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MILTON SANTOS.
La propuesta surge desde una mirada retrospectiva. En el siglo XX se discutió más sobre
qué era el espacio, analíticamente desde afuera, sin saber que si se lo hace, se debe hacer
desde dentro. La definición de un objeto de estudio comienza con discutir sobre el
espacio. Qué vemos de él con respecto a lo que ven los demás y servirnos de lo que ven
éstos, porque nos muestran también nuestros límites. Esto tendrá como corolario un
método para analizar y organizar el conocimiento, es decir la disciplina. Por ello, el objeto
de estudio depende de la metadisciplina y la disciplina propia. En efecto, si un economista
y un geógrafo ven desde un mismo lugar algo y lo explican y organizan casi idénticamente,
tenemos dos economistas o dos geógrafos. Los conceptos deben salir del objeto que uno
entiende como propio, sino nos estaremos copiando y no superaremos lo tautológico.
Hay que discutir sobre el espacio generando un método que de coherencia interna,
entiéndase que aborden lo real desde lo suyo-creando categorías y no desde lo ajeno- y
coherencia externa, esto es que no quede exenta del saber general ni de una disciplina
distinta. Por el contrario, éstas que tendrán sus límites, deben auxiliar a la geografía en
aquél proceso. Hay que discutir cómo se define el espacio a partir del otorgamiento de
autoridad, operatividad y coherencia de éste.
Las técnicas están en el centro de las relaciones sociedad y medio. Cuando aquellas se
desarrollan, operan en el espacio desde el planeamiento y terminan modificando el
espacio geográfico. Sus influencias varían, porque por un lado están las implantaciones
propiamente dichas-cuando se ocupa el suelo- y por otra el movimiento interno externo
que causa esas implantaciones técnicas. Porque sabemos bien que lo que en un momento
sirvió, dentro de 50 años puede dejar de ser beneficioso. En efecto, para Gorou incluso la
técnica además de estar en un tejido con otras más que la acompañan-por ello crea
paisajes-, también está dividida entre la capacidad organizativa- cuán eficaz es, para crear
y soportar nuevos paisajes, dependiendo de la cantidad de hombres, extensión y tiempo
que se prolonguen- y la capacidad productiva-definida por la potencia de acción sobre los
paisajes-.
5-DEFINIR MEDIO ASOCIADO, POR QUÉ FUE NATURAL, LUEGO TÉCNICO Y CIENTÍFICO
INFORMACIONAL.
Cuando el autor pretende ver a la técnica como un nuevo medio natural, allí es donde
acude a Seris para decir: “Un objeto técnico es todo objeto susceptible de funcionar como
medio o como resultado entre los requisitos de una actividad técnica. Bajo un proceso de
selección casi darwiniano”. En efecto, podríamos decir que hay una especie de evolución
entonces, cuando Simondon habla de objetos abstractos y objetos concretos, es allí donde
nos involucramos de lleno en una cuestión de sistemas. Porque éstos últimos mientras
más concretos son, más se integran con otros elementos formando un todo logrando una
perfección que permite que el hombre controle mejor su entorno. Es lo que Simondon
llama la “hipertelia” o desarrollo excesivo de un objeto técnico. No obstante, como
dijimos antes, se trata de un sistema. Esto entonces nos permite afirmar, que aquella
“hipertelia” está condicionada en un momento por el sistema que le dio vida y que le da
sentido. Así, veremos que cada nuevo objeto es apropiado por un nuevo espacio
científico, que como fue creado por el hombre, buscó la forma de integrase y de ser
funcional. Por ello Santos dice que el entorno determina a los objetos y que la historia
termina siendo un medio, porque en su pasado y presente aglutina viejos y nuevos
objetos técnicos que determinan a los nuevos objetos técnicos que vendrán…y así
podemos seguir. Ésta especie de síntesis continua, es comparada con la idea de Simondon
que habla del proceso de adaptación-concretización, donde el objeto técnico es condición
de un medio mixto, que no solo precede a lo creado sino que es técnico y geográfico al
mismo tiempo. Es un medio asociado.
Con una mirada retrospectiva desde el presente, que el autor siempre resalta, se
observa que con el paso del tiempo el medio geográfico pasó por distintas etapas: como
natural; técnico y técnico-científico informacional. El primero duró milenios; el segundo
unos tres siglos y el tercero corresponde a la era de la globalización. Lo importante de esta
Historia del medio geográfico, es que deben entenderse como mixtos e interdependientes
y NO técnico por un lado y geográfico por otro.
La teoría original sobre el espacio constaba de un conjunto de fijos y flujos, donde los
primeros permiten acciones que modifican el propio lugar, convirtiéndose en los
segundos, resultados directos o indirectos de las acciones. Ambos expresan la realidad
geográfica y son aprehensibles al análisis. Sabemos que hoy existen fijos más artificiales
que antes y que incluso pueden volverse flujos en cualquier momento. Desde este aspecto
puede observarse que entre los dos elementos hay continuos cambios de significancia,
donde un elemento es “A” por oposición al “B”, pero que existe una interdependencia.
Con el tiempo el espacio fue percibido ya como una configuración territorial atravesada
por relaciones sociales. Aquél, estaba determinado por los sistemas naturales y los
agregados de los hombres y que a pesar de tener una autonomía material, no constituía la
totalidad del espacio. En efecto, faltaban las relaciones sociales que animan aquello, y que
completan ésta relación que con el tiempo fue transformando cada vez más la
configuración territorial natural, en una producción más humanizada.
En el otro caso, podemos decir que hay objetos cuya cadena de fabricación tienen un
abanico de complejidades funcionales y estructurales diversas (Moles). Un ejemplo es la
máquina de escribir, cuyo repertorio funcional es del más variado pues sirve para objetos
algo más antiguos- como diarios o libros-; o para objetos más complejos, como
instituciones- sea para la administración o la contabilidad-. Esto siempre depende de la
complejidad estructural del objeto-que si es más eficaz- su influencia será mayor. En
efecto, con el desarrollo de la tecnología-entiéndase las fuerzas productivas y las
relaciones sociales de producción- un mismo proceso de fabricación para aquella máquina
fue negándose a sí mismo y tuvo tres transformaciones. Por un lado reúne técnicas y
artefactos creados en distintas épocas como una máquina de soldar-que incluso no es la
misma que hace 20 años- y programas informáticos; a su vez, cambia la morfología
original del objeto, pues a pesar que el producto final fuese una Laptop, en una mirada
retrospectiva puede verse una Remington. Por último, su fabricación puede comenzar en
las minas del Congo extrayéndose coltán y terminar vendiéndose en una ciudad del Estado
de Virginia…para la “supremacía blanca”.
Bajo una perspectiva histórica que siempre se pretende perseguir, ocurre que las cosas
son reemplazadas-sin freno-por objetos porque se entiende a las primeras como naturales
y a las segundas como elaboración social. Incluso puede creerse que no hay
ambigüedades (Monod), pues un objeto natural “es” y ya, nadie los inventa, distinto a los
artefactos que desde el principio busca una utilidad-en la cabeza de quien lo piensa-. No
obstante, este binomio sufre un cambio en sus características. En efecto, en el acontecer
de la Historia, las cosas- antes originarias- son atravesadas por intenciones sociales que
“objetivizan” aquellas sea transformándolas completamente o por fenómeno de
preservación, que a pesar de tener un objetivo contrario y preservar un “área X”, forma
parte del mismo fenómeno.
Las características de esa alimentación que reciben las intenciones sociales responden a
un momento histórico determinado. Inclusive, la “planetarización” de un objeto por el
fenómeno de la imitación- aleatoriamente eficaz- responde a una coyuntura y a cómo esa
“ilusión” de potencia-que parece residir en todas las cosas-(Malraux) es aceptada desde su
emisor a un nuevo receptor. Un ejemplo puede ser Chile, abiertamente pro-capitalista y
norteamericano en contraposición con Cuba, generalmente reservada. Con sólo ver sus
autos; cadenas comerciales y vestimentas asistimos a una gran convergencia con respecto
a la política de importación que tiene cada uno de los Sistemas de Objetos y Sistemas de
Acciones imperantes.
Cómo se dijo más arriba, los objetos reemplazaron a las cosas. Tanto es así que se piensa
en una población de objetos (Moles), como si fuesen elementos vivos que a pesar de no
moverse-un puente acaso- tienen una funcionalidad que le da vida. En efecto, es por ello
que se le suma una concepción analítica (Moreno) que sostiene que los objetos no están
aislados entre sí o paralelos sino que por el contrario tienen una conexión tal, que la
cotidianeidad no nos deja ver. Un ejemplo puede ser cualquier infraestructura alimentada
por una central eléctrica a kilómetros. Incluso, desde una perspectiva más: “sociedad de
consumo” (Barthes) se plantea la caducidad de un objeto, que es desplazado sea por otro
mejor-o más eficaz, si se habla de técnicas productivas-; o más nuevo y moderno o por
último, que es contradictorio e irrisorio, por uno viejo y anticuado que sacado del
naufragio de lo banal y retro, es revivido como algo “vintage” para alguna manía
burguesa.
Dentro de esta importancia de los objetos, que ni son cosas naturales; ni son aislados
entre sí; ni tampoco inmóviles, se encuentra lo que le interesa al geógrafo. Toda la
herencia histórica natural y todo el resultado de la acción humana que se objetivó. No hay
nada que lo exceda, pues los objetos son parte de un sistema y no de una estantería. Es
pasado y presente (Demoule), y de éste más que nada el geógrafo se sostiene para poder
observar los testimonios actuales de la acción. Luego, en un interés explicativo, busca sus
orígenes para completar la génesis de lo que quiere comprender.
La respuesta aquí es epistemológica. Se trata sobre cómo mirar el mismo objeto que
mira el historiador o el economista ya que realidad es la misma, y está harto comprobado
que trabajos variados alimentan análisis de enfoques y disciplinas distintas. Como dice
Stiegler “es el punto de vista lo que crea el objeto”. Por ello, Santos destaca el continuo
interés que debe tener el geógrafo para argumentar categorías analíticas que aborden el
todo y las partes en su interacción, es decir, tratar geográficamente las partes y el todo del
espacio, pero desde una perspectiva actualizada. Hay que crear conocimiento y formas
que ayuden a ello, de otra forma nos veremos envueltos en un laberinto sin salida, que se
define como proposición tautológica. En efecto, él contribuye teorizando la suma
indisoluble de sistema de objetos y sistemas de acciones. Cuya lógica, de la historia pasada
y de la actualidad, le da un significado social a los objetos. Que son atravesados por el
complejo proceso social que contiene el paso de la Historia.
Más arriba vimos-desde el sistema de objetos- la importancia que tienen éstos sobre el
espacio. Incluso si analíticamente nos parásemos en frente, ahora desde un sistema de
acciones, observamos que incluso éstos están condicionados por el entorno. A partir de
una visión más coloquial, sabemos que nuestras decisiones tienen proyección; buscan
cambiar algo propio o ajeno pero todo regulado por un marco jurídico que tenemos desde
que nacemos. A demás, está por supuesto que muchas acciones son producto de
necesidades ajenas o incluso de un mapa de acciones ya estipulado anteriormente, pues
no hay que olvidar que en la escala de decisiones, los individuos más “mortales”-como
nosotros-tenemos poca influencia en la vida total con respecto a los políticos; las
empresas y los medios- o al menos de eso queremos convencernos-. Hagerstrand lo
describe como las condiciones para una actividad potencial, viendo a las acciones como
trayectorias espacio-temporales de la materia…Nosotros seríamos como somos, por
donde estamos. Y ello repercute en nuestras acciones, que si bien son pensadas y con
intencionalidades abstractas, no se realizan sin un objeto y solo allí –cuando se integra al
medio- existe el acontecimiento, que se comprende como acción y redefine el objeto
sobre el que actuó.
Ello nos dice entonces que los objetos van a cambiar de funcionalidad y significación,
porque el tejido de relaciones en donde está inserto es otro. Por ello hay siempre una
nueva situación geográfica. Los objetos, históricamente dependen de su inserción dentro
de un serie de acontecimientos-como un orden vertical- y la existencia geográfica viene
dada por las relaciones sociales a las que el objeto se subordina y que determinan las
relaciones con otros objetos-como un orden horizontal-. Con cada acontecimiento la
forma se recrea. Es por eso que entender el espacio como híbrido- o formas-contenido-
supone una convergencia entre ambos sistemas vistos anteriormente. Donde cualquier
acontecimiento se adhiere a la forma disponible que ésta le permite para cumplir su
objetivo funcional-realizable o no completamente-. Por otro lado, cuando aquello termina,
la nueva significación del objeto recién empieza. En efecto, si bien para explicarlos pueden
categorizarse separadamente como verdades parciales, es imposible ver el valor total del
espacio si no los vemos como un conjunto inseparable de sistemas de objetos y sistemas
de acciones. Sólo así unimos el proceso con el resultado; la función con la forma y el
pasado con el futuro.