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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Juan el Apóstol
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Juan el Apóstol (hebreo ‫ יוחנן‬Yohanan, «el Señor es misericordioso») fue, según diversos textos
neotestamentarios (Evangelios sinópticos, Hechos de los Apóstoles, Epístola a los Gálatas), uno de los
discípulos más destacados de Jesús de Nazaret, nativo de Galilea, hermano de Santiago el Mayor, hijo de
Juan el Apóstol
Zebedeo. Su madre podría ser Salomé. Era pescador de oficio en el mar de Galilea, como otros apóstoles.
La mayoría de los autores lo considera el más joven del grupo de «los Doce». Probablemente vivía en
Cafarnaún, compañero de Pedro. Junto a su hermano Santiago, Jesús los llamó ‫ בני רעם‬Bnéy-ré'em
(arameo), Bnéy Rá'am (hebreo), que ha pasado por el griego al español como «Boanerges», y que
significa «hijos del trueno», por su gran ímpetu. Juan pertenecía al llamado «círculo de dilectos» de Jesús
que estuvo con él en ocasiones especiales: en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración de
Jesús, y en el huerto de Getsemaní, donde Jesús se retiró a orar en agonía ante la perspectiva de su pasión
y muerte. También fue testigo privilegiado de las apariciones de Jesús resucitado y de la pesca milagrosa
en el Mar de Tiberíades.

Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, Pentecostés encontró a Juan el Apóstol en espera orante, ya
como uno de los máximos referentes junto a Pedro de la primera comunidad. Juan acompañó a Pedro,
tanto en la predicación inicial en el Templo de Jerusalén (donde, apresados, llegaron a comparecer ante el
Gran Sanedrín por causa de Jesús), como en su viaje de predicación a Samaría.

La mención del nombre «Juan», antecedido por el de «Santiago» y el de «Cefas» (Simón Pedro), como
uno de los «pilares» de la Iglesia primitiva por parte de Pablo de Tarso en su epístola a los Gálatas es
interpretada por la mayoría de los estudiosos como referencia de la presencia de Juan el Apóstol en el «San Juan el Evangelista», por El Greco. 1600.
Concilio de Jerusalén. Museo del Prado (Madrid).
Apóstol y Evangelista
Las polémicas que sobre él se abatieron y aún se abaten (en particular, si Juan el Apóstol y Juan el
Evangelista fueron o no la misma persona, y si Juan el Apóstol fue autor o inspirador de otros libros del Nombre Juan, hijo de Zebedeo.
Nuevo Testamento, como el Apocalipsis y las Epístolas joánicas -Primera, Segunda y Tercera-) no Nacimiento aproximadamente en 6 DC,
impiden ver la tremenda personalidad y la altura espiritual que a Juan se adjudica, no sólo en el en Betsaida en Galilea.
cristianismo, sino en la cultura universal. Muchos autores lo han identificado con el discípulo a quien Jesús Fallecimiento aproximadamente en 101 DC, hacia el
amaba, que cuidó de María, madre de Jesús, a pedido del propio crucificado (Stabat Mater). Diversos tercer año de gobierno del emperador
textos patrísticos le adjudican su destierro en Patmos durante el gobierno de Domiciano, y una prolongada
Trajano,
estancia en Éfeso, constituido en fundamento de la vigorosa «comunidad joánica», en cuyo marco habría
en Éfeso.
muerto a edad avanzada. A través de la historia, su figura ha sido asociada con la cumbre de la mística
experimental cristiana. Su presencia en artes tan diversas como la arquitectura, la escultura, la pintura, la Venerado en Iglesia Católica, Iglesia Ortodoxa,
música, la literatura, y la cinematografía es notable. La iglesia católica, la ortodoxa, y la anglicana entre Comunión Anglicana, Iglesia Copta,
otras, lo celebran en distintas festividades (ver ficha). Iglesia Luterana e Iglesias evangélicas
en general, Iglesia Apostólica Armenia.
El águila es probablemente el atributo más conocido de Juan, como símbolo de la «devoradora pasión del Tanto en la Iglesia de Occidente como
espíritu» que caracterizó a este hombre.1 2 en la de Oriente se celebra a «Juan,
Apóstol y Evangelista».
Principal su culto se originó probablemente en
Índice Santuario Éfeso, donde Justiniano edificó una
basílica en su memoria. Hoy, la basílica
1 Precisiones sobre fuentes y alcances principal a la memoria conjunta de los
2 Juan en sus inicios: la vocación de los hijos de Zebedeo santos Juan el Bautista y Juan el
3 Uno de «los Doce» Evangelista, es la Archibasílica de San
4 Uno del «círculo de dilectos» Juan de Letrán en Roma, dedicada a
5 En la primera comunidad cristiana «Nuestro Salvador». Hay además
6 El Concilio de Jerusalén y el silencio posterior numerosas basílicas e iglesias dedicadas
7 Sus últimos años, en los escritos patrísticos a San Juan, particularmente en España
7.1 Tesis sobre el enfrentamiento de Juan el Apóstol con Domiciano «dominus et deus»
e Italia.
7.2 Tesis sobre el martirio de Juan el Apóstol
7.3 «Yo, Juan»: por los caminos del Apocalipsis
7.3.1 La autoría del Apocalipsis en los siglos II a IV Festividad 27 de diciembre (rito romano, rito
7.3.2 La autoría del Apocalipsis desde el siglo XVI anglicano, rito luterano)
7.3.3 Similitudes y diferencias entre el Apocalipsis y el Evangelio de Juan 26 de septiembre (rito bizantino)
7.3.4 En qué sentido son «joánicos» los «escritos joánicos» 29 de diciembre (rito hispano, rito
7.4 Juan el Apóstol: un consejo para todos armenio)
8 «Juan el Apóstol» y «Juan el Presbítero» 8 de mayo (rito ortodoxo siríaco)
9 La figura del «Discípulo Amado» por el Señor
4 de tobi (rito copto)
9.1 Características que identifican a este «Discípulo Amado»
9.2 Juan el Apóstol como «Discípulo Amado» Atributos libro, águila (símbolo de la altura
9.2.1 Argumentos externos patrísticos y apócrifos espiritual que residía en Juan, apóstol y
9.2.2 Argumentos fundados sobre el análisis externo comparado evangelista), cáliz. En el simbolismo
9.2.3 Argumentos fundados sobre el análisis interno del Evangelio de Juan medieval, se consideró la esmeralda -
9.2.3.1 Presencia en la Última Cena piedra preciosa- como atributo de Juan
9.2.3.2 Ausencia de un «Grupo de Dilectos» en el Evangelio de Juan el Apóstol. 1
9.2.3.3 Conocimiento del Sumo Sacerdote
9.2.3.4 Posible vínculo con María, madre de Jesús Patronazgo editores, encuadernadores, libreros,
9.2.3.5 La existencia de un silencio llamativo teólogos y escritores. También se le
9.3 Otros personajes propuestos como «Discípulo Amado» adjudica el patronazgo sobre la amistad.
9.4 Corolario

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10 La imagen del discípulo ideal Es patrono de Asia Menor, en la actual


11 Juan el Apóstol en la literatura apócrifa Turquía. En Italia, es patrono
12 Celebraciones litúrgicas de Juan el Apóstol de Sansepolcro o Borgo del Santo
13 Algunas características que le atribuye el cristianismo Sepolcro, Montelupo Fiorentino,
13.1 Su visión y su misticismo Ponsacco y Teverola (todas ellas,
13.2 Su lenguaje
localidades de la región de
14 San Juan en las artes
14.1 En la arquitectura Toscana); Motta San Giovanni (en la
14.2 En la escultura región de Calabria); Galbiate (en la
14.3 En la pintura región de Lombardía). En el norte
14.4 En la literatura de Hungría, es patrono de la
14.5 En la música Arquidiócesis de Eger. En
14.6 En la cinematografía Alemania, es patrono de Sundern,
15 El nombre de «Juan» entre los cristianos apareciendo su imagen en el escudo
16 Legado de Juan el Apóstol
17 Notas . En los Países Bajos, es patrono de
18 Referencias Morra, en Frisia. En Estados
19 Bibliografía Unidos, en calidad de «Evangelista», es
19.1 Libros y capítulos de libros patrono de diferentes diócesis católicas:
19.2 Artículos en revistas de circulación periódica la Arquidiócesis de Milwaukee
20 Véase también (Wisconsin), y las diócesis de
21 Enlaces externos Cleveland (Ohio), de Boise (
Idaho), y de Taos ( Nuevo México).

Precisiones sobre fuentes y alcances


Juan el Apóstol, al igual que la mayoría de las personalidades de la primera comunidad cristiana, no se verifica en fuentes del siglo I que no sean los escritos
neotestamentarios. La mayor parte de la información con que se cuenta en nuestros días sobre Juan el Apóstol surge de la aplicación del método histórico-crítico
(es decir, el proceso científico de investigar la transmisión, desarrollo y origen de un texto) a fuentes primarias, que consisten en diferentes pasajes del Nuevo
Testamento y en otros materiales considerados apócrifos por las distintas confesiones cristianas. A esto se suma el análisis de documentos de la época patrística,
que incluyen tradiciones tanto escritas como orales provenientes de las diversas comunidades y escritores cristianos, tradiciones que a veces difieren entre sí.

La complejidad de una síntesis sobre Juan el Apóstol viene dada por la cantidad de antecedentes especulativos existentes
sobre su figura para lograr una amalgama de todo lo valioso que contienen las diferentes aportaciones. De hecho, sólo se
puede obtener una apreciación correcta de los problemas planteados respecto de Juan y de sus posibles soluciones si se
considera la diversidad de enfoques. Ya Adolf von Harnack (1851-1930), teólogo luterano alemán que contribuyó a la
llamada «búsqueda del Jesús histórico», puntualizó que el Evangelio que lleva el nombre de Juan es uno de los mayores
p. 11
enigmas del cristianismo primitivo.4 Años después, el teólogo y catedrático protestante Charles Harold Dodd (1884-
1973) refrendó el comentario anterior diciendo que, si comprendemos a Juan, habremos comprendido qué era realmente el
p. 11
cristianismo primitivo.4 Por su parte, el exégeta y catedrático católico Raymond Edward Brown (1928-1998) destacó
que la brillante originalidad de los muchos y excelentes comentarios en inglés y alemán referidos a Juan, sumada a la
abundante bibliografía periódica sobre el Evangelio de Juan, han hecho que los estudios joánicos adquieran una embarazosa
frondosidad. Más aún, Brown señaló en 1966 que, en el apogeo de la crítica liberal de finales del siglo XIX y comienzos del
siglo XX, pocos críticos aceptaban siquiera una ligera conexión entre el Evangelio de Juan y Juan hijo de Zebedeo. En
El 66 (papiro Bodmer 66), cambio –prosiguió Brown–, después de la segunda guerra mundial se plasmó lo que se denominó «nueva visión» de los
hallado en Egipto, presentó un escritos joánicos, que presenta muchos puntos de contacto con la visión tradicional del cristianismo. Así, el Evangelio de
fenómeno nuevo, considerado Juan se rehabilitó de la crítica que lo consideraba gnóstico, y algunos críticos volvieron a sugerir que «en todo ello tiene algo
p. 24
inalcanzable antes de su que ver Juan, hijo de Zebedeo».4
descubrimiento. Catalogado como
papiro de Categoría I según la Por lo tanto, este artículo incluye en su desarrollo diferentes fuentes primarias fácilmente identificables: pasajes del Nuevo
clasificación de Aland y Aland, 3 Testamento, apócrifos neotestamentarios y, para algunos puntos, escritos patrísticos que puedan brindar información
p. 101 adicional proveniente de algunos Santos Padres (Ireneo de Lyon, Papías de Hierápolis, Justino Mártir, Melitón de Sardes,
, se trata de un Evangelio de
Juan conservado en forma de Clemente de Alejandría, Jerónimo de Estridón, etc.) o de escritores eclesiásticos (Orígenes, Tertuliano, Eusebio de Cesarea,
códice (libro) casi completo, etc.) de los primeros siglos del cristianismo. En simultaneidad con las fuentes primarias y, en mayor grado, al tratar puntos
datado de 200 d.C. controvertidos, se introducen múltiples y variadas fuentes secundarias de análisis e interpretación, incluyendo las opiniones
aproximadamente, y con un de autores de diferentes confesiones cristianas (católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos, etc.) como así también algunas
primer folio (que se observa en la opiniones agnósticas. Las mayores aportaciones vienen dadas por las escuelas inglesa/norteamericana y alemana, aunque no
imagen) en el que consta la se circunscriben a ellas, siendo por ejemplo destacables para algunos temas los aportes de escritores vinculados a las iglesias
sobreinscripción del nombre del de Oriente o a la escuela francesa. La participación de autores de religiones no cristianas en el análisis de Juan el hijo de
pp. 87 y 89 Zebedeo es exigua en comparación con los anteriores.
Evangelio. 3 Se lo
atesora en la Biblioteca de A diferencia del análisis de la persona de Juan el Apóstol en sí, su impacto en la cultura es fácilmente verificable,
Cologny, en Ginebra, Suiza. Los particularmente en fuentes generales de la historia del arte.
alcances precisos de la autoría del
Evangelio de Juan forman parte
de un conjunto de problemas Juan en sus inicios: la vocación de los hijos de Zebedeo
identificados bajo el nombre de
«cuestión joánica», objeto de Juan, quien luego sería apóstol de Jesús de Nazaret, es presentado en las Sagradas Escrituras como uno de los dos hijos de
debate por parte de los Zebedeo, hermano de Santiago y compañero de Simón Pedro (Lucas 5:10). Los tres Evangelios sinópticos lo sitúan
especialistas. inicialmente como pescador de Galilea, cuya vocación por el seguimiento de Jesús irrumpe a orillas del lago de Genesaret,
situándose Juan entre sus primeros cuatro discípulos.5

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Bordeando el mar de Galilea, (Jesús) vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues
eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.» Al instante, dejando
las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan:
estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la
barca con los jornaleros, se fueron tras él.

Marcos 1:16-20

La palabra «jornaleros» indica una retribución a sueldo por un trabajo. Esto permite inferir que Zebedeo, padre de
Juan y Santiago, dentro de la modestia de un pescador de Galilea, tenía un cierto desahogo económico: era
propietario de «redes» (Mateo 4:21 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Mateo4%3A21;&version=RVR1960;)), sin duda, de algunas barcas, y tenía «jornaleros» para sus faenas.
Vista de Kinnereth, nombre hebreo del Mar
El análisis comparado de textos de los Evangelios sinópticos parece indicar que la madre de Juan fue Salomé, una de Galilea. Se trataría del paisaje en cuyo
de las mujeres que siguieron a Jesús durante su vida pública (cf. Marcos 10:37) hasta su muerte. Si se cotejan los marco creció Juan el Apóstol.
pasajes referidos a la muerte de Jesús,6 en Mateo 27:56 («Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de
Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo») y en Marcos 15:40 («Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena,
María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé, que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea[...]») se puede inferir que Salomé sería la esposa
de Zebedeo y madre de Santiago el Mayor y de Juan.Nota 1

Por el Evangelio de Lucas se sabe que entre Pedro, Juan y Santiago, tenían al menos establecida un cierta «sociedad» de pesca pues, como se detalla más
adelante, eran «compañeros»:

Cuando (Jesús) acabó de hablar dijo a Simón: «Boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar.» [...] Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de
peces de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran en su ayuda.[...]Al verlo Simón Pedro,
cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él
estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Lucas 5:4.6-10

Por la forma de ejercicio del sacerdocio en esa época, no se descarta que Zebedeo pudiera ser levita,7 con una casa de paso en el barrio de Jerusalén habitado por
esenios o en sus cercanías, y quizá con otra propiedad en Galilea, mientras la pesca en el lago podría ayudarle al sostenimiento familiar. Se ha considerado que
una empresa de pesca de mediana envergadura podría ser proveedora de pescado al propio Templo de Jerusalén. En efecto, el mar de Galilea, que aún no siendo
de grandes dimensiones es el principal reservorio de agua dulce de la región, se convirtió en un centro de pesca de gran importancia para el mundo judío. Es
razonable que los judíos dieran preferencia al pescado capturado por pescadores judíos frente al pescado suministrado por los gentiles, ya que el primero
garantizaba el cumplimiento de los preceptos rabínicos de «pureza» alimentaria, evitando tratamientos que pudiesen tornar el alimento en impuro.8

De hecho, el mar de Galilea se caracterizó por albergar diversos «emprendimientos» pesqueros, que involucraban no sólo a las familias de los pescadores sino
también a los trabajadores contratados, a los proveedores de materias primas y de otros productos, a los «procesadores» de pescado, a los «empacadores» y a los
transportistas.9

Resultan de particular interés los términos utilizados por el Evangelio de Lucas: «[...] hicieron señas a sus socios (metachoi) del otro barco [...]»; «[...] Santiago y
Juan, hijos de Zebedeo, eran compañeros (koinônoi) con Simón», es decir, había un sentido de comunión previo a la existencia del grupo de «los Doce», una
especie de relación cooperativa establecida entre la familia de Jonás (padre de Simón Pedro), y la de Zebedeo (padre de Santiago y Juan), que podían permitirse
tener asalariados en su nónima.

En resumen, se desprende que Zebedeo no era un simple pescador, sino que poseía barcas, redes y daba trabajo a diversos jornaleros, lo que hacía posible que
sus hijos pudieran dejarlo para seguir más estrechamente a Jesús.

La vocación de Simón Pedro y Andrés, Santiago y Juan presenta una forma semejante en los tres Evangelios sinópticos. Se omite probablemente la
comunicación previa entre Jesús y quienes serían los primeros discípulos, como también el proceso psicológico resultante de ese trato. Según el Evangelio de
Juan, el primer contacto habría tenido lugar en el Jordán (Juan 1:35-42). Andrés y otro discípulo cuyo nombre no se menciona, hasta ese momento discípulos de
Juan el Bautista, mantienen una primera conversación con Jesús. Algunos estudiosos como Alfred Wikenhauser (1883-1960) y Raymond E. Brown (1928-1998)
pp. 105-106;4 pp. 286-287
sostienen que ese discípulo cuyo nombre no aparece era el propio Juan.10

Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí –que quiere decir, 'Maestro'– ¿dónde vives?» Les
respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de
Simón Pedro, era uno de los dos [...] que habían seguido a Jesús.

Juan 1:35-40

De ser precisa la interpretación de Wikenhauser y de Brown, Juan el Apóstol habría sido discípulo de Juan el Bautista antes de seguir a Jesús de Nazaret.

Ya desde el comienzo del ministerio público de Jesús, Juan, hijo de Zebedeo, forma parte de un grupo selecto. Por ejemplo, a la salida de la sinagoga, Juan y
Santiago, se dirigen a la casa de Pedro y Andrés, donde presencian como Jesús cura a la suegra de Pedro que padece fiebre (Marcos 1:29-31).

Uno de «los Doce»


Los tres pasajes evangélicos que hacen alusión a la institución de «los Doce» Apóstoles mencionan a Juan (Marcos 3:17; Mateo 10:2; Lucas 6:14). Pero el
evangelista Marcos hace una referencia particular, quizá debida al ímpetu de los hijos de Zebedeo:

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[...]Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno[...].

Marcos 3:17

A diferencia de Simón, hijo de Jonás, a quien Jesús le modifica su nombre por el de Pedro en señal de
dominio, no hay modificación del nombre de los hermanos Zebedeo, pero sí una calificación que algunos
autores argumentan posteriormente con el pasaje único de Lucas, en el que se hace referencia a una mala
acogida en un pueblo samaritano. La hostilidad de los samaritanos contra judíos y galileos era proverbial.
Los samaritanos eran considerados cismáticos. Jesús se dirige a Jerusalén por el camino más directo, por
Samaría, en lugar de ir por los caminos más frecuentados: por la costa occidental o por el Jordán abajo.11
Sin embargo, al buscar hospedaje, no es recibido.

[...](Jesús) se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y
entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de
ir a Jerusalén. Al verlo, sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje
«San Juan el Apóstol» (c. 1517), por Hans Holbein fuego del cielo y los consuma?» Pero volviéndose, (Jesús) los reprendió y se fueron a otro pueblo.
el Joven (1498–1543), maestro renacentista del
retrato. La obra se encuentra en el Museo de Arte Lucas 9:52-56
de Basilea, Suiza.
Según Leal, los dos hermanos Santiago y Juan justificarían así el apelativo de «hijos del trueno» que le diera
Jesús.11 Él no aprueba ese celo demasiado humano, pero ese ímpetu bien canalizado podría ser un medio
eficaz para la obra pretendida por Jesús.

El académico estadounidense Alan Culpepper destaca el significado dado por el teólogo alemán Otto Wilhelm Betz (1917-2005) a las expresiones «Boanerges»
e «hijos del trueno». El término «Boanerges» pertenece a una tradición temprana, que provendría incluso del mismo Jesús, puesto que la comunidad cristiana
primitiva no tendría ningún interés en dar a sus pilares ese tipo de nombres. Así también, Jesús habría llamado a los dos hermanos «hijos del trueno», no como un
p. 40
apodo despectivo, sino como una promesa de lo que llegarían a ser.12 La sugerencia –dice Culpepper– de que el nombre, como en el caso de Pedro, sea una
promesa o una previsión de la grandeza que alcanzarían los hijos de Zebedeo es muy meritoria. Dándoles el nombre de «Boanerges», Jesús habría anunciado que
p. 40
Santiago el Mayor y Juan se convertirían en «hijos del trueno», testigos valientes como «voces del cielo».12

Uno del «círculo de dilectos»


Contrariamente a las costumbres de la época, según las cuales los discípulos elegían a los maestros que los guiarían, el Evangelio señala que es Jesús quien elige
a sus discípulos: «No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros» (Juan 15:16). Y Jesús elige a su vez, dentro del grupo de los doce
Apóstoles, a un círculo más restringido de sólo tres (a veces cuatro), quienes lo acompañan en situaciones especiales. Ellos son Simón Pedro, Santiago y Juan, a
quienes en alguna ocasión se suma Andrés.

Siempre según los Evangelios, Juan, junto con Pedro y Santiago,acompaña a Jesús:

a la casa del jefe de una sinagoga, Jairo, a cuya hija resucita: «Al llegar a la casa, no permitió entrar con él
mas que a Pedro, Juan y Santiago, al padre y a la madre de la niña» (Lucas 8:51; también en Marcos 5:37);
cuando sube a la montaña para transfigurarse: «Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y los llevó a
ellos solos a un monte alto» (Marcos 9:2; también en Lucas 9:28);
al monte de los Olivos, donde frente al imponente templo de Jerusalén pronuncia su discurso sobre el fin de la
ciudad y del mundo (Marcos 13:3), ocasión en que se suma Andrés.

Esta situación de relieve hace comprensible que Juan tome la iniciativa para mantener posiciones de privilegio:
«La resurrección de la hija de Jairo»
(1871), por Vasili Polenov. Juan el
En ese momento, Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que hacía uso de tu nombre para echar Apóstol es representado como un joven, en
fuera demonios, y le dijimos que no lo hiciera, pues no te sigue junto a nosotros.» claroscuro, a la izquierda del cuadro.

Lucas 9:49 (también en Marcos 9:38)

Así mismo, resulta entendible que Juan y Santiago (Marcos 10:35-41), en conjunto con su madre, quieran asegurarse una colocación distinguida:

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Ella le dijo:
«Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.» Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la
copa que yo voy a beber?» Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Él les dijo: «Mi copa, sí la beberéis, pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa
mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre.» Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.

Mateo 20:20-24

Jesús aprovecha la ocasión para enseñar que, entre sus seguidores, ninguno debe hacer sentir su dignidad,11 sino que debe obrar como el servidor de los demás,
de la misma forma que él vino a servir y no a ser servido.

Inmediatamente antes de la Pasión, se encuentra nuevamente a Juan el Apóstol formando parte del «círculo de dilectos» de Jesús en dos oportunidades
especiales:

Cuando Jesús lo escoge a él y a Pedro para realizar los preparativos para la última Cena pascual:

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Llegó el día de los Ázimos, en el que se había de sacrificar el cordero de la Pascua; y (Jesús) envió a Pedro y a Juan diciendo: «Id y preparadnos la Pascua
para que la comamos.»

Lucas 22:7-8

Cuando, en el monte de los Olivos, Jesús se retira a orar en agonía por los padecimientos y muerte que
se avecinan:

Fueron a la propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y les dijo a sus discípulos: «Sentaos aquí mientras yo hago
oración.» Tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir pavor y angustia. Y les dijo: «Mi alma
está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad.»

Marcos 14:32-34

Finalmente, encontramos a Juan y Santiago el Mayor, mencionados indirectamente como «hijos de Zebedeo»,
formando parte del grupo restringido de discípulos testigos del último signo realizado por Jesús ya resucitado: su
aparición a orillas del lago de Tiberíades y la pesca milagrosa. Se trata de la única referencia en el Evangelio de Juan «Agonía en el Jardín» (1460), de Andrea
a los dos «hijos de Zebedeo», ubicada en el epílogo del evangelio. Mantegna. National Gallery, Londres. En
la pintura, Jesús ora en agonía en el huerto
de Getsemaní al inicio de su Pasión,
Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de mientras Pedro, Santiago y Juan son
Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás vencidos por el sueño.
llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros
dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestaron
ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca pero aquella noche no pescaron nada. Cuando
ya amaneció estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díjoles Jesús: «Muchachos, ¿no
tenéis pescado?» Le contestaron: «No.» Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La
echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.

Juan 21:1-7
«Cristo en el lago de Tiberíades» (hacia
1575-1580), del Tintoretto. Galería
Nacional de Arte, Washington D.C. En la primera comunidad cristiana
Luego de la Pascua de resurrección y de la Ascensión de Jesucristo, el Libro de los Hechos de los Apóstoles registra
a Juan, como el segundo apóstol después de Pedro, en espera de Pentecostés junto con otros.

Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron,
subieron a la estancia superior, donde vivían. Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y
Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus
hermanos.

Hechos 1:12-14

Mientras que, al momento de la elección de «los Doce», los Evangelios de Mateo y de Lucas citan a Juan el Apóstol en cuarto lugar (Mateo 10:2; Lucas 6:14), y
el Evangelio de Marcos lo refiere en tercer lugar (Marcos 3:16-17), posteriormente Lucas lo llega a colocar en su Evangelio en segundo lugar (Lucas 8:5; Lucas
9:28), desplazando en el orden incluso a su hermano mayor, Santiago. Más aún, inmediatamente antes de Pentecostés los Hechos de los Apóstoles lo sitúan
también en el segundo lugar después de Pedro (Hechos 1:13). Esto parece poner de manifiesto el reconocimiento que Juan el Apóstol ya había ganado para
pp. 28-29 y 4813
entonces dentro de la primera comunidad cristiana.12

El trabajo apostólico junto a Simón Pedro parece intensificarse desde entonces, pues Juan aparece acompañándolo en varios pasajes de los Hechos de los
Apóstoles. El pasaje que narra la curación del tullido de nacimiento, el discurso de Pedro al pueblo, la comparencia de Pedro y Juan ante el Gran Sanedrín y el
asombro del tribunal supremo de Israel ante estos dos Apóstoles constituye uno de los pasajes más emblemáticos del Libro de los «Hechos de los Apóstoles»
(ver: Hechos 3:1-4:22 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos3%3A1-4%3A22;&version=RVR1960;)):

Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona. Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días
junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. Éste, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar
en el Templo, les pidió una limosna. Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.» Él les miraba con fijeza esperando recibir algo
de ellos. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te lo doy: en nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.» Y tomándole de la
mano derecha lo levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos y de un salto se puso de pie y andaba [...] Todo el pueblo le vio como andaba y
alababa a Dios [...]; le reconocían , pues él era el que pedía limosna sentado junto a la puerta Hermosa del Templo, y se quedaron llenos de estupor y
asombro por lo que había sucedido. Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, presa de estupor, corrió donde ellos al pórtico de Salomón.

Hechos 3:1-11

Al comparecer al día siguiente, Pedro y Juan muestran tal valentía al declarar ante los jefes, ancianos y escribas, Anás, Caifás y Jonatán, Alejandro y cuantos
pertenecen a la estirpe de los sumos sacerdotes, que estos quedan maravillados, sabiendo que se trata de hombres sin instrucción ni cultura.

Entonces se dijeron: «A fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre.» Les
llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan les contestaron: «Juzgad si es justo delante
de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios. No podemos nosotros dejar de hablar de los que hemos visto y oído.»

Hechos 4:17-20

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Algunos autores han analizado la falta de cultura señalada en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles como argumento en contra de la presunta autoría del
p. 37
Evangelio de Juan por parte del Apóstol.14 Sin embargo, esa condición de su juventud no pareció ser óbice para una excelente capacidad de comunicación
frente al pueblo y al Gran Sanedrín, cuyos miembros quedaron «maravillados».15 Por otra parte, el Evangelio fue escrito no menos de medio siglo después, ya
p. 42;Nota 2
que no se puede pensar en una composición anterior a los últimos años del siglo I.14

La oración final del pasaje de los Hechos de los Apóstoles, puesta en labios de Pedro y de Juan conjuntamente, contiene una forma de expresión que se reiteraría
en los escritos joánicos. Si se compara la frase manifestada por Pedro y Juan con el pasaje de la I Epístola de Juan, puede verse su similitud:

«No podemos nosotros dejar de hablar de «(...) lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras
lo que hemos visto y oído.» (Hechos 4:20) manos acerca de la Palabra de vida (...), lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos...» (I Juan 1:1-3a)

Otra aparición explícita de Juan tiene lugar acompañando a Pedro en el evangelización en Samaría, fechada por la Escuela bíblica y arqueológica francesa de
Jerusalén (École Biblique et Archéologique Française de Jérusalem) entre 34 y 45.

Al enterarse los Apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaría había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y
oraron con ellos para que recibieran el Espíritu Santo.[...] Ellos, después de haber dado testimonio y haber predicado la Palabra del Señor, se volvieron a
Jerusalén evangelizando muchos pueblos samaritanos.

Hechos 8:14-15.25

Al yuxtaponer el pasaje de Lucas 9:54 (señalado más arriba), en el que Juan y Santiago ofrecen hacer bajar fuego del cielo para consumir a un pueblo
samaritano, con el pasaje de Hechos 8:14-15.25 (también escrito por Lucas), en el que Juan proclama la Buena Noticia a los samaritanos, Alan Culpepper sugiere
que Lucas estaría indicando un cambio marcado en el temperamento de Juan. Según las Escrituras, el apóstol ya no busca hacer bajar fuego sobre los cismáticos
p. 48
samaritanos, sino que ora para que reciban al Espíritu de Dios, tal como lo señala Hechos 8:15.12 En apoyo de esta opinión se cuenta con el pasaje propio
del Evangelio de Juan, en el que Jesús mantiene un largo diálogo con una mujer samaritana (Juan 4:4-42), una perícopa indiscutiblemente propia de la tradición
p. 419
joánica. Raymond E. Brown reconoce que sólo en el Evangelio de Juan se menciona un «ministerio de Jesús en Samaría»,4 lo cual habría sido imitado
después por el propio apóstol.

Antes de la Pascua de 44 y según los Hechos de los Apóstoles, Herodes Agripa I ordena decapitar a Santiago, hermano de Juan (Hechos 12:1-2). Esa
persecución contra los cristianos provoca quizá la dispersión momentánea de los Apóstoles fuera de Palestina, que se sitúa por esa época. No sería improbable
que Juan migrara por un tiempo hacia otras localidades, quizá a Asia Menor. Carece de consistencia cronológica la teoría de algunos críticos sobre la muerte de
pp. 48-4916
Juan en ese tiempo, ya que Pablo de Tarso lo encuentra nuevamente en Jerusalén,11 12 como se detalla en la sección siguiente.

El Concilio de Jerusalén y el silencio posterior


Existe la opinión generalizada entre los exégetas acerca de la participación de Juan en las deliberaciones del Concilio de
pp. 48-4916
Jerusalén (hacia el año 48 a 50) a las cuales hace referencia la epístola a los Gálatas.12 En esta última, Pablo
de Tarso refiere literalmente:

[...] y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como
columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los
circuncisos.

Epístola de Pablo de Tarso a los Gálatas 2:9

Los Hechos de los Apóstoles no proporcionan información posterior alguna acerca de Juan el Apóstol lo cual, según
p. 49
Culpepper,12 puede ser interpretado de tres formas:

1. como señal de su desaparición física (sin embargo, cabría preguntarse por qué los Hechos de los Apóstoles
mencionarían el martirio de Santiago el Mayor, y no la muerte o el presunto martirio de Juan el Apóstol, si Pablo el Apóstol, de Rembrandt.
este hubiera ocurrido en el plazo de tiempo abarcado por ese libro);Nota 3 Óleo sobre lienzo ubicado en el
2. como presunción de que ya no se encontraba en la lista de los principales líderes de la Iglesia; o Museo de Historia del Arte de Viena.
3. como evidencia de que ya se había trasladado a otra comunidad cristiana. El «apóstol de los gentiles» hace
referencia al nombre «Juan» en su
La interpretación de que Juan el Apóstol murió mártir en Palestina un poco más adelante, entre los años 60 y 70 d.C., Epístola a los gálatas.
tendría como principal supuesto testigo a Papías de Hierápolis. Se dice que Papías narró en el segundo libro de su obra
que los dos hijos de Zebedeo fueron muertos por los judíos. Eusebio de Cesarea, que utilizó el libro de Papías, no dice
nada al respecto. Pero en un manuscrito de los siglos VI-VIII hay un extracto de la Historia Cristiana, compuesta en Panfilia hacia el año 430 por Filipo de Side.
En él se lee: «Papías afirma, en el segundo libro, que Juan el Teólogo y Santiago, su hermano, fueron muertos por los judíos». Idéntica noticia procedente, sin
duda, de la misma fuente aparece en un manuscrito de las Crónicas de Georgio Hamartolo (siglo IX): «Papías, obispo de Hierápolis, que había visto a aquél
(Juan el Apóstol), cuenta en el segundo libro de las palabras del Señor, que fue muerto por los judíos, cumpliéndose así, en él y en su hermano, la profecía de
Jesús (Marcos 10, 38-39).» Este último cronista, a diferencia de Papías, sitúa la escena del martirio en Éfeso, y en tiempo posterior al regreso de Patmos (en el
año 96).Nota 4

pp. 20-23
Pero, según el teólogo alemán Wikenhauser, la información atribuida a Papías es más que dudosa.10 El solo título de «Teólogo» que se adjudica a Juan
el Apóstol es un título que solo se usó mucho más tarde en la Iglesia griega. Ya esto demuestra que no estamos en condiciones de saber qué fue realmente lo que
escribió Papías. Y no es casualidad que Ireneo de Lyon y Eusebio de Cesarea, habiendo leído detenidamente su obra, no hicieran mención de este pasaje. Si
realmente hubieran encontrado en Papías lo que dice Filipo de Side, seguramente lo habrían aprovechado como argumento excelente a favor de su tesis de la

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

residencia de Juan el Apóstol en Éfeso. Hoy, ningún historiador serio se atreve a desacreditar a Ireneo de Lyon y a Eusebio para favorecer una hipótesis de Filipo
de Side, cuya obra se reduce a la de un compilador carente de discernimiento crítico. Esta posición es compartida por otros autores que, aún teniendo en cuenta la
antigüedad de ciertas tradiciones litúrgicas que aluden al martirio temprano de Juan el Apóstol, las consideran erróneas.17

Sobre la hipótesis a favor de la muerte temprana de Juan por martirio, se destaca la obra de Marie-Émile Boismard (1916-2004).18 Este libro presenta una
cantidad de elementos de interés: algunos de ellos se mencionan más adelante.

Sus últimos años, en los escritos patrísticos


Respecto de los años que siguieron a los acontecimientos narrados en los Hechos de los Apóstoles, la tradición apostólica más antigua está de acuerdo en ubicar
el ministerio de Juan el Apóstol en Éfeso, con un período de exilio en la isla de Patmos.

Las hipótesis de diferentes autores modernos son de lo más variadas: desde aquellos que manifiestan que no existe evidencia directa alguna de la presencia de
Juan en Éfeso (fundamentando su postura, por ejemplo, en la ausencia de referencias a Juan por parte de Pablo en su carta a los Efesios), hasta aquellos que
sostienen que Juan fue fundador de la Iglesia de Éfeso (considerando que ya existía una comunidad cristiana en Éfeso a la llegada de Pablo), pasando por quienes
pp. 270-271
postulan que Pablo de Tarso y Juan «el Presbítero» (ver más adelante) fundaron comunidades separadas.19

Ireneo de Lyon (ca. 130 - ca. 202) escribió sobre «Juan, discípulo del Señor» en varias oportunidades, identificándolo con el
discípulo a quien Jesús amaba y haciendo referencia a su permanencia en Éfeso hasta los tiempos del emperador Trajano:

«[...]Por fin Juan, el discípulo del Señor «que se había recostado sobre su pecho» (Jn 21:20; 13:23), redactó el Evangelio
cuando residía en Efeso[...]»20

Ireneo de Lyon

«[...]todos los presbíteros de Asia que, viviendo en torno a Juan, de él lo escucharon, puesto que éste vivió con ellos hasta el
tiempo de Trajano. Algunos de ellos vieron no sólo a Juan, sino también a otros Apóstoles, a quienes han escuchado decir lo
mismo.»21

Ireneo de Lyon

Ireneo de Lyon, mártir


«Finalmente la Iglesia de Efeso, fundada por Pablo, y en la cual Juan permaneció hasta los tiempos de Trajano, es también
testigo de la Tradición apostólica verdadera.»22

Ireneo de Lyon

Ireneo suele dar a este Juan el título de «discípulo del Señor» (más de quince veces), título que en singular no aplica a ningún otro. En otro pasaje de su obra
parece aplicarle el título de apóstol.23

Tesis sobre el enfrentamiento de Juan el Apóstol con Domiciano «dominus et deus»


A fines del siglo I, Éfeso era la tercera o cuarta metrópoli del Imperio Romano, después de Roma, Alejandría, y quizá
p. 17
Antioquía. Su número de habitantes se estimaba entre 180.000 y 250.000, según los autores.19 Era un centro
pp. 19-29
estratégico para el comercio y las comunicaciones hacia oriente. Junto con el culto a Artemisa,19 el culto imperial
era un aspecto muy significativo de la vida en Éfeso en tiempos de Juan. 19 pp. 30-36 Por entonces, el culto a los
emperadores hacía énfasis en la dinastía Flavia: Vespasiano, Tito y Domiciano.24 El nivel del culto imperial impuesto
llegaba a ocasionar molestias, incluso entre los latinos. Se conserva un poema del escritor Marco Valerio Marcial, en el cual
él hace alusión a la ruptura del hábito de llamar con el título de «señor» a Domiciano: «non est hic dominus, sec imperator»
(Martial X, 72). Domiciano fue señalado por los escritores cristianos antiguos como el segundo emperador romano en
perseguir a los cristianos, luego de Nerón.25

Muchos investigadores coinciden en la hipótesis de que el Apocalipsis fue escrito durante el gobierno de Domiciano como
reacción a la intolerancia religiosa del emperador.26 Mientras que el emperador se hacía llamar «Domitianus dominus et
deus» («señor y dios Domiciano»), el Apocalipsis respondía: «Εγω ειμαι το Α και το Ω, αρχη και τελος, λεγει ο
Κυριος» («Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor» -Apocalipsis 1:8-), y manifestaba así una convicción
que ya aparecía bien explicitada dos décadas antes: «un solo Señor» (Efesios 4:5 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Efesios4%3A5;&version=RVR1960;)).Nota 5 La tensión también se manifiesta en vestigios de la época, como el Estatua del emperador Domiciano
Grafito de Alexámenos descubierto en el Palatino, que sugiere la representación en sorna de un cristiano adorando a un asno representado como el nuevo
crucificado. Augusto. Museo del Vaticano,
Roma.
Tertuliano (ca. 160 – ca. 220), en su De praescriptione haereticorum XXXVI, asentó que Juan padeció sin morir el martirio
en Roma, en una caldera de aceite hirviente.27 Nota 6 Según este relato milenario de la Iglesia, el martirio habría tenido lugar aproximadamente entre los años 91
y 95, en las cercanías de la Puerta Latina (Porta Latina), en los Muros Aurelianos. Juan habría salido ileso. El emperador Domiciano habría considerado este
prodigio como una especie de magia y, no animándose a intentar otra clase de ejecución, habría desterrado a Juan a la isla de Patmos.28

Aún cuando algunos revisionistas contemporáneos minimizan el carácter persecutorio de Domiciano tanto en la arena política como en la religiosa,29 los
historiadores Tácito y Suetonio mencionan en sus obras una escalada de persecuciones hacia el final del gobierno de aquel emperador, particularmente hacia
oponentes que detentaban algún poder o dinero. Ambos historiadores identifican el momento crítico de esas persecuciones en algún punto entre 89, año de la

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

supresión de la revuelta de Saturnino, y 93.30 31 Según Suetonio, aquellos de los que el emperador sospechaba eran declarados culpables de corrupción o de
traición. Entre los escritores eclesiásticos, Eusebio de Cesarea cita a Melitón, obispo de Sardes (c. 170)32 y a Tertuliano. Éste último señaló que Domiciano «casi
igualó a Nerón en crueldad»,33 palabras que historiadores como Brian W. Jones consideran retóricas, mientras que los escritores cristianos no.Nota 7

El destierro de Juan el Apóstol desde Éfeso a la isla de Patmos (donde según Ireneo de Lyon fue escrito el Libro del
Apocalipsis),34 y la ejecución del senador Tito Flavio Clemente son ejemplos de la falta de libertad religiosa que habría
tenido lugar en esa época. Según el historiador Dion Casio (67.14.1-2), Domitila y Flavio Clemente fueron acusados de
pp. 504-506
ateísmo y condenados: Flavio Clemente fue ejecutado y Domitila desterrada a Pandateria.35 Como señala el
historiador y jurista español José Orlandis (1918-2010),36 la acusación de «ateísmo» en la historia del Imperio Romano
refirió con frecuencia la negación a adorar a los dioses romanos en general y a reconocer el origen divino del emperador
en particular.Nota 8 Luego del asesinato de Domiciano el 18 de septiembre de 96, Juan habría retornado a Éfeso. La
permanencia de Juan el Apóstol en Éfeso es conocida asimismo por Clemente de Alejandría (hacia el año 200), quien
refiere que «Juan, después de la muerte del tirano (Domiciano), regresó de la isla de Patmos a Éfeso».37

Tesis sobre el martirio de Juan el Apóstol


Al igual que sucede con otras tradiciones orales o escritas relacionadas con personas de tiempos antiguos, no existen
pruebas documentales o arqueológicas de que el episodio del martirio de Juan el Apóstol no seguido de muerte haya
«Martirio de San Juan en la Puerta tenido lugar en Roma, o en Éfeso, o que sea el resultado de una elaboración posterior.38 Tampoco existen evidencias
Latina» (1641-1642), por Charles Le directas que lo descalifiquen, por lo cual todo se resume a hipótesis y argumentaciones a favor y en contra, según los
Brun. Iglesia Saint-Nicolas du autores. Sin embargo, hay una cuestión subyacente al tema del martirio de Juan en sí: es el cumplimiento de la frase
Chardonnet, París. profética de Jesús a los dos hijos de Zebedeo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados
con el bautismo con que yo voy a ser bautizado». Esto fue investigado por Marie-Émile Boismard, quien profundizó en
numerosos elementos patrísticos y litúrgicos de interés.18 Nota 9

«Yo, Juan»: por los caminos del Apocalipsis

El Apocalipsis da detalles escasos pero no irrelevantes acerca de su autor: su nombre es «Juan» (Apocalipsis 1:1
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis1%3A1;&version=RVR1960;),Apocalipsis 1:4
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis1%3A4;&version=RVR1960;), Apocalipsis 1:9
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis1%3A9;&version=RVR1960;), Apocalipsis 22:8
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis22%3A8;&version=RVR1960;)). El autor se incluye entre los
profetas (Apocalipsis 22:9 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis22%3A9;&version=RVR1960;)) y
se atribuye varios títulos genéricos, tales como «siervo» de Dios (Apocalipsis 1:1 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Apocalipsis1%3A1;&version=RVR1960;)) y «hermano y compañero en la tribulación» del grupo al que se dirige
(Apocalipsis 1:9 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis1%3A9;&version=RVR1960;)). Su presencia
en la isla de Patmos (Apocalipsis 1:9 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Apocalipsis1%3A9;&version=RVR1960;)) fue la probable consecuencia de un destierro impuesto por las
autoridades romanas. Las cartas que envía a las siete iglesias (Apocalipsis 2:1-3:22 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Apocalipsis2%3A1-3%3A22;&version=RVR1960;)) manifiestan que era muy conocido por los cristianos de Asia y
que, dentro de las comunidades cristianas, gozaba de una autoridad indiscutida. A partir del siglo II se repiten dos preguntas
sobre el autor del Apocalipsis:
«Juan el Evangelista en Patmos»
(siglo XVII), acompañado por su ¿Cuál fue la relación entre este «Juan de Patmos» y Juan el Apóstol?
joven ayudante Prócoro. Museo de ¿Fue el vidente del Apocalipsis también autor del Evangelio de Juan y de las epístolas joánicas?
Arte del Estado en Nizhni
Nóvgorod, Rusia. La autoría del Apocalipsis en los siglos II a IV

Las respuestas tradicionales gozan de una considerable antigüedad. En el siglo II, el autor desconocido del apócrifo Hechos de Juan,39 Papías de Hierápolis
(c.69-c.150) y Justino Mártir (100/114-162/168) en su «Diálogo con Trifón» atribuyen el Apocalipsis a Juan el Apóstol. Justino Mártir, al comentar el texto
simbólico de la resurrección como renovación de la Iglesia por mil años después de la persecusión romana (Apocalipsis 20:4
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis20%3A4;&version=RVR1960;)), escribe:

Había un hombre con nosotros, cuyo nombre era Juan, uno de los apóstoles de Cristo, quien profetizó, por una revelación que se hizo para él, que quienes
creyeran en Cristo vivirían mil años [...]. 40

Justino Mártir, «Diálogo con Trifón» VXXXI, 4

Desde mediados del siglo II hasta mediados del siglo III aparece esta misma convicción en los padres y escritores de Oriente: Melitón de Sardes (muerto hacia
180), citado por Eusebio,41 Clemente de Alejandría (c.150-211/7),42 y Orígenes (185-254) en su «Comentario sobre el Evangelio de Juan».43

Occidente tampoco es ajeno a esta tendencia: el «Prólogo antimarcionita a Lucas», Ireneo de Lyon en su «Adversus haereses» IV, 30, 4,44 Hipólito de Roma,45
y Tertuliano en su «Adversus Marcionem» 3.14 y 4.546 son ejemplos de la atribución del Apocalipsis a Juan el Apóstol.

A partir del siglo III surgen repentinamente algunas voces discordantes. En Occidente son escasas y poco influyentes: el presbítero romano Gayo y los álogos (es
decir, los negadores del Logos joánico). En Oriente, por el contrario, los adversarios del origen apostólico del Apocalipsis son más importantes. El más serio entre
ellos es Dionisio de Alejandría (muerto hacia 264/65), que combate el milenarismo y sus excesos, herejía basada en el reinado de mil años que se menciona en
Apocalipsis 20:1-6. Como el libro del Apocalipsis, de cuya interpretación literal nace el milenarismo, tiene fuerte aceptación en la Iglesia primitiva, Dionisio
busca apoyo para descalificar el Apocalipsis en una escrupulosa comparación del lenguaje, estilo y pensamiento de este libro con los del Evangelio de Juan y de
la I Epístola de Juan, concluyendo que sólo el Evangelio de Juan y la I Epístola de Juan son obra de Juan el Apóstol, mientras que el Apocalipsis habría sido

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

escrito por Juan el Presbítero (ver más adelante en este artículo).47 Los adversarios del milenarismo acogen con entusiasmo la
opinión del ilustre obispo, y así se suman en aquel momento al rechazo del Apocalipsis distintos obispos de Siria y de Asia Menor.
Se produce entonces la negativa de la escuela de Antioquía a aceptarlo como apostólico, y la Iglesia siria en su conjunto lo rechaza
todavía en la actualidad. Como resultado, queda como argumento serio contra la paternidad literaria del Apocalipsis por parte de
Juan el Apóstol su omisión de la Vulgata siria. Varias listas canónicas de las iglesias orientales omiten el Apocalipsis, y muchos
manuscritos griegos anteriores al siglo IX no lo incluyen.

Sin embargo, debido a la influencia de Atanasio de Alejandría (c.296-373), se fue estableciendo en Oriente cierta unanimidad y,
cuando los milenaristas decrecieron, el libro del Apocalipsis recobró el lugar que le asignaron los testimonios de los Padres más
antiguos. En contraste, en Occidente nunca surgieron dificultades serias, y el Apocalipsis, junto con el Evangelio de Juan y las tres
Epístolas joánicas, fueron aceptados como obra del apóstol Juan.

La autoría del Apocalipsis desde el siglo XVI Clemente de Alejandría,


autor del Pædagogus
Hasta el siglo XVI no se alza ninguna objeción contra esta convicción común.48 Entonces Erasmo de Rotterdam pone de nuevo en
duda la identidad del autor de Apocalipsis, del Evangelio de Juan y de las epístolas. Para Martín Lutero, el Apocalipsis no es
apostólico ni profético. A partir del siglo XVIII va creciendo el número de investigadores que niegan el origen apostólico del
Apocalipsis y su relación con el Evangelio de Juan. Según el «Comentario Bíblico "San Jerónimo"»,48 «actualmente, la mayoría de
los exégetas católicos y algunos protestantes mantienen la doble opinión tradicional. Un pequeño grupo de no católicos rechaza el
origen apostólico del Apocalipsis, pero sostiene que este libro fue redactado por el autor del Evangelio de Juan. Por otra parte,
algunos piensan que el apóstol Juan escribió el Apocalipsis, pero no el Evangelio de Juan. Finalmente, varios críticos niegan que
exista relación alguna entre el hijo de Zebedeo y el Apocalipsis o el Evangelio de Juan y atribuyen ambas cosas a distintos autores
apenas conocidos». Ugo Vanni, concienzudo investigador del Apocalipsis en más de un centenar de trabajos y miembro de la
Pontificia Comisión Bíblica, afirma que el texto del Apocalipsis tiene un refinamiento literario propio y una capacidad simbólica del
todo suya, diferente de la técnica simbólica adoptada en el Cuarto Evangelio.49 Vanni considera que Juan el Apóstol es a su vez el
evangelista, mas no el autor directo del Apocalipsis: «el autor del Apocalipsis no es Juan, el apóstol y el evangelista sino un
discípulo perteneciente a la gran iglesia de Juan, el cual quiere hacer revivir, en su presente, un mensaje que él (el autor real) Retrato de Erasmo de
atribuye al gran fundador de la iglesia de Juan».49 Rotterdam realizado por
Hans Holbein el Joven en
Similitudes y diferencias entre el Apocalipsis y el Evangelio de Juan 1523. Erasmo puso en
tela de juicio la identidad
Una serie de indicios internos parecen relacionar entre sí el Apocalipsis y el cuarto evangelio, aldel autor del Libro del
menos en el sentido de que los dos libros tienen algún origen común. Es de notar, por ejemplo, Apocalipsis.
que varios detalles no aparecen en ningún lugar del Nuevo Testamento fuera de estas dos
obras: Jesucristo es presentado como «Cordero» en el Evangelio de Juan (Juan 1:29
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan1%3A29;&version=RVR1960;); Juan 1:36
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan1%3A36;&version=RVR1960;)) y 28 veces en el Apocalipsis, pero
con diferentes palabras griegas; su nombre es «Palabra de Dios», es decir, «el Verbo» (Juan 1:1
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan1%3A1;&version=RVR1960;); Apocalipsis 19:13
Sagrario (1789) de la Iglesia (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis19%3A13;&version=RVR1960;)); la imagen de la «esposa»
Parroquial de los Santos Giles y recuerda al pueblo de Dios (Juan 3:29 (http://www.biblegateway.com/passage/?
Leonard en Peilstein, cerca de search=Juan3%3A29;&version=RVR1960;); Apocalipsis 21:2-9 (http://www.biblegateway.com/passage/?
Viena (Alta Austria). Ubicado en search=Apocalipsis21%3A2-9;&version=RVR1960;);Apocalipsis 22:17 (http://www.biblegateway.com/passage/?
el altar mayor de estilo neoclásico, search=Apocalipsis22%3A17;&version=RVR1960;)); la vida es simbolizada por medio del agua en expresiones como
presenta al «Cordero de Dios» «agua viva» (Juan 4:10 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan4%3A10;&version=RVR1960;)) y «agua de
dueño del «Libro de los Siete la vida» (Apocalipsis 7:17 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis7%3A17;&version=RVR1960;);
Sellos» (Apocalipsis 5:1-8 Apocalipsis 21:6 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis21%3A6;&version=RVR1960;); Apocalipsis
(http://www.biblegateway.com/passage/?22:1-17 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Apocalipsis22%3A1-17;&version=RVR1960;)).
search=Apocalipsis5%3A1-
8;&version=RVR1960;)). Además Por otra parte, se ha de admitir que son muchos los detalles que separan ambas obras. Se suele insistir en las diferencias de
del Apocalipsis, el único líbro dellenguaje y de perspectiva escatológica. Mientras el griego del Evangelio de Juan es sencillo y habitualmente correcto, el del
Nuevo Testamento en el que Apocalipsis es pródigo en solecismos y forzamientos de la lengua griega. En cuanto al tema del «más allá», el Apocalipsis
Jesucristo es presentado como está dominado por el punto de vista y los símbolos de la tradición apocalíptica, la cual espera en un futuro que traerá consigo
Cordero de Dios es el Evangelio la salvación prevista por Dios para su pueblo. El Evangelio, en cambio, se muestra muy independiente de la visión
de Juan. apocalíptica y considera la salvación casi siempre como ya poseída por el creyente. Algunos términos que son centrales en el
Evangelio (ver más adelante) apenas si aparecen en el Apocalipsis; de hecho, varios no aparecen en absoluto: por ejemplo,
el verbo «creer» (98 veces en el Evangelio de Juan, nunca en el Apocalipsis) y el término «fe» (4 veces en el Apocalipsis,
nunca en el Evangelio de Juan), por citar dos ejemplos.50

En qué sentido son «joánicos» los «escritos joánicos»

Todos los datos anteriores son una muestra que permite entender por qué los exégetas han adoptado posiciones tan divergentes. El estado fragmentario de
nuestros conocimientos impide proponer hoy una solución categórica desde un punto de vista racional. Más aún si se considera que la gran mayoría de los
biblistas e historiadores concuerda hoy con Ireneo de Lyon en que el Apocalipsis fue escrito durante la persecución que tuvo lugar al final del gobierno de
Domiciano.29 36 48 49 Esta datación volvería a la redacción del Libro del Apocalipsis casi contemporánea de la del Evangelio de Juan. Considerando distintas
evidencias internas y arqueológicas, el escriturista Rivas concluye: «entre los investigadores se sostiene, de manera muy generalizada, que el Evangelio fue
escrito en la última década del siglo I, o a más tardar en los primeros años del siglo II».14 En efecto, la existencia del 52 (papiro 52, datado de 125 d. C.
pp. 85 y 87
aproximadamente) desestima la fijación de fechas más tardías para la redacción del Evangelio de Juan.3

Más allá de la posibilidad latente de una pseudonimia, tal como expresa Vanni,49 no hay tampoco razón para sospechar de la argumentación de Robert H.

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Más allá de la posibilidad latente de una pseudonimia, tal como expresa Vanni,49 no hay tampoco razón para sospechar de la argumentación de Robert H.
Charles: el autor del Apocalipsis nos habría dejado su nombre real. Tras examinar la hipótesis de la pseudonimia, Charles concluye perentoriamente que no existe
la más pequeña prueba en favor de la hipótesis de que el Juan del Apocalipsis sea un pseudónimo,51 y esta argumentación clásica permanece hasta hoy.48

El testimonio tradicional que afirma el origen apostólico de todos y cada uno de los escritos joánicos es tan antiguo y tan abundante que no resultaría serio
desconocerlo o descartarlo por completo. Parece muy difícil explicar cómo pudieron equivocarse todos los testigos más importantes de los siglos II y III. Las
escasas pero significativas coincidencias entre el Apocalipsis y el Evangelio de Juan parecen exigir al menos cierto origen común para ambos libros. Por otra
parte, las múltiples diferencias muestran la dificultad de que el Apocalipsis y el Evangelio de Juan hayan podido ser escritos por el cálamo de una misma y única
persona.

En espera de una solución más concreta podría resultar importante la sugerencia ponderada de algunos autores modernos de distinta extracción (por ejemplo, los
escrituristas Charles K. Barrett,52 François-Marie Braun,53 y André Feuillet54 ) que se resume en los siguientes puntos. Según las fuentes cristianas de los siglos
II y III, Juan el Apóstol habría sido la gran autoridad cristiana de Asia hacia fines del siglo I a punto tal que, como bien señala el español José Orlandis, en razón
del testimonio de esas fuentes, las iglesias de Asia llegan a considerar a Juan como «su propio Apóstol».55 A pesar del disenso de la escuela de la Iglesia siria
respecto del Apocalipsis, la influencia de Juan habría llegado a tal punto que «las iglesias asiáticas se resistieron durante mucho tiempo a unificar su disciplina
con la de las restantes iglesias, alegando que su uso estaba sancionado por la autoridad de Juan el Apóstol, que lo había introducido en ellas».36 Por lo tanto, él
habría inspirado esos «materiales» joánicos, quizá a través de una vigorosa «escuela» localizada en Éfeso, pero la redacción y reelaboración de esos escritos
podría haber sido llevada a cabo por distintos discípulos suyos, familiarizados con el pensamiento del apóstol. Al tratar más adelante los temas referidos a Juan el
Presbítero y al autor de Evangelio de Juan, se verá que esta postura parecería hoy la más madura. Para aquéllos que, siguiendo la mentalidad de los antiguos,
consideran autor a aquella persona cuyas ideas se plasman en un papiro y no tanto al escribiente, la predicación de Juan el Apóstol sería el eje inspirador de los
«escritos joánicos» de fines del siglo I.

Juan el Apóstol: un consejo para todos


Jerónimo de Estridón (c. 340 – 420) también conoció el relato del martirio de Juan en el caldero de aceite en Roma y de su
destierro en Patmos, pues lo refiere en su Commentariorum in Evangelium Matthaei XX, 23, al explicar el pasaje en que Jesús
predice a los dos hijos de Zebedeo que beberían el mismo cáliz que él.56

Pero San Jerónimo escribe además que Juan, en su ancianidad, no podía ir por su pie a las reuniones de los cristianos, y los
discípulos lo llevaban en una silla a las asambleas de los fieles de Éfeso. Su consejo era siempre el mismo: «Hijitos, amaos los
unos a los otros». Cuando le preguntaron por qué repetía siempre la frase, Juan respondió: «Porque ése es el mandamiento del
Señor y, si lo cumplís, lo habréis hecho todo».57 Jerónimo también hace referencia a la larga vida de Juan y a su muerte en
Éfeso a comienzos del siglo II.

«Juan el Apóstol» y «Juan el Presbítero»


No carece de importancia un dato que aporta el historiador de la Iglesia Eusebio de Cesárea, a principios del siglo IV. Eusebio «San Jerónimo», obra de
informa sobre una obra en cinco volúmenes del obispo Papías de Hierápolis (fallecido hacia el año 120), hoy perdidos. Allí, Caravaggio (1571-1610)
Papías habría mencionado que él no llegó a conocer a los Apóstoles, pero que recibió la doctrina de aquellos que habían estado
próximos a los Apóstoles. También se refirió a personas que habían sido «discípulos del Señor», citando los nombres de Aristión y de un tal «presbítero Juan».
Así lo expresa Eusebio de Cesarea:

[...] Papías, según el prólogo de sus tratados, no se presenta a sí mismo de modo alguno como oyente y como testigo ocular de
los sagrados apóstoles, sino que enseña haber recibido lo referente a la fe de boca de quienes los habían conocido. 58

Eusebio de Cesarea

Luego, Eusebio cita el texto de Papías al que acaba de hacer referencia:

[...] si me salía al encuentro alguno que había tratado con los presbíteros (ancianos), le preguntaba curiosamente cuáles fuesen
los dichos de los ancianos: qué dijeron Andrés, Pedro, Felipe, Tomás, Santiago, Juan , Mateo. Y qué dicen Aristión y el
presbítero Juan, discípulos del Señor.

Eusebio de Cesarea, op. cit.

Eusebio de Cesarea Finalmente, Eusebio agrega de su propia cuenta este comentario:

Se ha de observar que en estas palabras incluye dos veces el nombre de Juan. La primera vez junto con Pedro, Santiago, Mateo y los demás apóstoles [...]
Pero luego, estableciendo una distinción de lenguaje, coloca a otro Juan entre aquellos que están fuera del número de los apóstoles, anteponiendo a un tal
Aristión, al cual llama expresamente presbítero. De modo que por estos dichos se comprueba la verdad de la historia de los que dicen quen en Asia hubo
dos personas que llevaron el mismo nombre de Juan, que en Éfeso hay dos sepulcros, y que todavía se dice que ambos son de Juan [...]59

Eusebio de Cesarea

Eusebio llega a su conclusión de que Papías hace una distinción entre dos personas distintas y que ambas llevan el mismo nombre Juan: una está citada entre
nombres de apóstoles que coinciden con nombres del «grupo de los Doce», y otra refiere el nombre de un «presbítero». Según señala el teólogo alemán
Wikenhauser, Eusebio tiene al primero de estos dos personajes por autor del Evangelio de Juan, y se inclina a atribuir al segundo la paternidad del Apocalipsis;
pp. 17-19
pero críticos independientes contemporáneos, apartándose en esto de Eusebio, atribuyen la composición del cuarto Evangelio al presbítero Juan.10

es.wikipedia.org/wiki/Juan_el_Apóstol 10/33
13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

La distinción entre un «presbítero Juan» y «Juan el Apóstol» fue extendida en Europa Occidental por San Jerónimo, basado en la autoridad de Eusebio. La
Enciclopedia Católica considera que la distinción no cuenta con una base histórica: ni Ireneo de Lyon, ni ningún otro escritor anterior a Eusebio, tuvieron
conocimiento alguno de un segundo Juan en Asia. Asimismo, la Enciclopedia Católica sostiene que la palabra «presbítero» sólo puede entenderse como
«apóstol».60

Por otra parte, J. Ratzinger incorpora esta hipótesis como posible.7 De esta información y de otros indicios afines, se desprende que en Éfeso hubo una especie de
«escuela joánica», que remontaba su origen a una figura identificada en el Evangelio de Juan con el discípulo a quien Jesús amaba. Es posible que esa escuela
joánica haya tenido como base a «Juan el Apóstol», a quien Ireneo de Lyon,20 Justino Mártir,61 y otros varios Padres de la Iglesia acreditan haber habitado en
Éfeso. Además, contó con la autoridad de un «presbítero Juan». Así lo expresa Ratzinger:

Esta información es verdaderamente digna de atención; de ella y de otros indicios afines, se desprende que en Éfeso hubo una especie de escuela joánica,
que hacía remontar su origen al discípulo predilecto de Jesús, y en la cual había, además, un «presbítero Juan», que era la autoridad decisiva. Este
«presbítero» Juan aparece en la Segunda y en la Tercera Carta de Juan (en ambas, 1,1) como remitente y autor, y sólo con el título de «el presbítero» (sin
mencionar el nombre de Juan). Es evidente que él mismo no es el apóstol, de manera que aquí, en este paso del texto canónico, encontramos explícitamente
la enigmática figura del presbítero. Tiene que haber estado estrechamente relacionado con él, quizá llegó a conocer incluso a Jesús. A la muerte del apóstol
se le consideró el depositario de su legado; y en el recuerdo, ambas figuras se han entremezclado finalmente cada vez más. En cualquier caso, podemos
atribuir al «presbítero Juan» una función esencial en la redacción definitiva del texto evangélico, durante la cual él se consideró indudablemente siempre
como administrador de la tradición recibida del hijo de Zebedeo. 7

Joseph Ratzinger

La figura del «Discípulo Amado» por el Señor


En el Evangelio de Juan aparece en varias ocasiones y sin revelar jamás su verdadero nombre, una figura que no se verifica en ningún otro escrito del Nuevo
Testamento: la del discípulo a quien Jesús amaba («ο μαθητης ον ηγαπα ο Ιησους», también mencionado como «ον εφιλει ο Ιησους» según aparece en
Juan 20:2).

(1) El «Discípulo Amado» aparece recostado sobre el pecho de Jesús, durante la Última Cena, preguntándole quién es el
discípulo que le va a entregar:

Cuando dijo estas palabras, Jesús se turbó en su interior y declaró: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me
entregará.» Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba,
estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale de quién está hablando.» El, recostándose
sobre el pecho de Jesús, le dijo: «Señor, ¿quién es?» Le respondió Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar.» Y,
mojando el bocado, le tomó y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.

Juan 13:21-26

(2) Asimismo, el «Discípulo Amado» se presenta al pie de la cruz, junto a la madre de Jesús:

Detalle del «Discípulo Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dijo al
Amado», reclinado sobre el discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
pecho de Jesús, en el cuadro
Juan 19:26-27
«La Última Cena» (1625-
1626), óleo de Valentin de
Boulogne. Galleria Nazionale (3) El «Discípulo Amado» es quien, al igual que Simón Pedro, corre hacia el sepulcro vacío:
d'Arte Antica, Roma. La
figura del «Discípulo
El primer día de la semana fue María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y vio la piedra quitada
Amado» reclinado sobre el del sepulcro. Echó a correr y llegó donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dijo: «Se han
pecho de Jesús ha sido llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al
sumamente tratada en las artes sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se
pictóricas. inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro siguiéndole, entró en el sepulcro y vio las vendas
en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el
otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la
Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Juan 20:1-9

(4) También se encuentra al «Discípulo Amado» al lado de Simón Pedro durante la aparición de Jesús resucitado ante sus discípulos a orillas del Mar de
Tiberíades:

Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díjoles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron:
«No.» El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El
discípulo a quien Jesús amaba dijo entonces a Pedro: «Es el Señor». Cuando Simón Pedro oyó «es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo -
y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos
codos.

Juan 21:4-8

(5) Posiblemente, el «Discípulo Amado» muere a una edad muy avanzada, pues entre sus seguidores corre la voz de que no moriría nunca:

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Pedro se volvió y vio siguiéndoles detrás, al discípulo a quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y le había dicho:
«Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Viéndole Pedro, dijo a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?» Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo
venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.» Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: «No
morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga.»

Juan 21:20-23

Raymond E. Brown sugiere además la identificación del «Discípulo Amado» con el discípulo anónimo que aparece en otros pasajes del Evangelio de Juan,4
pp. 118-119
por ejemplo:

Cuando Jesús se encuentra con los dos primeros discípulos, Andrés y un discípulo anónimo, ambos salidos de la «escuela» de Juan el Bautista:

Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dijo: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos
discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dijo: «¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí - que
quiere decir, “Maestro” - ¿dónde vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o
menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús.

Juan 1:35-40

Cuando Pedro y otro discípulo conocido del Sumo Sacerdote entran por mediación de éste último a la casa de Anás, donde se inició el interrogatorio a
Jesús antes de su muerte (Juan 18:15-16; ver comentario más adelante).

Características que identifican a este «Discípulo Amado»

Según Cornelis Bennema,62 el trato entre el «Discípulo Amado» y Jesús de Nazaret en el Evangelio de Juan parece implicar una relación de confianza, lealtad y
permanencia (es decir, una relación estable, firme). Esas características harían del «Discípulo Amado» un testigo calificado del mismo Evangelio de Juan. Por
otra parte, el «Discípulo Amado» se manifiesta como alguien muy perceptivo respecto de la persona de Jesús: es el primero en reconocerlo en el mar de
Tiberíades, luego de la resurrección. Siempre según Bennema,62 el Evangelio de Juan pone en evidencia otras características del «Discípulo Amado», a través de
su interacción con otras personas:

El «Discípulo Amado» supera a los demás discípulos en el grado de confidencia con Jesús (en la Última Cena, recibe la
confidencia respecto de quién es el Apóstol traidor, confidencia que no reciben los demás discípulos). El mismo Simón
Pedro reconoce el nivel de confidencia del «Discípulo Amado» con Jesús y lo respeta, pues le pide al «Discípulo
Amado» que le pregunte a Jesús quién es el traidor.
El «Discípulo Amado» supera en lealtad incluso a Simón Pedro, pues no niega a Jesús durante su Pasión. Sin embargo,
aún después de que Pedro negara conocer a Jesús, sigue guardando respeto por él. En efecto, el «Discípulo Amado» llega
primero a la tumba de Jesús, pero espera a Pedro antes de entrar, posiblemente en señal de consideración.
El alto nivel de confianza del cual es depositario el «Discípulo Amado» involucra incluso la postura de la madre de Jesús.
Desde el momento en que Jesús crucificado indica al discípulo a quien él amaba: «Ahí tienes a tu madre», el Evangelio de
Juan explicita que, «el discípulo la recibió en su casa», lo cual implica no sólo la aceptación de tal encargo por parte del
«Discípulo Amado», sino además la aceptación implícita del discípulo por parte de la madre de Jesús.

Se podría, por lo tanto, resumir la personalidad del «Discípulo Amado» como la de una persona con vínculos múltiples, leal,
creíble, confiable y perceptivo. Pero, ¿quién es el «Discípulo Amado»?

No se puede asegurar que haya sido la modestia lo que indujo a este testigo presencial a no referirse a sí mismo con el propio
nombre, porque constantemente llama la atención sobre el amor de dilección que Jesús le tenía. Una solución posible sería que Ícono de Poganovo, de fines
del siglo XIV, representando
el «Discípulo Amado» se haya referido a sí mismo como «el otro discípulo» y que sus seguidores hayan incorporado al
Evangelio de Juan la alusión al «Discípulo Amado». conjuntamente a María,
madre de Jesús y a Juan el
La solución comúnmente aceptada desde el siglo II y hasta el desarrollo de la «crítica bíblica» a mediados del siglo XIX fue que Apóstol. El posible vínculo
el «Discípulo Amado», garante del Evangelio de Juan, era Juan el Apóstol, el hijo de Zebedeo. A partir el siglo XVIII comienza familiar de la «madre del
a difundirse el uso del método histórico-crítico en lugar de métodos de índole estrictamente religiosa para construir un Señor» con el apóstol Juan
conocimiento verificable de Jesús de Nazaret. Este método fue utilizado particularmente para interpretar el Evangelio de Juan en fue utilizado como
general y la figura del «Discípulo Amado» en particular. Más aún, se propusieron significados alternativos del «Discípulo argumentación a favor de la
Amado» con los que se buscó superar las posibles debilidades que los críticos argumentaban había en la identificación con Juan identificación de Juan como
el Apóstol. No se trataba de un tema menor, pues representaba indirectamente un desafío a la misma autoría del Evangelio. Este «Discípulo Amado».
proceso, reservado en principio a los estudiosos, demandó décadas. Con los años, las distintas hipótesis esgrimidas sobre la
identidad del «Discípulo Amado» como alguien distinto a Juan el Apóstol mostraron a su vez sus debilidades, mientras que se edificaron nuevas hipótesis sobre
el proceso de redacción del Evangelio que, en la opinión de muchos, enmarcaba el grado de responsabilidad del «Discípulo Amado» en el mismo.

Juan el Apóstol como «Discípulo Amado»

Argumentos externos patrísticos y apócrifos

Jean Colson (1913-2006) analiza el nivel de respaldo otorgado por los escritores cristianos más antiguos a la identificación de Juan el Apóstol como «Discípulo
Amado».63 Nota 10 La interpretación de las referencias de los Padres de la Iglesia no es unánime (por ejemplo, Joseph Newbould Sanders pone en duda algunas
referencias de los Padres Apostólicos,64 y Richard Bauckham se opone a la interpretación del «Discípulo Amado» como Juan el Apóstol en Ireneo de Lyon),65
pero es mayoritaria a favor de la hipótesis que presenta a Juan el Apóstol como el «Discípulo Amado».

Entre los Padres de la Iglesia que mencionaron al «Discípulo Amado» se destaca Ireneo de Lyon. Ireneo no dice que se trate del «hijo de Zebedeo»: siempre
refiere el nombre de «Juan» como «discípulo» del Señor (más de 15 veces). Se podría objetar que, dado que Juan es mencionado únicamente como «discípulo» y
no como «apóstol», su identidad estaría en duda ya que los apóstoles son indicados con ese título. Sin embargo, una lectura cuidadosa de todo el texto de Ireneo

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

permite inferir que, al mencionar Ireneo la figura de «Juan, el discípulo del Señor que se reclinó sobre su pecho», se refiere inequívoca y consistentemente al
p. 11
apóstol Juan.10 En efecto, Ireneo menciona:

«[...]todos los presbíteros de Asia que, viviendo en torno a Juan, de él lo escucharon, puesto que éste vivió con ellos hasta el tiempo de Trajano. Algunos
de ellos vieron no sólo a Juan, sino también a otros Apóstoles, a quienes han escuchado decir lo mismo.»21 «[...]Por fin Juan, el discípulo del Señor
«que se había recostado sobre su pecho» (Jn 21:20; 13:23), redactó el Evangelio cuando residía en Efeso[...]»20

Ireneo de Lyon

La frase de Ireneo: «... no solamente vieron a Juan, sino también a otros apóstoles...» implica directamente que Ireneo, al mencionar a Juan, se refiere a un
p. 124
apóstol, es decir, al hijo de Zebedeo. R. A. Culpepper,12 quien no reconoce a Juan hijo de Zebedeo como «Discípulo Amado», señala sin embargo que
resulta difícil dudar de que Ireneo, al mencionar a «Juan el discípulo del Señor», se refiera a otro que no sea Juan el Apóstol. A Ireneo de Lyon se suman ciertos
matices de Eusebio de Cesarea66 y, con mayor énfasis, el apócrifo «Hechos de Juan» que identifica al apóstol Juan como aquél que se reclinó sobre el pecho de
Jesús en la Última Cena.

El apócrifo «Hechos de Juan»,67 datado de la segunda mitad del siglo II, insiste en los detalles ya conocidos por los evangelios canónicos que refieren la
personalidad del apóstol. Narra la vocación de Juan y su hermano Santiago al apostolado (Hechos de Juan 88:2, paralelo de Marcos 1:19), como también el
episodio de la Transfiguración (Hechos de Juan 21 y 90; paralelos de Mateo 17:1-9). El gesto de reclinarse sobre el pecho de Jesús durante la Última Cena, que
se atribuye al «Discípulo Amado» en Juan 13:23, se señala en los Hechos de Juan 89, como si se tratara de una actitud habitual de Juan el Apóstol. Es posible
que los «Hechos de Juan» sean anteriores a los escritos de Ireneo de Lyon, de Tertuliano y de otros escritores que aparecen como testigos de esas tradiciones.
Por esa razón, los «Hechos de Juan» no podrían nunca ser deudores de las obras de otros autores.

El escritor Orígenes (185-254), principal referente teológico del cristianismo hasta Agustín de Hipona, apunta una y otra
vez:

Juan, el hijo de Zebedeo, dice en su Apocalipsis[...] [...]Una vez más, en su descripción del Logos de Dios en el
Apocalipsis, el Apóstol y Evangelista (y el Apocalipsis le da también el título de profeta) dijo que vio la Palabra de Dios
en el cielo abierto[...] [...] ¿Qué vamos a decir de él, que se apoyó en el pecho de Jesús, a saber, Juan, que dejó un
Evangelio, a pesar de confesar que él podría hacer tantos que el mundo no los contendría? Pero también escribió el
Apocalipsis [...]. 43

Orígenes, «Comentario sobre el Evangelio de Juan»

Muchos académicos que no aceptan la opción de Juan el Apóstol como «Discípulo Amado» han desconsiderado las
evidencias patrísticas mencionadas. Esta tendencia fue puesta en evidencia recientemente por el profesor Donald
Carson.68 Nota 11 En efecto, alguna falta de explicitación por parte de varios Padres de la Iglesia en la identificación
Orígenes (185-254), identificó a Juan, plena de «Juan, el hijo de Zebedeo», o de «Juan el Apóstol» con «Juan el discípulo» o con el «Discípulo Amado», se ha
hijo de Zebedeo como el «Discípulo de contrastar con la sugestiva ausencia total de referencias explícitas de los restantes candidatos a «Discípulo Amado»
Amado», autor del Evangelio por parte de los mismos Padres (ver más adelante).
homónimo y del Apocalipsis.
Argumentos fundados sobre el análisis externo comparado

Algunos argumentos a favor de la identificación de Juan el Apóstol con el «Discípulo Amado» surgen del análisis comparado entre el Evangelio de Juan, los
pp. 23-28;53 68 69 70 71 72 73 74 75 76 15 77 78 79 80
Evangelios sinópticos y los Hechos de los Apóstoles,10 y pueden resumirse brevemente en los siguientes
puntos:

1. La manera vívida y pormenorizada con que el Evangelio de Juan describe las escenas, y sus expresas afirmaciones, ponen de manifiesto que su autor
intelectual primario (es decir, quien lo predicó inicialmente) fue un testigo presencial de los sucesos (Juan 1:14 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Juan1%3A14;&version=RVR1960;); Juan 19:35 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan19%3A35;&version=RVR1960;); Juan
21:24 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan21%3A24;&version=RVR1960;)), uno de los más íntimos de Jesús, seguramente un apóstol.
Jesús tenía tres apóstoles a los cuales distinguió: Pedro, Juan y Santiago o Jacobo (Marcos 5:37 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Marcos5%3A37;&version=RVR1960;); Marcos 9:2 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos9%3A2;&version=RVR1960;);
Marcos 14:33 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos14%3A33;&version=RVR1960;)). Pedro se diferencia del «Discípulo Amado»,
porque aparecen claramente identificados como personas distintas (Juan 13:23-24 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan13%3A23-
24;&version=RVR1960;); Juan 20:2-10 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan20%3A2-10;&version=RVR1960;); Juan 21:20
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan21%3A20;&version=RVR1960;)). Santiago el Mayor (traducido a veces como Jacobo) tampoco
puede ser el «Discípulo Amado», porque murió tempranamente (Hechos 12:1-2 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos12%3A1-
2;&version=RVR1960;)), mientras que el «Discípulo Amado» llegó, por su longevidad, a adquirir fama de inmortalidad (Juan 21:23
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan21%3A23;&version=RVR1960;)).

1. El «Discípulo Amado» participó de la Última Cena a la cual, según los Evangelios sinópticos, tuvieron acceso «los Doce» (Marcos 14:16-17
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos14%3A16-17;&version=RVR1960;); Mateo 26:19-20 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Mateo26%3A19-20;&version=RVR1960;)), los Apóstoles (Lucas 22:13-14 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Lucas22%3A13-
14;&version=RVR1960;)).
2. El «Discípulo Amado» y Simón Pedro llevaron una amistad abierta (Juan 13:23-25 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan13%3A23-
25;&version=RVR1960;); Juan 20:2-9 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan20%3A2-9;&version=RVR1960;)), que en el libro de los
Hechos de los Apóstoles se pone de manifiesto en el trabajo apostólico conjunto de Pedro y Juan, tanto en la predicación en Jerusalén (Hechos 3:1-9
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos3%3A1-9;&version=RVR1960;)) como en la predicación en Samaría (Hechos 8:14-15
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos8%3A14-15;&version=RVR1960;)). El único vínculo con el ministerio de Jesús en Samaría
relatado por el Evangelio de Juan parece encontrarse en la predicación de Pedro y Juan el Apóstol en los Hechos de los Apóstoles.

pp. 75-76
P. Parker,81 y otros autores críticos de la postura que interpreta que Juan el Apóstol es el «Discípulo Amado» (por ejemplo, R. A. Culpepper12 ),

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

pp. 75-76
P. Parker,81 y otros autores críticos de la postura que interpreta que Juan el Apóstol es el «Discípulo Amado» (por ejemplo, R. A. Culpepper12 ),
implican que los argumentos centrados en el análisis comparado del Evangelio de Juan con los otros evangelios da lugar a ciertos cuestionamientos
hermenéuticos, es decir, de interpretación. Así, el Evangelio de Juan no hace referencia a ninguno de los pasajes sinópticos de los cuales Juan el Apóstol fue
testigo privilegiado (la resurrección de la hija de Jairo, la Transfiguración de Jesús, el discurso en el Monte de los Olivos o la plegaria de Jesús en el huerto de
Getsemaní), ni hace referencia a un «círculo de dilectos», ni tampoco menciona una relación entre Pedro y Juan. Estas críticas son argumentaciones edificadas
sobre la base de pruebas negativas: el hecho de que el Evangelio de Juan no haga referencia a ningún pasaje que tuviera a Juan como testigo privilegiado no
permite aseverar que no lo fuera; por lo tanto, esas críticas no son científicamente concluyentes. Pero los críticos se preguntan cuáles son los elementos con que
cuenta un lector del Evangelio de Juan para interpretar la figura del «Discípulo Amado» a partir de esa sola lectura, sin necesidad de recurrir a los Padres de la
Iglesia o a los Evangelios sinópticos para descifrar su identidad.

Argumentos fundados sobre el análisis interno del Evangelio de Juan

Presencia en la Última Cena

P. Parker funda buena parte de sus críticas en que la identificación del hijo de Zebedeo como «Discípulo Amado» depende
excesivamente de los Evangelios sinópticos, que aseguran que sólo «los Doce» estuvieron presentes en la Última Cena.81
Indirectamente, esta postura sostiene la hipótesis de la independencia total del Evangelio de Juan con respecto a los Evangelios
sinópticos, y afirma que las similitudes con estos podrían explicarse satisfactoriamente por la tradición oral y por las ideas
difundidas en el ambiente religioso en que se hallaba el Evangelista.

En efecto, el Evangelio de Juan, no hace expresa mención de la presencia exclusiva del grupo de «los Doce» apóstoles en la
Última Cena, la cual aparece únicamente en los Evangelios sinópticos. Este silencio acerca del grupo de «los Doce» en el
Evangelio de Juan es usado como argumento para sugerir que, en la Última Cena, no solamente habrían estado presentes «los
Doce» sino también otros discípulos, y que el «Discípulo Amado» podría no pertenecer al «grupo de los Doce». Nuevamente,
se trata de una argumentación sobre una prueba negativa y, por lo tanto, meramente especulativa. La debilidad de esta
argumentación radica en que, en el mismo Evangelio de Juan, no aparece mencionado en la Última Cena ninguna persona que «Curación del lisiado». El
no sea un apóstol (Simón Pedro, Felipe, Tomás, Judas Iscariote, y «Judas –no el Iscariote–» que es una probable referencia a fresco, inspirado en el pasaje
Judas Tadeo). Más aún, el Evangelio de Juan hace uso de un término clave: «elegir», como distintivo del escogimiento del de los Hechos de los
«grupo de los Doce» por parte de Jesús: Apóstoles en el que Pedro y
Juan sanan al lisiado en la
puerta del templo, fue
Jesús les respondió: «¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce?...»
realizado en 1425 por
Discurso del Pan de Vida en Juan 6:69 Masolino da Panicale (1383–
1440) y se encuentra en la
Llamativamente, en la Última Cena del Evangelio de Juan, vuelve a aparecer el verbo «elegir», sugiriendo que –también para Capilla Brancacci, en Santa
ese Evangelio– solamente estaban presentes «los Doce», los Apóstoles: Maria del Carmine, en
Florencia. En el Evangelio de
Juan, el «Discípulo Amado»
«No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto y que aparece junto a Pedro en 6 de
vuestro fruto permanezca.» las 7 veces que es
mencionado. La amistad
Discurso de la Última Cena, en Juan 15:16 registrada entre Pedro y el
«Discípulo Amado» se
Ausencia de un «Grupo de Dilectos» en el Evangelio de Juan asemeja a la que, en el libro
de los Hechos de los
Críticos como Parker atacan el argumento que refiere la preferencia de Jesús por los tres discípulos Pedro, Santiago y Juan.81 Apóstoles, se verifica entre
Esta «preferencia» no aparece en el Evangelio de Juan, en el que no se hace referencia alguna a un círculo de apóstoles dilectos Pedro y Juan.
dentro del grupo de «los Doce».

Quienes sustentan que Juan el Apóstol sería el «Discípulo Amado»,74 sostienen que el autor del Evangelio de Juan habría conocido a alguno o a varios de los
Evangelios sinópticos (particularmente el de Lucas y/o el de Marcos)83 y que, eventualmente, podría haber utilizado esos materiales (o haberlos dado por
supuestos) para componer su obra. Por ejemplo, la única mención directa e inesperada de «los hijos de Zebedeo» en el Evangelio de Juan, sin haberlos
presentado previamente (a diferencia de los demás Apóstoles, que son introducidos en varios otros pasajes previos) implica que los lectores del Evangelio de Juan
conocían perfectamente quienes eran «los hijos de Zebedeo», ya sea por el acceso a los Evangelios sinópticos, ya porque la comunidad en la que se escribió el
Evangelio de Juan sabía muy bien de quienes se trataba.

Más aún, cuando el Evangelio de Juan menciona al grupo de «los Doce» (sólo en 4 oportunidades: Juan 6:67 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Juan6%3A67;&version=RVR1960;); Juan 6:70-71 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan6%3A70-71;&version=RVR1960;); Juan
20:24 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan20%3A24;&version=RVR1960;)), lo hace al pasar sin hacer nunca una introducción a su
significado, lo que parece dar por supuesto su conocimiento por parte de los lectores del Evangelio. De hecho, estas menciones tienen afinidad con los
p. 237
Evangelios sinópticos y podrían tener su origen en alguna de las fuentes utilizadas por estos.14

Por su parte, en todo el Evangelio de Juan jamás son mencionados los apóstoles Santiago y Juan.84 En ese marco, cabe preguntarse si tendría sentido exigir al
Evangelio de Juan la referencia al «círculo de dilectos», aquel grupo dentro de «los Doce» constituido por los discípulos preferidos por Jesús (Pedro, Santiago y
Juan). ¿Cómo hacer referencia a un «círculo» de cuyos tres miembros no fueran mencionados dos? Por las mismas razones, en el caso de que las comunidades en
las cuales se difundió el Evangelio de Juan tuvieran acceso a alguno de los Evangelios sinópticos, el autor del Evangelio de Juan no tendría razón para reiterar
pasajes como el de la Transfiguración de Jesús, relatado por los tres Evangelios sinópticos, en los cuales apareciera ese «círculo de dilectos» como testigos
privilegiados.

Conocimiento del Sumo Sacerdote

es.wikipedia.org/wiki/Juan_el_Apóstol 14/33
13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Llama la atención el pasaje en el cual un discípulo anónimo entra en la casa de Anás por ser «conocido del Sumo
Sacerdote» Caifás, e incluso obtiene permiso para que Simón Pedro haga otro tanto.

Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el
atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido
del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.

Juan 18:15-16

Según Jerónimo de Estridón en su epístola 127, 5 (ad Principiam), Juan el Apóstol era conocido del sumo sacerdote.85
pp. 118-119
Raymond E. Brown sugiere la identificación del «Discípulo Amado» con este discípulo anónimo.4 Esto
suscita también dificultades para la identificación de Juan el Apóstol. ¿Cómo podría el hijo de Zebedeo, un pescador de
Galilea, ser conocido del Sumo Sacerdote?

Según Drum, existe una paráfrasis del Evangelio de Juan (la llamada Metabole kata Ioannou) escrita por el griego
Nonnus de Panopolis, que data de la primera mitad del siglo V, en la cual ya se identificaba al «discípulo sin nombre»
del pasaje anterior como un joven pescador.86 De allí se sugirió que la empresa pesquera de los Zebedeo podría
involucrar la provisión de pescado a Jerusalén y al templo (o a la casa del Sumo Sacerdote) como posibles destinos del
producto.

Por otra parte, un manuscrito del siglo XIV o XV, Historia passionis Domini, informa que el llamado Evangelio de los
75 (papiro 75) que Nazarenos contenía la misma explicación: «En el Evangelio de los Nazarenos, se da la razón por la cual Juan era
Imagen del
conocido del Sumo Sacerdote. Como era el hijo del pobre pescador Zebedeo, el había llevado con frecuencia pescado al
muestra el final del Evangelio de
Lucas y el comienzo del Evangelio de palacio de los sumos sacerdotes Anás y Caifás».87 Algunos estudiosos que mantienen una postura crítica prefieren
pp. 91 y 101 suponer que el «Discípulo Amado» debería tener conocimiento del Sumo Sacerdote por tratarse de un personaje
Juan. 3 El 75 es un hipotéticamente vinculado al templo, cuya identidad no resulta explícita hasta hoy. Brian J. Capper sugiere que el
códice (libro) datado «Discípulo Amado» sería un aristócrata, miembro sacerdotal de un «barrio asceta», situado en la prestigiosa colina
aproximadamente de 175-225 d. C. suroeste de Jerusalén, quien habría sido anfitrión de Jesús en la Última Cena.88
Según la clasificación de Aland y
p. 335
Aland, 3 es un papiro de Posible vínculo con María, madre de Jesús
Categoría I. Incluye los Papyrus
Bodmer XIV-XV y abarca vastas En un pasaje referido a la crucifixión de Jesús, dice el Evangelio de Juan:
secciones de los evangelios citados.
Constituye el manuscrito más antiguo
encontrado que mantiene unidos a dos Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
evangelios y fue interpretado como
evidencia de que las comunidades Juan 19:25
cristianas primitivas ya manejaban
estos materiales como una unidad. A partir del texto surge la pregunta: ¿quién era «la hermana de su madre»? En su obra La muerte del Mesías, Raymond
Perteneció a la Fundación Bodmer de E. Brown ofrece un posible cuadro comparativo de las mujeres que aparecen en la escena de la crucifixión en los
Cologny (Ginebra). En 2007, fue distintos evangelios, a fin de tratar de aclarar la cuestión de la identidad,6 cuadro que se resume en la Tabla 1. Brown
donado a la Biblioteca Apostólica parte de un supuesto al que considera verosímil: de que Juan 19:25 trata de 4 mujeres que se citan en la primera columna
Vaticana donde se conserva. 82 p. 8
de la Tabla 1, interpretación que, según Culpepper,12 asume la mayoría de los intérpretes. En efecto, según
Bauckham y Rivas el texto del Evangelio de Juan permite entender que estas mujeres eran dos, tres o cuatro, según se
p. 204-205;14 p. 496;Nota 12
coloquen los signos de puntuación.89

Tabla 1: Posible identificación de las mujeres presentes en la escena de la crucifixión de Jesús en


los distintos evangelios, según R.E. Brown
Juan 19:25 Marcos 15:40-41 Mateo 27:55-56 Lucas 23:49
Su madre -- -- ---
La hermana
Salomé Madre de los hijos de Zebedeo ---
de su madre
María de María la madre de Santiago el
María madre de Santiago y de José ---
Cleopás Menor y de Joset
«Crucifixión» (1873), de Evgraf María
María Magdalena María Magdalena ---
Semenovich Sorokin. El llamado Magdalena
«Stabat Mater» («la Madre Muchas otras mujeres que habían Muchas mujeres que habían Las mujeres que lo habían
estaba») es un tema en el arte ---
subido con él a Jerusalén seguido a Jesús desde Galilea acompañado desde Galilea
cristiano que representa a María,
madre de Jesús, durante la La madre de Jesús («su madre») aparece solamente en el Evangelio de Juan. María Magdalena aparece en todas las escenas
crucifixión de su hijo. En este tipo de crucifixión, con excepción del Evangelio de Lucas. También aparece con notable frecuencia otra mujer llamada «María»,
de representaciones, María está a la cual Mateo y Marcos identifican a través de sus hijos Santiago y José/Joset. Hay probabilidades de que esta María sea la
casi siempre de pie, a la derecha misma persona a la que Juan se refiere como «María de Cleopás» (éste último haría referencia al nombre del marido –según
de Jesús (es decir, a la izquierda la tradición cristiana– o del padre.91 92
del cuadro), y Juan el Apóstol,
también de pie y a menudo con Finalmente, en Marcos y Mateo aparece otra mujer mencionada por su nombre: «Salomé». En Mateo 20:20 aparece como
túnica roja, a la izquierda del «la madre de los hijos de Zebedeo» la misma mujer que Marcos identifica como «Salomé». Si se interpreta que las mujeres
crucificado. 90 citadas por los evangelistas son las mismas, se podría inferir que Salomé era, no solo la madre de los apóstoles Santiago y
Juan, sino también la hermana de la madre de Jesús. Sin embargo, el mismo Brown en la obra citada, y Culpepper señalan
que el riesgo de realizar esta inferencia es evidente, pues depende de la suposición de que los evangelistas estén nombrando a las mismas mujeres, aunque con

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

pp. 9 y 74 p. 9
diferentes formas de identificación.12 Según Culpepper,12 , esta interpretación implicaría que Juan el Apóstol sería sobrino de María, la madre de
Jesús. Esto apoyaría la hipótesis de Juan como «Discípulo Amado» ya que ayudaría a explicar, desde un punto de vista meramente humano, por qué Jesús habría
confiado su madre al Apóstol. A favor de esta intepretación se hallaría la idea de que el Evangelio de Juan, que veló el nombre de Juan el Apóstol, también
habría velado el nombre de su madre Salomé. Contra esta identificación, se han dado muchas otras interpretaciones del nombre «Salomé» que en nada se
relacionan con «la hermana de su madre» (por ejemplo la interpretación de Sivertsen de que «Salomé» formaría parte de la familia de José de Nazaret, y no de la
de María, madre de Jesús).93

R. Bauckham no coincide con Brown en cuanto a los paralelismos entre los Evangelios.89 Nota 13 Los versículos citados en la Tabla 1 contribuyeron al origen de
la llamada hipótesis de las «Tres Marías», largamente discutida en la historia del cristianismo.

Las interpretaciones de las identidades de estas mujeres exceden los alcances de este artículo e incluyen argumentos que involucran tanto los principios de
diferentes confesiones cristianas como elementos filológicos e históricos. El pasaje se presta para muy diferentes análisis y razonamientos. Por ejemplo, Richard
Bauckham toma distancia del argumento de Brown al comentar que las identificaciones de la Tabla 1 presentan un sustento racional exiguo, ya que los
Evangelios sinópticos establecen que muchas mujeres (que seguían a Jesús desde Galilea) estaban presentes al momento de la crucifixión y que los nombres
p. 210 p. 237
«María» y «Salomé» eran muy comunes entre las mujeres judías de Palestina.89 Para Bauckham, Salomé está ausente de la escena en Juan 19:25.89
En cualquier caso, conviene no perder de vista que en ningún momento el Evangelio de Juan se refiere a la existencia de un parentesco carnal entre la figura del
«Discípulo Amado» y la madre de Jesús. Independientemente de que ese parentesco haya existido o no, el Evangelio parece estar mucho más interesado en
señalar a los ojos del lector el surgimiento de un vínculo de orden espiritual entre estos dos personajes (aunque el concepto católico de la maternidad espiritual de
p. 1331-1332
María sobre cada creyente es un desarrollo posterior, ya que aparece en Oriente con Jorge de Nicomedia en el siglo IX, como comenta Brown).4

p. 124
Siempre según Raymond Brown,4 la posibilidad de que el apóstol Juan fuese sobrino de María, madre de Jesús, podría ayudar a explicar sus relaciones
con el sacerdocio (v. gr., Caifás) pues María tenía parientes en la familia sacerdotal según el Evangelio de Lucas: María era pariente de Isabel (Lucas 1:36
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Lucas1%3A36;&version=RVR1960;)), quien estaba casada con el sacerdote Zacarías (Lucas 1:5
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Lucas1%3A5;&version=RVR1960;)).

Independientemente de estos puntos de análisis crítico, existen otras derivaciones apologéticas y populares de las
pp. 1329-1330
cuales Raymond Brown cita algunas.4 Los versículos de Juan 19:25-27
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan19%3A25-27;&version=RVR1960;) referidos a la madre de
Jesús y al «Discípulo Amado» quizá hayan iniciado la tradición cristiana según la cual Juan el Apóstol, cuando se
trasladó a Éfeso, habría llevado consigo a María, madre de Jesús. Los restos de la Casa de la Virgen María, al sur de
p. 65
la ciudad, son considerados por los cristianos ortodoxos en general como el lugar donde habrían vivido.12 Esta
tradición lleva consigo el aval de la beata mística Anne Catherine Emmerich (1774-1824), quien describió a la
perfección la casa sin haber visitado jamás el lugar, y antes de que se realizara el descubrimiento arqueológico de sus
restos a principios de la década de 1890.94
La Casa de la Virgen María, restaurada
sobre los restos arqueológicos encontrados La existencia de un silencio llamativo
en 1891 en la colina de Panaya Kapulu, a 8
km de Selçuk (Éfeso).
A partir de los datos mencionados se infiere que el Evangelista parece querer guardar la identidad de la figura del
«Discípulo Amado» a propósito, siendo que jamás explicita su nombre. Pero existen en el Evangelio de Juan otras
figuras que parecen deliberadamente ausentes, considerando los niveles de importancia que les prodigan otros escritos neotestamentarios.

Esto conduce al que quizá sea uno de los mayores enigmas del Evangelio de Juan a favor de la identificación de Juan, hijo de Zebedeo, como el «Discípulo
Amado». ¿Por qué no se hace mención de Juan el Apóstol siquiera una vez en el Evangelio de Juan siendo que, por dar un ejemplo, Simón Pedro es mencionado
40 veces?Nota 14 John Chapman señala este aspecto llamativo del Evangelio de Juan:84 su silencio absoluto respecto de Juan el Apóstol, de su hermano
Santiago el Mayor, y aún de la misma expresión indirecta de «hijos de Zebedeo» que aparece únicamente en Juan 21:2, un apéndice que la gran mayoría de los
estudiosos clasifica como un agregado posterior a la redacción del corpus del Evangelio. Este silencio absoluto es tanto más sugestivo cuanto que Juan el Apóstol
aparece 17 veces en los Evangelios sinópticos, Santiago el Mayor 15 veces y la expresión «hijos de Zebedeo» –sin nombrarlos expresamente– 3 veces.Nota 15
Como se mencionó, en el Evangelio de Juan, el otro apóstol que pertenecía al círculo de predilectos de Jesús, Pedro (mencionado como tal o como «Simón
Pedro», «Simón llamado Pedro», o «Cefas») es mencionado 40 veces, lo que significa un número sustancialmente mayor que en los Evangelios de Mateo (26),
Marcos (25) o Lucas (29).

Pedro, Andrés: 5 Santiago Juan: 0


Simón o :0
Simón
Pedro:
40

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Felipe: 12 Judas –no el Tomás: 7 Judas


Iscariote– Iscariote: 11
(probable
Judas Tadeo):
1

Número de veces que, según John Chapman,84 aparecen mencionados algunos de los apóstoles en el Evangelio de Juan. «La omisión de Juan en Juan» es el
subtítulo con el que John Chapman argumenta la ausencia del apóstol Juan (al igual que la de su hermano Santiago) en el Evangelio de Juan. Este silencio
sugestivo, comparable al silencio sobre la identidad del «Discípulo Amado» es, desde el trabajo científico de Chapman, uno de los argumentos más utilizados a
favor de la identificación de Juan el Apóstol como «el discípulo a quien Jesús amaba».

Más aún, otros apóstoles del grupo de «los Doce» que no pertenecían a ese círculo de preferencia también son mencionados con frecuencia: Andrés, Felipe,
Tomás y Judas Iscariote son mencionados más veces que en cualquier otro Evangelio. La dificultad permanece: ¿por qué el Evangelio de Juan no menciona a
Juan el Apóstol y a Santiago, dos de los tres más reconocidos miembros de la primera comunidad cristiana según los restantes escritos neotestamentarios? El
escriturista Luis H. Rivas, quien sostiene que Juan el Apóstol no es el «Discípulo Amado», señala: «no se ha encontrado una explicación satisfactoria para este
p. 37
silencio».14

A partir de J. de Maldonado,95 se postula una explicación plausible: que la comunidad cristiana de Asia, durante la redacción final del Evangelio de Juan, pudo
velar el nombre de Juan el Apóstol bajo el título de «Discípulo Amado», cuya persona y méritos habrían conocido personalmente. El silencio del Evangelio de
Juan sobre la figura de Juan el Apóstol parece tan deliberado como el silencio sobre la identidad del «Discípulo Amado». Este punto es reconocido por Sanders
(quien, recordemos, hipotetiza en contra de la identificación de Juan el Apóstol como el «Discípulo Amado») al decir que se trata de una «argumentación
p. 43
sustancial» a favor de Juan, hijo de Zebedeo.64

Otros personajes propuestos como «Discípulo Amado»

Se han esgrimido hipótesis muy variadas respecto de la identidad del «Discípulo Amado»: que sería Lázaro,96 97 98 Juan Marcos,99 100 o Matías el Apóstol,101
o Pablo de Tarso,102 o la mujer samaritana.103 También se ha propuesto que sería un sacerdote o alguien allegado al Templo, conocido del Sumo Sacerdote
(Juan 18, 15),104 ya que la figura del «Discípulo Amado» sólo aparece en la segunda mitad del Evangelio, durante la pasión, muerte y resurrección de Jesús en
Jerusalén. Estas opciones, cuyo análisis detallado excede a este artículo, se discuten más ampliamente en otro («El discípulo a quien Jesús amaba»). Posiblemente
las opciones que más resonancia tuvieron hayan sido la de Lázaro y de Juan Marcos, algunas de cuyas fortalezas y debilidades se comparan de forma
pp. 111-125;12 pp. 56-88;105
esquemática con las de Juan el Apóstol en la Tabla 2, considerando referencias generales,4 a las que se suman otras incluidas en la
misma tabla.

Tabla 2: Comparación de algunos personajes propuestos como «Discípulo Amado» respecto de puntos que facilitarían una
argumentación positiva
Puntos Juan el Apóstol Lázaro Juan Marcos Juan el Presbítero
Incierta: no hay ninguna referencia directa en los
evangelios que avale su presencia. La casa familiar
de Juan Marcos se ubicaba en Jerusalén (Hechos
Muy incierta: no hay ninguna 12:12 (http://www.biblegateway.com/passage/? Al presente, no hay referencia
Presencia en La opinión mayoritaria es que su presencia es
referencia directa en los search=Hechos12%3A12;&version=RVR1960;)) alguna de la presencia de un
la Última cierta, sobre la base de los evangelistas
evangelios que avale la presencia pero eso no significa necesariamente que haya sido «Juan» distinto del apóstol en
Cena sinópticos (Mateo 26:20; Marcos 14:17)
de Lázaro en la Última Cena. la locación de la Última Cena ni, menos aún, la Última Cena.
sustenta la especulación de la presencia de Juan
Marcos, cuyo nombre no aparece en ningún
evangelio canónico.
Posible, parece haber tenido parientes en la clase
sacerdotal. Bernabé era familiar directo suyo
Incierto, si se especula con la dificultad de que
(Colosenses 4:10
Acceso a la un pescador galileo fuera conocido del Sumo Posible, si se tratara de
Posible, si se especula con su (http://www.biblegateway.com/passage/?
casa de Sacerdote (las explicaciones y antecedentes alguien relacionado con la
pertenencia a la clase sacerdotal. search=Colosenses4%3A10;&version=RVR1960;))
Caifás brindados por Drum86 no satisfacen a quienes clase sacerdotal.
y levita (Hechos 4:36
esgrimen otras teorías).
(http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Hechos4%3A36;&version=RVR1960;)).
Cierta, pero bastante posterior a los hechos
narrados en los evangelios. Aparece en Hechos
La opinión mayoritaria es que existía una 12:6-12 (http://www.biblegateway.com/passage/?
asociación estrecha cierta entre Juan y Pedro,
Al presente, no hay evidencia search=Hechos12%3A6-12;&version=RVR1960;),
Relación con según los Evangelios sinópticos y los Hechos Al presente, no hay evidencia
alguna de un vínculo entre Lázaro en ocasión de la liberación de la prisión de Pedro,
Pedro de los Apóstoles, lo cual argumenta a favor de situada antes de la Pascua de 44. También en alguna.
y Simón Pedro.
la hipótesis de Juan el Apóstol como 1Pedro 5:13
«Discípulo Amado» (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=1Pedro5%3A13;&version=RVR1960;).

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Quienes consideran que la madre de Juan sería


Salomé, que Salomé sería «la hermana de la
madre de Jesús» (Juan 19:25
Relación con
(http://www.biblegateway.com/passage/?
María, Al presente, no hay evidencia Al presente, no hay evidencia
search=Juan19%3A25;&version=RVR1960;)) Al presente, no hay evidencia alguna.
madre de alguna. alguna.
y que, por lo tanto Juan sería sobrino de María,
Jesús
señalan esta relación como justificativo
razonable del encargo de Jesús crucificado.
Esta interpretación no es unánime.
Si el «Discípulo Amado» se vincula
estrechamente con la autoría del Evangelio,
algunos críticos señalan que un hombre con la
Vinculación cultura de un pescador de Galilea no podría
del haberlo escrito. Sin embargo, Carson
«Discípulo argumenta que, en los Hechos de los Apóstoles, ¿Vinculado a la clase sacerdotal, ¿Vinculado a la clase sacerdotal, con mayor ¿Vinculado a la clase
Amado» con el Gran Sanedrín se asombró sobre la valentía con mayor cultura? cultura? sacerdotal, con mayor cultura?
la autoría del (¿y competencia?) de Pedro y Juan para
Evangelio de p. 74;
Juan predicar.15 Nota 16 Por lo demás, este

punto presenta variantes, por cuanto hoy se


discuten también los alcances de la autoría por
parte del «Discípulo Amado».
Silencio
absoluto y
simultáneo en No hay explicación para el silencio del
el Evangelio Cuarto Evangelio. El análisis del
de Juan Evangelio de Juan es indicativo de la
respecto de consideración de Lázaro como persona
La comunidad joánica podría haber velado la No se presentó ninguna
Juan el amada por Jesús (Juan 11
identidad del apóstol, que llamativamente no No se presentó ninguna explicación sobre el tema, explicación sobre el tema, ni
Apóstol y del (http://www.biblegateway.com/passage/?
es mencionado ni una vez en todo el Evangelio ni hay respaldo interno en el Evangelio de Juan. hay respaldo interno en el
«Discípulo search=Juan11;&version=RVR1960;)),
de Juan, bajo el título de «Discípulo Amado». Evangelio de Juan.
Amado» - pero no se explica la razón por la cual
Otros Lázaro sería a veces mencionado por su
elementos nombre, y otras veces con el epíteto de
internos del «Discípulo Amado».
Cuarto
Evangelio
En los Padres, ausencia de
identificación de Juan el
Presbítero con el «Discípulo
Amado». Trebilco argumenta
Referencias lo contrario, pues Eusebio de
en escritos de Cesarea señala el testimonio
Ireneo de Lyon y Orígenes, entre otros, dan
los Padres de Ausencia de referencias de Lázaro de Papías de Hierápolis a
sustento a esta postura. El libro apócrifo Ausencia de referencias de Juan Marcos en calidad
la Iglesia y en en calidad de «Discípulo Amado» favor de la existencia de un
«Hechos de Juan» también se refiere al apóstol de «Discípulo Amado» por parte de los Padres de la
materiales por parte de los Padres de la Juan al cual los autores
Juan como aquél que reclinó la cabeza sobre el Iglesia o en apócrifos tempranos
apócrifos de Iglesia o en apócrifos tempranos. contemporáneos identifican
pecho de Jesús.
los siglos II- como «Juan el Presbítero».19
p. 253,Nota 17
III Pero ni Papías ni
Eusebio vinculan a «Juan el
Presbítero» con la figura del
«Discípulo Amado» o con la
autoría del Evangelio de Juan.

Corolario
En resumen, existen objeciones para considerar a Juan el Apóstol como «Discípulo Amado», particularmente si no se consideran los elementos en conjunto, sino
aisladamente del resto. Entre éstas se encuentra la dificultad de acceso a la casa de Anás por parte de un pescador de Galilea (aunque en ese pasaje no se explicita
que se trate del «Discípulo Amado»). La necesidad de recurrir a los Evangelios sinópticos para conocer quienes eran los discípulos preferidos por Jesús de
Nazaret es también un impedimento en el reconocimiento de Juan el Apóstol como «Discípulo Amado» para quienes apuntan a una interpretación del Evangelio
de Juan por sí solo, sin dependencia alguna de los sinópticos. Cabe, sin embargo, objetar que, en el caso de querer explicar el Evangelio de Juan sin
conocimiento alguno de los Evangelios sinópticos, muchas otras de sus expresiones internas quedarían también sin explicación o sustento (por ejemplo, el
conocimiento de qué era el grupo de «los Doce»).

Por otra parte, la presentación de personajes (Lázaro, Juan Marcos, Juan el Presbítero, la mujer samaritana, Pablo, etc.) distintos de Juan el Apóstol en calidad de
presunto «Discípulo Amado», requiere de llamativos supuestos que parecen satisfacer poco; por ejemplo:

suponer que en la Última Cena había discípulos que no pertenecían al grupo de «los Doce», de lo cual no hay evidencias positivas, no sólo en los
Evangelios sinópticos, sino en el propio Evangelio de Juan (donde no parece mencionarse explícitamente en la Última Cena a nadie que no sea del
grupo apostólico);
suponer que un discípulo tan importante, como para recibir el epíteto de «discípulo a quien Jesús amaba», ni siquiera aparece mencionado en los
restantes evangelios (tal el caso de Juan Marcos, Juan el Presbítero, Lázaro, la mujer samaritana o Pablo de Tarso, etc.).
suponer la ausencia de toda referencia vinculada con el discípulo a quien Jesús amaba de los restantes candidatos por parte de los Padres de la
IglesiaNota 18 o de autores apócrifos de los siglos II y III, siendo esperable que la persona que representara a una figura de tamaña envergadura como
el «Discípulo Amado» tuviera una cierta repercusión en los documentos redactados en los dos siglos posteriores a la composición del Evangelio de

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Juan.
suponer que la ausencia absoluta en el Evangelio de Juan del nombre de dos de los tres apóstoles preferidos de Jesús (Juan y su hermano Santiago)
es fruto de la casualidad, del olvido o del desinterés.

El proceso de identificación racional del «Discípulo Amado» dista mucho de haber llegado a su fin y es difícil que, con los elementos con que se cuenta hoy, se
alcance una identificación plena que satisfaga a todos. Sin embargo este proceso no resultó vano pues permitió enriquecer con numerosos elementos de
interpretación, tanto el conocimiento de los académicos en general como la espiritualidad de aquellos interesados por descubrir posibles enseñanzas del Evangelio
de Juan (como ejemplo de esto último, se encuentra la interpretación simbólica del «Discípulo Amado» como «el discípulo ideal», que se tratará a continuación).

A partir de Ireneo de Lyon, los cristianos comenzaron a llamar a Juan el Apóstol con el epíteto de «Episthetios» (de epì tò stêthos), que significa «sobre el
pecho» (de Jesús).106 De allí que las Iglesias en general continúan interpretando al «Discípulo Amado» como Juan el Apóstol. Así lo celebra la Iglesia Católica
en la liturgia del 27 de diciembre, festividad de «San Juan, Apóstol y Evangelista».107 Aún teniendo como opción la elección de alguna perícopa de los
Evangelios sinópticos que presente de forma explícita al hijo de Zebedeo, la Iglesia Católica adopta para la liturgia el pasaje correspondiente a Juan 20:2-8
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan20%3A2-8;&version=RVR1960;), en el cual no se menciona al hijo de Zebedeo, sino al discípulo a quien
Jesús amaba.

La imagen del discípulo ideal


Suponiendo que Juan el Apóstol fuera el «Discípulo Amado», aquél «que ha escrito estas cosas» (Juan 21:24
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan21%3A24;&version=RVR1960;)), seguramente era reconocido por la
comunidad en la que se desarrolló el Evangelio. Bajo tal supuesto se ha conjeturado que Juan pudo no mencionar su nombre
por una cuestión de honestidad intelectual, por creer que el principal inspirador de esos escritos era el Espíritu de Dios, «el
más profundo autor del Evangelio de Juan».108 Y también es posible que quisiera dejar, a través de la figura del «Discípulo
Amado», una imagen del discípulo ideal.4 104

Alv Kragerud postula que el «Discípulo Amado» sería una figura simbólica.109 Para esa interpretación, este autor se basa
particularmente en la relación entre el «Discípulo Amado» y Pedro. Sin embargo, una dificultad para considerar la figura del
«Discípulo Amado» solamente como un símbolo es que los restantes personajes asociados al «Discípulo Amado» (Simón «Despedida de Juan a María» es
Pedro, la madre de Jesús, y el mismo Jesús) son considerados por el autor del Evangelio como personajes históricos. Una una escena de retablo realizada
yuxtaposición de personajes históricos y simbólicos no tendría mucho sentido. T. Lorenzen señala que se debe considerar, por Duccio di Buoninsegna en
Siena entre 1308 y 1311,
además de la figura histórica del «Discípulo Amado», su significado simbólico.110 Según R. Bauckham, la imagen del
utilizando la técnica de témpera
«Discípulo Amado» en el cuarto Evangelio presenta al autor ideal.111 Su especial intimidad con Jesús, su presencia en los sobre madera. La escena es
eventos clave en la historia y su percepción de su significado lo califica para ser el testigo ideal de Jesús y por lo tanto el dominada por María, madre de
autor ideal de un Evangelio. Por su parte, Raymond E. Brown sostiene que resulta patente que el «Discípulo Amado» tiene Jesús, comunicando la proximidad
una dimensión figurada, que presenta rasgos de ejemplaridad y que, en muchas formas, es el modelo de cristiano. Sin de su muerte a Juan el Apóstol. A
embargo -agrega Brown- la dimensión simbólica no significa que el «Discípulo Amado» sea nada más que un mero la izquierda del cuadro, se cuentan
pp. 120-121
símbolo.4 doce apóstoles que incluyen a San
Pablo. La identificación del
Siguiendo esa línea de pensamiento y considerando la «dimensión figurada» antes mencionada, el discípulo ideal amado por «Discípulo Amado» como
el Señor sería aquél que: «modelo de discípulo» sugiere que
el «discípulo ideal» trataría a
tiene familiaridad con Jesucristo y recibe sus confidencias: se sienta junto a Jesús, y recibe la respuesta deMaría como a su propia madre.
Jesús (Juan 13:23-26 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan13%3A23-
26;&version=RVR1960;));
permanece junto a la cruz del crucificado y recibe a María como a su propia madre (Juan 19:25-27 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Juan19%3A25-27;&version=RVR1960;));
tiene familiaridad con Pedro, permanece junto a él y lo respeta (Juan 20:1-8 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan20%3A1-
8;&version=RVR1960;));
sabe reconocer al resucitado presente (Juan 21:1-7 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan21%3A1-7;&version=RVR1960;)),
y
permanece fiel, es decir, persevera hasta que Jesús vuelva (Juan 21:20-23 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan21%3A20-
23;&version=RVR1960;)).

Juan el Apóstol en la literatura apócrifa


Varios «libros apócrifos», que no fueron reconocidos como material inspirado por Dios por parte de las diferentes confesiones cristianas, presentan a Juan el
Apóstol en distintos pasajes, como protagonista de relatos prodigiosos, inclusive risueños,Nota 19 escritos buscando quizá despertar la admiración o la simpatía de
los lectores. Sin embargo, algunos pasajes presentes en esos libros permearon las artes e incluso las celebraciones litúrgicas. No dejan de tener importancia, no
solo como fuente de información, sino también como fundamento de un buen número de tradiciones, presentes todavía en nuestra cultura (en el arte, en la
literatura y en el folclore).

«Resurrección de «Martirio de San «San Juan en «Ascensión de San Detalle Detalle Detalle
Drusiana» Juan» Patmos» Juan»

es.wikipedia.org/wiki/Juan_el_Apóstol 19/33
13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

Detalle

La Storie di San Giovanni Evangelista es un conjunto de episodios atribuidos a Juan el Apóstol en escritos apócrifos y/o patrísticos. Donatello desarrolló
artísticamente la Storia entre 1434 y 1443 en la Sagrestia Vecchia (Antigua Sacristía), uno de los monumentos más importantes de la arquitectura de principios
del Renacimiento italiano, al que se accede desde el interior de la Basílica de San Lorenzo de Florencia. Realizados con la técnica suave y elegante del estuco
policromado en tonos blanco, rojo y azul, los episodios se ubican en sendos tondos monumentales de 2,15 m de diámetro situados en las pechinas de la
cúpula.112

El tratamiento detallado de todos los materiales extracanónicos referidos a Juan el Apóstol excede los alcances del artículo, pero fueron recopilados y
p. 187-205 p. 205-206
revisados.113 Entre ellos se destacan los «Acta Iohannis» o «Hechos de Juan»,12 como así también los «Hechos de Juan en Roma»;12 éste
último es un nombre dado por Junod y Kaestli a un conjunto de manuscritos que se originaron de forma independiente y que no formaron parte de los Hechos de
Juan más antiguos. De los «Hechos de Juan» cabe citar los pasajes referidos a Juan en Éfeso y sus discursos en esa ciudad, la historia y resurrección de
Licomedes y Cleopatra, el templo de Artemisa en Éfeso, la resurrección del sacerdote del templo de Artemisa, los pasajes del parricida y de los gemelos poseídos
por demonios, el episodio de las chinches, el ciclo de Drusiana, su muerte y resurrección, la conversión de Calímaco, para finalizar con la metástasis o muerte
gloriosa de Juan, la última eucaristía y el pasaje referido a su tumba y a la última oración.67 Otros pasajes apócrifos sobre Juan el Apóstol se hallan en los
«manuscritos de Nag Hammadi»: el más conocido es el «Evangelio apócrifo de Juan», de temática gnóstica setiana.114

En los «Hechos de Juan», material datado aproximadamente de la segunda mitad del siglo II o del siglo III, no se presenta a Juan el Apóstol como un fundador
de Iglesias, ni siquiera como guía de comunidades ya conformadas, sino como un comunicador itinerante de la fe, en el encuentro con «almas capaces de esperar
y de ser salvadas» (Hechos de Juan 18:10.23:8).106 Nota 20

Celebraciones litúrgicas de Juan el Apóstol


A la hora de reconocer a los hombres insignes del cristianismo del siglo I, las Iglesias cristianas no manifestaron duda alguna
respecto de Juan el Apóstol, aun cuando no hubiera muerto martirizado. El culto del apóstol Juan se consolidó a partir de su
ministerio en Éfeso. Según la tradición cristiana, su tumba se localiza en Ajasoluk, hoy Selçuk, una colina al nordeste de
Éfeso.106 En ese lugar se erigió primero una capilla, que luego fue considerada insuficiente. Justiniano edificó allí una
basílica tan grande y magnífica que rivalizó con la de Constantinopla dedicada a los apóstoles. Si bien el culto a Juan en
Occidente tuvo inicialmente un tono menor respecto del de otros apóstoles como Pedro y Pablo, la influencia bizantina daría
a Juan el Apóstol un lugar de preeminencia a fines de la Edad Antigua y principios de la Edad Media.106

Ese reconocimiento se pone de manifiesto hoy según las características propias de cada rito. La Iglesia Católica Romana lo
celebra en su festividad del 27 de diciembre, bajo el título de «San Juan, Apóstol y Evangelista»,107 mientras que la Tumba donde descansarían los
Comunión Anglicana lo llama «Juan, Apóstol y Evangelista» en su calendario litúrgico.116 De igual forma y en el mismo restos de Juan el Apóstol, en
Selçuk, cerca de Éfeso (Turquía).
día es recordado por la Iglesia Luterana.117 Más allá de que, a partir de la Reforma, el contenido del calendario litúrgico y
El apócrifo Hechos de Juan
de la liturgia misma fuera considerado responsabilidad de la región en que se encontraba cada Iglesia protestante, la
describe el entierro de Juan el
festividad referida a Juan se mantuvo con llamativa consistencia acompañando el tiempo de la Natividad.118 Recientemente,
Apóstol. La referencia más
el teólogo litúrgico Philip Pfatteicher desarrolló su objetivo de proporcionar un calendario común para luteranos, metodistas, temprana al lugar del entierro
presbiterianos y episcopales, con paralelismos con el calendario católico romano, de forma de reflejar la comprensión actual proviene de Polícrates, obispo de
de los santos y de sus celebraciones. En su obra presenta la celebración de «San Juan, Apóstol, Evangelista» el día 27 de Éfeso, alrededor de 190 (citado
diciembre,119 lo cual sugiere la solidez de esta festividad en los diferentes ritos cristianos. por Eusebio). 115 En el siglo III,
Dionisio de Alejandría informa
En los orígenes de la festividad, se celebraba conjuntamente a Juan y a su hermano Santiago el Mayor el día 27 de
que habría dos tumbas en Éfeso,
diciembre: ambos nombres aparecen juntos en el Calendario Cartaginés, en el Martyrologium hieronymianum (Martirologio
«diciéndose de cada una de ellas
jeronimiano, siglo VI) y en los libros litúrgicos galicanos. Pero en Roma, ya desde fechas tempranas, la fiesta fue reservada
que es la de Juan». Eusebio usa
a San Juan únicamente. Más aún, en el Calendario Tridentino se conmemoraba a Juan hasta el día 3 de enero inclusive, es
esta referencia para abonar la
decir, la octava de la festividad del 27 de diciembre. Esta octava fue suprimida, junto con otras, por el Papa Pío XII en 1955:
«teoría de los dos Juanes».
solamente las octavas de Pascua, Navidad y Pentecostés se continuaron celebrando.120

Además de la octava del 27 de diciembre, el Calendario Tridentino celebraba también la festividad de San Giovanni a Porta Latina (San Juan ante la Puerta
Latina) el 6 de mayo.121 Esta celebración se asociaba con la referencia de Tertuliano, según la cual San Juan fue llevado a Roma durante el reinado del
emperador Domiciano, y arrojado en una caldera de aceite hirviendo, de la que fue preservado milagrosamente, saliendo ileso.

En conmemoración, se levantó un oratorio o templete en el lugar, que lleva el nombre de San Giovanni in Oleo y cuya última refacción es de Gian Lorenzo
Bernini. A pocos metros, se alzó la Basilica di San Giovanni a Porta Latina, cuya primera fase de construcción paleocristiana se documentó arqueológicamente
entre los siglos V y VI d.C. Fue consagrada por el Papa Adriano I en 780.122

Como se observa en la Tabla 3, confeccionada con datos obtenidos de las fuentes primarias indicadas, las celebraciones a San Juan se registraron en la liturgia de
Occidente en general (Occidentales Liturgiae)123 y en diferentes calendarios y martirologios antiguos en particular.124 Las mayores diferencias radican en la
inclusión o no de la antigua festividad de Juan ante la Puerta Latina.

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San Giovanni in Oleo, próximo a la


Porta Latina (Roma), levantado en el
siglo XVI en conmemoración del
martirio de Juan

Tabla 3: Comparación de las celebraciones referidas a San Juan en distintos calendarios litúrgicos o martirologios antiguos
Calendario o Martirologio 6 de mayo 27 de diciembre
Martyrologium syriacum – S. apostolorum Jacobi et Johannis.
Calendarium anglicanum Sancti Johannis apostoli ante portam Latinam. Sancti Johannis Evangelistæ.
Kalendarium gothicum (Liturgia mozarabica) – Joánnis Apóstoli et Evangelistæ.
Bedae martirologium S. Johannis Evangelistae ante portam latinam. S. Johannis Apostoli, et Evangelistæ.
Kalendarium antiquissimum – Nat. Joannis Evangelistæ.
Kalendarium floriacense – Natale S. Johannis Evangelistæ.
Kalendarium mantuanum Johannis in Dolio missi. Johannis Evangelistæ.
Kalendarium vallumbrosanum S. Johannis ante portam latinam. S. Johannis Apostoli et Evangelistæ.
Kalendarium verdinense – S. Johannis Apostoli et Evangelistæ.
In Epheso Assumptio S. Joannis Apostoli et
Kalendarium stabulense –
Evangelistae.
Lucensis kalendarii fragmentum – S. Johannis Evangelistæ.
Martyrologium insignis ecclesiæ Romæ S. Johannis apostoli et evangelistæ, quando ante
Sancti Joannis, Apostoli et Evangelistæ.Nota 21
antissiodorensis portam Latinam in ferventis olei dolio missus est.
Fragmentum alterius multo antiquioris
S. Johannis ante portam latinam. S. Johannis Evangeliste.
vallumbrosani kalendarii
Sancti Joannis, Apostoli et Evangelistæ, ante Portam
Vetus martyrologium romanum Sancti Joannis, Apostoli et Evangelistæ.Nota 23
Latinam.Nota 22

La festividad católica de San Juan ante la Puerta Latina fue eliminada, junto con otras del Calendario General Romano por el papa Juan XXIII en su
Rubricarum instructum del 25 de julio de 1960,125 con el fin de evitar la duplicación de festividades de un mismo santo. Por esa razón, se registra en el Misal
romano del 17 de enero de 1957,126 pero no en el Misal romano de Juan XXIII, del 23 de junio 1962.127

El 26 de setiembre se celebra en la liturgia ortodoxa oriental el «Reposo del Santo Apóstol y Evangelista Juan el Teólogo» (pues se lo considera autor del
Evangelio de Juan, de las I, II y III Epístolas de Juan, y del Libro del Apocalipsis).128 La «partida» de Juan el Apóstol se menciona en el Menologio de
Constantinopla y en el Calendario de Nápoles en esa fecha.60

En el rito armenio se celebra a los «Santos Apóstoles Santiago y Juan, "Hijos del Trueno"», usualmente el 29 de diciembre.129

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En el rito ortodoxo siríaco se celebra al «Apóstol Juan, el Evangelista» el 8 de mayo.130

Por su parte, el Synaxarium de la Iglesia Ortodoxa Copta conmemora la «partida de San Juan el Evangelista y Teólogo» en el cuarto día del mes tobi (quinto mes
del calendario copto). Considera como año de su partida el 100 d.C., y afirma que él predicó en Éfeso, ciudad habitada por gente de dura cerviz, acompañado por
su discípulo, el diácono Prócoro. El Synaxarium copto establece que San Juan el Evangelista vivió más de 90 años, y que solía ser llevado a las reuniones de los
creyentes, según lo comentado por San Jerónimo más arriba. Le atribuyen el Evangelio que lleva su nombre, así como el Libro del Apocalipsis, y las tres
epístolas joánicas. La Iglesia copta señala que Juan murió en Éfeso a una edad avanzada.60

Algunas características que le atribuye el cristianismo


Algunas de las características que el cristianismo asocia a Juan el Apóstol son consecuencia de atribuirsele los llamados
«escritos joánicos» (Evangelio de Juan, Apocalipsis y I, II y III Epístola de Juan) e identificársele como «el discípulo a quien
Jesús amaba», atribuciones e identificación cuyos alcances ya se discutió en secciones anteriores.

Entre esas características que el cristianismo le atribuye se destacan dos:

1) su visión y su misticismo.

2) su lenguaje, por el cual se lo llama el «Apóstol del Amor»

Su visión y su misticismo

«El que lo vio lo atestigua y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis» «San Juan el Evangelista en
(Juan 19:35 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan19%3A35;&version=RVR1960;)). Quienes sostienen que Patmos» (entre 1640 y 1650),
el discípulo al que Jesús amaba era el propio Juan (ver referencias anteriores), consideran asímismo que el testigo ocular del óleo sobre lienzo realizado por el
que habla el Evangelio de Juan sería el mismo Apóstol: él «vio y creyó» (Juan 20:8 pintor, escultor y arquitecto
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan20%3A8;&version=RVR1960;)). español Alonso Cano. Se localiza
actualmente en Budapest.
El águila «es el símbolo del apóstol Juan».2 ¿Por qué? El águila es el pájaro solar, imagen del fuego, de la altitud, de la
profundidad y de la luz. Es el ave que posee una vista penetrante, comparable al «ojo que todo lo ve», capaz de elevarse por encima de las nubes y de mirar
fijamente el sol. Simboliza todo estado trascendente, la potencia más elevada, la contemplación, el genio y el heroismo. Es el símbolo de la ascensión espiritual,
que la mantiene elevada en las alturas.2

Hay quienes consideran que las palabras de Juan son para la meditación, porque nacieron de la meditación y contemplación. De
allí que se pueda considerar al Evangelio de Juan como una de las cumbres de la mística experimental cristiana.131 Evelyn
Underhill, la escritora y pacifista inglesa venerada por la Iglesia de Inglaterra y conocida por sus numerosos trabajos sobre
misticismo cristiano y psicología, definió al Evangelio de Juan como «el más difícil y fascinante de los libros», y escribió de él:

«A partir [...] de un examen imparcial del libro en sí, un dato parece emerger: que su poder, que su originalidad audaz, y sus
características únicas sólo pueden explicarse como el fruto de una experiencia interior profunda, una experiencia tan intensa que se
parece al yo, que posee una verdad mucho más profunda que cualquier evento meramente externo. No es un tratado, no es una
biografía, no es un documento polémico. Aunque la mente de su autor estaba impregnada en la teología de San Pablo y
perfectamente familiarizada con la filosofía judeo-helenística popular en su tiempo, su autor era principalmente un vidente
místico.»131

Evelyn Underhill
Evelyn Underhill (1875 –
En línea con lo anterior, Orígenes escribió en el siglo III: «Nadie podrá comprender el sentido (del Evangelio de Juan) si no ha 1941). En la primera mitad
del siglo XX y en pleno auge
reposado sobre el pecho del Señor y no ha recibido de Jesús a María, convertida así en madre suya».132
de la filosofía analítica y del
existencialismo, sus trabajos
Su lenguaje
sobre misticismo cristiano
fueron los más leídos en los
En comunidades dinámicas de contacto de grupos y lenguas, los individuos definen su posición social no sólo mediante la países de habla inglesa. Según
selección de una variedad lingüística concreta, sino que demuestran su relación con diferentes grupos a través de la mezcla de Underhill, Juan era en esencia
elementos pertenecientes a diferentes variedades o «lenguas».133 Por lo tanto, el lenguaje es un descriptor de la personalidad y un místico de una experiencia
de la relación con el grupo en que se vive. Y comparando la cantidad de veces que aparecen algunos términos en el Evangelio interior profunda.
de Juan, en los Evangelios sinópticos y en los Hechos de los Apóstoles (Tabla 4),50 se ve con claridad la importancia que Juan
otorga a considerar a Dios como «Padre», y a vivir la «vida» verdadera, es decir, «permanecer» en el «amor», la «luz» y la
«verdad». Quien así vive, «conoce» a Dios, «cree» en él, y «da testimonio» de él.

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Tabla 4: Comparación del número de veces que se utilizan algunos términos específicos en
los Evangelios y en Hechos de los Apóstoles
Evangelio de Evangelio de Evangelio de Hechos de los Evangelio de
Término
Mateo Marcos Lucas Apóstoles Juan
Padre (patēr) 64 18 56 35 137
Permanecer (menō) 3 2 7 13 40
Vida (zōē) 7 4 5 8 36
Amar (agápaō) 8 5 13 0 37
Amor (agápē) 1 0 1 0 7
Amar (phileō) 5 1 2 0 13
Luz (fōs) 7 1 7 10 23
Verdad (alētheia) 1 3 3 3 25
Verdadero (alēthinós) 0 0 1 0 9
Conocer (ginóskō) 20 12 28 16 56
Creer (pistéuō) 11 14 9 37 98
Testimonio (martyría) 0 3 1 1 14

El uso de términos vinculados al «amor» y a la «verdad», tanto en el Evangelio como en las Epístolas joánicas, como también la asociación de Juan el Apóstol
con el «Discípulo Amado», favoreció la veneración de Juan como «Apóstol del amor». Algunos teólogos contemporáneos manifiestan una postura contraria
respecto del uso de tales términos,134 mientras que otros continúan utilizando los títulos de «Apóstol del amor» y «Apóstol de la verdad» para referirse a Juan el
Apóstol.135

San Juan en las artes


Buena parte de las obras de arte dedicadas a San Juan hacen referencia al carácter de «Evangelista», aunque no faltan las que lo reconocen en carácter de
«Apóstol». Al hacer referencia artística a «Juan el Evangelista», tanto en la edificación de Basílicas o Iglesias, en la realización de estatuas u obras pictóricas, los
autores no lo hicieron ciertamente para celebrar a Juan el Presbítero, figura de la cual ninguna conmemoración específica se tiene. En efecto, Juan el Apóstol
tiene un relieve incomparable con el de sus otros homónimos, Juan el Presbítero y Juan Marcos.106 Desde el Medioevo y hasta nuestros días, los artistas que
evocan a Juan como Evangelista consideran que «el Apóstol es el Evangelista». Las obras maestras fueron realizadas siguiendo la liturgia de la Iglesia, y el
común sentir de los fieles. En tal sentido, se considera intelectualmente honesto incluir las referencias a esas obras en este artículo.

En la arquitectura
Entre las innumerables basílicas e iglesias dedicadas a San Juan, se destacan:

La Archibasílica de San Juan de Letrán en Roma, está dedicada a «Nuestro Salvador», y a la memoria de los santos Juan
el Bautista y Juan el Evangelista. Es la catedral de la diócesis de Roma y por ello la Iglesia Católica ha llamado a San
Juan de Letrán «la madre de todas las Iglesias».

La Iglesia de San Juan en Parma (Italia), detrás de la Catedral. Tiene una fachada
manerista diseñada por Simone Moschino y en el interior se admira una cúpula
(realizada entre 1520 y 1524), diseñada por Antonio Allegri da Correggio, que
representa la «Visión de San Giovanni» en Patmos. La cúpula es una obra de
Basílica de San Juan de Letrán arte que Corregio dibujó con un lápiz en la mano, tal y como hizo con la imagen
(Roma), dedicada a Cristo Salvador y de San Juan sobre la puerta a la izquierda del altar principal.
en memoria de San Juan el Bautista y
San Juan el Evangelista, quienes así En la Basílica de San Zenón, la más famosa de Ravena (Italia), cada una de las
lo señalaron. enjutas del arco exterior tienen un bajorrelieve representando a San Juan el
Bautista y San Juan el Evangelista.

Iglesia de San Juan Fuorcivitas (Pistoia, Italia). La Iglesia de San Juan el Evangelista, es un importante
complejo románico en el centro de Pistoia. El nombre «Fuorcivitas» constituye un recordatorio de que la
iglesia, cuando fue fundada por los lombardos, se encontraba fuera del primer círculo de murallas de la
ciudad.

En Palermo (Italia), la Iglesia de San Juan de los Eremitas. «Visión de San Juan en Patmos»
(1520-1521), fresco de Antonio
En Francia, la Catedral de San Juan de Besançon (Cathédrale Saint-Jean de Besançon), es una basílica y
Allegri da Correggio, en la cúpula de
una catedral carolingia, construida por el emperador Carlomagno en el siglo IX, reconstruida en los siglos
la Iglesia de San Juan el Evangelista.
XII y XVIII, bajo el patronazgo de San Juan.
Parma, Italia.
En España, tanto la Iglesia como el Monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo, se consideran entre las
muestras más valiosas del estilo gótico isabelino en España, y la construcción más importante erigida por los Reyes Católicos. San Juan Apóstol y
Evangelista era el santo de devoción personal de Isabel la Católica, de lo cual la reina dejó constancia en su escudo de armas con la inclusión del
águila nimbada del discípulo de Jesucristo. En 1926, fue declarado monumento histórico-artístico de interés nacional.136

También en España, la Iglesia de San Juan de Letrán (Valladolid), y las Iglesias de San Juan el Evangelista en Almería, en Jaén, en Blanca (Murcia);
en Melegís (Granada), en Peralta (Navarra), y en Torrejón de Ardoz (Madrid), entre otras.

En España y en Cracovia (Polonia), un número de Iglesias llamadas «de los Santos Juanes», le están dedicadas, conjuntamente con Juan el Bautista

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

ya que, según la fe cristiana, ambos señalaron al Salvador.

En la planificación del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia (Barcelona, España), las «Torres de los Evangelistas» están rematadas por las
figuras alegóricas que los representan en la iconografía cristiana, correspondiendo a San Juan el águila. En esa obra monumental, las torres de los
evangelistas están relacionadas con los signos del Zodíaco (en el caso de Juan, Escorpio), con los cuatro elementos (en Juan, el agua), y con los
cuatro estadios del camino hacia el conocimiento (correspondiendo a Juan el estadio final, el del silencio).137

En la isla de Patmos (que se ha dado en llamar «la isla del Apocalipsis»), se construyó el Centro histórico (Chorá) y el Monasterio de San Juan el
Teólogo cuyo conjunto, unido a la gruta del Apocalipsis, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, inscripto en el año 1999. El
Monasterio de Hagios Ioannis Theologos (Monasterio de San Juan el Teólogo) y la Cueva del Apocalipsis en la isla de Patmos, junto con la
construcción medieval asociada de Chora, constituyen un centro tradicional de peregrinación ortodoxa griega de interés arquitectónico excepcional.
La ciudad de Chora es uno de los pocos asentamientos en Grecia que se han desarrollado sin interrupción desde el siglo XII. Hay escasos lugares en
el mundo en los que las ceremonias religiosas que se remontan a la época cristiana primitiva aún se practiquen sin cambios, como sucede allí. El
Monasterio de San Juan el Teólogo y la Gruta del Apocalipsis conmemoran el
lugar donde San Juan el Teólogo (rememorado también como «el divino» y «el
discípulo amado») habría compuesto el último libro de las Sagradas Escrituras.
El monasterio cuenta en su atrio con frescos famosos alusivos a Juan.

En la escultura
Entre las numerosas esculturas y tallas que tienen como tema a San Juan, cabe
citar:

La colosal figura sedente de San Juan el Evangelista, de 2,15 m de altura,


esculpida en mármol por Donato di Niccolo Donatello entre 1409 y 1411, que se
conserva en el Museo dell'Opera del Duomo, en Florencia (Italia).

La escultura de San Juan el Evangelista, de Alessandro Algardi (1598-1654),


arquitecto y escultor de obras en estilo barroco, sucesor de Lorenzo Bernini en la
corte papal de León XI. Bologna (Italia). En la escultura se observa a Juan con
Catedral de San Juan de Besançon,
un libro en la mano izquierda y un cáliz en la derecha.
dedicada a San Juan Escudo de armas de los Reyes
La escultura San Juan el Evangelista de la Catedral de Lima (1623), obra de
Martín Alonso de Mesa.138 Católicos en el Monasterio de San
Juan de los Reyes, en Toledo. Nótese
La escultura San Juan el Evangelista (1637), obra del máximo exponente de el águila con nimbo (disco luminoso
la escuela sevillana de imaginería, Juan Martínez Montañés (1568-1649), que rodea su cabeza, significando la
exhibida en el Convento de Santa Paula (Sevilla), presenta a Juan con una apertura de la inteligencia y su
pluma en su mano derecha y un rollo desplegado en la izquierda.139 irradiación), símbolo de San Juan.

La escultura barroca colonial de Santa María Magdalena y San Juan el


Apóstol en el grupo del Calvario del Cristo Negro de Esquipulas,
Guatemala.

La imagen de San Juan el Evangelista, datada de 1737, propiedad de la


Gruta del Apocalipsis en Patmos, Grecia. Archicofradía del Nazareno, conservada en la Iglesia Mayor de San Mateo
Se trata de la entrada al complejo Apóstol, es la primera pieza documentada del escultor malagueño Fernando
declarado Patrimonio de la Humanidad por Ortiz (1717-1771), considerado uno de los más destacados imagineros que
la UNESCO en 1999. trabajaron en Andalucía durante el Barroco tardío.

La escultura de San Juan el Evangelista (1764), de José Gambino (1719-1775), un tallado policromado en
madera, con incrustaciones de vidrio (ojos). Está ubicada en el retablo mayor de la Iglesia del Monasterio de
San Martín Pinario, en Santiago de Compostela, España.

La escultura de San Juan el Evangelista, realizada en el primer tercio del siglo XX, situada en la entrada al
cementerio de Vegueta en las Palmas de Gran Canaria. De autor desconocido, esta escultura muestra a San
Juan con túnica y manto, con la mano izquierda abierta y receptiva, y la mano derecha apoyada sobre su
corazón.140

La escultura de San Juan en el Valle de los Caídos, realizada por Juan de Ávalos. Caracterizada por su
monumentalismo categórico, esta figura de San Juan con el águila que lo simboliza ha sido considerada una San Juan el Evangelista, de
de las más destacadas representaciones artísticas de Juan en la escultura moderna. Donatello, se encuentra desde 1990 en
La escultura de San Juan Evangelista, venerada en la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción el Duomo de Florencia, Italia.
de la Villa de La Orotava es obra del escultor grancanario José Luján Pérez realizada en 1799 por encargo
de la Cofradía de la Vera Cruz y Misericordia, con el fin de sustituir a la antigua esfigie cuyo encargo esta
fechado en 1621. La imagen sólo tiene talladas la cabeza, manos y pies, y el resto del cuerpo fue realizado con la técnica de lienzos encolados.Luján
optó por representar al evangelista de pie, en el momento de redactar el Evangelio, siendo la única imagen de esta iconografía que realizó de este
estilo, ya que el resto de imagenes son esculturas de candelero.

Por otra parte, San Juan suele formar parte de grupos escultóricos, junto a Cristo y a la Virgen de los Dolores, como la imagen tallada por el artista Don
Inocencio Cuesta López en 1943. Es representado con larga túnica, las manos juntas, el rostro perfilado por una barba recortada y bigote juvenil.

En la pintura

En las artes pictóricas, Juan el Apóstol ha sido tratado en una profusa serie de motivos clásicos,141 142 y sus representaciones alcanzan varios centenares. Entre

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En las artes pictóricas, Juan el Apóstol ha sido tratado en una profusa serie de motivos clásicos,141 142 y sus representaciones alcanzan varios centenares. Entre
ellas, cabe citar:

Juan con Jesús, como parte del «Grupo de Dilectos» junto con Pedro y Santiago, en la Transfiguración, en la resurrección de la hija de Jairo, en la
Preparación de la Última Cena y en el huerto de Getsemaní.Nota 24

Juan con Jesús, como parte de «los Doce», en la «Última Cena», en la cual se lo representó mayormente como el discípulo amado, con la cabeza
recostada sobre el pecho del Señor.Nota 25

Juan con María, madre de Jesús, al pie de la cruz del crucificado («Stabat Mater» y las variantes de crucifixión).Nota 26

Juan con María, madre de Jesús, en el descendimiento de la cruz


(«Deposición»).Nota 27

Juan con María en la «Piedad», cuando Jesús, muerto, queda en brazos de su madre;
y en un tipo de motivo similar conocido como «Lamentación».Nota 28

Juan durante la sepultura de Jesús.Nota 29

Juan, en diversos motivos, con Jesús resucitado, como el «encargo de Cristo a


Pedro» (Rafael Sanzio, 1515).

Escenas de los Hechos de los Apóstoles, en las cuales se mantuvo el interés por
Juan. Además de Pentecostés (muy ampliamente representado), la escena de la
curación del tullido por Pedro y Juan fue plasmada en diversas obras.Nota 30
La gigantesca figura de San Juan
El arte cristiano medieval suele representar a San Juan el Evangelista con sus
en el Valle de los Caídos, obra del
atributos: un águila, simbolizando la altura espiritual del Evangelio, la pluma y el
escultor español Juan de Ávalos San Juan Evangelista (1799). José
rollo o libro. El cáliz como símbolo de San Juan, representación que de acuerdo a
varias autoridades no fue adoptada hasta el siglo trece, se interpreta a veces en Luján Pérez. Parroquia Matriz de
referencia a la Última Cena, y también en conexión con una leyenda apócrifa según la cual fue ofrecida a San Juan una Nuestra Señora de la Concepción,
copa de vino envenenado de la que, tras su bendición, salió el veneno en forma de serpiente. Quizá la explicación más Villa de La Orotava (Tenerife).
natural se encuentre en las palabras de Jesús de Nazaret a Juan y Santiago: «Mi cáliz, de hecho, lo beberéis» (Mateo
20:23).

En la literatura
Entre las obras literarias que hacen referencia a Juan el Apóstol, la Divina Comedia de Dante Alighieri ocupa un lugar excluyente como exponente máximo de la
literatura italiana y probablemente uno de las diez más encumbrados de la literatura universal.143 En su travesía por las gradas superiores del Paraíso acompañado
de su amada Beatriz, sube el Dante al octavo cielo de las estrellas fijas donde dice no poder describir todo lo que ve. Allí es indagado por 3 sapientes y muy
particulares «profesores», Pedro, Santiago (a quien se refiere como «el varón por quien allá abajo Galicia se visita») y Juan el Apóstol («este es aquel que reposó
sobre el pecho»), quienes lo examinan respectivamente sobre la fe, la esperanza y el amor-caridad (Paraíso, Cantos XXIII al XXVII).144

Cuando aparece San Juan como la luminaria apostólica mayor y señor del amor (El Paraíso, Canto XXV, 100-139), Dante
pierde la vista por exceso de luz al querer mirarlo.144 146

Como el que contempla y se ingenia

de ver cómo eclipsa el Sol un poco,

que por verlo, no vidente queda,

así quedé yo ante aquel último fuego,

mientras se decía: ¿Por qué te ciegas

por ver cosa que aquí no cabe?


Dante, La Divina Comedia, El Paraíso, Canto XXV
Monumental estatua de Dante
próxima a la Iglesia de la Santa
San Juan interroga a Dante sobre el amor-caridad, cuál es su objeto, los motivos que lo mueven al amor a Dios y al amor al Cruz, en Florencia. Dante se
prójimo. Luego de responder a las preguntas del apóstol, y por mediación de Beatriz, Dante recupera la vista. Así, Dante refiere al águila como «el pájaro
Alighieri presenta a Juan el Apóstol guardando fidelidad a la imagen que del mismo tienen los creyentes, quienes lo de Dios». 145 A Dante, quien con
consideran el «Apóstol del amor» por antonomasia. tanta admiración escribió sobre
Juan el Apóstol, se le atribuyó al
Adam de Saint-Victor, considerado el más importante poeta latino de la Edad Media, dedica a San Juan el poema titulado igual que aquél el símbolo del
«Jocundare plebs fidelis», además de distintas secuencias. El poeta lírico alemán Friedrich Hölderlin (1770-1843) incluye águila, prefigurando su elevación
explícitamente a Juan el Apóstol en su obra «Patmos» (1802), un himno notable donde incorpora distintos aspectos de la espiritual.
espiritualidad joánica. El poeta norteamericano Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882) se inspira en la leyenda de San
Juan errante por la tierra hasta el retorno de Cristo para su obra «San Juan» («Saint John»), que se subtitula «Saint John
wandering over the face of the earth». Además menciona a Juan el Apóstol en su «John Alden».

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13/11/13 Juan el Apóstol - Wikipedia, la enciclopedia libre

El famoso poeta y dramaturgo inglés Robert Browning (1812-1889) también se inspira en la figura de Juan el Apóstol para su obra «A Death in the Desert», que
forma parte de su «Dramatis personae» (1864). Robert Browning, conocedor de la crítica racionalista que arrecia contra la figura de Juan, responde así a los
trabajos de Ernest Renan y de David Friedrich Strauss, quien mitifica al Evangelio de Juan. «A Death in the Desert» fue catalogada por William Temple como
«la más penetrante interpretación de San Juan que existe en la lengua inglesa».

En la música
Meses después de iniciar su tarea en Leipzig, Johann Sebastian Bach estrena su «Johannes-Passion» o «Pasión según San
Juan» (BWV 245), el viernes santo de 1724 en la Iglesia de San Nicolás (Leipzig). Es una obra para voces solistas, coro y
orquesta que tiene por origen los capítulos 18 y 19 del Evangelio de Juan, aunque cuenta también con otras fuentes. La
intención de Bach para esta obra es mantener vivo el espíritu de la congregación en el culto.147

La zarzuela «San Juan del Monte», compuesta en 1920 por Basilio Miranda con
letra de Tomás Nozal, es una derivación de las Fiestas de San Juan del Monte. Es
posible que la figura de «San Juan del Monte» sea legendaria, ya que no existe un
Órgano de la Iglesia de San santo canonizado con ese nombre. La fiesta comenzó a realizarse el 6 de mayo, en
Nicolás, en Leipzig, Alemania, conjunto con la celebración de San Juan ante la Puerta Latina. Es probable que, con
lugar donde se estrenó la Pasión el paso del tiempo, la fiesta haya derivado hacia costumbres más localistas, en que
según San Juan, de Johann se considera a San Juan como ermitaño. Hoy, esta fiesta popular es la segunda en
Sebastian Bach importancia en España.

En la cinematografía Misa en el entorno de la ermita de


San Juan del Monte de Miranda de
En un sitio web, cuyo objetivo es informar sobre la aparición de figuras específicas en películas cinematográficas y
Ebro, España.
miniseries para televisión, se señala que la figura de Juan el Apóstol se interpreta en más de 60 títulos, a veces como
protagonista.148

Entre otras, cabe mencionar las películas: «The King of Kings» (Rey de Reyes, 1927) con Joseph Striker como Juan; «King of Kings» (Rey de Reyes, 1961),
con Antonio Mayans como Juan el Apóstol; «The Greatest Story Ever Told» (La historia más grande jamás contada, 1965), con John Considine como Juan;
«Jesus of Nazareth» (Jesús de Nazaret, Partes I y II, 1977) con John Duttine en el papel de Juan; «Peter and Paul» (Pedro y Pablo, 1981; TV), con Giannis
Voglis como Juan; «St. John in Exile» (San Juan en el Exilio, 1986), con Dean Jones como San Juan; «San Giovanni - L'Apocalisse» (San Juan – El
Apocalipsis, 2002) (TV), protagonizada por Richard Harris como Juan, y «The Passion of the Christ» (La pasión de Cristo, 2004), con Hristo Jivkov como Juan.

El nombre de «Juan» entre los cristianos


Iohannes (Juan) es uno de los nombres utilizados con mayor asiduidad por los cristianos, en recordatorio de dos figuras excluyentes del cristianismo: San Juan el
Bautista y San Juan el Apóstol. En ciertos períodos, fue tan acostumbrado su uso que se llegaron a acuñar expresiones como «Juan del Pueblo» (por
antonomasia, cualquier hijo del pueblo o el pueblo mismo) y «Juan Español» (por antonomasia, el pueblo español).1 Es el nombre más adoptado por los Papas de
la Iglesia Católica Romana: un total de 23 veces. El último, Angelo Roncalli (el beato Juan XXIII, también llamado «el Papa bueno»), al manifestar el nombre
que elegía para su pontificado, dijo:

«Elijo Juan... un nombre dulce para nosotros porque es el nombre de nuestro padre, querido para mí porque es el nombre de la humilde iglesia parroquial
donde fui bautizado, el nombre solemne de innumerables catedrales esparcidas por todo el mundo, incluyendo nuestra propia basílica San Juan de Letrán.
Veintidós Juanes de legitimidad indiscutible (que han sido Papas), y casi todos tuvieron un breve pontificado. Hemos preferido ocultar la pequeñez de
nuestro nombre detrás de esta magnífica sucesión de Papas Romanos. Amamos el nombre de Juan, porque nos recuerda a Juan el Bautista, precursor de
nuestro Señor... y al otro Juan, el discípulo y evangelista, quien dijo: "Hijos míos, ámense unos a otros, ámense unos a otros porque este es el gran
mandamiento de Cristo." Tal vez podamos, tomando el nombre de esta primera serie de Papas santos, tener algo de su santidad y fortaleza de espíritu,
incluso -si Dios lo quiere- hasta el derramamiento de la propia sangre.»149

Juan XXIII

Llamativamente, «Juan Pablo», que conlleva los nombres de dos apóstoles de Jesús de Nazaret, es el único nombre compuesto utilizado por los Papas, el último
de ellos Juan Pablo II.

Asimismo, en la Lista de los Patriarcas Coptos de Alejandría, 19 llevaron el nombre de «Juan».

Legado de Juan el Apóstol


A diferencia de la mayoría de las representaciones occidentales de Juan el Apóstol, que lo figuran como «eternamente joven», en la iconografía bizantina se lo
representó como un hombre anciano, con barba, y en intensa contemplación, con la actitud de quien invita al silencio.106 Estas representaciones parecen querer
indicar que la sabiduría de las palabras de Juan nació del tiempo y del silencio. Aquel impulsivo «hijo del trueno», quien cuando joven quiso hacer bajar fuego
del cielo para aniquilar a quienes no recibían a Jesús, luego de conocerlo en profundidad, terminó por proponer el amor y el silencio como camino de testimonio
y de conocimiento.

Así lo entendió Atenágoras I, el Patriarca ecuménico de Constantinopla, cuando afirmó: «Juan se halla en el origen de nuestra más elevada espiritualidad. Como
él, los "silenciosos" conocen ese misterioso intercambio de corazones, invocan la presencia de Juan y su corazón se enciende» (O. Clément, Dialoghi con
Atenagora, Turín 1972, p. 159; citado por R. Vignolo).106 Quizá ese sea uno de los mayores legados de Juan, el Apóstol.

Notas
1. ↑ Como se comenta más adelante, esta interpretación no es unánime. En general es aceptada en las Iglesias Católica y Ortodoxa, y más discutida en las Iglesias Protestantes

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y entre los pensadores agnósticos pues, como expresan tanto R. E. Brown como R. Bauckham, depende de la suposición de que los evangelistas se refieran a las mismas
mujeres bajo diferentes formas de identificación.
2. ↑ El Evangelio de Juan da claros indicios de que fue compuesto cuando ya había tenido lugar la muerte de Pedro (Juan 21:18-19 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Juan21%3A18-19;&version=RVR1960;)), un hecho que probablemente sucedió durante la persecución de los cristianos del año 64, aunque algunos testimonios
antiguos señalan que fue en el año 67. Difícilmente se habría consignado la profecía de Jesús sobre la forma en que Pedro iba a morir si ésta no se hubiese cumplido ya. Por
la misma razón, a esto se debe añadir que el evangelio supone que la comunidad cristiana ya estaba separada de la sinagoga (Juan 16:2
(http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan16%3A2;&version=RVR1960;); ver además: Juan 9:22 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Juan9%3A22;&version=RVR1960;) y Juan 12:42 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Juan12%3A42;&version=RVR1960;)), por lo que no se puede
pensar en una composición anterior a la destrucción del templo de Jerusalén por parte de las legiones romanas de Tito en el año 70.
3. ↑ El libro de los Hechos de los Apóstoles concluye con el cautiverio de Pablo de Tarso en Roma, aproximadamente en 61-63.
4. ↑ Como comentan algunos críticos y se refiere en detalle más adelante, la presunta información de Papías se ve confirmada por: (1) el Martirologio siríaco (411), en el cual
se lee para el día 27 de diciembre: «Juan y Santiago, Apóstoles, en Jerusalén (sobrentendido, murieron mártires)», y (2) por el escritor sirio Afraates (homilía 21 del año
344). De estos textos confluyen parte de los críticos que los dos hijos de Zebedeo sufrieron el martirio en Palestina (Jerusalén). En cuanto a Santiago el Mayor, se sabe que
Hechos 12:2 ubica su decapitación antes de la Pascua de 44. En cuanto a Juan el Apóstol, quien participa del Concilio Apostólico en el año 49, algunos críticos postulan que
habría sido muerto por los judíos en 62, justamente con el otro Santiago, hermano del Señor, en ocasión del cambio de procurador. La suposición se basa en la noticia de
Flavio Josefo (Antigüedades judías XX, 9, 1) según la cual Anás el joven, en connivencia con el Sanedrín, mató a Santiago, hermano del Señor y también a otros cristianos,
con lo cual parecería que se habría propuesto privar de sus jefes a la Iglesia de Jerusalén. Otros sugieren que Juan habría sido muerto en 66, poco después de estallar la
primera guerra judeo-romana. En ambos casos suponen que el Evangelio de Marcos difícilmente habría consignado la profecía de Jesús si esta no se hubiese cumplido y los
dos hijos de Zebedeo no hubiesen sufrido el martirio antes de la redacción del Evangelio.
5. ↑ Algunos investigadores han propuesto para el Libro del Apocalipsis una fecha tan temprana como el gobierno de Claudio (41-54) o tan tardía como el de Nerva (96-98) o
el de Trajano (98-117). Otros, más en número, han situado el Apocalipsis en la época de la persecución de Nerón (54-68) o durante el gobierno de Vespasiano (69-79).
Pero la gran mayoría de los especialistas ha optado siempre por la persecución que tuvo lugar a finales del gobierno de Domiciano (81-96). De hecho, los materiales
antiguos asignan el Apocalipsis a ese período, incluyendo los testimonios de Ireneo de Lyon («Adversus haereses» V, 30, 3; II, 22, 5; III, 3, 4) y Orígenes (Comm. in
Matt., 16.6). Algunos historiadores antiguos dicen que Nerón fue el primer perseguidor de los cristianos y asocian la figura de la bestia del Apocalipsis a aquel emperador.
Pero hay poca semejanza entre su persecución y la referida en el Apocalipsis. La primera se redujo probablemente a Roma y sus alrededores; además, los cristianos fueron
acusados entonces de haber incendiado Roma, pero no de haberse negado a dar culto al Imperio romano o a su emperador. En cambio, la siguiente persecución, la de
Domiciano, concuerda perfectamente con los datos internos del Apocalipsis. Domiciano tomó muy en serio el culto al emperador.
6. ↑ El texto original en latín es el siguiente: «[...]Si potes in Asiam tendere, habes Ephesum. Si autem Italiæ adjaces, habes Romam, unde nobis quoque auctoritas præsto est.
Ista quam felix Ecclesia! cui totam doctrinam Apostoli cum sanguine suo profuderunt; ubi Petrus passioni Dominieæ adæquatur; ubi Paulus Joannis exitu coronatur; ubi
Apostolus Joannes, posteaquam, in oleum igneum demersus, nihil passus est, in insulam relegatur; [...]»
7. ↑ El historiador Brian W. Jones, buscando enfatizar su postura referida a «la inexistencia de evidencia convincente» de una persecución de Domiciano hacia los cristianos en
general o hacia Juan en particular, llega a puntualizar: «Quizá algunos cristianos se encontraban entre aquellos ejecutados o desterrados durante la década del año 90: esto
difícilmente constituye una persecución» (op.cit., p. 117). Más adelante, señala: «La evidencia que tenemos sugiere que, hacia el final de su reinado, unos pocos (si los
hubiere) judíos y cristianos de alto rango pueden haber enfrentado la persecución (es decir, por supuestas maiestas)» (op.cit., p. 119). Jones atribuye la escritura del
Apocalipsis a la existencia de «[...] una extensa guerra civil que sobrevino luego de un siglo de paz y bien pudo haber convencido a Juan de que la segunda venida (de
Cristo) estaba cerca y haberlo motivado a escribir el Apocalipsis» (op.cit., p. 117). Para minimizar la importancia de las persecuciones desarrolladas por Domiciano sobre
las minorías religiosas, Jones descalifica todas las fuentes clásicas, sin aportar ninguna que implique una acción positiva de parte de Domiciano a favor de una tolerancia
religiosa. Una de las razones que habilitan sospechas razonables sobre el alcance de la tolerancia de Domiciano era su carácter, descripto por el propio Jones. La propaganda
religiosa, militar y cultural de Domiciano se encaminaba a fomentar el culto a su personalidad. Su administración en general exhibía variados elementos totalitarios: su
propia visión como emperador, considerándose a sí mismo el nuevo Augusto, o más aún, haciéndose llamar «señor y dios Domiciano», deificando a tres miembros de su
familia; la importancia que daba al culto imperial y a los oráculos; la edificación de poderosas estructuras a fin de que el pueblo recordara los logros de su dinastía (op.cit.,
pp. 79-98); la celebración de elaborados triunfos para crearse una imagen de emperador-guerrero (op.cit., p. 143); el autonombramiento como censor perpetuo y
controlador de la moral pública y privada (op. cit., p. 106), todo ello coadyuvaría a su comportamiento despótico, al creer en su propia iluminación e ilustración, y en su
destino de guiar al Imperio Romano hacia una nueva era de prosperidad. En ese marco, cualquier oponente suyo en las ideas o creencias, fuese senador, cortesano o líder
religioso se convertía en un riesgo potencial. De allí a la búsqueda de la eliminación del oponente sólo mediaba un paso.
8. ↑ Roma era liberal en admitir nuevas deidades y tolerante con los cultos extranjeros, mientras ninguno de ellos se alzara contra la religión oficial romana ni prohibiera a sus
seguidores participar en sus ritos. En cambio, el cristianismo exigía de sus fieles exclusividad en la adoración religiosa, ya que el culto de adoración implica para los
cristianos un tributo que solo puede rendírsele a Dios. Pero los romanos consideraban a las ceremonias y las manifestaciones públicas de su religión politeista también como
actos simbólicos de orden político, por lo cual la participación de los súbditos era a la vez un acto religioso, un deber cívico y un signo visible de fidelidad a Roma. Los
cristianos no podían tomar parte en esas manifestaciones cívico-religiosas, y por esa razón se les tachaba de ateísmo.
9. ↑ Buena parte de los autores considera que el martirio de Juan en Roma tiene tintes legendarios. Sin embargo, la controversia sobre el presunto martirio de Juan persiste.
Esa controversia se enarbola a principios del siglo pasado, sobre la base de martirologios antiguos en los que se asociaba el martirio de Santiago el mayor con el martirio de
Juan el Apóstol. Como se mencionó anteriormente, Marie-Émile Boismard sustenta la hipótesis del presunto martirio temprano de Juan el Apóstol (quizá un martirio
contemporáneo al de su hermano Santiago el mayor). Más allá de su postura intelectual, Boismard presenta numerosos elementos dignos de consideración. Comienza por
destacar que la tradición del martirio de Juan el Apóstol no puede ser infravalorada ya que se encuentra presente en autores antiguos sólidos, como Gregorio de Nisa y Juan
Crisóstomo, entre otros. De hecho, el martirio de Juan parece haber sido conocido y honrado a la par del de su hermano Santiago el mayor. En efecto, la base indiscutible
que fundamenta la hipótesis de Boismard es que Jesús profetiza a los dos hijos de Zebedeo que «beberían la misma copa que él y que serían bautizados con el bautismo con
que él sería bautizado» (ver: Marcos 10:35-40 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos10%3A35-40;&version=RVR1960;)), en referencia directa al
martirio. El significado del «cáliz» o «copa» prometida por Jesucristo al hijo de Zebedeo es el mismo que el del «cáliz» frente al cual Jesús siente pavor en el momento de
agonía en el huerto de Getsemani, inmediatamente antes de su pasión y muerte: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (ver:
Lucas 22:42 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Lucas22%3A42;&version=RVR1960;), Mateo 26:38-39 (http://www.biblegateway.com/passage/?
search=Mateo26%3A38-39;&version=RVR1960;), Marcos 14:36 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos14%3A36;&version=RVR1960;)). El cáliz o copa
es símbolo del sacrificio, del martirio, en concordancia con el simbolismo pagano de la sangre de la víctima derramada sobre el altar, mientras que el bautismo en su
significado del original griego, hace referencia a la inmersión en un abismo de sufrimiento. El episodio de Jesús profetizando el martirio de los dos hijos de Zebedeo, Juan
y Santiago el Mayor, inspiró las liturgias de los primeros siglos y las homilías de las festividades de estos dos apóstoles. Boismard busca confirmar que Juan el Apóstol fue
celebrado como un mártir, como se indica en los primeros martirologios (en el Calendario Cartaginés, en el Martyrologium hieronymianum y en los libros litúrgicos
galicanos, entre otros). La fecha exacta de su conmemoración primitiva, unos días después de la Navidad, reafirma que, en efecto, se le contaba entre los mártires. Por
ejemplo, en el «martirologio de Edessa» («martirologio siríaco»), que data de principios del siglo V y que presenta una lista de mártires de los primeros tiempos, se ubica
inmediatamente después de la Navidad la siguiente cronología de mártires: «Esteban» el 26 de diciembre, «Juan y Santiago» conjuntamente el 27 de diciembre, y «Pedro y
Pablo» conjuntamente el 28 de diciembre. Boismard se pregunta por qué, en esa secuencia de mártires, Juan el Apóstol habría de ser la excepción. Como se verá en la
sección siguiente, la celebración de Juan el Apóstol en ese día perduró en Occidente. En general, la reticencia más perceptible no se refiere a la tradición del martirio de
Juan en sí mismo, sino a la clase de martirio y su desenlace. En efecto, el relato relativamente tardío de Tertuliano, implica que el apóstol sufrió un suplicio sin
«derramamiento de sangre», es decir, «sin muerte». Por otra parte, es digno de mención que la palabra griega «martyría» hace alusión al testimonio, pero no necesariamente
seguido de muerte, algo que cuadraría con la proposición de que Juan el Apóstol sobrevivió al suplicio.
10. ↑ Otros investigadores como J.H. Bernard, C.K. Barrett y H.P.V. Nunn también examinan extensamente los materiales patrísticos.
11. ↑ Donald A. Carson comenta en la obra citada:

"Deberíamos tornar hacia una mucho más respetuosa y cuidadosa escucha de los padres de los tres o cuatro primeros siglos. Al decir esto significo incluir no
sólo la vasta colección de evidencias del siglo segundo (...) que demuestra que Juan era mucho más conocido y mucho más ampliamente utilizado de lo que
muchos de nosotros sospechamos, sino también la evidencia más específica respecto de la autoría del cuarto Evangelio. Los fragmentos de Papías, por

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ejemplo, dan lugar a preguntas complejas. Pero algunos de nosotros manejamos esas fuentes –desechando la evidencia patrística de fondo o eligiendo las
partes más esotéricas y menos fiables– de formas que los clasicistas competentes nunca harían. Alejarse de la mayor parte del material y luego proponer que el
Discípulo Amado es una (identificación) clave para Lázaro o la mujer samaritana es metodológicamente bizarro."

Donald A. Carson

12. ↑ (1) Serían dos mujeres si se lee: «La madre de Jesús y su hermana, esto es: María de Cleopás y María Magdalena». Pero esta interpretación es muy improbable: es difícil
admitir que la madre de Jesús sea llamada «María de Cleopás», y que María Magdalena fuera su hermana. (2) Serían tres si se lee: «La madre de Jesús, y su hermana María
de Cleopás, y María Magdalena». Esta interpretación manifiesta la dificultad de que la madre de Jesús tuviera una hermana que llevara su mismo nombre: María (la de
Cleopás). (3) Serían cuatro si se lee: «La madre de Jesús, su hermana, María de Cleopás y María Magdalena». Esta interpretación es la más aceptada (aunque no es
unánime), por varias razones. Además de la ausencia de las objeciones anteriores, existe una simetría estilística: las dos primeras mujeres se presentan sin nombre y son
identificadas por el grado de parentesco (madre-hermana); las otras dos tienen el mismo nombre (María) y se identifican, la primera por el nombre del esposo o del padre
(Cleopás) y la segunda por el nombre de origen (Magdala).
13. ↑ Según Bauckham, María de Cleopás sería en realidad la esposa de un hermano de José llamado Cleopás, mencionado por Hegesipo y citado por Eusebio de Cesarea
(Historia Ecclesiae III,11; III,32,6; IV,22,4).
14. ↑ Llamativamente tampoco es mencionado ninguno de sus familiares: ni el hermano de Juan (Santiago), ni el padre (Zebedeo), ni la presunta madre de Juan (Salomé). Otra
ausencia notable es el nombre de «María» como madre de Jesús de Nazaret, a cuya figura se refiere el Evangelio de Juan como «madre de Jesús» o «su madre».
15. ↑ Como respaldo de esta línea de pensamiento, merece mencionarse que el Evangelio de Juan es el Evangelio que más se interesa por los apóstoles: según Chapman, ese
Evangelio menciona nombres de apóstoles 74 veces, contra 50 del Evangelio de Marcos, 43 del Evangelio de Lucas y 40 del Evangelio de Mateo.
16. ↑ Allí mismo, y como argumento válido contra la idea de la presunta falta de formación de Juan el Apóstol para ser autor del Evangelio, Carson ejemplifica que el Rabbi
Akiba (Rebbe Akiva ben Iosef, ca. 50–ca.135 CE) fue iletrado en sus años de juventud, para luego convertirse en uno de los más grandes rabbís de su generación.
17. ↑ Paul Trebilco argumenta que Ireneo, al referirse a «Juan», considera a «Juan el Presbítero». Para su argumento, señala que Ireneo conocía a Juan a través de los escritos
de Papías y de la tradición de Asia. Enfatiza que Ireneo llama a Juan con el título de «discípulo del Señor», mientras que llama a Pablo con el título de «apóstol». Según
Trebilco, y dado el énfasis que Ireneo pone en el «testigo ocular», el título «discípulo del Señor» es más significativo que el de «apóstol». Ireneo usa la expresión
«discípulo del Señor» de forma individual, únicamente en conexión con Juan. Trebilco concluye que «todo eso es compatible con Ireneo pensando en Juan como autor del
Cuarto Evangelio y como Juan el Presbítero». Sin embargo, Trebilco omite explicar por qué Ireneo dice la frase: «...Algunos de ellos no solamente vieron a Juan, sino
también a otros apóstoles...», frase que se comentó anteriormente y que no puede referirse a Juan el Presbítero, que no era apóstol, sino a Juan el hijo de Zebedeo. Más aún,
el argumento de Trebilco podría utilizarse para favorecer la postura de Juan el Apóstol como «Discípulo Amado», ya que Trebilco señala una razón por la cual Ireneo
podría emplear el título de «discípulo del Señor»: para indicar a través de ese epíteto un testimonio ocular el cual, en los términos de Ireneo, sería superior al de «apóstol».
18. ↑ Incluso Juan el Presbítero, a quien se vincula con la redacción de alguno de los escritos joánicos como se trató anteriormente, no aparece en la obra de Eusebio de Cesarea
vinculado con la figura del «Discípulo Amado».
19. ↑ En Hechos de Juan 60-61, el relator narra que Juan el Apóstol y sus seguidores -entre los que él se contaba- llegaron a una posada abandonada. Allí, buscaron una cama
para Juan. El armazón de una cama yacía en algún lugar, sin cobertores, y sobre él extendieron los mantos que llevaban, y le rogaron que se acostara sobre ella y
descansara, en tanto que el resto de ellos dormiría en el suelo. Pero cuando se acostó, unas chinches le incomodaron y, como estos insectos continuaban comportándose de
forma cada vez más molesta para él, cuando era alrededor de medianoche, les dijo a oídos de todos ellos: «Yo les digo, oh chinches, compórtense bien todas ustedes, dejen
su domicilio por esta noche, permanezcan quietas en un solo lugar, y mantengan distancia de los siervos de Dios». Y mientras ellos se echaban a reír, y continuaban
hablando durante algún tiempo, Juan se dedicó a dormir. Ellos, hablando en voz baja, no lo perturbaron (o, gracias a él, no fueron perturbados). Pero cuando estaba
amaneciendo, se levantó el relator del libro, junto con Vero (Verus) y Andrónico (Andronicus) y vieron, a la puerta de la casa que habían tomado, que permanecían un gran
número de chinches. Mientras les asombraba la vista de todas ellas, y todos los hermanos se despertaban a causa de ellas, Juan continuó durmiendo. Cuando se despertó, le
contaron lo que habían visto. Él se sentó en la cama, las miró y dijo: «Ya que os habéis comportado bien obedeciendo mi reprensión, vuelvan a su lugar». Y cuando hubo
dicho esto y salido de la cama, las chinches que estaban a la puerta se apresuraron hacia la cama, subieron por las patas de la misma y desaparecieron por las junturas. Y
Juan dijo de nuevo: «Estas criaturas escucharon la voz de un hombre, y permanecieron en silencio sin transgredir, pero nosotros, que escuchamos la voz y los mandamientos
de Dios, desobedecemos y somos ligeros de mente. ¿Y por cuánto tiempo?»
20. ↑ En el texto original de Hechos de Juan 23:8, Juan el Apóstol dice: «Levántate, y no seas la ocasión para muchos que desean no creer, o la aflicción para almas capaces de
esperar y de ser salvadas.»
21. ↑ El Martyrologium insignis ecclesiæ antissiodorensis expresa: «Apud Ephesum natale sancti Johannis apostoli et evangelistæ dilecti Domini. His post exilii relegationem,
post Apocalypsis revelationem divinam, post evangelii descriptionem, confectus senio mortuus est post passionem Domini anno LXVIII, ætatis autem suæ nonagesimo
nono.»
22. ↑ El Vetus martyrologium romanum aporta algunos detalles adicionales: «Romae sancti Joannis, Apostoli et Evangelistæ, ante Portam Latinam; qui, ab Epheso, jussu
Domitiani, vinctus Romam est perductus, et, judicante Senatu, ante eamdem portam in olei ferventis dolium missus, exivit inde purior et vegetior quam intravit.»
23. ↑ El Vetus martyrologium romanum aporta otros detalles:«Apud Ephesum natalis sancti Joannis, Apostoli et Evangelistæ, qui, post Evangelii scriptionem, post exsilii
relegationem et Apocalypsim divinam, usque ad Trajani Principis tempora perseverans, totius Asiae fundavit rexitque Ecclesias, ac tandem, confectus senio, sexagesimo
octavo post passionem Domini anno mortuus est, et juxta eamdem urbem sepultus.»
24. ↑ Son ejemplos la representación de la Tranfiguración realizada por Perugino (c. 1498), Botticelli (c. 1500), Rafael Sanzio (c. 1517-1520), la resurrección de la hija de
Jairo de Vasili Polenov (1871); la Preparación de la Última Cena de Vincenzo Civerchio (1504), y las representaciones de la escena del huerto de Getsemaní de Andrea
Mantegna (1460) y de Giorgio Vasari (c. 1570).
25. ↑ Cabe recordar que en las representaciones cristianas de Occidente se solía representar a Juan como un varón joven y sin barba (la ausencia de barba era utilizada como
signo de juventud). Esto pudo haber confundido a algunos contemporáneos, quienes creyeron ver en él la representación de una mujer. Sin embargo, todos los varones
jóvenes, y no sólo Juan, eran representados así en la Edad Media. Entre los maestros que así lo personificaron se encuentran Duccio (1308-1311), Pietro Lorenzetti (c.
1320), Giotto (1320-1325), Jaume Serra (1370-1400), Bertram von Minden (1390-1400), Sassetta (1423), Andrea del Castagno (c. 1447), Jaume Baço Jacomart (c. 1450),
Jaume Huguet (c. 1470), Cosimo Rosselli (1481-1482), Domenico Ghirlandaio (1480 y 1486), Gil de Siloe (1496-1499), Luca Signorelli (1502), Andrea del Sarto (1520-
1525), Bernaert van Orley (1520-1530), Hans Holbein el joven (1524-1525), Jacobo Bassano (1542), Juan de Juanes (c. 1560), El Greco (1568), Daniele Crespi (1624-
1625), Valentin de Boulogne (1625-1626), Philippe de Champaigne (1630), entre otros. A estas representaciones se puede sumar la «Última Cena» de Leonardo da Vinci
(1495-1497) que representa el momento inmediatamente posterior al anuncio de Jesús de que uno de «los Doce» lo iba a traicionar, y «El lavatorio de los pies» de Giotto
(1304-1306) y de Duccio (1308-1311).
26. ↑ Así fue representado por Simone Martini (1333), Giovanni da Milano (c. 1350), Andrea da Firenze (1370-1377), Meister von Brügge (c. 1400), Antonio da Firenze
(1400-1450), Jan van Eyck (c. 1430), Andrea del Castagno (1440-1441), Andrea Mantegna (1457-1459), Francesco Francia (c. 1485), Rafael Sanzio (1502-1503),
Albrecht Altdorfer (1520), Nicolas Tournier (1628) y Evgraf Semenovich Sorokin (1873), entre otros.
27. ↑ Así lo pintaron Hans Pleydenwurff (1465), Gerard David (1510-1515), Bronzino (1545) y Nicolas Poussin (c. 1630), entre otros.
28. ↑ Así lo caracterizaron Jean Malouel (1400-1410), Giovanni Bellini (1455), Enguerrand Charonton (c. 1460), Sandro Botticelli (c. 1490), Perugino (1494-1495), Il
Sodoma (1533) y Anthonis van Dyck (1618-1620); como «Lamentación» fue caracterizado por Hugo van der Goes (1467-1468), Hans Memling (1475-1480) y Albrecht
Dürer o Alberto Durero (1494-1497), entre otros.
29. ↑ Así lo significaron Fra Angelico (1438-1440) y Pedro Sánchez (c. 1490), entre otros.
30. ↑ Se cuentan, por ejemplo, Masolino da Panicale (1425), Aertsen (c. 1560), Rembrandt (aguafuerte, 1629), Zurbarán (1640), Nicolas Poussin (c. 1645), Gerbrand van den
Eeckhout (1667) y Altomonto (1731), entre otros.

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Véase también
Juan el Evangelista
El discípulo a quien Jesús amaba
Evangelio de Juan
Juan el Presbítero
Apocalipsis
Autoría de los escritos joánicos

Enlaces externos
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Juan el Apóstol.
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Juan el Apóstol.
Biografía de San Juan Apóstol en Santoral Católico de www.divinavoluntad.net (http://www.divvol.org/santoral/index.php?
s=1227&m=DICIEMBRE&l=A)

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