K En el momento en que la ins­ a proceder por este camino con espí­
tauración de la jerarquía podría hacer ritu de paz y de comprensión recíproca.
creer erróneamente que la actividad Que una libertad política justa y pro­
misionera está a punto de terminar, gresiva no sea negada a estos pueblos
más que nunca la solicitud de todas las (que a ella aspiran), y que no se ponga
iglesias^ del vasto continente africano obstáculo a ella, decíamos a los unos;
llena Nuestro espíritu de angustia. ¿Có­ y advertíamos a los otros que recono­
mo, pues, no habría de estremecerse ciesen a Europa el mérito de su pro­
Nuestro corazón al considerar, desde greso: sin su influencia, extendida a
229 esta Sede Apostólica, los graves proble­ todos los dominios, podrían ser arras­
mas allí planteados por la extensión y trados por un ciego nacionalismo hacia
ahondamiento en la vida cristiana, el caos y la esclavitudAVJ<i. Al renovar 230
cuando comparamos la vastedad y aquí esa doble exhortación formula­
urgencia de los deberes por un lado, y mos votos por que se continúe en
por otro el número ínfimo de operarios Africa una obra de colaboración cons­
apostólicos y su falta de medios? Este tructiva, libre de prejuicios y suscepti­
es el sufrimiento que os confiamos a bilidades recíprocas, preservadas de las
vosotros, Venerables Hermanos, y Nos seducciones y estrecheces del falso na­
complace pensar que la prontitud y la cionalismo, y capaz de extender a esas
generosidad de vuestra respuesta hará poblaciones, ricas en recursos y con
que brille de nuevo la esperanza en el un prometedor futuro, los verdaderos
corazón de tantos apóstoles generosos. valores de la civilización cristiana, que
han dado ya tan buenos frutos en otros
2. La stiuación actual: Africa en continentes.
evolución.
a) Obstáculos a su desarrollo eco­ b) Peligro de materialismo ateo.
nómico, social y político. 7. La invasión del materialismo. Sa­
6. La evolución de los pueblos. bemos, por desgracia, que el materia­
Las condiciones generales en que se lismo ateo ha difundido en varias re­
desarrolla en Africa la labor de la Igle­ giones de Africa su virus de división,
sia, ya conocidas por vosotros, son, atizando las pasiones, enfrentando a
en verdad, difíciles. La mayor parte pueblos y razas unos contra otras, apro­
de esos territorios está pasando por vechando auténticas dificultades para
una fase de evolución social, económi­ seducir a los espíritus con fáciles espe­
ca y política, que está preñada de con­ jismos o para sembrar la rebelión en
secuencias para su futuro: sin embar­ los corazones. En Nuestra solicitud por
go, hay que reconocer que las numero­ un auténtico progreso humano y cris­
sas incidencias de la vida internacional tiano de las poblaciones africanas, que­
sobre las situaciones locales no siempre remos renovar aquí, con respecto a
permiten, incluso a los hombres más ellas, las graves y solemnes adverten­
prudentes, graduar las etapas que se­ cias que ya en varias ocasiones hemos
rían necesarias para el verdadero bien dirigido a propósito de este punto a los
de esos pueblos. La Iglesia, que en el católicos de todo el mundo; felicitamos
curso de los siglos ha visto nacer y a sus pastores por haber denunciado
engrandecerse a muchas naciones, no firmemente ya, en más de una circuns­
puede dejar de prestar hoy una aten­ tancia, a sus fieles el peligro a que les
ción especial a la adquisición por par­ exponen esos falsos pastores.
te de los nuevos pueblos de las respon­
c) Progreso del Islamismo.
sabilidades inherentes a la libertad po­
lítica. En varias ocasiones Nos hemos 8. El proseiifismo musulmán. Pero
invitado ya a las naciones interesadas mientras los enemigos del nombre de
(8) Pío XII, Encíclica Evangelii Prxcones, 2- [9] II Corint. 11, 28.
VI-1951, A. A. S. 43 (1951) 505; en esta Colección: (10) Pío XII, Radiomensaje de Navidad de 1955,
Encíclica 200, 14, pág. 1874. A. A. S. 48 (1956) 40.
224, 9-10 E n cíc lic a “ F idei D o n u m ’ 2135
Dios llevan a cabo en ese continente Urgencia de más amplia labor mi­
sus esfuerzos insidiosos o violentos, hay sionera. Cualquier retraso entrañaría
que denunciar otros graves obstáculos consecuencias. Los africanos, que re­
que se oponen en ciertas regiones a los corren en pocos decenios las etapas de
progresos de la evangelización. Cono­ una evolución que el Occidente ha rea­
céis ya de modo particular la fácil lizado a lo largo de varios siglos, se
atracción que ejerce sobre gran número sienten más fácilmente arrastrados y
de espíritus una concepción religiosa seducidos por la enseñanza científica y
de la vida, que, aun tratando con em­ técnica que se les da, así como las in­
peño de rendir el culto debido a la fluencias materialistas que sufren. Por
Divinidad, arrastra, sin embargo, a sus este motivo pueden producirse en al­
seguidores por un camino que no es el gunos lugares situaciones difícilmente
de J e s u c r i s t o , único Salvador de todos reparables, hasta el punto de perjudi­
los pueblos. Nuestro corazón de Padre car, andando el tiempo, el desarrollo
está abierto a todos los hombres de del catolicismo en las almas y en las
231 buena voluntad; pero, Vicario de Aquel sociedades. Es preciso, ya desde ahora,
que es el Camino, la Verdad y la Vi­ dar a lo spastores de almas posibilida- 232
d a Nos no podemos considerar se­ des de acción en proporción a la im­
mejante estado de cosas sin vivo dolor. portancia y a la urgencia de la actual
Varias, por otro lado, son las causas de coyuntura.
ello: a menudo se trata de causas histó­
ricas recientes, y no siempre ha sido 3. Los actuales medios son insufi­
ajena a ellas la actitud de naciones que, cientes.
sin embargo, se honran de su pasado
cristiano. Por esta razón, en cuanto al 10. En las misiones nuevas faltan
porvenir católico de Africa, existe un más misioneros y más recursos. Pues
motivo de serias preocupaciones. ¿Com­ bien, salvo raras excepciones, es­
prenderán específicamente los hijos de tas posibilidades de acción misionera
la Iglesia la obligación de ayudar más están en notable desproporción con la
eficazmente y a tiempo a los misioneros labor a realizar; y aun cuando seme­
del Evangelio para que anuncien la jante penuria, por desgracia, no es
verdad salvadora a los casi 85 millones solamente de Africa, allí se siente viva­
de africanos de raza negra aún apega­ mente, sin embargo, debido a las cir­
dos, a las creencias paganas? cunstancias. No será inútil, Venerables
Hermanos, daros sobre este punto algu­
d ) La fascinación de la ciencia y la nas indicaciones particulares.
técnica.
En las misiones recientes, por ejem­
9. La seducción de la civilización plo, fundadas en algunos casos tan sólo
moderna. Este orden de consideracio­ hace una decena de años, no puede
nes resulta aún más grave por la pre­ esperarse antes de mucho tiempo una
cipitación general de los aconteci­ notable ayuda del clero local, y los
mientos, de los que los Obispos y los escasos misioneros, desparramados por
elementos escogidos entre los católi­ territorios inmensos, donde trabajan
cos de Africa tienen plena conciencia. además otras confesiones no católicas,
En el momento en que se buscan nue­ ya no pueden atender a todas las peti­
vas estructuras, mientras algunos pue­ ciones. Se trata de 40 sacerdotes, en
blos corren el riesgo de abandonarse alguna zona, para casi un millón de
a las más falaces seducciones de una almas, entre las cuales solamente hay
civilización técnica, la Iglesia tiene el 25.000 convertidos; y en otro lugar, de
deber de ofrecerles, en la medida más 50 sacerdotes para una población de
grande posible, las sustanciales rique­ dos millones de habitantes, cuando ya
zas de su doctrina y de su vida, ani­ los 60.000 fieles bastarían por sí solos
madora de un orden social cristiano. para absorber el tiempo de los misio-
[111 Juan 14, 6.
2136 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 224, lí-1 3

ñeros. Leyendo estas cifras, un corazón técnicas modernas de difusión y de cul­


cristiano no puede permanecer insen­ tura, pues conocida es la importancia,
sible. Veinte sacerdotes más en una re­ en nuestros días, de una opinión pública
gión determinada permitirían hoy im­ formada e iluminada; es preciso, sobré
plantar en ella la cruz, mientras que el todo, desarrollar con ritmo creciente la
día de mañana esa misma tierra, traba­ Acción Católica y satisfacer las necesi­
jada por otros operarios que no son los dades religiosas y culturales de una ge­
del Señor, se habrá vuelto impermeable neración que, privada del alimento in­
tal vez a la verdadera fe. Por lo demás, dispensable, se encontraría expuesta al
no basta anunciar el Evangelio: en la peligro de ir a buscar fuera de la Igle­
crisis social y política, por la que Afri­ sia su alimento.1
ca atraviesa, hay que formar muy 12. Urgencia de m ejor preparación
pronto un grupo escogido de cristianos
de ios misioneros. Pues bien; para ha­
en medio de un pueblo aún neófito;
cer frente a todas estas diversas finali­
pero ¿en qué proporción habrá de mul­
dades, los pastores de almas tienen ne­
tiplicarse el número de misioneros para
cesidad no solamente de medios más
permitirles llevar a cabo esta obra de
abundantes, sino también y ante todo
formación personal de las conciencias?
de colaboradores preparados para estos
A semejante escasez de hombres se
ministerios más especializados y, por
añade además casi siempre una falta
lo tanto, más difíciles. Tales apóstoles
de medios que raya a veces en la mise­
no pueden improvisarse; a menudo
ria. ¿Quién dará a estas nuevas mi­
faltan, y, sin embargo, la necesidad es
siones, situadas por lo general en regio­
urgente, si no se quiere perder la con­
nes pobres, pero importantes para el
fianza de los grupos selectos que están
futuro de la evangelización, la gene­
surgiendo. Queremos expresar aquí to­
rosa ayuda, de la que tienen necesidad
da Nuestra gratitud a las congregacio­
tan urgente? El misionero sufre al
nes religiosas, a los sacerdotes y a los
verse de tal manera carente de medios
militantes seglares, los cuales, conscien­
frente a semejantes deberes: no pide
tes de la gravedad de la hora, han ¡acu­
ser admirado, pro sí ser ayudado a fun­
dido, incluso espontáneamente, a reme­
dar la Iglesia, donde el hacerlo es aún
diar esas necesidades: Iniciativas de
posible.1
este género han dado fruto ya, y, uni­
11. Faltan instituciones de orden so­ das a la abnegación de todos, hacen
cial, cultural y apostólico. En las mi­ concebir grandes esperanzas; mas resta
siones más antiguas, en donde la pro­ por desgracia, todavía en este campo
porción ya considerable de católicos y una inmensa labor por hacer.
su fervor son para Nuestro corazón m o­ 13. El crecimiento de las cristianda­
tivo de alegría, las condiciones del apos­ des requiere más misioneros autóc­
tolado aunque diversas, no causan me­ tonos y extranjeros. I n c l u s o el
nor preocupación. También allí la falta progreso mismo de las misiones plan­
de sacerdotes se deja sentir duramente. tea a la Iglesia, en algunos territorios,
Esas diócesis o vicariatos apostólicos una nueva dificultad. En efecto, el éxi­
tienen que desarrollar, en efecto, sin to de la evangelización exige un pro­
tardanza, las obras indispensables para porcionado aumento del número dé los
la expansión e irradiación del catolicis­ apóstoles si no quiere ponerse en peli­
mo: es necesario fundar colegios y di­ gro tan magnífico desarrollo. A este
fundir la enseñanza cristiana en sus di­ respecto, las Congregaciones Misione­
versos grados; hay que dar vida a orga­ ras se ven solicitadas de todas partes;
nismos de acción social que animen la pero la insuficiencia de vocaciones no
labor de los grupos escogidos de cristia­ les permite atender tantas peticiones
nos al servicio de la sociedad civil; es simultáneas. Sabed, Venerables Herma­
preciso multiplicar la prensa católica en nos, que el número de sacerdotes’ eii
todas sus formas y preocuparse por las comparación con el de fieles se encuen-
224, 14-16 E n cíc lic a “ F idei D on u m ’ 2137

Ira en disminución en Africa. El clero Apostólica, la respuesta fraternal a tan­


235 africano aumenta, indudablemente; pe­ tas necesidades.
ro tan sólo podrá, algo más adelante,
én las propias diócesis, tomar comple­ 2. El dogma del Cuerpo místico
tamente en sus manos el gobierno de obliga
las mismas, aunque siempre con la 15. Los Obispos, primeros miembros
colaboración de los misioneros que a del Señor, tienen mayor obligación.
éllas llevaron la fe. Esas jóvenes cris­ No sin motivo, pues, en hora tan tras­
tiandades no pueden bastarse a sí mis­ cendental para la expansión de la Igle­
mas, en los decisivos momentos por los sia, Nos nos dirigimos a vosotros, Ve­
que ahora están atravesando. ¿Servirán nerables Hermanos. Que si en nuestro 236
las dificultades de semejante situación organismo mortal, cuando un miembro
pára recordar su deber misional a tan­ sufre, todos los demás sufren con él^1B\
tos de nuestros hijos que no agradecen proporcionando los miembros sanos su
lo suficientemente a Dios el don de la propia ayuda a los enfermos, del mis­
fe recibido en su familia cristiana y los mo modo en la Iglesia cada uno de sus
medios de salvación que se les han miembros no vive únicamente para sí
puesto al alcance de su mano? mismo, sino que ayuda además a los
otros y todos se ayudan recíprocamente
Segunda P a r te : para su mutuo consuelo, así como para
■La Cooperación de toda la Iglesia: el mejor desarrollo de todo el cuer-
Disposición de ayudar. po^14*). Pues bien, ¿no son los Obispos,
en verdad, los miembros más eminentes
■1. El problema misionero de Africa de la Iglesia universal, los que están
atañe a toda la Iglesia unidos a la Cabeza divina de todo el
14. No es problema local sino uni­cuerpo con un lazo verdaderamente
versal. Venerables Hermanos, estas particular, y por ello justamente llama­
condiciones de apostolado, que hemos dos (<los primeros miembros del Se­
descripto a grandes rasgos, demuestran ñor” ?(16K ¿Acaso no debe decirse de
claramente que en Africa ya no se trata ellos más que de ningún otro que Cris­
de uno de esos problemas restringidos to, Cabeza del Cuerpo místico, pide la
y locales que pueden resolverse cóm o­ ayuda de sus miembros, ante todo, por­
damente poco a poco e independiente­ que el Sumo Pontífice ocupa el lugar
mente de la vida general del mundo de Jesucristo, y, para no quedar abru­
cristiano. Si en otros tiempos la vida de mado por el peso pastoral, debe llamar
la Iglesia, en su aspecto visible, desple­ a otros muchos a tomar parte en sus
gaba su fuerza preferentemente en los solicitudes? (16K
países de la vieja Europa, desde donde
se extendía... hacia lo que podía llamar­ 3. El deber miisonero de todos los
se la periferia del mundo, hoy se pre­ Obispos
senta en cambio como un intercambio 16. Deben colaborar con el Sumo
de vida y de energía entre todos los Pontífice. Unidos con más estrecho
miembros del Cuerpo místico de Cristo lazo tanto a Cristo como a su Vicario,
en la tierra<121). Las repercusiones de la
3 estaréis dispuestos, Venerables Herma­
situación católica en Africa rebasan nos, a tomar en espíritu de viva cari­
con mucho las fronteras de ese conti­ dad, vuestra parte en esta solicitud de
nente, y es necesario que salga de toda todas las Iglesias que pesa sobre nues­
la Iglesia, bajo el impulso de esta Sede*14 tras esp a ld a s^ . Vosotros mismos, a
3
<12) Pío XII, Racliomensaje de Navidad de 1945, (15) S. Gregorio M. Moralia 14, 35-43 (Migne
A. A. S. 38 (1946) 20. PL 75, col. 1062); Pío XII, Encíclica Mgstici Cor­
[13] : Véase I Corint. 12, 26.
poris, 19-VI-1943, A A.S. 35 (1943) 211; en esta
Colección: Encícl. 177, 36, pág. 1601.
(14) Pío XU, Encíclica Mgstici Corporis, 29-VI- (16) Pío XII, Encíclica Mysiici Corporis, 29-VI-
1943, A. A. S. 35 (1943) 200; en esta Colección; 1943, A. A. S. 35 (1943) 213; en esta Colección:
Encícl. 177, pág. 1594; Marmy, Mensch 1945, nr Encícl. 177, 38, pág. 1602.
1360. (17) Ver II Corint. 11, 28, 5, 4.
2138 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 224, 17-1®

quienes apremia la caridad de Cris- 4. El espritu misionero g la catolici­


to(181
\ debéis sentiros estrechamente
0
2
9 dad de la Iglesia
unidos con Nos en el gravísimo deber
de difundir el Evangelio y establecer 18. La catolicidad nos impulsa a la
la Iglesia por todo el mundo; y no obra misionera; el egoísmo es anticris­
dejéis de esforzaros por difundir larga­ tiano. Además, este interés por las
mente el espíritu de oración y el deseo necesidades universales de la Iglesia
de la mutua ayuda, según la medida demuestra verdaderamente la naturale­
de la caridad de Cristo. Si quieres amar za católica de la Iglesia viviente. El
a Cristo — decía S a n A g u s t í n — , pro­ espíritu misional y el espíritu católico,
paga la caridad por toda la tierra, por­ decíamos hace algún tiempo, son una
que los miembros de Cristo se encuen­ misma cosa. La catolicidad es la prin­
tran por todo el mundo(19)2 .
0 cipal nota de la verdadera Iglesia: has­
ta el punto de que el cristiano no se
17. La obligación nace del Evangelioadhiere y se vincula en lo más mínimo
y es universal. No cabe duda de que a la Iglesia, si no se siente igualmente
tan sólo al Apóstol P e d r o y a sus suce­ adherido y vinculado a la universali­
sores, los Romanos Pontífices, ha con­ dad de los fieles y si no desea igualmen­
fiado Jesús la totalidad de su grey: te con ardor que la misma eche raíces
Apacienta mis corderos, apacienta mis y florezca en todos los lugares de la
ovejas(20>; pero si todo Obispo es pas­ tierra(25). Nada, pues, es más extraño a
tor propio solamente de la porción de la Iglesia de J e s u c r i s t o que la división;
grey confiada a sus cuidados, su cali­ o que sus miembros se aislen o que
dad de legítimo sucesor de los apósto­ atiendan, más de lo justo, a sí mismos,
les por institución divina y por pre­ o, en fin, que de algún modo busquen,
cepto divino le hace solidariamente únicamente, el provecho particular de
responsable de la misión apostólica de su propia asociación. Estos afanes ha­
la Iglesia, conforme a la palabra de cen que una comunidad particular,
Cristo a sus apóstoles: Como el Padre cristiana, cualquiera que sea, se encie­
me envió, Yo os envío^21\ Esta misión, rre en sí misma. Madre de todas las
que debe abrazar a todas las naciones naciones y de todos los pueblos, lo mis­
hasta la consumación de los siglos^222 *\ mo que de todos los individuos, la Igle­
3
no ha cesado de ningún modo a la sia, Sancta Mater Ecclesia, no es ni
muerte de los apóstoles, sino que con­ puede ser extranjera en ningún lugar;
tinúa en la persona de todos los Obis­ vive, o al menos por su naturaleza debe
pos en comunión con el Vicario de J e ­ vivir, en todos los pueblos<26>.
s u c r i s t o . En ellos, que son por exce­
lencia los enviados, los misioneros del 19. La obra y la vida de la Iglesia
Señor, residen en su plenitud la digni­ es asunto de todos. Además, es nece­
dad del apostolado, que es la principal sario afirmarlo, nada de lo que atañe
en la Iglesia, como testimonia S a n t o a la Iglesia, nuestra Madre, es o puede
*. Desde su cora­
T o m á s d e A q u i n o (2 3) 23 ser ajeno a cada uno de los cristianos:
zón este fuego apostólico, que trajo del mismo modo que su fe es la fe de
Jesús a la tierra^2é\ debe inflamar a toda la Iglesia, su vida sobrenatural es
todos nuestros hijos y renovar en ellos la vida de toda la Iglesia, así también
nuevos anhelos para la acción misio­ las alegrías y las angustias de la Iglesia
nera de la Iglesia en el mundo. serán sus alegrías y sus angustias; las

(18) Ver II Corint. 5, 14. (25) Pío XII, Radiomens. a Catól. de N. York,
(19) S. Agustín, Epístola de San Juan a los Par­ en la celebr. III Genten. de los protomárt. Ss
tos, tr. X n. 8 (Migne P.L. 35, col. 2060). Isaac Jogues y comp. 24-XI-1946. Alocución tele­
(20) Juan 21, 16-18. trasmitida: “ Just ten years ago” : Disc. e Radio-
(21) Juan 20, 21. mess. t. VIII, 328, citado en “ Fidei donum” .
(22) Mat. 28, 19-20. (26) Pío XII, Radiomensaje de Navidad de 1945,
(23) 5. Tomás, Exposición in Epist. ad Roma­ en A.A.S. 38 (2946) e8 (Rohrbacher Heilslebr'c,
nos, cap. I, lect. I (ed. Parma 1862, 13, 4). 1953, nr. 702)
(24 Lucas 12, 49.
224, 20-23 E n cíc lic a “ F idei D on u m ” 2139

perspectivas universales de la Iglesia 22. La misa es esencialmente misio­


serán la perspectivas normales de su nera; las intenciones primordiales. Pe­
vida cristiana; espontáneamente, enton­ ro la forma más excelente de oración
ces, los llamamientos de los Romanos es la que Cristo, Sumo Sacerdote, dirige
Pontífices para las grandes misiones diariamente, El mismo, al Padre en los
apostólicas en el mundo tendrán eco altares, en los cuales renueva su sacri­
en su corazón, plenamente católico, ficio redentor. Por lo tanto, en estos
como los llamamientos más estimados, tiempos, sobre todo, que pueden ser
más graves y más urgentes. decisivos para el futuro incremento de
la Iglesia en muchos lugares, ofrézcan­
T ercera P a r t e :
se a Dios, por las Misiones, el mayor
El triple deber de ayuda misionera número posible de Misas; concuerda
20. En general: Oración, óbolo y esto con los deseos del Señor que ama
entrega personal. Gomo la Iglesia des­ a su Iglesia y la quisiera ver extendida
de sus orígenes es impulsada por su y floreciente en todos los lugares de la
misma naturaleza a propagar umver­ tierra. Sin discutir de ningún modo la
salmente la divina palabra, para cum­ legitimidad de las peticiones particu­
plir con esta obligación, a la cual nunca lares de los fieles conviene recordarles
puede faltar, ha solicitado siempre, de las intenciones primordiales ligadas in­
sus hijos, esta triple ayuda: la oración, disolublemente al acto mismo del sa­
la generosidad y, para algunos, la en­ crificio eucarístico, incluidas por lo
trega de sí mismos. Hoy, de nuevo, las demás en el canon de la misa latina
misiones, sobre todo las de Africa, es­ en primer lugar... por tu Santa Iglesia
peran del mundo católico esta triple Católica: Dígnate pacificarla, custodiar­
asistencia. la y regirla sobre toda la tierra. Estas
perspectivas más elevadas serán mejor
1. Oración: Universalismo misionero comprendidas, por otra parte, si se tie­
de la Liturgia ne presente en la mente, según la ense­
21. Oración incesante; acentuada en ñanza de Nuestra Encíclica <fMediator
Adviento, Epifanía y Pentecostés. Por Dei” , que toda misa celebrada es esen­
lo tanto, Venerables Hermanos, Nos cialmente una acción de la Iglesia, ya
deseamos en primer lugar que por esta que el ministro del altar representa en
intención se rece más y con mayor ella al Cristo que se ofrece, en cuanto
fervor. Es vuestro deber sostener, entre Cabeza, en nombre de todos sus miem-
vuestros sacerdotes y fieles, una súplica bros(27>; es, pues, la Iglesia toda la que
incesante y urgente por tan santa cau­ mediante Cristo, presenta al Padre la
sa. Aliméntese esa oración con una en­ ofrenda santa por la salvación de todo
señanza adecuada y con informaciones el mundo. ¿Cómo, pues, no habría de
fidedignas sobre la vida de la Iglesia, elevarse, en este sacrificio, la oración
y promuévase, en fin, en determinados de los fieles, en unión con el Papa, los 240
períodos del año litúrgico, más apro­ Obispos y toda la Iglesia, para implo­
piados para recordar el deber misional rar de Dios una nueva efusión del Es­
de los cristianos; pensamos, sobre todo, píritu Santo, gracias a la cual en medio
en el período del Adviento, que es el de los goces derramados, exulta el mun­
de la espera de la humanidad y de los do en todo el orbe de la tierra<28).
caminos providenciales de preparación
para la salvación; en la festividad de 23. Oremos más misioneramente.
la Epifanía, que manifiesta que esta Rezad, pues, Venerables Hermanos y
salvación ha llegado al mundo, y en la Amados Hijos: rezad más. Recordad
de Pentecostés, que celebra la función las inmensas necesidades espirituales
de la Iglesia por el soplo del Espíritu en que se debaten tantos pueblos aún
Santo.27 alejados de la verdadera fe, o bien tan
(27) Pío XII, Encíclica Mediator Dei et homi- Colección: Encícl. 185, 54, pág. 1729.
num 20-XI-1947, A. A. S. 39 (1947) 556; en esta [28] Misal Romano, Prefacio de Pentecostés.
2140 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 224, 2,4,27

privados de socorros para perseverar mos también Nuestra gratitud a todos


en ella. Dirigios al Padre celestial y, los miembros de la Sagrada Congrega-
con Jesús, repetid la oración, que fue ción de Propaganda Fide, los cuales,
la de los primeros apóstoles y sigue bajo la dirección de Nuestro dilecto hi­
siendo la de los operarios apostólicos jo el Cardenal Prefecto, desempeñan la
de todos los tiempos: Santificado sea importante función de servir al prq^
tu nombre, venga a nos til reino, há­ greso de la Iglesia en vastos conti­
gase tu voluntad así en la tierra como nentes.
en el cielo^29K Porque únicamente so­
mos guiados por el honor de Dios y 25. Pero son mayores las necesida­
por el deseo de extender su gloria, des. Nuestro oficio apostólico Nos im­
cuando deseamos vehementemente que pone, sin embargo, un deber, Vené'ra-
su reino que es reino de justicia, de bles Hermanos: el de deciros que estos
amor y de paz, se establezca en todo dones, recibidos con tanta gratitud,
el orbe de la tierra. ¿Qué otra cosa es están muy lejos desgraciadamente de
propiamente el celo misional, sino el bastar a las crecientes necesidades del
deseo de la gloria de Dios cuando va apostolado misionero. Recibimos con­
unido con un amor ardiente para con tinuamente angustiosos llamamientos
nuestros hermanos? Porque mediante de pastores, que ven el bien que hay
este celo reciben ayuda los obreros que hacer, el mal que hay que eliminar
apostólicos, que son los principales con urgencia, el edificio que es nece­
pregoneros de Dios. sario construir y, en fin, las demás
obras de apostolado que hay que llevar
2. Obolo y Caridad: La Organización a cabo; grande es Nuestro sufrimiento,
de las Obras Misionales Ponti­ por no poder dar a esas peticiones tan
ficias legítimas más que una respuesta par­
24. El óbolo generoso; gratitud cial
pa­ e insuficiente.
pal y estímulo. Pero ¿sería sincera una
oración por la Iglesia misionera si no 26. Ayuda a los Seminarios del clero
fuera acompañada, en la medida de las nativo. Esto acontece, por ejemplo,
propias posibilidades, por un gesto de con la Obra de San Pedro Apóstol: las
generosidad? Nos conocemos cierta­ ayudas que concede a los seminarios de
mente más que nadie la inagotable los países de misión son considerables,
caridad de nuestros hijos, pues que de pero las vocaciones son, gracias a Dios,
ella recibimos incesantemente conmo­ cada año más numerosas y requerirían
vedoras y múltiples pruebas. Nos sabe­ fondos aún más importantes. Por con­
mos que gracias a su generosidad han siguiente, ¿será necesario limitar estas
podido ser una realidad los maravillo­ providenciales vocaciones en la medida
sos progresos de la evangelización des­ de las cantidades de que se dispone?
de los comienzos de este siglo. Nos ¿Habrá que cerrar, por falta de dinero,
deseamos dar las gracias aquí a nues­ las puertas del seminario a jóvenes ge­
tros amados hijos y amadas hijas que nerosos y de óptimas esperanzas, como
se dedican al servicio de las misiones se Nos ha dicho que ha ocurrido en
en las más varias obras, inspiradas por algunos casos? No; no queremos creer
una caridad industriosa. Queremos ren- que el mundo cristiano, puesto ante sus 24
24 j dir homenaje especial, además, a los responsabilidades, no será capaz del
que en las Obras Misionales Pontificias esfuerzo excepcional que se le exige
se consagran a la labor — a veces ingra­ para enfrentarse con tales necesidades.
ta pero cuán noble— de extender la
mano como mendigos en nombre de la 27. De nuestra generosidad depende
Iglesia en favor de las jóvenes cristian­ el éxito de las misiones. No ignoramos
dades, su orgullo y su esperanza. De la dureza de los tiempos actuales y las
todo corazón les felicitamos y expresa­ dificultades de las diócesis antiguas de
: . \’ \
[29] Mat. 6, 9; Luc. 11, 2.
224, 28-30 E n cíc lic a “ F idei D o n u m 5 2141

Europa y de América. Pero, si se cita­ poco decíamos, una condición de espí­


ran cifras, se vería en seguida que la ritu, una apertura de alma, que los
pobreza de los unos es un relativo hagan más sensibles a las preocupa­
bienestar frente a la miseria de los ciones universales de la Iglesia y más
otros. ¡Vano parangón, por otra parte, aptos para comprender la antigua lla­
ya que no se trata tanto de formular mada del Señor, que resuena de edad
presupuestos cuanto de exhortar a to­ en edad: Abandona tu pueblo, tu fami­
dos los fieles, como ya hemos hecho lia y la casa de tu padre y ve al lugar
en otra circunstancia solemne a alistar­ que yo te indicaré(32). Una generación
se bajo el estandarte de la renunciación formada en estos ideales verdadera­
cristiana y de la entrega de sí mismos, mente católicos, tanto en la familia
que va más allá de lo que se manda y como en la escuela, en la parroquia, en
hace que se combata la buena batalla la Acción Católica y en las Asociacio­
generosamente, conforme a las fuerzas nes piadosas, una generación semejante
de cada cual, con arreglo a la invitación dará a la Iglesia los apóstoles que ne­
de la gracia y a la propia condición... cesita para anunciar el Evangelio a
Lo que se quite a la vanidad, añadía­ todos los pueblos.
mos, se dará a la caridad, se entregará 29. Pueblo que da misioneros, con­
con misericordia a la Iglesia y a los serva su fe. Este soplo misionero,
pobres^30). Con el dinero que el cris­ además, al animar el conjunto de vues­
tiano gasta a veces en gustos pasajeros, tras diócesis, será para vosotros una
¡cuánto no haría ese misionero, parali­ prenda de renovación espiritual. Una
zado en su apostolado por falta de comunidad cristiana que entrega a sus
medios! Examínense sobre este punto hijos y sus hijas a la Iglesia no puede
todos los fieles, todas las familias, to­ morir. Y si es verdad que la vida sobre­
das las comunidades cristianas. Recor­ natural es una vida de caridad y que
dando la generosidad de Jesucristo se acrecienta con la entrega de sí mis­
Nuestro Señor, que siendo rico se hizo mo, puede afirmarse que la vitalidad
pobre por vosotros, para enriqueceros católica de una nación se mide por
con su pobreza<31*\ dad de lo superfluo los sacrificios de que es capaz de hacer
e incluso a veces de lo necesario. De por la causa de los misioneros.
vuestra liberalidad depende el desarro­
llo del apostolado misionero. Cambia­ b) Ayuda entre las diócesis
ría la faz del mundo si triunfara la 30. Llamamiento a todas las Dióce­
caridad. sis de retaguardia. No basta, sin em­
3. La entrega personal: el problema bargo, formar una atmósfera favorable
de las vocaciones misioneras para esta causa: es necesario hacer
más. Existen, gracias a Dios, numero­
La Iglesia en Africa, como en los sas diócesis tan generosamente provis­
otros territorios de misión, carece de tas de sacerdotes que permiten, sin
apóstoles. Por lo tanto, Nos dirigimos correr peligro para ellas, el sacrificio
de nuevo a vosotros, Venerables Her­ de algunas vocaciones. A ellas sobre
manos, para pediros que fomentéis por todo Nos dirigimos con paternal insis­
todos los medios todo lo que se refiere tencia: Dad en proporción a vuestros
a las vocaciones misioneras: sacerdotes, medios^n K Pero Nos pensamos, ade­
religiosos y religiosas. más, en aquellos de entre nuestros her­
a) Sentiré Ecclesiam manos en el episcopado que se sienten
28. Eduquemos a la juventud con angustiados por una dolorosa escasez
un mayor sentido de Iglesia. A vos­ de las vocaciones sacerdotales y reli­
otros corresponde, en primer lugar, fo ­ giosas y que ya no pueden hacer fren­
mentar entre vuestros fieles, como hace te a las necesidades espirituales de sus
(30) Pío XII, Sermón Penitus commoto animo, (31) II Corint. 8, 9.
a propósito de la solemne definición dogmática (32) Génesis 12, 1.
de la Asunción de la Virgen María (AAS 42 [1950]
787). (33) Ver Lucas 11, 41.
2142 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 224, 31-34

ovejuelas. Hagamos Nuestros sus sufri­ las Obras Pontificias Misionales, cuya
mientos de pastores, y de buena gana labor facilitaréis sosteniendo con vues­
les diremos como S a n P a b l o a los Co­ tra autoridad y con vuestro celo a los
rintios: No se trata, para socorrer a los consejos diocesanos de esas mismas
demás, de reduciros a la penuria, sino Obras; y también a los superiores de
de aplicar el principio de igualdad<34> las tan beneméritas congregaciones, a
Estas diócesis tan probadas no sean las que la Santa Sede no deja de hacer
sordas, sin embargo, al llamamiento de llamamientos para que respondan a las
las misiones lejanas. El óbolo de la necesidades más urgentes de las misio­
viuda fue citado como ejemplo por nes y que no pueden aumentar el núme­
Nuestro Señor, y la generosidad de una ro de las vocaciones sin la benévola
diócesis pobre para con otras más p o­ comprensión de los Ordinarios locales.
bres no podría empobrecerla. Dios no Estudiad de común acuerdo el modo
se deja ganar en generosidad. mejor de conciliar los intereses reales
c) Necesaria coordinación de fuerza. de los unos y de los otros; si en algunos
casos estos intereses parecen divergir
31. La Pontificia Unión Misional del
momentáneamente, ¿no es tal vez por­
clero. Para resolver eficazmente los
que se deja de considerarlos con fe
complejos problemas de las vocaciones
suficiente en la visión sobrenatural de
misioneras no pueden bastar, sin em­
la unidad y de la catolicidad de la
bargo, los esfuerzos aislados. Recordad,
Iglesia?
pues, Venerables Hermanos, estos pro­
blemas en vuestras reuniones, y para d) Los estudiantes de ultramar.
resolverlos utilizad las organizaciones, 33. Ayuda a los estudiantes Indíge­
si las hay que en cada nación se dedi­ nas en el extranjero. Con el mismo
can a promover la acción misional; espíritu de colaboración fraternal y
será más fácil, en esta escala, poner en desinteresada cuidaréis, Venerables Her­
juego los medios de acción más apro­ manos, de ser solícitos en la asistencia
piados para el despertar de las vocacio­ espiritual de los jóvenes africanos y
nes misioneras y al mismo tiempo so­ asiáticos a los que la continuación de
portaréis más fácilmente las responsa­ sus estudios llevara a residir temporal­
bilidades que os hacen solidarios al ser­ mente en vuestras diócesis. Privados de
vicio de los intereses generales de la los cuadros sociales naturales de su
Iglesia. Apoyad con generosidad en país de origen, se encuentran a menu­
vuestras diócesis la Unión Misional del do y por motivos varios, sin contactos
Clero, tan a menudo recomendada por suficientes con los centros de vida ca­
Nuestros Predecesores y por Nos mis­ tólica de las naciones que los acogen.
mo. La acabamos de elevar a la digni­ Por ello su vida cristiana puede ha­
dad de Obra Pontificia, de tal modo llarse en peligro, porque los verdaderos
que nadie puede poner en duda la valores ele la nueva civilización que
estima que sentimos por ella y la im­ descubren, les resultan aún ocultos;
portancia que Nos concedemos a su mientras que las influencias “ materia­
desarrollo. lizantes” les agitan a fondo y las asocia­
32. Más estrecho contacto entre los ciones ateas se esfuerzan en conquistar
Obispos y la organización Misional su confianza. Por lo tanto, al salir al
Pontificia, y entre ésta y los institutos encuentro de las preocupaciones de los
misioneros. Establézcanse, en fin, en Obispos de las misiones, no vacilaréis
todas partes una estrecha coordinación en destinar a este apostolado a algún
de los esfuerzos, factor indispensable sacerdote experimentado y celoso de
de éxito, entre los pastores de almas vuestras diócesis.
y los que trabajan más inmediatamen­ e) Ayuda del clero secular.
te por las misiones; pensamos, sobre 34. Prestación temporal de sacerdo­
todo, en los presidentes nacionales de tes a las Misiones. Otra forma de
(34) II Corint. 8, 13.
224, 35-38 E n cíc lic a “ F idei D o n u m ” 2143

recíproca ayuda, ciertamente más one­ cas internacionales. De todo corazón,


rosa, ha sido adoptada por algunos Nos les felicitamos por su celo al ser­
Obispos, que autorizan a alguno de sus vicio de la Iglesia.
sacerdotes, aunque a costa de sacrifi­
cios, a partir para ponerse, por cierto
lapso de tiempo, a disposición de los IV E p íl o g o :
246 Ordinarios de Africa. De esta manera Exhortación a todos los misioneros:
prestan un incomparable servicio, tanto “ Guiad mar adentro”
para asegurar la introducción sabia y
discreta de formas nuevas y más espe­ 36. Todas las misiones Nos son que­
cializadas del ministerio sacerdotal co­ ridas. Al enviaros este grave y urgente 24
mo para sustituir al clero de dichas llamamiento en favor de las misiones
diócesis en las funciones de la enseñan­ en Africa, Nuestro pensamiento — ya
za, eclesiástica y profana, a las que lo habréis comprendido perfectamente,
aquél no puede hacer frente. Con gusto Venerables Hermanos— no se ha apar­
alentamos semejantes iniciativas gene­ tado en ningún momento de todos esos
rosas y oportunas; preparadas y apli­ hijos nuestros que se consagran al pro­
cadas con prudencia, pueden llevar a greso de la Iglesia en otros continentes.
una solución preciosa en un período Todos son igualmente amados por Nos,
difícil, pero lleno de esperanza, del sobre todo los que más sufren en las
catolicismo africano. misiones del Extremo Oriente. Pues si
las peculiares circunstancias de Africa
f) El papel de los seglares en las han sido la ocasión de esta carta Encí­
Misiones clicai, no queremos terminarla sin ten­
35. Hora propicia al misionerismo der una vez más Nuestra mirada hacia
seglar. La ayuda a las diócesis misio­ el conjunto de las misiones católicas.
neras, asume, en fin, en nuestros días
una forma que es grata a Nuestro co­ 37. Palabras de aliento y gratitud a
razón y que quisiéramos señalarla para todos los misioneros. A vosotros, Ve­
terminar. Se trata de la función eficaz nerables Hermanos, pastores, responsa­
que militantes seglares, que actúan por bles de las tierras recientemente evan­
lo general dentro de los cuadros de los gelizadas, que plantáis la Iglesia o la
movimientos católicos nacionales o in­ consolidáis a costa de tantos esfuerzos,
ternacionales, aceptan realizar al ser­ quisiéramos que Nuestra Carta os lle­
vicio de las jóvenes cristiandades. Su vara no solamente el testimonio de
cooperación exige abnegación, modes­ Nuestra paternal solicitud, sino tam­
tia y prudencia, mas ¡cuán preciosa es bién la seguridad de que toda la comu­
la ayuda prestada de ese modo a esas nidad cristiana, vivamente sacudida por
diócesis que tienen que enfrentarse con la amplitud y las dificultades de vuestra
empeños apostólicos nuevos y urgen­ misión, se encuentra más que nunca a
tes! Con plena sumisión al Obispo del vuestro lado para sosteneros con sus
lugar, responsable del apostolado; en oraciones, sus sacrificios y el envío de
perfecta colaboración, por otra parte, los mejores de sus hijos. ¡Qué impor­
con los católicos africanos, que com ­ ta la distancia material que os separa
prenden el beneficio de esa fraternal del centro de la cristiandad! En la Igle­
ayuda, estos militantes seglares ofrecen sia, ¿no son acaso los más valientes y
a diócesis recientes la ventaja de una los más expuestos de sus hijos los más
larga experiencia de la acción católica próximos a su corazón?
y de la acción social, así como de todas
las demás formas de apostolado espe­ 38. La Iglesia entera os ayudará.
cializado. Facilitan, además — y no es A vosotros, una vez más, misioneros,
éste el menor beneficio— , la rápida sacerdotes del clero local, religiosos y
inserción de las organizaciones locales religiosas, seminaristas, catequistas, mi­
en la vasta red de instituciones católi­ litantes seglares, a todos vosotros, após-
2144 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 224, 39-40

toles de J e s u c r i s t o , en cualquier lugar la verdad?(S6K Invocando, pues, sobre


remoto e ignorado donde os encontréis, las misiones católicas el doble patroci­
Nos renovamos la expresión de Nues­ nio de S a n F r a n c i s c o J a v i e r y de
tra gratitud y de Nuestra esperanza; S a n t a T e r e s i t a d e l N i ñ o J e s ú s , la pro­
perseverad con confianza en la obra tección de todos los santos mártires y
emprendida, orgullosos de servir a la sobre todo la poderosa y maternal in­
Iglesia, atentos a su voz, cada vez más tercesión de M a r í a , Reina de los Após­
penetrados de su espíritu, unidos por toles, dirigimos nuevamente a la Iglesia
los vínculos de una caridad fraternal. la imperiosa y victoriosa invitación de
¡Qué fuente de consuelo para vosotros, su divino fundador: ¡Guia mar aden­
amados hijos, y qué certeza de victoria, t r o !^ .3
6
5
con el pensamiento de que la oscura y
pacífica lucha que combatís al servicio 40. La Bendición Apostólica. Con la
de la Iglesia no es solamente vuestra, y confianza de que todos los católicos
ni siquiera de vuestra generación o de responderán a Nuestro llamamiento
vuestro pueblo: es en verdad la lucha con generosidad tan ardiente que, por
perenne de toda la Iglesia, en la que la gracia de Dios, las misiones podrán
todos sus hijos deben sentir el deber por fin llevar hasta los confines de la
de tomar parte activamente, deudores tierra la luz del cristianismo y el pro­
como son, a Dios y a sus hermanos, del
greso de la civilización, impartimos de
don de la fe recibida en el bautismo!
todo corazón, en prenda de Nuestra
paternal benevolencia y de los favores
39. “ Guía mar adentro” . Predicar el
celestiales, a vosotros, Venerables Her­
Evangelio no es para mí un título de
manos; a vuestros fieles, a todos y cada
gloria — decía el apóstol de las nacio­
nes— ; es una necesidad que me incum­ uno de los heraldos del Evangelio, por
be. ¡Ay de mí si no predicara el Evan- Nos tan amados, Nuestra Bendición
g e lio ^ \ Estas enérgicas palabras, ¿có ­ Apostólica.
mo Nos, Vicario de J e s u c r i s t o , no ha­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
bremos de aplicarlas a Nos mismo, en la festividad de la Resurrección de
que, por Nuestro oficio apostólico, he­ Nuestro Señor, 21 de abril del año
mos sido establecido en calidad de he­ 1957, año 19 de Nuestro Pontificado.
raldo y de apóstol... con la misión de
enseñar a las naciones paganas la fe y3 6
5 PIO PAPA XII.
(35) I Corint. 9, 16. (37) Lucas 5, 4.
(36) I Timot. 2, 7.
5 2 2

ENCICLICA “INVICTI ATHLETAE CHRISTI”(22*)


(16-V-1957)

EN EL TERCER CENTENARIO DEL MARTIRIO


DEL JESUITA POLACO SAN ANDRES BOBOLA

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

I n t r o d u c c ió n : Lo que afirma el Apóstol de las gen­


A AS tes: Mi justo vive de la feW , brilla en
Breve característica de lo esencial
49 él con luz singular. Cuanto la Iglesia
de la vida del Santo: La Fe
Católica enseña que debemos creer, y
1. El objetivo de la Encíclica: recor­ practicar, él lo abrazaba con firmísima
321 dar su fe y virtudes. Al cumplirse el mente y se esforzaba por llevarlo a la
tercer siglo de la muerte del invicto práctica con magnánimo corazón. Por
atleta de Cristo, A n d r é s B o b o l a , desea­ eso desde los primeros comienzos de su
mos que todos los que en el mundo vida se acostumbró a reprimir, sujetar
entero se glorían del nombre de cató­ y regular todos los movimientos desor­
licos recuerden su martirio y la santi­ denados que, desde la miserable caída
dad de su vida con devota mente y de A d á n , perturban nuestra naturaleza
con devoto corazón; pero principal­ y fácilmente la empujan a lo prohibi­
mente los hijos de nuestra queridísima do; y con el mismo esfuerzo y empeño
Polonia, para quienes es timbre de glo­ adornaba su alma con las cristianas
ria y ejemplo excelso de cristiana for­ virtudes.
taleza.
No queremos pasar por alto esta fes­
tividad, que en los anales de la Iglesia P r im e r a P a r t e :
está escrita con letras de oro, sin decir
algo de su vida y de su virtud; y sin Vida y virtudes de San Andrés Bobola
que por medio de esta Encíclica lo pro­
pongamos a vuestra imitación, Venera­
bles Hermanos, y a la de la grey con­ 1. Vida virtuosa y religiosa del santo
fiada a vuestro cuidado, según el oficio
3. La niñez. Nació el año 1591 en
y condición de cada uno.
la región de Sandomir, de padres ilus­
2. Lo esencial de su vida: la fe cató­ tres por la nobleza de la estirpe, pero
lica. L o q u e p a r e c e b r i l l a r c o n m a y o r mucho más ilustres por la virtud y
e s p le n d o r e n la v id a d e S an A ndrés constancia en la fe católica. Dotado de
B o b o l a e s l a F e c a t ó lic a , cuya f i r m e z a , un talento bueno y ágil, desde su tierna
a li m e n t a d a p o r la d i v i n a g r a c ia , c o n edad en el seno de su familia fue edu­
t a l s o lid e z c r e c ió a l c o r r e r d e lo s a ñ o s , cado y formado en las costumbres cris­
q u e le a d o r n ó c o n p a r t i c u l a r d i s t in t i v o tianas; luego, enviado a las clases de
y le d io á n i m o s p a r a s u f r i r c o n f o r t a ­ la Compañía de Jesús, resplandeció por
le z a e l m a r t i r i o . la inocencia de vida y singular piedad.
(* ) A.A. S. 49 (1957) 321-831. Versión de la Oficina de prensa del Vaticano. Ver también L’Osserva-
tore Romano ed. castellana, Buenos Aires, Año VI, n. 290, del 6 de junio de 1957.
(1) Hebreos 10, 38.

— 2145 —
Encíclicas Pontificias 68
2146 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 225» 4 6

4. Su vida santa en religión. Como nos dones, hiciese tantos progresos en


despreciaba las pompas y vanidades del el campo del apostolado y recogiese
siglo e iba con gran entusiasmo tras frutos de salvación tan abundantes. De
los mejores dones^23 \ poco después,
4 una manera especial se enardecía en
cuando ya contaba 19 años, para camr deseos de conservar, adelantar y defen­
nar más fácilmente por la vía de la der la fe católica; y así desempeñando
perfección evangélica, con sumo gusto el oficio de maestro en Vilna y después
dio su nombre a la Compañía de Jesús, en las otras ciudades donde vivió, con
que lo admitió entre los novicios de la suma diligencia enseñaba a los niños
Casa de Probación de Vilna. Recordan­ los elementos de la doctrina cristiana y
do la importantísima advertencia de los exhortaba al culto de la Eucaristía
J e s u c r i s t o : Si alguno quiere venir en y a una ardentísima devoción hacia la
pos de mí, niéguese a sí mismo, tome Virgen Madre de Dios.
3 cada día su cruz g sígame(s\ se dio Más adelante, elevado a la dignidad
cada día con mayor entusiasmo a con­ sacerdotal — el mismo día y año en que
seguir la virtud de la humildad cristia­ I g n a c i o y F r a n c i s c o J a v i e r eran ins­
na por el desprecio de sí mismo. Mas critos en Roma en el catálogo de los
siendo por naturaleza altivo, impaciente santos— nada tuvo más en el corazón
y algo pertinaz, tuvo que entablar una que trabajar sin descanso en las sagra­
dura batalla contra sí mismo y como das misiones y en la sagrada predica­
cargado con la cruz subir al monte ción, para que la fe católica, que no es
Calvario para llegar a la cumbre de vana sino fecunda en buenas obras, se
esta virtud, donde finalmente, con la propagase por todas partes.
inspiración y el auxilio de la gracia,
que obtenía con su continua y ardentí­ 6. Su labor y misión en el Oriente.
sima oración, pudiese conquistar los Por estar en sumo peligro la Religión
esplendores de la virtud cristiana, se­ Católica especialmente en el Oriente,
gún aquella sapientísima sentencia de debido a los intentos de los disidentes,
S a n B e r n a r d o : El edificio espiritual no que se esforzaban por apartar a los
puede conservarse si no descansa sobre fieles cristianos de la unidad de la
el fundamento estable de la humil­ Iglesia y por atraerlos a sus errores con
d a d ^ . Ardía sobre todo en una extra­ toda clase de artificios, A n d r é s , por
ordinaria caridad para con Dios y para orden de sus superiores, se dirigió a
con los prójimos; por eso nada le estas regiones, y a través de ciudades,
deleitaba tanto, como pasar siempre pueblos, aldeas, ya con públicos sermo­
que podía largas horas ante el Sagrario nes, ya aconsejando privadamente, ya,
y acudir según su posibilidad en auxilio sobre todo, con el esplendor de su in­
de toda clase de miserias. Amaba a signe santidad y con su encendido afán
Dios sobre todas las cosas y más que de apostolado, libró de falsos engaños
a sí mismo y únicamente buscaba la la vacilante fe de muchos fieles, los
gloria de Dios, según el lema de su Pa­ trajo de nuevo a los sanos principios y
dre fundador. Se puede afirmar que él a todos cuantos pudo los hizo tornar
ponía en práctica la exhortación del felizmente al único redil de J e s u c r i s t o .
mismo santo Doctor: El único deseado Y no sólo reavivó y consolidó la fe
sea el único que cumpla el deseo^K lánguida o extinguida de los cristianos,
sino que también los excitó a que llo­
2. Su apostolado rasen sus propias culpas, arreglasen sus
discordias, acabasen con sus disensio­
5 . S u fervoroso apostolado. N o e s, nes, y restableciesen las buenas costum­
p u e s , d e e x t r a ñ a r q u e e s te a t le t a d e bres; así que, como una nueva prima­
J e s u c r i s t o , a d o r n a d o c o n t a n s o b e r a - 234 vera, haciendo el bien por donde pa-
(2) I Corint. 12, 31. (5) S. Bernardo, In dedic. EccL, Sermón n. 4,
(3) Lucas 9, 23. (Migne P.L. 183, col. 528-D).
(4) S . Bernardo, In cántica Sermón 30, n. 5
(Migne P.L. 183, col. 969-D).
225, 7-9 E n cíc lic a “ I n v ic t i A th letae C h r is t i 2147

saba, a ejemplo del Divino Maestro, daba el dicho del Divino Redentor:
hizo nacer flores celestiales y frutos Dichoso seréis cuando los hombres por
saludables. Esto fue causa, según cuen­ mi causa os maldijeren, y os persiguie­
tan, de que hasta los disidentes le die­ ren, y dijeren con mentira toda suerte
sen el significativo apelativo de cazador de mal contra vosotros. Alegraos enton­
de almas. ces y regocijaos, porque es muy grande
la recompensa que os aguarda en los
cielos; del mismo modo persiguieron a
S. Su martirio
los profetas que ha habido antes de
7. En medio de las persecuciones. vosotros(D.
Y como el infatigable apóstol de Cristo
vivió de la fe, y propagó y defendió 9. Su martirio. Se horroriza uno al
con ardor la fe, así también no dudó en recordar las torturas que sufrió el atle­
arrostrar la muerte por la fe de sus ta de Cristo con invicta fortaleza y
mayores. fe ilesa y firmísima. Porque apaleado,
Entre las incontables persecuciones abofeteado, caminando atado con una
de la Religión católica es digna de es­ cuerda que lleva por delante un jinete,
pecial recuerdo una muy espantosa trabajosamente y sangrando, es llevado
que se levantó en el siglo 17 en las a Janow para sufrir el extremo supli­
regiones orientales, cuando las hordas cio. Aquí el Mártir polaco igualó en el
de los Cosacos que habían invadido triunfo a los más notables que la Iglesia
aquellas regiones, arremetieron con fu­ celebra. Preguntado si era sacerdote
ror contra los católicos y contra sus latino, A n d r é s dijo: Soy sacerdote cató­
Pastores y los predicadores del Evan- lico, nacido en la Fe católica, y quiero
7 gelio; eran de ver los templos dedicados morir en esa misma fe; mi fe es verda­
al culto divino arruinados, los conven­ dera, lleva a la salvación. Vosotros,
tos de los religiosos incendiados, todo arrepentios, haced penitencia; de otro
devastado, las cosas sagradas dispersas. modo no podréis salvaros con vuestros
errores; abrazando mi fe, conoceréis 326
8. Su combate y captura. A n d r é s al verdadero Dios y salvaréis vuestras
B obola, que podía atribuirse a sí aque­ a liñ a s ^ .
lla sentencia: Nada considero ajeno a Aquellos perversísimos hombres no
mí de lo que pertenece a Dios^Q\ sin se ablandaron con estas palabras, sino
temer lo más mínimo ni la muerte ni que exacerbados con una mayor fero­
los tormentos, y encendido en el amor cidad, llegaron a tal extremo de cruel­
de Dios y caridad para con el pró­ dad, que aumentaron las atrocidades
jimo, se lanzó al medio del combate con el soldado de Cristo. Porque fue de
para poder librar con toda su alma a nuevo azotado, coronado como Jesu­
cuantos pudiese, de negar la Fe cató­ cristo con una corona erizada, dura­
lica y de caer en las asechanzas y erro­ mente abofeteado, y herido con un
res de los disidentes, y para exhortarlos golpe de cimitarra cayó por tierra. Lue­
con ánimo resuelto a conservar incó­ go le sacaron el ojo derecho, le quita­
lume la integridad de la doctrina cris­ ron la piel en varias partes, le quema­
tiana. Pero el 16 de mayo de 1657, ron atrozmente las heridas, restregán­
fiesta de la Ascensión del Señor a los doselas con paja menuda. No fue todo,
cielos, fue capturado junto a Janow porque le cortaron las orejas, las nari­
por los enemigos del nombre cristiano; ces y los labios, le sacaron la lengua
lo cual creemos que más que miedo le por detrás, por el pescuezo, y le clava­
produjo un celestial gozo, porque sabe­ ron una lezna en el corazón; y así final­
mos que el martirio entraba siempre mente el invicto atleta, a las tres de la
entre sus ardientes deseos, y que recor- tarde, dando un espectáculo admirable
(6) S. Bernardo, Epist. 20 al Cardenal Ilaime- (8) Pió XI, Cartas Decretales Ex aperto Chri-
rico (Migne P.L. 182, co. 123-B). sti Latere, Catiiolica Ecclesia in Cruce exorta,
(7) Mateo 5, 11-12. 17-IV-1938, A. A. S. 30 (1938) 359.
2148 E ncíclicas del PP. P ío XII (1957) 225, 10-14

de fortaleza, atravesado por la espada, creerla del todo ajena a los hombres
consiguió la gloria del m artirio^. de este siglo de progreso, quienes sin
Dios, más aún por sí mismos y gracias
10. La glorificación. Así como el a su inteligencia, a sus energías y a su
Mártir invicto empurpurado en su san­ poder, se ufanan de vivir y trabajar en
gre sube triunfalmente a los cielos, así esta vida, enseñoreando y poniendo a
la Iglesia en la tierra al contemplar su su servicio los elementos y principios
santidad atestiguada por grandes mi­ de las cosas para común utilidad y
lagros, lo propone al culto y a la imita­ prosperidad de los ciudadanos. Ni fal­
ción de toda la cristiandad. En efecto, tan tampoco quienes, prometiendo una
Pío IX, Nuestro Predecesor de venera­ admirable felicidad, que no puede ser
ble memoria, lo escribe en 1853 en el cumplida en este destierro terrenal, se
número de los Beatos y Nuestro Prede­ empeñan en arrancar y desarraigar de
cesor inmediato de imperecedera me­ las mentes de los indoctos y gente sen­
moria, Pío XI, lo coloca solemnemente cilla o de los ya contagiados por sus
en la categoría de los Santos en 1938. falacias, la fe cristiana que, para los
más desdichados es el único consuelo
en esta vida.9
Segunda Parte:

13. Importancia y misión de la fe.


La defensa y la práctica de la fe
Porque adondequiera que mire o se
cristiana dirija la sociedad humana, si se aleja
de Dios, más que gozar de la anhelada
í. La fe hoy combatida y su valor tranquilidad, paz y concordia de los
para la vida espíritus, se verá envuelta en la turba­
ción y en la angustia como en un
11. Meditar y seguir su ejemplo. Nos acceso de fiebre y mientras busca con
ha parecido trazar brevemente por me­ ansia las riquezas terrenales, las com o­
dio de esta Encíclica, los rasgos más didades, los placeres, y en esto pone
salientes de la santidad de S a n A n d r é s su confianza, va tras de lo huidizo y se
B o b o l a , para que todos los hijos de la
apoya en lo deleznable. Porque sin la
Iglesia Católica, esparcidos por todo el intervención de la Divinidad y sin la
mundo, lo contemplen con admiración ayuda de sus leyes santísimas, no exis­
e imiten con igual fidelidad su incon­ te un recto orden para los hombres, ni
taminada doctrina religiosa, la integri­ se da verdadera felicidad, puesto que
dad grande de su Fe y su ánimo esfor­ falta el sólido fundamento, así de la
zado que combatió hasta el martirio conducta privada como de la justa
por la honra y gloria de Cristo. Que ordenación de la sociedad civil. Y como
por vuestra iniciativa y consejo, Vene­ bien sabéis, Venerables Hermanos, sólo
rables Hermanos, mayormente durante las cosas celestiales y eternas, no las
la celebración del Centenario, todos
transitorias y caducas, pueden satisfa­
mediten sus excelsas virtudes y tomen
cer y saciar plenamente nuestro espí­
com o obligación suya seguir las huellas
de su santidad. ritu.

12. El desprecio y aniquilamiento de 14. Actualidad y vigencia de lá Fe.


la Fe cristiana. Hoy, por desgracia, Ni es lícito afirmar como temeraria­
en muchas partes la fe cristiana se de­ mente lo hacen algunos, que la doctri­
bilita y languidece o casi del todo se na cristiana pone obstáculos a la luz
extingue. No pocos ignoran la doctrina de la razón humana, siendo más bieii
evangélica, o, lo que es todavía peor, cierto que contribuye a darle esplendor
otros la rechazan completamente por9 y fuerza, ya que la aleja de la fingida
(9) Pío XI, Homilía Haec est dies, en la cano­ 30 (1938) 152-153.
nización de S. Andrés Bobola, 17-IV-1938, A. A. S.
225, 15-18 E n cíc lic a “ I n v ic t i áthletae Gh r ist i ” 2149

apariencia de verdad y la eleva y hace te con el ejemplo claro y patente, sal­


que se explaye en el campo de las vando siempre las personas pero defen­
ideas. Así, pues, no se ha de tener como diendo la verdad. Y si para esto han de
algo superado y rebasado, el Evangelio vencer muchas adversidades y sacrifi­
divino o sea la doctrina de J e s u c r is t o , car sus bienes y su tiempo, no han de
que la Iglesia católica interpreta con rehusarlo, acordándose de aquella sen­
mandato legítimo de Dios, sino como tencia: hacer y sufrir grandes cosas es
algo vivo y que tiene vigencia, y que propio del valor cristiano, que Dios
es lo único capaz de mostrar a los hom­ mismo ha de recompensar con premio
bres el camino cierto y derecho para amplísimo, la eterna bienaventuranza.
llegar a la verdad, y a la justicia y para Si realmente queremos tender más y
alcanzar todas las virtudes haciendo más cada día a la perfección de la vida
que reinen entre ellos la paz fraterna cristiana, ese valor implica siempre
y la concordia, y cimentando inconmo­ algo de martirio. Porque no es solamen­
viblemente los fundamentos de sus le- te con el derramamiento de la sangre
3'es e instituciones. como damos a Dios el testimonio de
nuestra fe, sino también resistiendo
2. La práctica heroica de la fe cris­ con fortaleza y constancia a los halagos
tiana del vicio y consagrando entera y gene­
rosamente cuanto somos y tenemos al
15. Confirmación por el ejemplo del que es nuestro Creador y Redentor y
Santo. Si lo s h o m b r e s d e s a n o c r i t e r i o será un día nuestro gozo sin fin en el
c o n s id e ra n b ie n e s ta s c o sa s, fá c ilm e n te cielo.1
*
6
c o m p re n d e rá n p o r q u é A ndrés B o bola
s o p o rtó c o n á n im o e s fo rz a d o y g u sto so , 17. Imitar al Santo en su fe y celo.
ta n to s s u frim ie n to s p a r a g u a r d a r in c ó ­ Miren, pues, todos como modelo la for­
lu m e la f e d e s u s c o m p a t r i o t a s y d e f e n ­ taleza de alma del Santo Mártir A n d r é s
d e r s u s c o s t u m b r e s d e t a n t o s la z o s y B o b o l a y conserven también incólume
p e lig r o s , e m p e ñ á n d o s e i n c a n s a b l e m e n ­ su fe invicta defendiéndola con todas
te e n c o n f o r m a r l a s c o n la s v i r t u d e s sus fuerzas; imiten su celo apostólico
c r is t i a n a s . 16* esforzándose por el Reino de J e s u c r i s ­
t o en la tierra.
16. Deber de hoy: Defender la Fe y
luchar por ella. Y porque también en 3. Lección y estímulo, especialmente
nuestros días, como hemos dicho, Vene­ para los católicos de Polonia
rables Hermanos, la Religión Católica
corre grave riesgo en muchas partes, 18. Especialmente para los católicos
es necesario tomar todas las providen­ de Polonia. Aunque esta exhortación
cias para defenderla, profesarla y pro­ paterna y Nuestros deseos se dirigen a
pagarla. En asunto de tan grande im­ todos los sagrados Pastores y a sus
portancia, os habrán de ayudar no fieles, de una manera muy especial
sólo los ministros sagrados con su inte­ tenemos presentes a los que viven en
ligente cooperación, según el oficio de Polonia. Pues, A n d r é s B o b o l a es fúlgi­
cada uno, sino también los seglares de do ornamento y gloria de esta Nación,
ánimo esforzado y leal que emprende­ en la que nació, y a la que no sólo ilus­
rán junto con vosotros las pacíficas tró con el esplendor de tantas virtudes,
batallas de Dios. Cuanto con más auda­ sino que también la empurpuró con la
cia luchan los enemigos de Dios y del sangre de su martrio. Imitando, pues,
Cristianismo contra J e s u c r is t o y con­ sus ilustres ejemplos, sigan fieles a la
tra la Iglesia por El fundada, tanto Fe de sus abuelos a despecho de todas
más denodadamente han de combatir las asechanzas, procuren diligentísima-
no sólo los sacerdotes sino también to­ mente conformar rectamente las cos­
dos los católicos, ya sea de palabra, ya tumbres de los cristianos y piensen que
por medio de escritos, ya principalmen­ la gloria principal de su patria está en
2150 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 225, 19-21

perpetuar la constancia indefectible de Polonia, miren benignos a vuestra ama­


sus mayores y lograr así que Polonia dísima Patria, la protejan y la guarden.
persevere siempre fiel y siga siendo
el baluarte de la cristiandad. Porque E p íl o g o :
Dios mismo — como enseña “ la histo­
ria... testigo del tiempo, luz de la ver­ Exhortación a la Oración
dad... maestra de la vida<10) — parece
haber confiado esta misión especial al 20. Oraciones especiales por estas
pueblo polaco. Esfuércense, pues, por intenciones en el centenario. Para que
330 cumplir siempre con celo y firmeza, felizmente así suceda, deseamos viva­
evitando las peligrosas asechanzas y mente, Venerables Hermanos, que vos­
triunfando con la gracia divina de las otros todos y cada uno de los fieles del
dificultades y obstáculos de toda clase. mundo entero eleven fervientes oracio­
Y miren el premio que Dios promete a nes a Dios, sobre todo durante la cele­
todos los que con suma fidelidad, ardor bración de este Centenario, para que
entusiasta y caridad encendida viven, conceda sus dones más abundantes y
trabajan y luchan por defender y dila­ sus consuelos celestiales a aquellos prin­
tar su pacífico remo en la tierra. cipalmente que se hallan en mayor pe­
ligro y tengan que superar mayores
En esta ocasión no podemos menos dificultades.
de hablar de una manera especial por
Que estas oraciones comunes obten­
esta Encíclica directamente con todos
nuestros queridísimos hijos de Polonia, gan también del Dios de misericordia
sobre todo con los Obispos que por el que la concordia tan deseada florezca
nombre de J e s u c r is t o han sufrido do­ de nuevo entre las Naciones, que los
lores y vejaciones; obrad con fortaleza, derechos sagrados y la misión de la
pero con ese valor que va unido a la Iglesia, tan importantes aun para el
prudencia, sagacidad y sabiduría. Con­ bien mismo de la sociedad civil, sean
por todos reconocidos como conviene
servad la Fe católica y la unidad. Sea
la fe ceñidor de vuestros lomos<n ); y puestos felizmente en práctica en
anúnciese en todo el mundo(12> y sea todas partes.
ella para vosotros y para todos la victo­ 21. Bendición Apostólica. Para que
ria que vence al mundo^13K Haced esto estos anhelos se realicen unimos Nues­
teniendo fijos los ojos en Jesús, autor tras ardientes oraciones a las vuestras
g consumador de la Fe, el cual, en vez y como prenda de las gracias celestia­
del gozo que se le ponía delante, sobre­les y testimonio de Nuestra benevolen­
llevó la cruz, sin tener cuenta de la cia, os impartimos de todo corazón a
confusión, y está sentado a la diestra vosotros, Venerables Hermanos, y a
del trono de D ios^ K 1 9 todo el pueblo cristiano, Nuestra Ben­
dición Apostólica.
19. Bajo el amparo de la Santísima Dada en Roma, junto a San Pedro,
Virgen. Con vuestra conducta, logra­ el 15 de Mayo — aniversario tres veces
réis también que los Santos todos, prin­ secular del Martirio de S a n A n d r é s
cipalmente los oriundos de vuestra es­ B o b o l a — en el año 1957, 19 de Nues­
tirpe, desde la eterna felicidad que al tro Pontificado.
presente gozan, en unión de la Madre
de Dios, la Virgen M a r í a , Reina de PIO PAPA XII.
(10) Cicerón, De or. 2, 9, 30. (13) I Juan 5, 4.
(11) Ver Isaías 11, 5. U'U Hebreos 12, 2.
(12) Ver Romanos 1, 8.
3313

ENCICLICA “LE PELERINAGE DE LOURDES” ^


(2-VII-1957)

EL PRIMER CENTENARIO DESDE QUE LA VIRGEN INMACULADA MARIA


APARECIERA EN LA GRUTA DE LOURDES

P I O PP. X I I
Amados Hijos y Venerables Hermanos: Salud y Bendición Apostólica

Introducción : sobre la multitud de peregrinos. Ade­


más, Nos queremos invitar a todos
Alegría y gratitud por la Celebración
nuestros hijos a renovar, en este año
del Centenario de las apariciones
jubilar, su piedad confiada y generosa
de Lourdes
en Quien, según la frase de San P ío X,
VAS 1. E5 Papa recuerda su visita, la se dignó establecer en Lourdes la sede
49 celebración del Centenario y el Comi- de su inmensa bondadW.
605 té Internacional. La peregrinación a
Lourdes que Nos tuvimos la alegría de P rimera P arte :
hacer cuando fuimos a presidir, en
nombre de Nuestro Predecesor Pío XI, Francia, el Papado y la devoción
las fiestas eucarísticas y marianas de la a María
clausura del Jubileo de la Redención,
dejó en Nuestra alma profundos y dul­
í. La devoción mariana en Francia
ces recuerdos. Por ello Nos es también
particularmente grato el saber que, por 3. Los testimonios nutríanos histó­
iniciativa del Obispo de Tarbes y Lour­ ricos de Francia. Toda tierra cristiana
des, la Ciudad mariana se dispone a es tierra mariana, y no existe pueblo
celebrar con esplendor el Centenario rescatado por la sangre de Cristo que
de las Apariciones de la Virgen Inma­ no se ufane de proclamar a María
culada en la gruta de Massabielle, y quecomo su Madre y Patrona. Esta verdad
606 bajo la presidencia del Eminentísimo adquiere sin embargo, un relieve asom­
Cardenal E ugenio T isserant, Decano broso cuando se evoca la historia de
del Sacro Colegio, se ha creado con Francia. El culto de la Madre de Dios
este fin un Comité Internacional.2 *1 se remonta a los orígenes de su evan-
gelización, y, entre los santuarios rua­
2. Agradecimiento por las gracias rían os más antiguos, el de Chartres
recibidas. Con vosotros, amados Hijos atrae aún a los peregrinos en gran
y Venerables Hermanos, Nos queremos número y a millares de jóvenes. La
agradecer a Dios el insigne favor con­ Edad Media que, con San B ernardo
cedido a vuestra Patria y las muchas principalmente, cantó la gloria de Ma ­
gracias derramadas desde hace un siglo*1 ría y celebró sus misterios, vio el admi-
(*) A. A. S. 49 (1957) 605-619. El original está en francés. Versión de la Oficina de Prensa del Va­
ticano. Ver también edic. castellana de L’Osservatore Romano, Buenos Aires, Año VI, n. 297, del 25
de julio de 1957.
La Encíclica va dirigida a los Cardenales franceses Aquiles Liénart, Obispo de Lila, Pedro Gerlier,
arzobispo de Lión, Clemente Roques, arzobispo de Rennes, Mauricio Feltin, arzobispo de París, Jorge
Orente, arzobispo de Le Mans y todos los Arzobispos y Obispos de Francia.
(1) S an P í o X , Carta E x ó m n ib u s lo c is , dirigí- grcso Eucarístico en Lourdes. 12-VII-1914; A. A. S.
da al Cardenal Januario Granito Pignafatti di Bel- 6 (1914) 376.
monte, anunciado como Legado Pontificio al Con-
— 2151 —
2152 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 226, 4-6

rabie florecimiento de vuestras catedra- Santos, esta medalla adornada con la


los dedicadas a Nuestra Señora: Le Puy, efigie de María concebida sin pecado,
Reims, Amiens, París y otras muchas... ha prodigado en todas partes sus pro­
Anuncian esta gloria de la Inmaculada digios espirituales y materiales. Y al­
desde lejos con sus esbeltas agujas, la gunos años más tarde, del 11 de febrero
hacen resplandecer en la luz pura de el 16 de julio de 1858, plugo a la Bien­
sus vitrales y en la armoniosa belleza aventurada Virgen María , con un nue­
de sus estatuas; testimonian sobre todo vo favor manifestarse en la tierra piri­
la fe de un pueblo que se eleva sobre nea a una niña piadosa y pura, hija
sí mismo en magnífico impulso para de una familia cristiana, trabajadora
rendir en el cielo de Francia el home­ en su pobreza. Ella acude a Bernardita,
naje permanente de su piedad Mariana. dijimos Nos en otra ocasión, la hace su
confidente, su colaboradora, instrumen­
4. Las advocaciones marianas naci­ to de su maternal ternura y de la miste­
das en suelo francés. En las ciudades riosa omnipotencia de su H ijo, para
y en el campo, en la cima de las coli­ restaurar el mundo en Cristo mediante
nas o dominando el mar, los santuarios una nueva e incomparable efusión de
consagrados a María — humildes capi­ la Redención(2).
llas o basílicas espléndidas— cubrieron
poco a poco el país con su sombra tu­ 6. El prodigio estupendo y saludable
telar. Príncipes y pastores, fieles innu­ de la Gruta de Massabielle. Los aconte­
merables han acudido a ellas, hacia la cimientos que por entonces se desarro­
Virgen Santa, a la que invocaron con llaron en Lourdes, y cuyas proporcio­
los títulos más expresivos de su con­ nes espirituales se miden hoy mejor,
fianza o de su gratitud. Invócasela aquí os son perfectamente conocidos. Sabéis,
como Nuestra Señora de la Misericor­ amados Hijos y Venerables Hermanos,
dia, de Toda Ayuda o del Buen Soco­ en qué condiciones asombrosas, a pesar
rro; allá el peregrino se refugia junto de las burlas, las dudas y las oposi­
a Nuestra Señora de la Guardia, de la ciones, la voz de esta niña, mensajera
Piedad o del Consuelo; en otras partes de la Inmaculada, se ha impuesto al
su oración se eleva hacia Nuestra Se­ mundo. Conocéis la firmeza y la pureza
ñora de la Luz, de la Paz, del Gozo o del testimonio, controlado con pruden­
de la Esperanza; o implora a Nuestra cia por la autoridad episcopal y por
Señora de las Virtudes, de los Milagros ella sancionado ya en 1862. Ya las mul­
o de las Victorias. ¡Admirable letanía titudes habían acudido, y no han de­
de vocablos, cuya enumeración jamás jado de ir a la gruta de las apariciones,
agotada narra de provincia en provin­ a la fuente milagrosa, en el santuario
cia los beneficios que la Madre de Dios erigido a petición de María . Se trata
prodigó a través de los tiempos sobre del conmovedor cortejo de los humil­
la tierra de Francia! des, de los enfermos y de los afligidos,
de la peregrinación imponente de miles
5. Especial m en ción de la “ Medalla de fieles de una diócesis o de una na­
m ilagrosa" y de Lourdes. El siglo 19, ción; del discreto paso de un alma
tras la tormenta revolucionaria, había inquieta que busca la verdad... Nunca,
de ser por muchos títulos el siglo de dijimos Nos, se vio en ningún lugar de
las predilecciones marianas. Para no la tierra semejante efusión de paz, de
citar más que un hecho, ¿quién no co ­ serenidad y de alegría(3). Jamás, po­
noce hoy la medalla milagrosa? Reve­ dríamos añadir, llegará a conocerse la
lada, en el corazón mismo de la capital suma de beneficios que el mundo debe
francesa a una humilde hija de S an a la Virgen auxiliadora. “ O specus fe-
V icente de P aúl que Nos tuvimos la lix, decorata divae Matris aspectu! Ve­
dicha de incluir en el catálogo de los neranda rupes, unde vitales scatuere
(2) C a r d en a l E u g e n io P a c e lli, Discurso en Libr. Polígl. Vaticana, 1956 p. 435).
Lourdes, 28-IV-1935 (Discorsi e panegirici, 2? ed., (3) Ver nota (2), p. 437.
226, 7-9 E n cíc lic a “ L e pelerinage de L ourdes ” 2153

pleno gurgite lymphae!” (¡Oh gruta contando con esa garantía, colma de
feliz, honrada por la visión de la madre beneficios espirituales a la iglesia recién
divina! ¡Venerable roca de la que bro­ construida y hace coronar la imagen
tan a raudales las linfas de la vida!)0). de Nuestra Señora de Lourdes, L eón
XIII, en 1892, concede Oficio propio
2. El Papado y Lourdes y la Misa de la festividad en la apari­
ción de la Virgen Inmaculada María,
7. Lourdes y el Magisterio de la que su sucesor extenderá muy pronto
Iglesia en el dogma de la Inmaculada. a la Iglesia universal; el antiguo llama­
Estos cien años de culto mariano, por miento de la Escritura encontrará en
otra parte, han tejido en cierto modo ella una nueva aplicación: “ Levántate,
entre la Sede de P edro y el santuario amiga mía, hermosa mía, y ven: palo­
pirineo estrechos lazos, que Nos tene­ ma mía, en los agujeros de las piedras,
mos la satisfacción de reconocer. ¿No en la abertura del m u r o Al final de
ha sido la misma Virgen María la que su vida, el gran Pontífice quiso inaugu­
ha deseado estas aproximaciones? Lo rar y bendecir personalmente la repro­
que en Roma con su infalible Magis­ ducción de la gruta de Massabielle
terio definía el Soberano Pontífice, la construida en los jardines del Vaticano
Virgen Inmaculada Madre de Dios, ben­ y, en la misma época, su voz se elevó
dita entre todas las mujeres, quiso, al hacia la Virgen de Lourdes en una
parecer, confirmarlo con sus propios oración fervorosa y ejemplar: Que gra­
labios cuando poco después se manifes­ cias a su poderío, la Virgen Madre, que
tó con una célebre aparición en la gruta cooperó en otro tiempo con su amor
de Massabielle..J456*K Ciertamente la pa­ en el nacimiento de los fieles dentro de
labra infalible del Pontificado Romano, la Iglesia(7b), sea de nuevo ahora instru­
intérprete auténtico de la verdad reve­ mento y guardiana de nuestra salva­
lada, no tenía necesidad de ninguna ción... que devuelva la tranquilidad de
confirmación celestial para imponerse la paz a los espíritus angustiados; que
a la fe de los fieles. Pero ¡con qué apresure, en fin, en la vida privada lo
emoción y con qué gratitud el pueblo mismo que en la vida pública, el re­
609 cristiano y sus pastores recogieron de torno a Jesucristo” (8K
labios de B ernardita esta respuesta
venida del Cielo: Yo soy la Inmaculada 9. Lourdes y el dogma de la Inma­
Concepción! culada: San Pío X. El cincuentenario
de la definición dogmática de la Inma­
8. Favores Pontificios al Santuario culada Concepción de la Santísima
de Lourdes por Pío IX y León XIII. Virgen ofreció a S a n P ío X la ocasión
Por lo tanto, no sorprende que Nues­ para testimoniar en un documento so­
tros Predecesores se hayan dignado lemne el lazo histórico entre este acto
multiplicar sus favores hacia este san­ del Magisterio y la aparición de Lour­
tuario. Desde 1869, Pío IX, de santa des: Apenas había definido Pío IX ser 610
memoria, se felicitaba de que los obs­ de fe católica que María estuvo desde
táculos suscitados contra Lourdes por su origen exenta de pecado, cuando la
la malicia de los hombres hubiesen per­ misma Virgen comenzó a obrar mara­
mitido manifestar con más fuerza y villas en L o u r d e s Poco después crea
evidencia la claridad del h e c h o ^ . Y4
*
6
5 el título episcopal de Lourdes, ligado al
(4) Himno de las segundas Vísperas del Oficio (7b) S. A gu s tín , De sancta virginitate cap. 6
de la fiesta de las Apariciones. (Migne PL 40, col 399; ver también nota 2 pág
(5) Decreto de Tuto (proceder) “M e d io c ir c it e r 647 de esta colección [Guadalupe]).
v o lv e n te 19 ssecu lo” para la canonización de Santa
Bernardita Soubirous, 2-VII-1933; A. A. S. 25 (1933) (8) L e ó n X I I I , Carta Apostól. P a r t a h u m a n o
377. g c n e r i 8-IX-1901 (Acta Leonis XIII vol. 21, 159;
(6) P ío X I , Carta a Henri Laserre, 4-IX-1869 AAS 34 [1901/02] 195; en esta Colecc. Encícl. 85,
(Archivo secreto del Vaticano, Epist. lat., año 5 p. 647).
1869, n. 388, f. 695. (9) S an P í o X , Encíclica A d d ie m illiu m , 2-II-
(7?) Cantar 2, 13-14; Gradual de la Misa de la 1904; Acta S. Pii X, vol. I, 149); A. S. S. 36, 449-
festividad de las Apariciones. 462; en esta Colección: Encícl. 93, pág. 707-716.
2154 E n cíclicas del PP, P ío XII (1957) 226, 10-11

de Tarbes, y firma la introducción de la privilegiada de la Virgen, que al


la causa de beatificación de B ernar- tomar los velos fue Sor María Ber­
dita . A este gran Papa de la Eucaristía narda , de la Congregación de la Cari­
estaba sobre todo reservado el subra­ dad y de la Instrucción cristiana. ¿No
yar y facilitar la admirable conjunción autentificaba a su vez por decirlo así,
que existe en Lourdes entre el culto la promesa de la Inmaculada a la jo ­
eucarístico y la oración mañana: La ven Bernardita de ser bienaventurada
piedad hacia la Madre de Dios, obser­ no en este mundo sino en el otro? Y ya
va, hizo florecer una notable y fervo­ Nevers, que se honra conservando el
rosa piedad hacia Cristo Nuestro Se- relicario precioso, atrae en gran nú­
fior(101
*K Por otra parte ¿podía ser de mero a los peregrinos de Lourdes, de­
otro modo? Todo en María nos lleva seosos de aprender junto a la Santa
hacia su Hijo, único Salvador, en pre­ a captar como conviene el mensaje de
visión de cuyos méritos fue inmacu­ Nuestra Señora. Pronto el ilustre Pon­
lada y llena de gracia; todo en María tífice, que seguía el ejemplo de sus
nos eleva a la alabanza de la adorable Predecesores honrando con una Lega­
Trinidad, y bienaventurada fue Ber- ción las fiestas aniversarias de las apa­
nardita desgranando su rosario ante riciones, decidió clausurar el Jubileo
la gruta, que aprendió de los labios y de la Redención en la gruta de Massa-
de la mirada de la Santa Virgen a bielle allí donde, según sus propias
tributar gloria al Padre, al Hijo y al palabras, la Virgen María Inmaculada
Espíritu Santo. Por lo tanto, Nos tene­ apareció varias veces a la Bienaventu­
mos la satisfacción, en este Centenario, rada Bernardita Soubirous, donde con
de asociarnos a este homenaje tribu­ bondad exhortó a todos los hombres a
tado por San Pío X: La única gloria la penitencia, en el lugar mismo de la
del santuario de Lourdes consiste en asombrosa aparición que ella colmó de
el hecho de que los pueblos se sienten gracias y de prodigios(12>. En verdad,
atraídos allí por María a la adoración terminaba diciendo Pío XI, este santua­
de Jesucristo en el Augusto Sacramen­ rio es considerado ahora con justo títu­
to, de tal modo que este santuario, a la lo como uno de los principales santua­
vez centro de culto mañano y trono del rios mañanos del mundo^lsK1 0
misterio eucarístico, sobrepasa, al pa­
recer, en gloria a todos los demás en el 11. El hom enaje rendido en “ Ful-
mundo católico(11>. gens C orona” p or P ío XII. A este uná­
nime concierto de alabanzas, ¿cóm o no
10. Privilegios con cedidos p or Be­ habríamos Nos de unir Nuestra voz?
nedicto XV y P ío XI. Este santuario Lo hicimos principalmente en Nuestra
ya lleno de favores, quiso enriquecerlo Encíclica <{Fulgens Corona” , al recordar
Benedicto XV con nuevas y preciosas como lo hicieron Nuestros Predeceso­
indulgencias y si las trágicas circuns­ res que la Bienaventurada Virgen Ma­
tancias de su Pontificado no le permi­ ría quiso confirmar ella misma, al
tieron multiplicar los actos públicos de parecer, mediante un prodigio la sen­
su devoción, quiso, sin embargo, hon­ tencia que el Vicario de su divino Hijo
rar a la ciudad mañana concediendo en la tierra acababa de proclamar con
a su obispo el privilegio del palio en aplauso de la Iglesia e n t e r a ^ 14K Y Nos
el lugar de las apariciones. Pío XI, que recordamos en aquella ocasión cómo
611 había ido personalmente como pere­ los Romanos Pontífices, conscientes de
grino a Lourdes, continuó su obra, y la importancia de esta peregrinación,
tuvo la dicha de elevar a los altares a no habían dejado de enriquecerla con
(10) S an P ío X , Carta E x óm n ib u s lo c is , 12-VII- (12) P ío X I, Breve del 11-11-1933. (Archiv. Brev.
1914; ver nota (1), A. A. S. 0 (1914) 377. Apost. Pió XI, Ind. Perp., í. 128).
(11) San P ío X , Breve del 23-1V-1911. (Archiv. (13) Ver nota (12).
(14) P ío X II, Encíclica I 'n lg c n s C o r o n a , 8-IX-
Brev. Aposto!. Pío X, año 1911, Div. Lib. IX 1953, A. A. S. 45 (1953) 578; en esta Colección:
pars 1, f. 337). jvncícl. 210, 2, pág. 1991.
226, 12 E n cíc lic a “ L e pelerinage de L ourdes ” 2155

favores espirituales y con los beneficios la definición del dogma, la Virgen In­
612 de su benevolencia(15). La historia de maculada en persona confirmó sobrena­
estos cien años, que os acabamos de turalmente mediante apariciones, con­
evocar a grandes rasgos ¿no es en versiones y milagros la declaración del
efecto una constante demostración de Doctor Supremo(1G).
esta benevolencia pontificia, cuyo últi­ 12. La nueva m anifestación mariana
mo acto fue la clausura en Lourdes de P ío X II en 1957. Hoy, otra vez, Nos
del año centenario del Dogma de la nos dirigimos hacia el célebre santua­
Inmaculada Concepción? rio que se dispone a recibir a orillas del
R ecuerdo en la C onstitución A pos­ Gave a la muchedumbre de peregrinos
tólica “ Omnium E cclesiarum ” . Mas del Centenario. Si, desde hace un siglo,
a vosotros, amados Hijos y Venera­ fervorosas súplicas, públicas y priva­
bles Hermanos, Nos deseamos recor­ das, han obtenido allí, por intercesión
dar especialmente un reciente docu­ de María , tantas gracias de curación y
mento, en virtud del cual Nos fa­ de conversión, Nos tenemos la firme
vorecíamos el movimiento de un apos­ confianza de que durante este año jubi­
tolado misionero en vuestra querida lar Nuestra Señora querrá responder
Patria. Nos quisimos evocar en él aún con generosidad a las esperanzas
los singulares méritos que Francia se de sus hijos; pero Nos tenemos sobre
ha conquistado a lo largo de los siglos todo la convicción de que nos apremia
en el progreso de la fe católica, y, en para que recojamos las lecciones espi­
ese orden de ideas, Nos dirigimos Nues­ rituales de las apariciones y para que
tro espíritu y Nuestro corazón hacia nos encaminemos por la vía que tan
Lourdes, donde, cuatro años después de claramente nos ha trazadot17^.
(15) Ver nota (14). vino Redentor en todos los lugares del mundo
(16) Constitución Apostólica O m n iu m
P ío X I I , católico.
15-VIII-1954; A. A. S. 46 (1954) 567;
E c c le s ia r u m ,
2. C e le b ra ció n u n iv e r s a l d e la fie sta m a r ia n a .
en esta Colecc.: Encícl. 214, 2 pág. 2040. Deseamos ardientemente —como ya indicamos en
[17J P ío X l l publicó el l ‘-‘ de noviemure de 1957 la Carta Encíclica del 2 de julio del presente año
la Constitución Apostólica P r im o e x a c t o S a e c u lo , Le P é le r in a g e d e L o u r d e s (A. A. S. 49 [1957] pp.
sobre la Indulgencia Jubilar en Lourdes (AAS
49 [1957] 1051-1056). 606, 614, 617), que no solamente en Lourdes, a los
La reproduciremos a continuación íntegramente: pies de la venerada Imagen de la Virgen In­
AAS Constitución Apostólica maculada, se celebren las solemnidades centena­
rias, sino también dondequiera nuestra amantísi-
P R IM O E X A C T O S A E C U L O ma Madre celestial es venerada, y, principalmen­
49 “Pío Obispo, Siervo de los siervos de Dios” te, dondequiera que haya templos dedicados en
Para Perpetua Memoria. su honor, sea en ciudades o en pueblos, o en los
1051 1. L as p e r e g r in a c io n e s a L o u r d e s y o tra s m a ­ más apartados barrios y aldeas. Así se consegui­
n ife s ta c io n e s m a r ia n a s en e l a ñ o J u b ila r. Ai cum­
rá —como esperamos y pedimos— que la excelsa
plirse el primer centenario de la aparición de la dignidad de la Bienaventurada Virgen M a ría apa­
Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, en la rezca en todo su esplendor a los ojos de todos,
gruta de Lourdes, movidos por nuestra solícita que cada día aumente más la devoción hacia Ella
devoción hacia Ella, deseamos que celebren este y que las costumbres de los cristanos, a las que
suceso cuantos en el mundo entero se llaman ca­ tan fuertes asechanzas ponen hoy los enemigos,
tólicos. Creemos que la manera más fructuosa de reflorezcan privada y públicamente, y sirvan de
hacerlo es proponerse cada cual como ejemplo ejemplo e incentivo a quienes se desvían de la
las virtudes de la excelsa Madre de Dios y em­ verdad y de la virtud.
peñarse, según las propias fuerzas, en imitarla. 3. L a m e jo r fo r m a d e c e le b r a r : P e n it e n c ia y
A ello contribuirán las devotas peregrinaciones E u c a r is tía . Y como hace veinticinco años nuestro
que sin duda alguna, individual o colectivamente, Antecesor, de feliz memoria, P í o X I , al celebrarse
harán a Lourdes fieles de todo el mundo, los una conmemoración semejante, aseguraba, escri­
cuales allí, sin distinción alguna de razas y na­ biendo al Obispo de Tarbes y Lourdes (Epist.
ciones, en cristiana unión estrechada por la viva Q u o d tam a la c r i, A. A. S. 27 [1935] 5), que los fie­
fe común y solicita caridad, elevarán a Dios, les no podían celebrar tales solemnidades de ma­
mediante el potente patrocinio de la Santísima nera más apta y digna que acercándose, con pro­
1052 Virgen, fervorosas súplicas; contribuirá asimismo funda devoción y debidamente purificados con el
—estamos cierto de ello— la Comisión Especial, sacramento de la Penitencia, a la Divina Euca­
presidida por nuestro venerable Hermano E u g e ­ ristía y participando provechosamente en el Sa­
n io T is s c r a n t, Obispo Ostiensc, de Porto y Santa crificio del Calvario, incruentamente perpetuado
Rufina, Decano del Sagrado Colegio; contribuirán todos los días, también Nos ahora, con paternal 1053
los dos Congresos, Mariológico uno y Mariano voluntad, hacemos la misma exhortación. Porque
el otro, que se celebrarán, según se nos ha in­ la Eucaristía es como el centro y el punto cul­
formado, en el próximo mes de setiembre; con­ minante de la vida cristiana, ya que de ella ema­
tribuirán , finalmente, las solemnidades que ten­ nan al alma abundantísimamente las fuerzas de la
drán lugar y las devotas oraciones que, con este divina gracia, con cuya ayuda podemos triunfar
motivo, se elevarán a Dios y a la Madre del Di- de los peligros de este mundo y poseer algún día
2156 E n cíclicas del PP, P ío XII (1957) 226, 13

S egunda P arte: cios de Dios a la vana sabiduría de este


mundo. En una sociedad que apenas si 613
Las lecciones espirituales de Lourdes tiene conciencia de los males que la
y el Mensaje de María minan, que encubre sus miserias y sus
injusticias bajo apariencias prósperas,
1. Penitencia y perdón
brillantes y despreocupadas, la Virgen
13. El pecado y la penitencia. Estas Inmaculada, que nunca llegó a conocer
lecciones, eco fiel del mensaje evangé­ el pecado, se manifiesta a una niña
lico, hacen resaltar de manera sorpren­ inocente. Con compasión maternal, re
dente el contraste que oponen los jui­ corre con la mirada este mundo resca-
las alegrías del otro. El Sacramento de la Euca­ o r a c io n e s p r e s c r ip t a s . Y ésta es nuestra intención:
ristía y el Augusto Sacrificio del Altar exigen, implorar a Dios misericordiosísimo que quienes
como dones que no sólo superan cuanto puede se han apartado de la verdad cristiana, única que
imaginar la mente humana sino que hasta pare­ puede dar luz a la inteligencia y paz al corazón,
cen haber saciado la infinita caridad del mismo vuelvan lo antes posible a ella y la abracen con
Cristo y agotado su misericordia (ver P ío X I, decisión; que quienes cargados de pecados yacen
E p is t. Q u od tara a la c r i, A. A. S. 27 [1935] 5), nues­ miserablemente bajo la esclavitud del demonio
tro amor solícito y eficaz; un amor tal, decimos, laven sus culpas y vuelvan a las buenas obras;
que sostenga y dirija rectamente la voluntad, las que todos los buenos progresen hasta conseguir
acciones y todo el curso de nuestra existencia. la santidad; que la paz y concordia entre los in­
Además, no podemos hacer cosa más grata a dividuos y las naciones se restablezcan y robus­
nuestra dulcísima Madre M a ría que, participando tezcan lo más posible; que, finalmente, goce la
de estos tesoros de la Redención Divina, unirnos Iglesia Católica en todas partes de la debida li­
cada día más estrechamente con su Unigénito bertad en el desempeño de su ministerio y pueda
Hijo, el único c a m in o de v e r d a d y vid a (Juan así más fácil y eficazmente atender a la salvación
14, 6) para todos los mortales. de los hombres y colaborar a ordenar y promover
4. S o b r e lle v a r g u sto s a m e n te las m o r t ific a c io n e s . la común y verdadera prosperidad.
Y puesto que al manifestarse la Bienaventurada 7. F a cu lta d e s p a r a el O b isp o de L o u r d e s y los
c o n fe s o i es. í para que más fácilmente puedan 1055
Virgen M a ría en la gruta de Lourdes a la ino­ los fieles cristianos participar de estas gracias,
centísima y cándida niña, no sólo la exhortó, y concedemos al Obispo Tarbes y Lourdes facultad
en ella a todos los hombres, a elevar devotas ora­ para designar en la propia diócesis algunos sa­
ciones, sino también a sobrellevar espontánea­ cerdotes, seculares o de cualquier Orden, Congre­
mente y con gusto las molestias de la m o r t ific a ­ gación o Instituto Religioso, para oír las confesio­
c ió n c r is tia n a , deseamos que para expiar los pe­ nes de los fieles con facultad de absolverlos si
cados propios y ajenos, durante este año cente­ estuvieren debidamente dispuestos, de las censu­
nario los cristianos todos no sólo se esfuercen en ras y casos reservados a la Santa Sede, pero so­
refrenar y dominar debidamente sus pasiones, lamente en el fuero de la conciencia y dentro de
sino también, en lo posible, en recibir de buen la confesión sacramental, imponiendo a cada uno,
grado las fatigas y contrariedades de la vida. Por según su prudente juicio, una adecuada y saluda­
lo demás, tengan todos presente que deben sobre­ ble penitencia. Esta absolución de censuras no ten­
llevar estas obras primeras y necesarias de peni­ drá valor en el fuero externo. Se exceptúan, sin
tencia: los trabajos, dolores y molestias que acom­ embargo, de estas amplísimas facultades las cen­
pañan la vida de los mortales. Pero los cristianos suras reservadas personalmente al Romano Pon­
soportarán estos trabajos, estas dificultades y en­ tífice o “specialissimo modo” a la Santa Sede,
fermedades de tal modo que todo lo trabajoso, in­ de las cuales solamente se puede absolver a tenor
cómodo y hasta penosísimo, lo ofrezcan al Señor del canon 2254 del Código Canónico, y se excep­
1054 como hostias del sacrificio místico. Así obrando túa también la censura de que habla el canon
no sólo satisfarán debidamente al Señor, ofendido 2388, § 1, reservada a la Santa Sede a tenor del
por las culpas de ellos y por las de otros, no sólo Decreto L e x s a c r i c o e lib a tu s dado por la Sagrada
obtendrán de El celestes dones y consuelos, sino Penitenciaría el 18-IV-1936 [y su declaración re­
que las mismas penas se harán más llevaderas ferente a este decreto “ E v u lg a to p e r C o m m e n ta -
conforme a la suavísima sentencia del Divino Re­ r iu m ”, 4-V-1937] (AAS 28 [1936] 242-243 y AAS
dentor: V en id a M í to d o s los qu e s u fr is y estáis 29 [1937] 283-284). Decreto y Declaración por
a g o b ia d o s y Yo o s a liv ia r é ... y h a lla r é is e l r e p o s o los cuales esta censura de que hablamos, de
p a r a vu estra s a lm a s (Mateo 11, 28-29). tal manera está reservada a la Sagrada Peniten­
5. F a v o r e s e s p e c ia le s p a ra los p e r e g r in o s a ciaría que nadie puede jamás, excepto en peligro
L o u r d e s : In d u lg e n c ia P le n a r ia . Nos agrada, por de muerte, absolver de ella ni aun en virtud del
otra parte, conceder peculiares favores a quienes canon 2254.
visiten devotamente durante el próximo año jubi­ Además, los fieles afectados nominalmente por
lar la gruta de Lourdes y allí cumplan las nor­ alguna censura o declarados públicamente como
mas que a continuación daremos. Con nuestra tales, no pueden disfrutar de este beneficio mien­
autoridad Apostólica concedemos que puedan lu­ tras no satisfagan en el fuero externo, según re­
crar indulgencia plenaria jubilar todos y cada quiere el derecho. Pero si depusieran sinceramente
uno de los fieles, una sola vez, en el día libre­ en el fuero interno su contumacia y se mostraran
mente por ellos elegido, quienes debidamente pu­ debidamente dispuestos, pueden, evitando escán­
rificados en el Sacramento de la Penitencia y dalo, ser absueltos provisoriamente en el fuero
alimentados con la Eucaristía, visitaren devota­ Sacramental, con el único fin de ganar dicha
mente durante el año que transcurre desde el Indulgencia Jubilar, con la obligación de some­
día aniversario de la aparición de la Virgen María terse cuanto antes, también en el fuero externo
Madre de Dios, es decir, desde el 11 de febrero a las normas del derecho.
del próximo año 1958, hasta la medianoche del 8. L a r a t ific a c ió n y v a lid e z . Todo cuanto hemos
día 11 del mismo mes del año siguiente 1959, la decretado en el presente documento con Nuestra
gruta de Massabielle, junto a Lourdes y rezaren Autoridad Apostólica, queremos y mandamos que
allí por nuestra intención. sea ratificado y válido, sin que obste nada en
6. L a s in te n c io n e s c o n que h an de h a c e r s e las contra, aun digno de mención especial.
22®, 14-16 E n c íc lic a “ L e pelerinage de L ourdes ’ 2157

lado por la sangre de su Hijo, en el que 15. El sentido del año ju b ilar: reco­
desgraciadamente el pecado causa a nocerse peca dor y practicar la fe y
diario tantos desastres, y, por tres ve­ virtud. En esta humilde respuesta del
ces, lanza su apremiante llamamiento: hombre que se reconoce pecador está la
¡Penitencia, penitencia, penitencia! E verdadera grandeza de este año jubilar,
incluso pide gestos expresivos: Id a í Cuántos beneficios habría derecho a
besar la tierra en señal de penitencia esperar para la Iglesia si cada uno de
por los pecadores, y al gesto hay que los peregrinos de Lourdes — e incluso
unir la súplica: Rezaréis a Dios por los todo cristiano unido de corazón a las
pecadores. Y así, como en los tiempos celebraciones del Centenario— llevara
de J uan B autista, como en los comien­ a cabo en él mismo en primer lugar
zos del ministerio de J esús, la misma esta obra de santificación, no de pala­
exhortación, fuerte y rigurosa, dicta a bra y con la lengua sino con actos y de
los hombres el camino del retorno a verdad(22K Todo le invita, por otra
Dios: /Arrepentios/ (18). Y ¿quién se parte, pues en ningún lugar tal vez
atrevería a decir que esta incitación a como en Lourdes se siente uno llevado
la conversión del corazón ha perdido al mismo tiempo a la oración, al olvido
actualidad en nuestros días? de sí mismo y a la caridad. Viendo la
abnegación de los camilleros y la paz
serena de los enfermos, observando la
14. Las curaciones de Lourdes y el
fraternidad que une en una misma in­
perdón de los pecados. Mas ¿podría la
vocación a fieles de todos los orígenes,
Madre de Dios venir junto a sus hijos
comprobando la espontaneidad de la
en otra forma diversa de mensajera de ayuda recíproca y el fervor sin afecta­
perdón y de esperanza? Ya el agua ción de los peregrinos arrodillados ante
corre a sus pies: Cuantos estáis sedien­ la gruta, los mejores se sienten cauti­
tos venid a las aguas y alcanzaréis sa­ vados por la atracción de una vida más
lud del Señor (19>. A esa fuente, en la totalmente dedicada al servicio de Dios
que B ernardita dócilmente fue la pri­ y de sus hermanos, los menos fervo­
mera en beber y lavarse, acudirán todas rosos tienen conciencia de su tibieza y
las miserias del alma y del cuerpo. vuelven a encontrar el camino de la
He ido, me he lavado y he bebido(20>, oración, los pecadores más endurecidos
podrá contestar, con el ciego del Evan­ y hasta los incrédulos se sienten a me­
gelio, el peregrino agradecido. Pero, lo nudo tocados por la gracia o por lo
mismo que en el caso de las muche­ menos, si son leales, no se mantienen
dumbres que se apretaban junto a insensibles ante el testimonio de esta
Jesús, la curación de las llagas físicas muchedumbre de creyentes que no tie­
sigue siendo, al mismo tiempo que un nen más que un corazón y un alma^2BK
gesto de misericordia, una señal del 2. Conversión y renovación espiriiual
poder que el Hijo del Hombre tiene de del individuo y de la sociedad
perdonar los pecados(21). Junto a la 16. La conversión espiritual y su
gruta bendita la Virgen nos invita, en preparación. Por sí sola, por lo tanto,
nombre de su divino Hijo, a la conver­ esta experiencia de algunos breves días
sión del corazón y a la esperanza del de peregrinación no basta, por lo gene­
perdón. ¿La escucharemos? ral, para grabar con caracteres indele-
Queremos que se preste a las copias o extractos (18) Mat. 3, 2; 4, 17.
que de él se hagan, aun impresas, suscriptas sin
embargo por algún notario público y corrobora­ (19) Primer respons. del tercer nocturno del
das con el sello de alguien constituido en autori­ Oficio de las festividades de las Apariciones.
dad eclesiástica, la misma fe que se prestaría al (20) Juan 9, 11.
presente documento si fuese exhibido o presen­ (21) Ver Marcos 2, 10.
tado,
Dada en Roma, junto a San Pedro, el día 1 (22) I Juan 3, 18.
de ij.qvieinbre, Fiesta de todos los Santos, del (23) Hechos 4, 32.
año del Señor 1957, 19 de nuestro Pontificado.
PIO PAPA XII
2158 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 226, 17-19

bles el llamamiento de María a una materialismo, denunciada a menudo


auténtica conversión espiritual. Por lo por Nuestros Predecesores y por Nos
tanto, Nos exhortamos a los pastores mismo. Este materialismo no está sola­
de las diócesis y a todos los sacerdotes, mente en la filosofía condenada que
a rivalizar en celo con el fin de que preside la política y la economía de
las peregrinaciones del Centenario se una fracción de la humanidad; se ma­
beneficien con una preparación, con nifiesta también en el amor al dinero,
una realización y, sobre todo, con con­ cuyos daños se amplifican en propor­
secuencias lo más propicias posible ción con las empresas modernas, influ­
para una acción profunda y duradera yendo por desgracia en muchas deter­
de la gracia. El retorno a una práctica minaciones que pesan en la vida de los
asidua de los sacramentos, el respeto pueblos; se traduce en el culto del
de la moral cristiana en toda la vida, cuerpo, en la búsqueda excesiva del
615 el alistamiento, en fin, en las filas de confort y en el alejamiento de toda
la Acción Católica y de las diversas austeridad de vida; lleva al desprecio
obras recomendadas por la Iglesia: tan de la vida humana, de la misma que
sólo bajo esas condiciones el importan­ se destruye antes de que haya visto la
te movimiento de multitudes previsto luz del día; se encuentra en la desen­
en Lourdes para el año 1958 dará, frenada persecución del placer, que se
conforme a la misma esperanza de la presenta sin pudor e incluso intenta
Virgen Inmaculada, los frutos de salva­ seducir, con lecturas y espectáculos,
ción tan necesarios a la presente huma­ almas aún puras; está en el desinterés 616

nidad. por el hermano, en el egoísmo que le


oprime, en la injusticia que le priva
17. Por la renovación cristiana de de sus derechos, en una palabra, en
la sociedad. Pero, por primordial que esta concepción de la vida que lo regula
sea, la conversión individual del pere­ todo únicamente mirando a la prospe­
grino, no podría bastar. En este año ridad material y a las satisfacciones
jubilar, Nos os exhortamos, amados terrenales. Alma mía, decía un rico,
Hijos y Venerables Hermanos, a sus­ dispones de abundantes bienes de re­
citar entre los fieles encomendados a serva para mucho tiempo: descansa,
vuestros cuidados, un esfuerzo colecti­ come, bebe y festeja. Pero Dios le dijo:
vo de renovación cristiana de la socie­ Insensato, esta misma noche te pedirán
dad, en contestación al llamamiento de el a/ma(25L
María : Que los espíritus ciegos... se
vean iluminados por la luz de la verdad S. Apostolado de las diferentes clases:
g de la justicia, pedía ya Pío XI con Sacerdotes, seglares y enfermos
ocasión de las Fiestas Marianas del Ju­
bileo de la Redención; que los que se 19. La labor de los sacerdotes: lu­
pierden en el error, sean conducidos de char por la renovación religiosa. A
nuevo al camino recto; que una libertad una sociedad que, en su vida pública
justa sea concedida en todas partes a a menudo discute los supremos dere­
la Iglesia g que una era de concordia y chos de Dios, que quisiera conquistar el
de verdadera prosperidad surja para universo al precio de su a/ma(26) y de
todos los pueblos(24).1
8 este modo caminaría hacia su ruina,
la Virgen ha lanzado maternalmente
18. El materialismo práctico de la como un grito de alarma. Atentos a su
vida actual. Pues bien, el mundo, que llamado, los sacerdotes deben atrever­
en nuestros días ofrece tantos justos se a predicar a todos, sin temor, las
motivos de orgullo y de esperanza, co ­ grandes verdades de la salvación. En
noce también una temible tentación de efecto, no hay renovación duradera si
(24) P í o X I I , Carta Q u od tam a la c r i v o le n tiq u e que han de hacerse en Lourdes para lograr el
dirigida ai Cardenal Pedro Gerlier, Obis­ éxito del Año Jubilar; 10-1-1935 (AAS 27 [1935] 7).
a n im o ,
po de Tarbes y Lourdes acerca de las oraciones (25) Lucas 12, 19-20.
(20) Ver Marcos 8, 30.
226, .20-21 E n cíc lic a “ L e pelerinage de L ourdes ” 2159

no se basa en los principios inmutables la castidad y de la fidelidad conyuga­


de la fe, y toca a los sacerdotes formar les; conservará en su pureza la atmós­
la conciencia del pueblo cristiano. Del fera del hogar en el que crecen los
mismo modo que la Inmaculada, com ­ hijos; más aún, hará de la familia, vivi­
padeciéndose de nuestras miserias pero ficada por su devoción mañana, una
clarividente de nuestras verdaderas ne­ célula viva de la regeneración social y
cesidades, viene a los hombres para re­ de la penetración apostólica. Y, cierta­
cordarles los pasos esenciales y auste­ mente, más allá del círculo familiar, las
ros de la conversión religiosa, los mi­ relaciones profesionales y cívicas ofre­
nistros de la Palabra de Dios, con segu­ cen a los cristianos deseosos de traba­
ridad sobrenatural deben trazar a las jar en la renovación de la sociedad, un
almas el camino recto que conduce a la campo de acción considerable. Reuni­
vida^272K Lo harán sin olvidar el espí­
8 dos a los pies de la Virgen, dóciles a
ritu de paciencia y de dulzura que les sus exhortaciones, echarán en primer
inspira(2S\ pero sin velar nada de las lugar sobre sí mismos una mirada exi­
necesidades evangélicas. En la escuela gente y se entregarán a extirpar de su
de María aprenderán a no vivir más conciencia los juicios falsos y las reac­
que para dar Cristo al mundo, pero, si ciones egoístas, rechazando la mentira
es preciso, también a esperar con fe de un amor de Dios que no se traduzca
la hora de Jesús y a mantenerse al pie en efectivo amor de sus hermanos(29>.
de la cruz. Procurarán, cristianos de todas las cla­
ses y de todas las naciones, encontrarse
20. La coop eración de los fieles, re­en la verdad y en la caridad, desterran­
ligiosos y laicos. Junto a sus sacerdo­ do las incomprensiones y las sospechas.
tes, los fieles deben colaborar en este Indudablemente es enorme el peso de
esfuerzo de renovación. En cualquier las estructuras sociales y de las presio­
lugar en que la Providencia lo haya nes económicas que pesa sobre la bue­
colocado, ¿quién no puede hacer aún na voluntad de los hombres, paralizán­
mas por la causa de Dios? Nuestro pen­ dolos a menudo. Pero si es verdad, co­
samiento se dirige, en primer lugar, mo Nuestros Predecesores y Nos mismo
hacia la multitud de almas consagra­ hemos puesto de relieve con insistencia,
das, que en la Iglesia se hallan dedica­ que la cuestión de la paz social y polí­
das a innumerables obras de bien. Sus tica es ante todo, en el hombre, una
votos de religión los obligan más que a cuestión moral, ninguna reforma es fe­
los demás a luchar victoriosamente, cunda, ningún acuerdo es duradero sin
bajo la égida de María, contra el ata­ un cambio y una purificación de los
que del mundo de los apetitos desorde­ corazones. La Virgen de Lourdes lo re­
nados de independencia, de riqueza y cuerda a todos en este año jubilar.2 8
7
de placer; por lo tanto, siguiendo el
llamamiento de la Inmaculada habrán 21. La m isión m ariana de los débi­
de oponerse al asalto del mal con las les, necesitados y enferm os. Y si, en
armas de la oración y de la penitencia su solicitud, María se inclina con algu­
y con las victorias de la caridad. Nues­ na predilección hacia algunos de sus
tro pensamiento corre igualmente hacia hijos, ¿no es, amados Hijos y Venera­
las familias cristianas, para exhortarlas bles Hermanos, hacia los pequeñuelos,
encarecidamente a que se mantengan ios pobres y los enfermos a los que
fieles a su insustituible misión en la Jesús tanto amó? Venid a Mí todos
sociedad. Que se consagren, en este los que estáis fatigados y cargados, que
año jubilar, al Inmaculado Corazón de yo os aliviaré parece decir con su divi­
María. Este acto de piedad será para no Hijo^30*. Acudid a ella, vosotros a
los esposos una ayuda espiritual pre­ los que os abruma la miseria material,
ciosa en la práctica de los deberes de sin defensa frente a los rigores de la
(27) Ver Mateo 7, 14. (29) Ver I Juan 4, 20.
(28) Ver Lucas !), 55. (20) Mat. 11, 28.
2160 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 226, 22 23

vida y la indiferencia de los hombres; Bernardita. Esta discreta invitación;


acudid a ella, vosotros a los que azotan que no obliga, que se dirige al corazón
duelos y pruebas morales; acudid a y solicita con delicadeza una respuesta
ella, queridos enfermos y achacosos, libre y generosa, la Madre de Dios la
que sois verdaderamente recibidos y propone de nuevo a sus hijos de Fran­
honrados en Lourdes como miembros cia y de todo el mundo. Sin imponerse,
vivos de Nuestro Señor; acudid a ella les incita a reformarse a sí mismos y a
y recibid la paz del corazón, la fuerza trabajar con todas sus fuerzas por la
del deber cotidiano, la alegría del sa­ salvación del mundo. Los cristianos no
crificio ofrecido. La Virgen Inmacu­ se mantendrán sordos ante este llama­
lada, que conoce los vericuetos secretos miento: irán a María . Y a cada uno de
de la gracia en las almas y el silencioso ellos, por medio de esta Carta, Nos qui­
trabajo de esta levadura sobrenatural siéramos decir con San Bernardo: En
del mundo, sabe qué precio tienen, a los peligros, en las angustias, en las
los ojos de Dios, vuestros sufrimientos dudas, piensa en María, llama a Ma­
unidos a los del Salvador. Ellos pueden ría... Si a ella sigues, no te desvías; si a
contribuir, Nos no lo dudamos, a esa ella ruegas, no desesperas; si en ella
renovación cristiana de la sociedad que piensas, no yerras; si ella te tiene, no
Nos imploramos de Dios por la pode­ desfalleces; si ella te protege, no temes;
rosa intercesión de su Madre. Que ante si ella te conduce, no te cansas; si ella
la oración de los enfermos, de los hu­ te es propicia, llegas a la mefa2 (31).
2
mildes, de todos los peregrinos de
Lourdes, María vuelva igualmente su 23. Bendición Apostólica. Nos tene­
mirada maternal hacia los que aún se mos la esperanza, amados hijos y
encuentran fuera del único redil de la Venerables Hermanos, de que María
Iglesia, para juntarlos en la unidad. acogerá vuestra oración y la Nuestra.
Que ella dirija su mirada hacia los que Nos así se lo pedimos en esta fiesta de
buscan y tienen sed de verdad, para la Visitación, muy apropiada para cele­
conducirlos a la fuente de las aguas brar a la que, hace un siglo, se dignó
vivas. Que recorra en fin con su mi­ visitar la tierra de Francia. Y al invi­
rada estos inmensos continentes y estas taros a cantar a Dios, con la Virgen
vastas zonas humanas en las que Inmaculada, el “ Magníficat” de vuestra
Cristo es desgraciadamente tan poco gratitud, Nos invocamos sobre vosotros
conocido, tan poco amado, y que con­ y sobre vuestros fieles, sobre el san­
siga para la Iglesia la libertad y la tuario de Lourdes y sus peregrinos, so­
alegría de responder en todos los lu­ bre todos los que tienen la responsa­
gares, siempre joven, santa y apostó­ bilidad de las fiestas del Centenario, la
lica, a la esperanza de los hombres. más amplia efusión de gracias, en
prenda de las cuales Nos os concede­
mos de todo corazón, en Nuestra cons­
E pílogo: tante y paternal benevolencia, la Beri-
dición Apostólica.
Exhortación a una intensa reforma Dada en Roma, junto a San Pedro,
interior en la Fiesta de la Visitación dé la
Sanísima Virgen, el 2 de Julio del año
22. La maternal invitación de María 1957, 19 de Nuestro Pontificado.
a la reforma. Queréis tener la bondad
de venir?..., decía la Virgen Santa a PÍO PAPA XII.
(31) San B e r n a r d o , Homilía II Super M issus est, (Migne P.L. 183, col. 70-71).
227

ENCICLICA “MIRANDA PRORSUS”^


(8-IX-1957)

SOBRE EL CINE, LA RADIO Y LA TELEVISION

PIO PP. XII

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

Introducción: ideas, y ofrecen a millones de perso­


LA LABOR Y LA ORIENTACION nas, en manera fácilmente asimilable,
DE LA IGLESIA EN EL PROGRESO imágenes, noticias, enseñanzas, como
DE LOS MEDIOS DE DIFUSION alimento diario de la mente, aun en las
horas de distracción y de descanso.
1. El progreso universal
2. Extraordinario desarrollo del Ci­
AAS í. Preámbulo: Origen y fines del ne, Radio y Televisión. Entre las téc­ 766
49 progreso técnico. Los maravillosos nicas que se refieren a esta última ca­
765 progresos técnicos, de que se glorían tegoría, han tomado un extraordinario
nuestros tiempos, frutos sí del ingenio desarrollo, durante nuestro siglo, como
y del trábajo humano, son primaria­ todos bien saben, el cine, la radio y la
mente dones de Dios, Creador del hom­ televisión.
bre e inspirador de toda buena obra;
en efecto, no sólo da la existencia a 2. La labor de la Iglesia y de los
toda criatura, sino que, después de ha­ Papas
berla creado, la conserva y la desa­
rrolla(1). 3. Motivos del interés de la Iglesia.
Algunos de estos nuevos medios téc­ Con particular alegría, pero también
nicos sirven para multiplicar las fuer­ con vigilante prudencia de Madre, la
zas y las posibilidades físicas del hom­ Iglesia ha tratado desde el principio
bre, otros para mejorar sus condiciones de seguir los pasos y proteger a sus
de vida; pero hay aún otros que miran hijos en el maravilloso camino del pro­
más de cerca a la vida del espíritu y greso de las técnicas de difusión!11*].
sirven, directamente o mediante una Tal solicitud proviene directamente
expresión artística, a la difusión de de la misión que le ha confiado el Di-
(*) A. A. S. 49 (1957) 765-805. Versión de la Editora Políglota Vaticana. El esquema y la mayoría
de los títulos y subtítulos aparecen en esa versión. Ver también L’Osservatore Romano, ed. castellana,
Buenos Aires, Año VI, N? 303 del 19 de septiembre de 1957. (P. H.).
(la) S . Juan C r is ó s to m o , D e co n su b s ta n tia li 1. E l m o tiv o d e l d is c u r s o . Con la más viva AAS
c o n tr a A n om ceo s (Migne P.G. 48 col. 810). tisfacción de nuestra mente y de nuestro corazón, 47
[lb] P í o X I I dirigió el 11 de Octubre de 1955, Señores, hemos seguido esa vuestra celebración 733
con motivo del homenaje a Marconi, un Radio- en Génova del 60? aniversario del descubrimiento
mensaje al 3er. Congreso Internacional de Comu­ de la Radiotelegrafía, y Nos sentimos felices al
nicaciones, para la fiesta de la raza y el descu­ expresar nuestra alta admiración por el célebre
brimiento de América, a raíz del 60? Aniversario científico G u ille rm o M a r c o n i, que fue su autor y
del primer experimento de Guillermo Marconi que durante casi medio siglo, siguió siendo su
“Con la p,iü v iv a s o d d is fa z io n e ” (A. A. S. 47 ardiente e incansable promotor.
[1955] 733-736). 2. G ratitu d h a c ia M a r c o n i. En ésta, como en
El Papa habló sobre la trascendencia del des­ tantas otras gratas circunstancias, en las cuales
cubrimiento de Marconi, comparándolo con el nos es dado dirigir, por medio de la radio, nues­
de Colón. tra palabra a los dilectos hijos esparcidos por
[Compárese también la nota (46) de esta Encí­ doquier en el mundo, y en tal forma sentir su
clica, pág. 2185]. afectuosa presencia, se renueva cada vez en nos­
El texto íntegro del Radiomensaje es el siguien­ otros un profundo sentido de admirada gratitud
te (los subtítulos en cursiva son nuestros):
— 2161 —
2162 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 3

vino Redentor, porque dichas técnicas misma, sobre todos los otros, ha de
tienen — en la presente generación— trasmitir a los hombres un mensaje
un poderoso influjo sobre el modo de universal de salvación: A mí, que soy
pensar y de obrar de los individuos y el ínfimo de todos los santos, me ha
de la comunidad. sido concedida la gracia de llevar a los
Hay también otra razón por la cual gentiles la buena nueva de la inescru­
la Iglesia muestra un especial interés table riqueza de Cristo, de poner en luz
por los medios de difusión: porque Ella ante los ojos de todos cuál es la reali-
hacia el genial inventor, que realizó el prodigio rias veces ha sido señalado cómo corresponde
de anular las distancias en las comunicaciones ampliamente a las necesidades de la presente hu­
entre hombre y hombre, dándoles el medio fácil manidad: se trata así de lanzar un S . O. S , grito
para entenderse rápidamente y por consiguiente de desesperada angustia invocando socorro, o de
para amarse más. pedir desde lejanas regiones un excepcional me­
3. C o m p á ra s e M a r c o n i c o n C o ló n . El feliz ex­ dicamento que salvará un enfermo, o de llevar 735
perimento realizado en 1895, cuando el inventor a término asuntos económicos, especialmente si
tenía 21 años, en su v illa de Pontecchio, sede in­ éstos tienen por fin el alivio de pueblos necesi­
dudable de la primera estación de radio de la tados o para el bienestar común; en general las
historia, pone justamente, y por muchos títulos, comunicaciones rápidas, tales como la r a d io te le ­
el nombre de G u ille r m o M a r c o n i al lado del in- g r a fía y la r a d io te le fo n ía , como todos los otros
734 mortal descubridor C ristó b a l C o ló n ; ambos, rotas sistemas que van bajo el nombre de telecomuni­
osadamente las míticas columnas de la segrega­ caciones, satisfacen una profunda y primordial
ción y limitación de cerrados horizontes, abrie­ apetencia del alma humana. Los hombres, prisio­
ron a la humanidad nuevos caminos en el pro­ neros del espacio durante tantos siglos, pueden
greso civil. Sus descubrimientos, como pocos en hoy hacer oír su voz a sus semejantes doquiera
la historia, tienen indudablemente, más allá de se encuentren, más allá de los océanos o de los
todo valor técnico, un inmenso valor humano; continentes, en la inmensidad de los mares o en
mas contemplando con profunda mirada cristia­ las alturas de los cielos. Se hablan y se ven por
na, aparecen como ejecutores de los claros de­ toda la tierra, por esto el mundo se presenta como
signios de la Providencia, la cual quiere que los la casa de los hombres, resonante de sus voces
hombres busquen y encuentren cada vez más una todas. Es en tal forma inevitable, pero al mismo
estrecha unidad famiilar de la cual Dios es Pa­ tiempo confortante, que ellos, conociéndose me­
dre amoroso, en la recíproca comunicación de jor y hablándose directamente, se compenetren
perfecciones y de bienes. siempre mejor de la gran ley de la solidaridad
4. I n tr e p id e z y c o n s t a n c ia d is tin g u ió a a m b o s . la cual vincula fraternalmente los espíritus no
Es tal vez este el punto de encuentro más subs­ obstante la diferencia de estirpes, de cultura y
de intereses. Igualmente, las comunicaciones rá­
tancial entre los dos hombres, el navegante del pidas contribuyen a aclarar el problema funda­
moribundo medioevo y el sabio de la edad con­ mental de una coexistencia y convivencia armo­
temporánea, a quienes habéis querido honrar en niosa entre los pueblos, a allanar los contrastes,
esa solemne circunstancia, envueltos en el mismo a difundir la conciencia de la responsabilidad mo­
nimbo de gloria. Distanciados en el tiempo por ral de aquellos a quienes en los organismos in­
cuatro siglos, y separados por diferentes culturas ternacionales incumbe el de hacer efectiva la
y por los fines propuestos, tienen sin embargo colaboración entre las naciones.
en común la misma intrepidez y la misma inque­ 7. A l s e r v ic io d e la v e r d a d , d e l d e r e c h o y de
brantable constancia con las cuales afrontaron la c o m p r e n s ió n m u tu a . Las t e le c o m u n ic a c io n e s
y condujeron a término sus empresas, es decir el han adquirido así una importancia primordial.
desccubrimiento de nuevos mundos; C o ló n más Son, sin duda, válido instrumento de progreso y
allá de los mares, M a r c o n i en los misterios del de bienestar, pero a condición que sea puesto al
éter. ¡Intrepidez y constancia! He aquí las dos servicio de la verdad aun en el campo político,
típicas cualidades del espíritu que aseguran el al servicio del derecho y de la justicia, de la es­
feliz resultado de las grandes empresas, tanto en tima y del respeto que los hombres se deben en­
el terreno profano como en el del Reino de Dios. tre ellos sobre las fronteras de los Estados; al
Quisiéramos simplemente decir que toda empresa servicio de todo aquello que ayuda a sentirse me­
verdaderamente grande, y no habiendo en la obra nos extranjero y a fomentar la recíproca com­
genuinamente humana oposición entre lo profano prensión. Nada contribuye más eficazmente a ob­
y lo sagrado, tiene su fin en Dios mismo como tener este resultado que la verdad, la gracia y
lo proclama el Apóstol S an P a b lo con clásica ex­ el amor traídos a la tierra por el Divino Reden­
presión: T o d o es v u e s t r o , v o s o t r o s so is d e C risto tor. Estos son en verdad los primeros y no subs­
y C ris to es D io s (I Corint. 3, 23).
tituibles factores de la unidad espiritual de los
5. C o n tin ú a la m a r c h a d e los d e s c u b r im ie n to s . hombres. Promover en la mayor farma posible
Los maravillosos progresos que lá cienca y la téc­ su difusión en la conciencia humana será el*- ofi­
nica han conseguido en breve tiempo y continúan cio más noble que las telecomunicaciones*pueden
realizando sin muestra alguna de cansancio, tanto arrogarse.
en las profundidades siderales como en las entra­ 8. Un P r e m io In te r n a c io n a l. Con viva compla­
ñas de la tierra y en los repliegues más secretos cencia, hemos sabido que vuestro tercer Congreso
de la naturaleza y de la vida, no son en verdad Internacional de Comunicaciones ha querido hon­
más que el descubrimiento y la posesión de fuer­ rar con un Premio internacional la construcción
zas y leyes preexistentes que el Creador ha disemi­ y tendido de un cable transoceánico de treinta y
nado en el universo y que desde el principio de seis circuitos entre Gran Bretaña y América del
la creación operan activamente. Por consiguiente Norte; empresa, que a juicio de altas Academias
nada es sino don de Dios para beneficio de los científicas, es digna de ser destacada.
hombres y todo, el cielo y la tierra, proclaman 9. L a té c n ic a y la d ig n id a d d e l h o m b r e . ¿Man­
la gloria del Sumo Dador. tendrá vida este incesante progreso de la técnica
6. E l d e s e o d e l h o m b r e d e c o m u n ic a r s e Por lo la inquietud que agobia a muchos contemporá­
que al descubrimiento marconiano se refiere, va- neos por el creciente dominio de la tecnología y 736
227, 4 E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 216a

zación del arcano escondido desde ¡os 4. Antecedentes de la Encíclica:


siglos en Dios, que todo lo ha creado^2*); Pío XI. Así que ninguno podrá mara­
mensaje de incomparable riqueza y villarse de que el celo por la salvación
potencia que debe recibir todo hombre de las almas conquistadas no con oro
de cualquier nación o tie m p o ^ . y plata corruptibles... sino con la san-
de sus aplicaciones? ¿Sucederá tal vez que su mo mes de septiembre. Conoce bien V. E. el
extraordinario progreso y expansión sujete al interés que el Soberano Pontífice tiene por las
hombre cada vez más al poder y al dominio de técnicas modernas de difusión y que, ya en di­
los procesos materiales hasta substraerlo de su versas ocasiones, ha mostrado con sus enseñan­
natural y legítimo puesto de dominador y árbi­ zas y directivas concretas que marcan una línea
tro de la realidad? Este pensamiento merece sin de conducta para los católicos clara y segura.
lugar a dudas ser considerado seriamente; Nos Pero, por el hecho de que la Asamblea convocada
estimamos todavía que cualquier influjo lesivo por V. E. ha de reunir a sacerdotes particular­
de la dignidad de la persona puede ser elimina­ mente calificados y escogidos en atención a su
do, siempre que la técnica, como todo el bien competencia, por el Episcopado de su respectivo
temporal, quede invariablemente y en primer lu­ país, Su Santidad, accediendo gustosamente al
gar al servicio del alma, de fines espirituales y deseo que se le ha manifestado me encarga hacer
de valores religiosos. llegar a V. D., juntamente con sus mejores votos,
10. A l s e r v ic io d e l E v a n g e lio . Todos y cada uno algunas recomendaciones sugeridas por los temas
de los sectores de la técnica están destinados y de estas jornadas de estudio.
adaptados para prestar más o menos directa­ 2. L o s d o s tem as d e l C o n g r e s o . Durante la ce­
mente un alto servicio; pero las comunicaciones lebración de esta asamblea se tocarán algunos,
y en particular la radiodifusión, tienen algo así problemas relacionados con los programas pro­
como la prerrogativa de poder ser directos y efi­ piamente religiosos y con la moralidad de las
caces vehículos del mismo mensaje de Cristo. ¡El emisiones en general. Ambos problemas exigen
mensaje de Cristo por los caminos del éter a lo hoy la acción eficaz y coordinada de los católicos.
largo de los cables abismados en los océanos! 3. a) L o s p r o g r a m a s r e lig io s o s : El número de
¡Qué privilegio y qué responsabilidad para los los que siguen las emisiones religiosas de la radio
hombres del siglo presente! Y ¡qué diferencia en­ y televisión es considerable.
tre los lejanos días en que la enseñanza de la Gracias a esa técnica, declaraba hace algunos
verdad, el precepto de la fraternidad, la prome­ meses el Padre Santo, la tra s m is ió n d e las c e r e ­
sa de la bienaventuranza eterna seguían el lento m o n ia s litú r g ic a s , la ilu s tr a c ió n d e las v e r d a d e s de
paso de los Apóstoles sobre los ásperos senderos la fe , la p r e s e n ta c ió n de las o b r a s m a e s tra s d e a r t e
del viejo mundo, y los de hoy, en que el llamado s a g r a d o , y m u c h a s o tra s in ic ia tiv a s , lle v a rá n la
de Dios puede alcanzar, al mismo instante, mi­ a los más menesterosos, a los ale­
p a la b r a de D io s
llones de hombres! Sobre la compacta red de los jados; y, añadía Su Santidad, ojalá que un día lle­
discursos humanos, que cruzan los espacios en ven también el Evangelio a las m is m a s m asa s p a ­
todo sentido, descuelle el lenguaje eterno y salu­ ga n a s (Dise. 21 oct. 1955. Oss. Rom. 22-X-55). Sería
dable del Evangelio, el solo que, fortalecido por grave, pues, en tales circunstancias, no poner todo
la gracia, puede consolidar la unión de las almas el empeño por utilizar lo mejor posible estas posi­
bajo una ley superior de amor y de justicia en bilidades p r o v id e n c ia le s y responder de esta forma
un luminoso efluvio de vital esperanza. a la espera de las almas. Es una obligación la de
11. B u e n o s a u g u rio s y B e n d ic ió n . Este es el hacer servir estas técnicas modernas para la di­
augurio que Nos queríamos formular en la faus­ fusión de la verdad; y el realizarlo es un derecho
ta clausura de esas vuestras solemnes celebra­ que pertenece a la Iglesia quien tiene encomen­
ciones, dirigiéndonos a vosotros, que siguiendo dada por su divino Fundador la misión impres­
el ejemplo y emulando los caminos abiertos por cindible de enseñar.
los grandes genios, dedicáis vuestros esfuerzos 4. L as n o r m a s p a ra estas tra n s m is io n e s . El Pa­
para acrecentar y perfeccionar los recíprocos dre Santo conoce, por otra parte, los notables es­
contactos entre los hombres de todas las estirpes. fuerzos realizados a este respecto en algunos paí­
Finalmente, así como nuestra palabra brotando ses y los resultados satisfactorios obtenidos. Muy
del corazón con el ímpetu del afecto y de la gustosamente El felicita a todos los artífices de
oración llega a vosotros sobre las alas de las ello e invita a todos los directores de emisiones
ondas de que vosotros mismos disponéis, así os religiosas a redoblar su celo. La preparación de
llegue desde lo alto de los cielos, como estímulo estos programas es sin duda difícil, y requiere
y merced a la obra vuestra, la abundancia de el concurso de un personal, eclesiástico y seglar,
la gracia divina. cuidadosamente formado. Es preciso unir a la
fidelidad exacta a las exigencias de la doctrina
(2a) Efesios 3, 8-9. y a las directivas de la Jerarquía, la calidad ar­
[2b] N o r m a s p a r a e l C in c , la R a d io y la T ele­ tística y técnica que garantice, en el caso sobre
todo de las ceremonias sagradas, la dignidad
v is ió n , e s p e c ia lm e n te las tra n s m is io n e s r e lig io s a s .
Con fecha 24 de julio de 195G el Sumo Pontí­ perfecta de la transmisión. Las dificultades que
fice Pío XII envió a S. E. R. Mons. Martín J. a ello se oponen, constituyen para Su Santidad
O’Connor, Obispo T. de Tespia y Presidente de un motivo más para exhortar a todos los res­
la Comisión Pontificia para la Cinematografía, ponsables a un trabajo asiduo y coordinado en
la Radio y la Televisión, la siguiente Carta, por el cuadro de cada nación, y a una cooperación
intermedio de su Secretaría de Estado, dando siempre más estrecha en el plano internacional.
normas para el Cine, la Radio y la Televisión. 5. b) L as e m is io n e s en g e n e r a l , n o r m a s p a ra
los c a t ó lic o s . Estas recomendaciones paternas no
Excelentísimo y Reverendísimo Señor: dejan de ser igualmente oportunas cuando se
1. E l in te ré s d el P a p a p o r la r e u n ió n de los trata de la influencia que se lia de ejercer sobre
e x p e r to s c a t ó lic o s . La Pontificia Comisión de el conjunto de las trasmisiones. Los católicos, en
Cine, Radio y Televisión, que Vuestra Excelencia efecto, no deberían desinteresarse de la cualidad
preside con diligencia y competencia, reunirá por moral de las audiciones y de los espectáculos
vez primera en el Vaticano a los expertos en trasmitidos por la Radio y la Televisión; y no
las secciones de Radio y Televisión en el próxi- pueden dejar de aplicarse a la materia las graves
2164 E n cíclicas del P P. P ío X II (1957) 227, 5
gre preciosa de Cristo, cordero inma­ manda rezar, de tal modo usemos de
c u l a d o haya movido en diversas oca­ los bienes temporales que no perdamos
siones a la Suprema Autoridad Ecle­ los eternos
siástica a reclamar la atención para la
gravedad de los problemas que el cine, 5. Las manifestaciones de Piq XII
la radio y la televisión presentan a la al respecto. Nos mismo, durante Nues­
conciencia cristiana. tro Pontificado, en diversas ocasiones
Han pasado más de veinticinco años hemos recordado a los Pastores, a las
desde el día en que Nuestro Predecesor diversas ramas de la Acción Católica
767 da s. m. Pío XI dirigió por primera y a los educadores, los deberes cristia­
vez, valiéndose del admirable invento nos relativos a las formas modernas
marconiano, un solemne mensaje a tra­ de difusión de los espectáculos. Gusto­
vés de los cielos a todas las gentes y a samente hemos admitido a Nuestra pre­
toda criatura(4>. sencia a las varias categorías sociales
El mismo Pontífice, pocos años des­ del mundo del cine, de la radio y de la
pués, daba apostólicas enseñanzas so­ televisión, para expresarles Nuestra ad­
bre el recto uso del cine al venerable miración por el maravilloso progreso
Episcopado de los Estados Unidos con de la técnica y por el arte que cultivan,
la memorable Encíclica eeVigilanti cu­ señalarles los deberes que han de cum­
ra” ^ declarando necesario y urgente plir como también los grandes méritos
el procurar que también en esta materia que conquistaron, los peligros en que
los progresos del arte, de la ciencia y fácilmente podrán caer y los altísimos
de la misma perfección de la técnica ideales que han de iluminar sus mentes
humana, puesto que son verdaderos y regir sus voluntades.
dones de Dios, se ordenen a la gloria Ha cuidado también Nuestra pater- 768
de Dios, a la salvación de las almas na solicitud de crear en la Curia R o­
y a la difusión del reino de Jesucristo mana una expresa Comisión perma­
a fin de que “ todos, como la Iglesia nos nente^ con la misión de estudiar los
palabras que el Padre Santo pronunciara a pro­ deras, se unirán ellos para promover juntos esta
pósito del cine. Como de hecho se ha convertido acción apostólica indispensable, de la que la Je­
para la presente generación en un problema es­ rarquía los ha constituido sus mandatarios. El
piritual y moral de inmenso alcance, no puede Padre Santo con todo el corazón invoca sobre
ser descuidado por quienes se preocupan por la sus trabajos la efusión de las gracias divinas y
■suerte de la parte m ejor del hombre y de su por­ concede, lo mismo a Vuestra Excelencia que a
venir. Sobre todo no lo pueden descuidar la Igle­ los miembros de la Comisión Pontifiica la pater­
sia y sus pastores, a cuya vigilancia no debe sus­ nal Bendición Apostólica.
traerse cuestión alguna moral, particularmente Con los sentimientos de mi más distinguida
si repercute, con incalculables consecuencias so­ consideración quedo de Vuestra Excelencia Re­
bre innumerables almas; ni tampoco las personas verendísima seguro servidor.
honradas y deseosas del bien común (Discurso A. DelVAcqua
del 28 de octubre de 1955; A. A. S. 27, p. 817). Sustituto
6. Misión de los cristianos al respecto. No en­ (3) I Pedro 1, 18-19.
tra en el propósito de esta carta el enumerar (4) Pío XI, Mensaje radiofónico Qui arcano,
los medios posibles de acción, que por otra parte 12-11-1931, A. A. S. 23 (1931) 65.
pueden diferir según los lugares y demás cir­ (5) Pío XI Encíclica Vigilanti Cura, 29-VI-1936;
cunstancias. Bastará recordar que junto al tra­ A. A. S. 28 (1936) 249-263; en esta Colección: Encí­
bajo de los organismos especializados, esta ac­ clica 167, pág. 1445-1456.
ción entra también en el ámbito de la prensa (6) Oración de la misa del III Domingo desp.
y de los diversos movimientos católicos. Es ho­ de Pentecostés; vea nota 5, A. A. S. 28 (1936) 251;
nor de los hijos de la Iglesia el hacerse por to­ en esta Colección: Encícl. 167, 3, pág. 1449.
das partes, en unión con todos los hombres de (7) Ver ia Constitución de la COMISION DE
buena voluntad, y en perfecta obediencia a los CINE, RADIO Y TELEVISION; A. A. S. 46 (1954)
Obispos, los promotores de esta empresa emi­ 783-784.
nentemente positiva y constructiva por estar al Su Santidad Pío XII, en la audiencia concedida
servicio de los más altos valores morales de la el 16 de diciembre de 1954 al infrascrito, aprobó
humanidad. Para la preservación de la infancia, el siguiente Estatuto de la COMISION PONTIFI­
la sana educación de la juventud, la salvaguardia CIA PARA LA CINEMATOGRAFIA, LA RADIO
del hogar, la defensa de la moralidad pública, Y LA TELEVISION.
que no teman ellos oponerse a las iniciativas A. Dell’Acqua Sustituto.
malignas o simplemente al juego de jos intere­
ses particulares, con la confianza de hacer res­ Al t. i 4
? Queda instituida la Comisión Pontificia
plandecer un día la luz de Cristo en este mundo para la Cinematografía, la Radio y la Televisión.
nuevo de técnicas de propaganda! Art. 2? La Comisión Pontificia para la C. R. y
7. Elogio de la organización y Bendición. Basta T. es el órgano de la Santa Sede para el estudio
lo dicho para poner de relieve la responsabilidad de los problemas del cine, de la radio y de la
de ese Colegio de Expertos que Vuestra Excelen­ televisión en lo que atañe a la Fe y a la moral.
cia se dispone a reunir. Convencidos de que en Art. 3í> La C. P. para la C., R. y T. xiene la
ese campo más que en muchos otros, los esfuer­ función de seguir las orientaciones doctrinales y
zos aislados no pueden conseguir victorias dura­ las actitudes de carácter práctico de la produc-
227^J>-7 E n cíc lic a ‘ ‘M ir a n d a P rorsus ” 2165

problemas del cine, de la radio y de la trial y artístico, y numerosos grupos de


televisión, que se relacionan con la fe espectadores católicos, y aun no cató­
y la moral, a la cual así los Obispos licos de buena voluntad, han dado
como las competentes Oficinas puedan apreciables pruebas de sentido de res­
dirigirse para pedir consejo y segura ponsabilidad, haciendo laudables es­
orientación en materia tan compleja. fuerzos, frecuentemente a costa de no
Nos mismo con frecuencia nos apro­ pocos sacrificios, para que en el uso
vechamos de los modernos medios de de las técnicas de difusión se eviten los
difusión, que nos ofrecen la posibilidad peligros del mal y se emplean los man­ 769
de perfeccionar la unión espiritual en­ damientos de Dios y se respete la dig­
tre rebaño y Pastor, para que Nuestra nidad de la persona humana.
voz tenga asegurada en la violenta lu­
cha espiritual de hoy una fuerza de 7. La oposición también trabajó.
penetración y un eco tal, que pueda Sin embargo, por desgracia, debemos
responder a los crecientes deberes del repetir con S a n P a b l o : N o to d o s h a n
sumo apostolado confiado a Nos^8*K h e c h o c a s o a la b u e n a n u e v a ^ \ porque
también en este campo el Magisterio de
6. Los frutos de la Enseñanza Pon­ la Iglesia ha encontrado a veces incom­
tificia. Grandemente Nos consuela sa­ prensiones, y hasta ha sido violenta­
ber que las repetidas exhortaciones de mente combatido de parte de indivi­
Nuestro Predecesor, de feliz memoria, duos, empujados por un desordenado
y las Nuestras que se dirigen a orien­ apetito de lucro, o víctimas de ideas
tar el cine, la radio y la televisión a los erróneas sobre la realidad de la natu­
fines de la gloria de Dios y del perfec­ raleza humana, sobre la libertad de
cionamiento humano, han encontrado expresión y sobre la concepción del
una grande y fecunda resonancia. Si la actitud de estas personas Nos
Bajo vuestra vigilante guía y celoso llena el alma de amargura, no podemos
impulso, Venerables Hermanos, han sin embargo desviarnos de Nuestro de­
sido promovidas actividades y obras, ber, y esperamos que también se Nos
en el campo diocesano, nacional e in­ concederá el reconocimiento, dado a
ternacional, con miras a un previsor Jesús por sus enemigos: Sabemos que
apostolado en esos sectores. eres veraz y que enseñas el camino de
No pocos dirigentes de la vida pú­ Dios según la verdad, sin preocuparte
blica, representantes del mundo indus-* por nadie(10K
ción cinematográfica y de las transmisiones ra­ 2. — El Consejo de Presidencia del cual forman
diofónicas y televisivas; de orientar la actividad parte: a) Los asesores de las S. C. del S. Oficio,
de los .católicos y de promover la actuación de Consistorial, Iglesia Oriental; los secretarios de
las normas directivas que emanan de la Suprema S. C. del Concilio, de Religiosos, Propagación de
Autoridad Eclesiástica. la Fe, y de Seminarios y de Seminarios y Uni­
Art. k9 La C. P. para la C., R. y T. está a dis­ versidades Eclesiásticas y el Sustituto de la Se­
posición de los Sagrados Dicasterios (Congrega­ cretaría de Estado de S. Santidad; b) Cuatro
ciones) y Oficios de la Santa Sede y de los Ex­ miembros, a lo más, elegidos libremente por la
celentísimos Ordinarios para información y para Santa Sede.
el estudio de los problemas por ellos propuestos. 3. — El Comité Ejecutivo, que es formado como
Árt. 59 A fin de favorecer las producciones y sigue: el Presidente de la Comisión, un secretario
emisiones conforme al espíritu cristiano y de Ejecutivo; tres o más consultores, entre los cua­
preservar a los fieles de aquéllas moralmente les figura “ por derecho” el Director de la Radio
negativas, la C. P. para la C., R. y T. se man­ Vaticana; un Colegio de expertos, con tres sec­
tiene, en contacto con los Centros Católicos Cine­ ciones, Cinematografía, Radiofonía y Televisión.
matográficos, Radiofónicos y Televisivos nacio­ Los miembros del Comité Ejecutivo duran cua­
nales y con las respectivas Organizaciones inter­ tro años en el cargo.
nacionales (OCIC y UNDA), intercambiando, co­ Art. 89 La C. P. para la C., R. y T. tiene su
laborando y valorizando sus actividades. sede en la ciudad del Vaticano.
Art. 69 La C. P. para la C., R. y T. se abstiene Disposición final: Con la publicación del pre­
normalmente de publicar juicios favorables o sente estatuto en las “ A. A. S.” la Comisión Pon­
negativos sobre transmisiones radiofónicas o te­ tificia para la C., R. y la T. sustituye a la Co­
levisivas, confiándose, en el espíritu de las nor­ misión Pontificia para la Cinematografía.
mas emanadas de la Santa Sede al respecto, a (8) Ver Pío XII, Discurso a los católicos ho­
Jos respectivos Centros Nacionales, promovidos landeses, 19-V-1950: (Discorsi e Radiomessaggi
por la Sagrada Jerarquía en cada país. tomo XII, p. 75).
Art. 79 La C. P. para la C., R. y T. es nom­
brada por la Santa Sede y se compone así: (9) Romanos 10, 16.
1. — Presidente, que dura en el cargo seis años. (10) Mateo 22, 16.
2166 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) ,
227 8-11

3. El objetivo de la Encíclica estas técnicas, de que diésemos ense­


ñanzas y directivas, por medio de la
8. Motivo de la Encíclica: a) los presente Carta Encíclica, valederas
tremendos peligros. No sólo grandes también para la radio y la televisión.
utilidades, mas desgraciadamente tam­ Por tanto, después de haber invocado
bién tremendos peligros pueden nacer con insistentes oraciones y por inter­
de los progresos técnicos que se han cesión de la Virgen Santísima, la asis­
realizado y continúan realizándose en tencia del Omnipotente, queremos diri­
los vitalísimos sectores del cine, de la girnos a vosotros, Venerables Herma­
radio y de la televisión. nos, cuya solicitud pastoral conocemos*
Estos medios técnicos — que están, para recordar la doctrina cristiana rela­
puede decirse, al alcance de cualquie­ cionada con este tema, recomendar
ra— ejercen un extraordinario poder providencias necesarias y ayudaros así
sobre el hombre, conduciendo así al a guiar con mayor seguridad la grey
reino de la luz, de lo noble, de lo bello, de Dios, confiada a vuestros cuidados,
como a los dominios de las tinieblas y y a precaverla de los errores y las im­
de la depravación, gracias a ultrapo­ prudencias en el uso de los medios
tentes y desenfrenados instintos, según audiovisivos, cuya tolerancia traería
que el espectáculo ponga en evidencia consigo un grave peligro para la vida
y estimule los elementos de uno o de cristiana.
otro campo
Como en el desarrollo de las técnicas
770 industriales del siglo pasado no se ha A. - P arte General:
sabido evitar la esclavitud del hombre
a la máquina, destinada a servirlo, y SOBRE LA DIFUSION DE IDEAS
generaciones enteras hasta nuestros Y SUS FINES EN GENERAL
días deben dolorosamente expiar tales
errores; así también hoy, si el desarro­ I. - Sobre la comunicación de ideas
llo de los medios técnicos de difusión en gran escala
no se somete al yugo suave^12) de la I. El uso que se hace de la difusión
ley de Cristo, corre el peligro de ser
causa de infinitos males, tanto más gra­ 10. La “ difusión” en la Doctrina
ves, cuanto que no se trata de someter Cristiana. Antes de ocuparnos separa- 7
las fuerzas materiales, sino también damente de las cuestiones relativas
las espirituales, privando a los descu­ a los tres grandes medios de difusión
brimientos del hombre de las elevadas — y bien sabemos que la cinematogra­
utilidades que tenían como fin provi­ fía, la radio y la televisión constituyen,
dencial(13>. cada una por sí, un hecho cultural con
propios problemas artísticos, técnicos
9. b) la petición de instrucción y la y económicos— Nos parece oportuno
adquiesceneia del Papa. Siguiendo con exponer los principios que deben regu­
paterna solicitud de día en día el lar la difusión de los bienes destinados
desarrollo del grave problema y consi­ a la comunidad y a cada uno de los
derando los saludables frutos que ha individuos: entendida la difusión en el
producido — en el sector cinematográ­ sentido de comunicación realizada en
fico— durante los últimos dos decenios gran escala.
la ya mencionada Encíclica uVigilanti
cura”, hemos acogido benévolamente la II. La difusión del bien; el hombre
petición, que Nos ha llegado de celosos se asocia a la obra de Dios. Dios, Sumo
Pastores y de seglares competentes en1 Bien, que difunde incesantemente sus
(11) Pío XII, Discurso a la gente de Cine de (12) Ver Mat. 11, 30.
Italia, 21-VI-1955; A. A. S. 47 (1955) 504; véase (13) Ver Pío XII, Discurso al Congreso Mundial
texto íntegro, Apéndice a la Encíclica de Pío XI, de Artistas de Radio, 5-V-1950; (Discorsi e Radio-
Vigilanti Cura, en esta Colección: Encícl. 167,
rnessaggi tomo XII, 54).
Nota: pág. 1457, 2? col., rengl. 24 de abajo: Sobre
“ El film Ideal” .
227, .1-2 E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2167

dones, concede generosamente al hom­ ir perfeccionando. Desde los grabados


bre, que es objeto de particular solici­ y escritos de los tiempos más remotos
tud, además de los beneficios materia­ hasta las técnicas contemporáneas, de­
les también los espirituales, subordi­ ben todos los instrumentos de comu­
nando los primeros a los segundos, co­ nicación humana realizar el elevado
mo la perfección del cuerpo se subor­ fin de manifestar que los hombres, 772
dina a la del alma: a la cual, antes de también en este campo, están al servi­
comunicarse El mismo en la visión cio de Dios.
beatífica, se comunica en la fe y en
la caridad que se ha volcado en nues­ 12. El patrono San Gabriel Arcángel.
tros corazones por medio del Espíritu Y para que la actuación del plan divino
Santo que nos ha sido dar/o(14). a través del hombre consiga un éxito
Deseoso de encontrar en el hombre seguro y eficaz, hemos declarado, con
el reflejo de las propias perfeccio­ Nuestra autoridad apostólica, celestial
nes^15^, Dios lo ha asociado a su obra Patrono del telégrafo, del teléfono, de
de donación de los valores espirituales la radio y de la televisión a S a n G a ­
llamándolo a ser portador y dispen­ b r i e l A r c á n g e l que ha traído al género

sador de ellos en beneficio del perfec­ humano... el tan deseado anuncio de la


cionamiento individual y social. Pues Redención(16>. Nuestro intento era ha­
el hombre, por su misma naturaleza, cer caer en la cuenta de la nobleza de
comunicó desde un principio los bienes su vocación a cuantos tienen en sus
espirituales a su prójimo por medio de manos los benéficos instrumentos
signos sensibles, que siempre procuró que permiten difundir en el mundo los
(14) Romanos 5, 5. ondas electromagnéticas, la imagen llega, junta­
(15) Ver Mat. 5, 48. mente con la palabra, a cientos de kilómetros de
(16) Pío XII, Carta Apostólica Quoniam omne distancia, y la transmisión del pensamiento re­
datum optimum, 12-1-1951; A. A. S. 44 (1952) 216. sulta de este modo directa e inmediata con plena
(17) Véase nota (11) pág. 2166. eficacia.
El 21 de octubre de 1955 el Sumo Pontífice Pío 3. Las maravillas del electrón. ¿Quién no ve
XII dirigió a los miembros de la Asamblea Ge­ cuán admirable es esa sumisión constante y pro­
neral de la Unión Europea de Radiodifusión, el gresiva de la naturaleza al espíritu y a las ma­
siguiente discurso sobre el tema: La Radiodifu­ nos del hombre? Este, creatura y, por lo tanto,
sión y la Televisión, instrumentos providenciales servidor de Dios, su dueño absoluto, se convierte
(AAS 47 [1953] 775-780). en señor de las creaturas, cuyo cántico resulta
Discurso: “ En vous souhaitant” cada vez más poderoso y más comprensible. Y,
sin embargo, en el corazón de los éxitos más re­
AAS . 1. .Admiración del Papa. Al daros, señores cientes, que forman el objeto de vuestro Congre­
45 nuestra cordial bienvenida. Nos apresuramos a so, se encuentra una creatura ínfima, la partícula
77 5 confiaros el sentimiento de particular admira­ más pequeña conocida hasta ahora: el electrón.
ción que nos invade cuando Nos consideramos lo 4. a) En el receptor. Contemplémoslo en pri­
que representáis. El hombre soñaba con ver a sus mer lugar en el aparato receptor.
propios hermanos y hablarles a distancia, incluso El electrón sale de un filamento sometido a
a cien tos de kilómetros, y ese sueño es ya una elevada temperatura y, acelerado por un campo
realidad. eléctrico, adquiere una velocidad de varios miles
I. de kilómetros por segundo. En el interior del
Las maravillas técnicas y su responsabilidad tubo do televisión, la partícula efectúa su tra­
2. Las maravillas de la comunicación rápida de yectoria en el vacio y va a terminar en la panta­
776 ideas e imágenes. Para comunicar su propio pen­ lla fluorescente, a la que excita en el punto del
samiento cada creatura humana posee el don de choque, haciendo de este modo visible directa­
ia palabra que, una vez puesta por escrito, pue­ mente dicho punto. El pincel electrónico, bajo
de llegar a los lugares más lejanos y conservar­ la acción de dos campos eléctricos octogonales,
se a lo largo del tiempo. Naturalmente, este pro­ describe en una fracción de segundo cientos de
cedimiento de transmisión del pensamiento no líneas horizontales, cuyo número varía según el
tuvo nunca el grado de integridad que se consi­ sistema adoptado: por ejemplo, en el sistema ita­
guió, hace aproximadamente un siglo, cuando la liano, se tienen 625 líneas y 25 imágenes comple­
palabra pudo ser recibida directamente a distan­ tas por segundo, mientras que el sistema ameri­
cia, gracias al descubrimiento de los fenómenos cano utiliza 525 líneas y da 30 imágenes. La mis­
de la electricidad y del magnetismo. Después de ma imagen está constituida por una sucesión de
haber permanecido durante cierto tiempo some­ puntos de intensidad variable que los ojos perci­
tida a los conductores metálicos, ha podido más ben en una impresión de conjunto a causa del
tarde ser difundida libremente por todos los lu­ fenómeno biológico de la persistencia de la sen­
gares de la tierra, a la velocidad de 300.000 ki­ sación en la retina. El mismo fenómeno permite
lómetros por segundo, llevada por las ondas elec­ a la vista seguir en su continuidad dinámica la
tromagnéticas. El espacio y el tiempo habían sido sucesión discontinua de las imágenes que no per­
vencidos de esta forma; pero la palabra no tenía manecen cada una de ellas en ¡a pantalla más 777
aún su verdadera perfección, porque la fisonomía que 1/25 de segundo. Nos quedamos igualmente
del interlocutor continuaba siendo invisible. Y maravillados al ver cómo vuestra ciencia y vues­
he ahí la maravilla. Confiada también ella a las tra técnica han resuelto los numerosos proble-
2168 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227« 1$

grandes tesoros de Dios, como buenas 13. El abuso de la difusión del mal.
semillas, destinadas a producir centu­ Considerando la finalidad tan elevada
plicado el fruto de la verdad y del bien. y noble de los medios técnicos de difu-
mas que presenta la propagación de las emisio­ ron teatro de importantes hechos; la enseñanza
nes: elección de la gama de radiaciones, insta­ de la Historia del Arte se beneficiará poniendo
lación de las estaciones repetidoras, búsqueda ante los ojos de los alumnos las obras maestras
de los lugares más aptos, con el fin de que el de la pintura, de la arquitectura, las bellezas de
alcance útil de la transmisión sea lo más vasto una viveza de representación que ningún libro
posible, regularidad y continuidad del servicio, podría conseguir. Y de la misma manera, en el
etc. dominio científico es muy difícil para un profe­
5. b) En la transmisión. Si Nos contemplamos sor disponer de aparatos complicados y costosos;
a continuación la fuente de la transmisión, he y es para él además grave carga el seguir en
aquí que de nuevo aparece el electrón como ele­ forma adecuada todos los progresos de la inves­
mento principal de este maravilloso espectáculo. tigación científica. Pues bien, he aquí que la
La imagen del objeto a transmitir recae en la televisión, con la ayuda de programas bien or­
superficie sensible del orticón y, en cada uno de denados, conformes a la orientación escolar ge­
sus puntos, produce un efecto fotoeléctrico, pro­ neral, puede ofrecer transmisiones de carácter
porcional a la intensidad luminosa, mientras que científico en el campo de la biología, de la quí­
el haz electrónico, modulado con la misma fre­ mica, de la física y de la geografía; sus demostra­
cuencia y las mismas características de los apa­ ciones y sus experimentos aclaran mejor la idea
ratos receptores, explota la superficie misma. que el profesor expone y hacen más comprensible
Por efecto de la carga espacial, presente en los el funcionamiento de la máquina que él explica.
diferentes puntos con densidades diversas a cau­
sa del efecto fotoeléctrico antes apuntado, se ob­ III.
tiene una corriente electrónica, que es una fun­ Ayuda para la familia.
ción, punto por punto, de la intensidad de la 9. Medio para unir la familia. Aparte de esta
imagen primitiva. Esta modulación de la inten­ influencia en la enseñanza de las escuelas, hay
sidad de la corriente, después de haber sido am­ que considerar que la televisión puede llegar a
plificada oportunamente, es entregada a la onda ser un medio eficaz para facilitar la unión de la
electromagnética que se propaga por el espacio familia alrededor del hogar doméstico. No es que
y que a su vez es captada por las antenas de los sea capaz, ni mucho menos, de reemplazar otros
aparatos receptores. Pero ya se obtienen nuevos medios indispensables de carácter espiritual y
progresos, y de la imagen en blanco y negro se moral susceptibles de crear y fortalecer los lazos
pasa a la televisión en colores que añade otro de amor y de fidelidad entre los miembros de la
nuevo elemento a la perfección y eficacia de las sociedad doméstica. Pero, nadie lo ignora, la di­
comunicaciones a distancia entre los seres hu­ versión —tal como hoy se entiende— lleva con­
manos. sigo consecuencias a menudo dañosas para la so­
6. La responsabilidad por la recepción univer­ lidez del lazo familiar; benemérito será, por lo
sal. El alcance y valor de estos medios deben lle­ tanto, el que consiga reunir en casa a grandes
varos, señores, a tener en cuenta también las y pequeños, sin pretender que renuncien a la dis­
graves responsabilidades que pesan sobre todos tracción conveniente y necesaria al cabo de jo r ­
los que, de una u otra manera, determinan su nadas de trabajo y de estudio.
uso, responsabilidades de las que Nos hemos ha­ 10. Los programas deben servir a la familia y
blado ya en varias ocasiones en el pasado. Per­ a la moral. Pues bien, el espectáculo ofrecido por
mitid, sin embargo, que durante unos instantes la televisión puede contribuir a ese efecto al reu­
volvamos sobre esta cuestión. La televisión pe­ nir a toda la familia alrededor de un aparato;
netra ya por doquiera, y penetrará cada vez más mas para que esa agrupación inesperada sé tra­
en los establecimientos públicos lo mismo que en duzca en sentido constructivo, es necesario q;ue
la intimidad del hogar, de tal forma que a todos los redactores de los programas se preocupen
es posible gozar de ella con tranquilidad y reco­ cada vez más de su nivel artístico, tenieiido én
gimiento. El bien y el mal que ahora o más tarde cuenta el respeto que es debido, no hace falta
pueden derivarse de las transmisiones de televi­ decirlo, a los justos criterios de la moral/huma- 779
sión, son incalculables e imprevisibles. Por con­ na y cristiana. No debe dejarse de considerar
siguiente, evitad a toda costa el que sirva para las posibilidades de esta difusión, que debería
difundir el error y el mal, y haced de ella por el ser facilitada sin tregua con el fin de llegar á un
contrario un instrumento de información, de for­ número creciente de espectadores. Procurad, por
mación y de transformación. lo tanto, eliminar los obstáculos de tipo econó­
II. mico y jurídico que impiden la extensión de me­
dio tan bienhechor. Estudiad atentamente todas
Ayuda para la Escuela las disposiciones administrativas, legales y técni­
7. Elemento complementario en la enseñanza. cas que aumenten su penetración: pero conside­
Ante todo, la televisión puede ser de ayuda para rad ante todo los fines morales del verdadero
las escuelas haciendo más eficaz la enseñanza y bien de los hombres y de las familias.
78 convirtiéndose en elemento complementario para
la formación de los alumnos. Naturalmente, no ÍV.
se trata de reemplazar la palabra directa del Ayuda para la unión de los pueblos
maestro, al cual corresponde no solamente el de­ 11. Medio para unir a los pueblos. Existe Otra
ber de enseñar sino también el de recoger las gran familia, la comunidad de los pueblos, cuya
impresiones del alumno, de escuchar sus difi­ realidad se dibuja cada vez más netamente en
cultades, de seguir su progreso, de evitar o de el derecho, aun cuando, de hecho todavía se halla
corregir sus errores. seriamente comprometida por oposiciones de
8. Gran valor didáctico. A menudo, sin embar­ ideologías y de intereses particulares. Está desti­
go, no tiene a su disposición los medios que nada al hombre y, por lo tanto, tiende a consi­
contribuyen a hacer la escuela más eficaz y más derar cada vez menos necesarias y menos 'útiles
atrayente, El profesor de Historia, por ejemplo, ciertas barreras de separación, contrarias, a tos
se verá grandemente ayudado por la proyección principios superiores ele la solidaridad h'úipariá,
de documentales relativos a los lugares que fue- y que el mismo interés y la comodidad de'"cada
227, 14-15 E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2169

sión, Nos preguntamos frecuentemente: Los fieles, que conocen el inestima­


¿cóm o es que también sirven para el ble don de la Redención, deben des­
mal? ¿Cómo es, entonces, que haya plegar todo esfuerzo para que la Igle­
cizaña? <18). sia pueda valerse de los inventos téc­
Ciertamente el mal moral no puede nicos y usarlos para la santificación de
provenir de Dios, perfección absoluta, las almas.
ni de las mismas técnicas que son do­ Al afirmar los derechos de la Iglesia,
nes suyos preciosos, sino solamente del no queremos ciertamente negar a la so­
abuso que de ellas hace el hombre, do­ ciedad civil el derecho de difundir las
tado de libertad, el cual perpetrándolo noticias y las informaciones que son
y difundiéndolo a sabiendas, se pone necesarias o útiles al bien común, la
de parte del príncipe de las tinieblas y posibilidad de contribuir al enriqueci­
se hace enemigo de Dios: Un hombre miento espiritual de los demás, valién­
enemigo es el que ha hecho esto^ld\ dose de las técnicas existentes.

2. La libertad en la difusión 15. Errores acerca de la libertad de


difusión. Pero es contrario a la doctri­
14. La libertad de difusión del bien. na cristiana y a las mismas finalidades
3 Como base de cuanto arriba hemos superiores de las técnicas de difusión
expuesto, la verdadera libertad consiste la actitud de quienes tratan de reservar
en el acertado uso de la difusión de los el uso exclusivo de ellos para fines
valores que contribuyen al perfeccio­ políticos y propagandísticos, o los con­
namiento humano. sideran como un mero negocio econó­
La Iglesia, depositaría de la doctrina mico.
de la salvación y de los medios de san­ Asimismo no se puede aceptar la
tificación, tiene por sí el inalienable teoría de los que a pesar de los desas­
derecho de comunicar las riquezas que tres morales y materiales causados en
se le han confiado por disposición di­ el pasado por semejante doctrina, sos­
vina. A tal derecho corresponde el de­ tienen la llamada libertad de expresión,
ber de parte de los poderes públicos de no en el noble sentido indicado antes
hacerle posible el acceso a las técnicas por Nos, sino como libertad para difun- 774
de difusión.*13
2 dir sin ningún control todo lo que a
pueblo hacen hoy en día indeseables. En efecto, resantes y presentando las manifestaciones más
cuando las actividades económicas y políticas se espontáneas.
hallan demasiado circunscriptas al interior de No es difícil prever hasta qué punto este pro­
las comunidades nacionales, no tardan en resul­ fundo conocimiento habrá de incitar a los hom­
tar insuficientes y a veces absolutamente impo­ bres a considerarse cada vez menos extranjeros
sibles. y menos indiferentes los unos con respecto a
12. Colaboración a la verdadera y pacífica co­ los otros. Aprenderán a alegrarse con los que se
existencia. No se trata en esto —corno Nos he­ alegran, y a sufrir con los que sufren. Les será
mos ya proclamado en otras ocasiones— de acep­ más fácil sentirse miembros de una única gran 780
tar o de promover coexistencias imposibles a famiila: la de Dios.
causa de la intransigencia que se impone frente V.
al error y el mal. Sin embargo, es claro que todo Ayuda para el Evangelio
esfuerzo que tienda a hacer reinar en los espí­ 14. Colaboración a la vida religiosa.
A este pro­
ritus la luz de la verdad, en los corazones la pósito, permitidnos señalar simplemente una
adhesión al bien, y en las obras la acción cohe­ idea. La televisión puede llegar a ser también
rente, contribuye a eliminar los obstáculos que un instrumento providencial de una más vasta
aún se oponen a la coexistencia pacífica deseada participación en las manifestaciones de la vida
entre los diversos grupos de la comunidad de religiosa para todos los que se vean impedidos
los pueblos. de hallarse presentes en ellas. La transmisión de
las ceremonias litúrgicas, la explicación de las
13. instrumento de mutuo conocimiento y com­ verdades de la fe, la presentación de las obras
prensión de los hombres. En ésta, como en la maestras del arte sacro, y otras muchas inicia­
más pequeña comunidad familiar, los problemas tivas, llevarán la palabra de Dios a las casas,
no son fáciles de plantear y no deben esperarse a los hospitales, a las cárceles, a los más apar­
soluciones rápidas y simples. Mas ¿quién podría tados lugares de los grandes centros habitados.
negar que la televisión puede una vez más pre­ ¡Quiera Dios que llegue pronto el día en que las
sentarse ante los hombres como eficaz instru­ mismas masas paganas reciban más fácilmente
mento de conocimiento recíproco y de mutua el Evangelio gracias a este admirable instru­
comprensión? Ante los ojos, a menudo maravi­ mento.
llados de todos, propone la vida real de los
pueblos y los aspectos de las diversas regiones, (18) Mat. 13, 27.
captando en lo más vivo los momentos más inte- (19) Mat. 13, 28.
2170 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227,' 16
uno se le antoje, aunque sea inmoral y 16. Obligaciones de los poderes pú­
peligroso para la fe y las buenas cos­ blicos. La autoridad civil está obligada
tumbres. a vigilar los medios de difusión; mas
tal vigilancia no puede limitarse a la
3. La Iglesia, el Estado y los grupos defensa de los intereses políticos y exi­
profesionales en la difusión mirse, sin grave culpa, del deber de
salvaguardar la moralidad pública, cu­
La colaboración y misión de la Igle­ yas primeras y fundamentales formu­
sia. La Iglesia, que protege y apoya la laciones son normas de la ley natural
evolución de todos los verdaderos va­ que está escrita en todos los corazones
lores espirituales — así las ciencias co ­ y habla en todas las conciencias í22*.
mo las artes la han tenido siempre La misma vigilancia del Estado no
como Patrona— no puede permitir que puede considerarse como una injusta
se atente contra los valores que orde­ opresión de la libertad del individuo,
nan al hombre respecto de Dios, su porque se ejercita, no en el círculo
último fin. Por consiguiente, nadie de la autonomía personal, sino sobre
debe admirarse de que también en esta una función social, cual es esencialmen­
materia ella tome una actitud de vigi­ te la difusión.
lancia, conforme a la recomendación
del Apóstol: Examinadlo todo: lo que Es muy verdadero que el espíritu de
es bueno tenedlo, pero absteneos de nuestro tiempo — como hemos dicho
toda especie de maH2<)K en otra ocasión— , que no sufre más de
lo justo la intervención de los poderes
Ha de condenarse así a cuantos pien­ públicos, preferiría una defensa que
san y afirman que una determinada partiese directamente de la colectivi­
forma de difusión puede ser usada, dad^23^; pero esta intervención, en for­
avalorada y exaltada, aunque falte gra­ ma de autocontrol, ejercida por los
vemente al orden moral, con tal de mismos grupos profesionales interesa­
que tenga renombre artístico y técnico. dos, no suprime el deber de vigilancia
Es verdad que a las artes — como he­ de parte de las autoridades competen­
mos recordado con ocasión del V cen­ tes, aun en el caso de que pueda preve­
tenario de la muerte del Angélico— nir laudablemente la intervención de
para ser tales, no se les exige una ex­ éstas, haciendo prevalecer la observan­
plícita misión ética o religiosa. Pero cia del orden moral en la fuente misma
si el lenguaje artístico se adaptase, con de la obra difusiva.
sus palabras y cadencias, a espíritus
falsos, vacíos y turbios, es decir, no Las obligaciones. Sin menoscabar
conformes al designio del Creador; si, las competencias del Estado, Nuestro
antes que elevar la mente y el corazón Predecesor, inmediato de f. m. y Nos
hacia nobles sentimientos, excitase las mismo hemos alentado las intervencio­
pasiones más bajas; hallaría con fre­ nes preventivas de los grupos profesio­
cuencia resonancia y acogimiento, aun nales; mas de ningún modo prejuzga­
sólo en virtud de la novedad, que no mos de la misión de la autoridad pú­
es siempre un valor, y de la parte exi­ blica; pues, creemos que solo cuando la
gua de realidad que contiene todo len­ Iglesia, el Estado y los profesionales
guaje. Sin embargo, un arte tal se de­ unan entre sí ordenadamente sus es­
gradaría a sí mismo, haciendo traición fuerzos y colaboren mutuamente para
a su aspecto primordial y esencial, ni lograr el fin deseado, contribuirán de
sería universal-perenne, como el huma­ una manera expedita y apta estas nue- 7
no espíritu, a quien se dirige<221L
0 vas técnicas a la recta formación inte-
(20) I Tesalonicenses 5, 21-22. (22) Ver Romanos 11, 15.
(21) Ver Pío XII, Discurso en ocasión del 59 (23) Pío XII, Discurso a la gente de Cine de
Centenario de la muerte del Beato Angélico, 20- Italia, 21-VI-19955, A. A. S. 47 (1955) 505 (véase
IV-1955, A. A. S. 47 (1955) 291; Encíclica Musicm Nota [11]).
Sacra?, 25-XII-1955, A. A. S. 48 (1956) 10; en esta
Colección: Encícl. 218, 10-11, pág. 2073.
227, 17-19________________E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus 1 2171

rior del usuario, mientras que si se de­ II. - La finalidad de la difusión:


jan sin control o dirección precisa, fa­ Verdad y perfeccionamiento moral
vorecerán el descenso del nivel cultural
y religioso y moral de las masas. 1. La verdad
17. Características de la “ difusión”
18. Al servicio de la verdad. Deben
a través de las técnicas audio-visivas.
servir a la verdad para estrechar más
Entre las diversas técnicas de difusión,
fuertemente los lazos entre los pueblos,
ocupan hoy un puesto de particular
la mutua comprensión, la solidaridad
importancia — como hemos dicho al
en las pruebas, la colaboración entre
comienzo de este documento— las téc­
los poderes públicos y los ciudadanos.
nicas llamadas audio-visivas que per­
Servir a la verdad significa no sola­
miten comunicar un mensaje en gran­
mente apartarse de la falsedad y del
des proporciones a través de la imagen
engaño, sino evitar también aquellas
y del sonido.
actitudes tendenciosas y parciales que
Tal forma de transmisión de los va­
podrían fomentar en el público con­
lores espirituales es perfectamente con­
ceptos erróneos de la vida y del com ­
forme con la naturaleza del hombre:
portamiento de los hombres.
Es natural para el hombre llegar por
Ante todo debe considerarse como
lú sensible a lo inteligible; porque todo
sagrada la verdad revelada por Dios.
conocimiento nuestro comienza por los
Más aún, ¿no sería la más elevada vo­
s e n tid o s ^ . Más aún, el sentido visivo,
cación de las técnicas de difusión hacer
siendo más noble, más digno que los
que todos conozcan la fe en Dios y en
otros sentidos(25\ conduce más fácil­
Cristo, aquella fe que es la única que
mente al conocimiento de la realidad
puede dar a millones de hombres la
espiritual.
fuerza para soportar con serenidad y
■Las tres principales técnicas audio­
fortaleza las indecibles pruebas y
visivas de difusión: el cine, la radio
angustias de la hora presente?(2GK
y la televisión, no son por consiguiente
simples medios de recreación y de en­
2. El bien
tretenimiento (aunque gran parte de
los auditores y de los espectadores los Al servicio del Bien. A la tarea de
consideren preferentemente bajo este servir a la verdad debe unirse el es­
aspecto), sino de verdadera y propia fuerzo de contribuir al perfecciona­
transmisión de valores humanos, sobre miento moral del hombre. Las técnicas
todo espirituales, por tanto pueden audio-visivas pueden contribuir en tres
constituir una forma nueva y eficaz de importantes sectores: la información,
promover la cultura en el seno de la la enseñanza y el espectáculo.
sociedad moderna.
Las elevadas finalidades. Bajo cier­ 19. a) Información. Toda informa­
tos aspectos, las técnicas audio-visivas, ción, con tal que sea objetiva, como
más que el libro, ofrecen la posibilidad decíamos al Comité de Coordinación
de colaboración y de intercambio espi­ para la información pública de la ONU,
ritual, instrumento de civilización co­ tiene un fundamental aspecto moral: el
mún entre todos los pueblos del globo; aspecto moral de toda noticia hecha
perspectiva tan querida para la Iglesia, pública no puede ser descuidado, pues­
que siendo universal, desea la unión de to que la más objetiva relación implica
todos en la posesión común de valores apreciaciones y sugiere decisiones. El
auténticos. informador digno de este nombre no
Para realizar tan elevada finalidad, debe oprimir a nadie sino que ha de
el cine, la radio y la televisión deben tratar de comprender los sucesos y aun
servir a la verdad y al bien.2 4 los errores cometidos. Explicar no quie-
(24) Santo l'omds, Sum. T licol I, q. 1, a. 9. (26) Pió XII, Discurso a los miembros de la
Sociedad de radiotelefonía de Italia, 3-XII-1944,
<25) Santo Tomás, Sum T h e o l. I, q. 67, a. 1. (Discorsi e Radiomessaggi tomo XXVIII, 137).
2172 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 20

re decir necesariamente excusar, sino nos del Estado, ya confiadas a las ini­
que es sugerir ya el remedio y hacer, ciativas privadas, no se hagan reas de
por consiguiente, obra positiva y cons­ una enseñanza sin Dios.
tructiva(27K Por desgracia sabemos que en cier­
tas naciones, dominadas por el comu­
20. fe) Enseñanza. Con mayor razón nismo ateo, los medios audio-visivos
se puede decir lo mismo de la enseñan­ son usados hasta en las escuelas para
za, a la cual el film didáctico, la radio propaganda contra la Religión. Esta
y más aún la televisión escolar, ofrecen forma de opresión de las conciencias
posibilidades nuevas e inesperadas, no juveniles, privada de la verdad divina,
sólo para los jóvenes, sino también liberadora de los espíritus^28*, es uno
para los adultos. Sin embargo, el uso de los aspectos más innobles de la per­
en la enseñanza de estos nuevos y pro­ secución religiosa.
metedores medios técnicos, no debe En cuanto depende de Nos, deseamos 719
estar en desacuerdo con los imprescrip­ que en la enseñanza católica sean opor­
tibles derechos de la Iglesia y de la tunamente empleados los medios audio­
familia en el campo de la educación visivos para completar la formación
de la juventud. cultural y profesional y sobre todo...
En particular quisiéramos esperar la formación cristiana; base fundamen­
que las técnicas de difusión, ya en ma- tal de todo progreso auténtico(29>. Más
(27) Discurso al Consejo de la Sociedad de las lólica Colombia, la Nación del Sagrado Corazón
Naciones para regular la difusión pública, del de Jesús y de la Virgen del Carmen, vio clara­
24-III-1956 (Discorsi e Radiomessaggi de Pío XII, mente el problema. Desparramados en su inmen­
vol. 18, p. 137. so y accidentado territorio —donde todavía hoy
(28) Ver Juan 8, 32. no es fácil comunicarse— miles y miles de hijos 294
Nuestros de alma fuerte, generosa y profunda,
(29) Ver Pío XII, Radiomensaje a los católicos como la tierra que con su sudor fecundan cada
de Colombia, al inaugurar la Radio de Sutatenza, día, no podían normalmente disfrutar de los be­
ll-IV-1953, A. A. S. 45 (1953) 294; véase también neficios consiguientes a la presencia continua
nota (17) parte II del discurso de Pío XII del 21- del Ministro del Señor, del educador de sus inte­
X-1955. ligencias. Y fueron una mente y un corazón sa­
SOBRE LA OBRA DE LA RADIO cerdotal —testimonio una vez más de la solici­
DE SUTATENZA, COLOMBIA tud que por los humildes experimenta siempre
la Iglesia de Cristo— quienes dieron con la so­
Pío XII dirigió el sábado 11 de abril de 1953 lución.
un Radiomensaje a los campesinos de Colombia,
con motivo de la inauguración solemne de las 4. Un poco de historia de la Radio de Sutciten-
nuevas instalaciones de la Estación de Radio za. La historia la conocéis perfectamente. Prime­
Católica de Sutatenza, especializada en la forma­ ro, el esfuerzo vuestro para crear el reducido
ción y educación de campesinos, mediante la “Es­ centro inicial que, desde las alturas de esta mer
cuelas Católicas Populares” (A. A. S. 45 [1953] seta, irradiase aquellas ondas que, rebotando de
293); véase también L’Osservatore Romano, ed. cima en cima de vuestras cumbres andinas, hun­
AAS española, Bs. As., con fecha 36-IV-1953, Aíio 2-\ diéndose en los valles profundos y verdes. de
N9 26 (70). vuestro accidentado suelo, cabalgando en las
aguas de esos ríos —como mares—, que de lo
4? lie aquí el texto del Radiomensaje: alto descienden, llegasen hasta las playas caldea­
293 1. Saludo a los colombianos. “ Amadísimos hi­ das de ambos océanos, sin dejar rincón al que
jos, radioescuchas habituales de la Radio Cató­ no ofreciesen sus beneficios; luego, cuatro años
lica de Sutatenza, aprovechados alumnos de sus de trabajo rudo, que nunca fue sencillo al rotu­
escuelas radiofónicas, tan laudablemente organi­ rar y menos aun si la reja debe ir profunda y
zadas por la “ Acción Cultural Popular” . la mano que tiene la mancera es todavía bisoña;
Se Nos pide una palabra, que sirva para inau­ más tarde, los primeros anuncios de un éxito fe­
gurar vuestras instalaciones; y, ¿cómo podría­ liz con una obra implantada en cinco diócesis y
mos negarla Nos, tratándose de la Radio, y de una 200 escuelas en pleno funcionamiento; ayer, el
Radio colombiana, especializada en provecho de interés de un gobierno, de toda una nación, de
Nuestros queridísimos campesinos? altas organizaciones internacionales e incluso eí
2. La misión elevada de la Radio. La Radio beneplácito Nuestro; y hoy, finalmente, la reali­
—como tantas otras maravillas de la técnica dad de unas instalaciones nuevas más modernas,
moderna— es un don precioso del Señor; pero más potentes que permitirán ampliar el radio de
un don que nos parecería malamente despilfarra­ acción y asegurar la eficacia del trabajo.
do si hubiera de servir únicamente para curiosi­ 5. La intención del Papa es bendecirlos y feli­
dades, amenidades o puras distracciones; un don, citarlos y exhortarlos. No es Nuestra intención,
que consideramos perfectamente utilizado cuan­ hijos carísimos, al inaugurar esta nueva emisora,
do al servicio de la verdad, de la moralidad, de detenernos a hablar sobre lo que han de ser la
la justicia y del amor —como repetidamente he­ vida rural o la Radio católica. Casualmente, en
mos dicho— se emplea para difundir la formación pocos meses, habéis visto reunirse en vuéstrá
cristiana, para colaborar en la elevación intelec­ misma nación un Congreso interamericano cató­
tual y moral de las naciones. lico sobre los problemas de la vida del campo y
3. La situación de Colombia propicia para esta otro sobre la Radio, ambos perfectamente orien­
obra eclesiástica y sacerdotal. Colombia, la ca­ tados y coronados con el mayor éxito. Nuésthi»
227, 21 E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus 1 2173

aún, queremos expresar Nuestra sa­ audio-visivas de difusión pueden ser­


tisfacción a cuantos, educadores y vir poderosamente a una causa del
maestros, emplean acertadamente el bien, es el del espectáculo.
film, la radio y la televisión para un El espectáculo generalmente com ­
fin tan noble.
prende también elementos de informa­
21. c) Espectáculo. Finalmente, el ción y de instrucción. Nuestro Prede­
tercer sector, en el cual las técnicas cesor, de feliz memoria, no ha dudado
deseo en estos momentos es solamente felicita­ ellas, por los vínculos de la oración, de la co­
ros, exhortaros y bendeciros. munidad de ideas y, principalmente, de la cari­
6. Felicitaciones por el interés en la formación dad.
cristiana. Felicitaros, sí, pues sabemos con cuán­ 10. Bajo el amparo de María. ¡Y que sintáis
to cariño habéis acogido estas escuelas, cosa que continuamente la protección de vuestra excelsa
demuestra el interés que tenéis por vuestra for­ Patrona, Nuestra Señora de Fátima, cuyo dulcí­
mación cristiana, al mismo tiempo que vuestra simo nombre en estos momentos afectuosamente
comprensión y vuestra disposición; felicitaros, invocamos!
porque recibís un gran bien, una facilidad más
que el Señor os ofrece para completar vuestra SOBRE LA RADIO CATOLICA CHILENA
formación cultural y profesional y, sobre todo,
b) En otro Radiomensaje, a propósito de la
vuestra formación cristiana, base fundamental de inauguración de la Radio Católica Chilena, 11-1-
todo auténtico progreso. 1954 recalcó Pío XII la importancia y el objetivo
7. Exhortación a la constancia. Exhortaros tam­
de la Radio Católica (A AS 46 [1954] 56-58). A AS*
bién, pues la constancia en seguir un período es­ El texto es el siguiente: 46
colar después de otro y otro, requerirá, sin duda
ninguna, un esfuerzo que por amor al Señor, a 1. Sobre la Radio de Chile. Amadísimos hijos,
la Iglesia, a la Patria y a vosotros mismos no católicos de Chile, que en estos instantes sintoni- 56
záis con “ Radio Chilena” para oír la transmisión
295 debéis escatimar. Hahrá épocas más suaves, en
que las faenas no aprieten y cuando la labor es­ extraordinaria que da comienzo a su nueva vida.
colar hasta resulte una distracción atrayente; pe­ Una vez más, en el breve término de pocos
ro podría haber otras en que, por cualquier ra­ meses, una Radio Católica comienza a funcionar
zón, toda añadidura resulte pesada; y entonces en el ámbito de los pueblos americanos de abo­
será menester echar mano de toda la buena vo­ lengo hispánico; y una vez más también, con el
luntad para no cejar en el empeño. corazón rebosante de gozo, accedemos gustoso a
8. Bendición a todos, especialmente al inicia­ dedicarle algunas palabras, convencidos como es­
dor, a patrocinantes y colaboradores. Por últi­ tamos de la trascendental importancia de tan
mo, Nuestro deseo es bendeciros; y solamente eficaz medio de difusión, en la batalla que la
quien fuese capaz de penetrar todo el anhelo Iglesia sostiene con armas pacíficas bajo todos
que sentimos por vuestro bien y vuestra forma­ los cielos en pro de la auténtica verdad, de la
ción cristiana —como base de una vida realmen­ indispensable moralidad, de la estricta justicia
te digna de este nombre— podrá comprender la y del sincero amor, no sólo entre los hombres
amplitud de esta Bendición. sino también entre todas las naciones...
Bendición para el dignísimo hijo Nuestro, que Fue ayer Colombia hermana. Hoy, es el ama­
en sus principios patrocinó la iniciativa y que dísimo Chile, la nación en cuya vida tanta parte
hoy, como reconocimiento de sus muchos méri­ ha tenido siempre la Iglesia...
tos y manifestación de Nuestro personal afecto, 2. Un poco de historia de la “ Radio Chilena” .
se ve revestido —entre el júbilo de todo un pue­ Ni era tampoco para vosotros terreno descono­
blo— por los esplendores de la púrpura romana; cido éste de la Radio, pues, con no poca satisfac- 57'
Bendición para Nuestro amadísimo hermano el ción hemos seguido en él vuestros esfuerzos en
actual prelado de Tunja, que de su antecesor estos últimos lustros, esfuerzos que se fueron con­
supo recoger el espíritu e impulsar la obra, hasta cretando: primero, en el Departamento Nacional
hacerla totalmente suya; Bendición para el se­ de Radio surgido en el seno de la Acción Católica
lecto grupo sacerdotal que ideó, inició y actual­ desde 1947; luego, en la filial de la Organización
mente dirige la emisora con tanto acierto y buen Católica de Radio y Televisión, que funciona en
celo; Bendición para sus beneméritos e inteligen­ Santiago desde la primavera del año pasado y
tes colaboradores técnicos; Bendición para los cuyos programas sobre la Biblia, en América y
campesinos que siguen las Escuelas Populares, fuera de América, sabemos que justamente han
para todos los campesinos colombianos, porque despertado tanto interés; y ahora en esta emiso­
sabemos muy bien que el trabajo de la tierra —en ra, adquirida y organizada de nuevo con tan
su rudeza, en su incertidumbre y en el asiduo prudente iniciativa, tan loables esfuerzos y tan
cuidado que requiere— forma una escuela de vir­ costosos sacrificios...
tudes, donde no raramente se templan y conser­ 3. Deseo del Papa. Después de recordar que
van los espíritus mejor que en el ambiente vi­ en dos ocasiones (en 1939 a una delegación a Ro­
ciado y artificial de los talleres y de la ciudad; ma y más tarde en el 89 Congreso Eucarístico
Bendición para todos los amigos, simpatizantes Nacional) los había exhortado a “ mantener incó­
y bienhechores de “ Radio Sutalenza” ; Bendición lumes en su unión” , prosigue Pío XII: “ Sea ésta
para el pueblo colombiano; y Bendición, por fin, también hoy la sagrada misión que gustosamente
para las nuevas instalaciones. confiamos a la “ Radio Chilena” . Ut no def r ;at 58-
9. La Bendición para la Radio. Sean, ellas, en fides vestra, ut caritas vuestra magis abundet,
todos los momentos y para mucho tiempo, pre­ “ que vuestra fe no desfallezca, que vuestra cari-
goneras de la gloria, de sentimientos y de Nues­ del crezca más y más” (Luc. 22, 32; Fil 1, 9). Sea
tro Pensamiento; que de sus antenas nunca salga ésta desde hoy para siempre, su intención prin­
nada que pueda ser ocasión de mal para nadie; cipal: la defensa de una creencia alevosamente
que sus ondas estén siempre al servicio del bien insidiada por el enemigo malo, en el terreno
y de todos los más altos ideales; y que no sean mismo de la Radio, con la siembra de su falsa
solamente centro de irradiación, sino también de semilla en un terruño donde no puede ni debe
atracción de muchas almas unidas, a través de arraigar; el fomento de la mutua comprensión y
2174 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 22-24

en llamar al cine escuela viva^30K Mas 23. Las iniciativas católicas para su
el espectáculo añade a estos elementos educación. La necesidad de dar seme­
una presentación en figuras y sonidos jante educación al espectador ha sido
y una trama que se dirige no solamen­ vivamente sentida por los católicos en
te a la inteligencia sino a todo el hom­ los últimos años y son hoy numerosas
bre, subyugando sus facultades emoti­ las iniciativas que tienden a preparar
vas, e invitándolo a una participación tanto a los adultos cuanto a la juven­
personal en la acción presentada. tud para que valoren mejor los lados
780 Aun utilizando los diversos géneros positivos y negativos del espectáculo.
de espectáculos hasta ahora conocidos, Esta preparación no puede servir de
la cinematografa, la radio y la tele­ pretexto para ver espectáculos moral­
visión ofrecen nuevas posibilidades de mente ruinosos, sino que debe enseñar
expresión artística, y por esto un espe­ a seleccionar los programas en con­
cífico género de espectáculo, destinado formidad con la doctrina de la Iglesia
no ya a un grupo escogido de especta­ y con las indicaciones relativas a su
dores, mas a millones de hombres, di­ valor moral y religioso, emanadas de 781
versos en edad, ambiente, cultura. las competentes Oficinas Eclesiásticas.
Dichas iniciativas, si siguen las nor­
3. Educación para el uso de los me­ mas de la educación cristiana y son
dios de difusión conducidas con competencia didáctica
y cultural, merecen no solamente Nues­
22. Educación del espectador. Para tra aprobación, sino también Nuestro
que el espectáculo en tales condiciones más entusiasta aliento para que sean
pueda cumplir su función es, necesario introducidas y fomentadas en las escue­
un esfuerzo educativo que prepare al las y en las universidades, en las aso­
espectador a comprender el lenguaje ciaciones católicas y en las parroquias.
propio de cada una de este técnicas, y La formación de una asistencia cons­
a formarse una conciencia recta que ciente a los espectáculos hará disminuir
permita juzgar con madurez los varios los peligros morales, mientras permi­
elementos ofrecidos por la pantalla y tirá al cristiano aprovechar todo nuevo
por el altavoz, para que no tenga que conocimiento del mundo que le será
sufrir pasivamente su influjo, como ofrecido por el espectáculo, para levan­
sucede con frecuencia. tar el espíritu a la meditación de las
Ni una sana recreación, que ha llega­ grandes verdades de Dios.
do a ser al presente — como decía
Nuestro Predecesor, de feliz memoria— 24. Estimulo a los misioneros para
una necesidad para la gente que se can­ su obra civilizadora y apostólica. Que­
sa en las ocupaciones de la vida^¿1\ ni remos dirigir una palabra de especial
el progreso cultural pueden ser plena­ complacencia a los misioneros, que
mente asegurados, sino con esta obra conocedores de su deber de salvaguar­
educativa, iluminada por los principios dar la integridad del rico patrimonio
cristianos. moral de los pueblos por cuyo bien se
de la unión entre los católicos de un pueblo líos atractivos y aquel conveniente decoro que
donde les bastaría esforzarse de consuno para se puede exigir a quien es portador de los más
llevar siempre a la victoria sus ideas y sus prin­ altos valores humanos, morales y espirituales;
cipios; y como medio general para alcanzar todo gocen siempre del dulce patrocinio de vuestra
esto, la difusión inteligente y generosa de la doc­ Reina y Señora, la Virgen del Carmen...; sien­
trina social que en vuestro solar ha tenido após­ tan igualmente la segura protección de su patrono
toles como el inolvidable Prelado González Eg- el Arcángel San Gabriel, que fervorosamente in­
zaguirre, enumera fastos como el famoso Con­ vocamos; y sepan que siempre las acompañan
greso Social Católico de que tanta utilidad han Nuestros mejores deseos y Nuestra más amplia
procurado a toda la Nación...” Bendición” .
4. La Bendición para la Radio. “ ¡Vuelven, pues, (30) Pío XI Encíclica Vigilanti Cura, 29-VI-1930,
las ondas de “ Radio Chilena” en esta hora te­ A. A. S. 28 (1936) 255; en esta Colección: Encí­
nebrosa del mundo con santa audacia y valor;
sepan ellas encontrar el resquicio por donde han clica 167, 10, pág. 1451.
de tener entrada en todo lugar y, mejor todavía, (31) Nota (30), pág. 254; en esta Colección: En­
«n todo hogar; aprendan a presentarse con aque- cíclica 167, 8, pág. 1451.
227, 25 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorsus ’ 2175

sacrifican, procuran iniciar a los fieles dio y sobre todo con la televisión, el
en el recto uso del cine, de la radio y espectáculo ha penetrado en el mismo
de la televisión, haciendo de esta ma­ hogar familiar, amenazando los diques
nera que se conozcan prácticamente saludables con que la sana educación
las verdaderas conquistas de la civili­ protege la tierna edad de los hijos,
zación. Vivamente deseamos que su para que puedan adquirir la virtud ne­
esfuerzo en este sector sea apoyado cesaria antes de afrontar las tempesta­
tanto por las competentes autoridades des del siglo. A tal propósito escribía- 782
eclesiásticas, cuanto por las guberna­ mos a los Obispos de Italia hace tres
tivas. años: ¿Cómo no horrorizarse ante el
pensamiento de que mediante la tele­
25. Espectáculos para la juventud. visión pueda introducirse dentro de las
Pero la obra sola de educación no es mismas paredes domésticas aquella at­
suficiente. Se necesita que los espec­ mósfera envenenada de materialismo,
táculos sean proporcionados al grado de necedad, de hedonismo, que con
de desarrollo intelectual, emotivo y m o­ demasiada frecuencia se respira en tan­
ral de cada una de las edades. tas salas cinematográficas?(32>.
Este problema ha llegado a ser parti­ Nos son conocidas las iniciativas pro­
cularmente grave cuando con la ra- movidas por competentes autoridades y
(32) Pío XII, Exhortación sobre la Televisión su objeto oportuna y eficazmente, y aporte fru­
al Episcopado de Italia, 1-1-1954, A. A. S. 46 (1954) tos saludables y permanentes.
21. 4. Gratitud a Dios por el grandioso invento.
El texto de esta Exhortación (A. A. S. 46 [1954] Reconocemos plenamente, Venerables Hermanos,
18-24; véase también nota (3) en Vigilanti Cura, el valor de esta luminosa conquista de la ciencia,
pág. 1448, que trae un resumen de la presente que es una nueva manifestación de las admira­
Exhortación) es el siguiente: bles grandezas de Dios que ha dado a los hom­
EXHORTACION ‘ 7 RAPIDI PfíOGRESSI” AL bros la ciencia con el fin de ser honrado en sus
EPISCOPADO DE ITALIA SOBRE LA TELE­ maravillas (Eclesiástico 38, 6). Por este motivo,
VISION la Televisión también nos impone a todos nos­
(1-1-1954) otros la obligación de agradecer que no se cansa
de recordar la Iglesia a sus hijos todos los días
Venerables Hermanos, Salud y Bendición Apos- en el Santo Sacrificio del Altar cuando los amo­
AAS tólica. nesta que es verdaderamente digno y justo, aqui-
46 1. Los rápidos progresos de la televisión re­ tativo y saludable el que en todo tiempo y lugar
ís quieren especial vigilancia. Los rápidos progre­ sean dadas gracias a Dios por sus dones (Prefa­
sos que va logrando ya en muchos países la Te- cio de la Misa).
, levisión, mantienen cada vez más despierta Nues­
tra atención sobre este maravilloso medio que la 5. Primer programa televisado del Pava y trans­
ciencia y la técnica han ofrecido a la humanidad, cendencia del invento para el Evangelio. Tales 19
precioso y peligroso a un mismo tiempo por las eran los sentimientos que Nos animaban, Vene­
profundas alteraciones que está destinado a ejer­ rables Hermanos, cuando en la Pascua de 1949,
cer sobre la vida pública y privada de las na­ por primera vez Nos fue dado disfrutar de este
ciones. medio de comunicación con Nuestros hijos y lo­
2. Iniciación vigorosa en Italia, importancia del grar no sólo que les llegase Nuestra voz, sino
hecho y responsabilidad. También en Italia la que también sus miradas pudieran encontrarse
Televisión está a punto de iniciar sus transmi­ con Nuestra persona. Así nos expresábamos en
siones regulares, y el programa ya trazado de tonces: Nos esperamos de la Televisión, conse­
una vasta red de estaciones que cubre todo el cuencias de la más alta importancia para la reve­
territorio nacional, hace prever fundadamente lación cada vez más luminosa de la verdad a las
el notable desarrollo que podrá tener este nuevo inteligencias leales.
instrumento de expresión y de difusión de las 6. Importancia para la vida del hogar. Por lo
imágenes, de las ideas, de los sentimientos y del demás, no es difícil darse cuenta de las innu­
arte. merables ventajas de la Televisión, siempre que,
A nadie escapa la importancia de este aconte­ como Nos prometemos, se ponga al servicio del
cimiento, puesto que pone ante el público una hombre a fin de que éste se perfeccione. Porque
nueva serie de problemas delicados y urgentes mientras en estos tiempos el Cinematógrafo, el
de orden moral, de presencia vigilante y activa deporte, como también las duras necesidades del
y de organización aun en este campo. trabajo diario, tienden a alejar cada vez más
Grandemente Nos consuela en este aspecto, del hogar a los miembros de la familia, pertur­
saber que vosotros, Venerables Hermanos com­ bando así el natural desenvolvimiento de la vida
partís con Nos estas paternales solicitudes: por doméstica ¿cómo no alegrarnos al ver que la
lo que os estamos cordialmente agradecidos. Televisión contribuye eficazmente a reconstruir
3. Finalidad de la Carla del Papa. Teniendo este equilibrio ofreciendo a toda la familia la
en cuenta, por consiguiente, la gravedad de esta posibilidad de tomar juntamente parte en este
materia, creemos que ha llegado el momento de esparcimiento lejos de los peligros de compa­
dirigiros la palabra sobre este asunto para ex­ ñías y lugares malsanos?
hortaros a perseverar en los esfuerzos con que 7. Otras ventajas sociales y culturales. Ni po­
os habéis empeñado, y para que vuestra acción, demos permanecer indiferentes ante el benéfico
convenientemente orientada por las normas di­ influjo que la Televisión está en condiciones de
rectivas que tenemos intención de daros, alcance ejercer bajo el aspecto social, en relación con
2176 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 25

por entidades educativas para preser­ tes o no adaptados a su edad. Todo


var la juventud del pernicioso influjo esfuerzo realizado en este campo me­
de los espectáculos demasiado frecuen- rece estímulo, con tal de que se tenga
la cultura, con la educación popular, con la ense­ valor de la familia, que es la célula de la socie­
ñanza en las escuelas y con la vida misma de dad, y al reflexionar que dentro de las paredes
los pueblos que, mediante este instrumento, se­ domésticas debe iniciarse y desarrollarse el cre­
rán ayudados, ciertamente, a conocerse mejor, y cimiento no sólo corporal sino también espíiritual
animarse a la unión cordial y a una mayor cola­ del niño, esperanza preciosa de la Iglesia y de
boración mutua. la Patria, no podemos menos de proclamar, a to­
8. Ayuda al apostolado cristiano. Nos es grato, dos aquellos a quienes les corresponde la respon­
sin embargo, detenernos de manera especial a sabilidad de la televisión, cuán gravísimos son
considerar la parte que no dejará de tener la los deberes y la responsabilidad que les incum­
Televisión en la difusión del mensaje evangélico. ben ante Dios y ante la sociedad.
Bien conocidos Nos son, a este respecto, los con­ A las autoridades públicas, principalmente, co­
soladores resultados que ha obtenido la laborio­ rresponde el tomar todas las precauciones a fin
sidad de los católicos en las naciones en que ya de que en modo alguno padezca ofensa o pertur­
hace algún tiempo fue introducida la Televisión. bación aquella aura de pureza y de reserva que
Pero ¿quien podrá prever los nuevos horizontes debe cercar el hogar doméstico, ante el cual aún
que en gran número se abrirán al apostolado cris­ la misma sabiduría antigua, sobrecogida de sacro
tiano, cuando las estaciones de Televisión, difun­ respeto, proclamaba: Que nada incorrecto para el
didas en todas partes del globo, permitan a to­ oído o para la vista toque el umbral de esta ca­
dos contemplar todavía mejor la palpitante vida sa;... al niño se le debe la máxima reverencia
de la Iglesia? Nos es grato pensar que entonces (Juvenal Satyr. 14, 44. 47).
se estrecharán más los vínculos espirituales de 11. Los males del cine pueden aumentarse por
la gran familia cristiana, y podrán alcanzar los la Televisión en el seno de la familia. Presente 21
hombres, más iluminados por la luz del Evangelio se halla siempre ante Nuestra mente el cuadro
gracias a este maravilloso instrumento, un cono­ doloroso del poder maléfico y demoledor de los
cimiento mayor, profundizar mejor y lograr una espectáculos cinematográficos. Mas ¿cómo no ho­
dilatación más vasta del reino de Dios en el rrorizarse ante el pensamiento de que mediante
mundo. la televisión pueda introducirse entre las mismas
9. Los peligros con que los posibles abusos ame­ paredes domésticas aquella atmósfera envenenada
nazan a la familia y especialmente a los niños. de materialismo, de ligereza y de hedonismo que
Estas consideraciones no deben hacernos olvidar con demasiada frecuencia se respira en tantas
otro aspecto de este delicado e importante asunto. salas de cine? En verdad que no se podría ima­
ginar cosa más fatal para las fuerzas espiritua­
Si de hecho la televisión, bien regulada, puede les de la nación, si ante tantas almas inocentes,
constituir un medio eficaz de prudente y cristia­ en el seno mismo de la familia, hubieran de re­
no na educación, no es menos verdad que no se ha­ petirse aquellas impresionantes revelaciones del
lla exenta de peligros por los abusos y las pro­ placer, de la pasión y del mal, que pueden sa­
fanaciones a que podría ser conducida por la de­ cudir y arruinar para siempre toda una cons-
bilidad y por la malicia humana; peligros tanto truccin de pureza, de bondad y de sana educación
más graves cuanto mayor es el poder sugestivo individual y social.
de tal instrumento y cuanto más vasto e indes-
criminado es el público al que se dirige. A di­ 12. Mayor vigilancia por los mayores males de
ferencia del teatro y del cinematógrafo, que li­ la Televisión. Por estos motivos, Nos creemos
mitan sus espectáculos a cuantos van a ellos por oportuno el advertir que la normal vigilancia que
decisión espontánea, la televisión se dirige, ante debe ser ejercitada por la autoridad responsable
todo, a los grupos familiares compuestos por del espectáculo público no basta para las trans­
personas de toda edad y sexo, de diferente cul­ misiones televisadas a fin de obtener un servicio
tura y preparación moral, y les ofrece la crónica intachable desde el punto de vista moral, sino
diaria, el noticiario variado, el espectáculo. Igual que es necesario un criterio diverso de valoriza­
que la radio, también la televisión puede entrar ción por tratarse de representaciones que han de
en todas las casas y lugares a cualquier hora, penetrar en el santuario de la familia. Por ello
llevándoles no sólo los sonidos y las palabras, si­ aparece, sobre todo en este campo, la falta de
no también la realidad y la movilidad de las fundamento de los pretendidos derechos de la in­
imágenes, lo cual le confiere mayor capacidad discriminada libertad del arte, o del recurrir al
de emoción, sobre todo para los jóvenes. A esto pretexto de la libertad de información y de pen­
se añade que los programas de las transmisiones samiento, cuando se hallan en juego superiores
televisivas están formados en gran parte por pe­ valores que se han de proteger, cuyos violadores
lículas cinematográficas y representaciones tea­ no podrían escapar de las severas sanciones con
trales que, según enseña la experiencia, sólo en que amenaza el divino Salvador: ¡Ay del mundo
número todavía muy limitado están en condicio­ a causa de los escándalos!... ¡Ay del hombre por
nes de satisfacer plenamente las exigencias de la cuya culpa viene el escándalo! (Mat. 18, 7).
moral cristiana y natural. Finalmente, precisa 13. El Papa confía en que se eviten abusos y se
poner de relieve que la televisión encuentra su den normas oficiales. Nos alimentamos una pro­
público más ansioso y más atento entre los niños funda confianza de que el alto sentido de res­
y los adolescentes, los cuales, por su misma edad, ponsabilidad de quienes presiden en la vida pú­
son más propensos a sentir su fascinación y a blica logrará impedir las tristes eventualidades
transformar, consciente o inconscientemente, en
vivas realidades las imágenes absorbidas por la que más arriba lamentábamos. Y aun más; Nos
visión animada de la pantalla. place esperar que, en lo referente a los progra­
mas de los espectáculos, se darán normas opor­
Es fácil, pues, comprender cómo la televisión tunas encaminadas a lograr que la televisión sir­
afecta de cerca, más que ninguna otra cosa, a la va al sano recreo de los ciudadanos y contribuya
-educación de los jóvenes y a la santidad misma también en todo el momento a su educación y
del hogar doméstico. elevación moral. Tengan, después, una plena
10. Graves responsabilidades, especialmente del aplicación, se necesita por parte de todos una
Estado. Ahora bien, al pensar en el inestimable atenta y activa vigilancia.
227, 25 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorsus ’ 2177

en cuenta que mucho más graves que se exponen los espíritus jóvenes; peli­
las perturbaciones fisiológicas y psico­ gros que constituirán — si no se toman
lógicas son los peligros morales a que las precauciones oportunas— una ver-
14. Exhortación a los Obispos a la orientación. 19. Nombramiento de delegados ad hoc y Ofi­
Nos dirigimos primeramente a vosotros, Venera­ cina Central Nacional y su labor a desarrollar en
bles Hermanos, y a todo el Clero, haciendo Nues­ unión. A tal fin, Nos bien sabemos cuán lauda­
tras a este propósito las palabras de San Pablo blemente han procedido las diócesis en que hay
a Timoteo: Te juro ante Dios y ante Jesucristo, estaciones teletrasmisoras, apresurándose a de- 23
que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su signar uno o más seglares o sacerdotes encarga­
advenimiento y por su remo: predica la palabra, dos de interesarse en la formación de los progra­
insiste a tiempo y a destiempo; reprende, suplica, mas de carácter religioso. Con todo para que
exhorta con toda paciencia y doctrina (2 Tim. esta intervención logre mayor rendimiento Nos
4, 1-2). deseamos que se desenvuelva coordinadamente
en el plano nacional y dependa de una Oficina
15. Cruzada moral respectiva de los laicos es­ Central competente, cuya función sea imprimir
pecialmente de la A. C. Pero luego con no menor en los puntos esenciales un carácter uniforme _a
insistencia Nos dirigimos aun a los mismos la acción de los individuos, servir a todos las
22 seglares, que deseamos ver cada vez más nume­ fructuosas experiencias ya hechas en este ramo
rosos y apiñados en torno a sus Pastores tam­ en las diversas partes del mundo, recoger las
bién en esta santa cruzada. Singularmente aque­ indicaciones y consejos especialmente los de los
llos a quienes la Iglesia llama en la Acción Ca­ pastores de almas, y al mismo tiempo represen­
tólica al lado de la Jerarquía, deben sentir la tar ante quien corresponda, la voz y el pensa­
necesidad de emprender oportunas iniciativas, miento del Episcopado Italiano. Con semejante
para hacer resaltar su presencia en este campo acción del Episcopado, intérprete de los deseos
antes de que sea demasiado tarde. A nadie le es no sólo de la parte sana de la Nación, sino tam­
lícito contemplar con los brazos cruzados los rá­ bién de la mayor parte de los usuarios de la Te­
pidos avances de la televisión, sabiendo el po­ levisión, serán ciertamente más fácil a los res­
tentísimo influjo que ella puede indudablemente ponsables, por lo que toca a la elección de los
llegar a ejercer en la vida nacional, así en pro­ programas, resistir a criterios y juicios no del
mover el bien como en difundir el mal. Y, cuan­ todo recomendables vengan de donde vinieren.
do ya llegaren a producirse abusos y degenera­ Así también podrán someterse a la mencionada
ciones, no les bastará a los católicos simplemente Oficina iniciativas de orden cultural, organizati­
el pararse a deplorarlos, siendo necesario, por vo, o de otro género, promovidas por varias lo­
lo contrario, que los señalen con datos muy pre­ calidades. En el dinamismo de la vida moderna,
cisos y documentados a las autoridades públicas. que recibe tan poderoso impulso del genio de la
En efecto ¿cómo no reconocer que una de las organización, es menester proceder unidos y con­
causas, quizá la menos advertida pero no la me­ cordes; en este campo, en especial, de la unión
nos verdadera, del dilcvio de tanta inmoralidad, les viene a los católicos la fuerza.
es debida no a la falta de legislación, sino a la
nula o débil reacción de los buenos, que no su­ 20. Formación de conciencia entre los cristianos,
pieron a tiempo denunciar las infracciones con­ especialmente los padres y educadores. Al mismo
tra las leyes de la moralidad? tiempo y más que nunca es necesario y urgente
formar en los fieles la conciencia recta ele los de­
16. Afirmación de lo positivo de la Televisión. beres cristianos en el uso de la Televisión: con­
Aun así, vuestra actuación estaría muy lejos to­ ciencia que sepa descubrir los eventuales peli­
davía de satisfacer plenamente Nuestros deseos gros y se atenga a los juicios de la autoridad
y Nuestras esperanzas, si se limitase exclusiva­ eclesiástica sobre la moralidad de las represen­
mente a una defensa contra el mal, y no se re­ taciones tele-trasmitidas.
solviera, por lo contrario, en una vigorosa afir­ Ilústrese en primer lugar a los padres de fami­
mación del bien. La meta que Nos queremos pro­ lia y a los educadores para que no tengan des­
poneros es ésta: que la televisión no sea tan sólo pués que lamentar, cuando ya sea tarde, la ruina
moralmente intachable, sino que llegue, además, espiritual de inocencias perdidas. Por eso Nos
a ser cristianamente educadora. no podemos alabar suficientemente, como a ver­
daderos apóstoles del bien, a todos los que según
17. La misión positiva según Pío XI. Aquí tie- sus posibilidades, os ayuden en esta benéfica
ten valiosa aplicación las sabias reflexiones que empresa.
Nuestro Predecesor Pío XI de grata memoria,
hacia el cinematógrafo, diciendo: “ Los progresos 21. Protección de María y para la Religión aus­
del arte, de la ciencia, de la misma perfección piciosa inauguración televisiva. El trabajo que
técnica y de la industria humana, así como son os espera, Nos no lo podemos disimular, Vene­
verdaderos dones de Dios, así deben ser ordena­ rables Hermanos, es inmenso y arduo. Pero en
dos a la gloria de Dios y la salvación de las al­ él os ha de sostener la conciencia de luchar por
mas y deben servir prácticamente a la extensión la salvaguardia de la moral cristiana en medio
del reino de Dios en la tierra, para que de tal de vuestra grey. Dígnese fecundar vuestros es­
manera nos aprovechemos de ellos, según la ora­ fuerzos la Virgen Inmaculada, a cuya protección
ción de la Iglesia, que no perdamos los bienes maternal confiamos de modo especial, en este año
eternos', (Pío XI, Ene. “ Vigilanti Cura” , 29-VI- a Ella dedicado, el feliz éxito de vuestra santa
1936, A. A. S. 28 [1936] 251; en esta Colecc.: Encícl. empresa. Y puesto que, cual feliz auspicio, los
167, 3, pág. 1449, 1? col.).1*
8 primeros pasos de la Televisión aquí en Roma,
han contribuido a hacer más solemne la inaugu­
18. Una Televisión conforme a las tradiciones ración del Año Mariano, sirvan también sus ul­
católicas de Italia. Para obtener este fin, fácil­ teriores desarrollos a ayudar a los triunfos su­
mente se comprende cuánto importa la prepara­ cesivos de Jesús y María, haciendo irradiar con
ción de los programas televisivos. Ahora bien en mayor fuerza en todas las almas de buena volun­
una Nación de tradiciones católicas tan antiguas tad la luz que ilumina a todo hombre que viene 24
y tan hondas como la Nación Italiana, Nos tene­ a este mundo (Juan 1, 9), y aportando a cada
mos pleno derecho a esperar que la Televisión casa, a cada lugar, dondequiera que penetre este
reserve un puesto, proporcionado a la importan­ medio, todo cuanto es verdadero, todo cuanto es
cia que ocupa el Catolicismo en la vida nacional. decoroso, todo cuanto es justo, todo cuanto es
Encíclicas Pontificias 69
2178 E n cíclicas del P P . P ío X II (1957) 227, 26-28

dadera y propia amenaza para la so- 27. Colaboración entre sí de las Ofi­
ciedad(33). cinas Nacionales y su unión con las
A los jóvenes va Nuestra paterna y Internacionales. Recomendamos ade­
confiada exhortación de que se ejerci­ más que en cada nación las respectivas
ten, respecto a la asistencia a los es­ Oficinas para la cinematografía, la ra­
pectáculos, en la prudencia y templan­ dio y la televisión — cuando no depen­
za cristianas. Ellos deben dominar su den de una única entidad— colaboren
innata curiosidad de ver y de oír, y entre sí; y que los fieles, y sobre todo
conservar libre su corazón para las los miembros de las asociaciones cató­
alegrías del espíritu. licas, sean debidamente instruidos en
la necesidad de asegurar con el apoyo
A. Las Oficinas Nacionales perma­ común el eficaz funcionamiento de es­
nentes de difusión tas Oficinas.
Y porque muchos problemas con
26. Obra de la Iglesia: Fundación de los cuales deben enfrentarse en cada
las Oficinas Nacionales. Sabiendo que una de las naciones, no podrán encon­
de estas técnicas audio-visivas pueden trar una conveniente solución, será su­
derivarse grandes bienes y graves peli­ mamente útil que las Oficinas naciona­
gros según el uso que de ellos haga el les den su adhesión a las Organizacio­
hombre, la Iglesia quiere cumplir ple­ nes internacionales competentes, apro­
namente su misión en este campo; mi­ badas por la Santa Sede.
sión que no es directamente de orden No dudamos que los sacrificios que
cultural, sino pastoral y religioso. posteriormente os impondrá la realiza­
Para responder a este fin, Pío XI, ción de estas disposiciones Nuestras,
de venerada memoria, recomendaba a serán compensados por frutos abun­
los Obispos establecer en todas las na­ dantes, con tal de que se observen las
ciones una oficina permanente nacional recomendaciones que deseamos dar
de revisión que pueda promover las ahora separadamente con respecto al
buenas películas, clasificar las otras y cine, a la radio y a la televisión.
hacer llegar este juicio a los sacerdotes
y a los fieles, y dirigir al mismo tiempo B. - P a r t e E s p e c íf ic a :
todas las actividades de los católicos en CINE, RADIO Y TELEVISION
el campo del cinematógrafo(34).
Nos, después de considerar con toda I. - El Cinematógrafo
madurez las perspectivas apostólicas
que estas técnicas ofrecen, y la nece­ 1. La cooperación de todos
sidad de defender la moralidad del pue­
blo cristiano, por desgracia demasiado 28. Problema com plejo; sólo la cola­
frecuentemente amenazado por el es­ boración de los diversos elementos lo
pectáculo corruptor, deseamos que en elevará. El cinematógrafo, después de
todas las naciones, donde tales Oficinas sesenta años de su invención, ha llega­
no existan todavía, sean establecidas sin do a ser uno de los medios expresivos
tardanza y sean confiadas a personas más importantes de nuestro tiempo.
competentes bajo la dirección de un Hemos tenido ya ocasión de hablar
sacerdote escogido por los Obispos.*2 de las diversas etapas de su desarrollo
s a n to , t o d o c u a n to h a c e a m a b le ; con ello sacará clición Apostólica.
provecho la causa de la civilización, de la Reli­ Del Vaticano, 1 de Enero de 1954.
gión y de la paz, y e l S e ñ o r d e la p a z e s ta rá c o n PIO PAPA XII
v o s o t r o s (Filipenses 4, 8-9). (33) Ver P ío X I I , Discurso a los dirigentes y
22. B e n d ic ió n A p o s t ó lic a . Para que Nuestros docentes y miembros de la Unión Internacional
votos y Nuestra oración hallen generosa respues­ de los Institutos de Arqueología, Historia y Arte
ta en las almas de todos, a vosotros, Venerables de la Historia, 9-III-1956, AAS. 48 (1956) 212.
Hermanos, a los fieles confiados a vuestros cui­ (34) P ió X I , Encíclica V ig ila n ti C u ra, AAS. 28
dados y a los hombres prudentes y conscientes (1936) 259; en esta Colecc.: Encícl. 167, 21 p. 1455.
de sus deberes que dedican su actividad a la Te- Véase también: Carta de Mons. Dell’Acqua del
revisión, impartimos con paternal afecto la Ben- 3-VII-1955, en la nota 38 de la presente Encíclica.
227,128 E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2179

y de las razones del atractivo que ejer­ artistas y técnicos diversamente compe­
ce sobre el espíritu del hombre moder­ tentes, sino de problemas económicos
no ^35^. Tal desarrollo se ha verificado y sociales complejos, que personas par­
con particularidad en películas de ar­ ticulares difícilmente podrían afrontar
gumento, dando origen a una impor­ y resolver.
tante industria, que depende no sola­ No será pues posible lograr que el
mente de la colaboración de numerosos cine sea un instrumento positivo de
(35) Pío XII, Discurso a la gente de Cine de uno su deber. El Santo Padre se goza pensando
Italia, 21-VI-1955, A. A. S. 47 (1955) 501-502 (véa­ en que las Jornadas de París serán de utilidad
se Nota 11). para hacer penetrar en todos los medios intere­
sados la luz de las enseñanzas cristianas y para
CARTA DE LA SECRETARIA DE ESTADO A LA suscitar en ellos las rectificaciones necesarias.
ASAMBLEA DE LA ORGAGN1ZACION DEL
CINE (OC1C) 5. El problema de la propaganda y los nuevos
caminos. Se trata, en efecto, de rectificar una
Vaticano, 6 de junio de 1958. situación. Quien examine las condiciones en que
Señor Canónigo Jean Bernard, Presidente de el gran público acoge una película nueva, adver­
la O. C. I. C. tirá en seguida la influencia recíproca y casi irre­
Señor Presidente: sistible que se ejerce entre la opinión que sanciona
1. La obra de la OC1C. La Oficina Católica In­ la producción cinematográfica y ésta que por su
ternacional del Cine realiza una obra muy me­ parte halaga la misma opinión. ¿Cómo romper este
ritoria aplicándose —como lo viene haciendo des­ círculo? ¿Qué hacer para fomentar la producción
de hace varios años— a promover entre los ca­ de películas buenas? Este será el objeto de vues­
tólicos una actividad perseverante y coordinada tras deliberaciones. La industria del cine, como
en favor de un arte cinematográfico que respete en general la de todas las técnicas de difusión,
ios valores religiosos y morales. Me complazco en no puede abandonarse sólo a las leyes del mer­
ser, una vez más, intérprete de los paternales cado, porque el cine no es una simple mercancía,
sentimientos con que el Augusto Pontífice quiere sino mas bien un alimento intelecual y una es­
alentar las labores de las próximas Jornadas In­ cuela de formación espiritual y moral (Encícl.
ternacionales de Estudio que tendrán lugar en “ Miranda prorsus” , A. A. S. 49, 789). Por la mis­
Paris bajo la alta presidencia de Su Eminencia ma razón, esta industria no puede estar ligada
el Cardenal Feltin y con la participación de la a una publicidad a menudo superficial, cuando
Comisión Pontificia de Cine, Radio y Televisión. no es, por desgracia insidiosa o indecente (Ibid.
p. 788). Si el cine respeta las normas morales,
2. El programa positivo: favorecer las buenas utiliza los recursos del arte y estima en su valor
películas. Favorecer las buenas pelícuals entre las riquezas más auténticas de la humanidad,
el gran público: tal será el tema de los trabajos. verá abrirse ante sí los caminos nuevos y lumi­
Y muchas circunstancias hacen resaltar su in­ nosos de que habla el Sumo Pontífice en su re­
terés.
ciente Encíclica (Ibid. p. 791).
Ante todo, entre una Asamblea de la OCIC y
otra, existe una continuidad en la investigación, 6. La reacción sana del público y su prepara­
que confiere a sus discusiones un valor especial. ción. Confíen todos los que participan en la pro­
Así, después de haber analizado la influencia de ducción de películas en las reacicones sanas del
las agrupaciones de cultura cinematográfica ele­ gran público. Este es, —más de lo que común­
váis la atención este año hacia el problema del mente se cree— capaz de sostener con su favor
gran público. La cuestión es de gran importancia, toda clase de películas que por su belleza y la
pues para asegurar el éxito de una película mo­ dignidad de su presentación sean de tal manera
ralmente sana y, por tanto, para estimular a los que ofrezcan una influencia verdaderamente edu­
productores por este camino, no es suficiente que cativa (Ibid. p. 785). Pero esta reacción sana, esta
la película sea apreciado por una selección; es posibilidad de acogida a las buenas películas, hay
necesario que la opinión se declare a su favor, que prepararla con la educación de los espectado­
y que la gusten las masas que, a diario, llenan res, enseñándoles a gustar los verdaderos valo­
las salas de cine. res que se expresan en el lenguaje propio del
3. La oportunidad del planteamiento por el des­ cine; hay que preservarla contra las influencias
arrollo de la televisión. Un hecho nuevo viene a deletéreas de una cierta propaganda que halaga
acercentar la oportunidad de vuestro tema. El las pasiones y las curiosidades malsanas; hay que
desarrollo rápido de la televisión en muchos paí­ formarla con una gran difusión y una presenta­
ses amenaza con provocar en la industria del ción inteligente de la calificación moral de las
cine una crisis que preocupa ya a los producto­ películas. He ahí una de las tareas capitales de
res. Síntomas de ello surgen, se dice, aquí y allí. la Oficina Nacional Católica del Cine en cada país.
Y es natural que los responsables se preocupan 7. El valor artístico, y los premios. Es preciso,
de buscar el mejor modo posible para conservar por último, que este favor del público sea soste­
ai cine la vasta clientela que hizo de él, en poco nido por el interés y el valor artístico de las pe­
tiempo, una de las industrias más prósperas del lículas que se recomiendan a su apreciación, así
mundo moderno. ¿Qué camino seguirá el cine pa­ como también por los premios y las otras distin­
ra conservar la confianza del gran público? ciones honoríficas concedidos a las obras cine­
4. El impulso de la Encíclica " Miranda Pror- matográficas que se distinguen por su valor mo­
sus” . Para los hijos de la Iglesia, las Jornadas ral y espiritual.
Internacionales de París tendrán la ventaja de ser 8. La responsabilidad del espectador. El Santo
ía primera asamblea de la OCIC que se beneficia Padre no duda que un esfuerzo conjugado en es­
de las enseñanzas de la Encíclica Miranda pror­ te sentido, por parte de los que trabajan en la
sus. Esta condición privilegiada facilitará sus producción y de los que influyen en la opinión,
trabajos, porque las directivas del documento ha de obtener felices y rápidos resultados con
pontificio son claras, precisas y firmes; pero al miras a la orientación deseada y recomienda una
mismo tiempo impondrá deberes nuevos a los vez más a los espectadores, que con cada billete
miembros de la asamblea, dado que la Encíclica de entrada, como con la papeleta de voto, eligen
traza rutas, invita a la acción y dicta a cada entre el cine bueno y el malo (Encícl. “ Miranda
2180 E ncíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 29-30

elevación, de educación y de mejora­ no falten a las diversas entidades inte­


miento^36^, sin la escrupulosa colabora­ resadas en ello, las informaciones, con­
ción de todos los que tienen una parte sejos e indicaciones que las diversas
de responsabilidad en la producción y circunstancias de tiempo y lugar re­
difusión de los espectáculos cinemato­ quieran, a fin de realizar, en el campo
gráficos. del cine, el ideal que Nos hemos indi­
Hemos declarado ya en otra oportu­ cado para bien de las almas.*9
nidad los elementos que constituyen un
“ film ideal” , cuando nos dirigíamos a 2. La clasificación y la crítica
los que están interesados en el mundo
del cinematógrafo, invitándolos a reali­ 30. La comisión para la clasificación
zar el alto fin de su vocación*37). moral: a) su funcionamiento. Para
conseguir este fin, se habrán de publi­
29. Misión de las Oficinas Naciona­ car regularmente, para información y
les. Será cuidado vuestro, Venerables guía de los fieles, los juicios morales
Hermanos, que, utilizando las Oficinas que sobre los espectáculos cinemato­
Nacionales permanentes — que actúan gráficos dará una Comisión especial*38)
bajo vuestra autoridad y dirección— *9 compuesta de personas de doctrina se-
prorsus” - Ibid. p. 787), sean conscientes de su (38) Pío XI, Encíclica Vigilanti Cura, (ver no­
grave responsabilidad. tas 30 y 34) pág. 260-261; en esta Colección: En­
9. La Bendición Apostólica. En prenda de la di­ cíclica 167, 21 pág. 1455; a continuación daremos
fusión de gracias divinas sobre las Jornadas Inter­ las normas que Pió XII, por intermedio de Mons.
nacionales, de París, Su Santidad imparte de todo Dell’ Acqua publicó sobre la difusión de la ca­
corazón a cuantos participen en ellas y en primer lificación:
lugar a Ud. que ha tenido el mérito de preparar­ Pió XII, dirigió por intermedio del Substituto
las, no obstante la reciente prueba a que ha sido de la Secretaría de Estado, Mons. Angelo Dell’
sometida su salud, la gracia de una especial y muy Acqua una carta al presidente de las “ Jornadas
paternal Bendición Apostólica. Internacionales de Estudios Cinematográficos
Con la expresión de mi sincero afecto en el (Journées Internationales d’ Etudes Cinematogra-
Señor. phiques) una carta sobre la difusión de la cali­
A. DELL’ACQUA ficación moral, que era el tema de la reunión
Substituto efectuada en Dublin, Irlanda del 3 al 7 de Julio
de 1955.
Asistieron a la Asamblea y sesiones de estudio El texto de la comunicación es el siguiente:
que la OCIC efectuó en París desde el 17 hasta
el 22 de junio de 1958 150 delegados de 27 países, LA CARTA
entre ellos el Arzobispo de París, Cardenal Mau­ “ Sr. Presidente:
ricio Feltin y los obispos auxiliares de París, 1. El problema de la difusión de la calificación.
Le Cordier y de Versailles, Ménager. La Santa Las Jornadas Internacionales de Estudios Cine­
Sede estaba reresentada por el miembro de la matográficos que se celebrarán en Dublin du­
Pontificia Comisión de Cine, Radio y Televisión, rante los días 3 al 7 de julio, se proponen con­
Mons. Albino Galletto. tinuar el estudio de la clasificación moral de las
El Congreso estudió, conforme al temario fija­ películas, ya abordado el año pasado en Colonia:
do, el problema del fomento del film valioso y, tras el examen de los criterios para esta clasi­
en una resolución, estimuló la actitud positiva ficación, Uds. plantean este año el problema de
de los católicos frente al film: los católicos de­ sus medios de difusión.
ben aprobar el film valioso con su asistencia y No es preciso que yo diga la benévola atención
alentar así al productor y propietario del Cine; que el Padre Santo concede a este programa. AI
se pidió a los productores tomar en cuenta las través del importante discurso que pronunció
sanas aspiraciones de los asistentes; la OCIC se ayer ante los representantes calificados del mun­
dirigió luego a los poderes públicos, a todos los do del Cine ¿no acaba, en efecto, de manifestar
elocuentemente su aprecio por esta nueva forma
participantes en la producción, a los distribui­ de arte, al mismo tiempo que su angustiosa ansie­
dores y la Prensa postulando que, frente a los dad por la suerte de las almas sobre las que el
abusos de algunos productores y la crisis del Cine ejerce una influencia tan profunda (Discur­
Cine, tomaran en cuenta las exigencias morales so del 21-VI-1955, sobre el Film Ideal; A. A. S.
y culturales de un vasto público y facilitaran 47 [1955] 501; en esta Coleción: NOTA de la pág.
de este modo la tarea de los Cines; exigió, final­ 1456, 1? col.).
mente de la Prensa que no invirtiera los valores, 2. Las Comisiones Nacionales. Del mismo modo
que en la crítica, pusiera el acento esencial en Su Santidad se complace en pensar que los De­
el contenido moral del film y que éste respetara legados reunidos en Dublin, al tomar nota de los
la dignidad del hombre. progresos realizados durante este año en el buen
(36) Ver Pió XII, Discurso a los artistas de funcionamiento y coordinación de las Comisiones
Cine, 28-X-1955, en nota-apéndice a Vigilanti Cu­ nacionales de calificación, procurarán continuar
ra, sobre el “ Film Ideal” ; en esta Colección' activamente la tarea emprendida. Y a este res­
Encícl. 167, pág. 1461, 1? col., renglón 23 de arri­ pecto formula sus mejores votos.
ba. A. A. S. 47 (1955) 817. 3. Importancia fundamental de la difusión de
(37) Pío XII, Discurso a la gente de Cine de la Calificación. De poco, ciertamente, servirá es­
Italia 21-VI-1955 (ver notas 11 y 35); Discurso a tablecer una segura calificación moral de las pe­
los artistas de Cine, 28-X-1955 (ver nota 36) pág. lículas si no se cuidara igualmente de difundir
816; en esta Colección: Encícl. 167, Nota pág. su conocimiento en forma amplia y eficaz. “ Es
1460, 1? col., abajo. preciso, subraya la Encíclica “ Vigilanti Cura” ,
227, 30 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2181

gura y de vasta experiencia, bajo la cinematográficas y sobre el influjo que


responsabilidad de la Oficina nacional. podrán ejercer en los espectadores de
Los que componen la comisión de re­ su nación.4
*
8
7
6
5
visión deben prepararse con estudios Para juzgar el contenido y la pre­
apropiados y con la oración, para asu­ sentación de una película, inspírense
mir la responsabilidad de tan delicado los revisores en las normas que nos
encargo, a fin de juzgar con competen­ hemos expuesto en los mencionados
cia acerca del valor moral de las obras4*
8
7
6
5 discursos sobre el film ideal, y en partí -
que el pueblo sepa claramente cuáles son los no es una tutela de niños sino la eficaz dirección
films permitidos para todos, cuáles son los que de los adultos por el bien de la población... Bajo
no han de permitirse que sean vistos más que en la conducta y vigilancia de los Pastores —afir­
ciertas condiciones, y cuáles son, en fin, los per­ maba—■ se salvaguardia la verdadera libertad de
niciosos o francamente malos” (Vigilanti Cura, los fieles, que se ven defendidos contra las ten­
A. A. S. 27 [1936] 260; en esta Colección: Encícl. taciones... No rechacen, pues, la mano que Dios
167, 20, pág. 1454). les tiende, por decirlo así, y el muy seguro so­
4. La obligatoriedad de las calificaciones pro­ corro que les proporciona (Discurso del 2-XI-
porcionadas. Indudablemente, como os escribía 1954; A. A. S. 46 [1954] 674).
la Secretaría de Estado hace un año, los fieles 9. El método individual de la difusión y su
se hallan obligados a informarse sobre el juicio obligatoriedad universal. Por lo tanto los hijos
dado por las Oficinas competentes en cuanto al de la Iglesia son invitados a una obra dd verda­
valor moral de las películas, conformando al dera libertad, al tiempo que de prudencia y de
mismo su conducta; pero a esa obligación perso­ caridad, al servicio de la población. Que cada
nal corresponde un indudable deber por parte de cual, después de haberse informado por su pro­
los cristianos —sobre todo por parte de los que pia cuenta, difunda a su alrededor, en sus círcu­
directamente pueden influir en la opinión— de los de familia, barrio, de trabajo o de relaciones,
asegurar en las mejores condiciones una vasta las apreciaciones morales formuladas por los
difusión de esta calificación moral. Centros nacionales; que se atreva a hablar; que
5. Colaboración obligada de todos a la morali­ haga comorender el sentido y el alcance de tal
dad de las películas. ¿No estriba precisamente clasificación que por nuestro bien desea la Igle­
en esto la recomendación de esta misma Encíclica sia, Madre vigilante, educadora de las concien­
cuando recuerda que la tarea de saneamiento del cias, y guardiana del orden moral. Los padres
Cine no concierne solamente a los Obispos sino y los educadores tendrán principalmente la pre­
que obliga a todos los hombres de bien que sien­ ocupación de formar en este aspecto el alma de
ten la preocupación del honor y de la salud mo­ la juventud, ya que de esa educación primera de­
ral de la familia, de la Nación y de toda la so­ pende en gran parte la aptitud de los fieles a
ciedad (A. A. S. 27 (1936) 258; en esta Colección corresponder con docilidad a las directivas de
Encícl. 167, 14, pág. 1453). Y el Padre Santo, én sus pastores.
su último discurso, invoca igualmente el acuerdo En una palabra, en un siglo en el que la in­
unánime de los buenos contra el film corruptor. fluencia del Cine se ha manifestado tan vasta y
Solicita con interés el asentimiento de los hom­ tan penetrante, todo cristiano tiene que colabo­
bres de buen juicio y de recta intención para rar en la m ejor forma posible con la Jerarquía
confirmar en sus esfuerzos a los responsables de en las iniciativas que propone para luchar contra
la producción cinematográfica (Discurso del 21- la inmoralidad, sanear el film y hacer observar
VI-1955 sobre el Film Ideal; A. A. S. 47 (1955) las normas de acción que resulten de la clasi­
510-511; en esta Colección: pág. 1458. ficación establecida por sus desvelos.
6. Auténtico y necesario apostolado. Esta tarea 10. Especial responsabilidad de críticos, escri­
de difusión corresponde, por lo tanto, a una au­ tores y redactores para dar a conocer el aspecto
téntica forma de apostolado, y todo católico mi­ moral. La responsabilidad de esa difusión pesa,
litante tiene que ser consciente de ella. A los sin embargo, muy particulamente sobre aquellos
diversos esfuerzos hechos en nuestros días para a quienes su profesión pone en situación de ejer­
formar el juicio moral de los fieles en realción cer una influencia directa sobre la opinión pú­
con las películas y para permitirles reaccionar blica: redactores y directores de revistas espe­
sanamente ante un espectáculo que les es repre­ cializadas, críticos de Cine, escritores, periodis­
sentado, hay que añadir una vasta acción sobre tas... Grave responsabilidad, en verdad, la de
la opinión pública con miras a dar a conocer y estar llamado de este modo a servir, a través del
hacer respetar por el mayor número la califi­ juego normal de la información, a la misma ac­
cación moral dada sobre las películas por los ción de la Iglesia en un sector tan importante
organismos que han recibido el encargo de la de la moralidad pública e individual. ¿Cómo con­
Jerarquía. cebir, ñor consiguiente, que las plumas y las vo­
7. Recházase la objeción de la intromisión de ces católicas, puedan ocuparse de una película
la Iglesia. No es raro, sin embargo, hoy día, oír sin hacer mención explícita de su clasificación
afirmar por algunos que la dirección y la vigi­ moral? La legítima libertad de que goza la crí­
lancia de la Iglesia ofenden la dignidad y la au­ tica para apreciar el valor artístico y las demás
tonomía que convienen a los adultos. Que la Igle­ cualidades técnicas, se armoniza perfectamente
sia no vacilan en decir, promulgue lepes para con su deber de cristiano de tener en máxima
dirigir nuestras acciones. Pero cuando se trata consideración un juicio moral dado, con las me­
de aplicarlas a la vida de cada cual, que se jores garantías, por los organismos calificados;
abstenga y no se inmiscuya en absoluto en estas más aún, debe valorizarlo y divulgarlo lealmente,
cuestiones: que deje que cada uno obedezca a su recordando, según las palabras del Padre Santo,
conciencia (Discurso del 2-XI-1954; A. A. S. 46 que un film ideal pone todo su arte al servicio
[1954] 674). del hombre para ayudarle a mantenerse y afir­
8. Es salvaguardia de la verdadera libertad. A marse en los senderos de la rectitud y del bien
esa objeción, Su Santidad ha respondido con ener­ (Discurso del 21-VI-1955; A. A. S. 47, 501; en esta
gía, demostrando que el gobierno de los pastores Colección: Encícl. 167, Nota, pág. 1459, 1? col.
2182 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 31-34

cular tengan en cuenta las que se re­ que renueven el compromiso personal
fieren a películas de argumento reli­ que tienen todos los católicos de obser­
gioso, a la presentación del mal y al var fielmente la obligación de infor­
respeto que se debe tener de la persona marse sobre los juicios morales y de
humana, de la familia y de su santidad, conformar con ellos su conducta. A
como también de la Iglesia y de la so­ este fin, donde los Obispos lo juzgaren
ciedad civil. oportuno, podrá destinarse útilmente
un domingo del año para promover
31. b) el fin de la clasificación. Re­ oraciones e instrucciones a los fieles
cuerden, además, que uno de los fines sobre sus deberes con respecto a los
principales de la clasificación moral, espectáculos y particularmente en re­
es el de ilustrar la opinión pública y el lación con el cine.12
de educarla para que respete y aprecie Para que todos puedan gozar del be­
los valores morales, sin los cuales no neficio de los juicios morales, es nece­
podrían existir ni verdadera cultura, ni sario que las indicaciones se publiquen
civilización. Culpable sería por tanto oportunamente, estén debidamente m o­
toda suerte de indulgencia para con tivadas y se difundan ampliamente.
cintas que, aunque ostenten méritos
técnicos, ofenden, sin embargo el orden 33. El crítico cinematográfico. Muy
moral, o que respetando aparentemen­ útil será en esta materia la actuación
te las buenas costumbres, contienen del crítico cinematográfico católico,
elementos contrarios a la fe católica. quien no dejará de acentuar los valores
morales, mirando bien que dichos jui­
Los juicios morales, al indicar cla­ cios habrán de ser una directiva segura
ramente qué películas se permiten a para evitar el peligro de deslizarse a
todos y cuáles son nocivas o positiva­ un relativismo moral o de confundir la
mente malas, darán a cada uno la po­ jerarquía de valores.
sibilidad de escoger los espectáculos de Muy lamentable sería que los diarios
los cuales habrá de salir más alegre, y publicaciones católicas, al hablar so­
más libre y, en su interior, mucho me­ bre los espectáculos, no dieran informa­
jor que cuando entró<39) y harán que ción a sus lectores sobre el valor moral
evite los que podrían ser dañosos para de los mismos.
su alma, daño que será más grave aún
por hacerse responsable de favorecer 3. Empresarios y distribuidores
las producciones malas y por el escán­
dalo que da con su presencia. 34. Los empresarios. No sólo sobre
los espectadores que con el billete de
32. c) compromiso de su acatamiento. entrada, a manera de voto, eligen entre
Renovando las instancias que hacía el cine bueno y el malo, pesa una gran­
Nuestro Predecesor de feliz memoria de responsabilidad, sino también sobre
en la Encíclica “ Vigilanti cura” <40> re­ los empresarios de salones de cine y
comendamos vivamente que se invite sobre los distribuidores de películas.
a los fieles, donde esto es posible, y Nos son conocidas las dificultades
después de la preparación adecuada, a1 2 que deben superar en la actualidad los
11. La finalidad de las Jornadas. Una opinión reacción de la colectividad, oportunamente des­
ampliamente ilustrada, una disciplina de buena pertada y mantenida, apoye cada vez más fiel y
gana consentida, serán sin duda un gran paso en eficazmente las justas medidas tomadas por la
la obra de saneamiento que desea el Padre Santo. Autoridad para servir, en el campo del Cine, al
Y he aquí por qué vuestras “ Jornadas Interna­ bien moral de la población. Con este voto, e invo­
cionales” se dedican con tanta razón a este pro­ cando sobre vuestra Asamblea una gran efusión
blema, en apariencia limitado, de la difusión de de gracias divinas, Su Santidad os otorga, así
la clasificación moral de las películas. A través como a todos los miembros de la OCIC, su muy
de esta difusión, la opinión pública se interesa y paternal Bendición Apostólica.
la sociedad moderna es sensible, como se ha com­
(39) Ver Pío XII, Discurso a la gente de Cine
probado, ante una defensa que viene de la misma
colectividad. de Italia (ver notas 11, 35, 37) pág. 512.
12. Votos por el mejoramiento de ese aspecto (40) Pío XI, Encícl. Vigilanti Cura, (ver notas
U Bendición. Hagamos votos, por lo tanto, por 30, 34, 38) pág. 260; Colección Guadalupe, Encícl.
que, como fruto de vuestros trabajos, una sana 167, 19-20, pág. 1454.
227, 35-37 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2183

empresarios, por muchas razones y mente en algunas naciones— para p o­


también a causa de la televisión; pero der tutelar con más eficacia los inte­
aun en medio de circunstancias difí­ reses comunes, poniendo en práctica las
ciles, deben recordar que su propia directivas de la Oficina nacional.
conciencia no les permite presentar
cintas contrarias a la fe y a la moral, 36. La distribución. Las recomenda­
ni aceptar contratos que les obliguen ciones que hemos hecho a los empresa­
a proyectarlas. En muchos países exis­ rios, han de aplicarse también a los
te el laudable compromiso de no acep­ distribuidores, quienes, porque no raras
tar películas que son tenidas como veces financian las mismas produccio­
dañosas o malas: esperamos que una nes, tendrán mayor posibilidad y por
iniciativa tan sumamente oportuna se tanto estarán más obligados a dar su
propagará por todas partes, y que nin­ apoyo al cine moralmente sano. En
gún empresario católico dudará de dar efecto, la distribución no puede ser
su adhesión. considerada de ningún modo como una
Debemos llamar la atención sobre mera función técnica, ya que el film
la obligación grave de excluir la publi­ — como lo hemos recordado repetidas
cidad insidiosa e indecente, aunque se veces— no es una simple mercancía,
haga, como a veces sucede, en favor sino un alimento espiritual y una es­
de películas no malas. ¿Quién podrá cuela de formación espiritual y moral
decir los daños que tal clase de imáge­ de las masas. Así, pues, el que contri­
nes puede producir en las almas, espe­ buye, el que alquila, participará en los
cialmente de los jóvenes, y los pensa­ méritos y responsabilidades morales
mientos y sentimientos impuros que con respecto al bien o al mal que pueda
pueden provocar y el grado en que con­ causar el cinematógrafo.
tribuyen a la corrupción del pueblo,
con grave perjuicio de la prosperidad 4, Actores, productores y directores
misma de la nación?(41K 37. Los actores. No pequeña parte de
responsabilidad en el mejoramiento del
35. Salas católicas. Es obvio que los cine, compete también al actor, quien
salones de cine que dependen de la respetando su dignidad de hombre y de
autoridad eclesiástica, al estar obliga­ artista no puede prestarse a interpretar
dos a asegurar a los fieles y particular­ escenas licenciosas, ni cooperar en una
mente a la juventud, espectáculos edu­ película inmoral. Una vez que el actor
cativos en un ambiente sano, no podrán logre distinguirse por su arte y por su
menos de presentar cintas intachables talento, debe servirse de su fama mere­
desde el punto de vista moral. cidamente ganada, podrá despertar en
Los obispos, al mismo tiempo que el público nobles sentimientos, dando,
vigilen cuidadosamente la actividad de ante todo, en su vida privada ejemplo
estos salones abiertos al público, aun a de virtud. Es muy comprensible — de­
cargo de religiosos exentos, recorda­ cíamos Nos mismo en un discurso a los
789
rán a los eclesiásticos responsables, que artistas— la emoción interna de alegría 790
para cumplir el fin de su apostolado, y noble orgullo que invade vuestro áni­
tan recomendado por la Santa Sede, es mo delante del público, intensamente
necesario que, por su parte, observen dirigido hacia vosotros, anhelante, que
escrupulosamente las normas dadas a os aplaude y se estremece(42). Un sen­
este fin y que tengan espíritu de desin­ timiento legítimo, no puede, con todo,
terés. Es muy de recomendar que los autorizar al actor cristiano a que acep­
salones católicos se unan en asociacio­ te de parte de un público inconsciente,
nes — como ya se ha hecho laudable-*9 4 manifestaciones rayanas muchas veces
(41) Ver Pío XII, Discurso a los Párrocos y (42) V er Pío XII, Discurso sobre el arte escé­
predicadores cuaresmales de Roma, 5-IÍT-1957: AAS nico, 26-VIII-1945: (Discorsi e Radiomessaggi, to­
49 [1957] 208); L ’Osservatore Romano, ed. castella­ mo 7, 157).
na, Rueños Aires, Año VI, N9 279, del 12-III-1957.
2184 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 38-41

en idolatría, teniendo para ellos valor pecial y adecuada preparación, cuya


la advertencia del Salvador: Brille vues­ estimación no puede quedar al arbitrio
tra luz ante los hombres de manera que, de los particulares.
viendo vuestras obras buenas, glorifi­ Pedimos a los productores y direc­
quen al Padre vuestro que está en los tores católicos, que no permitan la rea­
cielos<43L lización de películas contrarias a la fe
y a la moral cristiana; pero si esto
38. Productores y directores: proble­ sucediere (Dios nos guarde) los Obis­
mas morales y religiosos difíciles y pos no dejarán de amonestarlas, em­
consulta con la Oficina Católica. Aun­ pleando si fuera menester, oportunas
que en planos diversos, la responsabi­ sanciones.
lidad más grande recae sobre los pro­
ductores y directores. La conciencia de 40. El remedio, la formación cristia­
tal responsabilidad, no debe ser óbice na de los que participan en la pro­
sino estímulo para los hombres de bue­ ducción. Pero estamos convencidos de
na voluntad que disponen de recursos que el remedio más radical para enca­
financieros y de talentos que se requie­ minar eficazmente el cine hacia la
ren para la producción de películas. altura del film ideal se cifra en que se
Con frecuencia las exigencias del arte profundice la formación cristiana de
impondrán a los responsables de la cuantos participan en la producción de
producción y dirección, problemas difí­ películas.
ciles en punto a moral y Religión, que Acérquense los autores de las pelícu­
exigirán así para el bien espiritual de las a las fuentes de la gracia, asimilen
los espectadores como para la perfec­ la doctrina del Evangelio, adquieran
ción de la obra misma, un adecuado conocimiento de cuanto la Iglesia ense­
criterio y dirección aun antes de que la ña sobre la realidad de la vida, sobre la
película se realice o durante su rea­ felicidad y sobre la virtud, sobre el
lización. dolor y el pecado, sobre el cuerpo y el
No duden, por consiguiente, en pedir alma, como sobre los problemas socia­
consejo a la Oficina católica compe­ les y las aspiraciones humanas, y en­
tente, que con gusto estará a su dispo­ tonces podrán ver cómo se abren ante
sición, y aun delegará si fuere necesa­ sus ojos, caminos nuevos y luminosos
rio y con las debidas cautelas, un ex­ e inspiraciones fecundas para realizar
perto consejero religioso. La confianza obras que tengan atractivo y valor
en la Iglesia, no disminuirá, cierta­ perdurable.
mente, su autoridad y su prestigio. La Será, pues, necesario favorecer el
fe defenderá, en todo tiempo, la perso- que se multipliquen las iniciativas y las
791 nalidad del h o m b r e é , y aun en el manifestaciones destinadas a desarro­
campo de la creación artística, la per­ llar e intensificar su vida interior, te­
sonalidad humana no podrá menos de niendo cuidado, ante todo, de la for­
enriquecerse y completarse, a la luz mación cristiana de los jóvenes que se
de la doctrina cristiana y de las rectas preparan a la profesión cinematográ­
normas morales. fica.

39. Directiva para colaboradores 41. Sugerencias para la acción del


eclesiásticos y productores católicos. poder civil y los premios. Al terminar 792
Sin embargo, no será permitido a los estas consideraciones específicas sobre
eclesiásticos que presten su colabora­ el cinematógrafo, exhortamos a la auto­
ción a los productores cinematográfi­ ridad civil a no prestar ninguna clase
cos, sin especial encargo de los Supe­ de ayuda a la producción o programa­
riores, pues como es obvio, para tal ción de películas de moralidad deficien­
asesoría, se requieren competencia es- te y sí más bien a propiciar con medi-
(43) Mat. 5, 16. los católicos alemanes reunidos en Berlín), 10-
(44) Pío XII, Mensaje al Katholikentag (Día de VIII-1952, A. A. S. 44 (1952) 725.
227, 42-43 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorsus ’ 2185

das apropiadas las producciones cine­ las fronteras, lleva los mensajes que se
matográficas sanas, especialmente las le confían^*6).46
5
que se dirigen a la juventud. Puesto Perfeccionada continuamente con
que el Estado invierte grandes sumas nuevos progresos, presta incalculables
para fines educativos, debe empeñarse servicios en los varios campos de la
seriamente en la solución positiva de técnica, llegando hasta lograr dirigir
un problema educativo de tanta impor­ de lejos mecanismos sin piloto hacia
tancia. metas precisas. Con todo creemos que
En algunos países, y con ocasión de el más noble servicio que está llamada
exposiciones internacionales se suele a prestar, es el de iluminar y educar al
adjudicar, con mucho provecho, pre­ nombre, dirigiendo su mente y su cora­
mios adecuados a las cintas que se zón a esferas cada vez más altas del
distinguen por su valor espiritual y espíritu.
educativo: esperamos, pues, que Nues­ Oír la voz humana y poder seguir
tras advertencias habrán de contribuir
acontecimientos lejanos, permanecien­
a unir las fuerzas del bien, para que
do dentro de las paredes domésticas,
las películas que lo merezcan, reciban
participando a distancia en las mani­
el premio del reconocimiento y apoyo
festaciones más variadas de la vida so­
de todos.
cial y cultural, son cosas que responden
a un profundo deseo humano.
//. - La Radio
No es pues de maravillar que muchas
casas hayan sido dotadas rápidamente
1. Los grandes servicios que presta de aparatos de radio, los cuales permi­
42. Las grandes posibilidades y ser­ ten abrir una ventana sobre el ancho
vicios de la Radio. Con no menos soli­ mundo, de donde le llegan, de día y
citud deseamos exponeros, Venerables de noche, ecos de la actividad que pal­
Hermanos, Nuestras preocupaciones re­ pita en las diversas culturas, lenguas y
lativas a otro gran medio de difusión, naciones, bajo la forma de innumera­
contemporáneo del cine, es a saber, la bles programas ricos en noticias, entre­
radio. vistas, conferencias, transmisiones de
Aunque no disponga de la riqueza actualidad y de arte, de cantó y de
de elementos espectaculares y de las música.
ventajosas condiciones de ambiente de
que goza el cinematógrafo, la radio 43. Ventaja para la Religión y res­
posee, sin embargo, grandes posibili­ ponsabilidad. ¡Qué privilegio y qué
dades aun no completamente explo­ responsabilidad — decíamos en reciente
tadas. discurso— para los hombres del pre­
La radio — como decíamos al perso­ sente siglo, y qué diferencia con los días
nal de una empresa radiofónica— tiene lejanos en que la enseñanza de la ver­
el privilegio de estar libre y desasida de dad, el precepto de la fraternidad, las
las condiciones de espacio y tiempo que promesas de la bienaventuranza eterna,
impiden o entorpecen los medios de seguían el paso lento de los Apóstoles
comunicación entre los hombres. Con sobre los ásperos senderos del viejo
ala infinitamente más veloz que la de mundo. Hoy, en cambio, la llamada
793 las ondas sonoras y rápidas como la de Dios puede abarcar en un mismo
luz, en un instante y superando todas4 6 instante a millones de hombres!^áQK
5
(45) Ver Pío XII, Discurso a los miembros de El Domingo, 27-X-1957, festividad de Cristo
la Sociedad de Radiotelefonía de Italia, 3-XII- Rey, Pío XII, con motivo de la bendición e inau­
1944, (Discorsi e Radiomessaggi, Tomo VI, 209), guración de las nuevas instalaciones de la Radio­
(véase nota 26]. emisora Vaticana en Santa María di Galería, la
(46) Ver Pío XII, Radiomensaje al 3? Congreso cual, más potente que la primera puede oírse en
Internac. de Comunic. celebr. en Génova a prop. todo el mundo, pronunció un discurso en latín
del 60? aniversario del descubrimiento de la ra­ cuya traducción íntegra reproduciremos a conti­
diotelefonía, ll-X-1955, A. A. S. 47 (1955) 736. Véa­ nuación “ Atlendite populi de longe” , (A. A. S. 49
se más arriba el texto en la nota (lb), pág. 2161. [1757] 961-965). Ver también Nota ( l l>), pág. 2161.
2186 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 43

794 Es cosa muy excelente que los fieles latar sus conocimientes y sus cora­
se aprovechen de este privilegio de zones.
nuestro siglo y disfruten de las rique­ Bien saben todos, cuánta virtud edu­
zas de la instrucción, de la diversión cativa pueden tener las buenas emisio­
y de la misma palabra de Dios, que la nes; pero al mismo tiempo, el uso de
radio les puede proporcionar para di- la radio entraña responsabilidades, por-
AAS 1. Acción de gracias por los prodigios de la 3. Preocupación seria de los cristianos por la
49 radiofonía. “ Prestad oídos, pueblos lejanos” Radio. Estas invenciones, en efecto —es una cosa
961 (Isaías 49, 1) escuchad todos; de la nueva esta­ evidente— pueden engendrar, igualmente, muchos
ción radiofónica del Vaticano, de esta selva de bienes y muchos males. En lo que se refiere a
antenas coronada por la curz victoriosa, signo la radiofonía ¿quin ignora, pues, que pueda pro­
de verdad y de caridad, os dirigimos la palabra pagar y diseminar por todas partes verdades o
(II Cor. 6, 11). Ante todo, Nos deseamos dar gra­ errores, virtudes o crímenes, la concordia o la
cias perpetuas al Dios Optimo y Máximo, que discordia, la caridad fraternal o un odio mortal?
no sólo ha creado el cielo y la tierra en una co­ Importa mucho, pues —lo que por otra parte Nos
herencia y una armonía admirables, sino que ha hemos escrito en Nuestra Encíclica “ Miranda
dotado a todos los elementos de fuerzas ocultas Prorsus” (A. A. S. 49 [1957J pp. 765 ss.) im­
que el espíritu del hombre persigue con su in­ porta mucho, decimos Nos, que los cristianos
vestigación, descubre a fuerza de trabajo y redu­ 0, incluso simplemente, las gentes honradas se
ce a su servicio. Es así como la voz humana, preocupen muy seriamente de una cuestión tal;
captada por aparatos de construcción delicada, y que tengan muy presente hacer, según sus fuer­
excita a ondas eléctricas que, después de haber zas, que los aparatos de radio, que desde ahora
volado sobre la inmensidad de las tierras y de se encuentran en gran número de casas, no apar­
los mares, son recogidas por otros aparatos y ten a los espíritus de la verdad, disimulando el
restituyen esta misma voz como si los que hablan error, no arrastren las almas a los vicios, ador­
de lejos estuviesen presentes. Tal es la invención nándoles de señuelos de un arte engañoso, sino
de la radiofonía, que constituye ciertamente una que sugieran más bien la virtud, propaguen la
de las más grandes entre los felices descubri­ justa doctrina, recreen también a los oyentes por
mientos de nuestra época, y que se perfeccionan los sanos esparcimientos y que, incluso los con- 963
de día en día. suelen de las preocupaciones que hoy, más que
nunca, inquietan y acongojan tan vivamente a
2. El verdadero progreso está en la alabanza
los hombres.
y la consagración a Dios. Estos títulos de gloria
de un siglo de progreso, no hay quien no los ce­ 4. La misión religiosa de la Radio: ayudar a la
lebre con Nos, pero hay que afirmar, sin embar­ evangelización. Además, — y esto nos interesa a
go, que las ventajas y los servicios que procu­ Nos de manera especial, a Nos mismo, a los
ran las técnicas de todo género, no pueden ser Obispos y a los católicos— la radio provee nue­
provechosas para la prosperidad y la verdadera vos recursos y nuevas fuerzas para ampliar y fa­
962 felicidad del hombre si no aumentan los bienes cilitar el cumplimiento y la realización del man­
del alma, que son más preciosos, si no están con­ damiento de Jesucristo a sus Apóstoles y a sus
formes a las leyes de la naturaleza y si finalmen­ sucesores: Predicad el Evangelio a toda creatura
te, no obedecen por completo a los mandamien­ (Marc. 16, 15). ¿Por qué, pues, la Iglesia no habría
tos del Dios eterno (cf. Discorsi e Radiomessaggi, de usar esta ayuda tan poderosa para cumplir,
vol. XV, pp. 520, 521). Es a El, en efecto — como más fácilmente, una misión que, recibida de Dios,
lo escribe San Alberto Magno, que fue investi­ puede mejor que ninguna otra, contribuir al bien
gador muy ardiente incluso en el dominio de La de cada uno de los ciudadanos, de las familias y
física— es a El que es el manantial de la sabi­ de la sociedad? Las doctrinas, que concibe el es­
duría, el creador, el educador y el guía de la na­ píritu humano, no pueden jamás ser perfectas; es
turaleza (Physic, lib. I, tract.l, cap. 1), a quien por esto que a menudo suceda que nazcan las unas
todo debe ser dedicado. Así como de todas las de las otras, florezcan, cedan del paso después a
cosas creadas, hay que servirse ciertamente de las nuevas y desaparezcan poco a poco; mientras
las fuerzas que los sabios de hoy dominan; pero que la palabra del Señor perdura siempre (I Petr.
de manera conveniente y razonable, sin darles 1, 25). La verdad que viene de Dios no conoce el
una importancia tal, que uno llegue a olvidar ocaso; y sus mandamientos, si son correctamente
que su alma ha sido creada para la inmortalidad; observados, tienen la fuerza de conducir no sólo
hay que hacer gradas de todas las cosas para ele­ a los individuos, sino también a toda la humani­
varse a la inteligencia y a la conquista de las rea­ dad, a un estado mejor y más feliz. El Evangelio
lidades celestes (ver Disc.e Radiomessaggi, yol. XV, de Jesucristo suscita virtudes que ninguna filoso­
pp. 520-523). Que todos disciernan en las cosas y en fía de los paganos de la antigüedad ha podido si­
las fuerzas de la naturaleza la presencia de Dios, quiera suponer. Gracias a él —la historia nos lo
y que admiren con respeto la irradiación perma­ enseña— el espíritu y el pensamiento, los deseos
nente de su gloria, tal como en la frágil belleza de la voluntad, la vida y las costumbres han to­
de las flores y en la maravillosa armonía de los mado otro curso; cuando el conocimiento del Di­
coros de los astros, que recorren dócilmente, a vino Redentor y su doctrina fueron ampliamente
merced de Dios, los espacios infinitos de los propagados y su fuerza, que ahuyenta los vicios y
cielos, así como en los misterios de los átomos, desarrolla las virtudes, hubo penetrado hasta en el
donde penetra la mirada de la ciencia y cuya corazón de las naciones, resultó de ello una revo­
técnica al romperlos atrae una fuerza nueva lución que, con el nacimiento de la civilización
adoren y veneren su sabiduría eterna y su vir­ cristiana, transformó la faz de la tierra (León
tud creadora. Si los hombres adoptan esta línea XIII, Encíclica Tametsi; Acta Leonis, t. XX, 1901,
de conducta y de acción, todas las invenciones p. 299). Según esto, lo que ha sucedido antes debe
que la época actual introduce de manera mara­ producirse hoy y dar frutos abundantes. Que la
villosa, no conducirán ni a la ruina de los cuer­ Religión de Jesucristo sea, pues, cada día más
pos ni a la de las almas, sino a una vida más propagada; que alcance a todas las regiones, in­
próspera, más bella y más feliz, tanto para los cluso a aquellas cuyo acceso sea difícil por la
individuos como para las familias y para la so­ distancia o por otras razones; que penetre y
ciedad. reine en los hogares y los corazones para deter-
227, 44 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2187

que al igual que otras técnicas, puede 2. Los deberes que impone
ser empleada así para el bien como
para el mal. Se puede aplicar a la radio 44. Deberes del radioescucha: a) cui­
la palabra de la Escritura: Con ella dadosa selección. Por consiguiente, el
bendecimos al Señor y Padre; y con ella primer deber de quien escucha la radio,
maldecimos a los hombres que han sido es el de una cuidadosa selección de los
creados a imagen de Dios. De la misma programas. La transmisión radiofónica
boca salen la bendición y la maldi- no debe ser un intruso sino un amigo
ción ^7K que entra en el hogar, consciente y li-
minar la conducta; y que la voz de Jesucristo, Nos, pues, que no tenemos ningún deseo de do­
dulcemente atractiva, resuene sobre toda la tie­ minación terrestre, pues la misión que está a
rra por el ministerio de sus sacerdotes para lle­ Nos confiada concierne, ante todo, a conquistar
var la vida. El Evangelio de Jesucristo debe ser las almas inmortales y la felicidad eterna, Nos,
propagado no sólo por los medios habituales y que no tenemos armas humanas, sino sólo el po­
tradicionales, necesarios a la verdad, sino tam­ der de Dios (II Cor. 10, 4) y que no te­
bién con ayuda de los recursos recientemente nemos otra preocupación que e l d e s e o 965
964 puestos en uso, si queremos —y todos debemos vivo de abrazar en la caridad a los hombres
realmente quererlo— que hoy, por fin, se ejerza y a los pueblos de toda raza, Nos elevamos de
y triunfe por todas partes más fuerte su Reino, nuevo Nuestra voz paternal para invitarlos a
R e in o d e v e r d a d y d e v id a , R e in o de s a n tid a d y todos a la paz fraternal. Sobre todo que aque­
d e g r a c ia , R e in o d e ju s t ic ia y d e p a z (Prefacio llos en manos de los cuales reposa la suerte de
de la Misa para la festividad de Cristo Rey). las naciones, piensen, ante su conciencia y ante
Dios, en la extrema gravedad de su deber. Que
5. L a d ifu s ió n de la verdad e v a n g é lic a es la sepan vivir juntos en un espíritu de comprensión
ra z ó n d e la fu n d a c ió n d e R a d io V atica n a . El de­
fundado sobre la justicia y la verdad; que hagan
seo que Nos tenemos de ver a los católicos em­ todo, para empezar, para disminuir las discor­
plear estas armas nuevas y pacíficas de la ver­ dias y las rivalidades que podrían existir, pero,
dad es la razón por la cual Nos hemos querido después, para solventarlas en la equidad y su­
construir una estación radiofónica más potente primirlas completamente; de tal forma que los
y más perfecta que nos permitiera a Nos hacer individuos y las colectividades puedan verse li­
oír Nuestra voz en la tierra entera que dirigie­ bres del temor de las guerras, puedan esperar
ra Nuestras órdenes, Nuestras exhortaciones y tiempos mejores y apliquen a obras fructíferas
Nuestros deseos a la comunidad cristiana. De es­ y pacíficas y a la prosperidad común los recur­
ta forma, los miembros del Cuerpo místico de sos que habrían sido gastados y disipados en pre­
Jesucristo, cuyo Divino Redentor es el dirigente, parativos de guerra.
se encontrarán unidos por nuevos vínculos; to­
dos los católicos — y Nos sabemos que lo desean 8. Encomio de la paz. Estos votos y estas ex­
vivamente— podrán oír al Pontífice romano has­ hortaciones brotan tanto más espontáneamente
ta en las extremidades del mundo; incluso aque­ de Nuestro corazón, cuanto que, actualmente, co­
llos a los que obstáculos y barreras impiden hoy mo cada cual sabe, nubes sombrías parecen os­
escuchar la voz del Pontífice romano. curecer el cielo del Cercano Oriente, no lejos de
aquellos lugares donde, sobre la cuna del divino
6. A g r a d e c im e n to a los c o la b o r a d o r e s y con s­ Redentor, las huestes de los ángeles cantaron el
tr u c to r e s . Es por esto, por lo que Nos desea­
anuncio de la paz a los hombres de buena vo­
mos vivamente expresar Nuestro agradecimiento luntad. (cf. Luc. 2, 14). Nos que, desde el co­
no sólo a todos los que, a través de todo el mienzo de Nuestro Pontificado (cf. A. A. S. 31
mundo católico, han procurado ya limosnas o [1939] pp. 86-87) hemos aconsejado siempre la
bien el material necesario para la construcción paz a todos, Nos queremos decir la paz justa,
y terminación de esta gran instalación, sino este don tan bello de Dios “en comparación con
también a cada uno de los técnicos que han pre­ el cual, según la palabra de S. Agustín, aun
sentado a Nos, liberal y generosamente, el con­ cuando no se trate más que de realidades terres­
curso de su alta competencia. Todos observarán, tres y pasajeras, no se puede nombrar nada más
ciertamente —y ello será para cada cual un con­ agradable, desear nada más deseable, encontrar,
suelo— que han aportado sus recursos, sus fuer­ finalmente, nada mejor (De Civ. Dei, lib. XIX,
zas, sus talentos, a una causa que no sólo con­ Cap. XI). Nos invitamos con insistencia a todos
tribuyó a la cultura intelectual, a la distinción y los hombres a consolidarla y a fortalecerla. Que
a los goces del espíritu, sino que también hace prevalezca el consejo honrado y prudente de los
amar y que propaga la verdad y la virtud cris­ que verdaderamente merecen el nombre de hom­
tiana, fortaleciendo, cada día más, según sus bres de buena voluntad; y que todos consideren
medios, en el mundo entero, la Religión católica. la cantidad inmensa de ruinas irreparables que
7. E x h o r ta c ió n a la p a z y c o n c o r d ia a los h o m ­ podría resultar de una nueva guerra, no sólo para
b re s y n a c io n e s . Nos no deseamos terminar esta las naciones, sino incluso para el género humano
breve alocución sin exhortar con insistencia a todo entero.
todos los hombres, a las naciones y a las razas 9. Plegarias. Es por esto que los que son Nues­
a la paz y a la concordia fraternal. Las guerras tros hijos en Cristo deben elevar sus plegarias
—jes un hecho que los acontecimientos recientes a Dios para que estas nubes se disipen lo más
atestiguan con tanta fuerza!— engendran ma­ rápidamente posible y que, una vez los espíritus
tanzas, ruinas y miserias de toda clase: Las mis­ calmados y los intereses y los derechos legítimos
mas consecuencias —todo el mundo lo sabe— re­ reconocidos, el cielo se despeje de nuevo.
sultan de las guerras civiles, de los odios y de Que Dios se digne hacer eso, y que su paz...
las discordias, de los que no pueden nacer ni la que sobrepuja todo sentimiento, guarde vuestros
prosperidad privada, ni la prosperidad pública,
si es cierto que en la c o n c o r d ia , los b ien es m o ­
corazones y vuestros espíritus en Jesucristo (Filip.
4, 7). Así sea.
d e s to s a u m e n ta n ; en la d is c o r d ia , las fo rtu n a s
m ás g r a n d e s se h u n d e n (Sallust. Jugurtha 10). (47) Santiago 3, 9-10.
2188 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 45-48

bremente invitado. ¡Desgraciado quien ción en dirección única entre el emisor


no sabe escoger los amigos que intro­ y el escucha.
duce en el santuario de la familia! Las Los métodos modernos de sondeo de
transmisiones que tienen cabida en la la opinión pública, al mismo tiempo que
casa deben ser sólo las portadoras de permiten medir el grado de interés que
verdad y de bien, que no desvían sino suscitan determinadas transmisiones,
que más bien ayudan a los miembros son ciertamente de gran ayuda para los
de la familia en el cumplimiento de los responsables de los programas; pero
propios deberes personales y sociales el interés más o menos vivo que se des­
y que, tratándose de jóvenes y niños, pierta en el público, con frecuencia
lejos de ser nocivas, refuerzan y pro­ puede deberse a causas transitorias o a
longan la obra sanamente educativa de impulsos no razonados, y por tanto no
los padres y de la escuela. deben considerarse como norma segura
de conducta.
45. Información e indicaciones. Las Deben, pues, los que oyen la radio,
Oficinas católicas radiofónicas nacio­ colaborar a que se forme una opinión
nales, de las que ya hemos hablado en pública ilustrada, capaz de expresar de­
esta Encíclica, ayudadas por la prensa bidamente su aprobación junto con sus
católica, tratarán de tener informados objeciones o su voz de ánimo, contri­
previamente a los fieles sobre el valor buyendo a que la radio, de acuerdo con
de las transmisiones. Dichas indicacio­ su misión educadora, se ponga al ser­
nes previas, con todo, no será posible vicio de la verdad, de la moralidad, de
hacerlas en todas partes y con frecuen­ la justicia y del amor^48K
cia tendrán un valor meramente indi­
Es ésta una tarea que toca a todas
cativo, ya que algunos programas no
las asociaciones católicas, que han de
se pueden conocer con anticipación.
empeñarse en defender eficazmente los
intereses de los fieles en este campo.
46. Directivas de los Pastores. Por En regiones donde las circunstancias lo
esta razón, los pastores de almas re­ aconsejen, se podrá promover, además,
cuerdan a los fieles que la ley de Dios entre los oyentes y los espectadores,
prohíbe escuchar transmisiones daño­ asociaciones a propósito, vinculadas
sas para la fe y las buenas costumbres con las Oficinas nacionales.
y exhorten a los que tienen cuidado de
la juventud, para que vigilen y para 48. c) favorecer las buenas transmi­
que procuren educar el sentido de la siones. Es un deber, finalmente, de los
responsabilidad acerca del uso del apa­ radio-oyentes, apoyar las buenas trans­
rato de radio que tienen en casa. misiones, ante todo aquellas que llevan
Además, los Obispos, tienen el deber a Dios al corazón humano. En nuestros
de poner en guardia a los fieles con días, cuando sobre las ondas se agitan
respecto a las emisoras que notoria­ violentamente doctrinas erróneas, cuan­
mente propugnan principios contrarios do con interferencias se crea de propó­
a la fe católica. sito en el éter una cortina de hierro
sonora, con el fin de impedir que por
47. b) Criticar y estimular. El segun­ esta vía penetre la verdad que podría
do deber de quien escucha la radio, es sacudir la tiranía del materialismo ateo,
el de llevar a conocimiento de los res­ cuando millones de hombres esperan
ponsables de los programas radiales, aún el alba de la Buena Nueva o una
sus legítimos deseos y sus justas obje­ instrucción más amplia sobre su fe, y
ciones. Este deber se deduce claramente cuando los enfermos o los que se hallan
de la naturaleza misma de la radio, impedidos en alguna forma, esperan
que puede fácilmente crear una reía­ ansiosamente poder unirse a las ora-
is) Ver Pío XII, Discurso a propósito del 5ÍK» rnessaggi, tomo 11, 2G7).
aniversario de la Radiofonía (Discorsi e Radio-
227y 49-52 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorscjs” 2189

ciones de la comunidad cristiana o al lidad profesional necesaria para asegu­


Sacrificio de Cristo ¿cóm o podrían los rara a las transmisiones religiosas un
fieles y sobre todo los que conocen las nivel artístico y técnico elevado.*4
9
ventajas de la radio por una experien­ Provean esas mismas Oficinas nacio­
cia diaria, no mostrarse generosos favo­ nales al desarrollo y a la coordinación
reciendo tales programas? de los programas religiosos en el pro­
pio país, colaborando en cuanto sea
3. El aspecto religioso posible, con los que tienen bajo su
responsabilidad las diversas emisoras
49. Estímulo a los programas religio­ para vigilar cuidadosamente la mora­
sos y su competente presentación. Bien lidad de los programas.
sabemos cuánto se ha hecho y se hace
Por lo que hace a la participación
en las diversas naciones para desarro­
de los eclesiásticos en las transmisiones
llar los programas católicos en la radio.
de radio o de televisión, aun tratándose
Muy numerosos son, gracias a Dios, los 798
de religiosos exentos, los Obispos po­
eclesiásticos y los seglares, que han
drán dictar normas oportunas encar­
tomado la iniciativa en este campo,
gando a las Oficinas nacionales que
asegurando a las transmisiones católi­
velen por su ejecución.
cas la primacía que corresponde a los
valores religiosos sobre los demás inte­
reses humanos i48*]. 51. Emisoras católicas. Enviamos
una especial voz de aliento a las esta­
Considerando, pues, atentamente, las ciones radiofónicas católicas. No igno­
797 posibilidades que ofrece la radio para rando las numerosas dificultades que
el apostolado e impulsados por el man­ deben afrontar, tenemos la confianza
dato del Redentor Divino: Id por todo de que unidas en estrecha colaboración,
el mundo, predicad el Evangelio a todas continuarán animosamente su obra
las criaturas(49>, os pedimos, Venera­ apostólica que Nos tanto apreciamos.
bles Hermanos, que incrementéis y per­
feccionéis cada vez más las transmisio­ Nos mismo hemos procurado ampliar
nes religiosas según las necesidades y y perfeccionar Nuestra benemérita Ra­
posibilidades locales. dio Vaticana, cuya actividad —-como
hemos dicho a los generosos católicos
Por cuanto la digna presentación de holandeses— responde al deseo íntimo
las funciones litúrgicas por medio de la y a la necesidad vital de todo el orbe
radio, como también de las verdades católico(5°).
de la fe y las informaciones sobre la
vida de la Iglesia, exigen, además de la 52. Agradecimiento y sugerencia
vigilancia debida, talento y competen­ para los responsables de los proble­
cia especial, es indispensable preparar mas. Dirigimos, también y con muy
cuidadosamente a los sacerdotes y lai­ buena voluntad a los que tienen la res­
cos destinados a tan importante acti­ ponsabilidad de los programas radiales,
vidad. Nuestro agradecimiento por la com ­
prensión que muchos de ellos han ma­
50. Preparación de elementos y co­ nifestado, poniendo gustosamente a dis­
laboración a los programas. A tal fin, posición de la Palabra de Dios, el espa­
en íós países donde los católicos dispo­ cio de tiempo oportuno y los medios
nen de equipos modernos y tienen más técnicos necesarios. De esta manera
larga experiencia, organícense oportu­ tendrán participación en los méritos
namente cursos adecuados de adiestra­ del apostolado que se desarrolla por
miento que permitan a los candidatos, medio de las ondas de sus emisoras,
aun de otras naciones, adquirir la habi-*4
9 según la promesa del Señor: quien re-
[48a] Véase también el discurso de Pío XII, del (50) Ver Pío XII, Discurso a los católicos ho­
27-X-1957 Nota (46) de la presente Encíclica; co­ landeses, 19-V-1950: (Discorsi e Radiomessaggi,
mo también Nota [53b]. Tomo XII, 75 [ver Nota 8]).
(49) Marcos 16, 15.
2190 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 53-54

cibe al Profeta como tal, tendrá la re­ sagrado de los días festivos, como tam­
compensa del profeta(51>. bién las necesidades espirituales diarias
En nuestros días, las transmisiones de los fieles.
de calidad exigen que se emplee un
verdadero arte; por tanto los directores III. - La Televisión
y cuantos toman parte en la prepara­
ción y ejecución de los programas de­ í. Servicio que presta y recomen­
ben poseer una vasta cultura. También daciones
a estos dirigimos la advertencia que
hacíamos a los profesionales del cine­ 54. Desarrollo y ventajas. Queremos,
matógrafo, de que se aprovechen am­ por último, detenernos brevemente en
pliamente de las riquezas de la cultura la televisión, que ha obtenido precisa­
cristiana. mente bajo Nuestro Pontificado un des­
arrollo prodigioso en algunos países, y
53. Deberes de la autoridad civil se ha introducido gradualmente tam­
acerca de lo religioso. Recuerden final­ bién en todas las demás naciones.
mente los Obispos a las autoridades Este desarrollo, que es sin duda algu­
civiles sus respectivos deberes a fin de na una etapa importante en la historia
garantizar debidamente la difusión de de la humanidad, lo hemos seguido con
las transmisiones religiosas, teniendo vivo interést51ai, al mismo tiempo con
en cuenta particularmente el carácter vivas esperanzas y serias preocupacio-
(51) Mat. 10, 41. para terminar con una breve improvisación en
[51a] E L H E C H O H IS T O R IC O holandés que no figuraba en el programa.
Hemos querido recoger estos pormenores his­
Es digno de señalar aquí para ilustrar el vivo tóricos porque era la primera vez que los Sumos
interés de P ío X I I en la Televisión (TV) un hecho Pontífices permitieron televisar la Basílica y las
en su vida que tiene gran significado moral y es­ Galerías, ante todo que con esta extensión, re­
piritual para esa nueva conquista humana: su lieve, expresión y vida apareciesen en las panta­
participación personal activa en la primera tras­ llas y porque un Papa participó por primera vez
misión televisiva común que realizaron en Italia, en forma activa en un programa de Radiotrans­
Alemania, Bélgica (centros francés y flamenco), misión televisada, poniendo P ío X I I con ello de
Holanda y Gran Bretaña el Domingo 6 de Junio manifiesto la importancia que atribuye a la po­
de 1954, festividad de Pentecostés, día del mila­ sitiva solución del problema de la TV.
gro de lenguas.
EL DISCURSO
Las direcciones de 8 Centros de TV de dichos E l te x to del mensaje de Pío XII en esta' opor­
países, a sugerencia de la dirección de la TV ita­ tunidad fue el siguiente:
liana bajo la dirección de Dr. Sergio Pugliese, ha­ I n ic ió sus p a la b ra s en ita lia n o
bían manifestado unánimemente a P í o X I I el deseo 1. L a o p o r t u n id a d y a le g r ía d e l P a p a p o r la
de qué Su Santidad inaugurase el intercambio de represen tacÁ ón te le v is iv a . ¿No es tal vez fausta
programas de la nueva entidad “ Televisora Eu­ coincidencia el que este día en que la Iglesia
ropa” (Union Radiophonique Européenne) que conmemora solemnemente la venida del Espíritu
se había formado recientemente. Santo al Cenáculo y la primera predicación del
La labor de 3/4 de hora de las 7 telecámaras Apóstol P e d r o a las multitudes ávidas de verdad
empezó a las 18 horas del 6-VI-1954 recogiendo y de paz, se Nos permite dirigirnos personalmen­
la Bendición Apostólica que el Padre Santo suele te a vosotros, espectadores europeos de la T. V.
impartir a esa misma hora todos los días a los y declararos cuán grande es Nuestra alegría
numerosos peregrinos reunidos en la Pla'za de por poder acercarnos a vosotros incluso en la
S an P e d r o desde la ventana de su despacho par­ intimidad de los hogares?
ticular; luego los 3.400.000 espectadores europeos 2. L a T V s u p e r a la R a d io p o r su c o n ta c t o in ­
de TV contemplaron el panorama de la ciudad m e d ia to . He aquí que hoy llegan a feliz término
tal como se ve desde la Colina del Vaticano com­ los esfuerzos cotidianos, las difíciles investiga­
pletándose esta parte con la vista del Obelisco ciones, los numerosos experimentos realizados
de la Plaza; se pasó luego al interior de la Basí­ tanto por los hombres de ciencia aislados como
lica, para el efecto iluminado de una forma ex­ por grupos de estudiosos y por naciones para
traordinaria, presentándose los aspectos religio­ establecer entre los pueblos europeos y, tal vez
sos y artísticos del Templo central del catolicis­ dentro de algún tiempo, con otros continentes,
mo. En seguida se dieron detalles de la Plaza y un nuevo medio de intercambios intelectuales y
de las Galerías Pontificias mostrando las inigua­ artísticos. Indudablemente, ya era posible me­
ladas, bellezas de las obras maestras de la arqui­ diante la radio llevar hasta vuestras moradas
tectura, escultura y pintura que alberga el Vati palabras de enseñanza, de aliento y de consuelo.
cano; a continuación se televisó la entrada de la Mas ¿quién no desea el contacto inmediato? Por
segunda Logia que conduce al Departamento Pon­ fervoroso y eficaz que pueda parecer un discurso,
tificio con el paso de las Guardias Suizas de ser­ es aún más vivo y conmovedor cuando la pro­
vicio en la Sala Clementina. pincuidad del orador permite captar en su rostro
Por último, apareció la figura del Santo Padre los más leves matices de los más suaves senti­
quien pronunció desde la Sala del Consultorio, mientos e imprimir en la memoria sus rasgos.
en el Vaticano, el discurso que reproduciremos 3. F r u to d e te s o n e r o tr a b a jo , la T V ita lia n a .
a continuación: empezó hablando en italiano, Por lo tanto, tenemos la satisfacción de saludar
prosiguió en francés, luego en alemán e inglés la elevada empresa de la “ Union Européenne. ^de
2¿7, 55-56 E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2191

nes, elogiando, desde un principio, ya daciones hechas a propósito del cine


sus ventajas y nuevas posibilidades, ya y de la radio, sobre los deberes de los
previniendo sus peligros y posibles espectadores, de los oyentes, de los pro­
abusos. ductores y de las autoridades públicas.
La televisión goza de muchas pre­ Ni siquiera es necesario renovar Nues­
rrogativas propias del cinematógrafo, tras advertencias acerca del cuidado
en cuanto ofrece un espectáculo palpi­ que se ha de tener en la preparación e
tante de vida y de movimiento, y aun incremento de los programas religiosos.
se sirve no raras veces de películas.
Bajo otros aspectos, participa de la 2. El aspecto religioso
naturaleza y de las funciones de la ra­
dio, dirigiéndose al espectador más que 56. Los programas católicos. Teñe- 800
en las salas públicas, en su propia mos conocimiento del interés con que
casa. un gran público sigue las transmisio­
nes católicas en la televisión. Es cosa
55. Las recom endaciones papales. No obvia que participar por televisión a la
hace falta que repitamos las recomen-*4
6
5 Santa Misa — como lo decíamos hace
Radiodifusion” gracias a la cual, con la colabo­ netrar en el corazón mismo de los acontecimien­
ración . de los organismos de la TV y el tenaz tos, por lo que se convierte en instrumento pri­
trabajo de los técnicos encargados del buen fun­ vilegiado de la exploración humana, en medio
cionamiento de las estaciones emisoras y recep­ eficaz para poner a los hombres en contacto los
toras, ha podido surgir esta red europea de unos con los otros, para revelarles en forma
transmisión de imágenes. Las experiencias lleva­ más rápida y más segura y con fuerza de pene­
das a cabo con buen éxito en los años pasados a tración insospechada, las innumerables formas
través de la Mancha han hecho posible la ela­ de la vida contemporánea.
boración del programa a que hoy da comienzo El Padre Santo prosiguió su discurso en alemán:
y que es el primero que la TV Italiana envia a 7. Los peligros morales del Cine y Radio ¿se
las nueve “ Televisiones Europeas” centro del evitarán en TV? En cuanto se comprendió la
cuadro de los primeros intercambios internacio­ gran importancia de este medio de difusión de
nales de TV. hechos y de acontecimientos, se presentó en se­
En seguida Pío XII continuó en francés su guida un problema delicado: ¿cuáles son los va­
mensaje. lores morales del mundo, en parte todavía nuevo,
4. El deseo de captar los hechos en el momen­ que nos abre la TV en modo más completo y
to y lugar en que se producen. El funcionamiento más atrayente que la Radio y el Cine? ¿No es
de una red europea de TV responde por otra por ventura posible que a lo óptimo se añada
parte a la vez al deseo de los técnicos y al de los también algo que podría ofender el sentimiento
espectadores. Como todas las invenciones recien­ moral del espectador? Por lo tanto, ¿no sería el
tes la TV desea conocer sus propias posibilida­ primero y natural deber de las entidades de la
des. Ha descubierto que su campo de aplicación TV y de los teleespectadores el de proceder a
preferido era el de captar las manifestaciones una cuidadosa y apropiada selección? La sociedad
más interesantes de la vida humana en el mo­ de nuestros días tiene demasiadas llagas abiertas
mento mismo en que se producen, ya se trate de que se deben a la corrosiva influencia de cierta
actividades científicas o deportivas, o bien de prensa y de análogos productos del Cine y de la
los numerosos aspectos de la técnica o de las Radio. El nuevo y tan eficaz medio de teleco­
realizaciones sociales, todos nosotros aspiramos municación ¿empeorará el mal o bien sus pro­
a estar informados de ellas no solamente en el motores darán a su obra desde el comienzo una
más breve lapso de tiempo, sino también a aso­ orientación realmente constructiva y genuina-
ciarnos a ellas inmediatamente, a ser testigos de mente sana?
ellas si es posible.
8. Varietés y espectáculos desnaturalizados. Las
5. Colaboración y presentación y visión de los preocupaciones comerciales inducen a menudo a
detalles mínimos. Además, la dificultad para rea­ los productores a incluir en los programas trozos
lizar un programa de gran calidad invitaba a de variedad y de espectáculos cómicos que a me­
una colaboración que dividiera las funciones, am­ nudo se basan en los menos nobles instintos hu­
pliando el campo de la investigación directa. manos. No basta deplorar las consecuencias de
Cabe poner de relieve, en efecto, que si el apa­ ese mal y especialmente el bajo afán de diver­
rato televisor capta la realidad en forma sinté­ sión mientras e^corazón se mantiene sordo a la
tica, lo somete al mismo tiempo a un análisis miseria del prójimo. Hay que prevenirlas con
más minucioso que el objetivo cinematográfico, todos los medios adecuados. Si la TV se inclina
a causa de las dimensiones forzosamente redu­ a mantener sus esplendidas promesas, habrá de
cidas de la pantalla receptora, la televisión pre­ evitar el recurrir a las artes livianas, que tanto
ferirá las escenas de primer plano, teniendo de contrastan con el buen gusto y con el sentimiento
este modo la facultad de transmitir las expre­ moral, habrá de evitar los productos del espíritu
siones con más detalle. No le escapa la mínima desnaturalizado de nuestra época. Misión de la
actitud de los intérpretes y a la concentrada TV .debe ser exaltar la verdadera belleza y todo
atención del espectador no influenciada por el lo que la civilización humana y especialmente
ambiente o por una numerosa asistencia, no es­ la Religión cristiana ha producido y produce de
capan ni las eventuales imperfecciones del tema sano y sublime.
ni las negligencias de la presentación. El Padre Santo añadió, luego, en inglés:
6. Instrumento privilegiado de exploración y 9. Anhelo de ver cosas que eleven, especialmen­
de contacto mutuo. La TV puede echar, por lo te de parte de enfermos y en el aspecto religioso.
tanto, una mirada curiosa a todas partes y pe- Tal vez sea el caso de considerar aquí el deseo
2192 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 57

algunos años*52*— no es lo mismo que permite participar audiovisualmente en


la asistencia física al Sacrificio Divino sucesos lejanos en el mismo momento
que se requiere para satisfacer al pre­ en que se verifican, con una sugestivi-
cepto festivo. No obstante, los abun­ dad, que se acerca a la del contacto
dantes frutos de fe y de santificación personal, y con una proximidad, que el
de las almas que, gracias a la televi­ sentido de intimidad y de confianza,
sión de ceremonias litúrgicas, recogen propio de la vida de familia, acrecienta.*1
0
quienes no pueden asistir a ellas, Nos Débese tener muy en cuenta este
inducen a estimular dichas transmi­ carácter de sugestividad de las trans­
siones. misiones televisadas en lo íntimo del
Los Obispos de cada nación deberán santuario familiar, de donde se seguirá
juzgar sobre la oportunidad de las di­ un influjo incalculable en la formación
versas transmisiones religiosas y con­ de la vida espiritual, intelectual y m o­
fiar su realización a la Oficina Nacio­ ral de los miembros de la familia y,
nal competente; la cual, como en los ante todo, de los hijos que experimen­
sectores precedentes, desarrollará una tarán inevitablemente el atractivo de
conveniente actividad de información, la nueva técnica.
de educación, de cordinación y de vigi­
lancia sobre la moralidad de los pro­ Un poco de levadura fermenta toda
gramas. la masa(5B\ Si pues en la vida física de
los jóvenes, un germen infeccioso pue­
3. Sobre las características propias de impedir el desarrollo normal del
de la Televisión cuerpo; ¡con cuánto mayor razón un
elemento negativo permanente en la
57. Sus problemas específicos: la su- educación, puede comprometer su equi­
gestiviclad y la intimidad hogareña. La librio espiritual y su desarrollo moral!
televisión, a más de los aspectos que le Y ¿quién no sabe con cuánta frecuen­
son comunes con las dos precedentes cia sucede que un niño que resiste al
técnicas de difusión, posee también ca­ contagio de una enfermedad en la ca­
racterísticas propias. Ella, en efecto,*10 lle, se manifiesta privado de resistencia,
del público de la TV de ver reflejadas en la pan­ culturales; manifiesten recíprocamente los más
talla algunas de sus más profundas aspiraciones, profundos sentimientos y su sincero deseo de
de sus ideales de fraternidad humana, de justi­ acuerdo y colaboración. ¡Cuántos prejuicios,
cia, de paz, su amor a la familia, a la patria y cuántas barreras caerán entonces! Desaparecerán
considerar asimismo el hecho de que una parte la falta de confianza mutua y el egoísmo y, so­
de la sociedad tienen sentimientos que trascien­ bre todo, se fomentará una nueva ambición; la
den los límites del mundo material o bien perte­ de dar una contribución a la comunidad para el
necen a determinada confesión religiosa. Nos pen­ bien común. Esta es Nuestra esperanza.
samos especialmente en aquellos de entre vos­ Que en este día de Pentecostés el divino Espí­
otros confinados en sus propias casas por enfer­ ritu, enviado para iluminar las mentes e infla­
medad o impedimento que quisieran tener el mar los corazones de amor de Dios, encuentre
consuelo, de que sienten más necesidad que los en esta creación del ingenio humano un instru­
demás, de hallarse presentes en espíritu a las mento apropiado para extender el reino de la
ceremonias religiosas y de unir su oración a la mutua comprensión y de la concordia entre to­
de la Iglesia. De ahora en adelante la TV, mejor dos los pueblos. Con una fervorosa oración, por
que la Radio, los llevará al santuario. Esto, natu­ ese don, precioso por encima de todos los déiiiás
ralmente, no podrá sustituir la presencia físi­ dones, y con corazón lleno de afecto hacia todos,
ca en los ritos religiosos, pero por lo menos Nos impartimos la Bendición Apostólica.
les ayudará a entrar en esa atmósfera de res­ E l m e n s a je P o n t ific io te rm in a con un .saludo
peto y de veneración que rodea a las funciones en h o la n d é s :
litúrgicas y participar de la oración fervorosa
de la fe y de la adoración que sube al cielo de 12. S a lu d o y b e n d ic io n e s . Dirigimos, en fin, un
una reunión de fieles. saludo a los espectadores de lengua holandesa
y a todo el pueblo de los Países Bajos cuyo bien­
10. TV e u r o p e a s ím b o lo d e u n ión y e s p e r a n z a estar deseamos de todo corazón y cuya vida se­
d e c o la b o r a c ió n . Sea, por tanto, este primer pro­ guimos con vivo interés.
grama internacional que une a 8 países de la Invocamos, amados hijos y amadas hijas, so­
Europa Occidental, un símbolo y una promesa. bre vosotros todas las abundantes Bendiciones
Es verdaderamente un símbolo de unión entre de Dios.
las naciones y, en cierto aspecto y hasta cierto
punto, se inicia ya esa unión. En efecto, ¿no es (52) Ver P í o X I I , Discurso a los artistas de
acaso el conocimiento el que debe preparar el radio, 5-V-1950, (Discorsi e Radiomessaggi, Tomo
reconocimiento y el aprecio? Aprendan, pues, las XII, 55); véase también nota (17) de la présente
naciones europeas mejor unas de otras recípro­ Encíclica: parte V? del discurso de P i ó X I I , del
camente; siéntanse contentas y orgullosas de dar 21-X-1955, pág. 2169.
a conocer sus bellezas naturales y sus tesoros (53) Calatas 5, 9.
227, 58-61 E n c íc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2193

si el foco de infección se encuentra en pondan a las exigencias morales, sico­


su propia casa? lógicas y técnicas de la televisión. Por
esta razón, invitamos a los hombres
58. Las ventajas y los peligros del católicos de cultura, de ciencia y de
espectáculo familiar. La santidad de arte, y en primer lugar al clero y a las
la familia no puede ser objeto de com ­ Ordenes y Congregaciones religiosas, a
promisos y la Iglesia no se cansará, co ­ darse cuenta de esta nueva técnica y a
mo con todo derecho y deber le com ­ prestar su colaboración para que se
pete, de empeñarse con todas sus fuer­ pongan al alcance de la televisión las
zas para que este santuario no sea riquezas espirituales del pasado y las
profanado por el mal uso de la tele­ que puedan brindarle todo progreso
visión. auténtico.
La televisión, dada la gran ventaja
que tiene de mantener más fácilmente 60. Responsabilidad y vigilancia de
dentro de las paredes domésticas a los programadores. Es menester que
grandes y pequeños, puede contribuir los responsables de los programas tele­
a reforzar los lazos de amor y de fide­ visados, no sólo respeten los principios
lidad en la familia, pero siempre a religiosos y morales sino que tengan
condición de que no se menoscabe esas en cuenta el peligro que pueden pre­
mismas virtudes de fidelidad, de pu­ sentar a los jóvenes, transmisiones des­
reza y de amort53a] . tinadas a los adultos. En otros campos,
No faltan, sin embargo, quienes juz­ como sucede por ejemplo en el cine o
gan imposible, al menos por ahora, en el teatro, en la mayoría de los países,
realizar tan nobles exigencias. Los com ­ se protege a los jóvenes de espectácu­
promisos contraídos con los espectado­ los inconvenientes por medio de medi­
res — afirman— requieren que se llene das adecuadas. Lógicamente y con mu­
a toda costa el tiempo previsto para cha mayor razón, tratándose de la
las transmisiones. La necesidad de te­ televisión, deben garantizarse las ven­
ner a disposición una amplia selección tajas que tiene una cuidadosa vigi­
de programas obliga a echar mano de lancia.
espectáculos que en un principio esta­ Como se ha hecho laudablemente en
ban destinados solamente a los salones algunas partes, en caso de que no se
públicos. La televisión, por lo demás no suprima de los programas de televisión
sólo para los jóvenes, sino también espectáculos prohibidos para menores,
para los adultos. al menos hay que tomar medidas in­
dispensables de precaución.
59. Sugerencias para la solución de
las dificultades: Estudio y colabora­ 61. La vigilancia en la misma fa­
ción de los católicos. Las dificultades milia. Pues, equivocadamente podría
son reales, pero su solución no se pue­ alguien creer que los buenos propósitos
de diferir para más adelante, cuando y la recta conciencia profesional de los 805
802 ya la falta de discreción y de prudencia que se dedican al arte de transmitir ya
en el uso de la televisión, haya acarrea­ serían suficientes para sacar todo el
do daños individuales y sociales, daños bien que de la pequeña pantalla tele­
que hoy difícilmente podemos valorar. visiva fluye y para apartar todos los
A fin de que tal solución se pueda peligros.
obtener simultáneamente con la intro­ En este asunto la prudenca y atenta
ducción progresiva de dicha técnica en vigilancia de los que aprovechan la
los diversos países, será ante todo ne­ transmisión se imponen en forma abso­
cesario realizar un esfuerzo intenso luta. La moderación en el empleo de la
para preparar programas que corres- televisión, la discreta admisión de los
[53a] Véase también el discurso de Pío XII, di­ sión, en la nota (17) de la presente Encíclica,
rigido el 21-X-1955 a los miembros de la Asam­ parte III? del discurso, pág. 2168.
blea General de la Unión Europea de Radiodifu-
2194 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 61

hijos, según su edad a los programas; la pedir demasiado que los padres se sa­
formación de su carácter y de su cri­ crifiquen cuando está en juego el bien
terio recto sobre los espectáculos que supremo de los hijos?
han visto y, finalmente, el apartarlos
Habrá de ser por consiguiente más
de programas no aptos para ellos, pesan
que nunca necesario y urgente — como
com o un gran deber sobre la conciencia
de los padres y de los educadores. Dé­ escribíamos a los Obispos de Italia—
monos cuenta de que especialmente este formar en los fieles una conciencia
último punto podrá crear situaciones recta de sus deberes de cristianos en el
delicadas y difíciles y de que el buen uso de la televisión(54>, para que ésta
sentido pedagógico exigirá frecuente­ no se preste a la difusión del error o
mente a los padres dar buen ejemplo del mal, sino que llegue a ser un ins­
aun con sacrificio personal de deter­ trumento de información, de formación
minados programas. Pero acaso ¿será y de transformación5(55).
5
4
(54) Ver Pío XII, Exhortación ADOStólica sobre que por la explicación lógica u oral (dé la es­
la televisión al Episcopado de Italia, 1-1-1954, cuela)” .
A AS. 46 (1954) 23 [ver nota 32, 20 pág. 2177]. En los comienzos no debe dejarse solo al niño.
Los padres deben vivir con él sus primeras expe­
(55) Ver Pío XII, Alocución En vous souhaitant,
riencias del teleespectador, aclarar con él los pun­
a los participantes del Congreso de la Unión Eu­
tos oscuros y ayudar a asimilar a su mundo las
ropea de Radiodifusión realizado en Roma, 21-X- novedades presentadas, proscribir en toda edad
1955, A. A. S. 47 (1955) 777. los espectáculos sobreexcitantes, chocantes y
La UNDA (Asociación Católica Internacional traumáticos, como personajes diformes, escenas
para la Radiodifusión y la Televisión) cuyo Se­ de crueldad, situaciones indignas etc.; deben evi­
cretariado funciona en Friburgo (Suiza); publicó tar que se forme la idea de que todas las emi­
en Mayo de 1958 un “ Código para los educadores siones convienen a todos los miembros de la
usuarios de la Televisión” . La iniciativa, que se familia; a veces los mayores tendrán que dar el
debe a un acuerdo tomado en la Asamblea Ge­ ejemplo de renunciar a verlo todo.
neral de la Asociación (UNDA), celebrada en Gi­
nebra en Octubre de 1957, es fruto de la labor 2. Normas para la duración de la escucha y
de la Comisión “ Radio-Televisión e Infancia” de de la visión.
dicha Organización, y representa un trabajo útil La Televisión no debe invadir toda la vida. Una
para padres y educadores, elaborado por compe­ sabia dosificación, quizás parsimoniosa, impedi­
tentes especialistas. rá daño y embotamiento del gusto. Antes de los
9 años no debe durar más de media hora y no
AICA (Agencia Informativa Católica Argentina) ha de superar dos horas en los años siguientes,
lo publicó íntegro en su Suplemento Informativo aunque el interés del niño parezca solicitar la
del N? 102 del 23-V-1958; lo reprodujo in extenso prolongación de la “ ración” límite. La sobresa­
más tarde L’Osservatore Romano, ed. castellana, turación de imágenes es contraria a la higiene
Bs. Aires, Año VII, N? 351, del 4-IX-1958. mental del niño; la excesiva duración pondrá en
Reproducimos a continuación un resumen de peligro la salud física, por la fatiga de los ojos
los puntos principales que trata: y la inmovilidad prolongada; perjudica las acti­
A. — Televisión: Ventana abierta al mundo. vidades escolares y el clima familiar y su vida
El Código elaborado se dirige en primer lugar social en el ambiente.
a los padres para que sepan guiar y orientar a 3. Condiciones favorables de escucha y de visión.
los hijos, que son espectadores cada vez más El niño debe colocarse a una distancia de la
asiduos de las emisiones de Televisión, y natu­ pantalla que asegure visión clara y sentarse en
ralmente se dirige también a los demás educa­ posición confortable; el aparato se colocará en
dores del niño. la sala más espaciosa y no demasiado alto. Debe
La Televisión introduce el mundo en el hogar; acostumbrarse al niño a observar urbanidad y
pero no son sino imágenes del mundo o “ signos” ser respetuoso con los deseos de los demás. La
escogidos de él. La T. V. no debe apartar de la visión no debe permitirse durante las comidas,
naturaleza ni sustituirla. “ La pantalla de TV ni hasta horas avanzadas de la noche; debe in­
cumplirá su papel auténticamente educativo, si terponerse más o menos un cuarto de hora entre
precisamente no es una pantalla entre el niño el final de la sesión y el momento de acostarse.
y las realidades del Universo y de la condición k. Papel de los padres en la recepción.
humana” , sino se estimula “ la alegría de conocer No es indispensable una “ ración” de emisiones
y despierta el apetito de actuar como hombre en televisadas diarias: al contrario, los niñ os-reci­
el seno del universo real” . ben muchas impresiones en la escuela , y en el
“ La TV puede cumplir esta función en el do­ Colegio; necesitan más juego libre y activo que
ble plano de la información y del esparcimien­ “ raciones suplementarias” de cultura o espar­
to” sano. cimiento de la TV; no es un medio de tener
“ quietos a los chicos” para que dejen en paz a
B. — 1. Normas impuestas por la edad del niño. los mayores.
Habrá emisiones que puede seguir el niño con Debe escogerse cuidadosamente el programa y
provecho desde los 4 años; pero generalmente no fiarse de las indicaciones de una publicidad
excede la capacidad de recepción antes de los 5 interesada. Los padres deben acoger, guiar, com­
o 6 años, término que varía, naturalmente, de pletar o rectificar las reflexiones de los Jóvenes
niño a niño. Decide la “ edad mental” para cap­ teleespectadores, eventualmente restablecer la je­
tar las imágenes, edad que no coincide necesa­ rarquía de valores no respetados, y, sin cortar
riamente con la edad escolar sino que normal­ bruscamente la representación, deben tener el
mente la antecede, por cuanto “ el niño moderno valor de poner fin a un espectáculo decepcio­
llega a comprender antes por medio de la imagen nante o contraindicado; deben ayudar a que el
227, 62-65 E n cíc lic a “ M ir a n d a P rorsus ” 2195

P arte F in a l : gros que puede entrañar el uso no recto


de las técnicas audiovisuales así para
ULTIMAS RECOMENDACIONES la fe como para la integridad moral
A SACERDOTES Y OBISPOS del pueblo cristiano.
No hemos dejado de hacer resaltar
62. E xhortación al clero; debe co n o ­ los lados positivos de estos modernos
cer los problem as y orientar a los fie­ y poderosos medios de difusión. Con
les. No podemos concluir estas ense­ este fin, hemos expuesto, a la luz de
ñanzas Nuestras, sin que recordemos, la doctrina cristiana y de la ley natural,
cuánta importancia ha de tener (como los principios informadores que deben
en todos los campos del apostolado) la regular y dirigir así la actividad de los
804 intervención del sacerdote en la activi­ responsables de las técnicas de la difu­
dad que la Iglesia debe desplegar para sión, como también la conciencia que
favorecer y utilizar las técnicas de la se sirve de ellas.
difusión.
El sacerdote debe conocer los pro­ 64. E xhortación a la vigilancia e in­
blemas que el cine, la radio y la tele­ tervención. Y precisamente para enca­
visión plantean a las almas. El sacer­ minar al bien de las almas estos dones
dote que tiene cura de almas — decía­ de la Providencia, os hemos exhortado
mos a los que tomaron parte en la paternalmente, no sólo a vigilar como
Semana de adaptación pastoral en Ita­ es deber vuestro, sino a intervenir p o­
lia— puede y debe saber lo que afirman sitivamente.
la ciencia, el arte y la técnica moderna, Porque la tarea de las Oficinas na­
por la relación que éstas tienen con la cionales, que os recomendamos una
finalidad de la vida religiosa que, se­ vez más, no ha de limitarse solamente
gún el prudente juicio de la Autoridad a preservar y defender, sino que tam­
Eclesiástica, lo requieran la naturaleza bién, y principalmente debe dirigir,
de su sagrado ministerio y la necesidad coordinar y prestar asistencia a las
de llegar a un mayor número de almas. diversas obras educativas que se van
Debe, finalmente, cuando de ellas se suscitando en varios países para im­
sirve para uso personal, dar ejemplo a pregnar de espíritu cristiano el sector
todos los fieles de prudencia, de mode­ tan complejo como vasto de las técni­
ración y de sentido de responsabili­ cas de la difusión.
dad(56>.
65. La m isión de la “ Com isión P on ­
63. C onclusión: los peligros y las tificia” respectiva. No dudamos, por
ventajas. Hemos querido confiaros, tanto, dada la confianza que tenemos
Venerables Hermanos, Nuestras preo­ en la victoria de la causa de Dios, que
cupaciones, que vosotros ciertamente estas Nuestras presentes disposiciones,
compartís con Nos acerca de los peli-*5 cuya fiel ejecución confiamos a la Co­
niño no sea un espectador pasivo, suscitando sus méntales y de espectáculos recreativos; acentuar
apreciaciones y reacciones hasta que sepa elegir la necesidad de emisiones que estimulen la activi­
por sí mismo. Por lo menos, a partir de la ado­ dad intelectual, imaginativa y motriz del niño,
lescencia hay que fiarse del niño. “ Sabiendo uti­ por medio de juegos y concursos.
lizarla, la TV proporcionará una comunión más Hay que exigir para los niños un horario que
íntima con los hijos y la posibilidad de inter­ respete el ritmo de la vida familiar, y que ter­
cambios de ideas y emociones que estrechen los mine antes de la hora normal en que los niños
lazos de unión entre padres e hijos” . se acuestan. Y se debe felicitar a los locutores
5. Relación de los padres con los productores. que saben cerrar la emisión con un “ Buenas
Noches a los niños” , evitando seducir a los ex-
“ Los productores parecen sensibles a las crí­ pectadores infantiles con alusiones al fruto pro­
ticas de los educadores. Considérense éstos, pues, hibido de la siguiente emisión reservada a los
sus colaboradores, consejeros e informadores na­ adultos” .
turales, expresándoles sus apreciaciones positi­
vas, sus felicitaciones, y no sólo sus recrimina­ (56) Ver Pío XII, Alocución Di gran cuore vi
ciones; deben exigir el respeto al clima familiar, diamo, a los participantes al 69 Congreso Nacio­
especialmente en los programas de los Sábados nal sobre los actuales postulados y normas para
y Domingos; pedir una dosis equilibrada de in­ bien del ministerio pastoral, 14-IX-1956, A. A. S.
formaciones de actualidad, de emisiones docu- 47 (1956) 707.
2196 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 227, 66

misión Pontificia de cinematografía, al pueblo confiado a vuestros cuidados,


radio y televisión, habrán de suscitar como prenda de gracias celestiales, la
un espíritu nuevo de apostolado en un Bendición Apostólica.
campo tan rico de promesas. Dada en Roma, junto a San Pedro,
en la fiesta de la Natividad de la Bien­
66. Bendición Apostólica. Animados aventurada Virgen M a r í a , 8 de Setiem­
con esta esperanza, a la que da valor bre de 1957, año 19 de Nuestro Pon­
vuestro bien conocido celo pastoral, tificado.
impartimos de todo corazón, Venera­
bles Hermanos, a vosotros, al clero y PIO PAPA XII.
ALOCUCION “SIX ANS SE SONT ÉCOULÉS”^
(5-X-1957)

SOBRE LOS LAICOS EN LA CRISIS DEL MUNDO MODERNO


Y SU RESPONSABILIDAD

P I O PP. X I I
Introducción : ello con orgullo. A vosotros os toca
contribuir con todas vuestras fuer-
FRUTOS DEL PRIMER CONGRESO z a s O a).
DE LOS LAICOS Y EL TEMA DEL
SEGUNDO CONGRESO
2. Saludo del Papa al 29 Congreso
AAS 1. La Iglesia Católica, fuerza de mundial de los laicos. Nos contempla­
49
unión. Han pasado seis años, amados mos hoy con regocijo, la selecta asam­
922 hijos y amadas hijas, desde aquel día blea que reúne, en este Segundo Con­
en que, hablando al primer Congreso greso Mundial, a dos mil representan­
Mundial del Apostolado de los Laicos, tes que han venido de más de ochenta
Nos dijimos al final de nuestro discur­ naciones, y entre los cuales se cuentan
so: Si existe en el mundo una potencia Cardenales, Obispos, sacerdotes y se­
capaz... de disponer a las almas para glares eminentes. Nos os dirigimos
una franca reconciliación y una frater­ Nuestro saludo paternal y cordial y
nal unión entre los pueblos, ésta es la os felicitamos por el considerable tra­
Iglesia Católica. Podéis alegraros de*de. bajo llevado a cabo en el espacio de
( * ) A. A. S. 49 (1957) 922-939. La versión española hecha sobre el francés del original es de L’ Osser-
vatore Romano, ed. castellana, Buenos Aires, Año VI, N? 308 del 17-X-1957. P ío X I I dirigió el discurso
a los asistentes al 29 Congreso Mundial para el Apostolado de los Laicos, en una solemne audiencia
realizada en la Basílica Vaticana.
O R IE N T A C IO N :
El S e g u n d o C o n g r e s o p a r a el A p o s t o la d o de los L a ic o s marcó un notable progreso por la mayor
toma de conciencia, de parte de los asistentes, del propio papel que desempeñan dentro de la Iglesia
y del mundo, así como del carácter y fines de su acción apostólica. La Prensa laicista quería presentar
el ' ‘apostolado seglar” como una especie de adaptación de la Iglesia a las nuevas exigencias de la
civilización industrial y al sufragio universal, una especie de sustituto del sacerdote a quien la eman-
cipacón de las masas y de la mujer habría relegado al confesonario, al púlpito y la sacristía, desco­
nociendo la naturaleza de la Iglesia y el significado de apostolado laical. P ío X I I precisó con claridad
la ubicación del movimiento apostólico seglar.
Señaló de entrada la unidad de todos los católicos, germen de una unión más vasta, mundial, no
encerrada en los estrechos límites de una Asociación como ya el ll-X-1946 había señalado P ío X I I en
la Carta dirigida al Cardenal Piazza con la que acompañaba los nuevos Estatutos de la Acción Cató­
lica Italiana, diciendo:
::‘ -N os d e se a r ía m o s qu e t o d o e l p u e b lo c o n c ib ie r a a la A c c ió n C a tó lica n o c o m o un c ír c u lo c e r r a d o
d e p e r s o n a s in ic ia d a s en un id e a l e x c lu s iv o n i c o m o un in s tr u m e n to d e lu ch a e s té r il y d e am biciosa\
c o n q u is ta s in o m ás bien c o m o un g r u p o c o r d ia l d e c iu d a d a n o s que h a n a s u m id o la m a te r n a l in te n c ió n
d e la. Ig le s ia d e r e d im ir a to d o s y d e g a r a n t iz a r a la s o c ie d a d e l in s u stitu ib le e im p r e s c in d ib le fe r m e n t o
d e . la v e r d a d e r a c i v iliz a c ió n ” (A. A. S. 38 (1946) 423.
•Y el 23 de julio de 1952, con motivo de la Semana de Estudios de la A c c ió n C a tó lic a I t a lia n a , re­
cordó el Papa que “ Los c a t ó lic o s p o se e n una e x ti a o r d in a r ia a p titu d p a r a c o la b o r a r en la c r e a c ió n d e
una a tm ó s fe r a , sin la cu a l un a c o m ú n a c c ió n in te r n a c io n a l n o p u e d e c o b r a r c o n s is t e n c ia n i a lz a r un
p r ó s p e r o in c r e m e n to ” (Alocución Vi d ia m o v o lu n tie r i il b e n v e n u to , a los participantes de ese Congreso,
23-VII-Í952; A. A. S. 44 [1952] 626).
Por eso el Papa habla de su acción en el mundo de trabajo, en la Comunidad Europea de Carbón
Acero, en la América Latina, en Africa y Asia.
Ésá universalidad, en medio de las más trágicas divisiones, no a modo de las N a c io n e s U n id a s,
sino nacida de un común patrimonio de valores, principios, objetivos, ideas y fines generales y es­
pecíficos, como sólo se halla, bajo la égida y en el Magisterio de la Iglesia, entre los cristianos. Por
eso el Papa expone los aspectos fundamentales del Apostolado de los Laicos y sus características en
nuestros tiempos.
(1a) P ío X II, Discurso al Primer Congreso de los laicos (Disc. e Radiomessaggi, vol. 13, p. 301).

— 2197 —
2198 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228* 8-5

unos años para realizar los objetivos des en la sociedad moderna y el valor
que se os habían señalado. para afrontarlas, y ha contribuido no­
tablemente a promover la colaboración
3. P rolon gación activa del 1er. Con­ y la coordinación entre las diversas
greso y preparación del segundo. La formas de apostolado laico.
documentación recogida por el Comité
Permanente de Congresos Internacio­ 5. Tem a del 29 C ongreso: Responsa­
nales para el Apostolado de los Laicos, bilidad del laico en la crisis del m un­
revela en primer lugar que gran nú­ do. Como tema del presente Congreso,
mero de Obispos han consagrado a que fue cuidadosamente preparado por
este tema cartas pastorales; recuerda teólogos y por especialistas en cuestio­
luego la serie de congresos nacionales nes sociales e internacionales, habéis
e internacionales provocados por él de elegido: Los laicos en la crisis del mun­
1951 y destinados a prolongar la acción do moderno: responsabilidades y for­
del mismo: en la India, en el Sudán, mación. Si Nos, respondiendo a vuestro
en Suiza, en Bélgica (donde más de deseo, os dirigimos la palabra al prin­
tres mil dirigentes laicos se reunieron cipio de vuestro Congreso, es con la
en Lovaina), en Méjico, en España, en intención de completar lo que dijimos
Portugal; en Kisubi (Uganda) para toda hace seis años, con algunas observacio­
Africa, en Manila para Asia, en San­ nes sobre los principios rectores del
tiago y Montevideo, para trece países apostolado de los laicos y sobre ciertos
de la América Central y meridional. puntos prácticos, relativos a la forma­
Añadamos también las reuniones desti­ ción y la acción del apostolado laico.
nadas a preparar el segundo Congreso
Mundial y que se han celebrado en
Gazzada, Castel Gandolfo, Roma, Würz- P r im e r a P a r t e :
burg y París.
ASPECTOS FUNDAMENTALES DEL
APOSTOLADO DE LOS LAICOS
4. Efectos del primer Congreso. Sin
duda alguna, el primer Congreso Mun- 1. Jerarquía y Apostolado Laidál:
día/(lb) para el Apostolado de los Lai­ Aclaración de conceptos
cos fue como un llamamiento podero­
so, que tuvo en todas partes múltiples 6. Se plantea el p roblem a: jerarquía
ecos. Ha incitado a los católicos a con­ y lateado. Tomaremos como punto de 924
siderar no solamente sus deberes para partida de estas consideraciones una
consigo mismos sino también los que de las cuestiones destinadas a precisar
tienen con respecto a la Iglesia, con la naturaleza del apostolado de los
respecto a la sociedad civil y a toda la laicos: El laico encargado de enseñar
humanidad. Ha puesto de relieve con la Religión con <cmissio canónica!” (mi­
fuerza la importancia del compromiso sión canónica), con el mandato ecle­
personal de los laicos cuando se hacen siástico de enseñar, y cuya enseñanza
cargo y llevan a cabo numerosas tareas constituye tal vez su única actividad
en los campos religioso, social y cul­ profesional, ¿no pasa, por ello mismo,
tural. Ha fortificado de este modo en del apostolado laico al apostolado je­
ellos el sentido de sus responsabilida- rárqu ico?^ ) .
[lb] P í o X I I , Discurso al Primer Congreso de sorprendente algunos conceptos de ella, hablando AAS
los Laicos D e q u elle c o n s o la tio n , A. A. S. 43 sobre la A. C., Jerarquía y Apostolado (A. A. S.
(1951) 784-792. El texto íntegro en L’Osservatore 43 [1951] 375-379). 43
Romano, ed. castellana, Año I N? 1, Bs. Aires, El texto íntegro del discurso es el siguiente: 375
del 4-XI-1951; en esta Colección: Encícl. 189, 1. E l s a lu d o y la a le g r ía d e l P a p a . Amados hi­
nota (27), pág. 1773-1777. jos e hijas —Hombres y Mujeres, Juventud Mas­
[lc] Además de la explicación que se da en el culina y Femenina, Maestros y Maestras, de la
texto presente, ver la alocución " U o m in i e d o n n e ” Acción Católica Italiana: !
que P ío X I I dirigió el 3 de abril de 1951 a los De todo corazón os saludamos y os agradece­
miembros, dirigentes y socios, de la Acción Ca­ mos la diligencia con que os habéis aplicado en
tólica Italiana en que el Papa precisó en forma los pasados días al estudio de dos cuestiones de
2 2 8 * 7-8 A lo c u c ió n “ Six ans se son t écoulés ” 2199

- 7; Explicación de leoninos: el doble las normas que regulan la vida cris­


poder en la Iglesia: l 9, consagrar; tiana.
29, enseñar y gobernar. Para contestar Estos poderes de los Apóstoles pasa­
a esta pregunta hay que recordar que ron al Papa y a los Obispos. Estos, por
Cristo confió a sus mismos Apóstoles la ordenación sacerdotal, transmiten a
un doble poder; en primer lugar, el otros, en medida determinada, el poder
poder sacerdotal de consagrar, que fue de consagrar, mientras que el de ense­
otorgado en plenitud a todos los Após­ ñar y de gobernar es propio del Papa
toles, y en segundo lugar, el de enseñar y de los Obispos.
y gobernar, es decir, de comunicar a
los hombres, en nombre de Dios, la 8. Doble distinción entre los miem­
verdad infalible que les obliga a fijar bros de la Iglesia. Guando se habla de
capital importancia para la vida religiosa, públi­ tán, sin embargo, secundados y guiados por los
ca y privada, de Italia. Por Nuestra parte no in­ Consiliarios eclesiásticos, mientras que en las
tentamos hoy volver una vez más sobre aquellos Congregaciones Marianas, que pueden también
temas ni estimamos necesario expresaros el pa­ decirse pleno jure Acción Católica, el párroco es
ternal gozo que leéis en Nuestros ojos, al veros el presidente nato (Cf. Const. Bis sseculari 27-
reunidos en tan gran número en torno a Nos; IX-1948, A. A. S. 40, 393 ss.; en esta Colección:
sino que deseamos más bien llamar vuestra aten­ Encíclica 189, 11 y 14, pág. 1773 y 1778). Pero, a
ción sobre algunos pensamientos que se refieren fin de que la asistencia a vuestras asociaciones
a la Acción Católica en sí misma. femeninas sea verdaderamente santa y fructuosa,
2. La “ acción” distintivo de la Acción Católica. los sacerdotes, con fina y delicada discreción, de­
Ante todo, vosotros sois Acción católica. Esta jan completamente a las dirigentes, y en todo
palabra “ acción” , al mismo tiempo precisa y caso al cuidado y en las manos de mujeres pru­
comprensiva, indica el carácter propio de vuestra dentes y religiosas, lo que éstas pueden hacer por
organización y os distingue de otras asociaciones sí mismas, acaso hasta mejor, limitándose ellos
católicas. No porque éstas no ejerzan también mismos y su actividad al ministerio sacerdotal.
una acción, sino porque su acción tiende general­ Estas consideraciones sobre la organización de
mente a un fin peculiar y determinado que se la Acción Católica Nos inducen a añadir algunas
quiere conseguir mediante un trabajo organizado advertencias generales, requeridas también por
y permanente, bien sea que desarrollen su acti­ ciertas tendencias no rectas que se han manifes­
vidad en el orden religioso y caritativo, o en el tado en nuestro tiempo.
orden social económico, o en otros campos de la Ante todo, una palabra sobre el concepto del
cultura. Por eso tales asociaciones toman ordi­ apostolado. Este no consiste solamente en el anun­
nariamente su mismo nombre del fin que se pro­ cio de la Buena Nueva, sino también en conducir
ponen. los hombres a las fuentes de la salvación, si bien
En cambio, vosotros os llamáis simplemente con pleno respeto a su libertad, en convertirlos,
“ Acción Católica” , porque, teniendo un fin gene­ y en educar a los bautizados, con arduo esfuerzo,
ral y no particular o específico, no sois un eje para que lleguen a ser perfectos cristianos.
fijo en torno al cual gravite el mecanismo de una Sería, además, erróneo ver en la Acción Cató­
organización cualquiera, sino más bien como un lica —como algunos han afirmado recientemente—
lugar de acogida, donde convergen y se organi­ algo esencialmente nuevo, un cambio en la es­
zan los católicos de acción. tructura de la Iglesia, un nuevo apostolado de los
De aquí se sigue que no puede haber entre vos­ seglares, que estaría la lado del propio sacerdote
otros —como los hay legítima y útilmente en y no subordinado a éste. Siempre ha existido en
otras asociaciones—, junto a los miembros acti­ la Iglesia una colaboración de los seglares en el
vos verdadera y propiamente dichos, otros, por apostolado jerárquico, con subordinación al Obis­
así decirlo, “ honorarios” , que simplemente se po y a aquellos a quienes el Obispo ha confiado
adhieren al fin objetivo de la asociación, renue­ la responsabilidad de la cura de almas bajo su
van regularmente su inscripción, pagan su con­ autoridad. La Acción Católica ha querido dar a
tribución en dinero, acaso hasta reciben las pu- esta colaboración sólo una nueva forma y orga­
376 blicaciones periódicas y toman a veces parte en nización accidental para su mejor y más eficaz
las asambleas. En cambio, no se concebiría un ejercicio.
grupo de Acción Católica en que se reclutasen Aunque la Acción Católica en su origen está 377
miembros no plenamene activos. Adquirir la tar­ organizada, como la Iglesia misma, por diócesis
jeta de socio, escuchar conferencias o discursos, y parroquias, sin embargo esto no impide su ul­
suscribirse al periódico, acaso aun sin leerlo des­ terior desarrollo más allá y por encima de los
pués, ¿puede esto bastar para decirse verdadero límites restringidos de la parroquia. Se debe más
miembro de la Acción Católica? ¿No habría opo­ bien reconocer que, no obstante toda la importan­
sición entre el nombre y la cosa? ¿Merecería el cia de los valores y de las energías fundamen­
nombre de Acción Católica un pequeño núcleo de tales e insustituibles de la parroquia, la comple­
miembros activos a los que hiciese escolta y coro jidad, rápidamente creciente, técnica y espiritual,
en las grandes manifestaciones públicas una mu­ de la vida moderna puede reclamar urgentemente
chedumbre amorfa de adheridos? una más amplia extensión de la Acción Católica.
3. La Acción Católica subordinada a la Jerar­ Pero ésta sigue siendo, aun entonces, un aposto­
quía. La Acción Católica está —vosotros lo sa­ lado de los seglares sometido al Obispo o a sus
béis muy bien— directamente subordinada por un delegados.
título especial a la potestad de la Jerarquía ecle­ 4. La santificación de las almas. La actividad
siástica, de la cual es colaboradora en el apos­ de la Acción Católica se extiende a todo el cam­
tolado. Én la Acción Católica Italiana, la Presi­ po religioso y social, es decir, hasta donde llegan
dencia (Comisión Directiva del Organismo) ge­ la misión y la obra de la Iglesia. Ahora bien, ya
neral y de los varios grupos diocesanos y parro­ se sabe que el normal crecimento y fortaleci­
quiales corresponde a los seglares, los cuales es- miento de la vida religiosa supone una determina-
2200 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228, 0

apostolado jerárquico y de apostolado puesto a ser ordenado; el poder de en­


de los laicos, hay que tener, por lo señar y de gobernar, así como el c a m ­
tanto, presente una doble distinción: ina de la infalibilidad, le serían conce­
en primer lugar, entre el Papa, los didos a partir del instante de su acep­
Obispos y los sacerdotes por un lado, tación, incluso antes de su ordenación.
y el conjunto del elemento laico por
otro; luego, entre el mismo clero, entre 9. Respuesta al problema laical: p o­
los que tienen en su plenitud el poder der de enseñar. Ahora bien, para res­
de consagrar y de gobernar, y los de­ ponder a la cuestión planteada, es im­
más clérigos. Los primeros (Papa, portante considerar las dos distinciones
Obispos y sacerdotes) pertenecen ne­ propuestas. Se trata, en el caso pre­
cesariamente al clero; si un laico sente, no del poder de orden, sino del
fuese elegido Papa, no podría aceptar de enseñar. Son únicamente deposita­
la elección sino a condición de ser apto rios de éste los que están investidos de
para recibir la ordenación y estar dis­ autoridad eclesiástica. Los demás, sa-
da medida de sanas condiciones económicas y so­ está llamada a ser una fuerza en el campo de la
ciales. ¿Quién no siente que se le oprime el co­ política de partido. Los ciudadanos católicos, en
razón al ver en qué medida la miseria económica cuanto tales, pueden muy bien unirse en una aso­
y los males sociales hacen más difícil la vida ciación de actividad política; es su perfecto de­
cristiana según los mandamientos de Dios, y exi­ recho legítimo, no menos como cristianos que co­
gen con demasiada frecuencia heroicos sacrifi­ mo ciudadanos. La presencia en sus filas y la
cios? Pero de aquí no se puede concluir que la participación de miembros de la Acción Católi­
Iglesia deba comenzar por dejar aparte su misión ca —en el sentido y hasta en los límites anterior­
religiosa y procurar ante todo la curación de la mente expuestos— es legítima y hasta puede ser
miseria social. Si la Iglesia ha sido siempre so­ del todo deseable. No podría, en cambio, admi­
lícita en la defensa y promoción de la justicia, tirse, aun en virtud del artículo 43 del Concordato
ella, ya desde el tiempo de los Apóstoles, aun entre la Santa Sede e Italia, que la Acción Cató­
ante los más graves abusos sociales, ha cumplido lica Ialiana llegara a ser una organización de
su misión, y, con la santificación de las almas partido político.
y con la conversión de los sentimientos internos, 7. P u n to d e e n c u e n tr o d e los c a t ó lic o s a c fip o s .
ha tratado de iniciar el remedio incluso de los La Acción Católica no tiene tampoco, por SU na­
males y daños sociales, persuadida como está de turaleza, la misión de hacer el jefe de lás. otras
que las fuerzas religiosas y los principios cris­ asociaciones y de ejercer sobre éstas un ÓiiÓio
tianos valen, más que otro medio cualquiera, como de autoritativo patronato. El hecho ele que
para conseguir su curación. ella está puesta bajo la inmediata dirección de la
5. I n ic ia tiv a y a c c ió n d e los s o c io s . La organi­ Jerarquía eclesiástica no lleva consigo una ,CQn-
zación externa y bien disciplinada de la Acción secuencia semejante. En efecto, el fin propio de
Católica no excluye, sino más bien promueve, la toda organización es el que determina el.'modo
personal perspicacia y el espíritu de previsión y de su dirección. Y puede muy bien darse que ebte
de iniciativa de los socios aislados —cada uno fin no requiera, y aun no haga oportuna tal in­
según sus propias capacidades y dotes—, en per­ mediata dirección. Pero no por eso aquellas or­
manente contacto con los miembros de Acción ganizaciones cesan de ser católicas y unidas ,a Ta
Católica del mismo lugar, de la misma profesión, Jerarquía.
del mismo ambiente. Cada uno se ofrece cordial- Parangonado con ellas, el sentido específico
mente siempre que se sienta la necesidad de de la Acción Católica consiste, como heñios.¡dichto,
cualquier actividad o campaña católica. Con su en el hecho de que ésta es como el puntó de en­
entusiasmo y con su entrega, cada cual aporta una cuentro de aquellos católicos activos, sieiujóre
ayuda desinteresada a las restantes uniones e prontos a colaborar con el apostolado de la Igle­
instituciones que pueden desear su concurso, para sia, apostolado jerárquico por divina in^itupipn,
obtener más segura y más perfectamente su pro­ y que en los bautizados y confirmados encueiitra
pio fin. sus cooperadores unidos intensamente a . ella..
En otros términos, no sería compatible con el 8. “ S in tie n d o c o n la I g le s ia ” . De aquí se deriva
verdadero concepto de Acción Católica la menta­ una consecuencia, que es al mismo tiempo una pa­
lidad de los asociados que se considerasen como terna amonestación, no para la Acción Católica
ruedas inertes de una máquina gigantesca, inca­ de un determinado país sino para la Acción Cató­
paces de moverse por sí mismas, mientras la lica de todo país y de todo tiempo. A saber: que
fuerza central no las haga girar. Ni sería admi­ su constitución deberá adaptarse en las diversas
sible ver que los jefes de la Acción Católica fue- regiones a las circunstancias particulares del lu­
378 sen como los manipuladores de una central eléc­ gar; pero en un punto deben ser iguales todos sus
trica ante el cuadro de mando, atentos sólo a lan­ miembros: en el s e n tir é cu m E c c le s ia , en la en­
zar o a interrumpir, a regular o a dirigir la co­ trega a la causa de la Iglesia, en la obediencia
rriente en la vasta red. a aquellos que el Espíritu Santo ha constituido
Lo que sobre todo deben ejercitar éstos es un Obispos para regir la Iglesia de Dios, en la filial
influjo personal moral, que será el efecto normal sumisión hacia el Pastor Supremo, a cuya soli­
de la estima y de la simpatía que sepan conci- citud Cristo confió su Iglesia. Y ¿cómo podría ser
liarse y que dará crédito a sus sugerencias, a sus de otra manera, si vosotros, miembros de la Ac­
consejos, a la autoridad de las experiencias, ción Católica, formáis, por decirlo así, como una
siempre que se trate de poner en movimiento sola cosa con el Obispo y con el Papa?
las fuerzas católicas dispuestas a actuar. Con este augurio os impartimos con efusión de
6. F u e r a d e la p o lít ic a d e p a r t id o s . No tenemos corazón, amados hijos e hijas, Nuestra Bendi­
necesidad de enseñaros que la Acción Católica no ción Apostólica.
228, 10 A lo c u c ió n “ Six ans se son t écoulés ” 2201

cerdotes y laicos, colaboran con ellos por consiguiente, el apostolado del uno
en la medida en que aquéllos les con- es sacerdotal, y del otro es laico. En
925 ceden confianza para enseñar fie men­ cuanto al valor y a la eficacia del apos­
te y dirigir a los fieles^. tolado ejercido por el que enseña reli­
gión, dependen de la capacidad de cada
uno y de sus dones sobrenaturales. Los
10. Diferencia entre enseñanza sa­ profesores laicos, las religiosas, los ca­
cerdotal y laical. Los sacerdotes (que tequistas en países de misión, todos
actúan en fuerza de su función) y los los que han sido encargados por la
laicos también, pueden recibir el man­ Iglesia de enseñar las verdades de la
dato que, según los casos, puede ser fe, pueden igualmente, con perfecto de­
el mismo para los dos. Se distinguen recho, aplicarse la palabra del Señor:
sin embargo, por el hecho de que el Vosotros sois la sal de la tierra; vos­
uno es sacerdote, y el otro laico y que, otros sois la luz del mundo (3a>.
(2) Ver Código de Derecho Canónico, cánones rrumpen nunca su coloquio con El; almas de co­
1327 y 1328. razón puro, templado y humilde, a semejanza
(3) Mat. 5, 13-14. del corazón divino de Jesús; almas de mente
abierta a todo lo que el Señor ha puesto de bueno
[3a] Por doble motivo puede aplicarse esta pa­ y de hermoso en el mundo; almas atentas y vi­
labra del Señor y caen bajo los conceptos enun­ gilantes, deseosas de inmolarse por el adveni­
ciados aquí por Pío XII las religiosas de Colegios miento del reino de Cristo. Si a esa preparación,
que colaboran en la formación de los cuadros de a esa eficiencia humana y sobrenatural, llegáis a
la Acción Católica. saber unir la confiada certeza de que es posible,
Pío XII en la Alocución II nostro paterno ben- en estos tiempos de innegable desorientación,
uenulo del 3-1-1958, (A. A. S. 50 [1958] 82-85) di­ conquistaros la estima y la confianza de las jó ­
rigida a las religiosas dedicadas a la enseñanza venes y ser por ellas escuchadas y seguidas, me- 83
que colaboran en la Acción Católica, recalca en­ receréis cada vez más el agradecimiento de la
tre otras cosas cómo ellas continúan la tradición Iglesia.
docente de la Iglesia, luego señala la preparación
que han tenido para su misión, las dificultades con 4. Especial palabra a las Asistentes. Sois Asis­
AAS que se han de enfrentar y sus posibles soluciones. tentes de la Juventud Femenina de Acción Cató­
E l. texto íntegro del discurso se reproducirá a lica. No es necesario que repitamos aquí lo que
50 continuación: tantas veces hemos expuesto sobre la importancia
del apostolado de los laicos. Y no parece opor­
82 1. Saludo del Papa. Nuestra paternal bienvenida tuno que de nuevo manifestemos cuánto en múl­
es hoy particularmente afectuosa, amadas hijas, tiples ocasiones hemos dicho para confirmar, si
participantes en el Curso Nacional para Religiosas ello fuera necesario, nuestra estima y nuestro
Asistentes de las Asociaciones parroquiales e in­ afecto hacia la Acción Católica en todas sus ra­
ternas de la Juventud Femenina de Acción Cató­ mas. Quisiéramos más bien aprovechar la oca­
lica. sión para dirigir una palabra a algunas de vos­
2. Importancia y necesidad de su labor. La otras; es decir, a las que dedican sus afanes a
Iglesia, que en tanta parte debe a vuestra labor una forma especial de Acción Católica, que na­
sú conservación, su crecimiento y su multiplica­ ce y crece en los Institutos de instrucción y de
ción, cada vez más convencida de la importancia educación. Nuestra palabra, se dirige, por lo tan­
de vuestra cooperación en su complejo y multi­ to, de modo particular a las Asistentes de las
forme apostolado, os manifiesta una vez más, Asociaciones internas.
por Nuestros labios, su gratitud, y os confirma
la confianza que deposita en vosotras, Esposas de I.
Jesucristo, tiernas Madres de los miembros más 5. Importancia de los Institutos educacionales.
delicados y más débiles de su Cuerpo místico. A Tened ante todo la convicción de que la Iglesia
vosotras, como a las personas más adecuadas, ama profundamente a sus Institutos de instruc­
está confiado el cultivo de un jardín, gracias a ción y de educación. Nos interesa decirlo de nue­
Dios fragante y en flor, que en el vergel de la vo a vosotras, con el fin de que ninguna ponga
Iglesia tiene necesidad de cuidados especialísi- en duda de carácter primordial de la labor que
mos; y si es verdad que el sacerdote, desde el lleváis a cabo, ni piense que puede renunciar a
altar, desde la cátedra, desde el confesonario, ella o por lo menos dedicarle menor parte de
tiene que proveer a la santa y cauta dirección vuestro tiempo y de vuestras energías.
espiritual de las jovencitas, porque también ellas Signo de esta importancia es el rencor con que
son almas a él confiadas, es necesario, sin em­ los enemigos de la Iglesia miran a esos mismos
bargo, que encuentre en vosotras las colaborado­ Institutos, intentando dificultar su acción, y ol­
ras indispensables, que vivan en la familiaridad vidando que el Estado tiene el deber de hacer
con las jóvenes, como lo harían las madres y las posible a todos la instrucción y la educación,
hermanas mayores, para acompañarlas, asistirlas, pero no tienen derecho a imponer a las familias
sostenerlas, confortarlas y animarlas. Con vos­ un determinado tipo de educación.
otras, por lo tanto, cuenta la Iglesia, como con Parece extraño a algunos que muchas familias
instrumentos específicos de los que el sacerdote católicas sientan el temor, por desgracia no in­
debe servirse para la recta formación de la ju­ fundado, de que sus hijos se encuentren en ma­
ventud femenina. nos de maestros sin fe y sin práctica cristiana,
3. Su preparación interior y eficiencia. Natu­ incapaces, por consiguiente, de educar cristiana­
ralmente, esto implica por vuestra parte la obli­ mente a los alumnos.
gación de realizar toda clase de esfuerzos para 6. Continuadora de la Tradición honrosa de la
ostar a la altura de vuestra delicada misión: al­ Iglesia. Por esta vuestra preciosa e indispensable
mas que se mantienen unidas a Dios y no inte- labor, por consiguiente, Nos os bendecimos, ama-
2202 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228, 11-12

11. Enseñanza organizada y sujeta le asocia más de cerca a la conquista


a la jerarquía, sin ser jerárquica. Es espiritual del mundo, que despliega
claro que el simple fiel puede propo­ la Iglesia bajo la dirección de sus
nerse — y es sumamente deseable que Pastores, no basta para convertirle
se lo proponga— colaborar de una ma­ en un miembro de la Jerarquía, para
nera más organizada con las autorida­ darle los poderes de orden y de juris­
des eclesiásticas, ayudarlas más efi­ dicción del orden, en sus diversos gra­
cazmente en su labor apostólica. Se dos.
pondrá entonces más estrechamente
a la dependencia de la Jerarquía, la 12. Las órdenes menores y el diaeo-
única responsable ante Dios del go­ nado “ independiente” . Hasta aquí no
bierno de la Iglesia. La aceptación hemos considerado las ordenaciones
por el laico de una misión particular, que preceden al sacerdocio, y que, en
de un mandato de la Jerarquía, si se*7 0 la práctica actual de la Iglesia, no se
1
9
8
das hijas, continuadoras fieles de una ininterrum­ la debilidad. El discernimiento no debe significar
pida tradición que honra a la Iglesia, la cual privilegio, la moderación, lentitud, la suavidad,
construía escuelas y abría Universidades cuando blandura. Preparar a las jóvenes para juzgar el
los antepasados de los actuales denigradores se mundo cristiano: para ver cómo de hecho es, para
hallaban muy lejos de ocuparse de la instruc­ saber cómo debería ser, para actuar con el fin
ción del pueblo, de que esté conforme con la idea divina, para
II. que corresponda al plan de Dios: he ahí fines
prácticos para el Instituto católico de instrucción
7. Sentir la responsabilidad. Pero este valor y de educación.
objetivo de vuestra acción, la plena estima y la III.
confiada espera que hacia ella siente la parte
más sana de la nación, el mismo espíritu de hos­ 11. La Acción Católica puede lograr el ideal.
tilidad que la circunda por parte de algunos, de­ En esta atmósfera de intensa formación que quie­
ben haceros sentir vuestra gran responsabilidad y re conquistar a todos, y que, por lo tanto, no
obligaros a convertir vuestro Instituto en pales­ descuida a nadie y no se contenta con respecto
tra viva de total formación humana y cristiana. a nadie con programas reducidos, Nos vemos na­
cer providencialmente la Asociación interna de
8. La abnegación por amor a las alumnas de­ Acción Católica. Se trata de infundir en las
bía formar alumnas cristianas excelentes. Nos co­ alumnas un fermento de abundante vida y de in­
nocemos vuestro celo y vuestro amor hacia la ju- trépida acción; se trata de poner ante las alum­
84 ventud confiada a vuestros cuidados: un amor nas a un grupo de vanguardias decididas, que
que da, que se prodiga, que vive y actúa, sacri­ caminen con buen paso y arrastren tras de sí
ficando cualquier satisfacción humana. Con razón a las que sintieran la tentación de detenerse o de
se habla del amor de las madres hacia sus hijos, disminuir la marcha. Almas, vuestras colabora­
pero éstos son carne de su carne y sangre de doras en la difícil labor de la formación cristia- 85
su sangre. ¿Quién habla de vuestro amor mater­ na de las alumnas; almas, a las que puede pedir­
nal? También vosotras sois mujeres, y habéis re­ se toda audacia posible, sin temor de que vayan
nunciado a la familia que teníais, a la familia a negarse por pereza o por respeto humano. Al­
que habríais podido crearos; renunciáis además mas, en una palabra, las primeras en todo: en el
a la libertad, a las distracciones, a todo o casi estudio, en la disciplina y en la piedad.
todo lo que suele interesar a una mujer y llenar
su vida. Y esto por amor hacia las jóvenes que 12. Escuela de Dirigentes. Si la Asociación in­
os son confiadas. Se podría creer que con tanto terna sabe crear este fermento y este núcleo de
esfuerzo, con tantos sacrificios, todos vuestros vanguardias, no solamente servirá a la vida del
Institutos tienen que ser necesariamente lugares Instituto, sino que de hecho será una excepcional
en donde el cristianismo es conocido, amado y vi­ Escuela de Dirigentes: ningún curso, en efecto,
vido con empeño y entusiasmo; en donde la con­ por esmerado y largo que sea, puede ser equipa­
ciencia del deber, el sentido de la disciplina y de rado con los años preciosos de permanencia en el
la exactitud, el sentimiento de la responsabilidad Colegio. ¡Qué beneficio se derivaría de ello para
de los propios actos, se forman cada día más. las Asociaciones parroquiales!
Habría que esperar que en tantos años de per­
manencia junto a vosotras, las alumnas adquie­ IV.
ren el gusto de la verdad, de la bondad y de la
belleza, encaminando sus pasos hacia Jesús 13. Unidad de Acción y “ unicidad” de la Acción
Católica. Una vez sentado esto como premisa y
9. No siempre se logra el fin deseado. ¿Es reafirmado, tal vez no sea inútil recordar lo que
siempre así, amadas hijas? en varias ocasiones hemos venido diciendo sobre
¿Salen las alumnas de vuestro Instituto cristia­ la diferencia existente entre la unidad de acción
nas completas? ¿Completas en el desarrollo de de los católicos (que resulta cada día más ur­
su ser y de sus capacidades humanas; completas gente) y la unicidad de la Acción Católica. Esta
en el desarrollo, resueltamente deseado, de la vida tiene una estructura característica propia, tiene
divina? ¿Están dispuestas, cada una en el campo sus cuadros, su método y su prensa. Y nadie
que la Providencia habrá de confiarles, a prestar ignora el peso que ha tenido y tiene todavía en
su obra para la reconstrucción del mundo, hoy la eficacia de la acción apostólica de la Iglesia
que todos imploran, aunque sea inconsciente­ en estos tiempos de exigencias multiplicadas y
mente, que se revisen las estructuras para ha­ más profundas por parte de los fieles.
cerlas más habitables? 14. Hay otras formas de apostolado. Pero iu>
10. Los fines prácticos de los Institutos. En constituye la única acción de los católicos, ni pue­
vuestros Institutos no debería tener cabida el de decirse que posea el único método eficaz para
transigir, el llegar a pactos, la indulgencia con la formación de las almas fervorosas. Otras for-
228, 13 A lo c u c ió n “ Six ans se son t écoulés ” 2203

confieren más que como preparación 2. Responsabilidad de los Laicos


para la ordenación sacerdotal. La fun­
13. Todos los miembros de la Iglesia
ción encomendada a las órdenes me­
nores la ejercen desde hace tiempo los deben ser activos. Sería desconocer la
laicos. Nos sabemos que en la actua­ verdadera naturaleza de la Iglesia y
lidad se piensa en introducir un orden su carácter social, el distinguir en ella
de diaconado concebido como función un elemento puramente activo, las
eclesiástica independiente del sacer­ autoridades eclesiásticas, y por otra
docio. La idea, hoy al menos, no está parte, un elemento puramente pasivo,
madura todavía. Si lo llegara a estar los laicos. Todos los miembros de la 926
un día, nada cambiaría de cuanto Nos Iglesia, como Nos hemos dicho en la
acabamos de decir, excepto que este Encíclica “ Mystici Corporis Christi”
diaconado ocuparía su lugar con el están llamados a colaborar en la edi­
sacerdocio en las distinciones que Nos ficación y perfeccionamiento del Cuer­
hemos in d ica d o ^ . po Místico de Jesucristo <*4>. Todos son

mas —bendecidas, aprobadas y alentadas por la buenas obras, de caridad hacia los menesterosos
Iglesia— puede ser que se desarrollen y se ex­ y de celo para el embellecimento de la casa del
tiendan a nuevas actividades; y ésa será la oca­ Señor, bajo la guía de vuestro reverendo pastor.
sión en que daréis a conocer si sabéis estimar Con admirable sobriedad y consideración os ha­
y amar cuanto florece en la Iglesia. Del mismo bíais abstenido hasta el momento de solicitar que
modio que sería vano oponerse a las intervencio­ Nos os recibiésemos en especial audiencia, lo cual
nes a menudo imprevistas, a veces incluso im­ acrecienta el júbilo con que esta mañana os da­
petuosas del Espíritu divino, del que la juventud mos la bienvenida. La fama de vuestro apostola­
católica en camino saca fuerza como de fuente do se ha extendido por doquier y para Nos, os
inagotable y variada. lo aseguramos, constituye hondo motivo de con­
suelo el reparar que aquí, en nuestra propia Dió­
15. Grandeza de los centros internos de Acción cesis, los seglares se muestran, con generosidad,
Católica. Asociaciones internas de Acción Cató­ deseosos de colaborar con los pastores de sus
lica: fermento suscitador de suavísimos e irresis­ almas.
tibles sacudimientos de vida y de acción apostóli­
ca entre las alumnas: grupos de vanguardias for­ 2. La definición del Papa actual y de Pedro.
madas y activas, audaces y prontas, que arrastran El año pasado, en una ocasión en cierto modo
tras de sí el mayor número posible de compañe­ más solemne, Nos os expresamos que “ constitui­
ras para las batallas pacíficas, para el adveni­ ría una errada interpretación de la verdadera
miento y la difusión del reino de Cristo en la naturaleza de la Iglesia y de su carácter social,
¡ierra” . el diferenciar en ella un elemento puramente ac­
tivo, las autoridades eclesiásticas, y un elemento
[3b] Entre los “ Temas-Bases” de estudio y puramente pasivo, el laicado. Todos los miembros
discusión del 2‘> Congreso Mundial para el Apos­ de la Iglesia... son llamados a colaborar en la
tolado de los Laicos, en que Pío XII pronunció edificación y en el perfeccionamiento del Cuerpo
el presente discurso, se encontró el tema: Natu­ Místico de Cristo” (A. A. S. 49 [1957] 925-926). Sí,
raleza y vocación apostólica del Laicado, cuyos el llamamiento de Cristo a la santificación perso­
términos arrojan no poca luz adicional sobre los nal y a un apostolado que tenga por objeto la
conceptos aquí expuestos. (El texto de este te­ propagación de su reino en la tierra, también se
mario está al alcance de nuestros lectores en dirige a vosotros, amados hijos e hijas. Fue al
L’ Ossérvatore Romano, edición española, Buenos laicado a quien San Pedro escribió: “ Bendecid
Aires, Año VI, N? 307, del 10-X-1957). en vuestros corazones al Señor Jesucristo, pron­
tos siempre a dar satisfacción a cualquiera que
(4) Pío XII, Encíclica Mystici Corporis, 29-VI- os pida razón de la esperanza o religión en que
1943; A. A. S. 35 (1943) 241; en esta Colección: vivía; aunque debéis hacerlo con modestia y cir­
Encícl. 177, 82, pág. 1618. cunspección, como quien tiene buena conciencia”
(I Pedro 3, 15). Y también: “ Llevan una vida
A principios de junio de 1958, Pío XII recibió, ajustada entre los gentiles (los no católicos debe­
en audiencia especial, la visita de un nutrido ríamos decir hoy en día), a fin de que, por lo
grupo de damas norteamericanas, pertenecientes mismo que os censuran como a malhechores, re­
a la Asociación de Santa Susana, las cuales resi­ flexionando sobre las obras buenas que observan
den en Roma y cumplen actividades de formación en vosotros, glorifiquen a Dios en el día en que
y de cultura religiosa en la iglesia de Santa Su­ los visitará” (I Pedro, 2, 12).
sana, templo de los feligreses estadounidenses en
Loma (L’ Osservatore Romano, edición castellana, 3. La fe del corazón lleva al amor del prójimo
Buenos Aires, Año VII, N? 339, 12-VI-1958). afligido. En esa enseñanza impartida por San
Traducimos del inglés las palabras que en tal Pedro, se describe el primer paso de vuestro
ocasión tuvo a bien dirigirles Su Santidad, con­ apostolado, que consistirá en comprender vuestra
firmando su celo apostólico al acentuar precisa­ propia fe, para luego, con vuestra conducta, pa­
mente las palabras del discurso al 2? Congreso tentizar lo que sus enseñanzas deben significar
del Apostolado laico. para todo miembro fiel de la Iglesia. Y podéis
realmente maravillaros al comprobar cuán efi­
1. Bienvenida y elogio de su apostolado. Henos cazmente puede el impecable vivir católico de los
aquí, pues, ante la “ Asociación de Damas de San­ parroquianos facilitar el ministerio sacerdotal.
ta Susana” , cada una de las cuales acude, al pa­ El segundo paso de vuestro apostolado os lo se­
recer, con su propia pequeña asociación familia’*. ñalará vuestro devoto amor hacia el divino Re­
Habéis venido aquí con una dorada gavilla de dentor, Quien os ha otorgado el inapreciable don
2204 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228, 14-16

personas libres y deben ser, por lo tocios los bienes espirituales, con el fin
tanto, activos. de lograr la salvación de su alma y lle­
gar a la perfección cristiana; cuando se
14. Armonía en la acción de sacer­ trata de derechos fundamentales del
dotes y laicos, emancipación de los cristiano, puede hacer valer sus exigen­
laicos. Se abusa, a menudo, del térmi­ cias^6^; el sentido y la finalidad misma
no emancipación de los laicos , cuando de toda la vida de la Iglesia se hallan
se utiliza en un sentido que deforma el aquí en juego, así como la responsa­
verdadero carácter de las relaciones que bilidad ante Dios tanto del sacerdote
existen entre la Iglesia que enseña y la como del laico.
Iglesia enseñada, entre sacerdotes y
laicos. A propósito de estas últimas re­ 16. La sociedad al servicio del indi­
laciones, observamos simplemente que viduo, no al revés. La función social.
las tareas de la Iglesia son hoy día Se provoca inevitablemente un malestar
demasiado vastas para permitir entre­ cuando no se tiene en cuenta más que
garse a disputas mezquinas. Para man­ la función social. Esto no es un fin en
tener la esfera de acción de cada uno, sí mismo, ni en general ni en la Iglesia,
basta que todos posean el suficiente ya que la comunidad está, en definitiva,
espíritu de fe, desinterés, estima y con­ al servicio de los individuos y no inver­
fianza recíprocas. El respeto de la dig­ samente. Si la historia demuestra que,
nidad del sacerdote fue siempre uno de desde los orígenes de la Iglesia los lai­
los rasgos más típicos de la comunidad cos tenían participación en la actividad
cristiana. Por el contrario, también el que el sacerdote despliega al servicio
laico tiene sus derechos, y el sacerdote de la Iglesia, es verdad que hoy más
debe reconocerlos por su parte. que nunca, deben prestar esta colabo­
ración con tanto mayor fervor, para
15. Los derechos del laico. El laico la edificación del Cuerpo de Cristo
tiene derecho a recibir de los sacerdotes*4
5 en todas las formas de apostolado, es-
de la fe. Las ascuas de vuestro celo se incendia­ Sobre la organización de esta coclaboración de
rán en abrasadora inspiración cuando iluminéis los cristianos con la Jerarquía eclesiástica dirigió
las vidas de los sumidos en el dolor y en Pió Xll el 25-Í-1950 la Exhortación Anostólica
la congoja, hasta que recobren el valor y empie­ “1 felici sviluppr, (A. A. S. 42 [1950] 247-250.) al AAS
cen nuevamente a ver la duice mano del Salva­ Episcopado de Italia, cuyo texto íntegro repro- 42
dor tenderse hacia ellos para llevarlos del tene­ duciremos a continuación: 247
broso camino de las pruebas y aflicciones de 1. La alegría del Papa por el éxito actual del
este mundo hacia una luz pascual de júbilo y ya antiguo movimiento de la. Acción Católica. El
esperanza. feliz desarrollo que la Acción Católica ha tenido
4. Servir al mismo Cristi. Nos hallamos aún en en Italia, precisamente porque Nos sirve de sa­
el período pascual y vuestra presencia trae a tisfacción y de consuelo, cada vez mantiene más
nuestra mente el recuerdo de aquellas piadosas fija sobre ella Nuestra atención y vivo Nuestro
mujeres de Jerusalén que fueron las primeras en deseo de que su rendimiento sea pleno y redunde
correr hacia la tumba para tributar al Cuerpo de perfectamente en todo a Nuestras esperanzas y a
Cristo el homenaje de su devoto respeto y de su las esperanzas de todos.
afecto. La finalidad de vuestra asociación es ser­ Escribiéndoos sobre ella a vosotros, Venerables
vir al misino Cristo, que vive ahora en su Cuerpo Hermanos, que por vuestro oficio vigiláis amo­
Místico, la Iglesia. Dejad que el eterno amor que rosamente sus vicisitudes, Nos place una vez más
El os profesa extraiga lo mejor que hay en vos­ poner en relieve cómo la bien ordenada colabo­
otras, robustezca vuestra desinteresada devolución ración de los seglares en el apostolado jerárquico
hacia su causa suprema, conduciendo los hombres que, desde la edad apostólica, ha estado siempre 248
a Dios y Dios a los hombres, de modo que, reu­ entre las tradiciones más constantes y. fecundas
nidos en Jesucristo, puedan todos vivir en la ca­ de la Iglesia, se ha revelado de una particular y
ridad, en la dicha y en la paz. urgente necesidad en estos últimos tiempos , .y,
5. Bendición Apostólica. Con gran afecto Nos por lo tanto, hay que promoverla por todos , los
impartimos nuestra Bendición Apostólica a vues­ medios. .. .
tro amado pastor y a vosotros, queridos hijos e 2. La experiencia enseña el valor de la colabo­
hijas aquí presentes. Descienda asimismo sobre ración seglar. La experiencia, pues, ha mostrado
todos los miembros de la Asociación de Damas, la necesidad de que la vida eclesiástica ha. de
así como sobre sus seres queridos, como prueba ayudarse con todas las energías y recursos de que
de nuestro paternal cariño, con el voto de que puede disponer; y, por lo demás, ha dado ya
el amor y la fortaleza de Nuestro Señor Jesu­ repetidos y buenos testimonios de la contri­
cristo pueda penetrar y santificar todo vuestro bución preciosa que los seglares han aportado al
apostolado. Clero, en sus actividades dirigidas a conservar en
(5) Cód. Der. Can. cánones 87, 682. nuestro tiempo el patrimonio espiritual heredado
(6) Cód. Der. Can., cánones 467, 1; 892, 1. de las generaciones pasadas y a difundir, con
(7) Efesios 4, 12. métodos ajustados a las presentes circunstancias,
,
228 17-18 A lo c u c ió n “ S ix ans se son t écoulés ” 2205

pecialmente cuando se trata de hacer pensamos de modo especial en los in­


penetrar el espíritu cristiano en toda mensos territorios de América Latina,
la vida familiar, social, económica y cuyos pueblos y Estados están cono­
política. ciendo en la época presente un rápido
desarrollo. La labor de los laicos es
17. La colaboración laical es funda­ allí más que necesaria.
mental; la escasez sacerdotal la acen­
túa. Uno de los motivos de este llama­ 18. La esencia del apostolado laico:
miento al elemento laico es, sin duda, la consagración del mundo. Por otra
la escasez actual de sacerdotes, pero parte, incluso apartándonos del pro­
incluso en el pasado el sacerdote espe­ blema que crea el reducido número de
raba la colaboración de los laicos. Men­ sacerdotes, las relaciones entre la Igle­
cionaremos únicamente la considerable sia y el mundo exigen la intervención
aportación que los maestros y maestras de los apóstoles laicos. La consagración
católicos, así como las religiosas, han del mundo es, en lo esencial, obra de
dado a la enseñanza de la Religión y, los laicos mismos, de hombres que
927 en general, a la educación cristiana y a forman parte del gobierno y de las
la formación de la juventud; piénsese, asambleas legislativas. Del mismo m o­
por ejemplo, en las escuelas católicas do, las “ células” católicas, que deben
de los Estados Unidos. La Iglesia les crearse entre los trabajadores, en cada
está agradecida: ¿no se trataba de un fábrica y en cada ambiente de trabajo,
necesario complemento del trabajo sa­ para conducir de nuevo a la Iglesia a
cerdotal? El hecho es que la escasez de los que se hallan separados de ella, no
sacerdotes es hoy particularmente sen­ pueden ser constituidos más que por
sible y amenaza serlo aún más; Nos*3 los mismos trabajadores.
entre los individuos en particular y entre los pue­ ne felizmente a coincidir con las exigencias del
blos, la luz del Evangelio. tiempo presente, en el cual la solidaridad y la
Éste concepto de la función subordinada y com­ cooperación de los programas y de la acción tie­
plementaria de una falange elegida de fieles ex­ nen una aplicación tan amplia y parecen ofrecer
perimentados y generosos, con respecto a la acti­ uno de los aspectos más característicos y consti­
vidad del Clero, al que toca, hoy más que en tuir una de las fuerzas más considerables de la
el pasado, puesto que por su número y por sus vida moderna. Si bien se observa, se verá que los 249>
fuerzas está en desproporción con las necesidades mismos adversarios de la Iglesia de valen mucho
actuales, la misión de devolver a Cristo el mundo de la organización con métodos nuevos y atrevi­
moderno, Nos parece siempre, y aun principal­ dos, haciendo frecuentemente de ella el arma
mente, digno de nueva y fecunda reflexión. más hábil para captarse y para subvertir las ma­
3. El bien de la Organización. La realización de sas populares. Los católicos deben comprender
este principio lleva consigo al estudio de otro de este complejo y profundo fenómeno de la historia
la máxima importancia práctica; es decir, el de presente y deben aprender a servirse cada vez
la organización. Efectivamente, el injerto de la m ejor de las ventajas de la vida asociada. Cier­
colaboración de los seglares en el apostolado je ­ tamente que tal esfuerzo de los católicos es muy
rárquico no puede efectuarse ni ser benéfico sino diverso de aquel burocrático, puramente utilitario
con una gran solicitud de evitar toda perturba­ y exterior, de quien aspira únicamente a un éxito
ción en la disciplina eclesiástica y de aumentar, afortunado en el campo de los intereses terrena­
en cambio, su orden, su fuerza, su extensión; lo les. Es además, absolutamente diverso en el es­
cual exige, por un lado, un sentido digno y res­ píritu y en las formas de aquella coordinación de
petuoso de la autoridad de la Iglesia, y por el fuerzas casi mecánica impuesta por la prepoten­
otro un ordenamiento racional de las filas de los cia o el temor, el cual, al apagar toda llama de
seglares que se alistan bajo las pacíficas bande­ libertad y de impulso personal, hace a los hom­
ras de la milicia espiritual del apostolado cris­ bres incapaces de la verdadera grandeza humana
tiano. y de un progreso espiritual.
4'. La necesidad de organizaciones especialmen­ 5. El espirita de la organización y acción cató­
te hoii día. Así, mientras la Acción Católicia ha lica. La Acción Católica encuentra, en cambio, la
trabajo bien por formar en la conciencia de los fuente y la razón de su virtud organizadora en
fieles la persuasión y el impulso de colaborar Jesucristo y en Su amor: es el nombre del Reden­
con sus sacerdotes, no ha dejado de organizarlos tor, cada uno, aun el socio más humilde, siente
en asociaciones nacionales e internacionales y ha la dignidad de ser miembro de su Cuerpo Místico
trazado sus programas adaptados a las circuns­ y trabaja con silenciosa confianza en su desarrollo
tancias, creando de ese modo, en la unidad de y en sus conquistas espirituales.
los intentos y en el desarrollo metódico del tra­ Por eso, si la Acción Católica, interpretando y
bajo, una bien planeada y siempre vigilante co­ siguiendo el peculiar genio organizador de nues­
laboración del laicado a las líneas directrices que tro tiempo, se presenta y se afirma como una
la Jerarquía, asistida por el Espíritu Santo, señala asociación sólida y técnicamente compaginada,
según las necesidades de los tiempos a los fieles otro espíritu, otra forma y otra fuerza distinguen
encomendados a sus cuidados. sus filas de las de las asociaciones profanas, ani­
Tal índole de asociación que forma, podría de­ mada como está por un profundo respeto hacia
cirse, el tejido mismo de la Acción Católica, vie- la persona humana y solícita siempre, como debe
3206 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228' 19-21

19. Papel subsidiario y complemen­ misionera y, por consiguiente, él y su


tario del laico. Que la autoridad ecle­ familia, dependen para vivir de lo que
siástica aplique también aquí el prin­ la Iglesia les da. Por lo demás, el após­
cipio general de la ayuda subsidiaria y tol laico no debe considerarse ofendido
complementaria; que se confíe al laico si se le pide que no formule ante la
las tareas que pueden cumplir tan bien misión para la que trabaja pretensiones
o incluso mejor que el sacerdote, y que, exageradas.
dentro de los límites de su función o
de los que traza el bien común de la 21. Estampa gloriosa del apóstol
Iglesia, pueda actuar libremente y ejer­ laico. En ocasión precedente Nos hemos
cer su responsabilidad. evocado la figura de estos laicos que sa­
ben asumir todas sus responsabilidades.
20. La remuneración del apóstol Son, dijimos, hombres constituidos en
laico. Además, habrá de recordarse su integridad inviolable com o imágenes
que la palabra del Señor digno es el de Dios; hombres orgullosos de su dig­
obrero de su s a l a r i o se aplica tam­ nidad personal y de su sana libertad;
bién a él. A menudo Nos hemos visto hombres justamente celosos de ser los
sorprendido al ver recordar en los iguales de sus semejantes en todo lo que
Congresos misionales para el apostola­ se refiere al fon do de lo más íntimo de
do de los laicos la obligación de dar a la dignidad humana; hom bres apegados
estos colaboradores el salario que les de manera estable a su tierra y a su
corresponde; el catequista se ve a me­ tradición <9a). Este conjunto de cuali­
nudo totalmente ocupado en su tarea dades supone que hayan aprendido a
ser, por convertir en amigos y hermanos a sus persuadir, más que por las palabras, por los
socios, alegres con la obediencia que se les exige ejemplos concretos y evidentes de quieens viven
y con la libertad que se les concede en el puesto junto a Jesucristo.
que a cada uno le asigne la organización.6 8
7 9. Estímulo a los seglares. Esta Exhortación,
Venerables Hermanos, está dirigida, como veis,
6. Clero y Acción Católica. En vista de este principalmente a Nuestro amado Clero, al que
nuevo y esperado crecimento de las fuerzas ope­ así queremos alentar en su ardua misión pasto­
rantes de la Iglesia, creemos Nos deber de Nues­ ral, tal como la reclaman las presentes necesida­
tro ministerio apostólico el invitar una vez más, des; pero no menos urgente y paterna se dirige
con paternal insistencia, al Clero que tiene cura a los seglares mismos, a quienes deseamos ver
de almas para que en todas las parroquias, desde reunidos en número siempre creciente en torno
las perdidas en las campiñas o sobre los montes, a sus Pastores; la confianza que la Iglesia les
hasta las de los grandes centros urbanos, se es­ otorga, llamándolos al lado de la Jerarquía para
tablezcan las cuatro asociaciones fundamentales sostener y dilatar la obra apostólica, debe ha­
de la Acción Catlica Italiana: la Juventud Mas­ cerlos prontos a la docilidad, a la sinceridad, a
culina y la Juventud Femenina, la Unión de los la devoción hacia sus Pastores, y aumentar en
Hombres y la Unión de las Mujeres. sus ánimos el respeto y el amor hacia ellos, sos­
7. Las especializaciones universitarias. A este teniéndolos en los desalientos de la acción por
Nuestro deseo añadimos otro: el de que no falten una humilde y perseverante energía espiritual,
en ninguna diócesis Asociaciones Universitarias reavivada por la seguridad de que las promesas
y los dos Movimientos de los Laureados y de los hechas por Cristo a su Iglesia resolverán las di­
Maestros. ficultades y las adversidades que se opongan.
10. Felices augurios y Bendición Apostólica.
8. En todas ¡as parroquias. Ni creemos que se Con estos sentimientos, expresamos Nuestro voto
puede encontrar motivo suficiente para excusar de que la Acción Católica Italiana, después de
la falta de tales organizaciones en el hecho de la las graves preocupaciones de la guerra mundial,
modesta proporción que caracteriza a algunas reciba de estas palabras Nuestras un nuevo y vi­
250 diócesis y a no pocas parroquias de Italia. En las goroso impulso; y mientras confiamos en que
santas conquistas de la Iglesia, el número no es vosotros, Venerables Hermanos, no dejaréis de
el elemento determinante: éste ha de buscarse, hacer vuestras y de secundar por todos los me­
por lo contrario, en el ardor de la caridad y en dios a vuestro alcance Nuestras esperanzas, os
la seguridad con que se cree en la eficacia de la impartimos con efusión de corazón a vosotros
fiel obediencia y de la gracia divina. En la ar­ mismos, al amado Clero, a los Dirigentes y a
monía admirable de las fuerzas católicas, aun los cada uno de los miembros de la Ación Católica,
poquísimos socios de una pequeña parroquia, así como a los fieles todos encomendados a vues­
aportarán sin duda una contribución benéfica tros solícitos cuidados pastorales, como prenda
cuando sus actividades, aunque muy modestas y de la generosa asistencia divina, Nuestra pater­
limitadas, sean el fruto de una preparación ilu­ nal Bendición Apostólica.
minada y fervorosa, de filial disciplina hacia la Del Vaticano, a 25 de enero de 1950, fiesta de
Jerarquía, de generosa e interior piedad, de au­ la Conversión de San Pablo apóstol.
téntico espíritu de sacrificio.
Y a la vez que enriquezcan de méritos el te­ (8) Lucas 10, 7.
soro de la Iglesia universal, el ejemplo de su vida (9") Pío XII, Alocución La elevatezza e la no-
obtendrá para los fieles más tibios, y para los biltá a los nuevos Cardenales, 20-11-1946 (Discor-
más alejados, frutos de inesperada eficacia; hoy, si e Radiomessaggi, vol. 7, p 393); A. A. S. 38
en efecto, más que nunca, los hombres se dejan (1946) 141-151.
228, 22-24 A lo c u c ió n “ S ix ans se so n t écoulés ” 2207

dominarse, a sacrificarse, y que se sa­ 3. El Apostolado de los Laicos


quen sin cesar luz y fuerza de las fuen­
tes de salvación que ofrece la Iglesia. 24. Verdadero apostolado pero no
jerárquico. Nos elaboramos aquí el
concepto de apostolado de los laicos
22. Mayor solidez moral por los pe­ en el sentido estricto conforme a cuan­
ligros de hoy. El materialismo y el to Nos hemos explicado anteriormente
ateísmo de un mundo en el que millo­ sobre el apostolado jerárquico: consiste
nes de creyentes tienen que vivir aisla­ en la asunción por los laicos de tareas
dos, obliga a formar en todos ellos per­ que se derivan de la misión confiada
sonalidades sólidas(9b\ Si no ¿cóm o re­ por Cristo a su Iglesia. Hemos visto
sistirán al empuje de la masa que los que este apostolado es siempre aposto­
rodea? Lo que es verdad para todos lo lado de laicos, y que no llega a ser
es ante todo para el apóstol laico, obli­ apostolado jerárquico ni siquiera cuan­
gado no solamente a defenderse sino do se ejerce por mandato de la Je­
también a conquistar. rarquía.
De ello se deduce que es preferible
23. Salvaguardia y autonomía del designar el apostolado de la oración y
católico. Esto no quita nada al valor del ejemplo personal como apostolado
de las medidas de precaución, como las en el sentido más vasto o impropio del
leyes de protección de la juventud, la nombre. A este respecto, Nos no pode­
censura de films, y todas las demás mos dejar de confirmar las observacio­
nes que hicimos en nuestra Carta al
disposiciones que toman la Iglesia y
III Congreso Mundial de la Unión Mun­
el Estado para preservar de la corrup­
dial de Maestros Cristianos en Viena:
ción al clima moral de la sociedad. Pa­ Pertenezca o no la actividad p rofesio­
ra educar al joven en sus responsabili­ nal de los maestros y de las maestras
dades de cristiano, conviene conservar católicas al apostolado de los laicos en
su espíritu y su corazón en una atmós­ sentido propio, estad convencidos, que­
fera sana. Podría decirse que las insti­ ridos h ijos e hijas, de que el maestro
tuciones deben ser tan perfectas que cristiano, que p or su form ación y su
puedan por sí solas asegurar la salva­ abnegación está a la altura de su tareas
guardia del individuo, mientras que el y, profundamente convencido de su fe
individuo debe formarse en la autono­ católica, da ejem plo de ella a la juven­
mía del católico adulto, como si no tud que le ha sido confiada, com o cosa
tuviera que contar más que consigo espontánea y que se ha transform ado
mismo para triunfar sobre todas las en él en una segunda naturaleza, ejerce
dificultades.*3
5 al servció de Cristo y de su Iglesia una
[9l>] Pío XII, en el Radiomensaje de la Vigilia la misión de perpetuar la nueva vida y educar a
de Navidad (24-XII-1942) habló sobre el mate­ los hijos en un espíritu conforme a sus propias
rialismo en la sociedad y en la familia, saliendo y verdaderas convicciones religiosas; según las
especialmente en defensa de la familia (A. A. S. fuerzas, conserve, fortifique y reconstituya su
35 [1943] 19-20) diciendo: peculiar unidad, económica, espiritual, moral y
“ Quien desea que la estrella de la paz nazca jurídica; vigile el que también los criados parti­
y se detenga sobre la sociedad, rechace toda for­ cipen de las ventajas materiales y espirituales de
ma de materialismo que no ve en el pueblo sino la familia; cúidese de procurar a cada familia un
una grey de individuos que, divididos y sin in­ hogar en donde la vida doméstica, sana material
terna consistencia, son considerados como un y moralmente, llegue a desarrollarse con todas
objeto de dominio y de sumisión; su fuerza y valor; procure que los sitios de tra­
bajo y los domicilios no estén tan separados que
Procure concebir la sociedad como una unidad hagan al jefe de familia y al educador de los
interna, crecida y sazonada bajo el gobierno de hijos casi un extraño en su propia casa; procure,
la Providencia; unidad que, en el espacio a ella sobre todo, que entre las escuelas públicas y la
asignado y según sus particulares condiciones, familia renazca aquel vinculo de confianza y de
tiende por la colaboración de las diferentes cla­ mutua colaboración que en otro tiempo produjo
ses y profesiones a los eternos y siempre nuevos frutos tan benéficos, y que hoy ha sido sustituido
fines de la civilización y de la Religión. por la desconfianza allí donde la escuela, bajo
Defienda la indisolubilidad del matrimonio; dé el influjo o el dominio del espíritu materialista,
a la familia, célula insustituible del pueblo, es­ envenena y destruye todo cuanto los padres ha­
pacio, luz, tranquilidad, para que pueda cumplir bían sembrado en las almas de los hijos” .
2208 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228, 25-27

actividad parecida al mejor apostolado lica. Este término, en efecto, parecería


de los la ic o s ^ 10). Puede repetirse esta reservado a ciertos tipos determinados
afirmación de todas las profesiones, y de apostolado laico organizado, por los
principalmente de las de los médicos que crea, ante la opinión, una especie
o ingenieros católicos, sobre todo en de monopolio; todas las organizaciones
la hora actual en que están llamados en que no entran en el cuadro de la Acción
los territorios poco desarrollados y en Católica así concebida — se afirma—
las zonas de misión, al servicio de los resultan de menor autenticidad, de im­
gobiernos locales de la UNESCO y de portancia secundaria, menos apoyadas
otras Organizaciones internacionales, y por la Jerarquía, y permanecen como
dan con su vida y el ejercicio de su al margen del esfuerzo apostólico esen­
profesión el ejemplo de una vida cris­ cial del elemento seglar. La consecuen­
tiana plenamente madura. cia parece ser que una forma particu­
lar de apostolado laico, es decir, la
25. La “ Acción Católica” ejerce el Acción Católica triunfa en perjuicio de 930
apostolado oficial pero sin m onopolio: las otras, y que se asiste al secuestro de
dos observaciones. La Acción Católica la especie sobre el género. Más aún,
lleva siempre el carácter de un aposto­ prácticamente, se concedería la exclu­
lado oficial de los laicos. Dos observa­ siva, cerrando las diócesis a los movi­
ciones se imponen aquí: el mandato, mientos apostólicos que no lleven la
sobre todo de enseñar, no ha sido dado etiqueta de la Acción Católica.
a la Acción Católica en su conjunto,
sino a sus miembros organizados en 27. La solución que se propone al
particular, con arreglo a la voluntad y Papa de reformar el concepto y la
elección de la Jerarquía. La Acción Ca­ estructura no está madura. Para re­
tólica no puede tampoco reivindicar el solver esta dificultad, se piensa en dos
monopolio del apostolado de los laicos, reformas prácticas: una de terminolo­
ya que a su lado subsiste el apostolado gía, y, como corolario, otra de estruc­
laico libre. Los individuos o grupos, tura. En primer lugar, sería necesario
pueden ponerse a disposición de la Je­ devolver al término Acción Católica su
rarquía, viéndose confiar por ella, por sentido general y aplicarlo únicamente
cierto período fijo o indeterminado, al conjunto de movimientos apostólicos
tareas para las que reciben el mandato. seglares organizados y reconocidos co­
Cabe preguntarse ciertamente, entonces, mo tales, nacional o internacionalmen­
si no se transforman también en miem­ te, ya sea por los Obispos en el ámbito
bros de la Acción Católica. El punto nacional, o por la Santa Sede en cuan­
importante es que la Iglesia jerárquica, to a los movimientos que aspiran a ser
los Obispos y los sacerdotes, pueden internacionales. Bastaría, pues, que ca­
elegir colaboradores laicos cuando en­ da movimiento particular fuera desig­
cuentran personas capaces y dispues­ nado por su nombre y caracterizado en
tas a ayudarles. su forma específica, y no según el gé­
nero común. (En segundo lugar) la re­
26. Sobre el concepto monopolista de forma de estructura seguiría a la de­
Acción Católica, com o apostolado orga­ terminación del sentido de los térmi­
nizado. Parece necesario, al llegar a nos. Todos los grupos pertenecerían a
este punto, dar a conocer, al menos a la Acción Católica y conservarían su
grandes rasgos, una sugerencia que nombre y su autonomía, pero todos
Nos ha sido hecha muy recientemente. ellos juntos formarían, como Acción
Se señala que reina en la actualidad un Católica, una unidad federativa. Cada
penoso malestar, de muy vasta exten­ uno de los Obispos quedaría libre de
sión, que tendría su origen sobre todo admitir o de rechazar a un determi­
en el uso del vocablo de Acción Cató­ nado movimiento, de rechazarlo por
(10) Pío XII, Carta del 5-VIII-1957 ver texto en res, Año VI, N<? 305).
L’Osservatore Romano, ed. castellana, Buenos Ai-
¿28; 28-29 A lo c u c ió n “ S ix ans se son t écoulés ” 2209

nó ser de la Acción Católica por su Basta repetir lo que ya en 1951 Nos


misma naturaleza. La realización even­ planteamos como regla general: que
tual de semejante proyecto requiere, el apostolado de los laicos debe, en sus
naturalmente, atenta y prolongada re­ formas más varias, mantenerse siempre
flexión. Vuestro Congreso puede ofre­ dentro de los límites de la ortodoxia y
cer una ocasión favorable para discu­ no oponerse a las legítimas prescrip­
tir y examinar este problema, al mis­ ciones de las autoridades eclesiásticas
mo tiempo que otras cuestiones simi­ competente s^11).
lares.

28. R elaciones del apostolado laico 29. O pinión errónea sobre “ teología
con la autoridad eclesiástica. Queda laica” . Mientras tanto, Nos nos hemos
por decir aún una palabra para termi­ visto obligados a rechazar una opinión
nar estas consideraciones de principio, errónea sobre la teología laica , opinión
sobre las relaciones del apostolado de que se derivaba de una concepción ine­
los laicos con la autoridad eclesiástica. xacta de la responsabilidad del laico*12).
(11) Pío XII Discurso De quelle consolation, mente conmovido en medio de vosotros, que en
14-X-Í951, a los participantes del Congreso Gene­ número tan crecido habéis venido de las partes
ral del Apostolado Católico de los laicos (Dis- todas la la tierra, como Vicario de Cristo como
corsi e Radiomessaggi, col. 13, p. 298) A. A. S. 43 presbítero entre vosotros presbiteros, queremos,
(1951) 789. ante todo, expresar lo más brevemente posible,
(12) Pió XII, Alocución Si diligis... pasee, 31-V- y con las palabras mismas ya mencionadas de la
1954 (Discórsi e Radiomessaggi, vol. 16, p. 45); carta del primer Sumo Sacerdote y Príncipe de
A. Ai S. 46 (1954) 313-317. los Apóstoles, todo cuanto deseamos que llevéis
como recuerdo y recomendación Nuestra: A los
Esta alocución Si diligis... pasee en que Pío presbíteros que hag entre vosotros yo, vuestro
XII explica más a fondo el concepto y alcance de copresbítero y testigo de los sufrimientos de 314
la palabra teología laica, fue pronunciada ante Cristo... Apacentad la grey de Dios que se os
AAS El Sacro Colegio de Cardenales y el Episcopado ha confiado, velando sobre ella no por la fuerza,
que asistieron a la solemne canonización de S. sino de buen grado según Dios..., siendo modelos
Pío X. La reproduciremos a continuación ínte- de la grey (I Pet. 5, 1-3). Estas recomendaciones
46 gramente: tienen el mismo significado que las palabrás sa­
313 : 1. La obra de San Pío X. “ Si diligis... pasee” . lidas de labios divinos, estimulando a ejercer el
“ Si amas.;, apacienta” (Juan 21, 15-17). Con esta ministerio pastoral con activa caridad: Si diligis...
recottíéndadón dirigida al apóstol Pedro, y que pasee.
se'íeié feb el introito de la misa de uno ó varios Desarrollemos, pues, con brevedad cuanto su­
Sumos Pontífices, da a entender claramente el mariamente hemos indicado con las palabras
divino Salvador cuál debe ser la razón de ser de mismas de San Pedro.
la labór apostólica, su fuerza suprema y el ori­ 4. Contagio espiritual. La solicitud sobre todas
gen o fuente de sus méritos. Siguiendo las hue­ las Iglesias, que Nos incumbe y el deber de vi­
llas de Jesucristo, Pontífice y Pastor eterno, gilancia que diariamente Nos impele la virtud de
quien para provecho nuestro enseñó grandes ver­ Nuestro cargo, Nos mueven a proponer y consi­
dades, obró maravillas y soportó duros sufri­ derar algunas ideas, sentimientos y normas prác­
mientos, el Romano Pontífice Pío X, a quien con ticas, a las que deseamos que también vosotros
tan inmenso gozo hemos incorporado en el nú­ dirijáis vuestra solicitud y vigilancia pastoral,
mero de los Santos, mediante el esforzado cum­ unida a la Nuestra, para que así cuanto antes y
plimiento del precepto aprendido de los labios con la mayor y más pronta eficacia se provea a
de Cristo, amó apacentando y apacentó con amor. las necesidades del rebaño de Cristo. Parecen
Amó a Cristo y apacentó la grey de Cristo, pues existir algunos síntomas y consecuencias de cier­
de las riquezas celestiales que nuestro dulcísimo to contagio espiritual, que exigen la intervención
Redentor trajo a la tierra, sacó con abundancia, del ministerio pastoral, de tal suerte que, en vez
para dar generosamente a su grey: ya el ali­ de tomar fuerza y de que comiencen a propa­
mento dé la verdad, los misterios celestiales y la garse, reciban el oportuno remedio y desaparez­
excelentísima gracia contenida en el sacrificio y can lo antes posible.
sacramento de la Santa Eucaristía, ya la dulzura Sería ahora Nuestra mente el explicaros par­
de la caridad, la asidua solicitud en el gobierno ticularmente todo cuanto os compete —bajo . la
y la fortaleza de la defensa. Se dio todo entero, autoridad del Romano Pontífice— por divina ins­
a una con los dones de que le había dotado el titución a vosotros, sucesores de los Apóstoles
Autor y Dador de todo bien. (Cf. can. 329), esto es, el magisterio, el sacerdo­
2. Común homenaje a S. Pío X. A Roma habéis cio y el gobierno. Pero hoy, ante la falta de
venido, Venerables Hermanos, corona de Nuestra tiempo suficiente, limitaremos Nuestro discurso
alegría, a fin de tomar parte en estas solemnes al primer punto, dejando todo lo demás para
festividades y, juntamente con Nos, rendir ho­ otra ocasión, si Dios Nos diere la posibilidad.
menaje de admiración y de honor a este Obispo 5. Derechos y deberes del Magisterio. Cristo
de. Roma, cuya esclarecida vida iluminó a la Nuestro Señor confió a los Apóstoles, y por ellos
Iglesia universal, y dar rendidas gracias a Dios
a sus sucesores, la verdad que del cielo había
que, por medio de este Pontífice, colmó de tan traído; envió a los Apóstoles como su Padre le
grandes beneficios con paternal misericordia a había enviado a El (Juan 20, 21), para que enseña­
¡cuántos El dirige a la eterna salvación.
sen a todas las naciones las cosas todas que ellos
Él oficio pastoral de los Obispos. Y al en­ habían oído al Señor (Cf. Mat. 28, 19-20). Así,
contrarnos ahora con ánimo gozoso y profunda- pues, los Apóstoles han sido constituidos docto-
Encíclicas Pontificias 70
2210 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228, $

El término teología laica carece de todo la explícita aprobación del Magisterio


sentido. La norma, que se aplica en ge­ eclesiástico.
neral al apostolado de los laicos y que
Nos acabamos de recordar, vale tam­ 30. El campo oportuno del laico ca­
bién, como es natural, y aún más, por tólico son las ciencias profanas. La
lo que se refiere al teólogo laico; pero actividad del laico católico es parti­
931 si quiere publicar escritos sobre mate­ cularmente oportuna en los campos en
rias teológicas, necesita él también de los que la investigación teológica cos-
res, esto es, maestros de la Iglesia, por derecho claramente de uno u otro modo por este Ma­
divino. Por lo tanto, fuera de los legítimos suce­ gisterio; en cambio, se dejan llevar excesiva­
sores de los Apóstoles, es decir, del Romano mente de su propio ingenio, de la mentalidad
Pontífice para la Iglesia universal y de los Obis­ moderna y de los postulados de otras ciencias,
pos para los fieles encomendados a su cuidado únicas que reconocen y consideran como con­
(Cf. can. 1326), no hay otros maestros por dere­ formes al raciocinio y método de la verdad. In­
cho divino en la Iglesia de Cristo; bien que ellos, dudablemente que la Iglesia ama y fomenta mu­
y particularmente el Supremo Maestro de la cho el estudio y progreso de las ciencias huma­
Iglesia y Vicario de Cristo en la tierra, pueden nas, y distingue con singular predilección y esti­
llamar a otros como cooperadores o consejeros ma a los hombres doctos que al estudio dedican
en el ejercicio del magisterio y delegarles la fa­ su vida. Pero las materias que tocan a la Reli­
cultad de enseñar, ya en casos concretos, ya con­ gión y a las costumbres, por ser verdades que 316
fiándoles tal oficio (Cf. can. 1328). Pero quienes sobrepasan en absoluto el orden de las cosas sen­
de esta suerte son llamados a enseñar no ejercen sibles, pertenecen exclusivamente a la autoridad
en la Iglesia la enseñanza en su nombre propio y a la competencia de la Iglesia.
315 ni por su ciencia teológica, sino en virtud de la 8. Las advertencias de Pió XII, San Pío X, y
misión que del legítimo Magisterio tienen recibi­ Benedicto XV. Ya en Nuestra Encíclica Humani
da; y su potestad permanece siempre sometida generis hemos descrito la mentalidad y espíritu
a éste, sin que nunca jamás llegue a ser sui iuris, de aquellos a quienes Nos hemos antes aludido,
(autónoma, o, en traducción directa, “ de derecho y a ia vez hemos advertido que algunas de las
propio” ) o independiente de toda autoridad. Los aberraciones allí reprobadas se deben tan sólo
Obispos, al conferir tal facultad, nunca se privan al hecho de haber despreciado la unión con el
> del derecho de enseñar ni se liberan de la gra- Magisterio viviente de la Iglesia. Esta misma
vísimá obligación de proveer y velar por la inte­ unión, tan necesaria, con la mente y con la doc­
gridad y la seguridad de la doctrina que exponen trina de la Iglesia fue exaltada una y otra vez,
quienes ellos tomaron como auxiliares. con las más graves palabras, por San Pto X en
.% Vigilancia y censura de escritos y conferen­ documentos de la mayor importancia por todos
cias. Por eso, el legítimo Magisterio de la Iglesia vosotros bien conocidos. Y lo mismo repitió Be­
no injuria ni agravia a ninguno de aquellos a nedicto XV, que le sucedió en el sumo Pontifica­
quienes ha dado la misión canónica, cuando de­ do, el cual —luego de haber renovado solemne­
sea saber o cerciorarse de lo que ellos —los en­ mente la condenación que del modernismo hi­
viados a enseñar— enseñan y defienden en sus ciera su Predecesor— en su primera Encíclica
explicaciones orales, ya en sus libros, monogra­ (Ad beatissimi Apostolorum Principis l-XI-1914,
fías y revistas que reservan a sus oyentes, ya en A.A.S. 6 [1914] 564-581; en esta Colee.: Encícl. 112,
los libros y otros escritos destinados a todos. No pág. 883-892) describe así el espíritu y la menta­
es Nuestra intención extender a todo ello las lidad de los secuaces de dicho sistema: Quien
normas jurídicas que rigen la previa censura de por semejante espíritu deja guiarse rechaza con
los libros, pues que existen tantos otros medios fastidio todo cuanto tenga sabor de antigüedad,
y recursos para lograr con absoluta certeza el buscando ávidamente y por doquiera todas las no­
conocimiento de la doctrina por ellos enseñada. vedades, ora en la manera de hablar sobre las co­
Por otra parte, estas medidas de prudencia y sas divinas, ora en la celebración del culto divino,
de circunspección del legítimo Magisterio no sig­ ya en las instituciones católicas, ya aun en el
nifican desconfianza o sospecha (como tampoco mismo ejercicio privado de la piedad (Benedicto
la profesión de fe que la Iglesia exige a los que XV, Encícl. Ad Beatissimi l-XI-1919; A. A. S. 6
enseñan y aun a otros muchos) (Cf. can. 1406, [1914] 578; en esta Colección: Encícl. 112, 16, pág.
nn. 7. 8.); al contrario, el hecho de conferir la 840). Y si ahora algunos maestros y profesores
facultad de enseñar arguye confianza, estima y insisten con empeño y energía en sacar a la luz
honor hacia aquel a quien se confiere. La misma cosas nuevas y en desarrollarlas, en vez de repe­
Santa Sede, si alguna vez inquiere y desea saber tir “ id quod traditum est” ; si no tienen otra fi­
lo que se enseña en algunos Seminarios, Colegios, nalidad, mediten atentamente cuanto a su consi­
Facultades o Universidades sobre materias que le deración les propone Benedicto XV, en la men­
competen, no lo hace sino impelida por la con­ cionada Encíclica: Queremos que se tenga como
ciencia que tiene de su mandato recibido de Cris­ indefectible aquella norma de nuestros mayores:
to y de su responsabilidad, que obliga ante Dios, “ Nihil innovetur, nisi quod t r a d i t u m “ Nada
de defender la sana doctrina y de conservarla se innove sino lo que está transmitido” ; pues,
incorruDta e íntegramente. Además, este debido aunque esta norma tiene su aplicación en las
ejercicio de vigilancia tiende también a proteger cosas de fe, en las que ha de ser inviolablemente
y estimular vuestro derecho y deber de apacen­ observada, debe servir también como norma para
tar con la genuina palabra y verdad de Cristo regular lo que sea susceptible de mudanza, aun­
la grey que se os ha confiado. que en esto tiene también su valor la regla: “ Non
7. Tendencias de separación del Magisterio. No nova sed noviter” “ No cosas nuevas, sino en
sin grave causa hemos querido, Venerables Her­ forma nueva” (Benedicto XV, Encícl. Ad Beatis-
manos, avisaros sobre todo esto. Porque hay, des­ simi: l-XI-1914, A. A. S. [1914] 578; en esta Colec­
graciadamente, algunos que enseñan y se cuidan ción: Encícl. 112, 16, pág. 890, 2? col.).
muy poco de estar unidos con el Magisterio vi­ 9. Colaboración seglar pero bajo la autoridad
viente de la Iglesia y no amoldan ni su mente de la Iglesia. Rien es verdad que los legítimos
ni su intención a la doctrina común propuesta maestros pueden llamar y admitir a los laicos
228, 31-32 A lo c u c ió n “ S ix ans se son t écoulés ” 2211

tea la de las ciencias profanas. Recien- Ya hemos dicho que el Obispo debería
teriiente, por iniciativa de la Gorres- poder escoger colaboradores entre los
GesellschafP12&\ un grupo de teólogos que considera dispuestos y capaces,
y de naturalistas se han puesto de ya que la simple disposición no basta.
acuerdo para discutir en reuniones re­ Los apóstoles laicos constituirán, por lo
gulares sobre las cuestiones comunes tanto, una élite no porque estén apar­
que les interesan. No podemos dejar tados de los demás, sino por el contra­
de felicitarles por semejante iniciativa. rio porque son capaces de atraer a los
demás y de influir sobre ellos. Así se
comprende que deben poseer además
Segunda P a r t e . del espíritu apostólico que los anima,
una cualidad sin la cual harían más
FORMACION DE LOS APOSTOLES mal que bien: tacto.
LAICOS Y EJERCICIO DEL
APOSTOLADO 32. Indispensables con competencia
y formación. Para adquirir, por otra
i. Form ación de los Apóstoles parte, la requerida competencia, es
preciso evidentemente aceptar el es­
31. No todos son llamados en sentido fuerzo de una formación seria: ésta, cu­
estricto; es selección. Bastarán algunas ya necesidad por lo que se refiere a
observaciones en relación con la for­ los que se dedican a la enseñanza na­
mación de los apóstoles laicos. die pone en duda, se impone igual­
No todos los cristianos son llamados mente para cualquier otro apóstol lai­
al apostolado seglar en sentido estricto. co, y Nos hemos sabido con placer que
como colaboradores o colaboradoras en la de­ un criterio seguro de que no es el Espíritu de
fensa de la fe. Baste recordar la enseñanza del Dios y de Cristo quien guía a los seglares que
Catecismo, en la que participan tantos miles de así hablan y obran. Además, nadie ignora cuán
hombres y mujeres, así como otras formas del grave peligro encierra en esa teología laica, ade­
apostolado seglar. Todo ello es digno de sumo más del peligro de que se pongan a instruir a
encomio; y puede y debe promoverse con todo las demás personas del todo ineptas, aun fala­
empeño. Pero es menester que todos esos laicos ces y dolosas, que así describe San Pablo: Tiem­
estén y se mantengan bajo la autoridad, guía y po vendrá en que... a medida de sus deseos
vigilancia de quienes por divina institución han se darán una turba de maestros, g en su afán
sido establecidos como maestros en la Iglesia de de oír apartarán sus oídos de la verdad para
Cristo. Porque, en todo cuanto a la salvación de volverse hacia las fábulas (Cf. 2 Tim. 4, 3-4).
las almas concierne, no hay en la Iglesia magis­ 11. Estímulo de colaboración. Muy lejos de Nos
terio de ninguna clase que se halle sustraído a el que, con estos avisos, apartemos del estudio
esa autoridad y vigilancia. más profundo de la doctrina sagrada o de su
10. “ Teología laica” . Recientemente, por difusión
acá entre el pueblo a cuantos, de cualquier
y por allá, ha comenzado a pulular una teología orden o condición que sean, se sienten a ello
que llaman laica y ha surgido una categoría es­ movidos por tan noble entusiasmo.
pecial de teólogos llamados laicos, que se pro- 12. Exhortación a los Obispos a enseñar y co­
317 claman independientes. Teología, de la que ya rregir. Y vosotros, Venerables Hermanos, pro­
existen prelecciones, textos impresos, reuniones, curad cada día con mayor diligencia, según lo
cátedras, profesores... Y ellos distinguen su ma­ exige el deber y el honor de vuestro oficio, pe­
gisterio del Magisterio público de la Iglesia, y netrar cada vez más en lo sublime y lo profundo
aun en cierto modo de proceder apelan a veces de la verdad sobrenatural; exponed sin cesar y
a los carismas de enseñar y de interpretar, de con inflamada elocuencia las verdades santas de
los que repetidas veces se habla en el Nuevo la Religión a quienes ahora, no sin gravísimos
Testamento, singularmente en las epístolas de peligros, se dejan ofuscar en sus ideas y senti­
San Pablo (V. gr.: Rom. 12, 6-7; I Cor. 12, 28-30); mientos por tenebrosos errores, de suerte que
apelan a la Historia que, desde los comienzos de también ellos, movidos por saludable arrepenti­
la Religión cristiana hasta nuestros días presenta miento y por un recto amor, vuelvan por fin
tantos nombres de seglares que, en bien de las a Dios: Apartarse de El es caer; convertirse a
almas, enseñaron por escrito y de viva voz la El es resucitar; permanecer en El, es afianzar­
verdad cristiana, aunque no habían sido llama­ se...; volver a El, es renacer; habitar en El, es
dos a ello por los Obispos, ni habían pedido a vivir (San Agustín, Soliloq. 1, 3 [Migne P.L. 32,
éstos —o recibido de ellos— la facultad del ma­ col. 870]).
gisterio sagrado, sino que tan sólo se sentían 13. Bendición Apostólica. Y para que con el
movidos por un impulso interior y por el celo mayor éxito lo podáis realizar, invocamos sobre
apostólico. Frente a todo eso, ha de mantenerse vosotros los auxilios del cielo; y para que éstos
lo siguiente: No ha habido nunca, ni hay, ni ha­ desciendan abundantes os impartimos de cora­
brá jamás en la Iglesia, un magisterio legítimo zón, a vosotros y a vuestra grey respectiva, la
de laicos que haya sido sustraído por Dios a la Bendición Apostólica.
autoridad, guía y vigilancia del Magisterio sa­ [12a] Sociedad de Gorres (gran publicista y
grado. Y aún más: el simple hecho de rechazar pensador alemán) para fomento de la investiga­
esta sumisión es ya un argumento convincente y ción y de la ciencia.
2212 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228, 33 37

la reitnión de Kisubi ha insistido de poco egoísta, pensando solamente en


modo especial sobre la formación in­ la salvación de su alma, que tengan
telectual. En cuanto a los laicos que se también conciencia de su responsabili­
ocupan de la administración de los dad con respecto a los demás y de I q s
bienes eclesiásticos, sean escogidos con medios para ayudarles. Nadie duda,
prudencia y conocimiento de causa. por lo demás, de que la oración, el sa­
Guando los incapaces ocupan cargos, crificio, la acción audaz para conquis­
no sin perjuicio para los bienes ecle­ tar a los demás para Dios, sean ya de
siásticos, la culpa no es tanto de ellos por sí prendas muy seguras de salva­
mismos como de las autoridades que ción personal. No entendemos en abso­
los han llamado a su servicio. luto censurar cuanto se ha hecho en
el pasado, ya que no faltan realizacio­
33. Conocimiento de la doctrina so­ nes numerosas y notables a este res­
cial de la Iglesia. En la hora actual, pecto. Nos pensamos, entre otras co ­
hasta el apóstol laico que trabaja entre sas, en los semanarios católicos, que
los obreros en las fábricas y en toda han absorbido el celo de muchos en
clase de empresas, tiene necesidad de cuanto a las obras de caridad y de
conocimientos sólidos en materia eco­ apostolado. Movimientos como la Obra
nómica, social y política, y deberá co­ de la Santa Infancia tuvieron en ese
nocer igualmente la doctrina social de sentido iniciativas fecundas. Sin em­
la Iglesia. Es conocida una obra de bargo, el espíritu apostólico se instila
apostolado para hombres que forman en el corazón del niño no solamente en
sus piiembros en un Seminario social la escuela, sino mucho antes de la edad
que recibe a 300 participantes cada escolar, por mediación de la misma
semestre de invierno y cuenta con los madre. El niño aprenderá cómo debe
servicios de veinte conferenciantes: ca­ rezar en Misa, cómo ofrecerla con una
tedráticos de Universidad, jueces, eco­ intención que abrace el mundo entero
nomistas, juristas, médicos, ingenieros, y sobre todo los grandes intereses de
conocedores de lenguas y de ciencias. la Iglesia. Al examinarse sobre los de­
Nos parece que este ejemplo merece beres para con el prójimo, no se pre­
ser seguido. guntará solamente: ¿He hecho mal al
prójim o?, sino también: ¿Le he mos­
34. Quienes son los formadores del trado el camino que lleva a Diso, a
apóstol laico. La formación de los Cristo, a la Iglesia y a la salvación?
apóstoles laicos correrá a cargo de las
mismas obras de apostolado laico, las 2. Ejercicio del Apostolado de tos
cuales hallarán ayuda en el clero se­ Laicos en los diversos campos de
cular y en las Ordenes religiosas apos­ acción
tólicas. Los Institutos seculares les
prestarán también, Nos estamos seguro 36. Los diversos campos de aposto­
de ello, una colaboración apreciada. lado. En cuanto al ejercicio del apos­
En cuanto a la formación de las mu­ tolado laico, dado que las reflexiones
jeres para el apostolado laico, las reli­ hechas antes sobre las cuestiones de
giones cuentan ya en su activo con principio han tocado ya varios puntos,
hermosas realizaciones en países de Nos trataremos aquí de ciertos campos
misión y en otras partes. de apostolado, de los que surge en
este momento un llamamiento más
35. Formación del espíritu apostó­ urgente.
lico y el personalismo. Nos quisiéra­
mos llamar de modo especial vuestra a) en la Parroquia
atención sobre un aspecto de la edu­ 37. Las diversas actividades apos­
cación de los jóvenes católicos: la tólicas en la parroquia. ¿No es una
formación de su espíritu apostólico. señal consoladora el que en nuestros
En lugar de ceder a una tendencia un días incluso los adultos consideren co ­
228, 38-40 A lo c u ció n “ Six : ans se son t écoulés ” 2213

mo un honor el servir en el altar? Y 39. Radio, cine, televisión. Por lo que


los que, con la música y el canto con­ sé refiere a la radio, el cine y la tele­
tribuyen a la alabanza de Dios y a la visión, Nos remitimos a lo que ya diji­
edificación de los fieles, ejercen sin mos en la Encíclica i(Miranda p ror -
duda alguna un apostolado seglar digno sus” [12h] del 8 de setiembre de este
de elogio. año. Una doble tarea queda por reali­
El apóstol laico entregado al aposto­zar: evitar todo elemento de corrup­
lado de barrio, y que se ve confiar uno ción y promover los valores cristianos.
de los grupos de casas de la parroquia, Se cuentan en la actualidad en todo el
debe procurar informarse con exacti­ mundo doce mil millones de personas
tud sobre la situación religiosa de los que asisten cada año a salas locales de
habitantes. Las condiciones en que vi­ espectáculos. Pues bien, demasiados
ven ¿son malas o insuficientes? ¿Quié­ espectáculos, entre los que les son ofre­
nes tienen necesidad de las obras de cidos, no alcanzan el nivel cultural y
caridad? ¿Hay matrimonios para regu­ moral que se tendría derecho a espe­
larizar? ¿Niños para bautizar? ¿Qué rar. El hecho más lamentable es que
valen los quioscos de periódicos, las el film presenta muy a menudo un
librerías y bibliotecas circulantes del mundo en el que los hombres viven y
barrio? ¿Qué leen los jóvenes y los mueren como si Dios no existiera. Se
adultos? La complejidad y a veces el trata, pues, de evitar aquí peligros m o­
carácter delicado de los problemas a rales para la fe y la vida cristiana.
resolver en este tipo de apostolado Jamás podrá eludirse el plantearse ante
aconsejan no dedicar a él sino una Dios la responsabilidad por la toleran­
élite escogida, dotada de tacto y de cia de semejante situación, y a toda
auténtica caridad. costa debe procurarse que sea modifi­
cada. Nos manifestamos, por lo tanto,
Nuestra gratitud a los que emprenden
b) en la Prensa, Radio, Film
en el campo de la radio, del film y de
y Televisión
la televisión un trabajo valiente, inte­
38. La Buena Prensa. Las empresas ligente y sistemático, que se ha visto
editoriales y las librerías son para el recompensado ya por resultados que
apostolado laico un campo de elección. autorizan serias esperanzas. Nos reco­
Nos tenemos la satisfacción de saber mendamos de modo especial las aso­
que la mayor parte de los editores de ciaciones y ligas que se proponen ha­
librerías católicas consideran su pro­ cer prevalecer los principios cristianos
fesión como un servicio de la Iglesia. en el uso del cine.
La biblioteca parroquial puede ser 40. Grupos de trabajo y comités de
dirigida convenientemente por los lai­ colaboración. En las parroquias, o por
cos, que habrán de ser por lo general lo menos en los decanatos, los grupos
lectores y lectoras experimentados. En de trabajo formarán a sus miembros y
las bibliotecas circulantes, los buenos a sus colaboradores, pero también al
católicos tendrán ocasión de hacer público en sus deberes con respecto a
bien. la radio, el cine y la televisión, y les
El periodista católico, que ejerce su ayudarán a cumplirlos. Por lo que se
misión con espíritu de fe, es, natural­ refiere a la televisión, es indispensable
mente, un apóstol laico. El Congreso que la Iglesia está representada en los
de Manila pidió para Asia periodis­ comités encargados de elaborar los pro­
tas católicos y una prensa católica. Por gramas y que figuren especialistas ca­
otra parte, es normal que los católicos tólicos entre los productores. Los sa­
colaboren con la prensa, incluso la de cerdotes, lo mismo que los laicos, son
interés local. invitados a esa tarea — el sacerdote
[12b] P í o X I I , Encíclica M ir a n d a P r o r s n s , 8-IX- Encícl. 227, pág. 2161-2196.
1057, A. A. S. 49 (1957) 756-805, en esta Colección:
2214 E n cíclicas del PP. P ío X II (1957) 228, 41-42

puede poseer en ello una competencia capataz católico será el primero en


igual a la del laico— , pero en todo ocuparse, por ejemplo, de los recién
caso se requiere la intervención de los llegados para encontrarles una vivien­
laicos. da conveniente, les procurará buenas
amistades, les pondrá en relación con
c ) en el m undo del Trabajo la vida eclesiástica local, y velará con
el fin de que se adapten fácilmente a
41. Preocupación cristiana por los su situación.
noveles trabajadores. Veinte millones
de jóvenes entran cada año en el 42. Imprimir la huella de Cristo al
trabajo en todo el mundo. Se encuen­ mundo industrial. El llamamiento que
tran entre ellos católicos, y también Nos hicimos el año pasado a los cató­
millones de otros que se encuentran licos alemanes se dirige también a los
bien dispuestos para una formación apóstoles laicos de todo el mundo, don­
religiosa. De todos ellos debéis sentiros de quiera que reinen la técnica y la
responsables. ¿ Cómo los conserva la industria: Una tarea importante incum ­
Iglesia? ¿Cómo los reconquista? Dado be a vosotros — les decíamos— , la de
que el clima de la empresa es nefasto dar a este m undo de la industria una
para el hombre joven, la célula católica form a y una estructura cristianas ...
debe intervenir en los talleres, pero Cristo, por quien todo ha sido creado,
también en los trenes, en los autobu­ el Dueño del mundo, sigue siendo tam­
ses, en las familias y en los barrios; en bién Dueño del m undo actual, pues
todas partes actuará, dará el tono y también éste está llamado a ser un
ejercerá una influencia bienhechora y m undo cristiano . A vosotros toca con fe­
difundirá una vida nueva. Y así, un1 * rir el sello de Cristo^n K Esa es la 935
3
(13) Pío XII, Radiomensaje Mit freudiger Erre- 3. Concepto cristiano de casa. El concepto
gung ( “ Con gozosa emoción” ) al Kólner KathoH- cristiano de la casa, en especial cuando se trata
kentag (Congreso de los Católicos Alemanes en de la familia, abarca los diversos fines a que
Colonia), 2-IX-1956 (Discorsi e Radiomessaggi, está dedicada. La casa es hogar, santuario, es­
vol. 18, p. 397) AAS 48 [1956] 02¿ cuela, taller y albergue; propiedades que res­
Pío XII, por intermedio de Mons. Montini, di­ ponden a las diferentes funciones propias de la
rigió, con fecha 25-VI-1954, una Carta a la 14 familia, funciones, por otra parte, difícilmente
Semana Social de España que había de realizar­ realizables fuera de los muros de la casa o en
se en Burgos, en la cual se extiende sobre uno de una que no tenga sus imprescindibles caracte­
los más importantes problemas humanos y so­ rísticas.
ciales a cuya solución están los cristianos lla­ 4. Viviendas pésimas. Pero hoy, desgraciada­
mados a colaborar, el de la vivienda. mente, son muchos, muchísimos los individuos y
A continuación reproduciremos íntegramente la familias que carecen de casa o viven en condicio­
Carta: nes lamentables bajo todo punto de vista. Sin las
debidas reglas de higiene, con la imposibilidad
1. El tema de la semana: La vivienda. El Au­ de guardar como se debe las normas morales,
gusto Pontífice, que ha seguido siempre con vivo impedidos de poder dar a sus hijos la educación
interés el desarrollo de las Semanas Sociales de necesaria, careciendo del atractivo de paz y des­
España, ha recibido con agrado los noticias de canso que debe ofrecer el hogar después de la
Vuestra Excelencia sobre la XIV Semana, que va fatiga del trabajo, da horror pensar las dificulta­
a tener lugar estos días en Burgos. des que el mal estado de la casa acarrea a la
El tema de los trabajos, La vivienda y sus pro­ unión y a la intimidad de la vida de familia (S.
blemas, no podía ser más oportuno. No es un S. Pío XI, Encícl. “ Quadragesimo anuo” : A.A.S.
problema local, ni siquiera nacional; se trata de 23 (1931) 221; en esta Colección: Encícl. 154, 54,
un problema universal de notoria gravedad, tan­ pág. 1324, 2? col.).
to en si como en sus consecuencias. 5. Causas de este estado de cosas. Y ¿cómo se
2. Vivienda, necesidad vital. La vivienda o ha­ ha llegado a este estado de cosas? El aumento
bitación es una de las necesidades vitales del progresivo de la población; la concentración de
hombre, uno de los derechos de la persona hu­ un crecido número de habitantes en los núcleos
mana. En el aspecto económico, que en esto no urbanos e industriales; los problemas económi­
se puede separar del aspecto moral, el hombre cos derivados del elevado costo de la construc­
necesita alimento, vestido y casa, como dice el ción y de la escasa rentabilidad de las viviendas
Eclesiástico: El principio de la vida del hombre en muchos casos; los numerosos impuestos y tra­
es agua y pan y vestido y casa protectora (Ecl. bas fiscales; las guerras, que han hecho la situa­
29, 28). ¡Qué doloroso es no poder satisfacer al­ ción más difícil y más urgente la necesidad de
guno de tales derechos! Pero si esto se dice con­ un remedio (Pío XII, Dic. al Instituto Romano
siderando al individuo aislado, cuando se le mira de Casas Baratas, 21 nov. 1953); todo esto ha
viviendo en familia el problema adquiere un conducido a que el ritmo de la producción en el
carácter aun más agudo. Los sufrimientos se ex­ ramo de la construcción sea absolutamente insu­
tienden entonces a múltiples seres y oprime el ficiente para las necesidades que existen.
corazón ver a inocentes criaturas carecer de lo Conocidas las causas de tan grave situación,
necesario. hay que buscar los oportunos remedios.
228, 43 A lo c u ció n “ Six ans se so n t écoulés ” 2215

más pesada, pero también la tarea más munidad Europea del Carbón y del
grande del apostolado del elemento Acero. El informe que el IGARESÍ13*],
laico católico. presentó al mismo, contenía tres pun­
tos , que Nos parecen de importancia
d ) en la “ Comunidad Europea particular en la cuestión aquí exami­
del Carbón y del Acero nada. En prim er lugar, la población
(CECA) minera del territorio de la Comunidad
43. Atención preferente a los inmi­ que se extiende desde el Ruhr hasta
grantes en las cuencas mineras y cen­ Bélgica y los Pirineos, se compone en
tros industriales. Recientemente se ha su mayor parte de inmigrantes perte­
celebrado en Luxemburgo un Congreso necientes a los diversos países de Euro­
1 pa. En segundo lugar: en cuanto a la*2
sobre los problemas sociales en la Co-*2 1
6. Remedios: Cambio de legislación y Coopera­ 7. Ayuda de las empresas. Tampoco pueden ol­
ción. Lo primero en esto es darse cuenta de que vidarse aquí las posibilidades de las empresas.
ante problema tan vasto y urgente es imprescin­ Cada vez se tiende más a dar a la empresa la
dible el esfuerzo de todos; nadie puede eximirse idea de que es una familia donde, salvos los de­
de hacer lo que buenamente esté a su alcance rechos y deberes de cada uno, cooperan todos en
para aliviar esta necesidad y procurar a miles, común esfuerzo a la prosperidad de la misma.
a millones de individuos y familias un aloja­ No hay duda de que el interés del obrero por
miento que les asegure un mínimum de higiene la empresa ha de estar en proporción a las pro­
y de bienestar, de dignidad y de moralidad (Pío videncias sociales que ella tenga respecto a él
XII, Disc. al Instituto Romano de Casas Baratas, y entre éstas ninguna es tán importante como
21 nov. 1953). procurarle una casa en que reparar el desgaste
Las proporciones del mal que hay que reme­ cotidiano del trabajo en medio de la paz fami­
diar son tales, que la colectividad no puede por liar Por eso ha habido empresas que con una u
si sola efectuarlo; se debe acudir también al Es­ otra fórmula económica, buscada con esmero e
tado, sin olvidar que los poderes públicos deben, inteligencia, han hecho surgir hermosas barria­
tanto en todas las cuestiones como en esta de la das en torno a los centros de trabajo.
vivienda, hacerla factible, favorecerla g, en todo 8. Desperfecto al hogar. La mecánica organi­
caso, no oponerse a la iniciativa privada (Pío XII, zación de Ja vida actual y los errores que exis­
Disc. a la Comisión de la Oficina Internacional
del Trabajo para la Construcción, 25-III-1949). ten sobre la naturaleza y fines de la familia —
muchos olvidan que ésta debe ser una unidad es­
Una de las cosas que podrían contribuir a la
piritual y moral, jurídica y económica (Pío XII,
ansiada solución de este problema sería una mo­ Disc. a la Comisión de la Oficina Internacional
dificación de la legislación fiscal que fuera más del trabajo para la Construcción, 25-III-1949)—
favorable a la propiedad urbana y apta para tu­ han influido notablemente en disminuir el amor
telar los legítimos derechos de los propietarios,
protección que no dejaría de redundar en posi­ al hogar, que en tiempos pasados movía a las
tivo favor de la construcción. Junto a esto es familias, como soñada aspiración, a procurarse
de sumo interés la producción y abaratamiento, una casa propia, aun a costa de no pequeños sa­
directo o indirecto, de los materiales de cons­ crificios. Hoy se vive demasiado tiempo fuera
trucción, evitando también a la par de las odio­ del hogar y ya no se buscan tanto en él las
sas especulaciones sobre el valor de los solares. emociones de la convivencia familiar; no se ama
Las autoridades competentes no pueden, sin duda, el ahorro como antes o se buscan otros empleos
quitar directa o indirectamente el aumento de del dinero olvidando lo que supone para la fa­
milia la paz doméstica. Un campo, por consi­
valor que se deriva únicamente de la evolución guiente, en el que se puede hacer mucho y con
de las circunstancias locales; pero la función so­ halagüeños resultados.
cial de la propiedad exige que dicha ganancia no
impida a los demás satisfacer convenientemente 9. El Papa estimula los estudios de la vivienda
y a equitativo precio una necesidad tan esencial a realizar en la “Semana” . El Padre Santo, que
como es la de la vivienda (Pío XII, Disc. a la ha visto por el programa de la Semana los pro­
Comisión de la Oficina Internacional del Trabajo pósitos que tienen de estudiar los diferentes as­
para la Construcción, 25-III-1949). Pero, además pectos de este problema, no puede menos de
de esto, el Estado puede ayudar en sentido posi­ animar a todos con particular afecto a poner
tivo —y su mérito sería grande— con aportacio­ el máximo empeño para que las enseñanzas de
nes pecuniarias, tanto a individuos como a en­ la Semana tengan gran difusión y contribuyan
tidades. Estas aportaciones habrán de hacerse eficazmente a aliviar tan extenso mal. Cuenta
con criterios justos y equitativos, de fácil apli­ esa nación con una legislación altamente be­
cación y en la medida que lo consientan sus re­ neficiosa a este respecto; hay entidades, como la
cursos. De esta forma habrá alquileres baratos de la Sagrada Familia en Córdoba, que han rea­
y existirá la posibilidad de convertir en propie­ lizado una admirable labor; existen empresas que
tarios de un hogar a familias humildes. ofrecen a sus empleados decorosos hogares. Ha­
La experiencia ha enseñado los excelentes re­ ga, pues el Señor que con el esfuerzo de todos
sultados obtenidos mediante la creación de enti­ sea pronto una realidad el cristiano propósito
dades de carácter benéfico dedicadas a la cons­ de proporcionar un hogar para cada familia.
trucción de viviendas para las clases más nece­ 10. Bendición Apostólica. Su Santidad implora
sitadas. Unas veces aprovechando el laudable las luces divinas sobre la labor de la Semana y
apoyo del Estado, excitando la caridad de los de todo corazón envía a Vuestra Excelencia y a
particulares; otras, organizando cooperativas con cuantos asistan a ella la Bendición Apostólica.
este fin, las mencionadas sociedades han aporta­
do un meritorio alivio a este problema, incluso [13a] ICARES, sigla, que significa “ Instituto
levantando barrios enteros, elocuente ejemplo de Internacional Católico de Investigación Socio-
caridad social. eclesiales” .
2216 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228 4446

práctica religiosa, los mineros, en com ­ cias, el apostolado laico Nos parece
paración con el medio social en el gravado con tres responsabilidades
que se mueven, no representan más que principales: en primer lugar, la forma­
la más débil minoría, porque son apar­ ción de apóstoles laicos para suplir la
tados más fácilmente que las otras escasez de sacerdotes en la acción pas­
categorías de trabajadores. Por con­ toral. En ciertos países donde el comu­
siguiente, tienen necesidad de una rein­ nismo se encuentra en el poder, se dice
tegración social. En tercer lugar, y esto que la vida religiosa ha podido conti­
se aplica a la vida de la comunidad nuar después de la detención de los
católica, la conducta religiosa del mi­ sacerdotes, en forma clandestina, gra­
nero emigrado depende estrechamente cias a la intervención de los apóstoles
de la situación de su familia, de las laicos. Lo que es posible en períodos
condiciones de la vivienda, de la inte­ de persecución, debe serlo también en
gración más o menos rápida en el período de relaciones pacíficas. Hay
ambiente que le recibe. El informe dijo que dedicarse, por consiguiente, ante
incluso que el apostolado laico debe todo a formar sistemáticamente y a
proponerse aplicar concretamnete a los utilizar a los apóstoles laicos en las
inmigrados las normas de la Consti­ parroquias gigantes de cincuenta a cien
tución apostólica Exsul /ami7íaf13bl. mil fieles, por el tiempo al menos
Es preciso absolutamente evitar que que dure la falta de sacerdotes. Ade­
los mineros de la C.E.C.A. sean presa más, hay que introducir en la ense­
de movimientos ateos y hacer todo lo ñanza, de la escuela primaria a la
necesario para que sean salvados y universidad, a hombres y mujeres ca­
vayan a Dios y a Cristo. tólicos ejemplares como profesores y
como educadores. En tercer lugar, hay
e) en la América Latina que introducirlos en la dirección de la
44. La situación de la población y de vida económica, social y política. Se
la Iglesia. La situación de la Iglesia en lamenta que en América Latina la doc­
América Latina se caracteriza por un trina social de la Iglesia es demasiado
rápido crecimiento de la población: poco conocida. Se siente, por consi­
ésta, que en 1920, contaba 92 millones guiente, la necesidad de una formación
de personas, contará pronto 200. En social profunda y de la acción de una
las grandes ciudades la población se élite obrera católica para arrancar con
acumula en masas enormes; el progre­ paciencia a las organizaciones de tra­
so técnico e industrial avanza rápida­ bajadores de la influencia del marxis­
mente; por el contrario, los sacerdotes mo. Ya en la actualidad hay asocia­
constituyen un número insuficiente; ciones obreras católicas que trabajan en
en lugar de los 160.000 que serían los forma notable en varios lugares. Nos
estrictamente necesarios, apenas si se les manifestamos Nuestra viva grati­
cuenta con 30.000. Por último, cuatro tud. Sin embargo, esto no debiera ser
peligros mortales amenazan a la Igle­ la excepción, sino más bien la regla en
sia: la invasión de las sectas protes­ un continente católico como América
tantes, la secularización de toda la vi­ Latina.
da, el marxismo, que se manifiesta en
las Universidades como el elemento f) en las Misiones de Asia g
936 más activo y que tiene en sus manos Africa[13cJ
casi todas las organizaciones de traba­ 46. Las fuerzas católicas en la vida
jadores, y, en fin, un inquietante es­
nacional. Entre los numerosos proble­
piritismo.
mas que Nos podríamos tratar aquí,
45. Las tres responsabilidades del Nos referiremos solamente a algunos de
apostolado laico. En estas circunstan- ellos que estimamos los más importan-
[13b] Pío XII, Const. Apost. Exsul Familia Na- [13c] Véase también el discurso de la NOTA
zarethana, l-VIII-1952; A. A. S. 44 (1952) 648-704; (13a) subtítulo 45, pág. 2224.
en esta Colección: Encícl. 206, pág. 1924-1964.
228, 41-51 A lo c u c ió n “ Six ans se sqn t écoulés ” 2217

tes. Con ocasión del Congreso de los empleo de los catequistas. Asia y Afri­
laicos en Manila, una voz autorizada ca cuentan con 1.500 millones de habi­
ha puesto de relieve una tarea, cuya tantes, unos 5 millones de católicos, con
naturaleza precisa y concepción exacta 20 a 25.000 sacerdotes y 74.000 cate­
puede fijar la Jerarquía eclesiástica, quistas. Si se añade a ese número los
pero que, en mil formas, debe ser lle­ maestros, que son a menudo los m ejo­
vada a cabo por los laicos. Se trata de res catequistas, se llega a 160.000. El
la utilización de las fuerzas católicas catequista representa quizá el caso más
— que pueden ser muy considerables— clásico de apostolado laico por la natu­
con el fin de que la vida nacional se raleza misma de su profesión y porque
desarrolle armoniosamente, libre del suple a la escasez de sacerdotes. Se
nacionalismo extremista y del odio calcula, por los misioneros de Africa
nacional, a pesar de todas las amargu­ al menos, que un misionero acompa­
ras que las épocas de agitación pueden ñado de 6 catequistas consigue más que
haber acumulado, uniendo los valores 7 misioneros; el catequista competente
d e ! la cultura occidental a los de la trabaja en efecto en un ambiente fa­
cultura nacional, adaptando los usos miliar, del que conoce bien lengua y
de la Iglesia a las costumbres y hábitos costumbres; se pone en contacto con
del país que nada tienen de reprensible. los individuos mucho más fácilmente
que un misionero que viene de lejos.
47. La vida ejemplar de la minoría
cristiana en tierras de Misión. Con 50. De los laicos que salen a ayudar
excepción de las Filipinas, los católicos en las misiones: Doce obras de esta
de Asia, como en su mayor parte los Clase. Los catequistas son, por lo tanto,
de Africa, constituyen en sus poblacio­ apóstoles laicos autóctonos; pero exis­
nes una minoría. Deben distinguirse, te además un apostolado de laicos y
por lo tanto, mucho más por su ejem­ de ayudantes-laicos misioneros extran­
plo. Se interesarán aún más, especial­ jeros. Médicos, ingenieros, trabajadores
mente, por la vida pública, económica, manuales de diversas profesiones quie­
social y política. Donde, en efecto, lo ren apoyar en las misiones la labor
hacen, se han ganado la estima de los de los sacerdotes con su ejemplo y su
no católicos, pero no habrán de parti­ actividad profesional, sobre todo en la
cipar en la vida pública sino después formación de los indígenas. Al mismo
de haberse preparado bien. La doctrina tiempo que su formación profesional,
social católica es aún demasiado poco o después de ella, reciben una forma­
conocida en Asia. ción espiritual con vistas a su activi­
48. La ayuda de las Universidades dad misionera. Existen en la actualidad
y formación de profesores y maestros. doce de estos movimientos u obras,
Por lo tanto, las universidades cató­ coordinadas por un Secretariado gene­
licas de América y de Europa prestarán ral que tiene su sede en Milán. Pero
de buen grado su ayuda a los cristianos el apostolado laico misionero se en­
de Asia y de Africa que deseen prepa­ cuentra aún en los comienzos de su
rarse para los cargos públicos. expansión, y, por lo demás, no puede
Se formarán profesores de valía para aceptar más que una élite.
las escuelas de todos los grados. En
Asia, com o en Africa, las escuelas ca­ 51. Ayudar a elevar al campesino
tólicas son muy apreciadas por los no de Asia. Por su economía, Asia sigue
católicos. Nos deseamos por Nuestra siendo en un 70% una región de agri­
parte que la enseñanza de la Religión cultura, y con razón se ha dicho que
tienda aún más a no separar la doctri­ si el agricultor es el hombre más im­
na de la vida. portante de Asia, es también el más
descuidado. A este respecto, los cató*
49. El catequista, caso clásico de licos tienen que reflexionar. En las
apóstol laico. Una palabra sobre el Filipinas, los laicos católicos que con
2218 E n cíclicas del PP. Pío XII (1957) 228, 52

el sacerdote se ocupan de la elevación la lucha contra los matrimonios de


social y religiosa de los agricultores, niños, contra los matrimonios forzo­
son los apóstoles laicos más apreciados. sos, el divorcio y la poligamia. Del
mismo modo sucede para la prepara­
52. El problema femenino en las mi­ ción de las jóvenes para el matrimonio,
siones. Las mujeres de Asia y de Africa que es llevado a cabo con fruto por
ofrecen al apostolado laico femeni­ religiosas, por ejemplo en Hong Kong,
nos13^ incontables ocasiones para su en el Gongo Belga y en Uganda, y para
acción en las escuelas de todo tipo, en la formación de grupos de mujeres
[13aJ Pío XII no se extiende en la alocución al tiana de una civilización manchada de laicismo,
2? Congreso del Apostolado de los Laicos espe­ de marxismo o desorientada por movimientos re­
cialmente sobre el apostolado de la mujer. Seis ligiosos errados.
días antes, el 29-IX-1957, lo había hecho de un 4. Pidieron directivas cristianas al Papa. He
modo luminoso y amplio en Castel Gandolfo al aquí por qué pedís que Nos os demos directrices
recibir en audiencia a casi 700 participantes del que aclaren vuestra conducta y os estimulen al
14 Congreso Internacional de la Union Mundial trabajo. Podéis y debéis hacer vuestro, sin res­
de Organizaciones Femeninas Católicas, el cual tricciones, el programa de promoción de la mu­
empezó sus tareas en la tarde de ese día en la jer, que llena de inmensa esperanza a la incon­
Domus Marise, de Roma. table multitud de vuestras hermanas aún some­
tidas a costumbres degradantes, o víctimas de la
El tema de la Alocución Poussées par le désir,
pronunciada en francés, cuya traducción repro­ miseria, de la ignorancia de su ambiente, de la
duciremos a continuación íntegramente, fue La carencia total de medios de cultura y de forma­
ción. Pero esta promoción de la mujer la queréis
Mujer Católica y su Influencia en el Mundo. (La vosotras concebida en términos cristianos, a la
versión se encuentra en L’Osservatore Romano, luz de la fe, con la perspectiva de la Redención
ed. catellana, Buenos Aires, Año VI, N? 308, del y de vuestra vocación sobrenatural.
AAS 17 de Octubre de 1957; A. A. S. 49 [1957] 906-922). 5. Urgencia de orientación para América Lati­
na, Asia y Africa. Vuestras encuestas, llevadas
49 A — INTRODUCCION
a cabo en diversos países de América Latina, de
906 1. Motivo de la audiencia concedida a la Asia y de Africa, os ha revelado demasiado cla­
“ Unión” . Movidas por el deseo de ofrecer al Pa­ ramente el llamamiento urgente que surge de
dre Común, como homenaje de respeto y de afec­ esas regiones y que espera una respuesta verda­
tuosa devoción, el fruto de cinco años de apos­ deramente comprensiva y satisfatoria, valedera
tolado y de generosa abnegación al servicio de en todos los órdenes de la vida individual y so­
la Iglesia, os reunís junto a Nos, queridas hijas cial, y sobre todo que salga al paso de las ver­
de la Unión Mundial de las Organizaciones Feme­ daderas necesidades espirituales. Para ayudaros
ninas Católicas, y Nos sentimos profundamente en esa pesada tarea, Nos quisiéramos hablar de
conmovido ante este testimonio de filial devoción. la misión y del apostolado de la mujer católica
Al manifestaros Nuestra alegría y Nuestra sa­ en sus tres aspectos: apostolado de la verdad,
tisfacción, Nos felicitamos, por vuestro inter­ apostolado del amor y apostolado de la acción.
medio, a los treinta y seis millones de mujeres
católicas, inscriptas en las organizaciones nacio­ B — TRES ASPECTOS DEL APOSTOLADO DE
nales que forman parte de vuestra Unión y que LA MUJER CATOLICA
vosotros representáis aquí.
l.
2. Presencia de las Organizaciones Internacio­ EL APOSTOLADO DE LA VERDAD
nales. Nos es grato en primer lugar subrayar la
importancia de vuestra Asociación y la amplitud 6. Tres puntos esenciales: Relación de la mujer
de la influencia que ha sabido alcanzar, ya que con Dios, Cristo e Iglesia. Para volver a poner en
en la actualidad tenéis estatuto consultivo ante el camino verdadero a una civilización grave­
el Consejo Económico y Social de las Naciones mente desorientada, es preciso empezar rectifi­
Unidas, la UNESCO, la FAO, la OIT, la UNICEF, cando los principios y las ideas erróneas que
el Consejo de Europa y la Organización de los inspiran sus actitudes prácticas. Por otra parte,
Estados Americanos. De esta forma es posible todo apostolado bien concebido empieza por la 908
dar a conocer en los más diversos sectores de reflexión, por la consideración intelectual de las
opinión el pensamiento de la Iglesia sobre el verdades básicas, en las que descansa toda acti­
desarrollo de la personalidad de la mujer y so­ vidad ulterior. Nos limitaremos aquí a tres pun­
bre su misión en el mundo moderno.3 tos esenciales, que deben formar vuestras con­
vicciones personales y dirigir vuestras interven­
3. El problema de la “ Promoción de la Mujer” . ciones apostólicas, a saber: la relación de la mu­
907 Este problema que se ha dado en designar con jer con Dios, su pertenencia a Cristo y su de­
la fórmula Promoción de la mujer, ¿no está, en pendencia de la Iglesia.
efecto, en el primer plano de las preocupaciones
de numerosas asociaciones femeninas internacio­ 1. Relación de la mujer con Dios.
nales de tendencias diversas, protestantes, neu­ 7. El concepto no viciado: La mujer es de Dios.
tras, o marxistas, así como de las organizaciones La verdad más desconocida de los hombres de
internacionales oficiales? Pues bien, la sociedad nuestros días, al menos e sus actitudes corrien­
contemporánea sufre, especialmente en los países tes, y, sin embargo, la más fundamental para
de formación reciente, profundos trastornos; se vosotras, es la relación de la mujer con Dios. La
plantean una cantidad de problemas nuevos que las características de su ser, de su misión terre­
vosotras deseáis abordar con el máximo de se­ nal y el destino eterno que coronará el fiel cum­
guridad dentro de un espíritu de fidelidad plena plimiento de su misión. Esta verdad, que ya la
a la doctrina cristiana; queréis estar seguras de razón da a conocer, adquiere a la luz de la fe
interpretar mediante vuestra acción la voluntad su pleno significado y una certeza absoluta, que
de la Iglesia, que pone en vosotras su confianza os prestará un apoyo indispensable, cuando estéis
y espera de vuestros esfuerzos la renovación cris- expuestas al influjo y reflujo de las ideas que la
228, 53 A lo c u c ió n “ S ix ans se so n t écoulés 1 2219

católicas que se ayudan recíprocamen­ riencia demuestra que la dignidad fe­


te y que prestan su caritativa ayuda a menina es más respetada.
las mujeres no católicas de su barrio.
Un apostolado difícil, indudablemen­ 53. Actividad católica plena en las
te, es el de las mujeres, pero igualmente nuevas cristiandades de la misión. En
lleno de esperanza. Ya que en todos Africa especialmente, Nos vemos con
los territorios de misión en donde el alegría y agradecimiento el extraordi­
catolicismo se ha desarrollado, la expe- nario dinamismo de las jóvenes gene-
mujer procede de Dios; le debe su existencia, de la mujer supone como primera etapa la afir­
novela, el cine y el teatro difunden sin cesar en mación del principio que la asegura.
las masas, dándoles de la mujer un concepto 11. Misión natural de la mujer en la procrea­
profundamente viciado. ción y educación. No solamente Dios ha dado a
8. Es imagen de Dios que debe buscar a Dios. la mujer la existencia, sino que la personalidad
Conocéis suficientemente la enseñanza de la fe femenina, en su estructura física y psíquica res­
católica en cuanto al origen del hombre y de ponde a un designio particular del Creador. El
la mujer, y por lo tanto es inútil exponerlo con hombre y la mujer son las imágenes de Dios,
detalle; Dios creó a ambos a su imagen y seme­ que poseen los mismos derechos, sin que de nin­
janza, es decir, cual seres inteligentes y libres, guna manera pueda sostenerse que la mujer es
capaces de conocerle, de amarlo, y capaces tam­ inferior. Está llamada, en efecto, a colaborar
bién de perpetuarse, de dominar la creación y con el hombre en la propagación y desarrollo de
de utilizarla para su bien propio y para su ser­ la raza humana y asume en ello el papel delicado
vicio. Este origen divino de la criatura humana y sublime de la maternidad; la cual lleva con­
no se impone tan sólo como un hecho ocurrido sigo alegrías y penas de intensidad poco comu­
hace ya milenios, sino como un hecho actual, nes, porque implica la inmensa responsabilidad
una realidad de todos los instantes, pues Dios no de dar un hijo al mundo, de protegerlo, de ali­
deja en ningún momento de dar la existencia a mentarlo, de velar su crecimiento y su educa­
cada ser humano, de imprimir en su inteligen­ ción primaria, de seguirlo con solicitud durante
cia el signo de su presencia, de poner en su co­ el período difícil de la adolescencia y de prepa­
razón una invencible atracción hacia el bien, rarlo de este modo para sus responsabilidades
hacia lo absoluto, hacia la beatitud perfecta. Por de adulto. Por ello ha dispensado Dios a la mu­
lo tanto, el sentido de la vida humana puede jer dones inestimables que le permiten transmitir
resumirse en una palabra: buscar a Dios, buscar ño tan sólo la vida física sino también las dispo­
a Aquel que sin cesar llama a Sí a su criatura siciones más íntimas del alma y las cualidades
para llenarla cada vez más de la plenitud de su de orden espiritual y moral, que determinan el
vida y de su amor. carácter. Los estudios modernos de psicología
ponen bastante de relieve la complejidad y ori­
9. Desfiguración de esta imagen y su salvación ginalidad de la naturaleza femenina, y no parece
por la mujer. ¿Qué actitud adopta el mundo mo­ necesario que nos detengamos en ello.
derno en relación con esta verdad fundamental
del origen divino del hombre y de la mujer? Lo 12. Su misión social y cultural. Señalaremos 910
sabéis por la experiencia directa que tenéis de además que estas mismas cualidades se desplie­
vuestro ambiente y por las diferentes encuestas guen también felizmente en todos los demás
909 que las organizaciones femeninas han realizado campos de la vida social y cultural; constituyen
en diversas regiones del mundo sobre la condi­ incluso una aportación indispensable, y las civi­
ción de la mujer. La idea de Dios se presenta lizaciones que las desconocen o descartan su in­
como superflua en un mundo que ha caído en fluencia sufren inevitablemente deformaciones
manos del hombre, en poder de la ciencia y de más o menos graves que entorpecen su desarrollo
la técnica, y del que se han eliminado las creen­ y las condenan más tarde o más temprano a la
cias engorrosas y las supersticiones. Esta atmós­ esterilidad y a la decadencia.
fera de ateísmo combativo o latente amenaza más 13. La misión apostólica de la virginidad. Si la
gravemente a la mujer que al hombre, tanto en mujer manifiesta por lo general la entrega de sí
su vida personal como en su función social; ya misma en el matrimonio y con la maternidad,
que, como Nos lo señalamos de nuevo más ade­ puede también responder a las intenciones divi­
lante, por sus innatas disposiciones y por la nas de una manera más directa y hacer fructifi­
función a la que su naturaleza la destina, la mu­ car sus riquezas espirituales a través de la vir­
jer está más en armonía con las realidades espi­ ginidad consagrada que, lejos de ser un replie­
rituales; las percibe más fácilmente, las vive gue sobre sí misma o un retroceso frente a las
más conscientemente, las interpreta y las hace tareas de la existencia, responde al deseo de una
sensibles a los demás, especialmente a aquellos entrega más total, más pura y más generosa. En
que dependen de ellas por ser esposas y madres. país cristiano, como en tierra de misión, la mujer
Su dignidad personal, el respeto que se debe, se que renuncia al matrimonio para dedicarse sin
derivan en primer lugar de la salvaguardia de obstáculos al alivio de los enfermos y de los
esa misión espiritual y además, en último aná­ desgraciados, a la educación de los niños, a me­
lisis, de su proximidad a Dios. El respeto a la jorar la suerte de las familias, manifiesta de esa
mujer y el reconocimiento de su función verda­ forma a los espíritus no prevenidos la presencia
dera se hallan estrechamente relacionados con las y la acción divinas. Cumple de ese modo con su
concepciones religiosas del grupo social al cual vocación propia con la más alta fidelidad y la
pertenece.10 máxima eficacia.
10. Primer objetivo del apostolado femenino: 14. La importancia de la perspectiva cristiana
Restaurar la fe en Dios. Veis de esta manera en todo. Comprendéis fácilmente, queridas hijas,
cuál habrá de ser el primer objetivo de vuestro las consecuencias que se derivan para vuestro
apostolado al servicio de la verdad: restaurar en apostolado de los principios y de los hechos que
toda su integridad la fe en Dios, porque Dios Nos acabamos de recordar. Al proponeros tra­
es la fuente de vuestro ser y el fin último que bajar con todas vuestras fuerzas por la elevación
perseguís, y porque la elevación de la condición de la mujer, por la expansión de su influencia
2220 E n cíclicas del PP> P ío XII (1957) 228, 54

raciones de católicos en las tareas cul­ asuntos municipales: la Iglesia no sólo


turales, sociales y políticas. Que coope­ exhorta a la piedad sino que responde
ren, pues, en los movimientos sindicales a todas las cuestiones de la vida. Por­
de inspiración cristiana, como en el
tador de riquezas espirituales de su
Vietnam y en el Africa ecuatorial y
occidental, y formen cooperativas de continente, el joven elemento laico afri­
venta y de consumo; que participen en cano será testimonio de ellas y las
la representación nacional y en los cultivará en su vida y en su acción.
en la vida social, os comprometéis también a no demos y los pueblos jóvenes que, después de la
poner en juego sus dones más que con una pers­ última guerra han llegado a la independencia
pectiva cristiana, la única capaz de conferirles o a ella aspiran, tienden cada vez más, en su le­
su auténtico y pleno valor. ¡Qué progreso mara­ gislación y en sus costumbres, a poner en un
villoso, en todos los continentes, qué elevación plano de igualdad al hombre y a la mujer en la
radical del nivel social y cultural de los pueblos, familia, lo mismo que en los órdenes social, po­
si todas las mujeres fueran conscientes de la em­ lítico y profesional. Esta evolución presenta as­
presa de Dios en su persona y si consagraran su pectos legítimos, y otros que lo son menos, sobre
influencia a darle a conocer y amar! todo cuando se inspira en principios materialis­
2J Pertenencia de la mujer a Cristo, su ideal, tas. Nos no queremos discutir aquí esta cuestión
María demasiado vasta, sino simplemente recordaros
15.La segunda base del apostolado: Pertenencia que vuestro apostolado debe mantener firmemen­
a Cristo y orientada hacia EL La segunda ver­ te la concepción cristiana de la esposa y del pa­
dad que Nos quisiéramos subrayar como una de pel de la mujer en la familia; esta concepción
las bases del apostolado de la mujer católica, es es la única que inspira, entre los cónyuges, el
la de su pertenencia a Cristo. Este hecho lo ex­ verdadero respeto, la recíproca estima, la entre­
presa claramente la Escritura en muchos lugares; ga sin reservas,la fidelidad total y, por encima 912
se desprende, por otra parte, de la misma natura-^ de todo, el amor dispuesto a todos los sacrificios
leza de la obra de la Redención. ¿Cómo podríais y a todos los perdones.
salvar a las demás, si no las lleváis a Cristo? ¿Y 18. El máximo honor e ideal de la mujer: Ma­
cómo podríais llevárselo, si no lo poseéis vosotras ría. La unión de Cristo y de la mujer ha tenido
mismas? Todo es vuestro, dijo el Apóstol de las su máximo esplendor y su realización perfecta
gentes, pero vosotros sois de Cristo (I. Cor. 3, 23). en la Virgen María. El Verbo se hizo carne y
911 Esa es la convicción profunda que penetra en habitó entre nosotros (Juan 1, 14). Por media­
toda alma cristiana, que gobierna su vida y di­ ción de la Virgen tomó Dios naturaleza humana
rige su apostolado. Vosotras transmitís a los de­ y se insertó en la raza de los hijos de Adán. La
más la verdad y la gracia de Cristo; el Evange­ dignidad de Madre de Dios ha atraído sobre
lio, los sacramentos, la liturgia, las promesas de María gracias insignes y privilegios extraordina­
la resurrección y de la vida eterna, se dirigen rios: la preservación del pecado original y de
a vosotras en toda su plenitud, y si no parece toda falta personal, el esplendor de las virtudes
indispensable demostrar semejante verdad eo los y los dones del Espíritu Santo, la participación
países cristianos, es necesario que se presente con en todos los misterios de la vida de Cristo, en
resplandor en los países de Asia y Africa, dondé sus sufrimientos, en su muerte y en su resurrec­
quiera que los cultos paganos mantienen aún vi­ ción, en la continuación de su obra en la Iglesia
vas concepciones de la mujer que la disminuyen y en su realeza sobre todas las criaturas; todo
o la relegan a un plan inferior. Por otra parte, eso le fue dado porque era la Madre de Dios y
basta leer él Evangelio y la historia de la Iglesia porque de esta manera había de cumplir una
para darse cuenta en seguida de que ninguna misión única en la Redención del mundo.
forma de heroísmo y de santidad es inaccesible 19. Solo la Iglesia ofrece este ideal de la Vir­
a las mujeres y que, en todos los campos del gen Santísima. ¿Cuáles son las consecuencias de
apostolado han ocupado y ocupan cargos múlti­ todo esto para vosotras y para vuestro apostola­
ples e insustituibles. do? Ante todo, tenéis que concebir el orgullo de
16. La pertenencia a Cristo en el matrimonio; vuestro sexo. Fue de una mujer a la cual la po­
La pertenencia de la mujer a Cristo adquiere en tencia del Altísimo cubrió con su sombra, de la
el matrimonio un relieve especial, que el Apóstol que la Segunda Persona de la Trinidad tomó su
San Pablo ha subrayado en forma vigorosa. Escri­ carne y su sangre, sin la colaboración del hom­
be, en efecto, a los Efesios; Vosotros, los mari- bre. Si la vida revela hasta qué profundidad del
dos, amad a: vuestras mujeres, como Cristo amó vípio y de la abyección desciende a veces lá mu­
a la Iglesia y se entregó por ella: (Efes. 5, 25). jer1,^ María muestra hasta dónde la mujer puede
Que las casadas estén sujetas a sus maridos como subir, en Cristo y por medio de Cristo, hasta
al Señor... Del mismo modo que la Iglesia está elevarse por encima de todas las criaturas. ¿Qué
sujeta a Cristo, así las mujeres a sus maridos civilización, qué religión elevó jamás el ideal fe­
en todo (Efes. 5, 22-24). Al elevar a la dignidad menino hasta semejantes alturas, la exaltó hasta
de sacramento el matrimonio de los bautizados,/ semejante perfección? El humanismo moderno,
Cristo confería a los esposos una dignidad in­ el laicismo, la propaganda marxisla, los cultos
comparable y asignaba una función redentora a no. cristianos más evolucionados y más extendi­
su uniión. Cuando afirma que las mujeres deben dos, no ofrecen nada que pueda ni siquiera ser
estar sometidas a su marido como la Iglesia a comparado con esa visión, a la vez tan gloriosa
Cristo, San Pablo establece entre los esposos una y tán humilde, tan trascendental y, por lo tan­
diferencia muy neta, pero, por ello mismo, ex­ to, tan fácilmente accesible!
plica la fuerza que los asocia el uno al otro y
que mantiene la indisolubilidad del lazo que los 20. María modelo de la mujer. Nos queremos
une. bosquejaros el ideal de la mujer tal y como la
fe os lo presenta: lo encontráis en María y se
17. La “emancipación de la mujer” y su matriz explica por la intimidad de los lazos que la unen
monio: primero esposa y madre. Los estados mo- a Cristo. En la conducta de vuestra vida perso-
228, 55 A lo c u c ió n “ Six ans se son t écoülés ” 2221

causa de Dios. En segundo lugar, parti­


^. g) Colaboración en organizacio­
cipad aún más én las organizaciones
nes no católicas
internacionales. Esta recomendación se
54. Dos directivas finales: Colabora­dirige a todos pero concierne de modo
ción en los organismos neutros y los especial a los técnicos de la agricultura.
internacionales. Para terminar, Nos os
C o n c l u s ió n :
damos dos directivas: en primer lugar
colaborar con los movimientos y orga­ EJEMPLOS, FORMAS Y FUNCIONES
nizaciones neutras y no católicas, siem­ DEL APOSTOLADO
pre y en la medida en que, de este 55. Ejemplos de apostolado laico
modo, sirváis al bien común y a la*2 3 en la Historia. Siempre hubo en la
1
nal, en todo vuestro apostolado no perdáis nun­ tiene que aceptar su enseñanza, y observar sus
ca de vista este ejemplo: que El inspire vuestras directrices, gozando de una seguridad infinita­
palabras^ vuestras actitudes, vuestros pasos, mente preciosa, qué confiere a todas sus empre­
cuando os entreguéis a dar a conocer la dignidad sas una autoridad y una estabilidad que se basan
de la mujer y de la nobleza de su misión. en las de la misma Iglesia.
25. Error de limitar la Iglesia a la mera ense­
21. Lü devoción a María debe llevar a Cristo. ñanza de principios y de entregar a los seglares
Sin embargo, no basta conocer a Marta en sus
la práctica concreta. Algunos han querido limitar
grandezas; es necesario acercarse a ella y vivir el objeto de la competencia del magisterio ecle- 914
3 en el deslumbramiento de su presencia. Sería ca­
si una contradicción el que una mujer católica siástico al campo de los principios, y excluir el
entregada al apostolado no tuviera una devoción de los hechos, el de la vida concreta. Se pretende
ferviente a la Madre de Dios. La devoción ma­ que éste corresponde al laico, que el laico se en­
ñana facilitará en vosotros una mejor compren­ cuentra en él como en terreno propio, donde des­
sión de Cristo y una unión más intensa a sus pliega una competencia que falta a la autoridad
misterios. Recibiréis, por decirlo así, a Cristo eclesiástica. Nos bastará repetir aquí que esta
de los brazos de su Madre y ella os enseñará a afirmación es insostenible: en la medida en que
amarlo y a imitarlo. Rezadle, para que os dé la se trata de no constatar simplemente la existen­
fuerza para seguirla hasta el final con fe y amor cia de un hecho material sino de apreciar las
ardiente. Rezadle para que os ayude a conducir consecuencias religiosas y morales que lleva con­
a las mujeres de hoy por el camino que lleva sigo, se halla en juego el destino sobrenatural
hacia El. del hombre y, por consiguiente se halla compro­
3) Dependencia de la mujer con respecto a metida; ella puede y debe, en virtud de su misión
la Iglesia. divina y de las garantías recibidas a este efecto,
precisar la medida de verdad y de error que
22. Normas claras en la confusión le da sólo contiene una determinada línea de conducta o
la Iglesia. Desde el momento en que se compro­ cierto modo de actuar.
mete a una tarea apostólica, la mujer católica se
encuentra encerrada en un hormiguero de ideas, 26. La necesaria libertad de iniciativas de los
opiniones, tendencias y sistemas que la solicitan laicos. Aun cundo la Iglesia se niega a ver limi­
desde todas partes; por consiguiente, importan tado indebidamente el campo de su autoridad, no
que, sepa orientarse con facilidad según las cir­ por ello suprime ni disminuye la libertad y la
cunstancias, y que posea para ello normas segu­ iniciativa de sus hijos. La jerarquía eclesiástica
ras qu e, le permitan trazarse una línea de con- no es toda la Iglesia, y no ejerce su poder desde
ductaj así como la fuerza moral indispensable el exterior a la manera de un poder civil, por
para mantenerse fiel a ella y para evitar corre­ ejemplo, que trata con sus subordinados única­
gir l,os eventuales errores. ¿Dónde encontrará mente en el terreno jurídico. Sois miembros det
esta réglá firme de pensamiento y de acción sino Cuerpo místico de Cristo [I Corint. 12, 27], for­
en er'seho de la comunidad cristiana, en la Igle­ mando parte de él como de un organismo anima­
sia católica? do por un solo Espíritu, viviendo de una; sola
23. \Lat Iglésia, única gran depositaría e intér­ y misma vida. La unión de los m iem bros, con la
prete;., de: la verdad. Por voluntad de su divino cabeza no implica de ningún modo qiie éstos ab­
Fundácípr, la Iglesia es depositaría de la Reve­ diquen su autonomía o que renuncien a , ejercer
lación!, sobrenatural, es su guardiana y la única sus funciones; antes por el contrario*..de Ja ca­
intérprete autorizada; el magisterio que ejerce beza reciben sin cesar el impulso quedes permite
con .'respecto al sagrado depósito supone el poder actuar con fuerza y precisión, en coordinación
de juzgár sobre toda verdad, ya que el destino perfecta con todos los demás miembros, en bene­
eterno del, hombre es único y nada en su vida es­ ficio del cuerpo entero. i ¡
capa a esa finalidad. Las realidades culturales, Que las mujeres católicas mantengan con ale­
políticas, sociales y morales ejercen todas ellas gría el sentimiento de pertenecer hasta: lo más
su -influ jo'en la orientación de su conducta. En­ hondo de su ser al cuerpo de la Iglesia, corno
cargada. de conducirlo a Dios y contando con los personas libres y responsables, garantizando por
medios, infalibles para discernir lo verdadero de su parte las tareas que les están reservadas. y
lo falso, la Iglesia es capaz de apreciar el valor que contribuyen al crecimiento y a la expansión
exacto de los principios intelectuales y morales, de aquél.
así cómo el comportamiento que responde a las II.
exigencias de la verdad y las situaciones concre­ EL APOSTOLADO DEL AMOR
tas de la vida individual y social.
.24. La mujer debe recurrir a la Iglesia. De ahí 27. La unión del apostolado del amor con el
qué en. su conducta personal, lo mismo que en de la acción. El apostolado de la verdad, del que
sil apostolado, la mujer católica tiene que preo­ Nos acabamos de trazaros algunas directivas,
cuparse. de mantenerse en contacto con la fuente resultaría en gran parte ineficaz si no sé pro­
viva de luz, que el Señor ha puesto en su Iglesia: longara en el del amor y en el de la acción. Es­
por todo el tiempo que esté bajo su dirección, tos dos apostolados no constituyen, en efecto,
2222 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 228, 56

Iglesia de Cristo un apostolado de los como S a n t a P u l q u e r í a , hermana d é l


laicos. Santos, como el Emperador En ­ Emperador T e o d o s io II, o M a r y W a r d ,
r iq u e II, E s t e b a n , el creador de Hun­ eran apóstoles laicos.
gría católica, Luis IX, de Francia, eran
939 apóstoles laicos, aun cuando, en los 56. H oy se habla más de él, porque
comienzos, no se haya tenido concien­ es más necesario y más organizado. Si
cia de ello, y no obstante que el tér­ hoy esta conciencia se ha despertado
mino de apóstol laico no existiera aún y si el término de apostolado laico es
en aquella época. También mujeres, uno de los más empleados, cuando se
más que dos aspectos de una misma realidad, observado que se espera vuestra ayuda en favor
ya que el amor auténtico aspira a traducirse en de las poblaciones necesitadas en los tres a s p e c ­
obras, mientras que los aspectos en apariencia to s: espiritual, cultural y material; tan sólo una
más heroicos quedan desprovistos de valor si no acción llevada eficazmente a cabo en forma si­
son también mensajeros de un amor sincero. Sin multánea en esos tres órdenes puede contener
915 embargo, como la mujer está llamada por natu­ eficazmente el avance del m a te r ia lis m o , del c o ­
raleza a manifestar más la presencia y la fun­ m u n is m o y de las s e cta s . La labor de evangeíi-
ción del elemento afectivo, conviene que precise­ zación traicionaría, por lo tanto, al Evangelio,
mos el lugar que éste ocupa en las actividades si se detuviera en la simple proclamación del
apostólicás de vuestras asociaciones. mensaje cristiano y descuidara sus consecuencias
f 1) L a c a r id a d in s p ir a d o r a de ob ra s.
prácticas, especialmente aquellas que la doctrina
social de la Iglesia ha puesto en evidencia.: La
28. D e fin ic ió n d e l a p o s t o la d o : p r á c t ic a d e la verdadera caridad os exige amar a los .hombres
c a r id a d . Recordemos en primer lugar lo que es como Cristo los ha amado, El que no podía
el apostolado católico y sus medios de acción. mandar de nuevo a sus casas a sus oyentes sin
Sabéis perfectamente que no es la simple trans­ antes haberles d a d o d e c o m e r p a r a que n o d e s ­
misión de una doctrina, de un conjunto de puntos fa lle c ie r a n p o r e l c a m in o (Ver Marcos 8, 3). Pero
dogmáticos y de reglas de conducta. Por necesa­ es preciso que se comprenda sin posibilidad de
ria que sea tal enseñanza, no hace más que sen­ equívoco que nuestra abnegación se halla anima­
tar un fundamento: lo esencial está en la prác­ da por el amor de Dios y no solamente por un
tica de estas verdades, en la caridad viva, ins­ sentimiento natural de piedad o de simpatía.
piradora de las obras y requerida absolutamente 31. C on d e s in te r é s , y r e c ta in te n ció n y c a r id a d -
para la plenitud de la fe. Esta caridad tiene evi­ Poco importa, por otra parte, que vosotros con­
dentemente que llenar a quien ejerce el aposto­ sigáis siempre obtener en otro un eco que res­
lado; es ella la que el apóstol comunica, al mis­ ponda a vuestros esfuerzos de servicio; no. tra­
mo tiempo que anuncia el Evangelio e incluso bajáis para merecer el reconocimiento o el afecto
antes mismo de anunciarlo. Ella es también la que se os concederá a cambio. Que vuestro des­
que él vfcrá nacer y florecer en el corazón de sus interés sea el índice de la pureza de vuestras
protegidos, como una flor que sale de la semilla intenciones, como sugiere el Apóstol S an P a b lo
que él ha arrojado. Por lo tanto la primera pren­ en su célebre himno a la caridad: L a c a r id a d es
da dé éxito de vuestro apotolado es el tesoro del p a c ie n te , es b e n ig n a ; n o es e n v id io s a , n o es j a c ­
amor de Dios, que penetra en el amor humano, ta n cio s a , n o se h in c h e ; n o es d e s c o r t é s , n o es in ­
lo dilata, lo diviniza y lo hace capaz, a través de te re s a d a , n o se ir r it a , n o p ie n s a m a l; n o ¡s e a le ­
los signos más humildes, de alcanzar esas regio­ g r a d e la in ju s tic ia , se c o m p la c e en la v e r d a d ;
nes del alma en las que la persona libre y res­ t o d o lo e x c u s a , to d o lo c r e e , to d o lo e s p e r a , t o d o
ponsable renuncia a su orgullo, a su egoísmo, a (I Corint. 13, 4-7).
lo to le r a
sus gestos desordenados, para entregarse al amor 32. L a c a r id a d , qu e lo s o lu c io n a to d o es ju i c i o ­
divinó que va1a invadirle y quiere conducirle con La caridad os ayudará tam­
sa y bien o r d e n a d a .
arreglo a sus propios designios. bién a adivinar por instinto las necesidades de
29. L a s d ific u lt a d e s d e l a p o s t o la d o y los m e d io s los demás; os hará oír los llamamientos del Rei­
d e a c c ió n . Para que vuestra caridad alcance ese no de Dios, os indicará cuáles son los puntos
resultado, tendrá que recorrer probablemente más amenazados en los que vuestra intervención
caminos largos y sembrados de obstáculos, ya es requerida. Os permitirá triunfar sobre las
que no debéis esperar, sin haberlos preparado aprensiones y sobre la indolencia que endosa a
con paciencia, que podáis hacer comprender y los demás el trabajo más penoso o las iniciáti-
aceptar las riquezas del don de Dios por hom­ vas difíciles. Os sugerirá los medios más ade­
bres pecadores, a los que ciegan sus pasiones. La cuados para llegar a vuestros fines. La abnega­
economía de la Redención dispone las realidades ción más sincera no puede ceder, en efecto, sin
humanas para recibir y llevar lo divino; las discernimiento a todos los impulsos espontáneos;
acepta tal y como son en su miseria y en su im­ tiene que aceptar una regla, fijarse ciertos lí­
potencia y trata de modelarlas, de depurarlas, de mites. Se encuentran a veces almas muy gene­
corregirlas sin tregua, como una madre acoge al rosas, pero incapaces de moderar su impulso, de
hijo que Dios le da, lo ama, le consagra su tiem­ aceptar los consejos de discrección y de prudcn- 917
po y sus fuerzas para que llegue a ser algún día cia, de dejar a los demás la libertad de acción
un hombre dispuesto a enfrentarse con la vida. necesaria, de soportar las obligaciones que im­
Lo que por lo general da la medida de la gran­ pone toda colaboración. No siempre es fácil des­
deza del amor y su heroísmo es su fidelidad en prenderse de un bien particular, que atrae y
proveer, hasta en los mínimos detalles y con in­ satisface la sensibilidad para someterse a los im­
finita delicadeza, a todas las necesidades de perativos austeros del bien general. En una pa­
cuantos toma a su cargo.2 labra, que vuestra caridad sea juiciosa y orde­
nada. Comprendéis la importancia de lo que Nos
2) A y u d a en fa v o r de las p o b la c io n e s n e c e s i­ decimos por lo que se refiere a la sumisión a la
tadas. Iglesia y a sus directivas; esta sumsión es tanto
30. A y u d a en fa v o r d e las p o b la c io n e s n e c e s i­ más necesaria en cuanto la naturaleza femenina
ta d a s : en lo e s p ir itu a l, s o c ia l, c u ltu r a l y m o r a l. sufre en mayor grado la influencia de: los fac­
916 En vuestras encuestas vosotras mismas habéis tores afectivos.
2¿8V 57 A lo c u ció n “ S ix ans se so n t écoulés ” 2223

había de la actividad de la Iglesia, es silencioso ofrecido por la salvación de


porque la colaboración de los laicos con las almas, hasta la buena palabra y el
la Jerarquía no fue nunca tan necesa­ ejemplo, que obliga a la estima de los
ria como ahora; ni fue practicada de mismos enemigos de la Iglesia, y hasta
manera tan sistemática. la cooperación en las actividades pro­
pias de la Jerarquía, comunicables a
57. Mil formas diversas de aposto­ los simples fieles, y hasta las audacias
lado. Esta colaboración se traduce en que se pagan con la propia vida, pero
mil formas diversas, desde el sacrificio que tan sólo Dios conoce y que no
3) E x te n s ió n d e la c a r id a d . mayor eficacia. Nos consideraremos, por lo tanto,
33. F lo r e c im ie n t o de la c a r id a d en la p r o p ia en primer lugar, algunos caracteres generales de
v id a , b ase d e l flo r e c im ie n t o en la a je n a . Una de vuestra acción, y a continuación enunciaremos
las consecuencias normales del apostolado de la algunas directivas prácticas.
caridad será la de hacerla crecer y purificarse 1) L o s c a r a c t e r e s g e n e r a le s d e la a c c ió n
en vosotros mismos. Entre las conclusiones de 37. a) N e c e s id a d d e la a c c ió n . El primer punto
la primera sección la tin o -a m e r ic a n a de la “U nión que hay que recordar, Nos parece, es el de la ne­
M u n d ia l d e O r g a n iz a c io n e s F e m e n in a s C a tó lica s ” ,
habéis observado que en el patrimonio espiritual, cesidad de la acción, de una acción claramente
familiar y social de A m é r ic a L a tin a se encuentra concebida y querida con firmeza. Toda actitud
un profundo sentimiento religioso de base, una de aceptación pasiva de los acontecimientos, de
fuerte abnegación en la vida de la mujer, una ge­ abandono, toda forma de quietismo inerte debe
nerosidad evidente, y un deseo vehemente de ser desechada. De ninguna manera podéis expo­
florecer. Nos estamos seguros de que podrían neros a los reproches del Maestro, que amonesta
obtenerse indiqaciones equivalentes en otras mu­ a su servidor, porque en lugar de hacer fructi­
chas regiones; por lo general las mujeres a las ficar su tale n to se ha contentado con o c u lt a r lo
que habréis de dirigir, cuentan ya con recursos en e l s u e lo (Ver Mat. 25, 24-25). Imitad más bien
espirituales indiscutibles, pero que a menudo han al b uen S a m a r ita n o de la parábola, que había
quedado ocultos e incultos debido a sus condi­ comprendido sus deberes para con el prójimo y
ciones de vida. No vayáis hacia ellas con senti- a quien el Señor propuso como modelo a su in­
tnientos de suficiencia, como si tuviérais que terlocutor: Y ete y h a z c o m o é l (Ver Lucas 10,
darles todo y no recibir nada de ellas. Antes por 30-37).
el contrario, la verdadera caridad se anula ante 38. b) I n ic ia tiv a d e la a c c ió n . Pero vuestra in­
la persona a la que aborda, quiere recibir de ella tención no consiste solamente en conceder vues­
lo más posible, valoriza los dones de los demás tra ayuda, cuando se presenta la necesidad inme­
y los cultiva. De este modo tiene cómo edificarse diata, aspiráis a la iniciativa de la acción, a la
incluso junto a los más pobres y más abandona­ espontaneidad de la abnegación, y seguís la hue­
dos. Pues esa es la profunda ley del amor, que lla del Señor, a quien nada obligaba a venir a la
desea la dicha del ser amado y su florecimiento; tierra y que en ello no obedeció más que a la
su principio de crecimiento le impulsa a des­ inclinación de su misericordiosa bondad. Que
prenderse de sí mismo: en lugar de creerse ca­ vuestros pasos respondan constantemente al im­
paz de satisfacer plenamente a otro por sí solo, pulso de una generosidad inspirada en un amor
se persuade de su impotencia y deja que obre totalmente desinteresado. Por otra parte, Cristo,
cada vez más el único que posee a los corazones, antes de subir al cielo, ha confiado a sus Após­
Dios. toles y por medio de ellos a toda su Iglesia, la
34. F r u to de esa c a r id a d : U n id a d, a r m o n ía y misión de evangelizar el mundo en su nombre. 919
c e lo . Una vez llegada a su florecimiento, la cari­ Por consiguiente, cada cristiano debe convencer­
dad divina mantendrá fácilmente la unidad y la se de que una parte de esa misión cae sobre sus
armonía entre todas las tareas y afecciones que espaldas y que nadie puede ocupar su lugar.
se distribuyen vuestro corazón; sin descuidar 39. c) U n iv e r s a lid a d de la a c c ió n . Una tercera
ninguno de los deberes que pesan sobre vosotras característica de vuestra acción habrá de ser su
en el seno de la familia y en vuestro ambiente universalidad. Tenéis que socorrer a los demás
social, aún hallaréis tiempo con superabundan­ en toda la medida de vuestras posibilidades y
cia, y la posibilidad, para entregaros a las acti­ de las necesidades que se manifiestan. Esta uni­
vidades apostólicas que requiere el servicio de versalidad se expresa en parte en el trabajo de
la Iglesia. cada una de vosotras, pero aun más, como es
evidente, en vuestra Unión considerada en su
III. conjunto. Cuando treinta y seis millones de mu­
EL APOSTOLADO DE LA ACCION jeres católicas esparcidas por toda la tierra se
entregan a la realización de un programa común
35. L a a c c ió n es p r o d u c t o n a tu ra l d e la fe y que nace de las exigencias de la fe y de la vida
918 c a r id a d . De este modo, Nos llegamos a la te r­ cristiana, su asociación lleva ciertamente :1a ca­
c e r a p a r te de esta alocución: el apostolado de la racterística de esta catolicidad, que indica ya
acción. Iluminadas por las verdades de la fe, su mismo origen. ¿Para qué, en efecto convocar
arrastradas por el ardor de un amor a Dios que un Congreso internacional, proceder a un inter­
abrasa, y está dispuesto a todos los sacrificios, cambio de ideas y experiencias hechas en dife­
vais a comunicar a vuestro alrededor estos bie­ rentes países durante estos cinco últimos años,
nes sobrenaturales y, mediante vuestros consejos, si no precisamente para afirmar la universalidad
vuestros ejemplos y vuestras intervenciones, vais de vuestra acción?
a ser para los demás una luz que guía, una fuerza 40. d) N o ta t íp ic a : C o n fia n z a e n la d iv in a P r o ­
que sostiene y alienta. v id e n c ia . Añadamos aún una nota típica que dis­
36. O r ie n ta cio n e s y c a r a c t e r e s g e n e ra le s d e la tingue a vuestra “ U n ió n ” de las demás agrupa­
A c c ió n . Aquí, una vez más, la doctrina católica ciones femeninas internacionales. Quien en defi­
y la experiencia secular de la Iglesia os propor­ nitiva, da realce a todas vuestras empresas, quien
cionan indicaciones preciosas, susceptibles de les confiere eficacia y éxito es el mismo Dios,
orientar vuestro apostolado y de conferirle una cuya Providencia por caminos imprevisibles, se
2224 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) ,
228 57-59

figuran en ninguna estadística. Y acaso rácter de urgencia a la Iglesia actual.


este apostolado laico oculto es el más Y, para decirlo claramente, la Iglesia
precioso y el más fecundo de todos. de Cristo no piensa abandonar sin lu­
cha el terreno a su enemigo declarado,
58. Las dos funciones del apostola­ el comunismo ateo. Este combate con­
d o : conservar y conquistar. El aposto­ tinuará hasta el fin, pero con las armas
lado laico tiene, como cualquier otro de Cristo.
apostolado, por otra parte, dos fun­
cionas: la de conservar y la de con­ 59. E xhortación final e im ploración
quistar, y ambas se imponen con ca- del am paro de María. Poned manos a
rodéa siempre de un halo de misterio. Si a ve­ " m i s i ó n ” previa y explícita de la jerarquía. La
ces los resultados no corresponden a vuestras madre de familia que se ocupa en la formación
esperanzas, si obstáculos insuperables detienen religiosa de sus hijos, la mujer que se; entrega
vuestro, avance en éste o en el otro sector, si se a los servicios de asistencia caritativos, la que
interpretan mal vuestras intenciones más puras, demuestra una valiente fidelidad para salvaguar­
no tenéis razón alguna para entregaros al desa­ dar su dignidad o el clima moral de su ambiente,
liento. Ninguno de vuestros esfuerzos se ha per­ ejercen un auténtico apostolado. Sobré; todo en
dido —estad seguras de ello— ya que el Señor los países donde los contactos con la jerarquía
los ve ,y los tiene en cuenta; pero El tiene tam­ son difíciles o prácticamente imposibles, una par­
bién sus planes; considera el conjunto de su obra te muy considerable corresponde a la iniciativa
y dispone como El entiende sus diversos elemen­ personal para la conservación de la fe y de la
tos. Dejadle, pues, a El las últimas decisiones, sin vida católica; los cristianos sobre quieries ¡ re­
reducir vuestro impulso, ni faltar en nada a lo cae esta misión deben en este caso, con la: gra­
que espera de vosotras. De esta forma evitaréis cia de Dios, hacerse cargo de todas sus res­
también más fácilmente que la amargura o la ponsabilidades.
envidia vengan a turbar la ’ cordialidad y la ar­ 44. Siempre en c o n fo r m id a d c o n la J e ra rq u ía ,
monía de vuestras relaciones con otros que com­ Es claro, sin embargo, que ni siquiera en ese
parten el mismo campo de apostolado. caso puede emprenderse nada que vaya contra
2) -E l cam po del a p o s t o la d o .
la voluntad explícita o implícita de la Iglesia
o que sea contrario en alguna forma a las reglas
41. E x tié n d e s e el c a m p o c o n sta n te m e n te . En de la fe, de la moral o de la disciplina eclesiás­
cuanto a vuestro campo de apostolado en sí mis­ tica. ¡'
mo y al trabajo que lleváis a cabo, Nos obser­ 4) E n el A fr ic a , A sia y A m é r ic a L atiría.
vamos qué, desde hace algunos decenios, se ex­
tiende constantemente en casi todos los países. 45. E l a p o s t o la d o en A fr ic a y A sia . Tenemos
Las causas más diversas, como la industrializa­ la satisfacción de ver entre vosotras a los miem­
ción, las agitaciones sociales, la elevación de los bros de las jóvenes asociaciones de Africa y 921
niveles de vida y de cultura, la creación de nue­ Asia. Se encuentran ahora ante tareas arduas ,y
vas ramas de la técnica han contribuido a ello y considerables, para las que tienen necesidad de
aún continúan obrando. En la actualidad, la mu- la ayuda de sus hermanas más experimentadas.
920 jer interviene en casi todas las profesiones e ins­ No dudamos lo más mínimo de que este Congreso
tituciones culturales, sociales, políticas, así como reforzará sus lazos de solidaridad y la seguridad
en los organismos internacionales. Como las de­ de apoyo eficaz en el seno de vuestra U.pión.
más, la mujer católica participa en ese movi­ 46. E n A m é r ic a L a tin a u rge tra b a ja r e n . d o s
miento; rió podría ni por otra parte quiere, subs­ d ir e c ic o n e s : P r o t e c c ió n c o n tr a las sectas y p r o ­
traerse a ésa participación; antes por el contra­ b lem a s o c ia l y c a r it a t iv o . Por lo que fyace a
rió, debe asumir sus responsabilidades en todos A m é r ic a L a tin a , se observa que se impppe 'una
los éariipos y enfrentarse con las exigencias de labor apremiante en dos direcciones. En p r im e r
un apostolado efectivo. lu g a r para proteger contra la propaganda, dé las
42. L a Ig le s ia y los P a p a s , fu e n te de las n o r m a s confesiones no católicas una fe que a méó'udó, ha
p a r a los d iv e r s o s c a m p o s d e a c c ió n . En cada uno resultado superficial y carente de appyq. de un
de los sectores donde trabaja, en la familia como sacerdocio lo suficiente numeroso. Por Qopsi-
esposa y madre, en la educación, en la vida so­ guiente, vosotras os proponéis desarrpllájr las
cial^ en ios organismos legislativos, administra­ condiciones religiosas personales y velar .por eí
tivos;; judiciales, y en las relaciones internacio­ perfeccionamiento de la vida cristiana^ .E.n.se-
nales;; debe seguir normas religiosas y morales g u n d o lu g ar, planeáis una acción social áríiplia
particulares, acerca de las cuales la Iglesia, y para mejorar la situación gravemente deficiente
los Papas de modo especial, han dado útiles acla­ de una buena parte de la población rural, así
raciones. Cuando las circunstancias aún no ha­ como de importantes sectores del proletariado
bían sido lo suficientemente definidas, han tra­ urbano.
zado por lo general los límites que no deben re­ 47. F o r m a c ió n de élite s en A m é r ic a L a tin a , Es
basarse. urgente iniciar a las clases dirigentes a tener en
cuenta las necesidades de la justicia social y de
3) E x h o r t a c ió n al a p o s t o la d o . una abnegación personal en la asistencia carita­
43. L a in ic ia tiv a libre y p e r s o n a l. La Sede Apos­ tiva, pero sobre todo es preciso comenzar sin
tólica no solamente tolera vuestra acción sino tardanza la formación de é lites populares en el
que os exhorta al apostolado, a entregaros a la el ambiente rural y urbano, con el fin de que
realización del gran deber misional de los cris­ sean como la levadura mezclada con la masa y
tianos,; con el fin de agrupar a todas las o v e ja s que la trabaja por dentro; estas é lites son irreem­
p e r d id a s en un s o lo re b a ñ o y c o n un s o lo P a s t o r plazables en la labor de elevación religiosa y so­
(Ver Juan 10, 16). La iniciativa individual tiene cial de las poblaciones atrasadas.
en- ella ,su función al lado de una acción de con­ CONCLUSION \
juntó paganizada y llevada a cabo a través de di­ 48. L a b o r en las o r g a n iz a c io n e s in te rn a cio n a le s
ferentes; ¡asociaciones. Esta iniciativa del aposto- n eu tr a s . Hemos puesto en relieve al principio de
ladó.:'¡JíiicO. se ajusta perfectamente, incluso sin esta alocución que la ‘ 'U n ió n M undial, de das. O r -
228, 60 A lo c u c ió n “ S ix ans se son t écoulés ” 2225

la o b ra c o n u n a fe m á s fu e rte to d a v ía 60. La B endición A postólica. En


q u e la d e S a n P e d r o , c u a n d o a n t e e l prenda de la fuerza y del amor de Je­
ll a m a m i e n t o d e J e s ú s a b a n d o n ó s u sucristo, que se manifiestan también en
b a r c a y m a r c h ó s o b r e la s o la s p a r a el apostolado aquí presentes, a nuestro*
s a l i r a l e n c u e n t r o d e s u S e ñ o r (14>. Venerables Hermanos en el Episcopado,
Durante estos años tan agitados, M a ­ a los sacerdotes que participan en vues­
r í a , la Reina gloriosa y poderosa del tro Congreso y a todos vosotros, hom­
cielo, ha dejado sentir en las más di­ bres y mujeres del apostolado laico, a
versas regiones de la tierra su asistencia todos los que aquí han venido y a los
de forma tan tangible y maravillosa que trabajan en el mundo entero, Nues­
que Nos le recomendamos con confian­ tra paternal Bendición Apostólica.
za ilimitada todas las formas de apos­
tolado laico. PIO PAPA XII.
gan izacion .es F e m e n in a s C a tó lic a s ” tiene estatuto a D io s . V o s o tr a s , p o r el c o n t r a r io , q u e ré is a p o r ­
consultivo ante varias organizaciones internacio­ ta r a lo s in d iv id u o s , a las fa m ilia s , a las s o c ie ­
nales. Por lo tanto, puede presentar y hacer va­ d a d e s, el m e n s a je d e R e d e n c ió n en el o r d e n te m ­
ler en los ambientes neutros el pensamiento ca­ p o r a l y e s p ir itu a l a la ve z m e d ia n te una a c c ió n
tólico sobre el desarrollo de la personalidad fe­ c o n c e r t a d a d e to d a s las m u je r e s c a t ó lic a s que,,
menina y sobre su misión en el mundo moderno. g r a c ia s a vu e stra “ U n ió n ” , a d q u ie r e n a h o r a m ás
Nos hacemos votos por que podáis beneficiaros c o n c ie n c ia aún d e su m is ió n c o m ú n , d e l e s fu e r z o
de estas relaciones y ejercer por ese conducto qu e las lla m a s o lid a r ia m e n te , c o m o m ie m b r o s v i ­
vuestra influencia sobre circuios cada vez más v o s d e una m is m a Ig le s ia , a h a c e r p e n e tr a r en
amplios. Es una forma de apostolado indirecto, to d a s p a rte s el r e in o d e C risto . E l tr iu n fo d e fin i­
sin duda, pero de la máxima importancia. Inclu­ t iv o d e la fe c r is tia n a p u e d e p a r e c e r o s aún r e m o ­
so si no consiguen todos los resultados positi­ to , p e r o ya sabéis qu e es p r e c is o c o l o c a r una
vos que sería de desear, es posible a menudo tra s o tra las p ie d r a s d e la c iu d a d san ta ,, que
impedir ciertas desviaciones u orientaciones pe­ re u n irá un d ía t o d o s lo s h ijo s d e l P a d r e en la
ligrosas. a le g ría y el a m o r . L e n ta , p e r o s e g u r a m e n te , la
49. O p tim is m o p a ra la ob ra de. la c onn s t r u c c ió n se y e r g u e ; le jo s d e v o s o t r a s el e n ­
R e d e n c ió
Al final de esta exposición,
p ese a las a m e n a z a s. t r e g a r s e a la d u d a o al p e s im is m o ; r e c o r d a d las
dando gracias al Señor por todo lo que ha rea­ p r o m e s a s d e l S e ñ o r : la d e su in d e fe c t ib le asi^^.
lizado ya a través de vuestras asociaciones. Nos te n cia , la d e su g l o r io s o a d v e n im ie n to . E n el
podemos echar una mirada de confianza en el m u n d o h a b é is d e te n e r t r ib u la c ió n , d i jo á lo s
porvenir. Ciertamente, no dejan las amenazas s u y o s , p e r o c o n fia d , y o h e v e n c id o a l m u n d o
(J u a n 16, 33).
más graves de pesar sobre una humanidad divi­
dida en bloques hostiles, que lucha contra la 50. B e n d ic ió n A p o s t ó lic a . E n p r e n d a d e la p r o ­
ahrumadora tentación de un despiadado m a te r ia ­ te c c ió n d iv in a y d e n u e s tr o p a te r n a l a fe c t o , Nos.
lism o , el cuál lo mismo bajo el aspecto de un dis­ o s c o n c e d e m o s a v o s o t r a s , a t o d o s lo s m ie m b r o s
frute egoísta de los bienes de la tierra, que bajo d e v u e s tra U n ió n y a v u e s tr o s s e re s q u e rid o s ,
el más repelente aún de la opresión colectiva de n u e stra B e n d ic ió n A p o s t ó lic a .
922 pueblos y de naciones enteras, pretende devolver
el hombre a si mismo, arrancándolo totalmente (14) V e r M at. 14, 30-31.
2 2 ®>

ALOCUCION “SOUS LA MATERNELLE PROTECTION”^


(9-XII-1957)

SOBRE LA PERFECCION DE LA VIDA CRISTIANA


Y LOS ESTADOS DE PERFECCION

PI O PP. X I I
Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

I n t r o d u c c ió n : vida cristiana, habéis querido, amados


hijos y amadas hijas, reuniros en Roma
FINALIDAD DEL CONGRESO
para estudiar los problemas actuales de
aas i Motivo de la Reunión del Segun- los estados de perfección, a la vez que
50 do Congreso. Bajo el maternal ampa- celebrábais el 509 aniversario de la
34 ro de María Inmaculada, la más subli­ ordenación sacerdotal del muy digno y
me de todas las criaturas y dechado de celoso Cardenal Prefecto de la S. Con­
quienes tienden a la perfección de la gregación de Religiosos.
(*) A. A. S. 50 (1958) 34-43, en francés. La versión española se debe a la gentileza de L’Osservatore
Romano, edición castellana, Buenos Aires, Año VII, N? 318, del 2-1-1958.
O R I E N T A C I O N
Al iniciarse el 2? Congreso de los Estados de perfección, organizado por la S. Congr. de Re­
ligiosos, y realizado del 8 al 14 de Diciembre de 1957, P i ó X I I dirigió a los delegados en francés la
presente alocución que, sin decirlo rememoró el X aniversario de P r ó v id a M a te r.
1. T re s fin e s y tres d o c u m e n t o s . Se señalan tres fines: 1) tributar un homenaje al Prefecto de la
S. C. de Religiosos, Cardenal Valerio Valeri, con motivo de sus bodas de Oro sacerdotales; 2) el de
completar la organización iniciada en el Primer Congreso de los Estados de Perfección en 1950, ex­
poniendo los objetivos, límites y criterios para los Superiores mayores e indicándoles cuál es el
programa de actividades e iniciativas, tendientes a consolidar el espíritu y la vitalidad de los Esta­
dos de Perfección y cuál el lugar y la misión que les corresponde en el cuadro general de la Iglesia;
3) el de tratar temas especiales para ilustrar la doctrina y la aplicación de los tres documentos
importantes de P ió X I I al respecto: P r ó v id a M a te r (1947), aprobación de los Institutos Seculares;
S p o n s a C h ris ti (1950), primer ejemplo de adaptación de las Ordenes a los tiempos modernos y fede­
ración de monasterios, y S e d e s Sapientise, (1956), síntesis de los principios que en la formación reli­
giosa, sacerdotal y apostólica los miembros de los Estados de Perfección deben aplica**.
2. L o s E sta d o s d e P e r fe c c ió n . En el presente Discurso P ió X I I traza un cuadro panorámico de
los Estados de Perfección, explicando primero la terminología utilizada por la S. Congr. a' raíz de
la Const. Apost. P r ó v id a M a te r y ya consagrada en el Anuario Pontificio: o sea, que el concepto de
perfección en sentido estricto no se identifica con el “estado” de perfección, antes bien lo sobre­
pasa ampliamente; pues, la perfeación cristiana heroica puede hallarse también fuera de todo estado
de perfección. Todo cristiano debe tender a la perfección, pero de una manera más perfecta y com­
pleta se realiza este ideal en los tres estados de perfección que describe el Código Canónico. Los
Estados de Perfección no monopolizan la perfección pero la favorecen.
Respecto a los In s titu to s S e cu la re s y su fundamento la Const. Apost. P r ó v id a M a te r dice que ella
a b r e el a c c e s o d e los E sta d o s d e P e r fe c c ió n al m a y o r n ú m e r o p o s ib le de a lm a s qu e h o y a s p ir a n a r ­
d ie n te m e n te a w a v id a m ás p e r fe c t a .
Para ellos tuvo que crearse este nuevo término E sta d o s d e P e r f e c c ió n , pues, no siendo religiosos
en sentido estricto no pertenecían a l e s ta d o r e lig io s o pero sí al e s ta d o de p e r fe c c ió n .
Luego había que actualizar, modernizar, p o n e r al d ía los Estados de Perfección. En el fondo no
se pueden actualizar los Consejos evangélicos, por ejemplo la castidad, la obediencia, por cuanto
son de valor duradero e invariable pero hay una actualización e x t e r io r , de la mutua unión y cola^-
boración entre todas las comunidades religiosas. Hay también una actualización in t e r io r de cada
del Fundador (ya lo había dicho P i ó X I en la Cana Apostólica U n igén itu s D e i F iliu s , en esta Colección:
tiempo y aun cierta' adaptación de las Constituciones. La mejor actualización es vivir el espíritu
del Fundador (ya lo había dicho P ío X I en la Carta Apostólica U n igén itu s F iliu s , en esta Colección:
Encícl. 135, 8, pág. 1055-1056).
A continuación insiste el Sumo Pontífice en el concepto fundamental de la obediencia y deshace
algunos equívocos al respecto. Como ya señaló en la Exhortación Apost. M en tí N ostrse, al hablar
a los sacerdotes del espíritu la sumisión y humildad que debe animarlos “a imagen de aquella hu­
mildad” (A. A. S. 42 [1950] 662) y en la A lo c u c ió n dirigida a los Religiosos el 8-XII-1950 con ocasión
del I C o n g r e s o G e n e ra l d e los E sta d o s d e P e r f e c c ió n , después de lamentar el falso concepto que
acerca de la vocación religiosa! tiene la juventud moderna que busca una libertad ilimitada: D e m a -
2226 —
229, 2 A l o c u c ió n “ S ous la maternelle ” 2227

2. La labor de las Asociaciones na- más de 25 naciones de todos los conti-


cionalcs de superiores mayores. En nentes, existen hoy asociaciones de
s ia d o d u r o se h a e s tim a d o e l e s ta r d e s p o ja d o de la v o lu n ta d y r e n u n c ia r a su lib e r ta d : c o s a ésta q u e
es r e q u e r id a p o r la n a tu ra le z a d e l v o to de o b e d ie n c ia ” ; el C o n s e jo e v a n g é lic o e x ig e la r e n u n c ia a la
lib r e d is p o s ic ió n de sí (Pío XII, Actas y Discursos 1950, Tomo XII, p. 401-402). Hacia el final se refuta
el reproche que se hace a la Santa Sede de demasiado las actividades, para terminar con
c e n tr a liz a r
la exhortación de al decir de San Pablo.
s e r h o m b r e s p e r fe c t o s ,
3. L as n u eva s C o n s titu cio n e s de la T e r c e r a O r d en F r a n c is c a n a . Al mismo fin, el de la renovación
de los Estados de Perfección sirve la aprobación de las Constituciones de la¡ Tercera Orden Fran­
ciscana que cuenta en el mundo con unos tres millones de miembros.
Desde que L e ón X III, en M is e r ic o r s D e i F iliu s, del 30-V-1883, sancionara la Regla adaptada a las
nuevas circunstancias, ella no ha sufrido cambios. Hace diez años, en 1947, los Comisarios Generales
de T. O. F. propendían a una nueva adaptación; después de muchas consultas, estudio de esquemas
y numerosas sesiones se presentó el texto al Prefecto de la S. Congregación de Religiosos, Cardenal
Valerio Valeri, el 7-II-1957 y fue aprobado por él. Por primera vez en sus siete siglos de historia re­
cibe la T. O. F. un comentario oficial de la Regla en las Nuevas Constituciones. El Primer Capítulo
describe la esencia de la profesión, el carácter y la finalidad, así como el apostolado individual y
común; luego habla del uso del escapulario y del cordón, observancia de los consejos evangélicos, el
rezo de las oraciones rituales y el ámbito del apostolado terciario.
4. L o s tres d is c u r s o s P o n t ific io s a las m o n ja s d e cla u s u ra . Pío XII, aceptando la propuesta de
la S. Congr. de Religiosos por la que se le pidió hiciera llegar por Radio, en in v is ib le a u d ie n c ia una
especial exhortación a las 100.000 religiosas de clausura de todo el mundo, decidió dirigirles una
A lo c u c ió n dividida en tres p a r te s : la te r c e r a , se pronunció el 2-VIII-1958, fiesta de Portiúncula; la
seg u n d a parte, pronunciada el 29-VII-1958, versó sobre el milenario lema “Ora et labora”, y la in­
sistencia del Sumo Pontífice sobre la necesidad de que las monjas enclaustradas trabajaran, fue una
indicación importante del futuro progreso en este sentido; lap r im e r a fue pronunciada el 19-VII-1958.
La S. Congr. de Religiosos había ordenado se informara a todos los monasterios de este nuevo
método de P ió X I I de ponerse en contacto con las almas consagradas a Dios. Por primera vez en
la Historia se colocaron aparatos de Radio en los más de 3.000 conventos de monjas de clausura
estricta, para que éstas pudieran escuchar directamente al Vicario de Cristo. P i ó X I I habló sobre
la vocación a la vida contemplativa-canónica distinguiéndola del d e s e o d e P e r fe c c ió n en g e n e r a l.
La vida contemplativa-canónica, dijo el Sumo Pontífice, constituye un ideal determinado por las
leyes de la Iglesia, el cual ideal se realiza en las formas más diversas. Recordando las definiciones
de la Const. Apost. S p o n sa C h ris ti, señaló que la vida contemplativa no consiste en la vida' interior
basada en las tres virtudes teologales, pues a ella están llamados todos los cristianos, sino en los
votos solemnes, la clausura, el rezo del Oficio y la autonomía e independencia de cada uno de los
monasterios, todo ello ordinado, naturalmente, hacia la contemplación interior. L a u n ió n c o n D io s
en o r a c ió n y m e d ita c ió n debe ocupar el primer lugar, dominando todos los pensamientos y acciones.
La clausura y los ejercicios de piedad no son sino medios para alcanzar ese fin. El Papa termina
llamando la atención sobre la formación de las monjas, indicando especialmente la teología mística,
la cual a través de los siglos se mostró muy propicia para orientar espiritualmente a las monjas.
A continuación reproduciremos íntegramente las tres partes del Radiomensaje papal a las Religiosas
de clausura de todo el mundo, transmitido en su primera parte por Radio Vaticana el 19 de julio
de 1958, el que comienza: “ C édan t v o lo n tie r s á vo s in s ta n c e s ” (AAS 50 [1958] 562-586):
D is c u r s o : PRIMERA PARTE
3. L o qu e la v id a c o n te m p la t iv a c a n ó n ic a y
sus d iv e r s a s fo r m a s . La vida contemplativa ca­
AAS 1. R e g o c ijo d e l P a p a y tem a de la e x h o r t a c ió n . nónica es un camino hacia Dios, una ascensión
50 Cediéndo de buena voluntad a vuestras instan- con frecuencia austera y dura, pero donde el
562 cias, Nos regocijamos, queridas hijas, al dirigir trabajo cotidiano, fundado en las promesas di­
hoy la palabra a todas las religiosas del mundo vinas, se ilumina ya con la posesión, oscura to­
católico y hablaros del asunto que más íntima­ davía, pero cierta, de Aquel hacia el cual tendéis
mente tenéis en vuestro corazón: v u e stra v o c a ­ con todas vuestras fuerzas, Dios. Para m e jo r
c ió n a la v id a c o n te m p la tiv a . corresponder a vuestra vocación, esperáis de
2. “ A u d ie n c ia in v is ib le ” p a r a la “ p o r c ió n e s c o ­ Nos palabras que os ayuden a comprenderla me­
g i d a ” d e la g r e y d e C risto . Cuántas veces, quizá, jor, a amarla con un amor más puro y generoso
habéis envidiado la dicha de los peregrinos que y a realizarla más perfectamente en todas y cada
se reunían, ya en las espaciosas naves de la Ba­ una de vuestras actividades.
sílica de S an P e d r o , ya en las salas del Vaticano, Esta ascensión hacia Dios no es el simple mo­
para manifestarnos su orgullo de pertenecer a la vimiento de la creación inanimada, ni el solo
Iglesia Católica Romana y su alegría al escuchar ímpetu de los seres dotados de razón, que le re­
la palabra de su Pastor Supremo. Ahora, Nos conocen como su Creador y le adoran como Ser
recordamos vuestros tres mil doscientos monas- Infinito que trasciende sin medida todo lo que
563 terios diseminados en el mundo entero y, en cada existe de grande, de hermoso y de bueno, ( c f .
uno de ellos, vuestros grupos reunidos, audiencia C o n c. V at. se s. II I , c a p . I , D e n z . n . 1782). Es más
invisible y silenciosa, pero vibrante por la cari­ que la elevación de la vida cristiana ordinaria,
dad que os une. ¿Cómo no habíais de estar vos­ o que la misma tendencia a la perfección en ge­
otras presentes en Nuestro pensamiento y en neral; es un ideal de vida determinado, por las
Nuestro corazón, vosotras que formáis en la Igle­ leyes de la Iglesia y por eso se llama vida con­
sia una porción escogida y llamada a participar templativa canónica. Sin embargo, lejos de rea­
más estrechamente en el misterio de la Reden­ lizarse en un tipo determinado, tal vida reviste
ción? Así, pues, con todo nuestro paternal afecto, diversas formas según las características y los
querríamos hablaros acerca de la vida religiosa, rasgos propios de las diversas familias contem­
idéntica para todas en sus elementos esenciales, plativas, como, por ejemplo, entre las Ordenes
pero matizada en las diferentes Ordenes con per­ femeninas, las Carmelitas, las Clarisas, las Cis-
files diversos según la inspiración de los funda­ tercienses, las Cartujas, las Benedictinas, las Do­
dores y las circunstanoias históricas por las cua­ minicas, las Ursulinas. Esta vida contemplativa,
les ha atravesado su obra. diversificada según las familias religiosas —y aún
2228 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 220, 2

Superiores mayores, religiosos y reli­ culadas con la Santa Sede y la Jerar­


giosas, las cuales, estrechamente vin- quía eclesiástica de su país, se dedican
en cada una de ellas, según sus miembros— es un de las realidades invisibles ( c f . R o m . I, 2 0); pero
camino que conduce a Dios; es Dios quien cons- de las realidades invisibles ( c f . R o m . 1, 2 0); pero
lituye su principio y su fin, quien sostiene sus su perfección última la encuentra únicamente en
fervores y la llena por completo. la contemplación de la verdad divina, bienaven­
PARTE I: CONOCER LA VIDA CONTEMPLATIVA turanza suprema del espíritu humano (S . T h . 2?
4. E l c o n o c im ie n t o d e la v id a c o n te m p la t iv a 2se q. 180 a. 4 in. c .) . ¡Cuántas incomprensiones,
564 c o m o c a m in o qu e c o n d u c e a D io s . Queremos pri­ cuánta estrechez de miras, cuántos juicios erró­
meramente hablaros del conocimiento de la vida neos se evitarían si, cuando se habla de vida
contemplativa como camino que conduce a Dios. contemplativa, se tuviese cuidado de recordar
Para vivir plenamente el ideal que os proponéis, la doctrina del Doctor Angélico, de la cual Nos
es menester que conozcáis lo que sois y lo que hemos recordado los rasgos esenciales!
proponéis alcanzar. 6. N a tu ra le z a d e la vid a c o n te m p la tiv a según
La C o n s titu ció n A p o s t ó lic a “ S p o n sa C h r is ti, la C o n s titu ció n “ S p o n s a C h r is ti” . Debemos ahora
del 1? de noviembre de 1950 (A. A. S. 43 [1951] determinar en qué consiste la vida contemplativa
5-10), en la primera parte, contiene una exposi­ canónica que vosotras practicáis. Tomamos su
ción del estado de las v ír g e n e s c o n s a g r a d a s a definición de la C o n s titu ció n A p o s t ó lic a “ S p o n sa
D io s , desde los orígenes del cristianismo hasta C h r is ti” , en el artículo 2, p. 2 de los E sta tu to s
las recientes formas de la institución monacal. g e n e ra le s p a r a las m o n ja s : “ C on el n o m b r e de
Sin repetir lo que entonces escribimos, llámanos v id a c o n te m p la tiv a c a n ó n ic a se e n tie n d e , n o esa
vuestra atención sobre el interés que tiene para v id a in t e r io r y te o lo g a l a la cu a l to d as las alm a s
vosotras el conocimiento, aunque sea sumario, de qu e v iv e n en r e lig ió n y aun en e l m u n d o , están
la evolución de la vida religiosa femenina y de lla m a d a s , y que c a d a una p u e d e l l e v a r . c o n s ig o
los diferentes aspectos que tomó en el curso del m is m a a to d as p a r t e s ; s in o la p r o fe s ió n e x t e r n a
tiempo. Así apreciaréis mejor la dignidad de de v id a r e lig io s a qu e, tan to p o r la c la u s u ra
vuestro estado, la originalidad de la Orden a que c u a n to p o r los e je r c ic io s d e p ie d a d , o r a c ió n y
pertenecéis, y sus vínculos con toda la tradición m o r t ific a c ió n , c o m o tam bién p o r los t r a b a jo s a
católica. Jos cu a le s las m o n ja s d eb en d e d ic a r s e , está d ir i­
5. A lg u n o s p r in c ip io s g e n e ra le s s o b r e la n a tu ra ­ g id a a la c o n te m p la c ió n in t e r io r , d e tal m a n e ra 566
le z a d e la v id a c o n te m p la t iv a . Nos detendremos que to d a la v id a y to d a la a c t iv id a d p u e d a n fá­
solamente aquí en los principios generales que c ilm e n te y d e b an e fic a z m e n te e s ta r p e n e tra d a s
permiten precisar, con respecto a otros géneros p o r la p r o s e c u c ió n d e este fin (A. A. S. 43 [1951]
de vida, la naturaleza de esta que vosotras vivís. pág. 15-16). Los artículos siguientes enumeran
Para ello detengámonos en la doctrina tan sobria una serie de elementos propios del estado mona­
y tan segura de S a n to T o m á s . Según este Maes­ cal: los votos solemnes de religión, la clausura
tro de la Teología Católica, la actividad humana papal, el oficio divino, la autonomía de los mo­
puede distinguirse en vida activa y vida contem­ nasterios, el trabajo monástico, y, en fin, el apos­
plativa, de la misma manera que en la inteligen­ tolado. Nuestra intención no es detenernos en
cia humana, que constituye la parte propia del cada uno de estos puntos, sino hacer una breve
hombre, pueden considerarse dos aspectos, activo exégesis de la definición antes citada.
o pasivo. Ella se ordena, en efecto, tanto al co­ 7. L o qu e n o es la vid a c o n te m p la t iv a . Preci­
nocimiento de la verdad, obra de la inteligencia semos primero lo que no es la vida contempla­
contemplativa, como a la acción exterior que pro­ tiva canónica.
cede el entendimiento práctico o activo. (S . T h. No es, dice el texto, esa v id a in t e r io r y t e o lo ­
2?, 2se. q. 179 a. 1? a d 2 u m ; a. 2<? in c .) . Pero ga l a la cu a l tod as las a lm a s qu e viv e n en r e li­
para S an to T om á s , la vida contemplativa, lejos g ió n aun en el m u n d o están lla m a d a s , y que ca d a
de encerrarse en un intelectualismo sin alma y u n o p u e d e lle v a r c o n s ig o m is m o a to d as p a rte s
limitado a la especulación abstracta, pone en (Sponsa Christi 43 [1951] pág. 15).
juego también la afectividad, el corazón. Y en­ La Constitución S p o n s a C h ris ti no añade a esta
cuentra la razón de ello en la naturaleza misma parte negativa ninguna distinción: da a entender
del hombre, porque es la voluntad la que hace claramente que no tratará ese aspecto de la yida
obrar a las otras facultades humanas; es ella la religiosa, y que no se dirige por consiguiente a
565 que moverá a la inteligencia a ejercer sus actos. quienes la practican exclusivamente. Precisa, ade­
La voluntad pertenece al dominio de la afectivi­ más, que todos están invitados a ella poi4 Cristo,
dad; y así es el amor el que mueve la inteligen­ aun los que viven en el mundo, sea cuál fuere su
cia en su ejercicio: ya sea amor a la cosa cono­ estado, aunque estén casados. Pero ya que la
cida. Citando a S an G r e g o r io , S . T o m ás muestra Constitución no habla de eso, Nos querríamos
la 'parte que tiene el amor de Dios en la vida indicar la existencia de una forma de vida con­
Contemplativa: “ en c u a n to qu e p o r el a m o r de templativa practicada en secreto por un reducido
D io s el h o m b r e se in fla m a en e l d e s e o de c o n ­ número de personas que viven en el mundo. En
t e m p la r su h e r m o s u r a ”—. El amor de Dios que nuestra alocución del 9 de diciembre de 1957 al
S a n to T o m á s pone al principio de la contempla­ JJ C o n g r e s o I n te r n a c io n a l d e E sta d o s d e P e r f e c ­
ción, lo pone también a su término: la contem­ c ió n (A . A . S . 50 [1953] p á g s . 34-43), dijimos que
plación se completa en el gozo y la quietud que se encuentran hoy cristianos que se dan a la
gusta cuando ella posee el objeto amado (S . T h . p r á c t ic a de los c o n s e jo s e v a n g é lic o s p o r m e d io
2? 2¿e q. 180, a. 1 in. c .) . Así, la vida contempla­ d e v o t o s p r iv a d o s y s e c r e to s que s ó lo D io s c o n o c e ,
tiva está penetrada completamente de la caridad y se g u ía n , en lo que se r e fie r e a la s u m is ió n de
divina que inspira sus caminos y recompensa sus la o b e d ie n c ia y de la p o b r e z a , p o r p e r s o n a s que
esfuerzos. Ja Ig le s ia ju z g a a p ta s p a ra este fin , y a q u ien es
El objeto de la contemplación para S an to T o ­ c o n fía el o f ic io de d ir ig ir a o t r o s en el e je r c ic io
m ás, es principalmente la verdad divina, fin úl­ de la p e r fe c c ió n . E sas alm a s h a ce n v id a d e p e r ­
timo de toda la vida humana; como disposicio­ fe c c ió n c r is tia n a a u té n tica , p e r o al m a r g e n de to­
nes preparatorias, requiere en el hombre el ejer­ da fo r m a c a n ó n ic a d e los E sta d o s d e P e r fe c c ió n .
cicio de las virtudes morales; en sus progresos, Y formulamos nuestra conclusión en estos tér­
se sirve de los otros actos de la inteligencia; an­ minos: A lg u n o s e le m e n to s co n s titu tiv o s de la p e r ­
tes de llegar al término de su especulación, se fe c c ió n cr is tia n a y una te n d e n cia e fe c t iv a a su
apoya en las obras visibles de la creación, reflejo a d q u is ic ió n , n o fa lta n en estos h o m b r e s y m u je -
229 2 , A lo c u ció n “ S ous la m aternelle ” 2229

sl tratar en forma mancomunada las queridas por la amplitud y com pleji­


tareas de organización y adaptación re­ dad del apostolado actual. Nos sabemos
res; e//Os p a r t ic ip a n , p u es, re a lm e n te , de esa p e r - ma, no es un hombre, así, todas las reglas y to­
567 fe c c ió n , au n q u e n o p e r te n e z c a n a un e s ta d o ju ­ dos los ejercicios de una orden religiosa no cons­
(Ibid., pág. 36).
r í d i c o o c a n ó n ic o de p e r fe c c ió n tituyen la vida contemplativa si falta la contem­
Podemos confirmar esta observación a propósito plación, que es el principio vital.
de un género de vida en el que se tiende a la 9. F o r m a c ió n d e r e lig io s a s en la vid a c o n te m ­
perfección por los tres votos y de una manera p la tiv a . Si comentarios teóricos como el que Nos
privada, independientemente de las formas canó­ acabamos de exponer, pueden contribuir a enri­
nicas previstas en la C o n s titu ció n A p o s t ó lic a quecer vuestro conocimiento de la vida contem­
“ S p o n s a C h r is ti” , pero en la vida contemplativa. plativa, la práctica cotidiana de vuestra vocación
Sin duda que las condiciones exteriores necesarias os ofrece, por su parte, enseñanzas abundantes
para' este género de vida son más difíciles en la y variadas. A través de los siglos, santas mujeres
práctica que las de la vida activa, sin embargo lian llegado, por la observancia fiel de sus reglas
es posible encontrarlas. Estas personas no tienen y constituciones —fueran ellas Carmelitas, Cis-
protección de ninguna clausura canónica y prac­ tercienses, Cartujas, Benedictinas, Clarisas, Do­
tican , la soledad y el recogimiento de manera minicas o Ursulinas— a una inteligenica profun­
heroica. En el Evangelio de S an L u c a s encontra­ da de la naturaleza y de las exigencias de la
mos un hermoso ejemplo: el de la profetisa A na, vida contemplativa canónica. Desde la entrada
viuda después de siete años de matrimonio, la en el claustro, las candidatas son instruidas en
cual és retiró al templo donde servía al Señor las reglas y usos propios de su Orden, y esta
día. y noche, en ayunos y oraciones (Luc. 2, 37). formación del espíritu y de la voluntad, comen­
La Iglesia no desconoce tal forma privada de vida zada en el noviciado, continúa durante toda la
contemplativa a la que otorga, en principio, su Vida religiosa. Tal es el fin de las instrucciones
aprobación. yo n ­de la dirección espiritual que son dadas por
8. P r im a c ía de la c o n te m p la c ió n en la v id a clas Superioras de la Orden, o por los sacerdotes,
te m p la tiv a c a n ó n ic a . La parte positiva del pá­ confesores, directores de almas, predicadores de
rrafo 2 de la Constitución S p o n sa C h r is ti define retiros. Las religiosas que viven de una espiri­
la vida contemplativa canónica como una p r o fe ­ tualidad propia, reciben, la mayor parte del
s ió n e x te rn a de v id a r e lig io s a q u e ... está o r d e ­ tiempo, dirección y consejo de sacerdotes perte­
n a d a a la c o n te m p la c ió n in te r io r , de tal m o d o necientes a la rama masculina de la Orden y
qu e tod a la vid a y tod a la a c t iv id a d p u e d a n fá ­ que poseen la misma espiritualidad.
c ilm e n t e y d eban e fic a z m e n te e s ta r p e n e tra d a s p o r
Entre las prescripciones de la dis­
este in ten to . 10. L a T e o lo g ía M ís tica n e c e s a r ia p a r a d ir ig ir
ciplina religiosa, el texto enumera la clausura, a las co n te m p la tiv a s . Por lo demás, a través de
los ejercicios de piedad, de oración, de mortifi­ los siglos, la Iglesia cultiva particularmente la 569
cación, y, finalmente, los trabajos manuales, a Teología Mística, que se considera no solamente
Jos cuales deben dedicarse las religiosas. Sin útil, sino necesaria en la dirección de las con­
embargo, estos puntos particulares no son citados templativas; ella, en efecto, les da orientaciones
sino como medios al servicio de una realidad seguras y rinde grandes servicios para desviar
esencial: la contemplación interior. Lo que se las ilusiones, y distinguir lo sobrenatural autén­
exige, en primer lugar, es que por la plegaria, tico, de los estados patológicos. En este delicado
la meditación, la contemplación, la religiosa se terreno, también las mujeres han prestado se­
una a Dios; que todos sus pensamientos y sus ñalados servicios a la teología y a los directores
acciones sean penetradas de su presencia, y or­ de almas. Baste mencionar aquí los escritos de
denadas1a su servicio. Si esto faltare, el alma la gran T e re s a de A v ila , que, como se sabe, para
de la vida contemplativa sería defectuosa, y nin­ superar las cuestiones difíciles de la vida con­
guna prescripción canónica podría suplirla. Es templativa, prefería los avisos de un teólogo
cierto que la vida contemplativa no comprende experimentado, a los de un místico, desprovisto
tan sólo la contemplación, sino que incluye tam­ de una ciencia teológica clara y segura.
bién. otros elementos; pero la contemplación ocu­ 11. L a d iv e r s id a d in d iv id u a l en la v id a c o n ­
pa el primer lugar entre ellos; más aún, la llena te m p la tiv a . Para profundizar por medio de la
totalmente; no en el sentido de que no permita práctica cotidiana, en el sentido de la vida con­
pensar, ni hacer otra cosa, sino porque ella es, en templativa, importa permanecer abierto a las
56S último análisis, la que le da su significado, su enseñanzas recibidas, escucharlas con atención y
valor, , su orientación. La preponderancia de la con deseo de penetrarlas, cada una según su gra­
meditación y de la contemplación de Dios y de do de formación anterior y su capacidad. Sería
las, yeydades divinas sobre los otros medios de igualmente erróneo querer que se mire más alto
perfección, sobre todas las prácticas, sobre todas o más bajo, pretender que se siga sólo un camino
las, formas, de organización y de reunión: he ahí idéntico para todas, y exigir de todas los mis­
Jq qué.. Nos queremos señalar y fomentar con mos esfuerzos. Las Superioras, responsables de
todá Nuestra autoridad. Si vuestro ser no está la formación de sus súbditas, sabrán guardar un
anclado en Dios, si vuestro espíritu no se vuelve justo medio: no exigirán demasiado a las natu­
incesantemente hacia El, como hacia un polo de ralezas simples, ni las constreñirán a sobrepasar
atracción irresistible, se tendrá que decir de sus límites de capacidad. Asimismo, no obligarán
vuestr^.yida contemplativa aquello que S an P a b lo , a una asiática o una africana a adoptar actitudes
en. su..primera Epístola a los Corintios, decía de religiosas del todo semejantes a las que adopta
ciertoá ..cristianos, que apreciaban falsamente los naturalmente una europea. A una joven de esme­
dimes,.espirituales y descuidaban el poner la ca­ rada educación y provista de extensa cultura,
ridad, en..primer lugar: S i n o te n go c a r id a d , n o no se la deberá mantener en una forma de con­
s o y m ás que un b r o n c e qu e su en a , o una c a m p a n a templación suficiente para quienes no tienen los
qu e r e t iñ e ... S i n o ten go c a r id a d , a q u e llo n o m e mismos dones.
(I Corintios 13, 1-3). Sin duda al­
s ir v e . d e n a d a 12. L a fo r m a c ió n e s p ir itu a l a d e c u a d a n o se
guna, una sin verdadera con-
v id a c o n te m p la tiv a o p o n e a esta v id a . Se llega a veces a citar las
teniplación, merecería que se dijese de ella: no invectivas de San P a b lo contra la sabiduría del
s ir v e p a r a n a d a . mundo, en su primera Carta a los Corintios, pa­
Del misino modo que el cuerpo humano pro­ ra detener el legítimo deseo de las monjas de
visto de todos sus órganos, pero privado de al- lograr un grado de vida contemplativa conforme
2230 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 229; 2

que bajo el impulso esclarecido de estos últimos años numerosas iniciati­


vuestras asociaciones han surgido en vas; basta mencionar los congresos na-
a sus aptitudes. Se les repiten las palabras del tido a un estado de perfección. Y aun aquí las
Apóstol: N o s o t r o s p r e d ic a m o s a C risto c r u c if i­ vías de Dios serán diferentes: vuestra profesión
c a d o ” (I Corintios 1, 23), o estas otras: “ N o h e religiosa y la vida contemplativa que vosotros
q u e r id o s a b e r n a d a e n tre v o s o t r o s , s in o a Jesu ­ habéis escogido, os consagran más exclusivamen­
c r is t o y éste C r u c ific a d o ” (I Corintios 2, 2). Mas te a buscar con diligencia la unión divina, según
esto es no entender la intención de S an P a b lo , el espíritu particular de vuestra Orden, y según
que denuncia las vanas pretensiones de la cien­ las gracias personales que el Señor os conceda.
cia humana. El deseo de poseer una formación Amad pues la vida contemplativa tal como ella se
espiritual adecuada, nada tiene de reprensible y os presenta, con sus exigencias propias, y én
en nada se opone al espíritu de humildad y re­ cuanto ella os conduce a la perfección dé ¡la ¡ca­
nuncia que exige el sincero amor a la Cruz de ridad divina y os mantiene bajo su luz esplendo­
Cristo. rosa. Este es vuestro motivo principal para: amar
570 13. B e n d ic ió n A p o s t ó lic a . Terminamos aquí, la vida contemplativa. .¡.j
amadas hijas, la p r im e r a p a rte de nuestra expo­ 2) M o tiv o s s e ñ a la d o s en la B ib lia .
sición, e invocamos sobre vosotras las luces del 3. O tros m o tiv o s que se e x p lic a r á n lu e g o . Los
Espíritu Santo, para que os ayude a comprender demás motivos, aun no teniendo la misma impO^r
el esplendor de vuestra vocación y a vivirla ple­ tanda, pueden contribuir sin embargo a justificar
namente. En prenda de estos favores, os otor­ y a consolidar vuestra convicción interior. E,ps
gamos, de todo corazón nuestra Paternal Bendi­ encontramos en la Sagrada Escritura, en la ac­
ción Apostólica. titud de la Iglesia ante la vida contemplativa^'12y
PARTE II: AMAR LA VIDA CONTEMPLATIVA en los frutos producidos por ésta. Sin duda al­
guna, las indicaciones de los textos y los hechos
La SEGUNDA PARTE del Radiomensaje papal que Nos aduciremos tiene un alcance que supera
a las Religiosas de Clausura de todo el mundo, di­ el dominio de la vida contemplativa; pero valen
fundido el 29-VII-1958, cuyo título es: “ A M A D para ella de manera muy especial, y contribui­
L O Q U E S O IS ” o “ ¡A M O L A V ID A C O N T E M ­ rán ciertamente a purificar y a consolidar el
P L A T I V A !” tiene el tenor siguiente (en versión amor que vosotras profesáis a vuestra vocación.
de L’Osservatore Romano, edic. castellana, Bs. 4. L o s m o tiv o s que in d ic a la B ib lia : a ) C on sa ­
As., Año VII, N* 347, del 7-X-1958) AAS 50, g r a c ió n d e l h o m b r e a D io s y a C risto . L a E s c r i­
570-579. tu ra contiene muchos textos, que hablan de la
INTRODUCCION consagración del hombre a Dios y a Cristo. Es­
1. A n u n c io d e l tem a y sus p u n to s . Si hemos tas palabras, tan densas de significado, no reve­
podido resumir la primera parte de nuestra alo­ larán su contenido oculto sino a aquellos que se­
cución, diciéndoos: “ ¡S a b e d lo que s o is !” pode­ pan decidirse a meditarlas y a profundizar ,en
mos intitular esta segunda parte: “ ¡A m a d lo que ellas, en la oración. A través de ellas, el. .Espí­
s o is ” ! Este amor os conducirá, por la vía que ritu Santo mismo que las ha inspirado, continúa
os es propia, hacia Dios que os dirige un llama­ haciendo sentir a cada Religiosa la intensidad
miento personal. Nos examinaremos sucesiva­ del llamamiento a la vida contemplativa y lqs¡ ri­
mente los principales motivos que tenéis para quezas que ella encierra.
amar la vida contemplativa, la actitud que de­ “ A m a rá s a l S e ñ o r tu D io s ... h e a h í e l m ayor
béis tomar ante ella, y los rasgos particulares que y p r im e r m a n d a m ie n t o ” (Mateo 22, 37-38). “ L a
distinguen esta adhesión.I.2 m u je r sin m a r id o y la v ir g e n h a n to m a d o e l c u i­
d a d o d e las c o s a s d e l S e ñ o r ” (I Corintios 7, 34).
I. M O T IV O S Y F U E N T E S D E L A M O R A LA “ E llo s sig u e n a l C o r d e r o d o n d e q u ie r a q u e vaya”
V ID A C O N T E M P L A T IV A (Apoc. 14, 4). “ E sta es la v id a e te r n a : q u e te c o ­
n o z c a n a ti, e l s o lo D io s v e r d a d e r o y a tu e n ­
1) D io s , b ien s u p r e m o . v ia d o J e s u c r is t o ”(Juan 17, 3).
2. E l p r in c ip a l m o t i v o : D io s S u p r e m o B ien . El 5. b ) la s r iq u e z a s e s c o n d id a s en C risto y las d é
amor no tiene valor alguno sino cuando su ob­ su a m o r . En otros pasajes, la Escritura evoca las
jeto es amable y en el sentido pleno de la pala­ riquezas escondidas en Cristo, Nuestro Dios y
bra, es decir, si es bueno en sí mismo y capaz Señor, las de su amor por nosotros, que la con­
de comunicar esta bondad. Ahora bien, ¿no es templación asidua descubre poco a poco. “ E l V e r - 572
Dios el bien supremo, tanto en sí mismo, como b o e ra D io s ..., e l V e rb o se h iz o c a r n e ... y n o s ­
en la obra de la creación, y sobre todo en la de o t r o s h e m o s v is to su g l o r ia ” (Juan 1, 1-14). **Tú
la Redención que revela el amor del Padre a e re s e l C risto , e l H i jo d e D io s v iv o ” (Mat. 16, 17).
los hombres? H e a q u í c ó m o se m a n ife s tó el a m o r “ S e ñ o r m ío y D io s m ío ” (Juan 20, 28).;
d e D io s h a c ia n o s o t r o s , dice S an Ju a n , en qu e
D io s e n v ió a su H ijo u n ig é n ito a l m u n d o , p a ra 6. c ) Jesú s c r u c ific a d o , C ru z , p e n ite n c ia y m o r ­
q u e n o s o t r o s te n g a m os la v id a (I Juan 4, 9). ¿Có­ t ific a c ió n . La religiosa contemplativa conoce bien
mo podrá el hombre corresponder a esta prueba al Señor crucificado y el significado de la cruz
inaudita del amor divino, sino aceptándolo hu­ que ella toma cada día entre sus manos. Debe
milde, totalmente? N o s h e m o s r e c o n o c id o el a m o r recordar con frecuencia las exclamaciones de S an
q u e D io s n o s tien e, dice también S an J uan, y P a b lo : “ E s to y c r u c ific a d o c o n C r is t o ... C r is to v i­
n o s o t r o s h e m o s c r e íd o en él. D io s es a m o r : q u ien ve en m í... qu e m e h a a m a d o y se h a e n tr e g a d o
p e r m a n e c e en e l a m o r , v iv e en D io s , y D io s v iv e p o r m í” (Gálatas 2, 19-20). “ ¿Q u ié n n o s s e p a r a r á
d e l a m o r d e C r is t o ? ... E s t o y c ie r t o qu e n i la
en él (I Juan 4, 16). Tal es la esencia de la vida
contemplativa: vivir en Dios por la caridad, a m u e rte , n i la v id a ... n i n in g u n a o t r a c r ia t u r a p o ­
fin de que Dios viva en nosotros. Y vuestros es­ d r á s e p a r a r m e d e l a m o r d e D io s , m a n ife s ta d o
fuerzos cuotidianos no tienen otro fin que el de (Romanos 8, 35-39).
en J e s u c r is to N u e s tr o S e ñ o r ”
poner vuestro espíritu y vuestro corazón siempre Las obras de penitencia y de mortificación, que
en más estrecho contacto con el Señor, que se forman parte de la vida contemplativa, , hacen
manifiesta y que os invita a participar en su realidad la palabra de S. P a b lo : “ Yo c o m p le t o
obra de redención, en su cruz, y en la extensión en m i ca r n e lo q u e fa lta a los s u fr im ie n to s d e
de su Iglesia. Esto vale para todo cristiano, pero C risto en su C u e rp o que es la I g le s ia ” (Colpsen-
571 en primer lugar, para ios que se han compromc- ses 1, 24).
229=-2 A lo c u ció n “ S ous la m aternelle ’ 2231

cionales o regionales de los estados de estudio, y sobre todo la creación de


perfección, las sesiones de oración y institutos de formación y cultura reli-
Estas pocas citas de la Escritura llenan el alma vuestra experiencia personal y a la de vuestra
contemplativa que las medita, de un gozo pro­ vida de comunidad.
fundo, y la unen más a Dios y a Cristo. Le invi­ 12 L o s fr u to s in t e r io r e s . La monja que se en­
tan a comprender y a participar con amor una trega total y sinceramente a su obra, no deja de
vocación que la conducen sin rodeos al amor gustar y de apreciar por sí misma los frutos de
de Dios y de su Hijo encarnado. sus esfuerzos. Su vida se desliza exteriormente
dentro de un marco fijado por el horario diario
3) L o s d o c u m e n to s e c le s iá s tic o s y P o n t ific io s . y los ejercicios de regla; interiormente, ella ma­
7. L a Ig le s ia las a p ru e b a y e s tim a . Desde el dura y profundiza, atravesando fases de consuelo
momento en que la Iglesia declara que la vida y de prueba, de luz y de oscuridad, que dejan
contemplativa es eminentemente estimable, cuan­ intacta la adhesión íntima a Dios. Así, a despe­
do ella la aprueba con toda su autoridad y le con­ cho de los obstáculos de dentro y de fuera, no
fiere privilegios, cuando ella la inaugura con una obstante las faltas y las debilidades, ella avanza,
liturgia solemne, y rodea su realización de abun­ segura de la ayuda divina, hasta el momento,
dantes medidas de protección, sin duda que ha a veces inesperado, en que se le dice: “ H e a q u í 574
dé verse en todo ello una prueba de la estima q u e lle ga e l E s p o s o ; id a su e n c u e n t r o ” (Mateo
que le merece y, por tanto, un serio motivo para 25, 6).
eoiiSágrarse a ella. Entre los numerosos docu­ 13. P r e v e n c ió n c o n tr a e l d e s c o r a z o n a m ie n t o . Nos
mentos eclesiásticos que hablan de ella, Nos os exhortamos, a cada una en particular, a dedi­
escogemos tre s : la C o n s titu ció n A p o s t ó lic a “ S p o n sa caros con todas vuestras fuerzas a los deberes
C h r is ti” , la Bendición y Consagración solemne de vuestro estado de contemplativas; entonces
dé las Vírgenes en el P o n t ific a l R o m a n o (cuyas experimentaréis sin inquietaros la luz radiante
solemnes fórmulas antiguas están reservadas a de su vida interior y de su unión con Dios; ad­
las monjas por el artículo III § 3 de la Consti­ miraréis asimismo, en los detalles más menudos
tución Apostólica S p o n s a C h r is ti), y la E n c íc lic a de la vida común, la delicadeza de una caridad
“ S a c r a Y ir g in ita s ” , del 25 de marzo de 1954 (A. fraterna que dimana inmediatamente de su amor
A. S. 46 [1954] 161-191). a Cristo, reconocido en sus miembros. El esplen­
8. E l e lo g io en ‘S p o n s a C h r is ti” . La C o n stitu ­ dor de esta caridad, con frecuencia encubierta
c i ó n A p o s t ó lic a “ S p o n s a C h r is ti” , en su parte durante la misma vida, se manifiesta a veces de
histórica, muestra la alta estima en que la Iglesia improviso con suma claridad, apenas la muerte
tiene la Institución de las vírgenes y de las mon­ pone en ella su sello; entonces repetiréis con
jas. Recuerda los s e n tim ie n to s d e e s tim a y de el Salmista: “ C ie r ta m e n te , e l ju s t o e n c u e n tr a su
a m o r m a te rn a l que n u tr ia la Ig le s ia h a c ia las r e c o m p e n s a ” (Salmo 57, 12).
v ír g e n e s c o n s a g r a d a s a D io s , desde el comienzo 14. L o s fr u to s en la c o m u n id a d . Esta experien­
de su existencia. Insiste luego, como Nos hemos cia personal se enriquecerá con las observaciones
advertido sobre la importancia de la contempla­ que notéis en vuestra comunidad. Si, en lugar de
ción, a la que están subordinados todos los de­ detener vuestra mirada en los defectos y las de­
más ejercicios monásticos. bilidades humanas inevitables, consideráis sobre
9. E l P o n t ific a l R o m a n o s e ñ a la la g r a n d e z a . todo los esfuerzos sinceros de las demás para
De la Consagración de las Vírgenes, nos fijamos no faltar en modo alguno a su ideal religioso,
en las palabras que el Obispo les dirige al im­ experimentaréis cada día más sus efectos, y ha­
ponerles el hábito y los distintivos de su estado: llaréis en ello un nuevo motivo para entregaros
“Yo te un o c o m o e s p o s a d e J e s u c r is to , H i jo d e l a él. También querríamos poneros en guardia
P a d r e s o b e r a n o , p a r a que E l te c o n s e r v e sin contra el descorazonamiento y la pusilanimidad.
n ta n eh a ! — r e c ib e p u es e l a n illo de la fe , s e llo d e l Sin duda que debéis prestar entera colaboración
E s p ír itu S a n to , p a r a s e r llam a d a E s p o s a d e D io s , a la gracia, combatir vuestros defectos y ejerci­
y si le s ir v e s fie lm e n te , s e r c o r o n a d a p a r a la taros en la virtud; pero dejad a Dios el cuidado
e t e r n id a d ” (Pontific. Rom. De bened. et consecr. de hacer crecer y fructificar. El es quien, en el
Virginum). momento oportuno, “ o s s o s te n d r á , o s fo r t a le c e ­
10. “ S a c r a Y ir g in ita s ” d e sta ca la e x c e le n c ia de rá , os h a r á in q u e b ra n ta b le s ” (I Pedro 5, 10). Si
la v ir g in id a d . La E n c íc lic a “ S a c r a Y ir g in ita s ” , éstas son vuestras disposiciones caminaréis ade­
trata, en su primera parte, de la excelencia de lante, sostenidas por la fuerza divina y rebosan­
la virginidad. Y prueba esta excelencia primero tes del gozo de haber sido escogidas para este ca­
con los textos del Evangelio y las palabras mis­ mino.
mas de Cristo; luego con las declaraciones del
Apóstol de las Gentes sobre la virginidad escogida II. A C T IT U D Q U E D E B E T O M A R S E A N T E L A
por Dios; cita a S an C ip r ia n o y a S an A gu s tín , Y1D A C O N T E M P L A T IV A
quiénes ponen de manifiesto el poder de sus 1) A d h e s ió n s in c e r a a la v id a r e lig io s a y p e ­
efectos; subraya la importancia del voto que con­ n ite n c ia .
fiere a la virginidad la firmeza de la virtud;
demuestra su superioridad sobre el matrimonio; 15. L a im p o r ta n c ia d e la c o n te m p la c ió n s o b r e
ilustra todas las bendiciones divinas que atrae las o tra s o b r a s . Después de considerar los moti­
y los admirables frutos que produce.4 vos que os mueven a amar la vida contemplativa,
os hablaremos de lo que debéis tomar por fide­
4) L a e x p e r ie n c ia p e r s o n a l c o m p r u e b a la e x ­ lidad a este amor. Ya en la primera parte de este
c e le n c ia . discurso Nos hemos puesto de relieve la impor­
11 . L a e n tre g a p e r s o n a l p r o d u c e g u s to y a le g r ía . tancia de la c o n te m p la c ió n in t e r io r , y su supe­
Este último punto, tratado también en la C on s­ rioridad sobre los otros elementos que la acom­
titu c ión A p o s t ó lic a “ S p o n s a C h r is ti” , merece una pañan como medios necesarios: la clausura, los
particular consideración, porque suscitará en vos­ ejercicios de piedad, de oración, de mortifica­
otros una adhesión aún más profunda y más ción y el trabajo. Consideraremos ahora cómo
convencida a vuestra vida contemplativa. Po­ debe comportarse la religiosa ante este conjunto
dríamos extendernos detallando la vida de los de obligaciones.
grandes santos contemplativos, por ejemplo S an ta 16. N o basta un m e r o le g a lis m o n i un e c le c t i­
T eres a d e A v ila , o S an ta T e re s ita d e l N iñ o Jesú s, c is m o . En primer lugar es evidente que una 575
arafeas 'Carmelitas; pero preferimos recurrir a adhesión sincera a la vida religiosa excluye todo
2232 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 22& 3

giosa superior destinados a los miem­ 3. La finalidad del segundo Con^


bros de los estados de perfección. greso. El actual congreso, que respon-
le g a lis m o , es decir la tentación de atenerse a la ciencia y esta fidelidad en los menores detalles,
letra de la ley, sin aceptar plenamente su espí­ como uno de sus deberes más queridos.;
ritu: esto sería indigno de aquellas que llevan 3) La lib e r ta d de C risto y la o b s e r v á n c ia de
el nombre de “ S p o n sa C h iis t i” , “Esposa de Cris­ las leyes.
to”, y quieren servirle ante todo por amor des­
interesado. 20. C o n tra la e s tr e c h e z d e e s p ír itu y p q r la
Tampoco sería aceptable una especie de e c le c ­ lib e r ta d . Pero por otro lado, es precisó no caer,,
t ic is m o , una elección enteramente subjetiva en­ en modo alguno, en la estrechez de espíritu y
tre ciertas obligaciones que se admiten y otras de corazón. La libertad del hombre interior es
que no se admiten. Ninguna Orden seria recibirá querida y dada por Dios: “ V o s o tr o s h a b éis s id a
a una candidata que pretenda observar sólo una lla m a d o s a la lib e r ta d ; s ó lo qu e, esta libertad, n o
parte de las Reglas y de las Constituciones. d eb e s e r v ir d e p r e t e x t o a la c a r n e ” (Gálatas ,5,
17. L a e n tre g a tota l im p lic a p e n ite n cia y r e ­ 13). Si nosotros permanecemos libres, es porque
“ C risto n o s h a lib e r a d o ” (Gálatas 5, 1). La liber­
n u n cia a sí m is m a . La vida contemplativa es aus­
tera; la sensibilidad no acepta sin resistencia, tad de Cristo que aquí describe el Apóstol, .con­
pero el deseo de darse a Dios abraza de buen siste en poder realizar las obras del espíritu,
grado las obras de penitencia y la renuncia con* opuestas a las de la carne: caridad, gozo,, paz,
tinua a sí misma. La religiosa inflamada de ar­ longanimidad, bondad, confianza en los .demás,
dor por su vocación puede aplicarse las palabras dulzura, dominio de sí mismo: “ p a ra los que v i­
ven de esta m a n e ra n o h a y ley a lgu n a qu e s e a
que el Apóstol de las Gentes decía de la comu­ c o n tr a e llo s ” (Gálatas 5, 23). Ya antes que- San
nidad cristiana: “ Yo os h e d e s p o s a d o c o n un es­ P a b lo , había precisado Cristo, en forma .aún!¡íná^
poso ú n ic o , c o m o una v ir g e n p u ra que p r e s e n ta r a incisiva, a propósito de la observancia’ deí, .sá­
C r is t o ’ ’ (II Corintios 11, 2). Nos podemos añadir:
“ A C risto c r u c i f i c a d o ”. La monja fiel a su voca­ bado, el sentido de la libertad cristiana: “JS( sá­
ción, ha de tomar siempre como regla de su vida bado h a s id o in s titu id o p a ra el h o m b r e , ;ji ,ng e l
h o m b r e p a ra el s á b a d o ” (Marcos 2, 28). Y .puesto
interior la frase de S an P a b lo : “ Yo c o m p le to en que el Señor no ha dudado en expresarse asi,
m i c a r n e lo que fa lta a los s u fr im ie n to s de C risto
en su c u e r p o que es la I g le s ia ” (Col. 1, 24). Esta
puede afirmarse de una manera general que .la
es la ley del amor verdadero, al que se aplica ley es para el hombre y no el hombre para la
también el texto de S an A g u s tín : “ E l que am a n o ley* '
en c u e n tra d ific u lt a d ; p e r o tod a d ific u lt a d es d u ra 21. H e r m a n a r la lib e r ta d c o n la o b s e r v a n c ia de:
p a r a a q u e l que n o a m a ” (In Ioann. Evang., Tract. la ley. Lo cual no suprime la obligación, de ob­
48, cap. X n. 1 - Migne P.L. 35, col. 1741). servar la ley, sino que salvaguardia la lihertad y
2) E l tr a b a jo y la “ cu r a m in im o r u m ” . la holgura del hombre interior. Debe .ser, apre­
ciado exactamente el alcance de cada ley, según
18. E l tr a b a jo d eb e u n ir se a la c o n te m p la c ió n . El que ella sea de derecho divino o humano,.; esen­
trabajo forma parte de la vida contemplativa. La cial o no. Poner la ley por encima del hombre,
ley del monaquisino antiguo: “ O ra et la b o r a ” : “ o r a como algo absoluto y no como un medio. para 577
y tr a b a ja ” , no ha perdido nada de su sabiduría llevarlo a su fin, es un error. Jesús dijo /le ios
y de su necesidad. Trabajar es, por otra parte, fariseos: “ E llo s p o n e n s o b r e los h o m b r o s , ¿¡e. las
un imperativo de la naturaleza misma, que ha g e n tes c a r g a s p e sa d a s e in s o p o r t a b le s ” (Mat; 23,
dado* al hombre las fuerzas del cuerpo y del 4). Nos estamos persuadido de que una religiosa,
espíritu, le pone en la obligación de proveer a su entregada sinceramente a la vida contemplativa,
subsistencia, le incita a mejorar sus condiciones no tendrá dificultad alguna en conciliar ía. deli­
de vida y a acrecentar sus medios de conoci­ cadeza de conciencia, en la observancia sus
miento y de acción. El Señor, durante treinta deberes y de las prescripciones de regla,, cpn, la
años, vivió en Nazaret una vida de trabajo, y su paz que es resultado de la holgura y de; la. lir
ministerio apostólico le impuso duras fatigas. S an bertad del hombre interior. Vosotras estaréis so­
P a b lo escribe con su estilo incisivo a los Tesalo- metidas a las reglas, al observarlas; mas,.,vivien­
nicenses: “ S i a lg u ie n n o q u ie re t r a b a ja r , que n o do unidas al Espíritu de Dios y a su amor, esta­
c o m a . H e m o s s a b id o que h a y e n tre v o s o t r o s q u ie ­ réis por encima de ellas.
n es n o h a ce n n a d a ...” (II Tesalonicenses 3, 10-11).
Y él mismo afirma que trabajó con sus manos III. F IS O N O M IA C A R A C T E R IS T IC A
para ganarse el pan y no ser una carga para los DE ESTA A C T IT U D
576 cristianos (ver Hechos 20, 34; 18-3). La C on stitu ­
c ió n A p o s t ó lic a “ S p o n s a C h r is ti” , subraya mu­ 1) H u m ild a d y c a r id a d
chas veces el deber que tienen las monjas, de 22. P r im e r a c a r a c t e r ís tic a : S e n c ille z y h u m il­
trabajar para ganar su pan; de donde se sigue d a d . Nos deseamos finalmente añadir una pala­
que quien se consagra a la vida contemplativa bra sobre la fisionomía, el sello característico que
y la abraza sin reservas, acepta también plena­ debe distinguir vuestra actitud interior.
mente la ley del trabajo. En primer término se espera encontrar en una
19. Im p o r ta n te es la fid e lid a d en las c o s a s p e ­ monja sencillez y humildad; el amor de la vida
q u e ñ a s . Las determinaciones positivas del dere­ contemplativa debe apartar todo deseo de hacerse
cho eclesiástico que se refieren a la vida con­ notar, de ser admirada, puesta en evidencia. Ser
templativa canónica son numerosas; y aunque visto por otros, tal era el deseo de los Fariseos,
algunas de ellas no tienen importancia conside­ a quienes Nuestro Señor reprende enérgicamente
rable, es preciso no obstante observarlas todas. en el sermón de la Montaña (Mat. 6, 1-6, 16-18).
El Señor ha dicho claramente: “ Q uien n o o b s e r ­ Permaneciendo ocultas, evitaréis vosotras tam­
v e un o d e e s tos p e q u e ñ o s p r e c e p t o s y en se ñ e a bién ciertas desviaciones psicológicas, que son más
los h o m b r e s a h a c e r lo m is m o , s e rá c o n s id e r a d o frecuentes en la mujer y más propias de su tem­
c o m o e l m e n o r en e l R e in o d e los C ie lo s ” p e r o peramento.
q u ie n los c u m p la y e n s e ñ e , s e rá te n id o p o r g r a n ­ 23. L a s e g u n d a c a r a c t e r ís tic a : L a s v ir tu d e s .te o ­
(Mat. 5, 19). “Yo
d e en el R e in o d e los c ie lo s lo g a le s, e s p e c ia lm e n te la c a r id a d . Nos hemos con­
n o h e v e n id o a a b o lir la leu, sin a a c u m p lir la ” siderado la vida contemplativa como una ascen­
(Mat. 5, 17). Todo el que ama la vida contem­ sión hacia Dios, para ofrecerle vuestro, ^espíritu
plativa, ha de considerar esta delicadeza de con- y vuestro corazón. Este don, inspirado; en..mo-
229y S A lo c u ció n “ S ous la m aternelle ” 2233

de cabalmente al deseo de realizar una los estados de perfección en la Iglesia,


integración cada vez más completa de Cuerpo Místico de Cristo, se propone
tivos sobrenaturales, se alimenta de las virtudes ciones de este mundo como inseparables de la
teologales de fe, de esperanza y de caridad. El condición terrena, y como un medio de llegar a
amor de la contemplación no será auténtico más la gloria: “ Descargad en él todos vuestros cuida­
que Si se apoya constantemente en ellas. Por do,s” , dice: “ apenas os aflija algún dolor, él mis- 579
eso, tendrá un carácter típicamente cristiano, mo os sostendrá, os fortalecerá, os hará inque­
y no se manifestará solamente como un fenómeno brantables” (1 Pedro 5, 7-10). Esta misma idea
psicológico de orden religioso, como lo hace no­ expone también San Agustín hacia el final de su
tar la historia comparada de las religiones en “ Ciudad de Dios” : la vida terrena con todos sus
todas las épocas y entre los pueblos más diver­ sinsabores tendrá fin, y nosotros diremos en­
sos. Para verificar la sinceridad y la pureza de tonces a Dios, y nuestro gozo de poseerle no
vuestra caridad, os será suficiente recordar la tendrá fin! “ Ibi vacabimus, et videbimus; vide-
célebre descripción que hace San Pablo en el ca­ bimus, et amabimus; amabimus et laudabimus.
pítulo 13 de su primera Epístola a los Corintios, Ecce quod erit in fine sine fine” . "A llí descansa­
que sin duda habréis meditado con frecuencia. remos y veremos; veremos y amaremos; amare­
¡Que vuestro diario proceder se acerque cada mos y ensalzaremos. He aquí el fin sin fin”
día más más al ideal descrito en esta célebre (Agust., De civitate Dei, lib. 22 c. 30, n. 5 [Migne
página! P.L. t. 41, col. 804]).
2) Dificultades y resistencias interiores y la en­ Este es el resorte que debe sostener vuestra
trega generosa. vida y daros fuerza para llevarla con entusias­
mo hasta el fin, sin cansaros, sin retractaros,
24. La tensión interior y resistencia del alma. haciendo así de ella una ofrenda perfecta para
La entrega generosa no se compagina con una Dios.
tensión constante, con la violencia, con una lu­
cha continua, con obligaciones a duras penas so­ PARTE III. VIVIR LA VIDA CONTEMPLATIVA
portadas y que se evitarían si se pudiera. Cabe
578 que Dios permita durante algún tiempo, una prue­ La TERCERA PARTE del Radiomensaje Papal
ba de . este género para purificar el alma; pero a las Religiosas de Clausura de todo el mundo
esa prueba puede también provocar derrumba­ pronunciado el 2-VIII-1958 y que versa sobre el
miento, . una catástrofe interior o exterior. tema: “ VIVIR LA VIDA CONTEMPLATIVA” tie­
Nos no consideramos el caso, en que inter­ ne el siguiente tenor (según L’Osservatore Ro­
vienen factores de neurosis o de psicosis. Nos re­ mano, ed. Castellana, Bs. Aires, Año VII, N? 348,
ferirnos solamente al de personas normales, al de del 14-VIII-1958; AAS 50, 579-586):
religiosas, en las que se prepara o se ha produ­ INTRODUCCION
cido ya este derrumbamiento. No puede ser cues­
tión de entrar en el estudio del diagnóstico de la LA REALIZACION DE LA VIDA CONTEMPLA­
terapéutica y del pronóstico de estos casos. TIVA EN SUS RELACIONES CON EL CONOCI­
25. Remedio: aceptación consciente y optimismo MIENTO Y EL AMOR A LA CONTEMPLACION
serena. Nos vamos a indicar más bien a un factor 1. Insistencia en la aplicación práctica de los
psicológico, un rasgo característico de la prác- principios. Al tratar del conocimiento y del amor
liea ferviente dé contemplación, que es capaz de de la vida contemplativa, en las dos primeras
prevenir tales catástrofes. Es la aceptación cons­ partes de esta alocución, no hemos dejado de
ciente, .repetida sin cesar y alegre por parte de insistir en los puntos de aplicación práctica de
la religiosa, de la vida de cada día. Es el opti­ los principios que Nos evocábamos. Para facilitar
mismo indestructible, en modo alguno exaltado, la inteligencia de nuestra exposición, era impor­
sino »sereno y firme de Nuestro Señor, que ha tante en efecto no limitarse en absoluto a los
dicho: “ Yo no estoy solo, sino que el Padre está aspectos teóricos y abstractos, sino examinar
conmigo” (ver Juan 16, 32), la confianza inque­ también las repercusiones concretas que un co­
brantable de la religiosa en Aquel que dijo: “ Vos­ nocimiento más profundo y un amor más puro y
otros* todos los que sufrís y os doblegáis bajo más ardiente de la vida contemplativa podían
la carga, venid a mí y yo os aliviaré” (Mat. 11, tener en su misma práctica.
2 8 ) . Estas consideraciones y estos sentimientos 2. Esquema de la tercera parte. No será pues
determinan su actitud interior. La religiosa sabe necesario repetir en esta tercera parte lo que Nos
por experiencia lo que debe hacer, pero quiere hemos explicado ya. Después de recordar la ne­
ordenar su vida conforme a la palabra del Após- cesidad de traducir en actos lo que se conoce me­
lol: “ D íós ama a quien da con alegría” (II Cor. jor y lo que se ama más, Nos estudiaremos la
9, L 7). Lo que San Pablo escribía a los Corintios realización de la vida contemplativa, tanto en su
acerca de los dones materiales destinados a los elemento esencial, la contemplación misma, como
pobres de Jerusalén, lo entiende y lo quiere en- en sus elementos secundarios, en particular el tra­
lender¿ de algo mucho más grande: del don de bajo monástico.
todo sol ser y de toda su acción. El gozo y la
alegría constante son rasgos típicos de un don 3. Resumen de lo anterior: el amor a la con­
sincero de sí. Se nos dan a conocer también al templación mejora el cumplimiento de las obli­
comienzo de la primera Epístola de San Pedro, gaciones. Como lo hemos hecho notar en la pri­
quien, las presupone y las observa en los cristia­ mera parte de nuestra alocución, el conocimiento
nos a los que se dirige, que se han convertido ya de la vida contemplativa se enriquece y profun­
en Cristo: “ Jesucristo, vosotros le amáis sin ha­ diza con la práctica diaria de sus obligaciones.
berle visto...; sin verle aún, pero al creer, rebo­ El amor de la vida contemplativa entraña nece­
sáis de un gozo indecible y lleno de gloria, se­ sariamente actitudes en las que ese amor se tra­
guros de conseguir el objeto de vuestra fe, la duce y sin las cuales, no será más que un enga­
salvqcjón, de las almas (I Pedro 1, 8-9). ño. En el continuo conjunto de acciones, que con­
diciona normalmente el progreso regular de una 580
CONCLUSION vida religiosa, el elemento predominante será
26. El júbilo terrenal y eterno. A cada una de siempre la vida interior, que confiere a los ges­
vosotras os decimos: Puedan la fe, la esperanza tos exteriores su sentido y su valor. Del corazón
y el amor de Cristo daros algo del júbilo que del hombre proceden los deseos buenos o malos
San Pedro adivina sobre el mismo pensamiento; (ver Marcos 7, 21); la intención es la que explica
exhórtá a los cristianos a considerar las aflie- sus actos y les confiere un valor moral. Pero
2234 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 22%. 3
hacer el balance de los progresos apun­ de los estados de perfección y en su
tados en todas partes en la organización labor de adaptación a las exigencias de
esta intención sola no basta; es preciso además sti” distingue otros no necesarios, pero que la
que sea realmente ejecutada: “ Quien tiene mis completan y contribuyen a asegurarla, como la
mandamientos y los guarda, ese es el que me clausura, los ejercicios de piedad, de oración, de
ama” (Juan 14, 21), decía Jesús. Y también: “ Vos­ mortificación (A.A.S. 43 [1951] 10). En los artícu­
otros seréis mis amigos,, si hacéis lo que yo os los VI y VII, la misma Constitución se ocupa de
mando” (Juan 15, 14). Por el contrario el que des­ la naturaleza y de la estructura jurídica de los
cuida el cumplimiento efectivo de los divinos monasterios de monjas, de su autonomía y de la
preceptos, es excluido del Reino: “ No aquel que posibilidad de formar Federaciones y Confedera­
dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en el Reino de los ciones (A. A. S. 43 [1951] 17-19). Respecto a algu­
Cielos, sino el que hace la. voluntad de mi Padre” nos de estos puntos, la Iglesia formula exigen­
(Mat. 7, 21). cias precisas que es necesario satisfacer; respecto
de otros, no expresa más, que una invitación y
I. LA REALIZACION DEL ELEMENTO PROPIO desea que se reflexione sobre ellos y se les con­
Y ESENCIAL DE LA VIDA CONTEMPLATIVA, sidere con benevolencia. Que los monasterios y
ES DECIR, LA CONTEMPLACION INTERIOR las Ordenes de monjas estimen su carácter pro­
4. Lo esencial es la adhesión a Dios. Textos pio, lo defiendan y permanezcan fieles a él: es su
pontificios que lo confirman. Estos principios se derecho y sería injusto no tenerlo en cuenta; pe­
aplican también a la vida contemplativa; no bas­ ro deben defenderlo sin estrecheces de espíritu
ta solamente desearla, aun ardientemente; es pre­ ni rigidez, por no decir sin cierta obstinación
ciso además aplicarse a ella de hecho y aceptar que se opondría a toda evolución oportuna y no
para eso todas las renuncias necesarias. Ahora se prestaría a ninguna adaptación, aun cuando
bien, la contemplación, concebida como adhesión la exija el bien común.
del espíritu y del corazón a Dios, es el elemento 7. Libertad individual al hacerse los cambios,
esencial de la vida contemplativa; Nos lo hemos especialmente en la estabilidad de residencia.
establecido en la primera parte de nuestra alo­ Puede suceder que se invite a una monja a aban­
cución y citábamos los principales textos que lo donar su monasterio y a establecerse en otra
prueban. Mencionamos ahora también otros dos parte, en interés de un bien superior o por un
tomados de la Instrucción “ Inter caetera” del 25 motivo serio. Ciertamente, nadie puede imponer
de marzo de 1956, que recuerdan, a propósito de a una Religiosa, contra su voluntad, obligaciones 582
un punto práctico, la excelencia de la contem­ que excedan el compromiso de sus votos; pero
plación en vuestra vida. “ La clausura menor no puede justamente preguntarse en que medida la
permite cualquier clase de ministerios, sino so­ estabilidad constituye un punto esencial del de­
lamente aquellos que son compatibles con la vida recho de las monjas. La Santa Sede tiene el de­
contemplativa, bien de toda la comunidad, bien recho de modificar las Constituciones de una
de cada una de las monjas” (A. A. S. 48 [1956] 520). Orden y sus prescripciones sobre la estabilidad;
“ Que estos ministerios se emprendan con dicer- pero si estos cambios tocan puntos esenciales del
nimiento y moderación, respetando el carácter y derecho en vigor, los miembros no están obliga­
el espíritu de cada Orden, de tal suerte que, en dos, en virtud de sus votos, a aceptar las nue­
vez de turbar y estorbar la vida auténticamente vas Constituciones; es necesario darles la posi­
contemplativa, la sostengan y la consoliden” (A. bilidad de separarse de las Ordenes, que sufren
A. S. 48 [1956] 520). “ Tales son: la enseñanza de cambios de este género. Sin embargo una monja
la doctrina cristiana, la instrucción religiosa, la puede renunciar espontáneamente a hacer valer
educación de las jóvenes y de los niños, lo reti­ sus derechos, y dar su consentimiento a la peti­
ros y ejercicios espirituales para mujeres, la pre­ ción que se le ha hecho y que la Santa Sede
paración a la primera Comunión, las obras de aprueba (A.A.S. 43 [1951] 19); Sponsa Christi art.
581 caridad para alivio de los enfermos, de los po­ VII, p. 8, N? 3). Nos no ignoramos lo que re­
bres” (A. A. S. 48 [1956] 520. La vida contempla­ presenta tal paso y lo que él cuesta a la Reli­
tiva no consiste esencialmente en la profesión ex­ giosa; pero Nos la exhortamos a aceptar el sa­
terior de una disciplina religiosa; ésta, en efecto, crificio, a menos que razones más graves aún
no es sino el marco de la contemplación, la sos­ se opongan a ello.
tiene, la estimula, la preserva, pero no la cons­ 8. Cambios de elementos secundarios comple­
tituye. Por eso, repitiendo lo que Nos dijimos mentarios; S. Congr. de Religiosas; Federacio­
antes, os exhortamos insistentemente a consagra­ nes. Cuando se trata de puntos secundarios que
ros, de todo corazón, a la oración contemplativa, no juegan en la vida religiosa más que un pa­
vuestra tarea esencial, por la que vosotras ha­ pel de complemento, los monasterios y las mon­
béis renunciado al mundo. jas deben estar prontos a aceptar los cambios
5. Evítese un error. Lo esencial no implica la de ideas y la colaboración, que la Santa Sede
duración. Que no se confunda en manera alguna les propusiere. En particular, han de tratar
esta posición de principio, con la cuestión de la de establecer relaciones tanto de respeto como
frecuencia y de la duración de los ejercicios de de confianza con la S. Congregación de Reli­
piedad. La intensidad de un ejercicio no es ne­ giosas, tanto más cuánto ésta no pretende en
cesariamente proporcional a su duración. Los manera alguna pasar por encima de los dere­
ministerios permitidos a las monjas no les per­ chos adquiridos, sino tener en cuenta el pare­
miten consagrar cada día largas horas a la ora­ cer de los monasterios y de las Ordenes mo­
ción contemplativa: les quedan no obstante bas­ nacales. Esta colaboración es particularmente
tante tiempo libre para satisfacer a esta obliga­ de desear, cuando se trata de formar Federa­
ción esencial.I. ciones de monasterios o de Ordenes, o incluso
una Confederación de Federaciones.
II. LA REALIZACION DE LOS ELEMENTOS
SECUNDARIOS QUE LA COMPLETAN 9. La autoridad eclesiástica no fuerza sino que
ayuda a la saludable adaptación. Los textos de
6. Exigencias precisas de la Iglesia, libertad y la “ Sponsa Christi” muestra que no se trata,
evolución de los elementos secundarios. Al lado en manera alguna, de hacer violencia en estas
de “ los elementos propios y necesarios, que afec­ cuestiones a la justa independencia de los par­
tan directamente a la vida contemplativa canó­ ticulares, sino de protegerla y de asegurarla.
nica de las monjas como su fin primero y prin­ Esforzaos pues en colaborar con la Autoridad
cipal” , la Constitución Apostólica “ Sponsa Chri- eclesiástica competente, a fin de favorecer la
229, 4 A lo c u ció n “ S ous la maternelle ” 2235

la Iglesia; luego, exponer a las claras respetar y los principios por observar
los fines por perseguir, los límites por en la acción de conferencias, uniones
adaptación y la saludable evolución que la Igle­ falte nunca a las Monjas el trabajo indispensable,
sia desea. conveniente y remunerador” (Sponsa Christi, art. 584
8, § 3 N? 2; A. A. S. 43 [1951] 19). Finalmente el
III. LA REALIZACION DE UN ELEMENTO artículo subraya la obligación de conciencia que
PARTICULAR, EL TRABAJO tienen las monjas, no sólo de ganarse el pan
10. En bien de todos se aplican las disposicio­ con el sudor de su frente, sino aun de perfeccio­
nes de “ Sponsa Christi” . La aplicación de las narse cada día más, como las circunstancias lo
normas que se refieren al trabajo está muy en exijan, en los diversos trabajos. (Sponsa Christi,
nuestro corazón, porque toca el interés de los art. 8, § 3 N? 2; A. A. S. 43 [1951] 19).
monasterios contemplativos y de todas las Orde­
nes contemplativas femeninas, como también el 14. Obligación de trabajar y su finalidad y fru­
de toda la Iglesia que, en muchos lugares, espera to. No permitáis que nuestro llamamiento al tra­
el concurso de todas las fueras disponibles. bajo sea vano, antes bien, echad mano de todos
los medios puestos a vuestra disposición y de
Puesto que hemos hablado ya antes de la nece- todas las posibilidades de formaros más, ante
*>83 sidad del trabajo en general y de su convenien­ todo, para vuestro provecho, o al menos, si vis-
cia para las Ordenes contemplativas, Nos de­
otras no tenéis una necesidad inmediata, para
tendremos ahora en la aplicación de las dispo­
siciones de la Constitución. “ Sponsa Christi” . aliviar la penuria de otros. Por lo demás, una
ocupación seria, acomodada a vuestras fuerzas,
11. La lamentable situación económica de las es un medio eficaz para conservar el aquilibrio
monjas y su remedio el trabajo. En la primera interior o para restablecerlo, si ha sufrido algún
parte de la Constitución, decíamos, en efecto: daño. De esta forma, vosotras evitaréis los efectos
“ Nos vemos movidos, y aun apremiados, a llevar nocivos que podrían ejercer en ciertos tempera­
a ceibo estos ajustes razonables a la Institución mentos, la reclusión total y la monotonía relativa
de las Monjas, por las informaciones que Nos re­ de la vida diaria del claustro.
cibimos de todas las partes del mundo, y que
Nos dan a conocer la estrechez, en que se en­ CONCLUSION
cuentran con frecuencia las Monjas. Si, hay mo­
nasterios, que, ¡ay! mueren casi de hambre, de 15. Exhortación al apostolado por caridad. Nos
miseria, de privación; hay otros que, a causa de terminamos Nuestra alocución, renovándoos la
dificultades materiales, viven muy penosamente. invitación al apostolado, con que termina tam­
Ilay además monasterios, que, sin vivir en la bién la Constitución “ Sponsa Christi y que se
necesidad, a menudo se debilitan, porque se en­ funda en el gran mandamiento del amor de Dios
cuentran separados y aislados de todos los de­ y del prójimo y en la voluntad de la Iglesia.
más. Más aún, las leyes a veces demasiado es­ La caridad hacia el prójimo abraza a todos los
trictas de la clausura provocan con frecuencia hombres, todas sus necesidades, todos sus sufri­
grandes dificultades” (A.A.S. 43 [1951] 10-11; en mientos, y se ocupa especialmente de asegurar
esta Colecc.: Ene. 197, 26 pág. 1853). Para poner su salvación eterna. Este apostolado, del que es­
i*eme,dio a esta estrechez, el medio normal y más tán encargadas por la Iglesia, las monjas lo ejer­
inmediato es el trabajo de las mismas monjas. cen de tres maneras: por el ejemplo de la per­
12. Procurar el sustento haya o no necesidad; fección cristiana, que sin palabras atrae los fie­
desarrollar aptitudes. Por tanto, Nos le invita­ les a Cristo, por la oración pública y privada,
mos a dedicarse a él, a fin de que puedan pro­ por el celo en abrazar, además de las peniten­
curarse por sí mismas los medios de vida, y no cias prescriptas por la Regla, las que sugiere el
tengan que recurrir desde luego a la bondad y amor generoso del Señor.
a: los socorros de los demás. Este llamamiento se 16. Las diversas formas de su apostolado. En
dirige asimismo, a aquellas que no están en ne­ su parte dispositiva, la Constitución “ Sponsa
cesidad, y no están por tanto obligadas a pro­ Christi” distingue diversas formas de apostolado
curarse el pan cotidiano con el trabajo de sus en relación con las diversas formas de vida con­
manos (I Tesal. 4, 11). Vosotras podréis también, templativa. Algunas monjas, en virtud de sus
de este modo, ganar los recursos necesarios para Constituciones, se dedican a obras de apostolado
satisfacer al precepto de la caridad cristiana con exterior; continúen este apostolado; otras no es­
los pobres. Nos, os invitamos igualmente a des­ tán destinadas por sus Constituciones más que
arrollar vuestras aptitudes manuales y a perfec­ a la vida contemplativa, pero ejercen de hecho
cionarlas, así como a adaptarlas a las circuns­ ciertas formas de apostolado exterior o las ejer­
tancias actuales, como se dice en el artículo 8, cían antiguamente; deben continuarlas o reanu­
§ 3, N? 2 de la Constitución “ Sponsa Christi” . darlas, adaptándolas a las circunstancias actua­
(A. A. S. 43 [1951] 19). les; otras en fin, no viven, de derecho y de he­
13. Trabajo adaptado a la contemplación, en cho, más que la vida contemplativa. Estas se
especial el apostolado: debe haber trabajo y per­ atendrán a ello, a menos que no deban, por ne- 585
fección en él. El mismo artículo resumía al mis­ cesidad y por tiempo limitado, aceptar ciertas
mo tiempo las normas concernientes al trabajo actividades apostólicas. Es evidente que estas
precisando en primer lugar que el trabajo mo­ monjas exclusivamente contemplativas participan
nástico, al que deben dedicarse las monjas de en el apostolado del amor del prójimo en sus
vida contemplativa, debe ser, en cuanto es posi­ tres formas, del ejemplo, de la oración y de la
ble, conforme a la Regla, a las Constituciones, a penitencia.
las tradiciones de cada Orden (Sponsa Christi
art. 8, § 1; A. A. S. 43 [1951] 19). Ciertas Consti­ 17. El apostolado más elevado, el de la Iglesia.
tuciones preven trabajos determinados, en su ma­ Nos desearíamos, no obstante, para terminar,
yor parle de carácter apostólico; otras por el evocar un apostolado más vasto y más elevado
contrario no determinan nada a este respecto. aún, el de la Iglesia, Esposa de Cristo, en el sen­
Este trabajo “ debe estar organizado de tal suerte tir del Apóstol de los Gentiles (II Corintios 11, 2)
que, unido a las otras fuentes de recursos, ase­ y de San Juan (Juan 20, 21-23; 21, 16-17; Apoca­
gure a tas monjas una subsistencia cierta y con­ lipsis 21).
veniente” (Sponsa Christi, art. ?. § 2; A. A. S. 43 18. La misión de la Iglesia procede de Dios. El
[1951] 19). Los Ordinarios de lugar y los supe­ apostolado de la Iglesia está fundado en su mi­
riores tienen obligación de velar “ para que no sión respecto del mundo entero, es decir respecto
2236 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 220 , 5-6

y comités de Superiores mayores: final­ vuestras sesiones, sino más bien recal­
mente, elaborar un programa de activi­ car ciertos puntos de carácter general
dades e iniciativas que asegurará la respecto al problema de la perfección
eficacia del movimiento de renovación, y de la renovación y adaptación de los
estrechando las ligazones de las orga­ medios por los cuales tienden hacia
nizaciones entre sí y con la Santa Sede. ella los individuos y las comunidades.
4. El objeto concreto del Congreso. Hablaremos en primer término de la
El conjunto de las relaciones y expo­ perfección de la vida cristiana en gene­
siciones de este congreso tienen por ral; luego de su realización en las agru­
objeto comentar las tres Constituciones paciones a las que se llama estados de
Apostólicas “ Próvida Mater’ í1], “ Spori- perfección, considerando primero las
sa Christi’’ ^ y “ Sedes SapientiaeW, al relaciones que tienen con sus miem­
igual que el decreto de la S. Congrega­ bros, después las que tienen entre sí
ción de Religiosos “ Salutaris atque’’ ^ , y con la Santa Sede.
en los cuales se enuncian las normas
35 que deben guiar el esfuerzo de adapta­ P r im e r a P a r t e :
ción y renovación.
LA PERFECCION DE LA VIDA
5. El objeto y el esquema de la Alo­ CRISTIANA
cución del Papa. No es Nuestra inten­
ción abordar aquí los asuntos particu­ 6. Diferencia entre perfección y es­
lares, que vosotros pensáis tratar en tado de perfección. Es importante, en
de los hombres de todos los pueblos y de todos dio de las vicisitudes de la vida terrena y reco­
los tiempos, cristianos y paganos, creyentes y no rrer los siglos, sin que las puertas del infierno
creyentes. Esta misión, procede del Padre: “ Dios prevalezcan jamás contra ella (ver Mat. 16-18).
arna tanto al mundo, que le dio a su Hijo Unigé­ 20. Elevarse a Dios para participar de la misión
nito, para que todos los que creen en él no perez­ redentora de la Iglesia. ¡Dejad que la fuerza in­
can, sino que tengan la vida eterna. Pues Dios no vencible, que anima el apostolado de la Iglesia,
envió su Hijo al mundo para juzgar al mundo, se adueñe de vuestro espíritu y de vuestro cora­
sino para el mundo se salve por él (Juan 3, 16-17). zón! ¡Ella os llenará de paz y de gozo! “ Tened
La misión es transmitida por Cristo: “ Como mi confianza, yo he vencido al mundo” (Juan 16, 33).
Padre me envió, yo os envío” (Juan 20, 21). “ Me Ai elevaros cada vez más, siempre más cerca ele
ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Dios, vosotras ampliáis vuestros horizontes y os
Id pues y enseñad a todos los pueblos y bauti­ hacéis tanto más aptas para orientaros en esta
zadlos...! Yo estoy con vosotros siempre hasta el tierra. Lejos de encerraros estrechamente en vos­
fin del mundo” (Mat. 28, 18-20). La misión se otras mismas entre los muros del monasterio,
hace en el Espíritu Santo: “ Vosotros recibiréis vuestra unión con Dios os ensancha el espíritu y
la virtud del Espíritu Santo que descenderá sobre el corazón con las dimensiones del mundo y de
vosotros, y vosotros seréis mis testigos... hasta la obra redentora de Cristo, que se prolonga en
los confines de la tierra” (Hechos 1, 8). Esta mi­ la Iglesia; he aquí lo que os guía, sosteniendo
sión apostólica de la Iglesia procede pues pri­ vuestros esfuerzos y haciéndolos fecundos en
mordialmente de la Santísima Trinidad, Padre, todo bien.
Hijo y Espíritu Santo, y no puede concebirse na­ 21. Bendición Apostólica. Nos suplicamos al Se­
da más elevado, más santo, más universal, tanto ñor se digne colmaros de sus dones y acabar la
en su origen como en su objeto. obra que él ha comenzado en vosotras para su
10. El objeto de misión de la Iglesia: comu­ mayor gloria; como prenda de sus beneficios,
nicar la Redención y sus frutos. ¿Cuál es, en Nos os concedemos de todo corazón, nuestra pa­
efecto, el objetivo de esta misión, sino hacer co­ ternal Bendición Apostólica.
nocer a los hombres al verdadero Dios, uno en [1] Pío XII, Constitución Apostólica Próvida
la Trinidad de personas, el designio de la Reden­ Mater, 2-II-1947; A. A. S. 39 (1947) 114-124; en esta
ción que él ha realizado por su Hjo, y la Iglesia Colección: Encícl. 183, p. 1688-1696. ;
fundada por Cristo para continuar su obra? La [2] Pió X ll, Const. Apost. Sponsa Christi, 20-
Iglesia ha recibido en su totalidad el depósito XI-1950; A. A. S. 43 (1951) 5-24; en esta Colección:
de la fe y el de la gracia, toda la verdad reve­ Encícl. 197. p. 1846-1859.
lada y todos los medios de salvación legados por [3] Pío XII, Constit. Apost. Sedes SapientUe,
el Redentor: el bautismo (Mat. 28. 19), la Euca­ 31-V-1956; A. A. S. 48 (1956) 354 s.; en esta Co­
ristía, y el sacerdocio; “ Haced esto en memoria lección: Encícl. 220, pág. 2110.
mía” (Lucas 22, 19); la comunión del Espíritu [4] S. Congr. de Religiosos Decreto Salutaris
Santo por la imposición de las manos de los atque, 26-III-1956, A. A. S. 48 (1956) 295-296.
586 Apóstoles (Hechos 8, 17); la remisión de los peca­ El decreto señala el progreso de los últimos
dos: “ Recibid el Espíritu Santo. Aquellos a quie­ 5 años (1950-1956) desde la publicación de Sponsa
nes vosotros perdonareis los pecados, les serán Christi. No podrán celebrarse Congresos en que
perdonados” (Juan 20, 23); el gobierno de los se dilucidan los temas de los Estados de Perfec­
fieles por el poder de jurisdicción, ejercido en ción sin consultar previamente a la S. C. de Re­
nombre de Cristo y con la asistencia permanente ligiosos y dando cuenta de todo después de rea­
del Espíritu Santo (ver Juan 21, 16-17). He aquí lizados. La misma S. Congr. encarece a los. Obis­
evocadas en pocas palabras las riquezas divinas, pos convocar a los Institutos Seculares que re­
de que el Señor ha dotado a su Iglesia, para que siden y trabajan en la diócesis a Congresos, a
ella pueda cumplir sus tareas apostólicas en me- reuniones a fin de unificar la acción.
229, 7-9 A lo c u ció n “ S ous la maternelle ” 2237
primer término, recordar que el con­ efectúa por medio de la caridad; se
cepto de “ perfección” no se identifica, cumple por consiguiente en la caridad.
en sentido estricto, con el de “ estado Se la llama también holocausto perpe­
de perfección” y que hasta lo excede tuo y universal de sí mismo, llevado a
ampliamente. Puédese en efecto, hallar cabo por amor a Dios y a fin de mani­
la perfección cristiana heroica, la del festarle deliberadamente este amor.
Evangelio y de la Cruz de Cristo, fuera
de todo “ estado de perfección” . 8. La raíz y la obra de la perfección.
El ideal de la perfección cristiana se
7. La perfección, ¿en qué consiste? arraiga en las enseñanzas de Cristo, en
Nos consideramos entonces la tendencia particular en los consejos evangélicos,
a la perfección como una disposición en su vida, pasión y muerte, manantia­
habitual del alma cristiana, por medio les inagotables en los que se alimenta
de la cual, no satisfecha con cumplir el heroísmo de todas las generaciones
los deberes que le incumben so pena cristianas. Abarca también la obra de
de pecado, se entrega totalmente a Dios Cristo, es decir, el servicio de la Iglesia
para amarlo, servirle, y se consagra con cumplido por amor al Señor, en el
este mismo objeto al servicio de su lugar y la función que corresponden a
prójimo. cada cual dentro del conjunto del
La perfección de toda actividad hu­ Cuerpo Místico.
mana libre, así como la de toda criatura
racional, consiste en la adhesión vo­ 9. La extensión del concepto de esta­
luntaria a Dios. Ciertamente, por la do de perfección. Cada cristiano es
parte que se deriva de la condición invitado a tender a este ideal con todas
misma de la criatura, esta perfección sus fuerzas, pero su realización se veri­
es obligatoria; hay que tender hacia fica de manera completa y más segura
ella so pena de no alcanzar su pro­ en los tres estados de perfección en la
pio fin último. No hemos de precisar forma descrita por el Derecho Canó­
aquí sus elementos. Queremos única­ nico y las Constituciones Apostólicas ya
mente hablar de la tendencia habitual citadas. Particularmente la Constitu­
y permanente que, más allá de todo lo ción “ Próvida Mater” W9 del 2 de fe­
que cae bajo el peso de la obligación, brero de 1947, sobre Institutos Secula­
abarca totalmente al hombre para con­ res abre el acceso a los estados de
sagrarlo sin reservas al servicio de perfección al mayor número posible
Dios. Esta perfección consiste por ex­ de almas que hoy aspiran ardientemen­
celencia en la unión con Dios, que se te a una vida más p e rfe cta ^ . Sin duda,
[5] Ver nota (1). miembros de vuestro Primer Congreso de los Es­
[5a] Pío XII, Exhort. Haud mediocri animi tados de Perfección, el instituto de la vida reli­
gaudio del 11-11-1958; A. A. S. 50 (1958) 153-161, giosa “ en tanto existe y en tanto tiene valor, en
dirigida a los Superiores Generales de los Insti­ cuanto guarda estrecha relación con el fin mismo
tutos Religiosos en la Audiencia concedida el día de la Iglesia, que es conducir a los hombres al
indicado, les habló de las normas de gobierno, logro de la santidad” (A. A. S. [1951] 28). Porque-
de la disciplina religiosa, de la adhesión a la la Iglesia, Esposa de Cristo, no respondería ple­
Iglesia y la selección de candidatos, o sea lo que namente al deseo de Este, ni los mortales volve­
hace posible una vida más perfecta en los Esta­ rían sus ojos, llenos de esperanza, a Ella como a
dos de Perfección. “ enseña enarbolada sobre las naciones” (Is. 11,.
A continuación daremos íntegramente el texto 12), si no encontraran en su seno hombres que
de la Alocución: por el ejemplo de su vida aun más que por sus
INTRODUCCION palabras, brillasen llenos de hermosura con el
resplandor evangélico.
El tema: Conducir a la santidad 2. Los Superiores participan en algo de la ju­
AAS 1. Saludo del Papa. El fin de la Iglesia y el risdicción papal. Pues bien, en esta tarea de
50 fin de las Ordenes religiosas: la santidad. Con Nuestro oficio apostólico os hemos escogido, ama­
153 no pequeño gozo de Nuestro espíritu saludamos dísimos hijos, como partícipes de Nuestro su­
en el Señor a todos vosotros, amadísimos hijos premo cargo, sea directamente delegándoos por
154 aquí presente, a quienes el designio amoroso de medio del Código de Derecho algo de Nuestra
la Divina Providencia ha puesto al frente de jurisdicción, sea estableciendo los fundamentos,
aquellos que tienden a la perfección evangélica, de aquella vuestra potestad que llaman “ domi-
y que, por lo mismo, habéis sido escogidos para nativa” , al aprobar Nos vuestras Reglas e Insti­
compartir, y en no pequeña parte, Nuestro oficio tutos. De aquí que Nos interese muy mucho que
apostólico. Porque, según hace algunos años re­ ejerzáis esta vuestra autoridad conforme a Nues­
cordábamos al dirigir Nuestra palabra a los tra mente y la de la Iglesia.
2238 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 229, 10

esta Constitución afirma que las asocia­ hombres y mujeres de todas las condi­
ciones que no cumplen con las normas ciones, que asumen en el mundo m o­
prescritas, no constituyen estados de derno las profesiones y cargos más
perfección, pero no pretende en abso­ variados y que, por amor a Dios y para
luto que fuera de éstos no exista verda­ servirlo en el prójimo, le consagran su
dera inclinación a la perfección. persona y toda su actividad. Ellos se
comprometen a practicar los consejos
10. La práctica de la perfección fue­ evangélicos con votos particuláres y
ra de los estados de perfección. Nos secretos, conocidos únicamente por
pensamos en este momento en muchos Dios, y se dejan guiar, por lo que atañe
3. Tema: Colaboración de los Superiores al ofi­ trar consigo a otros al error” (A. A. S. 42 [1950]
cio del Sumo Pontífice de llevar a la santidad. 564; en esta Colección: Encícl. 194, 5, pág. 1795).
En Nuestra mencionada alocución del Año Sanio Ciertamente que menos grave es errar en
de 1950, expusimos detalladamente aquellas cosas punto a disciplina sobre costumbres, que en las
que conviene sobre todo guarden vuestros súb­ cosas de fe; pero uno y otro error nos conduce,
ditos en estos tiempos, y aquellas otras que es a su modo y según su propia naturaleza, a la
conveniente renovar y adaptar. Hoy Nos propo­ perdición, e indudablemente nos impide y re­
nemos determinar brevemente cómo vosotros, tarda hallar como conviene el soberano Bien.
encargados de regir a aquellos a quienes enton­ 7. Atenerse a la doctrina ascética de los funda­
ces hablábamos, debéis colaborar con Nos al fin dores y de la Iglesia sin concesión al afán de
que perseguimos. novedades. Aténganse firmemente los Superiores
I. LAS NORMAS DE GOBIERNO Y EL a una bien equilibrada y sólida doctrina ascética,
AFAN DE NOVEDADES tal como la transmitieron los primeros Fundado­
1) De la obediencia y la prudencia. res y como ha sido sancionada por la larga prác­
tica de la Iglesia, y no se aparten de ella por
4. El deber de los Superiores de firme conduc­ ningunas novedades. Puesto que debemos adhe­
ción. En aquella ocasión advertimos a los miem­
rirnos a la verdad no porque ella se atraiga el
bros de los Estados de Perfección que en manera asentimiento de los hombres, sino porque es ver­
alguna se dejasen llevar, con detrimento de la
verdad eterna, por el espíritu de aquella filoso­ dad infundida por Dios a la naturaleza o benig­
fía que llaman “ existencialismo” (A. A. S. [1951] namente revelada a los hombres. Habrá, cierta­
32). Ahora bien, es deber de aquellos a quienes mente quien la censure y denigre; ¿mas por eso
toca gobernar, el conducir lo más seguramente dejará de ser verdad y camino que hacia Dios
posible a sus súbditos hacia la vida eterna, por conduce?
las seguras sendas de la verdad sin declinar ni a 8. Prudencia y consultas antes, paternal firme­
la derecha ni a la izquierda, y esto con pulso za en la ejecución después. Ciertamente, el Su­
firme y, si preciso fuera, con mano fuerte. Gomo perior si es prudente pedirá y oirá gustoso mu­
dice el Patriarca de los que en Occidente tienden chos consejos; reflexionará mucho y ponderará
a la perfección evangélica: “ El Abad nada ha de en su mente el parecer de las personas doctas
enseñar, o establecer, o mandar, que esté fuera y discretas; nunca se fiará tanto de sí mismo,
del precepto del Señor; sino que sus mandatos o como si el peligro de errar no fuese patrimonio
enseñanzas ha de hacerlos llegar a las mentes de de todos los mortales. Pero cumplido esto, des­
los discípulos con el fermento de la divina justi- pués de oír ante todo a aquellos que la Regla le
c i a (Regla de los Monasterios de San Benito, haya dado como consejeros natos, con muchas
cap. II). plegarias al Espíritu tomará, en cuanto sea po­
sible, una decisión segura y determinada; y no
5: Fuente de las normas: Revelación y Magis­ tema luego imponérsela como conviene a sus
terio. Los Superiores de los Estados de Perfec­ súbditos, con una humilde y paternal firmeza, y
ción han de extraer siempre las normas o prin­ reglamentar conforme a ella los actos y la vida
cipios con qué dirigir a los suyos no de lo que de los mismos. “ Así como conviene que los dis­
digan muchos, ni de lo que por ahí corren como cípulos obedezcan al maestro, así es preciso que
155 últimas novedades que enseñar o hacer, dejando éste lo disponga todo con previsión y equidad”
a un lado como ya anticuadas las recomendacio­ (Regla de los Monasterios de San Benito, cap. III).
nes de los padres antiguos, ni de lo que parece
más acomodado a las personas que viven en el 9. Rechazo de los sofismas y conducción firme
siglo, sino de la pura fuente de la verdad reve­ por la responsabilidad ante Dios. Por lo mismo,
lada y de la disciplina del magisterio eclesiástico. cualesquiera que sean los sofismas de algunos
6. Firmeza frente a la amenaza de errores. a quienes el yugo de la obediencia religiosa pa­
Cierto que es menester ánimo esforzado para ir rece ya excesivamente pesado para ser impuesto
a veces en contra de lo que agrada a muchos; a los hombres de estos tiempos, no echéis nunca
pero si el Superior no afronta el ser tenido a en olvido que es deber del Superior conducir a 1
veces, y por no pocos, como anticuado, ¿cómo sus súbditos con firmeza aunque ciertamente con
guardará íntegra la verdad de Cristo, siempre toda humildad y con la caridad de Cristo; y asi­
nueva, ciertamente, pero al mismo tiempo siem­ mismo, que el Eterno Juez ha de pedir cuenta
pre antigua? Incluso respecto a las normas o de las almas no solamente a cada uno de aque­
principios por los cuales ha de dirigirse la ense­ llos, sino también a aquel a quien estuvieron
ñanza ascética y el régimen de vida de los Es­ encomendados. “ Tenga por cierto (el Abad) que
tados de Perfección (como en punto de más gra­ cualquiera que sea el número de hermanos que
vedad amonestábamos en la Encíclica “ Humani tenga confiados a su solicitud, en el día del jui­
Generis” , 1950; (A. A. S. [1950] 578; en esta Colec­ cio ha de dar cuenta al Señor de las almas de
ción: Encícl. 194, 20, pág. 1805) no faltan hoy todos ellos” (Regla de los mon. cap. II).
quienes, “ dándose más de lo justo a novedades..., 2) De la separación del mundo.
pretenden sustraerse a la dirección del sagrado 10. Diversidad de la vida de perfección pero
Magisterio, hallándose por lo mismo en peligro único fin: separación real y afectiva del mundo
de apartarse, gradual e imperceptiblemente, de maligno. Con el curso de los años y originándose
ia misma verdad divinamente revelada y de arras- de día en día nuevas necesidades de las almas,
229» 11 A lo c u ció n “ S ous la m aternelle ” 2239

a la sumisión de la obediencia y la tiana y de una tendencia efectiva a su


pobreza, por personas que la Iglesia adquisición: ellos participan verdadera­
ha juzgado aptas para este fin y a las mente de ella, pese a que no se han
cuales ella ha confiado el cargo de comprometido en ningún estado jurí­
dirigir a los demás en el ejercicio de dico o canónico de perfección.
la perfección. No falta en estos hom­
bres y mujeres ninguno de los elemen­ 11. Invariabilidad de lo esencial y
tos y constitutivos de la perfección cris- adaptación en lo accesorio. Claro está
fueron naciendo en la Iglesia, por inspiración te mundo; diversa también la norma de conducta,
del Espíritu Santo, según cabe esperar, ya unas y diversos asimismo los procedimientos con que
ya otras formas de organizar el género de vida pretendáis influir sobre los demás hombres. Vues­
que tiene por fin tender a la perfección. Cada tras normas o principios para juzgar y valorar
una de ellas exige de sus miembros peculiares debéis tomarlas del Evangelio del Señor y de la
modalidades; no se proponen a los clérigos regu­ doctrina de su Iglesia; porque “ plugo a Dios
lares las mismas cosas que a los monjes; ni a salvar a los creyentes por la locura de su pre­
los miembros de los Institutos Seculares, última­ dicación” (I Cor. 1, 21). pues “ la sabiduría de
mente aparecidos, las mismas que a los Religio­ este mundo es necedad ante Dios” (I Cor. 3, 19),
sos. Pero hay algo que es común a todos y que y en efecto, “ nosotros predicamos a Cristo cru­
común permanecerá; porque quienquiera que siga cificado” (I Cor. 1, 23). Y si uno, muy lejos de
la perfección evangélica ha de retirarse y sepa­ emponzoñar su espíritu con el asiduo contacta
rarse de este mundo, en la realidad según lo que de las cosas de este mundo no procura más bien
exija la propia vocación recibida de Dios, en el alimentarse cuidadosamente con la lectura y me­
efecto totalmente. “ De este mundo” , decimos, ditación de las cosas de Dios, con el estudio de
del que nuestro Señor y Maestro advertía a sus la sana doctrina y familiarizarse con los es­
discípulos: “ no sois del mundo” (Jo., 15, 19); y critos de aquellos autores ya antiguos ya moder­
el discípulo amado: “ el mundo todo está bajo el nos que han resplandecido por su firme fe y se­
maligno” (I Juan 5, 19), y del Doctor de las gentes gura piedad, ¿cómo podrá “ gustar las cosas rec­
“ el mundo está crucificado para mí y yo para tas” ? (Cfr. Oración de la Misa del Espíritu Santo).
el mundo” (Gál. 6, 14). 14. Las mismas normas para la conducta de
11. Separación del mundo para llegar a Dios. los súbditos. Mas también vuestros súbditos han
En el afecto es menester, ciertamente, que esté por de guardar semejantes normas de conducta. No
completo separado del mundo quien pretenda vivir pueden aspirar a lo que agrada, ni a lo que de­
para el Señor y servirle perfectamente; porque el leita, ni a lo que es cómodo, sino a solo Dios
Señor es tal que si no se le sirve a El sólo, no se a Quien no encontrarán sino en la constante re­
le sirve perfectamente. ¿Y qué bien creado puede presión de sus sentidos y de la voluntad. De la
ni de lejos compararse con la perfección divina, voluntad ante todo por medio de la humildad y
no digamos igualársele? Quien no purificó su la sumisión de la obediencia; de los sentidos
ánimo y lo conserva limpio de la soberbia del mediante la austeridad de vida y la mortificación
mundo y de su múltiple concupiscencia, ¿cómo voluntaria de la carne. Y sin estas ayudas reco­
podrá subir hasta Dios, como con las alas de una mendadas en las páginas, tanto del Antiguo como
caridad, que es propio de la vida que tiende a del Nuevo Testamento y en toda la tradicción
la perfección? de la Iglesia, en vano el alma cristiana se forja­
rá la ilusión de poderse elevar al amor de Dios
12. Separación exterior y afectiva para mante­ y del prójimo por amor de Dios.
ner el fervor y la fe. Pero, ¿y qué hombre, su­ 15. Las mismas normas para el apostolado. Pe­
jeto a aquella enfermedad que consigo lleva el
pecado de nuestro primer padre, a menos que ro incluso los métodos por los cuales podréis
se cuente en el número de aquellos varones per- influir sobre los hombres para conducirlos a Dios,
fectísimos, prevenidos de manera extraordinaria fin último, ¿no son acaso diversos de los que la
por la gracia de Dios, podrá permanecer ente­ mente abandonada a sí misma pudiera juzgar
eficaces? El apostolado a que aludimos, apóyase
ramente libre del afecto a las cosas terrenas si
aun en la realidad no se separa de ellas algo y por entero en la necesidad de la gracia preve­
aun mucho, y no se abstiene de las mismas vale­ niente que abra los oidos y los corazones de los
rosamente? Nadie (salvo que se trate de un ofi­ oyentes, y en la de la gracia adyuvante sin la
cio encomendado en la Iglesia por la obediencia) cual nadie obra el bien conducente a la salvación
ni nadie persevera en él. Mas los caminos del Se­
157 puede disfrutar de todas las comodidades en que
abunda este siglo ni recrearse con los goces y ñor no son siempre nuestros caminos. La virtud 15&
de mover los ánimos a la fe y a las obras salu­
satisfacciones de los sentidos que cada día con
más profusión brinda a sus seguidores, sin que dables no siempre está en los “ persuasivos dis­
cursos de la sabiduría humana” , sino en la “ ma­
por el mismo hecho pierda algo del espíritu de nifestación del espíritu y del poder” (I Cor. 2,
fe y de caridad para con Dios. Y aún más: quien 4); en aquella “ manifestación” enteramente mis­
se permitiese un prolongado aflojamiento, deca­
yese gradual e insensiblemente de propósito de teriosa, mediante la cual brota de la sincera
sencillez, de la caridad y fortaleza, una admi­
santidad y se lanzase al peligro, tema no se en­
tibien sólo el fervor de la caridad y la lumbre rable eficacia para persuadir los ánimos y lle­
de la fe, sino que venga tal vez a caer miserable­ varlos a Dios; que no se mueven los hombres
al bien con esos procedimientos nuevos y extra­
mente del elevado estado al que se había esfor­
zado por llegar. ños que el ingenio humano excogita cada día, sino
por la virtud oculta e invisible de la gracia y de
3) De la sabiduría evangélica y de la sabidu­ los Sacramentos, especialmente de la Penitencia
ría humana. y de la Eucaristía. Además, quien no se retirare
13. Para juzgar han de abandonarse las normas del mundo siquiera durante algún tiempo, y se
del mundo y apoyarse en el espíritu del Evange­ tomare incluso a diario algunos momentos de
lio, no en la sabiduría humana. Vuestras normas reposo para considerar todo esto en una atmós­
o principios para juzgar, tanto acerca de las doc­ fera piadosa y tranquila de intimidad con el Es­
trinas y opiniones, como sobre lo que se deba píritu de Sabiduría, ¿no se verá acaso conta­
hacer, han de ser diversas de las normas de es- giado con esa fiebre inquieta y a menudo estéril
"2240 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 229, 11

que la perfección cristiana en los ele­ a quienes viven en los estados de per­
mentos esenciales de su definición y fección y a quienes no forman parte
realización no se aviene a ninguna re­ de ellos; pero mucho más a estos últi­
novación o adaptación. Mas, puesto que mos, máxime si ocupan un rango so­
las condiciones de la vida moderna su­ cial elevado y los más altos cargos. ¿No
fren profundos cambios, la forma de están obligados tal vez a rodearse de
aplicarse a ella requerirá por su parte cierto aparato de comodidad, a parti­
algunas modificaciones. Estas afectarán cipar en fiestas oficiales, a utilizar me-
de la “ acción” , que hoy dicen, más aparente dejase a su propia suerte a las ovejas, por cual­
que eficaz? quier motivo descarriadas o desaconsejadas y no
k) De la observancia religiosa. las retrajere, con la firmeza de su báculo, de las
sendas extraviadas, ¡Dios le reclamará la sangre
16. Como antaño, celo por la observancia y dis­ de las mismas!
ciplina religiosa. Mas para que vuestros hijos pu­ La paternal pero verdadera caridad no se ma­
diesen vivir en aquella paz y serenidad de ánimo nifiesta únicamente en halagar, sino también en
que tanto favorece para la recta estimación de dirigir y castigar. Esta firmeza nunca sea dura,
las cosas divinas, vuestros Fundadores, inspi­ nunca iracunda o menos prudente; sea siempre
rándose en la antigua tradición de la Iglesia, recta y serena; sea mansa y misericordiosa, pres­
proveniente de los Padres del desierto según la ta siempre a perdonar y ayudar al hijo que se
verdadera sabiduría del Evangelio, protegiéron­ esfuerza por elevarse del error o de la culpa;
los con la que solemos llamar disciplina u obser­ pero nunca deje de vigilar ni se canse de hacerlo.
vancia. Aunque ésta sea diversa según los distin­ Y esta vuestra dirección y vigilancia no sólo han
tos Institutos, en todos se impone el guardarla. de extender a la vida que solemos llamar “ re­
Su necesidad para el fin que os proponéis nace gular” y que transcurre dentro de los muros de
•de la misma enfermedad de la naturaleza huma­ la Casa religiosa, sino a toda la actividad que
na, herida por la llaga original; su eficacia en los vuestros desarrollan en la viña del Padre de
orden a la consecución de la perfección de la Familias. Conforme a las normas que os hayan
vida cristiana, compruébala como muy apta una prescrito los Jerarcas eclesiásticos a quienes el
larga experiencia antigua y moderna; su santidad asunto corresponda, es deber vuestro vigilar la
•ensálzala incesantemente la Iglesia, ora de pa­ actividad de vuestros súbditos, para que nada
labra, ora con hechos.
hagan que pueda redundar en deterimento de la
17. Dificultades mayores en nuestros tiempos. propia alma o en desdoro y daño de la Iglesia
Siempre fue ingrata a la naturaleza humana, pro­ y de las almas, antes bien, que aspiren a procu­
pensa a la relajación, la observancia que en vir­ rar su propio bien y el de los prójimos.
tud de la Regla lleva consigo la vida en los Es­
tados de Perfección; pero fácilmente les resulta II. AL SERVICIO DE LA IGLESIA Y DE LA
todavía más ingrata a los hombres de nuestro SANTA SEDE
tiempo, como más acostumbrados a una vida 1) Todos unidos al servicio de la misma Iglesia.
más independiente antes de su entrada en el 19. Compromiso de luchar unidos por la Igle­
•estado de perfección. Pero ni por esta causa es sia cada uno en su puesto. Esta vuestra misma
lícito desestimar ni mucho menos abandonar la Comisión de Superiores Generales que primero,
disciplina, aunque muy justamente la hayáis aco­ hace algún tiempo, se reunió por propia inicia­
modado y la acomodáis a las fuerzas de los que tiva, que espontáneamente continúa reuniéndose
actualmente vienen a vosotros, en cosas que no y que ha sido aprobada por esta Sede Apostólica
afectan a lo esencial. Igual que en el pasado, tam­ como institución permanente y erigida en persona
bién hoy vale aquello de los Proverbios: “ Retén moral, reclama de vosotros una voluntad ente­
firmemente la disciplina, no la dejes: guárdala, ramente dispuesta a trabajar en todo aquello en
mira que es tu vida” (Prov. 4, 13). Esto que el que la Iglesia quiere utilizar vuestra cooperación.
autor divinamente inspirado dice de la disciplina Porque muy bien habéis entendido que todos
que cada uno voluntariamente se impone, ¿acaso vosotros formáis un ejército en que, si hay sol­
no se puede aplicar con toda razón a esta otra dados de a pie, y soldados de caballería y fle­
disciplina que uno, por la profesión de vida más cheros o tiradores, todos, en definitiva, libran
perfecta, abraza y promete guardar? “ Aquellos la misma sublime batalla. Habéis comprendido
que sienten el afán de caminar hacia la vida eter­ claramente cuán oportuno y aun necesario es que,
na emprenden, por lo mismo, una senda más es- así como el enemigo del nombre de Cristo agru­
•'3'59 trecha y breve; ... y, así, habitando en los monas­ pa cada día más sus fuerzas en un sólo haz que
terios, desean ser gobernados por un abad, para cree invisible, también vosotros y cuantos por
no vivir a su arbitrio ni seguir sus antojos y Dios militan, en unión de fuerzas, cada uno en
placeres, sino proceder según el criterio y man­ su puesto y con sus propias armas, os coliguéis 160
dato de otro” (Regla de los Monasterios de San para el logro de la misma victoria general.
Benito, cap. V). 20. Las diferencias humanas y la caridad de
18. Saludable rigor y firmeza paternal de go­ Cristo, lazo de unión. Esta unidad, que encuentra
bierno. Es, por lo mismo, incumbencia de vuestro obstáculos en la diversidad de razas, mentalida­
oficio ayudar y sostener a vuestros súbditos con des, usos y otras cosas humanas, florecerá ma­
firmeza paternal, mediante exhortaciones, avi­ ravillosamente si en vuestras almas arraiga pro­
sos, represiones y aun, si necesario fuera, median­ fundamente la caridad de Cristo, infundida en
te castigos, para que se mantengan en el recto ellas por el Espíritu Santo. Si esta caridad, ve­
camino, conforme a las Reglas de cada Instituto. nida y otorgada de lo alto, nos encuentra prestos
Y no es lícito a ningún Superior echar la respon­ a trabajar, fácilmente romperá las ataduras de
sabilidad de su oficio sobre el súbdito tal vez ne­ cierta demasiado limitada predilección, que por
gligente o delincuente diciendo: “ ya tiene edad, la humana flaqueza suele insensiblemente desli­
allá él, él verá lo que hace” . No juzgará así el zarse, hacia el propio instituto, muy justamente
Señor, cuando pida cuenta de las almas que os amado. Porque ciertamente cada uno debe amar
tiene encomendadas: “ Heme aquí contra los pas­ al propio Instituto al que la divina Providencia
tores, para requerir de sus manos mis ovejas” le llamó; debe conformar su espíritu y sus cos­
<Ezequiel 34, 10). Si alguno, cerrando los ojos, tumbres según las normas del propio Instituto;
220/12-13 A lo c u ció n “ S ous la maternelle ” 2241

dios de transporte costosos: todas cosas remos en primer término las personas
que parecen difícilmente conciliables que forman parte de ellos, luego las
con el cuidado constante de mortifica­ comunidades mismas, en su tendencia
ción de quienquiera que desee seguir hacia la perfección.
e imitar a Cristo pobre y humilde? Y, 1. Los miembros de los estados de
sin embargo, en medio de los bienes perfección
37 materiales, ellos no se apartan en abso­ 13. Lo esencial: la consagración a
luto de la cabal consagración de sí Dios. En cuanto a las personas indi­
mismos a Dios y no dejan de ofrendar viduales, Nos recalcaremos tan sólo un
al Señor un holocausto sin reservas. Tal punto: lo que hemos dicho, en la pri­
és la obra de la gracia que actúa en el mera parte de Nuestro discurso, sobre
hombre según la palabra de Cristo: lo la perfección de la vida cristiana en
que es imposible para los hombres es general, se aplica a los miembros de
posible para Dios^K todos los estados de perfección y for­
ma su deber primero y esencial, sean
Segunda P a r t e : ellos inferiores o superiores; deben
unirse con Dios mediante la caridad y
LOS ESTADOS DE PERFECCION
ofrendarse a El en holocausto, imitar
12. El esquema de desarrollo de las y seguir a Cristo, su doctrina, su vida y
ideas. Ocuparán más abundantemente su Cruz, consagrarse al servicio de la
Nuestra atención los problemas de adap­ obra de Cristo, la Iglesia, com o miem­
tación y renovación en lo interior de bros selectos y activos del Cuerpo Mís­
los estados de perfección, y considera-*2
3 tico.
1
y hasta cierto punto escoger y desempeñar los pre a estos anhelos del Vicario de Cristo, es in­
ministerios apostólicos en conformidad con sus cumbencia vuestra no admitir en las filas de
peculiares normas y métodos; pero vayan todos vuestros Institutos sino a los jóvenes aptos en
eñ concorde servicio de la misma Iglesia, Esposa todo sentido, o sea selectos en virtud y, en cuan»
del mismo Señor y Dios Salvador. to sea conveniente, también en ingenio y demás
2) Adhesión firme y obediencia omnímoda a la dotes. Guardaos de una excesiva preocupación
Sede Apostólica. por recoger muchedumbre de candidatos que se
21. Mayor amor al Vicario de Cristo. Infiérese tema puedan ser un día menos dignos de vuestra
de aquí que aquella celosa veneración hacia la excelsa vocación: porque estos tales, lejos de pro­
Cátedra de Pedro y hacia el Vicario de Cristo, porcionar honra y provecho a la Iglesia, le ser­
que es propia de todos los fieles, la habéis de virán de daño y tristeza. 161
practicar con especialísima razón vosotros que 24. Dios proveerá. Por el contrario, si atenién­
os esforzáis por llegar a la perfección. Esta Se­ doos a las normas constantemente dictadas por
dé Apostólica sabe que vosotros seréis sumisos a la Iglesia, únicamente admitiereis sujetos verda­
la misma más que cualquier otro; confía que deramente dignos, por una parte Dios cuidará
seréis pregoneros fidelísimos de la doctrina de de suscitaros tales vocaciones, y por otra el pres­
verdad salida de esta Cátedra; y espera firme­ tigio que ante los hombres reportará vuestro es­
mente que seréis, más que todos, modelos y de­ tado, prepararán en muchas almas el camino a
fensores de la disciplina eclesiástica. la gracia de Dios. Confiad en Dios: si le servís
22. Con confianza humilde en medio de las de­ lo más dignamente que pudiereis, será El quien
bilidades. Y si alguna vez, en cualquier parte, se preocupe de vosotros y de vuestros Institutos
algo vacila, titubea, yerra, se desgarra —lo cual para conservarlos y prosperarlos.
es natural en el Reino de Dios en la tierra, donde CONCLUSION
los buenos andan mezclados con los malos y el 25. Paternales votos del Santo Padre y amplí­
trigo con la cizaña—, vosotros, hijos amadísimos, sima Bendición. Haga el Señor que desciendan
agrupados en torno Nuestro, defended invencible­ abundantísimamente la luz y el amor del Espí­
mente el " Reino de justicia, de amor y de paz,, ritu Santo sobre este selecto grupo de sus siervos,
(Prefacio de la Misa de Cristo Rey). No con aque­ para El como para Nos queridísimos entre los
lla exagerada confianza en sí mismos, que a Pe­ demás soldados del mismo ejército. Y al recor­
dro todavía no confirmado por el Espíritu Santo dar con agradecimiento las prodigiosas aparicio­
hacía exclamar: “ Aunque iodos,... yo no” (Marc. nes de la Bienaventurada Virgen Inmaculada en
14, 29), pero sí con igual amor y estribando con la gruta de Lourdes, pedimos que con sus ple­
humilde confianza en la gracia de vuestra voca­ garias esta Madre de gracia atraiga tan precla­
ción al estado de perfección, podréis prometerlo. ros dones sobre vosotros sus devotísimos servi­
Aunque tal vez otros, olvidando el espíritu filial, dores.
causaren inquietudes y aflicción a esta Sede Apos­ En prenda de esta divina benevolencia, Nos con
tólica, nosotros, ciertamente, con la ayuda de desbordado amor otorgamos afectuosamente la
Dios recordaremos con la mayor fidelidad las Bendición Apostólica a vosotros, amadísimos hi­
palabras del Señor:; “ tú... confirma a tus herma­ jos, a vuestros auxiliares en el gobierno de vues­
nos” (Mat. 16, 18; Luc. 22, 32). tros Institutos, a todos vuestros súbditos que tra­
III. LA SELECCION DE CANDIDATOS bajan en el mundo entero, aquellos, sobre todo,
23. Más que al número, interesa atender a la que se ven perseguidos por los enemigos del
a , la calidad de los candidatos: sólo aptos y dig­ Nombre divino.
nos: Para que vuestros Institutos respondan siem- (6) Lucas 18, 27.

Encíclicas Pontificias 71
2242 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 229, 14-18

14. La adaptación y la reforma de aprobar un género de vida determi­


la vida perfecta, bajo la obediencia. nado, quieren que se conserve en toda
Pero, una vez bien establecida esta su pureza y velan por ello con cuidado.
obligación esencial, no les está prohi­
bido pensar en la renovación y adapta­ 17. El espíritu del fundador decide.
ción de los medios de cumplir con ella, Si se está de acuerdo en reconocer a
sin faltar empero al respeto debido a los Superiores mayores el derecho de
la tradición y sin derogar las prescrip­ decir a sus inferiores cuál es el espíritu
ciones que las Constituciones conside­ de su comunidad, queda planteada para
ran inviolables; los inferiores observa­ todos una cuestión: ¿dónde hallar la
rán además la disciplina religiosa, que expresión objetiva de este espíritu? Los
les prohibe arrogarse lo que correspon­ Superiores mayores no pueden deci­
de a la competencia de los Superiores dirlo de acuerdo a su gusto o impre­
y emprender por su propia iniciativa sión, aun cuando sea con toda buena
reformas que no pueden intentar sin fe y sinceridad. Si el Superior mayor
autorización de los mismos. es a la vez el fundador, y si recibió de
la Iglesia la aprobación a sus ideas per­
2. Las comunidades en sí sonales como norma de un estado de
perfección, le es siempre lícito apelar
15. Las relaciones entre comunidad a sus propias intenciones. Pero en el
y miembro y los obstáculos. Preséntase caso contrario, tiene que remontarse a
al análisis un primer punto: el de las la idea del fundador, tal como está ex­
relaciones mutuas entre la comunidad presada en las Constituciones aproba­
en su condición de todo y los indivi­ das por la Iglesia. No le es suficiente,
duos que la constituyen, superiores o pues, una convicción subjetiva, aun
inferiores. Dos elementos importantes cuando esté apoyada por uno u otro
requieren ser aquí considerados: en pasaje de las Constituciones. Cuando
primer lugar, el espíritu característico, el Superior propone a los miembros de
por el que se expresan las relaciones su comunidad el verdadero espíritu del
mutuas de las comunidades con sus fundador, ejerce su derecho y los infe­
miembros; luego, los obstáculos que riores deben en conciencia obedecerle.
originan ciertos perjuicios contra la Los derechos de los Superiores y los
obediencia religiosa, de la que depende deberes de los inferiores son en esto
esencialmente la renovación del espí­ correlativos. La Iglesia y los Soberanos
ritu propio de la comunidad. Pontífices quieren siempre defender los
derechos y urgir los deberes, pero sin
16. La adaptación que modifica y el salirse de los justos límites. Para evitar
espíritu del Instituto. Una sociedad el exasperar a los unos y a los otros
organizada constituye un todo y posee y conservar la paz, es suficiente que
una fisonomía típica, que cada uno cada cual reconozca y practique esta
de sus miembros contribuye por su norma, que fue desde hace siglos la de
parte a determinar. Todo esfuerzo de la Iglesia y de los Papas, y permanece
adaptación, emprendido en lo interior siempre en vigor.
de tal agrupación, entraña necesaria­
mente ciertas modificaciones de su 18. La atmósfera de confusión y las
espíritu peculiar; esto es, quedan afec­ objeciones a la obediencia. Con res­
tadas de algún modo sus fibras más pecto a las dificultades de la obedien­
íntimas. Ahora bien, toda sociedad tie­ cia religiosa, se nota que el movimiento
ne interés en conservar intacto este de adaptación ha originado en este
espíritu, como es su derecho y su deber; campo cierta tensión; no es que falte
desea ver a sus miembros impregnados un deseo sincero de tender a la perfec­
por él y preocupados por hacerlo pe­ ción por medio de la obediencia, sino
netrar en su vida. La Iglesia, por su que se acentúan hoy ciertos rasgos que
parte, y los Soberanos Pontífices, al hasta religiosos serios y de conciencia
229, 19-21 A lo c u ció n “ S ous la maternelle ’ 2243

delicada quisieran ver desaparecer. Se liza el estado religioso la evolución


la acusa en particular de poner en pe­ armónica de la personalidad humana?
ligro la dignidad humana del religioso, ¿La obliga a quedarse en cierto infan­
de trabar la maduración de su perso­ tilismo, como algunos pretenden?7
nalidad, de falsear su orientación hacia ¡Obsérvese, pues, sin prejuicios, el
solo Dios. Estas objeciones se apoyan,
comportamiento de los hombres que
al parecer, en ciertas desilusiones ex­
pertenecen a los estados de perfección!
perimentadas personalmente o notadas
Nadie se atreve, por cierto, a afirmar
en otros y apelan al mismo tiempo a
que la mayoría de ellos padecen de
diversas consideraciones jurídicas.
infantilismo en su vida intelectual y
19. La solución de las dificultades y afectiva o en su acción. Ni nadie po­
el sentido de la sumisión. A fin de dría tampoco, llevando más lejos la
disipar un sentimiento de tristeza, ori­ objeción, pretender que, a la larga, por
ginado en una errónea interpretación lo menos, las Comunidades y los Supe­
de los principios que gobiernan la vida riores los constriñen a adoptar formas
religiosa o en errores prácticos en su de pensar y actuar que pueden mere­
aplicación, recuérdese ante todo la pa­ cer tal reproche. Los que se lamentan
labra del Señor: Venid a mí cuantos de ello tienen que recordar que S a n
andáis cansados y agobiados y yo os P a b l o , al establecer para los fieles la
aliviaré... Aprended de mí que soy finalidad de una vida ordenada de
manso y humilde de corazón, y halla­ acuerdo a la fe, los invita a crecer en
réis descanso para vuestras almas^K la edificación del Cuerpo de Cristo,
Si el Señor exhorta así a los hombres hasta constituir al hombre perfecto, en
a cargar con su yugo, es para enseñar­ la fuerza de su edad, el cuál realiza la
les que más allá de la observancia le­ plenitud de Cristo. Así — continúa—
gal, fácilmente onerosa y dura de lle­ nosotros no seremos más niños vaci­
var, les queda por descubrir el sentido lantes(9). El Apóstol no les permite,
de la verdadera sumisión y de la hu­ pues, a los fieles, ceder al infantilismo,
mildad cristiana. sino que exige que se vuelvan hombres
perfectos. Por lo demás, en la primera
20. La actitud del súbdito y del Su­ Epístola a los Corintios, él rechazaba
perior. Muy lejos de agraviar la digni­ del modo más explícito en los cristianos
dad del que se les somete, ellas le adultos las formas de pensar y sentir
liberan interiormente, le representan que caracterizan a la infancia. Cuando
la aceptación de su estado de sujeción yo era niño, hablaba como niño, pen­
no como constricción impuesta desde saba como niño, razonaba como niño.
afuera, sino como entrega de sí mismo
Pero llegado a ser hombre, hice desapa­
en las manos de Dios cuya voluntad
recer lo que era del niño^10\
se manifiesta a través de la autoridad
visible de quienes tienen misión de Nos citábamos este texto ya en Nues­
mandar. El Superior por su parte, ha tra alocución del 18 de abril de 1952
de ejercer sus poderes en el mismo sobre educación de la conciencia cris­
espíritu evangélico: El más grande en­ tiana, para recordar que el papel de
tre vostoros pórtese como el más joven una sana educación es el de enseñar al
y el que manda como el siervo7 (8). La hombre a usar juiciosamente su liber­
firmeza necesaria ha de correr siempre tad y a prescindir del educador. Que
pareja en él con el respeto profundo y
todo miembro de los estados de per­
la delicadeza de un corazón paternal.
fección, Superior o inferior, aplique a
21. El desenvolvimiento de la perso­ sí mismo las palabras del Apóstol; en­
nalidad humana bajo la obediencia; la tonces todo peligro de infantilismo des­
objeción del “ infantilismo” , ¿Obstacu­ vanecerá, sin afectar por ello el respeto
(7) Mateo 11, 29. (9) Efesios 4, 12-13.
(8) Lucas 22, 26. (10) I Corintios 13, 11.
2244 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 229. 22-24

a la autoridad legítima ni a la sumisión 3. Las relaciones mutuas de las Co­


sincera de sus decisiones. munidades
Tampoco volveremos sobre lo que 23. Las relaciones de las comunida­
dijimos en Nuestra alocución del 8 de des entre sí. El programa de vuestro
diciembre de 1950 al primer Congreso segundo Congreso General enuncia que
de los estados de perfección^11!, en con­
éste ha de tratar con amplitud acerca
testación a las objeciones movidas con­ de las relaciones de las comunidades
tra una supuesta disminución del va­ entre sí, en la línea del movimiento de
lor personal y social del religioso; si renovación y adaptación que vosotros
sus derechos sufren cierta limitación, procuráis. No es tampoco Nuestro de­
el estado a que él pertenece, la ofrendasignio entrar aquí en detalles. Nos te­
que de sí mismo hace mediante la obe­ nemos, por otra parte, la seguridad de
diencia, le confieren una dignidad que que se observarán fielmente las reglas
retribuye ampliamente el sacrificio fijadas por la S. Congregación de Reli­
aceptado. giosos. Nos bastará con recordar que,
aun conservando las distancias que
22. La obediencia al Superior no existen y deben existir entre las comu­
interfiere los derechos de Dios. Sácan- nidades, hay que tender con sinceridad
se asimismo argumentos contra la obe­ y benevolencia a la unión y a la cola­
diencia del hecho que la sujeción del boración. Existe, en efecto, una especie
hombre ante el Superior se opone, di­ de bien común de las comunidades, que
cen, al dominio supremo y directo de supone que cada una está dispuesta a
Dios sobre las conciencias. Pretender tener en cuenta a las demás, a adap­
que el hombre dependa de otro hasta tarse a las exigencias de una coordina­
en su vida personal y su actividad, ¿no ción que entraña también necesaria­
es conferir al Superior prerrogativas mente alguna renuncia con miras al
reservadas solamente a Dios? bien general.
En efecto, la Iglesia jamás ha defen­
24. Las enseñanzas de San Pablo
dido ni aprobado semejante tesis. Ella
sobre el organismo determinan las re­
considera la obediencia como medio
laciones de las comunidades. De vues­
de llevar al hombre hacia Dios. Puesto tras comunidades, unidas por la gracia
que el motivo que la inspira es el de la divina en el Cuerpo de la Iglesia, vale
unión con Dios y que está ordenada por analogía lo que S a n P a b l o expone
como a su fin la acrecentación de la en el pasaje muy conocido de la pri­
caridad, el Superior no constituye en mera Epístola a los Corintios <12), sobre
absoluto un obstáculo interpuesto en­ las relaciones de los miembros entre sí:
tre Dios y el inferior que desvía en cada cual de los que pertenecen al
beneficio propio el homenaje dirigido Cuerpo merece a este título el auxilio
únicamente a Dios. El Superior no pue­ de la colaboración de todos con miras
de mandar sino en nombre del Señor al único bien común, el de la Santa
y en virtud de los poderes de su cargo, Iglesia. Fácil es inferir de ello los sen­
y el inferior no debe obedecer sino por timientos de aprecio, de benevolencia,
amor a Cristo y no por motivos huma­ de amabilidad, el deseo de colaborar, la
nos de utilidad y conveniencia; menos santa emulación, el desprendimiento
aún, por pura obligación. Por consi­ magnánimo, que presidirán las relacio­
guiente, él guardará, en la más com ­ nes de las comunidades entre sí. Cada
pleta sumisión, la diligencia gozosa de miembro deberá por cierto tener inte­
quien ratifica, por el empeño concreto rés en su naturaleza y función propia
de cada día, la ofrenda total de sí mis­ dentro del cuerpo, pero ha de entender
mo al Maestro único. también y respetar la función de los
(11) Pío XII, Alocución Annus Sacer. al primer A. a . S. 43 (1951) 28.
Congreso de los Estados de Perfección, 8-XII-1950; (12) I Corintios 12, 12-27.
229, 25-28 A lo c u c ió n “ S ous la m aternelle ” 2245

demás y saber avenirse con los mis­ decir una palabra, esto es, la voluntad
mos con miras al mayor bien común. de centralización que muchos atribuyen
o reprochan a la Santa Sede. La pala­
4. Sus relaciones con la Santa Sede bra centralización puede designar un
sistema de gobierno que pretende asu­
25. Las relaciones de las comunida­ mirlo todo, decidirlo todo, dirigirlo to­
des con la Santa Sede. Cuanto toca a do, reduciendo a los subalternos al sim­
las relaciones de los estados de perfec­ ple papel de instrumentos. Esta centra­
ción con el Vicario de Cristo y la lización es absolutamente ajena al espí­
Santa Sede, no necesita casi ser recor­ ritu de los Pontífices Romanos y de la
dado: las prerrogativas de la Sede Sede Apostólica. Pero la Santa Sede no
Apostólica, fundadas en la institución puede renunciar a su calidad de centro
del mismo Cristo, y que la Iglesia en el director de la Iglesia. Aun dejando a
transcurso de los siglos ha dilucidado los Superiores constituidos las iniciati­
y precisado, deben permanecer inque­ vas previstas por las Constituciones,
brantables y sagradas. Si todo fiel las ella debe conservar su derecho y ejer­
42 respeta y se conforma a ellas, los que cer su función de vigilancia.
se hallan en un estado de perfección
Lo que convendría decir referente a
sabrán sobre este punto dar ejemplo
a todos. Es necesario entonces buscar y la renovación y adaptación de las rela­
conservar el contacto con él. En la ciones de las comunidadse entre sí y
Encíclica “ Humani generis” (13\ Nos con la Santa Sede se halla suficiente­
hemos recalcado que la voluntad de mente indicado, Nos parece, en vuestro
evitar el contacto y de mantener distan­ programa. Los principios que Nos he­
cias fue una razón importante de los mos recordado, os brindan un rumbo y
errores y desviaciones en ella señala­ no Nos cabe duda de que sabréis pro­
dos; y esta postura lamentable fue en fundizarlos con provecho.
particular la de ciertos miembros de
los estados de perfección. Este contacto,
para ser eficaz, será lleno de confianza, C o n c l u s ió n
de sinceridad, de docilidad.
28. Resumen de lo tratado y finali­
26. Las informaciones a la Santa dad del discurso. El ámbito de la
Sede. La Sede Apostólica desea recibir perfección, en el que algo Nos hemos
de vosotros informaciones no sólo verí­ internado con vosotros, es muy vasto y
dicas, sino también francas, que per­ muy hermoso mas quedan en él zonas
mitan conocer el verdadero estado de por explorar. Nos hemos llamado vues­
cada comunidad por lo que atañe a la tra atención sobre la perfección en ge­
doctrina religiosa y la administración neral y sobre la perfección dentro del
temporal o lo que sea. Sólo así es posi­ estado de perfección. Numerosos son
ble promover el bien y corregir opor­ hoy día no sólo los clérigos y religiosos,
tunamente el mal, ya que en las dispo­ sino también los seglares que se intere- 43
siciones de espíritu favorables de que san por estas cuestiones; al cotejarlas
Nos hablamos, es que las respuestas, con ciertas ideas y principios moder­
reglas e instrucciones de la Santa Sede nos, vislumbran en ellas problemas
producen sus frutos. serios y complejos, cuya solución se
les escapa no obstante, pese al vivo
27. El reproche de la centralización deseo que tienen de hallarla. Por ello,
atribuida a la Santa Sede. Hay una Nos hemos querido proporcionarles al­
cosa más sobre la cual Nos no quere­ gunas luces, recordando los principios
mos desaprovechar la oportunidad de que permiten contestarlas.
(13) Pío XII, Encíclica Humani Generis in re­ Colección: Encícl. 194, pág. 1793 ss.
bus, 12-VIII-1950; A. A. S. 42 (1950) 561; en esta
2246 E n cíclicas del PP. P ío XII (1957) 229, 29

29. La caridad, vínculo de perfec­ procurad sobre todo la unión con Dios,
ción y Bendición Apostólica. Conclu­ y os acercaréis continuamente más a la
yendo este discurso, Nos os dejaremos perfección. Esta es la gracia que Nos os
un pensamiento más de San P ablo en deseamos y que imploramos sobre vos­
su Epístola a los Colosenses: Por en­ otros del Altísimo, otorgándoos desde
cima de todo, tened caridad, en la lo más hondo de Nuestro corazón
cual se anuda la perfección<14). Más Nuestra paternal Bendición Apostólica.
allá de los problemas y discusiones, PIO PAPA XII.
(14) Colosenses 3f 14.
230

CONST. APOST. “AD UBERRIMA V X M PASCUA ” *12345670


(3-VI-1958)

CONSTITUCION APOSTOLICA
SOBRE EL PONTIFICIO INSTITUTO PASTORAL

P I O PP. X I I
Siervo de los siervos, para perpetua memoria

AAS 1. La misión pastoral y su aprendi­ 2. Complemento de las clases de


50 zaje. El deber de conducir la grey a Pastoral después de la ordenación se­
460
los pastos ricos de vida ha sido con­ gún “ Quandoquidem” y “ Mentí No-
fiado a aquellos a quienes el Pastor y strae” . Tales enseñanzas, teóricas y
Obispo de las almasO) escogió y consti­ prácticas, rozadas apenas por los alum­
tuyó ministros de Cristo y dispensadores nos antes de la ordenación sacerdotal,
de los misterios de Dios^23 \ para que
5
4 deben ser completadas luego, sea desde
fuesen embajadores de Cristo(3). Los el punto de vista doctrinal, sea en la
oficios y deberes de tal misión divina práctica de los eclesiásticos jóvenes,
pueden realizarse solamente por aquel como exige la naturaleza misma de las
que sea perfecto hombre de Dios y esté cosas, y como Nos mismo hemos adver­
apercibido para toda obra b u e n a y tido, particularmente, con el Motu Pro-
para que él resulte eficaz pregón del prio “ Quandoquidem” ^ y poco des­
reino de Dios — que sepa hacerse todo pués con la Exhortación Apostólica di­
para todosW, para ganar todos a Cris- rigida a todo el Clero “ Mentí No-
to( 67
>— es necesario que ponga todo strae” (10) en la que, entre otras cosas,
hemos escrito a Nuestros Venerables
empeño en mostrarse obrero de Dios,
Hermanos los Obispos: A vosotros ha
experimentado e irreprensible, que ma­
sido particularmente encomendado el
neja dignamente la palabra de DiosW.
cuidado de los nuevos sacerdotes. En el
Esto fue establecido por la Iglesia, Ma­
momento mismo que abandonan el Se­
dre y Maestra de las almas, con insis­
minario para enfrentarse con los debe­
tencia apremiante, prescribiendo que a
res pastorales, pueden presentarse a los
los alumnos de las escuelas teológicas
Sacerdotes, precisamente porque salen
se den lecciones de teología pastoral, al campo abierto del apostolado, peli- 461
con ejercicios prácticos especialmente gros, si no han sido preparados antece­
sobre la manera de enseñar el catecismo dentemente a esta nueva vida... Por esto
a los niños o a otros, de oír confesiones, vemos de buen grado que estos nuevos
de visitar a los enfermos y de asistir a sacerdotes, si es posible, sean acogidos
los m oribundos^. por algunos años en colegios especiales,
(* ) A. A. S. 50 (1958) 460-464; versión española, ver UOsservatore Romano, edición castellana, Buenos
Aires, Año VII, N? 343 del 10-VII-1958.
(1) I Pedro 2, 25. (8) Cód. Der. Can., canon 1365 § 3.
(2) I Corintios 4, 1. (9) Pío XII, Motu Proprio Quandoquidem,
(3) II Corintios 5, 20. 2-IV-1950.
(4) II Timoteo 3, 17. (10) Pío XII, Exhortación Apostólica Mentí No-
(5) I Corintios 9, 22. sirte, 23-IX-1950; A. A. S. 42 (1950) 657-702; en esta
(6) I Corintios 9, 22. Colección: Encicl. 193. pág. 1807-1834.
(7) II Timoteo 2, 15.

2247 —
2248 E n cíclicas del PP. P ío XII (1958) 280, 3-7

en los que, bajo la guía de hombres do-, ción de la Dirección General de la Obra
tados de vasta cultura y experiencia, Nacional para la Asistencia Religiosa y
sean perfeccionados más adecuadamen­ Moral de los Obreros. Además, la Sa­
te én la piedad y en las disciplinas sa­ grada Congregación de Religiosos, en
gradas, y, según la capacidad e inclina­ obsequio a las prescripciones de la
ciones de cada uno, sean preparados a Constitución Apostólica “ Sedes Sapien-
las diversas misiones sacerdotales. Ulti­ tiae” , trabajó arduamente a fin de ha­
mamente en la Constitución Apostólica cer surgir en Roma un Instituto Pasto­
“ Sedes Sapientiae’ ’ ^11) repetíamos esos
ral que respondiese plenamente a las
conceptos diciendo: ...para no faltar a
necesidades de los religiosos jóvenes.
Nuestro altísimo deber, debemos añadir
Poco a poco, estas iniciativas llegaron
que, además de la santidad y ciencia
a unificarse, gracias al vivo interés de
debidas, para cumplir convenientemen­
la Sagrada Congregación del Concilio
te las tareas del ministerio apostólico — a la que compete la responsabilidad
se requiere en el sacerdote una esme­ dé la enseñanza de la doctrina cristia­
rada y completa preparación pastoral;
na— y de Nuestro Vicario de Roma.
tal que asegure una específica compe­
tencia y capacidad al afrontar las múl­
tiples responsabilidades del apostolado 5. La erección oficial del Instituto
cristiano. Pastoral Pontificio. Por tanto, acogien­
do de buen grado los votos qué las
3. No principios nuevos sino aplica­ referidas Sagradas Congregaciones,
ción más exacta de los antiguos. Idén­ juntamente con Nuestro Vicariato de
ticas exhortaciones reiterábamos en la Roma, Nos han presentado, con la
alocución a los alumnos del Convictorio presente Constitución Apostólica erigi­
Eclesiástico “ San José Oriol” de Barce­ mos oficialmente, con Nuestra Autori­
lona*12), amonestando que son necesa­ dad, el Instituto Pastoral, que deseamos
rios medios de apostolado más aptos, lleve el título honorífico de Pontificio,
que van convirtiéndose casi en una ver­ junto al Ateneo Lateranense, en el lu­
dadera ciencia^ a la que es menester gar del antiguo Patriarcado, cabe la
acercarse ,con cuidado, huyendo de pe­ Archibasílica del Santísimo Salvador,
ligrosas improvisaciones, y que el re­ madre y cabeza de todas las Iglesias de
solver los problemas siempre nuevos y Roma y del Orbe; en el cual el Insti­
siempre preocupantes no significa una tuto* bajo la dirección y vigilancia de
búsqueda de principios nuevos, sino dichas Sagradas Congregaciones y de
más bien la aplicación más exacta de Nuestra Vicariato de Roma, los sacer­
aquellos antiguos y eternos, que en el dotes de uno y otro Clero adquirirán la
Evangelio han tenido su formulación ciencia que se refiere a la cura de las
principal. almas y aprenderán la multiforme arte
de las artesí13\ para atraer y llevar las
4. Labor preparatoria para fundar el almas a Cristo.
instituto Pastoral en Roma. Por estas
razones, desde hace tiempo, era deseado 6. Facultad para formar el profe­
un Instituto apto para la formación de sorado pastoral. Deseamos, además,
los sacerdotes jóvenes residentes en que en este Nuestro Instituto Pastoral,
Roma, con la colaboración solícita de la vv siguiendo fielmente un programa de
Sagrada Congregación de Seminarios y estudios más amplio y completo, se
Universidades y con la activa coopera- preparen los que podrán ser los docen-
(11) Pío XII, Const. Apost. Sedes Sapientise, 31- [13] S. Gregorio Nacianceno Orat. II (Migne
V-1956; A .A .S : 48 (1956) 354-356; en esta Colec­ P.G. 35, col. 426-A); S. León M. Regul. Past. p. I,
ción: Encíclica1 220, 30, pág. 2123. cap. I (Migne PL 77, col. 14-A); ver nota 35 en
(12) Pío XII, Alocución, 14-VI-1957. pág. 2124 de esta Colección.
230, 8-10 CONST. APOST. “ A P UBERRIMA VITAE” 2249

tes de las disciplinas pastorales en las bién de las Casas de formación de las
Facultades Eclesiásticas, en los Semi­ Religiones Clericales, sea para preparar
narios y en las demás Escuelas de la todos los sacerdotes al apostolado, sea
Iglesia, que han sido instituidas tanto para estudiar, promover y enseñar la 463
para los aspirantes al sacerdocio cuan­ multiforme ciencia del apostolado, tal
to para los sacerdotes jóvenes. como se expondrá de manera más
clara y más completa en los Estatutos
7. Los cursos y reconocimientos de que se publicarán.
estudios y el título del laureado. Por
consiguiente, este Instituto Pastoral dis­ 9. El plan de estudios pastorales.
pondrá un curso común de formación, Por lo que respecta al plan de estudios,
que durará por lo menos un año, en el establecemos que, en la forma más
que serán bien preparados los pastores oportuna para los dos cursos del Insti­
de almas, así como otro curso superior, tuto — el superior o bienal y el ordina­
que durará por lo menos dos años, en rio o anual— se profundice en los di­
el que se formarán los futuros profe­ versos sectores de la Teología y de la
sores de las disciplinas pastorales. De­ Praxis Pastoral, especialmente de la
cretamos también que las Facultades Catequética, de la Kerigmática y Ho-
de Teología existentes en Roma reco­ milética, de la Hodegética, de la Litur­
nozcan como válido el bienio de estu­ gia Pastoral, de la Sociografía Religio­
dios realizados en este Instituto Pasto­ sa y de la Estadística que llaman Pas­
ral, para la consecución en ellas de los toral, dirección espiritual de los indi­
grados académicos, y que, consiguien­ viduos y de las colectividades, de la
temente, consideren las materias desa­ Pedagogía y Psicología pedagógica, de
rrolladas por los alumnos del Instituto la Medicina y, finalmente de la Psiquia­
Pastoral, como disciplinas auxiliares y tría Pastoral. En el mismo Instituto
especiales, conforme a la norma del se tendrán, por último, especiales es­
art. 27 de las Disposiciones anexas a la cuelas de aplicación, como suelen lla­
Constitución Apostólica “ Deus scien- marse, o sea escuelas mediante las cua­
tiarum jDominus” l14L Igualmente decre­ les son formados eficientemente los
tamos que las mismas Facultades Teo­ sacerdotes aptos a desarrollar el apos­
lógicas puedan otorgar Láurea en Sa­ tolado en las diversas obras especiali­
grada Teología con el título de especia- zadas, como publicación de libros y
lización para la enseñanza pastoral a revistas, orientación de la opinión pú­
los alumnos que hayan frecuentado, al blica, espectáculos, acción social, aso­
menos por un bienio, todas las disci­ ciación católica, asistencia a las diver­
plinas de este Instituto Pastoral, según sas categorías de ciudadanos* especial­
las normas que serán dadas por la mente, a los obreros, agricultores, pas­
Sagrada Congregación de Seminarios y tores, navegantes, militares, profesio­
Universidades, siempre que ellos posean nales, responsables de la vida social,
los requisitos prescritos para la conse­ artistas y otros semejantes.
cución de grados académicos.
10. Centro de orientación. Y para
8. Los cursos propedéuticos de pas­ que el trabajo y el estudio del Instituto
toral. El mismo Instituto Pastoral des­ Pastoral produzcan ricos frutos tam­
arrollará para los alumnos de las cien­ bién para los Sacerdotes que ya están
cias sagradas, los cursos propedéuticos dedicados a la cura de almas, decreta­
ya prescritos por el citado canon 1365, mos que el mencionado Instituto se una
§ 3. Por ello el Instituto será un verda­ estrechamente, siempre bajo la autori­
dero y aptísimo complemento de las dad y vigilancia de ¡a Sagrada Congre­
Facultades, de los Seminarios y de los gación del Concilio, así como también
Convictorios Eclesiásticos, como tam­ de las Sagradas Congregaciones de Reli­
[14] ¡ Pió XI, Const. Apost. Deus scientiarum en ¡esta , Colección: Éncicl. 155,. pág,.. 1332-13,36.;.
Dómiims, 24-V-1931; A. A. S, 23 (1931) 241-216;
2250 E n cíclicas óél PP. P ío XII (1958) 230, 10

giosos y de Seminarios y Universidades, dinación Pastorall15), recomendado por


con el consejo de Nuestro Vicario de Nos muchas veces, en particular en la
Roma, el Centro de Orientación y Coor- alocución del 14 de setiembre de 1956
[15] P ío X I I por intermedio de Mons. A n g e lo E v a n g e lio a to d o s los in fie le s ” (Letanías de los
D e ll’ A cq u a , Substituto de la Secretaría de Esta­ todos Santos).
do, una Carta, dirigida a Mons. Giovanni B. Mon- 6. L o s c r is t ia n o s a le ja d o s . La próxima Semana,
tini, Arzobispo de Milán, en que envió normas sin embargo, se cimenta sobre otro plano, ya
para la 8? Semana Nacional de Actualización que mira más bien la vuelta a la Casa del Padre
Pastoral que había de realizarse en Milán en de aquelos que en ella habían nacido, proponién­
Septiembre de 1958. dose el problema de cómo hacer frente al doloroso
El texto íntegro de la Carta es el siguiente: problema de la apostasía de Cristo y de su Igle­
Del Vaticano, 23 de mayo de 1958. sia de una buena parte de la sociedad moderna.
Excelentísimo Señor: 7. L a s ca u sa s d e l a le ja m ie n to . Las raíces de
esta apostasía teórica, además de práctica, hay
1. O p o r tu n id a d d e c e le b r a r la S e m a n a en M i­ que buscarlas en el progresivo alejamiento de las
lá n . La Ciudad de Milán tendrá el honor y el corrientes de pensamiento y de los varios aspec­
mérito de acoger este año, del 22 al 26 de se­ tos de la cultura de las verdades Cristianas: la
tiembre, la Octava Semana Nacional de Actua­ ruptura de la unidad cristiana en Europa, el ateís­
lización Pastoral, convocada por ese Centro de mo científico, el racionalismo, el iluminismo, el
Orientación Pastoral de Roma. laicismo, el materialismo dialético, la masonería
Era justo que el Centro de Orientación Pasto­ son algunas de las causas de este lento proceso
ral, inspirado en tales Semanas, luego de haber de extravío intelectual y moral, cuyas últimas
escogido como sede de ellas las principales ciu­ consecuencias vemos hoy.
dades de Italia, rica de larga experiencia, fuese, 8. L a m is ió n c r is t ia n a d e h o y y su n e c e s id a d .
por decir así, a su propia casa para celebrar las Establecer el contacto vivo entre el pensamiento
sesiones de este año. cristiano y la cultura moderna es hoy uno de
2. E l tem a de la S e m a n a : L a C o m u n id a d C ris­ los más graves oficios de sacerdocio y del laicado
tian a y los a le ja d o s . Por otro lado, el tema esco­ católicos: oficio que en el mismo extravío extre­
gido para esta VIII Semana: L a C o m u n id a d c r is ­ mo de las inteligencias encuentra una disposición
tian a y los a le ja d o s , mientras corresponde a una favorable la sed inextinguible de verdad que dis­
particularmente viva sensibilidad pastoral de pone el espíritu humano a aceptar las consolado­
Vuestra Excelencia Reverendísima, se adapta bien ras certezas de la síntesis cristiana del saber.
a la Arquidiócesis Ambrosiana, inferior a ninguna Nunca, quizá, como hoy se siente la necesidad
en el impulso apostólico hacia los alejados cam- moral de la Revelación, de que habla el C o n c ilio
sus obras de conquista en los más variados cam­ V a tica n o , aun para la investigación de las su­
pos. del cultural al social, al misionero. premas verdades naturales y para la seguridad
3. L o s d ife r e n t e s g r u p o s d e a le ja d o s . Existen del proceso racional de la mente humana en la
alejados que desconocen la Casa del Padre, por­ búsqueda de lo verdadero.
que nacieron fuera de ella; hay otros que han 9. L o s m é to d o s m o d e r n o s d e a c e r c a m ie n t o y
abandonado la Casa del Padre: es preciso con­ la “ s o c io lo g ía d e los a le ja d o s ” . Nos ha parecido
cluir y reconducir a unos y a otros a ella: esta es necesario recordar esta especie de apostolado,
la misión perenne conquistadora de la Iglesia, primero en el orden lógico, aunque se trate de
su perenne vocación misionera. una obra de aliento y cuyos frutos no se podrán
4. L o s in fie le s en tie r ra s p a g a n a s y el e s p ír itu valuar sino a largo plazo. L a S e m a n a d e M ilá n ,
m is io n e r o d e M ilá n . “ E l e s p ír itu m is io n e r o y e l
sin embargo, pretende dirigir el estudio y la dis­
e s p ír itu c a t ó lic o —ha dicho el Reinante Pontífi­
cusión sobre todo hacia las formas, comúnmente
ce— s on un a ú n ic a y m is m a c o s a . L a c a t o lic id a d conocidas de apostolado, sobre el cómo llegar a
es una n o ta e s e n c ia l d e la v e r d a d e r a Ig le s ia , h a s -
las varias categorías de personas que de hecho
tai p u n ’ o que un c r is t ia n o n o es v e r d a d e r a m e n ­
viven lejos de la Iglesia más que los hostiles, pa­
te a m a n te y d e v o t o a la Ig le s ia , si n o es igu al­
ra lo que existen en general motivos o pretextos
m e n te fie l y d e v o t o d e su u n iv e r s a lid a d , d e ­
ideológicos, son indiferentes. Para no permanecer
s e a n d o que ella a r r a ig u e y flo r e z c a en to d o s los
en lo abstracto, oportunamente se ha querido
Recogiendo este pensamien­
lu g a res d e la t ie r r a ” .
traer, al tratar el argumento, el resultado de las
to de un Radiomensaje en la reciente E n c íc lic a
investigaciones estadísticas, examinar la “socio­
añadía:
“ F id e i d o n u m ” , Su S a n tid a d “ N a d a m ás
logía de los alejados”, estudiar la psicología y
a je n o a la Ig le s ia d e C risto q u e la d iv is ió n : n a d a
finalmente los varios esquemas o planes de con­
m ás n o c iv o a su v id a qu e e l a is la m ie n to , qu é to
quista, desde la estructura parroquial y desde la
d a s las fo r m a s d e e g o ís m o c o le c t iv o , las cu a le s
irradiación conquistadora de la parroquia hasta
lleva n una c o m u n id a d c r is t ia n a p a r t ic u la r , cu a l­
el múltiple apostolado de los seglares.
q u ie r que se a, a e n c e r r a r s e en sí m is m a ” .
10. L a in c id e n c ia d e l p r o b le m a s o c ia l y d e l tra ­
b a jo . El problema social, en su preciso signifi
El peligro de semejante egoísmo está cierta­ cado, es extraño al tema de la Semana; pero
mente lejos de la Iglesia milanesa, que para pro­ no puede ser ignorado, dado que muchos hostiles
pagar la fe por el mundo y las misiones entre y muchísimos indiferentes son el resultado de
los fieles ha suscitado tantas obras, ha dado y una lamentable ignorancia de la doctrina social
continúa dando tantos misioneros. Entre las obras, de la Iglesia o de una no menos lamentable ca­
bastaría recordar el Pontificio Instituto de Mi­ rencia de actuación de sus principios en la con­
siones Extranjeras, a cuya sombra ha nacido creta realidad humana. No se puede prescindir
también la Unión Misional del Clero. de esto en la conquista de los alejados, sobre todo
5. P r e o c u p a c ió n p o r los d is id e n te s . Paralela a “ en el m u n d o del t r a b a jo ” .
esta ansia misionera hacia los infieles se encuen­ 11. G r a v e d a d y u r g e n c ia . Son tan vivos, graves,
tra aquella por la vuelta de los disidentes a la urgentes los problemas que serán estudiados en
unidad de la Iglesia: la oración pública de la la próxima Semana, es tal la seriedad de la pre­
Iglesia nunca separa estos dos fines, dirigiendo paración de ella que el Santo Padre no duda de
a Dios en las letanías la súplica: “ p a r a qu e te su utilidad y de su feliz éxito, y piensa ya en el
d ig n e s d e v o lv e r a la u n id a d d e la I g le s ia a to d o s gran interés con que examinará, a su tiempo,
b s que inven en e l e r r o r , y a tr a e r a kt luz d el las Actas de la Semana.
230, 11-13 CONST. APOST. “ A D UBERRIMA VITAE” 2251

tenida con motivo de la VI Semana Pas­ cesores que se distinguieron de modo


to r a l^ . singular por la actividad y ciencia pas­
toral, San Gregorio Magno y San
11. La finalidad del Instituto Pas­ Pío X.13
2
toral. Por consiguiente, este Nuestro
Instituto Pastoral junto con el Centro 13. La vigencia de las disposiciones.
de Orientación y Coordinación Pastoral Todo cuanto es establecido por Nuestra
y con todos los demás Institutos de la Autoridad con la presente Constitución
misma naturaleza que le podrán ser Apostólica, queremos y mandamos que
agregados, cuidará la ilustración, el sea considerado válido y ratificado, no
incremento y el uso de las disciplinas obstante cualquier cosa en contrario,
eclesiásticas cual armas de luz<17); pro­ aun digna de especial mención.
visto de las cuales, el pastor de almas
podrá con mayor fruto empeñarse y Deseamos, además, que los ejempla­
sobreempeñarse en atraer y estrechar res y extractos de esta Constitución
a Cristo y a la Iglesia Católica las men­ Apostólica, aún los impresos, siempre
tes y las almas de todos, fieles e in­ y cuando hayan sido autenticados por
fieles. un oficial público y vayan provistos
del sello de una Autoridad Eclesiástica,
12. Los Patronos del Instituto. Y tengan el mismo valor que el texto de
para que la gracia y potencia de lá présente Carta.
Dios desciendan abundantemente sobre Dada en Roma, junto a San Pedro, el
Nuestro Instituto Pastoral, lo confia­ 3 de junio de 1958, año vigésimo de
mos a la tutela y al patrocinio de la Nuestro Pontificado.
Beatísima Virgen María Reina de los
Apóstoles y de Nuestros Santos Ante-1 3
2 PIO PAPA XII.
12. La VIII Semana, complemento de la Vil. divina, a Vuestra Excelencia, a los organizadores
Ella es, finalmente, la continuación y el comple­ de la Octava Semana de Modernización Pastoral
mento de la celebrada en Florencia en 1957: si y a todos los que tomarán parte en ella, la Ben­
entonces el tema central de la consideración era dición Apostólica.
la caridad cristiana de la comunidad cristiana, Aprovechando de buen grado la circunstancia
ahora se trata de la caridad de la Iglesia hacia para besar el sagrado Anillo y confirmarme con
los alejados: en uno y en otro caso se exalta el sentimientos de devoto obsequio de Vuestra Ex­
primado de la caridad. En el tema de este año celencia Reverendísima devotísimo siervo.
resalta mejor la voluntad salvífica universal de
Dios, quien quiere que “todos los hombres se Angelo Dell’Acqua
salven y vengan en conocimiento de la verdad” Substituto
(I Tim. 2, 4); afirma mejor la santa inquietud
del llamamiento paulino: “la caridad de Cristo [16] Pío XII, Alocución Di gran cuore, 14-IX-
nos urge” (2 Corintios 5, 14). 1956, a los participantes del 60 Congreso del Cle­
Más allá de la comunidad cristiana ordenada ro de Italia, en Roma, sobre los postulados y las
el Corazón de Jesús ve otras almas que salvar: normas para hacer progresar más el ministerio
“ Tengo otras ovejas, que no son de este aprisco” pastoral (A. A. S. 48 [1956] 699-711). Ver también
(Juan 10, 16). El fin de la Iglesia es conducir y el texto íntegro de la Alocución de Pío XII ” Vous
reconducir aquellas ovejuelas al único verdadero Nous avez demandé” , 22-IX-1956 a los Cardenales,
Aprisco: “/y se hará un solo rebaño, y un solo Arzobispos, Obispos, sacerdotes y religiosos so­
pastor!” (Juan 10, 16). bre Liturgia Pastoral (A. A. S. 48 [1956] 711 ss.;
13. Bendición Apostólica. Con estos pensamien­ en esta Colección: Encícl. 185, nota (190), pág.
tos, sentimientos y votos el Augusto Pontífice 1753-1758.
envía, prenda y auspicio de abundante gracia (17) Ver Romanos 13, 12.
ENCICLICA
“AD APOSTOLORUM PRINCIPIS SEPULCRUM”(*>
(29-VI-1958)

A LOS CATOLICOS CHINOS SOBRE LA SITUACION RELIGIOSA EN SU PAIS


Y LAS CONSAGRACIONES EPISCOPALES NO AUTORIZADAS
POR LA SEDE APOSTOLICA: NORMAS PARA LA SITUACION

P I O PP. X I I
Venerables Hermanos y amados hijos, salud y Bendición Apostólica

Introducción: rables Hermanos a “ ver a Pedro” ; más


/. - Gratos recuerdos de la consagración aún, de él habéis recibido el báculo, de
y del establecimiento de la jerarquía que os serviréis para emprender los via­
eclesiástica China jes apostólicos y congregar a las ovejas.
Y Pedro os ha abrazado con amor a
AAS 1. Pío XII evoca la consagración de vosotros, que infundís no poca esperan­
50 los primeros Obispos chinos en San
za de llevar a vuestro connacionales la
601 Pedro. Cuando junto al sepulcro del
verdad eva n gélica^ .
Príncipe de los Apóstoles, en la majes­
tuosa Basílica Vaticana, nuestro inme­ 2. Florecim iento de la Iglesia china
diato Predecesor, de feliz memoria, y ereción de la Jerarquía eclesiástica.
Pío XI, hace treinta y dos años, consa­ El eco de estas palabras se reproduce 602
gró y confirió la plenitud del sacerdocio hoy de nuevo en Nuestra alma, Venera­
a las primicias y a los nuevos retoños bles Hermanos y amados hijos, en esta
del Episcopado ChinoO), así expandía hora de aflicción para la Iglesia Cató­
los sentimientos de que estaba penetra­ lica en vuestra patria. Ciertamente no
do su paternal corazón en aquel m o­ fue vana ni sin fruto la esperanza del
mento solemne: Habéis venido, Vene­ gran Predecesor Nuestro: nuevos ejér-
(*) A. A. S. 50 (1958) 601-614; la presente Encíclica del 29-VI-1958 no fue publicada sino el 8 de
setiembre de este año. La versión es la de la Oficina de Prensa del Vaticano. Véase también L’Os-
servatore Romano, edición castellana, Bs. Aires, Año VII, N? 353, del 18-IX-1958.
Tal vez no sea inconveniente, hacer a la presente Encíclica, última de Pío XII en publicarse y
penúltima en escribirse, una breve introducción.
En 1947 había en ella 20 Arquidiócesis, 85 Diócesis y 39 Prefecturas Apostólicas.
La China Continental tenía ya su jerarquía propia formalmente establecida por Pío XII.
En 1926, Pío XI personalmente había consagrado, como recuerda el Sumo Pontífice en la intro­
ducción a la presente Encíclica, a los primeros Obispos Chinos en la Basílica de San Pedro; en 1947
se elevó este número a una veintena y alrededor de 2.500 sacerdotes chinos.
Desde 1952 se siguen los documentos pontificios que denuncian los atentados siempre más graves
contra la libertad de la Iglesia Católica en China.
En la Encíclica E v a n g e lii P rs e co n e s de 1951 Pío XII evoca en general las dificultades que en­
cuentran los misioneros en el Extremo Oriente; en 1952 en la Carta C u p im u s im p r im ís (en esta Co­
lección: Encícl. 215, nota (1), pág. 2015-2047) el Padre Santo pone a los fieles cristianos en guardia con­
tra el movimiento de la triple autonomía, la financiera, la administrativa y la apostólica; en 1945, la
Encíclica Ad. S in a r u m G en tem (en esta Colee.: Encícl. 215, pág. 2045-2052) rechaza las calumnias que
se estaban lanzando contra los católicos y la Sede Apostólica. En la última Encíclica de Pío XII, Me-
m in is s e iu v at, no faltan alusiones severas a este estado de cosas, cuando pide oraciones especiales
por la Iglesia del silencio, y no dijo más el Sumo Pontífice porque ya obraba en manos de la auto­
ridad eclesiástica china, aunque no se había publicado aún, la presente Encíclica en que se condena
la separación abierta producida por las consagraciones episcopales recién realizadas.
Acaba de aparecer en italiano un libro que trae, clasificados por países, todos los textos ponti­
ficios sobre la Iglesia del Silencio, en que la China Continental ocupa un lugar tan doloroso, textos
que complementan el anterior “Libro Rojo" consagrado a historiar los acontecimientos a que esas
enseñanzas pontificias aluden.
(1) Pío XI, Homilía de la Consagr. de los pri- (2a) Pío XI, Homilía Iam finís cst, A. A. S. 18
meros 6 obispos chinos Iam finís est, 28-X-1962, C1926) 432.
A.A.S. 18 (1926) 432.
2252 —
231, 3-6 E n c íc lic a “ A d A postoloru m P rincipis ” 2253

ciíos de sagrados Pastores y heraldos naciones, que no ambiciona cosas terre­


del Evangelio se juntaron a aquel pri­ nas, sino que, a la medida de sus fuer­
mer manípulo (2b>de Obispos que P edro, zas, conduce a todos los ciudadanos a
viviente en su Sucesor, había enviado la consecución del cielo. Advertíamos,
para regir aquella selecta porción del además, que los misioneros no preten­
rebaño de Cristo; un vigoroso florecer den los intereses de una nación parti­
de nuevas obras y empresas de aposto­ cular, sino que, viniendo de todas las
lado, aun en medio de múltiples difi­ partes del mundo, y unidos como están
cultades, florecieron entre vosotros. Y por un único amor divino, desean y
Nos, cuando más tarde tuvimos la gran buscan solamente la difusión del Reino
dicha de erigir la Jerarquía eclesiástica de Dios; bien claro está, por lo tanto,
en China, hicimos Nuestra y aumenta­ que su obra lejos de ser superflua o
mos aquella esperanza y vimos abrirse dañosa, es benéfica y necesaria para
horizontes todavía más amplios para la ayudar al celoso clero chino en el cam­
dilatación del Reino divino de Jesu­ po del apostolado cristiano.
cristo.
5. Encíclica en defensa del patriotis­
2 - La persecución y las Encíclicas mo de los católicos y contra la falsa
Pontificias sobre China doctrina de las tres independencias.
Después de casi dos años, el 7 de
3. Persecución religiosa al clero y a octubre de 1954, con otra Carta Encí­
los fieles. Algunos años después, por clica “ Ad Sinarum gentem” í4\ enviada
desgracia, nubarrones de tempestad a vosotros para refutar las acusaciones
oscurecieron el cielo; para vuestras co­ dirigidas contra los mismos católicos
munidades cristianas, algunas de las chinos, proclamábamos abiertamente
cuales ya de antiguo florecían, co­ que el cristiano no es, ni puede ser,
menzaron tiempos tristes y llenos de inferior a ninguno en la verdadera fide­
dolor. Vimos a los misioneros, entre lidad y amor a su patria terrena. Y
quienes se contaban muchos Arzobis­ porque se había difundido entre vos­
pos y Obispos animados de un gran otros la falsa doctrina llamada del as
celo apostólico, y asimismo a nuestro Tres Independencias, Nos, en virtud de
Internuncio, obligados a abandonar el Nuestro divino y universal Magisterio,
suelo de China; y arrojados a la cárcel, advertimos que esa doctrina, según la
o afligidos por las privaciones y sufri­ entendían sus partidarios, ya en la
mientos de todas clases, a los sagrados significación teórica, ya en las aplica­
Obispos, sacerdotes, religiosos y reli­ ciones prácticas que de ella se derivan,
giosas y a muchos fieles. no podía ser aprobada por ningún ca­
tólico, puesto que arranca a las almas
4. Encíclica en defensa de los misio­ de la necesaria unidad de la Iglesia.
neros y de la misión. Entonces Nos
vimos forzados a levantar Nuestra voz 6. Nuevo documento pontificio. Tes­
angustiada para reprobar la injusta timonios de fidelidad a la Iglesia. Aho­
persecución, y con la Carta Encíclica ra debemos advertir que en vuestra
“ Cupimus imprimís” del 18 de enero nación, en estos últimos años, las con­
de 1952f**3í, tuvimos cuidado de recordar diciones de la Iglesia han ido empeo­
por amor a la verdad, conscientes de rando. Es verdad y esto es motivo para
Nuestro deber, que la Iglesia Católica Nos de gran consuelo en medio de
no puede considerarse como extraña, tantas y tan grandes tristezas que ante
cuanto menos histil, a nadie; más aún las prolongadas persecuciones que os
que ella, en su maternal solicitud, abra­ afligen, no ha disminuido en vosotros
za con la misma caridad a todas las la intrépida fe ni el amor ardentísimo
[2b] Manípulo: Subdivisión de la Legión Ro­ Encícl. 215, nota (1), pág. 2045-2047.
mana, equivalente en un tiempo a dos centurias; (4) P ío X II, Encíclica A d S in a r u m G cn tem ,
se emplea aquí por grupo compacto de combate. 7-X-1954; A.A.S. 47 (1955) 5-14; en esta Colecc.:
(3) P ío X I I , Carta C.upim us im p r im ís , 18-1- Encicl. 215, pág 2045.
1952, A. A. S. 44 (1952) 153; en esta Colección:
2254 E n cíclicas del PP. P ío XII (1958) 231, 7-9

al Divino Redentor y a su Iglesia; in­ asociación mira principalmente a que


trépida fe y ardentísimo amor que ha­ los Católicos den progresivamente su
béis demostrado de mil maneras, por adhesión a las falsedades del materia­
todas las cuales recibiréis un día el lismo ateo, con las cuales se niega a
premio eterno de Dios, aunque sólo una Dios y se rechazan todos los principios
pequeña parte de ellas ha llegado a sobrenaturales.
conocimiento de los hombres. Con el pretexto de defender la paz,
esa misma asociación acepta y propaga
P rimera P arte General: falsas sospechas y acusaciones contra
LA IGLESIA Y SUS DIFICULTADES muchos y venerables miembros del cle­
ACTUALES ro y aun contra los Obispos y la misma
Sede Apostólica, atribuyéndoles extra­
I. La “ Asociación patriótica” , sus vagantes propósitos de imperialismo,
fines y métodos de condescendencia y complicidad en la
a) Materialismo ateo y totalitarismo explotación del pueblo, de premeditada
estatal hostilidad hacia la Nación China.
7. Se denuncian las insidias de la Mientras afirman que es necesario
“ Asociación patriótica” . Pero al mismo que exista una absoluta libertad en ma­
tiempo es deber Nuestro denunciar a teria religiosa, y con la excusa de faci­
las claras — y lo hacemos con temblor litar las relaciones entre la autoridad
y con profunda pena— que, merced a eclesiástica y la civil, de hecho la aso­
planes insidiosos, las condiciones van ciación pretende que la Iglesia, desaten­
empeorando entre vosotros hasta el didos y postergados sus sagrados dere­
punto de que parece que la falsa doc­ chos, quede totalmente sometida a la
trina, que Nos hemos reprobado, va lle­ autoridad civil. Para lo cual se incita
gando a las más extremas y perniciosas a los miembros a tener por buenas in­
consecuencias. justas medidas como la expulsión de los
misioneros, el encarcelamiento de los
En efecto, con una táctica hábilmente
Obispos, sacerdotes, religiosos, religio­
concebida, se ha fundado entre vosotros
sas y fieles; asimismo a consentir en las
una asociación, que ha tomado el nom­
medidas tomadas para impedir perti­
bre de patriótica, y los católicos se ven
nazmente la jurisdicción de muchos le­
forzados con toda violencia a pertene­
gítimos Pastores; además a sostener
cer a ella.
principios reprobables que abiertamen­
Esta asociación — como se ha dicho te atacan la unidad y universalidad de
en repetidas declaraciones— tendría el la Iglesia y su constitución jerárquica;
fin de unir el clero y los fieles en nom­ y a admitir iniciativas que tienen por
bre del amor a la patria y a la religión fin minar la obediencia del clero y de
para propagar el espíritu patriótico, pa­ los fieles a sus legítimos Prelados y
ra defender la paz entre los pueblos, y separar las comunidades católicas de
al mismo tiempo para apoyar, reforzar la Sede Apostólica.
y propagar el socialismo establecido en
vuestra Nación y para ayudar a las b) Sus métodos
autoridades civiles a defender cuando 9. Métodos de violencia y de opre­
se ofrezca ocasión, resueltamente, la sión. Para difundir e inculcar en todas
que ellos llaman libertad política y reli­ las inteligencias con más facilidad estos
giosa. Es sin embargo evidente que, principios, esta asociación, que como
bajo estas expresiones de paz y de dijimos, se gloría con el nombre de pa­
patriotismo, que pueden engañar a los triótica, recurre a los más variados me­
ingenuos, tal asociación tiende a llevar dios, aun a los de la opresión y la vio­
a la práctica ciertos principios y planes lencia: a saber, propaganda abundante
perniciosos. y clamorosa en la prensa: reuniones y
8. Fines que la “ Asociación” persi­ congresos, al os que se obliga a asistir
gue. Con la apariencia de patriotismo, con invitaciones, amenazas y engaños
que realmente se muestra falaz, tal — aun a quienes no lo desean— , y en
231, 10-12 E n c íc lic a “ A d A postolo ru m P rincipis ” 2255

los que, si alguno valientemente se le­ no natural y positivo, a contribuir ge­


vanta a defender la verdad, fácilmente nerosa y activamente a todas las empre­
le hacen callar, le derrotan y le tachan sas que conduzcan a una pacífica y
de infame, como enemigo de la patria ordenada prosperidad siempre creciente
y del orden nuevo. También se ha de y a un verdadero progreso de la comu­
hacer mención de esos cursillo de for­ nidad patria. La Iglesia jamás se ha
mación, en los que los discípulos tienen cansado de inculcar a sus hijos la nor­
que beber y abrazar esta falaz doctrina, ma recibida de su Divino Redentor:
y a los que van forzados sacerdotes, Dad, pues, al César lo que es del César,
religiosos y íeligiosas, alumnos del sa­ y a Dios lo que es de D i o s norma
grado seminario, fieles de cualquier que se funda en el presupuesto de que
estado y edad. En estos cursillos por ninguna oposición puede existir entre
medio de casi infinitas e interminables los postulados de la verdadera Religión
lecciones y discusiones, a lo largo de y los verdaderos intereses de la patria.
semanas y meses, las fuerzas de la
mente y de la voluntad, tanto se debi­ 11. El cristiano y el am or suprem o
litan y apagan que con esta violencia de Dios. Pero es necesario afirmar
sicológica se arranca, más bien que se también que, si los cristianos, por de­
pide libremente, como sería justo, una ber de conciencia, deben dar a César,
adhesión, que ya casi nada tiene de o sea a la autoridad humana lo que le
humana. A esto hay que añadir esos pertenece, asimismo no puede el César,
modos de proceder que, ejercidos con es decir los gobernantes, exigir a los
todos los medios, privada y pública­ ciudadanos sumisión en las cosas que
mente, con engaño, con dolo y con tocan a Dios y no a ellos y por eso no
grave temor, perturban las mentes; las puede pedir obediencia cuando se trata
denominadas confesiones, arrancadas de usurpar los soberanos derechos de
por la fuerza; los campos de reeduca­ Dios, o bien de obligar a los fieles a
ción; los llamados juicios populares, obrar en oposición con sus deberes
ante los cuales se han atrevido a arras­ religiosos, o a separarse de la unidad
trar ignominiosamente para juzgarlos de la Iglesia y de su legítima jerarquía.
aun a venerables Obispos. Entonces sin duda alguna, todo cristia­
Contra tales medios, que violan los no con rostro sereno y voluntad firmí­
más importantes derechos de la persona sima repita las palabras con que Pedro
humana y pisotean la sagrada libertad y los primeros Apóstoles respondieron
de los hijos de Dios, no puede menos a los perseguidores: Hay que obedecer
de elevarse junto con la Nuestra la a Dios antes que a los hombres^ .
protesta de todos los fieles cristianos
del mundo entero, y aun de todas las b) Paz y aspiraciones nacionales
personas sensatas para deplorar el atro­
12. La verdadera paz debe fundarse
pello contra la conciencia de los ciu­
dadanos. sobre la justicia y la caridad. Con
2. Respuesta de la Iglesia enfática elocuencia los que fomentan y
a) Amor a la Patria sostienen esta asociación; que usa el
nombre de patriótica com o nombre su­
10. El cristiano y el am or a la Patria. yo propio, hablan constantemente de
Y puesto que en nombre del patriotis­ paz y proclaman insistentemente que
mo se ejecutan tales iniquidades, es de­ los católicos deben luchar a favor de
ber Nuestro recordar a todos, una vez ella. Palabras, en sí mismas, magníficas
más, que es precisamente la Iglesia con y justísimas: ¿A quién se debe alabar
su doctrina la exhorta e incita a los ca­ más que a quien prepara el camino de
tólicos a fomentar un sincero y pro­ la paz? Pero la paz, bien lo sabéis vos­
fundo amor a sus propias naciones, a otros, Venerables Hermanos y amados
prestar la debida sumisión a las auto­ hijos, no se funda sólo en palabras, no
ridades públicas, salvo el derecho divi-5 es una formalidad exterior, sugerida
(5) Lucas 20? 25. (6) Act. 5, 29.
2256 E n cíclicas del PP. P ío XII (1958) 231, 13-15

quizás por táctica ocasional y contra­ vo presupuesto, no temen como prime­


dicha por iniciativas y obras que, más ra medida limitar a su arbitrio 'a auto­
bien que inspirarse en sentimientos pa­ ridad del supremo Magisterio de la
cíficos, disponen los corazones a resen­ Iglesia, diciendo que existen cuestiones
timientos, odios o aversiones. La verda­ como las sociales y económicas, en las
dera paz debe fundarse sobre princi­ que a los católicos sería lícito no hacer
pios de justicia y caridad, enseñadas caso de las enseñanzas doctrinales y de
por Aquel que se adornó, como con un las normas dadas por esta Sede Apostó­
título real, con el nombre de Príncipe lica. Opinión — casi no habría necesi­
de la pazW ; la verdadera paz es la de­ dad de decirlo— , absolutamente falsa
seada por la Iglesia, paz estable, justa, y llena de error, porque — como tuvi­
equitativa y ordenada entre los indivi­ mos ocasión de exponer hace algunos
duos, las familias y los pueblos que, años a una selecta asamblea de Vene­
respetando los derechos de cada uno, y rables Hermanos en el Episcopado—
especialmente los de Dios, una a todos la potestad del a Iglesia no está circuns­
con el vínculo de la recíproca y frater­ crita al dominio de las “ cosas estricta­
nal colaboración. mente religiosas” como suele decirse,
13. La Iglesia reconoce los derechos mas pertenece a ella todo el campo de
del pueblo chino. En tal pacífica pers­ la ley natural, su enseñanza, interpreta­
pectiva de armoniosa convivencia de ción y aplicación, en cuanto al funda­
todas las naciones, la Iglesia desea que mento moral. En efecto, por disposición
cada Nación tenga el puesto de dignidad divina, la observancia de la ley natural
que le compete. La Iglesia que, siempre se refiere al camino, por el cual el hom­
ha seguido con simpatía los aconteci­ bre debe tender hacia su fin sobrena­
mientos y vicisitudes de vuestra Patria, tural. Ahora bien, la Iglesia es, en este
ya antes, hablando por boca de Nuestro camino, guía y custodia de los hombres,
inmediato Predecesor, de feliz memoria, en cuanto se relaciona con su fin sobre­
deseó que fuesen plenamente recono­ natural(9>. Se trata de la misma verdad
cidas las legítimas aspiraciones y los que con sabiduría ilustró Nuestro Pre­
derechos de ese pueblo, el más nume­ decesor S a n P ío X, en la Encíclica
roso de la tierra, cuya civilización se “ Singulari quadam” del 24 de setiembre
remonta a edades antiquísimas, que en de 1912, cuando advertía que todas las
siglos pasados conoció períodos de acciones del cristiano están sujetas al
grandeza y esplendor, y al que no falta­ juicio y a la jurisdicción de la Iglesia,
rá un gran porvenir, si se mantiene en en cuanto son buenas o malas desde el
los caminos de la justicia y de la ho­ punto de vista moral, es decir, en cuan­
nestidad(78K
7 to concuerdan o están en oposición con
Al contrario, según las no­ el derecho natural y divino(10).
ticias trasmitidas por la radio y por la 15. Falsas protestas de fidelidad.
prensa, no faltan algunos y por cierto Además quienes después de haber pro­
también entre el clero, desgraciadamen­ clamado una limitación tan arbitraria,
te, que se atreven a insinuar la sospecha declaran de palabra que quieren Obede­
y la acusación de malevolencia de la cer al Romano Pontífice en las verda­
Santa Sede hacia vuestra Patria. des de fe y — como acostumbran expre­
sarse— en las normas eclesiásticas que
c) La incumbencia de la Iglesia so­
deben observarse, llegan hasta el atre­
brepasa los aspectos religiosos.
vimiento de negar la obediencia a claras
14. Ataques a la Santa Sede y arbi­ y precisas medidas y disposiciones de
trarlas limitaciones del Magisterio Pon­ la Santa Sede, atribuyéndoles segundos
tificio. Partiendo de este falso y ofensi­ fines imaginarios de orden político,
(7) Isaías 9, 6. mecum, 2-XI-1945 al Colegio de Cardenales y Obis­
(8) Ver Pío XI, Mensaje al Delegado Apostólico pos; A. A. S. 46 (1954) 671 y 672.
en. China, Mons. Constantino, II Santo Padre, (10) San Pío X, al episcopado alemán sobre
1-VIIM928; A. A. S. 20 (1928) 245. gremios, 24-IX-1912; A. A. S. 4 (1912) 0Í>8; en
(9) Pío XII, Alocución Magnifícate Dominum esta Colección: Encíclica 111,2, pág. 876.
231, 16-18 E n cíc lic a “ A d A postoloru m P rincipis ’ 2257

como si se tratase de tenebrosas maqui­ cipios que rigen la constitución de la


naciones dirigidas contra la propia ociedad que, con poder divino, fundó
nación. Cristo nuestro Señor
En efecto los sagrados cánones san­
Segunda P arte E special: cionan clara y explícitamente que com ­
pete exclusivamente a la Sede Apostó­
LA ELECCION Y CONSAGRACION lica juzgar acerca de la idoneidad de
SACRILEGA DE OBISPOS un eclesiástico para la dignidad y la
misión episcopal*11), y que es de com ­
1. El hecho delictuoso: Intención de
petencia del Romano Pontífice el nom­
producir un cisma.
brar libremente a los Obispos*12). Y si,
16. Un grave acto de rebelión contra como en determinados casos sucede, al
la autoridad eclesiástica. Prueba de tal escoger un candidato al episcopado, se
espíritu de rebeldía contra la Iglesia, admite el concurso de otras personas o
es el hecho gravísimo que causa inde­ entidades, eso se da legítimamente sólo
cibles y profundas amarguras a Nuestro en virtud de una concesión — expresa y
corazón de Padre y Pastor universal particular— que hace la Santa Sede a
de las almas, del que Nos ocuparemos personas o corporaciones morales bien
en seguida. Desde hace algún tiempo, determinadas, en condiciones y cir­
el llamado movimiento patriótico, viene cunstancias bien definidas. De aquí se
proclamando con insistente propagan­ sigue que, Obispos que no han sido
da, un pretendido derecho de los católi­ nombrados ni confirmados por la Santa
cos para elegir a los Obispos por propia Sede, más aún, escogidos y consagrados
iniciativa, afirmándose que tal elección contra explícitas disposiciones de ella,
es indispensable para que se provea no podrán gozar de poder alguno de
con la debida solicitud al bien de las magisterio o de jurisdicción; ya que
almas y para que se confíe el gobierno la jurisdicción se da a los Obispos
de las diócesis a Pastores gratos a las únicamente por mediación del Romano
autoridades civiles, porque no se opo­ Pontífice, como ya hemos tenido opor­
nen a las orientaciones ideológicas y tunidad de recordarlo en la Carta En­
políticas propias del comunismo. cíclica “ Mystici Corporis” con estas pa­
labras: Por lo que se refiere a sus pro­
17. Elección y consagraciones epis­ pias Diócesis los Prelados, como verda­
copales espúreas. Más aún, hemos sa­ deros Pastores, apacientan y gobiernan
bido que se han llegado a realizar no en nombre de Cristo sus propios reba­
pocas de estas elecciones abusivas y, ños, que les han sido asignados; sin
además que, no obstante la explícita y embargo, mientras esto hacen, no ejer­
severa amonestación de la Santa Sede cen este derecho con plena independen­
a los interesados, se ha tenido la osadía cia, sino bajo la debida autoridad del
de conferir a algunos eclesiásticos, la Romano Pontífice, si bien gozan de la
consagración episcopal. ordinaria potestad de jurisdicción, que
les ha comunicado inmediatamente el
2. La Doctrina y Legislación de la mismo Sumo Pontífice*13). Posterior­
Iglesia acerca de la consagración mente recordamos esta misma doctrina
de Obispos en la Carta que dirigimos a vosotros
“ Ad Sinarum gentem” : La potestad de
18. El Papa señala las disposiciones jurisdicción, que se confiere directa­
de los cánones. En presencia de aten­ mente al Sumo Pontífice por derecho
tados tan graves contra la disciplina y divino, en virtud del mismo derecho,
la unidad de la Iglesia, es Nuestro se deriva a los Obispos, pero sólo me­
preciso deber, recordar a todos, que diante el Sucesor de San Pedro, a quien
muy otros son la doctrina y los prin­ no sólo los fieles cristianos, mas tam-
(11) Código Der. Can. canon 331 § 3. (13) P ío X I I Encíclica M u stici C o r p o r is 29-VI-
(12) Código Der. Can., canon 329 § 2. 1943; A. A. S. 35 (1943) 211 y 212; en esta Colec­
ción: Encicl. 177, 36, pág. 1601
2258 E n cíclicas del PP. P ío XII (1958) 231, 19-21

bién todos los Obispos están siempre del Apóstol S an P edro. Es por demás
obligados a prestar adhesión y sumisión conocida la solemne definición del Con­
con el servicio de la obediencia y con el cilio Vaticano: Fundándose en los testi­
vínculo de la unión^14\ monios claros de la Sagrada Escritura,
19. Consagraciones válidas, grave­ y en plena armonía con precisos y
mente ilícitas. Y los actos que pertene­ explícitos decretos, ya de nuestros Pre­
cen a la potestad del Orden sagrado, decesores, los Romanos Pontífices, ya
realizados por dichos eclesiásticos, aun­ de los Concilios Generales, renovamos
que sean válidos, suponiendo que haya la definición del Concilio ecuménico de
sido válida la consagración que se les Florencia, según el cual, todos los fieles
quiere conferir, son gravemente ilícitos, deben creer “ que la Santa Sede Apostó­
es decir, pecaminosos y sacrilegos. Vie­ lica y el Romano Pontífice ejercen el
nen muy a propósito las palabras de Primado en todo el mundo; que el mis­
amonestación pronunciadas por el Di­ mo Romano Pontífice es el sucesor de
vino Maestro: Quien no entra en el San Pedro, Príncipe de los Apóstoles y
redil por la puerta, sino que sube por el verdadero vicario de Cristo, y es la
otra parte, es un ladrón y un asesi- Cabeza de toda la Iglesia, el padre y el
no<15).; las ovejas reconocen la voz de doctor de los Cristianos; que a él, en la
su verdadero pastor y lo siguen dócil­ persona de San Pedro, le ha confiado
mente, pero no van tras de un extraño Nuestro Señor Jesucristo la plena po­
sino que huyen de él: porque no reco­ testad de apacentar, regir y gobernar
nocen la voz de los extraños<16). la Iglesia universal” . Por tanto, enseña­
mos y declaramos que la Iglesia Roma­
3. Dos falsos conceptos. na, por disposición divina, posee la po­
a) La práctica antigua. testad ordinaria de primario sobre todas
las demás, y que tal poder de jurisdic­
20. No cabe recurrir a la disciplina
ción del Romano Pontífice, de carácter
antigua: sólo es válida la actual: el
verdaderamente episcopal, es inmedia­
C on cilio del Vaticano. Por desgracia,
to; y que los pastores y los fieles de
bien sabemos que para legitimar sus
cualquer rito y dignidad, sea que se
usurpaciones, apelan estos rebeldes a
tomen en su conjunto o cada uno en
la práctica seguida en siglos pasados;
particular, están obligados al deber de
pero todos ven muy bien a donde iría
subordinación jerárquica y de obedien­
a parar la disciplina eclesiástica si, en
cia verdadera para con ella, no sólo en
una o en otra cuestión, fuera lícito a
las cosas de la fe y de la moral, sino en
cualquiera, atenerse a disposiciones o
las que se refieren a la disciplina y al
costumbres que ya no están en vigor,
gobierno de la Iglesia, difundida por el
puesto que la suprema autoridad ecle­
mundo entero; de esta suerte la Iglesia,
siástica hace tiempo que determinó di­
conservando la unidad de la comunión
versamente. Más aún, el mismo hecho y de la fe con el Romano Pontífice, lle­
de apelar a una disciplina diversa, lejos
ga a ser un sólo rebaño bajo un único
de excusar su conducta, es una prueba pastor supremo. Esta es la enseñanza
de su voluntad de sustraerse delibera­ de la verdad católica de la cual nadie
damente a la disciplina vigente y que puede apartarse sin perder la fe y la
están obligados a seguir: disciplina que salvación^17).
vale no solamente para China y para
los territorios recientemente evangeli­ 21. Sólo con el beneplácito del R o­
zados, sino para toda la Iglesia; disci­ m ano P on tífice se pueden consagrar
plina que ha sido sancionada en virtud Obispos. De cuanto hemos expuesto,
de la potestad suprema y universal de se sigue, que ninguna otra autoridad
apacentar, de regir y de gobernar que que no sea la del Pastor Supremo, pue­
confirió nuestro Señor a los Sucesores de revocar la institución canónica con-
(14) P ío X I I , Encíclica A d S in a r u m G en tem , (16) Juan 10, 5.
7-X-1954; A. A. S. 47 (1955) 9; en esta Colección: (17) C o n c ilio V a tica n o , Sesión IV, cap. 3 (Coll.
Encícl. 215, pág. 2049. Lac. VII, 484; Denz.-Umb. nrs. 1826-1827).
(15) Juan 10, 1.
231, 22-24 E n cíc lic a “ A d A postoloru m P rincipis ” 2259

ferida a un Obispo; ninguna persona tantas tribulaciones, se aproveche pre­


o asamblea, ya de sacerdotes o de lai­ cisamente la ocasión de sus dolores
cos, puede arrogarse el derecho de para poner en su puesto pastores fal­
nombrar Obispos; ninguno puede con­ sos, para trastornar la organización
ferir legítimamente la consagración jerárquica de la Iglesia y para consti­
episcopal sin el beneplácito apostóli­ tuirse en rebelión contra la autoridad
c o (18)1
. Así, pues, por causa de una
9 del Romano Pontífice.
consagración abusiva, que constituye
un gravísimo atentado a la unidad de 23. La Santa Sede deplora que se le
613 la Iglesia, ha sido establecida la ex­ impida proveer las vacancias. Y a tal
comunión “ especialísimamente reserva­ punto de arrogancia se llega, que se
da a la Santa Sede Apostólica” , en la quiere imputar a la misma Sede Apos­
cual incurre ipso facto, no sólo quien tólica un estado de cosas tan deplorable
recibe la consagración arbitraria, sino y digno de compasión, provocado por
quien la confiere; quedando ambos, por un designio preciso de los perseguido­
ese mismo hecho, separados de la uni­ res, siendo así que todos saben que
dad y de la comunión con la Iglesia^1
19).
8 ella, por los obstáculos que se oponen
a la comunicación libre y segura con
b) La provisión de sedes vacantes. las diócesis de China, se ha hallado y
se halla en la imposibilidad de procu­
22. El fútil pretexto de que las sedesrarse — según sea necesario— las infor­
episcopales están privadas de pastores, maciones apropiadas que son indispen- 614
cuando sólo están impedidas. Pero, sables, en vuestra nación y en cual­
¿qué decir, finalmente, del pretexto que quiera otra, para escoger los candidato*
aducen los exponentes de la asociación idóneos para la dignidad episcopal.
seudopatriótica, cuando querrían justi­
ficarse invocando la necesidad de pro­
veer a la cura de las almas en las dió­ Conclusión:
cesis privadas de la presencia de su INVITACION A LA FIRMEZA
Obispo? EN LA FE
Es evidente, desde luego, que no se
provee a las necesidades espirituales de 24. Consuelo y preces del Papa. ¡Ve­
los fieles con la violación de las leyes nerables Hermanos y amados hijos! Os
de la Iglesia. En segundo lugar, no hemos expresado hasta aquí Nuestras
se trata, como se querría hacer creer preocupaciones por los errores que se
de diócesis vacantes, sino frecuente­ pretenden insinuar en medio de vos­
mente sedes episcopales, cuyos legíti­ otros, y por las divisiones que se crean;
mos titulares, o han sido expulsados, a fin de que, iluminados y sostenidos
o languidecen en la prisión, o se ven por las enseñanzas del Padre común,
impedidos en diversas formas en el podáis permanecer intrépidos e incon­
libre ejercicio de su jurisdicción y don­ taminados en la fe que a todos nos une
de, además han sido igualmente encar­ y nos salva.
celados o expulsados o excluidos de Y ahora, con toda la efusión de
manera semejante los eclesiásticos a Nuestro afecto queremos deciros, cuán
quienes los legítimos Pastores — en con­ cerca de vosotros Nos sentimos. Vues­
formidad con las prescripciones del tros sufrimientos físicos y morales, es­
derecho canónico y en virtud de espe­ pecialmente los que soportan los he­
ciales instrucciones recibidas de la San­ roicos testigos de Cristo — entre los que
ta Sede— habían designado para reem­ se cuentan algunos Venerables Herma­
plazarlos en el gobierno diocesano. nos nuestros en el Episcopado— los
Es verdaderamente doloroso que, llevamos en el corazón y día tras día
mientras los celosos Pastores sufren los ofrecemos, juntamente con las ora-
(18) Código Der. Can., canon 953. (1951) 217-218; P ío X I I , Encíclica A n n i S a c r i, 12-
III-1950, A. A. S. 42 (1951) 218 y 219; alude en ge­
(19) Ver D e c r e t o de S. C. del Santo Oficio, neral a la situación de la Iglesia perseguida en
E p is c o p u s , cu in s v is ritu s , 9-IV-1951; A. A. S. 43 otros países.
2260 E ncíclicas del PP. P ío XII (1958) 231, 25

ciones y los sufrimientos de toda la prenda preciosa del reflorecimiento de


Iglesia, en el altar de nuestro Redentor la Iglesia en vuestra Patria, cuando
Divino. gracias a la poderosa intercesión de la
Santísima Virgen, Reina de China, vuel­
25. Permaneced firmes en Cristo, al van a brillar días más serenos en
amparo de vuestros mártires y de Ma­ vuestro cielo.20
ría Santísima. Permaneced firmes y
poned vuestra confianza en El: Deposi­ 26. Bendición Apostólica. Animados
tando en El todos vuestros cuidados, por esta confianza, con grande afecto
ya que El tiene cuidado de vosotros!(2(0 en el Señor, os impartimos, a vosotros
El ve vuestros afanes y vuestras penas; y a la grey confiada a vuestros cuida­
sobre todo, El acoge el sufrimiento dos, como prenda de gracias celestiales
íntimo y las lágrimas secretas que mu­ y como prueba de Nuestra especial be­
chos de vosotros — Pastores, sacerdotes, nevolencia, la Bendición Apostólica.
personas religiosas y simples fieles— Dada en Roma, junto a San Pedro, el
derramáis al ver que se pretende exter­ 29 de junio, en la fiesta de los Apósto­
minar vuestras comunidades cristianas. les San Pedro y San Pablo, en el
Estas lágrimas y estas penas, juntamen­ año 1958, vigésimo de Nuestro Pon­
te con la sangre y los padecimientos de tificado.
los mártires de ayer y de hoy, serán la2 0 PIO PAPA XII.
(20) I Pedro 5, 7.
■r

3 3 2

ENCICLICA “MEMINISSE IUVAT”(*>


(14-VII-1958)

PLEGARIAS Y NOVENA EN LA FIESTA DE LA ASUNCION POR LA PAZ


EN EL MUNDO Y POR LA LIBERTAD DE LA IGLESIA

PIO PP. XII


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

Introducción: presente, si bien finalmente se ha apa­


María nuestro refugio en las terribles ciguado la lucha armada de los pue­
amenazas blos, no reina, sin embargo, aún la paz
justa, ni la ven los hombres consolidar­
kAS 1. La salvación en la poderosa Inter- se en fraternal entendimiento; serpen­
*° cesión de la Virgen. Nos parece opor- tean, en efecto, gérmenes latentes de
449 tuno recordar que cuando nuevos peli­ discordia, que, de vez en cuando, esta­
gros amenazaban al pueblo cristiano y llan amenazadores y tienen las mentes
a la Iglesia, Esposa del Divino Reden­ de los hombres en ansiosa trepidación
tor, Nos, como en los siglos pasados tanto más que las terribles armas que
lo habían hecho Nuestros predecesores, ahora ha descubierto el ingenio del
Nos dirigimos suplicantes a la Virgen hombre, son de tan grande potencia
María , madre amantísima nuestra, e que pueden arrastrar y sumergir en el
invitamos a toda la grey a Nos confia­ universal exterminio no sólo a los ven­
da a abandonarse confiadamente a su cidos, sino a los vencedores y a toda
protección. Y mientras el mundo era la entera humanidad.
funesta víctima de una guerra espan­
tosa, hicimos cuanto pudimos para
exhortar a la paz a ciudades, pueblos P rimera P arte:
y naciones, y para llamar los ánimos
de los hombres desgarrados por la lu­ Causas de este estado de cosas
cha, al mutuo acuerdo en nombre de
la justicia, de la verdad y del amor; y 3. Menosprecio de la Autoridad de
no solamente no nos limitamos a esto, Dios. Pero si examinamos atentamen­
sino que, viendo que no contábamos te las causas de tantos peligros, presen­
con medios humanos y con ayudas te­ tes y futuros, fácilmente vemos que las
rrenas, con diversas cartas de admoni­decisiones, las fuerzas y las institucio­
ción que invitaban como a una santa nes humanas están destinadas a un
emulación de oraciones, invocamos la fracaso inevitable, cuando la autoridad
450 ayuda celestial mediante la poderosa de Dios — que ilumina las mentes con
intercesión de la gran Madre de Dios, sus preceptos y sus prohibiciones, que
a cuyo corazón inmaculado consagra­ es principio y garantía de justicia,
mos toda la familia hum ana^. fuente de verdad y fundamento de la
ley— se descuida, o no se coloca en el
2. Humor de guerra y terrible ame­ justo puesto, o del todo se suprime.
naza de la bomba atómica. En la hora Toda casa que no se apoye sobre una
(*) A. A. S. 50 (1958) 449-459. La versión
es de L’Osservatore Romano, ed. castellana, Buenos Aires,
Año VII, N9 340, del 31 de Julio de 1958. El esquema forma parte de la versión mencionada. Los
subtítulos son de responsabilidad de la 2? edición. (P. H.).
(1) P ío X II, Préghiera: Consacrazione al cuore s a iio , 17-XI-1912, A. A. S. 34 (1942) 345-340.
InmacuTato di María, R e g in a d e l S a n tis sim o R o - (1942) 345-310.
— 2261 —
2262 E n cíclicas del PP. P ío XII (1958) 232, 4-7

base sólida y segura, se derrumba; toda a una condición más decorosa solucio­
inteligencia que no sea iluminada por nando felizmente los problemas socia­
la luz divina, más o menos se aleja de les; de este modo aporta una valiosí­
la plenitud de la verdad; surgen, au­ sima contribución al buen orden y a la
mentan y crecen las discordias si la justicia, aún, cuando la Religión cris­
caridad fraternal no efervoriza a los tiana no haya sido instituida única­
ciudadanos, a los pueblos y a las na­ mente para procurar y acrecentar las
ciones. comodidades de la vida.

4. La R eligión cristiana es el rem e­ 6. Dos cosas angustian: a) la descris­


dio de los m ales; com batirla daña la tianización y corru p ción en los países
sociedad y la hum anidad. Ahora bien, cristianos. Considerando, pues, tales
solamente la Religión cristiana enseña cosas con aquella disposición de ánimo
esta verdad plena, esta justicia perfecta que nos sitúa por encima de los con­
y esta caridad divina que elimina los trastes humanos y que Nos hace amar
odios, animosidades y luchas; en efecto, paternalmente a los pueblos de todas
sólo ella la ha recibido en depósito del las estirpes y razas, dos cosas se Nos
Divino Redentor que es camino, verdad presentan y Nos causan intensa angus­
y vida^2\ y con todas sus fuerzas debe tia y preocupación. Por una parte,
ponerla en práctica. No hay, por tanto, vemos que en no pocos países los pre­
duda de que quienes deliberadamente ceptos cristianos y la Religión católica
quieren desconocer la Religión cristiana no son tenidos en la consideración de­
y la Iglesia, o se esfuerzan en obstacu­ bida. Masas de ciudadanos, especial­
lizarla, ignorarla, subyugarla; debilitan mente del pueblo menos instruido, son
451 por eso mismo las bases de la sociedad atraídas con facilidad por los errores
o las sustituyen con otras que absoluta­ ampliamente divulgados y muchas ve­
mente no pueden sostener el edificio de ces revestidos de apariencias de vérdad;
la dignidad humana, dé su libertad y los atractivos e incentivos al vicio que
bienestar. perturban con su nefasto influjo las
Es necesario, por tanto, volver a los almas por medio de publicaciones de
preceptos del cristianismo si se quiere todo tipo, de espectáculos cinemato­
formar una sociedad sólida, justa, equi­ gráficos y televisivos, corrompen parti­
librada. Es dañoso e imprudente poner­ cularmente a la juventud. Muchos es­
se en conflicto con la Religión cristiana, criben y difunden sus obras, no para
cuya perennidad ha sido garantizada servir a la verdad y a la virtud ni para
por Dios y probada por la Historia. dar un sano entretenimiento a sus lec­
tores, sino para ejercitar — con fines 452
5. La im portancia y la m isión de de lucro— sus turbias pasiones; o para
la R eligión en la sociedad civil. Re- llenar de fango, con mentiras, calum­
flexiónese que un Estado sin Religión nias y ofensas todo cuanto hay de
no puede tener dirección moral ni sagrado, noble y bello. Muy frecuente­
orden. Ella hace que los ánimos se for­ mente — doloroso es decirlo— la verdad
men en la justicia, en la caridad, en la es mal presentada; y se da público
obediencia a las leyes justas; condena realce a cosas falsas y vergonzosas.
y proscribe el vicio; induce a los ciuda­ No hay quien no vea cuántos males se
danos a la virtud y, más aún, rige y derivan de allí para la sociedad misma
reglamenta su conducta piíblica y pri­ y para enorme daño de la Iglesia.
vada; enseña que la mejor distribución
de la riqueza no se obtiene con la vio­ 7. b) la persecución abierta de la
lencia ni la revolución, sino con justas Iglesia. Por otra parte, vemos con su­
normas, de modo que el proletariado, mo dolor de Nuestro corazón de Padre,
que aún no tiene los medios suficientes que la Iglesia Católica, tanto dé rito
y necesarios para vivir, pueda elevarse Latino como Oriental, en no pocas na-
(2) Juan 14, 6.
232, 8-11 E n cíc lic a “ M eminisse iu v a t ” 2263

cionetf sufre graves vejámenes; los fie­ Sede, elegir y consagrar a los Obispos
les y los ministros del culto, aunque no destinados a gobernar legítimamente
con palabras, pero sí con hechos, se el pueblo cristiano; y esto sucede con
plantean el siguiente dilema o abste­ gravísimo perjuicio de los fieles, como
nerse de profesar y difundir pública­ si la Iglesia católica fuese una cosa
mente la fe, o sufrir muy graves daños. interna de una sola nación y dependien­
Muchos Obispos han sido ya expulsa­ te de la autoridad civil y no una insti­
dos de sus sedes, impedidos en el ejer­ tución divina destinada a acoger a to­
cicio libre de su ministerio, encarcela­ dos los pueblos.
dos o desterrados. En una palabra, se
tiende a realizar temerariamente aque­ 10. H eroica constancia y fidelidad
lla palabra: Heriré al pastor y se dis­ de los cristianos. A pesar de tan graves
persarán las ov eja s^ . y dolorosas angustias hay, sin embar­
go, algo que la mayor parte de los
8. Prensa, escuela y m isiones des­ fieles de rito latino y oriental perma­
truidas. Además, casi todos los diarios, necen adictos con todas sus fuerzas a la
revistas y publicaciones católicas han fe de sus mayores, aun viéndose priva­
quedado reducidas al silencio, como si dos de las ayudas espirituales que sus
la verdad fuese de exclusivo dominio y Pastores pudieran administrarles si no
arbitrio de quien manda, y como si las estuvieran impedidos. Continúen, pues,
ciencias divinas y humanas, y las artes con valor y pongan toda su esperanza
liberales no tuviesen el derecho de ser en Aquel que conoce el llanto y los
libres para poder florecer en provecho sufrimientos de quien sufre por la jus­
del bien público. ticia3
(4)5
. El no tardará en cumplir su
Las escuelas abiertas en otro tiempo p r o m e s a y consolará finalmente a
por los católicos, están abolidas y pro­ sus hijos con el justo premio.
hibidas; en su lugar se han abierto
otras que no imparten noción alguna 11. Exhorta a la unidad salvadora.
de Dios y de religión, o proclaman y Con paternal afecto exhortamos, ade­
difunden máximas del ateísmo, cosa más, y de modo particular, a aquellos
que muy frecuentemente sucede. Venerables Hermanos y Amados Hijos
Nuestros que son empujados de tantos
Los misioneros que, habiendo aban­ modos — aun con engaño e insidia— a
donado la casa y la dulce tierra natal, abandonar la sólida, firme y constante
habían soportado numerosos y graves unión con la Iglesia y la estrechísima
trabajos para dar a otros la luz y fidelidad a esta Sede Apostólica, sin la
fuerza del Evangelio, han sido expul­ cual tal unidad es acechada y atacada
sados de tantas regiones com o indivi­ con engañosas opiniones y con todas
duos nocivos y peligrosos; de tal modo, las artimañas posibles. Pero recuerden
el clero, que ha quedado reducido en todos que la Iglesia, Cuerpo místico de
número ante la extensión territorial, y J esucristo, debe estar f(compaginado y
a menudo vigilado y perseguido, no unido en todas sus partes según la ope­
puede satisfacer todas las exigencias ración proporcionada a cada miem-
de los fieles. b r o hasta que nos reunamos todos
en la unidad de la fe y en el conoci­
9. El N acionalism o con cu lca los dere­ miento del Hijo de Dios, com o en un
chos de la S. Sede, eligiendo “ obispos” hombre perfecto, en la medida de la
y persiguiendo al clero. Con dolor plena edad de CristoW de quien el
vemos pisotearse a veces los derechos Romano Pontífice, como sucesor de
de la Iglesia, a la cual compete, sola­ Pedro, es, por divina disposición, Vi­
mente bajo el mandato de la Santa4 3 cario en la tierra.
(3) Mat. 26, 31; Zacarías 13, 7. (6) Efesios 4, 16.
(4) Mat. 5, 10. (7) Efesios 4, 13.
(5) II Pedro 3, 0.
2264 E n cíclicas del PP. P ío XII (1958) 232, 1 2 4 4

12. Palabras de San Cipriano sobre pudiendo de ningún modo o con grande
la unión con la Iglesia y con Roma. dificultad, comunicarse con la Sede 455
Recuerden y mediten las prudentísimas Apostólica, se encuentran en grandes
palabras de San Cipriano Obispo y peligros y tienen que superar muchos
Mártir: El Señor habla así a San Pedro: obstáculos e insidias. Confíen, sin em­
“ Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre bargo, en la ayuda divina y no cesen
esta Piedra edificaré mi Iglesia” ^ . So­ de invocarla con fervorosas súplicas.
bre él solamente se edifica la Iglesia... Y recuerden que todos los perseguido­
Esta unidad debe ser firmemente con­ res de la Iglesia — lo enseña la histo­
servada y defendida especialmente por ria— pasaron como una sombra, mien­
nosotros, los Obispos que gobernamos tras el sol de la verdad divina nunca
en la Iglesia... También Ella es una y jamás se pone, porque la palabra de
se extiende ampliamente a una gran Dios puede ser combatida, pero no ven­
multitud con el continuo aumento de cida, porque toma sus fuerzas no de
su fecundidad; del mismo modo que los hombres, sino de Dios. Más aún,
los rayos del sol son muchos, pero una no cabe duda de que ella debe ser mar­
sola es la luz; y muchas las ramas del tirizada en el transcurso de los siglos,
árbol, mas uno el tronco que se arraiga por las persecuciones, divergencias, ca­
en el terreno con poderosas raíces; y lumnias, como sucedió con su divino
cuando de una sola fuente dimanan Fundador, según la profecía: Si me has
diversas corrientes de agua, aunque pa­ perseguido a Mí, os perseguirán tam-
rezca que su número se ramifica por la bién a vosotros^10) ; pero es igualmente
abundancia de agua, que brota, sin cierto que ella, en fin de cuentas, así
embargo una sola es la fuente. Puedes como triunfó Cristo Nuestro Redentor,
arrancar un rayo de sol, pero la unidad obtendrá sobre todos sus enemigos uña
de la luz no se divide; puedes cortar victoria pacífica. Confiad, pues, y Sed
del árbol una rama, pero quedando ro­ fuertes y constantes. Os exhortamos
to, no podrá germinar; interrumpe un con las palabras de San Ignacio , afin­
arrogúelo que viene de la fuente y se que seguros estamos que no tenéis ne­
secará. Así también la Iglesia, inundada cesidad de exhortaciones: Sed gratos a
por la luz divina, envía sus rayos por Aquel por el cual combatís... Ninguno
todo el universo; pero es un solo es­ de vosotros ha de ser un desertor. Vues­
plendor el que por doquiera se difunde; tro Bautismo ha de ser como un arma,
y la unidad del organismo no se divide. la fe como un yelmo, la caridad como
Ella extiende sus ramas sobre la tierra una lanza, la paciencia como una arma­
con exuberante riqueza, hace correr dura completa. Vuestras obras han de
por doquier abundantes riachuelos; pe­ ser vuestros tesoros, para que merezcáis
ro uno solo es el tronco, una sola la una digna recompensa^n >.8 9
fuente. ...Y no puede tener a Dios por
Padre, quien no tiene a la Iglesia por 14. San Ambrosio exhorta a la for­
madre... Quien no conserva esta unidad, taleza y la esperanza en el triupfQ.
no conserva la ley de Dios, quien no Además, que las bellísimas palabras de
mantiene la del Padre y la del Hijo, no San Ambrosio Obispo os den una se­
tiene vida ni salvación(9>. gura esperanza y una fortaleza inven­
cible: Empuña el timón de la Fe, para
13. Después de la lucha heroica, la que las tempestuosas borrascas de este
victoria de la Iglesia es segura; pala­ mundo no te hagan zozobrar. Es verdad
bra de San Ignacio, mártir. Estas pa­ que el mar es vasto e inmenso, pero no
labras del Santo Obispo mártir, serán temas porque El la fundó sobre los
de consuelo, de exhortación, de defen­ mares y la consolidó sobre los ríos. No
sa especialmente para aquellos que, no89 sin razón, pues, la Iglesia del Señor
(8) Ver Mat. 16, 18. (10) Juan 15, 20. ...
(9) S . C ip r ia n o , D e U n itaie E ccle s ic c, IV, V, (11) S an I g n a c io , Ad Pol. 2 (Migue P.G!, 5, tcol.
VI (Migne P.L. 4, col. 513, 514, 516-520). 723-726).
¿$2?;!15-18 E n cíc lic a “ M eminisse iu v a t ” __________________ 2265

permanece inmóvil en medio de tantas fre vejámenes y aflicciones, durante la


corrientes, porque El la construyó sobre novena que suele preceder la festividad
el péñón apostólico y persevera sobre de la Asunción de la augusta Madre
su fundamento, inconmovible ante las de Dios.
furias del mar. Las olas la combaten
6 sin moverla y si bien los oleajes de este 17. María, asunta, reina del cielo,
inundo rugen al quebrarse en su de­ aparecida en Lourdes nos escuchará.
rredor, ella, sin embargo, tiene un puer­ Nos abrigamos la esperanza de que la
to segurísimo para acoger a los nave­ Virgen M a r í a , cuya asunción al cielo
gantes fatigados<121L
3 en cuerpo y alma hemos proclamado
— no sin divina voluntad— durante el
Segunda P a r t e : Año Santo de 19501 (13)1
2 ; Ella declarada
4
por Nos Reina del cielo y como tal
Invocación del auxilio de la Virgen propuesta a la veneración de todos^14*;
María, especialmente en la Fiesta de Ella, finalmente, a cuyos pies, al cum­
su Asunción a los cielos, por medio de plirse un siglo desde su aparición en
públicas oraciones durante la novena la gruta de Lourdes, como benigna
previa distribuidora de gracias, a una inocente
doncella, hemos invitado a las multi­
15. Oraciones en común ahora tudes de peregrinos para que pudiesen
por los perseguidos. Y com o ya desde gozar de sus gracias maternales (15>;
la erá Apostólica, cuando los cristianos Ella, no lo dudamos, no querrá de nin­
sufrían particulares persecuciones en gún modo evadir ni rehusar estos Nues­
ciertas regiones, todos los demás cris­ tros anhelos y la plegaria universal de
tianos unidos por el vínculo de la los católicos.
caridad, elevaban súplicas y oraciones
a Dios, Padre de misericordia, con uná­ 1$. María alcanzará que la Iglesia
nime acuerdo para que les infundiese se libre de los males presentes, espe­
fortaleza e hiciese cuanto antes resplan­ cialmente los causados por la perse­
decer tiempos mejores para la Iglesia: cución. Esforzaos, pues, Venerables
así también ahora. Venerables Herma­ Hermanos, para que con vuestras ex­
nos, deseamos que a todos los que desde hortaciones y ejemplo, los fieles a vos­
hace tanto tiempo sufren condiciones otros confiados acudan suplicantes en
adversas y penosas en las regiones de los días señalados, en el mayor número
Europa Oriental y Asia, no vayan a posible ante los altares de la madre
faltarles los consuelos y ayudas divinas de Dios, la cual para todo el género
invocadas por sus hermanos. humano ha sido causa de salvación(16>;
y con una sola voz y un solo corazón
16. Plegarias y Novena a la Virgen imploren que, finalmente y por do­
en jsu Asunción por la Iglesia vejada. quiera, se dé libertad a la Iglesia; aque­
Y ya que tanto confiamos en el patroci­ lla libertad que le sirva solamente para
nio e intercesión de la Virgen M a r í a , obtener la salvación eterna de los hom­
expresamos Nuestros ardientes votos de bres, no menos que para confirmar las
que en todas las regiones de la tierra justas leyes con el deber de conciencia
los católicos eleven públicas plegarias y y para consolidar los fundamentos de
particularmente por la Iglesia que, co ­ la sociedad civil. Imploren de un modo
rno se ha dicho, en algunos lugares su­ especial al maternal patrocinio para
(12) S. Ambrosio, Epist. II (Migue P.L. 16, col. (15) Ver Pío XII, Constit. Apost. Primo exacto
017). sxculo, 19-XI-1957; A. A. S. 49 (1957) 1051; en esta
(13) Ver Pío XII, Bula Dogmática Munificentis- Colección: Encícl. 226, nota (17), pág. 2155-2156 y
simus Deus, l-XI-1950; en esta Colección: Encícl. Encíclica Le pélerináge de Lourdes, 2-VII-1J57,
196,. pág. 1835-1845. A. A. S. 49 (1957) 605; en esta Colección: Encícl.
(14) Ver Pío XII, Encíclica Ad coeli reginam, 226, pág. 2151-2156.
A. A. S. 46 (1954) 625; en esta Colección: Encícl. (16) S. lreneo, Contra haeret. III, 22 (Migne
216, pág. 2053. P.G. 7, col. 959).
2266 E n cíclicas del PP. P ío XII (1958) 232, 19-22

que cuantos estén inciertos y dudosos T ercera P a r t e :


y se sientan débiles, reciban nuevo vi­
gor por la divina gracia, de manera que Unir la reforma de las costumbres
estén prontos y dispuestos a sufrirlo a la oración
todo, antes que abandonar la fe cris­
tiana y la unidad católica. Que cada 21. Ofrecer una vida reformada, pe­
diócesis — y esto es objeto de Nuestro nitencia y sacrificios. Ahora bien, Ve­
más ardiente anhelo— pueda tener su nerables Hermanos, sabéis que a estas
propio y legítimo Pastor; pueda difun­ oraciones públicas, es menester unir la
dir libremente la ley cristiana en todas reforma cristiana de las costumbres sin
las regiones y en todas las clases so­ la cual nuestras preces son voces vanas
ciales; que puedan los jóvenes en las que de ninguna manera pueden agradar
escuelas elementales y superiores, en a Dios. Por consiguiente, con aquella
el campo y en el taller, librarse de las tierna y ardiente caridad con que todos
redes de la ideología materialista, atea los cristianos aman a la Iglesia Católi­
y hedonista, que debilita el vuelo de la ca, no sólo eleven al cielo piadosas ple­
mente y enerva el vigor de la virtud garias, sino que ofrezcan también sen­
timientos de penitencia, obras de vir­
y que la luz de la sabiduría evangélica
tud, sacrificios, penas, y todos los dolo­
los ilumine, aliente, sostenga y dirija a
res y asperezas que necesariamente
procurar lo mejor; que por doquiera
acompañan esta vida mortal y las que
se dé curso libre a la verdad; que nadie libremente, con ánimo generoso, con­
458 le ponga obstáculos; que todos com ­ viene de vez en cuando imponerse.
prendan que nada puede, por largo
tiempo, resistir a la verdad ni oponerse 22. Vivan como “ ciudadanos del
a la caridad. cielo” . Con esta anhelada renovación
moral, unida a las suplicantes plega­
rias, no solamente conquistarán para
19. María obtenga la vuelta de los
sí la gracia de Dios, sino también para
misioneros al campo de su trabajo.
la Santa Iglesia, a la que deben amar
Finalmente, que los misioneros puedan como a Madre amantísima. Reproduz­
volver cuanto antes a aquellos pueblos can entre sí, cuando las circunstancias
que han ganado para Cristo con su lo exijan, lo que tan expresiva y mara- 459
celo apostólico al precio de fatigas y vinosamente se describe en la Carta a
sudores, y que ardientemente anhelan D i o g n e t o : L os cristianos son de carne,
hacer progresar en la civilización cris­ pero no viven según la carne. Viven en
tiana aún a costa de trabajos, sacrifi­ la tierra, pero son ciudadanos del cielo.
cios y dolores. Obedecen a las leyes establecidas, pero
su tenor de vida supera a las mismas
leyes. Aman a todos y todos los persi­
20. Orar por los perseguidores.
guen. Son despreciados y ajusticiados,
Imploren todo esto los fieles ante la
condenados a muerte y se sienten vivi­
Madre divina; y no dejen de pedir per­ ficados... son escarnecidos y con la
dón por los mismos perseguidores de la ignominia adquieren gloria. Su fama
Religión cristiana, siguiendo el impulso es destrozada y se rinde testimonio a
de aquella caridad por la cual el Após­ su justicia... Se comportan como gente
tol de las gentes no dudó en afirmar: honrada y se les castiga como a malhe­
Bendecid a los que os persiguen<17); chores; y mientras se les castiga, gozan
ni dejen de implorar para ellos las como si recibieran ímpetus de vida^18K
gracias y luces celestiales que al mismo Y para resumirlo en una palabra: lo
tiempo disipen las tinieblas y establez­ que es en el cuerpo el alma, eso son los
can el recto orden en las conciencias. cristianos en el m undo^K
(17) Romanos 12, 14. (19) Autor anónimo, Epist ad Diognet. VI (Mig-
(18) Autor anónimo, Epist. ad Diognet. V (Mig- ne P.G. 2, col. 1175-A).
ne P.G. 2, col. 1174-C).
232, 23-24 E n cíc lic a “ M eminisse iu v a t ” 2267

C o n c l u s ió n Venerables Hermanos, que estos deseos


y exhortaciones Nuestras, las propa­
23. El cristianismo vivido sólida­ guéis en Nuestro nombre y de la ma­
mente logrará que nos escuche María. nera más apta que juzguéis, a los fieles
Si, como en la era de los Apóstoles y de confiados a vuestros cuidados; y entre­
los Mártires, las costumbres cristianas tanto, en prenda de celestiales gracias
reflorecen, entonces, con segura con­ y en testimonio de Nuestra benevolen­
fianza, podemos esperar que la Virgen cia, tanto para vosotros como para
M a r í a nos escuche benignamente, de­ vuestra grey, y especialmente para los
seosa como está de que todos sus hijos que padecen persecuciones y vejáme­
imiten en su propia vida sus virtudes nes por vindicar los derechos de la
y, por tantas voces suplicantes invoca­ Iglesia y le atestiguan su amor, impar­
da, alcanzará cuanto antes para la Igle­ timos de todo corazón Nuestra Bendi­
sia de su Unigénito Hijo y para todo ción Apostólica.
el género humano, tiempos felices y Dado en Roma, en San Pedro, el día
tranquilos. 14 del mes de Julio del año 1958, vi­
gésimo de Nuestro Pontificado.
24. Bendición Apostólica, especial­
mente para los perseguidos. Deseamos, PIO PAPA XII.
AP E ND I C E
A las Encíclicas de Pío X y Pío XII
33 3

CARTA “NOTRE CHARGE APOSTOLIQUE”^


(23-X-1910)

SOBRE LOS ERRORES DE “ LE SILLON” (SURCO) Y LA DEMOCRACIA

P I O PP. X
Venerables Hermanos: Salud y Bendición apostólica:

Introduccón : noridad de las palabras, puede infla­


Antecedentes sobre el movimiento mar los corazones en el amor de causas
“ Le Sillón* seductoras pero funestas. Tales fueron,
no ha mucho, las doctrinas de los
1. Sus ideas brillantes en lenguaje seudofilósofos del siglo 18, las de la
vago y equívoco, y la necesidad Revolución (Francesa) y del Libera­
AAS de juzgarlas. lismo tantas veces condenadas; tales
son aun hoy las teorías de “ Le Sillón*;
2
1. Vigilancia apostólica sobre la pu­las cuales, no obstante apariencias bri­
607 reza de la fe y la propagación de llantes y generosas, carecen con harta
errores presentados en lenguaje que frecuencia de claridad, de lógica y de 608
carece de claridad, lógica y verdad. verdad, y, por esta parte, no son pro­
Nuestro cargo apostólico Nos impone pias, ciertamente, del espíritu católico
la obligación de velar por la pureza de
y francés.
la fe y la integridad de la disciplina
católica y de preservar a los fieles de
los peligros del error y del mal, ma­ 2. El Papa enjuicia su doctrina,
yormente cuando el error y el mal se pese al amor y aprecio que siente por
presentan con un lenguaje atrayente sus personas. Hemos titubeado mucho
que, cubriendo la vaguedad de las tiempo, Venerables Hermanos, en ma­
ideas y el equívoco de las expresiones nifestar pública y solemnemente nues­
con el ardor del sentimiento y la so­ tro juicio acerca de “ Le Sillón *, ha-
(*) AAS. 2 (1910) 607-633. La Carta fue dirigida en francés a los arzob. y obisp. franceses y en espe­
cial a: Pedro Héctor Coullié, Cardenal y Arzobispo de Lyón, Luis Enrique Lu?on, Cardenal y Arzo­
bispo de Reims y a Paulino Pedro Andrieu, Cardenal y Arzobispo de Bordeaux.
Insertamos esta Carta importante en este Apéndice por haberlo solicitado varias personas que
adquirieron el primer tomo y la echaron de menos.
Introducción General: El movimiento “ Le Sillón” (El surco), unión de católicos franceses para
trabajar por la Religión y la sociedad humana, fue fundado en París en el año 1893 por 4 alumnos
de los Hermanos Maristas entre los cuales se destacó desde el principio Marc Sangnier. A su publi­
cación “ Bulletin de la Crypte” agregaron desde el 10 de Enero de 1894 la revista mensual, más tarde
quincenal “ Le Sillón” que había de dar el nombre al movimiento, el que, desde 1899, está en las
solas manos de Sangnier; acentuó el carácter católico y la tendencia religiosa de su acción; recibió
elogios de León XIII (1902) y de Pío X (1903) y de muchos obispos franceses por la obra realizada.
Exasperado por la actitud reaccionaria y antirrepublicana de algunos católicos, Sangnier iba
convirtiendo su acción social católica en simple acción democrática y desde 1905 denegó el carácter
católico y religioso de su obra desligándose de toda autoridad eclesiástica y deslizándose hacia afir­
maciones vagas, equívocas y aún erróneas.
Sostenía que la democracia era la única forma lícita de la sociedad, que todo poder estatal se
derivaba del pueblo y que todos debían ser iguales en la sociedad. En el Congreso de Orleans (1907)
unió en el “ surco más grande" a católicos, protestantes y librepensadores, judíos y budistas formando
“ un nuevo centro de unión moral” con “ independencia absolutamente total de la Iglesia’ *.
Llegado el movimiento a este punto, San Pío X juzgó prudente señalar con todo afecto y claridad
los errores en que se incurría y la conducta que los “ Surcos” realmente católicos debían observar bajo
las órdenes de los Obispos.
Marc Sangnier siguió su camino fundó en 1910 el diario “ Democratique” y trató, sobre todo des­
pués de la primera guerra mundial, de unir las juventudes católicas para trabajar por la paz y la
mutua comprensión de los pueblos en un marcado orden democrático; pero la carta de San Pío X
y la guerra habían debilitado el movimiento.

— 2271 —
2272 A pén d ice : E n cíclica del PP. P ío X (1910) 233, 3-5

hiendo sido preciso, para que Nos deci- una pregunta o por un sarcasmo, para
diéramos a hacerlo, que vuestras preo­ confesar su fe denodada y arrogante­
cupaciones vinieran a juntarse a las mente. Estos eran los buenos tiempos
nuestras; porque Nos amamos a la va­ de “ Le Sillón” , éste su lado bueno, que
liente juventud, alistada bajo la ban­ explica los alientos y las aprobaciones
dera de “ Le Sillón” , y la creemos, por que ni el Episcopado ni la Santa Sede
muchos conceptos, digna de elogio y le regatearon, mientras este fervor re­
admiración. Amamos a sus jefes, en ligioso pudo velar el verdadero carác­
quienes Nos complacemos en reconocer ter del movimiento sillonista.
espíritus elevados, superiores a las pa­
siones vulgares y animados del más 4. Las desviaciones doctrinarias del
noble entusiasmo por el bien. Vosotros movimiento por falta de formación.
los habéis visto, Venerables Hermanos, Porque hay que decirlo, Venerables
penetrados de un afecto vivísimo de Hermanos: nuestras esperanzas se han
fraternidad humana, ir al encuentro de visto en gran parte defraudadas. Llegó
los que trabajan y padecen, para sa­ un día en que “ Le Sillón” descubrió,
carlos de la miseria y sostenidos en su para ojos perspicaces, algunas tenden­
sacrificio por el amor a Jesucristo y cias alarmantes. “ Le Sillón” se extra­
por la práctica ejemplar de la Reli­ viaba. ¿Podía suceder otra cosa? Sus
gión. fundadores, jóvenes, entusiastas y lle­
nos de confianza en sí mismos, no
2. El aspecto encomiable y vitupera­ estaban bastante pertrechados de cien­
ble de “ Le Sillón” cia histórica, de sana filosofía y de
teología sólida ni para afrontar sin pe­
3. Origen y buena obra que realizó ligro los difíciles problemas sociales a
“ Le Sillón” . Era el día de la memorable que los arrastraba su actitud y su cora­
Encíclica que publicó Nuestro Predece­ zón, ni para precaverse, en el terreno
sor, de feliz memoria, L eón XIII, sobre de la doctrina y de la obediencia, con­
la condición de los obreros (Rerum No- tra las infiltraciones liberales y pro­
varum). La Iglesia, por boca de su testantes.
Cabeza suprema, había vertido sobre
los humildes y pequeños todas las ter­
5. El Papa llama la atención a sa­
nuras de su corazón maternal, y parecía
cerdotes, seminaristas y fieles. No les
que con vivas ansias convocaba cam­
faltaron consejos; a los consejos suce­
peones, cada día más numerosos, de la
dieron los avisos; pero hemos tenido el
restauración de la justicia y del orden
sentimiento de ver que avisos y repren­
en nuestra sociedad perturbada. ¿No
siones se deslizaban sobre sus almas
es verdad que los fundadores de “ Le
escurridizas sin producir resultado. Las
Sillón” venían en la ocasión propicia a
cosas han llegado a tal extremo, que
poner muchedumbres de jóvenes y cre­
haríamos traición a Nuestro deber si
yentes al servicio de la Iglesia para
guardáramos silencio por más tiempo.
ayudarla a realizar sus deseos y espe­
Tenemos obligación de decir la verdad
ranzas? Y en realidad de verdad “ Le a nuestros queridos hijos de “ Le Si­
Sillón” enarboló entre las clases obre­ llón” , a quienes un generoso ardor ha
ras el estandarte de Jesucristo, el sig­ llevado a un camino tan errado como
no de salvación para los individuos y peligroso. Tenemos obligación de de­
las naciones, alimentando su actividad cirla a los muchísimos seminaristas y
social en las fuentes de la gracia, impo­ sacerdotes que “ Le Sillón” ha aparta­
niendo el respeto de la Religión a las do, si no de la autoridad, por lo me­
gentes menos favorables, acostumbran­ nos de la dirección e influencia de los
do a los ignorantes y a los impíos a Obispos; tenemos obligación de decir­
oír hablar de Dios, y a menudo, en con­ la, finalmente, a la Iglesia, dentro de
ferencias de controversia, ante un audi­ la cual “ Le Sillón” siembra la discordia
torio hostil, surgiendo, excitado por y cuyos intereses compromete.
233, 6-9 C a r t a “ N otre c h ar ge apo sto liq u e ’ 2273

I. J u i c i o sobre “ L e S il l ó n ” , minuido. Además enseñan estas ideas


en general en sus Círculos de estudios, las incul­
can a sus compañeros y las trasladan
1. Pretende sustraerse a la autoridad a sus obras. Son, por tanto, verdaderos
de la Iglesia: primer error profesores de moral social, cívica y
religiosa; y cualesquiera que sean las
6. No hay exclusivo orden temporal; modificaciones que quieran introducir
todo lo humano está sujeto a la moral en la organización del movimiento si­
y por ende a la autoridad eclesiástica. llonista, tenemos el derecho de decir
En primer lugar, conviene censurar que el fin de “ Le Sillón” , su carácter,
severamente la pretensión de “ Le Si­ su acción, pertenecen al dominio de la
llón” de sustraerse a la dirección de la moral, que es el dominio propio de la
autoridad eclesiástica. Los jefes de “ Le Iglesia, y que, por consiguiente se alu­
Sillón” alegan que se mueven en un cinan los sillonistas cuando creen obrar
terreno que no es el de la Iglesia, que en un terreno en cuyos linderos expi­
sólo se proponen fines del orden tem­ ran los derechos del poder doctrinal y
poral, y del orden espiritual; que el directivo de la autoridad eclesiástica.
sillonista es sencillamente un católico
610
dedicado a la causa de las clases traba­ 8. El católico no debe sustraerse a
jadoras, a las obras democráticas, y la disciplina eclesiástica. Aunque sus
que saca de las prácticas de su fe la doctrinas estuvieran exentas de error,
valentía de su sacrificio; que, ni más fuera con todo eso gravísima infracción
ni menos que los artesanos, los labra­ de la disciplina católica el sustraerse 611
dores, los economistas y los políticos obstinadamente a la dirección de los
católicos, está sujeta a las reglas de la que han recibido del cielo la misión de
moral, comunes a todos, sin depender, guiar a los individuos y a las socieda­
ni más ni menos que ellos, de una des por el recto sendero de la verdad y
manera especial de la autoridad ecle­ del bien. Pero el mal es más hondo, ya
siástica. lo hemos dicho: “ Le Sillón” , arrebatado
por un amor mal entendido a los débi­
7. Su obra social es moral y religio­ les, se ha deslizado en el error.
sa; afirmar lo contrario es un error.
Facilísima es la contestación a estos
subterfugios. ¿A quién se hará creer que 2. Pretende nivelar todas las clases:
los sillonistas católicos, que los sacer­ segundo error
dotes y seminaristas alistados en sus 9. La doctrina católica y papal sos­
filas no tienen, en su actividad social, tiene la diversidad de clases. En efec­
más fin que los intereses temporales to, “ Le Sillón” se propone el mejora­
de las clases obreras? Afirmar de ellos miento y regeneración de las clases
tal cosa, creemos que sería hacerles obreras. Mas sobre esta materia están
agravio. La verdad es que los jefes de
ya fijados los principios de la doctri­
“ Le Sillón” se proclaman idealistas na católica, y ahí está la historia de la
irreductibles; que quieren levantar las civilización cristiana para atestiguar
clases trabajadoras, levantando prime­
su bienhechora fecundidad. Nuestro
ro la conciencia humana; que tienen
Predecesor, de feliz memoria, los re­
doctrina social propia y principios filo­
cordó en páginas magistrales, que lo«i
sóficos y religiosos propios para reorga­
nizar la Sociedad con un plan nuevo: católicos aplicados a las cuestiones so­
que se han formado un concepto espe­ ciales deben estudiar y tener siempre
cial de la dignidad humana, de la li­ presentes. El enseñó especialmente que
bertad, de la justicia y de la fraterni­ la democracia cristiana debe “ mante­
dad, y que, para justificar sus sueños ner la diversidad de clases, propias
sociales apelan al Evangelio interpre­ ciertamente de una sociedad bien cons­
tado a su modo, y lo que es más grave tituida, y querer para la sociedad hu­
todavía, a un Cristo desfigurado y dis­ mana aquella forma y condición que
Encíclicas Pontificias 72
2274 A pénd ice : E n cíc lic a del PP. P ío X (1910) 233, 10-12

Dios, su Autor, le señaló” Anatema­ al contrario, se hieren sus órganos esen­


tizó una “ cierta democracia cuya per­ ciales y se violan los límites de su acti­
versidad llega al extremo de atribuir vidad, se le empuja, no hacia el pro­
en la sociedad la soberanía al pueblo y greso, sino hacia la muerte. Esto es,
procurar la supresión y nivelación de sin embargo, lo que ellos quieren hacer
las clases” . Al propio tiempo, L e ó n de la sociedad humana; su sueño con­
XIII imponía a los católicos el único siste en cambiar sus cimientos natura­
programa de acción capaz de restable­ les y tradicionales y en prometer una
cer y mantener a la sociedad en sus ciudad futura edificada sobre otros
bases cristianas seculares. Ahora bien, principios que se atreven a declarar
¿qué han hecho los jefes de “ Le Si­ más fecundos, más beneficiosos que
llón” ? No sólo han adoptado un pro­ aquellos sobre los que descansa la
grama y una enseñanza diferentes de actual sociedad cristiana.
los de L e ó n XIII (y ya sería singular
audacia de parte de unos legos el eri­ 11. Dios y la Iglesia pusieron los ci­
girse en directores de la actividad social mientos de la sociedad; los católicos
de la Iglesia en competencia con el So­ deben restaurarlos sin cesar. No, Ve­
berano Pontífice), sino que abierta­ nerables Hermanos — preciso es recor­
mente han rechazado el programa tra­ darlo enérgicamente en estos tiempos
zado por L e ó n XIII, adoptando otro de anarquía social e intelectual en que
diametralmente opuesto. Además de todos sientan plaza de doctores y legis­
esto, desechando la doctrina recordada ladores— , no se edificará la ciudad de
por L e ó n XIII acerca de los principios modo distinto de como Dios la edificó;
esenciales de la sociedad, colocan la no se edificará la sociedad si la Iglesia
autoridad en el pueblo o casi la supri­ no pone los cimientos y dirige los tra­
men, y tienen por ideal realizable la bajos; no, la civilización no está por
nivelación de clases. Van, pues, al revés inventar ni la “ ciudad” nueva por edifi­
de la doctrina católica, hacia un ideal carse en las nubes. Ha existido y existe;
condenado. es la civilización cristiana, es la “ ciu­
dad” católica. No se trata más que de
10. Labor encomiable de los “ sillo- establecerla y restaurarla sin cesar so­
nisfas’% acompañada de exageraciones bre sus fundamentos naturales y divinos
nocivas. Ya sabemos que se lisonjean contra los ataques, siempre renovados,
de levantar la dignidad humana y la de la utopía malsana, de la rebeldía y
condición, harto menospreciada, de las de la impiedad: Omnia instaurare in
clases trabajadoras; de procurar que Christo(2K
sean justas y perfectas las leyes del tra­ Y para que no se nos acuse de
bajo y las relaciones entre el capital y formular juicios demasiado sumarios
los salarios, de reinar, en fin, sobre la y con rigor no justificado acerca de las
tierra una justicia mejor y mayor ca­ teorías sociales de “ Le Sillón” , quere­
ridad; y de promover en la humanidad, mos recordar sus puntos esenciales.
con movimientos sociales hondos y fe­
cundos, un progreso inesperado. Nos,
ciertamente, no vituperamos esos es­ II. Los puntos esenciales en
PARTICULAR
fuerzos, que serían a todos visos exce­
lentes si los sillonistas no olvidaran
que el progreso de un ser consiste en í. La dignidad humana mal enten­
dida
vigorizar sus facultades naturales con
nuevas fuerzas, y en facilitar el ejer­ 12. Concepto de dignidad que la
cicio de su actividad en los límites y Iglesia no puede alabar. Le Sillón tie­
leyes de su constitución; pero que si, ne la noble preocupación de la dignidad
(1) León XIII, Encícl. Graves de Communi, Encícl. 84, 5 pág. 638; de allí mismo es también
la cita que en el texto se lee a continuación.
18-1-1901, ASS. 33 (1901) 385; en esta Colección: [2] Efes. 1, 10 ( “ Restaurarlo todo en Cristo” ).
233, 13-15 C a r t a “ N otr e c h arge a postoliqu e ” 2275

humana. Pero esta dignidad la entiende gobierno de la cosa pública. Y esto


a la manera de ciertos filósofos, de comprende un triple elemento: polí­
quienes la Iglesia dista mucho de po­ tico, económico y moral.
der alabarse. Por de pronto, en política, “ Le Si­
lló n * no suprime la autoridad; antes
a) por pretender una emancipa­ al contrario, la estima indispensable;
ción política, económica e in­ pero quiere dividirla o, mejor dicho,
telectual desmedida multiplicarla de tal manera que cada
13. Libertad no es total emancipa­ciudadano llegue a ser una especie de
ción política, económica e intelectual. rey. La autoridad, es cierto, dimana de
El primer elemento de esta dignidad es Dios, pero reside primordialmente en
la libertad, entendida en el sentido de el pueblo, del cual se desprende por vía
que todo hombre, excepto en materia de elección o, mejor aún, de selección,
de religión, es autónomo. De este prin­ sin que por esto se aparte del pueblo
cipio fundamental saca las siguientes y sea independiente de él; será exterior,
conclusiones: Hoy el pueblo está en pero sólo en apariencia; en realidad
tutela debajo de una autoridad distinta será interior, porque será una autori­
de él; luego debe libertarse de ella: dad consentida.
emancipación política. Está bajo la de­ A proporción ocurrirá lo propio en
pendencia de patronos que, detentando el orden económico. Sustraído a una
sus instrumentos de trabajo, lo explo­ clase particular, el patronazgo se mul­
tan, oprimen y rebajan; luego debe tiplicará tanto que cada obrero será
sacudir su yugo: emancipación econó­ una especie de patrono. La forma lla­
mica. Está dominado, finalmente, por mada a realizar este ideal económico
una casta llamada directora, a la cual no será, según dicen, la del socialismo,
su desarrollo intelectual asegura una sino un sistema de cooperativas sufi­
preponderancia indebida en la direc­ cientemente multiplicadas para provo­
ción de los negocios; luego debe sus­ car una concurrencia fecunda y para
traerse a su dominación: emancipación asegurar la independencia de los obre­
intelectual. La nivelación de las condi­ ros, que no estarán encadenados a
ciones desde este triple punto de vista ninguna de ellas.
establecerá entre los hombres la igual­
dad, y esta igualdad es la verdadera 15. El amor del interés público y del
justicia humana. Una organización po­ bien común no es el principio supremo
lítica y social fundada sobre esta base, de la autoridad moral. He aquí ahora
la libertad y la igualdad (a las que el elemento capital, el elemento moral.
pronto vendrá a juntarse la fraterni­ Gomo la autoridad, según se ha visto,
dad), he aquí lo que ellos llaman de­ es muy reducida, es menester otra fuer­
mocracia. za para suplirla y para oponer una
reacción permanente al egoísmo indi­
b) por reclamar un desproporcio­ vidual. Este nuevo principio, esta fuer­
nado y desordenado poder po­ za, es el amor del interés público, es
lítico, económico y moral del decir, del fin mismo de la profesión y
individuo de la sociedad. Imaginaos una sociedad
donde en el alma de cada ciudadano
14. Democracia no es la participa­estos amores se subordinaran de tal
ción mayor posible en el orden polí­ modo que el bien superior se antepu­
tico y económ ico: el súbdito no es rey, siera siempre al bien inferior, esta so­
ni el obrero patrón. Sin embargo, la ciedad ¿no podría pasarse casi sin
libertad y la igualdad no constituyen autoridad y no ofrecería el ideal de la
más que el lado, por decirlo así, nega­ dignidad humana, teniendo cada ciuda­
tivo. Lo que constituye propia y posi­ dano un alma de rey, cada obrero, un
tivamente la democracia es la partici­ alma de patrón. Arrancado de la estre­
pación mayor posible de todos en el chez de sus intereses privados y eleva-
2276 A pén d ice : E n cíc lic a del PP. P ío X (1910) 233, 16-19

dos al de su profesión, y más arriba, sumo grado la conciencia y la respon­


hasta los de la nación entera, y más sabilidad cívicas de cada ciudadano, de
arriba aún, hasta los de la humanidad donde fluirá la democracia económica
(pues el horizonte de “ Le Sillón” no se y la política, y el reinado de la justicia,
detiene en las fronteras de la Patria, de la igualdad y de la fraternidad.
sino que se extiende a todos los hom­
bres hasta los confines del mundo), el 2. Refutación de los errores
corazón humano, ensanchado por el
amor del bien común, abrazaría a 18. En resumen, la teoría “ sillonis-
todos los compañeros de la misma pro­ ta” falsea la doctrina católica al res­
fesión, a todos los compatriotas, a todos pecto. Esta rápida exposición, Vene­
los hombres. Y he aquí la grandeza y rables Hermanos, os muestra ya clara­
la nobleza humana ideal realizada por mente cuánta razón teníamos de decir
la célebre trilogía Libertad, Igualdad, que “ Le Sillón” opone doctrina a doctri­
Fraternidad. na, que edifica su sociedad sobre una
teoría contraria a la verdad católica y
que falsea las nociones esenciales y
16. El papel que, según ellos, está fundamentales que regulan las relacio­
llamado a desempeñar su elemento nes sociales en toda sociedad humana.
moral en la economía y la política. Las siguientes consideraciones pondrán
615 Ahora bien, estos tres elementos, polí­ todavía más de realce dicha oposición.
tico, económico y moral, están subor­
dinados uno a otro, siendo el principal,
según hemos dicho, el elemento moral. a) del error sobre la autoridad
En efecto, imposible es que viva demo­ 19. La autoridad pública procede de
cracia política alguna si carece de raíces
Dios, no del pueblo ni puede ser re­
profundas en la democracia económica; vocada por el pueblo. Le Sillón coloca
pero, a la vez, ni una ni otra son posi­ primordialmente la autoridad pública
bles si no arraigan en tal estado de áni­en el pueblo de quien se deriva luego a
mo que la conciencia posea responsabi­ los gobernantes, de tal manera, sin
lidades y fuerzas morales proporciona­ embargo, que continúa residiendo en él.
das. Pero suponed un estado de ánimo, Pero L e ó n XIII condenó formalmente
formado tanto de responsabilidad cons­ esta doctrina en su Encíclica “ Diutur- 616
ciente como de fuerzas morales, enton­ num illud” , sobre el Principado políti­
ces la democracia económica se desen­ co, cuando dice: “ Muchísimos moder­
volverá naturalmente, traduciéndose en nos, siguiendo las huellas de los que
actos de esa conciencia y de esas fuer­ en el siglo pasado se atribuyeron el
zas; del mismo modo y por igual ca­ nombre de filósofos, afirman que toda
mino saldrá del régimen corporativo potestad procede del pueblo, por lo
la democracia política; y la democracia cual los que la ejercen en la sociedad
política y la económica, ésta como so­ no la ejercen por derecho propio, sino
porte de aquélla, quedarán asentadas por delegación del pueblo y con la
en la conciencia aun del pueblo sobre expresa condición de ser revocable por
fundamentos inquebrantables. la voluntad del mismo pueblo que se
la confirió. Enteramente contrario es
17. La educación democrática “ si- el sentir de los católicos que hacen de­
llonista” consiste exclusivamente en rivar de Dios el derecho de mandar,
cultivar la conciencia y la responsa­ como de su principio natural y necesa­
bilidad cívicas. Tal es, en resumen, la rio” ^ . Sin duda “ Le Sillón” hace des­
teoría, se podría decir, el sueño, de cender de Dios esta autoridad, que co ­
“ Le Sillon” ; a eso tiende su enseñanza, loca primero en el pueblo; mas de tal
y lo que llama educación democrática manera que “ sube de abajo para ir
del pueblo, es a saber, a levantar al3 arriba, mientras que en la organización
(3) León XIII, Encíclica Diuturnum illud, 29-VI-1881, ASS. 14 (1881/82) 4; en esta Colección:
Encíclica 37, 2 pág. 269.
233, 20-21 C a r t a “ N otr e c h ar ge a po sto liq u e ” 2277

de la Iglesia el poder desciende de arri­ zador sea el egoísmo de los malvados?


ba para ir abajo” (4). Pero prescindien­ Además, ¿puede decirse, con sombra
do de la anomalía de una delegación siquiera de razón, que sean incompa­
que sube, cuando por su condición es tibles la autoridad y la libertad, a me­
natural que baje, L e ó n XIII refutó de nos de engañarse groseramente sobre
antemano esta tentativa de conciliación el concepto de la libertad? ¿Puede
de la doctrina católica con el error del enseñarse que la obediencia es contra­
filosofismo. “ Importa advertir en este ria a la dignidad humana y que el
lugar que los supremos gobernantes ideal sería reemplazarla por la “ auto­
pueden en ciertos casos ser elegidos ridad consentida” ? ¿Acaso no tenía
por la voluntad y decisión del pueblo, presente el Apóstol S a n P a b l o la so­
sin que la doctrina católica lo contra­ ciedad humana en todos sus estados
diga ni repugne. Bien que esta elección posibles cuando prescribía a los fieles
designa al príncipe, mas no le confiere la sumisión a toda autoridad? ¿Acaso
los derechos del principado, ni delega la obediencia a los hombres, en cuanto
el poder, sino que determina por quién representantes legítimos de Dios, es
lia de ser ejercido” decir, en suma, la obediencia a Dios
rebaja al hombre y le abate debajo de
20. La negación de la autoridad en sí mismo? ¿O es que el estado religioso
la utopía y el absurdo de la sociedad fundado sobre la obediencia será con­
“ sillonista” ; necesidad de la autoridad trario al ideal de la naturaleza huma­
y de la obediencia, que no coartan la na? ¿O es que los Santos, que han sido
617 libertad. Por lo demás, si el pueblo los más obedientes de los hombres, ha- 618
permanece poseedor del poder, ¿qué brán sido esclavos y degenerados? Pue­
viene a ser la autoridad? Una sombra, de imaginarse, en fin, un estado social
un mito; no hay ya ley propiamente donde Jesucristo, vuelto a la tierra, no
dicha; no hay ya obediencia. “ Le Si­ diera ya ejemplo de obediencia ni dije­
llón” mismo lo reconoce al reclamar ra: “ Dad al César lo que es del César
en nombre de la dignidad humana la y a Dios lo que es de Dios” W.
triple emancipación política, económi­
ca e intelectual; la sociedad futura por b) del error sobre la justicia e
la cual se afana, no tendrá ni amos ni igualdad
servidores; los ciudadanos serán todos
libres, todos camaradas, todos reyes. 21. La desigualdad no es injusticia
Una orden, un precepto, serían atenta­ ni la democracia, el único régimen
do contra la libertad; la subordinación justo ni goza de especial privilegio.
a una autoridad cualquiera, disminu­ “ Le Sillón” , que enseña semejantes
ción del hombre, la obediencia, dege­ doctrinas y las pone en práctica en
neración. ¿Es esto, Venerables Herma­ su vida interior, siembra por tanto,
nos, la traza con que la doctrina tradi­ entre vuestra juventud católica nocio­
cional de la Iglesia nos representa las nes erróneas y funestas sobre la auto­
relaciones sociales en la sociedad, por ridad, la libertad y la obediencia. Lo
más perfecta que se la suponga? ¿Por propio ocurre con la justicia y la
ventura toda sociedad de hombres in­ igualdad. Se esfuerza, dice, en realizar
dependientes y desiguales por natura­ una era de igualdad, que será por eso
leza no necesita de una autoridad que mismo una era de justicia mejor. Para
dirija la acción de todos al bien común él, pues, toda desigualdad de condición
y que imponga su ley? Y si en la so­ es una injusticia, o al menos una me­
ciedad hay seres perversos (y los habrá nor justicia; principio sobremanera
siempre), ¿no deberá la autoridad ser contrario a la naturaleza de las cosas,
tanto más fuerte cuanto más amena- generador de envidia y de injusticia, y
(4) Marc Sangnier, Discurso de Rouen, 1907. [61 Ver: Rom. 13, 1-5; llebr. 13, 17.
(5) León XIII, Encícl. Diuturnum illud, 29-VI- [7] Luc. 20, 25; Rom. 13, 7.
1881, ASS. 14 (1881/82) 4; en esta Colección:
Encíclica 37, 3 pág. 269.
2278 A pén d ice : E n cíc lic a del PP. P ío X (1910) 233, 22

subversivo de todo orden social. Asi­ en el amor de los intereses comunes o,


mismo la democracia es la única que por encima de todas las filosofías y
según él inaugurará el reinado de la de todas las religiones, en la simple
justicia perfecta; mas, ¿no es esto ha­ noción de humanidad, englobando así,
cer injuria a las otras formas de gobier­ en un mismo amor y tolerancia, a to­
no, que se rebajan de esta suerte a la dos los hombres con todas sus mise­
condición de gobiernos impotentes, to­ rias, tanto intelectuales y morales co ­
lerables tan sólo a falta de cosa mejor? mo físicas y temporales. Mas la doctri­
Por lo demás, “ Le Sillón” tropieza na católica nos enseña que el primer
también en este punto con las ense­ deber de la caridad no está en la tole­
ñanzas de L e ó n XIII. Hubiera podido rancia de las convicciones erróneas,
leer en la Encíclica ya citada del por sinceras que sean, ni en la indi­
Principado político que, “ salva la jus­ ferencia teórica o práctica para el
ticia, no está prohibido a los pueblos error o el vicio en que vemos sumidos
darse el gobierno que responde mejor a nuestros hermanos, sino en el celo
a su carácter o las instituciones y cos­ por su mejoramiento intelectual y m o­
tumbres que recibieron de sus antepa­ ral, no menos que por su material
sados” Í8L bienestar. Esta misma doctrina católica
Ahora bien; como la Encíclica se nos enseña que la fuente del amor al
refiere a la triple forma de gobierno prójimo se halla en el amor de Dios,
bien conocida, supone, por el mismo Padre común y fin común de toda la
caso, que la justicia es compatible con familia humana, y en el amor de J e s u ­
cada una de ellas. Pues la Encíclica c r i s t o , de quien somos en tal excelso

sobre la condición de los obreros, ¿no grado miembros, que consolar a un des­
afirma claramente la posibilidad de graciado es hacer bien al mismo J e s u ­
restaurar la justicia en las organizacio­ c r i s t o . Todo otro amor es ilusión o

nes actuales de la sociedad, puesto que afecto estéril y pasajero.


indica los medios? Mas como, sin duda
alguna, quería hablar L e ó n XIII, no La caridad cristiana y Jesucristo
de una justicia cualquiera, sino de la mismo, la verdadera base de la fra­
justicia perfecta, al enseñar que la ternidad humana. Bien lo acredita la
justicia es compatible con las tres for­ experiencia humana en las socieda­
mas de gobierno conocidas, enseñaba des paganas o laicas de todos los
también que, por este lado, no goza la tiempos, probando que a ciertas ho­
democracia de especial privilegio*8 9).
8 ras la consideración de los intere­
Los sillonistas, que pretenden lo con­ses comunes o de la semejanza de
trario, o bien rehúsan oír a la Iglesia, naturaleza pesa muy poco frente a
o se forman de la justicia y de la las pasiones y apetitos del corazón.
igualdad un concepto que no es ca­ No, Venerables Hermanos, no hay ver­
tólico. dadera fraternidad fuera de la caridad
cristiana, que por amor de Dios y de
c) del error sobre la fraternidad su Hijo J e s u c r i s t o , nuestro Salvador,
22. El falso y débil fundamento de abraza a todos los hombres para con­
la fraternidad, que se pone en el inte­ solarlos y llevarlos a todos a una mis­
rés común o en la simple humanidad. ma fe y a una misma bienaventuranza
Otro tanto sucede con la noción de la del cielo. Al separar la fraternidad de
fraternidad, cuyo fundamento ponen la caridad cristiana así entendida, la
(8) León XIII, Encícl. Diuturnum illud, 29-VI- afinidad de ideas, no pocos sociólogos católicos
1881; ASS. 14 (1881/82) 4; en esta Colección: sostienen hoy día, que la verdadera democracia
Encíclica 37, 3 pág. 169. es el régimen que más conviene a la Iglesia y a la
[9] No goza, ciertamente, el régimen democrá­ libertad de culto y postulan que la Iglesia de­
tico de privilegio especial; pero tanto alecciona­ fienda ese régimen como el más conveniente pa­
dos por los acontecimientos de los últimos dece­ ra ella, en las circunstancias actuales, y esto, por
nios, como frente a las dictaduras racistas y la razón de que la verdadera democracia actual
comunistas, teniendo en cue ^ <om,ás n"o la ya no se cimenta, necesariamente, sobre las fal­
mayoría de los pueblos han adoptado el gobier­ sas bases ideológicas que aquí denuncia León
no republicano, y que hay también una marcada XIII. (P .H .)
233, 23-25 C a r t a “ N o tr e c h ar ge apo sto liq u e ’ 2279

democracia, lejos de ser un progreso “ surco” en la categoría que la Providen­


620 constituiría un retroceso desastroso pa­ cia les ha asignado, cumpliendo enér­
ra la civilización. Porque para llegar, gicamente sus deberes en la humildad,
como deseamos con toda nuestra alma obediencia y paciencia cristianas, ¿no
que se llegue, a la mayor suma de bien­ serán dignos de llamarse hombres, ellos
estar posible para la sociedad y para a quienes el Señor sacará un día de su
cada uno de sus miembros por la fra­ condición oscura para colocarlos en
ternidad, o como también se dice, por el cielo entre los príncipes de su
la solidaridad universal, son menester pueblo?
la unión de los entendimientos en la
verdad, la unión de los corazones en 24. Existen aún otros aspectos erró­
el amor de Dios y de su Hijo J e s u c r is ­
neos. Pero basta ya de reflexiones so­
t o . Mas como tal unión no sea reali­ bre los errores de “ Le Sillón” , pues
zable sino por la caridad católica, sí­ si pretendiéramos agotar la materia,
guese que ésta es la única que puede habríamos de llamar vuestra atención 621
conducir a los pueblos por el camino sobre otros dictámenes suyos igual­
del progreso al ideal de la civilización.mente errados y peligrosos; verbigra­
cia, sobre la manera de entender el
d) del error sobre la dignidad hu­ poder coercitivo de la Iglesia. Importa
mana ver ahora la influencia de estos errores
en la conducta práctica de “ Le Sillón”
23. El origen de todas las falsas y en su acción social.
nociones sociales es la equivocada
idea de la dignidad humana. En fin,
como principio y fundamento de to­ 3. Rechazo de sus prácticas erróneas
das las falsificaciones de las nociones y de su indisciplinada acción social
sociales fundamentales, asienta “ Le Si­
25. La camaradería absoluta entre
lló n ’ una falsa idea de la dignidad
ellos y la eliminación práctica de dife­
humana. Dicho suyo es, que el hom­
rencias. Las doctrinas de Le Sillón
bre no será verdaderamente hombre,
no quedan en el dominio de la abstrac­
esto es, digno de este nombre, sino
ción filosófica, sino que se enseñan
cuando haya adquirido una conciencia
a la juventud católica, y más aún, se
ilustrada, fuerte, independiente, autó­
ensaya el vivirlas. Considerándose “ Le
noma, poderosa que prescinde de todo
Sillón” como el núcleo de la sociedad
maestro, ni obedece sino a sí mis­
futura, la refleja con la mayor fide­
mo, capaz de asumir y soportar sin
lidad posible, desterrando de su seno
desviarse de su deber las más graves
toda jerarquía. El cuerpo escogido que
responsabilidades. He aquí una mues­
lo dirige se ha separado del vulgo por
tra de esas frases hinchadas con que se
selección, es decir, imponiéndose por
exalta el orgullo humano, a manera de
su autoridad moral y por sus virtudes.
sueño que arrastra al hombre sin guía
Libres son la entrada y la salida. Los
y sin ayuda por el camino de la
estudios se hacen sin maestro, o cuan­
ilusión, donde, esperando el gran día
do más con algún consejero. Los círcu­
de la plena conciencia, será devorado
los de estudios son verdaderas coopera­
por el error y las pasiones. Y ¿cuándo
tivas intelectuales, donde cada cual es al
llegará ese gran día? A menos de que mismo tiempo maestro y discípulo. El
cambie la naturaleza humana (lo cual más ilimitado compañerismo reina en­
no está en poder de “ Le Sillón” ), tre los miembros y pone en total con­
¿vendrá alguna vez? ¿Acaso tenían esa tacto sus almas; de aquí el alma co ­
dignidad los Santos, por quienes llegó mún de “ Le Sillón” . Se le ha definido
a su apogeo la dignidad humana? Y una amistad. El mismo sacerdote,
los humildes de la tierra que no pue­ cuando entre en él, abate la eminente
den subir tan alto y que se contentan dignidad de su sacerdocio, y por el
con trazar modestamente su propio más extraño trueco de papeles, se hace
2280 A pén d ice : E n cíc lic a del PP. P ío X (1910) 233, 26-28

alumno, se pone al nivel de sus jóvenes que si las doctrinas sociales de “ Le


amigos, y no es ya más que un cama- Sillón” son erróneas, su espíritu es
rada. peligroso y su educación funesta.

26. Quebranto consiguiente del res­ III. La I g l e s ia y “ Le S il l ó n ”


peto y de la obediencia en esa falsa
sociedad y espíritu peligroso. En estas 1. La doctrina de Le Sillón no satis­
costumbres democráticas y en las teo­ face a la Iglesia
rías sobre la seriedad ideal que las
inspiran, reconoceréis, Venerables Her­ 27. Pretenden ser los mejores cató­
manos, la causa secreta de las faltas licos. Pues entonces, ¿qué pensar de
de disciplina que tan frecuentemente su acción en la Iglesia, de la acción
habéis tenido que reprochar a “ Le Si­ de ese “ Le Sillón” , cuyo catolicismo es
lló n \ No es maravilla que en los jefes tan quisquilloso que a poco más, quien­
y sus camaradas de tal manera forma­ quiera que no abrace su causa es a sus
dos, aunque sean seminaristas o sa­ ojos enemigo interior del catolicismo
cerdotes, no halléis el respeto, docili­ y no entiende palabra del Evangelio ni
dad y obediencia que se deben a vues­ de J e s u c r i s t o ? Creemos que hay que
tras personas y autoridad; que expe­ insistir en este punto, porque precisa­
rimentéis de parte de ellos una sorda mente su celo católico le ha valido a
oposición y tengáis el sentimiento de “ Le Sillón” , hasta estos últimos tiem­
ver que se desentienden totalmente de pos, preciosos alientos e ilustres apro­
las obras no sillonistas, o que, forzados baciones. Mas ahora, en vista de las
622 p0r ia obediencia, se entregan a ellos palabras y obras, debemos declarar
con disgusto. Vosotros sois lo pasado; que así por la conducta como por la
ellos son los “ pioneros” de la futura doctrina “ Le Sillón” no satisface a la
civilización. Vosotros representáis la Iglesia.
jerarquía, las desigualdades sociales, la
autoridad y la obediencia; instituciones a) por admitir sólo la forma de­
anticuadas a las cuales sus almas, pren­ mocrática
dadas de otro ideal, no pueden plegar­
se. Sobre esta situación de ánimo tene­ 28. Su catolicismo es deficiente por­
mos el testimonio de hechos dolorosos, que admite sólo el régimen democrá­
capaces de arrancar lágrimas; y no tico. En primer lugar, su catolicismo
podemos, a pesar de Nuestra longani­ no acepta más forma de gobierno que
midad, librarnos de un justo senti­ la democrática, que a su juicio es la
miento de indignación. ¡Cómo no! Se más favorable a la Iglesia, y se con­
infunde a vuestra juventud católica la funde por decirio así, con eiia, enfeu- 623
desconfianza para con su Santa Madre dando de este modo la religión a un
la Iglesia; se le enseña que después de partido político. No tenemos necesidad
diecinueve siglos no ha logrado aún de demostrar que el advenimiento de
constituir en el mundo la sociedad so­ la democracia universal no tiene nada
bre sus verdaderas bases; que no ha que ver con la acción de la Iglesia en
entendido las nociones sociales de auto­ el mundo; ya hemos recordado que la
ridad, libertad, igualdad, fraternidad y Iglesia ha dejado siempre a los pueblos
dignidad humana; que los insignes el cuidado de darse el gobierno que
obispos y monarcas que tan gloriosa­ considere más conveniente a sus inte­
mente crearon la Francia y la gober­ reses Lo que una vez más queremos
naron no supieron dar a su pueblo ni afirmar, de acuerdo con Nuestro Pre­
la verdadera justicia, ni la verdadera decesor, es que hay error y peligro en
felicidad, porque no tenían el ideal de atar sistemáticamente al catolicismo
“ Le Sillón” . a una forma de gobierno; error y peli­
El soplo de la revolución ha pasado gro que son más graves cuando se
por ahí; de donde podemos concluir cifra la Religión en un género de demo-
233, 29-30 C a r t a “ N o tre c h arge a postoliqu e ” 2281

cracia cuyas doctrinas son erróneas. ral que la católica, iba proclamando
Este es el caso de “ Le Sillón” , el cual, que la democracia sería católica o no
comprometiendo la Iglesia en una for­ sería. Mas llegó un momento en que,
ma especial de gobierno, divide a los mudando de parecer, dejó a cada cual
católicos, arranca a la juventud y aún su religión o filosofía y hasta él mismo
a los sacerdotes y seminaristas de la cesó de llamarse católico, sustituyendo
acción simplemente católica y gasta sin aquella su fórmula: “ La democracia
ningún provecho las fuerzas vivas de será católica1” con esta otra: “ La demo­
una parte de la nación. cracia no será anticatólica” , como tam­
poco por lo demás antijudía o antibu­
b) por prescindir de la Religión dista. Esta fue la época del más gran­
de “ Le Sillón” . Convocados para la
29. El “ sillonista” prescinde prácti­ construcción de la sociedad futura todas
camente de su Religión y proclamán­ los obreros de todas las religiones, o de
dose católico no defiende su catoli­ todas las sectas, no se les puso más
cismo. Y ved, Venerables Hermanos, exigencia que abrazar el mismo ideal
una sorprendente contradicción: preci­ social, respetar todas las creencias y
samente invocando el principio de que aportar alguna porción de fuerzas m o­
la Religión debe dominar sobre todos rales. Es verdad que se decía: “ Los
los partidos, se abstiene “ Le Sillón” de jefes de “ Le Sillón” anteponen a todas
defender la Iglesia combatida. No es las cosas su fe religiosa. ¿Pero pueden
ésta, en verdad, la que a la arena po­ acaso quitar a los demás el derecho de
lítica ha descendido; antes bien la han sacar la energía moral, de donde pue­
arrastrado a ella para mutilarla y des­ dan? En compensación quieren que los
pojarla. Y siendo esto así, ¿no deben demás respeten en ellos el derecho de
los católicos usar de las armas políti­ sacarla de su fe religiosa. Por consi­
cas que tienen en sus manos para de­ guiente, piden a todos los que quieran
fenderla, y también para obligar a la transformar la sociedad presente, a la
política a mantenerse en su terreno y manera democrática, que no se repelen
no ocuparse con la Iglesia más que mutuamente por causa de las convic­
para darle lo que es debido. Pues bien; ciones filosóficas o religiosas que pue­
a vista de las tropelías que se perpe­ dan separarlos, sino que vayan mano
tran contra la Iglesia, se ve frecuente­ a mano, no renunciando a sus convic­
mente con dolor a los “ sillonistas” cru­ ciones, sino ensayando en el terreno de
zarse de brazos, si no les tiene cuenta las realidades prácticas la prueba de
el defenderla, véseles dictar o sostener las excelencias de sus convicciones per­
un programa que por ningún lado, ni sonales. Tal vez en este terreno de la
en ningún grado, descubre al católico, emulación entre almas pertenecientes
sin que esto sea obstáculo para que a diferentes escuelas religiosas o filosó­
esos mismos hombres confiesen su fe ficas, podrá realizarse la unión” ^°>.
en plena lucha política, al golpe de Se declaró al mismo tiempo: (¿cómo
alguna provocación, dando así a en­ podrá esto realizarse?), que el peque­
tender que hay dos hombres en el “ si- ño “ Le Sillón” católico será el alma del
llonista” : el individuo que es católico, gran “ Le Sillón” cosmopolita.
y el “ sillonista” , el hombre de acción,
que es neutro.3 1
0 “ Surcos” democráticos independien­
tes para cada religión y secta. Recien­
30. “ El más grande Surco” como temente ha desaparecido el nombre del
unión moral de todas las religiones y “ más grande Le Sillón” y se ha intro­
sectas, con total independencia de la ducido una nueva organización, sin
Religión. Hubo un tiempo en que Le modificar, antes muy al contrario, el
624 Sillón, como tal, era formalmente ca­ espíritu y fondo de las cosas, “ para
tólico. No conociendo más fuerza mo- poner orden en el trabajo y organizar 625
(10) Marc Sangnicr, Discurso en Rouen, 1907.
2282 A pén d ice : E n cíc lic a del PP. P ío X (1910) 233, 31-32

las diversas fuerzas de acción. “ Le Si­ sas, como los miembros de un cuerpo,
llón” sigue siendo un alma, un espíritu, hasta sus últimas extremidades, reci­
que se mezclará entre los grupos y les ben su forma del principio vital que
comunicará su actividad” . Y se ruega a los anima.
todas las nuevas agrupaciones, conver­
tidas aparentemente en autónomas, ca­ 32. La “ Junta Democrática de Ac­
tólicas, protestantes y librepensadoras, ción Social” propicia una imposible y
que pongan mano a la obra. peligrosa mezcolanza de religiones y
“ Los compañeros católicos trabaja­ convicciones. Esto supuesto, ¿qué hay
rán juntos en una organización especial que pensar de la mezcolanza de los
para instruirse y educarse. Los demó­ jóvenes católicos con herejes e incré­
cratas protestantes y librepensadores dulos de toda laya en una obra de esa
harán por su parte lo propio. Y todos, naturaleza? ¿No será para esos jóvenes
católicos, protestantes, y librepensado­ mil veces más peligrosa que una aso­
res, tomarán a pecho armar la juven­ ciación neutra? ¿Qué pensar de esa
tud, no para una lucha fratricida, sino convocación de todos los heterodoxos
para una generosa emulación en el e incrédulos a aquilatar la excelencia
terreno de las virtudes sociales y cí­ de sus convicciones en el terreno social,
vicas” í11). en una especie de concurso apologé­
tico, como si este concurso no tuviese
c) por pretender establecer una ya diecinueve siglos de duración, en
justicia fuera de la Religión condiciones menos peligrosas para la
fe de los fieles y en honra cabal de la
31. La civilización supone la moral, Iglesia católica? ¿Qué pensar de ese
y la moral, Religión; por eso en las respeto a todos los errores y de la
realidades prácticas importa la con­ extraña invitación, con que un católico
vicción religiosa. Estas declaraciones anima a todos los disidentes a fortale­
y esta nueva organización de la acción cer sus convicciones por el estudio y
“ sillonista” sugieren muy graves re­ convertirlas en manantiales siempre
flexiones. más abundantes de nuevas fuerzas?
He aquí, fundada por católicos, una ¿Qué pensar de una asociación en la
asociación interconfesional para traba­ que todas las religiones, y el mismo
jar en la reforma de la civilización, librepensamiento, pueden manifestarse
obra en primer término religiosa, pues paladinamente y a sus anchas? Porque
es verdad demostrada y hecho histó­ los “ sillonistas” , que en las conferen­
rico, que no hay verdadera civilización cias públicas y en otras partes procla­
sin civilización moral, ni civilización man arrogantemente su fe individual,
moral sin Religión verdadera, de suerte no pretenden, a la verdad, cerrar la
que es vano pretexto el de los nuevos boca a los demás, ni impedir al protes­
“ sillonistas” cuando alegan que traba­ tante que ostente su protestantismo,
jarán únicamente “ en el terreno de las ni el escéptico su escepticismo. ¿Qué
realidades prácticas” , donde nada im­ pensar, en fin, de un católico que, al
porta la diversidad de creencias, tanto entrar en el círculo de estudios, deja a
más que tan persuadido está su jefe de la puerta su catolicismo para no asus­
la influencia de las convicciones del tar a los compañeros, que soñando en
entendimiento sobre el resultado de la una acción social desinteresada, se
acción, que invita a todos, sin distin­ oponen a asirse de ella para el triunfo
ción de religiones, a “ experimentar en de intereses, de banderías, y aun de
el terreno de las realidades prácticas convicciones, sean las que fueren? Tal
la excelencia de sus convicciones reli­ es la profesión de fe de la nueva Junta
giosas personales” . Y con razón, por­ Democrática de Acción Social, que ha
que las realizaciones prácticas revisten heredado la parte más importante del
el carácter de las convicciones religio­ programa de la antigua organización,
(11) Marc Sangnier, Discurso de París, Mayo de 1910.
233, 33-35 C a r t a “ N o tr e c h ar ge a postoliqu e ” 2283

y que, según ella misma dice: “ desha­ de que olviden lo que los divide, es a
ciendo el equívoco mantenido alrede- saber, sus convicciones religiosas y
dedor del más grande “ Le Sillón” , tanto filosóficas, y de que se pongan en co ­
en las esferas reaccionarias como en mún lo que los une, esto es, un gene­
las anticlericales” , está abierta a todos roso idealismo y fuerzas tomadas de
los hombres “ respetuosos con las fuer­ donde puedan. Cuando se piensa en las
zas morales y religiosas, y convencidos fuerzas, en la ciencia, en las virtudes
de que no es posible ninguna emancipa­ que han sido menester para la funda­
ción social verdadera sin el fermento ción de la sociedad cristiana, cuales
de un generoso idealismo fueron los padecimientos de millones
de mártires, las luces de los Padres y
33. No quieren que la acción social doctores de la Iglesia, la abnegación
“ sillonista” aproveche a la Iglesia, en de todos los héroes de la caridad, una
cambio ésta ayuda a aquélla. ¡Oh sí!, poderosa jerarquía nacida en el cielo,
el equívoco está deshecho; la acción torrentes de gracia divina y todo ello
social de “ Le Sillón” ya no es católica; edificado, unido, compenetrado por la
el “ sillonista” , como tal, no trabaja vida y el espíritu de Jesucristo, la
por una bandería, y “ de las simpatías sabiduría de Dios, el Verbo hecho
que su acción por ventura despierte, la hombre; cuando se piensa, decimos, en
Iglesia, él mismo es quien lo dice, no todo esto, asusta ver a los nuevos após­
podrá sacar ningún provecho” . ¡Insi­ toles obstinados en hacer cosa mejor
nuación a la verdad extraña! Témese con un vago idealismo y las virtudes
que la Iglesia pueda aprovecharse de cívicas. ¿Qué van a producir? ¿Qué
la acción social de “ Le Sillón” con fin es lo que va a salir de esa colabora­
egoísta e interesado, como si todo lo ción? Una construcción puramente
que aprovecha a la Iglesia no aprove­ verbalista y quimérica, donde espejea­
chara a la humanidad. ¡Extraña confu­ rán revueltas y en confusión seductora,
sión de ideas! ¡La Iglesia, según esto, las palabras de libertad, justicia, fra­
se aprovecharía de la acción social, ternidad y amor, de igualdad y exalta­
como si los más ilustres economistas ción del hombre, todo ello fundado en
no hubiesen reconocido y demostrado, una dignidad humana mal entendida;
que es la acción social la que, para ser una agitación tumultuosa, estéril para
sólida y fecunda, debe beneficiarse de el fin propuesto, provechosa para los
la Iglesia! agitadores de masas menos utopistas.
Verdaderamente se puede afirmar que
“ Le Sillón” , al poner los ojos en una
d) por aliarse en su obra a gente
quimera, hace escolta al socialismo.
de las doctrinas más hetero­
géneas
35. El “ Sillonismo” pretende ser una
34. Constituye una quimérica em­ nueva religión. Cosa peor tenemos to­
presa reemplazar con un vago idealis­ davía. El resultado de esa promiscua
mo y virtud cívica la obra inmortal de colaboración, el beneficiario de esta
la Iglesia. Pero más extrañas todavía, acción social cosmopolita, no puede
espantosas y aflictivas a la vez, son la ser más que una democracia que no
audacia y levedad de hombres que, será ni católica, ni protestante, ni ju ­
llamándose católicos, sueñan con refun­ día; una religión (pues el “ sillonismo” ,
dir la sociedad en las condiciones di­ según han dicho sus jefes, es una reli­
chas y establecer sobre la tierra, por gión) más universal que la Iglesia Ca­
encima de la Iglesia católica, “ el reina­ tólica, y que reúna a todos los hombres
do de la justicia y del amor” , con hechos a la postre hermanos y compa­
obreros venidos de todas partes, de ñeros en “ el reino de Dios” . “ No se
todas las religiones o faltos de religión, trabaja para la Iglesia; se trabaja para
con creencias o sin ellas, a condición la humanidad” .
2284 A pé n d ice : E n cíc lic a del PP. P ío X (1910) 233, 36-38

2. La conducta no católica de “ Le Queremos llamar vuestra atención, Ve­


S illón’ no satisface a la Iglesia nerables Hermanos, sobre esta defor­
mación del Evangelio y del carácter
36. Su catolicismo terminó en apos- sagrado de Nuestro Señor Jesurcisto,
tasía organizada. Y ahora, penetrados Dios y Hombre, practicada en “ Le Si­
de la más viva tristeza, os pregunta­ llón” y en otras partes. Al discurrir
mos, Venerables Hermanos, en qué ha sobre la cuestión social, es moda en
venido a parar el catolicismo de “ Le ciertas esferas descartar primero la di­
Sillón” . ¡Ay! El que diera antes tan vinidad de Jesucristo, y después no
hermosas esperanzas, aquel río crista­ hablar más que de su extremada man­
lino e impetuoso ha sido atajado en sedumbre, de su compasión para todas
su curso por los enemigos modernos las miserias humanas, de sus apre­
de la Iglesia, y ya no constituye más miantes exhortaciones al amor del pró­
que un miserable afluente del gran jimo y a la fraternidad. Verdad es que
movimiento de apostasía, organizado en Jesucristo nos ama con amor, inmen­
todas las naciones para el estableci­ so, infinito, y que vino a la tierra a
miento de una Iglesia universal sin padecer y morir, para que reunidos en
dogmas ni jerarquía, sin regla para el torno suyo, en la justicia y el amor,
espíritu ni freno para las pasiones; una animados de los mismos sentimientos
Iglesia que, so pretexto de libertad y de mutua caridad, todos los hombres
dignidad humana, volvería a traer al vivan en paz y felicidad. Mas con auto­
mundo, si triunfase, con el reinado le­ ridad suprema puso por condición de
gal de la astucia y de la fuerza, la esa felicidad temporal y eterna, ser de
opresión de los débiles, de los que su­ su rebaño, aceptar su doctrina, practi­
fren y trabajan. car la virtud y dejarse enseñar y guiar
37. Su nuevo “ Evangelio” tiene por P edro y sus sucesores. Además, si
aspectos irrepetuosos y blasfemos. Jesús fue bueno con los extraviados y
Harto conocemos los sombríos antros pecadores, no respetó sus convicciones
donde se elaboran estas doctrinas de­ erróneas, por sinceras que parecieran;
letéreas que no deberían seducir a espí­ los amó a todos para instruirlos, con­
ritus perspicaces. No han podido li­ vertirlos y salvarlos. Si llamó a Sí, para
brarse de ellas los jefes de “ Le Sillón” : aliviarlos, a los que padecen trabajos y
la exaltación de sus efectos, la ciega dolores H2), no fue para predicarles la
bondad de su corazón, su misticismo emulación de una igualdad quimérica.
filosófico mezclado con parte de ilumi- Si levantó a los humildes, no fue para
nismo, los han arrastrado a un nuevo inspirarles el sentimiento de una digni­
evangelio, en el cual han creído ver el dad independiente y rebelde a la obe­
verdadero Evangelio del Salvador, lle­ diencia. Si su corazón rebosaba manse­
vando a tal punto su osadía que tratan dumbre para las almas de buena volun­
a Nuestro Señor Jesucristo con una tad, no dejó de encenderse en santa in­
familiaridad soberanamente irrespetuo­ dignación contra los profanadores de la
sa, y a consecuencia del parentesco de casa de Dios<1 13\ contra los miserables
1
2
su ideal con el de la revolución, no te­ que escandalizan a los pequeñuelos^14^,
men presentar entre ésta y el Evange­ contra las autoridades que abruman al
629 lio acercamientos blasfemos que no tie­ pueblo con el peso de cargas insoporta­
nen siquiera la excusa de haberse esca­
bles, sin que ellos pongan el dedo para
pado en alguna improvisación tumul­
ayudarlas a le v a n t a r H 5). Fue tan enér­
tuosa.
gico como manso; regañó, amenazó, cas­
38. Deforman el verdadero Evange­ tigó, sabiendo y enseñándonos que con
lio y a Cristo, descartando su divinidad frecuencia el temor es el principio de la
630
y acentuando sus virtudes sociales. sabiduría^16) y que conviene a veces
[12] Ver Mat. 11, 28. [15] Ver Mat. 23, 4.
[13] Ver Mat. 21, 13; Luc. 19, 46. [16] Ver Prov. 1, 7; 9, 10.
[14] Ver Luc. 17, 2.
233, 39-40 C a r t a “ N otre charge a po sto liq u e ” 2285

cortar un miembro para salvar el cuer- mente deseamos que a este fin os inte­
po<17). En fin, lejos de anunciar para la reséis activamente en la organización
sociedad futura el reinado de una feli­ de la sociedad. Con este fin, en tanto
cidad ideal, de donde estuviera el dolor que vuestros sacerdotes se entregarán
desterrado, trazó con la palabra y el con celo a la santificación de las almas,
ejemplo el camino de la felicidad posi­ a la defensa de la Iglesia y a las obras
ble en la tierra y de la bienaventuranza de caridad propiamente dichas, escoge­
perfecta en el cielo: el camino real de la réis algunos de ellos activos y de espí­
Santa Cruz. Enseñanzas son éstas que ritu poderoso, provistos de los grados
sería error aplicar únicamente a la vida de doctores en filosofía y teología, per­
individual en orden a la salvación eter­ fectamente instruidos en la historia de 631
na, pues son también eminentemente la civilización antigua y moderna, y los
sociales y nos muestran en Nuestro dedicaréis a los estudios menos eleva­
dos y más prácticos de la ciencia social
Señor J e s u c r i s t o algo más que huma­
nitarismo sin consistencia y sin auto­ papa ponerlos, en tiempo oportuno, al
ridad. frente de las obras de acción católica.
Mas cuiden esos sacerdotes de no dejar­
C o n c l u s ió n : se extraviar en el dédalo de las opinio­
nes contemporáneas por el espejismo
Exhortación del Papa
de una falsa democracia; no tomen de
1. A los obispos, sacerdotes y jóvenes la retórica de los peores enemigos de
de Francia la Iglesia y del pueblo un lenguaje en­
fático lleno de promesas tan sonoras
39. Misión de ios obispos, recordar como irrealizables; persuádanse que la
los deberes. Vosotros, Venerables Her­ cuestión social y la ciencia social no
manos, proseguid activamente la obra nacieron ayer; que en todas las edades
del Salvador de los hombres con la la Iglesia y el Estado concertados feliz­
imitación de su mansedumbre y de su mente suscitaron para el bienestar de
energía. Inclinaos a todas las miserias, la sociedad organizaciones fecundas;
ningún dolor escape a vuestra solicitud que la Iglesia que jamás ha traicionado
pastoral, ninguna queja os halle indi­ la felicidad del pueblo con alianzas
ferente. Pero predicad también deno­ comprometedoras, m o tiene que desli­
dadamente a grandes y pequeños sus garse de lo pasado, antes le basta anu-
deberes; a vosotros toca formar la con­ dar, con el concurso de los verdaderos
ciencia del pueblo y de los poderes obreros de la restauración social, los
públicos. La cuestión social estará muy
organismos rotos por la revolución, y
cerca de su solución cuando unos y
adaptarlos, con el mismo espíritu cris­
otros, menos exigentes de sus derechos,
tiano de que estuvieron animados, a1
cumplan exactamente sus deberes.
nuevo medio creado por la evolución
material de la sociedad contemporánea,
Dediquen sacerdotes al estudio de
porque los verdaderos amigos del pue­
la ciencia social y la solución de sus
blo no son ni revolucionarios ni inno­
problemas. Además, com o en el con­
vadores, sino tradicionalistas.
flicto de intereses, y especialmente en la
lucha con las fuerzas de los malos, ni la
virtud ni aun la santidad bastan siem­ Llamado a la juventud “ sillonista” .
pre a asegurar al hombre el pan de A esta obra eminentemente digna de
cada día, y como el rodaje social debe vuestro celo pastoral deseamos que la
ordenarse de suerte que con su juego juventud de “ Le Sillón", no sólo no
natural paralice los esfuerzos de los ponga obstáculo alguno, sino que, des­
malvados y haga asequible a todos los arraigada de sus errores, aporte en el
hombres de buena voluntad su parte orden y sumisión convenientes su leal
legítima de felicidad terrena, ardiente­ y eficaz concurso.
Í17J Ver Mat. 18, 8-9.
2286 A pé n d ice : E n cíc lic a del PP. P ío X (1910) 233, 41

2. A los jefes de “ Le Sillón 9 el segundo, deberíais proceder en la


forma conveniente, con prudencia, pe­
40. Pedido a los jefes y normas para ro también con firmeza. Los sacerdotes
los reacios; ahsfensión tota! de sacer­ habrán de mantenerse totalmente apar­
dotes y seminaristas. Volviéndonos tados de los grupos disidentes, conten­
ahora, pues, a los jefes de “ Le Sillón” , tándose con prestar los auxilios del
con la confianza de un padre que habla santo ministerio individualmente a sus
a sus hijos, les pedimos por su bien, miembros y aplicarles en el tribunal de
por el de la Iglesia y de Francia, que la penitencia las reglas comunes de la
os cedan su puesto. Nos medimos cier­ moral relativas a la doctrina y a la
tamente la extensión del sacrificio que conducta. Cuanto a los grupos católi­
de ellos solicitamos, pero sabemos que cos, los sacerdotes y seminaristas, si
son bastante generosos para realizarlo, bien los favorecerán y secundarán se
y de antemano, en el nombre de Nues­ abstendrán no obstante de agregarse a
tro Señor J e s u c r i s t o , de quien somos ellos como miembros; porque conviene
representantes indignos, les damos por que la milicia sacerdotal se mantenga
ello Nuestra bendición. En cuanto a en una esfera superior a las asociacio­
los miembros de “ Le Sillón” , queremos nes laicas, aun las más útiles y anima­
que se agrupen por diócesis parn tra­ das del mejor espíritu.
bajar bajo la dirección de los obispos
respectivos, así en la regeneración cris­ 41. Plegarla del Papa por los sillo-
tiana y católica del pueblo como el nfstas y Bendición papal. Tales son
mejoramiento de su suerte. Esos gru­ las providencias prácticas con que he­
pos diocesanos serán, por de pronto, mos creído necesario sancionar esta
independientes unos de otros, y a fin Carta acerca de “ Le Sillón” y de los
de demostrar bien que han roto con los “ sillonistas” . Que el Señor se digne, se
errores pasados, tomarán el nombre lo rogamos del fondo del alma, hacer
de “ sillons” católicos ( “ surcos católi­ entender a esos hombres y a esos jóve­
cos” ), y cada uno de sus miembros nes las graves razones que la han dic­
añadirán a su título de “ sillonista” el tado, que les dé la docilidad del cora­
mismo calificativo de católico. Por su­ zón con el valor de probar a la faz de
puesto que todo “ sillonista” católico la Iglesia la sinceridad de su fervor
quedará libre de conservar, por otra católico; y a vosotros, Venerables Her­
parte, sus preferencias políticas, depu­ manos, que El os dé a sentir para con
radas de todo lo que en la materia no ellos, pues quedan en adelante vuestros,
sea enteramente conforme con la doc­ los afectos de un corazón enteramente
trina de la Iglesia. Que si hubiese gru­ paternal.
pos, Venerables Hermanos, que se ne­ En esta esperanza y para alcanzar
gasen a someterse a estas condicio­ tan deseables resultados, Nos os con­
nes, deberíais entender que de hecho cedemos de todo corazón, así como a
rehúsan someterse a vuestra direc­ vuestro Clero y a vuestro pueblo, la
ción; y entonces habría que examinar bendición Apostólica.
si se ciñen a la política o economía Dado en Roma, junto a San Pedro,
pura, o si perseveran en sus antiguos el 23 de agosto de 1910, año octavo de
errores. En el primer caso, es claro Nuestro Pontificado.
que no os habríais de ocupar de ellos
más que del común de los fieles; en PIO PAPA X.
2 S 4

ALOCU CION : “ ANNUS SACER 3^ 0


(8-XII-1950)

SOBRE LAS ORDENES RELIGIOSAS, LOS CONSEJOS EVANGELICOS


Y LA VIDA ACTIVA Y CONTEMPLATIVA

Venerables H erm anos: Salud y Bendición apostólica:

In t r o d u c c ió n : desenvolverse la Iglesia, algunas doc­


Ideas y normas de P ío X II completarán trinas que han llegado a brotar y di­
la labor del 1 Congreso General de vulgarse en el seno de la Iglesia misma
AS Religiosos referentes aun a puntos que tocaban a
la condición y estado de la perfección
43 1. F ruto abundante del Año Santo.
moral, las necesidades urgentes del tra­
26 El Año Santo, que sin mérito alguno bajo apostólico, que amplia y extensa­
Nuestro, sino por favor de la divina mente realizáis, persuadían con fuerza
misericordia, ha sido más eficaz en a que os dedicarais a los estudios y
beneficios de lo que auguraba la pre­ deliberaciones que han sido vuestro
visión humana, ha mostrado en admi­ programa.
rable serie de acontecimientos cuánta
es la fe y cuánta la fecundidad de vida
3. Al final de él, Pío XII resume y
de nuestra madre la Iglesia de Cristo.
aclara las ideas y actividades del
27 Entre estos acontecimientos e iniciati­
Congreso. Estáis a punto de terminar
vas de especial gravedad e importancia
vuestra tarea. Han abundado en ella
figura vuestro Congreso y brilla vues­
las consideraciones a fondo, han na­
tro grupo fraternal, al que Nos es
cido múltiples propósitos, y esperamos
grato saludar ahora con amorosas pa­
que no será menos rica en frutos de
labras.
perfección y virtud. Con la ayuda de
2. El primer Congreso General de la voluntad vuestra, la gracia de Dios
Religiosos se imponía. Porque por vez os excitará; esa gracia que han invo­
primera y sin que las crónicas de la cado con ardientes votos sobre el Con­
vida de la Iglesia recuerden que haya greso las preces y obras vuestras de
ocurrido así jamás, las corporaciones abnegación religiosa y, sobre todo, de
cuyos miembros se proponen como vuestras hermanas en Cristo.
meta de su vida la perfección evangé­ Para acabar y completar de modo
lica se han reunido en esas célebres oportuno vuestra reunión, pedís la Ben­
sesiones, que han tenido lugar los días dición paternal del Vicario de Cristo,
pasados para deliberar sobre asuntos como prenda de la protección y luz
de utilidad común. divinas. Antes de que os la demos,
A juicio Nuestro, los tiempos, ya ma­ creemos oportuno aclarar algunos pun­
duros para ello, exigían imperiosamen­ tos sobre la vida religiosa que luego
te que se celebrara. Porque el cambio dirijan, resumidos a modo de normas,
de las circunstancias en que tiene que vuestros pensamientos y actividades.
(*) AAS. 43 (1951) 26-36. En forma clara y luminosa, esclareciendo conceptos y dando normas,
expone PIO XII en la presente alocución varios aspectos de la vida religiosa y clerical y el Estado
de Perfección. La alocución"‘Annus Sacer” , del 8-XII-1950, en Roma, fue dirigida a los delegados al
“ 1 Congreso General de* todas las Ordenes, Congregaciones, Sociedades e Institutos seculares” , hecho
que en la milenaria historia de las Ordenes aconteció por primera vez como el mismo Pío XII
advierte en la Introducción de su exposición. Dada que la Alocución al II Congreso Internacional
figura en el n9 229, págs. 2226-2251 de esta Colección, y por su importancia se cita no pocas veces,
resolvimos añadirla en este Apéndice. La traducción es gentileza de la edición castellana de L ’Osser-
vatore Romano, Buenos Aires, año VII, N9 328, del 27 de marzo de 1958, los subtítulos y el esquema
son de responsabilidad de la presente Colección. (P. H.)
2287 —
2288 A pé n d ice : E n cíc lic a del P P . P ío X II (1950) 234. 4-7

I. - L a posició n de las O rdenes lorar los cimientos que Cristo puso


en la I glesia como fundamento de la Iglesia el que
piense que la forma peculiar del clero
1. Las relaciones del clero secular y secular, en cuanto secular, fue estable­
regular entre sí cida y sancionada por el divino Reden­
tor y que la forma peculiar del clero
4. Por institución divina se distin­ regular, aunque buena y aprobada por
guen los clérigos de los laicos. Ante emanar de la anterior, es auxiliar y
todo, ayudará a exponer brevemente secundaria. Porque si se tiene ante los
cuál es el lugar de las Ordenes y Con­ ojos el orden establecido por Cristo,
gregaciones religiosas en la Iglesia. Sa­ ninguna de ambas formas de clero tie­
béis, en efecto, que nuestro Redentor ne la prerrogativa de ser de derecho di­
instituyó la Iglesia con una estructura vino, pues este derecho ni antepone la
jerárquica. Porque entre los apóstoles una a la otra ni excluye ninguna de las
y sus sucesores, a los que deben aña­ dos. Cuál es la diferencia entre ellas,
dirse los auxiliares de su oficio pasto­ cuáles sus relaciones mutuas, qué la­
ral, y los simples fieles, puso El una bor debe encomendarse a cada una en
cierta separación, con la que el reino la obra de salvar al hombre, todo esto
de Dios sobre la tierra viene a constar lo dejó Cristo que lo determinara la
de dos grupos. Por eso, está preceptua­ variedad y la necesidad de los tiempos,
do por el mismo derecho divino que o, por expresar mejor Nuestro pensa­
los clérigos se distingan de los segla­ miento, lo dejó a la decisión y autori­
res W. dad de la Iglesia.6
5. Entre clérigos y laicos se sitúa el
religioso por su camino peculiar a la 2. Sus relaciones con los Obispos
perfección. Entre estos dos grados 7. El religioso está sometido a la
viene a insertarse el estado de la vida autoridad del Obispo. Sin duda que
religiosa, que, brotando de origen ecle­ por prescripción de derecho divino el
siástico, debe su existencia y su utili­ sacerdote, lo mismo si es secular que
dad al hecho de acomodarse estrecha­ religioso, debe ejercer su oficio de m o­
mente al mismo fin de la Iglesia, que do que sea auxiliar del Obispo y esté
es conducir a los hombres a la conse­ bajo su autoridad. De hecho, esto que
cución de la santidad. Aunque todo por lo demás rige como costumbre
cristiano, bajo la guía de la Iglesia, establecida en la Iglesia, lo declaran
debe ascender a esta sagrada cumbre, sin ambajes en el Código de Derecho
el religioso avanza hacia ella por un Canónico las prescripciones que tratan
camino totalmente peculiar y con auxi­ sobre los religiosos varones como pá­
lios de naturaleza superior.6 rrocos y ordinarios de lugar(2).
En las misiones los religiosos pue­
6 . El religioso puede pertenecer a
den administrar normal y perpetua­
clérigos y laicos; el clero secular no
mente los territorios eclesiásticos. Y
es superior al regular. Además, el no es raro que ocurra que en los terri­
estado religioso en modo alguno se re­ torios misionales todo el clero, sin
serva para una u otra de aquellas dos exceptuar al Obispo, pertenezca a la
partes de que por derecho divino cons­ milicia regular. Ni piense nadie que
ta la Iglesia, puesto que tanto los clé­ esto no es lo normal ni ordinario y
rigos como los laicos pueden ser reli­ que tiene un carácter de régimen tem­
giosos 3^ puesto que, por el contrario, porario que a medida que vaya siendo
tanto para los religiosos como para los posible deba ser sustituido por la en­
que no lo son está abierta la puerta de trega del gobierno sagrado al clero
la dignidad clerical. Yerra, pues, al va- secular.

(1) Ver Código de Derecho Canónico, Can. 107. (2) Ver Cód. Dcr. Can., can. 626-631; 454, § 5.
234* 8-11 A l o c u c ió n : “ A nnus sacer ” 2289

8 . Los religiosos exentos están tam­ afirmar que el estado clerical, en cuan­
bién sometidos al Obispo en ciertos to tal y porque procede de derecho
aspectos y en todo al Papa. Por otra divino, por su naturaleza o al menos
parte, la exención de las órdenes reli­ por cierto postulado que deriva de su
giosas tampoco se opone a los princi­ naturaleza, exige que sus miembros
pios de la constitución dada por Dios guarden los consejos evangélicos y que
a la Iglesia ni repugna en modo alguno por ello debe o puede llamarse estado
a la ley según la cual el sacerdote debe de (adquisición de la) perfección evan­
obedecer al Obispo. Porque según las gélica. Así, pues, el clérigo no está
normas del derecho canónico, los re­ obligado, en virtud del derecho divino,
ligiosos exentos están sometidos al po­ a los consejos evangélicos de pobreza,
der del Obispo del lugar, en la medida castidad y obediencia, y, sobre todo,
en que lo requiera el cumplimiento del no está sujeto a ellos de igual modo
oficio episcopal y la recta ordenación y por igual razón por la que tal obli­
de la cura de almas. Y aun haciendo gación nace en quienes escogen el esta­
caso omiso de esto, en las discusiones do religioso, de los votos llamados
que en los últimos decenios se han públicos. Esto no impide que espontá­
tenido sobre la exención acaso no se neamente y en privado, el clérigo acep­
ha advertido bastante que los religio­ te tales vínculos. De igual manera, el
sos exentos, también por prescripción hecho de que los sacerdotes de rito la­
del derecho canónico, están siempre y tino estén obligados al sagrado celibato
dondequiera sometidos a la potestad no destruye ni atenúa la diferencia
del Romano Pontífice, como supremo entre el estado clerical y el religioso.
moderador, al que tienen obligación de Y el clérigo regular no porque es clé­
obedecer aun en virtud del voto de rigo, sino porque es regular, profesa la
obediencia^. Ahora bien, el Sumo Pon­ condición y estado de perfección evan
tífice, lo mismo que sobre toda la Igle­ gélica.
sia, tiene jurisdicción ordinaria e inme­
diata en cada una de las diócesis y so­ 11. Los Institutos Seculares observan
bre cada uno de los fieles. Por lo tanto,los consejos evangélicos por ser tales*
consta que a la ley primaria dada por no por ser, tal vez, clericales. Y si Nos,
Dios, en virtud de la cual deben some­ por medio de la Constitución Apostó­
terse los clérigos y laicos a la autoridad
lica “ Próvida Mater Ecclesia” (é\ orde­
del Obispo ya han obedecido de sobra
namos que también la forma de vida
también los religiosos exentos, en cuan­
que siguen los Institutos Seculares debe
to a ellos incumba, y, de este modo, el
clero de ambas milicias responde con ser equiparada en el juicio público al
igual sumisión a la voluntad y mandato estado de perfección evangélica, por­
de Cristo. que sus socios se comprometen en
cierto modo a la observancia de los
II. - Los CONSEJOS EVANGÉLICOS Y LOS consejos evangélicos, tampoco esto
CLÉRIGOS SECULARES Y REGULARES contradice en modo alguno a la doctri­
9. Un nuevo aspecto discutido: la na que acabamos de exponer. Porque
perfección. Con lo que acabamos de nada obsta a que los clérigos se reúnan
decir se enlaza otra cuestión que ahora en Institutos Seculares para aspirar al
deseamos desarrollar y aclarar; a saber, estado de perfección evangélica con
el modo cómo el clérigo y el religioso este tipo y género de vida; pero en
deben aspirar a la exquisitez y perfec­ ese caso, ellos estarán en estado de
ción de sus costumbres. adquisición de la perfección no por
10. Los consejos evangélicos no ser clérigos, sino por ser miembros del
obligan al clérigo com o tal sino sólo Instituto Secular, porque tal Instituto
al religioso. Es contrario a la verdad 3 tiene, es cierto, como razón de su exis-
(3) Gód. Der. Can., can. 499, § 1. E c c le s ia , 2-II-1947; AAS. 39 (1947) 114-124; en esta
[4| P ío X I I , Consl. Apost. P r ó v id a M o le r Colección: Encícl. 183, págs. 1688-1694.
2290 A pé n d ice : E n c íc lic a del P P . P ío X II (1950) 234, 12-16

tencia, los consejos evangélicos, que, toria eclesiástica, que narra las precla­
por ser propios del estado religioso, ras gestas de los santos y de los institu­
se cultivan allí con suma perfección; tos religiosos, cuenta los éxitos de las
pero los practica sin dependencia de expediciones misionales y refiere las
un estado regular, sino con autonomía doctrinas ascéticas, y la misma vida dia­
en cuanto a la forma externa de vida, ria demuestra con mayor claridad que
que no dice ninguna relación necesaria la luz del día que no han florecido me­
con la perfección de que tratamos. nos los hombres y mujeres de invicta y
generosa virtud en el estado religioso
que en el siglo.
III. - Los MOTIVOS PARA INGRESAR
EN EL ESTADO DE PERFECCIÓN
14. El motivo del apostolado carita­
1. La abnegación y el apostolado tivo y social. Por lo demás, los religio­
sos y religiosas que no escatiman es­
12. El convenio no es refugio de sal­ fuerzos en la empresa de extender el
vación para los temerosos. Juzgamos Evangelio, auxilian a los enfermos, edu­
oportuno detenernos un poco en las can a los adolescentes, trabajan en las
razones que el estado religioso ofrece, escuelas, ¿se han retirado, por ventura,
para ser abrazado. del consorcio humano y le niegan el
Hay quienes dicen que el estado re­ concurso de su voluntad? ¿No es cierto
ligioso, por su naturaleza y por su fin, que muchos de ellos luchan en la van­
al que no hay por qué regatear la guardia por la causa de la Iglesia lo
aprobación, no es otra cosa que un mismo que los sacerdotes seculares y
refugio de la salvación que se ofrece a los auxiliares laicos?
los temerosos y angustiados que, no
contando con fuerzas para superar los 2. El renunciamiento a la propia vo­
obstáculos de esta vida tormentosa y luntad y la obediencia
no sabiendo o acaso no queriendo so­
portar la aspereza de las cosas, desa­ 15. El renunciamiento a la propia
lentados, dicen adiós al siglo y se voluntad. Y al llegar aquí no podemos
refugian en el puerto sereno del ceno­ menos de advertir una cosa que en
bio; por lo cual hay que pedir la gra­ absoluto contradice a aquella opinión
cia de Dios y excitar su propia con­ que hemos mencionado. Porque si el
fianza en sí, para que quienes han número de aquellos — sobre todo de
buscado esa ociosa tranquilidad venzan las jóvenes— que quieren entrar en el
esa propensión pesimista y tengan el huerto cerrado de la vida religiosa va
valor de luchar las batallas de la vida disminuyendo, ello ocurre con frecuen­
corriente. ¿Hay algo de verdad en cia porque se considera demasiado duro
esto? despojarse del propio arbitrio y renun­
ciar a la propia libertad, como lo exige
13. El motivo de la abnegación para por su naturaleza el voto de obediencia.
ingresar. No nos proponemos ahora Más aún; hay quienes ensalzan como
aquilatar en la balanza cuál es la razón forma excelsa de perfección moral no
particular por la que un individuo el despojarse de la libertad por amor
dado adopta el estado religioso. Quere­ de Cristo, sino el poner límites a esta
mos enunciar cuál es la razón princi­ clase de abnegación. Así, la norma que
pal y verdadera que invita a traspasar habría que preferir en la formación de
el seto de la vida claustral. Esta razón un hombre justo y santo, sería ésta:
dista mucho de la opinión que hemos coartar la libertad sólo lo necesario,
mencionado, y que si se toma con valor soltar sus riendas todo lo posible.
universal, es falsa e injusta. Porque, lo
mismo que para abrazar al sacerdocio, 16. La obediencia fue la base del
para ingresar en él hace falta gran apostolado de los religiosos; una ma­
espíritu y valiente abnegación. La his­ yor libertad disminuye el valor. No
234, 17-19 A l o c u c ió n : “ A nnus sacer ” 2291

vamos a tratar aquí si este nuevo a esa abnegación de sí mismo; pero si


fundamento en que quieren apoyar el él quiere, no haya nadie que, lejos de
edificio de la santidad iba a ser igual­ animarlo, le detenga.
mente fecundo y válido para sustentar Y basta de este tema.
y aumentar la obra apostólica de la
Iglesia, como lo fue por espacio de mil
quinientos años la antigua regla de la IV. - A ctividad apostólica y vida
obediencia adoptada por amor de Cris­ INTERIOR
to. Lo que ahora nos interesa mucho
más, es penetrar hasta el fondo de esa 1. Evitar el contagio de cierto “ exis-
teoría para poner en claro lo que se tencialismo”
esconde en su interior. Si bien se consi­
dera, desconoce la naturaleza del con­ 18. Las relaciones de la vida interior
sejo evangélico y hasta en cierto modo con las obras externas. Deseamos ha­
retuerce su significación genuina. A na­ blar ahora de las obras externas y de
die le urge la obligación de imponerse la vida interior. Pocas cosas de las que
a sí mismo el consejo evangélico de la tocan a la vida regular, y en general a
perfecta obediencia, cuya raíz es esa la vida religiosa, y que en realidad son
norma de vida, por la cual se renun­ de gravísima importancia, han sido
cia a la libre disposición de la pro­ tratadas más extensamente que esta
pia voluntad; a nadie, decimos: ni cuestión. Sin embargo, queremos dar
a los particulares ni a las socieda­ también Nuestro parecer sobre dicho
des. Pueden, si quieren, adaptar su tema.
conducta a esta nueva regla. Pero con­
viene tomar y entender las palabras 19. La descripción del “ existencia-
tal como suenan. Ahora bien; si esta lismo” y el peligro de ese estado para
norma se compara con el voto de obe­ el religioso. No ha sido casual el que
diencia, se verá que no es del mismo haya coincidido en nuestra edad el
sumo valor ni expresa a aquella frase y nacimiento y desarrollo de la filosofía
preclaro ejemplo de la Sagrada Escri­ que se conoce con el nombre de “ exis-
tura: Se humilló a sí mismo, hecho tencialismo” . Porque los hombres que
obediente hasta la m uerte^. hoy viven, cuando los sucesos de la
actualidad plantean para su solución,
17. El que se siente llamado inmole arduos problemas metafísicos y religio­
libremente toda su voluntad. Engaña sos, prefieren dejar de lado más altas
y se engaña, pues, el que a quien le consideraciones y piensan que es bas­
pide consejo sobre el ingreso al estado tante hacer lo que cada momento exija.
religioso sólo le propone para seguir Ahora bien, quien profesa la santa fe,
aquella norma u opinión y, faltando a rechaza por las exigencias de ella la
su deber, descuida la inclinación de su preocupación exclusiva por cada m o­
mento del tiempo y la entrega al torbe­
ánimo y el impulso de la gracia divina.
llino de la vida que pasa. Sabe que hay
Por lo cual, si la invitación de la voz
cosas que no se ven^6\ que hay que
de Dios le empuja a alguien con indi­ estimar en gran manera y que poseen
cios ciertos a la cumbre de la perfec­ suma verdad y que permanecerán para
ción evangélica, sin abrigar duda nin­ siempre sin caducar jamás. Pero — ¡oh
guna y para llevar a cabo este propó­ dolor!— aunque no faltaron avisos y
sito propóngase la libre inmolación de exhortaciones, hubo aun eclesiásticos,
la libertad tal como la pide el voto de y hasta religiosos, que sufrieron en no
obediencia; ese voto, decimos, que la pequeño grado este contagio; y aunque
Iglesia sopesó, experimentó, definió y no niegan aquello que supera a los sen­
aprobó en el transcurso de tantos siglos. tidos humanos y la naturaleza toda, lo
A nadie se le impela contra su voluntad5 tienen en poca estima.
(5 ) F ilip e n s e s 1, 8. (6) H e b re o s 11, 1.
2292 A pé n d ice : E n cíc lic a del P P. P ío X II (1950) 234, 20-24

20. Indicios de que el contagio se las Ordenes religiosas que se dedican


aleja. ¿Se ha vencido ya la crisis a la vida contemplativa, en cierto modo
grave y peligrosa? A Dios gracias es sean necesarias a la Iglesia, a la que
lícito esperarlo; hay indicios palpables sirven perpetuamente de gloria y para
que alientan Nuestra esperanza. la que conquistan torrentes de gracias
celestiales.
2. Acción externa y vida interior de­
ben correr parejas 3. El ejercicio de la caridad cristiana
2 1 . La actividad externa y la vida y la preparación técnica
interior deben andar parejas a) en el
religioso individual. Es posible reunir 23. La caridad cristiana es superior
en un solo bloque intensísima activi­ a la filantropía laica. Ya sabéis que se
dad y la búsqueda de las riquezas de dice que la caridad hacia el prójimo
la vida interior. Lo demuestran con va perdiendo paulatinamente su natu­
evidencia dos astros de los que reful­ raleza religiosa y se hace laica. Pero
gen en la vida regular: S a n F ran cisco la beneficencia que no reciba sus prin­
J a vie r y S a n t a T eresa de J esús. cipios de la fe, sino de otra fuente, ni
La actividad intensa y el cuidado de es caridad ni podrá llamarse católica.
la vida interior no sólo piden una co­ La caridad tiene una dignidad, una
nexión mutua, sino que deben andar prestancia, unas fuerzas de que carece
a la par por lo menos en lo que toca a la simple filantropía, por muchas ri­
la valoración de las cosas y a la volun­ quezas y apoyos con que cuente. Así,
tad. A las obras ardientemente ejecu­ las religiosas católicas que asisten a los
tadas deben corresponder ardorosa fe, enfermos si se comparan con aquellas
oración, deseo de entregarse a sí mismo que ejercen el mismo oficio sólo por
y sus cosas a Dios, brillo de inmaculada razón de humanidad o por el sueldo,
conciencia, espíritu obediente, pacien­ tienen algo que es muy distinto y muy
cia en los males, caridad activa y vigi­ superior. Pueden, en ocasiones, ser in­
lante de Dios y del prójimo.2 feriores a otras en cuanto a la prepa­
ración técnica (y aprovechamos esta
22. Esa misma regla vale también ocasión para exhortarlas a que también
b) para las Ordenes como tales y para en esta materia procuren igualar su
la Iglesia. Esto no vale sólo de cada paso y aun avanzar más que ellas);
religioso desde el momento en que no pero donde ejercen su actividad reli­
lo sea sólo con el hábito, sino con el giosas a las que aliente el espíritu vital
alma; vale también de las congrega­ de sus institutos, preparadas cada día
ciones religiosas tomadas en su con­ por amor de Cristo a entregar su vida
junto, pues es así como la vida reli­ entera por los enfermos, se nota en
giosa se asienta sólidamente ante Dios derredor una atmósfera en que la vir­
y los hombres y merece amplísima tud hace maravillas que no podrían
aprobación. La Iglesia os pide con esperarse ni de las invenciones técnicas
insistentes preces que vuestras obras ni de la medicina.
externas correspondan a vuestra vida
interior, equilibrándose con ella. ¿No 24. Exhortación a cultivar la vida
es cierto que todos vosotros, tanto clé­ espiritual en medio de las actividades.
rigos como laicos, profesáis un estado Así, pues, las Ordenes y Congregacio­
de perfección evangélica? Si así es, nes religiosas que profesan la vida acti­
producid los frutos correspondientes a va, tengan ante los ojos y cultiven todo
ese estado para que el Cuerpo Místico aquello que pueda dar a sus obras ca­
de Cristo, que es la Iglesia, reciba más rácter sagrado y alimentar en las con­
eficaces ayudas de vuestra fuerza y ciencias limpias el fuego del Espíritu
calor. Esta misma es la razón de que Santo.
234, 25-26 A l o c u c ió n : “ A nnus sacer ” 2293

V. - L a adaptación a los tiempos 26. Los “ Fundadores” religiosos se


CAMBIADOS adaptaron a las necesidades de su
tiempo. Si los jóvenes oyen que hay
que ser de nuestro tiempo, que es pre­
/. La necesidad ij el hecho de la ciso ponerse al nivel de nuestra época,
adaptación suelen arder con insólita inquietud, y
si son religiosos, suelen desear cambiar
25. La necesidad de la adaptación. los fundamentos del futuro apostolado
Amadísimos hijos: Queremos también religioso. Y en eso hay una parte de
tocar brevemente la necesidad de que razón, porque las más de las veces
los Institutos religiosos se acomoden a ocurre que los padres que hicieron las
la variación de los tiempos y reúnan leyes de los Institutos religiosos pensa­
en bella alianza lo nuevo con lo viejo(7). ron en una obra nueva con la que salir
[7] Un ejemplo de esa acomodación a las cir­ilustrar sobre el modo de obrar en cada caso.
cunstancias y a los tiempos cambiados constitu­ En el presente documento se habla de la 100
yen sin duda también las nuevas normas que la coeducación solamente respecto de las escuelas
Sagrada Congregación de Religiosos publicó el de enseñanza media o secundaria; pues en la
8-XII-1958 sobre un problema tan delicado como Universidad no se trata y, en cuanto a las escue­
discutido de la coeducación (AAS. 50 [1959] 99-108. las de primeras letras o elementales se ha dado
“Sacra Congregatio de Negotiis Religiosorum” . El facultad a los Ordinarios para que determinen
problema se hizo especialmente agudo en los el tiempo en que niños y niñas pueden recibir
Colegios regentados por Congregaciones en los simultáneamente la instrucción en dichas escue­
Estados Unidos de Norteamérica y se imponía dar las.
normas adecuadas. La versión castellana es de 1 Principios
la edición de L’Osservatore Romano de Buenos 1. La Coeducación propiamente dicha no puede
Aires, año VII, N? 328, del 27-III-1958. ser aprobada como tal de un modo general.
A continuación reproducimos el texto íntegro 2. Aunque puede provenir algún provecho de
de la “Instrucción”. la “coeducación” que sea como la continuación
Introducción de una vida familiar correcta, y en la cual los
AAS La Sagrada Congregación encargada de los Re- jóvenes de ambos sexos en el trato modesto de
50 ligiosos, movida siempre por la preocupación de cierta familiaridad y emulándose entre sí en
09 confirmar y ayudar a los religiosos y religiosas noble lid, mutuamente se complementen y se
en el cumplimiento de sus funciones, por encargo inciten a ideales nobles y elevados; sin embargo,
del Augusto Pontífice, ha tomado con empeño el considerado el problema concretamente en la
estudio atento del difícil problema de la ense­ realidad, es decir, según suele desarrollarse este
ñanza mixta de jóvenes de ambos sexos o sistema educativo, los peligros morales a él inhe­
coeducación. rentes —máxime en la edad de la pubertad— son
Por tanto, después de haber consultado a los sin ninguna duda mucho mayores que la utilidad
Legados de la Santa Sede en las regiones en que o provecho que quizá de allí pudiera derivarse.
este asunto interesa especialmente, el mismo 3. Por tanto, la Carta Encíclica “Divini illius
Sagrado Dicasterio, siguiendo el mandato del
Sumo Pontífice, para un estudio más profundo Magistrim o
” siempre habrá de ser considerada co­
la “Carta Magna” de la educación y también
y detenido del tema, realizó Sesión “‘plenaria de este
mixta”, en la cual, bajo la dirección de esta prescribe:modo de instrucción mixta; pues allí se
“erróneo y pernicioso a la educación
misma Sagrada Congregación, intervienen miem­ cristiana debe
bros destacados de las Sagradas Congregaciones « coeducación» de considerado
ser el método llamado
Consistorial, de la Iglesia Oriental, del Concilio, que muchos de loslosque adolescentes; como quiera
la defienden lo hacen
de la Propagación de la Fe, y de la Congrega­ porque o ignoran o niegan que el hombre nace
ción de Seminarios y Universidades. viciado por el pecado original, y los demás por­
Las advertencias, votos y exhortaciones reuni­ que tienen tal confusión de ideas que consideran
dos en un documento fueron presentados por el legítima convivencia la desordenada promiscui­
infrascripto Cardenal Prefecto de esta Sagrada dad
Congregación al Sumo Pontífice en audiencia del res...”niveladora absoluta de hombres y muje­
(AAS. 22 [1930] 72; en esta Colecc.: Encí­
5 de marzo de 1957 para su aprobación. Su Santi­ clica 149, 72 pág. 1191).
dad tuvo a bien aprobar y confirmar cuanto le 4. Con todo, no puede negarse que, en ciertos
fue expuesto y mandó que este Dicasterio publi­ casos, es imposible eludir la necesidad práctica
cara en la forma y estilo de la presente Ins­
trucción las conclusiones, para ser observadas de educar juntos a los jóvenes, cuando las cir­
cunstancias particulares obliguen a pensar en
exacta y fielmente no sólo por los religiosos sino la “coeducación ” como en un mal menor.
por todos aquellos a quienes atañe.
Estas conclusiones se dividen en tres partes 5. No puede negarse que en ciertas regiones
cuyos títulos son: 1. Principios; 2. Normas; 3. los jóvenes que frecuentan las escuelas públicas
Cautelas. se hallan en grave peligro para su Fe. Los cató­
1. Se exponen los principios o razones princi­ licos empero —pocos en número— no siempre
pales y fundamentos para juzgar acertadamente tienen dinero para edificar y sostener escuelas
tanto en la teoría como en la práctica. separadas para niños y niñas; ya que de este
2. Las Normas, que adquieren fuerza obliga­ modo quienes apenas pueden construir y sostener
toria, han de ser tenidas en cuenta y observadas una escuela católica deberían duplicar los gastos.
en todos y cada uno de los casos en que por Por esto, los jóvenes se ven realmente obli- 101
circunstancias peculiares resulte necesaria la gados:
coeducación. a) o a concurrir a las escuelas públicas, mixtas
3. Las cautelas aquí enumeradas se aconsejan en las que son instruidas sin ninguna formación
como complemento de los principios y normas religiosa, con gran peligro de la Fe y las cos­
enunciados; y pueden considerarse expuestas para tumbres;
2294 A pén d ice : E n c íc l ic a del P P . P ío X II (1950) 234, 27

al encuentro de necesidades de la Igle­ mentos; de otro modo no seréis capa­


sia y empresas que surgían de impro­ ces de ilustrarlos, ayudarlos, levantar­
viso y no admitían demora; de modo los y conducirlos.
que también ellos acomodaban las ini­
ciativas. Si queréis seguir las huellas de 2. Lo que no debe ni puede adap­
34 vuestros padres, tenéis que obrar vos­ tarse
otros como ellos obraron. Averiguad
las opiniones, juicios y costumbres de 27. La parte invariable de la vida
los iguales entre quienes vivís, y si hay religiosa: la fe. Pero existe un patri­
en ellos partículas de bien y de justi­ monio de la Iglesia que ha permanecido
cia, aprovechaos de estos preciosos ele- indemne ya desde su comienzo; que no
b) o a frecuentar escuelas católicas mixtas, sido comprobada por la experiencia. Vigilen es­
donde no hay peligro ninguno para la Fe y, con pecialmente a los tales para precaver todo mal
determinadas cautelas, pueden evitarse en gran y que no les falten las cautelas que derivan de
parte los peligros morales. la fiel observancia de la disciplina religiosa.
6. Si se tienen escuelas católicas mixtas, con­ 2. En cada escuela desígnese un Prefecto de
forme a lo dicho antes (n. 5), y guardando las religión o Maestro de piedad, a quien compete
cautelas previstas, la coeducación puede también la vida espiritual del Instituto.
tolerarse en conformidad a las normas de la 3. No se permita a los religiosos dirigir escue­
Encíclica “Divini illius Magistri”; puesto que las secundarias mixtas sino raramente y en
no pueden aplicarse a los maestros de tales es­ caso de extrema necesidad, y obtenido previa­
cuelas palabras: “ ignoran o niegan que el hom­
bre nace viciado por el pecado original, y los mente indulto Apostólico de esta Sagrada Con­
demás porque tienen tal confusión de ideas que gregación.
consideran legítima convivencia la desordenada 4. Cuando se confía en la instrucción a maes­
promiscuidad niveladora absoluta de hombres y tros seglares, téngase el mayor cuidado de elegir
mujeres” (AAS. 22 [1930] 72; en esta Colección: tales profesores que estén libres de toda sos­
Encíclica 149, 72 pág. 1192). pecha y puedan desempeñar una labor eficaz en
la correcta moral de los niños y niñas.
II Normas 5. El trato mutuo entre jóvenes de ambos sexos
7. Si en alguna parte resulta necesario tolerar de una misma escuela (como las reuniones so­
la coeducación, es menester impartir determi­ ciales y otras similares) téngase con toda mo­
nadas normas para prevenir los peligros mora­ deración y modestia; y nunca falte la vigilancia
les que de tal método de instrucción pudieran que requieran las circunstancias de tiempo y
derivarse. lugar.
8. La Santa Sede aconseja y promueve el sis­ 6. Es menester abstenerse de los deportes y
tema educativo llamado coinstrucción según el concursos gimnásticos mixtos.
cual se utiliza un solo instituto o edificio, con 7. No se permita la fundación de internados
dos escuelas separadas para niños y niñas, bajo destinados a ambos sexos.
una sola dirección, dotado de una biblioteca co­
mún y gabinetes comunes para ciencias natura­ 8. Procúrese cuidadosamente que estén separa­
les, a los cuales acuden separadamente en di­ dos los jóvenes de ambos sexos:
versas horas los niños y niñas. De este modo a) en las aulas de clase, de modo que los alum­
disminuyen notablemente los gastos y realmente nos se sienten en sitios diversos, es decir, de un
no habría allí ya “coeducación” . lado los niños, del otro las niñas;
Más si tal coinstrucción no puede darse, pres­ b) en la entrada y salida, en los vestuarios y
críbese que en las “relaciones quinquenales” se sitios semejantes;
agregue un número proporcionado de preguntas, c) en determinadas lecciones, a saber;
mediante las cuales conozca la Sede Apostólica el
modo de actuar en los colegios en que se educan l 9 cuando se tratan materias relativas al sexto
juntamente jóvenes de ambos sexos. mandamiento;
Procuren los Excelentísimos Ordinarios de 29 cuando se desarrollan cursos detallados de
lugar aplicar según se ha dicho más arriba los biología;
principios generales y las normas, conforme lo 39 cuando se desarrollan cursos o lecciones de 103
exijan los casos particulares que ocurran en sus higiene o sicología relativa a los diversos sexos;
diócesis. d) en los juegos;
Además, en las Conferencias Episcopales de
cada Nación, podrán dichos Ordinarios estable­ 9. Siempre ha de estar presente un religioso
cer normas precisas y determinadas que han de u otra persona de probada confianza encargada
guardarse en los casos en que la coeducación se de la vigilancia.
juzgue necesaria. 10. Incúlquese en el alma de los jóvenes el
III Indice general de cautelasmodo de comportarse entre sí dignamente.
102 No pareciendo útil ni prudente que la Santa 11. Los religiosos que ejercen la enseñanza o
Sede publique un índice de todas las precaucio­ el sagrado ministerio con las alumnas de las es­
nes por tomar, puesto que las circunstancias de cuelas donde rige la coeducación, deben solamente
hombres y cosas difieren mucho en las diversas ejercer el cargo a ellos confiado, evitando otro
regiones; se agregan aquí unas breves adverten­ trato con ellas.
cias generales a las normas ya expuestas, a fin No obstante cualquier cosa en contrario.
de que, en cada caso, puedan tenerse a mano Dada en Roma, en la sede de la Sagrada Con­
e ilustren sobre el modo de obrar. gregación encargada de los asuntos de los Reli­
1. Los Superiores y Superioras encomienden giosos, el día 8 de diciembre del año 1957.
las escuelas regidas por el sistema de coeduca­ VALERIO Card. VALERI,
ción a religiosas cuya virtud y madurez haya Arcadio Larraona, C.M.F. Secr.
234, 28-31 A l o c u c ió n : “ A nnus sacer ” 2295

varía por mucho que corran los años, de confesarse, y nadie podrá destruir
acomodado a las necesidades y exigen­ Nuestro aserto, que ya hay mucho he­
cias del género humano; parte princi­ cho para salir al encuentro de los
pal de él es la fe católica que hemos tiempos nuevos con nuevos y conve­
defendido contra los nuevos peligros nientes procedimientos.
en Nuestra Encíclica “ Humani gene-
ris” (8\ Al defender sin temor alguno 4. Las normas de la adaptación y la
y con toda diligencia dicha fe, tened ejecución
bien íntima la persuasión de que en su
30. Norma de adaptación: estudiar
interior anida una fuerza capaz de
y cultivar lo bueno en el hombre.
formar a todas las edades.
Pero en esta adaptación que buscáis
a las necesidades de la edad nueva
28. Otra parte invariable: la perfec­
interesa en gran manera, a Nuestro jui­
ción y la santidad, por medio de la
cio, que investiguéis sagazmente qué
abnegación. Otra parte de ese patri­
fuerzas espirituales hay en el interior
monio es el estado de perfección que
de vuestros prójimos, qué ocultos de­
debéis conseguir con sumo empeño pa­
seos los arrastran, cuál es la verdadera
ra haceros santos con sus auxilios y por
efigie de su alma. No Nos referimos
sus caminos, haciendo santos también,
a la efigie que manifiesta cosas malas
directa o indirectamente, a vuestros
y reprobables, que expresa la tumul-
prójimos, de tal manera que, partici­
tuosidad de la concupiscencia y el ve­
pando con más abundancia de la gra­
neno de los vicios. Pero en los hom­
cia divina, vivan piadosamente y pia­
bres, sólo por el hecho de ser hombres,
dosamente mueran. En el mismo pa­
y más si son cristianos, aunque yerren
trimonio se contiene aquella verdad
tan excelsa y tan importante de que y estén enredados en el mal, hay no
el único camino para llegar a la per­ poco de bueno y se esconde un deseo
de mayor bien. Vosotros tenéis que se­
fección es la abnegación de sí mismo
por amor de Cristo. Son cosas que no cundar estos buenos movimientos, sa­
mudan por mucho que muden los lir al encuentro de estos deseos, tenien­
do la cautela de no recibir del siglo
tiempos.
lo que éste tiene de triste y de injusto,
sino de injertar en él lo que hay en
3. Lo que es susceptible de adapta­
vosotros de bueno y de santo y que
ción
está en consonancia con sus más salu­
29. Las partes variables y aun adap­ dables impulsos. Buscando lo que en
tadas. Pero hay otras circunstancias, los otros es tímidamente bueno, culti­
y en no pequeño número, que podéis vándolo, aumentándolo, haced de esas
y debéis adaptar a la índole y necesida­ partículas de oro vasos preciosos, apro­
des de los hombres y de las épocas. vechad aquellos riachuelos para con­
Cierto es que en no pequeña parte esto seguir grandes ríos.
ya se ha hecho y ahora lo estáis ha­
ciendo en gran escala poniendo a con­ 31. Tres notas evangélicas para la
tribución vuestros mutuos pareceres y ejecución de las obras apostólicas.
propósitos. Que muchas de vuestras Piensan algunos, acaso no sin razón,
cosas se han innovado laudablemente que hay tres cosas que más responden
lo demuestran las múltiples iniciativas a la índole y propensión de nuestra
que habéis tenido en las escuelas, en edad: amplitud en el pensamiento y
la educación de la juventud, en el ali­ concepción, unidad en la organización
vio de las miserias humanas, en el y ordenación, rapidez en la ejecución.
cultivo y difusión de las doctrinas, tan­ ¿No es verdad que estas tres cosas son
to individualmente como por medio también notas y características del
de vuestros institutos. Por lo que ha Evangelio, cualidades de quienes pro­
ís] P í o X I I , Encíclica H u m a n i G en cn s, 12-VIII-1950; AAS. 42 (1950) 561-578; en esta Colección:
Encíclica 194, pág. 1793-1806.
2296 A pén d ice : E n c íc l ic a del P P . P ío X II (1950) 34* 32-35

fesan la fe y costumbres católicas? hacia este excelso objetivo vuestros


¿Qué mayor amplitud de concepción pensamientos y vuestras obras y, arrai­
puede encontrarse que la amplitud que gados y fundamentados en la cari­
se expresa en la sentencia del Apóstol: dad^14> firmes en la robustez de la fe,
Todas las cosas son vuestras; y vos­ ricos en humildad, no dejéis pasar una
otros de Cristo; y Cristo, de Dios?*91 *.
0 sola ocasión para llevar a los hombres,
¿Qué más estrecha unidad en la com ­ vuestros hermanos, al Creador y Reden­
prensión y amor que aquella simplici­ tor, como ovejas errantes a su pastor.
dad y unidad declarada con palabras
de las divinas Escrituras: Dios es todo 34. La concordia y la paz entre to­
en todas las cosas<101
) ; Amarás al Señor, dos. Sirviendo de ejemplo constante y
tu Dios, con todo tu corazón y con toda fielmente, haced que vuestras costum­
tu alma, con toda tu mente y con todas bres estén de acuerdo con vuestro nom­
tus fuerzas... Amarás a tu prójimo co­ bre y toda la vida corresponda a vuestra
mo a ti mismo ? (111. profesión. Según aquello del Apóstol
de las Gentes: Solícitos por conservar
32. El modelo es San Pablo. Y para la unidad del espíritu con el vínculo de
que seamos ágiles y rápidos, sin de­ la paz(15\ que la paz reine en vosotros
tenernos en el recuerdo nocivo de las y entre vosotros, entre los miembros
cosas caducas, tenemos aquel aviso: del mismo Instituto y casa y entre los
Nadie que pone su mano en el arado que pertenecen a otros institutos; entre
y mira hacia atrás es apto para el vosotros y los demás que con vosotros
reino de Dios^12K Y si queréis encon­ trabajan y con quienes vosotros traba-
trar ejemplos de virtud en que brillan jais para ganar los hombres a Cristo.
esas tres características, mirad al Após­ Terminen las controversias y discordias
tol P ablo y a todos los que en la Igle­ que enervan y esterilizan iniciativas de
sia de Cristo llevaron a cabo gestas las que tanto podía esperarse: la Iglesia
egregias y dignas de inmortal memoria. es inmensa como campo de trabajo
apostólico, y a nadie le falta una
E p íl o g o :
parcela en que trabajar y sudar.

Exhortación final 35. Obrad por el ejemplo. Si la fe


del religioso se apoya sobre el ejemplo
33. La perfección propia y la salva­ en toda su vida, que debe brillar por
ción de las almas debe mover a los la observancia diamantina de los votos;
religiosos. Ahora bien, el propósito que si el sacerdote no encuentra nada grave
os mueve en la contemplación y en y arduo cuando se trata de la salvación
la acción de vuestra vida, y lo que los de las almas, entonces se podrá tam­
restantes hijos de la Iglesia, sacerdotes bién hoy decir de él lo que el Apóstol
y seglares, deben conseguir es la per­ decía de la palabra de Dios, que es
fección cristiana y la salvación del gé­ viva... y eficaz y más penetrante que
nero humano. Para ello contáis vos­ espada de dos /i7os(16). Por poner un
otros con eficacísimos auxilios, como ejemplo, recientemente recordamos a
son los consejos evangélicos profesa­ los fieles que en esta edad calamitosa,
dos por los votos religiosos, para do­ en que la aflicción, el infortunio, la
mar en constante guerra la concupis­ pobreza y las lágrimas de muchos con­
cencia de la carne, la concupiscencia trastan tan acerbamente con los gastos
de los ojos y la soberbia de la vida(13) inmoderados de otros, deben vivir m o­
y ser así más santos y más valerosos deradamente y ser liberales con el pró­
administradores de Dios en procurar la jimo a quien la pobreza oprime. Sed
salvación del género humano. Volved activos, aventajad a los demás con
(9) I Corint. 3, 23. (13) I Juan 2, 16.
(10) I Corint. 15, 28. (14) Efesios 3, 17.
(11) Marcos 12, 28-34. (15) Efesios 4, 3.
(12) Lucas 9, 62. (16) Hebreos 4, 12.
234, 36 A l o c u c ió n : “ A nnus sacer ” 2297

vuestro ejemplo en esta urgente obra abundantes y permanentes frutos de


de perfección, justicia y caridad cris­ vuestro Congreso, como prenda de
tianas, e inducid a los demás a imitar Nuestra benevolencia, os impartimos
a Cristo. con todo amor la Bendición Apostólica
a cuantos estáis presentes y a todas
36. Bendición Apostólica. Deseando las familias religiosas de todo el mundo.
ardientemente que la gracia fecunda
de Nuestro Señor J e s c u r i s t o produzca PIO PAPA XII.
ENCICLICAS

J UA N XXIII
INTRODUCCION

Cercana aún la santa m uerte de P ío X II, al intentar trazar el b o s q u e jo de la IN ­


TRO D UCCION a las E n cíclica s de Juan XXIII, se im pon e a nuestra m ente establecer
un pa ra n gón entre el n uevo Sum o P on tífice y su in olvidable P redecesor.
P ío XII se m antenía, pese a su extraordin ario a p ostola d o exterior, en una profu n d a
soledad, viviendo, co m o M oisés en el Sinaí, co n D ios. D esde esa ilum inada soledad
surgía su figura alta y estilizada: su m irada elevada al cielo, sus b razos extend idos y
sus finas m an os alzadas parecían arrancar del co ra zón de D ios sus más abundantes
b en d icion es para volcarlas, ju n to co n las más variadas y p rofu n d as enseñanzas, sobre
el pu eblo que devotam ente lo aclam aba co m o h eraldo y vica rio de Cristo. El p u eb lo
cristiano am aba a su Papa h ierático y ca riñ oso quien parecía h acer som bra, tam bién en
ello, a cu alqu ier pred ecesor y sucesor.
Y en un m om en to de graves tensiones internacionales y de aguda guerra fría sur­
gió, p o r la provid en cia de D ios, Juan XXIII, llano y asequible, rob u sto y sonriente,
co n cilia d o r y fra n co, p ia d oso y p op u la r: hum anam ente m uy distinto de su p redecesor,
iden tifica d o, sin em bargo, con él en su h on da p reocu p a ción p o r las alm as a él con fia d a s
y p o r la suerte del m u n do y de la Iglesia, co m o es su o fic io .
El Cardenal José Frings, A rzobisp o de C olon ia (Alem ania) en un serm ón trazó de
este m o d o “ la vasta diferen cia entre am bos P on tífices, en cu anto a p erson a lida d y
puntos de vista” :
“ P ío XII, aristócrata en apariencia y m entalidad, va rón de altos pensam ientos quien
presen ciaba los a con tecim ientos m undiales desde un elevado pu nto de m ira para luego
intervenir en ellos, y que, p o r su autoridad person al, elevó el prestigio de la Santa Sede
a niveles raras veces c o n o cid o s en la H istoria;
“ Juan XXIII, en ca m b io, p roced e de una n um erosa y sana fam ilia cam pesina y se
distingue p o r su sentido com ún , su n obleza paternal, su com p ren sión social, su sentido
del h u m or y firm e volu n ta d ” , en una palabra p o r su sim patía hum ana m aravillosa,
elevada sacerdotalm ente al celo a p ostólico del m ás ra n cio abolen go.
En m ed io de un m u n do d em ocrá tico subió el h ijo de un m od esto la b ra d or de un
ca serío b ergam asco al S olio P on tificio , ante el cual d ob la n las rodillas los m ás en ­
cu m b ra d os person ajes. Vive su fe breton a c o m o cualquier cristiano p ia d oso, siendo un
teó log o de alto vuelo, anda a pie descalzo en las procesion es, se m ezcla entre el pu eb lo
co m o el padre se co n fu n d e con sus h ijos en las h oras de ora ción , im pulsa de un m o d o
d irecto y person al la vida litúrgica en la Catedral de San P ed ro, suprim e form a s y f ó r ­
m ulas curialescas y altisonantes y sabe así granjearse la sim patía universal desde el
prim er m om en to y m ás allá de la m edida de su P red ecesor in m ediato lo que es m u ch o
decir.
A m bos P on tífices, “ a m orosam ente p repa ra dos para su alto ca rg o p o r la divina
P rov id en cia ” se com plem entan perfectam ente (P. A. V altierra, S. J.).
C on Pío XII la Iglesia se h acía presente en todas las m an ifestaciones de la vida
m od ern a, tanto en las religiosas y m orales, lo que es natural, c o m o especialm ente en
las sociales y e con óm ica s, las estatales e internacionales.
Juan XXIII parece inclinarse m ás h acia la vida interna de la Iglesia a fin de darle
m a y o r h on du ra y vitalidad para robu stecer así, la base para el a p ostola d o que debe
ejercerse en el m u n do y para el llam ado a la unidad de tod os los h ijo s que se sepa­
ra ron del seno de la Iglesia.
# * *

Antes del C ónclave del que el 28 de octu b re de 1958 saldría elegid o P apa el Car­
denal Patriarca de Venecia A ngelo G iuseppe R on calli, y sobre tod o durante su d esa rrollo,
m ientras el C olegio C arden alicio n o se pron u n cia b a aún, n o p o c o s periodistas super­
ficiales, h acien d o cá lcu los h um anos en un asunto que en el fo n d o el E spíritu Santo
decide, hablaban del fu tu ro Sum o P o n tífice co m o de un P apa de tran sacción , q ueriend o

— 2301 —
2302 V id a de J u an XXIII

co n ello decir, que los Cardenales reunidos, p o r la dificu ltad de escoger definitivam ente
entre una tendencia socialm en te con serva d ora y una in spiración social y políticam ente
m ás m od ern a y avanzada eligirían un Papa ancian o, sin relieve p rop io, que pudiera
servir de puente p ro v is o rio entre la figura extraordin aria de P ío X II, de un p ron u n cia d o
acen to p ú b lico y aun p olítico e internacional, y el fu tu ro P on tífice tal vez más social,
m ás avanzado, kerigm ático y pastoral. Esas especu lacion es, al parecer ingeniosas, reci­
b ieron su mentís rotu n do y m erecido p or la elección de Juan X X III. El m ism o se son ­
reía de las ocu rren cias ele un p eriod ism o fan ta sioso que cree estar en los secretos de
la Iglesia y del E spíritu Santo, y se sonreía co n m ucha razón, pues, ya en la in trod u c­
ció n de su prim era E n cíclica el nuevo Papa pu do delinear un program a p ráctico de
tan vastas p roy e ccion es, c o m o la celeb ra ción del X X I C on cilio E cu m én ico en R om a
para el año 1963 o 1964; la del s ín od o d iocesa n o de la ciu dad y diócesis de R om a
para el año 1960, la reform a del C ódigo de D erech o C anón ico, a p rop ósito de la p u ­
b lica ció n del C ódigo de D erech o eclesiástico oriental, que cualquier persona entiende
que n o se trata de un Papa de “ tran sa cción ” ni de transición. In du cidos p or ciertas
palabras del n uevo P on tífice creían otros que Juan XXIII se ded icaría principalm en te
a buscar la unión con la Iglesia O rtodoxa y la de la R eform a . Sin perder de vista este
gran anh elo de unidad cristiana aun estim ulán dolo poderosam en te acentuó sus p r o p ó ­
sitos de con sa gra r todas sus fuerzas co m o tam bién las de tod os los ob isp os que han
de reunirse en el C on cilio E cu m én ico a la v ivifica ción interior de la Iglesia y la adapta­
ció n de sus m o d o s de ser y m étodos de trabajo a las necesidades de nuestros tiem pos.
Q uiere ser el prim er P á rro co de la Iglesia y es, c o m o V ica rio de Cristo, p o r sob re todas
las cosas Padre y P astor de aquellas almas que la P roviden cia divina le ha co n fia d o .
“ Juan X X III parece con tem plar, preferentem ente, la vida interna de la Iglesia” , dice
al respecto la Revista de T eolog ía , (N ros. 2 8 /2 9 de 1959) órga n o o ficia l del E p iscop a d o
Argentino.
La prim era E n cíclica de Juan X X III “ Ad Petri C athedram ” del 29 de ju n io de 1959,
que presenta algo así c o m o “ el program a de su g ob iern o espiritual” y la segunda sob re
la sa n tificación sacerdotal a p r op ósito del Centenario del n acim ien to del Santo Cura
de Ars, con firm a n las prim eras im presiones.
Cuando a p a reció “ Ad Petri C athedram ” algunos com en tad ores de la Prensa m undial
se m ostra ron desilu sionad os, pues en lugar de las esperadas “ sensacion es” , p ro p ia ­
m ente n o con ten ía nada de n uevo sino que record a b a a los cristianos, antiguas verdades
fun dam en tales de su fe. El Osservatore Romano de aquellos días h acía ver que “ una
E n cíclica n o era una página periodística, que n o puede salir a luz sin revelaciones
sensacion ales” , cita n do en co rro b o ra ció n de ello la célebre frase de San Agustín: “ Os
h ablam os n o para que aprendáis cosas nuevas sino a fin de que record éis las antiguas” .
El Papa m ism o perm itió m uy significativam ente que en las version es o ficiosa s se c o ­
loca ra co m o título de la INTRODUCCION “ La Iglesia en eterna ju ven tu d” . La p red ica ­
ción de la Iglesia y las enseñanzas fundam entales de los P on tífices son siem pre y eter­
nam ente las m ism as, aunque en la form a exterior cam bien y se adapten a los tiem pos.
Bien n o puede ser una novedad que la ansiada paz s ólo es fru to de la verdad cristiana,
p ero es indispensable que el V ica rio de Cristo lo repita a un m u n do llen o de co n fu s ió n
y espíritu anticristiano teórico y práctico.
En los tres capítulos de la prim era E n cíclica , sob re la verdad, la u nidad y la paz
p o r la ca rid ad , aletea ese m ism o sentido p ráctico y cristiano y un cá lid o y sa n o op ti­
m ism o que recon fo rta el espíritu, verdaderas características de toda la vida y enseñanza
del Papa Juan X X III.
A la prim era E n cíclica siguió p ro n to la segunda. A p ro p ó s ito del C entenario de
la m uerte del Santo Cura de Ars y de los 55 años del sa cerd ocio p r o p io , h abla en
“ Sacerdotii Nostri p rim ord ia ” (l-V III-1 9 5 9 ) del m inisterio sacerdotal. N o pasaron seis
sem anas cu a n d o, el 26 de setiem bre, d io a luz la tercera E n cíclica “ Grata R ecord a tio”
sob re el santo R osa rio c o m o “ coron a m ística” y p od erosa arm a para resolver los gra­
ves problem as del tiem po presente. Esta E n cíclica “ recuerda gratam ente” las E n cíclica s
sob re el santo R osa rio de Pío XTI (“ Ingruentium malorum” , 15-IX -1959), de Pío XI (In-
grauescentibus malis” , 29-IX-1937) y las diez E n cíclica s y tres E pístolas de León XIII
sob re el m ism o tema, pid e que los fieles recen y m editen la “ m ística c o ro n a ” para o b ­
tener la asistencia divina “ al Sum o P o n tífice y todas las órdenes de la jerarqu ía ecle-
siática y que lo ofrezca n p o r la la b o r evan gelizadora” en tierras lejanas y en las grandes
ciu dades industriales. La m a v or parte de la E n cíclica está dedicada a la situación m u n ­
dial en crisis. El P apa exh orta en ella a los cristianos a que recen el R osa rio a fin de
V id a de J u an XXIII 2303

que los gobernantes se percaten de los problem as actuales y los superen co n buena
voluntad, co n fo rm a n d o “ la legisla ción civil y social a las auténticas necesidades del
h om bre, sin olvid a r las leyes eternas” y term ina co n lo que “ es tan q u erido a su c o ­
ra zó n ” , estim ulando el rezo del R osa rio p o r el resultado “ fecu n d o y saludable” del
S ín o d o d ioce a n o de R om a y del ven idero C on cilio E cu m én ico.

* * *
A ñadam os a este rá pid o b o s q u e jo algunos datos b io g rá fico s del Sum o P on tífice
Juan X X III, el Santo P adre del C on cilio E cu m én ico V aticano II.
N ació el 25 de n oviem bre de 1881 en el ca serío B ru sico del ayuntam iento de Sotto
il M onte, en la P rovin cia de B érgam o, tercer h ijo entre diez, y, pese al fr ío reinante, el
viento de la tram ontana y una gélida lluvia otoñ al, fue llevad o a la iglesia al día si­
guiente para recib ir en la fuente bautism al la dignidad de h ijo de D ios.
“ E ra m os m u y pobres, record a b a el Cardenal R on ca lii, p ero felices y n o ech á b a ­
m os de m en os n ad a” .
“ Desde que nací, n o pensé en otra co sa que en ser sa cerdote” d ijo el Patriarca
R on ca lii en un discu rso en su Catedral de San M arcos de V enecia. A los on ce años, en
1892, entró en el Sem inario M enor de B érgam o; para seguir el cu rso de teología su
o b is p o lo en vió al C olegio Ceresoli de R om a, benem érita fu n d a ción co n becas para los
sem inaristas b ergam ascos que estudian en R om a. A los 23 años, el 10 de A gosto de
1904, se o rd en ó en R om a de sacerdote, fu e a dm itid o a una audiencia del P apa San
P ío X ese m ism o día y celeb ró su prim era m isa sobre la tumba de San P ed ro.
E n seguida el jo v e n d o c to r en teología regresó a B érgam o c o m o Secretario de su
O bispo, dicta n d o clases de H istoria E clesiástica, A p ologética y P a trología .
D urante la prim era guerra m undial, en m a y o de 1915, fue m ov iliza d o. El 28 de
m arzo de 1916 recib ió el n om bram ien to de capellán m ilitar, sirvió abnegadam ente en
los hospitales de B érgam o y T u rín don d e tra b a jó entre en ferm os y h eridos sobre tod o
al hacer grandes estragos la gripe llam ada española.
L icen cia d o en 1919 se d e d icó a la orga n iza ción de la Casa del E studiante en B ér­
gam o hasta que fu e lla m ad o a R om a en 1921 para co la b o ra r en la reorga n iza ción y
rea ctiva ción de las “ O bras M isionales P on tificia s” , tarea que lo llev ó a varios países
de la E u ropa Central.
En 1925 P ío X I lo en vió en calidad de V isitador y más tarde de D elegado A p ostólico
a S ofía (Bulgaria), recib ien d o la con sa g ra ción episcop al co m o A rzobisp o titular de
A reóp oli antes de salir para su ca rgo, el 19 de m arzo de ese año. E n Bulgaria perm a n e­
ció casi 10 años, especializánd ose en los problem a s b a lcá n icos y los de las Iglesias
orientales.
El 19 de n oviem b re de 1934 recib ió M on señ or R on calii el n om b ra m ien to de D ele­
gado A p ostó lico en Grecia y p o c o s días m ás tarde el de D elegado A p ostólico en Tu rquía
y de A dm in istrador del V icariato A p ostó lico de C onstantinopla (E stam bu l).
En m ed io de la con fla g ra ción de la segunda guerra m undial, P ío X II lo n o m b ró
N uncio en un puesto m u y d ifícil entonces, París. E stam os en el a ñ o 1944.
D esde 1952 revistió tam bién el ca rgo de o b erv a d o r de la Santa Sede en la UNESCO.
En la Sesión final del añ o 1951 de ese O rganism o m undial había d ecla ra d o: “ C om o re­
presentante de la orga n iza ción cultural más antigua y difu nd ida del m u n do, fun dada
sob re el prim er m a n da to: “ Id y enseñad a todas las n acion es” , es natural que recu erde
el gran prin cip io que es la base de to d o : D ios, el señor de todas las cien cia s” .
En m arzo de 1953 Venecia recib ió triunfalm ente a su n uevo Cardenal y Patriarca
A ngelo G iuseppe R on ca lii y lo a com p a ñ ó a su nueva sede, el d u om o de San M arcos.
Pío XII lo en vió c o m o Legado P o n tificio a L ou rdes a fin de que b en d ijera la nueva
iglesia subterránea, edifica d a en h o n o r de San Pío X. P o c o s m eses después h abía de
subir al tron o que aquel gran P o n tífice santificara durante 11 años.
A los 77 años, v ig o ro so y a p ostólico, especialm ente p repa ra do para b u sca r la u n ión
co n las Iglesias O rtodoxas, lo llam ó D ios a dirigir la Iglesia de D ios, y p o r llam arse
su padre Juan, p o r estar ded icada su iglesia bautism al a San Juan E vangelista, y p o r
ser los d os Juanes, el P recu rsor y el Evangelista, cora zon es m u v am antes v m u v a m a­
d os d* Jesús eligió para sí el n om b re “ Juan” , en la larga lista de los Papas el X X III.
D entro de un a ñ o cre ó dos veces nuevos Cardenales; respeta la trad ición y la
va re fo rm a n d o cu a n d o con viene. E n tregó su solid eo ca rd en a licio, recog ien d o una
2304 V ida de J u an XXIII

costu m bre antigua, al Secretario del C ónclave con firién d ole de este m o d o la dig n i­
dad ca rdenalicia y p o c o después n om b ró otros 22 altos dignatarios eclesiásticos para
el cardenalato, los que recib ieron su alta investidura el 15 de diciem bre de 1958,
llegan do el núm ero, fija d o p o r Sixto V (1585-1590) en 70, p o r prim era vez a 75,
y c o m o en el prim er año m u rieron 4 cardenales y el trab a jo de la Curia R om ana
que se reform a b a y de p repa ra ción al C on cilio se intensificaba, v o lv ió a crear 8
nuevos en el co n sistorio realizado el 14 de n oviem bre de 1959, co n lo que el núm ero
de m iem b ros del senado de la Iglesia se elevó a 79.
En su prim era a locu ción a los Cardenales después de su elección trazó un
program a ín tim o y fundam ental que constituye la esencia de tod o P o n tifica d o p ero
que él trata de realizar co m o característica peculiar de su suprem o gob iern o.
“ T o d o s se com p la cen , decía, en atribuirnos una de aquellas tareas que, según
su opin ión , N os corresp on d e cum plir. Y así exigen del Papa que sea un estadista
al tiem po que debe ser d ip lom á tico, lum brera de ciencia, orga n iza d or de la sociedad
hum ana, en sum a, un h om b re que co n éxito y desapasionadam ente hace frente a
tod os los aspectos del desa rrollo h um an o. T o d o s los que piensan de este m o d o han
a b a n d on a d o el buen cam ino, pues, se han fo r ja d o el ideal de un P apa que n o refleja
en toda su extensión la verdad.
“ El n uevo Papa tratará en prim er lugar de realizar en sí m ism o la im agen del
buen pa stor; él es “ la puerta del red il” (Juan 1 0 ,7 ). “ L o que ante tod o Nos preocup a
es el o fic io de pastor. T o d o s los otros aspectos hum anos — ciencia, agilidad m ental,
sentido d ip lom á tico, ca pa cid a d organ izadora— serán digno com plem en to de un P o n ­
tifica d o mas n o pueden rem plazar al buen pastor. La idea central es el celo del buen
pastor que está p ron to a h acer los m ayores sa crificios: “ El buen pastor da la vida
p or sus ov e ja s ” .
He aquí el a ca b a do autorretrato de Juan X X III y el resum en de sus aspira­
cion es íntim as.
Y dio su vida p o r “ su” C on cilio, el de la “ apertura de la Iglesia al m u n d o” y
p o r sus ovejas.
El 28 de n o v ie m b re de 1959 p u b licó la E n cíclica m ision al “ Princeps Pasto rum”
para record a r la “ M áxim um illu d” , el docu m en to m ision al de B en edicto X V de 40
años atrás. El 30 de ju n io de 1960 p u b licó la Carta A postólica sobre el cu lto a la
Sangre P reciosa de Jesús “ Inde a primis” . V isitó Subiaco, el prim er ¡m onasterio b e ­
n edictino, el 23 de setiem bre del m ism o año. Al rezo del Santo R osa rio e x h ortó al
m u n do ca tólico co n la Carta A p ostólica “ II religioso convegno” , 29-IX-60» al cual
añad ió un m a n o jo de reflexion es piadosas h aío tres a snéelos: E* m isterio, la
m ed ita ción y la in ten ción. El 15 de m a y o de 1961 p u b licó su gran E n cíclica social
“ Mater et Magistra” , a los 70 años de “ R e m m n ova ru m ” de L eón X III. E n con tró un
e co extra ordin a rio en el m u n d o entero. C elebró co n la E n cíclica “ Aetermi Dei” ¡11-
X I-61) el X V cen ten ario de la m uerte de L eón M agno, Papa. El 25 de diciem b re de
1961 anu nció el C on cilio V aticano para el año siguiente y el 2 de fe b re ro de 1962
f ijó su sesión inaugural para el 11 de octu b re del m ism o añ o. El 19 de ju b o lla m ó a
la pen iten cia y o ra ció n p o r el C on cilio m ediante la E n cíclica “ Poenitentiam figere?’ .
El 23 de setiem bre aparecen las prim eras señales de su en ferm edad. El 11 de octubre
abre el C on cilio y le da el cla ro ru m b o pastoral y ecu m én ico y ve c o n e m oción quei
m u ch os “ ob se rv a d ores” n o ca tólicos acuden a í C on cilio. El punto crítico del rech azo
del Escruema sob^e la R evela ción agrava de repente su m al, p ero puede p ron u n cia r
el discu rso de clausura de la 1^ Sesión el 8 de 'diciem bre. Ya m u y en ferm o recib e el
19 de m arzo de 1963 el prem io de paz “ E u genio B alzan” y pu blica su E n cíclica sobre
la paz, su gran P reocu p ación , aue en con tró un eco m undial co m o ningún d ocu m en to
papal a nterior “ Pacem in te,rris,, (9-10 de abril de 1963) c o n fech a del Jueves Santo,
11 de abril. E l 17 de m a y o celebra su últim a m isa. Y desde el 31 d e m a y o sufre su
lenta agon ía a la faz de to d o el m u n do co n calm a celestial ilum inada aún p o r su
característica sonrisa. T o d o el m u n do con tem pla có m o m uere un santo. E l 3 de ju n io
a las 19,49, al term inar el Cardenal Traglia la Santa H isa p o r él en la plaza de San
P e d ro , Juan X X III entrega su alm a a D ios. Se h abía apagado la vida de un varón
ju s to y “ b u e n o” , to d o sobrenatural, y tod o h um an o en el solio p o n tificio , b en d ición
para el m u n do e in icia d or de u na gran re form a en la Iglesia.
2S5

ENCICLICA “AD PETRI CATHEDRAM” *;


(9-VII-1959)

SOBRE LA VERDAD, LA UNIDAD Y LA PAZ QUE SE HAN DE PROMOVER


EN LA CARIDAD

JUAN PP. XXIII


Venerables Hermanos, salud y bendición apostólica

INTRODUCCION Oriental; y a la general esperanza de


^AS Juventud peren n e de la I g l e s ia que estos acontecimientos puedan feliz­
51 1. Motivos de consuelo y esperanza. mente conducir a todos a un mayor y
más profundo conocimiento de la ver­
497 Desde que fuimos inmerecidamente ele­
dad a una saludable renovación de las
vados a la Cátedra de P e d r o , vuelve
costumbres cristianas, y a la restaura­
siempre a Nuestra consideración, como
ción de la unidad, de la concordia y de
aviso y a la vez como consuelo, el re­
cuerdo de lo que vimos y escuchamos la paz.
Acerca de estos tres bienes — verdad,
cuando desapareció de la vida Nuestro
unidad y paz— que se han de prom o­
inmediato predecesor, llorado por casi
ver y alcanzar con espíritu de caridad
todos los pueblos, de cualquier ideolo­
gía que fuesen. Lo mismo Nos acontece trataremos en esta Nuestra primera
Encíclica dirigida a todo el orbe cató­
al recordar el espectáculo que se Nos
presentó, después de Nuestra ascensión lico, por parecemos que esto es lo que
al Supremo Pontificado, cuando las principalmente, en el momento actual,
multitudes, a pesar de la preocupación requiere Nuestro deber apostólico.
y gravísimos problemas, volvieron a Alumbre con su luz el Espíritu Santo
Nos sus almas y sus corazones, llenos a Nos, mientras escribimos, y a vos­
de esperanza y confiada expectación. otros, mientras leáis. Haga que dóciles
Lo cual demuestra, sin lugar a dudas, a la divina gracia se muevan todos pa­
que la Iglesia Católica florece con pe­ ra lograr los fines anhelados, a pe­
renne juventud, que es estandarte alza­ sar de los perjuicios y no pocas difi­
do sobre las naciones(D y de ella sur­ cultades y obstáculos que se opongan.
gen, como de fuente, la penetrante luz
y el suave amor que inunda a todos los PRIMERA PARTE
pueblos. La V erdad
498 Hay además para Nos otro motivo
de consuelo. Nos referimos a la gran í. Conocimiento y misión de la ver­
acogida con que ha sido recibido el dad.
anuncio de la celebración del C o n c i l i o 2. E¡ conocimiento de la verdad,
E c u m é n i c o , del Sínodo Diocesano de principalmente de la revelada. La cau­
Roma, de la acomodación del Código sa y raíz de todos los males que, por
de Derecho Canónico a las actuales ne­ decirlo así, envenenan a los individuos,
cesidades, y de la promulgación del a los pueblos y a las naciones, y pertur­
nuevo Código para la Iglesia de Rito ban las mentes de muchos, es la igno-
(*) A. A. S. 51 (1959) 497-531. Versión de la Oficina de Prensa del Vaticano. El esquema y los subtí­
tulos son de la misma traducción, no del original. Esta primera Encíclica de Juan XXIII se dirige a
todos los obispos católicos, sacerdotes y fieles cristianos del mundo.
(1) Ver Isaías 11, 12.

— 2305 —
Encíclicas Pontificias 73
2306 E n cíclicas del PP. Juan XXIII (1959) 235, 3-4

rancia de la verdad. Y no sólo su igno­ a la humana razón la posiblilidad de


rancia, sino a veces hasta el desprecio llegar al conocimento de cualquier ver­
y la temeraria aversión a ella. De aquí dad cierta y segura, y repudian aún las
proceden los errores de todo género que verdades reveladas por Dios, necesarias
penetran como peste en lo profundo de para la salvación eterna, se alejan sin
las almas y se infiltran en las estructu­ duda miserablemente de la doctrina
ras sociales, tergiversándolo todo, con de Cristo y del pensamiento del mismo
peligro de los individuos y de la convi­ Apóstol de las gentes, el cual nos ex­
vencia humana. Sin embargo, Dios nos horta: ...a que todos alcancemos la
ha dado una razón capaz de conocer la 'Unidad de la fe y del conocimiento
verdad natural. Si seguimos la razón, del Hijo de Dios... para que ya no sea­
seguimos a Dios mismo, que es su autor mos niños, que fluctúan y se dejan lle­
y a la vez legislador y guía de nuestra var de todo viento de doctrina por el
vida; si al contrario, o por ignorancia engaño de los hombres, que para en­
499 o por negligencia, o — lo que es peor— gañar emplean astutamente los artifi­
por mala voluntad, nos apartamos del cios del error, sino que, al contrario,
recto uso de la razón, nos alejamos, por abrazados a la verdad, en todo crez­
lo mismo, del sumo bien y de la recta camos en caridad, llegándonos a aquel
norma de vivir. que es nuestra cabeza, Cristo, de quien
Ahora bien, aunque podemos alcan­ todo el cuerpo, trabado y unido por
zar, como dijimos, la verdad natural todos los ligamentos que lo unen y
con la sola luz de la razón, sucede sin nutren para la operación propia de 500
embargo con frecuencia que no todos cada miembro, crece y se perfecciona
la logran fácilmente y sin mezcla de en la caridad^ .
error, principalmente en lo tocante a la
Religión y a la moral. Y además a las 2. La difusión de la verdad.
verdades que superan la capacidad na­ 4. Los deberes de la prensa en orden
tural de la razón no podemos en modo a la verdad. Los que empero de pro­
alguno llegar sin la ayuda de la luz so­ pósito y temerariamente impugnan la
brenatural. Por esto, el Verbo de Dios, verdad conocida, y con la palabra, la
pluma o la obra, usan las armas de la
que habita una luz i n a c c e s i b l e con
inmensa caridad y compasión hacia el mentira para ganarse la aprobación del
género humano, se hizo carne y habitó pueblo sencillo, y modelar, según su
entre n osotros^ para iluminar vinien­ doctrina, las mentes inexpertas y blan­
do a este mundo a todo h om b re^ y das de los adolescentes, esos tales come­
conducirlos a todos, no sólo a la ple­ ten sin duda un abuso contra la igno­
nitud de la verdad, sino también a la rancia y la inocencia ajenas y llevan
virtud y eterna bienaventuranza. T o­ a cabo una obra absolutamente repro­
dos, por tanto, están obligados a abra­ bable.
zar la doctrina del Evangelio. Si se la No podemos, pues, menos de exhor­
rechaza, vacilan los mismos fundamen­ tar a presentar la verdad con diligen­
tos de la verdad, de la honestidad y de cia, cautela y prudencia a todos los que
la civilización. principalmente a través de los libros,
revistas y diarios, hoy tan abundantes,
3. La verdad del Evangelio conduce ejercen marcado influjo en la mente de
a la vida eterna. Se trata, com o es evi­ los lectores, sobre todo de los ióvenes,
dente de una cuestión gravísima, es­ y en la formación de sus opiniones y
trechamente ligada a nuestra saWación costumbres. Por su misma profesión
eterna. Los que, como dice el Apóstol tienen ellos el deber gravísimo de pro­
de las gentes, siempre están aprendien­ pagar no la mentira, el error, la obsce­
do. sin loarar jam ó<? llenar al conoci­ nidad, sino solamente lo verdadero y
miento de la v e r d a d los que niegan2 4 todo lo que principalmente conduce,
3
(2) I Timot. 6, 16. (5) II Timot. 3, 7.
(3) Juan 1, 14. (6) Efes. 4, 13-16.
(4) Juan 1, 9.
235, 5-6 E n cíc lic a “ A d P etri C a th e d r a m ” 2307

no al vicio, sino a la práctica del bien sin embargo ante ella una actitud de
y a la virtud. negligencia y sumo descuido, como si
Con gran tristeza vemos, como ya Dios no les hubiera dado la razón para
deploraba Nuestro Predecesor L eón buscarla y encontrarla. Tan reproba­
XIII, de feliz memoria, serpentear au­ ble modo de actuar conduce, com o por
dazmente la mentira... en gruesos vo­ espontáneo proceso, a esta absurda
lúmenes y en pequeños libros, en las afirmación: todas las religiones tienen
páginas de los diarios y en la publici­ igual valor, sin diferencia alguna entre
dad teatral^; vemos libros y revistas lo verdadero y lo falso. Este principio
que se imprimen para ridicularizar la — para usar las palabras de Nuestro
virtud y cohonestar el vicio^ . mismo Predecesor— lleva necesaria­
mente a la ruina todas las religiones
5. La radio, el cine y la televisión. particularmente la católica, la cuál,
A todo esto tenemos hoy que añadir, siendo entre todas la única verdadera,
com o vosotros bien lo sabéis, Venera­ no puede ponerse al mismo nivel de
bles Hermanos y queridos hijos, las las demás sin grande in ju ria^ . Por lo
audiciones radiofónicas y las funciones demás, negar la diferencia que existe
de cine y de televisión — espectáculos entre cosas tan contradictorias entre
estos últimos que fácilmente se tienen sí, derechamente conduce a la nefasta
en casa— . Todos estos medios pueden conclusión de no admitir ni practicar
servir de invitación y estímulo para el religión alguna. ¿Cómo podría Dios,
bien, la honestidad y aun la práctica que es la verdad, aprobar o tolerar la
de las virtudes cristianas; sin embargo, indiferencia, el descuido, la ignorancia
no raras veces, por desgracia, sirven,
de quienes, tratándose de cuestiones de
principalmente a los jóvenes, de incen­
las cuales depende nuestra eterna sal­
tivo a las malas costumbres, al error y
vación, no se preocupan lo más míni­
a una vida viciosa.
mo de buscar y encontrar las verdades
Para neutralizar por tanto con todo
necesarias ni de rendir a Dios el culto
empeño y diligencia este gran mal, que
se difunde cada día más, es necesario debido solamente a El?7
oponer a estas armas nocivas, las ar­ Hoy día se trabaja tanto, y se cultiva
mas de la verdad y honestidad. A la con tanta diligencia la ciencia y el pro­
prensa mala y mentirosa se debe resis­ greso humano, que bien puede gloriarse
tir con la prensa recta y sincera, a Jas nuestra época de sus admirables con­
audiciones de radio y a los espectáculos quistas en este campo. ¿Por qué enton­
de cine y televisión que fomentan el ces no se ha de poner igual, y aún
error y el vicio, hay que oponer otros mayor entusiasmo, empeño y diligencia,
que defiendan la verdad y guarden in­ para asegurar la conquista de aquella
cólume la integridad de las costumbres. sabiduría que pertenece, no ya a esta
Así, estos recientes inventos, que tanto
vida terrena y mortal, sino a la celes­
pueden para fomentar el mal, se con­
tial crue nunca pasará? Sólo cuando
vertirán para el hombre en instrumen­
hayamos llegado a la verdad que brota
tos de bien y salvación, y al mismo
del Evangelio, y que debe reducirse a
tiempo en medios de honesto esparci­
miento, con lo que vendrá el remedio la práctica en la vida, sólo entonces
de la misma fuente de donde frecuen­ — repetimos— nuestra alma poseerá
temente brota el veneno. tranquilamente la paz y el gozo; gozo
inmensamente superior a la alegría que
3. Desinterés por la verdad. puede nacer de los descubrimientos de
6. El indiferentismo religioso. Tam­ la ciencia y de los maravillosos inventos
poco faltan los que, si bien no impug­ actuales que continuamente se prego­
nan de propósito la verdad, adoptan7 8 nan y exaltan.
(7) León XIII, Epist. Saepenumero conside­ (9) León XIII, Encíclica Humanum genus, A cta
rantes; Acta Leonis, III (1883) p. 262. Leonis, vol. IV (1884) p. 53, en la Golecc. de En­
(8) León XIII, Epist. Exeunte iam anno; cíclicas de “ Guadalupe” : Encíclica 44, 6, pág. 312.
Acta Leonis, vol. VIII (1888) p. 396.
2308 E n cíclicas del PP. J u a n XXIII (1959) 235, 7-8

SEGUNDA PARTE nalmente, no sólo al fin propio de cada


una, sino también al bien común de to­
U n id a d , C o n c o r d ia y P az da la familia humana.
1. La base de la unidad Por otra parte el curso de esta vida
7. La verdad trae grandes ventajas mortal, no debe considerarse solamente
a la causa de la paz. De la consecu­ en sí mismo, ni como si su finalidad
ción de esta verdad plena, íntegra y fuese el placer; no se acaba con la des­
sincera, debe necesariamente brotar la composición de la carne humana, sino
unión de las inteligencias, de los espíri­ que conduce hacia la vida inmortal,
tus y de las acciones. En efecto, todas hacia la patria donde viviremos para
las discordias, desacuerdos y disensio­ siempre.
nes brotan de aquí como de su primera Si se quitan del alma humana esta
fuente, a saber, de que la verdad o no doctrina y esta consoladora esperanza,
se la conoce, o — lo que todavía es caen por tierra todas las razones para
peor— por muy examinada y averigua­ vivir; surgen fatalmente de nuestros
da que sea, se la impugna ya por las espíritus, las pasiones, las luchas, las
ventajas y provechos que con frecuen­ discordias, que ningún freno será capaz
cia se espera lograr de falsas opiniones, de contener eficazmente; no brilla el
ya por la reprobable ceguedad que im­ olivo de la paz, sino que se enciende la
pulsa a los hombres a excusar con fa­ llama de la discordia; el destino del
cilidad e indulgencia excesiva sus vi­ hombre llega a hacerse casi igual al de
vios e injustas acciones. los seres carentes de inteligencia; y aún
Es pues necesario que todos, tanto se hace peor, ya que, estando dotados
los ciudadanos privados, como quienes de razón, podemos abusando de ella
tienen en sus manos el destino de los precipitarnos en los abismos dei mal,
pueblos, amen sinceramente la verdad, cosa que desgraciadamente sucede a
si quieren gozar de la concordia y de menudo, y, como Caín , manchar la
503 la paz, de la que solamente puede deri­ tierra derramando la sangre hermana y
varse la verdadera prosperidad pública cometiendo graves delitos.
y privada. Es menester ante todo elevar las
De modo particular exhortamos a es­ mentes hacia estos principios, si quere­
ta concordia y paz a los que gobiernan mos — y así nos conviene— que tam- 504
las naciones. Nos, que estamos situa­ bién nuestras acciones se conformen
dos por encima de las contiendas en­ con los caminos de la justicia.
tre las naciones, que abrazamos a to­ ¿Por qué, si nos llamamos y somos
dos los pueblos con igual amor, y que hermanos, si tenemos un mismo desti­
no nos movemos por ventajas tempo­ no tanto en esta vida como en la fu­
rales, ni por razones de dominio polí­ tura, por qué — decimos— nos mos­
tico, ni por deseos de esta vida presen­ tramos adversarios y enemigos de nues­
te, al hablaros de asunto tan importan­ tros semejantes? ¿Por qué envidiarlos,
te, creemos que podemos ser juzgados alimentar odios, y preparar armas m or­
y escuchados serenamente por los hom ­ tíferas contra los hermanos? Ya se han
bres de todas las naciones. combatido bastante los hombres; ya
8. Dios ha creado a los hombres son demasiadas muchedumbres de jó ­
hermanos. Dios ha creado a los hom­ venes que han derramado su sangre
bres no enemigos, sino hermanos; les en la flor de la edad. Ya hay en la tie­
ha dado la tierra para cultivarla con rra demasiadas sepulturas de caídos en
trabajo y fatiga, a fin de que todos y la guerra amonestándonos a todos con
cada uno recaben de ella sus frutos y voz severa que ya es hora de llegar a
cuanto precisan para el sustento y las la concordia, a la unidad, a la justa paz.
necesidades de la vida. Las diversas na­ Piensen, por tanto, todos no en lo
ciones no son otra cosa sino comuni­ que divide y separa a los hombres, sino
dades de hombres, es decir, de herma­ en lo que puede unirlos en la mutua y
nos, que deben tender, unidos frater­ justa comprensión y estima recíproca.
235, 9-10 E n c íc lic a “ A d P etri C a t h e d r a m ” 2309
2. Concordia entre los pueblos y go­ Juez, y que empleen todos los medios
bernantes. que puedan conducir a esta necesaria
9. Unión y concordia entre los pue­ unión. Y esta unión de intenciones que
blos. Solamente si se busca verdade­ — como dijimos— contribuirá sin duda
ramente la paz y no la guerra — como al incremento y también a la prosperi­
es menester— y se tiende con sincero dad de todos los pueblos, podrá alcan­
y común esfuerzo a la fraternal concor­ zarse, cuando pacificados los espíritus
dia entre los pueblos, solamente enton­ y salvaguardados los derechos de cada
ces, decimos, será posible armonizar uno, resplandezca por doquiera la li­
los intereses y ajustar felizmente todas bertad que se debe a los individuos, a
las divergencias; se podrá encontrar los pueblos, a los Estados y a la Iglesia.
también de común acuerdo y con opor­
tunos medios, la anhelada unión para 3. Concordia entre las clases sociales.
que los derechos a la libertad de cada 10. Unión y concordia entre las cla­
uno de los Estados, lejos de ser concul­ ses sociales. Esta concorde unión entre
cados por otro, sean por el contrario pueblos y naciones, es menester pro­
asegurados completamente. Los que moverla cada vez más entre las clases
oprimen a otros y los despojan de su de­ sociales de ciudadanos; porque si esto
bida libertad, no pueden ciertamente no se logra, puede haber —como esta­
contribuir a esta unidad. Cuán oportu­ mos viendo— mutuos odios y discor­
namente vienen aquí las palabras del dias y de aquí nacerán tumultos, per­
mismo sapientísimo Predecesor Nues­ niciosas revoluciones y a veces muertes,
tro, de feliz memoria, L eón XIII: Para así como también el progresivo debili­
frenar la ambición, la codicia de los tamiento de la riqueza y la crisis de la
bienes del prójimo, las rivalidades, que economía pública y privada. A este res­
son los principales incentivos de la gue­ pecto justamente observaba nuestro
rra, nada sirve tanto como las virtudes mismo Predecesor: (Dios) quiere que
cristianas y, en primer lugar, la jus­ en la comunidad de las relaciones hu­
ticiad10*^. manas haya desigualdad de clases, pero
Por otra parte, si las naciones no lle­ juntamente una cierta igualdad por
gan a esta unión fraternal, fundada amistosas intenciones^D. En efecto,
necesariamente en la justicia y alimen­ como en el cuerpo los diversos miem­
tada por la caridad, la situación mun­ bros se combinan y constituyen el tem­
dial permanece en un gravísimo peli­ peramento armónico que se llama si­
gro; de donde resulta que todos los metría, del mismo modo la naturaleza
hombres sensatos deploran una situa­ exige que en la convivencia civil... las
ción tan incierta que deja en duda si se clases se integren mutuamente y cola­
camina hacia una paz sólida y verdade­ borando entre sí lleguen a un justo
ra, o más bien se corre con extrema ce­ equilibrio. Absolutamente la una tiene
guera hacia una nueva y tremenda con­ necesidad de la otra: no puede subsis­
flagración bélica. Son extrema ceguera tir el capital sin el trabajo, ni éste sin
— decimos— porque si en efecto debie­ el capital. La concordia engendra la be­
ra estallar una nueva guerra — Dios no lleza y el orden de las cosasd12K Quien
lo quiera— tal es la potencia de las se atreve, por tanto, a negar la desigual­
monstruosas armas en nuestros días, dad de las clases sociales, va contra las
que no quedaría otra cosa para todos leyes de la misma naturaleza. Pero
los pueblos — vencedores y vencidos— quien es contrario a esta amigable e
sino una tragedia inmensa y una ruina imprescindible cooperación entre las
universal. mismas clases, tiende sin duda a per­
Por esto suplicamos a todos, pero turbar y dividir la sociedad humana
especialmente a los gobernantes, que con grave peligro y daño del bien pú­
mediten atentamente ante Dios, su*5 2 blico y privado. Como sabiamente afir-
(10) León XIII, Enist. Prneclara pratulationis, t i l) León XIII, Epist. Permoti Nos, Acta
Acta Leonis, 14 (1894) p. 210: en la Colección Leonis, vol. XV (1895) p. 259.
de Encíclicas de “ Guadalupe” : Encícl. 68, 18, pág. (12) León XIII, Encícl. Rerum Novarum, Acta
522. Leonis, vol. XI (1891) pág. 109; en la Colección
de Encícl. “ Guadalupe” : Encícl. 59, 13 pág. 429.
2310 E n cíclicas del P P . J u a n X X III (1959) 235, 11-12
maba Nuestro Predecesor, de feliz me­ del trabajo, es consolador pensar que
moria, Pío XII: En un pueblo digno de esos movimientos surgidos reciente­
este nombre, todas las desigualdades mente para humanizar las condiciones
que no se derivan del arbitrio de los en las fábricas y en los demás campos
hombres, sino de la misma naturaleza del trabajo hacen que los obreros sean
de las cosas — hablamos de desigual­ considerados en un plano más elevado
dades de cultura intelectual y espiri­ y digno, que no sea exclusivamente el
tual, de bienes materiales, de posición económico.
social y dejando siempre a salvo la ca­
12. Reflexiones sobre importantes
ridad y la justicia mutua— , no se opo­
problemas en el campo del trabajo.
nen lo más mínimo a los vínculos de
Queda aún mucho por hacer, puesto
comunidad y fraternidad^13^. Pueden
que todavía existen desigualdades en
ciertamente las clases y diversas cate­
demasía, muchos motivos de pugna en­
gorías de ciudadanos tutelar los propios
tre los varios grupos, causados tal vez
derechos, con tal que esto se haga no
por el concepto imperfecto y no justo
con violencia, sino legítimamente, sin
del derecho de propiedad que tienen los
invadir injustamente los derechos aje­
que codician más de lo justo las propias
nos también inderogables. Todos son
mejoras y ventajas. Añádase el terrible
hermanos; así que todas las cuestiones
paro que afecta y angustia a muchos
deben arreglarse amistosamente con
gravemente y que, al menos momentá­
mutua caridad fraterna.
neamente, puede causar estragos mayo­
11. Algunas señales de disminución res, debido a que con frecuencia de la
de tirantez. Debemos reconocer, y esto obra que los trabajadores hacían, se
es un buen auspicio, que desde hace encargan hoy máquinas perfectísimas
algún tiempo se asiste en algunas par­ de todas clases. Asunto es éste que ha­
tes a una situación menos acerba, me­ cía decir con pesar a Nuestro Predece­
nos rígida entre las diversas clases so­ sor Pío X I(15), de feliz memoria: Vemos
ciales: como ya lo observaba nuestro obligados a la inercia y reducidos a la
inmediato predecesor hablando a los indigencia extrema juntamente con sus
católicos de Alemania: La tremenda familias, a tantos y tantos honestos y
catástrofe de la última guerra que se magníficos trabajadores, que no desean
abatió sobre vosotros, ha producido por otra cosa sino ganarse honradamente
lo menos el beneficio de que en muchos con el sudor de su frente, según el man­
grupos sociales de vuestra nación, li- dato divino, el pan cotidiano que piden
*07 bres de prejuicios y del egoísmo de cla­ cada día al Padre celestial. Sus gemidos 508
se, las diferencias de clase se han mi­ conmueven nuestro corazón y nos ha­
tigado algo engranando mejor las unas cen repetir con la misma ternura de
con las otras. La desgracia común es compasión las palabras salidas del co­
maestra de una amarga pero saludable razón amantísimo del Divino Maestro
enseñanza^1*). sobre la turba que moría de hambre,
En realidad hoy se han disminuido las teMisereor super turbas” (16K Si se quie­
distancias entre las clases, porque no re, pues, y se busca — y todos deben
reduciéndose éstas solamente a las dos buscarla y quererla— la anhelada ar­
clases de capitalistas y trabajadores se monía entre las clases, aunados los es­
han venido multiplicando y se ha facili­ fuerzos públicos y privados, y aunadas
tado a todos el acceso a ellas; y los que las animosas iniciativas, es menester
se distinguen por su laboriosidad y ha­ trabajar del mejor modo posible para
bilidad pueden ascender en la sociedad que todos — aun los de más humilde
civil a grados más elevados. Por lo que condición— puedan con el trabajo y
se refiere más directamente al mundo el sudor de sus frentes procurarse lo
(13) Pío XII, Rodiomessappio Nalalizío 1944; (15) P ío X I, Encíclica N o v a im p e n d e t; AAS.
Discorsi e Radiomessagi, vol. VI, pág. 239. AAS. 23 (1931) 393-394; en la Colección de Encíclicas de
37 (1945) 14. “Guadalupe”; Encíclica 157, 1, pág. 1354.
(14) P ío X II, R a d io m e s s a g g io al 73^ Congreso (16) “Tengo compasión de las muchedumbres”:
de los católicos alemanes; Discorsi e Radiomes- Marcos 8, 2.
saggi, vol. XI, pág. 189; AAS. 41 (1949) 460.
235, 13 E n cíc lic a “ A d P etri C a t h e d r a m ” 2311
necesario para vivir y asegurar honra­ curan fomentar en sí mismos y en­
damente su porvenir y el de los suyos. cender en los demás — grandes y pe­
Tanto más que en nuestros días se van queños— la caridad, señora y reina
difundiendo diversas y mejores condi­ de todas las virtudes. Porque la suspi­
ciones de vida, de las que no es lícito rada salvación debe ser principalmente
excluir a las categorías de menor for­ fruto de una grande efusión de cari­
tuna. dad; de aquella caridad cristiana que
Em presarios y ob reros; elevación compendia en sí las leyes del Evangelio
obrera y caridad. A los que asumen, y que está siempre pronta a sacrificarse
en los diferentes campos del humano por los demás y es para el hombre el
trabajo, la responsabilidad, y de los más seguro antídoto contra el orgullo
cuales depende la suerte de los obreros mundano y el inmoderado amor pro­
y a veces aun la misma vida de ellos, pio; y de la que San P ablo<18) trazó los
los exhortamos vivamente a que no rasgos divinos con aquellas palabras:
sólo estudien cuánta ganancia podrá “ La caridad es paciente, es benigna;
reportarles el trabajo de los obreros, y no es interesada: todo lo excusa, todo
a que no sólo respeten sus derechos en lo tolera” (19\
lo que concierne al salario sino que tam­
bién los estimen como hombres y aún A. Concordia en las familias.
más, realmente como a hermanos, lo­
grando así también que los obreros 13. Unión y con cord ia en las fam i­
puedan, de un modo congruo y conve- lias. Finalmente, a la misma concordia
veniente, participar más y más en los a que hemos invitado a los pueblos, a
frutos del trabajo realizado, y se sien­ sus gobernantes y a las clases sociales,
tan como partes de todo el proceso de invitamos también con ahinco y afecto
producción. paterno a todas las familias para que
Advertimos eso para que se ponga la consigan y la consoliden. Pues si no
en práctica una mayor armonía entre hay paz, unidad y concordia en la fa­
los mutuos derechos y deberes de los milia, ¿cóm o se podrá obtener en la
patronos y obreros y para que las di­ sociedad civil? Esta ordenada y armó­
versas organizaciones profesionales no nica unidad que debe reinar siempre
parezcan como un arma exclusivamen­ dentro de las paredes del hogar, nace
te dirigida para una guerra defensiva y del vínculo indisoluble y de la santidad
ofensiva que provoca reacciones y re­ propia del matrimonio cristiano y con­
presalias, no como un torrente que, ro­ tribuye en gran parte al orden, al pro­
tos los diques, inunda, sino como un greso y al bienestar de toda la sociedad
puente ane une las riberas opuestasí17). civil. El padre, sea entre los suyos co ­
509 Pero sobre todo se debe atender a que mo el representante de Dios e ilumine
al feliz desarrollo alcanzado en el nivel y preceda a los demás no sólo con su
económico, corresponda un no menor autoridad sino con el ejemplo de su 510
progreso en el campo de los valores vida íntegra. La madre, con su delica­
morales, como lo requiere la dignidad deza y su virtud en el hogar doméstico,
misma del cristiano, más aún la misma guíe a sus hijos con suavidad y forta­
dignidad humana. ¿De qué le sirviría, leza, sea buena y afectuosa con el ma­
en efecto, al trabajador conseguir me­ rido; y con él instruya y eduque a sus
joras económicas cada vez mayores y hiios — don preciosísimo de Dios— pa­
alcanzar un tenor de vida más elevado, ra una vida honrada y religiosa. Los
si desgraciadamente perdiese o descui­ hijos obedezcan siempre, com o es su
dase los valores superiores del alma deber, a sus padres, ámenlos, y sean
inmortal? Las perspectivas a que se no sólo su consuelo, sino en caso de
tiende, se realizarán si se lleva debida­ necesidad también su ayuda. Respírese
mente a la práctica la doctrina social en el hogar doméstico aquella caridad
de la Iglesia Católica y si todos pro- que ardía en la familia de Nazaret;
(17) P ío X II, P e r un s o lid o o r d in e s o c ia le ; Di- (19) L e ó n X I I I , Epíst. I n t e r graves, Acta Leo-
corsi e Radiomessaggi, vol. VII, pág. 350. nis, vol. XI (1891) pág. 143-144.
(18) I Corint. 13, 4-7.
2312 E n cíclicas del P P . J u a n X X III (1959) 235, 14-16

florezcan todas las virtudes cristianas; habrán de acudir de todo el orbe de la


reine la unión y resplandezcan los ejem­ tierra sagrados Pastores para tratar de
plos de una vida honesta. Que nunca los graves problemas de la Religión, y
jamás — a Dios se lo pedimos ardiente­ principalmente para promover el incre­
mente— se rompa tan bella, suave y mento de la Fe católica y una saluda­
necesaria concordia. Porque si la ins­ ble renovación de las costumbres del
titución de la familia cristiana vacila, pueblo cristiano y para adaptar m ejor
si se rechazan o desprecian los manda­ la disciplina eclesiástica a la circuns­
mientos del Divino Redentor en este tancia de nuestros tiempos. Ciertamen­
punto, entonces se bambolean los mis­ te esto constituirá un maravilloso es­
mos fundamentos del Estado, y la mis­ pectáculo de verdad, unidad y caridad,
ma convivencia civil se corrompe, pro­ tal que al contemplarlo aun los que vi­
duciéndose una general crisis con da­ ven separados de esta Sede Apostólica,
ños y pérdidas para todos los ciudada­ sentirán según confiamos— una suave
nos. invitación a buscar y lograr la unidad
por la que Jesucristo dirigió al Padre
PARTE TERCERA celestial sus ardientes plegarias.2
0
U n id a d d e la Ig l e s ia
2. La unidad con las Iglesias sepa­
1. La base de la unidad y los fines radas.
del Concilio Ecuménico 15. Aspiraciones a la unidad en las
14. Motivos de esperanza basados diversas comunidades separadas. Sabe­
en la oración de Jesucristo. Y ahora mos por otra parte, con gran consuelo
vengamos a hablar de la unidad que de nuestro, que en estos últimos tiempos
modo especialísimo llevamos en el co­ se ha venido creando en el seno de no
razón y que tiene íntima relación con pocas comunidades, separadas de la
el oficio pastoral que Dios nos ha con- Cátedra de S an P edro, cierto movi­
fiado: es decir, de la unidad de la miento de simpatía hacia la fe y hacia
Iglesia. las instituciones católicas y que, al es­
Todos sabemos que nuestro Divino tudio de la verdad que disipa los pre­
Redentor fundó una sociedad que habrá juicios, ha brotado una estima consi­
de conservar su unidad hasta el fin de derable hacia esta Sede Apostólica.
los siglos: He aquí que yo estoy con Sabemos, además, que casi todos los
vosotros hasta el fin del mundo<2°); y que llevan el nombre de cristianos, a
que para esto Jesucristo dirigió al Pa­ pesar de estar separados de Nos y des­
dre celestial fervorosísimas súplicas. unidos entre sí, a fin de trabajar entre
Esta oración de J e s u c r i s t o , que sin du­ sí la unión han efectuado reuniones y
da le fue aceptada y escuchada por su para ello organizado asambleas; todo
reverenciad'2
21): í{Para que todos sean
0 lo cual está demostrando el vehemente
uno, como tú, Padre, estás en mí y yo deseo que les impele a realizar por lo
en ti, para que también ellos lo sean en menos alguna unidad.
nosotros” ,d22) engendra en nosotros una 3. La unidad de la Iglesia.
esperanza dulcísima y nos da la segu­ 16. Unidad que quiso para la Iglesia
ridad de que finalmente todas las ove­ su Divino Fundador. Indudablemente
jas que no pertenecen a este redil sien- nuestro Divino Redentor fundó su igle­
tan el deseo de volver a él; y así, confor­ sia sustentada y dotada de una solidísi­
me a las palabras del Divino Redentor, ma unidad y si — suponiendo un absur­
(thábrá un solo rebaño u un solo vas- do— no la hubiera hecho así, habría
tor” (23). fundado una cosa caduca y contraria
Profundamente animados por esta a sí misma, por lo menos, para el fu­
suavísima esperanza, hemos anunciado turo, del mismo modo como casi todos
públicamente nuestro propósito de con­ los sistemas filosóficos, que abandona­
vocar un C o n c i l i o E c u m é n i c o , al que dos al arbitrio y opinión del hombre,
(20) Mateo 28, 20. (22) Juan 17, 21.
(21) Ver Hebr. 5, 7. (23) Juan 10, 16.
235, 17-19 E n c íc lic a “ A d P etri C a th e d r a m ” 2313

con el correr de los tiempos, nacen, se trarias; haciendo suya y afirmando la


transforman y desaparecen uno tras palabra del Apóstol de las gentes:
otro. El que esto se oponga diametral­ “ Pues, nada podemos contra la verdad
mente al magisterio de Jesucristo que sino por la verdad99(26L2 5
4
“ es el camino, la verdad y la vida” (2é): Hay sin embargo no pocos puntos
no hay quien no lo comprenda. en los que la Iglesia Católica deja que
Esta unidad, Venerables Hermanos y libremente disputen entre sí los teólo­
amados hijos, que — como hemos di­ gos, en cuanto se trata de cosas no
cho— no debe ser algo mutable, incier­ del todo ciertas y en cuanto — como
to e inconstante, sino sólido, estable y notaba el celebérrimo escritor inglés,
s e g u r o si a las otras comunidades el Cardenal Juan Enrique Newman—
cristianas les falta, a la Iglesia Católi­ tales disputas no rompen la unidad
ca no le falta, como fácilmente puede de la Iglesia, sino más bien sirven
echarlo de ver quienquiera que con di­ para una mejor y más profunda inte­
ligencia la examine. Tiene tres notas ligencia de los dogmas, ya que prepa­
que la caracterizan y adornan: unidad ran y hacen más seguro el camino para
de doctrina, de gobierno y de culto; es este conocimiento, puesto que del cho­
tal, que resulta visible a todos, de ma­ que de varias sentencias sale siempre
nera que todos la pueden reconocer y nueva luz^21K Sin embargo hay que
seguir: y es tal, además, que conforme retener el dicho que expresado unas
a la voluntad de su Divino Fundador, veces de un modo y otras de otro se
en ella todas las ovejas pueden reunir­ atribuye a diversos autores: en las cosas
se en un solo rebaño bajo la guía de un necesarias, unidad; en las dudosas, li­
solo pastor(25a): y así todos los hijos bertad; en todas, caridad.
están llamados a venir a la única casa
paterna, que descansa sobre el funda­ 18. Unidad de régimen. Y además,
mento de P e d r o , y en ella se ha de pro­como está a la vista de todos, hay en
curar fraternalmente a todos los pue­ l'á Iglesia Católica unidad de régimen.
blos como en el único reino de Dios: Porque, así como los fieles cristianos
reino cuyos súbditos, unidos en la tie­ están sujetos a los sacerdotes, y los
rra en la concordia del espíritu, puedan sacerdotes a los Obispos, a quienes
gozar un día de la eterna bienaventu­ “ el Espíritu Santo p u so ... para regir
ranza en el cielo. la Iglesia de Díos(28); así también to­
dos los sagrados Pastores, y cada uno
17. Unidad de fe. La Iglesia Católica dé ellos, se hallan sometidos al Romano
manda creer fiel y firmemente cuanto Pontífice, como a quien se le ha de re­
ha sido revelado por Dios, a saber, conocer por el sucesor de P e d r o . A él,
cuanto se contiene en la Sagrada Escri­ Cristo Nuestro Señor lo constituyó
tura y en la tradición oral y escrita piedra fundamental de su Iglesia (29\
y lo que desde la edad apostólica y a él splo, peculiarmente, le concedió
en todo el trascurso de los siglos, la potestad de atar y desatar, sin res­
han promulgado y definido los Sumos tricción, sobre la tierra^30), de confir­
Pontífices y los legítimos Concilios m a ra sus hermanos^sl\ y de apacentar
Ecuménicos. Siempre que alguno se ha todo el rebaño(32\
alejado de este sendero, la Iglesia con
su maternal autoridad no ha cesado 19. Unidad de culto. Y por lo que 5
de llamarlo repetidamente al recto ca­ toca a la unidad de culto, nadie igno­
mino. Pues sabe muy bien y sostiene, ra que la Iglesia Católica, ya desde sus
que sólo hay una verdad y que no pue- primeros tiempos y a través de los
díen admitirse “ verdades99 entre sí con-2
6 siglos, siempre ha mantenido todos y
5
4
(24) Juan 14, 6. (27) Ver J. II. Newman, Difficulties of Angli-
(25) Ver P ío X I, Encíclica M o r ta liu m á n im o s , cans, vol. I, lect. X, p. 261 ss.
para fomentar la verdadera unidad de la Religión, (28) Act. 20, 28.
AAS 20 (1928) 5 ss.; en la Colección de Encíclicas . (29) Ver Mat. 16, ,18.
de “Guadalupe”: Encícl. 141, pág. 1114 ss. (30) Ver Mat. 16, 19.
(25a) Juan 10, 16. (31) Ver Lucas 22, 32.
(26) II Corint. 13, 8. (32) Ver Juan 21, 15-17.
2314 E n cíclicas del P P . J u a n X X II I (1959) 235, 20

solos los siete Sacramentos, recibidos Permitid que os llamemos, con sua- 5
de Jesucristo como herencia sagrada, ve afecto, hermanos e hijos, permitid­
y jamás ha dejado de administrarlos nos alimentar la esperanza que de vues­
en todo el orbe católico, para nutrir tra vuelta acariciamos con paterno y
y acrecentar la vida sobrenatural de amante corazón. Queremos hablaros
sus fieles. con el mismo interés pastoral con que
igualmente por todos es sabido que Teófilo Obispo A lejandrino, cuando
en ella se celebra un solo sacrificio, un infausto cisma había desgarrado la
el Eucarístico, en el cual Cristo mismo, túnica inconsútil de la Iglesia, convoca­
salvación nuestra y nuestro Redentor, ba a sus hermanos e hijos con estas pa­
de una manera incruenta pero tan labras: “ Cada uno según su capacidad,
real como cuando pendía de la cruz oh dilectísimos, participantes de la ce­
en el monte Calvario, cotidianamente lestial vocación, imitemos a Jesús, ca­
es inmolado en favor de todos noso­ beza y consumador de nuestra salva­
tros, y nos comunica misericordiosa­ ción. Abracemos esa humildad de co­
mente los tesoros inmensos de su gra­ razón y esa caridad que elevan y unen
cia. Por eso, con tanta razón, S an con Dios, y una sincera fe en los divi­
Cipriano hacía esta advertencia: “ No nos misterios. Huid de la división, evi­
puede, fuera del único altar y del úni­ tad la discordia... estrechaos con mu­
co sacerdocio, establecerse un altar di­ tua caridad; escuchad a Cristo que dice:
verso o instituirse un nuevo sacerdo­ En esto conocerán que sois mis discí­
cio” <333
). Esto, sin embargo, como es
5
4 pulos, si tuviereis mutua caridad” (36).
notorio, no impide la diversidad de los Os rogamos prestéis atención a que,
ritos que existen y están aprobados al llamaros amorosamente a la unidad
dentro de la Iglesia Católica, mediante de la Iglesia, no os invitamos a una
los cuales resplandece con mayor belle­ casa ajena, sino a la propia vuestra, a
za y, cual hija del Supremo Rey, os­ la que es la común casa paterna. Per­
tenta rica variedad de vestiduras^3*). mitid, por eso, que os exhortemos,
Con el fin de que todos alcancen con grande amor hacia todos “ en las
esa verdadera y concorde unidad, el entrañas de J e s u c r i s t o a que os
sacerdote católico, al celebrar el Sa­ acordéis de vuestros padres, “ que
crificio Eucarístico, ofrece a Dios cle­ os predicaron la palabra de Dios; y,
mentísimo la hostia inmaculada supli­ considerando el fin de su vida terrena,
cando en primer lugar “ por tu Iglesia imitad su /e” (38). El preclaro ejército
santa Católica: dígnate pacificarla, de santos Bienaventurados, que de cada
protegerla, unificarla g regirla, en toda uno de vuestros pueblos ya han subi­
el orbe de la tierra: junto con su sier­ do al cielo, y principalmente aquellos
vo el Papa nuestro y con todos los que que con sus escritos transmitieron y
fieles a la verdadera doctrina guardan explanaron tan recta y copiosamente
la fe católica y apostólica” la doctrina de J esucristo, parecen
4. Perfección de la unidad. invitar a vuestros corazones, con el
20. Paternal invitación a la unión. ejemplo de su vida, a la unidad con
Ojalá este admirable espectáculo de uni­ esta Sede Apostólica, con la cual vues­
dad, con que se destaca y resplan­ tra comunidad cristiana también ha
dece la única Iglesia Católica, y esos estado vinculada durante tantos siglos.
anhelos y plegarias con que pide a Dios Por tanto, a todos los que están se­
para todos esa misma unidad, conmue­ parados de Nos, les dirigimos com o a
van y alienten saludablemente vues­ hermanos las palabras de S an Agus­
tras almas; Nos referimos a vosotros, tín cuando decía: “ Quieran, o no, her­
que estáis separados de esta Sede Apos­ manos nuestros son. Sólo dejarían de
tólica.3
4 ser nuestros hermanos, si dejaran de
(33) S . C ip r ia n o , Epist. 43, 5 (Corp. Vind. III, (36) Ver T e ó filo . Hom. ln m p tica m ca e n a m ,
2, 594); ver Epist. 40 (Migue, PL. 4, 345-B). (Migue PG. 77. coi. 1027).
(34) Ver Salmo 94, 15. (37) Filip. 1, 8.
(35) Canon de la Misa. (38) Hebr. 13, 7.
235, 21-23 E n cíc lic a “ A d P e tri C a t h e d r a m ” 2315

decir: Padre nuestro” (394


). Amemos a
0 Todo esto lo reiteramos Nos, junto
516 Dios Nuestro Señor, amemos a su Igle­ con el orbe católico a Nos unido, en
sia: a él como a padre, a ésta como a suplicante oración. Y lo hacemos así
madre: a él como a Señor y a ésta no solamente movidos por encendida
como a su esclava; porque somos hijos caridad hacia todos los pueblos, sino
de su esclava. Tal unión se forja con también estimulados por evangélica
grande caridad; nadie mientras ofende humildad de espíritu. Porque conoce­
a uno puede merecer bien del otro. ¿De mos la pequeñez de Nuestra persona,
qué te sirve no tener ofendido al pa­ a quien Dios, no por méritos Nuestros,
dre, si él ve a la madre ofendida. . .? sino por misterioso designio suyo, se
Asios, por tanto, carísimos, asios uná­ ha dignado elevar a la cumbre del Su­
nimemente a Dios Padre y a la madre mo Pontificado. Por lo cual, a todos los 517
Iglesia” (4°). Hermanos e hijos Nuestros que están
separados de esta Cátedra de S a n P e ­
21. Necesidad de especiales oracio­ d r o , les repetimos estas palabras: (íSoy
nes. Nos, a causa de todo eso, diri­ yo. . . José, vuestro herma no” (42>. Ve­
gimos humildes súplicas a Dios benig­ nid; “ acogednos” ; ninguna otra co ­
nísimo, dador de luces celestiales y sa deseamos, ninguna otra queremos,
de todos los bienes, para que sea am­ ninguna más pedimos, sino vuestra sal­
parada la unidad de la Iglesia y exten­ vación y vuestra eterna felicidad. Ve­
dido el reino y rebaño de Cristo; y a nid; de esta concorde y tan deseada
todos los Hermanos e hijos carísimos unidad, que la caridad fraterna debe
que en Cristo tenemos, les exhortamos mantener y fomentar, nacerá una gran­
a que también las eleven a Dios. Por­ de paz: aquella paz “ que sobrepuja to­
que el feliz éxito del futuro Concilio do entendimiento” (é4\ com o que pro­
Ecuménico, más que de humanos tra­ viene de las mansiones celestiales; aque­
bajos y de diligente habilidad, cierta­ lla paz que Cristo, por medio de los
mente depende de las oraciones hechas ángeles que cantaban volando sobre su
por todos con gran fervor, como en una cuna, anunció a los hombres de buena
piadosa competencia mutua. E invita­ voluntad(45>, y que, apenas instituidos
mos con grande afecto, a elevar tales el Sacramento y Sacrificio de la Euca­
peticiones hacia Dios, también a aque­
ristía, impartió con estas palabras: “ La
llos que, aun sin ser de este rebaño,
paz os dejo, mi paz os doy; no os la
reverencian sin embargo y rinden culto
doy como la da el mundo^4^ .
a Dios, y con buena voluntad procuran
Paz y gozo: también el gozo; pues
obedecer a sus preceptos.
pertenecen con realidad y eficacia al
Aumente y cumpla esta esperanza y Cuerpo Místico de J esu cristo , que es
estos votos nuestros, la divina plega­ la Iglesia Católica, participan de esa
ria de Cristo: “ Padre Santo, guarda en vida que desde la divina Cabeza se di­
tu nombre a los que me has dado, pa­ funde hasta cada miembro; y, por ra­
ra que sean uno, como nosotros. . . zón de ella, quienes obedecen fielmen­
Santifícalos en la verdad: tu palabra te a todos los preceptos y mandatos de
es verdad. . . Pero no ruego por éstos Nuestro Redentor, también en esta vida
solamente, sino también por quienes mortal pueden gozar de aquella ale­
han de creer en mí debido a su pala­ gría que es auspicio y preanuncio de la
bra;. . • para que sean consumados en celestial y sempiterna felicidad.
la unidad. . .” <41)
23. La paz del alma debe ser ope­
5. Frutos de la unidad: Paz y gozo. rante. Pero esta paz, esta felicidad,
22. De la unión y concordia de los mientras recorremos penosamente el
0 camino de nuestro terrenal destierro,
espíritus brotan la paz y la alegría.3
4
9
(39) S . A g u s tín , In Ps. 32, Enarr. II, 29 (Migue (42) Génesis 45, 4.
PL. 36, col. 299). (43) II Corint. 7, 2.
(40) S an A g u s tín , In Ps. 82, Enarr. 11, 14 (Mig­ (44) Filip. 4, 7.
ue PL. 87, col, 1140). (45) Ver Lucas 2, 14.
(41) Juan 17, 11. 17. 20. 21. 23. (46) Juan 14, 27.
2316 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 235, 24-25

es aún imperfecta. Porque no es paz Y en primer lugar “ nuestra palabra se


completamente tranquila, no es del todo dirige a vosotros"4 (48), Venerables Her­
4
7
serena: es paz laboriosa, no ociosa, ni manos en el Episcopado tanto del
inerte; es sobre todo paz militante con­ Oriente como del Occidente; a vosotros,
tra todo error aunque disimulado bajo que, como guías del pueblo cristiano,
falsa apariencia de verdad, contra los lleváis juntamente con Nos, “ el peso
estímulos y halagos de los vicios, y en del día y el calor" (49). Conocemos la
fin contra toda clase de enemigos del diligencia y celo apostólico con que os
alma que pueden debilitar, manchar esforzáis cada uno en vuestro propio
o destruir nuestra inocencia y nuestra territorio por incrementar el reino de
fe católica; y también contra los odios, Dios, por consolidarlo y extenderlo a
las enemistades, las divisiones que pue- todos. Conocemos también vuestras an­
n8 den quebrantar o lacerar la misma fe. gustias y vuestras penas ante tantos
Por esta razón el Divino Redentor nos hijos que se alejan, tristemente enga­
ha dado y recomendado su paz. ñados por las falacias de los errores,
La paz, pues, que hemos de buscar por la estrechez material por cuya ra- 519
y que hemos de esforzarnos por alcan­ zón la causa católica a veces no puede
zar, es la paz que no cede a ningún tener un mayor incremento, y sobre to­
error, que no desciende a compromi­ do a causa de la escasez de sacerdotes,
sos de ninguna clase con los defenso­ cuyo número en muchas partes es des­
res de éste, que no se entrega a los vi­ proporcionado a las crecientes necesi­
cios, que evita, en fin, toda discordia. dades. Pero confiad en Aquel de quien
Esta paz es tal, que exige á sus segui­ proviene “ todo buen don y toda dádiva
dores una disposición generosa para perfecta"U°>, dirigiéndoos con oración
renunciar a sus propias comodidades insistente a J e s u c r i s t o , porque sin é l
y ventajas por la causa de la verdad “ no podéis hacer nada"(51\ pero con
y de la justicia según aquello: “ Buscad su gracia, podéis cada uno de vosotros
primero el reino de Dios y su justi­ repetir con el Apóstol de las gentes:
cia. . .” <«>. “ Todo lo puedo en aquel que me con­
¡La Santísima Virgen M a r í a , Reina forta" (52). “ Y Dios os dará todo lo que
de la paz, a cuyo Corazón Inmaculado, os falta, según sus riquezas en gloria,
Nuestro predecesor Pío XII, de feliz en Cristo Jesús" U3>; de modo que p o­
memoria, consagró al género humano, dáis cosechar abundantes mieses y ri­
nos alcance de Dios — se lo suplicamos cos frutos en el campo cultivado con
con fervor— unidad concorde, paz ver­ vuestro sudor y trabajo.
dadera, operosa y militante, no sola­ 25. Al clero. Otro llamamiento pa­
mente a todofc los hijos Nuestros en terno dirigimos a los sacerdotes de
Cristo, sino también a todos aquellos ambos cleros: a los que os ayudan más
que aunque separados de Nos, no púé- de cerca, Venerables Hermanos, en los
den menos de amar la verdad, la uni­ trabajos de la curia; a los que tienen la
dad y la concordia! importante misión de instruir y edu­
car en los Seminarios a los jóvenes se­
PARTE CUARTA lectos llamados al servicio del Señor;
a aquellos, en fin, que en las ciudades
E x h o r t a c io n e s P a te r n a le s populosas, o en las villas, o en las apar­
tadas y solitarias aldeas ejercen el mi­
1. A los estados clerical y religioso. nisterio parroquial, hoy tan difícil, tan
24. A los sagrados Pastores, Quere­ arduo y tan importante. Procuren to­
mos ahora dirigirnos con paternal co ­ dos ellos — y que nos perdonen si se
razón a cada una de las diversas cla­ lo recordamos, aunque creemos que
ses de personas de la Iglesia Católica. no lo necesitarán— mostrarse siem-
(47) Mateo, 6, 33. (51) Juan 15, 5.
(48) II Corint. G, 11. (52) Filip. 4, 13.
(49) Ver Mateo 20, 12. (53) Filip. 4, 19.
(50) Santiago 1, 17.
235, 26-27 E n cíc lic a “ A d P etri C a t h e d r a m ” 2317

pre respetuosos y obedientes a su Obis­ exhortamos también con insistencia -15—


6
po según aquellas palabras de S a n aunque confiamos que no tendrán ne­
I g n a c i o d e A n t i o q u í a : “ Estad some­ cesidad de Nuestro estímulo— que se
tidos al Obispo como a Jesucristo. .. animen a añadir a los preclaros méri­
Es necesario, como ya lo practicáis, tos pasados de sus Ordenes o Institutos,
que no hagáis nada sin el Obispo” <545 *). éste de prestarse con gusto a remediar
“ Los que son de Dios y de Jesucristo, las urgentes necesidades de los fieles,
están con su Obispo” . Y acuérdense en colaboración fraterna con los de­
que no son funcionarios públicos, sino más sacerdotes, según sus propias po­
sobre todo ministros de las cosas sagra­ sibilidades.
das. Por eso no crean nunca haber
hecho ya demasiado aunque hayan te­ 27. A los Misioneros. Nuestro pensa­
nido que afrontar fatigas, sacrificar el miento vuela ahora hacia aquellos que,
tiempo y los bienes de este mundo y abandonando la casa paterna y la que­
soportar gastos e incomodidades pro­ ridísima patria, soportando graves tra­
pias, cuando se trata de iluminar a las bajos y superando dificultades, han
almas con la verdad divina y de do­ marchado a las misiones extranjeras,
blegar con la ayuda del cielo, y con la donde se afanan con sus sudores por
caridad fraterna las voluntades obsti­ instruir y formar a los gentiles de aque­
nadas procurando así el triunfo del llas lejanas tierras en la verdad evan­
reino pacífico de Jesucristo. Y más que gélica, a fin de que en todas partes “ la
en la propia industria y trabajo, con­ palabra de Dios se difunda y sea El glo­
fíen en el poder de la gracia, que han rificado” ^ ^ . Grande es, en verdad, la
de implorar cada día con humilde y empresa a ellos confiada; y para que
constante oración. pueda llevarse a cabo más fácilmente
todos los verdaderos cristianos deben
26. A los Religiosos. También diri­ colaborar a ella según sus posibilida­
gimos nuestro paterno saludo y exhor­ des, con sus oraciones y sus limosnas.
tación a los Religiosos, que después Tal vez no haya obra más agradable a
de haber abrazado uno de los varios Dios que ésta, que se halla tan estre­
estados de perfección evangélica viven chamente unida al deber común de
bajo la obediencia de sus Superiores, propagar el reino de Dios. Estos heral­
según las leyes peculiares del propio dos del Evangelio, en efecto, consa­
Instituto. Entréguense generosamente y gran toda su vida en procurar qúe la
con todas sus fuerzas, mediante la ob­ luz de J e s u c r i s t o ilumine a todo hom­
servancia de las normas de su Institu­ bre que viene al mundo,<57> para que
to, a realizar los ideales que sus Funda­ su divina gracia conquiste y encienda
dores se propusieron, entre los cuales a todas las almas y a todos anime a una
se encuentran principalmente la vida vida virtuosa y cristiana. Ellos no bus­
intensa de oración, las prácticas de pe­ can sus propios intereses, sino los dé Je­
nitencia, la recta instrucción y educa­ sucristo(58>. Correspondiendo generosa­
ción de la juventud, y el ejercicio de mente a la voz del Redentor Divino,
la caridad para con las diversas clases pueden aplicarse el dicho del Apóstol
de necesitados y afligidos. de las gentes: “ Somos embajadores de
Bien sabemos que no pocos de estos Cristo” <59) y también “ aunque vivi­
amados hijos, por las actuales circuns- mos en la carne, no militamos según
tañeias, se ven llamados a menudo a la carne” (6°). Consideran a los países,
ejercitar también la cura pastoral de adonde han ido para llevarles la luz
los fieles con gran provecho de la re­ del Evangelio, como a su segunda pa­
ligión y de la vida cristiana. A éstos tria y los aman con amor efectivo' Y
(54) S. Ignacio, Funk, Patres Apostolici I, 243- (57) Ver Juan 1, 9.
245 (ver Migne PG. 5, 675). (58) Ver Filip. 2, 21.
(55) S. lanado, Funk, Patí*. Apóstol. I, 267 (59) II Corint. 5, 20.
(ver Migne, PG. 5, 699). (60) II Corint. 10, 3.
(56) II. Tesa!. 3, 1.
2318 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 235, 28-29

aun conservando vivísimo el afecto a tiempo que cuidan de los enfermos


su dulcísima patria, a su propia Dióce­ pueden elevar sus almas al pensamien­
sis, al propio Instituto Religioso, con to de las cosas del cielo; en los asilos
todo están convencidos de que se debe de ancianos, a quienes asisten con pa­
poner por encima de todo el bien uni­ ciente, alegre y compasiva caridad in­
versal de la Iglesia y de que a ella en duciéndolos con admirable y suave efi­
primer lugar se ha de servir con todos cacia al deseo de la vida eterna; final­
los medios. mente, la diversidad de asilos de niños
Sepan por tanto estos amados hijos en donde brindan todo el afecto y la
— y todos aquellos que en estas regio­ delicadeza maternal a criaturas que
nes les prestan su generosa ayuda, sea huérfanas o abandonadas de sus padres
com o catequista, sea de cualquiera otra no tienen de quien recibir los cuidados
manera— que los tenemos presentes de la vida y las naturales muestras de
en nuestra mente de modo especialí- ternura. Estas almas son, sin género
simo; y que cada día elevamos Nuestras de duda, altamente beneméritas no só­
oraciones a Dios en favor suyo y de sus lo de la Iglesia Católica, de la educa­
empresas; y que además confirmamos ción cristiana y de las obras de miseri­
522 ahora con Nuestra autoridad y con cordia, sino también de la sociedad
igual encarecimiento todo lo que en civil, y se están, además, preparando
materia de Misiones han establecido una corona incorruptible para sí mis­
acertadamente en sus Encíclicas Nues­ mas en el cielo.
tros Predecesores, de feliz memoria,
en particular Pío X P61) y Pío X IP62>. 2. A las Asociaciones Católicas.
28. A las Religiosas. Ni queremos 29. A la Acción Católica y a cuan­
pasar por alto a las santas vírgenes tos colaboran en el apostolado. Hoy
que se han consagrado a Dios por los día, sin embargo, como bien lo sabéis,
votos religiosos para dedicarse al único Venerables Hermanos y amados hijos,
servicio de su Divino Esposo y estar en­ aun en el campo cristiano las necesi­
teramente unidas a El por los lazos de dades de los hombres son tan grandes
místico desposorio. Esas almas — ya y tan diversas, que ni el Clero, ni los
sea que en el silencio de la clausura Religiosos y Religiosas juntos parecen
lleven una vida escondida dedicándose poder ya remediarlas plenamente. Ade­
a la oración y penitencia, ya se empleen más los sacerdotes y Religiosas no pue­
en obras externas de apostolado— no den tener acceso a todas las categorías
sólo pueden cuidar más fácil y dicho­ de personas; no todos los caminos les
samente de su propia salvación, sino están abiertos; muchos, en efecto, no
también ayudar en gran manera a la les prestan la menor atención o procu­
Iglesia tanto en los países cristianos ran evitar su trato, y hasta no fal­
como en las lejanas tierras en donde tan desgraciadamente quienes los des­
no ha brillado todavía la luz del Evan­ precien y aborrezcan.
gelio. ¡Cuántas y cuán grandes obras no Por este grave y doloroso motivo ya
llevan a cabo estas sagradas vírgenes, Nuestros Predecesores han hecho su in­
obras como nadie podría hacerlas con vitación también a los seglares a que
tan virginal y materno cuidado! Y no formando filas en la pacífica milicia
en uno solo sino en muchos campos de de la Acción Católica presten su cola­
trabajo: com o son la recta instrucción boración en el apostolado a la jerarquía
y educación de la juventud; la ense­ eclesiástica; lo que ésta no lograría ha­
ñanza del catecismo a niños y niñas cer en las actuales circunstancias, po­
en el ámbito de la parroquia; el tra­ dría llevarse a cabo gracias a la gene­
bajo en los hospitales, en donde al rosidad de hombres y mujeres católicos
(61) Pío XI, Encícl. Rerum Ecclesiae, A. A. S. 18 cíclicas Guadalupe: Encícl. 200, pág. 1870-1887; y
(1026) p. 65 ss.; en la Colección de Encíclicas de Encícl. Fidei donum; A. A. S. 49 (1957) 225 ss.;
“ Guadalupe” : Encícl. 139, pág. 1100-1111. en la Colecc. de Encíclicas de “ Guadalupe” ; Ene.
(62) Pío XII, Encíclica Evangelii praecones: 221, pág. 2132-2145.
A. A. S. 43 (1951) p. 497; en la Colección de En-
235, 30 E n c íc lic a “ A d P etri Ga t h e d r a m ’ 2319
que con ánimo sumiso se presten a cola­ formidad con la doctrina y la virtud
borar en las obras de los sagrados Pas­ cristiana. Pues solamente en este caso
tores. Es por cierto de gran consue­ podrán trasfundir en los demás lo
lo para Nos el considerar las obras que ellos han logrado para sí con la
que han realizado y las empresas que ayuda de la gracia divina. Esta reco­
han podido promover en el curso del mendación la dirigimos de modo espe­
tiempo aun en los países de misiones cial a los jóvenes y adolescentes cuya
estos colaboradores de los Obispos y sa­ ardorosa voluntad fácilmente se entu­
cerdotes, apóstoles seglares de toda siasma con los más nobles ideales, pero
edad, clase y condición, al contribuir que al mismo tiempo necesitan la ma­
con su ferviente y activo celo a que la yor prudencia, moderación y sumisión
verdad cristiana brille para todos, y que debida a los que tienen por superiores.
las virtudes cristianas estimulen y atrai­ A estos hijos amadísimos que forman
gan a todos los corazones. la esperanza de la Iglesia y en cuya
Pero tienen todavía ante sí un amplí­ activa y salvadora colaboración tanto
simo campo de trabajo: pues son aún confiamos, queremos llevar nuestra vi­
innumerables los que reclaman su lumi­ va gratitud y la expresión de nuestro
noso ejemplo y su trabajo apostólico. afecto paternal.
En lo que se refiere a este tema es 3. A diferentes grupos necesitados y
Nuestra intención volver a escribir afligidos.
más adelante sobre esta materia, que 30. A los afligidos y atribulados. Y
consideramos ser de la mayor y más ahora parecen llegar a nuestros oídos
grave importancia, con mayor am­ las voces de lamento de cuantos fren­
plitud y detención. Mientras tanto te a la enfermedad del cuerpo o del
Nos abrigamos la esperanza de que espíritu se ven aquejados por el más
así los que militan en las filas de la amargo dolor, y de los que a tal punto
Acción Católica como en las múlti­ sufren las estrecheces económicas de
ples Asociaciones piadosas que flo ­ la vida que carecen hasta de una ha­
recen en la Iglesia, prosigan con la bitación digna de hombres, ni pueden,
mayor diligencia llevando adelante una a pesar de sus sudores, asegurar para
obra tan necesaria: cuanto más grandes sí y para sus hijos el necesario alimen­
sean las necesidades de nuestro tiempo, to. Estos lamentos tocan vivamente y
tanto mayores han de ser sus esfuerzos, conmueven Nuestro corazón. Por eso
m su diligencia y las iniciativas de su ce­ queremos en primer lugar acudir a los
lo. Sea su norma la perfecta concordia enfermos y a los imposibilitados por la
mutua, pues como bien lo saben, la debilidad o la vejez con el auxilio y
unión hace la fuerza; dejen a un lado consuelo que viene de lo alto. Recuer­
su propia opinión cuando se trata de la den todos ellos que no tenemos en la 525
causa de la Iglesia Católica que ha de tierra ciudad permanente, antes bus­
estimarse por encima de todo; y esto camos la futura(63). No olviden que los
no sólo en cuanto se refiere a la sagra­ dolores de esta vida mortal, válidos ya
da doctrina, sino también en lo que como expiación, elevan y ennoblecen
hace a las normas de disciplina cris­ el alma y son medio precioso para la
tiana emanadas de la Iglesia que exi­ adquisición del gozo eterno de los cie­
gen siempre la sumisión de todos. En los; acuérdense de que el mismo Divi­
compacto escuadrón y unidos siempre no Redentor, para lavar las manchas
con la jerarquía católica y sumisos a de nuestros pecados subió al patíbulo
ella, avancen en prosecución de nue­ de la cruz, y libremente sufrió por esta
vas conquistas; no escatimen sacrificio misma causa desprecios y tormentos
alguno ni rehúsen ninguna molestia y angustias crudelísimos. Como él así
porque triunfe la causa de la Iglesia. también nosotros somos llamados a la
Para obtener esto debidamente, pro­ luz por el camino de la cruz, conforme
curen ante todo en sí mismos — sin te­ a estas palabras: Si alguno quiere venir
ner de ello menor duda— la mejor con­ en pos de míf niegúese a sí mismo, io-
(63) Ver J-tcbr. 13, lt .
2320 E n cíclicas del PP. J u a n XXIII (1959) 235, 31

ine cada día su cruz y sígame(64>; y comunidad, y hermanos de una misma


tendrá un tesoro inagotable en los cíe- familia.
/o^?(63) . Doctrina social cristiana y doctrinas
Es además deseo Nuestro — y confia­ opuestas. Por lo demás, si se ponderan
mos en que sea recibida con agrado con ecuanimidad las ventajas y m ejo­
Nuestra exhortación— que los dolores ras que han conseguido en estos últi­
del cuerpo y los del alma se trasfor­ mos tiempos los que viven del trabajo
men no solamente en otros tantos esca­ de cada día, es necesario reconocer que
lones para poder ascender a la patria éstas se deben principalmente a la ac­
eterna, sino que contribuyan también tividad que los católicos diligente y efi­
a expiar los pecados ajenos, para ha­ cazmente han desplegado en el campo
cer volver al seno de la Iglesia a los social, secundando las sabias disposi­
que en mala hora se han alejado de ciones y repetidas exhortaciones de
ella, y para conseguir el deseado triun­ Nuestros Predecesores. Quienes se pro­
fo del nombre cristiano. ponen defender los derechos económi­
cos del pueblo, tienen en la doctrina
31. A los que tienen menos fortuna. social cristiana rectas y seguras nor­
Por su parte los que pertenecen al nú­ mas, que puestas debidamente en prác­
mero de los que tienen menos fortuna, tica, bastarán para satisfacer esos de­
y que se lamentan de las condiciones rechos. Por lo cual nunca deben acudir
de su vida, miserables en extremo, se­ a los defensores de doctrinas condena­
pan ante todo que no es menor el do­ das por la Iglesia. Es verdad que éstos
lor que Nos experimentamos por su atraen con falsas promesas. Pero en
propia suerte. Y esto no sólo porque realidad allí donde ejercen el poder
deseamos con ánimo paterno que las público, se esfuerzan con audacia te­
mutuas necesidades de las clases so­ meraria en arrancar de las almas de
ciales tengan por norma y sean regu­ los ciudadanos los supremos valores
ladas por la justicia, que es virtud espirituales, es decir, la fe cristiana, la
esencialmente cristiana, sino también esperanza cristiana, los mandamientos
porque es para Nos en extremo dolo­ cristianos. Asimismo los hombres de
roso el ver que los enemigos de la hoy día restringen o aniquilan comple­
Iglesia abusan con tanta facilidad y se tamente lo que exaltan hasta las nubes,
aprovechan de las injustas condiciones a saber: la justa libertad y la verdade­
de todos los pobres para atraerlos a su ra dignidad debida a la persona huma­
partido con engañosas promesas y erro­ na. De esta manera se empeñan en echar
res falaces. por tierra los fundamentos de la civili­
Tengan presente estos queridísimos zación cristiana. Quienes, pues, quie­
hijos Nuestros que la Iglesia no es ene­ ren verdaderamente mantener el nom­
miga de ellos ni de sus derechos, sino bre de cristianos están obligados con
que, com o madre amantísima, los de­ deber gravísimo de conciencia a recha­
fiende, y en el campo social predica e zar esas engañosas afirmaciones que
inculca tales doctrinas y normas que Nuestros Predecesores, en particular
si fuesen totalmente puestas en prác- Pío XI y Pío XII, de feliz memoria, ya
526 tica, como se debía hacer, eliminarían condenaron, y que Nos de nuevo con­
cualquier clase de injusticia, y se llega­ denamos.
ría a una mejor y más equitativa distri­ Sabemos que no pocos hijos Nues­
bución de las riquezas6*(66). Se fomenta­
6
4 tros, afligidos por la pobreza o mísera
ría asimismo una amistosa y bienhe­ fortuna, se lamentan con frecuencia de
chora actividad y cooperación entre las que no se han llevado todavía a la prác- 527
diversas clases sociales, de tal suerte tica todas las disposiciones cristianas
que todos se podrían llamar y ser real­ sobre la cuestión social. Es necesario
mente ciudadanos libres de una misma trabajar, y trabajar industriosa y efi-
(64) Lucas 9, 23. 15-V-1931, A. A. S. 23 (1931) 196-198; en ,1a Co­
•(65) V er Lucas 12, 33. •' • ' lección de Encíclicas de “ Guadalupe” : Encfdl. 154,
(66) Ver Pío XI, Encíclica Quadragesimo Anno, 27, pág. 1296-1297.
235, 32-33 E n c íc lic a “ A d P e tri C a th e d r a m ” 2321

cazmente — no sólo de parte de los par­ prendidas recientemente por las mismas
ticulares, sino sobre todo de los gober­ naciones en común para que este graví­
nantes— , para que cuanto antes, aun­ simo problema sea conducido cuanto
que por sus pasos, se lleve a la práctica antes a la deseada solución. Estas me­
real y completamente la doctrina so­ didas — de ello tenemos segura esperan­
cial cristiana que Nuestros Predecesores za— conducirán no sólo a abrir un ca­
tantas veces, tan amplia y sapiente- mino más ancho y fácil a los emigran­
mente declararon y establecieron, y que tes, sino también a la reintegración de
Nos confirmamos (67>. los núcleos familiares. Pues la familia,
constituida según lo pide el recto orden,
32. A los prófugos y emigrados. No puede ciertamente velar con eficacia
es menor nuestra solicitud por la suer­ por el bien religioso, moral y econó­
te de quienes movidos, ya por la ne­ mico de los mismos emigrantes, no sin
cesidad de buscar sustento, ya por la beneficio de los países que los acogen.
triste situación de sus naciones, y por
las persecuciones desatadas a causa de 33. A la Iglesia perseguida. Mientras
la Religión, se han visto obligados a exhortamos a todos Nuestros hijos en
abandonar su patria- ¡Cuántas y cuán Cristo a evitar los funestos errores que
grandes molestias y aflicciones han de pueden destruir no sólo la Religión sino
soportar! Muy lejos de la casa paterna, la sociedad de los hombres, vienen
muchas veces tienen que vivir en popu­ a nuestro recuerdo tantos Venerables
losas ciudades y en ensordecedoras fá­ Hermanos en el Episcopado y amados
bricas, con una vida tan distinta de las sacerdotes y fieles que fueron obligados
costumbres de sus antepasados y algu­ al destierro, o detenidos en campos
nas veces — lo que es peor— no poco de concentración y en cárceles, precisa­
nociva y contraria a la virtud cristiana. mente porque no habían querido faltar
En tales circunstancias no es raro que a su deber Episcopal o sacerdotal, ni
muchos caigan en grave peligro y poco apostatar de la fe católica.
a poco abandonen sus sanas tradicio­ A nadie queremos ofender, antes
nes religiosas. A esto se debe añadir bien deseamos conceder a todos el per­
que muchas veces se separa un esposo dón y pedírselo a Dios. Pero la concien­
del otro, los padres de los hijos, se de­ cia de Nuestro deber sagrado exige que
bilitan los lazos y relaciones domésti­ defendamos, según Nuestra posibilidad,
cas con gran daño para la estructura los derechos de estos Hermanos e hi­
de la familia. jos; y que roguemos insistentemente
Por tanto, Nos alentamos la obra para que sea concedida a todos ellos la
industriosa y eficiente de los sacerdo­ legítima libertad, que a todos es debida,
tes, que, empujados por el amor a Je­ y por tanto también a la Iglesia de
s u c r i s t o , y secundando las normas y Dios. Quienes siguen los principios de
los deseos de la Sede Apostólica, deste­ la verdad, de la justicia; quienes sirven
rrados voluntarios, no escatiman nin­ a los intereses particulares y colectivos,
gún trabajo, según sus posibilidades, no niegan la libertad, no extinguen la
en favor del bien espiritual y social de libertad, no oprimen la libertad: no
estos hijos. Consiguen además que és­ tienen necesidad de recurrir a estos
tos sientan en todas partes la caridad medios. Pues, es cierto que con la vio­
de la Iglesia, caridad tanto más presen­ lencia y con la opresión de las concien­
te y eficaz, cuanto que ellos se encuen­ cias nunca se llegará a la justa pros­
tran más necesitados de ayuda. peridad; de los ciudadanos.
De igual manera, con sumo gusto Pensamos que se ha de tener por
consideramos dignos de alabanza los es­ cierto de una manera especial que,
fuerzos por causa tan importante. De cuando se desconocen o se conculcan
manera semejante las iniciativas em­6 7 los sacrosantos derechos de Dios y de
(67) Ver Pío XII, Alocución a los miembros de las Asociaciones cristianas de los obreros de Italia,
(A. C. L. L). 11-III-1945, A. A .S . 37 (1945) 71-72.
2322 E ncíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 235, 34-36

la Religión, más pronto o más tarde laudable, de virtuoso, de digno de ala- 530
vacilan y caen por tierra las mismas banza: a esto estad atentos(71). Ves­
columnas de la sociedad. Lo notaba tios del Señor Jesucristo(72> Es decir:
sapientísimamente Nuestro Predecesor Vosotros, pues, como elegidos de Dios,
L e ó n XIII: De donde se sigue... que, santos y amados, revestios de entrañas
cuando se repudia la suma y eterna de misericordia, bondad, humildad,
norma de Dios que manda y prohíbe, mansedumbre, longanimidad . . . Pero
entonces se quebranta el vigor de las por encima de todo esto, vestios de la
leyes y se debilita toda autoridad(68>. caridad, que es vínculo de perfección.6 0
7
9
8
Con lo cual concuerda aquella senten­ Y la paz de Cristo reine en vuestros
cia de C i c e r ó n : Vosotros, oh Pontífices, corazones, pues a ella habéis sido lla­
más diligentemente defendéis la ciu­ mados en un solo cuerpo<73L
dad con la religión que con las mismas Insistentemente os lo pedimos: si al­
murallas (6 697
8 \
1
0 guno infelizmente se ha alejado del Di­
Considerando estas cosas, con sumo vino Redentor por el pecado, vuelva a
dolor abrazamos en Nuestro corazón él, que es camino de verdad y de vi-
a todos y cada uno de aquellos que son da^74). Si alguno es tibio, lánguido, des­
oprimidos en el ejercicio de la Religión, cuidado en el cumplimiento de los de­
y que muchas veces también padecen beres religiosos, reavive su fe, y con
persecución por la justiciaU°) y por el el auxilio de la divina gracia alimente
reino de Dios. Participamos en sus do­ y consolide su virtud. Finalmente, si
lores, en sus angustias, en sus afliccio­ alguno, por la misericordia de Dios,
nes, y elevamos Nuestras súplicas al es justo, practique aún más la justicia,
cielo para que rompa finalmente para y el santo santifique se másUr>).
ellos la aurora de tiempos mejores. Y
esto mismo deseamos con toda el alma, 35. Obras de misericordia. Y puesto
a saber, que se unan a Nos todos Vues­ que hay tantos que tienen necesidad
tros Hermanos e hijos de tal manera de Nuestro consejo, de Nuestro esplen­
que desde todos los rincones de la tie­ doroso ejemplo, y también de Nuestra
rra suba a Dios misericordioso un coro ayuda por las míseras condiciones en
inmenso de súplicas, que haga descen­ que se encuentran, ejercitaos todos,
der sobre estos desventurados miem­ cada uno según las propias fuerzas y
bros del Cuerpo Místico de Cristo una los propios medios, en las obras que
abundante lluvia de gracias. se llaman de misericordia, gratísimas
a Dios.

CONCLUSION 36. Estampa del verdadero cristiano


y la Iglesia del silencio. Si todos pro­
E x h o r t a c i o n e s f in a l e s curáis practicar estas cosas, brillará
con nuevo esplendor lo que se dice de
34. Renovación de la vida cristiana. los cristianos tan magníficamente en
No pedimos a Nuestros queridísimos la epístola a D i o g n e t o : Están en la
hijos solamente oraciones, sino también carne, pero no viven según la carne.
la renovación de la vida cristiana, que, Habitan en la tierra, pero en el cielo
más que las mismas oraciones, puede tienen su patria. Obedecen a las leyes
volver a Dios propicio hacia nosotros y establecidas, pero su género de vida
hacia nuestros hermanos. Con gusto os supera las leyes... Son descuidados, y
repetimos las hermosas y sublimes pa­ se les condena; mueren y son vivifica­
labras del Apóstol de las gentes: Aten­ dos. Son mendigos, y enriquecen a mu­
ded a cuanto hay de verdad, de honora­ chos; están necesitados de todo, y de
ble, de justo, de puro, de amable, de todo tienen en abundancia. Son des-
(68) León XIII, Epist. Exeunte iam anno, Acta (72) Romanos 13, 14.
Leonis, VIH (1888) p. 398. (73) Coios. 3, 12-15.
(69) Cicerón, De Natura Deorum 3, 40.
(70) Mateo 5, 10. (74) Juan 14, 6.
(71) Filip. 4, 8. (75) Apoc. 22, 11.
235, 37 E n cíc lic a “ A d P etri C a t h e d r a m ” 2323

honrados, y entre los deshonores reci­ 37. Ultimos deseos y Bendición Apos­
ben gloria; es desgarrada su fama, y se tólica. Esta renovación de la vida cris­
da testimonio de su justicia. Son re­ tiana, esta vida virtuosa y santa desea­
prendidos, y bendicen; son maltratados, mos a todos vosotros e imploramos con
y tributan honor. Aún haciendo el bien, continua oración: no sólo por los que
son castigados como malvados; castiga­ firmemente perseveran en la unidad de
dos, se gozan como si fuesen vivifica­ la Iglesia, sino también por los que se
dos... Sencillamente, lo que es en el esfuerzan por llegar a ella con el amor
cuerpo el alma, esto son los cristianos a la verdad y con sincera voluntad.
en el mundo^7G\ Muchas de las cosas
que se dicen en estos sublimes pensa­ Que la Apostólica Bendición, que a
mientos, se pueden aplicar a los cris­ todos y cada uno de vosotros, Venera­
tianos pertenecientes a la Iglesia, que bles Hermanos y amados hijos, impar­
se llama del silencio, por quienes de­ timos con paterno y efusivo amor, os
bemos orar todos de manera especial, impetre y atraiga las gracias del cielo.
como hace poco hemos recomendado vi­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
vamente a todos los fieles en las alo­ el 29 de junio de 1959, Fiesta de los
cuciones pronunciadas en la Basílica Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en el
de San P edro el día de Pentecostés y año primero de Nuestro Pontificado.
en la fiesta del Sacratísimo Corazón de
JesúsU7). JUAN PAPA XXIII

ESQU EM A

INTRODUCCION
JUVENTUD PERENNE DE LA IGLESIA (1)
PRIM ERA PARTE: LA VERDAD REVELADA ( 2 -6 )
1. Conocimiento y misión de la verdad (2 - 3)
2. La difusón de la verdad (4 - 5)
3. Desinterés por la verdad (6)
SEGUNDA PARTE: CONCORDIA Y PAZ (7 - 13
1. La base de la unidad (7 - 8)
2. Concordia entre los pueblos y gobernantes (9)
3. Concordia entre las clases sociales (10 -1 2 )
4. Concordia en las familias (13)
TERCERA PARTE: UNIDAD DE LA IGLESIA (1 4 -2 3 )
1. La razón de la unidad (14)
2. La unidad con las Iglesias separadas (15)
3. La unidad de la Iglesia (1 6 -1 9 )
4. Perfección de la unidad (2 0 -2 1 )
5. Frutos de la unidad: paz y gozo (22 - 23)
C U ARTA PARTE: EXHORTACIONES PATERNALES (24 - 33)
1. A los estados clerical y religioso (24-28)
2. A las Asociaciones Católicas (29)
3. A diferentes grupos necesitados (30 - 33)
EPILOGO
EXHORTACIONES FINALES (34-37)

(7G) Diofínclo, Funk, Paires Apostolici, I. 399- (77) Ver L’Osservatore Romano, (Roma) 18-19
401 (ver Migue PG. 2, col. 1174-1175). mayo 1959; 7 junio 1959.
236

ENCICLICA "SACERDOTE NOSTRI PRIMORDIA” <*>


(l-VIII-1959)

SOBRE EL SACERDOCIO, AL CUMPLIRSE EL PRIMER SIGLO DEL


PIADOSISIMO OBITO DE SAN JUAN MARIA BAUTISTA VIANNEY

JUAN PP. XXIII


Venerables Hermanos, salud y bendición apostólica
INTRODUCCION admiración por cuanto Nuestro prede­
cesor, de feliz memoria, S a n P ío X, el
C o in c id e n c ia s y E n s e ñ a n z a s antiguo párroco de Salzano, se sentía
tan feliz de proponer a ese preclaro
1. Significativos acontecimientos en ejemplo de las virtudes sacerdotales
la vida de Juan X X lll como modelo que habían de imitar to­
dos los pastores de almas. A tantos años
AAS 1. In flu jo de la b eatificación del Cu­de distancia no podemos traer a la me­
51 ra de Ars en la vida sacerdotal de Juan moria este recuerdo sin dar todavía
545 X X III. Las primicias de Nuestro sacer­ gracias a nuestro divino Redentor por 546
docio, colmadas de abundantes y sua­ este insigne beneficio que auspició
ves consuelos recuerdan el aconteci­ Nuestro sagrado ministerio, como que
miento que sacudió a Nos hasta la mé­ Nos impulsaba a la virtud con una efi­
dula y con vehemencia, es decir, las caz y sobrenatural invitación.
sagradas solemnidades, celebradas el 8
de enero de 1905 en medio del fausto 2. Peregrinación a Ars y asistencia a
de la Basílica de S a n P e d r o , al inscri­ la canonización de su santo Cura. Con­
bir en el catálogo de los Beatos a J u a n viene también recordar que el mismo
M a r í a B a u t i s t a V i a n n e y , humildísimo día de aquella beatificación vinimos en
sacerdote de Francia. conocimiento que se había conferido la
Nos también, elevados a la dignidad dignidad episcopal a aquel celebérrimo
del sacerdocio hacía apenas algunos me­ Prelado S a n t i a g o M a r í a R a d i n i - T e -
ses, Nos sentimos arrebatados por la*1 5 d e s c h i , quien después de algunos días
3
9
( * ) A. A . S. 51 (1959) 545-579. L a p re s e n te E n c íc lic a está d ir ig id a a lo s O b isp o s d e l m u n d o e n t e r o
y a tr a v é s d e e llo s a lo s s a c e r d o te s . A lo s fie le s en g e n e r a l se r e fie r e d ir e c t a m e n te s ó lo en la
C o n c lu s ió n , p id ié n d o le s qu e, d u ra n te e l C e n te n a rio d e la m u e rte d e S an Juan M a ría B au tista
V ia n n e y r u e g u e n p o r lo s s a c e r d o te s y c o la b o r e n en su o b r a d e s a n tific a c ió n , n o obstante^ sus
id e a s fu n d a m e n ta le s s o n v á lid a s y p r o v e c h o s a s ta m b ién p a r a t o d o s lo s c r is t ia n o s .
E n su c á lid a e x h o r t a c ió n a la s a n tid a d s a c e r d o ta l Juan X X l l l e n tr e te je m ás d e un c e n te n a r d e c ita s ,
s a c a d a s en su m a y o r p a r te d e l p r o c e s o d e c a n o n iz a c ió n d e l sa n to C u ra d e A r s y d e lo s tr e s g r a n d e s
d o c u m e n t o s qu e lo s S u m o s P o n t ífic e s d ie r o n a lu z s o b r e e l s a c e r d o c io en lo qu e v a i í r r i d o d e l s ig lo ,
o sea, la E x h o r t a c ió n H a e re n t a n im o p e n itu s , (1908) d e S an P í o X , la E n c íc lic a A d C a th o lic i s a c e r d o tii
(1935) d e P ío X I y la E x h o r t a c ió n A p o s t ó lic a M en tí N o s tr a e (1950) d e P ío X I I y a d e m á s d e la “ a d m i­
ra b le tr ilo g ía d e a lo c u c io n e s en h o n o r d e l s a c e r d o c io d e P í o X I V ’ , c o m o d ic e la I n t r o d u c c ió n d e la
E n c íc lic a , h a b id a s a p r o p ó s it o d e la c a n o n iz a c ió n d e S an P í o X .
L a o b lig a c ió n s a c e r d o ta l m ás im p o r ta n t e , a sí en se ñ a Juan X X I I I en esta E n c íc lic a , es la p r o p ia
s a n tific a c ió n , e l fu n d a m e n to en qu e d e b e d e s c a n s a r y la o b r a e n qu e d e b e e x p r e s a r s e , la a sc e sis sa­
c e r d o t a l, la q u e se d e s p lie g a y flo r e c e en la p r á c t ic a d e lo s tre s c o n s e jo s e v a n g é lic o s , p o b r e z a , c a s tid a d y
o b e d ie n c ia , en t o d o lo c u a l fu e m o d e lo c o n s u m a d o e l sa n to C ura d e A r s . E stá a sc e sis h a d e te n e r su
c o m ie n z o , su fu e r z a y su c o r o n a m ie n t o en la o r a c ió n , e s p e c ia lm e n te en la u n ió n c o n C ris to , p r e s e n te
e n la E u c a r is tía , c e n t r o d e t o d a v id a s o b r e n a tu r a l. E ste e s p ír itu d e v e r d a d e r a s a n tid a d se v o lc a r á
n e c e s a r ia m e n te en u n m in is t e r io p a s to r a l lle n o d e c e lo ; d e a llí las tre s p a rte s p r in c ip a le s d e esta E n ­
c íc lic a : 1^ A s ce s is s a c e r d o ta l, 2? O r a c ió n y c u lt o e u c a r ís t ic o , y 3á C e lo p a s t o r a l, d iv is ió n q u e está in d i­
c a d a en e l t e x t o la tin o e ilu s tr a d a c o n un m a y o r n ú m e r o d e s u b títu lo s en la v e r s ió n ita lia n a qu e
p u b lica “ L ’ O s s e r v a to r e R o m a n o ” d e R o m a , c o n fe c h a 1? d e a g o s to d e 1959, ju n t o c o n e l t e x t o la tin o ,
s u b títu lo s q u e p a s a r o n ta m b ié n a la R e v ista d e A c c ió n C a tó lica d e E sp a ñ a “ E c c le s ia ” .
N o n o s s o r p r e n d e n en e ste d o c u m e n t o , p u e s , a e llo ya n o s tie n e a c o s tu m b r a d o s Juan X X l l l en to d a
su a c tiv id a d d el p r im e r a ñ o d e su P o n t ific a d o , el to n o fa m ilia r , el c a lo r p e r s o n a l y la in tim id a d c o n

— 2324 —
236,- 3 E n cíc lic a “ S a c e r d o tii N ostri P r im o r d ia ” 2325

había de llamarnos a que le prestára­ dos los párrocos para promover su


mos Nuestros servicios, y quien sería bien espiritual en todo el m undo^K
Nuestro amantísimo maestro y padre.
Fue en su compañía que en los comien­ 3. Juan X X III celebra la ocasión p re­
zos de aquel año de 1905, Nos dirigimos sente para dirigirse a los sacerdotes.
por primera vez en piadosa peregrina­ Creimos oportuno recordarles en estas
ción a la aldea que se llama Ars, la cual Cartas Encíclicas aquellos actos de 547
por la santidad de su párroco adquirió Nuestros Predecesores, Venerables Her­
tan preclara fama. manos, ligados a tan gratos recuerdos
Creemos que sucedió no sin peculiar personales, dado que próximamente ex­
disposición de Dios providente que en pira un siglo desde que aquel Santo,
el año en que fuimos elevados al cargo doblegado por 40 años de sagrado mi­
episcopal, el Sumo Pontífice de feliz nisterio activísimamente sobrellevado,
memoria, Pío XI, el día 31 de mayo célebre por doquiera por la fama de
de 1925, decretó el honor de los Santos su santidad, voló piadosamente al cielo
a aquel “ humilde Cura de Ars” . En la el 4 de agosto de 1859.
homilía entonces pronunciada se com ­ Damos, pues, gracias al benignísimo
placía el Sumo Pontífice en poner ante Dios que este Santo no sólo por dos
los ojos de todos a la frágil figura cor­ veces ya iluminó con el fulgor de su
pórea de J u a n B a u t i s t a V i a n n e y , la santidad, en circunstancias de mucha
cabeza refulgente con una especie de importancia, Nuestra vida sacerdotal
blanca corona de largos cabellos, el ros­ sino también porque vuelve a ofrecer­
tro gracioso, demacrado por los ayunos, nos, al principio de este Pontificado, la
en el que de tal modo resplandecían la ocasión de celebrar solemnemente en
inocencia y la santidad de un espíritu la alegría del Centenario la memoria
humildísimo y suavísimo que, al mi­ de este ínclito pastor de almas. Com­
rarle por primera vez, la multitud se prenderéis fácilmente, empero, Venera­
sentía invitada a pensamientos saluda­ bles Hermanos, que dirijamos Nuestra
bles^1^. Poco después el mismo Prede­ solicitud y Nuestros pensamientos, me­
cesor Nuestro, al cumplirse los 50 años diante estas Cartas, principalmente a
de la ordenación sacerdotal de S a n los sacerdotes, Nuestros hijos carísi­
J u a n M a r í a V i a n n e y , a cuyo patrocinio mos, para exhortarlos a todos, — prin­
S a n P ío X había confiado ya antes a cipalmente a los que se consagran al
los curas de almas de Francia, consti­ ministerio parroquial— a meditar aten­
tuyó y declaró celestial patrono de to­ tamente los admirables ejemplos de este

q u e e l S u m o P o n t ífic e e s c r ib e esta E x h o r ta c ió n a la sa n tid a d “ in t r o d u c ié n d o n o s en e l a m b ie n te c o r d ia l


qu e sabe c r e a r en t o r n o s u y o ” , y q u e , m ás q u e la s r a z o n e s y e l a lto v u e lo d e la p lu m a , n o s c o n v e n c e n
<e im p u ls a n a s e g u ir sus p a te r n a le s c o n s e jo s .
A D V E R T E N C IA IM P O R T A N T E :
. .E l t e x t o d e la E n c íc lic a “ S a c e r d o tii N o s t r i” q u e a qu í p r e s e n ta m o s es la t r a d u c c ió n lite r a l d e l t e x t o
o fic ia l (L A T I N ), t r a d u c c ió n qu e fu e e s p e c ia lm e n te h e c h a p a ra la C o le c c ió n “ G u a d a lu p e ” y s ig u e lo
m á s c e r c a p o s ib le lo s p a so s y m a tice s d e l la tín , n o p o c a s v e c e s en d e s m e d r o d e la flu id e z y e le g a n c ia
d e e s tilo , p u es , s egú n lo s p r in c ip io s e x p u e s to s en e l P r ó lo g o d e la 2a e d ic ió n d e esta C o le c c ió n , m á s
n o s p r e o c u p a en esta cla s e d e d o c u m e n t o s la fid e lid a d al t e x t o y p e n s a m ie n to m a tiz a d o d e l S u m o
P o n t ífic e q u e la fo r m a lite r a r ia d e la v e r s ió n .
•! Según: n o tic ia s fid e d ig n a s , q u e aun a p a r e c ie r o n en le tr a d e m o ld e , e l t e x t o o r ig in a l es el ita lia n o .
D e s g r a c ia d a m e n te , e l t e x t o d e A A S (la t ín ) se d ista n cia en la fo r m a , n a tu ra lm e n te n o en e l fo n d o , b a s ­
ta n te d e l ita lia n o . E l u n o es una v e r s ió n lib r e , a v e c e s d e m a s ia d o lib r e , d e l o t r o , y c a s i n o h a y s e n ­
te n cia qu e h a g a e x c e p c ió n , d e m o d o qu e te n ía m o s qu e o p t a r p o r una: d e las d o s , y , c o m o c o r r e s p o n d e a
e s ta C o le c c ió n , p r e fe r im o s p r e s e n t a r un a v e r s ió n d el te x to o fic ia l.
P a r a d a r al le c t o r un a id e a d e las d ife r e n c ia s d e am b a s v e r s io n e s r e p r o d u c ir e m o s en a lgu n a s n o ta s
d e lo s su b títu los 4 y 5, la v e r s ió n p a r a le la d e l t e x t o ita lia n o el q u e a p a r e c ió , ju n t o c o n e l t e x t o la tin o ,
en “ L ’ O s s e r v a to r e R o m a n o ” d e l 1? d e a g o s to d e 1959, n . 176, p á g . 3-5, R o m a ; la v e r s ió n ita lia n a lle v a
a llí la sig u ie n te a d v e r t e n c ia p r e lim in a r : “ E d e c c o un a n o s tr a tr a d u z io n e d e lP o d ie r n a E n c íc lic a d e Sua
S a n tiíá n e l p r im o c e n te n a r io d e l p iís im o T r a n s ito d e l S an to C u ra to d ’ A r s ” .
E l l e c t o r qu e d e s e e c o m p a r a r la v e r s ió n ca s te lla n a q u e s ig u e p a s o a p a s o e l t e x t o ita lia n o p o d r á c o n ­
s u lta r,* * p o r e je m p lo , la re v is ta d e la A c c ió n C a tó lica E s p a ñ o la “ E C C L E S IA ” , a ñ o X I X , n . 944, d e l 15
d e a o g s to , M a d r id 1959, p á g . 173-181. ( P . H .).
(i y Pío XL Homilía de la Canonización de S. (2a) Pío XI, Carta Apostólica Anuo iubilari,
Juárt B1 M. Vianney, A. A. S. 17 (1925) 224. AAS. 21 (1929) 313.
2326 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 236, 4-5

varón santo que fue un día partícipe bamos algunas palabras excogidas del
del mismo cargo sacerdotal y está con­ sermón, publicado después de la muer­
vertido hoy en su celestial Patrono. te de Nuestro inmediato Predecesor,
como que son la solemne y suprema
2. Enseñanzas de este Centenario exhortación a la santidad sacerdotal
de ese gran Pontífice: “ El carácter del
4. Los documentos de los últimos sagrado Orden (escribió allí), sella por
Papas referentes a las obligaciones del parte de Dios el pacto eterno de su
sacerdocio, en especial el discurso pos­ amor con que ama a sus sacerdotes más
tumo de Pío XII. Son ciertamente nu­ que a los demás, los cuales están, por
merosos los documentos doctrinales de tanto, obligados a responder con la
los Sumos Pontífices en que se mani­ santidad de vida a esa preferente cari
fiesta a los ministros la grandeza de las dad de Dios... El clérigo ha de conside­
sagradas obligaciones del sacerdocio y rarse un escogido de entre el pueblo,
se señala y se confirma la manera de colmado de dones sobrenaturales de un
cumplirlas debidamente(2b). Para no re­ modo totalmente singular, partícipe del
cordar sino los más recientes de entre poder divino, y, para decirlo en pocas
ellos, que se distinguen por su impor­ palabras, otro Cristo... El ya no debe vi­
tancia, deseamos recomendaros espe­ vir para sí^7&\ de igual modo como no
cialmente, o la Exhortación Apostólica le es permitido buscar sólo para sí a
que lleva el título Haerent animo de sus familiares, a sus amigos y a su pa­
S a n P ío X *
(3)*5
, que estimuló Nuestro de­
6 tria terrenal... Debe abrasarse en amor
seo de una piedad más fervorosa en para con todos sin que le pertenezcan
Nuestros primeros años de sacerdocio; sus propios pensamientos, voluntad y
o la admirable Encíclica que comienza sentimientos, que son de Cristo que es
con las palabras Ad catholici sacerdotii su vida”
fastigium de Pío X I(4)5 , o, finalmente,
6
para hablar de Nuestro inmediato Pre­ 5. Vianney y Juan XXIII quieren
decesor, la Exhortación Apostólica que ayudar a los sacerdotes a perseverar
se llama Mentí N o s t r a e así como en la amistad divina. Hacia esas cimas
la trilogía de a l o c u c i o n e s e n que al de la santidad sacerdotal nos atrae con
548
conferir por decreto a S a n P ío X el vehemencia y nos empuja a todos S a n
honor de los altares, describió en forma J u a n M a r í a V i a n n e y , y N ó s sentimos
egregia las partes y los rasgos del Or­ gran alegría por poder añadir Nuestras
den sagrado. exhortaciones a fin de que los sacerdo­
Todos estos documentos, Venerables tes de hoy luchen por conseguir lo mis-
Hermanos, os son, sin duda, conocidos. moí8ah Conocemos bien sus preocupa­
Permitid, sin embargo, que os transcri­ ciones y su solicitud, sabemos con qué
b í E l t e x t o ita lia n o d e “ L ’ O s s e r v a to r e R o ­ c la m a c ió n d e la S an tísim a V ir g e n en c u e r p o y
m a n o ” , l-V I I I -5 9 , v e r t id o al ca s te lla n o d ic e : ‘ ‘ S o n , a lm a al c ie lo , M a g n ifíc a te D o m in u m m e c u m ,
c ie r t a m e n te , n u m e r o s o s lo s d o c u m e n t o s p o n t ifi­ 2-X I-1954. L a te r c e r a a lo c u c ió n a q u e se r e fie r e
c io s q u e r e c u e r d a n ya a lo s s a c e r d o te s la s e x i­ el t e x t o ( “ tr ilo g ía d e a lo c u c io n e s ” ) , y q u e n o e stá
g e n c ia s d e e s ta d o y q u e lo s gu ía n en e l e j e r c ic io s e ñ a la d o en la n o ta o fic ia l ha d e s e r p r o b a b le ­
d e su m in is t e r io ...” . m en te la a lo c u c ió n d e P ío X I I a lo s fie le s r e u ­
L a s n o ta s q u e v a n e n tr e e s te [ ] n o se h a llan n id o s en la P la za d e S. P e d r o el d ía d e la c a n o ­
en e l o r ig in a l. n iz a c ió n d e S. P ío X , " Q u e s t'o r a d i fu lg e n te t r io n -
(3 ) S . P ío X , E x h o r t . A p o s t. H a e re n t a n im o , f o ” , 29-V -1954, A A S 46 (1954) 307-313.
4-V III-1 90 8 , A cta P ii X t. IV , p . 237-264; A SS . 41 [7a] E l t e x to ita lia n o d e “ L ’ O s s e r v a to r e Ro­
(1908) 555-577; en la C o le c c ió n “ G u a d a lu p e ” E n - m a n o ” , l-V I I I -5 9 v e r tid o al ca s te lla n o d ic e : “ E l
c í c l. 105, p . 814-828. n o se p e r te n e c e , c o m o n o p e r t e n e c e a lo s p a d r e s ,
(41 Pro X I. E n c íc lic a A d c a t h o lic i s a c e r d o tii ni a m ig o s , n i s iq u ie ra a una d e te r m in a d a p a tr ia .
fa s t ig iu m , 20-X II-1935, A A S 28 (1936) 5-53; en la L a c a r id a d u n iv e rs a l s e rá su r e s p ir o . L o s m is ­
C o le c c . “ G u a d a lu p e ” E n c íc l. 166, p . 1418-1444. m o s p e n s a m ie n to s , v o lu n ta d , s e n tim ie n to s n o s o n
(5 ) P ío X I I , E x h o r t a c ió n M en tí N o s tr a e , 23- s u y o s , s in o d e C ris to , su v id a ” .
1X-1950, A A S 42 (1950) 657-702; en la C o le c c . (7b) P ío X I I , D is c u r s o p ó s tu m o , v e r L ’ O s se r -
“ G u a d a lu p e ” E n c íc l. 195, p . 1807-1834. t o r e R o m a n o d e l 17 d e O c tu b r e d e 1958.
(6 ) P i ó X I I , A lo e , a lo s C a r d e n a le s y O b isp o s [8a] E l t e x t o ita lia n o d e “ L ’ O s s e r v a to r e R o ­
q u e a s is tie r o n a la c a n o n iz a c ió n d e S . P i ó X , qu e m a n o ” , l -V I I I -5 9 v e r t id o al ca s te lla n o d ic e : “ H a ­
c o m ie n z a “ Si d ilig e s - p a s e e ” , 31-V -1954, A A S cia e sas c im a s d e la s a n tid a d s a c e r d o ta l n o s e m ­
46 (1954) 313-317; en la C o le c c . “ G u a d a lu p e ” p á g . p u ja a t o d o s S an Juan M a ría V ia n n e y, y n o s s e n ­
2209-2211 (e n n o t a ); A lo c u c ió n a lo s C a r d e n a le s tim o s c o n te n to s d e in v it a r a e lla a lo s s a c e r d o te s
y O b is p o s q u e a s is tie r o n el d ía a n t e r io r a la p r o ­ d e h o y . P o r q u e si bie n c o n o c e m o s las d ific u lt a -
236,' 6-8 E n cíc lic a “ S a ce r d o tii N ostri P r im o r d ia ” 2327

dificultades se obstaculiza hoy su ac­ 7. L os puntos principales de esta


ción apostólica. Y si lamentamos que Encíclica, que son tres. La Iglesia Ca­
la marejada de este siglo zarandee a tólica que ha elevado a los honores de
ciertos espíritus y los abata por el can­ los Bienaventurados del cielo a este
sancio, sin embargo, conocemos tam­ sacerdote admirable por su celo pasto­
bién por experiencia a otros, que cons­ ral y su ardor inextinguible de oración
tituyen por mucho la mayoría, cuya y de penitencia(10hi hoy, a un siglo de
fe permanece firme en medio de las su muerte, tiene la alegría maternal de
dificultades y empeñoso, su ardor con presentarlo a todos los sacerdotes: ora
que no pocos generosamente tienden (I) como modelo refulgente y de espe­
al ideal más elevado. Con todo, a los cial prestancia de la ascesis sacerdotal
unos como a los otros les dirigió el Se­ ora (II) como modelo de piedad, ante
ñor en el día de su ordenación estas todo de la piedad eucarística, ora, fi­
palabras llenas de ternura: “ Ya no os nalmente (III), de celo pastoral.
549 llamo siervos sino amigos” (8h\ Ojalá
esta Nuestra Carta Encíclica ayude a
todo el clero a fomentar y acrecentar PRIMERA PARTE
esta amistad divina puesto que en ella, A s c e s is S a c e r d o t a l
sobre todo están encerrados la alegría
y los frutos de todo ministerio sacer­ I. — Los Consejos Evangélicos en ge­
dotal. neral y en su relación con la
santidad sacerdotal.

3. El objetivo ele la Encíclica 8. El lugar prim ordial y la fecu n di­


dad de la m ortificación sacerdotal. No
6. No se considerarán cosas nuevas se puede hablar de S a n J u a n M a r í a
sino que se recordarán las siem pre im ­ V ia n n e y sin que acuda espontánea­
portantes. No es Nuestra intención, mente a la mente la imagen del sacer­
Venerables Hermanos, considerar cada dote que, de un modo extraordinario
uno de los problemas que atañen a la se distinguió por la mortificación cor­
vida sacerdotal contemporánea; más poral voluntaria y que impulsado ex­
aún, siguiendo de cerca los pasos de clusivamente por el amor a Dios y
S a n Pío X, “ No diremos cosas que vos­ el deseo de la salvación del prójimo,
otros u otros jamás oísteis, sino las que renunciaba casi totalmente al alimen­
ciertamente todos deben recordar” ^ . to y al sueño, practicaba severísimos
Pues, si en forma debida se ponen de actos de penitencia, y ante todo, se
manifiesto los rasgos del espíritu de negaba a sí mismo con heroica forta­
este Santo, sin duda poseen fuerza para leza de ánimo. Es verdad, ciertamente
conducirnos por un camino atrayente que no todos los fieles cristianos tienen 550
a meditar sobre lo que es necesaria­ la obligación de abrazar este género de
mente valedero en todos los tiempos pe­ vida, sin embargo, la divina Providen­
ro que en las actuales circunstancias ad­ cia dispuso que en la Iglesia jamás fal­
quiere tanta importancia que, a pro­ tasen tales pastores de almas que, obe­
pósito de la conmemoración de este dientes a la inspiración del Espíritu
Centenario, Nos parece un deber de Santo, no titubeasen en emprender este
Nuestro oficio apostólico insistir de un camino dado que hombres que proce­
modo especial en ellos.* den sobre todo de este modo fácilmente

d e s q u e e n c u e n tra n en su v id a p e r s o n a l y en lo s (8 b) P o n t ific a l R o m a n o ; v e r Juan 15, 15.


c a r g o s d e l m in is t e r io , si n o ig n o r a m o s la s te n ta ­ (9 ) S . P í o X , E x h o r t . A p o s t. H a e re n t a n im o ,
c io n e s y el c a n s a n c io d e a lg u n o s, N u e s tra e x p e ­ 4-V III-1908, A cta P ii X , p . 238; A A S 41 (1908) 556;
r ie n c ia N o s h abla tam b ién d e la fid e lid a d a n im o sa en la C o le c c . “ G u a d a lu p e ” E n c ic l. 105, p á g . 815.
d e la g r a n m a y o r ía y las a s c e n s io n e s e s p ir itu a le s (10) O r a c ió n en la fie sta d e S. Juan B . M a ría
d e íe s m e jo r e s .. .'’ V ia n n e y .
2328 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 236, 9-11

convierten a no pocos hombres de los el cumplimiento de las funciones sacer­


lazos del error y del vicio al recto ca­ dotales “ requiere una santidad interior
mino y a los buenos pastos. Mas el ansia magor de la que necesita el estado reli­
admirable de entregarse a sí mismo con gioso mismo1 (14). Y si para el logro de
3
2
1
que S a n J u a n V i a n n e y , severo consigo esta santidad de vida la práctica de los
mismo g dulce con los d e m á s tanto Consejos Evangélicos no se impone a
se distinguía, oportuna y aun brillante­ los clérigos en virtud de su estado ecle­
mente recuerda los principales afanes siástico, sin embargo, se les presenta,
que los sacerdotes deben dedicar, en lo igual que a todos los fieles cristianos, co­
que concierne la propia perfección de mo el camino real segurísimo para lle­
vida, a la virtud de la penitencia. gar a la deseada meta de la perfección
cristiana. Por lo demás, para gran con­
suelo Nuestro muchos sacerdotes de
9. Por ley divina no está obligado el
clero secular a observar los Consejos hoy, llenos de generosidad, demuestran
Evangélicos. Nuestro Predecesor, de que sienten lo mismo y al paso que per­
feliz memoria, Pío XII, para explicar manecen en las filas del clero diocesa­
en mejor forma esta doctrina y disipar no, piden a las piadosas asociaciones,
algunos equívocos negó, es verdad, que aprobadas por la autoridad de la Igle­
el estado eclesiástico — tanto en sí como sia, ayuda y auxilio a fin de que de un
porque se deriva del derecho divino— , modo más fácil y expedito puedan em­
por su naturaleza o, por lo menos, por prender el camino de la perfección.
virtud de algún postulado de la misma
naturaleza requiere que sus miembros 11. Vianney se distinguió por su se­
observen los Consejos Evangélicos(12K guimiento de Cristo y la práctica de los
Concluye este Papa con toda justicia Consejos Evangélicos. Del todo per­
escribiendo estas palabras: “ Los cléri­ suadidos de que “ la eximia dignidad del
gos no están, por lo tanto, obligados sacerdocio consiste exclusivamente en la
por fuerza de la leg divina a seguir los imitación de Cristo” (15), los sacerdotes
Consejos Evangélicos de pobreza, cas­ han de prestar oído atento a aqqella
tidad g obediencia” exhortación del divino Maestro: “ Si al­
guien quiere venir en pos de Mí, renun­
10. No obstante, el clero secular de­ cie a sí mismo, tome diariamente su
be practicar una santidad mayor que cruz y sígame” W . “ El Santo Cjdka
el religioso; los Consejos Evangélicos d e A r s , así se cuenta, meditó con fre­

son su camino real. Sin embargo, adul­ cuencia sobre esta sentencia de Nuestro
teraría indudablemente el genuino pen­ Señor y se esforzó por practicarla
samiento de ese mismo Sumo Pontífice, Emprendió la obra con ánimo pronto y,
tan hondamente solícito de la santidad con la ayuda de la gracia divina, empe­
del clero y se opondría a la constante ñándose en ella con toda decisión, la
enseñanza del magisterio de la Iglesia llevó a la perfección, y con su ejemplo
quien osara deducir de allí que los clé­ en diferentes prácticas de virtud señala
rigos están por su oficio menos obliga­ todavía el camino seguro de la ascesis
dos que los religiosos a tender a la per­ sacerdotal que hay que seguir, en la
fección evangélica de la vida, cuando que brillan con claro fulgor su pobreza,
lo contrario es verdad, vale decir, que castidad y obediencia.

(11) V e r , A r c h iv o S e c r e t o d e l V a t ic a n o , C o n g r e ­ (15) P ío X I I , D is c u r s o L e C e n te n a ir e d u S é m i-
g a c ió n d e R ito s , P r o c e s o d e c a n o n iz a c ió n d e S. n a ir e , a lo s P r o fe s o r e s y a lu m n o s d e l P o n t ific io
Ju a n M a ría V ia n n e y , t o m o 227, p . 196. S e m in a r io F r a n c é s en R o m a , 16-IV -1953; A A S 45
(12) P ío X I I , A lo c u c ió n s o b r e las O r d e n e s r e ­ (1953) 288.
lig io s a s y lo s C o n s e jo s e v a n g é lic o s A n n u s S a c e r ,
8-X II-1 95 0 ; A A S 43 (1951) 29; en la C o le c c . “ G u a­ (16) M at. 16, 24. : ’
d a lu p e ” E n c íc l. 234, 10, p á g . 2289.
(13) V e r la n o ta a n t e r io r (12). (17) V e r , A r c h iv o S e c r e to d e l V a t ic a n ó , S.
(14) S . T o m á s d e A q u in o , S u m . T h e o l. I I -I I , q. C o n g r e g a c ió n d e R ito s P r o c e s o d e C a n ó n iz a c tó n
184, a. 8 in C. d e S. Juan B . M a ría V ia n n e y j to m e 2 2 7 , . $ 2 .
236, 12-14 E n cíc lic a “ S a c e r d o t ii N ostri P r im o r d ia ’ 2329

11. — Los Consejos Evangélicos, en b) Aplicaciones para los sacerdotes


particular de hoy y su vida de pobreza
1. LA POBREZA 14. D os palabras de exh ortación a
a) Ejemplo admirable de pobreza la pobreza de P ío X I y la disposición
evangélica del Cura de Ars del Código al respecto. De allí, com ­
prenderéis, Venerables Hermanos, con
12. Totalm ente desprendido y pobre. qué afecto exhortamos a todos los di­
Ante todo observad su pobreza, virtud lectísimos hijos Nuestros, ornados con
en que el humilde G u r a d e A r s , ansioso el sacerdocio, a que mediten una y otra
de emulación, imitó a S a n F r a n c i s c o vez sobre estos ejemplos de pobreza y
d e Asís, cuya enseñanza, después de de caridad. “ La experiencia cotidiana
inscribirse en la Orden Tercera, obser­ enseña, escribió Pío XI pensando pre­
vó fielmente í18\ Rico para los demás cisamente en el S a n t o C u r a d e A r s ,
pero paupérrimo para sí mismo vivía que los sacerdotes de vida modesta,
totalmente desprendido de los bienes que de acuerdo con la doctrina evangé­
mudables y perecederos de este mundo, lica no buscan de manera alguna su pro­
y su corazón desembarazado y libre de pio interés, contribuyen con beneficios
estos impedimentos, pudo acoger con admirables al bien del pueblo cristia­
largueza a los pobres de toda clase que, no” (23). Y el mismo Sumo Pontífice, al
para implorar consuelo, en tropel acu­ tratar de la situación de la sociedad
dían de todas partes. “ Mi secreto es fa­ humana actual, dirigía también a los sa­
cilísimo de comprender, decía, pues, se cerdotes no menos que a los demás
encierra en pocas palabras: Darlo todo cristianos la siguiente amonestación,
y no retener nada” 0*)m 3
1 plena de gravedad: “ Mientras por do­
quiera podrán verse hombres que todo
13. Respeto y reverencia para con lo venden por dinero, que todo lo ne­
los pobres y equiparación con ellos. gocian a precio fijo, (los sacerdotes)
Este desprendimento de bienes mate­ han de caminar por sobre las seduccio­
riales le hacía colmar a los pobres de nes de los vicios, libres de un egoísmo
diligentes y exquisitos cuidados, espe­ exaaerado, han de rechazar santamente
cialmente a los de su propia parroquia; el hambre indigna de lucro; y lejos de
les demostraba una extrema delicadeza perseguir la utilidad pecuniaria, no han
abrazándolos “ con sincera caridad, be­ de buscar sino el bien de las almas, sin
nignidad suma y aun con reverencia^20) . otro deseo y anhelo que el de la gloria
Advertía que jamás debían despreciar­ de Dios y no de la propia” <24).
se los necesitados por cuanto ese des­ Es sumamente necesario que estas
dén recaía en Dios mismo. Cuando los palabras se esculpan hondamente en el
pobres golpeaban su puerta, recibíalos corazón de todos los sacerdotes. Si al­
con amor y se alegraba sobre manera guien posee ciertos bienes legítimamen­
por poderles decir: “ Yo también vivo en te adquiridos, cuide que no se apegue
la indigencia, soy uno de vosotros^21). avaramente a ellos, antes bien recuerde
AI fin de sus días solía gozosamente re­ que por su estado tiene la grave obli­
petir palabras parecidas: “ Ya me voy gación, según las normas que el “ Có­
alegre; no poseo ya nada, y por eso, digo del Derecho Canónico” prescribe
cuando al benignísimo Dios agrade lla­ respecto de los beneficios eclesiásticos,
marme, liviano y preparado saldré” (22>. vale decir “ de destinar los (frutos) su-
~ ---TTr"”----
(Í 8 ) P r o c e s o d e C an . ( v e r n o ta 17) t. 227, p . 137. (24) P ió X I , E n c íc lic a A d c a t h o lic i s a c e r d o tii,
,.<19) P r o c e s o d e C an. ( v e r N o ta 17) t. 227, p . 92. 20-X II-1935; A A S . 28 (1936) 28; en la C o le c c .
“ G u a d a lu p e ” E n c íc lic a 166, 43, p á g. 1431.
(20) P r o c e s o (V e r n o ta 17) t. 3897, p . 510.
(23) P ío X I, E n c íc lic a D iv in i R e d e m p t o r is , 19-
. (21) P r o c e s o (V e r n ota 17 t. 227, p . 334. III-1937; A A S 29 (1937) 99; en la C o le c c . “ G u a d a ­
(22) P r o c e s o (V e r n o ta 17) t. 227, p . 305. lu p e ” E n c íc l. 169, 29, p á g . 1498.
2330 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 236, 15-17

perfluos a los pobres o a las causas el dinero ni se renuncia a la justicia


piadosas” por temor a la pobreza” (28>.

15. Consta que se practica la verda­ 16. El derecho a las entradas, y la


dera pobreza, pero no debe haber mi­ generosidad de los fieles con los pas­
seria. Quiera Dios que nadie llegue a tores. Además, los que trabajan me­
merecer el reproche de la severa sen­ recen su salario(2
29\ y Nos, movidos por
8
7
6
2
5
tencia con que un día el C u r a d e A r s la misma solicitud de Nuestro inmedia­
reprendió a sus ovejas: “ ¡Cuantos hay to Predecesor(30), pedimos encarecida­
que ocultan sus dineros en las arcas, al mente a los fieles cristianos que prontos
paso que tantos pobres perecen de ham­ respondan al llamamiento de sus Pre­
bre” (26K Nos sabemos naturalmente que lados quienes con laudable celo se em­
muchos sacerdotes viven hoy día real­ peñan en que a los que colaboran a su
mente en condiciones de verdadera po­ sagrado ministerio no falte lo nece­
breza; para ellos la glorificación de sario para su sustento diario.
uno de ellos que voluntariamente re­
nunció a todas las cosas y nada anhe­ 2. LA CASTIDAD ANGELICA
laba más que verse considerado el más 17. La oportunidad de su ejemplo
pobre de su parroquia^2 272
6
2
5 ) será natural­
8 en el ambiente frívolo de hoy. Así co ­
mente un saludable estímulo de consa­ mo S a n J u a n M a r í a V i a n n e y resplan­
grarse ardientemente, ellos también, al deció por el desprendimiento de las co ­
cultivo intenso de la pobreza evangé­ sas materiales así también se distin­
lica. Y si Nuestra solicitud paternal es guió con el ejemplo de la voluntaria
capaz de proporcionarles algún consue­ mortificación corporal. “ No hay sino
lo, sepan que Nos alegramos profunda­ una sola manera, decía él mismo, de
mente por que ellos sirven generosa­ entregarse, como debe ser, a Dios por
mente a Cristo y a la Iglesia sin que la renuncia de sí mismo y el ejercicio
los mueva el afán de la propia utilidad. de la penitencia, y es, entregarse a Dios
Ciertamente, al recomendar y ensal­ por entero” (31). Esto en cuanto a la vir­
zar Nos tanto esta excelsa virtud de la tud de la castidad se refiere, lo practicó
pobreza, nadie debe creer que aproba­ el S a n t o C u r a d e A r s heroicamente en
mos una indigna y absoluta miseria en toda su vida.
que a veces los ministros del Señor se Estos preclaros ejemplos de castidad
ven obligados a vivir sea en las ciuda­ parecen particularmente oportunos pa­
des, sea en remotas aldeas. El Venera­ ra los sacerdotes de nuestro tiempo, por
ble S a n B e d a al explicar las palabras cuanto, como desgraciadamente en mu­
del Señor sobre el desprendimiento de chísimas regiones sucede, los sacerdo­
tes, por la razón del ministerio que
las cosas terrenas, en un oportuno co­
les fue confiado, se ven obligados a vivir
mentario, nos pone en guardia contra
en medio de una sociedad humana que
cualquier impropia interpretación de está infectada por los miasmas de una
este pasaje, con las siguientes pala­ exagerada licencia moral y de una ex­
bras: “ No se puede creer que aquí se cesiva sensualidad. A ellos cuadra cier­
manda a los santos no conservar dinero tamente muy a menudo la siguiente
ni para el uso propio ni para el de los sentencia de S a n t o T o m á s d e \ q u i n o :
pobres, pues bien leemos que el Señor “ Es más difícil vivir bien en la cura
mismo... para formar su Iglesia tenía de almas a causa de los peligros exte­
lina caja... pero no se sirve a Dios por riores” (32>.
(25) Código del Derecho Canónico, canon 1431. (30) Ver Pío XII Exhortación Apostólica “ Men­
(26) Ver, Sermons du B. Jean B. M. Vianney, tí Nostrae, 23-IX-1950; AAS 42 1950) 657-702; en
1909, tomo I, p. 364. la Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 195, pág. 1807-
(27) Proceso de Canoniz. (ver nota 17) t. 227, 1834.
pág. 91. (31) Proceso de Canoniz. (ver nota 17) t. 227,
(28) Ven. Beda, In Lucae Evangelium Expositio. pág. 91.
IV in cap. 12 (Migne PL. 82, col. 494-495). (32) S. Tomás de Aquino, Sum. Theol. II-IÍ, q.
(29) Ver Lucas 10, 7. 184, a. 8 in G.
236, 18-20 E n cíc lic a “ S a ce r d o t ii N o stri P r im ordia 2331

18. El peligro del aislamiento y otras reducía su cuerpo a la esclavitud(36>


tentaciones exigen que los Obispos pro­ sino también ese eficacísimo acento de
curen condiciones de vida apropiadas convicción con que atraía, mediante
para el clero. Lo que es peor, sucede una como sobrenatural suavidad a las
a menudo que se sienten separados de piadosas multitudes de peregrinos que
la comunidad de los demás, y los cris­ a él afluían, para que siguieran su ejem­
tianos mismos a cuya salvación se con­ plo. El conocía, sí, muy bien, a través
sagran, los comprenden muy poco y de su larga práctica en la administra­
demasiado poco favorecen y sostienen ción del sacramento de la Penitencia,
sus iniciativas. A todos ellos, y en par­ las nefastas ruinas de la lujuria. De su
ticular a los más agobiados por la so­ pecho irrumpían por tanto estos gemi­
ledad y los más expuestos a los graves dos: “ Si no hubiese almas inocentísi­
peligros de virtud, por estas Letras de­ mas que aplacaran a Dios ofendido por
seamos exhortarlos una y otra vez, Ve­ nuestras faltas, ¡cuántas y cuán acerbas
nerables Hermanos, a que toda su vida, penas deberíamos sufrir! Y añadía, co ­
por así decirlo, refleje el esplendor de mo que tenía tan extraordinaria expe­
la santa castidad, virtud que S a n P í o riencia en ello, el estímulo para los
X llamó con toda razón “ el más in­ oyentes con este consejo: “ Las obras de
signe ornamento de nuestro Orden” penitencia abundan en tantas delicias
■ Lo que concierne a vosotros, Venera­ y tales dulzuras que una vez gustadas
bles Hermanos, luchad con todas vues­ no se puede renunciar a ellas... Sólo los
tras fuerzas y no escatiméis sacrificio primeros pasos son laboriosos para los
alguno a fin de que el clero, a vos con­ que emprenden este camino” (37\
fiado, pueda gozar de tales condiciones
de vida y de sagrado ministerio que fa­ 20. Los beneficios que produce y las
vorezcan, del mejor modo posible, el gracias que atrae, la castidad sacer­
diligente esfuerzo de ellos mismos. dotal. Esta forma ascética de vida, lla­
Por lo tanto, debe lograrse por todos mada a conservar la castidad sacerdo­
los medios y a toda costa que se re­ tal, tiene por efecto que el espíritu del
muevan los albures de una vida dema­ sacerdote, lejos de encerrarse en los lí­
siado solitaria y que se impida con mites estériles del egoísmo se vuelva
oportunos avisos todo lo que se hace más inclinado y más abierto para ali­
de un modo imprudente o inconsulto, viar las necesidades de sus hermanos.
a fin de que tanto a las tentaciones del A este respecto advierte en forma egre­
ocio como a los riesgos de una actividad gia S a n J u a n M a r í a V i a n n e y : “ El co­
externa exagerada se ponga freno. Con­ razón adornado de la virtud de la cas­
viene, además, recordar al respecto las tidad no puede menos que amar a los
enseñanzas llenas de sabiduría que demás porque ha encontrado la fuente
Nuestro inmediato Predecesor impartió y el origen del amor, que es Dios” .
en la Encíclica que comienza con las pa­ ¡Cuántos y cuán grandes beneficios
labras: Sacra Virginitas^M\ producen en la humana sociedad tales
hombres que libres de las preocupacio­
19. Su castidad convencía a los pe­ nes temporales y consagrados total­
nitentes a ser castos y a aplicarse el mente al servicio divino, dedican al
remedio de la penitencia. “ El rostro bien de los hermanos alma, vida y co ­
del C u r a d e A r s , así se dijo, brillaba razón! ¡De cuánto provecho son para
con angélica castidad” En verdad, la Iglesia los sacerdotes que ante todo
quien eleve a él mente y corazón no se preocupan de conservar una castidad
sólo se asombrará del heroico temple perfectísima. Con Pío XI, Nuestro Pre­
de ánimo con que este atleta de Cristo3 *
4 decesor, de feliz memoria, la considera­
(33) S. Pío X, Exhortación Haerent animo, os) Proceso de Can. (ver nota 17) t. 3897, pág.
4-VIIM908, Acta Pii X, t. IV, p. 260; en la Co- 536.
Jecc. “ Guadalupe” Encícl. 105, 33, p. 825. (36) Ver I Corint. 9, 27.
(34) Pío XII, Encíclica Sacra Virginitas, 25-III-
1954, AAS (1954) 161-191; en la Colecc. “ Guada­ (37) Proceso de Can. (ver nota 17) t. 3897, p.
lupe” Encícl. 211, p. 2006-2023. 304.
2332 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 236, 21-23

mos la gloria más pura del sacerdocio garse a sí m i s m o ’ A áD - J u a n M a r í a


católico, y “ por lo que respecta a las Via n n e y administró la parroquia de
almas de los sacerdotes, Nos parece que Ars para obedecer perfectamente a sus
responde de la manera más digna y Prelados y permaneció en este cargo
conveniente a los designios y los deseos hasta el fin de su vida mortal” (42>.3 0
4
9
8
del Sacratísimo Corazón de Jesús”
¿No se elevaba el pensamiento de J u a n 22. El carácter sobrenatural de su
M a r í a V i a n n e y a las intenciones de ese obediencia, practicada en las tareas
mismo amor divino, cuando acuñó la diarias. Conviene advertir, empero,
luminosa sentencia: “ El sacerdocio; he que el pleno sometimiento a la volun­
aquí el amor del Sacratísimo Corazón tad de los Superiores se apoyaba total­
de Jesús” (39). mente en principios sobrenaturales,
pues, reconocía la autoridad eclesiástica
3. EL ESPIRITU DE OBEDIENCIA y se sometía perfectamente a ella como
21. Su perfecta obediencia a! Obispo,acto de fe en las palabras que Cristo
especialmente al sacrificar el innato Nuestro Señor dirigió a los Apóstoles
deseo de soledad. De la virtud de la afirmando: “ El que a vosotros oye a
obediencia, empero, que también dis­ mí me oye” (43\ Para obedecer fiel­
tinguía a este Santo, hay innumerables mente a sus Pastores sujetaba su volun­
testimonios. En efecto, puede afirmarse tad a disciplina ora tomando sobre sí
que la fidelidad a las autoridades ecle­ el duro ministerio de oír confesiones
siásticas que en la misma ordenación ora ayudando en su ministerio a los
sacerdotal había prometido y observado compañeros en el apostolado para que
siempre incólume, lo impulsó a cierta rindiera más abundantes y más salu­
no interrumpida inmolación de su vo­ dables frutos.
luntad a lo largo de cuarenta años. En
todo momento de su vida, en realidad, 23. La obediencia, el cimiento de la
anheló ardientemente llevar una vida santidad sacerdotal de hoy y la falsa
tranquila de soledad y silencio y con­ independencia, que es un peligro. Nos,
sideraba el oficio pastoral como una proponemos, pues, al clero esta forma
carga demasiado pesada impuesta a sus de obediencia perfecta com o ejemplo,
hombros la que en varias ocasiones se en la plena confianza de que compren­
empeñó en sacudir. Tanto más admira­ dan bien la fuerza y belleza de esta
ble fue por eso la obediencia prestada virtud y se inflaman en su más ardoro­
a su Obispo. De ella quisiéramos, Ve­ sa persecución. Pero si algunos osaren
nerables Hermanos, citar en esta Carta poner en duda como a veces sucede
Encíclica algunos testimonios. “ Ya des­ hoy día la suma importancia de esa
de la edad de quince años ardía en de­ virtud, los refute la sentencia siguiente
seos de la vida solitaria; estas ansias no de Nuestro Predecesor, de feliz memo­
se cumplieron. Esto lo apartó de todas ria, Pío XII, la que con firmeza debe
las cosas y de todas las alegrías que en retenerse en el corazón: “ La santidad
su posición hubiera podido disfru­ de vida de cada uno y la eficacia del
tar” Pero “ Dios no permitió que apostolado dependen y descansan, co­
se realizara este propósito; de este modo mo sobre firme cimiento, en la obe­
proveyó, sin duda, la divina Providen­ diencia fiel y constante a la Jerar­
cia a que S a n J u a n M a r í a V i a n n e y su­ quía” (44).
jetara su voluntad a la obediencia y Por lo demás, como bien sabéis Ve­
antepusiera las obligaciones de su car­ nerables Hermanos, Nuestros últimos
go a sus propios gustos, y de este modo Predecesores denunciaron a menudo y
resplandeció en él la inclinación de ne-3 0 con acento grave la magnitud de los pe-
4
9
8
(38) Pió XI, Encíclica Ad catholici sacerdotii, (41) Proceso (ver nota 17) 227, 39.
20-XII-1935, AAS 28 (1936) 28; en la Colecc. “ Gua­ (42) Proceso (ver nota 17) t. 3895, p. 153.
dalupe” Encícl. 166, 42, pág. 1431. (43) Lucas 10, 16.
(39) Ver Archivo Secreto del Vatic. (proceso) (44) Pío XII, Exhortación al Clero Autóctono
t. 227, p. 29. In auspicando, 28-VI-1948; AAS 40 (1948) 375.
(40) Proceso (ver nota 17) 227, 74.
236, 24-26 E n c íc lic a “ S a c e r d o t ii N ostri P r im o r d ia ” 2333

ligros que nacen del menosprecio de la de ser instituido párroco de un pueblo


obediencia que sigue agravándose entre en que la vida cristiana languidecía la­
el clero en, lo que respecta sea al Ma­ mentablemente, pasó largas y sabrosas
gisterio doctrinal de la Iglesia sea a las horas de su reposo nocturno adorando
varias formas y métodos de apostolado a Jesús en el Sacramento de su amor;
que deben adoptarse, sea finalmente, a y tanto parecía convertirse el Taber­
la disciplina eclesiástica. náculo en la fuente de donde sacaba de
continuo las fuerzas sobrenaturales con
24. El motivo de la obediencia es el que nutría y refrescaba su propia pie­
sentir filial con la Iglesia. No quere­ dad y proveía a la eficacia de su la­
mos insistir más sobre este punto, sino bor apostólica, que a la aldea de Ars,
que consideramos más bien oportuno en tiempos del Santo, se pudieron apli­
exhortar a todos Nuestros hijos que car acertadísimamente las palabras pre­
participan con Nos en el sacerdocio ca­ claras con que Nuestro Predecesor, de
tólico a que fomenten e incrementen feliz memoria, Pío XII decribió la pa­
en sus corazones aquel amor con que rroquia cristiana: “ En el centro se ele­
se sienten vinculados por lazos más es­ va la iglesia, y en la iglesia, el Taber­
trechos a la Madre Iglesia. Refiérese de náculo, y a sus lados, los confesonarios
S a n J u a n M a r í a V i a n n e y que a tal ex­ para oír las confesiones donde el pueblo
tremo vivía con la Iglesia que sólo tra­ cristiano se restituye a la vida sobrena­
bajaba y se consumía por ella cual ma­ tural o recobra la salud” O?).
nojo de paja que se quema sobre las
brazas de carbón encendido. A los que 2. La enseñanza del Santo acerca de
fuimos elevados al sacerdocio de Jesu­
la oración sacerdotal
cristo nos envuelva también y consuma
aquella llama que nace del Espíritu 26. Nuestra falta de reflexión y el
Santo. Lo que somos y poseemos se lo estado de continua oración. Para los
debemos todo a la Iglesia. Actuemos, sacerdotes contemporáneos que a veces
pues, día a día sólo en su nombre y ba­ suelen ponderar más de lo debido la
jo su autoridad, y eso para cumplir eficacia de la acción exterior y que tan
debidamente con el oficio que nos con­ fácilmente se entregan a la agitación
fió y para servirle esforzadamente, uni­ en detrimento espiritual de su ministe­
dos por los vínculos de fraterna concor­ rio, ¡cuán oportuno y cuán saludable
dia y en aquella forma perfecta de ac­ resulta el ejemplo de asidua oración da­
ción en que debe ser servida(454 \
7
6 do por aquel hombre que se entregó
íntegro a la labor de aliviar las necesi­
SEGUNDA PARTE dades de las almas! “ Lo que a los sa­
cerdotes nos impide lograr la santidad,
O r a c ió n y Cu lto E u c a r ís t ic o decía el C u r a d e A r s , es la falta de re­
flexión; sentimos repulsión de apartar­
I — LA ORACION EN GENERAL nos de las cosas visibles; ignoramos lo
1. El Cura de Ars, hombre de ora­ que debemos hacer; nos hace falta la
ción, ante el tabernáculo. atenta meditación, la continua oración
y la íntima unión con Dios” . Como pue­
25. El Sagrario, fuego y centro de de colegirse de los testimonios de su
su vida personal y de su apostolado. propia vida, el se dedicaba continua­
S a n J u a n M a r í a V i a n n e y , que tanto mente a la oración de la que ni la fa­
cultivaba, como decíamos, la virtud de tiga de oír las santas confesiones ni
la penitencia, tenía también por cierto otras tareas pastorales podían distraer­
que “ el sacerdote debe ante todo dedi­ lo. “ No interrumpía su coloquio con
carse asiduamente a la oración” (464 >.
7 Dios aun en medio de las distracciones
Consta al respecto que cuando acababa de las mayores ocupaciones” (48K
(45) Proceso de Can. (ver nota 17) 227, 136. Discorsi e Radiomessaggi de Pío XII, t. 14, p. 452.
(46) Proceso (ver nota 17) 227, 33. (48) Proceso (ver nota 17) 227, 131.
(47) Pío XII, Discorso del 11 de enero de 1953;
2334 E n cíclicas del PP. J u a n XXIII (1959) 236, 27-29

27. La felicidad y la grandeza de la grarlo, su vida debe necesariamente


oración y mística elevación. Mas in­ conformarse del todo con las normas
troduzcámosle personalmente para que de la fe del mismo modo cómo imbuía
nos hable, pues, disfrutaba de una elo­ a J u a n M a r í a V i a n n e y , quien en vir­
cuencia inexhausta cuando discurría tud de su fe realizaba cosas tan admi­
sobre la felicidad y los beneficios que rables. “ Oh prodigiosa fe la de este sa­
con nuestra oración obtenemos. “ Somos cerdote!” , así aseveraba algún colega su­
mendigos que debemos pedirlo todo a yo en el sagrado ministerio. “ Es tanta
Dios” (*9K “ ¡Cuántas almas podemos que basta para enriquecer a todas las
convertir a Dios con nuestras oracio­ almas de la diócesis” (53).4 3
2
1
0
5
9
nes!” ^ . Y solía repetir: “ Elevar a Ahora bien, hay varios ejercicios de
Dios una ardentísima oración: he aquí piedad sacerdotal, la mayor parte de
la absoluta felicidad del hombre sobre los cuales, que son de mucha impor­
la tierra” (4
515
0
5
9 \ Y esa felicidad la sabo­
4
3
2 tancia, establecidos en normas sapien­
reaba él abundantemente cuando diri­ tísimas por la Iglesia, que producen
gía su mente, iluminada por la luz de principalmente y protegen esta asidua
lo alto, a la meditación de las cosas unión con Dios, como son sobre todo
celestiales y elevaba su alma sencilla y la meditación que debe hacerse diaria­
pura a los misterios desde la encarna­ mente, las visitas piadosas al Santísimo
ción del Verbo Divino hasta las cimas Sacramento, el rezo del Rosario maria-
de la Santísima Trinidad a la cual con­ no y el prolijo examen de concien­
sagraba todo su amor. Las multitudes c i a ^ . En lo que concierne al Oficio
de los peregrinos que lo rodeaban en el Divino contrajeron los sacerdotes ante
templo sentían vivamente que algo de la Iglesia la grave obligación de rezar­
los secretos de la vida íntima de ese lo*55). Tal vez, en el descuido de algu­
sacerdote se proyectaba hacia afuera nas de estas prescripciones ha de encon­
cuando de su pecho inflamado pro­ trarse a menudo la causa por qué cier­
rrumpían con muchísima frecuencia tos clérigos se dejan arrebatar por el
estas palabras acostumbradas: “ Sentirse torbellino de la acción exterior, carecen
amado de Dios, unirse a Dios, caminar poco a poco de espíritu interior y al
en la presencia de Dios, vivir para Dios: fin caen por desgracia en grave peligro,
¡Oh qué feliz vida, oh qué muerte fe­ tentados por los alicientes de esta vida
liz!” (**). terrenal, por cuanto ya se hallaban des­
tituidos de toda defensa espiritual.
3. El sacerdote es, en primer lugar, Por el contrario, “ trabajando inten­
hombre de oración samente por la salvación ajena, J u a n
M a r í a V ia n n e y no descuidaba la suya.
28. La necesidad y obligación de la Procuraba con toda su alma su propia
oración sacerdotal en sus diversas for­ santificación, para estar en condiciones
mas. Es Nuestro más ardiente deseo, de santificar mejor a los demás” (56>.
Venerables Hermanos, que los minis­
tros del Santuario, confiados a vuestra 29. Insisten los Papas en la oración,
vigilancia, impulsados por los docu­ siguiendo a Jesús y S. Pablo. Para
mentos vivos de S a n J u a n M a r í a V i a n - e m p l e a r a h o r a la s p a l a b r a s d e S a n P ío
n e y , tengan la absoluta convicción de X (57a) “ tenemos, pues, por cierto y com­
que es necesario tender con todo ahinco probado que el sacerdote, para estar
a superarse en la piedad fervorosa, y dignamente a la altura de su grado y de
que es realmente posible lograrlo aun su cargo, debe entregarse de un modo
cuando los trabajos apostólicos a veces eximio al ejercicio de la oración... Más
los distraigan demasiado. Mas para lo­ intensamente que los demás debe el sa-
(49) Proceso (ver nota 17) 227, 1100. (55) Cod. Der. Canon., can. 135.
(50) Proceso (ver nota 17) 227, 54. (56) Proceso (ver nota 17) 227, 36.
(51) Proceso (ver nota 17) 227, 45. (57a) S. Pío X, Exhortación Apost. Haerent
(52) Proceso (ver nota 17) 227, 29. animo, 4-VIII-1908; Acta Pii X, t. 4, p. 248-249;
(53) Proceso (ver nota 17) 227, 976. en la Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 105, 18, pág.
(54) Código Der. Canón., can. 125. 820.
236, 30-32 E n cíc lic a “ S a c e r d o tii N ostri P r im o r d ia ” 2335

cerdote obedecer el precepto de Cristo: de hacer nada para despertar en los


‘Es preciso orar siempreT57h3; movido fieles cristianos el amor a Cristo en el 562
por este ejemplo, S a n P a b l o recomen­ Sacramento de la Eucaristía, y para
daba tanto: ‘Aplicaos a la oración, ve­ exhortarlos a nutrirse de la santa Co­
lad en ella con acción de gracias. Orad munión; con el ejemplo, empero, de
sin interrupción’ [57tí]. su piedad iba delante de todos. “ Para
Además, para concluir este punto, convencerse de ello, refirieron los testi­
gustosos hacemos Nuestras las palabras gos, bastaba verle celebrar la santa Mi­
que Nuestro inmediato Predecesor Pío sa o solamente hacer la genuflexión
XÍI daba como lema a los sacerdotes cuando pasaba frente al Tabernácu­
ya desde el comienzo de su Pontificado: lo” ^ 1).*5
8
“ Orad, orad siempre más y con mayor
2. La oración eucarística sacerdotal
instancia”
y pastoral
II. — EL CULTO EUCARISTICO 31. Es indispensable que el sacer­
dote practique la oración eucarística
1. La piedad eucarística del Cura para su vida espiritual y su apostolado.
de Ars “ Los ejemplos admirables de S a n J u a n
M a r í a V i a n n e y , como atestigua Nuestro
30. Irresistiblemente atraído por el
predecesor de inmortal memoria, Pío
amor eucarístico le abría humilde y
XII, conservan también hoy día todo su
devotamente su corazón. Pero el fer­
valor” (62>. Pues, la oración sacerdotal
vor en la oración de S a n J u a n M a r í a
prolongada por mucho tiempo ante el
V i a n n e y , quien pasó, se puede decir,
adorable Sacramento del altar posee tal
los últimos cuarenta años de su vida
dignidad y eficacia que el sacerdote no
casi íntegramente en la iglesia donde lo
puede lograrla en ninguna otra forma
retenía la ingente multitud de peniten­
ni sustituirla por ningún otro medio,
tes, se distinguía por una nota caracte­
por cuanto el sacerdote mientras adora
rística, es decir, se concentraba princi­
a Cristo Nuestro Señor y le da gracias,
palmente en la Eucaristía. Es casi im­
o mientras le ofrece las satisfacciones
posible imaginarse con qué ardiente
por las faltas propias y ajenas, o mien­
piedad veneraba a Cristo Nuestro Señor
tras, finalmente, ora fervorosísimamen-
oculto bajo los velos eucarísticos. “ Allí
te para encomendar a Dios las intencio­
está, decía; Aquel que tanto nos ama.
¿Por qué no le hemos de amar del mis­ nes que le están confiadas, se enciende
mo modo?” (59\ Y ciertamente, él ama­ en ardiente amor tanto al divino Reden­
tor a quien prometió fidelidad como a
ba con inflamada caridad al adorable
Sacramento del altar, y su alma, reci­ los hombres en cuya cura de las almas
está empeñado. Con la práctica de tal
biendo un impulso sobrenatural irresis­
piedad eucarística, inflamada, celosa y
tible, se sentía arrastrada hacia el Ta­
activa se logra bien nutrir y fomentar
bernáculo. A sus feligreses recomenda­
la íntima perfección del alma, y atraer
ba la siguiente manera de orar: “ No es
sobre la labor apostólica que ha de
en modo alguno necesario hacer muchas
emprenderse las sobrenaturales gracias
palabras para orar bien. Creemos que
de que los valerosos operarios de Cris­
allí, en el Tabernáculo, está presente
to deben disponer.
nuestro benignísimo Dios; le abrimos
nuestro corazón; nos alegramos que nos 32. Vianney es, según Pío XII, el
admita en su presencia: He aquí, la modelo y la invitación a la oración pa­
mejor forma de oración” (6°). No dejaba*5 8 ra el pueblo. No queremos pasar en
[57b] Lucas 18, 1. (59) Proceso (ver nota 17) 227, 1103.
[57c] Coios. 4, 2; 1 Tesal. 2, 13; 5, 17; Eclesiás­ (60) Proceso (ver nota 17) 227, 45.
tico 18. 22. (61) Proceso (ver nota 17) 227, 459.
(58) Pío XII, Discurso Solemnis Conventos, 24- (62) Ver Pío XII, Mensaje Nous sommes pnfscnt
VI-1939, en el Vaticano a los alumnos de los Se­ de coeiir dado por escrito a los fieles cristianos
minarios, Colegios e Institutos de ambos cleros reunidos en el 15 Congreso Eucarístico francés
y otros alumnos que en Roma se preparan para en Rouan (Bretaña), 25-VI-1956; AAS. 48 (1956)
el sacerdocio; AAS 31 (1939) 249. 579.
2336 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 236, 33-35

silencio la multitud de beneficios que tianos, confiados a vuestra dirección.


derivan de ello para los fieles cristia­ Así se disipará cierta incertidumbre y
nos que llegan a ser testigos de la pie­ las afirmaciones más audaces que en
dad de los sacerdotes y se sienten atraí­ estas cosas, puestas en discusión, a ve­
dos por sus ejemplos. Pues, como opor­ ces se han manifestado y se reducirán
tunamente advierte Nuestro Predecesor a términos más cabales.
de feliz memoria, Pío XII, en una alo­
cución dirigida al clero de Roma: “ Si 34. Vianney es patrono de los sacer­
queréis que los fieles que os están con­ dotes porque la misa fue la base de
fiados oren con piedad y gusto, es in­ su apostolado y de su santidad. Cree­
dispensable que vuestro ejemplo en el mos, no obstante, que en este campo
templo les ilumine el camino y que os puede ser de provecho el que por esta
vean hacer oración ante ellos. Un sa­ Encíclica demostremos con qué pro­
cerdote puesto de rodillas ante el Ta­ funda razón el S a n t o C u r a d e A r s ,
bernáculo, que en digna compostura heroicamente fiel a los deberes de su
corporal y en profundo recogimiento ministerio sacerdotal, mereció realmen­
ofrece su oración a Dios constituye un te que se le propusiera como ejemplo de
preclaro ejemplo para el pueblo cris­ preclarísima virtud a los pastores de
tiano y es para éste un aliciente e invi­ almas y se les recordara como celestial
tación a tender a igual fervor de pie- patrono suyo. Si es muy cierto que el
dad” (Q3\ Estas fueron las armas que sacerdote recibió el carácter sacerdotal
empleó en su cargo apostólico el joven para que sirva al altar y comenzó el
C u r a d e A r s ; y no cabe duda alguna ejercicio de su ministerio con el sacri­
que ellas siempre conservan su valor ficio eucarístico, también es verdad que
en todo tiempo y lugar. el sacrificio eucarístico permanecerá
para el ministro de Dios, mientras viva,
3. El sacerdote y el santo sacrifico el principio y la fuente tanto de ía
de la Misa3 santidad que logra adquirir como de su
acción apostólica a que se entrega. T o­
33. La oración eucarística pos» exce­ do ello se realizó en S a n J u a n V ia n n e y
lencia es la misa, teína tratado por de la manera más feliz.
Pío XI y Pío XII. Nunca debemos ol­
vidar, sin embargo, que la principal 35. Misión esencial del sacerdote,
forma de oración eucarística se halla congregar al pueblo en la misa que es
elevada a suma perfección y encerrada su vida y mística unión con Dios. ¿ Cuál
en el sacrosanto sacrifico de la misa. es, en efecto, la cifra y suma del apos­
Creemos que conviene insistir más en tolado sacerdotal si consideramos la
este punto, Venerables Hermanos, dado esencia de su acción sino la de congre­
que toca uno de los aspectos esencia­ gar en torno al altar, dondequiera que
les de la vida sacerdotal que es suma­ viva la Iglesia, al pueblo, unido por los
mente necesario. vínculos de la fe, regenerado por el
bautismo y purificado de sus culpas?
Nos no tenemos aquí el propósito de
Precisamente entonces, el sacerdote,
explicar más detenidamente la doctrina
usando los poderes sagrados que reci­
tradicional de la Iglesia acerca del sa­ bió, ofrece el divino sacrificio en que
cerdocio y el sacrificio eucarístico. Cristo Jesús renueva la única inmola­
Nuestros Predecesores, de feliz memo­ ción que cumplió en el Calvario para
ria, Pío XI y Pío XII ilustraron con redimir al género humano y dar gloria
importantes y luminosos documentos a su Padre celestial. Es entonces cuando
estas enseñanzas. Nós os exhortamos a los cristianos, formando una comuni­
que ellas, también por vuestro diligente dad, ofrecen por medio del sacerdote a
cuidado, se hagan más profundamente Dios sumo y eterno la Víctima divina
conocer a los sacerdotes y fieles cris-6 3 y se inmolan a sí mismos cual “ hostias
(63) Pío XIÍ, Discurso La paterna parola Nos- cuaresmales de Roma, sobre la naturaleza y efi­
tra. 13-III-1943, a los párrocos y predicadores cacia de la oración; AAS 35 (1943) 114-115.
2 m, 36-38 E n cíc lic a “ S a c e r d o t ii N ostri P r im o r d ia ” 2337

vivas, santas y gratas a Dios*64*). Allí debe atenderse con preferencia: es de­
el pueblo de Dios, ilustrado en las dis­ cir, que el sacerdote debe en todo lo
posiciones y preceptos de la fe y nutrido que se propone, resuelve y hace para
por el Cuerpo de Cristo, encuentra lo santificarse sacar del sacrificio euca-
que le comunica su vida sobrenatural rístico que inmola el modelo y la fuerza
la incrementa y, si fuere necesario, sobrenatural, obedeciendo a la invita­
restaura su unidad; allí, además, sigue ción del Pontifical Romano cuando di­
creciendo con fuerza sobrenatural, en ce: “ Conoced lo que hacéis; imitad lo
lodo el orbe y a través de las edades, que tratáis” . Mas al respecto Nos place
el Cuerpo Místico de Cristo que es la citar aquí oportunamente las palabras
IglesiaíGébl. de Nuestro inmediato Predecesor, de fe­
liz memoria, Pío XII las que se leen en
36. Yianney fue eminente sacerdote la Exhortación Apostólica que se titula
y pastor mediante su ministerio eu- Mentí Nostrae: “ Como toda la vida de
carístico. Ahora bien, dado que S a n Nuestro Salvador se ordenó hacia el sa­
J u a n V i a n n e y estuvo, al declinar poco crificio de Sí mismo, así también es
a poco los años, intensamente empeña­ necesario que la vida del sacerdote que
do, por su turno, en predicar las ver­ debe reproducir en sí la imagen de Cris­
dades de la Religión y en purificar las to, se haga con El, en El y por El un
almas de la mácula de sus culpas, y grato sacrificio... Por ello, es preciso
puesto que cada uno de los actos de su que el sacerdote no sólo celebre el sa­
sagrado ministerio convergía en el altar crificio eucarístico sino que de manera
de Dios, con toda razón y justicia su íntima lo viva. De este modo puede lo­
vida debe llamarse eminentemente sa­ grar aquella fuerza sobrenatural por la
cerdotal y pastoral. No cabe duda de que será totalmente transformado y
que los pecadores acudían en tropel y participará en la vida expiatoria del
gustosísimos a la iglesia de Ars, atraí­ mismo divino Redentor” (65). El mismo
dos por la fama de su santo párroco, Pontífice concluía: “ Es, pues, necesario
mientras que, por el contrario, no po­ que el alma sacerdotal se esfuerce por
cos sacerdotes tropiezan con grandes reproducir en sí lo que realiza en el ara
dificultades para congregar en torno sacrificial; pues, como Jesús se inmola
suyo al pueblo confiado a su dirección a Sí mismo, así su ministro debe jun­
y para poder impartirle, al modo de tamente con El inmolarse a sí mismo;
misioneros, la instrucción de los prin­ como Jesús expía los pecados de los
cipios elementales de la doctrina cris­ hombres, así es necesario que el sacer­
tiana. Estos trabajos apostólicos, sin dote, por el excelso camino de la asee-
embargo, tan necesarios y a veces tan sis cristiana, llegue a la purificación
difíciles, no deben impedir que los va* propia y la del prójim o” (66a).
roñes de Dios recuerden la importantí­
sima meta a que siempre deben tender 38. La causa del relajamiento sacer­
y que el S a n t o J u a n V i a n n e y alcanzó dotal es la falta de atención a la misa.
cuando en su humilde iglesia rural se La Iglesia cuida este punto esencial de
consagraba con alma y vida a las prin­ su excelsa doctrina cuando con mater­
cipales tareas de la vida apostólica. nal invitación impulsa a los ministros
sagrados a cultivar la ascesis y a cele­
A. La santa Misa, fuente primaria de brar con suma reverencia y piedad el
la santificación personal sacrificio eucarístico. ¿No habrá que
atribuirse el hecho de que los sacerdo­
37. Debe vivir con sus sacrificios el tes van abandonando paulatinamente
sacrificio que ofrece. Al siguiente aviso “ la primera caridad” íG6bl que recibieron

(64a) Romanos 12, 1. (66a) Pío XII, Exhortación Apost. Mentí No-
ffi4b] Ver Colós. 1, 18. atrae, 23-IX-1950; AAS 42 (1950) 667-668; en la
(65) Pío XII, Exhortación Apostólica Mentí Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 195, 35, pág. 1813-
Nostrae, 23-IX-1950; AAS 42 (1950) 666-667; en la 1814.
Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 195, 28, pág. 1812. [66b] Ver Apocalipsis 2, 4.

Encíclicas Pontificias 74
2338 E n cíclicas del PP. J u a n XXIII (1959) 236, 39-41

en la sagrada ordenación a que no com ­ y de oración que hasta aquí se os han


prendieron a fondo el mutuo lazo con expuesto, Venerables Hermanos, seña­
que deben unirse entre sí la entrega de lan también claramente de qué fuente
sí mismo y la oblación sacrificial? S a n sacaba S a n J u a n M a r í a V i a n n e y s u ce­
J u a n V i a n n e y aprendió esta verdad lo pastoral y de dónde le provenía
por propia experiencia y la expresó aquella admirable eficacia sobrenatu­
con estas palabras: “ La razón por qué ral de su ministerio. Al respecto exhor­
la vida moral de los sacerdotes se va tó sabiamente Nuestro predecesor, de
relajando nace del hecho que no ofre­ feliz memoria, Pío XII: “ Acuérdese el
cen con atención ni piedad la santa sacerdote que el gravísimo ministerio,
misa” . Y el Santo que tenía la costum­ a él confiado, será tanto más fecundo
bre de la excelsa virtud “ de ofrecerse en cuanto más estrechamente unido a Cris­
expiación por los culpables(6D derra­ to sabiamente Nuestro Predecesor, de
maba lágrimas “ pensando en los sa­ cerdote” (70L Efectivamente, la vida del
cerdotes infelices que no vivían a la C u r a d e A r s comprueba con un nuevo
altura de la santidad de su voca­ y preclaro argumento la norma supre­
ción” ^ 8). ma fundada sobre estas palabras de
Jesús: “ Sin Mí, nada podéis hacer” (71L6 0
9
8
7
39. El Papa pide un serio y perió­
dico examen sobre la celebración de 41. Fue un buen pastor y apóstol
la misa. Con afecto paternal Nós ro­ lleno de iniciativas, acomodadas al am­
gamos encarecidamente a Nuestros que­ biente peculiar de Ars. Naturalmente,
ridos sacerdotes que periódicamente se aquí no se han de repetir todas las ad­
examinen sobre la forma en que cele­ mirables hazañas de este humilde cura
bran los misterios divinos, sobre el de campo, quien durante 30 años fue
amor interior y la actitud exterior con asediado por innumerables multitudes
que suben las gradas del altar y sobre en el tribunal de penitencia de tal m o­
los frutos que se esfuerzan por cose­ do que algunos lo llamaran con des­
char. Las solemnidades centenarias de precio: “ el demagogo del siglo dieci­
este preclaro y admirable sacerdote que nueve” ^72); ni creemos que deben tra­
“ del consuelo y de la felicidad de ofre­ tarse todos los peculiares métodos que
cer la hostia d i v i n a sacaba el ar­ él aplicaba en su ministerio, y que no
diente entusiasmo de ofrecerse a sí mis­ siempre pueden trasladarse a nuestros
mo, los impulsen a hacer lo mismo. Nos tiempos. Acerca de este punto sólo Nos
abrigamos la firme confianza que su place recordar que este Santo fue para
intercesión les obtendrá abundante luz su tiempo un modelo de celo pastoral
y fuerzas. en aquel humilde pueblo que acusaba
aún los daños de fe y moral cristianas
TERCERA PARTE que el furor de la Revolución Fran­
cesa había causado en él. Antes de ha­
C elo P a s t o r a l cerse cargo de su parroquia recibió
este mandato: “ No encontrarás mucho
I. — CELO Y RESPONSABILIDAD amor de Dios en esa parroquia; haz
PASTORALES EN GENERAL que por ti se despierte” (73L Mas cuando
1. El santo Cura de Ars, modelo de dio pruebas de ser operario infatigable
celo pastoral de Dios, celoso y sagaz para ganarse a
la juventud y para morigerar a las fa­
40. El ministerio sacerdotal será tan­ milias, fervorosamente solícito de las
to más fecundo cuanto más estrecha­ necesidades humanas de sus oveias,
mente unido a Cristo se realice. Los imbuido de su manera de vivir, abierto
eximios ejemplos de ascesis sacerdotal6 0 a las preocupaciones y trabajos de toda
9
8
7
(67) Proceso (ver nota 17) 227, 319. 23-IX-1950; AAS 42 (1950) 676; en la Colección
(68) Proceso (ver nota 17) 227, 47. “ Guadalupe” Encícl. 195, 59, pág. 1819.
(71) Juan 15, 5.
(69) Proceso (ver nota 17) 227, 181. (72) Proceso (ver nota 17) 227, 629.
(70) Pió XII Exhortación Apost. Menii Nostrae, (73) Proceso (ver nota 17) 227, 15.
236, 42-44 E n cíc lic a “ S a ce r d o tii N ostri P r im o r d ia ” 2339

clase de tal modo que se fundaron es­ de su cargo pesar sobre sus hombros
cuelas cristianas y se predicaron mi­ de tal modo que a veces parecía casi
siones populares; todo esto demostraba aplastado bajo ella, se debía al hecho
que se formaba interiormente un con­
que S a n J u a n M a r í a V i a n n e y repre­
sentaba para la pequeña grey a él con­ cepto tan eximio de su oficio y de sus
fiada la verdadera imagen del “ Buen obligaciones pastorales como sólo un
Pastor que conoce a sus ovejas” l74al, espíritu esforzadamente heroico puede
que de lejos les advierte los peligros, y lograrla. En efecto, en los principios de
las conduce con autoridad y ternura. su curato parroquial elevaba al cielo
Sin darse cuenta, predicaba sus propias estos ruegos: “ Dios mío, haz que las
alabanzas cuando hablando un día al ovejas que me han sido confiadas vuel­
pueblo prorrumpió en esta exclamación: van a los buenos pastos. Estoy dispues­
“ ¡Oh buen pastor! ¡Oh pastor que res­ to a sufrir todo lo que queráis durante
pondes en todo a los mandatos y de­ todo el tiempo de mi vida” (7QK Dios es­
seos de Jesucristo! He aquí el mayor cuchó, efectivamente, estas encendidas
beneficio que el benignísimo Dios po­ plegarias, pero el Santo mismo debió
drá conceder a una parroquia” (74b). confesar más tarde: “ Si al llegar a Ars
Puesto que los ejemplos de este va­ hubiese conocido los sufrimientos que
rón de Dios Nos hacen recordar espe­ pronto me esperaban, sin duda habría
cialmente tres puntos cuyo significado muerto de miedo en el acto” (77K Al se­
e importancia tiene vigencia en todos guir de cerca los pasos de los apóstoles
los tiempos, Nos deseamos, Venerables de todos los tiempos sabía muy bien
Hermanos, proponerlos a vuestra atenta que por la cruz podía prestar princi­
consideración. palmente un servicio eficaz a la con­
versión de los que estaban encomenda­
2. El alto sentido de las propias res­ dos a su solicitud. Por ellos soportaba,
ponsabilidades pastorales sin quejarse, calumnias, opiniones pre­
42. El temor de tener que dar cuenta concebidas y contradiciones de toda
568 de las almas a Dios. Lo que ante todo clase; por ellas aceptó gustoso aun los
Nos impresiona es la suma estimación más acerbos sinsabores y molestias de
que él tenía del cargo pastoral. Tanta alma y cuerpo que traía consigo una
fue la humildad de su alma y tanto co­ administración cotidiana del Sacramen­
nocía por la fe el precio de la salvación to de la Penitencia, realizada sin inte- 569
humana que nunca pudo sobrellevar rrupción alguna durante treinta años;
sin temor las obligaciones del ministe­ por ellas, como atleta de Cristo, luchó
rio parroquial. “ Amigo mío, así confia­ contra los enemigos infernales; por
ba el sentimiento de su corazón a un ellas, finalmente, redujo a esclavitud a
compañero, tú no sabes lo tremendo que su cuerpo practicando voluntaria m or­
es trasladarse como sacerdote de la cura tificación. Al respecto es muy conocida
de almas al tribunal de Dios” (75K Es la respuesta que dio a aquel sacerdote
conocido, además, como ya dijimos, que se quejó con él de la esterilidad de
cuánto tiempo ansiaba con vehemen­ sus esfuerzos apostólicos: “ Elevaste tus
tísimos deseos retirarse a la sociedad, preces a Dios, lloraste, gemiste, suspi­
para llorar allí, como decía, su pobre raste; pero ¿añadiste también el ayuno,
vida y expiarla debidamente; consta sobrellevaste vigilias, dormiste en el
también que sólo la obediencia y el celo suelo y te azotaste. Mientras a eso no
por la salvación ajena lo obligaron a llegues, no creas haberlo intentado to-
volver al puesto apostólico abandonado. do” ?(7S\
43. Su concepto heroico del deber y 44. Conciencia viva de la responsabi­
de la responsabilidad pastoral; sufrir lidad pastoral y el estado de pecado
pa*a convertir. Si sentía la grandeza de las ovejas. Nos dirigimos de nuevo
[74a] Ver Juan 10, 14. (76) Proceso (ver nota 17) 227, 53.
(74b) Ver, Sermons du B. Jean B. M. Vianney, (77) Proceso (ver nota 17) 227, 991.
1909» t. II, p. 86. (78) Proceso (ver nota 17) 227, 53.
(75) Proceso (ver nota 17) 227, 1210.
2340 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 236, 45-47

a los sagrados ministros a quienes in­ a los tibios y estimular a los fervorosos
cumbe la cura de almas; les pedimos operarios de Cristo a más ardientes es­
encarecidamente que comprendan la fuerzos?
transcendencia que encierran esas pa­
labras. Todos examinen a la luz de la II. — PREDICADOR Y CATEQUIS­
prudencia sobrenatural que ha de guiar TA INFATIGABLE
todas nuestras acciones su propia ma­
nera de vivir, vale decir, si ella es como 46. La ímproba labor para cumplir
lo pide la solicitud pastoral que hemos la “ máxima obligación": predicar y
de tener por el pueblo que nos está con­ catequizar. Dado que en todo momen­
fiado. En la confianza de que a la hu­ to “ fue presto a responder a las necesi­
mana debilidad jamás faltará el auxilio dades de las almas” (80) — así se refie­
de Dios misericordioso los sagrados re— S a n J u a n M a r í a V i a n n e y como
ministros mediten sobre los deberes y buen pastor procuró también en forma
tareas que aceptaron mirando a S a n egregia el que sus ovejas tuvieran en
J u a n M a r í a V i a n n e y como si fuese un
abundancia el alimento de la cristiana
espejo para ellos. “ En efecto, la gran verdad. En efecto, toda su vida hacía
desgracia que nos sucede a los curas, de predicador y de maestro de catc­
deploraba el Santo, es que el alma se quesis.
nos entorpezca por la desidia y la ti­ Todos saben qué ímprobo y perseve­
b i e z a Con estas palabras quería seña­ rante trabajo se impuso para estar a
lar el lamentable estado de ánimo de la altura de este deber de su cargo,
aquellos pastores a quienes ya no im­ llamado por el Concilio de Trento “ la
porta nada el que tantas ovejas que les primera y mayor obligación” í81*l. Sus
están confiadas vivan en la sórdida es­ estudios, hechos tardíamente, le costa­
clavitud del pecado. Aún más. Los sa­ ron realmente mucho trabajo; y sus
cerdotes que ansian imitar más de cerca primeros sermones pronunciados en
al C u r a d e A r s , quien “ estaba conven­
público le exigían al principio muchí­
cido de que para hacer el bien a los simas noches pasadas en blanco. ¡Cuán­
hombres era necesario amarlos” , de­
to podían aprender de eso los ministros
ben examinarse con qué amor aman a de la palabra de Dios! Hay, ciertamen­
aquellos cuyo cuidado Dios les confió te, quienes, dejando de lado casi total­
y por los que murió Cristo. mente toda preocupación por los estu­
dios, busquen con demasiada facilidad
45. Pese a otros factores contrarios,
una falsa disculpa para sí en la pre­
del celo pastoral depende grandemente caria erudición del Santo. Más valdría
la suerte de las almas. No cabe duda que se propusieran como ejemplo la
que a la humana libertad e igualmente esforzada constancia de ánimo con que
a determinados acontecimientos que no el C u r a d e A r s se hizo apto para des­
dependen en absoluto de la voluntad empeñar su excelso ministerio confor­
de los hombres, debe atribuirse el que me a la capacidad de su espíritu, la
el esfuerzo aun de los varones más san- cual no fue tan escasa, como la voz co ­
570 tos a veces se esterilice. Sin embargo, mún quiere, porque “ tenía mucha cla­
el sacerdote debe recordar que, según ridad de mente y un acertado crite­
los secretos designios de la divina Pro­ rio” ^ .
videncia, la suerte eterna de muchísi­
mos hombres no puede separarse de su 47. El deber de adquirir una sólida
propio celo pastoral ni de los ejemplos cultura teológica. Por lo demás, los
sacerdotes deben adquirir aquellos co ­
de su vida sacerdotal.
nocimientos generales de la situación
El peso de este pensamiento ¿no es humana y su ministerio. Quiera Dios
tal que puede remecer saludablemente que los párrocos empleen en ello tanta
(79) Proceso (ver nota 17) 227, 1102. (Mansi Ampl. Coll. Concil. t. 33 col. 30-31); sesión
(80) Proceso (ver nota 17) 227, 580. XV, cap. XIV (Mansi t. 33, col. 177).
[81a] Ver Concilio de Trento sesión V, cap. II (81b) Proceso (ver nota 17) t. 3897, p. 444.
236» .48-50 E n cíc lic a “ S acerdotal N ostri P r im ordi a ’ » 2341

diligencia como puso empeño el C u r a tregada a Cristo, iluminaba su camino


d e A r s , para vencer los obstáculos y con tanta claridad?83
2
dificultades del estudio, cultivar con
49. Grandeza del ministerio de la pa­
ejercicios la memoria y, ante todo, be­
labra divina y explicación del lado
ber la ciencia de la cruz de Cristo que
atrayente de la virtud. Hasta su piado­
es el libro máximo. Al respecto respon­
sísima muerte S a n J u a n M a r í a V i a n -
dió su Obispo a algunos detractores
n e y fue fidelísimo en instruir ora a los
suyos: “ No sé si es erudito, pero brilla
fieles que estaban confiados a su soli­
con luz sobrenatural” ^828 *) .
3
citud, ora a los piadosos peregrinos que
llenaban su templo, tanto denunciando
48. Las características cautivantes
“ oportuna e importunamente” (84> todos
de su predicación y de su personalidad.
los males bajo cualquier disfraz que se
Por eso, con mucha razón y justicia,
escondiesen, como sobre todo elevando
Nuestro Predecesor, de feliz memoria,
de un modo sublime las almas a Dios,
Pío XII, no temió proponer a los pre­
porque “ prefería mostrar el lado atra­
dicadores sagrados de Roma por mode­
yente de la virtud que no la fealdad del
lo a este humilde párroco rural, dicien­
Vicio” (85>. Este humilde sacerdote había
do: “ El S a n t o C u r a d e A r s no tenía
comprendido en alto grado la dignidad
ni de lejos el genio natural de orador
y grandeza del magisterio de la palabra.
que distinguía a P. Segneri y a B. Bos-
“ Nuestro Señor, decía, que es la misma
suet; pero las luces de sus sentencias
Verdad no estima menos su palabra
que vivas, claras y nobles bullían en su
que su Cuerpo” .
mente, repercutían en el timbre de su
voz, brillaban en su mirada y sugerían 50. Se recalca la obligación de pre­
a la mente y sensibilidad de los oyentes dicar y junto con la aprobación del
ideas, imágenes justas, apropiadas y prudente estudio de nuevos métodos
comparaciones deliciosas que habrían se destaca la fuerza del espíritu apos­
podido causar la admiración y arreba­ tólico. Fácilmente se observa, pues,
tar hasta a un S a n F r a n c i s c o d e S a l e s . que Nuestros Predecesores rebosaban
Estos son los oradores que realmente de gran alegría cuando señalaban este
cautivan las almas de los fieles cristia­ ejemplo a los pastores del pueblo cris­
nos. El que esté lleno de Cristo encon­ tiano para que lo imitasen, pues, en
trará sin gran dificultad medio y ma­ realidad, importa muchísimo que el
neras de ganar a los demás para Cris­ clero ejerza con activa diligencia el
to” (83). oficio de enseñar. A este propósito dijo
S a n P ío X : “ Importa aquí urgir y lu­
Con estas palabras se describe mara­
char por este único punto, que el sa­
villosamente al C u r a d e A r s como
cerdote, cualquiera que sea, no está
maestro catequista y orador sagrado.
obligado a tarea alguna más grave que
Y cuando al declinar su vida su escasa
ésta ni constreñido por lazo más es­
voz no podía llegar a todos los oyentes,
trecho” <86). Esta exhortación que Nues­
todavía su mirada de fuego, sus lágri­
tros Predecesores con inalterable cons­
mas, sus gemidos, testimonios de su di­ tancia reiteraron y que fue incorporado
vino amor, su expresión de acerbo dolor también a las prescripciones del Código
que sufría en su alma aun por el solo de Derecho Canónico^87). Nos la volve­
pensamiento del pecado devolvía a los mos a inculcar con ocasión de las so­
buenos pastos a los fieles que se estre­ lemnidades del Centenario del santo ca­
chaban en torno a su púlpito. Pues, tequista y predicador de Ars.
¿cóm o no se conmoverían todos honda­ En esta oportunidad celebramos y
mente cuando su vida, totalmente en­ estimulamos los esfuerzos que bajo
(82) Proceso (ver nota 17) t. 3897, p. 82. (85) Proceso (ver nota 17) 227, 185.
(83) Ver Pío XII, Exhortación a los párrocos y (86) S. Pío X, Encíclica Acerbo nimís, 15-IV-
predicadores de Cuaresma, Ci torna sempre 1905, sobre la enseñanza catequística; Acta Pii X,
sommamente gradito, 16-III-1946; AAS 38 (1946) t. II, p. 75; ASS 37 (1904-1905) 617; en la Colecc.
186. “ Guadalupe” Encícl. 95, 7, pág. 732, 1? col.
(81) II Timoteo 4, 2. (87) Código Der. Canon., can. 1330-1332.
2342 E n cíclicas del PP. J u a n XXIII (1959) 236, 51-53

vuestro auspicio y dirección, se reali­ siones escuchaba en el tribunal de la


zan con circunspección y prudencia en Penitencia las santas confesiones, todo
varias regiones en orden a mejorar la lo cual se acentuaba aun porque estaba
enseñanza religiosa de jóvenes y de ya exhausto por los ayunos, disciplinas,
adultos la que en sus diferentes formas enfermedades, vigilias y la falta de sue­
y teniendo en cuenta los distintos am­ ño. Pero sobre todo, se sentía torturado
bientes ha de impartirse más apropia­ por los temores interiores que llenaban
damente. Estas iniciativas son muy úti­ toda su alma. Escuchad esta voz de la­
les, pero al celebrarse la conmemora­ mento: “ Se cometen tan impíamente
ción de este Jubileo quiere Dios que contra Dios los pecados que a veces
se arroje nueva luz sobre la admirable nos mueven a pedir que sobrevenga el
y arrolladora fuerza del espíritu apos­ fin del mundo... Es necesario llegar a la
tólico de este sacerdote que con sus aldea de Ars para conocer a fondo la
palabras y las obras de su vida daba gravedad de los pecados y su casi infi­
testimonio de Cristo crucificado, “ no nita multitud... Desgraciadamente, no
en persuasivas palabras de humana sa­ sabemos qué hacer; nos parece que no
biduría, sino en la manifestación y el podemos hacer otra cosa que contristar­
poder del Espíritu"*88). nos y elevar nuestras oraciones a Dios".
Además, el Santo podía haber añadido
III. — EL INCANSABLE APOSTOL aquí que él tomaba sobre sí una parte
DEL CONFESONARIO de la expiación de las culpas. “ Sólo
una pequeña parte del peso de la peni­
51. El martirio, la gloria y el fruto tencia impongo a los que confiesan de­
del confesonario. Nos resta evocar de­ bidamente; el resto lo hago yo en su
tenidamente aquel ministerio pastoral lugar” (91>.
de S a n J u a n M a r í a V i a n n e y , que en el Y realmente, S a n J u a n M a r í a V i a n -
círculo diario de su vida le fue como n e y ponía siempre los ojos en “ los po­
un reiterado martirio, ministerio en cu­ bres pecadores", como él decía, y los
yo desarrollo resplandeció con peculiar llevaba en su corazón, animado por la
alabanza y produjo ubérrimos y salu­ esperanza de verlos, finalmente, con­
dables frutos: la administración del Sa­ vertirse a Dios y derramar lágrimas por
cramento de la Penitencia. “ Diariamen­ sus faltas. A ello convergían todos sus
te oía pacientemente la confesión de cuidados y pensamientos, a ello se di­
culpas durante casi quince horas. Esta rigía la labor en que consumía todo su
enorme labor comenzaba muy de ma­ tiempo y casi todas sus fuerzas*92). Por
drugada y se prolongaba hasta altas la experiencia y la práctica en el sa­
horas de la noche"*89*>. Y cuando que­ grado tribunal de la Penitencia donde
brantado por la fatiga le fallaron las desataba los vínculos de las culpas,
fuerzas quince días antes de su muerte conocía cuánta malicia se encierra en
se acercaron los últimos penitentes al el pecado y cuán crueles ruinas causa
lecho en que yacía moribundo. Según en las almas humanas. Solía pintarlo
referencias, se calcula que el número en horrendos colores: “ Si llenos de fe,
de los que hacia fines de su vida se aseveraba, viésemos el fondo de una
apresuraban a visitarlo anualmente as­ alma manchada con un pecado mortal
cendía a 8Q.OOO(90). moriríamos sacudidos de terror"*93).

52. Vivir y sufrir por los pobres pe­ 53. Apenado por ver ofendido y des­
cadores para que se conviertan del ho­ preciado el amor de Dios; predica la
rror que es el pecado. Difícilmente po­ misericordia y la esperanza. Las penas
drán imaginarse las amarguras, inco­ del infierno que las almas obstinadas
modidades y sufrimientos físicos de en sus pecados debían sufrir, contri­
aquel varón que en interminables se­ buían menos al aumento de su dolor
(88) I Corint. 2, 4. (91) Proceso (ver nota 17) 227, 1018.
(89) Proceso (ver nota 17) t. 6227, 18. (92) Proceso (ver nota 17) 227, 18.
^90) Proceso (ver nota 17) t. 6227, 18. (93) Proceso (ver nota 17) 227, 290.
236, 54-57 E n cíc lic a “ S a c e r d o t ii . N ostri P r im o r d ia ” 2343

y la vehemencia de su palabra que la 55. La confesión frecuente del mis­


angustia que sentía al ver al divino mo sacerdote. Además, Nos confiamos
amor despreciado por el olvido o inju­ plenamente en que los sagrados minis­
riado por la ofensa. Esta obstinación tros, antes que los demás, obedezcan
en los vicios, pues, y el ingrato olvido fielmente a las prescripciones del De­
de tanta bondad de Dios tuvieron por recho Canónico(98> que mandan fre­
efecto que abundantes lágrimas brota­ cuentar piadosa y periódicamente el
ran de sus ojos. “ Amigo mío, decía, yo Sacramento de la Penitencia, tan nece­
me aflijo porque tú no te afliges” (94L sario para lograr la santidad y con má­
En cambio, ¡con cuánta bondad y ha­ ximo aprecio y la correspondiente prác­
bilidad se empeñaba en elevar a gozo­ tica obedezcan las insistentes exhorta­
sa esperanza las almas de los pecadores ciones que el mismo Predecesor Nues­
arrepentidos. No escatimaba sacrificio tro “ dolenti animo” (con ánimo acon­
para constituirse para ellos en ministro gojado) expresa repetidas veces(99).
de la misericordia divina, la cual es,
decía, “ como un torrente salido de ma­ CONCLUSION
dre que arrastra consigo a todas las
E x h o r t a c i o n e s a O b is p o s , C l e r o
almas<95) y que late con un amor más
y P u e b lo C r is t ia n o
que maternal, “ por cuanto Dios es más
pronto para perdonar que una madre 1. Colaboración espiritual a la san­
para sacar a un hijo suyo del fuego” <96L tificación del clero
56. El deber primordial del sacer­
54. Dedicación a la confesión, tam­
dote, la propia santificación. Como es­
bién la frecuente de los pecados venia­ ta Carta Encíclica toca a su término,
les. Los pastores de almas, estimula­ deseamos aseguraros, Venerables Her­
dos por el ejemplo del C u r a d e A r s , manos, que la suavísima esperanza Nos
procuren dedicarse con fervor y con la inunda de que, con el favor de Dios
debida instrucción doctrinal a este mi­ estas centenarias solemnidades estimu­
nisterio de tanta transcendencia, por len más intensamente el fervor de los
cuanto allí, sobre todo, sale triunfante sacerdotes de cumplir su sagrado mi­
la misericordia divina de la malicia hu­ nisterio con más encendido celo, y prin­
mana, y allí se reconcilian con Dios los cipalmente, “ su primordial deber de sa­
hombres lavados de sus crímenes. Ellos cerdote, es decir, el deber de procurar
1,75 deben recordar también que Nuestro su propia santificación” (10°).
Predecesor, de feliz memoria, Pío XII,
reprobaba “ en términos gravísimos” la 57. El sacerdote santo es indispensa­
opinión de aquellos que tenían en me­ ble para solucionar los problemas re­
ligiosos. Si desde la cima de este Su­
nos el frecuente uso del Sacramento de
premo Pontificado a que por inescru­
Penitencia cuando se trataba de las fal­
table designio de la Providencia divina
tas veniales. Este Sumo Pontífice dijo:
hemos sido elevados, ora dirigimos
“ Para un progreso cotidiano más ex­ Nuestros pensamientos a lo que mueve
pedito en el camino de la virtud quere­ la esperanza y expectación de las al­
mos recomendar con toda decisión la mas, ora pensamos en tantas regiones
práctica piadosa de la confesión fre­ del orbe aun no iluminadas por la luz
cuente, introducida por la Iglesia no del Evangelio, ora meditamos, final­
sin inspiración del Espíritu Santo” (97\ mente, sobre las innumerables nece-
(94) Proceso (ver nota 17) 227, 990. “ Guadalupe” Encícl. 177, 73, pág. 1614; Encícl.
(95) Proceso (ver nota 17) 227, 978. Mediator Dei et hominum, 20-XI-1947; AAS 39
(96) Proceso (ver nota 17) t. 3900, p. 1554. (1947) 585; en la Colección “ Guadalupe” Encícl.
(97) Pío XII, Encíclica Mystici Corporis, 29-VI- 185, 106, pág. 1747; Exhortación Apost. Mentí
1943; AAS 35 (1943) 235; en la Colección “ Guada­ Nostrae, 23-XI-1950, AAS 42 (1950) 674; en la
lupe” Encícl. 177, 73, pág. 1614. Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 195, 53, pág. 1817.
(98) Código Der. Canon, can. 125, § 1. (100) Pío XII Exhortación Apost. Mentí Nostrae,
(99) Ver Pío XII Encíclica Mystici Corporis, 23-XI-1950; AAS 42 (1950) 677; en la Colecc.
29-VI-1943; A. A. S. 35 (1943) 235; en la Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 195, 61, pág. 1819.
2344 E ncíclicas del PP. Juan XXIII (1959) 236, 58-60

sidades del pueblo cristiano, siempre den, tenéis como inmediatos colabora­
se levanta ante Nuestra mirada la fi­ dores en vuestro ministerio y a los que
gura del sacerdote. Si faltase el sacer­ sentís tan unidos con lazos sagrados a
dote o si fallase su acción cotidiana, vuestras propias personas.
¿qué sería de todas las empresas apos-
576 tólicas, aun de aquellas que parecen es­ 2. Los fieles y la santificación del
pléndidamente acomodadas a la hora clero; el problema vocacional
presente? ¿Qué lograrían aun los mis­
mos seglares que se empeñan genero­ 59. Los fieles deben cooperar a la
samente en la cooperación al aposto­ santificación de sus sacerdotes. Tam­
lado? A todos estos ministros del Se­ bién a todos los fieles cristianos quere­
ñor, pues, a los que tanto amamos y en mos dirigir paternales exhortaciones a
los que la Iglesia cifra tantas esperan­ propósito de la celebración de este
zas, a esos sacerdotes, repetimos, no ti­ Centenario, a fin de que eleven a Dios
tubeamos, en nombre de Cristo y con insistentes preces por sus sacerdotes y
afecto paternal, hacer el llamado a que así contribuya cada uno en la medida
con suma fidelidad cumplan con todo de sus posibilidades, con sus esfuerzos
lo que les exige la gravedad de su vo­ a la santificación sacerdotal. Con mu­
cación eclesiástica. Refuercen este Nues­ cha fe y esperanza dirigen hoy día sus
tro llamamiento las sapientísimas pala­ ojos y sus corazones al sacerdote pre­
bras de S a n P í o X que dicen: “ Para cisamente aquellos cristianos que se dis­
promover el reinado de J e s u c r i s t o en
tinguen por una más fervorosa piedad.
la tierra ninguna cosa es tan necesaria En un mundo en que reina ampliamen­
como la santidad del clero, a fin de que te tanto el poder del dinero como la se­
con el ejemplo, la palabra y la doctrina ducción de los sentidos y el exagerado
ilumine el camino de los fieles cristia- aprecio de la técnica, quieren ver en
nos” (101\ Esta sentencia se une a las el sacerdote al hombre que hable en
palabras que S a n J u a n M a r í a V i a n n e y
nombre de Dios, que esté animado de
dijo delante de su Obispo: “ Si queréis fe firme y que, casi olvidado de sí mis­
convertir a toda vuestra diócesis es ne­ mo, arda en encendida caridad. Com­
cesario que se hagan santos todos vues­ prendan, pues, todos que pueden pres­
tros párrocos tar mucha ayuda a que los sagrados
ministros alcancen esa excelsa meta si
58. El Obispo debe ayudar a su cle­ sólo los tratan con la reverencia que
ro en sus problemas. A vosotros, Ve­ corresponde a su dignidad sacerdotal,
nerables Hermanos, que, principal­ si miran con el debido aprecio el oficio
mente, cargáis con la grave responsabi­ pastoral, si comprenden sus dificulta­
lidad de la santificación de vuestro cle­ des y si, finalmente, les prestan su ser­
ro queremos recomendar encarecida­ vicial colaboración con más activo celo.
mente que salgáis solícitos al encuentro
de sus dificultades, a veces graves, que 60. El llamado vocacional a la ju ­
apremian su vida personal o el cum­ ventud. No podemos menos de volver
plimiento de su ministerio. ¿Qué no Nuestro corazón paternal especialmente
puede hacer un Obispo que ama al cle­ a los jóvenes que abrazamos con más
ro que le está confiado, que ha con­ encendido amor y en cuya labor cifra
quistado su confianza, efectivamente la Iglesia las esperanzas del porvenir.
lo conoce, lo rodea de asidua solicitud “ La mies es mucha, pero los operarios
y lo guía con ánimo firme y paternal? son pocos” (102). ¡En cuántas regiones
Si os incumbe dispensar la solicitud los esperan ansiosamente los heraldos
pastoral a toda vuestra diócesis, de­ de la verdad evangélica para que los
béis rodear de singularísimo cuidado a reemplacen en sus tareas. No faltan
los que, constituidos en el sagrado or- pueblos que languidezcan miserable-
(101) Ver S. Pío X, Epístola La ristorazione; (102) Ver Mateo 9, 37.
Acta Pii X, t. I, p. 257.
236, 61-64 E n cíc lic a “ S a ce r d o t ii N ostri P r im o r d ia ” 2345

mente más por el hambre de alimento pende estrechasimamente la salvación


espiritual que por el material. ¿Quién de innumerables hombres.
les proporcionará el manjar celestial de
la vida y de la verdad? Confiamos fir­ 3. El Cura de Ars y la Inmaculada
memente en que los jóvenes de nues­ Concepción (Ars y Lourdes)
tros días no menos que los de los tiem­
pos idos respondan generosamente al 63. La aparición de la Inmaculada y
llamado del divino Maestro en lo que
la devoción que le tenía el santo Cura
concierne al progreso de esta obra tan de Ars. Ahora volvemos Nuestros ojos
necesaria. también a la Madre de Dios exenta de
toda culpa original. Poco antes de que
61. Las persecuciones y el destino el S a n t o C u r a d e A rs cumpliese la lar­
dichoso y elevado del sacerdote. A me­ ga carrera de su vida colmada de mé­
nudo suelen los sacerdotes vivir en cir­ ritos celestiales, M a r í a se había apare­
cunstancias realmente difíciles. Nadie cido en otra región de Francia a una
se ha de maravillar por ello, pues, los niña inocente y humilde para invitar
enemigos de la Iglesia hacen primero por medio de ella, con exhortación ma­
blanco de sus vejámenes e insidias a los ternal, a los hombres a dedicarse a la
sacerdotes del Señor, por cuanto los que oración y la penitencia cristiana. Des­
desean destruir la Religión desafían con pués de un siglo esta augusta voz con­
su odio ante todo a los sacerdotes, como mueve aun las almas resonando con un
confesaba el C u r a d e A r s . eco casi inmenso a lo largo y ancho del
Sin embargo, en medio de esas gra­ mundo. En realidad, lo que este sacer­
vísimas dificultades brota de la concien- dote, elevado al honor de los Bienaven­
578 cia que tiene de su oficio una excelsa turados del cielo, cuyo Centenario con­
y genuina felicidad para los sacerdotes, memoramos, hizo y dijo iluminó, con
que arden en celo por la Religión, por­ cierta anticipada luz del cielo, las ver­
que saben que el divino Salvador los dades sobrenaturales que en la gruta de
llamó precisamente para que presten Lourdes fueron reveladas más tarde a
sus servicios y ayuda a una causa san­ la inocente niña. El Santo que veneraba
tísima que mira la redención de las con piadosísimo culto a la Virgen y
almas y la edificacin progresiva del Madre de Dios concebida sin mancha
Cuerpo Místico de Cristo. Las familias de pecado, consagró su templo parro­
cristianas consideren una excelsa mi­ quial a M a r í a Inmaculada y con hon­
sión «entregar sacerdotes a la Iglesia y dísimo sentimiento de piedad y gozo
por eso ofrezcan con ánimo gozoso y acogió reverente en el año 1854 el dog­
agradecido a sus hijos para ministros ma católico que en forma infalible con­
del Señor. firmó esta verdad*103^.

64. Dos Centenarios unidos: el de


62. La gravedad del problema voca- Lourdes y el de Ars. Con la merecida 579
eional. Mas no es necesario que Nos acción de gracias, pues, que debemos
detengamos más en este punto para que al Sumo Dios, unimos las dos conme­
esta Nuestra exhortación conmueva moraciones centenarias, la de Lourdes
también vuestros corazones, Venerables y la de Ars, que se suceden providen­
Hermanos, pues Nos estamos seguros cialmente una a otra y honran grande­
de que comprenderéis perfectamente la mente a la Nación tan cara a Nues­
ansiedad de Nuestro corazón y su fuer­ tro Corazón que se gloría albergar en
za de persuasión y que os esforzaréis su suelo aquellos santísimos lugares.
en participar en ella. Entretanto, em­ Acordándonos de tantos beneficios reci­
pero, encomendamos a la intercesión bidos y con la esperanza de que nue­
de S a n J u a n M a r í a V i a n n e y esta causa vos favores descienden en adelante so­
de tanta transcendencia, de la cual de­ bre Nos y la universal Iglesia, hace-
(103) Proceso (ver nota 17) 227, 90.
2346 E ncíclicas del PP. J u an XXIII (1959) 236, 65

mos Nuestra la oración del S a n t o C u - por impulso divino, se sienten llamados


p
r a d e A r s que muy a menudo brotaba al
a sacerdocio y se logre también entre
de sus labios: “ Bendita sea la Santísi- ttodos los cristianos un más activo in­
ma e Inmaculada Concepción de la tterés por adelantar todo lo que con­
Bienaventurada Virgen M a r í a , Madre ccierne la vida y el ministerio sacerdo­
de Dios. Todas las naciones ensalcen, t;
tales, a todos y a cada uno, y en primer
toda la tierra invoque y bendiga vuestro li
lugar a vosotros, Venerables Hermanos,
Corazón Inmaculado” U°4). iiimpartimos, con todo afecto, como pren­
d da de las gracias celestiales y testimo­
65. Vivas esperanzas y Bendición nion de Nuestra benevolencia, la Bendi­
Apostólica. Con la viva confianza de ción
c Apostólica.
que este Centenario de la muerte de Dado en Roma, junto a San Pedro,
S a n J u a n M a r í a V ia n n e y suscite en eel l 9 de agosto de 1959, año primero
todo el mundo el piadoso fervor sea d de Nuestro Pontificado.
entre los sacerdotes sea entre los que,1 *I.
4
0 JUAN PAPA XXIII.
(104) Ver Archivo Secreto del Vatic. t. 227, p.1021.

ESQUEMA

INTRODUCCION: COINCIDENCIAS Y ENSEÑANZAS ( 1 - 7 )


1. Significativos acontecimientos de la vida de Juan X X III (1 - 3)
2. Enseñanzas del Centenario de S. Juan Vianney ( 4 - 5 )
3. El objetivo de la Encíclica ( 6 - 7 )

PRIM ERA PARTE: ASCETICA SACERDOTAL (8 -2 4 )


I. — Los Consejos Evangélicos en general y en su relación con la santidad sacerdotal (8-11)
II. — Los Consejos Evangélicos en particular (12 - 24)
1. La Pobreza (1 2 -1 6 )
a) Ejemplo admirable de pobreza evangélica del Cura de Ars (1 2 -1 3 )
b) Aplicaciones para los sacerdotes de hoy y su vida de pobreza (14 -1 6 )
2. La Castidad Evangélica (17 - 20)
3. El espíritu de obediencia (21 - 24)

SEGUNDA PARTE: ORACION Y CULTO EUCARISTICO (2 5 -3 9 ) *


I. — La oración en general (25 - 29)
1. El Cura de Ars hombre de oración, ante el tabernáculo (25)
2. La enseñanza del Santo acerca de la oración sacerdotal (2 6 -2 7 )
3. El sacerdote es, en primer lugar, hombre de oración (28 - 29)
II. — El Culto Eucarlstico (30 - 39)
1. La piedad eucarística del Cura de Ars (30)
2. La oración eucarística sacerdotal y pastoral (31 - 32)
3. El sacerdote y el santo sacrificio de la Misa (33 -3 6 )
4. La santa misa, fuente primaria de la santificación personal (37 - 39)

TERCERA PARTE: CELO PASTORAL (4 0 -5 5 )


I — Celo y responsabilidad pastorales en general (40 - 45)
1. El santo Cura de Ars, modelo de celo pastoral (40 - 41)
2. El alto sentido de las propias responsabilidades pastorales (42 - 45)
II — Predicador y Catequista infatigable (5 1 -5 5 )
III — El incansable Apóstol del confesonario (5 1 -5 5 )

CONCLUSION: EXHORTACIONES A OBISPOS, CLERO Y PUEBLO CRISTIANO (56 - 65)


1. Colaboración espiritual a la santificación del clero (5 6 -5 8 )
2. Los fieles y la santificación del clero; el problema vocacional (59 - 62)
3. El Cura de Ars y 'la Inmaculada Concepción (Ars y Lourdes) (63 - 65)
23^

ENCICLICA “GRATA RECORD ATIO” <*>


(26-IX-1959)

SOBRE EL REZO PIADOSO DEL ROSARIO MARIANO,


ESPECIALMENTE EN EL MES DE OCTUBRE

JUAN PP. XXIII


Venerables Hermanos, salud y bendición apostólica

INTRODUCCION para el aprovechamiento de la vida


cristiana.
G r a t o s r e c u e r d o s j u v e n il e s Invitaban, de un modo fuerte y sua- 674
ve al pueblo católico a dirigir súplicas
AAS 1. Recuerda el Papa a León XIII y llenas de confianza a Dios, interpo­
51 sus Encíclicas sobre el santo Rosario. niendo la poderosísima intercesión de
673 El grato recuerdo de aquellas cartas En- la Virgen Madre de Dios mediante el
c í c l i c a s (1) que Nuestro Predecesor, de rezo del santo Rosario. Gomo es sabido,
inmortal memoria, L e ó n XIII, al acer­ es éste un excelentísimo modo de orar
carse el mes de octubre, dirigió, en y meditar compuesto a manera de mís­
varias ocasiones, al universo mundo tica corona, en la que las oraciones del
católico para exhortar a los fieles a la “ Ave-María” , de la dominical del “ Pa-
piadosa práctica del Santo Rosario, es­ dre-Nuestro” y de la doxología de la
pecialmente durante ese mes, vuelve a santísima Trinidad que se llama el
menudo, desde los años de Nuestra ni­ “ Gloria Patri” , se entrelazan con la
ñez, a Nuestro espíritu; de aquellas En­ consideración de los más importantes
cíclicas — decimos— que estaban orna­ misterios de nuestra fe, en que se pre­
das por la variedad de sentencias, im­ senta, como en otros tantos cuadros,
buidas de sabiduría, vibrantes cada vez el drama de la Encarnación y de la Re­
con nueva inspiración y oportunísimas dención de Nuestro Señor.

(* ) A. A. S. 51 (1959) 673-678. La presente Encíclica está dirigida a los Cardenales, Arzobispos y


Obispos de todo el orbe católico. El texto oficial latino tanto en el L’Osservatore Romano del
30-IX-1959 como en AAS. no trae el esquema intercalado; aparece intercalado, sí, en lo que el L’Osser­
vatore Romano, 30-IX-59, presenta como “ traducción nuestra” (del L’Osservatore). Los subtítulos son
de responsabilidad de esta edición ( “ Guadalupe” ). La presente reprodución española sigue el texto
oficial (latino) adoptando no pocas veces la mayor plenitud del texto italiano del L’Osservatore, que,
según noticias fidedignas, es el original. Véase también la versión que ofrece L’Osservatore Romano,
edición castellana, Buenos Aires, n. 391, del 15 de octubre de 1959, la que sigue los pasos de la “ tra­
ducción” italiana del L’ Osservatore de Roma. Las notas entre [ . . . ] no se hallan en el original. (P. H.).
(1) Ver las Encíclicas de León XIII sobre elIX-1893, Acta Leonis, vol. XIII, p. 283, A. S. S.
Santo Rosario: Encíclica Supremi apostolatus, vol. 26, p. 193 (en la Colecc. “ Guadalupe” En­
l-IX-1883, Acta Leonis XIII, vol. III, 280; A. S. S. cíclica 64, p. 476-481); Encícl. Iucunda semper,
vol. 16, p. 113 (en la Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 8-IX-1894, Acta Leonis, vol. XIV, p. 305, A. S. S.
41, pág. 296-299); Carta Salutaris ille Spiritus, 27-(1894) 177 (en la Colecc. “ Guadalupe” Encícl.
25-XII-1883, A. S. S. 16, p. 209-211 (en la Colecc. 69, p. 525-530); Encíclica Adintricem populi. 5-IX-
“ Guadalupe” Encícl. 42, p. 300-301); Encíclica Sn- 1895, Acta Leonis XIII, vol. XV, p. 300, A.S.S. 28
periore anno, 30-VIII-1884, Acta Leonis, vol. IV, (1895) 189 (en la Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 71,
p. 123, A. S. S. vol. 17, 49 (en la Colecc. “ Guada­ p. 534-540); Encícl. Fidentem piumque, 20-IX-1896,
lupe” Encícl. 45, p. 320-321); Encíclica Quamquam Acta Leonis, vol. XVI, p. 278, A. S. S. vol. 29
pluries, 15-VIII-1889, Acta Leonis, vol. IX, p. 175, (1896-1897) 204 (en la Colecc. “ Guadalupe” En­
A. A. S. vol. 22, p. 65 (en la Colecc. “ Guadalupe” cícl. 73, p. 565-569); Encícl. Augustissimae Virgi-
Encícl. 55, pág. 392-395); Encíclica Octobri mense, nis, 12-IX-1897, Acta Leonis, vol. XVII, p. 285,
22-IX-1891, Acta Leonis, vol. XI, p. 299, A. S. S. A. S. S. vol. 30, p. 129 (en la Colecc. “ Guadalupe”
24 (1891) 193-203 (en la Colecc. “ Guadalupe” En­ Encícl. 76, p. 585-589); Encíclica Diuturni tem-
cícl. 60, p. 446-453); Encícl. Magnae Dei Matrís, poris, 5-IX-1898, Acta Leonis, vol. XVIII, p. 153,
8-IX-1892, Acta Leonis, vol. XII, p. 221, A. S. S. A. S. S. 32 (1898) 146-149 (en la Colecc. “ Guada­
vol. 25, p. 139 (en la Colecc. “ Guadalupe” En­ lupe” Encícl. 80, p. 607-609); Epíst. Apost. Parta
cícl. 62, p. 463-469); Encícl. Laetitiae sanctae, 8- humano generi, 8-IX-1901, ASS 34 (1901) 193-195).
— 2347 —
2348 E n cíclicas del P P . J u a n X X III (1959) 237, 3-5

2. El Papa reza siempre el Rosario. júbilo— la clara demostración a la


— El objeto de la presente Encíclica. vista de todos, de que, en ia perpetua
Este suave recuerdo de Nuestra edad sucesión de las vicisitudes humanas,
juvenil no Nos ha abandonado en el el Pontificado romano sobrevive a tra­
correr de los años, ni siquiera se ha vés de los siglos, aunque cada Jefe vi­
atenuado; por el contrario, — lo deci­ sible de la Iglesia católica, cumplido el
mos con toda sencillez— tuvo la vir­ tiempo que la Providencia señaló es
tud de hacer cada vez más caro a Nues­ llamado a abandonar este destierro te­
tro espíritu el santo Rosario, que nunca rrenal?2
4
3
dejamos de rezar completo todos los
días del año» y que deseamos realizar 4. El encarece rezar por el Sumo
con particular fervor, sobre todo, en Pontífice, la Iglesia y el pueblo. Todos
el mes de octubre. los fieles cristianos, volviendo la mira­
En el transcurso de este primer año da, ora a Pío XII, ya fallecido, ora a su
— que toca a su fin— de Nuestro Ponti­ humilde sucesor, en quienes S an P edro
ficado no Nos faltó oportunidad de ex<* perpetúa el oficio de Supremo Pastor,
hortar reiteradamente al clero y pue­ han de elevar a Dios la misma e idén­
blo cristiano a que eleven a Dios públi­ tica plegaria: “ Que te dignes conservar
cas y privadas plegarias, pero ahora de­ en la santa fe al Sumo Pontífice y a
seamos exhortarlos, de un modo, po­ todos los órdenes eclesiásticos, te ro­
dríamos decir, más vivo y también emo­ gamos, óyenos” W
cionado, por los muchos motivos que Nos place, además, recordar aquí que
brevemente expondremos en Nuestra también Nuestro inmediato Predecesor,
Encíclica. con la Encíclica “ Ingruentium malo­
rum” exhortó ya a los fieles de todo
PARTE PRINCIPAL el mundo, como Nos lo hacemos aho­
í. Recuerdo de dos aniversarios ra, al piadoso rezo del Santo Rosario,
3. Juan XXIII conmemora su elec­ especialmente en el mes de octubre. En
ción y ensalza el Papado. En el pró­ aquella E n c í c l i c a hay una adverten­
ximo mes de octubre se cumple el pri­ cia que muy gustosamente repetimos
mer aniversario que Nuestro Predece­ aquí: “ Dirigios cada vez con mayor
sor Pío XII, de venerable memoria, cu­ confianza a la Virgen Madre de Dios,
ya existencia brilló con tantos y tan a quien los cristianos siempre y princi­
grandes méritos, abandonó en piadoso palmente han recurrido en las adver­
tránsito esta vida mortal. Veinte días sidades, por cuanto ella ha sido cons­
después, sin mérito alguno de Nuestra tituida fuente de salvación para todo
parte, fuimos elevados, por inescruta­ el género h u m a n o ^ .
ble designio de Dios, al supremo pon­
2. Intenciones misionales
tificado.
Dos Sumos Pontífices se tienden la 5. Entrega de la cruz misional y cen­
mano, para transmitirse como sagrada tenario del Colegio americano, dos he­
herencia la mística grey y para procla­ chos que señalan la misión apostólica
mar entre ambos la continuidad de su de la Iglesia. El 11 de octubre tendre­
ansiosa solicitud pastoral y de su amor mos la gran alegría de hacer entrega
a todos los hombres. del Crucifijo a un nutrido grupo de jó ­
Por ventura, ¿no son estas dos fe­ venes m isioneros^ que, abandonando
chas — la una de tristeza, y la otra de2
4 la amada Patria, asumirán la ardua
3
(2) Letanía de Todos los Santos. fice la Cruz Misional y con ello la “missio ca­
(3) P ío X I I Encíclica In g r u e n tiu m m a lo r u m , nónica” directa, según una fórmula nueva espe­
15-IX-1951, A. A. S. 53 (1951) 577 (en la Colecc. cialmente compuesta para el caso, pertenecían
“Guadalupe” Encícl. 202, p. 1900-1903). a 24 países distintos: Alemania, Argentina, Aus­
(4) P í o X I I Encícl. In g r u e n tiu m m a lo r u m , tria, Bélgica, Brasil, Canadá, Congo Belga, China,
15-IX-1951, A. A. S. 53 (1951) 578-579 (en la Co­ España Estados Unidos de Norteamérica, Filipi­
lecc. “Guadalupe” Encícl. 202, 3, p. 1901). nas, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Hungría,
(5a) S an I r e n e o , Adv. Ilaeres. III, 22 (Migne Irlanda, Italia, Malta, Polonia, Portugal, República
PG. 7, col. 959). Arabe Unida, Sudán y Vietnam, y se disponían
[5b] I. —Los misioneros que el 11 de octu­ a ir a trabajar a las misiones sitas en todo el
bre de 1959 recibieron de manos del Sumo Pontí- orbe, desde las tierras esquimales en el Norte
237, 5 E n cíc lic a “ Gr a t a r e c o r d a t io ” 2349

tarea de llevar la luz del Evangelio a tro deseo subir al Janículo para cele­
pueblos lejanos. brar con felices augurios el primer cen­
El mismo día, por la tarde, es Nues- tenario de la fundación del Colegio
hasta el Sur de Africa, a casi todas partes de fiesto ante los ojos de todos la estima, el amor,
este vasto continente y a muchos países del Cer­ la predilección que sentimos por tantos hijos ge­
cano y Lejano Oriente. Lo que llama la aten­ nerosos y fervientes que vuestra falange, pronta
ción en esta lista es que figuren en ella no sólo para la partida, representa. Los misioneros de
naciones satélites como Polonia y Hungría, sino todo el mundo, lejos de la familia y de la patria,
también, lo que es más significativo y consolador privados a menudo del apoyo material y aun del
aún, representantes de “pueblos de color” a los consuelo espiritual por la soledad en que viven,
que solemos llamar países de misión como China, por las dificultades que deben superar, se man­
Sudán, Vietnam y aun la República Arabe Unida. tienen fervorosos y serenos, aun años después
La Iglesia y su evangelización es, como se ve, del día en que partieron llenos de entusiasmo pa­
realmente católica, o sea universal. Fueron 314 ra servir a la Iglesia, y hasta a la causa misma
sacerdotes, 183 religiosas y una veintena de del bienestar y de la civilización.
seglares (médicos, enfermeros, técnicos etc. que, 4. El Papa recuerda su propia actividad entre
por algún tiempo o de por vida, casados o sol­ los misioneros y en la “ Propaganda Fide” . Nos
teros prestarán sus servicios a las misiones bajo sentimos cerca de vosotros y en familia con to­
la autoridad de sus superiores eclesiásticos), los dos los misioneros, los saludamos con palabra
que, arrodillándose de dos en dos delante del emocionada, con mirada y corazón paternales.
Supremo Pastor y Pontífice recibieron en esta Los misioneros fueron, en efecto, después de
oportunidad con la cruz la autorización oficial 17 años de labor en Nuestras diócesis, Nuestro
de predicar el Evangelio en todo el mundo; los campo de trabajo en Roma, durante un período
misioneros pertenecían a 41 Ordenes y Congre­ de renovación y fervor por la reorganización de
gaciones masculinas y 34 femeninas. las OBRAS MISIONALES. Con profunda alegría
II. • - Juan XXIll en una sentida Alocución, de Nuestro corazón recordamos los años pasados
después de la entrega de las Cruces, señaló a en la “Propaganda Fide”, durante los cuales,
los 510 jóvenes apóstoles el significado del acto. entre otras experiencias, tuvimos la oportunidad
Al mismo tiempo se habían congregado en torno de conocer personalmente a muchos misioneros,
al Padre común un grupo de empleados de Co­ de apreciar su sólida formación, su ardiente es­
rreos y Telecomunicaciones de Roma, inscritos en píritu apostólico, sus sacrificios conocidos sólo
la Asociación Cristiana de Trabajadores Italia­ por Dios.
nos (ACLI) solicitando su Bendición. A ellos se Nos pudimos seguir de cerca esa obra silencio­
refiere Juan XXIII en la Introducción de su sa e imponente durante el ejercicio de otros en­
Alocución y al concluirla, antes de imnartir la cargos que Nuestros Predecesores quisieron con­
bendición. Estas circunstancias particulares ha­ fiarnos luego en Bulgaria, Turquía, Grecia y Fran­
bían atraído especia’mente a esos empleados. (A. cia, admirar los cenáculos de formación y sus su­
A. S. 51 [1959] 766-769). cesivas irradiaciones apostólicas.
El Papa comenzó diciendo:
1. Las especiales circunstancias del acto. “Las 5. Culmina la actuación papal entre misioneros
particulares circunstancias de Nuestro ministerio, con la ceremonia de envío que lleva ahora a cabo.
mientras Nos dirigimos esta mañana a una selec­ Damos gracias a Dios por ésta que reputamos
tísima porción de hijos Nuestros, los Misioneros una de las más insignes gracias que su bondad
que están por partir para tierras lejanas como ha concedido a nuestra humilde vida. Todos estos
nuevos heraldos del Evangelio en el mundo en­ recuerdos se acentúan con un tinte de intensa
tero, no Nos permiten olvidar a tantos y tantos ternura en la solemne circunstancia de hoy, en
otros que de Roma, de Italia y de todo el orbe, que un nuevo grupo de misioneros, señal de la
Nos solicitan, también ellos, una palabra y una indefectibilidad del mensaje evangélico, se añade
bendición. Estas circunstancias particulares han a otras innumerables pléyades para difundir en
unido esta mañana al magnífico espectáculo de todo el mundo la Religión de Cristo.
los Misioneros que parten, a varios grupos de Gozo y emoción inefables mézclanse en nues­
los núcleos de Correos y Telecomunicaciones de tro corazón, y nos alegramos al tributar a vos­
Roma. Queridos hijos de Roma: queremos reser­ otros y a todos los misioneros nuestro aplauso
var (al final) una palabra especialmetnte alenta­ por haber correspondido a vuestra vocación sin­
dora para vosotros. gular, junto con vuestra palabra de aliento para
2. La entrega de la Cruz misional y el Sacrificio el buen trabajo.
de la Cruz. Nuestros labios se abren ante todo “Id pues y enseñad a todas las gentes, bauti­
para estos primeros mensajeros que se lanzan al zándolas... Enseñándoles a guardar cuanto os
anuncio de la celestial Nueva que Jesús trajo al mandé” (Mat. 28, 19-20). Vosotros lleváis la ban­
mundo: “Gloria a Dios y paz en la tierra a los dera de paz sobre las líneas avanzadas de una
hombres de buena voluntad”. (Luc. 2, 14). acción que no conoce tregua. La Iglesia espera
AAS Dilectos hijos Misioneros: de vosotros el dorarse de las mieses las que ma­
La entrega del Crucifijo es una ceremonia sen- durarán a merced de vuestro ministerio sacerdotal 768
766 cilla y sugestiva. Es como el último, el definitivo y sacramental, de la enseñanza evangélica, del
acto de consagración al apostolado misionero, y esfuerzo por conservar en toda su integridad el
es motivo de íntima emoción para Nuestro ánimo sagrado depósito de la Revelación, comunicado
cómo enardece a la piadosa muchedumbre de fie­ con siempre mayor fervor.
les. 6. La evangelización es al mismo tiempo obra
767 Gozosos hemos celebrado con vosotros y por de civilización pese a las persecuciones. Los pue­
vosotros los santos Misterios Eucarísticos, en pri­ blos os esperan. Con la suavidad del mensaje
mer lugar, para que recogidos en torno al altar de Cristo llevaréis el secreto de la verdadera paz
del Eterno Sacerdote se renovara entre nosotros y del tranquilo progreso. Con labor paciente y
el Sacrificio redentor del Calvario del cual la tenaz, los Misioneros de todas las épocas han
acción misionera de la Iglesia recibe su vitalidad, contribuido a la elevación de los pueblos irra­
su significado y su eficacia. diando sobre ellos la luz de la Cruz de Cristo.
3. La estima y el amor del Papa para con to­ Verdad es que en algunos países esta obra ha
dos los misioneros. Hemos querido, además, cele­ sido subestimada u olvidada, cuando no se ha
brar estas ceremonias para que quede de mani- llegado a formas variadas, patentes o veladas, de
2350 E n cíclicas del P P . J u an X X III (1959) 237, 5

Americano del N o r te é , en unión con Las dos ceremonias, fijadas, aunque


sus Superiores y alumnos. no intencionalmente, para el mismo
hostilidad Pero Nos alimentamos en nuestro co­ Sostenedlos en los momentos’ difíciles; confor­
razón la esperanza gozosamente manifestada per tad sus fuerzas, consolad sus corazones, coronad
nuestro Predecesor San León Magno: “Las per­ su trabajo con conquistas espirituales. No buscan
secuciones no empequeñecen a la Iglesia sino que ellos éxitos humanos o bienes caducos, sino sola­
la engrandecen; y el campo del Señor se viste de mente vuestro triunfo y el bien de las almas.
mieses siempre más abundantes cuando, uno tras Vuestra imagen crucificada, que los acompa­
otro, los granos caldos renacen multiplicados” ñará por toda su vida, hábleles de heroísmo, de
(Serm. 82, 6; Migne PL. 54, 426). ¡Animo, pues! abnegación, de amor, de paz: sea para ellos con­
La Iglesia Santa ha recibido de su Fundador el fortación y guía, luz y fuerza, a fin de que por
mandato universal de dirigirse a todas las gentes medio de ellos, se difunda siempre más vuestro
para reunirlas en una sola familia, y ninguna nombre bendito por el mundo, y ellos, rodeados
fuerza humana, ninguna dificultad, ningún obs­ de un número siempre mayor de hijos vuestros,
táculo puede debilitar su arrojo misionero que puedan cantaros el himno del reconocimiento, de
sólo tendrá fin cuando Jesús “haya entregado la gloria y de la redención.
el reino a Dios Padre, cuando haya abolido lodo (Aqui sigue la alocución a los empleados de
principado y toda potestad y toda virtud... de Correos y Telecomunicaciones y la Bendición
manera que Dios lo sea todo en todas las cosas” Apostólica).
(I Cor. 15, 24, 28).
7. En su vía crucis, el misionero debe confiar [5C] Juan XXIII, al visitar el día 11 de octubre,
en Dios. fiesta de la Maternidad de María, ese Colegio
Dilectos Hijos: pronunció en latín un discurso, al cual añadió
La imagen del Crucificado que hemos entregado una parte final en inglés para los católicos nor­
a cada uno de vosotros, como sello y viático de teamericanos que, en peregrinación, habían acu­
vuestra misión, os recordará la senda por seguir dido a celebrar el Centenario del Colegio en el
pan asegurar a vuestro trabajo su plena fecun­ nuevo edificio, mientras el antiguo se entregó a
didad. Cristo clavado en el leño, anonadado por los sacerdotes estadounidenses.
el doloroso suplicio, extiende los brazos para En su discurso Juan XXIII hace la historia del AAS
abrazar a todos los hombres. El os enseñará a Colegio y del Catolicismo estadounidense. Repro- 51
qué precio se obtiene la salvación del mundo. El duciremos, por eso, los acápites más importantes. 770
es el ejemplo y el modelo a seguir: “Sólo llega a Comenzó diciendo:
El —son todavía palabras de San León Magno— i. El Papa se refiere a la ocasión presente. Va­
quien camina por el sendero de su paciencia y rias y gratísimas causas Nos ha brindado este
de su humildad. No falta a lo largo de este sen­ día, dedicado a María, la Bienaventurada Madre
dero la pena afanosa del cansancio ni la nube de de Dios, que hoy nos sonríe. x\ primera hora de
la tristeza ni la azarosidad del miedo. Os encon­ la mañana, en medio del esplendor de la Basílica
traréis con las asechanzas de los malos, con las de San Pedro, inmolamos a Dios la Hostia euca-
persecuciones de los infieles, con las amenazas rística en presencia de los pregoneros del Evan­
de los poderosos, con las ofensas de los sober- gelio, a los cuales entregamos luego la imagen de
769 bios: cosas todas ellas que el “Señor de las virtu­ Cristo Salvador. Ahora venimos, Venerables Her­
des y el Rey de la gloria” ha experimentado en manos y dilectísimos hijos, a este Colegio Ponti­
la figura de nuestra debilidad... precisamente a ficio de los Estados Unidos de América del Nor­
fin de que, en medio de los peligros de la vida te, para visitarlo y para hablaros.
presente, no deseemos nosotros alejarlos con la i. Saluda a los presentes y a los católicos de
fuga, sino superarlos con la paciencia” (Serm. 67, Estados Unidos. Celebráis hoy el año centenario
6; Migno PL. 54. 871-2). de la fundación de este Colegio. Muchos habéis
No cifréis vuestra confianza en otras astu­ llegado desde vuestras patrias playas, rpovidos
cias o en subsidios de inspiración humana. por tan solemne memoria, por la fausta trascen­
8. El Papa está a su lado. Dilectos Hijos: aso­ dencia de esta celebración secular; para dar a
ciad siempre el doble título que el Señor Jesús Dios las debidas gracias junto con los Superio­
quiso que fuera conferido a Nuestra debilidad res y alumnos del Colegio; para manifestar con
personal en los misterios de su misericordia, y ellos vuestro regocijo: con vivo amor sentimos
con el doble título, la doble carga de Padre y de unidos a vosotros en vuestro aplauso, aun a tan­
Pastor de la Iglesia universal, de humilde Siervo ta distancia, a todos los sagrados Pastores, a los
de los siervos de Dios. sacerdotes, a los fieles cristianos de vuestra pre­
Nos estaremos siempre con vosotros: estará con clara Nación.
vosotros el pueblo cristiano, en las fatigas, en las Deseando participar de estos gozos, de todo
luchas, en los consuelos que os esperan. Nos ora­ corazón Nos llegamos hasta vosotros, os abraza­
mos y oraremos siempre al Señor por vosotros, mos en paternal felicitación, a fin de manifestaros
por las almas que os serán confiadas, por los que­ a vosotros y a todos los vuestros el amor con que
ridos parientes a quienes dejáis en la Patria, a fin la Sede Apostólica distingue a vuestra Nación y
de que a todos conceda la omnipotente ayuda de sobre todo al Episcopado y a todos los católicos
su gracia. de allí.
Con plegaria emocionada Nos dirigimos a Jesús, 3. Recuerda la inauguración celebrada por Pío
Sacerdote Eterno y Víctima inmolada por la sal­ XII. Por esto hemos entrado a esta casa, que en
vación del mundo. sus sólidas estructuras álzase sobre la colina del
9. La oración del Papa por los misioneros. Mi­ Janículo a la vista del Vaticano, con amplitud y
rad, Señor, a estos hijos vuestros, sacerdotes, re­ hermosura. Eleva además el ánimo, regocijado
ligiosas y laicos, que lo dejan todo para dar tes­ ya, el recuerdo de aquel fausto día en que, seis
timonio de vuestra palabra y a vuestro corazón. años ha, Nuestro antecesor Pío XII de venerada
Sed para cada uno de ellos el “protector pode­ memoria inauguró solemnemente este edificio,
roso, el auxilio fuerte, el resguardo contra los ar­ oró piadosamente en este templo y pronunció
dores, el refugio contra el sol de mediodía, la aquí un discurso lleno de singular sabiduría y de
ayuda para no tropezar, el socorro en las caídas” pastoral solicitud. Con diligente cuidado, hallán­
(Eclesiástico 34, 19-20). donos a la sazón en el Patriarcado de Venecia,
237 ,5 E n cíc lic a “ Gr a t a r e c o r d a t io ” 2351

día, tienen igual significado, es decir, principios sobrenaturales que mueven


el de afirmación neta y decidida de los toda actividad de la Iglesia católica y

seguíamos cuanto aquí sucedía en medio de tanta del Norte con las modalidades correspondientes
solemnidad; ahora, por benignísima disposición a los territorios de Misión; en aquel tiempo las
771 de Dios nos es dado que, a principios de Nuestro diócesis no lograban todavía fundar y sostener sus
Pontificado, celebremos con vosotros el centenario seminarios. A través de los años la importancia
de vuestro Colegio. del nombre católico ha crecido continua y sensi­
k. La fundación del Colegio y su Consagración blemente como aquella semilla de mostaza que
a la Inmaculada. En verdad, durante estos cien ‘se convierte en árbol y vienen las aves del cielo
años muchos y conspicuos han sido los testimo­ y se posan en él” (Mat. 13, 32); vuestras diócesis
nios de amor y de cuidado que los Romanos Pon­ crecidas en todo sentido, florecieron y florecen,
tífices han brindado al Colegio; ni ha sido sin fomentando la instrucción religiosa de los fieles,
designio de la Providencia de Dios que brillara las escuelas católicas y las universidades de es­
sobre él el esplendor del patrocinio de la Inma­ tudios, todas las especies de obras de caridad, la
culada Virgen María. La suavísima imagen de la acción social, para no enunciar más que las cosas
Madre de Dios que desde la pintura del ábside más importantes.
sonríe a los alumnos, recuerda a todos que el Pero Nos no podemos pasar en silencio la sin­
primer pensamiento de fundar el Colegio fue pre­ gular ansia de oración que admirablemente ha
sentado a Pió IX, de imperecedera memoria, y florecido en vuestra Patria sobre todo con los
fue por él aprobado pocos días después que El institutos de monjes que por doquiera florecen y
había proclamado a la Augusta Reina concebida que demuestran que hay entre vosotros muchos
sin mancha de pecado original. hombres de elevado criterio y amor hermoso a
Este mismo Predecesor Nuestro, Pío IX, cuidó Dios, y nos infunden motivos para alegrarnos so­
de que se comprara y adaptara para el Colegio bremanera y alentar buenas esperanzas.
su edificio, y al segundo mes de la llegada de 9. Sus obras de caridad. Vuestra caridad no se
los primeros alumnos visitó paternalmente el limita a vuestro País y a guisa de “alegres da­
sagrado Seminario y celebró en él el Santo Sa­ dores” , por casi todo el orbe de la tierra pres­
crificio. (Fue en la festividad de San Francisco táis auxilio con obras innumerables a la carencia
de Sales, 29-1-1860, algunas semanas después del de muchos que se ven necesitados; por todo ello,
comienzo del primer año académico del Colegio, no cabe duda que “poderoso es Dios para hacer
sito entonces en la “Vida deirUmiltá”, como dijo abundar en vosotros toda gracia, de manera que
Juan XXIII en inglés, que Pío IX vino a celebrar teniendo siempre y plenamente cuanto os baste,
la misa). podáis abundar en toda especie de obras” (II Co­
rintios 9, 7-8).
5. Los cuidados de León XIII y Pío XI. Con las
Letras Apostólicas ‘‘Ubi primum” dio León XIII 10. Su preocupación por la formación sacerdotal.
buena prueba de su cuidado y de su particular Entre tantos méritos hállanse en primer lugar
benevolencia al Colegio, al cual, entre otras cosas, vuestros desvelos por cuanto se refiere a la for­
dio el titulo de Pontificio a fin da que por su mación de los alumnos del Santuario, y de los
mismo nombre se supiera que era carísimo a los cuales brillan en la Urbe dos monumentos.
Romanos Pontífices. Al erigir este nuevo Colegio, dotado de los me­
Con igual amor Pío XI, Nuestro Predecesor de dios más modernos que el arte y la técnica ofre­
imborrable memoria, quiso que se creara para cen, y destinando el anterior a los sacerdotes,
el mayor bien del Colegio un Consejo formado mostrasteis con claridad meridiana que dedicáis
por miembros del Episcopado de vuestro País. a la formación de los ministros de Dios vuestros
6. La nueva y antigua sede. No Nos alcanzaría más poderosos y amorosos esfuerzos. Justo es y
el tiempo si quisiéramos enumerar todas las merecido, puesto que en medio de todos los de­
pruebas de esta benevolencia emanadas desde más trabajos y organizaciones aptos para conso­
aquel sereno nacer del Colegio hasta la edifica­ lidar y propagar el reino de Dios, éste es el
ción de esta nueva sede, con la cual se ha po­ más importante.
dido felizmente destinar la primera a los sacer­ ¡Cuán alta es la dignidad del presbítero, cuánta
dotes noveles que deseen perfeccionarse en la su virtud, cuánta su eficacia! Como ya escribi­
ciencia de las sagradas disciplinas. mos en nuestra Encíclica Sacerdotii nostri pri- 773
7. El desarrollo del Colegio y los frutos que mordía, ‘‘siempre miramos con nuestros ojos la
produjo. Venerables Hermanos y dilectos Hijos: imagen del sacerdote. Si faltase el sacerdote o se
; Mientras con ánimo gozoso recordamos estas acabara su obra de cada día, cuanto ha sido co­
cosas, damos las más rendidas gracias a Dios menzado en el campo apostólico, aún lo que más
Sumo, quien por la plegaria de la purísima Vir­ apto parece para los tiempos actuales, ¿de qué
gen María ha concedido a los humanos desvelos serviría?” (AAS 51 [1959] 575; en esta Colección
ios divinos auxilios. Magna ha sido la fuerza ce­ Encícl. 236, 57, pág. 2740).
lestial; que con la mayor efusión ha sido concedi­ Dado que mucho es hoy lo que se pide al sa­
da a este Colegio. Aquel pequeño número de cerdote, nada ha de omitirse de cuanto conduz­
alumnos —en aquel tiempo eran solamente trece— ca a su mejor formación posible.
se ha- convertido en grupos grandes, es más, en 11. La formación romana del sacerdote. Demos­
fúlgidas pléyades de sacerdotes que han rendido trasteis además, al fundar este Colegio, que que­
a la Iglesia pacíficos triunfos en vuestra Patria; ríais a los sacerdotes bien penetrados de forma­
varios de ellos han sido honrados con la Púrpura ción romana: es decir, sacerdotes que en la Ciu­
Rorñana; muchos con la dignidad episcopal y to­ dad Madre, cabeza de la catolicidad, se imbuyan
dos, cada uno en su lugar, llevan a cabo su faena de aquella virtud y fortaleza que nunca han de
en. forma digna y loable.5 cesar.
5. El progreso del Catolicismo en Estados Uni- En esta Urbe, como dijo Nuestro Predecesor San
772 dos. El progreso del Colegio corre parejo con el León Magno, ha puesto Dios aquel imperio “cuyo
incremento de la catolicidad en vuestro país: en incremento ha sido extendido a límites que abar­
efecto, cien años ha la constitución de la Iglesia can a todas las gentes del mundo, las cercanas y
reglase todavía en los Estados Unidos de América las de más allá” (Serm. 82 Migne PL. 54, 423). Per-
2352 E n cíclicas del P P . J u an X X III (1959) 237, 6-7

de la voluntaria y generosa entrega de Deseamos, por tanto, vivamente que


sus hijos a la causa del mutuo respeto, durante el próximo mes de octubre to­
de la fraternidad y de la paz entre los dos estos hijos Nuestros se encomien­
pueblos. den con fervorosas plegarias a la au­
gusta Virgen M a r í a .
6. Pide oraciones por los heroicos
apóstoles del Evangelio. El maravilloso 3. Paz y concordia entre las naciones
676 espectáculo de estas juventudes que, su­ 7. Invitación a rezar para que los
perando innumerables dificultades y gobernantes cumplan con sus deberes,
molestias, se ofrecen a Dios, para que especialmente el de respetar al hombre
también los demás lleguen a poseer a y de evitar la guerra. Hay, además,
Cristo(6), tanto en las más lejanas tie­ otra intención que Nos impulsa a ele­
rras todavía no evangelizadas como en var súplicas más ardientes a Jesucristo
las inmensas ciudades industriales — y a su amorosísima Madre, a las que in­
donde en medio del ritmo vertiginoso vitamos al sacro Colegio de Cardenales,
y turbulento de la vida moderna los a vosotros, Venerables Hermanos, a los
espíritus se vuelven a veces áridos y se sacerdotes y a las almas consagradas a
dejan oprimir por las cosas terrena­ Dios, a los enfermos y a los que su­
les— este espectáculo, repetimos, es tal fren, a los niños inocentes y a todo el
que conmueve el corazón y robustece pueblo cristiano.
la esperanza de días mejores. Y es ésta: que los hombres que son
responsables de los destinos, tanto de
Florece en los labios de los ancianos, las grandes como de las pequeñas co ­
que hasta ahora han llevado el peso de lectividades, cuyos derechos y cuyas in­
estas graves responsabilidades, la ar­ mensas riquezas espirituales deben ser
diente oración de S a n P e d r o : “ Concede escrupulosamente conservados intactos,
a tus siervos que anuncien con toda sepan valorar cuidadosamente su grave
confianza la palabra de Dios” (7K misión en la hora presente.

manecen en ella en pie los derechos y los magní­ amor a la disciplina, la labor de la penitencia, la
ficos vestigios de los Romanos. En ella, sobre prontitud de la obediencia” (De Imit. Christi, 1,
todo, aglutina la fe de Pedro a la Iglesia; en ella 23, 4); que os preparéis con indefectible cuidado
refulgen los sepulcros de los mártires que “ ver- a vuestros oficios futuros, los cuales no pueden
tieron su gloriosa sangre por el Señor” (Brev. ejercerse con fruto sin la gracia de Dios; que
Rom..,' Resp. in Comm. Mart.). un excelente fondo y forma de virtud ilumine
Por esto, los alumnos del Santuario que en ella vuestras mentes e inflame vuestros ánimos a fin
moran —en aquella edad sobre todo en que se de que, formados en esta Roma noble, junto .a la
echan a manos llenas las semillas de la virtud Cátedra del Príncipe de los Apóstoles, deis todos
futura— no cabe duda que no sólo han de poner aquellos ejemplos de santidad y diligencia que
todo su empeño y su ánimo en el perfecto culto de vosotros se esperan.
de la humanidad, del que en esta Urbe ha flore­ Suplicamos al Sumo Dios con piadosa plegaria
cido el ejemplo, sino también en adquirir el que, como durante este siglo transcurrido ha pro­
pleno sentido de la Iglesia con el que se nutre tegido con tantos favores a este Colegio, así lo sos­
la dignidad sacerdotal. tenga y ampare y haga prosperar en el futuro; y
El siglo que ha transcurrido constituye un pre­ de todo corazón hacemos hoy votos r>or que este
claro documento de que así lo habéis hecho con día en el que os alegráis por haber llegado a Ja
toda fidelidad, y este Colegio que con harta labor ansiada meta, os dé a todos vosotros nuevas fuer­
y fatiga, con tanto acierto en sus condiciones y zas, de manera que partiendo de aquí alegres e
con tanto esplendor quisisteis edificar, mostrará incansables, alcancéis en adelante mayores moti­
a la historia vuestro munífico corazón. Estos jó­ vos aún para alegraros.
venes, cuando ya constituidos sacerdotes vuelvan Para confirmar más ampliamente estos Núes-.
a su Patria, serán alegre levadura de fecundidad tros paternales deseos y para manifestaros más
que hará fermentar gloriosamente toda la masa; y más nuestro amor, en auspicio del auxilio ce­
se dedicarán solícitos y cultivarán nuevos gérme­ lestial, os impartimos, venerables Hermanos y
nes que un día habrán de seguir sus huellas. Por amados Hijos, a quienes con tanto placer vemos
ello, bien es concebir en el ánimo alegre espe­ aquí presentes, a todos los Superiores y alumnos
ranza de que la Iglesia Santa ha de progresar del Colegio, —los actuales y los que ya se fatigan
en vuestra Nación con nuevos fastos y ha de en los trabajos del campo—, a toda vuestra Na­
merecer nuevas alabanzas. ción por Nos amadísima, la Bendición Apostólica.
En fin, os exhortamos paternalmente a vos­ Luego prosiguió el Sumo Pontífice en inglés,
otros, alumnos, a fin de que respondáis con toda " repitiendo, como dijo, sus pensamientos expre­
diligencia y fidelidad a la buena esperanza que sados en latín”).
en vuestra virtud ha sido puesta. Para que ello (6) Ver Filip. 3, 8.
suceda es necesario que os asistan cada día “el
774 ferviente deseo de progresar en las virtudes, el (7) Ver Act. 4, 29.
237, 8-11 E n cíc lic a “ Gr a t a r e c o r d a t io ” 2353

Nos, por lo tanto, rogamos al Señor giéndose a todos los continentes, en que
que esos hombres se empeñen en co­ los pueblos están adelantándose hacia
nocer a fondo las causas que originan tiempos mejores, y en los que vemos
los conflictos y que las superen con un despertar de energías profundas que
buena voluntad; sobre todo, que valo­ permite esperar que los hombres se
ren el triste balance de ruinas y daños sientan impelidos por el dictamen de
de los choques armados — ¡que el Señor una recta conciencia a promover el ver­
mantenga lejos!— y no cifren en ellos dadero bien de la sociedad humana.
esperanza alguna; que ajusten la legis­ A fin de que esta esperanza se cum­
lación civil y social a las reales necesi­ pla del modo más consolador, es decir,
dades de los hombres, sin olvidar, por con el triunfo de la verdad, de la jus­
lo demás, las Leyes eternas que provie­ ticia, de la paz y de la caridad, desea­
nen de Dios y son el fundamento y el mos ardientemente, que todos Nuestros
quicio de la misma vida civil; y que se hijos tengan “ un solo corazón y una
677 preocupen siempre del destino ultra- sola alma” (10\ y que eleven comunes y
terrenal de cada una de las almas, crea­ fervorosas súplicas a la celestial Reina
das por Dios para unirse a El y gozar­ y Madre amantísima durante el mes de
lo un día. octubre, meditando estas palabras del
Apóstol de las gentes: “ En mil mane­
8. Firmeza para enfrentar las filo­ ras somos atribulados, pero no nos aba­
sofías y prácticas anticristianas. Es timos; en perplejidades, no nos descon­
preciso, además, recordar que se han certamos; perseguidos, pero no abando­
difundido hoy posiciones filosóficas y nados; abatidos, no nos anonadamos
actividades prácticas absolutamente in­ llevando siempre en el cuerpo la morti­
compatibles con la fe cristiana. Nos con­ ficación de Jesús, para que la vida de
tinuaremos con serenidad, precisión y Jesús se manifieste en nuestros cuer-
firmeza afirmando tal incompatibili­
dad.
Pero Dios ha hecho sanables a los
hombres y las naciones(8). CONCLUSION
Por ello confiamos en que, desechan­
U l t im a s in t e n c io n e s
do finalmente los áridos postulados y
propósitos que nacieron de una manera 11.Dicciones por el Sínodo de Roma
de pensar y actuar, cual cristal unido y el Concilio Ecuménico. Antes de ter­
y endurecido, y que, como todos saben, minar esta Carta Encíclica deseamos 6m
está imbuida de las argucias del “ lai­ invitaros, Venerables Hermanos, a re­
cismo” y del “ materialismo” , busquen zar el Rosario con particular devoción
y encuentren los oportunos remedios también por estas otras intenciones que
en aquella doctrina saludable, que cada tanto nos preocupan; es decir, para que
día se confirma más por la experien­ el Sínodo de Roma sea fecundo y salu­
cia. dable a esta Nuestra alma ciudad; y
para que en el Concilio Ecuménico — en
9. La doctrina sana. Ahora bien, es­
el que participaréis con vuestra presen­
ta doctrina proclama que Dios es el
cia y con vuestro consejo— logre toda
autor de la vida y de sus leyes, que es
la Iglesia una afirmación tan maravi­
vindicador de los derechos y de la dig­
nidad de la persona humana; y, por llosa que el vigoroso reflorecimiento
consiguiente, que Dios es “ nuestra sal­ de todas las virtudes cristianas, que de
vación y redención” (9L él esperamos, sirva de invitación y de
estímulo incluso para todos aquellos
10. El progreso mediante la concor­ hermanos e hijos Nuestros que se en­
dia de los pueblos en desarrollo. cuentran separados de esta Sede Apos­
Nuestra mirada se ensancha ahora diri- tólica.
(8) Ver Sabiduría 1, 14. (10) Act. 4, 32.
(0) Sagrada Liturgia. (11) II C o rin t. 4, 8-10.
2354 E n cíclicas del P P . J u a n X X III (1959) 237, 12

12. Bendición Apostólica. Con esta voluntad acogieren esta Nuestra invi­
gozosa esperanza y con gran afecto os tación, la Bendición Apostólica.
damos a vosotros, Venerables Herma­ Dado en Roma, junto a San Pedro,
nos; a los fieles que os están encomen­ el 26 de setiembre del año 1959, pri­
dados de un modo especial, y particu­ mero de Nuestro Pontificado.
larmente a cuantos con piedad y buena JUAN PAPA XXIII.

ESQUEMA

INTRODUCCION
GRATOS RECUERDOS JUVENILES (1 - 2)
PARTE PRINCIPAL:
1. Recuerdo de dos aniversarios (3 - 4 )
2. Intenciones misionales (5 - 6)
3. Paz y concordia entre las naciones (7 -1 0 )

CONCLUSION
ULTIMAS INTENCIONES (II - 12)
2 3 8

ENCICLICA “PRINCEPS PASTORUM” <*>


28 — XI — 1959

SOBRE LAS MISIONES CATOLICAS EN EL CUADRAGESIMO AÑO DE LA


CARTA APOSTOLICA “ MAXIMUM ILLUD” DE BENEDICTO XV.

J U A N PP. X X I I I
Venerables Hermanos; Salud y Bendición Apostólica.

INTRODUCCION tes de dirigirse a lejanas tierras para


iluminarlas con la luz cristiana.
R e c u e r d o s y P r e o c u p a c io n e s

1. Algunos recuerdos personales de 2. Llamado a la participación en la


Juan XXIII Obra Pontificia de la Propagación
de la fe y en la celebración de su
lAS 1. Desde que subió al solio pontifi­
existencia tres veces secular. A este
cio, piensa en las misiones y lo puso
campo quiso la divina Providencia en
51 de manifiesto en la entrega de la cruz
sus adorables y amorosos designios,
misional en San Pedro. El día en que
bien pronto encaminar Nuestros juve­
833 ej “ p r[ncipe de los Pastores” O) se dig­
niles años del ministerio sacerdotal;
nó confiarnos el cuidado pastoral y pues, apenas se extinguió la confla­
el gobierno de los “ corderos” y de las gración de la primera guerra mundial,
“ ovejas” (2\ es decir de la universal cuando Nuestro predecesor, de piado­
grey del Señor, esparcida por todo el sa memoria, B e n e d i c t o x v , N o s llamó
orbe, y en que, por eso, aceptamos, de Nuestra diócesis nativa a Roma a
conscientes de Nuestra pequeñez pero fin de que nos dedicáramos a la aten­
también seguros de su poderosísimo ción de la “ Pontificia Obra de la Propa­
auxilio, la suave invitación de su amor gación de la Fe Católica” , lo que cum­
tuvimos siempre presente en Nuestro
plimos gustosísimos por cuatro años de
ánimo la sublimidad, hermosura e im­
Nuestra vida sacerdotal. V grato se
portancia del problema de las Mi­
siones Católicas; por tanto nunca de­ presenta aún a Nuestra mente el re­
amos de atenderlas con Nuestra más cuerdo de aquel día de Pentecostés en
intensa solicitud, y en la homilía que que en el año 1922, en el tercer cente­
pronunciamos en el primer aniversa­ nario de la fundación de la “ Sagrada
rio de nuestra coronación señalamos Congregación de la Propagación de la
834 entre los más gratos acontecimientos Fe” , a la cual está de un modo pecu­
de Nuestro Pontificado aquel once de liar encomendada la tarea de difun­
octubre en que cuatrocientos y más dir la luz de la salud evangélica y las
misioneros se congregaron en la sacro­ celestiales gracias hasta los confines
santa Basílica Vaticana a fin de reci­ de la tierra, pudimos gozosos partici­
bir de Nuestras manos el Crucifijo an­ par en las celebraciones triseculares.
(*) AAS 51 (1959) 833-864. La presente Carta Encíclica está dirigida a todos los Patriarcas, Arzo­
bispos y Obispos del orbe católico.
La versión que aquí presentamos está hecha especialmente para la COLECCION COMPLETA DE
ENCICLICAS PONTIFICIAS “Guadalupe”, no del texto italiano, aparecido en “L’Osservatore Ro­
mano” (de Roma), edición del Domingo 29 de Noviembre de 1959 N? 278, pág. 4-5, el que siguen
muchas traducciones, sino del texto oficial aparecido en AAS, cuyos pasos seguimos fielmente. El
esquema y los títulos son los que aparecieron en la versión italiana de “L’Osservatore Romano”.
Los subtítulos son de responsabilidad de la presente edición (P. H.).
(1) I Petr. 5, 4. (3) Ver Juan X X 11I , Homilía en el día de
(2) Ver Juan 21, 15-17. su Coronación. AAS 50 (1958) 886.
— 2355 —
2356 E n cíclicas del P.P. J u an X X III (1959) 238, 3-6

3. P ío X I ju zgó el fom ento de las giones donde se fatigan los heraldos del
Misiones y de la paz la obra más im ­ Evangelio y no escatiman trabajo al­
portante y sublim e. Por el mismo tiem­ guno para que broten los nuevos gér­
po otro predecesor Nuestro, de inmor­ menes de la Iglesia y produzcan salu­
tal memoria, Pío xi, con su palabra dables frutos.
y su ejemplo Nos estimuló a fomentar
las obras y empresas de los heraldos 5. Se con firm an las norm as de P ío
del Evangelio cuando en Nuestra pre­ X I y P ío XII, pero debe hacerse aún
sencia afirmó, antes de que el Cole­ más. Sobre el mismo asunto Nues­
gio Cardenalicio se congregara para el tros predecesores de feliz recorda­
Cónclave, en que el mismo, por ins­ ción, Pío x i y Pío x n dieron oportunas
piración el Espíritu Santo, fue elegi­ normas y apropiadas exhortaciones
do sucesor de S a n P e d r o : “ N o p o d e ­ las que con igual autoridad e igual
mos esperar nada más grande, ni más amor confirmamos en Nuestra primera
sublime, ni más útil del nuevo Vicario Encíclica H) “ Ad p etri Cathedram” ; sin
de J esucristo que estas dos cosas im­ embargo, creemos y estamos conven­
portantísimas; es decir, que se empeñe cidos de que no haremos nunca bastan­
en propagar la doctrina evangélica por te para que se cumplan los deseos que
todo el mundo y que logre consolidar al efecto tiene nuestro divino Reden­
a los pueblos en la verdadera paz” . (4) tor y así se congreguen todas las ove­
jas en un solo redil bajo la dirección
2. Paternales apremios del Sumo de un solo Pastor í8>.
Pontífice en bien de las Misiones.
4. Con m otivo de los cuarenta años 3. La Nueva Encíclica.
cum plidos de “ M áxim um illud” desea 6. El cam po m isional variado que
estim ular el celo m isional. se ofrece a la vista del Papa y donde
Mientras estos y otros gratos re­ quiere ayudar m ediante las nuevas
cuerdos invaden Nuestro ánimo, Nos normas. Al volver Nuestra mente y
835 no olvidamos los graves deberes que Nuestro corazón a la obra, que corres­
incumben al Supremo Pastor de la ponde a la Iglesia, de distribuir los
grey de Dios y por eso deseamos, Ve­ bienes sobrenaturales y celestiales a
nerables Hermanos — aprovechando aquellos pueblos a quienes no ilumi­
la ocasión que presenta la Carta Apos­ na aún del todo la luz del Evangelio,
tólica que comienza con las palabras Nuestros ojos tropiezan con muchí­
“ Máximum illud” y con que, hace simas regiones en que ora las mieses
40 años, el predecesor Nuestro, de pia­ crecen ubérrimas, florecen y madu­
doso recuerdo, B enedicto x v , impulsó
ran, ora ofrecen todavía arduas difi­
muy activamente la causa de las Mi­
cultades a la labor de los operarios de
siones Católicas dando nuevas normas
y estimulando a nuevo fervor los co­ la viña del Señor, ora, finalmente,
razones de los fieles cristianos, desea­ abundan en violencias persecutorias
mos, volvemos a decir, conversar con por las cuales los enemigos de Dios
vosotros con ánimo paternal a través y de J esucristo afligen y vejan las
de esta Carta Encíclica sobre la nece­ comunidades cristianas tratando de
sidad y la esperanza de hacer progre­ sofocar y conculcar la semilla de la pa- 836
sar el Reino de Dios en no pocas re-4 6
5 labra de Dios
(4) Ver La propagazione della fede. Escritos de AAS 43 (1951) 497-528; en Colecc. de Encícl. “Gua­
Angelo Giuseppe Roncalli, (actual Sumo Pontífi­ dalupe”: Encícl. 200, pág. 1870-1887; Pío XII, En­
ce Juan XXIII) Roma, 1958, pág. 103. cíclica Fidei donum, 21-IV-1957, A.A.S. 49 (1957),
(5) Benedicto XV Carta Apost. Máximum illud. 225-248; en la Colección de Encíclicas “Guadalu­
30-XI-1919; AAS 11 (1919) 440-455; en Colección de pe”: Encícl. 224 pág. 2132-2145.
Encíclicas Pontificias “Guadalupe”: Encícl. 117, (7) Juan XXIII Encíclica Ad Petri Cathedram,
pág. 913-922. 9-VII-1959, A.A.S. 51 (1959) 520-522; en la Colec­
(6) Ver Pío XI Encíclica Rerum Ecclesiae, 28- ción de Encíclicas “Guadalupe”, 4$ edición; En­
11-1926; AAS 18 (1926) 65-83; en la Colección de cícl. 235,27 pág. 2317-2318.
Encícl. “Guadalupe”: Encícl. 139, pág. 1100- lili; (8) Ver Juan 10, 16.
Pío XII Encíclica Euangelii praecones, 2-VI-1951, (9) Ver Mateo 13, 19.
2m l 7-9 E n cíc lic a “ P rinceps P a sto ru m ” 2357

Por doquiera Nos urge la necesidad asegurar para todos los hombres, hi­
de: procurar del mejor modo posible, jos del Padre celestial, la paz durade­
la salvación eterna de las almas y de ra y la verdadera prosperidad. Por
todas partes llega casi perceptiblemen­ cuarenta años desde entonces las obras
te a Nuestros oídos aquel clamor: “ Ayú­ y empresas realizadas con sumo te­
danos” <101). Esas innumerables regio­ són por los heraldos del Evangelio
nes, pues, que los heraldos del Evan­ florecieron cada día más y produ­
gelio, “ venidos de todas las naciones jeron frutos siempre más abundan­
que hay bajo el cielo” (11\ han regado tes, y sucedió, principalmente, que la
con sus sudores apostólicos y aun a Jerarquía y el clero, nacidos en las
veces fecundado con su sangre, y en mismas regiones que están confiadas
que, por impulso de la divina gracia, a los misioneros para su cultivo es­
también los apóstoles autóctonos, cual piritual, aumentaron día a día.
nuevos vástagos, florecen y dan fru­
tos saludables, Nos deseamos colmar­ 8. La suprema meta, el clero autóc­
los de Nuestras alabanzas, estimularlos tono, prop icia do p o r la Santa Sede y
con Nuestras exhortaciones y acompa­ la S. C. de Propaganda Fide. Pero pues­
ñarlos con Nuestro amor. Deseamos to que los heraldos del Evangelio
impartirles también Nuestras normas, “ deben tender, como a su suprema me­
preceptos y enseñanzas que se nutren ta, para emplear los términos de Nues­
de la firmísima esperanza que se ci­ tro predecesor de inmortal memoria,
menta en las promesas infalibles del Pío xii, — a lo que siempre debe te­
divino Maestro que se expresan con es­ nerse en cuenta— o sea a que la Igle­
tas palabras: “ He aquí que estaré con sia se establezca sólidamente entre
vosotros hasta la consumación de los otros pueblos y se constituya la je­
siglos” <1
12> y con estas otras: “ Tened
0 rarquía propia escogida del clero del
confianza, yo he vencido el mundo” (13L lugar” <15\ esta Sede Apostólica opor­
tunamente y siempre en forma genero­
sa, especialmente empero en estos úl­
PRIMERA PARTE: timos tiempos, procuró que se consti­
La J erarquía y el Clero L ocal tuyera o se restableciera la jerarquía
eclesiástica en aquellas regiones en que
i. Llamado de la Carta Apostólica las circunstancias aconsejaban que se
“ Máximum illud” a formar el crearan sedes episcopales, y se confia­
clero indígena. ra, si era posible, su gobierno a Pre­
lados nacidos en esas mismas regiones.
7. D esarrollo m isional fru ctífero en­ Por lo demás, nadie ignora que tam­
tre las dos guerras mundiales. Cuan­ bién la Sagrada Congregación de la
do aquella primera y horrible gue­ Propagación de la Fe, fundada para
rra entre muchísimas naciones de to­ llevar a cabo estos propósitos, tiende
da la tierra se calmó al fin, guerra principal y constantemente a ello.
que había sumido a tantos ciudada­
nos y naciones en duelo profundo, 9. Impulso especial de formar el cle­
devastaciones y tristezas, la Carta ro local dado por Benedicto XV. Sin
Apostólica mencionada de B enedicto embargo, hay que confesar que aque­
xv <14\ resonando como una penetran­ lla Carla Apostólica ya mencionada
te clarinada de la voz paternal, excitó destacó con mayor claridad ese grave
las almas de todos los católicos a y urgente problema, por cuanto el
que ensancharan por doquier el rei­ predecesor Nuestro de feliz recorda­
no de Dios, único capaz de dar y ción, B enedicto xv , exhortó en ella
(10) Act. Ap. 16, 9. la Colección de Encícl. “Guadalupe”, Encícl.: 117,
(11) Act. Ap. 2, 5. pág. 913-922.
(12) Mateo 28, 20. (15) P ío X I I Encíclica E v a n g e lii p r a e c o n e s , 2-
(13) Juan 16, 33. VI-1951, A.A.S. 43 (1951) 507; en la Colección de
(14) Ver B e n e d ic to X V , Carta Apostólica M á x i­ Encícl. “Guadalupe”: Encícl. 200, 18 pág. 1875.
m u m illu d 30-XI-1919, A.A.S. 11 (1919) 440-455; en
2358 E n cíclicas del P.P . J u an X X III (1959) 238, 10-12

con insistencia suma a todos los que 11. El increm ento m aravilloso del
regían las Misiones Católicas a que clero nativo hizo posible la jerarquía
en las regiones que deben iluminarse propia y el orden eclesiástico p rop io.
con la doctrina del Evangelio los que Por este maravilloso incremento del
se sienten llamados por cierta inspira­ clero local quiso el Señor de la mies
ción divina a hacerse sacerdotes han premiar dignamente las fatigas y los
de educarse diligentísimamente, y ha méritos de los que en labor directa in­
de incrementarse así el número y la dividual o en colaboración múltiple,
virtud del clero que se llamaba indí­ respondiendo con ánimo generoso a las
gena; por más que ese nombre no reiteradas normas de esta Sede Apos­
encierre nada de ofensivo ni signifi­ tólica coadyuvaron con sumo empeño
que descrédito alguno, los Romanos a las Misiones Católicas. Con toda ra­
Pontífices y los documentos eclesiás­ zón y justicia, pues, Nuestro inmediato
ticos nunca aprobaron el empleo de predecesor de venerada memoria, Pío
tal término. xn, pudo afirmar no sin legítima sa­
tisfacción: í(Antaño florecía y prospe­
2. Fecundo desarrollo durante los raba principalmente la vida de la Igle­
Pontificados de Pío XI y Pío XII. sia en cuanto visible, en las antiguas
regiones de Europa, luego, cual ancho
10. Exhortaciones reiteradas y alen­
río que sale de madre se derramó por
tadoras estadísticas. Aquella exhorta­
el resto de la tierra llegando, al pare­
ción de B enedicto x v , que Nuestros
cer, para usar un término griego, a la
predecesores de inmortal memoria, Pío
periferia del orbe; y hoy esa misma
xi y Pío xii reiteraron, con el favor de
vida de la Iglesia es un como mutuo
la gracia del providentísimo Dios pro­
intercambio de fuerzas entre los di­
dujo preclaros y fecundos frutos. Por versos miembros del Cuerpo Místico
eso, Nos deseamos, que por el mismo
de Cristo. También otros no pocos paí­
motivo déis con Nos eternas gracias
ses de los diferentes continentes, des- 839
838 a Dios, porque en las tierras labra­
de hace tiempo para su formación y
das por los misioneros surgieron mu­
gobierno ya no necesitan de los cui­
chas y escogidas falanges de obispos dados misionales sino que se gobier­
y sacerdotes que alentaron Nuestro nan por propia jerarquía ‘y disfru­
corazón, Hermanos e Hijos Nuestros tan de un orden eclesiástico propio
muy amados, a las mejores esperan­ y aun distribuyen los dones espiri­
zas. En efecto, dando una rápida mi­ tuales y también terrenales a las demás
rada a la estadística sólo de aquellas comunidades de la Iglesia, dones que
regiones que están confiadas al cui­ antes habían recibido” . (1D
dado de la 5. Congr. de la Propagación
de la Fe, excepción hecha de aquellas 12. Debe predicarse sobre la v oca ­
que actualmente se hallan oprimidas ción sacerdotal y rezar p or ella, tam­
por las persecuciones, vemos no sin bién en las M isiones. Ahora bien, a
grandísimo consuelo que el primer Obis­
los Obispos y todo el clero también
po Asiático se consagró en el año 1923
de estas nuevas comunidades cristia­
y los primeros Vicarios Apostólicos
nas deseamos exhortar con ánimo pa­
Africanos se eligieron el año 1939; pe­
ternal, a que eleven a Dios encendi­
ro ya en el año 1959 se cuentan 68
Obispos asiáticos y 25 africanos; das preces y pidan de un modo pe­
el clero autóctono, que en el año culiar que el cargo sacerdotal que les
1918 llegó a 919 mientras ascen­ está confiado logre fecundidad espi­
dió en Asia en el año 1957 a ritual y que, mientras predican sus
5.553 sacerdotes y Africa que en el año sermones al pueblo cuantas veces pue­
1918 tenía 90 sacerdotes autóctonos pa­ dan hablen de la dignidad, hermosu­
só en 1957 a 1.811.1 7
6 ra, necesidad y méritos del ministerio
(16) Ver Mateo 9, 58. dad del año 1945 “ N e g li u ltim i seA a n n i” A.A.S.
(17) Ver P ío X II, Mensaje radiofónico de Navi- 38 (1946) 20.
238, 13-15 E n cíc lic a “ P rinceps P a sto ru m ” 2359

sacerdotal, de tal modo que estimu­ ridad que refleja en sí el amor con
len a abrazarlo con corazón abierto y que deben estar inflamados hacia el
generoso a los que Dios llame a tan Divino Redentor y su Iglesia, y obe
excelso honor. Han de conseguir que deciendo prontos y alegres y con áni­
también los que están confiados a sus mo filial a los Obispos que “ el Espí­
cuidados eleven preces a Dios por es­ ritu Santo p u so... para regir la Igle­
ta intención, en unión con toda la sia de Dios” <2D, sean “ un solo corazón
Iglesia que, para responder al man­ y una sola alma” <22\ agradeciéndose
dato del divino Redentor, ruega al mutuamente la colaboración prestada,
“ Señor de la mies que envíe operarios de tal modo que por esta manera de
a su mies” D8)y especialmente en estos proceder esté patente a los ojos de to­
tiempos en que “ la mies es mucha, y dos que realmente son discípulos de
Jos operarios pocos” D9) Aquel que, para conservar y aumentar
la caridad exhortó a todos a observar
su “ nuevo” y principal mandamien­
3. Colaboración fraternal entre el
to <23>.*2
0
clero autóctono y los misioneros
de otros países.
SEGUNDA PARTE:
13. Se necesita de la labor de m i­
sioneros foráneos los que deben m o­ L a F ormación del Clero L ocal
verse com o en su patria. Las com u­
1. Primado de la formación espiri­
nidades cristianas, empero, en que los
tual en la educación del joven cle­
misioneros todavía prestan sus servi­
ro autóctono.
cios, aunque ya están regidas por una
jerarquía propia, aun hoy, necesitan 15. La form a ción perfecta y co m ­
naturalmente de la labor de los que pleta del clero autóctono, especial­
por este motivo llegaron de otras na­ mente en las virtudes p o r las que
ciones, sea porque el territorio es muy aun pueden ser ejem p lo para otros.
vasto, sea porque crece demasiado rá­ El mencionado predecesor Nuestro, de
pidamente el número de los cristia­ feliz recordación, B enedicto xv , exhor­
nos, sea finalmente, porque la multi­ tó con particular insistencia en la Car­
tud dé los que no han sido instruidos ta Apostólica Máximum illud, a los su­
aún en la doctrina evangélica, es in­ periores de las Misiones Católicas a
gente. que plasmaran y formaran la inteligen­
A ellos sin duda puede aplicarse la cia y el corazón del clero escogido del
sentencia de Nuestro inmediato pre­ pueblo del lugar, de tal modo que su
decesor: “ De ningún modo han de lla­ instrucción y educación resultaran
marse extraños, por cuanto cualquier “ perfectas y, en cuanto a las partes
sacerdote católico que fielmente cum­ del programa, completas” (24) pues, “ es
ple las obligaciones de su cargo se mue­ admirable cuánto vale el sacerdote au­
ve como en su patria por doquiera que tóctono — así escribió el mismo Pre­
florezca o comience a echar raíces, el decesor— , para sugerir la fe a sus co­
reírlo de Dios” <2°). razones dado que por su origen, la ín­
dole, la mentalidad y sus aspiraciones
14. O brar unidos en fraternal co n ­ está más unido a sus coterráneos: pues,
cordia y caridad. Todos, pues, obren mucho mejor que cualquier otro co­
unidos por el vínculo común y con­ noce con qué medios los podrá conven­
corde de una fraternal y sincera ca-*2
1
0 cer” <25>.
018) Lucas 10, 2. (22) Act. Ap. 4, 32.
09) Lucas 10, 2. (23) Ver Juan 13, 34; 15, 12.
(20) P i ó X I I , Carta dirigida al Cardenal Adeoda- (24) B e n e d ic to XV, Carta Apostólica M á x im u m
illu d , 30-XI-1919, A.A.S. 11 (1919) 445, en la Co­
to Piazza, presidente de la 1? reunión del Epis­ lección de Encícl. “Guadalupe”: Encícl. 117, 5
copado Latinoamericano en Río de Janeiro “ A d pág. 916.
E c e le s ia m C h ris ti, 29-VI-1955, A.A.S. 47 (1955) 542.
(25) Ver el mismo lugar indicado en el número
(21) Act. Ap. 20, 28. anterior (24).
2360 E n cíclicas del P.P. J u an X X III (1959) 238, 16-19

A este respecto apenas será nece­ ahora exhortamos a los Obispos y a


sario recordar que la perfecta y com­ los Superiores de las Misiones católi­
pleta formación y educación debe ten­ cas a no titubear en elegir a sacer­
der a que firme y suavemente se guíe dotes del clero autóctono que por su
a los seminaristas a adquirir princi­ virtud y su peculiar prudencia en el
palmente aquellas virtudes que en pri­ obrar pueden ser maestros de sus con­
mer lugar requiere el ministerio sacer­ nacionales en la sagrada palestra del
dotal, “ es decir, la obligación de Seminario y guías en la consecución
procurar la propia santificación” (2Q\ de la santidad sacerdotal.
Pero el nuevo clero de esas regiones
debe por eso entrar en una como pia­ 2. La educación adaptada al am­
dosa competencia con el clero de aque­ biente.
llas antiguas diócesis que desde ha­
ce mucho tiempo hicieron brotar de 18. Todos puedan alcanzar la for­
su seno a sacerdotes que de un modo mación integral. Además, la Igle­
tan admirable se distinguen por todas sia, como sabéis, Venerables Herma­
las virtudes que merecieron ser pre­ nos, ordenó en todo tiempo que los
sentadas como ejemplos a los minis­ ministros del altar adquieran sólida
tros de Dios de la Iglesia entera. y completa formación de la inteligen­
cia y del corazón. Pues, nadie, sobre
16. Su santidad manifestará la her­ todo hoy día, pondrá en duda de que
jóvenes, nacidos de cualquier estirpe
mosura y fuerza sobrenatural del
Evangelio y la posibilidad de la per­ y de cualquier región del orbe puedan
lograrla por cuanto ese hecho ha si­
fección cristiana para todos. En efec­
do realmente probado con toda serie­
to, ante todo por la santidad pueden
dad.
y deben los sacerdotes ser “ la luz del
mundo y la sal de la tierra” <2
27\ es de­
6 19. La Educación no debe alejar­
cir, de su propia nación y de todo el los de su ambiente ni del pueblo, y
orbe. Por la santidad podrán demos­ será íntegramente sacerdotal. Sin
trar a todos particularmente la hermo­ duda la educación que debe imr
sura y la fuerza sobrenatural del Evan­ partirse a ese clero, ha de conform an
gelio y podrán enseñar igualmente a se también a las peculiares condicio­
todos que la perfección de la vida cris­ nes que son propias de los diferentes:
tiana es una meta que todos los hijos lugares y de las diversas naciones. Por
de Dios, luchando con todo empeño eso, conviene que todos los Semina­
y perseverancia, pueden y deben lo­ ristas sigan esa sapientísima norma;
grar, no importa cuáles sean su origen, ésta: debe procurarse que “ esos jóve­
ambiente y grado de civilización y cul­ nes no se formen en lugares y am­
tura. bientes demasiado separados de la so­
17. Sacerdotes autóctonos com o di­ ciedad humana <28>, porque, si no fue­
rectores y profesores de sus propios ra así “ cuando comiencen a actuar en
Seminarios. Nuestro ánimo paternal público, difícilmente tendrán trato ni
alienta, además, la segura esperanza con el pueblo sencillo ni con la clase
de que llegará el día en que podrán culta, y sucederá muchas veces que se
elegirse del clero de cualquier nación comporten en forma desconsiderada o
los varones que serán capaces de di­ tengan en menos la educación recibi­
rigir a los seminaristas de su propia da” <29). Es indispensable que estos
nación, de formarlos y de educarlos jóvenes se plasmen en la plena perfec­
recta y santamente. Aún más. Desde ción interior, íntegramente sacerdotal,
(26) P ío X I I Exhortación Apostólica M en tí N o s - (28) P ío X I I Exhortación Apostólica M en tí N o s -
tra e, 23-IX-1950, A.A.S. 42 (1950) 677; en la Co­ tra e , 23-IX-1950, A.A.S. 42 (1950) 687; en la Co­
lección de Encíclicas “Guadalupe”: Encícl. 195, 61 lección de Encíclicas “Guadalupe”: Encícl. 195,
pág. 1819. 91, pág. 1826.
(27) Ver Mateo 5, 13-14. (29) Ver Nota anterior (28) A.A.S. 42, 687. C b-
lección “Guadalupe” 195, 88, pág 1825.
238, 20-23 E n cíc lic a “ P rinceps P asto ru m ” 2361

pero deben también penetrar gradual más celosa, de que sus alumnos apren­
y prudentemente en la íntima menta­ dan más y más a ponderar la grave­
lidad y las aspiraciones del pueblo^303
),
1 dad y dificultad del ministerio que han 843
que deben iluminar con la verdad de desempeñar y disfruten de la legí­
evangélica y conducir, con la gracia tima libertad, prudentemente otorgada,
de Dios, a la santidad de la vida. de pensar y obrar (32>, de manera que
con mayor facilidad puedan gradual­
20. Los directores del Seminario de­ mente pero cuanto antes, asumir los
ben seguir esas normas sin despreciar cargos eclesiásticos, aun los mayores,
conquistas modernas. A esa finalidad en unión y armonía con el clero ex­
de la instrucción y educación deben su­ tranjero, mas en estricta igualdad de
jetarse también los directores del Se­ condiciones. Esto, en efecto, será la
minario, aunque de buen grado, han prueba de la eficacia de la educación
de incorporar, además, todo lo que impartida y constituirá el sumo y legí­
de las cosas externas y técnicas in­ timo premio para los que tienen la
trodujo el progreso de la edad m o­ responsabilidad de la educación de los
derna, ya comunes a todo el mundo seminaristas.
com o patrimonio de la civilización
4. Aprovechamiento de los valores
que lleva a los hombres a una forma
locales.
de vida más adecuada, a una me­
22. La misionología en el Ateneo Ur­
jo r salvaguardia de la salud y fuer­
bano de Roma y las Facultades y Cá­
zas corporales.
tedras misionales. En efecto, ponde­
rando estas razones que no sólo ha­
3. La educación en el sentido de res­ cen a la recta formación intelectual
ponsabilidad y espíritu de inicia­ y espiritual de los seminaristas sino
tiva. también a las peculiares necesidades
de los diferentes pueblos y su idiosin­
21. Los educadores deben prepa­ crasia en el sentir y obrar, esta Se­
rar a los seminaristas para el desem­ de Apostólica exhortó al clero foráneo
peño responsable de todas las fun­ y al clero autóctono a dedicarse al
ciones eclesiásticas y el empleo de estudio de la Misionología, pues, Nues­
la necesaria libertad de acción e ini­ tro predecesor de inmortal memoria,
ciativa. La formación del clero au­ Benedicto xv , creó las cátedras de
tóctono, escribía el mismo Predece­ esta disciplina en el Ateneo Urbaniano
sor Nuestro, -de inmortal memoria, “ de la Propaganda Fide” (33>; y Nues­
B enedicto xv , debe orientarse hacia tro inmediato predecesor, de venera­
la capacitación “ que permite asumir da memoria, Pío xn, advirtió no sin
rectamente el gobierno espiritual de gran satisfacción que en la misma
su propio pueblo” 3 (31)3
0 , y conducir por
2 Universidad Urbaniana se había eri­
la doctrina y el ministerio, tan pronto gido el “ Instituto Misional” científico y
que se hallen en condiciones de desem­ que “ tanto en Roma como en otros lu­
peñar el cargo divino a sus connacio­ gares se habían fundado las “ Faculta­
nales, al camino de la salvación eter­ des Misionológicas” y no pocas cátedras
na. Al respecto Nos recomendamos de Misionología” (M\
con toda insistencia que, todos, tanto
foráneos como autóctonos, que están 23. La misionología en los Semina­
ocupados en esa formación, cuiden, co­ rios de misiones y la educación misio­
mo cargo de conciencia, de la manera nera de sus seminaristas. Por eso en
(30) Ver Nota 28, A.A.S. 42, 687; Colecc. “Gua- Colección de Encícl. “Guadalupe”: Encícl. 195,
da'une” 195. 88, pág. 1825. 94-97 pág 1826-1877.
(31) Benedicto XV, Carta Apostólica Máximum (33) Ver Benedicto XV Carta Apost. Máximum
illu,d, 30-IX-1919, A.A.S. 11 (1919) 445; en la Co­ illud, 30-XI-1919, A.A.S. 11 (1919) 448; en la Co­
lección de Encíclicas “Guadalupe”: Encícl. 117, lecc. de Encíel. “Guadal.”: Encícl 117, 5 pág. 917.
5' pág. 916. (34) Pío XII Encíclica Evangelii praecones, 2-
(32) Ver Pió XII Exhortación Apostólica Mentí VI-1951, A.A.S. 43 (1951) 500; en la Colecc. de
Nostrcte, 23-XI-1950, A.A.S. 42 (1950) 686; en la Encícl. “Guadalupe”: Encícl. 200, 6 pág. 1871.
2362 E n cíclicas del P.P. J u an X X III (1959) 238,. 24-25

los Seminarios de las Misiones Cató­ las demás, ni siquiera la cultura que
licas no han de faltar cursos de estu­ engendraron Europa y los demás pue­
dio en que se explica oportunamente blos occidentales aunque esté ligada a
lo que corresponde tanto a los dife­ ella con estrechísimos lazos de lo que
rentes ramos de la Misionología como la Historia es testigo; el oficio que fue
al conocimiento de técnicas que pa­ confiado a la Iglesia mira principal­
recen útiles al desarrollo futuro del mente a otra meta, pues, tiende a todo
ministerio sacerdotal en aquellas re­ lo que se refiere a la Religión y la
giones. Por tanto es de todo punto de salvación de los hombres. Sin embargo
vista necesario que la educación que la Iglesia, gozando como goza de eter­
se imparte no sólo se conforme a la na juventud y renovada por perpetuo
soplo del Espíritu Santo, en ninguna
doctrina íntegra y sólida de la Igle­
época dejó de reconocer y de buen
sia sino que también abra y cultive
grado aceptó, aun activamente impulsó
el criterio de los alumnos para que
todo lo que cede en honor de la mente
puedan juzgar rectamente sobre la y el corazón humanos por más que
cultura peculiar de la patria de cada haya nacido en otras partes de la tie­
uno de ellos, principalmente en cuan­ rra y no en las regiones bañadas por
to reflejen sus disciplinas religiosas y el Mar Mediterráneo, que por designio
filosóficas (paganas) lo mismo que las de la divina Providencia fueron la como
especiales relaciones que puedan exis­ cuna de su infancia” í36'.
tir entre ellas y la Religión cristiana.
5. La penetración en las clases cultas
24. La Iglesia siem pre aprecia y
25. E ducación y facilidad de los sa­
p erfeccion a las creencias y tradi­
ciones no cristianas y no occidentales. cerdotes autóctonos para penetrar y
obrar entre los hom bres cultos. Si
“ La Iglesia Católica, dijo el mismo Pre­
decesor Nuestro, no despreció ni re­ los sacerdotes autóctonos se educan
en este sistema oportuno y en los gra­
chazó completamente el pensamiento
pagano sino que, despojándolo más ves problemas y, después de vencer las
bien de cualquier error y de cualquier dificultades se preparan para obrar
contaminación lo perfeccionó con la rectamente, pueden ser, bajo la di­
sabiduría cristiana. En cierto modo con­ rección de sus Obispos, de gran utili­
sagró así también las artes y ciencias dad a este respecto; sobre todo se ha­
nativas..., y las peculiares costumbres rán entender con mayor facilidad por
de los pueblos y sus instituciones tra­ las clases cultas de su patria y, si­
dicionales; sus mismas fiestas, trans­ guiendo el ejemplo del celebérrimo mi­
formadas en su fondo y forma, sirvie­ sionero Mateo R icci, los atraerán a la
ron para celebrar la memoria de los doctrina cristiana, principalmente en
mártires y el culto divino” (35>. aquellos países que desde remotísimos
tiempos poseen una cultura floreciente.
Nos mismo manifestamos por eso Aunque los sacerdotes por su oficio
ya Nuestro pensamiento diciendo: están obligados también en su patria
“ Siempre que el mayor y auténtico pro­ “ a doblegar todo pensamiento a la
greso de las artes liberales y el pensa­ obediencia de Cristo” (37\ como afir­
miento nativo pueden enriquecer la ma aquel incomparable heraldo del
cultura de la familia humana, la Igle­ Evangelio y Apóstol de las gentes San
sia ayuda y fomenta los esfuerzos de P ablo, sin embargo, de este modo dis­
esta índole, pues ella, como bien sa­ frutarán “ de gran estimación entre los
béis, no abraza como propia tan sólo suyos, aun entre los altos personajes y
una cultura espiritual, despreciando a literatos” (38).
(35) Ver nota anterior (34), A.A.S. 43, 522. Co- (37) Ver II Corint. 10, 5.
lecc. “Guadalupe” N? 200, 38 pág 1883. (38) P ío X I Encíclica R e r u m E c c le s ia e , 28-11-
(36) Juan X X I I I , Discorso ai partecipanti al II 1926, A.A.S. 18 (1926) 77; en la Colección de En­
Congreso mondiale degli scrittori ed artisti neri cíclicas “Guadalupe”: Encícl. 139, 13 pág 1108.
(Osservatore Romano, 3-IV-1959 pág 1.
238, 26-28 E n cíc lic a “ P rinceps P asto ru m ’ 2363

26. Centros de estudio y divulga­ car a los pueblos, en la mejor forma


ción, prensa y técnicas de difusión al posible aquellos escogidos beneficios
servicio de las misiones. Por eso los de su vida y de su doctrina de que na­
Obispos, aprovechando aquel criterio ce el nuevo orden social, basado en
y labor procurarán que oportuna y los principios cristianos” <42\ Por eso
bien ponderadamente se establezcan, con toda largueza provee la Iglesia en
conforme a las necesidades de cada las regiones en que debe enseñarse la
una o de varias regiones, centros en doctrina evangélica el que se empren­
que se fomentarán los estudios y se dan también obras de significado so­
divulgarán las doctrinas apropiadas en cial y que se proporcione, a medida
que tanto el clero alienígena como el de las fuerzas, el oportuno socorro a
autóctono convierta todo lo que apren­ indigentes que ayuda a las comunida­
dió en sus estudios y en la práctica ex­ des y pueblos cristianos en que se ha­
perimental, en bien y utilidad de llan.
aquella nación en que nació o que ha Debe cuidarse, sin embargo, que la
escogido para enseñarle la doctrina acción apostólica de los misioneros no
cristiana. Al respecto debe recordarse se aplaste ni se impida por un conjun­
también lo que Nuestro inmediato Pre­ to inorgánico de obras demasiado pro­
decesor de inmortal memoria, Pío XII, fanas. Establézcanse, pues, sólo aque­
enseñó con estas palabras: “ Los escri­ llas obras pues que son necesarias, que
tos de toda clase, editados por los ca­ fácilmente pueden conservarse y que
tólicos, deben multiplicarse y divul­ sin dificultad pueden llevarse a efecto.
garse más ampliamente entre el pue­ Esas obras han de entregarse, apenas
blo” <39) ; igualmente debe cuidarse se pueda, a los hombres y mujeres de
que con todos los medios posibles se aquella nación para que las adminis­
fomente “ lo concerniente a los inven­ tren y dirijan, de tal modo que los Mi­
tos más modernos de técnica y de di­ sioneros pueden dedicarse con todas
fusión con que los hombres se comu­ sus fuerzas al ministerio de la ense­
nican entre sí y difunden las doctri­ ñanza de la doctrina y a la consecu­
nas, pues a nadie se oculta cuánta im­ ción de la santidad y salvación eterna,
portancia tiene el atraerse la opinión tanto propia como ajena.
pública y formarla rectamente” <4°).
No todo puede, por supuesto, realizar­ 7. Formación del espíritu de la ca­
se en todas partes, deben, sin embar­ ridad universal.
go, aprovecharse todas las oportuni­ 28. El clero autóctono debe conocer
dades que de algún modo puedan re­
las cosas de su patria, de la Iglesia y
mediar las necesidades que se presen­ practicar la caridad universal. Si es
ten, aunque a veces “ uno es el que
verdad, como Nos decíamos, que un
siembra y otro el que siega” <41).
fecundo apostolado exige terminante­
mente, como cosa de especial impor­
6. Prudencia en las empresas de ca­
tancia, que los sacerdotes autóctonos
rácter social y asistencial.
conozcan y ponderen prudentemente
27. Obras sociales necesarias deben todo lo que concierne a las institucio­
establecerse con prudencia, no obsta­ nes particulares de su patria, con ma­
culizar la labor misionera y entregar­ yor razón vale para ellos lo que Nues­
se pronto a las fuerzas autóctonas. La tro inmediato predecesor, Pío XII, pu­
difusión de la verdad y de la caridad de blicó para todos los fieles: “ Las pers­
846 J e s u c r is t o constituye la misión espe­ pectivas y planes de la Iglesia que to­
cial de la Iglesia; pero también “ es de­ do lo abarcan serán las perspectivas y
ber santísimo de la Iglesia... comuni- fines de la normal vida cristiana” (43). A
(39) Pío XII Encíclica Fidei donum 21-IV-1957, (42) Pío XII, Fidei donum, ver Nota (39) A.A.S.
A.A.S. 49 (1957) 233; en la Colección de Encícl. 49, 231: Colecc. “ Guadalupe” : Encícl. 224, 9 pág.
“ Guadalupe” : Encícl. 224, 11 pág 2136. 2135.
(40) Ver Nota anterior (39) en el mismo lugar. (43) Ver Nota anterior (42) A.A.S. 49, 238; Co­
(41) Juan 4, 37. lección “ Guadalupe” : Encícl. 224, 19 pág. 2138.
2364 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1959) 238, 29-31

tal fin el mismo clero no sólo debe co­ autogobierno legítimo y total, y la con­
nocer a fondo las vicisitudes de la quista de su independencia política
Iglesia universal, su estado y sus bie­ puede despertar a veces movimientos
nes auténticos, sino que se requiere que con sus excesos se oponen al bien
también que él sea llevado e impul­ común y a la utilidad de la universal
sado a la caridad con que abraza a familia humana.
todos ’ os fieles cristianos.
30. El clero autóctono debe culti­
Por eso justicieramente afirma S a n
var la caridad universal y alejarse del
J u a n G c r is ó s t o m o lo siguiente, al ha­
exagerado nacionalismo, enemigo de
blar de las solemnidades litúrgicas:
la caridad. Nos, empero, confiamos
847 “ Al acercarnos (al altar) ante todo da­
plenamente en que el clero autóctono
mos gracias por el mundo universo y
se mueva impulsado por los propósi­
por los intereses colectivos” <44>; S a n
tos e intenciones que responden a los
A g u s t ín estampa esta hermosa sen­
principios generales de la Religión
tencia: “ Si quieres amar a Cristo, ex­
cristiana y concuerdan completamente
tiende tu caridad por todo el mundo,
con la doctrina de la Iglesia Católica,
pues en todo el mundo se hallan los
la cual abraza a todos los hombres
miembros de Cristo” (45>.
con igual amor y provee así, de su
parte, el verdadero bien de la patria
29. Se condena el exagerado nacio­
nalismo en los misioneros foráneos y de cada uno de ellos.
Por eso, el mismo Predecesor Núes- 848
autóctonos. Llevado por este anhelo,
Nuestro predecesor de feliz memoria, tro con toda razón y justicia exhortó
B e n e d ic t o XV, para conservar íntegro
a todos con las siguientes palabras:
“ La Iglesia de Dios es universal y no
y empeñoso el espíritu de unidad que
es extraña a ningún pueblo o na­
debe mover y animar las obras de los
ción” <47\ por lo cual niguna iglesia
misioneros, no vaciló en denunciar con
local de cristianos expresará realmen­
las siguientes palabras severas un pe­
te aquella unión con la Iglesia uni­
ligro que debe estar ajeno a las inten­
versal, de la cual nace la vida sobre­
ciones de los heraldos del Evangelio,
natural de J e s u c r is t o , si el clero y el
dado que puede disminuir la eficacia
pueblo sólo se mueven por el amor a
de su acción: “ Sería, pues, triste, es­
sus propias cosas, fomentan en sí la
cribía en la Carta Apostólica “ M á x i ­
aversión a los otros pueblos y si, fi­
m u m i l l u d ” , si algunos misioneros pa­
nalmente, se dejan arrastrar y tur­
recieran olvidar de tal modo su digni­
bar por el excesivo afecto a su propia
dad que se preocuparan más bien de
nacionalidad el que puede socavar la
su patria terrenal que no de la celes­
caridad para con todos, caridad que
tial y se empeñaran en extender, más
hace a la misma esencia de la Iglesia
de lo debido, su poder y su gloria. Es­
de Dios y por la que se llama “ cató­
ta sería la más abominable peste que
destruiría en el heraldo del Evangelio lica” .
el nervio del amor a las almas y debi­
litaría su prestigio entre el pueblo” í46). T E R C E R A P A R T E :
Este mismo peligro aunque de otro E l E lem en to S e g l a r en las M is io n e s
modo y con otros motivos puede vol­
1. Los seglares en la vida de la
ver a darse también hoy día, tanto
Iglesia
más cuanto que no pocas naciones,
que los misioneros, iluminaron con la 31. La necesidad de la colabora­
luz del Evangelio, se empeñan ardo­ ción apostólica de los seglares de to­
rosamente en lograr su libertad y su das las naciones. Nuestro predecesor,
(44) S an Juan C r is ó s to m o H o m ilía II in II Co- (46) B e n e d ic to X V Carta Apost. M á x im u m illu d ,
rint. (Migne PG 61 col. 398). 30-XI-1919, A.A.S. 11 (1919) 446; en la Colecc. de
(45) S an A gu s tín In E p is t. J o an , ad P a r t h o s , Encícl. “ Guadalupe” : Encícl. 117, 7 pág 917.
Trat. X. c. 5 (Migne PL 35 col. 2060). (47) Ver Nota anterior (46) A.A.S. 11, 445;, Co­
lección “ Guadalupe” 117, 5 pág 916.
238, 32-33 E n c íc lic a “ P rinceps P asto ru m ” 2363

de feliz recordación, B e n e d i c t o x v , rece, finalmente, también más difícil


com o decimos, en la necesidad de edu- y compleja su situación.
insistió de un modo especialísimo, Por lo demás, dondequiera que la
clero autóctono para que estuviese a Iglesia haya introducido sus huestes
car con celo, diligencia y rectitud al pacíficas será también necesario que
la altura de los tiempos y situaciones se encuentre su constitución íntegra,
actuales. Sin embargo, en su mente la cual no se compone sólo de los di­
brillaba indudablemente también otra versos grados dle la jerarquía sino
necesidad, igualmente grave, la de edu­ también de la organización laical;
car y formar también a los seglares de igualmente es preciso que todos ellos
todas las naciones de tal modo que desenvuelvan su obra salvadora. <49).
no sólo respondieran en su vida pri­
vada a los principios cristianos sino
que se empeñaran también en las 2. Los fines de la formación del lai-
obras de apostolado, lo cual ya Nues­ cado en tierra de Misiones.
tro inmediato predecesor, de inmortal 33. No hasta bautizar e inscribir en
memoria, Pío XII, <48> recomendó de los libros sino que debe formarse a
un modo luminoso y significativo, tra­ los fieles para una vida cristiana acti­
tando ese tema no sólo una sino mu­ va. Para lograrlo en las nuevas cris­
chas veces, cosa que sobre todo hoy tiandades no basta convertir a los hom­
día debe ponderarse con toda atención bres a la Religión Católica y de inscri­
y llevarse cuanto antes y con la ma­ birlos, en gran número en los regis­
yor energía a la práctica. tros, después de haberlos lavado de
sus culpas por el agua bautismal, sino
32. Exhortación de Pío XII al apos­
que es de todo punto necesario capa­
tolado laical, el cual es hoy más ne­ citarlos por una educación cristiana
cesario que nunca y un postulado de adaptada a las circunstanias y los
la constitución de la Iglesia. El mis­ tiempos, a emprender, a medida de
mo predecesor Nuestro, de feliz me­ sus fuerzas, las obras que podrán con­
moria, Pío XII — no sin singular mé­ tribuir al bien e incremento presente
rito y loor suyo— exhortó con elo­
y futuro de la Iglesia. El número de
cuente y abundante doctrina y reno­
cristianos poco significa, si falta su
vadas recomendaciones a los seglares
calidad; quiere decir, si no poseen
a que con todo agrado y celo descen­
dieran a la palestra del apostolado pa­ realmente la firmeza de profesar su
ra prestar sus servicios a la jerarquía fe católica, si la vida espiritual no es­
eclesiástica, del mismo modo como tá vigorosamente enraizada en sus co ­
desde los primeros tiempos cristianos razones, si exteriormente no produce
y en todo el transcurso de los siglos frutos saludables y si, finalmente, des­
los fieles colaboraron con los Obis- pués de haber renacido a la gracia di­
849 pos y todo el clero a fin de que con vina, no se distinguen por aquella flo ­
mayor facilidad y eficacia los precep­ reciente y madura juventud que esté
tos cristianos tanto religiosos como so­ siempre pronta a llevar a cabo heroi­
ciales se realizaran en el mundo. cas y fecundas hazañas, pues, la pro­
Esto mismo lo exigen nuestros tiem­ fesión de la fe católica no puede re­
pos en escala no menor sino aun ma­ ducirse solamente a una inscripción en
yor por cuanto las mismas necesida­ el libro de bautismos sino que más
des crecieron con el tiempo y no solo bien debe crear al hombre nuevo <50>
porque multitudes siempre más nume­ e impregnar de fuerza sobrenatural
rosas necesitan del manjar espiritual todos sus acciones, excitándolas, orien­
de la verdadera doctrina sino que pa- tándolas y gobernándolas.
(48) Pío XII Encíclica Evangelii praecones 2- (49) Pío XII Encíclica Mystici Corporis, 29-VI-
VI-1951, A.A.S. 43 (1951) 510 ss; en la Colección 1943, A.A.S. 35 (1943) 200-201; en la Colección de
de Encíclicas “ Guadalupe” : Encícl. 200, 23-26 pág Encíclicas “ Guadalupe” : Encícl. 177, 14, pág 1594.
1877-1878. (50) Ver Efesios 4, 24.
2366 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1959) 238, 34-36

3. Las especiales tareas del clero apostólico no puede entenderse siquie­


ra la profesión cristiana de la fe, pues,
34. El clero debe educar a los fie­ “ todos y cada uno tienen la obligación
les a un apostolado activo. Sin em­ de propagar su fe, sea para la instruc­
bargo, los seglares difícilmente podrán ción o confirmación de los fieles, sea
alcanzarlo si el clero, sea foráneo, sea para la refutación de los ataques de
autóctono, no hiciere suyo y ejecu­ los infieles” especialmente en
tare ese programa de acción de que nuestros tiempos en que tanto la
arriba hablábamos, y que ya el pri­ Iglesia como la universal comunidad
mer Vicario de J e s u c r i s t o sugiere en humana se encuentran en singulares
sus líneas principales, escribiendo las dificultades.
siguientes palabras: “ Vos, empero, sois
linaje escogido, sacerdocio real, na­ Para que se realice la completa y
ción santa, pueblo adquirido, para pre­ activa educación cristiana es de todo
gonar el poder del que os llamó de las punto indispensable que los maestros
tinieblas a su luz admirable” <515 ).
3
2 y educadores adopten los medios más
Y en efecto, si la instrucción y edu­ conducentes al respecto con que pue­
cación cristianas se contentan con en­ den penetrar en la psicología e idio­
señar a los fieles las fórmulas del ca­ sincrasia, la mentalidad e ín d oe de los
tecismo e inculcar sumariamente a los nuevos cristianos y comprenderlas a
corazones los principales preceptos de fondo, de tal modo que los nuevos se­
la moral cristiana en forma casuística, guidores de J e s u c r i s t o se impregnen
sin estimular a los corazones y volun­ de los preceptos de la verdad evangé­
tades a obrar eficazmente conforme a lica con todas sus normas y exigencias
las normas enseñadas, se corre el gra­ y conformen su vida totalmente con
ve riesgo de ofrecer a la Iglesia una ellos. Pues, el Divino Redentor exige
grey pasiva. Por el contrario, los fie­ realmente de cada uno de nosotros
les de la grey cristiana no sólo deben que realicemos su “ mandamiento
oír al Pastor sino conocer también grande” que es: “ Amarás al Señor
su voz (52> y voluntaria y fielmente Dios tuyo de todo tu corazón, con toda
seguirle por los pastos de vida eter­ tu alma y con toda tu mente” (68L La
na <53)5
, a fin de que un día puedan re­
3 grandeza de la profesión cristiana de­
cibir del “ Príncipe de los Pastores” “ la be brillar con luz plena ante los ojos
inmarcesible corona de la gloria” (54>; de los que abrazan la Religión Cató­
las ovejas, pues, que, como decíamos, lica, de tal modo que sus corazones
no sólo deben reconocer y seguir al siempre se inflamen de encendido an­
Pastor, que “ dio su vida por sus ove­ helo y de eficaz propósito de llevar
jas” <55) sino entregarse totalmente a una vida ordenada de todas las vir­
él y, obedeciendo espontánea y alegre­ tudes y resplandeciente de apostólica
mente a su divina voluntad, procurar labor; una vida, decimos, que se pro­
celosa y activamente que también pone imitar los preclaros ejemplos de
otras ovejas que todavía no le siguen J e s u c r i s t o , quien, asumiendo la hu­
sino que andan errantes lejos de mana naturaleza mondó que “ siguiéra­
Aquel que es “ el camino, la verdad y mos sus pisadas” <59).
la vida” (56>, entren al fin en el solo
y único redil. 4. Deber del laico de dar testimonio
de la verdad.
35. Debe formar cristianos íntegros
llenos de caridad, dispuestos a hacer 36. Todos deben en conciencia dar
el bien con un ejemplo cristiano de su testimonio fecundo de la verdad y
virtud. Sin un vivo e intenso celo gracia. Todo cristiano debe saber bien
(51) I Petr 2,9. (56) Ver Juan 14, 6.
(52) Ver Juan 10, 4-14 (57) Sto. Tomás de Aq. Summa Theol. II-II, q.
(53) Ver Juan 10, 9-10. 3, a. 2, ad 2.
(54) I Petr. 5, 4. (58) Mateo 22, 37.
(55) Ver Juan 10, 11. (59) Ver I Petr. 2, 21; Mateo 11, 29; Juan 13, 15.
238, 37-39 E n c íc lic a “ P rinceps P a sto ru m ” 2367

que, eon cierta primordial y principal 5. La eficacia del testimonio de la


obligación de conciencia, está constre­ caridad.
ñido a ser testigo de la verdad que
cree y de la gracia que transformó su 38. Máxima alegría y fruto de la
alma. “ Pues, por eso, como dijo cier­ caridad a semejanza de la primitiva
to eximio Padre de la Iglesia, aquel Iglesia. El testimonio que da cada
(Cristo) nos dejó aquí para que fuése­ uno debe ser confirmado y ampliado
mos una como luz, nos convirtiéramos por el testimonio de toda la comuni­
en maestros de los demás, que obrára­ dad cristiana, a semejanza del que
mos como fermento, que cual ángeles fue dado por la Iglesia Católica recién
conversáramos con los hombres, que fundada cuando el mismo espíritu y
fuéramos como adultos entre los niños, el consenso unánime de todos los fie­
como hombres espirituales entre los car­ les cristianos, que “ perseveraban en la
nales para ganarlos, como semilla para doctrina de los Apóstoles y la unión de
dar mucho fruto. No habría necesidad la fracción del pan y en las oracio­
de sermones si nuestra vida brillara nes” y su unión en el ejercicio de
852 así; no harían falta palabras si mos­ caridad que manifestaban celosísima-
tráramos las obras. Nadie sería infiel, mente, produjeron en ellos la máxima
si nosotros fuésemos verdaderos cris­ alegría y el estímulo mutuo de pie­
tianos’’ (60)6
.
1 dad, pues, “ alababan a Dios en medio
del general favor del pueblo. Cada día
el Señor iba incorporando a los que
37. Obligación y fruto especiales de
habían de ser salvos” <64).
dar testimonio en las misiones. Este
es, como fácilmente se comprende, el 39. La caridad que supera todas las
deber de los fieles en todo el orbe de diferencias debe ejercerse sin simu­
la tierra, sin embargo, a nadie se ocul­ lación. Por la unión en la oración
ta que el cumplimiento de ese deber que se elevaba a Dios y por la parti
en las regiones en que laboran los mi­ cipación activa en los divinos miste­
sioneros podrá dar frutos especialísi- rios de la Sagrada Liturgia se enrique­
mos y ubérrimos para la propagación ció sobremanera y se perfeccionó la
del Reino de Dios, aun entre los que vida cristiana del individuo y de toda
ignoran el preclarísimo don de nues­ la comunidad, lo cual contribuyó en
tra fe y la fuerza sobrenatural que la forma máxima a formar las almas en
gracia encierra, conforme a la exhor­ aquella caridad que constituyó el signo 855
tación de Nuestro Señor J e s u c r is t o de los auténticos cristianos; caridad,
que dice: “ Así ha de brillar vuestra decimos, que supera las diferencias
luz ante los hombres, para que viendo entre las naciones y lenguas y abraza
vuestras buenas obras glorifiquen a amigablemente a todos sean amigos o
vuestro Padre, que está en los cie­ adversarios. Al respecto place repetir
los” (61)6
, y la del apóstol S a n P e d r o
2 las palabras de S a n C l e m e n t e , Sumo
que mandó a sus fieles: “ Os ruego que Pontífice y predecesor Nuestro que
os abstengáis de los apetitos carnales dijo: “ Cuando (los paganos) oyen de­
que combaten contra el alma; y obser­ cir que Dios dice: Si amáis a los que
véis entre los gentiles una conducta os aman, no tendréis gracia. Pero ten­
ejemplar, a fin de que, en lo mismo dréis gracia, si amáis a vuestros ene­
que os afrentan como malhechores, migos y a los que os odian <65) ; cuan­
considerando vuestras buenas obras, do lo oigan admirarán la sublimidad
glorifiquen a Dios en el día de la vi­ de la bondad; mas cuando vean que
sitación” <62). nosotros no sólo no amamos a los que

(60) S. Juan Crisóstomo, Homilía X in I Tim. (63) Act. Ap. 2, 42.


(Migne PG 62, col. 551). (64) Act. Ap. 2, 47.
(61) Mateo 5, 16. (65) Ver Lucas 6, 32-35.
(62) I Petr. 2, 12.
2368 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII Í1959 238, 40 42

nos odian sino ni siquiera a los que cienda que se ejercita en la disciplina-
nos aman, se reirán de nosotros y se cristiana.
profanará el nombre (de Dios) <666 *). El
9
8
7
más grande de todos los heraldos del C U A R T A P A R T E
Evangelio S a n P a b l o Apóstol, escribió
a los Romanos, cuando se disponía a D ir e c t iv a s p a r a el A p o s t o l a d o L a ic o
predicar la palabra del Señor a los en las M is io n e s
pueblos más occidentales, exhortándo­
los a “ la caridad sin simulación3 (67\ 1. Preparación al apostolado
virtud sin la cual el cristiano no es
nada (6S) y cuyas eximias alabanzas ha­ 41. Por ser universal la Iglesia los
bía cantado antes. fieles deben consagrarse a todos. Da­
do que a los fieles cristianos, miem­
bros de un solo Cuerpo viviente, no es
6. Deber de contribuir a las necesi­
lícito alejarse de los demás y creer
dades materiales de la comunidad.
haber cumplido satisfactoriamente su
40. Ayuda mutua y ayuda a la co­ obligación cuando favorecieron exclu­
munidad cristiana de parte de los sivamente y atendieron las necesidades
cristianos autóctonos. Esta caridad espirituales de sus propias almas, cada
se hace también visible con el socorro uno debe empeñarse en colaborar, en
material prestado, como dice Nues­ la medida que le corresponda al incre­
tro predecesor, de inmortal memoria, mento y la propagación del Reino de
Pío XII,: “ El cuerpo requiere también Dios. Nuestro predecesor Pío XII ex­
una multitud de miembros que están hortó a todos a cumplir este deber ge­
ligados entre sí para vivir ayudán­ neral con estas palabras: “ La catolici­
dose mutuamente. Y como en la unión dad es la principal nota de la Iglesia,
de nuestro organismo mortal, cuando de tal modo que de ninguna manera
un miembro duele, todos los demás podemos ser cristianos y devotos de
sufren con él y los que son sanos la Iglesia si al mismo timpo no nos con­
prestan ayuda a los enfermos, así tam­ sagrarnos y nos entregamos a la to­
bién en la Iglesia los diferentes miem­ talidad de los fieles, anhelando que
bros no viven únicamente para sí ella eche raíces en todas partes y flo­
mismos sino que socorren también a rezca” (7°).
los demás y todos se prestan mutua Todos, pues, inflamados de cierta
ayuda, tanto para la común consola­ santa emulación, deben, a porfía, dar
ción como para una edificación más testimonio de un asiduo celo que los
amplia de todo el cuerpo” 6 (69).
8
7 lleva a procurar el bien espiritual de
Por cuanto las necesidades materia­ los demás, a defender su propia Reli­
les que apremian a los fieles cristia­ gión y a enseñarla a los que la desco­
nos encierran también la vida e insti­ nocen o a los que no la conocen sufi­
tuciones de la Iglesia, los cristianos cientemente y, sin embargo, juzgan
autóctonos deben acostumbrarse tam­ mal de ella.
bién, en la medida de sus posibilida­
des, a sustentar libremente con sus me­ 42. La formación y preparación de
dios los templos, las piadosas uniones, los niños y los recién bautizados para
y al clero que se consagra íntegramen­ el apostolado universal. Por eso, los
te a ellos. No importa que contribuyan sacerdotes, las familias y las organi­
con poco a ese fin por cuanto importa zaciones apostólicas que en varias re­
ante todo que lo que se da sea el tes­ giones se han constituido deben esfor­
timonio sensible que revela la con- zarse por impregnar con la santidad
(66) S. Clemente, Papa, F. X. Funk, Paires Apos- cíclicas “ Guadalupe” : Encícl. 177, 13 pág 1594.
tolici, voi. I, 201. (70) Pío XII, Encíclica Fidei Donum, 21-IV-1957,
(67) Romanos 12, 9 ss. A.A.S. 49 (1957) 237; en la Colecc. de Encíclicas
(68) I Gorint. 13, 2. “ Guadalupe” : Encícl. 224, 18, pág 2138. Ver Pío
(69) Pío XII Encíclica Mystici Corporis, 29-VI- XII Radiomensaje de Navidad de 1956, en. Dis-
1943, A.A.S. 35 (1943) 200; en la Colecc. de En­ corsi e Radiomessaggi, 8, 328.
2S8, 43-45 E n cíc lic a “ P rinceps P a sto ru m ” 2369

de ese deber, aun en las comunidades ios exhortamos a que mediten muy
cristianas recién fundadas, las almas atentamente la felicidad espiritual que
de los hombres desde la primera in­ brota de ese oficio y que jamás dejen
fancia y adolescencia. No faltarán de profundizar con todo celo y bajo
tampoco oportunidades especiales en la dirección de la Jerarquía eclesiás­
que con mayor propiedad e intensidad tica, el conocimiento de la doctrina de
se puede formarlos para la misión la fe y de formarse en la moral de los
apostólica, por ejemplo, cuando los ni­ hombres auténticamente cristianos.
ños o los adultos recién bautizados se
preparan para recibir el Sacramento 44. El catequista, modelo del cate­
de la Confirmación en cuyo “ crisma cúmeno; su número y preparación.
se comunica a los fieles una nueva Pues, de ellos deben aprender los cate­
fuerza para proteger y defender valien­ cúmenos no sólo los primeros cono­
temente a la Iglesia y la fe que de ella cimientos de la Religión sino también
recibieron” (71); preparación espiritual la práctica de la virtud y el encendido
que sobre todo conviene dar a las per­ y sincero amor a Cristo y su Iglesia.
sonas que según la costumbre de cier­ Todo cuidado que se emplee para
tos lugares celebran los peculiares ri­ aumentar el número de tales egregios
tos de iniciación por los que capacitan colaboradores de la Jerarquía eclesiás­
a los jóvenes a ingresar legítimamente tica y para su conveniente formación,
en la organización de grupo social. será poco; todo lo que, además de esta
labor, hagan los mismos maestros de la
2. Los catequistas. doctrina católica para desempeñar su
misión en la forma más apta y amplia,
43. La obra y formación singular­ serán medios eficacísimos para fun­
mente importantes de los catequistas dar nuevas comunidades cristianas y
para la propagación del Evangelio. hacerlas practicar una vida espiritual
Aquí no podemos menos de realzar próspera.
claramente la obra de la formación
de los catequistas. Consta, si consulta­ 3. La Acción Católica.
mos los anales de las Misiones Cató­
licas, que ellos desde sus principios, 45. Necesidad de la Acción Católica
aportaron una ayuda realmente sin­ en las misiones y su consoladora la­
gular e indispensable. Puesto que han bor. En la primera Carta Encíclica que
sido en todo tiempo los colaboradores Nos dimos a luz, recordamos varias y
eficacísimos de los heraldos de la pa­ graves causas que en estos tiempos ur­
labra de Dios, participando en sus tra­ gen a que en todas partes de la tierra
bajos y facilitando su labor, Nuestros “ se llamen seglares a las filas de la pa­
Predecesores afirmaron con palabras cífica milicia, es decir la Acción Cató­
claras que, “ en cuanto se refiera a la lica con la sabia intención de que es­
propagación del Evangelio, debe au­ forzadamente colaboren con la Jerar­
mentarse su número” y procurarse di- quía eclesiástica” . <74); y añadimos lo
ligentísimamente su formación <7 72) y
1 siguiente: “ Constituye un gran con­
tuvieron ese oficio “ como el ejemplo suelo para Nuestro corazón el contem­
tal vez más clásico del apostolado ejer­ plar las obras que en el transcurso del
cido por los seglares” í73>. tiempo con voluntad alegre y activa
Nos, empero, renovando las máximas sobrellevaron y las empresas que ade­
alabanzas que les fueron tributadas, lantaron esos colaboradores de los
(71) P ío X I I , Encíclica M y s tici C o r p o r is (ver dial para el Apostolado de los laicos, 5-X-1957,
Nota 69) A.A.S. 35, 201; Colección “ Guadalupe” A.A.S. 49 (1957) 937; en la Colecc. de Encíclicas
Encícl. 177, 15 pág 1595. “ Guadalupe” : Encíclica 226, 49 pág 2217.
(72) P ío X I , Encíclica R e r u m E c c le s ia e 28-11- (74) Ver Juan X X I I I , Encíclica A d P e t r i C ath e-
1926 A.A.S. 19 (1926) 78; en la Colecc. de Encícl. d r a m , 9-VII-1959, A.A.S. 51 (1959) 523, en la Ca­
“ Guadalupe” : Encícl. 139, 15 pág 1108. lece. de Encíclicas “ Guadalupe” 4* ed.: Encícl.
(73) Ver P ío X II, Sermón, S ix ans se s o n t é c o u - 235, 29 pág. 2318.
iés, dirigido a los asistentes al II Congreso Muñ­

Encíclicas Pontificias 75
2370 E ncíclicas del P.P. J u an XXIII (1959) 238, 46-48

Obispos y sacerdotes aun en las re­ embargo, aunque parezcan ser muy
giones que cultivan todavía los heral­ oportunos, tienen menor utilidad allí
dos del Evangelio” (75). Aquí queremos donde las circunstancias y las necesi­
reiterar, con aquella insistencia y la dades son totalmente distintas.
caridad “ que nos urge” <776\ las exhor­
5
taciones e inflamadas palabras de 47. El tema se tratará más deteni­
Nuestro predecesor de inmortal me­ damente en otra oportunidad. Con­
moria, Pío XII: “ Es de todo punto ne­ cordia y espíritu sobrenatural. En
cesario que los seglares asocien allí Nuestra primera Carta Encíclica Nos
su actividad generosa, diligente y la­ habíamos prometido volver sobre el
boriosa al apostolado jerárquico del tema de la Acción Católica con mayor
clero, acudiendo a las filas apretadas amplitud. En su oportunidad lo trata­
de la Acción Católica” (77>. remos con mayor abundancia y dete­
nimiento, para lo cual, como con ra­
46. Su valiosa colaboración debe zón esperamos, también los países en
adaptarse a las necesidades y posibili­ que florece la obra misional, han de
dades misionales. Los Obispos de las aportar no pequeñas ventajas y dar
tierras que están confiadas aún al nuevos impulsos. Entre tanto, todos
cuidado de los misioneros, los sacerdo­ trabajen con plena concordia y espí­
tes de ambos cleros, los fieles más ge­ ritu sobrenatural y estén convencidos
nerosos y mejor instruidos en la de que sólo de este modo se podrán
doctrina cristiana con celo muy pro­ gloriar de servir a la causa de Dios,
bado se esforzaron por traducir en a una mayor cultura espiritual y el
hechos prácticos esa voluntad del Su­ progreso de su propia nación.
mo Pontífice; y así se puede afirmar
que en todas partes se han llevado a 4. Formación de dirigentes laicos y
cabo felices empresas y han llegado a las escuelas cristianas.
florecer egregias obras. Sin embargo,
es necesario que esta forma de apos­ 48. Deben guiar y por eso instruirse
tolado — y creemos que continuamen­ y formarse sólidamente. La Acción
te ha de exhortarse a ello— debe Católica es una organización de laicos
adaptarse convenientemente a las cir­ “ que tiene sus propias tareas, que se
cunstancias y necesidades del lugar, han de cumplir desde puestos respon­
pues, no debe transplantarse lo que en sables para cuyo desempeño es nece­
una región se ha llevado a cabo, a otra saria la obediencia a la dirección de la
sin hacer la debida acomodación. Mas autoridad” (78\ de tal modo que los
laicos mismos ocupen los cuadros d i­
los que la realizan deben procurar,
rectivos. Para ello es indispensable que
sujetos del todo al mandato de la Je­
se formen hombres que puedan infla­
rarquía eclesiástica y obedeciendo con
mar con fervor apostólico los diferen­
alegre espíritu a los sagrados Pasto­ tes grupos y lograr que obren con ple­
res, que las múltiples formas de apos­ no vigor; hombres y mujeres, decimos,
tolado no resulten de demasiado di­ que deben, para ser dignos de que la
fícil acceso, por lo cual fuerzas precla­ Jerarquía eclesiástica les confiera la
ras se cohíben y se disipen de tal modo dirección los puestos primarios y se­
que sólo ciertas infalibles y singula­ cundarios, dar la probada garantía por
res obras se emprendan, y de esa ma­ la cual conste que están instruidos y
nera quede casi trunca y manca la formados en la doctrina cristiana y en
acción, porque se dedican más de la la moral cristiana, de tal modo “ que
cuenta a asuntos especiales que, sin ellos puedan transmitir a los demás lo
(75) Ver Juan XXIII, Encícl. Ad Petri Cathe- VI-1951, A.A.S. 43 (1951) 513; en la Colección de
drarn (Ver Nota anterior 74) A.A.S. 51, 523; Co­ Encícl. “ Guadalupe” : Encícl. 200, 26 pág 1878.
lee. “ Guadalupe” 235, 29 pág. 2319. (78) Ver Pío XII Carta sobre ACCION CATO­
LICA Italiana: " S ia m o l i e t r ll-X-1946, A.A.S. 38
(76) Ver II Corint. 5, 14. (1946) 422; Discorsi e Radiomessaggi de Pío XÜ
(77) Pío XII Encíclica E v a n g e lii praecones, 2- vol. VIII, 468. .i
238, 49-54 E n cíc lic a “ P rinceps P a sto ru m ” 2371

que, con la ayuda de la divina gracia, estatales y las escuelas técnicas públi­
ya procuraron para si mismos” (70>. cas se imparte, una formación que
dada con toda prudencia y ahinco se
49. Importancia de la escuela cris­ centre en la vida espiritual a fin de
tiana para la formación de dirigentes. que no salgan de aquellas institucio­
No sin razón se puede afirmar que la nes hombres perversamente adoctrina­
sede natural más apropiada y como dos, inflados de arrogancia y que cau­
palestra donde los dirigentes de la sen a la Iglesia y sus hombres más
Acción Católica se forman para sus daño que provecho.
tareas es la Escuela cristiana, la que
sólo podrá alcanzar su objetivo y cum­ 52. Adaptación de esa enseñanza a
plir su misión cuando cristianos autén­ los niños y al ambiente. Su formación
ticos se eduquen allí por maestros cris­ religiosa debe adaptarse al desenvolvi­
tianos, ya sacerdotes de ambos cle­ miento intelectual, con la finalidad
ros, ya laicos. que estén debidamente preparados a
llevar una vida basada en los princi­
59. Escuelas especiales de aposto­ pios de la fe católica en su ambiente
lado para formar dirigentes, aun en civil y social en que deben ejercer su
853 las misiones. Nadie ignora cuánta im­ profesión y que a su tiempo puedan
portancia tenía y tiene en las regiones ocupar su lugar en las asociaciones
que están confiadas a los misioneros, católicas.
cuántas fuerzas y energía invirtió la
iglesia en la fundación de escuelas de 53. Fundación de pensionados y ho­
cualquier clase, cuán ardorosamente las gares para la formación religiosa de
defendió y cuán ampliamente las fo ­ los jóvenes. Guando los jóvenes se
mentó. Pero por cuanto resulta difícil, ven constreñidos a abandonar su am­
como es obvio, añadir al curso esco­ biente para ingresar, en otras ciuda­
lar el programa de formación para di­ des o metrópolis, en las escuelas públi­
rigentes de la Acción Católica, con­ cas conviene que se establezcan pen­
viene muchas veces juntar fuera de la sionados de vida común y otros domici­
escuela a los jóvenes, que dan esperan­ lios en que estén resguardadas la vida
za, para formarlos en la doctrina y cristiana y las buenas costumbres y se
práctica del apostolado. formen sus inteligencias y voluntades
Procuren, pues, los Ordinarios de lu­ en el preclaro ideal del apostolado.
gar que se abran, en la mejor forma
posible y conforme a su prudente jui­ 54. Importancia primordial de la
cio, escuelas en que se aprende el apos­ familia para formar dirigentes. Al
tolado, en que, como se sobreentiende, atribuir a esas escuelas una influencia
él programa de formación es distinto singular y eficacícisima para formar
del que rige en las Escuelas que son dirigentes de Acción Católica, Nos no
real y propiamente tales. queremos eximir a las familias de la
responsabilidad que tienen ni quitar­
51. Suplir con una formación reli­ les nada de su autoridad por cuanto
giosa especial la recibida en la ense­ ellas a veces podrán hacer al respecto
ñanza pública. Al mismo tiempo su­ más que las escuelas, nutriendo en las 859
cede también que los niños y jóvenes almas de sus hijos el fervor apostóli­
que se ven obligados a concurrir a es­ co, educándolos de día en día mejor
cuelas no católicas deben preservarse y preparándolos para la acción en la
inmunes de las falsas doctrinas. Siem­ vida. Pues, la convivencia en el hogar
pre será necesario por eso que se aña­ es la mejor escuela que no puede
da a la educación que en los Colegios7 9 ser reemplazada por otra.

(79) Juan X X I I I , E n c íc lic a A d P e t r i C a th e d ra m , Encícl. “ Guadalupe” 4$ Edición, Encícl. 235, 29


9-V II-1959, \ .A .S . 51 f1959) 524; en la C o le c c . de pág. 2319, col. II.
2372 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1959) 238, 55-58

5. La misión del laicado autóctonogiones en que aún se difunde el Evan­


en los diferentes ambientes. gelio y ellos ejercen un influjo más
decisivo, deben las comunidades cris­
55. Los cristianos de las misiones
tianas procurar con la máxima opor­
deben preocuparse activamente de la
tunidad y urgencia preparar a hom­
solución de todos los problemas de
bres para que, cada uno en su patria,
su país. Mas el í(buen combate” (808 )
1
entrando en la vida pública a fin de
por la fe cristiana está empeñado no
promover el bien común, desempeñen
sólo en los íntimos repliegues de la
no sólo los cargos y realicen elogiosa- 860
conciencia o entre las paredes del ho­
mente las obras a ellos confiadas, sino
gar, sino también en la vida pública
que también logren por su vida cris­
dondequiera y como quiera les toque
tiana honor y gloria para la Iglesia
actuar. En todas partes del mundo exis­
por cuyo beneficio renacieron, de tal
ten en nuestra época variados proble­
modo que los Sagrados Pastores pue­
mas para cuya solución los que deben
dan tributarles el elogio que leemos
resolverlos casi siempre se apoyan sólo
entre los escritos de S a n B a s i l i o : “ Di
en la humana sabiduría y siguen prin­
gracias a Dios Santísimo que a pesar
cipios que no pocas veces contrarían
de estar vosotros ocupados en la cosa
los preceptos de la ley cristiana; “ en
pública no despreciáis la causa ecle­
verdad muchas regiones están agobia­
siástica sino que cada uno está tan
das por tan graves cambios sociales,
preocupado de ella como si fuera su
económicos y políticos que de ellos
propio asunto y del cual pendiere su
parece depender en su mayor parte el
misma vida” <8 82).
1
0
curso del porvenir” (81>. Problemas
que en algunas naciones ya están so­ 57. Papel de católicos insigues en la
lucionados o pueden solucionarse con cristiana organización escolar, asis­
elementos que se hallan en sus tradi­ tencia! y obrera. En particular, en lo
ciones y costumbres, en otras naciones que se refiere al desenvolvimiento y la
se presentan con tal necesidad y ur­ buena organización de las escuelas, a la
gencia de solución que no están exentas bien ordenada asistencia social de las
de peligro ya que puede suceder que clases indigentes, a la recta formación
se obre con precipitación, y con la­ de cualquier tipo de asociaciones obre­
mentable ligereza de espíritu se pidan ras y a la administración pública, los
prestadas doctrinas que desprecian y católicos autóctonos, insignes por su ex­
combaten los principios religiosos de periencia podrán prestar esenciales y
los hombres y de los pueblos. egregios servicios si en sus planes y
Los católicos atentos al bien pri­ obras, como lo exige el deber de con­
vado y al bien público de la Iglesia, ciencia de la cual no pueden apartarse
de ningún modo pueden ignorar esos sin que la fe corra peligro, se inspiren
problemas ni descuidadamente permi­ en los principios cristianos, que, como
tir que se solucionen mal, de modo lo comprueba una experiencia multise-
que posteriormente con inmenso es­ cular, poseen la máxima eficacia e im­
fuerzo deban corregirse los errores y portancia para alcanzar el bien común.
se impida, además, una mayor difu­
58. La colaboración de las Asociacio­
sión de la Religión cristiana en la
nes Católicas Internacionales a las Mi­
tierra.
siones. No hay quien no vea el mutuo
56. Preparar en las misiones a hom­ auxilio unido al amor fraterno que las
bres para intervenir en la vida pú­ asociaciones católicas internacionales
blica con su labor y su ejemplo. Por fundadas en todas partes del mundo
cuanto en la vida pública la acción podrán dar y tener máximo valor, co ­
corresponde más a los laicos en las re­ mo advirtió Nuestro predecesor de in-
(80) II Timot. 4,7. *'Guadalupe” : Encícl. 224, 6 pág 2134.
(81) Pío XII Encíclica Fidei donum, 21-IV-1957, (82) San Basilio, Epist. 288 (Migue PG 32 coi.
A.A.S. 49 (1957) 229; en la Colecc. de Encíclicas 855.
238, 59-61 E n cíc lic a “ P rinceps P a sto ru m ” 2373

mortal memoria Pío XII, para adelan­ ron cristianos. Sin mucho trabajo ni
tar el apostolado laico en las regiones grave incomodidad podrán prestarles
confiados al cuidado de los misioneros, un auxilio, que a veces será de la mayor
sea en el campo científico de la doctri­ importancia, dándoles consejos, com u­
na, es decir, para dar adecuada solu­ nicándoles sus experiencias y propor­
ción ante todo a los problemas so­ cionándoles su asistencia técnica. Hom­
ciales en las naciones recién cons­ bres bien dispuestos encontrarán segu­
tituidas, sea en el campo del ramente los medios adecuados para lle­
apostolado, es decir, sobre todo en el var a la práctica todo lo que Nos con
desarrollo de planes para formar debi­ ánimo paternal deseamos; ellos procu­
damente los cuadros de los seglares pa­ rarán también que este anhelo Nuestro
ra que ardorosamente militen bajo el se dé a conocer a los que hallasen in­
estandarte de Cristo. clinados a seguirle para moverlos tam­
bién a ellos y encaminarlos a empren­
59. La labor de los laicos foráneos y der esta obra que es de máxima conve­
de los Institutos Seculares en las Mi­ niencia.
siones. No ignoramos lo que en las mi­
siones de un modo egregio ya llevaron a 6. Los estudiantes extranjeros en ¡os
cabo y lo que harán en adelante laicos países occidentales.
que por un tiempo o de por vida aban­
donaron su patria para contribuir con 61. La atención espiritual de los es­
su múltiple ayuda al bien social y reli­ tudiantes de las tierras misionales en
gioso de las regiones que han de ilu- países católicos. Nuestro inmediato
861 minarse con la luz del Evangelio; e im­ Predecesor exhortó a los Obispos a que
ploramos a Dios con fervorosas súpli­ con aquel “ amor de corazón que por
cas que aumente gozosamente el nú­ la fraternal unión y olvido de sí mismo
mero de esos generosos colaboradores se asocia a otros” procuren que los jó ­
y los confirme y aliente en sus dificul­ venes católicos que vienen de los países
tades y trabajos que con espíritu apos­ de Misión para perfeccionar sus estu­
tólico soportan. Los miembros de los dios y se dirigen a sus diócesis a fin de
Institutos Seculares nacidos en esas re­ aprender las ciencias y adquirir cono­
giones misionales serán una ayuda rica cimientos prácticos que los habiliten
en eximios y ubérrimos frutos, si ellos para asumir funciones públicas en sus
por su ejemplo estimulan a otros a imi­ respectivas patrias, tengan atención es­
tarlos y si ponen a disposición de los piritual83). Pues, todos vosotros, Vene­
Ordinarios de lugar sus facultades y su rables Hermanos, os daréis cuenta
labor ágil, espontánea y alegremente cuántos albures corren sus mentes y
ofrecida con que más rápidamente lle­ corazones y cuántos peligros amena­
garán a madurez las comunidades cris­ zan su vida moral en una sociedad
tianas recién constituidas.6
*
0 que no sólo no es la suya sino que,
por desgracia, frecuentemente ni es 862
60. Seglares eminentes ayuden a las de tal condición que confirme su fe y
nuevas cristiandades con sus experien­ anime su virtud. Por eso, cada uno de
cias y conocimientos técnicos. Exhor­ vosotros, consciente de su deber que en
tamos también a todos aquellos que, en asuntos misionales constriñe a todos
cualquier parte del mundo, ocupan una los sagrados Pastores, procure ayudar­
situación eminente en las profesiones les con suma caridad y diligencia y los
que ejercen o en la vida pública a que métodos más adecuados.
se consagran, a que estudien seriamen­ No será difícil encontrar a esos jó ­
te, aun sin abandonar sus respectivas venes y confiarlos a sacerdotes o segla­
patrias, la manera de ayudar a sus her­ res particularmente aptos para este m i­
manos que sólo recientemente se hicie- nisterio, proveer su atención espiritual
(83) Ver Pío XII Encíclica Fidei donum (ver Nota 81) A.A.S. 49, 245; Colección “ Guadalupe”
224, 33 pág 2142.
2374 E ncíclicas del P.P. ,Iu an XXII [ (1959) 238? 62-64

y, además, hacerles sentir y experimen­ dos los que, sin escatimar sacrificios,
tar prácticamente la suavidad y los re­ se prodigan por propagar la fe hasta los
cursos de la caridad cristiana que nos últimos confines de la tierra. Sepan los
permiten marchar unidos fraternalmen­ heraldos del clero secular y regular al
te y servir de provecho el uno al otro. que amamos de todo corazón, sepan las
Por eso a tantos y tan importantes ser­ sagradas vírgenes que sirven con tanta
vicios que prestasteis a las Misiones generosidad y alegría como con abun­
añadid esa obra de ayuda en que las re­ dancia de frutos a la causa misional,
giones distantes, desparramadas por to­ sepan los seglares, sus colaboradores en
do el mundo, pero en cierto modo tam­ tan preclara obra, que con mucho celo
bién encomendados a vuestros cuida­ salieron a extender las fronteras de la
dos se hacen presentes a vuestros áni­ fe, sepan ellos que Nos elevamos a Dios
mos. fervorosas y cotidianas preces por ellos
y ansiamos llevarles toda la ayuda que
62. La vida cristiana de los jóvenes podamos. El éxito de su labor que se
de tierras misionales en países cató­ hace visible también en el hecho que las
licos. A los mismos jóvenes, empero, nuevas cristiandades manifiestan gran
ávidos de ciencia, queremos no sólo vigor espiritual es la señal de la compla­
manifestar el amor que les tenemos sino cencia y de la bendición de Dios y
también exhortarlos insistente y afec­ constituye al mismo tiempo el testimo­
tuosamente a que lleven por doquiera nio del celo y de la discreción con que
inviolado el signo de la cruz, grabado la Congregación de la Propagación de
en sus frentes con la sangre de Cristo la Fe y la de los asuntos de la Iglesia
y la unción del santo crisma y mientras Oriental proceden en el cumplimiento
vivan en tierra extranjera no desper­ de su misión.
dicien la ocasión no sólo de prepararse
para cumplir después debidamente sus 64. El Papa pide a todos una mayor
tareas sino también para profundizar
ayuda misional. A todos los Obispos,
los conocimientos de la Religión. Aun­
al clero y a los fieles de las diócesis de
que estén expuestos a los peligros y los
todo el mundo que con sus oraciones y
males tendrán, sin embargo, la mejor
su óbolo contribuyen a aliviar las nece­
oportunidad de lograr, mientras vivan
sidades espirituales y materiales de las
en naciones católicas, muchos benefi­
Misiones exhortamos una y otra vez a
cios espirituales si recuerdan que todos aumentar de buen grado esa ayuda que
los fieles cristianos quienesquiera que es del todo necesaria. Pese a la escasez
sean y dondequiera que hayan nacido del clero que ha de preocupar a los
tienen siempre el deber de dar buen Pastores aun de las diócesis más anti­
ejemplo y prestarse mutuamente la ayu­ guas, alienten sin vacilación alguna y
da de la caridad y edificación. confirmen en sus propósitos a los que
se sienten llamados por Dios a la obra
misional y de buen grado sepan pri­
Q U I N T A P A R T E varse aun de los más destacados segla­
C o n c l u s ió n
res a fin de que éstos se pongan a dis­
posición de las nuevas diócesis. De este
1. Exitos de los misioneros e intensi­sacrificio, sobrellevado por la causa de
ficación de la ayuda misional.6 3 Dios, no tardarán en brotar para ellos
beneficios celestiales. Cuanto más sigan
63. Agradecimiento por lo que ya se creciendo las necesidades tanto mayor
alcanzó. Después de haber expuesto, deberá ser la liberalidad con que todos
Venerables Hermanos, los más impor­ los fieles cristianos del orbe entero
tantes y características necesidades que aporten a porfía a aquellas Obras el
apremian hoy día a la Iglesia en tierras celo de sus corazones y el socorro de su
de Misión no podemos menos de expre­ caridad, recogido en todas partes, el
sar Nuestra emocionada gratitud a to­ que, bajo la dependencia de la Sagrada
238, 65-66 E n cíclica ‘‘ P rinceps P a sto ru m ” 2375

Congregación de la Propagación de la siempre misericordioso en sus inescru­


Fe, se destina a los fines más útiles y tables designios los colmará con sus
urgentes. Esa colaboración y ese soco­ insignes dones sobrenaturales y sus ma­
rro, ofrecidos con celo y decisión esti­ yores consuelos y gozos. Con los perse­
mularán a los cristianos de las comuni­ guidos está unida en comunión de pre­
dades recién fundadas a llevar una fiel ces y sufrimientos toda la Iglesia de
vida cristiana y les harán sentir el cá- Dios, confiada en el seguro triunfo.
864 lido afecto que sobrepasa la naturaleza
humana y que sólo la gracia nutre en 66. Invocación de los Santos y Ben­
los corazones. dición Apostólica. Invocando con toda
el alma sobre las Misiones Católicas la
2. La Iglesia misional perseguida. firme protección de sus santos patronos
y de los mártires, y de un modo espe-
65. Exhortación a Pastores y fíeles cialísimo la intercesión de M a r í a San­
perseguidos a perseverar en la fe, para tísima, Madre amorosa de todos y Reina
recibir consuelo y premio. Por cuan­ de las Misiones, impartimos con el ma­
to no pocas diócesis y cristian­ yor afecto a cada uno de vosotros, Ve­
dades en tierras de Misión padecen nerables Hermanos, y a todos los que
los sufrimientos y las persecuciones a de algún modo colaboran en la propa­
veces sangrientas, exhortamos a los sa­ gación del Reino de Dios, la Bendición
grados Pastores a que a sus hijos espi­ Apostólica como prenda y augurio de
rituales den el ejemplo de una fe que los dones sobrenaturales del Padre ce­
no se doblega y de una fidelidad que lestial quien por su Hijo, el Salvador
no cede aun al precio de su vida, y es­ de los hombres, apareció en el mundo
timulamos a los fieles tan probados y y también como esperanza y auspicio
por ello tan amados del sacratísimo Co­ de que el celo misional se encienda y
razón de Jesús quien ha prometido una crezca en todos.
copiosa recompensa a los que padecen Dado en Roma, junto a San Pedro,
persecución a causa de la justicia <84>, a 28 de Noviembre de 1959, año segun­
a que confiados perseveren en el com ­ do de Nuestro Pontificado.
bate por la causa de Cristo. Pues, in­
dudablemente sucederá que el Señor JUAN PAPA X XIII.
(84) Ver Mateo 5, 10-12.

ESQUEMA

INTRODUCCION: RECUERDOS Y PREOCUPACIONES


1. Algunos recuerdos personales de Juan X X III (1 - 3)
2. Paternales apremios del Sumo Pontífice en bien de las Misiones (4 - 5)
3. La nueva Encíclica (6)

PRIMERA PARTE: LA JERARQUIA Y EL CLERO LOCAL ......................................................


1. Llamado de la Carta Apostólica “ Máximum illud” a formar el clero indí­
gena ( 7 - 9 )
2. Fecundo desarrollo durante los Pontificados de Pío X I y Pío X II (1 0 -1 2 )
3. Colaboración fraternal entre el clero autóctono y los misioneros de otros paí­
ses (1 3 -1 4 )

SEGUNDA PARTE: LA FORMACION DEL CLERO LOCAL


1. Primado de la formación espiritual en la educación del joven clero autóc­
tono (1 5 -1 7 )
2. La educación adaptada al ambiente (1 8 -2 0 )
3. La educación en el sentido de responsabilidad y espíritu de iniciativa (21)
4. Aprovechamiento de los valores locales (2 2 -2 4 )
5. Penetración en las clases cultas (25 - 26)
6. Prudencia en las empresas de carácter social y asistencia! (27)
7. Formación del espíritu de caridad universal (28 - 30)
2376 E n cíclicas del P.P. Ju an XXIII (1959) 238

TERCERA PARTE: EL ELEMENTO SEGLAR EN LAS MISIONES


1. Los seglares en la vida de la iglesia (31 - 32)
2. Los fines de la formación del laicado en tierra de Misiones (33)
3. Las especiales tareas del clero al respecto (34 - 35)
4. Deber del laico de dar testimonio de la verdad (3 6 -3 7 )
5. La eficacia de su testimonio de la caridad (3 8 -3 9 )
6. Deber de contribuir a las necesidades materiales de la comunidad (40)

CU ARTA PARTE: DIRECTIVAS PARA EL APOSTOLADO LAICO EN LAS MISIONES


1. Preparación al apostolado (4 1 -4 2 )
2. Los catequistas (43-44)
3. La Acción Católica (45 - 47)
4. La formación de dirigentes laicos (48 - 54)
5. La misión del laicado autóctono en los diferentes ambientes (55 - 60)
6. Los estudiantes extranjeros en los países occidentales (61 - 62)

QUINTA PARTE: CONCLUSION


1. Exitos de los misioneros e intensificación de la ayuda misional (63-64)
2. La Iglesia misional perseguida (65) y Bendición Apostólica (66).
23©

ENCICLICA “MATER ET MAGISTRA” (,)


(15-V-1961)

SOBRE LOS DESENVOLVIMIENTOS MAS RECIENTES DE LA CUESTION


SOCIAL Y SU ADAPTACION A LOS PRECEPTOS CRISTIANOS

J U A N PP. X X I I I
Venerables Hermanos y amados hijos, salud y bendición apostólica.

11N l h U U U L U U i > l todos los pueblos, la Iglesia universal


MISIÓN ESPIRITUAL Y TEMPORAL fue fundada por Jesucristo a fin de
DE LA IGLESIA
que todos, a lo largo de los siglos, en­
1. Su misión espiritual y sobrenatural trando en su seno y recibiendo su abra­
AAS 1. La doble misión espiritual: engen­zo, hallen, con la plenitud de la más
53 drar hijos, y formar individuos y pue­
401 noble vida, la salvación.
blos cristianos. Madre y Maestra de
•(*) AAS 53 (1961) 401-464. En no pocos lugares relevantes añadimos entre paréntesis para control
de los entendidos, el término latino. Ai final de la presente Encíclica (en la nota [66] pág. 2413-2419)
se da una visión de conjunto del contenido y del esquema de este documento (P. II.).
A. — P U B L IC A C IO N Y T R A D U C C IO N
A n u n c io y p u b lic a c ió n . La presente Encíclica, que lleva la fecha del 15 de Mayo de 1961, fue
anunciada por Juan XXIII el 29 de diciembre de 1960 al Cuerpo Diplomático acreditado ante la
Santa Sede, en la recepción oficial del Año Nuevo, y luego de nuevo el 15 de Mayo de 1961 al ha­
blar el Papa a unos 100.000 obreros congregados en Roma para la celebración de un Congreso
Mundial a propósito del 70 aniversario de R e r u m N o v a r u m (15-V-1891), sin embargo, no vio la
luz pública sino hasta el 14 de julio siguiente en L’Osservatore Romano, Cittá del Vaticano, del
15-VII-61, el que, como siempre, apareció, en la tarde anterior a la fecha.
Es un documento muy extenso, de 63 páginas en AAS y de unas 25-26.000 palabras.
La Encíclica está expresamente dirigida no sólo a todos los Obispos del orbe católico sino .también
a todo el clero y a los fieles cristianos de toda la Iglesia, seguramente por el alcance general de su
contenido y por el llamado especial que hace a los sacerdotes, educadores y laicos en la cuarta
parte del documento.
N u e s tr a v e r s ió n . En cuanto al texto, desgraciadamente, igual que en las Encíclicas anteriores de
Juan XXIII, no pudo adoptarse la versión española de la Oficina de Prensa de la Tipografía Va­
ticana, la cual siguió exactamente los pasos del “ testo italiano” publicado en L’Osservatore Ro­
mano, Cittá del Vaticano (N? 162 = 30.734) del 15 de julio de 1961, por no reflejar fielmente el texto
o fic ia l latino de las ACTAS DE LA SEDE APOSTOLICA^ (AAS). La misma versión española se lee
también en L ’Osservatore Romano de Buenos Aires (AÑO XII, nr. 466 del 30 de julio de 1961).
Los Obispos alemanes, por el mismo motivo de la poca correspondencia de ambos textos, rechazaron
la versión alemana presentada por la Oficina de Prensa Vaticana y mandaron hacer una traducción
propia que es, después del texto latino, la versión o f ic ia l de su jurisdicción. Esta traducción fue
publicada más tarde por la casa Herder, Friburgo en Br. ( “ Die Sozialenzyklik Papst Johannes
XXIII” ). Lamentablemente, en el ámbito de habla española no poseemos hasta ahora una versión
en castellano, respaldada de esto modo, de este importantísimo documento social. L a p r e s e n te v e r s ió n ,
tomando como base la de la Oficina de Prensa de la Tipografía Políglota Vaticana se atiene lo
más estrechamente posible al texto oficial latino de AAS, aun a costa de la fluidez y elegancia.
‘ ‘II testo I t a l i a n o A primera vista desempeña un papel importante el texto italiano de la En­
cíclica, pues todas las demás traducciones que aparecieron en la Oficina de Prensa del Vaticano
estaban calcadas sobre él y no sobre el texto latino. En la “ Introducción” a la edición de la versión
“ oficial” alemana que el Episcopado alemán mandó hacer (publicada por la casa Herder), el P
Eberardo Welty OP apunta que “ la Ene. M a ter et M a g is tr a se escribió originalmente en italiano;
naturalmente, el texto auténtico y oficial, según el cual debe interpretarse y explicarse salió a luz
en latín. Al surgir dudas de cómo debe interpretarse algún pasaje, las que podrán originarse espe­
cialmente en el hecho de que es sumamente difícil acomodar la lengua latina a las condiciones so­
ciales, económicas y técnicas hoy tan cambiadas, habrá que consultar el texto italiano” .<
E l e squ e m a intercalado, en cuanto a la división en cuatro partes sigue el texto oficial latino, en
cuanto al resto se tomaron, ampliándolas y precisándolas, las subdivisiones del esquema que trae
el texto italiano de L ’Osservatore Romano, Cittá del Vaticano, y el español del L ’Osservatore Ro­
mano de Buenos Aires. Las subtítulos (en negrita) son, como de costumbre, de responsabilidad de la
Edición “ Guadalupe” de Encíclicas. (P. H.)
B. — BREVE INTRODUCCION AL CARACTER Y CONTENIDO DEL DOCUMENTO
Un solo estudioso ya no puede dominar hoy día la complicada materia de la cuestión social. El
Sumo Pontífice gloriosamente reinante a quien la divina Providencia no ha llevado al solio pontificio
por los senderos de la enseñanza y actividad sociales, podía dar los temas que habían de tratarse
— 2377 —
2378 E ncíclicas del P.P. Juan XXI íí (1961) 239, 1

A esta Iglesia, columna y fundamento hijos, y educar y regir esos hijos, guian-
de la verdad A), su santísimo Fundador do con maternal y previsora solicitud
confió una doble misión: engendrar la vida de los individuos y de los pue-
(1) Ver I Timot. 3, 15.
y llevar a cabo la eliminación de otros tópicos ya propuestos, sugerir la forma de presentarlos, comu­
nicarle la inspiración pastoral y la orientación hacia núcleos temáticos más fácilmente aprovechables
en la enseñanza y la acción de los católicos; por eso lleva el documento el signo inconfundible de ser
manifestación de él, padre, maestro v pastor. Pero los diferentes problemas económico-sociales y
técnicos en su complejidad moderna sólo podían ser precisados y expuestos por grupos de entendidos
y técnicos, los que sin duda desempeñaron un papel esencial en la composición y redaccióón del do­
cumento. No se conoce la contribución individual de cada uno de ellos; se rehizo además más de
una vez y ninguna persona en particular lleva la responsabilidad sino que el Sumo Pontífice con
su autoridad suprema, el magisterio de la Iglesia presenta el conjunto de verdades, enseñanzas y
conclusiones en aquella forma hacia la cual el Papa supo orientar a sus colaboradores. La partici­
pación directa y personal de los Papas, de un León XIII, de un Pío XI, Pío XII y Juan XXIII en
las Encíclicas como en sus otras manifestaciones sociales y doctrinarias, como se deduce del dife­
rente carácter de los documentos, no es un asunto meramente formal sino de contenido y fondo;
esto se palpa en la audaz concepción doctrinaria de León XIII comparada con el aspecto científico de
las enseñanzas sociales de Pío XI y también ahora con el tono de profundo calor humano y sobre­
natural que Juan XXIII supo imprimir a M a te r et M a g is tr a .
No nos parecía de más destacar lo anterior antes de dar algunos detalles sobre la redacción del
documento que pondremos a beneficio de inventario.
Más de ocho meses antes del septuagésimo aniversario de R e r u m n o v a r u m , si entre otros órganos
de Prensa damos fe a Le Monde de París del 15 de julio de 1961, al parecer bien informado, cinco
PP. Jesuítas, tres de la Pontificia Universidad Gregoriana y dos del Instituto Popular de París
fueron encargados por el Papa a preparar una primera reseña de lo que podía contener el docu­
mento, a la cual el Papa hizo dar una segunda redacción por un grupo de sociólogos, entre los
cuales figuraba Mons. Pietro Pavan, con la asistencia y la intervención de cerca de veinte Obispos,
trabajo que concluyó antes del 15 de Mayo. Unos dicen que luego el Cardenal Liénart de Lila,
Francia, y el Cardenal connacional Richaud de Bordeaux, al imponerse del texto, habrían pedido a
Juan XXIII una reforma de ciertas partes porque no reflejaban cabalmente la situación actual del
desarrollo social; otros afirman que un grupo de Cardenales influyentes habrían objetado la opor­
tunidad de ciertos pasajes de la nueva Encíclica, demorando así su salida. El hecho es que, por
ejemplo, sólo en la primera parte, o sea, en la histórica, se cita el rechazo terminante del socialismo
moderado que enunció Pío XI en “ Q u a d r a g e sim o a rm o ” , pero en la parte nueva dionde el texto parecía
sugerir una reiterada toma de posición no se menciona el n e o s o c ia lis m o como tampoco el n e o lib e -
r a íis m o , aun más, la Radio Vaticana afirmó que “ el c o m e n t a r io ita lia n o m ás in te re s a n te d e M a te r et
M a g is tr a había sido publicado por AVANTI” , el órgano oficial de Prensa del partido socialista de
Nenni. AVANTI escribe en el artículo elogiado entre otras cosas que las primeras dos Encíclicas so­
ciales (Rerum novarum y Quadragesimo anno) habían tenido principalmente el fin de combatir las
ideas socialistas mientras ahora Juan XXIII, aunque guiado por los mismos principios, había hecho
ocupar una nueva posición a la sociología católica, la que “ a o jo s vistas to m a b a en cu e n ta fu tu r o s
d e s a r r o llo s e v e n tu a lm e n te p o s ib le s ” (causados por el abandono del marxismo y la asunción de una
actitud, más favorable «1 cristianismo de parte de no pocos grupos socialistas existentes en la Eu­
ropa Central). Falta además el análisis de los s istem a s c o lo n ia le s , la valorización de sus ventajas y
pasados beneficios como también la condenación de innegables abusos y desventajas que se daban en el
colonialismo, tal vez, porque constituía un tema demasiado crítico en esos momentos para ciertos
países europeos, especialmente Francia y Portugal, pero no menos para no pocos países asiáticos y
africanos, en plena efervescencia de independencia. En la parte tan extensa como concreta que se
refiere a la agricultura se echa de menos una declaración y orientación aceica del problema tan
agudo de la R e fo r m a a g r a r ia , especialmente candente en la Italia meridional, en la América Latina,
Filipinas etc. Aun la a u to m a tiz a c ió n y la organización profesional y g r e m ia l d e l E s ta d o cristiano no
encontró lugar, ni hizo mayores progresos la c o g e s t ió n del obrero y empleado en las empresas.
Aun así, la Encíclica M a ter et M a gis tra presenta no pocos nuevos aspectos sociales, mayores pro­
gresos y precisiones. Por lo que se puso y por lo que falta no parece aventurado afirmar que ella
es el resultado de muchas mentes y plumas y tendencias, obra de sociólogos, pastores de almas,
diplomáticos eclestiásticos, de Cardenales, Obispos y aun de laicos, un documento de carácter de des­
centralización y de amplia colaboración que la Iglesia vive bajo Juan XXIII; pero por su tono con­
creto y positivo, su actitud comprensiva y conciliadora señorea innegablemente sobre todo el conjunto
(tal vez un tanto inorgánico y falto de última unidad) el espíritu práctico, paternal y pastoral’ de
Juan XXIII.
C. — CONTENIDO
Quizás convenga dar todavía un breve resumen de cómo la Encíclica desarrolla su temario. Nos
valdremos para ello del texto del discurso que según ciertas publicaciones uno de los colaboradores
a la redacción del documento, Mons. Pedro Pavan, leyó el 15 de octubre de 1961 al inaugurarse el
II Curso de Sociología Pastoral organizado por el Centro Internacional de Formación Social del Clero
en que dijo lo siguiente: “ La reciente Encíclica M a ter et M a g is tr a se divide, como se sabe en cuatro
partes:
I* P a r t e . Una e x p o s ic ió n s in té tica de las enseñanzas sociales de los anteriores Romanos Pontífices,
enseñanzas que resultan sobre todo de documentos solemnes, como la Encíclica R e r u m n o v a r u m , la
Q u a d r a g e sim o a n n o y algunos Radiomensajes de Pío XII:
I D P a r t e . Puntualizaciones y desarrollos de algunos puntos doctrinales relacionados con la evo­
lución histórica de la convivencia humana. Estos puntos doctrinales conciernen (1) las relaciones
entre la iniciativa particular y los Poderes públicos en el campo económico; (2) el proceso de “ socia­
lización” en las relaciones humanas; (3) la remuneración del trabajo; (4) la configuración estructu­
ral de los sistemas económicos; (5) la presencia de los trabajadores en los organismos de la produc­
ción; (6) y el derecho de propiedad privada también a los bienes instrumentales.
239, 2-5 E n c íc l ic a “ M a t e r e t M a g is t r a ” 2379

blos, cuya eximia dignidad tuvo siem­ lugar: Yo soy la luz del mundo <3*); pero
pre en la mayor estima y protegió con al contemplar la multitud hambrienta
incansable vigilancia. también prorrumpe como gimiendo en
La doctrina de Cristo, en efecto, unió, las palabras: Tengo compasión de la
muchedumbre <4a), dando así prueba de
por así decirlo, la tierra con el cielo,
como que abarca al hombre íntegro, o preocuparse asimismo de las necesida­
sea su alma y su cuerpo, su inteligencia des terrenas de los pueblos. El divino
y su voluntad, y le manda elevar su Redentor muestra esta preocupación no
mente de las mudables condiciones de sólo de palabra, sino también con los
la convivencia humana a las alturas ejemplos de su vida al multiplicar más
de la vida eterna, donde disfrutará un de una vez milagrosamente el pan para
día de dicha y paz sin fin. satisfacer el hambre de la multitud.

4. El pan corp ora l sim boliza la E uca­


2. Su misión temporal
ristía. Con este pan dado com o alimen­
2. P reocu pación p o r las condiciones
to del cuerpo quiso a la vez prefigurar
económ icas, sociales y culturales. Aun­ aquel manjar celestial de las almas que
que la santa Iglesia tiene, pues, como iba a dar a los hombres la víspera de
su pasión <4b).
principal misión santificar las almas y
hacerlas partícipes de los bienes sobre­
naturales, se preocupa también so'íci- 5. La Iglesia, siguiendo el ejem p lo de
Iamerite de las necesidades de la vida Jesús, e jerció siem pre la caridad c o r ­
diaria de los hombres, no sólo en cuanto poral. No es de extrañar, pues, que la
al sustento y a las condiciones de vida, Iglesia Católica, imitando a Jesucristo
sino también en cuanto a la civilización y cumpliendo su mandato, haya man­
y prosperidad en sus múltiples aspec­ tenido constantemente en alto la antor­
tos según la diversidad de las épocas lo cha de la caridad durante dos mil años,
exija. es decir, desde la institución de los an­
tiguos diáconos hasta nuestros días, y
3. Jesucristo unió a su m isión reli­ el1o no menos con los preceptos qué
giosa la preocu p ación p o r las necesi­ con los ejemplos ampliamente propues­
dades terrenas. La santa Iglesia reali­ tos; caridad, decimos, que uniendo ar­
zando todo esto pone por obra el man­ mónicamente los preceptos y la prác­
dato de su fundador Jesucristo, quien tica del amor mutuo realiza de un m o­
atiende sobre todo a la salvación eterna do admirable el doble mandato de dar
del hombre cuando dice: Yo soy el ca­ en que se compendian toda la doctrina
mino, la verdad y la vida (**23
*\ y en otro y acción sociales de la Iglesia.

IIP- P a ite. Nuevos aspectos del problema social y, en consecuencia, ulteriores desarrollos de la
doctrina social. (A. -) Estos aspectos se refieren a las exigencias de la justicia (1) en orden a las
relaciones entre los sectores de producción y el sector agrícola, el industrial y el de los servicios;
(2) las relaciones entre zonas económicamente atrasadas en el interior de las comunidades políticas;
(3) entre los países y su población; (4) entre comunidades políticas con diferente grado de desarrollo
económico en el plano mundial; (5) entre el desarrollo económico y los incrementos demográficos, ya
sea con respecto a comunidades políticas individualmente consideradas, ya sea con respecto a toda
la familia humana. ( B . -) Ulteriores desarrollos de substancia en la enseñanza de la Iglesia en ma­
teria social aporta la tercera Parte en que el problema social es considerado dentro del ámbito que
responde a los nuevos problemas planteados por los inmensos progresos científico-técnicos realizados
en los últimos decenios y por las hondas repercusiones que esos progresos han tenido en todos los
campos de la convivencia humana.
/y ? Parte. Directivas y consejos referentes al compromiso de los católicos, especialmente de los
católicos laicos, de llevar la doctrina social de la Iglesia a la realidad en las formas y en el grado
que las distintas situaciones históricas permiten o exigen. Esta cuarta parte ofrece un carácter señala­
damente pastoral; en esto se encuentra la explicación (o por lo menos se considera así) del hecho
de que todo el documento ha sido calificado por algunos como un docunumto de contenido y finali­
dades preferentemente paslorales” . Hasta aquí Mons. Pavan.
(2) Juan 14, f>. (49) Marcos *8, 2.
(3) Juan 8, 12. [4b] Canon de la santa Misa.
2380 E n cíclicas del P .P . J u an X X III (1961) 239, 6-9

3. La “ Rerum novarum” , clara ex­ vo entusiasmo en los corazones de los


presión de su solicitud temporal. católicos. Goza de autoridad además en
la organización y régimen de muchos
6. La í6Rerum Novarum” , notable Estados.
documento de esta caridad orientada Todo esto pone clarísimamente de
hacia una nueva acción social a favor manifiesto que tanto los principios
de los humildes. Ahora bien como in­ cuidadosamente investigados como las
signe documento de esta doctrina y normas de acción y las paternales ex­
acción sociales desarrolladas por la hortaciones contenidas en la grandiosa
Iglesia a través de los siglos ha de con­ encíclica de Nuestro Predecesor con­
siderarse indiscutiblemente la preclara servan también en la actualidad su pri­
Carta Encíclica “ Rerum Novarum” mitiva eficacia y permiten además de­
403 promulgada hace setenta años por ducir nuevos y saludables criterios con
Nuestro Predecesor de inmortal memo­ que los hombres puedan juzgar recta­
ria L eón XIII, para establecer los prin­ mente el alcance y la importancia de la
cipios según los cuales había de resol­ cuestión social en nuestros días y deci­
verse la cuestión obrera de acuerdo con dir cuál es la responsabilidad que en
las normas de la doctrina cristiana. ella les corresponde.
Rara vez sucedió que los pueblos
acogieran las enseñanzas pontificias
PRIMERA PARTE
con tan cálida aprobación como la tri­
butada a esta encíclica de L eón XIII, E n señ an zas de la “ R erum N o v a r u m ”
con la cual sin duda pocas otras pue­ y D e s a r r o l l o P o s t e r io r h a s t a el
den ponerse a la par, sea por el peso y P resen te
la amplitud de los argumentos, sea
por la fuerza persuasiva de su elocu­ I. — León XII y la influencia de la
ción. En realidad aquellas normas y “ Rerum Novarum \
exhortaciones consiguieron un lugar de
1. La cuestión social en aquellos tiem­
tanta importancia, que el olvido de las
pos.
futuras generaciones no podrá en ma­
nera alguna cubrirlas con su velo. En 8. Lum inosidad de con ceptos espe­
efecto, a partir de entonces se amplió cialm ente notable p o r las circunstan­
la actividad de la Iglesia Católica, cuyo cias del tiem po. Las normas estableci­
Pastor supremo, haciendo suyos los pa­ das para toda la sociedad humana por
decimientos, los gemidos y los anhelos aquel sapientísimo Pontífice brillaron
de los oprimidos, se entregó principal­ entonces, por cierto, con luz más clara,
mente en esa época a la tarea de hacer como que la época en que fueron dadas
valer y reivindicar sus derechos. se hallaba envuelta en no pocas oscuri­
dades pues, por una parte, las condi- 404
7. Todavía en la actualidad sigue ins­ ciones económicas y políticas estaban
pirando y fecundando la doctrina y a c­ en plena transformación y, por otra,
ción sociales. En nuestros días, pese al en muchas partes se encendían luchas
largo tiempo transcurrido desde su pu­ y sediciones.
blicación, esta admirable encíclica en
su mayor parte conserva aún su efica­ 9. Eu la economía reinaban las ideas
cia. Sigue influyendo, en efecto, en los naturalistas y liberales. Gomo nadie
documentos publicados por los Sumos ignora, la concepción de la economía
Pontífices sucesores de L eón XIII, quie­ entonces más ampliamente difundida y
nes en sus enseñanzas económicas y so­ de mayor vigencia de hecho establecía
ciales hicieron suyos conceptos de la que, estando todas las cosas regidas por
encíclica leoniana, sea para desarrollar­ las fuerzas necesarias de la naturaleza
los y explicarlos, sea para infundir nue-5 [el naturalismo], no había vínculo al-
(5) León XIII, Encíclica, Rerum N ovarum , 144; ASS 23, 621-670; (en esta Colecc. “ Guadalu­
15-V-1891: Acta Leonis PP XIII, t. 11 (1891), 97- pe” , Encícl. nr. 59, p. 423-445).
239, 10-13 E n cíc lic a “ M ater et M a g ist r a 1 2381

guno de unión y relación entre las leyes situación, consideraran llegado el m o­


morales y las leyes económicas. Por mento de repudiar públicamente tal es­
consiguiente en lo económico cada uno tado de cosas. Otra consecuencia fue
debía atender sólo a su provecho indi­ que las falsas doctrinas de los agentes
vidual, y las relaciones mutuas de los de la rebelión se difundieron siempre
hombres de negocio únicamente tenían más entre los obreros, con lo cual los
que regularse según la suprema ley de remedios de los instigadores resultaban
la libre e ilimitada concurrencia de los peores que los males por aliviar.
competidores. El interés de los capita­
les (capitum usuree), los precios de las 2. Los caminos de la reconstrucción
mercancías y servicios y la tasa de las
ganancias y salarios habían de determi­ a) Consideraciones generales sobre la
narse, como en un proceso mecánico, Encíclica
exclusivamente según las leyes del mer­ 11. El mensaje de León XIII, fun­
cado. En gran manera era necesario dado en la naturaleza humana y en el
cuidar que la autoridad civil de ningún Evangelio, causa admiración universal.
modo interviniera en los asuntos eco­ En aquellos tiempos decadentes L eón
nómicos. Por ese mismo tiempo las aso­ XIII, con la publicación de la encíclica
ciaciones sindicales de obreros (opifi- “ Rerum Novarum” , dio sobre la cues­
cum collegia), según las diversas nacio­ tión social un mensaje extraído de las
nes, estaban del todo prohibidas o sólo exigencias de la naturaleza humana
se toleraban o bien eran consideradas de misma y conforme a los preceptos y
derecho privado. espíritu del santo Evangelio, mensaje,
Así fue como en lo referente a los decimos, que si bien despertó com o de
asuntos económicos el orgulloso im­ costumbre la oposición de algunos con ­
perio de los más fuertes no sólo era quistó con todo la admiración de to­
considerado legítimo, sino que también dos los pueblos.
regía de hecho totalmente las mutuas
relaciones de los hombres, con la con­ 12. Es la prim era suma econ óm ico-
siguiente perturbación radical de todo social de la Iglesia. Aunque no era
el orden económico. aquélla la primera vez que la Sede
10. C ondiciones indignas para el ob re ­
Apostólica, descendiendo al campo de
ro y consiguiente rebeldía de las masas. los intereses terrenos, asumía la de­
Mientras en efecto unos pocos se adue­ fensa de los indigentes, com o que ya
ñaban de ingentes riquezas, numerosas el mismo Predecesor nuestro de feliz
multitudes de obreros padecían de una memoria, L eón XIII, había preparado
indigencia cada día más aguda. Pues en cierto modo con la publicación de
los salarios no alcanzaban a satisfacer otros documentos el camino a la en­
las necesidades de la vida y a veces ni cíclica que acabamos de mencionar; sin
siquiera a saciar el hambre. En los más embargo en esta encíclica por primera
de los casos los obreros estaban obli­ vez se sistematizan los principios y en
gados a realizar su trabajo en condicio­ cierto modo se ordenan orgánicamente
nes que atentaban tanto contra su saTud según una misma perspectiva las cosas
corporal como contra su integridad m o­ que han de realizarse posteriormente,
ral y su fe religiosa; las condiciones de que la consideramos no sin razón, en
trabajo en que se ponía a niños y mu­ lo que atañe a normas sobre la cuestión
jeres eran con frecuencia inhumanas; económico-social, una especie de suma
la amenaza de la desocupación, a ma­ de la doctrina católica.
nera de espectro, se cernía diariamente
sobre los obreros; y la convivencia fa­ b) Derechos del individuo: remune­
miliar tendía gradualmente a desapa­ ración justa y propiedad privada.
recer. 13. Con franqueza declaró que pres­
Consecuencia natural de todo ello fue cindiendo de la religión y de la Iglesia
que los obreros, indignados ya de su no existe solución. Con ello, es justo
23812 E ncíclicas del P.P. Juan XXIII (1961'! 239, 14-17

expresarlo, dio en verdad muestras de 15. D erechos y fu n ción de la p rop ie­


no poca audacia, ya que mientras algu­ dad privada. Además, de la misma na
nos no se avergonzaban de acusar a la turaleza nace para el individuo el de­
Iglesia afirmando que ella en la cues­ recho de poseer bienes, sin exceptuar
tión social se limitaba a exhortar a los ni siquiera los que hacen las veces de
pobres a resignarse a su miseria y a instrumentos [el capital o medios de
los ricos a mostrarse generosos, L e ó n producción]. Suprimir tal derecho en
XIII no vaciló en sentar y defender con manera alguna está en manos del Esta
absoluta franqueza los inviolables de­ do. Pero como es intrínseca a la pro­
rechos de los pobres, a la vez que, en­ piedad privada una función (munus)
trando a exponer los principios y nor­ social, quienes gozan del derecho de tal
mas de la Iglesia Católica en el campo propiedad están obligados a usar de sus
social, afirmaba abiertamente: “ Llenos bienes no sólo en su propio provecho,
de ánimo y en uso de un derecho que sino también para beneficio de los de­
claramente nos compete entramos a más.
considerar esta materia, ya que se trata
de una cuestión a la cual no se le ha­ c) Derechos y obligaciones del Es­
llará solución alguna aceptable si no tado.
se recurre a la Religión y a la Igle­
siar <«) 16. Deberes generales del Estado pa­
ra con los débiles y los obreros. En
14. Prim er p rin cip io: El trabajo no cuanto al Estado, cuyo fin es prom o­
es una m ercancía, y el salario debe fi­ ver el bien común de todos (comunis
jarse según las leyes de la justicia. Co­
omnium utilitas) en el orden temporal,
en modo alguno puede descuidar los
nocéis por cierto a fondo, Venerables
asuntos económicos de los ciudadá:
Hermanos, los principios básicos ex­
nos, antes bien con su oportuna inter­
puestos con tanta claridad como auto­ vención ha de procurar, primeramen­
ridad por aquel eminentísimo Pontí­ te, que se produzca aquella abundan­
fice, y según los cuales ha de recons­ cia de bienes materiales cuyo uso es
truirse totalmente, en el aspecto econó­ necesario para el ejercicio de la vir­
mico-social, el orden de la convivencia tud y ha de reivindicar, luego, los
humana. derechos de todos los ciudadanos, so­
bre todo los de los más débiles, cual
Ahora bien L e ó n XIII comienza en­
son los obreros, las mujeres y los ni­
señando que de ninguna manera puede
ños. Tampoco es lícito al Estado des­
el trabajo considerarse como una mer­ entenderse de la obligación de contri­
cancía, ya que aquél procede en la for­ buir con todo empeño al mejoramien­
ma más directa de la persona humana. to de las condiciones (radones) d e los
Siendo el trabajo para la mayor parte obreros.
de los hombres la única fuente que los
provee de alimento y vestido, la tasa 17. La intervención del Estado en
(modus) de su remuneración no ha de los contratos y lugares de trabajo en
calcularse de manera comercial, sino, pro del obrero, y la form ación delde­
más razonablemente, de acuerdo con las recho laboral. Para lograr lo dichoin­
leyes de la justicia y la equidad. De cumbe al Estado el deber de procurar
otro modo se acabará ciertamente por que los contratos de trabajo se reali­
quebrantar la justicia en los contratos cen conforme a las normas de la jus­
de trabajo (de locando opere pacho­ ticia y la equidad, y al mismo tiempo
nes), aun cuando éstos se hubieren esti­ que en los lugares de trabajo no se
pulado libremente por ambas partes.6 * menoscabe, ni en cuanto al cuerpo ni

(6) León XIII, Encíclica fíerum Novarum, (en esta Coleec. “ Guadal.” , Encícl. 59, 11, p. 128).
15-V-1891; Acta Lconis I. 11, 107; ASS 23, 647; (7) Sanio Tomás, I)c reo i mine princip. i 15,
239* 18-21 E n cíc lic a “ M ater et M a g is t r a ” 2383

en cuanto al alma, la dignidad de la cha de clases preferida por los mar-


persona humana. Con este fin en la xistas.
encíclica leoniana se exponen los fun­
damentos supremos de la verdad y de d) Resultado: gran influjo sobre ca­
la justicia en que se basan las nor­ tólicos y no católicos.
mas que rigen la sociedad humana
(humani convictas rationes). Tales 20. Estimula a católicos y a no cató­
normas, incorporadas en una u otra licos a emprender nuevas obras socia­
forma a sus leyes por los diversos es­ les. He aquí, Venerables Hermanos, los
tados en la época contemporánea, co­ fundamentos sobre los que han de
mo ya lo afirma nuestro Predecesor apoyarse tanto el orden económico
Pío XII, de inmortal memoria, en su como el social.
encíclica “ Qucidragesiino anuo” (8>, han No hay, pues, que maravillarse que
contribuido no poco a fundar y pro­ los más eminentes católicos, estimula­
mover esa nueva rama de la ciencia dos por estas exhortaciones, hayan ini­
del derecho, llamada derecho laboral ciado muchas obras (coepta) para con­
(laboris ius). vertir en realidad la doctrina propues­
ta. No faltaron tampoco otros hombres
de excelente juicio en varias regiones
18. El Estado y la agrem iación de del mundo, que, impulsados por las mis­
los obreros. La misma encíclica afirma mas exigencias de la naturaleza huma­
además que los trabajadores han reci­ na, siguieran idénticos caminos.
bido de la naturaleza misma no sólo
Con toda razón, por tanto, esta en­
el derecho de formar asociaciones (cor-
cíclica es llamada hasta el día de hoy
porati in societates coire) sea de solos
la Carta Magna de la instauración
obreros, sea compuestas de obreros y del nuevo orden económico y social.
patronos, y de darles la estructura
(forma) que juzgaren más idónea se­
gún la índole del oficio (artis ratio), II. — El desarrollo bajo el magisterio
sino también el derecho de actuar en de Pío XI
las asociaciones mencionadas sin im­
pedimento alguno, libremente y por I . Las precisiones de la (£Quadrage­
su propia voluntad, en la medida en simo anno” en general.
que ello les resultare beneficioso. 21. La “ Q. a.” con firm a el dcreeho
de la Iglesia a intervenir en la cues­
19. Las relaciones entre obreros y tión social, y corrob ora o adapta sus
em presarios han de regularse, c o n fo r ­ principios y norm as. Ahora bien a los
me a las norm as cristianas, exclu yen ­ cuarenta años de la publicación de aquel
do tanto la com petencia liberal com o insigne documento, que es com o un
la lucha de clases marxista. Por último cuerpo orgánico de normas (prsecepto-
los obreros y los empresarios en sus rum corpus), nuestro Predecesor de fe­
mutuas relaciones han de ajustar su liz memoria. Pío XI, consideró a su vez
conducta a los principios de la soli­ necesario publicar una nueva encíclica,
daridad humana (humana coniunctio) que comienza con las palabras <eQuadra-
y a las normas de la fraternidad cris­ gesimo anno”
tiana, teniendo en cuenta que son cier­ En este documento el Sumo Pontífice,
tamente muy ajenas a la doctrina cris­ en primer lugar, confirma que la Iglesia
tiana, no menos que a la misma na­ tiene el derecho y el deber de colaborar
turaleza humana, tanto la ilimitada especialmente a la solución justa de los
competencia (semulatio) que pregonan gravísimos problemas de la cuestión
los así llamados liberales, como la lu-8 social que tanto preocupan a toda la

(8) Pío XI, Encíclica Quadragesimo anno, 15-V-1931; AAS 23, 189; (en esta Colecc. “ Guada­
15-V-1931; AAS 23 (1931) 185; (en esta Colecc. lupe” , Encícl. nr. 154, 13, p. 1287).
“ Guadalupe” , Encícl. nr. 154, 8, p. 1281). 10 Ver Quadrag. anno, AAS 23, 177-228; (en esta
<9) Pió XI, Encíclica Quadragesimo anno, Colecc. “ Guadal.” , Encícl. 154, p. 1272-1331).
2384 E n cíclicas del P .P . J u an X X III (1961) 239, 22-27

familia humana (civium coniunctio); en 25. El contrato de trabajo debe mi­


segundo lugar corrobora los principios tigarse con el contrato de sociedad o
y directivas dados en la encíclica leo- participación. En estos asuntos, como
niana y adaptadas a las circunstancias enseña admirablemente nuestro Prede­
de los tiempos; y en tercer lugar apro­ cesor, atendidas las actuales circuns­
vecha la ocasión no sólo para explicar tancias, es conveniente suavizar un tan­
algunos puntos doctrinales importantes to los contratos de trabajo con los con­
acerca de los cuales habían surgido du­ tratos de sociedad, de tal suerte que e(los
das aun entre los católicos, sino tam­ obreros y empleados (officiales) parti­
bién para enseñar en qué forma han de cipen en alguna manera ya sea en la
adaptarse a las nuevas circunstancias propiedad (dominium) o dirección (cu­
de los tiempos los principios y normas rado), ya sea en las ganancias obteni­
que se refieren al orden social. das” di).

2. Sus declaraciones y normas en es­ 26. Para fijar la remuneración ha de


pecial. tenerse en cuenta su carácter social e
a) Sobre la cuestión de la propiedad individual, la situación de las empre­
privada y los salarios. sas y el bien común. Hay que conside­
rar asimismo com o de gran importan­
22. Los tres principales problemas
cia tanto doctrinal como práctica la
cuya solución suscitaba dudas. En
afirmación de Pío XI de que “ el trabajo
aquel tiempo surgieron ciertas dudas
humano no puede apreciarse en su justo
acerca de lo que realmente había de
valor ni remunerarse equitativamente,
sostenerse sobre la propiedad privada,
si no se tiene en cuenta su naturaleza
los salarios de los obreros y las rela­
individual y social” (12).
ciones de los católicos con cierto socia­
Por lo tanto cuando se trata de: fijar
lismo moderado.
el salario, la justicia sin duda exige que,
23. La propiedad privada nace de la además de las necesidades del obrero y
misma naturaleza y tiene función so­ de su familia, por una parte se tengan
cial. En lo que concierne al primer en cuenta las condiciones de los orga­
punto, nuestro Predecesor reafirma nismos (consociationes) de producción
que el derecho a la propiedad privada en los que los trabajadores desempeñan
nace de la misma naturaleza, a la vez su labor, y se considere por otra parte
que aclara y explica el sentido y fun­ en líneas generales “ el bien público eco­
ción (ratio et munus) sociales de la nómico” d 3).
propiedad privada.2 1
4
b) La posición cristiana frente al co­
24. El salario de suyo no es injusto; munismo y socialismo.
criterios para que sea justo. En cuanto
al segundo problema, el Augusto Pon­ 27. Razones del rechazo de la unión
tífice, después de rechazar la sentencia con comunistas y socialistas. Escribe
de quienes opinaban que el régimen de además el Sumo Pontífice que la doctri­
salarios (salarii disciplina) era por su na comunista y la cristiana se hallan en
naturaleza injusto, lamenta que los sa­ violenta contradicción. Tampoco po­
larios más de una vez fueran estable­ drán en manera alguna los católicos
cidos de manera inhumana o injusta, aceptar las enseñanzas de los socialistas,
y al mismo tiempo advierte cuidadosa­ que al parecer profesan una doctrina
mente sobre los criterios que han de más moderada, puesto que de sus enun­
seguirse y las condiciones que han de ciados se sigue, en primer lugar, que
llenarse para que en esta materia no el orden social, al estar limitado por la
se quebrante la justicia ni la equidad.1 2 caducidad del tiempo, ha de dirigirse
(11) Ver “ Q. A .” 23, 199; (Col. “ Guadalupe” , (13) Ver “ Q. A.” 23, 201; (Col. “ Guadalupe”
154, 29 p. 1299). 154, 33 p. 1301).
(12) Ver “ Q. A.” 23, 200; (Col. “ Guadalupe” 154,
30 p. 1300).
239, 28-30 E n cíc lic a “ M a t er et M a g ist r a ’ 2385

exclusivamente a la consecución del 29. El remedio está en el retorno al


bienestar (commoda) de la vida presen­ orden moral, al respeto del bien co­
te; y, en segundo lugar, que al no tener mún, y al restablecimiento de las aso­
409 la convivencia humana en sociedad ciaciones, de la autoridad del Estado
otro fin que la producción de bienes y de la colaboración internacional. Pa­
materiales, la libertad humana queda ra afrontar en forma conveniente esta
muy cercenada, con descuido de la ver­ tendencia aquel Sumo Pontífice dio
dadera noción de la autoridad social las siguientes directivas: que el orden
(socialis auctoritas). económico se ajuste a las normas de
la vida moral, y que los intereses de
los individuos así com o los de las aso­
c) Paso de la libre concurrencia al ciaciones estén regulados principal­
imperialismo económico. Reme­ mente según los intereses de toda la
dios. sociedad. Esto naturalmente exige, co­
28. La libre concurrencia al destruir­mo lo indican las normas de nuestro
se a s! misma dio paso a la ambición Predecesor, que en primer término se
de poder y la prepotencia económica. restaure una ordenada convivencia hu­
Pero no escapa a Pío XII que después mana mediante la constitución de aso­
de la publicación de la Encíclica leonia- ciaciones menores que sin ingerencia
na, hacía cuarenta años, el carácter de del Estado, sino con autonomía entien­
los tiempos y el orden (facies) de las dan en los asuntos económicos y en los
cosas habían sufrido profundos cam­ de cada profesión; que, luego, los go­
bios. Ello se había puesto en evidencia, bernantes, volviendo al cumplimiento
entre otras cosas, por el hecho de que de sus obligaciones, no descuiden en
la libre concurrencia (semulatio) de los manera alguna la consecución del bien
competidores, por el empuje de una común de todos; y que, por último,
fuerza intrínscea y como innata, había considerando la totalidad de la familia
acabado por destruirse a sí misma o humana, los Estados promuevan el
poco menos, a la vez que ingentes ri­ bienestar económico de los pueblos
quezas y el poder ilimitado de dominio por la mutua colaboración en empresas
(dominandi immoderata facultas) de y planes (opera et consilia).
ellas nacido se había concentrado en las
manos de unos pocos, “ que con frecuen­ d) Dos puntos particulares propios
cia no eran los dueños (domini), sino de la “ Q. a.”
sólo depositarios y administradores de 30. No el predominio de los intereses
los bienes (depositae rei custodes et ad- eeonómicos ni anhelos de hegemonía,
miriistratores) que los manejaban ca­ sino la justicia y la caridad han de ser
prichosa y arbitrariamente” <14). leyes supremas. Pero los puntos prin­
Por este motivo, como con mayor pre­ cipales de doctrina que parecen im­
cisión advierte el Sumo Pontífice, “ la primir un sello propio a la encíclica
prepotencia económica (ceconomicus de Pío XI pueden reducirse a dos.
potentatus) ha suplantado al mercado En el primero se rechaza absoluta- 410
libre, al deseo de lucro ha sucedido la mente el intento de imponer como ley
ambición desenfrenada del poder (p o­ suprema del orden económico ya los
tentatus), y toda la economía se ha vuel­ intereses de individuos o de grupos, ya
to terriblemente dura, implacable y la desenfrenada concurrencia de los
cruel” Consecuencia de ello fue competidores, ya el poderío ilimitado
que los poderes del Estado estuvieran de los capitalistas, ya el afán de pres­
al servicio de los más opulentos, de tigio o ambición de predominio del
suerte que las riquezas acumuladas Estado, ya otras cosas semejantes.
ejercieran una especie de dominio so­ Por el contrario toda iniciativa en
bre todos los pueblos. el campo económico ha de regirse ne-
(14) “ Q. A.” 23, 210 s; (Col. “ Guadalupe” (15) “ Q. A.” 23, 211; (Gol. “ Guadalupe”
154, 40 p. 1310). 154, 41 p. 1317).
2386 E n cíclicas del P.P. J u a n XXIII (1961) 239, 31-34

cesariamente por la justicia y la cari­ yor de realizar nuevas y mejores em­


dad como supremas leyes sociales. presas” (17*).
31. Las instituciones públicas y pri­ 2. Los tres puntos fundamentales en
vadas lo mismo que las nacionales y que se hace hincapié: el uso de
las internacionales han de inspirarse los bienes, el trabajo y la familia.
en la justicia social y la caridad. El
otro punto que, a nuestro parecer, ca­ 33. Competencia de ia Iglesia en el
racteriza la encíclica de Pío XI es el orden social, fecundidad inagotable de
que enseña que en las instituciones la “ R. n.” y su ampliación por Pío XII.
tanto públicas como privadas (liberse) En ese Mensaje declara aquel gran
debe establecerse, guiándose por la Pontífice que “ es competencia y dere­
justicia social, un orden jurídico na­ cho de la Iglesia juzgar si las bases
cional así como internacional que per­ (initia et causee) de un determinado
mita a los gestores de la economía ar­ ordenamiento social (civile institutum)
monizar en forma apropiada sus pro­ están o no de acuerdo con el orden fir­
pios intereses (commoditates) con el mísimo que Dios Creador y Redentor
bien común de todos. preestableció mediante el derecho na­
tural y la revelación” (18) afirma que
III. — El desarrollo bajo el magis­ la mencionada Encíclica de L e ó n XIII
terio de Pió XII. conserva perenne valor para prodigar
1. Motivos del radiomensaje de Pen­ perpetuos beneficios; y que, dada la
tecostés de 1941, “ La solennitá” . oportunidad, “ es su intención expli­
car más detenidamente la enseñanza de
32. P ío X II pondera la im portancia la Iglesia acerca de tres valores (cau­
de la “ Rerum N ovarum ” al cum plirse see) principales en la vida social y el
su 50® aniversario. En la definición orden económico, a saber, el uso de los
de los derechos y deberes sociales no bienes materiales, el trabajo y la fa­
poco hay que reconocerle a Nuestro milia, valores (res) que se unen, en­
Predecesor de inmortal memoria, Pío trelazan y complementan recíproca-
XII, quien el 10 de junio de 1941, en mente” í19*.
Ta solemnidad de Pentecostés, hizo lle­
gar a toda la familia humana un ra­ 34. El uso de los bienes materiales
diomensaje con el fin de “ llamar la tiene prioridad aun sobre el derecho
atención del mundo católico sobre una de propiedad. Por lo que se refiere
conmemoración que merecía esculpir­ a lo primero [el uso de los bienes ma­
se con caracteres de oro en los fastos teriales], manifiesta Nuestro Predece­
de la santa Iglesia, a saber, sobre el sor que el derecho de todo hombre al
quincuagésimo aniversario de la im­ uso de los bienes externos para su ali­
portantísima y fundamental encíclica mento y vestido (victus cultusque) ha
“ Rerum novarum” de L eón XIII” *161 );
7 de considerarse superior (pluris fa-
y además “ a fin de dar, de lo íntimo ciendum esse) a cualquier otro derecho
del corazón, rendidas gracias a Dios relativo al orden económico y ello en
Omnipotente por el don eximio con tal grado que tiene prioridad hasta so­
que su Vicario en la tierra enriqueció bre el derecho de propiedad privada
a la Iglesia al publicar esa Encíclica, (ius possidendi bona privatim).
y para cantar inmortales loas a este Por cierto el derecho de poseer bie­
mismo eterno Dios por haber encen­ nes privados o derecho de propiedad
dido mediante dicha Encíclica un fuego privada — como advierte Nuestro Pre­
tal que todo el género humano llegara decesor— se funda en el mismo dere­
a inflamarse en el deseo siempre ma­ cho natural, pero según la voluntad
(16) P ío X II Radiomensaje, La solennitá della (18) “ La solennitá“ , AAS 33, 196; (Colecc.
P entecoste” , l-VI-1941; AAS 33, (1941) 196; (Co- “ Guadalupe” 176, 5 p. 1576).
iecc. “ Guadalupe” , Encícl. nr. 176, 3 p. 1574). (19) “ La solennitá ” , AAS 33, 198; (Colecc.
(17) “ La solennitá ” , AAS 33, 197; (Colecc. “ Guadalupe” 176, 11 p. 1579).
'Guadalupe” 176, 7 p. 1577).
230, 35-38 E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ’ 2387

de Dios, Creador nuestro, tal derecho impuso respecto del bienestar de su fa­
no puede en manera alguna impedir milia tanto en el aspecto corporal como
"que los bienes corporales, creados espiritual y religioso” 2
(22). Gomo de ahí
1
0
por Dios para utilidad de todos los nace el derecho a emigrar, el mismo
hombres, lleguen (pertineant) a todos Predecesor nuestro exhorta a los gober­
equitativamente (cequa parte), como lo nantes de los Estados que dejan salir
exigen la justicia g la caridad” <2°). a sus propios ciudadanos o reciben los
ajenos “ a no permitir nunca nada que
35. El trabajo es mi deber y un de­ pueda amenguar o destruir la mutua y
recho del individuo com o tal; al Estado sincera concordancia entre los pue­
le corresponde intervenir únicamente blos” (23?>. Si se colabora por ambas
cuando los individuos fallan. En lo partes, es imposible que no se difun­
concerniente al trabajo, Pío XII, vol­ dan ampliamente iguales beneficios en­
viendo sobre un tema de la Encíclica tre los pueblos, con incremento de bie­
leoniana, enseña que el trabajo ha de nes materiales y progreso de la cultura
considerarse un deber y un derecho (bonarum artium studia).2 1
0
de cada uno de los hombres, y que,
por consiguiente, a ellos les incumbe 3. Transformaciones posteriores al
en primer término establecer las mu­ Radiomensaje, en los campos cien­
tuas relaciones de traba jo. Sólo cuando tífico, técnico, económico y social.
ellos no quieran o no puedan hacerlo,
“ corresponderá al Estado intervenir 37. Las profundas innovaciones pos­
dividiendo y distribuyendo equitativa­ teriores a 1941. Si bien el estado de
mente el trabajo en la forma y medida cosas en aquel tiempo era ya diverso
requeridas por ei bien común recta­ al de épocas anteriores, com o lo ha­
mente entendido ” ^ bía visto Pío XII, en estos últimos vein­
te años se han producido nuevos cam­
36. A la familia compete el derecho bios fundamentales, no sólo en cuanto
de propiedad así com o el de emigra­ a las condiciones particulares de cada
ción. Pasando a tratar el asunto de la país, sino también en lo que concierne
familia, el Sumo Pontífice afirma que a las mutuas relaciones (rationes) en­
la posesión privada de bienes materiales tre los Estados.
contribuye poderosamente (plurimum)
a proteger y fomentar la vida de la fa­ 38. Innovaciones en los ámbitos cien­
milia, ya que la propiedad “ asegura tífico, técnico y económico. Porque si
convenientemente al padre de familia dirigimos nuestra atención al campo
la genuino libertad que necesita para de las ciencias (doctrinse), de la técnica
cumplir con los deberes que Dios le (artes) (23b) y de la economía, adverti-
(20) “ L a s o lc n n it á ” , AAS 33, 199; (Colecc. nidad” ; los buenos autores latinos habrían em­
‘ Guadalupe” 176, 12 p. 1579; ver también P í o X II pleadlo en cambio la locución “ ars et doctrina”
Encíclica S e rtu m Ixtitise, l-XI-1939, AAS 31, y cita tres textos de C ic e r ó n . Como ésta, ex­
641; (en esta Colección “ Guadalupe” Encícl. pone otras 20 expresiones y promete un mayor
nr. 174, 26 p. 1560). número para más adelante. Ya de por sí es di­
(21) “ L a s o le n n itá ’ ’ , AAS 33, 201; (Colecc. fícil crue el Latín de C ic e r ó n reproduzca o re­
“ Guadalupe” 176, 19 p. 1583). fleje los mil matices de la ciencia y técnica, so­
(22) “ L a s o le n n itá ” , AAS 33, 202; (Colecc. ciología y economía modernas por más esfuer­
“ Guadalupe” 176, 21 p. 1583). zos, de suyo muy laudables, que se hagan pa­
ra modernizar la edad de oro del latín. Por
(23?) “ L a s o le n n itá ’ f, AAS 33, 203; (Colecc.
“ Guadalupe” 176, 23 p. 1585). eso resulta un método doblemente discutible en
un documento de la Iglesia del siglo XX de
(23l>) “ Provinciae vel doctrinarum vel ar- tanta importancia y de alcances eminentemente
tium’ ^dice el latín; el texto italiano reza; “ Cam­ prácticos el que se cuide, aun a cosía de la
po scientifico-tecnico” . Inocencio Parisella pu­ precisión y claridad para no hablar de la bre­
blica en la revista LATINITAS (Univers. Gre­ vedad, la pureza no digo del lenguaje y estilo,
goriana, Roma, Año X, libell. I, de enero de sino simplemente de locuciones. A un término
1962, p. 10-24) un artículto sobre “ las voces y preciso y breve que hoy día todo el mundo en­
locuciones económico-sociales de “ M a ter et M a- tiende y emplea se prefiere una expresión am­
g is tr a " , e indudablemente como reflejo de las bigua o de varias acepciones con tal que sea
personas, responsables del texto latino de la ciceroniana. De este método sufren, desgraciada­
Encíclica, explica (p. 15) que el adjetivo “ scien- mente, no pocos pasajes de ésta y de otras
tificus” pertenece a la “ baja y escolástica lati- Encíclicas de los últimos tiempos. El lamenta­
2388 E n cíclicas del P.P. J u an X X III (1961) 239, 39-41

mos que aparecieron varias novedades: en día se vuelven más evidentes: pri­
se descubrió la energía atómica apli­ mero, entre la agricultura y la indus­
cada tanto a fines bélicos como, luego, tria mecanizada (machinales industrise)
a fines pacíficos (usus civiles); surgie­ y los servicios públicos; luego, entre
ron casi ilimitadas posibilidades para las diversas regiones de un mismo país,
elaborar químicamente nuevos pro­ unas más prósperas que otras; y final­
ductos; se difundió más ampliamente mente, atendiendo al plano interna­
en el ámbito de la técnica y de los ser­ cional, entre los diversos países, que
vicios públicos (communia ministeria), presentan niveles económicos muy dis­
la automatización (automatarias ope- pares.
rationes) para la producción de bie­
nes; se adoptaron modernos métodos 40. innovaciones en el ámbito polí­
en la agricultura; casi se suprimieron tico. Si volvemos nuestra mirada al
las distancias entre los pueblos median­ campo político, observamos que tam­
te la radiofonía y la televisión; se au­ bién en él se han producido no pocas
mentó enormemente la velocidad de innovaciones: en muchos países desem­
toda clase de vehículos; finalmente se peñan cargos públicos ciudadanos de
han abierto ya los caminos para viajar casi cualquier condición social y eco­
a los astros. nómica; que actualmente los gober­
nantes intervienen cada día más en los
39. Transformaciones en el ámbito asuntos económicos y sociales; que
social. Si consideramos el orden social, pueblos de Asia y Africa, echado abajo
son evidentes ciertos hechos de nues­ el sistema colonial de administración
tros días: se incrementaron los segu­ pública, se valen de legislación y de­
ros (cautiones) sociales de los ciuda­ recho propios; que al multiplicarse e
danos; en algunos Estados de mejores intensificarse las relaciones mutuas en­
condiciones económicas se ha provisto tre los pueblos aumentó también una
a la seguridad de los ciudadanos en cierta interdependencia recíproca; que
todas las eventualidades de la vida; se han extendido más las Ligas y Con­
los trabajadores, miembros de asocia­ sejos (Coetus et Consilia) mundiales
ciones sindicales, se muestran más que, sobrepasando los límites y condi­
conscientes en los asuntos económicos ciones de los Estados particulares, pro­
y sociales; se ha elevado la instruc­ veen al bien de todos los pueblos sea
ción básica de la mayor parte de los en general, sea especialmente en el or­
ciudadanos; ha progresado más am­ den económico, o social, científico, cul­
pliamente el nivel de vida de los ciuda­ tural o político.
danos; en la actualidad los hombres
pasan más a menudo de una rama del /V. La nueva etapa que se inicia con
trabajo a otra, y disminuye continua­ Juan XXIIJ.
mente la distancia que separa una cla­
se social de otra; el hombre de instruc­ 41. Motivos de la nueva Encíclica:
ción común se interesa y preocupa hoy recalcar, precisar, completar y expla­
más que antes por lo que ocurre en yar la doctrina social de los Predece­
todo el mundo. sores. Ponderado bien todo lo dicho,
Al mismo tiempo, quien considere hemos creído ser de Nuestra obliga­
aún en los países más ricos los pro­ ción mantener viva la llama que Nues­
gresos no pequeños de los sistemas tros Predecesores encendieron, seña­
económicos y sociales (rationes sive lándolos como maestros universales en
3 rerum oeconomicarum sive socialium cuyos documentos encuentren luz y es­
institutorum), no dejará de advertir tímulo quienes quieran resolver (ex­
fácilmente las discrepancias que de día pediré) la cuestión social en la forma
ble hecho de que ya tenemos en Alemania y sibilidad no se quiso verter el texto básico ita­
pronto tendremos en otras partes dos textos liano con la mayor fidelidad posible al latín,
paralelos de la presente Encíclica se debe a el cual resulta luego oficial (P. H.).
que por motivos ajenos a la materia y la po-
239, 42-45 E n cíc lic a “ M ater et M a g ist r a ” 2389

más adecuada a las necesidades de los puede ser removido ni alterado, de que:
tiempos actuales. así como no es lícito quitar a los parti­
Consideramos, pues, deber nuestro culares lo que ellos por su propia ini­
publicar la presente Encíclica, no sólo ciativa y con su propia industria pue­
para conmemorar la Encíclica leonia- den realizar, para entregarlo a la co­
ria, sino también, atendiendo a la mu­ munidad; así también es injusto y a la
danza de circunstancias (facies), con el vez un grave daño y una perturbación
fin, por una parte, de confirmar y ex­ del orden social, confiar a una sociedad
plicar más detenidamente (subtilius) mayor y superior lo que pueden hacer
las normas expuestas por Nuestros Pre­ y procurar comunidades menores e in­
decesores, y, por otra, de establecer feriores; ya que toda acción social, por
claramente cuál es la doctrina de la su naturaleza y virtud, debe prestar au­
iglesia acerca de los nuevos e impor­ xilio a los miembros del cuerpo social,
tantes problemas de nuestra época. nunca destruirlos ni absorberlos” <25).
44. La misión del Estado es acción
SEGUNDA PARTE multiforme: reducir los desniveles de
los diversos sectores, conjurar crisis
A spectos d e la “ R eru m N o v a r u m ”
económicas, evitar la desocupación,
QUE SE PRECISAN Y COMPLETAN
coordinar servicios, recursos y métodos.
I. — Iniciativa personal, intervención Por cierto, com o salta a la vista, los
y colaboración del Estado en el avances recientes de las ciencias y las
orden económico. técnicas más desarrolladas para au­
mentar la producción han hecho que,
42. Tesis fundamental: El individuo hoy más que antes, esté en manos de
lia creado los bienes económicos. Para los gobernantes la posibilidad, por una
comenzar, es necesario establecer que parte, de disminuir los desniveles que
en la esfera económica ha de darse la existen entre los diversos sectores de
prioridad a la iniciativa privada de los la economía, entre las diferentes re­
particulares, que actúan por sí mis­ giones de un mismo país y aún entre
mos o diversamente asociados con los diferentes pueblos dispersos por
otros a fin de procurarse el común todo el mundo; y, por otra, la posibi­
bienestar (communia commoda). lidad de contener dentro de ciertos lí­
mites las crisis que suelen surgir de
43. Los poderes públicos deben in­ las oscilaciones en los asuntos econó­
tervenir, pero sólo subsidiariamente. micos (anceps rerum ceconomicarum),
Pero, por las razones explicadas por así como de aplicar eficaces medios
Nuestros Predecesores, es necesario que permitan evitar la desocupación
que intervengan también los poderes de ingentes masas.
públicos en este asunto, a fin de pro­ Por eso se exige siempre de nuevo
mover debidamente el incremento de de los gobernantes, cuyo deber es pro­
los bienes materiales, encaminándolo curar el bien común, que se empeñen
hacia el progreso de la vida social y, en desarrollar una múltiple acción, hoy
con ello, al bien común de todos los más amplia y ordenada que antes, en
ciudadanos. favor de la economía, y que al logro
Mas esta solicitud providente del Es­ de este propósito adapten conveniente­
tado, que fomenta, estimula, ordena, mente las instituciones, servicios, re­
suple y completa, se apoya en el “ prin­ cursos y métodos (instituía, officia,
cipio de función subsidiaria” (24> que
instrumenta, agendique rationes).
Pío XI formula en la Encíclica “ Qua-
dragesimo anno” de esta manera: “ Que­ 45. El Estado, empero, no debe cer­
da fijo e inconcuso en la filosofía so­ cenar la libertad del individuo, sino
cial el importantísimo principio, que no propiciar su mayor desarrollo. Con to- 4
(24) “ Quadrag. anno” , AAS 23, 203; (Colecc. (25) “ Q. A.” , AAS 23, 203; (Colecc. “ Guad
“ Guadalupe” 154, 34 p. 1307, I y II column.). 154, 34, I colum.).
2390 E n cíclicas del P.P. Ju an XXÍII (1961) 239, 46-49

do debe permanecer firme el principio 48. La falla de iniciativa personal


de que la intervención de las autorida­ tiene com o consecuencia tiranía y es­
des públicas en los asuntos econó­ tancamiento; la ausencia de la acción
micos, aunque se extienda ampliamen­ estatal, desorden y abuso de los fuer­
te y llegue a los repliegues más ínti­ tes. La experiencia, en efecto, ha en­
mos de la comunidad, debe ser tal que señado en todas partes que allí donde
no sólo no cercene la libertad de ac­ falta la actividad de los individuos se
ción de los individuos, sino que más impone en el Estado el poder de los
bien la amplíe, siempre que se manten­ tiranos, más aún se produce el estan­
gan sanos y salvos los derechos prin­ camiento en los diversos sectores (cam­
cipales de toda persona hum ana/ pus) económicos de suerte que llegan
a echarse de menos innumerables bie­
46. El derecho y el deber del sus­ nes de consumo y desaparece el bien­
tento p rop io y fam iliar. Entre estos estar que está vinculado no sólo a la
derechos ha de contarse el derecho y satisfacción de las necesidades mate­
el deber que corresponde a todo in­ riales, sino principalmente a la de las
dividuo de procurar normalmente el exigencias del espíritu. Efectivamente
sustento para sí mismo y para su fa­ para el logro de estos bienes y com o­
milia; de ahí que todo sistema (disci­ didades es admirable com o se ponen
plina) económico ha de dar la posibi­ en juego y estimulan el ingenio y la
lidad libre y facilitada para un tra­ diligencia de los individuos.
En cambio, allí donde en la econo­
bajo fructífero (libera expeditiorque
mía es totalmente nula o defectuosa
facultas opus fructuosum factitandi).
la debida acción del Estado, puede
verse cóm o los Estados se precipitan
47. C olaboración del individuo y del con facilidad en la pendiente de irre­
Estado a una convivencia fecunda. Por mediables perturbaciones y cómo los
lo demás, hasta por la misma evolu­ poderosos (potentiores), poco cuidado­
ción de las cosas se comprende más sos de la honradez (honestas), abusan
cabalmente que no puede darse en indignamente de la necesidad de los
modo alguno una convivencia (consor- demás para enriquecerse. Tal clase de
tio ) humana próspera y bien constitui­ gente, com o es manifiesto, lamenta­
da, a no ser que en lo económico cola­ blemente echa raíces en todo tiempo y
boren armónicamente tanto los parti­ en todo lugar, como la cizaña entre
culares como los gobernantes, obra que el trigo.
ha de llevarse a cabo mediante un es­
fuerzo común y concorde de unos y II — i?] espíritu comunitario y la
otros en tal forma que la parte propor­ tendencia a la asociación^26*)
cional confiada a cada uno responda /. Noción, origen y amplitud del fe­
de la m ejor manera posible a las exi­ nómeno.
gencias del bien común de acuerdo con 49. La tendencia societaria y los fa c­
las circunstancias cambiantes de los tores que coadyuvaron a su aparición.
tiempos y de las costumbres. Entre las principales características
* Juan XXIII cita este pasaje en Pacern in lerr is p. 2487, ver nota 48.
(26?) E l . texto italiano trae la palabra “ so­ convivencia e interpendencia humanas, la pro­
cialización” , término que por lo general se ha­ cura de garantías sociales, la acción cada vez
bía reservado hasta ahora para la transferen­ más poderosa y penetrante de los poderes pú­
cia de una empresa o industria, etc., al Esta­ blicos sobre la esfera íntima de sus súbditos...
do; el comunismo le transfirió y le transfiere en defensa de la salud, en procura de instruc­
todos los medios de producción, y aun más; el ción, reeducación, seguridad social, etc. Ver­
socialismo concentra, ciertamente hoy con de­ dad es que falta un término breve y apropia­
creciente entusiasmo y decisión, en la colecti­ do al respecto, pero no debía haberse lanzado
vización de los servicios o industrias claves. éste a la circulación “ por ser moneda falsa” . El
Kri el presente caso se supone! un concepto to­ latín sólo emplea “ rationes sociales” , “ vita so-
talmente diverso a esta “ socialización” . Según cialis” y evita prudentemente aquel término am ­
el texto latino significa “ el progresivo incre­ biguo ñor ser insólito y prestarse a confusiones
mento de las relaciones sociales entre los ciu­ y equívocos. Puede que, sin embargo “ soc¡uti­
dadanos” , Ja multitud creciente de formas de lización” en el nuevo sentido haga fortuna
50-52 E n c íc l ic a “ M a t e r e t M a g is t r a ” 2391

(nolai) que parecen propias de nuestra ticos, así en el plano nacional como
época hay que incluir sin duda el au­ en el internacional.
mento de las relaciones sociales, a sa­
ber, las mutuas vinculaciones cada 2. Valoración de la tendencia socie­
vez más estrechas entre los ciudada­ taria.
nos, vinculaciones que han introdu­
cido en su vida y acción múltiples 51. Ventajas y peligros de las ten­
formas de convivencia social, en su dencias com unitarias. Nadie pone en
mayor parte ya sancionadas por el de­ duda, por cierto, que el progreso de
recho privado o público. tales intereses societarios (rationes
sociales) trae consigo muchísimas ven­
Como causa y fuente probables de tajas y beneficios. Así, en efecto, es
esta tendencia aparecen varios facto­ posible dar satisfacción a muchos de­
res propios de nuestra época, como el rechos de la persona humana, sobre
progreso de la ciencia y de la técnica, todo en lo económico y social, que
los métodos (rationes) más eficientes conciernen principalmente a las nece­
de producción y un género de vida sidades de la vida humana, el cuidado
ciudadana más culta. de la salud, la promoción y m ejora­
miento de la cultura elemental del es­
50. La tendencia a la asociación es píritu, la formación más apropiada en
natural, se manifiesta de muchas ma­ el oficio (institutio de artibus exer-
neras y dio origen a una vasta gama cendis), la vivienda, el trabajo, el des­
de agrupaciones. Estos progresos, pues, canso conveniente y el sano esparci­
de la vida social han de considerarse miento (levamen).
como un indicio y causa de esa inter­ Además gracias a los inventos de la
vención creciente del Estado en ma­ técnica moderna, siempre m ejor orga­
terias que no son de poca importancia nizados, con que los hombres se co ­
ni están exentas de peligro, com o que munican hoy sus ideas — com o la pren­
atañen a asuntos íntimos de la perso­ sa, la cinematografía, la radiofonía y
na humana, cuales son — para dar al­ la televisión— en todas partes los hom­
gunos ejemplos— la protección de la bres pueden disfrutar del beneficio de
salud, la instrucción y educación de asistir a los acontencimientos casi co ­
la juventud, la elección del oficio o mo testigos, aunque sea grande la dis­
profesión (ars), los métodos y prácti­ tancia que separa a unos de otros.
cas (vite et rationes) de reeducación
y readaptación de quienes en una u 52. La m ayor organización de los
otra forma sufren de un defecto espi­ hom bres restringe su libertad, p ero no
ritual o corporal. la suprim e. Al multiplicarse y progre­
sar de día en día las diversas formas
Esto mismo, sin embargo, és en parte de asociación, se multiplican a la vez
señal, en parte fruto de esa inclina­ en muchos sectores de la actividad las
ción del alma proveniente de la mis­ normas y leyes que rigen y definen
ma naturaleza y casi incontenible, in­ Jas mutuas relaciones amistosas (ne-
clinación, decimos, que lleva a los cessitudines) de los ciudadanos.
hombres espontáneamente a asociarse De ahí resulta que la libertad de
entre sí para conseguir bienes que acción de los individuos que conte­
cada uno se ha propuesto y cuya con­ nida dentro de límites más estrechos,
secución excede las fuerzas indivi­ pues con frecuencia se emplean téc­
duales. nicas (artes), se inician métodos (viae)
De esta inclinación han nacido, es­ y se crea tal estado de cosas que es
pecialmente en nuestros días, en to­ realmente difícil para el individuo
das partes, gremios (coetus), socieda­ guiarse por sus propias ideas (consilia\
des e instituciones con fines económi­ independientemente de los influjos ex­
cos y sociales, culturales y recreati­ ternos, ejecutar algo por su propia ini­
vos, deportivos, profesionales y polí­ ciativa, ejercer sus derechos y cumplir
2392 E n cíclicas del P.P. J u an XXIXÍ (1961) 239, 53-56

con sus deberes com o corresponde y tiendan en sincera armonía a la conse­


ejercitar y perfeccionar totalmente’ sus cución de los fines que se propusieron.
facultades espirituales. Fuerza es que tales agrupaciones (so-
Al propagarse siempre más las re­ cietates) presenten la forma e índole
laciones comunitarias (rationes socia- propias de una verdadera comunidad,
lis vitse - “ la socialización” ), ¿se con­ cosa que ocurrirá sólo si los socios o
vertirán los hombres en autómatas per­ miembros son considerados siempre en
manentes y dejarán de ser dueños de su carácter de personas humanas y son
sí mismos? A tal interrogante ha de llamadas a participar activamente en
darse categórica respuesta negativa. su vida.
53. Esta mayor “ socialización” no es 55. Colaboración entre las organiza­
obra de un impulso ciego, de la natu­ ciones independientes y el Estado. Con
raleza, sino creación del hombre. En el progreso de las relaciones que unen
efecto el progreso de la vida comunita­ mutuamente a los hombres de nuestra
ria (“ socialización” ) no es obra de un época, se llegará a establecer el recto
cierto impulso ciego de las fuerzas de orden de la Sociedad tanto más fácil­
la naturaleza, ya que su autor, com o ya mente cuanto más grande sea el in­
explicamos, es el hombre, dotado de flujo moderador recíproco de estos dos
libertad, que es impulsado a la acción factores: por una parte el poder de re­
por la naturaleza de manera que con­ girse según propias leyes que poseen,
serva la responsabilidad de sus actos, sea los ciudadanos particulares, sea
aunque deba reconocer las leyes del las agrupaciones, (civium ccetus), con­
progreso humano y el desarrollo (cur- servando la mutua colaboración en sus
sus) de la economía y casi someterse obras (operum conspiratio); y por otra
a ellos, pues no está del todo en sus parte la acción del Estado que coordina
manos evitar el influjo del ambiente y favorece oportunamente las iniciati­
(vis rerum mediarum). vas (incepta) de los particulares.
54. Criterio de! Papa y medidas que 56. La convivencia sobre nna base
propone a gobernantes y asociaciones. mora! evita las desventajas, fomenta el
Por lo tanto la socialización puede, y perfeccionamiento personal y realiza
por consiguiente debe, llevarse a cabo los postulados de la justicia social. Si
con tales medios que permitan lograr las relaciones sociales se entablan de
un máximo de ventajas y evitar al mis­ verdad conforme a estas normas y se­
mo tiempo, o por lo menos disminuir, gún los principios morales, su acrecen­
el mayor número de desventajas. tamiento de ninguna manera será de
Pero para que los resultados apete­ suyo causa de peligros graves ni de
cidos se logren con mayor facilidad es cargas excesivas para los ciudadanos
necesario que los gobernantes tengan particulares; más aún se puede tam­
una noción recta de lo que es el bien bién esperar que dicho acrecentamien­
común, concepción que comprende el to conduzca felizmente no sólo al cul­
conjunto de las condiciones de la vida tivo y perfeccionamiento de las facul­
social que posibilitan a los hombres el tades personales del individuo, sino
logro de la propia perfección en la igualmente a la armónica estructura­
forma más píen y expedita*26*1). ción (compages congruens) de la com u­
Creemos además necesario que las nidad humana, estructuración orgánica
asociaciones (collegia) u organismos apetecida que, com o lo advierte Nues­
(corpora) y las muchas otras iniciati­ tro Predecesor de feliz memoria Pío
vas (incepta) en que se muestra el XI en la Encíclica “ Quadragesimo
progreso de las tendencias societarias, anno” *260), es absolutamente necesaria
se rijan efectivamente por sus propias para satisfacer plenamente los dere­
leyes y que, en pro del bien común, chos y los deberes de la vida social.
(26°) La última frase vuelve a citarse en Pacem in terris, 1963, como esencial. (Ver nota'iíV de
ese documento de Paz).
(26c) “ Q. A.” , AAS 23, 222 ss; (Golecc. “ Guadalupe” 154, 55 ss p. 1325 ss).
239, 57-60 E n cíc lic a “ M a te r et M a g ist r a ” 2393

/// . — La remuneración del trabajo. zan las clases de ciudadanos probos e


infatigables es recompensado con sa­
/. Estado actual: salarios insuficien­ lario demasiado exiguo, desproporcio­
tes, o por lo menos desproporcio­ nado a las necesidades de la vida, o de
nados, y sus causas cualquier manera inferior al justo, si
57. Mala remuneración y sus causas. se consideran equitativamente los be­
Intensa amargura invade Nuestra alma neficios que aporta a la comunidad,
al contemplar con nuestros propios las ganancias de las empresas en que
ojos — ¡tristísimo espectáculo!— innu­ cada uno realiza su labor y las rentas
merables multitudes de trabajadores de la nación.
que en no pocos países y también en
extensos continentes reciben un salario 2. Criterios de justicia y equidad en
tan exiguo que les obliga a ellos y a la fijación de salarios.
sus familias a vivir en condiciones aje­
nas, en todo sentido, a la dignidad hu­ 60. No lia de ser criterio la ley del
mana. Tal estado de cosas ha de atri­ mercado, sino la vida del obrero y de
buirse al hecho de que en esas regio­ su familia, su aportación a la empresa
nes el proceso de industrialización se y los postulados del bien común. En
ha introducido sólo hace poco o no ha este asunto creemos que es deber
progresado aún suficientemente. Nuestro recalcar una vez más que co ­
58. Se debe al desenfreno de unos mo no es lícito dejar la fijación del
pocos o a privaciones impuestas por el salario (mercedis modum) enteramente
prestigio nacional o gastos armamen­ a la libre competencia de los emplea­
tistas. Sin embargo en algunas de estas dores (libera competitorum aemulatio),
así tampoco está permitido determi­
naciones, frente a la extrema miseria
narlo según el arbitrio de los más fuer­
de muchos aparecen la opulencia y
tes, sino que en esta materia han de
gastos desenfrenados de unos pocos
observarse exactamente las normas de
en abierto y descarado contraste con
la justicia y equidad. Esto, por cierto,
la suerte de los indigentes; en otras
exige que al trabajador se le pague un
partes los ciudadanos son gravados con
salario tal que le alcance para llevar
cargas excesivas de manera que el Es­
una vida humana digna y para afron­
tado pueda incrementar en breve lapso
sus rentas (opum incrementum) en me­ tar convenientemente las resposabili-
dades familiares.
dida totalmente imposible de alcan­
zar, si se respetaran las leyes de la Pero para la fijación de un salario
justicia y equidad; finalmente en otros equitativo es además necesario tener
países una ingente parte de las rentas en cuenta lo siguiente: primero, cuánto
(reditus) se destina al acrecentamiento aporta cada uno a la producción de
exagerado (plus sequo) del prestigio bienes económicos; después, cuál es la
nacional y se emplean enormes sumas situación económica de la empresa
de1dinero en armamentos. (fortunae status consociationum) en
que el trabajador presta sus servicios;
59. Desproporción entre elevadas re­ luego, qué es lo que exige el bien de
muneraciones de unos pocos y exiguos cada Estado (civitatis utilitates), parti­
salarios de obreros. Añádase a esto que cularmente por lo que toca a la ocu­
en países económicamente más des­ pación de todas las fuerzas laborales;
arrollados no pocas veces se retribu­ y finalmente, qué postula el bien co ­
yen en forma elevada y aún superabun­ mún internacional, esto es, el de los
dante servicios de importancia me­ países consociados entre sí, no obs­
nor y de incierta utilidad, (27a> mientras tante las diferencias de índole y lati­
el trabajo asiduo y fecundo que reali- tud.
(27?) Ciertamente, una alusión a la excesiva re­ la presente Encíclica, pág. 2414, II columna, al
muneración y acumulación de cargos de los con­ medio.
sejeros de administración etc.; ver nota [66] de
2394______________ E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1961)________ 239, 61-64
61. Los criterios son invariables, pe­ liz memoria, Pío XII, así como nace y
ro su aplicación ha de adaptarse a crece gracias a la común actividad de
las circunstancias. Claro está que los los ciudadanos, así no tiende a otra cosa
criterios que acabamos de mencionar que a asegurar, y por cierto ininterrum­
tienen valor para todo tiempo y lu­ pidamente, las condiciones materiales
gar, pero la medida de su adaptación en que cada cual pueda lograr la plena
a las circunstancias peculiares no pue­ perfección de su vida. Donde esto se
de establecerse con certeza, si no se establezca de manera permanente, el
tienen en cuenta los recursos íopes) pueblo que disfrute de tal situación ha
disponibles, recursos que pueden na­ de considerarse en verdad económica
turalmente variar y de hecho varían mente rico, porque el modo empleado
en cantidad y naturaleza en los diver­ sea en el logro del bienestar general,
sos pueblos, y que cambian también sea en el ejercicio del derecho indivi­
a menudo en el mismo país según las dual de gozar de los bienes materiales
épocas. estará totalmente de acuerdo con las
normas establecidas por Dios Crea-
3. El proporcionado desarrollo eco­ dor” (27b).
nómico y social, la justa distribu­ De donde se sigue que la prosperi­
ción de los bienes y del fruto de dad económica de un pueblo más qué
la producción, y la riqueza nacio­ por la posesión de riquezas abundan^
nal. tes ha de medirse por la distribución
62. El progreso social en propor­ de los bienes según las normas de la
ción con el desarrollo económico, y justicia, de tal manera que todos los
la atenuación de las desigualdades que viven en el país puedan formarse
económico-sociales. Ya que en nues­ y perfeccionarse, como que a tal fin
tra época las economías de los Esta­ está de suyo ordenada toda la econo­
dos progresan tan rápidamente, en mía de una nación.
especial después de la reciente cruel
guerra, consideramos oportuno lla­ 4. Retribuciones aún mayores y par­
mar la atención de todos sobre el gra­ ticipación del obrero en la propie­
vísimo precepto de la justicia social, dad y en la gestión de la empresa.
que expresamente exige que al pro­ 64. Las empresas prósperas deben
greso económico se asocie y adapte asignar cuotas adicionales a los tra­
siempre el progreso social, de suerte bajadores, lo que es justo por su
que absolutamente todas las clases aporte a la mayor producción. Aquí
(ordines) de ciudadanos gocen equi­ hemos de advertir que hoy en mu­
tativamente de las ventajas del acre­ chos países la situación (ratio) eco­
centamiento del caudal de bienes (co­ nómica es tal que las empresas pro­
pia divitiarum). ductoras, (societates de bonis gignen
Para conseguirlo es preciso vigi­ dis), de volumen grande y mediano,
lar y esforzarse con todo empeño obtienen máximo desarrollo a causa
porque las discrepancias que existen de que de sus ganancias invierten di­
entre las diferentes categorías de ciu­ nero para renovar y perfeccionar sus
dadanos a causa de la desigualdad equipos industriales. En este caso
económica, no se acentúen, sino en creemos que puede establecerse que
cuanto sea posible disminuyan. por esa razón esas sociedades reco­
63. La economía nacional, según nozcan a los obreros un título de cré:
Pío XII, asegura las condiciones mate­ dito (nomen aliquod) en ellas, espe­
riales, y su riqueza no sólo consiste en cialmente cuando el salario que se
la abundancia de bienes, sino más bien les paga no supera el monto (modus)
420 en su justa distribución. “ La economía de la retribución mínima.
nacional (ciuitatum opes), como sabia­ En esta materia es menester que sé
mente enseña Nuestro Predecesor de fe­ tenga en cuenta el precepto dado con
(27b) “ La solennitá” , AAS 33, 200; (Colece. “ Guadalupe” 176, 16 p. 1580).
65-69 E n cíclica “ M a ter et M a g ist r a ” 2395

estas palabras por Nuestro Predecesor evitar que ni en el Estado ni entre


de f. m. Pío XI en la Encíclica “ Qua- las agrupaciones (ordines) de los obre­
dragesimo armo” : “ Es completamente ros se formen núcleos (coetus) que se
falso atribuir al solo capital o al solo antepongan a los demás ciudadanos,
trabajo lo que es resultado de la eficaz mantener adecuada proporción entre
cooperación de ambos, y es totalmente el monto (modus) del salario y el pre­
injusto que el uno o el otro, descono­ cio de las mercaderías, hacer accesi­
ciendo la eficacia de la otra parte, se bles al mayor número posible de ciu­
arrogue todo el fruto” (28\ dadanos los bienes y las comodidades
(commoda) de una vida más elevada
65. Una de ias maneras de cumplir (cultior), eliminar del todo, o por lo
con la asignación de la cuota extra­ menos contener dentro de ciertos lí­
ordinaria es la participación en la mites, las desigualdades que reinan
propiedad de la empresa. Este deber entre los diferentes sectores de la eco­
de justicia, como la experiencia lo nomía, esto es, entre la agricultura, la
enseña, puede cumplirse de varias industria y los servicios públicos; adap­
maneras. Dejando a un lado otras tar en forma apropiada, especialmente
formas, hoy en día es muy de desear mediante la intervención de los pode­
que los obreros, en las maneras que res públicos, la expansión económica
parezcan más oportunas, lleguen a al progreso de los servicios que han
participar poco a poco en la propie­ de prestarse a los ciudadanos; ajustar
dad de la empresa en que trabajan en la medida de lo posible los métodos
(in partem possessionis veniant cuius- (cationes) de producción de bienes al
que societatis), ya que hoy más que adelanto de las ciencias y de la técni­
en los días de Nuestro Predecesor: ca (artes); y, finalmente, procurar que
“ ha de procurarse con todo empeño y la prosperidad lograda para llevar una
energía que por lo menos en el futuro vida más humana no sólo sirva a la
las riquezas creadas se acumulen en época presente, sino que tenga en vista
proporción equitativa en manos de los también el bienestar (commoda) de
que poseen el capital (opes) y se distri­ las futuras generaciones.2 8
buyan con suficiente profusión también 68. Postulados del bien común inter­
entre los que aportan el trabajo” <29).
nacional. En cuanto al segundo aspecto
[el internacional], el bien común de
5. Consideraciones y exigencias del
toda la sociedad humana exige que la
bien común nacional e internacio­
competencia de los pueblos en aumen­
nal.
tar su poderío (opes) económico ex­
66. En la remuneración ha de con­ cluya la mala fe; que se fomente en
siderarse también el bien común. Pe­ asuntos económicos la mutua coordi­
ro ha de advertirse también que la nación y la amistosa y fructífera cola­
justa proporción entre el salario y boración; y, por último, que se preste,
las ganancias (reditus) ha de deter­ en lo económico, eficaz ayuda para
minarse de tal manera que se tenga promover su desarrollo a aquellas na­
en cuenta el bien común tanto del ciones que poseen menos riquezas.
propio país como de toda la familia 69. La parte que corresponde al ca­
humana. pital, a la dirección de la empresa y
a los accionistas. Estas exigencias del
67. Las exigencias del bien común bien común en el orden nacional e in­
nacional. Si consideramos el primer ternacional han de tenerse debida­
aspecto [el nacional], ha de afirmarse mente en cuenta también cuando se
que corresponde al bien común del trata de repartir las utilidades (emo­
Estado lo siguiente: dar ocupación al lumenta), sea en forma de ganancias
mayor número posible de obreros, (fructus) para los directores de las
(28) “ Q. A.” , AAS 23, 195; (Colecc. “ Guada­ (29) “ Q. A.” , AAS 23. 198; (Colecc. “ Guad.”
lupe” 145, 22 p. 1292). 154, 27 p. 1296).
2396 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1961) 239, 79-72

empresas productoras, sea en forma no se puede en materia económica de


de dividendos o intereses (usuras) para terminar con una sola sentencia qué
los que aportaron capitales. estructuras (rationes) responden mejor
a la dignidad humana ni cuáles esti­
IV. — Exigencias de ¡a justicia frente mulan más convenientemente la res­
a las empresas. ponsabilidad en el oficio o cargo acep­
tado. Sin embargo Nuestro Predecesor
1. La dignidad, responsabilidad y la
de f. m. Pío X lP 30^ estableció oportu­
iniciativa en la producción.
namente las siguientes directivas:-.“ La
70. La estructura empresario dehe pequeña y la mediana propiedad en la
permitir la responsabilidad y el per­ agricultura, en la artesanía, en el co­
feccionamiento humanos. Mas no sólo mercio y en la industria debe ser garan­
el criterio según el cual se distribuyen tizada y promovida; sus poseedores de­
ios bienes producidos por el trabajo ben unirse en cooperativas (adiutrices
debe ajustarse a las normas de la jus- societates) para asegurarse las ventajas
422 ticia sino también las condiciones en (commoda) y beneficios (utilitates) de
que se realiza el trabajo. Porque en la las empresas grandes; y en lo que ata­
la naturaleza de los hombres se halla ñe a éstas hay que conseguir que los
involucrada la exigencia de que quien contratos de trabajo sean moderados
produce con su trabajo pueda también un tanto por medio de los contratos de
tener la responsabilidad de lo que hace sociedad” (2 3°b).
y perfeccionarse con su labor.
De esto se sigue que consideremos 3. Las empresas de artesanos y las
injusto (ab iustitia alienum) un orden cooperativas de dimensiones fami­
económico que para producir bienes liares, en especial.
emplee un sistema (disciplina) y es­ 72. Ambos tipos deben adaptarse ai
tructura (apparatus) tales que com pro­ progresa de las ciencias y de la técni­
meten la dignidad humana o debilitan ca y a las preferencias de los consu­
el sentido de la responsabilidad (sensus midores. Por lo tanto deben ser pro­
rationis) o destruyen la capacidad de tegidas y promovidas, en armonía con
la propia iniciativa de los trabajado­ las exigencias del bien común y con
res, aun cuando se suponga que de los adelantos de la técnica, ¡as empre­
este modo se producen bienes en abun­ sas (procurationes) conducidas por ios
dancia que se distribuyen conforme a artesanos o por cada una de las fami
las normas de la justicia y la equidad. lias de agricultores así com o también
las cooperativas (incepta ceconomica
2. Fomento de las unidades econó­ consociata), que tienden a completar
micas pequeñas y medianas, y el y perfeccionar esas mismas empresas.
contrato de sociedad en las gran­ De las empresas agrícolas hablare­
des, en general. mos más adelante. Aquí creemos opor­
71. Las empresas pequeñas y me­ tuno tratar algo sobre las empresas de
dianas garantizan m ejor la dignidad y artesanos (artificum procurationes) y
responsabilidad humanas. Por cierto de las cooperativas.
(30“) Pío XII Mensaje Radiofónico “ Oggi, al tan discutida “ co-gestión” . Esta no corresponde,
compiersi del quinto aimo” , l-IX-1944, a pro­ según Pío XII, al obrero por “ la naturaleza de
pósito del quinto aniversario del estallido de la su contrato de trabajo” , ni por “ la naturaleza
II Guerra mundial; AAS 36 (1944) 254; (Golecc. de la empresa” como algunos habían dado en
“ Guadalupe” , en la nota 82 de la Encíclica afirmar (Alocución célebre de Pío XII del 3
154, p. 1296, I column.). VI-1950), pero el empresario puede concederla
[30!)] El “ contrato de sociedad” a que aquí o el bien común exigirla en ciertas condiciones,
se alude por supuesto nada tiene que ver con como el mismo Pío XII, ampliando y precisan­
el “ contrato social” de J. J. Rousseau que, se­ do su pensamiento mandó escribir dos años
gún él, los individuos hacen para formar la más tarde a la Semana social de Turín, el 19-
sociedad civil, ni otro contrato comercial o ci­ IX-1952. JUAN XXIII no hace más que recoger
vil sino específicamente aquel celebrado o por esa posibilidad citando a Pío XII. (El discurso
celebrar por el cual el obrero habría de parti­ en francés al Congreso Internacional de Estudios
cipar efectiva y activamente en la dirección eco­ Sociales, 3-VI-1950, comienza “ Nous vous adres-
nómica de la empresa en que trabaja, o sea, la sons Notre salut; está en AAS 42 [1950] 485-488).
239, 73-76 E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ’ 2397

En primer lugar hay que advertir en el oficio y la empeñosa colabora­


que para que esta clase de empresas e ción recíproca y a la vez encenderse
iniciativas de veras se impongan y flo ­ el afán por llevar a cabo nuevas obras
rezcan es necesario que — ya en la es­ que sobresalgan por su esmerada orga­
tructura (apparatus) de la producción, nización (eleganti artificio).
423 ya en sus métodos (modus)— se ajus­
ten continuamente a las nuevas con­ 4. Participación y presencia activa y
diciones de los tiempos que surgen dia­ responsable de los obreros en las
riamente de los progresos de las cien­ empresas grandes y medianas.
cias y de la técnica y de las cambian­
tes necesidades y preferencias de los 75. Participación activa en e! des­
hombres [consumidores]. arrollo de las empresas. Además, al
igual que Nuestros Predecesores esta­
Es justo que ello se realice princi­ mos convencidos de que los obreros
palmente por los mismos artesanos y anhelan con razón participar en la
los socios de las cooperativas (sodales actividad de la empresa productora a
copsociati). que pertenecen y en la cual trabajan.
Consideramos que no puede estable­
73. La necesidad de la formación cerse con normas precisas y determi­
técnica, cultural y profesional, y de la nadas la índole (partes) de esa partici­
acción favorable del Estado. Por esta pación, ya que ella habría más bien
razón es del todo conveniente que no de constituirse según la situación de
sólo se imparta a unos y otros una la empresa productora, pues tal situa­
apropiada formación en lo que se re­ ción (status) dista tanto de ser la
fiere al ejercicio de su profesión lo misma en todas que muchas veces va­
mismo que en cuanto a la cultura in­ ría radical y repentinamente hasta en
telectual y espiritual, sino que se aso­ una misma empresa.
cien en agrupaciones profesionales. Ni Así y todo no vacilamos en afirmar
es menos razonable que el Estado tome que a los trabajadores debe dárseles
las providencias apropiadas para re­ una participación activa (actuosse par­
gular la instrucción, los impuestos, los tes) en los asuntos de la empresa en
créditos, los seguros y las garantías la cual prestan sus servicios, sea ella
sociales (vectigalia, credita pecunia, se- privada o estatal, de manera que en
curitas atque cautiones sociales). todos los casos la empresa llegue a
Por lo demás esta acción del Estado adquirir la fisonomía (species) de
en favor de los artesanos y de los so­ una comunidad humana, en la cual es­
cios de las cooperativas ha de apro­ tén animadas por un mismo espíritu
barse y estimularse también por el las relaciones (necessitudines) de los
hecho de que ellos son los creadores miembros y las diversas funciones (mu­
de los verdaderos bienes y los que ñera) y cargos.
contribuyen al progreso de la cultura
humana (cultioris humanitatis).7 4 76. Las relaciones humanas entre
empresarios y obreros exigen que los
74. Exhortación especia! del Papa a obreros intervengan y hagan oír su
los artesanos y a los socios cooperados. vos. Esto exige que las mutuas relacio­
Por tales motivos con paternal afecto nes entre empleadores y administra­
exhortamos a todos los artesanos y so­ dores (operarum conductores et mo-
cios de cooperativas, carísimos hijos deratores) por un lado y obreros de la
Nuestros dispersos en todo el mundo, empresa por el otro lleven el sello de 424
que tengan en alta estima el nobilísimo la atención, la estima y la benevolen­
oficio (munus) que en el país se le ha cia recíproca; exige además que todos
confiado, ya que gracias a ellos entre colaboren, cual a una obra común,
las diversas categorías (ordines) de con sincera y eficaz armonía de es­
ciudadanos podrán despertarse cada fuerzos y que realicen la obra no sólo
día más el sentido de responsabilidad en vista de las ganancias, sino tam-
2398 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1961) 239, 77-79

bien como quienes desempeñan el 78. Los iuconvenientes y mejoras de


cargo encomendado y cumplen con una la época actual exigen del obrero ma­
tarea asimismo para beneficio de los yor preparación. Aun cuando en nues­
demás. tra época, lamentablemente, existan no
De esta manera en lo que concierne pocos desequilibrios en el campo eco­
nómico-social, reñidos con la justicia y
a la realización de la labor y el ade­
lanto de la empresa en su oportuni­ la dignidad humana, y circulen errores
dad se tendrán efectivamente en cuen­ en todos los ámbitos de la economía,
ta las aspiraciones de los trabajado­ infectando gravemente sus actividades,
res y se solicitará su colaboración. Así fines, estructura (conformatio) y pres­
lo señalaba ya magníficamente Nuestro tación de servicios (muñera); con todo
Predecesor de f. m. Pío XII: “ Las fun­ nadie podrá negar que los recientes
ciones (partes) que cada uno desea métodos (rationes) de producción, esti­
cumplir en los asuntos económicos y mulados por el progreso de la ciencia
sociales se oponen a que la actividad y de la técnica, adelantan y se renue­
de los individuos esté totalmente su­ van muchísimo y que así los bienes se
jeto al arbitrio de los demás” (sia) incrementan con mayor rapidez que
Nadie por cierto afirma que la em­ antes.
presa realmente cuidadosa de la digni­ Esto exige naturalmente mayor ha­
dad humana no deba salvaguardar la bilidad y más pericia de los obreros
necesaria y eficaz unidad de dirección de hoy en el ejercicio de su profesión.
(regimen), pero de allí en manera al­ De ahí se sigue la necesidad de que se
guna se sigue que quienes diariamen­ les proporcione mayor cantidad de me­
te trabajan para ella sean tenidos por dios y más espacio de tiempo para que
simples ejecutores, nacidos para cum­ puedan adquirir una formación ade­
plir silenciosamente las órdenes, sin cuada y más esmerada, y a la vez 425
que les esté permitido interponer sus
para consagrarse con más holgura a los
aspiraciones y experiencias (rerum
estudios, la formación moral y el cum­
usus), como si fueran seres inanimados
plimiento de los deberes religiosos.
(inertes), cuando se trata de adoptar
decisiones (consilia) acerca de la con­ Así también es posible en la actuali­
tratación y dirección de sus propias dad conceder a los adolescentes más
labores. años para que puedan adquirir una
cultura (eruditio) general y aprender
77. El fomento de la responsabili­ los secretos del oficio (artis prsecepta).
dad obrera es un postulado de la na­
turaleza humana y de la hora presente. 79. El Estado también se beneficiará
Ha de recordarse, finalmente, que el con ello. Llevándose a cabo lo dicho,
deseo de que en nuestros días se con­ surgirá un estado de cosas en el que
fiera a los obreros cargos de la mayor los obreros podrán asumir aún los car­
responsabilidad no sólo está en per­ gos de mayor importancia en sus res­
fecta armonía con la naturaleza del pectivas empresas. Y en lo que al Es­
hombre, sino que responde totalmente tado concierne, importa no poco que
a las razones de orden económico, so­ los ciudadanos en todas las categorías
cial y civil de una época de constante sociales se sientan cada día más obli­
progreso. gados a velar por el bien común.

(31?) Pío XII, alocución en francés, Soyez les Middenstans-verbonde” de Bélgica y del “ Ne-
hienvenus, 8-X-1956 A AS 48 [1956] 798-800); diri­ derlandse Katholieke Middenstans-Bond” de Ho­
gida al Congreso Internacional de la Asociación landa, “ tres agrupaciones, según el Papa, que
de empresarios católicos del tipo mediano y pe­ cuentan con cerca de 110.000 asociados en 20 or­
queño; más precisamente fue ante los represen­ ganismos diocesanos repartidos en 1.370 seccio­
tantes, como dice el Papa mismo en su discurso nes, es decir el poder económico y moral que
(p. 798), del “ Katholische Kaufmánnische Ve- representan” .
rein” de Alemania, del “ Nationale Christelijk
239, 80-83 Encíclica “Mater et Magistra” 2399

5. Importancia y papel de las aso­ 81. El Papa elogia la labor enalte­


ciaciones profesionales y de los cedora de los sindicatos, especialmente
sindicatos obreros. de los cristianos. Es, por tanto, con­
veniente que Nuestro pensamiento y
80. La labor constructiva de los gre­el afecto de Nuestro amor paternal se
mios, su influencia fuera de su orga­ dirijan ante todo a las asociaciones de
nismo y la razón de ello. Es cosa de los diversos oficios (artes) y a la vez
todos conocida que en nuestra época a los sindicatos (collegia) de obreros
las agrupaciones (collegia) de obreros que, inspirados en los principios de la
se propagaron ampliamente y que han doctrina cristiana, desarrollan su *a-
sido comúnmente reconocidas en el bor en muchas partes del mundo. Sa­
orden jurídico en las diversas naciones bemos cóm o estos carísimos hijos
y también internacionalmente. Estas Nuestros, oprimidos por muchas y gra­
agrupaciones sirven a los obreros no ves dificultades, se han esforzado efi­
ya para luchar, sino más bien para cazmente y siguen aún esforzándose
prestar colaboración (socia opera), lo con todas sus energías, tanto dentro
que principalmente se realiza en la de los límites de sus países respecti­
eoncertación de los convenios labora­ vos como en el orden internacional,
les entre las asociaciones de los obre­ por reivindicar los derechos de los
ros y las de los empresarios. obreros y por elevarlos económica y
Conviene también señalar que es ne­ moralmente (fortunas et mores).
cesario, o por lo menos muy oportuno, Pero además queremos distinguir
que a los obreros se les dé la posibi­ con merecidos elogios la obra de estos
lidad de hacer valer su opinión e im­ hijos Nuestros, obra que no se reduce
portancia (consilia et momentum) fue­ a un éxito real inmediato y visible,
ra del ámbito de su agrupación, y por sino que se extiende a todo el amplio
cierto entre todas las categorías de la campo de la actividad humana, donde
sociedad (ordines societatis). irradia rectas normas de pensar y
La razón de ello está, al parecer, en obrar animadas por el espíritu enri-
el hecho de que las empresas (conso- quecedor de la Religión cristiana.
ciationes) productoras, por amplias,
eficaces e importantes que sean en la
nación, están estrechamente vincula­ 82. El Papa elogia también la ayuda
das al estado general económico-social a sindicatos no cristianos. Queremos
del país y dependen de él para su pro­ asimismo hacer llegar nuestras ala­
pia prosperidad. Pero decidir qué es lo banzas a aquellos carísimos hijos Nues­
más favorable para el estado econó­ tros que, imbuidos de los principios
mico general no es de incumbencia de cristianos, prestan notable colabora­
cada una de las empresas (societates) ción a otras asociaciones profesiona­
productoras individualmente conside­ les (artificum) y a los sindicatos (colle­
radas, sino cometido de los gobernan­ gia) obreros que se rigen por las leyes
tes y de las instituciones que, funda­ naturales y respetan la libertad reli­
das para una nación o para el conjunto giosa y moral de cada uno de sus
de naciones, operan en los diversos miembros.
ámbitos de la economía. De ahí que
sea oportuno o necesario que las auto­
ridades nacionales y esas institucio­ 83. El Papa congratula igualmente
nes tengan presentes, a más de los em­ a la Organización Internacional del
presarios (domini) o los que hacen sus Trabajo. Aquí no podemos menos de
veces, a los obreros o a los que por congratular de corazón, a la vez de
razón de su cargo velan por los dere­ manifestar los sentimientos de Nues­
chos, necesidades y aspiraciones de los tro aprecio a la Organización Inter­
trabajadores. nacional del Trabajo — que se designa
2400 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1961) 239, 84-86

con la sigla OIT (31b)— , que ya desde b) Reemplazo de la propiedad por


hace muchos años presta su solícita, los seguros y la capacitación pro­
eficaz y valiosa contribución al esta­ fesional.
blecimiento en todo el mundo de un
orden económico-social según las nor­ 85. B oy no se funda la seguridad
futura en la propiedad, sino en los se­
mas de la justicia y dignidad humana,
guros sociales y, muy en armonía con
orden en el que se reconocen y de­
la naturaleza humana, en el ejercicio
fienden también los derechos de los
de una profesión. Es igualmente noto­
trabajadores. rio que en la actualidad va creciendo
el número de quienes, confiados en
V .— LA PROPIEDAD PRIVADA los novísimos seguros (cautiones) eco­
nómicos y en los múltiples sistemas
1. Cambio de situación frente a la (rationes) de seguridad social, miran
propiedad privada. al porvenir con ánimo tranquilo. Tal
serenidad radicaba en otros tiempos
a) Problemas del control estatal so­ en la posesión, aunque módica, de
bre la gran propiedad (capital). bienes de fortuna (bonorum dominio).
Sucede también en nuestros días que
los hombres buscan más la pericia en
84. Los grandes capitales, tanto pri­ un oficio (artis) que la posesión de
vados como públicos, escapan fácil­ bienes, aprecian más las entradas (re-
mente al control estatal y amenazan ditus) que provienen del trabajo o de
el bien común. Como está a la vista, los derechos anejos al trabajo que las
en los últimos años en las empresas entradas provenientes del capital o de
productoras de mayor volumen se ha ios derechos a él inherentes.
acentuado siempre más la separación Todo ello está, por lo demás, en
entre las funciones (partes) que ejer­ perfecta armonía con la naturaleza (in-
cen los que poseen el capital (bona dolis) del trabajo, que por proceder en
possidentes) y las funciones que ejer­ forma directa (proxime) del hombre
cen los dirigentes de la sociedad (so- ha de preferirse a la abundancia de
cietatis moderatores, manager). Esto bienes externos, que por su índole ha­
trae como consecuencia grandes difi­ cen las veces de instrumentos. Esta si­
cultades a los gobernantes, que han de tuación es en realidad un signo del pro­
vigilar cuidadosamente para que los greso de la humanidad.
directores de las principales organiza­
ciones (administrationes), sobre todo c) Surgen dudas acerca del valor e
las que tienen mayor influencia en los importancia de la propiedad pri­
asuntos económicos de toda una na­ vada.
ción, no se propongan nada que de 86. Dudas sobre el derecho natural
algún modo contradiga las exigencias de propiedad privada, enseñado por
del bien común. Tales dificultades, co­ por los Sumos Pontífices. Tales con­
mo lo enseña la experiencia, no son diciones económicas son causa cierta­
por cierto menores cuando son ciuda­ mente de la divulgación de la duda
danos privados que cuando son enti­ sobre si en las actuales circunstancias
dades (coetus) públicas quienes apor­ ha perdido su valor o ha de estimarse
tan el capital necesario para las gran­ menos un principio económico-social
des empresas (administrationes). firmemente enseñado y defendido por
[31b] El texto original latino trae además asesorarla en los asuntos económico - sociales
de la sigla española OIT (Org. Int. de Trab.), y solucionar, sobre una base internacional, los
aún la sigla inglesa ILO, es decir, International problemas de trabajo y de política social. En
Labour Organizaron; y la italiana OIL, Organ. 1946 por convenio bilateral con la ORGANIZA­
Intern. di Lav. La Encíclica llama esta orga­ CION DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU) se in ­
nización en latín: " Gentium Consilium Labori corporó en ella como uno de sus servicios y
Ordixando” . La OIT fue fundada en 1919 den­ organismos especiales; conserva su sede princi­
tro de la “ LIGA DE LAS NACIONES” para pal en Ginebra, Suiza (P. H.).
230, 87-90 E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ” 2401

Nuestros Predecesores, el principio, de­ derecho de propiedad tanto su salva­


cimos, que establece que los hombres ción como su estímulo(32a).
tienen por la naturaleza el derecho de
poseer propiedad privada, inclusive de 89. Ciertos movimientos económico-
bienes aptos para la producción (bona sociales que antes rechazaban el de­
edenda). recho de propiedad productiva hoy lo
aceptan. De ahí que hayamos de bus­
2. R ea firm a ción del d erech o de p r o ­ car la causa por qué ciertos círculos
piedad. (coetus) y asociaciones sociales y polí­
ticos que se empeñan en armonizar la
87. El derecho de propiedad es na­
libertad con la justicia en la sociedad
tural y el uso de bienes sigue siendo
humana y que casi hasta nuestros días
libre. Esta duda ha de considerarse
no aceptaban el derecho de propiedad
absolutamente sin fundamento. Pues
privada sobre los bienes de producción,
el derecho de propiedad privada, tam­
actualmente, m ejor informados por la
bién en cuanto a bienes (res) destina­
evolución (cursus) de la realidad so­
dos a la producción, conserva su valor
cial, enmendaron un tanto su posición
en todo tiempo, como que está con­
y se conducen de tal modo que en la
tenido en la misma naturaleza de las
realidad aprueban ese derecho.
cosas, que nos enseña que los indivi­
duos están antes que la sociedad ci­
vil (civilis societas) y que por ello la 90. El Papa reafirma la doctrina de
sociedad civil ha de dirigirse al hom­ PIO XII sobre la propiedad privada y
bre como hacia su fin. recalca la contribución de ésta a la li­
Por lo demás, en vano se reconoce­ bertad y al recto orden moral. Nos
ría al individuo el derecho de obrar complacemos en hacer nuestras las
libremente en los asuntos económicos, observaciones que sobre esta materia
si no se le permitiera al mismo tiempo hizo Nuestro Predecesor de f. m. Pío
elegir y emplear con libertad las co ­ XII: “ L a Iglesia al d efen d er el d erech o
sas que son necesarias para el ejer­ de la p ro p ie d a d p riv a d a tiene en vista
cicio de ese derecho. en el ca m p o (in r e ) socia l un óp tim o
fin . E n efecto de su yo n o pretende
88. La experiencia y la historia en­ m antener el presente estado de cosas
señan que sin propiedad privada no c o m o si re co n o cie ra en él un m an dato
existe libertad. Además la experiencia de la V olu ntad divina, n i ta m p o co asu­
y la historia atestiguan que donde los m e m ás de p ro p ó sito la defen sa de los
gobiernos (populorum regimina) no re­ rico s (o p u le n te s) y de los plu tócratas
conocen al individuo también el de­ (prcedivites), c o n d escu id o de los de­
recho de poseer bienes productivos, rech os de los p ob res y de los in digen ­
allí se viola o se elimina totalmente el tes. . . E l verdadero o b je tiv o de la Igle­
uso de la libertad en sus aspectos prin­ sia es que la in stitu ción (in stitu tu m )
cipales. De donde aparece claro que de la p ro p ie d a d p riv a d a sea tal cu al
el uso de la libertad encuentra en el la establecen los design ios de la S abi -
[32a] Por los abusos que se cometían con la a la propiedad y enseñaron su recto uso: y va
propiedad, en el feudalismo y la incipiente era Pió VIII (1829-1830) y Gregorio XVI (1831-1846)
industrial, el naciente socialismo y marxismo, no condenaron la avaricia y los abusos de propie­
distinguiendo desgraciadamente el abuso del rec­ dad. León XIII al aprobar en la Rerum Nova-
to uso y del derecho al recto uso, se lanzaron rum, con clara y audaz visión de las realidades,
oontra la propiedad como tal como si ella fuera el movimiento obrero (1891) establece también
la fuente de todos los males. Los Sumos Pontí­ los fundamentos de ella, pero ya que el mundo
fices al defender el derecho a propiedad priva­ se hallaba entonces en el apogeo del liberalismo,
da parecían defender, y “ cual fautores y encubri­ une las argumentaciones en pro de la propiedad
dores de los capitalistas” , según ellos, defendían privada con las de la libertad individual. Desde
de este modo el capitalismo y sus abusos contra entonces se ha conservado hasta hoy día, como
las legítimas reivindicaciones de los obreros; la se ve en el texto, esta modalidad, la que por lo
Iglesia y los Papas se declaraban así “ enemigos demás, no ha perdido nada de su fuerza sino
de los trabajadores” . Todo se basaba en una evi­ que parece haber ganado aún, en actualidad
dente confusión. Los Sumos Pontífices y la Igle­ frente a los abusos liberticidas del comunismo
sia protegían y defendían, como era su deber, que ha extendido su poder y ejerce su prepo­
el derecho natural del individuo y de la familia tencia sobre un tercio de la humanidad.
E ncíclicas Pontificias 76
2402 E ncíclicas del P.P. J u an XXIÍI (1961) 239, 91-95

daría divina y la ley natural” i?2*}. Esto trabaja con todo empeño para que
es, la propiedad privada debe asegu­ se extienda a todas las categorías de
rar los derechos de la persona huma­ la sociedad el ejercicio de ese derecho.
na y a la vez dar su necesaria contri­ Pues, como en forma preclara ad­
bución para el establecimiento del rec­ vierte Nuestro Predecesor de f. mem.
to orden en la sociedad. Pío XII, por una parte la misma digni­
dad de la persona humana “ exige ne­
91. Ei progreso empresario ha de fa­ cesariamente él derecho de usar de
vorecer también al obrero, para que los bienes externos para vivir de acuer­
éste pueda ahorrar e ir formándose un do con los rectos principios de la na­
patrimonio. Frente al rápido progreso turaleza; al cual derecho corresponde
reciente de la economía de muchas por cierto la obligación gravísima de
naciones, ya señalado por Nos, gracias dar, en cuanto sea posible a todos,
a los sistemas (modus) de producción la posibilidad de poseer bienes priva­
más eficientes, la justicia y la equidad dos” <*33); y por otra parte la nobleza
exigen que, dejando a salvo el bien inherente al trabajo entre otras cosas
común, se conceda un sólido aumento exige “ la defensa y el perfeccionamien­
(auctarium) a los salarios. Así los obre­ to de un orden social que permita a
ros podrán ahorrar e irse formando los ciudadanos de todas las clases la
un patrimonio. posesión segura, aunque módica, de
bienes” (34>.
92. Los cuatro bienes de la propie­ 94. El progreso económico actual to
dad privada: proviene de la natura­ hace aún más necesario. Ahora más
leza, protege la dignidad de la persona que antes se ha de proclamar la nece­
humana, tutela la familia y favorece
sidad de que la propiedad privada (prí-
a la nación. Por ello es extraño que
vatum dominium) se extienda más am­
algunos rechacen el carácter natural
pliamente, ya que aumenta continua­
del derecho de propiedad, derecho que mente el número de naciones cuyos
constantemente saca del trabajo fe­ recursos económicos se acrecientan
cundo su fuerza y eficacia, que tan efi­
considerablemente de día en día.
cientemente contribuye a la tutela de
la dignidad humana y al desempeño 95. Se indica en qué materias el Es­
del cargo respectivo en todos los cam­ tado ha de organizar esa extensión de
pos de la actividad, y que, por último, la propiedad privada. Por eso emplean­
consolida la estructura (compages) y do prudentemente diversos medios (ar­
tranquilidad de la familia, no sin in­ tes) consagrados por la experiencia no
cremento de la paz y prosperidad de resultará tan difícil que los Estados
la nación. lleguen a establecer un orden econó­
mico-social en el que se facilite más,
3, La amplia difusión que ha de y en la forma más amplia posible, el
darse a la propiedad. acceso a la propiedad privada de bie­
nes com o: bienes no perecederos, vi­
93. Debe posibilitarse a todos la po­ vienda, terreno, herramientas (supel-
sesión segura de una propiedad. Sin lex) necesarias para las empresas de
embargo, no basta afirmar que el hom­ los artesanos o de las familias, “ accio­
bre tiene por su misma naturaleza el nes” en las empresas grandes o media­
derecho de poseer privadamente bie­ nas; todo lo cual ya se ha introducido
nes, aún productivos, si a la vez no se con éxito en algunos países de siste-
(32b) P í o X I I , Radiomensaje, l-IX-194^: véase e l o r d e n y la t r a n q u ilid a d ” , AAS 35 (1943) 17;
arriba nota 30; AAS 36, 253; (Colecc. “ Guada- (El lector argentino podrá consultar el texto
tupe’ *, nota 82 de la Encícl. 154, p. 1295, II y contexto en la obra de Eduardo Zalduendo
columna). “ Pío XII, Mensajes de Navidad” Ediciones del
(33) P ío X II, Radiomensaje navideño, C on Atlántico, 1957, nr. 26. p. 64).
sfím p rc n u o u a fr e s c h e z z a , 24-XII-1942, Vigilia de (34) Ver arriba nota 33, AAS 35, 20 (Zal­
Navidad, sobre t4L a p a z s o c ia l: C o n v iv e n c ia en duendo, Pío XII, Mensajes de Navidad, 33, 68).
Ví % 96-99 E n cíc lic a “ M ater et M a g ist r a ” 2403

mas económico-sociales más adelan­ lidad en el cumplimiento de sus debe­


tados. res para con el Estado. Además la
actuación de estas personas debe ser
4. La propiedad pública. controlada mediante cuidadosa y asi­
dua vigilancia, para evitar en la admi­
06. El Estado también puede poseer; nistración del Estado que el poderío
por sus funciones aumenta su propie­ soberano (imperiosus dominatus) de la
dad, pero su papel ha de seguir siendo economía caiga en manos de unos
subsidiario. Lo que hemos expuesto, pocos, cosa que evidentemente estaría
como es obvio, en manera alguna ex­ en pugna con el bien supremo del Es-
cluye que el Estado y otras entidades lado.
públicas puedan poseer legítimamente
propiedades para la producción de 5. La función social de la propiedad.
bienes, especialmente si “ implican un 98. La propiedad privada es para
poderío (potentatus) económico tan provecho propio y a la vez, por vo­
grande que no puedan, sin peligro de luntad de Dios, para beneficio de los
la cosa pública, ser dejados en manos demás. Testimonios de León XIII y
dé personas privadas” <35). Gregorio Magno. Pero además fue d oc­
Parece ser característica de nuestra trina constante de Nuestros Predece­
época que las propiedades de mayor sores que es intrínseca al derecho de
volumen se adjudiquen al Estado o a propiedad privada su función (munus)
otras entidades (instituta) públicas. La social. En realidad de verdad, por de­
explicación de este fenómeno ha de signio de Dios Creador, el conjunto
buscarse en el hecho de que el bien de bienes fue destinado en primer lu­
común exige que se confíen a la auto­ gar para que todos los hombres pudie­
ridad pública las funciones (muñera) ran llevar una vida decorosa, com o en
de mayor responsabilidad. forma preclara lo advierte Nuestro
Sin embargo también en esta mate­ Predecesor de f. m. L e ó n XIII en su
ria ha de observarse estrictamente Encíclica “ Rerum novarum” , en la que
el principio de la función subsidiaria se lee: “ En resumen: El que ha reci­
(officii subsidiarii), que ya menciona­ bido de la bondad de Dios mayor
mos , y según el cual, sólo es lícito al abundancia de bienes, ya sea corpora­
Estado y a las entidades públicas ex­ les y externos, ya espirituales, los ha
tender los límites de su poderío [eco­ recibido con el fin de atender con
nómico] cuando así lo exige una ver­ ellos a su propio perfeccionamiento
dadera y manifiesta necesidad del bien y, a la vez, para emplearlos, cual mi­
común y se excluye el peligro de que nistro de la Divina Providencia, en
la propiedad privada se debilite exce­ bien de los demás. Así, pues [com o
sivamente o, lo que sería peor, se eli­ dice San Gregorio MagnoJ, el que tu­
mine totalmente. viere talento cuide de no callar, el
que tiene abundancia de bienes vele
97. Las empresas económicas del porque
Es­ no se entorpezca en él la lar­
tado deben confiarse a personas capa­ gueza de la misericordia, el que supie­
ces y probas, cuya gestión ha de ser re un oficio empéñese en hacer partí­
43W
! vigilada. No podemos, por último, de­ cipe al prójimo de su empleo y pro­
jar de recordar que las empresas (in- vecho” <36).
cepta) económicas del Estado y las en­
tidades públicas deben ser confiadas 99. Pese al aumento de la propiedad
a ciudadanos que se destaquen tanto y acción públicas, sigue en vigor la
por su singular competencia como por función social de la propiedad privada
su probada honradez y la suma fide- y la obra de la caridad cristiana. Aun
(35) Pío XI, Encíclica Qnadragcsimo Armo, 214; (en esta Colecc. “ Guadalupe” Encícl. 59, 15
15-V-1931, AAS 23, 214; (Colecc. “ Guadalupe” p. 431, II columna abajo); San G regorio ^ a g m ,
Encícl. 154, 45 p. 1319). In Evangel. Homil. IX, nr. 7 (Mignc PL 76,
(36) León XIII, Encíclica Rerum Novarum, col. 1109-B).
15 V-1891; ASS 23, 652; Acta Leonis XIII, t. XI,
2404 E n cíclicas del R P. J u an XXIII (1961) 239, 100-103.

cuando la parte confiada al Estado y a TERCERA PARTE


las entidades públicas haya aumentado
Nuevos a spe c t o s de la C u e s t ió n
mucho en nuestros tiempos, y sigue
S o c ia l : las r e l a c io n e s en tre la s
aumentando más y más, no por ello
d if e r e n t e s e c o n o m ía s
ha de inferirse en manera alguna que
haya caído en desuso la función (ratio) INTRODUCCION
social de la propiedad privada, como
parecen opinar algunos, ya que esta 101. Síntesis de las tres clases de re­
función (munus) social trae su fuerza laciones económicas de que trata la
del mismo derecho de propiedad. III parte de la Encíclica. La evolución
de las cosas y de los tiempos pone
Afín a dicha consideración es la si­ cada vez más de manifiesto que los
guiente: en todo tiempo existen innu­ principios de la justicia y la equidad
merables calamidades así como ocul­ han de aplicarse no sólo a las relacio­
tas y graves necesidades a las que la nes existentes entre obreros y directo­
múltiple acción próvida del Estado res de empresas (moderatores societa^
no alcanza ni puede en manera alguna tum) productoras, sino también a las
atender, y por ello siempre habrá relaciones que deben unir a las diver­
sas clases (genera) de economía y los
amplio campo para el espíritu huma­
diferentes sectores (regiones) de dis­
nitario (humanitas) y para la caridad
tinto poder económico dentro de la
cristiana.
misma nación, así como en las muchas
Por último es evidente que para es­ naciones que constituyen la familia hu­
timular los esfuerzos (conata) tendien­ mana y que tuvieron diverso desarrollo
tes al bien espiritual resulta de más económico y social.
valor la obra emprendida por perso­
I. — LA AGRICULTURA Y SUS RE­
nas particulares o grupos de ciudada­
LACIONES CON LOS OTROS
nos privados que la que pudiera reali­
SECTORES.
zar el Estado.
1. La agricultura insuficientemente
desarrollada y el éxodo de la po­
100. Jesucristo enseña la caridad blación rural.
431 para con el prójim o. Cabe finalmente
advertir aquí que el derecho de pro­ 102. El éxodo rural, sus grandes pro­
piedad privada se prueba sólidamente porciones y sus problemas. Para co j
por la autoridad del Santo Evangelio, menzar, refiriéndonos a la agricultura,
que a menudo presenta a Jesucristo observamos ante todo que el número
apremiando enérgicamente a los ricos de agricultores en conjunto no parece
á distribuir sus riquezas a los pobres, haber disminuido, si bien resulta in­
dudable que no pocos agricultores hay
para que se conviertan en bienes ce­
que, dejando su suelo natal, se dirigen
lestiales: “ No amontonéis tesoros en la
a centros (sedes) más poblados o a las
tierra, donde lo polilla y el orín los mismas ciudades. Como este éxodo se
corroen y donde los ladrones horadan realiza en casi todas las naciones y a
muros y roban. Atesorad tesoros en el veces comprende grandes multitudes,
cielo, donde ni la polilla ni el orín los crea en lo referente a la vida y con­
corroen y donde los ladrones no hora­ dición de los ciudadanos dificultades
dan ni roban” El Divino Maestro que son realmente de ardua solución.
afirma que se le da a El lo que se da
a los menesterosos: “ En verdad os 103. Razones externas generales del
digo que cuantas veces hicisteis eso a éxodo rural y la razón interna espe­
uno de estos mis hermanos menores, cífica, o sea el insuficiente desarrollo
a mí me lo hicisteis” <38). agrícola. Es manifiesto que a medida
(37) Mateo 6, 19-20. (38) Mateo 25, 40.
239, 104-106 E n cíc lic a “ M a t er et M a g ist r a ” 2405

del progreso e incremento de la eco­ persuadidos de que también los hom­


nomía disminuye el número de los bres que pasan la vida en el campo no
agricultores, mientras por el contrario sólo pueden afirmar y cultivar su per­
aumenta el de los trabajadores que se sonalidad mediante el trabajo, sino
dedican a la industria o desempeñan también salir confiados al encuentro
empleos diversos (ministeria). de las vicisitudes (casus) futuras de la
Ahora bien, consideramos que quie­ vida.
nes de la agricultura pasan a otras
432 ocupaciones productivas lo hacen a 2. Directivas para la solución del
menudo impulsados por razones que problema agrícola.
surgen del progreso mismo de la eco­
nomía, pero más a menudo aún lleva­ 105. Advertencia general sobre las
dos por incentivos de diversa índole, normas que serán dadas. Por ello Nos
entre los cuales aparecen com o más parece muy oportuno señalar sobre
importantes los siguientes: el deseo de este asunto algunas directivas que ten­
huir de un ambiente estrecho que no gan validez en todas las condiciones
ofrece perspectivas de vida más hol­ de los tiempos, con tal que se observen,
gada; el prurito de novedad y de aven­ como es obvio, en la medida que las
turas (casus varios), tan caro a nues­ diferentes circunstancias de tiempo y
tra época; la codicia de lograr rápida­ lugar permitan, sugieran o aún exijan.
mente bienes y fortuna; la ansiosa sed
de una vida más libre con las com odi­ a) Los agricultores deben gozar de
dades que suelen ofrecer las ciudades los servicios públicos esenciales.
más populosas así com o las grandes
urbes. Pero tampoco puede ponerse 106. De un modo especial debe el
en duda que los campesinos abando­ Estado ocuparse de los caminos, trans­
nan el campo porque ven que casi en porte, agua, vivienda, asistencia sani­
todas partes sus intereses son pospues­ taria e instrucción. En primer lugar
tos y descuidados, sea que consideren es necesario que todos, pero principal­
la productividad de su labor, sea que mente los poderes públicos, se empe­
tengan en vista su nivel (status) de ñen en impulsar convenientemente en
vida y cultura (cultus). las regiones rurales el progreso de los
servicios que están para comodidad de
104. El problema del desequilibrio todos, com o: construcción de caminos,
entre la agricultura y la industria: as­ vehículos de transporte, medios de co ­
pectos de la mentalidad rural. Por eso municación, agua potable, vivienda,
en asunto de tanta importancia, que servicio médico y farmacéutico; escue­
se ventila hoy en día en casi todos los las elementales, técnicas y profesiona­
Estados, ante todo ha de investigarse les; condiciones para el cultivo de la
qué es lo que debe hacerse en lo con­ Religión y el esparcimiento del espí­
cerniente a los métodos (modus) de ritu; y finalmente el menaje (supel- 433
producción para que no haya tanta lex) que, según las exigencias de nues­
discrepancia entre la agricultura, la tra época, ha de equipar y adornar
industria y los servicios públicos; ade­ el hogar campesino.
más qué ha de hacerse para que el ni­
vel (cultus) de la vida rural diste lo Donde a los habitantes del campo les
menos posible del nivel (ratio) de la faltan estos medios (instrumenta) nece­
vida urbana, cuyas entradas provienen sarios para llevar una vida digna, allí
de las industrias o de los empleos (mi­ los asuntos económicos y sociales no
nisteria); y, por último qué ha de em­ progresan en absoluto o adelantan len­
prenderse para que los que se dedican tamente, con lo cual resulta luego im­
a la agricultura de ninguna manera posible impedir que los hombres aban­
consideren que ceden en dignidad a donen el campo y difícil conocer su
los demás, antes por el contrario estén número.
2406 E n cíclicas del P.P. J u an X X III.(1961) 239, 107-111

b) Desarrollo del sector agrícola en tajas: en primer lugar, será más fácil
armonía con la industria y los saber de dónde proceden y a dónde se
servicios públicos. dirigen los campesinos que dejen su
trabajo por razón de los nuevos inven­
107. La agricultura debe innovar mé­ tos introducidos poco a poco en el cul­
todos, seleccionar cultivos y moderni­ tivo de los campos; en segundo lugar,
zar estructuras administrativas. Es me­
recibirán una formación profesional
nester además que el desarrollo eco­
que les permita dedicar su trabajo y
nómico de los Estados avance gra­
sus esfuerzos (cura) también a otra
dualmente guardando la mutua armo­
clase de labores; y, finalmente, no fal­
nía que ha de reinar entre los diversos
sectores de la economía. Se necesita, tarán ni la ayuda económica ni la asis­
pues, que se ponga empeño en primer tencia necesaria para el cultivo de su
lugar para conseguir en el cultivo de inteligencia y espíritu, a fin de que
las tierras el empleo de los métodos in­ puedan incorporarse más idóneamente
troducidos en los últimos tiempos, sea en nuevos sectores sociales.
en la técnica de producción, sea en
los variados cultivos de los campos, c) Aspectos de una adecuada polí­
sea en la estructura (apparatus) de la tica económica general favorable
administración agrícola, tal cual lo per­ al sector agrícola.
mite o exige el desarrollo económico
general. Así, en segundo lugar, este 110. Enumérense los puntos princi­
proceso se llevará a cabo, en cuanto pales de esta política. Mas para lograr
sea posible, de suerte que esté en ar­ un desarrollo ordenado de los diversos
monía con los trabajos de la industria sectores económicos es de todo punto
a la vez que con los más diversos ser­ necesario que las autoridades del Esta­
vicios (ministeria).
do, en lo referente a la agricultura,
concentren su atención y solicitud en 43 4
108. Los efectos: la agricultura
absorbe más productos industriales y ios puntos siguientes: los impuestos,
pide mejores servicios, a la vez cpie los créditos, los seguros sociales, los
presenta mejores productos y contri­ precios, el fomento de las industrias
buye a la estabilidad monetaria. Re­ complementarias y el perfeccionamien
sultado de ello será que el sector agrí­ lo de la estructura de las empresas
cola no sólo absorberá mayor canti­ agrícolas.
dad de productos industriales, sino que
dará lugar a formas de servicios gene­ § 1. Los impuestos.
rales más convenientes. A su vez la
agricultura ofrecerá al sector indus­ 111. Aspectos especiales que han de
trial así com o a los servicios genera­ tenerse en cuenta en la agricultura. En
les y al mismo Estado productos en cuanto a los impuestos, un sistema im­
calidad y presentación más aptos para positivo ordenado según la justicia y
el consumo. Tal cultivo del agro ten­ la equidad exige principalmente que
drá como consecuencia un poder ad­ los impuestos se fijen de acuerdo con
quisitivo mayor para la moneda, cosa
las posibilidades de los ciudadanos.
que por cierto es una de los principa­
Pero cuando se trata de la determina­
les puntos en el ordenamiento progre­
sista de la economía.1 9
0 ción de los impuestos de los agricul
lores, el bien común exige de los go­
109. Posible control de los brazos bernantes tengan en cuenta que en la
agrícolas sobrantes: la formación pro­ agricultura las entradas se obtienen
fesional y la incorporación a otros sec­ más lentamente y corren mayores ries­
tores económicos. Una vez adoptadas gos, y que, por eso, se encuentran con
estas directivas (consilia), se conse­ más dificultad los capitales necesarios
guirán, entre otras, las siguientes ven­ para su incremento.
239, 112-116 E n cíc lic a “ M ater et M a g is t r a ” 2407
§ 2. Los créditos. guros y la previsión sociales pueden
112. A los agricultores ha de propor­ contribuir en gran manera a la distri­
cionárseles crédito a bajo interés en bución justa y equitativa de la renta
atención al bien común. Por las razo­ nacional, es conveniente considerarlos
nes apuntadas es natural que los que como una manera de disminuir las di­
poseen capitales prefieran invertirlos ferencias existentes entre las diversas
en otros negocios antes que en la agri­ clases de ciudadanos.
cultura. Por el mismo motivo los agri­
cultores no pueden pagar intereses ma­ § 4. Defensa de los precios.
yores, más aún en los más de los ca­ 115. Los agricultores y el Estado de­
sos ni siquiera pueden pagar el interés ben asegurar los precios, que general­
exigido en el mercado (mercatura) pa­ mente remuneran el trabajo y no el
ra conseguir los capitales que necesi­ capital. Considerando la naturaleza pe­
tan para la marcha y adelanto de sus culiar de los productos agrícolas, se
empresas. Por ello para promover el hace necesario asegurar sus precios,
bien común (omnium commoda) es empleando los métodos que señalen
preciso que no sólo las autoridades los especialistas en economía. En esta
públicas apliquen una peculiar polí­ materia, si bien es de muchísima im­
tica (disciplina) crediticia para los agri­ portancia que ejerzan dicha salvaguar­
cultores, sino también que se creen ins­ dia los mismos interesados [los agri­
tituciones de crédito (argentarías) que cultores], a saber siguiendo una línea
les proporcionen capitales a bajo in­ oportuna de conducta (norma), con
terés (haud gravi usura). todo, los poderes públicos no pueden
§ 3. Seguros sociales. desentenderse en modo alguno de la
regulación de este asunto.
113. A pesar de las condiciones eco­
nómicas inferiores, la agricultura no No podemos por otra parte pasar
debe tener un régimen de seguros in­ por alto que el precio de los produc­
feriores al de la industria. Además tos agrícolas recompensa las más de
creemos necesario que se implanten las veces el trabajo de los agriculto­
dos sistemas de seguros, (periculorum res más bien que el capital invertido.
cautiones) uno relativo a los produc­ Y así con toda razón Nuestro Pre­
tos de la tierra, otro a los mismos agri­ decesor de f. m. Pío XI en su encíclica
cultores y sus familias. Y siendo, como i(Quadr age simo anno” enseña acerca
está averiguado, las entradas de los del bien común de la sociedad huma­
agricultores por cabeza generalmente na que ((contribuge en forma conve­
inferiores a las de los obreros de la in­ niente al mismo la proporción entre
dustria y de los empleados de los di­ los s a l a r i o s pero agrega en seguida:
versos servicios, establecer para los “ con ella está estrechamente vinculada
agricultores un régimen de seguros so­ la recta proporción de los precios de
ciales menor que el de los demás ciuda­ venta de los artículos que se obtienen
danos no parece estar de acuerdo con en las diversas ramas (artes) de la
las normas de la justicia social y de la producción, como la agricultura, la in­
equidad. Pues el seguro y la previsión dustria y otras” (39>.
(cautiones providentiseque) que en ge­
neral se establecen no deben discrepar 116. Han de tenerse en cuenta las ne­
mucho unos de otros cualquiera sea cesidades de los consumidores, sin que
el sector económico en el que los ciuda­ ello constituya un criterio absoluto
danos trabajan o del que perciben sus que justifique una inferioridad eco­
entradas. nómica del sector agrícola. Gomo los
114. La contribución de los seguros productos agrícolas están ante todo
sociales a la redistribución de los bie­ destinados a satisfacer las principales
nes. Pero com o por otra parte los se­ necesidades humanas, su precio ha de
(39) Pío XI, Encíclica Quadragesimo Almo, AAS 23, 202; (Colecc. “ Guadal.” Encícl. 154, 33 p. 1304).
2408 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1901) 239, 117-121

fijarse de manera que todos puedan to más cuanto que se presenta com o fa­
comprarlos. Sin embargo es evidente miliar, a la manera de una comunidad
que sería sin duda una injusticia que humana, en la cual tanto las relacio­
toda una clase de ciudadanos, es decir nes mutuas entre los miembros como
los agricultores, fueran llevados, en la estructura de la empresa están de
sus condiciones económicas tanto como acuerdo con las normas de la justicia
sociales, a una situación de inferiori­ y los principios de la doctrina cristia­
dad por el hecho de disponer de re­ na, y se esfuerzan con todo empeño
cursos menores para adquirir lo nece­ porque se lleve a la realidad esa anhe­
sario para un decoroso nivel (cultus) lada obra (administratio) agrícola con­
de vida, cosa que está en abierta opo­ forme a las circunstancias particulares
sición al bien común del Estado. de los tiempos.

§ 5 . E l fomento de las industrias 119. Condiciones de la empresa agrí­


complementarias. cola familiar; necesidad de las coope­
rativas y de la participación de los
117. Industrialización de los pro­ agricultores en la vida pública. Sin em­
ductos agrícolas en las zonas de ori­ bargo la empresa de dimensión fami­
gen; conveniencia de proveer a dichas liar sólo será firme y estable cuando
zonas con otras industrias. Además es produzca entradas suficientes para un
conveniente que en las zonas agríco­ decoroso nivel de vida (victus et cultus)
las se fomente la industria y a la vez de la familia.
se establezcan los servicios públicos ne­ Para conseguirlo es del todo nece­
cesarios para la conservación, elabo­ sario que los agricultores reciban ex­
ración y transporte de los productos celente formación general, estén ai tan­
agrarios. A ello es preciso agregar pro­ to de los nuevos inventos y sean asis­
yectos e iniciativas (consilia et coepta) tidos por gente especializada en su
relativos a otros campos de actividad profesión.
económica y profesional. Llevando a Pero es también necesario que los
la práctica tales inciativas se da a las agricultores formen cooperativas agrí­
familias de los agricultores la posibi­ colas (societates adiutrices), se agru­
lidad de entradas adicionales en las pen en asociaciones profesionales pro­
mismas circunstancias y ambientes pias, y participen activamente en la
donde viven y trabajan. vida pública, es decir, tanto en las ins­
tituciones administrativas del Estado
§ 6. Perfeccionamiento de la orga­ com o en el movimiento político.
nización de las empresas agrí­
colas. 3. El agricultor, protagonista de su
118. Es difícil determinar la estruc­ elevación, elogiada por el Papa.
tura de la empresa agrícola; ésta es 120. Es responsable de su propio
indispensable, especialmente la orga- progreso. Estamos convencidos, no obs­
436 nizada con carácter familiar. No es po­ tante, de que los mismos interesados,
sible establecer en forma general cuál es decir, los agricultores han de ser
debe ser la estructura de la economía los autores y protagonistas (principes)
agrícola, ya que en esta materia es en la cuestión agrícola sea del desarro­
muy diversa la situación en que se llo económico, sea de la elevación cul­
hallan las regiones de un mismo país, tural, sea del progreso social.
y más aún las distintas zonas de todo
el mundo. 121. Nobleza de la vida agrícola,
Sin embargo los que consideran la cerca de la tierra y de Dios. Fuente
dignidad de la persona y de la fami­ de otras industrias. Los agricultores
lia guiados por la misma naturaleza o, han de saber y tener presente que su
mejor, por los principios cristianos, labor es nobilísima, ya que se realiza
aceptan la empresa agrícola y ello tan­ en el vastísimo templo del mundo y
239, 122-126 E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ” 2409

se consagra muchas veces a los árbo­ fienden los precios de los productos
les y animales, cuya vida en sus ex­ de su trabajo.
presiones casi infinitas y en la suje­
ción a leyes inflexibles lleva en sí 124. Su posición entre las otras aso­
muchos impulsos que conducen a Dios ciaciones y en el Estado. Añádase a
Creador y Providente. esto que con la realización de estas
Además la labor agrícola no sola­ iniciativas los agricultores se hallan
mente produce los varios alimentos con en un plano de igualdad con las otras
que se nutre el género humano, sino clases profesionales, que en su ma­
que diariamente crea también una ma­ yoría están organizadas en sociedades.
yor abundancia de materias primas Por último, cumplido lo dicho, los
(res) para la industria. agricultores lograrán en la adminis­
tración pública la importancia y el in­
122. La riqueza de aplicaciones ma­ flujo que corresponden a su condi­
teriales y los valores morales. El tra­ ción, ya que con razón ha de consi­
bajo agrícola por otra parte gana en derarse que en nuestra época una voz
dignidad porque se sirve de muchísi­ aislada se pierde, como se suele decir,
mas cosas propias de la mecánica, quí­ en los aires.
437
mica y biología, las cuales, debido al
enorme valor que para la agricultura 5. Ayuda propia y estatal para la
presentan sus progresos, han de adap­ elevación de los agricultores, y
tarse constantemente a las necesida­ sensibilidad para el bien común.
des mudables de los tiempos.
Más aún, este género de trabajo po­ 125. No deben imponer sus derechos,
see su propia dignidad porque exige sino armonizarlos con los de los demás
de los agricultores que comprendan y con el bien común. Pero cuando los
con más agudeza el curso de los tiem­ agricultores, no de otra manera que
pos del cual tan estrechamente de­ las demás clases profesionales, quieren
penden, que aguarden con más tran­ hacer sentir el peso e importancia de
quilidad el futuro, que aprecien la im­ su influjo, no han de hacerlo jamás
portancia y la responsabilidad de su desdeñando la moral y las leyes del
deber, que renueven el entusiasmo y Estado, sino que han de procurar más
con espíritu emprendedor experimen­ bien armonizar sus derechos e intere­
ten nuevas cosas. ses con los derechos e intereses (utili-
tates) de las demás clases y subordi­
4. Solidaridad y colaboración. narlos al bien común de los ciuda­
danos.
123. Deber y necesidad de formar Para conseguirlo los agricultores que
cooperativas y asociaciones. Al igual empeñosamente trabajan por ampliar
que en cualquier otro sector de la pro­ sus haberes (fortunas) pueden exigir
ducción, ha de tenerse en cuenta en con derecho que sus propias iniciati­
el agrícola la gran necesidad de for­ vas (incepta) sean ayudadas y com ­
mar asociaciones de agricultores, es­ pletadas por los poderes públicos,
pecialmente cuando es la misma fa­ siempre que ellos mismos sean tam­
milia agrícola la que administra la bién sensibles a los intereses comunes
empresa. y aporten su contribución para pro­
De cualquier manera es conveniente moverlos.
que los agricultores se sientan soli­
darios (mutua fide) los unos de los 126. El Papa elogia la acción coope­
otros y luchen unidos para fundar rativa y societaria por su valores. Con
cooperativas y asociaciones profesio­ este motivo Nos complacemos en elo­
nales, las cuales son muy necesarias ya giar los méritos de Nuestros hijos que
porque procuran a los agricultores las por todas partes fundaron y promovie­
ventajas que trae el progreso de la ron sea sociedades cooperativas, sea
ciencia y de la técnica, ya porque de­ asociaciones de diversa índole y cuidan 43
2410 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1901) 239, 127-131

empeñosamente que los agricultores 129. Puntos que una política inteli­
disfruten en toda agrupación (con- gente ha de poner por obra. Para con­
iunctio) de ciudadanos no sólo de la de­ seguir tal estado de cosas es del todo
bida abundancia de bienes, sino tam­ necesaria una administración inm ejo­
bién de una justa dignidad de vida. rable y una política que regule con di­
ligencia: los contratos de trabajo, el
6, El trabajo agrícola como voca­ problema de la migración, la tasa del
ción y misión. salario de los obreros, el régimen de
impuestos de los ciudadanos, la pres­
127. La labor agrícola es como un tación de créditos, y la inversión de
mandato de Dios y una misión civili­ capitales principalmente en las indus­
zadora. Como en la labor agrícola pa­ trias propulsoras de nuevas técnicas
rece encerrarse todo lo que favorece (artes).
la dignidad, perfeccionamiento y cul­ Todo esto no sólo contribuirá a dar
tura de la persona humana, es preciso a los obreros empleos beneficiosos y
que el hombre la considere como un a estimular a los empresarios (operum
mandato recibido de Dios y orientado redemptores), sino también a aumen­
a las cosas superiores. Es preciso ade­ tar los recursos (ubertates) locales.
más que el hombre consagre esta la­
bor a Dios providentísimo, quien di­ 130. El Estado debe estimular el pro­
rige todos los acontecimientos para greso y en los países menos desarrolla­
conseguir la salvación de los hombres; dos crear el sentido de responsabilidad.
por último es preciso que el agricul­ Sin embargo los poderes públicos han
tor acepte, en cierto modo, la misión de ordenar únicamente aquello que por
(onus) de elevarse a sí mismo y a los experiencia se sabe conduce al bien
demás a las alturas de la civilización común de los ciudadanos. De ahí que
humana. los gobernantes hayan de preocuparse,
teniendo a la vista el bien común de
toda la sociedad, del progreso en lo
7. El problema de los países sub­
posible simultáneo y parejo de la agri­
desarrollados.1
8
2
cultura, de la industria y de los servi­
128. La desigualdad de los países cios públicos, de manera que se dejen
subdesarrollados ha de extirparse pro­ guiar por el propósito de que los ha­
porcionando, primero, los servicios pú­ bitantes de los países de menor des­
blicos. Ocurre a menudo que en un arrollo económico, al contemplar tan­
mismo país existen entre los ciudada­ to el orden económico-social como la
nos notables desigualdades económi­ cultura del espíritu, se sientan princi­
cas y sociales debidas principalmente pales autores de su progreso, ya que
al hecho de que los unos viven y tra­ los ciudadanos se consideran tanto más
bajan en zonas que están económica­ dignos cuanto más han contribuido
mente más desarrolladas y los otros en personalmente a su propio adelanto.
zonas que lo están menos. En tal caso
exige la justicia lo mismo que la equi­ 131. Las fuerzas económicas han de
esforzarse por e! equilibrio, y los po­
dad que las autoridades públicas pro­
deres públicos desempeñar su papel
curen que tales desigualdades desapa­
subsidiario. Además es necesario que
rezcan totalmente o por lo menos lle­
quienes gozan de recursos y poder pro­
guen a disminuir.
pios se dediquen con todo empeño a
Con este fin ha de trabajarse porque la consecución del equilibrio econó­
en los países de menor desarrollo eco­ mico del país. Por su parte los gober­
nómico se establezcan los servicios pú­ nantes, conforme al principio de la
blicos esenciales en el grado que co ­ función subsidiaria [del Estado], de­
rresponde a las circunstancias de tiem­ ben favorecer y prestar ayuda a las
po y de lugar y de acuerdo, en cuanto iniciativas de los ciudadanos privados
sea posible, con el nivel de vida común. de manera que, donde corresponda
239, 132-135 E n cíclica “ M a ter et M a g ist r a ” 2411

por la índole del asunto, les dejen lle­ no solamente se facilite el movimiento
var a término las obras comenzadas. de bienes, capitales y hombres, sino
también la disminución de las des­
<S\ La desproporción entre tierra y igualdades entre los diversos países.
población, entre métodos de pro- Pero de esto hablaremos luego más
ducción primitivos y modernos. detenidamente.
Llegados acá, no podemos de expre­
132. A veces escasean las tierras, sar nuestro gran aprecio por la obra
otras veces, los campesinos. Aquí cabe de la institución designada con la sigla
observar que en no pocos países existe fao*40*! y cuyo objeto es preocuparse de
una extraordinaria desigualdad entre la alimentación de los pueblos y del
las tierras de cultivo y el número de progreso de la agricultura. Esta insti­
los agricultores, pues mientras en unos tución tiene por objeto especial favo­
países hay escasez de habitantes y recer la mutua unión de los pueblos,
abundancia de tierras laborables, en promover el cultivo de los campos se­
otros, por el contrario, abundan los gún métodos (normae) modernos en los
hombres y escasean los campos. países de menor desarrollo económico,
y ayudar a los países que sufren es­
133. La modernización de los mé­ casez de alimentos.
todos agrícolas. Por otra parte hay
países en que los agricultores emplean II. — LAS RELACIONES E N T R E
métodos de cultivo tan primitivos y LOS PAISES DE D IV E R S O
anticuados que, no obstante la extraor­ DESARROLLO Y LA IGLESIA
dinaria fertilidad del suelo, no consi­
guen hacerlo producir ni siquiera lo I. Uno de los mayores problemas de
necesario para satisfacer las necesida­ hoy y su solución en general.
des más urgentes de todo el pueblo. 135. El hecho lamentable del sub­
En cambio, en otros países la moder­ desarrollo y las razones para ayudar
nización de la técnica agrícola ha pro­ a los pueblos que están en esa situa­
ducido cosechas en tal abundancia que ción. Mas tal vez el mayor problema 440
al superar la cuota adecuada llegó a de la época actual lo constituyen las
causar cierto daño a la economía ge­ relaciones entre los países de gran pro­
neral de la nación. greso económico y los que están en
vías de desarrollo, pues, mientras las
134. Colaboración con espíritu de primeras disfrutan de una vida c ó ­
solidaridad entre todos y con la FAO. moda, éstas sufren cruel miseria.
Es evidente, pues, que tanto la mutua La solidaridad que une a todos los
solidaridad de todos los hombres como seres humanos y los hace com o miem­
el espíritu de unión fraterna, inspira­ bros de una misma familia impone a
dos en las enseñanzas de Cristo, piden los países que disponen de toda clase
con insistencia que unos pueblos ayu­ de bienes en abundancia el deber de
den a otros colaborando mutuamente no desentenderse de la situación (sta­
en forma activa y múltiple para que tus) de los países cuyos ciudadanos se

(40?) FAO = ‘ ‘Food and Agriculture Organiza­ el mundo, nutrición, pescado, su estado actual y
r o n ” , es decir, una “ Organización para la Ali­ orientación futura, informes, estadísticas; sobre
mentación y la Agricultura” , uno de los servi­ la ayuda y asistencia técnica que presta, sus mi­
cios más importantes de las “ Naciones Unidas” siones en muchas partes del mundo; sobre agri­
(ONU); FAO ayuda, como lo expone el texto, a cultura, cultivos, ganadería, vacunación, créditos
los pueblos necesitados y en desarrollo econó­ agrícolas, legislación de regadío, forestación, pro­
mico y social, con víveres y colabora a la me­ tección de plantas, legislación alimentaria y agrí­
jor organización y rendimiento de la agricultu­ cola; edita una serie de revistas y publicaciones
ra; posee, además de la de Nueva York, sede periódicas sobre economía, estadísticas, pesque­
de la ONU, grandes centrales en Ginebra, Pa­ ría, estado actual de alimentación y agricultura,
rís, Roma y más de 60 agencias en los diversos etc. Estos pocos detalles recogidos al azar nos
países del mundo. Desde 1945 posee una sección harán comprender que con razón elogia el Papa
especial de publicaciones con más de 400 títulos esta institución bienhechora. Véase también nota
en las tres lenguas oficiales: Inglés, francés y (40b).
español, sobre los problemas de alimentación en
2412 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1961) 239, 136-139

ven envueltos en tantas dificultades 2. Los diversos modos de ayuda, en


internas que casi se consumen de mi­ particular.
seria y de hambre, y no pueden gozar
com o es debido de los principales de­ a) Ayuda de emergencia a los que
rechos humanos. Esto urge tanto más padecen hambre.
cuanto que, debido a la interdepen­ 137. La superproducción ha de apro­
dencia cada vez mayor entre los pue­ vecharse para esa ayuda y no des­
blos, no es posible que reine entre truirse. Como de todos es sabido, hay 441
ellos una paz duradera y fecunda, si naciones en las cuales se producen en
el desnivel de sus condiciones econó­ exceso bienes de consumo, principal­
mico-sociales es excesivo. mente productos agrícolas, mientras
Ahora bien Nos que amamos a todos en otras sufren hambre y miseria vas­
los hombres com o a hijos, considera­ tos sectores del pueblo. Razones de
mos que Nos corresponde reafirmar justicia y de humanidad exigen que
aquí abiertamente lo que en otra opor­ los países más ricos presten su ayuda
tunidad dijimos: “ Todos nosotros somos a los indigentes.
solidariamente responsables de la esca­ De ahí que la total destrucción o el
sez de alimentos que sufren algunos despilfarro de bienes necesarios para
pueblos...” (4°b). [Por eso] “ es necesario la vida humana sean contrarios tanto
que en general en cada uno de los hom­ a los deberes de justicia como a los de
b re sp ero especialmente en los más pu­ humanidad.
dientes se despierte la conciencia de este
deber ’ <41). 138. Ha de combatirse la repercusión
negativa de la superproducción. No
136. Particularmente han de ayudar ignoramos que una producción de bie­
los católicos, com o miembros del Cuer­ nes, especialmente agrícolas, mayor
po Místico. Como es obvio, conforme que la necesaria para un país puede
lo exhortó siempre seriamente la Igle­ causar ciertos daños a determinadas
categorías de ciudadanos. Pero de ello
sia, es justo que a los católicos los
no se sigue en manera alguna que los
mueva al máximo la obligación de so­
países ricos en bienes no estén obli­
correr a los indigentes y menestero­
gados a socorrer a los hambrientos e
sos, com o que son miembros del Cuer­ indigentes cuando surge la necesidad.
po Místico de Cristo. “ En esto hemos Por cierto es menester también pro­
conocido la caridad de Dios — dice el curar con todo empeño que las moles­
Apóstol Juan— en que dio su vida por tias causadas por la superproducción
nosotros, y nosotros hemos de dar sean disminuidas y sobrellevadas pro­
nuestra vida por nuestros hermanos. porcionalmente por todos los ciudada­
El que tuviere bienes de este mundo nos.
y viendo a su hermano pasar necesi­
dad le cierra sus entrañas, ¿cómo mora b) Cooperación científica, técnica y
en él la caridad de Dios?” (42). financiera.
A este respecto, pues, complacidos 139. Deben eliminarse los sistemas
vemos que países de mayor produc­ anticuados, com o causas que son del
ción económica prestan ayuda a los subdesarrollo. Poniendo por obra lo
menos desarrollados, para que con me­ mencionado, no desaparecerán inme­
nos dificultades puedan mejorar su si­ diatamente de muchos países las cau­
tuación económica. sas permanentes de hambre y miseria,

(40b) Juan XXIII, Alocución (en francés) "Vous paña contra el hambre en el mundo” , auxilio
étes venus chercher la Bénédiction du Pape” y alivio a las diferentes regiones de la tierra,
3-V-1960, dirigida a los participantes del Con­ afligidas por el hambre y la miseria, AAS 52
greso Internacional efectuado en Roma en la (1960) 465.
sede del Instituto “ Food and Agriculture Organi- (41) Ver nota 40.
zation” (F'AO), para llevar, “ mediante la Cam- (42) I Juan 3, 16-17.
239. 140-142 E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ” 2413

las cuales en general han de buscarse mayor bienestar se empeñen más y


en el estado rudimentario de su siste­ más en prestar su ayuda a las nacio­
ma económico. Para ponerle remedio nes en vías de desarrollo para prom o­
han de estudiarse todas las posibili­ ver en ellas la ciencia, la técnica y la
dades (aditus) que existan para que, economía (doctrinse, artes, res oecono-
por una parte, los ciudadanos reciban micae).
una excelente formación en lo que se
refiere al ejercicio de sus profesiones c) Advertencias generales sobre el
y el desempeño de sus cargas (muñe­ desarrollo.
ra) y, por otra parte, consigan los ca­ Sobre este punto juzgamos deber de
pitales que, mediante métodos y téc­ Nuestro cargo hacer algunas adverten­
nicas (vise et rationes) modernos, les cias.
permitan promover su economía.
§ 1. Eviten las nuevas naciones los
140. Ya despertó la conciencia de la errores económico-sociales de
necesidad de ayuda. Múltiple colabo­ las más adelantadas.
ración en camino. En manera alguna
se nos escapa cuán hondamente ha 141. Ambas cosas son indispensables:
arraigado en los ánimos durante estos mayor producción y m ejor distribu­
últimos años la conciencia del deber ción de bienes. En primer lugar obran
de prestar ayuda a los países menos prudentemente los países de poco des­
desarrollados (inopes) y desprovistos arrollo o de desarrollo incipiente, si
aún de maquinaria (supellex) ade­ tienen en vista la experiencia de los
cuada, a fin de que en ellos progrese países que abundan en bienes.
más fácilmente la vida económica y La prudencia (providum consilium)
social. y la gran necesidad exigen por un lado
Para llegar a los resultados apete­ que se aumente la producción de bie­
cidos organismos (Consilia) de un mis­ nes y, por otro, que esto se realice
mo país o de varias naciones, funda­ empleando los medios más aptos.
ciones (incepta) particulares y socieda­ Mas la necesidad y la justicia re­
des privadas ayudan cada día con ma­ quieren igualmente que los bienes pro­
yor generosidad a esa clase de países ducidos se repartan equitativamente
proporcionándoles métodos más aptos entre los ciudadanos de un mismo país.
para la producción. Por ello se con­ Por lo cual se ha de tender a que el
ceden becas (auxilia) a gran número desarrollo económico siga el mismo
de jóvenes para que estudiando en las ritmo que el progreso social. Por otra
más importantes Universidades de los parte es necesario que esta evolución
países de mayor desarrollo consigan se produzca simultánea y armónica­
una formación técnica y científica mente en los sectores de la agricultura,
acorde con las necesidades de nuestros industria y servicios.
tiempos.
A esto hemos de añadir que institu­ § 2. Respeten los pueblos económi­
camente más desarrollados las
ciones bancarias (argentariae) interna­
cionales, así como varias naciones y características de los de menor
ciudadanos privados con frecuencia desarrollo.
442 conceden préstamos que permiten a 142. Todo pueblo tiene sus caracte­
los países de menor desarrollo (opibus rísticas que deben ser respetadas. Es
inferiores) iniciar no pocas obras desti­ cosa también de todos conocida que
nadas a la producción. Aprovechamos los países de economía en desarrollo
complacidos esta oportunidad para presentan a menudo características de­
hacer llegar de parte Nuestra a tan finidas y manifiestas, nacidas del am­
generosa contribución (consilium) los biente local, las tradiciones de los ma­
elogios que merece. Con todo es de yores ricas en valores humanos y la
desear que las naciones que gozan de índole peculiar de los habitantes.
24 í 4 E n cíclicas del P.P. Ju an XXÍ1I (190 n 239, 143-145

Ahora bien las naciones más flore­ sus propios derechos y obligaciones,
cientes, al ayudar a las menos dota­ tienda igualmente a la prosperidad de
das, no solamente han de conocer y todos los pueblos.*
respetar esas características, sino tam­
§ 4. El respeto a la jerarquía de los
bién han de cuidar con todo empeño
valores espirituales.
que al prestarles asistencia a estos
145. El progreso es un valor positivo»
pueblos no se pretenda llevarlos a la
pero no supremo. Deletérea e inmoral
imitación del propio tenor (disciplina)
es la inversión de valores. No cabe
de vida.
duda que en una nación donde han
§ 3. El espectro del neocolonialis- progresado simultáneamente la cien­
mo. cia, la técnica, la economía y la pros­
143. La ayuda no debe convertirse peridad de los ciudadanos, ha sido
en una nueva especie de imperio colo­ grande el aporte a la cultura y civili­
nial. Además las naciones económica­ zación (humanus civilisque cultus).
Pero es necesario convencerse de que
mente más desarrolladas han de evi­
tar particularmente, al prestar su ayu­ esos valores no son bienes supremos,
sino sólo medios (instrumenta) para
da a los pueblos más necesitados, el
peligro de aprovechar la situación de adquirir estos bienes.
éstos en su propia utilidad y para lle­ Por eso vemos con sentimientos de
var a efecto sus planes de hegemonía amargura que en las naciones de ma­
(dominandi consilium). yor desarrollo económico se encuen­
Si alguna vez se intentare tal cosa, tran no pocos hombres que no se
se deberá denunciar con toda franque­ preocupan en absoluto de la recta je ­
za que con ello se pretende en reali­ rarquía (ordo) de valores y descuidan
dad establecer una especie de imperio totalmente los bienes (animi bona)
colonial (colonialismo) que, aunque en­ espirituales o los borran de raíz o nie­
cubierto bajo una denominación noble gan su existencia, mientras procuran
[“ ayuda a los pueblos en desarrollo” ], con todo ardor el progreso de la cien­
reproduce el viejo y anticuado colo­ cia, de la técnica y de la economía, y
nialismo del que varios países salieron tienen en tanta estima el bienestar ma­
últimamente; imperio colonial (dicio terial (externa commoda) que lo con­
colonica) que al perjudicar las relacio­ sideran en los más de los casos el bien
nes internacionales pone en peligro supremo en la vida.
la tranquilidad de todos los pueblos. Da allí se sigue que la misma ayuda
que las naciones florecientes prestan
144. Con desinterés político y eco­ a las económicamente menos desarro­
nómico búsquese la independencia téc­ lladas no carezca de perniciosos peli­
nico-financiera de los pueblos en des­ gros para estas naciones, mientras en
arrollo. La gran necesidad, pues, a aquéllas, por antigua tradición, está
la vez que justicia exigen que las na­ por lo común viva y operante la con­
ciones que prestan ayuda técnica y ciencia de los valores principales en
financiera a los pueblos económica­ que se apoya la conducta moral.
mente menos desarrollados lo hagan Por consiguiente quienes osan en
dejando a un lado todo propósito de alguna forma destruir el recto sentido
hegemonía, de manera que dichos pue­ moral (Íntegros sensus) de estos pue­
blos con el correr del tiempo puedan blos cometen ciertamente una inmo­
progresar por sí mismos en lo econó­ ralidad (inhonestum). Por el contra­
mico y social. rio esta conciencia moral debe ser no
Si se consigue esto, se habrá contri­ solamente respetada, sino también des­
buido no poco a establecer una espe­ arrollada y perfeccionada, puesto que
cie de comunidad de todas las nacio­ es el fundamento de la auténtica civi­
nes en la cual cada una, consciente de lización (veri nominis humanitas).
* Juan XXJIl cita este pasaje en Pacnn in terris (1903) en la nota 03 de ese documento, p. ‘2499
do esta Colección “ Guadalupe” .
23^ 146-149 E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ” 2415

3. La contribución de la Iglesia. truye, sino desarrolla y p erfeccion a


las características propias de los pue­
a) Su presencia y aporte material y blos. La Iglesia de Jesucristo — obser­
cultural para las nuevas naciones. va luminosamente nuestro Predecesor
146. La Iglesia presente en todos Pío XII— , cual fidelísima depositaría
los pueblos para m ejorar sus institu­ de la divina sabiduría, por cierto no
ciones. La Iglesia es universal por de­ trata de suprimir o menospreciar las
recho divino y de hecho está presente características peculiares que cada pue­
en todas partes y tiende a llevar a su blo con toda razón custodia religiosa­
seno a todos los pueblos. mente como sagrada herencia. La Igle­
Ahora bien la Iglesia no puede me­ sia tiende a la unidad que tiene por
nos de producir resultados provecho­ norma y fuente el sublime amor que
sos tanto en lo económico como en lo obra activamente en todos, y no a una
social en los pueblos que llevó a Cris­ uniformidad que es sólo externa y por
to, como lo atestiguan manifestamente ello debilita las fuerzas intrínsecas. La
los hechos de los tiempos pasados y Iglesia aprueba y acompaña con sus
presentes. Pues quienes se hacen cris­ votos maternales todas las medidas y
tianos se sienten obligados a trabajar directivas útiles para un prudente des­
con todo empeño por mejorar las insti­ envolvimiento y ordenado desarrollo
tuciones de orden temporal (civilia ins- de las fuerzas y tendencias que tienen
tituta) y esforzarse porque no sólo no sus raíces en los repliegues más secre­
sufra detrimento la dignidad humana, tos de cada raza, con tal que no se
sino también para que luchando con­ opongan a los deberes que imponen el
tra todo género de obstáculos se pro­ origen y destino comunes de todos los
muevan todos los medios que estimulen hombres”
y conduzcan a una conducta honrada y Con profundo gozo de Nuestro co­
virtuosa. razón vemos que los católicos, ciuda­
danos de pueblos de menor desarrollo
b) La Iglesia vivifica desde adentro: económico, en manera alguna ceden los
no corrompe, sino sublima lo primeros puestos en la lucha que sus
que toca. respectivos países llevan adelante para
conseguir en lo económico y social el
147. El cristiano en la Iglesia y por
progreso de que son capaces.
ella se siente libre y ennoblecido. Para
lograr lo dicho la Iglesia por el hecho
de penetrar en la vida misma de un c) Muchas iniciativas católicas, es­
pueblo no es ni se considera una pecialmente la atención de los
institución impuesta desde afuera. Por­ estudiantes nativos en Europa.
que donde la Iglesia se presenta hace
149. Estudiantes de Asia y A frica en­
que cada uno de los hombres en par­
viados a las universidades de E uropa y
ticular renazca o resucite en Cristo.
Am érica; profesionales católicos eu ro­
Ahora bien los que renacen o resu­
peos y am ericanos que van a Asia y
citan en Cristo no se sienten jamás
A frica. Por otra parte vemos cóm o ca
oprimidos por fuerza alguna externa,
tóbeos, ciudadanos de países de mayor
antes al contrario, teniendo conciencia
desarrollo económico, multiplican los
de haber alcanzado la perfecta liber­
esfuerzos e iniciativas para conseguir
tad, se dirigen libremente hacia Dios
que la ayuda que sus naciones prestan
y de esta manera aceptan y perfeccio­
a las de menor desarrollo favorezca
nan todo cuanto aparece como bueno
siempre más el progreso económico-
y recto.1
8
4
social.
148. El fin de la Iglesia no es la En este terreno Nos parece digna
uniform idad, sino la unidad: no des- de toda aprobación la múltiple asis-
-----r----------
^43) Pío X ll, Encíclica Summi Pontificatus, 20-X-1939; AAS 31 (1939) 428-29; (en esta Co.'ccc.
“ Guadalupe” Encici. nr 173, 19 p. 1540.
2416 E n cíclicas del P .P . J u a n X X III (1961) 239, 151-155

te*cia (auxilia), siempre creciente, que b) La situación en los países de me­


se proporciona a jóvenes de Asia y nor desarrollo económico.
Africa para que sigan los estudios li­
terarios y técnicos (litteras artesque) 153. La reducción de la m ortalidad
en las grandes universidades de Europa y la alta cifra de nacim ientos, causas
y América; así com o también el gran del problem a. Por otra parte, en lo que
empeño puesto en preparar en toda se refiere a los países de menor des­
clase de oficios a hombres dispuestos arrollo económico, se sabe que, según
a ir a las regiones de menor desarrollo las estadísticas (rationarium), la más
para ejercer allí sus actividades técni­ amplia difusión de las normas higiéni­
cas y profesionales (artes et muñera). cas y de los cuidados sanitarios, al re­
ducir notablemente la mortalidad in­
150. E logio del Papa a todos los que fantil, ha aumentado el promedio de
contribuyen al progreso. Hacemos lle­ vida, mientras el número de nacimien­
gar Nuestra complacencia agradecida tos, ya de suyo alto, lo seguirá siendo
y Nuestro aplauso a todos Nuestros por lo menos un buen tiempo. Además
amados hijos que en todo el mundo el número de los nacimientos supera
con tanto ingenio estimulan el autén­ el de defunciones, mientras los siste­
tico progreso de los pueblos e infun­ mas (apparatus) de producción en di­
den en cierto modo fuerza saludable chos países no progresan en forma
a la tarea civilizadora (civili cultui), proporcionada al número de habitan­
demostrando así muy a las claras la tes. Por consiguiente no es de extrañar
perenne vitalidad y eficacia de la San­ que en estas naciones de menor des­
ta Iglesia. arrollo económico, el nivel alimenticio
l'II. — INCREMENTO DEMOGRAFI­ de vida (consuetudo victus) no sólo
no progrese, antes bien empeore cons­
CO Y DESARROLLO ECONO­
tantemente. Por eso no faltan quienes
MICO.
afirman que para evitar una gravísi­
151. El problem a. En nuestros tiem­ ma crisis se hace necesario eludir o
pos ha surgido el problema frecuente limitar la concepción y la natalidad.
sobre cóm o se han de armonizar los
intereses (rationes) económicos y los 2. Discusión del planteo anterior.
medios (commoda) de subsistencia con
la siempre creciente multitud de hom­ a) En el plano mundial.
bres, sea en todo el mundo, sea en los 154. En el m undo entero el problem a
países de menor desarrollo económico. no parece tan grave. Ahora bien, a de­
cir verdad, la relación que en el mun­
í. Desnivel entre la población ij los do entero existe entre el número de,
medios de subsistencia. nacimientos y los medios de subsis­
a) Los términos del problema en el tencia no parece que por lo menos
plano mundial. ahora y en un futuro próximo dé lugar
a dificultades graves. Las razones que
152. La lim itación de la natalidad. para afirmar lo contrario se presentan
Y así en cuanto al plano mundial, hay son tan dudosas y tan controvertidas
quienes observan que, de acuerdo con que no es posible sacar de ellas nin­
cálculos estadísticos, el género humano guna conclusión cierta.
en algunos decenios llegará a cifras
eievadísimas, mientras el desarrollo 155. La sabiduría divina d io a los
económico sigue un ritmo mucho más hom bres abundantes riquezas natura­
lento. De allí deducen algunos que si les e ingenio suficiente para hallar
no se pone un límite (modus) a la una solu ción que no ofend a a la m o ­
natalidad humana, en un futuro no ral. Añádase a lo dicho que Dios, en
lejano será notable la desproporción su bondad y sabiduría, dotó a la natu­
entre el número de habitantes y los raleza de fecundidad casi inagotable
medios de subsistencia. y a la vez enriqueció al hombre con
239, 156-159 E n cíc l ic a “ M ater et M a g ist r a ” 2417

tal agudeza de ingenio que es posible, ciudadanos como de toda la familia


empleando los medios (instrumenta) humana, conserven y aumenten los
apropiados, transformar los productos verdaderos valores (bona).
naturales de suerte que sirvan para En esta materia ha de recomendarse
satisfacer las necesidades vitales. en primer lugar todo lo que se re­
Por consiguiente, la solución funda­ fiere a la dignidad humana en general
mental del problema planteado no se y a la vida de cada hombre en parti­
ha de buscar en métodos (via consilii) cular, com o que nada hay superior a
que, a más de ofender el orden (dis­ ellas. Además ha de procurarse en este
ciplina) moral establecido por Dios, asunto la colaboración mutua de to­
sieguen la vida en sus mismas fuentes; dos los pueblos con el fin de obtener
sino en el renovado empeño científico- para bien de todos la ordenada circu­
técnico que permita al hombre pro­ lación de noticias, capitales y hombres.
fundizar sus conocimiento de las fuer­
zas de la naturaleza y llegar a domi­ 3. Juicio sobre la limitación de la
narlas siempre más. Por lo demás los natalidad y el problema de los
progresos obtenidos hasta ahora en el hijos en general.
campo (provincia) de la ciencia y de
la técnica nos dan una esperanza casi a) Respeto a las leyes de la vida,
¡limitada para el futuro. que es sagrada.
158. Sobre el m atrim onio cristiano
b) En los países en desarrollo. y la necesidad de evitar m étodos reñi­
dos con la m oral y la dignidad humana.
156. Se presentan graves problem as
Proclamamos con toda gravedad que
y dos dificultades: falta de organiza­
la vida humana se trasmite y propaga
ción propia y de solidaridad mundial.
por medio de la familia, fundada en
No se nos oculta que en ciertas regio­
el matrimonio único e indisoluble, ele­
nes así como en países de menor des­
vado para los cristianos a la dignidad
arrollo económico surgen a menudo
de sacramento. Siendo transmisión de
en esta clase de problemas dificultades
la vida un acto consciente y libre,
debidas al hecho de que la organiza­
debe estar sujeto a las leyes santísi­
ción económico-social es tan defec­
mas, firmísimas e inviolables, que nin­
tuosa que no permite a los ciudada­
guno debe dejar de reconocer y obser­
nos, cuyo número crece continuamente,
var. Por lo cual a nadie le es lícito
disponer de lo suficiente para nutrir­
emplear medios y métodos que se per­
se y mantenerse, mientras por otro
miten en la propagación de plantas y
lado los pueblos no presentan esa
animales.
unión y concordia que fueran nece­
sarias. Todos han de considerar sagrada la
vida humana, com o que ya desde el
157. Se condena la falsa solu ción y principio requiere la intervención de
se encarece la verdadera. Pero aun Dios Creador. Por tanto quienes se
cuando las cosas sean así, proclama­ apartan de estos preceptos de Dios no
mos con toda franqueza que estos sólo ofenden la majestad divina y de­
problemas deben plantearse y resol­ gradan a sí mismos y al género hu­
verse de manera que el hombre no mano, sino que también enervan las
adopte métodos y criterios opuestos fuerzas intrínsecas (vires intimas) de
a su dignidad, com o los que no se su propio pueblo.
avergüenzan en enseñar los que opi­
nan que el hombre y su vida no son b) La educación en este asunto y
otra cosa que materia. su genuina solución.
Consideramos que este problema só­ 159. Las nuevas generaciones deben
lo puede ser resuelto procurando que form arse cultural y religiosam ente p a ­
los adelantos (progressiones) económi­ ra la tarea de fundar una fam ilia y
co-sociales, tanto de cada uno de los dar la vida y educar a los hijos. P or
2 4 1 8 E n cíclicas del P.P. J u an X X III (1981) 230, 160-162

estas razones es de suma importancia es presentada con colores tan negros


que las nuevas generaciones, además que llega a afirmarse que la vida hu­
de formarse más cabalmente en lo cul­ mana está poco más o menos a punto
tural y religioso — lo cual es derecho de sucumbir a causa de la miseria y
y deber de los padres— , tomen viví­ desnutrición; por otra parte, se em­
sima conciencia de su responsabilidad plean los descubrimientos de la cien­
en todas las situaciones de su vida y cia y los progresos de la técnica así
por ello también en la fundación de como ingentes recursos económicos
una familia y en la procreación y edu­ para crear instrumentos que pueden
cación de los hijos. A los hijos hay llevar a la humanidad a la total ruina
que infundirles no sólo una sólida con­ y a la más espantosa muerte (neces).
fianza en la Divina Providencia, sino La Providencia divina ha prodigado
448 también gran firmeza de voluntad pa­ bienes suficientes a los hombres para
ra sobrellevar las fatigas y sacrificios que éstos mediante los mismos puedan
que nadie puede rehuir al aceptar la llevar dignamente la carga que va uni­
noble e importante misión de colabo­ da a la procreación de los hijos; mas
rar con Dios en la tarea de trasmitir esto no puede realizarse sin dificultad
la vida y educar los hijos. En este o resulta simplemente imposible, si
asunto tan trascendental nada es de los hombres, desviados del recto ca­
más valor que las enseñanzas y auxi­ mino y pervertidos en su espíritu em­
lios sobrenaturales que da la Iglesia, plean los medios mencionados contra
a la cual, también por esta razón ha los dictados de la razón humana, con­
de reconcérsele el derecho de cumplir tra su propia naturaleza social y por
su misión con toda libertad. consiguiente contra los mismos desig­
nios de Dios.
c) La base bíblica de esta doctrina.
160. El mandamiento divino no se IV. — COLABORACION EN EL PLA­
dio en el paraíso para la destrucción. NO INTERNACIONAL.
Ahora bien, como leemos en el Géne­
sis, Dios, a las personas a quienes dio 1. Importancia y necesidad de la
la vida humana la primera vez les cooperación y comprensión.
impuso un doble precepto, complemen­
162. El progreso une a los hombres
tario el uno del otro. Pues ordenó al
y convierte en internacional sus pro­
principio: “ Creced y multiplicaos” DDj
blemas humanos. Las relaciones exis­
y mandó luego: “ Llenad la tierra y en­
tentes entre los diversos países, debido
señoreaos de ella” G5)# e i segundo de
a los progresos de la ciencia y de la
estos mandatos por cierto no fue dado
técnica, en estos últimos tiempos se
para destrucción de las cosas, sino por
volvieron más estrechas en todos los
el contrario para que éstas se pongan
sectores de la convivencia humana (hu­
al servicio de la vida humana.
manas communitatis regio), por lo cual
es necesario que haya una mayor
4. Conclusión del tema: Despropó­ interdependencia de los pueblos.
sitos humanos y Providencia di­
vina.1
6 Por ello los problemas de alguna im­
portancia que se plantean en nuestros
161. Se menciona continuamente la días, en el campo científico-técnico, 449
miseria, mientras se emplean los des­ económico, social, administrativo o cul­
cubrimientos para destrucción. Con tural (cultus humanitatis), a menudo
gran tristeza de Nuestra alma obser­ exceden las posibilidades de una na­
vamos en la actualidad dos cosas con­ ción y se convierten por necesidad en
tradictorias: por una parte la escasez supranacionales y aún mundiales.

(44) Génesis 1, 28. (45) Génesis 1, 28.


239, 103-100 E n cíclica “ M ater et M á g ist r a ” 2419

163. Se requieren comprensión y co­ Esto trae como consecuencia natu­


laboración mutuas. De ahí que las na­ ralmente que tanto las energías huma­
ciones consideradas individualmente y nas com o los recursos naturales se di­
separadas de las demás no puedan re­ rijan en vastísima escala más bien al
solver por sí mismas en forma con­ daño que al provecho de la humani­
veniente problemas importantes, aun dad, y que tanto los individuos como
cuando se destaquen por su cultura los pueblos se sientan dominados por
y civilización, por el número y la efi­ una grave preocupación que les impide
ciencia de sus habitantes, el progreso emprender inicitivas de importancia
de su economía, la abundancia de sus mayor.
recursos y la extensión de su terri­
torio. Los países, en efecto, siendo ne­ b) Falta una concepción uniforme de
cesario el mutuo complemento y per­ la vida y del orden moral.
feccionamiento, atenderán su propia
utilidad sólo en la medida en que se 165. No todos tienen la misma con­
interesen por el bien de los demás. cepción de la vida ni respetan la mis­
Por lo tanto la necesidad aconseja a ma ley. La falta de confianza mutua,
las naciones que se entiendan entre sí al parecer, tiene su origen en el hecho
v se presten mutua colaboración. de que los hombres, principalmente
las personas de mayor responsabili­
2. Defectos y malestares en el cam- dad en el Estado, manifiestan en su
. po internacional. acción maneras diversas de concebir la
vida. En efecto, hay quienes se atreven
a) Desconfianza recíproca y carrera a afirmar que no hay ninguna ley de la
armamentista. verdad y del bien, que trascienda las
cosas materiales y el mismo hombre,
i 64. Los países se temen mutuamente que sea del todo necesaria, que abarque
y por eso se arman. De ello están con­ a todos los hombres y sea igual para
vencidos siempre más los individuos y todos (46‘ ). De allí que, no existiendo 450
todos los pueblos, pero los hombres en justicia admitida por todos, los hom­
general y principalmente los que en bres no puedan en ninguna cosa estar
la cosa pública gozan de mayor auto­ de acuerdo plenamente y con segu­
ridad las más de las veces parecen ridad.
incapaces de lograr esas dos cosas
[comprensión y colaboración] que an­ 166. El mismo término “ justicia”
helan los corazones de todos los pue­ tiene diverso contenido y da lugar a
blos. Esto no se debe a que los pueblos confusión y conflictos. Si bien los tér­
carezcan del necesario bagaje cientí­ minos Ajusticia” y “ exigencias de la
fico, técnico y económico, sino más justicia” se oyen en boca de todos, sin
bien a que los unos desconfían de los embargo estas palabras no tienen el
otros. En realidad, los hombres y, por mismo significado para todos, antes al
consiguiente, los países se temen mu­ contrario muchísimas veces se usan en
tuamente, pues un país vive en el te­ sentido totalmente opuesto. Por lo cual
mor de que otro haya concebido el cuando los estadistas apelan a la “ jus­
propósito de sojuzgarlo y que, llegada ticia” o a las “ exigencias de la justicia”
la ocasión, ejecute sus arteros planes. no sólo discrepan entre sí respecto de
Por ello los países preparan todo cuan­ su significado, sino que a menudo to­
to sirve para la defensa de las ciuda­ man pie de dichas palabras para des­
des, esto es, se arman no para atacar, encadenar graves conflictos, con lo cual
así se afirma, sino para disuadir a difunden la persuasión de que para
otros pueblos de toda agresión. hacer valer los propios derechos e in-

Es decir, según aquéllos, no existe nin­ ‘ ‘transcendental’ ’ , “ necesaria” , “ universal” , “ uni­


guna ley de la verdad ni del bien que sea forme y constanle” .
2420 E n cíclicas del P .P . J u an X X III (1961) 239, 167-171

tereses no hay otro recurso que la vio­ nito, pues debido a ellos se va arrai­
lencia, semilla de males gravísimos. gando en los ánimos de muchos lá
persuasión de que los conocimientos
3. El orden moral basado en Dios y científico-matemáticos son incapaces de
la religión fomentarán las mutuas penetrar en la naturaleza y en los
relaciones. cambios de las cosas (commutationes
rerum) ni tampoco explicarlas, sirio
a) La necesidad del orden moral. apenas tejer conjeturas. Y cuando los
hombres, aterrados, advierten con sus
167. La necesidad de la ley moral y propios ojos que las gigantescas fuer- 451
de la religión. Para que la mutua con­ zas de la técnica y mecánica sirven
fianza entre los gobernantes exista y tanto para promover com o para des­
se arraigue en sus espíritus es indis­ truir el bienestar de los pueblos, de­
pensable que primero se reconozcan y ducirán necesariamente que los valores
respeten por una y otra parte las le­ (res) espirituales y morales deben ser
yes de la verdad y de la justicia. antepuestos a todos los demás, ¡Si se
Ahora bien los preceptos de la m o­ quiere que los adelantos de la ciencia
ral y de la virtud se fundamentan en y de la técnica sirvan no para la
Dios; si Dios desaparece, desaparecen ruina del género humano, sino como
también ellos. En efecto el hombre factores coadyuvantes de la civiliza­
consta no solamente de cuerpo, sino ción.
también de un alma consciente de su
inteligencia y libertad. Pues bien, un b) Respeto por las cosas del espíritu
alma así dotada exige necesariamente y esperanza de mejores relaciones.
una ley moral basada en la Religión,
la cual más que cualquier fuerza ex­ 170. El hastío de las cosas materiales
terna o interés sirve para resolver los y anhelo de las espirituales. Entre tan­
problemas personales o sociales o los to los hombres de las naciones más ri­
que atañen a una u otra nación o a cas, cada vez más insatisfechos de los
todas las naciones en conjunto. bienes materiales, alejan de su mente
la ilusión de un paraíso aquí en la
tierra. Al mismo tiempo los hombres
168. La pretensión de un progreso
no sólo se dan cuenta cada día m ejor
humano sin Dios lleva a mayores difi­
de que gozan de derechos personales
cultades. Sin embargo en la actualidad
inviolables y universales, sino que ade­
no faltan quienes proclaman que en la
más se empeñan con todos sus esfuer­
era del auge de las ciencias y de la
técnica pueden los hombres, prescin­ zos para estrechar las mutuas relacio­
nes en forma más equitativa y más
diendo de Dios y con solas sus fuerzas,
conforme a su dignidad.
hacer surgir la más grande civilización
humana. Pero en realidad los hombres De todo ello resulta que al presente
a causa de la ciencia y de la técnica los hombres comienzan a reconocer
caen a menudo en dificultades de di­ que sus posibilidades son limitadas y
mensión mundial a las que sólo p o­ a buscar más ansiosamente las cosas
drán hacer frente si reconocen la de­ del espíritu.
bida autoridad de Dios, principio y
fin del hombre y del mundo. 171. Esperanza de mayor colabora­
ción de individuos y naciones. Todo
169. La incapacidad de la ciencia y esto, por cierto, hace nacer la espe­
los peligros de su abuso llevan nueva­ ranza de que con el tiempo no sólo
mente al recto camino. Los mismos los individuos, sino también las na­
progresos de la ciencia parecen con­ ciones llegarán a ponerse de acuerdo
firmar la verdad de este aserto al di­ con el fin de prestarse mutuamente
latar sus alcances casi hasta el infi­ una vasta y fecunda colaboración.
233, 172-176 E n cíc lic a “ M a t er et M a g ist r a ” 2421

CUARTA PARTE falsísima muy difundida en nuestros


tiempos considera que el sentimiento
R e c o n str u cc ió n de las relaciones
religioso, depositado por la naturaleza
DE C O N V IV E N C IA EN LA VERDAD,
en el hombre, ha de tenerse por un in­
la J u sticia y el Amor
vento o una imaginación que ha de
I IDEOLOGIAS DEFECTUOSAS arrojarse totalmente del alma como
Y ERRONEAS Y LAS RAZO­ algo inconciliable con la índole de la
NES DE SU FRACASO. época moderna y los progresos de la
civilización, siendo así que, por el con­
í. Ideologías modernas en general. trario, esta íntima tendencia a la re­
172. El problema de la convivencia ligión nos da a conocer que el hombre
cgueda en pie, pues las soluciones pre­ fue creado realmente por Dios y tien­
sentadas son falsas. Dado que el pro­ de por ello invenciblemente hacia El,
greso de la ciencia y de la técnica con­ como lo expresa San Agustín: “ Nos has
tribuyó muchísimo en los tiempos pa­ creado, Señor para ti, e inquieto está
sados al igual que en los presentes a nuestro corazón mientras no descansa
estrechar las relaciones mutuas de los en ti” <46b).
ciudadanos, parece necesario en el pla­
no nacional e internacional llevar di­ 175. Sin religión no habrá justicia,
chas relaciones a un estado de mayor ni paz, ni amor, ni convivencia. Por
equilibrio.
consiguiente, por más que progresen
Con este fin se excogitaron y publi­ la técnica y la economía, no habrá
caron muchas ideologías. De ellas unas
justicia ni paz en la tierra, mientras
ya se disiparon como la niebla al salir
los hombres no experimenten la digni­
el sol, otras se hallan hoy profunda­
mente transformadas y otras fascinan dad de que están dotados por haber
cada vez menos los espíritus. sido creados por Dios y ser hijos de
Dios, quien es necesariamente la pri­
173. Las razones de su fracaso. Esto mera y última razón de ser de todas
tiene su razón de ser en el hecho de las cosas creadas por El. Apartado de
que esas divulgadas construcciones Dios, el hombre se vuelve inhumano
ideológicas no consideran al hombre consigo mismo y con sus semejantes,
en su totalidad ni en sus aspectos más porque las relaciones mutuas entre
importantes. Además pasan por alto los hombres exigen en absoluto la
las indudables debilidades humanas, recta relación de la conciencia huma­
com o la enfermedad y el dolor, debili­ na con Dios, fuente de toda verdad,
dades a las que, com o es manifiesto, justicia y amor.
no puede ofrecer remedio eficaz nin-
4n gún orden económico-social, por más
perfecto que se lo imagine. 176. La superioridad de los persegui­
Por otra parte los hombres, no im­ dos sobre los perseguidores es prueba
porta dónde vivan, se sienten impul­ de ello. Es de todos conocido el hecho
sados por cierto sentimiento religioso, de que en muchos países, algunos de
íntimo e invencible, que ni la violencia ellos insignes por la antigüedad de su
podrá jamás aniquilar ni la astucia fe cristiana, un sinnúmero de Herma­
oprimir. nos e hijos Nuestros muy queridos son
vejados cruelmente desde hace muchos
2. El error más siniestro y radical: años. Esto pone en evidencia a los
un mundo sin Dios. ojos de todos, por una parte, la noble
174. La religión es considerada erró­ dignidad de los perseguidos y, por
neamente como un anacronismo y un otra, la refinada barbarie de los per­
obstáculo del progreso. Cierta opinión seguidores; lo cual, si bien no lleva
(46b) S a n A g u s t í n . Confesiones, I, 1 (Biblio­ Migne PL 32, 661; Corp. Script. Eccl. Latín. 33,
teca de Autores Cristianos, BAC t. 11, p. 79; fccct. I, Pars, I, p. 1, 1).
2422 E ncíclicas del P.P. J u a n XXÍI'I í tOGI) 177-i'8í

aún al arrepentimiento a éstos, con sona humana, la Santa Iglesia, espe­


todo consigue hacer reflexionar a mu­ cialmente en estos últimos cien añp¡s,
chos. con la colaboración de hombres doctí­
simos, sacerdotes y laicos, ha deducido
177. La necesidad de querer eliminar luminosamente las normas sobre la
la Religión es típica de nuestra época. cuestión social, según las cuales lian
Sin embargo ninguna necedad parece de reconstruirse las que están de acuer­
más característica de nuestra época do con la naturaleza de las cosas y las
que el intento de establecer un orden diversas condiciones de la convivencia
de cosas sólido y fecundo sin poner humana así como con la índole ca­
el necesario fundamento, es decir, pres­ racterística de nuestra época. Por ello
cindiendo de Dios, y la pretensión de estas normas pueden ser admitidas
exaltar la grandeza del hombre secan- por todos.
453 do la fuente de donde f!uye y se nutre
esa grandeza, a saber, reprimiendo y, 180. Llamado del Papa a poner en
si posible fuera, extinguiendo sus an­ práctica esta doctrina. Hoy más que
sias de Dios. nunca es necesario que no sólo se co ­
Pero los sucesos acaecidos en nues­ nozca y estudie a fondo esta doctrina,
tros días y que troncharon tantas es­ sino también que se lleve a la práctica
peranzas y anegaron en lágrimas a no en las formas y en la medida que la
pocos vienen por cierto a confirmar mudanza de los tiempos y las circuns­
cuán cierta es la palabra de la Escri­ tancias de lugar aconsejan o exigen.
tura: “ Si el Señor no edifica la casa, Esta misión es ardua, pero excelsa.
en vano trabajan los que la consti­ A cumplirla exhortamos no solamente
tuyen” (147>.
9
7 a Nuestros Hermanos e hijos en todo
el mundo, sino también a todos los
II. — PERENNE ACTUALIDAD DE hombres de buena voluntad.
LA DOCTRINA SOCIAL DE
LA IGLESIA. b) La enseñanza social.
I. Orientaciones y sugerencias de va­
181. Debe enseñarse más en Indas
lor general.
partes y aprovechando todas las opor­
a) La base de toda la doctrina social tunidades. Ante todo reafirmamos que
de la Iglesia: la persona humana. la doctrina social de la Iglesia no pue­
de separarse de la doctrina que ella
178. El hombre es el fin y la medida propone de la vida del hombre.
de las cosas e instituciones. La d oc­
Por esta razón deseamos que esta
trina que la Iglesia Católica propone
doctrina se estudie siempre más. En
y proclama acerca de la convivencia y
primer lugar exhortamos a que se en­
sociedad humanas goza sin duda al­
señe como punto obligatorio tanto en
guna de perpetuo valor.
las escuelas católicas de todo género 454
El principio fundamental de esta
como muy especialmente en los semi­
doctrina es que los individuos son ne­
narios, aunque ya tenemos noticia de
cesariamente el fundamento, la razón
que en algunos de estos colegios (ephe-
y el fin de todas las instituciones so­
beum) se la enseña en forma excelente
ciales, los individuos, decimos, en cuan­
to son por naturaleza propensos a aso­ desde hace tiempo.
ciarse y están elevados a un orden que Deseamos además que esta materia
supera y sobrepasa la naturaleza. social se agregue al programa de asun­
tos religiosos que se enseñan tanto en
179. De este principio partió la doc­ las parroquias com o en las asociacio­
trina social de la Iglesia. De este im­ nes laicales de apostolado; se difunda
portantísimo principio que afirma y por los medios modernos de difusión,
defiende la dignidad sagrada de la per­ es decir, los diarios y revistas; libros
(47) Salmo 126, í.
230, 182-185 E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ” 2423

sobre doctrina social, científicos y de enraizado en el hombre un gran egoís­


divulgación; por transmisiones de ra­ mo; en nuestros días se infiltra am­
diofonía y televisión. pliamente en la sociedad la doctrina
que todo lo atribuye a la materia; y es
182. M isión especial de los laicos y difícil ver con claridad lo que la jus­
solución de problem as concretos. A ticia pide en casos concretos.
que la doctrina social de la Iglesia ad­ Siendo esto así, no basta que durante
quiera siempre mayor difusión mucho, esta formación se enseñe a los hombres,
según creemos, pueden contribuir con según las normas de la Iglesia, que en
su trabajo y solicitud Nuestros hijos el campo económico y social deben pro­
que pertenecen al laicado, si no sólo ceder conforme a la moral cristiana,
la aprenden ellos mismos y conforman si al mismo tiempo no se les indica
a ella su acción, sino también procu­ también la manera de cumplir con­
ran afanosamente que otros experi­ venientemente con este deber.
menten su fuerza y efectos.
Convénzanse plenamente de que d) La acción social.
nunca podrán demostrar más fácil­
§ 1. En el ambiente exterior y en las
mente la verdad y la eficacia de esta
asociaciones.
doctrina que probando que ella puede
solucionar problemas actuales. De esta 184. De la form a ción debe pasarse
manera conseguirán que presten aten­ a la acción , especialm ente en el cam po
ción a esta doctrina los espíritus que de ¡as asociaciones. Consideramos que
hoy la rechazan porque la desconocen. no será suficiente esta clase de form a­
Tal vez se logre también que estas ción, si no se añade a la labor del
personas saquen con el tiempo algo maestro el trabajo personal del mismo
de su luz. educando, si a la doctrina no se agrega
la acción a manera de experiencia real.
c) La formación social. Tiene casi el carácter de proverbio
la afirmación de que nadie aprende a
183. Debe form arse la conciencia del gozar debidamente de la libertad, si
deber social y aprenderse el m od o de no la ha practicado debidamente. Del
cumplirlo. Pero una doctrina social no mismo modo nadie sabrá cóm o actuar
sólo se enseña, sino también se lleva en el campo económico y social según
a la práctica, lo que vale en forma la doctrina católica, si no ha actuado
muy especial de la doctrina de la Igle­ efectivamente en este mismo campo y
sia acerca de las cuestiones sociales, según la misma doctrina.
ya que su luz es la verdad; su fin, la Por este motivo al difundir esta for­
justicia; y su principal fuerza, el amor, mación ha de darse gran importancia
importa, pues, muchísimo que Nues­ al fomento de las asociaciones de apos­
tros hijos, además de conocer las nor­ tolado seglar, especialmente de las que
mas sociales, se formen en ellas. tienen por objetivo la realización de
Para que la educación cristiana pue­ obras de actualidad que deben recibir
da llamarse completa, debe extenderse toda su fuerza y vitalidad de la ley
a toda suerte de deberes. Por ello es cristiana, ya que sus miembros, gra­
necesario que los fieles cristianos, esti­ cias a la experiencia cotidiana, tienen
mulados por ella, conformen también la posibilidad de formarse a sí mis­
su acción a los preceptos de la Iglesia mos y luego instruir m ejor a los jóve­
en materia económica y social. nes en el cumplimiento de esa misión.
Porque si de suyo es difícil pasar
de la teoría a la práctica, por mucho § 2. Formación interior personal.
más arduo ha de tenerse el poner por 185. Es esencial la form a ción in­
4,5 obra la doctrina social de la Iglesia terior en el espíritu de sobriedad y
Católica, y ello por las siguientes ra­ sacrificio, prudencia y m oderación ,
zones principales: está profundamente m ortificación y paciencia. No está
2424 E n cíclicas del P,P. J uan X X ÍÍÍ (1961) 239, 186-186;

fuera de lugar traer aquí a la memo­ puede y debe emprenderse para llevar
ria de todos, los de arriba como los a la práctica las normas enseñadas,
de abajo, que el sentido cristiano de teniendo en cuenta las circunstancias
la vida encierra el deber de guardar la de tiempo y lugar. Los tres pasos del
moderación y aceptar los sacrificios, procedimiento suelen designarse común­
con la gracia de Dios. mente con los términos: “ Ver, juzgar
Mas hoy en día, lamentablemente, y ob ra r\
el desordenado afán de placeres asen­ Nos parece necesario que los jóvenes
tó sus reales en los corazones de no reflexionen sobre este modo de pro­
pocos de nuestros contemporáneos, que ceder y se sirvan de él, en lo posible,
en toda su vida nada consideran más en los casos concretos, para que lle­
apetecible que el correr tras los pla­ guen a la convicción de que no sólo
ceres y el aplacar la sed de las pasio­ hay que meditar sobre los principios
nes, cosas que indiscutiblemente causan aprendidos, sino también aplicarlos en
graves daños no sólo al espíritu, sino la realidad.
también al cuerpo.
§ 2. Al surgir divergencias.
Quien atienda a este hecho aun va­
liéndose de solas las fuerzas de la ra­ 187. Guardando el m utuo respeto
zón humana, deberá admitir que es sa- concretar la acción dejando a un lado
456 bio y prudente emplear en todas las las discusiones. Guando se trata de
cosas cordura y moderación y refre­ llevar los principios a la práctica pue­
nar las malas inclinaciones. Mas quien de suceder a veces que surjan diver­
atienda a esa realidad teniendo en gencias aun entre los católicos since­
cuenta la ley divina, no podrá ignorar ros. En tal caso cuiden de mantener
que el Evangelio de Cristo, la Iglesia y manifestar la consideración y res­
Católica y la doctrina ascética tradi­ peto mutuos, y a la vez busquen cuida:
cional exigen que los fieles cristianos dosamente tras consultas mutuas, los
repriman con energía las malas pasio­ puntos de coincidencia para realizar
nes y sobrelleven con singular pacien­ oportunamente lo que la necesidad
cia los sinsabores de la vida. exija.
Estas virtudes, además de asegurar Pongan sumo cuidado además en no
el firme dominio del alma sobre el debilitar sus fuerzas con frecuentes
cuerpo, nos ofrecen un medio pode­ discusiones, no sea que, con el espe­
roso para expiar la pena del pecado cioso pretexto de hallar lo que parece
del que nadie está exento, con excep­ mejor, se omita entre tanto lo que
ción de J esucristo y su Madre Inma­ efectivamente puede y, por tanto, debe
culada. hacerse.

§ 3. Relaciones con los que no tie­


2. Sugerencias para la práctica. nen la visión cristiana de la
a) En la formación y educación so­ vida.
cial. 188. Prestar una leal cola boración
§ 1. Método práctico. sin descender a com prom isos en mate­
ria religiosa o m oral. En el ejercicio
186. Se recom ienda el m étodo: ver, de las actividades económico-sociales
juzgar y obrar. Ahora bien los princi­ los católicos se encontrarán más de una
pios de la doctrina social se traducen vez con personas que poseen un con ­
en realizaciones casi siempre siguiendo cepto de la vida distinto al suyo. En
los tres pasos que a continuación se­ este caso los católicos procuren con
ñalamos: primero se estudia a fondo sumo cuidado ser consecuentes consigo 457
el estado real de la cuestión; luego se mismos para no descender a com po­
la valora a la luz de aquellos princi­ nendas (medias consilia) que en algo
pios; y, finalmente, se establece lo que causen detrimento a la integridad d¡e; la
239, 189-191 E n c íc lic a “ M ater et M a g ist r a ’ 2425

¡Religión o de la moral. Al mismo tiem­ obedeciendo filialmente a sus instruc­


po procedan como quienes saben exa­ ciones. Tengan presente que si en su
minar con ecuánime comprensión el actividad no observan los principios y
punto de vista de los otros; no traten directivas sociales que la Iglesia ha
de trocarlo todo en beneficio propio, y dado y Nos confirmamos, faltan a su
estén dispuestos a ejecutar con lealtad deber, a menudo lesionan derechos aje­
y unión de esfuerzos lo que de suyo nos y se puede llegar, procediendo así,
es bueno o puede conducir al bien (ad a desacreditar esta doctrina, como si
bonum conducibilia). fuera de suyo óptima, pero careciera
de fuerza para orientar una acción
§ 4. Sujeción a las directivas de la adecuada en la vida real.
Iglesia.
189. A la Iglesia le com pete decidir § 2. Un grave peligro: permitir que
y a los católicos llevar a la práctica el trabajo se convierta en ídolo.
las decisiones. Con todo, es evidente
191. H erejía de la a cció n : prod u cir
que cuando la Jerarquía eclesiástica
bienes materiales olvidando el espí­
ha decidido algo en la materia los ca­
ritu. Como ya lo recordábamos, los
tólicos tienen la obligación de sujetarse
hombres han profundizado y extendi­
a las decisiones. Pues la Iglesia no sólo
do el conocimiento de las leyes de la
tiene el derecho y el deber de tutelar
naturaleza; han inventado instrumen­
los principios que hacen a la integri­
tos para someter las fuerzas naturales
dad de la Religión y de la moral, sino
a su dominio; han realizado, y siguen
también de pronunciar autoritativa-
realizando, obras gigantescas dignas de
mente su sentencia cuando se trata de
toda admiración. Pero en su empeño
poner en práctica los principios.
por dominar y transformar el mundo
externo corren el peligro de descuidar­
bj Sugerencias prácticas para la ac­
se a sí mismos y de debilitar sus fuer- 458
ción.
zas espirituales y corporales. Ya lo ad­
§ 1. Directivas para la labor de los virtió con profunda tristeza Nuestro
laicos. Predecesor de f. m. Pío XI cuando en
190. P rofesionalm ente com petentes, la encíclica <(Quadragesimo anno” se
deben aplicar la doctrina social cris­ lamentaba con estas palabras: “ Y así
tiana para dar buen ejem p lo y n o es­ el trabajo corporal que la Divina Pro­
candalizar. Es necesario poner por videncia, aun después del pecado ori­
obra las normas que expusimos acerca ginal, estableció como ejercicio prove­
de la formación social. Es éste un de­ choso para el alma g para el cuerpo,
ber que corresponde sobre todo a Nues­ se está convirtiendo en un instrumento
tros hijos pertenecientes al laicado, ya de perversión: mientras, en efecto, la
que su actividad se desenvuelve habi­ materia inerte sale ennoblecida de la
tualmente en la producción de bienes fábrica (officina), los hombres por el
temporales y en la formación de insti­ contrario allí se corrompen g envile­
tuciones para ese fin. cen” <48).
En el ejercicio de tan noble misión También Nuestro Predecesor de f. m.
es necesario que los laicos no sólo Pío XII con razón afirma que nuestra
sean competentes en su oficio y reali­ época se distingue de otras porque,
cen sus actividades según los métodos por un lado, la ciencia y la técnica pro­
más conducentes al propósito respec­ gresan inmensamente, mientras, por
tivo, sino que conformen también su otro lado, los hombres mismos pierden
acción a los principios y normas de la tan considerablemente el sentido de la
Iglesia en el campo social, teniendo propia dignidad. Pues “ la obra más
sincera confianza en su sabiduría y perfecta y más monstruosa de nuestra
(48) Pío XI, Encíclica Quadragesimo anno, dalupe” Encicl. nr 154, 54 p. 1321 - II columna,
15-V-1931; AAS 23, 221 s; (en esta Colecc. “ Gua- abajo).
2426 E n cíclicas del P.P. J uan XXIII (1961) 239, 192-1934
9

época consiste en haber transformado vino Maestro que advierte: “ ¿Qué apro­
al hombre en un gigante del mundo fí­ vecha al hombre ganar todo el mundo,
sico y en un pigmeo del mundo sobre­ si pierde su alma? ¿O qué podrá dar
natural y eterno” <49*). el hombre a cambio de su alma?
Una vez más se verifica en nuestros
días en toda su amplitud cuanto afir­ § 4. El problema de la santificación
ma el Salmista de los adoradores de de los domingos y fiestas.
falsos dioses, a saber, que los hombres 193. El descanso dominical es dere­
en su obrar se olvidan muchas veces cho de Dios, derecho y necesidad del
de sí mismos mientras veneran las hombre. El Papa reclama su cum­
obras de sus manos adorándolas como plimiento. Afín a estas advertencias es
a dioses: “ Los ídolos de los gentiles lo que se relaciona con el descanso
son de plata y oro, obras de manos de que ha de observarse los días de fiesta.
hombres” (5°). Para defender la dignidad del hom­
bre en cuanto criatura dotada de un
§ 3. Respeto a la jerarquía de va­ alma hecha a imagen y semejanza de
lores. Dios, la Iglesia Católica urgió siem­
pre la fiel y universal observancia
192. El progreso y el bienestar son del tercer mandamiento del Decálogo:
bienes reales, pero sólo han de em­ “ Acuérdate de santificar el día del des
plearse como medios para promover canso” (52).
el perfeccionamiento espiritual. Por Es derecho de la autoridad divina
eso, es Nuestra preocupación pastoral exigir del hombre que dedique al culto
con que abrazamos a todos los hom­ justo y debido a Dios un día de la Se­
bres, exhortamos encarecidamente a mana, en el cual el espíritu, libre de las
todos Nuestros hijos a que no permi­ preocupaciones cotidianas, pueda ele­
tan que en el cumplimiento de sus varse a los bienes celestiales y escudri­
obligaciones y en la prosecución del ñar su conciencia para conocer en qué
fin que se propusieron se adormezca estado se hallan sus necesarias e invio­
la conciencia del deber y se olvide la lables relaciones para con Dios.
jerarquía de los valores principa­ Mas es también derecho y necesidad
les (bonorum ordo prsecipuorum). del hombre interrumpir el trabajo por
Es manifiesto que la Iglesia enseñó cierto tiempo no sólo para que sus
en todo tiempo y sigue enseñando que fuerzas corporales descansen del duro
el progreso de la ciencia y de la téc­ bregar de todos los días y se propor
nica así como la prosperidad consi­ cione a los sentidos sano esparcí
guiente han de contarse realmente en miento, sino también para que vele
el número de bienes y considerarse por la unidad de la familia, que re­
como signos de una civilización que quiere que todos sus miembros man­
progresa. Pero igualmente enseña la tengan entre sí íntimo contacto y vivan
Iglesia que estos bienes han de apre­ en serena convivencia.
ciarse según su naturaleza, es decir, La Religión, la moral y el cuidado
com o instrumentos o medios para al­ de la salud coinciden en exigir un des­
canzar con mayor facilidad un fin su­ canso periódico. La Iglesia Católica des­
perior, com o es el perfeccionamiento de hace siglos tiene establecido el do­
propio tanto en el orden natural como mingo como día de descanso, en el que
en el sobrenatural. los fieles cristianos participan en el
Para ello deseamos con vehemencia santo sacrificio de la Misa, re-presen­
que resuene constantemente en los tación y memorial del sacrificio reden­
oídos de Nuestros hijos la voz del Di- tor y aplicación de sus frutos.
(49) Pío XII Radiomensaje ” 11 popolo che Navidad” , Ediciones del Atlántico, 1957, nr 10.
abitava nelle tenebre” , dado en la antevigilia p. 241).
de la Navidad del año 1953; AAS 46 (1954) 10 (50) Salmo 113, 4.
(El lector argentino y latinoamericano podrá
consultar el texto y contexto en la obra de (51) Mateo 16, 28.
Zalduendo, Eduardo: “ Pío XII, Mensajes de (52) Exodo 20, 8.
4$& , 194-196 E n c íc l ic a “ M a t e r e t M a g is t r a ” 2427

Pero con profundo dolor de Nuestro ñera alguna dedicarse a esas activi­
espíritu comprobamos, sin poder me­ dades sin poner en peligro su dignidad
nos de mostrar Nuestra desaprobación, de hombre y de cristiano.
que muchos sin querer quizá en la ma­
yor parte de los casos conculcar inten­ 195. El plan de Dios: perfeccionar­
cionalmente esta santa ley, con siem­ nos por el trabajo, infundir sentido
pre mayor frecuencia no la observan. cristiano a la civilización, cumplir el
Necesaria consecuencia de ello es que deber, prestar servicios. Por el contra­
lo s , obreros, tan caros a Nuestro co­ rio. responde perfectamente al designio
razón, sufran daños en su salud espi­ de la Divina Providencia que los hom­
ritual y corporal. bres cultiven y perfeccionen su espí­
Por eso teniendo en vista el bien ritu mediante la realización de su tra­
de las almas y de los cuerpos exhorta­ bajo diario, que para casi todos los
mos en el nombre de Dios a todos los hombres se desenvuelve en cosas per­
hombres, ya sean gobernantes, ya em­ tenecientes a la vida terrena.
presarios, ya obreros, a que se aten­ Por esta razón en nuestros días le
gan a este precepto del Dios eterno y corresponde a la Iglesia una ardua
de la Iglesia Católica y consideren la misión: conformar la civilización de
responsabilidad que en esta materia una época de progresos a los princi­
tienen ante Dios y la sociedad humana. pios humanos y cristianos. La época
misma que vivimos llama a la iglesia a
§ 5. El ideal: tender a la perfección cumplir esta misión; más aún, parece
por medio de trabajo hecho en implorarlo con los deseos más ardientes
unión con Dios. no sólo para lograr fines más elevados,
sino también para asegurar lo alcan­
194. Actuar cristianamente en el zado sin detrimento propio.
mundo no se opone a la perfección. De Para lograr este fin, com o ya d iji­
lo que brevemente acabamos de ex­ mos, la Iglesia pide sobre todo la co ­
poner nadie ha de sacar la conclusión laboración de los laicos, quienes por
de que Nuestros hijos, especialmente esta razón han de empeñarse en la
los pertenecientes al estado laico, obra­ realización de sus actividades terrenas
rían con prudencia si redujeran su em­ de manera que mientras trabajan para
peño en la labor propia de los cristia­ sus semejantes estén interiormente uni­
nos relativa a los bienes pasajeros de dos con Dios por medio de Cristo y lo
esta vida; antes al contrario reafir­ hagan todo para mayor gloria de Dios,
mamos que tal labor ha de realizarse como manda el apóstol S a n P a b l o :
y prestarse cada día con mayor intensi­ “ Ya comáis, ya bebáis, o ya hagáis
dad. otra cosa, hacedlo todo para gloria de
En verdad cuando Cristo Nuestro Dios” <54). Y en otro lugar: “ Todo cuan­
Señor rezó en su solemne oración por to hacéis de palabra o de obra, hacedlo
la unidad de la Iglesia, pidió al Padre todo en nombre del Señor Jesús, dando
por razón de sus discípulos: “ No te gracias a Dios Padre por El” (55\
ruego que los saques del mundo, sino
que los guardes del mal” <53b § 6. Los valores espirituales ayudan
Nadie, pues, se forme la idea falsa a obrar socialmente.
de que reina oposición entre cosas que
en realidad pueden armonizarse per­ Í96. La vicia sobrenatural y religio­
fectamente, a saber, entre la perfec­ sa ayudará a solucionar los problemas
ción del alma y los asuntos de la vida temporales. Cuando las actividades e
presente, com o si debiera uno apartar­ instituciones temporales cooperan tam­
se necesariamente de las obras de la bién al progreso espiritual y a la eterna
vida mortal para tender a la perfección salvación del hombre, aquéllas han de
cristiana o como si no pudiera en ma- considerarse por ello más eficaces para
(53) Juan 17, 15. (55) Coios. 3, 17.
(54) í Corint. 10, 31. (56) Mateo 6, 33.
2428 E n cíclicas del P.P. Ju an XXIII (1961) 239, 197-198

conseguir lo que por su naturaleza in­ Por eso exhortamos encarecidamente


tentan. Pues tiene perenne valor la a todos Nuestros hijos en todo el orbe,
preclara afirmación del Divino Maes­ tanto a los que pertencen al estado
tro: “ Buscad primero el reino de Dios clerical com o al laico, a vivir del todo
y su justicia, y todo lo demás se os da­ conscientes de la nobleza y dignidad
rá por añadidura” que les viene del hecho de que, com o
En efecto, quien se ha convertido en sarmientos a la vid, están unidos a
cierto modo en “ luz en el Señor” (57> y Jesucristo, com o lo enseña el Maestro:
camina “ como hijo de la luz” <58) capta “ Yo soy la vid; vosotros, los sarmien­
por cierto con criterio más seguro lo tos” (61>; y que pueden participar de
que debe hacerse según los principios Su misma vida divina.
de la justicia en los diferentes sectores De ahí que los fieles cristianos,1si
de la actividad humana, aún en aque­ viven unidos en alma y corazón al
llos que presentan dificultades más santísimo Redentor cuando realizan
complicadas debido al excesivo amor sus actividades externas, continúan en
que muchos se profesan a sí mismos, cierto modo con su trabajo el trabajo
a la patria o a la raza. de Jesucristo, y reciben de El la fuer­
Agréguese a ello que quienes son za y virtud redentora, com o El mismo
guiados por la caridad cristiana, no lo afirma: “ Quien permanece en mí, y
pudiendo dejar de amar a los demás, yo en él, ése dará mucho fruto” ‘6*2).
sentirán com o propias las necesidades, Este trabajo humano se eleva y enno­
inquietudes y alegrías ajenas, y su acti­ blece de tal manera que lleva al que
vidad en todas partes será sólida, vi­ lo realiza a la propia perfección espi-
gorosa, humana y cuidadosa también tual y puede además contribuir a co ­
del interés ajeno, porque “ la caridad
municar a los demás y difundir por
es paciente, es benigna; no es envidio­
doquiera los frutos de la redención de
sa, no es jactanciosa, no se hincha; no
Cristo.
es descortés, no es interesada, no se irri­
ta, no piensa mal; no se alegra de la En virtud de todo ello los principios
injusticia, se complace en la verdad; cristianos, cual fermento evangélico,
todo lo excusa, todo lo cree, todo lo penetran en las venas de la sociedad
soporta” (59). en que vivimos y trabajamos.
Es cierto que nuestro siglo está pe­
§ 7. El máximo pensamiento orien­ netrado de errores muy graves y agi­
tador: Somos miembros vivos tado por perturbaciones violentas, pero
del Cuerpo Místico. también es cierto que en nuestra época
197. Como miembqps del Cuerpo Mís­ se les abren a los operarios de la Igle­
tico vivimos la vida de Cristo también sia inmensos campos apostólicos que
en las actividades temporales y exten­ Nos hacen concebir grandes esperan­
demos entre todos los frutos de la re- zas.
462 dención. No queremos concluir Nuestra
encíclica sin traer a la memoria, Vene­ CONCLUSION
rables Hermanos, aquella verdad im­
portantísima, sublime y certísima de la 1. Invitación al estudio de la Encícli­
doctrina católica, según la cual, so­ ca y a la acción.
mos miembros vivos del Cuerpo Mís­
tico de Cristo, que es la Iglesia: “ Así 198. El Papa invita a meditar las
como siendo el cuerpo uno tiene mu­ afirmaciones y declaraciones presenta­
chos miembros, y todos los miembros, das en la encíclica, y a cooperar en la
con ser muchos, son un cuerpo único, obra de restauración del reino de Dios.
así es también Cristo” <60L Venerables Hermanos y amados hijos,
(57) Efesios 5, 8. (60) I Corint. 12, 12.
(58) Efesios 5, 8. (61) Juan 15, 5.
(59) I Corint. 13, 4-7. (62) Juan 15, 5.
23», 199-200 E n c íc lic a “ M ater et M a g ist r a ” 2429

en unión con vosotros hemos conside­ está cercana para los que le temen, y
rado hasta aquí, partiendo de la admi­ bien pronto habitará la gloria en nues­
rable encíclica de L e ó n XIII, los di­ tra tierra. Se han encontrado la be­
versos e importantes asuntos relaciona­ nevolencia y la fidelidad, se han dado
dos con la cuestión social contempo­ el abrazo la justicia y la paz. Brota de
ránea. De allí dedujimos normas y di­ la tierra la fidelidad y mira la justicia
rectivas, y os exhortamos encarecida- desde lo alto de los cielos. Sí, Yavé Dios
463 mente no solamente a meditar profun­ nos otorgará sus bienes, y la tierra
damente, sino también a trabajar por dará sus frutos. Va delante de su faz
llevar a efecto lo enseñado, cada uno la justicia, y la paz sigue sus pasos" ^ .
según la medida de sus posibilidades.
Si cada uno de vosotros colabora 3. Votos y deseos del Pontífice. Ben­
con ánimo varonil, habrá contribuido dición Apostólica.
no poco a restablecer en la tierra el
reino de Cristo, que es “ reino de ver­ 200. Reine Cristo para prosperidad*
dad y de vida, reino de santidad y alegría y paz de todos. He aquí los vo­
de gracia, reino de justicia, amor y tos que formulamos al poner fin a esta
paz" (63), reino del cual algún día sal­Carta, a la cual hemos dedicado desde
dremos para ir al encuentro de aquella hace tiempo nuestra solicitud por la
dicha celestial para la cual fuimos Iglesia universal. Los formulamos a fin
creados por Dios y a la cual aspiramos de que el Divino Redentor de los hom­
con encendidas ansias. bres, “ el que ha venido a ser para nos­
otros, de parte de Dios, sabiduría, jus­
2. Voz de la Iglesia. ticia, santificación y redención" (65>, rei­
ne y triunfe venturosamente a lo largo
199. Es la voz de la Iglesia la quede los siglos y en todos y por sobre
nos Invita. Aquí se trata, en efecto, de todo. Los formulamos también para
la doctrina de la Iglesia Católica y que, logrando en armonía el recto or­
Apostólica, Madre y Maestra de todos den social, todos los pueblos gocen fi­
los pueblos, cuya luz ilumina, enciende nalmente de prosperidad, alegría y
e inflama; cuya voz, llena de sabidu­ paz.(66)
ría celestial, resuena en todo tiempo Como expresión de estos votos y en
con sus enseñanzas; cuya virtud aplica prenda de Nuestra paternal benevo- 464
siempre remedios tan eficaces como lencia, os impartimos de todo corazón
apropiados a las crecientes necesidades la Bendición Apostólica a vosotros,
humanas y a las preocupaciones e in­ Venerables Hermanos, y a todos los
quietudes de esta vida mortal. fieles confiados a vuestra solicitud,
Con esta voz concuerda de modo ad­ particularmente a los que respondan
mirable aquella voz antiquísima del con generosidad a Nuestras exhorta­
Salmista que constantemente fortifica ciones.
y levanta nuestro ánimo: “ Yo bien sé Dado en Roma, junto a San Pedro,
lo que dirá Dios: que sus palabras se­ el día 15 de mayo del año 1961, tercero
rán palabras de paz para su pueblo y de Nuestro Pontificado.
para sus santos, y para cuantos se vuel­
ven a El de corazón. Sí, su salvación JUAN PAPA XXIII.
(63) Del prefacio de la misa de Cristo Rey. blecidos anteriormente, normas y directivas ya,
(64) Salmo 84, 9 ss. proclamadas en documentos pontificios hacía
(65) I Corint. 1, 30. tiempo publicados. Este hecho no nos sorpren­
derá puesto que la Encíclica intencionalmente
(66) ANOTACIONES FINALES PARA UN quiso ser una conmemoración de tres documen­
ESTUDIO DE CONJUNTO DE LA ENCICLICA. tos pontificios sociales transcendentales de los
Gomo era de esperar y lo hemos visto en la últimos decenios, dos muy conocidos: “ Rerum
lectura del texto, “ Mater et Magistra” no pre­ novarum” de L eón XIII y “ Quadragesimo cinno”
senta un panorama doctrinal totalmente extraño de Pío XI, a los 40 años de Rerum novarum, y
sino más bien familiar a los que algo entienden el tercero hasta ayer menos conocido y nom­
de la cuestión social y de la doctrina social cris­ brado: “ La solennitá delta Pentecoste” , el Ra-
tiana, pues, enuncia en muchas partes y aun diomensaje de Pío XII a los 50 años de aquel
los cita textualmente, los principios ya esta- documento de L eón XIII, publicado en plena
2430 E ncíclicas del P.P. Juan XXIII (1961) 239, Apéfiii.

guerra mundial, mensaje que podrá servir como continuo avance, y la realidad ya producida no
representante de un sinnúmero de manifestacio­ son sólo el resultado del desarrollo económico-
nes, discursos y cartas de Pío XII concernientes social sino que “ constituyen” , dice el Pana, un
a los más diversos tópicos económico-sociales, impulso casi irrestistible del ser humano” , pues
aun cuando, a los 60 años, en 1951, Pío XII no la defensa del individuo precisamente, oomo tam­
haya dado a luz una Encíclica social especial. bién el progreso de las ciencias y de la técnica
A los 70 años de Rerum novarum Juan XXIII requieren el estudio y el trabajo de equipos y la
quiso pasar revista a todos los principios y di­ unión de brazos y cabezas. El Papa pondera las
rectivas económico-sociales anteriores, recalcar­ ventajas de esta “ socialización” y señala las des­
los y reafirmarlos, señalar sus frutos y poste­ ventajas del exceso al respecto, afirmando que
riores desenvolvimientos. en todo caso debe tomarse en cuenta tanto la
Pero además de reafirmar enseñanzas tradi­ seguridad como la legítima autonomía y digni­
cionales, Mater et Magistra enseña también co­ dad del individuo; reclama para conseguir el
sas nuevas. A primera vista parecen predominar justo equilibrio la colaboración coordinadora del
las cosas ya sabidas. Y no podía ser de otra Estado.
manera, ya que los principios y normas funda­ En la misma segunda parte y en dos pasajes
mentales son invariables, conforme lo destaca más de la Encíclica, Juan XXIII recalca un as­
efectivamente Juan XXIII al principio del do­ pecto que con ese vigor no se había destacado
cumento, sin que por ello deje de encender no ha'sta ahora en documentos oficiales, a saber,
pocas nuevas luces que han de iluminar el di­ que el progreso económico debe ir acompañado
fícil y complejo campo económico-social y orien­ del progreso social; vuelve además a señalar
tar en él al hombre de nuestros días. que la riqueza y renta de una nación no sólo
depende de la abundancia de bienes sino también
I . — LAS RE AFIRMACION ES —y más todavía— de la justa repartición de esos
Juan XXIII vuelve a destacar (ver la Intro­ bienes; advierte que la acumulación de capital
ducción y el subtítulo 33) el derecho de la Igle­ por medio de la autofinanciación debe “ conceder
sia a intervenir en los asuntos terrenales, los los correspondientes derechos a los obreros” ,
económico-sociales y culturales, en cuanto ata­ es decir, debe asignar al obrero retribuciones ma­
ñen el campo moral y humano; hace resaltar de yores que simplemente las del salario justo y
nuevo que las normas de toda solución brotan familiar, es decir tiene la obligación de llegar
del Evangelio y de la misma naturaleza humana, a la participación del obrero en las ganancias.
recalca los derechos del individuo a una remu­ Después de haber condenado los despiltarros in­
neración justa y a la propiedad privada y los dividuales e irresponsables, los gravámenes e x ­
derechos del Estado junto con sus obligaciones cesivos del Estado, los enormes gastos arma­
para con la sociedad y el individuo; cita la po­ mentistas, y particularmente los sueldos y pre­
sición de Quadragésimo anno frente al comunismo bendas desproporcionadamente altos, asignados
y socialismo (más tarde ya no vuelve sobre el a elementos “ de mediocre importancia o de in­
asunto) y la crítica de Pío XI al imperialismo cierta utilidad” (seguramente una alusión a la
económico del liberalismo; y que toda solución excesiva remuneración de los consejeros de ad­
debe apoyarse en la justicia y caridad e inspi­ ministración, su abultado número y su voraz
rarse en la ley moral. Podíamos alargar la lista acumulación de consejerías en una mano etc.);
de las reafirmaciones y precisiones pero una so­ enumera como primer criterio de justicia y equi­
mera lectura permitirá a toda persona interesada dad para la fijación de los sueldos y salarios
completar la enumeración, dado que en general no lo que se ha convenido por ventajoso que sea
el mismo Sumo Pontifice advierte cuando en los sino lo que cada uno aporta a la producción,
asuntos más importantes recalca las doctrinas y especialmente lo que aporta el obrero, para agre­
directivas anteriores y aun exteriormente está gar luego también como criterios: la situación
señalando por las citas de los tres documentos de la empresa, el bien común nacional y el bien
mencionados.I. común internacional. Aquí llegamos a un punto
interesante, pues el Papa establece que no sólo
II. — LOS ASPECTOS NUEVOS EN LOS AM­ en el campo internacional y en las relaciones y
BIENTES ANTIGUOS ayudas interestatales debe regir “ el bien común
Dado el vertiginoso desarrollo económico-social internacional” sino que aun en las decisiones
y técnico de la época actual en especial desde que se toman dentro de una nación, como por
Pío XI hasta nuestros días, es natural que la ejemplo, en los contratos de trabajo debe tenerse
nueva Encíclica no se contente con las reafir­ en cuenta el “ bien común internacional” . Ese
maciones y puntualizaciones de paso sino que es nuevo aspecto y Goncepto formado por Juan XXIII
inevitable que se enfrente con nuevos enfoques del “ b'en común de la humanidad entera” se
en el campo económico-social ya labrado ante­ incorporará definitivamente al acervo de los
riormente,. y es necesario que presente nuevas principios de la doctrina social de la Iglesia.
decisiones y normas. Esto se hace en las partes El Papa declara en otros pasajes además que un
II? y III?. sistema que en los lugares de trabajo no garan­
La segunda parte del documento comienza tiza la dignidad humana ni cultiva el sentido
destacando la importancia del hombre. Es él quien de responsabilidad e iniciativa individuales del
ha creado los bienes económicos, no al revés; obrero y empleado es injusto aun cuando logre
habla luego de la intervención y colaboración del una elevada cifra de producción y el producto
Estado al individuo y a la sociedad, pero siempre final, es decir la ganancia de la empresa, se
subsidiaria, para no caer en la omnipotencia del distribuya equitativamente.
Estado que practica el comunismo ni en el indivi­
dualismo desenfrenado del liberalismo; luego seña­ Los obreros con razón pueden exigir parti­
la el fenómeno de la creciente incorporación, o si cipar activamente en las empresas y tener opor­
tunidad de formarse técnica y profesionalmente
se quiere “ fagocitación” del individuo por la so­
mejor, lo cual por lo demás debe constituir el
ciedad y sus instituciones, su ligazón siempre
más estrecha con el cuerpo social en que vive, postulado básico de una sana política empresaria
y productora, para la cual, reclama naturalmen­
o, como destaca, aún en el título intercalado, el
texto italiano, dando un nuevo contenido a la te también la aplicación de los derechos de pro­
piedad privada.
palabra, la progresiva “ socialización” de la vida
moderna del hombre. El término como tal, como En el capítulo sobre la estructura de la so­
ya advertimos en la nota al lugar, no se en­ ciedad moderna y el funcionamiento de las era
cuentra en el latín oficial, pero lo que importa presas exige la Encíclica —no pocos dirán an-
es que el Papa afirme que esa tendencia, en tieoonómicamente pero es sanísimo desde el pun­
239, Apénd. E n cíc lic a “ M ater et M a g ist r a ” 2431

to de vista de política social y está en realidad su propia elevación económica y social, cultural
inspirada en los grandes valores humanos— el y espiritual. En el campo in t e r n a c io n a l pide el
fomento, también de parte del Estado, de las Papa primero un auxilio de emergencia para
pequeñas y medianas unidades económicas, de los pueblos hambrientos, pero afirma que a la
las empresas de artesanos y de cooperativas de larga es más importante la constante c o o p e r a c ió n
dimensiones familiares. científica, financiera y técnica. Esta colabora­
En el capítulo sobre la p r o p ie d a d p r iv a d a ción es por lo demás necesaria para todos los
aparecen conceptos que en el siglo XIX a no po­ pueblos 44p o r q u e to d o p r o b le m a h u m a n o d e tra n s­
cos habrían parecido revolucionarios y que fal­ ce n d e n c ia tien e h o y d ía e fe c to s au n e x t r a n a c io ­
taban en la mayoría de nuestros manuales de so­ n a les y m u n d ia le s ” , de modo que ningún país
ciología, a saber, el cambio de valoración del por poderoso y opulento que sea puede solu­
trabajo profesional frente a la propiedad pri­ cionar solo sus problemas. El Papa seriamente
vada. El Papa comprueba que un número cre­ preocupado advierte que en esta acción de au­
ciente de personas busca la seguridad del por­ xilio deben respetarse naturalmente las caracte­
venir no ya en una propiedad privada, modesta rísticas nacionales, culturales y religiosas de los
si se quiere pero tangible sino en la seguridad pueblos en desarrollo para que, en alas de la
social, en los seguros sociales. Aún más. Con el ayuda, no se abata sobre ellos un funesto neo-
aplauso del mundo industrial, científico, técnico colonialismo.
y de los servicios públicos los padres para los En el capítulo que trata del in c r e m e n to d e m o ­
hijos y las nuevas generaciones para asegurar g r á fic o , comparado con el desarrollo económico,
su porvenir aspiran a una calificada formación el Papa lamenta el desnivel actual y la miseria
profesional, poniendo su confianza más en el consiguiente en muchas partes del mundo, pero
rendimiento de su trabajo que en el producto divisa con ojo optimista para un futuro no muy
de alguna propiedad. El Papa con aquel optimis­ lejano una solución favorable, dados los ade­
mo y positiva valoración de las cosas de hoy lantos científicos y técnicos modernos; por este
que caracteriza toda la Encíclica, aplaude esta motivo y naturalmente por los principios reli­
evolución y, lo que es importante, da la razón giosos y morales, el “ Birth control” , la limita­
de su actitud diciendo que 41e l tra n s ce n d e n te c a ­ ción de la natalidad es inaceptable y, pasando
r á c t e r d e l t r a b a jo , o d e la p r o fe s ió n , es un a e x ­ a una actitud positiva, exhorta a todos a comen­
p r e s ió n m ás in m e d ia ta d e la p e r s o n a h u m a n a ” zar a educar las jóvenes generaciones a la
y por eso preferible a la propiedad que es sólo genuina y cristiana solución de este problema
un instrumento en la mano del hombre, mien­ la que sólo se encuentra en el espíritu de sacri­
tras la profesión es parte de él. ficio, de responsabilidad y de optimismo.
Pero el Sumo Pontífice se apresura a añadir
que estos hechos, muy laudables, no cambian en IV. — APOGEO PASTO RAL Y SOBREN ATU ­
nada la doctrina social de la Iglesia acerca de RAL
la propiedad privada o acerca de la propiedad
de los medios de producción; el derecho de pro­ En la cuarta y última parte, Juan XXIII es­
piedad privada permanece inalterable y que debe tigmatiza el error más radical y siniestro de
propiciarse y fomentarse su arraigo en todas nuestro tiempo: el intent.o do croar un mundo
las capas sociales, dirimiendo así, en sentido sin Dios. Frente a esta “ estulticia” , como dice,
afirmativo, sin decirlo expresamente, la ya larga aludiendo al texto bíblico: 44E l e s tu lto d ic e en
discusión de si la propiedad privada era toda­ su c o r a z ó n : N o h a y D io s ” , todos, especialmente
vía un factor de orden y de organización. los laicos, deben cultivar e imponer la genuina
Con ligeras variantes son éstos los temas ya jerarquía de valores y tender así a la perfec­
tratados en los grandes documentos sociales de ción espiritual por medio del trabajo hecho en
los Pontífices anteriores, aunque presentados rnr’ón con Dios, de tal modo y con pericia tal
por Juan XXIII con algunas ampliaciones y pun- que logre arrastrar consigo hacia la altura a
tualizaciones. los demás contemporáneos.
La 44C o n c lu s ió n ” trae otro matiz, también
III. — LOS TEMAS NUEVOS nuevo. Pío XI en Q u a d r a g e sim o a n n o se limitó
a exigir al clero y a un grupo selecto de laicos
La t e r c e r a p a r te plantea nuevos problemas que estudiaran con celo las ciencias sociales
aun no tratados expresamente en los tres do­ para ir formando las falanges seglares que ne­
cumentos económico-sociales anteriores pero de cesitaban los nuevos tiempos económico-sociales.
creciente popularidad y urgencia en nuestros J uan XXIII con mayor decisión y amplitud exige
días: “ Las r e la c io n e s e n tre las d ife r e n te s e c o n o ­ que la doctrina social cristiana forme parte in­
m ía s, primero en el ámbito nacional y luego en tegral de la enseñanza religiosa, “ como p u n to
el panorama internacional, poniendo un énfasis d e l p r o g r a m a e s c o la r ... en las e s cu e la s c a t ó ­
especial en la 44a y u d a de las n a c io n e s e c o n ó ­ lica s de to d o g é n e r o ” y que “ se a g re g u e al p r o ­
m ic a y s o c ia lm e n te d e s a r r o lla d a s a los p a ís e s en g r a m a de m a te ria s r e lig io s a s que se e n señ a n en
d e s a r r o llo ” ; decimos “ en desarrollo” para evitar las p a r r o q u ia s y las a s o c ia c io n e s de a p o s t o la d o
el término peyorativo “ subdesarrollados” que no s e g la r y se p r o p a g u e p o r lo d o s los m e d io s de
aparece en la Encíclica; pero sí a veces, por d ifu s ió n m o d e r n o s : P r e n s a , re v is ta s , R a d io , T e ­
abreviar, en nuestros subtítulos y texto. ..
le v is ió n .
El capítulo escrito tal vez con mayor cariño Mas no basta el conocimiento. Las nuevas ge­
y en forma más concreta e incisiva es el de la neraciones deben aprender la aplicación práctica
a g r ic u ltu r a , especialmente en comparación con de los principios social-cristianos, para conven­
los otros sectores de la economía, los de la in­ cerse de que no sólo son teóricamente hermo­
dustria y de los servicios. El Papa recuerda el sos sino también concretamente realizables y
hecho conocido de que en general la agricultura decididamente fecundos, para luego persuadir de
es insuficientemente desarrollada en compara­ ello a los demás. En varios Parlamentos fue co­
ción con aquellos sectores, lo que causa en mentado elogiosamente el texto y algunos go­
parte el éxodo rural, y añade que el Estado biernos dispusieron su estudio en las escuelas,
debe procurar que los agricultores disfruten de pero casi al año del anuncio debemos compro­
los servicios públicos esenciales y desarrollar bar que no se han cumplido aun con el debido
una política favorable a la agricultura en las celo los deseos del Papa. La Encíclica no tiene
cuestiones de impuestos, créditos, seguros, pro­ la culpa. Juan XXIII como hijo de labrador y
tección de precios y formación de industrias Pastor práctico de la Iglesia señaló con vigor el
completivas en el ambiente rural; pero que el deber que cada uno de nosotros tiene al respecto,
agricultor debe seguir siendo el protagonista de a cada uno le ha indicado su puesto de trabajo:
2432 E n cíclicas del P.P. Ju an XXIII (1961) 239, Apénd-

estudiar y propagar el orden social cristiano p ara r e s o lv e r aun p r o b le m a s que no están ex­
en el mundo, de modo que alguien (Prof. Hirsch- p re s a m e n te e n u n cia d o s en e lla ” y concluye su
mann SJ) pudo señalar como fin esencial de artículo con la siguiente sentencia que hacemos
M ater et M a g is tr a ” la r e a liz a c ió n d e la d o c t r in a nuestra: ‘ ‘ L a n u e v a E n c íc lic a s o c ia l es un d o c u ­
s o c ia l d e la I g le s ia ” y “ la r e c ta a c c ió n s o c ia l” . m e n to im p o r ta n tís im o y
qu e se h a b r ía g a n a d o
La Encíclica no es naturalmente, como ad­ m u c h o si su e s p ír itu c o m p r e n s iv o y c o n c ilia d o r
vierte Carlos Otmaro de Aretin en Hochland lo g r a r a p la s m a r la v id a s o c ia l” .
(oct. 61, p. 85) “ un s is te m a d o c t r in a l c o m p le t o ” ,
pero sus ‘ ‘p r in c ip io s p r o p o r c io n a n n o r m a s cla ra s P. HOYOS.

E S Q U E M A

INTRODUCCION: MISION ESPIRITUAL Y TEMPORAL DE LA IGLESIA (1 - 7)


1. Su misión espiritual (1)
2. Su misión temporal ( 2 - 5 )
3. La Rerum Novarum, expresión de la solicitud temporal (6 - 7)

PRIMERA PARTE: LAS ENSEÑANZAS DE LA RERUM NOVARUM Y DESARROLLO


POSTERIOR HASTA EL PRESENTE (8 - 41)
I. — León XÜI y la influencia de la “Rerum Novarum”
1. La cuestión social en aquellos tiempos (8 -10 )
2. Los caminos de la reconstrucción (1 1 -2 0 )
a) Consideraciones generales sobre la Encíclica (11 -1 2 )
b) Derechos del individuo: Remuneración justa y propiedad privada (1 3 -1 5 )
c) Derechos y obligaciones del Estado (1 6 -1 9 )
d ) Resultado: Gran influjo sobre católicos y no católicos (20)

H. — El desarrollo bajo el Magisterio de Pío XI (21 - 31)


1. Las precisiones de la “ Quadragésimo anno” , en general (21)
2. Sus declaraciones y normas, en especial (2 2 -3 1 )
a) Sobre la cuestión la propiedad privada y los salarios (2 2 -2 6 )
b) La posición cristiana frente al comunismo y socialismo (27)
c) Paso de la libre competencia al imperialismo económico y remedios (28 - 29)
d ) Dos puntos particulares de la “ Q. a.” (3 0 -3 1 )

Ifl. — El desarrollo bajo el Magisterio de Pío XII (32 - 40)


1. Motivos del Radiomensaje de Pentecostés de 1941 “ La solennitá” (32)
2. Los tres puntos doctrinales en que hace hincapié: El uso de los bienes, el
trabajo y la familia (3 3 -3 6 )
3. Transformaciones posteriores al Radiomensaje en los campos científico, téc­
nico, económico, social y político (37 - 40)

IV. — La nueva etapa que se inicia con Juan XXIII (41)

SEGUNDA PARTE: ASPECTOS DE LA tfRERUM NOVARUM” QUE SE PRECISAN Y


COMPLETAN (42 - 100)
I. — Iniciativa personal; intervención y colaboración del Estado en lo económico
(42 - 48)
II. — El espíritu comunitario y la asociación (49 - 56)
1. Noción, origen y amplitud del fenómeno societario (4 9 -5 0 )
2. Valoración de la tendencia societaria (5 1 -5 6 )

IXL — La remuneración del trabajo (57 - 69)


1. Estado actual: Salarios insuficientes, o desproporcionados, y sus causas (57 - 59)
2. Criterios de justicia y de equidad en la fijación de los salarios (6 0 -6 1 )
3. El proporcionado desarrollo económico-social, la justa retribución de los bienes
y riqueza de la nación (6 2 -6 3 )
239» Apénd. E n cíc lic a “ M ater et M a g ist r a ” 2433

4. Retribuciones aun mayores y la participación del obrero en la propiedad y


y la gestión de la empresa (6 4 -6 5 )
5. Consideraciones y exigencias del bien com ón nacional e internacional (66 -6 9 )

ÍY. — Exigencias de la justicia frente a la estructura y funcionamiento de las em­


presas (70 - 83)
1. La dignidad y responsabilidad humanas y la iniciativa personal en el proceso
' de la producción (70)
2. Fomento de las pequeñas y medianas unidades económicas, y el contrato de
sociedad en las grandes empresas, en general (71)
3. Las empresas de artesanos y las cooperativas de dimensiones familiares, en
especial (72 - 74)
4. Presencia activa y responsable y participación de los obreros en las empresas
grandes y medianas (7 5 -7 9 )
5. Importancia y papel de las asociaciones profesionales y de los sindicatos
obreros (80 - 83)

V. — La propiedad privada (84 - 100)


1. Cambio de situación frente a la propiedad privada (84 - 86)
a) Problemas de control estatal sobre la gran propiedad (84)
h) Reemplazo de la propiedad privada por los seguros y la capacitación
profesional (85)
c) Dudas acerca del valor e importancia de la propiedad privada (86)
2. Reafirmación del derecho de propiedad privada (87 - 92)
3. La amplia difusión que ha de darse a la propiedad privada (93 - 95)
4. La propiedad pública (9 6 -9 7 )
5. La función y los deberes sociales de la propiedad (98 -100)

TERCERA PARTE: NUEVOS ASPECTOS DE LA CUESTION SOCIAL:


LAS RELACIONES ENTRE LAS DIFERENTES ECONOMIAS (101 - 171)

INTRODUCCION:

I. — La agricultura insuficientemente desarrollada y el éxodo de la población


rural (102 - 134)
1. La agricultura insuficientemente desarrollada y el éxodo de la población
rural (102-104)
2. Directivas para la solución del problema agrícola (105-119)
a) El agricultor debe gozar de los servicios públicos (106)
b) Desarrollo del sector agrícola en armonía con la industria y los servicios
públicos (107-109)
c) Aspectos de una adecuada política económica favorable a la agricultura
1. Los impuestos (111)
2. Los créditos (112)
3. Seguros sociales o seguridad social (113-114)
4. La protección de los precios (115-116)
5. El fomento de las industrias complementarias (117)
6. Perfeccionamiento de la organización de las empresas agrícolas (118-
119)
3. El agricultor, protagonista de su propia elevación (120 - 122)
4. Solidaridad y colaboración (123-124)
5. Ayuda propia y estatal; sensibilidad para el bien común (125 -126)
6. El trabajo agrícola com o vocación y misión (127)
7. El problema en los países subdesarrollados (128-131)
8. Desproporción entre tierra y población rural; entre métodos primitivos y m o­
dernos (132 -134) I.

II. — Las relaciones entre naciones de diferente desarrollo; papel de la Iglesia


(135 - 145).
1. Hoy, uno de los mayores problemas; su solución en general (135 - 136)
Encíclicas Pontificias 77
2434 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1961) '239, Ap'érid.

> 2. Los diversos modos de ayuda, en especial (137 - 145)


a) Ayuda de emergencia a los que padecen hambre (137 - 138)
b) Cooperación técnica, científica y financiera (139 -140)
c) Advertencias generales sobre el desarrollo (141 -145)
1. Eviten las nuevas naciones los errores económico-sociales de las
más adelantadas (141)
2. Respeten los pueblos más desarrollados las características de los de
menor desarrollo económico (142)
3. El espectro del ne ocolonialismo (143 - 144)
4. El respeto a la jerarquía de valores (145)
3. La contribución de la Iglesia (146 -150)
a) Su presencia y aporte material y cultural para las nuevas naciones (146)
b) La Iglesia vivifica desde adentro; no corrompe sino que sublima lo
que toca (147 - 148)
c) Muchas iniciativas católicas; la atención de los estudiantes nativos en
Europa y EEUU (149 - 150)

III. — Incremento demográfico y desarrollo económico (151-153)


1. Desnivel entre población y medios de subsistencia (151)
f a) Los términos del problema en el piano internacional (152)
b) La situación en los países de menor desarrollo económico (153)
2. Discusión del planteamiento anterior (154-157)
a) en el plano mundial (154 - 155)
b) en los países de desarrollo (156- 157)
3. Juicio sobre la limitación de la natalidad y el problema de los hijos (158 - 161)
a) Respeto a las leyes de la vida, que es sagrada (158;
b) La educación para solucionar cristianamente el problema (159) i rv : -
c) La base bíblica de la solución cristiana (160)
4. Conclusión del tema: Despropósitos humanos y Providencia divina (161)

IV. — Colaboración de todos en el plano internacional (162-171)


1. Importancia y necesidad de la colaboración y comprensión (162- 163)
2. Defectos y malestares en el campo internacional (164 -166)
a) Desconfianza y carrera armamentista (164)
b) Falta de uniforme concepción de vida y negación del orden moral
(165 - 166)
3. El orden moral basado en Dios y la Religión fomentará las relaciones re­
cíprocas entre los hombres (167-171)
a) La necesidad del orden moral (167 - 169)
b) Respeto por las cosas del espíritu y esperanza de mejoramiento de las
relaciones internacionales (170-171)

CU ARTA PARTE: RECONSTRUCCION DE LAS RELACIONES DE CONVIVENCIA


HUMANA EN LA VERDAD , LA JUSTICIA Y EL AMOR (172-197)
I. — Ideologías defectuosas y erróneas; las razones de su fracaso (172- 177)
1. Ideologías modernas en general (172- 173)
2. El error más siniestro y radical: un mundo sin Dios (174 - 177)

II. — Perenne actualidad de la doctrina social de la Iglesia (178 - 197)


1. Orientaciones y sugerencias de valor general (178 - 185)
a) La base de toda doctrina social de la Iglesia: La persona humana
(178 -180)
b) La enseñanza social (181-182)
c) La formación social (183)
d) La acción social (184- 185)
§ 1. en el ambiente exterior y en las asociaciones (184)
§ 2. formación personal interior (185)
239, Apénd. E n cíc lic a “ M a ter et M a g ist r a ” 2435

2. Sugerencias para la práctica (186—197)


a) en la formación y educación social (186- 189)
§ 1. Método práctico (186)
§ 2. Conducta al surgir divergencias (187)
§ 3. Relaciones con los que no tienen la visión cristiana de la vida (188)
§ 4. Sujeción a las directivas de la Iglesia (189)
b) Sugerencias prácticas para la acción (190 - 197)
§ 1. Directivas para la acción de los laicos (190)
§ 2. Un grave peligro: La herejía de la acción (191)
§ 3. Respeto a la jerarquía de valores (192)
§ 4. El problema del descanso dominical (193)
§ 5. El ideal: Tender a la perfección por medio del trabajo hecho en
unión con Dios (194 -195)
§ 6. Los valores espirituales ayudan a obrar socialmente (196)
§ 7. El máximo pensamiento orientador: Somos miembros del Cuerpo
Místico de Cristo (197)

CONCLUSION (198-200)
1. Resumen. Invitación al estudio de la Encíclica y a la acción (198)
2. Voz de la Iglesia vigente para todos los tiempos (199)
3. Votos y deseos del Pontífice y Bendición Apostólica (200)
!2 4 £ 0

ENCICLICA “ETERNA DEI SAPIENTIA” (22*}


(ll-XI-1961)

SAN LEON MAGNO, SIMBOLO Y MAESTRO DE LA UNIDAD


DE LOS CRISTIANOS, EN EL 1.500 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

J U A N PP. X X I I I
Venerables Hermanos, Salud y Bendición Apostólica.

INTRODUCCION al bien general de las almas y al pro­


El varón in t r é p id o d e d ic a d o por
greso y la exaltación de la fe católica.
ENTERO AL BIEN ESPIRITUAL Y SOCIAL 3. Su enfrentamiento con Atila, sím­
DE TOD OS bolo de su vida consagrada a la paz
AAS 1. La figura singular de León Magno. y al bien. La dignidad y grandeza de
53 La eterna Sabiduría de Dios que <(con este Pontífice no se expresa principal­
785 potencia se extiende, desde un extremo mente en el gesto de intrépido coraje,
al otro del mundo, y con bondad go­ con que inerme, sólo revestido de la
bierna el orbe entero” ÍU, parece ha­ majestad de Sumo Sacerdote, con pe­
ber grabado con singular esplendor su ligro de vida encaró, en el año 452, a
A t il a , el feroz rey de los hunos, a
su imagen en el espíritu del Sumo Pon­
tífice S a n L e ó n I. En efecto, “ grandí­ orillas del río Mincio persuadiéndolo
simo entre los grandes” como acer­ a retirarse más allá del río Danubio.
tadamente lo llamó Nuestro Predecesor Este fue, indudablemente, un acto no­
Pío XII, de venerada memoria, S a n bilísimo, muy digno de la misión paci­
L e ó n M a g n o se mostró dotado en gra­ ficadora del Pontificado Romano; pero
do extraordinario de intrépida forta­ no representa por cierto más que un
leza y de bondad paternal. episodio, aunque sintomático, de una
vida sobremanera admirable, consa­
2. 159 centenario de su tránsito es grada hasta el postrer aliento al bien
motivo de evocar su figura. Por este religioso y social, no solamente de Ro­
motivo, Venerables Hermanos, a pro­ ma y de Italia sino también de la Igle­
pósito del decimoquinto centenario de sia universal.
su bienaventurado tránsito, Nos, lla­
mados por la divina Providencia a PRIMERA PARTE
ocupar la Cátedra de S a n P e d r o que S an L eó n M a g n o , P o n t ífic e , P a st o r
S a n L e ó n M a g n o ennobleció con su y D o c t o r d e l a I g l e s i a U n iv e r s a l
sabiduría de gobierno, su ubérrima ri­
queza de doctrina, su elevación de espí­ INTRODUCCION
ritu y su inagotable caridad, sentimos 4. Su grandeza brilla en los tres ras­
786 el deber de realzar sus virtudes y sus gos distintivos, en el de Pontífice Ro­
méritos inmortales, plenamente conven­ mano, en el de Vicario de Cristo y en
cidos de contribuir con ello no poco el de Doctor de la Iglesia. Todos esta-
(*) AAS 53 (1961) 785-803 - La presente Encíclica está dirigida a todos los Obispos católicos del mun­
do. La traducción corriente (incluso la de L’Osservatore Romano, Buenos Aires, 24-XII-1961) no refleja
en muchísimos pasajes el texto lat no de AAS; la presente versión, especialmente preparada para
la Colección “ Guadalupe” , se adapta en todas esas partes al texto oficial de AAS. El esquema es el
mismo que publicó el texto italiano de L’Osservatore Romano, Cittá del Vaticano, 9-10 de Diciembre
de 1961, p. 3. Los subtítulos son, como siempre, de responsabilidad de esta Colección (P. H.)
(1) Sabiduría 8, 1. (2) Ver Pío XII, Discurso del 12-X-1952, en
Discorsi e Radiomessaggi, XIV, pág. 358.
— 2436 —
240, 5-8 E n cíc lic a “ ^Ete rn a dei S a p ie n t ia ” 2437

rán contestes en que a la acción y vida Ravena, lo había enviado para arreglar
de S a n L e ó n pueden aplicarse perfec­ el conflicto entre el patricio E cio y el
tamente las palabras de la Sagrada Es­ Prefecto A l b in o , ocurrió la muerte de
critura: “ La senda de los justos es S ix t o III. Entonces la Iglesia de Roma
como luz de aurora, que va en aumen­ juzgó que no se podía entregar el po­
to hasta ser pleno día” con sólo der del Vicario de Cristo en la tierra a
considerar los tres rasgos principales nadie que fuera más digno que el
y característicos de su personalidad, diácono L e ó n , a quien se conocía como
es decir, con sólo contemplar (I) al teólogo muy versado en las ciencias
servidor leal de la Sede Apostólica; teológicas, a la par que hábil funcio­
(II) al Sumo Vicario de Cristo en la nario público, consejero y diplomático.
Tierra; y (III) al Doctor de la Iglesia Por ello, recibida la consagración
universal. episcopal el 29 de setiembre del año
440, ascendió al solio pontificio. Fue
I. — EL REAL SERVIDOR DE LA el suyo uno de los Pontificados más
SEDE APOSTOLICA largos de la antigüedad cristiana y sin
i. Su vida. duda uno de los más gloriosos.
Murió en noviembre del año 461 y
5. Breve resumen de su niñez y ju ­
recibió sepultura en el pórtico de la
ventud y los notables servicios pres­
Basílica de S a n P e d r o . El Papa S a n
tados por él a la Iglesia com o diácono.
S e r g io I, en el año 688, hizo trasladar
Según atestigua el Libro Pontifical
los restos del santo Pontífice “ a la
L e ó n fue “ toscano de nacimiento, hijo
Roca de Pedro” , mas después de la erec­
de Q u i n c i a n o ” ; vio la luz del mundo
ción de la nueva Basílica, fueron colo­
a fines del siglo IV; mas desde su pri­
cados debajo del altar consagrado a él.
mera juventud vivía en Roma; precisa­
mente por ello llamaba a Roma no sin
razón su patria (5L Siendo joven aún 2. Su obra.
se alistó en las filas del clero romano, 7. Grande entre los más grandes. Y
llegando a ser diácono. En el período ahora, queriendo sólo reseñar los ras­
comprendido entre 430-439, prestando gos más sobresalientes de su vida no
sus servicios al Sumo Pontífice S ix t o podemos menos de afirmar que muy
III ejerció una notable influencia sobre rara vez el triunfo de la Iglesia de Cris­
los asuntos eclesiásticos. Lazos de amis­ to sobre sus enemigos resultó tan glo­
tad lo unieron a S a n P r ó s p e r o , obispo rioso como durante el Pontificado de
787 de Aquitania y a C a s i a n o , fundador S a n L e ó n M a g n o . Efectivamente, por
de la célebre Abadía de San Víctor, en la mitad del siglo V este Pontificado
Marsella. A este último alentó a escri­ brilla en el cielo de la cristiandad cual
bir la obra “ La encarnación del Se- astro claro y resplandeciente. Esta afir­
ñ o r contra los Nestorianos; en re­ mación no puede ser rebatida en mane­
ciprocidad, C a s i a n o lo celebró como ra alguna, especialmente si se considera
“ honra y prez de la Iglesia Romana y el aspecto doctrinal de la fe católica;
del sagrado ministerio” (7\ elogio que en lo que a este punto toca es justo
todos encontrarán realmente singular unir su nombre con el de S a n A g u s t ín
si toman en cuenta que se referían a un
de Hipona y con el de C ir il o de Ale­
simple diácono.
jandría.
6. Elevación al solio pontificio; su
Pontificado, su muerte y su sepulcro. 8 . El Doctor d e l a u n i d a d d e la I g l e ­
Mientras se hallaba en las Galias, adon­ s i a . E n r e a l i d a d , s i S a n A g u s t í n , c o ­
de el Papa, por consejo de la Corte de m o n a d ie ig n o ra , r e iv in d ic ó c o n t r a la
(3) Proverbios 4, 18. (6) Casiano, De Incarn. Di. (Migne 50 [no,
(4) S. León M. Líber Pontificalis ver ed. Du- “ 59” ], col 9-272) 7 libros contra Nestorio.
chcsne I, 238. (7) Casiano, De Incarnatione Domini, Pró­
(5) S. León M. Epíst. 31, 4 (Migne PL 54, logo (Migne, PL 50, col. 11-A [no, “ 9” ]).
col. 794).
2438 E ncíclicas del P.P. J u an XXIII (1961) 240, 9-12

herejía de P e l a g i o la absoluta necesi­ 2. Las dos naturalezas de Cristo, Eu-


dad de la gracia para vivir honesta- tiques y el “ Latrocinio” .
88 mente y lograr la salvación eterna; si 10. Impuso la recta doctrina sobre
S a n C i r i l o de Alejandría defendió con­
las dos naturalezas en Cristo. Ante
tra las erróneas afirmaciones de N e s - todo debe notarse que S a n L e ó n inter­
t o r i o la divinidad de J e s u c r i s t o y la
vino con prontitud y autoridad en la
divina maternidad de la Virgen M a r í a , controversia sobre si en J e s u c r i s t o ,
por su parte, S a n L e ó n descuella en­ además de la naturaleza divina, exis­
tre todos sus contemporáneos como de­ tía la humana y logró el magnífico
fensor, por mucho el más resuelto, de triunfo de la verdadera doctrina acerca
estas verdades fundamentales de la fe la Encarnación del Verbo Divino; hé:
católica recibidas cual herencia de es­ cho que hace brillar su nombre en la
tos varones eruditísimos e insignes lum­ memoria de la posteridad.
breras de la Iglesia del Occidente y del
Oriente. Y así como S a n A g u s t í n es 11. El texto memorable en la “ Carta
aclamado en la Iglesia universal como a Flaviano” . Esta doctrina se resume
doctor de la gracia y S a n C i r i l o como
sobre todo en la “ Carta a Flaviano” ,
doctor de la Encarnación del Verbo, de Obispo de Constantinopla, en la que
la misma manera S a n L e ó n es celebra­ S a n L e ó n con singular claridad y em­
do, según unánime consenso, como doc­ pleando términos propios expone el
tor de la unidad de la Iglesia. dogma de la Encarnación del Hijo de
Dios, adaptando sus palabras a las en­
II. — VICARIO DE CRISTO Y PAS­ señanzas de los profetas, del Evangelio,
TOR DE LA IGLESIA UNI­ de los escritos apostólicos y del sím­
VERSAL bolo de la fe <9).
Parece oportuno citar las sentencias
1. Su labor en dogma, moral y Li­ más significativas de la mencionada
turgia, en general. carta: “ Permaneciendo, pues, intactas
las propiedades de ambas naturalezas,
9. Expone la unidad de la Iglesia en reunidas en una sola persona fue asu­
dogma y moral y la promueve en la mida la humildad humana por la ma­
Liturgia. En efecto, basta echar una jestad divina, la debilidad por la po­
una rápida mirada sobre la prodigiosa tencia, la mortalidad por la eternidad;
y prolongada actividad de pastor y de y con el fin de satisfacer la deuda de 789
escritor llevada a cabo por S a n L e ó n nuestra condición, la naturaleza invio­
en su Pontificado para convencerse de lable se unió a una naturaleza pasible,
que él fue el sostenedor y el defensor de manera tal, que, como precisamente
de la unidad de la Iglesia no solo en convenía a nuestra salvación, el único e
lo que se refiere a la integridad de la insustituible intermediario entre Dios
doctrina sino también en el campo de y los hombres, J e s u c r i s t o hombre, pu­
la moral. Si, además, pasamos al orde­ diera morir, sí, según una naturaleza>
namiento litúrgico se advierte fácil­ pero no según la otra. Por lo tanto, el
mente que el santo y piadoso Pontífice Verbo, aun cuando tomó la naturaleza
promovió en forma muy adecuada la íntegra y perfecta de hombre verdade­
unidad del culto ya sea escribiendo per­ ro, nació como Dios verdadero, con sus
sonalmente algunas de las más impor­ propiedades divinas completas, pero
tantes oraciones, ya sea inspirando con también con las nuestras comple­
su ejemplo a otros a hacer lo mismo. tas” 0°).
Estas oraciones están contenidas en el 12. Su lucha contra Eutiques y con­
así llamado <cSacramentarlo Leonia- tra el “ latrocinio” de Efeso, por la
no” <8>. misma razón. No le bastó con esto.
(8) Sacramentarlo Leoniano (Migne, PL 55, (10) S. León M. Epístola a Flaviano (Migne
col. 21-156). 51, 759).
(9) S. León M. Carta a Flaviano, (Migne
PL 54, col. 757).
240, 13-14 E n cíc lic a “ ^Etern a dei S a p ie n t ia ” 2439

Pues, después de haber enviado la carta ci sámente aquel acontecimiento en que


a F l a v i a n o , en la que expuso más am­ se estableció solemnemente que en el
pliamente “ todo lo que constituía la fe Verbo de Dios encarnado había dos na­
y enseñanza universal de la Iglesia ca­ turalezas, y se reconoció la primacía
tólica sobre el misterio de la Encarna­ del magisterio del Romano Pontífice.
ción del Señor” (ll \ 5
1
4
3
* S a n L e ó n condenó
el Concilio de Efeso del año 449 porque 14. Su previsora oposición al artícu­
los que asistían a él apelando a proce­ lo 28 del Concilio de Calcedonia sobre
dimientos ilegales y violentos no deja­ la primacía de Constantinopla. No m e­
ron medio por probar para hacer triun­ nos clara apareció la preocupación de
far los falsos dogmas “ del muy impru­ San L eón por la unidad y la paz de la
dente y demasiado ignorante E u t i - Iglesia cuando hesitó en dar su apro­
q u e s <121
\ en los cuales obstinadamente
5
4
3 bación a las actas del Concilio. Puesto
afirmaba que en Cristo no había sino que la demora no puede atribuirse ni
una sola naturaleza, vale decir, la divi­ a negligencia ni al aspecto de alguna
na. Con pleno derecho el Sumo Pontí­ verdad por confirmar, debe suponerse,
fice puso el nombre de “ Latrocinio” a — como él mismo más tarde declaró
este Concilio (13), porque violando las abiertamente,— que con su hesitación
disposiciones de la Sede Apostólica se quiso oponerse al canon 28 con el cual
valió de todas las fuerzas y de todos los Padres del Concilio, pese a la pro­
lós medios para “ menoscabar con osa­ testa de los Legados Pontificios, por
día, la fe católica” (14), para “ vigorizar el deseo de granjearse la simpatía del
la execrable herejía” (i5). Emperador de Bizancio, reconocían a
la Sede de Constantinopla la primacía
3. El Concilio de Calcedonia y su ar­ sobre todas las Iglesias de Oriente. Es­
tículo 28. ta disposición no sólo disminuía, a los
ojos de San L eón, los principales de­
13. El Concilio de Calcedonia y la rechos de las Iglesias más antiguas y
presencia del legado papal en él. Ante más ilustres que habían sido recono­
todo S a n L eón es ensalzado por el Con­ cidas por los Padres del Concilio de
cilio de Calcedonia, efectuado en el año Nicea sino que mermaba también un
451, el que el Sumo Pontífice, a insisten­ tanto la autoridad de la misma Sede
cia del emperador M a r c i a n o , convocó; Apostólica. San L eón dedujo aguda­
pero accedió solamente a ello a condi­ mente esta ofensa involuntaria más que
ción de que fuera presidido por sus le­ de la letra del canon 28, de los dictá­
gados <16). menes de los Padres que habían ela­
Este Concilio, Venerables Hermanos borado el canon, como lo revelan cla­
constituye una de las páginas más glo­ ramente dos cartas, una de las cuales
riosas en los anales de la Iglesia cató­ le fue dirigida por los Obispos del
lica, sin embargo, Nos parece que en Concilio (18) y la otra dirigió él mismo
esta oportunidad debemos pasar por al Emperador. En esta última carta
alto los detalles de su desarrollo por da los siguientes avisos para invalidar
cuanto Nuestro Predecesor Pío XII de­ las argumentaciones de los Padres del
dicó a los católicos de todo el orbe, en Concilio: “ Una cosa son los asuntos
el décimocuarto Centenario de esta me­ temporales, otra los divinos. Fuera de
morable asamblea 07) una de sus más la piedra que el Señor puso cual fun­
importantes Encíclicas, realzando pre- damento O9*) no hay ninguna construc-
(11) S. León M. E p is t. 29, A Teoclosoio E m pe­ (16) S. L e ó n , E p is t. 89, A l E m p e r a d o r M a r­
ra d or (M ig n e 54, 783). c ia n o (M ig n e 54, 931); E p is t. 103 a lo s O b isp o s
( í 2 ) S. León M. E p is t. 28 (M ig n e 54, 756). d e las G alias (M ig n e 54, 988-991).
(13) S. León M. E p is t. 95, 2, A P ulquería, (17) P ío X II, E n c íc lic a S e m p ite rn u s R ex,
E m peratriz (M ig n e 54, 943). 8-IX -1951; A A S 18 (1938) 625-644; en esta C o le c c .
“ G u a d a lu p e ” : E n c íc l. n r . 201, p á g . 1888-1899.
(14) S. León, E p is t. 95, A Pulquería Emp. (18) O b isp o s d e l C o n c ilio d e C a lc e d ., v e r C.
(M ig n e 54, 943). K ir c h , E n c h ir . P e n tiu m h is t. e c c l. an tiqu íe, F r i-
(15) S. León, E p is t. 95, A Pulquería, E m p., b u rg i in B r is g . 4? ed . 1923, n r. 943.
(M ign e 54, 943). (19a) M a teo 16, 18.
2440 E ncíclicas del P.P. J uan XXIII (1961) 240, 15-17

ción estable. Pierde lo propio quien co­ lica, San L eón ha de ensalzarse tam­
dicia lo no debido <19b). bién como Doctor de la Iglesia, o sea,
El que tantas muy ilustres Iglesias como expositor y campeón insigne de
cristianas de Oriente se separaran en las verdades divinas, de que todo Pon­
épocas posteriores de la Sede Apostó­ tífice Romano es custodio y heraldo.
lica constituye una clara prueba de lo Lo confirman las palabras de Nues­
que San L eón ya entonces vislumbró tro inmortal Predecesor Benedicto
y anticipadamente sintió, como se de­ XIV, quien en la Bula “ Militantis Ec-
duce del tenor del pasaje citado, es clesice” , del 12 de octubre de 1754, al
decir, que la como familia cristiana proclamar a San L eón Doctor de la
sufriría desgraciadamente varias esci­ iglesia, hace de él este eximio elogio:
siones. “ Por su eminente virtud, por su sabi­
duría y su infatigable celo pastoral me­
4. La celebración de la Resurrección reció ser llamado “ Magno” por los an­
y sus esfuerzos de paz. tiguos. Puesto que la excelencia de su
doctrina — ya sea comentando los más
15. Sus esfuerzos p or u n ificar la sublimes
ce­ misterios de la fe, ya sea de­
lebración de la R esurrección y m ante­ fendiéndolos de los nacientes errores,
ner la paz. Nos creemos que Nuestra ya sea también enseñando las normas
exposición que señala los ejemplos del de la disciplina y de la moral— , de tal
celo pastoral desplegado por San L eón modo se destaca por la singular grave­
para defender la unidad de la Iglesia dad y facundia de su lenguaje sacerdo­
católica, resultaría incompleta si no tal y de tal modo se distingue por el
recordáramos también, aunque sea de cúmulo de elogios que muchísimos
paso, su intervención en la controver- hombres le dispensaron y por las ala­
791 sia referente a la fecha de la Pascua, banzas unánimes y encendidas con que
así como su vigilante solicitud por que tantos Concilios, Padres y escritores
las relaciones entre la Santa Sede y los eclesiásticos le favorecieron que, a
príncipes cristianos tuvieran el sello de Nuestro parecer un Pontífice tan sa­
estimación, confianza y cordialidad re­ bio e ilustrado no ha de posponerse,
cíprocas. ni en fama ni en estimación, a casi nin­
Como nada tuvo para él un mayor guno de los Santos Padres que florecie­
interés que mantener la paz de la Igle­ ron en la Iglesia” (22K
sia medió frecuentemente entre los prín­
cipes y los Obispos a fin de que deli­ 17. Se destaca sobre todo en sus
beraran y unieran sus esfuerzos para “ Homilías” como expositor de los mis­
alcanzar “ la concordia en la unidad terios cristianos. San L eón parece ha­
católica” (20\ de modo que aquéllos ber alcanzado la fama de Doctor sobre
merecieran del Altísimo, “ además de todo por sus “ Homilías” y las “ Car­
la corona real, también la palma del
tas” que la posteridad ha conservado 792
sacerdocio” (21L
en número no pequeño.
III. — EL DOCTOR DE LA IGLESIA La colección de las “ Homilías” abar­
ca diversas materias, casi todas rela­
í. Elogio general y sus “ Homilías” cionadas con el ciclo de las fiestas
11). Es elogiado com o uno de los cristianas (de la Liturgia). En estos
doctores más grandes de la Iglesia. escritos el Pontífice se revela no tanto
Además de pastor extremadamente so­ como exégeta dedicado a exponer lú­
lícito de la grey de Cristo y de defen­ cidamente algún libro inspirado, tam­
sor magnánimo de la genuina fe cató- poco como teólogo que investiga hon-
(19 b) S. León, E p is t. 104, 3, Al Emperador (21) S. León, E p is t. 114, 3 A M a r c ia n o E m p .
Marciano (M ig n e 54, 995-A ), v e r ta m b ién E p is t. (M ig n e 54, 1022).
106, 1 y 6 a A n a to lio , O b isp o de C o n s ta n tin o p la (22) Benedicto XIV P P . O p e r a O m n ia v o l. 18.
(M ig n e 54, 1003 y 1009 [no 995]). Bullar to m . III, p a rs. II, P ra ti 1847, p. 205.
(20) S. León, E p is t. 114, 3 A M a r c ia n o E m p .
(M ig u e 54, 1022).
240, 18-20 E n cíc lic a “ ^Etern a dei S a p ie n t ia ” 2441

(lamente alguna verdad divina sino más que lo contemplaban como trasunto
bien como expositor fiel, claro y fe­ de Cristo el Buen Pastor, lo que prin­
cundo de los misterios cristianos, si­ cipalmente se deduce del siguiente pa
guiendo las interpretaciones dadas pol­ saje: “ Nos rodean por un lado la man­
los Concilios, los Padres y especialmen­ sedumbre y la clemencia y por el otro
te por los Pontífices que le precedie­ el rigor y la justicia. Y puesto que ‘ to­
ron. Su estilo es simple y grave, ele­ das las sendas del Señor son misericor­
gante y convincente, digno de ser juz­ dia y verdad’ (25a) Nos vemos obliga­
gado sin vacilaciones como un modelo dos, a causa de la bondad que es pro- 793
perfecto de óptima elocuencia. Sin em­ pia de la Sede Apostólica, a mitigar
bargo, no sacrifica jamás la precisión Nuestras resoluciones de tal modo que,
de la verdad a la elegancia de la dic­ ponderando cabalmente los delitos cuya
ción; no habla ni escribe para desper­ proporción es naturalmente variada, es­
tar la admiración sino para ilustrar timamos que algunos deben tolerarse,
las inteligencias e inflamar los cora­ otros extirparse de raíz” (25b).
zones para que conformen la conducta Por lo tanto, las Homilías y las Car­
práctica de su vida con las verdades las constituyen un documento muy elo­
que profesan. cuente de las ideas y de los sentimien­
tos, de las palabras y de las acciones
2. Las enseñanzas de sus “ Cartas de San L eón, siempre preocupado por
buscar con decisión el bien de la Igle­
18. Las enseñanzas consignadas en sia, y esto, en la verdad, en la concor­
sus “ Cartas” , especialm ente la de la dia y en la paz.
caridad. En las “ Cartas” que por su
cargo de Supremo Pastor dirigió a obis­
pos, príncipes gobernantes, sacerdotes, SEGUNDA PARTE
diáconos y monjes de la Iglesia uni­
versal, San L eón se muestra sumamen­ E l XV Centenario L eoniano y
te versado en todos los asuntos, o sea, el Concilio V aticano Segundo
dotado de un espíritu perspicaz, expe­
rimentado como el que más en todo 20. La unidad de la Iglesia, según
orden de cosas, muy pronto a la ac­ los conceptos de S. L eón, ha de ser
ción, firme en las resoluciones pru­ hom enaje al C oncilio que se aproxim a.
dentemente tomadas, dispuesto a pa­ Venerables Hermanos, en la inminen­
ternal clemencia y, finalmente, infla­ cia del Concilio Ecuménico Vaticano
mado de aquella caridad que San P a ­ II, en el cual los Obispos reunidos al­
blo recomienda a todos los fieles cris­ rededor del Pontífice Romano y en ín­
tianos “ como camino mejor” (23L ¿Có­ tima comunión con El ofrecerán al
mo no reconocer que los sentimientos mundo entero un modelo de la unidad
de justicia ligados a los de misericor­ católica, Nos parece sobremanera ade­
dia, la fortaleza unida a la clemencia cuado para enseñar y alentar a los
que innudaban su corazón nacieron pre­ hombres, evocar, aunque sólo somera­
cisamente de la misma caridad que Je­ mente, los sólidos y graves pensamien­
sucristo exigió de P edro antes de en­ tos que San L eón se había formado
tregarle sus corderos y sus ovejas para sobre la unidad de la Iglesia. Nos pa­
que los apaciente y gobierne? <24) rece que esta evocación será al mismo
tiempo un homenaje a la memoria de
19. E m peño en regir la Iglesia eon aquel sapientísimo Pontífice y, en la
prudencia y clem encia, aun con rigor, inminencia del preclaro acontecimiento,
pero siem pre en bien de la Iglesia. asimismo alimento saludable a las al­
En efecto, se empeñó en aparecer a los mas de los fieles.

(23) I C o rin t. 12, 31 [25b] S. León, E p is t. 12, 5 A los Obispos


(24) Juan 21, 15-17. ofricónos (M igu e P L 54, 652).
(25a) S a lm o 24, 10.
2442 E n cíclicas del P.P. Ju an XXIII (1961) 240, 21-25

I. — LA UNIDAD DE LA IGLESIA el Sacramento de Bautismo, como


EN EL PENSAMIENTO DE observa rectamente S a n L e ó n , trans­
SAN LEÓN forma a cualquier hombre, al recibir
el bautismo, no solamente en miembro
21• La unidad de la Iglesia nace de del mismo Cristo sino que lo hace par­
Cristo por el bautismo. Para comenzar, tícipe también de su dignidad real y
S a n L e ó n nos enseña que la Iglesia ha
de su sacerdocio: “ En efecto, a todos
de ser una, porque es uno su Esposo, los que han sido regenerados en Cristo,
J e s u c r i s t o : ' “ En efecto, la Iglesia vir­
los transforma el signo de la cruz en
gen unida a un solo Esposo, Cristo, reges, g los consagra sacerdotes la un­
es tal que no admite ningún error, ción del Espíritu Santo” <32).2 1
0
3
9
8
7
6
de modo que en todo el mundo dis­
frutamos de una sola casta integridad 24. Se santifica en la Confirmación
de unión” (2QK S a n L e ó n considera que y lleva a Cristo en carne y espíritu
esta admirable unidad de la Iglesia por la Eucaristía. Luego, a los que el
tuvo su principio en el Nacimiento del Sacramento de la Confirmación que
Verbo Encarnado, como declara con S a n L e ó n llama “ la santificación de los
las siguientes palabras: “ En efecto, el crismas” <33) robusteció y asimiló a
nacimiento de Jesucristo constituge el Cristo, quien es la Cabeza de la Iglesia,
origen del pueblo cristiano: el natalicio los perfecciona ciertamente el Sacra­
de la Cabeza es también el natalicio del mento de la Eucaristía: “ Pues, la par­
cuerpo. Aun cuando cada uno de los ticipación del Cuerpo g la Sangre de
elegidos tiene su lugar, g todos los hi­ Cristo no obra sino nuestra transfor­
jos de la Iglesia están distribuidos en mación en quien recibimos; g por todas
los tiempos sucesivos, sin embargo, el partes llevamos en carne g espíritu a
conjunto de los fieles nacidos en la Aquel con quien hemos muerto, fuimos
fuente bautismal, así como con Cristo sepultados g hemos resucitado” <34).
fueron crucificados en la Pasión g re­
sucitaron con El en resurrección g en
25. La unidad ha de manifestarse en
la ascensión serán con El colocados a
las virtudes, el culto, los sacramentos
la diestra de Dios Padre, así también
V la fe. Pero hemos de comprender
nacieron con El en esta Natividad” (21K
muy bien que no puede haber unión
22. María participa de una manera de los fieles cristianos con el divino
principia! de este misterio. En esta Redentor que es la Cabeza de todos ni
misteriosa aurora del “ Cuerpo de la unión entre sí, como miembros de un
Iglesia” (28> tuvo principal participa­ organismo vivo y visible si al mismo
ción M a r í a , por cuanto el Espíritu San­ tiempo no se unen recíprocamente me­
to dio fecundidad a su virginidad, pues, diante las mismas virtudes y el mismo
S a n L e ó n ensalza a M a r í a cual “ Vir­ culto, reciben los mismos sacramentos
794
gen, Sierva g Madre del Señor” (29>; y sin excepción conservan y defienden
como “ Progenitora de Dios” (3°) y co ­ la misma fe. Pues, en la opinión de
mo “ Virgen perpetua” <2 31).
0
3
9
8
7
6 S a n L e ó n “ es una gran protección una
fe íntegra g una fe verdadera en la que
23. El cristiano participa por el bau­ nada puede añadirse ni nada quitarse
tismo también de la realeza y del sa­ porque la fe si no es una, no es nin­
cerdocio espiritual de Cristo. Además, guna” (35>.
(26) S. León, E p is t. 80, 1 A A natolio, Opispo (32) S. León S e rm ó n 4, 1 In Natiuitate D o­
de Constantinopla, (M ig n e 54, 913). m ini (M ig n e 54, 149); v e r S e rm ó n De Passione
(27) S. León, S e rm ó n 26, 2 In Natiuit. D o- Dom ini (M ig n e 54, 357); E pist. 69, 4 (M ig n e
mi ni (M ig n e 54, 213). 54, 870).
(28) C o io s . 1, 18. (33) San León, S e rm ó n 66, 2 De P assione
(29) S. León, v e r E p is t. 165, 2 A León, Em ­ Dom ini, (M ig n e 54, 365-366).
p era d or (M ig n e 54, 1157).
(30) V e r S. León, E p is t. 165, 2 Al Em perad. (34) S. León, 64, 7 De Passione D om ini,
León (M ig n e 54, 1157). (M ig n e 54, 357).
(31) S. León, v e r S e rm ó n 22, 2 In Natiuitate (35) S. León, 24, 6 In Natiuitate Dom ini
D om ini (M ig n e 54, 195). (M ig n e 54, 207).
246, 26-29 E n cíc lic a “ ^Ete rn a dei S a p ie n t ia ” 2443

26. Para conservar la fe es necesa­ y maravillosa participación de su poder,


rio que los Obispos prediquen la ver­ y si quiso que también los demás jefes
dad y se mantengan en unión con el poseyeran algo en común con El, sólo
Papa. Mas para que se conserve la por intermedio de él dio lo que a los
unidad de la fe es de imprescindible demás no negó” <3 37*L3
6 *
7
6
necesidad que los maestros de las divi­ Puesto que el Santo considera que el
nas verdades, o sea los Obispos, sean
vínculo indisoluble entre el derecho y
unos entre sí en sentimientos y predi­ poder divinos concedidos a P edro y a
cación y conformen su doctrina con la
los demás Apóstoles constituye parte de
del Sumo Pontífice; porque “ la co­ la unidad católica, San L eón solía in­
nexión de todo el cuerpo produce su
sistir en esta verdad con las siguientes
salud y su belleza; y esta conexión re­
palabras: “ Pasó también a los demás
quiere la unanimidad de todo el cuerpo,
apóstoles este poder [el de atar y de des­
mas ante todo exige la concordia de los
atar, <38a>], y se transmitió a todos los
sacerdotes. Estos poseen ciertamente la
jefes de la Iglesia la fuerza de este de­
misma dignidad pero no el mismo grado
creto; mas no en vano se encomienda a
de autoridad; porque también entre los
uno lo que a todos se impone. Pues, a
apóstoles hubo igualdad de honor pero
P edro se confía individualmente este
diferencia de autoridad, y mientras to­
poder precisamente porque a todos los
dos tuvieron la misma gracia de la elec­
jefes de la Iglesia se antepone la figura
ción a solo uno de ellos se concedió la
de Pedro” (38b>.
preeminencia sobre los demás” (3°).

//. — El Obispo de Roma, centro de III. — Prerrogativas del Magisterio de


la unidad visible. San Pedro y de sus Sucesores

27. La preeminencia de Pedro; los 28. Pedro es fortalecido por Cristo y


demás lo tienen todo por intermedio debe fortalecer a los Apóstoles. Pero
de él. Según San L eón, el centro y el este santo Pontífice de ningún modo se
sostén de cualquier clase de unidad vi­ olvida del otro baluarte levantado, real­
sible que favorezca el crecimiento de la mente necesario para conservar la uni­
iglesia, es el Obispo de la Sede Romana dad visible de la Iglesia, quiere decir, el
siendo como es sucesor de P edro y Vi­ supremo e infalible magisterio, otorgado
cario de Cristo en la tierra. Esta afir­ por el Señor personalmente a Pedro y a
mación de San L eón se apoya sólida­ sus sucesores; lo declara abiertamente:
mente en los documentos evangélicos y “ El Señor se preocupa de una manera
en la perenne tradición católica, como particular por P edro y reza especial­
se ve claramente en las palabras si­ mente por la fe de P edro, como si la
guientes: “ De todo el mundo solamente perseverancia de los demás se asegurase
Pedro es elegido para ser colocado al cuando el espíritu del jefe permanecía
frente de la evangelización de todos los invicto. Por eso la fortaleza de todos se
pueblos, de todos los apóstoles y de to­ protege en P edro, y el auxilio de la
dos los Padres de la Iglesia: de manera divina gracia se ordena de tal modo que
que, si bien en medio del pueblo de Dios la^firmeza que P edro recibe de Cristo
hay muchos pastores y muchos sacerdo­ se trasmite a los Apóstoles por P e­
tes, todos, sin embargo, son propiamente dro ” <39>.
gobernados por P edro, así como son go­
bernados principalmente por Cristo. La 26. León Magno sabe humildemente
misericordia divina, dilectísimos, con­ que en él obra Cristo y que es su Vi­
cedió a este hombre la extraordinaria cario. Lo que San L eón afirma tan

(36) S. León, Epist. 11, 11, /I Anastasio, O b is ­ (38b) S. León, S e rm ó n 4, 2 De Natali (M ig n e


po d e T e s a lo n . (M ig n e 54, 676). 54, 151); v e r S e rm ó n 83, 2 In Natali s. P etri
Apost. (M ig n e 54, 430).
(37) S. León, S e rm ó n 4, 2 De Natali Dom ini, (39) S. León, S e rm ó n 4, 3 (M ig n e 54, 151-
(M ig n e 54, 149-150). 152); v e r S e rm ó n 83, 2 In Natali s. Petri A posl.
(38a) M ateo 11, 19. (M ig n e 54, 451).
2444 E n cíclicas del P.P. J u an XXIII (1961) 240, 30-33

lúcida como perseverantemente del no es nueva e inaudita, de ningún m o­


Apóstol P edro no hesita en afirmar do. Pues, recogiendo las enseñanzas de
también de sí mismo, no porque busque sus Predecesores San Inocencio I y
los públicos honores sino porque está San B onifacio I y en concordancia con
íntimamente convencido de que es no pasajes evangélicos que ha interpretado
menos Príncipe de los Apóstoles, que varias veces <45a) tiene por cierto haber
Vicario de Jesucristo, como se colige recibido del mismo Cristo el cargo su­
del siguiente pasaje de sus sermones: premo y el deber de pastor; pues, dice:
“ No es para Nos motivo de orgullo la “ La solicitud con que debemos aten­
solemnidad con que, llenos de gratitud der a todas las iglesias es de institución
hacia Dios por su dádiva, celebramos divina” (45b).
el aniversario de Nuestro sacerdocio,
sino que más bien confesamos honesta IV. — GRANDEZA ESPIRITUAL DE
y sinceramente que Cristo ejecuta la ROMA
obra de Nuestro ministerio en cuanto 32. Su verdadera grandeza reside en
la realizamos bien; no Nos gloriamos el hecho de ser centro espiritual de la
de Nosotros mismos ya que sin El nada Iglesia. ¿Es de extrañar entonces que 797
podemos sino que Nos gloriamos más San L eón una y mezcle las alabanzas
bien en Quien está toda Nuestra efica­ del Príncipe de los Apóstoles con las
cia” <4°). alabanzas de Roma? En un sermón en
30. Confía en Pedro, Apóstol y le honor de los Apóstoles P edro y P ablo
atribuye sus éxitos. Con esto San L eón, se dirige a la Urbe Romana en estos
lejos de considerar que San P edro ya términos: “ Estos son pues los varones
es ajeno al gobierno de la Iglesia de que hicieron resplandecer en tí, oh Ro­
Cristo, prefiere en cambio unir a la con­ ma, el Evangelio de Cristo.. . ; son ellos
fianza en la presencia de su divino los que te elevaron a esta gloria para
Fundador la confianza en la protec­ que como ‘nación santa, pueblo elegido,
ción de P edro Apóstol, de quien se pro­ ciudad sacerdotal y regia’ (46a>, conver­
fesa heredero y sucesor y cuya auto­ tida en capital del mundo en virtud de
ridad representa <441). Por eso, atribuye
0 la sagrada sede del bienaventurado P e­
a los méritos del Apóstol los frutos de dro , imperas más ampliamente en el
su ministerio general antes de adjudi­ mundo por la Religión divina que por
carlos y apropiárselos a sí mismo. la dominación humana. Pues, aunqué
Lo cual, por lo demás, se pone clara­ engrandecida por tus victorias paseaste
mente de manifiesto en la siguiente ex­ el poder de tu imperio por mar y tierra,
presión: “ Por lo tanto, si Nos hacemos sin embargo, es menos lo que tu esfuer­
algún bien, si juzgamos rectamente, si zo bélico te sometió de lo que la paz
conseguimos algo de la misericordia di­ cristiana tendió a tus pies” . <46b).
vina por medio de las oraciones dia­
rias, lo debemos a la obra y a los mé­ 33. Exhorta a los Romanos a conser*
ritos de él (Pedro): en su sede perdura var la integridad de la fe. Luego, el
todavía su poder y sobresale su autori­ Pontífice lleno de talento e ingenio, em­
dad” <424>.
3 pleando estímulos paternos, exhorta a
quienes San P ablo con nobilísimas pa­
31. Es una doctrina que ha recogido labras había predicado la fe en los pri­
de sus Predecesores y del Evangelio. meros tiempos cristianos, a que conser­
En realidad, esta doctrina de San L eón0
3 ven intacta y sin mácula de error al-
2
1
4
(40) S. León, S e rm ó n 5, 4 Sobre su nacim iento de r e s a l. 11-III-422; (e n C. S ilv a -T a r o u c a SI
(M ig n e 54, 154). E p is to la r u m R om anorum P o n t ific u m c o lle c t .
(41) V e r S. León, S e rm ó n 3, 4 Sobre su Na­ T h e s s i R o m ® 1937, p . 27).
cim iento (M ig n e 54, 147). (45a) V e r M a teo 16, 17-18; L u c a s 22, 31-32;
(42) S. León, S e r m ó n 3, 3 Sobre su N aci­ Juan 21, 15-17.
m iento (M ig n e 54, 146); v e r S e rm ó n In N ativi- [45b] S. León, E p is t. 14, 1 A Anastasio, Obis­
tate S. P etri Apost. (M ig n e 54, 432). po de Tesal. (M ig n e 54, 668).
(43) S. Inocen cio, E p is t. 30 Al C oncilio de (46a) V e r I P e tr . 2, 9; D eu t. 14, 2.
M ilevo (M ig n e P L 20, 590). [46b] S. León, S e rm ó n 82, 1, In N alali Apost.
(44) S. B onifacio I E p is t. 13 A R ufo, Obispo Petri et Pauli, (M ig n e 54, 422-423).
2 4 0 ,-34-36 E n cíc lic a “ .¿Ete rn a dei S a p ie n t ia ” 2445

guno su fe, diciendo: “ Vosotros pues, de e ilustre, la que no sólo gobierna el


dilectos de Dios y aprobados por el tes­ mundo sino que alberga también a mu­
timonio apostólico, a quienes el Após­ chísimos habitantes. Posee, además, las
tol P ablo,doctor de las gentes, escribe: tumbas de P edro y P ablo, padres co­
*Vuestra fe es conocida en todo el mun- munes y maestros de la verdad que ilu­
do’ <47a), conservad en vosotros lo que minan las almas de los fieles. Verdad
tal predicador pensó como sabéis con es que estas dos lumbreras tan santas
respecto a vosotros. Nadie entre vos­ como divinas tuvieron su origen en el
otros se haga indigno de tal alabanza a Oriente y difundieron sus rayos por to­
fin de que vosotros, que bajo la inspi­ das partes, pero fue en Occidente don­
ración del Espíritu Santo por tantos de ocurrió el ocaso de su vida y desde
siglos no habéis incurrido en ninguna donde iluminan ahora el universo. Ellos
herejía, no os contaminéis tampoco con volvieron celebérrima vuestra sede: ésta
el contagio de la impiedad de Euti- es la cima de vuestros bienes. Y el Dios
QUES” <47b). de aquellos varones ilumina aun hoy su
sede ya que constituyó en ella a Vues­
V. — AMPLIA RESONANCIA DE LA tra Santidad que irradia los lampos de
OBRA DE SAN LEON la verdadera fe” (50>.*4
9
8
34. Obispos occidentales y orienta­ 35. Alabanzas postumas tributadas
les lo celebran; el elogio de Teodoreto. por los Orientales. Las eximias ala­
No fue inútil la obra realmente insigne banzas que los representantes de la
que San L eón llevó a cabo para de­ Iglesia Oriental habían dispensado a
fender la autoridad de la Iglesia Ro­ L eón no llegaron a faltar tampoco des­
mana, ya que, principalmente gracias pués de su muerte. En efecto, la Litur­
a su dignidad, Roma fue venerada co­ gia Bizantina, en la festividad que le de­
mo “ ciudadela del Apóstol Pedro” y fue dica el 18 de febrero, lo exalta con mu­
objeto de elogios no sólo de parte de cha razón como “ guía de la recta fe,
los Obispos de las Provincias eclesiásti­ doctor que se distingue por su piedad
cas occidentales presentes en los Conci­ y augusta dignidad, astro del universo,
lios Romanos sino también de parte de ornamento y lumbrera de los cristianos
más de 500 Obispos Orientales que se y lira del Espíritu Santo” <51).
habían congregado en Calcedonia <*484 ) y
9 Con este elogio coincide el del Mene-
de parte de los Emperadores de Cons- logio Gelasiano (52a) en el que se lee
tantinopla (49L lo siguiente: “ Admirable es este padre
Aun más, todavía antes de aquel cé­ nuestro León por sus numerosas virtu­
lebre Concilio de Calcedonia, T eodore­ des, la continencia y la pureza; ordena­
to , Obispo de Cirene, Libia, rindió, en do Obispo de la gran Roma llevó a ca­
449, al Obispo de Roma y a su privile­ bo otras obras dignas de sus virtudes:
giada grey este eximio homenaje de elo­ pero sobre todo resplandeció en las que
798 gios: “ A vos os toca el primer lugar en­ conciernen a la íntegra fe” (52b).
tre todos; pues, vuestra sede está orna­
VI. — VOTOS POR LA UNION CON
da de muchas prerrogativas. Mientras a
LOS HERMANOS SEPARA­
otras urbes distingue su grandeza o su
DOS
hermosura o el número de sus habitan­
tes. . . el Dispensador de todo bien os 36. Los elogios antiguos ¡ojalá se re­
ha prodigado la abundancia de los fa­ pitan hoy como signo de unión de los
vores. Pues, es entre todas la más gran­ cristianos! Nos plugo, Venerables Her-
(47a) R o m . 1, 8. (50) T eodoreto, O b. a L e ó n O b. de R om a
[47b] S. León, S e rm ó n 86, 3 T r a c t. c o n tr a E p is t. 52, 1 (M ig n e 54, 847).
hser. E u ty c h is (M ig n e 54, 468).
(51) 4iMenaici tu holu eniautú,, 111 (N o hay
(48) Obispos del Conc. Calced. (M a n s i, C o n c.
s ig n o s ) R o m a 1896, p . 612.
A m p lis s . C o lle c t. V I, c o l 913).
(49) M arciano Im per. a León, Obispo de [52a] ,,M en oiogio’ ' e s e l m a r t ir o lo g io de los
Rom a E p is t. 100, 3 (M ig n e 54, 972); Pulquería, c r is tia n o s g r ie g o s o r d e n a d o p o r m e se s .
E m peratriz a León, Ob. de Rom a E p is t. 77, 1 (52b) M enologio (M ig n e 117, 319).
(M ig n e 54, 907).
2446 E n cíclicas del P.P. Ju an X X IIÍ (1961) 246, 37*39

manos, recordar, aunque es cosa co ­ tianos y los impulse a congregarse al­


nocida, ese gratísimo coro de alaban­ rededor del “ gran Pastor de la grey
zas con que la antigüedad ensalzó de El cual entregó a P edro y a sus suce­
consuno la santidad de San L eón sores su perenne vigilancia Í56L ■'
Magno tanto en el Oriente como en el
Occidente. ¡Ojalá recoja San L eón otra 38. Las palabras con que San ireneo
vez el testimonio antiguo y general de reconoce la supremacía de Roma.
estimación, también hoy, de los que Nuestro ardiente llamado, pues, a la
actualmente sin estar en unión y unidad de la Iglesia quiere ser el eco
comunión con Roma cultivan las dis- de la voz de aquel L eón que en el siglo
799 ciplinas eclesiásticas! Pues, si se com ­ V no cesaba de inculcar la unión al
pusieran las lamentables disensiones pueblo cristiano. Por ello Nos place re­
que conciernen la doctrina y la gran­ petir las palabras que San Ireneo di­
diosa obra de este inmortal Pontífice, rigió a los fieles cristianos de todas las
resplandecería con más refulgente luz iglesias, aquel Ireneo que no sin inter­
aquella fe que ellos abrazan: “ Uno es vención de los designios de la divina
Dios, uno también el mediador entre Providencia fue llamado del Asia al
Dios y los hombres, el hombre Cristo Occidente a regir la Iglesia de Lj^on y
Jesús” (53). que con su martirio la ennobleció. Efec­
tivamente, después de haber reconocido
37. Origen divino y fin del Pontifi­ la sucesión ininterrumpida de los Obis­
cado Romano y el fin del Concilio pos de Roma, a los cuales corresponde
Vaticano II. En cuanto a Nos, suce­ como herencia el poder de los dos Prín­
sores suyos que somos en la cátedra cipes de los Apóstoles, exhorta a todos
Romana de P edro, así como profesa­ los discípulos de Cristo con estas pala­
mos con él la firme fe en el origen di­ bras: “ Es con esta Iglesia con la qué a 800
vino de aquel mandato que Jesucristo causa de su preeminente superioridad,
dio a sus Apóstoles y sus sucesores de necesariamente debe ir de acuerdo toda
anunciar el Evangelio a todas las na­ Iglesia, es decir todos los fieles que hay
ciones y de preocuparse por su eterna en el universo: y es por la comunión
salvación, del mismo modo, reiterando con ella por lo que todos estos fieles
los fervientes deseos de San L eón, an­ (o, todos los jefes de las Iglesias) han
helamos que todos los pueblos tomen el conservado la tradición apostólica” .
camino que conduce a la verdad, a la
caridad y a la paz. 39. La unidad por la que Cristo oró
y murió ha de producirse en la Iglesia.
Y es precisamente por la misma ra­ Pero Nuestro ardiente llamado a la uni­
zón, es decir, con el fin de poner a la dad quiere ser principalmente el eco de
Iglesia en condiciones de idoneidad para la oración que el Salvador del género
desempeñar en nuestro tiempo esta ex­ humano dirigió a su Padre celestial en
celsa misión con mayor holgura por lo la última Cena: “ Que todos sean uno,
que hemos resuelto convocar el II Con­ como tú, Padre, estás en mí y yo en tí,
cilio Ecuménico Vaticano confiando de para que también ellos sean uno en nos­
todo corazón en que la solemne Asam­ otros” <59).
blea de Obispos no solamente estreche
los vínculos de unidad en la fe, en el No hay duda alguna de que esta ora­
culto y en el gobierno que son las notas ción fue atendida de este modo por el
características de la verdadera Iglesia Padre, así como aceptó el Sacrificio
de Cristo (54) sino que atraiga también cruento de la Cruz. ¿No ha afirmado
sobre sí las miradas de todos los cris- Cristo nuestro Señor que su Padre siem-
(53) I T im o t. 2, 5. (57) S. Iren eo , A d v c r s . h ie re s , lib. III c. 2,
(54)Concilio Vaticano I S e sió n III ca p . 3 n. 2 (M ig n e P G 7, 848).
de fide (M a n si 51, c o l. 35-A y c o l. 432-D ). (58) S. Ireneo, A d v e r s . hseres. lib. III c . 2,
n. 2 (M ig n e P G 7, 848).
(55) H e b r. 13, 20. (59) Juan 17, 21. -
(56) V e r Juan 21, 15-17. (60) V e r Juan 11, 42.
240, 40-43 E n cíc lic a “ ^Ete rn a dei S a p ie n t ia ” 2447

pre lo escuchaba? (60). Nos por lo tan­ la divina misericordia cantando a una
to creemos firmemente que la Iglesia, con jubiloso acento lo que entonó el
por la que el Señor oró y por la que antiguo salmista: “ ¡Cuán bueno y deli­
se inmoló en la Cruz y a la que ha pro­ cioso es habitar en uno los herma­
metido su perenne presencia, ha sido nos” <63).
siempre y seguirá siendo una, santa, ca­ Esta paz con que los hijos del mis^
tólica y apostólica, tal como fue fun­ mo Padre celestial y los coherederos de
dada por El. la misma gloria eterna sellarán la re­
conciliación pregonará la realmente pre­
40* Las separaciones actuales y los clara victoria del Cuerpo Místico de Je­
sinceros esfuerzos ecuménicos por res­ sucristo.
tablecer la unidad cristiana; los votos
del Papa. Desgraciadamente, así como
EXHORTACION FINAL
en el pasado, también en la actualidad
los cristianos no hacemos aparecer a la 1. Unidad amenazada desde afuera.
Iglesia de tal modo unida que por su
virtud todos los que creen en Cristo 42. Intentos desafortunados actuales
profesen la misma fe, observen el mis­ de arrancar partes de la Iglesia. En el
mo culto y obedezcan a la misma su­ decimoquinto centenario de la muerte
prema autoridad. de San L eón Magno vemos, Venera­
No obstante, vemos con grato con­ bles Hermanos, azotada la Iglesia de
suelo y suave esperanza que en varias aflicciones e inquietudes que se aseme­
partes del mundo se multiplican los jan en cierta manera a las angustias
esfuerzos de grandes grupos que con cuyos embates experimentó el siglo V.
magnanimidad tratan de lograr que en­ Pues, ¡cuántas tribulaciones afligen en
tre todos los cristianos se restaure tam­ nuestros días a la Iglesia y oprimen por
bién aquella unidad que cumpla digna­ eso también Nuestro corazón de Padre!
mente las intenciones, los mandatos y Pero de ello nos advirtió abiertamente
los anhelos de nuestro Divino Salvador. nuestro divino Redentor. Vemos que
Estamos convencidos de que esta uni­ en muchas regiones la “ fe del Evange­
dad, que tantos hombres de buena vo­ lio” (64a) se haiia en grave peligro; ve­
luntad ciertamente no ansiarían si el mos que en algunos partes se intenta,
Espíritu Santo de algún modo no los — en la mayoría de los casos en vano— ,
inspirara, no puede realizarse 9Íno de separar miserablemente a Obispos, sa­
acuerdo a lo que predijo Jesucristo cerdotes y fieles cristianos de la como
que “ habrá un solo redil y un solo pas­ cindadela de la unidad católica, es de­
tor” <61); por eso, pedimos con insis­ cir, de la Sede Romana.
tencia a Cristo, nuestro Mediador y abo­
gado ante el Padre <62> que todos los 43. Por el patrocinio de S. León, la
cristianos reconozcan los caracteres de perseverancia en la unidad para los
la verdadera Iglesia, la distingan de lasque sufren persecución. Para alejar
demás iglesias y lleguen a convertirse de los confines de la Iglesia este género
en sus devotísimos hijos. de peligros, Nos, llenos de confianza im­
ploramos el patrocinio y el auxilio de
41. Anhelo de unión y concordia de aquel Pontífice que con gran solicitud
toda la familia cristiana, el Cuerpo veló por su grey y que por las obras
Místico de Cristo. ¡Ojalá el benignísi­ emprendidas, los escritos publicados y
mo Señor se digne conceder que pron- las tribuláciones sobrellevadas fue el
801 to amanezca aquel ansiado día en que más insigne campeón entre todos los
todos se unan en venturosa concordia! defensores de la unidad católica.
Entonces todos los que Cristo redimió A todos los que gimen por causa de
formarán una sola familia y ensalzarán la verdad y de la justicia dirigimos las

<61) Juan 10, 16. (63) S a lm o 132, 1.


(62) V e r I T im o t. 2, 5; I Juan 2, 1. (64a) V e r F ilip . 1, 27.
2448 E n cíclicas del P.P. Juan XXIII (1961) 240. 44-47

palabras consoladoras con que antaño misma en todos sus miembros, ni ios
S a n L e ó n exhortó al clero y pueblo d eméritos iguales en una variedad tan
Gonstantinopla: (64b) “ Perseverad en el grande de partes, el vínculo de la ca­
espíritu de la verdad católica y por ridad produce, sin embargo, la comu­
nuestro intermedio recibid la exhorta­ nión de la belleza. Los que están uni­
ción apostólica: “ Porque os ha sido con­ dos por un santo amor, aunque no par­
cedido no sólo creer en Cristo, sino tam­ ticipan de los mismos dones de la gra­
bién padecer por El” *(65)6 .
8
7 cia, no obstante pueden disfrutar mu­
tuamente de sus bienes, y no puede re­
sultarles extraño lo que aman, por cuan­
2. — La unidad interior de la Iglesia.
to los que se alegran por el progreso
44. El Papa pide la unidad perfecta ajeno aumentan su propia riqueza” (69\
para todos los católicos. Para los que
viven, empero, en firme y sólida unión 40. Votos del Papa por la unidad,
católica Nos que hacemos, aunque in­ amenazada por los enemigos y prote­
dignos, las veces del divino Salvador en gida por la obediencia y caridad. No
la tierra, pedimos del Padre Celestial p o d e m o s p o n e r fin a e s ta C a rta E n c íc li­
lo que Cristo pidió para sus amadísi­ c a s in q u e , p o r N u e s t r a p a r t e , r e i t e r e ­
mos discípulos y para los que en el fu­ m o s e l v o t o a r d i e n t e q u e b r o t ó d e l p e ­
turo iban a creer en El: “ Padre Santo. .. c h o d e S a n L e ó n , e n e l s e n t id o d e q u e
Te ruego por todos... para que sean t e n g a m o s la d i c h a d e v e r r e u n i d o s b a j o
consumados en la unidad” (6(J). En otras e l e s t a n d a r t e d e l a I g le s ia m i li t a n t e a
palabras, imploramos a Dios con suma to d o s lo s q u e l a s a n g r e deJESUCRiSTO
instancia para que la unidad de todos r e d im ió y d e c o n t e m p la r c ó m o se o p o ­
los hijos de la Iglesia alcance aquella n e n d e n o d a d a m e n t e c u a l e jé r c i t o a g u e ­
perfección y consumación que sólo la r r i d o a lo s a t a q u e s d e lo s e n e m ig o s q u e
caridad que es “ el vínculo de la perfec­ e n m u c h a s r e g io n e s d e l o r b e n o c e s a n
ción” <*6
676
5 ) podrá comunicar. Y en efecto,
8 d e a m e n a z a r s e r ia m e n t e l a f e c r i s t i a n a .
sólo por la caridad que nos impulsa a
Pues, para volver a emplear las pa­
amar a Dios y que asimismo nos mueve
labras preclaras de Nuestro mismo Pre­
a hacer al prójimo objeto del ejercicio
decesor: “ Entonces se vuelve podero­
pronto, alegre y generoso de toda obra
sísimo el pueblo de Dios cuando los co­
de misericordia se logrará que la Igle­
razones de todos los fieles coacuerdan
sia, que es “ el templo de Dios vivo” ^Q8\
en la unidad de la santa obediencia,
y todos sus hijos resplandezcan con
cuando en el campamento de la milicia
aquella belleza sobrenatural.
cristiana todos tienen exactamente la
misma preparación y por doquiera los
45. Cada uno de los fieles debe ten­ protege la misma fortificación” <70L
der a la perfección porque es perfecto
el conjunto. Por eso exhortamos a es­ El príncipe de las tinieblas no podrá
tos hijos de la Iglesia con el siguiente vencer en modo alguno si en la Iglesia
consejo, empleando las palabras de S a n de Cristo reina el amor: “ Porque las
L e ó n : “ Dado, pues, que todos los fieles, obras del demonio se destruyen más
cada uno por separado y todos juntos, radicalmente cuando los corazones hu­
constituyen un solo e idéntico templo manos se consagran al amor de Dios y
de Dios es necesario que éste sea per­ de los hombres” <71L
fecto en cada uno de ellos, así como
debe ser perfecto en el conjunto; por­ 47. Bendición Apostólica. Para que
que, aun cuando la belleza no es la así felizmente suceda, como sostén de

(64b) S. León M. Epist. 50, 2 A los Constan- (69) S. León M. Sermón 48, 1 De la Cua­
linopolitanos (Migne 54, 843). resma (Migne 54, 298-299).
(65) Filip. 1, 29. (70) S. León M. Sermón [no, “ Epist.” ] 88, 2
(66) Ver Juan 17, 11. (Migne 54, 441-C á 442-A).
(67) Coios. 3, 14. (71) S. León M. Epist. 95, 2 A Pulquería
(68) Ver II Corint. 6, 16. Emper. (Migne 54, 913).
240, 47 E n cíc lic a “ ^Ete rn a dei S a p ie n t ia ” 2449

Nuestras esperanzas y auspicio de las celosa solicitud la Bendición Apostó­


gracias divinas, con amor paternal os lica.
impartimos a todos y a cada uno de Dado en Roma, en San Pedro, el 11
vosotros, Venerables Hermanos, y asi­ de noviembre de 1961, cuarto año de
mismo a la grey confiada a vuestra Nuestro Pontificado.

JUAN PP XXIII

E S Q U E M A

INTRODUCCION: E L V A R O N IN T R E P ID O D E D IC A D O PO R E N T E R O A L BIEN ESPI­


R IT U A L Y S O C IA L D E T O D O S (1 - 3)

PRIMERA PARTE: S A N LEON, P O N T IF IC E , P A ST O R V DOCTOR DE LA IG L E SIA


U N IV E R S A L (4 -1 9 )

INTRODUCCION:

1. — El leal servidor de la Sede Apostólica (5-8)


1. Su vida (5 - 6)
2. Su obra ( 7 -8 )

II. — Vicario de Cristo (9-15)


1. Su labor en dogma, moral y liturgia, en general (9)
2. Las dos naturalezas de Cristo, Eutiques y el “ Latrocinio de Efeso” (10 -1 2 )
3. El Concilio de Calcedonia, sus delegados y ,el artículo 28 (1 3 -1 4 )
4. La celebración de la Resurrección y sus esfuerzos de paz (15)

III. — El Doctor de la Iglesia (16 -19)


1. Elogio general y “ Homilías” (1 6 -1 7 )
1. Enseñanzas de sus “ Cartas” (18 - 19)

SEGUNDA PARTE: E L X V C E N T E N A R IO L E O N 1A N O Y EL C O N C IL IO V A T IC A N O
S E G U N D O (2 0 -4 1 )

I. — La unidad de la Iglesia en el pensamiento de San León (21 - 26)


II. — El obispo de Roma, centro de la unidad visible (27)
III. — Prerrogativas del magisterio de Pedro y de sus sucesores (28-31)
IV. — Grandeza espiritual de Roma (32 - 33)
V. — Amplia resonancia de la obra de San León (34 -35)
VI. — Votos por la unión con los hermanos separados (36-41)
EXHORTACION FINAL (4 2 -4 7 )

1. Unidad amenazada desde afuera (42 - 43)


2. La unidad interior de la Iglesia (44 -4 7 )
24M

Carta Apostólica “IL RELIGIOSO CONVEGNCT


(29-XI-1961)

EL REZO DEL SANTISIMO ROSARIO EN EL MES DE OCTUBRE SE


RECOMIENDA PARA CONSERVAR LA PAZ ENTRE LAS NACIONES

J U A N PP. X X I I I
Venerables Hermanos y dilectos hijos, salud y Bendición Apostólica

INTRODUCCION todas las naciones, cristianas o no cris­


tianas, deseosas de la paz.
P r e o c u p a c ió n p o r el p r o b l e m a d e
la PAZ 2. Propósito de repetir reuniones pa­
recidas y orar por la paz. Conmovidos
1. Reuniones para favorecer el espí­ y al mismo tiempo confiados, anuncia­
ritu de la paz mos en aquella misteriosa tarde Nues­
A AS tro propósito de promover sucesivas
1. La reunión magnífica deseosa de
53 reuniones, conform e se presentara la
la paz mundial en Castel Gandolfo. La oportunidad a lo largo de Nuestro ca­
641 piadosa reunión del domingo 10 de se­ mino a fin de hacer detenerse las al­
tiembre, en Castel Gandolfo, con nobles mas para orar por la fundamental
y amplias representaciones de Carde­ preocupación de conservar la paz en
nales, de Prelados, del Cuerpo Diplo­ el mundo entero y salvar la civiliza­
mático y una multitud de fieles de ción.
todas partes, estuvo enteramente pe­
netrada del sentimiento de viva preo­ 3. Primera reunión de esta clase en
cupación por el problema de la paz. las Catacumbas de San Calixto. Con 642
La presencia de Nuestra humilde esta intención y para ofrecer un pri­
mer ejemplo, pocos días después he­
persona, Nuestra voz emocionada fue
mos hecho una visita a las Catacum­
punto central, luminoso y orientador
bas de S a n C a l i x t o , las más próximas
de aquella reunión. De Nuestras ma­ a Nuestra residencia de verano, con el
nos consagradas y bendecidas elevóse fin de implorar allí, cerca de la sagra­
el Sacrificio Eucarístico de Jesús, Sal­ da memoria de cuantos Nos precedieron
vador y Redentor, Rey pacífico de los — 14 Pontífices y junto con ellos Obis­
siglos y de los pueblos. pos y mártires ilustres de la historia—
Todas las naciones estaban allí re­ la intercesión celestial de todos ellos
presentadas para dar un amplio signi­ para asegurar para todas las naciones
ficado de universalidad al ambiente. — pues, todas pertenecen de algún m o­
Un grupo notable, entre otros, estuvo do a Cristo— el gran tesoro de la paz:
formado por los alumnos del Colegio t(dígnese el Señor conceder la paz y la
Urbano de Propaganda, evocación de unidad a todo el pueblo cristiano” ÍU.

(* ) AAS 53 (1961) 641 - 647. El texto original italiano está en este idioma en AAS. Ampliamos en
nuestro texto un tanto el esquema ya contenido en el texto oficial de AAS y en L’Osservatore Romano.
La versión se aparta no pocas veces de la que presenta L’Osservatore Romano, Buenos Aires, nr 477,
del 15 de octubre de 1961. Los subtítulos son de responsabilidad de esta edición (P. H.)
(1) Invocación de la Letanía de Todos los Santos.
— 2450 —
241. 4-7 C a r t a A postólic a “ II R eligioso C o n v e g n o ’ 2451

2. El mes de octubre para orar por muchas veces al pueblo cristiano, al


la paz. acercarse el mes de octubre, al rezo
4. El mes de octubre nueva ocasión del Santo Rosario y lo propuso a
muy propicia. Ya comienza ahora el todos los hijos de la Iglesia como ejer­
mes de octubre que una tradición pic­ cicio de sagrada y benéfica meditación,
tórica de piedad y caridad cristiana como alimento de espiritual elevación
dedica al culto y a la veneración de y como súplica de celestiales gracias
la Santísima Virgen del Rosario y que para toda la Iglesia.
se Nos brinda com o una nueva oca­ 6. Juan XXIII desea imitar también
sión oportunísima para ofrecer al Se­ a los inmediatos antecesores, Pío XI
ñor plegarias generales por esa mis­ y Pío XII. También los sucesores de
ma importante intención, que interesa L e ó n XIII se empeñaron en hacer ho­
a individuos, familias y pueblos. nor a la piadosa y conmovedora tra­
dición Nos intentamos humilde­
L — LA DEVOCION DEL SANTI­ mente seguir los pasos de estos gran­
SIMO ROSARIO des Pastores, veneradísimos en la Igle­
I. El Ejemplo de los Pontífices León sia, no sólo en el ejercicio de Nuestra
XIII, Pío XI y Pío XII. solicitud siempre más intensa por los
intereses de la justicia, de la frater­
5. Las Encíclicas de León XIII so­ nidad en la vida terrena, sino tam­
bre el Santo Rosario invitan a la imi­ bién en la fervorosa búsqueda de la
tación. En el mes de mayo ppdo, ins­ santificación de las almas, que es
pirándonos en el proceder del Papa Nuestra verdadera fuerza y la garan­
L e ó n XIII, de feliz memoria, recor­
tía de todo éxito, como respuesta del
damos las enseñanzas de la (íRerum cielo a las voces de la tierra, brotadas
novarían” (23\ desarrollándose en Nues­ de almas sinceras, sedientas de verdad
4
tra Encíclica í(Mater et Magistra” y caridad.
con la intención de poner la doctrina
católica siempre más en contacto con 2. Los documentos de Juan XXIII
las nuevas exigencias de la conviven­ al respecto.
cia humana y cristiana.
V o to del P a p a
Recordamos ahora que aquel gran
norte de Nuestro espíritu al preparar­ 7. La práctica de Juan XXIII al res­
nos desde Nuestra infancia a los ful­ pecto. Ya al comenzar el mes de octu­
gores del ministerio sacerdotal, invitó bre de 1959, Nos dirigimos al mundo
(2) León XII, Encíclica Rerum Novarum, (en esta Colecc. “ Guadalupe” Encícl. nr. 64, p,
15-V-1891, AAS 23 (1890/91) 611-670; en esta Co­ 476-481); 8. - Iucunda semper, Encíclica, 8-IX-
lección “ Guadalupe” Eiicícl. nr. 59 p. 423-445. 1894; ASS 27, 177-184; (en esta Colecc. “ Gua­
(3) Juan XXIII Encíclica Mater et Magistra, dalupe” Encícl. nr. 69, p. 525-530); 9. - Aiutri-
15-V-1961 dada a luz el 15-VII-61, AAS 53 (1961) cem populi, Encíclica, 5-IX-1895; ASS 28, 129-136;
401-464; en esta Colección “ Guadalupe” Encícl. (en esta Colecc. “ Guadalupe” Encícl. nr. 71,
nr. 239 p. 2377-2429. p. 534-540); 10. - Fidentem piumque, Encíclica,
20-IX-1896; ASS 29, 204-209; (en esta Colecc.
(4) León XIII Encíclicas y documentos sobre “ Guadalupe” Encícl. nr. 73, p. 565-569); 11. -
el Santo Rosario: 1. - Supremi Apostolatus, Encí­ Angustí ssinue Virginis, Encíclica, 12-IX-1897;
clica, l-IX-1883, ASS 16, 113-118; (en Colecc. ASS 30, 129-135 (en esta Colección “ Guadalu­
“ Guadalupe” Encíclica nr. 41, p. 296-299); 2. - pe” Encícl. 76 p. 585-589); 12. - Diuturni tem~
Salutaris ille Spiritus, Carta, 25-XII-1883, sobre poris. Epíst. 5-IX-1898; ASS 31, 146-149 (en
el Rosario y la invocación “ Reina del Santísi­ esta Colecc. “ Guadalupe” Encícl. nr. 80, p. 607-
mo Rosario” , ASS 16, 209-211; (En Colección 609); 13. - Parta humano generi, Epist. Apost.
“ Guadalupe” Encícl. nr. 42, p. 300-301); 3. - Su- 8-IX-1901; ASS 34, 193-195, Rosario y Lourdes;
periore anno, Encíclica, 30-VIII-1884; ASS 17, (en esta Colecc. “ Guadalupe” , Encícl. nr. 85, p.
49-51; (en esta Colecc. “ Guadalupe” Encícl. M5-647): 14. - Puede añadirse aún una parte de
nr. 45, p. 320-21); 4. - Quamquam pluries, En­ la Encícl. “ Vos probe nostis” ¡o Vi é noto” ,
cíclica 15-VIII-1889; ASS 22, 65-69; (en esta dirigida a los Obispos, clero y pueblo de Ita­
Colecc. “ Guadalupe” Encícl. nr. 55, p. 392-395) lia, 20-IX-1887; ASS 20, 209-215 (en esta Colecc.
sobre Rosario y Patrocinio San José; 5. - Octo- “ Guadalupe” Encícl. nr. 50 p. 354-356).
bri mense, Encíclica 22-IX-1891; ASS 24, 193- (5) Pío XI, Encíclica Ingravescentibus malis,
203; (en esta Colecc. “ Guadalupe” Encícl. nr. 29-IX-1937; AAS 29, 373-380; (en esta Colecc.
60. p. 446-453); 6. - Magnx Dei Matris, Encíclica, “ Guadalupe” , Encícl. nr. 171, p. 1512-1516).
8.-IX-1892, ASS 25, 139-148; (en esta Colecc. “ Gua­ Pío XII, Encíclica Ingruentium malorum,
dalupe” Encícl. nr. 62, p. 463-469); 7. - Leetitise 15-IX-1951; AAS 43, 577-582; (en esta Colecc.
sánete?, Encíclica, 8-IX-1893; ASS 26, 193-199; “ Guadalupe” , Encícl. nr. 202, p. 1900-1903).
2452 Encíclicas del P.P. Juan XXIII (1961) 241, 8-11

católico la Encíclica “ Grata recorda- 2. El conjunto de elementos que for­


tio” y al año siguiente enviamos con man el Rosario.
643 el mismo fin una Carta al Cardenal
Vicario de Nuestra diócesis de Roma 10. Repetición exterior de determi­
nadas oraciones y elevación interior
8. La presente invitación al Rosario de espíritu. Verdad es que las almas
por la paz del mundo. Por eso Nos que no han recibido bastante instruc­
complacemos, Venerables Hermanos y ción para elevarse más allá del home­
amados hijos esparcidos por todo el naje de los labios, podrán rezar el
mundo, en invitaros también este año Rosario como una sucesión monótona
a algunas sencillas y prácticas consi­ de las tres oraciones: Padre Nuestro,
deraciones que Nos sugiere la devo­ Ave María y Gloria, dispuestas en el
ción del Santo Rosario, para sabroso orden tradicional de quince decenas.
alimento y robustecimiento de los prin­ Esto sin duda es algo. Pero debemos
cipios vitales que han de orientar vues­ repetir que éste es solamente el prin­
tros pensamientos y vuestras oracio­ cipio o la resonancia exterior de una
nes. oración confiada. El Rosario debe ser
Todo ello com o expresión de piedad más bien una elevación vibrante del
cristiana perfecta y venturosa, y siem­ espíritu para hablar con el Señor en
pre como manifestación de una ple­ medio de la sublimidad y ternura de
garia universal por la paz de todas las sus misterios de amor misericordioso
almas y de todas las naciones. para con la humanidad toda entera.

II.— LOS DIVERSOS ELEMENTOS 3. El triple elemento interior del re­


EXTERIORES E INTERIORES zo del Rosario.
DEL ROSARIO: PALABRAS Y
CONTENIDO. 11. El triple elemento unitivo y ele­
vador del rezo del Rosario. La verda­
I. La importancia del rezo. dera sustancia del Rosario bien medi­
9. El rezo del ss. Rosario entre sa­ tado está constituida por un triple ele­
cerdotes y laicos. El Rosario como mento que da a la expresión oral uni­
ejercicio de devoción cristiana entre dad y cohesión, a medida que recorre
los fieles del rito latino, que constitu­ en vivaz sucesión los episodios que aso­
yen la porción más numerosa de la cian las vidas de J e s ú s y de M a r í a ,
familia católica, ocupa su lugar, para poniéndolos en relación con las diver­
los eclesiásticos, después de la Santa sas condiciones de las almas en ora­
Misa y el Breviario; después de la ción y con las aspiraciones de la Igle­
participación de los sacramentos, para sia universal.
los seglares. Es una forma devota de En cada decena de Avemarias, se
unión con Dios y de perenne elevación destaca un cuadro, y en cada cuadro
espiritual.6
7 una triple actuación, que es a la vez:

(6) Juan XXIII, Encíclica Grata recordatio, pero debe velar por el orden doméstico, social
26-IX-1959; AAS 51, 673-678; (en esta Colecc. y religioso. Las estadísticas dan reveladoras
“ Guadalupe” , Encícl. nr. 237, p. 2347-2354). cifras del desprecio de la vida, de la manía de
la preDotencia, la obstinada incitación al error
(7) Juan XXIII, Carta a Clemente, Cardenal QUE VIOLENTAN LA ESTRUCTURA de la vida
Micara, Obispo de Velletri, “ L ’ottobre che ci de las masas.
sta innanzi” , 28-IX-1960; AAS 52 (1960) 814-817. El Papa dice que observa el desarrollo de
El Papa recuerda en esta carta las calamida­ los acontecimientos en las esferas más altas pero
des acaecidas en el último tiempo y las ame­ vive sobre todo con el pueblo, al que exhorta a
nazas a la vida individual y más aun a toda la invocar a María “ Auxilio de los Cristianos y
humanidad que sigue viviendo “ en la incerti­ Reina del mundo” , con los acentos de San Ber­
dumbre de un mundo ansioso de verdadera paz nardo.
entre los hombres y las naciones” . El mes de Las oraciones del Rosario y sus meditaciones
octubre abre un claro de consuelo y de paz. El nos dan, continúa el Papa, la seguridad de ser
Rosario es “ la plegaria más sencilla y accesible escuchados y pide al Cardenal que haga rezar
al pueblo cristiano” . No es su costumbre del por sus intenciones conocidas por todos: ” la
Pontífice de desaorrer el velo que cubre las preparación del Concilio Ecuménico, el gran
miserias humanas y las amenazantes ruinas, acontecimiento en la vida de la Iglesia” .
241, 12-17 C a r t a A postólica “ II R eligioso C o n v e g n o ' 2453

contemplación religiosa, reflexión ín­ espirituales, así como a las de su vida


tima e intención piadosa. diaria.

a) La contemplación religiosa del c) La intención apostólica y carita­


misterio. tiva.

12. La meditación sobre los miste­ 14. Las diversas intenciones que ins­
rios nos comunica con la vida y doc­ piran al que reza y su orientación
trina de Jesús. Ante todo es una con­ apostólica. Finalmente es intención,
es decir, la indicación de las personas
templación pura, luminosa y rápida de
o instituciones o necesidades de orden
cada misterio, es decir, de aquellas ver­
personal y social, que para un católico
dades de fe que nos hablan de la mi­
verdaderamente activo y piadoso perte­
sión redentora de Jesús. Al contemplar
necen al ejercicio de la caridad para
nos encontramos en una comunicación
con el prójimo: caridad que se difun­
íntima de pensamiento y de sentimien­
de en los c o r a z o n e s y es expresión
to con la doctrina y con la vida de Je­
viva de la común pertenencia al Cuer­
sús, hijo de Dios e hijo de M a r í a ,
po Místico de Cristo.
quien vivió en la tierra para redimir,
instruir y santificar; en el silencio de 15. Oración única y universal para
la vida oculta, hecha de oración y de todas las necesidades. De esta suerte
trabajo, en los dolores de su adora­ el Rosario viene a ser súplica univer­
ble Pasión, en el triunfo de la Resu­ sal, así de cada una de las almas co ­
rrección, como en la gloria celestial, mo de la inmensa comunidad de los
donde está sentado a la diestra del redimidos que desde todos los puntos
Padre, constantemente asistiendo y vi­ de la tierra se encuentran en una ora­
vificando por medio del Espíritu San­ ción única: sea en la invocación per­
to a la Iglesia, su fundación la que va sonal para implorar gracias para las
avanzando en su camino a través de los necesidades individuales de cada uno,
siglos. sea participando en el coro inmenso
y unánime de toda la Iglesia a favor
b) La piadosa reflexión sobre estos de los grandes intereses de la humani­
misterios. dad entera.

13. La reflexión deduce para la pro­ 16. La Iglesia busca siempre en lo


pia vida las oportunas conclusiones. sobrenatural la fortaleza en las adver­
El segundo elemento es la reflexión sidades. La Iglesia tal cual la quiere
que de la plenitud de los misterios de el Divino Redentor vive entre las aspe­
Cristo se difunde con viva luz sobre rezas, las adversidades y las tempes­
el espíritu de aquel que ora. Cada cual tades de un desorden social que a me­
va advirtiendo en los diversos miste­ nudo se convierte en pavorosa ame­
rios las enseñanzas oportunas y adecua­ naza pero sus miradas están clavadas
das para sí mismo, especialmente las y las energías de la naturaleza y de
la gracia elevadas siempre hacia el
que se refieren a la propia santifica­
eterno destino del supremo fin.
ción y a las condiciones en que vive.
Rajo la continua inspiración del Espí­ 17. Resumen de lo expuesto. Este
ritu Santo, quien desde lo más pro­ es el Rosario, considerado en sus va­
fundo del alma en gracia (íhace las pe­ rios elementos, que se hermanan so­
ticiones con gemidos inenarrables” ^ ; bre las alas de la oración vocal y se
cada uno examina su vida al calor de entretejen como en un bordado, de
la enseñanza que brota de aquellos mis­ una manera fácil y sustanciosa, pero
mos misterios y encuentra inagotables llena de calor y de atractivo espiri­
aplicaciones a sus propias necesidades tual.
(8) Rom. 8, 26. (9) Ver Rom. 5, 5.
2454 E n cíclicas del P.P. Ju an XXIII (1961) 241.. :i8¿24:

TIL — LOS DIVERSOS ASPECTOS nes que se suceden en todos los secto­
Y FORMAS DEL REZO DEL res de la humana convivencia, los ^in­
ROSARIO: PRIVADA Y SO­ ventos científicos, el mismo perfeccio­
CIAL. namiento de la organización del tra­
bajo, que nos llevan a medir con mayor
1. Breve explicación del elemento amplitud de visión y más aguda pene­
exterior. Oración de labios. tración la fisionomía del mundo actual,
18. Las tres oraciones vocales entre­ van despertando nuevas sensibilida­
tejidas. Así adquieren aun las oracio­ des incluso en las funciones y las for­
nes vocales todo su relieve; ante todo, mas de la oración cristiana.2
0
la oración dominical, que da al Rosa­
rio el tono, la sustancia y la vida y , 3. El aspecto comunitario y social
rezada después del anuncio de cada que hoy se le da.
uno de los misterios, sirve para seña­
lar el paso de una a otra decena; luego, 21. Al orar se sienten miembros «Se
la salutación angélica que trae consigo un cuerpo social cuyas necesidades ex­
los ecos de la alegría del cielo y de la perimentan. Ya hoy día cada alma que
tierra, en torno a los varios cuadros ora no se siente sola y dedicada exclu­
de la vida de Jesús y de M a r í a ; y por sivamente a propios intereses de or­
último, el trisagio, repetido en adora­ den espiritual y temporal, sino que ad­
ción profunda de la Santísima Trinidad. vierte más y mejor que en el pasado,
que pertenece a todo un cuerpo so­
2. La forma personal y ordinaria. cial, de cuyas responsabilidades par^
ticipa, de cuyas ventajas goza y cuyas
19. La práctica del rezo del Rosario
incertidumbres y peligros teme.
de parte de las diferentes personas y
en los diversos ambientes. ¡Oh! De este 22. El carácter comunitario y social
modo es siempre bello el Rosario del de la oración litúrgica. Por lo demás,
niño inocente y del enfermo, de la vir­ éste es el carácter de la oración litúr­
gen consagrada a Dios en la oscuridad gica del Misal y del Breviario, seña­
del claustro o en el apostolado de la lado a cada paso por el “ Oremm” ,
caridad, siempre en la humildad y en que supone la pluralidad y multitud
el sacrificio; del hombre y de la mu­ tanto en los que oran como en los que
jer de familia, llenos de elevado sen­ esperan ser escuchados y a cuyo favor
tido de nobles y cristianas responsa­ se eleva la oración. Es la multitud que
bilidades; de modestas familias, que ora, en unidad de súplicas, por toda la
se conservan fieles a la antigua tra­ fraternidad humana, religiosa y social.
dición hogareña; de almas recogidas
en el silencio y alejadas de la vida del 4. La comprobación histórica del as­
mundo, al cual han renunciado, y sin pecto social de la oración.
embargo, en el que están obligadas a
vivir, pero com o ermitaños entre las a) en general
incertidumbres y las tentaciones. 23. El Rosario se practicó como ora­
Este es el Rosario de las almas pia­ ción pública y universal. El Rosario
dosas, que mantienen viva la solicitud mariano se ha elevado a la categoría
por los rasgos particulares de su pro­ de gran oración pública y universal
pia vida y ambiente.2 0 frente a las necesidades ordinarias y
extraordinarias de la santa Iglesia, las
20. Comienzan nuevas formas y fun­ tribulaciones de las naciones y las del
ciones ele la oración. Junto con res­ mundo entero.
petar esta antigua, ordinaria y con­
movedora forma de devoción mariana, 24. Sus efectos saludables en el pa­
según las circunstancias personales de sado. Hubo épocas difíciles, muy difí­
cada uno, Nos permitimos añadir ade­ ciles en la historia de los pueblos,
más que las modernas transformacio­ por el desarrollo de los acontecimién-
24 i, 25-28 C a r t a A postólica “ II R eligioso C o n v e g n o ” ___________ 245*5

to$ que marcaron con un sello de verte alzado por las manos de los ino­
lágrimas y sangre las vicisitudes de centes, de los sacerdotes santos, de
los Estados más poderosos de Europa. las almas puras, de los jóvenes y de
Saben muy bien cuantos siguen des­ los ancianos, de cuantos aprecian el
de el punto de vista histórico el curso valor y la eficacia de la oración, le­
de las transformaciones políticas, el vantado cual emblema y estandarte
influjo que ejerció la piedad mariana, que presagia la paz en los corazones
sobre la defensa contra las amenazas y la paz entre todos los hombres!
de calamidades y sobre la renovación
de la prosperidad y del orden social. 2. Causa de la paz.

b) El ejemplo de Venecia, en espe­ 27. El espíritu de esta devoción pro­


cial, en su piedad y el arte. duce la paz en las almas. Decir paz en
este sentido humano y cristiano signi­
25. La verdad se ilustra con el ejem­ fica que penetra en los espíritus aquel
plo de la capilla del Rosario en Vénc­ sentido de verdad, de justicia y de
ela y la invocación de “ Auxilio de los perfecta fraternidad entre los hom­
Cristianos” . Con el recuerdo siempre bres que disipa todo peligro de dis­
vivo de Nuestra querida ciudad de cordia y de confusión, y que ordena
Venecia, que por espacio de seis años las voluntades de todos y de cada uno
nos''ofreció tantas y tan gratas opor­ según las normas de la doctrina evan­
tunidades de buen ministerio pastoral, gélica, mediante la contemplación de
Nos complacemos en señalar como m o­ los misterios y de los ejemplos de
tivo de vivo regocijo que Nos llega al J e s ú s y de M a r í a , una vez que las al­
corazón, la restauración ya completada mas se han familiarizado con esta
de la suntuosa Capilla del Rosario, devoción universal. Y esto, por medio
ornamento preclarísimo de la Basíli­ del empeño de todos y de cada uno 647
ca de los Santos Juan y Pablo que los en practicar perfectamente la ley san­
Dominicos poseen allí. ta, la cual, al regular los secretos del
Es un momento que brilla muy ho­ corazón rectifica las acciones de todos
noríficamente entre tantos otros que a fin de lograr la paz cristiana, delicia
en Venecia pregonan las victorias de de la existencia humana y anticipo
la fe a través de los siglos y que corres­
de las alegrías indefectibles y eternas.
ponde precisamente a los años que si­
guieron al Concilio de Trento y que 3. Un modelo de Rosario meditado.
realzan, desde 1563 hasta 1575, el fer­ 28. Conjunto de reflexiones que el
vor característico en honor del Rosa­ Papa recomienda. Sobre este tema del
rio mariano que se difundía en toda Rosario mariano, amados Hermanos y
la cristiandad. Desde entonces se invo­ dilectos hijos, entendido com o súplica
caba a M a r í a en las Letanías Laureta- mundial por la paz del Señor y por la
nas con el título de “ Auxilio de los felicidad incluso en la tierra, de las al­
Cristianos99. mas y de los pueblos, el corazón Nos
sugiere otras piadosas consideraciones,
IX. — EL ROSARIO, SIGNO Y CAU­ sencillas y conmovedoras, mas preferi­
SA DE LA PAZ mos ofrecer a vuestra atención, como
complemento de esta Carta Apostólica,
i . Anuncio de la paz.
un pequeño ensayo de devotos pensa­
26. Presagia la paz. ¡Oh Rosario mientos (10), distribuidos según las de­
bendito d e M a r í a ! ¡Cuánta dulzura al cenas del Rosario, los que acentúan el
(10) En UOsservatore Romano, Cittá del Va­ Rosario, en concordancia con la disposición que
ticano, l-X-1961 (nr. 227) en italiano y también indica y señala más arriba el/ mismo texto del
en UOsservatore Romano, Buenos Aires, nr. 477, presente documento, es decir: Contemplación
15-X-1961, en español, sigue al texto de la pre­ del misterio, reflexión piadosa y la intención
sente Carta Apost. un “ pequeño ensayo de pen­ de la decena. A este “ ensayo" se refiere nuestro
samientos devotos” en que se dedica un párra­ documento.
fo a cada uno de los 15 misterios del Santo
2456 E n cíclicas del P.P. Ju an XXIII (1961) ,
241 29-30

triple aspecto que habíamos señalado cesión Nuestros votos y Nuestras espe­
más arriba: la contemplación del mis­ ranzas.
terio, la reflexión y la intención.
EPILOGO:
V. — SAN JOSÉ
Voto del P apa
29. Juan XX11I reitera la recomenda­
ción de León XIII de venerarlo. El úl­ 30. Votos por un rezo más fervoroso
timo pensamiento será para San José. del Rosario en el mes de octubre.
Su querida figura aparece varias veces Deseamos de todo corazón que este
en los misterios gozosos del Rosario. mes de octubre sea efectivamente, c o ­
Recordemos que el gran Pontífice L eón mo corresponde, para las almas piado­
XIII en sus fervorosas recomendacio­ sas una sucesión ininterrumpida y
nes, tres veces — en 1885, 1886 y deliciosa de mística elevación hacia
1889 UU— lo presentó a la veneración Aquella a quien el fin del rezo del
de los fieles del mundo entero, ense­ Santo Rosario proclama ahora y siem­
nando aquella oración: “ A ti, oh bien­ pre ^beatísima Madre, Virgen gloriosa
aventurado José” , que Nos es tanto g sin mancilla, y Reina del cielo” , pa­
más querida cuanto que la hemos ra paz y consuelo de lodos.
aprendido en el fervor de Nuestra fe­
liz infancia. Castel Gandolfo, 29 de setiembre de
1961, Fiesta de San Miguel Arcángel.
Una vez más la recomendamos, ro­
gando al Custodio de Jesús y Esposo pu­
rísimo de María de avalar con su inter­ JUAN PAPA X X fíl

E S Q U E M A
INTRODUCCION: PREOCUPACION POR EL PROBLEMA DE LA PAZ
I. — La devoción del Santísimo Rosario
1. Reuniones para favorecer el espíritu de la paz
2. El mes de octubre para orar por la paz ,
II. — Los diversos elementos exteriores e interiores del Rosario
1. Los Documentos de Juan X X III al respecto
1. La importancia del rezo
2. El conjunto de elementos que forman el Rosario
3. El triple elemento interior
a) La contemplación religiosa del misterio
b) La piadosa reflexión sobre estos misterios
c) La intención apostólica y caritativa
4. Breve explicación del elemento exterior
III. — Los diversos aspectos y formas del rezo del Rosario
1. La forma personal y ordinaria
2. El aspecto comunitario y social que se le da
3. La comprobación histórica del aspecto social de la oración
a) en general
b) el ejemplo de Venecia, en especial
IV. — El Rosario signo y causa de la paz
1. Anuncio de la paz
2. Causa de la paz
V. — San José
EPILOGO: VOTO DEL PAPA1

(11) León XIII, ver en la nota (4) de la presente Carta Apost. los números 2 y 4 de los
documentos allí aducidos. ¡
ENCICLICA PiENITEN TIAM AGERE(!)
(19-VII-1962)

HARA IMPLORAR, MEDIANTE LOS MERITOS DE LA PENITENCIA,


LA BENDICION DE DIOS SOBRE EL CONCILIO ECUMENICO II

JUAN PP. XXIII


Venerables Hermanos, salud y bendición apostólica

, Introducción : culpas constituye para el hombre pe­


cador, según la clara y expresa volun­
Penitencia en general y en las
AAü EXHORTACIONES PONTIFICIAS
tad de Jesucristo, el medio no sólo
para implorar la remisión de los pe­
54 L Necesidad de la penitencia en cados sino también para lograr la sal­
4fU general. El hacer penitencia de suslo* vación eterna; por eso, resulta a todos
(*) A AS 54 (1962) 481-491. La presente Carta Encíclica está dirigida a todos los Patriarcas, Arzo­
bispos y Obispos del orbe católico; lleva la fecha de la fiesta de la Preciosa Sangre, objeto de especial
devoción del Papa Juan XXIII. Diez días antes, el día miércoles 20 de junio, por la mañana, Juan XXIII
con un discurso en latín había dado término a la labor de la “ Comisión Preparatoria Central del Con
cilio Ecuménico Vaticano II, comenzada el 12 de junio de 1961. En esta alocución “ Séptimo hoc con-
ventu Sodalium Commissionis Centralis, quse. vocatur . . . ” ( “ Con esta séptima reunión de los miembros
de la llamada Comisión Central con gran alegría y júbilo general se pone término al período de pre­
paración del Concilio Ecuménico Vaticano Segundo” ) que se halla en L’Osservatore Romano Año 102,
nr. 141 (31.015) del jueves 21 de junio de 1962, expuso el Papa brevemente la historia del nacimiento
de la idea del Concilio y de su desarrollo en los tres años de preparación que llevaban los trabajos
del Concilio. Hallándose, como en otra oportunidad confesó, el 24 de enero de 1959, en compañía de su
secretario de Estado y reflexionando sobre la manera de remediar los males del mundo de improviso
le iluminó una idea con tal claridad que no le pudo resistir: convocar un Concilio Ecuménico. Con
cierto recelo la comunicó a sus colaboradores íntimos quienes la recibieron con unánime aplauso y en
seguida comenzaron, allí mismo, a trazar las líneas de su preparación. Al día siguiente Juan XXIII,
para dar digno remate a la “ Semana de Unidad” , acudió a la Basílica de “ S. Pablo fuera de los
Muros” en la vía Ostiense a fin de celebrar la conversión del Apóstol de las gentes. Después de las
ceremonias se retiró con los 18 cardenales asistentes a una sala del antiguo monasterio, contiguo al
templo, y en la intimidad de aquella reunión les dio a conocer su resolución de convocar un Concilio,
lo cual causó general sorpresa, pero también, después de inicial reticencia, en este día y los siguientes
creciente y entusiasta asentimiento entre los cardenales y colaboradores. Había anunciado al mismo
tiempo la celebración de un Sínodo diocesano de Roma y la reforma y adaptación a los tiempos actua­
les del Código del Derecho Canónico de 1917. El Oficio de Prensa del Vaticano publicó al día siguiente
esa misma noticia en unas 50 líneas; al anuncio del Concilio añadió un pequeño comentario que, des­
pués de señalar que el Concilio buscaría primero el bien de los fieles, concluyó que constituiría tam­
bién “ una invitación a las comunidades separadas a tender a la unidad a que hoy tantas almas aspi­
ran en todas las regiones de la tierra” . Estos términos, a más del título de “ Ecuménico” , indujeron a
no pocos a un falso entusiasmo o una repulsión precipitada como si el Papa hubiera dispuesto tam­
bién de los ortodoxos y protestantes y proyectado sin su conocimiento un “ Concilio de Unión” de
todos los cristianos. Después de las necesarias aclaraciones en que emerge siempre más nítida la
verdad de que el Concilio Vaticano II se orienta hacia la reforma interior de la Iglesia y su adaptación
a los tiempos que corren en lo que es posible adaptarse sin traicionar la esencia doctrinal, se com­
prueba con gran consuelo que el solo anuncio coadyuvó no poco a intensificar las conversaciones y
contactos entre las confesiones, a crear un clima propicio a un sincero acercamiento y aun colabora­
ción entre las confesiones y sus representantes. La creación epocal de un secretariado especial de
Unión de Cristianos bajo el Cardenal Agustín Bea SJ, de la cual el prof. luterano Asmussen afirmó
que era el acontecimiento religioso más importante del año 1960, reforzó los lazos de unión. Con todo,
en sus fines, aspectos y labores esenciales es un concilio católico para católicos. Al propósito de una
reforma interior de corazones y su debida preparación espiritual, ya que un Concilio es principalmente
una obra de Dios y de su gracia, servían las frecuentes exhortaciones de Juan XXIII a la oración y
la. penitencia, y, particularmente, la presente Encíclica “ Psenitentiam agere” .
Al día siguiente de la publicación de esta Encíclica, 2-VII-1962, festividad de la Visitación de Ntra.
Señora, Juan XXIII dirigió la Carta ” 11 tempo massimo della cristianitá se si prepara” (L ’Osservatore
Romano; Año 102, nr. 154 (31.028) a todos los religiosos y religiosas para exhortarlos a que primero,
por su vida de oración; segundo, por su vida ejemplar; y tercero, por su vida de apostolado ayudaran
a preparar el éxito interior de la Magna Asamblea. — A fines de abril el Padre Santo ya había suge­
rido a los Obispos y fieles de todo el mundo rezar el Santo Rosario del mes de mayo (en Europa el
mes de María) por el buen resultado del Concilio Ecuménico Vaticano II. — La traducción de la pre­
sente Encíclica fue especialmente preparada para esta Colección de “ Guadalupe” (P. H.).
— 2457 —
2458 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1962) 242, 2-5

evidente y manifiesto que es justo y quienes el Redentor del género humano


razonable que la Iglesia católica, sien­ confió la misión de enseñar a todas las
do com o ministra de la divina reden­ naciones y de exigirles que cumplieran
ción, haya siempre enseñado que sin todo lo que les había ordenado (4), esto
este fundamento ninguno de sus hijos parece confirmar a la faz de todos por
podrá superarse ni la causa cristiana un lado los derechos de Dios sobre el
florecer más lozana. género humano redimido por la sangre
de Cristo y por el otro los deberes que
2. Anterior exhortación del Papa a el hombre redimido tiene para con su
la penitencia. Por este motivo, al anun­ Dios y Salvador.
ciar mediante una Constitución Apos­
tólica el Concilio Ecuménico Vatica­ b) La penitencia en el Antiguo
no II tratábamos de persuadir al mis­ Testamento
mo tiempo a los fieles cristianos a que
se preparasen dignamente para tal 5. Ejemplos y palabras que demues­
acontecimiento exhortándolos a la vez tran cóm o Dios exigió la penitencia.
a que, junto con las plegarias y el ejer­ Ahora bien, si interrogamos los libros
cicio de las virtudes cristianas, no de­ sagrados del Antiguo y del Nuevo Tes­
jaran de unir a ellas "a voluntaria m or­ tamento debemos necesariamente co ­
tificación corporal O . legir de ellos que Dios nunca quiso
—para emplear una figura y el .len­
3. Renueva la invitación a la peni­ guaje humano— manifestarse en fo r­
tencia al acercarse el Concilio. Ahora ma solemne a los hombres sin qüé'áh-
empero, al aproximarse el día de la tes los invitara encarecidamente a arar
inauguración del II Concilio Vaticano, y a hacer penitencia. Así, Moisés se
Nos parece corresponder a la magni­ negó a entregar las tablas de la Ley
tud y utilidad de esa amplísima asam­ Divina al pueblo hebreo si primero no
blea que Nos renovemos con algún expiasen el crimen de la idolatría y de
mayor abundamiento y prolijidad aque­ la ingratitud (5>. Los profetas no se
lla invitación Nuestra, para que Jesu­ cansaron de exhortar a las multitudes
cristo, aunque esté presente a su Igle­ israelitas a que, conmovidos por la pe­
sia “ todos los días hasta la consuma­ nitencia ofrecieran a Dios y Señor ',dé
ción de los siglos” (1
2\ en este tiempo
1 todo sus plegarias, sólo así gratas a
intensifique aún más su presencia a las El, a fin de que no se apartarán 'de
mentes y voluntades de los hombres. aquel designio de la Providencia con
Lo haremos por intermedio de sus re­ que el mismo Dios estaba guiaridó; a
presentantes ante los hombres, puesto su pueblo elegido. Extremadamente
que el Señor públicamente confesó: “ El grave entre todas las voces conmina­
que a vosotros oye a mí me oye” (3>. torias es la del profeta Joel, la cual
en la sagrada Liturgia de la Cuaresma
I. L a Necesidad de la P enitencia resuena una y otra vez vibrante en
nuestros oídos: “ Ahora, pues, dice Yavé,
1. Probada con textos de la Biblia convertios a mi de todo corazón, en
ayuno, en llanto y en gemido. Rasgad
a) Deberes del hombre para con vuestros corazones, y no vuestras vesti­
Dios en general duras .. . Entre el pórtico y el altar llo­
ren los sacerdotes, ministros de Yavé,
4. Los derechos de Dios y los debe­ diciendo: ¡Ten piedad de tu pueblo, oh
res del hombre. En efecto, por cuanto Señor, y no des al oprobio tu herédád
el Concilio Ecuménico es una reunión para que se enseñoreen de ella las gen­
de los sucesores de los Apóstoles a tes!”
(1) Ver Juan
X X III Constitución Apostólica (4) Ver Mateo 28, 19-20. !
H u m a n te 25-XII-1961, AAS 54 (1962) 12.
s a l u t is , (5) Ver Ex. 32, 6-35; I Cor. 10, 7.
(2) Mateo 28, 20. (6) Joel 2, 12-13.17.
(3) Lucas 10, 16.
,
24 2 6-8 E n c íc lic a “ P aen ite n t ia m agere ” 2459

c) En el Nuevo Testamento: Jesu­ en la paz del corazón, como lo confir­


cristo mismo ma su sentencia: “ El reino de Dios no
es comida ni bebida, sino justicia, y paz,
6. Llamado de Jesucristo a la peni­ y gozo en el Espíritu Santo” (12).
tencia. Estas invitaciones a la peniten­
cia lejos de enmudecer con la Encar­
8. No sólo los €|iie entraron en la
nación del Hijo de Dios se volvieron
Iglesia sino también todos los cristia­
más incisivas. Pues, J u a n B a u t i s t a , el
nos, especialmente los pecadores, de­
¡precursor del Señor comenzó su pre­
ben hacer penitencia, com o sugiere
dicación con la palabra: “ Haced peni­
San Pablo. Mas se engañaría lamenta­
tencia, porque el reino de Dios está
blemente quien creyera que !a peni­
cerca” W. J e s u c r i s t o mismo no inició
tencia sólo es necesaria para el que
su ministerio salvador con la promulga­
por primera vez quiere entrar y par­
ción de las principales verdades de la
ticipar en el reino de Dios; por el
fe sino con el aviso de purificar el co­
contrario, también los cristianos deben
razón de todo vestigio de pecado, ya
sujetarse como con frenos, sea para
que éste cierra la puerta al anuncio de
ahuyentar a los enemigos del alma,
la Buena Nueva: “ Desde entonces co­
sea para defender de la corrupción la
menzó Jesús a predicar y a decir: Arre­
inocencia que las aguas bautismales
pentios, porque se acerca el reino de
le infundieron, sea para recuperar la
Dios” <78). De sus oyentes exige Jesús
gracia de Dios perdida por la malicia
en forma más decidida que los profe­
de sus delitos.
tas el cambio total del corazón y el re­
conocimiento de todos los derechos de Si es verdad que los que se incor­
Dios afirmando que “ el reino de Dios poraron en la santa Iglesia por el baño
está dentro de vosotros” (9). Pues, la pe­ bautismal se hallan adornados con la
nitencia somete las fuerzas del corazón misma hermosura con que J e s u c r i s t o
inclinadas al placer y las calma, según revistió a su dilectísima Esposa con­
nos enseñan las mismas palabras de forme a las palabras: “ Cristo amó a la
Jesucristo: “ El reino de Dios ha entra­ Iglesia y se entregó por ella para san­
do por fuerza, y los violentos lo arre­ tificarla, purificándola, mediante el la­
batan” (10). vado del agua, con la palabra, a fin de
presentársela así gloriosa, sin mancha
• d) doctrina de los Apóstoles ni arruga, o cosa semejante, sino santa
e intachable” (13>, debe necesariamente
7. La enseñanza de los Apóstoles también parecer bien, a los que man­
Pedro y Pablo. Los Apóstoles no se cillaron la vestidura cándida recibida
apartan de la doctrina del Divino Maes­ en el Bautismo, que hayan de temer los
tro. Pues, P e d r o , después de la venida merecidos castigos si para recuperar la
del Espíritu Santo en lenguas de fue­ prístina hermosura del alma no se la­
go, para incitar a la multitud a rena­ varen en la Sangre del Cordero (14), re­
cer en Cristo y a recibir los dones del cibiendo el Sacramento de la Peniten­
Paráclito dice a los que le escuchan: cia, y se ejercitaren en la palestra de
“ Haced penitencia y bautizaos en el las virtudes cristianas. A ellos se dirige
nombre de Jesucristo y recibiréis el don el severo aviso del Apóstol P a b l o : “ Si
del Espíritu Santo” por eso tam­ el que menosprecia la Ley de Moisés,
bién P a b l o , doctor de las gentes, decla­ sin misericordia es condenado a muerte
ra abiertamente a los Romanos que el sobre la palabra de dos o tres testigos,
reino de Dios no consiste en la arro­ ¿de cuánto mayor castigo pensáis que
484 será digno el que pisotea al Hijo de
gancia ni el cebo de los vicios sino en
el triunfo de la justicia del espíritu y Dios y reputa por inmunda la sangre

(7) Mateo 3, 1. (11) Act. 2, 38.


(8) Mateo 4, 17. (12) Romanos 14, 17-18.
(9) Lucas 17, 21. (13) Efesios 5, 25-27.
(10) Mateo 11, 12. (14) Ver Apocal. 7, 14.
2460 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1962) 242, 9-12

de su Testamento y en el cual El fue fue definida la penitencia por los san­


santificado, e insulta al Espíritu de la tos Padres como «cierto bautismo tra­
gracia? .. . Terrible cosa es caer en las bajoso»” (16b).1
5
manos del Dios vivo” (15*).
11. Lo que aquí se recalca proviene
2. Establecida por la enseñanza y la de Jesús mismo y se repite en la Li­
práctica de la Iglesia turgia. Hemos de creer que la invita­
ción a la penitencia com o medio de
9. La Iglesia, santa; los hijos suyos, la purificación y el perfeccionamiento
pecadores. Nadie pone en duda, Vene­ de los corazones que repetidas veces
rables Hermanos, de que la Iglesia en se inculca a la conciencia de los cris­
sí misma, dilectísima Esposa que es del tianos viene del divino Redentor mis­
Divino Redentor, se haya conservado mo, y la Iglesia la ha conservado y
siempre santa e inmaculada, ora se perpetuado en sus oraciones litúrgi­
tome en cuenta la fe que la ilumina, cas, en las enseñanzas de los santos
ora los Sacramentos que la nutren y Padres y los preceptos de los Con­
la perfeccionan, ora los preceptos y cilios.
leyes que la rigen universalmente, ora, Y así la Iglesia suplica a Dios en
se consideren finalmente, los numero­ el santo tiempo cuaresmal, una vez
sos miembros que practicando las vir­ con las palabras: (<Haz que nuestro es­
tudes com o varones valerosos y cons­ píritu, que se castiga con la mortifica­
tantes la cubrieron de gloria inmar­ ción corporal, arda en deseos de po-
cesible. seerte” (17); y otras veces con ésta otra:
Mas no faltan en la Iglesia hijos “ para que, dominando los afectos te­
que olvidados de su vocación y elec­ rrenos, consigamos más fácilmente los
ción destruyen la belleza que Dios les bienes celestiales” (18).
infundió, y por eso ya no reflejan en
sí la imagen de Jesucristo. 3. Las exhortaciones de otros Sumos
Pontífices antes de celebrarse un
10. El Padre Santo recalca la doctri­ Concilio
na penitencial del Concilio de Trento.
Ahora bien, Nos, animados de senti­ 12. Las exhortaciones a la peniten­
mientos paternales no los reprende­ cia de Inocencio III, Gregorio X y Pío
mos ni los tratamos de reducir con IX. No es, pues, de extrañar que, cuan­
amenazas sino que aprovechando las do Nuestros Predecesores tuvieron que
exhortaciones del Concilio de Trento preparar un Concilio Ecuménico, cui­
que en forma tan cabal reproducen la daran de inflamar a los fieles cristia­
doctrina católica les decimos: <(Por el nos a hacer saludable penitencia. Con­
bautismo, en efecto, al revestirnos de viene recordar, hecho caso omiso de
Cristo (16a), nos hacemos en El una los demás ejemplos, no sólo a Inocen­
criatura totalmente nueva, consiguiendo cio III quien al acercarse el Concilio
plena y entera remisión de todos nues­ Lateranense IV exhortó a los hijos de
tros pecados; mas por el sacramento de la Iglesia con estas palabras: ((Únanse
la penitencia no podemos en manera el ayuno y la limosna a la plegaria
alguna llegar a esta renovación e in­ para que ella como en dos alas se eleve
tegridad sin grandes llantos y trabajos más rápida y fácilmente al corazón de
de nuestra parte, por exigirlo así la di­ Dios quien clemente nos escuche en el
vina justicia, de suerte que con razón tiempo oportuno” C9). sino también a

(15) Hebreos 10, 28-31 (!). (17) Oración de la feria III desp. del í Dom.
(16a) Calatas 3, 27. de Cuaresma.
(16b) Concilio Trident. Sesión 14, doctrina de (18) Oración de la feria IV desp. del IV Do­
Sacram. Psenitcnlite cap. 2; (Denzinger-Umb. 895; mingo de Cuaresma.
Denzinger-Ruiz Bueno, en español, 895); ver S. (19) Inocencio III Epístol. que se refieren al
Gregorio Naz. Orat. 39, 17 (Migne PG 36, col. Concil. Lateran. IV, Epíst. 28 a los fieles de' las
356); S. Juan Damasccno, De fide orthodoxa 4, 9 provincias de Moguncia (Mansi, Ampliss. Collect.
(Migne PG 94, 1123-C). Concil. tomo 22 col. 959 - París y Lipsia 1903).
242, 13-15 E n cíc lic a “ P aen ite n t ia m acere ” 2461

Gregorio X quien en una Carta dirigida la caridad y la integridad de las cos­


a todos sus prelados y capellanes les tumbres y crezcan en ellas de tal modo
ordenó que antes de iniciarse el Con­ que también los que se separaron de
cilio Ecuménico de Lyón II, observa­ esta Sede Apostólica reciban nuevos
sen tres días de ayuno <20), y finalmente impulsos para buscar sincera y activa­
también, Pío IX quien exhortó a todos mente la unidad y formen un solo re­
los hijos de la Iglesia a que purificados baño bajo un sola pastor í24).
de la mancha de sus delitos y faltas se
consagrasen a la digna y gaudiosa pre­ b) Novena indulgenciada de ple­
paración del próximo Concilio, dicien­
garias al Espíritu Santo y culto
do: “ Es cosa averiguada que las preces
expiatorio
de los hombres son mucho más gratas
a Dios cuando con corazón inmaculado, 14. Novena para alcanzar de Dios
es decir, con el alma purificada de toda mayores luces para los Padres del Con­
culpa se acercan a El” (21K cilio. Para implorar más conveniente­
mente esta gracia a Dios exhortamos,
II. Sugerencias oportunas para Venerables Hermanos, a que en todas
PREPARAR EL C. E. VAT. II y cada una de las parroquias de vues- 487
tras diócesis cuando se aproxima la
1. Disposiciones en el plano parro­ celebración del Concilio Ecuménico se
quial y diocesano realice una novena de preces al Espí­
a) Invitación general a la oración ritu Santo a fin de impetrar abundan­
y penitencia tes luces celestiales y protección sobre­
natural para los futuros Padres del
13. Oración en común y penitencia Concilio. Para que Nos de algún modo
por la renovación cristiana de la vida. contribuyamos con el tesoro sacro­
Por eso Nos, siguiendo el ejemplo de santo de la Iglesia concedemos a todos
Nuestros Predecesores, deseamos ar­ los que asistan a las súplicas novena-
dientemente, Venerables Hermanos, les el pleno perdón de sus culpas
que los católicos, tanto clérigos como bajo las condiciones acostumbradas.
laicos, se preparen mediante oracio­
nes, buenas obras y el ejercicio de la 15. Función expiatoria con sermón en
cristiana mortificación al gran acon­ la diócesis. Será muy oportuno tam­
tecimiento del próximo Concilio. Por bién que se anuncien funciones reli­
cuanto, empero, las súplicas elevadas giosas de plegarias con fines expiato­
a Dios públicamente y en común po­ rios en que con sermones especiales
seen una mayor eficacia para impetrar se excite al pueblo cristiano a practi­
la protección divina, conforme lo en­ car con mayor frecuencia las obras de
seña nuestro divino Salvador: “ Donde caridad y de penitencia y a pedir a la
están dos o tres congregados en mi nom­ clemencia de Dios omnipotente aque-
bre, allí estoy yo en medio de eüos” (22\ la renovación de la vida cristiana que
el mismo ansiado fin exige que los hijos se ha de considerar uno de los propó­
de la Iglesia en nuestra edad lo mismo sitos principales del Concilio; pues,
que en los tiempos primitivos “ tengan como con razón advierte Nuestro Pre­
un solo corazón y un alma sola (23> y decesor de inmortal memoria Pío XI:
pidan a Dios con sus plegarias y sus “ La oración y la penitencia son las dos
mortificaciones que aquella ilustrísima poderosas fuerzas espirituales que Dios
Asamblea produzca los frutos saluda­ ha concedido a nuestra época para
bles, que todos ya anticipamos en espí­ que reconduzcamos a El la pobre hu­
ritu; o sea, reaviven en sí la fe católica, manidad que está errando sin guía por
(20) G r e g o r i o X , ver Mansi, Amp. Coll. Conc. (22) Mateo 18, 20.
24 col. 62. (23) Act. 4, 32.
(21) P í o I X , ver Act. et Decret. Sacr. Conc. (24) Ver Juan 10, 10.
Recent. CoJlect. Lacen, tomo VII, col. 10 (Fribur-
go en Brisg. 1890).
2462 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1962) 242, 16-20

doquiera; fuerzas espirituales, que de­ Jesús han crucificado la carne con sus
ben disipar y reparar la primera y pasiones y concupiscencias” (28).
principal causa de toda rebelión: es También San Agustín recalca este
decir, la rebelión del hombre contra aviso: “ No basta enmendar las costum­
Dios” (25>. bres y alejarse de las obras malas, si
ai mismo tiempo no se da satisfacción
'2. Necesidad de la penitencia inter­ a Dios por los pecados cometidos me­
na y externa y las cruces diarias diante el dolor de la penitencia, el get
mido de la humillación y el sacrificio
a) Expiación sacramental e in­ del corazón contrito, en cooperación y
terior de los pecados unión con la limosna” (29).
16. Primero, sincero arrepentimien­
to, confesión y comunión, especialmen­ c) Los sinsabores e incomodida­
te durante la novena. Ante todo es ne­ des de la vida
cesaria la penitencia del corazón, es
decir la detestación y expiación de los 18. A la penitencia pertenecen las
pecados, la que principalmente practi­ cruces inherentes a la vida y los be­
can los que sincera y piadosamente beres. A estas obras de penitencia *ex­
purifican su alma mediante una santa ternas pertenece sobre todo esto: que
confesión, participan del sacrificio con paciencia y confianza sobrelleve­
eucarístico y reciben la santa Comu­ mos las muchas y variadas preocupa­
nión. A esta clase de penitencia han ciones y amarguras que asedian nues­
de estimularse sobre todo los fieles en tra vida, y también las molestias e
el tiempo en que se celebran las súpli­ incomodidades que nacen, ora de1 con­
cas novenales al Espíritu Santo; por­ cienzudo cumplimiento de los deberes,
que las obras exteriores de penitencia ora del trabajo diario, ora finalmente,
no aprovecharán si no se unieren a la de la práctica de las virtudes cristia­
pureza del alma y al arrepentimiento nas.
de los pecados. Esta verdad se afirma
en la severa sentencia de nuestro Se­ 19. Los fines serán: satisfacer por
ñor: “ Si no hiciereis penitencia, todos los pecados, ayudar al Concilio y al­
igualmente pereceréis” (26). Rogamos a canzar el premio eterno. Estas peni­
Dios que aleje este peligro de todos tencias que es forzoso soportar no sólo
nuestros hijos. borran los pecados, nos reconcilian
con Dios y alcanzan para el futuro
Concilio Ecuménico el auxilio divino,
b) Penitencia externa y corporal
sino que hacen también más llevade­
17. San Pablo y San Agustín sobre ras las amarguras de esta vida mortal
la penitencia, principalmente la cor­ y casi las vuelven gratas porque nos
poral. Además, ha de estimularse a aseguran el galardón eterno. Pues, “ loa
los cristianos a que hagan penitencia padecimientos del tiempo presente no
externa, ora para que sujeten el cuerpo son nada en comparación con la gloria
a la recta razón y al imperio de la fe, que ha de manifestarse en nosotros” <30).
ora para que expíen las culpas propias
y ajenas. Pues, aun San P ablo que d) Las mortificaciones voluntarias
fue arrebatado al tercer cielo y llegó
a la cumbre de la santidad no hesitó 20. Es necesaria la mortificación vo­
en afirmar de sí mismo: “ Castigo mi luntaria com o enseña Jesús. Pero ade­
cuerpo y lo esclaviza” (27); y en otra más de las incomodidades y dolores
parte manifiesta: “ Los que son de Cristo de esta vida soportados con cristiana
(25) P í o X I , Encíclica C a r it a t e C h r i s t i c o m p u l s i (28) Gálatas 5, 24.
3-V-1932; AAS 24 (1932) 191; en esta Colección (29) S a n A g u s t í n , Sermón 351, 5, 12 (Migne PL
“ Guadalupe” Encíclica nr. 159, 11, pág. 1377. 39, col. 1549).
(26) Lucas 13, 5. (30) Romanos 8, 18.
(27) I Corint. 9, 27.
242, 21-23 E n cíc lic a “ P aen ite n tia m agere ” 2463

resignación, los fieles deben necesa­ los hombres, sea principalmente derra­
riamente ofrecer a Dios las mortifica­ mando su preciosísima sangre por su
ciones voluntarias y Übremente esco­ salvación.
gidas, imitando el ejemplo de nuestro Ahora bien, como cada uno de nos­
divino Redentor quien, según las pa­ otros puede decir con el Apóstol P a b l o :
labras del Príncipe de los Apóstoles, “ Me alegro de mis padecimientos . . . y
“ murió una vez por los pecados, el suplo en mi carne lo que falta a las
justo por los injustos, para llevarnos tribulaciones de Cristo por su cuerpo,
a Dios. Murió en la carne, pero volvió que es la Iglesia” (34>, abracemos con
a la vida por el Espíritu” (31); pues, ánimo pronto y generoso la oportuni­
convenía, dado que Cristo padeció en dad que se nos brinda de ofrecer a Dios
la carne, que nosotros nos armáramos nuestras adversidades y dolores, “ para
también del mismo pensamiento” (32>. la edificación del Cuerpo de Cristo” (So\
que es la Iglesia. Nada más grato, nada
21. La imitación de la mortificación más bello nos podrá caer en suerte que
de los Santos es particularmente grata coadyuvar a los esfuerzos que por sal­
a Dios. Es justo y razonable a este varse eternamente hacen los hombres,
respecto tomar ejemplo e inspiración los cuales no pocas veces se sienten im­
de los varones que en la Iglesia se dis­ pulsados a vagar fuera del recto ca­
tinguieron por su santidad, cuyas m or­ mino de la verdad y de la virtud.
tificaciones corporales, aplicadas en la
mayoría de los casos al cuerpo inocen­ 23. A la avalancha de hedonismo,
489 te, nos causan gran admiración y casi los cristianos deben oponer el sacri­
nos dan miedo. Al fijar nuestra mi­ ficio y colaborar así a los fines del
rada en estos héroes de santidad ¿c ó ­ Concilio. En vez de observar la conti­
mo no han de elegir, con la gracia de nencia y la así llamada abnegación de
Dios, voluntariamente algunas aflic­ sí mismos, inculcada por J e s u c r i s t o
ciones e incomodidades aquellos que con estas palabras: “ Si alguno quiere
tal vez estén agobiados por el grave venir en pos de mí, niéguese a sí mis­
peso de la conciencia pecaminosa? mo, tome cada día su cruz y sígame” (36),
¿Quién ignora que esta suerte de peni­ muchos hombres, por desgracia, ansian
tencias agrada tanto más a Dios cuan­ inmoderadamente los placeres terrena­
to que no proviene de las enfermeda­ les, desfiguran las más eximias fuerzas
des naturales del cuerpo y del espíritu de su alma y las debilitan.
sino de la libre y generosa elección de Por eso es doblemente necesario que
la voluntad y se le ofrece como sacri­ los cristianos combatan esa indigna
ficio suavísimo? manera de vivir, la cual desencadena
a menudo las desordenadas pasiones y
3. La cooperación a la Redención trae los más graves peligros para su
divina eterna salvación, impugnándola con
aquella fortaleza de ánimo con que
22. El Concilio tratará de incremen­ los mártires y los demás héroes de
tar los frutos de la redención y nues­ santidad dieron en todo tiempo esplen­
tra paciencia colaborará a esta obra. dor a la Iglesia Católica.
Nadie, finalmente, ignora que el Con­ Si cada uno, según las posibilidades 490
cilio Ecuménico está orientado hacia de su condición, obrare así colabo­
un mayor incremento de ’ a obra de la rará al próspero y feliz resultado del
Redención, que Cristo llevó a cabo, sa­ segundo Concilio Ecuménico Vaticano,
crificándose porque El mismo quiso (33>, cuya meta es llevar la vida cristiana a
sea revelando su celestial doctrina a nuevo esplendor.

(31) I Petr. 3, 18. (34) Coios. 1, 24.


(32) I Petr. 4, 1. (35) Efesios 4, 12.
(33) Isaías 53, 7. (36) Lucas 9, 23.
2464 E n cíclicas del PP. J u an XXIII (1962) 242, 24-27

E p íl o g o : 26. El Papa ruega aprovechar el


tiempo propicio para la plegaria y la
E x h o r t a c io n e s f in a l e s penitencia a fin de atraer la graciat
sobre el Concilio. Por último pensa­
24. Renovación de la invitación a mos que podían aplicarse al tiempo
todos de colaborar con el Concilio. Es­ en que ha de celebrarse el próximo
crito lo anterior, Venerables Herma­ Concilio las palabras siguientes: “ Este
nos, alentamos la confianza de que no es el tiempo propicio, éste es el día de
sólo vosotros respondáis generosamen­ la salud (38). Mas la divina Providencia
te a nuestras paternales sugerencias quiere que los dones sobrenaturales que
sino, mediando vuestros esfuerzos, tam­ ha dispuesto distribuir a los hombres,
bién todos Nuestros hijos en el mundo se otorguen conforme a la voluntad y
entero, tanto clérigos com o laicos. Es los deseos de recibirlos que ellos ma­
anhelo común de todos porque el nifiesten.
Concilio Ecuménico logre un incre­
mento muy grande de la causa cris­ Por lo tanto los que desean compla­
tiana; que en aquella celebérrima cernos, a Nos que desde hace mucho
Asamblea resuene aun más alto “ la pa­ tiempo Nos empeñamos en elevar los
labra del reino” , mencionado en la pa­ ánimos de los cristianos a la altura
del insigne acontecimiento, deben, de
rábola del sembrador (37); de que ese
acontecimiento introduzca más profun­ todos modos, obedecer a esta última
damente en “ el reino de Dios” , lo ex­ invitación Nuestra. Por eso, Venera­
bles Hermanos, todos los cristianos,
tienda más ampliamente y lo consolide
en especial, los sacerdotes, los religio­
en forma preclara.
sos, religiosas, niños, enfermos y afli
El buen resultado de todo esto, re­ gidos, siguiendo Nuestros y vuestros
petimos, depende en gran parte de esa pasos, unan a las Nuestras sus plega­
disposición interior de aquellas per­ rias y penitencias para pedir a Dios
sonas que el Concilio tratará de im­ conceda a su Iglesia aquella abundan­
pulsar enérgicamente hacia la verdad, cia de luz y auxilio que en aquellos
la virtud, el culto tanto público como días harán muchísima falta. En efecto,
privado y, finalmente, el celo por ex­ ¿cóm o no se ha de mover el Corazón
tender las fronteras de la Iglesia. Divino a conceder con largueza sus
dones cuando reciba de sus hijos tan­
25. El Sumo Pontífice conjura a los tos dones que respiran encendida pie­
Obispos que empleen el mayor celo dad y exhalan, a la vez, la mirra del
por preparar a los fieles para el Con­ dolor?
cilio. Obrad, pues, Venerables Herma­
nos, ensayad todos los medios a vues­ 27. El espectáculo de piedad, con­
tro alcance empleando sin hesitación
moverá a todos, atraerá a los indife­
toda vuestra autoridad y vuestro p o­
rentes e iniciará una nueva era de fe.
der a fin de que los fieles cristianos
Además, el pueblo cristiano que, obe­
que apacentáis purifiquen sus almas
con los castigos de la penitencia y se deciendo a estas Nuestras exhortacio­
inflamen en el fervor de la piedad para nes, cumpla más activamente con las
que no solamente no sofoquen “ la bue­ oraciones y el voluntario dominio de
na semilla” que en ese tiempo se sem­ sí mismo, dará un admirable y grato
brará a todo lo largo y ancho del cam­ espectáculo de religiosa piedad con
po sino que la reciban también con que han de imbuirse íntegramente los
ánimo pronto y firme, de tal modo que hijos de la Iglesia. ¡Ojalá sacuda este
de aquella Asamblea por celebrar sa­ ejemplo también el corazón de los que
quen copiosos y duraderos frutos de se hallan demasiado extraviados su­
salvación eterna. midos en los negocios del siglo y ya

(37) Mateo 13, 19. (38) II Corint. 6, 2.


2429 28 E n cíc lic a “ P aen ite n tia m agere ’ 2465

comenzaron a descuidar sus deberes tra paternal benevolencia impartimos


para con Dios. de todo corazón, a vosotros, Venera­
Si vosotros, cumplido todo esto se­ bles Hermanos, y a todo el clero y
gún Nuestros deseos, partiendo de vues­ pueblo, confiado a vuestra responsa­
tras diócesis lleguéis a Roma para asis­ bilidad y vigilancia, la Bendición Apos­
tir al Concilio, cargados del tesoro de tólica.
gracias sobrenaturales, se podrá con
razón esperar que surgirá una nueva Dado en Roma, cerca de San Pedro,
era más esplendorosa para la Iglesia el l 9 de julio, en la fiesta de la pre­
católica. ciosísima Sangre de Nuestro Señor Je­
sucristo, del año 1962, cuarto de Nues­
28. Bendición Apostólica. Alentados tro Pontificado.
por esta esperanza, com o presagio de
bienes celestiales y testimonio de Nues­ JUAN PAPA XXIII

ESQUEM A

INTRODUCCION: Penitencia en general y las exhortaciones del Papa (1 - 3)

1 LA NECESIDAD DE LA PENITENCIA (4 - 12)


1. Probada por los textos de la Biblia (4 - 8)
a) Deberes del hombre para con Dios (4)
b) La Penitencia en el Antiguo Testamento (5)
c) En el Nuevo Testamento: Jesucristo mismo (6)
d) Doctrina de los Apóstoles (7 - 8)

2. Establecida por la enseñanza y práctica de la Iglesia (9 -1 1 )

3. Las exhortaciones de otros Papas antes de celebrarse un Concilio (12)

II SUGERENCIAS OPORTUNAS PAR A PREPARAR EL CONCILIO (1 3 -2 3 )


1. Disposiciones en el plano parroquial y diocesano (1 3 -1 5 )
a) Invitación general a la oración y penitencia (13)
b) Novena indulgenciada de plegarias al Espíritu Santo y función expiatoria (14 -15 )
2. Necesidad de la penitencia interna y externa y las cruces diarias (1 6 -2 1 )
a) Expiación sacramental e interior de los pecados (16)
b) La penitencia externa y corporal (17)
c) Los sinsabores e incomodidades de la vida (1 8 -1 9 )
d) Las mortificaciones voluntarias (20 - 21)

3. La cooperación a la Redención divina (22 - 23)

EPILOGO: Exhortaciones finales urgentes (24-28)

Encíclicas Pontificias 78
ENCICLICA PACEM IN TERRIS <*>
(Jueves Santo, lí-IV-1963)

SOBRE LA PAZ QUE DEBE INSTAURARSE ENTRE TODOS LOS PUEBLOS,


EN LA VERDAD, LA JUSTICIA, LA CARIDAD Y LA LIBERTAD

JUAN PP. XXIII


Venerables Hermanos y amados hijos, salud y bendición apostólica

In t r o d u c c ió n :
de Dios. LA PAZ EN LA TIERRA, que
los hombres de todos los tiempos an­
AAS í. Orden en el Universo helaron con ardor, evidentemente no
puede establecerse ni consolidarse si
55 1. El hombre reconoce que el ordenno se observa religiosamente el orden
257
en el universo manifiesta la grandeza establecido por Dios.

(*) AAS 55 (1963) 257-304. El Cardenal y arzobispo de Viena Dr. Francisco Kónig dijo en el dis­
curso por radio que pronunció luego después de haber recibido la noticia del fallecimiento de Juan
XXIII: “ Recuerdo, dijo el Cardenal, cómo el Papa consideró las Encíclicas ‘Mater et Magistra’ y ‘Pa­
cen! in terris” , comentadas por todos, como instrumento de una misión espiritual y mundial que él te­
nía, como me lo confirmó un día de éstos uno de sus colaboradores más íntimos. Al margen del texto la­
tino de la Encíclica ‘Pacem in terris’ , en una página totalmente reelaborada, escribió el Papa que
había trabajado en ella entre las 2 y 3 de la madrugada. Sé, prosiguió el Cardenal de Viena, que en
el contenido de la última Encíclica ya estaba pensando intensamente en el mes de diciembre último
(1962). Con el sacrificio de su salud y la sangre de su corazón dio a estos documentos aquella forma
que llevaba como ideal en su mente. Fue el tono que su espíritu humano y sencillo supo darles que
tocaba los corazones de los hombres y de los jefes de Estado, pero que los abría también para los
pensamientos del mensaje. Sin sacrificar la doctrina de la Iglesia . . . los imbuía de tal amabilidad y
amor fraterno cristiano que conmueven y causan un eco mundial apenas imaginable . . .
La presente Encíclica está dirgida en primer término a los Patriarcas, Primados, Arzobispos, Obis­
pos, como asimismo al clero y fieles de la Iglesia Católica, pero también —lo que es insólito en tales
documentos y llamó en seguida universalmente la atención, a la vez que es característico para el es­
píritu que lo anima— habla “ a todos los hombres de buena voluntad” . Y lo que es más, “ Pacem in
terris” encontró, como ningún otro documento pontificio hasta ahora publicado, aun más que “ Mater
et Magistra” , el más profundo eco en todos los hombres de buena voluntad, de cualquier raza, patria
o religión que fueren; aun detrás de la cortina de hierro o de bambú fue publicada y comentada. Allí,
naturalmente, se trató de llevar las aguas pontificias y cristianas al molino rojo del movimiento co­
munista de la paz.
1. Algunas impresiones generales
Había quienes afirmaran que Juan XXIII, en oposición a Pío XII, no era un “ Papa político” , que
era demasiado sencillo y directo para entender en política; otros había que, en vista de telegramas
a Jruchov y la audiencia privada concedida a Adjoubei y señora,, hija de Jruchov, dijeran que el
Vaticano había perdido toda línea política o andaba a la deriva, o, que el Papa, por los resultados
de la elección italiana, en que aumentaba notablemente el porcentaje de votos comunistas en Italia
(del 18 % al 25 % ), hacía mala política. “ Pacem in terris” desmiente categóricamente todas estas
afirmaciones. Esta Encíclica es preferentemente política, línea política vaticana genuina, en el mejor
sentido de la palabra. La paz mundial, el mantenimiento de la paz entre los hombres no es sólo un
deber moral y cristiano, sino un bien eminentemente político. Por eso no puede extrañar que, después
de la nueva orientación que “ Mater et Magistra” dio principalmente en el campo social —sin dejar
por eso de bosquejar proyecciones políticas—, al llamar, en la temática fundamental de “ Pacem in
terris” , la atención principalmente al campo político, nacional e internacional —sin dejar por eso a un
lado las bases y consecuencias sociales y morales— se traten in extenso toda una serie de tópicos polí­
ticos de candente actualidad. Juan XXIII no quiso, en su llamado a la paz, desarrollar una tesis teoló­
gica, bíblica o moral, sino exponer concretos postulados humanos de paz, a base del derecho natural,
de la “ naturaleza de las cosas” y de la esencia y dignidad del hombre. El eco a este monumento eri­
gido al anhelo universal de paz era por tanto fuerte también en el campo político nacional e
internacional.
Otra impresión general debe consignarse. Algunos observadores “ de la primera ola de reacciones”
comprobaron —y nos parece no sin razón— que los no católicos apreciaron desde el primer momento
toda la transcendencia, la concreta inmediatez y el ton-o optimista del documento pontificio de la paz,
casi mejor que ciertos comentadores católicos que la trataron con reserva y aun la consideraron favo­
rable al comunismo, y por eso inoportuna, para decir poco. Juan XXIÍI mismo escribió en su “ Diario”
— 2466 —
243, 1 E n cíc lic a “ P acem in T erris ” 2467

Los progresos que las ciencias y los seres animados como en las fuerzas in­
inventos de la técnica han realizado nos animadas de la naturaleza reina un
enseñan a las claras que tanto en los orden maravilloso. Al mismo tiempo po-
a este respecto: “ El mundo despertó. Paulatinamente la lúcida doctrina de la Encíclica ( “ Pacem in te­
rris” ) se abrirá camino en las conciencias. No, no me preocupa lo que escriban y hablen de mí. Es de­
masiado poco en comparación con las angustias de Jesús, Hijo de Dios, durante su vida y su cru­
cifixión” .
Pese a las voces católicos disonantes que lacerban el corazón del Papa — y una que otra voz rto
católica, pronto la abrumadora mayoría de los comentadores, como lo previó el Papa, la saludaron
con respeto y aun con alborozo y en coro unánime de alabanzas y de gratitud. Aun los más escépticos
o suspicaces se dieron cuenta del extraordinario impacto que este documento pontificio, muy sencillo
en su forma, estaba haciendo en la opinión sana de todo el mundo. La “ Pacem in terris” señala audaz­
mente los graves problemas de hoy, de la convivencia humana, del armamentismo, del peligro de la
guerra etc, sin asumir actitudes críticas, ni apolegéticas, ni moralizadoras, ni condenatorias, mucho
menos acerbas o hirientes. El tono es conscientemente conciliador y expositivo: su preocupación fun­
damental, en sus principios y sus deducciones, se orienta hacia la dignidad, la paz y la bienandanza
humanas.
La exposición de los diferentes aspectos no avanza demasiado lógicamente en los detalles y repite
Continuamente los mismos giros; el Papa no pretende impresionar ni persuadir, sino, sin pretensiones
literarias, decir tranquila y honradamente las cosas: las que hacen falta, las que deben hacerse, y có­
mo ha de procederse para lograr una mayor unión de la familia humana y la paz. Toda la inspiración
del documento es el fiel reflejo de la mentalidad y personalidad de Giuseppe Giovanni Roncalli, muy
positiva, viva, práctica y optimista, muy humana y abierta a los problemas y las necesidades del mo­
mento presente.
Los que creían ver, en algunos pasajes de la Encíclica, la mano tendida al comunismo no necesita­
ban sino leer con alguna atención la primera y la segunda partes, y aun la tercera parte para curarse
de su error, pues, aunque no se nombra la herejía de la antirreligión comunista, la sola enumeración
positiva de los derechos humanos y los deberes y limitaciones de los derechos del Estado constituye,
aunque indirectamente, una condenación tan contundente de los sistemas totalitarios que uno queda
sorprendido de que los comunistas elogiaran el documento y lo imprimieran, en lugar de apartarlo de
sí como un fierro candente que los marca indeleblemente como antihumanos. Cada uno de los derechos
humanos y las normas basadas en el derecho natural allí enumerados fulmina sin decirlo uno u otro
de los aspectos de la ideología marxista en su forma practicada en los países comunistas. Sin em­
bargo, Juan XXIII ha sabido evitar el peligro de dar al documento, que había de ser su última Encíclica,
un giro anticomunista hiriente sino que estableció claramente para ellos y para todos un elenco natu­
ral y cristiano de derechos humanos y estatales y aun internacionales.
La controversia se encendió principalmente en el texto breve del subtítulo 132 (de nuestra edición);
de él se valieron algunos para estigmatizar de procomunista a la “ Pacem in terris” (ver nuestra nota
(6Gto) en el subtítulo 132).
2. El contenido y la orientación general
a) La Introducción de la “ Pacem in terris” señala el contraste chocante entre el orden del uni­
verso y el desorden que reina en las relaciones entre los hombres; en la primera parte hace una
“ Declaración” de los derechos humanos con sus Correspondientes deberes que se impone por su sen­
cillez; es un elenco breve y sobrio, pero toda una “ Carta Magna” de la libertad y dignidad humanas,
brotadas del derecho natural (ver nota 7b); en la segunda parte expone cómo el Estado debe asegurar
y garantizar el goce de esos derechos y el cumplimiento de los deberes, dando una lista de los de­
beres y limitados derechos del Estado; en la tercera parte habla de las relaciones entre las diversas
comunidades públicas, las que deben regularse por las leyes morales, principalmente por la verdad,
la justicia, la caridad y la libertad; luego trata brevemente de los derechos y deberes de las minorías,
el equilibrio entre las poblaciones, tierra y capitales, los graves problemas de la migración, desarme,
colonialismo, guerra atómica: no conflictos sino negociaciones y convenios traerán las soluciones; la
cuarta parte enfoca las relaciones de los individuos y de los Estados con los Organismos internaciona­
les, aboga por una Organización de las Naciones Unidas (ONU) más fuerte y de mayor autoridad, para
poder promover eficazmente la paz por medio del reconocimiento y el respeto de los derechos de
todos. La quinta parte contiene orientaciones pastorales que se dirigen en primer término a los ca­
tólicos y les da consejos para sus relaciones con los no católicos y aun con los no cristianos en los
diferentes campos. Allí ocurre la frase que hizo el documento sospechoso de procomunismo [ver subtí­
tulo 132 de esta Encíclica nota (66b)]; para el contenido ver, además, la luminosa exposición y resumen
del Cardenal Suenens ante los delegados de la ONU en Nueva York, nota (64b) de esta Encíclica).
b) La inspiración general de la “ Pacem in terris” .
Desde el principio y a través de todo el documento se palpa que el Papa se siente responsable no
sólo de la Iglesia y de las almas, o del orden más exterior económico y social, como se ve en “ Mater
et Magistra” , en relación con la Religión y Moral sino también deudor de toda la humanidad en los
aspectos políticos e internacionales como por su alta posición y por ser jefe de 500 millones de cató­
licos le corresponde. Nadie le tomó a mal esta “ intervención” , por el contrario, con raras excepciones,
todos aplaudieron el empleo de su gran autoridad en bien de la angustiada humanidad.
Como contrapeso a esto, el Papa acentúa la responsabilidad de cada uno de los gobernantes y go­
bernados, como ya en “ Mater et Magistra” media docena de veces, aquí en párrafos enteros. En am­
bos documentos h

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