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La coalición Unión Republicana, en 1903, fue el último gran hito del republicanismo
decimonónico. Liderada por el viejo expresidente de la república Salmerón, unió a todos los
grupos republicaos, obteniendo treinta y siete escaños en las cortes, pero las diferencias
pronto dividieron el grupo en dos vertientes: los radicales de Leroux que tuvo mucha presencia
en Barcelona, donde Leroux mantenía un discurso populista, latamente anticlerical. Por otro
lado, se reunieron en torno a Melquíades Álvarez en 1912, que en un primer momento estaba
formado por notables intelectuales de la época como Ortega y Gasset o Manuel Azaña. El
partido reformista fundado por Álvarez en 1912, era un partido republicano, pero no
descartaba colaborar con la monarquía si esta se democratizaba a través de una reforma
constitucional, retirando poder al monarca y constituyendo un estado aconfesional. Antes de
la Primera Guerra Mundial los reformistas se veían proclives a pactar con el partido liberal,
llegando incluso a presentarse a algunas elecciones jutos, como el caso de Asturias. Pero tras
un proceso de radicalización durante la gran guerra, los reformistas acabaron coaligándosete
con los liberales monárquicos y participando en 1922 en el último gobierno constitucional de
la Restauración, en el cual Álvarez ocupó la presidencia del Congreso de los Diputados.
Entre diciembre de 1902 y junio de 1905 se sucedieron cinco breves gobiernos conservadores,
presididos por Silvela, Fernández Villaverde, Antonio Maura, el general Marcelo Azcárraga y,
de nuevo, Villaverde. Dos razones provocaron este rápido encadenamiento: la lucha por le
liderazgo del partido entre Villaverde y Maura, y la intervención del rey en dicha contienda. El
éxito de la política económica del gobierno de Silvela habia convertido a Villaverde en la
segunda autoridad del partido Conservador. Pero Silvela no lo veía como una líder de partido.
Antonio Maura un hombre que defendía la moralización de la practica electoral y la
descentralización de la administración era el hombre que Silvela quería a su lado. Maura se
unió en 1902 al partido de Silvela, ocupo el ministerio de Gobernación. Su irrupción dividió las
filas conservadoras: Villaverde encabezó la oposición al recién llegado.
Fue maura quien gano el liderazgo del partido conservador, cuando Silvela se retiró en 1903 de
la política. Maura obtuvo el apoyo de la mayoría conservadora en el Congreso, que prefirió su
programa de reformas que el de Villaverde. Aunque el rey designara a Villaverde para sustituir
a Silvela su gobierno fue breve por la falta de apoyo parlamentario. El 3 de diciembre de 1903
Maura le sustituyo en el frente del Consejo de Ministros. Maura llevo a las Cortes la reforma
de la administración local y de la Ley Electoral. Pero no prosperaron ya que dimitió tras
conflictos con Alfonso XIII.
El rey nombró al jefe del Estado Mayor del Ejército sin consultar al gobierno, pese a que la
constitución exigía que todo acto del monarca llevara la firma de un ministro. Maura no firmo
el nombramiento y dimitió el 15 de diciembre. Tras un breve gobierno del general Azcárraga,
que intento mediar entre Mauristas y Villaverdistas, el rey ofreció nuevamente el gobierno a
Villaverde en enero de 1905. Por mucho que el monarca intentaba asentar el poder de
Villaverde este carecía de apoyos, en junio perdió una votación en el congreso y dimitió.
Agotada la situación conservadora, Alfonso XIII llamo al gobierno a los liberales. Al mes falleció
Villaverde y Maura se consolido en el liderazgo del partido conservador.
Hubo cinco breves gobiernos liberales entre junio de 1905 y 1907, junto a la lucha del liderazgo
del Partido Liberal tras la muerte de Sagasta, dos asuntos dividieron al Partido Liberal en estos
años: las relaciones con el ejército y con la Iglesia. Tres eran los políticos mejor posicionados
para obtener el poder del partido: Eugenio Montero Ríos, Segismundo Moret y José Canalejas.
Montero presidio el gobierno entre junio y noviembre de 1905. Dimitió cuando un grupo de
oficiales asaltó la redacción de los periódicos catalanistas Cu-Cut y La Veu de Catalunya, debido
a unos artículos que dejaban mal al ejercito por su actuación en la guerra colonial. Por primera
vez en décadas el ejército actúa en política y exigió una ley que sometiera las ofensas a las
fuerzas armadas y a la patria a la jurisdicción militar, demanda apoyada por Alfonso XIII.
Montero Ríos se negó a promulgar dicha ley y abandonó el gobierno. Le sucedió Moret, quien
acató la voluntad del rey y de los militares y saco a delante la propuesta de la ley de
jurisdicciones. Pero esta ley acentuó las diferencias entre los liberales y Moret intentó en julio
que el monarca le otorgara un nuevo decreto de disolución de las cortes para convocar
elecciones y obtener una mayoría más homogénea. La maniobra, rechazada por el resto del
partido, forzó su salida del gobierno.
Desde julio de 1906 se sucedieron tres gabinetes, desbordaos por la política frente a la Iglesia.
Desde principios de siglo habia aumentado el número de congregaciones religiosas debido a
las políticas regalistas de Francia y Portugal. El gobierno liberal quería limitar el número de
congregaciones, mientras que los conservadores abogaban por no intervenir en este tema.
Moret quería negociar cualquier decisión con la santa sede. Tas la caída del gobierno de
Moret, asumió la presidencia del consejo de ministros Lopez Domínguez. Su proyecto de ley de
asociaciones limitaba el número de órdenes y aunque superó el paso por el congreso, Moret
comunico al rey su disconformidad con el texto. Al conocer la maniobra, Lopez Domínguez
dimitió. Le sucedió Moret, que solo duro cuatro días, pues Canalejas y Montero Ríos le negro el
apoyo en ambas cámaras. Como ultima solución ante la evidencia de que ninguno de los tres
jefes podía acceder a la presidencia sin que los otros dos desataran hostilidades, marqués de la
Vega de Armijo, un liberal independiente, relevó a Moret. Su gobierno apenas duró dos meses.
Retraso cuanto pudo el debate de la ley de asociaciones, consciente de que un nuevo conflicto
expulsaría al partido liberal del poder. El 23 de enero de 1907 Vega de Armijo dimitió y el 27
Maura presidia el nuevo Consejo de Ministros.
1.3. Aires de renovación. La revolución desde arriba de Maura y el nuevo liberalismo de
Canalejas: 1907-1912
Cuando Maura llegó al gobierno, en enero de 1907, trató de llevar a la practica el programa
político que no pudo desarrollar en 1904, que le mismo definió cono una revolución desde
arriba. Maura tenía una visión menos fatalista de la realidad española que otros políticos
conservadores. Pensaba que si las clases medias no intervenían en política era porque estaban
desmotivadas por la corrupción, para motivarlas bastaría con eliminar el caciquismo. Por eso
aspiraba a renovar y moralizar la vida política mediante medidas como la reforma de la Ley
electoral o una descentralización municipal y provincial que acercara la administración a los
ciudadanos. Por el contrario, la mayoría de los gobernantes dinásticos consideraban que el
pueblo, carente de educación cívica, o no quería participar en la política o no estaba
capacitado para ello.
Como parte de su programa político, en 1907 las cortes respaldaron la Ley electoral no
pretendía democratizar las elecciones sino depurar y moralizar los comicios. No modifico el
mapa de los distritos, de modo que los distritos urbanos siguieron incluyendo en su territorio
gran parte de territorio rural, lo que remitía ser controlados por los caciques. Para evitar la
corrupción en las elecciones se promulgaron nuevas leyes, que instauraban en voto
obligatorio, además el articulo 29 dictaba que allí donde hubiese las mismas vacantes que
candidatos no se celebrasen elecciones. Por otra parte, el censo quedo en manos del instituto
geográfico y estadístico. Muchos de estos cambios fueron inocuos e inclusos
contraproducentes. El articulo 29 legitimo lo que antes era ilegal, los pactos preelectorales,
muchos caciques presionaban para que los candidatos más incomodos se retirasen, hizo más
evidente que en muchos lugares para ser diputado no hacía falta ser elegido, sino ser apoyado
por el cacique.
No logró Maura que las cortes aprobaran su reforma de la administración local. El proyecto
constaba de cerca de cuatrocientos artículos, divididos en una secciona municipal y otra
provincial. Reforzaba el poder de los municipios, les otorgaba personalidad jurídica para
adquirir, poseer o enajenar bienes y les cedía competencias en educación, seguridad
ciudadana, obras públicas y sanidad. Pero no les ofrecía los recursos para llevar a cabo dichas
funciones. Este proyecto se discutió durante casi dos años y recibió 1.387 enmiendas,
finalmente el gobierno cayo antes de que se llevase a cabo el trámite parlamentario. El
programa de reformas de Maura incluyó medidas destinadas a la economía nacional. Como el
caso de la ley de protección de la industria Nacional, de 1907, que alentó la creación de
grandes empresas con capital español, o del a ley de construcciones navales, de 1908, que
ordeno fabricar treinta y cuatro barcos de guerra en astilleros españoles, y habilitar los
arsenales de El Ferrol y Cartagena.
Los principales problemas para el gobierno vinieron de la política de orden público. Tras
aumentar el número de atentados en Barcelona, Maura llevó en enero de 1908 a las cortes el
proyecto de Ley de Represión del Terrorismo, que permitirá cerrar periódicos y castigaba a
quienes propagaran ideas anarquistas. Liberales, republicanos y socialistas, combatieron una
medida que cercenaba las libertades y fraguaron una coalición estable: el bloque de las
izquierdas. ante l opinión publica Maura abandonó el proyecto. La situación se complicó para
el gobierno en junio de 1909. La conferencia de Algeciras en 1906, España y Francia acordaron
controlar conjuntamente el sultanato de Marruecos. España debía controlar la región del Rif
que quería emanciparse de marruecos, cuando los independentistas hostigaron al ejército se
hizo preciso enviar tropas y llamar a los reservistas. Las organizaciones obreras se movilizaron
contra la contienda. El 26 de julio, al embarcar los soldados hacia África estallo la revuelta en
Barcelona, que expulso las fuerzas del orden durante una semana. El 31 de julio el ejército
retomo la ciudad y el 1 de agosto ya reinaba la calma.
Miles de personas detenidas y los tribunales sentenciaron diecisiete penas de muerte, de las
que se ejecutaron cinco. Esta represión tuvo impacto en otros países, donde hubo
manifestaciones y presiones políticas. Moret el 15 de octubre, acuso a Maura de haber
cometido una represión desmedida y pidió al rey que hiciera uso de la prerrogativa regia.
Al tiempo, el bloque de las izquierdas llenó las calles de manifestantes al grito: ¡Maura no! El
21 de octubre de 1909, Alfonso XIII temiendo que los liberales y republicanos se unieran en su
contra retiro el apoyo a Maura: el 22 de octubre de 1909 Moret presidia un nuevo gabinete. El
partido conservador considero que los liberales al unirse con los republicanos habían roto las
normas básicas de lealtad que unían a los partidos dinásticos, por lo que su relación se
convirtió en implacable hostilidad.
En 1910 el conde de Romanones insinuó al rey que Moret carecía de apoyos en su partido, lo
que le siervo de excusa para destituirlo y poner en su lugar a Canalejas. Canalejas se hizo con
los mandos del partido, mantuvo el equilibrio entre los notables y gobernó durante casi tres
años. Lucho por actualizar el programa del partido liberal, cuya identidad se habia diluido. Hizo
un esfuerzo de afirmación monárquica, de nacionalización de la monarquía, para que las clases
medias y populares se identificasen con el régimen, necesario para llegar a una monarquía
parlamentaria.
Canalejas llevó al congreso en julio de 1910 un proyecto de ley que limitaba la creación de
nuevas órdenes religiosas. La desamortización redujo drásticamente el número de
comunidades monásticas, que creció de nuevo en el último cuarto de siglo: en 1900 habia en
España 11.000 frailes, cinco veces más que en 1868 y 40.000 monjas, el doble que en esa
misma fecha. Parte del alza se debía a que religiosos franceses y portugueses, huían de las
políticas de sus países. El proyecto de canalejas conocido como Ley del Candado, movilizo a los
partidos y asociaciones de masas. Fue la primera campaña en la que se implicó la Asociación
Católica Nacional de Propagandistas, fundada en 1909 y dirigida por Ángel Herrera Oria. En el
congreso carlistas e integristas intentaron bloquear el proyecto, el ala derecha del partido
liberal motor sus reticencias, pero Canalejas logro el respaldo de su partido tras negociar con
Montero Ríos la introducción de una cláusula que anulaba la ley de candados sin en dos años
no se aprobaba otra Ley de Asociaciones. Nunca se aprobó, de modo que nada cambió. En
1911 las cortes implantaron el servicio militar obligatorio, se universalizo el servicio militar al
suprimir la redención a metálico, el sistema que permitía a quien tuviera cierto nivel de renta
pagar la exención. Tuvo un sesgo clasista, ya que aquellos que podían pagar podían reducir su
estancia en el cuartel pagando, aunque solo se podría acceder a la rebaja en tiempo de paz.
Por otra parte, los hijos únicos de familias pobres estaban exentos del servicio.
Muchos políticos consideraban que, con una población tan analfabeta, la participación política
debería estar reservada a las elites solo podía avanzar cuando lo hiciese el grado de
alfabetización. A lo largo del reinado de Alfonso XIII los gobiernos adoptaron medidas para
mejorar la educación y la investigación científica. Dispuesto a apaciguar a los catalanistas,
Canalejas también llevo a las cortes el proyecto de ley que autorizaba a diputaciones y
municipios mancomunarse para crear una institución a nivel regional. desato un rechazo feroz
en el seno de la mayoría de los liberales, consiguió que fuera aprobado, pero antes de que el
llegase al senado fue asesinado el 12 de noviembre de 1912 por el anarquista Manuel
Pardiñas.
Tras la muerte de Canalejas el turno de partidos tuvo que afrontar dos graves problemas: la
escisión de varias facciones de partido liberal y conservador, lo que les debilitó, y la voluntad
de la Lliga regionalista de convertirse en partido de gobierno para impulsar desde ahí la
autonomía catalana. Tiempo de gobiernos débiles, durante el cual los partidos Liberal y
Conservador trataron de mantener la alternancia de los primeros años de la restauración. Cada
vez más cuestionada por las facciones disidentes y los regionalistas catalanes.
Tras el asesinato de canalejas se reabrió la lucha por el poder del partido Liberal, Moret y
Montero ya eran ancianos, se entablo entre Manuel Garcia Prieto y el Conde de Romanones.
Gano Romanones, quien asumió la presidencia del partido y del gobierno, pocos meses
después Garcia Prieto dejó el partido liberal con sus seguidores que adoptaron el nombre de
liberal-demócratas. Rota la mayoría, García Prieto derribó al gobierno de Romanones, al no
tener ningún otro liberal el respaldo suficiente el poder pasó a los conservadores. Pero con
Maura decreto implacable hostilidad para los liberales se negó a sustituirles hasta que no se
retractaran públicamente de su alianza con republicanos y socialistas tras la Semana Trágica.
Era un pulso al partido liberal, pero el rey era el último responsable de su relevo en 1909. El 27
de octubre llegó el momento de sustituir a Romanones, Maura se negó y Alfonso XIII le dio el
poder a Eduardo Dato, otro notable conservador. Dato acepto y Maura lo tomó como una
traición, por lo que abandonó el partido. Otro notable conservador, Juan de la Cierva, también
abandono el partido. Tanto Maura como Cierva conformaron sus propios partidos
independientes. Las facciones escindidas de los partidos liberal y conservador, cuestionaron la
legitimidad del turno de partidos, ya que estas también aspiraban a gobernar. el gobierno de
Dato quiso viendo el panorama quiso ganarse el apoyo de la Lliga, por lo que estableció por
decreto la Mancomunidad de Cataluña. La mancomunidad agrupaba a las cuatro diputaciones
provinciales y fue la primera institución catalana de ámbito regional. Pero muchos políticos se
resistían a ceder competencias, a descentralizar el poder, generando una considerable
resistencia. Bloqueando proyectos en el parlamento.
Tras el bloqueo, Francesc Cambó, líder de la Lliga, se dispuso a bloquear todos los proyectos de
ley que los partidos Liberal y Conservador llevaron al congreso, utilizando recursos que
permitía el reglamento. Empezó la campaña obstruccionista en noviembre de 1915 contra el
gobierno conservador de Dato, que cayó en diciembre, acosado también por lis liberales que
reclamaban el poder. Le reemplazo Romanones que fraguo una débil coalición con los liberal-
demócratas de Garcia Prieto.
Al acabar 1917 los partidos dinásticos se habían roto. Por la variedad de las fuerzas políticas
representadas en el parlamento. Los partidos escindidos, cada vez mayor numero, obtenían los
suficientes diputados como para sobrevivir. Aspiraban a gobernar y para ello debían romper el
turno de partidos.
Alba quiso graban con un impuesto los grandes beneficios que muchas empresas españolas
estaban obteniendo al calor de la primera guerra mundial. La Gran Guerra trastocó la
economía de los estados combatientes, pero también de los neutrales. España proclamó su
neutralidad el 30 de julio de 1914. Los países combatientes dejaron e exportar productos como
acero y lanas, demanda que comenzó a suplir la producción española. De igual manera los
países en guerra comenzaron a necesitar recursos, que España proporcionaba.
La contienda hizo aumentar la producción agrícola creció un 27% entre 1913 y 1917. Dado que
el carbón nacional era más caro que el importado, la producción de hulla se disparó. Debido al
precio del carbón, el precio de la energía se disparó, lo que obligo a buscar nuevas fuentes de
energía más baratas y el desarrollo de la industria hidroeléctrica. La industria manufacturera se
expandió al calor de las exportaciones y la caída de importaciones. Especialmente la textil dada
la necesidad de proveer a los ejércitos de uniformes y mantas. También crecieron la industria
química y la fabricación de maquinaria.
Para los empresarios, financieros, capitalista resulto una época fantástica en la que los
negocios fueron prósperos. Pero los beneficios de la guerra se distribuyeron desigualmente. La
participación de los ingresos del trabajo en la renta nacional disminuyo, el tiempo que
aumento los beneficios empresariales. Los salarios subieron, pero no tanto como los precios, la
inflación acabó afectando a los trabajadores d rentas bajas. Esta crisis asolo los países
europeos, por la falta de materias primas. Esta problemática aumento el número de huelgas.
La economía creció durante la guerra, entrando en crisis cuando terminó. Las exportaciones
españolas cayeron un 39% entre 1919 y 1922. Provoco una crisis de sobreproducción en los
sectores quemas habían crecido. Muchas empresas quebraron. La convulsión no afecto igual
todos los frentes. En líneas generales, cayó la producción agraria, se estancó la industrial y
creció el sector servicios. Sufrieron más las actividades ligadas a la primera industrialización,
como el carbón, el textil o la siderurgia. Pero en estos años también se afianzaron industrias
como la química, la eléctrica o la de bienes de equipo.
3. La modernización de la sociedad española
La primera guerra mundial no solo trastoco la economía española. Sino que acelero el proceso
de modernización que vivía la sociedad desde comienzos del siglo XX. En las primeras décadas
de la centuria España comenzó a experimentar la transición demográfica, que sus vecinas del
norte habían vivido cien años atrás. Las tasas de mortalidad cayeron por la mejora de la
alimentación y de la higiene, pero también por las políticas públicas de abastecimiento de agua
potable, conducción de aguas residuales, campañas de vacunación, hospitales, etc. También
ayudo a aumentar la esperanza de vida a 50 años. Por todo esto la población aumento.
Este incremento demográfico desbordó los recursos económicos del país: muchos españoles
abandonaron su lugar de origen en busca de mejores expectativas, la emigración a américa,
intensa en los años de la crisis agraria finisecular, experimento un nuevo repunte entre 1904 y
1914 abandonaron España entre millo y medio y dos millones de personas. El bloqueo de la
emigración ultramarina acentuó los movimientos migratorios en el interior. Aumento el flujo
del campo a la ciudad. La emigración a las ciudades trastoco la estructura de la población
activa: en 1900 dos tercios trabajaba en la agricultura en 1930 el porcentaje se redujo al
45,5%. La modernización de la sociedad y la expansión de la economía exigieron más
profesionales: ingenieros para obras públicas, arquitectos para edificios en las ciudades más
grandes, médicos que atendieran el incremento de población, municipales, abogados,
sociedades anónimas, etc.
Las ciudades mudaron su estructura. Las elites económicas se desplazaron del centro a los
palacetes en las afueras con todo tipo de lujos. La electricidad sustituyo al gas en la farola y a la
tracción animal en los tranvías. El metro llego a las grandes urbes. En la década de 1920 los
automóviles dejaron de ser una curiosidad exótica para convertirse en elementos habituales
en el paisaje de la ciudad. Se construyeron en las capitales de provincia una gran avenida
central. Aparecieron nuevas formas de ocio, nuevos cafés, la radio, el futbol.
En 1916 los oficiales del cuerpo de infantería organizaron una junta de defensa, un sindicato
militar. La junto original os derechos de arma y de sus afiliados. La sindicación revelaba el
malestar de los oficiales. Malestar entre la pérdida de poder adquisitivo, por una política de
ascenso asentada en el favoritismo y el patronazgo y también, por el rápidos ascenso de los
africanistas. Los junteros exigían que los ascensos fueran por antigüedad, así no habría
privilegios. Los oficiales achacaban los problemas a los generales, y el reglamento de la junta
alentaba a la indisciplina militar. Dispuso que toda decisión adoptada por dos tercios de los
oficiales vinculara al resto, rompiendo la cadena de mando, los oficiales, elegidos en cuerpo
autónomo, podían incumplir ordenes que estimaran injustas o contrarias a sus intereses.
En abril de 1917 Manuel García Prieto reemplazó al conde de Romanones al frente del
gobierno. Dispuesto a reestablecer la disciplina militar ordeno que se disolvieran las juntas.
Pero la junta central de Infantería, en Barcelona se negó y sus miembros fueron encarcelados
el 28 de mayo de 1917. Una junta suplente conmino al gobierno a que los soltaran, García
prieto que no estaba seguro de que los oficiales no acataran sus órdenes, se plegó l ultimátum.
No conto el presidente con el apoyo de Alfonso XIII. Sin un respaldo claro del rey Garcia prieto
dimitió el 10 de junio. Su renuncia exhibió la debilidad del poder civil: en adelante el ejército
actuaría como un poder autónomo, al margen de los poderes constitucionales. La acción de las
juntas dio un nuevo impulso a los partidos que deseaban acabar con el turno entre liberales y
conservadores. Siendo que los militares habían depuesto un gobierno, quizás podrían deponer
todo un sistema. Al acabar 1917abundaban entre la oposición quienes pensaban que los
militares podían ser otra vez el motor de cambio político.
En 1909, los socialistas acordaron una coalición lectoral con los republicanos. En las elecciones
de 1910 Pablo Iglesias, candidato a la Conjunción Republicano-Socialista pro Madrid, obtuvo
por primera vez un escaño para su partido. El año 1910 también fue el de la función de la
Conferencia Nacional de Trabajo, primera organización anarquista de ámbito nacional desde la
disolución de la FTRE en 1888. La CNT abogaba por la autonomía obrera frente a cualquier
vínculo político y apostaba por el sindicalismo revolucionario; cada huelga, cada combate en
las fábricas o en el campo era símbolo de una batalla sin cuartel contra propietarios y
patronos. Para los anarquistas el cambio no debía se paulatino, sino una hecatombe contra los
burgueses, mientras que los socialistas preferían un cambio paulatino para mejorar las
condiciones de vida laborales. Pesar de su diferencia a UGT y la CNT convergieron en algunas
acciones. En 1916 convocaron una huelga general de veinticuatro horas contra la carestía de
las subsistencias y el desempleo. Celebrada el 18 de diciembre, la huelga fue un éxito, dado el
malestar generalizado por la inflación, conto con la simpatía del comercio y las clases medias.
El resultado de la huelga animo a los dos sindicatos a seguir trabajando juntos. En marzo de
1917 comenzaron a organizar otra huelga general. Por esta vez ya no sería puntual, sino
indefinida, revolucionaria y destinada a derribar a la monarquía. La huelga comenzó el 12 de
agosto, antes de lo previsto, al romperse una dura negociación entre las compañías
ferroviarias y los sindicatos. el comité de huelga decidió que fuera pacífica y no se asaltase el
poder por las armas. Confiaban en el apoyo del ejército: rota la disciplina militar por las juntas
de defensa, el comité creía que muchos oficiales abandonarían el gobierno y que las tropas se
solidarizarían con los huelguistas.
Las grandes coaliciones eran inestables. La tensión entre juan de la Cierva y los grupos
liberales, acabó en 1918 con el gobierno de concentración de Garcia prieto. Y los choques
entre Alba y uno de los principales defensores del nacionalismo español entre las familias
liberales, y el catalanista, Cambó, debilitaron en 1918 al gobierno nacional de Maura. Tampoco
resultaron fáciles las concentraciones de un solo color político, pues la lucha hegemónica entre
el campo de la izquierda o la derecha gubernamental fue constante. Por su parte los
conservadores desconfiaban de los gobiernos de coalición, pero sobre todo de los presididos
por Maura.
Si algo resulto evidente estos años fue que los gobiernos ya no podían obtener grandes
mayorías parlamentarias en unas elecciones. En un principio por los parlamentos tan
fragmentados, con mayorías muy débiles, los líderes políticos se resistían a aceptar la
presidencia del gobierno. El primer gabinete de concentración de Prieto convocó elecciones en
febrero de 1918 de las que salió un congreso con quince grupos parlamentarios el más grande
de los cuales, l minoría conservadora, solo tenía cien diputados. Nadie quiso arriesgarse a
gobernar n dicha cámara y el rey tuvo que convocar el 22 de marzo de 1918, por sorpresa y a
la misma hora a los líderes de los grupos parlamentarios para que hicieran un gobierno de
coalición, bajo amenaza de abdicación. LA encerrona funcionó: Maura, el expresidente mas
antiguo, encabezo el gabinete, se le denomino gobierno nacional. En abril de 1919 y marzo de
1920 Maura y Dato exigieron el decreto de disolución de las cortes para aceptar la presidencia
del consejo de ministros. En las elecciones de junio de 1919 Maura obtuvo una escasa mayoría
de ciento cuatro diputados, de los cuatrocientos que integraban en congreso, que solo permito
gobernar unas semanas. En las de diciembre de 1920 los conservadores lograron una mayoría
minoritaria de ciento setenta y seis diputados, más holgada que la precedente, pero débil para
gobernar en solitario: de ahí que cuando dato fue asesinado por un anarquista en marzo de
1921 los conservadores ya no se negaron a gobernar en coalición con otros grupos de la
derecha.
Al asumir la presidencia del gobierno en 1920, Dato afronto la conflictividad en Cataluña desde
una obre perspectiva: abordar los conflictos laborales negociando y combatiendo con firmeza
el terrorismo. Pero en verano de 1920 aumento la violencia en Barcelona, y nombro como
gobernador civil de Barcelona a Severiano Martinez Anido. Reprimió fuertemente la actividad
sindical y organizo un grupo parapolicial que, al margen de la ley, atentaron contra sindicalistas
y terroristas, pero también contra sus abogados, en su mayoría republicanos. Se aplicó bajo su
mandato la ley de fugas: brutal ejecución sumaria de los prisioneros, desarmado y por la
espalda, so pretexto de huida.
El tercer foco de tensión entre civiles y militares estaba en marruecos. Tras perder las colonias
ultramarinas, la política colonial se centró en el norte de áfrica. Tras dividir el sultanato de
marruecos con Francia, a España le toco la zona del Rif, zona conflictiva porque ciertas tribus
locales, las cabilas, querían la independencia de marruecos y lucharon contra el ejército
español. España no controlo la zona hasta mediados de 1920. Aunque las competencias sobre
el protectorado estaban divididas entre el ministerio de Estado y el de Guerra, en la práctica
eran los militares quien controlaban la zona. En los años previos a la Primera Guerra Mundial,
los gobiernos españoles impulsaron la ocupación militar, pero coincidiendo con la contienda se
paralizaron las operaciones y hubo intentos de negociación con las Cabilas. El avance se
reinició tras la contienda. En la primavera de 1921, apoyado por el rey Alfonso XIII, el general
silvestre partió desde Melilla hacia la bahía de Alhucemas con el fin de pacificar el Rif, pero la
operación fue un desastre, el líder de la rebelión, Abd-el-Krim, emprendió un ataque sorpresa
a las tropas españolas que huyeron refugiándose en pequeñas localidades. El 9 de agosto
habían muerto 10.000 soldados españoles y capturado 500 oficiales. En abril de 1922 cuando
Sánchez guerra estaba en el poder, se reestablecieron las garantías constitucionales,
suspendidas desde 1919. En octubre ceso a Martinez Anido como gobernador civil de
Barcelona y disolvió las juntas militares. Limito las operaciones en marruecos a actos
defensivos y sentó las bases para establecer un protectorado civil, como alto comisario en
marruecos puso a un civil, Santiago Alba. En 1922, a instancias del consejo superior de guerra y
marina, el general Picasso elaboro un informe, conocido como Expediente Picasso, sobre las
responsabilidades derivadas del desastre y propuso el procesamiento de varios oficiales y jefes
militares.
Sánchez Guerra llevo el expediente Picasso al congreso. Su discusión devino en una agria
polémica. Los socialistas no solamente culpaban al ejercito sino también al gobierno del
momento, el de Allendesalazar, presidente durante el desastre, y al de Maura, el que lo
sustituyó. Pedían el cese permanente de Allendesalazar. Los conservadores legaron que la
responsabilidad era solamente del ejército y que de eso se encargaba el tribunal supremo de
Guerra y Marina. El congreso llego a formular una propuesta de acusación ante el senado
contra el gobierno de Allendesalazar, pero el día de la votación hubo una bronca monumental
y esto llevo a Sánchez Guerra a presentar su dimisión. El debate retorno en septiembre de
1923. Pero el golpe de estado de Primo de Rivera, en septiembre de 1923, impidió al
parlamento que siguiera deliberando.
Al acabar la primavera de 1923 habia dos tramas golpistas. En Madrid conspiraban un grupo de
generales africanistas próximos a Alfonso XIII, conocido como el cuadrilátero. Temían que l
desastre de Annual salpicase al rey, querían bloquear la exigencia de responsabilidades al
ejército y reactivar las campañas en áfrica. Al tiempo varios oficiales conspiraban en Barcelona
liderados por Primo de Rivera, que gozaba de fama entre los junteros. En agosto ambos grupos
comenzaron a cooperar y Primo de Rivera asumió el liderazgo de la conjura.
Al asumir la presidencia del consejo de ministros Primo de Rivera anuncio que su gobierno
sería provisional: una letra de 90 días, durante el cual el ejército garantizaría el orden público,
resolvería el problema de Marruecos, pondría coto al separatismo y liberaría a España de los
políticos responsables de la desdicha de España desde 1898. Ante esto último no hubo
oposición de la ciudadanía, que le era indiferente un gobierno civil o militar. Primo de Rivera
alentó las denuncias anónimas contra monárquicos constitucionalistas, abundaron registros
domiciliarios, multas, destierros y detenciones y sus comunicaciones telefónicas fueron
intervenidas.
Semanas después del golpe, los partidos que habían gobernado eran historia. Pero algunos
políticos apoyaron a primo de Rivera como Juan de la Cierva o los Mauristas, aunque Maura
no. La Lliga Regionalista en un principio aplaudió el golpe, pero luego se despegó, no se opuso,
cuando Primo de Rivera suprimió la mancomunidad y comenzó a perseguir el uso público del
catalán.
Ratificado el golpe de estado por el Rey el dictador, suprimió las garantías constitucionales: la
censura de prensa fue estricta durante toda la dictadura; los derechos de reunión y
manifestación, cercenados. Primo de Rivera suprimió los ministerios y constituyo un directorio
militar integrado por generales. Dispuesto a disolver el caciquismo disolvió los ayuntamientos
y asigno concejalías a los mayores contribuyentes de cada localidad. Todo bajo supervisión de
los ejércitos, los militares ocupaban los gobiernos civiles. En 1924 primo de rivera fundó a
Unión Patriótica. Partido oficialista de la dictadura.
La militancia en la Unión Patriótica fue necesaria para poder acceder a puestos directivos en
ayuntamientos, diputaciones, gobiernos civiles y otras administraciones. En el directorio se
aprobó en abril de 1924 un nuevo estatuto municipal, obra de José Calvo Sotelo, maurista que
ocupo l dirección general de la administración. El estatuto daba mayor autonomía a los
municipios y nuevos recursos para los municipios. Parte de los concejales eran elegidos por
sufragio universal la otra parte por sufragio corporativo, a pesar de esto el caciquismo
sobrevivió a los primeros años de regeneracionismo del régimen.
Desde el ministerio de Trabajo, Aunós colaboró con los socialistas. Primo de Rivera quiso
institucionalizar el dialogo entre empresas y trabajadores bajo supervisión estatal para aplacar
la conflictividad social. la UGT fue el interlocutor. La política de conciliación laboral se
consolidó en 1926 con la creación de la Organización Social Corporativa, integrado por comités
partidarios de cada sector profesional, integrados por trabajadores y empresarios,
supervisados por un delegado de gobierno. Los comités partidarios regulaban las condiciones
laborales, solucionaban conflictos colectivos y sancionaban las infracciones. Los comités
partidarios regulaban las condiciones laborales, solucionaban conflictos colectivos y
sancionaban infracciones. Desplazados los anarquistas, los socialistas vieron una rápida
expansión en 1928 la UGT contaba con 235.000 afiliados. Lo socialistas aparcaron su
inclinación republicana y participaron en las instituciones.
Solventados los problemas en Marruecos y el orden público, respaldado por los socialistas y
con la economía en expansión, Primo de Rivera dio un nuevo paso para consolidar la dictadura
y liquidar el orden liberal. En septiembre de 1926 anuncio la convocatoria a una Asamblea
Nacional, cámara consultiva para proponer una nueva constitución y que comenzó a reunirse
en septiembre de 1927. Participaban en ella representantes de la administración, el ejército, la
Iglesia, la economía y las universidades y otras corporaciones.
En 1929 Primo de Rivera habia perdido muchos apoyos. Conforme pasan los años y Primo de
Rivera se mantenía en el poder sin que el rey se lo impidiera, un grupo de monárquico
comenzó a conspirar con el ejército para acabar con la dictadura: el golpe de estado de 1923
habia legitimado le uso de las armas en política. Hubo un intento de golpe en 1926, dirigido
por Romanones, Álvarez y os generales Weyler y Aguilera, pero fue desmantelado días antes
por Primo de Rivera. Cuando en septiembre de 1927 en la Asamblea nacional se constató que
ni Primo de Rivera ni el rey querían retornar a una al parlamentarismo, los partidos
monárquicos debían elegir entre el rey o la soberanía en cortes, eligieron la última. José
Sánchez Guerra, desde el exilio acuso al rey de traición por no defender la constitución. Dirigió
desde el exilio un frente insurreccional integrado por monárquicos, republicanos y anarquistas.
Los conjurados ya exigían más que la mera destitución del dictador: pretendían que unas
cortes Constituyentes decidieran sobre la forma de gobierno, sin excluir la república. La
sublevación, prevista para enero de 1929, fracasó por un fallo en la coordinación.
No solo ele ejercito crecía en oposición. Las organizaciones patronales que apoyaron en sus
inicios la dictadura recelaban de la Organización Corporativa Nacional, alegando que el peso
sindical en los comités paritarios limitaba la libertad de prensa. Pero también el creciente
intervencionismo económico, sobre todo, cuando Calvo Sotelo intento instaurar un impuesto
sobre la renta: ante la protesta patronal, el ministro retiro la medida. Al tiempo la peseta se
desplomo en los mercados internacionales. El fin de la guerra de marruecos, en 1925, propicio
la confianza internacional en el cual entraba capital extranjero y revalorizo la divisa. Pero a
partir de 1928 muchos inversores repatriaron su dinero y la peseta se hundió, incapaz de
detener la depreciación Calvo Sotelo dimitió el 20 de enero de 1930. Los estudiantes también
se movilizaron. Alfonso XIII se impacientaba y quería dar por terminada la dictadura.
Primo de Rivera escribió a los capitanes generales a ver si contaba con su apoyo, pero ante la
no respuesta de estos, presento su dimisión al rey el 28 de enero de 1930.
El 28 de enero de 1930, Alfonso XIII encargó la presidencia del gobierno al general Dámaso
Berenguer, que cogió prestigio por su sutil oposición a la dictadura. El rey puso en el gobierno
a gente de su confianza próximos a palacio, junto a políticos del partido conservador. Aunque
seguían suspendidos los derechos constitucionales, las restricciones se suavizaron y el
gobierno autorizó lo mítines. Los delitos contra la dictadura fueron amnistiados y los exiliados
regresaron a España. Tras seis años de censura en todos los medios, la opinión publica explotó,
exigió que los líderes políticos se posicionasen sobre la actitud del rey. Un rey que habia jurado
defender la constitución y que incumplió su juramento. Todos expresaron su desconfianza en
Alfonso XIII, que, tras años de suspensión constitucional, de que pudiera ser un buen rey
constitucional. Se comenzaron a escuchar ya grandes peticiones de república. Alcalá Zamora
fundó el partido Derecha Liberal Republicana.
Esta forma de hacer gobierno no convencía a casi nadie y la mayoría de los partidos se negaron
en las elecciones. Los primeros en retraerse el 29 de enero fueron los constitucionalistas,
dirigid por Sánchez Guerra. Pocos días después los socialistas y republicanos anunciaron que
tampoco concurrirían a los comicios. Aun así, el rey firmo el decreto de convocatoria electoral
el 7 de febrero. El día 8 Alba se unió a los abstencionistas. Aunque Berenguer intento resistir,
Romanones y Garcia Prieto, ante la evidencia de que el parlamento seria inoperante, se
sumaron a la petición de Cortes Constituyentes de Sánchez Guerra. Sin apoyos Berenguer
dimitió.
El 16 de febrero, Alfonso XIII encargo la presidencia del gobierno a Sánchez Guerra, le impuso
varios requisitos: Cortes unicamerales, serian Constituyentes, el monarca se comprometía por
escrito a acatar su mandato y las prerrogativas regias se suspenderían hasta que el Parlamento
aprobara la constitución. Alfonso XIII acepto a disgusto las peticiones. Sánchez Guerra creía a
estas alturas que era imposible estabilizar un gobierno sin el apoyo de republicanos y
socialistas. Quiso llevar a algunos intelectuales a su gobierno, pero declinaron la oferta. Visito
la Cárcel Modelo donde estaban encarcelados miembros del gobierno provisional republicano
para que le apoyasen. Republicanos y socialistas rehusaron participar en el gobierno.
Fracasada la entrevista de la cárcel, decidió gobernar en solitario con los constitucionalistas.
Pero Alfonso XIII no estaba dispuesto a permitirlo y veto a algunos de sus candidatos a
ministros. Sánchez Guerra renunció a formar gobierno.
Poco después otro militar, Juan Bautista Aznar, presidia el gabinete que parecía del pasado,
pues estaba Juan de la Cierva, Maura, Romanones, Garcia Prieto, Bugallal, Juan Ventosa y
Berenguer. El gobierno de Aznar decidió celebrar antes unas elecciones municipales, pues era
preciso renovar los ayuntamientos. Convocadas el 12 de abril de 1931, participaron
republicanos y socialistas. Para vencer a las candidaturas republicanas, liberales y
conservadores se unieron y presentaron listas únicas. La coalición entre partidos de la
Restauración y la extrema derecha reveló dos modos de ver la política. Los notables anclados
en la noción clientelar de la acción política, convencidos de que podrían reactivar las redes de
caciques, esperaban tranquilos las elecciones pensando que serían favorables.
Los republicanos articularon su campaña bajo la idea de que las elecciones municipales
tendrían el valor de un plebiscito sobre la forma de gobierno. El gabinete de Aznar seguro de la
victoria monárquica, asigno a los comicios la condición de referéndum. El 12 de abril, la
victoria republicana en más de cuarenta capitales de provincia fue una sorpresa para los
monárquicos que vieron inhabilitadas sus redes clientelares y como eran inoperantes sus
cacicatos. Aunque los monárquicos recibieron más votos, la pérdida de control de las ciudades
les hizo perder el control de los cacicatos rurales. El General Sanjurjo agacho la cabeza cuando
Romanones le pregunto si contaban con el respaldo de la benemérita. El día 1 se puso a las
órdenes del gobierno provisional republicano. En la mañana del 13 el general Berenguer,
ministro de la Guerra ordeno a los capitanes generales que acataran la voluntad del pueblo.
Atribuyéndole a las elecciones generales el valor de referéndum. A lo largo del día 13 de abril,
Alfonso XIII busco alguna alternativa. Mediante un intermediario, ofreció al gobierno
provisional de la Republica la posibilidad de suspender el ejercicio de la soberanía, ausentarse
temporalmente del país y designar un gobierno que convocara cortes constituyentes. La oferta
fue rechazada. El rey se vio desamparado por el ejército, con un gobierno que reconocía la
derrota, no tenía ninguna baza para negociar.
Desde las primeras horas de la mañana del 14 de abril, mucha gente se echó a las calles para
proclamar la república. El 14 por la tarde Romanones negoció con Alcalá Zamora, presidente
del gobierno provisional, la expatriación del rey.