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ENTRE LA LITERATURA Y LA HISTORIA

Entrevista a Isabella Villegas C., por Clara Echeverri S.

Se ha polemizado sobre la línea divisoria entre diferentes disciplinas y también sobre la relación entre
algunas de ellas. Tal es el caso de la literatura y la historia. La primera, relacionada estrechamente
con el arte, permite al escritor la libertad de imaginar y crear; la segunda, exige al historiador la
obligatoriedad de ceñirse a hechos reales indicando con precisión sus fuentes. Aún hoy, se discute
sobre la validez de obras literarias como fuentes para la historia; sobre la Ilíada, por ejemplo, el debate
no termina.

La citación, que forma parte de un ejercicio profesional serio y juicioso resulta indispensable para los
académicos, pero puede tornarse aburrida y pesada para un lector desprevenido. Abre una puerta para
que los historiadores pierdan lectores, pierdan público, sacrificando la divulgación de la historia, con
las consecuencias que ello trae para un grupo social que comparte un mismo código, obstruyendo el
conocimiento y entendimiento de la sociedad a la cual pertenecen.

No pueden los historiadores llamarse a engaños. Si bien, en los últimos años ha aumentado el tiraje
de libros sobre Historia de Colombia, al parecer los lectores pertenecen a la misma disciplina, y es
posible que su número haya aumentado como consecuencia del auge de pregrados, maestrías y
doctorados en Historia1.

Todo lo anterior promueve el análisis sobre el rol del historiador como vocero del pasado. Isabella
Villegas es una estudiante de Historia, con solo diecinueve años de edad, que gusta tanto de leer como
de escribir. A la hora de escribir puede ser tan soñadora e imaginativa como realista. He tenido la
oportunidad de leer no sólo sus textos académicos sino también algunos de sus escritos que forman
parte de su incipiente producción literaria.

Llama mi atención, no su gusto por la historia, sino su decisión de elegir la historia como profesión,
que la llevaría, a mi juicio, a sacrificar la literatura. Esa es la razón de esta entrevista.

1
“¿Cómo contar la historia de Colombia?”. Revista Semana, 24 de junio de 2017: URL
http://www.semana.com/cultura/articulo/catedra-de-historia-sera-obligatoria-para-colegios-
colombianos/529650.
Isabella llega al sitio acordado previamente para este diálogo y luego de saludarme mira debajo de la
mesa si estoy vestida con pantalón o con falda. La conversación empieza con la visión de cada una
sobre la polémica desatada en la Universidad por la publicación de recomendaciones para el adecuado
uso de vestuario en la Universidad. Más que las recomendaciones, lo que causó impacto en la
población universitaria fue la referencia a la incomodidad de distraer la atención de compañeros y
docentes por el uso de determinado vestuario femenino. Luego de esta discusión empezamos la
entrevista, que se transcribe a continuación.

CE: En el abanico de posibilidades para el ejercicio profesional, ¿consideraste estudiar alguna


carrera diferente a Historia?
IV: Yo había creído toda mi vida que iba a estudiar una ingeniería porque siempre me fue muy
bien con los números. Pasé por ingeniería física, aeronáutica, aeroespacial, después me fui
desencantando de las cosas exactas. Luego tuve un ataque de rebeldía y pensé estudiar publicidad,
pero la estupidez me duró poco.
Empecé a buscar en las humanidades porque siempre había algo que faltaba en los números y yo
quería vivir en la incertidumbre de lo humano. Un día, mientras hice la inmersión del colegio en un
bufete de abogados, entré a buscar un listado de carreras en las universidades. Vi que estaba historia
y me inscribí.

CE: O sea que de humanidades únicamente consideraste historia.


IV: Sí.

CE: Tu abuelo es historiador y es muy reconocido en la academia. ¿Es posible que en tu elección
haya influido el ejemplo de tu abuelo o la visión que tienes de él?
IV: Cuando yo era chiquita, él y yo íbamos a caminar y él siempre me contaba cosas y me leía
mucho. Todavía recuerdo cómo narraba los cuentos y es una maravilla, pero en realidad cuando yo
vi los listados de las carreras, hubo una chispa que me dijo: esto es Javi, pero no lo busqué por él,
sino que, al contrario, lo he encontrado después de haber empezado la carrera.

CE: ¿Crees que el rigor del ejercicio como historiadora, podría frustrar la habilidad que tienes
para escribir y crear?
IV: Yo creo que no. Precisamente hoy discutía con una amiga que me dijo que es muy chévere
leer a un historiador escritor. Yo también creo que el campo de la escritura es demasiado amplio como
para cerrarse en una sola parte. Yo puedo crear y escribir cuentos y hablar de gotas de lluvia que
borran personas deprimidas y al otro día estar en un archivo investigando sobre un romance del siglo
XIX que me emocione y puedo decidir usarlo para expresar las irregularidades y la criminalización
de la sexualidad o para escribir una novela. Creo que ambos, en vez de frustrarse se pueden ir
nutriendo.

CE: ¿Cómo diferenciarían entonces tus lectores lo que escribas como historiadora y lo que
escribas como literata?
IV: Te respondo con una pregunta. ¿Alguna vez has leído un título de un trabajo académico?
¿Qué tiene que ver con un título de una novela? Nada, ahí está. Uno sabe desde el principio lo que es
y me parece chévere que se alcance a perder un poco porque también creo que es muy importante
para un historiador el rigor, pero también pienso que la magia de la narración es lo que hace que la
historia vuele y perviva. Yo resalto, a pesar de que me parece muy importante la verdad, que la gente
necesita un poquito de magia en los relatos del pasado. Me parece bonito que las cosas se confundan.

CE: Con el camino que has recorrido hasta ahora y con las posibilidades que has tenido de escribir
tanto en lo personal como en lo académico, ¿sientes que el Programa de Historia te está permitiendo
desarrollar y potenciar tu habilidad como escritora?
IV: Creo que sí. Siento que a medida que he avanzado me ayuda más. Yo escribo mucho desde
lo anecdótico porque considero que cuando uno tiene una memoria conserva una sensación y lo más
importante que uno debe hacer es plasmar esa sensación, plasmar ese sentimiento en el papel.
Ahora que he avanzado en la carrera y nos estamos adentrando más en el mundo del que yo tengo
recuerdos, así los tenga por alguien más, los recuerdos de mis abuelos y bisabuelos, tengo una
comprensión mayor y eso me ha abierto los horizontes para ver dónde estaban ellos metidos y en
dónde se encuentra verdaderamente. Si estamos hablando por ejemplo de un romano de hace mil o
dos mil años, me parece muy interesante y se me ocurre qué podría pasar en su mente desde mi mente.
Hoy en serio pienso desde su propia mente y no desde la mía.

CE: En este momento, ¿has terminado alguno de tus escritos, de tal forma que pudiera ser
publicado? No me refiero a escritos académicos.
IV: Creo que nunca nada está terminado para ser publicado, sino que uno tiene un impulso de
orgullo y ego para decir que está listo. Julio Cortázar, por ejemplo, se demoró treinta años para
publicar lo que escribía, porque nunca sentía que estuvieran listos. Cada cosa que uno escribe es como
un hijo y uno quiere pulirlo antes de soltarlo al mundo, da susto que no esté suficientemente
organizado y lo destruyan. En el momento que un texto se publica deja de ser de uno y es de cualquiera
que lo lea. Yo creo que nunca voy a sentir que están terminados, pero sí hay muchas cosas a las que
les he dado una conclusión y están ahí esperando a que las reedite mil veces.

CE: ¿Has tenido la oportunidad o has querido mostrarlos a un experto para que los lea y sepas su
opinión?
IV: No. Me da miedo.

CE: ¿Tu abuelo los conoce?


IV: No.

CE: ¿No te gustaría que él los leyera?


IV: Hay algo que crea conflicto. Si bien él y yo somos como un espejo dentro de la misma familia,
hay muchos años entre nosotros. Mucho de lo que yo escribo refleja mis propias sombras, tristezas o
amores. Son cosas que no van con la Isabela chiquita que él sacaba a caminar y le leía el Gallito
Chiquito y Plumón. Mucho de lo que escribo es de mi familia, eso también es problemático, me da
pánico que mi familia lea lo que verdaderamente siento y pienso, así sean cosas positivas porque me
parece que es una manera muy fría de comunicar. Creo que por eso escribo, porque en mi familia no
somos comunicativos. Las cosas no se dicen.

CE: Isa, agradezco mucho que me hayas concedido esta entrevista y valoro el tiempo que le
dedicaste. Recuerda que forma parte de un ejercicio académico y no corresponde a la conversación
que tendrías con un experto en la técnica de entrevista.
IV: Clareche, esta es mi primera entrevista y la tendré siempre muy presente.

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