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Facultad de Artes
Análisis Musical II
Introducción.
María Nagore define el siglo XX como el siglo del análisis musical, ya que este cambia de
estatus y experimenta un gran desarrollo, pasando de ser considerado una herramienta para la
teoría, la composición y la biografía a ser considerada una disciplina autónoma. Podríamos
dividir en tres las etapas por las que ha pasado el análisis en este siglo (XX)
-La primera mitad del siglo, en las cuales las teorías analíticas buscan la unidad u coherencia de
la obra musical basadas en el tematismo.
-El periodo comprendido entre la década de los 50 y 80 en el que surge una mirada muy
estrucuturalista con teorías rigurosas muy formalizadas, como es el caso de la teoría de
conjuntos, en las que el análisis musical aspira al rango de ciencia.
-El periodo a partir de la década de los 80 en el que surgen teorías que rechazan esta visión de
análisis como ciencia y proponen abrir el análisis de una obra musical aspectos externos a ella
como es el caso de el significado, contexto, expresión e interpretación. Con miras a lograr este
objetivo es que estas nuevas perspectivas tienen múltiples conexiones con otras disciplinas como
la historia, filosofía, psicología y antropología.
Cabe destacar, que a pesar de esta gran variedad de prácticas analíticas que ponen el foco en
aspectos antes dejados de lado por el análisis musical, siguen existiendo una gran cantidad de
acercamientos formales y estructurales a la música. Lo que sí se observa como una postura
generalizada de acercamiento a la obra musical, es el carácter integrador de diversas disciplinas
que estudian la música, ya que con un ataque multidimensional se puede llegar a comprender de
manera más certera la realidad de una obra musical. Se destaca el acercamiento y mutua
necesidad entre entre el análisis musical y la historia de la música.
La concepción de análisis musical que nos entrega la autora, es la de un examen detallado que se
hace de una obra, un escrito o cualquier realidad susceptible de estudio intelectual, así como el
resultado de ese examen. Esta realidad no es sólo la partitura, u otra representación gráfica del
sonido, sino que es su realización sonora. Por esta razón no basta con sólo estudiar la partitura
prescindiendo de la escucha analítica, porque ésta a veces puede ayudarnos a entender mejor una
obra musical. Esta situación la he experimentado de manera personal como herramienta para la
interpretación de una obra determinada. En términos de fraseo y rubato, y de indicaciones de
agógica, a pesar de comprender de manera intelectual mediante el estudio de la partitura lo que
se me indica hacer, a pesar de tener una muy buena definición por parte de mi profesora, sólo
mediante las palabras no lograba interpretar de buena manera lo que se me pedía. La manera de
lograrlo fue una escucha atenta de diversas interpretaciones para luego imitarlas con mi
instrumento (con todo lo que eso pueda escandalizar a algún profesor de instrumento). Incluso la
manera de tenerlo totalmente claro fue tocar sobre la grabación. De esta manera pude
comprender con mi cuerpo, lo que debía hacer y lo pude reproducir de manera mucho más
satisfactoria que sólo con el estudio visual de la partitura. De todas maneras Nagore nos señala
que es muy difícil prescindir de la representación gráfica en un estudio analítico, debido a que
nuestra capacidad visual es mayor a la auditiva.
Respecto del estatus del análisis musical la autora plantea que éste debe constituir una
herramienta. Se debe centrar el foco en determinar si el análisis responde a sus objetivos o si sus
resultados son válidos y no si funciona desde un punto de vista teórico o si tiene carácter de
ciencia. Lo que cualquier analista debe plantearse es cuál es la finalidad de su análisis, qué
pretende con este y hacia dónde quiere llegar. A partir de estas preguntas se deduce el método a
utilizar. Muchas veces análisis completamente opuestos son igualmente valiosos. Lo que da valor
a un análisis es el modo en que los detalles musicales sostienen sus conclusiones analíticas, y
cómo estas arrojan luz sobre ellos.
Para concluir la autora adopta una postura intermedia entre las diversas corrientes analíticas,
entre las más formalistas y las más hermenéuticas, señalando que no se puede prescindir de los
aspectos formales y estructurales siempre asociados al análisis musical, como tampoco se puede
prescindir de la noción de obra musical como algo que se desarrolla en el tiempo, que no es sólo
artefacto o texto, sino también un proceso. Asimismo nos indica la importancia y la necesidad de
la vinculación entre el análisis musical y otras disciplinas como la historia, la psicología, la
sociología, la teoría musical entre otras. Finalmente apunta que el análisis musical no puede ser
sólo una actividada hermenéutica, ya que , estando en una época dominada por el contexto, se
puede correr el riesgo de que se disuelva el análisis musical en un ejercicio narrativo o
interpretativo, como un nuevo tipo de performance.
Bibliografía
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/musica/cv/nagore.html
Buen trabajo.
Se ajusta al formato.
Buena Redacción.
Desarrolla y expone las ideas principales.
Se sugiere:
1. Cuando se trate de citas textuales y cuando se utilicen expresiones elaboradas o
conceptos que son del autor/a se recomienda el uso de cremillas o cursivas. Ejemplo:
estatus autónomo provisional de una obra musical
2. No es necesario disponer de un apartado de Bibliografía si no se han utilizado otras
fuentes. Al final no hubo Bibliografía.
Se valora la mención a un caso específico y personal que da cuenta de un modo de aprendizaje a
partir de una herramienta de análisis como es la audición.
Nota: 6,0