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Resumen

Algunos analistas emplean el lenguaje “clásico” que se remonta a Freud y que se basa, en primera
instancia, en experiencias pertenecientes al nivel edípico, las cuales fueron luego formuladas en
un lenguaje adulto común ligeramente modificado. Los adeptos a la causa de la “técnica clásica”,
han intentado demostrar la gran flexibilidad que posee esta técnica y su capacidad de adaptarse a
situaciones terapéuticas muy variadas. La mayor parte de ellos, no dice mucho sobre las
limitaciones de la técnica ni discute qué debería hacerse con pacientes cuya enfermedad –total o
parcialmente- está más allá del alcance de la técnica clásica. Se señalan sólo los cambios seguros e
inocuos más allá de los cuales no era aconsejable que fuera el analista. Aquí hay un problema del
que Balint se limitará a tratar sólo tres aspectos. El primero es la cuestión de la selección que
limita toda técnica terapéutica. Puede darse por seguro que cuando se selecciona un paciente, los
analistas están guiados no sólo por ideas y criterios conscientes y explícitamente formulados sino
también por algunos impulsos inconscientes. Todo esto no significa que la selección sea en sí
misma mala; casi seguramente es todo lo contrario. Íntimamente relacionada con este problema
está la cuestión de saber a quién le tocaría la tarea de elaborar “otras” psicoterapias, no clásicas
pero sin embargo dinámicas; que pudieran aplicarse a pacientes declarados inapropiados para el
“análisis clásico”.

Preguntas

1- No entiendo cómo es que el paciente saldría de su regresión siendo atraído por intereses
que, según lo entiendo, son regresivos: anteriores a la relación triangular edípica, las
varias formas de la sexualidad oral y anal. Y ahí tampoco me queda claro por qué plantea
lo genital como algo previo a lo triangular, ni por qué dice “así sucesivamente”. (p. 121)
2- El punto aquí es que la falta no necesariamente debe remitirse a la castración, sino que
también habría una falta relativa a períodos no fálicos del desarrollo libidinal. Pienso que
algo de esto vio Lacan en Balint, y si bien aparece de manera más clara en el supuesto
período de su obra en que desvía el foco de lo simbólico a lo real, quizás ya había pensado
algo de esto en los períodos más tempranos (habría que volver a leer las alusiones que
hace a Balint en el Seminario 1, pero parece que van en otra dirección). (p. 121)
3- ¿Los aspectos edípicos tienen que ver con factores determinantes de la falta básica pero
no constituyen la falta básica misma? (relacionar con pregunta 2) (p. 121 y 122)
4- Otro aporte importante de Balint es el intento de someter a crítica la técnica clásica,
señalando sus limitaciones. Algo que también recuerda al Lacan del Seminario 1. (p. 122)
(ver pregunta 2). Además, es muy interesante que esta crítica se plantee en términos del
lenguaje que se usa desde la técnica clásica y, probablemente, la propuesta del uso de un
nuevo lenguaje. Implica estar consciente que el trabajo psicoanalítico es
fundamentalmente a través de la palabra. Nuevamente hay ahí una resonancia con Lacan.
5- ¿Podrían existir criterios más “objetivos” respecto a la “analizabilidad” de un paciente?
Ahora bien, lo que plantea Balint tiene sentido en la medida que pareciera estar
apuntando a que no es un criterio el si un paciente puede curarse o no con el análisis, sino
que si puede adaptarse a lo que se define desde la técnica clásica, vale decir, si es un
homo psicoanaliticus o no. En ese sentido, la pregunta tiene que ver con qué es lo que
puede llegar a definirse como una técnica clásica que puede ser trasgredida, y hasta qué
punto esta trasgresión lleva a una práctica que finalmente ya no es psicoanalítica. Vale
decir, si es que se puede plantear que hay ciertos casos en que no se puede hacer un
trabajo psicoterapéutico con una persona que pueda ser calificado de “psicoanalítico”.
También pensando en términos diagnósticos y en las típicas discusiones respecto a si se
puede hacer psicoanálisis a los perversos o a los psicóticos. (p. 123) Sin embargo, me
parece que para Balint el que un análisis sea fructífero o no, no va a depender de la
“curabilidad” del paciente, lo cual no entiendo del todo, porque pienso que eso es poner
lo fructífero del análisis siempre del lado del analista y no del paciente. Aunque bien
pudiera ser ese el punto de lo que Balint está intentando transmitir. De ser así, la
respuesta la pregunta es que no existe persona que no sea analizable, sino que sólo
existen analistas apegados a una técnica rígida. Pero esto no me parece coherente con la
siguiente afirmación hecha en el párrafo siguiente: “Todo esto no significa que la selección
sea en sí misma mala; casi seguramente es todo lo contrario”. Lo cual Balint explica en
términos de la analizabilidad, probablemente entendida en virtud del problema que se
planteó antes: finalmente, lo que se tiene que hacer es psicoanálisis, y no todas las
personas pueden ser psicoanalizadas. Pero esto no se plantea en términos de la
curabilidad, y en ese sentido, si la curabilidad no opera como criterio de selección
¿significa que hay gente que es analizable pero que no es curable? ¿hay gente que no es
curable ni tampoco analizable? Porque lo que sí parece ser claro, más por intuición que
por lo que plantea Balint, es que hay gente curable pero que no es analizable. Cabe
destacar que Balint mismo deja, a mi entender, una pregunta abierta, en la medida que
por un lado pareciera estar justificando la analizabilidad como criterio de selección –lo
cual probablemente la pone del lado de que hay ciertos aspectos que determinan que un
análisis sea análisis y no otra cosa, y no todas las personas pueden ser sometidas a un
trabajo que tenga en consideración esos aspectos, vale decir, un trabajo analítico- y por el
otro pareciera estar puesto en la línea de que esto es algo que tiene que ver ni con el
análisis, ni con los pacientes (excepto en términos de pronóstico), sino que con los
analistas, ya sea porque están apegados a la técnica clásica o porque no quieren correr el
riesgo de enfrentar un paciente que presenta un pronóstico desfavorable.
6- Es con respecto al segundo punto que aparece que finalmente para Balint es posible hacer
una terapia, que sin ser el análisis clásico, sigue siendo psicoanálisis, o como él lo pone,
sigue siendo “dinámica”. Es ahí donde surge la pregunta respecto a cómo se determina
que una terapia no clásica siga siendo psicoanalítica. (p. 123 y 124)

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