Aproximadamente en la Revolución Neolítica es donde apareció el intercambio de Bienes
y Servicios con el extranjero al igual que el comercio interior, ya que esta fue una forma evidente de acrecentar lo que se producía, canjeando lo que tenían de más por lo que tenían de menos y a este canje se le conoció como trueque y más adelante como compraventa. Debido al alto potencial que desarrollaron algunos países con sus producciones industriales provocaron la ruptura definitiva con realidades económicas abrumadoramente dominadas por las actividades agrícolas y ganaderas, este sector de población adquirió un grado de especialización que le permitió aumentar considerablemente su producción lo que provoco muchos problemas, pues se saturaron los mercados nacionales y empezaron a disminuir las ganancias para este sector, por más que las mercancías se desplazaran a kilómetros desde una provincia a otra; debían buscar una solución para evitar crisis económicas; y fue entonces en la Época Contemporánea donde dio inicio el Comercio Internacional pues los comerciantes enviaban a sus representantes a través del Mar Mediterráneo, a tierras lejanas para vender sus productos. “El primer vestigio que se tiene fue la British East Indian Company, fundada en 1600. Esta compañía estableció empresas subsidiarias en el extranjero tal como lo hicieron gran número de comerciantes colonos norteamericanos en el Siglo XVIII, esta compañía estableció empresas subsidiarias en el extranjero tal y como lo hicieron gran número de comerciantes colonos norteamericanos en el Siglo XVIII”. (Cantos, 1998, 13) Al mismo tiempo este Comercio se convirtió para algunos países en una importante fuente de suministros de productos sin transformar, en especial los alimentos, es decir se complementaron los países que exportaban manufacturas industriales, con los países que tenían productos sin transformar. Por la poca información con la que se cuenta se puede decir que “Las mercancías que ganaron más presencia en los intercambios internacionales en esa época fueron las manufacturas industriales” (Lobejón, 2001, 9) La Revolución Industrial fue la que le dio un mayor impulso a las relaciones económicas internacionales en general y al comercio exterior en particular. Cabe mencionar que gracias al impulso industrial se introdujeron importantes innovaciones en el ámbito del transporte de mercancías, lo que propicio un desarrollo más dinámico del Comercio Internacional. El Comercio Internacional en la actualidad es uno de los principales actores en la globalización, con un papel esencial en el crecimiento y en el desarrollo, y por lo tanto en la reducción de la pobreza. Arelí Rodríguez Sánchez