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FACULTAD DE JURISPRUDENCIA
LÓGICA JURÍDICA
DIEGO SANDOVAL
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LA RESPONSABILIDAD CIVIL COMO CONCEPTO Y SISTEMA UNITARIO
EN EL DERECHO ECUATORIANO
Abstract: The damage to the victim is one of the main references considered
when analyzing civil liability, understood as the need to compensate for a damage done
to a person or for their assets in which they act as characters of the "agent" as a
participant in the State and the "principal" to whom the responsibility for damages
should be made effective. The evolution of responsibility, since the Roman era, already
demonstrates an effective use of what is the recognized right and it is thus that the
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different types of responsibility must be analyzed in depth in order to understand how it
is exercised in society towards the effect of contract and exercise obligations. One by
one we will cover the study of civil liability as non-contractual, in which both the
regulations that must be applied and the civil law instance to regulate the need that must
exist in the compensation or repair of the damages generated, as found established in
article 214 of the Civil Code.
1. Introducción
Además se sabe que todo ser es un ente social, que necesita comunicarse para
demostrar, expresar y percibir sentimientos, ideas, pensamientos, razones; el conjunto
de un grupo de individuos que viven en una determinada zona geográfica, es la
sociedad, y por ende cada uno dispone de sus derechos civiles por ser ciudadanos, pero
como se ha dicho también de responsabilidades, entre las que se encuentra la no
agresión a otros.
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Existe la frase que indica <el derecho de uno termina donde empieza la libertad de
otro>, es entonces un aliciente para saber que como individuo parte de la sociedad a la
que pertenece y ha conformado como parte integral y activa de la misma debe vivir de
forma correcta tanto integralmente con sus acciones propias que le han de beneficiar a él
mismo, como a los suyos, para evitar dañar los bienes de otros.
Es necesario entonces definir al “alterum non laedere” (el no daño al resto), pues
se plantea como esa relación con la otra persona o grupo de individuos, se sabe que “el
daño que alguien se infiere a sí mismo no entra dentro de la consideración de la
responsabilidad civil, como sería el caso del suicida o de quien se flagela por motivos
religiosos, o si la víctima ha sido culpable del daño”. (Yaguéz, 1989:81).
Es decir que, el no causar daño hacia el resto no es una simple idea que se pueda
escoger sino que, pasa a ser una obligatoriedad para todo ciudadano, pues nadie puede
afectar o atentar contra la vida humana de las otras personas porque simplemente no
tiene derecho a hacerlo, salvo el caso de si dicha vida es la propia, pues en este caso no
se la considera como parte del derecho civil, porque este tiene la singularidad de que el
daño no debe ser ejecutado hacia otro ser humano, e incluso ahora se habla del daño
ambiental, o a los animales; ya no solo a nivel de individuos con raciocinio.
Según A Yáguez (1989) detalla que “el no causar daño a los demás es quizá, la
más importante regla de las que gobiernan la convivencia humana” (Yaguéz, 1989),
claro está porque nadie puede alterar la calidad de vida y su dignidad, por motivos
personales, al menos esto también se plantea en el Ecuador a partir de la Constitución
del 2008, donde , finalmente en el presente informe se plantea la pregunta ¿Qué es la
responsabilidad civil y cómo se la ha incluido en la legislación ecuatoriana?, en
definitiva es el derecho civil el que se encarga de que la víctima obtenga la reparación
precisa sobre el daño que ha recibido, siempre que este haya sido comprobado y que no
se demuestre que la víctima ha tenido culpabilidad sobre dicho daño.
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Por un lado se conoce a la responsabilidad, como aquel sistema jurídico que
dispone la mayor parte de países, donde se incluyen dos tipos de derecho que son el
penal y el civil.
Otro concepto detalla que la responsabilidad civil es “la obligación de resarcir que
surge como aquella consecuencia del daño provocado por un incumplimiento o
responsabilidad contractual, con la idea de reparar el daño que ha causado a otro con el
que no existía un vínculo previo” (Alessandri, 2007), esta responsabilidad de
reparación puede darse bien sea por naturaleza o por una transacción monetaria.
Algo indispensable que acotar, es que, la responsabilidad civil puede ser de tipo
contractual o extracontractual, debido a que:
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Luego de entender la clasificación básica de la responsabilidad civil, es necesario
saber que, para el caso de la responsabilidad contractual, se requiere de un mecanismo
específico para lograr hacer valedera la misma, la herramienta más utilizada es el
contrato, al ser este un documento escrito o verbal que sirve para dejar por sentada una
responsabilidad y los términos que esta ha de contener, pues se efectuará tanto la
responsabilidad civil del adquiriente así como del contratante.
Las obligaciones como tal también pueden ser clasificadas en dos tipos:
- De medios
- De resultados
II.1 El Contrato
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El choque de voluntades opuestas que terminan por ponerse
de acuerdo. También se puede decir que el contrato es un acuerdo
mediante el cual las partes regulan una relación jurídica
patrimonial, ya que esta idea puede ser representada como
autorregulación de relaciones jurídicas patrimoniales, que no
excluye que sea de todas maneras un acto de decisión de las partes.
(Simental, 2009)
Con todo lo anterior dicho, es posible definir que el código de comercio establece
que “el contrato es el acuerdo de dos o más partes para constituir, regular o extinguir
entre ellas una relación jurídica patrimonial.” (Código de Comercio, 2013); Bajo esa
concepción el contrato crea o constituye obligaciones o relaciones jurídicas de
contenido patrimonial, cabe recalcar, susceptibles de valoración económica, las regula,
modifica o extingue.
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Ahora hablemos sobre la naturaleza jurídica del contrato en la concepción
tradicional. Primeramente la subjetiva, la cual “remite la teoría de la voluntad, según la
cual la voluntad es la esencia del contrato” (Zamora, 2004). Y la segunda que es el
principio de la objetividad, al entender que, es la teoría de la declaración, la cual “mira
al contrato no como un fenómeno síquico sino como un fenómeno social que despierta
la confianza de que el acto es serio y conforme a la voluntad exterioriza” (Zamora,
2004), es decir conforme al desarrollo normal de la actividad negociar.
Una primera razón que avala este aserto la constituye el hecho de que en la
concepción clásica del contrato se admite la expresión de la voluntad coaccionada, a
menos que el coaccionado posteriormente le exponga y, una segunda, que no es posible
ignorar la apuesto que no puede haber un contrato bilateralmente forzoso ya que se
derrumbaría el Estado social de derecho para ser sustituido por la dictadura y, por sobre
todo a este respecto, porque, lo más normal que sucede al seguir el orden lógico de las
cosas, es que la parte fuerte sin jugar a la débil. Como vemos en el caso del profesional
y el consumidor.
También es posible señalarse que, “la base del contrato clásico se quiebra de lado
y lado en el derecho de consumo, caracterizado entre otros factores, Por el tráfico en
masa y por la asimetría de información” (Simental, 2009, pág. 104). Por el lado de los
profesionales porque estos quieren asegurar el mercado para tener mayores ventajas o
beneficios económicos, lo cual consiguen con la contratación en masa. Por el lado de los
consumidores, porque, debido a las necesidades económicas de los mismos, deben
inexorablemente contratar.
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generales en los contratos a los cuales se pliega o adhiere el consumidor y para los
cuales el derecho clásico o tradicional no tiene previsiones legislativas.
Existen dos códigos para regular los contratos en el derecho privado que son:
-El código civil y
-El código de comercio en lo que respecta a la legislación ecuatoriana.
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Por último, los comerciantes son personas especializadas en el oficio, A lo menos
porque conocen bien las reglas del mercado y de la competencia, en cambio los demás
miembros de la sociedad no lo son, lo cual les da a aquellos una evidente ventaja al
momento de negociar.
Así, para el derecho penal la víctima es “la persona natural o jurídica que sufre,
como resultado del cometimiento de un delito, la afectación o daño, físico o moral,
material o psicológico” (Gallardo, 2011: 12); esta falta de consentimiento hace una
producción para que se violente sus derechos humanos fundamentales como la dignidad
humana y su libertad.
Por otro lado en el derecho civil la víctima se la concibe como aquel sujeto digno
de reparación en base a una indemnización, que ha de recibir por motivos del daño
causado a su persona; en estos casos:
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Se ha recopilado la información con respecto a la víctima, donde se incluyen los
tratados internacionales decretados por la Asamblea General de las Naciones Unidas así
como la Cumbre de Justicia Iberoamericana, donde se habla acerca del derecho de la
víctima, como aquella persona que tiene potestad de enjuiciar al perpetrador.
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A nivel de Ecuador para el caso de la acción de daño moral está vigente “el
sistema de total independencia de jurisdicciones. Lo declara la nueva ley y puede
afirmarse que regía aún antes de esta, pues no había norma legal que dispusiera lo
contrario. Esta independencia, además, se había reafirmado por la jurisprudencia y la
doctrina” (Valdez, 2008)
Se sabe que la persona es un ente activo y social por naturaleza, por lo que existen
desacuerdos constantes plasmados en diferentes puntos de vista e intereses individuales,
por lo que puede ser que el uso de la fuerza sea el primer instrumento para reacciones
frente a los adversarios, por otro lado es necesario partir de que la responsabilidad civil
es definida como “Una obligación de reparar el perjuicio causado a otro” (Carbonnier,
1959, pág. 569).
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“conlleva una conducta que el destinatario debe cumplir o realizar, ya sea esta positiva
entendida como una acción o negativa como una omisión, entonces, si el destinatario no
cumple, con esta conducta ha de sujetarse a la indemnización de perjuicios” (Manchala,
2015, pág. 16).
Hoy se puede decir que el daño es “un hecho: es toda forma de afrenta a la
integridad de una cosa, de una persona, de una actividad o de una situación, el perjuicio
lo constituye el conjunto de elementos que aparecen como las diversas consecuencias
que se derivan del daño para la víctima” (Alessandri, 2007), es decir que es haber
perjudicado sea de forma material o moral a una persona, por lo que esto trae
consecuencias directas para la misma.
En lo que se refiere a la legislación del Ecuador, en el artículo 214 señala que: “El
que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, está obligado a la
indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o
cuasidelito.” (Código Civil del Ecuador, s.f), es decir que a partir del código civil se
puede establecer entonces la necesidad de reparación e indemnización a la víctima.
Para explicar en breves rasgos un lucro cesante se hace referencia “al lucro, al
dinero, a la ganancia, a la renta que una persona deja de percibir como consecuencia del
perjuicio o daño que se le ha causado.” (gerencie.com, 2011), es decir que, en el caso de
un contrato de consumo, habiéndose realizado, y al existir ya un previo lucro o
ganancia, ya sea la empresa que otorga el consumo o el mismo cliente, deja de percibir
su bien o servicio o el dinero, por dichos motivos del daño causado por la otra parte.
Por otro lado y tomándolo de gran interés para el presente proyecto se encuentra
el daño emergente, el cual:
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indemnización en este caso será igual al precio del bien afectado o
destruido. (Martinez, 1992)
Se sabe que el daño, es “un perjuicio o lesión que se ocasiona a una realidad,
que en principio debió resultar favorable, pero a consecuencia de la inobservancia de
normas, el resultado es precisamente el quebrantado de aquella, dada la trascendencia de
las secuelas que crea en aquel que lo sufre”. (Loaiza, 2015), en esta instancia, se hace
uso del término “daños y perjuicios” y su respectivo resarcimiento.
Incluso se habla de una “exigencia ética que ha de ser dada en base a la sanción
jurídica de la conducta lesiva”. Estas y otras afirmaciones se detallan con la idea de
indemnizar a la víctima del daño, porque además de ser un derecho de la misma
constituye un hecho ético y que emana justicia para quien ha sido agredido ya sea por la
ejecución de una conducta no legal o por la falta de aplicación de una normativa
vigente.
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Otra de las situaciones objeto de discusión si se tratan de indemnizaciones, es la
obligación de indemnizar de forma monetaria a la víctima, por lo que “esto se encuentra
establecido en el análisis económico del derecho” (López, 2011:3)
En esta instancia, cualquier tipo de daño sea este emergente o de lucro cesante a
de someterse a lo que se imponga por parte de la ley, salvo los casos en los que esta no
considere como situaciones de indemnización, al saber además como se ha dicho que el
daño emergente es la pérdida que:
Los daños y perjuicios sufridos por la víctima, es decir por quien ha perdido
su bien de consumo o su utilidad una vez teniéndolo como patrimonio, se requiere para
esto acudir a la acción penal, pues la víctima “Puede reclamar la indemnización de los
daños y perjuicios frente al autor del delito y en qué condiciones en el procedimiento
penal, en qué momento procesal lo ha de hacer” (León, 2012, pág. 16)
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Para lograrlo se tiene el respaldo de la Constitución Ecuatoriana del 2008, aquella
que orientan los principios mínimos del derecho penal, y según lo que indica la
doctrina establece “la declaración sobre principios fundamentales de justicia para las
víctimas de delitos y abusos de poder” (Bovino, 2008) así la indemnización de daños y
perjuicios es considerada como parte de una pena adicional, pues la indemnización
proviene de “una responsabilidad penal principal y una responsabilidad civil accesoria”
(León, 2012).
Algo que también es necesario aclarar que “se requiere en la mayoría de casos la
indemnización que se fijan en base a las pruebas reunidas y aportadas, así como la
jurisprudencia y los respectivos argumentos presentados por las partes” (Jims, 2011); se
sabe que la indemnización no se fija al azar, sino que debe haber la suficiente
documentación y argumentos para establecerla de la forma más conveniente posible.
Hay que tener en cuenta que los bienes de consumo son “los bienes finales en el
proceso de producción de una economía que permiten la satisfacción de las necesidades
de las personas de una manera directa, es decir, estos no crean otros bienes y servicios
sino que son directamente usados por el consumidor” (Economipedia, 2014).
Se sabe además que en el amplio entorno comercial, existen varios tipos de bienes
por lo que hay bienes de capital, que son las herramientas con las que se producen otros
bienes, aquellos bienes intermedios que sufren un proceso de transformación y se
obtienen otros bienes, y finalmente los bienes de consumo, que satisfacen las
necesidades del consumidor, por lo que se puede decir que estos son los más comunes,
por lo menos en el mercado ecuatoriano.
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transacción de compra y venta de bienes y servicios, se lo denomina un consumidor; así
también adentrándose un tanto a la normativa vigente en la Ley Orgánica de Defensa al
Consumidor, en su artículo 2 detalla un concepto “el consumidor es toda persona
natural o jurídica que como destinatario final adquiera utilice o disfrute bienes o
servicios, o bien reciba oferta para ello. Si la presente ley mencione al Consumidor,
dicha denominación incluirá al usuario”. (Ley Orgánica de Defensa del Consumidor,
2011); es decir que, para términos de la Ley en el Ecuador, el consumidor toma el
término de usuario.
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Se puede también decir que, quien compra los bienes y servicios lo hace con
intensión de utilizar o beneficiarse de su uso, pues la idea es intercambiar dinero por
artículos que los puedan utilizar; es así que también nace el término “derecho del
consumo”, por tratarse del derecho de todo consumidor a ser complacido en su totalidad
o satisfecho al adquirir un bien o servicio, pues este ha generado un desembolso de
dinero o intercambio de otros bienes, para lograr dicho bienestar; razón por la que “el
derecho de consumo es el conjunto de normas emanadas de los poderes públicos
destinadas a la protección del consumidor o usuario en el mercado de bienes y servicios,
otorgándole de derechos y obligaciones” (Bonifaz, 2015); es decir es necesario delimitar
un compromiso legal entre demandantes (consumidores) y oferentes (empresas o
personas que venden el producto o servicio); que debe ser estipulado por normativas
legales, para garantizar su respeto y cumplimiento, de ambas partes. Se puede decir
que, actualmente el consumidor ha evolucionado, desde la era digital; donde es más
fácil conseguir un bien o servicio en un entorno virtual, pues con solo dar varios clic en
páginas de compra y venta de artículos el consumidor puede adquirir un sinnúmero de
artículos que anteriormente solo podía imaginarlos tener, además puede escoger entre
los precios que más se ajusten a sus necesidades económicas y así poder seleccionar los
más convenientes.
Como se puede observar, según lo dicho tanto según el contexto económico como
constitucional y legal, se puede decir que el comerciante, es aquella persona que
demanda bienes o servicios a cambio de otro bien o de dinero; por lo que uno de sus
derechos principales es el acceder a productos de calidad que satisfagan sus
necesidades, que les beneficie y le puedan dar el uso que estaba previsto y de los que se
tuvo acceso; así se podrá garantizar con ello el beneficio que dichos bienes puedan
tener. Lo dicho se comprueba ya que gracias a la época de la era digital el consumidor
es mucho más prolijo y tiene más conocimiento sobre el bien o servicio que va a
adquirir, incluso debido a que puede acceder a los comentarios que otros consumidores
han hecho de un producto o servicio, o tiene la facultad de calificar al producto, dar
sugerencias, recomendaciones y felicitaciones de ser el caso, por el bien o servicio
recibido; lo que forma parte de un referente previo que sirve para futuras compras o
adquisiciones por parte de otros consumidores.
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III.5 Derechos del Consumidor
Entre otros derechos facultados del consumidor se asumen “el derecho a un trato
transparente, equitativo y no discriminatorio o abusivo, a la protección contra
publicidad engañosa o abusiva, a la educación del consumidor, orientada a fomentar el
consumo responsable, a la reparación e indemnización de daños y perjuicios” (Ley
Orgánica de Defensa del Consumidor, 2011, pág. Art. 4); entre estos derechos se
encuentra el de mostrar un trato igualitario y con respeto al consumidor por parte de los
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oferentes de los bienes y servicios, puesto que no puede habar bajo ningún motivo
situaciones de desvío ni en la calidad, cantidad o en el precio, peso y medida
estipulados desde el inicio de la compra-venta del bien o servicio; lo que por ende
conlleva a garantizar la capacidad del oferente de realizar un comercio responsable de
bienes y servicios, siempre enfocándose no solo en fines de lucro sino también en el
aporte social hacia quienes demandan sus productos; con lo que a su vez dará la
correspondiente confianza y aceptación de sus artículos, sin que esto incida de forma
negativa en reparos por daños o indemnizaciones forzosas ante la ley. Entre otros
derechos que se asumen para beneficio y amparo del consumidor están “el derecho a
acceder a mecanismos efectivos para la tutela administrativa y judicial de sus derechos e
intereses legítimos, que conduzcan a la adecuada prevención sanción y oportuna
reparación de su lesión; a seguir las acciones administrativas y/o judiciales que
correspondan” (Ley Orgánica de Defensa del Consumidor, 2011, pág. Art. 4); lo
anterior quiere decir que la Ley Orgánica de Defensa al Consumidor no solo ampara al
mismo, sino que le da la facultad o potestad para que el mismo sea quien acceda a
procesos de tipo administrativo o judicial por reclamo de derechos, en el caso de
encontrar fallas o anomalías en los bienes y servicios que le han sido concedidos
mediante una transacción de compra y venta.
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hasta la Ley Orgánica de Defensa al Consumidor, la misma que fue expedida bajo
Registro Oficial Suplemento 116 del 10 de julio del 2000; pero según han incrementado
las necesidades de amparo y protección al consumidor, se realizó su última
modificación el 13 de octubre del 2011; y mantiene un estado de vigente.
La ley de las XII tablas castigaba solamente los daños físicos por lo que el Pretor
estableció la actio iniurarum aestimatoria la cual tutelaba aspectos esenciales de la
personalidad y algunos de los derechos con ella relacionados. Se protegían derechos,
intereses materiales e injurias difamatorias. (Núñez, 2010)
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Esta “actio” permitió que el injuriado persiguiera una reparación pecuniaria como
especie de pena privada civil, que podía estimar él mismo, sin perjuicio de la
moderación dispuesta por el juez. Ésta sirvió para defender al hombre contra toda
ofensa directa o indirecta, mediata o inmediata, contra todo ataque a su ser o a su tener.
(Núñez, 2010)
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V. Responsabilidades Especiales
En base a ello se tiene claro que la reparación puede consistir en el pago de suma
de dinero o resarcimiento del daño en especies, por lo que, la responsabilidad civil no
está solo vigente para clientes y profesionales, sino que han de ser ejecutadas también
para personas de tipo jurídico, así como para miembros de instituciones públicas, puesto
que los actos que estos pueden realizar pueden caer en la ejecución de daños.
Dentro de la responsabilidad civil para las personas jurídicas, se tiene claro que
estas son conocidas como empresas, entidades, organizaciones o corporaciones, las
mismas que también han de mantener responsabilidad civil.
Así en el artículo 564 del Código Civil se detalla a la persona jurídica como
“aquella persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer obligaciones civiles, y de
ser representada judicial y extrajudicialmente” (Código Civil del Ecuador, s.f),
normalmente las personas jurídicas disponen de capacidades que se asocian al Derecho
Privado, tal es el caso de las tutelas, matrimonios, etc., sin embargo, no en todos los
casos se plantea dentro de dicha rama del derecho, pues en el caso de la responsabilidad
como miembro civil, se asume dentro del Derecho Civil.
Según Salvat detalla “las personas jurídicas responden por daños ocasionados
mediante actos de personas que se hallan bajo su dependencia, o por cosas de que se
sirven o que tienen a su cuidado, tanto las privadas como las públicas, se rigen por los
principios legales regulativos de la responsabilidad civil, ya sea en el orden contractual
o extracontractual”.
Bajo esta instancia, el Código Civil en su artículo 570 detalla “Las corporaciones
son representadas por las personas a quienes la ley o las ordenanzas respectivas, o a
falta de una y otras, un acuerdo de la corporación, han conferido este carácter” (Código
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Civil del Ecuador, s.f); es decir que debido a la representación de personas con respecto
a sus corporaciones o personas jurídicas, o por un acuerdo esta tiene el deber también de
responder sobre las obligaciones que se le ha conferido a la empresa, por tratarse de su
representante también en temas legales.
Por lo tanto:
VI. CONCLUSIONES
Dentro del Derecho civil se incluye el respaldo a la víctima de un daño o dolo por
lograr su respectiva indemnización, lo cual se constituye en la responsabilidad civil,
considerada como aquella obligación que surge a causa de dicho daño provocado por el
incumplimiento contractual o extracontractual.
La responsabilidad civil incluye entre otras cosas tres aspectos relevantes que son
el vivir honestamente, el dar a cada uno lo suyo y el no dañar al otro, entonces si una de
las tres variables se rompe, simplemente es necesario que se indemnice a la víctima ya
sea de forma monetaria, así como en especies; aun si se sabe que ninguna
indemnización es suficiente entender que se trata de un daño ocasionado a la misma
persona o su patrimonio.
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