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El capítulo número cuatro “La clasificación de las dificultades del aprendizaje” del libro
publicado por la universidad de Sevillla en el año 2004, titulado “Introducción a las dificultades
del aprendizaje” reúne una serie de investigaciones y posturas realizadas que a lo largo de los
años se han debatido entre sí, llevando a que se enriquezca cada vez más el tema clave que ha
movido a que se investigue sobre los sistemas de clasificación de las dificultades del
aprendizaje, sobre el hecho de poder llegar a una clasificación que permita identificar y
La clasificación por lo tanto se considera como uno de los elementos primordiales para
al gusto de cada persona o porque sí, sino, teniendo en cuenta unas características generales
mencionadas y estudiadas por García Sánchez para las clasificaciones; resaltando en que estas
deben ser simples, operacionales, representativas de los enfoques teóricos ya sean políticos o
clínicos, además que sean de fácil uso, brindando validez, fiabilidad y utilidad clínica;
Asimismo, en pro del logro, se ha tenido en cuenta los objetivos planteados por Blashfield y
Draguns como aspectos importantes que deber relacionarse y tenerse en cuenta al momento de
crear o llevar a cabo un modelo de clasificación, pues estos objetivos deben estar en coherencia
con ello. Como lo es tener en cuenta la nomenclatura necesaria para referirse a grupos de
personas afectadas, precisos para la configuración del lenguaje del área; seguido de la
investigación versus lo clínico que se deriva de la práctica profesional, donde se resalta mucho
que uno requiere de lo otro para poder llegar al logro, es decir, incluso en lo que difieren pueden
datos previamente recogidos por la experiencia y práctica profesional de los clínicos para hacer
más explícitos y objetivos los modelos de donde se derivan las clasificaciones de estos. Ya en el
marco de la acción de cada grupo profesional difiere mucho la teoría de base que tiene cada uno
de ellos con los sistemas de clasificación, generando el hecho de que personas de diferentes
orientaciones teóricas se centren en diferentes rasgos del sujeto dependiendo de las exigencias y
propósitos de la clasificación; razón por la cual dos profesionales diferentes pueden evaluar al
mismo sujeto y clasificarlo o ubicarlo en categorías diferentes a pesar de haber tenido la misma
información. Por lo que se da razón una vez más de la difícil tarea que implica la clasificación
de las personas con dificultades del aprendizaje y el trabajo arduo que involucra un conjunto de
De esta u otras formas difieren los demás modelos y maneras de clasificación que han surgido
para poder catalogar a un sujeto dentro de un sistema de clasificación. Pues se sabe que todos los
seres humanos son totalmente diferentes, ya que las variables varían entre sí como el grado de
esta era la dificultad, no encontrar en donde clasificar a ciertos sujetos, pues no cumplían
específicamente y cuadriculadamente con las dificultades o características que cada modelo para
cuenta las variables de los sujetos, proponiendo así clasificaciones que pretenden resolver el
dificultades de aprendizaje, centradas y formuladas para que cada subgrupo responda a una de
Se considera entonces que se debe llegar a un punto en donde pueda haber concordancia entre
los modelos que aprendan cada uno de los investigadores, y profesionales, pues cada uno aplica
diferente cada vez; haciendo que esta sea otra de las razones por el cual sea difícil encontrar una
clasificación útil, coherente o aceptable. Finalmente, Se encuentra racionable el hecho de que los
síndromes no son algo simple, pues siempre habrá diferentes formas de clasificarlos e
intervenirlos, lo que hace que en la población afectada siempre se vayan a poder definir varios
subtipos de clasificación.