No es posible visualizar directamente los átomos, salvo en situaciones muy particulares, con alto costo y baja resolución (no se puede hacer microscopia a nivel atómico en forma rutinaria). Las técnicas habituales para estudiar las estructuras cristalinas se basan en el fenómeno de difracción de rayos X. La difracción hablando en términos físicos, es un proceso que ocurre en todo tipo de ondas cuando estas se esparcen o se curvan frente a la presencia de un obstáculo u orificio. Dicho fenómeno se da cuando la longitud de onda es mucho mayor que las dimensiones del obstáculo. Entre mayor sea el tamaño del objeto en comparación con la longitud de onda, más difícil será detectar la difracción (witen, 2009). Existen tres niveles de arreglo atómico.
1.2.1. Sin orden
En gases como el argón, los átomos no tienen orden y llenan de manera aleatoria el espacio en el cual está almacenado el gas.
1.2.2. Orden de corto alcance
Un material muestra orden de corto alcance si el arreglo especial de los átomos se extiende sólo a los vecinos más cercanos de dicho átomo. Cada molécula de agua en fase vapor tiene un orden de corto alcance debido a los enlaces covalentes entre los átomos de hidrógeno y oxígeno; esto es, cada átomo de oxígeno está unido a dos átomos de hidrógeno, formando un ángulo de 104.5° entre los enlaces. Sin embargo las moléculas de agua no tienen una organización especial entre sí. Las cerámicas y los polímeros que tienen sólo este orden de corto alcance son materiales amorfos. Los vidrios, que se forman en sistemas tanto cerámicos como polímeros, son materiales amorfos y a menudo tienen propiedades físicas únicas. Unos cuantos materiales y semiconductores especialmente preparados también poseen sólo orden de corto alcance.
1.2.3. Orden de largo alcance
Los metales, semiconductores, muchos materiales cerámicos e incluso algunos polímeros tienen una estructura cristalina en la cual los átomos muestran tanto un orden de corto alcance como un orden de largo alcance; el arreglo atómico especial se extiende por todo el material.
1.2. Red cristalina
Los átomos forman un patrón repetitivo, regular, en forma de rejilla o de red. La red es un conjunto de puntos, conocidos como puntos de red, que están organizados siguiendo un patrón periódico de forma que el entorno de cada punto en la red es idéntico. Uno o más átomos quedan asociados a cada punto de la red. La red difiere de un material a otro tanto en tamaño como en forma, dependiendo del tamaño de los átomos y del tipo de enlace entre ellos. La estructura cristalina de un material se refiere al tamaño, la forma y la organización atómica dentro de la red. 1.3. Celda unitaria La celda unitaria es la unidad más pequeña que tiene la simetría total de un cristal, que cuando se repite en todas las direcciones formará la red cristalina se muestra la combinación de ocho celdas unitarias para indicar la forma en que la celda unitaria ajusta en la red completa. El átomo a de la figura I.11.b no pertenece únicamente a una celda unitaria, sino que forma parte de las ocho celdas unitarias que lo rodean. En consecuencia, se puede decir que sólo un octavo de este átomo corresponde a cualquiera de las celdas unitarias. Para calcular el número de átomos por celda unitaria en un cristal cúbico centrado en el cuerpo puede utilizarse este hecho. Aun un cristal pequeño contendrá miles de millares de celdas unitarias, y las celdas unitarias en el interior del cristal deben exceder con mucho el número de las que quedan en la superficie. Por tanto, en los cálculos se pueden menospreciar las celdas de la superficie. En el interior de un cristal, cada átomo situado en la esquina de una celda unitaria es equivalente al átomo cada celda posee un átomo situado en su centro que no es compartido con otras celdas unitarias. Así, la red cúbica centrada en el cuerpo tiene dos átomos por celda unitaria; uno formado por los átomos de las esquina, y uno situado en el centro de la celda.
Figura: (a) celda unitaria centrada en el cuerpo (b) 8 celdas unitarias de la red cubica
Fuente: imagen de metalurgia física pdf
En el caso de la celda unitaria de la red cúbica centrada en las caras, ésta
tiene un átomo situado en el centro de cada cara. El número de átomos por celda unitaria de la red de este tipo se calcula de la misma forma que para la red cúbica centrada en el cuerpo. Los ocho átomos de las esquinas contribuyen a formar un átomo de la celda unitaria (ALEJANDRO, 1995). Proceso de cristalización.
En los metales y aleaciones líquidas, calentados considerablemente por encima
de su punto de fusión, los átomos se agrupan a azar, de modo irregular y son portadores de elevada energía y movimiento. A medida que el líquido se enfría y se acerca al punto de solidificación, la energía de algunos átomos puede haber disminuido y con ello su movilidad dentro de la masa, de tal forma que pueden ocupar, respecto a los otros, una posición más orientada, lo que se asemeja a su disposición en el metal sólido (cristian, 1999).
Una vez alcanzada la temperatura de solidificación, estos grupos aislados de
átomos pueden haber quedado ya orientados y enlazados como el cristal elemental, adquiriendo una estructura rígida de orientación los unos respecto a los otros. Los átomos vecinos pueden, una vez perdida la energía térmica necesaria, irse agregando al cristal elemental formado, formando nuevos cristales elementales unidos y comenzar dentro de la masa líquida a formar redes cristalinas en crecimiento. Estos cristales en crecimiento, cuando alcanzan cierto tamaño se convierten en núcleos de cristalización, y a su alrededor comienza a tejerse la red cristalina, a medida que más y más átomos van perdiendo energía con el enfriamiento. Como la formación de los núcleos de cristalización puede comenzar indistintamente en cualquier parte de la masa líquida, los cristales pueden comenzar a crecer en múltiples lugares simultáneamente.
Figura: imagen de dendria
Fuente: obtenida de imagen de Word
En el proceso de cristalización, mientras que el líquido circunde al cristal ya formado y creciente, este va manteniendo una forma relativamente correcta, los átomos vecinos se van enlazando en la posición adecuada y la red cristalina se incrementa manteniendo su geometría. Sin embargo, debido a que la transferencia de calor del material fundido puede ser diferente en diferentes direcciones; por ejemplo, mayor hacia las paredes de molde o recipiente, la red cristalina puede ir creciendo en unas direcciones más que en otras por lo que los cristales van adquiriendo una forma alargada y se constituyen en los llamados ejes de cristalización.
A partir de los primeros ejes, en direcciones perpendiculares tiene lugar el
crecimiento de nuevos ejes. A partir de estos nuevos ejes, también en direcciones perpendiculares, crecen otros ejes, que por su parte dan lugar a otros etc. Las ramas formadas van creciendo en dirección de su engrosamiento y multiplicación progresivos, lo que conduce a la interpenetración y formación del cuerpo sólido. Este tipo de cristalización, que recuerda a un cuerpo ramificado, se conoce como dendrítico, y el cristal formado dendrita. En el transcurso de su crecimiento dentro de la masa líquida, los cristales empiezan a entrar en contacto, lo que impide la formación de cristales geométricamente correctos, por consiguiente, después de la solidificación completa, la forma exterior de los cristales formados adquiere un carácter casual. Tales cristales se denominan granos y los cuerpos metálicos, compuestos de un gran número de granos, se denominan policristalinos.
Defectos de cristalización.
La estructura de los cristales reales se diferencia de los citados anteriormente.
En los metales se encuentran impurezas que influyen sobre el proceso de cristalización y que deforman la red espacial del cristal.
Defectos puntiformes.
En algunos nudos de la red cristalina debido al contacto entre los cristales en
crecimiento que impide el enlace correcto, los átomos pueden faltar, y en consecuencia el cristal elemental queda deformado. Esos nudos no ocupados por los átomos se llaman vacancias. Al contrario, a veces en el cristal elemental puede encontrarse un átomo sobrante que queda atrapado en la solidificación, en este caso tampoco puede formarse el cristal elemental de manera correcta. Tales átomos se llaman átomos intersticiales. Tanto las vacancias como los átomos intersticiales y los átomos ajenos se conocen como defectos puntiformes.
Defectos lineales o dislocaciones.
Cuando se forma un cristal ideal de determinado metal, la estructura cristalina;
por ejemplo centrada en las caras, resulta ser la configuración espacial más estable a esa temperatura y por ello, las fuerzas de cohesión entre los átomos del cristal son las mayores posibles, el metal puede haber alcanzado su mayor resistencia mecánica.
En la práctica, a la hora de elaborar una pieza metálica desde el material fundido,
las condiciones reales de cristalización se apartan en mucho de las ideales, en este caso:
1.- En el metal siempre hay impurezas.
2.- Las temperaturas de fusión son altas. 3.- Las velocidades de enfriamiento relativamente altas. 4.- La transferencia de calor de la masa fundida al medio es diferente en diferentes direcciones.