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universidad de guadalajara

resumen

Hans Ibelings
Semiótica de la arquitectura

Miércoles 7:00 a 11:00 a.m.

Camacho Iñiguez Everardo

supermodernismo

Salvador Trejo Huerta

arquitectura en la era de la

globalización

CentroUniversitariodeArte,ArquitecturayDiseño
resumen Hans Ibelings supermodernismo

resumen

A grandes rasgos el libro trata sobre el acontecer arquitectónico durante el siglo XX.
Los ideales, los estilos, los arquitectos y las influencias, que dieron forma a las
tendencias constructivas que con el paso del tiempo fueron forjando lo que hoy en
día observamos en nuestras ciudades. El autor durante el texto habla de muchas
corrientes arquitectónicas, pero englobándolas siempre es tres: movimiento
moderno, posmoderno y el supermodernismo; y hace alusión que el factor común
de esas corrientes arquitectónicas es cierta postura hacia la globalización.

Se comienza hablando del posmodernismo al cual se refiere como un estilo


historizante de inspiración clásica, embellecido profundamente con motivos
figurativos y ornamentos simbólicos de fácil comprensión. Esta corriente es un
contraataque a los conceptos estilísticos del movimiento moderno, de las cuales se
obtienes dos objeciones contundentes que los posmodernos echaron en cara a los
modernos: la escasez de facultades comunicativas y la falta de memoria. Estos
conceptos son empleados por los arquitectos de dicha corriente como estandar te ya
que consideran que la arquitectura debe construirse como un sistema lingüístico;
esto es teniendo una comunicación no verbal . En los 70’s y 80’s se describía a la
arquitectura moderna como inexpresiva y plana.

En el ámbito posmoderno ha permanecido la idea de que cada edificio es


portador de significados. Ya sean relativas a la historia de la arquitectura, al
contexto o a la funci ón que debía desempeñar. Las alusiones del contexto era el
medio más común para legitimar una obra; la sensibilidad hacia él y la
asimilación de elementos del entorno configuran el derecho de un edificio a existir.
Se fija como meta el revelar el espíritu del lugar evidenciando rasgos escondidos
del emplazamiento y su historia. Con esta relación de arquitectura con el entorno
llegamos al concepto del usuario; la posmodernidad ha tenido siempre una
tendencia populista comprometida con “dar a la gente lo que quiere”: un
simbolismo de fácil acceso maquinado para atraer a todo el mundo.

El posmoderno tiene una tendencia muy rara, por un lado rechaza al


movimiento moderno, el cual es el artífice de la globalización arquitectónica; pero
por otro lado, trata de encerrar al mundo en una concepción historicista de la
arquitectura. Es decir, uno de los argumentos a favor de una aproximación cauta
hacia el entorno arquitectónico se basaba en la creciente percepción sobre el
apogeo que mucha gente siente po r lo que ya está ahí y resulta familiar. Igual y
hasta llegarla a considerar como un punto de referencia para la vida diaria.

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Toda esta confusión de globalidad se la debemos al hecho de que la memoria


es usada como medio para canalizar el significado en la arquitectura. Un aspecto
de la posmodernidad es su (re) descubrimiento de la historia como fuente de valor
sin límites y repertorio inagotable de formas, tipos, estilos y demás, que cada cual
puede reciclar a su manera; con el solo fin de crearle a la arquitectura su propia
memoria. Para los posmodernos el pasado era el punto de partida para crear algo
nuevo.

Pero no solo la historia fue una fuente de conceptos para los posmodernos,
también se ha apuntado de manera entusiasta a todo tipo de alusiones ajenas a la
arquitectura: tales como las filosóficas . Dichas perspectivas constituían la
justificación principal de sus proyectos.

De esa búsqueda del sentido arquitectónico surgió el deconstructivismo , el


cual suponía una ruptura con la posmodernidad, sin dejar de tener mucho en
común; pues no es más que el reverso manierista de las nociones posmodernas de
lugar, identidad y significado; concibiendo la forma arquitectónica como metáfora.
Por tal soltura de solución, el deco nstructivismo dista de ser aceptado como el
posmodernismo como un estilo aceptable y universal, relegando sus participaciones
a edificios solamente para exposición .

La apoteosis del posmoderno entonces es el movimiento moderno donde en


este libro se le describe como el estilo que los arquitectos posmodernos atacaban
desde sus inicios. En esta era de globalización, las ideas que subyacen al estilo
internacional , adquieren nueva proyecci ón. El simple hecho de considerar una
arquitectura aplicable para todo el mundo, resultaba despreciado por los
posmodernos. Siendo que ellos consideraban con su teoría de la memoria poblar el
mundo con reminiscencias historicistas. Esta diferencia entre internacionalidad
posmoderna y moderna, era de que la primera lo era así por darle la espalda a la
arquitectura de la otra, mientras que esta lo era así por su misma naturaleza.

Pero todos estos líos de globalidad empezaron con el cultivo deliberado de


la cualidad “internacional” que se percibía como factor capital de la modernidad;
poseyendo todavía un matiz del glamour asociada con el estilo de vida de unos
pocos elegidos: jet set. Hoy en día ese modo de vida es muy relacionado con los
adelantos en lo tecnológico; haciendo que mentalmente, las fronteras y zonas
horarias ya no son una barrera para ningún tipo de intercambio. Con todo esto
nos damos una idea de que sino hoy, al menos en un futuro no muy lejano, las
nacionalidades desaparecerán dejándonos solamente como ciudadanos del
mundo.

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Gracias a las telecomunicaciones y a las mejoras en las conexiones


intercontinentales resulta más fácil participar en una sociedad global. Todo esto se
traduce en una especie de cohesión arquitectónica mundial; donde la insinuación
de que una modalidad constructiva había empezado a predominar en todo el
mundo se veía reforzada por el hecho de que los arquitectos de la modernidad
empezaban a construir fuera de sus fronteras nacionales.

Muchas son las tipologías donde se pone de manifiesto dicha


internacionalidad: el hotel, el aeropuerto, las galerias, iglesias y estadios; pero
donde se observaba más acogimiento al concepto de sin fronteras era en los
edificios de oficinas.

Pero el movimiento moderno no es más que una la adaptación global de las


ventajas de la tecnología en la arquitectura. Dentro de estos aires de innovación de
sistemas para la construcci ón, nace un estilo denominado high-tech, en la cual el
interés por la ingeniería estructural y de instalaciones coincidió con una arquitectura
que luchaba por mantenerse al día. Este estilo hacia alusión a los coches y
aviones, y a la ciencia ficci ón en casos extremos.

Todos estos conceptos chocan totalmente con los ideales del contexto
posmodernos ya que la relaci ón con la ciudad y el paisaje puede considerarse
como un rasgo esencial del movimiento moderno; rechazando totalmente el
mimetismo y buscando a conciencia que sus edificios destacaran por sí solos ante el
entorno. De este modo, empleando formas geométricas elementales, materiales y
métodos de construcci ón nuevos y haciendo caso omiso de las dimensiones de los
edificios circundantes, alcanzaron el tan deseado contraste.

Con estas características nos dirigimos a otro estilo o etiqueta del


movimiento moderno, el cual surge del concepto de menos es más, el minimalismo.
Esta forma de concepción arquitectónica esta basada en la abstracción, misma que
choca con la extravagancia del posmoderno y con la complejidad del
deconstructivismo. Esta nueva forma de concebir la arquitectura es la expresión de
una actitud fundamentalmente distinta hacia la arquitectura que cada ves se
concibe menos como significante y llena de simbología y más como un objeto
neutral.

De hay en adelante el supermodernismo es lo que encontramos aun vigente,


que seria la búsqueda de la arquitectura ideal con bases en la tecnología. Edificios
acristalados, transparentes y traslucidos surgen en todas partes. Vigencia del menos
es más, arquitectura abstracta que no hace referencia a nada fuera de la propia
arquitectura a la ves de que dedica gran atención a la reducción formal. Y más que
nada se busca una sensibilidad hacia lo neutral, indefinido, implícito, no
limitándose solamente a la substancia arquitectónica.

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Pero la búsqueda también se dirige hacia los significados, hacia lo que


entendemos como lugar, que vendría siendo un área que a adquirido significado a
partir de actividades humanas que se dan en el mismo. Expresado esto en un
cascaron flexible, un espacio indefinido no es la nada sino un contenedor seguro;
cambiando nuestra experiencia del tiempo y, sobre todo , del espacio. Y más que
nada, nuevas partes del planeta nos resulta familiares, el área designada como
territorio familiar es mayor que nunca, la gente encuentra al mundo más carente de
significado, ya que grandes porciones del mundo conocido son solo familiares a
través de una visita fugaz y no constituyen un lugar por el que la gente pueda
sentirse en casa o encontrarse con otra gente, más que verse dirigida por azar. La
condición supermoderna: abundancia de espacio, abundancia de signos y
abundancia de individualización.

En arquitectura los vínculos se manifiestan mediante referencias al contexto y


a la historia del lugar donde se situé el edificio. Dejando que el supermodernismo
tomé solamente tome una actitud de neutralidad frente al contexto. En muchos
casos parece que los edificios las inmediaciones no constituyen un factor de
legitimación ni de inspiración, ya que estos se derivan de lo que hay en el interior
del edificio, en el programa.

El exterior no revela nada del interior. Totalmente contrario al posmoderna


ya que era requisito mostrar lo mas posible la actividad o el fin del edificio.
Entonces podemos decir que la neutralidad de la arquitectura actual se debe a una
reacción a la tendencia posmoderna y deconstructivista de proyectarlo todo. Pues
el resultado es que el mundo rebosa de signos. En el supermodernismo los objetos
se bastan por si mismos sin necesidad de procurar significados específicos.

Así pues, la arquitectura actual, esta redescubriendo la riqueza de la


simplicidad.

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