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AGNOSTICISMO

El agnosticismo (del griego ‘conocimiento’) es la postura que


considera que los valores de verdad de ciertas afirmaciones —
especialmente las referidas a la existencia o inexistencia de Dios,
además de otras afirmaciones religiosas y metafísicas— son
desconocidas o inherentemente incognoscibles. Se diferencia del
ateísmo en que este es el descreimiento en dioses, mientras que el
agnosticismo es la mera suspensión de la creencia.
El biólogo británico Thomas Henry Huxley acuñó la palabra
agnóstico en 1869. Sin embargo, algunos pensadores y obras de la
antigüedad ya habían promovido puntos de vista agnósticos,
incluido el agnosticismo de Sanyaia Belatthaputta (filósofo indio
del siglo V a. C.) respecto de la existencia de cualquier forma de
vida más allá de la muerte,567 el de Protágoras (filósofo griego del
siglo V a. C.) sobre los dioses8 y el del «Himno de la creación»,
parte del texto sagrado indio Rig-veda (uno de los textos conocidos más antiguos, compuesto
probablemente entre 1500–1200 a. C.), acerca del origen del universo.

Desde que Huxley creó el término, muchos pensadores han escrito extensamente sobre el
tema.
El agnosticismo, de hecho, no es un credo, sino un método, cuya esencia radica en la rigurosa
aplicación de un único principio. […] Positivamente, el principio puede expresarse: en
cuestiones del intelecto, sigue a tu razón tan lejos como ella te lleve, sin tener en cuenta
ninguna otra consideración. Y negativamente: en cuestiones del intelecto no pretendas que
son ciertas las conclusiones que no han sido demostradas o no sean demostrables.
El agnosticismo es criticado desde una variedad de puntos de vista. Algunos pensadores
religiosos consideran que limita la capacidad de la mente para conocer la realidad al
materialismo. Algunos ateos critican el uso del término agnosticismo como funcionalmente
indistinguible del ateísmo, esto resulta en frecuentes críticas a aquellos que adoptan el
término para evadir la «etiqueta atea». Por ejemplo, Mario Bunge escribió «Es probable que
un agnóstico sea un ateo avergonzado, temeroso de estar equivocado, de ser acusado de
dogmatismo o discriminado».

Algunos pensadores y filósofos rechazan la validez del agnosticismo, pues consideran que
limita la capacidad humana de conocer la realidad, ser cuya inteligencia tendría además un
elemento no material, espiritual. Afirman que «no poder ver o tomar ciertas cosas no significa
necesariamente negar su existencia» y utilizan la gravedad, entropía, razón o el pensamiento
como ejemplos.

Charles Darwin
Criado en un ambiente religioso, Charles Darwin estudió para convertirse en pastor
anglicano. Pese que con el tiempo dudaba en partes de su fe, Darwin continuó ayudando en
los asuntos de la iglesia, aunque eludía ir a misa. Darwin afirmó que sería «absurdo dudar de
que un hombre pueda ser un teísta apasionado y un evolucionista». Aunque reticente respecto
a sus opiniones religiosas, en 1879 escribió: «Nunca he sido un ateo en el sentido de negar la
existencia de un Dios. Pienso que mayormente […] agnóstico sería la descripción más correcta de
mi mentalidad».

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