You are on page 1of 6

HERÁCLITO Y ZENÓN: PIONEROS DE LA DIALÉCTICA

JUAN SEBASTIÁN VARGAS RAMÍREZ

TRABAJO FINAL: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA I

PROFESOR:
ÓSCAR GIOVANNY FLANTRMSKY

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER


ESCUELA DE FILOSOFÍA
BUCARAMANGA
2017
INTRODUCCIÓN

Las palabras, con el paso del tiempo y con los cambios abruptos en las
circunstancias históricas, pasan por procesos de resignificación en los cuales
cambian sus redes semánticas. Así, enfocándonos en la dialéctica, este trabajo
investigativo pretende, de forma muy breve, poder dar luces al respecto de las
características que definían esta primera dialéctica, su connotación y la serie de
condiciones que la restringían. Para ello, este estudio se concentrará en quienes
recae el título de padres de la dialéctica: Heráclito de Éfeso y Zenón de Elea.

Sin afanes pretenciosos, se hace necesario en este punto una comparación o, por
lo menos, una exposición de la concepción de dialéctica en estos dos filósofos,
buscando comprender bajo qué lógicas se les cataloga como pioneros, o si por el
contrario, ni siquiera pensaban en esos términos.

Pese a que ya se dijo que las palabras se resignifican en su historicidad, ellas


sustentan una idea abstracta, de la cual no se alejan en sus múltiples definiciones.
La dialéctica, entonces, en su sentido más abstracto sería la relación de
contradicción en la cual entran dos objetos de cualquier tipo. Dice Adorno (2005,
p.17) “los objetos no se reducen en su concepto, estos entran en contradicción (…)
La contradicción es lo no idéntico bajo el aspecto de la identidad (...) La dialéctica
es la conciencia consecuente de la no identidad”.

Antes de dar pie al desarrollo, es justo traer acá la cita de Georgio Colli, el cual se
cuestiona sobre el origen de la dialéctica en la antigua Grecia ante el pensamiento
generalizado de comprender a Zenón de Elea como su fundador:
“No soy partidario de atribuir –ni aunque sea provisionalmente- el
descubrimiento de la dialéctica a la obra de un solo hombre, es una
conciencia que debería derivar de toda una civilidad. La noticia de Aristóteles
puede interpretarse en el sentido de que con Zenón un método de discurso
que ya estaba presente en la cultura griega se precisa y se perfecciona, para
entrar de este modo en la tradición.” (Colli, 2006, p. 22)

HERÁCLITO Y ZENÓN, PADRES DE LA DIALÉCTICA

Tomando lo siguiente como una consideración previa, es justo decir que en un


estudio a detalle, la palabra “dialéctica” no aparece en ningún fragmento ni del
eleata, ni del efesino. Según lo anterior, es posible concluir que posteriores filósofos
que se identificaron con la dialéctica los nombraron padres de la misma al ver una
similitud entre sus planteamientos filosóficos y lo dicho por los presocráticos
mencionados.

Ya Aristóteles había designado a Zenón como el padre de la dialéctica, lo cual se


ve sustentado en el diálogo El sofista, donde hace menciones de los postulados
ontológicos del eleata. No obstante, más que referirse a la dialéctica, Aristóteles
postula a Zenón como primer lógico autoconsciente, creador del argumento por
reducción (Barnes, 1979). Para el caso de Heráclito, no fue sino hasta el siglo XIX,
cuando el filósofo alemán G. Hegel, lo recuperó como figura central de la dialéctica
y de la filosofía en general, gracias a su pensar en cuanto a los contrarios, la
transformación y el cambio. (Cañas, 2010).

El concepto de dialéctica, sin embargo, no fue acuñado por ninguno de los dos.
Serán los sofistas los que incursionarán con dicho término, derivado del verbo
dialégomai, que traducía debatir y del cual viene dialectiké téchne (El arte de
debatir). Así, “dialectiké téchne” como su mismo nombre lo dice, está ligado a la
técnica, a la acción; lo cual conduce

HERÁCLITO, LA DIALÉCTICA DE LOS CONTRARIOS

Heráclito de Éfeso fue un filósofo griego, conocido como el Obscuro por la forma
aforística de su escritura. En su filosofía se señala que la naturaleza está compuesta
por una serie de contrarios. La interpretación de la verdad está sesgada por los
sentidos cuando estos se ponen en marcha sin la razón. El mundo no se encuentra
en un estado estático, como lo señalaran autores posteriores, la lucha entre estos
contrarios, la cual provoca una tensión permite la armonía del mundo. Gracias a
esta lucha y al cambio en la tensión la realidad está expuesta al cambio perenne,
sin embargo está se oculta a los sentidos
Fr. 9 (54) “Ensamble invisible, más fuete que la visible” (Bernabé, 2008).

Para Heráclito el universo se encuentra en un estado de lucha. La guerra lo es todo,


pues al todo estar dispuesto dentro de la tensión de los contrarios, es producto de
la guerra.
Fr. 29(53) “La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos los designa
como dioses, a los otros, como hombres; a los unos los hace esclavos, a los otros
libres.” (Bernabé, 2008).

Sin embargo, no cree Heráclito que haya una determinación natural acerca de lo
que representa directamente un contrario, así, por ejemplo, no se puede decir que
algo es completamente bueno o algo es completamente malo, estas
determinaciones son relativas.

Fr. 33 (60) “Camino arriba, camino abajo, uno y el mismo” (Bernabé, 2008).

Fr 34. (103) “Indiferente es el principio y fin en el contorno de un círculo”


(Bernabé, 2008).

Para Heráclito el logos es lo que siempre es, el principio del orden, la ley universal
que es común a todos los hombres y qué está ahí para todo aquel que la quiera
escuchar. Al tener capacidad de raciocinio, todos los hombres estamos inmersos en
logos, ya que este es pensamiento. (Guthrie, 1999). La representación material de
este logos es el fuego, ya que simboliza el movimiento siempre vivo. Este fuego es
el que permite precisamente el cambio y la lucha como lo mostrará Heráclito en el
siguiente fragmento:
Fr. 77 (67) “Dios: día-noche, invierno-verano, guerra-paz, hartura-hambre.
Pero se torna otro cada vez, igual que el fuego, cuando se mezcla con los
inciensos se llama según el gusto de cada uno.” (Bernabé, 2008).

Esta teoría del cambio, sostenida por sus dos pilares, la eterna trasformación
gracias al logos (materializado en el fuego) y la realidad como lucha de contrarios
serán los puntos a los que se apegan los filósofos posteriores para ver en Heráclito
el comienzo de la dialéctica. Otros filósofos previos a Heráclito ya habían trabajado
el tema de los contrarios, siendo el caso de los jónicos, haciendo mención especial
de Anaximandro. Sin embargo, en éste último, los contrarios surgen del Ápeiron, el
cual contiene todos los contrarios, los cuales actúan sustituyendo el uno al otro
eternamente, no existe cambio alguno, debido a lo cual no se considera un
planteamiento dialéctico al tener tan solo una relación bilateral.

ZENÓN DE ELEA, LAS PARADOJAS Y LA DIALÉCTICA

Zenón de Elea fue el discípulo predilecto de Parménides. Defensor de muchas de


sus posturas ontológicas. Se conoce muy poco sobre sus obras, gran parte de la
información que ha llegado al presente sobre él se debe a las obras de Platón y
Aristóteles que hablan sobre los eleatas.
Guthrie (1999) comenta que sus tratados se dividían en diversos discursos, los
cuales estaban conformados por hypothéses, las cuales se abrían con una oración
condición, demostrando que apoyándose en ellas era inevitable caer en
contradicciones. Como eleata y discípulo de Parménides, se dedicó a la defensa de
las posturas ontológicas propuestas en el poema de su maestro; defensa para la
cual no se refería directamente al poema sino que adoptó un nuevo método. La
dialéctica de Zenón, caracterizada por Aristóteles en Tópicos es el arte de
argumentar a partir de lo plausible, esto es, desde las cosas aceptas por un
conocimiento generalizado o por algún antiguo pensador para discernir su falsedad
y su adecuación.

Un ejemplo de lo anterior, es su célebre razonamiento a partir de la frase “hay


muchas cosas existentes”, de las cuales concluye que deben ser finitas e infinitas
en número, con objetivo de la defensa de la unidad. Platón en Fedro refiere a él
como el Palamedes eleata que puede hacer que las mismas cosas parezcan
semejantes y desemejantes.

Así, bajo la creación de paradojas contradecía, en especial, las premisas que se


basaran en la pluralidad y la movilidad, características contrarias a las propuestas
Parménides para el Ser. El procedimiento de Zenón era tomar, como ya se dijo,
premisas de su adversario y a partir de estas llegar a conclusiones contradictorias.
Las premisas de las cuales se parte no tienen que ser sólidas ni válidas sino
aceptadas por el adversario. (Cañas, 2010)

CONCLUSIÓN

Las distinciones “dialécticas” entre Heráclito y Zenón son tan marcadas debido a
diversos motivos. En primera medida, ya que ninguno estaba pensando, al construir
sus postulados, en construir un modelo dialéctico. Ambas posturas distan de un
punto en común, es decir, aquellos planteamientos que le valieron el nombre de
“padres de la dialéctica” no van referidos a los mismos tópicos. Una comparación
entre ambas posturas sería, desde mi parecer, innecesario, ya que ambas no
referencian lo mismo. Sin embargo, sí se puede decir que mientras las posturas
“dialécticas” de Heráclito son usadas por él mismo para tener un sustento tanto
cosmogónico, como ontológico (teniendo en cuenta que la tensión entre contrarios
fundamenta la existencia móvil), la postura de Zenón es más metódica y usada
como medio retórico en el debate y en la defensa argumentativa.

Me aventuro a concluir que lo señalado anteriormente tiene mucho que ver con la
época y con quién los designó como padres o pioneros de la dialéctica. Es decir,
habrá que remontarse a Aristóteles y Hegel, para comprender qué era la dialéctica
en su tiempo y en su pensar, para así, entender la imposición que se hace a los dos
presocráticos.

En la antigua Grecia, la dialéctica, entendida tanto por los sofistas como por Platón
(primeros en identificarse plenamente con dicho concepto) cómo un referente a la
técnica del debate, ligada más a los ejercicios retóricos que a los filosóficos.
Aristóteles, heredero de este pensamiento, no dudo en encasillar a Zenón dentro de
esta tradición, gracias los argumentos que se dejaron en claro en explicaciones
previas. Por ende, el carácter dialéctico de Zenón lo vemos reflejado en su método
y su retórica.

Contrario a esto, en la edad moderna la dialéctica reconfigura su núcleo semántico,


en especial con la incursión de Kant y Hegel en su estudio. Así, la dialéctica se
considerará un sistema bajo el cual entender la realidad, propio de una época
dominada por cambios en las relaciones de poder (Revoluciones del XVIII y del XIX)
y cambios en las dinámicas económicas (surgimiento del capitalismo). Cada
concepto al entrar en contacto con la realidad encontrará, de esta forma, su opuesto.
Es por eso claro la importancia que tiene la interpretación de la realidad hecha a
partir de la lucha de contrarios de Heráclito. No es casualidad que la dialéctica
moderna diera bases al materialismo histórico, el cual postula una historia y una
realidad social interpretada desde la lucha, ya no de contrarios, sino de clases
antagónicas.

BIBLIOGRAFÍA
Adorno, Theodore. (2005). Dialéctica negativa. Madrid: AKAL
Barnes, Jonathan. (1979). The presocratics philosophers. New York: Routledge.
Bernabé, Alberto (2008). Fragmentos presocráticos. Madrid: Alianza Editorial S.A.

Cañas Quirós, Roberto. (2010). La dialéctica en la filosofía griega. InterSedes:


Revista de las Sedes Regionales. Vol. XI, núm. 22, 2010, pp. 37-56.
Colli, Giorgio. (2006). Zenón de Elea. Ciudad de México: Sexto piso editorial.

Guthrie, William. (1999). Historia de la Filosofía Griega I. Primeros presocráticos y


pitagóricos. Madrid: Gredos.

Guthrie, William. (1999). Historia de la Filosofía Griega II. De Parménides a


Demócrito. Madrid: Gredos.

Hegel. G. (1995). Lecciones sobre la historia de la filosofía I. Ciudad de México:


Fondo de cultura económica.

You might also like