You are on page 1of 10

CURSO: DEONTOLOGÍA ARQUEOLÓGICA.

PROFESORA: EMILY BACA.


TEMA: ARQUEOLOGÍA DE CONTRATO EN
SUDAMÉRICA: NUEVAS PERPECTIVAS.
ALUMNO: MONTALVO YAMUNAQUÉ, FRANK.
CÓDIGO: 04150342
FECHA: 20/11/17.
ARQUEOLOGÍA DE CONTRATO EN SUDAMÉRICA: NUEVAS PERSPECTIVAS

Con el fin de hacerle frente a los efectos de expansión capitalista, muchos países promulgaron
legislaciones que pretendían prevenir la pérdida del patrimonio arqueológico. Las empresas
responsables de esos proyectos fueron obligadas a pagar por evaluaciones profesionales que
indicarían si hay evidencias arqueológicas presentes en las áreas de intervención; si era así,
tendrían que ser investigadas tanto como fuera posible. Como consecuencia, hoy en día la
arqueología de contrato dominaría la práctica arqueológica en buena parte del mundo.

Según Gnecco y Schmidt, la arqueología de contrato se justificaría, según sus practicantes,


sobre cuatro argumentos: a) amplía el mercado laboral de los arqueólogos al ofrecer
oportunidades profesionales, b) expande la comprensión del pasado mediante la investigación
de un registro arqueológico desconocido hasta su exposición por los proyectos de desarrollo, a
veces en zonas donde la investigación convencional no se había aventurado, c) salva de la
pérdida definitiva un patrimonio en peligro inminente, d) educa en cuestiones patrimoniales
(protección, administración, etc.) especialmente a las poblaciones locales o que viven alrededor
de los proyectos (Gnecco y Schmidt 2017:9). Sin embargo, estos argumentos son débiles y
carecen de fuerza, si se examinan en los contextos de cada país, por ejemplo, la expansión del
mercado laboral es innegable porque la arqueología de contrato ha aumentado la disponibilidad
de puestos de trabajos profesionales disponibles. Dado que su crecimiento es exponencial,
necesita más arqueólogos dispuesto a trabajar bajo contrato. Este hecho he tenido efectos
colaterales dañinos. Para empezar, los planes curriculares de arqueología (sobre todo a nivel de
pregrado) son transformado o creados para satisfacer las necesidades contractuales. La
arqueología de contrato ha fomentado profundas transformaciones en los planes de estudios
universitarios, algo que no había logrado ningún otro evento en la historia de la disciplina. Así
se han creado o se están creando nuevos programas de pregrado, caracterizados por su corta
duración y su enfoque técnico, para producir en masa los arqueólogos que necesitan las
empresas contratistas. Esta situación extraordinaria ha transformado, sin precedentes, lo que
antes era una relación puramente académica en una relación capitalista (Gnecco y Schmidt
2010:10).

Arqueología de contrato, minería y patrimonio: Caso Argentina

1
En San Juan (Departamento Iglesia), centro-este de la cordillera argentina, operan 43 proyectos
mineros en distintas fases de trabajo. En la última década San Juan reorientó su plan de gobierno
hacia un modelo neoextractivista, plan que propuso una reconstrucción del Estado provincial,
la producción y el trabajo. Los procesos de patrimonialización arqueológica producidos en el
contexto megaminero de Argentina fueron configuradas por condiciones política-económica
como los beneficios otorgados por el Estado a empresas transnacionales y el concepto
“propagandístico empresarial minero” difundido como responsabilidad social empresarial
(Carina 2017:129). Estos nuevos escenarios, reordenaron el panorama administrativo
patrimonial de la gestión estatal y el rol de las universidades como generadores de conocimiento
científico y tecnológico.

Ivana Carina Jofré, arqueóloga argentina y doctora por la Universidad Nacional de Catamarca,
describe el escenario de San Juan de la siguiente manera:

a) En los últimos diez años se ha dado una notable reducción de proyectos de investigación
arqueológica independiente, con un concomitante estancamiento en la producción
científica arqueológica a escala local.
b) Al mismo tiempo, han aumentado los estudios de impacto arqueológico en proyectos
megamineros, compuestos por inventarios arqueológicos e informes técnicos de tareas
de rescate sin solución de continuidad. Las valoraciones de los informes están
construidas solo en función de los intereses de investigación de los arqueólogos; este es
el único parámetro de interpretación que se emplea en estos estudios, excluyendo de
plano las autonarraciones de las comunidades del área afectada, sus historias locales y
sus modos particulares de entender la historia y producir memoria.
c) Es notable la formación y el fortalecimiento de pequeños grupos corporativos de
investigadores arqueólogos (mayormente externos), favorecidos por políticas de Estado
y en razón de sus contrataciones con empresas privadas. Esta situación favorece las
rivalidades y competencias negativas en el campo del trabajo científico. En la provincia
de San Juan, la arqueología de contrato asociado a proyectos mineros suele emplear a
profesionales en arqueología que ideológicamente, se posicionan como “opositores a
los procesos de reemergencia indígena” y a los “movimientos sociales ecologistas
antimimeros”. Por otro lado, es más común, la contratación de profesionales
(arqueólogos y antropólogos) externos recomendados por la cartera de contactos de las
empresas consultoras o de las propias empresas mineras.

2
d) Por lo antedicho, los estudios de impacto ambiental realizados para proyectos
megamineros de San Juan avalan y promueven teorías antropológica-arqueológica de
discontinuidad étnica y extinción aborigen. Hoy en día estas narrativas científicas son
espacios retóricos fundamentales para legitimar los nuevos modos de expropiación que
representa el modelo neoextractivista megaminero.
e) Las situaciones anteriores son efecto, sobre todo, de la autoexclusión del Estado de su
rol protector del patrimonio provincial (impuesto a través de su aparato jurídico), en su
defecto, el Estado Provincial delega en las empresas la responsabilidad sobre los costos
económicos de las actividades patrimoniales de lugares de memoria y de medidas de
conservación implicadas; de este modo, las empresas ocupan el lugar del Estado
metarregulador que controla y regula las intervenciones patrimoniales del sector privado
(Carina 2017:131).

En este contexto sociopolítico, el rol de la arqueología de contrato en Argentina no puede ser


otro que liberar las áreas de interés para las explotaciones. Las empresas, las políticas de Estado
y las universidades siguen la misma lógica de interés a favor de las empresas, el trabajo
arqueológico queda reducido a un “trabajo de rescate apresurado y bajo extrema presión
política”. El arqueólogo es contratado para favorecer los proyectos los megaproyectos mineros
y así obtener los permisos legales y aprobaciones ambientales necesarias y desarrollar sus
planes de obra de acuerdo a una agenda generalmente contraria a la conservación arqueológica
patrimonial.

Arqueología de contrato y turismo: Caso norte de Chile

San Pedro de Atacama es uno de los principales destinos turísticos de Chile, con cerca de 50.000
visitantes anuales provenientes de todas partes del mundo. El salar de Atacama es parte de la
provincia de Loa y Antofagasta, donde se produce el 60% del mineral de Chile. Este escenario
ha repercutido no solo en el nacimiento de las arqueologías patrimonial y de contrato, sino
también en un número creciente de inversiones. La arqueología de contrato, en particular, es
rechazada, cuestionada y confrontada por los lideres étnicos, pero también es negociada y
considerada una herramienta útil en contra del avance avasallador de la minería y el turismo.

La configuración del salar de Atacama como una región “indígena, minera y turística” no puede
ser comprendida sin considerar el rol de la arqueología. El poblado de San Pedro de Atacama

3
es publicitado como “capital arqueológica de Chile” y es el lugar donde la arqueología de
contrato se vincula al incremento de las industrias minera y turística.

Desde la Guerra del Pacífico (1879-1883) la puna de Atacama fue anexada al norte de Chile,
que había comenzado a sufrir cambios profundos producto de la expansión de la industria
minera y salitrera y la creciente inversión de capitales privados nacionales y transnacionales.
El inicio del siglo XX se caracterizó por la intensa política indígena y patrimonial desplegada
por el Estado chileno, así como por la incorporación de agentes globales provenientes de la
minería transnacional y el turismo en el salar de Atacama. La promulgación de la Ley Indígena
y la Ley del Medio Ambiente visibilizó conflictos históricos entre empresas mineras y
poblaciones indígenas por derechos del agua y territorio. Con respecto a los cuestionamientos
indígenas, la respuesta de los arqueólogos ha sido diversa. Mientras algunos se refugian en el
silencio y la distancia, otros justifican su participación en los proyectos ambientales; sin
embargo, a mediados del año 2000 la Dirección del Museo Arqueológico de San Pedro de
Atacama determinó que los arqueólogos de esta institución no deberían en proyectos de impacto
ambiental. Los líderes indígenas interpelaron al Estado y a la empresa privada por la destrucción
de sitios arqueológicos y exigieron medidas de compensación y mitigación, además de la
participación atacameña en las diferentes etapas de ejecución. Paralelamente la población
atacameña comenzó a insertarse en proyectos de etnodesarrollo turístico y patrimonial
promovidos por agencias gubernamentales y extranjeras (Ayala 2017:154).

En este contexto la arqueología atacameña trabajo en conjunto con agentes estatales e indígenas
en la incorporación de sitios arqueológicos al mercado turístico. La participación de la
arqueología, llamada a evaluar la viabilidad de estas iniciativas desde su autoridad
tecnocientífica, ayudo a despolitizar y desviar la atención de problemas aun no resueltos entre
el Estado y los pueblos indígenas, de los cuales el patrimonio es solo una parte. La legitimación
del discurso estatal a través de los arqueólogos ha sido funcional al sistema de poder imperante.
La arqueología de contrato, criticada por algunos líderes atacameños, es una fuente de trabajo
asociada al mercado turístico y patrimonial, aunque más esporádica e inestable que otros
sectores (hotelería y minería) (Ayala 2017:155). La participación de la arqueología en este tipo
de proyectos la ha puesto en el centro del debate comunitario, ya que algunos líderes
atacameños critican a los arqueólogos de contrato: “Debieran reconocer el sentimiento de la
comunidad en que están insertos y con la se supone debería de haber un mayor acercamiento
[…] Debería de tenerse el compromiso de por ética los arqueólogos de este museo deberían
apoyar a la comunidad y no prestar servicios a particulares que quieran atentar contra lo que

4
quiera la comunidad” (Tercera Mesa de Dialogo del Museo Arqueológico de San Pedro de
Atacama, 2005, en Ayala 2017:154) (El énfasis es nuestro).

Violación de derechos humanos y el silencio de la arqueología: Caso Brasil

La central hidroeléctrica Sobradinho fue construida en la década de los sesenta en el noroeste


de Brasil. Su construcción produjo el desplazamiento forzado de más de 70 000 personas de las
márgenes del río São Francisco. Para reubicar esta población el Instituto Nacional de
Colonización creó el Proyecto Especial de Colonización de la Sierra de Ramalho, una
formación montañosa ubicada al sur de las tierras originales de la población desplazada y que
ya estaba habitada por un grupo indígena, los pankarus. Entre el 2004-2005 Loredana Ribeiro
-arqueóloga e historiadora brasilera del Departamento de Antropología y Arqueología de la
Universidade Federal de Pelotas -estudiaba el arte rupestre de la región e investigó algunos
aspectos durante la construcción de la hidroeléctrica de Sobradinho.

En la década de los setenta, la arqueología de contrato brasilera en el caso de Sobradinho ni


siquiera consideró la posibilidad de cartografiar las interacciones entre las comunidades locales
y los sitios arqueológicos como un medio para evaluar las consecuencias de la reubicación
forzada. Los efectos que produjo el cambio radical de paisaje y la consecuente supresión de la
interacción entre las personas y el pasado material con el que estaban familiarizados no fueron
motivo de preocupación. Las consecuencias de la construcción de la hidroeléctrica fueron
ignoradas, como las dificultades o, incluso, la imposibilidad de reproducir las economías
tradicionales en las áreas de reasentamiento y la ruptura abrupta de lazos familiares y de las
redes comunitarias. El Proyecto de Sobradinho fue llevado por la fuerza.

La arqueología en Brasil se ha expandido dramáticamente en las últimas cuatro décadas, sobre


todo a raíz de proyectos de desarrollo similares a Sobradinho, los cuales han causado
expropiación material, violación de derechos humanos y marginación de las comunidades
tradicionales. El actual modelo de gestión ambiental adoptado por Brasil es consecuencia de las
mismas políticas de desarrollo del régimen militar que llevaron a la construcción de Sobradinho.
El licenciamiento ambiental, el principal instrumento de las políticas ambientales de Brasil, está
marcado por el carácter deliberativo de la democracia liberal: su principal objetivo es organizar
los procesos de toma de decisiones mediante la participación directa, sin embargo, se promueve
lo que se conoce como “democracia de baja densidad”, que resta importancia a la participación
popular directa (Ribeiro 2017:229).

5
La base del licenciamiento ambiental son los estudios de impacto ambiental (EIA) y los
informes de impacto ambiental (IIA) posteriores. Ambos son resultados de diversas
evaluaciones (ecológicas, antropológicas, arqueológicas) llevadas a cabo por personal
contratado por empresas de desarrollo. De acuerdo a la lógica de mercado, los EIA/IIA son
mercancías compradas por las empresas con el fin de que los organismos públicos aprueben sus
planes. Dentro de esta lógica los consultores externos tienden a elaborar informes que facilitan
e impulsan los proyectos de desarrollo. Una posible “conciliación de intereses” es, en realidad,
la adecuación de las dimensiones ecológicas y sociales a los intereses económicos (Ribeiro
2017:230).

Las evaluaciones arqueológicas para proyectos de desarrollo tratan los sitios arqueológicos
como realidades ajenas a los grupos sociales existentes, como algo que solo se refiere al pasado
del territorio destinado al desarrollo. En Sobradinho la arqueología de contrato produjo síntesis
regionales útiles, se registraron decenas de sitios y miles de objetos fueron recuperados,
inventariados y salvaguardados. Sin embargo, un legado positivista, expresado en la
descripción de artefactos y en las tipologías y cronologías, resuena en los informes técnicos
elaborados por las empresas consultoras. La investigación arqueológica para licenciamiento
ambiental está comprometida con sitios y materiales, con su estudio y registro, pero los intereses
y expectativas de los pueblos locales se ignoran de forma rutinaria.

En el 2011 el Consejo para la Defensa de los Derechos Humanos, organismo público asociado
al Gobierno Federal, emitió el informe de una comisión especial creada para evaluar denuncias
de violaciones de derechos humanos durante la construcción de Sobradinho, varias de las cuales
se refieren a las actividades arqueológicas directamente: derechos de información y
participación; derechos de las prácticas tradicionales y formas de vida; derechos de acceso y
preservación de los recursos culturales, materiales e inmateriales; derechos de los indígenas,
comunidades cimarronas y poblaciones tradicionales. Sin embargo, la arqueología puede
adoptar diferentes posiciones en las políticas ambientales, políticas en las cuales nuestros
informes de investigación no son mercancías, sino herramientas para el empoderamiento de los
grupos sociales afectados por los proyectos de desarrollo. Mientras los arqueólogos eviten
discutir el papel que los sitios arqueológicos desempeñan en la producción y reproducción de
la vida social “en el presente”, mientras no discutan las relaciones “actuales” entre las personas
y el mundo material, la arqueología perderá la oportunidad de poner de relieve las concepciones
locales y tradicionales sobre el territorio y la vida alternativa (Ribeiro 2017:233).

6
Arqueología de contrato: Caso Ecuador

Arqueología de contrato (o de rescate) implica la elaboración de un marco teórico y la


formulación de hipótesis que se enfrentarán con los datos arqueológico. Más que los materiales
en sí, lo que se quiere rescatar es la información. El deber del Estado ecuatoriano plantea
jurídicamente: Art 3: “Proteger el patrimonio cultural y natural del país”; Art 337: “Fortalecer
la identidad nacional”; Art 379: “Son parte del patrimonio cultural: las edificaciones, espacios
y conjuntos urbanos, monumentos, sitios naturales, caminos y paisajes que constituyan
referentes de la identidad de los pueblos […] con valor arqueológico, etnográfico o
paleontológico”.

En 1945 Ecuador dispuso de una legislación de defensa y protección del patrimonio cultural,
cuando la Asamblea Constituyente dictó la Ley del Patrimonio Artístico; en 1979 promulgó la
“Ley y Reglamento del Patrimonio cultural”, expedita por el Consejo Supremo de Gobierno;
en 1984 publicó el “Reglamento General de la Ley del Patrimonio Cultural”, establece que el
arqueólogo responsable de un proyecto debe presentar al INSTITUTO DEL PATRIMONIO
CULTURAL (INPC) un plan de trabajo. La autorización del INPC es un documento
indispensable para iniciar el proyecto. Sin embargo, no ha existido una “rendición de cuentas”
del INPC. Finalmente, en el 2007 se realizó el inventario del patrimonio cultural a nivel
nacional, a través de un “decreto de emergencia”.

El Proyecto de Desarrollo del Bloque 16 (Provincia de Napo). Estuvo a cargo de Compañía


Petrolera Maxus Ecuador Inc. y de la arqueóloga Patricia Netherly, quienes hicieron la
prospección y excavación y, que estuvo ligado a un proyecto de construcción de una carretera
y oleoducto a orillas del Napo (165 km de vías). La arqueóloga constató la deficiencia de los
profesionales ecuatorianos en el campo de la arqueología tropical (bosque húmedo). Además,
de 52 asentamientos prehispánicos descubiertos en el gran transecto (de Napo a Nushiño),
menos de 10 sitios tienen su correspondiente informe final.

En los últimos años, las empresas se han limitado simplemente a cumplir la ley, sin importar la
calidad del trabajo arqueológico o quién lo realice. Por exigencias de licitación y por seleccionar
la propuesta “más barata”, las diversas etapas de la investigación fueron realizadas por
diferentes arqueólogos, lo que influyó en la aplicación de diversos enfoques teóricos y
metodológicos. Además, varias empresas decidieron pagar los servicios profesionales
contabilizando los metros cúbicos de excavación, por lo que, muchas veces se excavó en exceso
(Echevarría 2009).

7
La falta de organización y funcionamiento de un colegio de arqueólogos ha limitado la
posibilidad de hablar un mismo idioma en propuestas técnicas y propuestas económica, por lo
que en algunos casos ha existido una competencia desleal, y se ha perdido oportunidades de
contar con una investigación interdisciplinaria que incluya análisis sofisticados de materiales
culturales.

Por todo lo mencionado, Echeverría propone las siguientes recomendaciones a sus colegas
arqueólogos ecuatorianos:

1. Es necesario que el colegio de arqueólogos fije las reglas del juego, para regular el
proceso de la arqueología de contrato y evitar la competencia desleal.

2. Creación de un grupo interdisciplinario de profesionales que defina los criterios de


evaluación de los trabajos arqueológicos.

3. Los resultados de dichos trabajos serán revisados por dicha comisión interdisciplinaria.

4. La comisión difundirá periódicamente un resumen y comentario de todos los trabajos


de arqueología de contrato.

5. Todo proyecto de construcción que requiera realizar movimiento de tierra debe incluir
gastos por investigación arqueológica.

6. Desarrollo de un nuevo perfil profesional acorde con las necesidades actuales de la


arqueología (Echevarría 2009).

8
BIBLIOGRAFÍA:

1. AYALA, Patricia (2017). “Multiculturalismo liberal y la arqueología de contrato en el


norte de Chile”. En: Crítica a la Razón Arqueológica. Arqueología de Contrato y
Capitalismo. Compilado por Cristóbal Gnecco y Adriana Schmidt. Instituto
Colombiano de Antropología e Historia, Bogotá, Colombia, pp. 143-162.
2. CARINA Jofré, Ivana (2017). “Arqueología de contrato, megaminería y
patrimonialización en Argentina”. En: Crítica a la Razón Arqueológica. Arqueología
de Contrato y Capitalismo. Compilado por Cristóbal Gnecco y Adriana Schmidt.
Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Bogotá, Colombia, pp. 123-142.
3. ECHEVARRÍA-ALMEIDA, José (2009): “La arqueología de contrato en Ecuador.
Breves reflexiones”. En: Revista de Arqueología Americana, N°27, pp. 37-48.
4. GNECCO, Cristóbal & SCHMIDT, Adriana (2017). “Sobre arqueología de contrato”.
En: Crítica a la Razón Arqueológica. Arqueología de Contrato y Capitalismo.
Compilado por Cristóbal Gnecco y Adriana Schmidt. Instituto Colombiano de
Antropología e Historia, Bogotá, Colombia, pp. 9-25.
5. RIBEIRO, Loredana (2017). “Proyectos de desarrollo, violación de derechos humanos
y el silencio de la arqueología en Brasil”. En: Crítica a la Razón Arqueológica.
Arqueología de Contrato y Capitalismo. Compilado por Cristóbal Gnecco y Adriana
Schmidt. Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Bogotá, Colombia, pp. 221-
238.

You might also like